El Archivo Histórico (Provincial) De Tarragona Y Comarcal De El
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Núm. 17 Boletín informativo Diciembre 2014 El Archivo Histórico (Provincial) de Tarragona y Comarcal de El Tarragonès: 70 años de servicio a la sociedad Por Ricard Ibarra, director del Archivo Histórico de Tarragona Los archivos históricos provinciales Iniciativas de protección del en Cataluña patrimonio documental tarraconense Los archivos históricos provinciales son centros y creación del Archivo Histórico archivísticos de titularidad estatal, conceptual- Provincial de Tarragona mente creados en tiempos de la Segunda Repú- Desde finales del siglo XIX, concretamente desde blica, con el Decreto de 12 de noviembre de 1931 1846, existían en Tarragona la Biblioteca Provincial, emitido por el Ministerio de Gracia y Justicia y situada en el edificio del Ayuntamiento y creada para de Instrucción Pública y Bellas Artes, a raíz de la instalar los fondos bibliográficos provenientes de la desamortización de los bienes de la Iglesia en la pro- preocupación existente por la conservación de la vincia, y la Biblioteca Popular, ubicada en el mismo documentación histórica en su conjunto y, muy inmueble. En cuanto a los archivos, en esta época, especialmente, por la documentación notarial his- en Tarragona había el Archivo Municipal y el Archivo tórica, así como por la judicial. A tal fin, se pedía Histórico Diocesano, que reunían la documentación la colaboración de los ayuntamientos de las capi- de sus respectivas instituciones, y por otra parte, también existían el importante archivo de Hacienda tales de provincia y de las diputaciones provinci- y el no menos relevante archivo notarial. ales. Desde 1981 los AHP son gestionados por la Generalidad de Cataluña, de acuerdo con el con- En cuanto al Archivo Municipal, sabemos que ya en el año 1920 el Ayuntamiento tarraconense buscaba venio de traspaso firmado a tal fin. soluciones al estado de su archivo, y que el arqui- La proclamación de la Segunda República Es- tecto municipal había redactado un proyecto para pañola, en el año 1931, la recuperación del autogo- convertir en archivo la sala de sesiones del antiguo bierno catalán, que dio como resultado la aproba- Ayuntamiento.1 ción del Estatuto de Núria en 1932, y la dinámica catalanista de la época, determinaron el impulso de una política de archivos ad hoc, que preveía la creación de un archivo general o nacional y uno comarcal en cada una de las comarcas. Tras el gol- pe de Estado del 18 de julio de 1936, y ya en plena Guerra Civil, la Generalidad creó el Archivo Nacio- nal de Cataluña, por Decreto de 29 de septiembre de 1936. Entretanto, el conflicto armado paralizó completamente el despliegue de los archivos his- tóricos provinciales. Terminada la guerra con la victoria del bando rebelde, España se adentra en un período de dic- tadura, férreamente centralizador, que, en materia de archivos y patrimonio documental, retomó la idea de 1931, de creación de los archivos históri- cos provinciales, y los empezó a fundar en todas las provincias. El de Tarragona fue creado en 1944, y los de Girona y Lleida, en 1952. Sede actual del Archivo Histórico de Tarragona. Así pues, resulta evidente que los archivos históri- cos provinciales no son un componente ideado por Todo parece indicar, sin embargo, que la inicia- un régimen dictatorial, que tan solo los desplegó, tiva no tuvo éxito, ya que doce años después, el sino por un Estado plenamente democrático. 1 Diario de Tarragona, 03.10.1920. Diario de Tarragona publicó un artículo de opinión bajada del Rosario, y aún, poco tiempo después, en el que, tras quejarse del mal estado del Archivo afirmaba que, en 1934, ya había difundido el pro- Municipal, anunciaba la intención del Ayuntami- pósito del Ayuntamiento republicano de habilitar la ento de dotarlo de un espacio más adecuado.2 casa de la calle mencionada para archivo municipal. Paralelamente, la Generalidad impulsaba una ley El estallido de la guerra en julio de 1936 otorgó de archivos catalana, que conllevaba la creación una nueva dimensión a la gestión de la documen- de un Archivo General de Cataluña (que hoy po- tación histórica municipal. Para evitar dar inter- dríamos equiparar al existente Archivo Nacional pretaciones desenfocadas, habría que hacer un de Cataluña), el despliegue de los archivos comar- esfuerzo y decir las cosas como son, y la realidad cales y el impulso a la creación de archivos loca- es que, iniciado el conflicto, el Ayuntamiento de les “allí donde hayan suficientes documentos para Tarragona no estaba en condiciones de asegurar poderlo constituir”, supuesto este último que se la conservación de su archivo histórico. Posible- mente por ello, en agosto de 1937, la prensa lo- cal reproduce un extracto de los acuerdos de la Comisión Municipal Permanente, entre los que encontramos el de poner a disposición de la Ge- neralidad de Cataluña la casa núm. 10 de la calle de Cavallers, para destinarla a archivo histórico, y ceder toda la documentación que tenga carác- ter histórico del Ayuntamiento. Esta iniciativa, en sintonía con lo que hicieron otras muchas pobla- ciones, ponía en manos de la Generalidad la res- ponsabilidad de la custodia del fondo histórico municipal.4 En 1939, viendo el devenir de la guerra y el peligro creciente de los bombardeos franquistas, este fon- do documental municipal, junto con el archivo his- tórico notarial y el archivo del arzobispado, fueron trasladados al Palacio Arzobispal, tal como hicie- ron también otras poblaciones, como Barcelona. Con la victoria franquista, el nuevo régimen creó en cada provincia un Patronato Provincial para el Fomento de Bibliotecas, Archivos y Museos Arqueológicos, encargado de poner orden en la gestión de los bienes integrantes del patrimonio cultural. En Tarragona, este Patronato estaba pre- sidido por el mismo gobernador civil, y contaba Casa Castellarnau, primera sede del AHT. con dos vicepresidencias, ocupadas por el presi- dente de la Diputación y el alcalde de la ciudad.5 daba en la ciudad de Tarragona. La Generalidad se preocupaba, como no podía ser de otra mane- En septiembre de 1939, se ponía en marcha el ra, por el patrimonio documental del país. proceso para su constitución. El Patronato final- mente quedaría integrado por los siguientes mi- En agosto de 1935, la prensa se hacía eco de la embros: Mn. Jaume Toldrà Rodón, profesor del necesidad de cubrir la plaza de archivero munici- Seminario, en representación del Arzobispado de pal, ya que decía “es necesario que el Ayuntami- Tarragona; Manuel Aragonés Virgili, jefe provincial ento se preocupe de proveer urgentemente este de propaganda del Movimiento en representación cargo, puesto que nuestro Archivo municipal, uno de Falange; José M. Faura Ubach, como notario de los más importantes de Cataluña, años ha que archivero, en representación del Colegio Notarial; se encuentra desatendido, y es necesario que lo Samuel Ventura Solsona, facultativo del Cuerpo regente en propiedad una persona capacitada”.3 de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos del Nuevamente en los primeros meses de 1936 la Estado, propuesto por la Delegación de Hacien- prensa local daba noticia de la intención del Ayun- tamiento de ubicar el Archivo en un edificio de la 4 Llibertat, 05.08.1937. 5 AHT. Fondo del Gobierno Civil de Tarragona. Serie de Asociaciones. 2 Diario de Tarragona, 02.04.1932. Patronato Provincial para el Fomento de Bibliotecas, Archivos y 3 Diario de Tarragona, 08.08.1935. Museos Arqueológicos. 2 u BOLETÍN 17 u AHT da en Tarragona; el arquitecto Francisco Monravà Muy al contrario, sabemos que en 1981, en plena López, en representación de la Comisión de Mo- construcción de la nueva sede del Archivo en el numentos; Joan Molas Sabaté, profesor de dibujo, solar del antiguo Instituto de Enseñanza Secun- en representación del Instituto Nacional de En- daria Martí Franquès, el Ayuntamiento acordó con señanza Media de Tarragona, y finalmente cuatro el Departamento de Cultura el mantenimiento del personas, propuestas por Falange, como expertas fondo histórico municipal en el AHT e incluso se en el ámbito patrimonial: Pere Batlle Huguet, Flo- valoró en clave de posible opción el depósito en rentino Álvarez Buscas, Josep Gramunt Subielas y este archivo de la documentación histórica que se Josep M. Ixart Moragas. conservaba en la sede del antiguo Ayuntamien- Meses más tarde, el gobernador civil proponía al to, en la calle Mayor;7 finalmente, esta opción no Ministerio la incorporación de dos nuevos miem- bros a la Comisión: Salvador Vilaseca Anguera, di- rector del Museo de Reus, y Mercè Enrich Otero, directora de la Biblioteca Popular de Tarragona. En el ámbito de los archivos, pedía a la Delega- ción de Hacienda si disponía de archivero, y ante la falta de respuesta, insistía en la cuestión el día 25 de octubre; finalmente, el delegado de Haci- enda respondía que en la Provincia de Tarragona solo había un miembro del cuerpo de archiveros del Estado, Samuel Ventura Solsona, que era des- de febrero de 1939 responsable del Archivo de la Delegación de Hacienda y al mismo tiempo direc- tor de la Biblioteca Pública.6 Ventura fue nombra- do miembro del Patronato, comisario provincial de excavaciones arqueológicas y director del Mu- seo Arqueológico de Tarragona. Paralelamente, el Colegio de Notarios declaraba tener vacante la plaza de notario-archivero, que ocupaba interinamente el delegado del Distrito Notarial de Tarragona, Josep M. Faura Ubach. Concluida la guerra, el Palacio Arzobispal se fue vaciando de todo el patrimonio que se había de- positado en él, y la documentación histórica muni- cipal y el archivo notarial fueron trasladados a las dependencias del Juzgado municipal, en la calle de Santa Ana, para posteriormente pasar, junto con la Biblioteca Provincial, a la Casa Castellarnau, en la calle Cavallers, que fue la primera sede del Archivo Casa de Cultura, segundo emplazamiento del AHT. Histórico Provincial de Tarragona, creado por O. M. de 5 de febrero de 1944.