¿Cómo Era Jesús En Realidad?
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Introducción: ¿Cómo era Jesús en realidad? Alguna vez se preguntó usted cómo era Jesús en realidad? Yo me crié en la iglesia, y domingo tras domingo oía predi- caciones acerca de Jesús. Lo que deseaba mi joven corazón era aprender más acerca de Él. Recuerdo haber orado frecuen- temente pidiendo que Él pudiera dejar de caminar por las páginas de la Biblia para caminar en mi corazón. Lo que sentía era: Tengo que verlo, quiero conocerlo. Descubrí que la única forma que podía ver y conocer a Jesús era leyendo los Evangelios. Luego, al leer y releer los Evangelios, comencé a ver una imagen distinta de Él de la que había recibido desde el púlpito. Oía a la gente decir que Je- sús no haría esto o no haría aquello, pero cuando leí los Evangelios y averigüé lo que Él realmente hacía, vi que era un radical. No encajaba con los religiosos. De hecho, ¡Jesús sería expulsado de la mayoría de las iglesias hoy! No sería invitado a hablar en la mayoría de las conferencias, y no sería bienvenido en ciertos círculos ministeriales y en algunas de- nominaciones. ¿Por qué? Porque aparte de ser muy poco ortodoxo, ¡nadie podía predecir lo que haría en el próximo instante! Muchas teorías se han manejado a lo largo de los años con relación a Jesús, desde las bíblicamente sanas hasta las simplemente blasfemas. Pero los Evangelios cuentan las cosas tal como fueron. Por eso recomiendo que usted los lea por sí mismo a fin de verlo tal como Él es. Al estudiar los Evangelios, comencé a entender que a lo largo de siglos de religión y tradición, la iglesia ha relegado a Jesús a una vitrina. Lo han puesto en los cuadros religiosos que se encuentran en los libros de cuentos para niños. Este trato religioso y tradicional de Jesús ha hecho que el mundo tenga una perspectiva distorsionada y unidimensional de Él. Cegados por la tradición religiosa, no ven a Jesús tal como es. Observe el comienzo mismo del evangelio de Juan: "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció". (Juan 1:1-10) Este último versículo podría expresarse en el contexto de la iglesia hoy: en la iglesia estaba, y la iglesia por Él fue hecha, pero la iglesia no lo conoció. La Biblia dice: "A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad". (Juan 1:11-14) Ahora bien, he aquí el problema. El mundo hoy no puede ver a Jesús porque Él no está aquí, en la esfera visible. El único Jesús que el mundo puede ver es el que se manifiesta a través de aquellos cuyas vidas ha cambiado, aquellos que lo han recibido, los creyentes, "a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios" (Juan 1:12). El único Jesús que el mundo puede ver está en las vidas de los cristianos. Si las personas han de leer alguna vez la Biblia, probablemente ocurrirá porque primero han visto algo especial y sobrenatural en la vida de un creyente. Será porque Jesús ha tocado a ese creyente de tal forma que su vida brilla a través de él. La gente dirá: "Hay algo en esta persona. No es como las otras personas que conozco. Hay algo diferente en su vida, en la forma de conducirse, en la forma de hablar. Hay un brillo en sus ojos. Es algo mejor que la religión: es realidad. Co- noce a Jesús, y yo quiero conocerlo". Yo sé que si la gente pudiera ver a Jesús tal como Él es, lo amarían como yo. El clamor de mi corazón es que Jesús se vuelva real para usted al leer este libro. Mi oración es que Él deje de caminar por las páginas de los Evangelios ¡y que co- mience a caminar por su vida, en su corazón! Si quiere conocer a Jesús ahora mismo, o si nunca ha estado completamente seguro de haber nacido de nuevo, sim- plemente diríjase a la Oración de salvación en la página 273 de este libro. Usted está a una oración de distancia de co- nocer a Jesús en forma personal e íntima. Esta no es una religión; ¡es una nueva vida en Dios! 1 Capitulo 1 ¿Quién es Jesús? Tuve que ir a los Evangelios para ver a Jesús y luego conocerlo, Solía pasar mucho tiempo pensando, mientras iba creciendo, acerca de su concepción y su nacimiento, su vida como bebé, como pequeño, como niño, como adolescente y luego como hombre. Si bien la vida y el ministerio de Jesús cumplieron todas las profecías; del Antiguo Testamento para la primera venida del Mesías, los detalles siempre son asombrosos e impredecibles. La profecía decía que el Mesías nacería en Belén (ver Miqueas 5:2), pero nadie habría adivinado exactamente cómo llegaría a la escena el Rey de reyes. "El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a Ma- ría tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es". (Mateo 1.18-20) Algo me impactó realmente cuando leí esto por primera vez. ¿Le gustaría a usted ser José o María? "José, estoy embarazada. ¿Está bien? Ahora mira, tal vez esto te parezca una locura, y yo te amo con todo mi corazón, pero no he dejado que ningún otro hombre me toque. Soy virgen, pero estoy embarazada. Ah, y el ángel del Señor me dijo que Dios era el padre." José no está casado, y su chica, María, está embarazada. ¡Qué situación embarazosa! ¿Cómo, cómo explica uno a su familia y a sus amigos la manera en que su novia quedó embarazada, si uno dice que no ha hecho nada? "María está em- barazada, y sé que no estamos casados todavía, pero esto es diferente. Esto no es lo que ustedes piensan." "¿Ni siquiera están casados, no han tenido relaciones íntimas como matrimonio, y está embarazada? Sí, claro... Vamos José, no nos mientas." ¿Entienden ustedes la situación que se presenta aquí? Estas personas no son santos; son gente común y corriente. Así que José llegó a la única conclusión posible para él. Tendría que romper el compromiso con María. Después de todo, ¿quién iba a creer que él no la tocó? ¡Y por favor olvídense de esa historia loca del ángel del Señor! Pero entonces el ángel del Señor habló a José en un sueño y dijo: "¡No rompas tu compromiso con María! Todo esto es de Dios". Ahora, José puede decir con seguridad: "¡No, yo no estoy mintiendo! ¡Estoy diciendo la verdad! Nunca toqué a María ni tampoco lo ha hecho nadie más. Un ángel vino y me dijo que el bebé fue concebido por el poder del Espíritu Santo". Pero, ¿se imaginan la frustración? Esto nunca ha ocurrido antes. Es un acontecimiento único, inusitado. ¿Quién va a creerle? ¿Qué dirán sus familiares y sus amigos de esto? Gracias a Dios por la palabra del Señor que vino a José a través del ángel. La única razón por la que él y María pudieron so- portar la vergüenza y el reproche fue saber que esto era algo que provenía de la mano de Dios. Les puedo garantizar que hubo familiares, amigos íntimos y vecinos que dijeron: "Sí, ¡sabemos lo que José y María han estado haciendo!" "Pero ¡no lo hicimos! ¡El Espíritu Santo lo hizo! El ángel del Señor dijo la palabra y ocurrió. ¡Les prometemos, ante Dios, que no hicimos nada!" Para mí, aquí es donde comienza todo: la concepción sobrenatural de Jesús. Nació de una virgen. Jesús ingresó en la humanidad rodeado de polémica, como la roca de ofensa, la piedra de tropiezo, porque todo fue sobrenatural. "Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con noso- tros". (Mateo 1.21-23) Gracias a Dios, José y María podían remitirse a la palabra de Dios, y decir: "Dice que una virgen concebirá y dará a luz un hijo".