Cuatro Siglos De Historia De La Cartografía En La Biblioteca De La Universidad De Sevilla Joaquín Cortés José. Departamento
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Cuatro siglos de historia de la cartografía en la Biblioteca de la Universidad de Sevilla Joaquín Cortés José. Departamento de Cartoteca, Instituto de Cartografia de Andalucía. Eduardo Peñalver Gómez. Fondo Antiguo y Archivo Histórico, Biblioteca de la Universidad de Sevilla. El fondo antiguo de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla está formado por una amplia colección de libros de los siglos XV al XIX que ha ido formándose a lo largo de los cinco siglos de historia de la Universidad, a partir de un primer núcleo original constituido por la librería del Colegio de Santa María de Jesús, con los libros donados por su fundador, Maese Rodrigo Fernández de Santaella, en los primeros años del siglo XVI. Desde la misma fundación el fondo de lo que acabaría siendo la Biblioteca de la Universidad de Sevilla no ha dejado de enriquecerse, sin duda con gran lentitud en los siglos XVI y XVII, y a mucho mayor ritmo en las dos centurias siguientes. A modo de primera aproximación a los origenes de los fondos de la biblioteca, cabe distinguir, sin ánimo de exhaustividad, las siguientes procedencias: a) Adquisiciones realizadas por el Colegio de Santa María de Jesús y la Universidad de Sevilla (ambas instituciones se separaron en 1776), muy escasas al menos hasta el siglo XIX. b) Donaciones de antiguos colegiales ñla mayoría en forma de aportaciones dinerarias--, entre las que destaca la muy notable realizada por el cardenal Luis Belluga, de tales dimensiones que obligó a hacer una ampliación de la biblioteca. c) Donaciones de personajes de relevancia en la historia de Sevilla ñcasos de Lorenzo Domínguez Pascual, Manuel Andérica, José María Valdenebro, Pedro Sáinz de Andino, Joaquín Hazañas, Alejandro Guichot, Luis y Santiago Montoto, etc. 1 J. Cortés José y E. Peñalver Gómez Cuatro siglos de historia de la cartografia en la BibliotecaÓ d) Fondos de las bibliotecas de los centros jesuíticos ñsobre todo del Colegio de San Hermenegildo y de la Casa Profesa--, como consecuencia de la expulsión de la Compañía de Jesús en 1776, bajo el reinado de Carlos III. e) Fondos de las bibliotecas de los conventos afectados por las leyes de desamortización de Mendizábal, en 1840. f) Fondos de la Biblioteca Pública de San Acacio, integrados en la Biblioteca de la Universidad en 1840. Esta muy diversa procedencia, más diversa aún si se tiene en cuenta que las bibliotecas conventuales a menudo habían recibido como legado bibliotecas de particulares, explica que aunque como cabría imaginar la mayor parte de las obras pertenecen al ámbito religioso y jurídico, estén representadas muchas más áreas del conocimiento humano: obras históricas y literarias, relaciones de sucesos, libros de medicina, técnica, arquitectura, arte y ciencia militares, historia natural, matemáticas y, por supuesto, Geografia. Un análisis superficial de las procedencias de los libros del fondo antiguo de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla autoriza a afirmar, en primer lugar, que la notable abundancia de libros de Geografia tiene que estar relacionada con la especial relación que nuestra ciudad tuvo largo tiempo con el Nuevo Mundo. Pueden mencionarse a título de ejemplo la presencia de parte de la biblioteca del cosmógrafo sevillano Jerónimo de Chaves, legada por éste al Monasterio de la Cartuja de las Cuevas, o de ejemplares procedentes de la biblioteca del Real Colegio de San Telmo- Universidad de Mareantes, entre los que posiblemente deban incluirse ñaunque no puede afirmarse con certezaó los que fueron propiedad del científico, militar y navegante, Antonio de Ulloa y de la Torre Giralt. En segundo lugar, la enorme cantidad de libros de geografia de los que hay constancia que provienen de los diferentes centros jesuíticos sevillanos, da la medida del interés de la Compañía de Jesús en los conocimientos geográficos, derivado de su enérgica actividad misionera en el Nuevo Mundo. Ilustrar una visión necesariamente sucinta de la evolución de la cartografia desde el periodo de la imprenta primitiva hasta fmales del siglo XVIII, con referencia a las obras de geografia y cartográficas de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla y a sus procedencias, es el objeto de este estudio que aspira más a plantear que a desarrollar posibles vías de investigación en el ámbito de la historia de la cartografia y del libro y de la propia biblioteca. Hemos limitado la noticia sobre algunos ejemplares y sus procedencias a aquellas obras que tradicionalmente se han considerado hitos en la historia de la cartografia, no pudiendo por motivos obvios incluir la gran cantidad de obras de todo tipo que han empleado mapas, vistas y planos para ilustrar sus contenidos. La doble perspectiva histórica y bibliotecaria de este estudio se refleja en su ordenación cronológica, haciendo para cada centuria un breve repaso de las innovaciones técnicas que afectaron a la cartografia y un recorrido de carácter histórico. La mención de obras cartográficas concretas va seguida de unos apuntes sobre la presencia de esas obras en la Universidad de Sevilla. 2 J. Cortés José y E. Peñalver Gómez Cuatro siglos de historia de la cartografia en la BibliotecaÓ El siglo XV En la segunda mitad del siglo XV1 se produce una importante innovación en la ciencia cartográfica y fundamentalmente en las técnicas de posicionamiento. Estos avances se producen sobre todo por la navegación oceánica que demandaba mayor precisión en el cálculo de las coordenadas de la posición del barco. Así, los instrumentos de astronomía, como el astrolabio o el cuadrante, utilizados para medir la altura de los astros en el cálculo de la latitud, se simplifican creándose el astrolabio náutico (ideado por los árabes) o el cuadrante náutico; y, a mediados del siglo XVI, se comienza a utilizar la ballestilla (la vara o bastón de Jacob) para la misma función. La plancheta, con una regla de observación sobre la superficie del dibujo, que permitía que el mapa fuese hecho al mismo tiempo que se trazaban los ángulos, fue dada a conocer por el astrónomo Leonard Digges (1545-1595) en 1571 en su obra i PantomeWai . Humphrey Cole construye uno de los primeros en 1574. Para el cálculo de la longitud se proponen en el siglo XVI el método de las distancias lunares y el método del cronómetro. Pero ambos métodos fueron inviables tanto en esa como en la siguiente centuria. El primero debido a la inexistencia de tablas de efemérides astronómicas relativas a las posiciones de la Luna con respecto a las estrellas en los distintos meridianos y por la falta de precisión de los instrumentos astronómicos de la época; y el segundo, porque la tecnología del cronómetro no había alcanzado la precisión requerida en la medida del tiempo, la acumulación de segundos de error daba lugar a incertidumbre de muchas millas respecto a la posición real que no mejoraba los métodos de la época. (Los navegantes del siglo XVI habían conseguido una precisión de medio grado en la determinación de la latitud). Evidentemente, en el desarrollo de la cartografia que va a conocer la Europa de la Edad Moderna intervienen toda una serie de factores de diferente orden de los cuáles el más determinante es el inicio de la exploración atlántica por España y Portugal, a la que pronto se unirán Francia, Inglaterra y Holanda. Otro factor a tener en cuenta es la invención de la imprenta, verificada en la ciudad de Maguncia en torno al año 1454. Aparte de los precedentes medievales que se sabe existieron, en el punto de partida de la cartografia del siglo XV está, sin ninguna duda, la obra del astrónomo Claudio Ptolomeo (s. II d. de C.), el Almagesto (palabra árabe que significa i el grandes ), que sobrevivió durante la Edad Media en manuscritos griegos y árabes y que alcanzaría una fuerte difusión en Europa a la largo del siglo XV. Aunque existía ya desde el siglo XIII alguna traducción de Ptolomeo del árabe al latín, la difusión se hará a partir de la traducción que hizo del griego en 1406 el florentino Giacomo díAngelo. Algunos de los manuscritos ptolemaicos que empezaron a circular por Europa incluían un mapamundi y veintiséis mapas parciales, entre los que figuraba uno de España, de trazado arcaico, conocido en el mundo cartográfico como i mapa antiguos . La obra de Ptolomeo conocerá varias ediciones en el mismo siglo XV. En 1475 Hermane Liechstenstein publica en Vicenza la Cosmographia, de la que existe ejemplar 1 Las siguientes líneas se han extraído de la obra i Andalucía. La imagen cartográfica hasta fines del siglo XIXi , del artículo i La construcción de la imagen cartográfica de Andalucía del siglo XVI al XIX. Evolución de las técnicas de posicionamiento geográficos , de J. Cortés José y el de C.Líter Mayayo i Andalucía en la Cofia Española Siglos XVI al XIXi . 3 J. Cortés José y E. Peñalver Gómez Cuatro siglos de historia de la cartografia en la BibliotecaÓ en la BUS, pero será dos años más tarde, en 1477, cuando Domenico de Lapis produzca en Bolonia la primera edición con mapas xilográficos, 27 en total, atribuidos a Tadeo Crivell, entre ellos el primer mapa impreso de la Península Ibérica. En 1482 se publica en Florencia, impresa por Nicola Todescho, la traducción al italiano versificada de la Geographia de Ptolomeo, realizada por Francesco Berlinghieri, tomada de la versión latina de díAngelo. El mismo año de 1482 se publica en Ulm una edición impresa por Leonardo Holle, que destaca por su belleza y por la utilización de xilografias para su estampación. Ambas ediciones tienen i mapas modernosi de la Península Ibérica. La Geographia de Ptolomeo fue profusamente publicada y difundida; de ella se hicieron cerca de cincuenta ediciones a lo largo de los siglos xvi y xvii. Los atlas ptolemaicos ofrecieron una imagen de España muy variada dependiendo del cartógrafo responsable de la edición, participando figuras tan importantes como Martin Waldseemüller (Estrasburgo, 1513), Sebastian Münster (Basilea, 1540), Giacomo Gastaldi (Venecia, 1548), Girolamo Ruscelli (Venecia, 1561), o Gerard Mercator, en la edición de Diusburg de 1578.