Una Política De Los Autores Para Latinoamérica…
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Una política de autores para Latinoamérica. (Nuevos cines y nueva crítica: Argentina, Brasil, México en los sesenta) A politique des auteurs for Latin America. (New cinemas and new criticism: Argentina, Brasil and México in the sixties) DAVID OUBIÑA CONICET / UBA (ARGENTINA) [email protected] Investigador del CONICET y del Instituto de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Buenos Aires e integra el consejo de dirección de la revista Las Ranas (artes, ensayo y traducción) y el comité editorial de Cahiers du cinéma España. Entre sus obras se encuentran Filmología. Ensayos con el cine (2000) que fue galardonada con el Primer premio de ensayo del Fondo Nacional de las Artes; El cine de Hugo Santiago (2002); Jean-Luc Godard: el pensamiento del cine (2003); Estudio crítico sobre La ciénaga, de Lucrecia Martel (2007), Una juguetería filosófica. Cine, cronofotografía y arte digital (2009) y El silencio y sus bordes. Modos de lo extremo en la literatura y el cine (2011). RECIBIDO: 3 DE OCTUBRE DE 2016 ACEPTADO: 22 DE NOVIEMBRE DE 2016 RESUMEN: Las décadas de 1950 y 1960 son las de ABSTRACT: The 1950s and 1960s are the decades la transición modernizadora en Latinoamérica: es of modernization in Latin America: it is the el momento en que las estructuras industriales (ya moment when industrial structures seem to fall out sea que hubieran llegado a desarrollarse o no) of phase in reference to the goals of the new parecen desfasarse en relación a los intereses de filmmakers. During those years of aesthetic, los nuevos cineastas. En esos años de grandes cultural and political transformations, young cambios estéticos, culturales y políticos, los directors define their poetics in confrontation with directores jóvenes definen sus poéticas por the old Studio system. Following the model of the contraste con el viejo cine de los estudios. politique des auteurs proposed by the critics of Siguiendo el modelo de la politique des auteurs Cahiers du cinéma, the emergence of new cinemas enunciada por los críticos de Cahiers du cinéma, la in Latin America develops specific qualities aparición de los nuevos cines en Latinoamérica according to the various national contexts. This adquiere características específicas según los essay explores the different reactions of these contextos nacionales. Este ensayo pretende auteur films within the three national cinemas documentar las distintas reacciones de esos films aknowledged, at that time, as the most powerful of de autor en las tres cinematografías que eran the continent: Argentina, Brasil and Mexico. reconocidas como las más poderosas del KEYWORDS: Politics of Authorship, New Latin continente: Argentina, Brasil y México. American Cinema, Popular cinema and highbrow PALABRAS CLAVE: Política de los autores, Nuevo cinema, Poetics and politics, Industry vs. cine latinoamericano, cine culto y cine popular , Revolution. poética y política, Industria vs. Revolución. Oubiña, David. “Una política de autores para Latinoamérica(Nuevos cines y nueva crítica: Argentina, Brasil, México en los sesenta)”. Kamchatka. Revista de análisis cultural 8 (Diciembre 2016): 347-361. DOI: 10.7203/KAM. 8.9022 ISSN: 2340-1869 David Oubiña. Una política de los autores para Latinoamérica… Introducción Las décadas de 1950 y 1960 son las de la transición modernizadora en Latinoamérica: es el momento en que las estructuras industriales (ya sea que hubieran llegado a desarrollarse o no) parecen desfasarse en relación a los intereses de los nuevos cineastas. El cine moderno es joven, independiente y toma distancia del modelo del cine de los estudios que aparece como una estructura rígida y anquilosada. Aun así, la aparición de los nuevos cines en la región adquiere características diferentes según los contextos nacionales. El desarrollo de un cine de autor proporciona un criterio preciso para evaluar las rasgos propios que exhiben algunos realizadores durante ese período. Este ensayo pretende comparar las distintas reacciones de esos films de autor en las tres cinematografías que eran reconocidas como las más poderosas del continente: Argentina, Brasil y México. En la Argentina de los años 60, el cine de la industria representa lo vetusto: para los nuevos cineastas, es una referencia relativamente cercana pero ya completamente clausurada. Por eso tratan de olvidarlo, alejarse rápidamente de allí, avanzar en la dirección contraria. Las opciones que presenta el auteurism no implican solidaridad con los cineastas que han trabajado dentro del sistema de estudios sino, al contrario, rechazo generalizado. Los críticos de Cahiers du cinéma habían impuesto su politique des auteurs que les permitía rescatar a ciertos realizadores de Hollywood porque querían tomar distancia frente al establishment del cine francés; pero en la Argentina, los realizadores de la industria y el cine popular constituyen justamente ese establishment contra el que reaccionan los directores de la Generación del 60. Por lo tanto, la decadencia del studio system habilita un espacio (deja libre un espacio) que puede ser ocupado por un cine con las pretensiones de un arte elevado. La industria cinematográfica nunca había logrado hacerse fuerte en Brasil. Las promesas de un Hollywood tropical depositadas en los fastuosos estudios Vera Cruz duran cinco años (1949-1954) que se traducen en dieciocho films y sólo un gran éxito: O Cangaceiro (Lima Barreto, 1953).1 Como reacción a ese estado de cosas, los directores del Cinema novo piensan en un tipo de películas independientes alejadas de los parámetros artificiosos del sistema de estudios. Sin embargo, aunque se trata de un modelo completamente opuesto al de Vera Cruz, los nuevos realizadores no desdeñan de manera categórica ese intento por desarrollar un cine nacional. En ese sentido, atacan el estilo de los estudios pero apoyan la ilusión industrial cuando es necesario defenderla frente a la amenaza del cine extranjero (Hollywood). El caso de México es diferente porque, en el momento en que surgen los nuevos cines, la industria conserva su poderío. Está en crisis, pero todavía está ahí. Como afirma Ana López: “México ha jugado siempre un rol crucial en América Latina, sin embargo en el siglo XX ha estado siempre fuera de sincro en relación a los otros grandes países del continente” (López. 1994:7). Los promotores de un nuevo cine necesitan diferenciarse, pero no porque el cine industrial les traiga malos recuerdos (como a los argentinos) sino porque los excluye. La perseverancia de una industria que, más allá de los vaivenes, ha probado ser exitosa, demora el surgimiento de un cine distinto. Y 1 En esa época, sólo las chanchadas (ese singular formato de comedia popular brasileña) de los estudios Atlântida parecieron tener la fórmula del éxito para una industria cinematográfica en gran escala. A ese modelo de cine popular, Vera Cruz intentó infructuosamente oponer un cine dispendioso y afectado, pretendidamente más culto. KAMCHATKA 8 (DICIEMBRE 2016): 347-361 !348 David Oubiña. Una política de los autores para Latinoamérica… cuando ese cine aparezca, lo hará como el reclamo de un recambio generacional; es decir, bajo la forma contradictoria de una renovación que aspira a inscribirse en una continuidad. Cine de expresión versus cine de espectáculo La época de oro del cine industrial argentino llega a su fin luego de la Segunda Guerra Mundial. Los estudios cierran en rápida sucesión y, a comienzos de la década del 50, la industria está prácticamente en bancarrota. En medio de este panorama desesperanzador, surge ese movimiento de renovación conocido como la Generación del 60. Los nuevos cineastas (Leopoldo Torre Nilsson, Manuel Antín, David Kohon, Rodolfo Kuhn, José Martínez Suárez) comparten un mismo rechazo hacia el viejo cine de estudios. Se proponen hacer películas diferentes: más modernas, más complejas, más intelectuales, más próximas a la cultura de los jóvenes. Torre Nilsson escribe en 1959: El creador tiene un estilo (ese algo a veces imponderable que queda como regusto y que puede ser: maneras de decir, formas que se desplazan, posición ante los hechos, caracteres, enfoque de las situaciones, palabra o acción) y es ese estilo el que da carácter y paternidad a la obra: en el cine alguien es el dueño del estilo y es el caso más frecuente que ese alguien sea el director (Torre Nilsson, 1985: 53). Esta definición bien podría encontrarse entre las páginas de Cahiers du cinéma. De todos modos, cuando Torre Nilsson habla del estilo, no piensa en las estrategias de un cineasta para burlar las imposiciones de un estudio (tal como propone la politique des auteurs) sino en la libertad para crear desde afuera y en contra de esa rígida lógica de producción. Es que los vínculos con el pasado del cine funcionan de manera diferente en uno y en otro campo cultural. A pesar de que era una industria de mediana escala, el sistema de estudios en la Argentina había sido concebido a la manera de un pequeño Hollywood (con sus modos de producción seriados, sus propios géneros y temas, su sistema de estrellas e, incluso, su Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas). Ese cine, que ha entrado en crisis, es el viejo cine; pero ese viejo cine resulta aún demasiado próximo. Por lo tanto, ésas son las películas de las cuales hay que separarse y diferenciarse. Es lo que resulta preciso olvidar. Para los nuevos críticos (a diferencia de lo que sucede con los “jóvenes turcos” de Cahiers du cinéma), el cine clásico norteamericano permanece demasiado asociado al pasado del cine local como para afiliarse a él libremente. Y ese pasado no supone un reservorio de identidad en el cual reconocerse. Los cineastas de la Nouvelle vague hacen películas muy diferentes a las de sus maestros pero encuentran en ellas una actitud frente al cine que los nuevos films vendrían a continuar; para los directores de la Generación del 60, en cambio, la noción de autor supone un corte radical con los cineastas de ese pasado industrial. En este sentido –retomando la definición de Serge Daney–, las referencias de los críticos argentinos no son tanto las dos H norteamericanas (Hitchcock y Hawks) sino, más bien, las dos R europeas (Rossellini y Renoir).