Los 100 Aos De Nelly Omar
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Senado de la Nación Secretaria Parlamentaria Dirección General de Publicaciones (S-2598/11) PROYECTO DE DECLARACIÓN El Senado de la Nación… DECLARA Expresar beneplácito y admiración por la cantautora nacional Nelly Omar, nacida un 10 de septiembre de 1911 y que con sus 100 años de edad es un mito viviente, un caso extraordinario dentro de la música argentina, que sigue vigente y es referente histórico de nuestra cultura. Horacio Lores.- FUNDAMENTOS Señor Presidente: Nuestra “Criollita de mi pueblo” es un ejemplo emblemático dentro de la música argentina, y tal vez del mundo: a los 100 años Nelly Omar sigue vigente, conserva una voz y una figura de una lozanía prodigiosa, se burla del paso del tiempo y planifica discos y espectáculos. Cancionista, cantora nacional, expresa una formidable síntesis de la música de raíz rural y urbana. Y su combinación de longevidad y buena forma la destaca como un ejemplo único. A diferencia de otros sobrevivientes del tango, Nelly conserva la calidad de su voz: una auténtica epopeya de la naturaleza alentada por ejercicios, una disciplina estricta y mucho descanso. Integrante de la exquisita dinastía de cancionistas de los años 20 y 30 del siglo pasado, que tomaba el tango como un punto de llegada de expresiones artísticas que incluían la actuación en cine y teatro, estrellas como Ada Falcón, Tita Merello, Libertad Lamarque y tantas más, se ha apropiado de una serie de piezas que ya son clásicos insustituibles: “Parece mentira”, “Amar y callar”, “Tu vuelta”, “Paciencia”, “Alma en pena”, “Mano blanca”. Pese a su precocidad, el debut discográfico fue un tanto tardío: recién en 1946, de la mano de Francisco Canaro, grabó para Odeón 10 piezas entre las que destacan “Rosas de otoño”, “Adiós Pampa mía”, “Sentimiento gaucho” y “Desde el alma”. Piloteó aviones, conoció a Maria Eva Duarte (“antes de que fuera Evita Perón”), grabó en su honor la milonga “La descamisada” y fue una consecuente adherente al peronismo. Como Hugo del Carril, su militancia fue sinónimo de dignidad y jamás recibió un favor del poder: por el contrario, fue proscripta a partir del golpe de 1955, amargo período de penurias económicas y anímicas. Durante la autodenominada Revolución Libertadora fue borrada de las radios, nadie la contrataba y fue por eso que decidió alejarse del país: primero se radicó en Montevideo y después en Caracas. La tristeza y la nostalgia la hicieron regresar. Prefirió el silencio al desarraigo. Se retiró de la música y templó su volcánico temperamento a lo largo de un desolado exilio interno. En 1969 volvió a escena y grabó un disco. Poco después la convocó el guitarrista José Canet para realizar un histórico ciclo en la cantina “El rincón de los artistas”. Se empezaba a definir el mito: inauguró el poncho (“para tapar lo modesto de mi ropa”) y al mismo tiempo, creó una épica de proscripción y gallardía en la que ella era la protagonista. Vivió un intenso romance prohibido con Homero Manzi y aún hoy, hay quienes aseguran que ella es la Malena que “canta el tango como ninguna” imaginada por el poeta de Añatuya. Fue un amor con aristas de folletín, que hasta tuvo su agria polémica alrededor de una de las más bellas composiciones de la historia del género: “El último organito”, que firmaron y registraron Homero y su hijo Acho, pero que ella reclamó como propio y de Homero, aunque sin culpar al padre ni al hijo porque “Acho era un muchachito y Homero, como tantos padres, quería que su hijo se quedara con algo destacado e importante”, decía ella cuidando y describiendo a Homero “como una gran persona”. Séptima hija de un genovés amante de la ópera, nació en Guaminí, ciudad del oeste de la Provincia de Buenos Aires, y su nombre verdadero es Nilda Elvira Vattuone. Su infancia quedó marcada por un acontecimiento que en su momento fue casi doméstico, cotidiano, pero que a partir del accidente aeronáutico de Medellín que le costara la vida a Carlos Gardel, el 24 de junio de 1935, ella recordaba: “estaba Gardel de gira por la provincia con José Razzano y mi padre lo invitó a casa, yo lo ví, en realidad lo espié detrás de una puerta entreabierta, tenía la carita redonda y estaba peinado con raya al medio”. Pese a no tener nada que ver, más que el hecho de compartir un repertorio encorsetado dentro de lo que se llamó la “canción nacional”, (estilos, cifras, milongas, valses, tangos, cuecas), un locutor la llamó “La Gardel con polleras” en 1938, analogía de dudosa exactitud y gusto que sigue vigente. Suele presentarse acompañada por impecables líneas de guitarras que no se corren un milímetro del sonido tradicional que patentaron Ignacio Corsini y el propio Gardel y que más atrás en el tiempo, a fines del siglo XIX, desarrollaron los payadores. Sus recitales son más que eso: son encendidas celebraciones de argentinidad, que incluyen una liturgia de banderas, coreografías criollas y recitados. En los últimos años, Gustavo Santaolalla la convocó para ese colectivo artístico de rescate de viejas glorias que fue “Café de los Maestros” y grabó una exquisita versión de “Viejo jardín”. El 10 de septiembre celebró los 100 años de vida. En los días de sol se la puede ver desayunando en algunos barcitos de la zona de la iglesia de Guadalupe, en Palermo. Coqueta, brava, gran charlista, pasa las tardes escuchando música clásica. Y recordando: “No sé si tengo demasiada memoria o demasiado pasado”. Nelly Omar es una enorme cantante, brillante autora y compositora como también una talentosa actriz, estos son algunos de sus atributos artísticos, pero los más importantes son los otros, los de su espíritu: su generosidad, su honestidad y por sobre todo su lealtad. Peronista de ley, jamás se doblegó a la cobarde persecución de los tiranos. Por el contrario, ante el hambre, la miseria, la soledad y las humillaciones, jamás perdió su dignidad de mujer peronista, siendo un verdadero ejemplo de fortaleza, valor y lealtad a un ideal. Será por todo esto que lo más sagrado la distinguió con la gracia milagrosa de conservar su diáfana voz a través de los años, para no dejar silenciados sus principios. Por todo lo expuesto, solicito a este honorable cuerpo la aprobación del presente proyecto. Horacio Lores.- .