> Radiografía de la mujer española /14 (Navarra)

De sus 198.759 habitantes (casi 335.000 en el área metropolitana), un 52% es mujer, y tienen la esperanza de vida al nacer más alta de España (85,51 años). Hay un 12,6% de inmigrantes, en la media nacional. El grupo más numeroso es el ecuatoriano (14%).

40 l www.yodona.com CALMA De arriba abajo y de izq. a dcha.: Bajo las murallas, una piragua atraviesa el río Arga, al RELATIVA que durante mucho tiempo la ciudad dio la Todo queda a un paso, y nadie parece tener mucha prisa. Pamplona, espalda y que hoy ha recuperado para el ocio. dicen sus moradoras, es, sobre todo, tranquila, pero basta arañar un Las casas de la céntrica poco la superficie para que salga a la luz su alma luchadora, orgullosa, Plaza del Castillo se reflejan en las cristaleras peleona y diversa, tanto como sus murallas... del Café Iruña, que por ANA GOÑI + fotos ADRIANA LÓPEZ SANFELIÚ frecuentaba Hemingway. Un grupo de estudian- tes charla en la entrada del edificio central de caña pequeña) y los primeros pinchos (o pintxos, como se quiera). la Universidad de Hay de todo en todas sus calles, aunque en las norteñas, el estilo Navarra. Edificio del (en ellas, abunda el pelo corto o a capas, los pantalones ajusta- casco viejo. dos) delata una huida de la moda acomodada, y los símbolos (una bandera del arco iris, algunas republicanas, otras ikurriñas) hablan más de reivindicaciones, credos de izquierdas y abertzales. Al otro na anciana, falda plisada, chaqueta marrón, ca- lado del casco histórico, en la amplia Plaza del Castillo, las terra- mina por los fosos de la Vuelta del Castillo, el parque zas de los cafés revientan de gente y los niños juegan con sus pa- U que rodea la Ciudadela. Anda que te anda, se cruza dres en esta amplia sala de estar de los pamploneses, pero tam- con dos chicos que, tumbados, se besan. Los mira y bién hay alguna guiri con la falda arremangada hasta las ingles, sigue sin decir nada. Al pie de los lienzos, encuentra una piedra de una novia con vestido blanco y pañuelo pamplonica, y quizá, no buen tamaño, se sienta, se ata un pañuelo a la cabeza y vuelve la sería raro, coincida alguna manifestación minoritaria que llena de cara al sol. Un poco más allá, una treintena de ecuatorianos se en- policías y chicos con pintas y pancarta una de sus esquinas. De tretiene en la hierba: ellos, con el voléibol; ellas, con la charla; sus ahí parte la Avenida Carlos III, peatonal, comercial y burguesa, y chiquillos, con un globo rojo que tiran y recogen del estanque. En allí puede que unas mujeres bien, bien arregladas, estudien con el extremo oriental del parque unos hacen escalada en la muralla; detenimiento unas sandalias de 108 euros. Ha pasado un ratico, otros más jóvenes beben y ríen en corros. Se ve un grafiti, y una como dirían aquí, y la anciana de la falda plisada se levanta de su pintada aislada reza: Gora Euskal Herria Askatuta! A pocos minu- trono improvisado. Por un instante, mira con prevención a las dos tos, en el casco viejo, las aceras se pueblan de una mezcla vario- mujeres que, una con la cámara y otra con el cuaderno, la obser- pinta, de todas las edades, que pasea entre sus muchos comer- van. Ella no lo sabe, pero su imagen y la de quienes la rodean a cios y saca de los bares (aquí no hay ley antibotellón) sus chiquitos estas horas de la tarde servirán como símbolo de esta Iruña que o txikitos (así es como piden el vino los mayores), sus zuritos (una resiste, y revienta, el cliché de pequeña-ciudad-uniforme.

www.yodona.com l 41 De arriba abajo: Nuestra guía por Pamplona, Maribel García, en su panadería, una de las muchas franquicias que la firma Panasa tiene en Pamplona. Con dos madres de alumnos del colegio de sus hijos.Junto a su pequeño, Adrián. En la pág. siguiente, de arriba abajo: , alcaldesa desde 1999 y presidenta de Unión del Pueblo Navarro (que también gobierna en la comunidad desde 1996). Una mujer trabaja en las calles de la ciudad. Cartel de la candidatura a Capital Europea de la Cultura 2016.

Pequeña, sí, pero no uniforme. Cuando la mujer del cuader- no recibió el encargo de retratar a las pamplonesas, alguien en exclamó: «¡Ciudad de curas y señoras con pañuelo de Loewe!». El estupor se dibuja en quienes aquí lo escuchan: esa podía ser, dicen, la de hace muchas décadas. «Pamplona tiene mil matices, es muy diversa», sostendrá Yolanda Barcina (50 años), la alcaldesa, y lo cierto es que, más allá del eslogan, bas- ta pisar la Plaza del Castillo para darse cuenta de que no, de que hay eso y mucho más. Ahí está Maribel, la guía de YO DONA por la ciudad, que habla de una urbe plácida para criar a sus ni- ños, Leyre y Adrián, en la que ella hace vida familiar, pero que, de repente, se saca de la chistera (o de la boina A pesar de la navarra, o de la txapela) a una amiga poeta, lluvia (58 días anarquista, activísima y reivindicativa, y así, hi- despejados al la que te hila, llegarán también las universitarias año), la ciudad y sus hábitos nocturnos, la joven de la Herriko Taberna o la mujer que un buen día sintió la invita a caminar: «llamada» de Dios y se hizo del Opus, que tan- conserva cinco to pinta en esta urbe… km de muralla No, Pamplona es mucho más que curas y se- y11depaseo ñoras arregladas, por mucho que uno de sus junto al río Arga, aromas sea el perfume suave de las mujeres entre huertas bien vestidas de cierta edad, y por mucho que que delatan su en el mismo tren que conduce a ella, un alza- pasado agrícola. cuellos dos asientos más atrás parezca confir- Es, además, una mar el cliché ajado. Las primeras impresiones, de las ciudades ya se sabe, suelen ser engañosas. Y así lo son con más zona también las callejuelas vacías del casco histó- verde por habi- rico un miércoles a las tres de la tarde, casi sin tante (25 m2). un alma. Lástima llegar a esas horas en un día gris, plomizo, y lástima que, por cuestiones de agenda de la alcaldesa, no dé tiempo antes de entrar en materia política a patear esta población diversa ni a ver a Maribel, ejemplo de la vida aquí a ras de suelo, hasta pasadas las cinco, cuando el chirimiri cae ya sobre la verde Pamplona. La cita con Yolanda Bar- cina, regidora desde hace 11 y primera fémina en el cargo, sin em- bargo, sirve para comprender, casi a vuelo de pájaro, su urba- nismo. La alcaldesa ha escogido el restaurante Portal de Descal- zos, abierto en la cúspide de un edificio sobre las murallas bajo el como la de 40, tiene una gran capacidad de trabajo; y como la an- cual un ascensor comunica la vieja y la nueva Pamplona: el centro ciana, tiene serenidad, historia, tradición; y sabe compaginar todo peatonal con la remodelada Rochapea, la Rocha, y otras zonas ello». De 20, de 40 y de 70, los cinco días que YO DONA se inmis- extramuros. Nacida en una terraza del río Arga, la ciudad se irguió cuye en la vida de Maribel y las pamplonesas dan para conocer, como fortaleza militar, y sus bellas murallas, las últimas en rom- sí, a chicas con ideas y ganas de luchar, a muchas trabajadoras y perse de España, obligaron con su cerco a que creciera a lo alto, a quienes tienen años y temple. Las féminas son hoy mayoría en la no a lo ancho. Sólo entonces comenzó a expandirse, primero en Pompaelo fundada en el 75-74 a.C. por Pompeyo sobre un asen- la cuadrícula de los Ensanches, hacia el sureste, y más tarde hacia tamiento de vascones (origen del nombre Iruña, la ciudad) y, entre los nuevos barrios del norte, que seguían aislados hasta hace bien ellas, la franja de edad más nutrida va de los 30 a los 39 años, los poco por una buena cuesta del centro. mismos que tiene María Isabel García, nuestra Maribel, que nos Antes de pasar a temas más políticos y polémicos, como su posi- espera al otro lado del ascensor de Barcina, pasado el Arga y ción y la de su partido, el conservador Unión del Pueblo Navarro cerca de su barrio, el nuevo y residencial Buztintxuri. Maribel viene (UPN), hacia el aborto, Barcina cuenta que ella ve esta urbe feme- con Adrián, su hijo pequeño (ocho años), oculto a su espalda, pero nina como una mujer que, «como la chica de 20, es vital, pujante; él escapa en cuanto puede de las desconocidas. Ventajas de

42 l www.yodona.com El abandono escolar es de un 15% (la mitad del nacional) y hay 1,5 mujeres con estudios superiores por cada hombre. La Universidad de Navarra congrega a unos 10.000 alumnos.

Pamplona: los chavales pueden correr lejos de sus mayores, por- trara un trozo de verde donde pegar balonazos». que aquí, dicen, nunca pasa nada (la tasa de criminalidad navarra Eso es precisamente lo que hace Adrián, mientras su madre, Ma- es la menor de España), todos o casi todos se conocen y hay mu- ribel, asume incómoda su papel de representante de las pamplo- chos, muchos parques. «Cuando pienso en Pamplona, pienso en nesas. Discreta de temperamento y de vestimenta (va de negro, verde, en oxígeno, en árboles, aunque hemos perdido mucho», porque estiliza, y suele comprar en internet), al principio parece relata Uxue Barkos (46 años), diputada y portavoz en el Ayunta- que ella también quisiera correr lejos de las aún extrañas. Poco a miento de . Ella, de hecho, volvió de Madrid a su tierra poco, sin embargo, se suelta, y va desgranando su vida en esta cuando, «mi marido y yo decidimos que Pamplona era mucho me- urbe «tranquila» («tranquila», «tranquila», reiterarán muchas voces jor ciudad para que mi hijo creciera, rompiera pantalones y encon- femeninas) que le encanta y en la que «la educación y la sanidad están muy bien y criar a los niños es fácil, por su mismo tamaño y porque están más controlados. Cuando sean adolescentes po- drán hacer lo que sea, pero aquí siempre habrá algún conocido que te cuente dónde los ha visto y qué hacían...».

No hace falta que lo diga, porque escuchándola hablar de Adrián o de la vivaracha Leyre (10 años) y su insólita pasión por el saxo (le viene «por Lisa, la de Los Simpson») y viéndola en su día a día (en un partido de su hijo; en el café de la mañana con otros pa- dres del cole) resulta obvio: «¿Que si hago vida de niños? Toda. Aquí la familia es muy importante. De vez en cuando salgo sólo con mi marido a cenar, pero poco. En verano vamos a Galicia, y nos esca- pamos con ellos a Eurodisney, a Port Aventura. Pero lo de dejarlos una semanita con alguien... Nunca. Además es que no podría». No podría y no querría. De chica, Maribel no soñaba con convertir- se ni en médico ni en astronauta; su única meta clara, confiesa, era que tendría hijos, incluso sola, aunque no se le hubiera cruzado ya en el instituto Enrique Jiménez (41 años), hoy mecánico electricista en el Gobierno de Navarra, con el que lleva 22 años, ocho de no- vios y 14 de casados... por la Iglesia, aunque ella no sea de misas. Maribel, de chica, tenía ansias de independencia económica, que no familiar (vive al lado de su madre), y empezó pronto a trabajar en el restaurante de unos tíos, mientras estudiaba, y más tarde a jornada completa, cuando dejó los libros al acabar bachiller, algo de lo que se arrepiente y que choca con la muy formada Navarra, que tiene entre sus méritos la calidad en la educación, encabeza- da por la Universidad de Navarra, del Opus Dei. La élite de poder en la comunidad, según una tesis del sociólogo Ricardo Feliú, la forman 90 personas (7% mujeres), la mayoría sa- lidas de esta universidad fundada en 1952 por Josemaría Escrivá de Balaguer. En su impresionante campus (400.000 m2) se mez- clan pamploneses, otros españoles (los más) y extranjeros. Se mezclan, pero no se tocan, no al menos una mañana de viernes en sus inmensas explanadas verdes, que quizá en otro sitio invita- rían al botellón y a los cariños al sol. Las mesas de El Faustino, la cafetería central, parecen disgregadas por sexos: cinco chicos, dos chicas, cuatro chicas… «Una coincidencia», nos dicen allí. «La gente cree que aquí te intentan adoctrinar, pero no. Te enseñan valores humanos», opina Paloma Lorenzo (Burgos, 23 años), es- tudiante de Periodismo, que no pertenece a ese Opus que suscita sentimientos encontrados: «Ellos tienen el poder, y debes pasar por el aro», sostiene alguien que no quiere dar su nombre. «A mí me parece muy bien que una creencia te haga moverte tan- to», opina Maribel, que conoce a gente de la Obra, sobre todo, co- mo clientes de su panadería (en el comercio minorista, un 70,5% de

www.yodona.com l 43 los puestos los ocupan, como ella, mujeres). A Maribel le encanta La calidad sanitaria es uno de los sellos de este empleo que le da libertad y que le permite tratar con mucha Pamplona, que cuenta con la prestigiosa gente.Yaeso,acharlarconlaclientela, se dedica nada más llegar, Clínica de Navarra, de titularidad privada. Sus hacia las 9:30 h, mientras, vestida con un delantal negro y tarro de habitantes, sin embargo, se decantan por la mantequilla en ristre, se afana detrás de la barra. Se marcha cerca sanidad pública, que valoran con un 7 sobre 10 de las cuatro, aunque un día sí y otro también, algo pasa que la re- (la segunda puntuación más alta de España). tiene. «Tengo un trabajo que me gusta y en el que puedo conciliar, ¿qué más se puede pedir?», se pregunta. boga le costó en su día, cuando nació Adrián, su empleo. A él se lo cogían en la guardería pública, pero a Leyre no. «Me dio muchí- Para muchos españoles, lo que se puede pedir es un trabajo, sima rabia. El trabajo iba estupendo y podía compatibilizarlo con la a secas, lo que en Navarra es algo menos difícil: aunque se ha no- familia, pero, con lo que costaba un centro privado, unos 300 eu- tado mucho la crisis, el paro ronda el 10%, y es de un 11,41% en ros, más me valía quedarse en casa. Y ahí estuve dos años.» Los féminas (los más bajos de España). Al tiempo, la tasa de actividad dos años de Maribel tienen visos de alargarse para Julia Itoiz (39 entre ellas sobrepasa la media. Quizás esto se deba al alto nivel años), su amiga del instituto, prima de su marido, poeta, rapera y de formación o a que, durante años, el número de hijos por mujer cuentacuentos. Ella tenía clarísimo que quería que, por un tiempo, haya sido inferior al español (hoy lo supera en una décima). O tal su único oficio fuese criar a sus hijos, Mikel (cuatro años) y Xilbana vez tenga también que ver lo que comentan muchas, algunas para (tres), puesto que «no hay trabajo más interesante ni más barato tacharlo de mito y otras, como Mª Victoria Vidaurre Garcés (48 para el Estado». Los tuvo con un hombre 11 años menor, del que años), presidenta de Amedna (la muy activa Asociación de Muje- está separada y con el que, desde el principio, llegó a un acuerdo: res Empresarias y Directivas de Navarra), para rubricarlo: «Esta ella los criaría y se ocuparía de todo; a cambio, él es «un padre de sociedad ha sido muy matriarcal y eso deja su impronta. Aquí calidad, no de cantidad». De calidad también es, por cierto, el mu- siempre hemos pintado mucho, eso sí, en la sombra. Como decía cho tiempo que Enrique, el marido de Maribel, dedica a los suyos, mi abuela: ‘Haz lo que tú quieras, haciendo ver que es lo que porque aunque en las cargas domésticas él se quede en un 40%, quiere él...’.» Hoy, Iruña cuenta con una alcaldesa, una delegada se involucra mucho en todo lo que atañe a Leyre y Adrián. del Gobierno y una presidenta del Parlamento, pero en la empresa Julia ha quedado con Maribel y familia el sábado al aperitivo, des- la huella femenina se nota menos. Según Amedna, un 69,8% de pués de que Adrián salga rojo como el pañuelico sanferminero, las firmas navarras sólo tiene hombres en puestos directivos. pero victorioso, del partido en los Escolapios (concertado). Entre El gran tema pendiente, aquí y en Algeciras, es la conciliación, la multitud que, como una manifestación, abarrota las calles, Julia aunque en Pamplona comienza a dejar de verse como una cosa habla y habla: de la alta participación ciudadana (ella está en el «de mujericas». El Ayuntamiento ha estrenado un Pacto Local por movimiento popular del casco viejo) al rap y los cuentos con los la Conciliación, y Amedna mantiene varias iniciativas, como el por- que, junto a una castañera, siembra la semilla de lo medioambien- tal e-concilia y el sello Reconcilia. A Maribel, esa palabra tan en tal en los colegios, de los dantzaris que, en una Euskal Jai (fiesta vasca), bailan en la plaza de los Burgos al temido PTV, el Pamplo- nés de Toda la Vida que glosa durante horas las virtudes de su tie- rra... Resuelta, Julia se atreve a dar una definición de Pamplona: «Es muy provinciana, pero una vez al año, en San Fermín, pasa el mundo por aquí, y eso la hace a la vez muy moderna». Tema polémico el de los Sanfermines. La alcaldesa habla de una exhibición de la igualdad en la que tanto el directivo como el parado visten de blanco y rojo (aunque luego cada cual reinterpre- ta el uniforme: algunas con el polo de Lacoste; otras, más bakalae- ras, con pata de elefante y plataformas...). Uxue Barkos los descri-

Arriba, pasillo del Hospital de Navarra y Ruth Vera, jefa del Servicio de Oncología. A la izq., de izq. a dcha.: Mª Victoria Vidaurre yCristinaPeña,presidenta y directora gerente de la Asociación de Mujeres Empresarias y Directivas de Navarra. Uxue Barkos, diputada y concejal de Nafarroa Bai. En la pág. siguiente, arriba: Ana Almandoz, empleada en la fábrica SAS Automotive Systems. Abajo, el Café Iruña. Rebeca Larreta y su pareja, de poteo (de tapas). Esta es la cuarta comunidad del país en la que menos personas se declaran católicas, un 73,5%. Las bodas civiles superan por un pequeño margen a las religiosas, y crece el número de solteras. Ellas se casan, si lo hacen, a los 33 años; ellos, a los 31. La edad media de la maternidad, sin embargo, es de 31 años (y ‘tocan’ a 1,5 hijos por fémina). be como «la explosión de algo maravilloso: la fiesta en la calle, sin reloj y para todos, mucho más que un macrobotellón», que es, pa- ra ella, en lo que se ha convertido, y del que a veces huyen Maribel y Enrique hacia San Sebastián. Pero sí, del 7 al 14 de julio la pobla- ción de Pamplona se multiplica con los de fuera hasta rozar el mi- llón, según los días, y quizás eso explique que sea, al tiempo, tra- dicional y moderna. Pero quizá la razón esté también en que aquí, además, se vive bien. Aunque cara, tiene la tercera renta per capi- ta más alta del país (29.598 euros) y siempre ocupa los primeros puestos en las encuestas de satisfacción. Y, sin embargo, «en Pamplona siempre hay voces que quieren más», según cuenta la alcaldesa. Julia es un buen ejemplo, pero no sólo ella: aquí mu- chas, jóvenes y mayores, votantes de UPN o apolíticas, parecen tener un motivo de lucha que no cuesta sacar a la luz. Sea cultura, que Jon Anza, el etarra que apareció muerto de causa natural sea política, sean guarderías, sea lo que sea, el pamplonés protes- hace unos meses en Toulouse fue «¡asesinado!». «Era un refu- ta, con tenacidad o, si se prefiere, con cabezonería. giado», explica la camarera (23 años), que sin embargo dice no Maribel tiene dos quejas: la escasez de una oferta cultural enfo- estar allí por afinidades políticas. En el Paseo Sarasate, a un paso cada a los niños y de destinos en el aeropuerto (las obras del tren de la Plaza del Castillo, se reúnen, como cada viernes, más de un de alta velocidad, por cierto, arrancan este año). Ana Almandoz centenar de familiares de presos de ETA. Entre ellos, muchas mu- (37 años), empleada en una de las fábricas que nutren a la Volks- jeres, como la que, a sus 58 años, con chaquetón de espiga, rimel wagen (la firma que industrializó en los 60 la ciudad, y que da azul y mirar dulce, habla de su hijo, al que acusaron de colabora- 5.000 empleos), muchas reivindicaciones, pero sobre todo una: la ción «sólo por ser joven y pensar como quiere», dice. Hoy, siete de la educación en euskara. Ella está dispuesta a sacrificar sus sá- años después, está a punto de salir de una cárcel andaluza. bados trabajando, a cambio de tener tiempo en septiembre para «Como madre, ha sido duro. Lo que ellos quieren es que no vayas poner las denuncias que hagan falta para que Xabier (seis años) y a verlos.» «Ellos», «ellos», repite casi en cada frase. «Me refiero a la Mikel (tres) puedan acudir a una ikastola. Viven en la comarca de policía, a la justicia, que dicen ellos.» Cuando se le pregunta qué Pamplona, en Sarriguren, y allí el colegio público no imparte el Mo- siente, por ejemplo, ante la última muerte causada por ETA, la de delo D, el de la enseñanza en vascuence con el castellano de asig- un policía francés, responde: «A mí no me produce nada». La con- natura (en la capital, de 22 centros públicos, lo ofrecen ocho). Ana, versación se tensa cuando otra mujer, atenta a las preguntas, es- en camiseta a pesar del frío a la salida del trabajo, se muestra pe- peta: «Y Jon Anza, ¿tú sabes quién es Jon Anza?». Parece pru- leona: «Qué nos queda, si no. El resto lo deciden otros, pues a pe- dente cerrar el cuaderno y marcharse, no sin cierta desazón en el lear». Pamplona se encuadra en la zona mixta, donde el euskara cuerpo. «¿Pero estos son representativos de Pamplona?», inqui- no es cooficial y en la que lo habla (bien y mal) un 13,7%. Muchas rirá después uno de los policías que vigilan la concentración, al sa- (no todas) opinan aquí como Julia: «Culturalmente, Navarra es ber el motivo del reportaje. Y no, en absoluto, pero existen. vasca. El problema es que se confunde cultura con ideología». Cae la noche, es fin de semana, y todo Pamplona está en la calle. La ideología, en el Ayuntamiento, se resume en una mayoría de- Mejor dicho, casi todo: los padres con niños se van retirando a ca- mocrática y dos concejales de ANV, la hoy ilegal Acción Naciona- sa. Para cuando Leyre y Adrián duermen ya en sus camas, los lista Vasca (6% de votos). «El terrorismo divide esta sociedad, pero treintañeros se adueñan del centro. Entre ellos, Rebeca Larreta (33 no la fractura: Pamplona rechaza expresiva y activamente la vio- años), una diseñadora que estudió en la barcelonesa Escola Mas- lencia», sentencia Uxue Barkos. A pocos metros de donde habla, sana y luego volvió a Pamplona: «Te tira la calidad de vida, la fami- en la Herriko Taberna de la calle Carmen, varios carteles decretan lia... Además, pasé un tiempo en Estrasburgo, y ahí todo estaba De arriba abajo: Los muros de la Ciudadela desde La Vuelta del Castillo. Concentración de familiares de presos de ETA.

muerto a las cinco...», explica ella, hoy en paro («me preocupa que no me preocupe», dice). Para Rebeca, en lo cultural, la situación aquí «es de frustración. Apuestan siempre por lo muy comercial o lo muy seguro, y todo está limitado al Baluarte». El Baluarte, junto con los centros socioculturales (Civivox) que salpican los barrios, es una de las joyas de Pamplona, un gran edificio alzado en 2003, en el que hoy mismo se puede ver a la compañía de Antonio Gades. «Salvo eso, sólo hay fanfarrias, campanas y demás», añadirá alguien. A Rebeca le queda apenas una hora para coger su bici y marchar a casa para cuando salen los universitarios, que suelen hacer bo- tellón en algún piso compartido para luego, ya hacia la una, ba- jarse a los garitos que siguen abiertos a las tres, las cuatro... Pa- loma Lorenzo, la estudiante de la Universidad de Navarra, ha que- dado con su compañera Isabel Rodríguez (Málaga, 22 años) y dos amigos pamploneses, y la noche da para hablar de todo: de cul- tura («¿A cuantos museos he ido yo en cinco años? ¡Ninguno!», suelta Paloma); de drogas («Hay de todo, speed, farlopa, éxta- sis..., pero en Málaga he visto cosas peores. Aquí la gente es más inocente», señala Isabel); y también de relaciones. «El sexo es pe- cado, pero en Pamplona, además, es un milagro», reza un viejo dicho local, y la cuadrilla lo confirma: «Tenemos que venir las de fuera, porque si no... Si le hablas a un tío seguro que te pregunta: ‘¿No eres de aquí, verdad?’ Las pamplonesas son muy secas, es difícil tratar con ellas, aun siendo chica», explica Paloma. «A mi edad lo normal aquí es haber tenido ya relaciones», contaba horas antes, sin embargo, Marta, una chica de 16 años que to- semana al Centro Compañía, del Ayuntamiento, en el que dan cur- maba un café con su novio. Y eso a pesar de que, según dice Pa- sos de ordenador y de internet para mujeres. Allí, al lado de Con- loma, hay farmacias que no venden preservativos ni la píldora del cha, que prepara en un PC de uso libre su blog y lee su correo, día después. En una del centro, la farmacéutica, creyente (pero no hay otras ancianas, muchas jóvenes y algún hombre que rompe la del Opus), explica que ella la dispensa, aunque no le gusta. «No uniformidad sexual en un centro con orientación de género... tengo derecho, pero la niego cuando no aceptan que les informe, Ya lo decía la alcaldesa, Pamplona tiene mil matices y es diversa, y si viene otra persona a pedirla, exijo hablar con la mujer.» aunque aquí no quede espacio más que para mencionar a Ruth Vera, jefa del servicio de Oncología del Hospital de Navarra (fue Otrodelospuntosfuertesde Pamplona, la medicina, tam- una de las más jóvenes de España); a Teresa Buruzábal, cliente bién tiene su deuda con el Opus, por su prestigiosa Clínica de Na- habitual de Maribel («al casarme, dejé de trabajar, como se hacía varra, pero los pamploneses, incluida Maribel, valoran mucho la aquí antes. ¿Qué tontas, no?»); a Puy, dos veces madre, tres sanidad pública... siempre que una no quiera abortar, porque en- abuela y supernumeraria del Opus («mi vida es muy normal», ad- tonces hay que irse fuera. Hasta la fecha, el Gobierno Foral (de vierte nada más comenzar la charla); a Nagore Lafagge, la última UPN) deriva estas intervenciones a otras comunidades, corriendo víctima (en 2008) de la violencia de género en la ciudad; a Elena con los gastos. Hoy, las espadas están en alto, puesto que la San Julián, una de las fundadoras, hace 25 años, de la Biblioteca nueva ley nacional garantiza que el aborto se realizará en la comu- de Mujeres IPES (que mantiene iniciativas como la Muestra Inter- nidad donde viva la paciente, si así lo quiere. Al cierre de este re- nacional de Cine y Mujeres); a la madre que, con bolso de Gucci y portaje, las autoridades navarras planean recurrirla ante el Consti- tacón alto, pasea a sus hijos por la Carlos III... Lástima no poder ni tucional. «¿Una chica de 15 años que quiera abortar sin que lo se- mencionar a tantas y tantas mujeres de esta ciudad tranquila, pero pan sus padres tendrá el apoyo de la alcaldesa y las institucio- también, «como sus murallas, batalladora, extrema en sus postu- nes?», le preguntamos a Yolanda Barcina. «Yo, desde luego, in- ras y convulsa en sus pasiones», como la define Uxue Barkos. yO tentaría convencerla para que esté con ellos», responde tajante. A pesar de esta posición del partido gobernante, tras la que se puede intuir la huella de la religión, y de clichés como el que inau- Este es el capítulo decimocuarto de la serie guraba este reportaje, lo cierto es que Navarra no se caracteriza ‘Radiografía de la mujer española’, que WWW. analiza su situación en las 17 comunidades por su fe. Lo confirma Concha Portavella, una catalana que ronda YODONA. autónomas. Próxima entrega: 12 de junio. los 70 y lleva cerca de 35 en esta ciudad que conserva «una COM Vigo (Pontevedra). Especial piedad recia. Ha sido muy creyente, y eso aún se ve, pero en la TODOS LOS REPORTAJES PUBLICADOS gente mayor». Concha, mujer de misa diaria, acude también cada DE ESTASERIE, EN NUESTRAWEB

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