Nosferatu. Revista de cine (Donostia Kultura)

Título: ¿EL APOCALIPSIS A LA HORA DEL TÉ? BREVE HISTORIA DE LA CIENCIA- FICCIÓN BRITÁNICA Autor/es: Antonio José Navarro

Citar como: Antonio José Navarro (2001). ¿EL APOCALIPSIS A LA HORA DEL TÉ? BREVE HISTORIA DE LA CIENCIA-FICCIÓN BRITÁNICA. Nosferatu. Revista de cine. Documento(34). descargado de: http://hdl.handle.net/10251/41206

Copyright: Reserva de todos los derechos (NO CC)

La digitalización de este artículo se enmarca dentro del proyecto "Estudio y análisis para el desarrollo de una red de conocimiento sobre estudios fílmicos a través de plataformas web 2.0", financiado por el Plan Nacional de I+D+i del Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España (código HAR2010-18648), con el apoyo de Biblioteca y Documentación Científica y del Área de Sistemas de Información y Comunicaciones (ASIC) del Vicerrectorado de las Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones de la Universitat Politècnica de València.

Entidades colaboradoras:

británica

Zlen t:ifikúo brz'tainiarra, zeinak bere go ieneko aldia berrogáta hwnar eta hirurogeiko hamarkadeLan bi::j i:nn bcn'tzuen, hasiera-hasieratik izan zuen, beldurrezko zinemarekúz gertatzerz den bezala, goúzúmo-ukitu hat.jeneroaren Estatu Batuetako produkzioetan agertzen ez dena. Film brúainiarrei ardura handiago Pmgúen diete pertsonaiek, gertatzen diren fantasz'azko gertaerek no la erasaten dituzten, gertaera lwriek bere: boina. !nteres handiagoa du kontakizwwren egiantzak azaldutakoaren errealitate zientifikoak baitw.

NOSFERATU 34-35 ll·•••••• ran Bretafia es, casi por Libre la mente y el espíritu del transformación. Los efectos de lo tradición, el país de los hedor de las tumbas, del siniestro fantástico sobre los personajes in­ horrores más espanto­ lamento de los espectros, se im­ teresaban más que los fenómenos sos ocultos tras una fa­ pone una pregunta: ¿existe, o me­ extraordinarios en sí: cualquier chada de inmaculada respetabili­ jor dicho, ha existido, pues, una cociente de "realidad" científica se dad. Tal como demostró Osear ciencia-ficción genuinamente bri­ abandonó a favor de la verosimil­ Wilde en El retrato de Dorian tánica? Evidentemente sí y, ade­ tud dramática del relato. Lejos de Gray ( 1891 ), el alma de los ingle­ más, dotada de una intensa vida rígidas fórmulas narrativas y te­ ses, y con ellos, su sociedad, su propia, desarrollada en función de máticas, el cine de ciencia-ficción cultura, se halla sujeta a una atroz necesidades e inquietudes muy británico, dentro de unas razona­ dualidad. Bajo la pompa y cir­ particulares. Recordemos que el bles pautas genéricas, flexibilizó cunstancia del imperio, existe un género vio la luz en Inglaterra a sus valores plásticos y dramáti­ mundo de sordidez y sadismo, de partir de los llamados Technical cos a favor de un sobrio huma­ feroces deseos inconfesables lu­ Subjects del siglo XV y del Scien­ nismo. En consecuencia, el film chando por manifestarse. No en tific Romance de los siglos XVII de ciencia-ficción inglés deviene vano, la nación que alumbró a y XVlii, para finalmente desem­ un viaje "desde el exterior hacia Henry Purcell, Isaac Newton, bocar en clásicos como Fran­ el interior del hombre" en el cual Charles Dickens o Edward Bur­ kenstein o el moderno Prometeo no se descarta en ningún mo­ ne-Jones, es también la patria del (1818), de Mary W. Shelley, El mento el lirismo, la tragedia, el enigmático Jack el Destripador, extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. miedo y una brumosa mixtura de John Haigh, "el vampiro de Hyde ( 1886), de Robert Louis existencial entre el cinismo y la Londres", de John Reginald Stevenson, La isla del Dr. Mo­ esperanza. La agresión de lo des­ Christie, "el estrangulador de Ri­ reau ( 1896), El hombre invisible conocido, de lo escalofriante, de llington Place" o de Peter Sutclif­ ( 1897) o La guerra de los mundos lo apocalíptico, pone a prueba la fe , más conocido como "el destri­ (1898), de H.G. Wells, y Las inteligencia, los sentimientos y la pador de Yorkshire". aventuras del profesor Challenger integridad de los seres humanos, (1916), de Arthur Conan Doyle tanto individual como colectiva­ Quizá por ello, el terror gótico ha (1 ). No obstante, haciendo honor mente, revelando sus m1senas y sido para los británicos la forma a su escindida psique cultural, la sus grandezas. estética idónea para exorcizar ta­ ciencia-ficción británica siempre les demonios, bien sea a través de alardeó, como signo de identidad la literatura o del cine. El terror más destacado, de un esquivo go­ Los inicios (1897-1929) gótico es, sin duda, una barroca e ticismo. La fuerza poética de la inquietante abstracción de las tor­ ciencia-ficción inglesa también se En 191 O, cuando Sir Cecil Hep­ turas del espíritu, de los hirientes alimenta del misterio, de lo malsa­ worth (1874-1953) construyó los estremecimientos de la carne. Así no, de la monstruosidad, del esca­ primeros estudios cinematográfi­ pues, las ficciones de Sheridan Le lofrío y de la muerte. Elementos cos ingleses en la pequeña pobla­ Fanu, Bram Stoker, M.R. James que, como era de esperar, fueron ción de Walton, cerca del Táme­ o E.F. Benson, se encargaron de sometidos a una seca y precisa sis, la industria del cine británico construir un singular universo reflexión racionalista. Eso a lo que empezó a estabilizarse. Hepworth, macabro ligado para siempre a John Wyndham llamaría las cróni• además, tenía un equipo técnico "lo" inglés. Universo que las pelí• cas significativas de catástrofes propio y estrellas populares en . . . culas de Terence Fisher, de Ro­ 1magmanas. nómina -Alma Taylor, Chrissie bert S. Baker & Monty Bennan, White, Ivy Close-, que protagoni­ de John Gilling o de Roy Ward El cine de ciencia-ficción británi­ zaban seriales de aventuras del Baker, lejos de atrincherarse tras co, especialmente durante su épo­ tipo Tilly the Tom boy ( 1910- enfebrecidas invenciones litera­ ca de máximo esplendor, com­ 1915) o Lieutenant Daring rias, reinventaron desde una su­ prendida entre 1955 y 1969, se ( 1911-1914). Por otro lado, He­ gerente óptica plástica. A la dila­ alejó del folclórico tratamiento pworth estimuló la aparición de tada y excelsa trayectoria de lo que Hollywood dispensó al género serios y variados competidores: gótico en las letras británicas se (2) a lo largo de los años cincuen­ Sir Herbert Beerbohm (1853- sumó, entre 1957 y 1973, una ta. Los iconos más prototípicos 1917) se dedicaba a filmar adap­ práctica fílmica revolucionaria del género -cohetes, astronautas, taciones de obras de Shakespeare que profundizó, con venenoso platillos volantes, extraterrestres, -Julius Caesar, Macbeth o Ri­ deleite, en el trasfondo sadomaso­ robots, computadoras, laborato­ chard 111, todas ellas rodadas en quista de la violencia y el espanto, rios, sabios dementes y/o visiona­ 1911-, al tiempo que William G. en las mórbidas emociones que rios, mutantes .. . -, sufrieron bajo Baker ( 1867-1951 ) se especializa­ dominaban a los personajes. la turbia mirada inglesa una honda ba en melodramas -East Lynne y

·····E~NOSFERATU 34-35 The Road to Ruin, ambas de ran una cuidadísima puesta en es­ ticas que en los años venideros 1913-. cena, provista de un sentido pic­ serán explotadas con mayor pro­ tórico del encuadre y una osada fundidad -la comedia, la utopía, la Hasta entonces, sólo pioneros utilización de los efectos especia­ fábula apocalíptica y/o terrorífica, como George A. Smith ( 1864- les. Pero lo más interesante de la aventura futurista-, el cine de 1959) y James A. Williams (¿ ?) se este auténtico precursor del cine ciencia-ficción inglés del periodo habían atrevido con la ciencia-fic­ de ciencia-ficción -sea cual sea su silente se adentra en una de las ción. El primero dirigió Making nacionalidad- es su gusto por la pesadillas más recurrentes entre Sausages y X-Ray en la tempra­ utopía, por la especulación con los británicos: la invasión por par­ na fecha de 1897, mientras que el futuribles que apenas se adivina­ te de una potencia europea, per­ segundo rodó hacia 1901 The ban por aquella época: la explora­ diendo así la independencia que Elixir of Life y The Marvellous ción del Polo en The Voyage to respecto al Continente les otorga Hair Restorer. En ambos casos Artic, las posibilidades bélicas de su insularidad. An Englishman's se trataba de cintas tremendamen­ la aviación en The Airship Des­ Home (1914), de Ernest G. Bat­ te primitivas, cuyo principal inte­ troyer, fantasías sobre la hiber­ ley, If England Were lnvaded rés radicaba en la experimenta­ nación en Frezzing Mixture, o (1914), de Fred W. Durrant, y ción de efectos ópticos y escéni­ los devastadores efectos de la Wake Up! (1915), de Laurence cos, en el establecimiento de cier­ aviación bélica en The Aerial Cohen, especulan desde una pers­ tas convenciones narrativas clara­ Anarchist. Resulta curioso com­ pectiva nacionalista con esa posi­ mente orientadas hacia la come­ probar cómo su gusto por las bilidad, con el sombrío transfon­ dia. En Making Sausages, por aventuras en The V oyage to Ar­ do de la Gran Guerra ( 1914- ejemplo, cuatro fabricantes de tic -inspiradas tanto en el cine de 1918). Claramente propagandísti• embutidos poco escrupulosos, Georges Mélies como en la litera­ ca, Victory and Peace ( 1918), gracias a un aparatoso ingenio de tura de Jules Verne-, por la come­ de Herbert Brenon, producida en su invención, convierten a todos dia con toques de slapstick en la parte por el Ministerio de Infor­ los perros y gatos de su barrio en serie The Professor Pudden­ mación, describe el desarrollo de salchichas, hasta que un día, un head's Patents, o su irónica mi­ una hipotética invasión de Inglate­ pato se cuela por accidente en la rada sobre los avances tecnológi• rra por parte de un numeroso portentosa máquina, y todo cam­ cos en Frezzing Mixture, derivó ejército alemán; invasión repelida bia para mal; en The Marvellous en una apocalíptica y desencanta­ gracias al arrojo del pueblo y el Hair Restorer, un individuo in­ da visión de un futuro dominado ejército británico. A caballo entre venta un crecepelo que funciona por máquinas atroces, portadoras el melodrama y la épica bélica, demasiado bien transformando a de muerte y destrucción en The Victory and Peace denuncia, con sus usuarios en grotescos seres Aerial Anarchist. Aún resultan claros tonos alarmistas, los erro­ peludos. Esta última fue tan popu­ sorprendentes las secuencias del res del sistema de defensa inglés lar que gozó de un remake fran­ bombardeo de la catedral de St. ante tal eventualidad. cés, La lotion miraculeuse Paul o la descripción de los sufri­ (1903). mientos de la población civil. Finalizada la guerra, a lo largo de los años veinte el cine británico se No será hasta ese mismo año, Dentro de esta vía fatalista, el pri­ olvida de la ciencia-ficción. Sola­ 1903, cuando haga su aparición el mer largometraje del cine británi­ mente High Treason ( 1929), de primer autor del cine de ciencia­ co -curiosamente, inscrito al gé­ Maurice Elvey, mediocre imita­ ficción británico, Walter R. Booth nero de ciencia-ficción-, titulado ción de la obra maestra de Fritz ( 1869-193 8), con The Voyage to The Pirates of 1920 (1911), na­ Lang, Metrópolis (Metropolis, Artic ( 1903 ), The Airship Des­ rra las tropelías de unos piratas 1926), se erige como excepción troyer ( 1909), The Professor aéreos cuyos usos y modales no que confirma la regla. La aséptica Puddenhead's Patents: The Va­ están muy lejos de los bucaneros realización de Elvey, animada por cuum Provider (1909), The Pro­ de los siglos XVII y XVIII. Tam­ alguna poderosa secuencia, como fessor Puddenhead's Patents: bién se efectúa un tímido coque­ aquélla en que un nutrido enjam­ The Electric Enlarger (1909), teo con el horror gótico en el film bre de aeronaves sobrevuela los The Aerial Submarine (191 0), The Duality of Man ( 191 O) cielos de Londres o la construc­ Frezzing Mixture (191 0), The -adaptación libre de la novela de ción de un gran túnel que unirá Electric Vitaliser ( 191 O) y The Stevenson El extraño caso del Gran Bretaña con el Continente, Aerial Anarchist (1911). Booth Dr. Jekyll y Mr. Hyde-, o simple­ constata el letargo en el que, a es un cineasta infinitamente supe­ mente, con el terror paracientífico partir de ese momento, caerá el rior a sus predecesores; si bien su en Electric Transformations cine de ciencia-ficción inglés. La semántica visual aún sigue siendo ( 191 0), de Percy Stow. Ya esta­ importación de películas estado­ algo tosca, entre sus méritos figu- blecidas algunas de las vías temá- unidenses y alemanas, de mayor

NOSFERATU 34-35 m~····· ···--·----=--~- -~.;;.___--=:-..-

calidad artística y comercial, de­ (1893 -1 956) reflota la London producción fantástica de los Uni­ bilita a la frágil industria cinema­ Films Productions, todos ellos versal Studios abrió la caja de tográfica británica. La producción preparados para la realización de Pandora del llamado british horror d isminuye, tocando fo ndo en películas sonoras. Nuevas estre­ film: recordar la extraordiaria El 1926, afio en el que se produjeron llas como Grace Fields, George resucitado (The Ghoul, 1932), 37 títulos, cifra apenas compara­ Formby o Will Hay se ganan el de T. Hayes Hunter, The Teli­ ble a los 103 de 1919. En conse­ fa vor del público, al lado de acto­ Tale Heart ( 1934 ), de Brian Des­ cuencia, estudios como la London re s de carácter como Charles mond Hurst, o las grandguiñoles­ Film Co. y la Baker Company Laughton, Robert Donat o Merle cas producciones protagonizadas quiebran y desaparecen. Para re­ Oberon. Paralelamente, nace una por Tod Slaughter, Maria Mar­ mediar la si tu ación, la Cámara de importante generación de docu­ ten, or The Murder in the Red los Comunes adopta medidas pro­ mentalistas británicos influidos Barn ( 1935), Sweeney Todd, teccionistas, instaurando un siste­ por las tesis de John Grierson The Demon Barber of Fleet ma de cuotas de pantalla que entra ( 1898-1 956), fundador del movi­ Street ( 1936), Crimes at the en vigor el 1 de enero de 1928. miento con Drifters ( 1929) e In­ Dark House ( 1939), todas firma­ dustrial Britain ( 1933): Basil das por George King, y lt's Ne­ Wright, John Taylor, Arthur El­ ver Too Late to Mend (1938), Entre tinieblas (1930-1955) ton, Edgar Anstey, Stua1t Legg y de David McDona1d. No es extra­ Harry Watt serán sus más aventa­ i'io que en este ambiente surgieran Du rante la primera mitad de lo s jados discípulos. Mientras tanto, híbridos más cercanos al terror ai'íos treinta, gracias a las leyes sin descanso, las majors holly­ gótico como El hombre que tro­ promovidas desde el gobierno, la woodienses toman posiciones có su mente (The Man Who industria fílmica inglesa se recu­ dentro del país, distribuyendo me­ Changed His Mind, 1936), de peró lentamente de la grave cri sis diante estratégicas alianzas sus Robert Stevenson, o a la fantasía padecid a la década anterior. El películas de género. Éstas utiliza­ pura como The Man Who Could productor escocés John Maxwell rán Gran Bretai'ia como un inmen­ Work Miracles ( 1936), de Lo­ (19 16-1982), quien en 1929 fi­ so plató para muchas de sus thar Mendes. La película de Men­ nanció uno de los pocos éxitos de grandes producciones, atraídas des, inspirada en un relato de taquilla del cine británico, La mu­ por la profesionalidad de sus téc­ H.G. Wells, es una simpática fá­ chacha de Lond1·es (Blackmail), nicos y actores -cfr. Fire Over bula sobre un modesto almacene­ de Alfred Hitchcok, funda la Bri­ England (1937), de William K. ro dotado de maravillosos pode­ tish International Pictures. Her­ Howard, o Adiós, Mr. Chips res, que los dioses (!) le otorgan bert Wilcox ( 1892-1977) constru­ (Goodbye Mr. Chips, 1939), de para juzgar a la humanidad: desta­ ye los Imperial Studios, Michael Sam Wood-. car sus eficaces efectos especia­ Balcon ( 1896-1977) se encarga les y un notable elenco de actores de guiar lo s destinos de Gainsbo­ Corrían malos tiempos, pues, -Roland Young, Joan Gardner, rough Pictures y Gaumont-British para la ciencia-ficción cinemato­ Ralph Richardson y Ernest Thesi­ y, por su parte, Alexander Korda gráfica en Inglaterra. El auge de la ger-. En cuanto al film de Steven­ son, es una mediocre variante del tema del mad doctor, obsesionado por hallar el secreto de la eterna juventud mediante la transmigra­ ción de las almas: pe1judicada por los vacuos toques melodrámati­ cos del guión y una academicista realización, únicamente la notable actuación de Boris Karloff ofrece instantes de cierta inquietud.

Y en medio del erial, un oasis de exultante creatividad. La vida fu­ tura (Things to Come, 1936), di­ rigida por William Cameron Men­ zies (3), con guión de H.G. Wells y Lajas Biro es, probablemente, como asegura Phi! Hardy en su The Aunun Film Encyclopedia of Science Fiction, una de las cintas La vida futura ·····ItiiNOSFERATU 34-35 La vida futura

de ciencia-ficción más importan­ dad documental de las pnmeras mada con todos los tópicos posi­ tes de todos los tiempos. A ventu­ secuencias bélicas vaticinan la bles al respecto -patriotismo, sa­ rándose por la senda de la espe­ cruda descripción de un mundo crificio personal y voluntad de culación científica, de la utopía, postapocalíptico, devastado por la hierro por parte de todos los im­ La vida futura es, singularmen­ guerra; la barbarie y la anarquía plicados-. Todavía resultan atrac­ te, antiutópica: desestima el retra­ nos abocan luego a las maravillas tivos los efectos especiales de to idílico del mundo futuro, inci­ científicas del siglo XXI, cuya lu­ Whitehead, Guidobaldi & Stroppa. die ndo en sus imperfecciones juriosa magnificencia es equipara­ y los decorados de Erno Metzner, para elaborar una clara adverten­ ble a su frialdad. La notable in­ a caballo entre el Streamline Mo­ cia sobre las amenazas que ace­ ventiva visual de La vida futura, derne y la vanguardia arquitectó• chan tras un progreso tecnológico deliciosamente naif, despierta en nica soviética de los primeros desmesurado, huérfano de huma­ el espectador, a partes iguales, años treinta. nidad, de sentimientos. Es una ta­ optimismo y temor, exaltación y rea delicada ejercer de severo vacío. Intuyendo el estallido de un inmi­ profeta de la ética científica sin nente conflicto bélico en Europa, caer en la demagogia. En líneas Muy modestamente, en El túnel el cine británico emplea la ciencia­ ge nerales, el discurso de La vida transatlántico (The Tunnel, ficción como elemento propagan­ futura hoy puede parecer un tan­ 1936), su realizador, Maurice El­ dístico, curiosamente, operando to ingenuo, pero en el fondo es un vey, participa de la fastuosa ima­ según los cánones acuñados du­ avezado precedente de preocupa­ ginación futurista exhibida por rante la Gran Guerra: el pánico a ciones mucho más modernas en William Cameron Menzies en La la invasión y al ataque masivo el campo de la ciencia-ficción. vida futura, pero dejando a un desde el Continente. Títulos como Sin embargo, Cameron Menzies lado sus "molestos" claroscuros Midnight Mena ce ( 193 7), de sa le airoso del desafío gracias a filosóficos. La epopeya tecnológi• Sinclair Hill, o Q Planes (1937), una asombrosa capacidad para ca que supone construir un túnel de Tim Whelan, son mediocres mezclar imágenes en apariencia submarino entre Gran Bretaña y producciones de serie B que giran en torno a las actividades perver­ f ta n chocantes como narrativa­ los Estados Unidos es el nudo mente complementarias: la seque- gordiano de la narración, perfu- sas de espías o sobre cómo los S

NOSFERATU 34-35 valientes soldados del imperio sí como por su amor a la educa­ como Genoveva (Genevieve, neutralizan la operatividad de so­ ción de la nación". Ya concluido 1953), de Henry Cornelius, o The fisticadas armas enemigas. Por el conflicto armado, Counter­ Belles of S t. Trinian ( 1954 ), de contra, ya inmersos en los desas­ blast ( 1948), de Paul L. S te in, Frank Launder y Sidney Gilliat. tres de la Segunda Guerra Mun­ aparece como un anacronismo. dial, Give Us the Moon (1944), La cinta narra las tropelías de un En armonía con el conjunto halla­ de Val Guest, y Times Flies científico alemán, huido de un m os burdas parodias sobre la ( 1945), de Walter farde, se de­ campo de prisioneros, decidido a ciencia-ficción como Mr. Dra­ cantan por la comedia. Times propagar por toda Inglaterra un kes's Duke (1951), de Val Guest Flies ironiza sobre el tema tan virus mo1ial de su invención. El -un pato expuesto a la radiación wellesiano de los viajes por el guión de Jack Whittingham, ma­ pone huevos explosivos ( ' )-, la tiempo, mientras que Give Us the niqueísta y violento, tuvo su justa irregular comedia El hombre Moon es una comedia "futurista", ilustración en el estilo seco y sór­ vestido de blanco (The Man in ambientada en 194 7, donde en dido del realizador Paul L. Stein, the White Suit, 1951 ), de Alexan­ medio de la euforia de la victoria más cercano al género negro que der MacKendrick -donde un idea­ el propietario de un hotel toma a la ciencia-ficción. lista científico, inventor del tejido contacto con una organización perfecto que no se mancha ni se ll amada "El elefante blanco", cu­ El fin de la guerra trajo consigo arruga, se enfrenta a la avariciosa yos miembros se niegan a trabajar grandes cambios sociales y políti• industria textil inglesa-, o una ridí• imbuidos por un feroz sentido he­ cos para Gran Bretaña ( 4 ), los cula mezcla de cómic e historia donista de la vida. cuales se tradujeron en una nota­ de espías titulada The Gamma ble pérdida de espectadores para People ( 1955), de John Gilling. Pero a lo largo de la contienda, el cine inglés (5). El gobierno, a No era un panorama muy alenta­ los esfuerzos de la industria cine­ través de la National Finance Cor­ dor, pero siempre cabía la posibi­ matográfica británica daban la es­ poration, apoyó a las pequeñas lidad de lo extravagante, como palda a tales frivolidades. filmes compañías y empresas de pro­ She Devil from Mars (1954), de como Dover Frontline y Christ­ ducción, ancladas en la más ran­ David McDonald (6). mas Under Fit·e, ambas de 1940, cia tradición fílmica del país: el Target for Tonight (1941), cine bélico de espíritu revanchista ¿Existe la guerra de sexos más Coastal Command ( 1942) y Fi­ mediante títulos como The Cruel allá de nuestro mundo? A tan deli­ res Were Started ( 1943), reali­ Sea (1953), de Charles Freud, o rante cuestión responde She De­ zados por la Crow film Unit o The Coldtiz Story (1955), de vil from Mars, cuyo m ayor Film Centre, intentaban dar apoyo Guy Hamilton; plúmbeas adapta­ atractivo reside, precisamente, en moral a una población castigada ciones literarias de qualité del tipo tan curiosa idea argumental. La por los bombardeos y el dolor. The Browning Version (1951) y marciana Nyah (Patricia Laffan) Tal como exclamó John Grierson, La importancia de llamarse Er­ -ataviada con una larga capa ne­ "m erece la pena recordar que este nesto (The Importance of Being gra, como un vampiro- procede grupo de documentalistas no na­ Ernest, 1952), ambas de Anthony de una sociedad de mujeres sin ció tanto por su amor al cine en Asquith; comedias costumbristas hombres, erradicados después de un cruento conflicto sexista, en busca de terrestres que contribu­ yan a la repoblación del planeta rojo. Pero pronto tan suculento punto de partida es neutralizado por el convencionalismo. A toda una galería de personajes estereo­ tipados -la modelo insatisfecha de su trabajo, el reportero aguerrido, el científico sermoneador, la jo­ ven tabernera enamorada de un convicto de buen corazón ... -, se suman los delirios conquistadores de la amazona Nyah, extraviada en medio de las ásperas High­ lands de Escocia, en medio de las cuales sólo halla una posada cuya patrona, diríase que ajena a la amenaza alíen ígena, se empei'ia El experimento del doctor Ouatermass ••••m·:J·INOSFERATU 34-35 Quatermass 11

continuamente en preparar tazas en las cercanías. El especialista los personajes -la luz que ilumina de té para sosegar a sus agitados David Pirie, en A Heritage of Ho­ siniestramente el rostro de Bill; la compañeros de aventuras (!!! ). rror. A English Gothic Cinema escena en la que Bill acaricia el Apenas interesa la plástica demo­ 1946-1972, comenta irónicamente conejo que ha duplicado y mira, dé de She Devil from Mars que supone la exacta metáfora de dentro del mismo plano, a Lena, -platillos volantes aparte-, evoca­ la violenta irrupción de Hammer el objeto de su deseo y de su fu­ dora del novelesco cine melodra­ Films en la abúlica placidez de la turo experimento; la expresión de mático de la época -ubicua noc­ industria filmica británica. Sobra­ Lena al consentir que Bill la "du­ turnidad, páramos desolados, una damente conocida la importancia plique"; ese momento extraordina­ mansión pródiga en rincones os­ histórica de la pequeña producto­ rio en que Lena ve a su doble, curos y destartaladas buhardillas, ra, a partir de El experimento Helen, por la ventana-. cortinas que ocultan presencias del doctor Quatermass su im­ amenazadoras ... -. La ciencia-fic­ pacto en la evolución del cine fan­ El experimento del doctor Qua­ ción británica en la pantalla estaba tástico moderno será crucial (7). termass, junto a Quatermass II domesticada y apelmazada; todo (1957), de Val Guest, y X the era calma y sopor, hasta que llegó Anteriormente Hammer tanteó el Unknown (1957), de Leslie Nor­ El experimento del doctor Qua­ género en 1953 con la discreta man, componen un tríptico donde termass (The Quatermass Expe­ Spaceways -acartonado (hriller la amenaza se halla desprovista de riment, 1955), de Val Guest. sobre la "carrera" espacial inglesa­ las reaccionarias connotaciones y la notable Four Sided Triangle, ideológicas del ciñe estadouniden­ ambas de Terence Fisher. Lo más se de la época. El drama se con­ La fuerza de su mirada interesante de esta última reside centra tanto en los personajes (1955-1969) en el tono intimista que Fisher -cfr. la terrible mutación de Víctor emplea para narrar una tragedia Caroon (Richard Wordsworth) en Al inicio de El experimento del amorosa con trasfondo científico, El experimento del doctor Qua­ doctor Quatermass, los arruma­ el cual no se rompe ni siquiera en termass- como en la sociedad a cos de una joven pareja, en el pa­ las vistosas secuencias de Jos ex­ la que pertenecen -"lo desconoci­ jar de un apacible granja inglesa, perimentos. Tono que no excluye, do" que devora y consume cual­ son interrumpidos por la estrepi­ mediante las pinceladas justas, la quier forma de vida a su paso en tosa caída de un cohete espacial turbulencia de la situación y de -, o en ambos

NOSFERATU 34-35 mr.~~••••• frentes a la vez -la invasión extra­ bre brujería y apanc10nes fantas­ Mezclando pragmatismo y una terrestre de Quatermass 11-. Pero magóricas se superponen al estu­ pose levemente quijotesca, la fi­ lo que estos filmes ponen de relie­ dio del cerebro humano; el rudo gura del idealista y autoritario ve es la inminente llegada casi bí• descubrimiento de nuestros oríge• científico Bernard Quatermass, blica del Apocalipsis, bajo las for­ nes choca con el despertar del mal interpretado por Brian Donlevy mas más insospechadas. Tal senti­ que mató a los alienígenas primige­ -especie de trasunto cinematográ­ miento cósmico de pérdida y ho­ nios. Del tono documental de El fico del Profesor Challenger idea­ nor halla su más depurada expre­ experimento del doctor Quater­ do por Conan Doyle-, será deter­ sión en la pantalla a través de la mass, Quatermass 11 y X the minante para conjurar los peligros extraordinaria ¿Qué sucedió en­ Unknown -gracias a la fotografía venidos del espacio exterior en El tonces? (, en blanco y negro de Gerald experimento del doctor Quater­ 1967), de Roy Ward Baker, terce­ Gibbs- pasamos al ambiente an­ mass y Quatermass 11. Quater­ ra entrega de la serie Quatermass gosto y malsano, es decir, decidi­ mass es capaz de llevar a la prác­ (8). Aquí, el origen del hombre se damente gótico, de ¿Qué sucedió tica las más fantásticas teorías, y mezcla con la llegada de una agó• entonces? -imputable a la banoca de enfrentarse a lo desconocido nica civilización extraterrestre des­ puesta en escena de Ward Baker-, con la misma determinación y te­ truida por el Mal; las leyendas so- típica de los estudios Hammer. meridad con que desafía a buró• cratas, políticos y militares. La cínica visión que Hammer dará del stab/ishment a través de sus aventureros paracientíficos se agudiza con el Dr. Royston en­ carnado por Dean Jagger en X the Unknown y el Quatermass personificado por Andrew Keir en ¿Qué sucedió entonces? -los cuales, a su vez, retoman el perfil esotérico y reflexivo del Dr. Hes­ seliu s y John Si lence, héroes lite­ rarios ideados, respectivamente, por Sheridan Le Fanu y Algernon Blackwood-, desvelando la in­ competencia de las autoridades para proteger a la sociedad, a la humanidad.

El éxito de El experimento del doctor Quatermass provocó el nacimiento de una auténtica Edad de Oro del cine de ciencia-ficción británico. Por ejemplo, la pequeña compañía Eros Film produjo una serie completa de títulos deliran­ tes como The Fiend Without a Fa ce ( 1957), de Arthur Crabtree -que trata sobre cerebros mutantes que vampirizan la médula espinal de sus presas-, The Man Without Body (1957), de M. Lee Wilder -centrada en un sabio desquiciado que pretende transplantarse a sí mismo la cabeza incorrupta de Nostradamus (!)- o The Strange Wol"ld of Planet X (1957), de Gilbert Gunn -increíble relato so­ bre la repulsiva mutación de unos insectos por culpa de unos expe­ rimentos en la atmósfera (!! !)-.

Frankenstein and the Monster from Hell The Revenge of Frankenstein

LE RP.!.JUR DE FRANKEI\JSTEI N PETER CUSHING VIBONiéACA RI SON · fRI OO II J011S · SIMO! WABO

Los tres filmes, de estilo descui­ donde unos montañeros son ata­ ciencia-ficción gracias a su exce­ dado, ambiente sórdido y pródi• cados por los aliens-, ni una pro­ lente serie sobre el mito del barón gos en efectos truculentos, ansia­ gresiva tensión dramática -el res­ Frankenstein y su Criatura, espe­ ban combinar lo macabro con la cate de la niña a manos de uno de cialmente en aquellos títulos diri­ ciencia-ficción, sin alcanzar el los protagonistas; el asedio del gidos por Terence Fisher -La equilibrio por otras propuestas de complejo científico ... -, convir­ maldición de Frankenstein (The similares caraterísticas. tiendo a The Trollenberg Terror Curse of Frankenstein, 1957), en una de las propuestas más in­ The Revenge of Frankenstein Por ejemplo, infinitamente más lo­ teresantes del periodo. Mucho (1958), Frankenstein Created grada e interesante, encontramos más que la soporífera The Abo­ Woman ( 1967)-, sin olvidar la The Trollenberg Terror ( 1958), minable Snowman (19 57), de desigual e interesante propuesta de Quentin Lawrence, con guión Val Guest -arrítmico descubri­ de Freddie Francis -The E vil of de basado en el miento del Yeti por un siempre Frankenstein (1964)-, seguidas serial televisivo de Peter Key. Do­ excelente Peter Cushing en su pa­ por las inquietantes, mórbidas y tado de una notable y lúgubre at­ pel de científico visionario-, la ri­ definitivamente bellas, inolvida­ mósfera, The Trollenberg Te­ sible First Man into the Space bles, El cerebro de Frankens­ rror narra el descubrimiento, en ( 1958), de Robert Da y -desange­ tein (Frankenstein Must Be Des­ lo alto de un pico suizo, de unos lado remake de El experimento troyed, 1969) y Frankenstein espantosos alienígenas ocultos del doctor Quatermass-, o las and the Monster from Hell tras una nube radiactiva, capaces mediocres monster movies Behe­ ( 1973), ambas de Terence Fisher, de animar cadáveres a fin de lo­ moth, the Sea Monster (1958) y o la malograda El horror de grar sus retorcidos fines: decapi­ Gorgo (Gorga, 1960), las dos di­ Frankenstein (Horror of Fran­ tar humanos para alimentarse de rigidas por Eugene Lourié. kenstein, 1970), de Jimmy Sangs­ su masa encefálica. La sencillez ter. Curiosamente, en tan difícil de la puesta en escena no escati­ Al mismo tiempo, Hammer dio terreno, parafraseando a José Ma­ ma instantes truculentos -la se­ salida a una estimulante mezco­ ría Latorre, se reflexiona de ma­ cuencia nocturna de la cabaña, lanza entre el horror gótico y la nera casi filosófica sobre la difi-

NOSFERATU 34-35 Eill····· --- cultad de rectificar el sentido de la del Támesis seco y ajado ... -, nos densa atmósfera de terror a través ética con miras a alcanzar nuevas advierten del sentido y poética de de imágenes que pervierten la ló• metas científicas. Algo que, por la película. La desintegración de la gica de lo cotidiano: los planos desgracia, no es extrapolable a humanidad hasta sus fibras más iniciales del film, mostrando a los Corridors of Blood (1958), de nobles e íntimas, condenada por vecinos de Midwich presos del Robert Day, o Doctor Blood's la locura tecnológica (¿annamen­ sueño, en medio de actividades Coffin (1960), de Sidney J. Fu­ tística?) de sus líderes políticos y tan triviales como viajar en auto­ rie, las cuales buscan infructuosa­ científicos. La inmisericorde mi­ bús, planchar o ir de compras; el mente conciliar ciencia-ficción, rada del realizador capta cómo el tractor que da vueltas sin cesar terror y moral(ismo). horror y la locura van corrom­ alrededor de un árbol, o el agua piendo esa fibra hasta sólo dejar que mana de un grifo abierto has­ Dentro de ese sentimiento apoca­ espacio al vacío. ta rebosar en la pila; el rostro de­ líptico tan ligado al cine de cien­ solado de la adolescente embara­ cia-ficción inglés, no debemos ol­ En esta línea se enmarca la abs­ zada sin haber mantenido relacio­ vidar la interesantísima The Day tracta Village of the Damned nes sexuales; la peregrinación the Earth Caught Fire ( 1962), (1960), de Wolf Rilla, basada en nocturna por las calles del pueblo de Val Guest. Con un tétrico tono la magnífica novela de John Wyn­ de mujeres preñadas dirigiéndose documental -beneficiado por la dham Los cuclillos de Midwich hacia el hospital (9) ... En 1963, naturalista puesta en escena y la (1 957). Tras veinticuatro horas Children of the Damned, de contrastada fotografía en blanco de extraño letargo, los habitantes Anton M. Leader, efectuó una pe­ y negro de Harry Waxman ... - del pequeño pueblo de Midwich culiar variante de la novela de Guest nos cuenta cómo la Tierra descubren que todas las mujeres John Wyndham. Seis niños de di­ se aproxima lenta e inexorable­ del Jugar están embarazadas. ferentes razas y nacionalidades mente hacia el Sol, después de Transcurridos los nueve meses son tutelados por científicos de la unas desafortunadas pruebas nu­ preceptivos, alumbran a unos ni­ Unesco al descubrirse que tienen cleares que la desvían de su órbi• ños albinos de prodigiosa inteli­ extraños superpoderes mentales; ta. Las primeras e impresionantes gencia y carentes de todo senti­ sin embargo, pronto descubrirán imágenes que abren el film -una miento humano: los hijos mestizos la terrible verdad que se agazapa rítmica sucesión de planos mos­ de una raza extraterrestre que tras sus rostros impasibles ... Lea­ trando un Londres castigado por pretende dominar la Tierra. La der exhibe un estilo aún más es­ el sol, cubierto de polvo, pavoro­ puesta en escena de W olf Rilla, partano y gélido que el de Wolf samente deshabitado, con el Jecho deliberadamente sobria, crea una Rilla, basado en un montaje de rit-

Village of the Damned •••••t:J•INOSFERATU 34-35 Children of the Damned

mos acompasados que engarza coli, que inició su andadura ofi­ dos que flirteaban entre la ciencia­ planos estáticos, sin apenas movi­ cialmente en 1962 con Agente ficción y la fantasía pura. La isla mientos de cámara, repletos de 007 contra el doctor No (Doctor misteriosa (Mysterious Island, rostros expectantes, gestos ten­ No), de Terence Young, mezcla 1961 ), de Cy Enfield, y La gran sos. Children of the Damned de ciencia-ficción y la narrativa sorpresa (Fírst Men in the supera a su predecesora en cuan­ de espías. Su esquiva asociación Moon, 1964), de Nathan Juran, to no se produce un choque evi­ con el género viene dada por sus son simpáticas producciones que dente entre la normalidad y lo fan­ argumentos pseudoapocalí pticos, combinan el talento de Harryhau­ tástico, sino una oleada de inquie­ por la copiosa exhibición de gad­ sen para crear absorbentes sensa­ tud, un rictus de miedo, gracias a gets e improbable parafernalia mi­ ciones visuales con un excelente la oscilación entre la sequedad de litar. La serie se popularizó a par­ sentido del ritmo narrativo y de la un informe científico y los deta­ tir de contra Gold­ aventura. Algo que no puede de­ lles sórdidos, crueles, e incluso finger (Goldfínger, 1964), de cirse del díptico Dr. Who y los poéticos. Algo que, por desgracia, Guy Hamilton, Operación True­ Daleks (Dr. Who and the Da­ se halla ausente en The Day of no (Thunderball, 1965), de Te­ leks, 1965) y Daleks - Invasion the Triffids (1963 ), de Steve Se­ rence Y oung, y Sólo se vive dos Earth 2150 A.D. ( 1966), ambas kely -y un no acreditado Freddie veces (You Only Live Twíce, dirigidas por Gordon Flemyng y Francis-, penosa adaptación de 1966), de Lewis Gilbert, donde se producidas por Milton Subotsky y otra excelente novela de John adoptó definitivamente el delirante Max J. Rosemberg. Se trata de Wyndham, El día de los trífidos formato de cómic que ha marca­ sendas adaptaciones a la gran (1956), reducida a la categoría de do el paso por la gran pantalla del pantalla del popular serial televisi­ vulgar fábula "con" monstruos, personaje creado por Ian Fleming vo creado por Terry Nation, don­ carente de nervio. durante casi cuatro décadas. Por de el Dr. Who (Peter Cushing), otra parte, sin constituirse oficial­ sabio despistado y entrañable, se Situada en las antípodas de las mente en serie, las primeras cola­ enfrenta a unos pérfidos extrate­ cintas antes reseñadas, tenemos la boraciones entre el productor rrestres-robots cuya única ansia serie sobre el agente secreto Ja­ Charles Schneer y Ray Harryhau­ es destruir y matar. Marcadas por mes Bond, 007, auspiciada por sen, realizadas con dinero y técni­ una estética pop nada estimulante Harry Saltzman y Albert R. Broc- cos ingleses, también eran híbri- y por un ridículo sentido del hu-

NOSFERATU 34-35~~~~·····~ mor, la pedestre realización de denses en clave de melodrama eran otras, capaces de combinar Flemyng no contribuye a mejorar gótico -The Curse of the Fly el espíritu de la serie B al estilo las cosas, sino todo lo contrario. (1965), de Don Sharp-. También europeo -presupuestos bajos y ro­ Queda, en medio del desastre ge­ recuperó exóticos personajes dajes rápidos, guiones eficaces y neral, el neurótico pavor a la inva­ como Fu-Manchú desde una ópti• excelentes actores de carácter, sión, a la guerra, inherentes al ca jamesbondesca -El regreso de decorados atractivos y funciona­ cine de ciencia-ficción británico; Fu-Manchú (The Face of Fu les combinados con discretos primero, patente en los humanoi­ Manchu, 1965), de Don Sharp, pero eficaces efectos especiales, des pacifistas que se niegan a uti­ Las novias de Fu-Manchú (The la profesionalidad y personalidad lizar la violencia para repeler la in­ Brides of Fu i\Janchu, 1966) o de los realizadores imponiéndose vasión de los Daleks en Dr. Who La venganza de Fu-Manchú a las limitaciones de todo tipo ... -, y los Daleks; luego, en la pertur­ (The Vengeance of Fu Manchu, con trabajos personales dotados badora visión de Londres arrasa­ 1967), de Jeremy Summers-, o de cierto sentido de la experimen­ do por los belicosos engendros dio vía libre a estremecedores do­ tación. metálicos en Daleks - Invasion cumentales de reconstrucción Earth 2150 A.D. (! 0). como el impresionante El juego Dentro de la primera categoría se de la guerra (The War Game, encuentran algunas obras de vir­ Aunque el cine de horror disfrutó 1966), de Peter Watkins, cuyo tudes limitadas, otras de morboso de una situación de privilegio en el ácido contrapunto estaba en co­ encanto, pero todas de probada transcurso de los años sesenta, la medias surrealistas como The solidez artesanal: The Night Ca­ ciencia-ficción británica de la Bed Sitting Room (1968), de Ri­ ller (1965), de John Gilling -in­ época, rica en matices y propues­ chard Lester, donde se ofrece una quietante thriller, de estilo seco y tas, podía permitirse el lujo de al­ visión, a la par negra e hilarante, sórdido, sobre unos alienígenas temar comedia ligera -Un ratón de la vida tras la III Guerra Mun­ procedentes de Ganímedes que en la luna (The Mouse on the dial. No obstante, las películas secuestran mujeres para experi­ Moon, 1962), de Richard Lester-, que hacían brillar con luz propia mentos gen éticos-; Invasion o secuelas de éxitos estadouni- el cine de ciencia-ficción inglés ( 1966), de AJan Bridges -otro an-

CHRISTOPHER LEE DOUGLl!.S WILMER HEINZ DRACHE Ml!RIE VERSINI "' S11• Ronmer's "THE BRIDES OF FU MANCHO" .. , HOWl\RD Ml!RION CRAWFORD TSJ!l CRIN ""•" """ RUPERT Dl!VIES ROGI:R Hl!NIN IN E.ASTMAN COL...OUR IROM ~NGlO 1\MAlGAMAHO IOR WAANER·PATM[ R(l[ASE

Las novias de Fu-Manchú

-----1'~-·NOSFERAT U 34-35 El regreso de fu-Manchú

tf TECHNISCOPE MASQUE b€ í MA~'CltU

gustioso relato sobre el sempiter­ her para la minúscula productora (The Mind Benders, 1963), o Pe­ no conflicto entre humanos y ex­ Planet Films -destacar el vigor na­ ter Watkins a través de Privilegio traterrestres, ambientado en un rrativo y atinado sentido del sus­ (Privilege, 1967), ofrecían una teneb roso hospital, y cuya notable pense que la puesta en escena de visión sobre la ciencia-ficción in­ fotografía expresionista, mérito Fisher, pese a la evidente escasez glesa desprovista de convencio­ del operador James Wilson, es el de medios, insufla a tan trillados nes, de ideas lineales. En este sen­ logro creativo más llamativo del materiales dramáticos: recordar la tido, El extraño caso del doctor film-; El hombre proyectado escena en que Violet (V anda God­ Longman, con el tema del espio­ (The Projected Man, 1967), de sell), trasmutada en zombie por naje a modo de excusa, se adentra Ian Curteis -rutinaria variación del entes alienígenas, con sus ojos en las simas psicológicas del cien­ científico víctima de sus propios blancos y semblante obtuso, mata tífico obsesionado con sus expe­ experimentos, sin más interés que a Quinn (Dennis Price) en The rimentos. El Dr. Longman (Dirk la tosca textura sádica de ciertas Earth Dies Screaming; el instan­ Bogarde), al reconstruir el experi­ secuencias protagonizadas por el te en que el Dr. Stanley (Peter mento sobre la capacidad mental sabio deformado-; El deseo y la Cushing) es atacado por uno de humana que llevó a la muerte a su bestia (The Blood Beast Terror, los monstruos devoradores de mentor, hace suyo el enfermizo 1967), de Vernon Sewell -prota­ huesos, y a fin de salvar la vida, determinismo de aquél. Dearden gonizada por el inolvidable Robert se amputa la mano atrapada con reconoce los interrogantes ínti• Fleming, el Dr. Hichcock de Ríe• una hacha en S.O.S El mundo mos, personales, que acompañan cardo Fredda, la película es una en peligro; la espantosa muerte a la ciencia y sus profetas, to­ excelente mixtura de ciencia-fic­ del vagabundo (Sidney Browley), mando la subjetividad como punto ción y atmósferas nauseabundas, rodeado por la oscuridad de una de patiida de la experiencia cientí• que narra las consecuencias de caverna en Night of the Big fica. Su narrativa gélida y descon­ mutar gigantescos insectos vam­ Heat- (11). solada, circunspecta y desgarra­ píricos con aspecto humano ... -; da, despliega todas sus cualides la trilogía The Earth Dies Screa­ A su vez, realizadores como Jo­ turbias y a la par sensuales cuan­ ming (1964), S.O.S. El mundo seph Losey con Éstos son do Longman se introduce en el en peligro (lsland of Terror, los condenados (The Damned, tanque de "privación" donde se 1967) y Night of the Big Heat 1963), Basil Dearden y su El ex­ desarrolla el experimento: es el (1967), dirigidas por Terence Fis- traño caso del doctor Longman macabro encuentro del hombre

NOSFERATU 34-35 ~~····· Privilegio

de los muertos vivientes (Night of the Living Dead), de George A. Romero. Hasta la irrupción de La guerra de las galaxias (Star Wars, 1976), de George Lucas, el género vivió marcado por la in­ fluencia de estas tres películas, debatiéndose entre la búsqueda de nuevas fórmulas visuales que aportasen una mayor complejidad intelectual a sus contenidos, a ca­ ballo entre la metafísica más aguerrida y el pulp apocalíptico, entre la plástica antiutópica y el desgarro documental, hurgando en otros géneros, principalmente el terror.

Títulos como Luna cero dos :1 sus límites, con sus auténti­ un circuito cerrado de televisión. (Moon. Zero Two, 1969), de Roy ; temores y ansiedades. ¿Cuan­ Quizá el pesimismo ideológico de Ward Baker -risible western pop! Ken Russell rodó Viaje aluci­ las obras aquí citadas era el prelu­ espacial auspiciado por Hammer nte al fondo de la mente (Al­ dio de acontecimientos más fu­ Films-, La carrera de la muerte ed States, 1981) tenía en mente nestos que afectarían al posterior (Scream and Scream Again, película de Basil Dearden? Es desarrollo del cine de ciencia-fic­ 1969), de Gordon Hessler -de IY posible que sí. Como tam­ ción en Gran Bretaña. nuevo, la peripecia del científico ;n Peter Watkins debió pensar loco que ansía crear una raza de La naranja mecánica de An­ superhombres-, o El monstruo my Burguess cuando rodó Pri­ Más dura será la caída (1, Monster, 1970), de Stephen legio: con su característico y (1968-2000) Weeks -enésima y olvidable ver­ rupto estilo, la odisea del mesiá­ sión para la gran pantalla de El :o ídolo del rack Steven Shorter En 1968 el cine de ciencia-ficción extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. au l Jones) pone de relieve los sufrirá una notable conmoción a Hyde-, demuestran que el cine de rversos mecanismos empleados raíz del estreno de 2001: U na ciencia-ficción británico se adap­ 'r el Estado y la Iglesia para odisea del espacio (2.001: A taba mal a los nuevos tiempos. ular el inconformismo combatí• Space Odyssey), de Stanley Ku­ Durante los años setenta todavía ' de la juventud, para anular sus brick, El planeta de los simios se rodaron algunas obras que mtes. La letras y las canciones (The Planet of the Apes), de mantuvieron viva, de manera muy Shorter son la expresión del Franklin J. Schaffner y La noche desigual, la imagen de un género ab lishment, e irónicamente, . ,ando se rebela, muere arrollado tr sus fans. Watkins, adelantán­ ts e a su tiempo, desenmascara a supuesta contracultura como emento de alienación, de adoce­ tm iento, en manos del Sistema. n Sistema que, tal y como evi­ ~n cia Éstos son los condena­ )S, se atreve a experimentar con ños los efectos de la radicación ómica, indiferente a las conno­ , iones éticas del experimento. osey, a pesar de su menguada ts piración, traza imágenes tan ugustiosas como la de los infan­ :s aislados en una supuesta cá­

tara de protección, comumcan­ o•••r•'"'" Pow PE TER SR SOY .,- . ose con sus padres a través de \

¡¡JNOSFERATU 34-35 Zardoz ht dotado de cierta entidad: de la aci­ dez moral de Contaminación (No Blade of Grass, 1970), de 'Jr Come! Wilde -donde en un mun­ el do devastado por un virus letal, n- una familia tradicional lucha por 15, sobrevivir entre la barbarie y el je caos-, a la comicidad gruesa de .te Percy ( 1971 ), de Ralph Thomas ld -el receptor del primer trasplante a­ de pene del mundo (!) intenta re­ ás construir la vida sexual del ante­ o, rior propietario del miembro-; del el terror ecológico de Holocausto jo radiactivo (Doomwatch, 1972), te de Peter Sasdy -los habitantes de la isla de Balfe mutan espantosa­ mente a causa de un vertido quí• os mico-, al horror gratuito de The )) Mutations ( 1973 ), de J ack Car­ pi diff -nueva variante del científico er loco que convierte a inofensivas te plantas en peligrosas criaturas n, carnívoras-; del tono tragicómico de de Digby, the Biggest Dog in co the World (1973), de Joseph de McGrath -las peripecias de un pe­ uo rro doméstico que, por culpa de en un nuevo alimento proteínico,

~r­ crece desmesuradamente-, a la E/ curiosa mezcla de film de espías, 1r. cie ncia- ficción y thriller de La de máscara de acero (Who?, 1974), lp­ de Jack Gold -donde un científico )S. americano, tras sufrir un acciden­ ría te en la frontera con la URSS y partir de los primeros años seten­ En medio de tan funesta coyuntu­ ue salvar la vida gracias a los médi­ ta el gobierno, unida a la contras­ ra, Zardoz (Zardoz, 1974), de u y cos soviéticos, regresa a su país tada profesionalidad de los técni­ John Boorman, aparece como la :ro convertido en un cyborg- ( 12). cos locales y la existencia de última cinta de ciencia-ficción bri­ grandes y muy bien equipados es­ tánica valiente, sugestiva, irreduc­ Empero, urge reseñar que el cine tudios -Pinewood, Borehamwood, tible a normas y clasificaciones. inglés en general apenas atraía pú­ Elstree ... -, facilitaron rodajes có• La críptica disquisición filosófica 1 blico a las salas -lo cual no es de modos y baratos al cine estado­ de Boorman sobre la libertad y la .. extrañar viendo engendros como unidense, que convirtió Gran Bre­ muerte, interrelacionada con el En el corazón de la Tierra (At taña, definitivamente, en una su­ papel siniestro de la tecnología, the Earth's Core, 1976) y Los cursal de las majors. Más tarde, actúa casi como metáfora de la ~ conquistadores de Atlantis en una segunda fase se importa­ situación a la que, a partir de esos (War Lords of Atlantis, 1977), ron directores con cierto talento años, se verá abocado el género ambas de Kevin Connor- sumien­ que vieron en Hollywood una sali­ dentro del cine inglés: los habitan­ do a la industria audiovisual britá­ da laboral más que provechosa. tes del V órtex, raza de pensadores nica en una grave decadencia. No en vano, el mejor film de cien­ y científicos que han alcanzado la Además, la progresiva coloniza­ cia-ficción "inglés" de los años inmortalidad artificial, son ese ción cultural desplegada por Ho­ setenta, Alien, el octavo pasaje­ Hollywood que se solaza en la mi­ llywood, la cual empezó por la fi­ ro (Afien, 1979), de Ridley Scott, seria y el caos que preside la vida nanciación y las infraestructuras, es una producción norteamerica­ de los individuos que habitan las agravó el irreversible proceso de na rodada íntegramente en Gran Tierras Exteriores, el cine británi­ descomposición industrial. Las Bretaña, con realizador y técnicos co sin personalidad ni estructura ventajas fiscales que ofreció a ingleses. industrial. Zardoz no es única-

NOSFERATU 34-35 mente un film "de" ciencia-ficción triunfar abriéndose paso en la suma, una poética provocación sino "sobre" la ciencia-ficción. dura piedra de la necesidad. De plástica frente a las mediocres Por un lado, hay una disertación este modo, las imágenes de Zar­ convenciones visuales que presi­ moderadamente idealista alrededor doz mezclan, con desigual resul­ dían el género desde Jos USA. de las libertades reales del hombre tado, existencialismo, ironía y enfrentadas a la tecnocracia, la abstracción filosófica. La angus­ El mundo lívido y barroso de cual no ha conducido a la humani­ tiosa tristeza de las Tierras Exte­ Zardoz, con sus pegajosas bru­ dad más que al desastre. Y por riores donde los Outlands mero­ mas y grotescas figuras deambu­ otro, una respuesta práctica y dean amenazados por Jos Exter­ lando por el vacío, alude a la tétri­ teórica a la agónica situación del minadores que sirven al V órtex; ca situación en la que malvive el cine de ciencia-ficción británico, las apariciones de la nave/máscara/ cine de ciencia-ficción inglés de engullido por la maquinaria fílmi• dios; el contraste entre la brutali­ los años ochenta. Esporádicos ca norteamericana. dad y desolación de los páramos y destellos de talento se detectan en la relamida decoración pop del algunas obras como 1984 (1984, La libre dramaturgia visual desple­ V órtex; el tono seco y agresivo de !984 ), de Michael Radford -aca­ gada por John Boorman en Zar­ la narración, acentuado por su casi demicista ilustración del clá­ doz intuye que, de las concepcio­ experimental utilización del color sico de George Orwell-, o Under­ nes del mundo más duramente -extraordinaria la fotografía de world (1986), de George Pavlou deterministas, puede extraerse un Geoffrey Unsworth-, el sonido y la -thriller paracientífico escrito por fiero deseo de libertad individual. música, los efectos especiales y el Clive Barker, donde un sabio Joco Probablemente porque la volun­ montaje, apoyados por extrañas crea unos mutantes asesinos que tad y el libre albedrío sólo saben angulaciones de cámara, son, en moran en el subsuelo londinense-. Los bodrios abundan, al estilo de Krull (Krull, 1983), de Peter Ya­ tes -deslucida mezcla de sword and sorcery y space opera-, Pri­ soners of the Lost Universe (1983 ), de Terry Maree! -burda fantasía sobre mundos paralelos aderezada con artes marciales-, Lorca and The Outlaws (1985), de Roger Christian -infantil space opera protagonizada por unos adolescentes que se enfrentan a un ejército de robots-, o Biggles (Biggles , 1985), de John Hough -la respuesta británica a Regreso al futuro (Back to the Future, 1985), de Robert Zemeckis, loca­ lizada en la Primera Guerra Mun­ dial. .. -, confundiéndose con híbri• dos anglo-estadounidenses: Sa-

turno 3 (Saturn 3, 1979), de 1 Stanley Donen y John Barry -ené- sima variante del robot que toma una conciencia de sí mismo "demasiado humana"-, o Life Force - Fuerza vital (Lije Force, 1985), de Tobe Hooper -pirotéc- nica adaptación al cine de la me- morable novela de Colin Wilson Los vampiros del espacio (1975)-. Que el producto audiovisual más interesante de la ciencia-ficción británica sea el televisivo Max Headroom (13) subraya con ma- yor virulencia si cabe esta desola- dora situación .

••••EiJ.IINoSFERATU 34-35 tsrazil

Títulos como Brazil (Brazil, 198 4 ), de Terry Gi lliam, o La prometida (The Bride, 1985), de Franc Roddam, son, remachando el tópico, la necesaria excepción que confirma la regla. Brazil es una imaginativa, casi delirante re­ visión estética del sórdido mundo que George Orwell describió en 1984, donde fantasía y realidad coex isten en la vida de Sam Low­ ry (Jonathan Pryce), acentuando aún más si cabe el lóbrego entor­ no social, laboral y político en que habita. Brazil, pese a su estimu­ lante espíritu anárquico, a su sor­ prendente puesta en escena, aca­ ba siendo demasiado caótica y prolija. En la también desigual pe­ líc ula de Franc Roddam La pro­ metida se reinterpreta el mito fra nkensteiniano desde una óptica claramente "pigmal ionesca". E l barón Charles Frankenstein (St in g) da vida a una hermosa muchacha artificial llamada sim­ bólicamente Eva (Jennifer Beals). Primero deslumbra a la sofistica­ da y necia sociedad galante que el ba rón socava con su hermosa creación, rompiendo corazones masculinos y avivando envidias fe meninas. Y luego, en un acto de infinita perversidad, cuando Eva es tan refinada y sabia como su creador, tan altiva y arrogante como el hombre que la hizo, en el se ntido más extenso de la palabra, Frankenstein pretende violar su carne y fustigar su espíritu, do­ maria según sus caprichos y exi­ Parker, Neil Jordan, Stephen No­ tando ad nauseam los limitados gencias para autoafirmar, con tre­ rrington .. .-, entre amables come­ hallazgos formales y dramáticos menda crueldad, su papel de su­ dias agridulces -Cuatro bodas y de la ciencia-ficción norteameri­ premo Demiurgo. Roddam com­ un funeral (Four Weddings and cana. pone con exquisito gusto pictóri• a Funeral, 1994), de Mike Ne­ co su terrible fábula, pero sin aca­ well- y la progresiva huida de sus Trabajos de la catadura de Hard­ bar de darle la vibración maligna colonizadores hacia Australia o ware, programado para matar que semejante material reclamaba México (14), lugares con trata­ (Hardware, 1990), de Richard a gritos. mientos fiscales más ventajosos. Stanley, Segundo sangriento En semejantes condiciones, el (Split Second, 1992), de Tony Literalmente anulado por Hol­ cine de ciencia-ficción británico Maylam, Beyond Bedlam (1993), lywood, el cine británico, incapaz se ve incapaz de sobrevivir, en de Vadim Jean, y Máquina letal de competir en medios y dinero parte por la carencia de talentos (Death Machine, 1994), de Ste­ con las majors, se consume entre que deseen involucrarse en el de­ phen Norrington, ofrecen vagos los filmes de conciencia social sarrollo de un cine de género au­ destellos de esa ciencia-ficción -cfr. la filmografía de Ken Loach­ tóctono; quizás porque los esca­ tan británica fascinada por el apo­ y la fuga de realizadores -los her­ sos productos lanzados al merca­ calipsis, a caballo entre lo cotidia­ manos Tony y Ridley Scott, AJan do amortizan la inversión explo- no y lo colectivo, entre lo high

NOSFERATU 34-35 Eill····· tech y lo gótico. Especialmente en John Wyndham -El dia de los trifidos Dwan, 1929) o Lo que el viento se Segundo sangriento, donde en (1951 ), Kraken acecha (1953), Las cri­ llevó (Gone with the Wind; Victor Fle­ un Londres superpoblado, hiper­ sálidas (1955)-, Anthony Burgess -La ming, 1939), realizaría en los Estados naranja mecánica ( 1962)-, Angel a Car­ Unidos dos interesantes filmes de cien­ y contaminado azotado por la llu­ ter -El Dr. Hojjinan y las infernales má­ cia-ficción desde el punto de vista vi­ via ácida, repta un mutante asesi­ quinas del deseo ( 1972), La Eva futura sual, The Whip Hand (1951) e lnva­ no que es, en realidad, el Diablo (1977)-, J.G. Ballard -El mundo sumer­ ders from Mars (1953 ), pero nefastas himself, y Beyond Bedlam, en la gido (1962), La exhibición de atrocida­ a causa de su grote sco anticomunismo, cual experimentos cerebrales y des (1969), Rascacielos (1975)-, Arthur además de The Maze (1953), una cu­ psycho-killers se dan cita en un C. Clarke -El fin de la infancia (1954), riosa e inquietante cinta de horror aro­ Cuentos de la Taberna del Ciervo Blan­ matizada con toques lovecraftianos. decorado de reminiscencias góti• co ( 1957)- o Brian W. Aldiss - El arbol cas. De todas formas, tanto en de la saliva (1966), Criptozoico ( 1967), 4. El triunfo electoral en 1951 de la de­ éstas como en las citadas Hard­ Frankenstein desencadenado (1973)-. recha Torie, la ascensión al trono de Isa­ ware, programado para matar y bel II, el desarrollo industrial, el creci­ Máquina letal, pesan como una 2. Películas de la catadura de Con des­ miento del empleo y el consumismo, losa la influencia de Alíen, el oc­ tino a la Luna (Destination Moon ; Ir­ trajeron consigo una época de gran ving Pichel, 1950), El enigma de otro prosperidad económica y de innegable tavo pasajero, Saturno 3, Blade mundo (The Thing; Christian Nyby, estabilidad política. Por contra, la rígida Runner (Blade Runner, 1982), 1951 ), Red Planet Mars (Harry Hor­ y caduca moral victoriana reverdeció de Ridley Scott, Terminator ner, 1952), La guerra de Jos mundos viejos laureles, el arte británico experi­ (Terminator, 1984), de James Ca­ ( War of the Worlds ; Byron Haskin, mentó un obvio retroceso cualitativo y meran, o Robocop (Robocop, 1953), Target Earth (Sherman A. empezaron a gestarse grandes desigual­ 1987), de Paul Verhoeven. Fenó• Rose, 1954), This Island Earth (Jo­ dades sociales entre las emergentes cla­ seph Newman, 1955), Earth versus ses medias y la clase trabajadora. meno agravado por el peculiar es­ the Flying Saucers (Fred F. Sears, tilismo de planos cortos, banda 1956) o The Jnvasion of the Saucer­ 5. De los 1.396 millones de espectado­ sonora estridente, suciedad foto­ men (Edward L. Cahn, 1957), dan la res de 1950 se pasó a los 600 millones gráfica y amaneramiento visual en razón a teóricos como Gerard Lenne, de 1959, y de las 4.500 salas existentes la puesta en escena, herencia del quien en su libro El cine fantástico y sus a principios de la década de los cincuen­ cine publicitario, inevitable escue­ mitologías habla de "conglomerado hete­ ta a primeros de los sesenta quedaban róclito", destacando el carácter "híbrido" unas 3.000. Las causas de semejante de­ la formativa para nuevas genera­ del género desde un punto de vista temá­ bacle deben buscarse en la gran implan­ ciones de cineastas. El peor caldo tico (págs. 130-131). A lo cual cabe aña­ tación de la televisión -de los 764.000 de cultivo para fomentar un inte­ dir que muchos de los filmes citados son aparatos en 1951 a los 10.5 millones de rés por el género que vaya más una desmañada interacción de géneros 1959-, agravado por la triunfal irrup­ allá de lo puramente coyuntural. -que oscilan entre el terror y el western, ción de la cadena privada ITV hacia entre el cine bélico y el cine de aventu­ 1955. Además, señalar la mediocridad ras-, abundando en la space opera y la cualitativa de la producción media del Prácticamente liquidada la pro­ ciencia-ficción especulativa anexas a la li­ cine inglés, absolutamente impopular ducción inglesa de cine de cien­ teratura pulp de baja estofa. No en vano, entre un público mayoritario cuyas eda­ cia-ficción, sólo cabe certificar su José María Latorre en su ensayo "Años des estaban comprendidas entre los 16 defunción cuantitativa y cualitati­ 50, años de paranoia. Un género sin len­ y los 24 años, amparada en las férreas va a la espera, sin excesivo opti­ guaje propio", en Nosferatu, número 14/ medidas proteccionistas, y la acción in­ mismo, de un resurgir de las ceni­ 15 , señala que en la plástica de tales fil­ quisitorial del Bristish Board Censors, mes se detectan "unos códigos lingüísti• que no facilitaba precisamente la salida zas, esgrimiendo el espíritu que cos y unos modos expresivos extraídos a productos más comerciales. hizo posible obras como La vida de otros géneros" (pág. 5) . Aparte, claro futura, El experimento del doc­ está, del discurso reaccionario hilvanado 6. Y para colmo de excentricidades, aun­ tor Quatermass, El juego de la por la mayoría de películas del periodo. que como nota a pie de página, reseñar guerra o Zardoz. Pero sin la mi­ Francisco Llinás, en el mismo número de Fire Maidens from the Outer Space rada puesta en el pasado, antepo­ Nosferatu ya citado, mediante su artículo (1956), de Cy Roth. Desmelenada fan­ "¿Quién teme al forastero?", apunta que tasía masculina en la cual un grupo de niendo la imaginación, la inteligen­ la ciencia-ficción norteamericana de los apuestos astronautas llega a una de las cia, a los orgiásticos dispendios años cincuenta tenía una función dema­ lunas de Júpiter para toparse con una económicos y excesos tecnológi• gógica al dictado de los terrores de la sociedad compuesta solamente por su­ cos de Hollywood. La tarea es ar­ guerra fría, donde los invasores "no sólo culentas féminas, descendientes de los dua, sin duda, pero el cine de gé­ socavan, con un igualitarismo a ultran­ Atlantes (¿¿ ??! !), y que. necesitan a los nero europeo bien merece esta za, la organización social americana, hombres para reproducirse y defender­ sino que se infiltran en la familia y la se de los mutantes que amenazan sus oportunidad. Veremos. destruyen" (pág. 22). vidas. Mal dirigida y peor interpretada, con todos los tics de un vodevil de ter­ 3. William Cameron Menzies (1896- cera, Fire Maidens from the Outer NOTAS 1957), conocido por sus extraordinarios Space destila moralina por todos sus trabajos como director artístico en El poros: es una encedida proclama de ¡: 1. Tarea proseguida, desde otras sensi­ ladrón de Bagdad (The Thief of Bag­ contrabando a favor del sexo procreati­ bilidades, por nombres tan ilustres dad; Raoul Walsh, 1924), La máscara vo, desarmando las dudosas ventajas de 8 como George Orwell -1984 (1948)-, de hierro (The !ron Mask; Allan una sociedad matriarcal. e

····~4]:11NOSFERATU 34-35 Quatermass 11

7. Como explica Carlos Losilla en su li­ lista inglés de origen gaélico Nigel Knea­ Quatermass 11 bro El cine de terror. Una introducción le (n. 1922), fueron primero un serial (Ediciones Paidós Ibérica S.A. Barcelo­ radiofónico que pronto se convirtió en Productor y realizador: Rudolph Car­ na, 1993), Hammer Films, y más con­ el mayor éxito de público de la televi­ tier. Efectos especiales: Bernard Wil­ cretamente Terence Fisher, iniciaron "el sión inglesa de los años cincuenta. Se­ kie y Jack Kine. Fotografía: Charles derrumbe de la escritura clásica ( .. ) al gún David Pirie en su libro El vampiro De Jaeger. Intérpretes: John Robinson tiempo que el liderazgo de Holly¡vood en el cine (Ed. Centropress. Madrid, (Professor Bernard Quatermass), Maní• deja paso a la irrupción del cine euro­ 1977): "Quatermass estaba mucho más ca Grey (Paula, su hija), Hugh Griffith peo". De esta forma arranca lo que algu­ cerca de Van Helsing que de la mentali­ (Dr. Leo Pugh). 22 de octubre 1955. nos eruditos denominan Periodo Manie­ dad tecnológica de los personajes de Episodio 1°: "The Bolts" (31 min.). rista: "el mal procedente de los fantas­ H. G. Wells. Como personaje tenía una 29 de octubre 1955. Episodio 2": "The mas mentales o sociales ya no se sitúa orientación casi mística ... " (pág. 70). Mark" (30 min.). 5 de noviembre en el exterior, ya no se materializa en He aquí una breve ficha de las series 1955. Episodio 3°: "The Food" (33 monstruos casi abstractos ( .. ) se desa­ originales que Hammer Films llevó a la min.). 12 de noviembre 1955. Episodio n·olla alrededor del cuerpo social. ( .. ) gran pantalla: 4°: "The Coming" (29 min.). 19 de Por su parte y como consecuencia di­ noviembre 1955. Episodio s o: "The recta, la descomposición del estilo clá­ Quatermass Experiment Frenzy" (31 min.). 26 de noviembre sico da como resultado ( .. ) la violenta­ 1955. Episodio 6°: "The Destroyers" ción escénica en el marco de una apa­ Productor: Rudolph Cartier. Realiza­ (33 min.). rente tradición formal( .. ) un manieris­ dores : Richard R. Greenough y mo que utiliza el dinamismo de las lí• Stewart Marshall. Intérpretes: Regi­ Quatermass and the Pit neas y la experimentación con el color nald Tate (Professor Bernard Quater­ para representar, en palabras de José mass), Isabel Dean (Judith Carroon), Productor: Rudolph Cartier. Fotogra­ María Latorre 'una desplazamiento del Duncan Lamont (Víctor Carroon). 18 fía: A.A. Englander. Efectos especia­ acento moral hacia las zonas más oscu­ de julio 1953. Episodio 1°: "Contact les: Bernard Wilkie y Jack Kine. Su­ ras de la personalidad del ser humano'; Has Been Established" (32 min.). 25 pervisor maquillaje: Christine Hill­ es decir, para internarse en las profun­ de julio 1953. Episodio 2°: "Persons coat. Intérpretes: André Morell (Pro­ didades del yo asediado por el 'mal'" Reported Missing" (35 min.). l. de fessor Quatermass ), Cec Linder (Dr. (págs. 109-112). De ahí nacen, para agosto 1953 . Episodio 3°: "Very Spe­ Matthew Roney), Anthony Bushell bien o para mal, las estructuras del cine cial Knowledge" (33 min.). 8 de (Coronel Breen), John Stratton (Capi­ fantástico contemporáneo, con todas agosto 1953. Episodio 4°: "Believed tán Potter). 22 de diciembre 1958. Epi­ sus variantes, circunloquios y descom­ to be Suffering" (32 min.). 15 de sodio 1°: "The Halfmen" (34 min.). 0 posiciones estéticas. agosto 1953. Episodio S : "An Uni­ 29 de diciembre 1958. Episodio 2": dentified Species" (35 min.). 22 de "The Ghosts" (33 min.). 5 de enero 8. Las aventuras del Profesor Bernard agosto 1953. Episodio 6°: "State of 1959. Episodio 3°: "Imps and De­ Quatermass, obra del guionista y nove- Emergency" (36 min.) . mons" (33 min.). 12 de enero 1959.

NOSFERATU 34-35 E~·· Episodio 4°: "The Enchanted" (30 ( 1974-1981), Peter Davison (198 1- las dos de Terence Fisher, sin desdei'íar min.). 19 de enero 1959. Episodio 5°: 1984), Colin Baker (1984-1986) y Syl­ la aportación de Nicolas Roeg al género "The Wild Hunt" (32 min.). 26 de vester McCoy (1987-1996). con The Man Who Fell to Earth enero 1959. Episodio 6°: "Hob" (34 (1976). min.). 11. Como bochornosa curiosidad, rese­ i'íar que la peor película del terceto, 13. The Max Headroom Show ( 1985), 9. Es obligado dejar constancia de la Night of the Big Heat, aprovechando dirigido por Annabel Jankel y Rocky nueva adaptación para la pantalla que el lo sugerente de su título ("La noche del M01·ton, y producido por Chrisalis Vi­ realizador norteamericano John Carpen­ gran calor"), sufrió un ignominioso re­ sual Programs, era un un ta/k show de ter hizo de la novela de John Wyndham montaje pornográfico en Francia. Así, quince episodios conducido por un (s u­ en 1995, Village of the Damned (El se alternaban las peripecias fantásticas puesto) programa de inteligencia artifi· pueblo de los malditos) ( Village of the del flemático dúo Cushing & Lee con el cial convertido en presentador virtual, Damned). Como ya sucediera en La esforzado, y no menos "fantástico", aje­ Max Headroom, capaz de efectuar en­ cosa (The Thing, 1982), la versión de treo de anónimos miembros y orificios trevistas mordaces a sus invitados, co n­ Carpenter no es un remake de la cinta corporales. Agradecido dato suministra­ tar chistes, lanzar provocativas reflexio­ de Wolf Rilla. Para ser más exactos, do por Ramón Freixas y Joan Bassa, en nes y presentar grupos o actuaciones. conjuga irónicamente algunos elementos su libro Expediente "S" (Futura Edicio­ Su éxito se tradujo en dos nuevas series: visuales de su ilustre predecesora con nes, Col. Zanzíbar. 1996). Max Headroom ( 1987), de Janet Greek los matices más turbios del texto de y Francis Delia, y Original Max Tal­ Wyndham: el ambiente malsano que se 12. Al margen de estas obras, se roda­ king Headroom Show ( 1987), de Jos­ respira en el pueblo después de la "in­ ron varias películas a contracorriente de hua White. Hubo hasta un tel efilm de vasión", el papel del sacerdote desqui­ modas y tendencias, experiencias únicas tintes apocalípticos protagonizado por ciado (Mark Hamill), esos terribles in­ debido a la fuerte personalidad creativa el mismo personaje titulado Max Hea­ fantes que visten ropas negras, grises y de sus autores, cuyo registro esti lístico droom, un viaje al futuro (Max Hea· blancas, además de lucir un pelo albino rompía con esquemas prefijados. Su ra­ droom, 20 Minutes into the Future, peinado de manera descaradamente dé­ dicalidad creativa, su especial fuerza ar­ 1985), dirigido por Annabel Janke y Ro· modée, como si fueran retazos de una tística, no permite establecer compara­ cky M01ion, "creadores" del invento. vieja película en blanco y negro ... tivas futuras, perfilar venideros esque­ mas de clasificación o modelos estéti­ 14. Las medidas fiscales adoptadas por 1O. Lo cual no ha impedido que, al me­ cos. Dichos titulas, de una alucinante el gobierno laborista de Tony Blair, en­ nos en Gran Bretaña, Dr. Who tenga variedad de registros plásticos, de una caminadas a penalizar los rodajes ex­ una popularidad equiparable a la de singular significación ideológica y filo­ tranjeros (norteamericanos) en suelo Star Tl·ek en los Estados Unidos. Dr. sófica, son: La naranja mecánica (A británico, con la ingenua esperanza de Who es la serie más longeva de la tele­ C/ockwork Orange, 1971 ), de S tan ley revitalizar la industria fílmica local, ha visión británica, con aproximadamente Kubrick, El abominable doctor Phi­ provocado que grandes producciones 800 episodios rodados en blanco y ne­ bes(The Abominab/eDr. Phibes, 1971) como Matrix (The Matrix, 1999), de gro (1963-1969) y color ( 1970-1996) y su secuela, El retorno del Dr. Phi­ Larry y Andy Wachovsky, o La ame­ por casi un centenar de realizadores, re­ bes (Dr. Phibes Rises Again, 1972), naza fantasma (The Phantom Menace, partidos en distintas temporadas, las ambas de Robert Fuest, The Boy Who 1999), de George Lucas, se desplacen a cuales podemos acotar enumerando a Turned Yellow ( 1972), de Michael Australia, o que Titanic (Titanic, los actores que han dado vida al excén­ Powell y Emeric Pressburger, o las ya 1998), de James Cameron, se rodase trico sabio: William Hartnell ( 1963- citadas anteriormente El cerebro de casi por completo en México. En con­ 1966), Patrick Troughton ( 1966-1969), Frankenstein (1969) y Frankenstein secuencia, muchos técnicos ingleses se Jon Pertwee (1970-1974), Tom Baker and the Monster From Hell ( 1973), han marchado a EE.UU. o simplemente han pasado a engrosar las listas del paro. La apertura de los estudios Fox en la Baja California o en las proximida­ des de Sydney, entre 1998 y 1999, cul­ minan con la venta el 22 de febrero de 2000 de los históricos estudios Pine· wood a Michael Grade, cabeza visible de Channel 4 y BBC One, por 62 millo­ nes de libras, que los convertirá en un centro de producciones multimedia. ¿Sacuden a la industria cinematográfica inglesa sus últimos estertores de vida?

Frankenstein and the Monster from Hell

NOSFERATU 34-35