La Imagen De La Revolución Política Entre 1808 – 1814 En Las Fuentes Británicas
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ESPAÑA EN EL ESPEJO: LA REVOLUCIÓN POLÍTICA Y LA GUERRA DE 1808-1814 EN LAS FUENTES BRITÁNICAS Trabajo de investigación realizado por Daniel Yépez Piedra y dirigido por el profesor Esteban Canales Gili Programa de Doctorado d’Història comparada, social, política i cultural. Departament d’Història Moderna i Contemporània. Universitat Autònoma de Barcelona. Febrero/Junio 2006. ESPAÑA EN EL ESPEJO: LA REVOLUCIÓN POLÍTICA Y LA GUERRA DE 1808- 1814 EN LAS FUENTES BRITÁNICAS 1. Presentación e Introducción. ……………………………………. PP. 3 – 11. 2. Las percepciones británicas de la Revolución española: entre la causa española y el temor revolucionario. ………………….……………... PP.12 – 25. 3. Los británicos ante un nuevo órgano de poder en la España antinapoleónica. La Junta Central. 3.1 Caracterización de las Juntas: proceso de creación. ……… PP.26 – 29. 3.2 Caracterización de las Juntas: Tarea de gobierno y búsqueda de apoyos internos y externos. …………………………………...…….. PP.29 – 34. 3.3 La necesidad de un gobierno central: la Junta Central. …..… PP.35 – 43. 3.4 Las Juntas y su ineficaz gestión de la guerra. Ejércitos provinciales y necesidad de un mando único. ………………….………….. PP. 43 – 49. 4. El Consejo de Regencia. 4.1 Breves consideraciones introductorias. ………….…..……. PP. 50 – 51. 4.2 La opción de la Regencia. La constitución del primer Consejo de Regencia. ………….…………………………….…………. PP. 51 – 56. 4.3 Los diferentes Consejos de Regencia: de un poder activo a un poder subordinado a las Cortes. ………………………………….. PP. 56 – 68. 5. Las Cortes. 5.1 El grand affaire: la convocatoria de las Cortes……..…….... PP. 69 – 77. 5.2 Las primeras sesiones de las Cortes Extraordinarias. ……… PP.77 – 88. 5.3 La continuación de las sesiones: la Constitución de Cádiz. PP.88 – 102. 5.4 Las Cortes y el esfuerzo bélico. ……………...………….. PP.102 – 112. 5.5 La Política religiosa de las Cortes. ……...………………. PP. 112 – 117. 5.6 El periodo de las Cortes ordinarias. ………...…………... PP. 117 – 121. 6. El final de la Revolución: más allá de 1814. ………………….. PP. 122 – 136. 7. Conclusiones. ……………………………………………...….. PP. 137 – 142. 8. Bibliografía. ……………………………..…………………….. PP.143 – 153. 2 ESPAÑA EN EL ESPEJO: LA REVOLUCIÓN POLÍTICA Y LA GUERRA DE 1808-1814 EN LAS FUENTES BRITÁNICAS 1. PRESENTACIÓN E INTRODUCCIÓN El presente texto pretende analizar la visión que se tuvo en el Reino Unido de la revolución española entre 1808 y 1814, coincidente con la Guerra de Independencia. El tema se inscribe en mi investigación sobre la imagen de España a través de las narraciones británicas de la Guerra Peninsular. España entre 1808 y 1814 vivió sus agitados inicios de la época contemporánea, en los que coinciden una guerra contra el avance napoleónico y la revolución que la inició y que acompañó al desarrollo de los movimientos bélicos. Tanto los británicos como los españoles tuvieron que enfrentarse a esta doble coyuntura de guerra y revolución. Esta coincidencia determinó el modo de aproximarse de los diferentes observadores y comentaristas británicos a la realidad española. Tuvieron sus propias ideas y su propio orden de prioridades que no siempre encajó con lo que estaban haciendo los españoles. La queja de dar prioridad a los cambios políticos frente a centrar sus esfuerzos en la guerra apareció en diferentes momentos a lo largo de esos seis años. Este orden equivocado de sus prioridades, a su entender, fue visto como una de las causas principales de su fracaso final, y se convirtió en el principal argumento caracterizador en su particular visión del comportamiento político de los españoles durante esos años, de las decisiones que se tomaban y la forma en que ejercieron el poder. Sin embargo, la perspectiva de nuestro análisis no se puede cerrar en 1814, porque debemos encajar todos estos fenómenos en procesos históricos de larga duración, yuxtapuestos en diferentes niveles. No sólo me estoy refiriendo a la consideración de la Guerra de la Independencia como la primera fase de la revolución liberal española, que no deja de ser una construcción historiográfica y un proceso que ni participante ni observadores fueron conscientes de ellos. Estoy aludiendo a la existencia de diferentes imágenes de España integradas en el imaginario colectivo británico. En el siglo XVI se había desarrollado la imagen de la España de la Leyenda Negra, que a inicios del siglo XIX no estaba del todo olvidada. Más aún, los viajeros ilustrados la matizaron incidiendo en algunos aspectos como la superstición o realzando otros como el retraso económico. Pues bien, en las décadas anteriores a la guerra, empezaron a aparecer aquellos aspectos que más tarde conformarían la otra imagen de España que se instaló en Gran Bretaña: la imagen 3 romántica. El impulso recibido durante la guerra, muy vinculado al apoyo a la lucha que habían iniciado los españoles por su libertad e independencia, fue decisivo. Estas dos imágenes antagónicas de España coexistieron a lo largo de siglo XIX, viviendo la imagen romántica un momento de esplendor hasta los años cincuenta. Ambas imágenes eran las referencias culturales e ideológicas con las que llegaban los viajeros europeos, y del resto del continente europeo, a España. Su perduración en el tiempo fue clara al ser rescatadas por toda la publicística que se generó en Gran Bretaña alrededor del debate que suscitó la Guerra Civil española, tal como ha estudiado Enrique Moradiellos. Pero en aquellos momentos se estaba gestando otra imagen de España, aquella de la supuesta peculiaridad del país respecto al resto de Europa.1 Por otro lado, y ya centrados en los prolegómenos de nuestro estudio, tenemos que señalar que intentar hacer la visión del propio país a partir de las observaciones y comentarios de personas de otro país que estuvieron presentes en él representa un juego de espejos y moverse por un terreno nada fácil. Las visiones de un mismo fenómeno no acostumbran a ser coincidentes y la doble cara de los acontecimientos que ocurrieron durante estos poco más de seis años acaba complicando nuestro panorama. Nuestro marco cronológico son las fechas de la Guerra de la Independencia española. Parece más adecuada la terminología británica de Peninsular War para ese conflicto, porque no se olvida de otro de los países afectados, Portugal, y esa concepción no disminuye la importancia de dos de los contendientes, Gran Bretaña y el Imperio napoleónico, cuyas disputas por la hegemonía se iba a dirimir también en esa guerra. Por lo tanto, estalló una guerra nueva, hubo un cambio en las alianzas y los soldados lucharon en un nuevo escenario bélico, pero sus inicios los tenemos que encontrar en las guerras napoleónicas, guerras en las que debemos recordar que España no se había mantenido al margen. Estamos ante un caso complejo porque necesitará el análisis de la nueva relación que se estableció entre dos antiguos enemigos, y ahora aliados temporales, entre Gran Bretaña y los españoles. Si pretendemos tener una panorámica general de la guerra, podemos afirmar que son necesarias visiones que se acerquen a las fuentes de todas las procedencias, incluyendo las francesas o portuguesas, no del todo conocidas en España. Y aún más, una guerra con tantas implicaciones internacionales como ésta nos tendría que hacer más abiertos a la disponibilidad de fuentes de muy diferente procedencia geográfica. Las aportaciones que nos podrían proporcionar las fuentes alemanas, polacas o italianas sobre la guerra no se tendrían que desdeñar en un análisis global de aquellos años. 1 Sobre la confluencia de estas dos imágenes durante la Guerra Civil, me remito a Enrique Moradiellos, “The British Image of Spain and the Civil War,” en IJIS, vol.15 (1), 2002, pp. 4-13. 4 La presente investigación pretende contribuir al mejor conocimiento de la contienda española y de la revolución política que la acompañó utilizando para ello una parte fundamental de estas múltiples facetas, la que proporcionan las fuentes británicas. Optar por investigar desde una perspectiva británica la guerra y la revolución es toda una declaración de intenciones porque supone alejarse de los caminos más tradicionales y acercarse a nuevas vías impulsadas desde la perspectiva comparada. Esta opción metodológica no es nueva, porque ambas historiografías han dejado parcialmente atrás anteriores prejuicios y se han acercado a las fuentes que les podía ofrecer la otra. Charles J. Esdaile por el lado británico o Alicia Laspra por el lado español son buenos ejemplos de ello. Ahora sólo tenemos que seguir trabajando para acabar de construir un espacio común que lleve a un mejor entendimiento por los dos lados, tal como ha sugerido recientemente P. Dwyer. 2 Hablar de fuentes británicas supone incluir en ellas las irlandesas, pues Irlanda formaba parte de Gran Bretaña desde 1801. Pero esa procedencia no implica visiones diferentes de las fuentes inglesas y escocesas, más allá de buscar similitudes o de resaltar el factor católico, elemento común a españoles e irlandeses. Las fuentes archivísticas y documentales son muy variadas y han sido más o menos utilizadas en función de su grado de adecuación a las necesidades de esta investigación. 3 Entre las fuentes archivísticas, encontramos en primer lugar los fondos documentales depositados en el Public Record Office, es decir, toda la documentación oficial generada por la gestión de gobierno del gabinete británico. En esta investigación utilizaremos los Foreign Office Papers, que incluyen toda la documentación oficial enviada a diferentes miembros del gobierno británico por los diferentes embajadores y representantes extraordinarios en España y por toda la red de agentes de agentes civiles y militares que se extendió por distintos puntos de la geografía española durante la guerra. 2 P. Dwyer, “New Avenues for Research in Napoleonic Europe” en European History Quarterly, Vol. 33(1), (2003), pp. 101-124. La extensa bibliografía de Charles J. Esdaile impide hacer una relación de todas sus obras. Por eso citaremos The Peninsular War. A New History, London, Penguin Books, 2002, de la existe una traducción castellana, La guerra de la Independencia.