Ciudades Para Un Futuro Más Sostenible
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2006 Madrid 28079 Descripción del municipio: Realizado por: María Teresa Zapiain Aizpuru Descripción del municipio: Localización: Madrid se encuentra situada en el centro geográfico de la Península Ibérica. La ciudad se localiza en la Meseta Central (a una altitud aproximada de 650 metros sobre el nivel del mar). Es la ciudad más poblada del país, con una superficie de 60.700 hectáreas donde viven 2.957.058 habitantes (Censo 2001). Se trata del centro económico y financiero del país, concentra la mayor parte del empleo de la región. En cuanto a la división administrativa el municipio se divide en veintiún distritos: Arganzuela, Barajas, Carabanchel, Centro, Chamartín, Chamberí, Ciudad Lineal, Fuencarral-El Pardo, Hortaleza, Latina, Moncloa- Aravaca, Moratalaz, Puente de Vallecas, Retiro, Salamanca, San Blas, Tetuán, Usera, Vicálvaro, Villa de Vallecas y Villaverde. Antecedentes históricos: El origen de la ciudad de Madrid data del siglo IX, surgió como plaza defensiva por su ubicación suponía un punto estratégico para la defensa de la ciudad de Toledo en la lucha contra los reinos cristianos de la mitad norte de la Península. El lugar en el que hoy se ubica el Palacio Real, en el cruce de las calles Bailén y Mayor, se situaba el Alcázar y el recinto amurallado que quedaba elevado sobre el gran barranco formado por el río. Tras la conquista de la ciudad en 1085 por el rey Alfonso VI, Madrid siguió manteniendo su condición estratégica para la Reconquista hasta la toma de la ciudad de Toledo. En siglos posteriores, la ciudad dejó de ser un núcleo fortificado pasando a ser una de las villas castellanas de mayor relevancia del centro peninsular, compitiendo con Segovia, Salamanca o Alcalá. A lo largo de la Edad Media la villa de Madrid fue privilegiada con la concesión de fueros y distinciones que permitieron su crecimiento de manera ajena a las disputas territoriales entre los señoríos feudales del reino castellano, llegando a obtener durante el reinado de Alfonso X (siglo XIII) el Fuero Real que ratificaba el carácter de realengo de la villa. Durante el reinado de los Reyes Católicos (1469-1516) la villa de Madrid siguió creciendo, convirtiéndose a lo largo de los siglos XV y XVI en residencia frecuente de la Corte. El momento de máximo esplendor llegó de la mano de Felipe II que designó a Madrid como capital del reino (1561) estableciendo de manera permanente en la ciudad toda su Corte. Esta condición de capitalidad, marcó la evolución de la ciudad como capital del imperio hasta mediados del siglo XIX, convirtiéndoes en el centro administrativo y político del país siendo abastecida por los territorios vecinos que desarrollaban actividades agrícolas productivas cuyos productos sirvieron de intercambio con las colonias de ultramar. Así, la ciudad se consolidó no como un centro productivo, sino como un centro gestor, dominado por la Corte y la nobleza, donde el grueso de la población eran jornaleros sin un oficio estable, pequeños artesanos o personas de servicio doméstico. A finales del siglo XVIII y principios del XIX, comenzaron a asentarse en la ciudad grupos de comerciantes provenientes de otras provincias, generalmente de Asturias, Cantabria o País Vasco que indujeron el cambio de la ciudad hacia la Industrialización provocando el crecimiento exponencial de la población, de manera que a finales del siglo XVIII pasó de 20.000 habitantes a 178.816 (censo de Godoy). Las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX vinieron marcadas por la inestabilidad económica, 2006 Madrid 28079 social y política en todo el país. En este periodo la ciudad pasó por una fase de decadencia, aunque la inmigración de población de las áreas rurales a la ciudad fue continuada, lo que produjo la expansión de sus límites urbanos y recuperando el protagonismo como centro cultural y financiero. Tras el declive de la Guerra Civil, a lo largo del siglo XX Madrid se posicionó como centro económico y financiero del país adquiriendo protagonismo también a nivel internacional. Estructura urbana: Madrid se emplaza junto al río Manzanares, que a modo de barrera por el oeste, determina que la ciudad crezca durante muchos siglos hacia el norte, el este y el sur. Debido a su situación centralizada en el territorio y su desarrollo como capital del estado, Madrid ha experimentado un crecimiento constante que puede observarse en la estructura urbana, que varía según su evolución histórica. Podemos diferenciar las distintas partes que han ido conformando la ciudad a lo largo de su historia. En primer lugar el Centro Histórico, se corresponde con el Distrito 01 actualmente denominado distrito Centro. Queda delimitado al norte por las calles Alberto Aguilera, Sagasta y Génova, por el este con el Paseo de Recoletos y por el sur con las rondas de Segovia, Toledo y Valencia. Dentro del mismo podemos diferenciar los distintos recintos amurallados que fueron conformando la ciudad medieval, desde el recinto musulmán ubicado en el entorno de la plaza de Oriente y el Palacio Real, pasando por los sucesivos crecimientos de la ciudad hacia el oeste a lo largo de la Alta y la Baja Edad Media. Durante estos siglos la ciudad se expandió tomando como ejes principales los diferentes caminos de salida que conectaban con importantes ciudades como Alcalá, Segovia o Toledo, de manera que calles como Alcalá, Mayor, Fuencarral o Toledo son ejes que ya en la ciudad medieval fueron estructurantes. Así barrios como el de Universidad y Justicia por el norte, o el de Cortes y Embajadores por el este y el sur, en origen fueron arrabales de la ciudad que se incorporaron al interior de las sucesivas murallas y cercas durante los siglos XV, XVI y XVII. Lo que hoy conocemos como Centro Histórico o distrito centro, se corresponde prácticamente si separamos lo que fuera el Palacio del Buen Retiro, con lo que fue la última cerca de la ciudad, la cerca de Felipe IV construida a mediados del siglo XVII. Pese a que los gobiernos ilustrados del XVIII realizaron actuaciones para mejorar la estructura y la vida urbana como el Paseo del Prado, los Jardines de El Retiro, algún hospital o museo como el del Prado, la estructura de la ciudad se mantuvo casi intacta hasta mediados del siglo XIX. En este momento la ciudad comienza a cambiar, se pone en marcha la línea ferroviaria Madrid-Aranjuez, se construye el Canal de Isabel II desde el valle del Lozoya y se abren calles y plazas como consecuencia de la Desamortización. En consecuencia, y debido fundamentalmente a la densificación del Centro Histórico, se derribó la cerca de Felipe IV y se proyecta el “el Ensanche”, que dará lugar a la expansión planificada de nuevas áreas residenciales. El Ensanche de Madrid fue proyectado en 1860 por el ingeniero Carlos María de Castro que proponía que el crecimiento de la ciudad fuese tanto por el norte (actual distrito de Chamberí), como por el este (actuales distritos de Salamanca y Retiro) o el sur (actualmente área norte y oeste del distrito de Arganzuela), manteniendo el eje del río Manzanares como barrera insalvable por el oeste para el desarrollo de la ciudad . El Ensanche presenta un trazado regular, ortogonal, en torno a calles largas, rectas y anchas que se cortan en perpendicular formando manzanas, manteniendo una trama que facilita tanto la urbanización como la organización de la circulación para el automóvil. La tipología básica es la de edificios en medianera en el borde de las manzanas con patios interiores. Se constituyeron así diversos barrios homogéneos no sólo por su estructura y planificación, sino también porque fueron destinados principalmente, a la mediana y alta burguesía del siglo XIX. En paralelo al desarrollo del Ensanche, comienzan a crecer las pequeñas localidades que se ubicaban alrededor de la ciudad central como Tetuán, la Guindalera, Prosperidad, Ventas o Puente de Vallecas. Eran zonas de poblamiento popular que sin estar acondicionados, acogieron a un buen número de población que 2006 Madrid 28079 emigraba del campo a la ciudad donde el proceso de Industrialización ofrecía nuevas oportunidades de trabajo. Así en pocos años estos núcleos pasaron a formar parte de la trama urbana sin seguir ningún tipo de estructura ordenada. A principios del siglo XX las continuas oleadas de población inmigrante del resto de España produjeron problemas de congestión y hacinamiento en zonas periféricas y centrales donde la población obrera podía acceder a una vivienda, en este momento se redacta el primer Plan General de Madrid (Zuazo y Jansen, 1930) que asentó las bases de la estructura urbana actual. Dicho Plan tuvo en cuenta dos consideraciones fundamentales que se han visto desarrolladas durante todo el siglo XX, por un lado la centralidad de Madrid como capital y nudo de comunicaciones y por otro la ordenación del territorio más allá de los límites municipales del momento tratando así de prever el crecimiento futuro de la ciudad. Tomando estos dos aspectos se propuso vertebrar los diferentes tejidos de la ciudad (casco, ensanche y extrarradio) en dirección norte-sur, dando continuidad al Paseo de la Castellana por el norte para ordenar las comunicaciones exteriores hacia la carretera de Burgos y por el sur, a través del Paseo de Santa María de la Cabeza que permitió la conexión con la carretera de Andalucía. En paralelo a este eje por el oeste, se definió el eje de Bravo Murillo que conectó el área de Tetuán por el barrio de Universidad con el Centro. Además se incidió en la estructura radial y concéntrica de las principales vías de comunicación, por lo quepropusieron dos circunvalaciones para la ciudad a través de un primer anillo que ordenó el límite del Ensanche (Paseo de Ronda del Ensanche) y con un segundo trazado (actual M-30) ejecutado en décadas posteriores que conectaría los núcleos del extrarradio que quedaban desligados de la ciudad como Puente de Vallecas, Moratalaz, Prosperidad, Chamartín tratando además de fomentar la estructura radial delas carreteras nacionales (Carretera de Burgos, Carretera de Barcelona, Carretera de Levante, Carretera de Andalucía y Carretera de Extremadura ).