El Canal De La Chile: Historia Y Desarrollo
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UniversidadUniversidad de Chile de Chile Instituto de la Comunicación e Imagen Instituto de la Comunicación e Imagen Escuela de Periodismo Escuela de Periodismo El Canal de la Chile HISTORIA Y DESARROLLO DE LA CORPORACIÓN DE TELEVISIÓN DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE ENTRE LOS AÑOS 1960-1993 Memoria para optar al título de periodista Autores: Jaime Rodrigo Liencura Melillán Raúl Nicolás Thiers Huerta Profesora Guía: Claudia Lagos Lira Mayo, 2012 ÍNDICE AGRADECIMIENTOS 4 PRÓLOGO 5 I PARTE: 1958:1962 1. PRIMERAS SEÑALES DE INGENIO a) Construcción 10 b) Al aire en 3, 2, 1… 25 c) Golazo televisivo 37 II PARTE: 1963-1967 1. TELEVISIÓN LAICA a) El reinicio 57 b) Que no se note pobreza 81 III PARTE: 1968:1973 1. DE LA POBREZA A LA IZQUIERDA a) Consecuencias de la reforma universitaria 98 b) Contexto para un cambio radical en la televisión chilena 104 2. EL PERÍODO DE LA UP a) “El canal del pueblo” 121 b) Un cambio de golpe 132 2 IV PARTE: 1974-1979 1. CANAL 9 EN LA DICTADURA a) El gobierno de los militares 144 b) En búsqueda de un público para Canal 9 153 c) La llegada del color 159 V PARTE: 1980-1993 1. CAMBIOS: LA FRECUENCIA (IN) CONSTANTE a) Teleonce (1980-1983) 175 b) Universidad de Chile Televisión (1983-1991) 193 c) RTU (1991-1993) 212 VI PARTE: 1993 1. AGÓNICO FINAL a) La sociedad anónima 221 b) Desde Venezuela 224 EPÍLOGO 232 ANEXOS 238 BIBLIOGRAFÍA 259 3 AGRADECIMIENTOS Los autores de este trabajo agradecemos profundamente la colaboración de todos los profesionales, técnicos, dirigentes y directivos relacionados con la Corporación de Televisión de la Universidad de Chile que nos ayudaron a realizar esta investigación. Gracias a sus testimonios pudimos reconstruir hechos y situaciones que estaban muy inmersos en la memoria de varios de los creadores del canal de televisión laico que, sin su ayuda, no estarían impresos en las páginas que continúan. Fue importante también para nosotros contar con los relatos de aquellos que, sin siquiera haberse paseado por los pasillos de la estación televisiva, nos ayudaron a contextualizar distintas situaciones políticas, sociales y anecdóticas vividas en el país en períodos en que nosotros aún no nacíamos. Asimismo queremos extender este reconocimiento a nuestras familias y amigos, que nos apoyaron en los momentos más difíciles de esta investigación; períodos en que luego de varias jornadas de investigación y redacción, nos sentíamos cansados aunque siempre entusiastas. Todos ellos -con paciencia admirable- nos alentaron en muchos días difíciles y en ocasiones nos mostraron que aquello que a primera vista parecía ser un problema, podía muy bien transformarse en una solución. No podemos olvidar el respaldo profesional y humano que recibimos de nuestra profesora guía, Claudia Lagos Lira. Esta periodista supo comprender nuestra particular mecánica de trabajo y supo confiar en nuestra capacidad periodística en todo momento. A todos ellos, nuestros agradecimientos 4 PRÓLOGO Los minutos corrían y los académicos de la Universidad de Chile, miembros del Consejo Universitario de esta casa de estudios, también lo hacían. Todos querían llegar a tiempo a la sesión extraordinaria que celebraría el organismo directivo en la Casa Central ese jueves 18 de marzo de 1993. Todos, en principio, debían estar allí, pues la reunión sería resolutiva. El problema que se discutiría tenía calidad de urgente, de ahí el carácter de extraordinario de la sesión. Muchos de los académicos adivinaban ya cuáles serían las alternativas que entregaría el rector Jaime Lavados a la mesa de discusión, era importante analizar las ventajas y desventajas de las posibles soluciones que presentarían ese día. Sin embargo, nadie preveía cuáles serían las consecuencias de lo que allí se acordaría. Pese a la importancia que tenía la reunión en avenida Libertador Bernardo O‟Higgins 1058, en Inés Matte Urrejola 0825, en los pasillos de Canal 11, el ánimo era el de siempre. A esas alturas, en marzo de 1993, tanto empleados como televidentes de Red de Televisión Universitaria Sociedad Anónima se habían acostumbrado a denominar a la transmisora por las siglas RTU, sin el S.A, y eso que ni siquiera habían pasado dos años desde el último cambio de nombre que había vivido la estación. Por esos días, en 1993, RTU S.A. llegaba al 67,5% de la población chilena y su señal, en la práctica, cubría desde Santiago hasta Concepción. En el norte transmitía a través de estaciones autónomas, administradas por otras instituciones. Así, en Arica y Antofagasta las ondas se emitían a través de Telenorte, y en La Serena, por Canal 8 de Televisión. Lo mismo ocurría en el centro sur de Chile, donde la señal en Chillán llegaba por el Instituto Profesional de esa localidad, mientras que en Valdivia se hacía lo mismo gracias a la Universidad Austral. En 1993, RTU S.A. era el único canal de Santiago sin cobertura nacional y, a pesar de que tenía derechos legales para cubrir con su señal desde Arica a Magallanes, embarcarse en un desafío así requería una enorme inversión, dinero que, por cierto, escaseaba en la Universidad de Chile. Por eso, antes de que la reunión comenzara en la Casa Central, el rector Lavados se aseguró de contar con todos los documentos más relevantes para exponer con claridad 5 sus argumentos. Tenía, por ejemplo, dos estudios financieros realizados en 1992 por las consultoras Langton Clarke e Ingenieros Consultores Bakovic y Balic, donde se tasaban los activos de explotación de la señal. Tenía también un prebalance económico del canal, un par de ofertas de compra y otras tres alternativas. De esta manera cuando el Consejo Universitario entró en sesión, ya estaba todo listo para las intervenciones y discusiones. Como esas que se dan entre cuatro paredes y a puertas cerradas, pues –vale decirlo- dicho Consejo, además, tuvo la calidad de privado. Los programas más característicos de Canal 11 eran los misceláneos. En esos años, RTU capturaba al público de la mañana con un matinal, pues los otros canales no iniciaban sus transmisiones sino hasta las 9 ó 10 a.m. Era el momento en que gozaban de un alto número de televidentes, pues casi desde su nacimiento hasta esa fecha, la estación universitaria jamás contó con buenos índices de sintonía. Esto, sumado a las deudas millonarias que arrastraba la emisora desde años anteriores, derivó en que los problemas económicos llegaran a niveles muy profundos a comienzos de la década del 90 y que adquirieran el carácter crítico hacia fines de 1992. Entretanto, en la Casa Central, el rector había comenzado su discurso echando mano al estudio de las consultoras que aseguraban que el activo fijo físico, más los valores de la frecuencia y de la marca, alcanzaban un monto cercano a los 11.840 millones de dólares. Una cifra gigantesca, considerando que el tipo de cambio de la divisa norteamericana se ubicaba cerca de los 400 pesos chilenos en 19931. Las malas noticias vinieron después, cuando Lavados tuvo que exponer el prebalance de RTU S.A. Con documentos en mano, demostró que el canal había presentado durante el período 1992 una pérdida que bordeaba los 55 millones de pesos y, con esto, la merma acumulada desde mediados de los ochenta se empinaba por sobre los 2.160.000 millones de la misma moneda. Pero había más. Un problema que no se analizó en ese Consejo –aunque se conocía de antemano- era la obligación legal de alcanzar el ciento por ciento de cobertura nacional de la señal televisiva. La ley 19.131, promulgada el 8 de abril de 1992 (y que en estricto rigor era una modificación a la ley Nº 18.838, el último estatuto legal sobre televisión, aprobada 1 Expresada en pesos chilenos de 1993, la deuda bordeaba los 4.736 billones de pesos. 6 a fines de los 80), obligaba a todos los canales de televisión a utilizar sus derechos de concesión antes de dos años desde su promulgación, pues si las estaciones no ejercían este derecho hasta esa fecha, se les caducaría la concesión. En ese escenario, RTU S.A. debía usar las frecuencias que tenía antes de abril de 1994 para no perder ni la señal en las localidades donde aún no ejercía su derecho ni los activos que le significaban esas concesiones. Lograr lo que exigía la ley tenía un costo aproximado de 3.500 millones de dólares. De eso, en el consejo, solo hubo menciones. Los números desalentaron a los asistentes, pues pese a los esfuerzos que se habían hecho durante casi dos años para solucionar los problemas económicos del canal, nada había resultado. En un Consejo Universitario celebrado a mediados de 1991, se acordó realizar una acción que se creía podría mejorar económicamente a la estación: se decidió convertir a Canal 11, o Universidad de Chile Televisión, en una sociedad anónima cerrada. Para ello, esta casa de estudios y la Editorial Universitaria S.A. – también de propiedad de la universidad- constituyeron la sociedad denominada “Red de Televisión Universitaria S.A.”, acción que no tuvo los resultados esperados. En la práctica, esta acción sirvió solo para cambiar el nombre desde Universidad de Chile Televisión a RTU S.A. Por eso, cuando comenzaron las conversaciones y debates en el Consejo Universitario después de que estos datos fueron entregados, el rector presentó tres alternativas para solucionar el problema. La primera era continuar con el ciento por ciento de la participación en las acciones. Esto implicaba que tanto la Universidad como la Editorial Universitaria debían asumir los costos que les significaba seguir administrando Canal 11. A esto había que agregar la inversión urgente en dineros que debían hacer para poner en marcha el derecho de transmisión nacional que tenía RTU, según exigía la ley 19.131.