Telaraña Cubana Tomo 2 2003.Indb
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
LA TELARAÑA CUBANA DE TRUJILLO Tomo II Archivo General de la Nación Volumen CCCXXXI ELIADES ACOSTA MATOS LA TELARAÑA CUBANA DE TRUJILLO Tomo II Santo Domingo 2018 Edición: Irene Hernández Álvarez Corrección e índice onomástico: Janley Rivera, Harold Frías Maggiolo Diagramación: Rafael R. Delmonte Soriano, Harold Frías Maggiolo Diseño de cubierta: Esteban Rímoli Motivo de cubierta: Imágenes de actores principales en la trama cubana: Rafael Leónidas Trujillo, coronel Johnny Abbes, jefe del SIM, y Porfirio Rubirosa, último embajador trujillista en La Habana. Primera edición, 2012 Segunda edición corregida, 2018 © Eliades Acosta Matos De esta edición: © Archivo General de la Nación (vol. CCCXXXI), 2018 Departamento de Investigación y Divulgación Área de Publicaciones Calle Modesto Díaz, Núm. 2, Zona Universitaria, Santo Domingo, República Dominicana Tel. 809-362-1111, Fax. 809-362-1110 www.agn.gov.do ISBN: 978-99-45-07451-2 Impresión: Editora Búho, S.R.L. Impreso en la República Dominicana Printed in the Dominican Republic Para Niurka, mi esposa, sin cuyo amor, aliento y ejemplo esta obra jamás se hubiese escrito. ÍNDICE INTRODUCCIÓN ........................... 11 CAPÍTULO 9 «[…] LAS BATALLAS INCRUENTAS QUE HAY QUE DAR […]». 15 El frente de papel ........................ 25 Enterrando santas y traficando armas. 37 CAPÍTULO 10 TURBONADAS Y CICLONES. 53 Turbonadas ............................. 56 Ciclones ............................... 70 La expedición de Cayo Confites .............. 79 CAPÍTULO 11 CUESTA ABAJO. 103 El ignominioso ocaso del Autenticismo ....... 122 CAPÍTULO 12 BATISTA Y LAS ILUSIONES PERDIDAS. 141 Apretando las tuercas .................... 156 Escalas en el descenso ................... 174 9 10 Índice CAPÍTULO 13 LOS AÑOS EN QUE TODOS ESTUVIMOS EN PELIGRO ............................. 211 Las espinas del ramo de olivo .............. 224 La operación «C. A.» ...................... 246 CAPÍTULO 14 LO PEOR DEL DRAGÓN .................... 273 «[…]Está en la cola» ...................... 298 CAPÍTULO 15 LA CAÍDA. 337 Los golpes finales ....................... 369 ÍNDICE ONOMÁSTICO ..................... 399 INTRODUCCIÓN l segundo tomo de la obra La telaraña cubana de Trujillo continúa y concluye la labor de devela- Emiento de las relaciones más secretas del dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina, de República Dominica- na, con los gobiernos y las instituciones cubanas en el período comprendido entre 1938 y mayo de 1961, cuando el tirano es emboscado y muerto en la carretera que con- duce de la capital a San Cristóbal. Los siete capítulos de este tomo recogen abundante información tomada del archivo de la Presidencia domini- cana, y que se publica por primera vez. También de otras fuentes documentales y de archivos cubanos. Compa- rar documentos permitió clarificar la línea central de hechos históricos que entrelazan a ambas naciones y las vinculan con el resto del Caribe, y otros países de América Latina. La sucesión de los mismos, y su mutuo condicionamiento, adquieren sentido si no se les analiza por separado. Precisamente por ello, y especialmente en este segundo tomo, muestra su pleno sentido la afirma- ción que hiciera en la introducción de la obra al decir que «…este libro trata sobre lo que pudiera denominarse 11 12 Introducción como “el eslabón perdido” en la historia que relaciona a varias naciones del Caribe». El lector verá desfilar por las páginas de este tomo a sucesos y personajes conocidos, y otros no tanto. Aun de los primeros hallará facetas inéditas y pruebas irre- futables de acciones insospechadas, como por ejemplo, la nómina de periodistas, escritores y órganos de pren- sa cubanos que Trujillo, generosamente, pagaba para que defendiesen sus intereses en la isla, entre ellos, Alberto Lamar Schweyer, José Sánchez Arcilla, Salvador Díaz Versón y Gastón Baquero, así como los periódicos El Diario de la Marina e Información. A semejante práctica no escapaban tampoco políticos ni militares, como es el caso del general Genovevo Pérez Dámera, cuyo papel resultaría decisivo en la frustración de la expedición de Cayo Confites, en 1947, y el líder sin- dical amarillista Eusebio Mujal Barniol, que puso la otrora gloriosa Central de Trabajadores de Cuba al servicio de dos dictadores: Batista y Trujillo. Para Cuba, el segundo tomo se inicia con la presi- dencia de Federico Laredo Brú, pasa por los llamados «Gobiernos Auténticos», de Ramón Grau San Martín y Carlos Prío Socarras, el golpe de Estado batistiano del 10 de marzo de 1952, los años de dictadura, el inicio de la Revolución, el asalto al cuartel «Moncada», el desembarco del Granma, la lucha de Fidel Castro y sus compañeros en la Sierra Maestra, y el triunfo del 1 de enero de 1959, con sus años posteriores de enfrentamientos a las agre- siones foráneas y la contrarrevolución interna. Para República Dominicana, el segundo tomo muestra el rearme de Trujillo, sus operaciones encubiertas en el exterior, sus programas de propaganda y relaciones pú- blicas, el fortalecimiento de sus lobbies en Cuba, Estados Unidos, Venezuela, México, Centroamérica y Chile; sus alianzas con otros dictadores de la región como Rojas Pinilla, en Colombia, Carías, en Honduras, Batista, en Cuba, Marcos Pérez Jiménez, en Venezuela, los Somoza, La telaraña cubana de Trujillo/ELIADES ACOSTA MATOS 13 en Nicaragua, y Duvalier, en Haití. También prueba la participación secreta de Trujillo en la subversión y derro- camiento de gobiernos, como el de Jacobo Árbenz, en Guatemala, y antes, el de Carlos Prío Socarrás, en Cuba. Por último, el segundo tomo de La telaraña cubana de Trujillo muestra la crudeza del enfrentamiento de la dictadura dominicana con la triunfante Revolución lide- rada por Fidel Castro, que se prolongó hasta la muerte del dictador, ocurrida el 30 de mayo de 1961. Sirva este segundo tomo como final del largo viaje inicia- do por los lectores en un remoto año de 1930, cuando un todavía joven general Trujillo se alzó con el poder en su país, y desde su control absoluto de la nación, comenzó un sis- temático programa de expansión llamado, justamente, «im- perialismo dominicano», según consta en un informe confi- dencial de la Cancillería cubana, fechado el 8 de diciembre de 1949, y que no concluyó sino con su ajusticiamiento. Queda aún mucho por investigar. Apenas se han dado los primeros pasos en esta especie de intrahistoria de dos pueblos hermanos, que ha estado, por años, esperando por nosotros en el silencio de archivos y bibliotecas. Ojalá sigamos contando con el apoyo de las instituciones corres- pondientes, y la fuerza y lucidez necesarias para seguir pro- fundizando en esta especie de Mar Incógnita de dos orillas. Lo más sorprendente y fascinante de este viaje aún está por delante. DR. ELIADES ACOSTA MATOS. Santo Domingo, 2 de enero de 2018. CAPÍTULO 9 «[…] LAS BATALLAS INCRUENTAS QUE HAY QUE DAR […]» oda la estrategia de combate y seducción trujillista, en el plano de sus relaciones exteriores, está resu- Tmida en una carta que Roberto Despradel, por en- tonces ministro en Cuba, le enviase al dictador en febrero de 1938.1 Se trata de una especie de compendio de reco- mendaciones, evangelio para los discípulos, o manual de buenas prácticas de la diplomacia del régimen. Por aque- llos días, Despradel regresaba a La Habana, tras atenderse una angina de pecho en Estados Unidos. Trujillo le había enviado $2,000.00 pesos para costear el viaje y el trata- miento, lo cual corrobora la alta estima en que lo tenía. Despradel no solo se había tratado con los médicos, sino también había cumplido delicadas misiones confi- denciales, relacionadas con la contraofensiva de la dicta- dura, tras la debacle, en términos de imagen y relaciones públicas, que había provocado la matanza de haitianos conocida como El Corte. Entre las tareas encomenda- das personalmente por el Jefe, estaba la de cabildear en Nueva York y Washington, entrevistarse y explorar a Sumner Welles —por entonces subsecretario de Estado 15 16 «[...] Las batallas incruentas que hay que dar [...]» para asuntos hemisféricos—, y tratar de amortiguar los golpes que el régimen estaba recibiendo, en todos los frentes. Ud. ha logrado vencer a Sumner Welles, con el arre- glo del incidente haitiano —comenzaba su carta un apaciguador Despradel—. [No obstante] ahora más que antes, creo que Sumner Welles jamás cejará en sus propósitos de buscar alguna oportunidad en forma de trampa internacional que le permita intervenir en nuestro país y sacarnos del poder, con el visto bueno del continente. Él está con- vencido de que es imposible hacerle a usted una revolución triunfante, y que todos sus esfuerzos por tumbarnos se dirigen al campo internacional, donde cuenta con buenas relaciones […] Sumner Welles actúa por los intereses de su gobierno y los mandatos de su increíble inquina pasional.2 Para Despradel, la estrategia diseñada por Trujillo, hasta el momento, era la correcta, pero no desaprovechaba la ocasión para puntualizarla, y hacer que el propio creador de esa doctrina tuviese mayor conciencia de sus pilares y su significado. Usted debe contar para su estrategia defensiva con el Ejército, que es la fuerza física indispensable para la seguridad del gobierno —apuntaba— y con el Servicio Exterior, que será la maquinaria con que contará para las batalles incruentas que hay que dar en las capitales sudamericanas para que Welles no pueda formar un estado definitivo de opinión contra nosotros […]. Creo que usted está ahora en el caso de meditar una actuación bien dirigida hacia los gobiernos de América tendiente a conservarnos la