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PERFILES LATINOAMERICANOS16 JUNIO 2000

Los PARTIDOSPOLÍTICOS Y EL FUJIMORISMO (1992-1999), y LAS ELECCIONES DEL 2000. ¿HACIA UN CAMBIO DE RÉGIMEN?

Martín Tanaka*

En este trabajo se estudia el sistema de partidos políticos que ha prevalecido en los últimos años en Perú, analizando las características del "fujimorismo" como forma de gobierno y de régimen, el debilitamiento de las condiciones de competencia y pluralismo políti- co, y las consecuencias de todo esto sobre una democracia que terminó extinguiéndose. A la luz de esta experiencia se analiza también el cuestionado proceso electoral del año 2000 y sus posibles desenlaces

This paper deals with the system prevailing in the last years in . It studies 's characteristics as a regime and form of government, the weakening in the conditions for political competition and pluralism, as well as the consequences of all this on a democracy that finally died. Considering this experience, an analysis is alBo made ofthe questioned elections ofthe year 2000 and ofits possible outcomes.

E ha tenido en los últimos añosun gobiernoque, si bien gozade legi- timación electoral desde1995, asumemuchas de las característicjisde un régimenautoritario. Esto puedeentenderse a la luz delcolapso institucional y del sistemade partidos vigenteshasta inicios de la d~cadapasada. Así, el sistema político ha funcionado sin un sistemade partidos, con muy pobres niveles.de competenciapolítica, aspectoclave para la construcciónde las instituciones democráticas;por ello, han tenido una centralidad desmedida la cúpula delgobierno y lospoderes estructurales. Inesperadamente, a partir del procesoelectoral reciente, el régimense encuentra por primera vez en- frentando una considerableoposición interna y externa, de desenlacepor ahora imprevisible.

.Doctor en ciencias sociales con especialización en ciencia política por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Sede México). Investigador asociado del Instituto de Estudios Peruanos y profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

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Los antecedentes de la situació actual: el colapso del orden político-institucionay la legitimació electoral de un gobierno autoritario

Entender la situació actual requiere remitirnos al particular derrotero peruano de los añonoventa, excepcional en el contexto latinoamericano. Sól en PerÃse ha dado un "autogolpe" exitoso (abril de 1992),con el que se destruyà el orden político-institucionavigente desde fines de los añose- tenta. Máprecisamente, el autogolpe implicÃla destrucció del sistema de partidos con todos sus actores y el fin del orden institucional construido en torno a la Constitució de 1979.l Respecto al sistema de partidos, el caso peruano es bastante particular, en la medida en que el colapso del sistema implicÃla desaparició en la prác tica del conjunto de actores que estructuraron el juego política lo largo de los añoochenta, quienes configuraron un multipartidismo dividido ideoló gicamente, con tres bloques principales: a la izquierda del espectro político la Izquierda Unida (IU); a la derecha, Acció Popular (AP) y el Partido Popu- lar Cristiano (PPC),y al centro, el Partido Aprista Peruano (PAP). En casi to- das las elecciones que se llevaron a cabo desde fines de los setenta y a lo lar- go de los ochenta, estos actores políticoconcentraron máde 90 por ciento de los votos. En las elecciones de abril de 1990, las última antes del golpe, estos partidos obtuvieron 68 por ciento de los votos presidenciales, 72.7 por ciento de los votos por senadores y 70.4 por ciento de los votos por diputados. Sin embargo, en las elecciones de abril de 1995 los mismos partidos sól acu- mularon 6.32 por ciento de los votos en la elecció presidencial, y 14.84 por ciento en la de Congreso, esta vez unicameral, segú la nueva Constitució de 1993. En la actualidad, la izquierda peruana no existe mástampoco el PPC, al perder su registro electoral y no poder conseguir las firmas necesarias para reinscribirse. En las elecciones del 9 de abril pasado, los candidatos pre- sidencirdes del~~uyAP obtuvieron apenas 1.38 y 0.42 por ciento de losvotos válidosy sus listas parlamentarias, 5.51 y 2.47 por ciento de los votos váli dos, respectivamente. En PerÃse derrumbÃel sistema de partidos, lo que involucrÃal conjunto de sus actores. No se produjo una transició o una recomposiciónporque no hay actores partidarios que "sobrevivan" del orden anterior. Esto es distinto a casos como los de Argentina, Bolivia, Colombia, México Uruguay, don- de hay mábien una evoluciónEn todos estos paísese pasaprogresivamen- te hacia un sistema de mayor competencia, en el que aparecen nuevos actores que disputan la hegemonía actores tradicionales que mantienen su impor-

' VéaseTanaka. 1998. LOS PARTIDOS POL~ICOSY EL FUJIMORISMO tancia. Sól el caso de Venezuela en los último tiempos se encamina por el mismo sendero que sigui6 Perúy tambiéde una manera rápid e inespera- da. En el congreso electo en PerÃen 1990 los partidos "tradicionales" eran todavíbastante fuertes, pero fueron "barridos" en la elecció de Congreso Constituyente Democrátic de noviembre de 1992; en Venezuela las cosas ocurrieron aú márápid y dramáticamentelos partidos tradicionales con- trolaban el congreso electo en diciembre de 1998, pero casi desaparecieron en la elecció de Asamblea Constituyente de julio de 1999.2En Ecuador en- contramos un sistema de partidos en extremo caóticy muy poco "sistémico" pero las identidades partidarias siguen siendo bastante fuerte^.^ De otro lado, me refería la destrucció del orden institucional estable- cido por la Constitució de 1979. El autogolpe de 1992 provocÃel cierre del Congreso, la intervenció y reorganizació del Poder Judicial, del Ministerio Públicode las universidades nacionales, de los gobiernos regionales y de mu- chas otras instituciones. Pero originÃsobre todo una alianza entre Fujimori y la cúpul de las fuerzas armadas, y un papel protagónic del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN).En los meses y añosiguientes se erigieron nue- vas instituciones, pero, en el contexto del colapso de las instituciones y acto- res previos y de una clara hegemonídel fujimorismo, el funcionamiento independiente del nuevo orden quedÃseriamente menoscabado, por decir lo menos. Asídespué del autogolpe se realizÃla elecció del Congreso Consti- tuyente ~emocrátic(CCD), ennoviembre de 1992. Este organismo combinà funciones de Congreso y Asamblea Constituyente. La nueva Constitució fue aprobada en un disputado referéndu(octubre de 1993), en el que el sà obtuvo 52.3 por ciento de los votos válidosy el no 47.7 por ~iento.~ La muy pertinente discusió sobre la naturaleza del régimepolític actual en Perúpuesta en agenda recientemente por Cynthia McClintock (McClintock, 1999) debe situarse a la luz de estos hechos; la autora propone volver a considerar la categorí"autoritarismo" para caracterizarlo. La si- tuació es sin duda ambigua y cambiante, de allÃla ausencia de un diagnós tico compartido por todos5En esta discusió se requiere establecer los crite- rios relevantes para dar cuenta de la situación

Los partidos que constituyeron el sistema de partidos durante los ochenta obtuvieron 75.2 por ciento de los escañoen el Congreso electo en 1990 en Perúen el Congreso electo en 1992,8610 16.25 por ciento; en el electo en 1995,14.16 por ciento, y en el reci6n electo en 2000, apenas 7.5 por ciento. En Venezuela, AD y COPEI tuvieron 53.9 por ciento de los escañoen el congreso electo en 1994 y 44.8 por ciento de los escaño en el congreso electo en 1998 (McCoy, 1999);sin embargo, en la elecci6n de Asamblea Constituyente de julio de 1999, el Polo Patri6tico obtuvo 120 de 131 escañoslo que hizo prtícticamentdesaparecer a los partidos "tradicionales". Sobre Ecuador v6ase Freidenberg, 2000. Lo ajustado de este resultado (ademáen medio de diversas denuncias de fraude) muestra que el fujimorismonuncalas tuvo todas consigo, ni aun en sus momentos de mayor legitimidad. Retomar6 este punto má adelante. Véastambi6n Leviteky, 1999. - PERFILES LATINOAMERICANOS

Despuédel golpe de 1992, hubo una etapa de transició que supuesta- mente terminarícon la reinstalació de un régimedemocrático generado por las elecciones de 1995 (de presidencia y Congreso), en el marco de la nue- va Con~titución.Sin embargo, en esa ocasió se dio un triunfo abrumador del fujimorismo, al que una oposició débiy fragmentada no pudo hacer frente. Como consecuencia, no logrÃconstituirse un nuevo sistema de par- tidos y el régimeautoritario establecido en 1992, si bien logrÃuna amplia legitimació democrátic por la víelectoral en 1995, no alterÃsustancial- mente su dinámicaal no enfrentar ningú contrapeso significativo que lo obligara a seguir un rumbo institucional. Este equilibrio pudo haberse establecido dentro de un formato biparti- dista, en torno a dos grandes bloques, uno vinculado al fhjimorismo y otro a una oposició democráticaSin embargo, el aplastante triunfo del primero en 1995,atentà contra el desarrollo de un sistema partidario equilibrado. Fu- jimori obtuvo 64.4 por ciento de los votos presidenciales y su movimiento 52.1 por ciento de los votos congresales; su mácercano competidor, Javier Pére de Cuéllarobtuvo 21.8 por ciento de los votos presidenciales y su movimien- to, Unió por el PerÃ(UPP), 14 por ciento de los votos congresales. Asíen el Congreso unicameral electo en 1995 surgieron claramente dos grandes blo- ques: el vinculado al gobierno, -Nueva Mayoríacon 67 de 120 es- cañosy el de la oposiciónencabezado por la UPP, con apenas 17.' Lamenta- blemente, la UPP, lejos de consolidarse como eje de la oposiciónse desarticulà con el paso del tiempo; expresió de ello es que su representació parlamen- taria se redujo de 17a sól 7 miembros. En las elecciones del 9 de abril pasado, el candidato presidencial de UPP obtuvo apenas 0.33 por ciento de los votos válidosy su lista parlamentaria 2.56 por ciento. Si entendemos que las instituciones democráticasurgen históricamen te de una suerte de equilibrio o empate entre fuerzas diversas, como una for- ma de dirimir diferencias en un contexto de neutralizació recíprocapode- mos tambiécomprender que, con un solo actor hegemónic y con fuerzas de oposició débileslas instituciones democráticadif'cilmente podíaha- berse desarrollado en PerÃ(el Méxicposrevolucionario es una clara mues- tra de ello).8 Es claro para mÃque sól será posibles mayores niveles de democracia cuando haya un relativo equilibrio de fuerzas que lleve a que los conflictos tiendan a dirimirse no por una lógic de imposiciónsino de nego- ciación Esto me lleva a plantear una discusió sobre la manera de enten-

VéasL-pez, 1994. El grupo poiíticcon mayor cantidad de escañodespubs de estos dos fue el partido aprista, pero con sól ocho representantes. Sobre las elecciones de 1995 vbase Schmidt, 1999. Una defensa reciente de este punto de vista puede verse en Lipset, 2000. LOS PARTIDOS POL~COSY EL FUJIMORISMO der los elementos esenciales de un régimedemocrático como señalen otra parte (Tanaka, 1999), creo que un aspecto central es la competencia política máallà de aquellos aspectos referidos a la limpieza de las elecciones. En mi opiniónla competencia es la llave que conduce a una mejora en los aspectos liberales y republicanos de la demo~racia.~ En otras palabras, diríque la esperada transició de 1995 hacia un go- bierno democrátic peruano no cuajólo que significÃtener desde entonces, un gobierno legitimado en las elecciones, que cuenta de manera formal con las instituciones propias de la democracia, pero que en realidad funciona autoritariamente, y que cada vez máscomo veremos, asume las caracterís ticas de un régimeautoritario,1 La legitimació electoral y el respaldo desmedido al fujimorismo en 1995 se entiende porque éstse consolidÃen el gobierno despuédel autogolpe. Fujimori recibiÃun paícaótic en 1990, marcado por un proceso de hiperin- flació y de agudos niveles de violencia políticaDesde fines de 1991 el fuji- morismo empezÃa mostrar importantes resultados en el control de ambos problemas. En cuanto al primero, el gobierno logrÃuna sustancial y sosteni- da reducció de la inflacióncomo muestran elocuentemente los datos a con- tinuaciónl1

Evolució de inflació (%)

Tambiése alcanzaron importantes tasas de crecimiento del producto interno bruto (PIB)entre 1993 y 1995, lo que dio como resultado que entre 1993y 1998 el promedio de crecimiento del PIB en PerÃfuese el mAs alto re- gistrado en AméricLatina:

Para ser má claro, creo que la competencia y cierto equilibrio es condició necesaria, aunque cier- tamenteno suficiente,paraelestablecimiento deunadinbmicademocrbtica, apegada aun orden institucional. Sobre los aspectos democrhtiws, liberales y republicanos del régimedemocrhtico, v6ase O'Donnell, 1998. lo La diferencia entre un gobierno democrhtico, que funciona delegativa o autoritariamente, y un ré gimen autoritario que cumple wn algunas formalidadesdemocrhticas, estaríen que en el primer caso no hay simbiosis entre gobierno y Estado, propia del segundo. Ademásen el primer caso se mantiene una capacidad efectiva de oposiciónmientras que en el segundo la competencia políticestà severamente limitada. 11 Todos los datos son tomados de la ptigina web del Instituto Nacional de Estadístice Informbtica (INEI): http://www.inei.gob.pe. PERFILES LATINOAMERICANOS --

Evolució del PIE (%)

1988 -8.3 1994 13.1 1989 -11.7 1995 7.3 1990 -5.4 1996 2.4 1991 2.8 1997 6.9 1992 -1.4 1998 0.3 1993 6.4 1999 3.8 (estimado) El gobierno logrÃtambié la derrota estratégicde los movimientos sub- versivos Sendero Luminoso (SL) y el Movimiento Revolucionario Túpa Amaru (MRTA), en especial despuéde la captura del lídedel primer grupo, Abimael Guzmánen septiembre de 1992. Esto puede verse claramente en la evolució de las acciones subversivas registradas: Númer de acciones subversivas, 1989-1998

Los éxitoque pudo exhibir Fujimori le permitieron obtener una gran le- gitimidad, expresada en altos niveles de aprobació a su gestiónComo puede verse en la gruica 1, la aprobació de la gestió presidencial entre 1992 y 1996 prácticament no bajÃde 60 por ciento, y a lo largo de 1995, estuvo casi siempre por encima de 70 por ciento. Los altos niveles de legitimidad de Fujimori consolidaron un liderazgo personalista, autoritario, enfrentado a todo tipo de control institucional y con un fuerte discurso anti-políticy anti-partidos.12

El fujimorismo: de gobierno a régimeautoritario, y la impotencia de la oposició

Sin embargo, pese a los altos niveles de legitimidad del fujimorismo, sostengo que la situació presente es resultado sobre todo de las acciones y omisiones de los actores; no creo que todo haya estado determinado de antemano. El

l2 Sobre este punto vbase Cotler, 1994, entre otros. LOS PARTIDOS POL~TICOSY EL FUJIMORISMO

Gráfic 1 APROBACI~NDE LA GESTI~NDEL PRESIDENTE FUJIMORI Y DE LA OPOSICI~N,1990-2000

Aprobació Aprobació Aprobació Aprobació Aprobacibn Aprobació presidente oposició presidente oposici6n presidente oposició

PRESAP OPAP PRESAP OPAP PRESAP OPAP

Jul. 90 Sep. 92 Nov. 94 Ago. 90 Oct. 92 Dic. 94 Sep. 90 Nov. 92 Ene. 95 Oct. 90 Dic. 92 Feb. 95 Nov. 90 Ene. 93 Mar. 95 Dic. 90 Feb. 93 Abr. 95 Ene. 91 Mar. 93 May. 95 Feb. 91 Abr. 93 Jun. 95 Mar. 91 May. 93 Jul. 95 Abr. 91 Jun. 93 Ago. 95 May. 91 Jul. 93 Sep. 95 Jun. 91 Ago. 93 Oct. 95 Jul. 91 Sep. 93 Nov. 95 Ago. 91 Oct. 93 Dic. 95 Sep. 91 Nov. 93 Ene. 96 Oct. 91 Dic. 93 Feb. 96 Nov. 91 Ene. 94 Mar. 96 Dic. 91 Feb. 94 Abr. 96 Ene. 92 Mar. 94 May. 96 Feb. 92 Abr. 94 Jun. 96 Mar. 92 May. 94 Jul. 96 Abr. 92 Jun. 94 Ago. 96 May. 92 Jul. 94 Sep. 96 Jun. 92 19 Ago. 94 Oct. 96 Jul. 92 20 Sep. 94 Nov. 96 Ago. 92 23 Oct. 94 Dic: 96 PERFILES LATINOAMERICANOS

Aprobació Aprobaci6n Aprobaci6n Aprobació Aprobaci6n Aprobaci6n presidente oposici6n presidente oposició presidente oposició

PW OPAP PW OPAP PRESAP OPAP

Ene. 97 Mar. 98 May. 99 Feb. 97 Abr. 98 Jun. 99 Mar. 97 May. 98 Jul. 99 Abr. 97 Jun. 98 Ago. 99 May. 97 Jul. 98 Sep. 99 Jun. 97 Ago. 98 oct. 99 Jul. 97 Sep. 98 Nov. 99 Ago. 97 Oct. 98 Dic. 99 Sep. 97 Nov. 98 Ene. 00 Oct. 97 Dic. 98 Feb. 00 Nov. 97 Ene. 99 Mar. 00 Dic. 97 Feb. 99 Abr. 00 Ene. 98 Mar. 99 Feb. 98 Abr. 99

Datos para Urna Metropolitana, Instituto APOYO.

fujimorismo nunca contÃcon un respaldo sólidode hecho, nunca las tuvo todas consigo, ni aun en su etapa máfuerte.13 El fujimorismo muestra cuatro etapas, desde el punto de vista de su legi- timidad: hay una primera, la de la "luna de miel" (1990);la segunda, la de la crisis (1991, hasta el tercer trimestre); la tercera, de consolidacióy hegemo- ní(desde fines de 1991, hasta mediados de 1996). Esta tercera etapa tiene dos fases, la primera definida por una legitimidad mayormente polític(en- tre 1992 y mediados de 1993, teniendo como picos el autogolpe de abril de 1992 y la captura de Abimael Guzmánde septiembre del mismo año)y la segunda caracterizada por una legitimidad mayormente económic (desde mediados de 1993 hasta mediados de 1996).La cuarta etapa es la de la crisis, que marca casi todo el segundo periodo gubernamental de Fujimori, desde la segunda mitad de 1996 hasta inicios de 1999. La etapa siguiente, marcada por el proceso electoral del 2000, la analizamos en una secció aparte má adelante. Exploremos detenidamente la cuarta etapa, de "crisis", entre mediados de 1996 e inicios de 1999. La críticcontra el fujimorismo se intensificÃsus- tancialmente desde mediados de 1996y, a diferencia de lo que ocurríantes, empezÃa mellar la aprobació a la gestió presidencial. La desaprobació comenzÃa aumentar, y llegÃal mismo nivel que la aprobació presidencial hacia fines de 1996y la primera mitad de 1997, para desde entonces ubicarse

l3 Un recuento detallado puede verse en Tanaka 1999a. Sobre el punto v6ase tambi6n Balbi, 1997; una visi6n contrapuesta a la míes defendida por Lynch, 2000, quien pone bnfasis, a mi juicio desmedidamente, en las capacidades del régimey pasa por alto los límitede la oposición LOS PARTIDOS POL~KOSY EL FUJIMORISMO por encima de éstahasta mediados de 1999; apartir de ese momento, en ple- na campañelectoral, la aprobació emparejÃy superÃde nuevo la desapro- bación Trabajos diversos muestran que la caíden los niveles de aprobació a la gestió del presidente se relaciona con la crisis económicala recesió y la percepció de que las cosas empeoran en el terreno económicoDesde inicios de 1996, la aprobació al programa económic del gobierno empezÃa des- cender y, desde fines de 1996 hasta el momento, los niveles de desaprobació son claramente mayores que los de aprobaciÓn.lAntes, sucesos políticoque generaban una amplia desaprobació ciudadana no mellaban la popularidad presidencial, en parte porque la economífuncionaba bien. Lo máinteresante es que desde el últim cuatrimestre de 1996 se produ- jo un avance en la aprobació de la oposiciónque logrÃemparejar, a media- dos de 1997, los niveles de aprobació presidencial. Desde entonces y hasta inicios de 1999, esta paridad se mantuvo (otra vez, al empezar propiamente la campañelectoral en 1999, la aprobació presidencial de nuevo supera la de la oposiciónvéas gráfic 1). Desde mediados de 1996, el desgaste de Fujimori ha tenido que ver con el desempeñde la economíacomo yavimos, pero tambiécon diversos suce- sos ubicados en el terreno de lo políticoEn abril de 1996,gracias a la mayorí gobiernista en el Congreso, empezaron a darse un conjunto de disposiciones conducentes a permitir la reelecció presidencial. Se inicià por aprobar la "ley de interpretació auténticde la Constitución en agosto de 1996 (ley 26 657),15 contraviniendo claramente el debate constituyente, la Consti- tución y la jurisprudencia sentada por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE),~~es decir, las bases legales fijadas por el propio régimen Asídesde 1996, las relaciones entre gobierno y oposició se establecieron básicament en torno a la constitucionalidad de la reelecció de Fujimori. La historia de la iniciativa de referéndues ilustrativa al respecto. El pro- ceso de este referéndu se iniciÃen septiembre de 1996, al cuestionarse la ley de interpretació auténticaEn octubre, la mayorígubernamental en el Congreso resolviÃdictaminar que, para proponer un referénduy las inicia- tivas legislativas, se necesitaríano sól l 250 000 firmas (10 por ciento del padró electoral), sino tambié48 votos en el Congreso (dos quintos), lo que

l4 Sobre este punto, v6ase Carri6n, 1999. Segú la Constituci6n de 1993,s6loexiste reelecci6n inmediata por un periodo; esta ley establece que el primer periodo de Fujimori es el de 1995, no el de 1990 (porque en 1990 Fujimori fue electo segú la Cons- tituci6n de 1979). La Constituci6n de 1993 permite la reelecci6n inmediata, pero 8-10 por una vez; el debate constitu- yente y el Jurado Nacional de Elecciones establecieronque Fujimori podta ser candidato presidencial en 1995 en el entendido de que aspiraba a la reelecci6n permitida por la Constituci6n. PERFILES LATINOAMERlCANOS contraviene la esencia de un mecanismo de iniciativa ciudadana y democra- cia directa. Sin embargo, luego de muchos conflictos con el Congreso y con la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE),el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) permitiÃque el proceso de referénduiniciado en septiem- bre siguiera, invocando el carácteno retroactivo de las leyes. Paralelamente, la ley de interpretació auténtichabí sido cuestionada tambiépor el Colegio de Abogados de , que presentÃuna acció de in- constitucionalidad ante el Tribunal constitucional. En enero de 1997, tres miembros del Tribunal Constitucional (de siete; los otros cuatro se abstuvie- ron) declararon "no aplicable" la ley de reelecció al presidente Fujimori, invocando el control difuso de la ConstituciónEsto dio lugar a un largo y ás pero debate sobre la naturaleza de la sentencia, dado que, segú la ley orgá nica del propio Tribunal, se requeríuna mayorí"hipercalificada" de seis sobre siete para declarar inconstitucional una ley; por supuesto que esta ley orgánicfue elaborada por la mayorígubernamental en el Congreso, con el claro propósit de evitar que se declararan inconstitucionales leyes aproba- das por éldesnaturalizando la funció del Tribunal. Los magistrados que creíaen la inconstitucionalidad de la ley, al no poder declararla inconstitu- cional de una manera "regular", la declararon no aplicable al presidente Fujimori. Como respuesta a este fallo, la mayorídel Congreso acusÃconsti- tucionalmente a estos tres magistrados, y en el mes de mayo de 1997 fueron destituidos en medio de un escándalo Asíen el largo y conflictivo periodo que va entre septiembre de 1996 y julio de 1998, la oposició recolectà las firmas para convocar a un referén dum, en el que la ciudadaníse pronunciarísobre la tercera postulació de Fujimori a la presidencia. En julio de 1998 se presentaron los planillones con 1 441 535 firmas de ciudadanos. Sin embargo, a fines de ese mismo mes, se interpusieron recursos en contra del referéndumsegú los cuales las firmas no bastaban para convocarlo y era necesaria tambiéla aprobació en el Con- greso, segú la ley de octubre de 1996. Sorpresivamente en agosto, el Jurado Nacional de Elecciones aceptÃel cuestionamiento al referénduma pesar de que en 1996 ya se habípronunciado en sentido contrario ante una objeció similar. Asíen agosto de 1998, la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) tomÃlas firmas, las convirtiÃen una iniciativa legislativa para derogar la ley de reelecció y las enviÃal Congreso. Como ya vimos, la oposició necesitaba el voto aprobatorio de 48 congresistas para que el referéndupudiera seguir su curso; sobre un total de 120 congresistas, de los cuales 67 había sido electos por Cambio 90-Nueva Mayoríen 1995, la oposició no logrÃconse- guir 48 de los 53 votos no gobiernistas posibles. Sól obtuvo 45. AllÃterminà la historia del referéndum LOS PARTIDOS POL/TlCOS Y EL FUJIMORISMO

El últim episodio de las controversias en torno a la reelecció del pre- sidente tiene como protagonista al Jurado Nacional de Elecciones (JNE). En medio del limbo juridico dejado por el descabezamiento del Tribunal Cons- titucional, el JNE tuvo que decidir, en diciembre de 1999, si resultaba consti- tucional la candidatura de Fujimori, una vez inscrita. El pleno del JNE tiene cinco miembros: un representante del Poder Judicial, uno del Ministerio Pú blico, uno de los decanos de las Facultades de Derecho de las universidades nacionales, uno de los decanos de las Facultades de Derecho de las universi- dades privadas, y un representante del Colegio de Abogados. Esta composi- ció plural busca librar al JNE de interferencias. Sin embargo, tanto el Poder Judicial como el Ministerio Públic está intervenidos y en reorganizació desde 1996, asÃcomo las universidades nacionales. Ademásen mayo de 1998 el Congreso emitiÃuna ley segú la cual para la negació de la inscripción impugnació y tacha de candidaturas, se requiere lavotació de cuatro de los cinco miembros del JNE. El final de esta larga historia es que la candidatura de Fujimori se inscribiófue tachada y finalmente aprobada con el voto de cuatro de los cinco miembros del Jurado en diciembre de 1999. En suma, todo el proceso que se iniciÃen 1996, con la "ley de interpreta- ció auténticay que terminÃen diciembre de 1999, revela que el fujimoris- mo, si bien tuvo una legitimació electoral en 1995, opera cada vez mácomo un régimeautoritario, en el que el Estado de derecho y sus instituciones aparecen como formalidades que encubren un enorme grado de control por parte de la cúpul en el poder. Máallà de las maniobras y complicacionesjurídica reseñadas el hecho polítices que estos sucesos mellaron la credibilidad y legitimidad del gobier- no y de Fujimori, en un contexto de recesió y crisis económicaAsí la oposi- ció logrÃemparejar y aventajar por primera vez a Fujimori en aprobació de desempeñen el trimestre de junio-agosto de 1997, es decir, en la coyun- tura de la destitució de los jueces del Tribunal Constitucional, las marchas estudiantiles de protesta por estos hechos, la campañde la oposició por la realizació del referéndumy otros suceso^.^' Esto es algo radicalmente dis- tinto a todo el periodo de 1992-1996. Esta coyuntura permitià ademá la convergencia de sectores de oposició disímileen torno a las mismas ban- deras y sobre temas sustantivos. Sin embargo, pese a estas acciones del gobierno, que merecieron una am- plia desaprobació ciudadana, y que dieron lugar a jornadas de protesta y

l7 Entre ellos, el retiro de la nacionalidadperuana de Baruch Ivcher, accionista mayoritario de un canal de televisi611de oposici611,lo cual permiti6 que otros accionistascontrolaran el canal. El perfil polttico de este canal pas6 a ser de un decidido apoyo al r6gimen. Desde entonces, el control del gobierno incluy6 no &lo el conjuntodelas instituciones delEstado sin excepciónsino tambi6n alos principales canalesde televisi6n;má razones para hablar de la configuraci6n de un regimen autoritario. PERFILES LATINOAMERICANOS cierta iniciativa de la oposiciónést no logrÃganar en la disputa por la he- gemonípolítica Es mása lo largo de 1999 Fujimori logrÃuna consistente recuperació en sus niveles de aceptació y de intenció de voto frente a las elecciones del 2000. La pregunta aquÃes: ¿poquà la reducció en la apro- bació a Fujimori y los escándalo políticoasociados a la reelecció no se tradujeron en un mayor apoyo a las fuerzas de la oposición ¿Poquà no continuÃen 1999 la caídde Fujimori iniciada a mediados de 1996? Sostengo que la respuesta a estas preguntas tiene dos aspectos, ambos relacionados con la causa del referéndumen torno al cual girÃla oposiciónEl primero es de naturaleza políticaPara empezar, el proceso de referénduconstituyà una gigantesca complicació jurídic que muy pocos fueron capaces de en- tender o seguir; el debate jurídices casi por definició confuso, opinable y debatible, por lo que el gobierno siempre pudo presentar algú tipo de jus- tificació para sus acciones. Máimportante aúnla oposiciónpor medio del referéndumse proponíimpedir la continuidad de Fujimori, pero dejaba sin responder la pregunta sobre el sustituto de aquélComo señalarPrzeworski al estudiar las transiciones democrática(1986), de la crisis de legitimidad de un régimeautoritario no se deduce necesariamente un proceso de transi- ciónpara que éstocurra, es necesario que aparezca una alternativa clara. En Perúel desgaste de Fujimori ocurriópero no surgià nunca una alter- nativa clara. Jamáhubo una respuesta a la pregunta de ¿sno es Fujimori quién?o ¿despuÃde Fujimori, qué La segunda razó que explica la relativa debilidad de la oposició corres- ponde al ámbit de la economíaDurante el periodo de crisis del fujimorismo la oposició tomà como principal bandera políticla lucha contra la reelec- cióncon base en argumentos constitucionales, en medio de un debate jurí dico sumamente confuso, cuando para la mayoríel principal problema del paíera la situació económicaPor eso, el respaldo a la oposició siempre fue relativamente menor al promedio en el sector socioeconómic "D" de las encuestas de opiniónsobre todo entre fines de 1997 y la primera mitad de 1998, precisamente los meses en los que la dinámic de la oposició girÃcasi de manera exclusiva en torno al tema del referéndumPor el contrario, en el mismo momento el respaldo a Fujimori entre los má pobres era mayor al promedio. Esta configuració del respaldo social a Fujimori y a la oposició se mantiene hasta el momento. La aparente paradoja del mayor respaldo a Fujimori entre los mápo- bres, en medio de la crisis, puede entenderse si tomamos en cuenta que el Es- tado aumentÃnotablemente el gasto social durante los noventa. El gasto so- cial per cápitpasà de 12 dólare en 1990 a 63 en 1993; a 75 en 1994; a 145 en 1995, y a 158 en 1996, y tambiése increment6 en forma considerable co- mo porcentaje del PIB, de modo que en el segundo gobierno de Fujimori se LOS PARTIDOS POL~ICOSY EL FUJIMORISMO registran los niveles máaltos de las última dos décadas.18AsÃsi bien mellà la aprobació de la gestió de Fujimori, la mala situació económic afectà relativamente menos su relació con los sectores populares. En esos mismos sectores, mayoritarios, la oposició encontrÃmá dificultades para ganar he- gemoníadado el carácte institucionalista de sus banderas de lucha, la ausencia de una propuesta económic y la dificultad para presentar una al- ternativa clara al fujimorismo. Una vez acabada la lucha por el referéndum en agosto de 1998, la oposició se hallÃsúbitament sin banderas, empezÃa fragmentarse y diluirse. Explicar por quÃocurre esta dinámic requiere en- tender las lógica con las cuales actúa los principales actores políticos

Las lógica de los actores: estatalidad, sobrevivencia y políticmediátic

¿Có entender la peculiar dinámic políticque se produjo en PerÃen los último añosLa situació general resulta de la interacció de las raciona- lidades de los actores. Veamos cada una de ellas. El juego de Fujimori es bastante claro y lo viene siguiendo sistemática mente desde 1990. Se enfrentÃa los partidos "tradicionales" y al orden cons- titucional de 1979 entre 1990 y 1992, y desde entonces sigue en la misma lógic de acumulació de poder y de avasallamiento de los límiteque en- cuentra. Esta lógic se explica porque el fujimorismo es un movimiento per- sonalista en extremo; Fujimori llegà solo y por accidente al poder. El fuji- morismo nunca se constituyà como movimiento: ni Cambio 90, ni Nueva Mayoríani Vamos Vecinos, ni Perà 2000, movimientos vinculados al go- bierno, existen propiamente, en el sentido de que carecen de vida orgánic o de organizaciónAl no existir un movimiento u organizació que se bene- ficie de su capital políticoni bases o sectores sociales propiamente dichos sobre los que se asiente, su sobrevivencia pasa de manera casi exclusiva por la permanencia en el poder, por el manejo del Estado y el acceso a sus re- cursos, lo que le permite establecer una serie de relaciones clientelares. El fujimorismo no es mucho máque Fujimori acompañadde una pe- queñcúpul en el poder, que se vale del Estado y se ampara en los poderes estructurales, internos y externos, al combinar en una alianza original las Fuerzas Armadas y los Servicios de Inteligencia, con un importante apoyo internacional, básicament de los organismos financieros internacionales, junto con los principales grupos empresariales. Esto lo hace fuerte, pero tam-

l8 Datos del Instituto Nacional de Estadístice Informtitica (INEI). [http://www.inei.gob.pe]. Vketam- bien Adrianzbn, 1999,y O'Brien, 1999. PERFILES LATINOAMERICANOS bien vulnerable, si es que estos apoyos cambian de orientacióncomo hemos visto a partir de las elecciones del 9 de abril último Por todo lo dicho, la lógicdel fujimorismo es laestatalidad, y la simbiosis entre gobierno y Estado hace que asuma muchas de las formas de un régime autoritario, aunque ciertamente lejos, por ahora, de estar consolidado. Veamos ahora los partidos "tradicionales", que estuvieron acosados, arrinconados y ausentes entre 1992 y 1995,los añode consolidació del fuji- morismo. En esos añosel APRA,AP y la izquierda, optaron por el absten- cionismo políticoque a la postre los confinaría la marginalidad política Este alejamiento, aunado a la dificultad de constituirse como una opció creí ble, determinÃque fueran castigados por el electorado en 1995.Así el APRA obtuvo 4.1 por ciento de los votos presidenciales y 6.5 por ciento de los votos al congreso; el PPC retirÃa su candidata presidencial y obtuvo 3.1 por ciento de los votos al congreso; el candidato presidencial de AP ganà 1.6 por cien- to de los votos y su lista al parlamento 3.3 por ciento; finalmente, el candidato presidencial de IU consiguiÃ0.6 por ciento de los votos y su lista parlamen- taria 1.9 por ciento. Todos ellos perdieron su registro ante el JNE por estos resultados, pues se requieren al menos 5 por ciento de los votos para mante- nerlo. Estos resultados pusieron a los partidos eje del sistema de partidos vi- gente en los ochenta al borde de la extinció (la IU puede ya considerarse definitivamente extinta como organización)Por eso, la lógicque rigiÃsu ac- tuació en los último añoha sido la sobrevivencia. Un primer paso nece- sario era asegurar su existencia legal, recuperar el registro ante el JNE:AP lo recuperÃpresentando de inmediato las firmas necesarias (50mil), justo an- tes de que se aprobara una norma que elevÃel númer de firmas necesario para inscribirse ante el JNE hasta 4 por ciento del total de votantes registra- dos, con lo que la cantidad ascendiÃa casi medio millónNinguno pudo conse- guir las firmas; el AP~recuperà su inscripció aduciendo que en la elecció del Congreso pasaron la barrera de 5 por ciento; el PPC fracasÃen su tentati- va de conseguir las firmas, y la izquierda ni siquiera lo intentÃseriamente.19 En un escenario como el descrito, a los partidos parece no haberles que- dado mas que renunciar a la difíciconquista del votante promedio e iniciar la consolidació de sus estructuras internas y de las relaciones con sus clien- telas mátradicionales, sobre las que construyeron su representatividad en la décadantepasada. En cierto modo, estos actores siguen desempefiándos de acuerdo con lógica de los ochenta e inicios de los noventa: por un lado, adoptan una lógicmovimientista, a estas alturas desgastada, pero que sÃles

l9 No sól es dif'cil conseguir ese númer de firmas porque son muchas; el asunto se complica porque cada elector sól puede firmar respaldando la inscripci6n de una organizacih políticade modo que el total de ciudadanos que puede firmar se reduce progresivamente. LOS PARTIDOS POLITICOS Y EL FUJIMOUSMO funcionà en los ochenta. Me refiero a una lógic que pone énfasien la re- lació con grupos de interéparticular, con clientelas parciales, y desatiende al ciudadano promedio.20Por otro lado, al igual que aprincipios de los noven- ta, los partidos asumen un perfil legalista, institucionalista, como el mostra- do en torno a la lucha por el referéndumuna suerte de reflejo de la coyuntu- ra de 1990-1992 que, como en esa ocasiónparece confinarlosa la marginalidad políticaunavez mácarecen de capacidad propositiva y no logran constituir- se en una opció viable ante el ciudadano promedio. Asílos llamados "partidos tradicionales" aparecen como actores relati- vamente marginales, cuya presencia y sobrevivenciapolític parece requerir de manera necesaria llegar al Congreso y no perder asÃde manera definitiva presencia públicaEsta lógic se exacerba por el hecho de que la elecció del Congreso unicameral se realiza en distrito únic nacional sin barreras de en- trada, segú un criterio de alta proporcionalidad, lo que estimula la fragrnen- taciónEsta tendencia, con todo, se ha contrarrestado por el alto númer de firmas necesarias para obtener registro. La lógic de supervivencia de estos actores ayuda a entender por quÃresulta tan difícila construcció de opcio- nes unitarias, dentro de las cuales cada uno perderíperfil y presencia. El enclaustramiento de los partidos hizo que se perdieran posibilidades de contacto con los movimientos políticoemergentes, que fueron y son los que márespaldo concitan. Se trata de movimientos que se reclaman "inde- pendientes", de los cuales los dos máimportantes en los último añoson: Somos Perúel movimiento construido alrededor de la figura del Alcalde de Lima Alberto Andrade, electo en 1995 y reelecto en 1998; el otro es Solidari- dad Nacional, movimiento construido en torno a la figura de Luis Castañeda quien tuvo una exitosa gestió en el Instituto Peruano de Seguridad Social hace algunos años Se trata de movimientos creados en la práctic por la ciudadanía travé de las encuestas de opiniónpor medio de la reiterada menció de estas figu- ras en las encuestas de intenció de voto, que se benefician de una imagen de actores eficientes,vinculados a la administració públicaAsí una cierta expec- tativa de la ciudadanímotivà la aparició de estos movimientos, antes que la decisió de sus líderescon propuestas o programas concretos. Esto expli- ca la ausencia de perfiles políticoclaros y el extremo personalismo de estos movimientos y tambiépor quÃevitan acercarse demasiado a los "partidos tradicionales". Esto por supuesto hace mádifíci la constitució de un blo- que opositor al fujimorismo. Al estar fuertemente condicionados por las en- cuestas de opiniónestos movimientos fueron demasiado dependientes de los cambios de estado de ánim de la opinió públicalo que hizo que su desem-

20 Sobre este punto véasTanaka, 1998a. PERFILES LATINOAMESICANOS peñpolític fuera en extremo cauteloso y que evitaran definiciones claras que hubieran podido reducir su capacidad de convocatoria. De este modo, su inserció en el escenario de la políticmediática el marketing electoral,explica su mayor éxitopero tambiésu gran debilidad. La fragilidad de estos movi- mientos políticose hizo patente en las última elecciones, en las que obtu- vieron magros resultados, a pesar de que en diversas etapas de la campañelec- toral cada uno de estos movimientos parecícapaz de vencer al fujirnorism~.~~ Por ser movimientos nuevos, posteriores a 1995, no teníarepresenta- ció en el Congreso electo ese añoy al ser creació de las encuestas de opi- niónno teníapropiamente inserció o relació con actores sociales. Por ello, en los ultimos añosse configurÃun escenario extrañolos movimientos políticonuevos fueron los que mayor respaldo reunieron, pero no tuvieron capacidad de acció políticapor otro lado, los "partidos tradicionales" te- níacapacidad de acció políticen el Congreso y relació con algunos ac- tores sociales, pero no lograron atraer el respaldo del ciudadano promedio. En medio de ambos extremos, el fujimorismo, amparado en el control del Es- tado, operaba para mantenerse en el poder. De la interacció entre estos tres tipos de actores, con las lógica descri- tas, obtenemos las característicade la situació políticde los ultimos años un gobierno que al no tener contrapesos significativos actuà cada vez má como un régimeautoritario que, pese a su legitimació democrátic en 1995, no cambiÃla dinámic de demolició establecida desde 1992, resulta- do de su excesiva dependencia del control del Estado; una oposició partida- ria débidesde el Congreso y relacionada con actores sociales desgastados, impotente y aislada de la ciudadaníapreocupada ante todo por su sobre- vivencia políticay unos movimientos emergentes, que cubrieron un espacio vacíocon mayor respaldo ciudadano, pero demasiado dependientes de una opinió públic voluble y desconfiada. De allÃla notable pobreza de nuestro espacio públic y la centralidad de los poderes estructurales, lo que desgra- ciadamente nos pone muy lejos de esquemas deliberativos de democra~ia.~~

Las elecciones del 2000, el "fenómen Toledo" y algunos escenarios posibles

El proceso electoral tuvo varias etapas, claramente marcadas. Entre 1997 y hasta mediados de 1999, pareciÃque el escenario electoral frente a las elec-

21 Somos P~Nobtuvo apenas 3 por ciento de los votos presidenciales y 7.2 por ciento de los votos con- fresales; Solidaridad Nacional, 1.8 y 4.03 por ciento, respectivamente. 22 V6ase Carneron, 1998,sobre la importancia de considerar esquemas deliberativosde democracia para reflexionar sobre la poiíticperuana de los últimoaíios LOS PARTIDOS PO~TICOSY EL FUJIMORISMO

Gráfic 2 INTENCI~NDE VOTO PRESIDENCIAL: ELECCI~N2000 (DATOS DEL INSTITUTO APOYO, PARA LIMAMETROPOLITANA)

Fujimori Andrade Castañed Toledo Mar. 97 30 32 10 Abr. 97 May. 97 29 27 8 Jun. 97 24 28 11 Jul. 97 22 33 8 Ago. 97 2 1 32 5 Sep. 97 26 32 6 Oct. 97 20 31 6 2 Nov. 97 21 33 7 2 Dic. 97 23 31 7 3 Ene. 98 23 35 8 2 Feb. 98 28 34 8 3 Mar. 98 30 27 8 3 Abr. 98 26 28 10 May .98 33 24 4 2 Jun. 98 27 29 10 Jul. 98 24 3 1 13 Ago. 98 30 24 12 Sep. 98 23 25 14 PERFILES LATINOAMERICANOS

-- Fujimori Andrade Castañed Toledo Oct. 98 23 35 14 Nov. 98 21 35 17 Dic. 98 21 36 18 Ene. 99 21 33 18 Feb. 99 24 30 19 3 Mar. 99 28 31 17 3 Abr. 99 25 32 15 4 May. 99 25 25 19 3 Jun. 99 29 25 24 4 Jul. 99 31 22 25 4 Ago. 99 35 21 22 3 Sep. 99 34 18 26 5 Oct. 99 33 16 24 7 Nov. 99 36 17 21 6 Dic. 99 46 13 17 7 Ene. 00 45 19 14 7 Feb. 00 43 16 12 9 Mar. 00 40 9 5 22 Abr. O0 46 2.8 1.7 37 ciones del 9 de abril de 2000 iba a estar muy disputado por la presencia de una oposició con mayor capacidad de triunfo, resultado de la crisis del fu- jimorismo. En una segunda etapa Fujimori apareciÃcomo favorito definiti- vo, muy lejos de su mácercano competidor, despuéde una consistente re- cuperació durante todo 1999 (entre mediados de 1999 y hasta febrero de 2000); la tercera etapa es la caracterizada por el llamado "fenómen Toledo", candidato que de manera vertiginosa subiÃen intenció de voto, apenas cin- co o seis semanas antes de la elecciónde 10 a 37 por ciento de los votos emi- tidos el 9 de abril. Veamos cada una de estas etapas. Como puede verse en la gruica 2, entre mediados de 1997 y hasta el pri- mer trimestre de 1999, la intenció de voto por Andrade superÃla de Fuji- mori, y en algunos meses esa diferencia fue bastante significativa. Sin em- bargo, la intenció de voto por Fujimori empezÃa superar notoriamente la de todos sus competidores desde la segunda mitad de 1999, hasta febrero de 2000. Como veíamosla crisis del fujimorismo entre 1996 y 1998 estuvo vincu- lada, primero, a la crisis económicy, segundo, a los escándalorelacionados con la reelecciónSu recuperació en 1999 se debe sobre todo a factores po- LOS PARTIDOS POL~ICOSY EL FUJIMORISMO líticosaunque tambiése produce en el contexto de una muy ligera recu- peració económicaSegú estimaciones oficiales, el PIB creciÃ3.8 por ciento en 1999, tasa de crecimiento claramente superior a la de 1996,1997 y 1998. A pesar de que esta cifra es muy discutida, en todo caso es indicativa de que la recesió iniciada en 1996 parece estar llegando a su fin. Esto tambiése expresa en la percepció ciudadana. Segú una encuesta (Tanaka y Zárate 2000), entre 1998y 1999 disminuyÃel pesimismo respecto al futuro económi co del paíy de las familias, y aumentÃel optimismo sobre el futuro del país.2 Pero la principal razó que explica la recuperació del fujimorismo se ubica en el plano de la políticaEl notable aumento de la legitimidad del go- bierno y de la intenció de voto por Fujimori es consecuencia de algunos méritopolítico del gobierno, de algunas maniobras sól entendibles en el contexto del autoritarismo del régimey de la debilidad de la oposició (no necesariamente en este orden). Empezando por algunos de los méritodel gobierno a lo largo de 1999, podemos mencionar la demarcació territorial despuéde la firma de la paz con Ecuador; la solució de algunos problemas fronterizos pendientes con Chile; la captura del principal lídede Sendero Luminoso, el "camarada Feli- ciano"; tambiéun manejo políticamentmuy hábide algunas coyunturas que le permitiÃexplotar a su favor algunos temores y prejuicios presentes en la ciudadaníaPor ejemplo, el retiro de Perà de la jurisdicció de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que revelÃtambié la ausencia de re- flejos de gran parte de la oposició y su miopíapor ver las cosas mucho má jurídicque políti~amente.~ Esto nos lleva a la oposiciónDesde el ultimo cuatrimestre de 1998, des- puéde liquidada la lucha por el referéndusobre la constitucionalidad de la postulació de Fujimori auntercer periodo, y a lo largo de 1999, como veía mos, la oposició quedÃdispersa, sin identidad o banderas de lucha. Además los lídereindependientes que ocuparon el espacio vacídejado por la lucha

En una encuesta nacional, preguntarnos a los entrevistados: Àc6m cree que estar6 la situaci6n econ6mica de su famiiia el pr6ximo año?en noviembre de 1998,33.5 por ciento respondi6 "peorn, mientras que en noviembre de 1999 sól 26 por ciento, a la pregunta: Àc6m cree que estar&la situaci6n econ6mica del paíel pr6ximo año?en 1998,17.8por ciento respondi6 "mejorn,mientras que en 1999,lo hizo 24 por ciento; del mismo modo, en 1998,38.9por cientorespondi6 "peor", y en 1999 asÃlo hizo 33.5 por ciento. Esta tendencia continú en 2000; segú datos de APOYO para la ciudad de Lima, el porcentaje de personas que aprobaron la políticecon6mica en 1999 fue de 22.83 por ciento y en los primeros cuatro meses de 2000,el porcentaje subi6 a 34.75 por ciento. a La Corte emiti6 un fallo que obligaba al gobierno a juzgar nuevamente a varios terroristas chilenos miembros del MUTA (sentenciadosa cadena perpetua), pero esta vez respetando las normas del "debido pro- ceso". El gobierno ale& que no aceptaríde ningú modo un fallo que pusiera en peligro la seguridad del paí y se retir6 de la "competencia contenciosa" de la Corte. Lo que el gobierno no dijo es que tenítambibn juicios pendientes por diversas violaciones a los derechos humanos y por violaciones al orden constitucional. En medio de las controversias, la oposici6n opt6 por defender principios jurídicocomo "el debido proceso" o "el respeto a los tratados internacionales", cuando la opini6n públic rechazaba mayoritariamente un nuevo jui- cio a los terroristas. PERFILES LATINOAMERICANOS por el referéndu no colmaron las expectativas ciudadanas; por último la presencia de varias candidaturas de perfil opositor dispersÃelvoto "antifuji- morista". A esto por supuesto hay que añadique el gobierno apadrinÃuna campañsistemátic de desprestigio en contra de estos líderesa travéde un conjunto de diarios amarillos y otros medios de comunicació cercanos al régimey tambiévaliéndos del uso de recursos del Estado (por ejemplo, perjudicando a municipios de alcaldes de Somos Perú movimiento del al- calde Andrade). Asídesde mediados de 1999 y hasta apenas unas seis semanas antes de las elecciones, el triunfo de Fujimori parecíinevitable, tanto en primera co- mo en segunda vuelta. Como respuesta a esto, el conjunto de la oposició suscribiÃun documento, el Acuerdo de gobernabilida.para garantizar la democracia, lajusticia y el desarrollo del Perúen noviembre de 1999. Este documento suponíun primer paso hacia un acuerdo programátic má amplio y la posibilidad de una candidatura únic de oposiciónasunto que se discutià intensamente hasta enero de 2000. Sin embargo, discrepancias di- versas y sobre todo la dificultad para determinar quiéserí la persona en mejores condiciones para derrotar a Fujimori, impidieron un acuerdo.25 Asíel proceso electoral propiamente dicho, que se iniciÃde manera for- mal con la inscripció de candidatos al Congreso y a la presidencia en no- viembre y diciembre de 1999, se desarrollÃen medio de serias irregularida- des, que impidieron hablar de elecciones "libres y justas" segú los criterios internacionales. Esto lo han verificado un conjunto de observadores exter- nos: el Carter Center, el National Democratic Institute, el Departamento de Estado de los Estados Unidos, la Federació Internacional de Derechos Hu- manos, el Electoral Reform International Service, y el Washington Office on Latin America;%tambié observadores nacionales como Transparencia, el Foro Democráticy el Consejo por la Paz. Todos coinciden en señalaque la candidatura misma del presidente Fujimori tiene una constitucionalidad cuestionable, que la situació de las institucionesjurídica en general es irre- gular, que se emplean recursos del Estado en favor del candidato presidente; tambiécritican los límiteen cuanto al acceso de los candidatos de oposició a los medios masivos de comunicaciónespecialmente la televisiónla exis- tencia de campañasistemática de desprestigio y acoso que sufren éstopor parte de algunos medios, sin posibilidad de descargo o defensa alguna; las irregularidades en el padró electoral y en el funcionamiento de los organis-

Como puede verse en la gráiic 2, entre noviembre de 1999 y febrero de 2000, no quedaba claro qu6 candidato de oposici6n estaba ubicado en el segundo lugar despuéde Fujimori. Los informes de las misiones de observaci6n de estas instituciones pueden consultarse en la págin web de Transparencia (http://www.transparencia.org.pe). LOS PARTIDOS POLhlCOS Y EL FUJIMORISMO mos electorales, y otros pr~blernas.~'Lo anterior hace de esta elecció la má cuestionada de los catorce procesos celebrados desde la transició democrá tica de 1978 y revela la naturaleza del fujimorismo, que como ya señalamo asume cada vez mála forma de un régimeautoritario. Estas elecciones se asemejan a las que se observan en un escenario de transición de allÃque los principales actores políticoen la coyuntura elec- toral se enfrenten a los dilemas típicode esta situaciónpor una parte, un gobierno que controla todos los aspectos claves del proceso y que intenta por todos los medios continuar en el poder, y mantener a la vez la imagen de una voluntad democráticapor la otra, una oposició que no sabe si legitima un proceso viciado o si realmente saca provecho de los espacios democrático existentes a pesar de estar relativamente controlados por el régimen

Cuadro 1 INTENCI~NDE VOTO PRESIDENCIAL: DATOS NACIONALES

Octubre Enero Febrero Marzo 9 de abril 1999 2000 2000 2000

Fujimori 36 41 39 38 46 Andrade 19 16 14 8 2.8 Castañed 19 14 12 5 1.7 Toledo 6 7 10 27 37

Los datos provienen de las encuestas de intencion de voto nacionales de la empresaAPOY0; los datos del 9 de abril son los resultados oficiales; todas las cifras está calculadas sobre el total de votos emitidos, que incluyen los votos en blanco y viciados.

Es sorprendente que apenas unas seis semanas antes de las elecciones, empezÃa registrarse el "fenómen Toledo", como se muestra en la gruica 2 y en el cuadro 1. Un candidato que tres meses antes de las elecciones apenas aparecíen las encuestas de intenció de voto alcanzÃal final 37 por ciento de los votos emitidos. En una muestra impresionante de autonomíaprácti camente todo el voto de oposició se concentrÃde manera rápidy espontá nea en un solo candidato y en conjunto se logrÃla unidad que los líderede oposició fueron incapaces de conseguir. ¿QuiÃes Alejandro Toledo? Tole-

Incluso se descubri6 que la inscripci6n de uno de los movimientos que conforman la alianza que sus- tenta la candidatura del candidato presidente Fujimori (y que da nombre a la alianza, P~N2000), se logr6 mediante la falsificaci6n sistemhtica de firmas (máde un mill6n de ellas). Para esto, los falsificadores con- taron con copias de los padrones electorales de las elecciones municipales de 1998. Todo lo cual dej6 serias du- das sobre el funcionamiento honesto e imparcial de los organismos electorales. Pero como veremos, las razones para dudar subsisten. PERFILES LATINOAMERICANOS

Cuadro 2 ELECCIONES2000: RESULTADOS OFICIALES

Votació Votació Númer de presidencial congresal escaño

Acció Popular FREPAP Avancemos APEA UPP Perà 2000 Solidaridad Nacional Somos Perà Perà Posible FIM

- - Datos oficiales al 100 por ciento; los datos de la votaci6n presidencial y de la votaci6n del congreso son datos sobre el total de votos validos. El númer total de escafios es 120 en un congreso unicameral. V6ase la págin web de la Oficina Nacional de Registros Electorales (ONPE) (http://www.onpe.gob.pe). do es otro personaje "independiente", economista de cierto perfil tecnocrático que ya habíaspirado sin éxita la presidencia en 1995.28 Los resultados oficiales de las elecciones pueden verse sintetizados en el cuadro 2. Son impresionantes varios datos: primero, la altísimvotació ob- tenida por Fujimori, despuéde diez añode gobierno y despuéde la crisis sufrida entre 1996 y 1999 (véasgruica 1) (nótes que el fujimorismo ha quedado muy cerca de obtener nuevamente mayoríabsoluta en el Congre- so); segundo, la altísimvotació de Toledo, lograda en apenas unas sema- nas, lo que muestra la extrema debilidad de las identificaciones partidarias; tercero, la bajísimvotació de todos los demá candidatos, castigados con dureza por el electorado, por dispersar la votacióncuando resultaba claro, desde hacívarios añoatrás que sól habídos opciones reales: la del fu- jimorismo y la de la oposició a éste Se ha discutido mucho sobre la validez de estas cifras y se ha hablado in- sistente y generalizadamente de fraude. Mi opinió es la siguiente: lo pri- mero es recordar lo dicho, que el proceso electoral estuvo lleno de irregula- ridades; se tratÃde un proceso que asumiÃlas característicade un proceso organizado por un régimeautoritario y que ha sido descalificado por todos tos observadores imparciales. El gobierno controlaba el Congreso, los orga-

m En 1995 Toledo obtuvo 3.2 por cientode losvotos presidenciales,y su listaal Congreso, 4.1 por ciento. LOS PARTIDOS POL~TICOSY EL FUJIMORISMO nismos electorales, el Poder Judicial, el Ministerio Públic y gran parte de la prensa, prácticament a su antojo. A pesar de esto, los resultados citados no difieren sustancialmente de los conteos realizados por instituciones de ob- servació electoral de incuestionable independencia, como Tran~parencia.~~ Vale decir, el dí9 de abril no se cometiÃfraude, aunque en general el con- junto del proceso haya estado viciado. Esto no significa descartar que haya existido una maquinaria dispuesta a adulterar los resultados y que éstno haya intervenido en alguna medi- da dificil de precisar. Es de resaltar que Fujimori quedÃapenas a trece centé simas de punto para ganar en primera vuelta. Si eso no ocurriÃes porque hubo una amplia movilizació interna y fuertísimapresiones externas. Es- tas fueron catalizadas por un acontecimiento fortuito: el 9 de abril, a las 4 de la tarde, todos los exitpolls dieron como ganador a Alejandro Toledo (46 por ciento a 42 por ciento de Fujimori, en promedio); pero a las 9 de la noche, las mismas encuestadoras, con informació de las actas escrutadas, dieron un resultado inverso. Esto generÃla sensació de que se asistía un cambio in- tencional de resultados, desconfianza alimentada porque no hubo ninguna manera de fiscalizar el cómput oficial de votos, cómput por demtílleno de irregular ida de^.^^ Esto provocÃgrandes movilizaciones en contra de la inminencia de un fraude. Pero las protestas no sól fueron internas. Tambiése movilizaron muy intensamente el Departamento de Estado y el Congreso de los Estados Unidos, asÃcomo los gobiernos de la Comunidad Europea. Se puede afirmar que las movilizaciones internas y las presiones externas disuadieron al go- bierno de proclamarse vencedor en primera vuelta los díasiguientes al 9 de abril. Estas presiones, por su grado de contundencia, fueron sorprendentes e inesperadas para todos, en especial para el gobierno. El cambio en el fren- te externo, hasta ese momento relativamente complaciente con el fimmorismo, evitÃque el gobierno repitiera un escenario similar al de abril de 1992: gol- pear y luego negociar.31Este cambio en la actitud de los gobiernos hacia Perà es fundamental, sobre todo porque resquebraja el sistema de alianzas sobre el que se asentaba el fujimorismo. Este quiebre provoca que el 28 de mayo próximofecha de la segunda vuelta electoral, exista la posibilidad de una

El conteo rtipido de Transparencia arroj6 48.73 por ciento para Fujimori y 41.04 por ciento para To- ledo. En cuanto al Congreso, Transparencia calcul6 51 cumles para Perà 2000 y 28 para Perà Posible. Eduardo Stein, jefe de la misi6n de observaci6n de la OEA,califid el proceso de c6mputo como una "caja negra" y serial6 la noche del 9 de abril que "algo siniestro estaba pasando". Por mencionar dlo una de las muchas irregularidades en el proceso de dmputo, se registr6 que, a mayor númer de mesas escrutadas, disrninufa el númer absoluto de votos de algunos grupos políticos Sobrelasrelaciones entreel fujimorismo y lacomunidad internacional, especialmenteconloa Estados Unidos, v6ase Cotler, 1999. PERFILES LATINOAMERICANOS ' ' derrota electoral de Fujimori y que, como consecuencia de ello, se vea obli- gado a dejar el poder. Termino este trabajo dos semanas antes de la segunda vuelta electoral: sól me queda especular con los escenarios posibles. En el caso de un triunfo de Fujimori, la principal interrogante es la manera en que se producirà ese triunfo y la capacidad de evitar la descalificació nacional e internacional de un proceso lleno de irregularidades. En el caso de un triunfo de Toledo, las cosas tampoco parecen sencillas en el corto plazo. Toledo llegaríal poder casi por accidente, con una bancada muy débien el Congreso, teniendo que armar una coalició muy amplia para lograr mayoríaSu agenda inmediata estarímarcada por asuntos muy complicados, relativos al manejo de la he- rencia de diez añode hjimorismo y al desmontaje de un régimeautorita- rio. Si Toledo y su inexperto grupo políticestará a la altura de los desafío que les tocarÃenfrentar, es algo que estarÃpor verse.

Post scriptum (31 de mayo de 2000)

A continuació se agrega un breve comentario despuéde la votaciónno eleccióndel 28 de mayo. En los díaprevios al 28 de mayo, la Misió de Ob- servació de la OEA, encabezando solicitudes de casi todos los observadores independientes nacionales y extranjeros, recomendÃla postergació de la elecció por apenas diez díaspara superar un conjunto mínimde proble- mas que permitieran una elecció que pudiera ser avalada por este organis- mo (siendo el núcle de estos problemas la revisió del programa de cómput de los votos). La petició de la misió de la OEA fue respaldada rápidament por el gobierno de Estados Unidos, la Unió Europea y muchos paísede la regiónSin embargo, el gobierno insistiÃen llevar a cabo la votació el 28 de mayo, lo que motivà el retiro de la contienda del candidato opositor, Ale- jandro Toledo, quien llamÃa no asistir a votar (en el PerÃel voto es obliga- torio) o a anular (viciar) el voto escribiendo "no al fraude" sobre la cédula Asíel domingo 28 de mayo se llevÃa cabo la votacióncon un solo candi- dato, sin la presencia de observadores nacionales ni extranjeros, y sin repre- sentantes de la oposiciónHasta el momento, los resultados oficiales, de du- dosa confiabilidad, dan a el 51.22% de los votos emitidos, y a Alejandro Toledo, el 17.68%; el voto anulado llegÃa casi el 30%; la abs- tenció alcanzÃun 17.22%,porcentaje ligeramente superior al registrado en la primera vuelta. En otras palabras, aun con estos datos poco confiables, los votos obtenidos por Fujimori y los que podemos interpretar como respaldo a Toledo son bastante parejos. El régimenante la posibilidad de perder una elecció medianamente LOS PARTIDOS PO~TICOSY EL FUJIMORISMO limpia, optÃpor una estrategia de pura confrontació de fuerzas, que se en- :: frenta ahora a una dura oposició tanto interna como externa. Existe incluso la posibilidad de que distintos gobiernos impongan sanciones al gobierno del Perúde persistir la actitud de desconocer el carácteilegítim de lavotació del 28 de mayo. Estamos ahora en un periodo de medició de fuerzas, que puede desembocar en la victoria del gobierno a corto plazo (con concesiones simbólicas)o en algú tipo de solució negociada que pasa siempre por una nueva elecciónHasta el momento, el resultado de esta confrontació es de pronóstic reservado; dependerÃen gran medida de la capacidad de Alejan- dro Toledo y de la oposició en su conjunto de constituir una alternativa sólid y viable al fujimorismo.

recibido en febrero de 2000 aceptado en marzo de 2000

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