http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm

Represión y control social en

(1936-1939)

Guadalupe Pérez García

Universidad Complutense de Madrid

Un lugar común, demasiado extendido aún hoy, sobre las ciudades que constituyeron la retaguardia del Bando Nacional durante la Guerra Civil es el de que éstas no sufrieron ningún tipo de represión a partir del 18 de julio. Es decir que, en lugares como Salamanca, la adhesión social a la “Cruzada” fue tal que resultó innecesario cualquier tipo de adoctrinamiento físico o ideológico sobre su población. Sin embargo, tal y como afirma Luis Romero:

“ Tras la larga noche de la propaganda desplegada por la dictadura, debe abrirse camino la Historia, beneficiada por las libertades que defiende el Estado democrático y superando las barreras de la memoria colectiva de los de uno y otro bando”[1].

Debemos, por tanto, verificar aquellos lugares comunes que, muy probablemente, hemos

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (1 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm podido heredar de una propaganda franquista que se desarrolló de modo continuado durante casi cuarenta años. Si bien la labor de reconstrucción histórica sobre los hechos acaecidos durante la Guerra Civil comprende una abundantísima bibliografía, lo cierto es que, aún hoy, asumimos como históricos algunos de los argumentos que no son más que una construcción propagandística del propio Régimen.

De este modo, buscaremos demostrar que, en una ciudad de retaguardia como Salamanca, que desde un principio fue considerada como nacional, la represión existió y en sus dos vertientes: la de la violencia física y la ideológica, más prolongada en el tiempo, y efectuada por los poderes locales afectos a los sublevados. Tales poderes no sólo se empeñaron en ocultar la represión en la conciencia colectiva salmantina, haciendo creer que la adhesión a la causa nacional había sido unánime, sino que en algunos casos ejercen una labor de legitimación de la misma, unida a un fuerte control social de la población en materias de conducta y moral.

Finalmente, y de modo previo a todo lo anterior, resultó necesario deshacer otra consigna que el Franquismo aplicó, en este caso, a nivel nacional: la premisa de que la “anarquía” y la violencia gubernamental ejercida sobre elementos de la derecha desde el triunfo electoral del Frente Popular justificaba suficientemente la represión franquista ejercida con posterioridad. En el caso de Salamanca, es preciso tener en cuenta que los episodios de violencia que se desarrollaron en el período que va desde febrero a julio de 1936 se enmarcan en una euforia y movilización populares muy destacadas, subsiguientes a la jornada electoral y a la decisión de la Comisión de Actas de un posible fraude, así como en un ambiente de rápido desplazamiento de las derechas de los resortes del poder local –Ayuntamiento y Diputación-, doblado todo ello con el relanzamiento de la Reforma Agraria y la revitalización de las organizaciones sindicales.

Aún así, las investigaciones demostraron que Salamanca no estuvo caracterizada por una especial “anarquía” frentepopulista que justificara, en cierto modo, esa supuesta adhesión mayoritaria a la causa nacional. Se observó incluso que la violencia en la provincia procedía fundamentalmente de grupos de la derecha que eran convenientemente juzgados, al igual que el otro extremo del espectro político, con enormes esfuerzos por parte de las autoridades (fundamentalmente Gobernador Civil y Magistratura) para lograr el mantenimiento dentro de la legalidad democrática.

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (2 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm

La demostración de que el Gobierno frentepopulista no se excedió en sus acciones represoras sobre la derecha y de que, por el contrario, los esfuerzos por el mantenimiento de la Constitución vigente fueron innumerables por parte de las autoridades, resulta fundamental, no sólo para deslegitimar la Sublevación como reacción a la República, sino para desmentir ese pilar propagandístico al que aludíamos y que mantiene que en ciudades de retaguardia como Salamanca, la adhesión social a la causa nacional fue espontánea.

¿VIOLENCIA, REPRESIÓN Y FALTA DE AUTORIDAD EN EL PERÍODO DEL FRENTE POPULAR?

-Febrero-Julio 1936-

Posibilidad de fraude electoral por parte de la CEDA

El estudio de la posible represión y anarquía justificativas de la violencia ejercida posteriormente por el bando nacional y después, por el largo régimen franquista, nos lleva al inicio mismo de la nueva República frentepopulista, en el que, según todos los indicadores, ya comienza la derecha a sembrar la inestabilidad del breve mandato de las izquierdas. Y es que, la posibilidad de fraude electoral se suscribe al ámbito nacional, dado el considerable número de circunscripciones cuyas actas son reclamadas, dictaminadas y discutidas en el Hemiciclo.

En Salamanca, en las elecciones de febrero de 1936 se ve involucrada la CEDA, representada por los candidatos Gil Robles, Lamamié de Clairac y Cándido Casanueva y el objeto de reclamación y protesta consiste en la compra de votos y coacción y violencia que tales candidatos ejercen durante el período electoral y las elecciones mismas.

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (3 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm

La CEDA, a través de determinadas organizaciones, se había apoderado de la retirada del trigo de los campesinos, garantizando la compra del mismo y, con ello, consiguiendo controlar también políticamente a esa masa de población que no tiene otra alternativa económica. Se identifica así, compra de trigo y compra de votos. Las tres organizaciones de derechas en Salamanca son Acción Popular, el Bloque Agrario Salmantino y la Federación Catolicoagraria, de la que es presidente Lamamié de Clairac. Éste último firma con el Estado un contrato que le otorga la retirada y molturación del trigo. Más tarde deja su cargo y pasa a ejercerlo el líder de Acción Popular. Por otro lado, el trigo que no quedaba incluido en el primer contrato, se le otorga al Bloque Agrario. Finalmente, los candidatos Gil Robles, Casanueva, Cimas, Castaño y Clairac, a través de la prensa, “garantizan con su firma personal un préstamo de millón y medio de pesetas a los agricultores que no vendan su trigo”[2]. De este modo, controlando la comercialización del trigo, salida económica por excelencia de la masa campesina salmantina, controlaban la intención de voto.

En cuanto a las coacciones y violencias en el período electoral y en las elecciones mismas, cabe destacar que en Peñaranda, al diputado del Frente Popular, Andrés y Manso, se le impide terminar un mitin por parte de la Guardia Civil; en Pedrosillo, los apoderados del Frente Popular fueron expulsados del pueblo por las fuerzas de seguridad el sábado antes de la elección, exigiéndoles que no volvieran antes del lunes; también en Peñaranda, en Palacios Rubios, y se registran hechos violentos contra el Frente Popular, incluso llegando a producir alguna muerte. La mayor parte de las veces, los individuos juzgados por estos acontecimientos pertenecían paradójicamente a grupos de izquierdas.

En la discusión sobre el posible fraude en las Cortes, la derecha denunciada exigió, en primer lugar, actas notariales o expedientes judiciales que sustentaran las referidas denuncias. Sin embargo, ya desde 1910 no era el Tribunal Supremo el encargado de dictaminar y sancionar las actas electorales apoyándose en el acta notarial o expediente judicial, sino que este asunto había pasado a tratarse por comisiones estrictamente políticas, como bien sabía la derecha, formadas dentro de la Cámara para más tarde ser discutidas en el Hemiciclo[3].

Finalmente, una vez formadas las comisiones, las irregularidades continuaron. Para resolver la cuestión salmantina, hubo de formarse una comisión auxiliar, ya que en la comisión permanente de

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (4 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm actas estaba el Sr. Casanueva, electo por la CEDA, con su acta reclamada y directamente implicado. Pero también la auxiliar es denunciada por el Frente Popular, ya que cree que está siendo utilizada para acelerar el dictamen y evitar así la presentación de pruebas.

Por fin, en el debate de las Actas, Galarza, interpone un voto particular contra lo dictaminado por la Comisión Permanente y pide la anulación de todo el proceso electoral en la circunscripción de Salamanca. Andrés Manso interviene en su apoyo en dos ocasiones: primero, aportando pruebas sobre las coacciones y violencia; segundo, manifestando lo innecesario de las actas notariales. Sostiene que se celebre una nueva elección, pero “sin guardia civil, sin pistoleros y sin dinero”[4]. La última intervención a favor de la anulación de la candidatura salmantina es de la diputada comunista Dolores Ibárruri, quien justifica su nulidad por la presencia de Gil Robles en ellas como candidato. Recuerda los levantamientos asturianos de octubre de 1934 y la brutal represión de que fueron objeto los obreros, de la que hace responsable a Gil Robles.

Gomariz defiende, representando a la Comisión de Actas, su dictamen. Explica la inexistencia de pruebas y, en consecuencia, la imposibilidad de invalidar la elección. No obstante, reconoce la compra de votos, las coacciones y la manipulación de la prensa como prácticas habituales de la derecha.

Aparte del dictamen final de la Comisión y todos los procesos políticos posteriores, para nuestro estudio resultan fundamentales las acusaciones de coacción y violencia que por parte del Frente Popular se realizan precisamente, y al contrario de lo que suele creerse, sobre el bloque de la derecha salmantina. Ello supone un inicial indicador para nuestra primera hipótesis, según la cual la represión y la anarquía en el período inmediatamente anterior a la sublevación no procede de la izquierda, sino de los sectores más conservadores, dentro de toda una estrategia política y propagandística de deslegitimación de la República.

Episodios violentos y represión hasta la Sublevación

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (5 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm

Sin embargo, los intentos desestabilizadores del régimen por parte de la derecha no se remiten exclusivamente a un intento de fraude en las elecciones. La CEDA y los grupos monárquicos y falangistas planifican y llevan a cabo una dura campaña de inestabilidad, frente a una República que se esfuerza por mantenerse dentro de la legalidad vigente.

En un principio, debemos encuadrar los primeros episodios de violencia dentro de la euforia y movilización popular subsiguientes a la jornada electoral de febrero, así como a la decisión de la Comisión de Actas del Congreso. Por ello, coincidiendo con la reposición de los concejales de la capital provincial depuestos en 1934, la prensa reseña la actuación de unos “salvajes” que intentaron quemar la capilla del Cristo de los Milagros de Salamanca[5] o la Iglesia del Salvador de Béjar. Sin embargo, la primera autoridad provincial manifestó haber tomado disposiciones para evitar la repetición de tales hechos “pues la manera de manifestar los entusiasmos y los ideales se compagina mal con todo espíritu de destrucción” [6]. En días sucesivos se desencadenan otros incendios provocados en Béjar y Pereña, pero de nuevo la decidida actitud del Gobernador Civil, secundada por la Fuerza Pública, hace que estos episodios no se repitan hasta junio, en que fue quemada la ermita de San Gregorio de Béjar.

Así pues, en los días inmediatos al éxito electoral del Frente Popular, edificios religiosos, representantes de la derecha social y política (sobre todo bejarana) se convierten en blanco de ataque de grupos de izquierda; frente a ello, sin embargo, hay que destacar la respuesta de policía, guardia civil y de asalto en la desarticulación de tales intentos, así como en la detención y puesta a disposición judicial de los presuntos autores.

Sin embargo, serán, sin duda, los acontecimientos del 15 de marzo en los de mayor importancia en lo que a violencia se refiere. Las razones parecen ser la formación de nuevas gestoras municipales y el relanzamiento de la Reforma Agraria. Se produce una manifestación autorizada de socialistas obreros y elementos del Frente Popular con motivo de la sustitución de la gestora municipal y para entregar en el Ayuntamiento un pliego de peticiones referentes a la Reforma Agraria, respondiendo a la convocatoria en toda España de la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra. Los “vivas” de los manifestantes provocaron los “mueras” de nueve derechistas que hacen

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (6 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm uso de armas de fuego sin licencia, matando al comunista Filiberto Durán Albarrán. Al dispersarse los manifestantes, uno de ellos mata de una puñalada a la Sra. Eleuteria Martínez Méndez, propietaria y conocida conservadora; finalmente, y sin que llegasen a aclararse completamente las circunstancias durante la celebración del juicio, muere también un niño de corta edad[7]. En respuesta, el día 18 hay una huelga general en Salamanca, convocada por la Agrupación Socialista, Partido Comunista y Comité de Enlace de Sindicatos, con seguimiento prácticamente total[8]. En todo caso, respecto a este episodio cabe señalar que la violencia procedió en este caso de la derecha, si bien fue ejercida por ambos lados del espectro político.

Dos días después de la amplia movilización del 1 de mayo, un joven ultraderechista realiza varios disparos en la Plaza Mayor, de los que resulta muerto un guardia de asalto. En su confesión afirmaba haber disparado al suelo para zafarse de varios jóvenes que le increpaban por llevar en la solapa un emblema fascista. También el 12 de mayo en son detenidos cinco jóvenes fascistas que repartían panfletos. En su detención por agentes de la Inspección de Vigilancia, el padre de uno de ellos dispara contra los grupos de curiosos que aplauden la acción de la Fuerza Pública y causa la muerte de una persona. El día siguiente se convoca una huelga con algunas persecuciones y heridos. En el sepelio, el Gobernador insta a mantener la calma decretando días después la libertad de los cinco detenidos gubernativos, en un esfuerzo por evitar nuevas tensiones[9].

En junio y julio prácticamente no se da ningún incidente de violencia política, salvo la muerte de un joven fascista a manos de un anarquista que fue detenido. Sin embargo, se multiplican los juicios por tenencia ilícita de armas de fuego, lo que evidencia tanto la voluntad del Gobierno Civil como de la Magistratura, en cortar una situación de la que los periódicos y las Cortes se hacían frecuentemente eco.

Resumiendo, sólo contamos con dos incidentes, en Mancera y Ciudad Rodrigo, en los que pueda decirse que haya violencia indiscriminada, y, tanto en ellos como en la mayoría del resto, su origen se halla en personas de tendencia derechista, sobre todo jóvenes falangistas. Por lo que se refiere a la acción represora de la Fuerza Pública y de la Magistratura, se orienta en el sentido del cumplimiento de la ley, mostrándose en algunos casos decididamente benevolente con los sectores derechistas causantes de los hechos. Tal es el caso de alguna detención gubernativa y, sobre todo, de

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (7 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm la sentencia de Mancera de Abajo, por la que los vecinos participantes de uno y otro lado son condenados por igual a penas menores por desórdenes públicos y tenencia ilícita de armas, mientras que por asesinato sólo es condenado un obrero, como autor material de la muerte de la propietaria Eleuteria Martínez Méndez. Con todo, puede decirse que los aparatos estatales funcionaron correctamente en Salamanca durante la época del Frente Popular, incluso puede hablarse de un funcionamiento notable, si tenemos en cuenta que la inmensa mayoría de los autores de los hechos son detenidos, que se juzga un volumen considerable de casos y las sentencias se pronuncian al poco tiempo de ocurrir los sucesos (apenas dos meses).

La represión a partir del 18 de Julio y sus canales de control social en Salamanca

Represión Física/ Represión ideológica-

Represión y violencia:

A nivel nacional, los intentos de mantenimiento dentro de la legalidad ejercidos por las autoridades republicanas son sustituidos a partir del 18 de julio por el ejercicio de una represión, incontrolada los primeros meses y oficializada después, de la que también Salamanca, en principio pacífica ciudad de retaguardia, es exponente. Tratamos así de esclarecer las circunstancias reales con las que se instaura en la provincia el nuevo Régimen, de modo que demostremos que se dieron –también en Salamanca- absolutamente todas las formas de represión franquista a las que hace alusión Francisco Moreno Gómez[10], es decir: el paseo, la desaparición, razzias de ocupación, exterminio con apariencia judicial o sumarial, tortura, vejación pública de la mujer (rapado, aceite de ricino), campos de concentración y trabajos forzados, aglomeración y exterminio en las cárceles y ley de fugas.

Aún el 18 de julio de 1936 Salamanca está tranquila y en paz, si bien desde media mañana comenzaron a extenderse por la ciudad rumores de acuartelamiento de tropas. El 19 se declaraba el

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (8 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm

“Estado de Guerra”, tras una noche en la que el General Saliquet arrastraba al alzamiento a los militares de Salamanca desde la sede de la capitanía en Valladolid. Inmediatamente, se inició una efectiva represión: los soldados tomaron por la fuerza los edificios públicos e instalaron ametralladoras en el centro de la Plaza Mayor, con las que comenzaron una descarga contra la gente que en esas horas paseaba por la Plaza, sin otro motivo aparente que el de paralizarla por el terror. El resultado fueron siete muertos y varios heridos, en lo que constituyó el episodio popularmente recordado como “El tiro de la Plaza”. En esas mismas horas comenzaba también la detención y persecución de los líderes políticos de izquierdas y simpatizantes del Frente Popular, que serían fusilados en días sucesivos. Durante toda la noche de ese domingo, se procedió a atemorizar a la población con el ruido de los disparos que se oían sin cesar, con lo que el lunes 20 de junio se produjeron largas colas de gente ante los cuarteles para prestar incondicional adhesión a los militares recién sublevados. En pocos días, una población donde las elecciones las ganban los liberales con un sesenta por ciento, pasaría a tener ipso facto un ochenta por ciento de derechas de toda la vida.

El 26 de julio se constituye el nuevo Ayuntamiento, y dos días después se asesina a Castro Prieto Carrasco, alcalde de la ciudad y diputado por Izquierda Republicana en el Frente Popular. También muere el diputado socialista José Andrés Manso, cuyo nombre será utilizado para la denominación del batallón que, en torno a la Casa Charra en Madrid, reunirá a los pocos salmantinos que lucharon por la causa republicana. También en los primeros meses morirá asesinado Salvador Vila, pastor evangélico de Salamanca, acusado de pertenecer a la masonería.

Simultáneamente, se promulga un gran número de órdenes tendentes al control de la población civil. La Comandancia Militar manifestaba que “los propietarios de las casas de la ciudad deben hacer desaparecer letreros antiespañoles, vivas delictivos y aparatos de radio”[11]. Otra consigna, esta vez del Gobernador Civil, será la orden de dar toda la información por parte de los dueños de pensiones u hoteles sobre la entrada y salida de viajeros. Además, junto a tales normas, se encuentran las vinculadas al Bando de Guerra, que un su sexto artículo daba una relación de todos los considerados rebeldes, entre los que se incluía a los que propalen noticias falsas o a los poseedores de armas de fuego.

En virtud de la aplicación de todas ellas, inician esos primeros actos de represión, que se

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (9 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm concretan además en la destitución de las Comisiones Gestoras y en el nombramiento de otras leales, debiendo “emplear la máxima energía para deponer las Gestoras marxistas en caso de oposición” [12].

En el ámbito rural, estas primeras labores represivas y violentas serán encargadas a Falange, Bloque Agrario y Acción Popular, que se organizaron en compañías de claro carácter paramilitar. Una de sus principales preocupaciones era la de impedir la huida de “elementos marxistas y revolucionarios” desde Salamanca a Portugal. Así por ejemplo, realizaron una “batida” para capturar a varios comunistas en , , , , Sancti Spiritus, y . También realizaron el expurgo de la Biblioteca de Béjar el 9 de agosto, como ejemplo de otro tipo de acciones represivas. La mayoría de los detenidos en las “excursiones” de los falangistas eran directamente ejecutados cerca de los pueblos, siendo muy pequeño el número que pasaba a dependencias policiales o carcelarias. Sin embargo, las dificultades documentales y la necesaria utilización de una compleja metodología basada en la memoria oral nos obligan a dejar aquí la represión en el ámbito rural, sin duda mucho más incontrolada, para centrarnos en la ejercida en la ciudad de Salamanca.

Este primer período de violencia inicial comienza a “legalizarse” a partir del 1 de noviembre de 1936, con el inicio de un nuevo régimen de leyes represivas marcado por el decreto nº 55, por el que se crean los consejos de guerra permanentes; éste es completado por el nº 70 del 8 de noviembre, que establece la asimilación de jueces y fiscales a la carrera militar, así como por el nº 108, que impone las normas de depuración a funcionarios. En Salamanca, la represión “legalizada” se ejercía en función de los siguientes ejes:

a) La prisión provincial

En la ciudad la detención se realizaba por la Guardia Cívica, cuerpo de la Cámara de Comercio, y los detenidos eran conducidos al Cuartel de Falange, donde eran interrogados; en el traslado, algunos “desaparecían” y otros llegaban a las dependencias policiales y a la Comisaría, conde se les realizaba el interrogatorio en el cuarto de la “memoria” y en el de la “supermemoria” (donde se les colgaba por los pies mientras eran azotados). Finalmente, el último paso era la cárcel.

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (10 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm

Los motivos de detención más habituales se relacionan con la problemática social surgida ya en la II República entre agricultores-propietarios y jornaleros, de ahí que un elevado porcentaje de los presos sean jornaleros. Mención aparte merecen los profesionales liberales (abogados, médicos, periodistas, maestros...), base de los partidos Izquierda Republicana y Unión Republicana, con notable influencia cultural, lo que llevó a una “purga” de los mismos, que llegaría a una cantidad de detenidos proporcionalmente muy alta.

La vida en prisión se caracterizaba por la aglomeración en celdas, patios y pasillos, lo que impedía el descanso y reducía las exigencias higiénico-sanitarias al mínimo. Sin embargo, en los fondos sólo se puede comprobar la existencia de diez muertes “naturales” dentro de la cárcel, si bien las condiciones de hacinamiento, la mala alimentación, la tensión de las continuas “sacas” de presos y el duro régimen penitenciario parecen apuntar a cifras mucho más elevadas. Las enfermedades más corrientes eran bronconeumonía, tuberculosis pulmonar y angina de pecho[13] y, muchas veces, en el traslado de los enfermos hacia el Hospital Provincial se tiene constancia de “desapariciones”.

El 44 por ciento de los presos fueron juzgados por consejo de guerra, siendo las sentencias más comunes, por orden cuantitativo, la de adhesión a la rebelión (sin ninguna pena de muerte), la de rebelión militar (con veinte condenas a muerte), la de excitación a la rebelión (con catorce condenados a la pena capital) y la de auxilio a la rebelión. Para llevarlos a cabo se crean en Salamanca ocho Juzgados, presididos todos ellos por jueces militares. Además existían el Tribunal de Instrucción Militar, encargado de juzgar a soldados y militares renegados, que se situaba en el Regimiento de Infantería nº 25 “La Victoria” y el Juzgado Especial de Incautación de bienes por el Estado -creado por Decreto Ley el 10 de enero de 1937- , que se encargaba de la incautación y subasta de los bienes de los desafectos al nuevo régimen. A su vez, los Juzgados de Instrucción informaban sobre la conducta político-social de elementos sospechosos, pasando su informe después a los juzgados militares.

Resultan ejecutados de forma legal en la prisión de Salamanca, 140 presos, todos ellos por

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (11 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm motivaciones políticas, siendo los seis últimos meses de 1936 y 1937 cuando se producirán más ejecuciones (111). La ejecución de la sentencia de muerte era precedida por la preparación de la capilla para los sentenciados, la entrega al jefe del piquete de cinco a siete de la madrugada y la ejecución en el Campo del Marín, cercano al cementerio de la ciudad. Allí eran enterrados, o en la zona denominada “Primer Grupo de Adultos”, destinada a indigentes, o en fosas comunes. Según el estudio realizado por Martín Barrio, la única mujer ejecutada legalmente fue Anunciación Casas Cerezo, directora de la cárcel de Mujeres de Madrid, procedente de la de San Sebastián y que estuvo sometida, durante sus nueve meses de estancia, a un grado especial de vigilancia e incomunicación[14].

Del bloque que no asistieron al consejo de guerra -más de un 50%- algunos de ellos pagaron para que la vista de su causa no llegara nunca, esperando que al término del conflicto se suavizasen las penas. Otros, por contra, veían el consejo de guerra como un alivio que suponía la legalización de su situación y una menor posibilidad de aparecer en las listas de las frecuentes “sacas” nocturnas[15]. Otros son mandados a campos de concentración[16], considerados presos de “grave responsabilidad”. Por último, un pequeño número es conducido a San Sebastián y entregado a la Cruz Roja.

b) Depuraciones en los Ayuntamientos

Las primeras depuraciones comienzan ya el 19 de julio, cuando el comandante Manuel García Álvarez destituye a D. Casto Prieto Carrasco y designa al nuevo alcalde, el comandante Francisco del Valle. Mientras, el Gobernador Civil, Rafael Santa Pan, nombra a los nuevos concejales sustituyendo a los republicanos por los falangistas Mayorga y Tavera y por el sindicalista católico Fuente Príncipe y manteniendo al conservador Miguel Iscar Peyra y a Miguel de Unamuno.

El paso siguiente fue que el personal municipal quedara bajo mando directo de oficiales y suboficiales militares, así como la depuración del personal de los diferentes servicios según tres etapas:

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (12 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm

1º Realizada por el Ayuntamiento mismo, desde el 27 de julio de 1936 hasta mediados de septiembre del mismo año. El objetivo era librarse de elementos no deseados ideológicamente y crear un nuevo modelo de funcionario local de “servicio total hacia la autoridad bajo cuyo mando está”[17]. Se producen 45 bajas en el personal municipal y la disolución del Servicio de Vigilancia de la ciudad, que será sustituido por la organización paramilitar de comerciantes, la Guardia Cívica.

2º La ordenada por la Junta de Defensa Nacional, entre el 14 de septiembre de 1936 y fines de 1937. Se basa en el Art. 3º del Decreto 188, en el que se depura a funcionarios con “actuaciones antipatrióticas o contrarias al Movimiento Nacional”. El total de expedientados por este procedimiento fue de 133.

3º La última depuración se desarrolla a partir de la creación del Tribunal Municipal de Responsabilidades durante 1938, que será el que, revisados los informes del juez instructor, proponga al Ayuntamiento una resolución. Éste usaba sólo una acusación tipo: “Incurso en el decreto 108 de la Junta de Defensa Nacional”. En total, los depurados por este procedimiento sumaron 16 funcionarios.

El total de las depuraciones en las tres etapas da como resultado 194 expedientes, 143 destituidos, 51 sobreseídos, 8 sanciones (suspensiones de empleo y sueldo, separación y traslado de servicio) y 28 ingresan en la cárcel provincial con frecuente sentencia de pena de muerte o traslado a otras prisiones.

la “Represión” ideológica: instrumentos para el control social y la legitimación del nuevo Régimen

Una vez expuesta la represión “efectiva” sobre la población salmantina, consideramos necesario un acercamiento a la “represión ideológica”, es decir a la manipulación propagandística y al

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (13 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm férreo control social que llegan a impedir el discernimiento y la capacidad de raciocinio, así como todo tipo de libertades que de algún modo se ligaran al régimen republicano. La “represión ideológica” es llevada a cabo mediante una operación orquestada por los principales poderes fácticos de la provincia afectos al régimen, en torno a la legitimación de una sublevación represiva ya desde sus orígenes y que en sus maniobras justificativas realizan una fuerte tarea de control social y moral - normas de conducta, asistencia obligatoria a fiestas “patrióticas”...- fundamentalmente en sus vertientes política y religiosa y que constituye sin duda otra forma de represión. Ello supone la demostración de nuevo de que la adhesión salmantina, lejos de ser espontánea, requirió de una represión violenta y de una campaña propagandística y justificativa que evitara cualquier brote de raciocinio en una retaguardia que debía permanecer controlada.

a) La Iglesia

La Iglesia salmantina se distinguió por ser una de las diócesis que más contribuyeron, tanto ideológica como materialmente, a la instauración e institucionalización del nuevo régimen. La legitimación de los sublevados contó con la famosa carta pastoral Las Dos ciudades, del obispo de Salamanca, Pla y Deniel, el 30 de septiembre de 1936 o con Derecho de Alzamiento, del Magistral del Cabildo, Aniceto de Castro Albarrán. A su vez, el apoyo económico resultará fundamental, como la donación efectuada por el párroco de Sancti Spiritus en octubre de 1936, con 10.000 pesetas, “a favor del ejército salvador de España”[18]. Es más, la alianza que la Iglesia salmantina establece en 1936 con las autoridades transciende el ámbito local para acercarse incluso al propio Franco, ya que el obispo Pla y Deniel cederá a éste su Palacio Episcopal para que establezca allí el Cuartel General durante el primer año de guerra. En la misma línea se le dedica un “vítor” en la Catedral Nueva (y no como correspondería, en el recinto universitario), que dice así: “Generalísimo Franco, gloria de las milicias hispánicas, Vítor”.

Como contrapartida a toda esa labor eclesiástica, veremos asistir - y por tanto, legitimarlos políticamente- a los actos religiosos celebrados el 12 de octubre, “Fiesta de la Raza”, a Carmen Polo de Franco, con lo que la diócesis adquiría una inusitada importancia, lo que la llevó a una intensa labor de adoctrinamiento legitimador, enviando incluso sacerdotes a evangelizar al frente o convirtiéndose en lugar de acogida para clérigos escapados de la zona republicana.

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (14 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm

Se desarrollar por tanto en Salamanca cierto “integrismo católico” encarnado sobre todo en la institución de los Dominicos de San Esteban, los cuales jugarán un papel fundamental al servicio del Gobierno de Franco. En un principio, prestan su convento para el alojamiento de tropas y será el Padre Guillermo Fraile, director de la revista La Ciencia Tomista, el que presente y canonice al nuevo régimen, en un tajante discurso pronunciado en la Catedral ese 12 de octubre de 1936.

Además, al lado de la pastoral del obispo Pla y Deniel, Las Dos Ciudades, hay que señalar el Catecismo Patriótico Español, del dominico Ignacio González Menéndez-Reigada, declarado texto para las escuelas por orden del Ministerio de Educación Nacional el 1 de marzo de 1939, desde el que se sembraba el terreno para el futuro desprecio que engendraría la represión:

“Con la gran Cruzada, esos enemigos han quedado vencidos, pero no aniquilados; y ahora, como sabandijas ponzoñosas, escóndense en mechinales inmundos para seguir desde las sombras arrojando su baba y envenenando el ambiente, o atraer incautos con ayes lastimeros y cantos de sirena, principalmente la masonería, que es como la nodriza de todos los otros ¿Y qué debe hacer España en este caso? España no debe dormirse en los laureles, sino vigilar siempre, a fin de que no vuelva a ser infiel a Dios ni a sí misma, ni a lo que la sangre de sus mártires reclama”[19]

Finalmente, también son los dominicos quienes fundan y dirigen la Asociación e Instituto de Derecho Internacional “Francisco de Vitoria”, donde, desde un principio, los teóricos e ideólogos del Alzamiento Nacional encontraron un pretexto para la legitimación y justificación de la rebelión armada y su consiguiente represión.

El clero salmantino, tanto regular como secular toma posición abiertamente beligerante y comprometida desde las primeras semanas de la contienda, aunque no será hasta julio de 1937, en la Carta Colectiva cuando en España legitimen oficialmente la sublevación. Sin embargo, este hecho ya

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (15 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm se daba desde mucho antes en la ciudad, donde ciertos elementos eclesiásticos, desde Inter-Radio Salamanca, la prensa local, el púlpito o el confesionario hablaban de la “Santa Cruzada” y de la “Lucha Sagrada”.

Tras la guerra, las compensaciones para tal labor de previa represión ideológica y de posterior adoctrinamiento no se harían esperar. El nuevo Estado concedía a la Universidad Pontificia la cantidad de 100.000 pesetas del presupuesto de Educación Nacional del año 1940 y en 1942, a Pla y Deniel se le concedía la Sede Primaria de Toledo, a propuesta del Jefe de Estado Español.

Por otra parte, la Iglesia salmantina inicia una labor de “recristianización” y control social de la población civil, que no afectará solamente a las conductas religiosas, sino a múltiples aspectos de la vida cotidiana. Junto a las charlas religioso-patrióticas legitimadoras, se “informa” a jóvenes, mujeres u hombres de las normas de moralidad, haciendo hincapié en el pecado, que a cada momento puede cometer el fiel, teniendo como castigo las más horribles de las amenazas apocalípticas, desempolvándose antiguas normas para el control en los usos y costumbres de los diversos núcleos rurales y en la capital.

También en esta labor de control social tiene algo que decir el obispo de Salamanca, Pla y Deniel, en el Triunfo de la Ciudad de Dios y la Resurreción de España, carta pastoral escrita en 1939. En ella, propone la derogación de leyes como la del divorcio, restaurar el presupuesto de culto y clero, la forma en la que debe educarse a los jóvenes o la obligación del descanso dominical. Y es que, otra forma de control será la necesaria asistencia a las fiestas religiosas, potenciadas por el apoyo que la Iglesia ha brindado a los sublevados. La asistencia es considerada signo de adhesión a la causa, mientras que la actitud contraria es tachada como la Anti-España, de ahí la vigilancia en la moralidad pública.

b) La Universidad

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (16 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm

Si bien existió un sector de la Universidad salmantina, bastante minoritario, que dada su indiferencia o desacuerdo con el Alzamiento, sufrió la pérdida de su trabajo, el exilio forzado o incluso la muerte, nos ocupamos ahora de la enorme labor que, a favor de la legitimación del nuevo Régimen realizó la institución. Desde un principio será la figura del Rector, Miguel de Unamuno, el símbolo de esta labor, aunque, como es sabido, éste mantendrá una posición ambigua que va, desde una total adhesión en el café Novelty el día del Alzamiento o en su discurso en la constitución del nuevo Ayuntamiento el 26 de julio, hasta las sonoras discrepancias del “Venceréis pero no convenceréis” frente a Millan Astray el 12 de octubre en el Paraninfo.

Sin embargo, con la excepción de la fiesta del “Día de la Raza”, y posteriormente con el nuevo Rector, Esteban Madruga Jiménez, la Universidad como institución realiza numerosos actos legitimantes como instrumento de justificación histórica, filosófica... en definitiva teórica, de un nuevo régimen que carecía de ella. De este modo, el mundo cultural e intelectual será el encargado de exculpar al Glorioso Alzamiento, especializándose en el montaje justificativo de la acción golpista, explicándolo como hecho irreversible, como resultado de la insostenible situación anterior frentepopulista. De ahí que, por ejemplo, se realice un escrito a todas las universidades del mundo, tras la celebración de un claustro aún presidido por Unamuno, el 26 de septiembre de 1936, en el que se denuncian las violencias que tienen lugar en la España republicana, apelando a “los valores culturales de la civilización cristiana”. Igualmente se convierte en centro emisor del mensaje del “Día de la Raza”, acogiendo numerosos actos literario-propagandísticos, dedicados a Menéndez Pelayo o Calvo Sotelo. En su seno se crea además el “Instituto de España” destinado a ofrecer al exterior la imagen de la “Nueva España”.

Hasta tal punto está inserta la Universidad en esa labor legitimadora, que da la espalda a la represión de su propio Rector, D. Miguel de Unamuno, de quien el claustro universitario pide su cese tras sus palabras en la Catedral el 12 de octubre. De este modo, con el cese de aquél que buscaba luchar finalmente “contra los hunos y contra los otros”, el claustro universitario unánimemente se proclama baluarte autoconvencido de la necesaria depuración del ámbito intelectual, limitándose Franco a concederles su solicitud.

c) Los medios de comunicación: radio, prensa y cine

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (17 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm

Los sublevados concedieron desde el primer momento una gran importancia al control de las radios salmantinas: solamente treinta minutos después de que se leyera el Bando de Guerra de Saliquet en la Plaza Mayor el 19 de julio, es incautada e intervenida Inter-Radio Salamanca por la Comandancia Militar de la Plaza (al mando del General Manuel García Álvarez).

A través de la radio, los militares sublevados buscaban crear una psicosis colectiva de guerra, “de liberación de la opresión marxista”, que generara “pasión de intervención”[20]. A su vez, Inter- Radio Salamanca cumplía las mismas labores que otros “reinos de Taifa radiofónicos” , como Sevilla, Valladolid, Burgos y Zaragoza, a saber: a través de la información controlada transmitía consignas, medidas de disciplina y comportamientos ortodoxos, convocatorias de manifestaciones o desfiles, avisos sobre defensa pasiva en retaguardia y, por supuesto, aquellas noticias que, previamente censuradas, aderezadas de “mentiras piadosas” y falsas expectativas, el alto mando local quería que se conocieran.

Fue por la radio por donde empezó la justificación de la sublevación hacia el “Glorioso Alzamiento Nacional” y con ella, de sus primeras acciones violentas, como única solución posible ante la “insostenible situación republicana”. Los censores-jefes militares de Inter-Radio Salamanca tenían órdenes y directrices sobre este tema, de modo que se evitara la disminución del fuego de los ideales recientemente impuestos, fundamentalmente a través de un miedo que fomentaban en sus primeros mensajes:

“ Los buenos patriotas no deben oír la propaganda hecha por las radios de nuestros enemigos. Los que las oigan cometen el delito de desamor a la Patria y pueden incurrir en traición, con las medidas consiguientes”[21].

La emisora charra contaba con dos tipos de programas de “adoctrinamiento ideológico”: Charlas y Alocuciones patrióticas y Salamanca Habla. Del primero se encargaban los tres grandes

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (18 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm bloques de las “fuerzas vivas” locales también, por separado, pilares legitimadores de la sublevación: organizaciones políticas y milicias, el clero y el conglomerado Universidad-Cultura-Intelectualidad. El núcleo que más prestó sus servicios fue el de Acción Popular, JAP y Bloque Agrario, representados por Miguel Iscar Peyra, Gonzalo Lato, Javier Herrera y Mariano Dávila Yagüe. Pero el ejercicio de la represión ideológica y el miedo contra las masas obreras procede de los directivos de los Sindicatos Profesionales de Obreros de Salamanca, de la CESO, “propagandistas del catolicismo social” de tipo derechista. Entre el clero de “oratoria beligerante”, cabe destacar a los locutores Aniceto de Castro Albarrán, Magistral de la Catedral de Salamanca o al dominico Guillermo Fraile.

Habla Salamanca fue el precedente del futuro Habla España de Radio Nacional. Durante los meses de octubre, noviembre y diciembre de 1936 y mitad de enero de 1937, Inter-Radio Salamanca pasó pues de emisora local a emisora provisional de Estado con la función de poner sobre el tapete la versión oficial del Jefe del Estado en la mesa internacional. Sin embargo, el 19 de enero nace Radio Nacional en Salamanca y Millán Astray es sustituido por el catedrático Vicente Gay al frente de una nueva Delegación de Estado para Prensa y Propaganda, con los fines de “deshacer la propaganda enemiga, tendenciosa y falsa, dar a conocer el carácter del Movimiento Nacional, así como cuantas noticias exactas sirvan para oponerse a la campaña que hacen los rojos fuera de nuestras fronteras”[22].

Para finalizar, y al margen del papel jugado por la onda normal, destaca la actividad radiodifusora en onda corta y extracorta, sobre todo la de EA-1-B0, también utilizada inmediatamente por la Comandancia Militar de la Plaza para el sabotaje radiofónico y de desestabilización del enemigo. De este modo se utilizaba con funciones ofensivas y belicistas, además de las habituales informativas y de enlace. Difundía bulos e infundios para confundir al enemigo, desacreditarle, desmontar sus informaciones, anunciando triunfos propios, victorias o capturas inexistentes, o simplemente creando un clima de patriotismo exacerbado que diera ánimos para el uso de la fuerza, apuntalando a los indecisos y reacios mediante el terror de la represión.

En cuanto a la prensa, resulta interesante el análisis de La Gaceta Regional de Salamanca, como pilar propagandístico de la España sublevada, con importancia y funciones equiparables al ABC de Sevilla o a El Diario de Burgos. La Gaceta Regional había surgido en 1920 y pronto se convertirá

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (19 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm en instrumento de la CEDA de Gil Robles en Salamanca. Se encontraba a su vez vinculada a la Editorial Católica del grupo El Debate y Ya, aunque pronto se convertiría en portavoz de Falange.

Ya desde las elecciones de febrero de 1936 realizó una labor fundamental en la desestabilización del Frente Popular y, a partir del 18 de julio, suprimió cualquier alusión a ningún tipo de represión, como la que se produjo el día 19 en la Plaza Mayor o la que trajo consigo la destitución de las Comisiones Gestoras del Frente Popular. Por el contrario, exaltó en sus titulares una “adhesión total” de la población salmantina que, en número de 3.000, presentaba su ofrecimiento a la autoridad militar[23].

Sin embargo, resulta necesario aclarar que, si bien con el desarrollo del nuevo régimen se oculta propagandísticamente la represión nacional allí donde se puede (y ello es posible fundamentalmente en las ciudades de retaguardia), en los momentos iniciales el uso de la violencia no era descartado en mítines y notas oficiales, ya que era utilizado como instrumento para provocar el miedo y la desmovilización política. Por ello se recoge en La Gaceta el Bando de guerra en la región, firmado por Saliquet. En primera página, una “Nota de la Jefatura del Estado Mayor” pone de manifiesto el intencionado uso de la violencia, asegurando que “el movimiento debe ser arrollador”, que “se producirá un ajuste de cuentas y la represión de todos los focos de rebeldía”[24].

Después de estos primeros momentos, el papel de La Gaceta se puede resumir en la salvaguardia de la tranquilidad de la sociedad civil salmantina. Ello supone la negación de cualquier tipo de represión o inestabilidad política, jugando el papel contrario al que mantuvo entre febrero y julio de 1936. En esencia, su función se observa en el titular del 21 de julio, día en que, Salamanca aún se encuentra convulsionada por una fuerte violencia inicial: “En todo el día de hoy no se ha perturbado la calma en Salamanca y su provincia, el orden es completo”[25].

La labor propagandística que se realiza en el cine por parte del bando nacional resulta muy exigua hasta que se inicia la colaboración con los centros especializados de propaganda nazi y fascista, pero aunque hemos encontrado exclusivamente dos documentales de tema relacionado con la ciudad,

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (20 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm ambos nos sirven perfectamente para la ratificación de dos de nuestras hipótesis: en primer lugar, la paz y tranquilidad en la retaguardia es uno de los principales argumentos justificativos, lo que tiende a hacer creer que en ciudades como Salamanca la represión fue inexistente y en segundo lugar, los medios de comunicación, incluyendo aquellos aún menos desarrollados en España como el cine, sirvieron a esta operación planificada.

El primero de ambos documentales[26] se titula Salamanca (1936) e inicia una serie propagandística sobre la retaguardia, con el título general de Ciudades para la Nueva España. Está dirigido por el actor-locutor-soldado Fernando Fernández de Córdoba, con fotografía de Alfredo Fraile y producido por Cifesa[27]. El material conservado corresponde al fragmento central de un documental sobre la instalación del mando militar en Salamanca y sobre aspectos de la vida cotidiana. Tropas marroquíes y otras unidades desfilan por las calles y Plaza Mayor y puede verse al general Kindelán y a un coronel de la Armada. Todo ello entremezclado con la Casa de las Conchas -donde estableció el Requeté sus oficiales de mando-, de la Universidad y la Catedral, con los “vítor” de Franco y de Carlos Miralles pintados en la pared. A continuación se observa al general Millán Astray ante las oficinas de la Dirección de Mutilados de Guerra y a personas por las calles, para llegar a una bulliciosa y alegre terraza del café Novelty, que en un momento determinado se pone por completo en pie, saludando brazo en alto a alguien que no aparece en imagen.[28]

En cuanto al segundo documental, se denomina Salamanca-Homenaje al Ejército, y la fecha de su realización no ha sido concretada, si bien se encuentra entre 1936 y 1939. Se trata de una recopilación de fragmentos de varios documentales relacionados con actos militares en Salamanca, con el objetivo, como indica el propio título, de homenajear a las Fuerzas Armadas. Su desarrollo inicia mostrando apacibles personas por las calles salmantinas, para seguir con una imagen de el cuartel de Julián Sánchez, con la guardia formada en la puerta. Lo siguiente es la conmemoración del 18 de julio en la Plaza Mayor, lo que supone un desfile militar, el descubrimiento de una lápida dedicada al “Generalísimo Franco, el 18/VII/1939, III Año Triunfal” y de un mural con una leyenda:

“España vencedora del comunismo en la Cruzada que levantó este día, busca la paz del Imperio, por la unidad, por la grandeza, por la libertad; en el signo de Franco, El Caudillo ¡ARRIBA ESPAÑA! XVII-XVIII-XIX Julio MCMXXXVI”[29].

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (21 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm

Finaliza el documental con alegres y soleadas imágenes de la Plaza Mayor, engalanada con mástiles, pancartas y banderas, que conmemoran diversos momentos de una feliz y tranquila Salamanca, que simboliza su apoyo con un gran retrato mural de Franco.

CONCLUSIONES

Resultaba evidente que la adhesión total y espontánea con la que supuestamente la población salmantina apoyó desde el principio a la causa nacional hacía referencia a un ideario colectivo que, dada su extensión y prolongación en el tiempo, precisaba una revisión que buscara su verificación –o no- con argumentos históricos. De este modo, buscábamos ratificar – en cierto modo a priori, puesto que se cuenta con estudios similares realizados en otras provincias de retaguardia- que tales premisas no eran más que pilares propagandísticos justificativos del Régimen, resultado de una continua y planificada operación llevada a cabo por los actores locales afectos.

Tales pilares, que ya desde un principio buscaban una legitimación para la sedición y la violencia ofensiva posterior sobre las autoridades civiles, se basaban, en primer lugar, en que la rebelión se produce con el noble empeño de restaurar el orden público y, en segundo lugar, en que existen zonas en el territorio nacional -entre ellas Salamanca- que manifiestan su adhesión sin necesidad de ejercer ningún tipo de represión.

Como hemos podido comprobar, tales justificaciones se verifican en la provincia estudiada, con abundancia de documentos oficiales y citas en la prensa local que así lo atestiguan. De entre todos los actores locales encargados de tales tareas es de destacar la actividad y oratoria beligerante de la Iglesia, por encima de la legitimación elitista de la Universidad o de la retórica grandilocuente de los medios de comunicación social, controlados y censurados.

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (22 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm

De este modo concluimos en primer lugar que la consigna de la propaganda franquista que justifica la sublevación en base a la anarquía y violencia indiscriminada por parte de las autoridades frentepopulistas en Salamanca y que establece, como lógica consecuencia, la adhesión espontánea de la población a la causa nacional, es falsa por las siguientes razones:

- ya desde las mismas elecciones de febrero de 1936 hay indicios comprobados que los intentos de fraude electoral y, por tanto, de negación de la legalidad republicana, provienen de la derecha, con acusaciones tan graves como la compra del voto agraria o el ejercicio de la violencia y la coacción sobre los grupos de izquierda,

- los episodios más violentos analizados con posterioridad a las elecciones proceden de elementos falangistas, monárquicos y de la CEDA, destacando entre ellos los altercados de Mancera y Ciudad Rodrigo,

- tales episodios, junto a otras maniobras de desestabilización, no fueron esporádicos, sino pertenecientes a una campaña que con tales fines se había planificado convenientemente por la derecha.

- finalmente, son notables los esfuerzos de las autoridades locales, Gobernador Civil y Magistratura, por mantener el orden y el control de tales episodios, tanto los procedentes de la izquierda como de la derecha, manteniendo la legalidad republicana.

En segundo lugar, demostramos que en Salamanca la adhesión en bloque a la causa nacional no fue gratuita: durante el mes de julio existe un alto grado de violencia sobre aquellos ciudadanos implicados políticamente con los partidos del Frente Popular y sindicatos. Por ello, asistimos en Salamanca a un claro uso de la violencia como instrumento represor y de adhesión social, que alcanza su mayor virulencia en los primeros días del Alzamiento y que se concreta, fundamentalmente, en los episodios del día 19 y en los asesinatos, días después, en la Plaza de Toros, de los diputados Casto Prieto y Andrés Manso. De ahí que, si bien no prolongada en el tiempo, vemos que existe una represión indiscriminada inicial fundamental para la explicación del repentino viraje ideológico salmantino y de su -más tarde- incuestionable adhesión.

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (23 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm

A su vez, el régimen “oficializa la represión” con el paso del tiempo. Las depuraciones más sobresalientes se realizan en el Ayuntamiento en los primeros días, sin embargo, comienza un proceso que no finaliza hasta 1938 y que acabará con cualquier elemento relacionado con el régimen republicano. Asistimos así a dos procesos discriminatorios sucesivos: uno inicial, que acaba con la destitución de aquellos que hayan estado en contacto con el Frente Popular y otro posterior, paralelo al desarrollo del nuevo aparato estatal franquista, que favorece la entrada en su seno mediante coacciones positivas, como la afiliación al Partido Único, o haber luchado en la guerra.

Por otra parte, como pudimos comprobar, la disciplina carcelaria de la Prisión Provincial de la ciudad presenta indicadores de todas las formas de violencia franquista tipificadas: desde los más que irregulares procesos de detención -realizados incluso por una Guardía Cívica paramilitar-, pasando por una vida carcelaria caracterizada por el hacinamiento, la falta de higiene o la tensión por una posible inclusión en las listas de “sacas”, hasta los consejos de guerra multitudinarios y corrompidos.

Finalmente hemos analizado la existencia de una acusada represión ideológica -que completaría la labor de adhesión perpetrada por la anterior-, que se manifiesta de múltiples formas y a través de múltiples actores e instrumentos. Iglesia y Universidad fueron los principales poderes locales encargados de la legitimación, el control social y la desmovilización política. Y si bien la labor que realizó la Universidad (de la que destaca la ambigua figura de su Rector, D. Miguel de Unamuno, de “propagandista” a “represaliado”) fue fundamentalmente de justificación teórica, y sus objetivos eran sobre todo intelectuales, el clero tuvo una influencia mucho mayor, tanto en el ámbito rural como en el urbano. En este caso, sus funciones no se restringieron a la legitimación del Régimen, sino que englobaban todas las tareas de férreo control social y moral, justificado en todo momento por argumentos de tipo teológico.

Los instrumentos para la represión ideológica fueron, entre otros, los medios de comunicación, completamente controlados por los nacionales desde un primer momento y de los que destacamos el papel de Inter-Radio de Salamanca y La Gaceta Regional (cuya herramienta era fundamentalmente la omisión), siendo aún muy restringidos los efectos del cine.

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (24 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm

[1]Romero, L. “El concepto de represión” en Aróstegui, J. (coord.), Historia y Memoria de la Guerra Civil, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1986, p.295, Vol. 2.

[2]”Cuestiones Agrarias”, La Gaceta Regional, nº5.370, Salamanca, 7 de febrero de 1936, p.2

[3]Gómez Valle, C. Discusión de actas en la II República: constituyentes de 1931 y Cortes de 1936, Madrid, Alianza Editorial, 1987, p.210.

[4]Ibídem.

[5] “La salvajada de anoche”, El Adelanto, nº 18.876, Salamanca, 20 de febrero de 1936, p.8

[6] “Hablando con el Gobernador”, El Adelanto, nº 18.877, Salamanca, 21 de febrero de 1936, p.8

[7] “Un día en la Audiencia”, El Adelanto, nº 18.959, Salamanca, 5 de junio de 1936, p.3

[8] “Vida Obrera”, El Adelanto, nº 18.902, Salamanca, 18 de marzo de 1936, p.4

[9] “Del Gobierno Civil. Los sucesos de Ciudad Rodrigo. Nota Oficiosa”, El Adelanto, nº 18.953, Salamanca, 14 de mayo de 1936, p.1

[10] Moreno Gómez, F. “La represión franquista a partir de los datos de Córdoba” en Aróstegui, J. (coord.), op.cit. p. 305.

[11] “Orden de la Comandancia Militar”, El Adelanto, nº19.029, Salamanca, 29 de julio de 1936, p.2

[12] “Nota de la Jefatura Provincial de Falange”, El Adelanto, nº19.029, Salamanca, 29 de julio de 1936, p.3

[13]Martín Barrio, A. “Dos formas de violencia durante la guerra civil: Salamanca y la resistencia armada en Zamora”,en Aróstegui, J. op.cit. p. 375.

[14]Martín Barrio, A. Op.cit. p. 390.

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (25 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm

[15] Los fusilamientos se producían siempre en lugares cercanos a la capital: la Pinilla, el Monte de Orbada o Porteros, donde se abrían grandes fosas comunes que después eran tapadas.

[16] Un 9% de los presos de la Prisión Provincial son destinados a estos campos, fundamentalmente a los de Santa Espina y Medina de Rioseco. En la provincia de Salamanca existía un campo de concentración en Miranda del Castañar, al que sólo fueron destinados tres presos.

[17]Martín Barrio, A. Op.cit. p.409.

[18] Cit. en García Martín, G. “Implicaciones Políticas de la Iglesia salmantina en el Primer Franquismo (1936-1942), en Aróstegui, J op.cit., p. 255 y ss., Vol. 2.

[19] Menéndez Reigada, Catecismo Patriótico Español, Salamanca, Editorial Calatrava, 1939, p.58, 3ª Edición.

[20]Fuentes Labrador, A. “Información, ideología y propaganda: la utilización de la radio en un centro de poder como Salamanca durante la Guerra Civil”, en Aróstegui J. op.cit, p.225, Vol.2

[21]”Malos Patriotas Inconscientes”, El Adelanto, nº19.195,Salamanca, 5 de enero de 1937, p.1

[22]Fuentes Labrador, A. Op.Cit. p. 232

[23] “Mas de 3.000 personas de todas las clases sociales de Salamanca se ofrecen a la autoridad militar” cit. en Saiz. D. “Prensa conservadora en la España Sublevada: La Gaceta Regional de Salamanca, el Diario de Burgos y ABC de Sevilla, un periodismo de apoyo al Alzamiento” en Aróstegui, J. (coord.), op.cit. p. 408.

[24]Ibídem

[25]”Nota de la Comandancia Militar”, La Gaceta Regional, nº 5.530, Salamanca, 21 de julio de 1936, p.1.

[26]No analizamos un documental de igual título, Salamanca, realizado en 1937, pues no se dispone de datos sobre el mismo. Únicamente parece que fue suprimido el “Himno Nacional a la terminación de la película”.

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (26 de 27) [06/10/2005 19:50:07] http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm

[27]Francia, Ignacio, Salamanca de Cine, Salamanca, Caja Duero, 2000, pp.23-24

[28] Este documental se encuentra en la Filmoteca Española (717) con el título Instalación de Oficinas del Mando en Salamanca, puesto que se ha conservado incompleto, con una duración aproximada de 4 minutos.

[29]También este documental se encuentra incompleto en Filmoteca Española (718), con una duración de 9 minutos y con la banda de sonido en blanco.

http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm (27 de 27) [06/10/2005 19:50:07]