INTRODUCCION Y FRAGMENTO DEL CAPITULO X DEL LIBRO "CAUDILLOS CULTURALES DE LA REVOLUCIQN MEXICANA",DE ENRIQUE KRAUZE*

*Reproducido del libro 'Caudillos Cuiturales de la Revolución Mexicana', Editorial

Siglo XXI, 3a edición, México 1982, págs. 284-287. INTRODUCCION

Las páginas que siguen fueron escritas con la esperanza de integrar una biografía colectiva. El esquema original del trabajo no preveía ese enfoque. Se trataba en un principio de examinar la "cuestión de los intelectuales"en México; ver de cerca el papel que han desempeñado en la historia contemporánea del país; explicar en lo posible por qué, las más de las veces, la vocación del intelectual mexicano ha sido la de sentirse Platón en Siracusa y no Sócrates, humilde buscador de la verdad; describir los casos en que la integración del intelectual al Estado hubiera generado en aquél una tensión moral, como ha ocurrido con tantos intelectuales en la historia de Oriente y Occidente.

Una sugerencia de don Daniel Cosío Villegas acercó el trabajo a un plano más concreto: estudiar a los miembros de la llamada generación de 1915, conocidos también como la generación de "los Siete Sabios", nacidos a la vida política e intelectual en medio de la tormenta revolucionaria y en un mundo que comenzaba a conocer la experiencia de la gran guerra y la revolución rusa. Don Daniel aducía que esta generación, a la que él mismo perteneció, ilustra con gran intensidad muchas de las cuestiones previstas en el enfoque original.

tos Siete Sabiosqe México fueron: , Alberto Vásquez del Mercado, Vicente Lombardo Toledano, Teófilo Olea v Levva, Alfonso Caso, Manuel Gómez Morín v Jesús Moreno Baca. De todos ellos, sobreviven únicamente los dos primeros. A menudo, gentes incluso cercanas a ellos han cometido el error de incorporar al grupo de 'los Sabios' a Miguel Palacios Macedo, que vive aún, y a Narciso Bassols, que murió en 1959. Lo cierto es que ambos, miembros sin duda de la generación de 1915, no lo fueron del grupo específico de "os Sieten, pues estudiaban dos años atrás en la Escuela de Leyes. Otras personas han incorporado a Cosío Villegas al grupo de "los SieteN; en 1918 Cosío Villegas cursaba apenas el primer año de leyes cuando "os Sabiosn estaban concluyendo la carrera. Cosío Villegas debe considerarse como el Último miembro de la generación de 1915, puesto que, junto con él, estudiaban Jaime Torres Bodet, José Gorostiza, Carlos Pellicer, pertenecientes a una nueva generación, la de la vanguardia, con una sensibilidad y unos proyectos distintos, en cierta forma, a los de la generación de 1915.

Estudiar al grupo de 1915 tiene un interés particular: sobre ellos en conjunto existe publicada, y aun escrita, una escasísima bibliografía. "Los Siete Sabios", igual que sus com- pañeros más cercanos en la ~scuelade Derecho, tuvieron la característica de ser más actores que escritores, por lo que los vastos directorios de cultura (México y la curltura; México, 50 años de Revoluci6n), así como varias historias de las ideas, los han ignorado. De esta aeneración como tal, insertada entre la del Ateneo (Alfonso Reyes, José Vasconcelos, Pedro Henríquez Ureña, Antonio Casa Julio Torri. . .) v la de los Contemporáneos' (Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, Jaime Torres Bodet. Jorqe Cuesta. . .) sólo han sido publicados dos folletos. un ensavo, dos capítulos, un párrafo y una sentencia."

El primer folleto, titulado 1915, fue escrito por Manuel Gómez Morín en 1926 para bautizar a su generación. Fue, más que una historia del grupo, un llamado a la acción cívica y un testimonio de la forma particular que tenía el autor de entender los problemas del paísl. Ellfolleto es un compendio de entrevistas realizadas por Luis Calderón Vega en 1959 con cinco de "los Siete Sabios". Su autor, miembro activo del Partido Acción Nacional, rellenó un tanto el folleto de propaganda, pero permitió hablar lo suficiente a los actores como para que se colocara un testimonio Útil e interesante de sus años estudiantiles entre 1915 y 1919.2

El único ensayo sobre la generación, titulado "Justificación de la tirada", lo escribió Daniel Cosío Villegas como introducción a su libro Ensayos y notas. En él, Cosío Villegas realizó *Sobre Lombardo Toledano en particular se ha publicado una biografía escrita por el profesor Robert P. Millon: Vicente Lombardo Toledano, a mexican matxist, Chapell Hill, North Carolina, 1966. El período que cubre es, principalmente, de 1933 a 1968; se trata, más que nada, de una historia intelectual de Lombardo; el profesor Millon no pudo consultar el archivo personal de Lombardo: El período que cubre y el enfoque son dos razones suficientes para que no haya muchos puntos de contacto entre ese libro y estos apuntes. James y Edna Wilkie, por otra parte, publicaron dos series de entrevistas con Gómez Morín y Lombardo Toledano en México visto en el siglo XX, Instituto Mexicano de InvestigacionesEconómicas, 1969. A pesar de que las entrevistas son, en buena medida, las versiones de Lombardo y Gómez Morín de las vidas de Lombardo y Gómez Morín, varios trozos de ellas fueron aprovechados en este trabajo, para consignar no tanto hechos sino actitudes. En los hechos importa si en verdad ocurrieron; en las actitudes importa la persistencia del entrevistado en decir o defender tal o cual juicio y las emociones que acompañan a la defensa 'Manuel Gómez Morín, 1915, México, Editorial Cultura, 1927.

2 Luis Calderón Vega, Los Siete Sabios de México, México, 1961, p. 68. una especie de introspección generacional, un balance de lo que sus compañeros y él mismo habían logrado en cincuenta años de actividad pública -y creciente impotencia- en México, y de lo que pudieron haber hecho:

Alguna vez se estudiará a fondo -escribió Cosío Villegas- este fenómeno capital de nuestra historia próxima; por hoy bastará decir sumariamente que la Revolución nos creó y mantuvo en nosotros por un tiempo largo, largo, la ilusión de que los intelectuales debíamos y podíamos hacer algo por el México nuevo que comenzó a fraguarse cuando no se apagaba completamente la mirada de quienes cayeron en la guerra civil. Y ese hacer algo no era, por supuesto escribir o siquiera perorar; era moverse tras una obra de beneficio colectivo.3

En su libro Así pasó mi vidar la maestra Concha Alvarez dejó un testimonio candoroso y emotivo de "os Siete' en un capitulo destinado a ello. Lo mismo hizo Miguel Alessio Robles en su obra A medio camino.5 El párrafo sobre la generación de 1915, generación de intelectuales políticos, de hacedores, se encuentra en El laberinto de la soledad:

Una vez cerrado el período militar de la Revolución muchos jóvenes intelectuales -que no habían tenido la edad o posibilidad de participar en la lucha armada- empezaron a colaborar 3 Daniel Coslo Villegas, Ensayos y notas, MQxico,Editorial Hermes, 1966, tomo 1, p. 14. 4 Concha Ahrarez, Así pasó mi vida, México, Poda, 1962. 5 Miguel Alescio Robles, A medio camino, México, Ediorial Stylo, 1949. con los gobiernos revolucionarios. El inteluectual se convirtió en el consejero secreto o público del general analfabeto, del líder campesino o sindical, del caudillo en el poder. La tarea era inmensa y había que improvisarlo todo. Los poetas estudiaron economía, los justistas sociología, los novelistas derecho internacional, pedagogía o agronomía. Con excepción de los pintores -a los que se protegió de la mejor manera posible: entregándoles los muros públicos- el resto de la "inteligenciaVue utilizada para fines concretos e inmediatos; proyectos de leyes, planes de gobierno, misiones confidenciales, tareas educativas, fundación de escuelas y bancos de refacción agraria, etc. La diplomacia, el comercio exterior, la administración pública, abrieron sus puertas a una inteligencia que venía de la clase media. Pronto surgió un grupo numeroso de técnicos gracias a las nuevas escuelas profesionales y a los viajes de estudio al extranjero. Su participación en la gestión gubernamental ha hecho posible la continuidad de la obra realizada por los primeros revolucionarios. Ellos han defendido en multitud de ocasiones la herencia revolucionaria. Pero nada más difícil que su situación. Preocupados por no ceder sus posiciones -desde las materiales hasta las ideológicas- han hecho del compromiso un arte y una forma de vida. Su obra ha sido, en muchos aspectos, admirable; al mismo tiempo han perdido independencia y su crítica resulta diluida, a fuerza de prudencia o maquiavelismo. . . El demonio de la eficacia - y no el de la ambición-, el deseo de servir y de cumplir con una tarea colectiva, y hasta cjerto sentido ascético de la moral ciudadana entendida como negación del yo, muy propio del intelectual, ha llevado a algunos a la pérdida más dolorosa: la de la obra personal.6

De estos juicios se tomaron caminos para la investigación y, al final, se llegó a conclusiones muy cercanas a las de Octavio Paz. Por último, la sentencia escrita sobre la generación de 1915 se debe a la pluma de Samuel Ramos: en su famosa obra El perfil del hombre y la cultura en México; la llama: 'Generación fantasma:7

En el folleto de Gómez Morín había un párrafo que provocaba al investigador; en referencia a la década 1915-1 925 escribía:

¡Qué interesante será para el futuro mexicano un análisis del paisaje espiritual de estos últimos años! Una investigación que catalogue y valore las encontradas doctrinas aceptadas, que en- cuentre y siga, entre los movimientos aparentes y las manifesta- taciones superficiales, la verdadera e inexpresada razón que impulsó el pensamiento y la vida de esta época.

Sin haberme convertido, por supuesto, en aquel futuro investigador que anunciaba Gómez Morín, el estudio sobre la gene- ración de 1915 concluyó con una tesis presentada en El Colegio de México en octubre de 1974. Como ocurre a menudo, sobre todo en e Odavio Paz, El laberiio de la soledad, 7a. edición, México, Fondo de Cultura Económica, 1969, pp. 140-141. 7 Samuel Ramos, ÉLperfil del hombre y la cultura en México, 3a edición, Espasa-Calpe, 1951, p. 127. el trabajo histórico, el producto terminado no corresponde exacta- mente a los previos diseños a escala. El afán por entender en particular las actitudes de los hombres del 1915 había desplazado al interés generalizador y sociológico de referir todo a "la cuestión de los intelectuales". Este afán biográfico de buscar actitudes reveló de inmediato que existía una gran descompensación en la infornación recabada para los distintos miembros del grupo. Los datos que se tenían sobre Lombardo Toledano y Gómez Morín rebasaban con mucho las noticias sobre los demás personajes, por lo que se optó por construir el libro con esos dos hilos conductores.

El trabajo se demora en las genealogías, porque en ellas se creyó ver muchas explicaciones a las actitudes posteriores. Visita la casa familiar de Gómez Morín y Lombardo y da una idea del ambiente que en ellas se respiraba; trata de conocer las raíces sociales, económicas, religiosas, culturales de esos hombres. Cuando los dos ríos provincianos confluyen en el cauce turbulento de la capital y la Revolución, se intenta asistir a las clases de sus maestros, conversar con los condiscípulos y oír el rumor de la ciudad que vivían, lo que entonces era noticia y era problema. Se ha creído presenciar un cambio de vigencias, un cambio en la manera de pensar entre maestros y alumnos.

Todavía rondando las mocedades, se da razón de cómo surgieron los primeros planes de estos hombres; al hablar de vigencias, cambios, problemas y proyectos, esta historia se separa del enfoque particular de Gómez Morín y Lombardo, para atender a otros personajes de la generación de 1915. Las vidas de todos ellos son, desde un principio, más públicas y externas que replegadas hacia el interior, hacia una intimidad que, por otra parte, no tienen tiempo de construir; por ello sus actitudes cobran sentido en la comunicación, o el contrapunto, entre ellos mismos.

Definida ya la vocación de "servidores públicos" que les marcó la Revolución, se asiste a los primeros sacrificios y premios que el servicio del Estado impone. Los personajes, Gómez Morín y Lombardo principalmente, pero también los otros miembros de la generación, comienzan a considerar que México no es ya 'el cuerno de la abundacia? que tiene problemas cuya solución es inaplazable. Para ello discurren proyectos nacionales para el país, proyectos generacionales para el propio grupo y proyectos personales con el tipo de función que cada uno hubiera querido desempefiar.

Esos proyectos chocan con una realidad que no se rige demasiado con las ideas sino con las armas. La vida política, los fines del Estado, no coinciden, en ocasiones, con los proyectos de estos jóvenes. El choque genera una tensión moral en algunos que consideran imposible seguir sirviendo a los regímenes revolu- cionarios y prefieren el exilio real o el exilio interno. En otros, el choque se amortigua y la fe en el Estado se fortalece hasta volverlos servidores incondicionales y legitimadores ideológicos.

En 1921, momento en que surgen' los desbordamientos de imaginación creativa en aquellos jóvenes del 1915, sus vidas se acercan y se contagian de la del fundador por excelencia, José Vasconcelos, 'el hombre más constructor' que había conocido la América hispana, según frase de Gabriela Mistral. Ocho años más tarde, en la hora de las decepciones, su presencia vuelve a rondar las vidas de los jóvenes, con una consistencia moral distinta de la que exigía el servicio del gobierno. La actitud principal de Vasconcelos, actitud común a los hombres del 1915, reqaló el título a este libro; fue la de pretender instaurar en México el buen poder, 4 obra de beneficio colectivo, imponiendo a la realidad cruda y bronca de la Revolución la sublime v ordenada de la ética absoluta y la técnica. Todos ellos fueron hombres con qrados universitarios, ideas, libros v conferencias, en su hoja de servicios; hombres que quisieron embridar culturalmente a la Revolución: Caudillos Culturales.

Aparte del interés mismo de las vidas de Gómez Morín y Lombardo Toledano y del hecho de que encarnan como ningún otro miembro de la generación la actitud caudillesca, la naturaleza de las fuentes determinó, como se ha dicho, la arquitectura del trabajo. En abril de 1972, al morir Gómez Morín, su esposa, doña Lidia; tomó la decisión de confiar en el autor y abrir por primera vez el archivo de su esposo. Por dos años, en largas e intensas entrevistas, Gómez Morín me había advertido que la tesis debía construirse con cartas, desde la intimidad de los biografiados, y, sin embargo, en vida suya no pude consultar ninguna. Con la apertura del archivo pareció claro lo que Gómez Morín había querido decir: para él escribir cartas significaba lo que para Vasconcelos escribir su autobiografía; era su forma natural de comunicación, la defensa de su vida íntima frente a la otra, la pública, que amenazaba con devorarlo. Las cartas eran su respiración moral.

En el archivo se hallan además apuntes inéditos, documentos familiares, discursos, proyectos, momoranda, tele- Ogramas; toda esa información, junto con la escasa obra escrita y publicada por Gómez Morín y las anécdotas verificables que pude escuchar, constituyen el cimiento de lo que sobre él se narra. Arbitrariamente, esta historia atiende mucho más al Gómez Morín joven, al Gómez Morín técnico, al Gómez Morín apostólico, que al hombre de negocios. La única justificación para esto es, quizá, la biísqueda de actitudes más que de actos o ideas.

Algo similar ocurrió con la vida de Lombardo. No llegué a conocerlo. A los pocos meses de iniciado el trabajo acudí a la Universidad Obrera de México, donde conocí a Adriana, la hija y heredera espiritual y política de Lombardo. El archivo de su padre estaba en litigio y era inaccesible, pero con gran paciencia la maestra fue proporcionándome poco a poco, pequeños apuntes, cuadernos, cartas, volantes, periódicos y anécdotas. Durante los años 1972 y 1973 pude consultar secciones del archivo que para entonces ya estaban siendo clasificadas. A fines de 1973 conocí a las hermanas menores de Lombardo. Con la menor, Aída, tuve una plática intmductoria que abrió muchas preguntas sobre el origen de Lombardo. Pero fue al conversar con Elena cuando pareció que en la genealogía se anudaban explicaciones fundamentales de la actitud de Lombardo: la lucha política es también, a menudo, la lucha contra los demonios personales. La narración de Elena Lombardo me dirigió en el archivo a un empolvado paquete de cartas escritas por don Vicenzo Lombardo, el abuelo del líder. Con aquella narración y estas cartas parecía confirmarse que aquello que subyace a las ideas y a los hechos de los hombres es, a veces, una experiencia vivida, aunque no totalmente comprendida por el sujeto mismo. Para un psicólogo, esta experiencia es materia de análisis. Para un historiador que busca actitudes, puede serlo de una narración: sugerir, evocar esa experiencia, más que explicarla. Arbitrariamente también, esta historia atiende más al Lombardo joven, al Lombardo predicador, que al líder obrero y al talentoso político.

Entre 1971 y 1974 visité con mucha frecuencia a don Alberto Vásquez del Mercado en su solitaria oficina de las calles de 16 de Septiembre. A sus 83 años, altivo y orgulloso de ser independiente del Estado, crítico implacable de la vida jurídica de México, don Alberto me mostró sus papeles y explicó sus actitudes durante la época de los veintes, cuando comandaba al grupo de Vos Siete Sabios" y abría los puestos públicos a los jóvenes intelectuales. Erudito literario de la estirpe de Menéndez Pidal o de Henríquez Ureña, don Alberto publica y escribe actualmente artículos críticos contra el gobierno, cuartillas que pudo haber escrito mucho antes y que el apremio de la política le arrebató.

A partir de marzo de 1972 y hasta octubre de 1974, visité también a don Miguel Palacios Macedo en su "soledad sonoran, como él mismo llama a su hogar de la calle de Amores. Juntos revisamos sus papeles y recobramos algunos de sus recuerdos. Sus primeras palabras se refirieron a la 'Revolución abortada'; los hombres de 1915, sus compañeros, habían fracasado, según su concepción, en ser fieles a la vocación que pretendían sentir. Jamás llegaron adonde 'hubiera querido verlos, con todos los riesgos y privaciones'; habían sido demasiado débiles y pusilánimes. Crítico de la vida mexicana y, fundamentalmente, de la política financiera del gobierno, don Miguel es aún maestro de futuros economistas.

Aquí se recogen apenas fragmentos de la vida de Palacios Macedo y Vásquez del Mercado. Nuevos y mejores trabajos deberán volver a ellos sobre todo cuando comience a apreciarse a quienes han dudado de la ortodoxia estatal v criticado la política mexicana, se han desintearado del gobierno v han legado la doctrina de su ejemplo. En algún sitio también, se habla aqui de Narciso Bassols, cuyas actitudes políticas y personales resultan sumamente interesantes aun para quien las conoce sólo a través de rumores. A pesar de mi instancia, el archivo de Bassols permaneció cerrado en espera de que una qeneración de distancia aprecie su obra. De los restantes sabios se dan apenas noticias cuando conviven con los personajes centrales. La razón fue, desde luego, la negativa por parte de Antonio Castro Leal y de algunos familiares de Alfonso Caso a permitir el acceso a sus res~ectivosarchivos. En fin, de Daniel Cosío Villegas se recoge una parte mínima de las entrevistas orales realizadas entre 1971 y 1975, en espera de inteqrar ese material en otro sitio. Esta historia abandona a los personaies a mediados & los años treinta, iusto en el momento en que las circunstancias políticas los obligan a una definición personal v política irreversible. Arbitrario desde el punto de vista de una bioqrafía política, el corte en 1933 tiene sentido si lo que se ha historiado son actitudes v no 'grandes acontecimientos~Lo que vendría después de ese año no sería va sino historia de los frutos. . . v los abortos.

A pesar de la fascinación por contemplar lo particular de los personajes, creo que la inquietud que originó el trabajo no fue enteramente abandonada. Se trataba de examinar o de ilustrar la tensión moral que ha existido siempre entre cultura v ~oder;estudiar además casos significativos de inteqración del intelectual mexicano al Estado revolucionario. Conocimiento v poder, ética v poder, son temas que se encuentran a lo largo de las vidas de estos intelectuales políticos, que soñaron con hacer en México'unaobra de beneficio colectivo. ¿Puede un hombre de libros, un hombre de preocupaciones inteligentes, incorporar sus conocimientos a la acción para construir, a partir de ellos, el buen poder? ¿Es la técnica el gran mediador entre conocimiento y acción? ¿Es la prédica el gran mediador entre conocimiento y acción? ¿Qué tanta dosis de integración al Estado tolera la conciencia critica? La mayoría soñó con ser el filósofo-rey. Otros soñaron con ser la eminencia gris. Muy pocos imaginaron un lugar o un proyecto distintos en la vida pública, como si hubiese algo de fatalidad en la integración -el sacrificio- del intelectual al Estado en México. ¿Por qué? Manuel Gómez Morín, Vicente Lombardo Toledano, otros miembros distinguidos de la generación de 1915 y sus maestros, caudillos cuiturales todos, vivieron estas preguntas.

Lo que esta investigación tuviera de acertado en el esbozo de esos fenómenos inasibles llamados actitudes se debe por entero al maestro Luis González y González. Me acuso de haber atormentado mucho más de la cuenta a Héctor Aguilar Camin y a Fausto Zerón Medina, con los borradores orales del trabajo. A Jean Meyer le debo su lectura crítica y su continuo aliento. A Gabriel Zaid su crítica lectura y lo que fue -espero- un oportuno descorazona- miento. A ~uan'Manuel Gómez Morin, sus observaciones fundamentales. A la maestra Adriana Lombardo y a doña Lidia Gómez Morín, su confianza y el privilegio de haber sido uno de los primeos intrusos en sus archivos. A El Colegio de México, la oportunidad de estudiar historia e intentar escribirla.

Este trabajo es una muestra mínima de las empresas culturales ideadas por don Daniel Cosío Villegas. Ignoro las pérdidas o ganancias que él habría obtenido al conocer el estado financiero- cultural de estos apuntes.

¿Cuál es el espacio que debe existir entre personaje y biógrafo? Esta historia trató con más libertad a los dos hombres más lejanos, los que hablaban sólo a través de sus papeles. Una inevitables reducción histórica los convirtió, tal vez, en ángeles, Los otros miembros de ia generación los más cercanos, los que se visitaron apenas ayer, impidieron su angelización, pero provocaron involuntariamente, tambien, la reducción en el tratamiento de sus vidas. El entrevistador y el personaje se convirtieron muy pronto en alumno y maestro y, al poco tiempo, la distancia se acortó a la del nieto y abuelo. ¿Cómo evocar a quienes, afortunadamente, están aún tan cerca? FRAGMENTO DEL CAPITULO X

Como parte de una táctica general para atraer posibles vasconcelistas, con la llegada de Emilio Portes Gil al poder a fines de 1928, varios antiguos allegados a Vasconcelos minístro de 1921-23, fueron llamados a ocupar puestos encumbrados de la nueva administración.31 Antonio Castro Leal, uno de *los Siete Sabiosu,fue designado de la Universidad; Daniel Cosío Villegas se convirtió en secretario general de la misma; Alfonso Caso en director de la Escuela Nacional Preparatoria; Narciso Bassols, a pesar de su alejamiento constante de Vasconcelos, fue también llamado a ocupar la dirección de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Pero quizá en ningún miembro de la generación de 1915, la atracción hacia el gobierno haya sido más justificada que en ~1berto'~ásciuez del Mercado, un hombre verdaderamente cercano a Vasconcelos, tan querido para él como Palacios Macedo o Gómez Morín. Vásquez del Mercado fue designado ministro de la Suprema Corte de Justicia. Pocas ocasiones antes se había conferido ese honor a un hombre menor de 36 años.

Vásquez del Mercado había sido fiel en verdad a la vieja fórmula de Remy de Gourmdrit: mlosescritores que no escriben': Dueño de una gran erudición en la .literatura española y mexicana, asido emocionalmente al método y a la vocación de aquel Pedro Henríquez Ureña de 1914, VásQuez había derivado hacia el derecho con el mismo ánimo de aprender. La historia de su labor administrativa no había dejado huellas escritas, quizá porque no se había sentido "llamado a ser guíau; hablaban en cambio hechos,

31 EWAVM, enero de 1972. como el aceptado por todos los sabios y seguidores: Vásquez del Mercado había sido el primer guía del grupo, gracias a él habían entrado todos al gobierno.32 En punto a labores intelectuales se sabía limitado o no presumía de poseer la altura de jurista que imagina grandes sistemas; la misma extensión de sus conocimientos parecía alejarle de la cátedra universitaria: los contados alumnos que tuvo dentro.de las aulas llegaron a decir que se quedaba siempre en las fuentes. La Suprema Corte representaba entonces una alternativa vital que naturalmente debió tomar Vásquez del Mercado con enorme entusiasmo. Sería su oportunidad de servir en lo que era verdaderamente suyo.

Su labor en la Corte derivó muy pronto, nacia rumbos aleiados del de la mera rutina judicial, A principios de 1929, luego de desatarse en el norte del país la revuelta de los generales obregonistas, entre ellos los generales Manzo y Escobar, el general Calles tomó bajo su mando directo las operaciones militares. En uno de sus viajes a la ciudad de Torreón nombró, en su carácter de secretario de Guerra y Marina, a un licenciado Villalobos Ruiz como juez de distrito en la Laguna. En México, el legítimo juez de distrito eq funciones esperó a que la Suprema Corte tomara alguna medida en contra de ese acto de imposición del general Calles. Vásquez del Mercado IIeg6 a enterarse del asunto y orilló a la Corte, contra la voluntad y el temor de la mayoría, a dirigir un escrito de protesta al mesidente Portes Gil por la acción del neneral Calles.33 El presidente

32 EWMPM, enero de 1973.

33 EWAVM, junio de 1971. concedía a los pocos días una entrevista personal al pleno de la Corte y pedía disculpas a los magistrados por la actitud del ministro de Guerra que, según informara al Presidente, se había plegado al procedimiento luego de conocer su error. Días antes de la entrevista, Vásquez del Mercado tenía ya preparada su renuncia.34

En esa ocasión, luego de la rectificación del error por el general Calles, Vásquez se abstuvo de presentar su renuncia. Un año después, en enero de 1930, a propósito de una violación por parte de las autoridades de las garantías individuales, (una señorita Malvaéz había sido aprehendida días antes por una autoridad militar), Vásquez del Mercado propuso al Pleno de la Corte la aplicación inmediata del artículo 97 constitucional que faculta a la Suprema Corte de Justicia a iniciar motu propio investigaciones relacionadas con cualquier violación de las garantías individuales. No fue atendido.35

En 1929, ya siendo presidente electo el ingeniero Pascual Ortíz Rubio, envió una comunicación personal al ministro Vásquez del Mercado, con el objeto de recomendarle un asunto de un amigo que estaba por ventilarse, en la sala a la que Vásquez estaba adscrito. Este respondió al Presidente ,electo con una comunicación escueta y fulminante que hacía una noble alusión a la ilegalidad de la propuesta: ilegalidad porque el Presidente electo, como ingeniero, nada tenía que ver con el foro; ilegalidad por tratar-

34 Texto en AAVM (archivo personal de Alberto Vásquez del Mercado).

35 Suprema Corte de Justicia, Tribunal Pleno, Sesión lunes 6 de enero de 1930, AAVM. se, en vista de su investidura, de una 'recomendación política", que Vásquez, 'desde 1uego"debía desechar.30

Un año más tarde, en mayo de 1931, el antiguo ministro de Hacienda de Carranza, Luis Cabrera, fue aprehendido en su domicilio y deportado a Guatemala. La orden que pasaba por alto el amparo concedido a Cabrera, se había dado presumiblemente a raíz de una serie de conferencias dadas por Cabrera en la Biblioteca Nacional, en las cuales había presentado un panorama crítico de la Revolución, con el título de Va Revolución de entonces, la Revolución de ahoraM.Vásquez del Mercado protestó en las sesiones de la Corte, como lo había hecho en ocasiones anteriores cuando el poder judicial era atropellado, responsabilizó directamente al presidente por los hechos. Exigió una denuncia formal. En la Corte se hizo un vacío. Mientras Vásquez del Mercado insistía en que lamentaba la cobarde actitud de los magistrados, éstos comenzaron a circular fuera del recinto.37 El 13 de mayo redactó su renuncia dirigida a Ortiz Rubio.

Señor Presidente: La reciente aprehensión y expulsión del país del licenciado don Luis

Cabrera, llevada a cabo por autoridades dependientes del poder ejecutivo,

desobedeciendo, al ejecutar el último acto, expresa orden de las autoridades judiciales

federales, me ha traído el pleno convencimiento, por la frecuencia de hechos seme-

36Las dos cartas en AAVM.

37 EWAVM, diciembre de 1970; junio de 1971 ; agosto de 1971. jantes o id6nücos, de la imposibilidad de lograr que la administración actual deje de cometer violaciones a los derechos y garantías que asegura a las personas la

Constitución de la República.

Esos actos rompen el equilibrio de los poderes que la misma Carta establece y nulifican y hacen desaparecer de hecho el poder judicial en su más importante y trascendental función, como es la de amparar y proteger a los individuos contra los abusos del poder.

Los hechos anotados constituyen violación a las instituciones del país por cuya respetabilidad estoy obligado a velar, como lo he hecho invariable y reiteradamente al sostener en el seno y que nuestro derecho reconoce y establece.

Desgraciadamente los esfuerzos individuales desplegados han sido estériles para obtener el fin propuesto, y como juzgo que el puesto de ministro de la

Suprema Corte de Justicia no puede desempeñarse íntegramente cuando no se logra que las resoluciones de los tribunales federales sean acatadas y obedecidas, vengo a renunciar el cargo que desempeño y a suplicar atentamente me sea aceptada la renuncia que formulo, y una vez admitida, se dé cuenta con ella para su aprobación al

Senado, o, en su defecto, a la Comisión Permanente.38

Los mismos magistrados que lo habían hostilizado dentro de la Corte el mismo día de su renuncia, le estrechaban la mano y lo felicitaban en el restaurante Prendes. La renuncia le fue aceptada.

38 AVM al presidente Pascual Ortiz Rubio, 13 de mayo de 1931 en AAVM. La actitud de Vásquez del Mercado, ha116 un eco inmen- so de admiración entre muchos jóvenes universitarios y entre varios magistrados.

Luis Cabrera le envió desde su exilio guatemalteco una carta de agradecimiento. La renuncia de Vásquez del Mercado tenía para Cabrera los móviles más elevados y más nobles, significaba la liberación moral de un hombre que no podía seguir viviendo en 'un medio atiiiante' y que había preferido la modestia de la vida privada a la 'costosa responsabilidad de una magistratura en que no puede cumplir con la misión que se le había encomendado':

Usted. Usted, que desea sobrevivir como hombre libre antes que ve- getar como magikrado. Usted, para quien descender del banco de la Justicia no es un desdoro ni una postergación. Usted que no cree en que la justicia se conquiste a fuerza de prudencia, sino a fuerza de voluntad constante y perpetua, como decían los romanos.

Usted, en fin, que con su conducta ha demostrado ser un verdadero y genuino revolucionario, prefiriendo un rompimiento con el pasado, que es un acto de insurrección para no tener que continuar sufriendo, quién sabe por cuánto tiempo, el bochorno de los diarios e incontables actos de condescendencia humillante.39

Vásquez del Mercado es el Único caso de renuncia que registra la Suprema Corte de Justicia de México, en este siglo.

39 Luis Cabrera a AVM, 23 de mayo de 1931, AAVM. Antes de salir de la Corte, en el año de 1930, Vásquez del Mercado inició, de su propio peculio, la publicación de la Revista General Derecho y Jurisprudencia. En el prefacio a uno de los libros editados también por la Revista, Vásquez del Mercado transcribió las palabras del arquitecto Jesús T. Acevedo aquel ateneísta fundador, a quien Vásquez había conocido en 1913: 'En punto a Cultura. ¿No es verdad que nos aflige extremada penuria? "Durante su vida breve (1930-1934) la Revista llegó a publicar un gran número de estudios jurídicos originales y a reproducir -traducidos en la mayoría de la ocasiones por el mismo Vásquez del Mercado- estudios que tenian por objeto la divulgación intensiva de la jurisprudencia italiana en México. Con ello, Vásquez del Mercado logró sustituir o atenuar la influencia de la jurisprudencia francesa, cuya acción preponderante en la mexicana databa desde fines del siglo XIX y principios del XX. Posteriormente y hasta 1946, Vásquez del Mercado dirigió y financió la serie de obras jurídicas que comenzó a distribuir la editorial Porrú- a, muchas de las cuales fueron traducciones hechas personalmente por él o tesis elaboradas bajo su dirección. La colección de obras que editó Vásquez del Mercado luego de 1934 se llam6 "Biblioteca Juridica".40 Era el primer empresario cultural de su generación.

40 Mantilla Molina: Schema del diritto privado messicano, AAVM. Maestro de juristas sin haber pasado casi por la cátedra universitaria, pero reconocido como tal por toda una generación de estudiantes de derecho y abogadosri Vásquez del Mercado parecía subrayar intencionalmente siempre el sentido no verbalista de su prédica, una prédica por la actitud. Blandir la actitud mejor que la palabra. Ello a pesar de ser, como erudito literario, un viejo amante de la palabra.

41 J. Ramón Palacios Vergas: 'Morir así es vivir por siemprem,en El Norte, Monterrey,

Nuevo León, 28 de abril de 1956, AAVM. CANDIDATURA DEL LIC. ALBERTO VASQUEZ DEL MERCADO, POR EL V DISTRITO ELECTORAL DEL ESTADO DE GUERRERO A los habitantes del 50. distrito electoral del Estado libre y soberano de Guerrero:

Llenos de la confianza que inspira la sinceridad, nos dirigimos a los honrados habitantes de este distrito para hacerles algunas reflexiones acerca del candidato popular a la diputación, el único que en su prestigio político y profesional presenta garantías bastantes para salvaguardar los intereses del pueblo: el licenciado Alberto Vásquez del Mercado.

De sobra conocido para que pretendamos presentarlo ahora, queremos hacer hincapié en la rectitud de su conducta como funcionario público. Ella'asegura una leal y digna representación de sus electores en el Congreso; ella significa poner los intereses del distrito en unas manos inmaculadas y activas que laborarán en pro del bienestar de la región, fomentarán la obra educativa y cultural, consagrarán su trabajo y su entusiasmo a enaltecer el nombre del glorioso Estado de Guerrero.

Como Oficial Mayor y después Secretario General del Gobierno del Distrito Federal, como Subsecretario de Comercio e Industria, Alberto Vásquez del Mercado demostró sus dotes administrativas y políticas, su integridad de funcionario que por sobre todos los intereses personales pone el interés de la nación. Ciertamente que al hacerlo no hacía sino cumplir con su deber; pero aquí, donde por desgracia el burocratismo ha maleado la moral del funcionario, aquí donde el cumplimiento de la obligación es un mérito y la honradez una excepción, debe ser motívo de orgullo para los habitantes de este distrito, contar entre sus coterráneos a un ciudadano que ha sabido servir a su patria con la rectitud de un magistrado íntegro, que niega oídos a la menor insinuación, venga de donde viniere, lo mismo de las altas esferas que de las inferiores, para separar un ápice su conducta del camino del deber.

Los habitantes de este distrito, elegirán como su representante a Alberto Vásquez del Mercado, porque tienen la seguridad de que para él los intereses de su Estado están por encima de los suyos propios.

El prestigio de Alberto Vásquez del Mercado como profesional es bien conocido en el foro de México. Después de una brillante carrera, hecha con una penuria terrible; carrera en que no se sabía qué admirar más, si la energía indomable con que era proseguida, o la facilidad y talento con que el discípulo asimilaba sus materias, dobló años, presentó exámenes, hasta conseguir el título; los más conspicuos miembros de la Barra consideran que entre los abogados jóvenes, Alberto Vásquez del Mercado es uno de los que poseen conocimientos más sólidos, sentido jurídico más certero, apreciación de nuestras leyes más justa. Error lamentable es mandar a las curules del Congreso a personas que aunque tengan cierta cultura desconozcan del todo nuestra jurisprudencia. No que todos sean abogados, pero sí que sepan darse cuenta del mecanismo legal, que conozcan nuestros problemas sociales, nuestras necesidades y nuestros defectos, para que no elaboren leyes utópicas o inaplicables. El licenciado Vásquez del Mercado se halla en condiciones inmejorables, gracias a su conciencia profesional, para estudiar y resolver los problemas ingentes que aún agobian a nuestro país.

Por eso los habitantes de este distrito lo designan diputado al Congreso de la Unión.

Como intelectual, Alberto Vásquez del Mercado honra a su patria y a su Estado. Pertenece a la joven generación de 1914, la que formó su personalidad al clamor de los clarines revolucionarios. Derrocados los viejos sistemas, momias del pensamiento que a fuerza de girar en torno suyo habían adquirido nebulosidades de sonambulismo, las nuevas ideas se avivaron al fulgor de las fogatas guerreras. La sociología atrajo la curiosidad de aquellos jóvenes que veían en el sacudimiento patrio el despertar del mundo de un secular sueño de injusticias. Los problemas del trabajo, de la repartición de las tierras, del industrialismo, del capital, de la economía bancaria, agitaban sus fauces de negrura insoluble. Cada problema era estudiado y discutido detalladamente; ellos consideraban a México como un laboratorio sociológico en que los experimentos más crueles que la revolución necesaria entonces desarrollaba, debían darles campo para observar, meditar, resolver. Entre esa pléyade Alberto Vásquez se distinguía por sus ideas concisas, expresadas a veces de un modo áspero, pero que eran incontrastables y se inspiraban en una recta apreciación del caso. Obvio es decir que su tendencia era francamente obrerista, radical, sin paliativos.

Un poco más tarde Vásquez del Mercado se dedicó a la Historia de la Literatura Mexicana, asignatura que enseñó en la cátedra de la Escuela Nacional Preparatoria Era campo casi virgen para sus afanes y así logró que su curso fuera considerado como el mejor de la materia que entonces existía. De perseverar en él, Vásquez del Mercado hubiera escrito a no dudarlo, la Historia de nuestras letras.

Pero abandonó la literatura en que ya gozaba de prestigio, para consagrarse de lleno a sus tareas profesionales. Hombre de una pieza, no concibe la eficacia, la perfección en cualquiera actividad, si no se consagra a ella toda la energía del individuo. Renunció a los aplausos fáciles que coronan las letras, a la satisfacción honda que sigue a las meditaciones filosóficas, en aras del ejercicio penosw, del duro estudio de las leyes. Más no dejó un momento de interesarse en los asuntos sociales, antes profundizó su estudio; siguió la evolución de ellos en el país y, cuando ocupó puestos públicos, aprovechó su ciencia social, guiado por su moralidad austera. Tampoco podía volver la espalda a la cultura. La cúltura no es planta de generación espontánea, pero basta una pequeña semilla sobre un terreno fértil, para convertirse en árbol frondoso, cuya sombra protege al hombre en sus instantes terribles.

Alberto Vásquez del Mercado, por su estudio de los asuntos sociales y su cultura, no será de esos diputados que van a enmohecerse a una curul inmerecida; él colaborará con sus conocimientos y su actividad en los trabajos del Congreso y su nombre dará prestigio a la legislatura.

Por eso los habitantes de este distrito lo harán su diputado en las próximas elecciones.

Nada vale la ciencia, nada la cultura, nada el amor al trabajo, si en el fondo estas virtudes no descansan sobre la base de una integridad más amplia, ésta que constituye verdaderamente al hombre. ¡Cuántas veces los pequeños méritos adquiridos ocultan las enormes lacras ingénitas! ¡Cuántos políticos extienden la brillante pantalla de su ilustración, de su oratoria insinuante, de sus condecoraciones, y esta exuberancia que ofusca sirve, para cubrir una ruindad, una pequeñez humana tan miserable que vanamente buscaríamos allí la menor chispa de espíritu!

Otras veces y este defecto desgraciadamente muy generalizado 'en México cuida el político su prestigio de hombre público nada más, y es su vida intima conjunto de mezquindades y vicios, de perversidad y malevolencia. Creen que los pequeños pecados no cuentan, como si no fuese ladrón el que se dedicase a robar sólo monedas de cinco centavos; creen que de la puerta de su casa para dentro ellos dictan la moral y el mundo debe callarse: olvidan que para el politico las paredes de su casa deben ser de vidrio. .

Los habitantes del 50. Distrito electoral del Estado de Guerrero están seguros de que su candidato popular es ante todo un hombre. Saben que no pueden esperar de él más de lo que el les prometa, pero están ciertos de que lo prometido será para ellos una realidad. Confiarán su representación a Alberto Vásquez del Mercado, porque conocen que cada uno de ellos, personalmente, podría confiarle el más valioso tesoro; delegarán sus derechos de ciudadanos en él porque defenderá esos derechos más que los personales suyos; lo eligirán diputado al Congreso de la Unión para tener un representante digno de ellos y de su Estado.

Naturalmente no es un hombre perfecto. Pero las flaquezas que se le censuran, (intransigencia, acritud, ironía a veces mordaz), provienen de la rigidez de su carácter, que no tolera manejos turbios disfrazados con ningún subterfugio. Por su prestigio como funcionario, por su prestigio profesional, por su cultura, por su integridad de hombre, Alberto Vásquez del Mercado es el candidato del pueblo inteligente, para ser electo diputado por el 50. distrito electoral del heroico Estado de Guerrero.

Prof. Juan B. Salazar, Ing. Waldo Soberón, Prof. Crescencio A. Miranda, Lic. Arturo Martlnez Adarne, diputado en ejercicio por el 50. Distriito Electoral del Estado de Guerrero; Prof. Alberto Gonzhlez Valle, Teófilo Castañón, jr., Siivano Saavedra. NOBLE ANIVERSARIO*

*Reproducido del Boletín Bibliográfico Mexicano, Editorial Porrúa, julio-agosto de

1969, pág. 37. Con honda y entrañable satisfacción registramos en las páginas de este BOLETIN un noble aniversario: los cincuenta años de haberse recibido de abogado don Alberto Vásquez del Mercado. Ha constituido uno de los privilegios de esta Casa el contemplar los éxitos alcanzados en sus profesiones, y aun en la carrera política, a muchos de nuestros clientes, quienes, desde su juventud, iniciaron una amistad fortalecida a través del trato de los años. Algunos, incluso, se convirtieron en consejeros, y también en colaboradores de varias de nuestras incipientes empresas editoriales. Una de ellas hemos de mencionar, doblemente grata en el recuerdo: por la persona y por la fecha. En 1914, don Alberto Vásquez del Mercado, integrante del famoso grupo llamado de los 7 Sabios, interviene, junto con don Manuel Toussaint (q.e.p.d.), y don Antonio Castro Leal, en la preparación de una excelente antología poética: LAS MEJORES POESIAS (LIRICAS) MEXICANAS, que vio la luz amparada por la "Librería de Porrúa Hnos.%a fecha da fe de tan perdurable amistad; el nombre de Vásquez del Mercado anuncia una temprana inclinación a las letras, pronto reprimida por exigencias de la profesión, brillante desde iniciada. Mas el amor a las letras, la curiosidad intelectual, se ha conservado siempre latente en su espíritu.

No es quizás esta ocasión a propósito, en lo que s61o aspira a ser un modesto testimonio de afecto y respeto, para destacar sus aportaciones a las disciplinas jurídicas. Podríamos, no obstante, señalar la aparición en 1930 de la REVISTA GENERAL DE LEGISLACION Y JURISPRUDENCIA, creada, dirigida y sostenida por don Alberto; de cómo abrió las puertas de México a la literatura jurídica italiana: de la que editó y tradujo obras capitales, las de Rocco, Ascarelli, Donati, Groppali, Brunetti, etc., autores los más relevantes en la ciencia del Derecho, y que tuvieron provechosos reflejos en el avance de la materia jurídica mexicana. Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, las tesis que sostuvo en ese alto Tribunal, fueron siempre lecciones para cuantos acudían a escucharlas. Renunció a su investidura, en dignísimo gesto de independencia y gallardía, al salir del país por órdenes del Gobierno don Luis Cabrera, otro insigne amigo de esta Casa.

Reintegrado a su Bufete, obtuvo sonados triunfos como abogado litigante, y en reiteradas ocasiones fungió en calidad de consejero de eminentes colegas, y de importantes corporaciones privadas. Durante los años del ejercicio de su carrera, formó la biblioteca más importante de , en calidad y número, sobre ciencias jurídicas.

Retirado ahora don Alberto de toda actividad profe- sional; entregado a la lectura de sus clásicos, practicando el ya casi desaparecido arte de la conversación, en donde hace alarde de portentosa memoria, es para todos sus amigos provecho y ejemplo de una vida fecunda. Que Dios le conceda largos años para seguir gozando de su amistad, Estos son nuestros más fervientes deseos. F.P.P. HONROSA DlSTlNClON OTORGADA POR EL INSTITUTO PERUANO DE DERECHO PROCESAL AL SR. LIC. ALBERTO VASQUEZ DEL MERCADO El INSTITUTO PERUANO DE DERECHO PROCESAL, en sesión celebrada el veintiséis de enero de mil novecientos cuarenta y cinco, ha concedido una honrosa distinción al señor licenciado ALBERTO VASQUEZ DEL MERCADO, designándolo miembro de honor del mismo "en atención a sus relevantes cualidades de jurista, ampliamente conocidas en Américan.

LA REVISTA DE LA ESCUELA NACIONAL DE JURIS- PRUDENCIA, al hacer pública la distinción concedida por el INSTITUTO PERUANO DE DERECHO PROCESAL al eminente jurista mexicano, considera que es un acto de justicia que se rinde en el extranjero a tan distinguido maestro, colocándolo al lado de los más destacados juristas de Hispanoamérica.

La obra jurídica del señor licenciado VASQUEZ DEL MERCADO es, en efecto, altamente valiosa. Primeramente, con la publicación de la REVISTA GENERAL DE DERECHO Y JURIS- PRUDENCIA, durante los años de 1930-1934, que marcó una época en las publicaciones jurídicas no s61Ó de México, sino de Hispanoamérica; más tarde, con las diversas obras publicadas en nuestro idioma por la "Biblioteca Jurídica" que está bajo su dirección: AGEO ARCANGELI, Teoría de los Títulos de Crédito; ANTlGmO DONATI, La invalidez ae las aeliberaciones de las Asambleas; UGO ROCCO, Derecho Procesal Civil y la Legitimación para Obrar; TULLIO ASCARELLI, Derecho Mercantil; SALVATORE PUGLIATTI, introduc- ción al Estudio del Derecho Civil; ALESSANDRO GROPPALI, Doctrina General del .Estado, y finalmente, la obra sobre La Quiebra de ANTONIO BRUNRTI, actualmente en prensa; así como la publicación de diversas leyes con referencias de bibliografía, notas y comentarios (Ley General de Titulos y Operaciones de Crédito, Código de Procedimientos Civiles del D.F., y Ley de Quiebras y Suspensión de Pagos) que responden a una necesidad vivamente sentida en nuestra Patria de disponer de elementos de investigación indispensables como medio más eficaz para formar un derecho nacional. De igual manera, su sólida y ejemplar actuación como Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en épocas pasadas; su incansable labor de investigación en las principales ramas de la ciencia jurídica, que se ha manifestado también, a través de la constante publicación castellana de artículos de juristas extranjeros, en las principales Revistas mexicanas y de modo particular en la orientación siempre generosa y fecunda, dada a los estudiosos del Derecho de nuestro país, revelan la trascendencia de su obra.

Todo ello, brevemente señalado, traduce la honda labor de una vida consagrada a la ciencia jurídica en México.

LA REVISTA DE LA ESCUELA NACIONAL DE JURIS- PRUDENCIA, por ello, quiere unirse a este homenaje otorgado en el extranjero al señor licenciado ALBERTO VASQUEZ DEL MERCADO, acogiendo en sus páginas. el texto del acta de la sesión del INSTITUTO PERUANO DE DERECHO PROCESAL, en que se hizo tal designación

INSTrmTO PERUANO DE DERECHO PROCESAL

Acta de Fundación

En Huancayo, a los veintiséis días del mes de enero de mil novecientos cuarenticinco se reunieron los señores Drs. PERCY MAC LEAN ESTENOS, Fiscal de la Corte Superior de Junín,JUAN D PERAL JORGE ALARCON R., dULIO, R. BARRON, Vocales de la Corte Superior de Junín, JUAN C. LOPEZ, Fiscal de la Corte Superior de Junín, ANDRES A. GALARZA, Juez Instructor de Huancayo, J. J. GARClA PORRAS, Director de la Sociedad de Beneficencia Pública de Huancayo, M. ALVAREZ LEON, Decano del Colegio de Abogados de Junín, HONORlO F. ESPINOZA, Secretario del Colegio de aboga- dos de Junín.

Y CONSIDERANDO:

Que es necesario impulsar la difusión y el progreso de la ciencia del proceso, procurando captar y asimilar las nuevas doctrinas, conjugando la tradición jurídica del Perú, con esa nueva ciencia, aplicando los métodos modernos para conseguir nuevos ordenamientos; que es necesario conocer y recoger el pensamierito americano en relación a la evolución del proceso tanto en el orden civil como en el penal; que es conveniente la fundación en el Perú de una entidad que procure coordinar los esfuerzos de todas las personas interesadas en esta materia desarrollando sus actividades en la elaboración de esa rama del Derecho; que es necesario despertar el interés por el estudio de las nuevas modalidades de las ciencias del proceso en América;

ACORDARON:

Fundar una entidad que se denorr'iará Instituto perua- no de Derecho Procesal, cuyas finalidades serán las establecidas en el artículo lo de los estatutos, que fueron aprobados por unani- midad.

Siendo necesario procederse a la Constitución de la la Junta Directiva, verificada la votación resultaron elegidos por unanimidad: el Dr. PERCY MAC LEAN ESTENOS, Presidente; el Dr. JUAN D. PERAL, Primer Vicepresidente; el Dr. JORGE ALARCON R., Segundo Vicepresidente; el Dr. JUAN C. LOPEZ, Vocal; el Dr. JULIO R. BARRON, Vocal; el Dr. ANDRES A. GALARZA, Director de Actas; el Dr. J. J. GARCIA PORRAS, Director de Actuaciones y Conferencias; el ,Dr. M. ALVAREZ LEON, Bibliotecario; el Dr. MONORIO F. ESPINOZA, Secretario General.

El Dr. MAC LEAN ESTENOS, agradeció en nombre de la Junta Directiya electa el honor que se le confería y ofreció contribuir a buscar en el intercambio científico no sólo una fecunda dilación del panorama intelectual, sino también el acercamiento entre los hom- bres de distintos países. Agregó que el Perú y América ofrecen en la hora actual ambiente apropiado para desenvolver la iniciativa de creación de un Instituto de Derecho Procesal, teniendo en consideración el espiriiu de solidaridad intelectual que impera en los diversos países del continente americano, al margen de la contienda bélica que conmueve al mundo, lo que facilita todo propósito de agrupación.

A continuación manifestó que los estatutos establecen el nombramiento de miembros honorarios de la Institución, reconociéndose de esta manera los méritos adquiridos por aquellas personas que se han distinguido en el estudio del Derecho y, en manera especial, de las disciplinas procesales, y que por lo tanto se permitía proponer como miembros honorarios a los señores Drs. CARLOS ZAVALA LOAYZA, Vocal de la Corte Suprema de Justicia, MANUEL CISNEROS SANCHEZ, Ministro de Justicia y Trabajo, JOSE MATIAS MANZANILLA, Decano del Colegio de Abogados de Lima, MANUEL VICENTE VILLARAN, ANSELMO BARRETO, MANUEL AUGUSTO OLAECHEA, ALFREDO SOLF Y MURO, HERNANDO DE LA VALLE, ERNESTO DE LA JARA Y URETA, GERMAN APARlClO Y GOMEZ SANCHEZ, MANUEL IRIGOYEN PUENTE ,y ELEODORO ROMERO ROMANA. La proposición presentada fue aceptada por unanimidad encargándose al Secretario General oficiar a los designados comunicándoles su nombramiento. Luego el Presidente Dr. MAC LEAN ESTENOS, sugirió que el Dr. CARLOS ZAVALA LOAYZA fuera nombrado Presidente Honorario en reconocimiento de sus mérips como Catedrático de Derecho Procesal~Penalen la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de San Marcos y como autor del Anteproyecto del Código de Procedimientos Penales en vigencia. La propuesta fue aprobada unánimemente y se resolvió comunicar al Dr. ZAVALA LOAYZA su designación haciéndole saber que es deseo de la Institución considerarlo, en todo tiempo, como su guía y su mentor intelectual.

En seguida el Presidente del Instituto Dr. MAC LEAN ESTENOS, expresó que era necesario también considerar como miembros honorarios del Instituto a distinguidos jurisconsultos de diversos países de América, proponiendo para ello a los Drs. HUGO ALSINA, Profesor Titular de Derecho Procesal en la Facultad de Derecho y Ciendas Sociales de la Universidad de Buenos Aires, y Direct~rde la Revista.de Derecho Procesal; EDUARDO ,J. COUTURE, Catedrático en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de Montevideo y Director de la Revista de~Derecho,Jurisprudencia y Administracidn; LUIS LORETO, Vocal de lasuprema Corte de Justi~ia de Venezuela y Consultor Jurídico del Ministerio de Fomento; NICETO ALCALA ZAMORA' Y CASTILLO, Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valencia (España); 'SANTIAGO SENTIS ,MELENDO, de. la Carrera Judicial Española, Magistrado de Audiencia, Secretario de Redacción de la Revista de Derecho Procesal de Buenos Aires; CERMIN R. MOISA, Presidente del Colegio de, Abogados del Departamento Costa Sud de Bahía Blanca; ABRAHAM BARTOLOEI FERRO, Profesor Titulado de Derecho Procesal Penal en la Facultad de Ciencia Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de Litoral (Argentina); J. RAMIRO PODEU, Profesor de la Universidad de Cuyo, ex-Ministro de la Excma. Cámara de Apelaciones en lo Civil y Minas de la provincia de Mendoza en la República Argentina; RIGOBERTO PAREDES, Presidente de la Comisión Nacional de Codificación de Bolivia; FllADELFO ACEVEDO, Ministro de la Corte Suprema del Brasil; ANTONIO DlAZ PAIRO, Profesor de la Universidad de La Habana y Jefe de Redacción de la Revista Cubana de Derecho; FERNANDO ALESSANDRI RODRIGUEZ, Profesor de Derecho Procesal en la Escuela de Derecho de la Universidad de Santiago; CELSO OLMEDO VASCONES, Profesor de Tramitación Civil y Penal de la Universidad Central de Quito; ALBERTO VASQUEZ DEL MERCADO, Profesor de Derecho Procesal en la Escuela Nacional de Jurisprudencia de la Universidad de México; SANTOS FLORES LOPEZ, Presidente de la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua; FELIPE JUAN ESCOBAR, Profesor de Derecho Procesal de la Universidad Nacional de Panamá; BERNARDO OCAMPOS, Profesor de Derecho Procesal de la Universidad de Asunción; RAFAEL MARTINEZ SARMIENTO, Abogado del Foro Colombiano; FERNANDO BANDITTI, Profesor de Procedimientos Civiles de la Facultad de Derecho de la Universidad de San José de Costa Rica; ALBERTO BLANCO, Director de la Revista Cubana de Derecho. La propuesta fue aprobada unánimemente encargán- dose al Secretario General que la pusiera en conocimiento de los juristas arriba designados. PALABRAS PRONUNCIADAS POR SR. LIC. ANTONIO CASTRO LEAL, EN EL SEPELIO DEL LIC. ALBERTO VASQUEZ DEL MERCADO EL DIA 11 DE JULIO DE 1980 Ha desaparecido uno de los hombres más nobles, más sabios, ~4shonrados que ha tenido México en los últimos tiempos. Honró la administración pública siendo Subsecretario de Estado, enalteció la Suprema Corte de Justicia renunciando aqsucargo, el único caso que se recuerda, cuando un Presidente de pocas luces y de escaso entendimiento, desterró del país a un noble revolucionario que atacaba su régimen. Conocía las Leyes y la jurisprudencia como ninguno y fue maestro de todos, de los estudiantes de la Facultad, de sus compañeros y también de los abogados famosos que tenían prósperos despachos recomendados por la política.

En nuestro grupo, al lado de Alfonso Caso, Vicente Lombardo Toledano, Manuel Gómez Morín y Teófilo Olea y Leyva, fue mejor por su ciencia y, en cuanto a su calidad moral, y a su rectitud, a su responsabilidad y juicio severo no pertenecía a nuestro tiempo tan lleno de debilidades, transacciones, sometimiento y falta de honradez. Parecía que había sobrevivido milagrosamente a aquellas generaciones mexicanas del siglo pasado que, entre sufrimientos y sacrificios, no olvidaron que la primera obligación de la ciencia es defender la patria y trabajar por conservar al hombre, sobre todas las cosas, en los límites sagrados de la honradez y grandeza del alma, de la fortaleza del espíritu y de la esclavitud hacia la verdad.

Duerme hermano mío, duerme tranquilamente porque cumpliste como nadie, como los grandes patriotas, como los sabios verdaderos, sin transacciones, sin debilidades, sin contemplaciones. Duerme, hermano mío; tu premio fue tu vida una de esas vidas Iímpías y en el fondo heroicas, de esas vidas que son las únicas que en México .han salvado a nuestra patria, en las épocas memorables, en la Independencia, en la Reforma,. en la Revolución. Duerme en paz, hermano mío, que los que te conocieron. nunca dejarán de llorarte. NOTA NECROLOGJCA POR EL DR. JORGE BARRERA GRAF ALBERTO VASQUEZ DEL MERCADO 1893 - 1980

El 11 de julio del presente año murió en esta Ciudad este mexicano ejemplar, gran jurista, que cultivó el derecho privado (civil y mercantil) y el público ( procesal, administrativo, constitu- cional); excelente abogado de continuo batallar, tanto en sonados litigios nacionales e internacionales, como en asuntos de menor cuantía. Fue maestro de muchas generaciones de profesores y de litigantes que recibieron su orientación y se formaron bajo su dirección. Juez en la Suprema Corte por un corto período, de la que, en actitud insólita digna de recordarse y de emularse, renunció como protesta por la ilegal expulsión del país decretada contra otro ilustre, don Luis Cabrera.

Nació en Chilpancingo, el .20 de marzo de 1893, donde cursó sus primeras letras y la Secundaria; vino a México en 1909 'e ingresó en la prestigiada Escuela Nacional Preparatoria de la que fue profesor de literatura española e iberoamericana durante los años de 1913 y 1914; en 1915 entró en la Escuela Nacional de Jurispru- dencia, de la que posteriormentefue profesor derDerecho Mercantil. Antes de sobresalir en los estudios jurídicos, se distinguió en los literarios, al lado de Pedro Henríquez Ureña, así como de Antonio Castro Leal y Manuel Toussaint con quienes colaboró en la preparación y publicación de una célebre antología de las mejores poesías de la lengua castellana.

En la Escuela de Derecho sobresalió con una pléyade de estudiantes, quienes, con Vásquez del Mercado, figuraron después en la judicatura. Olea y Leyva: en la política. Gómez Morín y Lombardo Toledano; en las letras, Castro Leal, y en la docencia universitaria, Alfonso Caso y también Gómez Morin y Lombardo.

Se recibió de abogado el 16 de agosto de 1919, con una tesis concisa, completa y moderna --aún hoy-- sobre la Teoría de la representación de las obligacionesM (de próxima reedición a lo que parece). Incursionó en la política en los turbulentos años del obregonismo (1920-1 924), como Diputado por su Estado (elegido realmente, y no impuesto), como Oficial Mayor y Secretario del Departamento del Distrito Federal, y Subsecretario de Industria. En todos los cargos se distinguió por su inteligencia, por la rigidez, de su carácter, su rectitud cívica y moral, su absoluta honradez. Virtudes que a menudo se manifestaron para fustigar con dureza y acritud a funcionarios arbitrarios y venales, como tantos que hemos padecido durante el tránsito del maestro por esta vida del México post- revolucionario.

* Publicada en la 'Revista de la Escuela Libre de Derecho', año 4, núm. 4, México

1930. Fundó y dirigió la Revista General de Derecho y Jurisprudencia (1 930-1934), en la que colaboraron los mejores juristas mexicanos y muchos de los más ilustres europeos (de España, Francia y principalmente Italia). También publicó una colección de libros jurídicos, en su mayoría de ,autores italianos consagrados, como Carnelutti, Ascarelli, Donati, Pugliati, Ugo Rocco; pulcramente traducidas, en su caso, tanto por don Alberto, como por don Felipe de J. Tena, el doctor Joaquín Rodríguez, Francisco Apodaca y otros.

Igualmente publicó la Ley de Títulos y Operaciones de Crédito anotada, cuando por primera vez apareció este ordenamiento.

La producción ,personal de Vásquez del Mercado no fue copiosa: una monografía sobre "Concesión minera y derechos realesu, y sí, muchos dictámenes y alegatos en juicios en que participó, sobre múltiples temas; concesiones petroleras, usufructo, compra-ventas mercantiles, moneda, retracto litigioso, Asociación en Participación, preferencias concursales, etc, Ayudó a varios de los juristas españoles que llegaron exiliados a México, como don Felipe Sánchez Román, don Demófilo De Buen, don Rafael de Pina, don Joaquín Rodríguez Rodríguez. Este Último, trabajó intensamente al lado de don Alberto, y en todas sus obras reconoció la orientación y la guía que recibió de él. Los varios discípulos de aquel también inolvidable profesor español, se formaron al amparo y bajo la dirección de ambos maestros, en el Seminario de Derecho Privado, despué's. Seminario de Derecho Mercahtil; que se creara en 191 0 baja los auspicios de Vásquez del Mercado, y que el doctor Rodríguez dirigió.hasta su.muene en 1948.

Se retiró Elel ejercicic de la profesión en 1960, pero siguió 'actuando como Orientador y consejero de profesores y litigantes. En los úitimos años se dedicó aíescribir y publicar notas y cartas críticas y mordaces sobre tema& y personajes políticos de actualidad, en las que con gran donaire sobresalía su sólida preparación en vateria de derecho, de historia patria y de la lit'eratura clásica esphñoia, que tanto gustaba y. tansprofundamente cbnocía.

Su ejemplo y el recuerdo de sus virtudes perdurarán y habrán de seguir dando óptimos frutos. Descanse en p&. DOCUMENTOS RELACIONADOS CON SU ACTUACION Y RENUNCIA COMO MINISTRO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACION CARTA ENVIADA POR EL MINISTRO ALBERTO VASQUEZ DEL MERCADO AL PRESIDENTE DE LA SCJ, MINISTRO JULIO GARCIA, EL 3 DE ABRIL DE 1929 Momento en que los Ministros integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación rinden protesta constitucional, ante el Senado de la República, el 17 de diciembre de 1928. Don Alberto Vásquez del Mercado es el tercero de izquierda a derecha, en la segunda fila. Sr. Lic. D. Julio García. 3 de abril de 1929 Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. PRESENTE.

Muy estimado Maestro:

He sido informado por personas particulares dignas de todo crédito y por algunos Ministros de esfa H. Suprema Corte de Justicia, que los Jueces de Distrito de esta Capital han recibido una circular girada en la Ciudad de Torreón, Coah., con fecha 23 de marzo próximo pasado, por el señor licenciado J. E. ~illalÓbosRuíz y por la que comunica que fue designado Juez de Distrito con residencia en Torreón y con jurisdicción en la Comarca Lagunera, por acuerdo del C. Secretario de Guerra y Marina, señor General de División Plutarco Elías Calles. Así mismo he tenido conocimiento que la circular mencionada ha llegado a esta H. Corte de Justicia y que se ha recibido también, telegrama del señor General Calles en el que pide sea ratificado el nombramiento que hizo en favor del señor licenciado Villalobos Ruiz.

Si es cierto el hecho que refiero, constituye una violación a las instituciones del País y una invasión a las facultades del Poder Judicial por cuya integridad y respeto estamos especialmente obligados a velar en virtud del cargo que desempeñamos y en esa consideración y dada la importancia del asunto que puede aún originar el desprestigio o cuando menos la desestimación de la H. Suprema Corte de Justicia, si la violación es consentida sumisa- mente, me permito rogar a usted tenga la bondad de que se cite a los señores ~inistrospara que reunidos en Tribunal Pleno se acuerde lo que se juzgue oportuno y conveniente.

Quedo de usted afectísimo amigo y discípulo que le aprecia.

AVM / PA. ACTA DEL 12 DE MAYO DE 1931 SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACION

INSTALADA EL 27 DE DICIEMBRE DE 1928.

TERCER ANO DE SU EJERCICIO. PRIMERO Y SEGUNDO PERIODOS.

ACTAS DE SESION SECRETA. ACTA NUM. 12.

SESION SECRETA.

En la ciudad de México, a las once horas y doce minutos del día doce de mayo de mil novecientos treinta y uno, se reunieron en el Salón de Acuerdos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con el objeto de celebrar el Acuerdo Pleno, los ciudadanos Presidente, licenciado Julio García y Ministros, licenciados Fernando de la Fuente, Jesús Guzmán Vaca, Carlos Salcedo, Enrique Osorno Aguiiar, Salvador Urbina, Luis M. Calderón, Francisco Díaz Lombardo, Paulino Machorro Narváez, Alberto Vásquez del Mercado, 4rtur0 Cisneros Canto, Francisco H. Ruiz, Francisco Barba y Joaquín Ortega. No concurrieron los señores Ministros Valencia y Sánchez, el primero, previo aviso, y el segundo, por estar gozando de licencia. Leida el acta de la Sesión Secreta verificada el día veintisiete de abril próximo pasado, fue aprobada sin discusión.

La Secretaría dio cuenta con los siguientes asuntos: . . . .

Acto continuo se dió cuenta con las solicitudes presentadas por la señora Elena Cosío de Cabrera, en favor de su esposo el señor licenciado don Luis Cabrera, solicitudes que se concretan: la primera, en estos dos puntos: Primero: Que la Suprema Corte se dirija al Ejecutivo de la Unión, a fin de que dicte las órdenes que correspondan, para que sea respetada la suspensión acordada por los Jueces Quinto y Sexto de Distrito del Distrito Federal, en los amparos que fueron prornvvidos en favor del licenciado Cabrera, y, como consecuencia de ello, se ponga a dicho sefior licenciado, a disposición de los mencionados Jueces, en acatamiento de las resoluciones dictadas. Segundo: Que la misma Suprema Corte, haciendo uso de los medios que la Ley pone a su aldance, haga que se exijan las responsabilidades en que incurrieron, a todas las autoridades que han desobedecido los mandatos de los Jueces federales; y la segunda, en estos dos puntos: Primero: Tomar en consideración la instancia; y tener por denunciados los hechos que en ella se relatan; y Segundo: Ordenar que se abra una minuciosa averiguación sobre el particular, designando al efecto la comisión que ha de encargarse de ello para en su caso, proceder como resulte necesario y legal. Esta última petición se fundó en el párrafo tercero del artículo 97 de la Constitución.

La Secretaría también informó con ei trámite que la Presidencia acordó con relación a estas solicitudes, que es en el sentido de que, con fundamento en los artículos 69 y 1.26 de la Ley Reglamentaria de los 103 y 104 constitucionales, se transcribiera lo conducente del primer escrito, a los ciudadanos Jueces Quinto y Sexto de Distrito del Distrito Federal, para +que procedieran como fuera pertinente, e informaran inmediatamente 'sobre el particlilar, y además, se ordenó- que se dé cuenta al'TribUnal Pleno, de las instancias presentadas por la :señora Cosío de Cabrera. Por Último, larSecretaría dio' lectura a los informes rendidos por los Jueces Quinto y Sexto de Distrito del Distrito Federal, y a dos nuevos escritos presentados por la expresada señora Cosío ,de Cabrera, y que corren agregados al expediente.

La Presidencia propuso que el expediente se turnara al Ministro Inspector de Circuito respectivo, para dictamen. El señor Ministro Vásquez del Mercado hizo uso de la palabra para oponerse al trámite. Dicho señor Ministro presentó las tres siguientes proposiciones: Primera: Que se acuerde la separación inmediata de las autoridades señaladas como responsables y que hayan desobedecido los mandatos de la justicia federal, relativos a la suspensión del acto reclamado, en favor del licenciado Luis Cabrera. Segunda: Que, con fundamento en el párrafo tercero del artículo 97 de la Constitución, se nombre una comisión de Magisrrados que investiguen las violaciones de garantías individuales que se hayan cometido en el caso del licenciado Cabrera Tercera: Que el señor Presidente de la Suprema Corte entreviste al de la República para el efecto de que se dicten las órdenes conducentes a fin de que se cumplan, tanto en el caso de que se trata, como en todos los demás que ocurran, las brdenes emanadas de la justicia federal.

Hicieron uso de la palabra los señores Ministros De la Fuente, Machorro Narváez, Díaz Lombardo, Cisneros Canto, Guzmán Vaca y Ruiz. En el curso de la discusión, el señor Ministro Día Lornbardo propuso que, con fundamento en el artículo 10 de la Ley Reglamentaria de los 103 v 104 constitucionales, se diga a los Jueces Quinto y Sexto de Distrito del Distrito Federal, que abran proceso contra las autoridades que resulten responsables en el caso del selior licenciado Luis Cabrera,

El ciudadano Ministro De la Fuente se ausentó, pero dejando su voto a la Secretaría.

Recogida la votación resultó que, por mayoría de nueve votos contra cinco, se aprobó la proposición presentada por el señor Ministro Díaz Lombardo. Los señores Ministros De la Fuente. Vásauez del Mercado y Presidente García, votaron por la separacion de las autorjdades señaladas como responsables, que hayan desobedecido las órdenes de suspensión, tal como lo propuso el señor Ministro Vásquez del Mercado; los señores Ministros Salcedo y Osorno Aguilar, votaron únicamente en contra de la proposición presentada por el señor Ministro Vásquez del Mercado, pero no en favor de la del señor Ministro Díaz Lobardo. El señor Ministro Cisneros Canto estuvo conforme con la proposición del señor Ministro Díaz Lombardo, siempre que ella no signifique desobedecimiento al precepto constitucional que ordena que la acción penal solamente la ejercitará el Ministerio Público. (Artículo 102 de la Constitución). El seiior Ministro Ortega manifestó que el caso del artículo 10 de la Ley Reglamentaria de los 103 y 104 constitucionales, es de excepción a la regla general establecida en el artículo 102 de la Constitución y, por tanto, no se necesita denuncia del Ministerio Público para abrir el proceso.

A moción del señor Ministro Díaz Lombardo, aprobada por mayoria de nueve votos contra cuatro de los señores Ministros Salcedo, Osorno Aguilar, Vásquez del Mercado y Cisneros Canto, se aprobó que se recomiende a los Jueces Quinto y Sexto de Distrito del Distrito Federal, procedan con toda eficacia y a la mayor brevedad posible, a la instrucción y secuela de los mencionados procesos. El señor Ministro Salcedo opinó que en el caso, solamente procede la consignación al Procurador General de la República. El señor Ministro Osorno Aguilar manifestó razones para demostrar que no es aplicable en el caso, el artículo 10 de la Ley Reglamentaria de los 103 y 104 de la Constitución. El señor Ministro Vásquez del Mercado, sostuvo su voto anterior; y el señor Ministro Cisneros Canto no estuvo conforme porque no cree necesaria la recomendación.

En esta votación no se computd el voto del señor Ministro De la Fuente, por no estar presente, ni haber tenido conocimiento de la proposición.

En seguida, se recogió la votación por lo que se refiere a la segunda proposición presentada por el señor Ministro Vásquez del Mercado, esto es, respecto del nombramiento de una comisión de Magistrados, conforme al párrafo tercero del artículo 97 de la Constitución. Por mayoría de nueve votos contra cinco de los señores Ministros Osorno Aguilar, Machorro Narváez, Vásquez del Mercado, Ortega y Presidente García, no fue aprobada esa proposición. Se computó el voto del señor Ministro De la .Fuente, por haberlo dejado a la Secretaría, en el sentido antes expresado.

Lic. Luis Cabrera Acto continuo se pusieron a votación varios P: l7I3' dos proposiciones: una del señor Ministro Vázquez del Mercado, en el sentido de que el Presidente de la Corte entreviste al de la República para que se dicten las brdenes a fin de que se cumplan las que emanen de la justicia federal, tanto en el caso del licenciado Cabrera, como en los demás que ocurran; y otra, del señor Ministro Machorro Narváez, que fue presentada en el curso de la,discusión, y que consiste en que se dirija una exposición escrita al Ciudadano Presidente de la Repijblica, para manifestarle que la permanencia, en su cargo, del actual Inspector General de Policía, es un obstáculo, un impedimento, para que se cumplan los mandatos de la justicia federal, lo cual se comprueba con las declaraciones del propio Inspector de Policía, hechas a la Prensa, con relación al caso del licenciado Cabrera, y en otros anteriores, declaraciones de las cuales se deduce que dicho ciudadano Inspector cree que cuando se trate de dar garantías a la Sociedad no debe respetar las órdenes que dicten los tribunales de justicia federal.

Por mayoría de siete votos no se aprobó ninguna de las dos proposicione.~.Los señores Ministros Osorno Aguilar, Díaz Lombardo, Machorro Narváez, Vásquez del Mercado, Ruiz y Ortega, votaron por la proposición presentada por el señor Ministro Vásquez del Mercado, y los señores Ministros Díaz Lombardo y Machorro Narváez votaron además, en favor de la proposición presentada por este último señor Ministro.

No se computó el voto del señor Ministro De la Fuente por virtud de que no fue conocida por él la proposición que presentó el señor Ministro Machorro Narváez, y que se votó alternativamente con la del señor Ministro Vásquez del Mercado. Por último, el señor Ministro Vásquez del Mercado hizo uso de la palabra para expresar su pena por las resoluciones de la Suprema Corte de Justicia en el caso últimamente d'iscutido.

Con lo que terminó la Sesión Secreta, levantándose la presente para constancia, que firman los ciudadanos Presídente y Secretario General de Acuerdos que da fe.