Margot Loyola Palacios: el canto de

Por Claudio Abarca Lobos1

Yo no vivo mi vida solamente, vivo la vida de todo mi pueblo y de todos los pueblos del mundo, y recibo como esponja todos los sufrimientos.

Nacida en Linares el 15 de septiembre de 1918 y ganadora del Premio Nacional de Arte en 1994, Margot Loyola Palacios fue una artista e investigadora de inconmensurable aporte al folclor y la cultura chilena. Maestra de maestros, dedicó su vida al rescate y difusión de nuestras manifestaciones, y a la creación.

Mi niñez fue con pocos juegos, estuve muy preocupada de cosas de gente grande. Viví rodeada de música y canto, de música de la naturaleza, que es superior.

Margot fue la mayor de cuatro hermanos (Ruth Estela, Juan Recaredo y Marco Aurelio). Su padre, Recaredo Loyola, fue criador y apostador en las peleas de gallos, comerciante, aficionado a las chinganas y amante del canto tradicional. Su madre, Ana María Palacios, fue una de las primeras farmacéuticas en Chile, amante de las bellas artes, la filosofía y la pintura.

Con su hermana Estela formó el dúo Las Hermanas Loyola. En sus inicios, ganaron un concurso en la radio Pacífico, en , lo que impulsó la carrera del dúo. Después de mucho esfuerzo realizaron sus primeras grabaciones, llevándolas al éxito y giras por todo el país.

Junto a Estela, Margot fue pionera en la interpretación del canto y el uso de instrumentos de pueblos originarios, especialmente el Mapuche. Es así como el canto de los pueblos originarios, encuentran en su voz una aliada para dar a conocer su acervo cultural. En el rescate y difusión del patrimonio tradicional de Chile, el de los pueblos originarios es uno de los más trascendentes, destacan la canción de machi y cantos ceremoniales mapuches, así como cantos de origen precolombino del Norte Grande y que son compartidos con países limítrofes. Algunos cantos ancestrales de la cultura rapanui, así como otros modernos como el sau sau y el tamuré, son difundidos en el continente por Margot Loyola.

1 Periodista y magíster en comunicación, autor de libros de poesía y cine. Ha sido docente universitario y editor literario. Director de Emporio de Ideas, medio online dedicado al arte y la cultura. Para estudiar el folclor se necesita rigor, profundidad, estudios, respeto, conocimiento, modestia. El folclor va siempre callado, lento, profundo… es como un secreto.

Desde su infancia sintió la cercanía con el canto tradicional, oído primero de su madre y luego de las cantoras, que homenajeaban al Niño Dios de los pesebres en las casas patronales cercanas a Linares. De esa época queda en su memoria antiguos cantos de los pueblos de Rari, Panimávida y San Antonio, villorrio de los alrededores de Linares. El contacto con el musicólogo Carlos Isamitt y el repertorio que éste le entregara, así como también su cercanía con el estudioso y maestro de la Universidad de Chile Pablo Garrido, quien la orientó en las transcripciones musicales de la música vernácula y en la observación de las danzas tradicionales, pero con una perspectiva antropológica, despertó en Margot Loyola el interés por la investigación, que le hace replantear su quehacer artístico.

El folclor chileno es un decir y un hacer. Surge de tres fuentes: la indígena, la europea y la africana. De ahí nace. En ningún caso es autóctono, proviene de distintas culturas.

Iniciada la década del 40, las Hermanas Loyola grabaron su primer registro para el sello RCA Victor, un single con dos tonadas: “Moliendo maíz” (letra de Cristina Miranda) y “Las trenzas de mi huasa” (letra de Manuel Aranda), ambos temas musicalizados por Margot Loyola.

A comienzos de 1950, siguió su carrera como solista y artista de RCA e incluye repertorios no considerados en la interpretación de la música tradicional, como son los cantos mapuche y rapanui. En su primera gira a Europa, Margot graba para RCA dos discos. En París, además, participa en “La corbata”, una película de mimos, dirigida por Alejandro Jodorowsky. También graba dos discos para Mezhdunarodnaya Kniga, en la URSS, y un disco para Electrorecord en Rumania. En 1972, grabó en DICAP “Canciones del 900”, una producción con música de . En este trabajo, Margot muestra una faceta poco conocida: la interpretación de música popular.

Amanezco cantando. Yo sueño cantando. Tengo todas mis melodías dentro de mí y las siento en cada momento. Todo va dentro, junto con los paisajes, todo eso está en mí.

Ya en los 90 y en el novedoso soporte de disco compacto, se reeditan sus antiguas grabaciones. Con Sony Music graba su álbum “Siempre Margot”, su último trabajo con un sello discográfico. En años posteriores y ante la falta de interés de las discográficas, realiza producciones particulares, que generan álbumes como “Legado musical inédito de un Premio Nacional de Arte” y “Otras voces en mi voz”.

CONTRIBUCIÓN A LA ACADEMIA

En 1944, la Universidad de Chile tomó contacto con las Hermanas Loyola, para incluirlas como intérpretes en la antología discográfica “Aires tradicionales y folklóricos de Chile”. En 1949, Margot inició su carrera como docente, que se consolidó cuando fue llamada a participar en las Escuelas de Temporada. Ahí realizó cursos prácticos en la enseñanza de las expresiones folclóricas conocidas hasta esa época. De estos cursos dictados por todo el país e impartidos principalmente a profesores normalistas, surgen importantes intérpretes e investigadores de la cultura tradicional chilena.

Margot Loyola realizó su trabajo académico por algo más de cuatro décadas. Luego de trabajar por catorce años en la Universidad de Chile, en 1972 comenzó su labor en la Universidad Católica de Valparaíso. En esta casa de estudios dictó la cátedra de folclor para las carreras de Educación Musical, Licenciatura en Ciencias y Artes Musicales y Educación Física.

Las publicaciones son también parte central de su producción: escribió cinco libros y una gran cantidad de artículos publicados en distintas revistas, entre las que podemos contar la Revista Musical Chilena de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile.

Siento un drama, porque no veo a este país como quisiera, veo que mi tierra es tan linda, que los chilenos son tan capaces, pero no sé por qué no llega la idealización, donde todos estemos en un mismo nivel, teniendo cada uno lo que se merece.

AGUIRRE CERDA, NERUDA…

Compartió con diversos personajes de la historia política y cultural de Chile, siendo testigo de gran parte del siglo XX. Creadores y líderes como Isidora Aguirre, Luis Advis, Pablo Neruda, Alejandro Jodorowsky, Ana González, Pedro Olmos, Francisco Meza Seco, Ema Haus, Pedro Aguirre Cerda, Eduardo Frei Montalva, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet y, por supuesto, su querida comadre , cuyo primer encuentro se produce en 1952, entre una Margot Loyola ya conocida por su labor de intérprete y docente, y una Violeta Parra que comenzaba su carrera como solista. En este encuentro, Margot advirtió en Violeta el talento de una creadora genuina, por lo que le ayudó a buscar espacios, sobre todo en el circuito radial, en universidades y en el ambiente intelectual y artístico de Santiago.

En 1955, Pablo Neruda invitó a Margot Loyola a participar en un recital en el Teatro Municipal de Viña de Mar. Ella interpretó temas de distintas áreas culturales de Chile y Neruda le entregó los textos de las “ a Manuel Rodríguez: Vida, Pasión y Muerte”, que la oriunda de Linares musicalizó y cantó por primera vez en este recital.

He sido profeta en mi tierra, porque me siento muy querida por toda la gente... y no es por mí, es por nuestra música, por la música de nuestro pueblo, de nuestra tradición, porque se sienten identificados de alguna forma con lo chileno.

EL GOLPE DEL GOLPE

No pocas distinciones recibió Margot Loyola en su dilatada carrera. Fue investida Doctora Honoris Causa de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y de la Universidad Arturo Prat, en Iquique. En julio de 2014, la Universidad de Talca le entregó la Medalla Abate Juan Ignacio Molina.

En Chile, recibió más de doscientos reconocimientos, premios y medallas, incluyendo Hija Ilustre de Linares, Valparaíso, Codegua, Navidad y Pica; el Premio APES en dos oportunidades y el Laurel de Oro en otras dos; y el Premio Altazor. En el extranjero, por su labor de intérprete, investigadora y maestra, fue distinguida con la Cruz de Comendador de la Orden de Boyacá (Colombia) y el Premio Alicia Moreau de Justo (), entre otras condecoraciones.

Durante la dictadura militar encabezada por el general Augusto Pinochet (1973-1990), Margot Loyola, quien había cantado para comunistas prisioneros en el campo de concentración de Pisagua en 1948, contribuyó a la salida de presos políticos del país, entre ellos algunos folcloristas. Esta y otras acciones hicieron que en 1981 se le otorgara el premio Monseñor Óscar Romero, de SERPAJ (Servicio Paz y Justicia).

Después del Golpe Militar perdí muchas cosas, entre ellas la voz porque estuve un tiempo largo sin cantar, simplemente porque no tenía nada adentro, sólo una pena muy grande, pensando que había llegado mi fin. Ese gran dolor se produce cuando nos damos cuenta que muchos de nuestros compañeros de trabajo, muchos maestros, campesinos, cantores, que andaban en la misma búsqueda de rescate de investigación, se encontraban detenidos, muchos de los cuales desaparecieron. Todo esto crea una atmósfera muy triste en mi alma, sintiéndome vacía por dentro, no pudiendo actuar tampoco, porque estaba en esa lista negra (…) Me quisieron callar, estuve vetada en las radios, en los medios de comunicación y en los escenarios.

En septiembre de 1994, Margot Loyola fue distinguida con el máximo galardón dado en nuestro país, el Premio Nacional de Arte, siendo la primera mujer que recibe este reconocimiento en el campo musical. El Premio Nacional de Arte entregado a Margot Loyola puso en valor la música, la danza y la identidad chilenas, las que ella observó, escuchó y recopiló no solo en discos sino también en libros: “Bailes de tierra en Chile”, “El cachimbo”, “La tonada: testimonios para el futuro”, “La : danza de la vida y de la muerte” y “50 danzas tradicionales y populares en Chile”, todos publicados por Ediciones Universitarias de Valparaíso y los dos últimos escritos junto al profesor Osvaldo Cádiz, su compañero de vida y marido.

Margot Loyola Palacios falleció el 3 de agosto de 2015.