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VI. Llegada a Kyurem. “¡Es imposible que pueda crear Ultraumbrales!”; “de seguro viste mal”; “la última generación de con esa capacidad desapareció hace mucho tiempo”.

Mew se estaba sintiendo intimidado por las miradas de los legendarios, sus rostros mostraban rechazo, incomodidad y algo de miedo. Sí, de verdad no fue buena idea revelar algo así frente a ellos. Mew miró al dios Pokémon, él estaba con el entrecejo arrugado.

—Mew, ¿podemos hablar en privado? —Él asintió no estando muy seguro de hacerlo. No dejaba de ser observado por los demás, un ambiente incomodo que se propagó hasta que ambos dejaron de estar a la vista de los Pokémon legendarios.

Al estar lo suficientemente alejado, el dios Pokémon pudo respirar, mantener una pose erguida cuando la mayoría de sus hijos estaba en desacuerdo no era fácil; cuando llegó ante él, fue atacado casi en masa por los Pokémon legendarios, pudo defenderse sin problemas, pero de igual forma tuvo que intervenir para evitar que pasara a mayores. Fue cuando le ofreció a Mewtwo hacer el recorrido conquista, con la esperanza de que dejasen de verlo de la forma en que lo hacían. Mew estaba de acuerdo, al igual de Dialga y Palkia, solo fue un hueso duro de roer, pero de igual forma terminó aceptando.

—Mew, lo que acabas de decir es muy peligroso, tus compañeros aún no aceptan a Mewtwo —dijo mirando al pequeño de forma severa. —Me pudo la presión, señor —respondió agachando la cabeza.

—No debes dejar que algo así te domine, recuerda que eres la especie primogénita, no te harán nada. Mew asintió.

—Mew, no debes dejar que ellos lleguen a los artificiales. Si lo que dices es verdad, me gustaría conocer a ese Mewtwo personalmente. Él parpadeó, sonriendo.

—Ella es buen Pokémon, está viajando con Mewtwo y yo, así que espero que ambos puedan aprender del otro. El dios no pudo evitar levantar una ceja.

—Espero que no sea un intento de darle pareja —habló inclinándose hacia adelante, fijando su mirada con la añil del otro Pokémon—. Ya hemos hablado del tema: elegir un compañero es una etapa importante en los Pokémon, en especial en los psíquicos, recuerda que ellos tienen una pareja en toda su vida, debes dejar que él tome esa decisión. Mew infló un poco los mofletes, no tenía con que contra argumentar. —Bien, dejaré de molestarlo con eso por un rato —contestó no muy convencido de cumplir con lo declarado.

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El dios Pokémon asintió satisfecho con el resultado, aunque todavía estaba pendiente el asunto del Ultraumbral; era un portal a un mundo paralelo al conocido, donde las criaturas que habitaban ahí eran llamados Ultrabestias, seres que el mismo tuvo que desterrar ya que estos no se comportaban de igual forma que los Pokémon normales. Eran seres territoriales, mas ese era el menor de los problemas, el problema de ellos era que atacaban a Pokémon que viesen, al principio se pensó que era por un tema territorial, pero no se tardaron en descubrir que esos seres no estaban hechos para convivir con Pokémon como los conocidos actualmente, así que, la solución fue simple: Arceus y Palkia crearon un mundo para que estos pudiesen vivir en paz.

Los únicos seres que podían crear un nexo entre ese mundo y el real eran Palkia y los primeros Mew, sin embargo, los genes de este último se fueron perdiendo con el pasar de las generaciones; aunque de igual forma había rumores de que estos no habían desaparecido por completo, y al final dio como resultado a la creación de un Mewtwo con la capacidad de sus ancestros durante millones de años. Algo que llamaba la curiosidad del dios Pokémon, sin duda.

Athena se sentó en el suelo por el cansancio. Mewtwo los tuvo caminando por horas, así que sus dos compañeros terminaron sin sentir las patas. Según él, ya faltaba poco para llegar a donde estaba escondido el Pokémon dragón, pero Athena y Cero sentían que solo caminaban sin rumbo; así que, tenían dos opciones: O él estaba diciendo la verdad, o se habían perdido, pero no lo iba a admitir. Y ambos estaban votando por la segunda opción. Mewtwo no estaba muy seguro a donde ir, era una región desconocida para él, sin Mew, se sentía como un turista perdido en una ciudad totalmente nueva. Él no quería sentirse de esa manera, menos en un momento como este estando con dos criaturas que quizá ya estaban dudando de su sentido de la orientación. Pero la verdad a veces duele, Mewtwo no sabía a donde ir.

En estos momentos estaban en una pradera, cercano a una montaña, y a unos cinco metros un pequeño lago, algo hizo clic en la mente del psíquico, notando que tal vez ese lugar ya lo había descrito antes. Por alguna razón él comenzó a sentirse observado cuando se dio cuenta de ese detalle. Athena y Cero se sintieron de la misma manera, y el cuadrúpedo no se tardó en tomar una posición defensiva, agachando el tronco hasta estar a unos centímetros del suelo.

Athena tampoco se quedó atrás, levantándose para quedar cerca del Pokémon tipo normal. El pastizal se movió con algo de brusquedad, evidenciando la presencia de alguien por ahí. Un movimiento con gracia y delicadeza les sorprendió, saltando sobre ellos un Pokémon cuadrúpedo, con pelaje de color verde y beige en el vientre, Mewtwo gruñó cuando la vio mejor. —Creí que les había dejado las cosas claras, espadachines —dijo él lanzando una bola sombra al sotobosque, dejando al descubierto a tres Pokémon más—. Iré con Kyurem aunque no les parezca.

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—Nosotros no buscamos pelear contigo —contestó el ser que era llamada Virizion— . Sabemos que tu compañera puede crear Ultraumbrales, es un peligro para este mundo. Mewtwo sabía que se referían a Athena, pero no confiaba en esos legendarios de pacotilla como para dejarle ir con ellos, estaba más que consiente de que su especie no era bien recibida. Vio como Cero no dejaba esa pose defensiva, los estaba viendo como amenaza.

—Athena no va a ir a ninguna parte, van a tener que pasar por nosotros dos. — Ello observó a los dos posicionarse al frente. Los cuatro espadachines se miraron entre sí, ellos no buscaban pelear con Mewtwo, sabiendo que al momento de conocerse Mewtwo les dio la paliza de sus vidas, solo tuvo algo de piedad por Keldeo por ser el menor, pero con los otros tres no hubo misericordia alguna. Este acto por parte de Mewtwo lo veían venir, pero intentar hablar con él era una opción para evitar un conflicto: No funcionó.

Mewtwo les siguió mirando, notando que no estaban haciendo nada, por un momento pensó que las cosas iban a terminar ahí mismo y seguirían su camino sin ningún problema. Siendo así hasta sentir a Keldeo cambiar de forma para atacarlo con su espada sagrada. Cero se impulsó con sus patas traseras para interceptarlo, usando parte de su casco para frenar el ataque, él era un tipo débil a lucha, pero qué importaba, era un Pokémon diseñado para acabar con seres más fuertes que Keldeo, frenarlo sería pan comido.

El Pokémon espadachín retrocedió unos centímetros, dándole tiempo a Cero para hacer un ataque, tres esferas aparecieron ante él, una de fuego, uno eléctrico y uno de hielo, dirigiéndose a gran velocidad hacia el Pokémon, haciendo algo de daño.

—¡Cero! No lo hagas. —Athena le tomó de los hombros, cual dueño controlando a su perro—. No provoques una pelea innecesaria. —¡Pero él empezó! —contestó —No importa quien empezó, hay que evitar problemas en vano —dijo, dando una escena muy similar a cuando una madre regaña a su hijo.

Cero, sin opciones, cayó sobre sus patas traseras, agachando la cabeza. Mewtwo al verlos no evito esbozar una semi sonrisa; al rotar la vista hacia los espadachines, pudo ver que Cero no era el único en ser regañado. Solo esperaba que con esto los Pokémon dejaran de lado el asunto y les permitieran pasar. Sin embargo después de eso notó que estaban murmurando, era una conversación sobre Kyurem. Ellos no estaban seguros si Mewtwo iba a salir victorioso, ya que el dragón de hielo podía cambiar a dos formas, permitiendo que usara más ataques de los que comúnmente estaban establecidos, aunque estaban en estado salvaje, no era de gran importancia ese límite impuesto por los humanos.

—No me importa lo que piensen ustedes cuatro —dijo sobresaltándolos—. Voy a derrotar a Kyurem, y obtendré su orbe.

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Athena tembló al verlo tan decidido, al parecer, no había vuelto a ver a alguien así desde el entrenador del , escuchar ese tono de nuevo le provocaba más que escalofríos. Era la garra que a ella tanto le falta. Los cuatro volvieron a mirarse entre sí, esperando la respuesta en el otro espadachín, pero fue su líder quien tomó la palabra. —Hemos pensado la situación lo suficiente. —Vio como los demás asintieron—. Y se decidió que te guiaremos hasta Kyurem, es una batalla que tendrás que terminar, sino sus sombras te perseguirán hasta que tu cuerpo no lo resista. Mewtwo movió su cabeza en forma de afirmación, viendo como los Pokémon comenzaban a correr. Pasaron por terrenos variados, desde suelos lisos, hasta pasar por algunas rocas; Cero no tuvo problemas gracias al diseño de sus piernas, mientras que sus compañeros tuvieron algunas dificultades. Pasaron por un bosque, llegando así a la montaña, viendo unas viejas vías de tres; estaban cerca de su destino. En todo este trayecto se tardaron dos días, ya que Cero se cansaba rápido por ese pesado casco; a modo de juego, Keldeo intentaba romperlo con su espada (con su consentimiento, claro), aunque se terminaban ganando el regaño de Athena y los espadachines. Resignándose a que esa cosa era parte de su cuerpo.

La niebla comenzaba a hacerse presente, a partir de ese momento el camino era fácil, así que se despidieron de los otros legendarios. Al terminar el camino vieron un puente, tardando algunos minutos en llegar al otro lado, les habían dicho que todas las vías llegaban a un sitio, así que solo tuvieron que seguirlas para llegar al campo. Cero no sentía frio, pero Athena se sentía como en un congelador gigante, hacía más frio en ese lugar que en la montaña donde conoció a los insectos de metal.

Mewtwo le tuvo que prestar la capa, el tampoco sentía frio, y le sería un estorbo en su pelea; no lo necesitaba.

Pasaron el pasillo, viendo el centro al que se referían los espadachines, todas las vías se unían en ese lugar. Quedaba evidencia de que hubo un combate antes, posiblemente cuando ocurrió lo de Keldeo. No pasó mucho tiempo y fueron rodeados por varios Cryogonal, posiblemente estaban con Kyurem.

—Ustedes quédense aquí —les dijo Mewtwo antes de saltar, ignorando a los Cryogonal, llegó hasta la entrada.

De repente comenzó a hacer más frio que antes, donde la resistencia de Cero no duró mucho y se acurrucó con Athena, Mewtwo también pudo sentirlo, pero se mantendría firme. —¡Sal de ahí, Kyurem! ¡Vengo a retarte a un combate! —gritó ignorando la neblina. —¿Piensas que eres digno de pelear contra mí? —Escucharon una voz, tan fría como el hielo. Athena tembló al escucharla, se escuchaba amenazante.

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—Estoy haciendo el recorrido conquista, ahora debo enfrentarme al séptimo. —No dudó en responder Mewtwo. Vio como unos ojos amarillos se acercaban, rodeado de neblina.

—Muy bien. —La niebla del Pokémon se intensificó, haciendo que Mewtwo se cubriera un poco con su brazo, siendo congelado levemente, aunque se quitó el hielo al moverse. Mewtwo vio como el hielo salía del piso, dos comunas se estaban uniendo, creando una especie de entrada que brillaba como un hermoso cristal. El psíquico apartó su mirada de ella un momento, viendo a Kyurem. —Cruza la puerta —ordenó. Mewtwo sabía que no iba a haber una vuelta atrás, cruzar esa puerta marcaría un paso a su victoria, o derrota en el peor de los casos, les dio una mirada a sus compañeros, ladeando la cabeza para decir que todo saldría bien. Mewtwo suspiró y miro al frente, decidido caminó con lentitud... Cruzó la puerta.

Kyurem, satisfecho, rugió creando columnas de hielo alrededor del campo, terminando en curva semejando al colmillo de los dragones, los Cryogonal giraban en el aire como si también fuesen parte del campo. Athena apoyó ambas manos en su pecho, esperando que todo saliera bien. La pelea ha comenzado.

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VII. Mewtwo versus Kyurem. Al momento de cruzar la puerta no había marcha atrás; era algo que Keldeo aprendió de la peor manera, pero Mewtwo no iba a cometer ese error. Él conocía a Kyurem a la perfección, pero sabía que no era alguien con una filosofía de blanco o negro, su color era el gris: conocido como un color neutral en la moral. Cosa que le diferenciaba de sus contrapartes, uno buscaba la verdad y el otro los ideales, pero él estaba en un punto medio.

Athena se acercó a una baranda, para ver mejor la pelea, Cero la acompañó al tiempo. Estaba segura de que Mewtwo iba a salir victorioso, aunque el camino iba a ser difícil.

Mewtwo mantuvo el ceño fruncido, con la mirada fija en su oponente, solo arrastrando el pie unos centímetros para medir su nivel de reacción. Era un ser grande, y por deducción, era alguien pesado y lento; una ventaja para él. El Pokémon psíquico comenzó a correr, dando inicio a la lucha; Mewtwo usó bola sombra, esperando que impactase con el dragón. Kyurem se movió más rápido de lo que él esperaba, deshaciendo la esfera con sus garras. El psíquico se vio sorprendido al ver su ataque interceptado.

Para Kyurem la velocidad de Mewtwo era un problema, pero tenía algo en mente para contrarrestar algo así.

El piso se congeló por completo, haciendo que Mewtwo sintiese algo de daño y le rodeara un aura azul «ha bajado mi velocidad», arrugó las cejas, esto no era bueno. Athena apretaba el fio metal de la baranda, Mewtwo estaba en problemas.

El dragón de hielo lanzó un rayo azul hacía él, dando en el blanco. Mewtwo estaba usando sus brazos como escudo, al menos él era resistente. Mewtwo intentó moverse, pero esa bajada de velocidad de verdad le estaba afectando, recibiendo la garra umbría del Pokémon en el abdomen.

Mewtwo cerró los ojos, era algo que de verdad le estaba afectando por culpa de esa debilidad de tipo. Athena se arriscó de hombros al ver tal escena, hasta a ella le dolió ese golpe. —Mewtwo... —murmuró apretando más fuerte el metal.

Al recuperar algo de aire, vio como el dragón repitió el ataque, dándole en el flanco. Mewtwo hizo una mueca de dolor, costándole respirar más. «Kyurem lo va a hacer pedazos si sigue así», pensó ella; Athena ya no quería quedarse viendo, necesitaba ayudarle de alguna forma.

—¡Ni lo pienses, Athena! —escuchó la voz de Mewtwo en su cabeza—. Esta es mi lucha, no te metas. Ella se sintió algo intimidada por él, así que no tuvo otra opción que volver a su posición inicial. Le molestaba que tuviese razón, era su pelea, y solo él lo podía terminar. El Pokémon psíquico pudo recuperarse de aquellos golpes, sintiendo que la cosa no estaba yendo como pensaba, ¿cómo no vio venir que Kyurem pudiese

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F.W. Zen/LizzaRade bajar su velocidad? Le iba a costar el combate si seguía así. Dentro de unos segundos pudo darse cuenta de que estaba peligrosamente cerca de la orilla, un golpe más y podría caer al vacío. Para Kyurem esto no era suficiente, subir un poco el nivel tal vez iba a ser interesante. Cero y Athena miraron como el dragón de hielo se elevaba, siendo rodeado de un manto azul eléctrico, expulsando rayos del mismo color, revelando una de sus dos formas: Kyurem negro. Mewtwo abrió sus ojos por la sorpresa, tragando al sentir que él estaba asegurando la victoria... pero el clon de Mew no se iba a dejar perder así de sencillo.

El Pokémon rugió de tal forma que Athena tuvo que cubrir sus oídos; Mewtwo pudo ver un hueco para salir de la orilla, comenzó a correr todo lo que pudo, quedando debajo de su cuerpo y poder lanzar una bola sombra. Desestabilizó un poco su vuelo, pero no pudo hacerlo por mucho tiempo.

La Mewtwo suspiro de alivio, tal vez solo se estaba preocupando demasiado; sin embargo, al prestar atención, pudo ver que Mewtwo ya comenzaba a cansarse, teniendo que esquivar en innumerables ocasiones el rayo gélido de Kyurem. Hasta que uno de ellos pudo darle, dejando al clon muy agotado. —Esto se ha terminado. Él pudo ver como su garra era rodeada por un aura oscura, esperando que le diese y esto terminase de una santa vez. Mewtwo cerró los ojos, esperando el golpe final. Nunca llegó... Confundido, el clon abrió los ojos, Athena estaba usando protección, junto a Cero que usó tri ataque para hacer que se alejara. Kyurem comenzó a centrar su ataque en la quimera, dejando a los clones solos. Athena ayudó a su compañero a levantarse, aunque se mostró un poco molesto por haber intervenido.

—Te dije que no te metieras —dijo antes de acordarse de un detalle—. ¿Cómo llegaron tan rápido? Athena se sobresaltó, poniéndose algo nerviosa. —Es algo que no voy a explicar ahora. —Respondió—. Pero en este momento quiero que confíes en nosotros, déjanos pelear contigo.

Mewtwo se quedó mirando al suelo, como si estuviese analizando su situación actual. Un dragón de hielo milenario le estaba dando una pequeña paliza, con su velocidad bajada, no era mucho lo que el clon pudiese hacer. No conocía todos los ataques de Athena y Cero, pero estaba seguro que podían hacer mucho más que él. Apretó el puño, algo decepcionado de sí mismo, por no poder luchar contra él, y porque su orgullo no le dejaba aceptar ayuda. —Sabes, creo que ya es hora de dejar mi orgullo —dijo haciendo que ella sonriera— . Deben hacer lo que yo digo, ¿de acuerdo?

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Athena asintió llamando a Cero, quien estaba ocupado distrayendo a Kyurem, miró a su compañero. —Dinos que hacer.

Kyurem era un Pokémon grande y lento, Athena y Cero eran lo suficientemente rápidos para distraer al dragón. Así tal vez él pudiera darle un golpe sorpresivo y poder derrotarle. —Athena, tú por la derecha y llama su atención todo lo que puedas.

—Cero, ve con ella y cúbrela. —El Pokémon movió la cabeza en forma de afirmación.

Ambos volvieron al campo, haciendo que Kyurem les mirara. Ambos se habían metido en la pelea, así que no iba a contenerse. Les hizo rayo hielo para dejarlos a un lado, pero ambos se movían rápido así que no le dio a ninguno de los dos. Mewtwo con sus poderes psíquicos movió algunas vagonetas para que el campo fuera favorable para Cero. El Pokémon quimera al ver lo que Mewtwo estaba haciendo, usándolos para llegar a mejor altura y usar cabeza de hierro contra su oponente. Kyurem retrocedió, y Athena sonrió con una esfera aural en su mano, al lanzarla lo hizo retroceder aún más. Mewtwo se estaba quedando atrás, juntando sus manos cargando una bola sombra, tragó, necesitaba más tiempo. Un rayo gélido le dio a Cero, y aunque pudo resistirlo, unos pequeños rayos salieron de él; Athena supo que le había paralizado, así que en cualquier momento su movimiento se vería abruptamente interrumpido. Mewtwo necesitaba cargar esa esfera rápido. A Cero no le importó estar paralizado, tal vez moverse no iba a servir de mucho, pero aún podía atacar a distancia. Lanzó tri ataque, dándole a entender a Athena que estaba bien. Ella se movió para alejar a Cero del campo de visión de Kyurem, para evitar que recibiera más daño. Mewtwo ya estaba listo, solo faltaba encontrar el momento.

Ella estaba haciendo lo mismo, buscando el momento para encontrar una parte sin hielo del cuerpo de Kyurem. Mewtwo frunció el ceño, gritando: —¡Este es el final, Kyurem!

El dragón giró su cuerpo hacia Mewtwo, dándole la espalda a Athena… ahí había una zona desprotegida. Ella cargo su aura esfera hasta su máxima potencia, lanzándola casi después que Mewtwo.

Cero vio como el Pokémon iba a esquivar ambas esferas, pero no lo iba a permitir, con todas sus fuerzas corrió y saltó por las vagonetas y las columnas de hielo, impactando con él con su cabeza de hierro, logrando empujarlo de vuelta a la zona

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F.W. Zen/LizzaRade de impacto. El Pokémon logró salir ileso, aterrizando en el suelo, siendo afectado por la parálisis. Ambos Mewtwo miraron impacientes, esperando la reacción del otro legendario. El corazón les estaba latiendo a mil, esa tensión les estaba matando.

Pero pudieron suspirar cuando el dragón comenzó a caer, volviendo a su forma original y las columnas de hielo ganaron un color gris, destruyéndose. —Kyurem... —Mewtwo volvió a suspirar, había ganado... habían ganado.

Athena sonrió, aunque se acordó de Cero y fue hacia él; por suerte no sufrió más daños.

Mewtwo se acercó a su contrincante, ayudándole a levantarse. El dragón cerró los ojos, reconociendo la derrota.

—Joven Mewtwo, has hecho bien el dejar tu orgullo en un momento crítico. Eso habla mucho de ti —habló observando al grupo. —Necesitaba remontar el combate, creo que solo no lo hubiese conseguido. Mewtwo les miró, comprobando que Cero estaba bien, ese chico era muy temerario. —El orbe está por aquí, sígueme. Mewtwo asintió, siguiéndolo a la cueva; se detuvo para mirar a sus compañeros y ladeó la cabeza para que ellos le acompañaran, después de todo, la victoria era de los tres. Cero se levantó, aunque Athena procedió a llevarlo en su espalda, donde no iba a sufrir el efecto de la parálisis. Debía admitir que se asustó cuando le vio saltar, pensando que su ataque le pudo haber lastimado, aunque gracias a él pudieron ganar.

Mewtwo y sus compañeros vieron una esfera de color gris, que parecía una piedra preciosa con ese brillo. Kyurem estaba detrás de ellos, mirando como el clon se acercaba al lugar de descanso del objeto; el Pokémon estaba con las manos un poco temblorosas, era el último orbe, solo necesitaba esperar a Mew para planear lo que harían después. Respiró, tomando la esfera con su mano, aquellas piedras eran especiales, ya que solían hacerse pequeñas después de sacarlas de su lugar. Les mostró la pulsera a sus compañeros, ambos Pokémon sonrieron, al fin la meta estaba cumplida.

—Has llegado a los siete orbes —habló el dragón—. Si este ha sido difícil, te recomiendo entrenar para el próximo. El grupo se miró extrañado. —¿Qué no eran siete? —preguntó Mewtwo. Kyurem suspiró.

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—Creo que te has informado mal, son ocho orbes; el octavo es del Pokémon Darkrai. Mewtwo sintió un pequeño tic en el ojo, iba a matar a esa bola de pelo rosa. Athena pudo sentir esa aura furiosa, acercándose a él para intentar tranquilizarle. Kyurem vio descolocado la escena, con un Cero que no estaba entendiendo lo que estaba diciendo Mewtwo; según Athena, era un lenguaje que iba a entender cuando sea mayor. Mew se iba a llevar una no muy grata sorpresa cuando llegue.

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VIII. La curiosidad mató al gato... ¿o al Mewtwo? Solo habían pasado dos días desde que Mewtwo había vencido a Kyurem; fue un combate problemático, en primera, porque el dragón pudo bajar su velocidad, y como consecuencia estuvo casi cerca de la derrota. Si no fuese por Athena o Cero, tal vez aún estaría allá, esperando por una revancha; Mewtwo tuvo que tragarse su orgullo ese día, pero ganaron, así que valió la pena. Durante esas jornadas llegó Mew, y no fue algo bonito que digamos. Encontrándose con la mirada asesina de Mewtwo. —Mew... —El pequeño sintió su puño en toda la cabeza, recibiendo un coscorrón— . ¡¿Cuándo pensabas decirme que eran ocho orbes en vez de siete?! El pequeño Pokémon acariciaba su cabeza para aliviar el dolor. —Yo tampoco lo sabía... ay. —Se asustó cuando su clon volvía a levantar su puño. —¡Y piensas que te voy a creer!

Mew cerró los ojos, pero su puño nunca llegó. Athena estaba sujetando su muñeca, no muy contenta por el trato que Mewtwo le estaba dando. Él pequeño vio como ambos clones se estaban mirando, como si estuviesen en plena discusión en mental, pues Athena se mostraba con el ceño fruncido; Cero y Mew retrocedieron unos pasos, mirando como la energía de los dos comenzaba a salir. El Pokémon rosa se calmó cuando la mano de Mewtwo comenzaba a descender, desviando la mirada. Athena, satisfecha, soltó su muñeca y se dirigió a Mew.

—No se sientas mal, no lo sabías y ese error lo comete cualquiera —dijo acariciando su cabeza.

Ella quedo descolocada cuando le vio llorar de forma exagerada, abalanzándose a su seno.

—¡Usted es demasiado buena! —Miró a Mewtwo de reojo—. Ojalá otro siguiera tu ejemplo.

Mewtwo hizo rechinar un poco los dientes, captando perfectamente la indirecta. No era como si le importase, pero últimamente su orgullo no podía estar tranquilo. Athena no pudo entender muy bien esa parte, acariciando un poco más su cabeza.

—Mewtwo solo está molesto, es válido siempre y cuando no aplique violencia sin sentido. —En eso miró a su compañero—. Lo importante es que solo falta un orbe, según tú Darkrai está aquí en Unova.

Ella se separa del pequeño, dirigiéndose a su contraparte para apuntarlo con uno de sus dedos.

—Y tú, es hora de que te relajes un poco, la Montaña Reversia está muy lejos, debes dejar de estresarse un poco y aprender a relajarte. —Cerró los ojos, como si se

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Animales sin valor | Volumen I estuviese acordando de algo—. He escuchado que hay unas termas por aquí, podríamos ir; una dama necesita un baño caliente de vez en cuando. Mewtwo se sobresaltó, detalle que ella notó. —¿Dije algo malo?

—No, es solo que... no pareces del tipo de hembra que se interesa por esas cosas. —Athena le miró con sorpresa—. Supongo que es porque nunca pensé en ti como una fémina.

Mew tragó, Cero no entendía que pasaba y Athena frunció el ceño, con su orgullo femenino herido. —¿Disculpa? —preguntó creyendo no haber escuchado bien.

—No me malinterpretes, es que al verte luchar el otro día y ver tu comportamiento, no me dio la impresión de que fueses una hembra común.

—Por amor a la madre de Arceus, cualquiera diría que eres un inepto social, dime, ¿cuántas hembras había en tu grupo? Mewtwo arrugó el entrecejo, recordando. —Tres, sin contar a los niños. —¿Es que nunca te enseñaron que cosas no se le dicen a una chica? —cuestionó.

—Lo que pasa es que tengo una imagen distinta, normalmente las hembras son refinadas y solo combaten para defender a sus crías. ¡Te veo y femenina no se me viene a la mente!... eh... Athena, ¿qué piensas hacer con esa piedra?

Mewtwo vio que ella tenía una piedra del tamaño de su puño. Y sus compañeros le decían con la mirada que corriese por su vida, la ira femenina no era algo que tomar a la ligera.

—A ver si un buen golpe en tu cabeza te arregla la visión. —Sus ojos violáceos emitieron un todo casi del mismo color, ella estaba muy enojada. Mewtwo tragó, por primera vez en su vida una fémina le intimidaba de esa forma.

—N-No es necesario. —Comenzaba a retroceder—. ¡Era una broma! ¿No crees que tuvo gracia?... —Ella gruñó—. Debemos irnos. Athena vio sorprendida como Mewtwo comenzaba a caminar a paso rápido. Con Mew y Cero detrás de él y con cautela. Athena lanzó la piedra a un árbol. —¡Y se ha ido con el rabo entre las patas!

En el denso bosque una pequeña criatura les seguía, tenía la apariencia de un Pikachu, pero se notaba que solo se trataba de un trapo viejo. Había llegado a

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Unova a causa de un descuido de su parte, terminando en un ferri que estaba en la región de Alola, que iba a dirigirse a la región en la que estaba ahora. —Mewtwo, ¿no sientes que nos están observando? —preguntó ella, siendo seguida por Cero. —Sí, hay que mantener los ojos abiertos.

Mewtwo les hizo detenerse, observando a su alrededor. Por un momento, sintió que las ramas de algunos árboles se estaban moviendo; su mano comenzó a emitir aura negra, preparado para pelear si fuese necesario. Cuando lo detectó, lanzó su bola sombra, haciendo un ruido de impacto, fuera lo que fuera esa cosa, le había dado. Ellos vieron como algo de color amarillo pálido caía al suelo, ellos se miraron cuando vieron que solo era un trapo viejo. Un trapo viejo que comenzó a moverse cuando Mewtwo se acercaba. Y vieron una garra umbría que hizo retroceder al clon, dejando al grupo con dudas. Se trataba de algo parecido a Pikachu, pero con una cola de madera, los dos Mewtwo pestañearon y se quedaron viendo a ese ser; el Pokémon se viró, revelando una cara dibujada con crayones, haciendo que un escalofrió recorriera sus espaldas. Esa criatura era totalmente desconocida para ellos, hasta que la quimera la vio con detenimiento.

—¿Qué clase de Pokémon es ese? —preguntó Mewtwo acercándose, recibiendo un golpe en su palma cuando intentaba tocar su cabeza. —Es un Mimikyu. Recuerdo haberlos visto en mi región natal. Los tres miraron a ese Pokémon, se parecía más a Pikachu, pero no lo era. De hecho, habían notado que los agujeros del abdomen eran en realidad sus ojos; solo era un disfraz. La cabeza falsa comenzaba a levantarse, volviendo a su posición original. Mewtwo seguía con la curiosidad de saber que estaba debajo de ese disfraz, pero la frase “la curiosidad mató al gato” vino a su cabeza; negó con la cabeza, solo era una frase, como si algo fuese a pasarle por ver a la criatura real debajo de ese manto.

Mewtwo ignoró la negativa de Mimikyu, tomando la manta amarilla y levantándola un poco.

Athena y Cero no estaban prestando atención, hablando sobre esa criatura. Hasta que giró la mirada acordándose de su compañero, para horror de ella, Mewtwo había caído y la criatura desapareció de su vista. —¡Mewtwo!

El clon de Mew se estaba despertando, descubriendo que se había quedado dormido, recordaba estar viendo por las cámaras del monte, pero no estaba pasando nada interesante y se quedó dormido. Le comenzaba a doler la cabeza un poco, pero no era algo preocupante.

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—¡Mewtwo! —escuchaba a alguien levantando la voz, algo que le hizo mirar al suelo. Se trataba de un Pikachu, era el clon del Pikachu de aquel entrenador. —Te estamos esperando, es hora de comer.

¿Hora de comer? ¿Por cuánto tiempo se quedó dormido? Bueno, no importaba, necesitaba comer algo antes de volver a la rutina de siempre.

La cueva donde estaban todos era grande, usualmente ellos comían con su círculo de amigos, por alguna razón ellos decidieron comer todos juntos, algo que en el fondo alegraba a su líder y figura paterna. Pikachu comenzó a correr a cuatro patas, impaciente de llegar. Mewtwo nunca la había visto actuar de esa forma, hasta que lo vio saltar a los brazos de alguien; y al clon casi se le cae la quijada al ver quien era. ¿Qué demonios hacía ella aquí? —¡A-Athena! —exclamó—. ¿Qué estás haciendo aquí? —Mewtwo, yo también vivo aquí, ¿no recuerdas? —preguntó.

Mewtwo sintió su mano demasiado cerca de la suya, haciendo que se sintiese muy incómodo. —No... no te entiendo —masculló. Athena suspiró, cansada de que no recordara nada.

—Me presentaste como tu compañera, llevamos meses viviendo juntos —dijo sonriendo, siendo apoyada por Pikachu y los demás.

Mewtwo abrió los ojos por la sorpresa, ¿qué él hizo... qué? Entonces, negó con la cabeza, admitía que era buena broma, ¿dónde estaba la cámara oculta? Mewtwo siguió mirándolos, y al notar que sus reacciones no cambiaban, se asustó bastante, no recordaba nada de nada.

—Mewtwo... —escuchó sintiendo sus manos sobre su rostro, sus orejas reaccionaron, pero todo fue diferente a lo que esperaba.

—¡¡Despierta!!

Athena, con una esfera de agua mantenida con sus poderes psíquicos, despertó a su compañero lanzándola, haciendo que él despertara súbitamente, casi ahogándose al sentir el líquido entrar por su nariz. El Pokémon felino estaba reaccionando, suspirando de alivio al darse cuenta de que todo era un sueño; al verla cerca, pudo sentir que su pecho saltaba e instintivamente la alejó de él. Athena parpadeó confundida, no entendiendo que rayos había pasado por su cabeza mientras estaba inconsciente. Toda esa escena fue vista por Mew, sonriendo de forma picara.

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Cero miro al par, aguantando un poco reírse al ver el rostro de Mewtwo, se le había olvidado decirle que había escuchado que, jamás de los jamases, hay que levantar la manta que Mimikyu posee. Aunque Mewtwo ya se ha dado cuenta de ello. Mew al volver a la realidad estaba pensando en otra cosa importante, su conversación con Arceus.

El Dios Pokémon estaba pendiente de los movimientos de Mewtwo, eso su primogénito lo sabía, pero no era porque el clon fuese peligroso; había una razón más profunda para su vigilancia hecho por el propio dios. Mew frunció su ceño, volando alrededor de quien consideraba su padre. —Señor, Mewtwo no es como él —habló con un tono suave—. No es como Quetzal. Arceus cerró los ojos.

—Lo sé... pero nunca se sabe, Mewtwo fue creado a partir de sus restos, temo que, los recuerdos de su vida anterior lleguen —respondió.

Quetzal era uno de los primeros Mew sobre la tierra, vivía en una región lejana de un continente en el fin del mundo, era de la generación de Mew capaces de crear Ultraumbrales, adorado alguna vez por una civilización ahora perdida. Un día esos poderes lo enloquecieron no dejando más opciones que eliminarlo, solo dejando sus restos al pueblo que le adoraba. Arceus no sabía que milenios más tarde usarían sus restos para crear a Mewtwo.

Y temía que la historia volviera a repetirse, pero que hora iba a ser algo improbable de detener.

—Señor, Mewtwo fue manipulado genéticamente, los genes que hacían posible la apertura de los portales no están en él. —Nada puede asegurarlo.

Mew mantuvo su expresión de tristeza, veía a Mewtwo, y no le recordaba a ese Mew. Su clon estaba con mucha compañía, y dudaba que Athena permitiese que hiciese semejante locura. Cero giró levemente la mirada, notando el brillo de los ojos de aquella criatura que imitaba a Pikachu, haciendo que su espina dorsal reaccionara, y estaba seguro que Mewtwo ya no deseaba volver a ver a un Mimikyu en su vida. A ese maldito Mimikyu.

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IX. Termas. Mewtwo había estado evitando a Athena desde el incidente del Mimikyu, rayos, ¿con qué cara iba a mirarla si por culpa de un imitador de Pikachu soñó con ella siendo su... pareja? De remate, Mew se está dando cuenta de la situación. Claro que no era como si él se esforzase por ocultarlo. Maldición, primero, casi recibe una hostia por ser estúpidamente franco con ella, poco le faltaba para lanzarle un Rhyhorn; segundo, un Pokémon lo deja inconsciente por culpa de su curiosidad felina, haciéndole soñar con sus clones, metiendo a Athena para convertir el sueño en pesadilla. Mewtwo tragó, recordando una frase que escuchó de Cresselia. “Los sueños y pesadillas tienen algo de realidad.” Mal, todo esto estaba mal. Si el casamentero de Mew se enterase... ya imaginaba las incomodas indirectas e insinuaciones para los dos. Malditos Mimikyu, solo eso vino a su mente. Miró la pulsera, notando que el nudo estaba algo flojo, necesitaba hacerlo de nuevo.

«El orbe de Darkrai es más importante ahora. Necesi-», fue interrumpido por la voz de Athena, haciéndole emitir un pequeño grito y soltar la pulsera. Ignorando la tímida risita que salió de su voz psíquica al maldecir a los legendarios por ese susto. Al notar su risa arrugó las cejas. —Sí, sí, sigue riendo.

—Lo siento, es que tu reacción fue... —se calló cuando vio su rostro, notando el accesorio en el suelo—. Yo lo recojo. Mewtwo abrió los ojos mientras ella lo hacía, no quitando la vista del otro clon. —Iba a... rehacer el nudo —dijo. —Extiende el brazo.

Mewtwo le hizo caso, esperando que así el tiempo pasara rápido y ella se alejara. Durante sus viajes, Athena estaba aprendiendo cosas nuevas, y entre ellas fueron algunos nudos para ayudar a los Leavanny; sus manos emitieron una luz azul, moviendo el cordel procurando no dejarlo apretado. Mewtwo parpadeó cuando ella terminaba, no quitando la mirada de ella hasta que Athena levantó la mirada para dar a entender que había terminado, mirándose a los ojos. Fijándose en los colores, estaba segura de que eran más oscuros que los suyos, e intimidaban a cualquiera, pero ahora era diferente. ¿Desde cuándo la ha estado mirando de esa forma? Ese contacto visual termino tan pronto como empezó cuando Mewtwo se alejó del lugar, sintiendo el corazón palpitar con fuerza. Athena suspiró algo decepcionada, esperando que dejase de ser tan tajante con ella. Cero estaba viéndolo todo, sintiendo algo de lastima por los dos clones; sintiendo al Pokémon original en su cabeza, aunque no estaban en humor para hacer algún comentario. «Esto está mal en TODOS. LOS. NIVELES.»

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Un Pokémon siniestro agudizó la vista para observar el bosque, fueron tres días desde que él y su compañera dejaron el laboratorio bajo órdenes de su entrenadora, por un lado, los humanos fueron a New Tork para ir al último paradero desconocido de Athena-Y, mientras que ellos dos la buscaban gracias a la habilidad de sentir el aura de su compañera . De todos los Pokémon posibles, justo tenía que ser con ella, que no soportaba sus pequeñas bromas con ilusiones. El Zoroark fijó la vista en ella, dejando de lado su concentración. —Oye, Diane, ¿ya has encontrado algún rastro del aura? —preguntó. La Lucario abrió un ojo, frunciendo la nariz bajando sus sensores. —Siento tres energías cerca, dos casi iguales; uno de ellos puede ser Athena. —Tan directa como siempre. Diane era el Pokémon del subdirector, se habían visto muy pocas veces, y era la primera vez que hacían un viaje así. Aunque se ganaba muchas miradas por ser una hembra, no era impedimento para hacer su trabajo como cualquier Lucario haría. En cambio, Zoroark entraba en el estereotipo del Pokémon mimado, razón por la cual encontraba al zorro tan inmaduro como si fuese un Zorua evolucionado antes de tiempo. La cosa era simple: iban, recuperaban a Athena, y las cosas volvían a ser como antes y Zoroark volvería a tener sus siestas sin escuchar las explosiones de ira de su entrenadora. Eran Pokémon fieles a sus humanos, y no iban a perdonar tal rebeldía de un Pokémon de laboratorio.

—Están al noreste, debemos ir cuando antes. —Diane comenzó a correr en la dirección dicha, siendo seguida por el tipo siniestro.

Una hora después llegaron al lugar que Athena había mencionado antes del incidente, mirando las aguas burbujeantes y el vapor que salía del líquido. El Pokémon se adelantó para querer entrar, sintiendo el agua caliente rodeando su cuerpo; Athena esbozó una sonrisa en su rostro, relajando su cuerpo en la orilla. Mewtwo solo estaba con las patas en el agua, ya que prefería el agua fría; Cero decidió entrar, aunque no sabía nadar, así que Athena tuvo que enseñarle, tomando sus patas delanteras. Mewtwo les miraba, teniendo una imagen un tanto adorable de ambos.

No pudo evitar formar una sonrisa, sin embargo, para su mala suerte, Mew le estaba mirando. —¿Y esa sonrisita? —habló haciéndole reaccionar. —Nada de tu incumbencia —respondió girando la mirada. Mew infló los mofletes.

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—¿Por qué no vas con ellos? —preguntó—. Sé que has estado evitando a Athena, tengo una mirada inocente, pero eso no evita que me dé cuenta de las cosas. Mewtwo negaba con su cabeza, no era algo que le iba a decir, sabiendo como era de entrometido. «Entrometido y casamentero», completó su cabeza. —¿No me lo vas a decir? —interrogó—. Deja de ser tan... tú, no te cuesta nada abrirte un poco... El clon comenzó a ignorarlo, metiéndose en el agua para distraerse. Ignorando el “con razón sigues soltero”, de Mew; no le importaba, era su problema, y no iba a lograr una palabra proveniente de su voz psíquica. Hasta que su mirada volvió a sus compañeros, sintiendo una extraña sensación en el pecho cuando veía a ese par, el calor de la compañía desde que se separó de los clones lunas atrás. Sí, parecía ser eso. Mew, ignorado, frunció las cejas; hasta que vio al otro clon, sonriendo. —Athena. —Se acercó volando a los dos, ganándose su mirada mientras Cero practicaba, aunque de vez en cuando ella lo vigilaba—. ¿Aún no has pensado en tener un compañero? Su clon indirecto les estaba escuchando, arrugando el entrecejo. —En realidad, no tengo tiempo para cosas así, hay cosas más importantes. — Respondió. —Entonces lo has tenido en mente —concluyó. —No lo niego, pero... —¿Has pensado en alguien? —inquirió. —Bueno, yo...

—Tal vez... —Mew ladeó la cabeza, haciéndole ver a la dirección a la que apuntaba, sintiendo sus oídos arder cuando vio a quien estaba apuntando. Mewtwo, al perder la paciencia, decidió intervenir, mirando al Pokémon original.

—Mew, ya déjala, ya te respondió la pregunta —dijo haciendo que retrocediera—. Está en todo su derecho a no querer una relación, así que es mejor que dejes el tema.

Athena reacciona con su intervención, luego notando la sonrisa de Mew. ¡Esa bola de pelos lo planeó desde un principio! Ya entendía como se estaba sintiendo Mewtwo.

Algo se movía en los arbustos, sin que el grupo le pusiera atención. El Zoroark y la Lucario se asomaron, y ahí estaban, el Mewtwo que debían capturar, aunque se sorprendieron al ver otro Mewtwo y al milenario Mew, rayos ahora el asunto se

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F.W. Zen/LizzaRade complicaba bastante. Necesitaban planear algo rápido, entonces, la hembra miró a su compañero siniestro, haciendo que él asintiera. Mewtwo estaba apoyado en la orilla, sintiendo el agua caliente relajando su cuerpo. Su oído reaccionó al escuchar un ruido, haciendo que él saltara del agua e hiciera un ataque. Esto hizo que los dos espías reaccionaran y esquivaran el ataque. Athena sacó a Cero del agua, y así ambos quedaron junto a Mewtwo mirando a los intrusos, reconociendo a uno de ellos, hizo que la quimera se quedara atrás de ella, rayos, pensaba que no iba a volver a ver a ese zorro mimado. —Ha pasado mucho tiempo, Athena —habló la Lucario, como sí ella le conociera. La Mewtwo tragó, sintiendo un escalofrío. Mewtwo pudo notarlo, posicionándose al frente. —¿Viejos conocidos? —preguntó sin mirarla.

—¡Eh! Athena, querida, ¿le puedes decir a tu novio que no se meta? —Mewtwo frunció las cejas. —¡Eh! ¿Quién te cree-?

—“¡Eh! ¿Quién te crees?” —Dejó de hablar cuando el Zoroark cambió de forma, haciendo una réplica de él. Y su réplica formó una sonrisa—. ¿Qué pasa? ¿Un Rattata te comió la lengua? Mewtwo no dijo nada, pero iba a borrar esa sonrisa de su rostro. Athena tampoco se iba a quedar atrás, estando al lado de su compañero; Mew se apoyó sobre Cero, y este se alejó para sentarse y estar fuera del peligro. Los dos clones miraban a quienes eran sus contrincantes, emitiendo energía desde sus manos. Athena hizo ademán de seriedad, estando preparada para atacar; Mewtwo iba a ir contra el Zoroark, mientras que ella iba contra ese Lucario. Aunque no dudaría en ayudarle en caso de estar acorralado. Su libertad no iba a cederla tan fácilmente, y era hora de demostrarlo.

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X. Combate en las termas.

—Yo voy con el gatito. —Zoroark volvía a su forma original, viendo que él apretaba los nudillos.

Mewtwo le dio una mirada a su compañera, ladeando la cabeza para que fuera a por la Lucario, Athena asintió, estando frente al a otra fémina, era momento de comenzar a dar el primer ataque; el clon de Mew utilizó su mano izquierda lanzando una pequeña esfera negra, Diane pudo usar su pata para desviar la bola sombra, haciendo que esta impactase contra un árbol cercano. Vieron como varios Pokémon salieron de allí. —Aléjalo de este lugar, no hay que meter a más Pokémon en esto. El zorro asintió, comenzando a correr a cuatro patas, transformándose en un Mightyena llegando al sotobosque para hacer que los Pokémon que no tenían nada que ver se largaran del lugar. Mewtwo no dudo en por él, dejando a su compañera con la Lucario. Ahora que ya nadie iba a intervenir, tal vez un poco de calentamiento con aquella felina no estaría mal; sus puños se iluminaron a un tono metálico, optando una posición de combate, Athena frunció las cejas, preparándose para esquivar cualquier puño que venga, agradeciendo ser más rápida que Mewtwo.

Mew, que se mantuvo lejos de la lucha, sentándose en una rama mientras Cero estaba al lado del tronco.

—Vaya, pelea de féminas, esto sí que no me lo pierdo. —Acercó una baya con sus poderes, como si todo lo que estuviese pasando fuera un show.

La Mewtwo esquivaba sus puños moviendo la cabeza dependiendo de dónde provenía el puño bala; y al ver que los puñetazos venían cada vez más rápidos, usó sus antebrazos para cubrirse, atrapando parte de la mano de Diane. Sus ojos violáceos ganaron brillo para hacer su ataque, una energía se expandió desde su interior, logrando hacer a la hembra retroceder, y de paso hacerle mucho daño.

La hembra canina apretó la mandíbula, Athena no era un Pokémon poderoso, con suerte pasaba algunas pruebas y sus defensas eran pobres; la chica se levantó y cerró los ojos, logrando que su habilidad se activase, su visión se volvió en negativo, viendo las fuentes de aura de Athena. Su hocico dibujó una sonrisa, pero antes, necesitaba agotarla.

Mewtwo se mantuvo alerta en el bosque, estando pendiente de su entorno para evitar que el Zoroark lo golpease por detrás. El bosque con varios árboles de distintas especies y tamaños, rodeados de arbustos de bayas u otros con espinas, con el viento en contra, si ese Pokémon venía, no lo iba a sentir de ningún modo; las corrientes de aire camuflaban el olor del zorro, los arboles le daban cierta invisibilidad y el ser inmune a sus poderes psíquicos. Mewtwo miraba de un lado

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F.W. Zen/LizzaRade a otro, tragando en el momento en que escuchó el ruido de una rama romperse; de seguro alguien la pisó. El legendario se volteó, con una esfera negra en mano. Aunque esa alarma fue en vano, ya que era Athena quien estaba ahí. —¿Aún no encuentras al Zoroark? —preguntó Mewtwo siguió con desconfianza. —Aún no... ¿y tú? —preguntó. —Esa Lucario no fue rival para mí —dejo vanagloriándose—, vamos, hay que buscar a Código Cero. «¿Código Cero?» Algo en su mente hizo click, recordando que ella misma prefería que a la quimera se le llamase Cero. La Mewtwo siguió caminando, deteniéndose al sentir la energía de una esfera. —Mewtwo, ¿qué estás haciendo? —preguntó mirando de soslayo. Mewtwo cerraba su mano, con el fin de aumentar el tamaño de su bola sombra.

—Para la próxima, preocúpate de ver la personalidad del Pokémon antes de imitarlo. Athena nunca llamaría de esa forma a Cero. —No sé de qué hablas —espetó. Mewtwo estaba perdiendo la paciencia con ese zorro. —Athena nos ve como iguales, nunca usaría un término así, y más con un Pokémon que siempre esta con ella. Además, ella no se va a separar de él aunque este luchando. La Mewtwo giró de sorpresa, sin embargo, el clon bloqueó el ataque del zorro, haciendo que ambos se miraran. —¿Cómo es posible que la conozcas bien? —preguntó usando otra mano para hacer pulso umbrío, logrando hacerlo retroceder. —En realidad, no la conozco bien, pero sé que ella no es como yo —habló sintiendo el poder concentrado en su puño, sonriendo—. Y te consejo una cosa: antes de atacar, investiga que ataques tiene el enemigo. Zoroark no pudo esquivar el golpe de Mewtwo, sintiendo su puño golpear la boca de su estómago, haciendo que impactara con varios árboles. Mewtwo lo perdió de su vista, agradeciendo en parte el haber mantenido contraataque; ahora debía ir a apoyar a Athena, necesitaba llegar antes de que algo le pasara por no poder resistir golpes contundentes. El zorro terminó aterrizando, sintiendo lo pegajoso que era el arbusto de las bayas donde cayó. Maldijo en voz baja, tomando un fruto para comerla.

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Varias esferas chocaban en el campo, Athena y Diane usaban sus aura esferas sin descanso, aunque la Lucario estaba siendo muy rápida y robusta para el clon femenino, con golpes más duros causada porque el canino concentraba su aura en los puños. Sin que alguna de las dos se diera cuenta del peligro que había a unos pasos más atrás. Una trampa de osos activa dejada ahí la temporada de caza pasada.

La hembra hizo salir hielo de sus manos, dirigiéndose al rostro de su contrincante, Athena usó sus brazos para detenerla, sintiendo sus manos congelarse en el proceso.

—¿Quieres saber la fuente de sus poderes? —preguntó confundiendo a la Mewtwo— . Esta... ¡aquí! Athena no pudo reaccionar cuando sintió una fuerte patada en el abdomen, provocando que la soltara y retrocediera unos pasos. Cuando Mewtwo llegó, escuchó un sonido metálico y un fuerte grito de dolor. La Lucario al ver que estaba pasando retrocedió, no viendo venir que una trampa estaba en ese lugar y desactivando su poder.

Mewtwo no le iba a dejar escapar, usando su bola sombra para alejarla de ahí; ver a Athena en ese estado le llenó de ira, emitiendo un aura que asustó al Pokémon. Aunque le impidió correr cuando Mewtwo usó su fuerza psíquica contra ella, acercándola a ellos. —Nosotros no pusimos la trampa, ¡lo juro! —vociferó sintiendo el pecho latir a mil por hora. Mewtwo le murmuró que fuera con su compañero, extendiendo el brazo para que saliese volando entre el bosque, escuchando como chocaba con algunos árboles. Zoroark al fin se había levantado, estirándose para volver al combate. Aunque sus oídos reaccionaron cuando escuchó un grito, siendo impactado por su compañera antes de esquivarle. —Diablos, Diane, ya me había levantado. —Debemos irnos, esa cosa es un monstruo —dijo ayudándole a levantarse, corriendo lo más rápido que podía. Los dos Pokémon espectadores llegaron a los clones, Mew se cubrió la boca con sus pequeñas patas, y Cero se quedó al lado de Athena, acariciándole antes de sentir el dolor de su pierna. Mewtwo ya estaba intentando liberarla de la trampa, aunque un error provocaría que su herirá empeorara; sin pensarlo mucho, miró a la quimera, haciendo que este se posicionara al frente. Al mirarse, cada uno supo que hacer; Cero con sus garras y Mewtwo con sus manos procedieron a abrir la trampa con todas sus fuerzas, solo necesitaban la poca fuerza que le quedaba a Athena para sacar su pata. Al menos, fue lo último que hizo antes de perder la conciencia.

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—¿Qué hacemos? —preguntó Mew—. Llevarla a un Centro Pokémon no es viable, ¡la más cercana no nos dejará llegar a tiempo! —Mewtwo pensaba mientras su homólogo flotaba en círculos, algo paranoico—. Podría teletransportarlos... Mewtwo reaccionó. —¡Claro que no! ¡La última vez me mandaste al medio del océano! —gritó.

Su mirada volvía a fijarse en ella, no debió dejarla sola con ese Lucario. Ir a pie no servía, así que... Bingo, ya tenía una solución. Mew y Cero observaron como él empezaba a emitir su energía de color azul, ¿qué estaba haciendo? Cuando Mew se estaba acercando, su clon indirecto abrió los ojos, tomando a Athena en sus brazos. —¿Qué acabas de hacer? —preguntó. —Solo llamé a alguien.

Hizo un puchero, aunque en menos de un rato tanto el cómo Cero se sintieron intimidados cuando una sombra con forma de dragón llegaba. Haciendo que la quimera se quedara atrás de Mewtwo, nunca había visto un Pokémon de ese tamaño. Mewtwo sonrió al ver a su Dragonite otra vez, como no llegarían a pie, lo mejor era ir volando. Dragonite podría con todos ellos. —¿Dónde está el Centro Pokémon? —preguntó, sabiendo que ir a un lugar así sería revelar su existencia a gente desconocida, pero la herida era más importante. Después de recibir las instrucciones, Mewtwo subió al dragón, ayudando a Cero en el proceso. Permitió que rodease su cintura con sus garras, pero el pequeño no se controlaba con la fuerza de su agarre. El Dragonite estiro las alas, siendo estas más grandes de lo normal. El plan era simple, Mew se iba a adelantar para vigilar que no se encontrase con los Pokémon de hace un rato; si el área estaba despejada, iban a entrar por la puerta trasera, encontrarían a alguna enfermera y asunto arreglado.

La mujer pelirroja estaba sentada en el centro de alimentos de las Colinas Pokémon de New Tork, era un buen momento para relajarse sin que la presidenta le llamara casi a diario, emocionada por ver a Mewtwo. Solo necesitaba esperar al guardabosque del recinto, para su suerte, de solo pensarlo el joven rubio se acercó a su mesa, con dos tazas en mano.

—Qué bueno que pudo venir, tengo un poco de prisa —dijo disimulando su tono irritado.

—Gracias a usted por venir —contestó colocando ambas tazas en la mesa—. Puede llamarme Eric.

—Claro, Eric —respondió haciendo que dos empleados de Æther se posicionaran a ambos costados del joven—. Vera, somos una organización que se encarga de la

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Animales sin valor | Volumen I protección de los Pokémon, uno de nuestros especímenes escapó hace unos meses. —Vio como Eric fruncía el ceño—. Ha oído hablar de... Mewtwo. Sus ojos reaccionaron, delatándose. —No... —mintió.

—¿En serio? —Saco un dispositivo de su bolsillo, revelando un dispositivo reproduciendo el video de seguridad—. Porque este video de Mewtwo acercándose a su recinto dice lo contrario.

Ambos empleados sacaron sus Pokéballs, Eric no poseía ningún Pokémon, estaba en serios problemas. —¿Qué es... lo que quiere? —preguntó.

—Es simple —contestó ella en tono burlesco—. Queremos saber a donde fue Mewtwo. —No lo sé, no lo vimos nunca más. Sky hizo que ambos agentes se detuviesen, estaba diciendo la verdad, o al menos, parte de ella. Satisfecha, le dio un último sorbo al té y procedió a retirarse. Cuando entró a la recepción encontró un cuadro que llamó su atención, eran unas bellas flores que flotaban en el agua. —Le gustan —comentó una enfermera, llamando la atención de la mujer—. Solo crecen en el Parque Natural de Absentia. —Están bonitas —admitió antes de cerrar la puerta.

«¿Parque Natural Adsentia? Es un buen lugar para esconderse, tal vez una visita no le sienta mal», la mujer sonrió, entrando en el coche. Sin antes pedir refuerzos, si algo estaba en ese lugar, necesitaba estar lista para lidiar con él.

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