Pdf Presidentes De Honduras
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
PRESIDENTES PE HONDURAS VOLUMEN II desde Céleo Arias hasta Un Capítulo de Historia Nacional Dr. José Ángel Zúñiga Huete 1PGH 1988 CONTENIDO Preliminar Gobierno del Doctor Don Céleo Arias 7 Gobierno del Genera! Ponciano Leiva 1 3 Gobierno del Doctor Marco A. Soto 19 Gobierno del General Luis Bográn 27 Segunda Administración del General Don Ponciano Leiva 37 Administración del Licenciado Rosendo Agüero 51 Gobierno del General Domingo Vásquez 59 Gobierno del Doctor Policarpo Bonilla 75 Gobierno del General Terencio Sierra $¿ Gobierno del General Manuel Bonilla 91 Gobierno del General Miguel R. Dávtla 101 Gobierno del Doctor Francisco Bertrand 109 Un Capítulo de Historia Nacional 119 PRELIMINAR La historia es cultura y viceversa. En las épocas críticas que, de tiempo en tiempo, agitan ef escenario de los hechos históricos, el hombre se siente colocado trente a la vida que !e plantea con toda crudeza el problema de su propio destino. Tal pasa en el mundo que vivimos. Es así que, cuando estamos frente a la vida; cuando los acontecimientos se imponen, nos vemos obligados a volver los ojos a la historia, cuya interpretación viene a llenar un vacío en el alma de los hombres, sobre todo en las épocas de grandes crisis. La Axiología es la teoría del valor. Se basa en la existencia de conceptos ideales, nacidos de la abstracción de !a inteligencia que separa ¡as cualidades que percibe en los seres y nos da la respuesta. El valor, pues, es el concepto ideal de la cualidad absoluta, representativo del ideal de perfección, de la cualidad temporaria. Los valores ideales de la cultura o de la evolución humana constituyen la expresión de la única forma concebible de perfectibilidad humana, esto es, el predominio del espíritu sobre la materia. La historia de Honduras está jalonada de hechos de un dramatismo tal que sobrecoge a los espíritus más indiferentes. El Dr. José Ángel Zúñiga Huete, espíritu superior, de apasionada entrega a las causas de Honduras, dejó en su largo peregrinar, una obra de valor incalculable para las presentes y futuras generaciones. Su biografía sobre Morazán, lo sitúa —sin lugar a equívocos- entre los más grandes historiadores de Centroamérica. La paciencia y meticulosidad con que estudió la vida y hechos del paladín de la unión centroamericana, hacen de esa obra uno de los documentos más valiosos en nuestro devenir histórico. La obra del estadista, del político y del militar que con el fuego de su genio luchó y murió por la unidad de nuestros pueblos, son el más brillante testimonio legado a nuestros pueblos. Pero Zúñiga Huete, el valeroso luchador por la democracia de su país; el atildado escritor y panfletista demoledor y de pensamiento profundo, dejó a su patria otras obras no menos valiosas, como es el caso de Presidentes de Honduras, cuyo primer tomo ya fue publicado, gracias al esfuerzo y dedicación del hijo de aquel ilustre hombre, Lie. José Ayax Zúñiga Tellería. En esta oportunidad aparece el segundo tomo de Presidentes de Honduras. Desfilan entre otros, Ponciano Leiva, Marco Aurelio Soto (el reformador), Luis Bográn, Rosendo Agüero, Domingo Vásquez, Policarpo Bonilla, Terencio Sierra, Manuel Bonilla, Miguel R. Dávila y Francisco Bertrand. A todos estos hombres les tocó dirigir los destinos del país. Sus acciones positivas o negativas las describe el Dr. Zúñiga Huete, con espíritu analítico y con un estilo claro y contundente. Las asonadas -llamadas por algunos revoluciones- dejan su rastro devastador sobre el destino de la patria, cuyo atraso indudablemente se debe a la conducta y acciones de algunos de esos gobernantes, sin desconocer que otros, procuraron hacerse dignos del pueblo. Parte del proceso histórico es recogido por el Dr. Zúñiga Huete. Su pluma certera enjuicia a los hombres con objetividad, imparcialidad y justicia. Resalta sus virtudes y desnuda sus defectos. Los claroscuros de nuestra atormentada historia discurren por este libro, digno de ser leído con atención y cuidado, porque encierra lecciones para los políticos que anteponen sus intereses de orden personal o de grupo a los supremos e indeclinables intereses de la nación. Parte de la historia, cuajada de acciones de infinita vileza o del más noble y elevado patriotismo, pasan por estas páginas aleccionadoras. Quizá en el futuro otros historiadores, con el talento singular de Zúñiga Huete, completen el trabajo sobre los restantes mandatarios que, han pasado por el poder, dejando unos sus huellas luminosas y otros sus cadenas de errores. Esta obra que publica el Lie. José Ayax Zúñiga Tellena es el mejor homenaje a su progenitor que, con la visión del cóndor supo explorar horizontes y trazar rutas de honradez y dignidad políticas. Toda una vida de estudio se refleja en estas páginas que describen los hechos con deslumbradora claridad. "Presidentes de Honduras" es una obra que hay que leer lenta, pausadamente y sin prejuicios. Retazos, jirones de historia que conforman el drama, el terrible drama de Honduras, encierran estas biografías, escritas con apego a la verdad y la impar cialidad. Queda en manos de los lectores el juicio definitivo. Felipe Elvir Rojas 6 GOBIERNO DEL DOCTOR DON CELEO ARIAS GOBIERNO DEL DOCTOR DON CELEO ARIAS 12 de Mayo de 1872 al 11 de Enero de 1874 El literato y patriota centroamericano don Antonio Crimaldi ha escrito una interesante y bien perfilada biografía del Dr. don Céleo Arias. En ella se destaca la figura del procer hondurense como personalidad de primer orden en el manejo de los negocios del Estado, Tras una brillante carrera literaria que le ungió con las palmas doctorales tuvo lúcida actuación docente, así como en la magistratura, lo que vino a granjearle prestigio y reputación acrisolada. Aparece en la escena política, como caudillo civil de corte doctrinario, que en pugna con el militarismo empírico y truculento, lucha por el imperio de la ley, de la justicia y por los fueros de la civilización. "Se entregó a la propaganda por el liberalismo, -dice Grimaldi-, trabajando porque subiesen a los puestos públicos los hombres que mejor interpretaban el programa liberal". En este concepto estuvo enfilado con el breve gobierno de Castellanos y de Montes. Como diputado de la oposición que se enfrentaba al Presidente Medina, estuvo en la Constituyente del 65, en la que, en discrepancia con la mayoría de comisionados para formular el proyecto de la Carta Fundamental que se iba a discutir, hizo voto explícito porque se consignara, en forma absoluta, el principio de inviolabilidad de la vida humana, en el momento en que, la prensa ministerial lo apostrofaba con los epítetos de "intransigente", "rojo", "Robespierre" y otros por el estilo, del conocido léxico servil. En aquella legislatura trabajó también porque se hiciera efectiva la alternabi- lidad en el gobierno, lo que habría sido desde entonces una saludable garantía democrática, si la sed de mando de Medina no hubiese echado por tierra el principio establecido en la Constitución. Arias llegó a la curul presidencial en medio del fragor de las armas, y en una época en que la reforma que en México implantaron Juárez y Lerdo de Tejada, alcanzaba ya a Centro América, por intermedio de García Granados y de Barrios, que en Guatemala después de derrocar el oscurantismo teocrático de Cerna y de Carrera, anunciaba algo así como la aurora de horizontes y tiempos nuevos. La administración del Dr. Arias se habría conectado con las tendencias renova doras, si fa anarquía no lo hubiese distanciado de los liberales de la hermana de Occidente, quienes lo adversaron en los momentos en que había alcanzado la pacificación de la República. En mayo del 72 se había iniciado el régimen liberal de Arias, y en junio del propio año se reunieron en Gracias, con el mandatario hondureno, ¡os Presidentes García Granados y González, de Guatemala y El Salvador, respectivamente. 9 Todo caminaba en la mejor armonía, y en ese entendido se marchó el jefe guatemalteco, pero en su ausencia el Mariscal González exigió de Arias la entrega de Amapala en pago del auxilio que recibía para derrocar el régimen de Medina. La vibrante negativa que mereció tal pretensión puso distancias entre los que, unidos, habían dado principio a la empresa reformista de Honduras. La entrada triunfal de Arias en Comayagua no significaba el afianzamiento del sistema que trataba de implantar. Medina estaba armado y tras un infructuoso ataque de 20 horas que ejecutó sobre la capital para recobrarla, el 27 de mayo, trató de reorganizar sus huestes en el Norte, hasta que fue totalmente batido en Santa Bárbara el 26 de julio (1872), y finalmente capturado en Omoa. A fines de agosto la situación parecía normalizada y las tropas auxiliares regresaban a sus respectivos países, pero la paz no imperó, no obstante los esfuerzos del mandatario por legalizar el régimen, mediante la convocatoria de una Constituyente, que no pudo reunirse el. 72 por haber estallado la reacción conservadora que apareció en Omoa contra Honduras, El Salvador y Guatemala. Los ataques de! "Sherman" y del "Niobe" no desquiciaron el gobierno de Arias, pero prolongaron la anarquía, y al favor de etla, pudo Leiva coaligar a Barrios y a González para atacarlo y deponerlo. El General Ponciano Leiva figuraba en las filas liberales. Arias lo había llamado a El Salvador para que encabezara el movimiento contra Medina y se excusó. Triunfante el liberalismo tuvo la Cartera de Relaciones Exteriores, pero habiendo puesto los ojos en más altas aspiraciones renunció el destino, del que hubo de retirarse, usando de licencia, porque no le fue aceptada la dimisión. Después de los combates librados en Chamelecón y Potrerillos en que fueron batidas las últimas huestes de la expedición reaccionaria del "Sherman", en que aparecieron Casto Alvarado, Enrique Palacios y otros centroamericanos, Leiva se vinculó con el Mariscal González y ambos sorprendieron a Barrios, para pactar la deposición del gobierno que fungía en Comayagua.