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DIRBcron ARTIsTICO : SuMARIO : Los japoneses en Europa, por EXTRANJERO Eederico — D. Rahola. EI vidria de Montjuich, PeDRO C. Ananca — nr J. Roca V Roca. CrónIca argentina, por — . — OPICINAS : k Monner Sans. Aciualidadee. Notas de l América. — Indice bibligrá,iico SB PUBLICA SBMANALMBNTB AI.TBR- BARCBLONA: RAMBLA PLORBS 1 NANDO LA BDICIÓN ILüSTRADA CON MADRID : CALLB HBRMOSILLA, III LA COMBRCIAL Y DB TRANSPORTBS '< k

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LOS JAPONESES EN EUROPA

AGE los ya algún tiempo que des-I Sabido es que los godos ayudaron a Constantino a vencer troyers japoneses cruzan el Medi- a Licinius en Andrinópolis, imponiendo así el cristianismo terráneo, guardando la ruta de los en todo el Imperio romano. mercantes de los aliados Viene un buques y momento, sin embargo, en que todos esos pueblos neutrales, amenazados los sub- establecidos en por bárbaros, las fronteras de la gran Roma, em- marinos. Ahora se habla del des- otros pujados por pueblos desconocidos, que se mueven con embarco de del algunos cuerpos presión irresistible, penetran en las entrañas del mundo antiguo. en La ejército japonés Vladivostock, trasplantación se impone y los mismos emperadores tienen llamados acudir a for- para Rusia y que someterse a ella, permitiendo la retirada defensiva de los mar un nuevo frente de combate. bárbaros. Amianno Marcelino refiere que los comisarios nom- A se poco que medite, estos brados al efecto verificar esa en dos para entrada de pueblos el hechos deben llenar de zozobra a los hombres de nues- seno del cuando contar los «a Imperio, quisitron individuos que raza. No nos infunden el temor un precisamente de pasaban de una a otra orilla del Danubio, renunciaron a ello, desastre innlediato, sino el presentimiento de graves males era lo mismo contar los de futuros pues que querer granos arena que el Siroco levanta en las playas de Siria. cierto los Muy que japoneses constituyen para los beli- Tras de los bárbaros venían la masa de los salvajes hunos, gerantes un factor no en esta desbordamiento sin despreciable contienda, que humano ejemplo, que llevó el pánico a los Pu~~to en la lucha en juego pudiera decidir determinados romanos y a los bárbaros, se unieron en el ectores quienes peligro para comprometidos, pero no hay que olvidar la historia. ! uchar contra la juntos devastadora avalancha empujada por el ".os hombres eminentes que dirigen esta , implacable Atila, ese de vienen rey reyes, quien, según palabras de obligados a pensar en las consecuencias que pudiera Valentiniano a Teodoredo, rey de los tira- ener la visigodos, quería para humanidad esa aproximación a de una nizar y esclavizar al le raza Europa mundo, creyendo que era permitido antitética a la su su cuanto era nuestra, por religión, por idioma, posible a su voluntad Entonces la se Por sus humanidad costumbres su salvó en las y por temperamento. ¡Qué gran respon- orillas del Marne, en aquella batalla de sa»iidad la de gloriosa estos hombres, si un triunfo los Catalaúnicos en C por accidental, Campos que pelearon unidos los romanos mPrometieran la suerte de la raza blancal y los bárbaros al feroz No que atajaron caudillo, evitando que , de vista los hay que perder últimos días de Roma, Europa cayese en la devastación soledad de las v'«íma del y estepas auxilio que reclamó a los pueblos completamente tártaras. de su alejados civilización. Atila no era el bárbaro que imaginamos ; fué en sus buenos Florus, el famoso historiador los latino, cuenta que bárbaros, tiempos sííbdito del no exento de en " servicio de imperio, cultura, pero César, decidieron a su favor la batalla de Far- su afán de al frente de sinnúmero de a'a Los conquista, pueblos aque- germanos, a sueldo del se establecieron en el su Imperio, jados por hambre y la necesidad, se convirtió en un azote territorio y se hicieron dueños de los dominios de de la Roma. humanidad, que dejaba tras de sí la destrucción y la Durante el con el siglo rrr, nombre de tetes, forman legiones que muerte. reciben tierras, condición de bajo combatir a favor de Roma Todo esto tener antes de abrir con- y co a hay que muy presente Po poco, esos tetes a constituir llegan verdaderos pueblos fiadamente las puertas a esos aliados mañana que hacen cara a los que pudieran emperadores. ser nuestros devastadores. Tras de ellos, alientan las razas 297 Biblioteca Nacional de Espaa