'Plenitud' De Cogotas I (1450-1150 Cal AC) En La Meseta
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TRABAJOS DE PREHISTORIA 71, N.º 2, julio-diciembre 2014, pp. 305-329, ISSN: 0082-5638 doi: 10.3989/tp.2014.12136 Sitios en altura y vasijas rotas: reconsiderando la etapa de ‘plenitud’ de Cogotas I (1450-1150 cal AC) en la Meseta Hilltop sites and broken vessels: rethinking the later phase of the Cogotas I Culture (1450-1150 cal BC) in the Iberian Meseta Antonio Blanco González (*) RESUMEN retrieved from pits allow us to track similar prescribed and multi-phase gestures performed during their aban- Este artículo plantea un ejercicio de autocrítica sobre donment both in hilltop sites and in lowland pit sites. la comprensión actual del final de Cogotas I en el interior Both approaches highlight the unsuitability of any kind de la Península Ibérica. Diversas dinámicas socio-políti- of dualistic and simplistic readings of the archaeological cas postuladas para este contexto como la concentración record and suggest other possible interpretations. poblacional, la especialización artesanal o la jerarquiza- ción social suscitan problemas interpretativos por su de- Palabras clave: Península Ibérica; Meseta; Bronce Tar- ficiente engranaje con la evidencia aducida. Se reúne y dío/Final; Dualidad sitios de llanura-elevados; Procesos escudriña la información contextual disponible sobre los formativos; Biografía cultural. lugares en altura de esta época para elucidar cómo se formaron. Se concluye interpretándolos como sedes esta- Key words: Iberia; Meseta; Later Bronze Age; Low- cionales de ceremonias agregativas, fruto de episodios de land-hilltop sites duality; Formation processes; Cultural ocupación intermitentes y reiterados. Las ‘biografías cul- biography. turales’ de varios recipientes cerámicos recuperados en hoyos permiten rastrear pautas de abandono complejas, reproducidas tanto en sitios encumbrados como en cam- pos de hoyos en llanura. Ambos enfoques enfatizan la INTRODUCCIÓN inadecuación de cualquier esquema dualista y simplifica- dor para explicar el registro arqueológico y demandan En las últimas décadas el estudio del final de barajar otras lecturas también posibles. la Prehistoria Reciente en la Meseta ha gozado de cierto vigor interpretativo. La información ar- queológica es muchas veces desconcertante o se ABSTRACT recuperó para responder a cuestiones crono-cul- turales, mucho menos ambiciosas. Sin embargo, This paper constitutes a self-critical appraisal on the ello no ha impedido avanzar sugerentes y atrevi- current understanding of the last centuries of the Cogotas I Culture in inland Iberia. Several socio-political pro- das lecturas en clave funcional y social. Para el cesses posited for this context, such as demographic final de Cogotas I gran parte de los autores coin- nucleation, craft specialization and social hierarchiza- cide en su diagnóstico: hacia mediados del II tion fail to match adequately with the evidence used to milenio AC las comunidades agropastoriles me- test them. We compile the available contextual informa- tion on Cogotas I hilltop sites so as to assess their for- seteñas habrían alcanzando unos niveles notables mation cycles. As a result, they are interpreted as sea- de diferenciación social, integración política y sonal aggregation places, the outcome of intermittent and división social del trabajo (Almagro-Gorbea reiterative occupations for ceremonial purposes. In addi- 1986: 366-368; Delibes de Castro et al. 1995: 56; tion, the ‘cultural biographies’ of several ceramic vessels Cruz Sánchez 1997: 269-271, 2006/7: 113-116; Díaz Santana 1999: 143; Celis Sánchez 2002: 100-101; Delibes de Castro y Pérez Rodríguez (*) Department of Archaeology, University of Durham. 2002: 53; Delibes de Castro et al. 2007: 120-123, South Road DH1 3LE Durham (UK). Correo e.: [email protected] n. 18; Celis Sánchez et al. 2007; Arnáiz Alonso Recibido: 8-I-2013; aceptado: 3-X-2013. et al. 2012: 518). La dualidad entre numerosas 306 Antonio Blanco González ocupaciones en las llanuras y unos pocos sitios defiende que tales planteamientos están débil- elevados es clave en tales propuestas. Los segun- mente imbricados con las estrategias de estudio dos se vienen interpretando como poblados más hasta ahora aplicadas y se insiste en las dificulta- estables y populosos que los campamentos pre- des de método que debe afrontar su verificación. vios y otros aduares coetáneos del llano (Fernán- Además se señalan las limitaciones de la propia dez-Posse 1998: 126-127; González-Tablas y Do- evidencia factual y se apuntan algunas vías de mínguez Calvo 2002: 226; Delibes de Castro et avance con resultados prometedores. Ello resulta al. 2007: 122). El acusado contraste entre los oportuno porque: 1) es un tema encorsetado en ‘lugares centrales’ y las anodinas estaciones de parámetros tradicionales, difíciles de abandonar las planicies estaría marcando los diferentes roles y que adolece de una elevada dosis de indefini- de unos y otros. A los poblados en relieves cons- ción y ambigüedad; 2) las lecturas formuladas picuos habría fluido el excedente agrario, alma- para esta etapa no consideran adecuadamente las cenado en silos, y ciertas materias primas (grani- peculiaridades del registro arqueológico y asu- to, mineral de cobre) en cantidades que sugieren men premisas que exigen un escrutinio más rigu- una producción y abastecimiento a escala regio- roso; 3) existe un notable volumen de informa- nal. Esos sitios ofrecen además indicios de arte- ción inédita procedente de excavaciones, muchas sanías como la fundición de metales o la prepa- de ellas de urgencia, así como un marco cronoló- ración y acumulación de molinos, por lo que se gico más preciso, a partir del C14 por espectro- ha sugerido su papel aglutinador en el consumo metría de acelerador de masa (AMS), que convie- y redistribución de productos básicos. Pero este ne integrar en la discusión y 4) el examen modelo explicativo, pensado para la Edad del preliminar de cuestiones hasta ahora inéditas, Bronce del sureste (Lull et al. 2010) ¿realmente como la formación de lo que ha quedado de Co- se compadece con lo conocido en la Meseta?, con gotas I o el ciclo de uso y descarte de su cerámi- la escueta información disponible ¿existe margen ca están ofreciendo pistas para reorientar tales para plantear lecturas socio-políticas en tales tér- hipótesis de trabajo. minos?, ¿pudiéramos estar alcanzando “más in- Dos serán los protagonistas de este recorrido: terpretación de la que puede hacerse” (Fernán- las conocidas cerámicas decoradas y los lugares dez-Posse 1998: 127)? Frente a esta línea encaramados. Primero se revisarán los problemas interpretativa mayoritaria apenas han surgido vi- de la inacabada clasificación del repertorio alfa- siones alternativas. Díaz-del-Río (2001: 294-298) rero de Cogotas I. Se recalcará la dificultad que recordó la falta de nexo causal entre lugares en- entraña seguir empleando fósiles-directores para cumbrados y complejidad social, al tiempo que distinguir sus últimas alcallerías. Se hará una so- los consideraba dentro de una estrategia de diver- mera pero ineludible referencia al reciente reajus- sificación de los recursos agroforestales y como te de su esquema trifásico: Protocogotas à Co- hitos de agregación social. González Ruibal gotas I Pleno à Cogotas I ‘Evolucionado’. (2006/07: 95-118) relaciona los sitios arriscados Frente a esa secuencia consensuada, se ha plan- del Bronce Final con preferencias culturales y teado (Abarquero Moras y Delibes de Castro una nueva fórmula de cohabitar. Recientemente 2009: 206-209; Esparza Arroyo et al. 2012a: 313) se ha denunciado el desconocimiento de las acti- que el radiocarbono solo permite reconocer una vidades desempeñadas en tales emplazamientos o etapa inicial (1800-1450 cal AC) y aquellos tres la laxitud de su sincronía con las ‘alquerías’ sa- siglos estudiados aquí (1450-1150 cal AC). Tan télites del llano (Bellido Blanco 2012: 479; Blas- novedosa perspectiva temporal sugiere repensar co Bosqued 2012: 190-191). Otros autores han los conjuntos cerámicos de ‘plenitud’ y ‘evolu- señalado la parcialidad de las lecturas consensua- cionados’ en un escenario de posible convivencia. das (Arnáiz Alonso et al. 2012: 517) o han lla- Sus propiedades físicas y pautas de abandono mado la atención sobre el sorprendente parecido permiten intuir diferencias entre ambos: un carác- entre ciertos sitios en alto y sus asentamientos ter más ubicuo y habitual entre los primeros y un subordinados (Crespo Díez y Herrán Martínez matiz restrictivo, para ocasiones especiales, entre 2012: 393). las vasijas más barrocas, hasta ahora considera- En este artículo se revisan de manera autocrí- das epigonales. Los lugares enriscados donde tica algunos pilares de las referidas interpretacio- comparecen tales cerámicas centrarán el consi- nes sobre el final de Cogotas I en la Meseta. Se guiente análisis. La información contextual obte- Trab. prehist., 71, N.º 2, julio-diciembre 2014, pp. 305-329, ISSN: 0082-5638 doi: 10.3989/tp.2014.12136 Sitios en altura y vasijas rotas: reconsiderando la etapa de ‘plenitud’ de Cogotas I (1450-1150 cal AC) en la Meseta 307 nida en los últimos años –principalmente en la tínez et al. 1996: 157); ‘Cogotas I Avanzado’ Submeseta Norte– ha reconocido fosas y niveles (Fernández-Posse 1986/87: 234; Quintana López de ocupación ricos en desperdicios domésticos y y Cruz Sánchez 1996: 15-20); ‘Cogotas I Evolu- artesanales, junto a esporádicas cabañas o cercas cionado’ (Barroso Bermejo 2002: 109-114; Abar- de piedra. Una mayor atención a cómo se forma- quero Moras 2005: 34-35; Blasco Bosqued 2012: ron tales contextos deposicionales ayudará a sub- 195-196) u ‘Horizonte San Román de Hornija’ rayar su naturaleza problemática. Los sitios en (Delibes de Castro et al. 2007: 124; Abarquero cumbres parecen el resultado de diversas activi- Moras y Delibes de Castro 2009: 200). dades, que de manera discontinua pero repetida han ido dando forma a los restos encontrados. Por último, se recalca la intervención de ciertos con- vencionalismos en la manipulación de esos dese- chos, que han condicionado su visibilidad. La observación minuciosa de varias vasijas ha per- mitido rastrear los avatares experimentados tras su rotura, añadiendo pruebas para difuminar las diferencias entre los campos de hoyos de llanura o en alto.