Casas y huertas en la Ribera de San Cosme, siglos XVI-XIX

María del Carmen Reyna y Jean-Paul Krammer

El objetivo de este trabajo es el rescate docu- mental de lo que actualmente se conoce como la colonia San Rafael. En su momento, esta zona de la ciudad fue un lugar bucólico que se encontraba en los alrededores de la ciudad de México. A través del estudio y seguimiento de sus diferentes propietarios, los autores nos llevan por las antiguas casas y huertas situadas en la María María del Carmen Reyna Krammer y Jean-Paul Ribera de San Cosme con el propósito de ofre- cer una idea más clara de esta parte de la ciu- XIX dad durante la época colonial y el siglo XIX. -

Era una zona hermosa en la que sus acauda- XVI lados propietarios mandaron construir casas que alcanzaron notoriedad por su belleza arqui- tectónica, así como por sus amplios jardines saturados de árboles frutales, plantas y flores. La pésima planeación en la urbanización termi- nó por destruir este rincón que en su momento fue considerado un edén. Antiguas edificacio- nes como la Casa del Pino, del Elefante, El Tanque y El Cebollón, entre otras, ya no existen más que en documentos obtenidos en diferen- tes archivos y bibliotecas.

Divulgación Casas y huertas en la Ribera de San Cosme, siglos

INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA

Casas y huertas en la ribera de san Cosme siglos xvi-xix Divulgación Casas y huertas en la ribera de san Cosme siglos xvi-xix

María del Carmen Reyna Jean-Paul Krammer

inSTiTuTO naciOnal DE anTROPOlOgÍa E HiSTORia Reyna, María del carmen. casas y huertas en la Ribera de San cosme, siglos xvi-xix / María del carmen Reyna, Jean-Paul Krammer. — México: instituto nacional de antropología e Historia, 2009.

148 p.: il.: 21 cm. — (colección Divulgación).

iSbn: 978-968-03-0398-4

1. México (ciudad). Ribera de San cosme - casas históricas. 2. México (ciudad). San Rafael (colonia) - Historia. 3. Huertas - Ribera de San cosme, México (ciudad). i. t. ii Krammer, Jean-Paul, coaut. iii.Ser. lc: F1386.4 S2 R49

Primera edición: 2009

D.R. © instituto nacional de antropología e Historia córdoba 45, col. Roma, 06700, México, D.F. [email protected] iSbn: 978-968-03-0398-4

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introducción 9 casas 35

Huertas que conformaron la colonia San Rafael 75

Últimas palabras 127 glosario 131 bibliografía 137 anexo 1. los barcelonetas destacados 141 anexo 2. las calles y sus nombes 145

introduCCión

cuando los conquistadores pisaron por primera vez las tierras de la cuenca de México, avistaron hermosos paisajes. Se apreciaba la majestuosidad del Popocatepetl, la serenidad del iztaccihuatl, la im- pasible cordillera del ajusco, los espesos bosques que la rodeaban y el gran lago que ocupaba una vasta extensión. Este paradisíaco lugar sorprendió a los españoles, pero aún más fue el avistar la so- lemne ciudad de México-. Para acceder a ese lugar, existían tres importantes calzadas: la México-Tacuba, que unía a Tenochtitlan con tierra firme, la de y la del Tepeyac.1 la México-Tacuba, y una parte de lo que sería en breve tiempo la Ribera de San cosme registró importantes sucesos durante la conquista española. Se menciona que durante

la retirada de la noche Triste, no estaba fuera del agua más espacio que el ancho de la calzada en todo el largo tramo que hay desde el puente de la Mariscala donde estaba la primera cortadura hasta Popotla, que era donde comenzaba la tierra firme y en 1524 vemos que la laguna se ha retirado ya tanto, que queda en uno y otro costado terreno seco suficiente para formar varios órdenes o series de huertas unas tras otras, con ciento y cincuenta varas de fondo.2

Después del triunfo de los iberos, se dio inicio a la premiación de los soldados que habían participado en ese memorable hecho

1 Tacuba o Tlacopan quiere decir “lugar de jarillas o situado en las jarillas”. artemio de valle-arizpe, Obras completas, t. ii, p. 911. 2 lucas alamán, Disertaciones, v. iii, p. 258.

9 histórico: la repartición de tierras. En la calzada México-Tacuba se realizó uno de los actos más memorables, protagonizado por Hernán cortés. Se calificó de solemne el dar dos golpes con su espada a un árbol vetusto, señalando que desde ese punto se habían de merce- dar solares destinados únicamente para huertas. con ello se inició una nueva época en ese lugar:

el alcalde gonzalo de Ocampo y los regidores bernardino vázquez de Tapia, cristóbal Flores y alonso Xaramillo, con el escribano de cabildo fueron a la calzada de Tacuba, y desde el árbol marcado por el gober- nador en adelante, comenzaron a señalar las suertes de tierra para huertas de cien pasos de largo y ciento cincuenta de ancho. De las cinco primeras echaron suertes y cupo la primera junto al árbol a bernardino vázquez de Tapia; la segunda, junto a ella, a Rodrigo de Paz; la tercera a Rodrigo de Rangel; la cuarta a cristóbal Flores, y la quinta a alonso de Xaramillo, y la sexta dieron al escribano de cabildo, de las cuales en el mismo acto, el alcalde gonzalo de Ocampo, en nombre de la ciudad, les dio posesión, tomándola los presentes por los ausentes, arrancando yerbas, que en los sitios había. Desde ese día en adelante, casi no había cabildo en que no se hicieran mercedes para aquellas huertas. Este se- ñalamiento no se hizo sólo a lo largo de la calzada en ambos lados de ella, sino que tras de las primeras se hicieron otros dos o tres órdenes, separados entre sí por calles llamadas calzadas por nosotros.3

los nuevos pobladores destinaron las tierras mercedadas al es- tablecimiento de huertas con plantas y árboles americanos y euro- peos. Diferentes especies traídas desde el Mediterráneo se aclima- taron fácilmente en el valle del anáhuac conformando, junto con los autóctonos, hermosas y tupidas arboledas. los resultados fueron más que satisfactorios. la fertilidad de sus tierras se aprovechó de inmediato. Frutos y legumbres fueron reconocidos por los consumidores por su exce- lente calidad y los diferentes productos se distribuían en los princi- pales mercados de la ciudad. a esto se sumó la exuberante vegetación que reforzó la popula- ridad de la calzada México-Tacuba. los mismos pobladores reco- nocieron y ensalzaron la pureza del aire y la benignidad del clima,

3 José María Marroqui, La ciudad de México, t. ii, pp. 211-212.

10 por lo que en su gran mayoría las propiedades de la Ribera de San cosme se utilizaban como lugares de descanso.4 Pero el crecimiento de la ciudad empezó a hacer mella en sus al- rededores. Después de mercedar los terrenos más próximos a la recién fundada ciudad de México, continuó la etapa de incesantes solicitu- des. Tal fue el número de peticiones, que la repartición de tierras próximas a las ya mercedadas se dio enseguida. la ausencia de una planeación urbana y la desmedida ambición de los propietarios pro- vocaron la carencia de espacios necesarios entre casas y huertas, de- jando el mínimo para el paso local de vehículos y personas. En los años siguientes la demanda fue en aumento y, aunque los espacios estaban agotados, las peticiones no cesaban. las únicas tierras que por el momento quedaron a salvo, fueron los pantanos próximos a chapultepec que impedían cualquier asentamiento humano y labores agrícolas. la apatía y el desinterés de las autoridades tuvieron serias re- percusiones en los residentes de esos lugares, y se cometieron y fomentaron innumerables arbitrariedades. una de las principales fue la falta de sanciones y castigos para los culpables de invadir las 600 varas reglamentarias pertenecientes a los pueblos, que provo- caban altos índices de hacinamiento. la falta de tierras de cultivo y por consiguiente de recursos, hizo que muchas personas buscaran trabajos en haciendas, huertas y ranchos cercanos, y cuando no era temporada de cosechas se trasladaban a la ciudad de México, para desempeñar cualquier actividad que les permitiera sobrevivir ante la adversidad.

El nombre de San Cosme En los primeros años de vida colonial, la calzada México-Tacuba fue conocida simplemente por ese nombre. Sin embargo, el tramo inicial de ese camino conservó por poco tiempo tal denominación. En 1535 fray Juan de Zumárraga fundó un hospital y refugio para los indios vagabundos; con el fin de asistirlos, en uno de sus costa- dos construyó una ermita dedicada a los santos médicos cosme y Damián, la cual se utilizó durante trece años hasta que el religioso

4 Todavía en las postrimerías de la época colonial se solicitaban espacios en lugares impropios. Esto se pudo observar cuando Joaquín cortina gonzález,

11 convento de San cosme. falleció. Desde ese tiempo, por ser un nombre demasiado largo, al referirse al lugar la población lo llamó simplemente San cosme, omitiendo el nombre de Damián. En los años siguientes el lugar fue ocupado por los franciscanos y, tras abandonarlo, por los die- guinos. Por falta de recursos económicos, la construcción de la iglesia y convento tardó varios años hasta que el capitán Domingo de cantabrana aportó lo necesario para concluirlos. El 13 de enero de 1675 la obra se inauguró y se dedicó a nuestra Señora de la conso- lación cuya imagen ocupó el lugar principal del retablo mayor; sin embargo, la costumbre y la tradición impidieron borrar el nombre de San cosme que se ha conservado hasta nuestros días.

El agua y el acueducto Desde los primeros años de vida colonial fue difícil obtener una merced de agua. Disfrutar del vital líquido en casas particulares era

síndico del apostólico colegio de San Fernando llevó a cabo en 1818 los trámites correspondientes para la adjudicación de la plazoleta del Zopilote localizada frente a la enfermería del convento y a la casa del gigante.

12 privilegio de unas cuantas personas. En ocasiones, lo que facilitaba su otorgamiento era la cercanía de la propiedad a un caño o a un acueducto, que reducía el costo de las conexiones. El ayuntamiento las proporcionaba de dos maneras:

la casa del mercedado se prestaba a ello, se le imponía la obligación de labrar arrimada a su muro una fuente en la que se recogían sus derra- mes para el abasto público; cuando la casa no se prestaba, entonces, por el contrario, se le prohibía estrictamente usar los derrames. los conventos, por lo general tuvieron la obligación de establecer fuentes para el público y la mayoría de ellos la cumplieron porque era para el bien del prójimo.5

En los otorgamientos siempre hubo favorecidos. los conventos eran los primeros beneficiados, no quedando atrás los gobernantes y españoles. con frecuencia los propietarios no cumplían con sus obligaciones, por tener conocimiento del desorden existente en la dependencia recaudadora. a largo plazo las consecuencias se deja- ron ver. los adeudos se acumularon por decenas de años y llegaron a sumar miles de pesos. las quejas de la población por el desabasto de agua se repetían incesantemente; con el fin de realizar una repartición equitativa, los gobernantes ordenaron construir acueductos o adaptar los exis- tentes. uno de ellos fue el de San cosme que remontaba su origen a la época prehispánica. Se ignora la fecha en que fue construido este caño de argamasa, pero se tiene noticia que fue reedificado en tiempos de Moctezuma ii o Xocoyotzin. la importancia que tuvo en época prehispánica se conservó durante la dominación española. El mismo Hernán cortés se refie- re a él:

Por la una calzada, dice, que a esta gran ciudad entran, vienen dos caños de argamasa tan anchos como dos pasos cada uno, y tan altos casi como un estado, y por el uno de ellos viene un golpe de agua dulce muy bue- na, del gordor de un cuerpo de hombre que va a dar al cuerpo de la ciudad, de que se sirven y beben todos. El otro que va vacío es para cuando quieren limpiar el otro caño, porque echan por allí el agua en tanto que se limpia; y porque el agua ha de pasar por los puentes, a

5 artemio de valle-arizpe, op. cit., t. i, p. 504.

13 causa de las quebraduras por do atraviese el agua salada; echan la dul- ce por unas canales tan gruesas como un buey, que son de longura de los dichos puentes, y así se sirve toda la ciudad.6

Este primer acueducto era sólo una atarjea baja que atravesaba las calzadas la verónica7 y San cosme. En la esquina de la Tlaxpana se encontraba descubierto y desde ese lugar hacia la ciudad tenía una bóveda con lumbreras. El acueducto colonial de 900 arcos fue construido entre 1603 y 1607, durante el gobierno del virrey Rodrigo de Mendoza, ter- cer marqués de Montes claros. En una primera etapa se edificó el tramo hasta los Descalzos viejos, esto es hasta San cosme y se concluyó en 1620 gracias a los donativos de Diego Fernández de córdova, marqués de guadalcázar. El costo total de la arquería fue de 150 000 pesos, pero el ayuntamiento debió cubrir la cantidad de 125 000 pesos, misma que pagó con un rédito anual de 6 500 pesos a los descendientes de baltasar Rodríguez. la arquería del acueducto de San cosme era por partida doble. En la parte superior circulaba el agua proveniente de Santa Fe —conocida con el nombre de agua delgada— y por la atarjea in- ferior pasaba el agua gorda que provenía de una de las fuentes de chapultepec.8 los arcos del acueducto cumplían satisfactoriamente con la dis- tribución del agua. atravesaban parte de los alrededores de la ciudad:

daban principio en la parte alta de chapultepec, continuaban por las calzadas de la verónica y la de Tlacopan hasta la caja repartidora de agua localizada en la esquina del Puente de la Mariscala, en línea recta a la calle de Santa isabel.9

la población generalizó el uso de los términos con el fin de distinguir las diferentes aguas:

6 luis gonzález Obregón, México viejo 1521-1821, p. 59. 7 El nombre se debe a la imagen de la santa que se encontraba en uno de los arcos del acueducto. 8 luis gonzález Obregón, op. cit., pp. 62-64. 9 Idem.

14 se utiliza a menudo la expresión de agua gorda para la de chapultepec, y agua delgada para referirse a la de Santa Fe. Esta expresión, como vimos, hace referencia a una concepción aristotélica e hipocrática de la naturaleza de las aguas. Todavía se usaba a fines del siglo xix. Se consideraba, en general, que el agua de chapultepec era más pesada y menos digesta que la de Santa Fe, que al parecer tenía menos carbonato de calcio.10

Durante esta época se registran diferentes tipos de agua. Para el uso doméstico se clasificaba conforme a su procedencia. la de mayor pureza provenía de los manantiales, le seguía la gorda y la delgada que venía de Santa Fe, por último la obtenida en pozos artesianos de poca profundidad. En un principio los diferentes manantiales que se encontraban en chapultepec y Santa Fe abastecieron satisfactoriamente las huertas de la Ribera de San cosme. al aumentar la demanda de agua se debió emplear la del Santo Desierto de los leones y la del río de los Remedios, llamado también de o del consulado. Por lo pronto el problema se resolvió, sin embargo en época de estiaje y sequía volvía a presentarse ya que la demanda aumentaba y se multiplicaban las protestas de los dueños de las huertas. la escasez se acentuó a través de los años por el constante desper- dicio de los vecinos y la indiscriminada tala de árboles. los árboles de todos tamaños y géneros caían bajo la inmisericorde hacha del leñador, y lamentablemente sólo utilizaban algunas ramas y los troncos caídos se pudrían en el mismo lugar donde habían crecido. El ayuntamiento realizó numerosos intentos para proteger estos recursos naturales pero aunque existían leyes, no se cumplían. la negligencia de las autoridades se demostró una y otra vez porque no imponían sanciones con severos castigos al infractor. algunos propietarios de casas y huertas expresaron su incon- formidad y malestar por recibir un reducido caudal. Sin embargo, muy pocas veces estas quejas fueron escuchadas por las autoridades, obligando a los usuarios a obtenerla por medio de métodos frau- dulentos. Sin ningún permiso construían sus propias acequias, las comunicaban con el caño proveniente de chapultepec y recibían con toda libertad el agua requerida. Tales fueron los abusos come-

10 alain Musset, El agua en el valle de México. Siglos xvi-xviii, p. 77.

15 tidos que las autoridades debieron aplicar medidas más estrictas. aprobaron el suministro nocturno durante tres horas, instalaron un tubo de cinco pulgadas de diámetro para llevar el agua a las huertas y clausuró los conductos hechos por los propietarios para evitar almacenamientos del vital líquido en las presas de casas y huertas. En los primeros años del siglo xix era ya insuficiente el vital líqui- do. las solicitudes aumentaban y el agua disminuía por la falta de un control de las autoridades. Ejemplos de ello son las siguientes: Manuel Fernández de cevallos y Padilla marqués de guardiola, capi- tán de alabarderos, solicitó el 8 de mayo de 1807 dos mercedes de agua gorda de la arquería de chapultepec para su casa localizada en la Ribera de San cosme. Domingo gorle, propietario de otra casa en la misma calle “poco más adelante de la garita”, solicitó otra merced de agua y Florencio María de Torres, propietario de la huerta llamada casablanca, hizo lo mismo. cuando el comerciante José bernabé de Ysita arrendó en ese mismo barrio una huerta perte- neciente al regidor Manuel luyando, solicitó 5 pajas de agua gorda que venía de chapultepec y se comprometió a construir una cañería con propios recursos, con el fin de sembrar frutas y verduras.11 Durante esos años empezaron a establecer diferentes fábricas en la Ribera de San cosme, con lo cual dio inicio a su debacle. agustín de la Peña y Santiago, propietario de la fábrica de aguardiente de caña en la Ribera de San cosme, solicitó cuatro pajas de agua gorda por lo que pagaría 50 pesos anuales, y propuso construir y costear la cañería.12 En 1813, José Miranda, comerciante y propietario de la fábrica de aguardiente El País, localizada en la Ribera de San cosme junto al guarda viejo, solicitó una merced de cinco pajas del agua prove- niente de chapultepec, por la que pagaría 50 pesos anuales.13 El 20 de diciembre de 1815 el apoderado de la de Pérez gálvez solicitó agua para su casa y huerta que poseía en el paraje de buenavista.14 años después en esta misma huerta existía una casa con tres molinos de chocolate; cuando el agua que recibían

11 archivo de notarías de la ciudad de México, en adelante anm, Protocolo 157, José calapiz Matos, 11 de diciembre de 1812. 12 Ibid., 24 de diciembre de 1812. 13 Ibid., 26 de marzo de 1813. 14 Ibid., 20 de diciembre de 1815.

16 fue insuficiente para movilizar la maquinaria se solicitó un mayor caudal para su funcionamiento. con este tipo de fábricas, el abas- to fue disminuyendo en casas y huertas, lo cual se resintió en la producción de frutas y verduras. conscientes del problema, miem- bros del gobierno iniciaron el nuevo proyecto para abastecer satis- factoriamente los alrededores de la ciudad de México, entre ellos el barrio de la Ribera de San cosme.

La Tlaxpana, un lugar barrido conforme a la real cédula del 6 de julio de 1529 Hernán cortés recibió por méritos y servicios vastas extensiones de tierra y el título de marqués del valle de Oaxaca con el señorío de 22 villas y 23 000 vasallos. También recibió dos casas llamadas la vieja y la nueva de Moctezuma, tierras en la Tlaxpana y para su diversión los dos peñoles de Jico y Tepeapulco donde se practicaba la cacería de ciervos y conejos.15 la Tlaxpana no alcanzaba a medir una caballería de tierra, pero era de las más valiosas por su localización geográfica: próxima a la ciudad de México. En 1737, durante el gobierno del arzobispo virrey Juan antonio de vizarrón y Eguiarreta, se construyó la fuente conocida por el mismo nombre del lugar, la cual estaba incrustada en los arcos que conducían el agua proveniente de Santa Fe. Estaba adornada con figuras humanas que portaban instrumentos musicales de cuerda, bajos y violines, así como las armas de la casa de austria. con el tiempo alcanzó cierta preponderancia al convertirse en punto de reunión de vecinos y visitantes. Sin ser bella, se convirtió en símbolo del barrio.16 El camino que desembocaba en la Ribera de San cosme casi siempre se encontraba en deplorables condiciones. En un informe de 1788 se apuntó:

la calzada de San cosme en la Tlaxpana y que conduce a Tacuba por San antonio de las Huertas se halla tan llena de hoyancos, batideros y desigualdades que hacen sumamente molesto el tránsito y con un míni- mo de lluvia se hace un lodo excesivo, la calzada se anegaba desde el barrio de San Fernando en que principia lo que llaman la Ribera hasta

15 lucas alamán, op.cit., t. iii, pp. 29-30. 16 José Decaen, México y sus alrededores, p. 6.

17 acueducto de la Tlaxpana.

la fuente de la Tlaxpana y para pasar de un lado a otro se utilizaban canoas.17

no obstante estos inconvenientes, numerosas personas fieles a sus costumbres, se trasladaban a este lugar para disfrutar de la tran- quilidad y el ambiente que ofrecían las atracciones en turno. Durante la época colonial, las travesías de la alameda a la Tlaxpana y a San cosme, así como de la garita de este nombre a la del calvario se convirtieron en atractivos paseos. Se comentaba que, como era molesto llevar el sol de frente, los paseantes salían desde temprana hora para llegar a la fuente de la Tlaxpana y dar la espalda al poniente.18 las tierras de la Tlaxpana, antes pertenecientes a Hernán cortés, fueron incautadas en 1825 y años después los descendientes del conquistador pudieron recuperarlas. con esta amarga experiencia decidieron venderlas lo más pronto posible. como administrador de los bienes de la familia, lucas alamán ofreció la propiedad y en poco tiempo en una misiva fechada el 3 de marzo de 1837 comu- nicó al duque de Terranova y Monteleone, residente en Palermo lo siguiente:

He vendido las tierras de la Tlaxpana y tengo en trato algunas otras fincas.l a noticia del reconocimiento, de la independencia por España ha alentado bastante a algunos para comprar y en efecto esto les da

17 ignacio gonzález Polo, Reflexiones y apuntes sobre la ciudad de México, p. 95. 18 lucas alamán, op. cit., t. iii, p. 243.

18 Fuente de los músicos y el acueducto.

mucha más seguridad que la que hasta ahora tenían, aunque nunca es absoluta, pues esto no remueve el motivo de reclamo por el testamento del S. cortés. veremos pues si se adelantan con esto las ventas y con mayores ventajas para v.19

En 1847 durante la invasión estadounidense, la Tlaxpana y el barrio de San cosme no escaparon de ser testigos mudos de des- honrosos y reprobables actos. En esos lugares el ejército mexicano resistió durante algunas horas, pero al tornarse difícil la situación se ordenó abandonarlo. los invasores se apoderaron de San cosme hasta la plazuela de San Fernando, donde situaron un mortero, disparando bombas y causando destrozos de valor incalculable. al concluir el asedio, las tropas necesitaban un lugar de descanso y por decisión propia ocuparon el convento el cual albergó en sus instalaciones a 500 hombres.20

Vecinos famosos como ya se ha mencionado, la Ribera de San cosme gozó de popularidad como uno de los lugares más agradables y atractivos de la ciudad. Por su cercanía a ella fue elegida por representantes

19 lucas alamán, Documentos diversos, t. iv, p. 372. 20 Manuel balbontín, La invasión americana de 1846-1848, pp. 102-103; y American Star, 10 de diciembre de 1847, p. 4.

19 diplomáticos y personas que contaban con recursos económicos, para establecer su residencia permanente o fincas de descanso. uno de los vecinos del siglo xix más recordados fue el cónsul suizo M. Mairet, quien sucumbió ante la violencia ejercida en su propio domicilio. En 1842, como la mayoría de las mansiones de los alrededores de la ciudad, se caracterizaban por una sólida cons- trucción destacando los barrotes de hierro en ventanas y puertas con el fin de evitar asaltos y robos. Para reforzar la seguridad, perros fuertes y bravos, entrenados para defender cualquier contingencia vigilaban patios y azoteas. Mairet poseía una fortuna respetable, la cual, a falta de institu- ciones bancarias, escondía en su casa. Por causas desconocidas, al- guien se enteró de este secreto y despertó en su alma impura la ambición y la maldad. En una fría mañana de invierno tres hombres llegaron en un coche y dijeron estar interesados en adquirir algunos de los pergaminos de alta calidad que vendía el suizo. al entrar a la casa amagaron al sirviente y buscaron al dueño de la casa a quien hirieron de gravedad provocando de inmediato su muerte. al bus- car y rebuscar, encontraron 10 000 dólares escondidos en un lugar secreto. Tardíamente la policía hizo acto de presencia y lo único que logró fue arrestar a uno de ellos. aunque nunca se comprobó su culpa, éste fue procesado y ejecutado.21 Otro propietario notable fue lucas alamán. Su huerta en la Ribe- ra de San cosme se caracterizaba por tener 365 árboles frutales, repre- sentantes simbólicos de cada uno de los días del año. aquí se apreciaba una gran variedad de perales, manzanos, nísperos, higueras, naranjos, limones y otros árboles más. a causa de la guerra de 1847, alamán dio albergue a guillermo Prieto y a su familia. Prieto relata que:

En medio de la agitación y de los toques de alarma de la ciudad, mi fami- lia dejó mi casa de México y en carros con muebles dispuso su traslado al rumbo de San cosme. Mi señora muy enferma con tres niños, uno de ellos recién nacido y el resto de la familia achacosa y llena de cuitas, buscaba en vano una casa en que guarecerse y no encontraba arrimo. inesperadamente de una casa de rica apariencia, salió un criado a ofrecer habitación a los viajeros, diciéndoles que se arreglarían después sobre precio y condiciones de arrendamiento.

21 brantz Mayer, México, lo que fue y lo que es, pp. 186-187.

20 la familia accedió y ocupó un departamento cómodo y decente de aquel amplio edificio. cuando yo tuve lugar de ver a mi familia, supe que vivíamos en los bajos de esa casa, propiedad del Sr. D. lucas alamán.22

Otra propiedad que tuvo gran notoriedad fue la que perteneció a la familia basoco. alcanzó popularidad desde los años inmediatos a la conquista por haber sido la primera huerta donde se plantaron olivos. la fama también alcanzó a otras casas. Se comentaba que la perteneciente a los Pérez gálvez y Rodríguez Puebla poseía un lago artificial donde se podía navegar en chalupas. Después seguían otras casas donde destacaban las casas de los Mascarones, del Pino y de isita, notable por su huerta y olivar. la propiedad de Juan Manuel irizarri Peralta también fue famosa en la Ribera de San cosme, estaba ubicada entre una huerta y enor- mes fresnos, estanques empantanados y el conjunto de parras que sostenidas con un armazón de madera formaban un techo. irizarri nació en la Habana y durante su infancia llegó a México. Estudió en el colegio de San Juan de letrán, más tarde fue catedrático de la universidad y en 1840 fue preconizado arzobispo. Era un hombre pequeño, de tez blanquecina, manos delicadas y conjunto humilde. En 1847 alcanzó notoriedad durante la ocupación estadounidense de la ciudad de México impidiendo que violaran sus derechos y evitando faltas de respeto a la iglesia.23 la escocesa Frances Erskine inglis, mejor conocida como la mar- quesa calderón de la barca, vivió en una pequeña casa construida de piedra, próxima al palacio de Josefa Rodríguez de Pinillos y gómez, marquesa de Selva nevada, o casa de la Herradura. En su correspondencia la describe así:

a la luz del día encontramos muy linda nuestra casa, con un gran jardín lleno de flores y con macetas en el patio... la casa está aislada con un gran patio al frente y por en medio de la calle pasa un gran acueducto de piedra, magnífico trabajo de los espa- ñoles, aunque seguramente no tanto como el que proveía de agua a la antigua Tenochtitlan. Detrás de la nuestra sólo vemos unas cuantas casas

22 guillermo Prieto, Memorias de mis tiempos, p. 413. 23 Ibid., p. 393.

21 viejas con árboles de manera que parece nos hallamos en el campo. a la derecha está un gran edificio con huerta y olivar, donde antes se al- bergaba la legación inglesa y Santa anna; por su extensión es un pala- cio y ahora pertenece al señor Pérez gálvez, y que ocuparíamos de buena gana si el propietario se allanara a alquilarle. alude aquí la seño- ra calderón de la barca al palacio construido por Tolsá para el malo- grado conde de buenavista...24

En 1861 el barrio de San cosme todavía conservaba hermosas construcciones coloniales. Manuel Ramírez aparicio se refiere a ellas así:

Desde la calle de buenavista comienza propiamente el barrio de San cosme, es decir la parte más amena, más agradable y saludable de la ciudad. a la izquierda tenemos la casa de la señora victoria Rul de Pérez gálvez, que no sin razón es reputada por uno de los edificios mejor construidos y de más bella arquitectura. Su fachada es única en México y sus puertas y ventanas ordinariamente cerradas le dan cierto aire se- vero y misterioso. asimismo agregó que las hileras de fresnos que pueblan las calles y por algunos jardines perfectamente cultivados se fijan con placer en las casas del señor lorenzo de la Hidalga, arquitecto distin- guido, las cuales como suyas y edificadas bajo su dirección pueden proponerse como muestra de un gusto delicado.25

Los tívolis antes de concluir el siglo xix, San cosme sufrió los primeros cam- bios que darían una nueva imagen al tradicional barrio. En algunas de sus casas y huertas se establecieron tívolis, espacios creados por los antiguos romanos que incluían casas de recreo con jardines, esculturas y fuentes monumentales. En una hermosa casa del siglo xvi, localizada en Puente de alva- rado 33, se estableció el primero de ellos, con el nombre de Eliseo, sin el acento tónico de la letra i. Según las crónicas la entrada era majestuosa y ocupaba casi toda la bocacalle que daba hacia Puente de alvarado. Traspasando el umbral a cada lado se encontraba una serie de casas bajas y modestas para alquilar. Después se llegaba a la huerta que albergaba grandes árboles con kioscos merenderos, boliches, el extenso comedor para servir banquetes y la indispensable cantina.

24 artemio de valle-arizpe, op. cit., t. ii, pp. 1212-1213. 25 Manuel Ramírez aparicio, Los conventos suprimidos en México, p. 270.

22 Tívoli del Eliseo en la Ribera de San cosme.

además de las fiestas y celebraciones privadas, las delegaciones extranjeras los ocupaban para toda clase de festejos. los estado- unidenses el 4 de julio, los franceses el 14 de ese mismo mes y los españoles el 8 de septiembre durante las fiestas de la covadonga. En ésta última se congregaban ciudadanos de diferentes regiones con sus guitarras andaluzas, panderetas, gaitas, chistus y tambores para entonar canciones, coplas y jotas impetuosas. no faltaba la lluvia multicolor del confeti, vuelos de serpentinas y diversas bebidas embriagantes que completaban la alegría de los asistentes.26 El tívoli del Eliseo tuvo su fin por mandato municipal.l a pro- piedad, a pesar de sus numerosos árboles, belleza y antigüedad fue derribada con el fin de abrir el espacio necesario para prolongar la calle que conduciría hasta la avenida del Palacio legislativo. Fue vendido con sus terrenos anexos por el licenciado José María de

26 artemio de valle-arizpe, op. cit., t. ii, pp. 1100-1101.

23 la Piedra, albacea testamentario de concepción valdez y represen- tante legal de sus hijos María Trinidad y María de los Ángeles de la Piedra el 14 de marzo de 1871, al francés Mauricio Porraz dueño del hotel del bazar27

Servicios públicos En la primera mitad del siglo xix se registró un significativo aumen- to en la demanda de servicios de transporte, principalmente para trasladarse desde el centro de la ciudad de México al barrio de San cosme y lugares aledaños. luis c. Plocum estableció la línea de óm- nibus, y en poco tiempo la traspasó a Mariano ayllon por 4 000 pesos. El recorrido iniciaba en la Plaza de Palacio nacional y concluía en azcapotzalco, pasando por la Ribera de San cosme, San Juanico y Tacuba. Para su movilización se empleaban 50 caballos y cuatro omnibuses llamados Marino y Apache con 12 asientos cada uno; Ribe- ra, 14 y Rosa, 22.28 Próxima a la Ribera de San cosme se estableció la plaza de toros “Paseo nuevo” que ocupaba una superficie de 20 695 varas cuadra- das. la plaza, hecha por vicente Pozo, era de madera, circular y daba cabida aproximadamente a 11 600 personas. Su construcción empezó el 18 de enero de 1851 y se concluyó el 15 de enero de 1854. Fue inaugurada con una corrida ante la presencia de antonio lópez de Santa anna y del príncipe de nassau. El costo total fue de 97 702 pesos 6 reales.29 con base en la ley de 18 de noviembre de 1867, expedida por benito Juárez se prohibieron las corridas de toros en el Distrito Federal. El 14 de julio de 1873 comenzó el derribo de la plaza y para finales de octubre estaba arrasada. Este famoso circo taurino duró en pie 22 años.30 cabe mencionar que en terrenos próximos al rancho de San Rafael existió una plaza de toros del mismo nombre. Se localizaba en un terreno próximo a la casa conocida como garita vieja, cerca de la iglesia de San cosme y con mayor exactitud en lo que hoy

27 Jacques Paire, “Mauricio Porraz, barceloneta restaurantero”, en De caracoles y escamoles, p. 138. 28 anm, Protocolo 245, antonio Ferreiro, 23 de marzo de 1861. 29 artemio de valle-arizpe, op. cit., t. i, p. 485-486. 30 Ibid., t. i, p. 494.

24 ocupa la esquina de las calles de guillermo Prieto y Rosas Moreno. la construcción era de madera, tenía capacidad para 12 000 perso- nas y fue inaugurada el 20 de febrero de 1887 con toda clase de festejos. alcanzó gran popularidad el día que lucharon un toro y un elefante. la prensa calificó este acto de sandez, pero el público se emocionó cuando el elefante dio fuertes trompazos al toro, de- jándolo cojo y desquebrajado31 la asistencia a los diferentes espectáculos era numerosa. Se ha estimado que las entradas alcanzaban importantes cifras económicas. cada vez que había un evento se congregaban personas de todas las clases sociales para admirar a las grandes figuras. Entre ellas desta- caron luis Mazzantini y el Tasmagno de la tauromaquia. El primero de ellos tuvo una suerte pésima en su presentación, obteniendo un rotundo fracaso por la mansedumbre del ganado. la plebe ebria al ver tal espectáculo desquitó su coraje apedreándolo y Mazzantini iracundo y ofendido se despidió del público de México diciendo “de esta tierra ni el polvo”.32 En otro espectáculo la entrada tuvo un costo muy elevado y el fracaso fue rotundo. El público rabioso destrozó los palcos y los que se encontraban en sol preferente arrojaron sillas, piedras, naranjas y pedazos de madera al redondel intentando destruir la plaza. la policía llevó a cabo algunas aprehensiones, mientras la multitud se retiró al grito de “viva Ponciano, muera Mazzantini”. Otros desaho- garon su rencor gritando mueras a España y a sus ciudadanos; sin embargo cada uno de estos alborotadores solía justificarse diciendo “yo tengo mucho amor patrio”.33 la plaza de San Rafael tuvo una vida efímera. Su demolición llegó en 1889.34 En estas fechas la ocupación de los alrededores de la ciudad de México iba en aumento. El tránsito hacia el barrio de San cosme exigía el establecimiento de otros servicios, razón por la cual el 15 de septiembre de 1888 se inauguró un mercado.

31 Moisés gonzález navarro, Historia moderna de México, El Porfiriato, pp. 726, 730 y 731 y artemio de valle-arizpe, op. cit., t. i, p. 495. 32 Moisés gonzález navarro, op. cit., pp. 726, 730 y 731. 33 Idem. 34 anm, Protocolo 28, gil Mariano león, 17 de agosto de 1899.

25 Instituciones de beneficencia en la Ribera de San Cosme El establecimiento de sociedades benéficas y cementerios destinados a ciudadanos de origen extranjero se inició en los años inmediatos a la guerra de independencia. algunos representantes diplomáti- cos obtuvieron la respuesta correspondiente y obtuvieron terrenos próximos en la Ribera de San cosme. con conocimiento de las disposiciones canónicas que estable- cían la prohibición de enterrar a protestantes en conventos, igle- sias y atrios, el comisionado británico lionell Hervey solicitó en 1824 al gobierno mexicano la autorización para establecer un cementerio para súbditos de su majestad británica fallecidos en tierras mexicanas. la respuesta fue inmediata. El ministro de es- tado lucas alamán donó un terreno localizado en la Tlaxpana. Se levantó una barda sencilla con límites bien definidos y se cons- truyó una capilla de tezontle bajo la supervisión del arquitecto charles S. May. con la autorización del presidente de la Repúbli- ca, general guadalupe victoria, el campo santo abrió sus puertas el 27 de abril de 1825, expidiéndose un decreto donde se decla- raba territorio británico.35 años después surgieron serias diferencias entre el clero mexicano y los ciudadanos estadounidenses por practicar la misma religión que los ingleses. antonio garcía cubas menciona las circunstancias que padecían en sus funerales:

En donde quiera enterraban a sus muertos, en la alameda, en los atrios de los templos, en el paseo, en el campo del Ejido, en San lázaro y en los potreros, pues poco o nada les importaba que el lugar fuese o no sagrado. Para la conducción de un cadáver al campo mortuorio, la co- mitiva guardaba el orden siguiente: por delante iban unos cuantos músicos tocando una marcha desentonada y desabrida, que más tenía de fúnebre por su desbarajuste que por su ritmo; a los músicos seguía un pelotón de soldados con las armas terciadas, luego un carro grande de transporte con su toldo de lona armado en aros de madera y en ese carro iba el cajón con el cadáver; a continuación el caballo del difunto conducido de la brida por un soldado, y a lo último los asistentes al entierro, militares pero sin armas. Según el rito de la ceremonia con sacerdote o sin él. En este caso un oficial era el que rezaba o leía en vez del dicho sacerdote una oración, concluida la cual echaba una palada

35 artemio de valle-arizpe, op. cit, t. ii, pp. 1105-1106.

26 de tierra en la fosa, y a su ejemplo hacían lo mismo los asistentes, quie- nes durante toda la ceremonia habían permanecido con la cachucha en la mano. los soldados hacían tres descargas seguidas y todos se retiraban. los cadáveres de los que en vida no habían pertenecido a religión algu- na eran enterrados sin ceremonia.36

a imagen y semejanza de los ingleses, los estadounidenses lu- charon por un espacio en la ciudad de México, teniendo como experiencia los obstáculos que padecieron durante la guerra de 1847. En un discurso hicieron mención de

las firmes intenciones de su país era el proteger vivos o muertos a los ciudadanos norteamericanos y establecer un cementerio en un lugar que contara con las precauciones higiénicas y de policía, necesarias para su buen funcionamiento.37

En la búsqueda de un sitio próximo a la ciudad de México, acep- taron la franja de tierra en forma de cuchilla próxima a la Tlaxpana perteneciente a Manuel lópez. Estaba localizada en la Ribera de San cosme adscrita al curato de San antonio de las Huertas. En 1851 Jorge g. gofs representante de Estados unidos de norteamérica la compró en 3 000 pesos, incluyendo numerosos árboles, cuartos y jacales y todo aquello que se encontraba en el terreno. antes de entregar la propiedad, el vendedor se comprometió a limpiar el terreno, dejando el adobe y montones de tierra a disposición de los interesados. El terreno colindaba al norte con la zanja que lo dividía del panteón de los protestantes, al poniente con el río consulado, al sur con un pedazo de terreno reservado para el vendedor y al oriente con la calzada de la verónica. los estadounidenses obtuvie- ron de las autoridades mexicanas el mismo privilegio que los britá- nicos: el cementerio se declaró territorio de su país. Para ofrecer mayor seriedad a este acto, estuvo presente buckingham Smith, encargado de negocios de Estados unidos (véase plano 1). a esta adquisición le siguieron otras sociedades de carácter benéfico. Thea merican benevolent Society tuvo su origen el 22 de febrero de 1868 y tenía la finalidad de ayudar a los estadouni-

36 antonio garcía cubas, El libro de mis recuerdos, pp. 579-580. 37 anm, Protocolo 426, Francisco de Madariaga, 26 de junio de 1851.

27 Zanja que divide al panteón de los protestantes

n Zanja que divide a la calzada de l v erónica Terreno vendido a Estados unidos de norteamérica (futuro panteón) Río c onsulado

Terreno reservado al vendedor

Plano 1. Panteón estadounidense. denses residentes en México para obtener empleos, prestar auxi- lios pecuniarios y proporcionar recursos a los ciudadanos que fracasaran en los diferentes intentos de establecerse y tuvieran que regresar a Estados unidos. Durante la presidencia del señor R. Hasaun se redoblaron los esfuerzos con el fin de ofrecer a sus conciudadanos mejores servicios. con base en la ley de beneficencia Privada del 7 de diciembre de 1899, Hasaun estableció un hospital en la calzada de San Rafael nú- mero 44, el cual obtuvo gran aceptación por su cercanía a la ciudad de México. con esta experiencia, los estadounidenses se interesaron en adquirir otro terreno que había sido parte del rancho de Xolonco y colindaba con el hospital. Tiempo después, el 28 de enero de 1906 lorenzo O’Hanecker y Henry P. Webb, presidente y tesorero de la

28 Hospital americano construido en terrenos del rancho San Rafael.

Sociedad americana de beneficencia de México, aumentaron la extensión de la propiedad. compraron en 6 500 pesos a Félix Díaz un terreno de 320 metros cuadrados que había pertenecido al mis- mo rancho de Xolonco. como se verá más adelante, esta compra proporcionó al vendedor las ganancias suficientes para liquidar la deuda con los Mille.

Destrucción de edificios En el siglo xix la falta de conciencia cultural propició el inicio de la destrucción de uno de los barrios residenciales más bellos de la ciudad de México. Esta destrucción se debió principalmente al argu- mento de las autoridades gubernamentales de querer desaparecer vestigios coloniales y dar cabida a la modernidad. la demolición acabó con las garitas, la fuente de la Tlaxpana, el convento de San cosme y varias casas y huertas. Si todo esto se hubiera conservado, hoy día sería un vergel y orgullo de los mexicanos. asimismo el desuso de algunas de estas áreas provocó su propio daño. En los años inmediatos a la guerra de independencia, cesó el uso de las garitas, iniciándose su inminente desaparición. los edificios se encontraban en total abandono; el uso como albergue de indigentes y delincuentes, fue motivo para destinarlos a otros

29 Terreno de nicolás Álvarez

Zanja

Terreno que fue de cipriano Robert señor Harris Terreno del Zanja cuadrada

Edificio de la antigua garita de San cosme

calle de buenavista

Plano 2. localización de la garita de San cosme. servicios. al contador de la tesorería Juan María Durán se le ocu- rrió la magnífica idea de subastar las garitas de Santiago y la alta o antigua localizada frente al convento de San cosme. al arquitecto José María Mazo se le asignó la tarea de valuar la casa de la garita vieja de San cosme la cual tenía forma de polígono irregular con los terrenos anexos que le pertenecían, en un área de 958 varas cuadradas. Fue vendida en 3 450 pesos a José María valdez, quien la conservó por más de 40 años38 (véase plano 2). Tiempo después, la garita fue adquirida por el arquitecto anto- nio Rivas Mercado cuando los límites de la propiedad ya estaban más definidos, sin embargo el comprador no pudo conservarla.

38 anm, Protocolo Hacienda. Joaquín abadiano, 17 de junio de 1842.

30 garita de San cosme.

En 1884 había acordado con el secretario de guerra construir dos techos de fierro para la Escuela nacional de Tiro en el puerto de veracruz y una cúpula en la aduana de Tlatelolco. al entregar las obras y recibir sus honorarios, resultó que Rivas Mercado debía restituir la cantidad de 27 226.20 por la primera obra y 1 670.83 por la segunda, es decir un total de 28 897.20 pesos. al no contar con la cantidad requerida convino en ceder al gobierno la antigua garita de San cosme y parte de lo que había sido el colegio de San grego- rio39 con el terreno destinado a la huerta de la Escuela nacional y el edificio localizado en la calle del Montepío viejo. De esta manera la garita pasó otra vez a poder del gobierno federal.40 En lo que respecta al acueducto, tuvo un triste fin. En 1841 el plomero Jorge ainslie firmó con el gobierno un contrato para de- moler los arcos de la Tlaxpana, desde la fuente de la Mariscala hasta la puerta de la alameda. al iniciarse los trabajos, tuvieron serias dificultades al comprobar la resistencia de la construcción

39 actualmente el mercado abelardo l. Rodríguez ocupa el edificio que albergó al colegio de San gregorio. 40 anm, Protocolo Hacienda, agustín Pérez de lara, 19 de mayo de 1886.

31 por lo que el trabajo resultó difícil y lento, destruyendo parcialmen- te esta obra monumental. Once años después se celebró un nuevo contrato de demolición que truncaría el acueducto hasta el Portillo de San Diego, aunque de nueva cuenta el intento fracasó.

[en el año]1851 se derribó la arquería hasta llegar a San Fernando, al año siguiente quedaron derruidos desde el Puente de la Mariscala hasta el Portillo de San Diego; en 1871 la demolieron hasta la garita de San cosme; en 1879 hasta el costado de esta iglesia y el resto se acabó de derribar por 1889.41

En 1860 el ayuntamiento ordenó la demolición de la capilla del calvario. aunque en ese tiempo ya era una de las pocas que se conservaban por esos lugares, fue derribada con el fin de ampliar el Paseo nuevo. con esto, la fisonomía de la Ribera de San cosme adquirió una nueva imagen carente de belleza. El fin del convento de Sanc osme se debió a disposiciones gu- bernamentales. El 27 de septiembre de 1862 por acuerdo del presidente de la República, benito Juárez, representado por José Higinio Muñoz se le otorgó a la viuda e hijos del finado general Santos Degollado42 el convento de San cosme utilizado como hos- pital militar. Esta donación se hizo con el fin de cubrir los sueldos vencidos del militar. la liquidación alcanzó la cantidad de 21 203.14 pesos y fue ejecutada por la tesorería general de la nación. El con- vento comprendía una superficie de 4 593.49 metros cuadrados y en ese entonces todavía disfrutaba el agua mercedada desde la época colonial, antes que se aplicara la ley lerdo. En el terreno se encontraban el cementerio, patios, corrales y campos.43 las demoliciones se sucedían día a día. al conocerse el proyec- to de la compañía de Ferrocarril de veracruz, el gobierno propu- so a los interesados la exención del pago de impuestos basándose

41 artemio de valle-arizpe, op. cit., t. ii, p. 1039. 42 Santos Degollado nació en guanajuato en 1811. Estudió en el colegio Militar. Participó en la lucha contra el dictador antonio lópez de Santa anna y después del triunfo de la Revolución de ayutla ocupó el puesto de diputado en el congreso constituyente de 1856-1857. luchó contra Miramón y leonardo Márquez y otros jefes del ejército conservador. El 15 de junio de 1861 sufrió una emboscada en el Monte de las cruces y murió en manos de sus captores. 43 anm, Protocolo 467, José María natera, 27 de septiembre de 1862.

32 en la ley del 27 de noviembre de 1867, pero con la obligación de demoler en un plazo de ocho meses los arcos que se encontraban desde San Fernando hasta la antigua garita de San cosme. los materiales se cederían a los demoledores a cambio de la instalación de tubos de hierro con un diámetro adecuado para que circulara la misma cantidad de agua que conducía el acueducto. El mismo ainslie ejecutó la obra, sustituyendo los arcos por tubos de plomo. nueve años después se destruyó otra parte del acueducto hasta el crucero formado por las calles de Santa María, industria y Ribera de San cosme. En los últimos años del siglo xix, los diferentes propietarios también contribuyeron a la destrucción de casas y huertas que todavía conservaban su belleza, ya que no se les dio el real valor arquitectónico. los motivos o adornos que caracterizaban a cada propiedad habían prevalecido desde la época colonial; algunas de ellas habían conservado un sello distintivo destacando a animales, árboles que se caracterizaban por su belleza, o bien simples obje- tos que dieron su nombre a las casas. Todo estorbaba, nada servía y su destrucción era el camino a seguir para desaparecer cualquier vestigio. lo importante era fraccionar estas propiedades y obtener el mayor provecho. Su lugar fue ocupado por casas sin relevancia y con pobre arquitectura. a principios del siglo xx artemio de valle-arizpe añoraba la ima- gen que conservaba en su memoria la calzada de Tacuba y la Ribera de San cosme. En ese entonces ya no quedaba nada de las casas construidas de piedra labrada con su portón clavadizo, balcones con barandales de hierro forjado y grandes ventanales. En su lugar se encontraban casas altas de cemento, sin ningún ornamento que las identificara o distinguiera.

¿Quiénes fueron los últimos señores que habitaron en estas casas? ¿Por qué las vendieron, por sólo negocio o por quebrantos de fortuna? ¿les causó dolor o les causó alegría el verlas derribadas todas por el suelo? Pena, porque allí nacieron ellos y también sus padres y los padres de sus padres y todos sus hijos y espíritu se fue adhiriendo y acendrando poco a poco en los muros de las desaparecidas habitaciones. 44

44 artemio de valle-arizpe, op. cit., t. ii, p. 1241.

33 la finalidad del presente trabajo es ofrecer una breve semblan- za de algunas de las huertas que existieron en el barrio de San cosme y sus alrededores, como la casa de El Elefante, la del Pino y el rancho de San Rafael. asimismo se hace referencia a algunos datos biográficos de sus propietarios, para conocer más a fondo la historia de estas propiedades.

34 casas

La casa 37 de La RibeRa de san cosme Aunque las tierras de esta propiedad fueron otorgadas en los pri- meros años de vida colonial, la información más antigua de que se tiene noticia es cuando Juan Martínez de Chagoyan adquirió la casa de obraje con tierras anexas y merced de agua, gravada con un censo perpetuo a favor de la ciudad y otro redimible que beneficia- ba a la congregación de Nuestra Señora de los Dolores. Se localiza- ba a extramuros de la ciudad, en la Ribera de San Cosme, frente a la iglesia donde se encontraba una puerta falsa, ya que la principal estaba en la calzada detrás de los arcos que conducían el agua pro- veniente de Santa Fe. Al no pagar oportunamente los réditos de los gravámenes, el propietario decidió rematarla con el fin de cubrir los adeudos. Este acto se llevó a cabo el 14 de enero de 1728 con la presencia de Pedro de Sagastia, en representación del bachiller Nicolás Ruiz de Castañeda.

La familia Ruiz de Castañeda En los primeros años del siglo xvii, Pedro Ruiz de Castañeda lle- gó de España buscando fortuna y un lugar en la escala social, lo cual logró con base en el comercio. El éxito y la fortuna estuvie- ron de su parte y con el capital que reunió la familia, inició la adquisición de diferentes propiedades localizadas entre la Ribera de San Cosme y el pueblo de Tacuba. De esta manera integraron una de las haciendas más importantes de los alrededores de la ciu- dad de México, a la que llamaron la Ascención de Cristo Nuestro

35 Señor, localizada en tierras que actualmente ocupa la colonia Anáhuac.1 Esto fue sólo el principio. Compró después otras haciendas en lugares de tierra adentro como San Joaquín de las Trancas en San Miguel el Grande, San Isidro Labrador, la casa en el embarcadero de San José en Chalco, Nuestra Señora de Guadalupe en Tlalma- nalco, Cuautongo en Texcoco, tierras de Mapaxtlan en Cuautla de Amilpas y el ingenio de Santiago Tenextepango. En la ciudad de México, la familia tenía casas en las calles Aduana Vieja, Jesús María y Don Juan Manuel. Al fallecer en 1734 heredó a sus hijos Pedro, Nicolás, Alonso y Francisco. En poco tiempo por azares del destino la parte de Alonso pasó a manos de su hermano Nicolás y la de Francisco a Pedro, quien era conocido como el Mozo y ostentaba el título de capitán. Nicolás se dedicó a la vida eclesiástica y depositó la administra- ción de sus bienes a personas de toda su confianza. Era propietario de varias casas en el callejón de San Felipe de Jesús, la hacienda de Santa Bárbara Coapa, molino y huertas en San Ángel, dos ranchos en Ixtlahuaca, dos haciendas en Texcoco, cinco haciendas en Tacu- ba, el rancho de los Herreras en el Monte Alto próximo a Tlalne- pantla y las huertas La Grande y La Chica localizadas en la Ribera de San Cosme, valuadas estas últimas en 26 632 pesos.2 Al tomar posesión de la herencia, por falta de tiempo, el reli- gioso decidió vender las huertas La Grande y La Chica y varios pedazos de tierras localizados en la Ribera de San Cosme. El valor de las tierras registraba un valor superior en comparación con otras propiedades de ese barrio, por poseer dos ciénagas pequeñas con depósitos de lodo, elemento usado en actividades agrarias. Además, la propiedad tenía la ventaja de disfrutar una merced de agua desde las siete de la noche hasta las seis de la mañana por la cantidad de 1 500 pesos anuales.3 Sin embargo, la única desventaja era que la casa estaba muy deteriorada porque en su construcción se emplearon materiales

1 María del Carmen Reyna, Tacuba y sus alrededores. Siglos xvi-xix. 2 Archivo General de la Nación, México, en adelante agnm, Bienes Nacionales, leg. 145, exp. 7, 1703. Pretende el Br. Nicolás Ruiz de Castañeda presbítero que se le den 3 000 pesos de capellanía por sus casas y haciendas. 3 anm, Protocolo 367 Francisco Romero Zapata, 6 de abril de 1743.

36 de baja calidad como el adobe, los cuales no resistían la humedad producida por la cercanía de los arcos que conducían el agua proveniente de Santa Fe.4 En su testamento, el religioso nombró heredero y albacea de sus bienes al doctor Alonso Francisco Moreno y Castro, deán de la Catedral metropolitana y gobernador del arzobispado de México. Algunos miembros de la familia impugnaron esta decisión, pero las autoridades determinaron que debía respetarse el testamento. El cuantioso caudal fue mermado por robos cometidos por la sirvienta Xaviera Vázquez de Cabrera, quien aprovechó la delicada salud del religioso. El deán promovió un juicio en su contra a quien acusó por “ocultar mañosamente durante la enfermedad de su amo el dinero y alhajas de plata y oro”.5 Sin embrago al no conocer con exactitud el número, descrip- ción y valor de los objetos robados, el albacea no pudo proceder en su contra, triunfando “la audacia y el engaño”.6 El 6 de febrero de 1740 las dos huertas fueron vendidas a Petro- nila Navarijo y Partida, esposa de José Bautista de Parra. Aunque en el avalúo se anotó el severo deterioro de la casa y el descuido de las tierras, los compradores ignoraron las advertencias, creyendo que obtendrían buenos resultados con base en el trabajo y el dinero. Al fracasar los intentos de hacer productivas las huertas, se inició el interminable peregrinaje de cambio de propietario. Conforme al testamento hecho el 31 de octubre de 1751 ante Francisco Rive- ra Butrino, pasó a Pablo Antonio, uno de los hijos de Miguel de Chávez y Ángela Teresa de Parra. Esta propiedad permaneció en su poder por poco tiempo, hasta que el 11 de febrero de 1766 fue adquirida por María Teresa Pardo de Lago Rivadeneyra y Medrano, viuda del capitán Cosme quien representaba al bachiller Mateo Cayetano Guerrero.7 Después pasó a Ildefonso José Prieto de Bonilla, regidor per- petuo de la ciudad de México, heredero y albacea del bachiller

4 anm, Protocolo 398, Pedro de Marchena, 6 de febrero de 1740. 5 agnm, Tierras, v. 641, exp. 8, 1745. Autos seguidos entre el deán de esta iglesia y doña Xaviera Vázquez de Cabrera en orden de acusaciones de los bienes de Nicolás Ruiz de Castañeda 6 Idem. 7 anm, Protocolo 263 Ignacio Javier de Alva, 5 de marzo de 1766.

37 Guerrero, y en 1795 a Mariana Hipólita Caballero y Deza, esposa del maestro José Giral Mastrenco. El matrimonio anexó a la pro- piedad un potrero que pertenecía a la hacienda de Buenavista, propiedad de Antonio Pérez Gálvez. El potrero colindaba por el oriente con el foso de un puente levadizo construido por orden del virrey Francisco Javier Venegas; por el sur y poniente con las acequias o zanjas que formaban la calzada de la Garita Vieja del Niño Perdido con dirección al convento de San Cosme y por el norte con la casa que pertenecía a Antonio Martínez.8 Al morir Mariana Hipólita el 20 de junio de 1825, Mariana Gorriño y Mira- món adquirió la casa y la huerta.

La familia Miramón Bernardo Miramón, hijo de Pierre Miramón y María Laffitte, nació en Bearn, región comprendida entre los Pirineos Occidentales que separan Aragón y la Navarra española. En su juventud decidió emigrar a la Nueva España donde el 8 de marzo de 1770 contrajo matrimonio con María Josefa Arriguivar y Urizar. Después de ocu- par diferentes puestos burocráticos y por los servicios prestados a la Corona, solicitó en 1774 la carta de naturalización, concedién- dosela dos años después gracias a Carlos III. Ellos procrearon a Bernardo quien nació en 1778 en la ciudad de México y a Micaela, cuyos datos de nacimiento ignoramos. Bernardo Miramón, convencido de los ideales del gobierno español, luchó contra los insurgentes y en su momento fue par- tidario del emperador Agustín de Iturbide. En 1847 combatió a los estadounidenses con verdadero patriotismo. Posteriormente fue empleado de la Renta del Tabaco y cinco años después fue nombrado gobernador del estado de Nuevo León. Fue padre del general Miguel Miramón quien casó con Concepción Lombardo.9 Finalmente, apoyó la intervención francesa y al emperador Maxi- miliano de Habsburgo. Micaela Miramón, la otra hija, casó con Juan Nepomuceno Gorriño, regidor perpetuo de la ciudad de San Luis Potosí, y ellos procrearon a Mariana Gorriño y Miramón. Ella compró en 3 500

8 anm, Protocolo 157, José Calapiz Matos, 21 de marzo de 1795. 9 agnm, Casa de Moneda, v. 78, exp. 22, v. 63, exp. 7, Reales Cédulas Origi- nales, v. 104, exp. 65. v. 108. exp. 114, v. 169. exp. 38,

38 pesos, a Jerónimo Fajardo, albacea y único heredero de Mariana Hipólita Caballero y Deza, la huerta La Chica y la casa 37 de la Ribera de San Cosme, la cual colindaba con la del conde de Xala. Mariana llevó a cabo numerosas mejoras. Reconstruyó la casa, sembró en la huerta una gran variedad de árboles frutales y aumen- tó notablemente la producción de cereales. Los excelentes resulta- dos le proporcionaron generosas ganancias. Con ellas amplió aún más la propiedad. Compró un potrero y una casa localizada en la plazuela de Buenavista marcada con el número 20 perteneciente a Pedro Fuentes. Mariana conservó su soltería y al no tener descendencia, decidió hacer un testamento nuncupativo. En el documento, fechado el 2 de septiembre de 1833, estipuló que su cadáver se amortajara con el hábito de los religiosos del convento de San Cosme y se sepulta- ra pobremente en el camposanto que correspondiera a la parroquia de donde era feligresa. Dispuso que en altares elegidos por ella con antelación, se oficiaran 500 misas con la limosna de dos pesos cada una por su alma y la de sus padres y en altares de menor importan- cia la de sus abuelos, otros parientes y bienhechores.10 Nombró heredero y albacea de una parte de sus bienes al doc- tor José Antonio Tirado y Priego a quien le tenía plena confian- za. Por esta razón le otorgó un amplio poder para administrar algunos de sus bienes, derechos y acciones. Además, Mariana le entregó 4 000 pesos en alhajas, plata labrada, muebles, ropa de uso y otros objetos. No olvidó a sus tíos por línea materna: otorgó 400 pesos a María del Carmen Jarelo y 300 a su esposo Bernardo Miramón por la confianza y lealtad que le demostraron en todo momento. Para su tío Joaquín dispuso otra cantidad igual por las mismas razones. Pero sin lugar a dudas, el más beneficiado fue Gerardo Herrera y Estrada, quien la había acompañado incondicionalmente duran- te muchos años de su vida. Le heredó las utilidades que se obtuvie- ran de las casas que poseía en San Cosme y Buenavista, con la única condición y advertencia de no disponer de ellas sin autorización previa de miembros de su familia. Después de su fallecimiento, estos bienes regresarían al caudal familiar en particular al de su tío

10 anm, Protocolo 365, José López Guazo, 2 de septiembre de 1833.

39 Bernardo Miramón y sus hijos, con excepción de la casa 20 de la plazuela de Buenavista con su merced de agua que pasaría a las religiosas del convento de Santa Catalina de Sena.11 El albacea Antonio Tirado y Priego y Gerardo Herrera disfru- taron de las utilidades de las huertas, pero durante el largo tiem- po de su administración no tuvieron el cuidado de conservarlas y dilapidaron las ganancias. Al morir el doctor Tirado, Gerardo Herrera asumió las funciones y administración de la totalidad de los bienes, cometiendo actos deshonestos que no beneficiaron en lo más mínimo a la testamentaría. A tal extremo llegó su ambición y avaricia que jamás se preocupó por pagar el impuesto de heren- cias transversales y los fondos destinados a la instrucción pública. Lo poco que obtuvo lo destinó a realizar pagos personales e hipo- tecó la casa 37 de la Ribera de San Cosme.12 Aunque se necesitaba el consentimiento del general Bernardo Miramón, tenía concertada la venta de una parte de la huerta La Chica. El 13 de abril de 1855 Herrera la vendió en 300 pesos a Rafael Moreno. El 7 de marzo siguiente el mismo comprador adquirió en iguales condiciones otro pedazo de tierra. Al norte colindaba con el terreno adquirido, al poniente con la calzada del señor Manero, antes sitio de la casa de Santa Marina y al sur y poniente con tierras de la casa de Mariana Gorriño. Cuando la familia Miramón conoció los malos manejos de Gerardo Herrera, entabló un juicio en su contra para recuperar la casa 37 y la huerta La Chica. El juicio lo llevó el licenciado Manuel Lombardo, apoderado de Carlos Miramón, de sus hermanos y coherederos.13 Para la recuperación de las propiedades el militar Bernardo Miramón debió hacer un testimonio de su vida. Declaró que contrajo matrimonio el 15 de septiembre de 1819 con María del Carmen Jarelo aunque sin la autorización gubernamental necesaria en ese entonces. La unión se legalizó por decreto del 19 de febrero de 1830, el cual estableció que concedía a las esposas de los oficiales casados sin licencia, el goce del montepío. Esta dis- posición ayudó a Miramón para que le reconocieran sus valerosas acciones militares.

11 Idem. 12 anm, Protocolo 169, Ramón de la Cueva, 15 de septiembre de 1854. 13 anm, Protocolo 658, Pablo Sánchez, 7 de marzo de 1856.

40 La unión duró hasta el 12 de marzo de 1865, fecha en la que ella murió. Procrearon doce hijos quienes heredaron las huertas de San Cosme.

Hijos de beRnaRdo miRamón y maRía deL caRmen jaReLo, HeRedeRos de La casa 37 de La RibeRa de san cosme Nombre Estado civil Descendencia María de la Luz Casada con el general José de la Luz Moreno Teniente coronel José Viudo Dos hijos Bernardo, falleció en Chihuahua donde disfrutaba su retiro Coronel de caballería Casado con grado de general Joaquín Buenaventura

Guadalupe Mucio, falleció siendo bebé y fue enterrada en Puebla

María del Rosario Casada con Manuel García María Guadalupe Casado con Concepción Lombardo General de división Miguel Gregorio, en Europa en comisión del imperio María de la Soledad Casada con el licenciado Una hija Francisco Barrera difunto María del Carmen Casada con el general de división María de la Paz Coronel de infantería Carlos Borromeo

Coronel de infantería Viudo Una hija Mariano de Jesús, falleció durante su destierro en el puerto de La Habana

Cuando Bernardo falleció, se dio a conocer el testamento otor- gado el 6 de abril de 1866 ante Antonio Ferreiro. Pidió ser sepulta- do en el panteón de San Fernando, al pie del nicho donde estaba sepultada su esposa y que su féretro fuera conducido por pobres del hospicio y cuatro acompañantes que portaran cuatro hachas de cera encendidas, y que después se donaran para el servicio del campo santo.

41 Bernardo Miramón heredó a sus hijos por partes iguales. Al tener dos hijas solteras, dispuso que se legara a ellas su pensión de general de brigada. Las beneficiadas fueron María del Rosario, de 38 años de edad, y María de la Paz. Entre sus bienes se encontraba la casa del Alfeñique, localizada en el barrio del Cacahuatal de San Pablo, valuada en 8 000 pesos, cantidad utilizada para el pago de deudas y gastos de la testamen- taría. Adeudaba 200 pesos, saldo del precio del piano que había regalado a su hija Pacecita el día de su santo, al dueño de la acre- ditada fábrica nacional de pianos ubicada en la calle de Zuleta 14 esquina con Vergara. A Soledad, su otra hija, le correspondió 130 pesos por la venta de un piano propiedad de su padre.14 A su hija María de la Luz, esposa del general José de la Luz Moreno, la nombró albacea con la recomendación y súplica que recuperara la casa 37 de la Ribera de San Cosme, que había perte- necido a su sobrina Mariana Gorriño y Miramón.15 Para arreglar la difícil situación de la propiedad debieron reu- nirse los herederos. Algunos sugirieron pagar los gravámenes que afectaban la propiedad, otros opinaron que lo mejor era vender y saldar la totalidad de los adeudos. Francisco Somera con una larga trayectoria y experiencia en la compra y venta de fincas rústicas y urbanas, vislumbró la oportunidad de adueñarse de una de las huertas más cercana a la ciudad de México. Se entrevistó con cada uno de los copropietarios para llegar a un buen precio. La propiedad se encontraba embargada y los herederos de Bernar- do Miramón acordaron que la mejor opción era deshacerse de ella, pagar al fisco y los costos del juicio.16 El valor total de la finca ascendió a 33 108 pesos, de los cuales se emplearon 11 036 en pagos judiciales. El resto se dividió entre los herederos del general Bernardo Miramón, correspondiendo a cada uno la cantidad de 2 006.54 pesos.

14 Fábricas Nacionales de pianos. Las hay muy buenas en varias partes de la ciudad; pero las mas acreditadas son las de las calles Zuleta núm. 14 y Ver- gara. Juan Nepomuceno Almonte, Guía de forasteros y repertorio de conocimientos útiles, p. 476. 15 anm, Protocolo 245, Antonio Ferreiro, 6 de abril de 1866 y Protocolo 365, Manuel López Guazo, 12 de julio de 1877. 16 anm, Protocolo 725, José Villela, 16 de julio de 1883.

42 Francisco Somera Francisco nació en 1820 en Xalapa, Veracruz; fue hijo de Diego Ramón Somera, comerciante vinatero originario de Santander, España. En 1828 ambos abandonaron el país a causa de la ley de expulsión de españoles, dejando negocios pendientes. En la penín- sula, Francisco cursó la carrera de ingeniería civil, donde se espe- cializó en estudios urbanísticos aplicados en diferentes ciudades europeas. En esos lugares obtuvo la experiencia que posteriormen- te empleó para elaborar los planos para el Ayuntamiento de la ciudad de México. Los conocimientos adquiridos en este organismo le sirvieron para conocer palmo a palmo los terrenos y ejidos existentes en los alrededores de la ciudad de México. En 1843 vislumbró en el potrero de La Horca próximo a la Ribera de San Cosme, la gran oportunidad para experimentar y llevar a cabo ventajosos negocios. Lo adquirió a un precio irrisorio, lo fraccionó y lo llamó colonia de Los Arquitectos. El acceso a esta información privilegiada, conjugada con la astucia y la ambición lograron que adquiriera en poco tiempo otras propiedades: 33 casas, seis terrenos y el rancho de Santo Tomás de los Tepetates, localizados en las proximidades de la ciudad de México. Después de concluir estos negocios viajó a Europa donde permaneció por cuatro años, con el fin de completar sus estudios y adquirir mayor experiencia. Al cabo de ese tiempo regresó con más ímpetu, con el fin de posesionarse en la compra y venta de bienes inmuebles. Este fue el comprador de la huerta La Chica y la casa número 37 de la Ribera de San Cosme a la cual nombró rancho de El Aguacatito.17 La propiedad colindaba al norte con las casas 34, 35 y 36; al oriente con la ladrillera y depósito del ferrocarril urbano; al sur con la calzada del Calvario y al poniente con San Cosme.18 Después de una ardua trayectoria en los negocios, Somera fa- lleció el 11 de marzo de 1889. El testamento cerrado fue dictado

17 María Dolores Morales, “Francisco Somera y el primer fraccionador de la ciudad de México, 1840-1889”, en Formación y desarrollo de la burguesía en México. Siglo xix, pp. 188-198. 18 anm, Protocolo 28, Gil Mariano León 27 de enero de 1883 y 15 de mayo de 1884.

43 ante José Villela y por orden judicial abierto después de una se- mana.19 Nombró albaceas testamentarios, fideicomisarios y tenedo- res de bienes a Juan Bautista Alamán —hijo de Lucas Alamán— y a los representantes de los hospitales Jesús Nazareno de Valdivieso de la Sociedad Francesa, Suiza y Belga, así como los de la benefi- cencia española y estadounidense. Las huertas fueron fraccionadas en lotes de grandes extensiones. Testimonio de ello es la compra que hizo el vasco Juan Antonio de Azurmendi de un lote en 4 530 pesos a la testamentaría de Francis- co Somera representada por Juan B. Alamán el 20 de marzo de 1895. Limitaba al norte con la Ribera de San Cosme y con el tívoli. Al oriente con la casa 37 1/2 localizada en la misma calle y con el depósito de ferrocarriles del Distrito Federal; por el sur y suroeste con la calzada de la garita del Calvario y por el poniente con la calle de la Industria y el ya mencionado tívoli. La propiedad tenía una superficie de 3328 m2, y un valor de 28 040 pesos. Azurmendi nació en 1852 y contrajo matrimonio con Dolores de Jesús quien a su vez vio la primera luz en 1859. Declaró ser in- dustrial y dueño de la fábrica de textiles La Colmena. Como un dato anecdótico, entre sus actividades personales se encontraba la foto- grafía.20 Esta venta no afectó a la propiedad. Todavía conservaba grandes extensiones que fueron vendidas a José María Couttolenc y Emilio Dondé.

José María Couttolenc y Emilio Dondé Para finiquitar la testamentaría de Francisco Somera, su represen- tante Juan Bautista Alamán emprendió la venta de diferentes propiedades que poseía en la ciudad de México. La casa 37 de la primera calle de la Ribera de San Cosme fue adquirida el 6 de agosto de 1891 por dos personajes: el general del ejército José María Couttolenc,21 nacido el 20 de noviembre de 1835, con domi-

19 anm, Protocolo 28, Gil Mariano León, 5 de marzo de 1896. 20 La familia Horcasitas Azurmendi donó 375 fotografías a la Fototeca Na- cional del inaH. 21 En 1891 José María Couttolenc era propietario de la hacienda de San Se- bastián Rocha en Tepeaca. Al año siguiente pasó a manos de su pariente Antonio del mismo apellido quien era dueño del molino de La Asunción en el distrito de

44 El arquitecto Emilio Dondé. cilio en la Ribera de San Cosme 6 y el ingeniero-arquitecto Emilio Dondé22 de 44 años unido en matrimonio con Matilde Guibault de 42 años, y domiciliados en la calle Donato Guerra y calzada de la Reforma. El 20 de marzo de 1895 ambos personajes formaron una sociedad con el fin de fraccionar los terrenos del rancho de El Aguacatito y se dio a conocer la noticia de la creación de un nuevo fraccionamiento. La sociedad formada por Dondé y Couttolenc tuvo una vida efímera. Fue disuelta el 8 de julio de 1898 ante Gil Mariano León. Cabe mencionar que el militar murió en el año de 1900, heredando a sus hijos los lotes que restaban del rancho de El Aguacatito.

Chalchicomula, y de las haciendas Toluquilla en Tecamachalco y de La Capilla en Chalchicomula. Leticia Gamboa Ojeda, Los empresarios de ayer. El grupo dominante en la industria textil de Puebla 1906-1929, p. 152 y Leticia Gamboa Ojeda, “Acerca de los primeros empresarios franceses en Puebla (siglo xix). La familia Couttolenc y sus contrastes frente a un patrón tradicional de inmigración”, en Rosa María Meyer y Delia Salazar (eds.), Los inmigrantes en el mundo de los negocios. 22 En 1876 el ingeniero Emilio Dondé fue jurado calificador para realizar el monumento a Cuauhtémoc eligiendo al ingeniero Francisco M. Jiménez. Suple- mento de Cultura Confabulario en El Universal, 31 de julio de 2004, p. 8.

45 Hijos de josé maRía couttoLenc, HeRedeRos de Los úLtimos Lotes deL RancHo de eL aguacatito, 1900 Hijos Fecha de nacimiento

María Guadalupe Eulalia 1881 José María 1883 José Antonio 1884 María Luisa Alicia Juana 1886 María Josefina Sofía Juliana 1888 Guillermo Cristóbal 1891 José Enrique Mauro 1893 María Socorro Sofía 1897

Con fecha de 6 de septiembre de 1908 fue vendido el resto de la casa 37 al licenciado José Peón del Valle. En esa fecha la propie- dad tenía un valor de 46 000 pesos.23

La casa de eL eLefante La casa de El Elefante, localizada en la Ribera de San Cosme número 16, era una de la más próximas a la fuente de la Tlaxpana. Es muy probable que en su fachada o en alguno de sus muros se encontrara la figura de un paquidermo, razón por la cual se conoció con este nombre hasta los inicios del siglo xx cuando fue derribada. Sebastián de Aberrus, uno de sus primeros propietarios la donó a su sobrina María Carrillo de Guzmán quien estaba casada con Francisco Flores de Miranda. Al fallecer, la heredó su hijo Bernar- dino Flores de Miranda y después pasó sucesivamente a Manuel Zuazo, Manuel Zozaya, Juan José Campuzano, al obispo de Hua- mango,24 Francisco de Deza y Ulloa (inquisidor mayor del Santo Oficio), al capitán Juan José de Vargas Campuzano (caballero de la orden de Santiago, alcalde ordinario de la ciudad de México) y a su esposa Antonia María de Herrera. Posteriormente fue vendida a José Prioni y éste hizo lo mismo a Fernando de Alencastre Noroña y Silva, duque de Linares, marqués de Valdefuentes, comendador de la orden de Santiago, virrey de

23 anm, Protocolo 28, Gil Mariano León, 20 de marzo de 1895, y 9 de mayo y 29 de noviembre de1898. 24 Huamango, provincia del Perú.

46 Nápoles y de Cerdeña y virrey del Perú. En México desempeñó el puesto de presidente de la Real Audiencia y virrey de la Nueva Es- paña desde 1711 hasta 1716.

Fernando de Alencastre Noroña y Silva duque de Linares El gobierno del duque de Linares se caracterizó por el trato amable que prodigó a aquellas personas que se acercaban a él y por la pre- ocupación constante que manifestó por el bienestar del pueblo. Entre sus legados se encuentra el establecimiento de la primera bi- blioteca pública, así como el primer museo que albergó la flora y la fauna de la Nueva España. En la ciudad de México realizó importan- tes mejoras materiales con fondos del estanco de la nieve, destacando la construcción del acueducto de los arcos de Belén y la fuente del Salto del Agua. Con conocimiento de los innumerables asaltos e incursiones de los piratas en costas de Yucatán, Campeche y Veracruz, y con el fin de preservar los bosques, el virrey ordenó extremar la vigilancia en esos lugares por los constantes saqueos de maderas preciosas, es- pecialmente el palo de tinte. También procuró evitar en el norte de la Nueva España cualquier intromisión indígena y europea, mediante apoyos económicos a los misioneros que se dirigían a California y Nuevo México con el fin de evangelizar a los naturales y fundar poblaciones. Fue promotor de dos expediciones a la pro- vincia de Coahuila y Texas, donde establecieron varias misiones y una colonia que llegó a conformar el estado de Nuevo León. En honor a don Fernando la llamaron San Felipe de Linares, población que hoy día conserva sólo el apellido. Es de reconocerse que gracias a su educación y buenas costumbres, obligó al clero a guardar compostura para no dar lugar a críticas o malos entendidos entre la población.25 El 28 de mayo de 1717, enfermo y presintiendo su muerte, el duque de Linares hizo su testamento. Su deceso causó gran cons- ternación. Por causas y razones que desconocemos, el virrey donó en calidad de legado y donación a Juana María Millán de Poblete la casa que posteriormente ostentaría el nombre de El Elefante. En

25 Manuel Rivera Cambas, Los gobernantes de México, t. II, p. 234.

47 ese tiempo los vecinos del lugar simplemente la nombraron la casa “de las Poblete”.26

Las Poblete Juana María Millán de Poblete era una mujer trabajadora. Procreó a varias hijas, pero nunca dio a conocer el nombre del padre. Una de ellas, Ana María Polanco se casó con Juan Fons, guarda vista de la Real Casa de Moneda. El matrimonio procreó a Inés de Fons y Polanco quien profesó en el convento de Jesús María con el nombre de María Inés del Santísimo Sacramento. Antonia de Espineda Millán, otra de sus hijas, se unió con Francisco Xavier de la Cerda Morán, escribano público; por último, la más pequeña fue llamada como su madre, Juana María. La casa de las Poblete era una casa alta de mampostería ubicada en la calzada Real que va para la villa de Tacuba, frente al convento de religiosos de San Cosme, próxima a la arquería que traía el agua de Santa Fe. La construcción albergaba numerosas viviendas con varias piezas, accesorias, cochera, zaguán, caballeriza grande y pe- sebrera de mampostería. En ese entonces le habían anexado a la propiedad una parte de un sitio laborío que antes había sido huerta y colindaba con tierras y potreros de la hacienda de Santa María. La propiedad gozaba de una paja de agua concedida hacía mucho tiempo pero los diferen- tes propietarios no cubrieron las cuotas correspondientes. Las au- toridades restringieron el suministro, pero el 31 de octubre de 1765 volvió a la normalidad por orden de José Joaquín de Arrois.27 Al morir Juana María Millán de Poblete, no dejó disposición testamentaria. Por esta razón, De la Cerda Morán dio a conocer “el deceso súbito de la madre de su esposa”, adjudicándose con prontitud y sin legalidad alguna el albaceazgo. Entre los bienes se encontraba la casa de El Elefante y la tienda de cerería la cual astu- tamente “secuestró para el futuro de sus hijos”. Este hecho provocó serias dificultades entre los herederos, hasta que acordaron vender la casa y huerta. El 9 de enero de 1765 Miguel

26 anm, Protocolo 738, Manuel Ymas y Carballido, 9 de enero de 1765. 27 agnm, Tierras, v. 3549, exp. 1, 13 de marzo de 1794. Expediente formado para el remate de la casa que nombran del elefante situada en esta corte en la Ribera de San Cosme, que quedó por bienes del regidor don José Mateos.

48 Martínez Falcón compró en 5 000 pesos a los descendientes de Juana Millán de Poblete la casa de El Elefante. Pagó 1 000 pesos y reconoció 4 000 de gravámenes. El 14 de enero de 1774 Miguel Martínez Falcón vendió al regi- dor perpetuo José Mateos Chirinos la casa de El Elefante. En ese tiempo ya ostentaba la imagen que le daría el nombre por más de 120 años. Con el fin de hacer productiva la propiedad, solicitó un préstamo de 4 000 pesos para redimir los siguientes gravámenes: 2 000 pesos pertenecientes a la capellanía de misas que fundó Sebastián Fernández Portilla e Isabel Castilla, 1 000 pesos de una obra pía de pan y carne del hospital de Nuestro Padre San Juan de Dios. Aunque quería liquidar los gravámenes anteriores, Clara Chirinos Palazian aprovechó la compra de la propiedad y estableció el gravamen de 1 000 pesos de una capellanía que beneficiaba a su hijo José María Mateos como patrono y capellán.28 El 10 de septiembre de 1776 Chirinos solicitó a Pedro Núñez de Villavicencio del Consejo de Su Majestad de Hacienda, superin- tendente privativo de la Real Casa de Moneda un nuevo préstamo por 2 000 pesos, y la propiedad quedó hipotecada. Este dinero estaba destinado a tareas altruistas principalmente para los gastos mensuales de la casa de ejercicios de los padres del Oratorio de San Felipe Neri. El regidor Chirinos conservó la propiedad hasta que la muerte lo sorprendió, pero al no haber cumplido sus obligaciones el Juz- gado de Capellanías y Obras Pías emprendió las acciones necesarias para restablecer los pagos. La decisión fue unánime: rematar la propiedad. Manuel José de Barbabosa y Quijano se presentó para adquirir la casa. El interesado propuso pagar 5 000 pesos al contado, con la condición de cubrir sólo los gastos causados en el remate y recibir de inmediato los títulos que avalaran la propiedad y la mer- ced de agua que provenía de la arquería. Sin embargo, el remate debió posponerse por treinta días porque la casa estaba “amenazada de ruina en la mayor de sus techos y hay extrema y urgente necesidad de repararlos antes de las lluvias”.29

28 anm, Protocolo 350, Diego Jacinto de León, 14 de enero de 1774. 29 Ibid.

49 Aunque la casa fue valuada en 6 600 pesos, fue invalidada la propuesta de Barbabosa por no presentarse en el plazo estipulado. Poco después José Lebrón y Felipe Francisco Pasalle, representantes de Manuela Ceballos y Monterde ofrecieron la cantidad de 6 200 pesos, efectuándose el remate el 13 de marzo de 1794.

El conde de la Presa de Xalpa María Manuela Ceballos y Monterde nació el 4 de enero de 1787 y murió el 23 de enero de 1849. A la edad de 18 años contrajo matri- monio con el regidor Pedro José de Ceballos y Cosio.30 Ella era descendiente del capitán del Regimiento Provincial de Milicias de México, Rafael Monterde Antillón y González del Pinal, conde de la Presa de Xalpa.31 El matrimonio procreó a Manuela, quien heredó la casa de El Elefante. En ese entonces la propiedad se encontraba en total abandono, y registraba numerosos gravámenes por la cantidad de 6 800 pesos, que beneficiaban a Francisco Manuel Baso Ibáñez y Aréchega, cura de la parroquia de Santo Tomás (alias la Palma), a la cofradía de la Preciosa Sangre de Cristo de la parroquia de Santa Catarina y a los herederos del difunto doctor José de Rivas. Los afectados interpusieron una demanda para un pronto pago que fue el detonante para vender un pedazo de tierra de labor y merced de agua a Francisco Ignacio de Horcasitas. Debido a que la super- ficie de la casa de El Elefante quedó mermada y en ese entonces las tierras eran estériles, los propietarios optaron por venderla en 8 800 pesos a Juan Vicente Gómez Rodríguez de Pedroso, quien además de ser caballero maestrante de la Ronda, tenía lazos de parentesco con los marqueses de Selva Nevada.32

Otros propietarios Al igual que sus antecesores, el nuevo propietario no se preocupó en realizar las reparaciones necesarias. Sólo se acordó de la existen-

30 Verónica Zárate Toscano, Los nobles ante la muerte en México, p. 422. 31 Margarita Zabala Menéndez, Historia española de los títulos concedidos en Indias, t. II, pp. 958-959. agnm, Tierras, v. 3549, exp. 1, 1794. Expediente formado para el remate de la casa que nombran del elefante situada en esta corte en la Ribera de San Cosme que quedó por bienes del regidor D. José Mateos. 32 anm, Protocolo 415, José Antonio Morales, 26 de abril de 1813 y 14 de julio de 1814.

50 cia de la casa en su disposición testamentaria al nombrar herederos y albaceas a sus hijos María Guadalupe y Juan Vicente. Ante el total abandono de la huerta durante varios años, la es- casa producción no alcanzaba ni para cubrir los gastos más apre- miantes. El albacea de la testamentaría, el doctor José María Aguirre prefirió venderla el 29 de octubre de 1841 a Pedro Fuentes en 6 500 pesos quien aceptó las obligaciones y pagar las misas re- cordatorias de su antiguo poseedor en el altar mayor de la Santa Veracruz, lugar donde se encontraba la imagen del Señor de los Siete Velos. Cabe mencionar que Pedro Fuentes compró un potrero y una casa localizada en la plazuela de Buenavista marcada con el núme- ro 20 a Mariana Gorriño Miramón, propietaria de la casa número 37 de la Ribera de San Cosme.33 En 1845 Miguel Fuentes, hijo de Pedro, arrendó durante cinco años a José Pendás y a Francisco Martínez el corral de la casa de El Elefante en 499 pesos anuales para actividades pecuarias. Una de las condiciones fue que la puer- ta del corral sólo serviría de paso a los tratantes, por lo que era necesario construir una especial para la piara.34 En esta época al arrendar alguna propiedad, era importante especificar la cantidad de agua a la que tenía derecho, tal y como se menciona de la casa de El Elefante:

Todavía a mediados del siglo xix, los contratos de venta especificaban si el inmueble propuesto al comprador disponía o no de agua potable a domicilio. Un documento de 1850 conservado, entre tantos otros, en el Archivo Histórico de la ciudad de México especificaba que la casa localizada en la Ribera de San Cosme número 16 disfrutaba de una “paga” permanente cuya medida había sido efectuada en 1698, esto es un siglo y medio antes.35

La familia Fuentes empezó a tener dificultades con sus vecinos. Algunos de ellos pensaron en fraccionar sus propiedades con el fin de obtener un mayor provecho, pero la falta de una traza urbana adecuada en los alrededores de la ciudad, fue un gran obstáculo

33 anm, Protocolo 676, Manuel Torres, 7 de abril de 1832. 34 anm, Protocolo 426, Francisco de Madariaga, 5 de mayo de 1845. 35 Alain Musset, El agua en el valle de México. Siglos xvi-xviii, p. 112.

51 que impidió la venta de lotes. Representantes del Ayuntamiento realizaron el proyecto de la calzada que correría desde la casa de El Elefante hasta la calzada de Nonoalco. Sin embargo, su propie- tario se resistió a este proyecto para conservar el único callejón existente en el lugar, asegurando que pertenecía a la casa de El Elefante.36 Al fallecer Pedro Fuentes en el año de 1852, sus hijos Miguel, Guadalupe, María de Jesús y Loreto heredaron la casa. Una parte de la propiedad albergaba numerosos jacales y zahúrdas y por ello decidieron vender sólo una parte del terreno.37 En ese tiempo la ambición de los diferentes propietarios de las casas y huertas de San Cosme, había propiciado la invasión de los pocos espacios existentes, dejando el mínimo para el tránsito de visitantes, vecinos y carruajes. Los herederos de la casa de El Ele- fante enfrentaron este problema y en diversas ocasiones fue el pretexto de los interesados para obtener un precio bajo por otras casas y huertas cercanas. En 1858 resurgió la idea de abrir un callejón y al elaborar el plano los ingenieros del Ayuntamiento vieron la posibilidad de utilizar la franja de terreno que dividía la casa de El Elefante de la casa de Los Mascarones. José Garciafiel, propietario de esta última había solicitado a los empleados de esta dependencia la adjudicación del terreno del callejón, sin embargo Juan de Dios Barroso se opu- so al proyecto, alegando que le pertenecía el paso utilizado para ingresar a su propiedad. Miguel Fuentes apoyó a este último por las mismas razones.38 Con la Ley Lerdo se cancelaron algunos gravámenes que regis- traba la Casa de El Elefante. En 1861 en el Juzgado de Capellanías y Obras Pías, los licenciados Marcelino Castañeda y Ponciano Arria- ga realizaron los trámites necesarios para concluirlos, lo que signi- ficaba que los propietarios debían liquidar los saldos.39 Después de cubrir los adeudos, los herederos optaron por vender la propiedad. Teresa Pliego la compró en 20 000 pesos, reconocien-

36 Archivo Histórico de la Ciudad de México, en adelante aHdf, v. 520, 13 de diciembre de 1850. 37 anm, Protocolo 550, José Silverio Querejazú, 19 de junio de 1852. 38 aHdf, v. 520, 13 de diciembre de 1858. 39 Ibid., v. 519, 1858.

52 do sólo un capital de 2 371 pesos a favor de los fondos de benefi- cencia. Lo poco que quedó fue dividido entre los miembros de la familia Fuentes.40 En poco tiempo la casa fue comprada por Manuel Romero de Terreros, quien en un futuro también adquiriría el rancho de San Rafael en la Ribera de San Cosme. Antes de concluir el siglo xix, se inició la venta de terrenos de esta propiedad, desapareció la casa y sólo quedó en el recuerdo la casa de El Elefante.

La casa deL Pino Al igual que para otras propiedades, existen pocos datos referentes a la casa del Pino. Las tierras que la conformaban fueron otorgadas en los primeros años de vida colonial y se localizaban en el corazón de la Ribera de San Cosme. En los albores del siglo xix, Mariana Chanin era su propietaria. A su muerte, la heredaron sus hijos, quienes en poco tiempo la vendieron a Manuel Martínez de Cosio. En aquel entonces, pocos eran los dueños dedicados al trabajo de la tierra y para obtener algún dinero la mayoría optaba por el arrendamiento. Luis Aranda fue uno de los primeros arrendatarios de la propie- dad. Después le siguieron Jesús Azcárate y José Luis Morales con un contrato por cinco años y con una renta anual de 500 pesos. En una de las cláusulas se estipuló que las tres piezas existentes en el corral quedaran a disposición del propietario. La finca se entregó bajo inventario y se devolvería bajo las mismas circunstancias. Las mejo- ras llevadas a cabo en la casa, en los sembradíos de alfalfa y en la huerta quedarían a beneficio del propietario.41 La propiedad se convirtió en una de las más productivas y en estas condiciones se encontraba cuando falleció José Luis Morales. Como registraba algunos gravámenes el propietario decidió rema- tarla y la adquirió Pedro García Conde. El acto se celebró el 15 de mayo de 1844 por la cantidad de 10 300 pesos, pero debió cubrir los réditos atrasados, contándose entre ellos 4 550 pesos a favor de

40 anm, Protocolo 57, Ignacio Cosío, 13 de diciembre de 1866. 41 anm, Protocolo 426, Francisco de Madariaga, 21 de enero y 15 de agosto de 1829.

53 la Casa de Recogidas y 1 765 pesos por concepto de réditos por capellanías.42

Pedro García Conde Este militar nació en 1806 en el poblado de Arizpe, Sonora, y se dice que falleció en 1851, en brazos de su nodriza, a pocos pasos del lugar donde vio la primera luz.

Era un hombre moreno, alto y pálido, de nariz acaballerada y ojos verdes. Su voz tenía el dejo de la gente de su tierra Arizpe, de donde salió muy niño. En su trato interno era dulcísimo y se ocupó constantemente en leer mapas y planos que en un futuro le serían de gran utilidad en las labores que desempeñó en el gobierno43.

Durante su juventud participó en el movimiento de Independen- cia, y por los servicios que prestó a la patria fue nombrado director del Colegio Militar. Gracias al buen desempeño en este puesto, se le confirió otro de mayor envergadura, el de ministro de Guerra en el periodo presidencial de José Joaquín de Herrera. Por sus vastos conocimientos en cartografía y geografía de la República, le fue asignada la ardua tarea de supervisar los límites entre México y los Estados Unidos de Norteamérica. Las diferentes actividades que desempeñó le exigían constantes visitas y largas permanencias en la ciudad de México por lo que decidió adquirir una casa confortable. La que más le agradó fue la del Pino, la cual disfrutó por poco tiempo. En unos cuantos meses decidió venderla en 9 937 pesos a otro renombrado militar: Nicolás Bravo, general de División benemérito de la patria. Pasó a sus manos el 10 de enero de 1846 con la inclusión de dos mercedes de agua, una gorda y otra delgada con cinco pajas cada una.

El general Nicolás Bravo Nicolás Bravo nació y murió en Chilpancingo, hoy estado de Gue- rrero. En sus primeros años de vida se dedicó a labores agrícolas en la hacienda de Chichihualco, propiedad de su familia. Guillermo Prieto lo describe de la siguiente manera:

42 anm, Protocolo Hacienda, Joaquín Abadiano, 10 de marzo de 1846. 43 Guillermo Prieto, Memorias de mis tiempos, p. 370.

54 El general Bravo es un hombre grueso y corpulento, de furia levantada, frente abovedada pero no muy ancha, ojos negros, de mirada franca y apacible, nariz acaballetada y larga, boca recogida, doblado el labio in- ferior con el puro que eternamente está entre sus labios.44

Desempeñó el cargo de vicepresidente desde el 6 de octubre de 1842 hasta el 5 de mayo de 1843 y fue presidente interino de la República desde el 28 de julio hasta el 4 de agosto de 1846. Antes de ocupar por segunda ocasión la presidencia, Bravo com- pró la casa del Pino. Por las numerosas actividades y compromisos en la política, como su anterior propietario disfrutó la casa en con- tadas ocasiones. El 13 de abril de 1846 le encomendó a Manuel Piña arreglar cualquier asunto relacionado con la propiedad.45 En estas condiciones arrendó la casa y huerta por la cantidad de 80 pesos mensuales durante cinco años a Domingo Paul, operación que fue respaldada con la hipoteca de unos baños de su propiedad. Tendría la libertad de arrendar la propiedad por su cuenta, pero con la obligación de respetar la casa tal y como se la habían entre- gado. En ese entonces estaba recién construida y se identificaba fácilmente por localizarse “dentro de los arcos”, pero en contradic- ción la huerta se encontraba en total abandono. El arrendatario intentó hacerla productiva con base en el trabajo, pero se complicó por la inestabilidad política. La invasión estadounidense de 1847 tuvo secuelas que afectaron a la población, razón por la cual Paul canceló el arrendamiento. El representante de Bravo sólo consiguió que cubriera el tiempo que había permanecido en la propiedad.46 En los años siguientes se registraron otros arrendatarios sin que hicieran mejoras a la propiedad. En 1854 el matrimonio Bravo fue envenenado, no se castigó a los culpables y el delito se adjudicó a un médico de apellido Avilés. La única hija y heredera de Nicolás Bravo no demostró interés en conservar la casa del Pino y el 11 de abril de 1856 Carlos Bravo, albacea testamentario, nombró a Igna- cio de la Barrera para atender los asuntos relacionados con la propiedad.

44 Guillermo Prieto, Mi guerra del 47, p. 24. 45 anm, Protocolo 677, Manuel Taboada, 13 de abril de 1846. 46 anm, Protocolo 242, Plácido Ferriz, 21 de junio de 1846.

55 El alemán Federico Osterroth La huerta y la casa del Pino ocupaban grandes extensiones de tierras y por esta razón Nicolás Bravo tenía el proyecto de dividir el terreno y construir varias casas, las cuales marcó con los núme- ros 33, 34, 35, 36 y 37. El albacea ignoró las divisiones establecidas por el general, ofreciendo la propiedad como una sola. El alemán Federico Osterroth la adquirió por la cantidad de 24 000 pesos, pagó al contado 15 063 pesos, reconoció 6 050 de réditos y 2 887 pesos de rezagos.47 Osterroth había llegado a México con el fin de reunir un capital respetable, regresar a su país y vivir con comodidad. Al llegar se desempeñó como comerciante y mesonero. Con lo que reunió y el préstamo que le facilitó otro alemán, Aloys Siedle,48 —dinero obtenido por la venta de tres casas que poseía en la ciudad de México—, compró a la testamentaría de Nicolás Bravo la casa del Pino. Su estancia en México no resultó como esperaba, razón por la cual decidió regresar a Alemania. Antes de partir, reconoció sus deudas y se comprometió en dejar saldadas las otras a la mayor brevedad. Con el fin de recuperar su dinero lo más pronto posible, Siedle acudió con Luis Biecheln, notario del distrito de Freiburg, Alema- nia.49 El 16 de julio de 1858 nombró en ese lugar como su repre- sentante a Federico Schoman, alemán radicado desde hacía varios años en México dedicado a la fabricación de pianos. Para legalizar el acto estuvieron presentes Georg Kramer, mesonero del Águila y José Rienzler, maestro tintorero. En México, el documento fue traducido al castellano por Oloardo Hassey y firmado por Hipólito Villerías, Benigno Trujillo y Francisco Arriaga como testigos. Cuando la casa del Pino se puso a la venta, se presentó Felipe Augusto de Morineau, barón de la Crosse y canciller de la legación francesa en México en representación del ministro francés vizcon- de de Gabriac. El diplomático buscaba una casa cómoda, grande,

47 anm, Protocolo 722, Francisco Villalón, 11 de abril de 1856. 48 Ciudadano originario de Gutenbach. Aloys se menciona también como Luis. 49 Freiburg es un pueblo del sur del antiguo gran ducado de Baden a pocos kilómetros del río Rin, que domina en la falda occidental de los montes de Schlossberg, contrafuertes de la Selva Negra.

56 con huerta y próxima a la ciudad de México. A Morineau le mos- traron el poder otorgado en Freiburg, certificando la autenti- cidad de la firma de Bencke, cónsul de S. M. prusiana. Gabriac pagó 10 000 pesos al contado y reconoció los gravámenes que afec- taban la propiedad.50 En este acto estuvieron presentes el licen- ciado Juan Rodríguez de San Miguel y el vizconde de Gabriac, quien reconoció la deuda de Siedle, fungiendo como fiador Juan Bautista Jecker.51

Pagos HecHos en 1857 PoR eL vizconde de gabRiac PoR La casa deL Pino Beneficiarios Cantidad en pesos Réditos atrasados 2 887.00 Aloys Siedle con un rédito de 6% por escritura 13 500.00 del 5 de mayo de 1856 Libranzas que debían enviarse a Europa 4 563.00 totaL 20 950.00

Juan Alejo Cadoine, vizconde de Gabriac Juan Alejo Cadoine, vizconde de Gabriac, nació en Berne, Francia, el 10 de abril de 1830. El 17 de junio de 1854 fue nombrado minis- tro plenipotenciario en México. Debido a su juventud carecía de la experiencia necesaria en el servicio diplomático y por esta razón lo enviaron a México para que en la práctica aprendiera como condu- cirse y obtener el mayor provecho para su país. Arribó al puerto de Veracruz en diciembre de ese mismo año, presentando las creden- ciales que lo acreditaban como representante de su país al entonces presidente de México, Antonio López de Santa Anna. El enviado francés tenía entre sus numerosas funciones la delicada tarea de informar al gobierno de Napoleón III, sobre la situación política de México. Los franceses no olvidaban la jugosa indemnización obtenida por la famosa Guerra de los Pasteles, por lo que no renunciaban a la idea de obtener otro sustancioso botín. A los pocos días de su llegada, Gabriac empezó a relacionarse con políticos mexicanos a quienes demostró una amistad incondicio-

50 anm, Protocolo 722, Francisco Villalón, 5 de mayo de 1856 y 18 de no- viembre de 1858. 51 Ibid., 13 y 14 de octubre de 1857.

57 Juan Alejo Cadoine, vizconde de Gabriac. nal, inclinándose a los ideales que se ajustaban a sus intereses. En principio estuvo a favor del partido conservador y después del triunfo de la Revolución de Ayutla, cambió radicalmente y demos- tró su simpatía al gobierno formado por los liberales. Durante el tiempo que permaneció en México sostuvo una gran amistad con Ignacio Comonfort y con el español Gregorio de Ajuria. La información de las pláticas “confidenciales” con políticos mexicanos sostenidas en la casa del Pino se toman con reserva. Sin embargo, éstas se remitieron a Francia con todos los pormenores de la delicada situación que vivía México en esos años aciagos. No escapó a su perspicacia la quiebra que registraba la hacienda públi- ca mexicana, e hizo énfasis del préstamo que Cayetano Rubio otorgó al gobierno mexicano por la cantidad de 500 000 pesos.52

52 Cayetano Rubio nació en 1800 en Cádiz y murió en 1876 en la ciudad de México. Era alto, de frente regular, ojos pardos y barba cerrada. En su juven- tud se trasladó a México donde figuró entre los más destacados comerciantes, industriales y prestamistas de su época. Este empresario formó en 1839 parte de un consorcio de acuerdo con el gobierno para monopolizar el cultivo e in- dustrialización del tabaco. Años después con Manuel Lizardi tomó en arriendo por varios años la Renta del Tabaco. agn, Cartas de Seguridad, v. 74, 4 de enero de 1849, p. 274.

58 García Cubas menciona su conducta en el siguiente párrafo:

En toda la época de nuestro ser político, anterior a la intervención francesa, los Ministros extranjeros, abusando de la debilidad de nuestros Gobiernos, propasaban sus facultades, constituyéndose en verdade- ras potencias despóticas. Que un mexicano diese involuntariamente un empellón a un inglés; que otro, sin intención, mirase de soslayo a un francés, causas eran bastantes para que Ministros como Mr. Percy Doyle y Mr. de Gabriac, mostrasen a la par que su coraje, su soberbia, dirigiendo reclamaciones al Gobierno, con la exigencia de una indem- nización al canto, y la consiguiente amenaza de la venida a nuestros puertos de escuadras formidables.53

Después de informar sobre la vida política nacional, su gobierno lo llamó para otras tareas. Antes de retornar a su país, el vizconde de Gabriac intentó arreglar asuntos pendientes, entre otros saldar los gravámenes que afectaban la casa del Pino. Uno de ellos era el incumplimiento del pago del agua de la propiedad. Este problema estaba presente desde hacía muchos años, por lo que se registraba una gran deuda. Para conocer la cuantía, solicitaron información a la Comisión del agua. El penoso historial de la casa del Pino iniciaba desde la época colonial y se daban a conocer los excesivos abusos por parte de los regidores perpetuos. Para dar credibilidad a las razones expuestas por el vizconde, debía mostrar la Real Cédula expedida el 7 de septiembre de 1776 que legalizaba la adjudicación del líquido. Al no mostrarla aseguró que se había concedido por el regidor perpetuo Ignacio de Iglesias Pablo. Cuando Manuel Martínez de Cosio fue propietario de la casa, obtuvo el arrendamiento de una merced de agua gorda, la cual se ratificó en cabildo el 14 de mayo de 1824 con la renta de 50 pesos anuales. Dos años después se realizó un estudio por uno de los regidores y comunicaron al propietario que si deseaba continuar recibiendo el vital líquido, debía pagar el arrendamiento, propo- sición que aceptó pero jamás cumplió. Fue hasta el 28 de junio de 1852 cuando la Comisión solicitó un informe de las dos mercedes que llegaban a la propiedad y se comprobó que ninguno de los poseedores había cubierto pago alguno, por lo que al 31 de diciem- bre de 1859 había un adeudo acumulado de 1 625 pesos.

53 Antonio García Cubas, El libro de mis recuerdos, p. 57.

59 Este tipo de problemas fue una constante durante el siglo xix. La apatía, negligencia y desinterés de directores y empleados de esa dependencia provenían desde la época colonial. Por esta razón, los litigios se multiplicaban y permanecían largas temporadas en los juzgados sin llegar a ninguna solución. Unos y otros se culpaban: las autoridades alegaban que los usuarios no pagaban y los posee- dores creían que el historial de cada propiedad estaba resguardado en los archivos. El problema continuó en los años siguientes. En un escrito pre- sentado el 10 de febrero de 1858 el mismo vizconde de Gabriac, aseguró haber extraviado los títulos de las tres mercedes de agua pertenecientes a la casa del Pino y solicitaba su inmediata reposición. El francés aseguró con firmeza tener el derecho de dichas mercedes y con una astucia y audacia inusitadas se deslindó de los adeudos. Las mismas autoridades creyeron la farsa y cayeron en la trampa, mencionando que el vizconde,

digno por mil títulos de las consideraciones y aprecio de la ciudad de México y la buena voluntad que ha manifestado en todo cuanto interesa a esta capital y a la nación mexicana lo hace acceder a una muestra práctica de la estimación que le tienen así los representantes de la ciudad como el supremo gobierno. La comisión concluye por tanto sometiendo a la deliberación de la junta las siguientes proposiciones: 1 La ciudad de México hace donación al vizconde de Gabriac para la casa del Pino de tres mercedes de agua, dos de gorda y una de del- gada y de la medida de 5 pajas cada una, libres de toda pensión de composturas. 2 El síndico gestionará el pago de las cantidades que se adeudan por los poseedores de la casa del Pino e investigará los datos conducentes y hará practicar por las oficinas las liquidaciones respectivas. El adeudo de agua hasta diciembre de 1859 era por 3 400 pesos. La donación fue aprobada por el gobierno y esto duraría mientras la casa perteneciera al diplomático francés.54

Después de estos sucesos el vizconde de Gabriac preparó su partida. El primero de diciembre de 1860 regresó a Francia y el administrador de la propiedad inició con los incesantes arrenda- mientos los problemas que perdurarían los próximos 40 años.

54 agnm, Ayuntamiento, v. 68, exp. 30, 1860. Se autoriza al Ayuntamiento para que haga donación al C. Vizconde de Gabriac de tres mercedes de agua y una de delgada para la casa del Pino de que es dueño.

60 La eficacia que demostró Gabriac en informar a Francia de los asuntos de México, fue mejorada en el país que le fue asignado, ganándose la confianza de su gobierno. Así fue su actuación en Nápoles, Roma y Munich; en 1870 fue nombrado encargado de negocios en San Petersburgo y al año siguiente en Berlín. Dos años después fue plenipotenciario en La Haya y sucesivamente en Bru- selas y Atenas. Cuando era embajador en este último lugar, tuvo contacto con Henry Schliemann, descubridor de Troya. En 1873, el alemán tuvo serios problemas con los gobiernos de Turquía y Grecia porque le exigían la devolución del tesoro de Príamo para depositarlo en un museo. Con el fin de que se exhibiera en el Louvre, Schliemann contactó al vizconde de Gabriac quien recibiría la colec- ción a nombre de Francia. La propuesta falló porque hubiera pro- vocado una disputa entre Francia y Turquía.55. Finalmente, de 1878 a 1880 fue embajador ante la Santa Sede, lugar donde escribió L’Église et l’État, publicado en 1886 en París.56 El vizconde de Gabriac contrajo matrimonio con Adelaida Va- lentina Formé y procrearon a Francisco Luis Amadeo Antonio de Cadoine de Gabriac. Se dice que el general Antonio López de San- ta Anna fue su padrino de bautizo. El vizconde de Gabriac falleció el 31 de agosto de 1890. Su hijo murió el 30 de julio de 1889, un año antes que el vizconde y su es- posa le sobrevivió hasta el 12 de junio de 1901. Los tres fallecieron y fueron sepultados en Lantilly, Francia. Ninguno de los tres dejó disposición testamentaria, por lo que a la muerte de la viuda empezaron largos, tediosos y eternos pro- blemas entre los herederos, pero con el gratificante resultado de su disfrute. Fue hasta el 15 de octubre de 1904 cuando los tres descendientes de su único hijo se declararon herederos legales: Francisco María Alejo Jorge de Cadoine de Gabriac, María Luisa Juana Antonia de Cadoine de Gabriac, condesa de Chabannes y Valentina Emiliana María del Carmen de Cadoine de Gabriac. A ellos les adjudicaron los bienes de su padre localizados en Francia

55 Irving Stone, En busca de Troya, pp. 348-349. 56 Enrique Cárdenas de la Peña, Mil personajes en el México del siglo xix, 1840- 1870, t. II, p. 15.

61 y México. La referida casa del Pino con la huerta fue adjudicada mediante dos actas fechadas el 8 y 15 de octubre de 1904 en Covigny de Niévre, Francia, ante Luis Clejault. Estos trámites se llevaron a cabo bajo las leyes francesas y en México se protocolizaron el 12 de junio de 1905 por Francisco Aguirre del Pino. Los herederos convinieron en nombrar un representante que arreglara lo conducente a la casa del Pino. Eligieron como apode- rado jurídico al francés Augusto Roustan para realizar los trámites correspondientes ante la Secretaría de Estado y del Despacho de Hacienda y Crédito Público. Para concluir los trámites se pagó el impuesto de herencias a la Tesorería General de la Federación que ascendía a 1 741.61 pesos y 1 100.34 pesos por el impuesto del timbre, haciendo un total de 2 841.95 pesos. Al enterarse que la casa del Pino se encontraba en venta, se presentó el general Félix Díaz.

El general Félix Díaz Félix, sobrino de Porfirio Díaz llevaba el mismo nombre de su padre. Nació en 1868 en Oaxaca lugar donde cursó sus estudios primarios. Por sugerencia de su tío ingresó al Colegio Militar, obteniendo el título de ingeniero a la edad de 20 años. En plena juventud contra- jo matrimonio con Isabel Alcolea. Durante toda su vida trató de imitar a su tío. Sin embargo, la sombra del personaje legendario de Porfirio Díaz lo persiguió durante su existencia, y era evidente que no tenía ni el carisma ni la autoridad del dictador. Sirvió en el estado mayor presidencial y al presentarse como candidato para gobernador de su estado sufrió un descalabro, por lo que fue designado cónsul general en Chile. Regresó en 1904 y ocupó diversos puestos, como en la policía del Distrito Federal. Posteriormente llegó a ser diputado y senador por su estado natal y en el ejército alcanzó el grado de general brigadier. En octubre de 1912 publicó un manifiesto que sólo causó males- tar en algunos segmentos de la población. Hasta su misma familia dudaba de su capacidad política como

conductor de revoluciones. No pocos se preguntaron ¿Quién podría haber financiado su movimiento, pues Félix no es hombre de grandes recursos económicos? Este fallido intento provocó que lo aprehendieran en Veracruz y lo encarcelaran en San Juan de Ulúa. Poco después fue

62 General Felix Díaz.

trasladado a la ciudad de México, teniendo por única compañía a su esposa. Fue ingresado en Lecumberri.57

Cuando Porfirio Díaz se encontraba en Biarritz, su sobrino Félix llegó sorpresivamente procedente de Vancouver. Todavía demos- traba su molestia y disgusto por “las artimañas que Huerta ha usado para eliminarlo como candidato a la presidencia”.58 A esto se sumaron los sucesos registrados en noviembre de 1913, cuando la hacienda de su propiedad llamada Los Borregos, fue tomada por los revolucionarios y repartida por Lucio Blanco entre los campesinos.59 En enero de 1916 la prensa publicó que el gobierno carrancista solicitaría la extradición de Félix Díaz para responsabilizarlo de los acontecimientos de la decena trágica. Además se le culpó de traición a la patria al firmar un pacto con el embajador de Estados Unidos. Al tratar de exculparlo, su esposa Isabel Alcolea mencionó en una

57 Ricardo Orozco, El álbum de Amada Díaz, p. 37. 58 Ibid., p. 75. 59 Ibid., p. 85.

63 carta que las intenciones de su esposo eran con el fin de “empren- der una obra patriótica en bien de México”.60 Todavía en 1918 nombró al general Juan Andrew Almazán, jefe de operaciones en los estados de Nuevo León y Tamaulipas. Todos estos movimientos resultaron fallidos y se comprobó una vez más la incapacidad estratégica de Félix Díaz. Vivió creyendo que con su apellido la patria entera le agradecería sus acciones y se postraría a sus pies.61 Estas vicisitudes en su vida las alternó con una de las actividades más redituables: la compra y venta de propiedades en la Ribera de San Cosme. Después de haber participado y desempeñado diversas activida- des y acciones militares, el general Félix Díaz deseaba asegurar su futuro. Conoció los proyectos de fraccionar algunas de las haciendas, ranchos y huertas próximos a la ciudad de México, lo cual le per- mitió conocer las ventajas y utilidades obtenidas en esos negocios. Por esta razón se convirtió en un comprador potencial de casas y terrenos en la Ribera de San Cosme, bajo el modelo de pago de un mínimo enganche y el resto en anualidades. Un primer ejemplo es el siguiente: en 1906 adquirió en 70 000 pesos una casa en la Ribera de San Cosme que tenía una extensión de 597 metros cuadrados, pagando 4 000 pesos en abonos anuales.62 En ese mismo año vendió en 55 000 pesos la casa ubicada en la primera calle de la Industria numero 10 a Cándida Zavaleta viuda de Azurmendi. La compradora entregó 12 800 pesos al momento de escrituración y para finiquitar el adeudo obtuvo dos créditos, uno por la cantidad de 37 000 pesos y otro por 5 200 pesos. Félix Díaz había hecho un buen negocio y por esta razón no se limitó a esta compra. El 8 de enero de 1906 Francisco Nengebaun, apoderado de Luisa Kebe de Schondube, vendió una casa al gene- ral Félix Díaz. El terreno fue comprado a la sociedad colonia San Rafael y se localizaba en el número 3 de la calle de las Artes. Kebe lo había adquirido de José I. Icaza por escritura fechada el 22 de noviembre de 1899 otorgada ante Rafael Pérez Gallardo. El precio

60 Ibid., pp. 144 y 175 y Reforma, Cultura, 18 de febrero de 2003. 61 Idem. 62 anm, Protocolo 28, Gil Mariano León, 22 de marzo de 1906.

64 de venta fue de 70 000 pesos que Díaz pagó de la forma siguiente: 15 000 pesos al contado y los 55 000 restantes en anualidades de 11 000 pesos.63

Otra compra Estas fueron las razones para adquirir la casa y huerta del Pino y fraccionarla tal y como lo hacían otros empresarios. El 7 de noviem- bre de 1904 dio a conocer su interés por adquirir esta propiedad, pero debió esperar la ratificación del poder otorgado a Augusto Roustan en Francia.64 Roustan actuaría en representación de los nietos del vizconde: Juan Alejo de Cadoine conde de Gabriac, Adelaida Valentina Forme condesa de Gabriac, Francisco María Alejo Jorge y María Luisa Juana Antonia y Valentina Emiliana María del Carmen de Cadoine de Gabriac. El 13 de noviembre de 1905 se concretó la venta. El general Félix Díaz compró la casa del Pino, la cual incluía casas pequeñas y terre- nos anexos, reunidos en un solo predio. La finca medía aproxima- damente 49 500 m2, colindaba al norte con la segunda calle de la Ribera de San Cosme, al sur con la calzada de San Rafael y al po- niente con propiedades de Baldomero Díaz y del mismo general Félix Díaz. El precio fue de 360 000 pesos y Augusto Roustan acep- tó 50 000 pesos. Los 310 000 restantes se pagarían en un plazo de diez años a partir de julio de 1905 con réditos de 5.5%. El terreno se fraccionó en lotes de diferentes medidas, 273, 546, 560, 579, 692, 900 y 855 m2. El precio por metro cuadrado variaba según la ubicación, desde 16 hasta 25 pesos. En los contratos Félix Díaz especificó el compromiso de instalar en breve tiempo el mayor número de servicios urbanos.65 La respuesta del público fue favorable. Félix Díaz vendió el 26 de junio de 1906 en 3 360 pesos a Vicente Herrera el lote que com- prendía las casas 34, 35, 36 y 37 en la Ribera de San Cosme.66 El número de las casas correspondía al proyecto de Nicolás Bravo. En ese sitio se encontraba el tívoli del Eliseo que más tarde fue conver-

63 Ibid., 8 de enero de 1906. 64 Ibid., 13 de noviembre de 1905. 65 Ibid., 27 de noviembre de 1905. 66 Ibid., 26 de junio de 1906.

65 tido en la plaza de toros del Paseo y poco después en la fonda de monsieur Fortunet, notable cocinero francés.67

La casa 32 de La RibeRa de san cosme o RancHo de xoLonco El rancho de Xolonco se localizaba en la Tlaxpana. Al norte colin- daba con la calle de San Cosme, al poniente con el camino que dividía a esta propiedad de los terrenos del rancho de San Rafael, al sur con ejidos de la ciudad y al poniente con la casa y tierras de la Casa del Pino. A mediados del siglo xix, la casa comprendía un área de 966 varas cuadradas. El terreno de labor tenía forma de polígono irregular con 1 043 843 varas, sin incluir las zanjas que lo dividían con el camino de San Rafael. Contaba con varios corrales, cinco piezas, comedor, cocina, un palomar en la azotea y un cuarto a la entrada. La construcción era rústica, con paredes de adobe y techo de vigas. El valor en ese entonces fue de 17 832.87 pesos.

El general Miguel Cervantes de Salinas La información del rancho de Xolonco es escasa. Los datos más antiguos datan del 5 de septiembre de 1857 cuando pertenecía al general Miguel Cervantes de Salinas. El militar nació en el año de 1789 en la capital del país y murió en la misma en 1864. Desde muy joven se dedicó a la milicia y gracias a la posición privilegiada que ocupaba su familia y ser el titular del marquesado de Salinas fue ascendido a coronel en el año de 1821. Durante el imperio de Agustín de Iturbide desempeñó el puesto de ayudante de campo y capitán de la guardia imperial. Posteriormente participó en los sitios de México de los años de 1821 y 1832. En enero de 1825 obtuvo el grado de general de brigada y en la asonada de 1840 combatió contra los rebeldes. En su trayectoria militar fue comandante en Apan, Texcoco y Chalco. Desde febrero de 1830 hasta 1831 ocupó el puesto de gobernador del Distrito Federal, sustituyendo a Agustín de I. Lebrija y después fue elegido diputado en el Congreso General. La familia Cervantes de Salinas fue poseedora de una respetable fortuna, sin embargo en los primeros años del siglo xix ésta em-

67 Guillermo Prieto, op. cit., p. 458.

66 pezó a disminuir. Aunque había adquirido en condiciones favora- bles el rancho de Xolonco, las tierras se encontraban improducti- vas. Con el fin de conservar la propiedad, solicitó un préstamo de 10 000 pesos con un rédito anual de 5% a Dolores Mosso de Piña.68 A su vencimiento el general no pudo pagar el capital y los réditos, y la parte afectada acudió hasta el Supremo Tribunal de Guerra y Marina, quien dictó una sentencia de pago inmediato, la cual no se pudo cumplir. El general Salinas no tuvo más remedio que aceptar el remate de la finca, y con lo que obtuvo sólo pagó las deudas más atrasadas. Por esta razón se debió rematar otra casa de su propiedad localiza- da en la calle de Tacuba 13 por la cantidad de 18 220 pesos. Con esto la propiedad quedó libre de cualquier obligación y el rancho fue vendido en 1857 a Joaquín María Anzorena.69 Esta compra se realizó en uno de los momentos más aciagos del siglo xix. La población estaba consternada por la inestabilidad política, la desamortización de los bienes eclesiásticos y la Guerra de los Tres Años. Esta situación impidió realizar los trabajos nece- sarios y solicitar préstamos para hacerla productiva, por lo cual decidió vender en 11 000 pesos el rancho que comprendía casa, tie- rras, merced de agua, árboles y alfalfares. El 22 de julio de 1861 la adquirió Ignacio Fuentes Rodríguez y su posesión fue por poco tiempo. La siguiente venta se llevó a cabo el 26 de septiembre de 1863. Por 10 500 pesos, cedió parte del ran- cho a Manuel Ruiz Costa; de esa cantidad se destinaron 8 966.66 pesos para cubrir parte de la propiedad y los 1 533.34 restantes se emplearon en pagar réditos atrasados. Al venderla se reservó una fracción de 50 varas de frente por 40 de fondo que colindaba con la casa del Pino y con el fin de evitarse problemas, él y su vecino acordaron construir una cerca de piedra para definir los límites.

Benito Quintana La buena fe de Manuel Ruiz Costa fracasó y no consiguió hacer productivo el rancho, por lo que decidió vender a Benito Quintana

68 Los Mosso eran parientes de Agustín de Iturbide. 69 anm, Protocolo 245, Antonio Ferreiro, 29 de septiembre de 1857.

67 parte de la propiedad. La compra-venta se concretó el 19 de di- ciembre de 1864 y se incluyó una vasta extensión de tierra, tres pozos artesianos y numerosos árboles frutales. El precio fue de 10 500 pesos,70 se comprometió entregar 2 000 pesos al contado y otras cantidades similares en los próximos tres años. Los 2 500 pesos restantes se destinaron para saldar una deuda de Ruiz Costa. A los pocos días de tomar posesión Quintana se dio cuenta del descuido del rancho. Comprendió las difícultades que significaba hacerlo productivo por carecer del suficiente abasto de agua y por los trámites para obtenerla. En esa época algunos propietarios iniciaron la división de sus grandes propiedades localizadas en los alrededores de la ciudad de México, con lo que obtuvieron buen dinero y sus problemas disminuyeron. El dueño comprobó que era más redituable vender pequeñas extensiones que el total de la propiedad, por lo que empezó a vender terrenos que medían entre 600 y 1300 m2. Las ganancias obtenidas por Quintana en las primeras ventas le sirvieron para comprar en 1875 tres fracciones más del rancho de Xolonco. La primera tenía 650 varas cuadradas, la cual adquirió en 162 pesos y la segunda y tercera con una extensión de 1 900 varas cuadradas, en 475 pesos cada una (véase plano 1). Entre los compradores se encontraba el general Jesús Díaz de León de 45 años y su esposa Rita Levy de 34, quienes adquirieron el 23 de abril de 1 871 una fracción de 1 000 varas. Al general le agradó el barrio y decidió comprar otras fracciones. Como la propiedad se encontraba junto a la Casa del Pino, donde el general Nicolás Bravo había construido las casas 33, 34, 35 y 36, el general Díaz de León le asignó a su vasta propiedad el número 32. Durante cinco años los nuevos dueños gozaron de la propie- dad, hasta que en diciembre de 1880 el general Díaz de León deci- dió vender la casa, jardín y huerta que tenían un área aproximada de 5 262.50 m2. El trato se hizo con el comerciante francés Gusta- vo Mille en 12 000 pesos; la tercera parte se pagó en plata fuerte y el resto lo reservaron mientras regresaba de Veracruz un señor

70 Benito Quintana nació alrededor de 1824. Contrajo nupcias con Luisa Oviedo quien vio la primera luz en 1837.

68 Superficie 5 262.40 2m

Ribera de San Cosme N

Casa 33 de San Cosme

Rancho de Xolonco del propietario Benito Quintana Terrenos de la casa del Pino Huerta

Plano 1. Perímetro de la casa 32 de la 2a. calle de la Ribera de San Cosme.

Aburto, para cancelar un préstamo hipotecario que reportaba la casa.71 El 7 de diciembre de 1888, Benito Quintana decidió vender a Francisco Donnadieu otra parte del rancho. El terreno colindaba por el oriente con la casa del Pino, por el sur con la calzada de San Rafael, por el poniente con la antigua zanja del Cebollón y por el norte con la propiedad de Gustavo Mille y el Hospital Americano. Cabe mencionar que en remate judicial del 3 de julio de 1902 Jorge Vera Estañol72 compró a la sucesión de Francisco Donnadieu una

71 anm, Protocolo 722, Francisco Villalón, 1 de diciembre de 1880. 72 Jorge Vera Estañol nació en 1873 y murió en la ciudad de México en 1958. Estudió y se graduó en Derecho en la unam. Colaboró en la redacción de la obra México y su evolución social y en el Ensayo sobre la reconstrucción de México, Nueva

69 fracción del rancho de Xolonco. Cuatro años después Baldomero Díaz y su esposa Isabel Hidalgo, en representación de Félix Díaz, compraron 1 500 de los 34 067 m2 que comprendía la propiedad y la casa número 9 conocida como Las Maravillas. El precio fue de 23 000 pesos, de los cuales sólo se pagaron 12 000 al contado.73 Al morir Quintana, poco quedaba de lo que había sido el rancho y huerta de Xolonco. Esta pequeña propiedad fue heredada a sus hijos: Sara Quintana de Beteta, Rafael Quintana y Luz Quintana de Grisi.74

El comerciante francés Gustavo Mille En el último tercio del siglo xix llegaron numerosos ciudadanos franceses a la ciudad de México, entre ellos Gustavo Mille. Estable- ció una casa comercial que le proporcionó suficientes recursos para llevar una vida digna y una economía desahogada con su familia. Cuando decidió tener una casa de campo, pensó en el barrio de San Cosme porque ofrecía cualidades inmejorables, principalmen- te por su cercanía al centro de la ciudad. Así empezó los trámites para comprar al general Jesús Díaz de León la parte que había ad- quirido del rancho de Xolonco. Mille contrajo matrimonio con Marta Torres, quien nació en el año de 1837 y procrearon seis hijos: Enriqueta (1864), Gustavo (1866), Josefina (1872), Amelia (1874), Eduardo (1879) y Fernan- do (1881). Al conocer los progresos de Gustavo, y para obtener el beneficio de una inversión, sus hermanas Clara Mille de Bersin y Emma Mille quienes residían en Francia, le entregaron cada una 20 000 pesos con 5% de rédito anual. La primera estableció que en caso de muerte se entregara ese dinero a su hijo Carlos quien vivía en Francia.

York 1920. Abogado de prestigio, figuró en el gabinete del general Victoriano Huerta como ministro de Instrucción Pública. En 1914 emigró a Europa donde permaneció dos años, luego se trasladó a Estados Unidos y regresó a México en 1931. Entre sus obras se encuentra Partido Evolucionista, México, 1911; Al Margen de la Constitución de 1917, Los Ángeles, 1920; Historia de la Revolución Mexicana. Orígenes y resultado, 1967; Diccionario Porrúa, historia, biografía y geografía de México, t. III, pp. 3103 y 3104. 73 anm, Protocolo 28, Gil Mariano León, 7 de febrero de 1906. 74 anm, Protocolo 725, José Villela, 19 de diciembre de 1864.

70 Después de una vida próspera Gustavo Mille falleció el 6 de marzo de 1900. A los pocos días se dio a conocer el testamento cerrado realizado en 1890 ante Vicente Álvarez de la Rosa. A su esposa la nombró heredera de 50% de los bienes y a sus seis hijos del resto por partes iguales. Su hermano Paul fue nombrado alba- cea y tutor de sus hijos menores, Josefina, Amelia, Eduardo y Fer- nando. En el cuadro se muestran los bienes del difunto.

bienes de gustavo miLLe Bienes Valor en pesos Póliza de seguro para sus hijos 10 000.00 Numerario depositado en la caja de ahorros de la Societé Française Suisse et Belge de Bienfaisance et la Prevoyance 3 000.00 Muebles de sala, recámara y comedor 2 365.00 Casa en el callejón de la Olla 5, con 321 m2, próxima a 5 de Mayo 72 511.00 Casa en la Ribera de San Cosme 32 y terrenos anexos 45 784.00 Casa en la calzada del Cebollón 50 y terreno anexo, con una extensión de 1376.99 m2 y la casa mide 531.50 m2 y un pozo artesiano 9 720.00 Terreno 3 642.00 Casa en la calzada del Cebollón 52 de 531.50 m2 9 720.00 Acciones del Banco de Londres y México 1 680.00 Varios créditos 2 424.21 totaL 160 846.21

Mille tenía también la propiedad literaria de la obra Tratado de tipografía geodésica y astronómica de Francisco Díaz Covarrubias am- parada por la escritura de 16 de octubre de 1895 y autorizada por Ana Jáuregui, esposa del autor. Los pagos realizados después de su muerte se muestran en el cuadro.

Gastos Valor en pesos Asistencia médica del doctor Manuel Pérez 25.00 Agencia Eusebio Gayosso 338.00 Asociación Francesa, Suiza y Belga de Beneficencia 356.00 y revisión por bóveda y sepulcro Deudas con su hermana Clara 7 766.99 Deudas con su hermana Emma 7 766.99 totaL 16 252.98

71 Después de pagar las deudas quedaron 169 323.82 pesos de haber hereditario, 79 547.95 pesos correspondieron a la sociedad conyu- gal y el resto, o sea 89 775.87, se dividió entre los hermanos Mille.

La Sociedad Viuda e Hijos de Mille Para evitar la desintegración de la fortuna de Gustavo Mille, los herederos acordaron fundar la Sociedad Viuda e Hijos de Mille. La viuda y el primogénito Gustavo ocuparon la gerencia de la sociedad, ambos usaron indistintamente la firma social para reali- zar transacciones, compras, ventas y todo aquello que concerniera a la empresa. El tiempo que duró esta sociedad fue de cinco años. Entre los bienes se encontraban las casas localizadas en la cal- zada del Cebollón números 50 y 52 que pasaron a formar parte de la sociedad. Algunos de los hermanos vivían en las casas mencio- nadas y acordaron que si deseaban permanecer en ellas tendrían la obligación de pagar una renta mensual de 80 pesos, para que las ganancias fueran repartidas en partes iguales. La familia estuvo de acuerdo, excepto Enriqueta, la hija mayor, quien había contraído matrimonio con otro francés, el comercian- te Enrique Stubbe. Rechazó los bienes que le fueron asignados a ella y a sus hijos y propuso rematarlos para repartir equitativamen- te lo obtenido, pero sus hermanos se opusieron. La viuda administró la sociedad hasta que murió. El 24 de octu- bre de 1902 dictó un testamento cerrado ante Agustín Pérez de Lara, el cual fue abierto el 18 de marzo de 1904. Nombró albacea a su hijo Gustavo, quien a su vez representaba a sus hermanos me- nores. El 30 de agosto de 1905 los herederos dieron por extinguida, pero no liquidada la Sociedad Viuda e Hijos de Mille. Para llegar a un acuerdo se reunieron con el licenciado Pedro Díaz Barreiro, apoderado de Paul Mille en calidad de tutor de los menores Eduar- do y Fernando Mille. La herencia se dividió por partes iguales entre los cinco herma- nos: Gustavo, Josefina, Amelia, Eduardo y Francisco Mille. Los dos primeros fueron nombrados albaceas. Los nietos Marta, Jorge y Juan Stubbe y Mille fueron nombrados herederos legatarios a causa de que Enriqueta jamás aceptó los acuerdos de su madre y hermanos. El 4 de septiembre de 1905 los herederos vendieron al coronel Félix Díaz una parte de la casa 32 de la Ribera de San Cosme. Tenía

72 una superficie de 7714.65 m2, distribuidos de la siguiente manera: terreno, 2 425.79; huerta, 2 920.93; segundo patio, 683.50; jardín, 971.81; casa y pasillos 712.62 m2. Se vendió en 77 000 pesos, 30 000 en efectivo al firmar la escritura y el resto se cubriría en cinco años con 6% de interés, dinero respaldado con la hipoteca de la propie- dad y otros bienes que designara el comprador.75 De esta forma el general Félix Díaz adquirió otra importante propiedad en los alrededores de la ciudad de México.

75 anm, Protocolo 28, Gil Mariano León, 30 de agosto de 1905.

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huertas que conformaron La coLonia san rafaeL

La huerta de Los once miL árboLes Desde la época colonial la huerta de los Once mil árboles ostentó la fama de ser una de las más bellas de la Ribera de San Cosme, por la gran cantidad de árboles que albergaba. Sin embargo, desde ese tiempo registró frecuentes cambios de propietario a causa de los diferentes gravámenes que la afectaban. Isabel Morales la he­ redó a su hija Bernardina del mismo apellido y a su yerno Juan Fernández de Bonilla. El 19 de noviembre de 1614 Juan López de la Cruz la vendió a Salvador de Rivera Calderón y desde ese enton­ ces ya registraba un gravamen de 1 700 pesos con rédito de 7% a favor del convento de Nuestra Señora de la Concepción. Por razones que ignoramos, la entrega de la propiedad se pos­ tergó, hasta que después de una prolongada espera el nuevo propie­ tario protestó y acudió ante las autoridades para denunciar los hechos; se envió a un representante para llevar a cabo el acto acompañado por un alguacil y, conforme a los cánones acostum­ brados, recorrió en su totalidad la propiedad, entró y salió de la huerta ante vecinos y autoridades.

La familia Hidalgo En el transcurso del siglo xvii la familia Hidalgo fue poseedora de la huerta. La propiedad pasó por varias generaciones, contándo­ se entre ellas a Juan, Bartolomé, Francisco y Nicolás Núñez entre otros. Sin embargo desde ese tiempo surgieron serias diferencias con los vecinos por el rumor de carecer de la documentación legal de la propiedad. Se identificaba por ser una huerta con

75 diversidad de árboles frutales localizada en el camino que iba de Chapultepec a San Cosme, la cual colindaba por un callejón con la finca de Jerónimo López. El 4 de mayo de 1693, Pedro de Ibarra adquirió en remate la propiedad por bienes de Nicolás Núñez Hidalgo. En la descripción, se anotó que colindaba con la huerta que pertenecía al mayorazgo de Alonso de Cuevas y con la de los herederos de Alonso Pérez de Bocanegra. La huerta había aumentado el número de gravámenes que la afectaban y el nuevo dueño reconoció los siguientes:

gravámenes registrados en La huerta de Los once miL árboLes en 1693 Censos Capital Capellanía que fundó Antón Gómez Casillas y María de Carvajal 1 000 Obra pía de casar huérfanas que fundó Leonor de Zamora 1 000 Fray Ignacio Ximénez de los Cobos 2 000 Bachiller Melchor de los Reyes, presbítero mayordomo 1 000 del convento de la Concepción totaL 5 000 fuente: anm, Protocolo 400, José de Molina, 1762­1763.

En los años siguientes se sumaron otros más que mermaron a la propiedad: 3 000 pesos que beneficiaban al convento de religiosas del Dulcísimo Nombre de María y San Bernardo y uno más de 2 000 a favor de las religiosas del convento de Santa Clara. Al no contar con los recursos suficientes para cubrir los réditos, debió rematarse la propiedad.1 Sucesivamente pasó a otras personas: Juan Pérez de la Cruz, Bachiller Antonio Martínez y al sargento Francisco Antonio de Medina y Picazo, caballero de la orden de Santiago y tesorero de la Casa de Moneda. Al fallecer, su viuda Beatriz María vendió el 24 de marzo de 1706 la huerta y la casa. En los años siguientes la propiedad resintió aún más los innu­ merables adeudos. Los propietarios no contaban con los recursos

1 agnm, Tierras, v. 1794, exp. 2, 1707. El convento de religiosas de San Bernardo de esta ciudad contra D. Francisco de Sampayo por pesos después se siguieron por el marqués de Villapuente.

76 necesarios para hacerla productiva y no tuvieron más remedio que rematarla. En 1711 Sebastián Vásquez, en nombre del capitán Fran­ cisco de Sampayo Villafaña —casado con Catalina de Esquivel y Tamayo—, se presentó en el concurso de acreedores convirtiéndo­ se en el nuevo dueño. Aunque los esfuerzos fueron muchos, los resultados fueron mínimos y decayó en una etapa de nula produc­ tividad. La falta de liquidez del nuevo propietario fue insuficiente y para cubrir lo más esencial se remataron en principio

4 mulas de tiro y 2 caballos, el uno rosillo canelo y el otro bayo. En ese momento no actuaron en contra del capitán por haberle concedido el virrey de la Nueva España duque de Linares un mandamiento de amparo liberado.2

Al pagar sólo una pequeña cantidad de la deuda, el Juzgado de Capellanías y Obras Pías giró la orden de cubrirla de inmediato,

objetos que LLevó a su matrimonio cataLina de esquiveL y tamayo Objetos Valor 3 pares de pulseras 1 750 3 hilos de perlas 600 2 manojos de perlas en hilos que pesaban 3 onzas y media 157 ½ 4 pares de zarcillos de esmeraldas y 2 de diamantes 650 Un par de zarcillos de rubíes 280 142 marcos de plata labrada, que 119 marcos empeñó a 1 136 Domingo de Goycochea y el resto lo vendió a 8 pesos marco 2 cadenas, cabestrillos de oro, un relicario y un escarbadientes 231 de figura de un pescadito que empeñó a Domingo de Goycochea, que ambos pesan 77 castellanos Un diamante engarzado en un anillo que también empeñó 245 a Goycochea Dos escritorios y 20 cojines de terciopelo azul y unos cuadros 576 que empeñó al capitán Juan Bastilla López Colgadura de cama de damasco carmesí que su marido empeñó 150 a Basilio de Ribera Colgadura de cama de carmesí y flores de oro 200 Juguetitos de plata de martillo, otros de filigrana y oro 400 totaL 6 654 pesos 4 reales fuente: agnm, Tierras, v. 1794, exp. 2, 1707.

2 Ibid.

77 pero para hacerla efectiva se necesitaba rematar la propiedad y nombrar a personas que inventariaran los objetos, herramientas y muebles. Catalina de Esquivel, esposa del capitán, interpuso una protesta al asegurar que parte de la finca le pertenecía, por lo que dio poder a Joseph Romo de Vera con el fin de recuperar lo entregado a su esposo en joyas, plata, ropa, menaje de casa y objetos de su propiedad. Las autoridades dudaron de la honradez de la viuda y giraron la instrucción de llevar a cabo una investigación. Al comprobarse que todo era mentira, el 22 de junio de 1716 en la puerta de Pala­ cio se remató la propiedad. Aunque se valuó en 9 500 pesos, el procurador Jerónimo Fernández de Córdoba, en nombre de Pedro Bengochea, hizo la propuesta de 8 000 pesos por la huerta, 3 000 al contado y el resto los reconocería. A ésta le siguieron otras, hasta que finalmente en 1718 aprobaron la menos aceptable: se rema­ tó en 6 000 pesos a Carlos Marcelo de Lanuza en una cantidad muy inferior a su valor real, pagando solamente 1 000 pesos y recono­ ciendo los gravámenes que afectaban la propiedad.

Joseph Antonio de Tagle En 1741 Juan Pérez de la Cueva figura como el propietario de la huerta y en la siguiente década fue adquirida por Joseph Antonio de Tagle. Este último nació en las montañas de los reinos de Cas­ tilla y fue hijo legítimo de Ignacio de Tagle y de María de Bonilla. En su juventud decidió trasladarse a la Nueva España en búsqueda de nuevas oportunidades. Al adquirir la propiedad, le informaron a de Tagle de los di­ ferentes gravámenes que registraba. Para llegar a un acuerdo se reunió con los afectados quienes buscaban la indemnización. Convinieron en que se les cubrirían los réditos y en 1754 el Ba­ chiller Lorenzo Daza y Guzmán, presbítero y administrador de las rentas del Sagrado Convento de religiosas de Nuestra Señora de la Limpia Concepción, solicitó al nuevo dueño el pago que sumaba la cantidad de 1 650 pesos. Al no obtener respuesta alguna, acudió con las autoridades y logró la confiscación de la huerta la cual fue depositada en manos de Antonio de Albornoz. Al año siguiente, Joseph Antonio de Tagle dictó su testamento a causa de una larga enfermedad que lo postró en cama y después le

78 provocaría la muerte. Nombró albaceas a Cayetano Ignacio de la Peña, al licenciado Nicolás Álvarez y a Manuel Ortiz. Antes de mo­ rir declaró

no he sido ni soy casado y solo como hombre frágil he tenido descen­ dencia y procreado en mujer suelta por mis hijos naturales a María de los Dolores que hoy será de 10 años, a Juan José de 7 y María Pe­ tra de dos años, todos tres hijos de padre y madre. En poder de Manuel de Frías se encuentra una cruz de cristal con reliquias dentro y la cede a Francisca Agustina Barrientos y Castillo a quien se la dono y lego para pagar el testamento. Heredó a sus hijos y a Juana Gómez por motivos justos y a Mariana García por haberme servido fielmente y a mis hijos.3

Para poder rematar la propiedad, se llamó a Ildefonso de Inies­ ta Bejarano, maestro y veedor en el arte de arquitectura, agrimensor de la Real Audiencia y medidor de aguas para realizar el avalúo:

por su frente que mira al poniente y a la arquería del agua tuvo de largo 370 varas por el lado del oriente por donde tiene puerta y entrada tiene 216 ½ varas cuadradas y por la parte del sur tuvo de largo 440 varas con su ancón por esta parte incluido en este terreno de 4 varas de ancho por 240 de largo que regulada su área según reglas de buenas matemáticas tuvo el número de 100 671 ¼ cuyo valor por carecer de agua según su situación es de 1798 pesos 6 reales incluido el valor de las zanjas, pedazos de cerca y puertas de su entrada.4

En esas condiciones la huerta pasó a manos de sus tres hijos naturales: María de los Dolores, Juan José y María Petra de Tagle. Por ser menores de edad y por no tener familiares, nombraron a Cayetano Ignacio de la Peña tutor y albacea. Por nueva cuenta fracasaron los esfuerzos por volverla productiva y por esta razón decidieron venderla. De esta manera se remató en 4 325 pesos a Manuel de Barzina y Zárate quedando como fiador José Álvarez de Eulate. En el inventario se describió de la siguiente manera:

3 agnm, Tierras, v. 2792, exp. 2, 1754. Autos ejecutivos fechos a pedimento de la parte del Sagrado Convento de Religiosas de Nuestra Señora de la Limpia Concepción de esta corte contra D. Joseph Antonio Tagle por cantidad de pesos y réditos y concurso de acreedores de ella. 4 Idem.

79 En la parte de su frente se haya un zaguán que da uso y entrada al patio principal y en el del tramo del comedor cubierto con techo de maderas sobre planchas de cedro y pilares de cantería. Por la parte que va a la calzada hay dos salas principales, dos dormitorios un cuarto de mozos y una cocina y por la parte que mira al oriente se haya otra sala prin­ cipal y un dormitorio y a su linde está otro comedor muy capaz por el cual tiene entrada al oratorio, asimismo por la parte que mira al norte se hallan otros cuatro cuartos. La huerta se halla poblada de árboles frutales y una merced de agua en corriente que es de un pozo y ésta se toma de los arcos que vienen a esta ciudad. En ese tiempo producía maíz, elote y zacate.5

En una descripción de principios del siglo xviii ubicaron a la huerta de los Once mil árboles desde

la arquería del agua que viene de Santa Fe para Chapultepec, alinde al oriente con huerta de María Eguaraz, marquesa de Salvatierra, al sur con el rancho de Juan de Arteaga, alias el Cebollón y con la propiedad del licenciado Joseph de Cuevas Aguirre y Espinosa, regidor de esta Nobilísima Ciudad y abogado de la Real Audiencia.6

Aunque en los primeros años de vida colonial había sido una de las huertas más prósperas y productivas por los cuidados prodigados

árboLes frutaLes en La huerta de Los once miL árboLes Árboles frutales Número de árboles Duraznos 461 Perales 225 Manzanos 42 Membrillos 157 Olivos 19 Higueras 5 Chabacanos 5 Granados 4 Ciruelos 13 totaL 931

5 anm, Protocolo 400, José de Molina, 1762­1763. 6 Idem.,

80 a los diferentes árboles frutales y sembradíos de maíz y trigo, en los siglos xvii y xviii sólo conservaba el nombre. En la realidad sólo contaba con 931 árboles y por esta razón sólo alcanzó un valor de 1 206 pesos.

Joseph Álvarez de Eulate Manuel de Barzina no pudo cubrir las deudas de la propiedad por lo que Joseph Álvarez de Eulate pasó a ser el nuevo propietario. Este último nació en Navarra; desde muy joven llegó a la Nueva España y casó con Andrea de Anaya y Valdez. Desempeñó los pues­ tos de alguacil mayor y regidor y de forma paralela fungió como prestamista. Al reunir algún dinero se dedicó a la compra y venta de fincas rústicas y urbanas, entre las que se encontraban las ha­ ciendas de Tequisquiapa, San Nicolás Santillán, Fuentezuelas, va­ quería de San Pablo, Labor de Orozco, Buenavista, el Chilar, Señor San José de la Sierra y San Nicolás del Lobo, localizadas en térmi­ nos de San Pedro Tolimán. Asimismo también era dueño de las haciendas de San Nicolás Tolentino, ranchos de San Xavier, San Antonio y San Diego, San Juan y Señor San José de Buenavista en jurisdicción de Metepec.7 En la ciudad de México adquirió la casa junto a la iglesia y con­ vento de San Francisco, la cual vendió en 1752 a Miguel de Berrio y Saldívar, conde de San Mateo de Valparaíso, quien posteriormen­ te ostentó el título de marqués de Jaral de Berrio.8 En 1759 falleció Álvarez de Eulate. Heredó sus bienes a su espo­ sa y nombró a Antonio Guerrero y Tagle para llevar la testamenta­ ría. Antonio de Albornoz, vecino del lugar dedicado al comercio había administrado la huerta de 1754 a 1756, pero después del fa­ llecimiento de Álvarez de Eulate exigió una indemnización por haber abandonado sus propios negocios.

7 agnm, Bienes Nacionales, leg. 1009, exp. 28, 1754. Joseph Álvarez de Eulate vecino de esta ciudad y Andrea de Anaya Valdez y Rojas, dueños de haciendas. 8 El marqués de Jaral de Berrio contrató al arquitecto Francisco Antonio Guerrero y Torres, para convertirla en un hermoso palacio y viviera Mariana, su única hija, con su esposo el marqués de Moncada. Años después lo habitó el emperador Agustín de Iturbide y la población lo empezó a llamar por el apellido del emperador, que hoy en día conserva. María del Carmen Reyna, Opulencia y desgracia de los marqueses de Jaral de Berrio, pp. 110­116.

81 Los problemas continuaron hasta que el 26 de marzo de 1763, Miguel de Berrio, conde de San Mateo de Valparaíso del Consejo de S.M. en calidad de contador jubilado del Tribunal y Real Audien­ cia de Cuentas, exigió que se pagara parte de la deuda de la huerta que ascendía a 2 693 pesos 6 ½ tomines. El 18 de abril de ese año expidió la certificación correspondiente para poder vender la huer­ ta de los Once mil árboles.

El Cebollón El Cebollón fue otra de las numerosas huertas que existieron en la Ribera de San Cosme. Debido a su diferente nomenclatura, es difícil conocer su historia. En los últimos años del siglo xviii la huerta pertenecía a Francisco de Aburrea. Sin descendencia a quien heredar este último dispuso que el producto de su venta se desti­ nara a causas altruistas. Por esta razón heredó sus bienes a la huér­ fana Isabel Antonia Parrilla y Medina Celi. La nueva propietaria contrajo matrimonio con José Juan de Arteaga y procrearon a Santiago, Celedonia y Manuela. Los otros dos hijos, José Cosme y José Rafael, fallecieron en la infancia. Cuando la huérfana falleció, su viudo heredó la propiedad. En 1805 hizo su testamento y nombró como únicos beneficiarios de sus bienes a sus hijos. Pero cada uno de ellos exigía la totalidad de la propiedad y se iniciaron las incesantes protestas. En pleno juzgado los herederos se opusieron a la división de la huerta y acordaron que lo mejor era venderla tal y como se encon­

herederos deL rancho eL ceboLLón en 1821 Herederos Cantidad recibida María Celedonia de Arteaga y su marido 400 José Luciano López María Manuela Arteaga 400 Juana Arteaga y su marido Gumersindo Roque 200 María de los Ángeles Arteaga 200 José María Arana, hermano de Juana 200 María de la Candelaria Estañón, 400 viuda de José Santiago Arteaga totaL 1 800 fuente: anm, Protocolo 711, Nicolás Vega, 21 de abril de 1821.

82 traba para obtener mayores ganancias. El 21 de abril de 1821, Ati­ lano Sánchez abogado de la Real Audiencia y mayor del Juzgado de Capellanías, compró en 7 650 pesos la propiedad. Cabe señalar que algunos de los vendedores no firmaron el acta por no saber escribir. Por su proximidad a la ciudad de México Atilano Sánchez co­ nocía el valor real de la propiedad, y con el fin de aumentar su valor, adquirió y anexó otras dos huertas: el Calvario y los Once mil árboles. De esta manera, por su extensión se convirtió en una de las más importantes de la Ribera de San Cosme. La propiedad la conservó durante quince años y al cabo de ese tiempo, decidió venderla en 25 000 pesos a José Luis Mauleón. El valor de las tierras era de 16 000 pesos y el derecho de una merced con 6 pajas de agua gorda, árboles y alfalfares de 9 000 pesos. Al contado pagó 6 000 pesos, 2 000 los cubriría en dos meses y 1 000 en un año. El resto lo reconoció a depósito irregular con réditos de 5%. La propiedad tenía un gravamen de 6 050 pesos de una obra pía que beneficiaba al convento de San Cosme. En 1844 José Luis Mauleón decidió vender a Diego Patrón las huertas de los Once mil árboles, El Cebollón y Calvario. Pagó a la testamentaría del presbítero bachiller Ignacio de la Plaza Castañeda la mitad de los 7 000 pesos por una deuda y el resto lo reconoció.9

El Tanque Los terrenos que conformaron la huerta de El Tanque fueron otor­ gados el 24 de diciembre de 1562 a Juan de la Cueva, quien en ese entonces presidía la Real Audiencia y Cancillería de la Nueva Es­ paña. Esta propiedad fue una de las menos importantes que perte­ necieron a esta familia. Con el respaldo de otras fincas rústicas y urbanas de gran valor y con el fin de proteger sus bienes fundaron un mayorazgo. Sin embargo eran tan numerosos sus bienes que decidieron establecer dos vínculos más, los cuales en el siglo xix serían motivo de dis­ gustos y pleitos entre los mismos miembros de la familia. El 2 de agosto de 1632 el escribano público Pedro Santillán describió a El Tanque como

9 anm, Protocolo 38, José María Aguilar, 26 de abril de 1844.

83 una huerta grande en términos de esta ciudad de México y calzada que va de dicha ciudad a Tacuba a la mano izquierda con las casas y corra­ les en ella, fechas y edificadas que unida de una parte con huerta de los hijos y herederos de Martín Vásquez y de la otra parte con huerta y herederos de Francisco de Terrazas, la cual dicha huerta está plantada de árboles de Castilla.10

Gracias al mayorazgo, la familia conservó la propiedad sin regis­ trar cambio alguno. Sin embargo en los primeros años de vida in­ dependiente iniciaron los cambios en las propiedades. Por decre­ to del 28 de noviembre de 1822 se dio posesión civil y natural del mayorazgo a Juan de Dios Arcayos. Cuatro años después, al abolir­ se los vínculos y mayorazgos, los diferentes integrantes de la fami­ lia se sentían con el derecho de pertenecerles el caudal al igual que el único heredero. La ambición se hizo presente y las relaciones se deterioraron, propiciando que los diferentes miembros de la familia exigieran derechos sobre los bienes. Como coincidencia en ese mismo año murió Arcayos y aumentó el malestar familiar, por lo que Manuel Gual, esposo y representante de su esposa Mariana Margarita de Cuevas, debió aceptar la administración de los bienes. Los inconformes no perdieron la esperanza de obtener algo sobre los bienes vinculados, al contrario se pusieron en pie de lucha.11 En un intento conciliador, para limar asperezas Mariana Marga­ rita se comprometió en pagar de inmediato y al contado una in­ demnización de 10 000 pesos a María Longinos Pérez Vela y 8 000

10 anm, Protocolo 332, Francisco María de Jiménez, 15 de febrero de 1841 y Protocolo 426, Francisco de Madariaga 6 de abril de 1836. 11 Cabe mencionar que el general Manuel Gual compró en 12 000 pesos al general Manero, la casa y huerta del conde de Xala, la cual se localizaba dentro de los arcos de la Tlaxpana. La casa había sido comprada por Manero el 10 de marzo de 1831 a Antonio Martínez de Tejada. Contaba con numerosos árboles frutales y un jardín que albergaba flores y plantas exóticas. Juan Vaquero alias Xola también fue propietario del rancho ubicado a la salida de , entre los dos famosos caminos, uno de recuas que iba a Toluca y el otro a San Ángel. Compren­ día 234 248 varas cuadradas que hacían media caballería de tierra de labor tem­ poral. Las tierras tenían más de 1 500 magueyes y las hubo en almoneda en 27 de octubre de 1831, por bienes de la testamentaría de Micaela Cuevas viuda de Juan Pulido. Esta propiedad fue vendida en 8 000 pesos a Manuel Chica y Gaitán cura de Ocuila. anm, Protocolo 426, Francisco de Madariaga, 5 de mayo de 1837 y Protocolo 146, Manuel Carrillo, 24 de noviembre de 1837.

84 a José Ignacio Arcayos. Entre los bienes en disputa se encontraban las principales fincas del mayorazgo como la casa de la calle del Puente del Espíritu Santo número 4, la hacienda de Ocotepec alias el Mayorazgo localizada en Ixtlahuaca, unas casas y un solar en el puerto de Campeche y la huerta de El Tanque en la Ribera de San Cosme.12 Fue hasta el 4 de febrero de 1840 cuando se llegó a un acuerdo. Algunos de los bienes pasaron a Manuel, hijo de Mariana Margari­ ta Cuevas y Manuel Gual. eL nacimiento deL rancho de san rafaeL Las huertas de los Once mil árboles y el Tanque, localizadas en la Ribera de San Cosme colindantes entre sí y con importantes mercedes de agua reunieron excelentes condiciones para su venta. El 22 de febrero de 1849, Luis Faulat representante de Anselmo Zurutuza, compró en remate público al concurso de Diego Patrón, las huertas de los Once mil árboles, el Cebollón y la Vaquería. El precio fue de 20 041 pesos 3 reales, cantidad que facilitó Ignacio Cortina Chávez a Anselmo Zurutuza. Tres años después, el compra­ dor adquirió por 6 000 pesos la huerta El Tanque la cual colinda­ ba con las anteriores, conformando una vasta e importante pro­ piedad, con un valor 36 000 pesos.13 A estas tierras con diferentes nombres, Zurutuza decidió lla­ marlas por uno solo: San Rafael, en honor al arcángel del cual era fiel devoto por la hazaña de haber guiado al joven Tobías en su viaje a Rages.

Anselmo Zurutuza: un personaje singular El matrimonio formado por Francisco Xavier Zurutuza y Ana María Olarra procreó tres hijos: José Ignacio, Mariano y Anselmo. Este último nació en el año de 1802 en Bilbao, población donde trans­ currió su infancia. En plena juventud, Mariano y Anselmo, —joven de color blanco, estatura regular, ojos pardos, nariz regular y bar­

12 anm, Protocolo 332, Francisco María de Jiménez, 15 de febrero de 1841 y Protocolo 426, Francisco de Madariaga 6 de abril de 1836. 13 anm, Protocolo 658, Pablo Sánchez, 27 de mayo de 1857.

85 ba cerrada,14 decidieron trasladarse a la República mexicana con el fin de iniciar una vida más promisoria. Durante la travesía consolidaron los planes con el fin de asen­ tarse en el Nuevo Mundo. Acordaron que Mariano permanecería en La Habana y Anselmo se establecería en el puerto de Veracruz, donde incursionaría en actividades comerciales con el fin establecer lazos con España y . Los hermanos trabajaron en sincronía. Anselmo tendría a su cargo el establecimiento de conexiones comerciales y Mariano se dedicaría al abastecimiento de mercancías. El éxito fue inme­ diato, aunque breve. Mariano falleció sorpresivamente en una de las travesías. Aunque la noticia afectó anímicamente a Anselmo, sus propósitos se fortalecieron y se prometió a sí mismo cumplir con lo pactado. En aquel entonces su posición era sólida, ya que había fortalecido lazos con comerciantes de Veracruz y la ciudad de México. En breve tiempo Zurutuza se asoció con otro español: Rafael Leandro de Echenique. Los negocios rindieron óptimos resultados. Tal fue el éxito, que en 1832 aparte de que habían recuperado lo invertido, obtuvieron utilidades por la cantidad de 221 931 pesos 5 reales.15 Sin embargo, la sociedad llegó a su fin el 31 de diciembre de 1838, cuando Echenique decidió regresar a Europa. A pesar de la distancia, la amistad permaneció hasta que este último falleció. En la disposición testamentaria del 5 de marzo de 1848, firmada en Burdeos por el cónsul mexicano Pedro Valdés, se le ordenó al al­ calde de Querétaro, entregar los bienes a Zurutuza.

Un nuevo socio: Federico Hube Al concluir la sociedad con Echenique, Zurutuza ya tenía en men­ te a su sucesor. Con el alemán Federico Hube, oriundo del puerto de Hamburgo, formó una nueva sociedad bajo la razón social de Zurutuza, Hube y Compañía.16 En el viaje que emprendería por Europa, Hube tenía el firme propósito de relacionarse con importantes casas comerciales. A su

14 agnm, Cartas de Seguridad, v. 74, 2 de enero de 1849, p. 42. 15 anm, Protocolo 170, Francisco Miguel Calapiz, 11 de febrero de 1837. 16 anm, Protocolo 169, Ramón de la Cueva, 29 de octubre de 1839.

86 regreso fortaleció los lazos existentes, adquiriendo numerosos ca­ jones en la ciudad de México, los cuales ayudarían en la venta de diferentes artículos europeos. Éstas eran tiendecillas de madera con ruedas que permitían moverlos para instalarse o dejar despe­ jada la Plaza Mayor en la celebración de alguna fiesta. En su mayo­ ría los mercaderes vendían ropa y las que llamaban tiendas mestizas expendían comestibles y otros efectos. Durante el siglo xix se decía que: “Los comercios más lujosos y de grandes dimensiones no se llaman allí tiendas se llaman sólo cajones”.17 Por causas que desconocemos, la sociedad llegó a su fin el 29 de agosto de 1842. La casa principal con sede en el puerto de Veracruz cambió de razón social y se convirtió en Anselmo Zurutuza, Men­ dizábal y Compañía.18

El francés Isidoro Adove, amigo incondicional y fiel colaborador Isidoro nació en Francia en el año de 1810. Tenía una estatura de 1.60 metros, cejas y cabello negro, ojos café, nariz larga, boca me­ diana, barba redonda, cara ovalada y tez clara.19 Aunque la participación de Hube fue destacada en el crecimien­ to de los negocios de Zurutuza, Adove ocupó un lugar especial. Para el año de 1839 el vasco necesitaba personas de toda su con­ fianza y el francés era elemento importante quien demostró ser un hombre trabajador con una indiscutible honestidad. La prosperidad iba en aumento. Entre 1844 y 1845 Zurutuza viajó a Europa para fortalecer los negocios con otras casas comerciales. Por esta razón delegó sus responsabilidades en Isidoro Adove bajo el cargo de administrador de sus empresas. Aparte de las relaciones laborales, estrecharon una amistad que sólo pudo interrumpir la muerte.20

Otros negocios El incansable Zurutuza se fue involucrando en otros negocios de diferente índole. Con el fin de mejorar los servicios de transporte y hotelería hizo tratos con Manuel Escandón para adquirir la línea

17 Artemio de Valle­Arizpe, Obras completas, t. II, p. 76 18 anm, Protocolo 169, Ramón de la Cueva, 25 de febrero y 18 de marzo de 1843. 19 agnm, Cartas de seguridad, v. 74, p. 58, 4 de enero de 1849. 20 anm, Protocolo 169, Ramón de la Cueva, 18 de marzo de 1843.

87 de diligencias. Poco después, este último vendió la línea a Anselmo Zurutuza quien fungió como representante de 14 socios, incluyen­ do al mismo Escandón.21 Desde este momento hasta el fin de sus días se dedicó a mejorar los servicios de hospedaje y comedor. Adquirió casas localizadas en lugares estratégicos, para el descanso de los pasajeros y el disfrute del buen comer en lugares limpios y agradables. Compró a William S. Parrott la casa con huerta localizada junto a la Casa de Moneda, próxima al callejón del Diablo en .22 El propósito de esta compra fue establecer un mesón para los pasajeros que se dirigían a Cuernavaca, sin embargo por causas que ignoramos, la propiedad fue vendida el año siguiente a Manuel Escandón,23 Otro paso im­ portante de Zurutuza y Juan de Goribar es el arrendamiento en 300 pesos del potrero que pertenecía a los naturales de la Candelaria Atlampa —cercana a la ciudad de México—, con el fin de contar con suficientes pastizales y un amplio espacio para la pernocta de caballos, burros y mulas.24 Sin embargo, la inestabilidad del país, aunada a la inseguridad pública provocó pérdidas cuantiosas. Era frecuente el robo de ani­ males y de las pertenencias de los pasajeros. Ante las continuas pérdidas y con el fin de identificar a sus animales, Zurutuza regis­ tró ante notario una marca con sus iniciales (az) que impuso a los animales de su pertenencia y objetos de su propiedad.25 En 1850 Zurutuza compró la hacienda y posada de Arroyozarco. Este albergue fue reconocido ampliamente por propios y extraños por ofrecer excelentes servicios. La administración del lugar la depositó en Pedro de Ysita, hombre de toda su confianza.26 Una de sus últimas adquisiciones la realizó en la ciudad de Méxi­ co. Con el fin de proporcionar una mayor comodidad a los usua­ rios, Zurutuza compró en 1851 por la cantidad de 100 000 pesos, el llamado palacio de Iturbide a Agustín Moncada en representa­

21 anm, Protocolo 169, Ramón de la Cueva, 25 de enero, 12 de febrero, 14 y 15 de julio de 1839. 22 En ese entonces Tlalpan pertenecía al Estado de México. 23 anm, Protocolo 426, Francisco de Madariaga, 30 de mayo de 1837. 24 anm, Protocolo 486, 23 de mayo de 1840. 25 anm, Protocolo 35, José Andrade, 19 de agosto de 1836. 26 anm, Protocolo 169, Ramón de la Cueva, 25 de febrero de 1850.

88 ción de la testamentaría de su padre Juan Nepomuceno Moncada. La gran dimensión de la propiedad permitía que las diligencias ingresaran al interior para que los pasajeros ascendieran y descen­ dieran. Estos vehículos se guardaban en la parte baja del convento de San Francisco que desembocaba en el callejón de Dolores.27

Casamiento de Anselmo Zurutuza con María Josefa Cubas Después de una trayectoria con más triunfos que derrotas, Ansel­ mo Zurutuza decidió contraer matrimonio con el fin de cimentar su vida, formar una familia y tener descendencia. Inexplicablemen­ te, la elegida fue María Josefa Cubas, viuda y con dos hijos: Pedro y Ramón del Valle. Antes de la ceremonia, Zurutuza, consciente de la importancia de las sociedades en las que tenía injerencia y del dinero que ma­ nejaba en sus diferentes negocios, manifestó ante notario

que habiendo dispuesto tomar el estado de matrimonio considerando como una de sus principales obligaciones, poner en claro antes de efectuar su enlace el estado de la sociedad que ha seguido con Rafael Leandro de Echenique. 28

En agosto de 1835 contrajo matrimonio. En el acta se asentó que María Josefa aportó un capital de 8 639 pesos 7 reales, y Anselmo con la no despreciable cantidad de 250 000 pesos.29 En un principio el matrimonio marchó sin dificultades. Ambos se comprendían y complementaban en las diferentes actividades que desarrollaban en la ciudad de México. Una muestra de confian­ za por parte de Zurutuza fue darle a su esposa un poder amplio para que en su nombre, firmara libranzas, recibos y otros documen­ tos. En ese entonces el español padecía de reumas en las manos, enfermedad que le impedía escribir. Para no detener el curso de

27 Álvarez de Eulate vendió la casa de la calle del Espíritu Santo a Miguel de Berrio y Zaldívar contador de cuentas, decano del tribunal y Audiencia conde de San Mateo de Valparaíso. El nieto del conde la vendió a Anselmo Zurutuza. anm, Protocolo 268, Francisco Guerrero y Tagle, 14 de julio de 1752 y María del Carmen Reyna, Opulencia y desgracia de los marqueses de Jaral de Berrio, pp. 209­219. 28 anm, Protocolo 155, Francisco Calapiz y Aguilar, 11 de agosto de 1835. 29 Ibid., 11 de agoto de 1835.

89 los negocios, autorizó ante el escribano público reconocer y dar validez a la firma de su esposa, siempre y cuando se anotara la si­ guiente leyenda: “Por poder de mi esposo Anselmo Zurutuza”.30 Aunque Anselmo trató de llevar una cordial vida familiar, el matrimonio fue un rotundo fracaso. Las exigencias de Cubas reba­ saron los límites de la paciencia y la comprensión. Para el año de 1839 la marcada incompatibilidad de caracteres era conocida públi­ camente, lo cual propició la separación. Tales fueron los disgustos y acusaciones, que jamás volvieron a dirigirse la palabra, encargando la anulación del matrimonio a sus respectivos abogados.31 Los años siguientes fueron de constantes visitas a los juzgados. En noviembre de 1841 Josefa Cubas dio poder al licenciado Jorge Perea, abogado de los Tribunales de la Nación, para que se encar­ gara del divorcio y le pagaran lo establecido por ley en alimen­ tos litis expensas. La ambición de esta mujer por obtener bienes y dinero, rebasó los límites de la cordura y, para evitar más roces, Zurutuza prefirió anular documentos y testamentos donde la nom­ braba heredera y albacea. El 17 de agosto de 1843 revocó ante no­ tario los anteriores y deslindó a su esposa de cualquier injerencia o intromisión en sus bienes y negocios.32 No conforme, María Josefa continuó en pie de lucha asesorada por sus abogados, exigiendo que se le notificaran los gananciales habidos durante el matrimonio. El 2 de septiembre de 1843 Zuru­ tuza dio poder especial al afamado y reconocido licenciado Juan Rodríguez de San Miguel para anular la demanda promovida por su esposa Josefa Cubas,

por haber infringido la concordia que tienen celebrada y en virtud de la cual le ha estado exigiendo la expresada señora una mesada que hoy debe cesar por la misma razón en cuya consecuencia comparezca ante los tribunales superiores e inferiores, las de conciliación incluso.33

En las juntas de conciliación, Zurutuza demostró abiertamente el desprecio y repudio que sentía por su esposa. Por esta razón prefirió nombrar representantes para arreglar el problema. A Juan

30 anm, Protocolo 170, Francisco Miguel Calapiz, 9 de febrero de 1837. 31 anm, Protocolo 750, Antonio Zuleta, 24 de noviembre de 1841. 32 anm, Protocolo 169, Ramón de la Cueva, 17 de agosto de 1843. 33 Ibid., 2 de septiembre de 1843.

90 de Goribar le pidió que lo representara judicial y extrajudicialmen­ te en todo lo relacionado con sus asuntos conyugales.34

Muerte de Zurutuza María Josefa Cubas murió aproximadamente en 1848. Anselmo Zurutuza le sobrevivió cuatro años más, ya que murió el 26 de julio de 1852. En el periódico El Universal se publicó la siguiente nota necrológica:

Antenoche falleció en Puebla el Sr. D. Anselmo Zurutuza. La República ha perdido en él, a uno de los más útiles ciudadanos, a un modelo de actividad y honradez, a un hombre infatigable que había proyectado y llevado a cabo importantísimas mejoras, en una palabra, la muerte del Sr. Zurutuza es una pérdida verdaderamente irreparable para el país. Descanse en paz.35

El testamento del 18 de junio de 1852 otorgado en Puebla ante el escribano Juan Bages y Jiménez tuvo un desenlace inesperado. Puesto que Zurutuza carecía de descendientes directos, nombró albaceas y herederos a sus mejores colaboradores y más fieles amigos: Isidoro Adove y Miguel de Ajuria. A los pocos días de su deceso, los ausentes en el acta notarial hicieron acto de presencia e iniciaron una lucha a muerte por los bienes. La batalla fue estéril porque en una de las cláusulas se señalaba que después de cumplidos sus deseos, se entregara la mayor parte de la herencia a Adove, para recompensar de alguna manera los 18 años que había permanecido a su lado, ayudándole a crecer su fortuna. Miguel de Ajuria, el otro heredero, tuvo un trágico fin. Se suicidó en la hacienda de San Vicente Chinconcuac en el estado de Morelos, por lo que Adove fue reconocido como único heredero de la fortuna. Anselmo Zurutuza no olvidó a los hijos de Josefa Cubas. A Pedro y Ramón del Valle les legó 5 000 pesos a cada uno y el rédito de 2 500 pesos por concepto del producto de un capital invertido en la ha­ cienda de Arroyozarco. Al conocer esta determinación, los herma­ nos Del Valle se indignaron por considerar miserable la cantidad asignada, y se negaron a recibirla. Demandaron judicialmente la

34 Ibid., 13 de octubre de 1843. 35 Idem.

91 mitad de los gananciales registrados en el tiempo que duró el ma­ trimonio de su madre. Adove, agobiado por las numerosas peti­ ciones y la rapacidad de los implicados, prefirió dar fin a la testa­ mentaría.36 otros propietarios Isidoro de la Torre Esta situación fue determinante para que Adove vendiera a Isidoro de la Torre el rancho de San Rafael. El español formaba parte de un grupo de comerciantes afincados en Veracruz. Inició sus actividades en este sector al formar junto con el suizo J. B. Jecker, la casa Jecker­ Torre y Compañía. Sin embargo la inestabilidad política causó de­ sastrosos altibajos en sus diferentes empresas. Al separarse de su socio, se dedicó a otras actividades entre las que se encontraba la adquisición de fincas rústicas y urbanas. Después de comprar el rancho de San Rafael en 1855, adquirió otras propiedades.37 La renuncia de Antonio López de Santa Anna y el inicio de la Revolución de Ayutla se reflejó en la devaluación de los bienes in­ muebles. Los especuladores en este ramo vislumbraron grandes ne­ gocios por lo que no pocos iniciaron la compra de propiedades.

propiedades heredadas a isidoro adove y vendidas en 1855 a isidoro de La torre

Fecha Propiedad Vendedor Cantidad en de adquisición que se vendieron 22 de febrero Los Once mil árboles Concurso de los bienes 18 000 pesos de 1849 de Diego Patrón 1852 El Tanque Manuel Gual en 6 000 pesos representación de su esposa María Ana Cuevas Casa y jardín de Borda 15 000 pesos en Cuernavaca

36 anm, Protocolo 513, 29 de septiembre de 1856 y Protocolo 245, Antonio Ferreiro, 9 de diciembre de 1860. Ramón del Valle confirió poder a su herma­ no Pedro en la ciudad de San Juan de la Luz, Bajos Pirineos en la República Francesa ante Félix Georgeot. 37 María Teresa Huerta, “Isidoro de la Torre: el caso de un empresario azu­ carero.1844­1881”, en Formación y desarrollo de la burguesía en México. Siglo xix, pp. 164­187.

92 propiedades heredadas a isidoro adove y vendidas en 1855 a isidoro de La torre (Continuación)

Fecha Propiedad Vendedor Cantidad en de adquisición que se vendieron 28 de noviembre Casa de la Aduana Juan Pablo, María 4 474 pesos de 1853 localizada en la plaza de y 1 real de Armas en la ciudad Jaime Aguirre de Lagos de Anaya

14 de julio Dos sitios en el Estos sitios se adjudica­ 1 243 pesos de 1853 callejón de Dolores ron por el que colindaban Ayuntamiento a con el convento de censo enfitéutico a San Francisco y la Guadalupe Quiros, Casa de la Línea quien los heredó a de Diligencias sus hijos Guadalupe, Antonio y Jesús Maturana

1848 Terreno en la Comprado 4 500 pesos Rinconada del Colegio al Ayuntamiento de Niñas a censo enfitéutico a espaldas del convento de San Francisco

Casa que fabricó la Comprado a censo 8 000 pesos testamentaría de enfitéutico en el Zurutuza pueblo de Santa María o Tequisquiatenco en Tlalpan

10 de abril Casa en la Plaza de Joaquín y María Bars 8 000 pesos de 1854 toros en Pachuca conocida como Villaldea

22 de julio Dos casas, una en Testamentaría 25 000 pesos de 1854 la esquina del puente de Joaquín Simón de Borea

28 de octubre Casa de postas en 12 000 pesos de 1854 Querétaro

28 de diciembre Rancho del Cebollón 36 000 pesos de1854 en la Tlaxpana

28 de diciembre Casa del Portal 15 000 pesos de 1854 en Cuernavaca

28 de diciembre Dos casas contiguas 8 000 pesos de 1854 utilizadas por la línea de diligencias en Orizaba

Casa de postas 10 000 pesos en Pachuca

28 de diciembre Casa mesón en Santa de 1854 Marta en Texcoco

93 propiedades heredadas a isidoro adove y vendidas en 1855 a isidoro de La torre (Continuación) Fecha Propiedad Vendedor Cantidad en de adquisición que se vendieron

28 de diciembre Un sitio con caballeriza y 300 pesos de 1854 pajares en San Miguel en jurisdicción de Tula

Terreno en Tequiaquiatenco, 8 000 pesos Tlalpan, conocido como Venta de Santa Marta

Casa en Querétaro 12 000 pesos

totaL 191 517 pesos

Isidoro de la Torre pagó a Isidoro Adove un precio irrisorio por los bienes heredados, reconociendo los capitales que las gravaban. De la Torre pagó 191 517 pesos por las propiedades de Zurutuza y de inmediato inició su remate. Quizá esta decisión se debió a la gran oferta de fincas rústicas y urbanas causada por la desamorti­ zación de los bienes eclesiásticos. El rancho de San Rafael fue vendido el 27 de mayo de 1857 a Francisco de Paula González quien al igual que el anterior pro­ pietario fue un poseedor fugaz. Tres años después Pedro Jorrín compró el rancho con los numerosos gravámenes que registraba.38 Esta compra significó la adquisición de uno de los ranchos más grandes de la Ribera de San Cosme.39

gravámenes deL rancho de san rafaeL en 1860 Gravámenes Cantidad en pesos Capellanía de Isabel Aguilar 3 000 Colegiata de Santa María de Guadalupe 1 800 Convento de Jesús María 3 000 Casa Cuna 1 400

totaL 9 200

38 anm, Protocolo 658, Pablo Sánchez, 27 de mayo de 1857. 39 Ibid., 13 de junio de 1860.

94 Pedro Jorrín Pedro Jorrín nació en el año de 1811 en Irapuato, Guanajuato, fue hijo de Ángel Jorrín y María Josefa Carrasco. En su juventud se dedicó al comercio en la zona de El Bajío. A los 18 años era propie­ tario de un cajón de géneros y efectos de Castilla, sin embargo su situación económica no era bonancible ya que adeudaba ciertas cantidades de dinero a diferentes personas; entre otras al arzobis­ po de Puruándiro, Michoacán,40 le debía 11 063 pesos. Para equilibrar sus finanzas se dedicó a la compra y venta de animales, principal­ mente los destinados a las labores agrícolas y ganaderas.41 Con un modesto capital y algunos conocimientos jurídicos Jo­ rrín incursionó en actividades de prestamista.42 Con ello amplió su círculo de conocidos, por lo que él junto con otras personas se encargaron de la testamentaría del marqués de San Miguel Aguayo.43 Estuvo relacionado con el general José María Cervantes en va­ rios negocios, entre los que se contaba la venta de cargas de trigo de la hacienda de la Llave. Ana María, hija del militar, casó poste­ riormente con Ignacio Algara y con el tiempo llegaron a ser pro­ pietarios del rancho de San Rafael.44 Durante la invasión estadounidense, Jorrín destacó en la de­ fensa de la ciudad. Posteriormente, debido a la inseguridad exis­ tente en la capital por las constantes asonadas y disturbios, los comerciantes acordaron formar una guardia nacional para proteger sus intereses. Jorrín, temeroso de que sus cajones fueran objeto de saqueos o de la destrucción, se convirtió en uno de los princi­ pales promotores de esta organización. La creación de esos cuerpos dividió a la población. Por circuns­ tancias de educación, espíritu, compañerismo y recursos prescin­ dieron del carácter popular, creándose agrupaciones con intereses propios, las cuales se caracterizaron por no estar de acuerdo con el gobierno. Los más renombrados fueron los siguientes:

40 anm, Protocolo 417, José Ignacio Montes de Oca, 14 de septiembre y 13 de octubre de 1829. 41 anm, Protocolo 98, Manuel María Benítez, 23 de diciembre de 1836. 42 anm, Protocolo 532, Antonio Pintos, 11 de febrero de 1837 y Protocolo 417, José Ignacio Montes de Oca, 13 de abril de 1837. 43 anm, Protocolo 169, Ramón de la Cueva, 20 de julio de 1837. 44 anm, Protocolo 658, 15 de abril y 24 de mayo de 1858.

95 Victoria. Se compuso de comerciantes en su mayoría, pero había médicos, diputados, hacendados al mando de D. Pedro Jorrín, capitalista semi misán­ tropo, rígido como barra de fierro y retrógrado como el calzón corto. Hidalgo. Cuerpo compuesto de empleados de todo género, pobres y alegres, decidores y acomodaticios. Lo mandaba con sus caravanas y condescendencias D. Pedro Fernández del Castillo a quien sucedió D. Félix Galindo. Independencia. Cuerpo brillante de gente de acción, escogida, artesa­ nos, hombres fuertes y expertos en el manejo de las armas, al mando de D. Pedro Anaya y D. Vicente G. Torres. En ese Cuerpo se alistaron Otero, Lafragua, Comonfort y otros personajes que le daban gran prestigio. Mina. Mandado por Balderas, el tipo popular por excelencia Bravos. Cuerpo de tabaqueros, alentado y educado por Gorostiza y en el que influía poderosamente Manuel Payno como Mayor. En el Paseo de Bucareli estaba situado el Batallón Victoria y allí se distin­ guieron por su bravura heroica Carrasco, que venía luchando desde el Palo Alto, Jorrín, Bensegui, Urquidi y Muñoz, diputados distinguidísimos.45

El batallón Victoria causó un inusitado asombro. Al frente iba Pedro Jorrín hombre fino, delgado, apacible de aspecto, pero con mucho valor en un hermoso caballo. En los momentos mas críticos de la invasión estadounidense “Don Pedrito, ya lo sabemos, se bate como el diablo: lo seguíamos todos con el mayor ardor”.46 La refriega cobró numerosas víctimas. Pero no olvidó ayudar a sus compañeros. Al respecto, Guillermo Prieto reseña cómo lo protegió: “El coronel Jorrín envió un paquete que condujo con Dolores Ulibarri a la iglesia de Belem de los Padres para proteger la pieza que servía con Isidro Béistegui: en ese paquete iba yo”.47

Aunque aparentaba una fortaleza inaudita, en situaciones extremas Don Pedro se había estado reprimiendo, cuando todo estuvo concluido se dirigió a los altos[…]pero al pisar el segundo escalón se echó de bruzas en el barandal y lloró[…]lloró aquel hombre de fierro que tanto admiraba yo. ¡Caramba![…]se me escarapela el cuerpo con tal recuerdo…48

Años después, su heroísmo le fue recompensado. Durante la presidencia del general Félix Zuloaga, desempeñó el puesto de Mi­

45 Guillermo Prieto, Memorias de mis tiempos, pp. 391­392 y 417. 46 Guillermo Prieto, Mi guerra del 47, p. 62. 47 Ibid., p. 63. 48 Ibid., p. 66.

96 nistro de Hacienda desde el 10 de julio de 1858 hasta el 2 de febre­ ro del año siguiente. Después de esto continuó con su vida normal dedicándose a sus negocios.

Otra anexión. Dos tablas de La hacienda de La Verónica o Casablanca Poco después de haber adquirido el rancho de San Rafael, Jorrín le anexó dos tablas que pertenecían a la hacienda Casablanca que colindaban con el rancho San Rafael. La información más antigua de la propiedad nos remite a la compra que hizo María de los San­ tos Espinosa y Luna, india cacique, de la huerta de Los Cardos en 9 030 pesos. De esa cantidad pagó 3 600 pesos y reconoció los gra­ vámenes que beneficiaban a los fondos del Monte Pío y a la Cole­ giata de Nuestra Señora de Guadalupe (véase plano 2). Sucesivamente pasó a Pedro Pablo Espinosa y Luna y a su hijo Miguel Jerónimo, y en 1780 encontrándose delicado de salud hizo su testamento. Declaró haber tenido cuatro hijas: María Gertrudis Vicenta de Espinosa y Luna, legítima, y María de los Santos, María Diega y María Antonia, naturales. Con el fin de heredar sus bienes

Terrenos de Casablanca

Puerta antigua de Casablanca

Tierras adquiridas Rancho de por Pedro Jorrín San Rafael

Puerta nueva de Casablanca Hacienda de la Teja Tierras adquiridas Calzada pública del Calvario por Pedro Jorrín Rancho de Casablanca

Calzada y arcos de La Verónica

Plano 2. Tierras adquiridas por Pedro Jorrín.

97 por partes iguales a todas ellas, dictó su testamento con la apro­ bación de su hija legítima y de su esposo José Cabrera, agente de negocios. Entre los bienes se encontraban tres huertas localizadas en el barrio de San Cosme. La Chica,49 la de Temporalidades —llamada después la Ladrillera— y Los Cardos, éstas dos últimas pertene­ cientes a la extinguida orden jesuita. Las tres huertas se localiza­ ban tras la arquería del agua que iba de Chapultepec a la ciudad de México y colindaban por el oriente con ejidos de la ciudad, por el sur con tierras de la hacienda de la Teja, por el norte con tierras de los Arteaga y al poniente con la misma arquería. La hacienda cambió de propietario con frecuencia. Pasó al Ba­ chiller Bruno Morales, clérigo presbítero domiciliario del Arzo­ bispado de México y el 26 de febrero de 1794 al licenciado José Mariano Cárdenas, abogado de la Real Audiencia. Al morir en 1802, el albacea se refirió a las tres huertas con el nombre de la Veró­ nica por la imagen de la santa que se encontraba en uno de los arcos del acueducto.50 La propiedad no fue vendida de inmediato; en su momento la compró el doctor Joaquín Román, quien la arrendó a José María Manero. Desde 1822 trató de vender la hacienda Casablanca y el rancho de La Verónica al arrendatario, pero no se concretó el acto hasta después de doce años. El 15 de abril de 1834 fue vendida con sus tierras, montes, pastos, abrevaderos y aguas, reconocien­ do los siguientes gravámenes:

gravámenes que afectaban a Las huertas La chica, temporaLidades y Los cardos Beneficiarios Cantidad Obra pía de misas fundada por José Becerra 800 Capital establecido por el convento de Jesús María 3 000 que beneficiaba a la Colegiata de Nuestra Señora de Guadalupe Juzgado de Capellanías y Obras Pías fundado por 2 013 José de la Fuente totaL 5 813 fuente: anm, Protocolo, Hacienda Rómulo de Cevallos, 15 de abril de 1834.

49 La Chica tenía igual nombre a la localizada en el número 37 de la Ribera de San Cosme. 50 anm, Protocolo 85, Joaquín Barrientos, 26 de febrero y 23 de julio de 1794.

98 En ese entonces Casablanca tenía un área de 260 270 varas cua­ dradas. Colindaba al oriente con el ejido de la Horca llamado antes de la Concha, al poniente con la calzada de La Verónica, al sur con la hacienda de la Teja y al norte con la huerta del Cebollón, esta última perteneciente a Atilano Sánchez. En 1837 José María Manero aumentó su extensión al comprar a Lucas Alamán, apoderado de José de Aragón Pignatelli, el terreno que se encontraba en la parte posterior del cementerio de los ingleses, situado a extramuros de la Tlaxpana. Con esta compra los Manero reunieron una vasta ex­ tensión de tierras próximas a la capital mexicana, donde se criaba ganado y se producían cereales, hortalizas y frutos. La familia Manero conservó la propiedad durante 18 años. Al fallecer el coronel, y conforme a su disposición testamentaria del 28 de enero de 1851 ante Manuel Orihuela, nombró herederos y albaceas a su viuda Concepción Sevilla y a sus cuatro hijos Fran­ cisco, Vicente, Antonio y José Hipólito. Antonio, uno de los herederos, hizo la carrera militar y alcanzó el grado de general. Fue enviado al interior de la República y per­ dió la vida en alguna de las revueltas. En el testamento dictado en Zacatecas el 29 de abril de 1858, dispuso que la parte de la heren­ cia que le correspondía, regresara a la testamentaría de su padre. En 1857 la hacienda Casablanca tenía un valor de 36 000 pesos. Pedro Jorrín sólo se interesó por las tablas La Troje y La Ladrillera y pagó la cantidad de 10 314 pesos, 1 114 pesos al contado y recono­ ció 9 200 de gravámenes. La propiedad colindaba al norte con el rancho de San Rafael, al sur con la hacienda de la Teja y rancho de Casablanca, al oriente con terrenos de Romero y al poniente con la calzada de La Verónica. Los vendedores se reservaron el terreno que iba desde la puerta principal de la hacienda hasta el fondo de los arcos. En ese tiempo todavía era difícil precisar los límites de cada propiedad. Por esta razón, Jorrín dejó en claro tener derecho para el libre tránsito, una vía próxima a la propiedad. En la venta se in­ cluyó un derrame de agua y la tabla de la era o troje hasta la acita­ rilla de los arcos de La Verónica.51

51 En 1860 se valuó en 32 529.19 pesos el resto de la hacienda de Casablanca, que se le iba adjudicar a Francisco Manero la Tabla de San Francisco, la cual

99 Con la venta de La Troje y La Ladrillera, los hermanos Manero iniciaron la desintegración de la hacienda Casablanca. En un prin­ cipio intentaron conservar el resto de la propiedad, pero después vendieron el total de las tablas que la conformaban. Francisco So­ mera compró en 1861 la tabla de labor Santo Tomás Tepetates que pertenecía a la mencionada hacienda. Los Manero sólo conservaron las tablas de Barrera, Concepción, Verónica y San José.52 Hasta 1861 Francisco Manero conservó la tabla de San Francisco. Después decidió venderla con sus magueyes y cuartos de adobe a Miguel Fuentes y a sus hermanas Guadalupe, María de Jesús y Lo­ reto. Cabe mencionar que en ese entonces eran propietarios de la casa de El Elefante.53

Muerte de Pedro Jorrín Cuatro años antes de fallecer, el 18 de julio de 1873, Pedro Jorrín dispuso vender en 28 400 pesos el rancho de San Rafael a Manuel Romero de Terreros quien en ese entonces contaba con 57 años y estaba casado con Guadalupe Gómez Parada de 52 años de edad. La propiedad todavía registraba gravámenes añejos, como el de la Casa Cuna y un censo consignativo que afectaba al rancho de San Rafael y casa de El Elefante localizada en el número 16 de la Ribera de San Cosme. Esta última había sido vendida el 22 de di­ ciembre de 1870 en Toluca por Teresa Pliego a Manuel Romero de Terreros. El nuevo comprador sólo pudo redimir un capital de 3 000 pesos, aceptó pagar la misma cantidad desde 1874 hasta 1882 con un rédito anual de 6%, por lo que quedaron hipotecadas am­ bas propiedades. El comprador recibió 14 bueyes de tiro, cuatro vacas con sus crías, dos terneras, una yegua, un caballo, una mula, un macho, aperos, herramientas y el menaje que se encontraba en las habitaciones. Jorrín tenía en la troje la cosecha de maíz en mazorca y convino entregarla al lugar que determinaran los compradores. De esta ma­

colindaba al norte con el río de San Joaquín, al poniente con la hacienda de los Morales, al sur con la calzada que iba para esa hacienda y al poniente con la misma finca.anm , Protocolo 658, Pablo Sánchez, 21 y 25 de junio de 1860. 52 Ibid., 14 de diciembre de 1860. 53 anm, Protocolo 722, Francisco Villalón, 2 de octubre de 1862.

100 nera el rancho de San Rafael, formado por las fincas la Vaquería llamada de Soto, Cebollón, Once mil Árboles, El Tanque, La Troje y La Ladrillera pasaron a poder de Manuel Romero de Terreros.54 En su testamento del 4 de diciembre de 1877, Pedro Jorrín decla­ ró ser soltero, con una hija natural llamada Dolores “habida en mujer doncella”, a quien reconoció porque siempre permaneció a su lado. Nombró albaceas a José María Saldívar y a Francisco Esca­ lante. Fue sepultado en el panteón del Tepeyac en la Guadalupe Hidalgo, en los alrededores de la ciudad de México. Entre los bienes se contaba la casa en la calle de San Bernardo 3, casa de Montealegre 1 donde vivía con su hija, las casas de Mon­ tepío Viejo números 8 y 10 y las accesorias A, B y C en la calle de los Sepulcros de Santo Domingo. A Francisco Escalante, su dependiente, dio un legado de 20 000 pesos por única vez, en “prueba del cariño que siempre le tuvo por su buena conducta”.55 A los sacerdotes pobres les legó un peso de limosna por el sufra­ gio de su alma. Encargó a su albacea comprar seis máquinas de coser y entregarlas a familias pobres, con el fin de solucionar su situación con el usufructo que generaran. En caso de no emplearlas cabalmente, se destinarían a otra familia. Por último, proporcionó una limosna de 100 pesos a cada una de las confesiones de San Vicente de Paul.56 En 1878 todavía quedaban pendientes algunos pagos de gravá­ menes del rancho de San Rafael. Se encontraba el capital de 1 200 pesos impuesto a la propiedad cuyos réditos beneficiaban a la hija de Jorrín y 1 400 a favor de la Casa de Niños Expósitos. Fue hasta 1880 cuando se concluyeron las visitas en los juzgados. El licenciado José María Saldívar en representación de Dolores Mier y de su es­ poso Arístides Suberville, con poder otorgado en París pagaron la deuda de 9 000 pesos y finiquitaron con ello a Dolores Jorrín el pago de tres anualidades del rancho de San Rafael. En ese entonces ya pertenecía a Francisco Algara, por la compra que hizo a Guadalupe Gómez de Parada viuda de Manuel Romero de Terreros.57

54 anm, Protocolo 57, Ignacio Cosío, 18 de julio de 1873. 55 anm, Protocolo 722, Francisco Villalón, 4 de diciembre de 1877. 56 Idem. 57 anm, Protocolo 57, Ignacio Cosío, 2 de marzo de 1880.

101 Manuel Romero de Terreros Manuel Romero de Terreros y Villar Villamil nació en la ciudad de México en 1816, sus padres fueron Pedro José Romero de Terreros y Rodríguez de Pedroso y María Josefa López de Peralta de Villar Villamil y Rodríguez de Velasco, condes de Regla. Contrajo matri­ monio el 24 de diciembre de 1845 con Guadalupe Gómez de Parada y Gómez de Otero que a su vez había nacido en 1820;58 fue hija de Manuel Gómez de Parada y Dolores Otero. El matrimonio Romero de Terreros procreó cuatro hijos.

hijos de manueL romero de terreros y viLLar viLLamiL y guadaLupe gómez de parada Año de nacimiento Nombre Cónyuge 1846 Paz Pedro Rincón Gallardo 1851 Alberto Ana Vinent 1857 Josefa Licenciado Francisco Algara 1858 Pedro

Cuando murió Juan Gómez de Parada, abuelo paterno de Gua­ dalupe, heredó a sus hijos. A su padre le adjudicaron parte de los bienes, los cuales heredó su hija.

propiedades que se adjudicaron a guadaLupe gómez de parada Propiedad Valor en pesos Hacienda de San Antonio del Río y una estancia de yeguas 51 074 en la jurisdicción de Ixtlahuaca Casa factoría en la ciudad de Guadalajara 40 000 Crédito en el concurso de bienes de Francisco Pérez Cano 34 017 Censo con 5% en la hacienda de Ahuayacan 19 277 totaL 144 368 fuente: anm Protocolo 431, Manuel de Madariaga, 15 de noviembre de 1848.

Manuel Romero de Terreros fue amigo íntimo de Manuel Gómez Pedraza; fue presidente de la República desde diciembre de 1832 has­

58 Margarita Zabala Menéndez, Historia española de los títulos concedidos en Indias, v. 2, pp. 867­868.

102 ta marzo de 1833. Contaba con una vasta fortuna y se distinguió por su filantropía. Miembro de varias instituciones de beneficencia, fue considerado liberal sin mancha y de una generosidad sin límites.59 En 1847 y después en 1875 desempeñó el puesto de senador de la República. Fue secretario de Hacienda del gobierno del Estado de México y en 1862 gobernador del Distrito Federal. Siendo re­ publicano y por no comulgar con los ideales del segundo imperio, abandonó la República Mexicana. Residió en París donde prestó ayuda invaluable a prisioneros mexicanos llevados por el gobierno francés, a quienes asistió en su regreso al país después de obtener su libertad. Manuel y su hermano Ramón demostraron su predilección por la música, contribuyendo al progreso de la Sociedad Filarmónica y del Conservatorio. Colaboraron desinteresadamente con miembros de la Junta Directiva, convirtiéndose en mecenas de artistas en ciernes.60 Sin embargo, la opulenta vida que llevaban requería de bastantes recursos, por lo que el 6 de diciembre de 1875 Manuel Romero de Terreros recibió un préstamo de 7 000 pesos del licenciado Manuel Guerrero, hipotecando la casa de la calle de la Cadena y el rancho de San Rafael.61

El deceso El licenciado Francisco Algara tuvo la desagradable obligación de dar a conocer la muerte de Manuel Romero de Terreros acaecida a las 0.30 horas el 21 de abril de 1878 a causa de “reblandecimiento cerebral apoplético”.62 En vida, el difunto residía en la calle de la Cadena 19 y en su testamento pidió que

su cuerpo una vez hecho cadáver se le diera sepultura sin ostentación alguna en la capilla de la hacienda de Jalpa, debajo del sepulcro de sus respetables, virtuosos y buenos padres.63

59 Guillermo Prieto, Memorias de mis tiempos, p. 342. 60 Antonio García Cubas, El libro de mis recuerdos, p. 687. 61 anm, Protocolo 292, Fermín González Cosío, 6 de diciembre de 1875. 62 Apoplético. Perteneciente o relativo a la apoplejía. 63 anm, Protocolo 292, Fermín González Cosío, 7 de mayo de 1878.

103 Al conocer la noticia del deceso, se presentaron los acreedo­ res. Para agilizar los trámites testamentarios, Manuel Guerrero, abogado de los Tribunales de la Federación, solicitó 7 000 pesos a la viuda Guadalupe Gómez de Parada.64 Como era costumbre la mitad de los bienes del difunto pasaron a su esposa y el resto se dividió por partes iguales entre sus hijos. Romero de Terreros sabía que sería difícil una división equita­ tiva de los bienes entre los herederos. Su venta, lejos de proporcio­ nar ventajas, acarrearía pérdidas enormes, razón por la cual planeó con antelación la repartición. Los hermanos Paz y Alberto sabían que su padre había especificado en su testamento los “vivos deseos y firme voluntad” de conservar los bienes de sus antepasa­ dos. Por esta razón las haciendas de Temoaya y Jalpa se adjudica­ ron a Alberto, pero como tenía la decisión de irse a Europa, dis­ puso que la de Jalpa se adjudicara a su hermana Josefa Terreros de Algara y a sus hermanos Pedro y Paz les pagara la diferencia del valor de la propiedad.

bienes de manueL romero de terreros Bienes Valor en pesos 33 acciones de la Compañía Real del Monte 9 900.00 Casa 19 de la calle de la Cadena 55 000.00 Hacienda de Jalpa en Cuautitlán 259 000.00 Existencias de semillas 10 655.40 Hacienda de Temoaya en Tula, Hidalgo 90 000.00 Cuatro magueyeras, ganados, aperos y semillas 83 746.50 Donativos que en vida hizo a sus hijos 56 000.00 Rancho de San Rafael en la Tlaxpana 13 000.00 totaL 577 311.90 fuente: anm, Protocolo 292, Fermín González Cosío, 7 de mayo de 1878.

El 21 de septiembre de 1878, Guadalupe Gómez de Parada de Terreros, albacea de Manuel Romero de Terreros, vendió el rancho de San Rafael al abogado Francisco Algara quien había contraído matrimonio con su hija Josefa.

64 anm, Protocolo 363, Mariano López, 19 de septiembre de 1878.

104 Francisco Algara Francisco nació en el año de 1844, fue hijo de Ignacio Algara y Ana María Cervantes. Casó civil y eclesiásticamente en febrero de 1871 con Josefa Romero de Terreros, hija del conde de Regla. Cuando tenía 34 años compró en 26 400 pesos el rancho de San Rafael a su suegra Guadalupe Gómez de Parada. En los inventarios se le dio un valor inferior por los gravámenes que registraba. En el documento se especificó que la propiedad comprendía una su­ perficie de 381 715.259 m2 que sumaban 38 hectáreas, 17 varas, 15 centiáreas y 259 milésimas. En la venta se incluyeron las mercedes de agua, fábricas materia­ les, oficinas, trojes, terrenos, zanjas y servidumbres, los animales —excepto las vacas de ordeña que pertenecían a la hacienda de Jalpa—, así como el maíz existente en la troje. La escritura fue firmada por Guadalupe Parada de Terreros, Pedro Rincón, Paz Te­ rreros de Rincón, Josefa Terreros de Algara y Alberto de Terreros. Sólo unos cuantos años disfrutó del rancho de San Rafael. El 3 de febrero de 1887, Félix Godínez comunicó que Francisco Algara había dejado de existir la noche del día anterior a la edad de 42 años en la calle de Zuleta 13; la causa: glucosuria.65 Fue sepultado en el panteón Francés de la Piedad. Consciente de su delicada salud, había dispuesto de sus bienes en un testamento cerrado fechado el 22 de enero de 1887 ante Fermín González Cosío, el cual fue abierto el 23 de febrero de ese mismo año, nombrando albaceas a su esposa y a su padre Ignacio Algara. Especificó que si llegará a morir su padre, tomara su lugar en primera instancia su hermano José y después su hermano Ignacio. Heredó por partes iguales a sus hijos, todos ellos menores de edad: Ignacio, Manuel, Fernando, Ángel, María Josefa y María de la Paz Algara y Romero de Terreros. La división fue protocolizada por Sebastián Peñalosa el 29 de junio de 1887. El rancho de San Rafael se adjudicó en la siguiente proporción: 40% a su esposa y el resto a sus hijos.66

65 Glucosuria. Estado patológico del organismo que se manifiesta por la presencia de glucosa en la orina. 66 anm, Protocolo 292, Francisco González Cosio, 23 de febrero de 1887.

105 Para la liquidación, división y adjudicación de los bienes se ne­ cesitó hacer un avalúo. Josefa Romero de Terreros tenía a su favor los muebles que llevó al matrimonio con valor de 3 094.81 pesos y la casa localizada en la Ribera de San Cosme 16 conocida como El Elefante con valor de 14 000 pesos.

bienes de josefa romero de terreros de aLgara Descripción Valor en pesos Casa 16 de la Ribera de San Cosme o El Elefante 14 000.00 Accesoria de la misma casa 3 200.00 Casa 8 en Santa María 27 889.93 Casa de su padre 3 094.85 Muebles y libros que llevó Algara 2 974.00 Muebles adquiridos en el matrimonio 3 451.80 Acción del Jockey Club 500.00 Escrituras y vales 25 000.00 Acciones del Real del Monte 17 100.00 Efectivo 15 000.00 Mitad del crédito del concurso de Lascuráin y Compañía 702.48 40% del rancho de San Rafael, enseres y ganados 25 633.04 totaL 138 546.10

bienes deL Licenciado francisco aLgara Descripción Valor en pesos Efectivo en caja 2 378.72 Efectivo en el Banco Nacional 15 000.00 Muebles y libros que llevó Algara al matrimonio 2 794.00 Muebles adquiridos durante la sociedad conyugal 3 451.00 Muebles pertenecientes a la viuda de Terreros 3 094.81 Rancho de San Rafael, anexos y ganado 64 082.59 Casa 16 en la Ribera de San Cosme llamada El Elefante 14 000.00 Accesoria de la misma casa 3 200.00 Casa 8 de la calle de Santa María 27 889.93 Escrituras y vales 25 000.00 Acciones del Real del Monte 17 100.00 Acción del Jockey Club 500.00 Créditos de Lascuráin 1 405.00 totaL 179 896.05

106 La viuda recibió 460.42 de más, o sea 138 545.86 pesos y cada uno de sus seis hijos recibió 39 152.04 pesos, haciendo un total de 373 458.10 pesos. En breve tiempo vendieron a los barcelonetas el rancho de San Rafael.

Los barceLonetas Barcelonnette, ciudad de los Bajos Alpes franceses, fue cabecera del distrito y cantón de su nombre, rico en canteras de mármol verde, con ruinas de fortificaciones y torres del siglo xiii. Fue fundada en 1231 por Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, quien heredó el nombre de su título a la región. Durante ese tiempo y las siguientes centurias la situación económica era difícil. Aunque se conjugaron el esfuerzo y el trabajo, los resultados eran magros y estériles. Por esta razón, algunos pobladores inconformes y deseosos de labrarse un porvenir, decidieron probar suerte en el sueño americano que se escuchaba con frecuencia en diferentes lugares de Europa. Como ya se ha mencionado, los trámites y las trabas existentes para los extranjeros durante la época colonial, empezaron a desa­ parecer en los años siguientes a la independencia de México. Esta situación favoreció a quienes tenían la intención de prosperar y permanecer en el país o regresar triunfantes a su lugar de origen. Asimismo otros aprovecharon la inestabilidad política y económi­ ca para conseguir fácilmente lo que querían. Niceto de Zamacois menciona que “México se vio en el año de 1828 invadido por de­ cirlo así, de multitud de extranjeros de todos los países que se habían propuesto medrar de las revueltas políticas, que ellos tenían interés y empeño en agitar”.67 Al parecer M. Arnaud fue el primer barceloneta que llegó en el año de 1821 a México procedente de Nueva Orleáns, a quien en poco tiempo se le unieron dos hermanos menores. El primero tenía cierta experiencia en los negocios ya que había administrado con regular éxito un taller de hilado de seda en Jeusiers en los Bajos Alpes. Se cree que llegó a México porque se unió a otro francés llamado Maillefert quien ya tenía 20 años de residencia. Juntos fundaron una casa de novedades en la actual calle de Pino Suárez

67 Niceto de Zamacois, El mendigo de San Ángel, v. 1, p. 191.

107 Joseph Léautaud. Auguste Garcin. con el nombre de El Cajón de Ropa de las Siete Puertas. La bonan­ za en sus negocios permitió al primer Arnaud retornar a su país de origen con una pequeña fortuna.68 En los años siguientes llegó un nutrido grupo de barcelonetas y se posesionaron del comercio de telas y mercería. Esta actividad fue predominante entre los miembros de la colonia francesa en México, destacando la organización, el orden y el servicio. En sus tiendas se podían adquirir desde cortes y telas, guantes y sombre­ ros de los más refinados, hasta artículos de mercería como hilos, botones, dedales, agujas y alfileres. Durante la Intervención y el Imperio aumentó la migración fran­ cesa. Con Maximiliano se acentuó la llegada de un número conside­ rable de ellos, quienes impusieron un nuevo estilo entre la clase adinerada. Los artículos que exportaban eran novedosos, razón por la cual creció el número de almacenes. En ellos se podía ad­ quirir una diversidad de mercancías: libros, cosméticos, medici­ nas y ropa para damas y caballeros. Su popularidad influyó hasta en la misma arquitectura, modelo a seguir en la construcción de numerosas casas y edificios. Sin embargo hay que destacar que el éxito en los negocios y las finanzas se debió a un solo factor: la unidad. La traición, la des­

68 Moisés González Navarro, Los extranjeros en México y los mexicanos en el ex- tranjero 1821-1970, v. 1, p. 68.

108 Henri Tron. Jules Tron. lealtad y la mentira fueron términos desechados del léxico de los involucrados. Se apoyaron, actuando siempre en equipo, con el fin de lograr el propósito de bienestar para sus familias y para sí mismos. Establecieron almacenes en sociedad, de alta envergadura y tiem­ pos específicos. Cuando disolvían alguna compañía, de inmediato participaban en otras con los mismos o con nuevos integrantes. Algunos comercios como Al Puerto de Veracruz y La Gran Sede­ ría que alcanzaron un importante crecimiento han desaparecido, pero otros se han expandido y hoy en día son de los más renombra­ dos en la República Mexicana. Durante el porfiriato las costumbres ancestrales fueron cambian­ do. Esto ayudó a la diversificación de la comunidad gala, apoyando la llegada de un millar de inmigrantes que huían de la guerra fran­ co­prusiana. El desarrollo urbano también hizo su aparición. En 1881 se instaló el alumbrado en las calles oscuras y centenarias cambiando el rostro del centro de la ciudad. Los almacenes de ropa y novedades en la vanguardia modernista, se esmeraron en presen­ tar con gusto artículos en vitrinas iluminadas, despertando el interés de la población. Para 1890 el viajero francés Emile Chabrand menciona los nego­ cios de los franceses en la ciudad de México, con la política de vender telas nacionales y francesas al mayoreo y menudeo. En los mostradores se apreciaban los diferentes artículos venidos de

109 León Signoret. Joseph Oliver.

París. Antes de concluir el siglo xix, poseían cinco casas de comi­ sionistas, una importante sombrerería, dos casas de confección, una papelería, una fábrica de aceites, otra de tapones, tres panaderías, una cafetería y una carpintería. Chabrand mencionó 32 establecimientos de barcelonetas locali­ zados en el primer cuadro de la capital. Para demostrar el auge y reforzar el mito fundador, agregó:

Se pueden evaluar a cuatrocientos cincuenta los barcelonnettes que cuentan con fortunas que varían de 50 000 a 800 000 francos y más de treinta los millonarios. Uno de estos últimos acaba de morir en Niza dejando dicen de 15 a 20 millones a sus hijos; cultivaba la tierra y cuidaba los borregos antes de ir a México.69

Aunque un número importante de barcelonetas regresó a su lugar de origen, muchos de ellos decidieron permanecer en el país que les había abierto las puertas, reinvirtiendo sus grandes capi­ tales en México. Algunos empezaron a comprar fábricas textiles, de papel, calzado y otras de actividades totalmente diferentes a las primeras. Se puede afirmar que un gran número de ellos, se conocían desde su lugar de origen, pertenecían a una misma gene­

69 Federico Fernández, Laurence Coudart y Javier Pérez, La comunidad fran- cesa en la ciudad de México, pp. 37­38.

110 ración y habían tenido una formación similar. Los que establecie­ ron los grandes almacenes habían nacido entre 1840 y 1870.

barceLonetas que LLegaron a méxico Nombre Año de nacimiento Francisco Donnadieu 1847 José Léautaud 1848 Agustín Bellon, medio hermano de Eduardo García 1848 José Tron 1849 Antonio Signoret 1852 León Signoret 1856 Julio Tron 1856 León Honnorat 1860 León Faudon 1862 Justino Tron 1867

Al Puerto de Veracruz El 28 de marzo de 1887, León Honnorat y los hermanos Antonio y León Signoret, solteros y comerciantes, formaron una sociedad mer­ cantil en las casas 5, 8 y 9 de la calle de la Monterilla con el nombre de Al Puerto de Veracruz, la cual vendería ropa, paraguas, camisas y lo relacionado con la bonetería. La sociedad tendría una duración de cinco años y los tres socios cada uno con una aportación de 4 000 pesos, administrarían el almacén en igual jerarquía.70 El primero de enero de 1892 los hermanos Antonio, León, Desiderio Signoret y León y Agustín Honnorat formaron una so­ ciedad colectiva para la continuación del giro y explotación de Al Puerto de Veracruz que pertenecía a la sociedad Signoret Honno­ rat y Compañía.

socios de La casa aL puerto de veracruz en 1892 Socio Año de nacimiento Estado civil Porcentaje en la empresa León Signoret 1857 soltero 23% Antonio Signoret 1852 soltero 17% León Honnorat 1860 casado 26%

70 Damián tuvo un hermano mayor llamado Francisco quien nació en 1837 en Bausotiers. anm, Protocolo 294, Miguel María Garduño, 28 de marzo de 1887.

111 socios de La casa aL puerto de veracruz en 1892 (Continuación) Socio Año de nacimiento Estado civil Porcentaje en la empresa Agustín Honnorat 1863 soltero 17% Desiderio Signoret 1854 soltero 17% 100% *Agustín Honnorat hermano de León, hizo su testamento cerrado. Vivía en los cajones de Al Puerto de Veracruz en la esquina de Monterilla y Capuchinas. Francés, de 34 años, comerciante, soltero. ANM, Protocolo 541, José Pinal, 18 marzo de 1897.

Los objetos y artículos vendidos por la empresa tuvieron gran acep­ tación entre la población capitalina, lo que les permitió a sus socios invertir en lotes de la recién fraccionada hacienda de la Teja.

Las Fábricas de Francia Uno de los comercios con mayor solidez fue el establecido por Gassier y Reynaud Sucesores en el Portal de las Flores 1. Félix Cuevas, apoderado de Francisco Iturbe, arrendó la casa desde el 28 de agosto de 1878 por un término de nueve años. Este espacio albergaría un cajón y almacén en el piso alto y bajo, incluyendo la parte correspondiente del Portal y la casa 3 de la Callejuela con excepción de una accesoria.71 Al poco tiempo se disolvió esta sociedad y establecieron una nueva a la que llamaron Las Fábricas de Francia con la razón social de José Tron y Compañía. El 20 de febrero de 1885 se reunieron los socios para especificar el capital que iban a aportar (véase cuadro).

capitaL aportado por Los socios de Las fábricas de francia Socios Capital José Tron 20 000 Julio Tron 20 000 Francisco Donnadieu* 10 000 José Léautaud 50 000 totaL 100 000 *Francisco Donnadieu compró un lote en el rancho de Xolonco

71 anm, Protocolo 292, Fermín González Cosío, 9 de febrero de 1887.

112 Antoine Proal.

Declararon ser comerciantes, solteros a excepción de Léautaud. Este último sería socio comanditario y los tres primeros socios colectivos. Percibirían un sueldo anual de 1 200 pesos. Donnadieu y Julio Tron podrían disponer al año de 2 400 pesos para gastos extraordinarios, mientras que José Tron y Léautaud tendrían el derecho de recibir 50 000 pesos si se encontraban en Europa y 10 000 en México. Cada año se realizarían inventarios para el buen funcio­ namiento del almacén firmando un contrato de sociedad con los señores E. Ebrard y Compañía y Litoard de la casa de comisiones en Manchester, con una inversión obligatoria de 25% de capital.72

El Palacio de Hierro La suerte acompañó a los diferentes comercios de los barcelone­ tas. Un ejemplo muy claro lo encontramos con la Compañía J. Tron, que administraba la tienda de ropa llamada Las Fábricas de Francia, situada en la esquina del Portal de las Flores y Callejuela. Con el respaldo de la aceptación generada, determinaron construir otra gran tienda. El 31 de enero de 1888, José Léautaud junto con los hermanos José, Julio y Enrique Tron, y Antonio y Damián Proal73 formaron

72 anm, Protocolo 242, Plácido Ferriz, 20 de febrero de 1885. 73 Antonio y Damián Proal nacieron en Bausotiers. Hijos de Juan Pedro Proal y Sofía Manuel. Damián se separó de la sociedad de El Palacio de Hierro, la cual

113 una compañía la cual tendría a su cargo la dirección, administración y el uso de la firma social de El Palacio de Hierro. Para puntualizar lo relacionado con este comercio, se reunieron los interesados y eligieron establecerlo en las casas 16 y 17 de San Bernardo y la nú­ mero 2 ½ de la Callejuela, propiedades de Antonio Proal y la sociedad colectiva de comercio J. Tron, obtenidas en 85 000 pesos. Actualmen­ te El Palacio de Hierro Centro continúa en este mismo lugar.74

accionistas de La compañía j. tron y compañía que se transformó en eL paLacio de hierro Socios Capital José Léautaud 50 000 José Tron 20 000 Julio Tron 15 000 Enrique Tron 10 000 Damián Proal 5 000 totaL 100 000

fuente: anm, Protocolo 25, 25 de febrero de 1892.

La compañía duró del primero de febrero de 1888 al 31 de di­ ciembre de 1902, acordando el consejo directivo vender artículos mexicanos y europeos.75 La obra fue encomendada al arquitecto mexicano Ignacio de la Hidalga de acreditada reputación. Las tres casas ocupaban un amplio espacio y la construcción sería de cuatro pisos que albergaría tanto la tienda como los almacenes anexos. Para ostentar un toque dife­ rente a los almacenes ya establecidos, José Tron viajó a París y fas­ cinado con el uso del hierro consultó al señor Pieron para sustituir parte de la fachada con este material. En 1891 se concluyó la edificación del edificio. Se describió de forma casi cuadrada, de buen gusto y elegante; además sobresalía tiene su domicilio mercantil en San Bernardino y Callejuela. anm, Protocolo 40, Eugenio Pérez, 28 de marzo de 1890 y 7 de abril de 1892. 74 Estas casas se encontraban unidas entre sí. Juan de la Fuente compró el 26 de mayo de 1860 los terrenos que correspondían a la iglesia y convento de San Bernardo al Ayuntamiento de la ciudad de México. anm, Protocolo 185, Arturo Carranza, 10 de marzo de 1888. 75 anm, Protocolo 99, Ignacio Burgoa, 31 de enero de 1888.

114 Almacenes de El Palacio de Hierro. entre los edificios particulares de la ciudad con sus 23 metros de altura. Anuncios de letras doradas, grandes y abultadas que decían “Almacenes del Palacio de Hierro” se colocaron en la orilla de la azotea, a manera de baranda. Contaba con tres astas banderas: una en el ángulo libre de la escuadra y las otras en cada uno de los extremos. En la primera se enarbolaba el pabellón mexicano y en las de los extremos el francés. Sobre las vidrieras del primer piso se leía J. Tron y C. En la esquina, dentro de un medallón de relieve tallado en la piedra, tres iniciales enlazadas J, T y C, y debajo la fecha: 1891. A final de cuentas se adjudicó erróneamente el proyecto al ingeniero francés Pieron, pero en realidad el señor Hidalga fue el artífice fundamental. La inauguración se anunció en periódicos y en grandes cartelo­ nes en las esquinas de las calles. El domingo 28 y el lunes 29 de junio un carro tirado por hermosos caballos recorrió las calles. En sus costados exhibían anuncios que rezaban: “Almacenes del Palacio de Hierro: próxima apertura el día primero de julio”. A la inauguración asistió un numeroso público y se necesitó la intervención de la policía para guardar el orden. Se destinaron dos municipales en cada puerta, con la consigna de que se entrara por las de la calle de San Bernardo (calle Venustiano Carranza) y se saliera por las de la Callejuela (calle 20 de Noviembre).

115 Se emplearon 74 dependientes para los cuatro pisos, ascendien­ do a los superiores por un elevador. El primer día fue mayor el número de curiosos que de compradores y no fue posible ninguna venta en medio de la compacta muchedumbre, cosa que causó más regocijo que pena a los dueños de la casa.76 El comercio creció sin incidentes, hasta que en 1899 Enrique Tron, apoderado jurídico del Congreso de Administración de la Compañía El Palacio de Hierro, se reunió con Maximiliano Chauvet para aclarar los límites de la casa localizada en las calles de San Bernardo 18 y de la Monterilla. Entre las dos propiedades existía una pared que limitaba por el oriente la casa de Chauvet y El Pala­ cio de Hierro, lo que había originado disgustos por el ruido y polvo que ocasionaban ciertos trabajos de remodelación. Para evitar todo tipo de molestias, el arquitecto Ignacio de la Hidalga construyó una pared de 10 metros para evitar cualquier problema, pero lo más prudente fue cuando los administradores de El Palacio de Hierro compraron el pasadizo en 1 500 pesos.77 Una vez conocido el éxito de la tienda, familiares de los socios viajaron a México. En 1899 Justino Tron, pariente de los herma­ nos del mismo apellido, arribó a la capital mexicana. Él era oriun­ do de Condamine, Bajos Alpes, Francia, nacido en 1867, e hijo de Luis Fabián Tron y Margarita Josefina Caire. Contrajo matrimonio con Enriqueta Genin y días antes de tomar posesión como director y dueño exclusivo de los bienes que menciona la cuenta particular que se llevaba en los libros de contabilidad de El Palacio de Hierro, dictó su testamento. Legó 10 000 pesos a cada uno de sus sobrinos: Honorina, Isabel y María Clara Signoret y Tron. Todos ellos hijos de su hermana Elisa Tron casada con Hipólito Signoret, radicados en Francia. Además nombró herederos de sus bienes a su esposa y a los hijos que llegara a procrear.78

Compra de terrenos Sin embargo, los barcelonetas deseaban incursionar en otros ne­ gocios. En el tiempo que tenían de residir en la ciudad de México conocían a la perfección dos actividades: el comercio y la compra y

76 José María Marroqui, La ciudad de México, t. I, pp. 618­620. 77 anm, Protocolo 40, Eugenio Pérez, 20 de abril de 1899. 78 Ibid., 24 de enero y 13 de febrero de 1899.

116 venta de fincas rústicas y urbanas. El 28 de marzo de 1887 se formó la Sociedad Mercantil Signoret, Honnorat y Compañía en la cual tomaron parte León Honnorat y León y Antonio Signoret con la finalidad de comprar propiedades rústicas y urbanas. Tres años después acordaron disolverla por lo que se debía aclarar la situa­ ción de las diferentes propiedades adquiridas por la mencionada sociedad.79 En su mayoría eran terrenos de grandes dimensiones, localiza­ dos en lugares estratégicos como las avenidas de Bucareli y así como en terrenos de la Horca, posteriormente llamada colonia de Los Arquitectos. Estos terrenos formaron parte de un fondo social y pasaron a ser de la compañía constituida con 96 acciones de 1 000 pesos cada una. Tiempo después, estas propiedades formaron parte de la sociedad que tenía a su cargo la venta de lotes en la colonia San Rafael.

propiedades de La sociedad signoret, honnorat y compañía Fecha Comprador Localización Varas Propiedades colindantes de compra cuadradas

4 de diciembre Antonio Signoret Terrenos en 17 938 P El mismo Paseo de 1889 compró a Emilia el Paseo de S Calzada de los García de Cuevas Bucareli Arcos de Belem y Luz García de N Calle Tolsá Cortina O Terreno de los Orín 10 de julio de1889 León Honnorat y Terrenos de 2 955 N Terreno de la Antonio Signoret la Horca testamentaría de compraron a la Somera testamentaría de O Terreno del Francisco Somera general Manuel González S y P Paseo de la Reforma

Lo adquirieron de Terreno 3 000 O Terreno de Eduardo Ignacio Gómez Orín del Campo los P Zanja cuadrada señores León S Avenida Madrid Honnorat y Antonio Signoret

79 Ibid., 28 de abril de 1890.

117 propiedades de La sociedad signoret, honnorat y compañía (Continuación) Fecha Comprador Localización Varas Propiedades colindantes de compra cuadradas

2 de octubre León Signoret Terreno N Trayecto de los Ferro­ de 1888 compró a Inés en el Paseo carriles del D. F. McLean de de la S Zanja que lo Paterson Reforma separa de la calzada de la Teja O Propiedad de la testamentaría de Francisco Somera

2 de noviembre León Honnorat Terreno 4 443 N Calzada de San de 1889 compró a en la ½ Rafael Micaela Nava colonia Los S Propiedad de viuda de Arquitectos Maximiliano Gutiérrez Campo O Hospital Francés y propiedad del general Belendez P Calle de los Arquitectos

La colonia San Rafael Después de llevar a cabo los avalúos con base en el mapa hecho en 1887 por Francisco Somera, los ingenieros Ismael Rego y Luis G. Ansorena llegaron a la conclusión que era errónea la superfi­ cie del rancho de San Rafael. Los 381 715.259 se convirtieron en 387 589 metros cuadrados. De inmediato se corrigieron las medi­ das y se especificaron los límites del rancho: colindaba al norte con las calzadas de San Cosme y San Rafael, al oriente con la cal­ zada Cebollón, San Rafael y colonia Los Arquitectos, al sur con terrenos y estación del Ferrocarril Marítimo y al poniente con la hacienda Casablanca, acueducto de la calzada de La Verónica y casa de Sixto López. En ese entonces todavía contaba con cuatro mercedes de agua (véase plano 3). Con la aprobación y el permiso para vender otorgado el 7 de marzo de 1890, se agilizaron los trámites. El 15 de marzo de 1890 ante el notario Alberto Ferreiro, se presentaron Ignacio Algara,80

80 Guillermo Prieto menciona que una de las aspiraciones de Manuel Payno era pertenecer a la gente encopetada. Uno de sus ideales era Nacho Algara y se desvivía por acompañarlo en saraos, días de campo, bailes y correrías de ranchero. Asimismo en las cuadrillas que fueron la gran revolución en el baile era uno de

118 Rancho de Rancho de Casablanca San Rafael

Calzada de Casablanca Hacienda de la Teja

Terreno de

Miguel Fuentes Calzada que conduce a la garita del Calvario

Calzada que conduce de la garita del Calvario a la Hacienda de la Teja

Plano 3. Tierras adquiridas por Miguel Fuentes. tutor interino de sus sobrinos, y Josefa Romero de Terreros, viuda de Algara, para vender el rancho de San Rafael a León Honnorat, Juan María Plaisant, Damián Proal, Juan Bautista Eduardo Garcín, Antonio Signoret y Enrique Tron (estos tres últimos representantes de León Signoret), León Faudón81 y Julio Tron. los máximos exponentes de la sociedad mexicana. Otra de sus cualidades era ser graciosísimo y sin igual para remedar cómicos y cantores de iglesia, personajes típicos y damas de moda, con su garrayalde pulcro. Guillermo Prieto, op. cit., pp. 57, 107 y 469. 81 León Faudón fue hijo de Francisco y Adelaida Martel. Nació en Barcelone­ nette, departamento de los Bajos Alpes Franceses. anm, Protocolo 40, Eugenio Pérez, 23 de enero de 1890.

119 personas presentes en La compra deL rancho san rafaeL en 1890 Nombre Domicilio Edad Juan Bautista Eduardo Garcín Portal de Agustinos 1 31 y 23 y su esposa Honorina Cottier

Julio Tron y Julia Michel Portal de Agustinos 5 27

Josefa Romero de Terreros, Cadena 19* 40 viuda de Algara

Mariano Algara, casado Buenavista 1½ 36

León Signoret Monterilla 8 38

León Honnorat Monterilla 3 30

Marcus Pleasant Monterilla 2 39

Proal Portal de las Flores 37

Ignacio Algara

*Esta casa perteneció a la religiosa Antonia Gómez Rodríguez de Pedroso. Al renunciar a sus bienes el 7 de diciembre de 1798, pasó a su hermana María Jo­ sefa Rodríguez de Pedroso marquesa de Selva Nevada. Al fallecer heredó el 26 de diciembre de 1813 a su hija Soledad Gutiérrez del Rivero quien tenía el mismo título nobiliario. El 30 de enero de 1822 la vendió a Ignacio Adalid quien al morir pasó por escritura de 21 de junio de 1834 a su hijo José del mismo apellido. El 25 de enero de 1851 fue vendida a Manuel Romero de Terreros con su merced de agua en 50 000 pesos, de los cuales reconoció el senador Manuel Romero de Terreros 42 000 pesos. anm, Protocolo 431, Manuel de Madariaga 25 de enero de 1851.

Entre los comentarios se dijo que

a todas luces es ventajoso para los vendedores, como lo demuestra el avalúo del rancho del Cebollón, alcanzó la cantidad de 180 764 pesos, la señora Algara lo vendió en 300 000 pesos el cual comprendía 387 589 metros cuadrados.82

Al firmarse la escritura se dio un anticipo de 50 000 pesos, se daría otra cantidad igual a los seis meses y se cubrirían los 200 000 restan­ tes en un plazo de 12 años. Del primer dinero recibido se debieron

82 anm, Protocolo 245, Alberto Ferreiro, 15 de marzo de 1890.

120 cubrir los siguientes gastos: 361.77 a cada uno de los dos ingenieros y a su ayudante Gutiérrez 180 pesos, haciendo un total de 903.54. Al abogado Agustín Rodríguez le pagaron 200 pesos y 3 103.54 a José Diego Fernández por realizar el contrato. De esta venta le correspondió 40% a la viuda de Algara y el resto se dividiría por partes iguales entre sus hijos. La división de los 300 000 pesos fue la siguiente: 178 448.23 pesos a favor de los menores y 121 551.77 a Josefa Terreros. Después, José Julio y Enrique Tron, Eduardo Garcín, Marcus Plaisant, León Honnorat, León y Antonio Signoret, Damián Proal y León Faudon se reunieron para formar la sociedad que llamaron Colonia de San Rafael. Tendría una duración de doce años y se dividió en acciones y ganancias que se repartirían pro­ porcionalmente.

accionistas deL rancho de san rafaeL en 1890 Accionistas Valor de las acciones Eduardo Garcín 51 000 León Honnorat 32 000 León Signoret 32 000 Antonio Signoret 32 000 León Fauden 29 000 Julio Tron 25 000 Enrique Tron 25 000 Damián Proal 25 000 José Tron 25 000 Juan M. Plesant 24 000 totaL 300 000

Enrique Tron, Eduardo Garcín83 y León Honnorat fueron socios y administradores y suplentes Damián Proal, León Faudon y León Signoret. Los compradores firmarían contratos con el Ayuntamien­ to para la alineación de las fincas, la instalación del alumbrado en las calles, la introducción de agua, la construcción de fincas y la compra de materiales.84

83 anm, Protocolo 99, Ignacio Burgoa, 23 de febrero y 16 de marzo de 1886. 84 anm, Protocolo 541, José Pinal, 30 de enero de 1896.

121 Para empezar a fraccionar el rancho de San Rafael se hizo pri­ mero el estudio de la superficie y se contrató a Mariano Lozano, ingeniero arquitecto con título de profesor de la Escuela Nacional de Bellas Artes. En el primer proyecto se trazaron 20 manzanas en 334 218.76 metros cuadrados o sea 474 590.56 varas cuadradas con valor aproximado de 438 062.98 pesos. Se planeó la apertura de once calles, con una anchura de 20 metros y los lotes se modifica­ rían conforme a los intereses de los compradores.85 Para facilitar la venta de lotes, los vendedores con gran experien­ cia anotaron las propuestas de los compradores en los contratos privados, el valor del metro cuadrado, plazos y condiciones. Lo an­ terior fue hecho para dar seriedad y seguridad a los interesados. El valor del metro cuadrado fue aproximadamente de 2.49 pesos.86 La Junta de la Colonia San Rafael nombró miembros autoriza­ dos para las ventas a León Honnorat, Eduardo Garcín, Enrique Tron, Fernando Orvañanos y Dozal, León Faudon, Mariano Alle­ gre y Damián Proal. El 3 de diciembre de 1891 los barcelonetas cedieron al Ayuntamiento y a la Comisión de Hacienda en calidad de compensación, una faja de terreno que había quedado libre sobre la calzada de San Rafael al verificarse el alineamiento de la vía pública.87 José de Teresa Miranda, presidente del Banco Internacional de México, autorizó los préstamos para la adquisición de terrenos de la colonia San Rafael. Fue electo para este puesto en la junta celebrada el 8 de febrero de 1890 por el consejo de administra­ ción de dicha institución y confirmada su elección días después por el consejo del propio banco con sede en la ciudad de Nueva York. La planeación barceloneta, así como la constancia y el interés de los socios dieron en breve tiempo los resultados esperados, y quedó fraccionado en su totalidad el rancho de San Rafael. En principio las manzanas se nombraron por letras y cada una tuvo diferentes números de lotes, haciendo un total de 318, los cua­ les supuestamente albergarían como mínimo a igual número de familias.

85 anm, Protocolo 617, Agustín Roldán, 2 de octubre de 1891. 86 anm, Protocolo 28, Gil Mariano León, 24 de marzo de 1900. 87 ahdf, v. 520, exp. 2.

122 número de Lotes que aLbergaba cada manzana de La coLonia san rafaeL en 1893

A 6 J 14 R 16 B 9 K 14 S 16 C 13 L 16 T 14 D 11 M 4 U 14 E 13 N 14 V 8 F 12 Ñ 14 X 14 G 2 O 14 Y 14 H 14 P 14 Z 10 Q 14 I 14 totaL 318 lotes

fuente: anm, Protocolo 245, Alberto Ferreiro, 15 de diciembre de 1893.

Pero los barcelonetas también estaban interesados en establecer mejores servicios de transporte con el fin de facilitar el acceso a la nueva colonia. En diciembre de ese año se reunieron Enrique Tron, León Honnorat y León Faudon con Félix Cuevas y Francisco P. de Castillo, éstos últimos representantes de la directiva de la Compañía Limitada de Ferrocarriles del Distrito, para solicitar el permiso de construir y explotar una vía férrea que comunicara a la naciente colonia con el centro de la ciudad de México.88 Aunque las ventas habían sido un éxito, los barcelonetas toda­ vía no habían cubierto el valor del terreno a Josefa Romero de Terreros. En 1896 su hijo mayor Ignacio Algara, solicitó a los galos cubrieran la parte que le correspondía. Algara ofreció perdonar a la sociedad 20% de la deuda por lo que recibió la cantidad de 15 575.92 pesos. Al poco tiempo hizo lo mismo la señora Romero de Terreros.89 En los primeros años del siglo xx, la colonia San Rafael empezó a habitarse por familias adineradas. Los terrenos medían en pro­ medio 500 metros cuadrados, espacios donde fueron edificadas casas “porfirianas”, y se puede asegurar que la gran mayoría era de buen gusto.

88 Idem. 89 anm, Protocolo 541, José Pinal, 17 y 18 de enero de 1896.

123 Plano 4. La ciudad de México, c. 1940.

124 125 La colonia San Rafael fue un atractivo para los extranjeros. En ella se afincaron franceses, ingleses y españoles. Ellos construye­ ron sus casas con una arquitectura original dando un nuevo con­ cepto a las nuevas colonias. Entre los mexicanos se encontraba Filomeno Mata, tipógrafo de 53 años y su esposa Alejandra Alatorre de 37 años, que vivían en el pueblo de y trabajaban en la imprenta en la calle de Betlemitas. El banco prestó la cantidad necesaria a Mata en calidad de censo consignativo. Al paso de los años los grandes terrenos se fueron dividiendo dando lugar a casas más pequeñas. El crecimiento de la población afectó la colonia, propiciando la construcción de numerosos edificios de departamentos y comercios formales e informales, enemigos eter­ nos y acérrimos de la ciudad de México, que provocaron la destrucción de esta hermosa colonia, salvándose sólo unas cuantas casas. Hoy en día la colonia se encuentra delimitada por las siguientes calles: Circuito Interior, Parque Vía, Insurgentes y Ribera de San Cosme. Por último cabe señalar que las principales calles ostentan nombres de personajes destacados que vivieron en el siglo xix (véase anexo 2).

126 úLtimas paLabras

Desde el siglo xvi los alrededores de la ciudad de México fueron objeto de una constante demanda por parte de los españoles. En estos vastos espacios se construyeron hermosas casas de campo con sus respectivas huertas que albergaron numerosos árboles frutales nativos y de la región del Mediterráneo. En su conjunto se convirtió en uno de los lugares más agradables e idóneos para el descanso de familias adineradas de la sociedad novohispana. La construcción de fincas de descanso, así como de edificios religiosos adquirieron características propias, que con sólo mencio­ narlos se identificaba al lugar. Entre los más sobresalientes se en­ contraban las iglesias y conventos de San Cosme y de San Fernando y la fuente de los músicos plasmada en los muros del acueducto de la Tlaxpana. Las huertas de la Ribera de San Cosme se conservaron como tales desde la época colonial hasta finales del sigloxix , hasta que lamentablemente la gran mayoría desapareció para dar lugar a colonias habitacionales. Al igual que en otras partes de la ciudad, el crecimiento de la urbe obligó a los propietarios a fraccionarlas, logrando grandes y exitosas ganancias. Durante esa época, las ideas y las decisiones “progresistas” que tenían como principal objetivo el transformar y modernizar a la ciudad de México dieron pie a la destrucción de edificios públicos y religiosos, así como aquellas casas que destacaban por su arquitectura. Entre esos lugares desaparecidos contamos el convento de San Cosme y las casas que se identificaban como del Gigante, del Pino, Los Cardos, las tablas llamadas La Ladrillera y La

127 Casa en la colonia San Rafael

Troje, el rancho de Xolonco, la huerta de los Once mil árboles y la hacienda Casablanca, por mencionar sólo algunos. La de los Mas­ carones tuvo más suerte y, por casualidad, se salvó. Entre los principales fraccionadores de este barrio está el gene­ ral Félix Díaz. Admirador de la cultura francesa y amigo de los barcelonetas, impulsó construcciones a imagen y semejanza de las parisinas. Las casas construidas durante la época porfiriana tenían grandes extensiones de terreno que oscilaban entre los 500 y los 3 000 metros cuadrados. Eran propiedades sólidas, construidas con piedras rosadas y grises, con puertas de madera anchas y altas. Con­ taban con ventanas y balcones con vidrios transparentes vestidas con cortinas de telas finas. Los barcelonetas contribuyeron también a este esplendor. Parti­ ciparon con sus ideas y toque personal en la formación de la colonia San Rafael, la cual fue destinada a españoles, franceses, alemanes y mexicanos, desde políticos y diplomáticos, hasta familias con títulos nobiliarios que todavía los presumían ante la sociedad mexicana.

128 Con el tiempo y en algunos casos, esto dio lugar a la edificación de casas particulares o vecindades en lugares más pequeños y ren­ tables. Después se inició la incesante construcción de enormes edificios que albergan un sinfín de pequeños departamentos que han deteriorado la zona por la falta de gusto arquitectónico y la saturación humana. Actualmente la Ribera de San Cosme y sus alrededores es una zona que concentra un alto índice de población. El comercio infor­ mal y el tránsito incesante de habitantes que se desplazan para ir a sus actividades laborales o a sus hogares, han hecho estragos en el lugar y por consiguiente el deterioro va en aumento. Esperamos que las autoridades reflexionen y hagan todo lo posible por detener e impedir el derribo de las pocas casas coloniales o decimonónicas que han dado lustre e importancia a la ciudad de México.

129

gLosario

ad Litem: Para el litigio, para la acción judicial. acción: Parte en que se encuentra dividida una empresa. acequia: Zanja o canal descubierto que generalmente ocupa el último lugar en la red de distribución. acitariLLa: Cada una de las paredes gruesas que forman los costa­ dos de una cosa. Antemuro, muralla baja. acueducto: Conducto artificial de agua. adarme: Medida de peso; es 1/16 de onza, contiene 36 granos y equivale a 1.798 gramos. administrador: Superintendente principal que tiene a su cargo y es responsable de todo el establecimiento. agua deLgada: Proveniente de Santa Fe. Se consideraba que tenía menos carbonato de calcio. agua gorda: Proveniente de Chapultepec. Se consideraba que era más pesada que la de Santa Fe, al parecer con menos carbonato. aLbarradón: Pared de piedra. apantLe: Nombre náhuatl para acequia. aparcería: Convenio celebrado entre un hacendado y un aparcero, mediante el cual el primero proporcionaba al segundo, tierras y en ocasiones, instrumentos de labranza, animales de trabajo y semillas, para que las trabajara por su cuenta y éste, en pago, se comprometía a entregar un porcentaje de la cosecha al hacendado. Cuando se trataba de 50% se le daba el nombre de mediería. aperos: Instrumentos usados en el trabajo del campo. arroba: Unidad de peso: cuarto de quintal y se divide en 25 libras, 400 onzas, 6 400 adarmes. Equivale a 11.506159 kg.

131 atarjea: Cañería, conducto que lleva las aguas al sumidero. barra: Término utilizado en la división de la propiedad minera, generalmente la mina se constituía de 24 partes. cajones: Tiendecillas móviles de madera ubicadas en la Plaza Mayor. Tenían ruedas y podían moverse para despejar la Plaza cuando había que celebrar en ella alguna fiesta. Los cajones estuvieron ocupados por mercaderes de ropa y los que se llaman de tiendas mestizas de comestibles y otros efectos. capeLLanía: Fondo constituido por un legado testamentario para que con sus productos se dijeran perpetuamente misas por el descanso del alma del donante. También el clero regular se beneficiaba de las capellanías porque a veces se constituían a favor de alguna comunidad o convento, pero lo habitual era dejarlas al sacerdote que se encargara de alguna capilla o iglesia, designado por el he­ redero del donante, que frecuentemente era patrono del fondo. Igualmente era común que el testador especificara los productos de la capellanía debían ser gozados por un clérigo de su propia familia siempre que los hubiera: en todo caso el fondo servía para mantener a un sacerdote, a menudo el capellán de la familia, sobre quien se imponía la obligación de decir un número de misas al año, por el alma del difunto. Normalmente las capellanías grava­ ban como si fueran una hipoteca a las propiedades rurales, pero también estaban impuestas sobre casas, tiendas y talleres. cabaLLería: Medida de superficie, generalmente para tierras de labor equivalente a 42.7 hectáreas. canoa: Sección que forma parte de un canoaje. canoaje: Conducto de agua hecho de troncos. caño: Véase atarjea. carga: Medida de peso, equivalente a dos fanegas. censo consignativo: Aquel en que se recibe alguna cantidad por la cual se ha de satisfacer una pensión anual, asegurando dicha cantidad o capital con bienes raíces. censo enfitéutico: Cesión perpetua o por largo tiempo del domi­ nio útil de un inmueble, mediante el pago anual de un canon y de laudemio por cada enajenación del dicho dominio. Era un contrato que establecía una relación jurídica entre dos personas, por la cual una de ellas autorizaba a otra a disponer y disfrutar perpetuamente o por largo tiempo de un predio rústico o urbano,

132 mediante el pago de un canon o pensión anual. La enfiteusis se diferencia del usufructo en que se entiende a perpetuidad cuan­ do no se fija plazo y que es transmisible a los herederos. Es un verdadero censo y como tal lo considera el Código Civil español, que a la enfiteusis da siempre el nombre de censo enfitéutico. Se diferencia del censo reservativo y del consignativo en que el enfitéutico transmite el dominio útil de una finca, pero el domi­ nio directo queda reservado al cedente. censo perpetuo: Imposición hecha sobre bienes raíces, en virtud de la cual queda obligado el comprador a pagar al vendedor cierta pensión anual, contrayendo asimismo la obligación de no poder enajenar la casa o heredad que con esta carga ha comprado, sin dar cuenta primero al señor del censo, para que use de una de dos acciones que le competen, que son: o tomarla por el tanto que otro diere, o percibir la vigésima parte de todo el precio que se ajustare, pero aunque no pague algunos años la pensión, o venda sin licencia, no cae en comiso a menos que se pacte expresa y categóricamente. censo redimibLe: Contrato por el cual se sujeta un inmueble al pago de una pensión anual, como interés de un capital invertido y reconocimiento de un dominio directo que no se transmite con el inmueble. Este podía nulificarse a cambio de la entrega de una cierta cantidad de dinero de una sola vez. censo reservativo: Contrato en que se transfiere a otro una finca con el dominio útil y directo, reservando sólo para sí el derecho de recibir una pensión o canon hasta que se pague el precio íntegro en que se estimó el bien. centiárea: Medida de superficie que tiene la centésima parte de un área, o sea un metro cuadrado. chinchorros: Lugar para recuas. ciénega: Pantano. cLero secuLar: Compuesto por sacerdotes que no pertenecían a ninguna orden religiosa, dependían directamente de los obispos y atendían primordialmente las parroquias. Sus principales in­ gresos eran los diezmos y las primicias. cLero reguLar: El que vive en comunidad dentro de una orden religiosa y sujeto a su regla: a sus miembros se les llama también regulares o religiosos.

133 composición: Regularización de tierras y aguas ante la Corona. corraL: Espacio cercado para guardar ganado. depósito irreguLar: Contrato real y gratuito, salvo pacto en con­ trario, por el que uno confía a otro la custodia de cierta cantidad de dinero, bajo la condición de que se devuelva en el momento que se pide. diezmo: Tributo, equivalente a la décima parte de la producción bru­ ta agrícola y ganadera que se pagaba generalmente en especie a la iglesia para atender a las necesidades de los sacerdotes y del culto. ejidos: Los ejidos eran campos que no se plantaban ni se labraban, pero que su leña, pastos y aguas eran de uso común de todos los vecinos. Ejido viene de la palabra latina exitus, salida, por estar estos montes y dehesas a la salida de los pueblos. Numerosas cédulas reales extendieron a las Indias esta forma jurídica de la Edad Media española. era: Sitio donde se efectuaba la trilla del trigo. eriazo: Tierra o campo sin cultivar ni labrar. fanega: Medida de capacidad para grano equivalente a 90.815 litros. fundar un censo: Establecer una renta, hipotecando para su se­ guridad algunos bienes, que regularmente son raíces. fundo LegaL para puebLos: Es la porción de terreno que asigna la ley para el establecimiento de un pueblo. Está formado por un cuadrado de 1 200 varas de lado que tiene una superficie de 1 440 000 varas cuadradas, o sea 101.12 hectáreas. ganado mayor: Ganado vacuno, caballar y mular. ganado menor: Ganado ovino y caprino. grano: Medida de peso equivalente a 0.05 gramos. También se usó como medida de pasta para la moneda con la misma equi­ valencia. hacienda: Significó originalmente un conjunto de bienes, posesio­ nes y riqueza material. Se denominaba hacienda al conjunto de bienes que poseía un individuo, así como a los bienes pertene­ cientes a una comunidad, país o institución (Real Hacienda, Hacienda Pública, etcétera). Hasta el siglo xviii se le dio al tér­ mino su principal connotación de propiedad rural, una vez que ocurrió la consolidación de los latifundios, mediante las “com­ posiciones de tierra”.

134 jacaL: Pequeña construcción rudimentaria, generalmente de ma­ teriales perecederos. jagüey: Cuenca para retener agua para riego o para abrevadero de ganado. Labor: Primeras unidades agrícolas (siglo xvi). Legatario: Heredero. Legua: Medida de distancia equivalente a 5 572.7 metros. Libranza: Orden de pago que se da ordinariamente por carta, contra uno que tiene fondos o valores a disposición del expedi­ cionario; cuando es a la orden, equivale a letra de cambio. Lumbrera: Abertura, tronera o caño que desde el techo de una habitación, o desde la bóveda de una galería, comunica con el exterior y proporciona luz o ventilación. merced de agua: Medida hidráulica. Equivalía a 2.25 litros naran­ ja por minuto, o también a una medida de 5 pajas. merced de tierra: Concesión original de tierra expedida por las autoridades virreinales. mediería: Véase aparcería. mojonera: Marca para delimitar un lindero. nuncupativo: Acto que se realiza oral y públicamente, aunque después se reduzca a escritura. obra pía: Cantidad de dinero que se depositaba con el fin de ayudar a personas de pocos recursos. obraje: Oficina o paraje donde se labran paños y otras cosas para el uso común. ojo de agua: Manantial. paja: Medida hidráulica considerada como la unidad de medida de las marcadas o reparticiones de agua urbana. Producía 0.45 litros por minuto. pasto común: Pastizales abiertos para el uso común. pegujaLero: Labrador que tiene poca siembra o labor. Ganadero que tiene poco ganado. peso: Unidad monetaria equivalente a 8 reales. rancho: La palabra rancho se utilizaba para denominar los peque­ ños poblados, o rancherías que se establecían dentro de los límites de una hacienda, sobre tierras de la misma, las que habían sido concedidas a sus pobladores por medio de aparcería o mediería, para ser explotadas en forma independiente de la hacienda.

135 reaL: Unidad monetaria que equivale a la octava parte de un peso. sitio de ganado mayor: Medida de superficie para tierras ganade­ ras (1 sitio de ganado mayor = 1 755.61 hectáreas). sitio de ganado menor: Medida de superficie para tierras ganade­ ras (1 sitio de ganado menor = 780.27). soLar: Pequeña extensión de tierra para edificar una casa, huerta o venta. surco de agua: Medida hidráulica: 6.5 litros por segundo. tabLa: Plantel de tierra labrantía. temporaL: Cultivos sujetos al ciclo de las lluvias. tierras de pan coger: Tierras de riego. tierras de pan LLevar: Tierras de temporal. tierras de pan sembrar: Tierras propicias para el cultivo de trigo. troje: Construcción para guardar semillas. vara: Medida lineal que contiene tres pies o cuatro palmos y equi­ vale a 0.838 metros. vara cuadrada: Medida de área de nueve pies o 1 296 pulgadas equivalente a 0.7022 metros cuadrados. venero: Manantial. vista de ojos: Examen o reconocimiento que hace el juez por sí mismo de la cosa en litigio para juzgar con más acierto. zahúrda: Pocilga.

136 bibLiografía

archivos consuLtados agnm. Archivo General de la Nación, México ahdf. Archivo Histórico de la Ciudad de México anm. Archivo de Notarías, Ciudad de México

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140 anexo 1

Los barceLonetas destacados

aLexandre reynaud. Destacó en el comercio y las finanzas. Fue uno de los fundadores de Las Fábricas de Francia, Las Fábricas Universales y La Gran Fábrica de Santa Rosa (Compañía Industrial Veracruzana). Después de reunir un capital respetable regresó a Francia, donde fue jefe de la Casa de Comisión que hacía las compras para los comercios de la República Mexicana y América del Sur. josé Léautaud. Llegó a México en 1864. En principio fue em­ pleado de las tiendas de novedades La Valenciana, obteniendo por su trabajo un puesto directivo. Junto con José Tron, Gassier y Rey­ naud estableció Las Fábricas de Francia y por el éxito que obtuvo decidió fundar El Palacio de Hierro con los hermanos Tron. En 1898 regresó a Francia pero continuó siendo accionista de los al­ macenes antes mencionados, así como de La Perfeccionadora, fá­ brica bonetera, de la Compañía Industrial de Orizaba (Río Blanco),1 Las Fábricas de San Rafael y anexas y de la Compañía Eléctrica e Irrigadora del Estado de Hidalgo. eduardo garcín. Originario de los Bajos Alpes, hijo de Luis Bellan y de Magdalena Caire. Como comerciante llegó a México con su medio hermano Agustín Bellon. En 1886 este último enfer­

1 Algunos barcelonetas dueños de los principales almacenes de la capital, se asociaron para constituir una empresa denominada Compañía Industrial de Orizaba, con el fin de consolidar su influencia dentro del medio textil abar­ cando no sólo la distribución de telas por toda la República, sino también su fabricación. En esa sociedad participaban José Tron accionista mayoritario de El Palacio de Hierro, Jean Baptiste Ebrard de El Puerto de Liverpool, los señores Signoret y Honnorat de Al Puerto de Veracruz, Jean Olivier de la Ciudad de Londres y tres socios.

141 mó de cáncer en el estómago y murió a la edad de 38 años en el hospital de San Luis de los franceses. Heredó 80% de sus bienes a su madre Virginia Fortoul viuda de Garcín y el resto a su medio hermano Eduardo. En 1899 fue director y apoderado de la Com­ pañía Industrial de Orizaba. juLio tron. Llegó a México en 1872. Al igual que los anteriores trabajó como empleado con Gassier y Reynaud propietarios de la tienda de novedades Las Fábricas de Francia y al poco tiempo se asoció con Léautaud. Después de 10 años Julio se asocia con su hermano José y fundan El Palacio de Hierro. Fue uno de los más fuertes accionistas de la Compañía Industrial de Orizaba (Río Blanco), La Perfeccionadora, Fábricas de Papel de San Rafael, Compañía Irrigadora y Eléctrica del Estado de Hidalgo y de otras de menor importancia. Después de doce años dirigió una casa de comisión de compras fundada en París con la razón social de J. Tron y Compañía. enrique tron. Llegó a México en 1873 y es considerado uno de los hombres con mayor destreza y habilidad en el comercio de novedades. En principio trabajó como empleado en Las Fábricas de Francia y después desempeñó el cargo de director en la sociedad anónima de El Palacio de Hierro. Fue presidente de las siguientes empresas: Compañía Industrial de Orizaba, La Perfeccionadora S. A., Fábrica de Bonetería, la Compañía Eléctrica e Irrigadora de Hidalgo, Compañía de las Fábricas de Papel de San Rafael y Anexas S. A., Fábricas de Papel de San Ildefonso y la Fábrica de telas y lanas. Miembro del Consejo de Administración de la Banca de Londres de México y de la fábrica de cigarros El Buen Tono, de la Compañía Nacional Mexicana de Dinamita y Explosivos, de la Sociedad Finan­ ciera para la Industria de México, de la Compañía Bancaria de Obras y Bienes Raíces y del Ministerio Intermediario Franco Mexicano. Cuando desempeñó el puesto de presidente de la Cámara de Co­ mercio Francesa de México, participó en la comisión monetaria establecida por el gobierno mexicano con el ministro de Hacienda José Yves Limantour y posteriormente fue consejero de Comercio Exterior de Francia, por lo que fue nombrado caballero de la Legión de Honor en 1906. León signoret. Llegó a México en 1873. Empezó a trabajar en Las Fábricas de Francia de Julio Tron y Compañía, empleo que dejó

142 para fundar la tienda de novedades Al Puerto de Veracruz, en aso­ ciación con su hermano Antonio con la razón social de Signoret Hermanos. Con su hermano León fundó Signoret, Honnorat y Compañía. Fue administrador de diferentes empresas: Banco de Londres, Compañía Industrial de Orizaba, Fundición de Fierro y Acero de Monterrey, San Ildefonso, Compañía del Ferrocarril Eléc­ trico de Lerdo a Torreón, Compañía Manufacturera de Jabón La Unión de Torreón, Compañía Eléctrica Irrigadora del Estado de Hidalgo, Compañía de las Fábricas de Papel de San Rafael y Anexas. En México acumuló una de las más grandes fortunas, regresando a Francia, donde fue nombrado consejero de Comercio Exterior. joseph a. signoret. Director y copropietario de Las Fábricas Universales. Miembro del Consejo de Administración y uno de los fundadores del Banco Central Mexicano y del Banco Agrícola e Hipotecario. Después fue presidente del consejo administrativo de la Compañía Industrial Veracruzana, y de la Fábrica de Bonete­ ría La Abeja. Miembro de la Sociedad de Beneficencia Francesa, Suiza y Belga.

143

anexo 2

Las caLLes y sus nombres

virginia fábregas (1872­1950). Actriz. Nació en Yautepec, Morelos, y murió en la ciudad de México. aLfonso herrera (1838­1901). Naturalista. Nació en la ciudad de México y murió en Cuautla, Morelos. Estudió en el Colegio de San Gregorio y en la Escuela Nacional de Medicina. Colaboró en las Pimenteles revistas de medicina. francisco pimenteL (1832­1893). Filólogo y crítico. Nació en Aguascalientes, Aguascalientes, y murió en la ciudad de México. Por línea materna heredó los títulos de conde de Heras y vizconde de Querétaro. Colaboró en el Diccionario Universal de Historia y de Geografía. guiLLermo prieto (1818­1897). Poeta, político liberal, perio­ dista, dramaturgo. Nació en la ciudad de México. juan díaz covarrubias (1837­1859). Novelista y poeta vera­ cruzano. antonio caso (1883­1946). Esta calle se llamó Artes. Filósofo. Nació en la ciudad de México. manueL viLLaLongín (1777­1814). Insurgente. Nació en Valla­ dolid y murió en Puruándiro, Michoacán. james suLLivan. Estadounidense. Obtuvo la concesión para for­ mar la Constructora Nacional Mexicana y adquirió el ferrocarril de México a Toluca. Constituyó la empresa Camino de Fierro Nacional Mexicano cuya terminal estuvo en la estación La Colonia. joaquín garcía icazbaLceta (1825­1894). Nació y murió en la ciudad de México. Hombre universalmente admirado. Impulsó la cul­ tura mexicana. Escribió numerosos ensayos y compiló y publicó

145 documentos sobre la historia de México; él mismo los imprimía y encuadernaba. Rescató muchos libros que estaban a punto de perderse. vaLentín gómez farías (1781­1858). Médico y político. Nació en Guadalajara, Jalisco, y murió en la ciudad de México. Fue presi­ dente de México. antonio deL castiLLo (1820­1895). Geólogo y educador. Nació en Pungarabato, Michoacán, y murió en la ciudad de México. Di­ rector de la Casa de Moneda. joaquín veLásquez de León (1803­1882). Nació y murió en Tacubaya. Fue de los primeros y más notables alumnos del Colegio de Minería. manueL maría contreras (1833­1902). Nació y murió en la ciudad de México. Diputado, senador, regidor y presidente del Ayuntamiento de la capital. Escribió un curso completo de aritmé­ tica, álgebra, geometría y trigonometría. (1818­1891). Nació en Puebla, Puebla, y murió en Tacubaya. Al fundarse la Escuela Nacional Preparatoria fue nombrado director e implantó el sistema positivista en el plan de estudios. Impartió la clase de lógica. ignacio manueL aLtamirano (1834­1893). Nació en Tixtla, Gue­ rrero. Poeta, novelista, crítico, historiador, literato y político. josé rosas moreno (1838­1883). Poeta. Nació y murió en Lagos, Jalisco. Se le ha llamado el “poeta de la niñez”, conceptuándose como el mejor fabulista mexicano. migueL e. schuLtz (1851­1922). Educador, conferencista desta­ cado, profesor de geografía y autor de varios libros de su materia. serapio rendón aLcocer (1867­1913). Abogado. Nació en Mé­ rida, Yucatán, adversario del régimen porfirista. A la muerte del presidente Madero se ausentó del país y luego regresó para oponer­ se al gobierno de Victoriano Huerta, contra quien pronunció un famoso discurso en la Cámara que le costó la vida a manos de las Comisiones de Seguridad. nicoLás Leónard sadi carnot (1796­1832). Físico francés. Su única obra, Reflexions sur la puissance motrice du feu et sur les machines propres á developper cette puisance (1824), fue suficiente para ponerle en primera fila entre los científicos, pues en ella se muestran algu­ nas leyes fundamentales de la termodinámica, derivadas de la teoría llamada ciclo de Carnot.

146 Casas y huertas en la Ribera de San Cosme se terminó de imprimir en junio de 2009 en los talleres gráficos del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Producción: Dirección de Publicaciones de la Coordinación Nacional de Difusión. Casas y huertas en la Ribera de San Cosme, siglos XVI-XIX

María del Carmen Reyna y Jean-Paul Krammer

El objetivo de este trabajo es el rescate docu- mental de lo que actualmente se conoce como la colonia San Rafael. En su momento, esta zona de la ciudad fue un lugar bucólico que se encontraba en los alrededores de la ciudad de México. A través del estudio y seguimiento de sus diferentes propietarios, los autores nos llevan por las antiguas casas y huertas situadas en la María María del Carmen Reyna Krammer y Jean-Paul Ribera de San Cosme con el propósito de ofre- cer una idea más clara de esta parte de la ciu- XIX dad durante la época colonial y el siglo XIX. -

Era una zona hermosa en la que sus acauda- XVI lados propietarios mandaron construir casas que alcanzaron notoriedad por su belleza arqui- tectónica, así como por sus amplios jardines saturados de árboles frutales, plantas y flores. La pésima planeación en la urbanización termi- nó por destruir este rincón que en su momento fue considerado un edén. Antiguas edificacio- nes como la Casa del Pino, del Elefante, El Tanque y El Cebollón, entre otras, ya no existen más que en documentos obtenidos en diferen- tes archivos y bibliotecas.

Divulgación Casas y huertas en la Ribera de San Cosme, siglos

INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA