Conquista Y Gobierno Español En La Frontera Norte De La Nueva Galicia: El Caso De Colotlán*
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
Conquista y gobierno español en la frontera norte de la Nueva Galicia: el caso de Colotlán* Robert D. Shadow Universidad de las Américas Introducción Es bien sabido que la conquista y colonización de Hispanoa mérica fue una empresa cuidadosamente vigilada por el esta do español con el fin —entre otros— de impedir lo más posible el desarrollo de un grupo gobernante que ejerciera el poder en las colonias independientemente del patronato y control de la metrópoli. Por eso, una vez concluidas las fases iniciales de exploración y “pacificación” militar de una provincia —ta rea usualmente financiada y organizada por particulares acaudalados— la Corona intentó implementar formas de gobierno que facilitaran su dominio mediante la centraliza ción de poder. La institución clave de ese programa fue la burocracia real. Establecida en Nueva España durante el segundo cuarto del siglo xvi, la burocracia real consistía en un complejo de oficios y jurisdicciones encabezado por un virrey y dividido en cinco ramas: civil, militar, eclesiástica, fiscal y judicial. En teoría cada rama gubernamental y cada jurisdicción te rritorial poseyeron cierta autonomía, pero en la práctica la separación de poderes y responsabilidades era ilusoria. El traslape de autoridad, por tanto, creó un sistema que genera ba un sinnúmero de disputas y litigios, y que, en última instancia, apoyaba las metas y la concepción centralista de * Agradezco a Ma. de Jesús Rodríguez V. y a Bertha López de Moreno por la ayuda prestada en la traducción al español de este artículo. Lorena Ri vera tuvo la amabilidad de mecanografiar la versión final. la monarquía: restringía la libertad de acción de los oficiales de bajo rango y concentraba en manos de los burócratas superiores, nombrados por el rey, la facultad de intervenir y decidir en los asuntos de mayor importancia (Cline 1972: 221-228). Además de la burocratización del gobierno colonial, los reyes españoles emplearon otros mecanismos e instituciones para socavar la independencia de los pobladores y fortalecer el control metropolitano en Nueva España. Uno de éstos era la política de segregación que consistía en el intento de sepa rar a los españoles de los indios tanto en espacio territorial como en dominio jurisdiccional. La Corona opinaba que la separación legal y geográfica de la población en sus respecti vas “repúblicas de indios” y “repúblicas de españoles” mini mizaría el grado de contacto entre los dos grupos, lo que limitaría la posibilidad de que los nuevos pobladores constru yeran bases locales de poder a través del control de la pobla ción indígena. El sistema de las repúblicas duales, entonces, representaba el esfuerzo de establecer una alianza directa entre las comunidades indígenas y el estado español, en la cual las relaciones entre los dos fueran estrictamente regula das por la ley y mediatizadas por los oficiales reales. Al garantizar a los pueblos indígenas sus derechos sobre tierras comunales, y al asegurarles autonomía política a nivel local, la Corona se colocó en el papel de protectora y defensora de la población nativa; se erigió como guardiana de los indios y les dio ciertas armas legales para defenderse contra los abusos y vejaciones más excesivas de los conquistadores, encomende ros y sus sucesores (ver Pastor 1982). Debido a diversos factores resultó imposible llevar a cabo todas las disposiciones de los edictos separatistas. En muchas regiones se les prestó poca atención a los hispanos que residían en las comunidades indígenas a menos que se presentara alguna queja en su contra. En otras localidades, especialmente en el norte de la Nueva España, la política de la Corona era subvertida por los mismos indios quienes huían o emigraban a los asentamientos mineros para esca par del pago de tributo (Bakewell 1976). Además, el proceso de mezcla biológica y los cambios culturales puestos en mar cha con la conquista socavaron la legislación segregacionis- ta al complicar el sencillo esquema bipolar de categorías sociorraciales —indio y español— que fue creada en el siglo xvi. Y finalmente, la sociedad que los gobernadores españo les originalmente querían crear en Nueva España después de la caída de Tenochtitlan —una sociedad residencialmente inmóvil y encerrada en grupos corporativos— se había con vertido, hacia el fin de la colonia, en un serio obstáculo al desarrollo económico del país. Gradualmente, frente a la expansión de las fuerzas productivas, la sociedad tradicio nal, basada en identidades y recursos corporativos, fue transformada en una sociedad “abierta” e “individualista” conforme a las nuevas exigencias e ideología de la naciente economía mercantil. De igual manera, la Corona no pudo impedir a largo plazo la formación y el ascenso de una clase gobernante novohispana independiente. Con el transcurso del tiempo, y en la medida que se diferenciaban los intereses políticos y económicos de los criollos de los de la Corona, la autoridad real declinó paulatinamente y el poder sobre la provincia pasó cada vez más a las manos de las oligarquías regionales; aun centros de poder tan importantes como la Audiencia de Guadalajará cayeron bajo el control de hacendados, comer ciantes y mineros americanos (Parry 1948). En este trabajo deseo discutir la manera en la cual los principios de centralización y segregación se emplearon en la “pacificación” y administración de una pequeña sección de la frontera norte de Nueva Galicia. El foco de la discusión es el Gobierno de las Fronteras de San Luis de Colotlán, una jurisdicción militar y administrativa creada en la franja oriental de la Sierra Madre Occidental, donde actualmente se ubican porciones de tres entidades: el suroeste de Zacatecas, el sur de Durango y el extremo norte de Jalisco. Establecido a finales de la década de 1580, casi al termi nar la Guerra Chichimeca (1550-1590), el gobierno de Colo tlán 1 poseía dos funciones principales: a) proteger los asenta- mientos españoles y los “caminos de plata” de las incursiones de los indios “bárbaros”; y b) administrar y go bernar a los indios sedentarios de la región que ya habían sido sometidos pero que aún no estaban cristianizados ni hispanizados (Velázquez 1961). Para cumplir estos propósi tos se les concedió a las autoridades de Colotlán un conjunto de poderes civiles y militares de gran alcance. Aunque estos (y otros) rasgos insólitos —los cuales serán descritos más abajo— han sido mencionados por otros investigadores (es pecialmente Velázquez 1961), no se ha hecho ningún análisis crítico de la naturaleza jurisdiccional o geográfica de la auto ridad de Colotlán. Tampoco ha habido ningún intento explí cito de colocar a Colotlán dentro del contexto más amplio de la historia institucional de la frontera colonial del siglo xvi. Comenzando con un esbozo histórico de la evolución de la política fronteriza española durante el primer siglo de contacto, este trabajo intenta llenar esas lagunas. Basándo me principalmente en las obras de Philip Wayne Powell (1952; 1980), mi propósito es demostrar que, institucional mente, el gobierno de Colotlán era el producto de una política fronteriza avanzada, creada por un gobierno central en ple na expansión que buscaba implementar su doble política de control centralista y separación jurídica de indígenas y espa ñoles. Además, me propongo subrayar el impacto de la admi nistración de Colotlán en la transculturación de los indios fronterizos, y aclarar lo que, en mi opinión, son algunos errores y simplificaciones que han aparecido recientemente en la literatura respecto a la geografía política de Colotlán. Gestación de la política fronteriza: 1530-1570 Después de la conquista militar de las sociedades agrícolas del centro y oeste de México en 1530, los conquistadores españoles, ayudados por sus aliados indígenas —tlaxcalte cas y purépechas en su mayoría— se dirigieron hacia el norte para explorar las tierras áridas que se localizaban más allá del río Lerma-Santiago. Conocido como la Gran Chichimeca, este vasto territorio de llanos desérticos estaba habitado por grupos de cazadores/recolectores, cuya vida semi-nómada e igualitaria fue diametralmente opuesta e irreconciliable con las economías agrarias y las estructuras clasistas de los invasores y sus huestes indígenas. Obstinadamente inde pendientes, maestros en el arte de la guerrilla, y capaces de sobrevivir en terrenos considerados inhabitables por los pue blos del sur, los chichimecas resistieron la invasión euro-in dígena por más de cuatro décadas (1550-1590). Ciertamente, los chichimecas fueron vencidos y exterminados, pero esto les costó mucho a los perpetradores y sólo se logró después de que el gobierno central asumió la responsabilidad directa de financiar y planear las estrategias de la guerra fronteriza. En esta sección trazaremos brevemente la evolución de la política gubernamental y el lento crecimiento de la injerencia del gobierno en los asuntos de la frontera. Como bien se sabe, las primeras entradas españolas en los territorios indígenas al norte del Lerma-Santiago fueron realizadas por las fuerzas expedicionarias encabezadas por Beltrán Ñuño de Guzmán. Uno de los principales rivales de Hernán Cortés en la lucha sanguinaria por el control de la naciente colonia, Ñuño de Guzmán inició su entrada en la primavera de 1530 con la esperanza de unir las provincias del noroeste con sus posesiones en Pánuco, y de este modo reba sar el poder y la fama lograda por Cortés en la conquista del Anáhuac. Pero don Beltrán nunca alcanzó los triunfos codi ciados. Al entrar a las tierras flacas del cercano norte, Guz mán no halló ni el oro, ni las amazonas, ni las poblaciones indígenas capaces de satisfacer sus ansias de fortuna y po der. Frustrado, Guzmán recurrió a las tácticas de enriqueci miento tan a menudo empleadas por los conquistadores cris tianos: el pillaje y el comercio de esclavos. A lo largo de su marcha, Guzmán quemó pueblos y esclavizó a los moradores. La brutalidad de la entrada guzmaniana pronto se hizo infa me, pero pese a la política de tierra arrasada, la expedición no acabó con la resistencia en el área.