La Casa Varela de Alejandro de la Sota Prototipo prefabricado modular

Prieto López, Juan Ignacio Universidade da Coruña, Departamento de Proxectos Arquitectónicos e Urbanismo, Escola Técnica Superior de Arquitectura, A Coruña, España, [email protected]

Patiño Cambeiro, Faustino Universidade de Vigo, Departamento de Deseño na Enxeñería, Escola de Enxeñeiros Industriais, Vigo, España, [email protected]

Resumen En el contexto de carencia de recursos y aislamiento de la posguerra española, la necesaria reconstrucción del país se veía lastrada por los sistemas de producción obsoletos de las empresas, la escasez de materiales y la falta de mano de obra especializada. Estas mismas causas eran el origen del retraso en la industrialización y la falta de desarrollo científico-técnico de los procesos constructivos, sin los que no era posible establecer un control de calidad riguroso y el desarrollo de sistemas constructivos prefabricados que permitiesen acelerar los procesos constructivos y sistematizar la producción.

La labor pionera del Instituto Técnico de la Construcción y la Edificación dirigido por Eduardo Torroja en cuanto a la racionalización científica de los elementos y sistemas constructivos, se vio secundada por las iniciativas personales de arquitectos que trataron de introducir sistemas prefabricados en sus proyectos tal y como en ese momento se estaba haciendo en países como Estados Unidos, Francia, Italia o Alemania.

La presente comunicación pretende destacar la labor pionera de Alejandro de la Sota en el campo de la prefabricación modular en la España de los años cincuenta y sesenta, a través de su contextualización y análisis. En este período De la Sota centró su actividad en el concepto de Arquitectura Física, una arquitectura basada en la prefabricación, la ligereza, la modularidad y la industrialización de todos sus componentes. El proyecto de la Casa Varela en Collado Mediano fue el punto de partida de una intensa reflexión y el prototipo de una serie de proyectos de mayor escala basados en el uso de los prefabricados de hormigón producidos por la compañía Horpresa como origen, módulo y sistema constructivo y estructural. A su condición de prototipo ha de añadirse que fue el único proyecto que llego a completarse de esta serie y una obra pionera por su claridad conceptual y su radical planteamiento y materialidad.

Palabras clave: Sota (de la), Varela, Arquitectura, Prefabricación, Modularidad.

721 La industria de construcción española en los años 50

Tras la Guerra Civil en España se inició en los años cuarenta un lento proceso de reconstrucción, condicionado por la pobreza y el aislamiento del resto de Europa bajo el régimen franquista. A finales de los años cuarenta y con un imparable crecimiento demográfico y migración de la población a las ciudades, la construcción de viviendas económicas en serie se convirtió en una necesidad urgente. Los sistemas de construcción tradicionales y artesanales no eran capaces de responder a las necesidades reales de alojamiento de las miles de personas que empezaban a situarse en la periferia de los grandes núcleos.

Además los sistemas de producción obsoletos de las empresas, la escasez de materiales y la falta de mano de obra especializada llevaban al retraso en la industrialización de los procesos constructivos, a lo que se unía la falta de desarrollo científico-técnico suficiente, sin el cual no era posible establecer un control de calidad riguroso para la producción y puesta en obra.

En la V Asamblea Nacional de Arquitectos de 1949 se afrontó como tema principal la necesidad de producir viviendas económicas. La reunión puede resumirse como una confrontación entre quienes proponían la aplicación de sistemas de prefabricación y aquellos que defendía la política oficial del Régimen y con ello mantener el sistema de edificación artesanal, al considerar que la industrialización podría implicar la reducción de puestos de trabajo en un país con un altísimo nivel de paro.

El proceso de racionalización científica del proceso arquitectónico, fue liderado en España por el Instituto Técnico de la Construcción y la Edificación, dirigido por Eduardo Torroja. Su labor principal en estos años fue promover el abandono de las tendencias historicistas y artesanales y, simultáneamente, la investigación y divulgación de sistemas y procesos en conferencias, cursos y publicaciones, entre las que destacó la revista Informes de la Construcción que lanzaron en 1948. Esta difusión se realizaba, sin embargo, siendo consciente de que España debería potenciarse la industria existente y sus materiales y sistemas autóctonos, dependiendo en gran medida de la industria cerámica y sin capacidad para abrir el mercado a costosas patentes de sistemas extranjeros. La labor científica del Instituto se centró en la normalización de materiales constructivos y potenció la aparición de patentes de toda una gama de elementos, con la finalidad última de potenciar la industria de la construcción y la producción de viviendas económicas1. Este objetivo fue el origen de un concurso convocado por el propio Instituto Torroja en 1949, centrado en la necesidad de construir viviendas económicas2. Las bases buscaban el mejor proyecto de organización industrial para la producción en España de maquinaria, elementos y materiales necesarios para construir 50.000 viviendas anuales:

“Estamos ante un problema económico-social de gran envergadura como nunca ha tenido nuestro país. El déficit de viviendas, su alto coste, obligan a vivir en precariedad y los métodos tradicionales de construcción se muestran impotentes para afrontar la situación. Es necesario, como se ha hecho en otros campos de la industria, abandonar los clásicos y deficientes sistemas de trabajo, adoptando una nueva organización-producción en serie, racionalización del trabajo con objeto de mejorar y abaratar la producción”3.

Mientras este concurso apostaba por la racionalización del proceso constructivo, se plantearon otros que buscaban sistemas de agregación espacial óptimos y de bajo coste. Este fue el caso de los organizados por los colegios de arquitectos del País Vasco, Barcelona y , también destinados a resolver el problema de la vivienda económica. De entre todas las propuestas presentadas a las diferentes convocatorias, deben destacarse propuestas como las Viviendas en cadena que Miguel Fisac presentó al concurso organizado por el Colegio de Arquitectos de Madrid en 1950, un planteamiento basado en la flexibilidad y la modularidad y concebido para posibilitar la prefabricación y rápida construcción de unidades habitacionales o las Diez Residencias para Artistas de Fernando Higueras que recibieron el accésit en el Premio Nacional de Arquitectura de 1960.

Sin embargo el concurso más ambicioso en este contexto fue el que convocó el Ministerio de Vivienda en 1956 para la construcción de viviendas experimentales. Su finalidad era determinar las soluciones constructivas capaces de modificar los sistemas tradicionales a través de la acción conjunta de arquitectos y empresas, colaborando para diseñar un modelo de bloque de vivienda de cuatro plantas y otro de viviendas unifamiliares de dos plantas, destinados a ser producidos masivamente.

El concurso respondía a dos necesidades diferentes pero complementarias: la necesidad de dinamizar el sector industrial y la racionalización de la construcción presentando prototipos de vivienda económicos y de rápida construcción. Para ello se incluyeron aspectos que acotasen la variabilidad de las propuestas, al facilitar unas plantas tipo que podrían ser utilizadas como modelo. Esto permitió limitar conscientemente las soluciones arquitectónicas, estructurales y constructivas. De ahí que, aunque algunas propuestas emplearon sistemas prefabricados, éstas fueron una clara minoría, y en el concurso existió una coincidencia generalizada en cuanto a las propuestas tipológicas y los sistemas estructurales y constructivos utilizados, basado en muros de carga de ladrillo y forjados unidireccionales, que permitía liberar en muchas de las propuestas a las fachadas de su función portante.

Las principales industrias y empresas constructoras del país se presentaron al concurso colaborando estrechamente con los arquitectos. Resulta interesante señalar que los arquitectos de mayor edad y más afines al Régimen no enviaron propuestas, por lo que el concurso sirvió de lanzamiento para una nueva generación de

722 arquitectos que centrarían la atención en décadas posteriores como Miguel Fisac, Francisco Javier Sáenz de Oiza, Luis Cubillo entre otros4.

Una de las peculiaridades del concurso fue su carácter experimental y la posibilidad de construir todas aquellas propuestas que a juicio del jurado pudiesen aportar nuevos conocimientos sobre las directrices que marcarían el proceso industrializador de nuestra arquitectura. La propuesta ganadora fue la de los arquitectos Romay y Sánchez Lozano en colaboración con la empresa Helma, que obtuvo una mayor puntuación del jurado al tenerse en cuenta el tiempo de construcción, la composición y valor arquitectónico, la calidad del sistema constructivo y la ejecución (Fig. 1).

(Fig. 1) Construcción de uno de los edificios de muros portantes ejecutados con fábrica de ladrillo y detalle de la propuesta ganadora del Concurso de Viviendas Experimentales de 1956, ESPIGA ROMERO, Juan R. (ed.). La vivienda experimental. Concurso de viviendas experimentales de 1956. Madrid: Fundación cultural COAM, 1997.

Aunque los resultados del concurso no cumplieron plenamente con las expectativas generadas, el concurso del 56 sirvió para mostrar el estado tanto del debate arquitectónico y la industria de construcción española, en una situación de aislamiento respecto al resto de países de Europa. Sin embargo, resulta sorprendente, dentro del marco político en el que fue convocado, la apuesta por la experimentación y la industrialización, conceptos completamente desligados de la arquitectura y construcción españoles en aquella época, cuando se apoyaba una arquitectura de marcado carácter nacional e historicista y, hasta entonces, al margen de los debates que se estaban desarrollando en Europa y Estados Unidos para la producción de vivienda social a gran escala.

La Arquitectura Física de Alejandro de la Sota

“Prefabricación, es nuestra acción, es una manera de pensar”5. Esta cita resume de manera sintética la línea de investigación desarrollada por Alejandro de la Sota a finales de los años cincuenta y los años sesenta en el ámbito de la prefabricación. En este período formuló el concepto de Arquitectura Física, basada en la ligereza, la modularidad, el montaje en seco y la construcción industrializada. El origen de este planteamiento se encuentra en el estudio de la obra de Marcel Breuer y Walter Gropius en sus primeros años en los Estados Unidos, concretamente a través de la publicación de Breuer titulada Sun and Shadow: The Philosophy of an Architect 6, que supuso un hallazgo de especial trascendencia e influencia en la obra posterior del arquitecto:

“Vi con claridad cómo ellos (Breuer y Gropius) usaron los nuevos materiales y cómo llegaban a una Arquitectura que yo a mi manera llamé “física” entendiendo esta cualidad como la unión de elementos distintos para que juntos se obtenga un tercero nuevo que, sin perder ninguna de las propiedades de los que se habían unido, tenga unas absolutamente nuevas”7.

La Arquitectura Física se formulaba antagónicamente a la Arquitectura Química, basada en el trabajo manual, las estructuras de fábrica revestidas cal o mortero y formas próximas a la arquitectura local y tradicional, empleadas en proyectos como el Pueblo de Esquivel 8 (Fig. 2).

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(Fig. 2) Fotografía del Pueblo de Esquivel (Sevilla), Fundación Alejandro de la Sota, Madrid; Proceso de construcción del Gobierno Civil, , Fundación Alejandro de la Sota, Madrid.

Según recordaba José Antonio Corrales, su amigo y colaborador en estos primeros años de carrera, en los años cincuenta de la Sota pretendía crear una arquitectura prefabricada, que se desprendiese de lo formal y personal y buscase la simplicidad y la industrialización, algo que repetidamente era tema central de sus conversaciones: “José Antonio, date cuenta de que esta arquitectura que hacemos, que se hace, lo que se llama hoy arquitectura, no tiene ningún porvenir; es personal, caprichosa, complicada, artesana. Debe llegar una construcción industrial, modulada, simplificada. Lo que se hace hoy en día no tiene sentido”9.

A finales de los años cincuenta de la Sota recibe una serie de encargos vinculados a la producción industrial y la arquitectura fabril como los Talleres Aeronáuticos Tabsa de Barajas o la Central lechera Clesa, iniciando un diálogo con la prefabricación y la ingeniería que se intensificaría en años sucesivos. Es precisamente en esta transición hacia la Arquitectura Física cuando se proyectaron y construyeron algunos de los hitos de su obra como el Gobierno Civil de Tarragona o el Gimnasio Maravillas, en los que se aprecia la influencia de la obra y el pensamiento de Mies van der Rohe, el Racionalismo italiano y la abstracción de las artes plásticas de vanguardia. En estas obras, sin embargo, conviven los elementos industrializados y seriados con cerramientos de fábrica y elementos producidos artesanalmente, tratando de suplir la carencia de materiales y la falta de desarrollo de la industria de construcción española, para construir una estética abstracta e industrializada.

La Casa Varela como prototipo

El siguiente paso en este proceso investigador no fue fruto de una búsqueda formal, si no a través del uso de los elementos prefabricados de hormigón producidos por la compañía Horpresa.

La Casa Varela en Collado Mediano, Madrid, proyectada y construida entre 1964 y 1968 para José Varela Villar, fue un hito en este camino hacia una arquitectura modular, industrializada y reducida a sus componentes esenciales (Fig. 3). Se trata de una segunda residencia de 115 metros cuadrados, en la que se propone una eficiente ordenación de espacios que permite llegar alojar a 14 personas, optando por espacios comunes amplios a los que se vuelcan los demás espacios reducidos a su mínima expresión. Sin embargo y a pesar del evidente interés de esta distribución espacial, no es este el aspecto que centra la atención de este artículo, sino la prefabricación completa de la estructura, cerramiento y tabiquería de la vivienda.

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(Fig. 3) Planta y despiece de los paneles de forjado y cubierta y fotografía de la Casa Varela, 1964, Fundación Alejandro de la Sota, Madrid.

La vivienda se ubicó en la parte más elevada de una parcela en media ladera orientada al este, para lo que se optó por la construcción de una serie de muros de mampostería de piedra local, que sirven de soporte de cinco grandes vigas pretensadas de hormigón, definiendo la plataforma horizontal sobre la que se sitúa la vivienda10. Sobre esta plataforma se construye la totalidad de la envolvente con el sistema paneles prefabricados unidireccionales de hormigón pretensado de 17 centímetros de canto. Estos paneles, con nervios cada 40 centímetros, incorporaban aislamiento en sus alveolos y se diseñaron diferentes piezas con las geometrías precisas para recibir la carpintería y resolver las juntas más complejas.

(Fig. 4) Catálogo de los prefabricados de Horpresa y puesta en obra de los paneles prefabricados de cerramiento, 1965, Fundación Alejandro de la Sota, Madrid.

El interior se empleó un aislamiento a base de un aglomerado de madera, comercializado como Termotex con un acabado de madera laminada de 5mm, montados sobre una perfilería plegada de latón (Fig. 5). Este sistema se utilizó para la tabiquería, el falso techo y el revestimiento interior del cerramiento, mientras en el suelo se colocó linóleo encerado11. Muebles, puertas y contras resueltos con el mismo material e integrados en la arquitectura permiten crear una envolvente espacial homogénea, con herrajes que remiten a la industria ferroviaria12.

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(Fig. 5) Sala de estar y detalle de puerta exterior de la Casa Varela, José Hevia Blach.

En la Casa Varela, la forma no se plantea como un objetivo a priori, sino como el resultado de la aplicación de un sistema constructivo que impone sus reglas y geometría13. El proyecto se consideraba como un prototipo, un primer paso para afrontar experiencias de mayor escala, tal y como había afirmado el propio arquitecto en un breve artículo publicado en la revista Hogar y Arquitectura en 1967, “la vivienda unifamiliar como tema sea el tubo de ensayo, la preparación microscópica de las grandes experiencias”14.

(Fig. 6) Fotografías de la Casa Varela, 1965, Fundación Alejandro de la Sota.

Las grandes experiencias de la Arquitectura Física

Esas experiencias a las que aludía ya se encontraban en fase de diseño en ese momento, en proyectos como el Complejo Turístico Bahía Bella del Mar Menor, la urbanización Las Palomeras de Málaga y el Colegio- Residencia para la Caja Postal de Ahorros Provincial.

El proyecto para el Complejo Turístico Bahía Bella en la costa murciana, realizado entre 1964 y 1966, surgió en la línea de los grandes complejos turísticos construidos en los años sesenta y setenta en la costa española y que eran uno de los estandartes de la modernidad, la internacionalización y el desarrollo en la España franquista. El programa del proyecto contaba con hotel, equipamientos deportivos, más de 1000 apartamentos dispuestos en torres de diez pisos de planta cruciforme y 380 viviendas unifamiliares dispuestos en una serie de bandas paralelas al mar de diferentes anchos (Fig. 7).

Emplazado en un terreno próximo al mar y con un leve desnivel, suponía una ocasión ideal para obtener una construcción barata, seriada, de fácil y rápida ejecución empleando los principios de la Arquitectura Física:

“El trasladar una gran masa de personas a un punto determinado, hace pensar en la prefabricación. () Prefabricando se elimina al albañil, ahora un elemento extraño. Las viviendas se hacen iguales, las matiza el propietario”15.

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(Fig. 7) Axonometría del conjunto, de una de las unidades y del sistema de agregación del Complejo Turístico Bahía Bella, Murcia, ca. 1965, Fundación Alejandro de la Sota, Madrid.

De nuevo se recurrió a los prefabricados de la compañía Horpresa que fueron la base de la modulación y formalización de la propuesta. Cuatro viviendas en forma de L componían una unidad estructural sobre seis pilares prefabricados de 17x17 centímetros, vigas de 17x37 centímetros de sección y paneles unidireccionales de Horpresa para los forjados salvando luces de 9 metros:

“La prefabricación de Horpresa fue base para pensar. () Apetece seriamente hacer viviendas con piezas de 9 metros de longitud, lo demás es artesanía proscrita. () Fábrica a pie de obra y grúas, vías y poca gente es, en principio, obra atractiva”16.

En la información publicitaria destinada a atraer al turismo francés, se define el sistema de paneles prefabricados como Poly-Marbre, mármol sintético, al utilizar un acabado lavado para los prefabricados que descubre el árido del hormigón, mientras que el material de la tabiquería interiores se define como Pierre Ponce Synthetique, desarrollada por la empresa Flores del Sol, dejando a los propietarios la decisión de los acabados. Instalaciones y aislamiento se integrarían en el interior de las losas prefabricadas y se consideraba la posibilidad de incorporar un sistema de circulación de aire, evacuación de residuos y ascensor.

De nuevo las superficies de los espacios se limitan a su mínimo funcional, con una sección articulada a medias plantas, resultando una vivienda de pequeñas dimensiones y que encuentra su punto de máxima intensidad en el plano de cubierta ajardinado y desde el que se tendrían vistas sobre el horizonte. El sistema de agregación, llevó a crear diferentes modelos de vivienda en función de su posición en la trama, dejando patios intermedios de 5x8 metros y la planta baja libre a modo de umbráculo.

Horpresa se implicó especialmente con el proyecto y desarrolló en 1966 una de estas unidades en sus instalaciones, para probar la rapidez de ejecución del sistema y su idoneidad para abordar el proyecto, que, sin embargo, no fue finalmente ejecutado.

En 1965 de la Sota se presentó al concurso para la construcción de la Urbanización las Palmeras, un bloque de viviendas promovido por la empresa Entrecanales en Málaga (Fig. 8). La propuesta se articula en base a una serie de volúmenes de planta cuadrada, de nuevo a partir del uso de los paneles prefabricados unidireccionales de Horpresa. En torno a cada núcleo de comunicaciones se disponen cuatro unidades cúbicas que permiten organizar diferentes programas de vivienda mediante la agregación de una o varias de estas unidades.

(Fig. 8) Planta del proyecto presentado al concurso de la Urbanización las Palmeras, Málaga, 1967. Fundación Alejandro de la Sota, Madrid.

727 La modulación del sistema, esencial en la fase de proyecto, fabricación y puesta en obra, se hizo especialmente patente en el proyecto del Colegio-Residencia promovido por la Caja de Ahorros Provincial de en 1967 (Fig. 9). El proyecto parte de una malla de 2 metros que modula y estructura el programa y la construcción de los volúmenes del proyecto sobre la sinuosa topografía de la parcela, tal y como se especifica en la memoria del proyecto:

“Utilización de un módulo volumétrico repetido para múltiples usos, construido con paneles de hormigón pretensado diferenciándolos en su acabado interior”17.

El sistema constructivo es similar al que había desarrollado para la Casa Varela y queda definido mediante dos únicos planos: uno en el que aparecen los elementos que conforman la envolvente exterior y otro con todos los elementos para la construcción de las divisiones y carpinterías, generando un sistema que permitiría abordar la construcción mediante la simple unión de componentes.

(Fig. 9) Planimetría y detalles constructivos del Colegio-Residencia para la Caja de Ahorros Provincial de Ourense, Ourense, 1967. Fundación Alejandro de la Sota, Madrid.

Pese a las sucesivas tentativas18, el proyecto de la Casa Varela permaneció como el único construido de esta serie de proyectos vinculados a la Arquitectura Física en los años sesenta. En este período los proyectos se modulaban y estructuraban a partir de las dimensiones y prestaciones de los prefabricados desarrollados por Horpresa, mientras la forma no se trata como un objetivo, sino que se considera el resultado de la aplicación de un sistema constructivo:

“Creo que el no hacer Arquitectura es un camino para hacerla () y así, no buscar la forma, sometiendo la creativa a determinaciones exclusivas de orden lógico y constructivo, es el mejor modo de garantizarla”19.

A comienzos de los años setenta, ante la imposibilidad de materializar ninguno de estos proyectos y tras no acceder a la cátedra de Proyectos en la Escuela de Madrid, Alejandro de la Sota se desvincula de la docencia y abandona esta investigación sobre la prefabricación basada en los productos de Horpresa.

La Arquitectura Física metálica

A modo de breve epílogo y tratando de sintetizar la posterior evolución de la Arquitectura Física, resulta interesante acudir a otro proyecto de viviendas realizado años después, la Urbanización junto al Mar en Alcudia20, proyectado en 1983-1984 en colaboración con Mauricio Sánchez-Bella (Fig. 10). El proyecto, consistente en 50 viviendas unifamiliares y diversos equipamientos comunes, supuso una reelaboración de los planteamientos de los años sesenta, casi veinte años después y empleando estructura y cerramientos metálicos, tal y como puede apreciarse en la memoria del proyecto:

“Se prefabrica toda la construcción y se lleva hecha desde la fábrica a donde sea, en este caso a Mallorca. Paneles de chapa, forjados de chapa, tabiques de chapa, instalaciones hechas en taller, pavimentos prefabricados de grandes dimensiones; todo de fácil montaje. Se ahorra tiempo, se consigue calidad y se obliga a formas tal vez lejos de la arquitectura”21.

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(Fig. 10) Perspectivas y plano detalles constructivos para la Urbanización en Alcudia, Mallorca, 1984, Fundación Alejandro de la Sota.

La arquitectura se vuelve en este proyecto liviana y casi etérea, optando por un sistema estructural metálico y cerramientos de panel Formawall 1000H de la empresa Robertson, solución que recientemente había aplicado en el Edificio de Correos de León. Sin embargo, en la urbanización de Mallorca, los propios límites se diluyen en mediante un uso cuidadoso de sistemas de carpintería correderas, pérgolas y toldos, que se extienden hasta las tapias de piedra características del paisaje mallorquín que delimitan la parcela y actuarían como contraste de la ligereza de la vivienda.

Esta progresiva desmaterialización de la arquitectura y tendencia a la ligereza y prefabricación, que guió la obra de Alejandro de la Sota desde los años sesenta, ya había sido avanzada por de la Sota en una conferencia en Barcelona en 1963, que sintetiza la evolución posterior de su obra:

“Estamos cansados de ver inocentes viviendas que nos abruman por su gravedad; (). Por el contrario, podría uno alegrarse frente a viviendas ligeras, sin gravitar, casi volátiles. () Aquí empieza a diferenciarse el mundo del pasado, el del próximo e indeciso próximo pasado, y el presente y futuro. Es muy simple encontrar la separación de estos dos mundos. Bastaría con someterlos al peso: las buenas arquitecturas flotarían y las malas se hundirían con todo su lastre material y cultural”22.

La presente comunicación pretende destacar el carácter pionero de la Casa Varela de Alejandro de la Sota en el campo de la prefabricación modular, a través de su contextualización y análisis, destacando su claridad conceptual y racionalidad técnica que la aproximaban a la producción arquitectónica contemporánea de países como Francia, Alemania, Italia o Estados Unidos en el contexto de de la penuria económica y el aislamiento cultural de la posguerra española. Esta vivienda se convirtió en el punto de partida de una reflexión sobre la ligereza y la construcción modular a partir de los prefabricados de Horpresa que sigue siendo un reto vigente y un ejemplo de cómo concebir una arquitectura vanguardista a partir del uso racional de los elementos y sistemas desarrollados por la industria.

Notas 1 CASINELLO, María J. Concurso de viviendas experimentales 1956: Normalización, industria y arquitectura. En: La vivienda experimental. Concurso de viviendas experimentales de 1956. Madrid: Fundación cultural COAM, 1997, pp. 63-80. 2 CASINELLO, María J. Razón científica de la modernidad española en la década de los 50. En: Los años 50: La arquitectura española y su compromiso con la historia. Pamplona: T6 ediciones, 2000, pp. 21-38. 3 Ibídem. 4 SAMBRICIO, Carlos. Contemporaneidad vs. Modernidad. El concurso de vivienda experimental de 1956. En: La vivienda experimental. Concurso de viviendas experimentales de 1956. Madrid: Fundación cultural COAM, 1997, p. 4. 5 SOTA (de la), A. Sentimiento de la prefabricación. En :PUENTE, Moisés (ed.). Alejandro de la Sota. Escritos, conversaciones, conferencias. Barcelona: Gustavo Gili, 2002, p. 47. 6 BREUER, Marcel. Sun and Shadow: The Philosophy of an Architect. Londres: Longmnans, Green & Co., 1956. 7 SOTA (de la), A. Recuerdos y experiencias. En: PEÑA-MARÍN, Ignacio (ed.). Alejandro de la Sota, Arquitecto. Madrid: Ediciones Pronaos, 2003, p. 16. 8 PUENTE, Moisés. Tiempo 2: Arquitectura Física. En: Alejandro de la Sota. Barcelona: Fundación Caja de Arquitectos, 2009, pp. 100-101. 9 CORRALES, José A. Mi relación con Alejandro de la Sota. En: Alejandro de la Sota. Barcelona: Fundación Caja de Arquitectos, 2009, p. 123.

729 10 El uso expresivo de las vigas pretensadas establece una interesante relación con la Casa Lucio Muñoz proyectada y construida por Fernando Higueras dos años antes. 11 PEÑA-MARÍN, Ignacio (ed.). Alejandro de la Sota, Arquitecto. Madrid: Ediciones Pronaos, 2003, p. 96. 12 En la memoria mecanografiada del proyecto del Colegio-Residencia en Ourense conservada en la Fundación Alejandro de la Sota afirma: “Ventanas, puertas, cerrajería, detalles de la industria de ferrocarriles y autobuses”, que ya había incorporado en las carpinterías del Edificio de Viviendas en la calle Prior de , una reinterpretación del balcón-galería a través del uso del vidrio de seguridad y herrajes de la industria del automóvil”. 13 En un plano puramente formal resulta interesante abordar la comparación de este modelo prefabricado con algunas de las viviendas que Marcel Breuer había proyectado en Cape Cod, como el Edgar Stillman Cottage, con ciertos paralelismos en cuanto al uso de cerramientos ligeros, grandes paños vidriados, vuelos expresivos, la atmósfera interior, 14 SOTA (de la), A. Casa Varela en Collado Mediano. Madrid. En: Hogar y Arquitectura, 1967, nº69, p. 30. 15 SOTA (de la), A. Complejo turístico Bahía Bella. En: Hogar y arquitectura, 1966, nº 64, p. 45. 16Ibídem. 17 PEÑA-MARÍN, ref. 10. 18 También en 1967 se realizó el proyecto de una Urbanización de Viviendas en Santander, tratando en este caso de integrarse en la pendiente del terreno, enterrando gran parte del programa. 19 RODRÍGUEZ CHEDA, José B., Alejandro de la Sota. Construcción, Idea y Arquitectura. : Colegio Oficial de Arquitectos de , 1994, p. 313. 20 Al igual que la Casa Varela se ha tratado como el prototipo del resto de proyectos, la Casa Domínguez de A Caeira (1973- 1978), debería ser considerada como el prototipo de este proyecto. 21 SOTA (de la), A. Memoria del proyecto de casas en Alcudia, Mallorca. En: Quaderns d´Arquitectura i Urbanisme, 1984, nº 160, p. 20. 22 SOTA (de la), A. Sentimiento sobre cerramientos ligeros. En: PUENTE, Moisés (ed.). Alejandro de la Sota. Escritos, conversaciones, conferencias. Barcelona: Gustavo Gili, 2002, pp. 156-159.

Bibliografía

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Biografía

Juan Ignacio Prieto López (Vilalba, Lugo, 1981) arquitecto por la Universidad de A Coruña (2007). Doctorado en 2013 con la tesis titulada Teatro Total: la arquitectura teatral de la vanguardia europea en el período de entreguerras. Profesor de Proyectos en el Departamento de Proxectos Arquitectónicos y Urbanismo de la Escola Técnica Superior de Arquitectura de la Universidade da Coruña desde 2008. Profesor invitado en la Ecole Nationale Supérieure d´Architecture de Clermont-Ferrand (2009-2014) y la Ostbayerische Technische Hochschule Regensburg (2008-2014) y en el Máster de Arquitectura del Paisaje de la Fundación Juana de Vega, la Universidade da Coruña y la Universidade de Santiago. Miembro de la unidad de investigación pARQc (Proyecto, Arquitectura y Ciudad) y del Observatorio de Espacios Escénicos. Arquitecto colegiado con obra premiada y publicada en ámbito nacional.

Faustino Patiño Cambeiro (Vigo, , 1981) arquitecto por la Universidad de A Coruña (2006). Doctorado en 2013 con la tesis titulada Aplicación de Técnicas de Diseño y Fabricación en la construcción de la Arquitectura residencial, del centímetro al milímetro. Profesor de Proyectos en la Ingeniería en el Departamento de Diseño en la Ingeniería de la Escola de Enxeñeiros Industriais de la Universidade de Vigo desde 2010. Profesor invitado en el máster integrado en Ingeniería y gestión Industrial de la Universidade do Minho, bajo la temática del Lean Construction (2012-2014) y en el Máster Universitario en Ingeniería de la Edificación y Construcciones Industriales, la Universidade de Vigo. Miembro del grupo de Investigación, INAR Design (Diseño en Ingeniería y Arquitectura). Arquitecto colegiado con obra premiada y publicada en ámbito nacional.

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