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Cambios en los usos del suelo en El , provincia de (1850-2007)

Lluís PARCERISAS BENEDÉ Departamento de Historia e Instituciones Económicas. Universitat de Barcelona

RESUMEN: Este artículo reconstruye la evolución del paisaje de la comarca catalana litoral de El Maresme desde los años de 1850 hasta la actualidad, mediante la aplica- ción de herramientas SIG a la cartografía catastral histórica y los mapas digitales de usos del suelo en la actualidad. Los resultados muestran una coexistencia integrada, aunque también muy dinámica y cambiante, entre diversas cubiertas forestales, agrí- colas, hortícolas y residenciales hasta mediados del siglo XX. La llegada del franquis- mo supuso, en primer lugar, una quiebra de la lógica económica y ecológica de los cultivos, y, más adelante, a partir de los años 60, una ruptura de aquella integración y una polarización creciente de los usos del suelo que ha perdurado también durante los años de democracia, debido a una deficiente ordenación territorial, que ha com- portado una eco-ineficiencia territorial creciente y una pérdida sustancial de peso del entorno agrario.

DESCRIPTORES: Cambios de usos del suelo. SIG. Historia ambiental. El Maresme (Barcelona).

1. Introducción cambio. Una de las principales manifestacio- nes de este cambio socio-ambiental global l presente trabajo es un caso de estudio son las transformaciones de los usos del sue- incluido en un proyecto de investiga- lo que generan paisajes con importantes Eción, Historia Ambiental de los Paisajes efectos ecológicos, económicos y sociales, de Agrarios de la Mediterránea, HAR2009- gran relevancia para conseguir un desarrollo 13748, (http://www.ub.edu/histeco/p2/eng/in- más sostenible. En este artículo se presentan dex.php) que tiene como objeto conocer los los primeros resultados relativos a los cam- procesos de cambio ambiental global del terri- bios en los usos del suelo en la comarca ca- torio e identificar las fuerzas económicas y talana del Maresme entre mediados del s. XIX sociales que actúan como motor de dicho y la actualidad.

Recibido: 07.09.2011; Revisado: 21.02.2012 El autor, agradece los comentarios de los evaluadores anóni- e-mail: [email protected] mos para la mejora del artículo.

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Si bien el estudio del paisaje1 y la transforma- catastro actuales, y la elaboración de un instru- ción del territorio es un tema tradicional de es- mento muy valioso para el estudio de la evolu- tudio abordado por diversas disciplinas como la ción del paisaje: la matriz de cambios de usos geografía, la ordenación del territorio o la histo- del suelo, que expresa las transformaciones ria forestal y agraria entre otras, la consciencia del paisaje entre dos cortes temporales cuanti- de la crisis ambiental presente exige abordarlo ficando y localizando los principales cambios con nuevos enfoques metodológicos interdisci- experimentados por cada tipo de uso y locali- plinarios que permitan entender de manera in- zándolos en el territorio. tegrada la transformación socio-ambiental glo- bal del territorio (AGNOLETTI, 2002; GARRABOU A pesar de la localización de 20 municipios con & NAREDO, 2008; CUSSÓ & al., 2006; MARULL & mapas catastrales levantados a mediados del al., 2010). Aquellos estudios tradicionales se siglo XIX, solamente se estudian aquí 12 muni- veían limitados tanto por las fuentes como por cipios para el período 1850-1954 (ver FIG. 1): los métodos disponibles (Véase, entre otros, , Teià, , Premià de Mar, Vilassar LLOBET, 1956; MAJORAL, 1979; GARRABOU & al., de Mar, Mataró, , , Sant 1985). La carencia en España de un catastro Iscle de Vallalta, , y Pa- rústico completo científicamente riguroso y ba- lafolls. La razón ha sido la mala conservación sado en mapas parcelarios levantados sobre el de algunos mapas y la falta, por pérdida, del terreno hasta el realizado a principios de la dé- documento anexo de los mapas que proporcio- cada de 1950, ha forzado a historiadores y es- naba la información referente a los usos del tudiosos del paisaje a recurrir a otras fuentes suelo. A pesar de la merma, representan una fiscales sustitutivas como los amillaramientos proporción significativa de la comarca, ya que realizados entre las décadas de 1860 y 1930. suman el 56% del territorio y se encuentran Además de su falta de transparencia o fiabili- muy repartidos dentro de su territorio. Estos dad, sólo permitían obtener estadísticas globa- mapas fueron levantados entre 1850 y 1883 y les de cada uso y no permitían situar dichas están guardados en diferentes archivos locales cubiertas sobre un mapa de usos del suelo. Es y ayuntamientos. Los mapas catastrales rústi- decir, la reconstrucción cartográfica del paisaje cos de 1954 se hallan en la Delegación Provin- histórico era prácticamente imposible, un vacío cial de Barcelona del Catastro Rústico, institu- que se puede llenar con estudios como éste. ción que también ha facilitado los mapas Las nuevas tecnologías informáticas digitales y digitales del parcelario rústico actual. Para 1954 el «descubrimiento» de la existencia de algu- se han digitalizado y se muestran aquí los mis- nos mapas parcelarios levantados durante la mos 12 municipios para los que se ha podido segunda mitad del siglo XIX en algunos munici- estudiar el paisaje decimonónico, mientras que pios, básicamente en la provincia de Barcelo- el mapa de usos del suelo de 2007 se muestra na, facilitan una reconstrucción más fidedigna para la totalidad de la comarca, ya que se ha de la evolución del paisaje en aquellos territo- obtenido ya digitalizado y solamente se ha teni- rios, y una interpretación mucho más precisa do que etiquetar cada parcela con su uso del desde el punto de vista territorial. La comarca suelo. Para reconstruir con el software MiraMon del Maresme fue una de las áreas más prolífi- y Autocad esos mapas históricos se ha partido cas en el levantamiento de mapas catastrales de los actuales, para no tener que digitalizar parcelarios rústicos con la intención de demos- manualmente los parcelarios antiguos desde el trar objetivamente que la carga tributaria que principio (para una explicación más detallada se les imponía era demasiado elevada (NADAL del proceso y metodología de la digitalización & al., 2006). La localización e inventario de esa de los mapas antiguos, y de las ventajas de la cartografía histórica catastral por los geógrafos opción de partir del actual, véase BADIA, 2007). Francesc Nadal, Luis Urteaga y José Ignacio De esta manera, y a partir de cada mapa digital Muro ha supuesto un punto de partida muy im- de 2007, se han ido reconstruyendo los de portante para este estudio. Por otro lado, las 1954, georeferenciándolo previamente, y modi- herramientas SIG (Sistemas de Información ficando aquellas parcelas que hubieran sufrido Geográfica) permiten la reconstrucción territo- cualquier tipo de transformación (división o uni- rial de las formas de uso del suelo históricas a ficación). Una vez obtenidos los mapas parcela- partir de esos mapas catastrales históricos rios de 1954, se ha seguido el mismo proceso para compararlos con los mapas digitales del para reconstruir los de mediados del siglo XIX.

1 Entendemos el concepto de paisaje como la expresión te- picos proviene de la ecología del paisaje (FOLCH, 2003; TE- rritorial del metabolismo social, es decir, como el fruto de LLO GARRABOU, 2007; FARINA, 2000). A veces, no obstante, lo la interacción entre una sociedad y los sistemas naturales utilizamos de un modo más amplio como sinónimo de matriz que se produce en la matriz territorial que la sustenta. Esta de usos del suelo, sin entrar en el debate existente alrededor visión integrada de los elementos físicos, bióticos y antró del significado o visión del paisaje.

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FIG. 1/ El Maresme dentro de España y sus 12 municipios estudiados

2. Breve introducción al área nuras son más extensas al sur (del Masnou a estudiada Sant Vicenç de Montalt) y al norte (desde Cale- lla hasta , a lo largo del delta de Situada al noreste de la ciudad de Barcelona, la Tordera). En cambio, en medio del Maresme en la costa litoral, la comarca de El Maresme se las montañas de la cordillera Litoral llegan prác- extiende sobre una franja larga y estrecha, en- ticamente hasta el mar, encajonando las pobla- marcada por la cordillera catalana Litoral y el ciones. Este tipo de formación morfológica es mar Mediterráneo. Siguiendo la línea litoral, el sintomática de la ausencia de corrientes fluvia- sistema de municipios se organiza en la parte les estables de importancia en la mayor parte de montaña y en la de costa, unidos dos a dos de la comarca. La excepción es la Tordera, al por torrentes y comunicaciones viarias locales. norte, que riega una importante área de cultivo En cuanto al relieve, la morfología de la comar- que se extiende en forma de llanura sobre su ca puede dividirse entre la cordillera y la llanura delta. La ausencia de corrientes fluviales impor- que se extiende a su pie y que llega hasta las tantes y la sequedad de las rieras durante la playas, características de la mayor parte del li- mayor parte del año no impiden la abundancia toral. La extensión relativa de las cordilleras o de agua procedente de las capas freáticas, que las llanuras cambia a lo largo del litoral. Las lla- son frenadas por el nivel del agua del mar. El

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clima, marcado por el relieve y por la proximi- de la especialización comercial vitícola presen- dad del mar, es el de un territorio con unos in- te en gran parte de la comarca ya desde el viernos con temperaturas muy suaves y unos siglo anterior (VALLS, 1996; LLOBET, 1955). La veranos en que la marinada permite mitigar las superficie cultivada ocupa la mayor parte del temperaturas extremas del interior. territorio (más del 50%), y la parte forestal, bá- sicamente pinares y encinares, realizaba la tí- Con una extensión de 398,9 km2, esta región se pica función proveedora de leña y madera ha caracterizado desde muy antiguo por una para obtener energía y material constructivo, densidad de población muy alta, especialmente representando alrededor del 40% de la super- en los pueblos de la costa y más cercanos a ficie total. En el Baix Maresme y en los muni- Barcelona. Ya a inicios del XVIII, el territorio que cipios del litoral la presencia de superficie cul- hoy se denomina Baix Maresme (la parte más tivada era superior que en el Alt Maresme meridional de la comarca, desde Tiana hasta (territorio comprendido entre los Arenys y Tor- Caldes d’Estrac), y que coincidía con el antiguo dera) y en los municipios de montaña, gracias Partido Judicial de Mataró, alcanzaba los 65 ha- a una mejor comunicación con el exterior por bitantes por km2, o un 1,5 hectáreas por habi- mar y la línea de ferrocarril inaugurada hasta tante, límite máximo que una economía orgáni- Mataró en 1848, y a la existencia de un nume- ca podía soportar según Boserup (BOSERUP, roso grupo de pequeños propietarios cultivado- 1984). A mitades del ochocientos, estas cifras res de tierra. Como se observa en la FIG. 2, eran superadas por mucho en casi todo el terri- encontramos un predominio de la vid en las torio, y en algunas zonas se alcanzaban canti- llanuras litorales y las primeras pendientes, y dades realmente espectaculares para la época, del bosque en la sierra, con presencia del ce- propias de economías industriales. Municipios real a lo largo de todo el territorio y especial- como el Masnou, Premià de Mar, Mataró, Vilas- mente en la valle del río Tordera. sar de Mar y Arenys de Mar acogían a más de 600 habitantes por km2. Esta altísima densidad Otra característica que nos indica que estamos y su posterior crecimiento se explica por la todavía frente a un paisaje policultural es la atracción que generaba la existencia de indus- persistencia de prácticas tradicionales y anti- trias muy desarrolladas en la zona, desde las guas como la llamada «viña campa» (el cultivo tradicionales manufacturas de la «marina» intercalado de cereal, a año y vez, entre hile- (construcción naval y pesca), hasta a la más ras de vid en un marco de plantación más an- reciente industria textil; y también a la ventaja cho, o «viña clara»)3 . En los municipios litora- relativa de los precios del vino, un recurso co- les, casi el 11% de la superficie cultivada se mercializable de los pueblos litorales del Mares- encontraba bajo esta práctica de cultivos aso- me, sobre el resto de precios agrícolas durante ciados. Un ejemplo extremo, que rompe con la una parte del siglo XVIII (VILAR, 1977). La cerca- regla de la especialización vitícola «espesa» nía a Barcelona de la comarca y su privilegiada de los demás municipios litorales, es Vilassar situación, tan bien comunicada por mar, y tam- de Mar, donde un 77% de la superficie cultiva- bién por ferrocarril desde 1848, con mercados da era viña campa a mediados del siglo XX, exteriores (Barcelona y España, pero también por lo que el principal uso del suelo era el ce- internacionales como Francia, Inglaterra o Arge- real (PARCERISAS, 2010). lia) permitió a la región el gran desarrollo eco- nómico y dinamismo comercial que se plasma- Esa combinación entre cultivos comerciales y ba en las altas densidades poblaciones que otros de consumo local explica que en aque- acabamos de ver. llos municipios litorales, y más cercanos a Barcelona, hubiera una mayor presencia de viñedos e incluso, ya en aquella época, una cierta extensión de hortalizas. Aunque la vid 3. El paisaje del Maresme entre era el principal cultivo tomando la zona estu- 1850 y 1954 diada en su conjunto, el cereal todavía persis- tía como principal cultivo en aquellas zonas A mediados del siglo XIX encontramos un pai- más alejadas de los mercados (GARRABOU & saje básicamente agrario (ver FIGS. 2 y 3)2, al., 2007). Esta dinámica de especialización que se mantenía bastante policultural a pesar comercial se fue acentuando a lo largo de la

2 En los mapas de 1850 de Dosrius y Tordera falta una par- cidente en los dos cortes, es decir, la correspondiente a te del municipio actual. De ahí que la extensión total de 1850. 1850 sea menor que la de 1954. Para la construcción de 3 Tradicionalmente, en estudios de historia agraria la viña las matrices de cambios de uso del suelo entre 1850 y campa se ha computado como 1/3 de la extensión total 1954 únicamente se tiene en cuenta la superficie coin- destinada a viña y 2/3 a cereal.

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FIG. 2/ Mapa de usos del suelo para 12 municipios del Maresme, en la segunda mitad del siglo XIX Fuente: elaboración propia con MiraMon a partir de los mapas catastrales parcelarios correspondientes levantados entre 1850 y 1880.

segunda mitad del siglo XIX con la fiebre vití- En 1954 encontramos un paisaje diferente cola provocada por la llegada de la filoxera a (FIGS. 3 y 4). Aunque la superficie agraria útil Francia y los altos precios que se pagaban (SAU) no había sufrido prácticamente ningu- por el vino en los mercados internacionales. na variación y seguía representando alrede- Junto a dichos mercados, también comenzó a dor del 94% de la superficie total, su compo- cobrar importancia el mercado interior espa- sición había variado. El 39% del territorio ñol, especialmente a raíz de las políticas libe- seguía estando cultivado, pero la superficie rales proteccionistas y la construcción del fe- cultivada ya no era el principal uso. Los usos rrocarril, con la consiguiente mejora en las forestales habían pasado a dominar el paisa- condiciones del transporte. Efectivamente, el je, ocupando más de la mitad de la superficie ferrocarril contribuyó y reforzó el proceso de total. La gran expansión del bosque en la cor- especialización vitivinícola, permitiendo la sa- dillera, a costa del retroceso de la vid, explica lida a los excedentes vitícolas y permitiendo este cambio. En cuanto a la agricultura, el ce- la importación del trigo necesario, provenien- real mantenía su importancia y destacaba, te mayoritariamente de la España interior además del abandono de los viñedos, la gran (GARRABOU & al., 2008; PASCUAL, 1990). Du- expansión del regadío en las llanuras litorales rante aquellos años algunos municipios, que (LLOVET I MONT-ROS & PELADELLA, 1937). El ya eran de gran tradición vitícola, acabaron área urbana se había duplicado durante este especializándose totalmente en la producción período, fruto de la presión demográfica, la de vino y dedicaron casi todo su territorio cul- industrialización, especialmente alrededor del tivable a la plantación de viñas. Es el caso de municipio de Mataró, y la plena inserción en Alella, con un 78% de la superficie cultivada las redes comerciales (LLOVET, 2000). Tam- dedicada a usos vitícolas, Arenys de Mar, con bién se empezaba a notar ya cierta polariza- el 73%, Teià con un 69%, Mataró con el 67%, ción de los usos y una tendencia hacia una o El Masnou con el 57%. pérdida de diversidad de cubiertas del suelo.

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FIG. 3/ Usos del suelo en los 12 municipios estudiados del Maresme, 1850-2007 ESPAÑA 1850-1880 1954 2007 EXT. % SUP. EXT. % SUP. EXT. % SUP. ha TOTAL ha TOTAL ha TOTAL Cereal secano 3.408,8 18,8 2.388,8 10,8 417,5 1,9 Cereal regadío 238,2 1,3 2.126,5 9,6 1.214,3 5,5 Cereal 2/3 viña campa 278,3 1,5 0,0 0,0 0,0 0,0 Total Cereal 3.925,3 21,6 4.515,3 20,4 1.631,8 7,4 Viña densa 5.073,0 28,0 2.358,7 10,6 235,2 0,2 Viña campa 417,5 2,3 0,0 0,0 0,0 0,0 Viña clara 1/3 v.c. 139,2 0,8 0,0 0,0 0,0 0,0 Total Viña 5.212,2 28,7 2.358,7 10,6 235,2 1,1 Algarrobos 156,2 0,9 345,3 1,6 46,9 0,2 Castaños s.d. 70,3 0,3 3,2 0,0 Frutales secano 7,6 0,0 128,9 0,6 68,2 0,3 Frutales regadío 171,4 0,9 67,2 0,3 77,2 0,3 Olivos 9,5 0,1 48,1 0,2 4,9 0,0 Total cultivos leñosos 5.556,9 30,6 3.018,5 13,6 435,6 2,0 Huerta 96,1 0,5 1.097,8 5,0 836,9 3,8 Total regadío 505,7 2,8 3.291,5 14,8 2.128,4 9,6 Invernadero 0,0 0,0 0,0 0,0 205,0 0,9 TOTAL SUP. CULT. 9.578,3 52,8 8.631,6 38,9 3.109,3 14,0 Árboles ribera 45,3 0,2 161,5 0,7 368,0 1,7 Matorrales 0,4 0,0 319,4 1,4 3.261,1 14,7 Bosque 7.261,0 40,0 11.207,3 50,5 8.788,1 39,6 TOTAL SUP. FORESTAL 7.306,7 40,3 11.688,2 52,7 12.417,2 56 Yermo 277,6 1,5 65,2 0,3 0,0 0,0 Pastos 41,4 0,2 326,6 1,5 641,5 2,9 Edificación agraria 2,9 0,0 10,6 0,0 16,5 0,1 Pozo, balsa 2,4 0,0 13,0 0,1 9,7 0,0 TOTAL SAU 17.209,3 94,8 20.735,2 93,5 16.194,2 73,0 Vías 158,0 0,9 379,9 1,7 629,9 2,8 Zona urbana 203,7 1,1 437,4 2,0 4.526,7 20,4 Camino secundario 69,2 0,4 126,0 0,6 1,4 0,0 Ferrocarril 15,5 0,1 35,2 0,2 29,6 0,1 TOTAL URBANIZADO 446,4 2,5 978,5 4,4 5.187,6 23,4 Improductivo 1,7 0,0 4,8 0,0 448,0 2,0 Torrentes 397,6 2,2 366,6 1,7 288,4 1,3 Playa 93,2 0,5 88,8 0,4 55,7 0,3 TOTAL SUPERFICIE 18.148,2 100,0 22.173,9 100,0 22.173,9 100,0

Fuente: elaboración propia con MiraMon a partir de los mapas catastrales parcelarios correspondientes levantados entre 1850 y 1880, de los mapas del catastro rústico de los municipios correspondientes de 1954, conservados en la Sección del Catastro Rústico de la Delegación Provincial de Barcelona del Ministerio de Economía y Hacienda, y del Catastro Rústico de 2007 facilitado digitalmente por la Sección del Catastro Rústico de la Delegación Provincial de Barcelona del Ministerio de Economía y Hacienda.

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FIG. 4/ Mapa de los usos del suelo en 12 municipios de El Maresme, 1954 Fuente: elaboración propia con MiraMon a partir de los mapas del catastro rústico de los municipios correspondientes de 1954, conservados en la Sección del Catastro Rústico de la Delegación Provincial de Barcelona del Ministerio de Economía y Hacienda.

Aún así, seguía manteniéndose un paisaje tado por las masivas entradas de cereal policultural, con presencia de diversos usos barato procedente de América y Europa del en todas partes (LLOBET, 1955). Este). El resultado fue una fuerte caída de la superficie plantada de vid (hasta la mitad en La matriz de cambios de usos (FIG. 5), obte- Cataluña). nida mediante la intersección de cubiertas con SIG, muestra la complejidad de la trans- A partir de entonces, a los viticultores afec- formación al hacer patente de dónde provie- tados por la enfermedad se les planteaban nen y a dónde van los cambios de uso más tres opciones. En primer lugar, si querían importantes, y nos ayuda a tener una idea continuar con el cultivo de la vid debían más clara del proceso ocurrido entre los dos adoptar la solución que se acabó tomando cortes temporales. El proceso de fiebre y en todas partes: la sustitución de las anti- especialización vitícola se paró en seco con guas cepas por otras nuevas de procedencia la entrada de la plaga filoxérica en la comar- americana. Otra opción era el cambio de cul- ca en el año 1883, que comportó el arran- tivo, abandonando la viña y volviendo al ce- que de las antiguas cepas. La llegada del real o a otros cultivos sustitutivos. Por últi- insecto a Cataluña provocó un enorme im- mo, se podía optar por el abandono definitivo pacto sobre la economía catalana amplia- del cultivo de la tierra, puesto que algunas mente conocido y explicado (GARRABOU & de las roturadas en tiempos anteriores eran PUJOL, 1987; BADIA-MIRÓ, 2010; PIQUERAS, de mala calidad para otros cultivos o se en- 2010). Se iniciaba la llamada crisis finisecu- contraban en pendientes demasiado eleva- lar que afectaba a dos de los típicos produc- das para una práctica agrícola creciente- tos mediterráneos, la viña y el cereal (afec- mente mecanizada.

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FIG. 5/ Matriz de cambios de usos del suelo entre 1850 y 1954 para los 12 municipios del Maresme estudiados (ha)

Fuente: elaboración propia con MiraMon a partir de la intersección de los mapas de las FIGS. 2 y 4. Para la elaboración de esta matriz sólo se ha tenido en cuenta la parte coincidente del mapa de 1954 con los de la segunda mitad del siglo XIX. Es decir, de Dosrius y Tordera no se incluyen el área que aparece en 1954 pero no en el corte anterior.

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En El Maresme parecen haberse dado las tres BOU, 2006) y el proceso de urbanización per- vías. Tal como nos revela la matriz de cambios mitían la salida comercial de la producción y de usos del suelo, la salida mayoritaria a la se configuraba, a la vez, un nuevo paisaje. La crisis filoxérica que se acabó dando a la larga viña y los cereales se vieron sustituidos pro- fue el cambio de cultivo o el abandono y refo- gresivamente por productos más frescos y restación de los viñedos afectados, práctica- más rentables en aquellos mercados. De este mente a partes iguales. Aunque en algunos modo, primero la patata «tempranera»4, gra- municipios como , durante las cias a sus exportaciones al Reino Unido y primeras décadas posteriores a la crisis los vi- Francia donde logra precios muy competiti- ticultores intentaron mantener sus viñas, ya vos, y después la horticultura se imponen fuera con la replantación con cepas america- como factores determinantes del paisaje nas o con otros ensayos de saneamiento más agrario del litoral (VILA, 1928; POMÉS, 1991; primitivos, acabaron por desistir en el intento LLOBET, 1955). A partir de los años veinte (GUARDIOLA, 1955). Para entender esta opción también empezará a aparecer una floricultura conviene tener muy presente el contexto de que abrirá nuevos mercados en España y ad- sobreproducción, caída de precios y crisis de quirirá más adelante una importancia crucial malvenda que caracterizó el mercado interna- (VILA, 1928; LLOBET, 1955). cional del vino durante el primer tercio del siglo XX (PINILLA & AYUDA, 2001). Los propietarios El aumento de la superficie cerealícola, que en agrícolas redujeron drásticamente o abando- el catastro de 1954 ocupaba un 52% de la su- naron el cultivo de la viña precisamente por- perficie cultivada, fue en gran parte resultado que su dotación de factores, y su localización, de la autarquía impuesta por el franquismo, que les permitía optar por un abanico más amplio provocó una ruptura con la lógica económica de especializaciones comerciales agrarias. precedente y ecológica de cada cultivo debido Después de la plaga y hasta mediados del si- al cierre de fronteras, obligando a reducir algu- glo XX se abandonaron más de 3.500 hectá- nos cultivos como la patata, y enfocando la pro- reas de viña: más de 1.500 se transformaron ducción hacia el mercado interior o cultivando en bosque o matorral, otras mil en cereal de otros por obligación, como el cereal, que en secano o regadío, y más de quinientas en otras circunstancias no se habría cultivado en huerta y árboles asociados, como el algarrobo. tales cantidades. Según Pau Vila, los altos ren- A pesar de que el cultivo de la viña disminuyó dimientos económicos que ofrecían la patata bastante debido a la elección mayoritaria por tempranera y el resto de productos hortícolas el abandono o sustitución del cultivo vitícola, había llegado a provocar en los años veinte la observamos cómo algunos agricultores opta- desaparición total del cereal en las tierras de ron por la primera vía e incluso, tal como se agricultura intensiva de la Costa de Levante, a puede corroborar en el mapa de 1954, algunos la que pertenecían los municipios del Maresme municipios continuaron con la especialización (VILA, 1928). Según los amillaramientos de vitícola que aún perdura hasta hoy día. Así, en 1944, en toda la comarca el cereal solamente el año 1954, la viña era el primer cultivo en representaba un 28% de la superficie cultivada Alella y Teià, y tenía una presencia considera- (LLOBET, 1955) fruto de la tendencia anterior de ble en Mataró, Arenys de Mar, Sant Pol de Mar sustitución de la viña y el cereal por productos y . hortícolas. Aún así es una cifra que Salvador Llobet ya consideraba superior a la que se da- Durante la primera mitad del siglo XX, el pro- ría en circunstancias normales debido a la ca- ceso de especialización y orientación de los restía de cereal y los cupos forzosos de trigo usos del suelo hacia productos comerciales impuestos (LLOBET, 1955). En la provincia de se intensificó, integrándose en la que hoy se Barcelona, la Jefatura Agronómica de la Provin- considera un anillo de agricultura periurbana cia obligaba a cultivar un mínimo de 50 hectá- de Barcelona, de la cual El Maresme forma reas de trigo en cada municipio (POMÉS, 2007). una parte esencial (VILA, 1928; PAÜL, 2006 y El deber forzoso y la idea de muchos agriculto- 2010). A partir de entonces la producción res de cubrir sus necesidades familiares con su agrícola de la comarca y, por lo tanto, el pai- propio trigo, que llevaban a moler a molinos de saje resultante, se adecúan a la estructura de la zona, provocó que hasta bien entrados los la demanda básicamente barcelonesa y tam- años sesenta del siglo XX la superficie dedicada bién, a partir de sus infraestructuras de trans- a cereal por municipio fuera realmente mayor porte, a las del resto del estado y los merca- de la impuesta, y a nivel global alcanzara unas dos internacionales. Así, los cambios en la cifras más propias de décadas anteriores. demanda de alimentos debido a las nuevas preferencias surgidas de la transición hacia una nueva dieta alimentaria (CUSSÓ & GARRA- 4 De cosecha más avanzada en el tiempo (POMÉS, 1991).

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Globalmente el bosque sólo ganó quinien- proliferación de infraestructuras y vías de tas hectáreas, por la pérdida de espacios comunicación— (MATEU I GIRAL, 1985; forestales intersticiales. El resto de ganan- PAÜL, 2006 y 2010). Dicha dinámica, no cia en espacio forestal, unas 350 hectáreas, obstante, es propia de las actuales «conur- fue resultado del aumento de espacios de baciones» creadas en los últimos 50 años, matorrales y árboles de ribera a costa de las cuales se caracterizan por haber provo- cultivos, principalmente viñedos tras la fi- cado una utilización creciente de recursos y loxera. La zona urbana se duplicó a expen- territorio, que en último término se ha salda- sas de todo lo que tenía por delante, sin do con un deterioro global más fuerte a me- tener aún el protagonismo que pronto iba a dida que aumentaba su tamaño (NAREDO, desempeñar. 1994). En el Maresme, la mancha urbana ha tendido a hacerse una conurbación con- tinua a lo largo del litoral (FIG. 6), y también ha invadido algunos espacios de cordillera, 4. El paisaje del Maresme entre convirtiéndose en la gran protagonista del 1954 y 2007 periodo: el suelo urbanizado ha crecido a un ritmo de más del 8% anual entre 1954 y Durante el último gran periodo estudiado, el 2007, llegando a ocupar más del 23% de la sector agrícola del Maresme ha conocido superficie total de la comarca (FIG. 3). Es- una gran pérdida de peso económico y terri- tos porcentajes son más elevados en el torial, y ha estado sometido a una degrada- Baix Maresme y en el litoral, donde en algu- ción ambiental considerable debido princi- nos municipios la zona urbana ocupa más palmente a un aumento descontrolado de la de la mitad del territorio al convertirse en urbanización —entendida como la expan- destino turístico y de segunda residencia sión de los núcleos urbanos y polígonos in- por muchos habitantes de la región metro- dustriales, el crecimiento del número de ur- politana de Barcelona, y posteriormente, en banizaciones dispersas por el territorio, y la ciudades dormitorio.

FIG. 6/ Mapa de usos del suelo del Maresme en 2008 Fuente: elaboración propia con MiraMon a partir de los mapas digitales del catastro rústico de los municipios correspondientes, facilitados por la Sección del Catastro Rústico de la Delegación Provincial de Barcelona del Ministerio de Economía y Hacienda.

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La competencia por el suelo ha hecho aumen- de cultivos de secano, anuales o leñosos, se tar el precio de este bien escaso y apenas re- han transformado en huerta o invernaderos, y novable, provocando la pérdida sostenida de otras 2.500 hectáreas se han abandonado y superficie agraria. La carencia de definición y reforestado. La cantidad total de bosque y ma- protección de las zonas agrarias en el planea- torral permanecía en 2007 prácticamente igual miento vigente, y la falta de una adecuada or- a la de 19545, pero detrás de ese dato estadís- denación urbanística —nula durante el fran- tico se esconden importantes cambios de refo- quismo y demasiado pasiva y lenta desde la restación de antiguos cultivos en las pendien- transición— ha comportado que el crecimiento tes y deforestación de pequeñas llanuras urbano se haya hecho de forma muy desequi- intersticiales, que han polarizado los usos y librada, ineficiente desde el ámbito paisajístico simplificado la diversidad del paisaje. e insostenible desde el punto de vista ecológi- co, deteriorando el funcionamiento socio-am- biental de la matriz territorial (TELLO, 2000). La 5. Conclusiones competencia por el suelo ha provocado que, para sobrevivir, la agricultura haya tenido que Desde el punto de vista de las grandes transfor- experimentar nuevamente un fuerte proceso maciones socioeconómicas experimentadas de especialización e intensificación, consisten- por el territorio, se pueden distinguir dos gran- te esta vez en la introducción masiva de fertili- des etapas en la evolución del paisaje desde zantes y productos químicos, mecanización y 1850 hasta 2007. La primera etapa llegaría has- cultivo en invernaderos. El policultivo de seca- ta la llegada de la autarquía franquista, durante no casi ha desaparecido, excepto en el valle la cual el papel de la agricultura local actuó del río Tordera, y la actividad agraria casi sólo como la principal fuerza motora modeladora del permanece en el regadío (bajo plástico o a cie- paisaje de la comarca. Dentro de esta etapa, se lo abierto). No obstante, este tipo de agricultu- puede establecer a su vez dos períodos clara- ra intensiva no se ha podido mantener en to- mente diferenciados antes y después de la in- das partes y hoy en día sólo representa en los troducción del regadío, en las primeras décadas 12 municipios estudiados un 14% de la super- de siglo. En un primer período, hasta la crisis ficie total frente al 39% o el 53% que represen- finisecular del siglo XIX, las villas mantenían or- taba en los años 1850 y 1954, respectivamen- ganizado el territorio con una fuerte integración te. Para el conjunto de la comarca, la evolución de los diferentes usos del suelo. Es a partir de de la superficie cultivada ha sido la siguiente: la gran transformación de tierras de secano en 44% en 1954, 25% en 1969, 20% en 1972, regadío cuando se conforma la agricultura pe- 12% en 1980 (MATEU I GIRAL, 1985; MAJORAL, riurbana de Barcelona, de modo que la agricul- 1979; LLEONART & al., 1981; ROSÉS, 1989), tura, y a su vez el paisaje, se transformaron 13% en 1989, y 9% en 1999 (IDESCAT). El re- según las preferencias de los mercados de Bar- sultado del abandono del cultivo en terrenos celona, pero también del resto del Estado e in- agrarios todavía no urbanizados ha sido un au- ternacionales. Después del paréntesis autárqui- mento de la zona forestal, que se ha apodera- co, en el que se rompe la lógica económica y do de dicho espacio abandonado ocupando ecológica de los cultivos y se vuelve a reconfi- actualmente el 56% del territorio y el 77% de gurar el paisaje agrario, la última gran etapa se la superficie agraria útil. inicia con la apertura y desarrollismo franquista de principios de la década de 1960, y hasta hoy Nuevamente, la matriz de cambios de usos día, en la que se ha abandonado dicha integra- (FIG. 7) muestra de dónde provienen y a dónde ción al pasar a ser la principal fuerza motora van los cambios de uso más importantes entre una urbanización descontrolada que arrasa con 1954 y la actualidad. La zona urbana se ha todo lo que tiene por delante. Los mapas de multiplicado por 10 en el área de estudio se- usos del suelo y matrices de cambio de usos gún el parcelario catastral (o por 7,2 en todo El entre cada período estudiado ya nos permiten Maresme según el mapa digital de cubiertas afirmar, sin necesidad de un estudio ecológico elaborado por el CREAF con imágenes vía sa- más a fondo (MARULL & al., 2008 y 2010), que télite). Contando además el espacio viario, fe- se ha pasado de un modelo territorial que resul- rroviario y de polígonos industriales, la pérdida taba globalmente eco-eficiente a otro progresi- de suelo fértil se ha multiplicado por 5 (o por 6 vamente más ineficiente desde un punto de en todo El Maresme). Más de 1.500 hectáreas vista socio-ambiental6.

5 Aunque si se tiene en cuenta todo el Maresme, han au- 6 Entendiendo por eco-eficiencia territorial la satisfacción de mentado un 6,5% su superficie desde 1956, según los da- las necesidades de la población humana que habita dicho tos facilitados por el CREAF. territorio manteniéndolo al mismo tiempo en el mejor esta- do ecológico posible (MARULL & al., 2010).

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FIG. 7/ Matriz de cambios de los usos del suelo entre 1954 y 2007 para los doce municipios del Maresme estudiados (ha)

Fuente: elaboración propia con MiraMon a partir de la intersección de los mapas de las FIGS. 4 y 6.

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Algunos de los indicios de ineficiencia socio- La evolución del paisaje del Maresme que he- ambiental encontrados son los siguientes: un mos analizado aquí es una muestra de la au- grado de crecimiento residencial demasiado ele- sencia y mala, cuando la ha habido, ordena- vado, y de dispersión creciente, que ocupa e ción territorial seguida en España desde los impermeabiliza suelos de gran potencial agríco- años sesenta del siglo XX, sobre todo en las la7; la rotura de los conectores naturales que regiones litorales (MATA & FERNÁNDEZ, 2004; unen la cordillera con el mar, debido a un mode- RULLAN, 2011), lo que puede y debe servirnos lo de urbanización y construcción de infraestruc- como lección para el futuro. El deterioro terri- turas orientado de forma perpendicular a la cos- torial en el que se encuentran actualmente es- ta, que actúa como barrera; el abandono del tas áreas tiene que ver fundamentalmente con policultivo integrado, la desaparición de peque- la mala gestión del territorio que ha sufrido ñas masas forestales o de matorral intersticiales este país. En un primer momento, por el fran- en los valles y llanuras, y de los cultivos de ver- quismo y la ausencia de democracia, que invi- tiente en la cordillera; la interferencia o interrup- taba a una especie de laissez-faire, sin ningún ción del papel de los arroyos o ramblas (rieras, tipo de ordenación y control territorial (VILA, en catalán) como canales de circulación de ma- 1974). Pero el deterioro experimentado duran- teriales entre la montaña y el mar, y como vec- te los últimos 30 años también sugiere que tores de conexión ecológica, unidas a los efec- además de llegar tarde y mal, la democracia tos de la impermeabilización de partes cada vez española reciente también ha actuado a me- más grandes de la cuenca sobre sus variables dias, con muchas contradicciones y sin una caudales; la contaminación de los acuíferos de línea clara y decidida frente a la especulación la zona por una agricultura muy intensiva (SAN- inmobiliaria. La comparación con algunos paí- CHÍS & al., 2011) y ambientalmente poco cuida- ses de nuestro entorno revela que una demo- dosa8, y el peligro de sobreexplotación de los cracia de mejor calidad y una mejor toma de mismos (AGÈNCIA CATALANA DE L’AIGUA, 2010; decisiones en la gestión del territorio no nos GARRABOU & RAMON-MUÑOZ, 2010;). hubieran llevado a la situación actual.

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7 Aparte del aumento de la superficie urbanizada y de co, el número de urbanizaciones ha crecido a una tasa infraestructuras mostrada en este trabajo, un dato muy menor, pero no así el territorio ocupado: en 2009, se significativo que confirma claramente este hecho es el contaban 223 entidades poblacionales (IDESCAT, 2010) gran crecimiento durante los últimos 50 años del nú- —incluyendo centros urbanos, polígonos industriales y mero de urbanizaciones en toda la comarca: en 1957, urbanizaciones diseminadas— que ocupaban alrededor había un total de 25 que ocupaban 274 hectáreas; en de 9.200 hectáreas, según los datos del mapa de 2007 1965 eran 63 con una extensión de 958 ha; en 1972, mostrado en este trabajo. 163 urbanizaciones representaban 1.000 hectáreas; y 8 A pesar de que hay casos de una agricultura ecológica bien en 1980, 200 urbanizaciones empleaban ya 6.000 ha integrada en los mercados locales mediante circuitos cor- (MATEU I GIRAL, 1985). En el último período democráti tos de proximidad, como en las Cinc Sènies.

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