ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL ASPECTO DINÁMICO DE LA TRADICIÓN EL MUNDO OCCIDENTAL Alexandra Wilhelmsen

1. El aspecto dinámico de la tradición en el Occidente

La creencia en un Dios trascendente, creador racional, es uno de los pilares del Occidente. Por ello, para nosotros en el mundo occidental, el universo no es puro caos. Tie- ne muchos indicios de inteligibilidad. Hay modelos o patro- nes racionales en el universo creado por Dios. A lo largo de casi tres milenios la naturaleza ha sido objeto de estudio. No ha sido tabú. Ha habido un espíritu de investigación man- tenido siglo tras siglo. El hombre occidental ha sondeado la composición y las características del mundo. Hipócrates, Euclides, Ptolomeo, Galileo, Newton, y Einstein son nom- bres familiares que dan testimonio de esta realidad, así como lo es la NASA (National Aeronautics and Space Ad- ministration) en nuestros días. Por la misma razón, desde el siglo IV a.C., cuando la Academia platónica florecía en un barrio a las afueras de Atenas y Aristóteles fundó el Liceo al otro lado de la ciudad, el Occidente ha creado instituciones vibrantes para que el espíritu de investigación pudiera flore- cer. Ejemplos medievales excelentes son los scriptoria monás- ticos desparramados por Europa, la Escuela de Traductores de Toledo y las primeras universidades. La convicción de que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, una idea compartida, de diversos mo- dos, por judíos, griegos, romanos y, especialmente, cristia- nos, significó que desde la Antigüedad el hombre occidental también se haya sentido libre para analizar la dignidad del Verbo, núm. 577-578 (2019), 575-594. 575 Fundación Speiro ALEXANDRA WILHELMSEN hombre. Este examen mejoró enormemente gracias a la fe cristiana en la Encarnación, por la creencia de que Dios se hizo hombre. Durante siglos, el enfoque en la nobleza de la persona humana por los cristianos les llevó a liderar la batalla contra el infanticidio, la esclavitud y la poligamia. El Occidente abrió el camino a la promulgación de códigos legales basados en el respeto al hombre, en la creación de instituciones políticas democráticas, y en el desarrollo de una red vasta de servicios sociales y establecimientos para los desfavorecidos, como hospitales, orfanatos, escuelas, y asilos para ancianos. La noción de que el tiempo es lineal, una idea inventada por los israelitas y aceptada después por los griegos de la An- tigüedad, un paradigma que es radicalmente diferente del concepto cíclico del tiempo en el Oriente y en la América precolombina, permitió al Occidente distinguir entre pasa- do, presente, y futuro. El liberarse de la percepción cíclica o cosmológica del tiempo dispuso a los pueblos de Occidente a querer obrar basándose en el pasado en lugar de meramente repetirlo. Los habitantes de Jerusalén y de Atenas empeza- ron a cultivar un espíritu dinámico mirando hacia el futuro, pensando en términos de progreso (1). Estas tres realidades, la exploración de nuestro mun- do, la indagación sobre la persona humana, y el senti- do del progreso, han sido pilares para el desarrollo de la Civilización Occidental, y son tan básicas que las da- mos por descontadas. Son fuentes del aspecto dinámico de nuestro acervo. Un valenciano entusiasta encapsuló el dinamismo de nuestra tradición en una frase sencilla pronunciada en las Cortes españolas en 1859. Antonio Aparisi y Guijarro exclamó: «…vengo de muy atrás, pero voy muy adelante» (2).

(1) Estos comentarios se basan en la obra seminal de Eric vOeGeLin, Order in History, Baton Rouge, Louisiana State University, 5 vols., 1956- 1983 y, específicamente, en el vol. I Israel( and Revelation), caps. 1-6 y en el vol. II (The World of the Polis), cap. 1. (2) Antonio aparisi y GuiJarrO, Obras, , Imprenta de La Rege- neración, Imprenta de Folguera e Imprenta de A. Flórez, V vols., 1873- 1877, vol. II, pág. 56. Cita de «Discurso en la sesión del Congreso de los Diputados del 17 de febrero de 1859». 576 Verbo, núm. 577-578 (2019), 575-594. Fundación Speiro ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL ASPECTO DINÁMICO DE LA TRADICIÓN Otros pensadores políticos españoles posteriores a Aparisi reflexionaron sobre este sentido dinámico de nues- tra tradición. En 1903 un miembro de las Cortes, famoso como orador, Juan Vázquez de Mella, acuñó una frase útil: «progreso hereditario». Hablando de política aseveró: «La tradición es progreso hereditario; y el progreso, si no es hereditario, no es progreso social» (3). Para Mella los logros efímeros son de poco valor para una comunidad. Unos treinta años más tarde, Víctor Pradera, un diputado a Cortes por , y teórico político, estaba impresio- nado por «el pasado que sobrevive y tiene la virtud para hacerse futuro» (4). A mediados del siglo XX, muchos es- pañoles políticamente activos también examinaron este tema. Entre ellos, Luis Hernando de Larramendi, cuyo li- bro Cristiandad, tradición, realeza, postula que la tradición es «el mecanismo del progreso» (5). Dos años más tarde, en 1954, el polígrafo Francisco Elías de Tejada publicó una obra pequeña, La monarquía tradicional, en la que añade otra idea: «Esta aportación, que cada generación agre- ga a lo que recibió de las generaciones anteriores, es el progreso» (6). En América algunos pensadores también han pondera- do el sentido de nuestra tradición y, en particular, su aspec- to dinámico (7). Entre ellos se puede señalar al novelista mexicano Carlos Fuentes. En la década de 1970 este escritor prolífico publicó un libro de ensayos en inglés que ha sido

(3) Juan váZQueZ de meLLa y fanJuL, Obras completas, Madrid, Junta del Homenaje, 28 vols., 1931-1942, vol. XV, pág. 162. Cita de «Discurso en el Parque de la Salud, Barcelona, el 17 de mayo de 1903». (4) Víctor pradera, El Estado nuevo, prólogo de José María pemán, 2ª ed., [San Sebastián], Cultura Española, 1937, pág. 33. (5) Luis hernandO de Larramendi, Cristiandad, tradición, realeza, Madrid, Ediciones Cálamo, 1952, pág. 49. (6) Francisco eLías de teJada, La monarquía tradicional, Madrid, Edi- ciones Rialp, 1954, pág. 121. (7) Vale la pena recordar el artículo conocido del poeta norteame- ricano T.S. eLiOt,«Tradition and the individual talent», publicado origi- nalmente en The Egoist (Londres), núms. 6 de sept. y 4 y 5 de dic. (1919), que ha sido reimpreso numerosas veces desde entonces. El texto se puede consultar en la web. Eliot hace un análisis interesante de la relación de obras de literatura nuevas con el legado literario de la tradición. Verbo, núm. 577-578 (2019), 575-594. 577 Fundación Speiro ALEXANDRA WILHELMSEN reimpreso media docena de veces. En él hace preguntas re- tóricas sobre la literatura que revelan que compartía algu- nas de las reflexiones de los pensadores políticos españoles mencionados. Las palabras de Carlos Fuentes son: «¿Hay un libro sin padre, un volumen huérfano en este mundo? ¿Ese libro no es descendiente de otros libros? ¿Una sola hoja de aquel libro no es un retoño del gran árbol genealógico de la imaginación literaria de la humanidad? ¿Hay creación sin tradición?» El novelista acaba preguntando: «[…] ¿puede la tradición sobrevivir sin renovación, sin una nueva creación, un reverdecer de la historia perenne?» (8). De ahí que el es- critor mexicano reconociera la influencia de la tradición en los literatos como él, que reflexionase sobre el modo en que sus obras revivifican el legado de antaño. Para los cristianos, que creemos que sólo Dios puede crear de la nada, es obvio que hombres y mujeres componen a par- tir de algo. Este «algo» es la tradición, el conocimiento del pa- sado. El patrimonio recibido es la materia que debe ser desa- rrollada, transformada. Sin el legado, el progreso sería impo- sible, porque no habría nada que cambiar, que mejorar (9). Las intuiciones y los comentarios de los escritores vistos parecen invitar a analizar el aspecto dinámico de la tradición en la Civilización Occidental en términos de tres facetas bási- cas. Son la selectividad, la creatividad, y la transmisión. La selección Primero, cada generación selecciona cuidadosamente lo que preserva. Los filtros, los principios de selectividad, son bondad, belleza, y utilidad. En las sociedades occidentales, normalmente se concede vida larga a cosas que se conside- ran buenas o bellas, y a las instituciones, a la información, a las metodologías, y a los objetos útiles. Sin embargo, nuestras selecciones también implican que se rechaza mucho (10). La tecnología obsoleta ilustra muy bien este punto.

(8) Carlos fuentes, Myself with Others. Selected Essays, Nueva York, Farrar, Straus & Giroux, 1988, pág. 38. Citas de «How I wrote one of my books». (9) Francisco eLias de teJada y spinOLa, Rafael GamBra Ciudad y Francis- co puy muñOZ, ¿Qué es el Carlismo?, Madrid, Escelicer y Centro de Estudios Históricos y Políticos General Zumalacárregui, 1971, pág. 99. (10) Ibid., pág. 93. 578 Verbo, núm. 577-578 (2019), 575-594. Fundación Speiro ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL ASPECTO DINÁMICO DE LA TRADICIÓN La creatividad El segundo elemento en el aspecto dinámico de nuestra tradición es la creatividad. En 1930 Salvador Minguijón, un magistrado y profesor de derecho aragonés, publicó un libro titulado Al servicio de la tradición, en el que expresa este rasgo afirmando que la tradición es «un impulso constantemente creador, una fuerza constantemente activa y fecunda» (11). Otro escritor español, Rafael Gambra, un filósofo que tam- bién publicó muchas obras de pensamiento político, postula en su libro Tradición o mimetismo que la tradición se consi- dera principalmente en términos del efecto del legado re- cibido por una generación de otra. Para Gambra, el aspecto dinámico o creativo se encuentra en este efecto (12). Si seguimos a estos pensadores españoles, nuestra tradi- ción no es meramente lo que aceptamos del pasado sino lo que forjamos con nuestra herencia. Es fácil recordar aquí la parábola de los talentos en el Evangelio de San Mateo (13) que exhorta a hacer más que simplemente retener el dinero recibido como regalo o préstamo, a incrementarlo median- te transacciones de negocios buenas. La tradición occidental actualiza el patrimonio de épo- cas anteriores y la adapta a circunstancias nuevas. Por ejem- plo, cada generación, hasta cierto punto, interpreta los gran- des textos literarios a la luz de las actitudes y las preocupa- ciones particulares de su propia época. Más importante, la tradición se enriquece con las experiencias nuevas, los des- cubrimientos, y las creaciones. Sin esta renovación dinámi- ca, filtrada por valores morales, por sensibilidades estéticas, y por consideraciones prácticas, la tradición se vuelve estáti- ca y comienza a atrofiarse. El gran experto españolen dere- cho romano, Álvaro d’Ors, quien también escribió muchas obras de teoría política, publicó un ensayo en 1985 titulado Cambio y tradición. Asevera allí que el «sentido dinámico» de la tradición significa que nuestra herencia tiene mucho más

(11) Salvador minGuiJón, Al servicio de la tradición, Madrid, Javier Morata Editor, 1930, pág. 11. (12) Rafael GamBra, Tradición o mimetismo: La encrucijada política del pre- sente, Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1976, págs. 19-31. (13) Mt. 25, 14-30. Verbo, núm. 577-578 (2019), 575-594. 579 Fundación Speiro ALEXANDRA WILHELMSEN que ver con nosotros, con el presente, que con nuestros an- cestros y el pasado (14).

La transmisión En tercer lugar, nuestra tradición transmite, proyec- ta, mira hacia el futuro. Mientras que es común en todo el mundo el anhelo de vivir a través de los hijos o de los discí- pulos, en el Occidente el deseo de hacer una contribución perdurable a la sociedad, de participar en el despliegue de la historia, es muy vivo desde la Roma clásica. Los grandes escritores de la época de Augusto, el historiador Livio, el poeta épico Virgilio, y el autor lírico Horacio, transmitieron esta característica romana. José María Codón, otro procura- dor en las Cortes españolas de grandes talentos, que publicó en varias disciplinas, reflexionó también sobre este rasgo. En un libro titulado Tradición y monarquía, de 1961, afirma que la tradición «por naturaleza, está íntegramente al servi- cio del tiempo que ha de venir» (15). Medio siglo más tarde, en 2011, así se concluía un libro: «Tradición es transmisión, esto es, acción» (16).

2. Ejemplos tomados del Imperio Romano: Hispania

Mis años formativos en Castilla, como los de muchos es- pañoles, transcurrieron sobre un telón de fondo de edificios romanos reciclados y espacios urbanos que datan de la An- tigüedad. Mis padres se aseguraron de que pensara sobre la proyección hacia el futuro de los romanos, que construían edificios para que perduraran mucho tiempo. También se- ñalaban que algunas de esas estructuras antiguas que aún se usan habían sido remodeladas en diferentes épocas para servir a las necesidades cambiantes de la sociedad.

(14) Álvaro d’Ors, «Cambio y tradición», Verbo (Madrid), núm. 229-230 (1985), págs. 113-116. (15) José María COdón fernándeZ, Tradición y monarquía, Madrid, Edi- ciones Montejurra, 1961, pág. 17. (16) Evaristo paLOmar, Sobre la tradición: Significado, naturaleza, concepto, 2ª ed., s.l., Tradere Editorial, 2011, pág. 97. La letra cursiva en la cita es del autor. 580 Verbo, núm. 577-578 (2019), 575-594. Fundación Speiro ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL ASPECTO DINÁMICO DE LA TRADICIÓN En Ávila, donde pasé parte de la niñez, el foro que data de la Antigüedad todavía es el centro cívico. Las columnas clási- cas se volvieron pilares, pero el efecto general probablemente es muy semejante al de hace 2.000 años. Todavía hay edificios que satisfacen las mismas necesidades de entonces: un ayun- tamiento, un lugar de culto, tiendas pequeñas, y tabernas. Este espacio urbano, que durante generaciones se ha llamado Mercado Chico, continúa hospedando un mercado semanal al aire libre y jóvenes ruidosos por la noche. El templo pagano del foro desapareció hace más de mil quinientos años. Duran- te ocho siglos, desde la repoblación medieval, el lugar de culto en la plaza ha sido San Juan Bautista, la iglesia parroquial don- de Santa Teresa fue bautizada. El foro, el Mercado Chico, hoy es iluminado por luces eléctricas, los jóvenes dan vueltas por la plaza en sus motocicletas con teléfonos celulares en mano. Las tabernas, convertidas hace mucho en «bares», sirven café, ga- seosas, cerveza y licores a la vez que el vino de la región, el tin- to de Cebreros, que ha sido popular durante casi veinte siglos. El antiguo Decumenus Maximus en Ávila se extiende des- de el foro, cuesta abajo, hasta el Río Adaja. Conocido como Calle Vallespín, el viejo Decumanus y sus bocacalles están ocupados principalmente por casas modestas y talleres, y hay algunos restaurantes y tiendas pequeñas. Los artículos que se venden o arreglan son piezas de cerámica, bolsas y sandalias de cuero, ropa de fibras naturales, cestas de mimbre y objetos pequeños de bronce. Los hispano-romanos reconocerían es- tas cosas. Los restaurantes sirven algunos de sus platos sustan- ciosos en fuentes de barro que han sido populares en España desde que las introdujeron los soldados romanos. Las tiendas pequeñas y los talleres de reparación también tienen objetos producidos en masa hechos de plástico, nailon, poliéster, ca- bles eléctricos y microchips. En los últimos veinte años, el an- tiguo Decumanus ha sido ocupado por unas cuantas discote- cas cuyos sonidos disonantes son amplificados por la última tecnología para el gran placer de la juventud de Ávila. Al final de la Calle Vallespín, justo fuera de las amosasf mu- rallas medievales de la ciudad, hay un puente de piedra peque- ño que tiene cinco arcos de medio punto. Este puente cons- truido por legionarios romanos para cruzar el Río Adaja tiene Verbo, núm. 577-578 (2019), 575-594. 581 Fundación Speiro ALEXANDRA WILHELMSEN indicios de haber sido alterado con propósitos defensivos en el siglo XI o XII, cuando eran frecuentes los ataques musulmanes desde Andalucía y el Magreb (17). Adaptación por los descen- dientes de los romanos, en lugar de demolición, significa que el puente sobre el Adaja siguió sirviendo a la comunidad a lo lar- go de ochocientos años. Y los abulenses todavía están contando. En Ávila se celebra Misa desde comienzos del siglo IV delante del cenotafio de tres hermanos, los Santos Vicente, Sabina y Cristeta. Eran cristianos martirizados durante la persecución del Emperador Diocleciano. La historia de los adolescentes heroicos ha inspirado a los abulenses desde en- tonces, comenzando por un judío testigo ocular del marti- rio cruel que construyó una pequeña choza para proteger los restos de los hermanos para la posteridad. Su mausoleo modesto fue ampliado y remodelado por las generaciones sucesivas. La basílica que hoy conocemos, que combina los estilos de arte románico y gótico, se levantó lentamente a lo largo del siglo XII en el mismo terreno sagrado (18). Los habitantes de Ávila de la época romana todavía con- tribuyen de forma vital a la ciudad castellana pequeña, exac- tamente como se lo propusieron. Algunos de sus logros han inspirado o han sido usados de una generación a la siguiente. Han sido aceptados, adaptados, y transmitidos.

3. Los encuentros del Occidente con otras civilizaciones: los reinos medievales cristianos en la Península Ibérica y el arte mudéjar

Durante la Reconquista, como se sabe, hubo considerable sufrimiento y devastación así como muchas muertes violentas.

(17) Emilio rOdríGueZ aLmeida, ávila romana: Notas para la arqueología, la topografía y la epigrafía romanas en la ciudad, 2ª ed., Ávila, Caja de Ahorros de Ávila, 2001, págs. 67-68. (18) La historia de los tres hermanos y el empático judío, así como ilustraciones de la Basílica de San Vicente y su tumba medieval con re- lieves maravillosos del martirio se pueden ver en todas las guías turísticas de Ávila. Para más información véase José Luis paJares, Redescubrir ávila: artículos, fotografías, grabados y planos, 2ª ed., Ávila, 1999, págs. 308-313, y más específicamente, véase Mariano serna martíneZ, ávila: historia y leyen- da. Arte y cultura, Ávila, Excmo. Ayuntamiento de Ávila, 2000, págs. 95-110. 582 Verbo, núm. 577-578 (2019), 575-594. Fundación Speiro ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL ASPECTO DINÁMICO DE LA TRADICIÓN Sin embargo, los herederos de los hispano-romanos en los reinos pequeños del norte y los descendientes de los invaso- res e inmigrantes del Magreb y del Oriente Próximo también intercambiaron algunos elementos culturales. En la España cristiana la mezcla enriqueció la tradición occidental, y toda- vía puede verse hoy en aspectos de la vida española, portugue- sa e iberoamericana. Por mencionar sólo uno: la Península ibérica produjo su propio tipo de arte, el mudéjar (19). Este estilo artístico apareció por primera vez en la Edad Media según los cristianos reconquistaban y repoblaban diversas partes de la España ocupada por los mahometa- nos. Los pioneros del norte, totalmente occidentales, se encontraban con las construcciones exóticas de Zaragoza, Toledo, Córdoba y Sevilla que habían sido el orgullo del is- lam. De la misma manera, los cristianos podían valerse del trabajo de albañiles, carpinteros y estucadores hispanoára- bes. El estilo mudéjar que crearon juntos tuvo tanto éxito que siguió floreciendo después del fin de la Reconquista. El sur de España tiene casas, iglesias, y conventos del siglo XVI que combinan características inspiradas por el Renaci- miento italiano y otras por el mundo mahometano medie- val (20). También aparecieron elementos de arte mudé- jar en los virreinatos de Hispanoamérica (21). El mudéjar

(19) Alfredo J. mOraLes, «El arte mudéjar como síntesis de culturas», en Rafael LópeZ GuZmán (ed.), Mudéjar hispano y americano. Itinerarios cul- turales mexicanos, Granada, Junta de Andalucía y Fundación El Legado Andalusí, 2006, págs. 21-35, proporciona una visión de conjunto buena. (20) Cuando era estudiante las obras canónicas del estilo mudéjar eran los textos de Leopoldo BaLBas, Arte almohade. Arte nazarí. Arte mudéjar, vol. IV de Ars Hispaniae. Historia universal del arte hispánico, Madrid, Ediciones Plus- Ultra, 1949, y de José piJOan, Arte islámico, vol. XII de Summa artis. Historia ge- neral del arte, Madrid, Espasa-Calpe, 1954. Desde entonces han proliferado las publicaciones. Véase Ignacio henares y Rafael LópeZ GuZmán (eds.), Mudéjar iberoamericano. Una expresión cultural de dos mundos, Granada, Universidad de Granada, 1993, y la obra exhaustiva de Rafael LópeZ GuZmán, Arquitectura mu- déjar. Del sincretismo medieval a las alternativas hispanoamericanas, Madrid, Edi- ciones Cátedra, 2000. La bibliografía de la última es impresionante. (21) Algunos de los libros usados para la preparación de este trabajo tienen secciones grandes dedicadas a la arquitectura y el arte mudéjar en Hispanoamérica: henares y LópeZ GuZmán (eds.), op. cit., págs. 189-324; LópeZ GuZmán, Arquitectura, cit., págs. 419-493; y LópeZ GuZmán (ed.), op. cit., págs. 139-145 y 177-259. Verbo, núm. 577-578 (2019), 575-594. 583 Fundación Speiro ALEXANDRA WILHELMSEN experimentó un resurgimiento en el siglo XIX durante la época romántica cuando la Edad Media estaba de moda. El estilo se propagó de la Península Ibérica a otros países (22). El mudéjar combina la arquitectura occidental de épo- cas diferentes con varias características de la herencia is- lámica de España y Portugal. El estilo floreció primero en la cuenca del Río Duero. Algunas zonas allí, como Tierra de Campos, tienen menos piedra que otras regiones de la Península Ibérica. Confiar en los musulmanes, que eran expertos en la construcción con ladrillos, era práctico y barato, especialmente en la fase de crecimiento urbano que siguió a la repoblación del Duero por pioneros cris- tianos después de que las fronteras hubieran sido empu- jadas al sur del Río Tajo. Muchas de las iglesias católicas construidas por albañiles musulmanes que todavía existen en Tierra de Campos datan del siglo XII o principios del XIII. San Tirso en Sahagún (León), del siglo XII, es bastan- te conocida. Un poco más al sur de Tierra de Campos, en Cuéllar (Segovia), que era un centro comercial de la lana merina, quedan, al menos, seis. Estas iglesias de estilo ro- mánico, hechas de ladrillo marrón con muros exteriores cubiertos de arcos ciegos hispanoárabes, son testimonio de la habilidad occidental de absorber elementos de otras cul- turas sin perder su propio carácter. Dos de las estructuras militares más grandes de Casti- lla la Vieja fueron construidas de ladrillo en estilo mudé- jar, principalmente en el siglo XV. Son el Castillo de Coca (cerca de Cuéllar) y el Castillo de la Mota, en Medina del Campo (Valladolid). Muchos pueblos de Aragón son conocidos por sus torres altas de estilo mudéjar. Tienen azulejos de varios colores intercalados en la decoración de ladrillo que cubre sus muros exteriores. La ciudad de Teruel conserva cinco. En Castilla la Nueva, Toledo, por supuesto, tiene edificios mudéjares. Sobresale la iglesia de

(22) Hay dos introducciones buenas al estilo neo-mudéjar en LópeZ GuZmán (ed.), op. cit. Son José Manuel rOdríGueZ dOminGO, «El medieva- lismo islámico en la arquitectura occidental», págs. 147-165, y Rodrigo GutiérreZ viñueLas, «La seducción de La Alhambra: recreaciones islámi- cas en América», págs. 167-173. 584 Verbo, núm. 577-578 (2019), 575-594. Fundación Speiro ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL ASPECTO DINÁMICO DE LA TRADICIÓN Santiago el Mayor o del Arrabal, del siglo XIII. En Andalu- cía la mayor parte del complejo espectacular de los Reales Alcázares de Sevilla también es mudéjar. Estos edificios le- vantados después de que un terremoto dañara la ciudad en 1356 son justamente famosos por sus arcos de herradu- ra, artesonados de madera, y decoración profusa a base de relieves y azulejos. Siglos más tarde, el estilo neo-mudéjar englobó ele- mentos arquitectónicos y decorativos en una multitud de combinaciones. En la Península Ibérica el neo-mudéjar era popular para plazas de toros, como las de Lisboa, Barcelo- na, Zaragoza, Granada, y Madrid (23). Se edificaron algu- nas estaciones ferroviarias en este estilo, incluyendo la de Aranjuez (Madrid), en 1851, la antigua de Huelva en 1889, y la de Toledo en 1919. En otras partes de Europa se levan- taron sinagogas judías en estilo neo-mudéjar, recordando la Sefarad medieval y, quizás, momentos breves de convi- vencia social en la Península Ibérica. Hay templos de este tipo en Budapest, Cracovia, Berlín, Praga, Estocolmo, San Petersburgo, y Sofía (24). Por último, se escogió el estilo neo-mudéjar para muchos teatros desparramados por el mundo. Los hay en Odesa, Ucrania, donde el Teatro Filar- mónico, fue inaugurado en 1898; en Melbourne, Australia, donde el Teatro Forum abrió sus puertas en 1929, así como en más de dos docenas de ciudades en los Estados Unidos. Estos edificios dan testimonio de la vitalidad de un estilo artístico europeo creado ocho siglos antes por apropiación de componentes del arte de los musulmanes de la Penínsu- la Ibérica.

(23) Según sus páginas web respectivas (consultadas en mayo de 2015), la plaza de toros de Lisboa, el Campo Pequeno, fue edificada en la década de 1890; la Plaza de Toros Monumental de Barcelona, en 1914; la Plaza de Toros de la Misericordia de Zaragoza, en 1916; la de la Real Maestranza de Granada, en 1928; y la Plaza Monumental de Las Ventas del Espíritu Santo, en Madrid, en 1929. (24) Según sus páginas web respectivas (consultadas en mayo de 2015), la Sinagoga de la Calle Dohány, de Budapest, fue inaugurada en 1859; la Sinagoga del Templo, de Cracovia, en 1862; la Sinagoga Nueva, de Berlín, en 1866; la Sinagoga Española, de Praga, en 1868; la Gran Sinagoga de Estocolmo, en 1870; la Sinagoga del Gran Coral, de San Petersburgo, Rusia, en 1888; y la Sinagoga Central de Sofía, en 1909. Verbo, núm. 577-578 (2019), 575-594. 585 Fundación Speiro ALEXANDRA WILHELMSEN 4. Los encuentros del Occidente con otras civilizaciones: México y capillas abiertas La habilidad del Occidente dinámico para seleccionar, asimilar, y transmitir aspectos de otras culturas fue una característica básica de la expansión hispana en Las Indias. La Civilización Occidental absorbió tanto que para describir los resultados algunos pensadores usan palabras como sínte- sis, hibridación, y mestizaje. Un elemento me llamó la atención en viajes a México a mediados de la década de 1970, cuando se estaba construyen- do la Basílica de Guadalupe nueva en la capital del país. Esta iglesia redonda enorme se encuentra en la plaza al pie del Monte Tepeyac donde se apareció la Virgen a San Juan Diego. La basílica tiene una capilla abierta al exterior sobre la entra- da principal. Este oratorio con altar es para Misas al aire libre en días de fiesta, cuando las multitudes de fieles nso tan gran- des que ni siquiera la basílica nueva puede alojar a todas. Este tipo de oratorio en alto que domina un gran espacio exterior es un elemento sencillo creado por primera vez en Nueva Es- paña por europeos como resultado del encuentro de la Civi- lización Occidental y la de Meso-América. Se edificaron en la época de evangelización intensiva (25). Algunos sobrevivieron el paso del tiempo y, aparentemente, sirvieron de modelo en la década de 1970 cuando surgió una necesidad nueva. El convento dedicado a San Agustín en Acolman, a po- cos kilómetros de México, D.F., ofrece un buen ejemplo de una capilla abierta elevada que da a un atrio enorme (26).

(25) El estudio clásico, John mCandrew, The Open-Air Churches of Sixteenth-Century Mexico: Atrios, Posas, Open Chapels, and Other Studies, Cambridge, Massachusetts, Harvard University Press, 1965, trata las capillas abiertas en las págs. 340-367, 493-504, y a intervalos, 504-515. Juan B. artiGas, «Arquitectura a cielo abierto, México», en henares y LópeZ GuZmán (eds.), op. cit., págs. 287-306, postula que la importancia de espacios al aire libre grandes en la arquitectura religiosa cristiana temprana es un resultado directo de la relación precolombina entre espacios ceremoniales religiosos y el firmamento, los planetas y las estrellas. (26) Para Acolman véase mCandrew, op. cit., págs. 495-496, y, especialmente, el libro de guía turística común. Mi edición es Jorge Gurría LaCrOiX, Guía oficial de Acolman, México, D.F., Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1968. La primera «guía official» fue publicada en 1949 por Manuel Toussaint, uno de los pioneros famosos del estudio del arte virreinal mexicano. 586 Verbo, núm. 577-578 (2019), 575-594. Fundación Speiro ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL ASPECTO DINÁMICO DE LA TRADICIÓN El complejo de Acolman fue construido a mediados del siglo XVI por amerindios que hablaban náhuatl y otomí y trabaja- ban bajo la dirección de un puñado de frailes del Reino de Castilla (27). La cruz atrial exótica y la iglesia de la misión tienen muchos elementos que muestran la adaptación del clero español a los indígenas así como las primeras etapas de la integración de los nativos a la Civilización Occidental. La iglesia tiene una fachada plateresca muy fina que parece haber sido trasplantada directamente de la Península Ibéri- ca al Valle de México y la fachada del baptisterio adyacente a la iglesia incluye una capilla abierta elevada. Este oratorio pequeño fue hecho para acomodar a los miles de recién conversos al cristianismo que no podían caber en la iglesia pequeña para la Misa de los domingos. Un altar exterior, lo- calizado en un nicho suficientemente alto para ser visto con facilidad por la congregación, permitía oír Misa en el gran atrio. Los frailes españoles, ingeniosos, se adaptaron rápida- mente a las circunstancias nuevas para atender a las nece- sidades prácticas del momento y para responder a las sensi- bilidades de los neófitos, que estaban acostumbrados a rea- lizar sus ritos religiosos al aire libre. Los oratorios abiertos y elevados eran útiles durante la primera fase de la evangeliza- ción (28). Quedaron desfasados cuando la construcción de misiones dio paso a la de iglesias parroquiales grandes que podían contener a muchos feligreses. En el siglo XVII se edi- ficaron menos capillas abiertas en alto que en el anterior. La tradición dinámica las descontó cuando dejaron de cumplir una función práctica.

(27) Los primeros evangelizadores en Acolman, en la década de 1520 y principios de los años 30, eran franciscanos, y parece que los edi- ficios temporarios datan de esa época. Los agustinos se encargaron de la misión en 1538 o 39. Supervisaron la construcción de la iglesia bella en la década de 1550. mCandrew, op. cit., especula que el baptisterio peque- ño y la capilla abierta un tanto rústicos pueden ser un legado de la fase franciscana. (28) Otros ejemplos de capillas abiertas elevadas son las de San Fran- cisco de Asís, en Tlahuelilpan (Hidalgo); San Martín de Tours, en Hua- quechula (Puebla); y Nuestra Señora de la Asunción, en Tecamachalco (Puebla). Verbo, núm. 577-578 (2019), 575-594. 587 Fundación Speiro ALEXANDRA WILHELMSEN 5. Los encuentros del Occidente con otras civilizaciones: Corpus Christi en Cuzco, Perú

La práctica religiosa, la gastronomía, y el folclore de la América Latina ofrecen muchos ejemplos de costumbres forjadas hace siglos que hoy siguen siendo aspectos impor- tantes de la cultura. Un ejemplo vibrante es la procesión de Corpus Christi en Cuzco, Perú, donde las tradiciones espa- ñolas fueron enriquecidas por el fuerte legado inca de la zona. Esta celebración particular abarca religión, folclore, artesanías, y comida. La fiesta católica de Corpus Christi cae muy cerca del solsticio de verano. En Cuzco, la capital del Imperio Inca, de Tahuantinsuyo, el solsticio estaba marcado por una celebra- ción mayor, Inti Raymi, que honraba al dios Sol. Además, en la misma estación del año, en el hemisferio sur, había festiva- les agrícolas para agradecer a las deidades las cosechas bue- nas. Sin duda, en las primeras generaciones del período vi- rreinal, la procesión de Corpus Christi, ayudó a reemplazar a los festivales paganos y a cambiar algunas de las sensibilida- des de las poblaciones indígenas en las tierras altas andinas.

La procesión histórica Esta fiesta anual espectacular fue creada en el siglo XVI por la habilidad de los europeos de propagar sus costum- bres y su talento para absorber cosas nuevas, así como por la conversión al cristianismo de muchos habitantes de la zona. «El Inca» Garcilaso de la Vega, uno de los primeros escritores mestizos de Perú, describió las procesiones que conoció en Cuzco de adolescente en los últimos años de la década de 1540 y en la de 1550. La celebración religiosa ya era conocida por su esplendor y por la participación entu- siasta de americanos nativos, incluyendo miembros de la antigua familia imperial inca, la nobleza indígena, y jefes locales o curacas de los pueblos vecinos. Según Garcilaso, representantes de los diferentes ayllus o clanes subían los escalones a una plataforma cercana a la catedral donde se había instalado la custodia, y rendían homenaje a la Euca- ristía mientras cantaban canciones de acción de gracias por 588 Verbo, núm. 577-578 (2019), 575-594. Fundación Speiro ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL ASPECTO DINÁMICO DE LA TRADICIÓN haber sido evangelizados. Garcilaso describe las costum- bres, la ropa, y los objetos simbólicos de los colonizadores y de varios segmentos de la población amerindia que con- tribuían a la grandeza de la procesión. Da a entender que el Catolicismo ayudaba a mantener la armonía social entre diferentes etnias (29). El desarrollo histórico de esta procesión ha sido recons- truido por unos cuantos estudiosos (30). Durante generacio- nes había llamado la atención una serie de pinturas al óleo anónima de la década de 1670 dedicada al Corpus de Cuz- co (31). Las escenas, como la narrativa de Garcilaso, destacan la avenencia de distintos grupos étnicos y estamentos de la sociedad unidos por la fe cristiana. Un trabajo de Henrique Urbano, experto portugués en la evangelización de Perú, se dedica a la estructura corporativa de la ciudad representada en las ilustraciones. En este estudio Urbano hace una obser- vación aguda: mientras Cuzco honraba a la Eucaristía, tam- bién celebraba su propia comunidad diversa a través de sus figuras públicas eminentes retratadas en las pinturas (32). Estos cuadros reflejan cambios en el estilo en el Cuzco his- pánico y registran algunas alteraciones en la procesión desde la época de Garcilaso. Un ejemplo es la mezcla de ropas oc- cidentales y nativas y la profusión de encaje en las prendas usadas por los hombres de la élite inca. Para la segunda mitad

(29) Garcilaso de La veGa «eL inCa», Comentarios reales, 6ª ed., Buenos Aires, Espasa-Calpe Argentina, 1961, Segunda parte, cap. IX, págs. 137-141. (30) Luis A. huayhuaCa viLLasante, La festividad del Corpus Christi en el Cusco, 2ª ed., Lima, Ministerio de Cultura y Dirección Regional de Cul- tura-Cusco, 2013, p. 60, cita ordenanzas del Virrey Francisco de Toledo (1569-1581), emitidas en 1572, y cita párrafos largos de cronistas y visitan- tes de periodos distintos, págs. 61-107. (31) Las pinturas, por dos o tres artistas anónimos, fueron encarga- das por unas cuantas personas y corporaciones para la Iglesia de Santa Ana de Cuzco durante el pontificado de Manuel de Mollinedo (1671- 1699). Parece que originalmente había dieciocho. Hoy una docena está en el Museo de Arte Religioso o Museo Arquidiocesano, ubicado en el antiguo palacio episcopal de Cuzco, y varias perteneces a una colección privada en Santiago, Chile. (32) Henrique urBanO, «El Corpus Christi del Cuzco (Perú) o la sociedad cuzqueña como espectáculo», en Gerardo fernándeZ JuáreZ y Fernando martíneZ GiL (eds.), La Fiesta del Corpus Christi, Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2002, págs. 325-345. Verbo, núm. 577-578 (2019), 575-594. 589 Fundación Speiro ALEXANDRA WILHELMSEN del siglo XVII algunas costumbres procesionales habían caí- do en desuso o sido prohibidas. Por ejemplo, los tocados y vestidos que se asemejaban a animales, que se remontaban a las creencias religiosas pre-cristianas. A su vez, se habían agre- gado otros elementos nuevos. Incluían arcos de triunfo efí- meros y altares portátiles con retablos barrocos colocados por gremios distintos a lo largo de la ruta del desfile(33).

La procesión en nuestros días Hoy, esta fiesta es una procesión vibrante, dinámica, que honra a la Eucaristía, a la Virgen María, a varios santos cris- tianos, y a los habitantes de Cuzco. También celebra el lega- do inca, la herencia española, los barrios históricos de la ciu- dad, el folclore, las artesanías, y la gastronomía de la comuni- dad. Las ceremonias, las festividades, los trajes, y las viandas se preparan con mucho tiempo. Participa un gran porcen- taje de la población de la ciudad, a pesar de que no haya pa- peles especiales para los descendientes de la antigua familia imperial o la nobleza inca (34). Se decora el lugar delante de la catedral barroca espléndida, la gran Plaza de Armas, tam- bién conocida por su nombre quechua, Huacaypata. La ban- dera arco-iris del Imperio Inca ondea por doquier. El punto de mira de la procesión es la custodia magnífica con la Eu- caristía en un tabernáculo de plata enorme, emplazado, a su vez, en un paso cubierto de láminas de plata repujada (35). Acompañan a la Eucaristía aproximadamente quince

(33) Un estudio de las pinturas, con interpretación considerable, es Carolyn dean, Inka Bodies and the Body of Christ: Corpus Christi in Colonial Cusco, Durham, Carolina del Norte, y Londres, Duke University Press, 2000. En el cap. IV Dean indica que las ilustraciones combinan reproduc- ciones cuidadosas de la gente, los edificios, y otros aspectos de la proce- sión, y también tienen elementos de fantasía. Explica que las cinco carro- zas procesionales elaboradas que impresionan a los que ven los cuadros eran imaginarios. Los vehículos en las pintaras se basaban en un libro de grabados impreso en España en 1663 que muestra carrozas procesiona- les construidas en Valencia unos años antes. Dean añade que la primera construida en Cuzco data de 1733. (34) urBanO, op. cit., pág. 337. (35) La custodia, el tabernáculo abierto o baldaquino, y la plataforma hechos de plata fueron donados a la Catedral de Cuzco por un obispo español llamado Bernardo de Serrada (1725-1733), 590 Verbo, núm. 577-578 (2019), 575-594. Fundación Speiro ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL ASPECTO DINÁMICO DE LA TRADICIÓN estatuas religiosas grandes de las parroquias en sus propios pasos adornados ricamente y sostenidos a hombros por vo- luntarios. Cada estatua tiene un séquito de su barrio (36). El paso más popular es el de la patrona de Cuzco, la Vir- gen de Belén, que también es identificada en quechua como Mamacha Belén. Tantos hombres rivalizan por el honor de cargar la estatua de Mamacha que en 1961 se creó una aso- ciación formal de costaleros que se van turnando (37). El santo patrón de España, Santiago «el Mayor», también es co- patrón de Cuzco y es muy querido allí. En estilo español, su estatua le representa como guerrero montado en un caballo blanco y blandiendo una espada. En la víspera de la fiesta se llevan los pasos con gran fan- farria por calles empinadas desde sus parroquias respectivas a la catedral. El jueves de Corpus Christi estas carrozas se co- locan en la plataforma ante la fachada de la iglesia, detrás del altar erigido al aire libre. Después de la Misa se inicia una procesión que tiene tantos componentes que tarda seis horas en dar la vuelta a la gran plaza. Al igual que en otros sitios, el clero forma una escolta para la Eucaristía y honra al Corpus Christi con nubes de incienso aromático, himnos, y oraciones. El arzobispo, con mitra, camina lentamente y dirige a los fieles en las plegarias. Entre cada paso con su séquito y el siguiente se interca- lan grupos variados de la comunidad: autoridades munici- pales, miembros de confraternidades piadosas, unidades militares, y representantes de organizaciones cívicas y pro- fesionales. En las últimas décadas se han incorporado niños en uniforme escolar y estudiantes universitarios con sus es- tandartes y mascotas. Bandas de músicos y bailarines contri- buyen al bullicio de movimiento, color, sonido, olor, y sabor de esta fiesta móvil que une a los cuzqueños. Los danzantes vestidos con los trajes más fantásticos parecen dragones. Re- flejan la integración de inmigrantes chinos que comenzaron a llegar a Perú a mediados del siglo XIX.

(36) Las estatuas de santos jesuitas en los cuadros de finales del siglo XVII no forman parte de la procesión actual, aunque la Compañía de Jesús está activa en Cuzco. (37) huayhuaCa, op. cit., pág. 185. Verbo, núm. 577-578 (2019), 575-594. 591 Fundación Speiro ALEXANDRA WILHELMSEN Muchos de los participantes visten ponchos de tela gruesa tejida a mano de hilos de colores fuertes en diseños geométricos que anteceden la presencia de los europeos. Los sombreros, las gorras y los velos contribuyen al caleidos- copio de colores. Un porcentaje considerable de la pobla- ción lleva los sombreros oscuros de fieltro introducidos en la ropa indígena de Perú y Bolivia hace cien años por ferro- carrileros británicos. Es muy popular entre los hombres y ni- ños llevar chullos multicolores, o gorras de punto con oreje- ras de tradición andina prehispánica. Abundan mujeres de los pueblos vecinos con sombreros de varias formas cubier- tos de bordados a mano que les identifican con sus aldeas respectivas. También hay señoras que cubren la cabeza con mantilla española. Las celebraciones informales al aire libre en las calles estrechas y plazas pequeñas de Cuzco, especialmente la de San Francisco, duran una semana. Suenan melodías embru- jadoras de zampoñas andinas, lo mismo que música alegre de charango (38). La procesión del jueves se complementa con cantos en el español, el quechua, e incluso el aimara, con bailes, con bebidas, y con frutas frescas de todas clases. Los cuzqueños se deleitan con chiri-uchu, su manjar emble- mático, que sólo se prepara para Corpus Christi. Es revela- dor que el chiri-uchu, un muy elaborado, tenga tantos ingredientes europeos como nativos de América del Sur. La selectividad, la asimilación de elementos de diferentes culturas, la creatividad, y la transmisión, en las buenas y en las malas, a lo largo de casi cinco siglos han permitido que esta procesión religiosa continúe siendo la parte central de una fiesta exuberante que reúne a los habitantes deCuzco y reafirma su comunidad.

6. Una excepción triste

En contraste con estos ejemplos dinámicos se puede señalar una excepción triste, el caso de un pueblo que per-

(38) El charango es un instrumento musical con diez cuerdas descrito con frecuencia como una guitarra diminuta o una mandolina. 592 Verbo, núm. 577-578 (2019), 575-594. Fundación Speiro ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL ASPECTO DINÁMICO DE LA TRADICIÓN mitió que su tradición se estancara, se atrofiara, y por ello, hiciera pocos progresos. Por lo general, somos conscientes de que los primeros europeos que se asentaron en Améri- ca no eran españoles renacentistas en la estela de Colón. Tenemos un conocimiento vago de que los primeros euro- peos que emigraron, siglos antes del marino genovés, eran escandinavos que fundaron unas cuantas colonias en la cos- ta atlántica de lo que hoy es Canadá. También sabemos que el logro nórdico, aunque extraordinario, no tuvo ninguna influencia valiosa. Los escandinavos eran navegantes fantás- ticos, aventureros valientes, y trabajadores esforzados, pero los que llegaron a América no se adaptaron bien a sus cir- cunstancias nuevas. Al parecer, los nórdicos no aprendieron de sus experiencias, no las añadieron a sus conocimientos heredados. Después de algunas generaciones sus colonias aisladas se murieron. No hubo un legado revitalizado; no hubo progreso. Sólo un destello en la oscuridad.

7. Conclusión

Para concluir, el dinamismo de la tradición significa que nuestra herencia cultural se transforma gradual- mente al paso de los siglos por medio de la selectividad, la creatividad, y la transmisión. Cuando el Occidente se encuentra con otras civilizaciones tiende a absorber y mo- dificar algunos elementos que encuentra útiles o agrada- bles. Hace cien años, Vázquez de Mella reiteró, en una frase larga, que:

«La tradición quiere decir transmisión de un caudal de ideas, de creencias, de aspiraciones, de instituciones, de una genera- ción a otra, fundada en un derecho y en un deber: el derecho que tiene la generación que ha producido el patrimonio, o parte del patrimonio, espiritual y material de un pueblo, a que pase a las generaciones venideras; y el deber que tiene la gene- ración [receptiva] de desarrollarle, no de mermarle y destruir- le y privar de él a las venideras» (39).

(39) váZQueZ de meLLa y fanJuL, op. cit., vol. IV, pág. 412. Cita del «Dis- curso en la Sala Narbón, Santander, el 15 de septiembre de 1916». Verbo, núm. 577-578 (2019), 575-594. 593 Fundación Speiro ALEXANDRA WILHELMSEN Podríamos concordar con el político carlista famoso dando a su frase un tono un poco más norteamericano, bo- rrando la palabra «deber» y diciendo: para cada generación la tradición es lo que hacemos con nuestro patrimonio, lo que seleccionamos, lo que adaptamos y creamos, y lo que transmitimos.

594 Verbo, núm. 577-578 (2019), 575-594. Fundación Speiro