El Viejo Partido Socialista Y Los Orígenes De La Nueva Izquierda
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Tortti, María Cristina El viejo partido socialista y los orígenes de la nueva izquierda Tesis presentada para la obtención del grado de Doctora en Historia Director: Pucciarelli, Alfredo R. Este documento está disponible para su consulta y descarga en Memoria Académica, el repositorio institucional de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, que procura la reunión, el registro, la difusión y la preservación de la producción científico-académica édita e inédita de los miembros de su comunidad académica. Para más información, visite el sitio www.memoria.fahce.unlp.edu.ar Esta iniciativa está a cargo de BIBHUMA, la Biblioteca de la Facultad, que lleva adelante las tareas de gestión y coordinación para la concre- ción de los objetivos planteados. Para más información, visite el sitio www.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar Cita sugerida Tortti, M. C. (2007) El viejo partido socialista y los orígenes de la nueva izquierda [En línea]. Tesis doctoral. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Disponible en: http://www.fuentesmemoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/ te.259/te.259.pdf Licenciamiento Esta obra está bajo una licencia Atribución-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 Argentina de Creative Commons. Para ver una copia breve de esta licencia, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/. Para ver la licencia completa en código legal, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/legalcode. O envíe una carta a Creative Commons, 559 Nathan Abbott Way, Stanford, California 94305, USA. UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA DOCTORADO EN HISTORIA TESIS: EL “VIEJO” PARTIDO SOCIALISTA Y LOS ORÍGENES DE LA “NUEVA IZQUIERDA” MARÍA CRISTINA TORTTI DIRECTOR: DR. ALFREDO R. PUCCIARELLI JULIO 2007 1 PREFACIO Dentro del desparejo campo de los estudios sobre la “nueva izquierda” argentina, resulta un lugar común aludir a su irrupción como un fenómeno engendrado por el “Cordobazo” y propagado luego a la década de 1970. A la vez, el enorme impacto producido desde entonces por el accionar de las organizaciones político- militares ha hecho que la atención tendiera a concentrarse en el tramo final del conflictivo proceso abierto con el derrocamiento del gobierno peronista. De esta manera, se privilegia el tratamiento de algunos actores –las organizaciones armadas- en detrimento de otros y se produce una cierta simplificación del complejo fenómeno de activación social y política desarrollado a lo largo de dos décadas, con el consiguiente empobrecimiento de su comprensión. Uno de los efectos de ese doble recorte se encuentra en el hecho de que aún permanezcan en relativa oscuridad los orígenes de esas mismas organizaciones, y sobre todo, las experiencias políticas que precedieron a la decisión de tomar las armas. De manera complementaria, resulta difícil responder satisfactoriamente al hecho de que esa forma de hacer política hubiese sido aceptada sin demasiado escándalo por buena parte de la sociedad, al menos en sus fases iniciales. En la búsqueda de explicaciones, algunos autores remiten a las características más generales de la cultura y del sistema político argentino, pero si bien dichas interpretaciones resultan plausibles, no parecen suficientes a la hora de esclarecer las razones por las cuales una o dos generaciones alcanzaron tal grado de radicalidad. Por su parte, los estudios que dan cuenta del proceso de “modernización” cultural producido a partir de 1955, han llamado la atención sobre el hecho de que la renovación se articuló de manera creciente con las “ideas revolucionarias” y con el sentimiento de malestar experimentado por los intelectuales de izquierda, a raíz de la distancia que –social y políticamente- los separaba del movimiento popular. En tal sentido, al analizar el desarrollo de la “nueva izquierda cultural”, Oscar Terán (1991) se interroga acerca de si detrás de la figura del “trabajador”, crecientemente idealizada por estos intelectuales, no se escondía ya la del “guerrero”, mientras que Silvia Sigal (1991) encuentra que, al menos en los primeros sesentas, dichos intelectuales constituían verdaderas elites “en disponibilidad”. Con estas sugerencias, ambos autores 2 parecen invitar a formular interrogantes sobre los procesos a través de los cuales las nuevas ideas y la disposición a la acción, dieron lugar a propuestas políticas que desbordaron los marcos de la izquierda “tradicional”. De manera similar, cuando Carlos Altamirano (2002), llama la atención sobre la necesidad de incluir la “fe en la revolución” como una dimensión crucial para el análisis del período que siguió a la “Revolución Argentina”, está convocando a considerar un fenómeno de carácter colectivo, cuyos efectos se sentirían no sólo en el nivel de las mentalidades, sino también en el más práctico de la organización y el enfrentamiento político. En nuestro caso, la constatación de la discontinuidad existente en el conocimiento entre la dinámica de la “nueva izquierda cultural” de los sesenta y la expansión de la “política revolucionaria” durante los setenta, estimuló la necesidad de conocer las experiencias específicamente políticas a través de las cuales las nuevas ideas fueron procesadas, dando curso al “compromiso” al que incitaban. Por lo general, esas experiencias marcharon en un sentido inverso al propiciado hasta entonces por los Partidos Socialista y Comunista (PS y PC), a los que se responsabilizó por el “fracaso histórico” de la izquierda en la Argentina. Si bien esas críticas tenían antecedentes en la historia de ambos partidos, los movimientos posteriores a 1955 encontraron un ambiente más favorable que en el pasado: por un lado, tras la caída del peronismo, las condiciones políticas parecían ofrecer a la izquierda una nueva oportunidad para ligarse con los sectores populares -considerados en situación de orfandad política-; por otra parte, al poco tiempo, la Revolución Cubana, al brindar un modelo alternativo y un horizonte posible, operaría como un poderoso estímulo para la acción y facilitaría, además, la tarea de deslegitimación de las “tradicionales” -y fracasadas- dirigencias de la izquierda. La hipótesis general que guía este trabajo considera que los movimientos de revisión, debate y ruptura producidos en el campo de la izquierda a fines de los años cincuenta y principios de los sesenta, fueron el punto de partida de un proceso más general de renovación de los elencos dirigentes y de la cultura política de la izquierda, cuyos efectos se prolongarían hasta entrada la década siguiente; considera, además, que dicho proceso sólo puede ser cabalmente entendido si se toman en cuenta sus numerosos puntos de contacto con fenómenos similares que, muchas veces de manera simultánea, se 3 producían en otras tradiciones políticas y político-culturales, tales como el peronismo, el nacionalismo y el catolicismo. Uno de los rasgos típicos de aquel momento que renovó discursos e identidades, consistió en que las nuevas organizaciones se lanzaron a experimentar con novedosas “fórmulas” políticas, en la convicción de que la articulación entre socialismo y peronismo no sólo era deseable, sino también posible. Si bien, por lo general, se trató de organizaciones de reducidas dimensiones y corta vida, no habría que restarles trascendencia a la hora de identificar las raíces del proceso de contestación social y radicalización política que cubrió el país a partir de 1969: cuando la atención se vuelve sobre ellas, se comprueba que casi todos los temas que suelen ser identificados como propios de los setenta formaban parte de su agenda, y que muchas estrategias ya habían sido “ensayadas”. En sentido estricto, esta tesis focaliza sobre uno de dichos grupos, el de la izquierda socialista, durante los años transcurridos entre el derrocamiento del gobierno del general Perón y las vísperas de la “Revolución Argentina”. Nacida en las entrañas mismas del más tradicional y antiperonista de los partidos de la izquierda, la izquierda socialista se propuso renovar al “viejo” PS, rescatándolo del “gorilismo” y volviendo a hacer de él un partido ligado a los trabajadores. Como gran parte de la trayectoria de este grupo transcurrió dentro del mismo PS, necesariamente debieron ser reconstruidos aquellos aspectos de la vida partidaria que permiten entender tanto los rasgos de la identidad y la cultura socialistas como el carácter de los conflictos que atravesaron al Partido, sobre todo los derivados de su compromiso con la “Revolución Libertadora”. El trabajo intenta dar cuenta de las razones que hicieron posible el surgimiento de una corriente renovadora lo suficientemente fuerte como para enfrentar al sector más tradicional del PS –liderado por Américo Ghioldi-, y también de las que permiten explicar el papel cumplido dentro de dicha corriente por la fracción de izquierda, que desarrollaba su propia estrategia de poder. La primera etapa del conflicto socialista permite apreciar la profundidad de las diferencias existentes entre ghioldistas -tildados de “liberales” y “gorilas”- y renovadores, considerados a su vez por los primeros como “comunizantes” y “pro –peronistas”; también será posible advertir la densidad de la trama organizativa del PS y la intensa utilización que ambas fracciones hicieron de los muy articulados mecanismos 4 estatutarios -propios de un partido altamente institucionalizado-, hasta que la tensión acumulada derivó en la división del Partido. Después de 1958, la atención se concentra en la organización en la que se nuclearon los renovadores –el Partido