Ensayo Tle Una Bibliografía Domingo Amunátegui 5 O Lar
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Guillermo Feliú Cruz Director de Ja Biblioteca Nacional de Chile Ensayo tle una bibliografía Domingo Amunátegui 5 o lar (1876 - 1946) Setenta arios de labor pública consagrada a las disciplinas históricas y literarias, a la enseñanza y a la administración. Precedida de una "Historia de mis libros" del mismo Amunátegui Solar (Separata de los Anales de la Universidad de Chile N.05 121 - 122. - 1961) EDITORIAL NASCIMENTO Guillermo Feliú Cruz Director Je la Biblioteca Nacional de Chile Ensayo de una bibliografía e Domingo Amunátegui Solar (1876 ~ 1946) Setenta años de labor pública consagrada a las disciplinas históricas y literarias, a la enseñanza y a la administración. Precedida de una "Historia de mis libros" del mismo Amunátegui Solar (Separata de los Anales de la Universidad de Chile N.os 121 - 122. - 1961) EDITORIAL NASCIMENTO SANTIAGO 1961 CHILE PROLOGO La Littoria Je mis litros Por DOMINGO AMUNATEGUI SOLAR Casi en la última jornada de mi vida, no práctica alguna en las tareas de investiga- puedo menos de recordar con entusiasmo las ción histórica. Me apresuré, pues, a consul- fiestas en que dentro de la sala del Consejo tar a mi padre" sobre si podría o no contraer de la Universidad de Chile, un sabio ilustre, este compromiso. don Ignacio Domeyko, distribuía los pre- Mi padre me manifestó las dificultades de mios a los alumnos que más se habían la empresa y la mejor manera de salvarlas, distinguido en los cursos de humanidades, y concluyó por advertirme: "Barros Arana de leyes, de medicina, de ingeniería y de be- guarda en su archivo la única copia que se llas artes. Esto sucedía entre los años de 1872 conoce de la mayor parte de las actas del y 1881. Yo alcancé algunos de esos premios. Congreso de 1811, que fué la primera de Desde sus principios, la Universidad fun- nuestras asambleas legislativas, y, como lo dada por Bello y por Montt se esforzaba por comprenderás, para realizar la obra que estimular el cultivo de tas letras, de las cien- Huneeus te encomienda, debes empezar por cias y de las bellas artes, y con tal objeto dar a conocer ese Congreso. Si consigues otorgaba recompensas a los estudiantes, y la copia a que aludo, creo tendrías buen éxi- aplausos y loores a los jóvenes que se inicia- to; en el caso contrario, a mi juicio, debes ban en las carreras profesionales o científi- rehúsar la halagüeña proposición del Presi- cas, en el campo literario o artístico. dente de la Cámara". Una de las ramas del saber que la Corpo- Barros Arana había sido mi maestro de ración trató de fomentar con mayor ahinco historia en el Instituto Nacional y desde en- fué el estudio de la historia patria. El resul- tonces yo mantenía muy buenas relaciones tado está a la vista. Ninguno de los pueblos con él. Es muy sabido que aquel benemé- de Hispanoamérica —tenemos derecho a pro- rito ciudadano sentía verdadero agrado en clamarlo con orgullo— aventaja a Chile en conversar con los que habían sido sus alum- la narración verídica, imparcial y completa nos, y en guiarlos y aconsejarlos en sus tra- de los hechos públicos que constituyen su bajos. No se extrañará, pues, que en el acto vida nacional. de oírme pusiera en mis manos el valioso Allá por los años de 1883 el Presidente de manuscrito que yo le pedía. la Cámara de Diputados, don Jorge Hu- La copia era de puño y letra de don Ber- neeus Zegers, quien en la misma época de- nardo O'Higgins, diputado propietario por bía ejercer las funciones de Rector de la Uni- Los Angeles y autorizada en 1813 por don versidad, me comisionó para que publicara Mariano Egaña, secretario entonces de la las actas de sesiones de los cuerpos legislati- Junta de Gobierno. vos, que no habían sido dadas a luz sino En posesión de tan fidedigno testimonio, desde 1846. compuse el tomo primero de la obra que, Confieso que recibí este interesante encar- con motivo de mi primer viaje a Europa, go con timidez y desconfianza; pues, aun hube de abandonar. Ella fué continuada ma- cuando desde hacía tiempo trataba de ejerci- gistralmente por don Valentín Letelier. tarme en la redacción literaria, no tenía Este libro concluido en 1885, marca el co- 336 ANALES DE LA UNIVERSIDAD DE CHIÍ.K mienzo de mi carrera de escritor. El estudio la cual Guill y Gonzaga empezó a desem- prolijo que me impuse de las piezas relati- peñar su cargo. vas a los acuerdos del Congreso de 1811, me La relación hecha por el asesor Salas me hizo concebir el plan de mi segunda obra: interesó sobre manera y me indujo a com- Los primeros años del Instituto Nacional, poner la historia de los Mayorazgos y Títulos cuyo tema abarca desde el año de 1813 has- de Castilla en nuestro país. A pesar de que ta el de 1845. no omití esfuerzos para rastrear los antece- Con motivo de la publicación de este tra- dentes genealógicos de las familias condeco- bajo, recibí caluroso estímulo de parte de radas, el objeto esencial de mis rebuscas fué Barros Arana. En esta fecha, ya había sufri- la presentación de la aristocracia chilena en do la irreparable pérdida de mi padre. el siglo XVIII. En el orden cronológico, la tercera obra Esta obra constó de tres volúmenes, im- dada a luz por mí consistió en un detallado presos sucesivamente en los años de 1901, resumen de la aplicación en nuestro país del 1903 y 1904, y su publicación fué costeada Sistema de Lancaster. Para referir con exac- por la Universidad. Desde hacía algunos titud los hechos, tuve a la vista un pequeño años formaba yo parte de ella como miem- volumen publicado en Londres, en 1827, en bro académico de la Facultad de Filosofía el cual el propagador más activo del nuevo y Humanidades. sistema de enseñanza en Sudamérica, don Ocupábame en la grata tarea de reunir Diego Thompson, daba noticia, en una se- materiales para el indicado trabajo cuando rie de cartas dirigidas a las sociedades de las tuve la fortuna de que el heredero de uno cuales era agente, de cómo había desempe- de esos grandes vínculos, don Francisco Cor- ñado su comisión. tés de Monroy, el cual en la época del rey La necesidad de registrar los archivos que habría llevado sin duda el título de mar- se guardaban en la Biblioteca Nacional me qués de Piedra Blanca de Huana, me rega- hizo descubrir un documento que arrojaba lara el archivo completo de su familia. Este extraordinario golpe de luz sobre la socie- fué el origen de mi libro Un soldado de la dad de la colonia. Era un pliego de instruc- conquista de Chile, que mereció los aplau- ciones que el asesor del virrey del Perú, don sos del célebre americanista español don Ce- José Perfecto de Salas, padre del patriota sáreo Fernández Duro, en el Boletín de la chileno don Manuel de Salas, había escrito Real Academia de la Historia. La monogra- para don Antonio de Guill y Gonzaga, quien fía compuesta por mí abarcaba la vida en- acababa de ser nombrado Presidente de la tera de un heroico soldado que, para afir- Capitanía General. mar la dominación de su rey, había comba- Estas instrucciones se referían, no sólo al tido en las campañas de Arauco desde el ceremonial que debía observar el nuevo fun- año de 1557 hasta el de 1613. cionario, hasta recibirse del gobierno, sino Este ejemplo glorioso de fidelidad y de también a las personas más notables, ya fue- valor merecía la consagración de la historia. ran empleados públicos, ya individuos par- El nombre de Pedro Cortés Monroy es dig- ticulares, que encontraría en la capital de no de grabarse en el bronce del Panteón Mi- Chile y en las demás poblaciones del cami- litar de la Península. no, desde el puerto de Valparaíso. Don Valentín Letelier, que más tarde de- Como puede suponerse, la segunda parte bía ser esclarecido Rector de la Universidad, del documento encerraba mucho mayor im- dedicó a la biografía de Cortés Monroy un portancia que la primera; pues ofrecía un encomiástico juicio en el diario La Ley, a cuadro completo de los principales persona- fines de marzo de 1899. jes de la colonia en el año de 1762, fecha en El mismo Letelier, con cariñosa solicitud, DOMINGO AMIJNATEGUI SOLAR, HOMENATE 337 hubo de observarme que, así como había verídica y generosa. Era, pues, indispensable compuesto un cuadro de la alta sociedad rehacer la historia de la colonia con un es- chilena, estaba yo obligado a estudiar el des- píritu completamente distinto y manifestar envolvimiento de las clases populares. • el éxito que alcanzaron, después de tenaz e Convencido de la importancia del conse- interminable lucha, los hijos de España, mi- jo, me apresuré a ponerlo en ejecución. De litares y civiles, en las diferentes regiones de esta suerte nació en mi espíritu el plan de América. Las encomiendas de indígenas en Chile, que Esta es la tendencia que prevalece entre la Universidad publicó en los años de 1909 los modernos historiadores de Estados Uni- y 1910. dos, los cuales antes que nadie han hecho Para realizar esta obra, me aproveché del justicia a los súbditos de Felipe II y de Car- rico archivo de mi amigo José Toribio Me- los III y la misma que empieza a notarse en dina, que había reunido en España una las nuevas obras dadas a luz en el continen- abundante y selecta colección de copias so- te hispanoamericano. bre nuestra historia colonial. Medina puso a A este grupo de mis trabajos pertenecen mi disposición este valioso depósito y du- el libro ya mencionado y los que llevan por rante varios meses visité su casa día a día títulos Personajes de la colonia, El cabildo para estudiar centenares de legajos históricos.