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En la parte occidental de la comarca de se encuentran algunos pueblos de indudable encanto y notable valor patrimonial. , , y Sigüés se encuentran alejados de las habituales rutas turísticas pero poseen numerosas razones para atraer el interés de los visitantes. La Jacetania más desconocida

Aunque perteneciente a la provincia de , en verano como la vela o el piragüismo; y los angos- el territorio más septentrional de la comarca de la tos del Esca un privilegiado cañón natural que es Jacetania ha estado vinculado históricamente a la visitado anualmente por cientos de aficionados al zona de influencia de , tanto en lo social como barranquismo. en lo económico. El pantano de Yesa, inaugurado en 1959, es la gran herida que determina su reali- Por supuesto, la pesca y la caza son prácticas tam- dad actual y, en cierto, modo, la causa también de bién de gran popularidad en la zona. Y una actividad cierto anonimato que no guarda justicia con la cali- que en los últimos años ha ido sumando numerosos dad de sus paisajes y el valor de su patrimonio. adeptos: el termalismo. Las aguas del pantano de Artieda, Mianos, Salvatierra de Esca y Sigüés son los Yesa anegaron el otrora popular y frecuentado Bal- cuatro núcleos que componen este pedazo de la Ja- neario de Tiermas. Pero en otoño, cuando el nivel del cetania, casi en la frontera con Navarra y en la di- embalse está en su cota más baja, son muchos los que visoria con el valle del Roncal. Aunque tradicional- acuden al manantial de agua termal para beneficiar- mente se volcó en la ganadería y en la agricultura, se de los efectos curativos y cosméticos del agua. en los últimos años los pueblos de la Alta Zaragoza han mirado también hacia el turismo y ahora ya es Esta parte de la comarca de La Jacetania está atrave- normal encontrarse con casas de turismo rural de sada por el ramal aragonés del Camino de Santiago, impecable factura y servicios pensados para recibir lo que representa otro de sus grandes potenciales. La a los turistas. El contraste entre las grandes exten- actual delimitación de la ruta jacobea recorre la mar- siones de campos y los abruptos desfiladeros que ha gen izquierda de Yesa, por Mianos y Artieda, para trazado el río Esca es una de las señas de identidad adentrarse en tierras navarras a través de Undués de de esta parte de la Jacetania. Lerma. Mientras, un ramal de la antigua ruta descien- de desde el Roncal, por Salvatierra de Esca y Sigüés.

En una hipotética ruta desde Jaca, el primer pueblo Las huellas del pasado de Artieda están muy presentes que atravesaremos será Artieda, y después Mianos. en la conocida como Cantera de Gimeno, donde se Ambos ofrecen una estampa inconfundible al viaje- encontraron unos interesantes mosaicos policromados ro. Se alzan sobre sendos y rotundos montículos en la del s. IV antes d. C. que en la actualidad se guardan en margen izquierda del embalse de Yesa, a la altura de el Museo de Zaragoza. No son los únicos yacimientos su cola, como si fueran hermanos gemelos. Son se- de la misma época encontrados en Artieda. guramente dos de las estampas más reconocibles de nuestra comarca. Las dos localidades han compartido En Mianos nos encontramos nuevamente con una un mismo destino desde que se construyera hace cin- traza urbana marcada por la singularidad de la oro- cuenta años el pantano. La alargada sombra de sus grafía. Desde el pueble se tienen unas hermosas vis- aguas y la amenaza constante de su recrecimiento tas de toda la Canal de Berdún y se aprecia en toda han marcado su historia más reciente y también un su dimensión la inmensidad del pantano. Pertene- perfil reivindicativo en sus respectivas sociedades. ció el pueblo al Monasterio de San Juan de la Peña hasta que en 1137 se trasladó a su actual ubicación, El casco urbano de Artieda está trenzado por edifi- pensada fundamentalmente con fines defensivos. cios que son un libro abierto de la arquitectura re- nacentista y neoclásica. Destaca la portalada de la Todavía se aprecia el antiguo recinto fortificado y los Casa de los Diezmos y la Casa del Hospital, herencia restos del palacio junto a la iglesia de San Sebastián, directa de las poderosas familias que habitaron en de origen medieval y ampliada en el siglo XVI. En el pasado en el lugar. Junto a la arquitectura civil, su interior se puede apreciar un retablo de la misma hay que hacer un alto en su iglesia de San Martin, época y una obra maestra del renacimiento: el arte- El agua, permanente influencia en la historia del de origen románico pero ampliada en el siglo XVI sonado de la cubierta y el coro alto, cuyo antepecho territorio, se ha transformado en un recurso para según los patrones de la época. Entre sus elementos aparece profusamente decorado con diversos pane- el ocio. Quizá por la obligación de hacer de la ne- más interesantes llama poderosamente la atención les. En la cercana ermita de Nuestra Señora del Arco cesidad virtud, los habitantes de estos pueblos han la torre de sillería con una llamativa escalera de ca- destaca también el retablo barroco del siglo XVIII. sabido encontrar nuevas formas de vida a partir de racol adosada. En su interior se conserva el excelen- los recursos existentes. Las aguas del pantano son te retablo de la Virgen del Rosario y la imagen del Estos no son los únicos alicientes de una localidad un escenario para innumerables prácticas acuáticas Santo Cristo, del siglo XVI. que muestra casas primorosamente rehabilitadas y Revista de la Asociación de Empresarios de Comercio y Servicios de la Jacetania 21

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Orba. Es un pueblo ejemplar, que ha sobrevivido a las amenazas de recrecimiento del pantano de Yesa y ha sabido mantener una vitalidad realmente ad- mirable. Su casco urbano se encuentra junto al cur- so del río Esca, sobre un promontorio rematado por la torre de los Pomar, que eran los antiguos señores de la baronía de Sigüés.

Pero si algo merece la pena una contemplación so- segada es la iglesia de San Esteban, de origen ro- mánico y ampliada en el siglo XVI. En su interior se conservan valiosos retablos. También mantiene el antiguo edificio del hospital de peregrinos. Siguien- do por la carretera, atravesando la angosta cuña abierta por el río Esca que separa Huesca y Navarra, llegaremos a Salvatierra, el pueblo más septentrio- nal de la provincia de Zaragoza. El núcleo está en un enclave prodigioso, protegido por las sierra de Illón y de la Virgen de la Peña por el norte, y las de Leyre y Orba por el sur.

Recientemente ha celebrado los 800 años de su fun- dación por Pedro II, que observó en este lugar im- portantes valores defensivos. La Iglesia de San Sal- vador (s. XVI), tiene soluciones arquitectónicas poco difundidas en la zona, como la bóveda rebajada de crucería acasetonada sobre la que se eleva la sacris- tía. En uno de los extremos del pueblo se levanta la modesta ermita del Pilar, que esconde sin embargo en su interior una interesante imagen renacentista en alabastro. En Salvatierra se venera a la Virgen de un especial cuidado por mantener su esencia origi- En el otro lado del pantano, están Sigüés y Salva- la Peña, cuya ermita se encuentra sobre la cima de un nal. Un buen ejemplo es la ermita gótica de Santa tierra de Esca. El primero da nombre a la foz que risco. Otros pueblos de la zona son Lorbes, Asso-Ve- Ana, en un extremo del pueblo, junto a la hermosa recorre el río Esca y que separa las sierras de Leire y ral, y los despoblados de Tiermas, Escó y Miramón. fuente de piedra. En la parte inferior del pueblo, en la que fue su ubicación original junto al Camino de Santiago (en lo que se conoce como La Regotera), todavía se pueden observar las ruinas de la Venta de Mianos, que dio servicio durante años a los via- jeros y caminantes que atravesaban el viejo camino entre Jaca y Navarra.

No podemos pasar por alto el pueblo semi aban- donado de Ruesta. Sus gentes tuvieron que dejar sus casas en 1959, cuando las aguas del pantano de Yesa comenzaron a anegar sus campos de cultivo. En 1988 la Confederación Hidrográfica del Ebro ce- dió su explotación a la Confederación General de Trabajo de Aragón (CGT). En los últimos años han realizado diversos trabajos de restauración de su patrimonio civil y religioso en colaboración con el Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón. Sin duda, la imagen más familiar y reconocible de Ruesta son las torres de su antigua fortaleza.