Toponimias Indígenas De Nicaragua / Jaime Incer
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TOPONIMIAS INDIGENAS DE NICARAGUA Jaime Incer JAiME INCER Toponimias indigenas De NICARAGUA San José, Costa Rica 1985 970.00497 136t Incer, Jaime Toponimias indígenas de Nicaragua / Jaime Incer. — San José : Asociación Libro Libre, 1985. p. ISBN 9977-901-15-5 1. Indios de Nicaragua. I. Título. LIBRO LIBRE Apartado 391, San Pedro de Montes de Oca San José, Costa Rica Hecho el depósito de Ley. Dibujo de la Portada: Mercaderes Aztecas en sus rutas comerciales. Hecho por Alberto B eltrán y tomado del libro de Victor W. von Hagen, Los Aztecas (México: Joaquín Martíz, 1964) A mis Hijas Ariadna Marcela, Sli/mali/a, "estrella de la alegría" en miskito. Velia Berenice, Slimasía, "estrella temerosa" en miskito. Valeria Lucina, Yalwas, "rocío de las estrellas" en sumu. Eugenia Lucía, Citlal, "estrella" en náhuatl. Aurea Estefanía, Tiltil, "estrella" en matagalpa. Todas de mi constelación. 6 INDICE LOS RAMA — GUATUSOS Introducción 17 Indice 25 LOS MISKITOS Introducción 33 Indice 45 LOS SUMUS Introducción 161 Indice 173 LOS MATAGALPAS Introducción 263 Indice 276 LOS MEXICANOS Introducción 351 Indice 386 BIBLIOGRAFIA 478 Toponimias Indígenas de Nicaragua 7 A MANERA DE PROLOGO Fue en el mapa del abuelo donde encontré por vez primera esos curiosos nombres: Chiscolapa, Sagua tepe, Sacal, Cáfen, Olama, Panse, Tasgua, Güirruca y Cuisaltepe. Entonces no había geodesia ni cartografía en Nicaragua. So- bre una cartulina Don Manuel Barquero dibujaba "a puro pul- so" el mapa del municipio. Estableció el perímetro según Tí- tulo Efidal conferido a la Comunidad Indígena de Boaco por el rey Carlos III. Convirtió las leguas en kilómetros, las caba- llerías en hectáreas y llenó el espacio trazando cerros, ríos y caminos que él conocía requetebien. Con pupila de relojero escudrifiaba los mapas de países lejanos --que nunca visitaría— y premiaba con mone- das la memoria geográfica de sus nietos. El enciclopedismo del abuelo era emulado por la abuela, quien recitaba de me- moria las provincias de China y uno tras otro los elementos químicos, desde el actinio hasta el zirconio, según me acuer- do. Aprendí por ellos a identificar las banderas de los países del mundo y a recordar las estrofas de 21 himnos de las na- ciones americanas. Ambos fueron maestros "del tiempo de Zelaya". Ahora voy tras sus pasos, cargando con 2500 toponimás, todas nicaragüenses, que representan algo más que listas de nombres exóticos inscritos en los mapas. En ellas hablan los indígenas (los de antes y los de ahora) des- cribiendo paisajes, relatando sucesos, dándonos a conocer esa secreta vivencia con su mundo y su tiempo; evocando, en fin, experiencias tan personales como para merecer un si- tio en los anales de la historia. 8 Toponimias Indígenas de Nicaragua Qué oportuno fue Thomas Belt cuando en su "Naturalista en Nicaragua" nos advierte: 'preservar estos nombres antiguos es muy importante porque en el futuro po- drían arrojar mucha luz sobre el origen de los pobladores pri- mitivos de la región", o la intuición del filólogo nicaragüense Carlos Mántica al investigar la secuencia de las pretéritas mi- graciones de los indios de México hacia Nicaragua: "Yo ten- go la respuesta! Búsquenla en las toponimias; en el Habla que quedó escrita en los ríos, en las montarlas y en los lagos; en los nombres de los dioses". Ciertamente, en un país donde los recursos bi- bliográficos son tan pobres al respecto y los investigadores pocos, donde la historia aborigen yace olvidada y las exca- vaciones arqueológicas apenas han rascado en el subsuelo, no cabe más que meter la nariz entre mapas y diccionarios —co- mo lo hacía el abuelo- para "olfatear" vocablos, descifrar etimologías y buscar su significado, hasta llegar a las propias raíces de la cultura nacional. Así conoceremos las toponimias náhuatl y choro tega, eminentemente descriptivas de lugares y sucesos, en algunos casos imitativas y ceremoniales; sentire- mos las vivencias acuático-silvícolas de Miskitos, Sumus y Ra- ma, tan anecdóticas e íntimas y percibiremos en los nombres matagalpa-chontal la influencia de dialectos del alto norte y del bajo sur. Tantas expresiones e imágenes plasmadas en tan poco territorio!. Que los esfuerzos pioneros de todos aquellos au- tores que se interesaron en descifrar las toponimias de Nica- ragua no sean en vano. Que el efímero pasatiempo de la his- toria de nuestra época no borre del pizarrón de la geografía los nombres imperecederos de esos pueblos; de todos modos lo nuevo siempre deja de serio y lo viejo nunca deja de pasar. JAIME INCER Manahuac, 12 de Abril de 1985 A 462 años del descubrimiento del lago Cocibolca o Ayagualo. Toponimias Indígenas de Nicaragua 9 INTRODUCCION Nicaragua es un mosaico de nombres geográficos indígenas dejados por diversas tribus que hablaban varias len- guas, cruzando o poblando su territorio en diferentes épocas. En algunos casos las unas suplantaron a las otras, sin que ello significara necesariamente un olvido total de las toponimias primeras. De hecho, algunos de esos pueblos como los Mari- bios, Choro tegas y Nicaraos fueron avasallados por los con- quistadores españoles, o se mezclaron con ellos, al extremo de perderse como raza y como lengua, sobreviviendo sola- mente algunos vocablos en la presente habla popular y ciertas toponimias que quedaron en la región de los lagos y volcanes. Otras tribus, en cambio, como los Miskitos, Sumus y Rama lograron conservar ambas identidades hasta el presente, enri- queciendo con la musicalidad de sus topónimos los diversos parajes de la Costa Atlántica. Un séptimo grupo, los Matagal- pa-Popolucas, ocuparon la meseta central y los valles interio- res del país, donde los nombres geográficos muestran cierta hibridización con las tribus vecinas. Más que una tribu, en el sentido étnico de la palabra, los Matagalpas sobrevivieron co- mo una comunidad indígena "ladinizada" hasta principios del presente siglo. Un esquema sinóptico de todas estas lenguas se presentan en la Tabla expuesta más adelante. El origen de estos grupos es discutido en cada una de las secciones respectivas del presente ensayo, acompa- ñado por el mapa correspondiente a la distribución de sus to- ponimias. Una posible relación entre ellos se postula en la úl- tima parte, al tratar sobre las invasiones de las tribus proce- dentes de México, incluyendo tardías migraciones aztecas, de carácter comercial itinerante, que dejaran sembrado de nom- de Nicaragua 10 Toponimias Indígenas bres su derrotero entre las Segovias y el río San Juan. En to- dos los casos, sin embargo, se destaca como idea unificadora en el bautizo de las localidades la presencia ineludible de los mismos accidentes geográficos, como factores de orientación, además de percibirse cierto trasfondo mítico-histórico y aflo- rar la gran sensibilidad de cada pueblo para reconocer y apro- vechar su propio entorno natural. Estamos seguros que una revisión exhaustiva de los nombres geográficos de procedencia indígena, realizada en los países vecinos, permitiría ampliar el enfoque de este ensa- yo y confirmar algunas de las hipótesis que aquí se anticipan sobre el origen y distribución anterior de los pobladores que ocuparon, o todavía ocupan, el actual territorio centroameri- cano. Por su posición ístmica central —un verdadero puente geográfico— Nicaragua podría arrojar interesantes evidencias sobre las migraciones de los antiguos pueblos y así confirmar ciertos posibles enlaces entre las grandes culturas de Norte y Suramérica; la primera bajando por la franja del Pacífico y la segunda subiendo por la del Caribe, para encontrarse ambas a nivel de Chontales. Quizás sigan la dispersión natural de flo- ras y fauna que desde opuestas direcciones avanzaron por el istmo en edades más remotas. En cuanto a la validez interpretativa de las to- ponimás, aquí presentadas de acuerdo con sus derivaciones etimológicas, queremos ser cautelosos y honrados. Cautos porque muchos de tales nombres, especialmente en la Costa Atlántica, fueron copiados directamente de los mapas mo- dernos, donde posiblemente se colaron algunos nombres mal escuchados y peor escritos, lo cual induce a equivocadas in- terpretaciones; y honestos para dar crédito de muchos sig- nificados, primeramente, a Alfonso Valle Candia, gran maes- tro y pionero en estas averiguaciones. Su libro, "Interpreta- ciones de Nombres Geográficos Indígenas de Nicaragua", pu- blicado hace 40 años, hoy casi desconocido, es una fuente primaria de consulta con sus 1350 toponimias incluídas. A Carlos Mántica, sin duda nuestra mejor autoridad en las to- ponimias derivadas del náhuatl, y a Alejandro Dávila Bo- taños, quien también ofreció algunas sugestivas interpreta- Toponimias Indígenas de Nicaragua 1 1 ciones de la misma lengua. Adicionalmente, de las lecturas de Daniel G. Brin ton y Walter Lehmann, logré derivar los sig- nificados de las toponimias matagalpas, mientras las interpre- taciones de nombres miskitos y sumus son deducciones pro- pias, auxiliado con los pocos diccionarios que han sido publi- cados sobre dichas lenguas. Desde luego no puedo olvidar, sin también agra- decer, la valiosa orientación bibliográfica que me brindara el historiógrafo Jorge Eduardo Arellano, ni las prudentes suge- rencias del investigador alemán Götz von Houwald, quien se ha especializado en la cultura de los Sumus; de su informa- dor, el amigo Francisco Rener, quien en una ocasión me sir- viera de intérprete y guía en el río Waspuk. Ambos tuvieron la paciencia de revisar los correspondientes listados sumus, in- troduciendo algunas correcciones en la grafía y anticipando otras interpretaciones igualmente probables. Mi agradecí miento, además, a Carlos Sánchez Arias, por la elaboración de las ilustraciones y mapas que acompañan al texto; a Car- men Leiva de Núñez, quien tuvo la poca envidiable tarea de levantar el texto, cambiando de tipos mecanográficos para cada etimología indígena; a Marta Lorena Rodríguez, infa- tigable correctora y supervisora de la edición; y especialmen- te a Xavier Zavala Cuadra por su decisión y apoyo en la publi- cación de esta obra y a mi paciente esposa Velia quien sopor- tó estoicamente todas mis levitaciones y exultaciones durante la concepción de este ensayo.