Nosferatu. Revista de cine (Donostia Kultura)

Título: ¿EL APOCALIPSIS A LA HORA DEL TÉ? BREVE HISTORIA DE LA CIENCIA- FICCIÓN BRITÁNICA Autor/es: Antonio José Navarro

Citar como: Antonio José Navarro (2001). ¿EL APOCALIPSIS A LA HORA DEL TÉ? BREVE HISTORIA DE LA CIENCIA-FICCIÓN BRITÁNICA. Nosferatu. Revista de cine. Documento(34). descargado de: http://hdl.handle.net/10251/41206

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Entidades colaboradoras:

británica

Zlen t:ifikúo brz'tainiarra, zeinak bere go ieneko aldia berrogáta hwnar eta hirurogeiko hamarkadeLan bi::j i:nn bcn'tzuen, hasiera-hasieratik izan zuen, beldurrezko zinemarekúz gertatzerz den bezala, goúzúmo-ukitu hat.jeneroaren Estatu Batuetako produkzioetan agertzen ez dena. Film brúainiarrei ardura handiago Pmgúen diete pertsonaiek, gertatzen diren fantasz'azko gertaerek no la erasaten dituzten, gertaera lwriek bere: boina. !nteres handiagoa du kontakizwwren egiantzak azaldutakoaren errealitate zientifikoak baitw.

NOSFERATU 34-35 ll·•••••• ran Bretafia es, casi por Libre la mente y el espíritu del transformación. Los efectos de lo tradición, el país de los hedor de las tumbas, del siniestro fantástico sobre los personajes in• horrores más espanto• lamento de los espectros, se im• teresaban más que los fenómenos sos ocultos tras una fa• pone una pregunta: ¿existe, o me• extraordinarios en sí: cualquier chada de inmaculada respetabili• jor dicho, ha existido, pues, una cociente de "realidad" científica se dad. Tal como demostró Osear ciencia-ficción genuinamente bri• abandonó a favor de la verosimil• Wilde en El retrato de Dorian tánica? Evidentemente sí y, ade• tud dramática del relato. Lejos de Gray ( 1891 ), el alma de los ingle• más, dotada de una intensa vida rígidas fórmulas narrativas y te• ses, y con ellos, su sociedad, su propia, desarrollada en función de máticas, el cine de ciencia-ficción cultura, se halla sujeta a una atroz necesidades e inquietudes muy británico, dentro de unas razona• dualidad. Bajo la pompa y cir• particulares. Recordemos que el bles pautas genéricas, flexibilizó cunstancia del imperio, existe un género vio la luz en Inglaterra a sus valores plásticos y dramáti• mundo de sordidez y sadismo, de partir de los llamados Technical cos a favor de un sobrio huma• feroces deseos inconfesables lu• Subjects del siglo XV y del Scien• nismo. En consecuencia, el film chando por manifestarse. No en tific Romance de los siglos XVII de ciencia-ficción inglés deviene vano, la nación que alumbró a y XVlii, para finalmente desem• un viaje "desde el exterior hacia Henry Purcell, Isaac Newton, bocar en clásicos como Fran• el interior del hombre" en el cual Charles Dickens o Edward Bur• kenstein o el moderno Prometeo no se descarta en ningún mo• ne-Jones, es también la patria del (1818), de Mary W. Shelley, El mento el lirismo, la tragedia, el enigmático Jack el Destripador, extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. miedo y una brumosa mixtura de John Haigh, "el vampiro de Hyde ( 1886), de Robert Louis existencial entre el cinismo y la Londres", de John Reginald Stevenson, La isla del Dr. Mo• esperanza. La agresión de lo des• Christie, "el estrangulador de Ri• reau ( 1896), El hombre invisible conocido, de lo escalofriante, de llington Place" o de Peter Sutclif• ( 1897) o La guerra de los mundos lo apocalíptico, pone a prueba la fe , más conocido como "el destri• (1898), de H.G. Wells, y Las inteligencia, los sentimientos y la pador de Yorkshire". aventuras del profesor Challenger integridad de los seres humanos, (1916), de Arthur Conan Doyle tanto individual como colectiva• Quizá por ello, el terror gótico ha (1 ). No obstante, haciendo honor mente, revelando sus m1senas y sido para los británicos la forma a su escindida psique cultural, la sus grandezas. estética idónea para exorcizar ta• ciencia-ficción británica siempre les demonios, bien sea a través de alardeó, como signo de identidad la literatura o del cine. El terror más destacado, de un esquivo go• Los inicios (1897-1929) gótico es, sin duda, una barroca e ticismo. La fuerza poética de la inquietante abstracción de las tor• ciencia-ficción inglesa también se En 191 O, cuando Sir Cecil Hep• turas del espíritu, de los hirientes alimenta del misterio, de lo malsa• worth (1874-1953) construyó los estremecimientos de la carne. Así no, de la monstruosidad, del esca• primeros estudios cinematográfi• pues, las ficciones de Sheridan Le lofrío y de la muerte. Elementos cos ingleses en la pequeña pobla• Fanu, Bram Stoker, M.R. James que, como era de esperar, fueron ción de Walton, cerca del Táme• o E.F. Benson, se encargaron de sometidos a una seca y precisa sis, la industria del cine británico construir un singular universo reflexión racionalista. Eso a lo que empezó a estabilizarse. Hepworth, macabro ligado para siempre a John Wyndham llamaría las cróni• además, tenía un equipo técnico "lo" inglés. Universo que las pelí• cas significativas de catástrofes propio y estrellas populares en . . . culas de Terence Fisher, de Ro• 1magmanas. nómina -Alma Taylor, Chrissie bert S. Baker & Monty Bennan, White, Ivy Close-, que protagoni• de John Gilling o de Roy Ward El cine de ciencia-ficción británi• zaban seriales de aventuras del Baker, lejos de atrincherarse tras co, especialmente durante su épo• tipo Tilly the Tom boy ( 1910- enfebrecidas invenciones litera• ca de máximo esplendor, com• 1915) o Lieutenant Daring rias, reinventaron desde una su• prendida entre 1955 y 1969, se ( 1911-1914). Por otro lado, He• gerente óptica plástica. A la dila• alejó del folclórico tratamiento pworth estimuló la aparición de tada y excelsa trayectoria de lo que Hollywood dispensó al género serios y variados competidores: gótico en las letras británicas se (2) a lo largo de los años cincuen• Sir Herbert Beerbohm (1853- sumó, entre 1957 y 1973, una ta. Los iconos más prototípicos 1917) se dedicaba a filmar adap• práctica fílmica revolucionaria del género -cohetes, astronautas, taciones de obras de Shakespeare que profundizó, con venenoso platillos volantes, extraterrestres, -Julius Caesar, Macbeth o Ri• deleite, en el trasfondo sadomaso• robots, computadoras, laborato• chard 111, todas ellas rodadas en quista de la violencia y el espanto, rios, sabios dementes y/o visiona• 1911-, al tiempo que William G. en las mórbidas emociones que rios, mutantes .. . -, sufrieron bajo Baker ( 1867-1951 ) se especializa• dominaban a los personajes. la turbia mirada inglesa una honda ba en melodramas -East Lynne y

·····E~NOSFERATU 34-35 The Road to Ruin, ambas de ran una cuidadísima puesta en es• ticas que en los años venideros 1913-. cena, provista de un sentido pic• serán explotadas con mayor pro• tórico del encuadre y una osada fundidad -la comedia, la utopía, la Hasta entonces, sólo pioneros utilización de los efectos especia• fábula apocalíptica y/o terrorífica, como George A. Smith ( 1864- les. Pero lo más interesante de la aventura futurista-, el cine de 1959) y James A. Williams (¿ ?) se este auténtico precursor del cine ciencia-ficción inglés del periodo habían atrevido con la ciencia-fic• de ciencia-ficción -sea cual sea su silente se adentra en una de las ción. El primero dirigió Making nacionalidad- es su gusto por la pesadillas más recurrentes entre Sausages y X-Ray en la tempra• utopía, por la especulación con los británicos: la invasión por par• na fecha de 1897, mientras que el futuribles que apenas se adivina• te de una potencia europea, per• segundo rodó hacia 1901 The ban por aquella época: la explora• diendo así la independencia que Elixir of Life y The Marvellous ción del Polo en The Voyage to respecto al Continente les otorga Hair Restorer. En ambos casos Artic, las posibilidades bélicas de su insularidad. An Englishman's se trataba de cintas tremendamen• la aviación en The Airship Des• Home (1914), de Ernest G. Bat• te primitivas, cuyo principal inte• troyer, fantasías sobre la hiber• ley, If England Were lnvaded rés radicaba en la experimenta• nación en Frezzing Mixture, o (1914), de Fred W. Durrant, y ción de efectos ópticos y escéni• los devastadores efectos de la Wake Up! (1915), de Laurence cos, en el establecimiento de cier• aviación bélica en The Aerial Cohen, especulan desde una pers• tas convenciones narrativas clara• Anarchist. Resulta curioso com• pectiva nacionalista con esa posi• mente orientadas hacia la come• probar cómo su gusto por las bilidad, con el sombrío transfon• dia. En Making Sausages, por aventuras en The V oyage to Ar• do de la Gran Guerra ( 1914- ejemplo, cuatro fabricantes de tic -inspiradas tanto en el cine de 1918). Claramente propagandísti• embutidos poco escrupulosos, Georges Mélies como en la litera• ca, Victory and Peace ( 1918), gracias a un aparatoso ingenio de tura de Jules Verne-, por la come• de Herbert Brenon, producida en su invención, convierten a todos dia con toques de slapstick en la parte por el Ministerio de Infor• los perros y gatos de su barrio en serie The Professor Pudden• mación, describe el desarrollo de salchichas, hasta que un día, un head's Patents, o su irónica mi• una hipotética invasión de Inglate• pato se cuela por accidente en la rada sobre los avances tecnológi• rra por parte de un numeroso portentosa máquina, y todo cam• cos en Frezzing Mixture, derivó ejército alemán; invasión repelida bia para mal; en The Marvellous en una apocalíptica y desencanta• gracias al arrojo del pueblo y el Hair Restorer, un individuo in• da visión de un futuro dominado ejército británico. A caballo entre venta un crecepelo que funciona por máquinas atroces, portadoras el melodrama y la épica bélica, demasiado bien transformando a de muerte y destrucción en The Victory and Peace denuncia, con sus usuarios en grotescos seres Aerial Anarchist. Aún resultan claros tonos alarmistas, los erro• peludos. Esta última fue tan popu• sorprendentes las secuencias del res del sistema de defensa inglés lar que gozó de un remake fran• bombardeo de la catedral de St. ante tal eventualidad. cés, La lotion miraculeuse Paul o la descripción de los sufri• (1903). mientos de la población civil. Finalizada la guerra, a lo largo de los años veinte el cine británico se No será hasta ese mismo año, Dentro de esta vía fatalista, el pri• olvida de la ciencia-ficción. Sola• 1903, cuando haga su aparición el mer largometraje del cine británi• mente High Treason ( 1929), de primer autor del cine de ciencia• co -curiosamente, inscrito al gé• Maurice Elvey, mediocre imita• ficción británico, Walter R. Booth nero de ciencia-ficción-, titulado ción de la obra maestra de Fritz ( 1869-193 8), con The Voyage to The Pirates of 1920 (1911), na• Lang, Metrópolis (Metropolis, Artic ( 1903 ), The Airship Des• rra las tropelías de unos piratas 1926), se erige como excepción troyer ( 1909), The Professor aéreos cuyos usos y modales no que confirma la regla. La aséptica Puddenhead's Patents: The Va• están muy lejos de los bucaneros realización de Elvey, animada por cuum Provider (1909), The Pro• de los siglos XVII y XVIII. Tam• alguna poderosa secuencia, como fessor Puddenhead's Patents: bién se efectúa un tímido coque• aquélla en que un nutrido enjam• The Electric Enlarger (1909), teo con el horror gótico en el film bre de aeronaves sobrevuela los The Aerial Submarine (191 0), The Duality of Man ( 191 O) cielos de Londres o la construc• Frezzing Mixture (191 0), The -adaptación libre de la novela de ción de un gran túnel que unirá Electric Vitaliser ( 191 O) y The Stevenson El extraño caso del Gran Bretaña con el Continente, Aerial Anarchist (1911). Booth Dr. Jekyll y Mr. Hyde-, o simple• constata el letargo en el que, a es un cineasta infinitamente supe• mente, con el terror paracientífico partir de ese momento, caerá el rior a sus predecesores; si bien su en Electric Transformations cine de ciencia-ficción inglés. La semántica visual aún sigue siendo ( 191 0), de Percy Stow. Ya esta• importación de películas estado• algo tosca, entre sus méritos figu- blecidas algunas de las vías temá- unidenses y alemanas, de mayor

NOSFERATU 34-35 m~····· ··· --·----=--~- -~.;;.___--=:-..-

calidad artística y comercial, de• (1893 -1 956) reflota la London producción fantástica de los Uni• bilita a la frágil industria cinema• Films Productions, todos ellos versal Studios abrió la caja de tográfica británica. La producción preparados para la realización de Pandora del llamado british horror d isminuye, tocando fo ndo en películas sonoras. Nuevas estre• film: recordar la extraordiaria El 1926, afio en el que se produjeron llas como Grace Fields, George resucitado (The Ghoul, 1932), 37 títulos, cifra apenas compara• Formby o Will Hay se ganan el de T. Hayes Hunter, The Teli• ble a los 103 de 1919. En conse• fa vor del público, al lado de acto• Tale Heart ( 1934 ), de Brian Des• cuencia, estudios como la London re s de carácter como Charles mond Hurst, o las grandguiñoles• Film Co. y la Baker Company Laughton, Robert Donat o Merle cas producciones protagonizadas quiebran y desaparecen. Para re• Oberon. Paralelamente, nace una por Tod Slaughter, Maria Mar• mediar la si tu ación, la Cámara de importante generación de docu• ten, or The Murder in the Red los Comunes adopta medidas pro• mentalistas británicos influidos Barn ( 1935), Sweeney Todd, teccionistas, instaurando un siste• por las tesis de John Grierson The Demon Barber of Fleet ma de cuotas de pantalla que entra ( 1898-1 956), fundador del movi• Street ( 1936), Crimes at the en vigor el 1 de enero de 1928. miento con Drifters ( 1929) e In• Dark House ( 1939), todas firma• dustrial Britain ( 1933): Basil das por George King, y lt's Ne• Wright, John Taylor, Arthur El• ver Too Late to Mend (1938), Entre tinieblas (1930-1955) ton, Edgar Anstey, Stua1t Legg y de David McDona1d. No es extra• Harry Watt serán sus más aventa• i'io que en este ambiente surgieran Du rante la primera mitad de lo s jados discípulos. Mientras tanto, híbridos más cercanos al terror ai'íos treinta, gracias a las leyes sin descanso, las majors holly• gótico como El hombre que tro• promovidas desde el gobierno, la woodienses toman posiciones có su mente (The Man Who industria fílmica inglesa se recu• dentro del país, distribuyendo me• Changed His Mind, 1936), de peró lentamente de la grave cri sis diante estratégicas alianzas sus Robert Stevenson, o a la fantasía padecid a la década anterior. El películas de género. Éstas utiliza• pura como The Man Who Could productor escocés John Maxwell rán Gran Bretai'ia como un inmen• Work Miracles ( 1936), de Lo• (19 16-1982), quien en 1929 fi• so plató para muchas de sus thar Mendes. La película de Men• nanció uno de los pocos éxitos de grandes producciones, atraídas des, inspirada en un relato de taquilla del cine británico, La mu• por la profesionalidad de sus téc• H.G. Wells, es una simpática fá• chacha de Lond1·es (Blackmail), nicos y actores -cfr. Fire Over bula sobre un modesto almacene• de Alfred Hitchcok, funda la Bri• England (1937), de William K. ro dotado de maravillosos pode• tish International Pictures. Her• Howard, o Adiós, Mr. Chips res, que los dioses (!) le otorgan bert Wilcox ( 1892-1977) constru• (Goodbye Mr. Chips, 1939), de para juzgar a la humanidad: desta• ye los Imperial Studios, Michael Sam Wood-. car sus eficaces efectos especia• Balcon ( 1896-1977) se encarga les y un notable elenco de actores de guiar lo s destinos de Gainsbo• Corrían malos tiempos, pues, -Roland Young, Joan Gardner, rough Pictures y Gaumont-British para la ciencia-ficción cinemato• Ralph Richardson y Ernest Thesi• y, por su parte, Alexander Korda gráfica en Inglaterra. El auge de la ger-. En cuanto al film de Steven• son, es una mediocre variante del tema del mad doctor, obsesionado por hallar el secreto de la eterna juventud mediante la transmigra• ción de las almas: pe1judicada por los vacuos toques melodrámati• cos del guión y una academicista realización, únicamente la notable actuación de Boris Karloff ofrece instantes de cierta inquietud.

Y en medio del erial, un oasis de exultante creatividad. La vida fu• tura (Things to Come, 1936), di• rigida por William Cameron Men• zies (3), con guión de H.G. Wells y Lajas Biro es, probablemente, como asegura Phi! Hardy en su The Aunun Film Encyclopedia of Science Fiction, una de las cintas La vida futura ·····ItiiNOSFERATU 34-35 La vida futura

de ciencia-ficción más importan• dad documental de las pnmeras mada con todos los tópicos posi• tes de todos los tiempos. A ventu• secuencias bélicas vaticinan la bles al respecto -patriotismo, sa• rándose por la senda de la espe• cruda descripción de un mundo crificio personal y voluntad de culación científica, de la utopía, postapocalíptico, devastado por la hierro por parte de todos los im• La vida futura es, singularmen• guerra; la barbarie y la anarquía plicados-. Todavía resultan atrac• te, antiutópica: desestima el retra• nos abocan luego a las maravillas tivos los efectos especiales de to idílico del mundo futuro, inci• científicas del siglo XXI, cuya lu• Whitehead, Guidobaldi & Stroppa. die ndo en sus imperfecciones juriosa magnificencia es equipara• y los decorados de Erno Metzner, para elaborar una clara adverten• ble a su frialdad. La notable in• a caballo entre el Streamline Mo• cia sobre las amenazas que ace• ventiva visual de La vida futura, derne y la vanguardia arquitectó• chan tras un progreso tecnológico deliciosamente naif, despierta en nica soviética de los primeros desmesurado, huérfano de huma• el espectador, a partes iguales, años treinta. nidad, de sentimientos. Es una ta• optimismo y temor, exaltación y rea delicada ejercer de severo vacío. Intuyendo el estallido de un inmi• profeta de la ética científica sin nente conflicto bélico en Europa, caer en la demagogia. En líneas Muy modestamente, en El túnel el cine británico emplea la ciencia• ge nerales, el discurso de La vida transatlántico (The Tunnel, ficción como elemento propagan• futura hoy puede parecer un tan• 1936), su realizador, Maurice El• dístico, curiosamente, operando to ingenuo, pero en el fondo es un vey, participa de la fastuosa ima• según los cánones acuñados du• avezado precedente de preocupa• ginación futurista exhibida por rante la Gran Guerra: el pánico a ciones mucho más modernas en William Cameron Menzies en La la invasión y al ataque masivo el campo de la ciencia-ficción. vida futura, pero dejando a un desde el Continente. Títulos como Sin embargo, Cameron Menzies lado sus "molestos" claroscuros Midnight Mena ce ( 193 7), de sa le airoso del desafío gracias a filosóficos. La epopeya tecnológi• Sinclair Hill, o Q Planes (1937), una asombrosa capacidad para ca que supone construir un túnel de Tim Whelan, son mediocres mezclar imágenes en apariencia submarino entre Gran Bretaña y producciones de serie B que giran en torno a las actividades perver• f ta n chocantes como narrativa• los Estados Unidos es el nudo mente complementarias: la seque- gordiano de la narración, perfu- sas de espías o sobre cómo los S

NOSFERATU 34-35 valientes soldados del imperio sí como por su amor a la educa• como Genoveva (Genevieve, neutralizan la operatividad de so• ción de la nación". Ya concluido 1953), de Henry Cornelius, o The fisticadas armas enemigas. Por el conflicto armado, Counter• Belles of S t. Trinian ( 1954 ), de contra, ya inmersos en los desas• blast ( 1948), de Paul L. S te in, Frank Launder y Sidney Gilliat. tres de la Segunda Guerra Mun• aparece como un anacronismo. dial, Give Us the Moon (1944), La cinta narra las tropelías de un En armonía con el conjunto halla• de Val Guest, y Times Flies científico alemán, huido de un m os burdas parodias sobre la ( 1945), de Walter farde, se de• campo de prisioneros, decidido a ciencia-ficción como Mr. Dra• cantan por la comedia. Times propagar por toda Inglaterra un kes's Duke (1951), de Val Guest Flies ironiza sobre el tema tan virus mo1ial de su invención. El -un pato expuesto a la radiación wellesiano de los viajes por el guión de Jack Whittingham, ma• pone huevos explosivos ( ' )-, la tiempo, mientras que Give Us the niqueísta y violento, tuvo su justa irregular comedia El hombre Moon es una comedia "futurista", ilustración en el estilo seco y sór• vestido de blanco (The Man in ambientada en 194 7, donde en dido del realizador Paul L. Stein, the White Suit, 1951 ), de Alexan• medio de la euforia de la victoria más cercano al género negro que der MacKendrick -donde un idea• el propietario de un hotel toma a la ciencia-ficción. lista científico, inventor del tejido contacto con una organización perfecto que no se mancha ni se ll amada "El elefante blanco", cu• El fin de la guerra trajo consigo arruga, se enfrenta a la avariciosa yos miembros se niegan a trabajar grandes cambios sociales y políti• industria textil inglesa-, o una ridí• imbuidos por un feroz sentido he• cos para Gran Bretaña ( 4 ), los cula mezcla de cómic e historia donista de la vida. cuales se tradujeron en una nota• de espías titulada The Gamma ble pérdida de espectadores para People ( 1955), de John Gilling. Pero a lo largo de la contienda, el cine inglés (5). El gobierno, a No era un panorama muy alenta• los esfuerzos de la industria cine• través de la National Finance Cor• dor, pero siempre cabía la posibi• matográfica británica daban la es• poration, apoyó a las pequeñas lidad de lo extravagante, como palda a tales frivolidades. filmes compañías y empresas de pro• She Devil from Mars (1954), de como Dover Frontline y Christ• ducción, ancladas en la más ran• David McDonald (6). mas Under Fit·e, ambas de 1940, cia tradición fílmica del país: el Target for Tonight (1941), cine bélico de espíritu revanchista ¿Existe la guerra de sexos más Coastal Command ( 1942) y Fi• mediante títulos como The Cruel allá de nuestro mundo? A tan deli• res Were Started ( 1943), reali• Sea (1953), de Charles Freud, o rante cuestión responde She De• zados por la Crow film Unit o The Coldtiz Story (1955), de vil from Mars, cuyo m ayor Film Centre, intentaban dar apoyo Guy Hamilton; plúmbeas adapta• atractivo reside, precisamente, en moral a una población castigada ciones literarias de qualité del tipo tan curiosa idea argumental. La por los bombardeos y el dolor. The Browning Version (1951) y marciana Nyah (Patricia Laffan) Tal como exclamó John Grierson, La importancia de llamarse Er• -ataviada con una larga capa ne• "m erece la pena recordar que este nesto (The Importance of Being gra, como un vampiro- procede grupo de documentalistas no na• Ernest, 1952), ambas de Anthony de una sociedad de mujeres sin ció tanto por su amor al cine en Asquith; comedias costumbristas hombres, erradicados después de un cruento conflicto sexista, en busca de terrestres que contribu• yan a la repoblación del planeta rojo. Pero pronto tan suculento punto de partida es neutralizado por el convencionalismo. A toda una galería de personajes estereo• tipados -la modelo insatisfecha de su trabajo, el reportero aguerrido, el científico sermoneador, la jo• ven tabernera enamorada de un convicto de buen corazón ... -, se suman los delirios conquistadores de la amazona Nyah, extraviada en medio de las ásperas High• lands de Escocia, en medio de las cuales sólo halla una posada cuya patrona, diríase que ajena a la amenaza alíen ígena, se empei'ia El experimento del doctor Ouatermass ••••m·:J·INOSFERATU 34-35 Quatermass 11

continuamente en preparar tazas en las cercanías. El especialista los personajes -la luz que ilumina de té para sosegar a sus agitados David Pirie, en A Heritage of Ho• siniestramente el rostro de Bill; la compañeros de aventuras (!!! ). rror. A English Gothic Cinema escena en la que Bill acaricia el Apenas interesa la plástica demo• 1946-1972, comenta irónicamente conejo que ha duplicado y mira, dé de She Devil from Mars que supone la exacta metáfora de dentro del mismo plano, a Lena, -platillos volantes aparte-, evoca• la violenta irrupción de Hammer el objeto de su deseo y de su fu• dora del novelesco cine melodra• Films en la abúlica placidez de la turo experimento; la expresión de mático de la época -ubicua noc• industria filmica británica. Sobra• Lena al consentir que Bill la "du• turnidad, páramos desolados, una damente conocida la importancia plique"; ese momento extraordina• mansión pródiga en rincones os• histórica de la pequeña producto• rio en que Lena ve a su doble, curos y destartaladas buhardillas, ra, a partir de El experimento Helen, por la ventana-. cortinas que ocultan presencias del doctor Quatermass su im• amenazadoras ... -. La ciencia-fic• pacto en la evolución del cine fan• El experimento del doctor Qua• ción británica en la pantalla estaba tástico moderno será crucial (7). termass, junto a Quatermass II domesticada y apelmazada; todo (1957), de Val Guest, y X the era calma y sopor, hasta que llegó Anteriormente Hammer tanteó el Unknown (1957), de Leslie Nor• El experimento del doctor Qua• género en 1953 con la discreta man, componen un tríptico donde termass (The Quatermass Expe• Spaceways -acartonado (hriller la amenaza se halla desprovista de riment, 1955), de Val Guest. sobre la "carrera" espacial inglesa• las reaccionarias connotaciones y la notable Four Sided Triangle, ideológicas del ciñe estadouniden• ambas de Terence Fisher. Lo más se de la época. El drama se con• La fuerza de su mirada interesante de esta última reside centra tanto en los personajes (1955-1969) en el tono intimista que Fisher -cfr. la terrible mutación de Víctor emplea para narrar una tragedia Caroon (Richard Wordsworth) en Al inicio de El experimento del amorosa con trasfondo científico, El experimento del doctor Qua• doctor Quatermass, los arruma• el cual no se rompe ni siquiera en termass- como en la sociedad a cos de una joven pareja, en el pa• las vistosas secuencias de Jos ex• la que pertenecen -"lo desconoci• jar de un apacible granja inglesa, perimentos. Tono que no excluye, do" que devora y consume cual• son interrumpidos por la estrepi• mediante las pinceladas justas, la quier forma de vida a su paso en tosa caída de un cohete espacial turbulencia de la situación y de -, o en ambos

NOSFERATU 34-35 mr.~~••••• frentes a la vez -la invasión extra• bre brujería y apanc10nes fantas• Mezclando pragmatismo y una terrestre de Quatermass 11-. Pero magóricas se superponen al estu• pose levemente quijotesca, la fi• lo que estos filmes ponen de relie• dio del cerebro humano; el rudo gura del idealista y autoritario ve es la inminente llegada casi bí• descubrimiento de nuestros oríge• científico Bernard Quatermass, blica del Apocalipsis, bajo las for• nes choca con el despertar del mal interpretado por Brian Donlevy mas más insospechadas. Tal senti• que mató a los alienígenas primige• -especie de trasunto cinematográ• miento cósmico de pérdida y ho• nios. Del tono documental de El fico del Profesor Challenger idea• nor halla su más depurada expre• experimento del doctor Quater• do por Conan Doyle-, será deter• sión en la pantalla a través de la mass, Quatermass 11 y X the minante para conjurar los peligros extraordinaria ¿Qué sucedió en• Unknown -gracias a la fotografía venidos del espacio exterior en El tonces? (Quatermass and the Pit, en blanco y negro de Gerald experimento del doctor Quater• 1967), de Roy Ward Baker, terce• Gibbs- pasamos al ambiente an• mass y Quatermass 11. Quater• ra entrega de la serie Quatermass gosto y malsano, es decir, decidi• mass es capaz de llevar a la prác• (8). Aquí, el origen del hombre se damente gótico, de ¿Qué sucedió tica las más fantásticas teorías, y mezcla con la llegada de una agó• entonces? -imputable a la banoca de enfrentarse a lo desconocido nica civilización extraterrestre des• puesta en escena de Ward Baker-, con la misma determinación y te• truida por el Mal; las leyendas so- típica de los estudios Hammer. meridad con que desafía a buró• cratas, políticos y militares. La cínica visión que Hammer dará del stab/ishment a través de sus aventureros paracientíficos se agudiza con el Dr. Royston en• carnado por Dean Jagger en X the Unknown y el Quatermass personificado por Andrew Keir en ¿Qué sucedió entonces? -los cuales, a su vez, retoman el perfil esotérico y reflexivo del Dr. Hes• seliu s y John Si lence, héroes lite• rarios ideados, respectivamente, por Sheridan Le Fanu y Algernon Blackwood-, desvelando la in• competencia de las autoridades para proteger a la sociedad, a la humanidad.

El éxito de El experimento del doctor Quatermass provocó el nacimiento de una auténtica Edad de Oro del cine de ciencia-ficción británico. Por ejemplo, la pequeña compañía Eros Film produjo una serie completa de títulos deliran• tes como The Fiend Without a Fa ce ( 1957), de Arthur Crabtree -que trata sobre cerebros mutantes que vampirizan la médula espinal de sus presas-, The Man Without Body (1957), de M. Lee Wilder -centrada en un sabio desquiciado que pretende transplantarse a sí mismo la cabeza incorrupta de Nostradamus (!)- o The Strange Wol"ld of Planet X (1957), de Gilbert Gunn -increíble relato so• bre la repulsiva mutación de unos insectos por culpa de unos expe• rimentos en la atmósfera (!! !)-.

Frankenstein and the Monster from Hell The Revenge of Frankenstein

LE RP.!.JUR DE FRANKEI\JSTEI N PETER CUSHING VIBONiéACA RI SON · fRI OO II J011S · SIMO! WABO

Los tres filmes, de estilo descui• donde unos montañeros son ata• ciencia-ficción gracias a su exce• dado, ambiente sórdido y pródi• cados por los aliens-, ni una pro• lente serie sobre el mito del barón gos en efectos truculentos, ansia• gresiva tensión dramática -el res• Frankenstein y su Criatura, espe• ban combinar lo macabro con la cate de la niña a manos de uno de cialmente en aquellos títulos diri• ciencia-ficción, sin alcanzar el los protagonistas; el asedio del gidos por Terence Fisher -La equilibrio por otras propuestas de complejo científico ... -, convir• maldición de Frankenstein (The similares caraterísticas. tiendo a The Trollenberg Terror Curse of Frankenstein, 1957), en una de las propuestas más in• The Revenge of Frankenstein Por ejemplo, infinitamente más lo• teresantes del periodo. Mucho (1958), Frankenstein Created grada e interesante, encontramos más que la soporífera The Abo• Woman ( 1967)-, sin olvidar la The Trollenberg Terror ( 1958), minable Snowman (19 57), de desigual e interesante propuesta de Quentin Lawrence, con guión Val Guest -arrítmico descubri• de Freddie Francis -The E vil of de basado en el miento del Yeti por un siempre Frankenstein (1964)-, seguidas serial televisivo de Peter Key. Do• excelente Peter Cushing en su pa• por las inquietantes, mórbidas y tado de una notable y lúgubre at• pel de científico visionario-, la ri• definitivamente bellas, inolvida• mósfera, The Trollenberg Te• sible First Man into the Space bles, El cerebro de Frankens• rror narra el descubrimiento, en ( 1958), de Robert Da y -desange• tein (Frankenstein Must Be Des• lo alto de un pico suizo, de unos lado remake de El experimento troyed, 1969) y Frankenstein espantosos alienígenas ocultos del doctor Quatermass-, o las and the Monster from Hell tras una nube radiactiva, capaces mediocres monster movies Behe• ( 1973), ambas de Terence Fisher, de animar cadáveres a fin de lo• moth, the Sea Monster (1958) y o la malograda El horror de grar sus retorcidos fines: decapi• Gorgo (Gorga, 1960), las dos di• Frankenstein (Horror of Fran• tar humanos para alimentarse de rigidas por Eugene Lourié. kenstein, 1970), de Jimmy Sangs• su masa encefálica. La sencillez ter. Curiosamente, en tan difícil de la puesta en escena no escati• Al mismo tiempo, Hammer dio terreno, parafraseando a José Ma• ma instantes truculentos -la se• salida a una estimulante mezco• ría Latorre, se reflexiona de ma• cuencia nocturna de la cabaña, lanza entre el horror gótico y la nera casi filosófica sobre la difi-

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