PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317

LOS PAISAJES VEGETALES DE PALENCIA* Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro

RESUMEN: Se estudian los distintos paisajes vegetales de la provincia de Palencia (Comunidad autónoma de Castilla y León, España). Para ello se hace un recorrido por las comarcas (, El Cerrato, Pára- mos y Montaña). Se analizan las distintas agrupaciones de bosques, matorrales, pastizales, zonas húmedas, etc, destacando las comunidades de plantas existentes y explicando su origen y mantenimiento. Se resalta la importancia de las culturas tradicionales agroganaderas y forestales para la conservación de los distintos pai- sajes. PALABRAS CLAVE: Paisaje, Flora, Bosques, Pastizales, Palencia, Conservación, Usos tradicionales, Gestión forestal.

THE LANDSCAPES IN PALENCIA SUMMARY: Different landscapes in Palencia province (Castilla y León Autonomous Community, ) were studied including four regions (Tierra de Campos, El Cerrato, Páramos (Highlands) and Montaña (Mountain). Plant communities from forests, shrublands, grasslands, wetlands, etc, were highlighted and the factors influencing in their origin and conservation. Historical factors affecting the evolution and conservation of natural and seminatural landscapes were also studied. The work also remarks the role played by traditional agroforestry culture in the conservation of different landscapes. KEYWORDS: Landscape, Flora, Forests, Grasslands, Palencia, Conservation, Traditional uses, forest manage- ment.

ILMO. SR. DIRECTOR an la impresión de artificiosas y nada since- SRAS. Y SRES. ACADÉMICOS ras. Cuenten al menos con mi sincera grati- SEÑORAS Y SEÑORES tud y el firme deseo de corresponder de forma útil a la destacada entidad que tama- ño honor me dispensa, colaborando en las tareas con la mayor de las ilusiones. Creo Sería un error e ingratitud solemne fren- que nada en la vida carece de sentido ni te a la notable honra que me otorgan asig- debido al azar. Agradezco a la Providencia nándome un puesto entre ustedes, no este y otros muchos regalos, incluyendo el habiendo osado pretender tal honor, ahora lo haber tenido un hijo recientemente, hace intente justificar. Las protestas de humildad unos meses, que, nuevo palentino y tercero frente al regalo que me han concedido sue- de mis hijos, ha traído bajo el brazo este más len ser manidas en esta clase de actos y darí- que honroso pan.

* Discurso de ingreso como Académico Numerario, leído el día 26 de mayo de 2015. 22 Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro

Quiero comenzar recalcando el agrade- razón. El hecho de ser alargada y de dispo- cimiento a varias personas. En primer lugar, sición Norte Sur la permite alcanzar varia- a mis padres y antepasados, a los cuales ciones ecológicas múltiples, ayudado por el debo todo lo que soy. En particular, a mi hecho de la disparidad de altitudes y orien- bisabuelo Julián Salgueiro, Ingeniero de taciones. Nuestra provincia incluye no sola- Minas por la Escuela Politécnica de París en mente áreas de transición climática entre la 1875 y que realizó el tramo leonés y palen- España septentrional y la mediterránea, sino tino del ferrocarril Bilbao la Robla. Fue con- también y en diversos grados la transición temporáneo y conocido del jurisconsulto y entre la España silícea y la caliza, con fre- escritor palentino Matías Barrio y Mier. cuencia en distancias reducidísimas. Solo en También destaco aquí el agradecimiento a Peña Redonda, a modo de ejemplo, en la mi padre José María (matemático e historia- comarca de la Peña, hay una variedad de dor) y a mi madre Margarita, que estudió plantas asombrosa en apenas cien metros, Filosofía y Letras en los años 40 del siglo algo nunca observado por nosotros en otras XX, y sin cuya formación y aficiones natu- provincias españolas. Incluye plantas del ralistas, literarias y poéticas nada sería de lo ártico como Scutellaria alpina, no lejos de que pueda ser. No querría dejar de citar al especies vegetales propias de los desiertos profesor Juan Ruiz de la Torre, catedrático secos irano-turanianos, como Teucrium de Botánica y maestro de Ingenieros de polium capitatum, o de bosques caducifolios Montes, verdadero puntal de mi formación y y mediterráneos. que ha fallecido hace unos meses. Palencia contiene numerosas zonas de Agradezco además sinceramente a Don transición entre la región mediterránea y Fernando Franco Jubete, Académico de esta eurosiberiana contribuyendo al caleidosco- honrosa institución y profesor también en la pio de paisajes los grandes ríos con marca- Escuela Técnica Superior de Ingenierías da orientación norte sur, como son el Agrarias de nuestro Campus Palentino, un Carrión y el Pisuerga. En Palencia observa- sinfín de enseñanzas y apoyos a lo largo de mos que numerosas plantas mediterraneas y los 25 años que llevo impartiendo clase en esteparias presentes en las llanuras y coli- las aulas universitarias de Palencia, así nas de zonas inferiores, como es el caso de como de antemano sus benévolas palabras la siempreverde encina, escalan la montaña en su discurso de contestación. Es un pro- en su vertiente meridional aprovechando la fundo conocedor de los campos, paisajes, insolación y los vientos secos de las sola- alimentos y gentes de Palencia y tendrá que nas, como se advierte en la vecindad de perdonar los errores y omisiones de este Cervera de Pisuerga, Velilla de Carrión y humilde servidor. zona de la Peña. Por el contrario, plantas El paisaje vegetal de Palencia resulta un típicamente montanas y eurosiberianas mosaico sumamente variado, gracias a un como el álamo temblón descienden a la lla- conjunto de factores climáticos, fisiográfi- nura hasta las cercanías de la capital pro- cos, edáficos e históricos propios de nuestra vincial, aprovechando las riberas fluviales provincia. Ya en el diccionario de Madoz se del río Carrión. Este flujo en diversas direc- indica que Palencia es una demarcación ciones concede a nuestra provincia un geográfica poco concéntrica y no le falta

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 Los paisajes vegetales de Palencia 23 excepcional valor de diversidad de escena- agrupaciones vegetales y su composición se rios paisajísticos y botánicos. desea un acercamiento a la realidad de su La provincia de Palencia posee unos naturaleza y, por tanto, a su conservación. valores naturales que no desmerecen de los La flora, como también la fauna y el paisaje artísticos o culturales de otra índole. La sor- de nuestra tierra, constituyen parte del patri- prendente diversidad de sus comarcas, lleva monio común, no solamente natural, sino pareja una riqueza espectacular en cuanto a también cultural e íntimo de todos. ecosistemas naturales y paisajes. Aunque Por un lado, se ofrece un seguimiento hay personas que identifican la provincia de de los ecosistemas más característicos y Palencia con las planicies y campiñas de emblemáticos de las comarcas de la provin- Tierra de Campos, lo cierto es que la varia- cia, indicando sus formaciones vegetales ción de ambientes y de paisajes naturales con las especies propias de los mismos. Por resulta realmente sorprendente, y así se otro, se considera el importante papel del puede pasar en pocos kilómetros, solamente hombre en la génesis y mantenimiento de en la comarca del Cerrato, del coscojar o las muchos de sus paisajes. Un aspecto impor- llanuras áridas donde, en barbechos y culti- tante a destacar es que he intentado utilizar vos, habitan las bandadas de avutardas y en la medida de lo posible las denominacio- otras valiosas aves esteparias, a los robleda- nes vernáculas de las plantas de Palencia y les albarejos frondosos; o si nos dirigimos de Castilla, patrimonio de nuestro pueblo y hacia el norte de la provincia, a los frescos y valiosa muestra de la riqueza y vivacidad frondosos hayedos y robledales de la monta- del lenguaje. En la actualidad la despobla- ña palentina, a sus salvajes picachos y ele- ción, la cultura urbana dominante y la glo- vadas alturas, donde osos pardos, lobos y balización han debilitado la conexión de la rebecos habitan todavía estos silvestres cultura tradicional con las generaciones parajes, en permanente ebullición por su jóvenes, aunque existe un movimiento de paisaje, su flora y fauna únicas. A esto recuperación de la misma que debemos habría que añadir las riberas y sotos de los apoyar. ríos, algunos de espectacular belleza e inte- rés, el Canal de Castilla y su entorno, las LA ACCIÓN DEL HOMBRE EN EL zonas húmedas y lagunas, etc.; zonas de PAISAJE importancia internacional por sus ecosiste- Los paisajes naturales, aunque condicio- mas, como el histórico Mar de Campos de la nados por los factores climáticos, geológi- recuperada Laguna de la Nava, los alisales y cos, edáficos y orográficos, se explican tam- sotos del Carrión, etc. bién por los históricos y antrópicos. La pre- Este escrito tiene el propósito de anali- sencia del hombre desde muy antiguo ha zar el paisaje vegetal de la provincia de tenido un peso más que notable en la con- Palencia recorriendo los diversos escenarios servación de numerosos hábitats ligados a la en relación con su cubierta vegetal. Es des- explotación ganadera, agrícola y forestal tacable la referencia a las comarcas de la tradicional. Muchos de los paisajes modela- provincia, así como el papel del hombre en dos por el hombre incluyen distintos tipos su origen y conservación a lo largo de los de bosque conservados para la producción siglos. También al estudiar las diversas de recursos naturales a través de antiguas

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 24 Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro ordenanzas que aseguraban la producción animales ligadas a zonas abiertas, tales permenente de recursos y beneficios en como praderas, pastizales, dehesas arbola- equilibrio con la conservación. das, etc. A esto contribuye la proximidad Ciertas escuelas de estudiosos de la casi constante de las ancestrales vías pecua- vegetación y la ecología han considerado la rias ligadas a la trashumancia y a los movi- acción humana como un perjuicio y de efec- mientos migratorios de los herbívoros sil- to estrictamente negativo en la misma. Se vestres, con un papel extraordinario desde idealiza un paisaje teórico e imposible en el un punto de vista biológico. Antes de la que no actúa ni el hombre, ni el ganado, ni domesticación del ganado, grandes rebaños la fauna y en el que el clima es siempre el de bóvidos y équidos silvestres ocupaban mismo. Esas condiciones ideales y fantásti- nuestros territorios y realizaban anuales cas no han tenido lugar jamás en la realidad, movimientos migratorios, que el hombre pero sirven a menudo de excusas para justi- después continuó manteniendo. Estos herbí- ficar el subjetivo bosque climax o ideal que voros mantenían paisajes aclarados en nues- se propone para los distintos escenarios tros montes, mucho antes de que la acción naturales. El hombre y los herbívoros actua- del hacha y el arado contribuyese a ello. rían desbaratando la armonía y el equilibrio Este factor es de un enorme valor para la original del bosque antiguo y virginal. comprensión de muchos de nuestros paisa- jes y de sus especies vegetales asociadas. Este punto de vista romántico que acu- saba al hombre de todos los males sobre el De hecho, la despoblación y abandono paisaje tiene su explicación y motivos hisó- rural, que conlleva la desaparición de la ricos. Surge en el siglo XIX y continúa en el ganadería extensiva o el abandono de prade- XX cuando los intelectuales ven horroriza- ras y pastizales, va ligado sorprendentemen- dos como se destruyen los bosques que te a una grave pérdida de biodiversidad en durante milenios se habían conservado con estos momentos en buena parte de Europa. unas ordenanzas harto cuidadosas y defen- La despoblación humana de nuestras locali- didos por las poblaciones rurales por su uti- dades rurales, si bien ha tenido unas conse- lidad para la alimentación del ganado, pro- cuencias de aumento de la superficie forers- visión de combustible y muchos materiales. tal, tiene también que ver con la disminu- Tras la desamortización de los montes de ción de la biodiversidad de plantas, anima- monasterios y municipios, millones de gran- les y hongos silvestres en nuestros campos, des árboles fueron derribados para pagar el dehesas y montes. Esto no quiere decir que precio de las fincas, suministrando las tra- toda acción del hombre resulte positiva, viesas para los miles de kilómetros de las pues la devastación de los bosques o el nuevas vías férreas o carbón vegatal para las empleo excesivo de sustancias químicas, industrias de todo tipo que surgían. amenaza a nivel mundial nuestra naturaleza Estos teóricos de la vegetación, si bien buenistas en sus planteamientos, desprecian LOS PAISAJES PALENTINOS e ignoran que la acción ancestral del hombre La provincia de Palencia, con una exten- ha resultado imprescindible para la conser- sión total de unos 800 kilómetros cuadrados, vación de numerosas especies vegetales y presenta una variedad geográfica y paisajísti-

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 Los paisajes vegetales de Palencia 25 ca sorprendente, según las distintas comarcas. piñas y matorrales, y de conejos y palomas Podemos pasar en poco tiempo, de las suaves torcaces en las zonas no labradas y montes. llanuras de Tierra de Campos a las accidenta- En los últimos 60 años se realizaron en las das montañas cantábricas. Las comarcas natu- cuestas numerosas plantaciones de pinos rales de impronta más característica, se (Pinus halepensis, Pinus pinea y Pinus elda- corresponden con áreas de paisaje natural rica) y de cipreses (Cupressus arizonica diferencial y con peculiares usos humanos: glabra), que, aunque a veces despreciados, agrícolas, ganaderos, etc. En Palencia, son las aportan una gran diversidad y productividad cuatro conocidas y de raigambre histórica: de hongos silvestres, bastantes de ellos Cerrato, Tierra de Campos, Páramos palenti- comestibles y otros de excepcional valor nos y Montaña Palentina. científico y de conservación. El Cerrato palentino se localiza en la La comarca de Tierra de Campos pre- esquina suroriental de la provincia, en estre- senta una acentuada homogeneidad fisiográ- cha relación con las comarcas vecinas de fica, con predominio de llanuras de suaves y Burgos, constituyendo la histó- pendientes, completamente desarboladas y rica Merindad del Cerrato. La comarca con apariencia esteparia, aunque originaria- cerrateña, viene caracterizada por la presen- mente se encontrase cubierta de bosques cia constante de altiplanicies: los páramos mediterráneos, principalmente encinares. calizos muy llanos con una altitud casi cons- Ocupa toda la zona central y parte de la tante de 880 m. Sus bordes aparecen sajados meridional, siendo la capital de la provincia, por cuestas y barcos de rápidas pendientes históricamente su población emblemática. abarrancadas, formadas por margas y yesos, Los romanos denominaron a la comarca que alternan con vegas a unos 700 m de alti- Campi Palatini. tud y donde se localizan los pueblos. Las Las amplias superficies de Tierra de mayores altitudes se encuentran en torno a Campos estuvieron originariamente cubier- los 930 m. Abundan los cultivos cerealistas tas de bosques mediterráneos. Existen zonas de secano, que se han implantado a base de húmedas enclavadas en la comarca, entre las roturaciones de la vegetación natural origi- que destaca la Laguna de la Nava, junto a nal, consistente en bosques de especies de otras de las cercanías del Carrión y Pisuer- los géneros Quercus y Juniperus. Este bos- ga. Hay que destacar también por su valor que en la actualidad se encuentra muy mer- hidrológico, ecológico, paisajístico e histó- mado en extensión. Abundan más los mato- rico, el Canal de Castilla, que atraviesa rrales heliófilos, como tomillares, jalviares, buena parte de la provincia. Muchas plantas olagares y esplegares, que indican terrenos de zonas húmedas y septentrionales se calizos, secos y clima extremado. En las encuentran en su vecindad, aportando un riberas de los arroyos, aparecen álamos, valor biológico más que notable. sauces y olmos. La economía tradicional se La comarca de Páramos y Valles palen- basa en cultivos de secano, ganadería ovina tinos se encuentra por encima de la Tierra de y aprovechamientos de leñas con tratamien- Campos, a partir de la línea que une Saha- tos en monte bajo de encinares y robledales gún y Carrión, y se caracteriza por la pre- albarejos. También es propia la caza menor sencia de altiplanicies (páramos), que alter- de perdices, codornices y liebres en las cam-

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 26 Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro nan con las terrazas fluviales (vegas) de los tarius deliciosus y otras muchas especies ríos Carrión, Boedo, Valdavia y Burejo, micológicas. principalmente. Las altitudes varían entre La Montaña palentina, de orografía los 800 y 1.100 m aproximadamente. Estos muy accidentada, de clima lluvioso y páramos constituyen lo que se denominan vegetación norteña, presenta unas caracte- “rañas”, extensiones casi llanas, de muy rísticas muy diferentes de las demás escasa pendiente (0,3 a 3 %), formadas por comarcas. Engloba, asimismo, otras sub- materiales detríticos, tales como gravas, are- comarcas, que se incluyen en el alto niscas y conglomerados. Carrión y Pisuerga. Ocupa el 20% de la La vegetación natural de los páramos extensión provincial y llega aproximada- está constituida principalmente por robleda- mente a coincidir con el partido judicial les y rebollares de roble malojo (Quercus de Cervera de Pisuerga. En la Montaña pyrenaica) y, en menor medida, por encinas destacan las grandes alturas provinciales: y roble albarejos (Quercus faginea) en los Peña Prieta (2.536 m), Curavacas (2.520 terrenos más secos y de reacción básica. En m), Espigüete (2.451 m) y Peña Labra las vegas, el bosque originario sería una (2.006 m), que descienden bruscamente a extensa aliseda con bosques mixtos de cho- los valles, a unos 1.000 m. Hay gran pos, salces o sotas, abedules, olmos o negri- riqueza y diversidad de rocas (calizas, llos, fresnos, nogales, etc. pizarras y esquistos, cuarcitas, etc.) en Las poblaciones más destacadas de la pendientes y orientaciones múltiples, lo comarca son Saldaña y Osorno. Los usos que origina una variación en la flora y la tradicionales locales se basan en cultivos de vegetación natural sumamente elevada centeno en los páramos y de regadío en las (existen más de 1.600 especies vegetales vegas, que en tiempos recientes han prolife- sólamente en esta comarca). Los usos tra- rado en plantaciones de chopo híbrido. En dicionales han sido sobre todo ganaderos, cuanto a usos ganaderos, ha sido clásico el destacando la cría de ganado vacuno de vacuno, en las vegas, y el ovino y caprino, razas autóctonas, como la tudanca, hoy en los páramos. Las leñas se obtienen tradi- día desplazadas por la pardo alpina, sobre cionalmente de los rebollares o montes todo. Prados de siega y pastizales de dien- bajos del roble malojo (Quercus pyrenaica). te alternan con extensos bosques de robles y hayas. En la Montaña palentina la diver- En los años 40 y 50 del siglo XX se rea- sidad vegetal es notable, pudiéndose lizaron extensas repoblaciones forestales en encontrar desde encinares, matorrales los páramos detríticos de la raña, sobre todo secos y tomillares hasta bosques caducifo- de pinos albares (Pinus sylvestris), pinos lios húmedos, praderas de siega, pinares e pudios (Pinus nigra) y, en menor medida, incluso céspedes alpinos. negrales (Pinus pinaster), que se han adap- tado bien a las condiciones locales y produ- cen en otoño una nueva fuente de recursos Algunos aspectos geológicos y edáficos económicos: los hongos silvestres comesti- importantes bles típicos de pinares, principalmente Bole- La mayor parte de la provincia de Palen- tus pinicola, Tricholoma portentosum, Lac- cia forma parte de la cuenca del Duero, caracterizada por la dominancia de terrenos

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 Los paisajes vegetales de Palencia 27 sedimentarios del Terciario (Mioceno) y del carrasqueño (Quercus faginea) de los terre- Cuaternario. Solamente en la Montaña nos mejor conservados y en las áreas más Palentina aparecen terrenos de otros perio- altas y frescas, como en Antigüedad, Cevi- dos geológicos (del Silúrico y Carbonífero co Navero o , se encuentran sue- al Cretácico, en general). En todas las los pardos calizos, los más evolucionados comarcas aparecen sedimentos modernos, de la zona. del Cuaternario principalmente, que consti- En la Tierra de Campos, dominan los tuyen terrazas fluviales (vegas). sedimentos miocénicos en forma de arcillas En el Cerrato se hallan abundantemente rojizo amarillentas características, algo are- distribuidas las arcillas y margas miocéni- nosas. Los suelos más extendidos son rego- cas, con frecuencia yesíferas, en las cuestas soles, sobre materiales poco consolidados. pendientes. Por encima de ellas aparece una El laboreo continuado y profundo en todas espesa capa de calizas del Pontiense de gran las zonas de campiña, hace que se considere dureza y que constituyen el sustrato de los un suelo humanizado. En la zona de la pedregosos páramos cerrateños. Tanto las Laguna de la Nava aparecen terrenos sali- margas como las calizas se formaron en un nos, con acumulación de sales solubles, medio lacustre de poca profundidad. Se tra- denominados «solonchaks», causa de que taba de lagunas interiores, endorreicas y sin algunos taludes se encuentren permanente- corriente apreciable, bajo condiciones cli- mente desprovistos de vegetales. máticas de aridez. Se han encontrado fósiles En los Páramos palentinos de la comar- de mamíferos de esta época en la comarca: ca de Saldaña, se extienden depósitos de équidos (Hipparion primigenius), jirafas, conglomerados y fangos miocénicos, así tortugas, además de lagomorfos y pequeños como formaciones de tipo raña que datan roedores entre los que destacan, sorprenden- del Plioceno y Pleistoceno. temente, diversos lirones de los géneros Los roquedos y canchales son consus- Eliomys y Glirullus. tanciales a la Montaña palentina y constitu- Los suelos de las cuestas cerrateñas, de yen un singular refugio para multitud de acusadas pendientes, sometidas a visibles especies botánicas. Los suelos más repre- procesos de erosión y sobre materiales poco sentativos en los marojales o bosques de consolidados, están compuestos por «rego- Quercus pyrenaica son las denominadas soles» llamados popularmente blanqueros. «tierras pardas». Sobre sustratos algo más consistentes, En la Montaña palentina, aparecen rocas como margas calizas o yeso, aparecen las muy diversas, principalmente paleozoicas. denominadas «xerorenzinas». En los terre- Las más antiguas pertenecen al Silúrico y nos con roca caliza compacta al descubier- consisten en pizarras y areniscas. También to, tan frecuentes en los páramos del Cerra- se encuentran esquistos, areniscas y calizas to, se distribuyen los «litosoles» (literal- del Devónico. Destacan por las grandes mente "suelos de roca"). Cuando la vegeta- moles de rocas, las calizas de montaña, per- ción contribuye a mejorar las características tenecientes al Carbonífero. Asimismo, edáficas, aumenta la profundidad de los encontramos rocas del Triásico y Jurásico. suelos y se pasa a «rendzinas» con perfil Sobre roquedos, los suelos más ampliamen- A/C. En los bosques de roble albarejo o

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 28 Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro te distribuidos son los «litosoles». En terre- Como se observa, las precipitaciones nos silíceos, pedregosos y pendientes, con tanto invernales como estivales en la Mon- brezales y escobonales, aparecen suelos tipo taña contrastan con las del resto de las «ranker», que pasan a tierras pardas, más comarcas. La zona de los Páramos, pese a evolucionadas, en los bosques de robles y superar la barrera clásica de 600 mm, consi- hayas. Sobre sustratos calizos secos y pedre- derada como de límite entre la España seca gosos encontramos, asimismo, «rendzinas». y la húmeda, obtiene una precipitación esti- Los bosques climácicos de robles y hayas se val similar a la de Palencia. asientan sobre suelos pardos calizos foresta- En cuanto a las temperaturas (cuadro 2) les, los más evolucionados. hay que señalar que en los bordes de la Montaña palentina, en la vertiente meridio- Climatología nal, se alcanzan temperaturas altas en vera- En la provincia de Palencia la variación no, especialmente en las solanas calizas, climática es muy acusada al desplazarnos a donde se refugia un tipo de vegetación xeró- la región septentrional. Mientras que las fila importante, como es el caso de los sabi- comarcas centrales y meridionales presen- nares de Peña Lampa y Valdehaya, donde tan unas características climáticas netamen- aparecen especies más termófilas que en te mediterráneas, de precipitaciones escasas zonas del Páramo de Saldaña o de Osorno, y altas temperaturas estivales, los valles sep- situados más abajo. tentrionales gozan de un clima de tipo atlán- En cuanto a los pisos bioclimáticos, las tico, con abundantes lluvias y nieves. Los comarcas del Cerrato y Tierra de Campos y datos de precipitación media anual, separa- el Páramo se incluyen en el piso supramedi- dos en estival (de junio a septiembre) e terráneo dentro de la región mediterránea. invernal (de diciembre a marzo), son indica- La Montaña se encuentra en la España atlán- tivos según las comarcas. (cuadro 1) tica, en la región eurosiberiana, con los pisos montano (bosques, matorrales y pasti- zales desde los 1.100 m hasta los 1.700 m), Cuadro 1

Estación Precipitación anual Invernal Estival

Palencia 450 165 128

Saldaña 650 230 130

Carrión 550 185 125

Requejada (embalse) 1.020 322,6 164

Velilla del Río Carrión 1.260 437,9 175,8

Datos en milímetros

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 Los paisajes vegetales de Palencia 29

Cuadro 2 que es fácil pensar que ya el bosque se encontraba muy reducido en extensión. Media de las Media de las Los vacceos, antiguos pobladores célti- máximas del mínimas del cos de estas tierras, se dedicaron principal- Estación mes más cálido mes más frío mente al cultivo de cereales de secano y fue- ron los pioneros en la expansión y prolifera- Palencia 26,5 -2,3 ción de grandes superficies labradas, en las que las comunidades de plantas se encuen- tran dominadas principalmente por especies Saldaña 22,9 -2,3 anuales, que cumplen su ciclo en el mismo año en que nacen. Carrión 26,9 -1,5 El paisaje ofrece amplias perspectivas, Requejada no carentes de belleza, en la que destaca el (embalse) 26,6 -3,5 cambio de las estaciones. En primavera, los Velilla del campos verdes de cereal, cuajados de flores Río Carrión 25,4 -2,7 en ribazos y barbechos, contrastan con los Datos en grados centígrados de la época estival y otoñal, cuando domi- nan los tonos dorados y pardos. Aún así, en subalpino (matorrales de altura y pastizales pleno verano, varias especies de plantas flo- desde los 1.700 m hasta los 2.200 m de alti- recen y dan un toque de color a los agosta- tud) y alpino (en las grandes alturas de la dos barbechos y márgenes. Es el caso del provincia, desde los 2.200 m de altitud en abundante hinojo o anisete (Foeniculum adelante). vulgare), de las achicorias (Cichorium inty- bus), las tagarnas o cardillos (Scolymus his- TIERRA DE CAMPOS panicus), las hierbas verrugueras o heliotro- La histórica Tierra de Campos es una de pios (Heliotropium europaeum), etc. Tam- las comarcas emblemáticas de la provincia bién se mantienen verdes los campos de de Palencia, hasta el punto de que muchas mielga (alfalfares) de secano, constituidos personas la identifican con la misma provin- por una variedad típica de esta comarca, con cia. Originariamente, todas estas amplias sus flores azules o blancas en plena canícu- superficies estuvieron cubiertas de bosques la estival, por lo que sirve de fresco refugio mediterráneos, sobre todo de dilatados enci- y descanso a codornices, avutardas y otros nares y robledales albarejos; pero la defo- muchos animales. restación, muy antigua, los ha reducido a En estas extensiones esteparias y desar- pequeñas reliquias, por ejemplo en Villa- boladas hay una curiosa serie de plantas que nueva del Rebollar (rebollar de Quercus presentan una dispersión de las semillas faginea), Paredes de Nava, Perales, Santa muy característica, porque es la planta ente- María de las Tiendas o en Ampudia, es ra la que se traslada rodando por la fuerza decir, en los bordes de la comarca. Hace del viento muy fuerte, una vez que los frutos más de 2.000 años, en tiempos de Escipión, han madurado. Son las llamadas especies las campiñas palentinas producían grandes estepicursoras (literalmente significa corre- cantidades de trigo y ganado lanar, por lo

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 30 Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro dores de estepas»), que presentan una forma lluvioso, encontramos comunidades rudera- general del vegetal, redondeada o globosa, les claramente distintas. como el cardillo o cardo corredor (Eryn- En general, la mayor parte de las plantas gium campestre), los toisos o barrillas (Sal- de las campiñas tienen tendencias nitrófilas, sola kali) o el correvientos (Phlomis herba- es decir, requieren mayor contenido de venti), que cruzan, rodando, las carreteras nitrógeno en el suelo, principalmente produ- ante la sorpresa del conductor o el viandan- cido por las deyecciones del ganado. Dentro te. Suelen finalizar su viaje, detenidas en de las comunidades de plantas herbáceas de vallas, muros o fondos de algunos barran- las campiñas hay que tener en cuenta dos cos; pero durante todo el largo trayecto han grandes grupos: el primero, el de las «rude- estado esparciendo sus semillas por la zona rales» o especies propias de bordes de cami- recorrida. nos y cercanías de poblaciones, corrales, Si bien la actividad agrícola ha supuesto etc.; el segundo es el formado por las plan- la transformación del paisaje forestal primi- tas «arvenses» o típicas de los campos de genio en otro constituido por dilatadas cultivo. Pasamos a estudiarlos separada- zonas desarboladas, la importancia ecológi- mente. ca de toda esta amplia superficie es excep- cional, hasta el punto de que el valor de las Comunidades ruderales (bordes de ca- comunidades faunísticas esteparias, entre minos y cercanías de poblaciones) las que destacan las caracterizadas por las El paisaje amplio y ondulado de las aves: avutardas, sisones, alcaravanes, halco- campiñas, aparece surcado por redes de nes peregrinos, aguiluchos cenizos, etc., las caminos, en cuyos márgenes se desarrollan hace acreedoras del título de Zona de Espe- comunidades características, adaptadas al cial Protección. En cuanto al valor florísti- pisoteo y al aporte de abonos orgánicos del co, hay que destacar que, aunque la mayor ganado. El hombre y el ganado contribuyen parte de las especies son herbáceas anuales, a la dispersión de las mismas por amplias las comunidades vegetales son originales y regiones. El emblemático Camino de San- variadas, según que el terreno se haya culti- tiago, que atraviesa nuestra provincia por vado hace uno o más años, y condicionadas Frómista y Carrión, da nombre a alguna de también por la distinta humedad y fertilidad. las especies que pueden observarse en sus Asimismo influye el mayor o menor grado linderos, como es el caso de la hierba de de pastoreo. Santiago (Senecio jacobea), con floración En otras comarcas de la provincia de veraniega de color oro brillante, que con- Palencia, como las del Cerrato y Páramo, trasta con el azul de la achicoria (Cychorium también abundan las campiñas o áreas intybus). Si bien es en mayo y junio cuando extensas de cultivos agrícolas de secano. se advierte el máximo de la floración gene- Las comunidades vegetales que se estudian ralizada de gran número de especies, hay en este capítulo también incluyen dichas también otras que la mantienen en agosto o superficies cultivadas, bordes de caminos, septiembre. pistas, barbechos y campos de cultivo y Dentro de las comunidades viarias o de eriales abandonados. Solamente cuando nos plantas ruderales hay que distinguir varios adentramos en la Montaña, ya en clima más

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 Los paisajes vegetales de Palencia 31 grupos: las de terrenos claramente secos, las sete silvestre, antaño recogido en muchos de zonas con algo más de humedad y los pueblos de la región como verdura comesti- cardales, estos últimos dominados por espe- ble y también en la actualidad como condi- cies espinosas inconfundibles. mentaria y medicinal (carminativa y digesti- Las comunidades de plantas ruderales va eficaz). A éstas hay que añadir un sinnú- de terrenos secos conforman la típica vege- mero de especies, como las artemisias o tación de bordes de carreteras, caminos, pis- escobas pedorreras (Artemisia campestris, tas y eriales cercanos a los pueblos. Aunque A. absinthium y A. herba-alba) y otras, la lista puede resultar interminable, destaca- como el abundante raspasayo (Picris echioi- remos entre las especies que las conforman des), las salvias ruderales (Salvia verbenaca las viboreras (Echium vulgare, de flor azul, y Salvia aethiopis), la zanahoria silvestre y Echium asperrimum, de corola de color (Daucus carota), Scabiosa columbaria, etc. carne); las génivas o rabanillos (Raphanus Las lechugas silvestres resultan muy abun- raphanistrum, Sisymbrium austriacum, S. dantes en las cercanías de pueblos, en riba- irio, S. contortum, S. orientale, S. crassifo- zos y en eriales. Las especies más frecuen- lium, S. runcinatum, Descurainia sophia, tes son: la lechuga escarola (Lactuca serrio- etc.); los blancos capellanes (Cardaria la), la lechuga silvestre (Lactuca virosa) y la draba); las útiles y abundantes malvas lechuga de burro (Lactuca viminea), todas (Malva sylvestris); los curiosos pepinos del ellas hierbas altas de floración estival. La diablo (Ecballium elaterium), que gustan selección, por parte del hombre, de las también de las escombreras y que presentan variedades comestibles fue eliminando el un curioso fruto, en forma de pepinillo, amargor natural a estas plantas hasta con- capaz de expulsar con fuerza las semillas a vertirse en las antecesoras de las lechugas y modo de cañón. También es destacable la escarolas cultivadas en los huertos. Antigua- vistosa hierba pastel (Isatis tinctoria), los mente empleado como hipnótico y alucinó- mastuerzos (Lepidium ruderale, L. sativum, geno, abunda en la comarca el conocido y L. hirtum y L. campestre) o los alfilercillos venenoso beleño (Hyoscyamus niger). Su (Erodium ciconium), de frutos alargados y consumo produce sensación de gran ligere- puntiagudos, el manrrubio (Marrubium vul- za e ingravidez, hasta el punto de que uno gare) y las gualdas (Reseda phyteuma y piensa que realmente está volando. Era uti- Reseda lanceolata). lizado por las brujas. En terrenos fuertemen- te pisoteados hay plantas especialmente Una especie muy abundante por toda la adaptadas y resistentes. Es el caso de la Tierra de Campos y que florece en pleno grama (Cynodon dactylon), la verdolaga verano es la escoba aujera (Chondrilla jun- (Portulaca oleracea), planta cosmopolita cea), de tallos alargados y similares a un que se utilizaba como verdura, la achicoria junco (aujera procede del latín acutaria), con (Chichorium intybus), la cebadilla ratonera médula blanca y esponjosa en su interior y (Hordeum murinum), la centinodia o hierba flores amarillas. Esta compuesta, hasta hace de los cien nudos (Polygonum aviculare), poco, era muy utilizada para elaborar esco- hierba totalmente rastrera, capaz de crecer y bas con las que se barrían las eras durante la resistir en pistas y parajes transitados por trilla. A menudo aparece junto al hinojo coches y camiones. También resultan muy (Foeniculum vulgare), llamado también ani-

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 32 Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro comunes los relojes o alfileres de pastor lus, Carduncellus monspeliensis, Cartha- (Erodium ciconium y Erodium cicutarium) y mus lanatus o el vistoso cardo mariano los Llantenes (Plantago coronopus, P. ser- (Silybum marianum), de grandes capítulos pentina, P. lanceolata, P. sempervirens, etc). morados y con largas espinas. Destacan En los eriales de los bordes de caminos, también las altas cardenchas (Dipsacus también abundan los pastizales de especies fullonum), utilizadas antiguamente con pro- anuales. Es el caso de las abundantísimas fusión para cardar la lana empleada para ela- cebadillas de ratón (Hordeum murinum, H. borar mantas, y las tobas o grandes cardos marinum y H. hystrix) o de los rompesacos borriqueros (Onopordum nervosum, O. (Aegilops triuncialis, A. ovata, A. strigosus, corymbosum y O. illyricum), que llegan a etc.), espiguillas de burro (Bromus rubens, alcanzar los 3 m de altura. Entre los cardos B. hordeaceus, B. madritensis y Brachypo- más resistentes, capaces de vivir en cuadras dium distachyon) y bálago azul (Elymus y corrales con mucho ganado, está la muy glaucus), entre otras. Entre las agrupaciones espinosa cachurrera (Xanthium spinosum), de compuestas, destacan por su gran abun- antaño verdadero tormento para los segado- dancia: Anacyclus clavatus, Anthemis res, que lo llamaban «azotacristos». Tam- arvensis y Crepis capillaris. bién hay alguna umbelífera espinosa, como el conocido y abundante cardillo (Eryngium Los cardales son agrupaciones de gran- campestre), en cuya base prosperan las codi- des herbáceas, robustas y de gran altura, ciadas setas de cardo. dominados por especies con espinescencia generalizada, pertenecientes casi en su tota- Las comunidades de plantas ruderales lidad a las compuestas. Se encuentran muy de terrenos frescos aparecen en bordes de ligados a lugares de tránsito frecuente de caminos, pero donde el suelo presenta algo ganado. Las espinas suponen una eficaz más de humedad, así como en parajes algo estrategia frente al ataque de los herbívoros. sombríos y frescos donde medran las comu- Estos no los comen, por lo que si la acción nidades de plantas nitrófilas vivaces con del ganado es excesiva los pastizales termi- algunas anuales. Es el caso de los yezgos nan convirtiéndose en cardales. En otoño e (Sambucus ebulus), artemisias (Artemisia invierno los cardales permanecen secos. Es vulgaris), de las bardanas o lampazos (Arc- entonces cuando las bandadas de jilgueros tium lappa) o las ortigas (Urtica dioica y U. (Carduelis carduelis), se posan sobre ellos urens). Asimismo abunda el manrrubio falso para alimentarse de sus nutritivas semillas (Ballota foetida), los perejilones o cicuta (el latín Carduelis hace referencia expresa a mayor (Conium maculatum), la oreja de lie- ello). Entre las especies, destacan por su bre (Stachys germanica) o las pinchudas gran abundancia: la tagarna o cardillo cachurreras (Xanthium strumarium). Cerca (Scolymus hispanicus) de flores amarillas, de eriales frescos se encuentra la abundante cuyas hojas jóvenes y tiernas son apreciadas picagallina (Stellaria media) o hierba pone- como verdura comestible y los cardos, de dora, que goza de la fama de ser muy buen diversas especies: Carlina corymbosa, Cir- alimento para las aves de corral y los cana- sium arvense, C. vulgare, C. pyrenaicum, rios, el ballico (Lolium perenne) y las hier- Cirsium acarna, Centaurea calcitrapa, bas gateras (Nepeta nepetella y Nepeta tube- Galactites tomentosa, Carduus pycnocepha- rosa), que resultan de enorme atracción para

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 Los paisajes vegetales de Palencia 33 los gatos, tanto domésticos como monteses, las ovejas o a la ropa de las personas, dis- que se revuelcan sobre ellas con gran afi- persando sus semillas y esquejes. La rubia ción. También podemos incluir las especies fue muy apreciada en la industria de tintes, que constituyen las comunidades de huertos, para teñir tejidos de rojo. En algunos muros como los zapatines de la Virgen (Lamium con yeso, sobre todo en iglesias, llegan a amplexicaule), el zurrón de pastor (Capsella vivir plantas gipsófilas como Lepidium bursa-pastoris), y otras como la hierba ajera subulatum, Ononis tridentata o Moricandia (Alijaria petiolata), Veronica persica, Vero- moricandioides. nica hederifolia, Cardamine hirsuta, Sene- En los tejados antiguos de la comarca, cio vulgaris, etc. como por ejemplo, en Amusco, Frómista, En las grietas de paredes y muros viarios Villarramiel, Palencia, etc., sobre las mismas ya desgastados por el tiempo, tanto en tejas, aparece la uña de gato (Sedum album), poblaciones como en lindes de cultivos y llamada también en nuestra provincia, pan fincas, aparecen varias especies de plantas de pájaro o pampajarito, de hojas jugosas y herbáceas típicas. Es el caso de la hierba de flores blancas, que en algunos pueblos se las paredes (Parietaria judaica); la bonita consumía en ensalada o encurtido. hierba de San Jorge (Centranthus ruber), de numerosas flores rosas, que llega a cultivar- Cultivos y vegetación arvense se en jardines; los ornamentales alhelíes Las comunidades de plantas arvenses se (Erysimum cheiri) y del vasillo u ombligo encuentran completamente ligadas a la acti- de Venus (Umbilicus rupestris). En paredes vidad agrícola. Tras la iniciación de la agri- más sombrías o con algo de humedad debi- cultura durante el Neolítico en Oriente da a filtraciones, medran hierbas del campa- Medio, muchas de estas especies se espar- nario (Cymbalaria muralis), cirigüeñas o cieron por Europa, aumentando su área, a celidonias (Chelidonium majus) y el conoci- medida que se extendían los cultivos. Es el do perejil (Petroselinum crispum). Son caso destacado de las conocidas amapolas, especies nitrófilas que se ven favorecidas cuya área natural de origen se encuentra en por el aporte de los animales urbanos. Ori- Irán (Mesopotamia) y que, al extenderse el ginariamente vivían en grietas de roquedos cultivo de cereales, se ha expandido por casi o taludes donde crían animales, tales como toda la Tierra, hasta el punto de convertirse aviones, pardales chillones, colirrojos tizo- en cosmopolita. Si en un campo de amapo- nes, buitres, etc., que fertilizan el lugar con las el agricultor deja de labrar cada año, sus excrementos. También hay que citar la estas papaveráceas con el tiempo desapare- rubia de tintes (Rubia tinctorum), corrientí- cerán. Muchas de las especies arvenses son sima formando marañas junto a los muros invasoras y pioneras: ocupan los terrenos derruidos de adobes en todos los pueblos de recientemente labrados gracias a la produc- la Tierra de Campos y en eriales de bordes ción astronómica de semillas de pequeño de los pueblos (Villada, Ampudia, Villarra- tamaño y fácilmente dispersables, por lo que miel, Villatoquite, Abastas, Amusco, etc.) y compiten ventajosamente con las plantas también del Cerrato, como Herrera de Val- cultivadas por el hombre. Son lo que cono- decañas. Los tallos de esta planta poseen cemos como malas hierbas, algunas de con- ganchos con los que se adhieren a la lana de

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 34 Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro trol muy difícil. Muchas de ellas, como es el éstas han desaparecido, mientras se siem- caso de la avena loca (Avena fatua y Avena bran leguminosas y compuestas en eriales sterilis) o la cizaña (Lolium temulentum), no labrados ex profeso, para conservación maduran y dispersan sus semillas varias del paisaje rural y alimentación de la caza semanas antes que las de la cebada o el menor y las aves silvestres. trigo, con lo que aseguran que al año El ciclo anual de las plantas en las cam- siguiente han de volver a medrar grandes piñas empieza en otoño con las primeras llu- cantidades de plantas de su especie. La vias; tras éstas germinan algunas crucíferas avena loca (Avena sterilis y Avena fatua), como Diplotaxis erucoides, Sinapis alba, que alcanza gran altura y destaca sobre los Thlaspi arvense o Arabidopsis thaliana. cereales, es una de las malas hierbas más Estas especies son capaces de florecer en persistentes y difíciles de erradicar. Antigua- octubre y noviembre y soportar heladas. mente se escardaban a comienzos de prima- Después de los hielos invernales comienzan vera con azadillas especiales, como también a medrar diversas especies, como las calén- se hacía con las gramas (Lolium rigidum) y dulas (Calendula arvensis), la hierba cana cizañas (Lolium temulentum). (Senecio vulgaris), las pamplinas (Hype- La roturación permanente de eriales, que coum imberbe) y los nazarenos (Muscari antes se dejaban descansar cierto tiempo y, comosum y racemosum). En abril, los cam- sobre todo, el uso masivo de herbicidas para pos de cereales se cubren con el amarillo controlar las malas hierbas, si bien ha pro- vivo de las génivas, mostazas o rabanillos, ducido aumentos en las cosechas, ha hecho pertenecientes a la familia de las crucíferas casi desaparecer en algunas comarcas cier- (Brassica nigra, B. barrelieri, Diplotaxis tas especies de flores, antaño muy abundan- muralis, Neslia paniculata, Sinapis arvensis tes. Actualmente la mayor parte de la Tierra y Raphanus raphanistrum) y los anteojos de de Campos se considera como área sensible Santa Lucía (Biscutella auriculata), en con- para la protección de estepas y se subven- traste con los rosas y rojizos de los zapatitos ciona el cultivo agrícola sin fitocidas y de la Virgen (Lamium amplexicaule y L. venenos que tanto atacan a la caza menor purpureum) o de los conejitos (Platycapnos (perdices, codornices y liebres). Confiamos spicata y Fumaria officinalis). Posterior- en que las ayudas a los agricultores sean efi- mente irrumpe la vistosa floración de las caces, beneficien su economía y bienestar y amapolas (Papaver rhoeas, P hybridum, sigamos, asimismo, disfrutando de los pai- Roemeria hybrida, etc.), lechetreznas (Eup- sajes floridos y con pujante vida silvestre en horbia serrata) y las conocidas vezas (Vicia la Tierra de Campos durante muchos años. sativa). La agricultura moderna y el uso En algunos países, como en Inglaterra, generalizado de herbicidas hace más difícil Suiza o Alemania, los herbicidas diezmaron el poder contemplar los rojos campos de de tal manera las comunidades de plantas amapolas de antaño pero podemos todavía arvenses que, en la actualidad, se protege a admirarlos en bordes y perdidos. ciertas especies, subvencionando tareas Otras especies comunes son las corre- agrícolas sin veneno e incluso se llega a güelas o campanillas (Convolvulus arven- sembrar, de nuevo, acianos, amapolas y sis), (Reseda lanceolata y R. phyteuma), génivas en los terrenos de cultivo, donde arañuelas (Nigella arvensis), centaura real

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(Anagallis linifolia), salsifí (Tragopogon Asimismo resultan muy frecuentes Cheno- castellanus y Scorzonera laciniata), arga- podium botrys, Chenopodium vulvaria, mula (Anchusa azurea), negrillas (Agros- Chenopodium murale, Amaranthus retrofle- temma githago), violetas (Viola arvensis), xus y Amaranthus deflexus. También abunda botones de oro (Ranunculus arvensis) y la barrilla espinosa (Salsola kali), planta diversos geranios silvestres (Geranium estepicursora que, en periodos de vientos pusillum y G. rotundifolium). fuertes en otoño va rodando y de esa curio- Los azulejos (Centaurea cyanus y Cen- sa manera dispersa sus semillas. Además, en taurea cephalariifolia) destacan por su color los huertos y márgenes, crecen las conoci- azul o púrpura en los bordes de los cultivos, das cerrajas (Sonchus asper y Sonchus ole- sobre todo cuando los cereales han madura- raceus), antaño consumidas en ensalada en do y adquirido ya los tonos pardos, cerca ya numerosas localidades de la región y emple- de la recolección. Asimismo, en verano, se adas como forrajeras en la actualidad. En la encuentran floreciendo con profusión otras Tierra de Campos se denominan «azapuer- compuestas como Mantisalca salmantica, cos» y se daban a los conejos y cerdos. Tam- Scolymus hispanicus, Cirsium acarna, Cart- bién medran con profusión algunas gramí- hamus lanatus, Carlina corymbosa, etc. Las neas, como es el caso del garrachuelo (Digi- conocidas corregüelas o campanillas (Con- taria sanguinalis), Setaria viridis, Sorghum volvulus arvensis), de flores blancas en halepense, Panicum miliaceum, Eragrostis forma acampanada, resultan características neomexicana, E pilosa y E. cilianensis. y abundantísimas en los campos de secano, Entre las purgantes lechetreznas resultan especialmente en rastrojos y también en comunes en estos medios Euphorbia helios- bordes de caminos. Una solanácea curiosa copia, E peplus y E. serrata. es el alucinógeno y venenoso estramonio (Datura stramonium). Esta planta alcanza Arboledas y orlas de arbustos 1,5 m de altura y presenta flores de corola Pese a que en Tierra de Campos es noto- blanca y tubular, de 7 a 10 cm. El fruto es ria la gran escasez de arbolado, quedan globoso, de 4 a 7 cm, cubierto de espinas. algunos montes relícticos de encina y roble Crece en márgenes de cultivos, floreciendo albarejo, como ya hemos indicado con ante- y fructificando en verano y otoño. rioridad, en la zona de Paredes de Nava, Como malas hierbas, dentro de los culti- Perales, Terradillos, etc. Un ejemplo es vos de regadío de remolacha, maíz, etc., Villanueva del Rebollar, con un monte bajo destacan las distintas especies de cenizos o relíctico de roble albarejo (que da nombre al ceñiglos, pertenecientes a las quenopodiáce- pueblo) y encina. En el borde sur de la as y amarantáceas, que tantos quebraderos comarca aparece el páramo de Ampudia, de cabeza producen a los agricultores, ya con plantaciones de pino carrasco (Pinus que son cundidoras y muy difíciles de erra- halepensis) y pino de Afganistán (Pinus dicar. Florecen en pleno verano. La especie eldarica), junto a unas notables repoblacio- más frecuente en todo tipo de cultivos y nes de altos eucaliptos (Eucalyptus gunnii) también en bordes de caminos es Chenopo- sobre margas y arenas en zonas de monte de dium album, que llega a alcanzar más de 1,5 roble albarejo, en parte similares a los terre- m de altura, ramificado y de color grisáceo. nos existentes en la comarca del Cerrato. En

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 36 Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro las riberas de los arroyos y ríos se encuen- rece asilvestrado en ribazos y cercanías de tran, asimismo, bosques de galería, con cho- corrales y poblaciones. Sus frutos atraen a pos y sauces, y en las cercanías de las pobla- muchos pájaros (gorriones, llamados por ciones y en bordes de fincas podemos aquí «pardales», así como estorninos y mir- encontrar olmedas, a las que nos referimos los), por lo que algunos agricultores arrancan en el capítulo de riberas y zonas húmedas. estas arboledas, pensando que luego las aves También nos encontramos parajes plantados diezman el grano de sus campos. de árboles, como es el caso de frutales: Las áreas de pastizal, cultivos y bordes higueras (Ficus carica), perales (Pyrus com- de arboledas tienen un morador común: el munis), almendros (Prunus dulcis), nogales topillo campesino (Microtus arvalis), capaz (Juglans regia), ciruelos (Prunus domesti- de eliminar el tapiz vegetal de las plantas ca), morales (Morus nigra) y guindos (Pru- citadas, cuando abunda, por lo que ocasiona nus cerasus). De forma espontánea, en las los conocidos estragos. Se puede reproducir inmediaciones de pueblos y caminos, resul- a los 13 días de vida y las hembras pueden tan frecuentes los saúcos (Sambucus nigra), quedar preñadas aún lactantes. Los topillos así como los espinos majoletos (Crataegus son perseguidos por lechuzas, comadrejas y monogyna), escaramujos (Rosa canina, R. armiños; estos últimos frecuentes en Tierra pouzinii y R. agrestis), andrinos (Prunus de Campos, lo cual resulta sorprendente spinosa) y lebrelas (Dorycnium pentaphy- aquí en Europa, ya que son típicos de regio- llum). En numerosos pueblos y ribazos de la nes boreales. Tierra de Campos se halla un vistoso arbus- to, como asilvestrado o cimarrón: es la EL CERRATO gayomba (Spartium junceum), llamada por aquí con los sonoros nombres de turra, reta- El Cerrato es una comarca natural ma y sebe, leguminosa de flores doradas, incluida en la región mediterránea. Su clima que llega a los 4 m de altura y que se emplea luminoso permite la existencia de una flora como combustible en Villada, zona de rica y diversa, con dilatadas poblaciones de Terradillos de Templarios y la Cueza. plantas aromáticas y medicinales. Durante todo el año podemos disfrutar de los efectos Por su tipismo merecen especial men- saludables de su vegetación natural y ción los guindales o antiguas plantaciones de doméstica a través de multitud de hierbas, guindos que, aunque muchas veces en la matas, arbustos y árboles. En la actualidad actualidad se encuentran abandonados, se se da importancia cada vez mayor a la aro- mantienen en otros lugares como cimarrones materapia, donde los aromas de las plantas o asilvestrados. El guindo es un arbolillo de se aprovechan por sus benéficos efectos 3 a 6 m de alto, bastante más bajo que el sobre la salud. Esto se hace notar especial- cerezo y cultivado por sus frutos, las conoci- mente en nuestra comarca. El simple paseo das guindas, empleadas en aguardientes y por el Cerrato, respirando el intenso aroma confituras, sobradamente utilizadas en la de tomillos, ajedreas, salvia, espliego, rome- región. Antiguamente se plantaba mucho ro, té del páramo, enebro, esquena, escara- este árbol, dentro de cercados de adobe o mujo, espino albar, etc, es de resultados piedra, en la Tierra de Campos y en el Cerra- vitales plenamente positivos. to, ya que tolera la sequedad y el calor. Apa-

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Por otro lado, también podemos encon- Los diversos montes del Cerrato trar numerosas especies de setas comestibles La mayor parte del territorio natural de en los diversos montes, sotos, prados y baldí- la comarca originariamente perteneció al os. La recogida de hongos comestibles es un dominio de los encinares, montes de enci- pasatiempo que cada vez tiene más partida- na, mata o carrasca (Quercus ilex ssp. rios, sabiendo además que podemos recoger ballota). Entre los encinares cerrateños des- numerosas especies de gran calidad gastronó- tacados, podemos citar el Monte de Astudi- mica, siempre que busquemos en los lugares llo y los de , , adecuados y en las épocas propias de cada , Dueñas, Valdecañas de especie. En cada rincón del Cerrato podemos Cerrato, Vertavillo y . El disfrutar con la recogida y degustación de las encinar ocupa aquí, en general, terrenos más especies de setas más variadas, así como tam- pedregosos y secos que el roble carrasque- bién observar y recoger diversas plantas ño, especialmente en los llanos páramos medicinales y aromáticas. calizos, típicos de la comarca. En el Cerrato, la vegetación natural con- En el encinar, de forma dispersa, alter- siste en montes mediterráneos (esclerófilos, nan otros árboles como el adaptable roble como los encinares y enebrales, y caducifo- albarejo o carrasqueño (Quercus faginea) y lios, como los robledales carrasqueños) y el enebro de incienso (Juniperus thurifera), matorrales heliófilos amantes de los espa- de hojas escamosas. Frecuentemente encon- cios abiertos, tanto calcícolas (sobre las cali- tramos la esquena (Juniperus communis), zas compactas de los páramos) como gipsó- arbusto de 1 a 2 m de altura, de hojas recias filos (sobre las cuestas con yesos). Además, y espinosas. Forma los esquenares, frecuen- se conservan los sotos y riberas cercanos a tes en las laderas frescas. Más raramente los arroyos y fuentes, así como las plantas encontramos jerbos o jerbales (Sorbus propias de eriales, barbechos y cultivos. domestica), de frutos comestibles cuando Por su valor medicinal e interés botáni- están maduros. Su madera es apreciadísima, co peculiar, destaca la flora propia de las siendo un árbol muy útil. Junto a las enci- laderas de margas yesíferas, así como los nas, diversos arbustos crecen esparcidos for- bosques mediterráneos relícticos. Como mando parte del subpiso o sotobosque. Pre- anexo a este documento puede consultarse dominan las madreselvas (Lonicera etrus- una relación de algunas de las plantas medi- ca), de vistosa y fragante floración en junio, cinales más características del Cerrato. En malandrinos (Rhamnus saxatilis), jazmines las riberas de los ríos y arroyos aparecen (Jasminum fruticans), andrinos (Prunus spi- bosques de galería con los álamos del Cerra- nosa), majuelos o espinos albares (Cratae- to (Populus cerratensis), álamos blancos gus monogyna) y en menor medida las huse- (Populus alba), chopos del país (Populus ras (Euonymus europaeus) y zarzamoras nigra), etc. La mayor parte de la comarca se (Rubus ulmifolius). En algunos montes el encuentra roturada y cultivada de cereales y terreno se tapiza de gayuba (Arctostaphylos en menor medida de leguminosas, que con- uva-ursi), planta medicinal muy apreciada, forman la mayor parte de los paisajes. sobre todo como diurética y desinfectante de las vías urinarias. En el encinar podemos encontrar diversas gramíneas que empradi-

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 38 Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro zan el suelo, como el bálago (Brachypodium matas leñosas calcícolas. Entre los matorra- phoenicoides), el bálago de las boticas (Ely- les típicos destacan los aromáticos, forma- mus repens), los cerrillos (Festuca hystrix) y dos por la apreciada ajedrea (Satureja mon- otras como Avenula bromoides, Dactylis tana), tan utilizada como condimento. Tam- hispanica, etc. bién tomillos (Thymus zygis y T. mastigop- En los montes aclarados se extienden horus), salvia (Salvia lavandulifolia) y los matorrales, formados por las conocidas y espliego (Lavandula latifolia), alternando espinosas olagas (Genista scorpius), la con rosaledas silvestres y con los caracterís- abundante escoba o lebrela (Dorycnium ticos manchones de la rastrera gayuba. En pentaphyllum), la estepa (Cistus laurifo- todo el Cerrato encontramos parajes que se lius), la mata pincel (Staehelina dubia) y denominan “Enebral”, en los que hubo bos- otras plantas leñosas y aromáticas, muchas ques de esta especie, algunos eliminados por de ellas medicinales, como la salvia o jalvia roturación para cultivo agrícola. Sin embar- (Salvia lavandulifolia), espliego (Lavandula go, en los últimos 10 años esta frugal coní- latifolia), tomillos (Thymus zygis , T. masti- fera se está recuperando vigorosamente en china y T. mastigophorus), zamarrillas varios de los montes cerrateños donde había (Helianthemum hirtum, Teucrium capita- sido exterminada. Puede verse esto en diver- tum, Fumana thymifolia, etc), candileras sos términos de , Astudillo, (Phlomis lychnitis), etc. , Cevico Navero, Villaji- mena, etc, donde crecen con pujanza miles Una gramínea vivaz que destaca por su de plantas jóvenes. Esto se debe a que belleza y abundancia en los encinares cerra- numerosos animales, (entre los que destacan teños es Stipa ibérica (“Pelos de la Virgen”), los zorzales charlos y el ganado churro) con- junto a flores como las blancas Cephalaria sumen con fruición durante el invierno los leucantha y Bellardia trixago, las púrpuras gálbulos o “bayas” de esta cupresácea, dis- Coris monspeliensis y Saponaria ocymoides persando sus semillas a largas distancias. El o las azules del junquillo (Aphyllantes enebro se ha utilizado como medicinal. Su monspeliensis), que nos indican ambientes aromática resina se aplicaba contra los her- secos y luminosos. pes, mientras que sus gálbulos y ramillas se El enebro de incienso (Juniperus thuri- emplean contra el catarro y como vermífu- fera) es un árbol recio y corpulento que gos. Sus ramas se quemaban para purificar alcanza los 15 m de altura, de copa densa, las habitaciones de los enfermos. Las lágri- persistente y oscura, capaz de soportar con- mas de resina se han empleado como incien- diciones muy difíciles de clima continental so, quemadas sobre brasas en el incensario, extremado en suelo calizo y muy pedrego- tras ser pulverizadas. La esquena (Juniperus so, superficial y seco. Esta cupresácea arbó- hemisphaerica) se emplea como estomacal, rea medra a placer en el Cerrato, en los tér- diurética sudorífica y purgante. En el Cerra- minos de Cevico Navero, Antigüedad, Espi- to también se encuentran muchos montes nosa, Tabanera, Cobos, Astudillo, Villajime- llamados “El Esquenar” o “Esquenares”, na, Soto de Cerrato y cercanías de Palencia. aludiendo a la pasada abundancia de esta Forma bosques claros, denominados en útil especie, cuyos gálbulos además se nuestra región enebrales, alternando con emplean para la elaboración de la ginebra.

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El roble albarejo (Quercus faginea), lla- En el robledal espeso del Cerrato, apare- mado chaparro, tallar o rebollo cuando es ce el suelo encespedado densamente con joven, se encuentra mejor adaptado que la diversas gramíneas perennes y verdes en encina a terrenos margoso-calizos, con pleno verano, tales como Bromus erectus, mayor capacidad de retención de agua en el Brachypodium phoenicoides, Briza media, suelo. Propio de un clima de tipo submedi- Arrhenatherum bulbosum y Dactylis glome- terráneo, forma un bosque caducifolio con rata, con varias especies de orquídeas que características xerófilas. En el Cerrato podemos encontrar en los bosques mejor abundan los montes que se llaman Valderro- conservados, tales como Cephalanthera bledo, Rebollar, Robredal, etc, aludiendo a rubra, C. damasonium, C. longifolia, esta especie. En el robledal del Cerrato, apa- Ophrys scolopax, Anacamptis pyramidalis, rece el suelo encespedado densamente con Dactylorhiza elata, Epipactis helleborine y diversas gramíneas perennes y verdes en E. atrorubens. Otras especies indicadoras de pleno verano, con varias especies de flores «buena salud» de este bosque son las visto- vistosas, como la rosa de lobo (Paeonia offi- sas peonías (Paeonia officinalis), sellos de cinalis), así como diversas orquídeas pro- Salomón (Polygonatum odoratum), el geo pias de bosques bien conservados. del bosque (Geum sylvaticum) y, en los cla- Otras especies indicadoras de este bos- ros, (Spiraea hypericifolia), madreselvas que son los sellos de Salomón (Polygonatum (Lonicera xylosteum, L. etrusca y L. pericly- odoratum), botoncillo de oro (Geum sylvati- menum), aligustres (Ligustrum vulgare) y cum) y en los claros, la cuernicabrilla (Spi- boneteros (Euonymus europaeus). En los raea hypericifolia), madreselvas (L. etrus- bordes alternan rosales silvestres (Rosa ca), aligustres (Ligustrum vulgare) y huseras canina, R. micrantha y R. agrestis) con artos (Euonymus europaeus). En los bordes alter- (Rhamnus saxatilis), majuetos (Crataegus nan las zarzas escalambrujeras (Rosa cani- monogyna), andrinos (Prunus spinosa) e na) con malandrinos (Rhamnus saxatilis), incluso el espantalobos (Colutea arbores- majuelos (Crataegus monogyna), andrinos cens). (Prunus spinosa) e incluso en algunos para- El suelo de estos bosques, sobre todo en jes, con el espantalobos (Colutea arbores- los aclarados, se encuentra con frecuencia cens). El suelo de estos montes se encuentra tapizado de gayuba (Arctostaphylos uva- con frecuencia tapizado de gayuba (Arctos- ursi) alternando con esquenas o enebros taphylos uva-ursi), alternando con esquenas comunes (Juniperus communis). Si el bos- (Juniperus haemisphaerica). que continúa degradándose, aparece el En la comarca del Cerrato se extendían abundante matorral de aulaga (Genista scor- hasta hace pocos decenios, robledales albare- pius), mata pincel (Staehelina dubia) o jos de miles de hectáreas de extensión. Des- lebrela (Dorychnium pentaphyllum). Más tacaba Monte Mayor, comunal de adelante, en claros mayores, prosperarán y otros pueblos, con más de 3.000 ha, en el salvias, espliegos, tomillos, etc. cual, cuentan los ancianos, se veían muchos En Antigüedad y Cevico Navero pode- ciervos. Actualmente sólo quedan de él vesti- mos encontrar algunos restos del extenso gios en bordes de campos de cultivo. Robledal del Cerrato, antaño perteneciente a la antigua abadía de San Pelayo de Cerrato,

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 40 Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro gracias a lo cual se mantuvo acotado duran- Festuca hystrix y Avenula bromoides, con te siglos y libre de la devastación, hasta la áreas dispersas de Linum suffruticosum, Desamortización del siglo XIX. Se pueden Linum strictum, Polygala monspeliaca, Hie- visitar yendo desde Baltanás a Antigüedad a racium pilosella,Cephalaria leucantha, ambos lados de la carretera en las zonas Inula montana e I. helenioides. Entre las pendientes. Antes de llegar a Antigüedad coscojas crecen Helianthemum ledifolium, hay un antiguo molino a la derecha donde Micropus erectus y Plantago albicans. podemos iniciar la visita, aunque hay diver- Antiguamente, se rozaban algunas matas sas posibilidades. Otra es desde Antigüedad. en el monte de coscoja para elaborar carbón Si cogemos allí la carretera a Cevico Nave- vegetal; posteriormente rebrotaban con ro, a unos 3 km, podemos recorrer el queji- vigor, lo que evitaba que se quedaran punti- gar de Carra Hornillos. Aparecen robledales secas, como ocurre hoy en determinados albarejos bien conservados también en la parajes. La regeneración actual de la especie Dehesa de San Pedro de la Hiedra, finca pri- es buena, con gran cantidad de pies muy vada, que se encuentra en el mismo valle del jóvenes; pero lo reducido de tales enclaves Enebral del Cerrato, en Cevico Navero. la hace merecedora de cierta protección para En el Cerrato existe una agrupación evitar que, por ejemplo, se roture. En sus vegetal de tipo termófilo o meridional pro- cercanías aparecen montes bajos de encina y pia de climas más cálidos, consistente en el de roble con algunas plantaciones de pino coscojar. Aparece en lugares abrigados de carrasco (Pinus halepensis) y pino piñonero Baltanás, , Cevico de la (Pinus pinea). Existe también un romeral de Torre, y Esguevillas de pequeña extensión en la solana, el único de Esgueva. La coscoja (Quercus coccifera) es la provincia claramente espontáneo, mezcla- muy rara en el valle del Duero, localizada do con retama loca (Osyris alba). Entre las sobre terrenos margosos secos y al abrigo de especies animales que pueden observarse en los fríos, de ahí la importancia botánica y las zonas más arboladas destacan: ratoneros, ecológica de estos enclaves. Aquí Q. cocci- azores, abubillas, cucos y palomas torcaces. fera alcanza más de 2,5 m de altura, lo cual En las zonas desarboladas se encuentran: resulta también sorprendente, ya que se trata cernícalos, alimoches, aguiluchos cenizos, de una planta arbustiva. Entre las coscojas mochuelos, grajillas y un abundante conjun- alternan otras especies xerófilas y calcíco- to de aves esteparias, tales como alondras, las, tales como Genista scorpius, Hyssopus calandrias, tarabilla común, collalba gris, officinalis, Sideritis hirsuta, Salvia lavandu- alondra de Dupont, etc. lifolia, Thymus mastigophorus, Thymus Para llegar a los coscojares hay varias zygis, Phlomis lychnitis, Helianthemum hir- posibilidades; la mejor es dirigirse a Tariego tum, Helianthemum cinereum, junto a la vis- y desde allí coger la carretera que va a Hon- tosa hierba plumera o pelos de la Virgen toria de Cerrato. A continuación se dirige (Stipa iberica), la triguerilla (Melica ciliata) uno hacia ; y a unos 4 km de y junquillo azul (Aphyllantes monspelien- Hontoria sale una pista de concentración sis), indicadores de clima caluroso, seco y parcelaria, a la izquierda, que nos conduce luminoso. Entremezclados, aparecen los hacia un valle arbolado en cuya solana se magros pastizales de Koeleria vallesiana, encuentra el mayor coscojar. Manchas de

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 Los paisajes vegetales de Palencia 41 coscoja se encuentran por todo el valle de que se puede deslizar en superficie. Origina- Hontoria y en áreas próximas de Tariego y riamente debieron de cubrirse de un bosque , en las zonas que han claro de Juniperus thurifera, Quercus ilex, quedado libres de la roturación para el culti- Quercus faginea y Quercus coccifera, como vo agrícola. puede verse todavía en algunas cuestas de En la comarca del Cerrato podemos Tariego, Soto de Cerrato o Reinoso; pero encontrar abundantes pinares de repobla- por roturación y pastoreo domina en la ción. Los pinos presentes en la comarca son actualidad un matorral bajo o estepa leñosa. el pino carrasco, el pino piñonero o doncel Entre las matas leñosas destaca el esco- y, en menor medida, el pino pudio. Hace bo o escoba de blanquero (Ephedra distach- unos 4000 años extensos pinares de pino ya), que con sus extendidos rizomas coloni- pudio cubrían buena parte del Cerrato. Tam- za los terrenos más pendientes y pobres, bién los pinos son plantas medicinales. Sus junto al chucarro blanco (Lepidium subula- yemas son anticatarrales, diuréticas y béqui- tum), mata densa y de flores menudas y cas (contra la tos). Con ellas se preparan blancas, con el vistoso chucarro (Ononis tri- infusiones. Para ello, en pleno invierno, se dentata), que llega a colorear de rosa, en pri- recogen en los extremos de los ramillos, mavera, estas agrestes cuestas. Diversas empleándose después en infusión. aromáticas crecen mezcladas, como tomi- llos rastreros (Thymus mastigophorus), tom- Los yesares y las aromáticas cuestas del bos (Santolina chamaecyparissus), linos Cerrato blancos (Linum suffruticosum), lino azul En las cuestas de acusada pendiente que (Linum narbonense), té de aljezar (Sideritis descienden bruscamente de los páramos del linearifolia), zamarrillas (Helianthemum Cerrato se encuentran unas agrupaciones croceum, H. marifolium, H. cinereum, etc.) vegetales propias de yesares (comunidades y otras tales como Coronilla mínima, Hip- gipsófilas o gipsícolas, exclusivas de yesos), pocrepis commutata y Phlomis lychnitis, de gran interés botánico y ecológico. Aun- con flores amarillas. Otras especies fre- que estos parajes aparecen desolados, some- cuentes son: Hedysarum boveanum palenti- tidos a condiciones climáticas adversas y a num, Scorzonera graminifolia, Plantago una acentuada erosión, debida en parte a la subulata, Koeleria vallesiana, Bellardia tri- escasa consistencia y elevada fragilidad del xago, Linum strictum, Achillea ageratum y terreno, mantienen sin embargo una riqueza Achillea odorata. En algunos lugares apare- y diversidad florística harto considerable, ce el raro Onosma hispanicum, boraginácea con abundantes endemismos y plantas endémica de flor amarilla. exclusivas de estos medios. El escobo (Ephedra distachya) posee el En estas laderas, parcialmente desnudas alcaloide efedrina, antecesor de la anfetami- de vegetación, la época de floración se con- na. Se emplea contra la tos y el asma, pero centra sobre todo entre finales de mayo y no debe ser consumida por parte de personas principios de julio, resultando intransitables sensibles o con problemas del corazón, pues y hasta peligrosas en épocas de lluvias fre- produce taquicardia y otros trastornos. Otras cuentes, cuando se forma una capa de barro especies medicinales frecuentes son la milenrama menor (Achillea ageratum) y la

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 42 Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro olorosa (Achillea odorata), apreciadas como pennata iberica) frecuentemente recogida digestivas, en infusión, y contra las hemo- como ornamental de jarrones en casa. Inter- rroides de forma externa. La manzanilla de calada entre estas altas gramíneas o “cerros” monte (Helichrysum stoechas) se recoge en se observa el cerrillo (Festuca hystryx). gran cantidad en el Cerrato como digestiva y En las zonas donde pace el ganado chu- para tratar heridas y golpes. Se emplean las rro con frecuencia, abundan las especies cabezuelas de las inflorescencias en infu- más nitrófilas, como la escoba pedorrera o sión. En primavera, los linos blancos (Linum boja blanca (Artemisia herba-alba), el suffruticossum), con su inmaculada blancu- correcaminos (Phlomis herba-venti), el ra, adornan las laderas cerrateñas. Por eso se cardo corredor (Eryngium campestre), les llama popularmente “pañales del Niño Kochia prostrata y la matarrocín (Peganum Jesús” y “manto de Nuestra Señora”. En harmala) e incluso Camphorosma monspe- algunos lugares aparece la rara Onosma his- liaca, rara quenopodiácea originaria de las panicum, boraginácea endémica de flor ama- estepas de Irán y Asia central y que pode- rilla, así como la hierba gatera de Beltrán mos ver abundantemente en las laderas del (Nepeta beltranii), endemismo del centro de Cristo del Otero, Monzón de Campos, etc. España que en el Cerrato tiene una de las En las áreas abrigadas, sobre los blanqueros poblaciones más destacadas. Estas plantas impermeables de las cuestas cerrateñas, se escasas deben ser respetadas pues se conservan comunidades de plantas estepa- encuentran en peligro de extinción. rias como el matacán (Salsola vermiculata), En las porciones superiores de las ver- mata leñosa que además de estas zonas del tientes soleadas y pindias de las ásperas y interior peninsular podemos observar en los desabrigadas cuestas cerrateñas resultan desiertos del Sahara y Asia Central. En muy frecuentes las comunidades de altas y diversas áreas de yesos se han realizado esbeltas gramíneas. Están constituidas por plantaciones de pino albarejo (Pinus hale- varias especies del género Stipa que llegan pensis), pino piñonero (Pinus pinea) y ari- localmente a dominar el paisaje. Son plantas zónicas (Cupressus glabra subespecie ari- esteparias adaptadas a los peores terrenos y zonica). de un origen antiguo de climas continentales Aunque sometidas a condiciones climáti- y esteparios del final del Mioceno. La ele- cas adversas y a una acentuada erosión, las gante saeta, cerro albardero o hierba de cuestas yesíferas mantienen abundantes albarda (Stipa offneri y Stipa lagascae) endemismos. Sin embargo, es preciso seña- forma herbazales altos y duros que en pri- lar que la desaparición de la ganadería exten- mavera semejan trigales. Era planta muy útil siva y de la trashumancia, así como de otras y se aprovechaba en la comarca para fabri- actividades rurales tradicionales, supone una car albardas, escriños y colchones bastos. Se seria amenaza a la conservación de la flora y trataba de un verdadero sustituto del esparto la diversidad vegetal de estos parajes. en nuestras tierras, empleado para techados de establos y casas en las comarcas castella- LA MONTAÑA PALENTINA nas calizas desde la remota antigüedad. Aparece otra especie muy bella, llamada En la Montaña palentina la diversidad pelos de la Virgen o cabello de ángel (Stipa vegetal es notable, ya que se encuentran

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 Los paisajes vegetales de Palencia 43 desde encinares, matorrales secos y tomilla- plantas rupícolas que, en Palencia, presen- res hasta bosques caducifolios húmedos, tan una riqueza y diversidad más que nota- praderas de siega, pinares e incluso pastiza- ble, con especies y subespecies endémicas. les de tipo alpino, según varíe la altitud y la En parajes encharcados o muy húmedos, se exposición. Originariamente, la mayor parte desarrollan agrupaciones vegetales muy del territorio de la comarca se encontraba especializadas: turberas, cervunales, sauce- cubierto de bosques, salvo los grandes das y comunidades de plantas acuáticas. roquedales o las partes más altas, por enci- A continuación, pasamos a comentar ma de los 1800 m de altitud. Posteriormente separadamente las principales formaciones el hombre, mediante el uso continuado del vegetales presentes en la montaña palentina. fuego y de las talas, ha reducido el bosque en muchos casos a matorrales, praderas y Robledales pastizales. Entre los bosques, localizados entre los 1000 y 1700 m de altitud, destacan El bosque más representativo de la los robledales y hayedos junto a otros, de Montaña palentina es el robledal o cajigue- menor extensión pero de singular valor, ra, en especial de roble albar (Quercus como son los pinares de pino albar, enebra- petraea). También viven otras especies del les y encinares de montaña, tejedas, acebe- género: roble común (Quercus robur), roble das, avellanedas, mostellares, abedulares y rosado (Quercus x rosacea); malojo, roble tremoledas, que se analizarán separadamen- malojo o rebollo (Quercus pyrenaica) y te. En los bordes de los bosques aparecen las roble albarejo (Quercus faginea); pero, o orlas arbustivas con majuelos, rosales, bien escasean o son característicos de otras andrinos, espinos pudios, agracejos, etc. zonas. El roble albar, de gran longevidad, Existen además diversos tipos de matorra- llega a vivir 800 años y alcanza gran enver- les. Los escobonales de Genista florida, G. gadura en las localidades apropiadas, como obtusiramea, Cytisus scoparius y C. canta- en San Salvador de Cantamuda, Vañes, bricus aparecen alrededor de los bosques Carracedo, etc. Crece con frecuencia acom- sobre sustratos silíceos, mientras que en los pañado de otros árboles, en especial: hayas, calizos prosperan los aulagares de Genista cerezos silvestres, álamos temblones, ace- hispanica. A mayores altitudes, o en locali- bos, acerones (Acer campestre y Acer pseu- dades muy venteadas donde no puede darse doplatanus), manzanos silvestres o maellos ya el bosque, se extienden los piornales de (Malus sylvestris), mostajos o mostellares Cytisus purgans con enebros corveños y (Sorbus aria) y avellanos silvestres o nochi- esquenas. Cuando la acción del fuego se ha zos (Corylus avellana). De hecho, actual- repetido con insistencia, proliferan los bre- mente el robledal albar se encuentra en zales. Las arandaneras o raspanedos, pro- regresión, frente a la pujante expansión del ductores de los apreciados frutos, medran haya. Este robledal no es sombrío en exceso tanto en bosques como en brezales. Entre las y facilita la llegada de luz al suelo, por lo áreas de pastos pueden citarse las conocidas que resultan frecuentes los arbustos, matas y praderas de siega o los prados de diente, herbáceas en el sotobosque. Entre los pri- pastizales de altura, etc. En los roquedos, meros se cuentan: los cornejos (Cornus san- peñas y pedregales crecen las originales guinea), zarzamoras (Rubus ulmifolius, R.

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 44 Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro discolor y R. caesius), frambuesos (Rubus rea, etc. y en terrenos calizos por aulagas idaeus), boneteros (Euonymus europaeus), (Genista hispanica) con biércol (Erica majuelos (Crataegus monogyna), madresel- vagans). Los robles producen considerables vas (Lonicera xylosteum y L. peryclyme- cantidades de bellotas que hasta hace unos num), rosales silvestres (Rosa arvensis, R. 80 años alimentaban a numerosos cerdos. El canina, R. pendulina, R. pimpinellifolia, robledal se conservaba antaño, incluso por etc.), morrioneras (Viburnum lantana) y hie- medio de podas, plantaciones, control del dras (Hedera helix). En terrenos francamen- haya, etc., para mantener y acrecentar la te silíceos, donde afloran cuarcitas y esquis- cantidad de fruto. Los ruidosos arrendajos o tos, el suelo del robledal se encuentra habi- gayos (Garrulus glandarius) esconden tualmente tapizado de arándano o ráspano miles de bellotas en otoño y colaboran en la (Vaccinium myrtillus) con escobonales de regeneración del bosque. Los osos pardos Genista florida, Cytisus scoparius y Genista palentinos consumen con avidez el fruto de obtusiramea en los claros. este roble, en competencia con los prolíficos Entre las herbáceas se observan en pri- jabalíes. Los picos medianos (Dendrocopos mavera las vistosas prímulas (Primula veris medius) y otras valiosas aves, sobreviven en y Primula vulgaris), llamadas “pan de pecú” los añosos bosques. El robledal albar produ- o “peculilla” en nuestra región (pecú es el ce numerosos hongos forestales, en especial nombre local del cuco: Cuculus canorus) y rebozuelos (Cantharellus cibarius) y los entre las más comunes: Helleborus viridis, apreciados boletos (Boletus edulis y B. Anemone nemorosa, los vistosos martago- aereus en otoño y B. reticulatus en verano). nes (Lilium martagon) que en julio adornan El valor ecológico y paisajístico de estos estos montes, Astrantia major, Brunella bosques palentinos es excepcional, de ahí la grandiflora, Campanula rapunculus, Lysi- necesidad de la cabal conservación y apro- machia nemorum, Melampyrum pratense, vechamiento racional de los mismos. Linaria triornithophora, etc. Entre los otros tipos de robledal en la Los helechos comunes (Pteridium aqui- Montaña abundan las masas, más o menos linum) tapizan el robledal en muchos mon- degradadas, de malojo (Quercus pyrenaica), tes, como también los lastones de bosque, siempre sobre sustratos ácidos, a menudo grandes herbáceas vivaces: Brachypodium invadidas de brezal y raramente bien con- sylvaticum, Brachypodium pinnatum, Carex servadas. Destaca como característica la vis- sylvatica, Luzula sylvatica y Briza media. tosa Linaria triornithophora, además de las En general hay dos tipos de robledal: acidó- otras especies acidófilas comentadas en filo y basófilo. En el acidófilo, sobre terre- líneas anteriores. nos silíceos abunda Luzula sylvatica mien- Durante siglos se favorecieron los roble- tras que en el basófilo, sobre sustratos cali- dales en la Montaña, de tal manera que se zos, prolifera Carex sylvatica. obligaba a todos los vecinos en las ordenan- Cuando el robledal se deteriora por el zas municipales, a plantar un cierto número fuego aparecen matorrales de sustitución, en las dehesas y montes. Debiera retomarse constituidos en terrenos silíceos por breza- esta prudente y hermosa tradición para vol- les de Erica australis, E. arborea, E. cine- ver a la edad de oro de nuestros bosques emblemáticos.

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 Los paisajes vegetales de Palencia 45

Los hayales o hayedos cantabricus. Si estos se degradan insisten- El haya (Fagus sylvatica) en Palencia temente por el fuego aparecerán brezales forma unos densos y umbrosos bosques con arándano. caducifolios en las vertientes septentriona- En los hayedos basófilos conviven: Carex les de la Montaña, sobre todo, en Piedras sylvatica, Hepatica nobilis, Helleborus occi- Luengas, Lores, Los Redondos, San Salva- dentalis y también: Scilla lilio-hyacinthus, dor de Cantamuda, Velilla de Carrión, Daphne laureola, Galium odoratum, Pimpi- Tosande, Cervera de Pisuerga, etc., desde nella siifolia, Sanicula europaea, Crepis los 1100 hasta 1700 m de altitud. Esta fron- lampsanoides, Poa nemoralis, Mercurialis dosa es especie dominante capaz de expul- perennis, Euphorbia amygdaloides, Hiera- sar a todo tipo de árboles y arbustos, por lo cium sabaudum, etc. En los claros y lindes se que suele carecer casi completamente de forman rosaledas: Rosa pendulina, R. rubigi- especies acompañantes. Sólo los tejos y ace- nosa, R. tomentosa y R. pimpinellifolia. bos parecen aguantar la sombra densa; pero Los llamados hayales xerófilos son los con los años, incluso estos languidecen. que sobreviven en las localidades con Todo ello hace que, cuando las condiciones menor humedad ambiental, principalmente de humedad atmosférica elevada son ideales en las cercanías de Velilla de Carrión y Cer- para el haya, los bosques mixtos se transfor- vera de Pisuerga. Allí las hayas se encuen- men en hayedos. El haya se encuentra en tran en dificultades debido a la mayor seque- clara expansión e invade los robledales, dad del aire, por lo que crecen más despacio pinares, etc. Bastantes robledales albares de y alcanzan una altura menor, abundando la montaña palentina se han convertido en ciertos arbustos como: espinos pudios hayedos con robles añosos esparcidos. Den- (Rhamnus alpinus), andrinos (Prunus spino- tro de los tipos de hayedo se consideran en sa), guillomos (Amelanchier ovalis), majue- la provincia los tres siguientes: acidófilos, los (C. monogyna), morrioneras (Viburnum basófilos y los llamados xerófilos. lantana), madreselvas (Lonicera xylosteum), En los hayedos acidófilos aparecen agracejos (Berberis vulgaris), cerezos de abundantes arándanos y varias especies de Santa Lucía (Prunus mahaleb) e incluso las helechos: Blechnum spicant, Dryopteris espinosas aulagas (Genista hispanica). Entre affinis, D. dilatatta, D. filix-mas y Polypo- las herbáceas que proliferan se cuentan: dium vulgare. Numerosas herbáceas son de Laserpitium nestleri, Monotropa hypopitys, floración precoz a final de invierno y Primula veris, Tanacetum corymbosum, etc. comienzos de primavera, antes de que las Crecen asímismo numerosas orquídeas: hayas broten: Anemone nemorosa, Viola Cephalanthera rubra, Cephalanthera longi- riviniana, Euphorbia dulcis, Euphorbia folia, Cephalanthera damasonium, Epipac- hyberna, Luzula sylvatica y, más adelante, tis atrorubens, Epipactis helleborine, etc. y Deschampsia flexuosa. En los claros del diversos lastones, como Brachypodium pin- bosque son frecuentes los acebos y los ser- natum. En algunos parajes cercanos a Velilla bales de cazadores. Cuando el hayedo se pueden verse mezclados con las hayas, nada degrada por las talas, se desarrollan pujantes menos que Quercus ilex y Juniperus thurife- los escobonales de Genista florida, Genista ra, lo que indica la situación límite de estos obtusiramea, Cytisus scoparius y Cytisus sorprendentes bosques.

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 46 Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro

Los montes trasmochos Por el lado contrario, ciertos naturalistas Un paisaje forestal histórico de nuestra enemigos de toda gestión abogan por dejar provincia y más que destacado es el consti- morir a los árboles trasmochos, algo que tuido por los árboles trasmochos, frecuente- ocurrirá muy pronto si no se conservan las mente conocidos en Palencia como mochas. medidas gestoras que los mantienen, supo- Nos quedan ejemplos de robledales y haye- niendo que la biodiversidad que albergan dos en la Montaña pero también en las lla- permanecerá por sí sola. Muchas especies nuras y riberas, aunque cada vez resultan de animales, plantas y hongos dependen de más escasos. La importancia de los árboles las podas periódicas para seguir existiendo, trasmochos destaca por su vertiente ecológi- pues requieren como hábitat distintos esta- ca y de biodiversidad, valor cultural, paisa- dios de descomposición de la madera, agu- jístico e histórico e interés en el aprovecha- jeros donde esconderse y criar, obtener ali- miento de los recursos naturales renovables. mento, etc. Un abigarrado conjunto de En los últimos años se ha observado que enclaves y circunstancias que convergen en estos árboles constituyen verdaderos tesoros los árboles trasmochos. en cuanto a la gran cantidad de especies de Los árboles trasmochos son verdaderos animales y vegetales que viven y se refugian reservorios de vida. Su conservación y recu- en ellos. Por otro lado, el paisaje de trasmo- peración es muy importante para promover chos constituye una singularidad desde el la biodiversidad asociada a ellos. De ahí que punto de vista cultural e histórico que ha lle- resulte esencial el conocimiento de los mis- gado hasta nuestros días. Por ello, desde mos, de su importancia biológica y cultural, vertientes muy diferentes de la conservación así como de las técnicas empleadas para su se está apoyando la recuperación de estos conservación y aprovechamiento. La recu- sistemas tradicionales de aprovechamiento peración de los montes de árboles trasmo- forestal, con vistas a maximizar la recupera- chos de ancestral uso ganadero y forestal en ción de especies de animales y plantas, a la Europa resulta muy necesaria e incluso vez de mantener la riqueza cultural de nues- urgente mediante una política activa de tra tierra. Hace muchos años, ciertas perso- manejo de los hábitats para la conservación. nas que no comprendían estos múltiples El desmochado es una técnica antiquísima, valores acusaron injustamente a nuestros propia de los paisajes rurales tradicionales antepasados al podar los árboles en lugar de europeos de base neolítica y digno de con- dejarlos sin tocar. No entendían ni aprecia- servarse por su utilidad, no solamente en ban el papel de estos árboles en la economía jardinería, sino también en paisajismo histó- rural, la múltiple cantidad de recursos natu- rico y ecología del paisaje cultural y natural. rales de estos montes o las ventajas variadas El valor de un árbol trasmocho, gracias a su de estas prácticas. Por estos infundados múltiple diversidad de productos y funcio- motivos, los selvicultores más productivis- nes, supera con creces al del mismo árbol tas han perseguido e incluso acabado con sin desmochar. los árboles trasmochos y monumentales en El desmoche es la corta de las ramas de muchas comarcas castellanas y en numero- la copa de una frondosa dejando el tronco sos países europeos, destruyendo una rique- desprovisto de ramaje. El desmochado za natural y cultural difícil de recuperar. supone una poda de rejuvenecimiento en las

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 Los paisajes vegetales de Palencia 47 especies con capacidad de rebrote. Permite do entonces periodo de acotamiento en su alargar considerablemente la edad del árbol regeneración. La altura del desmoche es viejo. Árboles que de ordinario no superan variable. A veces es muy pequeña (1 a 2 m). los 200 años pueden alcanzar los 700 años Corrientemente es de unos 2 a 4 m de alto y gracias al desmoche periódico. También en ocasiones de hasta 6 m. permite la creación de copas muy espesas y El desmoche, al rejuvenecer la copa, recogidas. El desmochado también evita la hace que se evite durante varios años la for- caída de ramas con ocasió de vendavales, mación de flores y frutos que podrían ser nevadas y percances de origen meteorológi- desagradables. Es el caso de las molestas co. Este hecho se agrava en ciertos árboles pelusas, tan abundantes, producidas por los cuyos fustes son de madera poco resistente a clones femeninos de los chopos canadienses la rotura, como el chopo canadiense. (Populus x canadensis), usualmente emplea- El desmochado favorece la formación dos en las choperas industriales de produc- de cavidades en los troncos. Estas cavidades ción intensiva para tableros. son muy utilizadas por la fauna (aves insec- tívoras, rapaces nocturnas, quirópteros, Los pinares relictos micharros o lirones, etc.) para refugiarse y Como reliquia de los pinares que cubrie- nidificar. También para gatos monteses, gar- ron antaño buena parte de la vertiente meri- duñas y martas e incluso para los linces ibé- dional de la Montaña palentina, subsiste el ricos. Frecuente es el caso de los nidos de pinar de la umbría de Peña Mayor, en las cigüeñas blancas. Incluso, a veces, las águi- cercanías de Velilla de Carrión. Los datos las reales nidifican sobre grandes árboles polínicos de las turberas indican que tan trasmochos. El árbol con huecos ocupados sólo hace 3000 años extensos pinares de por la fauna aprovecha los nutrientes mien- pino albar (Pinus sylvestris) cubrían lo que tras, además, recupera todos los minerales son ahora brezales y matorrales subalpinos. que se habían acumulado durante cientos de El haya todavía no había aparecido en la años en el interior de su tronco, auxiliado comarca. Al irrumpir la cultura céltica y por numerosos hongos descomponedores extenderse el incendio, insistentemente que realmente ayudan al árbol. Los hongos repetido en los montes, los pinares quedaron descomponedores de la madera han sido recluidos en zonas rocosas y el resto fue eli- vistos por algunos ojos miopes como maldi- minado. Contribuye a reforzar esta informa- ciones que no hacían sino amenazar grave- ción, la existencia de varios valles y lugares mente al arbolado. Sin embargo, además de de la Montaña palentina que ostentan el suministrar multitud de sustancias medici- topónimo Pineda, que expresa inequívoca- nales (anticancerígenos y potentes antileu- mente la abundancia pretérita de pinos. Con cémicos) parece que cumplen complejas y la eliminación de los pinares, la fauna típica valiosísimas funciones en el ecosistema de los bosques de coníferas tuvo que adap- forestal. tarse a los otros tipos de bosque, como ocu- El desmochado permite la extracción de rrió con el urogallo cantábrico en las acebe- maderas, leñas, mimbres, etc., sin que la das, aunque todavía encuentra refugio en fauna silvestre y doméstica (ungulados fitó- algunos pinares cantábricos relícticos, su fagos) afecte al rebrote joven, no necesitan- hábitat original.

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 48 Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro

El pinar de Velilla se asienta sobre una nías de Velilla de Carrión y Peña Mayor, umbría de elevada pendiente y pedregosi- hasta Tosande e inmediaciones de Cervera dad, con ásperos roquedales calizos, donde de Pisuerga. En estas laderas soleadas apa- el suelo se cubre de gayuba (Arctostaphylos recen numerosas especies que podemos uva-ursi) o de alfombras mullidas de mus- encontrar con frecuencia en la Comarca del gos (Rhytidiadelphus triquetrus e Hyloco- Cerrato, pese a que nos encontramos por mium splendens) como en los pinares pire- encima de los 1100 m de altitud. Es el caso naicos, o con diversos lastones, como notable, por ejemplo, del tomillo rastrero Brachypodium pinnatum y B. sylvaticum. (Thymus mastigophorus). Éstas se mezclan Otros árboles y arbustos que se observan con otras propias de zonas más lluviosas de son: Fagus sylvatica, Sorbus aria, Junipe- la Cornisa Cantábrica y con numerosas rus sabina, Juniperus communis, Juniperus plantas rupícolas, al abundar los peñascos y thurifera, Ilex aquifolium, Salix caprea y pedregales. Todo ello origina una riqueza y Viburnum lantana. Plantas de las más comu- diversidad de plantas harto elevada. nes son: Daphne laureola, Lithodora diffu- En las estribaciones de Peña Mayor, sa, Clinopodium vulgare, Mercurialis aparecen esparcidos pinos albares (Pinus perennis, Fragaria vesca, Helleborus foeti- sylvestris), en recuperación por todos los dus, Melampyrum pratense, Campanula terrenos pedregosos circundantes. Entre los glomerata, Hepatica nobilis, Cephalanthera arbustos se cuentan, entre los más comunes: rubra, Epipactis atrorubens, Epipactis enebros corveños (Juniperus sabina) y helleborine, Teucrium scorodonia, Briza esquenas o enebros rastreros (Juniperus media, Stachys officinalis, etc. communis alpina), mareles (Prunus maha- Este pinar goza de un valor paisajístico leb), guillomos (Amelanchier ovalis), andri- y botánico más que notable, encontrándose nos (Prunus spinosa), agavanzos (Rosa en recuperación. En los brezales de las tomentosa y R. canina), espinos pudios inmediaciones, que han dejado de quemarse (Rhamnus alpinus), groselleros (Ribes alpi- hace unos años, los pinos jóvenes medran num), griñoleras (Cotoneaster integerrimus) con profusión y ocupan, de forma natural, y morrioneras (Viburnum lantana). Es espe- las áreas desarboladas. En otras zonas de la cialmente destacable la existencia de efe- Montaña se han realizado densas repobla- dras (Ephedra nebrodensis) en algunos ciones forestales de pino albar y algunas de roquedales soleados y protegidos de los pino negro (Pinus uncinata). vientos. Abundan asímismo las gayubas (Arctostaphylos uva-ursi) que tapizan el Los enebrales y encinares de montaña suelo, las aulagas (Genista scorpius y G. hispanica) y otras como: Daphne laureola, En las laderas rocosas y calizas de las Lithodora diffusa, Helianthemum croceum y estribaciones de la Montaña palentina con H. canun, Thymus mastigophorus, Thymus orientación meridional sobreviven de forma mastichina, Teucrium chamaedrys y Teu- relíctica comunidades de tipo mediterráneo crium polium. Entre las herbáceas conviven y xerófilo, como son las masas de Juniperus lastones (Brachypodium pinnatum) y otras thurifera, Quercus ilex y Quercus faginea gramíneas resistentes: Festuca hystrix, Fes- localizados desde Peña Lampa, en las cerca- tuca burnatii, Poa ligulata y Avenula iberi-

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 Los paisajes vegetales de Palencia 49 ca. Aparecen orquídeas (Cephalanthera do un gran contraste entre la vegetación de damasonium, Epipactis helleborine y Epi- las secas solanas, con abundantes montes pactis atrorubens), eléboros (Helleborus bajos de encina, y la de las umbrías cubier- foetidus) y otras como Pimpinella tragium, tas de bosques de hayas con robles. En la Ligusticum lucidum, Arenaria grandiflora o tejeda de Tosande sorprende la densidad y las valiosas Arenaria aggregata var. canta- número de los tejos de talla descomunal. brica y Saxifraga conifera. Muchos superan un metro de diámetro y alguno incluso 1,5 m. En los rodales, el tejo Las mágicas tejedas domina la vegetación, si bien aparecen fre- cuentemente hayas (Fagus sylvatica), algu- No por su frecuencia sino por su gran nos robles albares (Quercus petraea), el originalidad destacan entre los bosques ibé- mostajo o mostellar (Sorbus aria), avellanos ricos, las tejedas o bosques de tejo (Taxus (Corylus avellana) y espinos pudios o amar- baccata), consideradas como reliquias de gosos (Rhamnus alpinus), así como algunos gran rareza de los bosques de coníferas de la saúcos (Sambucus nigra), zaranguénganos era Terciaria. Estos prosperaron en condi- (Ribes alpinum) y adelfillas (Daphne laure- ciones de humedad abundante y temperatu- ola cantabrica). La hiedra (Hedera helix), ras suaves en compañía de otras especies, trepa por árboles y arbustos. Abundan los tales como de los géneros Sequoia y Metase- tejos jóvenes, pero, en su mayor parte, muy quoia. El tejo, exigente en humedad ambien- recomidos por los abundantes ciervos de la tal y frescura, se encuentra salpicado en los zona. Entre las herbáceas acompañantes bosques de robles, hayas y mixtos, roquedos, prosperan las más adaptadas a las condicio- etc. Tolera la sombra intensa, gracias a lo nes de sombra y humedad atmosférica, que cual puede vivir bajo el espeso dosel de estos también podemos encontrar bajo las densas árboles, creciendo lentamente y alcanzando acebedas y hayedos: Mercurialis perennis, una longevidad considerable. Prefiere orien- Anemone nemorosa, Helleborus viridis ssp taciones septentrionales y sustratos rocosos, occidentalis, Corydalis cava, Polygonatum especialmernte calizos. Cuando el tejo es verticillatum, Euphorbia hyberna, Stellaria muy abundante, llega a formar bosques casi holostea, Arenaria montana, Sanicula euro- monoespecíficos, notablemente sombríos y paea, Melica uniflora, Teucrium scorodo- oscuros, debido a que sus perennes acículas nia, Melampyrum pratense, Poa nemoralis, llegan a permanecer verdes en las ramas Erythronium dens-canis. Se acompañan hasta 15 años. Bajo esta espesa cubierta, además de los helechos Polypodium vulgare escasean los arbustos y herbáceas, principal- y Dryopteris dilatatta. Casi todas estas plan- mente recluidos en los claros provocados por tas son de floración primaveral, antes de que la caída de algún pie decrépito o en los lin- las hayas broten y sombreen demasiado el deros de la masa forestal. suelo. En zonas cercanas, con suelo acidifi- En la Montaña palentina, cerca de Cer- cado, aparecen: serbales de cazadores o vera de Pisuerga, en el Valle de Tosande, argamones (Sorbus aucuparia), brezales de existe una de las tejedas más destacadas de cierta extensión (Erica australis y E. arbo- la Península Ibérica. En esta zona afloran las rea), álamos temblones (Populus tremula) y compactas calizas del Carbonífero, existien- abedules (Betula alba), con orlas retamoide-

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 50 Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro as de Genista florida y Cytisus scoparius. de acebos en los siguientes lugares: Carra- En verano en los claros aparecen flores vis- cedo, San Salvador de Cantamuda, Peraper- tosas como Lilium martagon y Digitalis tú, Los Redondos, Piedras Luengas, Braño- purpurea. sera y Salcedillo. Son masas relícticas, La rareza de este enclave obliga a consi- representantes de lo que fueron los antiguos derar su problemática. En primer lugar la y extensos acebales que el hombre favoreció regeneración se encuentra comprometida desde la antigüedad, por su utilidad para el por el excesivo ramoneo o mordisqueo de ganado y la fauna cinegética. En el Libro de los jóvenes tejos por los cérvidos, muy fre- la Monteria de Alfonso XI el Justiciero, cuentes en la zona. El tejo resulta tóxico escrito en el siglo XIV, ya se comentan los para los herbívoros, pero éstos pueden irse montes: “Azebeda de Salcediello “(Salcedi- acostumbrando con una adaptación progre- llo, cerca de Barruelo) y “El Azebal” de San siva y terminan comiéndolo con fruición Salvador de Cantamuda. El ganado vacuno, hipotecando el futuro de este bosque. Por especialmente las vacas tudancas de la otro lado, el auge y expansión actual del Montaña, se refugia en las acebedas y se ali- haya hace que numerosas hayas jóvenes menta de sus hojas, existiendo una estrecha compitan con los tejos. La tejeda, aunque correlación y mutualismo entre estos herví- protegida iniciamente por el dosel de nuevas boros y el espinoso acebo. hayas, llega a verse acorralada por el denso Las acebedas son bosques tan sombríos plantel de frondosas. Los tejos, entonces, que apenas permiten que la luz llegue al reducen la cantidad de flores y semillas y suelo, encontrándose éste cubierto de la terminan por languidecer, por lo que su copa hojarasca seca del acebo que tarda en des- se aclara. componerse. Sólo algunas especies son El Valle de Tosande se encuentra entre capaces de tolerar esta densa y permanente Cervera de Pisuerga y Guardo. Cerca de la cubierta, en general parecidas a las que pue- población de Dehesa de Montejo sale el den crecer en las tejedas, como Sanicula ramal que se dirige a la Montaña. La Tejeda europea, Corydalis cava, Blechnum spicant se encuentra en la muy pendiente umbría. Es o Melica uniflora. En algunos lugares se más fácilmente localizable en otoño e encuentran las densas matas de acebo dentro invierno, ya que se encuentra medio escon- de pastizales de diente en los que aparecen: dida en el hayedo. Lolium perenne, Cynosurus cristatus, Festu- ca rubra, Plantago major, Briza media, etc. Los acebales Numerosos animales silvestres, desde corzos, ciervos y liebres, hasta el urogallo El acebo se encuentra con frecuencia en cantábrico, zorzales y pequeñas aves, se la Montaña palentina, esparcido por los bos- refugian en invierno en los montes donde ques caducifolios de robles y hayas. A veces abunda el acebo, alimentándose con sus abunda de tal manera que llega a constituir hojas y frutos, por lo que llega a depender masas monoespecíficas: las acebedas o ace- su supervivencia del pinchudo arbolillo, bales. Este tipo de bosque aparece de forma especialmente durante las grandes nevadas dispersa y se encuentra actualmente en y ventiscas. Los animales dispersan las regresión. Se pueden destacar agrupaciones semillas junto a las de otras especies ornitó-

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 Los paisajes vegetales de Palencia 51 coras, como los majuelos, andrinos, aligus- bios de mineral, el abedul es capaz de colo- tres, rosales silvestres, serbales de cazado- nizar los taludes, a menudo acompañado de res, mostajos, manzanos silvestres, saúcos, la escoba negra (Cytisus scoparius) y de etc., por lo que en las acebedas prosperan algunas gramíneas, como Agrostis truncatu- también dichos arbustos. la y Dactylis glomerata, por lo que pueden emplearse con éxito en los proyectos de res- Abedulares y tremoledas tauración ambiental, para evitar que la ero- sión arrastre minerales contaminantes de los El abedul (Betula alba) y el álamo tem- cursos de agua y embalses. blón (Populus tremula) son árboles caduci- folios pioneros, es decir, que ocupan terre- nos desnudos tras los incendios, cortas o El enebral de alta montaña vendavales que derriban hayas, pinos y Por encima de los 1600 m de altitud, el robles. Aparecen en suelos silíceos y fres- bosque pasa a convertirse en matorral de cos, con frecuencia embebidos en agua, enebros corveños y rastreros en mezcla con desde los 1100 a 1700 m. de altitud. Pun- ciertas leguminosas como el piorno (Cytisus tualmente bajan a altitudes mucho más bajas purgans). El enebro rastrero o esquena siguiendo los cursos de los grandes ríos de (Juniperus communis alpina) y el enebro la provincia, como ocurre con el abedul en corveño (Juniperus sabina) se encuentran la zona del Carrión por Saldaña o el álamo adaptados a condiciones extremas de frío y temblón en las Tuerces o Ribas de Campos. viento, no toleradas por las hayas y robles. Crecen rápidamente, pero su longevidad es En estos terrenos subalpinos, hasta cerca de reducida en comparación con otros árboles los 2000 m de altitud, si la roca es silícea, forestales, no superando en general los 120 como en el alto Carrión, aparecen además años. En varias localidades forman agrupa- las brecinas (Calluna vulgaris), los ráspanos ciones permanentes, que no son sustituidas o arándanos (Vaccinium myrtillus y V. uligi- por otros árboles. nosum) y los rosales alpinos o agavanzos En el abedular aparecen especies acidó- serranos (Rosa pendulina). Entre las herbá- filas, en especial los arándanos. También ceas, resultan comunes las conocidas Des- abundan: Poa nemoralis, Melica uniflora, champsia flexuosa, Solidago virgaurea, Melampyrum pratense, Adenostyles allia- Jasione montana, Hypericum richeri, Plan- riae, etc. Las tremoledas o bosquetes de tago alpina, Conopodium majus, Campanu- álamo temblón gozan de elevada estabilidad la hispanica, Campanula scheuchzeri y gracias a la profusión de brotes de raíz de Sempervivum vicentei cantabricum. Cuando este árbol. Numerosas tremoledas han sido la roca es caliza, se extienden los mancho- sustituidas por productivos prados de siega. nes rastreros de Juniperus sabina, Arctos- Frecuentemente aparece un sauce acompa- taphylos uva-ursi, los matorrales espinosos ñante, de color blanquecino o plateado: es el y almohadillados de Astragalus sempervi- endémico salce serrano (Salix cantabrica), a rens y los de Daphne laureola cantabrica menudo acompañado del cerezo de racimos con herbáceas como Festuca burnattii, o lilo montisco (Prunus padus). En las Anthyllis vulneraria y Agrostis rupestris. minas de carbón abandonadas, en los derru-

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En roquedos y pedregales, las agrupacio- de madera muy dura y densa, con grano fino nes de sabinar y enebral rastrero proliferan y homogéneo. extensamente, incluso apenas a 1200 m de Las densas formaciones de avellanos sil- altitud, como ocurre en la zona de la Peña, vestres o nochizos aparecen en terrenos desde Velilla de Carrión hasta la Sierra del frescos, profundos y ricos, en las lindes de Brezo y Valle de Tosande. En los enebrales y praderas y fincas, al pie de cantiles, etc. piornales de altitud, viven las liebres del También se vieron favorecidas y aumenta- piornal (Lepus castroviejoi) y las perdices das por el hombre, para el aprovechamiento pardillas (Perdix perdix hispaniensis). de sus frutos y de los troncos y ramas, utili- zadas en la elaboración de cestos y cuéva- Otras arboledas de la Montaña nos. Son muy visitadas por los osos pardos. En la Montaña palentina existen unos En algunos lugares, siempre sobre sus- bosquetes que destacan por el color blan- tratos silíceos, se pueden encontrar bosque- quecino de sus copas: son los rodales de tes de serbal de cazadores (Sorbus aucupa- mostellar o mostajo (Sorbus aria), especial- ria), llamado localmente amargoso o capu- mente en el alto Pisuerga. Este árbol crece rrio, capaces de establecerse como pioneros esparcido por la Montaña, aunque localmen- en los brezales, como ocurre en Salcedillo, te forma estas agrupaciones singulares, con Brañosera o alto Carrión. ejemplares de gran desarrollo. Aparecen dentro de robledales y hayedos, a menudo Praderas y pastos mezclados con otras especies de fruto En la Montaña palentina existen amplios comestible y dispersión zoócora, como pastizales y herbazales que, o bien son el manzanos y perales silvestres, majuelos, resultado de la destrucción del bosque origi- avellanos, etc. Entre las herbáceas aparecen: nario (praderas de siega y algunos pastiza- Primula veris, Helleborus viridis, Oxalis les), o bien aparecen cuando, por condicio- acetosella, Anemone nemorosa, Hepatica nes de frío, vientos constantes y altura ele- triloba, etc. También se desarrolla en terre- vada (más de 1600 m de latitud), no se desa- nos rocosos, principalmente calizos, así rrolla el arbolado. En las praderas de siega, como en zonas de canchales, mezclado con situadas en terrenos profundos, fértiles y guillomos (Amelanchier ovalis) y agracejos frescos, se desarrolla un herbazal muy (Berberis vulgaris). Gozan de un destacado característico, objeto de tradicional cuidado valor para la fauna cinegética y protegida y aprovechamiento, en donde aparecen (osos, jabalíes, ciervos, lirones grises, gar- diversas gramíneas: Arrhenatherum bulbo- duñas, etc.), debido a la maduración otoñal sum, Festuca pratensis, Poa pratensis, Ant- e invernal de sus alimenticios frutos. En hoxanthum odoratum, Dactylis glomerata, siglos anteriores se protegieron y favorecie- Holcus lanatus, Alopecurus arundinaceus, ron por medio de las antiguas ordenanzas, Cynosurus cristatus, Agrostis capillaris, ya que suministraban alimentos a los cerdos Trisetum flavescens. Acompañan a éstas: que se mantenían en el monte. Además, el Malva moschata, Rhinanthus minor, Brune- mostellar era empleado singularmente para lla grandiflora, Plantago media, Centaurea la fabricación de mangos de hacha, por ser nigra, Cardamine pratensis, etc.

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En las zonas con más humedad aparecen Jasione crispa, Gymnadenia conopsea, etc. las grandes y espectaculares concentracio- En terrenos más pobres y secos prospera nes de lirones (Narcissus pseudonarcissus) Agrostis truncatula, e incluso Sedum angli- que tan vistosos resultan en primavera (la cum y Deschampsia flexuosa. En los parajes denominación de lirón procede del latín más frecuentados por el ganado, en sestea- lilionem, relativo a “lirio”). En los bordes y deros y bordes de sendas, se desarrollan barrancos prosperan los herbazales de comunidades nitrófilas y ruderales con megaforbios (grandes hierbas vivaces, con abundancia de: Carduus nutans, Echium frecuencia umbelíferas) donde destacan: vulgare, Cirsium eriophorum, Cirsium fla- Heracleum sphondylium, Pimpinella major, vispina, Cirsium vulgare, Cirsium palustre, Angelica major, Peucedanum lancifolium y Urtica dioica, Arctium minus, Nepeta latifo- en zonas sombrías: Adenostyles alliariae. lia, Nepeta tueberosa, Plantago major, Estos herbazales de megaforbios presentan Chenopodium bonus-henricus, etc. una utilidad destacada: suministran en pri- Al finalizar el verano aparecen los típi- mavera cantidades considerables de alimen- cos quitameriendas o echapastores (Meren- to a los osos, ávidos consumidores de sus dera montana), que llegan a colorear de rosa tallos tiernos, que disputan a los jabalíes de los pastizales, no sólo de la montaña sino estas montañas. Estos últimos hozan y tambien del Páramo y de las cañadas en las devastan las praderas de siega, herbazales y cercanías de Palencia, como también la cultivos de forma generalizada (debido a su pequeña y abundantísima Scilla autumnalis. excesiva abundancia). En las zonas de mayor altitud, los pasti- En el entorno de prados de siega del zales varían en su composición según la natu- collado del mismo nombre, se encuentra la raleza del terreno. En los silíceos tapizan el viborera azul de Piedras Luengas (Echium suelo: Festuca indigesta, Festuca eskia, cantabricum), notable endemismo de la Agrostis rupestris, Deschampsia flexuosa, Montaña palentina, de hojas de gran desa- Juncus trifidus, Jasione crispa, Armeria can- rrollo y gruesa espiga floral. Se encuentra en tabrica, etc. En terrenos pedregosos de natu- grave peligro de extinción debido a su área raleza caliza, desde los 1600 y hasta más de relíctica, aunque depende del apacentamien- 2100 m de altitud, se encuentran las comuni- to del ganado y usos rurales tradicionales dades de Armeria cantabrica con: Anemone para su desarrollo. Sin embargo, otros cam- pavoniana, Pedicularis fallax, Sedum atra- bios recientes como la construcción de tum y Jasione crispa. carreteras, etc, afectan muy desfavorable- mente a ésta y otras especies de este valioso Los roquedos y canchales enclave palentino. Los roquedos y peñascales son consus- Los pastizales de diente, lugar de pasto- tanciales a la Montaña palentina y constitu- reo del ganado, contienen numerosas herbá- yen uno de los paisajes emblemáticos de ceas resistentes al pisoteo. Proliferan: Trifo- esta comarca, donde se refugian multitud de lium pratense, Trifolium repens, Agrostis especies botánicas. Al acercarse por el Pára- capillaris, Lotus corniculatus, Festuca mo a la Montaña palentina, destaca un gran rubra, Festuca ovina, Cynosurus cristatus, murallón de elevaciones calizas, conocido Centaurea lagascana, Jasione montana,

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 54 Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro con el nombre de La Peña, dominado por cuentan: Allium palentinum, Campanula Peña Redonda, y en el que se incluyen desde arbatica, Campanula hispanica, Erinus alpi- Peña Lampa y Peña Mayor, en las cercanías nus, Petrocoptis glaucifolia, Saxifraga cana- de Velilla de Carrión, hasta Cervera de liculata, Globularia repens, Rhamnus pumi- Pisuerga. En las estribaciones de la Monta- la, Pimpinella siifolia, Asperula hirta, Anthi- ña, cerca de Alar del Rey, se encuentran Las rrinum braun-blanquetii, Crepis albida, Tuerces. Hieracium mixtum bombycinum,Hieracium En la Montaña palentina los roquedos y murorum, Hypericum nummularium, Arabis peñascos albergan numerosas especies des- cantabrica, Myosotis alpestris, Thymus pra- tacables por su originalidad y belleza. For- ecox, Galium saxatile, Sempervivum tecto- man las comunidades de plantas rupícolas, rum, Sempervivum cantabricum, Sempervi- desde las Tuerces y Velilla de Carrión, vum giuseppii, etc. En los canchales y pedre- donde todavía las encinas ocupan los ras se cuentan las valiosas comunidades de barrancos y laderas, hasta las altas cumbres especies de tipo alpino: Linaria saxatilis, de la provincia, en donde buscan refugio las Linaria alpina filicaulis, Euphorbia chama- raras especies alpinas. Destacaremos por su ebuxus, Crepis pygmaea, Rumex suffrutico- mayor valor las áreas peñascosas de tres sus, Mucizonia sedoides, etc. enclaves de la Montaña: Peña Labra y área En roquedos silíceos de altitud en el Alto de Piedras Luengas, Peña Redonda y Alto Carrión se encuentran: Murbeckiella boryi, Carrión (Curavacas a Fuentes Carrionas). Spergula viscosa, Saxifraga willkommiana y En los peñascos de Las Tuerces, por Hieracium pallidum. En los canchales silí- Villaescusa y Gama, aparecen numerosas ceos de altitud se cuentan: Ranunculus par- especies encaramadas en los riscos y pare- nassifolius cabrerensis, Linaria filicaulis, des rocosas: Rhamnus pumilus, Prunus Cryptogramma crispa, Poa cenisia fonque- mahaleb, Amelanchier ovalis y Corylus ave- ri, Sedum brevifolium, Sempervivum canta- llana, destacando además la flora refugiada bricum, Spergula viscosa y Festuca eskia, en el fondo de las “callejas” de roca, donde que escalan hasta los 2500 m de altitud. aparecen especies umbrófilas como Melica La mayor parte de las especies son rupí- uniflora, Lampsana communis, Hepatica colas y se localizan con frecuencia en terre- triloba, etc. Entre las herbáceas más desta- nos inaccesibles, lo que supone su mayor cadas: Anthirrinum braun-blanqueti, Asple- protección. Sin embargo, hay alguna de las nium trichomanes, Asplenium rutamuraria, especies que aparecen en pastizales y prade- Campanula hispanica, Campanula rotundi- ras donde pasta el ganado vacuno y que pre- folia, Saxifraga cuneata, Saxifraga conife- sentan cierta nitrofilia, como es el caso de la ra, Teucrium pyrenaicum, Chaenorhinum rara viborera de Piedras Luengas (Echium origanifolium, etc. cantabricum) y de Geranium subargenteum. En las zonas elevadas de la montaña En este caso, el mantenimiento de los usos palentina, en roquedos y cantiles calizos tradicionales en su justa medida, sin permi- desde 1400 hasta más de 2000 m, se encuen- tir el abandono ni la sobrexplotación, sería tran comunidades rupícolas de gran diversi- la medida más eficaz, además de intentar la dad y riqueza de especies, entre las que se multiplicación en alguna zona próxima, a modo de jardín botánico, para aumentar las

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 Los paisajes vegetales de Palencia 55 poblaciones demasiado exiguas. La creación Malojales y rebollares: bosques y matorra- de una reserva integral donde se prohibiese les de Quercus pyrenaica el acceso al ganado podría resultar contra- El malojal es el robledal maduro de producente. Por otro lado, debemos destacar roble malojo Quercus pyrenaica, roble de que para numerosas especies raras el mayor hoja tomentosa y grisácea adaptado a vera- peligro estriba en la recolección abusiva por nos secos e inviernos largos y fríos, como parte de aficionados y estudiosos, que a corresponde a buena parte de Castilla y veces reducen gravemente estas poblaciones León, entre 700 y 1800 m de altitud. Es un al herborizarlas o estudiarlas y de algunos roble silicícola estricto, prefiriendo granitos, “artistas”muy poco escrupulosos que se areniscas, cuarcitas y esquistos, y rehuyen- dedican a confeccionar, a cierta escala y sin do la caliza. En el Páramo crece sobre con- control, cuadros de flores alpinas secas. glomerados algo arenosos, gravas y arcillas. Por otro lado, en suelos muy superficia- LOS PÁRAMOS SEPTENTRIONALES les y en vertientes meridionales, donde llega (LA VALDAVIA, LA OJEDA, BOEDO...) a vivir con apenas 550 mm de precipitación En la comarca de Páramos y Valles anual, la mayor aridez estival permite el palentinos, la vegetación potencial domi- mantenimiento del monte bajo pero no así nante consistiría en extensos marojales del bosque alto y maduro, incapaz de resis- (robledales de roble malojo o marojo, Quer- tir tales condiciones, salvo en los suelos más cus pyrenaica), que, degradados por talas profundos y frescos. En la actualidad, tras continuadas, incendios repetidos y exceso varios ciclos de años especialmente secos, de ganado, han cedido su puesto a los se observa el puntisecado general de los rebollares (montes bajos densos de la misma árboles en numerosos montes de la región, especie), o a brezales y pastizales si se rea- sobre todo en las peores localizaciones. El lizaron roturaciones del monte para uso roble malojo soporta bien las heladas de agrícola. El suelo muy pobre y el clima Mayo gracias a su brotar tardío, que a veces extremado, permiten sólamente magras alcanza el mes de junio, y a lo aterciopelado cosechas de centeno, y tras el abandono del de sus ramillos y hojas jóvenes. cultivo, el terreno se puebla de paupérrimos Este roble frugal y áspero resiste con pastizales de terófitos pioneros. vigor toda suerte de dificultades provocadas Aunque predominan con gran diferencia por el hombre, gracias a la capacidad de los terrenos silíceos, en mucha menor medi- brotar de raíz con gran pujanza, originando da y de forma localizada, existen algunos montes bajos muy densos, capaces de sopor- terrenos neutros o calizos en el Páramo, tar, en buena medida, fuegos, cortas, mutila- ocupados por relícticas encinas y, más rara- ciones, etc., gozando por tanto sus masas de mente, robles albarejos. En esta comarca se gran estabilidad y homogeneidad. En estas han realizado extensas repoblaciones de agrupaciones, son raras otras especies de pinos, sobre todo de Pinus sylvestris y Pinus árboles aparte de Q. pyrenaica. De forma nigra, que han modificado el paisaje de dispersa, aparecen salpicados manzanos y amplias áreas desarboladas. perales silvestres (Malus sylvestris, Pyrus pyraster y Pyrus cordata) con cerezos sil- vestres (Prunus avium), como puede verse

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 56 Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro en Osorno y Fresno del Río, o álamos tem- del bosque originario, pero alternando con blones (Populus tremula) y algún castaño matorrales y pastizales de múltiples espe- (Castanea sativa), como en el robledal de cies. Los pastos de esta zona abundan prin- Villaires, a pocos kilómetros de Saldaña. cipalmente en Avenula sulcata, Agrostis Esparcidos entre la masa, crecen también, truncatula, A. castellana, Dactylis glomera- aligustres (Ligustrum vulgare), algunos ta, Festuca arundinacea, Festuca ampla, acebos (Ilex aquifolium), mostajos (Sorbus Prunella hyssopifolia y Prunella laciniata. torminalis y Sorbus aria) y lianas trepado- Se extienden diseminados los brezales y ras como hiedras (Hedera helix) y madre- jarales, con mosaicos de gamones (Aspho- selvas (Lonicera periclymenum). delus albus y A. aestivus) y superficies más En los bordes del bosque, se localiza la o menos dilatadas de gayuba (Arctostaphy- orla retamoidea, formada por leguminosas los uva-ursi). arbustivas, como codesos (Adenocarpus En los rebollares claros del Páramo, complicatus) y escoba negra (Cytisus scopa- abundan los hongos comestibles heliófilos y rius). En la orla espinosa, destacan los silicícolas, como Boletus aestivalis y Cant- andrinos (Prunus spinosa), majuelos (Cra- harellus cibarius en verano y Boletus aereus taegus monogyna), rosales silvestres o aga- y B. regius en otoño. También llegan a abun- vanzos (Rosa canina) e incluso los groselle- dar localmente Amanita rubescens y la bus- ros (Ribes alpinum y R. uvacrispa), llama- cada amanita de los césares (Amanita caesa- dos zarangüénganos por estas tierras. Entre rea), esta última en rebollares muy estrope- las herbáceas, aparecen los densos corros de ados y claros, nunca densos, alternando con Melampyrum pratense y Melampyrum cris- brezales y gayubares. tatum, la salvia de bosque (Teucrium scoro- Entre los bosque y matorrales de Quer- donia), las vistosas peonías o rosas albarde- cus pyrenaica del Páramo, destacan los ras (Paeonia broteroi), localmente muy montes de Saldaña, Guardo y Osorno. Para abundantes, y las gramíneas Brachypodium acercarse, lo mejor es ir de Saldaña a Guar- pinnatum y Briza media, que tapizan el do. En las inmediaciones de Saldaña empie- suelo del bosque, a veces con la presencia zan los robledales de Q. pyrenaica, alter- de Melica uniflora en parajes sombríos. nando con repoblaciones de pinos. Hay Alternan por todas partes: Geum sylvaticum, varias entradas en el monte de Villaires, Val- Clinopodium vulgare, Stachys officinalis, cabadillo, Celadilla del Río, Fresno del Río, Campanula rapunculus, Hyacinthoides his- hasta el mismo Guardo y Mantinos. En la panica, Arenaria montana, Stellaria holos- zona de Osorno (yendo de Osorno hacia tea, Prunella grandiflora, Geranium rober- Alar del Rey, por la carretera de Santander), tianum, etc., extendiéndose localmente los se atraviesan los rebollares en varios luga- helechales de Pteridium aquilinum en las res, que, aunque estropeados, ofrecen nume- vaguadas y laderas más húmedas. rosas plantas típicas del bosque del Páramo. Cuando el bosque o marojal se estropea Los brezales aparece el rebollar, de la misma especie pero Tras los incendios, los brezos o urces de inferior talla, generalmente menor de 12 invaden los bosques y matorrales en el Pára- m, pero con gran densidad y dificultoso mo y la Montaña. Poseen una estrategia pio- tránsito, que conserva varias de las plantas

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 Los paisajes vegetales de Palencia 57 nera, favorecidos por la astronómica pro- teniendo así la estabilidad del brezal. Tras el ducción de semillas (a veces cientos de incendio, los brezos rebrotan con fuerza de miles por metro cuadrado) y por su adapta- las cepas y producen también un forraje tier- ción a condiciones de pobreza de nutrientes no, más apreciado por el ganado. del suelo, unido todo ello a la puesta en luz Cuando se imponen condiciones de tras la eliminación o aclarado del arbolado. mayor sequedad y calor, abundan más las Otra razón de la elevada estabilidad de los cistáceas, como chaguazos o jaguarzos brezales se debe al hecho de que la mayor (Halimium alyssoides, H. viscosum, Hali- parte de las especies del género Erica pro- mium ocymoides, Tuberaria vulgaris) y, en duce sustancias alelopáticas, que inhiben la menor medida, estepas (Cistus laurifolius). germinación y desarrollo de plántulas de Localmente pueden verse manchones de gramíneas y otras herbáceas, por lo que el cantueso (Lavandula stoechas ssp. pedun- suelo aparece parcialmente desnudo, acele- culata) e incluso de tomillo blanco (Thymus rándose los procesos erosivos, sobre todo zygis). Cuando el brezal se quema reiterada- cuando se encuentran en laderas pendientes mente aparece finalmente el pastizal claro Cuando los rebollares se estropean hasta de terófitos (anuales), tempranamente agos- el punto de que apenas queda ni rastro del tante, con predominio de Tuberaria guttata, árbol originario, los brezales dominan el Brachypodium distachyon, Cynosurus echi- matorral de degradación. Los suelos son natus, Logfia gallica, Micropyrum tenellum, silíceos, sueltos y pobres, y las precipitacio- Vulpia myuros, Vulpia bromoides, etc. nes de más de 600 mm, por lo que permiten Los brezales del Páramo se encuentran el desarrollo del brezal mixto, con numero- actualmente en regresión debido a su con- sas ericáceas: Erica australis, E. umbellata, versión reciente y gradual a bosque, tanto E. cinerea, Calluna vulgaris, Daboecia can- por repoblaciones de coníferas como por la tabrica, Erica vagans y Arctostaphylos uva- recuperación de los rebollares. Si no se que- ursi con la timeleácea Thymelaea ruizii. man los montes, se rompe el círculo vicioso Alternan en los parajes menos estropeados que mantiene estos matorrales. Entonces los algunas leguminosas como Genistella tri- brezos sucumben bajo la sombra de la vege- dentata, Genistella sagitale, Genista tación superior y se secan. Las grandes can- micrantha, Genista tinctorea e incluso Ulex tidades de semillas producidas durante años, europaeus. Esta agrupación vegetal leñosa esperan pacientes en el suelo durante largos se denomina también landa y es de caracte- periodos de tiempo la posibilidad de germi- rísticas netamente atlánticas. Todas las espe- nar tras el incendio forestal. cies de la landa rebrotan vigorosamente tras los fuegos, desarrollando cepas muy grue- Los pinares de repoblación sas. Algunas, como en el caso de Erica aus- tralis, alcanzan los 60 cm de grosor y sopor- En los años 50 del siglo XX se comenzó tan temperaturas elevadísimas sin morir, un ambicioso programa de repoblaciones grado que no alcanzan los rebollos. Los forestales con pinos en el Páramo palentino incendios repetidos impiden que las legumi- y leonés. Las especies más empleadas fue- nosas edificantes, sobre todo Cytisus scopa- ron Pinus sylvestris y Pinus nigra austria- rius y Genista florida, ocupen el lugar, man- ca y en menor medida Pinus pinaster. Fruto

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 58 Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro de esta labor hay pinares de unos 45 años, sorprendente en cuanto a la riqueza de espe- con unos 9 a 12 m de altura, y otros más cies de hongos, casi todos simbiontes y jóvenes, en torno a los 25 o 30 años, que micorrícicos de los pinos. Hemos anotado alcanzan de 6 a 10 m. Las repoblaciones del más de 200 especies de hongos en estos Patrimonio forestal del estado supusieron la pinares. Este hecho ha dado lugar a una creación de unas extensiones arboladas muy nueva fuente de riqueza en la comarca, des- destacadas y un cambio de la fisonomía del tacando la zona de Osorno y la Valdavia, paisaje clara, especialmente en los páramos Saldaña, Ledigos, etc., que en los años apro- de la Valdavia, la Ojeda y boedao, así como piados obtienen cuantiosos beneficios de los zonas de la Montaña. hongos comestibles, principalmente Lacta- Para evitar la proliferación de brezos se rius deliciosus (níscalos o nícalos), aunque realizaron las plantaciones con gran densi- prosperan también otras especies valiosas, dad, quedando el matorral recluido en los como Tricholoma equestre, Tricholoma por- claros, bordes externos y pinares abiertos. tentosum, Hygrophorus marzuolus, Boletus Las especies de matorral que se observan edulis, Boletus pinicola, etc., todas ellas con con más frecuencia son: Calluna vulgaris, interesante futuro en cuanto a su aprovecha- Erica cinerea, Erica vagans, Arctostaphylos miento racional y sostenible. uva-ursi, etc. y, de vez en cuando, brotes de En cuanto a la fauna, en los pinos eleva- Quercus pyrenaica, generalmente poco dos crían ratoneros, azores, palomas torca- vigorosos, debido a que el pinar denso ape- ces, además de carboneros garrapinos, here- nas permite su desarrollo y a veces al resul- rillos capuchinos, etc. Los corzos, ciervos y tado de rozas incesantes del roble bajo el jabalíes encuentran aceptables refugios en dosel de las coníferas. Otra especie abun- estos montes. Una especie de ave, destaca- dante es Monotropa hypopytis (hypopytis ble en la sucesión ecológica y vegetal de significa “debajo de pinos”). En los últimos estos montes y de gran valor forestal, es el años se están comenzando las claras en arrendajo (también llamado gayo en Palen- estas plantaciones, que permitirán hacer cia), que esconde, durante el otoño, miles de “más naturales” a estos montes. bellotas de roble en los pinares y matorrales, Las repoblaciones jóvenes han supuesto favoreciendo claramente la restauración un refugio harto beneficioso para jabalíes, posterior del marojal o robledal originario. corzos y lobos, ya que las plantaciones jóve- Es preciso señalar que los pinos no nes, generalmente cerradas y acotadas, resultan un árbol ajeno a nuestra provincia suponen verdaderas reservas intocables. en épocas pretéritas. Los estudios paleobo- Animales como el aguilucho pálido también tánicos han constatado la existencia de pina- se ven favorecidos en los primeros años de res de Pinus nigra y Pinus sylvestris en la la repoblación, así como ciertos roedores, comarca de Aguilar de Campoo y Montaña como el ratón de campo, que llega a abundar palentina durante el Holoceno, hace unos extraordinariamente. Cuando el pinar denso 5000 años antes de Cristo. Localmente, han va creciendo, se secan las ramas inferiores pervivido pinares de Pinus nigra en las de los pinos (poda natural) y esto permite el vegas de los valles del Cerrato castellano, paso bajo el dosel arbolado. Escasea tam- no solo en el Holoceno sino hasta tiempos bién el matorral, pero se nota un aumento históricos.

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En el pasado los pinares tuvieron una nos permanentemente encharcados, desar- gran importancia en el territorio que hoy bolados y desprovistos de helófitos, como corresponde a nuestra provincia, especial- es el caso de las turberas de la alta Montaña mente en el Cerrato y la Montaña. Numero- palentina. Hay que destacar también aquí las sos restos de polen, maderas y piñas que se turberas fósiles existentes en el Cerrato, es han encontrado avalan que hasta la edad decir, turberas que se originaron hace unos Media, al menos, perduraban pinares exten- 4000 a 14 000 años, en la época inmediata- sos. Numerosos topónimos como Pineda, mente posterior a las glaciaciones, cuando Valdepineda, Pinedo o Pinedillo avalan ade- imperaban unas condiciones climáticas dife- más este hecho. Los pinares en las culturas rentes a las actuales y que han permanecido ganaderas no tenían un aprecio alto por intocadas hasta el momento actual. Estas parte del hombre. Al contrario, las frondo- turberas suministran una preciosa informa- sas, productoras de fruto y hojarasca para la ción sobre la vegetación y los cambios cli- cama del ganado, se consideraban estratégi- máticos que han tenido lugar en los últimos cas y mucho más valiosas frente a los pinos. miles de años. Además, los pinos, tras el uso del fuego, Las zonas húmedas, tanto lagunas y tur- sufren mucho frente a las frondosas. Tanto beras como riberas de ríos, arroyos y cana- es así que la acción del hombre tuvo mucho les, poseen un valor ecológico más que con- que ver con la reducción de estos paisajes de siderable, ya que además de ser áreas muy coníferas. reducidas, proporcionalmente a la totalidad del territorio, presentan unas comunidades LAS ZONAS HÚMEDAS Y RIBERAS de plantas y animales características, gene- Cuando el terreno goza de un aporte ralmente frágiles (fácilmente degradables). suplementario de agua exterior, aparte de la Asímismo, las riberas de los ríos constitu- lluvia, aparecen comunidades vegetales yen corredores ecológicos de importancia características. Pueden ser bosques de ribe- excepcional, pues conectan los distintos ra, donde aparecen árboles ávidos de agua, ecosistemas naturales, impidiendo la frag- formándose entonces alisedas, choperas, mentación de los mismos en poblaciones fresnedas, saucedas, olmedas, etc., según la aisladas y separadas entre sí. De ahí la especie dominante, o bien bosques mixtos importancia de su conservación. Asímismo, con numerosas especies mezcladas. la vegetación acuática filtra eficazmente Cuando domina la vegetación palustre aguas contaminadas con residuos orgánicos herbácea, en áreas permanentemente inun- e incluso tóxicos, actuando como un filtro dadas, se forman extensas comunidades de verde. helófitos, plantas altas con su parte inferior Hemos clasificado todas las zonas sumergida, como los carrizos y espadañas, húmedas de la provincia de la manera tan frecuentes en los bordes de ríos, canales siguiente: y lagunas de la provincia. Si la inundación -Bosques de ribera y parajes ribereños del lugar no es permanente, sino estacional, en ríos y arroyos. Pertenecen a las aparecen otras comunidades, como las pra- cuencas hidrográficas del Carrión y deras juncales, formadas sobre todo por jun- Pisuerga. cáceas y ciperáceas. También existen terre-

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-Lagunas y canales. Destacan las zonas completamente secos, no sobreviviendo de La Nava, del Canal de Castilla y más que los jóvenes. áreas próximas. - Turberas. Se incluyen tanto las turbe- El alisal ras de formación actual como las anti- Los bosques de alisos de la provincia de guas o fósiles. Palencia se ecuentran ligados claramente al río Carrión y sus afluentes. El aliso (llama- Los sotos o bosques de ribera do corrientemente en nuestra provincia Los bosques de ribera en Palencia apare- alisa, nombre muy relacionado con el vasco cen sobre todo en las cuencas de los grandes altza o el siberiano else) es propio de suelos ríos, Carrión y Pisuerga. La mayor parte de neutros, evitando los carbonatados y las estos bosques han sido destruidos, no que- cuencas de los ríos cuya cabecera sea emi- dando más que algunos vestigios del bosque nentemente caliza. ribereño originario. Sí que abundan, en Siempre con el suelo embebido en agua, cambio, manifestaciones más o menos estos bosques resultan muy frescos y som- degradadas, siendo más frecuentes las plan- bríos, y suelen quedar buena parte del año taciones de chopos y áreas de pastizales y inundados. En ellos dominan claramente los juncales. alisos, apareciendo otros árboles y arbustos Entre los bosques de ribera vamos a rea- en los claros o lindes. Así, podemos ver abe- lizar la siguiente tipificación: dules (Betula celtiberica), fresnos (Fraxinus angustifolia y F. excelsior), sauces (Salix a) Alisales o alisedas, concentradas en purpurea, Salix cantabrica, Salix atrocine- los tramos medios del Carrión. El aliso esca- rea, Salix elaeagnos, etc.), mundillos sea en el Pisuerga. (Viburnum opulus), arraclanes (Frangula b) Alamedas de Populus tremula en los alnus), cerezos de racimo (Prunus padus) y tramos medios y altos, concentradas sobre groselleros (Ribes rubrum y R. nigrum), así todo en la Montaña Palentina. como zarzales, rosaledas, majuelos y andri- c) Bosques mixtos de ribera de Populus nos, e incluso algunos robles melojos y alba, Salix alba, Populus nigra y diversos nogales asilvestrados. Abundan también las sauces en los tramos medios y bajos de los enredaderas, como el lúpulo (Humulus lupu- ríos principales. lus), madreselvas (Lonicera periclymenum d) Fresnedas de Fraxinus angustifolia. hispanica), hiedras (Hedera helix), etc. Ligadas sobre todo a áreas ganaderas, donde Entre las herbáceas destacan Stachys sylva- alternan con prados de siega o pastizales de tica, Equisetum fluviatile, Lithrum salica- diente. Se localizan en parajes con humedad ria, Carex paniculata, Digitalis parviflora, edáfica suficiente. Euphorbia amygdaloides, Senecio nemoren- sis, Scutellaria galericulata, Poa pratensis, e) Olmedas. Generalmente muy cerca- Poa trivialis, Epipactis palustris y Aceras nas a las poblaciones. En claro declive por antropophorum. la enfermedad de la grafiosis. En muchas olmedas, los árboles mayores se encuentran Es de enorme valor ecológico y belleza el Alisal de Valcavado y Villaires, situado en

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 Los paisajes vegetales de Palencia 61 las inmediaciones del río Carrión en el tér- montes cercanos tienen encinares o quejiga- mino municipal de Saldaña, con entidad res, o en los alrededores de Saldaña, sino suficiente para constituir un monumento que también prospera en el Carrión entre natural o paisaje protegido, ya que formó Villoldo y la ciudad de Palencia, en plena parte del terreno boscoso del famoso Monas- Tierra de Campos, en los bordes de lagunas terio mozárabe de Valcavado, donde fue y áreas pantanosas. No debe confundirse escrito el brillante Beato del mismo nombre, con el álano cano (Populus canescens), de libro emblemático e histórico palentino. Allí características intermedias entre P. alba y P. los bosques de ribera originarios se mantie- tremula, que aparece en distintos lugares de nen bastante bien conservados en su flora y la mitad meridional de la provincia. fauna peculiares, protegiendo además la gran Los tremolares o tremoledas, es decir, los riqueza piscícola del Carrión, ya que los ria- bosques de P. tremula, en las zonas de la chuelos que allí abundan son verdaderos montaña aparecen desde los 900 a 1700 m de criaderos de truchas. El hecho de encontrar- altitud, cercanos a riachuelos y, con frecuen- nos abedules (Betula celtiberica) en llanura, cia, bordeando los prados de siega. También lejos de la Montaña palentina, supone ade- aparece mezclado con otros árboles caduci- más una gran singularidad botánica. folios de exigencias similares, como abedu- También aparecen frecuentemente los les (Betula celtiberica), robles (Quercus alisos desde Saldaña a la ciudad de Palencia, petraea), olmos de montaña (Ulmus glabra), muy ligados a las orillas del Carrión, prote- hayas (Fagus sylvatica), etc. giendo sus márgenes. Destacan, entre otras, Este árbol emite gran número de brotes La Verdera (sotos entre Saldaña y Lobera), o renuevos de raíz, por lo que da lugar a bos- así como en Renedo de la Vega y otros. quetes de ejemplares idénticos, del mismo Pocos kilómetros aguas arriba de Palencia, sexo, ya que este género es dioico. Encon- en el Carrión existió el Alisal de Husillos, de tramos en ellos sobre todo herbáceas exi- la abadía del mismo nombre, del cual sóla- gentes en humedad, como Arrhenatherum mente quedan retazos. bulbosum, Holcus lanatus, Rhinanthus minor, Carex paniculata, Pedicularis mixta, Tembledas o alamedas de temblón (Popu- Malva moschata, etc. Suelen mezclarse con lus tremula) el temblón sauces, como Salix caprea, Salix El álamo temblón (Populus tremula), es cantabrica, Salix atrocinerea y otras leño- una especie de tendencia orófila en España. sas higrófilas, tales como Frangula alnus, Aunque en el norte de Europa o en Siberia Prunus padus, Erica tetralix, etc. se encuentra en zonas bajas, en nuestras lati- En las tremoledas relictas de Tierra de tudes se refugia en áreas montañosas. En Campos, en el entorno del Carrión, los tem- Palencia, el álamo temblón ocupa sobre blones se encuentran bordeando lagunas y todo las partes altas de las cuencas de los pantanos, donde abundan plantas acuáticas, ríos Carrión y Pisuerga, en torno a arroyos y entre las que destacan Carex flacca, Carex zonas húmedas. Sin embargo, desciende por paniculata, Deschampsia caespitosa, Agros- las riberas hacia la meseta, apareciendo no tis castellana, Iris pseudacorus, Alisma solamente en áreas inferiores, como en las plantago-aquatica, Sparganium erectum y Tuerces, cerca de Alar del Rey, donde ya los

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Scutellaria galericulata. También aparecen (Mentha longifolia y Mentha suaveolens), al especies de bosque, como fresas (Fragaria lado de Potentilla anserina, de vistosas hojas vesca) o Arenaria montana y algunos arbus- plateadas, colas de caballo (Equisetum ramo- tos propios de zonas más lluviosas (en este sissimum, Equisetum arvense y E. fluviatile), lugar apenas se alcanzan los 400 mm, de ahí Epipactis palustris, Dactylorhiza elata, Pru- su enorme singularidad) como Rhamnus cat- nella vulgaris, Plantago major, Teucrium harticus, Cornus sanguinea, Corylus avella- scordium, etc. na, Ligustrum vulgare o Euonymus europa- Existen también en el entorno de los eus. Al ser relícticas y bordear zonas húme- sotos, riberas y cañadas, áreas de pastizal, das de grán valor ecológico, donde crían gar- denominadas praderas juncales, que consis- zas imperiales, aguiluchos laguneros, rasco- ten en agrupaciones de herbáceas que se nes, etc., estos parajes deberían ser conser- mantienen verdes buena parte del verano vados y protegidos. debido a la humedad del suelo y que se aprovechan por los rebaños de ovejas. En Los bosques mixtos de ribera del Carrión y ellas pueden verse juncos (Juncus gerardii, Pisuerga Juncus inflexus, Scirpus holoschoenus, etc.) En las zonas bajas de los ríos Carrión y y diversas gramíneas, como Lolium peren- Pisuerga, así como en los márgenes del ne, Cynosurus cristatus y Holcus lanatus, Canal de Castilla, se pueden observar nume- mezclados con mentas (Mentha suaveo- rosas plantas propias de zonas húmedas y lens), Prunella vulgaris, Cirsium pyrenai- riberas. Entre los árboles, destacan los ali- cum, etc. En las cercanas cañadas abunda el sos, ya apuntada su mayor abundancia en el cardo corredor (Eryngium campestre), muy Carrión, en mezcla con álamos blancos conocido debido a que en su base, cuando se (Populus alba), chopos (Populus nigra), seca, aparecen las setas de cardo (Pleurotus sauce blanco (Salix alba), mimbreras (Salix eryngii), tan buscadas por los palentinos en fragilis y Salix neotricha), olmos (Ulmus primavera y otoño. minor) y fresnos (Fraxinus angustifolia). Además del Carrión y Pisuerga, son des- Entre los arbustos, aparecen numerosas tacables los ríos Valdavia y Ucieza, que aun- especies de sauces de menor talla, llamadas que maltratados por encauzamientos exage- localmente salgueras, bardagueras o mim- rados y cambios artificiales de sus cursos brajos, como Salix atrocinerea, S. purpurea, naturales, conservan su valor ecológico con S. salvifolia, S. elaeagnos y Salix triandra. bosquetes y vegetación acuatica. Entre las herbáceas, abundan acuáticas diver- sas, como el junco grande (Scirpus lacustris), Otros sotos que alcanza los 2 e incluso los 3 metros de altura, junto a carrizos, espadañas y otras pro- Las olmedas, constituidas por densas pias de lagunas y bordes de agua, como las poblaciones de olmo o negrillo, también lla- conocidas Lithrum salicaria, Epilobium hir- mado en nuestra región negrillo, ocupan sutum, Epilobium angustifolium, Lycopus suelos frescos de naturaleza arcillosa, ricos europaeus, Lysimachia vulgaris, Althaea en nutrientes. Bajo la sombría cubierta arbó- officinalis, etc. Más alejadas del agua se rea de los olmos crecen algunas herbáceas, extienden otras especies, tales como mentas entre las que destacan Arum italicum,

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Brachypodium sylvaticum y Ranunculus (Butomus umbellatus) y, de forma dispersa, ficaria. En los bordes abundan los setos Alisma plantago-aquatica, A. lanceolatum, espinosos de zarzas (Rubus ulmifolius), Oenanthe silaifolia, Veronica anagallis- andrinos (Prunus spinosa), rosales (Rosa aquatica, etc. canina y Rosa agrestis), majuelos (Cratae- La especie que cubre mayores extensio- gus monogyna), etc. Fueron agrupaciones nes de la Nava es el junquillo (Carex divi- favorecidas por el hombre debido a su utili- sa), adaptado a los cambios estacionales del dad en agricultura y ganadería. Este bosque nivel del agua. En los bordes secos sorpren- está en trance de desaparición por los nefas- de la abundancia de nitrófilas y ruderales: tos efectos de la grafiosis. Cirsium vulgare, Cirsium arvense, Cirsium Las fresnedas de Fraxinus angustifolia pyrenaicum, Picris echioides, Hordeum hys- se encuentran ampliamente distribuidas por trix, Hordeum marinum, Sonchus asper, la provincia, pero muy reducidas en exten- etc., debido a la abundancia de ganado en la sión en los últimos años, debido en parte a zona y a que para la recuperación de la lagu- las extensas plantaciónes de chopos híbridos na se han tenido que realizar canales para en riberas y a la disminución de la impor- suministrar agua, con la consiguiente remo- tancia de la ganadería en muchos de nues- ción de terrenos. tros pueblos. Para acceder, hay que tener en cuenta que se trata de un espacio natural sensible, Lagunas de Tierra de Campos (La Nava y con áreas de nidificación de aves, que no zona del Canal de Castilla) deben ser visitadas (se encuentran señaliza- Una de las zonas naturales más emble- das). Hay amplios recorridos permitidos mática de Palencia es la Laguna de la Nava, donde pueden observarse tanto las plantas enclavada en plena Tierra de Campos y citadas como numerosas aves, entre las que actualmente en recuperación como reserva destacan, ánades reales, cigüeñuelas, ave- natural. Se encuentra situada en las cercaní- frías, garzas reales, aguiluchos laguneros, as de Fuentes de Nava y se compone de etc. y que pueden visitarse sin ocasionar amplias extensiones de vegetación acuática molestias. Para acceder a las mismas, se va inundada estacionalmente durante el otoño e de Palencia hasta Villamartín de Campos, y invierno, desecándose prácticamente en a continuación se coge el desvío de Fuentes verano. Sin embargo, la extensión actual es de Nava. A unos 5 kilómetros se divisa ya la una reducida reliquia comparándola con la extensa zona natural. extensión original. En las inmediaciones del Carrión y En las zonas con agua permanente se Canal de Castilla se encuentran abundantes extienden los espadañares de Typha latifolia zonas húmedas con características de lagu- y Typha domingensis, alternando con carrizo nas, con las mismas especies botánicas cita- (Phragmites australis) y diversos juncos: das anteriormente. Scirpus lacustris, S. maritimus, Juncus inflexus, Juncus gerardii, Eleocharis palus- Las turberas y llameras tris y Eleocharis uniglumis. En algunos Se trata en este caso de agrupaciones canales aparece el vistoso junco florido vegetales propias de terrenos inundados per-

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 64 Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro manentemente, constituidas por herbáceas encontrarse algunas áreas turbosas en el ali- o musgos, cuyos restos van formando la sal del Carrión, en las proximidades de Sal- turba al descomponerse en unas condiciones daña. donde falta el oxígeno. Hay turberas propias de terrenos silíceos, llamadas turberas oligo- trofas o ácidas, y otras de terrenos calizos, BIBLIOGRAFÍA llamadas turberas básicas o eutrofas. En nuestra provincia existen áreas de turberas - ALCALDE CRESPO, G., La Montaña palentina. ácidas en la Montaña palentina, rodeadas de Merino Ed. Tomo I a IV. Palencia, 1992. pastizales húmedos de altura, denominados - ALCALDE CRESPO, G., El Cerrato palentino. corrientemente cervunales. Dentro de las Cálamo. Palencia, 1997. turberas fósiles, destacaremos las del Cerra- - ALCALDE CRESPO, G., La Tierra de Campos to, asimilables a turberas básicas o eutrofas. palentina. Cálamo. Palencia, 1998. Las turberas ácidas aparecen en zonas - ALCALDE CRESPO, G., Boedo-Ojeda, Aguilar y Barruelo. Ediciones Cálamo. Palencia. 2000. encharcadas de clima frío y suelos silíceos, - ALCALDE, C.; GARCÍA-AMORENA, I.; donde el drenaje es deficiente. Se forman las GÓMEZ MANZANEQUE, F.; MALDONADO, típicas turberas con abundancia de musgos J.; MORLA, C.; POSTIGO, J. M., “ Estudio de los del género Sphagnum y herbáceas diversas, macrorrestos vegetales del yacimiento de Lomilla entre las que destacan, en los bordes, el vis- (Aguilar de Campoo, Palencia, España), en Anales del Real Jardín Botánico de Madrid, CSIC 59 (1): toso algodón de pantano (Eriophorum angus- pp. 101-112, 2001. tifolium y E. latifolium). También medran las - BELLOT, F. (1978). El tapiz vegetal de la Penín- atrapamoscas (Drossera rotundifolia) y las sula Ibérica. Blume. Barcelona, 1978, 421 pp. grasillas (Pinguicula vulgaris y Pinguicula - BURGAZ MORENO, A.R., Flora y Vegetación grandiflora), plantas carnívoras con viscosi- gipsófila de la provincia de Valladolid y sureste de dad en la superficie de sus hojas, que hace la de Palencia. Institución Cultural . que los insectos queden pegados. Así obtie- Valladolid, 1983, 200 pp. nen estos llamativos vegetales las proteínas - CEBALLOS, L., Los matorrales españoles y su significación. Escuela Especial de Ingenieros de en un medio que carece prácticamente de Montes. Sección de Publicaciones. Madrid, 1945, ellas. Otras especies presentes son Carex 73 pp. nigra, Carex echinata, Viola palustris, Pedi- - CEBALLOS, L., Mapa Forestal de España. Minis- cularis mixta, Pedicularis verticillata y Nar- terio de Agricultura. Dirección General de Montes, dus stricta. En los bordes de la turbera son Caza y Pesca Fluvial. Madrid, 1966. frecuentes algunas leñosas adaptadas a estos - FONT QUER, P., “La Vegetación”, en Geografía de España y Portugal. Tomo II. Edit. Montaner y medios, como Erica tetralix, Genista anglica Simón. Barcelona, 1954, pp. 143-271. y, en algunos lugares, el arándano de monta- - FRANCO JUBETE, F., Cultura vitivinícola del ña (Vaccinium uliginosum). Cerrato castellano. Itagra-Caja España. Palencia, En Palencia, podemos encontrar turbe- 2005. ras acidófilas en diversos puntos de la zona - FRANCO JUBETE, F., “Agricultura y despobla- ción rural en Palencia”, PITTM, 78 (2007), 90 pp. alta de la Montaña palentina, como en la - FRANCO MÚGICA, F., GARCÍA, M., MALDO- umbría de Peña Labra o en el Valle de NADO, J., MORLA, C., SAINZ, H., “The Holoce- Vidrieros y Pineda, localizadas en vaguadas, ne history of Pinus forests in the Spanish nothern cerca de arroyos o fuentes. También pueden meseta”, en Holocene 11 (3), 343–358, 2001.

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Talud en terreno con yeso en el Puerto de Soto de Cerrato, donde la arvejana roja (Hedysarum boveanum palentinum), estirpe endémica del Cerrato, prolifera con sus vistosas flores. Esta planta palentina, que nece- sita terrenos removidos, es muy útil como forrajera y melífera.

Arvejana roja del Cerrato (Hedysarum boveanum palentinum), valiosa planta aprovechada tradicionalmente por el ganado ovino y caprino. Estas plantas ligadas al entorno de cañadas ganaderas, se enrarecen hasta desaparecer cuando se suprime el ganado extensivo y la trashumancia.

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Cuestas y páramos del Cerrato palentino. Las repoblaciones de pino carrasco (Pinus halepensis) sirven de sustrato preferente para los nidos de numerosas aves amenazadas, como diversas rapaces (águila culebrera, real, calzada, azor, etc.) Además, poseen una sorprendente diversidad y riqueza micológica.

Soto de Cerrato. Microrreserrva de Flora. Monte de roble albarejo (Quercus faginea). Este roble es el más extendido en la provincia, desde el Cerrato hasta las estribaciones de la Montaña, donde ocupa las solanas meridionales.

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Encina multisecular en el Monte el Viejo de Palencia. Los encinares han sido las formaciones naturales más extendidas por la provincia, incluso en las estribaciones de las montañas cantábricas en la comarca de la Peña. Se cuidaban y respetaban los ejemplares monumentales, que servían de imprescindible sombra para el ganado y las personas, así como de suministro de bellotas para el ganado porcino.

Pastos de tipo majadal en , que se mantienen tradicionalmente con ganadería ovina chu- rra. Son comunidades vegetales de alta diversidad botánica y micológica.

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Turma (Terfezia claveryi), especie de trufa asociada a la hierba turmera (Helianthemum salicifolium), pequeña herbácea anual esteparia, propia de majadales que se conservan por el ganado extensivo.

Rama de bellemo blanco o membrilluco (Cotoneaster tomentosus), extendido por los montes del Cerrato, aunque muy escaso. En la Montaña aparece una especie similar, Cotoneaster integerrimus.

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Pino pudio (Pinus nigra) en el monte de Valle de Cerrato. Este pino abundaba en las vegas de nuestras comarcas, tanto en el Cerrato como en la zona norte (Comarca de Aguilar de Campoo) hace 2000 años. Su extinción tuvo que ver con la dificultad de regeneración ante la presión agrícola y ganadera.

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Repoblación forestal de Pinus halepensis realizada por el Patrimonio Forestal del Estado en el Cerrato palentino en 1956. En uno de los árboles aparece un nido de azor.

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Pinar de pino negral (Pinus pinaster) en los páramos de la Valdavia, con un claro con brezal y regeneración de roble. Realizada la repoblación por el Patrimonio Forestal del Estado hacia 1952.

Hojas de roble malojo o tocio (Quercus pyrenaica), el roble más frecuente en los terrenos silíceos de los páramos y montañas de la mitad septentrional de la provincia.

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Monte robledal de Tablares con abundancia de Quercus pyrenaica y presencia de Quercus petraea, donde la Diputación de Palencia realiza una gestión forestal para favorecer la biodiversidad y la producción micológica.

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Plantación de pino albar (Pinus sylvestris) de Valdepoza realizada por el Patrimonio Forestal del Estado.

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Tejeda de Tosande, una de las agrupaciones de tejos más destacadas de España.

Detalle del roble carbajizo (Quercus orocantabrica), especie de porte arbustivo o rastrero y frecuente en la alta montaña palentina, donde sirve de alimento a los rebecos y osos pardos.

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Monte de Guardo, robledal de Quercus petraea y Q. pyrenaica resultado de la trasformación de un monte trasmocho en masa regular de monte alto.

Hayedo palentino aclarado para favorecer la regeneración del tejo, mostajos y otros árboles.

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Boletus pinophilus en el mes de mayo en el Monte de Valdepoza (Saldaña), monte de alta diversidad y productividad micológica.

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Planta micorrizada de Pinus nigra salzmannii en la repoblación forestal de Villanuño de la Valdavia, donde se realizan investigaciones sobre montes que han sufrido incendios.

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Lagunas asociadas al Canal de Castilla, zona de excepcional valor de flora y fauna de Palencia.

Riberas del Canal de Castilla en invierno.

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 CONTESTACIÓN AL DISCURSO DE D. JUAN ANDRÉS ORIA DE RUEDA SALGUEIRO Fernando Franco Jubete Académico Numerario

ILMO. SR. DIRECTOR rino destinada a impartir la asignatura de SRAS. Y SRES. ACADÉMICOS Botánica Forestal, en la recién creada titula- ción de Ingeniero Técnico Forestal. Llegaba SEÑORAS Y SEÑORES precedido por comentarios muy favorables sobre sus conocimientos y su dominio de la materia, que nos sorprendieron a los profe- La Institución Tello Téllez de Meneses, sores que formábamos parte de la Junta vinculada al Centro Superior de Investiga- Directiva de la Escuela, porque era un inge- ciones Científicas a través de la Confedera- niero de montes recién egresado. Me lo con- ción Española de Centros de Estudios Loca- firmó unos meses después Antonio Notario, les, acoge en su seno a todas aquellas perso- director de la Escuela de Montes de Madrid, nas que se distinguen por su actividad, dedi- alabándome el gran fichaje que habíamos cación y estudio en beneficio de la provincia hecho y su impotencia institucional y la del de Palencia. En su Reglamento se indica que catedrático de Botánica Juan Ruiz de la la propuesta de nuevos Académicos sea rea- Torre, por no haberlo podido impedir, por lizada al Pleno de la Institución por tres de haber dejado escapar de su Escuela a un sus miembros y que, una vez aprobada dicha joven profesional tan capacitado y con tan propuesta, uno de ellos se encargue de darle gran porvenir en el mundo de la docencia y la bienvenida y de contestar a su discurso de de la investigación. “Ya comprobareis lo ingreso. Mis compañeros en la propuesta de que te estoy adelantando, porque la Botáni- Juan Andrés Oria de Rueda como Académi- ca y Juan Andrés van a tener un activo pro- co, Doña Juliana Luisa González Hurtado y tagonismo en vuestra Escuela en los próxi- Don Pablo García Colmenares, han cedido mos años”, concluyó categóricamente el amablemente a mi ofrecimiento de actuar de Director de la Escuela de Montes. anfitrión del nuevo académico y, al mismo Han pasado veintiséis años desde aquél tiempo, justificar la decisión de dicha pro- vaticinio que, por su singularidad y firmeza, puesta, hoy aquí ante todos Ustedes. yo no he olvidado, y muy pronto pude com- Conocí a Juan Andrés cuando se incor- probar que comenzaba a cumplirse. No he poró en 1989 a la entonces denominada contado nunca esta anécdota, ni al propio Escuela Universitaria Politécnica Agraria, Juan Andrés, quizá porque estaba esperando tras ganar una plaza de profesor titular inte- un momento tan solemne como este, no sólo

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 Contestación al discurso de D. Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro 81 para explicarles a Ustedes los comienzos de nierías Agrarias, y de reconocimiento y la excepcional trayectoria profesional de aproximación de la Institución Tello Téllez Juan Andrés en la Escuela, sino también hacia la labor que desempeñamos todos los para rendir un pequeño homenaje a nuestra universitarios que trabajamos en la Escuela, profesión de docentes en la figura de dos así como de respeto hacia sus propios oríge- catedráticos firmes defensores de su profe- nes. No se olviden que esta Institución se sión y de su Escuela. denomina Tello Téllez de Meneses en La Institución Tello Téllez de Meneses recuerdo del célebre obispo que, a princi- acaba de iniciar, con la lectura del discurso pios del siglo XIII, transformó las Escuelas de Juan Andrés Oria de Rueda, una nueva Catedralicias en el primer Estudio General etapa en su trayectoria histórica. Permítan- de España, en la primera Universidad de me que yo, al menos, lo piense así. Y lo España, de cuya herencia nació, así quiero pienso y afirmo, no sólo porque es el primer creerlo yo, la Universidad de Valladolid. académico que se incorpora a la Tello tras Como he expresado, la trayectoria constituirse como nueva Institución, con docente e investigadora de Juan Andrés en personalidad jurídica propia, reformar sus la Escuela ya era predecible antes de incor- estatutos y adaptarse a la nueva legislación porarse, pero su integración en la vida vigente, sino porque es un académico atípi- palentina, su rápido dominio de la geografía co que va a incorporar sus conocimientos palentina y del medio natural palentino y su científicos y sus grandes virtudes humanís- transformación en un auténtico experto en ticas a la Academia. las costumbres y tradiciones rurales y arte- Juan Andrés es el tercer ingeniero que se sanas palentinas, relacionadas con los apro- incorpora a la Institución, hecho hasta ahora vechamientos de los bosques, fue realmente lógicamente infrecuente, considerando que sorprendente. Hoy ya no sorprende a nadie los ingenieros no solemos ser duchos en his- después de la reciente concesión del Premio toria, letras y bellas artes. A Juan Andrés y a Castilla y León de Protección del Medio mí nos precedió y abrió camino, en la Insti- Ambiente, entre otras razones “por la con- tución y en la Escuela de Ingenierías Agra- fluencia en su persona de la excelencia aca- rias, don Pablo Lalanda Carrobles, al que démica, el arraigo en Castilla y León, la hoy quiero recordar, como lo hice el día en trascendencia divulgativa y científica de su que leí mi discurso, no sólo porque fue el obra, en la que se ha alcanzado un conoci- auténtico creador ejecutivo de la Escuela miento exhaustivo del territorio castellano y Universitaria de Ingeniería Técnica Agríco- leonés, y por el impacto social y económico la, sino por haber puesto una pica ingenieril de su trabajo”. Unos méritos que ha alcan- en el Flandes de la historia, las letras y las zado por su decidida e inmediata voluntad bellas artes de la exclusiva denominación de de demostrar la adopción de un palentinis- la Academia. Son dos razones por las que, mo militante a través de su enamoramiento probablemente, sin él hoy no estaríamos del territorio palentino, no sólo por medio aquí ni Juan Andrés ni yo. Pero también es de la Botánica, sino particularmente de la una demostración de madurez, de poso his- Etnobotánica, preocupándose de conocer y tórico y de absoluta vinculación con Palen- asumir como propias las relaciones de las cia, de la Escuela Técnica Superior de Inge- gentes palentinas con las plantas y las setas

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 82 Fernando Franco Jubete y hongos. Los conocimientos científicos y ros e incluso en la repoblación con pinos, ecológicos siempre han ido, en Juan Andrés, está incidiendo muy negativamente en la unidos a los culturales, costumbristas, eco- conservación del medio natural. Sólo la ren- nómicos, gastronómicos y turísticos, porque tabilidad racional del medio natural puede siempre resalta las virtudes simbolizadas permitir su conservación eficaz. por las plantas: las ideas de renovación, de Una clara y valiente expresión de su vida multiplicada y abundante, de familiari- defensa integral del medio natural y rural, dad e interdependencia con los seres huma- siempre indisolublemente unidos en la men- nos de cada territorio. talidad científica, ingenieril y auténticamen- Para Juan Andrés la provincia de Palen- te práctica del nuevo académico. Y permí- cia posee unos valores naturales que no des- tanme que se lo demuestre con un ejemplo merecen de los artísticos o culturales de otra tomado de su propio discurso, que adquiere índole. La sorprendente diversidad de sus una total actualidad en relación con la con- comarcas, lleva pareja una riqueza especta- servación de los viejos chopos, álamos y cular en cuanto a ecosistemas naturales y sauces de las riberas del río Carrión, que paisajes. Aunque hay personas que identifi- defienden los ecologistas urbanitas, tan pre- can la provincia de Palencia con las inhóspi- sentes siempre en los medios de comunica- tas estepas de Tierra de Campos y los áridos ción, a pesar de los riesgos de accidentes y páramos del Cerrato, Juan Andrés se empeña las incómodas pelusas que su floración nos en demostrar y resaltar la sorprendente provocan. Juan Andrés defiende los árboles variación de ambientes y de paisajes natura- trasmochos, el desmochado como “una téc- les de la provincia de Palencia. Y lo ha nica antiquísima, propia de los paisajes rura- defendido, no sólo en sus innumerables artí- les tradicionales europeos de base neolítica culos científicos y divulgativos, sino, sobre y digna de conservarse por su utilidad, no todo, a través de sus libros que han alcanza- solamente en jardinería, sino también en do una gran popularidad y difusión. En ellos paisajismo histórico y ecología del paisaje expresa que la diversidad de los ecosistemas cultural y natural”. y la multiforme riqueza del paisaje palentino Les remito a la lectura de la parte del es un auténtico mosaico creado por la acción discurso que Juan Andrés dedica a dichos antrópica a través de los usos tradicionales y árboles, que en Palencia denominamos tienen una estrecha relación con la cultura y mochas, y su crítica a los naturalistas que el patrimonio lingüístico. criminalizaron a nuestros antepasados y a La defensa de los usos, costumbres y quienes defienden la recuperación del des- tradiciones rurales, en relación con las plan- mochado, “un sistema tradicional de apro- tas y los bosques, son para Juan Andrés una vechamiento forestal renovable, que poten- prioridad. Expresa y justifica que el abando- cia la biodiversidad maximizando la recu- no de muchas costumbres en los aprovecha- peración de especies de animales y plantas y mientos tradicionales de frutos comestibles, crea un paisaje singular, característico de leñas, pastos, resinas, aceites esenciales, nuestra tierra”. Un paisaje que ha desapare- hongos, plantas medicinales, apícolas, orna- cido de Palencia capital y de buena parte de mentales, aromáticas y condimenticias, en nuestra provincia. Recuerden ustedes la los usos cinegéticos, recreativos y ganade- carretera del Monte El Viejo, las riberas de

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 Contestación al discurso de D. Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro 83 la mayor parte de los arroyos del Cerrato y vegetales con su denominación científica y numerosos sotos, vaguadas y linderos situa- vernácula, hasta dominar y diversificar dos en múltiples localizaciones de todas las nuestro patrimonio lingüístico. comarcas palentinas. Podemos empezar a Afortunadamente la “creciente preocu- recuperarlo en las riberas urbanas del río pación por el Medio Ambiente y su conser- Carrión. vación ha hecho aumentar, de forma genera- Del mismo modo, en todos sus libros y lizada y espectacular, el interés por el cono- artículos, Juan Andrés defiende y utiliza cimiento de la Naturaleza en amplios secto- siempre las denominaciones vernáculas, el res de la población, hasta el punto de que excepcional patrimonio lingüístico de nues- ciencias como la Botánica, consideradas tro pueblo, acumulado a lo largo de nuestra hasta hace poco parcelas de dominio exclu- historia, en relación con los montes, la flora sivo de estudiosos especialistas como Juan y la naturaleza, que es una valiosa muestra Andrés, han pasado a ser motivo de esparci- de la riqueza y vivacidad del lenguaje. Por miento, conversación popular e incluso de ello, expresa la necesidad de conservar, al viajes ecoturísticos”. Una creciente dedica- igual que las plantas y animales escasos y ción del tiempo libre al disfrute y consumo amenazados, las palabras, los localismos que del patrimonio ecológico que no es ajena a designan a las plantas y sus distintos estadios la gran labor divulgadora que realiza, cons- y fases de crecimiento, ante la simplificación tantemente Juan Andrés en Palencia y Casti- lingüística propia de los tiempos que corren. lla y León, a través de su actividad docente A lo largo de su discurso han podido magistral y de sus libros y guías sobre los Ustedes comprobar, en palabras del nuevo bosques, los árboles y arbustos y los hongos académico, la gran riqueza florística de la y setas de nuestra tierra. provincia de Palencia generada por su dis- Juan Andrés nació en Madrid y vino a posición geográfica norte-sur vertical y alar- Palencia por razones laborales, pero hoy es gada y cuyos factores climáticos, fisiográfi- tan palentino como el río Carrión que, como cos, edáficos e históricos originan un mosai- afirmó Francisco Vighi, otro gran ingeniero co ecológico. Han recorrido Ustedes la gran palentino y poeta, también nacido en diversidad de escenarios creados por sus Madrid, en su poema “Romance de la vida y comunidades vegetales: las mágicas tejedas, muerte del río Carrión”: los pinares relictos, los umbrosos abedulares y tremoledas, los acebales recónditos; los Por no ir a Valladolid cerrados hayedos; los más próximos y fre- -cosas del nacionalismo-, cuentes encinares, robledales, malojales, se suicida junto a Dueñas coscojares y matorrales; las laderas yesífe- arrojándose en el río ras aromáticas del Cerrato y la importancia Pisuerga, labrador manso, ecológica e histórica de los árboles trasmo- chos. Espero que, con su lectura reposada, competidor y enemigo. aprendamos todos a conocer mucho mejor Nace y muere en la provincia; nuestros paisajes, a visitarlos, vivirlos y no hay otro más palentino acercarnos a la realidad de su naturaleza; Recen por él un responso que aprendamos a reconocer sus especies los frailes de San Isidro.

PITTM, 86, Palencia, 2015, pp. 21-84, ISSN 0210-7317 84 Fernando Franco Jubete

Y afirmo su palentinismo porque, como En nombre de todos los compañeros de expresa el aforismo, uno es de allí donde la Institución Tello Téllez de Meneses te vive, pace y nacen sus hijos y Juan Andrés brindo nuestra cordial bienvenida. A quienes vive en Palencia capital, pace y disfruta en te conocemos de antiguo nos resulta fácil los ecosistemas palentinos, tiene tres hijos vaticinar que te encontrarás muy a gusto en de sangre nacidos en Palencia y cientos de esta casa y que, en múltiples ocasiones, nos hijos, que todos los años crecen en número, felicitaremos por poder contar contigo, por- y nacen como botánicos, micólogos e inge- que seguirás enriqueciéndonos con nuevos nieros forestales en las aulas de la Escuela, estudios, artículos y trabajos que divulgarán tras vivir el entusiasmo y apasionamiento las excelencias de nuestra tierra palentina. con los que Juan Andrés comunica sus Y a todos Ustedes, muchas gracias por conocimientos. Con los que también trasmi- su atención. te su singular y excepcional personalidad, su bondad, su disponibilidad siempre amable y solícita y su buen humor a flor de piel siem- pre dispuesto a ofrecerlo, a diario o culmi- nando cualquier evento, a través de sus poe- mas sencillos y divertidos.

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