DOSSIER DE PRENSA

Franco, mi padre Testimonio de Carmen Franco, la hija del Caudillo

Jesús Palacios Stanley G. Payne

«Yo soy su hija, pocas sombras le voy a dar. Y las luces más importantes creo que fueron elevar el nivel de vida, la seguridad social, preocuparse mucho de la gente para poder crear una clase media que hoy existe y que antes de mi padre no existía. Eso es lo más importante que consiguió».

Hasta el día de hoy nunca había contado su historia. Por primera vez, Carmen Franco Polo —hija de y de Carmen Polo— ha concedido, en exclusiva, una serie de entrevistas sobre su padre a los historiadores Jesús Palacios y Stanley G. Payne. Este libro es el resultado: una visión única e íntima de una de las personas más cercanas al dictador, su hija. Es el relato de la vida privada y pública del hombre que rigió los destinos de España durante casi cuarenta años.

María del Carmen Franco Polo (, 14 de septiembre de 1926), duquesa de Franco, es la única hija de Francisco Franco y de su esposa, Carmen Polo Martínez-Valdés. El 10 de abril de 1950 se casó en la capilla del Palacio de El Pardo con el cirujano Cristóbal Martínez-Bordiú, marqués de Villaverde, con quien tuvo siete hijos, nacidos todos en el Palacio de El Pardo. A la muerte de su padre, el rey le concedió el título de duquesa de Franco con Grandeza de España.

Jesús Palacios y Stanley G. Payne se han apoyado en esta entrevista con ella para trazar una completa biografía de su padre, la más personal de cuantas se han publicado.

LOS PADRES

«Sus padres se separaron cuando destinaron a mi abuelo a . Se conoce que ya entre ellos no se debían de llevar muy bien, y mi abuela no quiso seguirle a Madrid y se quedó en Ferrol, en su casa, con sus hijos. Desde entonces permanecieron separados. Yo conocí a mi abuela, a la madre de papá. Era una señora muy chapada a la

Para más información: www.esferalibros.com Dpto. Comunicación: Mercedes Pacheco ([email protected]) Silvia Díaz ([email protected]) La Esfera de los Libros - Avda. de Alfonso XIII, 1, bajos - 28802 Madrid - Tel.: 912960200 Fax: 912960206

1

DOSSIER DE PRENSA

antigua, de las que tienen un reclinatorio con su nombre en la iglesia. Todos los días iba por lo menos dos veces a misa, y por la tarde a otra ceremonia también. La abuela era profundamente religiosa».

LA NIÑEZ

«La niñez de la época de mi padre decían que era muy divertida, porque Ferrol es un pueblo, una ciudad pequeñita, una ciudad de marinos, y de marineros también. Entonces a los chiquillos, como a mi padre de niño, les gustaba mucho ir al puerto a oír historias que contaban los marineros. Había marineros que habían estado en Cuba y sus historias les gustaban a ellos. Era lo que más les gustaba; la calle... la calle y el puerto. (…) Si le preguntabas algo te contestaba, pero no era la época de su vida que recordaba con más afecto».

LA CARRERA MILITAR

«Siempre que hablaba de su formación en Toledo... Creo que no lo pasó demasiado bien, porque como era muy pequeñajo... Sí, sí, y bajo también, sí, pequeñajo en los dos sentidos. Papá salió de oficial a los 17 años, luego ingresó a los 14 o 15 años. Entonces, por su corta edad, no le dejaban llevar un mosquetón de verdad; el mosquetón que llevaba era de madera y eso lo sentía como una humillación horrorosa, no le gustaba nada».

«Creía que era una profesión muy buena, porque al individuo le dotaba de unos valores de amor a la patria, de disciplina, de obediencia, y pensaba que ahora a la gente no le gusta ser obediente para nada, pese a que incluso en la vida civil tienes que obedecer unas normas, ¿no? Pues esa formación a él le gustaba».

«Era militar por encima de todo. Toda su manera de ser y de pensar fue [en sintonía] con la milicia, siempre fue militar, y mi padre se encontraba muy afín con otros militares, con todos ellos».

MARRUECOS

«Adoraba Marruecos. Papá, donde se hace hombre, es en la guerra de Marruecos. Su primer destino fue en Regulares, un cuerpo formado casi todo por tropas indígenas, como se llamaban entonces, y aunque había algunos españoles, la mayoría eran marroquíes, moros, como se decía en el lenguaje vulgar, con lo cual se acostumbró mucho a la manera de ser de ellos y les tenía mucha simpatía, pese a que algunos eran contrarios a la colonización española. Pero otros eran proclives a ella, y con ésos tenía mucha amistad».

«Tenía mucho respeto al islam. Por ejemplo, nunca fue partidario de que los miembros de la Guardia Mora que se casaban con chicas de Madrid pasaran a ser cristianos. Mi padre no era nada partidario de que cambiaran de religión, porque los marroquíes son muy “estancos”, y era una complicación mezclar las dos religiones».

«Hacía un día precioso, un día con sol. Pasaron los médicos y dijeron: “No, a éste no, que no se le lleve en camión a la retaguardia, porque éste está muerto. Tiene un tiro en el vientre”. Mi padre entonces le dijo al moro que tenía [el asistente] que él no quería morir, no quería morir en un día tan bonito y que además no se encontraba como para morir. Y le dijo al moro: “Toma mi fusil y ahora mismo encañonas a los sanitarios para que me metan en el camión”. Y así fue, si no le dice eso, se muere allí desangrado. Los médicos le explicaron luego que tuvo mucha suerte. La herida la había recibido en inspiración y si tú estás aspirando, la bala te entra y no te roza el intestino. A mi padre le rozó un poquito el hígado, pero no le rozó el intestino. En aquella época si te rozaba el intestino, te morías seguro. Tuvo suerte, tuvo baraka, como decían allí».

LA BODA CON CARMEN POLO

Para más información: www.esferalibros.com Dpto. Comunicación: Mercedes Pacheco ([email protected]) Silvia Díaz ([email protected]) La Esfera de los Libros - Avda. de Alfonso XIII, 1, bajos - 28802 Madrid - Tel.: 912960200 Fax: 912960206

2

DOSSIER DE PRENSA

«Cuando empezaron a salir, mamá era muy joven, tenía 17 años. Entonces mi abuelo, el padre de mi madre, decidió meterla en un convento de clausura que había en Oviedo y que tenía educandas; las educandas eran como una especie de novicias. Mi padre se comunicaba con ella a base de cartitas, y para poder verla iba todas las mañanas a verla comulgar, porque las monjas y las educandas salían de la clausura y en la iglesia grande, abierta al público, comulgaban. Allí la veía mi padre todas las mañanas en la misa de siete. Luego se volvía y se metía en la cama otra vez y se dormía otro poquito. Mamá lloró mucho, yo creo que se volvió muy llorona por eso, porque, claro, papá estuvo muy poco tiempo en Oviedo. Se fue enseguida a África. Y en África la gente moría, era una guerra y mamá venga a llorar y a rezar. Yo creo que desde entonces se acostumbró a rezar y a llorar».

«Mi padre estaba muy identificado con mi madre. Sí, se llevaban muy bien. Y el matrimonio a mi padre le aportó mucha tranquilidad y mucha seguridad. Dejaba en manos de mamá todo lo que fuera de la casa, mi educación... Papá estaba totalmente identificado con ella».

MONARQUÍA

«Era muy monárquico, muy, muy monárquico. De Alfonso XIII había recibido mucha ayuda. Tenemos una carta del rey Alfonso XIII mandándole una medalla de la Virgen para que le protegiera. Papá siempre pensó que la Monarquía en España era muy útil como poder moderador. Y yo creo que, por él, si no hubiera sido por una serie de circunstancias, el elegido habría sido don Juan, el conde de Barcelona. Pero no sé, quizá no había mucha química, como dicen ahora, entre ellos, aunque tenía mucha simpatía por don Juan, porque era simpático».

«A papá no le parecía bien que se hubiera ido sólo porque había ganado la República las elecciones en algunos lugares, pero no en la masa de... Pero claro, hay que pensar que para Alfonso XIII estaba muy cercano lo que había pasado en Rusia, por lo cual salían las monarquías corriendo en cuanto había un peligro. Sí, [mi padre] creía que por parte del rey hubo cierto abandono».

PRIMO DE RIVERA

«Mi padre tenía muchísima simpatía por Primo de Rivera; primero porque era muy simpático, era de Jerez y los jerezanos tienen un don de gentes muy grande, luego había estado en Marruecos mandando y escuchando todo lo que decían los militares que vivían en Marruecos. Sí, le quería. Le tenía mucho aprecio. (…) Decía que fue un paréntesis. En realidad, cuando un militar se hace cargo del poder tiene que ser para una época transitoria, porque es para poner las cosas un poquito en orden».

LOS MILITARES

«Con el general Mola creo que tenía unas relaciones muy buenas. Mi padre tuvo un disgusto horroroso cuando se murió. (…) Varela, a papá le trataba de tú, era de las pocas personas que le trataban de tú, era muy simpático y tenía mucha relación con él. El general Sanjurjo había querido lo mismo que habían hecho ellos; él lo había intentado en el 32. (...) A Millán Astray también lo quería muchísimo. Era muy simpático, como si fuera un actor. Yo me acuerdo de él. A mí me impresionaba mucho, porque como le faltaban un ojo, un brazo... Estaba hecho polvo cuando yo lo conocí. Mi padre lo encontraba muy impetuoso; siempre le estaba frenando: “Oye, no hagas eso, Millán”. No era tan pragmático como mi padre. Era otro carácter. (…) El general Kindelán era un pragmático y no le gustaba. (…) Mi padre, al general Cabanellas, casi no lo conocía, y como ya estaba retirado, pues no lo trató casi. Al general Yagüe lo conocía mucho, porque con Yagüe había estado en Marruecos y le caía simpático, le caía muy bien a nivel personal, aunque sus ideas políticas eran otra cosa. (…) Al general Aranda, como mi padre tenía tal aversión a la masonería y era masón, pues siempre lo miraba con... No lo miraba bien. (…) Y al general Orgaz también lo quería, porque también era otro africanista. (…) De Queipo de Llano decía

Para más información: www.esferalibros.com Dpto. Comunicación: Mercedes Pacheco ([email protected]) Silvia Díaz ([email protected]) La Esfera de los Libros - Avda. de Alfonso XIII, 1, bajos - 28802 Madrid - Tel.: 912960200 Fax: 912960206

3

DOSSIER DE PRENSA

que era un poco como Millán Astray, un poco fanfarrón, pero que tenía unas cualidades también buenas. Para algunas cosas es bueno ser un poco presumido. Después de la Guerra Civil tuvieron sus más y sus menos, pero no hablaba mal de él. Para él los africanistas eran lo mejor, porque eran los que más había tratado y a los que más conocía. Eran sus compañeros».

LOS LÍDERES REPUBLICANOS

«De Azaña decía que era una persona inteligente, pero que era muy sectario. No le gustaba. (…) Los socialistas no le caían tan mal, ni muchísimo menos. (…)Santiago Casares Quiroga era muy radical, no era una persona moderada. A Alcalá-Zamora lo debió de tratar poco, pero decía que era una persona, un andaluz más simpático, más afable. Y un político más responsable, claro. (…) De Carrillo y de Pasionaria no hablaba. Yo creo que Carrillo en la primera época de la guerra era muy local, la Pasionaria no, la Pasionaria era diputada y tenía más imagen».

HITLER

«A la conferencia de Hendaya mi madre y yo no fuimos. (…) Entonces mi madre decidió que había que rezar muchísimo, porque era una cosa muy importante a la que iba a ir mi padre. Mi madre tuvo el Santísimo expuesto. Nunca antes lo estuvo. (…) No, yo no se lo he oído explicar. Ahora siempre dicen que cuando se reunió con Hitler era muy exigente para la cosa de Marruecos y eso. Puede ser... Pero no le gustaba hablar mucho de ello. Una cosa que dicen es que llegó tarde. Llegó tarde, no porque papá quisiera llegar tarde, sino porque estaban fatal nuestras líneas férreas, muy abandonadas durante mucho tiempo, y el tren tenía que ir despacísimo, mucho más despacio de lo que se decía. Mi padre era muy puntual; como era militar, era muy puntual. Luego dijeron que si era para poner nervioso a Hitler, pero no. Mi padre hubiera querido llegar a tiempo».

«Cuando mi padre se fue a ver a Hitler dejó a tres personas por si lo secuestraban, porque cuando fue allí nunca se sabía lo que podía pasar, te podían secuestrar, y entonces dejó a tres personas el mando en una carta. Y una de las personas era el general Muñoz Grandes».

EL DICTADOR

«No le molestaba demasiado, porque al fin y al cabo era una dictadura, y a él, en su época, la Dictadura de Primo de Rivera le parecía que era buena, no estaba tan demonizada como ahora, que cualquiera podría decir: “¡Ufff, una dictadura!, ¡llamarme dictador a mí!”; y eso no le molestaba porque comprendía que lo era. Y a mi madre tampoco».

EL OPUS DEI

«Mi padre recibió varias veces a don Josemaría Escrivá de Balaguer. Las relaciones con él fueron muy buenas, sí, muy buenas, hasta su muerte; al final, quizás un poco menos, pero cada dos o tres meses lo recibía, o sea, se hablaban. Había un librito que se llamaba Camino, que era como un libro de meditaciones, que mi madre tenía en la mesilla de noche. (...) Como organización religiosa mi padre la conocía bastante (…) y siempre decía que no le gustaba tanto la cosa esa, como de la masonería, de ayudarse unos a otros. (…) Pensaba que era importante, sí. Que cada tiempo tiene las órdenes religiosas diferentes, o sea, lo que estaba bien en la Edad Media ahora tiene poca salida. Entonces, creía que era una manera de tener seglares católicos que influyeran en la marcha de los países».

Para más información: www.esferalibros.com Dpto. Comunicación: Mercedes Pacheco ([email protected]) Silvia Díaz ([email protected]) La Esfera de los Libros - Avda. de Alfonso XIII, 1, bajos - 28802 Madrid - Tel.: 912960200 Fax: 912960206

4

DOSSIER DE PRENSA

LOS NIETOS

«A papá le divertía mucho que fueran a verle los nietos allí y eso. De mis hijas siempre dicen que la preferida era Carmen, y no es verdad, Carmen era la preferida de mi madre, pero la preferida de mi padre era Merry, que era una chiquilla muy viva y muy impertinente, y papá decía que parecía ferrolana, porque las niñas que recordaba de su infancia eran como ella, muy, muy poco educadas. Mientras que fueron pequeños lo visitaban siempre, bueno, no es que lo visitaran, es que vivían el fin de semana en El Pardo; dormían, tenían, aparte, una zona del palacio bastante destartalada, donde vivían los niños y la inglesa que tenía yo para ocuparme de ellos. Pasaban todo el sábado y todo el domingo y luego regresaban al colegio el lunes por la mañana, y a partir del lunes dormían en casa hasta el viernes».

LA ELECCIÓN DE DON JUAN CARLOS

«Mi padre tenía la idea de don Juan Carlos al prescindir de su padre, entonces, el que no se educara aquí y que pudiera tener una formación en otros países, en Inglaterra o en otros, no le gustaba. De ahí que siguiera con tanto interés sus estudios y formación».

«Yo lo había corregido, porque al leerlo ya en la cama, pues, por ejemplo, decía “su lealtad al príncipe” y no ponía Juan Carlos, y yo le dije: “Pon Juan Carlos, porque ya es príncipe, para que no vuelva a ser una cosa así, nebulosa”. Y él dijo: “Sí, sí, pon Juan Carlos”, y con mi letra puse Juan Carlos. Y luego, alguna otra pequeña cosa de ésas de las que hablamos».

LA AGONÍA

«Fueron una serie de circunstancias las que hicieron que la agonía de mi padre fuera así de larga, pero no fue una cosa premeditada por una cuestión política ni por preparar de alguna forma algo. No, eso no es verdad. Mi padre sufrió bastante. Pero se dio perfecta cuenta de que se moría. Los días anteriores a la hemorragia, desde que tuvo el infarto, porque tuvo un infarto, hasta esta primera hemorragia, estaba consciente y respiraba y hablaba, pero se encontraba ya mal. Y sabía que era el final».

EL PAZO DE MEIRÁS

«Fue un regalo que hicieron a mi padre cuando la guerra. En realidad, querían regalarle también el de San Sebastián, el Palacio de Ayete, y querían regalarle... Pero él sólo aceptó éste, porque era en su tierra y le hacía ilusión tener algo, porque en Galicia, en cambio, propiedades no teníamos ninguna».

Para más información: www.esferalibros.com Dpto. Comunicación: Mercedes Pacheco ([email protected]) Silvia Díaz ([email protected]) La Esfera de los Libros - Avda. de Alfonso XIII, 1, bajos - 28802 Madrid - Tel.: 912960200 Fax: 912960206

5

DOSSIER DE PRENSA

LOS AUTORES

Jesús Palacios es periodista, escritor e historiador especializado en historia contemporánea. Ha publicado varios libros de estricto corte histórico sobre el siglo XX de España, que, a juicio de especialistas e historiadores, han supuesto una contribución fundamental al esclarecimiento de los hechos decisivos de su tiempo. Es autor de Los papeles secretos de Franco (1996), La España totalitaria: las raíces del franquismo, 1934-1946 (1999), 23-F: el golpe del Cesid (2001), Franco y Juan Carlos (2005) y Las cartas de Franco (2005) —publicado con gran éxito por La Esfera de los Libros.

El general Sabino Fernández Campo, ex jefe de la Casa de Su Majestad el Rey, ha afirmado: «A Jesús Palacios le deberá la historia de los últimos tiempos muchas aclaraciones que contribuirán a que en el futuro se tenga un concepto más exacto, más neutral y más independiente de lo sucedido en momentos decisivos de la vida de nuestro país».

Stanley G. Payne es profesor emérito de Historia de la cátedra Hilldale-Jaume Vicens Vives, en la Universidad de Wisconsin-Madison de Estados Unidos. También es miembro de la American Academy of Arts and Sciences (equivalente a la Real Academia de la Historia española), codirector del Journal of Contemporary History y correspondiente de la Real Academia de la Historia.

Ha escrito numerosos libros, muchos de ellos dedicados a la historia contemporánea española, entre ellos: España, una historia única (2008) y los publicados con gran éxito por esta editorial: El colapso de la República (2005), 40 preguntas fundamentales sobre la Guerra Civil (2006) y Franco y Hitler (2008).

FICHA TÉCNICA

Título: Franco, mi padre Subtítulo: Testimonio de Carmen Franco, la hija del Caudillo Autores: Stanley Payne y Jesús Palacios Colección: Historia del Siglo XX Páginas: 791 Precio: 27 euros Fecha de publicación: 28/11/2008

Para más información: www.esferalibros.com Dpto. Comunicación: Mercedes Pacheco ([email protected]) Silvia Díaz ([email protected]) La Esfera de los Libros - Avda. de Alfonso XIII, 1, bajos - 28802 Madrid - Tel.: 912960200 Fax: 912960206

6