R o b e r t G o n z á l e z G a r c í a 1 • M e r c è C o r t i n a -O r i o l 2

T h o m a s A g u i l e r a 3

Fecha de recepción: 17 de enero de 2019 Fecha de aceptación: 15 de marzo de 2019

SUMARIO: i. Introducción. ii. Metodología. iii. Resultados y

discusión. iv. Conclusiones. v. Referencias.

Resumen

l objetivo de este artículo es identificar los impactos del movimiento por la okupación en las políticas públicas de España (1984- 2018). A través de la hermenéutica de proce- sos sociales, se comparan tres casos (Madrid, EBarcelona y Bilbao). Se analizan datos cuantitativos y cualitativos de las siguientes variables: 1) historia, tipos, número y visibilidad de las okupaciones; 2) cambios en los gobiernos locales y 3) institucionalización. Se trata de un estudio original: los impactos de los mo- vimientos sociales no suelen aparecer en la producción académica sobre políticas públicas y los expertos en movimientos sociales apenas se han interesado en los efectos específicos de la acción colectiva en las políticas.

1 Doctor en Ciencia Política y de la Administración por la Universitat Autònoma de ; profesor-investigador titular, área académica de Ciencias Políticas y Administración Pública, Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad Autónoma del Estado de Hidal- go, México; [email protected] / orcid: https://orcid.org/0000-0002- 6166-5562. 2 Doctora en Ciencias Políticas por la Universidad del País Vasco; profe- sora de Políticas Públicas y Política Urbana, De Montfort University, Leicester, Reino Unido; [email protected] 3 Doctor en Ciencias Políticas por Sciences Po París; profesor de Ciencia Política, Instituto de Estudios Políticos de Rennes, Arènes, Francia; tho- MOVIMIENTOS DE MOVIMIENTOS OKUPACIÓN Y POLÍTICAS PÚBLICAS URBANAS: LOS CASOS DE MADRID, MADRID, DE CASOS LOS URBANAS: POLÍTICAS PÚBLICAS Y OKUPACIÓN BILBAO Y BARCELONA [email protected]

8 REVISTA ESPECIALIZADA EN INVESTIGACIÓN JURÍDICA El resultado de la investigación es que el social movements do not usually appear movimiento okupa incide en los tomado- in the academic production of public po- res de decisiones, a través de innovaciones licies and experts in social movements y creatividad, que se materializan en nue- have rarely been interested in specific vas viviendas, así como políticas cultura- effects of collective action on these poli- les, sociales o de juventud. Este fenómeno cies. The result of the research is that the tiene su raíz en los conflictos urbanos so- squat movement affects decision-makers, bre los cuales este colectivo ejerce presión through innovations and creativity, which de manera deliberada o indirecta como materialize in new housing, and cultural, efecto colateral de una acción disruptiva. social or youth policies. This phenomenon Las experiencias de okupación son dispa- is rooted in urban conflicts over which the res en las tres ciudades: existen cambios y squat movement deliberately or indirectly continuidades durante el periodo estudia- exerts pressure as a collateral effect of a do y diversidad en el nivel de institucio- disruptive action. The experien- nalización y en las relaciones movimien- ces are different in the three cities: there to-autoridades. are changes and continuities during the Palabras clave: okupación; políticas pú- period studied and diversity in the level blicas; sociología urbana; movimientos of institutionalization and in the relations sociales; gobernanza. between movement and authorities. Keywords: squatting; public policies; ur- Squatting movements and urban public ban sociology; social movements; gover- policies: the cases of Madrid, Barcelona, nance. and Bilbao Introducción Abstract The objective of this article is to identify El movimiento okupa centra su actividad the impacts of the squatting movement en la okupación de inmuebles abandona- on public policies in (1984-2018). dos, sin el consentimiento del propietario, Through the hermeneutics of social pro- para darles un uso de vivienda o de centro cesses, three cases are compared (Madrid, social y en su legítima defensa (Martínez, Barcelona, and​​ Bilbao). Quantitative and 2004). Por tanto, este movimiento no se qualitative data of the following variables dedica globalmente a influir sobre las po- are analyzed: 1) history, types, number and líticas públicas, ya que corresponde más a visibility of squatting 2) changes in local una crítica radical hacia las instituciones governments and 3) institutionalization. públicas y a una voluntad de desarrollar This is an original study: the impacts of actividades de manera autónoma, al mar-

AÑO 3, NÚMERO 5, 2019 • JULIO - DICIEMBRE 2019 9 gen de las autoridades y como alternativa durable al ca- pitalismo (Cattaneo, & Martínez, 2014). Sin embargo, sin necesariamente quererlo o saberlo, los activistas influyen de forma notoria en la construcción de la ciudad en dife- rentes niveles: contribuyen a cambiar la concepción de la vivienda, de la sociabilidad local y de la cultura urbana. La literatura sobre el mundo okupa en Europa es rele- vante en términos de explicar la historia de estos movi- mientos (Martínez, 2004; Péchu, 2014), los modos de or- ganización alternativos (Piazza, 2012), los procesos de criminalización (Debelle, Cattaneo, González, Barranco, & Llobet, 2018) y las políticas de represión (Asens, 2004). Los Centros Sociales Okupados Autogestionados (csoa)4 son lugares de resistencia anticapitalista en contra de políticas urbanas agresivas (Mudu, 2013) y sitios de en- cuentro, organización y vivencia de luchas más globales (Martínez, 2007; González, & Araiza, 2016). Pero existen también okupaciones de vivienda menos activistas, lu- gares donde se refugian los sin techo, los inmigrantes y todos los pobres urbanos. Las okupaciones de viviendas vacías son alternativas transitorias a la calle (Bouillon, 2009) y al chabolismo (Aguilera, 2018). Recientemente, los debates se han focalizado en las relaciones entre okupas y autoridades, a través del es- tudio preciso y comparativo de los procesos de institu- cionalización-cooptación que han ocurrido en Europa y Estados Unidos (Pruijt, 2003; Domínguez, Martínez, & Lorenzi, 2010; Martínez, 2013). Otra forma de pensar al movimiento okupa es como plataformas de innovación social (Membretti, 2007) que pueden producir efectos importantes en los espacios urbanos (Cogato, Pattaroni, Piraud, & Tirone, 2013; Gon-

4 El término “squat” se utilizó en el Reino Unido y ahora en Estados Uni- dos y Francia. En España se emplea más bien el de Centro Social Oku- pado Autogestionado (csoa); en Italia, “centro soziale”; y en otros países MOVIMIENTOS DE MOVIMIENTOS OKUPACIÓN Y POLÍTICAS PÚBLICAS URBANAS: LOS CASOS DE MADRID, MADRID, DE CASOS LOS URBANAS: POLÍTICAS PÚBLICAS Y OKUPACIÓN BILBAO Y BARCELONA europeos, “social center”.

10 REVISTA ESPECIALIZADA EN INVESTIGACIÓN JURÍDICA zález, Martínez, & Barranco, 2018) y pro- Por otro lado, los especialistas de las po- vocar innovaciones en políticas urbanas líticas públicas no han considerado los (Breviglieri, 2013).5 Sin embargo, existen movimientos sociales como una variable dos dimensiones menos apreciadas por independiente relevante para explicar la la literatura especializada: las políticas concepción, la implementación y los efec- públicas como objeto directo de investiga- tos de las políticas públicas, sino que acep- ción y la cuestión de los efectos de los mo- tan el marco teórico pluralista (Dahl, 1956) vimientos de okupación sobre estas políti- sin dar los datos empíricos para mostrar- cas. En este artículo se intenta completar lo. En el mejor de los casos, existe un cam- el segundo aspecto con en anteriores po de investigación acerca de los grupos trabajos de sus autores (González, 2004, de interés, pero es un error considerarlos 2011; Aguilera, 2012) y en la actualización como movimientos sociales, porque estos y descripción de estos procesos en tres ciu- grupos son ya insiders (Gomà, González, dades españolas. Ibarra, & Martí, 2018). Finalmente, cabe Globalmente, la cuestión de los impac- destacar la posibilidad de combinar los tos de los movimientos sociales es un área trabajos de movimientos sociales y polí- de oportunidad empírica y teórica impor- ticas públicas con el desarrollo de la es- tante. Por un lado, los especialistas de los tructura de oportunidades políticas (Kits- movimientos sociales se focalizaron prin- chelt, 1986; Kriesi, Koopmans, Duyvendak, cipalmente en los recursos que hacen po- & Giugni, 1995; Tilly, McAdam, & Tarrow, sible la movilización (McCarthy, & Zald, 2001), pero estos modelos son demasiado 1977), sin tomar en cuenta la cuestión de estáticos y no permiten pensar la imple- los efectos por dos razones opuestas: algu- mentación compleja de las políticas pú- nos consideran que los movimientos siem- blicas. En definitiva, existen muchos obs- pre producen efectos sobre las políticas y táculos empíricos y teóricos que explican que la única cuestión relevante es cómo los pocos trabajos académicos sobre esta (McAdam, & Snow, 2010); por el contrario, cuestión (Giugni, 2004). el modelo elitista supone que la frontera Sin embargo, desde los trabajos semina- entre policy insiders y policy outsiders es tan les de Lipsky (1970) y Gamson (1975), los hermética que los movimientos no tienen sociólogos norteamericanos han propues- ninguna probabilidad de provocar cam- to modelos más complejos de impacto, im- bios políticos (Skocpol, 2003). plicando grandes debates. Primero, sobre la definición de la variable dependiente: 5 Este artículo está escrito en el marco de la red de ¿qué significa impactar?, si los primeros investigación europea Squatting Europe Kollective, que reúne a especialistas académicos y activistas de trabajos hablaban de éxito-fracaso, los los csoa europeos y americanos.

AÑO 3, NÚMERO 5, 2019 • JULIO - DICIEMBRE 2019 11 modelos más recientes prefieren evitar de características similares. Tienen una esta visión dicotómica con la idea de las metrópolis dominante de un área metro- consecuencias en términos de beneficios politana (extremo obviamente mucho colectivos (Amenta, 2006). En segundo lu- más acentuado en los casos de Madrid y gar, ¿cuáles son las condiciones que per- Barcelona) en la cual las relaciones entre miten la producción de los efectos más municipios y comunidades autónomas importantes? Inicialmente, la violencia son conflictivas. Comparten también el he- y la ilegalidad de las acciones aparecían cho de ser territorios con muchos espacios como un factor indispensable para hacer urbanos abandonados y con precios muy reaccionar a las élites (Piven, & Cloward, altos en viviendas (Gutiérrez, & Delclòs, 1977), pero los modelos actuales son más 2015). Son también —las tres ciudades— complejos, porque el efecto de la disrup- espacios de fuerte tradición de moviliza- ción depende de los contextos y, particu- ción social y suficientemente densos para larmente, de las relaciones con los insiders encontrar una masa crítica en la expresión (Santoro, & McGuire, 1997). Las variables de cualquier contradicción política (López, son interdependientes y no producen & Rodríguez, 2013; Casellas, & Sala, 2017). efectos en sí mismas, sino en combinación Además, las ciudades elegidas son todavía con otras (Ragin, 1997). Dentro de todos referencia para muchos de los activistas los modelos, el de la “mediación política” radicales de Europa (SqEK, 2013). desarrollado por Edwin Amenta muestra Ahora bien, también existen grandes que el apoyo de burócratas insiders dentro diferencias entre los tres casos en cuanto de la administración es un criterio esen- a tradiciones y estrategias políticas, así cial (Amenta, 2006). como distintos contextos socioculturales, que, por tanto, habrán de dar resultados Metodología también diversos con respecto al impacto en las políticas públicas. De entrada, Ma- Empleamos los aportes de esta literatura drid, Barcelona y Bilbao actúan —en la para investigar con datos originales y en práctica— como capitales de tres espacios un estudio comparativo, los efectos de nacionales distintos (España, Cataluña y el movimientos autónomos disruptivos, uti- País Vasco), lo que se manifiesta en distin- lizando la ilegalidad y, a veces, la resisten- tas articulaciones del tejido social, político cia física en tres ciudades españolas. y de comunicación. Por ejemplo, en Barce- Madrid, Barcelona y Bilbao son casos lona y Bilbao encontramos ecosistemas ideales para comparar los efectos del mo- comunicativos propios de las naciones ca- vimiento okupa sobre las políticas públi- talana y vasca, mientras que Madrid será cas. Las tres ciudades presentan una serie

12 REVISTA ESPECIALIZADA EN INVESTIGACIÓN JURÍDICA el espacio por excelencia de la batalla me- direccional y múltiples actores estratégi- diática entre los grandes grupos comuni- cos persiguiendo metas desconocidas. En cativos del Estado español y la política de suma, solo estudiando a fondo tres casos los grandes partidos. En cambio, los movi- podremos analizar con suficiente com- mientos sociales alternativos, como el 15-M, plejidad las variables y las relaciones en- tienen un impacto altísimo en Madrid y tre ellas y el efecto, tal y como defienden Barcelona, mientras que en Bilbao este ha los partidarios del enfoque orientado por sido menor. De hecho, si analizamos, por casos en política comparada (Bennett, & ejemplo, la composición de los gobiernos Elman, 2006; Mahoney, 2007). Los datos municipales en los últimos cuarenta años analizados provienen de diversas inves- de democracia, veremos que en Bilbao no tigaciones realizadas sobre la realidad de ha habido prácticamente alternancia po- este movimiento en varias ciudades desde lítica y la hegemonía del Partido Naciona- los primeros años de la década de 2000 lista Vasco (pnv) ha sido total. En cambio, hasta la actualidad, además de nuestra Madrid y Barcelona han tenido una histo- participación activista en distintas expe- ria que empezó de forma similar con los riencias. En estas investigaciones previas, gobiernos progresistas de la transición, el se utilizaron sobre todo técnicas cualitati- cual se alejó con la hegemonía de la dere- vas, tales como entrevistas a profundidad cha española del Partido Popular (pp) en —un total de cincuenta, tanto a activistas los años de las décadas de 1990 y 2000 en como a responsables políticos y técnicos Madrid, y converge a partir de 2015 con el de los gobiernos locales—, grupos focales gobierno en ambas ciudades de amplias (con miembros de csoa) e investigación coaliciones ciudadanas emanadas de los activista (Araiza, & González, 2017). Tam- movimientos sociales y, en especial, del bién se llevó a cabo, en algunos periodos, 15-M y la Plataforma de Afectados por la un análisis cuantitativo de las noticias de Hipoteca (pah): ahora Madrid y Barcelona prensa generadas por el conflicto entre las en Comú. autoridades y el movimiento okupa (Ba- Este enfoque orientado a solo tres casos, rranco, González, & Martí, 2003; Alcalde, nos permite capturar mejor la compleji- 2004; Debelle, 2010). dad de un fenómeno como el del impac- to de un movimiento social de carácter Resultados y discusión autogestionario en las políticas públicas, Se presentan los resultados principales y caracterizado por los efectos interactivos la discusión académica que genera esta entre variables estructurales y de agencia, investigación. En un primer subapartado trayectorias dependientes, causalidad bi- analizamos los movimientos por la oku-

AÑO 3, NÚMERO 5, 2019 • JULIO - DICIEMBRE 2019 13 pación en las tres ciudades españolas en reflejan en las características y número de los últimos treinta y cuatro años (1984- okupaciones de viviendas y centros socia- 2018), desde la aproximación de los ciclos les en las tres ciudades españolas. de movilización e integrando diferentes variables y características de estos movi- 1.er ciclo. Nacimiento y consolidación mientos a nivel local (historia del movi- (1984-1995) miento, tipos de okupación, número de En Barcelona, la primera okupación se okupaciones y visibilidad del movimien- produjo en el barrio de Gràcia en diciem- to). En el segundo subapartado presenta- bre de 1984. Otras okupaciones destacadas mos los resultados de los tres casos a nivel de esta primera etapa fueron el Ateneu de institucionalización del movimiento, Popular Cornellà (1986-2003) y la Kasa de describiendo a fondo algunos casos con- la Muntanya (okupada en 1989 y todavía cretos e integrando aquí las variables de activa en 2019). En Madrid, una incipiente cambios o continuidad en los gobiernos Asamblea de Okupas protagonizó la his- locales. Finalmente, el tercer apartado tórica okupación de Minuesa (1988-1994). aborda tres tipos de efectos de los mo- En cuanto al País Vasco, el nacimiento del vimientos de okupación en las políticas movimiento por la okupación ocurrió al- públicas (sustitución, “plagio” y desecto- rededor de los movimientos juveniles de rialización), apuntando algunos ejemplos los ochenta, cuando empezaron a apare- significativos de los mismos. cer gaztetxes (casas de los jóvenes —cen- tros sociales okupados, en euskera—). Las más emblemáticas fueron las okupacio- 1. Ciclos de movilización del movimiento nes de la Bolsa de Bilbao, la del Gaztetxe okupa en Barcelona, Bilbao y Madrid de Gasteiz (Vitoria), así como la del Eus- kal-Jai de Pamplona-Iruñea. Se trataba de Siguiendo el enfoque dominante de los es- “jóvenes con proyectos antimilitaristas, tudios de los movimientos sociales en tér- de radios libres, de música punk y rock, minos de ciclos de movilización (Tarrow, asamblearios, ecologistas, feministas (…) 1995), podemos dividir la historia del mo- que no aceptarán un no de las institucio- vimiento por la okupación en cuatro eta- nes y pasan a la acción directa de okupa- pas, con sus características diferenciadas, ción de locales e inserción, de hecho, en la aunque cada uno de los casos presenta sus vida asociativa de dichas comunidades” mecanismos propios heredados de histo- (VV. AA., 2001, p. 122). rias y contextos variados. Los saltos de un A partir de 1992, se produjo de forma ge- ciclo a otro, se producen por cambios en la neralizada una apertura del movimiento estructura de oportunidades políticas y se

14 REVISTA ESPECIALIZADA EN INVESTIGACIÓN JURÍDICA con la entrada en el escenario okupa de En Cataluña, las okupaciones pasaron planteamientos más globales y abiertos de cuarenta a ciento cincuenta en dos que en las primeras okupaciones, deriva- años (la mayoría de ellas localizadas en el dos de la incidencia del movimiento es- área metropolitana de Barcelona), mien- tudiantil, antimilitarista, feminista y al- tras que en Madrid y Bilbao el crecimien- termundialista (González, Blas, & Peláez, to no fue tan espectacular. En Madrid, el 2002; Herreros, 2004; Martínez, 2007). Las número de okupaciones pasó de treinta a luchas contra megaeventos en un contex- quince en 1996. Pero, la represión no mató to de reestructuración capitalista de las al movimiento, que permaneció gracias grandes ciudades contribuyeron también a la organización de solidaridades de ba- a cristalizar alrededor de los csoa a una rrio. En 1997, en Madrid un grupo de jó- emergente y novedosa crítica al nuevo ur- venes abrió el Laboratorio 1 en Lavapiés, banismo capitalista: a) Juegos Olímpicos atrayendo a artistas y familias del barrio. de Barcelona, b) Exposición Universal de Los okupas toman una nueva imagen, más Sevilla y c) Capitalidad Cultural de Madrid accesible y cercana a las problemáticas co- (Martínez, 2004). tidianas. En Barcelona y Madrid el movi- miento de Okupación adoptaba a finales 2.o ciclo. Un movimiento sobreviviendo a la de los noventa el nombre de Centros So- penalización (1996-2000) ciales Okupados —y más adelante añadi- La penalización de la okupación por vía rían Autogestionados—, como una forma legislativa con la reforma del Código Pe- de enfatizar el carácter abierto y social del nal en 1996, marcó el inicio de una expan- espacio frente a las “casas okupas” de los sión considerable del movimiento a nivel años anteriores, que tenían un carácter nacional. La estrategia de represión del más sectorizado y cerrado basado en una movimiento por parte de las instituciones identidad okupa más fuerte. Sin embargo, confirmaba la criminalización y repre- en el caso de Bilbao, el movimiento okupa sión violenta impuestas por los gobiernos mantuvo –y sigue manteniendo- su propia locales y nacionales. La aprobación del identidad como Gaztetxes, en euskera, la Nuevo Código Penal provocó paradójica- casa de los jóvenes, al margen de las ten- mente la revitalización y crecimiento del dencias en el Estado Español. A diferencia movimiento, junto con el salto a la arena de los otros dos casos, en Bilbao la entrada mediática con los espectaculares desalo- en vigor del nuevo código penal no ayu- jos del cine Princesa en Barcelona y de da a estabilizar al movimiento. De hecho, la Guindalera en Madrid y el Gaztetxe de algunos okupas bilbaínos se desplazan a Bilbao. asambleas en Madrid y Barcelona con el

AÑO 3, NÚMERO 5, 2019 • JULIO - DICIEMBRE 2019 15 fin de idear e intercambiar estrategias de Madrid (Asens, 2004). La criminalización lucha, pero la movilización decae (Padro- del movimiento facilitó el aumento en el nes, 2017). número de desalojos, sin embargo, se in- Tanto en Barcelona como en Madrid, crementaron también las nuevas okupa- okupa se convirtió en el referente de los ciones, especialmente en Madrid, donde movimientos sociales juveniles radica- llegaron a 32 en 1997 (Martínez, & García, les y protagonizó manifestaciones, resis- 2012), y en Barcelona, cuyo pico de desalo- tencias a desalojos y un gran número de jos (32 en 2001) (Debelle, 2010) no impidió okupaciones. En Bilbao, la segunda mitad que se consolidaran 27 csoa por año en de los años noventa se caracterizó por la ese mismo periodo (Debelle et al., 2018). incorporación de una nueva generación de gaztetxes como son (primer 3.er ciclo. Apertura y diversificación (2001- intento en 1996 y consolidación en 1998) y 2010) Sorgintxulo (1999). Estos proyectos tienen, Son diversas las aportaciones que apuntan sin embargo, sus diferencias: mientras hacia el inicio de un nuevo ciclo en el mo- el primero se alinea con la lógica de los vimiento de las okupaciones, a partir del Centros Sociales Okupados en el resto del año 2001 (Martínez, 2007; Herreros, 2004; estado en cuanto al grado de apertura del González et al., 2002). Los cambios opera- proyecto, el segundo supone un ejemplo dos en las estructuras de oportunidad po- de continuismo del movimiento de gazte- lítica del movimiento fueron provocados, txes, más cerrado en la lógica juvenil. entre otros elementos, por el hecho de en- Hacia los años 1999 y 2000, el movimien- contrarnos desde 1999 (Seattle) en un nue- to empezaba a reflejar ciertos síntomas de vo ciclo de protesta a escala internacional: cambio. Por un lado, los espacios de coordi- el de los nuevos movimientos globales o nación y organización internas se fueron movimientos antiglobalización. perdiendo para afirmar las identidades En este periodo el movimiento se hi- particulares; por otro, la estrategia repre- brida con otros movimientos como el al- siva del Estado y de los actores formales terglobalizador, el vecinal, los sectores de la arena política generó un estado de precarios del movimiento obrero o el de conflicto permanente que llegó a su pun- vivienda digna en 2006 (González, 2018). to álgido en 2001, con las detenciones de Desde el interior de estos, la práctica de algunas personas relacionadas con la pro- la okupación se extiende y desde otras testa okupa, acusadas de pertenecer a eta subjetividades e identidades diferentes a en Barcelona o a los Grupos de Resistencia la okupa, se recurre a la okupación como Antifascista Primero de Octubre (grapo) en una herramienta potente de lucha.

16 REVISTA ESPECIALIZADA EN INVESTIGACIÓN JURÍDICA En Barcelona nacen nuevas okupacio- gunos casos de legalización6 aseguran una nes como la Rimaia —protagonizada por base estable para desarrollar vínculos con el movimiento estudiantil universitario—, los barrios. Barrilonia —por parte del movimiento En Bilbao, el momento de explosión del de inmigrantes— o las de huertos urba- movimiento vendrá bien entrada la déca- nos —por parte de coaliciones heterodo- da de 2000. Es así como a los dos gaztetxes xas de activistas de la permacultura y la ya consolidados, se les suman otros seis, agroecología—. Los csoa que anuncian sus a pesar de que tan solo cuatro de ellos actividades en la plataforma Info-Usurpa, conseguirán resistir la fuerte estrategia pasaron de 30 en 2001 a 60 en 2010 (Debe- represiva llevada a cabo por el entonces lle, 2010, p. 18). El número de okupaciones alcalde Iñaki Azkuna. De esta manera, se en el área metropolitana de Barcelona, era empieza a vislumbrar un mapa de gazte- de 155 en 2004 (González, 2008, p. 58) y de txes en Bilbao organizado a través de la 200 en 2008 (Cattaneo, 2008, p. 43). De es- surgida coordinadora bom —Movimien- tas okupaciones, 35 eran csoa en 2004 y 39 to de Okupación de Bilbao—. A pesar de en 2007 (Miró, 2008, p. 91). Según l’Oficina eso, el movimiento de okupación en Bil- de l’Okupació de Barcelona (que asesora a bao no supone un ejemplo de hibridación personas interesadas en okupar viviendas con otros movimientos sociales como son abandonadas), el número acumulado (sin los casos de Barcelona y Madrid. Efectiva- restar los desalojos) de csoa en Barcelona mente existe contacto y cooperación con (área metropolitana) ha sido de 445 entre otros movimientos, pero no se produce 1987 y 2008 (Miró, 2008, p. 91). una nueva sinergia ni el surgimiento de Al mismo tiempo, en Madrid, la aparición nuevas subjetividades okupas. La línea di- de nuevas subjetividades okupas, como visoria entre el movimiento de gaztetxes los Laboratorios y la en y sus estrategias y los otros movimientos Lavapiés, el en Malasaña sigue siendo relativamente nítida. o el csoa Seco en Puente de Vallecas, pare- Finalmente, a pesar de la poca presencia ce confirmar esta tendencia a la apertura de viviendas okupadas, en 2007 se crea la y la hibridación entre el movimiento oku- Oficina de Okupación de Bilbao, que da pa, las Asociaciones de Vecinos (AA. VV.) y asesoramiento a la ciudadanía para bus- otros movimientos contestatarios. A pesar car alternativas al problema de la vivien- de una fuerte resistencia contra los proce- da en el ámbito de la okupación. sos de negociación con las autoridades, al-

6 En concreto, La Prospe, Seco y Eskalera Karakola, además del peculiar caso de Tabacalera.

AÑO 3, NÚMERO 5, 2019 • JULIO - DICIEMBRE 2019 17 4.o ciclo. Respuestas sociales a la crisis: con- Madrid (Martínez, 2018). La consecuencia fluencias y divergencias en torno a la okupa- de esta convergencia es una legitimación ción (2011-2018) de la okupación ilegal de vivienda como Los csoa se vuelven centros neurálgicos de medio último de supervivencia en perio- la contestación y la solidaridad ante las dos de crisis económica y de las hipotecas, consecuencias de la crisis económica en los y por lo tanto, de todo el movimiento oku- barrios españoles. La pah, las asambleas del pa (Barranco, González, & Llobet, 2016). 15-M y otras formas organizativas barria- Así, pues, el movimiento de okupación de les recurren entre los años 2011 y 2018 a la centros sociales se abre más a la okupa- okupación de edificios de viviendas para ción para vivienda, siguiendo el modelo hacer frente al drama de los desahucios, es- francés de la lucha por la vivienda (Péchu, pecialmente en las áreas metropolitanas de 2010; Aguilera, & Bouillon, 2013) o lo que Barcelona y Madrid (González, 2015). Hans Pruijt (2004; 2013) llama “okupa de El 15-M impulsa una nueva dinámica privación”. y se observa una “convergencia” con el En Bilbao, a pesar de que en estos años movimiento okupa (Martínez, & García, reapareció el fenómeno de la vivienda 2012). Por un lado, los okupas participa- okupada y la correspondiente Oficina de ron individualmente en la iniciativa y la Okupación, la poca relevancia que tuvo en organización del 15-M. Ayudaron con su su momento el 15-M y la todavía incipien- experiencia de okupación y autogestión. te pah, no se tradujo en un aumento sig- Como están activos en las asambleas de nificativo de la práctica de la okupación. barrio, encuentran a familias expulsadas Desde esta Oficina se contabilizaron en por bancos o inmigrantes que buscan vi- 2013 unas veinticinco viviendas okupadas vienda, ganan nuevos activistas, enseñan no reivindicadas (http://okupaziobulegoa. a la gente a okupar su propia casa (ofici- blogspot.com.es). En 2013 en Bilbao encon- nas de vivienda) o abren directamente trábamos cinco proyectos de okupación edificios para realojar a los más precarios. en marcha después de que se desalojaran Por otro lado, podemos asignar al 15-M en los dos años anteriores Kukutza III y casi veinte nuevas okupaciones en Madrid los Gazte Lokala de Irala. En 2017, toman- Región (Martínez, 2013), mientras que la do en cuenta el Gran Bilbao (incluyendo pah, a través de su campaña llamada Obra los municipios colindantes de Getxo, Ba- Social, okupa decenas de viviendas para rakaldo, Erandio, Galdácano y Basauri), familias que habían perdido sus casas a podemos afirmar que existían 6 gaztetxes consecuencia de la crisis de las hipotecas, (Padrones, 2017). especialmente en las zonas de Barcelona y

18 REVISTA ESPECIALIZADA EN INVESTIGACIÓN JURÍDICA El estudio comparativo de los ciclos de De manera general, se puede definir la movilización en las tres ciudades permite institucionalización de un movimiento destacar convergencias fuertes en los tres social como “la integración dentro de un territorios, pero también particularidades modelo estable de reglas formalizadas y de históricas y locales sustanciales, especial- leyes” (Pruijt, 2003, p. 134). Pruijt (2003) y mente en Bilbao. Estos movimientos ma- Martínez (2013) distinguen tres formas de drugadores radicales, bastante cerrados institucionalización y tres tipos de conse- en su inicio, respondieron con éxito a la cuencias sobre los movimientos de okupa- penalización de la okupación en 1996 y ción. La primera corresponde a la asimila- establecieron alianzas con otros movi- ción por la legalidad (institucionalización mientos urbanos. Este cambio aparece terminal), que puede provocar la muerte como un factor de desectorialización de del movimiento si se combina con una re- las luchas sociales y de aumento de las presión fuerte por parte de los resistentes. oportunidades de impacto sobre las polí- La segunda forma corresponde a la coop- ticas públicas. Sin embargo, los efectos en tación de los miembros menos radicales estas últimas dependerán también de los sin provocar la muerte de los movimien- actores institucionales, como veremos a tos. La tercera forma, la más común en continuación. Europa, es la institucionalización flexible, que implica la persistencia de las estrate- 2. Una institucionalización tímida de la gias autónomas, a pesar de casos tempo- relación okupas-autoridades con oportu- rales de legalización o negociación. Es lo nidades de innovación social y política que ha ocurrido en Brighton (Dee, 2014), Amsterdam (Owens, 2016), París (Aguilera, A pesar de su voluntad de autonomía 2012), Madrid (Martínez, 2013) y Barcelo- frente al poder político, las okupas están na (González, 2011). En muchas ocasiones, en permanente relación con los actores las negociaciones fueron posibles con la públicos o privados (propietarios), de una intervención de las administraciones lo- manera u otra (Martínez, 2013). Más allá cales, mientras que el Estado-nación ges- de que las negociaciones sean forzadas, tionaba las cuestiones de seguridad y los deliberadas o efímeras, los activistas y ha- desalojos policiales. bitantes no pueden evitar los procesos de A continuación, se exponen los resulta- institucionalización.7 dos de la investigación en términos de ins-

7 Una gran parte de la literatura acerca de los mo- vimientos sociales muestra que la institucionali- zación de luchas, los burocratiza, por lo que pier- den sus identidades (Castells, 1983), su radicalidad miento (Piven, & Cloward, 1979). Sin embargo, algu- (Kriesi et al., 1995) e, incluso, sus líderes pueden ser nos trabajos muestran que la institucionalización cooptados, lo que desemboca en la muerte del movi- permite atraer nuevos activistas (Suh, 2011).

AÑO 3, NÚMERO 5, 2019 • JULIO - DICIEMBRE 2019 19 titucionalización e innovación social en no local del pp. Después de una lucha social cada uno de los tres casos. larga, el Departamento de Educación de la Comunidad de Madrid decidió realojarlos Madrid: excepciones que confirman la regla en octubre de 2000 con un convenio de represiva y oportunidades de influencia cincuenta años (González, 2018). sobre las políticas públicas El segundo ejemplo es la Eskalera Ka- Por un lado, en Madrid, la mayoría de los rakola, centro social de activistas feminis- colectivos rechaza toda forma de legali- tas. Okuparon un edificio privado en 1996 zación (Martínez, 2010). Por otro lado, las y pidieron la expropiación al ayuntamien- autoridades casi nunca han considerado to. De nuevo, después del fracaso jurídico, la idea de negociar con okupas. A pesar de el apoyo del barrio (Red de Lavapiés) y de este cierre de las oportunidades políticas, urbanistas profesionales forzó a la muni- se suelen destacar tres casos de apertura cipalidad, a través de la Empresa Munici- simultánea de la gobernanza municipal y pal de la Vivienda y Suelo (emvs), a firmar de los colectivos en la historia de la oku- un convenio (González, & Araiza, 2016). pación madrileña (González, 2004; Martí- El último ejemplo es el csoa Seco en el nez, 2010). sur de Madrid (barrio de Adelfas, distrito El primero es el de la Escuela Popular de de Retiro). Un grupo de jóvenes —el Ko- Prosperidad, también conocida como La lectivo Adelfas Joven (kaj)— ocupó en 1991 Prospe. En 1977, un colectivo de profesores un colegio abandonado a punto de ser des- y activistas que habían desarrollado acti- truido. Sin embargo, a causa de conflictos vidades educativas para adultos, ocupó un internos, se retiraron del inmueble. Luego, antiguo edificio del partido fascista y úni- en 1997, el mismo edificio fue ocupado por co permitido durante la dictadura del ge- otro colectivo (Zona Roja) que construyó neral Franco (1939-1975), Falange Española relaciones fuertes con los habitantes del Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva barrio, las asociaciones de vecinos y la pa- Nacional Sindicalista (jons). En la primera rroquia. Decidieron trabajar sobre proble- legislatura democrática (1979-1983), fueron mas de drogas con los jóvenes del barrio. realojados por los responsables socialistas Fueron apoyados por urbanistas y arqui- del distrito en un edificio del mismo ba- tectos para proponer un proyecto urbano rrio. En 1983 obtuvieron un contrato en un alternativo. Pidieron también un realoja- edificio de la iglesia, que finalmente ganó miento del centro social dentro del barrio. el proceso jurídico en 1999. En este mo- Después de una larga campaña de lucha mento, La Prospe había perdido el apoyo popular, la Junta del Distrito de Retiro fir- municipal debido a la entrada en el gobier-

20 REVISTA ESPECIALIZADA EN INVESTIGACIÓN JURÍDICA mó un convenio con Seco en 2007 sobre es interminable, en especial si la entende- un edificio de lae mvs (González, 2018). mos —a la negociación— desde un punto En cada caso, la legalización fue el re- de vista amplio, de procesos de diálogo di- sultado del encuentro de cuatro factores: recto o intervenido entre gobiernos loca- 1) Los colectivos okupas no reivindicaban les y okupaciones. En este apartado resu- proyectos radicales, sino proyectos de ba- miremos tres procesos (Torreblanca, Can rrio que se volvieron sustituciones de ser- Masdeu y Espai Social [es] Magdalenes), vicios públicos: La Prospe (proyecto edu- que pueden ilustrar la realidad de la nego- cativo), la Eskalera Karakola (feminismo y ciación en Cataluña, que dista todavía del actividades de barrio para mujeres), Seco camino hacia la legalización de los cen- (proyecto urbano y de juventud); 2) Los tros sociales okupados, pero que genera colectivos aceptaron formalizarse como impactos en las políticas públicas. En todo asociaciones; 3) Los colectivos obtuvieron caso, se ha tratado también de iniciativas un apoyo fuerte de los vecinos; y 4) Las aisladas que no han contado con el apoyo autoridades locales intervinieron para de la mayoría del movimiento ni con el frenar los procesos jurídicos en contra de más mínimo interés de negociación real estas okupaciones. Sin embargo, no obser- por parte de las administraciones anterio- vamos ninguna institucionalización de la res a la entrada del gobierno municipal a política urbana hacia okupaciones, por Barcelona en Comú, en 2015, que sí supo- ejemplo, en París (Aguilera, 2018). El pa- ne un cambio en este sentido. radigma general sigue siendo la represión El primer caso, el del csoa Torreblanca del Estado y la no intervención positiva de Sant Cugat del Vallès, ilustra al sector del ayuntamiento (quien puede también del movimiento que pretende afrontar pedir expulsiones). los procesos de negociación con las insti- tuciones y también el desengaño con sus Barcelona: un velo de negociación sobre un resultados. En marzo de 1999 un grupo de diálogo de sordos jóvenes okupó una masía, propiedad del La densa red de okupaciones que existe en ayuntamiento, que llevaba abandonada Cataluña, especialmente en el área metro- veinte años, a pesar de haber sido declara- politana de Barcelona, ha facilitado que da Patrimonio Histórico. La masía ensegui- el debate de la negociación se planteara da se convirtió en centro social y vivienda. antes que en otros territorios del Estado y Debido al fuerte y amplio apoyo social de que surgiera en muchas ocasiones desde esta okupación, el ayuntamiento de esta las propias administraciones públicas. La ciudad limítrofe con Barcelona (gober- casuística de los procesos de negociación nada por una coalición de centroderecha

AÑO 3, NÚMERO 5, 2019 • JULIO - DICIEMBRE 2019 21 entre Convergència i Unió [ciu] y pp), inició y, sobre todo, a cambio de que la casa pa- contactos con los okupas. La propuesta del sara a ser gestionada por el Consejo Local ayuntamiento era establecer un convenio de Jóvenes. El convenio aceptó ambas de- según el cual la masía de Torreblanca, se mandas de los okupas y habilitó al Consejo convertiría en un equipamiento munici- Local de Jóvenes para elaborar un Plan de pal en donde realizar actividades por par- Uso y Gestión de la Masía de Torreblanca, te de grupos y asociaciones del municipio. que pasaba a ser un equipamiento munici- La asamblea del csoa Torreblanca creó pal para jóvenes autogestionado por estos. una asociación legalizada, Las Masoveres El ayuntamiento, que “recuperó” la titula- y Missifú, para facilitar la negociación. El ridad del edificio liberado por los okupas, csoa Torreblanca estuvo abierto al tejido lo cedía en régimen de autogestión al Con- asociativo del municipio y protagonizó, sejo Local de Jóvenes, pero se reservaba el junto a varias entidades juveniles, la gene- derecho de instalar algún servicio directa- ración —desde la base— de un Consejo Lo- mente. El acuerdo provocó fuertes críticas cal de Jóvenes. Pero los okupas apostaban del movimiento por la okupación catala- por un modelo de gestión abierto, no diri- na. Info-Usurpa, agenda del movimiento, gido por el ayuntamiento y que reconocie- declaró que dejaba de dar noticias de To- ra, mediante la “legalización” de la okupa- rreblanca. ción, la tarea realizada por la misma. En el Los miembros más activos de Torreblan- verano de 2000, aunque las negociaciones ca abandonaron el proyecto después de la continuaban formalmente, se produjo un negociación e impulsaron la okupación intento de desalojo, resistido de forma no de otra masía, esta vez en el municipio violenta por los okupas, quienes dieron de Barcelona. Así, el 22 de diciembre de un golpe de efecto importante y se gana- 2001 se okupó , en Nou Barris ron la simpatía de la opinión pública ca- (distrito barcelonés de carácter popular), talana. En julio de 2001, ante una nueva abandonada desde hacía cuarenta y siete amenaza de desalojo, los y las okupas de años, propiedad de la Fundación del hos- la casa presentaron, a través de una rueda pital de Sant Pau y gestionada por la Muy de prensa y con el apoyo del Consejo Lo- Ilustre Administración (mia), de la cual for- cal de Jóvenes y un importante grupo de man parte el ayuntamiento de Barcelona vecinos, una propuesta de pacto al ayun- y la Generalitat de Catalunya, entre otros. tamiento. Abandonaban voluntariamen- Can Masdeu se convirtió enseguida en te la masía a cambio de la retirada de las referente de la okupación rurbana, tanto denuncias que el ayuntamiento mantenía por su papel de dinamizador de las luchas en contra de algunas personas de la casa vecinales y en contra de la globalización

22 REVISTA ESPECIALIZADA EN INVESTIGACIÓN JURÍDICA capitalista como por su práctica de recu- iniciativas que garantizaran el ejercicio y peración de antiguos pozos y minas de la defensa del derecho a la vivienda, el de- agua, uso de energías renovables, reciclaje recho a la ciudad, el derecho a la libertad y reutilización de todo tipo de materiales y de movimientos de las personas migran- rehabilitación de la masía con obras ava- tes, el derecho a la participación política ladas por el Colegio de Arquitectos. El éxi- y el derecho al libre acceso y producción to sin precedentes en la resistencia activa de cultura (http://magdalenes.net/?q=ca/ no violenta al desalojo de mayo de 2002, taxonomy/term/48). Se trataba de un edi- abrió un incierto proceso de negociación ficio entero, con viviendas y centro social, que paró durante años los requerimien- que fue okupado en mayo de 2005. Desde tos judiciales contra la okupación de esta el principio contó con el apoyo de los ve- masía. Can Masdeu ha supuesto la recu- cinos “legales”, víctimas del acoso inmobi- peración de un espacio público, dinámico liario y de las intenciones de construir un y abierto para los vecinos de Nou Barris, hotel en aquel local. El uso de estrategias en especial con sus proyectos de huertos de enmarcamiento positivas ante los me- urbanos y de educación medioambien- dios de comunicación y su disposición ex- tal, que cuentan con la participación de plícita a la negociación, enfrentaron a par- centenares de vecinos en la actualidad. te del movimiento, pero al mismo tiempo La entrada en el gobierno municipal de facilitaron su continuidad, a pesar de en- Barcelona en Comú en mayo de 2015, dio contrarse en pleno centro de Barcelona. El un vuelco a la relación de esta okupación primer intento de desalojo, el 15 de febrero con las autoridades municipales y se abrió de 2010, fue frustrado gracias a la concen- una vía de diálogo con propuestas de re- tración de centenares de vecinos y movi- gularización no formales por parte de los mientos sociales del barrio. El 1 de abril propietarios, así como la posibilidad de un de 2010 se acabó ejecutando el desalojo, convenio entre okupas, administración y poniendo fin a un proceso de diálogo don- propietarios de la finca (De Miguel, 2018). de los okupas presentaron múltiples pro- Todo ello, sin perder la esencia autónoma puestas, lo cual los convirtió en blanco de y autogestionada de este proyecto (Solé, & las críticas del grueso del movimiento. Biescas, 2018). En todo caso, el es Magdalenes generó re- También se ha estudiado el caso del es des e iniciativas culturales y políticas des- Magdalenes. Este espacio okupado ubi- de las cuales se plantearon soluciones a la cado en Ciutat Vella (Centro Histórico de creciente gentrificación, el acoso inmobi- Barcelona) tenía por objetivo fomentar la liario, la presión turistificadora, el éxodo autogestión, así como promover y alojar poblacional y de actividades, y el debili-

AÑO 3, NÚMERO 5, 2019 • JULIO - DICIEMBRE 2019 23 tamiento de las redes sociales existentes se, igualmente, de los posibles escenarios y de acogida de la población migrante. anteriormente apuntados. Un primer Durante cinco años, el es Magdalenes fue momento, en la década de los ochenta, de un sitio de encuentro para asociaciones silencio o tolerancia hacia las pocas expe- vecinales, movimientos en defensa del riencias de okupación aparecidas, acom- derecho a la vivienda (VdeVivienda; Taller pañadas por la voluntad de cesión pública contra la Violencia Inmobiliaria y Urba- de algunos espacios para ser ocupados por nística), movimientos en defensa de los las asambleas de jóvenes de algún barrio. derechos de las personas migrantes (Espa- Este escenario se ejemplifica a través del cio de Desobediencia a las Fronteras), así caso de Deusto, cuya asamblea de jóvenes como de iniciativas que promueven el uso llevará a cabo un proceso de negociación del software libre y apuestan por un acceso con la administración local por el que no restrictivo a la producción y distribu- esta se compromete a cederles un espacio. ción cultural (González, 2018). Cuando las obras del local para su habi- Se da la circunstancia de que una de las litación estaban a punto de terminarse, personas más activas de este csoa, era Ada se produjo un cambio en la alcaldía que Colau, alcaldesa de Barcelona desde mayo rompió el acuerdo alcanzado (eap-uab, & de 2015, lo cual explica el cambio de orien- upv, 2002). Este cambio llevará, a pesar de tación radical del ayuntamiento al afron- mantenerse el mismo partido —pnv— en tar procesos de negociación con centros el gobierno, a un giro en la actitud hacia sociales autogestionados a partir de 2015. la okupación. Un último caso del escenario de negocia- El segundo momento, en la década de ción abierto con la entrada del nuevo go- los noventa, se caracterizará por la volun- bierno de los comunes en Barcelona, es el tad de la administración para acabar con de la emblemática el incipiente fenómeno okupa, a pesar de en el barrio de La Salut, distrito de Gràcia, que tras los incidentes que tuvieron lugar que después de casi treinta años de oku- en el marco del desalojo del gaztetxe de Bil- pación transita hacia la fórmula de coope- bao, el ayuntamiento se ve forzado a abrir rativa de viviendas sociales (Tarín, 2017; procesos de negociación ante nuevas oku- Rodríguez, 2018). paciones. Tras la ruptura de los acuerdos con la Asamblea de Jóvenes de Deusto, es- tos deciden llevar a cabo una okupación, Bilbao: de la tolerancia a la represión que será respetada y normalizada por el sistemática propio ayuntamiento. El segundo caso co- En Bilbao encontramos tres grandes mo- rresponde al barrio de Irala, en el que tras mentos diferenciados, a pesar de alejar- desalojar un chalet de titularidad pública

24 REVISTA ESPECIALIZADA EN INVESTIGACIÓN JURÍDICA okupado por la Asamblea de Jóvenes del jóvenes, dejando de lado la condición de barrio, el ayuntamiento se ve forzado a ce- okupas. De esta manera, a pesar de que el der de forma provisional unos locales pú- origen de los gaztetxes ha sido en su ma- blicos mientras se reconstruía el edificio yoría proyectos de okupación, cabe la posi- para poder ser okupado de nuevo por los bilidad de que estas casas de jóvenes estu- jóvenes. Sin embargo, el chalet nunca se vieran bajo otras condiciones de legalidad llegó a reconstruir y los jóvenes han sido, sin que se marcase una diferencia entre veinte años después, finalmente desaloja- los proyectos legalizados o los proyectos dos de los locales cedidos. que eran efectivamente okupaciones de El tercer momento corresponde al man- espacios. Proyectos legalizados –como el dato del alcalde Iñaki Azkuna (1999-2014) caso de Deusto y el de Irala- y proyectos del pnv, caracterizado por la explosión del de okupación han convivido, colaborado y movimiento, por un lado, y por el herme- compartido identidad en Bilbao. tismo de la gobernanza urbana, acompa- * ñado por una fuerte estrategia represiva En síntesis, las relaciones entre el mun- por parte del ayuntamiento, que más que do okupa y las autoridades son tímidas y mediar entre los okupas y los propietarios, la policía suele ser casi el único contacto aprovecha la titularidad pública de los con los actores públicos. Sin embargo, los edificios para acelerar los procesos de des- centros sociales siguen funcionando en alojo. El caso más claro de este tercer es- autonomía y resistencia a la represión, y cenario, es el del gaztetxe Kukutza III en el desarrollan proyectos locales innovadores barrio de Rekalde, desalojado en septiem- que, en algunos casos, atraen la atención bre de 2011 en medio de fuertes disturbios. de responsables locales que intentan su re- El ayuntamiento no solo hizo oídos sordos apropiación por vía de negociaciones y de a las reivindicaciones, tanto de los propios convenios más o menos flexibles, dirigidos jóvenes como del barrio en su conjunto, a activistas bastante hostiles a la formali- sino que abanderó el proceso de desalojo zación institucional de sus acciones. En argumentando que en Bilbao no había lu- estos casos, los centros sociales impactan gar para este tipo de iniciativas. más allá de la esfera okupa, es decir, tam- A diferencia de Barcelona y Madrid, en bién sobre políticas públicas en general. Bilbao el movimiento de okupación ha aceptado de una forma más natural los 3.3. Efectos de la okupación sobre políticas so- casos de institucionalización. De hecho, se ciales, de vivienda, cultura y juventud ha bautizado a los proyectos de okupación Los conflictos establecidos por los centros como Gaztetxes, en euskera, la casa de los sociales no solo tienen efectos en la gestión

AÑO 3, NÚMERO 5, 2019 • JULIO - DICIEMBRE 2019 25 propia de las okupaciones y su normaliza- local cotidiana. En este sentido, aseguran ción, sino también sobre políticas más ge- funciones públicas de gestión de la ciudad nerales que se dividen en cuatro sectores: en lugar de la municipalidad. Los csoa sus- sociales (particularmente educación), de tituyen a los centros culturales, sociales o vivienda, de cultura y de juventud. Estu- de juventud en Madrid, Barcelona y Bil- diar los impactos de los movimientos en bao, que en gran parte del periodo estudia- las políticas públicas no solo implica dis- do no proponían los servicios adecuados a tinguir los sectores, sino también los ni- la demanda. Los csoa son también labora- veles de administración afectados. Es ne- torios de experimentación de varias prác- cesario hacer un análisis intersectorial y ticas sociales y de democracia directa, que multinivel de la gobernanza urbana (Hal- permiten a los habitantes participar en el pern, & Dupuy, 2009). En el siguiente apar- mundo urbano y tomar decisiones en un tado, explicaremos los diferentes tipos de modelo horizontal de autogestión. Apa- efectos del movimiento okupa sobre las recen como un nuevo corazón de una de- políticas públicas en los casos estudiados. mocracia más directa y como alternativa a un gobierno representativo. Además, po- Sustitución e implementación directa demos mencionar los servicios jurídicos La acción colectiva puede traducirse tam- o sociales que encontramos únicamente bién en una implementación directa de en los csoa, porque la administración no servicios públicos de manera autónoma, tiene la voluntad política, el dinero o las sin esperar la intervención gubernamen- competencias. Por ejemplo, las Oficinas de tal a través de políticas públicas (Andrews, Derechos Sociales (ods), la enseñanza del 2001). En primer lugar, las okupaciones castellano, catalán o euskera, las Oficinas ilegales de edificios son una respuesta di- de Vivienda y las de ayuda a los inmigran- recta a la crisis de la vivienda, la cual es tes y precarios de los barrios. el primer derecho humano, por lo que Un ejemplo de sustitución o implemen- cuando los mercados excluyen a los más tación directa lo tenemos en el caso de pobres y las políticas públicas fallan en su Tabacalera, en Madrid.8 Tabacalera fue el función de dar un techo a todos los ciuda- resultado de diez años de lucha por parte danos, la okupación es una sustitución. de la Red de activistas y vecinos del ba- Por otro lado, los csoa están abiertos y rrio de Lavapiés, quienes reivindicaron proponen muchas actividades para los ha- el uso de la antigua fábrica de tabaco de bitantes del barrio. No solo participan en 30 000 m2 de propiedad pública estatal la animación del movimiento social, sino que también contribuyen a la sociabilidad 8 El caso de Can Batlló, en Barcelona, se puede considerar similar.

26 REVISTA ESPECIALIZADA EN INVESTIGACIÓN JURÍDICA (Ministerio de Cultura). El Ministerio de y evitar otra okupación ilegal en el barrio. Cultura intentó implementar varios pro- Puede, incluso, legitimar futuros desalo- yectos que fracasaron, debido a la falta de jos de otros espacios, justificando que no fondos públicos. Una persona clave, Ánge- se necesitan. Segundo, Tabacalera perte- les Albert, entonces directora de Gabinete nece a un triángulo geográfico entre Lava- del Ministerio de Cultura, propuso delegar piés/Atocha/Legazpi en el sur de Madrid. la gestión temporal del edificio. La municipalidad tiene efectivamente un Empezaron las negociaciones con algu- proyecto de renovación-gentrificación nos líderes del entorno okupa y artistas que utiliza masivamente infraestructu- del barrio. Al principio, el Ministerio de ras culturales para construir una “ciudad Cultura propuso la organización de algu- creativa” (Florida) con cultura alternativa nos eventos culturales durante algunos (Casa Encendida, Reina Sofía-Atocha, Me- meses, pero la Red de Lavapiés rechazó la dialab-Prado, Matadero-Legazpi). Tabaca- oferta para pedir la gestión permanente lera ha sido pasivamente integrada en este del lugar. Ganaron un convenio de un año eje cultural. y dieciocho mil euros de subvención para En el caso de Bilbao observamos cómo los artistas, y luego —después de otras los gaztetxes surgen de una necesidad cla- negociaciones y justo antes de las eleccio- ramente identificada de locales para los nes de 2011 que darían el poder al pp— un jóvenes en los diferentes barrios. Así, pues, convenio para ocho años. El proceso pudo los gaztetxes aparecen como claros sustitu- ocurrir gracias a tres circunstancias con- tos de la administración pública a la hora comitantes: primero, la incapacidad del de ofrecer ciertos servicios, sobre todo en Ministerio de Cultura de gestionar el lu- relación al ámbito cultural, abiertos a la gar en tiempo de crisis, y la ausencia de ciudadanía en general y, en muchos casos, un proyecto creíble y viable; segundo, el dirigidos expresamente a las necesidades papel individual que desempeñó la direc- barriales. Es así como los gaztetxes llevan tora de Gabinete del Ministerio de Cultu- la filosofía de la autogestión también al ra; y tercero, la fuerza de la campaña de la ámbito cultural, a través de una progra- Red de Lavapiés y el gran apoyo popular mación propia, pero también abriendo el que suscitó. espacio a otras iniciativas que encuentran Pero el interés de los actores públicos en estos espacios las facilidades infraes- por Tabacalera va más allá del propio edi- tructurales y de gestión que la adminis- ficio. Dos interpretaciones pueden aclarar tración no ofrece. Un claro ejemplo de ello esta apertura. Primero, dar un edificio a es la ubicación de la sede de la Asociación los activistas es un modo de controlarlos de Malabaristas de Bizkaia en el gaztetxe

AÑO 3, NÚMERO 5, 2019 • JULIO - DICIEMBRE 2019 27 Kukutza III, en la que se celebró el Encuen- sociales, es permanente. Así, la programa- tro Koblakari (http://www.koblakari.org), ción de cada espacio del proyecto es autó- uno de los principales encuentros de circo noma para “evitar jerarquía”. La Casa En- a nivel europeo, entre 2004 y 2011 (kgk, & cendida (proyecto del banco Caja Madrid Egia, 2011). En esa misma línea, en Barce- en la calle Ronda de Atocha) también fun- lona, los artistas circenses han encontra- ciona sobre el principio de colaboración do alojamiento en sucesivos centros socia- horizontal. Los espacios están ocupados les, como Les Naus o La Makabra. temporalmente por diferentes colectivos Todos estos proyectos aparecen como que desarrollan y deciden actividades puentes entre el mundo de los okupas —de juntos. El proceso de decisión se inspira las luchas de calle— y las instituciones también en las asambleas de okupas o las públicas. No son solo puertas de entrada del 15-M. Los espacios tienen horarios más para las innovaciones sociales, políticas amplios, organizan conciertos y fiestas, y y culturales, sino también base de inspi- sobre todo son mixtos (proponen activida- ración para élites, gabinetes políticos y des diferentes y simultáneas). Participan funcionarios para implementar nuevas (o en una “desectorialización” de la progra- recicladas) políticas urbanas. mación y de las políticas públicas. En Barcelona hay múltiples ejemplos Cuando los actores públicos plagian a los cen- similares, como los centros cívicos de los tros sociales distintos barrios, salas de conciertos se- Existen diversos casos en los que los acto- mipúblicas, etcétera, pero nos interesa res públicos “roban” o “toman prestadas” destacar el caso de uno, por su impacto las ideas de los okupas. Hace más de diez en el nivel de políticas de juventud. Se tra- años que las grandes instituciones cultu- ta del Espai Jove La Fontana de Gràcia de rales copian la estética de los csoa, inspi- Barcelona. A iniciativa del consejero de rándose en un paraíso perdido de la cultu- Juventud del Distrito, en 2001 se iniciaron ra underground. negociaciones con las entidades juveniles En Madrid, este fenómeno se materializa del barrio para decidir un Plan de Uso y en el proyecto municipal Matadero (Le- Gestión para un nuevo equipamiento para gazpi, sur de Madrid) no solo en lo estéti- jóvenes, que se habilitó, finalmente, en el co, sino también en el modo de gobernan- año 2009. Las conversaciones del distrito za y de organización. No hay un “director” con las entidades incluían implícitamente sino un “coordinador”. La referencia de los grupos no formales, puesto que toda una responsables del proyecto a la idea de “au- serie de entidades y grupos juveniles se tonomía” y “autogestión” de los centros estaban coordinando para negociar con

28 REVISTA ESPECIALIZADA EN INVESTIGACIÓN JURÍDICA más posibilidades que este equipamiento Estebaranz, 2005). Esta práctica, que se fuera autogestionado por los propios jó- dio en la década de los noventa, no ha venes. Las reuniones se celebraban quin- conseguido suponer una alternativa a los cenalmente en locales vecinales como La gaztetxes, puesto que, a diferencia de otras Violeta o la Asociación de Vecinos de Grà- experiencias en Madrid o Barcelona, re- cia. Hacia el año 2003, todos los grupos sultan ser espacios muy limitados y ges- alternativos abandonaron el proceso al no tionados desde la lógica administrativa, garantizarse la autogestión y también por no adaptándose en formas ni en horarios el hecho de que no cesaban los procesos de a las necesidades reales de los jóvenes. desalojo en contra de las casas okupadas Otro ejemplo que se dio a raíz del desalo- del barrio. Es interesante el reconocimien- jo del gaztetxe de Bilbao, ha sido la crea- to de los grupos no formales —entre ellos, ción del espacio Bilbo Rock. En este caso, el del movimiento okupa— como interlo- el ayuntamiento rehabilitó una antigua cutores sociales. En los primeros años, el iglesia situada al lado del Casco Viejo de Espai Jove La Fontana era utilizado por la ciudad para la celebración de concier- varios colectivos juveniles del barrio, in- tos de música para jóvenes y se presentó el cluidos los cercanos al movimiento por espacio como la compensación por el des- la okupación. Posteriormente, en enero alojo (Larrea, & Gamarra, 2007). A pesar de 2014, se dio un cambio en el modelo de de suponer una salida real para este tipo gestión, y hoy este edificio es un equipa- de música en Bilbao, se gestiona directa y miento juvenil público del Distrito de Grà- únicamente desde la administración lo- cia con una fórmula de gestión ciudadana cal, reproduciendo los mismos déficits ya y coordinado por el Consell de la Joventut apuntados. de Barcelona (cjb), plataforma interasocia- tiva que agrupa a las entidades juveniles La desectorialización de las políticas públicas de Barcelona. De alguna manera, este es- La tercera dimensión de incidencia de las pacio ha transitado de un sector más au- okupaciones en las instituciones, se ve a togestivo y movimentista de la juventud a través de la desectorialización de las políti- otro más asociativo e institucionalizado. cas públicas que se difunden desde los csoa En Bilbao, los numerosos intentos por hacia esferas institucionales. En las institu- parte de la administración local para des- ciones se garantiza la temporalidad de un activar un incipiente movimiento gaztetxe proyecto cultural-social de mayor manera llevaron a la creación de los Gaztegunes, que en las okupaciones. La mayor durabi- espacios para jóvenes gestionados por la lidad permite una consolidación y estabi- administración local (eap-uab, & upv, 2002; lidad de los proyectos sociales, políticos y

AÑO 3, NÚMERO 5, 2019 • JULIO - DICIEMBRE 2019 29 culturales. El concepto de gobernanza y de centros sociales denunciaron este proyec- inscripción en el marco urbano que subya- to: no había verdaderamente coordinación ce en esta dimensión, es cercano a las con- ni apertura sobre el barrio y correspondía cepciones de los csoa. Las infraestructuras más a una privatización del espacio. Pero, culturales no son solamente museos que al menos, se trata de un reconocimiento de acogen turistas durante los fines de sema- la capacidad de acción de la sociedad civil: na, sino que son espacios de sociabilidad “los centros sociales hacen más que noso- local que permiten el encuentro. Cultura tros sin dinero y más durable” (entrevista es más que arte o pintura, es una práctica con el responsable de las actividades públi- social y política democrática. Además, es cas del Reina Sofía, 2012). un medio para desarrollar políticas públi- El director del Museo Nacional Centro cas en tiempo de crisis financiera. de Arte Reina Sofía, Manuel Borja-Villel El Matadero de Madrid ilustra esta ló- (previamente director del Museo de Arte gica. La municipalidad poseía un espacio Contemporáneo de Barcelona [Macba]), abandonado sin fondos para renovar y sin propuso un proyecto colaborativo con la ideas. “No teníamos ideas precisas sobre sociedad civil (okupas y otras organizacio- el proyecto. Era una experimentación sin nes cercanas a los centros sociales, o movi- fijar nada” (entrevista con el coordinador mientos sociales como el 15-M). Crearon la del Matadero, 2012). Decidieron conceder Fundación de los Comunes9 y el concepto los espacios a actores privados y colectivos de “nueva institucionalidad”. Consiste en locales, para que desarrollaran actividades abrir la cultura a la sociedad civil y tam- de manera casi autónoma. El coste de la bién en aprovechar un momento de crisis renovación fue de cien millones de euros económica y política para innovar. En un para 50 000 m2; 30 % venía de empresas momento de fuerte crisis de las institu- privadas (entre otras, Red Bull), que asu- ciones tradicionales “se pretende cons- mieron 60 % de los costes de gestión. No truir un territorio de experimentación estamos defendiendo el argumento de que compartida entre, por un lado, institu- los okupas son quienes provocaron la pri- ciones culturales o políticas con vocación vatización de los espacios culturales, sino desinstitucionalizadora, en el sentido de que la idea de apertura y de delegación de autonomía, de gestión y de programación 9 Casa Invisible (centro social de Málaga), Traficantes de Sueños (librería activista de Lavapiés), Universidad a actores fuera de la propia administra- Nómada (red de investigación activista), Ateneu Candela (Terrassa, Barcelona) e individuos de Patio ción, y sobre todo a colectivos locales, Maravillas y Tabacalera. Podemos mencionar que el resulta de una difusión de innovaciones Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía participó en las negociaciones para legalizar la Casa Invisible sociales de la base. Los activistas de los y ayudó también al proyecto Tabacalera durante las negociaciones con el Ministerio de Cultura.

30 REVISTA ESPECIALIZADA EN INVESTIGACIÓN JURÍDICA no capturadoras de lo otro y de supera- públicos, que se oponen a toda forma de doras de sus límites (…) y, por otro lado, movimiento autogestionado y alternativo, unos espacios de cooperación autónomos y activistas, que ven toda forma de nego- con deseos de dotar de mayor estabilidad, ciación como una traición a la lucha. consistencia e incidencia a sus prácticas, Para los tres casos (con excepciones en es decir, superadores, a su vez, de la pre- Barcelona y Madrid, a partir de 2015), la cariedad a la que pretende condenarnos situación es típica de un “diálogo de sor- la globalización neoliberal” (FdlC, 2013, re- dos” entre un movimiento okupa bastan- cuperado de https://www.diagonalperio- te radical (que rechaza generalmente las dico.net/blogs/fundaciondeloscomunes/ formas de legalización denunciando los va-esto-la-fundacion-comunes.html). procesos de cooptación) y una esfera de Se han descrito en ese punto filiaciones las élites políticas que no toma en cuenta y difusiones de ideas y prácticas entre la las reivindicaciones de la sociedad civil. esfera de los csoa y las instituciones públi- La confrontación es violenta; no solo sim- cas, a partir de un análisis de la red de go- bólicamente (en los discursos), sino tam- bernanza urbana. Es verdad que algunos bién físicamente durante manifestaciones activistas rechazan esta filiación o denun- y desalojos. Esto da lugar a una escalada cian casos de cooptación que pueden ocu- creciente de radicalización. La gobernan- rrir. Otros la reivindican. Estos últimos za suele quedar cerrada, excepto en algu- aparecen efectivamente como mediado- nas excepciones que, paradójicamente, res o vectores de difusión. La entrada en pueden legitimar a la inversa este marco el gobierno municipal de Ahora Madrid represivo (Debelle et al., 2018). en 2015, es la materialización final de esta Sin embargo, este artículo muestra diver- dimensión. sas formas de negociación en los últimos 34 años. Son casos raros de legalización, Conclusiones formalización y difusión de iniciativas desde los CSOA hacia las esferas institu- Las relaciones de poder entre las autorida- cionales que han abierto mesas de nego- des públicas —ya sean municipales, regio- ciación y relaciones estables que permiten nales o estatales— y el movimiento oku- encuentros y colaboración entre el mun- pa, han seguido el patrón de dependencia do okupa y el institucional y, en algunos (path dependence) descrito por Mahoney casos, han permitido la consolidación de (2007). Este modelo de relación entre au- ciertos proyectos sociales, políticos y cul- toridades y movimientos sociales, se abrió turales garantizando su durabilidad. Se en España durante la transición y se tra- han construido estructuras híbridas de duce en un enfrentamiento entre actores

AÑO 3, NÚMERO 5, 2019 • JULIO - DICIEMBRE 2019 31 trabajo, que se convirtieron en bases de de un apoyo popular más amplio y ganó innovación social, cultural y política. So- activistas a través de las asambleas de ba- bre esta efervescencia, las élites políticas, rrio y de las oficinas de okupación.10 Por sus gabinetes políticos y los técnicos del otro lado, las esferas políticas de las insti- sector público han desarrollado e imple- tuciones se abrieron a personas cercanas mentado nuevas formas de políticas pú- al movimiento okupa y a la sociedad civil, blicas más participativas, intersectoriales, especialmente en Barcelona y Madrid. Las flexibles, pero también más temporales elecciones municipales y regionales de y con menos presupuesto. En efecto, este 2015 ilustraron esta dinámica de transfe- artículo muestra cómo las autoridades rencia de experiencias y de cooptación, locales delegan con más frecuencia la im- sobre todo en Barcelona, donde la actual plementación de servicios públicos a los alcaldesa es exportavoz de la pah y exacti- colectivos autónomos que funcionan sin vista de históricos csoa como Magdalenes dinero. o Miles de Viviendas. A escala metropolitana, el movimien- Por su parte, el caso de Bilbao nos mues- to okupa funciona como una plataforma tra cómo la falta de alternancia política y donde los activistas producen alternativas el continuismo en las formas e identida- que son, a veces —durante crisis que abren des del propio movimiento han supuesto ventanas de oportunidad—, cooptadas por un estancamiento y un menor impacto el poder político institucional contra el cual del movimiento de okupación, ya no solo los activistas más radicales siguen luchan- en las esferas institucionales, sino en los do (Pruijt, & Roggeband, 2014). Para enten- nuevos movimientos emergentes en el der los efectos de los movimientos sociales, contexto de la crisis. se deben investigar también las relaciones Este artículo confirma que el conflicto entre los diferentes grupos que constituyen entre grupos sociales e instituciones pú- redes heterogéneas con objetivos múltiples blicas juega un papel central en la inno- y no tanto organizaciones coherentes con vación de las políticas públicas (García, un programa único (Tilly, 1999). 2008). Las experimentaciones que ocu- El 15-M jugó un papel de catalizador de rren a nivel local y en grupos autónomos, estas lógicas subyacentes. La legitimación pueden circular para provocar reconfigu- de una cierta desobediencia civil por y raciones importantes de formas de ciu- para la vivienda, particularmente destaca- dadanía (Membretti, 2007) y —en ciertas da por la pah en Barcelona y Madrid, refor- zó las dinámicas de conflicto. Por un lado, 10 Algunos centros sociales proponen clases de forma- ción para okupar el propio departamento. En Ma- el movimiento okupa se beneficia ahora drid, el csoa Casablanca fue una plataforma particu- larmente activa en este sentido.

32 REVISTA ESPECIALIZADA EN INVESTIGACIÓN JURÍDICA condiciones— para impactar en la esfera Aguilera, T. & Bouillon, F. (2013). Le squat, un de toma de decisión. La gobernanza urba- droit à la ville en actes. Mouvements, na puede ser afectada de manera bastante 74(2), 132-142. durable (Degen, & García, 2012). Además, Alcalde, J. (2004). La batalla de los medios: la de- la ilegalidad de la okupación de locales finición de la problemática okupa en los para establecer viviendas o centros so- medios de comunicación de masas. En R. ciales provoca rupturas fuertes en los ór- Adell & M. A. Martínez (Coords.), ¿Dón- denes políticos, cuyos defensores deben de están las llaves? El movimiento okupa: reconocer, de manera más o menos explí- prácticas y contextos sociales (pp. 227-266). cita, el carácter dinámico e innovador de Madrid: Los Libros de la Catarata. las “inteligencias colectivas” (Katsiaficas, Amenta, E. (2006). When Movements Matter. 2006) que se desarrollan de manera autó- The Townsend Plan & the Rise of Social Se- noma en las asambleas y entre los muros curity. Princeton: Princeton University de las okupaciones. Press. Andrews, K. T. (2001). Social Movements and Referencias Policy Implementation: The Mississippi Civil Rights Movement and the War on Aguilera, T. (2012). Gouverner les illégalismes. Poverty, 1965 to 1971. American Sociologi- Les politiques urbaines face aux squats cal Review, 66(1), 71-95. à Paris. Gouvernement et action publique, Araiza, A., & González, R. (2017). La investi- 3, 101-124. gación activista feminista. Un diálogo ----- (2013). Configurations of Squats in Paris metodológico con los movimientos so- and the Ile-de-France Region: Diversity ciales. Empiria. Revista de Metodología de of Goals and Resources. In Squatting Eu- Ciencias Sociales, 38, 63-84. rope Kollective (SqEK) (Ed.), Squatting in Asens, J. (2004). La represión al movimiento de Europe: Radical Spaces, Urban Struggles las okupaciones: del aparato policial a (pp. 209-230). Wivenhoe/New York/Port los mass media. En R. Adell, & M. A. Mar- Watson: Minor Compositions. tínez (Coords.), ¿Dónde están las llaves? El ----- (2018). The Squatting Movement(s) in Par- movimiento okupa: prácticas y contextos is: Internal Divides and Conditions for sociales (pp. 293-338). Madrid: Los Libros Survival. In M. A. Martínez López (Ed.), de la Catarata. The Urban Politics of Squatters’ Move- Barranco, O., González, R., & Llobet, M. (2016). ments (pp. 121-144). New York: Palgrave Del movimiento okupa a las pah: cam- Macmillan. bios en las visiones e interpretaciones de la ocupación de viviendas. XII Con-

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