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Al menos una batalla: la utopía de la resistencia en los filmes de Adolfo Aristarain1

Bértold Salas Murillo Escuela de Estudios Generales Universidad de Costa Rica

Resumen Se examina la propuesta política que subyace en la cinematografía de (, 1943), uno de los más importantes rea- lizadores latinoamericanos en los años 80 y 90. Sus filmes tratan sobre la sobrevivencia de la utopía en América Latina durante los últimos años de las dictaduras y el comienzo de la posguerra fría, ahora expresada como resistencia. Directa o indirectamente cita una serie de problemas característicos de la región, como el desempleo y la exclusión social, las relaciones familiares, las dictaduras, las empresas trasnacionales y el exilio, entre otros.

Palabras claves: utopía, América Latina, exilio, violencia, cine

Abstract This article analyzes the political proposal of Adolfo Aristirain’s (Bue- nos Aires, 1943) cinematographic work, one of the most important film producers from the 80’s and 90’s years. His films deal with the remai- ning of utopia in Latin America during the last dictatorships and the beginning of the cold post-war, now expressed as resistance. Aristarain presents directly or indirectly a series of problems that characterizes the region, like unemployment and social exclusión, family relationships, dictatorships, multinational enterprises, and exile.

Key words: utopia, Latin America, exile, violence, cinema

1. Una primera versión de este artículo apareció en el suplemento Áncora, de La Nación, el 22 de agosto del 2010.

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Los que se quedaron en la utopía diligente hormiga con los criadores de ovejas del pobre y marginado Valle ueño de los negocios y de las Bermejo. No está solo en sus esfuerzos: mejores tierras de Valle Ber- lo acompañan en la lid su esposa Ana Dmejo, Andrada (Rodolfo Ran- (), una médica que como ni) parece estar detrás de la compra de él prefirió abandonar la expectativa propiedades de los pequeños produc- de una mediocre y acomodada vida tores de lana de la región. Esto intriga de clase media en Buenos Aires, y a Mario Dominici (), su hijo Ernesto (Gastón Batyi), quien educador y líder cooperativista, anti- lo asiste en la escuela donde niños guo profesor universitario de Socio- y adultos aprenden a leer y escribir. logía, quien visita su hacienda para También cuenta con la compañía de enterarse de que la operación se debe sus amigos, la monja Nelda (Leonor a que, tarde o temprano, estas tierras Benedetto), quien no usa hábito serán expropiadas para construir una porque no quiere que haya diferencia represa y tendrán un precio muy supe- entre ella y los fieles que asisten a rior al que hoy ofrece a los propieta- la ermita, y el geólogo Hans (José rios. Indignado, Mario está dispuesto Sacristán), quien ha llegado al valle a hacer público el negocio de Andra- contratado por Andrada, aunque da; mientras parte, este le espeta: “Se sintoniza mejor con el compromiso me quedó en la utopía, maestro”. La de Mario, Ana, Ernesto y Nelda. Se elocuencia es un rasgo de los persona- trata de personajes aristainianos, en jes de Adolfo Aristarain: dan a sus in- la más aristainiana de las historias: terlocutores respuestas certeras como sobrevivientes del naufragio de los dardos, solemnes, elegantes e incluso proyectos de izquierda, no renuncian ingeniosas. Sin embargo, esta vez la a la utopía en medio del tsunami del réplica no posee tales características, capitalismo salvaje de la especulación es más bien rabiosa, pero se ajusta a y las grandes corporaciones, y expresan Andrada como un guante: “También su convicción en pequeñas luchas, le voy a decir que es usted un reve- reconstrucciones o, simplemente, rendo hijueputa”, sentencia Dominici. en el gesto rabioso y resistente de llamar ‘hijueputa’ a un terrateniente. En otro pasaje de Un lugar en el Los personajes de Aristarain intuyen mundo (1992), Mario asegura que que la guerra está perdida, pero no si la guerra por la justicia social se por ello es menos justa y necesaria: ha perdido, “por lo menos podemos con sus escasos recursos, se oponen a darnos el lujo de decir que ganamos la ley del más fuerte y hacen de esa una batalla”. Por ello volvió desde su resistencia su razón de ser. Mario libra exilio europeo, y trabaja como una su batalla al formar una cooperativa

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de pequeños productores de lana, la Un texto fílmico de ficción no puede cual pretende competir con grandes ser leído como una trasposición de la propietarios como Andrada, quien realidad: en su producción entran en especula con el premio de manera juego factores de naturaleza artística, vergonzosa. También es una valiente cultural, económica, ideológica, so- batalla eso de preferir un juicio antes cial e incluso política. Sin embargo, que un arreglo económico, para así es innegable que tanto en la gestación de una película, como en su posterior poner en aprietos a una trasnacional, divulgación, esta entra en relación con como hace Pedro Bengoa (Federico la sociedad que es su entorno. Explica Luppi), el personaje protagonista Sorlin que el proceso de producción de Tiempo de revancha (1981). Y es cinematográfica consiste en una doble resistencia volver al Buenos Aires mediación, con un equipo que posee deshecho por el desencanto y la intereses y una posición particular en corrupción, a buscar razones por las la industria cinematográfica y la so- que luchar o vivir, como es el caso ciedad, y una política que este mismo de Martín (), este equipo adopta ante el público. De esta joven de 19 años, hijo de un amargado manera, la producción de un filme exmilitante de izquierda, en Martín (Hache) (1997). Batallan Fernando es una operación activa, a través (nuevamente, Luppi) y Lily (Mercedes de la cual un grupo se sitúa y Sampietro), quienes responden a las define sus objetivos: culmina al penurias económicas de un forzoso lanzar a los circuitos comerciales retiro con la fundación de una utópica una imagen (…) del mundo en finca en el campo argentino, en función de la cual los espectadores Lugares comunes (2002). Incluso hay van a revaluar su propia posición. una suerte de resistencia en la actitud Cada expresión ideológica es así una contribución al conjunto, cínica del sicario Raul Mendizabal nunca totalmente realizado, ya (también Luppi), quien no escatima que sin cesar es desplazado por insultos para los plutócratas que lo nuevas iniciativas, que es la contratan, en Los últimos días de la ideología propia de un período. víctima (1982), así como un profundo (Sorlin, 1985: 170) dolor por la utopía, perdida pero nunca olvidada, en la extravagante En este ensayo se procura reconocer autobiografía que dicta el escritor la expresión ideológica que subyace Joaquín Goñez (José Sacristán) en como operación activa en los filmes de Roma (2004), testamento vital y Adolfo Aristarain y que brindan luces cinematográfico de Aristarain. respecto al fin de siglo latinoamericano:

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esa operación que va del cineasta, formal, justamente notables por su preocupado por una serie de asuntos, al sencillez y precisión; en especial a público, que reconoce en los filmes una partir de los 90, son películas cargadas parte de sus propias inquietudes. Según de palabras e ideas, con actuaciones aclara Sorlin, la ideología es el conjunto soberbias al servicio de guiones de de las posibilidades de simbolización intrigas simplísimas. concebibles en un momento dado, y de la que toda expresión ideológica particular Más que sobre un estilo narrativo, los es una modalidad; es un marco y no filmes de Aristarain insisten sobre una un edificio rigurosamente concebido; serie de motivos argumentales y temas, textos cinematográficos como Tiempo que pueden reunirse en un solo asunto: de revancha, Un lugar en el mundo o la resistencia como una forma de re- el resto de la filmografía de Aristarain, construir la utopía en América Latina. son ejemplo de esas posibilidades de En estas narraciones, la utopía tiene simbolización y representan “un acto la función orientadora y crítica que le por el que un grupo de individuos, al ha caracterizado desde los tiempos de escoger y reorganizar materiales visuales Platón, y contribuye a la esperanza, y sonoros, al hacerles circular entre el como lo fue para la izquierda latinoa- público, contribuye a la interferencia de mericana durante la segunda mitad del relaciones simbólicas sobre las relaciones siglo XX. En el discurso aristainiano la concretas” (Sorlin, 1985: 171). resistencia se da frente al capitalismo, según puede descubrirse en las pelí- La filmografía del argentino Adolfo culas mencionadas: Tiempo de revan- Aristarain fue una de las más cha (1981), Últimos días de la víctima significativas de América Latina en (1982), Un lugar en el mundo (1992), las décadas de los 80 y 90, cuando Martín (Hache) (1997), Lugares comu- sintonizó con los problemas y nes (2002) y Roma (2004). expectativas de la región, y tuvo eco en los mercados estadounidense y El precio de un hombre europeo, con reconocimientos como la Concha de Oro en el Festival de San El gobierno atroz de las juntas Sebastián y la candidatura al Oscar a la militares (cuatro, entre marzo de Mejor Película en Lengua Extranjera. 1976 y diciembre de 1983) despojó En España la repercusión fue tal que, al pueblo argentino de un horizonte según González Acevedo, Un lugar utópico y de su voluntad de resistencia. en el mundo marcó la relación entre Tiempo de revancha lo retrata a través argentinos y españoles a finales del del personaje Pedro Bengoa, quien siglo XX (2005: 169). Se trata de ha pagado a una empresa para que filmes tremendamente clásicos en lo maquille el currículo; a diferencia de

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otros profesionales, no está interesado pasado… ¿Podés mirarte al espejo?”, en que sumen experiencia laboral y inquiere el progenitor, preocupado por referencias, sino en que se las resten, los principios de Pedro. El padre conoce especialmente aquellas que revelen a su hijo: lo señala con la navaja —esa su pasado como sindicalista. Es así navaja que llevará al silencio en la últi- como consigue ser contratado como ma secuencia del filme— y le advierte dinamitero por TULSACO, una que no podrá sostener la impostura y lle- empresa de extracción de cobre de gará un momento en que dirá lo que no capital de origen mixto, argentino y puede decir; entonces “te quedarás sin extranjero; una compañía próspera, guita y sin orgullo”, sentencia el papá. que enorgullece a los ejecutivos: una El padre sabe del germen rebelde que década atrás, cuando anunció que era hay en Pedro, ese que le hizo aspirar a capaz de abastecer de cobre a toda la utopía en el pasado, y que motivará la , vio sus acciones subir al evolución del personaje. cielo y todavía hoy mantiene las altas expectativas a partir de la intensiva Cuando Pedro llega a la cantera de exploración del suelo en busca de TULSACO en el sur de Argentina, metales. Son los primeros años 80, desconoce cuál será su papel, salvo cuando el país se preparaba para el el de ser un buen empleado. Topa con regreso de la democracia electoral, sin un viejo conocido, Bruno (Ulises Du- que hubiese desaparecido el fascismo mont), otro antiguo sindicalista que y la forma corrupta de capitalismo que renegó de su pasado rebelde. Este le promovió la dictadura militar. propone fingir un accidente y recibir una indemnización por parte de la En la primera secuencia de Tiempo de empresa. Bengoa se rehúsa inicial- revancha tiene lugar la entrevista por la mente, pero ser testigo de la muerte que se decide la contratación de Pedro. inútil de dos de sus compañeros de El entrevistador hace un cuestionamien- trabajo a causa de la irresponsabilidad to clave: cómo es posible que nunca de la empresa en cuanto a normas de participara en los sindicatos de las em- seguridad, recibir una “bonificación” presas en que trabajó; Bengoa responde: a cambio de su silencio —“Todo el “la política es para los políticos”, y agre- mundo tiene un precio”, le dice el pa- ga: “TULSACO paga, yo trabajo, lo de- trón— y, especialmente, la muerte de más no importa”. Es decir, un pasado y su padre, lo deciden finalmente a em- un presente sin resistencia, sin utopía. baucar a la compañía. No es aún un Obtiene el puesto, lo cual es motivo de retorno a la batalla por la utopía, pero alegría después de un lustro sin un em- sí un resurgimiento del espíritu com- pleo fijo. Motivo de alegría para Pedro, bativo. Sin embargo, el plan no resulta pero no para su padre: “Te borraron el como lo pensaron inicialmente: Bruno

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muere y él, que iba a ser el testigo, es Padilla), y duerme con una cinta finalmente el damnificado. adhesiva en la boca, para evitar que una palabra escape durante el sueño. Su Rescatado de debajo de las piedras silencio es grabado permanentemente, por Golo (Alberto Benegas), el chofer a la espera de una caída en la palabra: de la compañía, un mapuche callado recibe sobres con grabaciones que y analfabeto que sabe encontrarlo con han registrado lo que se ha dicho a su las artes de su pueblo, Pedro sale de alrededor y que le advierten que con entre los escombros sin habla. Es con un monosílabo se revelará su farsa. esta estratagema que Bruno pretendía Metáforas de una sociedad totalitaria y extorsionar a la empresa: TULSACO panóptica, las grabadoras aparecieron no desea una demanda, pues el pro- desde la primera secuencia, durante ceso podría revelar que no hay cobre la entrevista de trabajo, cuando el en los yacimientos y que la empresa empleador echó a correr la cinta ante la funciona —y cobra vidas— para man- mirada incómoda de Bengoa. Él sabe tener las expectativas de los inversio- resistir el acoso, así como los ruegos de nistas. Su abogado consigue un buen su esposa para que se rinda: no resiste acuerdo, medio millón de dólares, por el dinero, sino por la dignidad. pero él, sorprendentemente, prefiere ir a juicio. Sobre una pizarra escribe: Otro ejemplo de resistencia es Golo, “No estoy en venta”. Privado de la pa- el chofer de la TULSACO que rescata labra, dedica un cruce obsceno de ma- a Pedro del fondo de una montaña de nos a Ventura (Jorge Hacker), dueño piedra dinamitada. Cuando se cono- de la empresa, que cumple la misma cieron y recorrían la cantera, le había función del “hijueputa” de Mario para contado que allí vivieron y lucharon Andrada, en Un lugar en el mundo. los mapuches y le advirtió que él no era Bengoa abandona la rebeldía indivi- uno de ellos: “No soy indio”, afirma. dualista, supuestamente motivada por Sin embargo, cuando es llamado como el afán de lucro, da un paso al frente testigo por TULSACO, resulta más y comienza la batalla, ahora utópica bien favorable a la demanda de Pedro, y solidaria: ‘joder’ a TULSACO, una y cuando explica cómo lo encontró en empresa corrupta y que pone en peli- medio de los escombros, sonríe y dice gro a sus empleados, y por medio de que seguramente “Porque soy indio”. ella, cuestionar la forma de capitalis- Contagiado por la silenciosa rebeldía mo que se instauraba en Argentina. de Pedro, Golo encuentra una manera de reivindicar a su raza combativa. Después del accidente, Pedro pasa semanas sin hablar con nadie, ni Como fue mencionado, el estreno de siquiera a su mujer, Amanda (Haydée Tiempo de revancha coincidió con

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los últimos años de la dictadura ar- entender la realidad (de allí la censura gentina y la generalización de prácti- y la represión del pensamiento)” (Pírez, cas corruptas en todos los estamentos 2002: 459). La resistencia de Pedro, su de la sociedad y el Estado argentino, defensa de la dignidad, es la del pueblo las cuales son detalladas en el filme. al que despojaron de la palabra y del Asimismo, recogió las conflictivas orgullo: con el mismo silencio que el relaciones entre obreros y empresas, autoritarismo impone a los pueblos, después del desmantelamiento de la Pedro, por siempre socialista, triunfa izquierda y del movimiento sindical a en su batalla contra el capitalismo mediados de los 70. Más que una me- especulador, explotador y salvaje. táfora, fungía como una radiografía del contexto. Según contó posterior- Explica Tedesco que el incremento de mente el protagonista -Federico la violencia en Argentina a partir de Luppi-, Adolfo Aristarain tuvo que los años 90 es en lo inmediato debi- apostar fuerte por el filme, después de do a las reformas neoliberales y a la la visita de un interventor del Institu- incapacidad del Estado de enfrentar to de Cine argentino, quien comunicó los cambios (2000: 527), pero se ori- que era ‘probable’ que se cortaran al- ginó en la violencia política que tiene gunas escenas. El realizador respon- su corolario en los últimos años de la dió: “Si hay que cortar, la corto a lo dictadura, plasmados por Aristarain largo, pero yo no modifico un solo en Tiempo de revancha y en Últimos fotograma y mañana llamo a confe- días de la víctima, en los que prácti- rencia de prensa para informar sobre camente repitió el reparto y el equipo esta situación de censura” (González de producción. En este segundo filme, Acevedo, 2005: 172). Relata Luppi adaptación de una novela de José Pa- que después de largas discusiones el blo Feinmann, Aristarain recorre el filme se estrenó sin censura. Buenos Aires de los últimos meses de la dictadura, acompañando a un Cuando Tiempo de revancha fue experimentado y cínico hitman, Raúl estrenada, los militares sostenían su Mendizábal, a quien nunca falta traba- ‘popularidad’ a partir de la represión del jo pues tanto la clase política como el disenso y de espejismos nacionalistas empresariado, nacional y transnacio- como el Mundial de Futbol en 1978 o nal, siempre recurren a él para resol- la Guerra de las Malvinas, en 1982. Las ver sus diferencias. Filme de suspenso dictaduras militares recurrieron a una de gran refinamiento, con guiños al violencia física “que se prolonga en cine clásico estadounidense (Tener violencia ideológica para determinar, y no tener, de Howard Hawks y La no solamente los comportamientos, ventana indiscreta, de Alfred Hitch- sino aun los modos de pensar y cock), Últimos días de la víctima no

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es un filme sobre la utopía, sino una período que coincidió con la llegada alegoría de los métodos del capitalis- al pueblo del geólogo Hans Meyer y mo: Mendizábal es un mercenario que los enfrentamientos entre su padre y actúa según las leyes de la oferta y la Andrada, los meses que precedieron al demanda, hasta que le toca ser fulmi- regreso del niño y su madre a Buenos nado por este mismo orden. Aires. Se da una oportunidad para re- contar y hacer propias las batallas per- Dentro de la filmografía de Aristarain, didas, la guerra aún inconclusa de sus el retrato de la violencia de los últi- padres, Mario y Ana. mos años de la dictadura militar, en Tiempo de revancha y Últimos días Filme de ideas, las inquietudes y re- de la víctima, puede complementarse flexiones de Un lugar en el mundo con el que hace de los efervescentes se reparten entre los personajes de años 60 vividos por Joaco (Juan Diego Mario, Ernesto y Hans. Los ideales Botto), protagonista de Roma y testigo del padre son vistos, con admiración del surgimiento de los movimientos y afecto, por el hijo y el amigo, per- estudiantiles de naturaleza izquier- sonajes que evolucionan contagiados dista y nacionalista. En el último tra- por la solidez moral de Mario. El caso mo del filme, la muerte de su madre más claro es el del geólogo: contrata- trae a Joaco de vuelta desde España, do por Andrada para preparar el terre- y se encuentra con sus viejos amigos, no para la futura represa, se sabe un ahora miembros de Montoneros, mo- mercenario pues conoce y finalmente vimiento de izquierda que se afilió al no es capaz de callar las intenciones peronismo a principios de los 70, y que hay detrás de la compra de las perseguidos por los grupos paramili- tierras de los pequeños propietarios. tares de derecha. Otrora anarquista, se identifica con las valientes intenciones de Mario y Encontrar un lugar Ernesto, quienes educan a los niños y niñas de la región, y de Ana y Nelda, Con alrededor de 20 años, Ernes- quienes hacen las veces de doctora y to vuelve a Valle Bermejo, el pueblo enfermera. En una visita a Buenos Ai- donde creció, “un lugar que ya no res, Mario y Hans se emborrachan y existe” —es decir: una utopía—, a se tambalean hasta llegar a la habita- encontrarse y comprender a su padre, ción del hotel donde duermen Ana y Mario. Está en la hora de tomar de- Ernesto. La esposa se indigna por el cisiones, y una buena manera de em- estado de los dos hombres y amena- pezar es comprender un poco las que za con no recibir al marido; de pronto tomó su papá. Recuerda los años que solemne y venciendo su borrachera, van de la infancia a la adolescencia, el Hans exige respeto para el amigo:

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“debes respetarlo, porque este hombre Un lugar en el mundo recuerda que es es un frontera (…) Un frontera, borra- un filme de 1992. Ha caído el muro de cho o vencido, nunca pierde la dig- Berlín y con él, el castillo de naipes nidad. Este tío es un fuera de serie.” de los estados socialistas, así como la Hans admira a Mario Dominici, el hé- posibilidad de ofrecer una alternativa roe terco, valiente y fracasado, el más al capitalismo. Como Mario, Hans aristainiano de los personajes, el que tiene una lectura amarga del presente: hace de la resistencia su causa, el que según afirma, los primates ganaron, no renuncia a la utopía ni a su función la fuerza bruta se impuso a idealistas de crítica y esperanza. González Ace- como Cristo, Marx y Bakunin; ahora, vedo hace un recuento de las interro- en este mundo donde la solidaridad gantes que subyacen en este personaje no es opción, “cada uno a su árbol y y en Un lugar en el mundo: a luchar”, resume con triste ironía. Su cinismo es una pose: aunque se dice Como en todas las películas derrotado, aunque le cueste el trabajo de Aristarain su aguda mirada, como geólogo, Hans cuenta a Mario emotiva y punzante a la vez, se cuáles son las intenciones de Andrada. pasea por la realidad de su país, Finalmente, no es realmente un verda- planteando sin aspavientos ni dero mercenario. grandilocuencias preguntas como ¿puede la dignidad Un pasaje, suerte de leitmotiv de Un humana levantarse una y otra lugar en el mundo, viene a retratar vez contra la injusticia? ¿el el espíritu del filme: la carrera de exilio puede ser tan doloroso Ernesto, sobre un carruaje, para ser más como la vuelta a casa? ¿todos veloz que el ferrocarril; una metáfora tenemos un espacio que nos de esta búsqueda de la utopía, una es propio e intransferible en situación límite en la que el muchacho este cansado planeta? ¿qué se adelanta al tren (la máquina, la sentido tienen las victorias y las industria, la fuerza) y pasa frente a él en derrotas? Con la vigencia y la una intersección. Se repite tres veces a luz que sólo poseen un puñado través del relato, y de estas, una vez es de películas, Un lugar en el al comienzo del filme y la otra, cuando mundo sigue emocionando está por concluir. Una cuarta carrera y reivindicando el derecho a ocurre entre dos empleados de Andrada: pensar y a creer en que pelear su leal capataz y Hans, quien recuerda por recuperar algo de dignidad que es “su empleado, no su amigo”, que humana sigue teniendo sentido, representa a los pequeños propietarios y aunque sea una batalla perdida a cuyo favor Nelda ha apostado el dinero una y otra vez. (2005: 175) recogido durante una actividad comunal.

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Triunfa finalmente el geólogo, y gana que se encargará de construir la represa. una de estas pequeñas batallas que son ¿Cuál es su nombre? TULSACO, la consuelo en medio de la dura guerra. misma de Tiempo de revancha: un Poco cercano al cine de Aristarain, Rufo homenaje de Aristarain a sus propias Caballero reconoce que Un lugar en el historias y, principalmente, una manera mundo propone de recalcar la caracterización de las grandes empresas transnacionales una emotividad bastante sobria, como agentes en la generación de al acercarse al mundo interior de desigualdad y corrupción. Poco después unos personajes que notifican con que Hans, parten Ana y Ernesto, y vehemencia su credo utópico, la es tras el paso de varios años en que posibilidad de cambiar el mundo y la importancia de que los seres el muchacho vuelve para visitar la humanos sepan y puedan encon- tumba del papá. Como es probable que trar un lugar en el mundo. (Caba- también lo hagan los otros personajes, llero, 2005: 157) Ernesto envidia a su padre: él encontró su lugar, allí, en ese pueblo miserable, Un apunte, al margen de la utopía, pero luchando como don Quijote contra que dice mucho de las películas y de los molinos de viento. Se pregunta y los personajes de Aristarain. Admira- responde: “¿Cómo hace uno para saber dor del cine clásico estadounidense, cuál es su lugar? Supongo que cuando repite en Un lugar en el mundo la si- esté en ese lugar y no me quiera ir”. tuación de uno de los más importantes westerns: Shane (1953), de George Las nuevas utopías Stevens, también una historia de resis- tencia. En este filme, dos amigos, un En el desenlace de Un lugar en el granjero y un pistolero, se ven unidos mundo, Aristarain dejó a Ernesto con por sus ideales, su lucha contra un gran unos 20 años y la tarea pendiente de propietario y, especialmente, por la ad- encontrar un lugar —su lugar—, tras miración del hijo y el silencioso amor a la muerte del padre. Este es de alguna la misma mujer, esposa del primero. En manera el punto del que parte Martín, la obra de Aristarain, frases y miradas hijo, “Hache”, el joven protagonista de revelan la atracción mutua entre Ana y 19 años del siguiente largometraje del Hans desde la primera hasta la última realizador argentino, Martín (Hache). escena que comparten, la cual sin em- El muchacho vive en Buenos Aires, bargo nunca se ve consumada. no trabaja ni estudia, es prácticamente expulsado de casa por su madre y está Al concluir Un lugar en el mundo, Hans cerca de morir por una sobredosis que abandona el pueblo, al mismo tiempo la familia y los amigos confunden con que llega la empresa hispanoargentina un intento de suicidio. Desde España

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tiene que volver su padre, Martín Martín nunca menciona a su hijo que Echenique, un guionista y director tiene una novia, montajista y también parcialmente retirado. Arriba a Buenos argentina, Alicia (otra vez, Cecilia Aires para llevárselo a Madrid, quizás Roth), una mujer alegre y bastante de manera permanente. Interpretado aficionada a la cocaína; tal desaire por el infaltable Federico Luppi, no es la única grosería que ella le Martín es un hombre que renunció a la aguanta a lo largo de Martín (Hache), utopía: mantiene una postura crítica del solo porque encuentra en Martín mundo, y especialmente de Argentina, esa “nostalgia tanguera de porteño y fuma un puro de mariguana por las exiliado”, según explica. La aparición noches mientras escucha jazz, pero de Alicia permite delimitar con más está convencido de que la existencia precisión el carácter de Mario, un es una larga resignación, y pretende hombre que se siente de vuelta de convencer de esto a su hijo; según lo todas las aventuras y se ha refugiado en la palabra solemne y la soledad pinta, es un mundo sin horizontes, cuyo para no expresar el temor al dolor y la mayor consuelo consiste en trabajar frustración por la derrota de sus sueños en lo que más le gusta. En el universo de izquierda. Sin embargo este es un aristainiano, es un personaje muy escudo insuficiente para Martín, y próximo a los de Pedro Bengoa y Hans especialmente cuando debe transmitir Meyer, cuando comienzan Tiempo de dicha resignación y disimulada derrota revancha y Un lugar en el mundo, y a su hijo casi adolescente. Además, el al que posteriormente representará el tamaño de su desesperanza es exhibida envejecido Joaquín Goñez, en Roma. por las dos personas que le son más Hache constituye en cambio una cercanas: por Alicia, que le grita que evolución del personaje de Ernesto, “Los 60 pasaron, y no te enteraste”, en Un lugar en el mundo, y anuncia a y por Dante (Eusebio Poncela), actor los jóvenes Joaco y Manuel, en Roma; y su mejor amigo, quien le recuerda apunta a un tema que preocupa a que fue un marxista y sabe que es una Aristarain, y a los movimientos mentira eso de que el trabajo dignifica, progresistas latinoamericanos a después de escuchar las prédicas que partir de los años 90: ¿quién tomará el dedica al ocioso Hache. estandarte de la lucha por la justicia social en el nuevo siglo? ¿Cuáles son Lúdico y escandaloso, Dante viene a sus motivaciones? El desencuentro representar una forma de utopía distinta generacional en materia de de la que siguió Martín: más estética que intereses e ideales se centra en la política, a la manera de las vanguardias cinematografía de Aristarain a partir europeas de los años 20 o de los hippies de Martín (Hache). de los 60. No carece de conciencia

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crítica, y esta es incluso más incisiva que guían (e incluso entorpecen, por el la de formación militante de su amigo: uso excesivo del verbo) la narración encara a los nostálgicos de la izquierda de Martín (Hache): cuando interrumpe la representación de El círculo de tiza caucasiano, de la historia argumental tomada Bertolt Brecht, para señalar la farsa por pretexto para ventilar que significa aplaudir o derramar una criterios totales sobre el lágrima ante una obra revolucionaria, destino del país y la condición apenas para sentirse tranquilos consigo de El Argentino; la discusión mismos, pero nada más. existencial sobre la vida, en el lugar de la vida misma; el cine Tiempo de revancha y Un lugar en que existe en la conversación y el mundo exponían constantemente no en las acciones dramáticas; el saqueo de Argentina por parte de y la producción de latiguillos, militares y políticos, y también daban mediante los cuales los las razones del exilio, como lo harán personajes compiten para subir también Lugares comunes y Roma; la parada del kitsch lapidario. sin embargo, ninguno de estos filmes (Caballero, 2005: 158) lo hace de una manera tan directa, contundente e incluso poco sutil Sin citar directamente a Aristarain, como Martín (Hache). Coproducción José Carlos Avellar señala la hispanoargentina de 1997, viene a recurrencia del cine latinoamericano reclamar desde España, es decir desde contemporáneo en los temas de la el otro lado del océano Atlántico, las paternidad y la maternidad, y la políticas neoliberales implementadas vinculación de estas a procesos de por Carlos Saúl Menem, así como migración o exilio. Efectivamente, la la corrupta venta de los activos del relación intergeneracional y el asunto Estado. Después de casi dos décadas de la pertenencia, que es importante en España, Martín afirma que pero no central en Tiempo de Argentina es un país “en el que no se revancha, Últimos días de la víctima puede ni debe vivir”; un país que es y Un lugar en el mundo, vertebra una trampa, porque apresa a quienes en cambio Martín (Hache) y lo hará suponen que es posible reconstruirlo, nuevamente en Lugares comunes y y en el que se presenta a todos como Roma. Anulado por la figura paterna, culpables de un saqueo que benefició a incapaz de renunciar a la utopía unos pocos. Si bien no siente ninguna pero aún sin certeza de cuál será el simpatía por la propuesta formal de horizonte hacia el cual bregará, Hache Aristarain, Caballero resume con regresa finalmente a Buenos Aires, indudable acierto las inquietudes que aunque todavía no tenga muy claro

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a hacer qué, porque ese es su lugar: al retiro, en una de las oleadas de la “La ciudad es mía, un lugar para crisis argentina en el principio del si- mí”, afirma. En su despedida hay la glo XXI. En una tensa conversación promesa de una búsqueda, como la con el rector se enteró de que pudo de Ernesto, en Un lugar en el mundo, continuar si este lo autorizaba pero él, y un vitalismo poco racional, pero inclasificable rebelde, ni de derecha ni valiente, que recuerda los de Pedro, en de izquierda, nunca contó con el be- Tiempo de revancha, y de Mario, en neplácito de los lacayos del gobierno Un lugar en el mundo. como su jefe. Es el cierre de la ‘fies- ta menemista’, cuando el dinero de la Martín (Hache) ofrece un intertexto venta de los activos del Estado fue a importante entre los diferentes fil- parar a los bolsillos de una clase polí- mes de Aristarain: preocupado por tica corrupta, y los platos rotos los pa- el que supone un intento de suicidio garon, en primer lugar, los jubilados de su hijo, Martín prepara una lista y los trabajadores de los servicios so- de razones para vivir. Estas páginas, ciales, como educación y salud. Muy que están bien escritas pero prueban pronto fue la sociedad en su conjunto finalmente la incapacidad paterna la damnificada: cuando se estrenó el de hablar con el muchacho sin pon- filme, en la segunda mitad del 2002, tificar —o simplemente hablar di- estaba fresquísimo el recuerdo del fa- rectamente—, se titulan El asesino moso corralito del año anterior, que difuso, el mismo que Fernando Ro- dejó sin ahorros a la clase media y al bles, protagonista de Lugares comu- Estado argentinos; cuando, entre el 18 nes, da a los cuadernos que escribe y el 20 de diciembre del 2001, “Ar- tras su retiro forzado, y que será el gentina vivió las 72 horas más funes- de la primera novela de Joaquín Go- tas desde la última dictadura militar ñez, protagonista de Roma. Este es y su sangrienta represión (González el nombre que en el universo aristai- Acevedo, 2005: 19). niano reciben el absurdo y las tram- pas de la vida, que a muchos hace Tras el retiro forzoso y el reto de desistir de la utopía, mientras que a afrontar los gastos con una ridícula otros invita a ajustar objetivos y es- pensión, comienza para Fernando el fuerzo y seguir en la batalla. proceso de reconstrucción de la vida y su sentido. Sentido que pese a los Los mismos lugares golpes aún puede apuntar a la utopía y que no se busca en solitario: la esposa Profesor universitario de literatura, de Fernando, Liliana (Mercedes Fernando Robles (Federico Luppi) es Sampietro), es una compañera enviado por la administración estatal inmejorable, como lo fueron Amanda

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para Pedro, en Tiempo de revancha, a lo largo del siglo XX, y que en el y Ana para Mario, en Un lugar en el caso de Lugares comunes ha de aso- mundo. La idealización de esta pareja, ciarse con los años 90, antesala de la feliz pese a las pruebas, contrasta con crisis del 2001. Años atrás, Pedro se la del hijo de ambos, Pedro (Carlos sintió expulsado de Argentina, y ahora Santamaría), a quien visitan en está en España, donde tampoco per- Madrid. Antes novelista, hoy es un tenece, pues es un “sudaca”, como lo próspero informático: pasó de hacer refleja el siguiente diálogo: “Yo me lo que le gustaba, a trabajar en lo que siento un traidor. Siento que no me mejor pagaba. Nuevamente, como en fui, que me escapé”, afirma el hijo; el Tiempo de revancha, es el “precio de padre responde: “Vos no te fuiste, te un hombre”; iracundo, Fernando le echaron como me echaron a mí, como reprochará: “Tú te vendiste, Pedro”. siguen echando a todos los que se van. Muy al contrario de sus padres, Pedro Tu país se murió, se acabó, no existe, está unido a una mujer que no ama, así que déjate de joder con la nostalgia con la que casó a consecuencia de un y tratá de ver las cosas como son. No embarazo no deseado. te dejan vivir, tenés que sobrevivir. No te sientas culpable de nada. Cuando se Como en sus filmes anteriores, en Lu- trata de seguir vivo no hay reglas, Pe- gares comunes Aristarain vuelve so- dro. Las reglas las borraron”. bre “sus” temas. En Martín (Hache), Martín había dado una lección a Dan- El sentimiento de expulsión que ex- te: “No hay historias nuevas, todas perimentó Pedro también lo vivieron han sido contadas ya”; lo repetirá Fer- sus padres, pero ellos resistieron, y nando a sus estudiantes: las mismas dieron por respuesta una redefinición preguntas, las mismas respuestas, los del sentido de la vida: expulsados por lugares comunes a los que se regresa razones económicas de Buenos Aires, continuamente. En este filme se -per compran una chacra en el campo, a la mite una libertad aún mayor que en que llaman 1789 y en la que pretenden el anterior para exponer una serie de realizar el proyecto utópico e incon- ideas respecto al país, la existencia y cluso de Libertad, Igualdad y Frater- la utopía, porque cuenta con un per- nidad. Sus acciones reproducen, en el sonaje que escribe sus memorias, y micromundo de la chacra, el trabajo estas guían el relato como una voz en de las organizaciones sociales y po- off. Como el padre y el hijo en Martín líticas y latinoamericanas (Hache), Pedro permite reflexionar en que a partir de los años 90 comienzan torno al exilio argentino, experiencia a surgir y se oponen a las nuevas estra- que por razones políticas o económi- tegias de control a escala continental, cas se repitió en numerosas ocasiones a los modelos neoliberales y a la crisis

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de representatividad de los partidos una mesa, los personajes aristainianos, (Argumedo y Quintar, 2003: 639). solidarios hedonistas, lamentan o reivindican su lucha o resistencia, en El ‘precio de un hombre’, tema central Un lugar en el mundo, Martín (Hache), en Tiempo de revancha y oportunidad Lugares comunes y Roma; sobre la para examinar el funcionamiento del buena vida, se discute probando las capitalismo, reaparece al tratar el valor cosas buenas de la vida. También, del trabajo y la vida en Últimos días abundan los personajes de empleados de la víctima, Un lugar en el mundo, serviles, esbirros incluso sin saberlo Martín (Hache) y Lugares comunes. del sistema capitalista, que viven En el primer filme, Mendizábal se para celebrar las glorias del patrón y reconoce un ‘arma’ que se alquila cumplir con entusiasmo sus órdenes. para ejecutar un trabajo a la vez. En Son así los empleados de Ventura, en Un lugar en el mundo, Mario pide a Tiempo de revancha, que enumeran Ernesto que devuelva la propina que las pruebas de su prosperidad; los le entregó Hans, porque el muchacho responsables de encargar un nuevo debe cobrar por su trabajo, no recibir trabajo a Mendizábal, en Últimos la limosna de la propina. En Martín días de la víctima; o el capataz de (Hache), Martín tiene la oportunidad Andrada, en Un lugar en el mundo, de dirigir una película en inglés, que hace de los enemigos de su jefe, con la participación de actores de sus enemigos. Son personajes felices Hollywood, con la condición de no con su condición de lacayos, de los contratar a Dante; por supuesto, se que difícilmente puede liberarse: ellos rehúsa: valora más la amistad que no lo quieren. Es el caso, también, de el prestigio. En Lugares comunes, Demedio (Claudio Rissi), el peón de Pedro deja de hacer lo que le gusta, la finca de Fernando y Lily, quien no escribir, para hacer lo que mejor paga, entiende las ideas anarquistas de sus la informática; por su parte, Fernando nuevos patrones. pretende dar a Demedio un salario que nunca recibió de parte de su anterior El lugar común no es solamente la patrón, quien se contentaba con darle vuelta al mismo tema. Recuérdese casa, espacio para sembrar y algo de la etimología de utopía, no lugar, dinero para la ropa. ese lugar más allá del horizonte, que es perseguido por idealistas como Motivos argumentales, personajes o Fernando y Liliana. Es también un secuencias reaparecen en cada nuevo lugar común, es decir un mundo que se filme de Aristarain. Por ejemplo, el comparte, el que habita el matrimonio: vino y la carne son los acompañantes de “Si estoy con Lily, es suficiente para la discusión de la utopía. Alrededor de sentirme bien en cualquier lugar”,

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dice él; “Mi patria es donde está mi enojada. Estaré en la risa de los marido”, dice ella. Sin embargo, como niños cuando tienen hambre y se en los filmes anteriores, la propuesta enteran que la cena está lista, y ideológica no es impermeable a la cuando la gente come lo que ha contradicción o la paradoja: en Martín cosechado y vive en las casas que (Hache), por ejemplo, las sentencias construyo. Allí estaré, también. estaban a cargo de un personaje, el del padre, que resultaba descalificado a lo Una proclama de solidaridad y largo del relato; en Lugares comunes, obstinación que pudo haber salido de son las palabras de un personaje, los labios de Mario Dominici, en Un Fernando, quien finalmente muere. lugar en el mundo: el paso al lado de los perdedores, luchando con ellos, reconstruyendo la utopía con pequeñas Las resistencias de Aristarain batallas. Nunca rendirse, ni por el cansancio ni por el tiempo; como dice En Roma, que parece será el último fil- Joaquín a Manuel, en Roma: “Parezco me de Aristarain, Joaco asiste a la ex- mayor, pero aún soy un adolescente”. hibición del filme The Grapes of Wrath (Las uvas de la ira, 1940), de John Ford, Con todo y el verbo excesivo de sus a partir de la novela de John Steinbeck. filmes, Adolfo Aristarain es uno de los Además de ser uno más de los nume- más importantes realizadores cinema- rosos homenajes que hace el realizador tográficos de Argentina y de Améri- al cine clásico de Hollywood, es una ca Latina; sus películas, entretenidas ocasión para confirmar el credo aris- y sensibles, testimonian más de dos tainiano de resistencia y utopía; en el décadas de la historia argentina. Sus desenlace de este filme —que el espec- personajes son prueba, además, de una tador ve junto con Joaco— Tom Joad, utopía que se niega a desaparecer. Que fugitivo de la ley por no prestarse a los sobrevive, como resistencia. intereses de los grandes propietarios, consuela a su anciana madre y pide que no lo extrañe, diciéndole: Bibliografía

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