ASTURIAS SIGLO XXI

VILLAVICIOSA

Concejo comarca y villa tranquila

Fermín RODRÍGUEZ Rafael MENÉNDEZ

Villaviciosa es un concejo de extraordinario paisaje costero, de extensas pomaradas y aprovechamiento tradicional de los productos locales. Ahora está viendo como la energía potencial metropolitana conducida por las nuevas comunicaciones se transforma en movimiento en la rasa que mira hacia Gijón, en La Villa, en el entorno de la desembocadura de la ría o en la playa metropolitana de Rodiles y en El Puntal, que acogen a miles de personas en los días soleados de verano. Villaviciosa ha entrado en el siglo XXI de la mano de la mejora de las comunicaciones, que ha convertido a su villa en un nodo de la red básica de transporte regional por carretera. ¿Qué importancia tiene hoy, para el mundo rural, estar mejor o peor conectado a la red básica de transportes y comunicaciones, físicas y virtuales?. Hasta hace bien poco la comarca de La Sidra se caracterizaba, en todos sus concejos, por la pérdida continuada de población desde las primeras décadas del siglo XX, salvo en las villas principales: Villaviciosa y Nava. El concejo de Villaviciosa, desde comienzos de siglo, ha vuelto al crecimiento. Sariego y Nava han estabilizado sus residentes. Cabranes y Bimenes continúan perdiendo población a ritmos importantes. Si queremos un territorio rural vivo éste tiene que tener un aceptable nivel de equipamientos y comunicaciones con el exterior, seguras y ágiles. De lo contrario continuará el despoblamiento. Y es un aspecto que no se debería pasar por alto en las discusiones sobre el papel de las infraestructuras en el desarrollo rural. Villaviciosa es uno de los grandes concejos asturianos, un concejo-comarca, de gran complejidad interna y con unidades homogéneas de desarrollo diferenciadas en sus tendencias. Está cada vez más afectado por la expansión metropolitana, particularmente desde el núcleo gijonés, cuyo impulso de crecimiento afecta al área costera entre las dos capitales municipales y a los valles interiores inmediatos. Por eso las parroquias de , , , San Xustu, Castiellu, Villaverde, Careñes y Argüeru muestran crecimientos recientes de sus residentes empadronados, en un hábitat que tiende a la dispersión sobre la rasa y los valles adyacentes y densifica el poblamiento rural tradicional sobre la base de viviendas unifamiliares, que exigen unos equipamientos e infraestructuras adecuadas. En cualquier caso, la demanda va por ahí y menos por los boques de viviendas en las barriadas urbanas. Este fenómeno puede ser positivo si sirve para potenciar la continuidad de los núcleos rurales tradicionales y el impulso alcanza a las orlas periféricas declinantes del concejo, hoy en peligro de marginalidad por degradación del tejido tradicional. Porque en el sur y en el oriente interior de Villaviciosa el mundo rural se agota. Varias parroquias han perdido ya el umbral de los cien habitantes y pueden verse abocadas al despoblamiento si no se actúa y se pone en relación su tipo de poblamiento con la demanda existente de vivienda unifamiliar, vinculada hoy, en exceso, al espacio inmediatamente costero. Es el caso, sobre todo, de Arnín, Rales, La Malena, El Bustiu, Los Pandos, , Vallés, Breceña, Coru, Llugás y Ñévares. Abundan aquí las aldeas de menos de diez habitantes y las deshabitadas, una treintena. La población crece, sobre todo, en La Villa, que después de años de aumento lento y ensoñación, aislada del ruido metropolitano, alcanza hoy los 5.600 habitantes,

situándose entre las villas principales de y aspira a convertirse en una pequeña ciudad, tranquila, de altísima calidad residencial. Para ello tiene que poner toda su atención en los planes de ordenación, en el cuidadoso desarrollo de sus unidades, en la estética de las construcciones, en la mejora de los bordes urbanos, en el cuidado de sus viales, en la integración en el increíble paisaje de su entorno (Bedriñana, , Cubera...) y, sobre todo, en que se logre crear una visión común de lo que para ella significa ser nueva centralidad metropolitana Un reto de futuro si se quiere alcanzar un nivel por encima de lo existente, sin caer en el feísmo habitual y en los modelos urbanos repetidos. La temida autovía, ha dejado un impacto ambiental moderado, alejada de la costa en el oeste, hacia Gijón, y con el túnel de Fabares hacia Oviedo, que si hubiera sido más extenso hubiese impedido el desastre de ladera. La autovía señala el límite al crecimiento urbano de la villa hacia el espacio protegido de la ría y se aleja de nuevo de la costa hacia el este, donde ofrece pintorescas vistas de la ría. La fabulosa integración del paisaje y las construcciones rurales en el paisaje de la rasa y los valles, sobre todo en el declinante Este, debería hacer reflexionar sobre la puesta en valor del modelo de poblamiento tradicional frente a las urbanizaciones regularizadoras de nuevo cuño. Porque hay nada menos que 350 pueblos y aldeas habitadas. Aparte de La Villa, destacan los pueblos de Quintueles (588 habitantes), Argüeru (508), Quintes (544) y Seloriu (247), en crecimiento; Peón (312) y (254), en declive. Además superan los cien habitantes: El Palaciu y Llavares (Amandi), San Martín del Mar, Villaverde, Venta les Ranes, Torreteyera (Castiellu), Arriba y San Miguel (Arroes). Son mayoría los que no alcanzan la treintena de residentes. Pomarada, ganadería de producción lechera y explotación forestal están en la base del paisaje rural. La primera no termina de responder con decisión al impulso de la denominación de origen y del progreso de la industria sidrera. La segunda ha sufrido un fortísimo ajuste, que ha reducido las explotaciones a menos de 700, aunque la producción aguanta sobre las ganaderías de mayor dimensión, aumentando el número de las de producción cárnica, tendencia regional en las áreas bajas de tradición lechera. El omnipresente eucalipto es la base de una importante producción forestal. En todo caso, la producción primaria ha alimentado un tradicional nodo industrial especializado en el sector alimentario, con la sidra como referente mundial. La nueva accesibilidad permite hoy al concejo poner en valor su localización si ofrece en el mercado áreas empresariales vinculadas a los enlaces de la autovía, para lo que dispone de suelo y tradición empresarial. Mayor aún es el potencial de crecimiento en el sector terciario. La economía está diversificada, como el empleo: menos de un millar en el primario, más de 500 en la industria, de los que 355 corresponden a la agroalimentaria, 600 en la construcción y 2.300 en el terciario, en el que destacan el comercio y la hostelería, con más de mil. Villaviciosa se consolida como destino turístico, aunando el turismo tradicional de costa y playa, cuando el tiempo acompaña, con las nuevas figuras de turismo rural. Puede explorar otros campos, de eventos, de práctica deportiva o relacionados con el medio natural, así como cuidar y explotar más el riquísimo patrimonio histórico- artístico, con el fabuloso conjunto de Valdediós y las iglesias románicas como referentes, pero también con el casco de La Villa, el de Tazones, o con las áreas de ocio de Rodiles y la posibilidad de recuperación paisajística (una necesidad imperiosa) de las pequeñas playas. Un panorama optimista sobre el que ponen sombras, como es habitual, la bajísima natalidad, el envejecimiento y el sombrío futuro de buena parte del hábitat rural del interior del concejo.