Antologia De La Literatura Femenina Argentina
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ANTOLOGIA DE LA LITERATURA FEMENINA ARGENTINA CON REFERENCIAS BIOGRAFICAS Y BIBLIOGRAFICAS SELECCIONADA Y ORDENADA POR JOSE CARLOS MAUBE Y ADOLFO CAPDEVIELLE (h.) PROLOGO DE ROSA BAZAN DE CAMARA CARATULA Y EX-LIBRIS DE SARA CAPDEVIELLE BUENOS AIRES IMPRESORES FERRARI Hnos. Bmé. MITRE 2748 1930 ADVERTENCIA ‘ A falta de una obra de esta indole en nues~ ‘L tro pais nos sugirié el propésito de reali~ zarla, considerando que la irnportancia y méritos reales alcanzados por la labor de la mujer argentina asi lo exigian, Como una demos~ tracién de su Valioso aporte a la cultura nacional, sin que por ello consideremos que esta primera anto~ logia constituya un exponente definitivo de sus me- recimientos . Para cumplir ese propésito era pues, necesario rnantenernos ajenos a toda sugestién que pudiera des~ naturalizar nuestra finalidad patriética, respetando las tendencias literarias de las autoras para presentar a manera de exposicién un panorama de conjunto que reflejara esa inquietud intelectual fernenina en el pais, desde sus primeras manifestaciones. Como complemento documental de la persona~ lidad de cada autora ofrecemos las notas de infor- macién biografica, lo vcual ha constituido para nos~ otros, a la vez que una ardua tarea, una seria pre~ ocupacién. Queremos aportar asi un elemento ba~ sico de orientacién para el estudio futuro de la poe~ sia femenina en nuestro pais. En ese sentido, hemos omitido deliberadamente todo comentario nuestro que supusiese pronunciarnos acerca de la calidad de los PROLOGO 6 ANToLoGiA DE LA PoEsiA FEMENINA ARGENTINA valores individuales, porque no es a nosotros a quie_~ nes compete tal pronunciamiento que, por otra parte, nos habria apartado del objetivo propuesto, desvir~ tuéndolo. Todas las provincias argentinas y el territorio nacional del Chaco estétn representados en esta obra. Reconocemos, empero, que se advertirén omisiones, que deberén atribuirse a las dificultades con que hemos tropezado para reunir en tiempo los respec~ tivos materiales, cuya espera habria determinado nuevas postergaciones en la aparicion de este libro. En cuanto a las com-posiciones en francés, las hemos aceptado en su idioma original Como una ex- presion més de la cultura femenina argentina, para no someterlas a traducciones que, por autorizadas que Sean, no siempre consiguen reflejarlas en toda su belleza. Al poner esta obra bajo el patrocinio espiritual de doa Rosa Bazén de Cémara, se cumple asimismo nuestro deseo de rendir un justo homenaje a las mu~ jeres que en otro sector de nuestra literatura contri~ buyen a cimentar y afianzar el prestigio intelectual de la mujer argentina. LOS AUTORES . aun no se desacompanaban la psicologia.g In filosofia y viuian en es~ % trecha unzformzdad, tanto una Como otra "~ se despacharon contra la mujer en gene~ ralizaciones sobre su inferioridad fisica, mental y moral. La sentencia de Aristdteles de que el saber del hombre no era el saber de la mujer fué una verdad adquirida y reconocida, y Casi todo el sexo mascu- lino fué tocado y penetrado con su gracia. Muchos cerraron aqui el proceso contra ella y de comtin con~ sentimiento aprobaron la sentencia y parecer del fi~ ldsofo; pero, a Dios gracias, los hombres son dema~ siado diversos para que una verdad se revele a todos igualmente. Platén, en cambio, quiere en la mujer una edu~ cacidn fisica e intelectual idéntica a la del joven". Y 5115 semillas de hace 2300 aos aparecen ahora pro'ximas a fructificar en la inminente Ciudad Ideal. Desde aquellos tiempos, muchos hechos nuevos se han producido en la historia y en la filosofia, pero dando un salto mortal hasta la época contemporénea podemos encontrarnos con fildsofos que elaboraron el concepto del hombre y de la mujer, unos con pen~ ROSA BAZAN DE CAMARA 11 gQuién la mete a la mujer Con Petrarca y Garcilaso, Siendo en Virgilio y Tasso, Hilar, lavar y Coser? Por fortuna para satisfaccicin nuestra, comienza a ser arcaico y extemporaneo el concepto éste de in~ ferioridad integral que tanto tiempo habia imperado; y crece, en cambio, el niimero de los que quieren tro~ car las afrentas y ultrajes, en honras y premios; de los que quieren ver y palpar el problema que hog principia a resoluerse, no a través de sistemas Certa- dos y abstractos. Stuart Mill y Héffding {quiero nombrarlos pronto) son estos fildsofos los primeros en parar el huevo del problema femenino. En "Esclavitud de las mujeres" escribe Stuart Mill: "lo que se llama hoy naturaleza femenina, es un producto artificial. Se dogmatiza sobre este punto y se olvida las mas importantes bases de la psicolo~ gia: las leyes que rigen la influencia de las circums- tancias sobre el caracter". Y Hdffding desconfia de las afirmaciones ligeras y dice: "es menester usar mucha prudencia cuando se habla de las diferencias 0 de las particularidades naturales; la naturaleza en lo que respecta a los seres vivos, esta en estado de evolucidn constante, la naturaleza actual es un re- sultado: en la mujer, naturaleza y condicidn de vida influyen mutuamente; su condicidn determina su na- turaleza y ésta reacciona sobre la misma". 10 ANToLoGiA DE LA poEsiA FEMENINA ARGENTINA samientos y sentimientos impregnados de vejez, Como cosas del pasado; y otros, con aspiraciones que siem~ pre estuvieron latentes, pero que ahora se les mos»- traban de nuevo Con brillo, porque las circunstancias eran otras. Hallamos aqui a Rousseau que emplea una palabra nueva para definir la naturaleza de la mujer; una palabra que tuvo una gran influencia en la sociedad y en las letras; una palabra que hizo épo~ ca, claro esta, mucho tiempo después y que no se caia de los labios de las gentes "d'esprit”, ni se que~ daba en el tintero de los novelistas, dramaturgos y liricos. Rousseau concedia que la mujer tenia una mayor "sensibilidad" y "fineza", pero una inteligen~ cia menos profunda y menos Controlada. Y hallamos alli a las manos a otro filosofo, buscando lengua para hablar todo lo mal que sabe de las mujeres: Soho" penhauer. "La naturaleza esté regida por la Vo~ luntad y la Inteligencia organizadora, dice, y el hom~ bre es su representante porque posee la Fuerza, el Valor y -las facultades dominadoras. [Y la mujer po~ see las propias de la esclavitud!" Sin hacer escrutinio de todos, digamos que Spen~ cer y Guyau amasan la misma harina y descubren divergencias profundas e irreductibles entre los se~ xos, que traen especificadas las circunstancias de su papel en la organizacion social. "La mujer debia ser cultivada exclusivamente para la maternidad", dice Guyau, prosificando quizas sin saberlo la redondilla de Lope de Vega: ROSA BAZAN DE CAMARA 13 .1 T Cuando no andaban desacompaadas la psico~ logia de la especulacidn filosdfica, el problema feme~ nino se resolvia, Como en répida sintesis 0 en suce~ sio'n cinematogréfica la hemos estampado. Pero, des- pués de este largo alegato contra la capacidad de la mujer, llega ahora el tiempo de la reconsideracidn del problema a cargo de la primera, ya totalmente sepa- rada e independiente. hasta el punto de que pode~ mos bautizar la tendencia espiritual de nuestros dias con el calificativo de Siglo de la Psicologia. Y el "concicete a ti mismo" socrético tan olvidado por el hombre, porque més came se le hizo el "primun vi~ vere, deinde philosophare", parece que realmente ahora se ha resuelto llevarlo a la préctica, y seguido del imperativo gemelo: “conoce a la mujer’. ‘K ‘K ‘K Pot fin el hombre y la mujer se han propuesto percibir lo que llevan dentro de si mismo y de si mis~ ma, sin los prejuicios de las concepciones clésicas. Y es la Psicologia la que nos va a mostrar la diferencia o la heterogeneidad psiquica de los dos sexos. Mas, aceptando las conclusiones a que llega, cabe la pregunta: ges la diferencia psicolcigica Lzna resultante de la diferencia sexual, 0 es solamente pro- ducida por la educacidn fisica y mental, opuesta en uno y otro sexo? La naturaleza individual se va amoldando a los medios y condiciones de vida y el Cll€t'pO humano toma forma y actividades segizn el empleo que de él se haga, puesto que somos receptivos y capaces de 12 ANToLoGiA DE LA Po1~:siA FEMENINA ARGENTINA En la mentalidad masculina, los infatuamientos, las modas, tienen una potencia soberana que parece marchitar la fuerza de su vigor y valentia; por lo me~ nos los tiraniza mas duramente que a las mujeres. Hasta en el dominio de ciencias experimentales y biologicas, Como la fisiologia y antropologia, la mo~ da trajo corrida a la verdad y echo también sus pim~ pollos. Con razones artificiales, Como de encargo para el supuesto, se ha medido el Craneo, la fuerza y el tamao. No es ese el camino para salirse con la victoria; la ley biologica de que todo organo ocioso se atrofia, se vuelve contra la pretension y advierte que de otro argumento se sacara mas fama. Las condiciones de vida pesan sobre el desarro~ [lo de los dos sexos que en el nacimiento son cons~ tituidos parejamente. En los paises en que la mujer tomaba a su cargo los trabajos fuertes del hombre Casi no existia diferencia; — sin aludir a la época del matriarcado —, las momias egipcias revelan esta se~ mejanza. Un ejemplo mas Cercano y socarron nos lo ofrece el giganton alegre y fornido del Arcipreste, quien a la pasada del puerto de Lozoya se did de ojos con la vaqueriza que le cierra el paso a vocesz "Yo so la Chara recia, que a los hombres ata", y — segzin confesion propia del de Hita — después de avenirse él al impuesto, antes que ella lo despoje —, lo lleva a cuestas, excusandolo de pasar los arroyos y las loma,s: "EC/‘tome a su pescuezo por las buenas respuestas '.