Primeras Jornadas de estudiantes y graduados en Crítica de Artes “Cuestiones críticas y la crítica en cuestión”

MESA 4 Música, contextos e intertextos

Coordinador: Carlos Prieto

UN RECORRIDO POR EL PUNK Brignolo, Magdalena 3° año Metodología y Técnicas de la Investigación [email protected]

Punk. 1: Movimiento joven de finales de los ’70 caracterizado por la oposición al establishment, con extravagantes ropajes y cortes de cabello. 2. Persona inferior, putrefacta o sin valor alguno. 3. Artículos sin valor en conjunto. 4. Abreviatura de . 5. Suj. Hombre joven homosexual. 6. Suj. Prostituta. 7. Adj. Putrefacto o sin valor. Como ocurre cada vez que abrimos un diccionario o una enciclopedia, nos encontramos con que una sola palabra puede tener muchos y diversos significados. Para llevar a cabo este trabajo, no voy a descartar ninguna de las aproximaciones al término buscado. Al fin de cuentas, ninguna está (del todo) errada… Tomaré la primera, que nos dice que el punk “es un movimiento joven de finales de los años 70”. Y así fue. Después de la paz, el flower power y el libre amor de los dorados años 60, la cosa empezó a cambiar. La generación surgida durante éste período, como la del punk, es la de la crisis económica del sistema capitalista. Es la juventud la que no tiene futuro dentro del sistema, pero a su vez el sistema no tiene ni juventud ni futuro. Y así nace entonces la filosofía del no future. Es la filosofía de los desesperados que no cree en la mejora y mucho menos en la cura a lo que padecen como integrantes del mundo en el que habitan. La generación punk es la basura de la basura, es el resto de la “Bell Epoque” capitalista, la resaca de la mejor de las borracheras. Los hippies hablaban de amor y paz, de libertad y fraternidad…Y los punks se preguntaban: ¿de qué amor y paz y libertad y fraternidad me hablás cuando nadie me ofrece ni me ofreció jamás nada de eso? Fuck you hippie (en palabras sintetizadas). Por punk se entiende al joven salido de los moldes tradicionales y en camino de redefinir su modo de vida preciso. Su modo de actuar más que sus ropas define su vida, sus ideologías y su escepticismo por prácticamente todo lo que lo rodea. “Son estudiantes sin destino, chicos que nunca han tenido trabajo fijo y resultan innecesarios allí donde una máquina puede hacer el trabajo de diez inútiles con problemas”, afirma Juan Carlos Kleimer en su libro Punk, la muerte joven. El punk reacciona contra la racionalidad

alienada, el modo de vida agresivo, la negación de la intimidad y contra la represión del sistema. Pero a diferencia del pop, por ejemplo, que tenía una firme fe en la posibilidad de crear una nueva civilización, el punk aparece como movimiento de negación extrema que no ofrece alternativas vitales, emparentando a los cínicos con los nihilistas. Los muchachos son en su casi mayoría parados. Esto consiste en ir a cobrar una vez por semana su cheque de paro (dole), como si fuese su trabajo. En este presente, los jóvenes parecen resignados a que la sociedad no cambie para mejor: la frustración ocupa el lugar de la esperanza. El desempleo, las malas viviendas y la crisis en la educación hacen que una fría sensación de que no son necesitados para nada útil los atormente diariamente. Esto es lo que produce una ruptura con las generaciones que fueron jóvenes antes del 73-74. Los jóvenes de esta nueva generación, en vez de protestar, parecen rendidos al fatalismo o la destrucción. El punk-rock es la prenda ideal para el joven que se cree sin futuro.

¿De dóne vino?

En Estados Unidos fue-una vez más-donde comenzó a gestarse lo que poco tiempo después pasaría a denominarse como punk. Mientras algunas bandas procedentes del palo psicodélico o del verano del amor de la primera mitad de los’60 seguían bajo ese tipo de ideales (como The Byrds, The Beach Boys, Love o The Mamas and the Papas, entre otras), otras comenzaban a plantearse algo diferente. The Velvet Underground fue una de ellas, aunque cabe destacar que en el momento en que esta banda surgió no obtuvo el más mínimo reconocimiento ni relevancia que sí cobró años después. Bandas como Velvet mostraban la otra cara del american lifestyle. Como ocurre en todo ámbito de la vida, siempre tenemos un “lado A” y un “lado B”. Indiscutiblemente, Velvet Underground o The Stooges (encabezados por Iggy Pop) eran partidarios de ese lado B. Todos ellos eran buenos conocedores del hambre, el frío y la despiadada crueldad de los barrios más bajos. Es por ello que no cantaban sobre fumar marihuana y llevar el pelo largo y con flores; cantaban sobre esperar al que vende la heroína en una calle de mala muerte en pleno Nueva York, y que pasase lo que pasase. La propia Maureen Tucker (baterista de The Velvet Undergound) diría años más tarde en la película Please Kill Me (Por favor mátame): “I didin’t like that peace and love shit” (No me gustaba toda esa mierda de paz y amor). Pero no sólo la temática de las letras comenzaba a dar un giro, sino también la forma en que se interpretaba la música. Aunque las canciones de estilo punk son (en general) de corta duración, en los orígenes de, por ejemplo, Velvet Underground, la guitarra desempeñaba su rol de otra forma: largas luchas con distorsión y efectos de saturación entre los guitarristas, a tal punto que pareciera que la canción perdiese su eje, pero no. El ritmo se acelera, las baterías son potentes y las voces gritan con desesperación. La cuestión estética también se suma a todo esto: los de Velvet no usaban-reiterando-ni el pelo largo ni ropajes extravagantes o psicodélicos; lo suyo era el negro. Dales un pantalón y una campera de cuero negro y estaban hechos. En cambio, los New York Dolls sí que le dieron su toque personal: la ropa de cuero también iba, pero de manera mucho más atrevida y sensual, con colores chillones y una actitud absolutamente provocativa hacia la audiencia y lo “aceptado” hasta el momento. Television no fue una banda menor en toda esta cocción. En contraste con bandas como Yes, que hacían solos instrumentales de aproximadamente 20 minutos, ellos tocaban 25 temas de no muy larga extensión, pero de manera concisa, y con una prolijidad y renovación en el sonido de la guitarra que abrumaba a cualquiera. “Creo que Television tenía un look increíble. Era la era hippie, la era del glam. Y entonces aparece Television con un look totalmente nuevo. Pensé que fue brillante que de su parte estuviese esta movida de romper con todo y empezar algo fresco”, comentó Tommy Ramone, baterista de los .

Pero luego aparecían-precisamente- The Ramones, considerada por muchos (músicos, críticos o simples seguidores del rock) como la primer banda punk. Se sabe muy poco acerca de los orígenes de los Ramones, salvo por el hecho continuamente murmurado por ellos de que los miembros originales (Joey, Dee Dee, Johnny y Tommy) vienen de Forest Hills (Queens, Nueva York) y que crearon su única banda en 1974, después de “salir” de la secundaria. Con los pelos desgreñados y look de enfermitos, con sus rostros aun marcados por el acné, los Ramones eran tan atractivos como su acelerado repertorio de temas que partían la cabeza: “Blitzkrieg Bop”, “Chain Saw”, “Loudmouth” o “I wanna be Sedated”. Pero esta nueva gestación no se quedó de este lado del charco, sino que lo cruzó y fue a parar al segundo gran núcleo cultural: Inglaterra.

¿Hacia dónde fue? Dos bandas claves

Okey, si, los orígenes del punk se dieron en Estados Unidos, pero esos orígenes fueron muy diferentes a cómo se fecundó el punk en Inglaterra. Como bien estableció Mark Perry, uno de los iniciadores de la revista inglesa Sniffin’Glue (Oliendo pegamento): “En Estados Unidos el punk-rock es una postura musical para cantar rock-and-roll, pero en Inglaterra es una estrategia política (…) Rebeldes sin causa no somos. En todo caso, rebeldes sin meta. O al menos, incapaces de ver hacia dónde nos llevará esta pendiente”. ¡Vaya declaración, Mark! Londres fue el epicentro: la crisis del petróleo sumada a otros factores habían traído como resultado una importante desocupación, crecimiento de los barrios pobres, falta de respuestas y la perspectiva de un horizonte negro a aquellos sueños de realización que habían sido la meta de las generaciones anteriores. La distancia entre la producción cultural y la realidad a la que se enfrentan muchos jóvenes de la generación de esa época se fue haciendo tan evidente que la grieta comenzó a originar un emergente. Aparece, en ese entonces, una persona que jugará un papel único y central en la gestación del punk inglés: Malcom McLaren. Su historia con la música (sin ser un músico, propiamente dicho) arranca a través de la ropa, en 1971, encargado y dueño de una tienda en Londres a la que llamó Let it Rock, junto a su pareja de ese momento, la artista Vivian Westwood. Allí vendían diseños realmente extravagantes y hasta de vanguardia creados por Vivian que, más tarde, serian fundacionales del denominado look punk. McLaren viajó a Nueva York y conoció allí a los New York Dolls, y de inmediato les ofreció ser su manager. A su regreso a Londres, McLaren rebautizó su tienda como Too Fast to Live, Too Young to Die (Demasiado rápido para vivir, Demasiado joven para morir) y comenzaron a encargarse de la vestimenta y las presentaciones estéticas de la banda hasta el año de su desintegración, en 1975. Pero podríamos decir que, el gran y verdadero fortuito encuentro ocurrió cuando McLaren conoció a John Lydon (Johnny Rotten, futuro cantante de los ). En ese momento, Johnny Rotten tenía otra banda (The Strandy) y la tienda de McLaren también era conocida bajo el nombre Sex, por lo que le propuso a Rotten armar nada más y nada menos que The Sex Pistols. La banda por excelencia dentro del escenario punk británico fue, es y-seguramente-seguirá siendo Sex Pistols. Si a dos o tres años de la invasión americana, Sex Pistols les arrebata el centro de atención, es por su franco lenguaje de anarquía, con un plus de frío y devastador cinismo. Sus canciones hablan violentamente de la necesidad de destruir las ideas pasadas de moda. Durante su existencia pública de

sólo 26 meses, los Sex Pistols lograron un álbum, un puñado de singles, unas pocas docenas de presentaciones en clubs, una tibia y considerable aparición en TV, varios arrestos, dos despidos de compañías discográficas , algunas prohibiciones y un tipo de baile (el pogo, inventado por Sid Vicious, segundo bajista del grupo). Fueron los Pistols quienes respiraban la promesa viral de que los elementos del punk representaban algo más: un rechazo no sólo hacia el trabajo y las reglas, sino hacia los rebeldes de la generación previa, que eran absorbidos por la nueva industria del placer. “Odio a los hippies y lo que defienden. Odio el pelo largo. Odio las bandas de pub…quiero que la gente salga y empiece algo nuevo, que nos vea y empiece algo nuevo; sino, estoy perdiendo el tiempo”, dijo John Lydon (más conocido como Johnny Rotten, cantante y principal cabeza de los Pistols) en la primera entrevista a la banda, cuatro meses antes de su primer show. Canciones como “Anarchy in the UK” (Anarquía en el Reino Unido) o “God Save the Queen” (Dios Salve a la Reina) ilustraban la mente de toda esta nueva generación, cansada y asqueada de absolutamente todo. Nadie destruyó tanto con tan poco…y en tan poco tiempo. Pero la escena del punk inglés no se reduce a los Pistols; otras bandas también tuvieron su significativo y particular lugar e importancia, como . Con la posible excepción de los Sex Pistols, los Clash han generado mayor atención, excitación y elogios de la prensa que ninguna otra banda nueva en los siguientes cinco años luego de su existencia. De una autodidacta pero impecable formación musical, con una presencia en vivo y una apertura a cualquier tipo de incorporación de estilos musicales, la banda realmente se lució. Quizás su característica individual más notoria sean sus letras. Mientras que los Sex Pistols y otras bandas miraban la deteriorada sociedad inglesa con una suerte de nihilismo puro, los Clash la observaban a través de un marco de militancia política que ofrecía cierta esperanza. The Clash (liderada por Joe Strummer) fue posible gracias a la ocupación por parte de los integrantes en las squatters houses, casas en cuasi derrumbamiento, deterioradas y deshabitadas (uno de los tantos efectos posguerra), lo que permitió que el rock & roll tuviese un lugar donde germinar para todos aquellos quienes no tenían un verdadero medio para hacerlo. “The Clash es a los Pistols lo que los Stones fueron a los Beatles”, leí hace un tiempo en Internet (autor anónimo): un paso más allá. Atraen menos chicos en busca de pogo y salivazos; más intelectuales. Proponen más, hablan de política, de soluciones futuras, de revolución y sobre todo de acción. El universo político, económico y social son expresados por ellos en una doble tarea: palabras y hechos. Canalizando el nihilismo hacia una política radical contestataria, los Clash estaban lejos de la otra forma de vivir el punk (mera destrucción o violencia).

Otras bandas de los comienzos del movimiento punk a tener en cuenta: The Damned, Buzzbocks, The Jam, Siouxsie and the Banshees, The Dictators, The Runaways, Patti Smith, Generation X, The Saints, entre otras tantas.

¿Hacia donde fue? (parte 2): el punk en la

Podría decirse que Argentina fue el país de América Latina que más (y más pronto) adoptó y desarrolló la nueva ola punk. La llegada del fenómeno a nuestro país fue aproximadamente entre los años 1980 y 1981, con algunos entusiastas por el nuevo y peculiar estilo que decidieron indagar más acerca de este para, finalmente, formar un grupo. No hay que pasar por alto que la Argentina estaba en plena dictadura militar, por lo que la música y el modo de expresión que el punk promovía venía como anillo al dedo a todas las insatisfacciones, reclamos y represiones que se vivían en el momento. ¿Quiénes mejor (una

vez más) que los jóvenes para expresar y sacar afuera toda esta ira? ¿Y cuál otra vía sino mediante lo punk? Era lo esperado, lo necesario… Acá también estaban los que se identificaban con el rock progresivo/sinfónico, seguidores fieles que disfrutaban de esa increíble particularidad y virtuosismo sonoro que genera placer en-casi-cualquiera que lo escuche. Pero también estaban los que no se identificaban: los que estaban hartos de todo eso, no porque fuera malo, sino porque realmente necesitaban algo que volviera a sacudir sus cabezas y sus cuerpos. Así como los Beatles o los Rolling lo lograron a comienzos de la década del 60, ahora había que renovarse: había que poner al mundo-país, ciudad, pueblo o barrio-de patitas para arriba nuevamente. El propio (cantante de ) lo afirmó: “Queríamos hacer algo punk pero enraizado en nuestra realidad. No queríamos ser parte de ese rock argentino complaciente y callado ante la dictadura, cómplice de las barbaridades”. Seguidores locales de The Clash, Los Violadores es la primer banda punk argentina en lograr repercusión masiva. Ya por 1980 sus presentaciones en pequeños reductos underground convocaban a cientos de seguidores... y a la policía que inevitablemente interrumpía los shows. Por ese entonces, la censura les prohibió el nombre, y entonces se hacían llamar "Los Voladores". Los Violadores-según algunos músicos contemporáneos a ellos-son considerados como la primer banda punk argentina debido a que “ellos grabaron un disco en un momento en el que ninguna de las otras bandas punk podría haberlo hecho”, ya sea por cuestiones de dinero (la mayoría de los casos), de organización interna o pura suerte. No será sino hasta 1986 que Los Violadores sacarán su primer disco (“Fuera de Sektor”) y, un año más tarde, su segundo disco “Mercado Indio”. Como para parecerse aún más a las bandas punks originarias, por esos años, Los Violadores tenían dos “enemigos” visibles y declarados. Por un lado, el gobierno militar. Por el otro, la ideología hippie que tenía su cara visible en bandas y gente del momento como Serú Giran, León Gieco, Luis Alberto Spinetta y demás etc. Si uno quería ser punk, debía mamar al pie de la letra lo que el punk había dado para comer. Sin embargo, no era la única. Otras bandas merecen ser nombradas y reconocidas como ejes de la cultura punk argentina. La banda hard/punk-rock 2 Minutos no nacería hasta ya entrado 1987, comenzando a tocar y a estar propiamente conformados como banda en 1989, editando su primer disco recién en 1994. Lo mismo ocurre con , o Flema, entre muchos otros. ."En Argentina, ser punk es ser un negro inadaptado", sintetizaba el legendario Ricky Espinosa (cantante de Flema, un abanderado del punk argentino) poco antes de suicidarse. Es importante destacar el papel de Sumo en el seno de las bandas de rock/punk argentino. Sumo también se gestaría recién en entre los años 1986/1987 y su duración no sería muy extensa, pero el ingrediente punk traído por su cantante y líder desde la mismísima Inglaterra de finales de los 70 fue clave para el grupo argentino. En un atrevido resumen: Sumo fue de las bandas de rock argentino que más varió en cuantos estilos hubiese; y el punk (tanto en el aspecto musical, como el estético, como el actitudinal o el lírico), por supuesto, no se quedó afuera. Bandas como Attaque 77 o Flema seguirán hasta nuestros días, aunque de manera poco clara. Quizás la etiqueta “punk” no sería la que muchos escogerían para establecer el estilo de Attaque 77 (tal vez porque nunca formaron parte de la corriente “violenta” o agresiva que proponía el punk originario), pero sin embargo, es importante resaltar a la banda como una cuyo estandarte se posó bajo este movimiento. Ocurre que hoy ya es otro tiempo, otra historia, otro mundo. Hoy todos convivimos en una nueva generación; la generación post-post-punk. Somos parte de la generación donde (creemos que) ya todo está creado, hecho, inventado: nada puede sorprendernos o asustarnos. No sabemos si eso es bueno o malo, sólo sabemos que es así. Así como sucedió con el punk, sucedió con todo tipo de movida cultural que haya tenido su nacimiento hace tres o cuatro décadas y ahora resulta aparece como una suerte de revival. Y uno se pregunta qué

hacer o qué no. Y nadie tiene esa respuesta. El punk es cosa del pasado, eso lo tenemos en claro. El hippismo también lo es. El swinging de los 50, claro que también. Y más allá de que estos quiebres históricos hoy intenten “renacer”, parecería que no fuesen a producir ni el 5% de lo que produjeron en aquel entonces…Pero no hay que resignarse (o al menos, no del todo): el rock es la cueva de escapatoria, de expansión y hasta de hundimiento que nos acompaña (gracias a Dios) desde hace ya más de 40 años. Nos queda eso: el legado, el antepasado y los relatos de los grandes rockeros, periodistas o simples espectadores para rememorarlo día a día. Pero también tenemos a los que siguen luchando por mantener viva la esencia Rocker, la rebelión y el “enfrentarse al jefe”. Así que tenemos que abrir bien los ojos, disponer bien a fondo de nuestros oídos y simplemente dedicarnos a disfrutar de todo ese elixir… mientras podamos.

Referencia bibliográfica

Kreimer, Juan Carlos, Punk la muerte joven, Release, (2006). Colegrave, Stephen y Chris Sullivan, Punk, the definitive record of a revolution, Thunder’s Mouth Press, Nueva York (2005). Revista Rolling Stone, 30 años de Punk, Buenos Aires (2005).