F.W. Zen/Lizzarade
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F.W. Zen/LizzaRade VI. Llegada a Kyurem. “¡Es imposible que pueda crear Ultraumbrales!”; “de seguro viste mal”; “la última generación de Mew con esa capacidad desapareció hace mucho tiempo”. Mew se estaba sintiendo intimidado por las miradas de los legendarios, sus rostros mostraban rechazo, incomodidad y algo de miedo. Sí, de verdad no fue buena idea revelar algo así frente a ellos. Mew miró al dios Pokémon, él estaba con el entrecejo arrugado. —Mew, ¿podemos hablar en privado? —Él asintió no estando muy seguro de hacerlo. No dejaba de ser observado por los demás, un ambiente incomodo que se propagó hasta que ambos dejaron de estar a la vista de los Pokémon legendarios. Al estar lo suficientemente alejado, el dios Pokémon pudo respirar, mantener una pose erguida cuando la mayoría de sus hijos estaba en desacuerdo no era fácil; cuando Mewtwo llegó ante él, fue atacado casi en masa por los Pokémon legendarios, pudo defenderse sin problemas, pero de igual forma tuvo que intervenir para evitar que pasara a mayores. Fue cuando le ofreció a Mewtwo hacer el recorrido conquista, con la esperanza de que dejasen de verlo de la forma en que lo hacían. Mew estaba de acuerdo, al igual de Dialga y Palkia, solo Giratina fue un hueso duro de roer, pero de igual forma terminó aceptando. —Mew, lo que acabas de decir es muy peligroso, tus compañeros aún no aceptan a Mewtwo —dijo mirando al pequeño de forma severa. —Me pudo la presión, señor —respondió agachando la cabeza. —No debes dejar que algo así te domine, recuerda que eres la especie primogénita, no te harán nada. Mew asintió. —Mew, no debes dejar que ellos lleguen a los artificiales. Si lo que dices es verdad, me gustaría conocer a ese Mewtwo personalmente. Él parpadeó, sonriendo. —Ella es buen Pokémon, está viajando con Mewtwo y yo, así que espero que ambos puedan aprender del otro. El dios no pudo evitar levantar una ceja. —Espero que no sea un intento de darle pareja —habló inclinándose hacia adelante, fijando su mirada con la añil del otro Pokémon—. Ya hemos hablado del tema: elegir un compañero es una etapa importante en los Pokémon, en especial en los psíquicos, recuerda que ellos tienen una pareja en toda su vida, debes dejar que él tome esa decisión. Mew infló un poco los mofletes, no tenía con que contra argumentar. —Bien, dejaré de molestarlo con eso por un rato —contestó no muy convencido de cumplir con lo declarado. 1 Animales sin valor | Volumen I El dios Pokémon asintió satisfecho con el resultado, aunque todavía estaba pendiente el asunto del Ultraumbral; era un portal a un mundo paralelo al conocido, donde las criaturas que habitaban ahí eran llamados Ultrabestias, seres que el mismo Arceus tuvo que desterrar ya que estos no se comportaban de igual forma que los Pokémon normales. Eran seres territoriales, mas ese era el menor de los problemas, el problema de ellos era que atacaban a Pokémon que viesen, al principio se pensó que era por un tema territorial, pero no se tardaron en descubrir que esos seres no estaban hechos para convivir con Pokémon como los conocidos actualmente, así que, la solución fue simple: Arceus y Palkia crearon un mundo para que estos pudiesen vivir en paz. Los únicos seres que podían crear un nexo entre ese mundo y el real eran Palkia y los primeros Mew, sin embargo, los genes de este último se fueron perdiendo con el pasar de las generaciones; aunque de igual forma había rumores de que estos no habían desaparecido por completo, y al final dio como resultado a la creación de un Mewtwo con la capacidad de sus ancestros durante millones de años. Algo que llamaba la curiosidad del dios Pokémon, sin duda. Athena se sentó en el suelo por el cansancio. Mewtwo los tuvo caminando por horas, así que sus dos compañeros terminaron sin sentir las patas. Según él, ya faltaba poco para llegar a donde estaba escondido el Pokémon dragón, pero Athena y Cero sentían que solo caminaban sin rumbo; así que, tenían dos opciones: O él estaba diciendo la verdad, o se habían perdido, pero no lo iba a admitir. Y ambos estaban votando por la segunda opción. Mewtwo no estaba muy seguro a donde ir, era una región desconocida para él, sin Mew, se sentía como un turista perdido en una ciudad totalmente nueva. Él no quería sentirse de esa manera, menos en un momento como este estando con dos criaturas que quizá ya estaban dudando de su sentido de la orientación. Pero la verdad a veces duele, Mewtwo no sabía a donde ir. En estos momentos estaban en una pradera, cercano a una montaña, y a unos cinco metros un pequeño lago, algo hizo clic en la mente del psíquico, notando que tal vez ese lugar ya lo había descrito antes. Por alguna razón él comenzó a sentirse observado cuando se dio cuenta de ese detalle. Athena y Cero se sintieron de la misma manera, y el cuadrúpedo no se tardó en tomar una posición defensiva, agachando el tronco hasta estar a unos centímetros del suelo. Athena tampoco se quedó atrás, levantándose para quedar cerca del Pokémon tipo normal. El pastizal se movió con algo de brusquedad, evidenciando la presencia de alguien por ahí. Un movimiento con gracia y delicadeza les sorprendió, saltando sobre ellos un Pokémon cuadrúpedo, con pelaje de color verde y beige en el vientre, Mewtwo gruñó cuando la vio mejor. —Creí que les había dejado las cosas claras, espadachines —dijo él lanzando una bola sombra al sotobosque, dejando al descubierto a tres Pokémon más—. Iré con Kyurem aunque no les parezca. 2 F.W. Zen/LizzaRade —Nosotros no buscamos pelear contigo —contestó el ser que era llamada Virizion— . Sabemos que tu compañera puede crear Ultraumbrales, es un peligro para este mundo. Mewtwo sabía que se referían a Athena, pero no confiaba en esos legendarios de pacotilla como para dejarle ir con ellos, estaba más que consiente de que su especie no era bien recibida. Vio como Cero no dejaba esa pose defensiva, los estaba viendo como amenaza. —Athena no va a ir a ninguna parte, van a tener que pasar por nosotros dos. — Ello observó a los dos posicionarse al frente. Los cuatro espadachines se miraron entre sí, ellos no buscaban pelear con Mewtwo, sabiendo que al momento de conocerse Mewtwo les dio la paliza de sus vidas, solo tuvo algo de piedad por Keldeo por ser el menor, pero con los otros tres no hubo misericordia alguna. Este acto por parte de Mewtwo lo veían venir, pero intentar hablar con él era una opción para evitar un conflicto: No funcionó. Mewtwo les siguió mirando, notando que no estaban haciendo nada, por un momento pensó que las cosas iban a terminar ahí mismo y seguirían su camino sin ningún problema. Siendo así hasta sentir a Keldeo cambiar de forma para atacarlo con su espada sagrada. Cero se impulsó con sus patas traseras para interceptarlo, usando parte de su casco para frenar el ataque, él era un tipo débil a lucha, pero qué importaba, era un Pokémon diseñado para acabar con seres más fuertes que Keldeo, frenarlo sería pan comido. El Pokémon espadachín retrocedió unos centímetros, dándole tiempo a Cero para hacer un ataque, tres esferas aparecieron ante él, una de fuego, uno eléctrico y uno de hielo, dirigiéndose a gran velocidad hacia el Pokémon, haciendo algo de daño. —¡Cero! No lo hagas. —Athena le tomó de los hombros, cual dueño controlando a su perro—. No provoques una pelea innecesaria. —¡Pero él empezó! —contestó —No importa quien empezó, hay que evitar problemas en vano —dijo, dando una escena muy similar a cuando una madre regaña a su hijo. Cero, sin opciones, cayó sobre sus patas traseras, agachando la cabeza. Mewtwo al verlos no evito esbozar una semi sonrisa; al rotar la vista hacia los espadachines, pudo ver que Cero no era el único en ser regañado. Solo esperaba que con esto los Pokémon dejaran de lado el asunto y les permitieran pasar. Sin embargo después de eso notó que estaban murmurando, era una conversación sobre Kyurem. Ellos no estaban seguros si Mewtwo iba a salir victorioso, ya que el dragón de hielo podía cambiar a dos formas, permitiendo que usara más ataques de los que comúnmente estaban establecidos, aunque estaban en estado salvaje, no era de gran importancia ese límite impuesto por los humanos. —No me importa lo que piensen ustedes cuatro —dijo sobresaltándolos—. Voy a derrotar a Kyurem, y obtendré su orbe. 3 Animales sin valor | Volumen I Athena tembló al verlo tan decidido, al parecer, no había vuelto a ver a alguien así desde el entrenador del Pikachu, escuchar ese tono de nuevo le provocaba más que escalofríos. Era la garra que a ella tanto le falta. Los cuatro volvieron a mirarse entre sí, esperando la respuesta en el otro espadachín, pero fue su líder quien tomó la palabra. —Hemos pensado la situación lo suficiente. —Vio como los demás asintieron—. Y se decidió que te guiaremos hasta Kyurem, es una batalla que tendrás que terminar, sino sus sombras te perseguirán hasta que tu cuerpo no lo resista. Mewtwo movió su cabeza en forma de afirmación, viendo como los Pokémon comenzaban a correr. Pasaron por terrenos variados, desde suelos lisos, hasta pasar por algunas rocas; Cero no tuvo problemas gracias al diseño de sus piernas, mientras que sus compañeros tuvieron algunas dificultades. Pasaron por un bosque, llegando así a la montaña, viendo unas viejas vías de tres; estaban cerca de su destino. En todo este trayecto se tardaron dos días, ya que Cero se cansaba rápido por ese pesado casco; a modo de juego, Keldeo intentaba romperlo con su espada (con su consentimiento, claro), aunque se terminaban ganando el regaño de Athena y los espadachines.