Repercusiones De La Guerra De Castilla En El Monasterio De Suena (1356-1375)
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REPERCUSIONES DE LA GUERRA DE CASTILLA EN EL MONASTERIO DE SUENA (1356-1375) Regina Sainz de la Maza CSIC. Institución Milá y Fontanals La guerra conocida como de los dos Pedros, que durante más de trece años enfrentó a Aragón y Castilla en una dura contienda desarrollada en varios frentes, tuvo repercusiones de toda índole en los diversos estamen- tos de la Corona de Aragón. Se puede afirmar que todos los sŭbditos, tan- to nobles como habitantes de villas y pueblos del reino, se vieron involu- crados en mayor o menor grado segŭn la fase o escenario de la lucha, sin olvidar a los integrantes del estamento eclesiástico, s ŭbditos igualmente de la Corona, a quienes también se exigió responsabilidad en aquella coyuntura histórica. Precisamente el objetivo del presente trabajo es dar a conocer las repercusiones que la guerra de Castilla tuvo en un particular colectivo eclesiástico, el integrado por las monjas y dueñas del monasterio hospita- lario de Sijena. La contribución humana, económica y de toda índole pres- tada por el monasterio, así como la defensa física de las integrantes de la comunidad, constituyen los puntos principales objeto de nuestro estudio, motivado por la constatación del escaso conocimiento que se tiene del devenir de Sijena durante la confrontación con Castilla. 793 REGINA SAINZ DE LA MAZA 1. El monasterio de Sijena durante la primera fase de la contienda (1356-1361) En el momento de estallar la guerra, en agosto de 1356, ocupaba el priorato doria Urraca Artal Cornel, si bien su fallecimiento a fines de 1357 dejaba a sus dos inmediatas sucesoras, doña Toda Pérez de Alagón y doña Sancha de Azlor, la responsabilidad de cuidar del convento en aquella coyuntura que se presentaba difícil, sobre todo para el monasterio de Sije- na que estaba atravesando por aquel entonces una gravísima situación económica. Cuando doria Urraca Artal Cornel ocupó el priorato en 1348, tras la renuncia al mismo efectuada por la infanta Blanca, encontró el monasterio "enpenyorado e endeudado" por culpa del mal regimiento Ile- vado a cabo en los arios anteriores. Un elocuente documento de agosto de 1350 da cuenta de la grave situación y de las disposiciones del rey para intentar superarla, encaminadas especialmente a evitar gastos, a colocar oficiales idóneos y, sobre todo, a pedir un préstamo de 10.000 a 12.000 sueldos jaqueses, que confiaba le otorgaría Nicolás Rosell, prior de los Predicadores de Aragón. El rey consideraba que el préstamo era la ŭnica vía posible para salir de la situación'. Pero las medidas del monarca y la protección que tanto él como su segunda esposa Leonor de Sicilia dispensaron a Sijena en todo momento, apenas lograron superar la crisis que padecía el monasterio, a la que no iba precisamente a favorecer el estallido de la guerra en aquel agosto de- 1356. Desde el momento en que comenzó el conflicto, el Ceremonioso, que buscó la alianza del pretendiente al trono de Castilla Enrique de Trastá- mara, se afanó en obtener ayuda militar y económica de sus sŭbditos, peti- ción que también alcanzó a los vasallos del monasterio de Sijena. Sin embargo, parece ser que a comienzos de noviembre, apenas iniciada la guerra, la priora estableció un acuerdo con el rey por el que, a cambio de un servicio de 7000 sueldos jaqueses, se eximía a los hombres de los luga- res del monasterio de acudir al ejército2. Tal vez el acuerdo se firmara durante la breve estancia del monarca en Sijena, pues nos consta que se encontraba en el monasterio los días 1 y 2 de noviembre 3 . Consecuencia del acuerdo fue la orden que dió el Ceremonioso al sobrejuntero de Hues- ca y Jaca de que, por aquella vez, no obligara a los hombres del monaste- ACA, C, reg. 1134, fol. 124r.-v. (1350, agosto, 1). 2 Conocemos este acuerdo por la orden que dió el rey al baile de Aragón de que, en pago de lo que debía a la reina Leonor, entregara a ésta 5000 sueldos jaqueses, obteniéndolos "ex illis septem mille solidis eiusdem monete, pro quibus facta fuit compositio et avinentia cum priorissa monasterii de Xixena pro hominibus suis dicti monasterii": ACA, C, reg. 1327, fol. 203r. (1356, noviembre, 10). 3 ACA, C, reg. 689, fols. 8r.-13v. 794 REPERCUSIONES DE LA GUERRA DE CASTILLA EN EL MONASTERIO DE SIJENA rio a ir al ejército, eximiendo asimismo a ruegos de la priora a alg ŭn vasa- llo en particular, por ser de gran utilidad el servicio que prest aba al monasterio; fue el caso de los escuderos Martín, Salvador y Juan Peregrín Dalfaro, habitantes de Monesba, y Jimeno de Murillo, habitante de Lana- ja4. Los indicios documentales nos indican que el acuerdo tuvo vigor hasta comienzos del siguiente año. En efecto, en enero de 1357 el Ceremonioso pidió a sus s ŭbditos una subvención, "la ayuda de guerra", para soportar los gastos ocasionados por el pago a las caballerías y por la defensa del reino; la cantidad solicita- da a los jurados y prohombres del monasterio de Sijena fue de 15.000 suel- dos jaqueses5. Pero, aparte de esta demanda de tipo económico, en el mes de marzo el rey envió a la frontera, amenazada por el castellano, 500 peo- nes de la castellanía de Amposta y 150 de la honor del monasterio de Sije- na; sin embargo, escribió a su consejero Juan Martínez de Luna, diciéndo- le que si consideraba que estos 150 vasallos de Sijena no eran necesarios, los hiciera volver al lugar de La Almunia 6. Uno de ellos era el baile de Ontiñena Guillermo de Castellón, a quien relevó del servicio por ser muy necesaria su presencia en la población para ejercer el gobierno. Lo mismo hizo con Ramón de Castellón, el cual, pese a haberse presentado en la frontera, recibió la orden del monarca de regresar a Ontiriena y cuidar de su custodia, aunque, en su lugar, debía enviar a otros infanzones de la villa.' La intervención militar de los 150 peones de Sijena se consideró nece- saria, ya que el 7 de junio el rey ordenó a sus oficiales no procedieran con- tra el resto de los hombres de los lugares del monasterio por no haber acu- dido a la frontera, pero sí contra aquellos de los 150 que, sin licencia real, se diera el caso que la abandonarans. El trato de deferencia y protección dispensado por el Ceremonioso a Sijena no era secundado, sin embargo, por los oficiales del reino, muchos de los cuales agraviaban al monasterio por varios motivos, lo que forzó a la priora a presentar por dos veces querella ante el rey. La primera, en octubre de 1358, contra el gobernador y oficiales de Aragón por obligar a 4 ACA, C, reg. 1379, fol. 78r.-v. (1356, noviembre, 3). Pese a la orden del rey, los oficiales reales requi- rieron a los vasallos eximidos su presencia en la frontera, por lo que el rey tuvo que mandarles observaran sus instrucciones y no contraviniesen la gracia de exención por ninguna razán: ACA, C, reg. 1379, fol. 140r. (1357, enero, 30). 5 ACA, C, reg. 1473, fol. 193r. (1357, enero, 30). Sobre la contribución económica solicitada al reino para la guerra, ver A. GUTIERREZ DE VELASCO, La financiación aragonesa de la "guerra de los dos Pedros","Hispania" , XIX, (1959) págs. 3-43, artículo que no contiene noticia alguna sobre Sijena. ACA, C, reg. 1381, fol. 4v. (1357, marzo, 25). 7 ACA, C, reg. 1152, fol. 113r. (1357, marzo, 27) y reg. 982, fol. 45v. (1357, marzo, 24). 8 ACA, C, reg. 692, fol. 124v. (1357, junio, 7). 795 REGINA SAINZ DE LA MAZA los hombres del monasterio a tener 31 peones en una parte de la frontera y 25 en otra, así como a acudir a la hueste general contra la forma exigida a otros eclesiásticos9. La segunda querella, presentada en septiembre de 1359, fue motivada por un asunto mucho más grave y de peores consecuencias. La priora se quejaba de que, bajo pretexto de la guerra entablada contra Castilla, se estaban causando muchas más opresiones y vejaciones al monasterio y a sus hombres que a otros sŭbditos del reino, lo que había originado que la mayor parte de los vasallos de Sijena, no pudiendo soportar semejante tra- to, transfiriesen su domicilio a otros lugares, lo que suponía un gravísimo perjuicio para el monasterio. A raíz de esta querella, el monarca quiso cer- tificar el estado del convento de Sijena, y al constatar que en verdad éste era muy pobre y se hallaba gravemente endeudado, y que sus vasallos se encontraban muy agobiados a causa de la guerra, dictó dos disposiciones. Por una parte, ordenó a sus oficiales trataran favorablemente a los vasa- llos de Sijena y, por otra, ordenó a Guerau de Montbr ŭ, encargado de efectuar la demanda a este monasterio, que no pidiera a la priora, tal como le había encargado la reina Leonor, 100 libras por sus rentas y 10 sueldos por cada hogar de sus vasallos, sino ŭnicamente 100 libras barcelo- nesas por ella y sus vasallos, lo que suponía una rebaja en la imposiciónm. No tenemos constancia de que se produjeran durante los años siguientes nuevos tratos vejatorios, aunque sí discriminatorios en alguna ocasión. Fue, por ejemplo, a raíz de las peticiones que el rey hizo a los hombres de Sijena para la defensa del reino, en la curia celebrada en Cari- riena, que se produjo una fricción con el monasterio, que trajo como con- secuencia los capítulos que a comienzos de 1361 fueron,firmados entre Jai- me de Rocafort, distribuidor de las ayudas de Aragón, y el procurador de la honor de Sijena Sancho Fontova.