MARISQUEO Y PESCA ARTESANAL EN LA PROVINCIA DE

RAFAEL CÁCERES FERIA

Fotografías: JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ SÁNCHEZ

Si nos acercamos a cualquier po­ mente al ver varadas en la arena las blación del litoral onubense al ama­ pequeñas pateras de madera de Isla necer de una mañana de otoño o pri­ Canela o El Rompido, y después con­ mavera , podemos contemplar la templar los grandes congeladores del estampa de cientos de hombres y puerto de Huelva. En las páginas que mujeres que se dirigen a su trabajo siguen, dejaremos a un lado la activi­ diario en las cercanas plantaciones dad pesquera de tipo industrial, para de fresas y naranjas. Esta imagen, centrarnos en lo que se suele deno­ aunque ya se ha convertido en algo minar pesca artesanal, aquella que cotidiano , sorprende, sobre todo, en se practica en las marismas, ríos y en pueblos sin ninguna tradición agríco­ las aguas más próximas a las costas, la, que han vivido de manera casi ex­ con pequeñas embarcaciones, un nú­ clusiva de la explotación de los recur­ mero reducido de tripulantes, artes sos marinos. Hasta hace muy poco, tradicionales y que posee un carác­ muchos de los hombres y mujeres ter eminentemente familiar. Utiliza­ que hoy faenan en lo mares de plás­ mos el término pesca artesanal y no ticos de los campos de fresones, que pesca tradicional, pues si bien es ver­ recogen naranjas o envasan frutas , dad que muchas de estas actividades navegaban por las aguas de Atlánti­ pesqueras perviven desde hace si­ co, recolectaban coquinas en las pla­ glos, también es cierto que mezclan yas o enlataban sardinas y caballas. elementos del pasado con elementos Pero desde principios de los años modernos: embarcaciones de poliés­ ochenta la agricultura frutícola ha ido ter, con pateras de madera, motores ganando terreno, en un momento en fueraborda con remos... No podemos que muchas de las actividades liga­ ver este tipo de pesca como un vesti­ das a la mar se encontraban en fran­ gio precapitalista tendente a desapa­ ca decadencia. recer, pues aunque algunos de los A pesar de esta gran transforma­ proced imientos a los que haremos ción , no podemos olvidar que la referencia se usan muy poco e inclu­ pesca cont inúa generando una im­ so han desaparecido, por falta de ren­ portante riqueza en la provincia de tabilidad, por el agotamiento de algu­ Huelva, y que aún son muchas las nas especies o por la proh ibiciones familias que viven de la mar. Por este de las autoridades pesqueras, en mu­ motivo, y por la larga tradición pesca­ chos otros casos, estamos ante técni­ dora, buena parte de la población del cas que tienen plena vigencia, e in­ litoral onubense posee una cultura cluso viven un período de expansión. marinera, sus valores, su manera de entender el mundo son más un pro­ ducto de la mar que de la tierra. El medio físico La explotación de los recursos ma­ rinos adopta formas sumamente va­ Muchos de los rasgos del sector riadas , que van desde las prácticas pesquero onubense son compartidos más simples ligadas a la estricta su­ por otras áreas pesqueras andaluzas pervivencia, como puede ser el ma­ y españolas; pero los puertos de risqueo a pie, hasta la explotación de Huelva, como todos los puertos del bancos pesqueros utilizando grandes Golfo de Cádiz, presentan notables embarcaciones y complejas artes peculiaridades, en parte, producto de que requieren elevadas inversiones. su situac ión geográfica y de las ca­ En la provincia de Huelva desde hace racterísticas de sus costas. siglos conviven ambos tipos de El litoral onubense se extiende pesca; el cont raste entre estos dos desde la desembocadura del río mundos pesqueros se aprecia c1ara- Guada lquivir hasta la del , 4S un total de 120 kilómetros de costas bría, en la del río Piedras, El Rom­ bajas y arenosas; esta línea costera pido y el Terrón; Isla Cristina junto es de formac ión muy reciente y se al Carreras y en la de­ encuentra en una continua evolución. sembocadura del Guadiana. La desembocadura de los principa­ les ríos de la provincia (Tinto, Odiel, Las condiciones físicas de la Piedra, Carreras) fragmentan la costa onubense favorecen el desa­ costa en numerosos sectores; ade­ rrollo de la actividad pesquera: una más, estos ríos aportan una serie de amplia plataforma continental , que materiales que ha dado lugar a la for­ supera los 40 km, aguas poco pro­ mación de flechas litorales, puntas, y fundas con temperaturas cálidas y a numerosas islas. una gran riqueza en plancton . Los En la costa de Huelva podemos fondos marinos son en general are­ distinguir dos zonas muy bien dife­ nosos y presentan una gran riqueza renciadas: en moluscos; cerca de las desembo­ caduras de los ríos se vuelvenfango­ a) Al este de la ría de Huelva, sos, muy propicios para la pesca de ochenta kilómetros de costas, con arrastre. Estas características, com­ acantilados de arenas consolidadas, partidas por todo el Golfo de Cádiz, sometida a una fuerte erosión y con lo convierten en una de las zonas tendencia a retroceder. En este sec­ más ricas en pesca del litoral penin­ tor no han existido puertos importan­ sular. tes, tan sólo algunos asentamientos La presencia de corrientes mari­ aislados de pescadores. nas atlánticas y mediterráneas favo­ b) Al oeste de la desembocadu­ rece el desarrollo de una fauna mixta ra del Tinto y el Odiel, encontramos de especies tanto del Atlántico como unos 45 km de costa pantanosa, de del Mediterráneo; entre las más marismas, producto del aporte de abundantes están las sardinas, atu­ los ríos. Son terrenos que se inun­ nes, caballas, jureles , pescadillas, dan al subir las mareas, y cuando besugos, corvinas; crustáceos: gam­ éstas bajan quedan numerosos is­ bas, langostinos y cigalas; moluscos: lotes rodeados de fango, atravesa­ almejas y coquinas; cefalópodos: dos por canales de escorrentías, chocos, calamares y pulpos. denominados caños . El tipo de te­ La posición del litoral onubense rreno ha obligado a situar los puer­ entre dos mares, la cercanía de las tos en los estuarios de los ríos, pre­ costas africanas y de la frontera por­ sentando el problema que en estas tuguesa , ha condicionado notable­ desembocaduras las corrientes ma­ mente la evoluciónde los puertos de rinas y fluviales originan grandes Huelva. Hasta estas aguas han lle­ bancos de arenas , barras, que difi­ gado tanto embarcaciones medite­ cultan la navegación. Este tramo rráneas como atlánticas (laúdes y costero es la zona de Huelva donde bous catalanes , jábegas malague­ la pesca ha tenido y tiene una ñas, galeones gallegos), y con ellas mayor importancia, y donde se si­ población procedente de todos los túan los puertos más importantes rincones de la Península Ibérica (ca­ de la provincia. En la desemboca­ talanes , valencianos, almerienses, dura del Odiel, Huelva y Punta Um- gallegos, portugueses...). Este hecho

Puerto de Isla Cristina. 46 Barriada de pescadores de Canela (Ayamonte). explica la riqueza, variedad y origina­ desde muy temprano el desa rrollo lidad de las embarcaciones, técnicas de una pesca de tipo capitalista que y artes de pesca que se han utilizado requería una gran inversión de ca­ en estas aguas. pital y un elevado número de asala­ riados (almadrabas, jábegas, tarra­ fas...). LA EVOLUCiÓN Un momento clave para compren­ DE LA ACTIVIDAD PESQUERA der la recien te evolución del sector pesque ro onubense se sitúa a me­ La actividad pesquera en toda la diados del siglo XVIII. Por esas fechas costa suratlánt ica de la Península se produce la llegada hasta estas Ibérica tiene una larga tradición que costas de pescadores y comercian­ se remonta a los primeros pobla­ tes catalanes y valencianos que mientos humanos; numerosos restos transformarán la actividad pesquera arqueológicos testimonian las prácti­ al introducir nuevas artes de pesca, cas pesqueras de forma continuada fundar enclaves marineros (Isla Cris­ desde la más remota antigüedad tina) y fomentar el come rcio de hasta nuestros días. pesca salada. La existencia de grandes bancos A principio de siglo xx, Huelva, de sardinas, y el ser lugar de paso pero sob re todo Ayamonte e Isla para los atunes que se dirigen a de­ Cristina, se han convertido en dos sovar al Mediterráneo, posibilitó puertos con una gran flota de barcos

El Rompido (). 47 Varadero (Isla Cristina).

sardineros (qaleones") que abaste­ pequeñas embarcaciones dedicadas cían las numerosa industrias salazo­ a la pesca de bajura, aprovechando neras y conserveras. En Ayamonte e la gran demanda de pescado, provo­ Isla Cristina la pesca artesanal fue cada en parte por el auge del turis­ siempre mínima, quedaba reducida a mo. Al tratarse de una producción los momentos en que la flota sardi­ pequeña que se comercializa direc­ nera se veía obligada a amarrar por tamente, los beneficios para los pes­ las condiciones climát icas o la falta cadores son mayores, lo que ha con­ de pesca . Sólo en los puertos más ferido a este tipo de pesca un gran pequeños y en los enclaves de pes­ atractivo. Lejos de estar en declive, la cadores de la playas se practicaba la pesca artesanal vive un período de pesca artesanal: Punta Umbría, El Rompido, La Antilla, Punta del Cai­ mán, Punta del Moral. La crisis de la industria conserve­ ra traerá a partir de los años sesenta una profunda transformación de la estructura pesquera. La flota sardi­ nera de cerco se irá reduciendo y transformando progresivamente, mientras que aumentan los barcos de arrastre (parejas). Desde media­ dos de la década de los sesenta el puerto de Huelva se especia liza en pesca de gran altura , con una gran flota congeladora que faena en los caladeros africanos, mientras que Ayamonte e Isla Cristina ven declinar su actividad sardinera. Aunque desde la década de los setenta el sector pesquero onubense, excep­ tuando la flota de gran altura de Huelva, padecía síntomas de una grave crisis, en los últimos años se observa en todas las poblac iones costeras una cierta recuperación. Han comenzado a proliferar cientos de

2 En Huelva se denomina galeón a un barco de vapor utilizado para la pesca de la sardina desde principios de siglo. Esta embar­ cación empleaba un arte de cerco de grandes dimensiones llamado tarrafa. Este tipo de buque ha funcionado hasta finales de los años cincuenta, en que fueron sustituidos por naves más pequeñas y ligeras, con motores de ga· soil, denominadas traíñas . Pateras (Isla Cristina). 48 Barcos coquineros (Punta Umbría). expansión. Incluso podemos obser­ sentar cubierta y tener de 5 a 9 m var que en zonas como Mazagón , de eslora , con motores de hasta donde la actividad pesquera hace 200 c.v. unos años era mínima, han apareci­ Son múltiples los procedimientos do numerosas embarcaciones tripu­ de pesca que se utilizan en la actua­ ladas por personas que jamás ha­ lidad; cada uno de los mismos pre­ bían tenido vinculación con la mar. senta numerosas variantes en fun­ ción del medio físico en el que se emplean, de las especie que se quie­ Pesca artesanal ren capturar, de las necesidades de cada momento y de las personas Ya hemos señalado que haremos que los ponen en práctica. Así, en­ referencia exclusivamente a la contramos importantes variaciones pesca que se lleva a cabo con pe­ en relación a las dimensiones de las queñas embarcaciones y artes tra­ artes utilizadas, el grosor de la malla dicionales, en la desembocadura de o la forma de calarlas, por lo que los ríos y a escasa distancia de la aquí nos referiremos exclusivamente costa. En el litoral onubense, la em­ a los procedimientos más genéricos. barcación más usada para este tipo La actividad pesquera no se limita de pesca es la patera; se trata de exclusivamente a captura de peces, un barco de madera, de pequeñas incluye un gran número de tareas dimensiones , de 3 a 5 m de eslora, muy amplias que van desde la pre­ poco tonelaje, fondo casi plano, sin paración y reparación del instrumen­ quilla y flancos rectos , que resulta tal (barcos, redes, aparejos...) hasta muy fácil de varar en la arena. Estos la comercialización de la producción. barcos , que antes iban a remo y En buena parte de la Península Ibé­ ahora a motor, tienen múlt iples rica estas faenas no son exclusiva­ usos, y se ha utilizado tanto como mente mascu linas , si bien suele nave auxiliar de embarcaciones existir una estricta división sexual del más grandes como barco para la trabajo: los hombres salen a la mar pesca en ríos, marismas o a poca mientras que las mujeres realizan distancia de la costa . También de las labores pesqueras de tierra. En pequeñas dimensiones pero con Huelva, al igual que en la mayoría de quilla y formas más redondeadas los puertos andaluces, las mujeres son los llamados botes, con los se encuentran alejadas de las fae­ mismos .usos que las pateras. Si nas pesqueras; no encontramos ni bien pateras y botes siguen tenien­ rederas, ni descargadoras, y su do plena vigencia y se continúan fa­ única vinculación al mundo de la bricandoen los astilleros locales, pesca es el trabajo como operarias comienzan a ser desplazadas por en las fábricas de conservas. Actual­ embarcaciones industriales de po­ mente en algunos pueblos como liéster, que se denominan de forma Punta Umbría podemos ver esporá­ gené rica~nchas. Enelmarisqueo dicamente algunas mujeres prepa­ se suelen emplear pateras , pero rando las redes en las pequeñas también embarcaciones un poco embarcaciones familiares. mayores cuando se realiza a más Sin ninguna duda son el trasma­ distanc ia de la costa ; puede n pre- llo y el palangre los sistemas de 49 Lancha. Embarcación moderna utilizada para la pesca (El Terrón).

pesca que más utilizan hoy las pe­ El palangre es un aparejo formado queñas embarcaciones pesqueras. por un cabo resistente del que cuelgan El trasmallo es un método de pesca numerosos cabos más finos que ter­ de enmalle , para el que se utiliza un minan en anzuelos. Existen muchas arte compuesta por tres paños de variantes; el más utilizadose compone red superpuestos. Los dos exteriores de un cordel horizontalque llevaincor­ más claros son iguales, mientras que porado cada cierta distancia otros ver­ la central es una red ciega de mayo­ ticales con anzuelos. Las dimensiones res dimensiones. Al intentar atrave­ de cordeles y anzuelos varían en fun­ sarloslo peces se quedan embolsa­ ción de la especie que se pretende dos en la red. La longitud de los capturar. Se cala fijandouno de los ex­ trasmallos son variables , se pueden tremos del cabo con un rezón, y a par­ componer de muchos paños de red. tir de este punto se va extendiendo; el Se suelen calar al atardecer, se otro extremo se vuelve a fijar de la dejan durante todo un día, señaliza­ misma forma. Se suele calar al atarde­ dos con una serie de balizas, y se re­ cer y se recoge al amanecer. cogen al día siguiente. Por este pro­ Para la captura del pulpo se em­ ced imiento se capturan especies plean pequeñas vasijas de barro de muy variadas, dependiendo del ta­ boca estrecha denominadas mace­ maño de la malla. Los trasmallos de tas, tinajas o cajirones. Se unen una malla más pequeña se utilizan para cantidad variables de estas vasijas el langostino, mientras que existen con una cuerda que va atada al cue­ otros más grandes para especies llo de las mismas. Este cabo con las como chocos , aced ías o lenguados. vasijas se deposita en el fondo, y se

Rastro para el marisqueo con embarcación (El Terrón). so dan atrapadas todo tipo de especies. Una vez en la playa se selecciona el pescado. A ojo, por la noche, se solían pes­ car los chocos. Se utilizaba una pe­ queña barca y una lámpara. El pro­ cedimiento consistía en verter un poco de aceite en el agua y en ilumi­ narlo con la luz de lámpara. Se espe­ raba que acud iera el choco y se le atravesaba con un pincho de hierro, figa, a modo de arpón.

El mari squeo

La riqueza en moluscos de los fondos arenosos de las playas onu­ bense y de los fondos fangosos de sus rías (Carreras y Piedra), explica que el marisqueo haya sido y conti­ núe siendo un recurso fundamental en la economía de muchas poblacio­ nes onubenses. Esta actividad pesquera ha tenido siempre un carácter complementario, se trata de un recurso económico del que se ha servido mucha población que no siempre ha estado vinculada a la mar. Los marineros solían ma­ riscar en los momentos en que la pesca era inexistente o no se podía faenar por las condiciones climáticas Fabricación de nasas (Punta Umbría). adversas, especialmente en invierno, pero ha sido también muy frecuente señalizan con una serie de corchos. combinar el marisqueo con otra acti­ Se dejan en el agua durante toda vidad económica; así, hoy día se una noche, al día siguiente se reco­ suele alterna r con el trabajo en la gen y se sacan los pulpos que des­ construcción o el campo. Incluso mu­ pués de haber entrado en los cajiro­ chos parados de barrios obreros de nes les ha resultado imposible salir. Huelva recurren al marisqueo en las Se utilizan nasas de diversos ta­ playas cercanas a la capital. Este maños, formas y materiales (iunco, hecho se debe en parte a que la re­ red, hierro, mimbre...) para capturar colecc ión de moluscos, en muchas distintas especies. Se suelen fijar al de sus modalidades, requiere muy fondo con unas estacas, aprove ­ poca especialización, y sobre todo, chando la bajamar. muy pocos medios materiales, ras­ Para la pesca del cangrejo y de tros bastantes simples , que pueden pequeños peces como el pejerrey te­ ser de autofabricación. nemos el llamado zarcillo, consis­ Podemos distinguir dos modalida­ tente en un aro de hierro que lleva in­ des deferentes de marisqueo: el lla­ corpo rada una bolsa de red ciega mado marisqueo a pie cuando no se con un plomo en el fondo. Se lanza utiliza embarcación, y el marisqueo a con una cuerda, y se retira al poco flote, cuando se practica con barco. tiempo. A pie encontramos distintos procedi­ En la actualidad se encuentran mientos. Por un lado tenemos el ma­ prohibidas, aunque se siguen usan­ risqueo que se lleva a cabo en las do las denominadas lavá (lavadas), playas ; con los pies se remueve la una red playera de grande dimensio­ arena mientras se camina lentamen­ nes. Presenta una forma rectangular te hacia atrás; los moluscos que apa­ y se va ensanchando a medida que recen se van recog iendo con las nos aproximamos a su centro, donde manos y se depositan en un peque­ tiene un copo; en su parte superior ño recipiente. Este procedimiento no lleva corchos y en la inferior plomos. tiene un carácter profesional, normal­ Se deja un cabo en tierra y el otro se mente ha sido una forma de obtener introduce con ayuda de una pequeña algunas coquinas (Donax trunculus) embarcación, y a veces a pie, en el o berberechos (Cardum edule) para mar, después de describir un semi­ la alimentación, y solía ser utilizado círculo se devuelve a tierra, y varias por las mujeres y niños de las aldeas personas comienzan a tirar de los de pescadores más ce rcanas a las cabos, el copo se va cerrando y que- playas (Punta Umbría, La Antilla, 51 Cajirones para la pesca del pulpo. Canela (Ayamonte).

Punta del Moral). Hoy día es una mo­ éstos son sustituidos por una cuchi­ dalidad que sólo se prac tica como lla. Este armazón tiene incorporado entretenimiento en las playas. un saco de red y un mango de made­ En la desembocadura de los ríos ra que va sujeto a la cintu ra del ma­ Piedras y Carreras, se suele maris­ riscador por una correa para facilitar car utilizando un pequeño azadón, la tracción. El mariscador, caminando zoleta, compuesto por una pala de hacia atrás , tira del rastro moviendo hierro con un mango de madera; las el mango. Una vez lleno el copo se almejas 2 se buscan a ojo, localizan­ deposita su contenido fuera del agua do los orificios en el barro ; el mismo y se va seleccionando el marisco. procedimiento pero usando un pe­ El marisqueo a flote se lleva a queño rastrillo dentado de base trian­ cabo utilizando pequeñas embarca­ gula r se emplea cuando se marisca ciones a motor, normalmente pate­ en la arena; para los verdigones 3 ras, tripu ladas por un par de perso­ tenemos un rastrillo de igual forma nas; se utiliza igualmente un rastro , pero un poco mayor. pero de dimensiones mayores que Las navajas (Ensis ensis) y lon­ los utilizados en el marisqueo a pie; guerones (Solen vagina) se suelen frecuentemente tiene una base semi­ extraer con una pequeña vara de hie­ circular de la que salen tres brazos rro, figa o driza, acabada en una que convergen en una anilla donde punta a modo de flecha, que se intro­ va el cabo utilizado para el arrastre. duce en los or ificios donde se en­ Cuando el barco llega al lugar elegi­ cuentran enterrados; el animal se en­ do, se lanza por la proa el ancla, y se gancha y se saca al exterior ", rema hacia atrás durante unos me­ También a pie es el llamado maris­ tros, se tira el rastro por la popa, y se queo al taladro. Este sistema se em­ comienza halar del cabo en dirección plea para la coquina y almeja, tanto al ancla, sirv iéndose de un rodillo en los ríos como en la playa. El ras­ que se maneja con los pies o las tro o taladro se compone de un ar­ manos; a med ida que la embarca­ mazón triangular de hierro ; uno de ción se desplaza, se va remolcando sus lados, de unos 50 cm, posee una el rastro, que es izado una vez se serie de dientes , y en ocas iones llega al punto señalado. Se enjuaga el copo en el agua y se deposita su contenido en la popa, donde se se­ 2 La terminologia que existe para los mo­ lecciona el marisco . Para faenar a luscos en general es bastante compleja, pues una mayor distancia de la costa, se varían mucho de una población a otra los nom­ bres empleados. En el caso de las almejas se suelen emp lear embarcaciones de complica aún más por la gran cantidad de mayor tamaño y motores más poten­ subespecies que encontramos. Así , se suele tes , que llevan más de un rastro o distinguir la almeja fina (Tapes decussatus), rastros mayores que se remolcan chocha (Tapes pullastra). pirulos o pirulltos (Tapes aeurus) . A las almejas finas más gran­ con un motor en vez de manualmen­ des se las conocen con el nombre de madres. te; la embarcación va ace lerando y 3 Nombre que reciben en Huelva los berbe­ frenando de manera que el rastro pe­ rechos . netra en el fondo. • Otro método más simple es echar un pu­ ñado de sal en el orificio donde está ellongue· Las especies capturadas han va­ rón, de esta forma el animal se ve obligado a riado en función de la época y de las salir y es capturado. demandas del mercado. Así , en los 52 Arte de pesca : manga.(Punta Umbría). años sesenta fueron muy importan­ mientos y particulares por la apropia­ tes la capturas de verdigones para la ción de las marismas. Un ejemplo lo industria conservera; esta especie tenemos en el pleito que mantuvo el sufrió un agotamiento, el mismo ayuntamiento de Ayamonte con las camino corrieron otras como las chir­ autoridades de la mar ina a finales las 5 (Venus gallína) y las denomina­ del siglo XIX por la propiedad del lla­ das almejas chochas (Tapes pullas­ mado estero de la Mojama. La du­ tra). Actualmente la especie más quesa de Sesa solocitaba la propie­ abundantes son las coqu inas y las dad sobre estas marismas situadas almejas. entre Ayamonte e Isla Cristina, para arrendarla a un industrial conservero que pretendía convertirlo en vivero Pesca en la marisma de marisco. El ayuntamiento siempre se opuso alegando que se trataba de Si en la actualidad las marismas un terreno de interés colectivo: son ecosistemas proteg idos y muy valorados por su gran riqueza ecoló• " La ley establece que este tipo de gica, hasta hace muy poco tiempo se terreno no se puede explotar si perju­ trataba de espacios marginales, in­ dica otro tipo de aprovechamientos. hóspitos por sus condiciones físicas. Centenares de familias de esta loca­ Si bien no han sido lugares idóneos lidad y pueblos colindantes aprove­ para vivir, en camb io, sí han tenido chan para la pesca desde siempre . una gran Importancia económ ica Ayamonte, , Isla, Redondela, para la población del litoral onuben­ Gartaya y vecinos de pueblos más se, que aprovechaba los múltiples re­ alejados tienen un considerable nú­ cursos que ofrec ían (recolección, mero de vecinos dedicados a la caza, ganadería, pesca). pesca, pesca que según los elemen­ Las características de este ecosis­ tos de que pueden disponer y según tema, la combinación de agua y tie­ el estado del tiempo, ejecutan ya en rra permite , aunque con una gran el mar, el río o los esteros o caños, dificultad, el acceso y la pesca en siendo por lo regular los que acuden estos parajes sin necesidad de a estos últimos, porque en ellos es poseer embarcación alguna ; este donde más fácilmente y con artes hecho, unido a la gran riqueza eco­ más económicas y sencillas pueden nómica de las marismas, y su titulari­ pescar, pues bien desde tiempo in­ dad pública, le ha otorgado la misma memorial el estero de la Mojarra que función que a las tierras comunales es abundantísimo en pescado y de las zonas agrícolas . En los mo­ crustáceos vienen prestando en toda mentos de penurias los grupos más ocasión tales servicios a las clases desfavorecidos acudían para el apro­ más pobres y desvalidas, cuando los vechamiento de sus múltiples recur­ temporales no le permiten hacerlo en sos. Al igual que suced ía en las el río o mar. Inconveniente legal, eco­ áreas rurales sabemos que ha habi­ nómico, e inmoral el intento de mo­ do numerosos litigios entre ayunta- nopolizar este recurso" 6.

5 Por influencia portuguesa en Ayamonte a 6 Archivo Municipal de Ayamonte. Legajo las chirlas se les llama mechillones. 737 . 53 Almacenes para guardar pertrechos de pesca. Punta del Moral (Ayamonte).

Las técnicas de marisqueo y pesca Un sistema más complicado, en en las marismas o zapales 7 , han sido vigencia hasta hace unos año, era el muy variadas, algunas eran las mis­ llamado tapaesteros. Después de mas que las de ríos y playas , y en elegir el lugar más idóneo, se rodea­ cambio, otras eran exclusivas. Muchas ba un estero con una serie de palos de ellas apenas necesitaba de medios largos, palancas, alrededor de los técnicos ni conocimientos; sin embar­ mismos se colocaba una red ciega go, algunas, dadas la dificultades del que se enterraba en el fango fijándo­ terreno, requerían una gran especiali­ la con pequeñas estacas; en la últi­ zación. Prácticamente la totalidad de ma palanca se colocaba una cuerda , las técnicas pesqueras utilizadas en peaña, que iba amarrada a la red. estos espacios se encuentran hoy de­ Una vez montado este mecanismo, saparecidas por razones diversas. En los hombres se retiraban y espera­ primer lugar, por el carácter marginal ban que subiera la marea; cuando que siempre han tenido, por la conta­ estaba alta, con una pequeña em­ minación de gran parte de este terre­ barcación se tomaba la peaña y se no (Marismas del Odiel), pero sob re iba levantando la red ; mientras un todo, por el control oficial, pues al tra­ hombre tiraba de la misma otro la iba tarse de parajes naturales protegidos enganchando en las palancas. Al su acceso y uso es limitado. bajar la marea los peces quedaban Entre las prácticas pesqueras más encerrados y se recogían con las primitivas emp leadas en las maris­ manos . mas está el envenenamiento de las Dentro de los'tapaesteros, o inde­ aguas, método que todav ía a finales pendientemente en la boca de un del XIX llevaban a cabo los pescado­ caño, se colocaban las denominadas res de , según recoge Anto­ mangas, mecan ismo consistente en nio Machado Álvarez: una serie de aros de madera que van unidos con una red ciega y que «En El Jaraque (se refiere a Aljara­ forma una especie de cilindro de un que), pueblecito de la provincia de pa r de metros de longitud. Uno de Huelva, distante una legua de la capi­ los extremos se cierra mientras que tal, he presenciado la pesca en un estero por medio del barbasco, planta por el otro, la boca, se va estrechan­ do a modo de embudo. La boca de la que apaleada vigorosamente por los pescadores y enturbiando el agua, manga se coloca en la entrada de un entonteció a los lenguados, anguilas caño, y al baja r la marea los peces y otros peces, que subieron narco ti­ se van introduciendo en su interior. zados a la superficie, donde fuero n También en la mar isma se sue le usar una pequeña red rectangular, cogidos sin apenas resistencia»8. redisca o red camaronera, de no más de un metro de longitud que en 7 Son múltiples los vocab los portu gueses que se utilizan en la costa occidental de Huelva. los extremos lleva dos palos, y en su Así, en Ayamonte e Isla Cristina se habla de za­ parte cent ral un pequeño copo . Su­ pales en vez de marismas; se trata de una pa la­ jetando la red por los dos palos se bra que procede del portugués sapal (marisma). • Esta referencia aparece en una nota de la va caminando por el agua con la red traducción que Antonio Machado Álvarez hace extendida y en ella van entrando los de la obra de Tylor, Antropología. camarones, que se deposita en una 54 Pateras varadas en la playa (Punta Umbría).

bolsa que el camaronero lleva a la donde se encuentran las cuevas de cintura. los caballetes, al sacar la pinza del Aunque de forma marginal, en las agujero, se quedan enganchados a marismas tamb ién se mariscaba . la red. Por la noche se suelen coger Norma lmente a ojo, se recogían al­ con ayuda de una luz. Una persona gunas almejas y pirulos (Tapes aeu­ va iluminando a los cangrejos que se rus). Un carácter más especializado encuentran fuera de la cueva; con la tiene la captura de bocas. Se deno­ luz quedan paralizados, mientras mina boca a la pinza de los can­ que otra los recoge, les quita la boca grejos conocidos como caballetes y las depositan en el canasto. o jinetes (Gelassimus tangen). Se puede buscar del día, a ojo, locali­ zando los orificios o cuevas donde Bibliografía viven, distinguibles porque por ellos asoma la punta de la pinza de este ARBEX, J. C., 1987, Pesqueros españo­ animal. Una vez localizado, se tacha , les. Ministerio de Agricultura Pesca y es decir, se mete el brazo, se saca el Alimentación . Secreta ria Gene ral de Pesca Marítima. cangrejo y se le arranca la boca que BENITO ARRANZ, J., 1966, «Isla Cristina se deposita en un canasto, mientras (Huelva). Aportación al estudio de la que el animal se devuelve a la ma­ pesca en España». En Homenaje al risma. Otro procedimiento consiste Exmo Sr. D. Amando Melón y Ruiz. en extender una red fina en la zona Zaragoza, pp.191-202.

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