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DE GEOGRAFÍA COMERCIAL

AÑO II. MADEID, JÜLIO-SETIEMBEE DE 1886. NÚM. 25 á 30.

EXPEDICIÓN AL SAHARA.

De Río de Oro á lyil. edición arábiga del Sr. Codera, y varios de la Geo­ grafía de España, de El Edrisí, edición arábiga y Nuestra expedición al Sahara fué proyectada y española del Sr. Saavedra; algunos Coranes; revol- organizada por la SOCIEDAD ESPAÑOLA DE GEOGRA­ vers y carabinas Winchester, que han causado el FÍA coMBHCiAi-, y ha sido llevada á cabo con parte asombro de los aguerridos moradores del Desierto de los fondos que las Cortes habían consignado y han salvado en más de una ocasión nuestras vidas; en el Presupuesto de la Nación, el año pasado, botiquín, tienda de campaña, etc. con destino á exploraciones geográficas. Asócianse Se nos presentaba como obstáculo insuperable la á ella, por tanto, tres nombres, que deben figurar estación, y éralo, con efecto, grande; pero lo hemos en cabeza de esta reseña: el presidente de la SOCIE­ vencido, y conociendo el Sahara occidental en la DAD, D. Francisco Coello; el director de Expedi­ época peor del año, podemos apreciar los recursos ciones de la misma, D. Joaqnln Costa; y el ministro del Desierto sin temor á exageración: otro viaje en de Estado, D. Segismundo Moret. Obra suya es la época del invierno, después de las lluvias, sumi­ nuestro viaje: nosotros hemos sido meros ejecutores nistrará los datos necesarios para completar ese de sus instrucciones. conocimiento. Los rigores del clima y la barbarie y El material científico de que disponíamos para fanatismo de los naturales han sido nada en compa­ recoger observaciones, era el siguiente: ración de otra dificultad con que hemos tenido que Un teodolito, que prestó á la Sociedad el «Insti­ luchar, nacida ó inspirada fuera del Desierto; pero tuto Geográfico,» para los trabajos de precisión en esta merece capítulo aparte y ha de aguardar menos Eío de Oro. solemne ocasión: no quiero amargar esta lectura Dos brújulas con limbo graduado, para tomar con relatos de sucesos que parecerán increíbles á los rumbos en el interior. buenos patriotas españoles cuando se sepan. Dos buenos cronómetros y un sextante, propor­ cionados por el Observatorio astronómico de San • * Fernando. Dos barómetros aneroides, mny sensibles. Un anteojo-estadia. El día 14 de Mayo, á las diez y media de la ma­ Podómetros kilométricos. ñana, fondeó enfrente de Villa Cisneros el vapor Termómetros ordinarios, y de máxima y mínima. que nos había tomado en la Gran Canaria dos días Gemelos de campaña. antes. Inmediatamente nos pusimos á estudiar la Alcohol, cajas, microscopios, martillos, etc., para península conocida con el nombre de Río de Oro. colecciones. Desde que la SOCIEDAD DE GEOGBAFÍA OOHEB- Llevábamos también multitud de géneros de bisu­ oiAL, en 1884, tomó posesión á nombre de España, tería, además de telas, pañuelos, tabaco, té, azúcar, de la costa de África comprendida entre cabo Boja- dulces, etc., para utilizarlos como regalos á los jefes dor y cabo Blanco, mny pocos estudios se han hecho y como muestras de comercio; fotografías y cromos; para conocer la geografía de aquellos territorios. un ejemplar de las «Bio^afías» de Abea-Paxcual, Antea de nuestra llegada & Río de Oro, era des- EEVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. conocido hasta el nombre de esta península, donde nadie se le ocurrió explorar aquellos lugares en la Compañía mercantil Hispano-Africana tiene es­ busca del codiciado manantial. Más aún: en tierra tablecida la factoría de Villa-Cisneros. firme*hay un pozo que los árabes llaman Huisi Río de Oro, pomposo nombre portugués, no es el Aisa (pocito de Jesús) y conocido de antiguo por que corresponde á aquel territorio español, en donde los pescadores canarios que se abastecían en él de ni hay río ni oro: ocupado desde tiempo inmemorial un agua, algún tanto salobre, pero aceptable en por un pueblo árabe, árabe debía ser su nombre. Y acuellas zonas. Se intentó limpiarlo y mejorar sus fué lo primero que se nos ocurrió al saltar á tierra: condiciones, con tan poco conocimiento de la cosa, preguntar como se llamaba el terreno que pisába­ que sin tener en cuenta su profundidad y su inme­ mos:— Ed-Dajla, nos dijo un moro, y en efecto: diación al mar, se excavó el fondo, y las aguas sala­ Ed-Dajla (la Entrante), es el nombre con que distin­ das del Océano vinieron á mezclarse con las de llu­ guen todos los pobladores del interior y de la costa via filtrada, quedando el pozo inservible. á la península de Río de Oro. Peligroso era alejarse del edificio donde se halla El Arcípres (sic) he visto escrito en un mapa de instalado el destacamento militar, por cuyas inmedia­ ciones merodean siempre grupos de indígenas de la • temible tribu de Uled-Delim; pero mientras se pre­ sentaba ocasión de enviar emisarios al interior con cartas para los jefes más importantes y se adquirían guías, caballos y camellos, nos dedicamos á efectuar Mí pequeñas excursiones á pié, que nunca duraban más jM de tres días, consiguiendo levantar un plano de la '^f península, recoger colecciones de la fauna y flora y estudiar la constitución geológica del terreno. Este estudio rectifica en puntos esenciales las nociones reinantes sobre la forma de la península y sobre la C3 naturaleza geológica de aquella parte de la costa. *" En uno de estos paseos y cuando nos dirigíamos f / r-^Er-Ileqman el doctor Quiroga, los dos árabes y yo con un guía } * \ del país á reconocer la isla Heme y lo que se supo­ nía istmo de la península, fuimos asaltados por va­ HasiTauartit}. ¡^ 1 rios árabes que venían en nuestra busca, armados 1 ^( BAHIA ^ con fusiles de chispa de dos cañones. ) ^' ) /f Los Winchester contribuyeron á disuadirles de i 7 su propósito y celebramos con su jefe Horumet- Allah un convenio de amistad que cumplió, merced á varios regalos, acompañándonos más tarde al in­ (f JTtarfMedhi ^^' « terior del Desierto, Conseguimos entablar relaciones con dos perso­ najes de la numerosa tribu de TJIed-Bu-Sbá (Hijos

K 1 de El del León), una de las más temidas y respeta­ Ttart Eryaeiba ) 1 Q, das en el Desierto. s t •> e í Era uno de ellos el Xerif Sidi-el-Bexir, comer­ ciante rico, considerado entre los suyos por su saber aquella región, en donde un árabe del Sabara escri­ y encargado de dirigir las prácticas religiosas en su biría: Ttarf VEserah (punta Azul). aduar. El otro, xerif Abd-el-üedud, era guerrero, Pero no es esto solo, sino que se llamaba penín­ gran cazador, bravo, de mirada torva, sin instruc­ sula á lo que no es la península; istmo á lo que no ción y fiel acompañante del anterior, cuyos intere­ es el istmo; isla Heme á lo que no es isla; las dimen­ ses defendía armado con su fusil de dos cañones. siones de lo que se suponía la península, se exage­ Los dos xerifes nos suministraron muchos datos raban, dando 37 km. á nna longitud de 28, y supo­ acerca de su país y se comprometieron á llevar una niendo que la anchura de Ed-Qajla es de 6 km., carta al jefe ó sultán del Adrar, Ahmed-ben-Mahám- siendo así que no mide más de 3 X- med-Uld-el-Aidda, el más respetado y temido en todo El agua, elemento indispensable para la vida, se el Sahara occidental, y sin cuyo consentimiento nos trasporta á Villa-Cisneros desde Canarias; y exis­ aconsejaron que no intentásemos marchar hacia el tiendo la duda de si había un rio ó corriente en la interior. costa firme de enfrenta ó en el fondo de la bahía, á Quedaron encargados también de traemos caba- REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 3

líos para nosotros y dromedarios para conducción tunecino y tiene embaucados á los comerciantes es­ de víveres, tiendas, regalos, etc. pañoles establecidos en la factoría de Villa-Cisne- No se hicieron esperar. ros, á quienes explota y engaña. Es un fugado de üld-el-Aidda contestó á nuestra carta en térmi­ presicfio de la colonia francesa de la Argelia, y lle­ nos satisfactorios y nos envió á dos emisarios de su vaba la misión de indisponernos con las tribus del tribu: el Xerif Yeddu-uld-sidi-Yahya, joven de figura interior; y en parte logró su objeto, creándonos arrogante y una de las pocas personas decentes que enemistades y propalando falsas y alarmantes noti­ hemos encontrado en el Desierto, y el xerif Abddi- cias, hasta el punto de conseguir que algunos jefes ben-Termln, favorito del jefe del Adrar. árabes escribiesen á Uld-el-Aidda, aconsejándole El xerif el Bexir y Abd-el-Uedud nos traían 9 que nos asesinase, y escribiendo él mismo á Uld-el- dromedarios para conducción del material. Aidda una carta en árabe por encargo de un titu­ Acompañaba al primero su discípulo Ahmed- lado príncipe (emir) de Ed-Dajla, cuya carta fué Selam, de 14 años de edad, cuya educación le había causa de que intentasen asesinarnos una vez más. El confiado un personaje de su duar, padre del joven. sultán, llevado de sus simpatías hacia nosotros, y En tres días se preparó todo y salimos de Ed- despreciando el poder del emir, nos entregó la carta, Dajla. La caravana se componía de 14 dromedarios. que obra en mi poder y lleva un timbre... en español. Los expedicionarios éramos: Recorriólos la zona del Guerguer sin encontrar Tres europeos. el río que, con el nombre de Uad-Meguetha-Mer- Dos moros de la compañía de Tiradores del Rif. zug, figura en los mapas, y que no existe en aque­ Tres árabes de üled-Bu-8bá. lla región. * Dos árabes, emisarios de Uid-el-Aidda. Llegamos á una hondonada llamada el Fny (el El anciano Hafodz, jefe de los Uled-Jeligui, una Paso), unida á la meseta superior del Guerguer por de las ramas de Üled-Delim. suaves pendientes, en una de cuyas ondulaciones se Un árabe pastor, encargado de cuidar los dro­ presentaba la vegetación algo más lozana que en el medarios. resto del país hasta allí recorrido. Llevábamos nna perra adquirida en el Desierto, Llámase la pendiente del N., Ksaihet-el-Adam que nos prestó después muy buenos servicios. (Alcazabita de los Huesos), y allí se empeñaron los Y empezó la lucha constante con los árabes del árabes en que descansáramos un día para que los Sahara. Lucha para la cual se necesita fuerza de dromedarios comiesen á.sus anchas del esparto que voluntad infinita; paciencia á toda prueba; carácter cubría gran extensión de terreno. de hierro; valor frío; cuidado excesivo; desprecio Puebla aquellos contornos un grupo bastante nu­ absoluto de la vida; ánimo tranquilo y un amor meroso de la familia Uled-Udeica, perteneciente á ciego por las empresas que-conducen á aquellos in­ la terrible tribu de Uled-Delim, dedicada al mero - hospitalarios países. Tal vez un hombre con 1^ an­ deo y al robo, famosa por sus fechorías é instintos teriores condiciones hubiese sacado más partido de sanguinarios. aquellos salvajes. Yo confieso que, sin la ayuda "de No tardaron en presentarse dos árabes de aspecto mis compañeros, me hubiera vuelto loco. bravio, jinetes en yeguas muy malas,, escuálidas y Ya el tercer día de marcha por el desierto, nues­ faltas de cebada, pero ellos armados con sus indis­ tros mismos acompañantes intentaron asesinarnos. pensables fusiles de dos cañones. Después llegaron Una cuestión baladí fué causa de ruidoso altercado otros dos á pié, y todos formaron apiñado grupo con y se lanzaron á las armas. Preparamos los rifles, nuestros acompañantes, deliberando largo rato y dispuestos á la lucha. El Dr. Quiroga y yo apuntá­ dirigiéndonos constantemente miradas siniestras.. bamos al xerif Abddi, mientras el hach Abd-el- Se trataba de la forma en que nos atacarían para * Kader I'Ajdar arrancaba el fusil de las manos del apoderarse de los géneros y víveres que llevábamos xerif Abd-el-Uedud. y del reparto que correspondía á cada uno de ellos El hach Abd-el-Kader l'Ajdar, es uno de los dos en el botín de nuestros equipajes. * moros que llevábamos de la «Compañía de Tirado­ Los emisarios de Uld-el-Aidda, Abddi y Yeddu, res del Rif», de inteligencia clara, valiente, sufrido defendiendo los intereses de su señor, hicieron cau­ y fiel. sa común con nosotros; pero poco á poco fueron En el pozo Teguextemt se incorporó á la cara­ incorporándose al grupo otros árabes que llegaban vana el jefe Hommet-Allah, con otro individuo de de un duar vecino, y la situación se complicaba por SU tribu y con tres dromedarios que nos hacían falta momentos. Los Dled-Delim exigían fuerte tributo, para aligerar las pesadas cargas conducidas por los por consentimos pisar su territorio. nuestros. Nosotros, sin soltarlas carabinas, estábamos dis­ También se nos unió en las inmediaciones de di­ puestos á todo, menos á sufrir las exigencias de cho pozo un tunante redomado, que se titula xerif aquellos bandidos. REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

Era conveniente no someterse, para no perder la llaje, temibles por su fanatismo, destreza en el ma­ fuerza moral. nejo de las armas, cautela y sagacidad para el asal­ Fué preciso ensayar á su presencia nuestras cara­ to nocturno; la carencia absoluta de manantiales de binas Winchester, cuya rapidez en los disparos, agua fresca y cristalina que calme la abrasadora sed, precisión, alcance y misterioso manejo, les infundió y la fatiga que ocasiona la marcha por pedregales gran respeto hacia nuestras personas. inmensos ó por arenosas llanuras, todo hace dificul­ Se contentaron con algunos regalos, consistentes tosísimo, ya que no imposible, la exploración en el en tabaco, arroz, aceite, galleta, espejos, peines, co­ Sahara. llares, tijeras; obtuvimos de ellos los datos geográ­ La osadía, el descaro y las exigencias de los mo­ ficos que buenamente quisieron darnos y logramos ros que nos acompañaban llegaron á tal extremo, que abandonasen nuestro campamento. que un día, después de un altercado ruidoso, nos Continuó la lucha con nuestros acompañantes. cerramos á la banda, empuñando enérgicamente las Es imposible sacar partido del árabe habitante en armas, y les negamos cuanto pedían, incluso víveres el Desierto. Fanático y poseído de un odio mortal para su alimentación. Acostáronse sin cenar y al si­ á los cristianos, cuya amistad admite únicamente guiente día se mostraron más razonables. por la idea del lucro y de la conveniencia comercial; Pero su venganza llegó pronto. ignorante, terco, aferrado á sus caprichosas ideas, No emprendieron la marcha hasta las ocho de la envidioso, insaciable en su afán constante de exigir mañana; y como nuestro interés estaba en avanzar regalos y recompensas, orgulloso de su valer y con­ hacia el interior, sufrimos todo el día los rayos de diciones, sucio en extremo, ladrón, falso, embustero, un sol verdaderamente tropical. Era el 20 de Junio; desconfiado, traidor, hipócrita y cobarde; si fuese marchábamos siguiendo el mismo trópico, y el sol, valiente sería mucho más temible, si bien entonces por consiguiente, á las doce del día lo teníamos en tendría alguna otra condición buena; que al valor la vertical del lugar; no podíamos recibir más per- siempre acompañan nobleza de sentimientos y más pendicularmente sus abrasadores rayos. A las tres virtudes que vicios. de la tarde, el termómetro marcaba 62* centígra­ La vida independiente, libre y azarosa del desierto dos; la lengua pegada al paladar; los labios, secos les da un aspecto de bandido, que asusta. Tratar y cortados, no se movían; con terrones de ácido cí­ con él, por necesidad; marchar por las llanuras de­ trico procurábamos refrescar la boca; la perra, ja­ siertas del Sahara fiando á su custodia, á su direc­ deante y loca, escarbó desesperadamente las ardien­ ción, á su capricho, es desesperante. Imposible es tes arenas buscando una capa inferior menos calien­ pintar las angustias, los sufrimientos morales, que te y se tendió en el hoyo moribunda, lanzando las­ el trato con esta gente proporciona. Se necesita una timeros aullidos. Y para mayor martirio, á lo lejos, paciencia inmensa para conseguir alguna resultado hermosos fenómenos de espejismo nos hacían admi­ útil de su fatalismo, de su calma fría, de su capri­ rar grandes lagunas de cristalinas aguas, que se ale­ chosa voluntad. jaban y desaparecían á medida que nosotros avan­ Se pone en marcha la caravana cuando ellos quie­ zábamos por la extensa llanura de Ar-Rak. ren; se sigue la dirección que ellos desean; se hace El joven Ahmed-Selam y dos árabes más enfer­ alto cuando y donde les ocurre, sin que para conse­ maron de insolación. guir lo contrario valgan promesas, dádivas, dulzu­ Casi calcinados y sedientos, llegamos dos días ra, halagos, reflexiones, energía, amenazas. Yo he después al pozo Bu-Hofra. Nos esperaba un agua recurrido á todos los medios, he puesto en práctica ligeramente salada, de olor pestilente, sucia, asque­ todos los sistemas, con el mismo resultado nulo. rosa, con mezcla de excremento de camello. Piltra- Las observaciones astronómicas, topográficas, da y con algunas gotas de alcohol de menta, sirvió científicas de todo género, se hacen con dificultad en para calmar nuestra sed. país de árabes. Es preciso ocultar los instrumentos, Los pozos del Sahara son magníficos, pero los la cattera de apuntes, el lapicero: todo les infunde árabes no cuidan de su limpieza y buen estado áe recelo y desconfianza. El menor movimiento, pre­ conservación. Los numerosos rebaños de carneros, gunta ó acto para ellos incomprensible, da lugar á cabras y dromedarios que acuden á beber, forman temores en sortilegios, á sospechas y alarmas, que lodazales, charcas cenagosas, en comunicación cons­ pueden costar la vida al europeo que las ocasiona. tante con las aguas de los pozos. Estos no tienen La adquisición de un dato geográfico insignificante brocal ni se limpian nunca. cuesta un trabajo inmenso. Nosotros bebíamos el agua después de pasarla Y además, los rigores de un clima seco y cálido, tres ó cuatro veces á través de trapos de hilo, pues debido á los abrasadores rayos de un sol zenital y el calor había destruido los filtros de que íbamos á la ausencia de grandes depósitos de agua, la ame­ provistos; y procurando disfrazar el mal sabor con naza constante de belicosas tribus, ansiosas del pi­ anís y con alcohol de menta. REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

En pozo Bu-Hofra quisieron los árabes de Uled- Nueva lucha hubimos de sostener para disuadir Delim que retrocediésemos, porque según ellos, el á los árabes de su empeño en llevarnos otra vez á calor nos matarla. Los Uled-Bn-Sbá defendían el su duar. camino opuesto; avanzar hasta un duar de su tri­ El viento simún, acompañado de una tormenta bu doade podríamos descansar, reponernos y deci­ de arenas, vino en su auxilio y no quisieron avanzar, dir lo más conveniente. pretextando la pérdida de cinco camellos y lo peli­ Como esto líltimo era seguir adelante, lema de groso de marchar por el desierto mientras durase nuestra bandera, aceptamos el plan de los Bu-8bá. la borrasca. En el duar Ed-Demiset, de la tribu y familia á Por fin, venció nuestra decisión y seguimos ade­ que pertenecen El Bcxir y Abd-el-Uedud, fuimos lante por la alta meseta del Tíris, sufriendo durante secuestrados pacíficamente. varias jornadas los insultos y las amenazas de nu­ Intentaron quitarnos las armas, robamos cuanto merosos grupos de árabes que, huyendo del territo­ poseíamos, y exigieron que escribiésemos una carta rio de Teniulek, por falta de agua, acudían en á la factoría de Villa-Cisneros para que enviasen busca de pozos Dumus. telas y dinero por nuestro rescate, Nuestros emisarios se negaron á pasar de Te­ ^on los cajones y fardos de telas, establecimos niulek. un reducto alrededor de una tienda de campaña y Nos abandonaron en medio del desierto y dedi­ nos preparamos á la resistencia. Los dromedarios cáronse á merodear por los duares cercanos, reco­ habían desaparecido. El duar se componía de 22 giendo noticias alarmantes que comunicaban des­ jalmas ocupadas por 132 individuos. pués á nuestro campamento. Halagos, promesas, dádivas, y finalmente, enérgi­ Emisarios llegados de Negchir y enviados por cas amenazas de atacar el duar y exterminar á sus Me-Lainín, jefe religioso de gran influencia, propa­ habitantes, pues nuestra desesperación había lle­ gaban noticias falsas relativas á nuestros propósi­ gado al colmo, lograron convencer á aquellos sal­ tos y perjudiciales á nuestras personas, é incitaban vajes y consintieron en organizar nueva caravana á los árabes para que impidiesen nuestra marcha para acompañarnos más al interior en busca de por el Sahara, territorio que, según ellos, manchá­ Uld-el-Aidda. bamos con nuestra impía planta, atrayendo sobre Las fiebres producidas por la mala alimentación, fos fieles las iras del Profeta y la maldición de el calor terrible y las aguas cenagosas, atacaron al Allah. doctor Qairoga, y el estado de nuestro querido com­ La excitación entre las tribus crecía. pañero llegó á inspirarnos serios temores. Algunos jefes, agradecidos á nuestros regalos, En pozos Dumus, nuestra situación fué compro­ hacían esfuerzos para contener á los más fanáticos metidísima. Llegamos á estar completamente con­ y salvajes. Muchos duares se declararon abierta­ vencidos de la imposibilidad de regresar á España. mente enemigos y se escribió al sultán del Adrar El doctor no podía abandonar el campamento. aconsejándole que cortase nuestras cabezas y las Un grupo numeroso de árabes armados, insolentes enviara á Ed-Dajla para escarmiento de atrevidos y atrevidos, nos acosó, sin que nuestros acompa­ cristianos. ñantes pudiesen impedir que nos robasen algunos También "nosotros escribimos á Uld-el-Aidda, efectos y víveres. Yo reconocí los pozos situados á dándole cuenta de nuestra situación y pidiéndole una 2 km. de nuestras tiendas y necesitó gran sereni­ entrevista. Nos envió con la respuesta á Sidi-Ahmed- dad para dominar la situación, imponerme é impedir Uld-ed-Dé, personaje importante que traía la misión que me arrojasen al agua. El pundonor militar me de acompañarnos hasta la frontera del Adrar, donde salvó. Parece que cuando viste uniforme, es el indi­ nos esperaba el sultán Ahmed-Uld-el-Aidda, que se viduo más celoso de su dignidad y no consiente in­ había adelantado á recibirnos desde pozos Turín sultos que, dirigidos á su persona, los sufriría por con gran acompañamiento de gentes, xerifes y jefes salvar la vida, pero el uniforme los rechaza como de tribu. atentatorios á la honra del Cuerpo á que se per­ El doctor Quiroga habla mejorado un poco y po­ tenece. Yo había adoptado para la expedición mi día seguir adelante. uniforme de capitán de ingenieros, sustituyendo solo El 10 de Julio, después de una marcha que duró la espada con la carabina de repetición. veinte horas, cruzó nuestra caravana las famosas Aquella noche, todos los árabes que nos acompa­ salinas de Ijil y llegamos rendidos de cansancio á la ñaban, temiendo un ataque serio por parte de los vertiente occidental de las montañas que sirven de Üled-Bü-Sbá establecidos en un duar á pocos kiló­ frontera al Adrar-et-Tmarr. metros de nuestro campamento, nos obligaron á Al siguiente día, enarbolamos la bandera española retroceder precipitadamente, á pesar del estado gra­ en nuestro campamento, y en nombre de la SOCIEDAD ve en que se hallaba nuestro amigo Quiroga. ESPAÑOLA DE GEOOBAFÍA COUBBOIAL tomábamos 6 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

posesión de todo el territorio ocupado por los jefes más al mediodia, en dirección de Ausert hacia el de tribu alli presentes, leyantando acta de dicha Adrar Suttuf. toma de posesión. Fué una peregrinación cuyo recuerdo aún me Ahmed-ben-Mahámmed-Uld-el-Aidda, sultán del espanta. Hambre, sed, calor insufrible, persecución, Adrar-et-Tmarr y jefe de la numerosa y respetada amenazas, aguas cenagosas, carnes crudas de gace­ tribu de Yahya-u-Aozman, mandó poner su tienda la, cansancio apenas repuesto con un sueño corto, á 100 metros de la nuestra y nos recibió rodeado intranquilo, sobre las arenas pobladas de insectos de numeroso séquito. asquerosos, miseria, suciedad inevitable, enfermeda­ Después de varias entrevistas, el sultán del Adrar des incómodas, propias del desierto, y sobre todo, celebró con nosotros un tratado de sumisión á Es­ una plaga de árabes exigentes, asquerosos, inaguan­ paña, admitiendo el protectorado sobre todo el te­ tables. rritorio ocupado por la tribu. Pero no pudo impedir Por fin, llegamos á Ed-Dajla extenuados, ham­ que un grupo considerable de subditos suyos inten­ brientos, enfermos y sin víveres. tase asesinamos; hecho que, felizmente, no pudieron Y más tarde fondeó en la bahía la goleta de llevar á cabo, porque para ello era preciso que per­ guerra Céres; y su comandante D. Mariano Lobo, diésemos las armas, y nosotros defendimos las ca­ condescendiente y cariñoso en extremo, nos cond^ rabinas y revolvers con la astucia y tesón que exigía á Canarias; y en el hermosísimo valle de la Orotava nuestra seguridad personal. logramos reponer nuestra salud. üld-el-Aidda nos hizo varios regalos, entre ellos Ascendimos al famoso pico del Téide; y fuimos su fusil y un bonito potro. Nos despidió sin con­ obsequiados y recibidos con suma amabilidad por sentir que pasáramos adelante en nuestra expedi­ tantas y tantas personas, que siento no disponer ción. Según él, las tribus estaban alarmadas con la de espacio para citarlas á todas y enviarles mi pro­ presencia de cristianos en el interior y, si bien los fundo agradecimiento, que será eterno. jefes y personas sensatas del país nos recibían con JULIO CKRVEBA BAVIEEA. satisfacción, comprendiendo las ventajas que les reportaría nuestra amistad, él no respondía de las masas fanáticas, contra cuyas asechanzas no podría defendernos ni defenderse si nos acompañaba. En el Seguia-el-Hamra. Insistimos en seguir adelante, aún sin que el sul­ tán nos acompañase, pero Uld-el-Aidda se negó He dado ya cuenta verbalmente á la SOCIEDAD resueltamente á que siguiésemos avanzando, entre­ ESPAÑOLA DE GEOQBAFÍA COMERCIAL, del resultado gándonos al jefe de la tribu de Mexduf con orden de la expedición que llevé á cabo, como delegado expresa y terminante de que nos guíase á Ed-Dajla suyo y conforme á sus instrucciones, á la costa occi­ por el camino más corto. dental de África. Mis ocupaciones y mis achaques Desapareció Uld-el-Aidda por las primeras es­ me han impedido terminar la relación del viaje y de tribaciones de Ijíl, y sus gentes se lanzaron como los estudios hechos, que tuvo la bondad de enco­ lobos sobre nuestro equipaje y víveres, costándonos mendarme la Junta Directiva, aunque espero poder un trabajo inmenso salvar algunos cajones y efectos presentársela dentro del corriente mes. Mientras de campamento. tanto, adelantaré aquí nna noticia sucinta de aquella Nos resignamos á retroceder, pero no á efectuar parte de la expedición que tuvo por objetivo inme­ el regreso por el territorio que ya conocíamos. Era diato el territorio llamado del Hamra, enlazada con preciso adquirir nuevos datos geográficos. el viaje al Adrar y complementaria de él. Nos hallábamos á 425 km. de la costa, en un Entre los elementos que me había suministrado país que no había pisado nunca ningún europeo. la Comisión Ejecutiva, figuraba un mapa inédito, Llevábamos un caudal regular de datos hasta en­ trazado por el Sr. D. Francisco Coello, en el cual tonces ignorados. ¿Podríamos salvarlos? ¿Nos sería había reunido todos los conocimientos geográficos posible alcanzar nuevamente las costas del Dajla, que se tenían de esta zona, entre ellos, los origina­ regresar á la madre patria y abrazar á seres queri­ les y aún no publicados de nuestro malogrado Ga- dos que ya lloraban nuestra muerte? Formalmente tell, que viajó por el Tekna hasta más allá del cabo dudábamos de poder conseguirlo. Yubi, en 1867. Emprendimos el camino. Renuncio á pintar la Empecé esta parte de la exploración ejecutando serie de peripecias, cuestiones, pendencias, sufrimien­ un primer reconocimiento de la costa más próxima tos de que fuimos víctimas en nuestra aventurada á las Canarias, hasta el cabo Bojador, con desembar­ marcha hasta la costa. Los moros, empeñados en co en diversos puntos. dirigirnos por Teniulek, Suiyik, Dumus, Tisnik y El fondeadero de la Uina ó Méano, en bajamar Au-Hanfrit; nosotros, luchando por encaminarnos es abrigado, porque los arrecifes (que distan de la KEVI8TA DE GEOGKAPÍA COMERCIAL. playa 650 metros) afloran á la superficie y rompen Reconocí también con mayor detalle la factoría allí las olas: su fondo es de 5 á 22 pies (1X * 6 inglesa de cabo Yubi, en la que, á fuerza de cons­ metros), según los parajes. En pleamar, las olas tancia y de dinero, sin desanimarse por haber sido pasan por encima de los arrecifes y van & romper é incendiada la casa de madera que construyeron en la playa, haciendo molesta, y con algunos vientos un principio, ni porque los indígenas les obligaran peligrosa, la permanencia de buques de cierto cala­ á suspender varias veces la fábrica de un edificio de do: esto no obstante, tal como está, sin ningún mampostería que levantaron en la playa, han aca­ género de obras, reúne, en concepto de los prácti­ bado por establecerse sólidamente allí, teniendo en cos, mejores condiciones que todos los puertos de la la costa un almacén para la contratación y elevando banda N. de las Canarias, que Casablanca, Maza- en los arrecifes, que forman el puertecillo de Tar­ gan, Safi, y aún que Agadir y que Tarfaya. En faya ó Matas de San Bartolomé, un buen edificio tomo de este fondeadero se dilata un llano de 100 de piedra cuyos materiales tuvieron que llevar de hectáreas, de tierra fértil y fresca, poblado ahora nuestra isla de Lanzante á costa de grandes sacri­ de arbustos, juncos, dagmuz y hierba en abundan­ ficios pecuniarios. En la actualidad, Mr. Mackenzíe, cia, que sustenta extraordinario número de liebres, fundador de la factoría, ha traspasado la empresa ratas y otros animales, y donde puede alumbrarse á Mr. Temple, el cual habita con diez hombres la el agua, según todos las indicios, á corta profundi­ casa situada en los arrecifes; pero la falta de tacto dad. Es terreno capaz para cereales, huerta, viña, de este nuevo director le ha indispuesto con los jefes arbolado y pastos, según el testimonio de algunos del territorio vecino y ha producido tal disgusto en canarios, jornaleros del campo, que formaban parte los indígenas, que no efectuaban con la factoría de la expedición. Después de este llano playizo, el transacciones mercantiles, prefiriendo vender á los terreno se levanta de 40 á 50 metros, constituyendo barcos españoles que con tal objeto frecuentan el una meseta extensísima hasta perdese de vista. sitio llamado por los pescadores canarios Matas de El puerto llamado propiamente Arjila ó Boca los Majoreros. del Eío—(el nombre de Puerto Cansado que se le Este sitio se encuentra 6 millas ú 11 kilómetros aplica de ordinario, corresponde en realidad á sitio al S. del cabo Yubi. Es una ensenada bastante pro­ diferente),—es, según pude observar, una bahía ex­ funda y abrigada de los vientos de los dos primeros tensa, de forma circular, cuya boca, muy estrecha y cuadrantes: el terreno es bajo y arenoso, pero con cuajada de rompientes, tiene la entrada casi impo­ algunos pastos; hay agua en las cercanías y se puede sible, aun para los pequeños botes. Sin embargo, hacer un comercio algo importante, siempre que los datos adquiridos autorizan á creer que, valizan- se halle protegido por una pequeñísima guarni­ do el canal de entrada, podrá penetrarse allí con ción, que acaso podría formarse exclusivamente de menor riesgo, y qne será posible mejorarlo con al­ indígenas, abonándoles España un reducido esti> gunos trabajos de dragado, si bien todo esto debe pendió. estudiarse con mayor calma, por personas compe­ Al S. de Matas de los Majoreros, y separada tentes y en época del año más favorable para visi­ por una distancia de 55 millas ó 102 kilómetros, tar estas costas, combatidas por recios temporales está la llamada Boca del Méano, y no es más sino en la que nosotros arribamos á ellas. Algunos da­ la desembocadura del uad ó río Seguia-el-gamra, tos de un reconocimiento hecho por la comisión es­ objetivo inmediato de mi expedición en esta parte. pecial que visitó estos parajes en 1883, y reunidos Poco más al 8., en el sitio llamado los Arbolitos, por el comandante de Estado Mayor D. Bamón se observan desde el mar algunos cañaverales, de­ JáudeneSj que ha fallecido después, señalan en la nunciando la existencia de agua dulce. En la Boca inmediación de la bahía dos kasbas ó fortalezas, del Méano abunda el agua potable; la tierra es fér­ una de ellas al 8., visitada ya en 1882 por el señor til y regable: ya desde la costa se ven grupos de D. Antonio María Manrique, y la otra al O.; ade­ árboles corpulentos en la zona inmediata del in­ más, dos manantiales por el mismo lado, llamados terior. A medida qne se avanza hacia dentro, el Ain Vin Agrigas y Ain Ajanafes; otros dos por arbolado aumenta, contándose entre sus especies la el 8., Ain Nahila-el-_Zeguira y Nahila-el-Kebira, 6 palmera y el árbol de la goma: el valle principa del Nahila chico y grande; los abiar ó pozos de Tigdi- uad y algunos de sus afluentes crían pastos: la lits; varias ruinas y un mercado que lleva el nom­ fauna es abundante: la población poco densa: su bre de Suk-er-Rumi ó del Cristiano. Todo esto principal ocupación es la ganadería. También pro­ tiende á demostrar la importancia que pudo tener duce algunos cereales, dátiles, higos y otras frutas este puerto en tiempos antiguos; pero no sabemos europeas y diferentes clases de hortalizas. Los in­ la que podrá alcanzar hoy. La naturaleza del país, dígenas me hablaron de una vasta llanura al N. del arenoso, estéril y muy poco poblado, hace temer que río, en parte poblada de arbolado, en parte puesta ahora no pueda ser de gran utilidad. en cultivo, regada por manantiales caudalosos y de- 8 BEVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. fendida por raríos castillos: en la relación de mi cerca ya dé Tenduf, Los jefes respectivos de ellas, Tiaje expondré las dificultades insuperables que me á saber, Embark-ben-Mohámmed, y Mohámmed- impidieron llegar hasta ella.—El estudio de las tra­ ben-Belall, manifestaron deseos vivísimos de ver diciones que los indígenas del Hamra conservan establecidas factorías en Matas de los Majoreros y cuidadosamente, contribuirá mucho al esclareci­ en Boca del Méano, y de estrechar relaciones con miento de la historia de los berberiscos derramados los habitantes de las Canarias, de cuyas islas tenían por el Gran Desierto. Se creen más nobles que todos circunstanciada noticia, á causa del comercio que los otros, y hablan de tribus que moran actualmente vienen sosteniendo desde hace siglos (si bien de es­ en Argelia y cerca del Senegal, que procederían del casa importancia) con los pescadores del archipiéla­ Hamra. Sus comunicaciones son principalmpnte con go; y al efecto, apuntaron la idea de un tratado Tenduf, punto obligado de paso de las caravanas solemne que los hiciese compatriotas de los cana­ entre Marruecos y Tembuctu por una de las cuatro rios. Admitida por mí la idea condicionalmente, rutas frecuentadas: además, las caravanas que sos­ esto es, á reserva de lo que en su día acordaran la tienen el tráfico directo entre Marruecos y el Sene- SOCIEDAD á quien representaba y el Gobierno de la gal, y las que van á Tembuctu por el Adrar, cruzan nación, convinimos unas bases; y para revestirlas de el 8eguia-el-Hamra por puntos mucho más próxi­ solemnidad,_comisionaron á Mohámmed-ben-Alí, de mos á la costa. De aquí nace la importancia comer­ la tribu de Beni Zorguín, el cual se trasladó con­ cial que tiene este rio. migo, en uno de los tres pailebots que estaban á Las tribus con quienes entré en relación, son: servicio de la expedición (el Arico), á la isla de 1.', Beni-Zorguin ó Izarguün, próximas á la costa; Lanzarote. Allí otorgamos, por ante la fe del nota­ y 2.*, Ait Musa-U-Alí, que habitan el interior. Los rio D. Antonio María Manrique, un tratado de co­ límites de su territorio son de N. á S. el río Xibica mercio y de protección que se reproducirá más ade­ lante. y el cabo Bojador, y de O. á E, el Atlántico y los afluentes más orientales de la Seguia-el-Hamra, José ALVABEZ PÉREZ.

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ESTBUCTURA DE LA PENÍNSULA DE RÍO DE ORO. los pescadores canarios, la más elevada—29 m. so­ bre el nivel del mar. La península de Río de Oro—Dajla (la que en­ La zona de unión de la península con el conti­ tra) de los árabes,—orográficamente considerada, es nente, zona que constituye el verdadero istmo, está una tierra baja y llana, cuyo eje forma un ángulo formada de arenales, casi al nivel del mar, que al­ de 30° al E. de la línea N.- S.; de una altura media ternan con pequeñas mesetas y colinitas artesona- de 7 m. por su costa ESE. que la bahía baña, mien­ das, orientadas como la península, y de 20 á 24 m. tras que la del OISO., mojada por el Atlántico, está la que más, de elevación. á 20 m. por término medio sobre aquel Océano. La No existe rio ni rambla en el fondo de la bahía separa del continente un istmo arenoso y apenas de Rio de Oro; ni tampoco el üad Meguetha Mer- elevado de 2 á 3 m. sobre el nivel del mar, de zug qne figura en los mapas desembocando dentro unos 3 km. de ancho y de longitud variable con la de la bahía por la costa de África frente á la facto­ altura á que suben las mareas en la bahía y en el ria española (1). El único pozo que en ella existe es Atlántico. En su parte central no ofrece desniveles el de Tauurta antes referido. Consiste en un agujero de consideración, sino ligeras depresiones suaves de circular de 1 m. de ancho por 3 de profundo,—en 1 m. á 1 X> BÍendo la más considerable aquella en cuyo fondo hay otro más pequeño á modo de poce- que está situado el pozo de Tauurta—pozo de la ta que contiene el agua, cuya profundidad es de zorra—á 9 km. al N. de la factoria, en el centro de 1 m. y donde arroja el viento todos los objetos que la península, depresión que mide casi 1.000 m. de arrastra. El 28 de Mayo á las doce del día, la tem- largo por 100 á 150 de ancho, y 2 ó 2,6 m. más baja que la superficie general de sus alrededores. Las (1) En la grran carta de A. Petermann—hoja 10'—el TJad mayores alturas están al borde del Atlántico, siendo Hegetha desemboca en el fondo de la bahía; y en la que el Ttarf VEserak—punta azul—ó Ciprés grande de Sr. Coello hizo para nuestro viaje, según se indica en el texto. KEVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. peratura del aire á la sombra era 25* 5 centfg., y La formación geológica á que pertenece toda la la del agna, en el momento de sacarla, 22° centíg. península es la terciaria marina, cubierta en algu­ Es ligeramente opalina, salada, y sabe y huele á nos puntos por arenas cuaternarias con restos de sulfhídrico, producido por la putrefacción en su seno moluscos muy modernos, y de su estructura da idea de las materias orgánicas. Este pozo no tiene reves­ el adjunto corte, en el que ha habido que exage­ timiento interno, y dicen que está hecho por unos rar mucho las alturas con respecto á las longitudes náufragos franceses. para hacer más visible su constitución.

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a) Calizas riquísimas en restos de fósiles mari­ direcciones por venas de yeso, que recuerda, por su nos, en estado de molde la mayor parte. Horizonta­ facies y disposición, los de las arcillas triásicas y les en el continente, en la península buzan muy sua­ ofíticas. Estos yesos de las arcillas, y los hierros y vemente hacia la bahía; mas para notar este buza­ ópalos de las areniscas, demuestran que antes de miento, hay que atravesar dicha península y ver el depositarse las calizas, hubo aquí una potente desnivel que hay en el contacto entre las calizas y acción geyseriana. las areniscas infrayacentes en la costa de la bahía y La presencia de troncos siliciñcados en las arenis­ en la del Atlántico; debiendo tener presente que el cas pudiera hacer creer que estos depósitos pertene­ espesor de las calizas es en ambos puntos el mismo cen al sistema cretáceo, por analogía con lo obser­ (2 m.), y que la superficie de la península no ofrece vado por el profesor K. A. Zittel en el desierto de escalones, sino que es un suave plano inclinado hacia Libia (Beitrage zur Geologie der libysclwn Wüste, la bahía. En la costa de África quedan reducidas las Cassel, 1883; A. de Lapparent, Traite de Geologie. calizas á un espesor de menos de 0,50 m. La super­ 2°' éd., París, 1885), y casi en el mismo paralelo; ficie de esta roca está pulida y estriada en la direc­ pero la disposición de los materiales no es la misma ción NE.-SO. por las arenas que acarrea el viento en ambos puntos, pues en el desierto líbico empieza alíseo del NE., que constantemente reina en esta por la arenisca de NuUa con maderas silicifícadas región con velocidad casi de huracanado. Como (Nicolia, Araucarioxilon), representante de la edad pruebas de la intensidad de esta erosión eoliana, senonense; vienen encima las capas de Oítrea over- hay mogotes longitudinales á modo de cuchillas ó wegi cubiertas por una arcilla hojosa, de color gris aristas de >i á 1 m. de alto por longitud variable, verdoso, con Nautilus danicus, que á su vez llevan orientados también según el viento, y con profun­ sobre sí á la creta blanca de Bab-el-Jasmund. Los das cavidades producidas por la erosión de este tres últimos términos representan el dánico y pasan agente. El espesor de estas calizas está bastante por transiciones insensibles á los sedimentos mari­ exagerado en el corte, de todo propósito. nos del eoceno. i) Areniscas blancas en la parte superior—las En la costa occidental, la disposición de los mate­ únicas que se ven en los cortes de las costas de la riales es precisamente la contraria y faltan los fósi­ península—atravesadas por canutillos más duros les hallados en el desierto de Libia por el profesor de la misma roca; amarillento-rojizas, las de la Zittel. Sin embargo, para mayor seguridad, pienso parte media, cruzadas en todas direcciones por an­ enviar uno de los xüopalos que he recogido á algún tiguos conductos de aguas termales ferruginosas paleofitólogo. convertidos actualmente en canutillos, cilindros y La bahía de Río de Oro es efecto de una falla planchas de hierro pardo, y con abundantes troncos orientada NNE.-S80. (dirección de toda esta parte de árboles terciarios fosilizados por el ópalo, algu­ de la costa de África), por donde el mar abrió una nos de 2 m. long. X 0,25 m. lat.; areniscas verdes brecha, favorecido por lo deleznable de las arenis­ en la base. cas qne están debajo de las calizas. Tal debe ha­ cj Arcillas incoherentes, atravesadas en todas ber sido el proceso de formación de toda la costa de 10 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

esta parte de África, á juzgar por su. orientación. servaciones in lib. iv, pág. 941, que el Ms. mediceo El segmento que constituye la península, al sepa­ dice Kupaúví): Müller se ha decidido por esta última rarse del continente moderno ó cuaternario, se hun­ versión. Me inclino á la primera, como más próxima á la raíz de donde hubo de brotar este vocablo, según dió bajo el mar, y esto le salvó de la denudación diré más adelante. Menos admisible que las dos ante­ enérgica que en el continente hizo desaparecer las riores parece la lectura de Bochart, «ICúpa/.»?, id est calizas^ de este hundimiento de la península quedan, Cyramis vitium». De todos modos, la cuestión de va­ como testigos, depósitos de conchas actuales á 20 m, riantes carece aquí de toda importancia. sobre el nivel del mar. Después ha ido emergiendo; El vocablo Giranis no vuelve á sonar ya en ningún fué isla y ahora es península; el viento se encargó otro escritor de la antigüedad. de llevarse la mayor parte de las arenas cuaterna­ rias y los restos marinos que encerraban, así como 2. Ha sido reducida al archipiélago de Kerkenna.— de ir denudando la caliza, segün atestiguan los mo­ Buscando precisar el asiento de esta isla, hanla iden­ gotes que de ella quedan en su superficie. El istmo tificado algunos, como Gastiglioni, Niebuhr y Movers, con la Gerne de Hannon, en la costa occidental de que hoy une la península al continente no alcanza África; otros, como Eennel y Mannert, la trajeron al más que una altura media de 2 á 4 m.', quedando golfo de Gabés, en el Mediterráneo, reduciéndola á la algunos peñotes y colinas de 24 m. de altura máxi­ Cercina ó á la Gercinitis (islas Kerkenna), adyacentes ma, constituidos por los materiales terciarios, que á la costa de Túnez (1); alguno, como el jesuíta ma­ debieron ser islotes cuando la península era isla. llorquín P. Pon, conjeturó si Ciraunis, rica en olivos, Hasta la altura de 20 m. en estos islotes se hallan sería Uzita, cuyo nombre se deriva de zait, aceite (2); restos de conchas actuales cubriendo los materiales G. Müller, sin dar ni quitar la razón á ninguno de sus terciarios, lo cual indica la intensidad del movi­ predecesores, encuentra, sin embargo, más probable miento de levantamiento de esta parte de la corteza que haya de llevarse á las regiones auríferas de la Libia meridional, donde las mujeres indígenas, según terrestre. Sobre las costas de la península ejercen refiere Mungo Park, in Itiu., pág. 270 y sigs., recogen una poderosa destrucción las aguas del Atlántico y oro en la arena y el lodo de los ríos, guardando los de la bahía; pero no sé si esta destrucción será su­ granos que encuentran del precioso metal en cañones perior ó iáferior al movimiento de levantamiento, si de plumas (3); para M. Berlioux, la Giraunis, ó sea, es qne todavía la península se halla sufriendo esta la Gerne, pues á su entender son una misma isla, acción. estaba situada enfrente del Atlas occidental, pero ha Tal es, á mi juicio, el origen de esta península debido desaparecer, soldándose con la costa, sin que y bahía, y sn historia en los últimos tiempos geoló­ quede rastro ni vestigio de ella (4). gicos. La opinión que más apariencias ofrecía de verosi­ PEANCISCO QÜIROGA. militud, era la de Eennel y Mannert, y por esto se adhirió á ella el mayor número, pudiendo decirse que ha causado ya estado en la opinión de comentaristas y geógrafos. Así, el historiador clásico de la .Geografía griega y romana del África septentrional, Vivien de RÍO DE ORO EN LA ANTIGÜEDAD. Saint Martin, no ha juzgado preciso consagrar al pro­ blema de la isla Giran ó Giranis, en un libro de 520 pá­ I. ginas, más que estas dos líneas, dándolo por cosa re­ suelta: «cuando Heródoto dice de los Gyzantes que la La Cyranis, de Heródoto, isleta de Kyraunis (que conserva su nombre, fácü de es la isla-península de Dajla (Río de Oro). reconocer, en el de Kerk'na) está situada en sus cer­ canías, fija la posición de esa tribu etc.» (5). Ko habla 1 1. Descripción de SerJfíoío.—«Dicen los cartagi­ menos categóricamente M. Réclus, en el tomo xi de neses que cerca del país de los Gyzantes existe una su Geografía universal, publicado hace pocos meses; isla denominada Giranis (Kúpaví;, Kyranis), larga de «Es muy probable que dentro de los tiempos históri­ 200 estadios, muy angosta y á la cual se puede pasar cos , el archipiélago formado por las dos Kerkenna y desde el continente; añaden que se halla cubierta toda escollos adyacentes haya menguado en extensión: de olivos y vides; y por último, que hay en ella una la­ Scylax habla de una sola isla, de la cual son quizá guna., de cuyo limo extraen las doncellas del país gra­ simple resto las dos tierras actuales; y las dimens'O- nos de oro, valiéndose de plumas de ave untadas con pez. No sé si esto último es cierto: me limito á referir lo que se cuenta; pero yo lo tengo por verosímil, des­ (1) Cita á todos cinco C. Müller, Qéographi graeci minores, de que he presenciado el modo como se extrae la pez 1.1, proleg., pág. XXVII. en cierta laguna de Zacinto...» (lib. IV, cap. 196; edic. (2) Los nueve libros de la Historia de Heród. de Halic, tra­ ducción del griego al castellano por el P. Bartolomé Pou.—Se­ Müller-Didot, pág. 237.) gunda edición.—Madrid, 1878. * La edición de H. Stephano, 1692, nombra á esta isla, (3) Oeograph. graeci min., loe. cit. Küpavís (pág. 325); la de Gronovio, 1715, trae igual­ (4) Les Atlantes, por B. F. Berlioux.—PariB, 1883; pág. 72. (5) Le nord de I'A frique dans Vantiquité greegm el rontaine, mente KújKxwí, si bien advirtiendo en las notas y ob­ por M. Vivien de Saint Martin.—París, 1863; pág. 57. EEVI8TA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 11

nes que Heródoto y Plinio atribuyen á Cercina (Cy- pero Plinio no le da de ancho más que la mitad de su raunis) y á Cercinitis, han cesado de ser ciertas (1).» longitud: clonga xxv mili, pasus, lata dimidium ejus, Como se ve, el problema había concluido por desapa^ ubi plurimum;> y lo confirma la inspección del mapa. recer. Los datos nuevos, traídos por los Sres. Cervera Relación de dos á uno, que nunca ha constituido una y Quiroga de su expedición, obligan á abrir nueva­ circunstancia bastante saliente para que pueda seña­ mente el litigio. larse como nota característica en la puntualización de una localidad, diciendo que es oblonga ó muy larga. 3. La, isla Ciranis y la Kerkena son irreductibles 4.0 A la isla Ciranis podía pasarse desde el con­ entre si.—No convienen á esta ni el nombre, ni la tinente, SinSarov ix rfi; nireípai/: á la Kerkenna no se proyección, ni las dimensiones, ni la situación que puede, entiéndase á pié ó vadeando, que es lo que Heródoto asigna á la primera, según vamos á ver. significa íiagara;. Esta isla se halla separada de tie­ 1.0 No se diga que en los veinticuatro siglos trans­ rra firme por un brazo de mar de 60 km. de anchura, curridos desde que el gran historiador de HaUcarnaso y de tal profundidad, que ya á 3 km. de Sfakés an­ acogió en sus libros aquella referencia de los cartagi­ clan los buques de mayor calado. neses, el vocablo Cyranis ha podido sufrir una alte­ 5.0 El archipiélago de las Kerkenna cae al N. del ración de tanto bulto que lo transformara en Kerken- Tritón, mientras que Ciranis se halla situada por He­ na, Kerkeni ó Kárguena,—este último nombre parece ródoto hacia poniente de este río y no nada cerca. ser el verdadero y el usado por sus habitantes y los Primero están los Maxyes, junto al Tritón, del lado de las costas vecinas, según testimonio del viajero del oeste, TO Sé Trpo,- ícrwéfují TOÜ Tpírwva; TroTa/Jt-ov (He­ Domingo Badía (2),—porque lo contradice el hecho de ródoto, lib. IT, cap. 191). Vienen después las tribus ser ese nombre tan antiguo como el otro y leerse tam­ agrícolas de los Zaueces (ibid., cap. 193) y Gyzantes bién en clásicos griegos y latinos. Por mucho que quie­ (cap. 194), enumeradas asimismo en dirección á occi­ ran exprimirse las leyes fonéticas, no se explicará nun­ dente, r) Bí xiúpi? avrrt TI xai « Xoinn iñg A/Sún; « Trpás ca plausiblemente cómo la Cercina de Tito Livio y de ¿tjTTtpnv... (cap. 191). Y cerca de los Gyzantes, xara Plinio el Antiguo, la K/pxívva de Strabon y Dionisio el r:ÚTsv$, estaba la isla. Esto nos lleva por las faldas Periegete, la rúv K£pxiv«rwv vfíírcs de Polibio, puede ser meridionales del Aüas hasta las riberas del Atlántico. una misma cosa con la Kúpaví; o Kvpaíivn de Heródoto. Y sin embargo, es la única semejanza que prestaba 4. Za isla Ciranis corresponde á la actitaí penín• apariencias de fundada á la hipótesis de los glosadores. sula ó isla de Mió de Oro.— Como convinieran á Río 2.0 La isla medía, según Heródoto, 200 estadios de Oro la mensuración y demás accidentes registra­ de longitud, jxñxog ^inxmav araSíav, y la mayor de las dos por Heródoto con referencia á la isla Cyranis, Kerkenna apenas alcanza la mitad de esta longitud; sospeché que tal vez dicha península se unía con tie­ sin que valga decir, como Réclus dice, que la erosión rra firme por un istmo de arena de formación reciente; causada por las olas ha podido menguarle ese tanto y recomendé al Sr. D. Lorenzo Rubio j que se hallaba que le falta:—aj porque hace más de diez y ocho siglos de estación en ViUa-Cisneros el año pasado, que gi­ tenía ya próximamente sus dimensiones actuales: rase una visita de inspección al fondo de la bahía, cOercina, longa xxv mili, passus», dice Plinio, Nat. con objeto de conferir esta conjetura. Hízolo así, y el Hist., y, 7, 1:—b) porque de aquel puente de 1.000 m. resultado fué hallar, con efecto, interrumpida, en la que en el siglo i de nuestra Era unía la isla Cerci­ qu« creyó línea de inserción de dicha península, la na con la Cercinitis (Plinio, loe. cit.), subsisten aún capa de caliza que la envuelve, y sustituida por un los estribos y las pilas, brindándose á una fácil re­ istmo de arenas modernas, más bajo que el nivel ge­ construcción y vindicando al mar de la supuesta de­ neral de aquella, atestiguando el carácter insular que molición de las costas:—cj porque la vecina isla de ha revestido en no lejanos tiempos. Igual encargo hice , moderna Gerba, de funesta memoria en los á los Sres. Quiroga y Cervera; y de lá nivelación y anales de nuestra patria, ha conservado asimismo sus estudio geológico que han practicado muy detenida­ dimensiones antiguas y la configuración de sus costas: mente, resulta que existen, no uno, sino dos istmos —dj porque si el fondo ha experimentado alguna osci­ arenosos, por donde en tiempos históricos se ha co­ lación, más bien ha sido en sentido de levantamiento, municado la bahía con el mar libre, formando, con según parece acreditarlo el istmo que separa del mar lo que ahora es península, dos islas: una de 28 km. de al xot El-Yerid (antiguo lago Tritón), y por conse­ longitud por 3 á 4 de anchura, y otra de 7 por 3>í. De cuencia, si el movimiento no se limitó á la costa de esos dos istmos, el mas moderno (como que todavía se tierra firme, las islas adyacentes á ella más bien han halla en formación) es el que toca al continente, muy debido agrandarse que disminuir. bajo con relación al nivel de la península, y con in­ dicios vehementes de que en las mareas equinocciales 3.0 Ciranis era muy estrecha, TrXáro; ffravm, y la Cercina no. Cierto que Estrabón llama á esta últi­ Uegan todavía á rebasarlo y á juntarse las aguas de ma isla, oblonga, vfKTCf -rra^/j.fixrií (lib. xvir, c. 3, 16);l a bahía con las exteriores, restableciendo temporal­ mente la isla de 37 km. que se formó por la soldadura de las dos más antiguas que acabo de mencionar. (1) Nouvelle OéograpUe universelU, por El. Héclus.—Vol. xi, Con este antecedente, podemos ya proceder á la París, 1886; págr. 175. superposición de las dos islas, la de Heródoto y la de (2) Viajes de A U iey el A blassi fD. Domingo Badia y LeblichJ por África y Asia, durante los añoB 1803 & 1801.—Valencia, 1836; Dajla ó Río de Oro, para ver si coinciden en todas t. II, pág. 15. sus partes y se justifica la identidad anunciada. 12 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

1.0 Longitud: «doscientos estadios.» Si Heródoto problema afecta á una parte importante de la geogra­ calculó esta distancia por el estadio de 600 al grado, fía de Heródoto; y tenía razón el sabio profesor de según es opinión general, los 200 de su relación co­ Geografía en la Facultad de Letras de Lyon, cuando rresponden exactamente á las 20 millas ó 37 km. que decía que la solución-Kerkenna disuena del texto de el Derrotero mide en el largo de la península, desde la Heródoto en tal extremo, que «debe rechazarse aun punta Ergueiba hasta el istmo exclusive (1). Esto pro­ en el caso de que no parezca la isla Oyraunis.» baría que al tiempo de la expedición cartaginesa, las 6.0 La laguna que hemos visto mencionada en el dos islas de que queda hecha mención se hallaban ya pasaje transcrito de Heródoto, subsiste acaso en una soldadas, formando"una sola, y que las tres de que depresión, de 1 km. de longitud por 2 á 2,5 m. de pro­ estaba compuesto el archipiélago (si realmente alude fundidad, situada hacia el medio de la península, la á él el periplo de Hannon) (2) eran: esa grande de cual hubo de estar llena de agua cuando las zonas Ciranis; otra menor, sin nombre, situada dentro de la próximas, tanto en las islas como en el continente, bahía, junto á la costa del continente, en la prolonga­ estaban arboladas, y la evaporación era menos acti­ ción del eje del primer canal, y convertida hoy á su va, ó quizá las Uuvias más frecuentes, ó más copioso vez en península por un istmo de médanos elevados, el manantial que brota dentro de aquella depresión. coetáneo del de Ciranis (3); y de una tercera, situada 6.0 El dato referente á cultivos, á primera vista entre aquellas dos y menor que ellas, registrada en los contradice la reducción propuesta. Para mí, más bien mapas modernos bajo el nombre de Heme. la confirma. Si se tratara de cereales, tal vez (1 2.0 Anchura: «es muy angosta,» dice el historia­ habría que forzar demasiado la hipótesis de un cam­ dor griego. Y con efecto, la península de Eío de Oro bio radical que hubiese experimentado el clima; y mide 3 km. ó 3 X en su mayor anqho, lo cual repre­ esto, acaso el mismo texto de Heródoto lo repugna­ senta la proporción 1:12 entre latitud y longitud. Esta ría, objetándonos que los desiertos del N. de la Libia proporción constituía un rasgo diferencial bastante eran ya en su tiempo, con corta diferencia, lo que notable para que debiese figuran al lado de los demás son ahora. Pero la viña vegeta y fructifica, con y sin en la descripción; lo cual no sucedía, según vimos, riego, en muchos lugares del Gran Desierto no menoB con la proporción 1: 2 que se da en la isla Cercina ó secos que Río de Oro y que no disfrutan los rocíos Kerkenna. copiosísimos característicos de esta locaUdad. En Gli- 3.0 Comunicación con el continente: «se podía pa­ min, capital del Uad-Nun y Tekna, vio Cochelet sar desde él á la isla:» El ancho de los istmos ó barras parras corpulentas y frondosísimas: «nunca había de arena que sueldan las dos islas con el continente comido uvas tan suculentas; el peso de cada racimo es de unos 3 km. próximamente cada uno. Así como era extraordinario» (2). «En uno de los sitios más ele­ se iban cegando los dos canales con la arena que el vados del Tasili, en Harer (país de los Targuíes sep­ viento y el oleaje depositaban en ellos, íbase redu­ tentrionales), no había sino una meseta de roca pelada: ciendo esa anchura, lo mismo que la profundidad, y los esclavos subieron á ella tierra vegetal y ahora la se hizo fácü el paso á pié enjuto ó vadeando en la benefician cultivando palmeras, vides y cereales» (3). bajamar, como sucede hoy aún en aquellos mismos Sabido es que en todos los oasis del Sahara, la viña, parajes, donde la isleta Heme queda en seco y for­ el trigo y la cebada se dan con gran lozanía entre los mando parte de tierra firme en las mareas bajas. Otro pies de las palmeras, sombreados por eUas. Es casi ejemplo es la isla de Arguin. seguro que todavía se daría hoy la viña, y por de con­ 4.0 Situación: «cerca del país de los Gyzantes, que tado la palmera, en aquellos sitios de la península es la tribu extrema de las situadas á poniente del de Río de Oro que no ha podido descamar el viento, Tritón.»' Esta circunstancia únicamente concurre en por hallarse excavados en forma de depresión, tales nuestra península de Eío de Oro. Situando en ella la como el fondo desecado de la laguna antes menciona­ isla Ciranis, se hace posible señalar asiento y morada da de Tauurta, ó aquellos otros donde el arte resta­ á los Maxyes, Zaueces y Gyzantes; de identificarla bleciese la capa de tierra, quebrantando antes la roca con Kerkenna, ima gran parte del libro iv de Heró­ con barrenos de pólvora, como es costumbre en algu­ doto, que trata de la Libia, se hace ininteligible; en­ nas provincias de España. tre el Tritón y Sfakés no existen cordilleras ni hay espacio bastante para colocar aquellas tres naciones, y cuando lo hubiera, no cumpliría la condición de (1) Digo suim, porque todavía ignoramos la cantidad de hallarse á poniente del famoso río. Como se ve, el lluvia que cae en esta costa desde Setiembre & Mayo, y más aún su distribución; y porque el Sr. Rizzo y Kl-hach Mohá- med Abd el Káder me aseguran que El-Bexir, que acompañó á nuestros expedicionarios, cultiva cebada y trigo sin riego y (1) «Puesto ya al S. del monte Decepción, se puede descu­ usando por todo apero de labranza un simple escardilló ó una brir desde la arboladura el lago del Eío de Oro, reunión de estaca para arañar la tierra: en el duar de dicho xerife han aguas tranquilas, separadas del mar por una península de 20 visto de uno y otro cereal. Dicen que la pequeña cosecba la millas de largo...» (Derrotero de las costas occidentales de África,reserva n para la temporada en que el mayor número de ca­ por la Dirección de Hidrografía; Madrid, 1875; pág. 16). mellas está criando y no pueden contar tanto con el recurso Sobre el estadio olímpico, compuesto de 600 pies de á OBjSOSeé de la leche, base de su alimentación en el resto del año. No cada uno, vid. Vázquez Qneipo, Ensayo sobre los sistemas mé­saben fabricar pan: comen el grano tostado y entero. tricos y monetarios de la antigüedad; París, 1^9; 1.1, pág. 887. (2) Naufrage du brick franjáis «La SepMe> (1819), por Car­ (2) Véase el capitulo siguiente, § 5. los Cochelet.—París, 1821. (8) Dintínguese perfectamente en el croquis de la página 2, (3) Les touareg du Nord, por H. Duveyrler.—Paris, 1864; dibujado por el Sr. Cervera. 1.1, pág. 439. REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 13

5. Bío de Oro en el siglo XI: la cuna de los Almo­ esto lo que quiera, es lo cierto que la isla de Arguin rávides.—Cuéntase en el «Eaud elcartás» que cuando no se prestaba á sustentar tanta muchedumbre de Abdalá ben Yasín el Guezulí vio la indiferencia con gentes, máxime careciendo, como carece, de manan­ que escuchaban sus predicaciones los empedernidos tiales : si hoy la habitan algunas familias de indíge­ zenegas (sanhayas), decidió abandonarlos y acoger­ nas, es solo temporalmente, durante una parte del se al Sudán, donde principiaba á estar en favor la fe año, y gracias al limpio y espacioso aljibe que allí del Profeta; pero el piadoso rey Yahia ben Ibrahím queda de los portugueses. La isla-península de Bío el Guedali no pudo resignarse á esta separación, y de Oro brinda hoy, lo mismo que en el siglo xi, sus propuso á BU aUaquí retirarse los dos á un lugar solita­ inmensas bandadas de aves marinas, y gacelas y lie­ rio para ganar la salvación eterna con la oración y el bres en abundancia: es el centro del riquísimo banco ayuno. «Aquí, le dijo, en nuestras mismas costas, hay pesquero que frecuentan los canarios; y de los árbo­ una isla á la cual se pasa á pié enjuto en la bajamar y les silvestres que menciona Elcartás, dan testimonio con barcas cuando la marea está alta. El alimento en algunos desmedrados tarajales que vegetan en las ella es ^aüe?(puro, lícito); tiene árboles silvestres y quebradas de la isla donde ha quedado suficiente diversas especies de aves, cuadrúpedos y peces: vayá­ grueso de tierra ó de arena. Las guerras á que dio monos á ella; viviremos de cosas no prohibidas y ado­ origen la introducción del Islam en estas regiones, y raremos á Dios hasta el instante de nuestra muerte.» más tarde los establecLmientes ó las expediciones de Vino en ello el aUaquí, y pasaron á la isla, seguidos catalanes, portugueses y canarios, hubieron de asolar de siete personas de Guedala: edificaron una rábida la isla y la parte de tierra firme que la cerca, priván­ ó ermita, y desde aquel día hicieron vida eremítica. dola de sus más ó menos espesos montes de tarayes, Pocos meses bastaron para extender la fama de su parkinsonias y gomeros; y Ubre de este obstáculo santidad por el Desierto: de todas partes afluían gen­ providencial el sol urente, que cae aplomo y brilla tes á la isla: la nobleza de los zenegas no contribuyó sin nubes durante meses enteros, y el viento pertinaz con menos de 1.000 alumnos á aquel improvisado semi­ que sopla del interior, caldearon y pulverizaron el nario. Ben Yasín les impuso el nombre de morabitin, suelo y lo arrojaron al mar, dejando desnuda y de­ que vale como «acogidos á la rábida» (1). solada la roca en su mayor parte. Tal fué el origen de los almorávides, que en pocos ,^ años conquistaron el África desde el Sudán, y España II. hasta cerca del Pirineo. Sucedía esto en la primera mitad del siglo xi. La Cerne, de Hannon, Ahora bien; por multitud de indicios conjeturo que la isla aquella donde los historiadores musulmanes no es la isleta Heme. ponen la cuna de los terribles vencedores de Zalaca 1. Relación de Sanrwn.—«§ 2. Después de haber y Uclés, es la misma Ciranis de Heródoto, ya enton­ navegado dos días más allá de las columnas de Hér­ ces isla y península alternativamente. Cuando Ben cules, establecimos una colonia, que domina una Yasín y Yahia resolvieron dar comienzo á la guerra vasta planicie, poniéndole por nombre ThjTiiiaterium. santa, los primeros que sufrieron la embestida de sus »§ 3. Doblando desde allí hacia poniente, nos re­ 2.000 guerreros fueron los Guedalíes (2), quienes, unimos en Soloeis, cabo de la Libia, poblado de gra,n naturalmente, habitarían en los contomos; y M. Vi- espesura de árboles, § 4, y en él erigimos un altar á vien reduce los Quédalas ó Godalas (lo mismo que los Neptuno. Prosiguiendo nuestra navegación en direc­ Guezulas) á los Gétulos de la antigüedad, señalán­ ción á levante, alcanzamos en media jornada una la­ doles por asiento, si bien carezca de pruebas ó testi­ guna cercana al mar, cubierta de espesos cañaverales monios concluyentes, hacia el Cabo Blanco del Sa­ y en cuyas oriUas se apacentaban manadas de elefan­ hara (3). Es probable que el nombre se haya perpe­ tes y otros animales silvestres. § 5. Traspusimos la tuado en el de los U-Delim (Ulad-Delim), actuales laguna en un día de navegación y fundamos en la pobladores de aquella parte del Desierto (4). Sea de

Hanoteau). De Slane dice: «los nombres de muchas tribus ber­ (1) Histoire des souveraim du Maghreb, trad. por A. Beau-beriscas antiguas principian con la sílaba «r; es casi seguro mier, París, 1860; pág. 1(®.—Cf. Establecimiento de los españolesqu e este vocablo es la forma antigua de », hijo. Así, Urzidan y portugueses en las comarcas occidentales de África, por dosignificarín a hijos de Zidan.» (Ob. cit., n, pág. 4.) Los derroteros F. Fernández y González, ap. Revista de España, 1.106; Ma­ designan á esta tribu con el nombre de Wadilims. drid, 1885. De ellos dice Mármol, traduciendo & Juan León: «Los del Ben Jaldún refiere el suceso de un modo enteramente dis­ linaje de Duleiu viven en los desiertos de la Libia, juntamen­ tinto: lahia ben Ibrahím había muerto cuando los Lemtu- te con los azenegas(J. León, !ía»<í^«y, pueblo africano, y no nas se sublevaron contra Ben Yasín, y este se retiró á una teniendo cosa propia ni de donde haber tributo, viven pobre y colina rodeada por las aguas del Nilo (Senegal, confundido miserablemente y son grandes ladrones. Estos alárabes vienen con el Niger ó Nilo de los Negros). De Slane cree deber seguir de ordinario á la provincia de Dará, á trocar ganado por dátiles, & Ben Jaldún; pero la única razón en que se funda, dista mu­ ftndan mal vestidos, y son 10 000 hombres de guerra, los 500 de cho de ser concluyente. Histoire des berbéres, par Ibn-Khal- á caballo y los demás gente de á pié.» fDescripeión general de doun, trad. par le barón de Slane; Alger, 1852. Tomo ii, pági­ África, Granada,1573.—.Aos». León. Af. Africae Descriptio IX nas 68-69. Ub. absoluta, Lugd. Batav., 1632; 11b. i, pág. 36.)—Aún hoy es (2) Cartas, loe. cit., pág. 172. exacta esta descripción, como también ü otra más general y (3) Ob. cit., sec. v, art. 1.°, pág. 129. detallada que hacen del Sahara occidental (Mármol, lib. vin, (4) Las partículas «, ur, significan, en beréber, hijo (Die- cap. 3, vol. ni; y Juan León, pág. 629): por ese desierto no pa­ tionn. kabyle de Brosselard; Orammaire kaiple,lá. touareg desa n los siglos. 14 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

costa las siguientes colonias: Caricon Teychos, Gytte, Acra, Melitta y Arambe. >§ 6. Emprendiendo nuevamente el viaje, llegamos al Lixo, río caudaloso, que desciende de la Libia, y en cuyas orillas apacentaban sus ganados los lixitas nómades. Allí permanecimos algún tiempo, hasta con­ cluir con los naturales un tratado de amistad. § 7. Más arriba de los Uxitas moran los etiopes inhospitalarios, en un país montuoso ó infestado de fieras, donde se hallan las fuentes del . Los indígenas de estas montañas son trogloditas, hombres de extraña figura, de quienes dicen los lixitas que aventajan á los caba­ llos en la carrera. »§ 8. Después de haber tomado intérpretes entre los lixitas, navegamos dos días á la vista de una costa desierta, con rumbo á Mediodía: doblamos luego hacia el saUente y navegando un día en esta dirección por cierta bahía ó ría sinuosa (XJXTTJS), en­ contramos al extremo de ella una isleta que mide de circuito cinco estadios, establecimos en ella colonos y la intitulamos Cerne. Aquí calculamos nuestra ruta y descubrimos que Cerne cae enfrente de Cartago, por cnanto la navegación desde esta ciudad hasta las Co­ lumnas se asemejaba á la que hay desde las Colum­ nas á Cerne. »§ 9. Remontado un río caudaloso llamado Chres (ó Chretes', penetramos en un lago ó canal [Xtuvri] donde había tres islas mayores que Cerne, y alcanzamos el extremo de él en un día ^e navegación. Sobre él se extienden elevados montes, en cuyas faldas habitan hombres salvajes, vestidos de pieles, los cuales nos acometieron á pedradas impidiéndonos el desembarco y obligándonos á retiramos. >§ 10. Desde allí nos hicimos nuevamente á la vela y penetramos en otro río grande, ancho y poblado de cocodrilos é hipopótamos. Seguidamente regresamos á Cerne. >§ 11. Desde allí otra vez, reanudando nuestro pe- riplo hacia el Sur, navegamos por espacio de doce REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 15 días, junto á una costa habitada por etíopes que se pasó del Cabo Nun, sitúa á Cerne en la isla Fedal, á daban á la fuga no bien nos acercábamos... Al duodé­ 1.800 estadios del Estrecho (1), como Heeren cerca cimo día divisamos cerca unas grandes montañas etc.» de Mogador. Mármol la redujo á una de las Azores; (Hannon. Peripl., apud Geographi graeci minores, 1.1.) Mercator, Samsons y el P. Harduino, á la de Mada- gascar; Gail, á una que hubo de estar en la desembo­ 2. Ha sido reducida á Heme en la bahía de Eío de cadura del río Sebú (Sbú) y habrá quedado sepultada Oro.—Uno de los prinieros establecimientos comer­ bajo las arenas y limo de dicho río (2); Entz y Mer, á ciales que los portugueses fundaron en la costa occi­ la isla de Gorea, en la Senegambia (3). Otros la han dental de África, ya en el siglo xv, fué el de la isla referido á la isleta de la Alegranza, al N. de la isla de de Arguin, que todavía conserva ruinas de aquel Lanzarote, con dos millas y media de longitud; alguno, tiempo. Esto, y el haber sido la única isla que habían como Dodwel, siguiendo á Estrabón, la ha tenido en encontrado desde el Estrecho á la vista de tierra concepto de fabulosa; y no faltó quien la hiciera des­ íirme, le grangeó cierta notoriedad, é hizo que ya aparecer tragada por el mar en cualquiera de las en 1588, el historiador Ramusio, fijando la opinión, convulsiones que ha padecido el planeta. Vengamos de cierto piloto portugtiés, identificara con ella la de á la opinión última que se ha pronimciado, y es cabal­ Cerne, donde veinte siglos antes había fundado Han- mente la que más interesa al objeto del presente liú- non la última colonia cartaginesa. Holandeses, fran­ mero de la REVISTA. ceses é ingleses ambicionaron la posesión de esta Carlos MüUer había admitido en un principio la isla, juzgándola emporio natural y desagüe forzoso reducción de Arguin, y así lo dejó consignado en las para todo el comercio del Sudán; y las factorías que anotaciones eruditísimas que puso al Periplo; pero fueron sucediendo á la de Portugal hasta muy en­ consultando después un mapa francés de la costa, trada la centuria última, consohdaron por momentos occidental de África, publicado en 1852 por el Depó­ la conjetura de que se había hecho eco el docto ita- sito general de Marina, acertó á leer en él la indica­ Uano, la cual vino á pasar al cabo en autoridad de ción de una isla Herne situada en la bahía de Río de cosa juzgada, admitiéndola como cierta cuantos tra­ Oro, y no necesitó más para convencerse de que ha­ taron, de esclarecer este punto de la Geografía anti­ bía dado con la verdadera Cerne de Hannon, igno­ gua por el solo testimonio del Periplo, y no por Plinio, rada durante tanto siglos, y expuso este nuevo juicio Estrabón, Polibio ni otros escritores de la antigtiedad: en los Prolegómenos. La isla de Arguin, aunque res­ tales Bochart, Fréret, Mariana, BougainviUe, d'Anville, pondía mejor que Heme á las condiciones del Periplo Ukert, Renael, Movers, Nisard y muchos otros (1). en el respecto mercantil, ofrecía dos graves inconve­ Su principal argumento consiste en que hasta el Cabo nientes , á saber; que su circuito aventajaba en mucho Blanco y que desde allí,

a). Dice este que Cerne medía 5 estadios de cir­ Heme ha bastado para echar por tierra uno de los cunferencia, xíxXov í-/fiiiCa.v aroSlm -rtív-í (§ 8); y supuestos en que se apoya la primera de las tres como la isleta Heme pasa de 35, han supuesto que correcciones fundamentales que acabo de enumerar. el original había expresado 15, en vez de 5: «Verum, Formada dicha isla por una capa de roca caUza que ni fallor, pro £' cum Bocharto scribendum est is'. Id descansa sobre arenas terciarias bañadas por la ma­ enim videtur reperisse Comelius, ap. Plin., TI, 35, rea, más bien que accesiones, experimenta derramba- qui Cernen insulam dicit non ampliorem circuitu duo- mientos y mermas; esa capa/le roca, casi horizontal, bus millibus. Quanquam hic quoque numeras justo mide hoy aún 6 }{ km. (35 estadios) de circuito, y minor est» (MüUer, ob. cit., p. 6). Es decir, que ni aun todavía era mayor en el siglo en que vivió Hannon. así se completaba el circuito de Heme, por lo cual Por otra parte, ¿domo se explicaría que tratándose han tenido que acudir al reparo con las accesiones de tres islas, el Periplo hiciera memoria de la menor marinas: «Ses dimensions excédent de beaucoup les y callara las otras dos; que Hannon estableciese una 15 stades de tour de l'antique relation; mais la na- colonia á tan enorme distancia del Estrecho, teniendo ture sablonneuse de l'lle et des fonds environnants tierras fértiles y ricas en aguas al N. del Atlas; y la rend trés-supposable son accroissement dans le cours estableciera en una isleta insignificante y desprovista des temps.» (Vivien, sect. viii, p. 383.) de manantiales, brindándose allí mismo á la con­ bj. Dice el Códice Heidelbergense que desde el quista otras de mejores condiciones y puestas en cul­ río Lixus hasta la boca del abra, bahía ó ría, XÓX'TTOÍ, tivo? También ha quedado sin explicar cómo pudo donde encontraron á Cerne, habían navegado dos trasmiB^rse, casi sia alteración, el nombre de Keme días en dirección al Sur, irpaj /ifo'Mjitgpiav Svo ftjjú^ai; ó Heme, á través de veinticuatro siglos, siendo así (§ 8); y como en dos días, ni á remo ni vela es posi­ que la mayor parte de ese largo período ha estado ble llegar á Eío de Oro, aun bajando, como bajan, el interrumpida toda comunicación entre Río de Oro y Lixo (á mi juicio, sin razón) hasta el Uad-Sus ó el Europa, y hasta el recuerdo de su existencia perdido Dráa, han supuesto que el original expresó doce enteramente. Los pescadores indígenas que habitan días, en vez de dos: «Numeri notam in códice nostro alrededor de la bahía de Río de Oro titulan á dicha is­ corruptam esse censeo. Emendan vero potest manu leta, Me-Truc: el nombre de Heme les es desconocido. lenissima... Igitur pro ^' «uipa; scribeudum est íg' Yo tengo para mí que esta identidad de nombre riuipa;> (Müller, 1. c, p. 7; Vivien, p. 378.) (Heme, Keme) no implica en el presente caso identi­ c). Dice el códice del Periplo que la escala inme­ dad de sustancia, sino sencillamente comunidad de diata á Cerne fué el río Chres, navegando por el cual, origen. Padecieron una singular alucinación los intér­ Síá Ttvií •noTo.fj.ov fíeyáXou SiaTrXeúarcíVTe;, Xj3£r«;, llegaprete­ s del Periplo, entendiendo descubrir sentido á la ron á un canal, brazo de mar ó lago, Xífj.vn, que ence­ palabra en vocabularios exóticos, ora en el fenicio, rraba tres islas (§ 9); y como los Derroteros de la como Bochart (1), ora en el griego ó en el hebreo, costa occidental de África no señalaban, después como Campomanes (2), ora en el latino, como Pérez de Río de Oro ó de Arguin, ninguna corriente fluvial Bayer (3). Si el nombre propio coincidía con un ape­ que reuniese esas condiciones más que el Sene- lativo, y es lo probable, más bien ha de buscarse en gal (1), denominado, dicen, Chremetes por los an­ la lengua de sus primeros pobladores históricos, los tiguos, han supuesto los comentaristas que en el pri­ libios. Los actuales beréberes parecen haber olvidado, mitivo texto hubo de leerse Xpfju/r»;, y no X^érn;. desde sus montañas y desiertos, el vocablo con que «Bochart a rendu cette restitution indubitable, en sus antepasados, los libios, grandes navegantes, ex­ réunissant une longue serie de passages d'anciens presaron el concepto de isla: ni los diccionarios kabi- auteurs, depuis Aristote jusqu'á Suidas, oü le nom se retrouve invariablement sous la premiére forme.» (Vivien., p. 385; Müller, p. 8.) (1) Fenicio cAernaa, árabe ajerna, habitación extrema, alu­ diendo al hecho de ser esta la última y más remota colonia Por este camino se va á todas partes antes que á la que fundó el cartaginés en el Atlántico (Bochart, cit. por verdad. En el siglo pasado, nuestro insigne Campo- Müller.) Apoya la conjetura M. Vivien de St. M., recordando manes tuvo también la aprensión de que estaban muy un pasaje de Avieno (v, 463), en que suena la ciudad de Herna viciados en las copias los números, entre ellos el del como situada en el último límite de los Tartesios. (2) Griego Kfpvo;, maceta ó tiesto paraflores, por la figu­ circuito de la isla Cerne: «por lo cual, decía, regular­ ra que tu^riera la isla, ó por su amenidad, de la cual hace men­ mente me he atenido más á las otras señas que da de ción Dionisio el Periegete. Hebreo ieraan, eminencia que está los parajes, que á los números» (Bust, p. 75); y el enfrente, aludiendo quizá al pico de Teide; en cuyo caso, resultado fué poner la proa á alta mar, situando á Cer­ Cerne sería la isla de Tenerife. (Oí. cit., Ilustr., páginas 71 y 73.) Kt'pvj; más bien significa vaso para los sacrificios, que ne en la isla de Tenerife y en la de la Madera, para no maceta. que el lector escoja la que más le plazca. Doctrina (3) Explicando una moneda fénice, dice: «Si fuese esta que se base en tales artificios, por fuerza ha de ser letra íítau, leeríamos en nuestra moneda karnáth ó karneath, inestable ó incapaz para resistir el contraste de los y añadida la terminación griega femenina, harneatis, como llamó Licophron (in Cassandr.) á la isla de Cerne ó Cirna (hoy hechos: una sencilla inspección geológica de la isleta Córcega), por tener muchos puertos ó promontorios, en latín comuta; y es natural que Carne ó Carnea se llamase así por la misma razón, siendo como era tan á propósito para el resguar­ (1) No hay que hacer cueata con el llamado Río de San do de las naves, etc.» fj}el alfabeto y lengua áe los fénices ¡/ de Juan, al cual redujeron el Chres ó Chretes Bougainville y sus colonias, por Pérez Bayer: Apéndice á la Conjuración de Misard; entre otras razones, porque no es tal río más que de Catilina y la guerra de Yugurta, por Cayo Salustio Crispo, nombre. trad. por el infante D. Gabriel Madrid, 1772; pág. 34S, EEVI8TA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 17 las de Delaporte, Brosselard y Venture de Paradis, 4. La isla Cerne caía al N. de Bio de Oro y del ni el zenega de Faidherbe, ni el siuah, reproducido Dráa.— Principiemos por colocarnos hacia el prome­ por Hanoteau, ni el targuí de Duveyrier, ni el guan- dio de la expedición, en el Xípivn de las tres islas y el che de Berthelot y Chil Naranjo, ni el geográfico- río Chres por donde aquel se comunicaba con el mar. bereber de Eéclus traen el equivalente de isla: única­ Fuera de Bougainville, que redujo el Chres á Río mente el primero pone djezira, pero previniendo su de San Juan (hipótesis condenada tan pronto como procedencia arábiga, y el segundo tadjzirt, que es la pudieron puntualizarse las circunstancias de aquella misma palabra árabe con artículo berberisco. Tengo localidad), han estado unánimes los comentaristas motivos para sospechar que los antiguos libios deno­ en buscarlo por la Senegambia. El Chres, se dice, es taban la idea de isla con el vocablo ker ó Íceme. el brazo inferior del río Senegal (16° Sá' lat. N.), que Sabemos por Solón que los descendientes del fun­ en las grandes crecidas es navegable y tiene en su dador del Imperio Atlántico dominaron sobre mu­ parte meridional un lago denominado Panife-Ful ó chas islas, tanto del Mediterráneo como del Mar Nguiér, en cuyas aguas se alzan tres islas, mayores Externo: a'pxovrf; ¡JLÍV •noXXáv aXkuv XOLTOL TO TrAa^ocad; a una de cinco estadios. La reducción ha podido viío-wv... (Critias, ed. MüU., p. 526: cf. Timeo, § 26.) parecer satisfactoria mientras no se ha conocido otro Pues bien, las más de ellas ostentan como nombre grupo de tres islas en la costa occidental de África: propio (más ó menos encubierto) el apelativo dicho: hoy será fuerza mudar de rumbo y buscar el Chres tales, Cyrna (Córcega), Heme (ciucjad de la Penínsu­ algunos grados más al N. la, en el límite de los Tartesios, donde se halla la is- A mi juicio, las tres islas mayores que Cerne, á que leta de Benidorm), Cercina(si no ha de referirse este alude el Periplo, son las del archipiélago de Río de nombre al Sinus Carcinites de P. Mela, hoy golfo Oro; el Xijxvr] XI^ÍTYK; (1) es el canal (ahora bahía) que Kirkinite, que dio nombre á la ciudad de Carcina); quedaba entre dichas islas y el continente; el 'JTora.fA.óí Cyranis (Río de Oro?); Hero ó Cero (islas de Hierro XpíTn;, lo que ahora es istmo y era entonces un cana­ y de Palma), 'ispvo ó Erna (Irlanda), Kera (al Sur lizo de 1 á 3 km. de ancho, por donde debía derra­ de la Península, junto á la punta Carnero), Garion marse, al bajar la marea, el agua del canal, cobrando (ignoro cuál sea; tráela, como isla de la Libia, León apariencias de río para los no iniciados en la estruc­ el Africano); T^nwakia (que los griegos, con poste­ tura hidrográfica de esta localidad; y los montes que rioridad á Homero, transformaron en Trinakis y Tri- se extendían sobre él, los escalones y mesetas de nakria, isla de los tres cabos, y corresponde á Sici­ Guerguer, que, vistos desde la bahía, afectan propor­ lia) y Drinaupa (Alboran), que recuerdan el Me- ciones y forma de montañas, hasta el punto de en­ Truc de Río de Oro, etc.; la misma capital de los gañar á los españoles que han residido desde hace dos Libios, situada en una isla, se denominaba Cerne; y años en la estación y factoría de Villa-Cisneros (2). en la Cerne de Hannon se ventila cabalmente una Cuando el Periplo refiere que desde el canal ó lago isla. Por esto, paréceme que los guanches conserva­ de las tres islas se hicieron de nuevo á la vela las ban la palabra en su lengua y la impusieron á la is- naves de Hannon y llegaron á otro río muy ancho y leta de Río de Oro, cuando principiaron á frecuentar poblado de cocodrilos é hipopótamos, traducen la con los conquistadores del archipiélago el banco de primera oración 'Exüiev WXÍOVTÍÍ en esta forma: € pro­ pesca de la costa sahárica. Así parece acreditarlo el siguiendo nuestra navegación, > y llevan, como es na­ hecho de que mientras los indígenas de la isla Palma tural, el río en cuestión, hacia el S., identificándolo denominaban á esta Hena-hore 6 Bensí-juare (mi pa­ con el brazo mayor del Senegal, por donde la escua­ tria, mi tierra: cf. Mahora, Fuerteventura), los de las dra cartaginesa habría bajado nuevamente al mar. otras la llamaban Eccero; y que con este mismo ¿Por qué regresaron desde allí á Cerne? «Sin duda, nombre, Eccero, designaban á la suya los naturales porque se había detenido allí el grueso de la escua­ de Hierro (1). Como quiera que sea, es de toda evidencia dra.» (Bougainville, Vivien, etc.) que el nombre de la isla Heme (bahía de Río de Oro) En primer lugar, la cláusula transcrita del Periplo no tiene ninguna conexión histórica con el de la isla no significa «continuando nuestra navegación,» sino Cerne (de Hannon). simplemente «navegando», «haciéndonos á la vela», En igualdad de las demás circunstancias, aquella sea prosiguiendo el viaje ó regresando de él. Luego, reducción tendrá más probabilidades de ser acertada, llegar á Río de Oro, seguir avanzando hasta el río de los que más respete la integridad del texto. Veamos, cocodrilos ó hipopótamos y retroceder desde aquí, el pues, si es posible descubrir la equivalencia de dicha Periplo no lo justifica: lo que sí está justificado en el isla sin tocar una tilde al del Periplo. Periplo es el retroceso desde la etapa anterior, desde

(1) El nombre del pequeño archipiélago de las Chcifarinas (en la carta catalana del siglo xiv, JaJ'arimj, reflérenlo gene­ (1) Al margen del códice de Heidelberg se lee: Xiuvn ralmente al de la tribu de loa Beni-Yafer; alguien apunta el Xps'rwj. Y Miiller dice: «At non lacus nomen, sed fluvii est...» del célebre Taofarinas. Sospecho que es un vocablo ibero-libio, Pero nada, se opone á que fuesen designados los dos con un compuesto de estos dos: c!ia (apócope del kabila chared, targul mismo nombre ó considerados como continuación el uno del kerrad, éuskaro hiru, que es el numeral tresj, y farin, plural otro. beréber de/ar (cf. el éuskaro xigarie, isla), que retrae los nom­ (2) Tal vez la raíz del nombre Guerguer significa montaña, bres citados en el texto, Hero, Hera, Heme, etc.—La denomi­ pues no es infrecuente en la toponimia berberisca: ejemplo, nación del Itinerario de Antonino, «Ad tres fnsulas,v sería la ripr'pí (Ptolomeo), monte al Sud de Linxama; Eijurjura, Djer- equivalencia latina de dicho vocablo. djera, sierras de la Argelia, etc. 8 18 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. el Xp/T«; (ó sea, Eío de Oro), pues no liabiendo po­ Lo dudo mucho, pero sea: esto en manera alguna dido desembarcar, por la oposición de los naturales, autoriza para suponer alterado el Periplo en este ni por tanto, refrescar la aguada y bastimentos de la punto y escribir Chremetes donde dice Chretes, y ni expedición (1), érales imposible á los cartagineses siquiera para denominar al río, Chretes, XpETfi?, forma continuar el viaje por mares desconocidos y á la vista de genitivo, en lugar de Chres, que es la que corres­ de una costa desolada é inhospitalaria, que se ha lla­ pondería al nominativo. Aparte de esto, mayor razón mado

(1) Arriano, en su Historia índica, cap. 43, § 11, dice que Hannon, después de navegar treinta y cinco días hacía le­ (1) «Los portugueses le llamaron así, porque rescataron vante, viró en dirección al S., pasando entonces por muy allí unos moros que habían captivado, y les dieron cantidad grandes penalidades, espasez extremada de agua, violento de oro por ellos, que fué lo primero que llevaron á Portugal de calor, etc. aquella tierra.» (Mármol, oí. cit., lib. viii, fol. xvii.) (2) Así interpretan, seguramente con error, la palabra (2) El Oerundense y la España primitiva, por el reve­ etiopes. rendo P. F. Fita, Madrid, 18T9.—La raíz gra, como equivalente (3) Nisard, Notas suplementarias & Pomponio Mela, pági­de viejo, existía probablemente en la lengua ibera, pues la nas 694-695. tienen la berberisca (Faidherbe: agrum, anciano, en dialecto (4) Flumen Darat, in quo crocodilos gígni... Et in ora zenega) y la éuskara (Larramendi y Van Eys, agure, anciaijo); Aethiopas Daratitas, flumen Bam1x)tum, crocodilis et hippo- y poseyendo, como poseía, dicha lengua el poeta bilbilitano, lo potamig refertum ,(v, 1,10.—Cf. Strabon, xvi, 4,4). Sin razón de sentai Qraius tanto pudo ser un eco de la etimología popular se ha llevado el Bambotus á la Senegambia. como caprichoso alarde de erudito. REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. ]9 sella Plinio el Naturalista: fTcrorsi, quos in Mauri­ extienden desde allí, habitadas por los Canarii y po­ tania confine diximus» (lib. vi, 35, 17): los farusios bladas de elefantes y bestias feroces, y añade: Está caían á espalda de aquellos (f quorum a tergo Pharu- averiguado que la nación de los etiopes llamados pe­ s¡os,> V, 1, 10), y su territorio se corría hasta el mar: rorsos linda con estas regiones: «lunctam Aethiopum «Pharusii jam Oceanum attingentes, et quos in Mau- gentem, quos Perorsos vocant, satis constat» (v, 1, . ritaniae fine diximus, Perorsi» (v. 8, 1). 14-16). t) Los etíopes vivían en Cerne ó en sus cercanías: El río Guir tiene el mismo nacimiento que el Mu- AíáíOTTMfg, avTÚ en' 'Qxíavü, TrujiÍTr,^ Trapa TÍULITÍOL K/pH? luya, aunque sigue opuesta dirección, hasta perderse (Dionisio Peiieg., V. 219): los etiopes (moran) junto en el Desierto. Por consiguiente, los perorsos pobla­ á los valles de la extrema Cerne (1). Conf. el mismo rían la vertiente marítima del Atlante Mayor, donde autor, V. 668-570, donde sitúa á los «humanos etio­ nacen los ríos Bu Ragrag, Sbú y otros. Entre ellos y pes > en la isla Erythia, del Atlántico. Dionisio tenía el mar, los farusios. Y esta era seguramente la Etio­ la noticia de un Periplo fenicio. Luego, de estas dos pía occidental. Procuraremos deslindar su frontera proposiciones: los etiopes habitan en los confines de por el lado del N. la Mauritania; los etiopes habitan en las vecindades de Cerne, algunos autores antiguos sacaron por conse­ 6. La isla de Cerne se hallaba al N. del Uad-Dra- cuencia que Cerne se hallaba en los confines de la dar y de la albufera de Ezzerga. — Hemos visto que Mauritania: «Polybius, in extrema Mauritania, contra el sitio de Cerne caía en el límite meridional de la montem, Atlantem, a térra stadia octo abesse prodi- Mauritania, y que la Mauritania venía á terminar á dit Cernen» (Plinio, vi, 31, 36): «Terminus Aethiopum corta distancia de Salé y Rabat. Mas no está dicho populos adit ultima Cerne > (Avieno, v, 328). todo con esto: lá Mauritania que terminaba ahí, era la c) El confín meridional de la Mauritania coincide Mauritania romana, la Mauritania del siglo i de J. C, próximamente con el Bu-Eagrag, río que baña á Salé pero los textos que acabo de reproducir son bastante y Eabat. El Itinerario de Antonino pone solo 16 mi­ más antiguos, y antes de esa fecha, ó si se quiere, llas desde Sala Colonia (Salé) á la estación Ad Mercu­ antes de Boco, la Mauritania no llegaba tan abajo. rios, que era el punto más avanzado de la ocupación Eratóstenes situaba la ciudad de Lixus próxima al romana por el lado del S., y estaba destinado á defen­ último confín occidental de la Mauritania, Trepí rá áxpa der la frontera que dividía la Tingitana de los Auto- rñ; Maupowría; rá íffnífta. (Strab., xvii, 3, 8); y Scylax lolos. La distancia desde Ad Mercurios á , se­ señalaba por asiento á los Etiopes Hesperios laa ribe­ gún el cómputo del Itinerario, era de 174 millas; y ras del río Lixus, Trfp/ TOVTOV (H/ÜV) TOV •nora/jt.ov m^toi- Plinio dice que esa venía á ser la dimensión mayor xíwTív AíáíoTTf; íípsí ('ECTTípiOi?) {Perip. cap. 112) (1). de la provincia: «Tingitanae provinciae longitudo CLXX Así, cuando el viejo periplo fenicio que glosaron, ex­ mili. pass. est> (v, 2). Dejándose desorientar por Pto- tractaron ó tradujeron Dionisio el Periegete y Avieno, lomeo, que sin embargo no autoriza el error, han calificaba de última y extrema á Cerne, fijaba indi­ identificado algunos la Mauritania política con la geo­ rectamente su situación en la cuenca del Lixus ó gráfica, llevando la Etiopía occidental al S. de Ma­ en sus cercanías, al N. de la gran albufera de Merya rruecos y prestando base á la equivocada reducción Ezzerga y del río Dradar. Si á esto añadimos el testimo­ de Cerne que estamos combatiendo (2). Por el E., nio de Estrabón, para quien la nación de los Etiopes debía formar el límite de la Mauritania, al menos Hesperios, á orillas del Atlántico, venía después de parece haberlo sido de la Etiopía, el río Gnir, llamado la Mauritania, vni^ Taúrn;, S'éc^nv ¿ni rñ iSfit áaXárrK Ger por unos geógrafos y Niger por otros: < Aethiopes ri Toiji ES-TTEpítov xoiXovfiívav AÍStínr(cv Xtip* (xvil, 3, 5), po­ et Atlanticae gentes Nigri flumine dividuntur, quam demos concluir diciendo que la Mauritania fenicia y partem putant Nili,» dice Solino Polyhistor (3); cuyo cartaginesa (si vale la expresión), se reducía á la es­ testimonio encuentro confirmado indirectamente por pecie de ángulo ó península que se baña en el Estre­ Plinio. Describe este la región del Atlas que cruzó el cho y sirve de remate al África por el lado del NO., la primero Suetonio Paulino, sus bosques, sus nieves cual se llamó, hasta mucho después, Gadlrica ó Gadi­ perpetuas, los desiertos que hay que atravesar luego tana, y en la geografía de los libios, Abrida (2). para llegar á la cuenca del Ger (4), las selvas que se Esta conclusión no pugna con la noticia de Polibio,

(1) MüUer en sus comentarios conjetura que no se trata (1) El texto dice río Xión, pero Mtiller corrige, al parecer aquí de ninguna isla, pues siendo tan pequeña, no podía tener fundadamente, Lixus. valles; sino de una región adyacente & Cerne sobre el Océano. (2) Anón, de Ravena, i, 3; iii, 11. «Itaque Cernen Aethiopiae regionem esse Océano adjacentem Abrid (plural en Radamés, berdan) significa en todos los dia­ statuerit, sicuti Diodorus, 3, 31.» lectos berberiscos, jiaso, camino; de suerte que la denomina­ (2) La nují^OK TTEÍbv ó Planicie Roja, al N. de la cual re­ ción líbica de esa comarca aludiría á su vecindad respecto del gistra Perorsos el geógrafo de Alejandría, no es la comarca Estrecho.—La forma éuskara es bidé (Larramendi, Diccionario cruzada por el Seguia-el-Hamra, al S. del cabo Yubi, como ha trilingüe, 1745; J. Van Eys, Dicf. basque, 1873).—Sin duda por supuesto M. Vivien de Saint Martin, sino, & lo sumo, el Ba- influjo del vocablo ibero-libio formó el latín en España vereda, hirt-el-Hamra, que se extiende á saliente de la ciudad de Ma­ análogo al latín europeo veredus, veredarius, etc. rruecos, según conjetura Tissot. La palabra berid pasó del persa al árabe, y significa, en el (3) C. lulíi Solini Polyhistor rerum toto orbe memorabil. idioma literario, correo, posta; en el vulgar de Oriente, es casa thesaurus locuplet.—Basilea, 1543; cap. 43. de postas; en el vulgar de España, significó durante la Edad (4) De este desierto del Gir 6 Guir hace mención León el Media, piedra miliaria (nota de D. E. Saavedra). En Marruecos Africano, ob. cit., páginas 630 y 740.—Cf. Renou, Descript. géo- significa vereda, senda (noticia de D. F. Riizo): ¿infiu]o qnití, graph. áe l'Empire de Uaroc, París, 1846: cap. ri, § 21, pág; 137. del abrid berberisco? 20 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. para quien Cerne estaba (ap. Plinio, loe. cit.), porque se­ tras de otras y buscándoles, y lo que es más raro, des­ gún la Geografía de Polibio existen dos Atlas, uno en cubriéndoles á todas una equivalencia; en lugar de ver la Mauritania y otro en la Etiopía (MuUer, proleg., en esos dos capítulos otras tantas versiones de un p, XXX.) Al primero se refería Estrabón en aquel pa­ mismo derrotero, singularmente alterada la una, ó re­ saje que hace del promontorio Cotes (Espartel) una feridas las dos á meridianos y paralelos diferentes: estribación ó ramal, •n^ÓTTovs, del Atlas (xvi, 4, 4); y albástam e hacer notar que Ptolomeo sitúa á Cerne 9» segundo, Diodoro, cuando presenta á los atlantes como al N. de la más septentrional de las Canarias, y por pobladores del Atlas, y como parte de eUos á los cer- tanto, que abona la proposición puesta por cabeza al nenses, habitantes de la región de Cerne (ui, 53) (1). presente párrafo. Dicha isla se halla registrada, junta­ Tengo, pues, por muy probable que desde el Estrecho mente con las Canarias, bajo la rúbrica < Islas adya­ hasta el río Lucus (Lixus), ó tal vez hasta el Uad- centes á la Libia en el Océano Occidental»: respecto Dradar, era la Mauritania, con el primer Atlas; y desde de las Canarias, hace ya cerca de tres siglos advirtió ese rio en adelaníe, con el otro Atlas, la Etiopía: aun Montano que se hallan más al N. de lo que suponía se llama el Oarh (Occidente) la región situada al Sur Ptolomeo (1): ¿cómo no se ha caído en la cuenta de del Dradar y del Suáir, donde señalo el asiento de los que si había que trasladar más al N. las Canarias, ha- Etiopes Hesperios. Así se explica que los fenicios no bria que hacer otro tanto en proporción con la Cerne, lograran consolidar ninguna colonia al S. del río Lu­ y por consiguiente, que la diferencia entre su lat. 26» y cus, pues las que habían fundado, se las destruyeron la de Aprositus 16° excluía toda solución al S. de la los etiopes farusios y nigritas (los del Guir ó Níger), Ma.uritania Imperial? a; 01 a^O

53-55).—Solón, en su perdido poema histórico, había Tal fué, descartado lo fabuloso y poético de la na­ consignado que la metrópoli de los Atlantes tenia su rración, la famosa metrópoli de aquel Imperio occiden­ centro en una isla: vruro; iv h ra. ¡SoíaiXiía m... (Platón, tal que dominó, en el continente, desde Egipto hasta Critias, § 116.)—Es de creer que aquella hubiese el Estrecho y desde el Estrecho hasta Grecia, inclu­ recibido su nombre de esta, y que por tal razón se yendo toda nuestra Península (1); y tal el puerto donde llamara Cerne (1). se armaron aquellas escuadras valerosas que mantu­ Según la descripción circunstanciada que escuchó vieron á los ibero-libios durante dos siglos á la cabeza Solón de labios de un sacerdote de Sais, en Egipto, de los pueblos mediterráneos y fueron el terror de los estaba edificada dicha capital en una llanura no lejos Faraones de Egipto. Esa acrópolis que se alzaba en del mar, sobre una colina que el arte había rodeado medio de la ciudad, ese palacio real, que habitó Anteo, de triple cintura de fosos anchísimos (3 estadios, ese templo de Neptuno y esas nereidas, ese luco sa­ 2 y 1 respectivamente) que servían, no solo para grado, con sus árboles semi-divinos, han sido el centro defensa de la ciudad, sino como puerto comercial de una mitología riquísima y original, que los griegos, donde atracaban las naves que subían desde el mar. los romanos y los sículos compenetraron con las suyas Sobre esos fosos circulares, que el mar mismo se cui­ propias, y cuya tradición se mantuvo viva en estas daba de llenar, se había echado multitud de puentes regiones del Océano que le habían servido de cuna ó y acueductos: aquellos, para poner en comunicación la de teatro, aun mucho después de haberse disuelto el acrópolis ó isla central con las islas anulares que los robusto Imperio, vencido á la postre y anulado por los fosos formaban en derredor; estos, para distribuir por egipto-fenicios. Hé aquí un eco débil y lejano, trans­ la ciudad el agua que manaba de dos fuentes en el mitido por extraños, de esas tradiciones, dentro ya de centro. En esas dos islas ó cercos anulares, habíanse la Era cristiana: acumulado prodigios de arte y de riqueza, en templos Hemos visto cuan estrecha relación existe entre consagrados á las divinidades, palacios, hipódromos, Cerne y los Etiopes occidentales; que las ramas de los jardines públicos y gimnasios. La isleta central, que Farusios y Perorsos ocupaban el territorio inmediato medía 6 estadios de diámetro (algo menos de 1 kna.), á la Mauritania; que la de los Hesperios habitaba la excedía en suntuosidad á toda ponderación: allí estaba isla misma y la región directamente gobernada por el templo de Neptuno y do Clito, de 1 estadio de lon­ ella (probablemente lo que se llamó después provin­ gitud, y en el cual se habían prodigado el oro, la pla­ cia de Asgar), como dijo, además de Dionisio, citado ta, el marfil y el bronce, realzando la colosal estatua ya, el Palaephato: ol K£f vatoí Tmn-ra. yívoi fúv ihi ÁiQíoms, ecuestre del Dios nacional y otras cien menores que otxoíMt Sí vñijov rm Kí^vm .. (Incred., c. 83). Estos eran representaban á las nereidas; allí el palacio real, cuya los descendientes de aquellos ibero-libios que conocie­ magnificencia correspondía á la del templo y era tal ron la ciudad, allá por los días de Moisés, en el apogeo como lo requería el formidable poder del Imperio de su esplendor y de su gloria. Pues bien, de los Paru- Atlántico; allí el bosque sagrado de Neptuno, donde crecían arboles corpulentos de hermosura como divi­ na. En torno del foso, canal ó puerto exterior, y á (1) Los reyes de la Atlántida, dice Platón, «imperaban en la Libia hasta Egipto y en Europa hasta la Tirrenia*.—En el una distancia de 50 estadios, corría un muro circular, siglo V a J. C, los ribereños del Ródano recordaban aún por dentro de cuyo recinto estaban edificadas las casas tradición que su río había sido en otro tiempo frontera de la donde moraba el irmienso gentío de la ciudad. El Libia (Phileas, en Aviene, Or. marít., v. 686-689). Pero en eda­ puerto rebosaba de naves y mercaderes que llegaban des anteriores á esta, los ibero-libios habían ocupado (además de Córcega, Cerdeña, Sicilia y la Galia meridional) la Italia de todas las partes del mundo, produciendo un bulli­ del Centro y del Norte hasta Grecia. Probablemente timándolo cio y animación que no cesaba un instante ni de día de un periplo fenicio del siglo vi a. J. C., atribuyó origen ni de noche (Platón, Timeo y Critias.) ibérico á los pobladores de las Islas Británicas Dionisio el Pe- riegete, v. 5(B-5(}4. Tal vez pueda determinarse el área de la raza ibero-libia y del Imperio Atlántico por la que ocupaba todavía en tiempo del Imperio romano el culto del dios Bel, según testimonio de (éuskaro giton, Icabila ergatj, sino al revés; los hijos (éuskaro las inscripciones: 5e2atucadro (Brougham Castle, Oíd Car- seme, kabila immis, zenega emmiJ reciben nombre y genealogía lisie etc., Inglaterra; Corpus inscrip., vii, 294, 337...); Beñno 6 de la línea materna, y suceden, no á su padre, sino al hermano Beleño (Aquileía, Altinum, etc., Galia Cisalpina, Italia; de su madre; ó de otro modo, la sucesión no va de padre á hijo, Mommsen, Corpus insoript., v, 734, 737...); eno-.ffoí¡co ó endo- sino de tío á sobrinos hijos de la hermana: allí donde se ha Velieo (Terena, España; Hübner, Corpus, ii, 137, etc.); aF2iBva perpetuado el principio de la primogenitura, sucede en el patri­ (Tlemcen, Argelia; Corpus, vni, 9906, etc.). El dictado de santo, monio y en la jefatura de la casa el hijo mayor de la hermana

sios dejó escrito el andaluz Pomponio Mela que, aun­ que muy recientemente algunos escritores latinos han que pobres é inciviles ahora, habían sido opulentos contado cosas de no menos maravilla: que la ciudad en otro tiempo, cuando la expedición de Hércules al de Lixos es poderosísima y aventaja en extensión á Jardín de las Hesperides: cPharusii, aliquando, ten­ Oartago la Mayor; que cae enfrente de Oartago y á dente ad Hespéridas Hercule, dites; nunc inculti, et una distancia casi inmensa de Tánger; y así otros nisi quod pecore aluntur, admodum inopes.> (De situ cuentos á que Cornelio Nepote ha prestado ávida­ orbis, lu, 10.) De esta misma tradición se había hecho mente entero crédito» (lib. v, 1, 3). «Lixo, ciudad eco Estrabón, cuando, tratando de los Farusios y Mau­ situada en un estero donde dicen que estuvieron los ros, añadía: ívtoí fa. (v, 8, 3). Acaso no tuviera más fundamento Varrón «En la colonia de Lix estuvo el palacio de Anteo; y para inscribir á los persas en el catálogo de pueblos por lo que respecta á los jardines de las Hesperides que vinieron á la Península. Diodoro de Sicilia discu­ y á la guarda del dragón, he aquí el origen y la razón rre largamente en su Biblioteca sobre los mitos dé de la leyenda», etc. (Solino, cap. 37). Mucho antes nuestros etíopes, señaladamente el de aquel Baco, na­ que eUos, un compatriota suyo, Gabinio, en una des­ cido y criado en Etiopía, que tanto suena en los orí­ cripción de la Mauritania que no ha llegado hasta genes legendarios de nuestra historia (Varrón, Silio nosotros, ponía en el Lix el sepulcro de Anteo, cuyo Itálico), y cuya efigie grabaron en sus monedas roma­ gigantesco esqueleto había desenterrado la insana cu­ nas los de Lebrija. riosidad de Sertorio. (Estrabón, xvn, 3, 8; cf. P. Mela.) Veamos ahora si existe algún lugar al N. del río Scylax se limita á decir que esta región es muy re­ Dradar donde se hayan localizado estas tradiciones. nombrada y sacratísima, íepccTárM (cap. 112). Cotejando la versión romana de Cornelio Nepote y 8. El río Lixus (IMCUS) como centro de tradiciones demás con la egipcia de Solón, convéncese de que el Ubicas.—Dan testimonio de esta localización Cornelio fondo de las dos versa sobre una misma ciudad: los Nepote, PlLnio, Solino, P. Mela y otros escritores lati­ rñ; ^yÁTT^i Ti^o%oi w 7r£pi TW ój^yjxvM í^av fj.t!TfónoXtv, nos á quienes el Naturalista alude sin nombrarlos. ó recintos del mar que cercaban la antigua metrópoli, «A 32.000 pasos de Zilis (dice Plinio) está Lixo, co­ según el Critias, retraen los «flexuosi meatus» de lonia fundada por el emperador Claudio, y que ha Plinio, las «aequoris spirae» de Solino; la isla interior, sido para los antiguos objeto de historias tal vez vraoí, acrópolis de la ciudad, que tenía cinco estadios fabulosísimas: allí fué el palacio de Anteo y su com- de diámetro, 'TTVJTS (TTOL^ÍUV TW J/á/i£Tpov üxí, según ' bate con Hércules; allí los jardines de las Hesperi­ Solón, conviene exactamente con la «Ínsula» que, des (2). El mar se dilata en un estero de meandros según Corn. Nepote, medía 2 millas ó 16 estadios tortuosos, por los cuales explican hoy el dragón y su de circunferencia, «non amplior circuitu duobus mi- mentida custodia (3). Báñase en él una isla, que, aun­ Uibus»; la ;Sa(7¡A«a de Platón corresponde á la «regia que algo más baja que el nivel del suelo que la rodea, (Antei)» de Plinio, de Mela y de Solino; el vfcí; ó no se inunda, sin embargo, con la pleamar (Cf. Estra­ ¡£pÓ5 (TOD HOO'E/S'ÜVO;) de aquel, es el «delubrum» ó bón, xvn, 3): conserva esa isla un altar de Hércules, «ara (Herculis)» de estos; el üXaos (n;|/íJ5 Tí Saiij.mov... coincide con los «Hesperi- dum horti» de Plinio y de Solino, de los cuáles no quedaba ya en tiempo del Naturalista más que algu­ (1) He de recordar, no obstante, que los persas, desde Cam- nos olivos silvestres. Las nereidas de Platón corres­ bises &. Darío, llevaron varías veces sus ejércitos á la Cirenálca, ponden tal vez á las ninfas hesperides de los autores país líbico, é hicieron conquistas en ella. romanos. La transformación de Poseidon ó Neptuno (2) La primera vez que suena este vocablo en los autores en Hércules, téngola por testimonio del triunfo de los griegos, reviste la forma de Euhesperides. A mi juicio es com­ puesto, y uno de sus dos componentes, perides, significó en egipto-fenicios y del establecimiento consiguiente de lenguaibero-libia,^hortU8, jardín. Actualmente huerto, jardín, colonias tirias en las principales poblaciones de la se dice en éuskaro, taratz; en kabila, \,s.bhirt; targuí, iferg. Libia occidental, á uno y otro lado del Estrecho. Tal (3) Hoy, lo mismo que en la antigüedad, constituyen una característica de este río las sinuosidades, pero no solo en su vez, andando los siglos, los míseros atlantes se rehi­ parte inferior, sino en todo su trayecto. «El curso del río, desde cieron y arrojaron de las usurpadas ciudades á los aquí & su nacimiento, dice Murga, es un continuo zigzag, y fenicios; lo dice Estrabón, y es una contraprueba del va lamiendo en su parte derecha una serie de pequeñas coli­ significado que atribuyo á aquel cambio de númenes. nas, y en la izquierda, una grande extensión de terrenos de aluvión.» fRecuerdos marrogúies; Batalla de Alcázar, pág. 28).Tambié n en Cádiz fueron atacados los tirios por los La ciudad de Semes ó Xemix dilDUjó en sus monedas la vuelta iberos j y en la guerra les asistió visiblemente el dios 6 meandro del Lucus á cuya orilla estaba edificada. (L. MüUer, de la clava y piel de león. Numismatitue de l'ancienne Afriqm, Copenhague, 1860. Vol. m. pág. 168.) De esta suerte, flándose mutuamente y prestándose KEVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 23

comentario una y otra relación, podemos concluir: verosimilitud el altar del semi-dios y el bosque de primero, que la de Com. Nepote, Plinio, Solino y los frutos de oro que lo circuía» (pág. 84). Mela se refiere á la ciudad de Cerne; y segundo, que El islote de Eekada de Tissot toca á la Laguna la metrópoli atlántica de Solón, ó sea, la Cerne de grande de Aldrete, si tal vez no forma parte de ella; Diodoro, estuvo situada en la ría del Lisus. por manera que las dos soluciones vienen á constituir Ha de parecer extraño que entre tantos explorado­ una sola en el fondo. El error era inevitable desde el res sagacisimos como tomaron á empeño descubrir instante en que el problema se planteaba en los tér­ esta isla, especie de Preste Juan délos historiadores, minos limitadísimos en que lo habían puesto Plinio y no se haya ocurrido á ninguno buscarla por los este­ sus predecesores. Aún hoy, teniendo en cuenta la ros de los ríos, cuando expresamente le señalaba descripción de Solón y estirando un poco el discurso, esta posición el Palaephato, Trsp/ TOV "Avvwya TTOTCLIIOVpodrí a creerse que la ciudad de Cerne, á que han de (Incredib., cap. 33) é indirectamente el mismo Scylax, referirse, según hemos visto, las tradiciones transmi­ TTlpi TOVrOV (2íÜ)' = LÍXUs) TOV TTOTa/XOl TrEpWlXíDlJll' tidas por el Naturalista romano, estuvo situada en la Ai'áiWfg íspoí (cVTrip/o/?) • xaTu Se TOÍVTOÍ vfiaoi SCTTÍV, ripart e inferior del Lucus, dibujada por Tissot y Al­ ó'vojua Kspvn (Perip., § 112). drete; que los tres fosos circulares envolventes de tres islas concéntricas, en la relación de Solón, son 9. Cerne estuvo al extremo de la ría del Lixo, hada los tres últimos recodos ó revueltas que forma la ría Alcázarquivir.—En 1614, en ocasión en que Larache serpenteando antes de desaguar en el mar; que las pertenecía á los españoles, por cesión que á Felipe III tres penínsulas de Sidi-Uedar, de Xemmix y de El-Jliy había hecho Muley Xeque cuatro años antes, publicó (Khlidj), que quedan entre ellos, fáciles de transfor­ el sabio humanista cordobés Bernardo Aldrete un mar en islas por medio de tres sencillos canales croquis del surgidero y primeras vueltas del río tu- abiertos en los istmos, son las tres islas de la propia cus, con indicación del lugar donde se señalaban edi­ descripción egipcia; y que el poeta griego convirtió ficios antiguos (1), formulando su juicio sobre las anti­ en concéntrico lo tangente, ó porque hubiera recibido güedades pUnianas en los siguientes términos: «El alterada ya, de la tradición, la topografía de la ciu­ río Lucus tiene algunas islas: dellas, una ha de ser dad, ó deliberadamente, para realzar el efecto poético donde estuvo el jardín de las Hesperides y la ara de acudiendo con el arte á reforzar lo maravilloso de la Hércules y había aquella maravilla que en las Uenas Naturaleza. Semejante hipótesis sería una fantasía del río, aunque estaba más baja, no la cubría el más, desprovista de todo fundamento, agua> (pág. 526). De esa maravilla, que es la Ínsula Ciertamente hubo en esos parajes, á la derecha de de que habla Plinio, situada en el estero del Lucus, la ría, una ciudad líbica, intitulada Semes, Xemix ó decía: t Creería yo que esta isla es la gran laguna que Chemich, nombre recibido, á mi modo de ver, de las cerca el río está sobre el puerto; que con el tiempo se lagunas que habían sido su primer asiento y se pro­ acabó aquella maravilla, si fué cierta, y viene hoy á longaban desde el puerto por el E., SO. y mediodía (1): ser una laguna, por inundarla el río, como se ve en junto á ella, y pared por medio, hubieron de estable­ su diseño> (pág. 627). cerse los fenicios primero, después los cartagineses y Dos siglos y medio bien largos han transcurrido más tarde los romanos, dándole el nombre del río antes de que el problema volviera á plantearse, por Lixus, y constituyendo de esta suerte una ciudad ge­ cierto j en los mismos términos en que lo había puesto mina ó doble, Semes-Lixus (como en España Indike- el clarísimo Aldrete. Un ministro plenipotenciario de Emporion, Arze-Saguntum, etc.), con dos gobiernos Francia en Marruecos, M. Tissot, probablemente sin diferentes (de que hubo otros casos aquí, además de conocer la obra del canónigo cordobés, ha publicado esos: SingiUa Barba, Valencia, etc.), que acuñarían en 1877 (2) un plano de la parte inferior del estero durante algún tiempo monedas autónomas, la una con del Lucus (la misma diseñada por aquel), y recha­ zando la hipótesis de que el «auriferum nemu8> hu­ (1) A juicio del Sr. Cuevas, «el nombre Xammix es exótico, biese estado en la isla ó laguna á que Aldrete quiso pues ni pertenece al puro árabe ni al verdadero berberí: ha reducirlo, fundado en su fiora y en su constitución nacido en Egipto, en donde tanto pueden haberlo importado geológica, dice: «Situado en medio del estero del Li- las tribus del Eey Ifrikos como los cartagineses...» /"Estudio xus, á una distancia de la boca primitiva del río exac­ general del Bajalato de Larache; Bolet. de la Soc. Qeograf. de Madrid, t. xvi, pág. 433).—El ilustre numismático dinamar­ tamente igual á la que Plinio señala entre el mar y el qués L. Müller conjetura, con Gesenio y Judas, que Semes emplazamiento del jardín de las Hesperides, el islote es el nombre fenicio del Sol, y por tanto, que la ciudad de que de Rekada satisface á los datos topográficos del pro­ se trata era «la ciudad del Sol»: esta, en opinión de Gesenio, blema que tratamos de resolver...> (pág. 82). «En el corresponde á la de Jol; según Judas, á otra indeterminada, sita en las riberas del Atlántico; Müller titubea entre Asamas islote de Bekada es donde puede situarse con más y Lixus. íNumismatique de Vane. Afrique, m, pág. 167.) Yo encuentro que el nombre de esta ciudad es libio y se ha perpetuado en alguno de los dialectos berberiscos, bajo la for­ (1) Varias antigüedades de Sspaüa, África y otras provin­ma de chermich, laguna ó charca, echcMrmich, lago (FaidJierbe, cias, por el Dr. Bernardo Aldrete, canónigo de la Santa Igle­ Le lénaga des tribus sinegalaises; Paris, 1877), fundándome en la sia de Córdoba.—Amberes, 1614; pág. 528. coincidencia morfológica de los nombres y en la naturaleza (2) Recherches sur la QéograpMe comparte de la Mauritanieesencialment e pantanosa de la localidad. Es posible que la se­ Tingitane, por M. Tissot. Paria 1877; pág. 77.—Sobre las ruinas mejanza del nombre berberisco de la ciudad con el semítico de Lixus pueden verse nuevos datos en Estudio general del del sol engañase á los fenicios, induciéndoles á esta asimila­ bajalato de Larache, por D. Teodoro de Cuevas, en el Boletín ción, y que en tal concepto, tengan razón Gesenio, Judas y de la Sociedad Geográfica de Madrid, Junio 1881. L. Müller. 24 EEVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. la leyenda Ura» (SMS) y la otra con la de UrsS (LOS) (1). tro de tierra por el río Lucus, y Platón no dice que la Los pescadores de Cádiz llegaban hasta ella con metrópoli insular de los Atlantes estuviese sobre el sus pequeñas embarcaciones, persiguiendo el atún mar, sino á corta distancia del mar (de 50 á 60 estadios), (Strab., II, 3, 4); Málaga sostenía con sus negociantes si bien penetrando este en los fosos con la marea alta; relaciones frecuentísimas, á punto de hacer precisa la lo cual bien claramente da á entender su situación á celebración de mn tratado de comercio, autorizando orillas de una ría. Por otra parte, Hannon tuvo que el curso legal en ambos mercados de las respectivas navegar un día por el XÓXTTO;, en dirección á levante, monedas de una y otra ciudad, la de la Botica y la de la para aportar á Cerne; lo cual excluye todo emplaza­ Mauritania >• (2); y su tráfico llegaba hasta Barcelona, miento en lugares próximos á la boca, como lo está el según enseña una inscripción sepulcral de esta última islote de Rekada, y aun las ruinas de la ciudad de ciudad, que me apunta el doctísimo filólogo y epigra­ Lixus, que no distan del mar sino una miUa. PUnio fista P. Fita (3). no conocía más ciudad que esta en la ría del Lucus, Pero esto, que á lo sumo autorizaría para conjetu­ y por eso locaUzó allí las tradiciones de que estaba pe­ rar si tal vez no hubo también adscrito al templo de netrada toda aquella región. Probablemente no se ha­ Hércules ó Neptuno, que parece poseyó esa ciudad, bían internado todavía en su tiempo los romanos ni otro jardín de las Hesperides (4), en manera alguna ocupado la ciudad líbica que poco después hace su permite reducir á ella la metrópoU de los Atlantes, aparición, con el nombre de Oppidum Novum, en el cuyo nombre y cuya situación respecto al mar son Itinerario de Antonino (vía de Tánger á Tocolosida) muy diferentes. y en las tablas de Ptolomeo (entre Lixa y Subur) (1). Se ha padecido un error limitando el campo de la Esta ciudad, algunos han propuesto situarla en Na- exploración y de la hipótesis á esa pequeña parte del rangia ó en Rabat, pero la reducción hoy más admiti­ estero y no á todo él. La marea penetra leguas aden- da es la de Alcazarquivir. Allí creo que fué el asiento de la celebérrima Cerne, descrita por Solón, nombra­ (1) Barth (cit. por L. Müller) indica que la ciudad de da por Diodoro, tenida en concepto de fabulosa por Schemmis habría formado parte de la de Lixus: Müller opina Estrabón. Al lado del nombre romano, pienso que se que estuvo cerca de esta última, y que el no encontrarse sus mantuvo el primitivo y que prevaleció sobre él á la ruinas proviene de que tal vez desaparecieron con los cambios caida del Imperio y penetró muy adentro de la Edad que ha experimentado el río desde la antigüedad fob. cit., ni, pág. 169). La opinión apuntada en el texto concilia estas opues­ Media, transfigurado por los árabes en leyenda. Tráen- tas versiones. En la parte baja de la ciudad, junto al puerto, la el granadino Juan León y Mármol Carvajal, y dice se conservan aun ruinas de una construcción que parece ser en sustancia lo siguiente: Yendo de caza Almanzor, megalítica (Bl-Cantara). El muro que dividió por mitad la famoso emperador almohade, se extravió en una no­ S'íjUjXíg está quizá indicado por una línea medianera de pun­ tos que se observa en el croquis de las ruinas de Lixus-Che- che tempestuosa entre cenagosos pantanos; dióle ge­ mich, publicado por Tissot y Réelus. nerosa hospitalidad en su cabana un pobre pescador (2) Rodríguez de Berlanga, Los bronces de Lascuta, Bonanm llamado Ahdul-Kerim; Almanzor, á quien aquel pidiera y Aljmtrel; Málaga, 1881, pág. 377-378. como merced que le edificase una casa en el mismo En alguna moneda de Málaga figura, encima de la efigie de lugar, hízole un palacio suntuoso cercado de mura­ un templo, la leyenda ©Dtt?; y la han interpretado, Judas por el nombre del Mercurio fenicio, y Müller por el del Sol, sea, llas, y no contento con eso, otorgó grandes franquezas dicen, porque constituyese un sobrenombre de la ciudad espa­ á los que fueran á morar en aquel sitio. En pocos ñola, ó porque fuera esa la denominación de la deidad repre­ años se agrupó en tomo del alcázar una población sentada en otras monedas malacitanas por una cabeza radiada. fOb., cit., II, pág. 56-57.) —Pero,el sabio romanista de Málaga numerosa, la cual se llamó, por el nombre del castella­ ha identificado ese nombre, acertadamente á mi juicio, con el no, i-Casr AhduJrKerim,-» y también Casr el Quivir ó de la ciudad mauritana Semes (cuya situación, por otra parte, Palacio Grande (2).—Pero ni Alcazarquivir trae esa deja en incierto, por no entrar en su propósito el precisarla), etimología, sino la de «Casr el Cabir, hoc est, Eegium deduciendo la existencia de una omonoia ó concierto monetal entre ambas plazas. Palatium,» como dice Juan León, que era voto en la Abona su conjetura Estrabón cuando dice que Málaga es materia (pág. 392); ni es cierto que la ciudad fuese el mercado de los Nómades que viven en el litoral africano de fundada por Yacub Almanzor ni que en tiempo de enfrente, TOÍ? £V rñ Trfpata No/iáiTi (lib. iii, 4, 2). Conviene este se le pusiera el nombre de Kasr Abdul Kerim, advertir aquí que la costa atlántica de la Mauritania se con­ sideraba siempre como situada enfrente de las playas meridio­ puesto que ya la conocía con ese nombre mucho nales de nuestra Península, como si fuese ella una prolonga­ tiempo antes el geógrafo marroquí Al-Edrisí, según ción de la que daba sobre el Estrecho: así, el mismo Estrabón, un texto de su Descripción de África y España que hablando de Zilis (Arzila), dice que sus moradores fueron me apunta el sabio arabista D. Eduardo Saavedra. trasladados á la ribera opuesta, poblando la ciudad española de Julia loza (lib. iix, 2,8). Una de las monedas que se conocen de Zilis, fué hallada en Málaga. (3) «En el puerto opulentísimo de Barcelona establecíanse ,L»»_) Lsr^ mercaderes Bastetanos y Bástulos, y hasta procedentes de la >X..c ^r^ j -^• er^í-5 í-fj j^' cr- costa occidental de África: tales Publio Antonio Pudens, nacido en Larache (LiaitanusJ; el gremio de los Assotanos fcollegitim (1) Un Oppidum Novum (ahora M-Jadra, ó Duperré) nombra AssotanorumJ, etc.» fLa Senaúnensa; Barcelona, Agosto, 1879.) Plinio, pero corresponde á la Mauritania Cesariense. Pobla­ (4) Como lo hubo, famosísimo, en la Cirenáica y correspon­ ciones interiores, solo conocía tres en la Tingitana; Babba Co­ de, según unos, á la ciudad de Barce, según otros á la de Cyrene lonia, Banasa y . (Grennah), y según otros á la de Euhesperis (Bengazi), nombre A diferencia de Zilis, Lixus, Semes, Tamusia, Sala, etc., el transformado después en Hesperides y Hesperia. Las monedas Oppidum Novum de la Tingitana no llegó á emitir moneda; de esta última ciudad representan á una de las ninfas Hespe­ nueva prueba del origen relativamente moderno de esta colo­ rides conversando con Hércules, junto al árbol de las manza­ nia romana. nas de oro. (L. Müller, oí. cit., i, 11,88.) (8) Mármol, oí. cit., lib. iv, cap. 41. REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 25

los cuales fabricaban vino los eemenses para la ex­ portación á Fenicia (Scylax, cap. 112) (1); de aquellos Jl_^l A ^j^ ^y-sr" ^j_3rJ! ^;-^j 'nH-rr-f J naranjos que Pomponio Mela registró en el país de (3). Por otra parte, es el punto extremo donde Lusitanici belli initio desertum» (p. 400). Mármol se hace -sentir la marea y termina la ría (Tissot, pá­ añade: «D. Alonso, rey de Portugal, quiso hacer allí gina 162). Estas dos circunstancias explican el triple una fortaleza para señorear aquella comarca, teniendo foso creado artificialmente, con diques circulares de entendido que se podría socorrer fácilmente por mar tierra, y que el mar se cuidaba de abastecer, según el cada y cuando que fuese menester.» (Ob. eit., lib. iv, poema de Solón. Su admirable posición estratégica, cap. 49.) (3). tanto para la defensa como para el comercio, explica que los libios hicieran de ella su capital y que des­ Si fué esa la isla donde puso colonos Hannon, y el pués haya gozado siempre de gran consideración, sien­ vocablo Gezira es ima simple traducción del de Cerne, do colonia de fénices ó de peños, ópido romano, puer­ to mercantil de los Cotamas, < ciudad grande y magní­ (1) Al comercio de vino en el Atlántico, en el siglo i a. J. C., fica,» según El-Becrí, «ciudad espaciosísima,» según alude también Horacio en una de sus Odas (I, 31)- sobre la vid León el Africano, «castillo grande» y «fundación de silvestre con cuyo fruto se alimentaban los Lixiias meridio­ Almanzor,» en la tradición popular. Hasta las pro­ nales, vid. Pausanias, i, 83. El uso del vino se hallaba tan arraigado entre los berberis­ ducciones se han perpetuado: la ciudad se halla ro­ cos de esta región, que hasta la religión musulmana tuvo que deada de una cintura de naranjales, olivares y viñe­ transigir con él. No lejos de Alcazarquivir sitúa León el Afri­ dos {J. León, Réclus), descendientes en línea recta de cano la ciudad de Ezaguen, y dice de ella: «privilegium cuique aquellas vides prodigiosas, cuyo tronco apenas podían a priscis Tessae Reglbus vinum bibendi concessum est: vini usu mahomética lege alioqui interdicto, tametsi nuUus sit abarcar con sus manos dos hombres y que producían qui eo abstineat» (pág. 397). Mármol añade: «tienen muchas racimos de un codo de longitud (Strab., xvii, 4), con viñas y hacen vino extremado de bueno» (lib. iv, cap. 43). En toda la provincia de Habat,1as sierras pobladas de Gomeros producían vino, «pues estos berberiscos, dice Mármol, beben vino contra el precepto de su secta» (iv, 52): tal, por ejemplo, (1) Sescription de l'Afrigue el de l'Espagne, par Edrlsi; los de la sierra de Arhona, junto á la ciudad de Erzagen. texte árabe, traduction, notes et glossaire, par R. Dozy et Ya antes, al conquistar en el siglo viii nuestra Península, M. J. de Goeje.—Leiden, 1866; páginas 202 y 89 de la trad., 169 habían traído esa costumbre los berberiscos, llegando á gene­ y "S del texto. ralizarse el cultivo de la viña en el califato cordobés. El aus­ (2) Tal vez en la formación del nornüre Casr-el-Quivir haya tero Alhakem II publicó edictos mandando arrancar las cepas. tenido también alguna parte el antiguo de los jardines Hes- (2) Sobre ciertas manzanas de plata que sostenía la mez­ perides. quita mayor de Marruecos, y otras de oro que había en la mez­ (3) Nou-c. Qéog. univ., t. xi, pág. 715.— Cf. Eenou, Ses- quita de la alcazaba de la propia ciudad, vid. D. Torres, oí. cií., cnpt.géog. de l'emp. de Úaroe, cap. n, § 37: «Esta ciudad se pág. 77 y 80. , halla edificada en praderas cercadas de colinas y expuesta á (3) «Los indígenas afirman que no existe ninguna isla en inundarse con las grandes lluvias: la fiebre azota mucho.»— todo el trayecto del río comprendido entre Larache y Alcazar­ El mismo Réclus: «Montículos insulares, que fueron asien­ quivir: así, pues, la Gesira de León habrá desaparecido á causa to de ciudades y pueblos, se alzan en medio de vastas la­ de haberse cegado con los arrastres uno de los dos brazos del gunas y charcales que parecen ser restos de un lago, etc.» río que la formaban. Acaso se encontraría el rastro de ella en (pág. 750.)—«En los llanos de Alcazarquivir y al S. de la ciudad, la confluencia del Uad Tarfaiat con el Lucus: la distancia que el Luccus es conocido por «El ma-elyedid,» agua nueva; nom­ media entre este sitio y el mar es la que señala León el Afri­ bre que le dieron á consecuencia de haberle hecho abandonar cano, y el nombre de El-Mliha, «la tueim,» con que es desig­ en el pasado siglo su antiguo lecho, con objeto de evitar en nada esta localidad, recuerda el de agréalle (graciosa), que los parte las terribles inundaciones de que con frecuencia era portugueses dieron, según Mármol, á la isla de que habían víctima aquella población.» (Cuevas, Bajalato de Laracie; Bo­ intentado tomar posesión.» (Tissot, Itin&aire de Tánger 4 Siat, letín de la Soc. Geog. de Madrid, t. xv, pág. 79.) ap. BuU. de la Soc. Géog. de París, Set. 1876; pág. 249.) 26 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

ó tal vez una metamorfosis del de Gadeira, que re­ plo, á pesar de que los caracteres extemos lo repug­ cuerde el nombre de la isla Erythia; ó fué, por el con­ naban, erigiendo el nombre en criterio único de inter­ trario, la inmediata ciudad de Cerne (Alcazarquivir), pretación y privándose de otros menos mudables y es cosa que no me atrevería á decidir sin una inspec­ de más sustancia. Entre otros, dos nombres hallo re­ ción de los lugares; pero no creo que pueda razona­ petidos en la costa mauritana: el río Lixo y el cabo blemente ponerse en duda, después de cuanto queda Soloeis. Los comentaristas han estado unánimes en dicho, que estuviera en la una ó en la otra. reconocer, sin más excepción que uno, que el río Lixo Han sido inducidos los intérpretes á situar la isla del Periplo de Hannon no es el río que ha conocido muchos grados al S. de su verdadera posición, á poder con este nombre la antigüedad (El-Kus ó Lucus); pero de diversas causas de error que ya hemos examinado, no han visto que el cabo Soloeis se haUa en igual pero sobre todo de las tres siguientes; caso; que el Soloeis de Hannon es distinto del Soloeis a) El haber admitido a prior! que el actual cabo de los autores griegos y romanos (Ras-Cantin); y esto Cantin corresponde al promontorio Soloeis del Peri­ solo, ha bastado para hacer irresoluble el problema

fundamental del Periplo. En vano les advertía la á pico ó en taludes de pendiente muy rápida; pero era naturaleza la imposibilidad de tal reducción; se deja­ preciso que prevaleciese la reducción, para no desba­ ron engafiar por la identidad de los nombres y cerra­ ratar el sistema, y se ha ideado un hundimiento gra­ ron los ojos á todo lo demás. El Soloeis de Hannon dual déla costa, suficiente á rebajar su nivel 16 ó 20 estaba cubierto de nna selva espesa, y cerca de él, metros y á borrar toda huella de la famosa laguna. por el lado del Mediodía, había un anchísimo lago, Luego, poniendo el Soloeis del Periplo en el cabo poblado de grandes cafiavorales y de elefantes y otros Cantin, había que buscar una situación meridional animales silvestres en sus orillas (Hann. perip., § 36); que conviniese al Lixus; y como aquí ya no asistía el el cabo Gantin es, por el contrario, una roca pelada, nombre ni se imponía tasa de tiempo, cada cual se la y al S. de él no existe, próximo ni lejano, ningún lago, señalaba distinta, habiendo sido identificado con el ni ha podido haberlo, porque la playa, á partir de él, Tensift (Heeren, Mannert, Kluge), Uad-Mesa (Campo- es muy elevada y formada casi siempre de escarpes manes), Uad-Nun (Movers), Üad-Sus (Vivien de Saint REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 27

Martin), Dráa (Müller, Tissot, Entz), Río de Oro (Bou- gún el cual Cerne estaba enfrente de Cartago. Dice así gainvillOj Nisard), Río de San Ciprian (Rennel), Sene- el portulano cartaginés: «calculando la vuelta que ha­ gal (Mer), sin hacer cuenta con Gosselin y Malte-Brun, bíamos dado (lit., nuestra navegación), dedujimos que que suprimieron la dificultad reduciendo los dos Lixus Cerne cae enfrente de Cartago, por cuanto la navega­ á uno solo.—A dos jomadas de distancia, siempre en ción desde esta ciudad á las Columnas resultaba -se­ dirección meridional, había de venir el golfo, bahía mejante á la de las Columnas á Cerne:» iríxu-cu^ifiéoí ó ría donde se hallaba la isla Cerne; y no pareciendo yainm ixroíi ire^í-nXov XOÍT'ÍV&V %¿l

nía ser el punto culminante de él. Indirectamente con­ cabo Blanco. Es casi seguro que corresponde al pro­ firma esta manera de verEstrabón, cuando dice que «la montorio Cotes ó Espartel (1). La faiposa Cueva de ciudad de Lixo cae enfrente de Cádiz, avúnap^uoy rot; Hércules, que una tradición recogida por P. Mela ponía TaSápií, y (xaí) dista de esta ciudad igual que de en este cabo (in eo est specus Herculi sacer, i, cap. 6), las Columnas > (xvii, 3, 2); donde se ve bien claro que presta comentario al ara que erigieron á Neptuno los la equidistancia no entra para nada en la oposicióii, cartagineses en el promontorio Soloeis. Esta reduc­ siendo simplemente una circunstancia más que se ción, lejos de ser arbitraria, la encuentro sancionada suma á la primera. Por lo demás, Hannon no dice que indirectamente por una palabra del Periplo, que ha Cerne esté en el mismo paralelo de Cartago, sino apro- quedado hasta hoy sin explicar. No dice este «llega­ ximadam^ente, que es lo que da á entender el vocablo mos, > como traducen muchos, sino «nos reunimos> iá\£í y confirma el máxime de Cornelio Nepote. Ahora en el cabo Soloeis, im SOXÓIVTO. <7vvrt\6oiJ.ív (§ 4). Si­ bien, la situación que atribuyo á Cerne no está lejos tuando el Soloeis en el cabo Cantin, estas palabras ca­ del paralelo de Cartago, y es la isla más próxima á él recen de explicación satisfactoria (2); pero si se trae de cuantas pueden señalarse en la Libia occidental. hacia el cabo Espartel, la encuentran muy obvia. Sa­ Expuesto así el criterio que me guía en la inteli­ bemos por Plinio que Hannon salió de Cádiz para la gencia del Periplo y tomando como puntos fijos de famosa expedición: Hanno circunvectus a Gadibus ad partida, en los dos extremos, Abyla (Ceuta) y Cerne flnem Arabiae, navigationen eam prodidit scripto (en el Lucus), hé aquí las reducciones que propongo (ii, 67, 3), por ser aquel el centro de las navegaciones para los lugares intermedios. á la costa mauritana (ibid., u, 67, 2), solo de gadita­ 1.0 LixKS. Convienen todos, excepto Gosselin, en nos frecuentada (Strab.^ ii, 34) (3). Una parte de la es­ que fueron dos los ríos de este nombre; que uno de cuadra saldría de Cartago, y otra parte de Cádiz: mien­ ellos es el Lucus actual; y que el citado por Hannon tras la primera instalaba la colonia de Thymiaterium es el otro. Sobre este otro, ya no existe conformidad, en el Estrecho, el almirante hubo de pasar á Cádiz según hemos visto. Lo han buscado al S. del primero, para dar la última mano á los preparativos, y reu­ hallándose al N.; y por tal camino era imposible que nirse á ella en el cabo Soloeis, lugar de la cita como pareciese. Los libios debían designar á entrambos con el más próximo y en el que daba comienzo pro­ el nombre de Iluccus ó Lucus (1), que los peños pro­ piamente la exploración. El abreviador del Periplo nunciaron Lixus, y como era natural, ha prevalecido suprimió la relación de este incidente, por no concep­ la forma indígena: el Lixus conocido se denomina M- tuarlo esencial, y solo por acaso quedó de eUa aquel Kus (el río de Xemix y Cerne, de Larache y Alcazar- vocablo, á través del cual podemos vislumbrar, como quivir); el disputado conserva la misma denominación, á través de un vidrio ahumado, algo de lo que su­ EI-KMOS, y se halla situado en el promedio de la dis­ cedió. tancia entre Larache y Tánger (2). Son los dos ríos de Indirectamente hallo confirmada esta corresponden­ alguna importancia que desembocan en el Atlántico cia que atribuyo al Soloeis, en Heródoto. Sabía él desde el Estrecho hasta el Sebú. Las ciudades de Xe­ de ese-promontorio por los cartagineses, y dice que mix (Lixus) y Cerne dieron al primero gran celebridad, es el punto más avanzado de la Libiaj es decir, de á punto de eclipsar al segundo y relegarlo desde muy la región comprendida entre Egipto y el Atlántico temprano á completo olvido: de escritor muy antiguo (n, 32); donde evidentemente se refiere al punto más hubo de copiar inconscientemente Plinio aquel pasaje: avanzado en sentido de occidente ó de los paralelos, «Cotta, non procul Lixo flumine» (xxxii, 6, 1), en el y por tanto, alude al cabo Espartel; pues si los carta­ cual no es tan claro como piensa Vivien de Saint Mar­ gineses hubieran denominado Soloeis al cabo Cantin, tin, que el Naturalista haya confundido la ciudad de habiendo explorado basta latitudes mucho más bajas, Lissa, cuyaa ruinas señalaba el mismo Plinio á corta no habrían podido informar al historiador griego que distancia de Cotta, con el río Lixus, que cae más al S. la Libia terminaba (entiéndase en la costa occidental en el Atlántico (3), puesto que cerca del lugar á que co­ ó en el sentido de los meridianos) en dicho cabo, cons- rrespondía Cotta, desagua efectivamente un río Lixus. tándoles que no era cierto. Más adelante, hablando 2.0 Soloeis. Tiene que caer al N. del río El-Kuas, y por tanto, ser distinto del Soloeis que conocieron por (1) Podría pensarse en otro cabo próximo á ese, la punta este nombre los antiguos geógrafos y ha sido reducido Ras-el-Kuas, que parece ser, conforme á la exploración geo- por los modernos al cabo Cantin ó á su inmediato el gráflco-histórioa del ilustre Tissot, el Ep^iaía aVpa de Scylax; pero lo que sigue del Periplo se adapta mejor al cabo Espartel, y además, no es de creer que Hannon pasara en silencio un (1) El primer componente de este vocablo es il, río en len­ promontorio tan elevado y de tanta importancia como este, gua líbica (dialecto zenega, según Faidherbe); la segunda, para hacer mención de una punta en todos respectos tan poco recuerda el Eccaius, nombre indígena, líbico, del río que los saliente griegos llamaron Leteo ó Lathon, y pasaba junto á la ciudad (2) No lo es la de M. Tissot: «que la escuadra se habría dis­ de Euhesperides, en la Sirte Mayor. persado más ó menos, y se reuniria nuevamente en el cabo (2) Podría haberse pensado también, aunque con violencia, Cantin.» fUauret. Tingit., pág. 108.) en Zi-lis (considerando la primera sílaba como forma del ar­ (3) Por esto encontró en Cádiz recursos abundantes para tículo femenino en la lengua libia, visible quizá en Thy-mia- organizar dos viajes de exploración por el Atlántico (siglo ii terium, degenerado en el moderno beréber en ta ó te, como se a. J. O.) el célebre Eudoxio de Cyzico, que había solicitado en ve en la vecina ciudad que se llamó Xemix, y ahora por los balde la cooperación ó el auxilio de varios Estados republica­ indígenas Texemix ó Texemex), á no oponerse la corta distan­ nos y monárquicos del Mediterráneo. fEudoxe de Cytique et le cia que separa á ese río del Lucus. periple de l'Afrigue dans l'antijuité, par Paul Gaffarel, Besan- (3) Oí. cit., sec. vni, art. 3, pág. 349. ?on, 1873.) REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 29 del periplo persa de Sataspes, dice: «Pasó las colum­ de Thymiaterium, por lo cual se han propuesto para nas de Hércules y dobló el cabo que llaman Soleéis» ella las más varias posiciones: en la punta Malabata (iv, 43), y viene en apoyo de la anterior referencia (1). (Gosselin), en Larache (Heeren), en el cabo Cantin 3.0 Lago innominado. Navegando desde el cabo (Bougainville), en Mehdiya (Mannert, Müller, Vivien), Soloeis medio día con rumbo á levante, alcanzaron en Mazagan (Entz, Mer, Eobiou), etc. Con la reducción un lago, Xí/xyn, donde crecían espesos cañaverales y que acabamos de hacer de los precedentes lugares, en cuyas orillas se revolvían grandes manadas de el sitio de Thymiaterium no puede ser sino uno: cer­ elefantes y otros animales silvestres. Este lago es ca del cabo Espartel, pero antes de llegar á él vinien­ probablemente el mismo Xipívn Kn^dCÍa; de Scylax, do de Cartago: por consiguiente, Tingis (Tánger), ciu­ quien hace asimismo mención en su Periplo de los dad líbica, que Plinio y Mela dijeron ser fundación cañaverales que tanto llamaron la atención de los de Anteo (Plin., v, 1, 2; Mela, i, 6). Es posible que el expedicionarios púnicos: en cuanto á los elefantes, nombre fenicio, si lo es, brotase por sugestión del sábese que eran muy frecuentes en toda la ribera del nombre indígena. Población líbica, romana, visigoda, Estrecho, hasta Sierra-Bullones (2). El lago en cues­ árabe, portuguesa, española, británica, Tánger, no es * tión corresponde á la vasta depresión que se extiende posible que dejara de serlo fenicia, y que los gaditanos detrás de las playas de Tahadart, todavía en parte y cartagineses repudiaran tan rica herencia (1). inundadas, y cruzada cerca de su desembocadura por Como se ve, Hannon se concilla á maravilla, lo mis­ los riachuelos Mharhar y El-Jarrub, que el Sr. Cer- mo en el conjunto que en los detalles, con los demás vera reconoció en 1884 (3). Aquí es ocasión de expli­ escritores de la antigüedad que hicieron mención de car, para que no sea motivo á cavilaciones, cómo Cerne, dándose cita todos, aunque por diversos cami­ pudo ser que Hannon navegara hacia levante, luego nos, en lo interior de la ria del Lucus (Lixus).—He di­ que hubo doblado el cabo Espartel, siendo así que cho todos y no es cierto; hay una nota discordante, en el mapa no hay otra traza para la costa que una Scylax: veamos por qué. El derrotero de Scylax, á linea meridiana. A partir del cabo mismo, la costa se partir de las Columnas, enumera los siguientes puntos: encorva, formando una especie de golfo que se ex­ i Golfo Cotes, ciudad y comarca Pontion, lago Cefisias, tiende hasta la punta El-Kuas y comprende la lla­ cabo Hermeo, río Anides, río y doble ciudad de Lixus, mada cala Espartel, con un muelle natural, y la río Crabis, ciudad púnica Thymiaterium, cabo Soloeis ensenada de Jeremías, donde suelen fondear, para con el ara de Hércules, rio Xión (Lixüs) en cuyas orillas abrigarse de los vientos duros del E., los buques que habitan los etiopes Hesperios, isla Cerne...ii La segun­ no pueden embocar el Estrecho (4). A pesar de que da parte de este derrotero, está calcada evidentemen­ las arenas acumuladas por los vientos O. y los alu­ te sobre el Periplo de Hannon (2), que comprende viones del interior, durante más de dos mil años, han € ciudad púnica Thymiaterium, cabo Soloeis con el ara hecho avanzar mucho la playa (todavía muy baja é de Hércules, río Lixus detrás del cual moraban los inundada en la pleamar), menguando la curvatura etiopes, isla Cerne...» La primera parte procede de del golfo, todavía es esta bastante pronunciada para otro Periplo desconocido y mucho más detallado que que más de una vez, antes de la construcción del el de Hannon: el compilador, al ordenarlos, no ad­ faro de cabo Espartel, los barcos que venían del S. virtió que entrambos versaban sobre un mismo tra­ embarrancasen de noche en la playa de Tahadart, yecto de costa y venían á morir en un mismo punto, tomándola por la entrada del Estrecho (5). y en vez de superponerlos, los yustapuso y empalmó 4.0 Colonias. Detrás de los médanos que forman la como si fuesen diferentes y sucesivos; resultando de playa de Tahadart, á media jomada del cabo Espar­ aquí que los seis días que Hannon ponía desde las tel, hemos visto que ha de situarse el lago de los ca­ Columnas á Cerne (Hann. Perip., § 2-8) se conver­ ñaverales y de los elefantes. Entre él y el rio El-Kuas, tían en doce (Scyl. Perip., 112); que los comentaristas probablemente en la región que Scylax denomina principiaban la investigación de los lugares del Peri­ Pontion y ha sido reducida á las colinas de Haye- plo de Hannon comprendidos entre las Columnas y el riin y de El-Mriés {los puertos) y á la meseta de río Chres, allí donde debía concluir; y que Cerne iba Cherf-el-Akab, bañadas juntamente por el mar y por á caer en un lugar donde «nuUa est ínsula» como las lagunas del interior, es donde hubo de fundar nota C. Müller. Este hecho de no existir isla alguna Hannon las colonias de Garicon Teichos, Gitte, Acra, en el punto donde, según el Periplo, debía haberla, Melitta y Arambis. En esto no parece que quepa di­ pudo poner al sabio helenista en sospecha de una in­ ficultad, porque el sitio se halla bien puntualizado; terpolación; pero no habiendo caído en ella, dio del pero no sucede otro tanto con respecto á la colonia hecho una explicación artificiosa y vaga (3), que en

(1) El nombre libio de este cabo era Cotes, que los griegos (1) Fuera de Tánger, apenas si puede pensarse en Cotia, tradujeron por Ampelusia. por más que convide el nombre de la aldehuela Mediuna, de­ (2) PUn., V, 2; San Isidoro, Bthymol., xiv, 5; etc. En España bajo de cuya forma arábiga se esconde quizá un vocablo libio. existió también el elefante en la época cuaternaria, habiendo (2) O sobre un calco anterior de esa parte del Periplo, si, descubierto huesos de él Celephas africamis) el geólogo Sr. Pradocom o deduce M. Vivien fob. cit., pág. 335), el autor del de (1864) en el terreno diluvial del cerro de San Isidro, Madrid. Scylax no conoció el del almirante cartaginés. (3) Expedición geográjlco-militar al interior y costas de Ma­(3) «NuUa ibi est Ínsula. Verum usque ad desertum satis rruecos, por Julio Cervera, Barcelona, 1885. nota erat navigatio, ulteriora non posse navigari nautarum (4) Derrotero de las costas occidentales de África.—'i/l&iñi,mercatorumqu e narratiunculis ferebatur, ultimam autem 18T5, pí«. 24. navigationem usque ad Cernen pertinere erat fama: ergo huo (5) Tissot, oí. cit., Pag. 60. Cerne ponenda erat.» fQeog. graeci min., 1.1, pág. 93.) 30 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

manera alguna puede satisfacer á la crítica. No habían tinento americano; y la conjetura hizo tal fortuna, que sido más advertidos sus antecesores; y así, el Periplo pocos años después hubo ya quien propusiera aplicar á de Scylax ha podido seguir haciendo el oficio de aque­ este el nombre de Atlantis (Guillermo de Postel, 1561); llas luces engañosas que aldeanos sin fe encendían y dando un paso más, los hermanos Sansón (1689) y de noche en los escollos de las costas, para que se Roberto de Vaugondy (1748) publicaron mapas en estrellaran las embarcaciones y hubiese despojos que que aparecía América bautizada con el nombre de recoger. Sobre este punto incidental, discurriremos Atlántida y dividida en diez reinos, correspondientes más largamente en otra ocasión. á los diez hijos de Neptuno, conforme al relato de Pla­ tón: todavía hoy, aunque sin admitir tal identificación 11. Diluvio de la Atlántida.— Situada Cerne en el y dando por sumergida la famosa isla, hay quien pre­ llano de Alcazarquivir, lo que escribió el filósofo tende que estuvo poblada por la misma raza cobriza griego acerca de la sumersión de la Atlántida se ex­ que habría ocupado antes que la blanca el Egipto, la plica del modo más natural, cobrando caracteres de Libia, Iberia y EtrUria, y fundado poderosos imperios historia cierta. en América, y cuyos supervivientes serían los actuales Desde que el ilustre americanista Acosta (1598) indígenas de este continente (Gaffarel, 1869).—Para simplificó el problema de la Atlántida suprimiéndolo, otros, la Atlántida subsiste en Europa ó en Asia: quién negando que tal isla hubiese existido nunca en otra la identificó con la península Escandinava, situando región que la de las fábulas, han sido muchos y de á la entrada del Báltico las Columnas de Hércules valía los defensores de tan radical solución en las dos (Eudbeck, 1673); quién con Persia, y las Columnas centurias siguientes, tales como Fabricio, Malinkroot, con el estrecho de Ormuz (Latreille, 1819); quién con Tiedemann, Hismanns y otros, á quienes han seguido la Palestina (Eurenius, 1754; Baer, 1762); quién con Danville, Gosselin, Uckert, Malte-Brun, Letronne, la Ogygia de Homero j en el Mediterráneo occidental Rhinne, etc., bien ajenos de sospechar que aquella isla (Delisle de Sales); quien con el Spitzberg (Bailly, 1805); de Cerne que algunos de ellos buscaban con tan febril quien con el actual desierto del Sahara (Kirch- anhelo, hubiese sido la metrópoli del imperio cuya maier, 1685)... existencia tan resueltamente negaban. Bartoli y Ville- Creo que fué Badía el primero en sospechar «que la main han renovado la doctrina de algunos filósofos antigua isla Atlántida se formaba de la cordillera del de la antigtiedad, para quienes la Atlántida fué en monte Atlas> (1). Todo cuanto llevamos dicho, viene Platón no más que un adorno literario, sin la menor en apoyo de esta conjetura, según vamos á ver. realidad histórica (Longino), ó simplemente una ale­ El territorio que se extiende entre el Atlántico, el goría del combate de las estrellas con los planetas Gran Desierto y el Mediterráneo hasta el golfo de (Amelio), del bien con el mal (Numerio), de los genios Gabés (Marruecos, Argelia, Túnez) ha sido denomi­ malos con los buenos (Orígenes), de la materia con el nado por los árabes Gezira el Mogreb (isla del Occi­ espíritu (Proclo). Alguno la ha atribuido á invención de dente), y es, en realidad, un macizo insular, que en los egipcios, quienes habrían buscado por este camino tiempos remotísimos constituyó una isla ó una penín­ captarse las simpatías de Grecia (Th. H. Martin, 1841): sula, unida á la nuestra por un istmo, ahora brazo de otro tuvo esta concepción como resultado de una ilu­ mar (Estrecho de ). Una parte de esa región sión óptica (Nicles, 1864). No pocos titubearon, sin es la que hubo de llevar en los primeros albores de la decidirse resueltamente por negar ó por admitir la Historia el nombre de Atlantis ó Atlántida (2). El poema existencia de la Atlántida (MenteUe, Humboldt, Saint de Solón dividía esta en diez provincias ó reinos, sien­ Simón, etc.). Admitiéronla otros, pero dándola por se­ do la mayor y más rica de todas ellas la que rodeaba pultada en los abismos del Océano, á consecuencia á Cerne y habla caído en suerte al primogénito del de temblores de tierra potentísimos (Genebrard, 1680, íundador del Imperio atlántico. Era, dice Critias, una Kircher, 1655, etc.). Esta opinión es la que actual­ mente priva entre los geólogos: la Atlántida habría sido un continente que enlazaba geográfica y geológi­ (1) Viajes de A li-Bey el A bassi CDomingo Badlajpor África y camente, á modo de puente colosal, el mimdo antiguo Asia, Valencia, 1836; 1.1, cap. 19. Esta correspondencia sostiene con el nuevo, y que hubo de desaparecer por efecto hoy, con gran copia de erudición ,M. Berlioux, Les Atlantes: de terremotos de una intensidad excepcional, dejando histoire de rAtlantis et de l'Atlasprimitif, París, 1883. como testimonio de su existencia las Azores, la Ma­ (2) Según Platón, se hallaba situada la Atlántida al otro lado del Estrecho, ct-rca de su embocadura, irpá raD oro/xáro;. dera y las Canarias (Unger, Heer, etc.) (1).—Otro ame- El haber traducido la preposición npo por «en/rente» del Estre­ ricanifita español, López de Gomara, 1552, había in­ cho («ínsula prejacente ostium,»que dice C. MüUer), ha sido dicado la correspondencia de la Atlántida con el con- causa de gran confusión entre los intérpretes y desorientado al mayor número. Lo que en realidad significa es delante, envolviendo estas dos ideas: «fuera» de una cosa y «junto» á ella. Así, la frase Trpo TÜV áupúx quiere decir delante de la (1) Recientemente ha sido defendida la posibilidad de la puerta, esto es, á la parte de afuera de ella (Alexander). Por teoría de la Atlántida en esta forma y con tales proporciones, consiguiente, la versión exacta de todo el pasaje griego sería: por el geólogo Sr. Botella, Apuntes paleogeográjlcos (Boletín de«prop e fretum,» «ad fretum,» en una palabra, «á la salida del la Soc. Geog. de Madrid, t. xvi, páginas 226 y siguientes), por Estrecho». Esta condición la cumple tan á la letra el territorio el marino Sr. Novo y Colson (Última teoría sobre la Atlántida, á que me refiero, que casi pudiera situársele «apud fretum»: en el mismo Boletín, t. vn, pág. 5), y por el orientalista señor nuestro Murga, que ciertamente no había oído nunca de estas Fernández y González. fVi^ea de exploración por el Atlántico cuestiones geograflco-históricas, escribía que Larache se halla anterioreí á Colón y Vasco de Sama, Revista de España, 25 Di«cas­ i en el punto de confluencia del Atlántico con el Medite­ ciembre 1885.) ^ . rráneo.» fBecueráos marroQUÍes, Batalla de Alcázar, pág. 26.) REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 31

llanura situada no lejos del mar, la más fértil y her­ mismos lugares la Atlántida, con su foso de circun­ mosa de las llanuras; y se prolongaba uniforme en valación y su vasto sistema de canales, con su isla una extensión de 3.000 estadios de longitud por 2.000 de Cerne junto á la ría del Lucus, cercada de diques de anchura: limitábala por el interior un cerco de de tierra y puertos circulares en comunicación con el montañas, que se prolongaban hasta el mar; el arte mar (1): más aún; hasta sería posible la reproducción la habla circuido de un foso anchísimo (un estadio) de aquel diluvio nefastísimo que malogró una civili­ y muy largo (10.000 estadios), adonde iban á parar zación incipiente, llamada por lógica de la historia á todoB los ríos y torrentes que descendían de las sie­ más altos destinos que la misma civilización egipcia. rras: ese foso tocaba por sus dos extremidades en la Hé aquí cómo. ciudad (Cerne), y desde allí iba á desaguar en el mar. Sábese que gran parte de los estragos que causaron Del gran foso de circunvalación partían de 100 en 100 los terremotos del Estrecho de la Sonda, hace tres estadios otros menos anchos (100 pies), que cruzaban años, fueron debidos al levantamiento de las aguas la llanura hasta cerca del mar: esos fosos interiores del mar y á la consiguiente formación de ondas am­ se comunicaban entre si por medio de canales trans­ plísimas, propagadas á muy larga distancia: algunas, versales y servían para transportar por agua á la ciu­ de hasta 36 metros de altura, alcanzaron las costas dad las maderas de las montañas y los productos de de Java y de Sumatra, á 130 kilómetros de distancia cada estación. En los territorios que esos canales del centro de erupción, y precipitándose con furia abarcaban dentro de ei, se elevaban villas y aldeas irresistible adentro de las tierras, destruyeron en un ricas y populosas, lagos, bosques, campos que produ­ instante todas las poblaciones del litoral, Beniawang, cían dos cosechas anuales, praderas que sustentaban Telok-Betong, Tjaringin, Anjer, etc., arrastrando des­ rebaños inmensos. Para su defensa contaba con un pedazados al abismo á sus míseros pobladores. Años ejército formidable y una armada de 1.200 buques... antes, Arica, Arequipa y otras villas del Perú habían Esta descripción coincide punto por punto con la sido despobladas y arruinadas por olas semejantes que dan los geógrafos modernos de la vasta llanura de 30 y 40 metros, trasmitidas á través del Pacífico que fórmala cuenca inferior de los ríos Lucus y Sebú. desde más de 8.000 kilómetros de distancia.—Las islas lEste anfiteatro de montañas circuye una llanura in­ Atlánticas (Canarias, Azores, Madera, Cabo Verde) mensa... elevada apenas algunos metros sobre el nivel traen todas origen volcánico; y se ha probado que del Atlántico, la cual no presenta, en una extensión existen, además, fuera de ellas, vastas regiones erup­ de 20 leguas de O. á E. por 12 ó 16 de N. á S., ninguna tivas en el mismo Océano, que estuvieron en actividad ondulación, ningún accidente de apreciar: apenas si dentro de los tiempos históricos (2). Pues bien, que se encuentra la vista donde fijarse, fuera del perfil azu­ produjesen en las Azores ó en las Canarias temblores lado de las werras que la limitan»... Las dos vias semejantes á los de Hauai ó Java: el mar, levantán­ romanas del interior de Marruecos parece que no dose, penetraría en masas colosales y con una veloci­ revistieron nunca la forma de viae stratae, entre dad increíble por los boquetes del Buragrag, del Sebú, otras razones, por la dificultad de construirlas y de del Dradar y del Lucus, invadiría el Uano, barriéndolo conservarlas en un país donde los valles del Lucus, todo, cultivos, selvas, población, ganados, casas, puen­ del Sebú y del Buragrag, en su parte inferior, están tes, mezquitas, muelles, y al retirarse á su frontera completamente inundados durante el invierno: cpara normal, no dejaría detrás sino una sucesión de lagu­ cruzar la sola llanura del Subur, habría sido pre­ nas y fangares interminables, sin nada que revelase ciso construir un agger de 20 leguas en un país don­ la existencia anterior del hombre; imagen de la desola­ de cuesta trabajo encontrar el más pequeño gui­ ción y de la muerte. A mi juicio, no fué otra cosa el jarro, cuanto más un pedrusco» (1). «Tiene 28 leguas diluvio que se tragó la rica provincia de Cerne, cabeza de E. á O. y 20 de N. á S., y por medio pasa el gran y corazón del Imperio Atlántico. Todavía duraban las rio Sebú: es la provincia más rica de África en pan, guerras de los libios en el Mediterráneo: parece que ganados, lana, manteca y huevos»; así decía Mármol cuando ocurrió la catástrofe, un ejército, venido del y Carvajal de la provincia de Asgar, limitada por el pais de los helenos, había pasado el Estrecho é inva­ río Buragrag al S., el Yebel Zerhun al E., Larache y dido el país. < En los tiempos que siguieron á estos, Alcazarquivir al N. y el Atlántico al ocaso: la pobla­ ción más importante de ella, añade, es Alcazarqui­ vir (2). (1) «Por medio de barcos chatos, podría hoy llegarse hasta más arriba de Mexrá-el-Neyma, con auxilio de las mareas, Este pienso que fué el país de los etíopes cemen- cuya fuerza hasta allí se hace sentir; pero convenientemente ses, la famosa provincia Cerne del Imperio Atlántico, canalizado el Luccus, podría muy fácilmente llevar hasta el mismo Alcázar los buques de regular porte; y ejecutando obras mencionada, según hemos visto, por varios autores de de relativa importancia, quedaría aquella ciudad convertida la antigüedad; este el teatro de aquella espantosa ca­ en verdadero puerto de mar. Nos mueve á diseñar semejante tástrofe, con tan vivos colores pintada por Solón en idea, el hecho de que la corriente del río que nos ocupa es re­ su poema. Si todavía, después de lo dicho, pudiera ca­ lativamente suave; que su caudal de aguas es constante, y que la extensión y la naturaleza de los terrenos que rodean ber alguna duda, acabaría de disiparla una sencUla á Alcazarquivir permitirían establecer en aquellas inmediacio­ consideración; hoy sería posible restablecer en esos nes una gran dársena y excelentes diques.» (Bajalato de Lara­ che, por D. Teodoro de Cuevas, Bolet. de la Soc. Qeog. de Ma­ drid, t. XV, pág. 75.) (1) Tissot, oí. ct(.,páginas88y 129. (2) Edad geológica de las islas Atlánticas y su relación con los (2) Descripciin general de África; lib. i, cap. 6, f. 5 v.", y continentes, por D. Salvador Calderón. (Boletín de la Soc Ub. IV, cap. 38. Geog. de Madrid, t. xvi, 1881, pág. 377 y siguientes.) 32 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

decía el sacerdote de Sais al legislador griego, tem­ según hemos visto, en la ginecocracia, y su misma blores de tierra formidables causaron grandes inun­ organización feudal. Raza á un tiempo agrícola y gue­ daciones, y en un solo día, en una sola fatal noche, la rrera, y producto de la superposición de dos muy tierra se tragó á todos vuestros guerreros, la isla diferentes en grado de inteUgencia y de cultura, se Atlántida desapareció entre las aguas. > Probable­ explica que tuviese ya origen en tan apartada edad mente no eran griegos, sino fenicios ó egipto-fenicios, aquel género de vasallaje ó servidumbre territorial co­ los invasores que tan desastradamente perecieron en lectiva, que en nuestra Península alcanzó los días de la tierra de sus enemigos, y por esto conservaron tan la Reconquista, y aun, en parte, los del Renacimiento, cuidadosamente en sus libros religiosos la memoria y que en África no se ha extinguido todavía (1). del desastre. Las tribus que poblaban el Yebel-Zer- hun y los valles superiores, y que no fueron del todo 12. Conclusión. El Chretes de Sannon y el Chréme- aniquiladas por las inundaciones del interior, huérfa­ tes de Aristóteles.—Una observación más, antes de con­ nas de clase directora, privadas de aquel inmenso ca­ cluir. La reducción que propongo para la isla Cerne pital acumulado en la llanura, que resumía el genio, téngola por cierta; pero la del río Chres ó Chretes y la labor, el saber y el ahorro de toda una raza durante la de la isla Ciranis son menos seguras. Así como he muchos siglos, tardó poco en recaer en la barbarie, subido este río y el lago de las tres islas desde la Se- guardando solo de aquel glorioso pasado la memoria negambia á Río dé Oro, es muy posible que reciban de sus brillantes concepciones religiosas, que los grie­ de otro un nuevo impulso y vengan á situarse en la gos recogieron y glosaron, y de sus templos y bosques costa de Marruecos. Para pensarlo así, tengo las si­ sagrados cuya localización en el Lucus perpetuaron guientes razones. los escritores romanos, y una oscura tradición de la La antigüedad conoció en la Libia occidental un río catástrofe, que han llegado á tiempo de fijar los pri­ caudaloso denominado Chremetes; pero entre los mu­ meros africanistas españoles. Habla Mármol: «Lla­ chos autores que hacen mención de él, únicamente móse esta provincia Asgar (que quiere decir «mar fijan su posición las Meteorológicas de Aristóteles. Trata huida»), porque dicen los escritores africanos que an­ de probar el autor de este libro que los ríos de mayor tiguamente la cubría toda la mar, y que libaba hasta caudal traen su nacimiento de las montañas más ele­ la ciudad de Tezar, que está 40 leguas la tierra aden­ vadas, y dice: «En la Libia, el Aegon y el Nyses des­ tro, y que después se fué retirando el agua y dejó des­ cienden de las montañas de la Etiopía; y los ríos ma­ cubiertos todos aquellos llanos donde ahora hay gran­ yores entre aquellos que recibieron nombre, el que se des tierras de pan. Fué poblada de un rico y poderoso llama Chremetes y desemboca en el Mar Externo, y la pueblo, y había en ella muchas ciudades y villas; mas rama principal del Nilo, salen de los montes Argén­ después fueron todas destruidas y asoladas, y dende teos.» (Meteorolog., lib. i, cap. 13, § 21.) á muchos tiempos se poblaron algunas de bereberes, y lo están en el día de hoy» (1). (1) La sociedad targuí esté dividida fundamentalmente en Hoy, la raza libia se encuentra esparcida por Áfri­ dos clases: tribus nobles (de iMggaren; singular ahgarj y tri­ ca, ocupando la mitad septentrional de este continen­ bus vasallas, clientes de aquellas (imgraá, ó imrlMd; singular amrhiclj. El gobierno de los intereses comunes compete á la te, dividida en multitud de ramas, pero conservando asamblea de la nobleza; y á uno de los nobles la jefatura ó todas la antigua lengua,—descompuesta en numerosos mando superior (éuskaro agin, kabila ajem, mandar). A los dialectos (1),—el mismo derecho civil (2), resumido. vasallos está confiado el trabajo manual, el pastoreo, la agri­ cultura, etc., pero toman parte en la guerra lo mismo que sus señores. La servidumbre es imprescriptible. Los vasallos no (1) Oí. cit., lib. IV, cap. 38. pueden trasmitirse más que por herencia. Cada tribu noble (1) Zenega iehiudj, hablar; éuskaro itiegmn, hablar, tiene bajo su dependencia á varias tribus vasallas: algunas de Aíícuntza, lenguaje. Generalmente se tiene & los berberiscos estas son poseídas de mancomún por dos de aquellas (H. Du- como raza distinta de la libia y posterior á ella. No encuentro veyrier). justificada tal doctrina; pero no es este lugar á propósito para Los primeros testimonios que poseemos de este género de ventilarla. La lengua berberisca tiene innegable relación con feudalismo en España son: la carta de libertad y de dominio la éuskara, y es preciso estudiar cuál género de relación sea expedida por Lucio Emilio Paulo, general romano, el día 19 de esa. Para poder reconstruir en su día la historia primitiva de Enero del año 189 antes de Jesucristo, á favor de la tribu Las- nuestra nación, sería muy conveniente introducir en el grado cutana, vasalla de la tribu Astense (Hastensium servei, Corpus superior de la enseñanza universitaria el estudio científico de inscript., n, 5041) en Andalucía; y un texto mal comprendido las lenguas éuskara y beréber. Esta última, además, interesa de Tito Livio, referente á Carteía sobre el Estrecho (lib XLUI, 6. España por la relación estrechísima en que ha vivido con los cap. 3). Los romanos aprovecharon esta institución para oponer berberiscos durante la Edad Media; y también por razones á los abigeos lusitanos y andaluces una especi^ de guardia políticas, fundadas en cierto ministerio civilizador que viene civil fservt sfationarii, en Nescania, Corpus ii, '¿OH). El nom­ atribuyéndose y está dispuesta á ejercer sobre una parte im­ bre de rurales con que parece designaron á las tribus ó fami­ portante de aquella raza. lias avasalladas, debía ser traducción del vocablo ibero-libio (2) Las kabilfts de Argelia llaman Kanun á una especie de kreaíio ó criazón (kabila ekrez, cultivar, imkerat, labrador, reglamentos 6 fueros, en parte administrativos, en parte civi­ tiguert, campo; éuskaro guipuzcoano, ocAwí-íw, labrar, ackurt- les, que rigen en cada fracción de tribu, á veces en cada po­ za, labranza ó agricultura): tal vez andando los siglos se dio blación. A juicio de MM. Hanoteau y Letourneux fLa kabylie al olvido el valor preciso de este vocablo, y asimilado á otro et les coutumes habyles^ París, 1813), dicho vocablo procede céltico, cymr. giveryi, corn. gueret, suelo, se dijo (traduciendo) quizá del griego canon, que significa ley, regla. Más verosímil solariegos á los vasallos de criazón, rúales ó villanos—En el parece que sea el plural de un vocablo ibero-libio, repre- Pirineo catalán echó raíz otra denominación, remensa, que sentado actualmente en el éuskaro ekandu, costumbres. —El también tiene equivalencia en el" colonato del Atlas y en las estudio de los fueros municipales del Atlas en relación con el lenguas éuskara y berberisca. En los siglos medios se atribuyó de los fueros de España, está llamado á derramar torrentes de á estos dos vocablos las más disparatadas etimologías. luz en las tinieblas de nuestra historia antigua y de los siglos Sobre este punto, de tanta trascendencia para la historia de medios. España y de África, volveré en otra ocasión. REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 33

Los modernos intérpretes, partiendo de esta doble de los Negros es el Senegal, sino el Niger, de modo premisa: que el Chremetes de Aristóteles es el mismo que para que sea aplicable á este lo que se dice res­ Chretes de Hannon, según ya antes hemos visto, y pecto de aquel, hay que atribuir á los geógrafos árabes que el Chretes de Hannon halla su equivalente en uno un segundo error, el de haber confundido los dos ríos, de los brazos del Senegal, han venido á concluir que suponiendo que la desembocadura del primero lo era los antiguos, debajo del nombre Chremetes conocie­ del segundo, y esto es ya demasiada hipótesis para ron el Senegal. Pocas veces se ha levantado teoría de que tenga visos de verosimilitud; ni en tiempo de tanta consecuencia sobre más liviano fundamento. Aristóteles se sabía de geografía africana lo que en Á mi juicio, las señas que Aristóteles da del Chreme­ tiempo de los geógrafos árabes; ni el Senegal nace en tes convienen mejor al río Sebú que al Senegal, y aún la Libia; ni Heródoto entendía referirse á las fuentes pudiera casi decirse que convienen completamente á ecuatoriales del Nilo, que ni siquiera eran sospecha­ aquel y de ninguna manera á este: das, ni á las supuestas de los Montes de la Luna, doc­ 1." Corría por la Libia, descendiendo de_ los montes trina que no había de nacer hasta muchos siglos más de la Etiopía: rw; AIISVÍÍ voTa¡j.i^, ix TWK Aiiíomyav opiv. tarde, sino al lago Nilis, situado al pié del Atlas, que Los antiguos no conocieron sino tres Etiopias: la orien­ pasaba entonces por ser la fuente del Nilo. tal, en el alto Nilo; la occidental, lindando con la Con efecto, fué creencia general entre los geógrafos Mauritania; y la interior, en el Desierto. El Senegal de la antigüedad que el Nilo manaba del Atlas, en la no se haUa comprendido en ninguna de ellas, y el Sebú Mauritania, cerca del Atlántico, y de ella se hizo eco ya hemos visto que regaba el país de los Etíopes Hes­ Heródoto. Era noción de los fenicios, y por eso la en­ perios, cuyo nombre se ha conservado hasta hoyen contramos en Dionisio Periegete (v. 220-222) y en el el del Garb. rey Yuba (Amm. Marcel., xxii, 15), de quien la tomó 2." Desembocaba en el mar Externo, o; et? rm 'ífyi Plinio. Dice así el Naturalista: «El nacimiento del Nilo ^eí óáXoíTTav (cf. Nonn. Dionys., xxxi, 163). El mar (en cuanto han podido extenderse las investigaciones donde desagua el Sebú era bien conocido en tiempo (Jel rey Yuba), se halla en una montaña de la Mauri­ de Aristóteles con el nombre de Atlántico y Extemo; tania inferior, no lejos del Océano: forma en el origen pero no es igualmente seguro que conociesen el mar un lago, denominado Nilis, y como testimonio de que donde vierte sus aguas el Senegal: no existe prueba es ciertamente el Nüo dicho río, existe en el templo de que ningún navegante de la antigüedad haya alean- de Isis, en Cesárea, un cocodrilo procedente de ese • zado latitudes tan bajas, siendo dudosa en ese punto la lago, que Yuba mismo consagró á la diosa. Se ha ob­ inteligencia dada al periplo de Hannon: todo lo que los servado, además, que la crecida del Nilo coincide con cartagineses habían podido enseñar á Heródoto, fuera las grandes lluvias y nevadas de la Mauritania (li­ del promontorio Soloeis, se reducía á la isla Cyranis bro V, c. 10). En el país de los Etíopes Hesperios está (Río de Oro?); bien entrado el siglo i de la Era cristiana, la fuente Nigris, origen del Nilo, en concepto de los au­ era todavía noción corriente, tanto en Estrabón como tores, cNili caput, utplerique existimavere;» y lo hacen en Plinio y en Mela, que allí donde concluyen las úl­ probable las razones que anteceden (lib. vm, c. 32). timas estribaciones meridionales del Atlas, ó poco más Los Nigritas, llamados así por este rio, son una de adelante, la costa occidental de África torcía hacia las ramas de los Etíopes... El Nigris es de la misma el SO., hasta juntarse con las del mar Erythreo en naturaleza que el Nilo: como él, cría cañas, papiros é el grado 12 ó 13 encima del Ecuador, donde acababa iguales especies de animales: la crecida se verifica en el África, y que toda esa zona meridional era inha­ las mismas épocas» (lib. v, c. 8, 1-2).—^Pomponio Mela bitable. No es posible que tan falsa noción se hu­ puntualiza algo más que Plinio, situando las fuentes biese perpetuado 600 ó más años después de Hannon, del Nilo «en los confines de los Etíopes Hesperios» si este hubiera visitado realmente aquellas regiones. (lib. lu, c. 9); y los escritores á quienes alude Estrabón, Y aun dado caso que los cartagineses hubiesen parado «cerca de los confines de la Mauritania» (xvi, 4, 4: un día en la desembocadura del Senegal, ¿por dónde cf. XVII, 3, 4). iban á saber, ni por consiguiente Aristóteles, el nom­ Ahora, como el Sebú nace en las mismas sierras del bre de las montañas remotísimas en que brotaban sus Atlas mayor que, según hemos visto, caían dentro de fuentes? la Etiopía occidental, y cruzaba el país de los Etíopes 3." Nacía en las mismas montañas que el río Nilo, Hesperios, resulta que también esta tercera nota de la xat rov NííXau ^o ^iLfía. etc. (cf. Basil. Hexaem. Hom. 3). descripción de Aristóteles es aplicable al Sebú como á Esto no es cierto respecto del Senegal, y sí lo fué para ningún otro río. los antiguos respecto del Sebú. Los intérpretes se fun­ 4." Esos montes de donde salían los dos ríos se dan para aplicar esta característica al primero de los denominaban Argénteos, £x TOZ ''Apyupíü 'é^ovi. No han dos ríos: 1.°, en que los geógrafos árabes han atribuido hallado los comentaristas términos hábiles para pre­ al Nilo de Egipto y al que ellos denominan Nilo del dicar objetivamente esta nota del Senegal. «Esas mon­ Sudán, una fuente común; y 2.°, en que Heródoto dico tañas, dice uno, eran llamadas de Plata en razón, sin que el Nilo viene de la Libia, esto es, del occidente, y duda, de sus cumbres nevadas» (1): si fuese cierto, la corta por mitad (n, 31-33), donde parece aludir á uno de los grandes ríos del Sudán (1). Pero ni el Nilo Graeoivooant Xpíusmc, quodHannom quoque restituendum erit.»—Entrambos dan por cosa resuelta, con Bochart, que en (1) M. Vivien de S.' M. resume todos los testimonios, oí. cit., los dos nombres se alude á un mismo rio. sect. n, pág. 21.—C. MüUer, Qeogr.gr. min., pág. 8: «XfCTi»?: (1) Vivien, oi. cit., sect. ii, pág. 81. a 34 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

antes habría sido impuesto ese nombre á la cordillera modernos. El griego Panyasi, y con él el autor de las Atlántica, cuyas nieves perpetuas tenían al alcance de «Saturnalia,» la coloca en las costas de España (lib. v, su vista los navegantes europeos que frecuentaban la 21); Eiatóstenes, adyacente á Id Tartéside, lo mismo Mauritania. «Esa montaña de Plata, dice otro, es lo que Oalpe (en Strab., ui, 2, 11); Éphoro y PhiUstides que se ha denominado después Montes de la Luna» (1); (en Plin., iv, 36) puntualizan más, identificándola con si fuera posible que una montaña haya recibido el una de las dos islas que Scylax (§2) denomina Ga- nombre de Argéntea por la luz de la Luna en que se deiras, donde estuvo la primitiva Cádiz (cf. Avie- baña, ó porque estuviese consagrada á la nocturna no, v, 315); Scymno de Chio la sitúa cerca de Cádiz deidad, antes habría que pensar en las sierras del At­ (Orb. descript., v, 153), y Pherecides en Cádiz mismo las, denominadas Montes Claros, según vemos por (Strab., ni, 5, 4); P. Mela, en la Lusitania (ni, 6), y Ste- Diego Torres (2), pobladas por los libios, uno de cu­ sichoro, frente á la desembocadura del río Tarteso ó yos más venerados númenes era la Luna, y de las cua­ Betis (Strab., loe. cit.). Otros la situaron en África: tal, les se desprenden y avanzan por el antiguo llano de al parecer, Dionisio el Periegete, que la da por asiento la Atlántida importantes estribaciones, denominadas de los Etiopes Macrobios (v, 558-570), y Ptolomeo, que una Arhona ó Arjona, y otra Zerhun, que retrae el la pone 5 grados y medio por bajo de Alcazarquivir nombre berberisco de la Luna, tti-zirh, y tiene minas (lib. in, cap. i). Alguno llegó á dudar de que tal isla de plata. Pero no valen metáforas en Geografía histó­ existiera en España ni en África, como el Pseudoaris- rica: no fué Aristóteles quien bautizó la montaña; tóteles (de Mirab. ausc, c. 133); y aun el mismo Heca- llamábala Argéntea, traduciendo simplemente el nom­ teo no anduvo muy lejos de negarla (fr. 349). A mi bre con que la conocían los naturales. Ese nombre se juicio hubo dos islas Erythias, una en África y otra en ha perpetuado hasta hoy: «Subu fluvius in Selilgo España; pero las tradiciones de esta y de aquella se monte, Cheuz provincise exoritur», dice Juan León barajaron de tal forma, por ignorar esa duplicidad, fob. cit., pág. 734-735): < nace en Cüiligo, sierra del que mientras Dionisio establece á los Etiopes en la Athalante mayor, en la provincia de Cuz>, glosa Már­ Erythia africana, Scymno los trae á la española; que mol (lib. I, c. 9): «la provincia de Asgar confina en al­ mientras Stesichoro hace nacer, y P. Mela habitar, en guna parte con la sierra de Zarhon y con la de Zalag.» esta última á Geryon, y Pherecides supone en ella las (Mármol, lib. iv, c. 38; J. León, p. 390.) Entre los nom­ dehesas que sustentaban los rebaños deltergémino rey, bres con que es designada la plata en Europa, existe Dionisio le lleva á morir, parece, á la primera.—Ahora una raíz, sil ó cil, propia principalmente de las lenguas bien, y á esto quería venir á parar: Stesichoro, que, germánicas (godo silubr, anglosaj. seolfor^ escandin. según se ha visto, coloca la Erythia enfrente de la sil/Vj etc.), acerca de cuyo origen cuestionan los filó• boca del Tarteso (Betis), llama á este río d^iyu^^i^oí, logos: tal vez haya que buscarlo, lo mismo que el nom­ «que tiene su nacimiento en montañas de Plata>; y bre del estaño, en el vocabulario de los ibero-libios, Estrabón, explicando tal calificativo, dice que pro­ pues la encontramos: — 1.° en la lengua éuskara, ci- viene de que la sierra, próxima á Castlone, de donde llarra (Larramendi, p. 177); zular ó zilhar (Van-Eys, sale el Betis, se llama Argéntea^ por las minas de p. 381): — 2° en la lengua beréber, dialecto zenaga, plata que hay en ella: o^ioc, é^ ou ^áv BMTIV, O a-zurf (Faidherbe, p. 65). Como quiera que sea, la XCíXoiiaiv ApTi^poDv Sia. rá ápyupfía TU i¡> OLVTÜ.—El estu­ montaña Arguros de donde manaba el Chremetes de dio de esta doble coincidencia podrá contribuir al es­ Aristóteles, no parece que sea otra que la sierra Se­ clarecimiento de aquellas tradiciones que los turdeta- lilgo ó Cililigo donde tiene su origen el Sebú. Esta de­ nos conservaban en sus anales y escuchó Éphoro, nominación hubo de hacerse extensiva á algunos de relativas á las emigraciones de los Etíopes por la re­ los ramales que se proyectan de aquella sierra madre, gión septentrional de la Libia (Strab., i, 2, 26), y de pues Torres dice que á la de Zerhun la llamaban los las colonias de estos en el Garb español, que es donde moros, de ¡aplata (3). ha de buscarse acaso la otra Erythia. A este propósito, conviene notar una coincidencia. 5.° Últimamente, el río de que se trata se llamaba Hablan los antiguos de una isla Erythia, acerca de Chremetes, o Xpí/isrn; xaXov/j.£voí. Este nombre no cuyo emplazamiento reina gran confusión entre los tiene absolutamente ningún enlace con el del Senegal, y es casi seguro que lo tiene con el del Sebú. El peri- plo de Scylax señala, á seguida del Lixus, otro río que (1) J. Barthelemy S.' Hilaire, Mítéorologie d'AHstote.—Va.- ris, 1863. Pág. 81-82, in § 21. intitula Crabis (§ 112), y que se supone ser idéntico (2) Relación del origen y svcesso de los Xarifes, etc.— Sevillaal, que Mnaseas designa con el vocablo Crathis 1586; pág. 83, 214, etc. (en Plin., xxxvn, 11). Este Crathis ha sido reducido (3) Goza (Mequinez) particularmente de una sierra que está entre esta ciudad y la de Fez, que llaman Zorohon, tan prove­ sin vacilación al Sebú. Pero dos nombres un mismo chosa y de tan gruesos esquilmos de pan, ganados, aceite, pas- río, no es cosa ordinaria: decir, como se dice, que sa, higo, y todas las demás frutas de verano é invierno, que es Crathis sería el nombre indígena y Subur el que le cosa de admiración: criase en ella mucha seda, y por el gran pusieron los fenicios (1), difícilmente convence, por­ provecho que da, la llaman comunmente los moros la sierra de la plata fOb. cit., cap. 66, pág. 2:4). que .á ser así, no es este el que habría prevalecido, Como en beréber permutan frecuentisimamente la / y la >• sino aquel. Es verosímil que los Etíopes Hesperios (según Hanoteau, Qramm. kabylj, la raíz germánica sil puede denominaran á su río Sabor (como otro del mismo asimilarse sin violencia á la del vocablo senegalés aí»c/ (u = nombre, afluente de nuestro Duero) ó Sebur, y que sus y griega); de no ser así, habría que aproximarla, lo mismo que el nombre de la montaña Zerhun, & la forma lituauio-eslava de la propia raíz, sir. (1) Vid. Tissot, £>S. cit., pág. 89. REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 85 vecinos lo llamasen Crathis ó Carathis, esto es, el río el vocablo Chremetes, que vinieron repitiendo incons­ de los Hesperios, y me fnndó para ello en lo siguiente. cientemente los autores griegos, pero que después no Dice Plinio en uno de los libros de su Historia Natu­ vuelve ya á sonar, sustituido por el verdadero nombre ral, que el río Nigris tiene sus fuentes en el país de los indígena, Sabor ó Sbur. Etíopes Oecalicos (v, 8, 2), y en otro, que la fuente Á la derecha de este río, á corta distancia de su Nigris, origen del Nilo, brota en el país de los Etíopes desembocadura y en comunicación con él, existen las Hesperios (viii, 32, 1). Oolígese de aquí que Oecalici y lagunas de Ras ez-Dura y el Garb, la primera de las Hesperii son vocablos equivalentes. Los Oecalicos de­ cuales mide como unos 40 km. de longitud: sus acci­ bían correrse por la cuenca del Sebú hasta el mar, dentes topográficos son muy poco conocidos; los pues Juan León en el siglo xvi oyó llamar Culuth á mapas más detallados que he visto de esta parte de los ribereños de este río (1). Aunque sin dar gran va­ África (1) dibujan, dentro del área de la Merya el- lor á la conjetura, sospecho que este vocablo (Oecaliz, Garb, un grupo de tres circulitos, y varios otros es­ Culuth) se compone de dos: hel, que significa gente, porádicos en el lago de Kas ez-Dura, representando á tribu (2), é izi, uth, que ha de significar Occidente (3). modo de tierras emergentes ó islas que quedaran en De ser así, estuvieron acertados los griegos vertién­ seco durante la temporada en que aquellas vastas de­ dolo á su lengua por Hesperia, y los árabes á la suya presiones se inundan con las avenidas del Uad-Mda y por El-Garb, que es como ahora se Uama^esta región. demás riachuelos del Garb. Por otra parte, es bien Y en tal caso, el vocablo Crathis ó Craithis esconde­ conocida la historia ó la leyenda de Phorcyos, el de ría tal vez estos otros dos: Car, Cra, río (4), é izi, izis, Cerne, quien repartió entre sus hijas, las Gorgonas, occidente. tres islas (Palseph., c. 33), las cuales naturalmente se Por otra parte, la región por donde cruza este río hallarían cerca de Cerne, pues Diodoro Sículo sitúa el hemos visto que estafea cuajada de viñedoá, siendo el país de las Gorgonas próximo á los Atlantes Cernen- vino uno de los principales artículos de exportación á ses (ni, 54). los países del Mediterráneo (5). Tal vez por esto trans­ Con tales antecedentes, repito lo que dije al princi­ formaron los cartagineses el nombre Carath en Ohare- pio de este párrafo: es muy posible que parezcan en mat (río «de las viñas»), sino se lo impusieron como esas lagunas tres islas mayores que Cerne, sueltas de nuevo, sin atender al que les habían dictado los aún ó incorporadas ya á tierra firme, y que el inventor lixitas y constaba en el periplo de Hannon; y de ahí de ellas argumente contra la correspondencia que atri-

(1) «Hujus (provincise Asgar) médium prasterfluit fluvias pero la bebida más ordinaria en la Península era la cerveza Subu, incolse árabes El-Culuth apellati» fob. cit., pág. 390). (ceria ó celias, importada por los celtas, y el hidromiel, común (2) Kel, pueblo, tribu, se deriva, según M. Olivier, de! ver­ á libios y á iberos (éuskaro aiarasca, panal; kabila tabackuckt, bo cal, kul, reunir, congregar.—En éuskaro existe el adjetivo panal también: de ahí en el Alto Aragón, bresca, panal; en la kide, par, igual, semejante; de donde, con el numeral bat, uno, Provenza brusc, colmena). salen bakitu, bakitten, unir; bakid, común, general; bakidatu, En la Libia, la ganadería apícola constituía una industria comunicar. Cf el bajo-navarro aurhide, consanguíneo. Según importante: Heródoto celebra los colmenares de los Gyzantes; Van Eys, kide en vasco hace las veces del cum latino en las en las monedas antiguas de figura una abeja, símbolo palabras compuestas. de su principal producción (que ha llegado floreciente hasta Ha podido pensarse también en akal ú okal, país,-Yisible en nuestros días), y probablemente su nombre actual, , es amanoAal, sultán, vocablo que se descompone así: ama-n-okal, una versión literal del de Rusadir; el mismo insecto se halla poseedor del país. — Según M. Jaáas, akal, kel, akel, vocablo grabado en algunas monedas de la Cyrenáica, renombrada en propio de los tuareg ó targuíes, no significa país, sino turba, toda la antigüedad por su miel exquisita, y donde recibían coetus, congregatio, equivalente de la palabra kabila áit, que es culto Aristeo y Autuchos en concepto de inventores de la el plural irregular de ag, hijo. apicultura; todavía hoy abundan en el Sus, según Gatell, los Cf. loa gletes ó igletes y los cúneles, «los habitantes más occi­ colmenares propiedad colectiva de las kabilas.—No era menos dentales de Europa» (Heródoto, lib. n, cap. 33; iv, 49), en el importante en nuestra Península: cf. Gargoris, rey de los Garb español. Cuñetes, en el epítome de Justino; en la sierra de Córdoba se (3) Los vocabularios berberiscos traen por occidente la pa­ ha descubierto una inscripción plúmbea, hispano-latina, alusi­ labra árabe garb, que no nos resuelve el problema: únicamente va á un contrato de arrendamiento (?) para colmenares (alwri el zenega de Faidherbe da adheren (dh = z) como sinónimo de locum oceupamt, HUbner, Corpus inscript. lat., vol. n,2-242); se•^ oeste. El equivalente de acostarse, en el dialecto kabyla es gún Plinio, la ganadería apícola en España era trashumante, etthes (Brosselard), afine al vascongado ettin, etzan (Larramen- siendo trasladadas las colmenas por los criadores, á lomo de di, Van Eys), de significación idéntica y hermano de atze, par­ muía, de uno en otro paraje, en busca de pastos abundantes /'»» te posterior, lado opuesto al delantero, lo de detrás. Entre los Hispania alvos mulis provehunt, xxi, 43); cuya costumbre ha pueblos primitivos, los puntos cardinales se situaban mirando persistido hasta nuestro siglo en la Alcarria fSemanario de al Oriente (como nosotros al Norte), y designaban el Norte y Agricultura y Artes, 1797-1808), y aun en Andalucía, según una el Sur con los nombres de las manos derecha é izquierda res­ nota que me suministra el distinguido americanista D. Marcos pectivamente; el ocaso caía detrás, á la espalda: espalda, en Jiménez de la Espada, con referencia á un opúsculo inédito, éuskaro, es aúa; én kabila, latís. No ha de extrañar, pues, que consultado por él para su Biblioteca de Hist. Ñat., Mss. fCoro- le aplicasen este nombre. grájlco espejo... de la villa de Paterna, por D. Juan Márquez También podría pensarse en ií (idh, ith), noche. En todo Trujillo, Madrid, 1760, f. 4043): en Portugal estuvo regulado caso, comp. el mito, probablemente ibero-libio, de Acis. durante la Edad Media el contrato de aparcería de colmenas. (4) Gar ó Qhlir, Ser 6 Ouer, Oír, etc., significan en beréber El vino y la cerveza, la caña de azúcar y la remolacha, han agua «que corre», y corresponden á la raíz vascongada Jario. hecho desmerecer esta producción, á punto de haber desapa­ De ahí los nombres de río Graius (Ebro), Garona, Gir, Nger y recido casi del todo en España como granjeria agrícola. tantos otros. (1) El que acompaña al libro Our mission to the court ofMa- (5) Viña se decía en la lengua de los primitivos Atlantes, rocco, in 1880, by Philip Durham Trotter; Edinburgh, 1881; y cotes. No puedo decidir aún si ha de entroncarse con él el éus­ el dibujado por M. Tissot en el Bulletin de la Soc. de S4og.de karo makats, racimo, ma.katsti, viña. Hacia los comienzos de París, Set. 1876. Debo el conocimiento de estos y otros mapas la Era cristiana, parece que cultivaban la viña loa lusitanos; al sabio geógrafo D. F. Coello. 86 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

buí al río Chres ó Chretes y á la isla Cyranis, del si­ ciaciones con üld-el-Aidda, para extender su co­ guiente modo; cMuy distraídos anduvieron los intér­ mercio hasta el Adraf, enviando á Xingueti un pretes cuando hicieron pasar á Hannon por delante emisario indígena. Como si esto no fuese bastante, de la costa que más podía interesar á sus propóeitos un capitalista español estaba constituyendo en la de colonización, sin saludarla siquiera, sin visitar los Península una compañía mercantil, para abrir al tres primeros ríos de importancia que desembocan en el Atlántico á partir de las Columnas, poniéndolo de comercio aquella costa bajo la protección de la ban­ un salto en el Bu-Ragrag. Esos tres ríos son, cabal­ dera inglesa, no atreviéndose á esperar la del Go­ mente, los tres que nombra, á saber: el Lixus (El-Kuas), bierno español. El establecimiento de la soberanía el río de Cerne (Lixus, El Kus ó Lucus) y el Chretes inglesa en aquella costa por una cualquiera de estas (Crathis de Mnaseas, ó sea el Sebú): el >.lfj.vn que en­ dos formas, habría sido un semillero de dificulta­ cerraba tres islas mayores que Cerne, es la doble lagu­ des para España, por diversas razones que se han na de Kas ez-Dura y el Garb, cuya longitud, sumada al expuesto ya en más de una ocasión en nuestra SO­ trayecto que había que recorrer por el río Sebú y por el CIEDAD, y que no hace falta repetir aquí. A fines canal pantanoso de Grfaira para llegar á ella, compone un día de navegación; aquellas islas son las mismas del mismo año, se acariciaba en Pez la idea de ane­ que figuran en la historia de las Gorgonas: Cyranis y xionar á Marruecos toda la costa sahárica que se Erythia designan una misma isla, y en el mapa mo­ extiende al «Sur del Imperio, y llevar su soberanía derno coincide con aquella península larga y estrecha hasta Tembuctu, según reveló The Standart y nos que separa del mar el lago citado y se baña por el Sur ha confirmado después el xeque Uld-el-Aidda. Úl­ en el río Sebú, habiéndose perpetuado sus primitivos timamente, algunos publicistas franceses excitaban nombres en el de Ras ez-Dura: en cuanto á la Erythia á su Gobierno á que ocupase el Sahara occidental, española, corresponde á la isla Mayor del Guadalqui­ desde la costa del Atlántico, á fin de enlazar terri- vir, dedicada hoy, lo mismo que en tiempo de Geryon, al sustento de numerosos rebaños de vacas. Desde torialmente sus dos grandes colonias del Senegal y Tánger al Lucus, Hannon pudo fundar colonias, por­ Argelia. que ayudaban las tradiciones mercantiles de las de los La SOCIEDAD ESPAÑOLA DE AFRICANISTAS, no Tirios, y su centro defensivo se hallaba á cortísima obstante el golpe terrible que acababa de sufrir en distancia, en Cádiz; pero en la laguna del Chretes ya el Golfo de Guinea, proyectó apresuradamente una no quisieron recibirle las tribus inciviles del Garb; y expedición á la costa del Sáliara; y á los tres días así, terminada su misión colonial, se consagró exclu­ de concebida la idea, daba por terminados los prepa­ sivamente á la científica, explorando la costa del At­ rativos, redactadas las instrucciones y puesto en lántico sin saltar á tierra más que para tomar agua; por esto no nombra ningún otro río, hasta llegar á camino el comisionado que debía ejecutarlas. Auxi­ uno muy caudaloso que criaba cocodrilos é hipopóta- liada eficazmente por el Presidente del Gobierno, moSj el cual ha de corresponder al Dráa, ó bien á otro Sr. Cánovas del Castillo, pudo en menos de un mes más septentrional, dado que no era aquel el único de celebrar tres convenios con los indígenas, instalar la región cuyas aguas sustentasen tales pobladores, se­ dos factorías provisionales con guarnicíóu y géne­ gún se deduce, entre otros, de Estrabón (lib. XTI, 4, 4). ros para el cambio, en cabo Blanco y Río de Oro, Desde allí regresó á Cerne, ciudad bien surtida, para con el fin, principalmente, de que sirvieran como dar descanso á las tripulaciones y diputar emisarios signo material de ocupación, é iniciar el tráfico me­ al Senado de Cartago, comunicándole sus descubri­ diante la compra de ganado y pieles que inmediata­ mientos, antes de emprender una segunda y más peli­ grosa navegación. Los comentaristas que dan al almi­ mente, y sin gestión alguna por parte de nadie, lle­ rante en el Senegal cuando todavía no ha pasado del varon los Uled-Delim á la costa. Sebú, á corta distancia del Estrecho, le han hecho Notificada la ocupación á las potencias, recono­ navegar en alas de la imaginación, y no al lento im­ cida por estas su legitimidad, y establecida en Río pulso de los remos de los pentecoteros: un viaje de de Oro una compañía mercantil que se llamó «H|s- exploración no es una carrera de regatas.» pano-africana» y había fundado el Sr. Pontón, nuestra SOCIEDAD había terminado la primera parte JOAQUÍN COSTA. de la misión que poco antes se impusiera, y pudo retirarse hasta que.llegara una coyuntura favorable para emprender la segunda, ó sea, la exploración del interior. COMERCIO. FACTORÍAS. FERIAS. La Compañía mercantil Hispano-africana, va­ liéndose de albañiles de Canarias, construyó un i En el yerano de 1884, un agente de la Compañía edificio de mampostería en el lugar á que había inglesa cuya es la factoría establecida en el puerto puesto nuestra SOCIEDAD el nombre de Villa-Cisne- de Matas de Sau Bartolomé, próxima al Cabo ros—(en memoria del insigne Cardenal franciscano, Yubi, visitó con un vapor la bahía de Río de Oro, cuyas conquistas en África señalan el término de la con ánimo de establecerse en ella, y entró en nego­ política exterior genuinamente española),—y fletó REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 37

un vapor, llamado «Río de Oro», que hacía un cina, comedor, dormitorios para el guarda-almacén, viaje mensual á la Península. El Gobierno destinó sus auxiliares y los moros, y cuatro torreones para para su defensa un destacamento permanente, com­ el flanqueo; otra casa-fuerte, almenada y aspillerada, puesto de 25 soldados y una goleta de guerra. en el ángulo opuesto, compuesta de piso bajo, prin­ Además, organizó el gobierno de la naciente pobla­ cipal y azotea, que comprende dormitorios para ción, confiándolo á un comisario regio, con mando oficiales y tropa, para el jefe de la factoría y para superior de las fuerzas de mar y tierra que allí hu­ el intérprete, almacén de municiones, etc.; homo, al­ biese para el sostenimiento y defensa de los territo­ jibe, polvorín en un ángulo, garita en otro, y cua­ rios protegidos, y con jurisdicción civil y criminal dras, en lugares distintos del patio. En las dos azo­ ordinarias, bajo la dependencia y con apelación á la teas, cubriendo las escaleras, hay dos pequeños de­ Audiencia de Canarias. partamentos para cuerpos de guardia. En el muro El edificio que sirve de cuartel al destacamen­ que rodea al patio, se abren dos puertas, una del i to militar y de factoría á la Compañía mercan­ lado de la bahía, y otra, llamada de moros, en el til, se compone de un gran patio, cerrado por un costado que mira á la península: enfrente de ésta muro de 3,5 m. de alto; una casa-factoría, compues­ segunda puerta, hay emplazada en el patio una pieza ta de planta baja y azotea, donde hay un zaguán, de artillería Krup de 8 cm. A continuación ponemos tienda y almacenes de mercancías y de víveres, co­ un croquis aproximado del conjunto.

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Los géneros de exportación que han ofrecido más 5.°, escopetas de chispa (que ellos compran en el comunmente los indígenas del Sahara occidental, Senegal á 30 duros), sobre todo de dos cañones; han sido: carneros y cabras, algún caballo, pieles 6.°, pólvora; 7.", alguna bisutería, tijeras, espe­ de antílope, gacela y leopardo, y plumas de aves­ jos, etc.; 8.°, algo de azúcar de pilón y bujías; truz. Por excepción ha llegado polvo de oro del 9.°, arroz y harina. Sudán y goma. Los precios que rigieron última­ La dificultad principal con que se tropieza en esa mente en la factoría, según el Sr. Rubio, que ha parte de la costa para la exportación de ganados, residido en ella un año, son: de 60 á 80 pesetas es la escasez de agua y la falta de pastos: gran cabeza de ganado vacuno; 2 á 4 el lanar, 1 á 2 el parte de las remesas últimas adquiridas por la Com­ cabrío; 25 á 40 céntimos las pieles; 1.250 á 30 pe­ pañía mercantil, han muerto de hambre antes da setas la libra (600 gramos) de pluma de avestruz, que llegara el vapor que debía trasportarlas. Por según su clase; 20 á 25 el quintal de lana, etc. Los esto será preciso recoger, secar y almacenar forraje géneros europeos que piden en cambio son, princi­ durante el invierno y primavera; regularizar las palmente: 1.°, mahón ó tejido de algodón azul ordi­ compras, limitándolas á los meses lluviosos; menu­ nario, que llaman juní; 2.°, tejido de algodón more­ dear las expediciones entre el Archipiélago y Río no, sin apresto ó aderezo, de varios gruesos, que de Oro, etc. Por otra parte, si el comercio ha de llaman american; 3.°, percal oscuro rameado de tomar algún incremento en esta costa, es preciso no colores vivos; 4.°, pañuelos ordinarios y de seda; fiar exclusivamente en el consumo local (y llamamos REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. local al de las tribus de Uled-Delim, Uled-bu-Sbá mente llevan todo género de mercancías. Sin em­ y demás que pueblan el Sahara occidental): hay bargo, á Trípoli y Argelia siguen llegando, como que atraer el comercio del Sudán que tiene por antes, las caravanas, no obstante hallarse abolida centro á Tembuctu, y cuyas salidas al mar son el la esclavitud en todos los países del Mediterráneo. Senegal, Marruecos, Trípoli y Argelia. Pero el Con el comercio puede darse la mano la fabrica­ comercio de exportación del Sudán tiene estas dos ción de salazones y laterías, de aceite de pescado y condiciones: es irregular é intermitente, por la for­ de guanos artificiales. España consume bacalao ex­ ma del trasporte, en caravanas de numerosos ca­ tranjero por valor de 80 á 100 millones de reales mellos, que llegan de tarde en tarde; y sus artículos cada año, y el fabricado en Río de Oro puede ex­ son de tal naturaleza, que concentran mucho valor penderse en España á la mitad de su precio actual. en poco peso (polvo de oro, marfil, pluma de aves­ También puede ser artículo de importación en el truz, goma...). Desierto, si se sabe desarrollar el escaso consumo de Quiere esto decir que el comercio en esta costa pescado que hacen actualmente los Uled-Delim, exige medios abundantes de trasporte y un gran comprándolo ó robándolo á los indígenas de la ba­ capital; por consiguiente, que las empresas mer­ hía, cuya ocupación y modo único de vivir es la cantiles que intenten establecerse en ella, han de pesca. Estos secan el pescado al sol y al aire libre, organizarse sobre bases muy diferentes de las usua­ sin ningún género de precauciones, y sin otra ma­ les en Europa, en Marruecos ó en el Golfo de nipulación que quitarle las tripas y la espina y la­ Guinea. En los modelos de tratados que nos redactó varlo en agua salada. Algunas veces llegan los al marchar el Sr> Costa y formaban parte de sus Uled-Delim á la costa y les obligan á pescar para instrucciones, figuran dos cláusulas de este tenor: ellos. «4.* Para hacer más cómodas y más frecuentes las Para fabricar bacalao y pez palo en la península »transacciones, el Gobierno de España y el xeque de Río de Oro, hay que estudiar un sistema de sde... convendrán las épocas en que deben cele- secaderos cubiertos, cuyas paredes sean de persiana »brarse ferias en la costa y las condiciones de su y de tela metálica, á fin de evitar: 1.*, la caída de Bcelebración, así como también la anticipación con arena en el pescado puesto á secar; 2.°, la acción »que han de ser anunciados los envíos de ganados directa del sol durante el día y del rocío durante la Dó de géneros entre feria y feria, á fin de que estén noche, causa de putrefacción ó de enranciamiento «preparadas á recibirlos las factorías españolas.» del producto.—Combinada con la fabricación de sa­ «ó.* Asimismo se pondrán de acuerdo para abrir en- lazones y conservas, puede ser beneficiosa la de »tre la costa del mar y el Adrar-et-Tmarr una línea aceite (no obstante la baratura á que se expende en »de pozos menos espaciados que los que ahora exis- la actualidad este producto), porque las especies de Dten, crear oasis en derredor de ellos y dotarlos de este banco son muy grasas. El guano artificial que sguarnición, á fin de que constituyan una vía co- se fabricara en Rio de Oro probablemente encon­ »mercial segura y cómoda y sea de día en día trarla empleo bien cerca de allí, en Canarias, como »má3 activo el cambio de productos entre España, elemento auxiliar poderosísimo del cultivo del ta­ »el Sahara y el Sudán...» Después de haber cru­ baco y de la caña de azúcar. zado el país y conversado con sus naturales, el Últimamente, entre las sustancias extractivas de pensamiento del Sr. Director de Expediciones nos la localidad, debemos señalar el hierro de las are­ parece sumamente práctico: la celebración de ferias, niscas terciarias. Para fundente, existe al lado caliza T. gr. semestrales, salva los dos inconvenientes que en abundancia; pero falta el combustible. dejamos apuntados y se aviene á maravilla con la F. QuiBOGA. J. CBKVBBA. naturaleza de la producción sahárica, con la clase de mercancías que sé exportan del Sudán y con las enormes distancias que hay que recorrer por el Desierto para unir los puntos de producción y de consumo con los de cambio. AGRICULTURA. OASIS ARTIFICIALES. Una observación nos ocurre, á propósito del co­ Hay que distinguir en el Sahara tres formas de mercio del Sudán. Uno de los artículos más impor­ explotación: 1.* extractiva, 2.' pecuaria y 3.' agrí­ tantes de su comercio consiste en esclavos negros: cola. el mercado para ellos es Marruecos; y como en Rio Ciertamente que no peca de pródiga ni de exube­ de Oro no habían de recibirlos los barcos españoles rante la naturaleza en el Gran Desierto africano. para descargarlos en los puertos del Mogreb, tal Los principales recursos con que brindan espoi^á- vez sea difícil, mientras en el vecino Imperio sub­ neamente su flora y su fauna son, en resumen, loa sista esa abominable institución, desviar de su ac­ siguientes: tual ruta á las caravanas del Sudán, que natural­ 1.* El arthratherum pungens, que unos viajeros REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 39

llaman drin y otros halfa, y el panicum turgidum: sos. En la latitud de cabo Blanco del Sahara, hacia son las gramíneas más comunes en todo el Desier­ el límite oriental de los territorios del Adrar-et- to. Suministran excelente pasto á los camellos; Tmarr, que acaban de ponerse bajo la protección de pero, además, los targuíes recogen su semilla, la cual, España, viajó un día entero el doctor Lenz por un machacada entre dos piedras, produce una harina verdadero mar de halfa. negruzca con que los más pobres hacen gachas. Se ^ Pero el recurso principal do los saharianos (ó le da un valor igual al tercio del de la cebada. zahareños, como escribe el Sr. Fernández y Gon­ 2.° El atiplex halimus L., que crece en los te­ zález), es la ganadería; siendo esta forma de ex­ rrenos algún tanto salinos y cuyas semillas comen plotación tan característica del Gran Desierto, que á veces los berberiscos hervidas en agua. la palabra Sahara viene, á lo que parece, de la raíz 3.° Algunas legumbres silvestres, procedentes ra'a, pastar. Compónense los rebaños, de cabras, las más de la familia de las cruciferas, con especia­ ovejas y camellos; camellos sobre todo. Hay mu­ lidad las diplotaxis. chas tribus, principalmente en el Sahara occidental, 4.° El cheiromyces leonts, criadillas que crecen que no conocen otro alimento durante una gran en los médanos después de las lluvias y de que los parte del año que la leche de camella. Entre Octu­ indígenas hacen gran consumo. bre y Noviembre principian las lluvias, y el Desierto 5.° El alhaji, cuyos tallos espinosos sirven de cambia súbitamente de aspecto; lo que la víspera alimento á los camellos, pero cuyas raíces, secas y era una estepa desnuda ó un arenal desolado, se reducidas á harina, son un recurso para el hombre, convierte de repente en hermosa pradera sin fin; al menos en el Fezán. la vida vegetal se ostenta con un vigor y una loza­ 6.* La nitraria tridentata, que crece entre el nía de que no tenemos idea en Europa; una sema­ alhaji en el Sahara septentrional, y cuyas bayas ex­ na basta para que la hierba nazca y se desarrolle y quisitas, de virtud refrescante, han inducido á mu­ ofrezca sustancioso y abundante alimento á la rica chos naturalistas á referir esta especie al famoso fauna del Desierto. Esa vegetación herbácea se loto de los antiguos. mantiene verde durante unos ocho meses; luego, las 7.° La acacia denominada tálj, cuya goma co­ lluvias cesan, el suelo se caldea y pierde la hume­ men los targuíes cuando todavía no se ha concre­ dad, bs hierbas se secan, dejando: la parte foliácea tado. convertida en heno, para sustento de los infinitos 8." Los antílopes, gacelas, fenecos, avestruces, herbívoros que pululan por todas partes,, durante el ratas, etc. El antílope y la gacela, sobre todo, en­ verano y el otoño; el suelo, sembrado de semilla, tran por una gran parte en la alimentación de los que ha de brotar con las primeras lluvias y poblar naturales del Desierto. nuevamente el Desierto; el subsuelo, convertido en 9.° La langosta, especie de maná providencial, despensa donde se proveen abundantemente de raí­ que comen como plato de regalo, ora hirviéndola ces las innumerables legiones de ratas y otros roe­ con sal (en cuyo estado se conserva muchos meses), dores, que tienen minada la mitad septentrional del ora seca al sol ó asada en las ascuas, ora en con­ continente africano. serva de aceite, ó reducida á polvo. En tercer lugar viene la agricultura; y el rasgo 10. El pescado se cría en los lagos del Fezán, distintivo de la agricultura sahárica, en su más alto pero solo lo comen los vasallos y los negros: los grado de perfección, es el oasis artificial. indígenas de Rio de Oro se alimentan casi exclusi­ Los oasis son creación humana: delante del hom­ vamente de pescado; y los Uled-Delim de la zona bre, el Desierto retrocede: no bien desaparece el próxima hacen también algún consumo de él. hombre, el Desierto vuelve á recobrar sus dominios. 11. El esparto y el halfa: así como en otros Hemos visto nacer oasis en nuestros mismos días, países, la riqueza natural que se encuentra expor­ y los hemos visto morir. El modo como se forman table desde el primer día de la ocupación es la ma­ es doble: 1.° Escombrando el suelo hasta llegar á dera, ó los metales preciosos, en el Desierto es el la capa más próxima al agua subterránea, y sem­ esparto y el halfa, que en Europa sirve como pri­ brando ó plantando en ella los. vegetales domésti­ mera materia para fabricar papel: entre Marruecos cos propios del país. 2.° Cultivándolos en la super­ y la Tripolitana existo una faja de terreno de 800 ficie y alumbrando el agua subterránea, y ascen­ kilómetros de anchura, formando un total de 4 mi­ diéndola artificialmente, si no sube ella por propio llones de hectáreas, propiedad de Francia, cubier­ impulso. En rigor, todo viene á ser una misma tas de gramíneas del género stipa, entre las cuales cosa: abrir pozos anchos para establecer en su fondo domina la'«tipa tenacissima, y para cuya expor­ los cultivos, que es siproximar el vegetal al agua; ó tación han construido ferrocarriles los franceses. abrir pozos estrechos para que suba la corriente En el Sámara occidental encontraron esparto nues­ líquida á la superficie, que es aproximar el agua al tros expedicionarios, pero no formaba rodales espe­ vegetal. Como tipo del primer género de formación 40 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. de oasis, puedo citar el Suf, entre Argelia y Túnez, el agua que corría por debajo, asciende por su sola al sur de los xots que formaron un tiempo el fa­ virtud si las condiciones geológicas de la localidad moso lago Tritón; como tipo del segundo género, la favorecen. Es el milagro aquel que Moisés había el Mzab y el Üad-Rhir. aprendido en el Desierto y que no ha cesado de re­ El Suf es un archipiélago de diez oasis, creados producirse, lo mismo en Arabia que en África. Eu sobre las dunas que cubren con 10 á 15 metros de derredor del pozo se plantan palmeras y otros fru­ arena aquel río Tritón de los antiguos que hace 2000 tales de menos vuelo; entre sus pies crece una ve­ años corría por la superficie con bastante caudal getación exuberante de hortalizas y plantas indus­ para criar cocodrilos. Cuentan unas 160.000 pal­ triales: el oasis está hecho. El viento deposita meras. Los sufles principian por abrir una oquedad cerca de allí su carga de arena y pasa como cernido entre dos médanos, escombrando 8, 10, 12 ó 15 me­ á través de los árboles: el desierto se ha detenido. tros de profundidad, hasta dar con la capa húmeda: Un ejemplo notable de esto es el grupo de oasis del la anchura es variable, según las condiciones de la Mzab, creados no ha mucho por beréberes de la localidad: unas veces el hoyo abierto sirve para plan­ rama zenata sobre varios afluentes (casi todos sub­ tar cuatro ó cinco pies de palmera tan solo; otras, terráneos) del Üad-Miyá, y que constituye una constituye un huerto capaz para 100 y aun 200 de pequeña república federativa de 30.000 almas, de­ estos árboles, y machos más de otras especies. A la pendiente de Francia desde 1882; allí donde hace sombra de las palmeras cultivan tabaco y diversas tres siglos no existía ningún género de vegetación, clases de legumbres; en el declive del ancho embudo, se ha formado uno de los centros agrícolas más crecen naranjos, granados, higueras, parras, albér- prósperos del N. de África. Cultivan cerca de chigos, etc. Para regarlos, abren en el fondo una 200.000 palmeras; á pesar deque el agua se halla á poza é instalan una especie de cigüeña. La palmera, 60 metros de profundidad, las tierras plantadas se con las raíces en el agua y la copa asomando ape­ pagan á razón de 3.000 y pico reales por pié de pal­ nas al nivel del suelo superior, recibe multiplicado mera, es decir, á un precio que no alcanzan nunca por la reverberación de las paredes del cono donde en España ni aun en la huerta de Valencia. El crece, y que obran á modo de espej'o ustorio, el calor oasis de üargla, situado encima del Üad-Miyá solar, y así se forman los mejores dátiles llamados mismo, cultiva 600.000 palmeras. El Sahara arge­ de Berbería que vienen á Europa. El terreno plan­ lino produce dátiles por valor de 300 millones de tado se paga á razón de 1.000 á 2.000 reales por reales cada año. pió de palmera. El producto en este género de cul­ En tales circunstancias, era natural que Francia, tivo es grande, pero el trabajo, de lo más rudo; á lo país clásico de los pozos artesianos, llevara al mejor, la corriente subterránea baja de nivel ó toma Sahara sus grandes aparatos de sondaje para crear otro camino, y hay que descalzar las palmeras para nuevos oasis, ensanchar los existentes y salvar de mudarlas de sitio ó ponerlas más hondas; otras una muerte cierta á los que estaban á punto de veces, una tempestad de arena las entierra en todo perecer. En el solo oasis de Uargla, los pozos arte­ ó en parte, no obstante hallarse defendidas con em­ sianos abiertos con barrena desde 1882, arrojan un palizadas puestas en lo alto de los taludes, y hay total de más de 1 metro cúbico de agua por segun­ que empezar de nuevo el escombro, con gran cuida­ do. Pero el ejemplo clásico de este género de obras do para no dañar á los árboles sepultados. Treinta es la región del Uad-Rhir, capital Tugurt, en el mU almas se ocupan en este género de cultivo, no Sahara de la provincia de Constantina. Sus oasis desconocido del todo en España (v. gr., cultivo de ocupan una extensión de 120 kilómetros; en 1856, legumbres en navas ó navazos, cerca de la desem­ su censo de población no excedía de 6.700 habitan­ bocadura del Guadalquivir; etc.) tes, ocupados en el cultivo de 400.000 árboles, en La creación de oasis por medio de pozos artesia­ su mayor parte palmeras, regadas por 300 manan­ nos es antiquísima en el Sahara, cuyos naturales tiales y pozos artesianos indígenas. Los franceses atribuyen su invención á cierto rey mítico del país, han perforado desde aquella fecha 97 pozos artesia­ llamado Du-1-Kornein, el príncipe délos «Dos cuer­ nos con tubo de hierro, y el número de árboles nos.» En el Sahara septentrional existen corpo­ plantados se acerca ya al doble; la población igual­ raciones de ghetas, rhetaa ó buzos, cuya profesión mente ha duplicado; hay 40 oasis en vez de 31; y es la apertura de pozos artesianos; perforan el suelo recientemente se ha constituido una «Sociedad agrí­ 4, 6, 10, 20, 30 ó más metros, según los lugares, cola é industrial» en Batna, para proseguir el son­ sumergiéndose en el agua de las capas más superfi­ daje del suelo y la creacióp de nuevos oasis. ciales que rezuma y se acumula en el pozo á me­ Pero ya lo he dicho: las obras del -hombre se dida que lo van abriendo; con tablas y puntales con­ rigen por la misma ley que las de la naturaleza; no tienen el derrumbamiento de las paredes; cuando se crean de una vez, para vivir siempre; viven, á alcanzan la capa impermeable, la taladran, y al punto. condición de que la creación sea una palingenesia REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 41

continua; se extinguen, en el mismo punto en que el ferrocarril cruza durante horas enteras, como la acción humana se interrumpe. El Desierto está la reina Cabina en el siglo vii hizo cortar las selvas resumido en una planta, la palmera, y en un ani­ de la Berbería para defenderse de los árabes; y la mal , el camello: sin este j sin aquella, apenas se Gascuña volvería á ser el Desierto y la arena de concibe la existencia del hombre en el Sahara. Pero las Laudas reanudaría el movimiento suspendido sin el hombre, tampoco pueden vivir en el Desierto de avance hacia lo interior de Francia.—En África, la palmera y el camello, porque necesitan agua, y por las vicisitudes de su historia, el fenómeno ha la Naturaleza no se la da; sólo el hombre puede cobrado proporciones aterradoras. En la cuenca dársela. Acaso no pueda señalarse más estrecha del ya citado Uad-Miyá, entre Uargla y Tugurt, solidaridad entre seres tan desemejantes. Desapa­ la dilatada planicie de El-Hajira estuvo cubierta rece el hombre, y muere el pozo, muere la palmera, en lo antiguo de poblaciones berberiscas dedicadas muere el oasis. Las tablas que revisten interior­ á la agricultura, y á las cuales se subrogaron los mente los pozos y los puntales que las sostienen, árabes en la segunda invasión: todavía en el si­ se pudren con facilidad, por hallarse en contacto glo xin se contaban, según la tradición, en número constante con la humedad y el aire; y es forzoso de 125. Actualmente, solo quedan dos: Uargla y renovarlas con gran frecuencia. Que por cualquier Nguza. Hace pocos años, M. Tarry, inspector de causa, V. gr., una invasión ó una guerra, ó simple­ Hacienda, que formó parte de la expedición Flatters mente por abandono ó por desidia, quede descui­ en su primera etapa, practicó excavaciones que die­ dado el pozo: sus paredes se derrumban, el pozo se ron por resultado descubrir el solar de cuatro de ciega, las palmeras y los demás frutales mueren de aquellas poblaciones, entre ellas la capital Sedrata sed, la ola de arena avanza, las poblaciones son (ó Cedratta), que ha sido apellidada «la Pompeya invadidas, y tal vez sepultadas: unos cuantos tron­ sahárica}), con sus casas, sus esculturas, un mara- cos denegridos, cadáveres de palmeras, anuncian al but, restos de una mezquita, un palacio con inscrip­ viajero que allí hubo un oasis.—Por regla general, ciones, curioso ejemplar del arte arábigo-berberisco un pozo artesiano indígena vive cinco años; para en el siglo ix, y hasta con sus pozos, sepultados de­ que alcance el siglo, hay que restaurarlo á menudo, bajo de la inmensa duna que se extiende al 80. de á veces hasta realumbrarlo; en el oasis de Uargla Uargla. De los 2.000 que había en esta región, úni­ se calculaba que moría un pozo cada día.—Este camente queda un centenar: el río Uad-Miyá ha fenómeno no es privativo de África; también hay desaparecido, quedando transformado en una capa ejemplos de ello en Europa. Recuérdese la invasión subterránea de agua de 12 á 20 kilómetros de an­ de las arenas en los pueblos próximos á las laudas chura. Y se agita el proyecto de reconquistar al de la Gascuña, antes que se plantaran; recuér­ desierto todo ese valle y reconstituir su antigua fer­ dese la de las arenas del Guadalquivir en la provin­ tilidad, abriendo de nuevo los pozos obstruidos y cia de Cádiz. Debida á los depósitos postpliocenos perforando otros. de este río, existe una faja de terreno que se ex­ Pues esto que sucede con la palmera y demás tiende hasta Bota, tocando en Bonanza, Sanlúcar y plantas sociales, se repite con los árboles silvestres Chipiona, compuesta en su mayor parte de arenas que no necesitan riego: también es el arte humano voladoras, las cuales, impulsadas por el viento, re­ condición necesaria de su existencia: también es producen en pequeño los mismos fenómenos del impotente la naturaleza para repoblar las selvas y Sahara, formando una cordillera de médanos ó rodales que se van extinguiendo. .,.„ cerros que avanzan lentamente hacia dentro de tie­ Dos grandes invasiones hubieron de dar principio rra. Hubo un momento, en el siglo pasado, que á la despoblación vegetal del Gran Desierto africano: amenazaron sepultar el barrio bajo de la ciudad; una la de los ibero-libios en la Edad Antigua, y la de calle entera se había hecho ya inhabitable; y toda los musulmanes en la Media. Los primeros, acanto­ la población habría acabado por desaparecer, ha­ nados en el N. y NO. de África, hicieron del Sahara biendo resultado ineficaces cuantas medidas se adop­ un vivero de esclavos, á punto de acabar con la raza taron para impedirlo, á no haberse descubierto por negra, que parece le había precedido, ora empuján­ una feliz casualidad el sistema de utilizar y de fijar dola hacia el Sudán, ora aniquilándola en esas ho­ al propio tiempo las arenas voladoras, mediante la rribles cacerías de esclavos de que aun son victimas creación de huertas en forma de navazos. Las Lau­ sus descendientes en el Alto Nilo. En tales gue­ das de la Gascuña eran hace medio siglo un como rras, el incendio y el exterminio no afectan solo á pedazo de Sahara: hoy son un centro de producción las poblaciones: con ellas perecen también los bos­ considerable; pues bien, que se cortaran aquellos ques. Luego, despojado de su vestidura vegetal el millones de árboles que han aprisionado las arenas suelo, y no equilibrados, como en las demás zonas y la humedad, é iniciado la formación de tierra del continente, los dos elementos calor y humedad, vegetal; que se talara aquel hermoso bosque que el poder destructor de los agentes físicos aventaja 42 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

á la potencia creadora de la naturaleza orgánica: el de los Huesos existe un talj muy ramoso y fresco, suelo que sustentaba á los árboles se resquebraja y de tronco recto (por hallarse defendido del viento), pulreriza; la roca queda desnuda y se va resolvien­ con el cual y las ramas forma á modo de una choza do en arena; los vientos alisios, soplando sin cesar, donde puede sestearse muy cómodamente: alrede­ forman con esta y con aquél nubes y montañas; el dor crecen atochas de esparto. Cuando esos últimos espacio se comparte entre médanos movibles y ro­ supervivientes de los primitivos. bosques saháricos cas peladas. Todavía al lado de esta, ha obrado otra desaparezcan, el Guerguer y el Tiris quedarán en­ causa de destrucción: el pastoreo. Los más anti­ teramente desnudos de vegetación arbórea, como guos moradores históricos del Sahara, que hablan no acuda á favorecer su restauración la mano del sucedido á los de la Edad de Piedra, eran agriculto­ hombre civilizado. res : los que siguieron á esos en la posesión y bene­ Los europeos que han viajado por el Sahara están ficio del suelo, eran, al revés, nómades y pastores, contestes en atribuir al hombre, más bien que al que es decir, enemigos del arbolado, porque el arbo­ clima, la sequedad característica del suelo y su rela­ lado sirve de guarida á las fieras que diezman el ga­ tiva infecundidad. «La región del Desierto, dice nado y roban espacio, luz y alimento á la pradera. Duveyrier, es ciertamente excepcional, pero su ari­ Ahora bien; en condiciones de clima tan singulares dez antes es obra del hombre que del abandono del como las del Sahara, allí donde muere un árbol ó un Criador.» «Siempre he creido, añade Soleillet, que bosque, puede decirse que ha muerto no el indivi­ estos hamadas estuvieron poblados de arbolado en duo, sino la especie, porque la naturaleza no tiene otro tiempo, cuando los uadis del Sahara corrían fuerza bastante para contrarestar las causas de á cielo abierto, y que á su despoblación se debe el muerte que obran en su seno: antes que el árbol que estos ríos se hayan secado.» «La desnudez de naciente haya podido desarrollarse, ya el diente de las arenas que se nota en derredor de los sitios los rumiantes ó de los roedores lo ha destruido, ó habitados, observa Largeau, reconoce por causa la el sol le ha sorbido la escasa humedad retenida en el pereza ingénita del árabe; ordinariamente, falta toda diminuto terrón que abarcan sus raices, ó los agua­ vegetación en un radio de dos jomadas en torno de los ceros y el viento han dispersado la tierra vegetal que centros habitados; pero las arenas son fértiles por había logrado salvar entre las suyas seculares el naturaleza, y á medida que nos vamos apartando de árbol que murió, ó la han ahogado bajo una capa de las poblaciones ó duares, crece en frondosidad el arena. Así, regiones del Sahara septentrional de suelo: esa vegetación, que trasformará el país de las que se tiene noticia cierta que fueron fértilísimas dunas, y hará más frecuentes y más regulares las en otro tiempo, presentan ahora un aspecto de ari­ lluvias, y volverá á hacer correr los ríos y á llenar dez y de desolación qne espanta, á causa de hallar­ los Xots, sería hoy ya harto más espesa de lo que se recorridas desde hace algunos siglos por pastores es, si la mayor parte de los gérmenes que nacen de raza árabe. Largeau cruzó en el Uad-Biskra después de la lluvia no fuesen devorados inmediata­ una antigua selva de corpulentos tamarindos, de la mente por los herbívoros que pululan en esos pa­ cual no queda ya sino escasos rodales, condenados rajes; si el hombre auxiliase el trabajo de la natu­ á su vez á desaparecer en breve espacio de tiempo raleza.» ante el vandalismo de los nómades; y el padre de Con esto se comprenderá que cuando habitaban su guía, natural del país, había conocido la vasta el Desierto tribus labradoras, fuese más abundante llanura de Ezzemul-el-Akbar,—que es ahora un dé­ la vegetación, y por tanto, la humedad. Tiénese dalo de dunas gigantescas, hasta de 500 metros de noticia de dos imperios poderosos que hubo en la altura,—siendo una planicie regular cubierta de ri­ región del Sahara llamada ahora Tibesti y Ahagar: quísima vegetación y con pozos de agua viva de el imperio de los Garamantes y el de los Geiros, tanto en tanto.—A dos jornadas de la bahía de Rio capitales Garama y N'Geira. Los mercaderes grie­ de Oro, en pleno Guerguer, han encontrado nues­ gos y romanos tenían tres vías para llegar hasta tros viajeros un rodal de monte, de unos 800 metros ellos y comunicarse con el interior de África; sin de ancho, enteramente seco: los árboles muertos contar con otra que arrancaba de las inmediaciones miden de 5 á 6 metros de altura, y sus troncos, muy de Ceuta, enfrente de España, y corría por la costa retorcidos, abarcan hasta un metro en la circunfe­ occidental á lo largo de Marruecos hasta el Desier­ rencia: estaban poco espesos. No sabemos la causa to. Por ellas iban los mercaderes de Leptis, de Ale­ de este fenómeno, pero se ve que el bosque no ha jandría y de Cádiz á Garama, al Lago líbico (Tsad), podido regenerarse por sí propio. Las acacias ó tal- á N'Geira y á TJalata, población esta última vecina jes esporádicos que registran en diferentes lugares al Adrar, y que aun hoy sirve de estación á las de su itinerario, son resto evidente de las antiguas caravanas de Tembuctu (que trasportan, lo mismo selvas que no han logrado perpetuarse por disemi­ que hace diez y ocho siglos, polvo y barras de oro del nación natnral: en el sitio denominado Alcazabita Sudán), poro que ha perdido su antiguo esplendor. REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 43

Los romanos estuvieron en relaciones con el imperio sin que exista hoy representación viviente de él en garamántico, primero por la guerra, después como el Desierto, fuera de algunos contados individuos, aliados y protectores suyos, para abrir al comercio dedicados á las labores del suelo, en el oasis de los Estados negros del África austral, que domina­ Rhat, donde los manantiales son abundantes. ban hasta el mar de las Indias; y á este efecto, los Con lo que precede,podemos principiar ya á de­ legionarios de Roma llevaron á cabo dos expedicio­ terminar el valor agrícola del Sahara occidental. En nes costosísimas, la primera de ellas, el afio 19 a. cuanto lo permite el estado actual de los conoci­ J. C., bajo el mando del gaditano Cornelio Balbo mientos sobre esta parte del Desierto, hay que dis­ (Plinio, lib. V, cap. 5 ). Pero entonces, la travesía tinguir en ella cuatro distintas regiones, que requie­ del Sahara era más cómoda que ahora: las zonas ren ser apreciadas con criterio diferente: — 1.' La fértiles y arboladas ocupaban grandes extensiones, septentrional, ó sea el Hamra, cruzada por el uad gracias al genio de los garamantes, que habían de este nombre y sus numerosos afluentes:—2.' El abierto infinitos pozos de galerías y construido ca­ Guerguer y el Tiris, donde no existen depresiones minos empedrados, de que todavía se conservan ni cuencas de ningún género, fuera de la sebja de trozos (algunos con miliarios romanos) desde el Yyil: — 3.' El Adrar-et-Tmarr, oasis montañoso, Mediterráneo hasta el Fezán, y desde Fezán hasta pero de sierras poco elevadas:—4.' La zona meri­ Asben. Ya en el siglo i de nuestra Era, para ais­ dional, al O. de Uxeft y del Yébel Irip, donde se larse de Roma los garamantes, cegaron los pozos dice que abundan las aguas subterráneas á no gran que hacían accesible la vía principal de la Phazania profundidad. Prescindiré de las dos últimas, así (Fezán), según dice el mismo Plinio, condenando como del Adrar Súttuf, por falta de informaciones á esterilidad una zona vastísima. La invasión mu­ precisas, limitándome á las otras dos. sulmana puso el colmo á la destrucción de bosques En la cuenca del Seguía-el-Hamra cabe aquel y de pozos: guerra tras guerra, los caminos se ce­ género de agricultura que dije ser característica del rraron, el arbolado fué consumido por las llamas, Sahara septentrional: la agricultura intensiva de los las poblaciones saháricas se enflaquecieron, los últi­ oasis artificiales, creados por medio del alumbra­ mos restos de aquellos antiguos imperios se reple­ miento de corrientes subterráneas. Vimos que los garon, huyendo de los invasores, á la comarca com­ ríos del Sahara, donde los hay, son ríos ciegos: des­ prendida entre el lago Tsad y el Senegal, estable­ nudas de vegetación sus orillas, sorbidos por el sol, ciéndose en el oasis de Asben y en el Bornú y sepultados sus valles en arena, dejaron de correr Kanem, donde todavía se conservan tradiciones de hace siglos por la superficie, convirtiéndose en co­ esta emigración dolorpsisima; los pozos y fogaras rrientes subterráneas, que alimentan los xots y las se derrumbaron ó fueron sepultados bajo montes de sebjas: tales, por ejemplo, el Igargar, el Tritón ó arena; murieron las palmeras; el Desierto pasó su Suf, el Uad-Miyá, etc.: el Yeddí, que suelen identi­ rasero nivelador sobre aquella región que el sudor ficar con el Nigris de los antiguos, arrastra ya muy de tantas generaciones había hecho fértil. De esas poca agua y acabará por secarse del todo; el Dráa, primitivas civilizaciones han quedado en el De­ cuya corriente caudalosísima poblaban en el siglo i sierto: 1.° numerosas obras hidráulicas existentes de la Era cristiana cocodrilos é hipopótamos, y en en el Tuat, Fezán, Uargla y otras comarcas; igual cuyo valle vivía, según vimos, el elefante, circula procedencia deben traer, á juzgar por su construc­ ahora la mayor parte del año por debajo de los alu­ ción, algunos de los pozos monumentales del Sahara viones y de las arenas voladoras que han obstruido occidental, visitados por nuestros expedicionarios: su cauce. En un caso semejante se encuentra el Se- 2.° las esculturas rupestres de Ghadamés, Moghar, guia-el-Hamra, de grueso caudal cuando las lluvias Anai, Telizzarhen, etc., en las cuales se ven repre­ son intensas, pero convertido en una rambla seca el sentados zebús tirando de carros ó empleados en resto del año: por esto, lo mismo que aquellos otros otras faenas agrícolas. Cuando esas esculturas se ríos y uadis, se presta este á la creación de ricos grabaron, el camello no había penetrado todavía en oasis, aptos para la colonización canaria. Ya hoy, el Desierto; las mercancías no se trasportaban á con la frescura que conserva la arena de su álveo, lomoCsino en ruedas: en el siglo v a. J. O., el cultivan algunos indígenas cereales y palmeras; arrastre se hacía con caballos, según Heródoto; pero puede utilizarse toda ó casi toda su corriente después con zebús, especie de bueyes: hacia el siglo i de ún modo regular y sistemático, represándola por de nuestra Era se habla también de rebaños de va­ medio de diques transversales profundos, que atra­ cas. Todo esto prueba que había más humedad y viesen todo el fondo permeable, á fin de hacerla salir más vegetación que al presente: en los sitios donde á la superficie, y canalizándola luego para regac las se encuentran aquellas esculturas, no podría vivir tierras altas de una y otra ribera. Es posible que se hoy el zebú por falta de agua y de hierba: el empleo encuentren también aguas artesianas: en todo caso, de este animal ha quedado recluido en el Sudán, podrá utilizarse con ventaja el pozo ordinario (ade- 44 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

más del tubular) y el de minas ó galerías subterrá­ y el halfa, el alhaji, la gramínea denominada gbeit, neas (Jogara), tan común en algunas provincias de que alcanza una altura hasta de 2 metros, y otras España, ó subiendo el agua por medio de bombas ó plantas herbáceas semejantes; bsí como también los norias de viento. Además, según resulte ser la in­ arbustos característicos del Desierto, tales como tensidad de las lluvias y la de la evaporación, acaso estos: atriplex halimus, peganum Harmala, ephedra puedan intentarse los pantanos en la región mon­ alata, rhus dioica, henophyton deserti, calligonum tuosa donde tienen la cabeza los afluentes principa­ comosum (que á veces cobra proporciones de árbol), les del Seguia-el-Hamra. En las partes bajas po­ capparis spinosa, retama raetam, limoniastrum Gu- drá cultivarse la viña, aun sin riego. Donde este yonianum (zeita de los árabes), y otros: simultánea­ abunde, los colonos deben principiar por lo conocido mente debe fomentarse, por medios directos donde y experimentado, ó sea, la palmera. Este árbol re­ los indirectos sean insuficientes, aquellas especies presenta por sí solo toda una flora, por la sorpren­ arbóreas que son propias del Gran Desierto, y que dente variedad de sus aplicaciones, y más aún, por cuentan entre sus medios de acción el de proteger las numerosas especies de plantas alimenticias é in­ á los arbustos y á las hierbas, con que se regenera dustriales que viven asociadas á él en los oasis del el suelo vegetal. Cerca de Laguat (Laghouat) en­ Sahara: tabaco, algodón, cáñamo, vid, olivo, almen­ contró Soleillet varios dayas poblados de pistache­ dro, melocotonero, albaricoquero, granado, naranjo, ros (pistacia atlántica) centenarios, los cuales abri­ higuera, trigo, cebada, garbanzo, alfalfa, trébol, gaban una rica vegetación, preservándola de los patata (introducida hace pocos años en el Sahara), rigores del estío y de las heladas del invierno. El melón, sandía, tomate, cebolla, pimiento, nabo, acel- árbol que parece más resistente á la sequía y es, • ga, y otras, hasta el número de cincuenta. El riego por esto, general en todo el Desierto, es el talj ó dado á la palmera aprovecha al mismo tiempo á es­ talh (acacia arábica Willd; tortilis Hayne): ocupa tas otras plantas cultivadas á su pié. Donde el en el mundo de los árboles el mismo lugar que el agua, por la cantidad de sal que contiene, es im­ arthratherum pungens en el de las hierbas. León el propia para el cultivo de estos vegetales europeos, Africano decía de él: «Lo hay en los desiertos de la todavía conviene á la palmera, y tal vez al algodón, Numidia, en la Libia y en el país de los negros.» que prospera en los terrenos salados del Üad-Rhir. En Bu-Hedma, al S. de Túnez, existe una^elva de Las palmeras principian á dar fruto en el Sahara taljes de 30 kilómetros. Duveyrier cruzó durante su al tercero ó cuarto año de plantadas. viaje 38 rodales de esta especie; y además, lo señala Así como se vayan creando nuevos oasis, las tri­ formando bosque en el Tasilí, en el Ahagar, en el bus errantes del país se harán sedentarias y agri- Tuat, etc. En el Sahara occidental principian á en­ cultoras, como en otros lugares ha sucedido: en 1857 contrarse á media jornada de la costa, pero alcan­ abrieron los franceses el primer pozo en Um-et- zan allí menos talla que en el interior (v. gr., que Thiur, y al punto la tribu de los Selmias renunció en el pozo de Hauix), á cansa de ser más fuerte el á la vida nómada, plantando al derredor de él 1.200 viento que reina en aquella zona litoral. Otro árbol palmeras. que también debe ensayarse es el ethel de los árabes El Guerguer y el Tiris ofrecen condiciones hidro­ (tamarix articulata, gallica, etc., Wahl), que forma lógicas muy diferentes, y el modo de proceder tiene entre Ghadamés y Rhat 65 rodales, y cuyo tl-onco que ser otro. No existen allí vastas depresiones, alcanza de 1 á 2 metros, y aun más, de circunferen­ enlazadas con sistemas de montañas que periódica­ cia. También puede pensarse en la especie denomina­ mente las inunden y empapen de agua ó que ali­ da parhansonia, del Senegal: en 1860 decía M. Ful- menten en ellas corrientes subterráneas de carácter crand, en su descripción de la isla de Arguín, que permanente: es una meseta de 600 kilómetros de pocos años antes quedaba todavía en pié, cerca de anchura, plana en la superficie, y más que plana, las cisternas, un individuo corpulento de esta espe­ ligeramente convexa; uniforme en toda su exten­ cie; y la isla de Arguín es bastante más árida que sión; sin arrugas ni otros accidentes apreciables; la península de Río de Oro y que las tierras del in­ sin indicio de que por ella haya corrido nunca el terior. En los sitios algo abrigados de esta penín­ más insignificante riachuelo. Por esto no han en­ sula, tal como la depresión de Tauurta, crece el contrado nuestros viajeros centros de población taray, igual al de Canarias. Citaré también para sedentaria, ni agricultura, ni sombra de aquellos memoria la acacia gummi/era. gremios de rhetas ó alumbradores de pozos, tan Si algún día se establece una corriente comercial comunes en el Sájjara septentrional. No hay que entre el Sudán y Río de Oro, habrá que constituir pensar, por tanto, en plantíos de palmeras ni en una línea de estaciones, cuando menos de jomada agricultura intensiva: es menester principar por fijar en jornada, con pozo, caravanserrallo y guarnición el suelo y refrescar el aire, reconstituyendo en lo para el servicio de policía; y esta será la ocasión de posible la antigua vegetación; propagar el esparto acometer la obra de la repoblación forestal del REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 45

Guerguer y del Tiris. Convenientemente organiza­ breadas por los árboles, etc., etc. Mientras tanto, los das y dirigidas esas estaciones, serán otras tantas moradores de estas estaciones deberán ejercer la cunas ó centros de dispersión, en derredor de los ganadería extensiva, á estilo del país, ayudándose cxiales irá propagándose y avanzando por círculos de indígenas; ensayar la siembra de cereales de in­ concéntricos, cada vez más anchos, el arbolado. vierno, en los cercados y fuera de ellos; plantación Para fundarlas, lo primero será abrir nn pozo; y de vides; acaso la patata precoz en los meses lluvio­ donde ya lo haya, limpiarlo, ponerle brocal y pro­ sos, etc. veerlo de pilas y abrevaderos de piedra. En algu­ Pero ya lo he dicho: nada de esto podrá hacer nos lugares podrá acumularse con el pozo la fogara España en el momento, como no surja ó se provo­ (en el Adrar Súttuf parece que las hay). En otros, que la necesidad de crear, en vista del gran comer­ la cisterna ó aljibe; en la isla de Argnín se conser­ cio del Sudán, una vía desértica, preliminar acaso van dos, construidos, según se dice, por los portu­ de un ferrocarril, que tendría más razón de ser gueses, que podían almacenar l.OOO metros cúbicos que el del famoso proyecto transahariano de los de agua y que hoy sirven aún á los indígenas; las rui­ franceses. Para el solo efecto de colonizar, sería nas de Cyrene conservan todavía uno de 165 metros una locura pensar en el Sahara occidental, mientras de longitud, cubierto por losas de 6 metros. Inmedia­ brinde el planeta y posea España territorios de tamente deberá construirse dos edificios, de tapial otras condiciones donde poder emplear su actividad donde se encuentre arcilla, y donde no, de piedra: con provecho grande é inmediato. Algún día se el uno, casa-fortín para .la guarda del lugar; el otro, agotarán las tierras fértiles, y entonces será quizá posada para los arrieros de las caravanas. Alrede­ forzoso echar mano de los desiertos, y tendrá cuen­ dor de ellos,—y á cierta distancia, en previsión de un ta invertir en ellos capitales sobrantes ó improduc- . ataque ó de un incendio,—se plantarán ó sembrarán, tivos. No cabe duda que sería muy conveniente pre­ defendiéndolos con tapias ó con estacadas contra el parar ya hoy la transformación de las condiciones viento y contra los rumiantes, los primeros taljes, físicas del Sahara occidental por medio de la repo­ tarayes, retamas, tamarindos, halfas, etc.: si la capa blación de sus montes, siquiera fuese solo en la es­ de tierra es muy delgada, bastará quebrantar la cala reducidísima que dejo apuntada; pero ni aun roca con barrenos de pólvora y poner un obstáculo esto le es licito á nuestro país, por causas diversas, cualquiera al viento, para que en pocos días, con como no se dé así por añadidura, como no sea efec­ la arena que este acarrea, se obtenga fondo sufi­ to y consecuencia de una obra reproductiva ya en ciente; entre las piedras removidas se mantendrá la el instante. humedad aun en el verano, y cobrarán rápido des­ No siendo eso, todo lo que España puede hacer arrollo las raíces de los árboles. Por regla general, (pero esto creo que debe hacerlo), es crear dos ó bastará esparcir semillas ó plantai estacas ó ato­ tres núcleos de población en la costa, que hagan chas en las dunas con las primeras lluvias, y pro­ efectiva la ocupación del territorio; protejan la in­ tegerlas contra liebres, antílopes, cabras, «ame- dustria de la pesca; sirvan de guía y escala al co­ llos, etc., y contra el viento, hasta tanto que se ha­ mercio marítimo universal, con sus depósitos y sus yan desarrollado lo bastante para no temer á estos faros; creen en torno de sí un oasis, que sea texto enemigos; ó más claro, basta acotar el terreno (lue­ vivo con que se enseñe la posibilidad y el modo go de sembrado por mano del hombre ó por dise­ como en su día ha de transformarse el Desierto; y minación natural). Asegurada que esté la existen­ sirvan de mediador por donde se comuniquen sus cia de ese primer núcleo de vegetación, se creará naturales con el mundo exterior, y salgan de su ais­ en la misma forma un segundo circulo de arbolado lamiento, y se sientan atraídos hacia el mar, y reci­ ó línea de rodales, mudando de sitio la estacada ó ban los primeros vislumbres de la vida civilizada edificando un nuevo recinto de tapias á mayor dis­ con sus buques, sus casas, sus ferias, su trato, sus tancia, y así sucesivamente: ya después, estos árbo­ medicinas, sus manufacturas, sus escuelas, sus in­ les proyectarán sus brotes y semillas hacia el exte­ dustrias y sus cultivos. Esas poblaciones deberían rior, y bastará un sencillo acotamiento. Cuando el situarse: una en Río de Oro; otra en la desemboca­ arbolado se haya desarrollado lo suficiente para sumi­ dura del Seguia-el-Hamra, si se puede habilitar nistrar al naciente oasis sombra, rocíos copiosos y allí fondeadero; y acaso otra en la Uina, si al fin abrigo contra el viento, contra la evaporación rápi­ se decide que la costa de la Mar Pequeña vuelva á da y contra las arenas volantes, podrá cultivarse ser, como debe, española. Las condiciones agrícolas en el centro legumbres y algunas palmeras, hasta de estas tres regiones son enteramente diferentes, donde alcance el agua manantial y almacenada, así y representan un tipo distinto de cultivo. La po­ como también algunas otras plantas domésticas blación de la Uina tendría más de colonia que de que no precisen riego; podrá recogerse agua de factoría; la de Río de Oro sería factoría y pesquería lluvia en balsas ó alboreas de fondo arcilloso, som­ más bien que colonia; la del Hamra participaría por 46 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. igual de los dos extremos. Podrían apoyarse mu­ y en poco tiempo se habría creado una población tuamente; por ejemplo, suministrando la Uina pas­ laboriosa, industriada á medias én las artes de la tos que le faltan á Río de Oro, para el ganado que civilización europea, y por lo mismo, á propósito se fuese adquiriendo aquí y no se pudiera transpor­ como ninguna otra para servir de intermediario tar inmediatamente á la Península. En cada una ha­ entre España y África. Por lo demás, las cons­ bría autoridad local, dependiente de Canarias, y un trucciones deberán ser lo más económicas que sea destacamento compuesto, al menos en parte, de mo­ posible: abundando, como abunda, la arcilla casi al ros tiradores del Rif; también debería admitirse in­ pie de la obra, no parece que deba usarse por lo dígenas del Sahara, pero después de servir en Ceu­ pronto otro género de fábrica que aquel que ya Pli- ta algunos años. Los colonos del Hamra y de la nio hace diez y ocho siglos dijo ser característico de Uina habrían de tomarse de Canarias; mas en Río España y de África (lib. xxxv, cap. 48), invención de Oro tal vez convendría proceder de este otro acaso de los ibero-libios: el adobe y el tapial ú modo: hormazo, sistema de construcción dominante hoy La población deberá fundarse, á mi juicio, no en la aún, lo mismo que en la antigüedad, en los oasis del península, donde se halla establecida la factoría de Sahara y en nuestra Península. Villa-Cisneros; tampoco cerca del pozo de Taunrta Existiendo, en el sitio indicado de la bahía, caliza, (en cuya depresión, por otra parte, podría crearse arcilla y arena silícea, y fósforo y potasa en los des­ sin gran esfuerzo un oasis cultivable de un kilóme­ pojos del pescado, en el menh^aden y en las algas, tro de longitud, alumbrando más agua, y contando se tienen todos los elementos necesarios para cons­ con que el aire en este sitio, cuando más seco está, tituir una excelente tierra forestal y de labor, sobre contiene 50 por 100 de humedad relativa, y que el srabsuelo de roca removida ó quebrantada en de­ por la noche llega á 100, al ponto de saturación, rredor del casco de la población. El recinto de tapia produciendo rocíos copiosísimos, según las observa­ ejercerá el doble oficio de defender á esta contra las ciones psicrométricas del Sr. Quiroga); debe fun­ agresiones de los Uled-Delim, y prestar un abrigo darse, repito, y este es también el deseo que han provisional contra el viento y la arena voladora, manifestado los adrarienses á nuestros viajeros, en la mientras crecen en haz apretado los taljes, tarayes, costa del continente frontera de la península, junto parkansonias y demás especies arbóreas que preva­ al Huisi-Aisa (pocito de Jesús), ó en otro sitio pró­ lezcan en los ensayos. Una sencilla columna de pie­ ximo que sea más idóneo para el embarque y des­ dras sobrepuestas, aunque sea en seco, con un farol embarque, donde, sondando previamente el suelo, se de color snjeto en el cabo, será precioso indicador encuentre una vena de agua ó indicio de filtracio­ para las naves mercantes ó de pesca que pasen de nes como las que abastecen el pozo dicho. Además, noche por aquellos parajes, y servirá de natural debe dotarse á cada casa de un aljibe, sea de losa introducción á los faros que algún día han de eri­ y cemento, sea de baldosa vidriada, para reco­ girse en la costa oscura y desierta que corre desde ger agua de lluria, sin perjuicio de construir uno Marruecos hasta el Senegal. común de grandes proporciones; y en los contornos, Últimamente, las ferias que se celebren en esta balsas ó estanques con revoque de arcilla, resguar­ población, de acuerdo principalmente con los fabri­ dadas de la acción evaporante de los vientos y de la cantes y navieros de Cataluña, y previos anuncios obstrucción de las arenas por medio de una tapia, á en el Adrar, Tixit, Ualata, Tembuctu y Mogador, fin de prolongar algún tanto la humedad después dirán el grado de desarrollo que puede alcanzar el délas últimas lluvias, abrevar ganado, regar, la­ comercio sudanés en Río de Oro, y si valdría la var, etc. Además del edificio para el gobernador pena fundar estaciones á lo largo de la ruta, en la y el destacamento, y de las viviendas que puedan forma antes indicada. edificar las empresas mercantiles ó de pesca que JOAQUÍN COSTA. allí se establezcan, debe construirse con arreglo á un plan regular una serie de chozas, á fin de agru­ -«KaaQOoaa»-» par en ellas á los indígenas que ahora viven en cuevas alrededor de la bahía y se prestan por su PESQUERÍAS HiSPANO-AFRICANAS. natural dócil á todo género de combinaciones. Pro­ tegidos por una autoridad celosa y honrada, no tar­ Es la pesca abundantísima en Río de Oro. En los darían en salir de su abyección actual: ejercerían bancos exteriores que demoran al NO. y ONO. de diversidad de trabajos, y se haría más varia su ali­ este puerto, las especies más comunes son las re­ mentación; aprenderían el arte de cultivar; sus hi­ lacionadas con los besugos y pargos de nuestra jos asistirían á la escuela; ingresarían algunos en Península (familias de los párcidos y esparoides), el ejército; pensionaría otros el Gobierno par» estu­ representadas por las variedades denominadas boci- diar medicina en el hospital español de Tánger; negro, chacarona, hurta, sama y ann el mismo par- REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 47 go: todos alcanzan dimensiones mucho mayores que tre Río de Oro y cabo Bojador, tiene dos condicio­ en las costas de Europa, son sabrosísimos y se pes­ nes que le dan un valor inmenso: su proximidad á can muy fácilmente á la lienza.—Próximo al abra del las Canarias (el punto más distante, ó sea Río de puerto, y aun dentro de su bahía, abunda la corvi­ Oro, está á tres días de navegación de esas islas, y na, y puede pescarse fácilmente con los cazonales.— aun la de regreso, que se hace barloventeando, rara En el interior, además de existir grandes cantidades vez excede de seis); y la aceptación.grande que de lizas y robalizas, recala en cardúmenes conside­ muchos de los pescados que lo pueblan tiene en rables y se mantiene una gran parte del año una es­ los mercados españoles. El abundar la sardina de la pecie de sardinón basto, semejante al amenhadems misma clase que la de la costa de España, presta á de los Estados-Unidos, con que, después de extraída esa parte del banco un interés que no puede desco­ la grasa, fabrican el guano de pescado. Este sardi­ nocerse. El beneficio industrial de esta sardina hasta nón, además, constituye la mejor de las carnadas hoy no ha podido intentarse por falta de redes á para la gran pesca de afuera, y en pocas horas se propósito en los buques del país, y porque no podía coge con redes en grandes cantidades. Unido todo contarse con un puerto abrigado á sotavento donde esto al buen abrigo que presta á los pescadores, ejecutar las operaciones convenientes con la segu­ hace que la posesión de Río de Oro tenga un gran ridad de no ser acometidos por los moros. La ocu­ valor. pación de Río de Oro ha obviado estos inconve­ En los bancos denominados «Las Canteras,» el nientes. uno cerca del Morro del Ancla, y el otro á unas La otra mitad del banco, desde Río de Oro á 30 millas al NO. de Río de Oro, se encuentra en cabo Blanco, tiene como principales abrigos los abundancia el atún, de clase enteramente igual al de Angra de Cintra y Gorei, Virginia, bahía del que recala en nuestras almadrabas de la Península; Oeste y bahía del Galgo. Los primeros son dos y según se asegura, de una manera permanente, verdaderos puertos: el de Angra de Cintra, muy como especie sedentaria, cosa que no se ha obser­ capaz, y además, con abundancia de agua dulce. vado en ninguna parte del Océano. Para los brisotes, y aun tiempos del cuarto cuadran­ Entro Río de Oro y cabo Bojador, los mejores te, ofrecen seguro abrigo: con temporales de mar fondeaderos que existen son los llamados de las afuera, recala bastante mar, y á veces llega á ce­ Puntas, Morro del Ancla y Pilón de la Bombarda: rrarse la barra de Gorei. A poca distancia de cabo ofrecen buen abrigo para las brisas y brisotes: al­ Barbas se encuentra el islote Virginia, con super­ gunos de ellos quedan cubiertos aun para los Nor­ ficie bastante para establecer en él una factoría de oestes; y cuando menos, todos ellos dejan fácil sali­ pesca, y forma con la costa adyacente un abrigo á da, si refrescara el viento de ese cuadrante, que sería propósito para los brisotes y Nortes: libre, como está, peligroso en aquella parte de la costa. Desde Julio á de los ataques de los moros, ofrecería grandes ven­ Octubre, la pesca es abundantísima en egta región, tajas, sobre todo, para la campaña de verano. La y práctico el verificarla, por ser entonces los vientos bahía del Oeste suele ser el fondeadero de los bu­ reinantes, brisas ó bonanzas, sin temor á vientes de ques canarios que van á pescar á cabo Blanco, los afuera. Era en la Bombarda donde se encontraba cuales prefieren quedarse aquí, á doblar este cabo y el bergatln-goleta de tres palos, Polynemus, propie­ entrar en la bahía del Galgo, porque la mar del NE., dad del Sr. Marqués de Viluma, cuando recorrí hace que es el viento casi constante en esta zona, mo­ dos afios aquella costa para estudiar sus bancos: lesta más en esta última bahía. En cambio, ofrece BU objeto era hacer un ensayo en aquella rada con seguro abrigo para los temporales del NO. y SO. las redes que yo había creído más oportunas para la Desde Río de Oro á cabo Barbas, las especies captura de las especies á propósito para bacalao. £1 que más abundan son las mismas que en la primera éxito superó á mis esperanzas: las redes empleadas, parte del banco, si se exceptúa la sardina fina, la que fueron las llamadas en Andalucía corvinales cual no pasa generalmente de la latitud de las Pun­ ó cazonales, capturaron en cortísimo tiempo gran­ tas. En invierno recalan varias especies de ballena­ des cantidades de corvina con poco trabajo y bas­ tos, y á veces han llegado hasta allí persiguiéndoles tando para su manejo muy pocos hombres. En un algunos buques norte-americanos.—Desde cabo Bar­ solo lance se cogieron 400 corvinas, con peso medio bas á cabo Blanco se hace la pesca más abundante de 35 libras cada una. Antes se pescaban solo con de todo el banco, y también la más variada, pues anzuelos en varas, lo cual representa el trabajo más además de encontrarse, como en la primera mitad ímprobo. Con las corvinas, cayeron en las redes del banco (Bojador á Río de Oro), sama, pargo, buenas cantidades de tasarte, pescado semejante al corvina, tasarte, anjova, etc., abundan tres especies bonito de nuestras costas, aunque de mucho mayor á propósito para fabricar bacalao, á saber: el mero, tamaño y más fino. la chema y el abad ó abadejo, pescados finísimos y En resumen, la parte del banco comprendida en­ delicados. 48 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

Esto, por lo que respecta al banco en sí: queda ración, sino, además, la clase de pescado (género estudiar sus condiciones económicas. gadus), no existe, al menos en la parte del banco Las especies que abundan en él y pueden contar comprendida entre Bojador y Río de Oro; siendo hoy con seguro consumo en España, son: la sardi­ una equivocación de Webb y Berthelot lo que dije­ na, el atún, la caballa, tal vez la anjova (especie de ron de un supuesto gadus canariensis. Pero existen caballa grande sabrosísima) y las variedades simila­ dos especies, citadas ya,—la corvina y la chema, y res al bonito y la melva. Todos estos pescados per­ tal vez, en la parte de cabo Blanco, el abad ó aba­ tenecen al grupo que en el lenguaje común llamamos dejo propio de esta costa africana—que admiten la pescados azules: son notablemente alimenticios y preparación de ser salados y luego secarse bien al sabrosos, pero en cambio, por ser muy sanguíneos y aire, y que por muchas razones pueden sustituir, en aceitosos, lo mismo en España que en África pasan parte al menos, al bacalao que hoy se importa del por poco sanos, sobre todo cuando se hace uso cons­ extranjero. Mis ensayos han recaído sobre los dos tante de ellos. Su mayor inconyeniente es el precio primeros, con los cogidos por el Polynemus, y el re­ elevado á que se expenden: á pesar de las grandes sultado ha sido el siguiente.—Corvina: bacalao muy cantidades de atún, y aun de melva y bonito, que se jugoso, de mucha masa, y con facilidad de prepa-' cogen en nuestras almadrabas con gran facilidad y rarlo dejándolo casi sin espinas, cosa que no es in­ pocos gastos, resultan estos artículos á un precio diferente para las clases pobres; pero tiene mala tal, que hace casi inaccesible su consumo á las cla­ vista: la piel de corvina, como pescado de mayor ses pobres, traduciéndose esto en escasez de ali­ escama, resulta más basta que la del abadejo, pes­ mentación , sangre empobrecida y falta de aptitud y cada y róbalo (que son las especies que por su energía para el trabajo.—Ahora bien, la explotación abundancia, en clase de pescado blanco, en los ban­ de estas especies alimenticias en el banco de África cos de Europa y América, se dedican con preferen­ produciría una baja en el precio, que redundaría en cia á esa preparación); y ese aspecto más áspero de beneficio de las clases desvalidas. Por lo que resulta la piel, junto con la gordura que el pescado conser­ de mis estudios, encuentro que la pesca de estas es­ va, quita algo la semejanza con los bacalaos usua­ pecies podría ser beneficiosa para los que la veri­ les, y en los mercados es un inconveniente cualquier ficasen (en una explotación ya en marcha, se en­ producto nuevo. Todas las personas de distintas tiende), aun cediendo sus géneros á los precios si­ clases y condiciones que lo probaron, lo encontra­ guientes: ron muy agradable al gusto y me felicitaron por el éxito.—Chema: bacalao muy fino, su piel se asemeja Salazones (puestos en cualquier punto de España): más al bacalao usual; por contra, tiene menos masa Pipa de atún preparada para la venta á.. 176 pts. y es algo más desabrido. Pipa do bonito grande de esta costa y an­ Este bacalao africano es una alimentación saní­ jova á 150 » sima: como, está bien curado, tiene mucha duración; Quintal de mojama á 25 • > unido esto al tamaño grande del pescado y á la cir­ Millar de sardinas prensadas, precio má­ ximo 12,50 > cunstancia de tener mucha carne y poca espina, lo hacen á mi modo de ver precioso para las clases po­ Escabeches (puestos en España): bres. Todo está en lograr vencer la costumbre, hasta Latón de una arroba de bonito grande.. 5,60 » sustituir en el consumo del pueblo esos bacalaos ídem de idem de atún 6,25 » extranjeros, algunos de los cuales, según análisis ídem de idem de sardina 5,50 > practicados con motivo del cólera, son nocivos en Un aceite (puestos en España). alto grado para la salud. Pez palo.—Existen igualmente en Canarias y en Latones de atún en aceite, la libra, á... 0,63 » los bancos de África especies que permiten esta pre­ Medias latas de idem 0,75 > Cuartos lata de sardina 0,28 > paración de pez de palo, estimado en algunas zonas de Cataluña; la vi^a en algunas de las Islas y el Bacalao: congrio en los bancos, son los más á propósito para En una explotación ya en marcha, entiendo que la fabricación de este artículo, consistente en secar podría situarse el bacalao de Canarias en cualquier el pescado al aire libre sin salazón previa, como la puerto de España al precio de 4 y medio duros el tiene el bacalao. quintal, que es casi la mitad del precio que tiene el Pescados Mancos.—Su abundancia es tan grande de Escocia, Noruega é Islandia, y Vs del de Terra- y su captura tan fácil, que todavía resultarían, á nora y Labrador en sus clases más bajas. mi modo de ver, á precios más reducidos que los Se ha controvertido la existencia del verdadero pescados azules y que la corvina y la chema. Las bacalao en los bancos de África. A la verdad, si especies principales de ellos que pueblan este banco, por bacalao se entiende no solo la forma de prepa­ pueden referirse al besugo y al pargo de nuestras REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 49 costas. Son todos de escama espesa, poco sanguí­ reducidos, abgnos tan ricos en fosfatos y ázoe como neos, perfectamente sanos, sabrosos y de buen son estos. tamaño para su preparación en escabeche y en PBDRO DB LA PUENTE. aceite. Los bancos de Noruega, Islandia, Terra- nora y Canadá (que son los más importantes de « • Europa y América), tienen todos, en mayor abun­ dancia que el de África, los bacalaos, y algunos de Por iniciativa de mi inolvidable y llorado amigo ellos, el arenque y la caballa; pero en cuanto á el doctor D. Domingo Pérez Gallego, y gracias á su pescados blancos alimenticios que no sean el baca­ entusiasmo, á sus prendas de carácter y á su respe­ lao, ninguno de ellos ofrece ni la décima parte de tabilidad, pudimos constituir en 1882 unos cuantos la abundancia que los de África. amigos la Sociedad titulada Pesquerías Canario' De aquí precisamente nace la superioridad que Africanas, tomando por base la concesión de la isla atribuyo á estos. El bacalao, pescado algo soso, no Graciosa, que había sido otorgada á D. Ramón de puede admitir ventajosamente las preparaciones en Silva Perro, y el proyecto que este había hecho escabeche y en aceite á que cada día se va notando público en un libro titulado Estudios económicos, más afición en España é Italia, respectivamente. La industriales y científicos para servir de precedentes baja de los aceites, que ya se acentúa bastante en al proyecto de establecer una factoría de pesca y pre­ estas dos naciones, contribuirá al aumento de con­ paración de pescado en la isla Graciosa. sumo de pescado en esas formas, el cual seguramente Encargado el Sr. Silva Perro de la dirección fa­ representa ya un adelanto, comparado cou el pesca­ cultativa de la empresa, pasó á Londres para ad­ do en salmuera, y muy bien pudiera suceder que quirir el material conforme á sus proyectos. Cono­ esas dos preparaciones alcanzasen una baratura tal, ciendo el que se emplea para la industria pesquera que se pusieran al alcance de las clases trabajado­ en los demás bancos, creyó lo mejor adquirirlo seme­ ras, y aun de las pobres, con notable ventaja para jante, ordenando la construcción de dos vapores en ellas. la casa Alan de Escocia, que había obtenido premio Que esto no es completamente una ilusión, prué- en la última Exposición, tres dandis, un bergantín banlo los siguientes hechos. Hace quince años, ape­ y once lanchas pescadoras; así como se proveyó de nas si se consumía en Italia pescado alguno en varias artes de pesca, redes, palangres y otro sin fin aceite, sino solo seco ó en salmuera. Hoy, solo de de cosas, más ó menos necesarias para la explota­ atún en aceite (y por cierto, procedente en su ma­ ción de una pesca de altura. En todo esto se invir­ yor parte de nuestras almadrabas) se consumen en tieron unos 80.000 duros. ese reino más de 80.000 quintales, con un valor A poco de comenzar la explotación, se echó de que pasa de 500.000 duros. En España, el consumo ver que tan costoso material era in apropiado para de escabeches va aumentando de un modo conside­ la pesca especial del banco africano. El trol, red rable; notándose, y esto viene en apoyo de mi tesis, de arrastre y de gran coste, era de todo punto in­ que la corta cantidad de besugo que sobra del que útil por efecto de la misma abundancia y densidad se consume en fresco, es muy solicitado en esa pre­ de la pesca. El hou, red de arrastre también, y paración, no pudiéndose fabricar todo el escabeche cuya adopción movió muchos litigios en el seno de de besugo que los mercados admitirían, porque la la Junta, más inútil todavía, por igual causa, y costera del besugo, con ser bastante importante en porque los fondos en la mayor extensión de la costa nuestro país, se consume en su mayor parte en son roqueros. Los palangres, adquiridos en gran fresco. Á la vista de estos hechos, he pensado mil extensión y número, inapropiados, tanto por la can­ veces que el día en que por empresas inteligentes tidad de peces como porque la abundancia de los se beneficie en nuestras posesiones del Sahara estos escualos y otros voraces se entretenían en'comerse pescados sanos y alimenticios, han de tener gran la pesca y los palangres. éxito en los pueblos del Mediterráneo, que hoy i Cuántas defecciones, procedentes de la falta de apenas consumen otros pescados que el azul; quizá verdadero estudio especial y práctico de las condi­ se extienda el consumo á algunos de los del norte ciones locales I Véase cómo á veces la misma abun­ de Europa, y de seguro á la América española, dancia puede convertirse en causa de inconvenientes. donde la importación de pescados conservados en La Sociedad había dirigido sus propósitos á la aceite va adquiriendo grandes proporciones. producción del bacalao. Nada más natural: las Por último, la fabricación de grasas y guanos de obras de Glass y Berthelot aseguraban la existencia pescado puede dar grandes beneficios, combinán­ de gaduB en abundancia, y el bacalao es la prepara­ dola con la preparación de pescados comestibles. ción más aceptada y de mayor consumo en España. T no hay que decir si tiene importancia para nues­ Según la estadística oficial de 1881, la importa­ tra agricultura el que se le suministren á precios ción del antedicho artículo asciende á 68.961.436 50 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

reales vn., y agregando los derechos, monta A 80 Quedó palpablemente demostrado que el centro del millones. Con tan gruesa suma contribuye España banco se hallaba en Río de Oro, donde la pesca es anualmente á las naciones del Norte; y ya puede permanente en los doce meses del año, remontando calcularse que solo bajo este punto de vista, la pro­ en verano á cabo Bojador y aun hasta cabo Nun, ducción en el propio país de esa apreciada alimenta­ y descendiendo en invierno hasta más allá de cabo ción constituiría uno de los mayores beneficios que Blanco, Se demostró asimismo, y esta ha sido la pudiera proporcionarse al Estado, enseñanza que queda de los errores y pérdidas de la Pero, desgraciadamente, el gadus no se encuen­ Sociedad Canario-Africana: tra en la parte reconocida por la Sociedad, ni hacia 1," Que no se necesitan para la pesca vapores cabo Bojador, ni en los alrededores de Rio de Oro, ni el material costoso que en los otros bancos, Los pescadores canarios afirman que hacia cabo 2,° Que pecan por densidad, y no sirven ni son Blanco suele hallarse cierta especie de abadejo, pero necesarias las redes de arrastre, solo en épocas determinadas y no eu número tan 3,° Que bastan los cazonales, los chinchorros y considerable como otras especies. Esta nueva con­ el trasmallo y, á lo más, el jeito, el garamallo ú trariedad vino á dar en tierra con el espíritu de los otra arte semejante, socios, siendo ya muy difícil realizar los dividendos 4,° Que no tienen aplicación, ni son precisos, necesarios para continuar la explotación. los palangres, El feliz descubrimiento, hecho entonces por el 5." Que basta la

Movidos por estas y otras consideraciones, deci- I pescar en África como en el Báltico, ni menos pre­ dieron el señor marqués de Viluma por su parte, y parar de igual modo. Gali por la suya, emprender independientemente En los bancos del Norte, la temperatura es bajo una campaña de estudio para procurar resolver los cero ó poco alta. En la costa africana, la tempera­ dos puntos pendientes: preparación y colocación de j tura es la más apropiada para la fermentación; allí los productos. Al mismo tiempo, el Ministerio de es posible salar en seco y desecar al aire, porque el Marina comisionó para hacer iguales estudios al se­ sol es excepcional, y en nuestras regiones está siem­ ñor D. Pedro de la Puente, que ya tenía conoci­ pre presente y vivo. El sol, como la humedad del mientos previos del banco y se había ocupado de rocío, son tan nocivos al bacalao, que, cuando en Río de Oro. Los resultados obtenidos por el señor el Norte amenaza su presencia, retiran las prepara­ Puente no difieren de los que consiguieron Viluma y ciones, las apilan y cubren. Gali. No contaron los maestros escoceses con tan radi­ El señor marqués dirigió sus conatos á preparar cales variaciones, y el resultado tuvo que ser con­ conforme á los gustos y costumbres de los mercados trario. Pero, una vez conocidas, por este lado los nacionales. Por esto mismo, se propuso Gali y Com­ inconvenientes no eran insuperables; todo se reduce pañía estudiar las preparaciones de más fácil aco­ á salar en salmuera, después despojar al pez de la modo en los mercados extranjeros; y así, cualquiera espina dorsal y la cabeza, lavándolo bien y quitán­ que resolviese uno ú otro problema, lo resolvía para dole las escamas y el peritoneo, además de las entra-, sí y para la industria en general. ñas; salado en salmuera saturada y curtido por Hallándose en los bancos, desde las mismas cos­ tiempo suficiente, volverlo á lavar y ponerlo á dese­ tas de Canarias hasta las de África, en cantidad car al aire, pero debajo de cobertizo. suficiente los pescados azules, y consumiéndose es­ Otra dificultad mayor se había tocado, cuyo re­ tes en todas las provincias españolas, empezó el medio no era tan fácil. Consistía en que, no exis­ marqués sus operaciones, con buen acuerdo, por tiendo el gadus, la preparación en bacalao había de aquí; que es conducta discreta comenzar siempre darse á la corvina y otras especies similares; pero por lo más fácil. estos peces, de dimensiones enormes, tienen un es­ Los pescados azules se curten y se conservan en pesor muy considerable, más difícil de penetrar por salmuera fácilmente, y permanecen comestibles por la salmuera, y están además muy dotados de grasa. tiempo largo. Preparó así atún, tasarte y caballa, Resulta de aquí, que aun bien preservados de la logrando su aceptación á precios remunerativos en putrefacción y secos, andando el tiempo, la grasa varias plazas del Mediterráneo. Pero tanto en.estos del interior venía á la superficie, se enranciaba al géneros como en las demás preparaciones, tocó un contacto del aire, y daba mal sabor y un color ama­ inconveniente que ya se podía prever; consiste en rillento al género. la verdadera falta de comercio serio, dedicado á tal Tan grave dificultad ha sido, sin embargo, sal­ clase de especulación. No hay mercados allí donde vada por el 8r. Puente, prensando el pescado al no exista una cotización semi-oficial á que atenerse, salir de la salmuera, y extrayéndole así el aceite, donde todo depende de la fe mejor ó peor de una ó con lo cual aventaja beneficiar ese producto. más personas oscuras que deciden de la suerte de La preparación en escabeche y aceite no ha ofre­ la mercancía, quedando á su exclusivo arbitrio cido ninguna dificultad; pero estas preparaciones no acogerla ó depreciarla, y después pagar su im­ son expeditas, y aunque productivas, .encarecen la porte ó diferirlo á medida de su antojo ó de su co­ mercancía; por lo cual no interesan tanto como dicia. aquellas otras preparaciones prontas, que permiten Lo dicho manifiesta, en resumen, que la campaña poner un alimento animal á muy bajo precio á dis­ del señor marqués, como la de Gali y Compañía, posición de las gentes. no ha tenido que sufrir ningún contratiempo por el Y ahor.a he de dolerme de un abuso del fisco, que lado de la pesca, y que han vencido casi completa­ denuncio, para que el Gobierno lo remedie. El ba­ mente las dificultades que se ofrecían para la prepa­ calao extranjero no paga consumos; y al pescado en ración; pero que, hoy por hoy, luchan aún con obs­ bacalao, enviado por Gali y Compañía y por Viluma táculos relativos á la falta de mercados organizados á Sevilla, han exigido los arrendatarios unos dere­ en nuestras plazas. chos tan enormes, que, á no remediarse el abuso, Seguro de la preparación de las salmueras, volvió ha de hacer imposible volver á pensar en el asunto. sobre el propósito de preparar en bacalao. La So­ Proponiéndose Gali y Compañía estudiar las pre­ ciedad Canario-Africana había traido de Escocia paraciones para los mercados extranjeros, redujo en dos honrados maestros saladores de los más inteli­ objetivo al arenque. gentes; sin embargo, sus productos resultaron de­ En su campaña quedó plenamente comprobada y fectuosos. La razón ya la he expuesto. No se puede demostrada la riqueza del banco en Bío de Oro y la 52 EEVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. facilidad de la pesca, como vais á ver por la lectura de Silva la existencia en el banco de la especie Bre- de cualquier página del diario certificado del bergan­ voortia dorsalis, conocida en los Estados-Unidos tín Pelayo: con el nombre de menhaden, y de la que obtienen grandes cantidades de guanos y de aceites. «Día 16 de Agosto de 1884.—Sábado: Tales son, en resumen, los conocimientos que ac­ Salió una lancha al amanecer á recoger los cazo­ tualmente poseemos acerca del banco de pesca his- nales calados ayer tarde, y las demás embarcaciones pano-africano. El adquirirlos ha costado 150.000 du­ á pescar arenque. ros á la Sociedad de Pesquerías, 40.000 al marqués Los instrumentos, á las seis de la mañana: de Viluma, y otros 40.000 á Gali y Compañía; con Barómetro 30"07 más, la pérdida dolorosa de un compañero y amigo, Termómetro 75° (tarde). el Sr. Silva Ferro, ahogado en el Océano, en el si­ Máximo 79° (de día). niestro sufrido por el bergantín Pelayo, por el abor­ Mínimo 73° (de noche). daje del brick barca Exile, de la América inglesa. Húmedo 72. FEDERICO RUBIO. Retomó la lancha de cazonales con lo siguiente, á las seis de la mañana: Cazones grandes 23 A los datos contenidos en los dos importantes Corvinas 4 artículos que anteceden, añadirá la REDACCIÓN una Zigsena 1 noticia de interés. Piezas 28 A poco de publicado nuestro número anterior, leimos en un periódico el siguiente suelto: «En Se pesó uno de los cazones regulares, uno de los el puerto de Gandos (Gran Canaria), se ha dado pequeños y la zigaena: comienzo á los trabajos de instalación de una fábrica Cazón regular, pesó 49 kilos. para conservas de pescados, por cuenta de la Com­ Largo 1 metro 93 centímetros. pañía Industrial de Pesquerías Canario-Barcelone­ Cazón pequeño, pesó 23 kilos 500 gramos. sa. Mientras tanto, en los astilleros de Las Palmas Largo 1 metro 65 centímetros. se pone término al galeón Primero de Las Palmas, Zigaena, pesó 9 kilos. con que la referida Compañía comenzará á explotar Largo 1 metro 65 centímetros. la industria pesquera en los bancos vecinos de la La pesca de los cazones fué de 770 kilos en junto. costa de África. Las faenas de la pesca darán prin­ A las siete de la mañana han retornado las lan­ cipio probablemente el 15 del mes entrante.» chas cargadas de arenque. Después hemos sabido que esta Sociedad se halla Las mantas son hoy muchas. En el copo entraron domiciliada en y dirigida por el Sr. Cam­ tres corvinas. pillo, y que ha llevado á feliz término la campaña Contados los canastos, resultan 130. Cada ca­ de este último verano, arribando sus buques, de la nasto pesa 50 kilos netos. Contiene 240 arenques. costa española de África, á los puertos de Gando y Resultaron hoy pescados 31.000. Lanzarote, repletos de pescado en primera prepa­ Su peso, 6.500 kilos. ración. A las cuatro de la tarde se terminó la prepara­ Con sabio acuerdo, se ha circunscrito en este ción, produciendo: primer año al beneficio de una sola especie, la sar­ Barriles grandes 32 dina fina, porque uno de los peligros del banco es — medianos 44> su misma abundancia y variedad de especies, y como cada una requiere distinto género de pesca, Resumen del diario de pesca: preparación especial y mercado diferente, es muy «Resulta que en diez días de pesca de arenque se fácil la ruina si no se concentra la acción en un solo han preparado 200 barriles grandes y 200 medianos. pescado, al menos al principio. Por otra parte, el Resulta que de cada lance con el chinchorro, Sr. Campillo se ha ocupado toda su vida en este se pescan de 30 á 40 millares, ó sean 50 barriles. negocio; tiene bien montado el servicio de corres­ Resulta que la pesca con cazonales es cada noche ponsales en.los mercados, y ha podido fácilmente de 30 á 40 quintales, de samas, corvinas y cazones. realizar el producto. Los resultados de la primera Resulta que en cada hora de pesca á la liña, cada campaña han superado sus cálculos. tres hombres pueden pescar unos 10 quintales bru­ Los que traten de emprender en lo sucesivo esta tos de pescado blanco.» explotación, deberán tener en cuenta las preceden­ Durante esta campaña, descubrió el Sr. D. Ramón tes indicaciones. EEVISTA DE GEOGEAPIA OOMEECIAL. 53

SAHARA OCCIDENTAL

ANEXIÓN V PROTECTORADO. II.

En el territorio de I.yíl,á 5 kilómetros al SE, del pozo llamado el Auij (22° 28' de lat. N.; 9° 9' 15" El tratado ó contrato á que se refiere el Sr. Al- de long. E. del meridiano de Madrid), el día 12 de varez Pérez en la página 8 de este cuaderno de la Julio, levantamos un acta con todas las solemnidades REVISTA, fué consignado en escritura pública, testi­ de costumbre, anexionalido á España los territorios ficada por el notario de Puerto de Arrecife (isla de comprendidos entre la costa de las posesiones es­ Lanzarote) con fecha 10 de Mayo de 1886. Tengo pañolas del Atlántico, desde cabo Bojador á cabo copia de ella á la vista; y su cláusula sustancial dice Blanco, y el límite occidental del Adrar, y son, entre lo siguiente: otros, los siguientes: el Auij, la sebja de IxU, el «Comparece el árabe Mohámed-Ben-Alí, cuya Tíris occidental, Ausért, Negjír, er-Ragg, Ksaibet- edad no puede precisar, soltero, labrador y natural el-Azdám, Tenuaca, Adrar Súttuf, Guérguer y de la tribu de Beni Zorguln, en el vecino continente demás ocupados por las familias de los üled-bu-Sbá, africano; y por medio del intérprete de la lengua Mexzdúf, Ehel-Sidi-Mahámmed, er-Rguibát, las árabe D. Manuel Dumon y Atalaya, de 23 años de cuatro ramas de Uled-Delím (üled-el-Jligui, Uled edad, soltero, comerciante y vecino de Casablanca, Udéica, Uled bu Amar, Uled Tegueddi), Arusiyín, en Marruecos, dijo: Que por su propio derecho y Itsederarím, Berio AUah y otras menos impor­ como mandatario y representante de los jefes de tantes. tribu Embark-Ben-Mhámed, y, Mohhámed-Ben-Be- Autorizaron el acto numerosos indígenas repre­ lall, de las respectivas tribus Ait Musa ualí y Beni sentantes de las tribus citadas, y entre ellos los si­ Zorguin, que habitan entre el río Xibica y cabo guientes jefes: Sidi Lafzdal, seque de Ulad-bu-Sbá; Bojador, declara: Que dichos jefes y toda la gente xerife Sidi Bexír-ben-es-Seyyíd-Sbai; xerife Abd- que está bajo su mando, se ponen desde hoy bajo el-Uedud; xerife Abd-el-Asis ben Abd-el-Kaddús; la protección de la SOCIEDAD ESPASOLA DE GEO­ xerife Mahámmed-ben-el-Mujitír; Uld-Efriyít, xeque GRAFÍA COMERCIAL, de la villa y corte de Madrid; de los er-Rguibát; üld Sidi Mahámmed-el-Carama; que esta Sociedad podrá establecer en la costa y en el-Cúr¡, xeque de los Mexzdúf; xerife Sidi Mahám- el interior del continente los puertos, casas, alma­ med el Emir Uld Xemméd, xeque de la tribu de Sidi cenes y cultivos que quiera, ó mejor estime, asi Mahámmed, antiguo propietario de las salinas de como los españoles que pasen á aquel país serán Ijíl; el Háfazd, xeque de los Uled el Geligui; respetados y defendidos por los citados jefes. Que Ahmeyyen, xeque de los Uled-Udeica; Mahámmed la propia SOCIEDAD ESPAÑOLA DE GEOGRAFÍA CO­ Abid-Alláh, xeque de Ulad-bu-Amár, y Sidi Beba, MERCIAL, pagará un sueldo de 15 duros, ó sean xeque de los Uled-Tegueddi. 75 pesetas mensuales, en plata ó géneros de Euro­ pa, al jefe del duar en cuyo territorio se establez­ can los almacenes, entendiéndose que este sueldo es III. sólo como estipendio de la guardia que el mismo jefe estará obligado á sostener para la defensa de En igual sitio y con la misma fecha se celebró un los citados almacenes. Y por último, que si la refe­ tratado, por el cual, «Ahmed ben Mahámmed uld-el- rida SOCIEDAD ESPAÑOLA DB GEOGRAFÍA COMER­ nAida, xeque del Adrar-et-Tmarr, jefe de la pode- CIAL subrogase los derechos aquí consignados en el Drosa tribu de Yahia-u-Azmén, acompañado de los Gobierno español, es decir, si los pusiese á su dis­ «principales señores de dicho Estado,—á saber: el xe- posición, y este se dignase aceptarlos, habrán de srife Yeddu, de los Uled Sidi Yabia; Azmén uld Mu- considerarlo aquellos jefes de kabilas como un gran Bhámed ben Kaimix; xeque üld Eyuén, xingueiti; beneficio que España les hace, poniéndose desde »Si Ibrahim uld Megguíd; Sidi Ahmed uld-ed-I)ó luego bajo su protección y amparo, sin más condi­ »y Sidi Abiyyíd ben Termím,—^reconoce la soberanía ción que la de que les sean respetadas su religión y sde España sobre todo el territorio del Adrar-et sus leyes.» »Tmarr, y se coloca con su tribu bajo la protección La SOCIEDAD ESPAÑOLA DE GEOGRAFÍA COMER­ ídel Gobierno español.» CIAL ha ratificado con posterioridad lo otorgado por Los límites del territorio á que este trattado se sus representantes en esta escritura, D. José Alva- refiere y están reconocidos por loa naturales del rez Pérez y D. Juan Campos. Fueron testigos de Sabara occidental, se extienden desde pozos Turín conocimiento del moro MoMmmed-Ben-Alí, los se­ (al N. de Uadan) hasta Akssár, al 8. de üjeft, y ñores D. Domingo Negrin y D. Mateo Peña; y tes­ desde Ijíl y pozos Güimit, por el ocaso, hasta Tíxit, tigos instrumentales, D. Rafael Ramírez y D. Ja­ por Oriente. cinto González, Tecinos de Arrecife. A continuación ponemos un facsímile reducido 54 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

del texto arábigo de este S>A^)¿^«01>^¿ En el adjunto mapa del Sahara occidental se ha último tratado, prescin­ dado una expresión gráfica al acta y contratos pre­ diendo de la columna es­ cedentes. El área que abrazan, mide próximamente pañola del mismo. 700.000 kilómetros cuadrados. Debo hacer notar que el Adrar-et-Tmarr tiene una extensión casi doble de la que los mapas le venían atribuyendo: poníanle por límite al N. el pozo Auxix y al E. el promedio de la distancia entre Uadán y Tesemt; pero según ,^-ü*—C4Í>—1¿\¿__,ir c^¿S\ las noticias del xeque Uld-el-Aidda, que hemos con firmado por varios otros conductos, el Adrar llega por el N. hasta pozos Turín, y comprende por sa­ liente la población y pequeño oasis de Tixit.

FELIPE RIZZO. ^^^XgUi'M^ iíi^Viy^'^

í¿—iJk-S—iJ CONOCIMIENTOS ANTERIORES. Creemos conveniente publicar ahora la conferencia, todavía inédita, dada en la Sociedad Geográfica el 9 de Febrero de este aílo, y que tuvo por objeto des­ cribir los territorios interiores, cercanos á la costa ocupada recientemente por España; en ella se dio cuenta de los conocimientos que acerca del Adrar grande y pequeño, del Tiris y de la cuenca del Hamra, se tenían antes de la expedición que es objeto del presente número de la REVISTA. No son ciertamente muy numerosos ni completos, y la mayor parte bas­ tante dudosos; pero es, por lo mismo, más necesario presentarlos reunidos. JX * ,» Hasta 1850, eran poquísimos los datos que se tenían de esta comarca, y aun considerándola prolongada al S. hacia los límites del territorio de los Trarzas y á Ta- ^yZ/ ^y^^^^^ '^/^^ gant, así como por el N. al Tekna y bastante al E., hasta cerca del meridiano de Tembuctu, solo señala­ ban los mapas y descripciones, en este gran espacio, los ríos Seguia-el-Hamra y Butana, el arroyo de Ta- kant, las poblaciones de Uadán, Xingueti, Tixit y Ualata; las tribus de los XJlad-Sbá, Ulad-Delim, El Arusín y Erguibat, con algún nombre de pozos ó cam­ pamentos, todos con gran incorrección en su nomen­ clatura, así como en las situaciones respectivas. Eran estos datos resultado de los itinerarios de caravanas, procedentes de varias noticias, y de algunas de euro­ peos que habían naufragado en aquellas costas y re­ ó'¡>—='-) H><*5^—^^h corrido como cautivos una pequeña parte del interior. El Adrar, una de las comarcas de mayor interés, solo estaba señalado, y con notable inexactitud en su si­ tuación, en la publicación de los célebres viajes de Rene Caillé que tocó en Tembuctu en 1828. ¿/Jt-í/--« ^'^' Bastante más detalles nos daban los escritos de autores peninsulares en el siglo xvi y aun otros ante­ riores. La primera mención probablemente del mismo Adrar, y por cierto bien exacta, lo cual prueba nueva­ mente lo infundado de algunas apreciaciones sobre la autenticidad del IMro del Conoaeimiento de todos loa reynos, debido á un franciscano español que realizó REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 55

BUS viajes antes de mediar el siglo xiv, se halla en sembrar. Por último, habla de las expediciones de los este curioso manusciito, dado á luz por la Sociedad comerciantes portugueses al interior, y del estableci­ Geográfica de Madrid, gracias al celo de nuestro ilus­ miento de sus factorías. trado colega D. Marcos Jiménez de la Espada. En él, Ya Alvise di Ca-da-Mosto, que visitó estas costas un hablando de la Guynoa ó Guinea, que como es sabido siglo antes, en compañía de Vicente Díaz, y en 1455, extendían los antiguos mucho más al N. de sus lími­ un año después de la ocupación de la isla de Arguín, tes actuales, dice que hay en la zahara tres montes nos habla de los Senegas ó Azanaghas, de la escala de muy altos et son poblados de muchas gentes; uno de Hoden, minas de sal piedra de Tegazza y de Tom­ ellos dizen mons tamar porque hay en él muchas pal­ butto. Por no abusar más de vuestra paciencia, no me mas: aquí está bien explícitamente designado el Adrar detengo á citar diversos autores españoles como Diego Temar, porque sabido es que Adrar es el significado de Torres, ni á los árabes Edrisí, Ibn-Batuta y otros. de monte en lengua xelja ó beréber^ y Temar equivale No es extraño que los escritores de la Península á dátiles, lo cual confirma la existencia de las palme­ dieran, desde hace varios siglos, curiosos detalles de ras. La famosa carta catalana de 1375 sitúa á Guineva, estas regiones, porque nuestros compatriotas, y claro Tegazza, Sudán, Tembuth y Melly. Por cierto que este es que comprendo también en ellos á los musulma­ mapa, así como otros antiguos españoles y el libro del nes, que no dejaban de ser españoles, han tenido franciscano, demuestran cumplidamente la prioridad parte muy principal en las conquistas y civilización de nuestros descubrimientos en las costas al S. del de las comarcas de que me ocupo. Según la opinión cabo Bojador hasta el Río del Oro, que no era el lla­ más general, el Adrar y regiones contiguas estaban mado así actualmente, sino el que antes se denomina­ habitadas, en principios del siglo vii, por los negros ba Níger ó brazo occidental del Nilo, y que es en mandingas, cuando las tribus berberiscas de los Zenha- realidad el Senegal; prioridad que han pretendido ne­ dya ó Zenaga, procedentes de Marruecos, se apodera­ garnos los portugueses. ron de estos territorios, arrojando de ellos á sus habi­ K Después de la conquista de su ciudad natal, el moro tantes. Poco después, según las noticias coleccionadas granadino Abú-el-Casim-Hasen-Al-Huazani, que viajó por nuestro distinguido colega D. Francisco Fernán­ por África y estuvo dos veces en Tembuctu, al volver dez y González y que publica ahora en la Revista de en 1617 de Egipto á Marruecos, fué cautivado por los España, un compatriota subyugó dichas regiones. cristianos y llevado al Papa, quien le convirtió al cris­ Hacia el año de 744, un judaizante, á la vez medio tianismo, bautizándolo con los nombres de Juan León, cristiano y musulmán, nacido en la antigua ciudad de por los cuales, y el sobrenombre de el Africano, es Bárbata, cercana al río Bárbate en la costa de la pro­ bien conocido; poco después publicó sus viajes. En vincia de Cádiz, cuyo nombre era Baleh-ben-Terif (el ellos, además de una descripción completa y curiosí­ carnicero) y que se hizo llamar Saleh-el-Mumenin, sima de Tombutto, se habla de la Gheneva ó Qhinea, pasó á Oriente y luego á Marruecos con sus sectarios, de los Zanhaga ó Zanaga y los Duleim, de las pobla­ que se denominaron Barbetas ó Barbetíes por el ori­ ciones de Tesset, Qualata, de la de Ottaden ú Hoden, gen de su jefe, nombre corrompido luego eji el de en los confines de la Numidia y Libia, de las minas Barruetas ó Barquetas, con el que se les conocía. Allí de sal de Tegaza, dando de estas muchos pormenores, se atrajo á los Beni-Ifren, que habitaban cerca del y de Aravan en el camino de Segelmesse á Tombutto: sitio que hoy ocupa la ciudad de Marruecos, á los así se tenían entonces datos tan completos de la re­ Masamudas del Sus, los Gedules ó Gazules, restos de gión que estoy analizando como los que se conocían los Gétulos que ocupaban la misma comarca, y á los hasta hace pocos años. Senegas y Zenetes del Sahara: extendieron sus domi­ D. Luís de Mármol Carvajal, también granadino, nios al N. y S. en los años sucesivos, hasta que en la que viajó y combatió en África veinte años, desde primera mitad del siglo xi salieron de los Lamtunas 1535, y estuvo luego cerca de ocho cautivo, publicó y Gedules, que descollaban entre las setenta tribus en 1573 su descripción general de estas comarcas, co­ de los Senegas, los Morabitines ó Almorávides que piando en muchos puntos á su compatriota Juan destruyeron la dominación de los Barbetas, creando León, pero ampliando muchos detallesJ relativos á los un vasto imperio desde el Senegal y el Sudán á la ac­ territorios de los Zenaga y Duleyn, de la Zahara y tual Argelia. Guenúa, así como de toda la costa de esta región; de También un español, el granadino Abu Ixac-Ibra- las salinas de Tegaza y poblaciones de Tesset, Guaden, him Altabaichan-as-Saheli, que poseía vastw conoci­ Gualata ó Ganata, Tombutho, de Aravan é Iguidi, al N. mientos en varios ramos, tuvo parte principal en el de esta capital, y de otros puntos contiguos. Habla tam­ embellecimiento de Tembuctu. Esta ciudad era una bién de Acequia el llamara, en los confines de Gui­ pobre aldea á mediados del siglo xii, y en 1213 fué nea, adonde llegó acompañando al Xerife Mahamete casi edificada de nuevo por el mensa ó rey Suleimán, que marchaba con 18.000 caballos para conquistar á fundador del reino de Melli. En 1324, el sultán de él, Tombutto, y (^ue retrocedió al saber que le salía al en­ Muza, entabló relaciones con los Beni-Merines, y en cuentro el rey negro con 300.000 hombres. Mármol su peregrinación á la Meca conoció á Abu-Ixac, que alude evidentemente al Adrar cuando cita el desierto le siguió á Tembuctu y edificó allí un palacio y varias de Addahara, habitado por los Uled Huscein, que dice mezquitas. Murió en 1346, y Ben-Batuta pudo ver, amigos de los Beni Merinis, desde su origen, y añade -pocos años después, su sepulcro, así como el doctor que reunidos con otros árabes pobres, que son sus Barth leyó todavía en 1853 la inscripción con el nom­ vasallos, han edificado casas, donde tenían tierras que bre del artífice granadino en una de las mezquitaB. 56 EEVISTA DE GEOGKAFIÁ COMERCIAL.

Estos hechos fueron citados ya por León el Africano En 1860 realizó otra expedición el capitán del y Mármol Carvajal. El Adrar fué conquistado tam­ Estado Mayor francés, M. Vincent, partiendo también bién por Mensa Muza hacia 1329, y siguió largo tiem­ del Senegal y regresando al mismo, después de seguir po unido al reino dé Tembuctu. Hasta esta capital, y gran parte de la costa hasta cerca de Arguín, de aun más adelante, llegaron las embajadas de los por­ aproximarse al Adrar Sutuf y de cruzar la parte NO. tugueses. del Adrar Tamar, reuniendo numerosas noticias sobre Tampoco debo pasar en silencio otro hecho en que todas las zonas contiguas. Aunque los jefes de las tuvieron parte muy principal y gloriosa los españoles: comarcas visitadas le impidieron llegar á las poblacio­ me refiero á la expedición y conquista de Tembuctu y nes que existen en el Grande Adrar, pasó bastante países vecinos, llevada á cabo en 1590 y 1591 por el próximo á ellas para poder marcar con suficiente exac­ sultán de Marruecos Áhmed ó Muley Sámete, y sobre titud su situación. Parece, aun cuando no lo expresa la cual ha publicado también interesantes documen­ en su relación, que hizo observaciones astronómicas tos el Sr. Jiménez de la Espada en el Ubro citado en algunos puntos, y así el trazado de su itinerario antes. La expedición se efectuó, según estos datos, al resulta bastante seguro, corrigiéndose por este el Xingete (Xingaeti),provincia de Guinea,para Poniente, anterior de Panet y también el realizado en el si­ y la ciudad de Gago, é iban en ella 1.000 arcabuceros guiente año por Bu-el-Moghdad. renegados y otros 1.000 andaluces del reino de Gra­ Este último, que era negro y natural del Senegal, nada, 500 espais ó arcabuceros á caballo y 1.500 lan­ y que acompañó al capitán Vincent, fué comisionado zas alarves, además de setenta cristianos de los cau­ por el Gobernador francés para ir desde el mismo tivos del rey, aunque el jefe quería 200 porque sin re­ punto á Marruecos, marchando más rectamente, entre negados ó xpianos no hacen moros ninguna jornada el Adrar Oriental y el Occidental, cruzando también con gusto. Iban 3.000 hombres para cuidar los caba­ el Üad-Nun y el Sus hasta llegar á Mogador. Aunque llos y 600 gastadores con las caballerías y el material sus datos no pueden tener exactitud científica, sus necesario. Con estos elementos llegaron á Gago, de­ noticias, gracias á la ventaja de poseer el idioma y á jando á la izquierda á TumhviCutu (Tembuctu), veu- su calidad de correligionario, son numerosas é intere­ ciendo al ejército del rey negro, que contaba con más santes, de 80.000 hombres, de ellos 8.000 jinetes. Este hecho Mr. SoleiUet, á quien prestó valioso concurso para prueba el valor de aquellos españoles, y á él siguió la organizar la expedición el mismo Bu-el-Moghdad, em­ conquista de otras comarcas y del Adrar, quedando en pezó la suya en 1880 con ánimo de cruzar el Adrar, este muchos de los expedicionarios, que se han con­ dirigirse á Tembuctu y de allí á la Argelia; pero sólo servado hasta hoy y se conocen con el nombre de pudo realizar una pequeña parte de su proyecto, rumas ó tiradores. Más adelante, los Terga ó Tuareg marchando veintiséis días desde el Senegal hacia el N., se apoderaron del Adrar y otros territorios, hasta que muy próximo á la costa, é internándose en otras seis en los primeros años de este siglo quedó, lo mismo jornadas en dirección al Adrar; hallándose entonces que Tagant, constituido en Estado independiente. á dos días solamente de Atar, una de las poblaciones principales de este territorio, fué asaltado y robado por algunos indígenas, y aunque auxiliado luego por otros, falto casi de recursos, tuvo que retirarse al Senegal. Varias noticias reunió de la parte recorrida, y alguna Dejando la parte histórica y los antiguos conoci­ que tiene mayor interés para nosotros, porque se re­ mientos geográficoSj sobre lo cual he manifestado lo fiere á la existencia de otra factoría antigua de los más principal, voy á ocuparme de los datos moder­ portugueses en el lugarcillo de El Óadí, al S. de Atar, nos. Prescindiré también de los que suministran las y de algunos vestigios de la presencia de nuestros relaciones de los naufragios de FolUe, Sanguier y vecinos en el camino que recorrió al acercarse al Brisson en 178á y 85, de Robert Adams en 1810, de Adrar. Eiley en 1815, y Cochelet en 1821; y paso á tratar de Más numerosas é importantes que todas las ante­ las expediciones de Leopold Panet, francés, ó más riores, aunque no pueden tener el carácter científico bien indígena del Senegal, que, partiendo de su país de algunas, ni acaso la suficiente exactitud, son las y haciéndose pasar por moro argelino, cruzó el Adrar noticias facilit3.das por tres indígenas del Adrar, que Temar y kis comarcas del N., entre ellas el Uad-Nun en 1879, y en marcha para la peregrinación á la Meca, y Sus, llegando á Mogador en 1850. Fué asaltado y llegaron á la Argelia, donde recibidos al principio con robado, ya en la cuenca del Seguiarel-Hamra, pero por cierta desconfianza, fueron examinados desde luego culpa de sus mismos guías y séquito; pudiendo luego por el intérprete militar Mr. Colas, de la división de recobrar casi todos sus papeles y algunos efectos, y Oran, y más tarde por Mr. E. Masqueray, profesor de terminando el viaje con el auxilio de las mismas tri­ la escuela literaria de Argel, quien les sometió á lar­ bus en cuyo territorio fué atacado. Aunque por falta gos interrogatorios durante tres meses, publicando uno de conocimientos no pudo hacer observaciones astro­ y otro, así como el Mayor Demaeght, vicepresidente nómicas, ni aun le fué dable apuntar datos topográfi­ de la Sociedad de Geografía de Oran, todas las noti­ cos, como era persona algo instruida, logró presentar cias reunidas, y el segundo un mapa especial, combi­ noticias interesantes sobre la orografía y aun la clase nando sus datos con los demás que he citado. Los del terreno, en las zonas cruzadas, además de otras adrarenses, además de su último viaje en que siguie­ varias relativas á sus producciones y habitantes. ron, desde Xingueti y en muchos trozos, el itinerario REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 57

de Panet, torciendo luego para ir á Tenduf y al río collados de las cordilleras son fáciles de defender, Dráa, habían hecho otras expediciones comerciales al protegiendo la independencia del Adrar. Mr. Vincent mismo río, á la cuenca del Seguia-el-Hamra y á Tixit, asegura que el descenso, evaluado por Panet en 500 por lo cual facilitaron abundantes datos de estos te­ metros, no llega á 90, y que las mayores alturas del rritorios y algunos más sobre el camino de Tixit por Adrar no pasan de 125 metros, y que muchas alcanzan Ualata á Tembuctu, aunque no lo habían recorrido. sólo 30 á 60: se refiere á las relativas, pues no se han Me parece lo más oportuno, en vez de transmitiros medido altitudes en esta parte. En el terreno, se ven el los detalles que dan sobre las comarcas de que me asperón, cuarzo, el mármol, los conglomerados, el an- ocupo cada uno de los viajeros citados, formar con fibol, traquitas y las rocas silíceas y ferruginosas con todos ellos una descripción general, señalando las di­ algunas puntas de granito ó basálticas. Como minera­ versas apreciaciones de los mismos, y procuraré adi­ les , solo señalan el hierro y el sulfuro de antimonio. cionarla con otros datos de autores diversos, aunque Las arenas movedizas y dunas cercan el Adrar, como forzosamente habré de suprimir muchos pormenores. he dicho, por algunos lados: casi completamente por Os presentaré también la resefia por países ó comar­ el E. y algo menos por el lado Occidental, penetrando cas, y prescindiré de la mayor parte de lo que puede además en la parte del N., y por el centro, entre las deducirse de la simple inspección del mapa que he dos cadenas principales. En los bosques que coronan trazado expresamente, combinando todos los datos muchas montañas, pe hallan encinas, algarrobos, pinos conocidos, modificando por un estudio detenido algu­ marítimos, árboles espinosos, gomeros que producen nos de sus detalles. la goma arábiga, la planta de la seda vegetal y otras especies, además de hierbas espesas y abundantes en » * muchos sitios, formando islas, aun en medio de las zonas arenosas. Según Mr. Colas, los adrarenses ase­ El Adrar Temar, llamado algunas veces el Grande guraron que en estas selvas se albergaban leones, pan­ ú Oriental, tiene más de 400 kilómetros en su mayor teras, hienas y girafas; pero Mr. Demaeght dice que ^ extensión, 350 de N. á S. y 250 en su ancho medio negaron la existencia de tales fieras, y que tampoco de E. á O.; aunque Mr. Vincent, con error evidente, hay elefantes. Lo que sí abunda en el territorio son supone que no alcanza el máximo de 60 á 70. La su- las gacelas, antílopes, zorras, liebres, el puerco espín 'W perficie es de 74.000 kilómetros cuadrados, la sesta ó y los avestruces, que á veces han llegado á domes- . séptima parte de la de España, todo según los límites ticarse. que se le asignan generalmente, y que son dudosos, Hay gran abundancia de otros animales domésticos, excepto en las partes del O. donde las señalan los como bueyes, búfalos, cameros, cabras, berracos, gar viajeros Panet y Vincent. Forma un oasis montañoso Uinas y camellos, pero existen pocos caballos, porque ó isla entre arenas, constituida por un levantamiento son escasos los aUmentos para ellos, y tienen que sos­ roqueño, ó meseta elevada, que concluye en forma de tenerse muchas veces con dátiles y leche de camellas; rediente ó estrechando hacia el S.: en ella se observan hecho ya señalado por León el Africano y Mármol algunas cadenas estrechas de montes, cuyos nombres Carvajal. significan tendones ó murallas, en dirección del NE. Inútil es nombrar los diferentes arroyuelos, ó más al SO., pero con la singularidad de que son poco ele­ bien vertientes que parten de las cordilleras, muchas vadas y suaves del lado oriental y presentan escarpes de las cuales van al valle central: la mayor parte se y mayor altura por el O. Entre dos de eUas se halla pierden en sebjas ó lagunas ó en las arenas, y aun el valle principal Uamado de Atar ó El Baten, donde cuando presentan secos sus álveos la mayor parte se agrupa el mayor número de las poblaciones, aun­ del año, conservan agua subterránea que alimentan que fuera de él y en las vertientes del E., que se pier­ los pozos de los cuales se extrae, recogiéndola en es­ den «n las arenas, se encuentran dos de las principa­ tanques y distribuyéndola en regadíos para las planta­ les. El valle central, que corre también del NE. al SO., ciones de palmeras ú otras. En algunas montañas hay y que noticias antiguas decían procedente de Takant, también manantiales perennes, y algunos suponen que . suponiendo algunos que es la comarca habitada por existen calientes y fríos, aunque Vincent niega que los Tadyacant, se interrumpe hacia su centro, al llegar se hallen los primeros. Las producciones principales á los límites septentrionales del Adrar, sumiéndose son: la goma, que abunda mucho, el trigo, cebada, las aguas, y lo mismo sucede luego, cerca de los mijo, sorgo y, según parece, se cosecha algún maíz, del S. Dicen que las cordilleras van perdiendo también hortalizas, sandías y tabaco; no hay olivos, higueras, su altura al aproximarse á ambos extremos; y se con­ ni naranjos. Las más notables son, sin embargo, las cibe mejor respecto de las que se hallan al N., porque palmeras, cuyo producto es un verdadero maná y cons­ aUí el valle estará menos profundo. Según la descrip­ tituye el alimento principal de hombres y de algunos ción de los adrarenses, que dicen parecen los hombres animales: hasta sus huesos sirven de comida á los ca­ hormigas y moscas los camellos cuando se ven desde mellos. Únicamente se riegan por espacio de dos años; lo alto, y la apreciación de Panet que gradúa en 400 después ya hallan suficiente humedad en los parajes ó 500 metros la altura de este escalón, al O. de Xin- bajos, donde sólo pueden sostenerse. Bu-el-Moghdad gueti, debe ser de 600 ó más la altitud de las mese­ supone que existen 60.000 palmeras en el Adrar, pero tas superiores: la mayor, medida por el doctor Lenz el número parecería muy reducido sí se atendiese á en su itinerario de Tenduf á Tembuctu, no llega á las noticias recogidas por Mr. Colas, según las cuales, 400 metros. Las bajadas son muy difíciles; y así, los solamente en las cercanías de TJadán, ocupan á lo laigo 58 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL, el espacio de una jornada y de una hora de travesía 700 á 800 casas y 3 ó 4.000 habitantes, por lo menos, en lo ancho, que puede representar una superficie de aunque Panet, que pasó por ella, solo contaba 250 á 80 á 100 kilómetros cuadrados. 300 almas. En Atar, que algunos suponen mayor que Los habitantes se alimentan principalmente con los Xingueti, no parece hay más de 500 casas y 2.000 á escasos productos vegetales que se recogen, y en es­ 2.500 habitantes. Por último, en Uyeft señalan solo pecial con los dátiles, usando también las carnes de 300 ó 400 casas y unos 1.500 moradores. la caza y de los animales domésticos, incluyendo la En las cuatro villas hay algunas mezquitas pobri- de camellos que se destinan á este objeto cuando ya simas, y ninguna tiene murallas: las defensas que tu­ son viejos. vieron en otro tiempo, están arruinadas. A su inme­ El país, á causa de la elevación del terreno y por diación están los principales plantíos de palmeras. no existir aguas estancadas, es sano en general: está Algunas, y especialmente Uadán y Xingueti, se ven en la zona de las lluvias periódicas, pero son muy amenazadas por la invasión de las arenas: en la se­ poco abundantes. El termómetro centígrado rara vez gunda han avanzado, en pocos años, hasta sus prime­ baja á menos de 4 ó 5° sobre cero, ni sube á 40°, lle­ ras casas y aunque no sea cierto que lleguen á ente­ gando en general á 35 solamente. M. Vincent observó, rrar las caravanas ni aun hombres aislados, como se sin embargo, la temperatura de 47 X ^^ An de Mayo, ha creído, su avance lento, pero constante, ha sepul­ y los naturales le aseguraron que no era la mayor. tado ya muchas poblaciones en estas comarcas. Ojalá Ya dije que los habitantes son originarios de las los españoles, al entrar en relaciones con esos países, tribus de los Zenagas, y algunos conservan el tipo cercanos á nuestras nuevas posesiones, pudiéramos berberisco bastante puro, aunque la mayor parte se prestarles el beneficio de combatir este azote, por los hayan mezclado con árabes y negros. Bajo el punto medios ya conocidos y experimentados, así como me­ de vista social, se dividen en cuatro clases ó castas. jorar las condiciones de la costa con plantaciones de La primera la componen las tribus religiosas de ma- • pinos marítimos, según se hizo en las laudas france­ raMis ó morabitos, que son tolbas ó gentes de letras, y sas, lo cual es tanto más posible por existir esos ár­ en general beréberes: son principalmente sedentarios boles en las inmediaciones de Arguín y en el mismo y dedicados al comercio. Pagan tributo á la segunda Adrar. clase, que la constituyen las tribus nobles y guerre­ Además de los hsur, hay alrededor de las cuatro ras y que son las dueñas verdaderas del país. La prin­ poblaciones principales citadas, algunos grupos de cipal es la poderosa tribu de los Ulad Yahia-ben- chozas formadas con ramas de palmera. Los más no­ Othmán, dividida en dos grandes familias: los Ulad tables son los de Talob y Tamuxert en el distrito do Kilán y los Dyafrier, que se subdividen á la vez en Uadán; Mahiret Iridyi, Tardyit y Timinit en el de Ulad Akxar y Ulad Hamani. También ejercen gran Xingueti; Azugui, Amdi, Tazeguert y Tuizikt en el de influencia las tribus de los Ulad-Sbá y Ulad-Delim, que Atar; y Meddoh, El-Hafir, Azuig, Iniki, Akumendyit se extienden por los territorios confinantes por el O.; y Tungad en el de Uyeft. Muchos de ellos no están las segundas son muy temidas por su rapacidad, pero señalados en los mapas ó varían sus nombres. Parece los Ulad-Sbá son mejores y no desdeñan vivir de su que son notables por su número y la calidad del fruto, trabajo ó del comercio, empleándose también en la las plantaciones de palmeras de Atar, Uyeft y caza y en proteger la marcha de las caravanas. Tungad. La tercera clase la forman los tributarios, los Ulad DifícU. es señalar la cifra de la población sedentaria DeixiU, que no son nobles ni siervos, pero pagan tri­ que ocupa estos diversos lugares, é imposible contar buto á los primeros. De la cuarta son los Láhma ó tri­ la total del territorio. Respecto de la primera, algunos bus de esclavos. Estas dos clases cultivan la tierra y suponen un número de 5 ó 6.000 habitantes por cada apacentan los ganados, propiedad principalmente de una de las villas principales, sin contar los de las se­ los tolbas y guerreros; aunque suelen poseer, sobre cundarias: esto nos llevaría á un total de 22 á 26.000 todo los tributarios, algunas palmeras y ganados: los por lo menos: otros los limitan á 10 ó 12.000 y á falta esclavos, no sólo prestan gratuitamente sus servicios, de datos seguros parece prudente contar un número sino que deben entregar parte del producto de sus de 16 á 20.000 habitantes. propios bienes ó industrias. Las industrias que ejercen son exclusivamente las La parte de población sedentaria está albergada en de herreros ó armeros y los trabajos en cuero ó ma­ cuatro villas principales y unos 20 kaur ó aldeas que dera para monturas, bastes de carga y otros objetos. tienen, por término medio, 10 casas cada una; todas Los adrarenses son en parte instruidos y tienen amor ellas, lo mismo que las de las villas, de muy mezquina á las letras, especialmente en Xingueti: hasta las mu­ apariencia; pocas con más de un piso, hallándose jeres reciben alguna instrucción: abundan las escuelas construidas de adobes ó con piedra y barro: el yeso y para la enseñanza y las tauias, y no es raro encontrar la cal son desconocidos. Uadán, la antigua capital en indígenas que pueden competir en conocimientos con los siglos XIV y xTi, se halla hoy más decaída por las muchos musulmanes de los que ocupan las costas del discordias intestinas, y aunque parece tiene 500 á 600 Mediterráneo en países que pasan por civilizados. casas, y aun 700, según Vincent, gran parte de ellas Todos poseen un grande espíritu comercial, y á juzgar están deshabitadas; no es probable que lleguen hoy por el testimonio de los peregrinos que tocaron en la sus moradores á 5.000, como algunos suponen. Xin- Argelia, el cual no es ciertamente desinteresado, sus gueti es acaso la población mayor y la más impor­ compatriotas son honrados, hospitalarios y de carác­ tante; desde luego es la más comercial: se supone tiene ter dulce; no persiguen á los judíos ni á los cristia- L, REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 59

nos, sobre todo cuando se dedican al comercio. Otros, media de ancho, ó solo 30 kilómetros por 12 á lo más, y especialmente los europeos, como el mismo capi­ según M. Vincent, formándose la capa de sal cuando se tán Vincent, los pintan falsos, hipócritas, vengativos evaporan las aguas, como es sabido que son minas de y rapaces, sobre todo las tribus guerreras y las nó­ sal piedra ó gema, es más probable que la laguna deba madas, así como fanáticos á los marabús. Preciso es su origen á las excavaciones para extraer la sal, sin reconocer, sin embargo, que aunque atacados algu­ perjuicio de que al evaporarse las aguas de lluvias, nos de los viajeros que cruzaron este territorio, han resulten también capas utilizables. Parece que son sido auxiliados también por habitantes del mismo, y cuatro las que se presentan entre otras de arcilla, por mi parte debo afiadir que en las relaciones que conchas y restos orgánicos; su grueso varía de 5 á 8 los del Adrar y tribus vecinas han tenido con nuestra centímetros y muy rara vez de 15 hasta 20. Los indí­ factoría del Eío de Oro, han demostrado la mejor genas han dado nombres á estas capas, llamando buena fe y confianza, dejando gran cantidad de mer­ Xegguigui (que significa esparcida), á la primera; Em- cancías sin cobrar su importe y sin suficientes garan­ barka-el-jadra (bendita la verde), á la segunda; Embar- tías. Aunque no se consideren estas condiciones como ca-el-beida (la blanca), á la tercera, y Tadyed á la últi­ hijas de sus verdaderos sentimientos, sino motivadas ma: mejores son las inferiores, en general, pero solo se por el interés comercial, no por eso deben dejar de explotan las primeras. M. Vincent varía el orden y apuntarse. nombres llamándolas Barka, Xiguigui, Tennemal y Eespecto á la organización civil y religiosa del Tayil. Se extraen en grandes planchas, que tienen de Adrar, debo decir que el jefe político es cargo here­ 70 á 100 centímetros de largo por 40 á 50 de ancho; y ditario de una famüia de los ülad Hammani: hoy lo dos de ellas forman, por lo común, la carga de un ca­ ejerce Áhmed-üld-el-Aida, persona de valer, pero mello, ó sea un peso de 200 kilogramos: Vincent limi­ •cuya soberanía es bastante nominal y más bien ejerce ta á 40 centímetros la mayor dimensión: León el Afri­ funciones consultivas: el poder civil y criminal reside cano y Mármol Carvajal decían casi esto mismo de principalmente en la Dyemmáa ó asamblea de nota­ las salinas de Tegazza, que deben ser las de Idyil, aun­ bles que existe en cada tribu. No tiene, en realidad, que otros suponen son las de Trazas ó Trazah, mucho ejército ni presupuesto, aunque reúne un centenar de más al E. y al N. de Taudeni, en el camino que va á esclavos que forman su guardia, percibe algún im­ Tembuctu. Dichos autores expresan que la sal es de puesto que pagan los tributarios y un derecho sobre colores y la carga de cuatro ó dos planchas solamen­ las caravanas que atraviesan el Adrar. Como fuerza te , que pesaba 30 arrobas, podría valer en Tembuctu militar solo puede contarse con los contingentes de á 80 micales ó ducados; según Cadamosto, se pagaba las tribus de los Yahiarben-Othmán y los Ulad Deixili, á 200 ó 300 la carga. La extracción anual se calcula que podrían armar unos 4.000 hombres, entre ellos en unas 20.000 cargas ó 4.000.000 de kilogramos, que 1.000 jinetes, casi todos en camellos porque escasean se dirigen principalmente á las regiones del alto Se- los caballos. La residencia oficial de Uld-el-Aida es en negal y del alto Níger. Los extractores tienen derecho Atar, pero habita frecuentemente en otros puntos, y á una plancha de cada siete, aunque otras veces se aun fuera del Adrar, para atender á sus asuntos par­ les paga con camellos ó alimentos. ticulares. Es pariente de Bekliar, jefe hereditario del Hay en el Adrar y sus cercanías varios manantia­ Tagant, al cual parece que prestan homenaje y tribu­ les salinos, que se conducen á recipientes de arcilla to algunas secciones del Adrar. para la evaporación; pero la sal, así como la de otras El jefe religioso es Sidi Áhmed Lesidi, gran mokád- salinas inmediatas á Taudeni, es de calidad muy in­ dem ó representante de la orden ó secta de Sidi Abd- ferior y mucho menos apreciada. el-Káder-el-Dyilani, y que tiene además poder here­ Así la sal de Idyil forma artículo muy principal de ditario y residencia en Uadán, población de que es comercio, dirigiéndose en general por Xingueti y en también gobernador ó jeque. Lesidi es personaje de dirección á Tagant y á Tixit y üalata, donde hay de­ gran influencia, y su autoridad religiosa se extiende pósitos de esta mercancía, dando lugar á que se haya desde el Dráa á Tembuctu. Aunque la cofradía de los creído muchas veces que también existían salinas en Dyilani sea la dominante en el Adrar, varios de sus estos puntos. La sal va creciendo en valor á medida habitantes están afiliados á la de los Tidyani, cuyo que se aleja del punto de producción; en algunos jefe actual reside en Temasín, ó á la de Melaini, jefe parajes el precio de un esclavo suele ser de tres á de xingueti y descendiente de Mohámmed Fadel. cinco planchas de sal; en otros solamente el pedazo No es seguro que las salinas de lyil ó Idyil se ha- que ocupan sus dos pies, siendo bien triste conside-' \ en dentro de los límites del Adrar, aunque Panet rar en cuan poco se aprecia la libertad y la vida de las comprenda en ellos, afirmando que están á 6 jor­ uno de nuestros semejantes?>^^^ nadas de Xingueti y á 12 ó 13 de la costa del Océano, Los otros artículos de extracción del Adrar son los distancia que los adrarenses reducen á 8 solamente, dátiles, goma, ganados, camellos y sus pieles, que po­ creyendo también que son de propiedad de dicha co­ drían aumentar mucho si se aprovecharan también marca. De todos modos, se reservan el derecho á su las de camellos. Pero el comercio está sostenido por el explotación con exclusión de todo extranjero, las transporte de los objetos de tránsito: de Marruecos re­ conservan cuidadosamente y las guardan con celo: ciben telas de algodón y lana, paños, armas, pólvora, obreros especiales están encargados de la extracción espejos, azúcar, té, tabaco, pez y otros artículos, que de la sal. Aunque dicen que esta proviene de una otras veces llevaban de las cercanías de Portendik en sebja ó laguna que tiene dos jomadas de largo por la costa occidental, á unas quince jornadas, verifican- 60 EEVI8TA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. dose el tráfico por el intermedio de los Judíos: también de N. á S., y luego por Tafilelt se dirigen á Fez: este se adquieren estos efectos del Senegal. Del Sudán traen camino fué el seguido en 1828 por Rene CaiUé. Final­ arroz, sorgo, una especie de azúcar terciada de fabri­ mente, otras, después de seguir la ruta anterior hasta cación indígena y tosca; colmillos de elefante; oro en cerca de Taudeni, tuercen al NO. y siguen á Tenduf, p"olvo, en hilos ó lingotes; telas fabricadas allí en fa­ bifurcándose allí para llegar á los oasis de Acka y jas angostas, y sobre todo esclavos. De estos produc­ Tatta, ó bien á Anguilmim, encargándose los habitan­ tos, que llegan de varios lados, se distribuyen muchos tes de estos territorios de distribuir los productos por en el trayecto; otros se dividen en el Adrar en diver­ Marruecos ó llevarlos á Mogador, así como de reunir sas direcciones, y los consumidos se reemplazan por los objetos de retomo. Los Tadyacant tienen parte planchas de sal para completar la carga de- las cara­ muy principal en la organización de estas caravanas. vanas. De Xingueti á Tixit, población de unas 600 casas, * * y en que algunos cuentan solamente 600 habitantes, se tardan de doce á catorce días para recorrer los 400 Adrar Sutuf.—Escasísimas son las noticias que ten­ kilómetros que median: el terreno es muy árido y con go de este territorio, que apenas se conoce más que poca agua, hallándose en esta dirección muy conta­ por los datos apuntados en el mapa del capitán Vin- dos oasis: la mayor parte es una gran llanura que lle­ cent, que pasó próximo á él por la parte del S. Al­ va el nombre de Meraia, ó el espejo, por su igualdad. gunas noticias recogidas en cabo Blanco y en nuestra Á Ualata, que suponen tiene 6.000 habitantes, se factoría de Río de Oro, hacen sospechar si habrá no­ cuentan once días, aunque la distancia es solo de 230 tables equivocaciones en los límites de esta comarca: kilómetros, y otros doce á Tembuctu, que se halla á las primeras indicaban á ella una distancia de joma­ 360 kilómetros; de suerte que el total es de 86 á 40 da y media solamente: las de Río de Oro varían en jomadas. Estos puntos se hallan casi en línea recta; y apreciar la distancia en tres, cuatro y hasta siete jor­ también se prolonga bien la dirección desde Xingueti, nadas. Tomando los datos de Mr. Vincent, parece que por las salinas de Idyil, á Río de Oro. sólo mide 70 kilómetros de N. á S. por 60 de ancho Este es uno de los puntos más próximos de la cos­ medio, con una superficie de 3.500 kilómetros cua­ ta; lo cual, unido ala circunstancia de ser el elima drados, ciento cuarenta veces menor que la de Espa­ mejor, el territorio más sano y de hallarse abundan­ ña, ó un veinteavo próximamente del Adrar Temar. cia de agua y de pastos en muchos puntos del trayec­ Mr. Vincent supone que el nombre de Sutuf equivale to , donde tienen también los adrarenses gran parte á decir el de las Conchas, y otros que significa el Des­ de BUS ganados, aun fuera del propio territorio, hace cendente ó más bajo. Desde luego, el llamarse Adrar que prefieran el dirigirse á nuestra factoría y augure indica que hay allí montañas algo elevadas, y Mr. Vin­ para el comercio en ella un halagüeño porvenir. cent las señala en su mapa y en la descripción con 120 Los Ulad Naser son los que acompañan y protegen metros de altura relativa, y coronadas por picos gra­ en general las caravanas entre Xingueti y Tixit. En níticos. Según las vagas noticias recogidas en Río de esta última población señalan algunas noticias la exis­ Oro, parece que el terreno es bueno relativamente, la tencia de un millar de manuscritos antiquísimos que vegetación importante; que hay gomeros, sal gema suponen escritos en idiomas desconocidos, y tal vez y abundancia de ganados, con caballos, asnos, muías restos de las antiguas bibliotecas de Cartago. y bueyes. Indicaron también algunos que su capital De Xingueti al Senegal cuentan veintitrés días las era Atar, pero debe ser equivocación ó mala inteligen­ caravanas: dicen que trece de ellos sin saUr del Adrar, cia, pues no parece que hay allí verdaderas poblacio­ lo que parece equivocado, porque Panet sólo invirtió nes, y menos con dicho nombre. cinco ó seis en este trayecto, tardando en cambio más de los tres que ellos cuentan para llegar á las orillas del mar: siete días por la costa completan el itinera­ « * rio. Los Trarzas son los que se hallan en esta zona y acompañan las caravanas. Tiris.—Con esta denominación, la de Tires ó Ters, El mismo papel hacen los Ulad Delim ó los Erguí- se conoce la mayor parte del territorio cercano ala bat con las del N. Desde Xingueti al Dráa, hacia costa española desde el cabo Blanco hasta llegar casi Acka y Tatta, pasando por Tenduf, cuentan 30 jorna­ á la cuenca del Seguia-el-Hamra; y no sólo la faja das. Al mismo Dráa, más al O., en dirección á Auguil- próxima al litoral, sino también lo más separado y la mim, calculan solo veinticuatro días, de ellos veinte parte intermedia entre el pequeño y el grande Adrar. hasta el Seguia-el-Hamra. En general los adrarenses De tan vasta y poco definida comarca, únicamente se no pasan del río Dráa, cambiando allí las mercancías tienen muy pocos datos de Mr. Panet y los reunidos por ó recibiendo las que van á su país. Mr. Vincent y Bu-el-Moghdad que la cruzaron, y que Ya que he hablado de las caravanas que pasan por se limitan á consignarlos en el mapa, en su mayor par­ el Adrar, diré algunas palabras de las que parten de te. Se subdivide en diversas secciones designadas por Tembuctu. Las unas marchan al NE. por el Tuat é nombres especiales, y aquí habitan las tribus de los Insalah, hacia Trípoli, evitando tocar en la Argelia Ulad Sbá, TJlad Taras, Ulad-ed-Delim, Ulad Hadj-el- y Túnez, territorios ocupados hoy por los franceses. Mojtar y otras varias de menor importancia. Otras van al N. pasando tangentes al Dráa en el pun­ Se ven en esta zona muchas colinas aisladas, y al­ to donde tuerce hacia el O. su curso, que es primero gunas de ellas, ó crestas de roca, formando cadenas. REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 61 tendidas, en general, de N. á S., y paralelas á la se les designa. Son observatorios naturales, ya para costa: parece que el terreno va bajando en escalones esperar la caza, ya para vigilar la marcha de las cara­ hacia ella, y acaso esas pequeñas cordilleras sean se­ vanas, y sirven también de guía para el camino que mejantes á las del Adrar con altura mayor y pendien­ han de recorrer; á veces se hallan dos reunidos, así te más rápida por la parte del O. Tanto en las colinas sucede en Anadyín, y en otros sitios se encuentran como en las llanuras, se ven rocas, capas graníticas árboles contiguos que sirven de puntos de etapa en la y vestigios ferruginosos, pero otras llanuras son algo ruta. Por la parte del N., se llama á estas rocas gur arcillosas. En general hay escasez de pozos, y son bas­ ó guellata, y abundan en una zona de seis joma­ tante profundos: Bu-el-Moghdad encontró en su mar­ das de N. á S. por 7 de E. á O., hacia los límites de la cha los de Tiferzaz, Alaba ó Labba y Dumus, que son cuenca del Seguia-el-Hamra, y hasta llegar á dos jor­ muy abundantes. En otros sitios, y en los puntos ba­ nadas del Océano. En otros puntos las rocas basálti­ jos de fondo arcilloso, se acumulan las aguas de llu­ cas remedan arcos ó acueductos, y así sucede en el via y se forman lagunas, á veces de varios kilómetros, sitio llamado El Guenater, ó los puentes. Tino de los y que algunas conservan agua todo el año, sirviendo guelb más notables, y al que suponen 400 pasos de de abrevadero á numerosos rebaños. También hay en circunferencia y 100 codos de altura, es el de Aderb ciertos parajes hierba alta y abundante, y árboles algo ó Adereg, al O. de Uadán y en el camino hacia Idyil. elevados, principalmente gomeros. Se encuentra ade­ Algunas de estas pequeñas colinas ó monolitos dan más el halfa ó esparto, y Afernán, que da un jugo le­ lugar á curiosas leyendas, y debo mencionar, como choso que puede compararse con la gutapercha y em­ ejemplo, la que dio origen al nombre de Galb Zena- plean para calafatear pequeños barcos. Las arenas y guia ó de la joven, que Ueva uno de ellos, próximo al las dunas solo se presentan generalmente en la zona itinerario de Bu-eí-Moghdad y á los pozos de Dumus. más cercana á la costa, y raros son los sitios en que Una familia de los Bu-Sbá daba de beber á sus gana­ no hay alguna vegetación herbácea ó leñosa, aunque dos en dichos pozos, y una joven subió á la colina raquítica; á una ó dos jomadas del mar, ya se ven pe­ para dar la señal de alarma en el caso que se acer­ queños cultivos de cebada, alternando con los pastos. casen algunas gentes; mientras miraba á lo lejos, los Las colinas aisladas ó formando cadenas, llegan rateros lograron burlar su vigilancia y se acercaron á hasta el paralelo del cabo Bojador, donde se presenta los pozos pasando por el pié de la montaña: era tarde la pequeña cordillera del Yébel Jal, ó montañas Ne­ cuando los yió para huir y juntarse con los suyos, gras, que limita la cuenca del Seguia-el-Hamra. Ape­ pero con agudos gritos pudo avisar á su familia, y fue­ nas hay cauces marcados para el desagüe en toda esta ron tan grandes los esfuerzos de la valerosa joven, parte, y el Uad Meguetha Merzug, que M. Castries seña­ que le produjeron una muerte súbita, dejando por este la allí por noticias, hacia el centro de la bahía de Río hecho su nombre á la colina. de Oro ó en su fondo, no se percibe en el terreno. En De género diferente es otro monolito ú obelisco que, la parte al N. del Adrar, se halla la gran faja arenosa según vagas noticias, parece existe empotrado profun­ que viene de NE. á SO., pasando por Gurara, al S. damente en el terreno en el.camino de Uadán á Au- de la Argelia; pero aun en ella hay algunos puntos guilmim, hacia el paralelo del cabo Bojador, y cu­ donde existe hierba y vegetación arbórea en sitios bierto de inscripciones que se creen líbicas. donde escasea el agua y los pozos están muy distan­ Además del pastoreo, los habitantes de esta zona ex­ tes; no es el desierto, ni aquí ni en otras partes, tal tensa se dedicaná acompañarlas caravanas, y no pocos como se pintaba hace pocos años. Sin embargo, es ne­ á atacarlas y robarlas, cuando marchan con escasas fuer­ cesario gran conocimiento del país para cruzar estas zas. Otros se ocupan en la caza, esperándola en sitios fajas de arena que forman grandes ondulaciones ó á propósito con su paciencia infatigable ó acercándose arrugas paralelas, debiendo buscarse los puntos en sigilosamente con vestidos del color de la tierra, todo que son más estrechas ó están divididas por islas con con el fin de economizar las municiones, que son difí­ vegetación, y sobre todo aquellos en que hay pozos. ciles de obtener. A veces cazan los avestruces con ca­ De estos son notables, y pasos obligados para las ca­ ballos veloces, que les aventajan en la carrera, y per­ ravanas, los de Turín, Anadyín y Mogrén al N. del siguen sus bandadas por muchas horas. En las zonas Adrar Temar: la construcción del de Auxix, que está próximas al mar, los acosan también, hasta hacerlos en su mismo límite, se atribuye por tradición á los entrar en él, y euando mojadas sus plumas no pueden cristianos, y dicen tiene 60 codos, unos 24 metros, de correr, los cogen fácilmente. Los animales salvajes y profundidad. domésticos que existen en esta zona son los mismos Una de las particularidades de estas comarcas es la que he señalado en el Adrar, y parece hay también existencia de colinas con mayor circunferencia en la una especie de leopardo pequeño. cima que en la base, y que de lejos parecen haobás ó Algunos habitantes de la costa, á quienes llaman árboles gigantescos. También se hallan muchos mo­ nuestros pescadores canarios rmros de marea, se de­ nolitos, á veces del tamaño de las grandes casas euro­ dican á la pesca y fundan en ella su principal susten­ peas, según la frase de los indígenas, que se presen­ to , á pesar de la imperfección de sus medios, y de no tan verticales ó inclinados á distancias casi iguales en poseer ni las más pequeñas embarcaciones. Secan al varios puntos, y que por esto y por su forma, podrían sol el pescado y así sacan de él algún aceite, cambian­ creerse colocados artificialmente, aunque en realidad do estos productos por otros del interior. no es así. Gran número de ellos tienen la forma de corazón, y de aquí el nombre de gcilb ó guelb con que « 62 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

Territorios de Skarna, Zemmur y cuenca de Seguía las consienta la naturaleza del suelo ó de las aguas, el Eamra. — La zona llamada Skarna, que tiene unas pero mucho se deberá á la indolencia y género de vida dos jornadas de travesía en largo y ancho, y la de de los habitantes, que hasta dejan perder la goma, y Zemmur, ambas con agua abundante en pozos, donde solo se dedican á la cría de ganados, multipUcándose casi se alcanza con la mano, y vegetación frondosa mucho los rebaños y camellos; á la caza, abundando de gomeros, algarrobos y grandes encinas, vienen á también los avestruces; y á acompañar las caravanas. formar como una isla en el Desierto. De aquí parten La extensa cuenca del Seguia-el-Hamra es llana y hacia el Oeste las principales vertientes al Seguía: roqueña en general, con algunas ondulaciones del otras, separadas por una línea de pequeños montes, mismo género ó pedregosas. En la parte alta de ella van al Este á la sebja ó laguna de Zemmur, ó bien á habitan los Erguibat ó Reguibat: en la más inmediata perderse en la gran faja arenosa que existe por el á la costa los Ulad Sbá y Arusiín, de origen xeriflano, mismo lado, encontrándose por el Norte las ramblas y los Yagut y Áit-Usa que no son de raza noble. Más más lejanas que afluyen también al Seguía, cruzando favorecida esta última por las lluvias, á causa de la ruta de las caravanas, desde Tenduf á Tembuctu, la vecindad al Inar, pueden cultivar cereales para reconocida por el Dr. Lenz. Cerca del mismo Tenduf atender á sus necesidades y aun vender á sus veci­ principian ya las vertientes al río Dráa. Al evaporarse nos. Comercian á veces con los canarios, principal­ las aguas en la sebja de Zemmur, queda pequeña mente por Tarfaya, y en varias ocasiones los han capa salina, pero de mala calidad y que no tiene va­ atraído al interior para venderles alimentos ó con en­ lor comercial. Las tribus de Skarna, que son los Ulad gaños , haciéndolos luego cautivos. Los Erguibat for­ Slimán, Mumena y Mesaud, reúnen apenas 60 hom­ man confederación poderosa y se subdividen en va­ bres en estado de llevar las armas, pero son muy rias tribus, á saber: los Ulad-Musa, Suaad, Guasem, belicosos y á menudo guerrean con los Tuareg que se Buihat, Tahalat, Ulad Xeij, Ayaixa, Ulad-bu-Rehim y hallan mucho más al Este, pero que á veces se acer­ Ulad Dáud. Todas son de origen xerifiano ó de nobleza can por este lado. religiosa, y afiliadas á El Dyilani ó á otras herman­ Si no el origen del Seguia-el-Hamra, al menos el dades, como las del Adrar: descienden del gran ma­ que puede considerarse como tal, y donde la capa de rabú Si Áhmed-el-Reguibi, enterrado en las orillas del agua es más subsistente á cierta profundida'd, se Seguía, á quien profesan gran veneración. Cada tribu halla en el punto denominado Dyerf-el-Aséfer: los se administra separadamente, residiendo el poder en torrentes ó arroyos que afluyen á dicho río son muy la Dyemmáa: su jefe era en 1879 el xerif Si Áhmed numerosos; algunos, en la parte alta, han sido cru­ Salem-Uld-Mohámmed-Uld-Aferied, que lleva el título zados en su itinerario por Panet; otros, en la región de Mokkádem ó representante, y aunque su autoridad inferior, por Bu el-Moghdad, pero la mayor parte se es más bien nominal y consultiva, no cobrando tribu­ han marcado vagamente por las noticias de los adra- tos, recibe muchos donativos por su calidail religio­ renses, en las cuales es fácil haya equivocaciones, sa. Son muy místicos y versados en las letras, exis­ además de la dificultad de aprovecharlas para un tra­ tiendo sabios que admiran á los de otras comarcas; zado gráfico. Es posible que algunos arroyos, como cumplidos, afables, hospitalarios y de carácter dulce, los tres de Tafagua, en la orilla izquierda, Uamados se asemejan, según todos los datos, á los del Adrar, Tuila ó largo, Zezira ó pequeño y el Ain, el manan­ y se dedican, como estos, al comercio, esquivando el tial ú origen, correspondan á partes de un mismo trabajo corporal. Lanzan caravanas en todas direccio­ curso, y suceda lo mismo con el Asediam Tuil, Tase- nes, algunas muy numerosas con 1.000 camellos y diam y Tasediam Riad, ó del Jardín, en la derecha. 200 ó 300 hombres armados de fusiles: van á veces También es muy dudoso el trazado del Jot (línea ó hasta el Tell de Marruecos, y á Tembuctu ó al Niger, camino) que con su apéndice Guerar-Izig, parecen más por el Sur, favorecidos por su prestigio religioso, que bien, según los ha dibujado Mr. Masqueray en su la mayoría de los árabes respetan, aunque debe ex­ mapa, una sebja ó laguna prolongada que un afluen­ ceptuarse á los Tuareg. En cuanto á los artículos que te , aunque el primero parece corresponder con el Jat- conducen estas caravanas, son los ya citados al ha­ Semsertí, cruzado por Bu-el-Moghdad. En muchos de blar del comercio en el Adrar. estos barrancos corre el agua por largo tiempo; algu­ El Seguia-el-Hamra se considera como el límite del nos se desbordan é inundan las cercanías, por ser Tiris y de los estados que se llaman, sin razón, tribu­ bajos sus bordes y su álveo poco profundo: en otros tarios de Marruecos: sabido es que sólo" es frontera este es muy ancho y se encuentran en él cantos ro­ del Tekna, dependencia muy dudosa del Uad-Nun, dados y redondos, señal evidente de la frecuencia é porque este parece extiende únicamente su dominio importancia de las corrientes: en casi todos el agua hasta el río Xbica, y de todos modos es completa­ es constante, á cierta profundidad, y hay allí pozos mente independiente del Imperio, como lo son tam­ donde casi se coge con la mano, encontrándose agua bién el Estado del Tazerualt ó de Sidi Huséin y los en dos ó tres puntos de una misma jornada. Gracias á tres grupos de kabilas de Tiznit, Bu-Amrán y Sabuia, este exceso de humedad, existe abundancia de pastos partes del Sus-el-Aksa ó extremo, no pasando real­ y se ven aquí también encinas, algarrobos y gomeros mente la dominación del Sultán del río El-Gas, donde corpulentos y frondosos: parece que hay además al­ concluye el Sus-el-Adna ó próximo. gunos olivos, que serán silvestres ó acebnches, y que En el camino desde Dyerf el Aséfer, principio, puede se recoge de ellos aceite. El cultivo apenas existe, y decirse, del Seguia-el-Hamra, hasta Tenduf, y aunque suponen que no se encuentran palmeras: tal vez no todo él pertenece á la misma cuenca, se hallan llanu- BEVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 63 ras cubiertas de guijarros redondos y muy duros ó si­ líceos, que recuerdan las llamadas El Meraia, pero á GEOLOGÍA Y GEOGRAFÍA. veces entre las mismas piedras nace hierba nutritiva para los camellos. En varios puntos existen depresio­ El corte adjunto da idea de la estructura geoló­ nes ú hondonadas, que se denominan Daya ó Guerar, gica del Sátiara occidental. y en las cuales hay una vegetación frondosa con gran­ Al hablar de la estructura de la península de Rio des árboles, en especial gomeros y otros llamados de Oro, dije lo más importante de la de la costa de dyedari, que dan el fruto denominado demej, que co­ men é veces los árabes, pero es muy poco nutritivo: allí África. Este terciario se extiende hasta las cerca­ nacen también trufas blancas ó criadillas de tierra, y nías del pozo de Teguextemt, á unos 35 á 40 kiló­ setas comestibles, con las lluvias, pues aunque estas metros de la costa y altura de 70 m. sobre el nivel son rápidamente absorbidas, queda alguna humedad y del mar. La superficie de las calizas, que son las ro­ frescura, facilitándose la apertura de pozos poco pro­ cas superiores, está pulida y estriada por la erosión fundos. En estos sitios abundan igualmente la caza y de las arenas cuarzosas que acarrea el viento. los avestruces. La tribu de los Tadyacant los fre­ A partir de Teguextemt, viene, encima de la ter­ cuenta, y ellos organizan principalmente las carava­ ciaria y horizontal y concordante con ella, una for­ nas que hacen el comercio cou Marruecos y Tembuctu mación de calizas arcillosas completamente llenas por la parte del Este, y que llevan á menudo 300 ó 400 hombres bien armados y 1.500 camellos. Los Tad­ de helix, que alternan con areniscas blancas in­ yacant se gubdividen en muchas tribus, siendo las coherentes, á las que faltan en absoluto el hierro principales los Remadi, Dyuaki Udyarat.—En su pardo y ópalos leñosos que caracterizan á las ter­ territorio se halla la nueva villa de Tenduf, fundada ciarias. Este conjunto, que alcanza hasta una altura en 1852 y depósito comercial de gran importancia: de 160 m. y tiene un espesor próximamente de en 1870 contaba con 100 casas y una mezquita, aun­ 100 m., le considero cuaternario. que muchos suponen que no reunía más de 100 á 150 El país formado por estos dos terrenos, es la re­ habitantes. gión llamada del Ouerguer, en la cual están abiertos los yuf ó valles de 15 á 20 m. de profundidad y Con esto termino la reseña de los territorios conti­ fondo completamente plano, sin thalweg alguno, guos á la costa sahárica espaílola, habiendo pasado orientados NE.-SO. y producidos por la erosión del un poco al Norte del paralelo del cabo Bojador, por­ que gran parte de la cuenca del Seguia-el-Hamra se viento con arenas, así como los clásicos guelb (co­ halla al Sur de él. Entre dicho cabo y la desemboca­ razón), plural gleibet (1), constituidos de caliza en dura del Seguia, hay dos arroyuelos: uno de ellos, el su parte media y areniscas incoherentes en la supe­ Belta ó Butana, por el cual proyectó primero Mr. Mac- rior é inferior, á lo cual deben la forma que indica kenzie su quimérico canal marítimo para inundar el su nombre. Sahara occidental en toda la depresión llamada el Bruscamente se pasa del cuaternario á las piza­ Dyuf ó vientre del Desierto j que suponía se prolon­ rras cristalinas, que alcanzan una extensión de 15 gaba desde la costa á las cercanías de Tembuctu, con kilómetros próximamente, entre las alturas de 166 su nivel inferior al del mar. Después de un ligero re­ conocimiento que hizo en la costa, modificó su plan, y 183 m. sobre el mar. Son micacitas, anfibolitas y fijando para la entrada del canal la Boca-grande ó rocas granullticas interestratificadas, con un ligero desembocadura del Xbica, y asegurando, sin haber buzamiento al NO. Este fragmento arcaico está co­ penetrado en el interior, que á corta distancia de ella locado en una gran falla que separa el escalón de el ancho cauce de dicho río se hallaba á 60 metros los 100 m. del de los 200 m. bajo el nivel del mar. El conocimiento que se tiene Al llegar á las alturas de 200 m., se pasa de re­ de estas regiones, aunque sólo se hayan medido alti­ pente al granito, por el cual se camina durante 65 tudes en la ruta más interior, seguida por el Dr. Lenz, kilómetros, el Tíris de los Üled-Bu-Sbá, con una demuestra lo absurdo'de estos proyectos y confirma lo que dije en la Sociedad Geográfica desde el mo­ altura que sube gradualmente de 200 á 300 m. El mento de conocerlos: que el proyecto sería inundar granito, que apenas aflora sobre las arenas, formando las comarcas del Sahara y del Sudán con mercancías lapas y cuetos de 40 á 44 m. de altura, es general­ inglesas, pero no con las aguas del Atlántico. El Uad mente gris ó rojo, de grano grueso y muy pobre en Xbica solo tiene unos 120 km. de curso. M. Panet mica, teniendo las superficies exteriores bruñidas y cruzó su origen ó Ras Xbica, y en las cercanías de estriabas de NE. á 80. por las arenas que arrastra este río hay colinas y aun montañas algo importan­ el viento alíseo. Está atravesado por filones y di­ tes, lo mismo que en los limites de la cuenca del ques de cuarzo, pórfidos y microgranitos, cuya di­ Seguia-el-Hamra, por Norte, Este y Sur; de modo que bien puede asegurarse no existe tampoco, en estas rección dominante es NNE.-8S0. zonas, paso para llegar á la depresión que supuso En el límite entre 200 y 300 m., está repentina­ Mr. Mackenzie. mente interrumpido el granito por un conjunto de FRANCISCO COELLO. (1) pronuncíese la e entre ay e. 64 EEVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

cuarcitas, pizarras y calizas concordantes entre sí, casi verticales, buzando ligeramente al NO., de 4 á 5 km. de grueso. No he hallado fósiles, pero la fá- cies de las rocas me lleva á considerarlas como cám­ bricas ó silúricas; casi se puede asegurar que son un miembro viejo de la edad paleozoica. Al concluir el paleozoico, se entra en el verdadero Tíris, ó sea la meseta central rígida y más elevada del Sahara occidental, cuya altura oscila alternati­ vamente y con gran suavidad entre 300 y 350 m. Es una inmensa planicie sin límites, salpicada de cuetos y muelas de granito de 44 m. de alto sobre la llanu­ ra, granito cuyo exterior está ennegrecido, pulido y estriado. ? A los 250 km. de la costa próximamente, em­ ^ pieza el granito á pasar insensiblemente á gneis que 5C5 i encierra en su masa glándulas de feldespato. Este o gneis, granitoideo y glandular, conserva las formas exteriores y superficie del granito, sin más que des-. O •3" .«•/><•-«?•- . aparecer casi por completo las colinas, existiendo o sin embargo numerosas lapas; buza ligeramente al SE., sin que en una extensión casi de 100 km. haya visto ninguna variación en este buzamiento. Tan insensible como fué en el centro del Tíris el 'r paso de granito á gneis, tan repentino y brusco es á los 340 km. de la costa. Vuelven á aparecer las o colinas de 40 m. de elevación sobre la meseta y se o pierde todo vestigio de estratificación. Este contacto anormal se anuncia, tanto en el gneis como en el 'ffío ^ufnu/i.3^^' granito, por una gran riqueza de filones de rocas epidotiferas, orientados casi sin excepción NNE.- SSO. La facies de este nuevo granito es la misma que 5» la del anterior, y debe tener una gran extensión, tanto en la dirección SE. como en la del S. hacia el Adrar-et-Tmarr, según los datos que me dieron los indígenas. o En una depresión de este granito, que desde los o 300 m. baja á 150 m., y á distancia de 870 km. de la costa, se halla la célebre sebja de Yjil, de for­ *• ma elíptica, cuyo eje mayor está orientado NE.-SO. y mide próximamente 30 km., siendo 8 km. su má­ xima anchara. Su profundidad no puede ser grande, porque en diversos puntos de su superficie afloran lapas graníticas. Completamente seca en verano, se halla cubierta de una costra blanca de sal de 5 mm. de espesor; mientras que la arcilla infrayacente está muy húmeda y hecha barro desde la profundidad de un decímetro escaso á contar desde el suelo. Cuando llueve, dicen que la sebja no se puede atravesar, porque constituye un fangal cubierto de una capa de agua de más ó menos espesor, según la cantidad ;T?Í„. Zl Al, que ha caído y el tiempo transcurrido. La forman capas alternantes de arcilla y sal gema perfecta­ mente horizontales, limitándola por el NO. médanos de 10 á 12 m. de altura que tienen su asiento en el EEVI8TA DE GEOGEAFÍA COMERCIAL. 65 depósito salífero. Por su situación y estructura, la conviniendo con él las observaciones y materiales creo de origen cuaternario. que he recogido entre la península de Eío de Oro y En nuestro regreso,—efectuado desde el pozo El el N. del Adrar-et-Tmarr, me creo en el deber de Auij, al E. de la sebja de lyil, pasando por los dar alguna estplicación por vía de postdata al pre­ poz;)-i Aglau, territorio de Teniúlek, y el macizo sente artículo. granítico de Ausert, para tomar el camino de ida en 1." El Dr. Lenz supone que la costa occidental el pozo de Bu-Hofra,—he visto las mismas forma­ de África, y por tanto la península de Eío de Oro, ciones arcaicas y paleozoicas ligeramente descritas está constituida por una banda cretácea que, par­ antes y con los mismos caracteres. tiendo del macizo cretáceo que forma, según él, el La superficie de estos terrenos, cualquiera que centro de Marruecos, termina en Cabo Blanco. sea su naturaleza geológica, está unas veces com­ He estudiado detenidamente esta formación en pletamente barrida y limpia, pulida y estriada por Eío de Oro y en la costa del continente africano las arenas, cuando por su perfecta horizontalidad y situada enfrente de aquella península, y puedo afir­ falta absoluta de obstáculo de ningún género, gran­ mar que es terciaria, y casi de seguro pliocena: esta de ni pequeño, no hay núcleo para la formación de es también la opinión de los Sres. Macpherson, Bo­ montoncitos ó médanos chicos; otras, y es lo más tella, Vilanova y Mallada, que han visto los mate­ general, cubierta por estos últimos, formados alrede­ riales traídos por mí. El 8r. Mallada, profesor que dor de cada planta, canto ó punta de roca; y por ha sido de Paleontología en la Escuela de Minas de último, y también con frecuencia, totalmente oculta Madrid, ee ocupa actualmente en el estudio de los fó­ bajo un manto de arenas, de mayor ó menor espe­ siles que he recogido, y de su resultado daré cuenta sor, en la superficie de las cuales produce el viento en el trabajo más detallado que estoy preparando. bellas ripple-marks enteramente análogas á las que La edad de la caliza, cuajada de pectunculus, turri- originan las olas pequeñas en la superficie de las are­ telas, conus, y ostreas del grupo de la edulis y de la nas de las playas. Estas arenas son blancas ó ama­ longirostris, desgraciadamente al estado de moldes rillentas, exclusivamente cuarzosas, y totalmente la mayor parte, no me ofrece duda. Creo también desprovistas de resto orgánico alguno; procedentes que son miembros de la misma edad lais areniscas y en parte de las arenas cuaternarias, y en parte tam­ arcillas infrayacentes. En las primeras no he halla­ bién de la destrucción de los granitos, gneis, cuar­ do más fósiles que grandes troncos de madera aga- tizada, cuya estructura vegetal se conserva perfec­ zos y calizas terciarias y cuaternarias, estas dos últi­ tamente, según he visto en las preparaciones micros­ mas siempre ricas en elementos cuarzosos de'todos cópicas que de ellos he hecho; por cuya razón he tamaños. enviado uno de estos ejemplares al eminente paleo­ Constituye, pues, esta parte del Sahara una ntólogo marqués de Sapórta, de cuya amabilidad y meseta central arcaica, de altura superior á 300 m., profundos conocimientos espero importantes datos atravesada, en dirección NE.-SO. próximamente, por para resolver la cuestión. En las arcillas no he ha­ una serie de fallas, según las ciiales se ha roto en llado fósil alguno. Estos tres miembros son concor­ diversos fragmentos, que descendiendo en la verti­ dantes, y á nuestro regreso á las islas Canarias he cal y experimentando acaso á la vez otros movi­ podido ver que continúan hasta Cabo Bojador. mientos más complicados, originaron los escalones que hay entre el mar y la meseta, sobre algunos de 2° En contacto inmediato con la banda cretá­ los cuales se han depositado las formaciones tercia­ cea de la costa, supone el Dr. Lenz un espeso man­ ria y cuaternaria. to de arenas del Desierto, cubriendo todas las for­ El hecho más notable es la constancia en la di­ maciones geológicas hasta cerca de la sebja de Ijil. rección de estas fracturas desde los tiempos anti­ Tan escasa potencia tiene este depósito de are­ guos,—acaso desde los mismos arcaicos,—hasta los nas, que, en el espacio que, según el Dr. Lenz, presentes. ocuparía, he reconocido las formaciones siguientes, Esta estructura explica la forma del Continente como puede verse en mi corte: africano por su lado occidental; ese colosal macizo a) depósitos cuaternarios más viejos que las are­ que avanza próximamente 30° en el mar en direc­ nas del Desierto, formados de alternancias de caliza ción O., desde la parte más entrante de la ensenada arcillosa llena de Helix y arenisca blanca incohe­ de Biafra en el Golfo de Guinea, hasta Cabo Verde rente, sin hierro ni maderas agatizadas. Eestos de en el Senegal. calcedonias y ágatas de la formación terciaria in- frayacente, se encuentran empastados en estas ca- Post scriptum. Acabo de recibir el Petermann'e Oeographiaeher Mittheilungen, 28 Band 1882, que pj pizarras cristalinas — micacitas y anfibolítas contiene un mapa geológico del África occidental con granulitas interestratificadas—buzando al SO. hecho por el ilustre viajero Dr. Oskar Lenz; y no c) granito. 66 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

dj conjunto de cuarcitas, pizarras y calizas, bu­ sorben el agua, la cual permanece en grandes depó­ zando al SO., en el que no he hallado fósiles; pero sitos subterráneos naturales, de donde la alumbran que por su facie corresponden al silúrico. los indígenas con muy poco trabajo. e) granito, otra vez, que pasa inseasiblemente á Áatar es la capital del Adrar, y residencia fre­ un gneis viejo, glandular, de facies granítica, espe­ cuente del xeque Uld-el-Aidda. En Uadán no reside cialmente por su modo de descomponerse, y que ningún jefe religioso que ejerza influencia grande, buza al SE. y menos aún soberanía. 3.° El Dr. Lenz supone que la formación devó­ Las llamadas poblaciones de Xinguit, Uadán, nica que comiftnza en el oasis de Figig (1), conti­ Aatar y üjieft no se parecen en nada á las nues­ núa sin interrupción hasta el N. y muy cerca de tras, y ni siquiera á las peores de Marruecos: no tie­ Uadan, en el centro casi del Adrar-et-Tmarr, in­ nen murallas, ni escuelas, ni verdaderas mezquitas: cluyendo en su seno la sebja de lyil y el pozo El- más que poblaciones, son centros de reunión, consti­ Anisch y extendiéndose aún más al E. de este tuidos por grupos de chozas de barro cubiertas de punto. palma, para escasísimo número de habitantes: du­ Puedo también asegurar que lo mismo la sebja rante la recolección de los dátiles, acuden á ellas de Ijil que el pozo El-Auisch y sus alrededores, y muchos nómades, los cuales instalan sus jalmas al­ todo el terreno que desde él he alcanzado á ver, es rededor: pero terminada aquella faena, la población granito, flotante se dispersa, volviendo á quedar reducidas FRANCISCO QÜIKOGA. las supuestas ciudades á categoría de humildísimos villorrios. En la parte del Sahara que hemos cruzado, no se ejerce la agricultura: únicamente, dicen algunos Por el croquis inserto en la página 2." se ha po­ que se siembra cebada en Adrar-et-Tmarr, en Adrar dido venir ya en conocimiento de que son bastante Súttuf y en algunos otros lugares donde existe ve­ distintas de lo que se había creído hasta aquí, la getación. forma y las dimensiones de la península llamada de Tal es, á grandes rasgos, el programa que me Río de Oro ó Ed-Dajla. El istmo que la separa del propongo desarrollar á propósito de la geografía continente suponíase antes de nuestra expedición del Sahara occidental. que era el lecho de un rio cuyas aguas desemboca­ JULIO CBRVERA. ban en la'bahía; y se denominaba istmo á un arenal bajo que corta la península entre la isla Herne y el llamado Monte Decepción (pequeño peñasco batido por las aguas del Atlántico.) En cuanto al río ó uad- Meguetha Merzug, que dibujan algunos mapas como EL SAHARA OCCIDENTAL í SUS MORADORES. '^^ desembocando en la bahía de Río de Oro, frente á La estructura del país que hemos atravesado, se la península, no existe. parece en cierto modo á la de nuestra Península: Las salinas de I^pl se encuentran al SE. de la una meseta central rígida,— el Tiris,—cuya altura posición que ocupan en los mapas: las coordenadas oscila entre 300 y 350 m., formada de granitos y astronómicas del campamento que establecimos gneis, como la inmediata sierra de Guadarrama; bor­ cerca de dichas salinas son: 22° 28' O" lat. N.; y deada hacia la costa por escalones más bajos, cons­ 5° 19' 6" long. E. de Hierro. Entre las salinas de tituidos por terrenos muy recientes,—terciarios y lyil y la costa, en la zona que abraza nuestra ex­ cuaternarios,—en cuyos materiales abundan los jas­ ploración, todo es nuevo, excepto algunos puntos del pes y ágatas y los árboles corpulentos fosilizados itinerario de Bu-el-Moghdad, los cuales, por otra por el ópalo. Una lengüeta de estos últimos terre­ parte, no estaban situados con exactitud. nos es la península de Río de Oro, pequeño frag­ El Adrar-et-Tmarr es, según los indígenas, mayor mento desgajado del continente africano en tiempos de lo que se suponía: empieza en las montañas de muy recientes, sepultado bajo las aguas del mar y Ipl y se extiende por O. hasta Tixit: por el N. emergido posteriormente merced á la constante y llega hasta pozos Turin. Los dos valles que lo cru­ desigual oscilación de la corteza de nuestro planeta. zan de NE. a SO. no están regados por ríos. Esto El istmo y la bahía de Río de Oro no son más que solo sucede mientras caen grandes lluvias; tan la grieta ó hendidura producida al separarse la pe­ pronto como cesan, las arenas de los talwelgs ab- nínsula.

(1) M. Rollancl, en su última carta geológica del Sahara ar- (1) Memoria leída en la sesión extraordinaria que celebró eelino, oonflrma el comienzo de un manchón devónico en Figig nuestra SOCIEDAD en el Ateneo de Madrid, el día 80 de Octu­ fHyiregrapMe etorographie áu Sahara algerien, Bull. de la Sócbre. , para presentar al público & los viajeros del Sabara y dar de Gé(¿r. de París. 2» trimestre, 1886.) cuenta de la expedición. REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 67

La superficie de todos estos terrenos está desgas­ ción á su vez del Erg occidental del Sahara arge­ tada, pulida y estriada por las arenas que acarrea lino. el viento alíseo del NE,, que constantemente reina Para entrar en la sebja subimos y bajamos unos en aquellas regiones, con velocidad casi de huracán cuantos médanos de 10 á 12 m. de altura, orienta­ en la coita, más suave 7 blandamente en el interior. dos según el viento de NE. á SO., que descansan La cantidad de arena que hay en suspensión. en la ya sobre la masa de sal. atmósfera es tal, que todos los días, incluso los La sebja es una depresión del terreno en que se más tranquilos, se oculta el sol una hora, por lo reúnen las aguas de aquellos contornos después de menos, antes de ponerse bajo el horizonte, y en los las tormentas de invierno. Entonces no se puede días de tormenta de viento, que son frecuentes, en atravesar, porque está hecha un barro salado, en el que por un aumento en la velocidad de aquel me­ cual perecería sin auxilio posible el infortunado teoro, se hace huracanado, la masa flotante de are­ que se aventurase á cruzarla. Cuando pasamos por na nubla completamente el sol, y se oscurece el día ella á mediados de Julio, estaba seca la superficie, de tal modo, que no se ven las colinas separadas pero á un decímetro de profundidad ya se encon­ 200 m. del observador, 7 parece que el horizonte traba el barro salado; la cubría una capa de sal todo está cubierto por una inmensa nube, gruesa 7 blanquísima que causaba agudos dolores en la vista enteramente homogénea. En tales días, en que no por la reflexión de la luz del sol, 7 sonaba como á se puede volver la cara hacia el viento, porque asfi­ vajilla rota sobre la cual se caminase, bajo los pies xia por su temperatura, velocidad 7 cantidad de de los hombres 7 los camellos. La constitu7en ca­ arena, el moro hace alto por temor á extraviarse pas alternantes 7 horizontales de barro 7 piedra de perdiendo su camino, que es siempre una línea de sal. Los moros de esta región explotan esta sal pozos, 7 exponiéndose á una muerte segura. para comprar con ella esclavos en el Sudán, pero La arena todo lo invade 7 no hay medio de li­ no para usarla ellos como condimento, puesto que brarse de ella, y menos de evitar que caiga en lo se alimentan casi exclusivamente de leche de came­ que se come y se bebe. El cuerpo del viajero, por ta­ lla y no la necesitan por tanto. El que consigue un pado que vaya, está enteramente cubierto de ella; pico de hierro en el Senegal ó en Marruecos, pide en la cabeza, entre el pelo, se forma un depósito permiso al dueño de la sebja — un moro bastante que alcanza algunos milímetros de espesor. En fin, buen hombre, al parecer, por cuyas venas corre al­ la arena me ha estropeado una brújula, ha rayado guna sangre de negro — y arranca sal en forma de los lentes que el Sr. Rizzo llevaba metidos en un losas do 0"',80 de largo, 0'°,20 ancho y del grueso estuche y este dentro del bolsillo, y se ha introdu­ de la capa, que es de O",07, dando al dueño una cido entre el cristal y la esfera de mi barómetro losa de estas de cada 7 que corta; las seis restantes aneroide, que no sacaba del bolsillo más que duran­ constituyen la carga de un camello. En el Sudán y te los momentos de la observación. Esta es la cau­ en Chinguit adquieren una negra joven y bien for­ sa de la costumbre que tienen todos los habitantes mada por 14 ó 16 losas de estas; un negro joven y del desierto, desde el beduino al targui y al moro robusto por 10 ó 12; y una niña de 6 á 8 años por del Sahara occidental, de taparse la cabeza y cara 4 ó 6 losas. no dejando fuera más que los ojos. De la temperatura de la atmósfera en aquellas No todo el suelo está enteramente cubierto de regjones dan idea los hechos siguientes. He recogi­ arenas. Hay sitios en que la roca se halla perfec­ do de la superficie de una pequeña sebja, cerca de tamente limpia, porque no presentando obstáculo los pozos Aglau, cristales de yeso cocidos exterior- alguno, piedra, planta ó desnivel en que puedan mente; el agua fresca que bebíamos estaba á 40* O. detenerse las arenas, pasan empujadas por el vien­ cuando más fría; y la temperatura del suelo, al sol to; en otros, forman montoncitos ó pequeños méda­ y á las tres de la tarde, pasaba de 65° C, 7 llegaba nos alrededor de cada mata ó piedra, que dan un frecuentemente á 70° C; sin embargo, no he medi­ aspecto singular al país y hacen la marcha bastan­ do ninguna máxima á la sombra superior á 49» C. te penosa; y por último, hay sitios cubiertos del Con esta temperatura, era imposible caminar en todo por un espeso manto de arena, sobre el cual el centro del día, y nosotros, como todos los via­ es muy difícil caminar, tanto al hombre como á los jeros por el Sahara, marchábamos durante las pri­ camellos, y cuya superficie ofrece las mismas arru­ meras 7 últimas horas del día, 7 por la noche mien­ gas que las arenas de las playas mojadas por las tras duraba la luna 7 nuestros árabes querían; por­ pequeñas olas en día de viento. Varias zonas de que en esto, comq en todo lo demás, no hace el via­ esta última naturaleza hemos atravesado, pero la jero sino lo que se les antoja á los indígenas que le más extensa é importante fué en las cercanías de la acompañan. Ha7 que vencerlos á paciencia; no ol­ sebja de Ixil> P<'r el occidente, zona que es pro­ vidar el objeto que uno lleva en su viaje 7 no per­ longación del desierto arenoso de Gidi, continua­ der un solo momento la paciencia ni preocuparse lo 68 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

más minimo de las vueltas, rodeos y pérdida de es en las mesetas del Guerguer, llanuras formadas tiempo á que obliga la marcha con los habitantes por las calizas terciarias y cuaternarias que están del desierto. perfectamente horizontales.—Lo usual es que la ve­ La falta de vapor de agua en la atmósfera del getación esté distribuida en matas aisladas, separa­ Sahara es tan grande, que uno de los días que su­ das unas veces, más juntas otras, constituyendo frimos una tormenta de viento en el duar Ed-Dmi- pequeños oasis; matas que en la zona de la costa set, de los Uled-bu-Sbá, yo experimenté la dolo- son con frecuencia de esparto pequeño, sirnuga, rosa sensación de secárseme la superficie externa y en el Tiris de gramíneas, especialmente dos, una del globo del ojo, viéndome precisado á parpadear de 0°,40 á 0°,45 de alta, y otra muy fina y pequeña, con frecuencia y por último á cerrar ambos ojos, que era la preferida de los camellos. Ambas esta­ porque el viento seco y constantemente renovado ban ya completamente secas y estropeadas para que los hería, robaba toda la humedad de la con­ recoger ejemplares clasificables. Dos árboles hemos juntiva. visto, uno el taray de Canarias, alrededor de los No se encuentra por esta región otra agua que depósitos salados de las sebjas, y otro el talh le­ la de los pozos: así es, que los moros que no han guminosa de 5 á 6 m. de altura, retorcida por los bajado á San Luís del Senegal ó subido á Marrue­ vientos, por cuya causa los botánicos la llaman aca­ cos, no se forman idea de lo que es un río; creen cia tortilla Hayne, de hoja muy menuda y espinas en su existencia porque se lo dicen sus paisanos de medio decímetro, que comian los camellos con que han llegado á cualquiera de las comarcas cita­ verdadero deleite sin derramar una sola gota de sangre de su boca. Empezaba á florecer cuando sa­ das, pero les maravilla que haya tierras por cuya líamos del desierto. No hemos visto ninguna pal­ superficie corra el agua. Los moros que conocen el mera. rio Senegal, el üad Dráa, el Uad Sus, el Uad Sebú, etc., afirman que nada semejante se encuen­ Más rica que la flora es la fauna de aquellas re­ tra en su país, incluso el Adrar-et-Tmarr,—comarca giones. Yo, sin embargo, he podido traer pocos atravesada por un gran río con numerosos afluen­ animales del interior, porque á las dos ó tres jorna­ tes, según todos los mapas de esta parte de África. das me robaron los árabes cuatro latas de petróleo El agua de los pozos que hemos visto, es en ge­ que llevaba llenas de espíritu de vino. Confieso con neral bastante buena por naturaleza; la de los pró­ verdadero sentimiento, que entonces no se me ximos á la costa ó á las sebjas suele ser más sala­ ocurrió sustituir este líquido conservador con una da. Sus malas condiciones las debe, principalmente, salmuera ó una disolución fuerte de alumbre; re­ á la incuria de los árabes que no limpian los pozos cogí, no obstante, en aquellas regiones algunos mo­ nunca; que no construyen brocales á su alrededor luscos é insectos, que según los Sres. Hidalgo y para evitar que vuelva á él el resto del agua de Bolívar no dejan de ofrecer algún interés. abrevar los ganados, mezclada con los excrementos Entre las fieras, la más abundante de todas es de los mismos; y por último, que la guardan y tras­ la hiena; hay además chacales y algún leopardo, portan en odres frescos, pieles sin curar de carnero lobos, zorras y fenec ó zorra de grandes orejas. El ó macho cabrío. Es verdaderamente consolador número de hienas es tal, sobre todo en la costa de para el viajero, cuando allá hacia las tres de la tar­ Río de Oro que da al Atlántico, que han hecho de, á.la sombra de su tienda, con una temperatjira una vereda á la orilla del mar. Son muy cobardes; de 50° C, trata de apagar la sed con un líquido que huyen á la vista del hombre. Subiendo yo solo un está á 40° C, negro por el barrillo que tiene en sus­ cueto de granito en el Tiris, cerca de los pozos Du- pensión, salado, y que sabe y huele á huevos podri­ mus, para medir su altura y reconocer el país, salió dos, y por si algo le faltaba, á sebo de carnero ó corriendo una pareja de hienas enteramente de mi macho cabrío. Más de una vez hemos bebido seme­ lado; pero como yo no tengo instintos cazadores, jante brebaje. contemplé tranquilamente como huían, á pesar de Son raros los espacios donde falta en absoluto la llevar en el brazo mi rifle Winchester con 12 car­ vegetación; hay sin embargo algunos, y de varios ki­ tuchos y en el cinturón el rewolver con seis. lómetros de extensión á veces, donde por no haber, Los anímales más bellos del desierto son indu­ ni aun la arena se detiene, y se ofrece á la vista del dablemente las gacelas; abundmi extraordinaria­ viajero una superficie horizontal sin arena, piedras ni mente. Van por lo regular en pequeños grupos de plantas, pulida y estriada por el incesante paso de tres ó cinco, y frecuentemente se reúnen varios las primeras, y que produce en el ánimo una impre­ formando mancas de veinte ó treinta individuos. sión de vacío muy dolorosa. Parecen tales sitios Es un animatmuy bello y elegante, tanto por su hechos exprofeso para servir de modelos á Gustavo forma como por sos movimientos, sobre todo, Doré en las ilustraciones del Infierno del Dante, cuando huye dando grandes saltos. Más raros que Donde con más frecuencia se presentan estas zonas las gacelas son los antílopes; los más ahondantes REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 69

pertenecen á una especie del género Oryx que los Los habitantes de esta parte'del desierto, si no árabes llaman uerc, del tamaño de un becerro grande, son árabes, son beréberes muy arabizados. Los hom­ blanco muy puro por debajo y color canela claro por bres, altos, enjutos de carnes, de rostro ovalado y encima; van por parejas. Otro hay también grande, curtido por el sol, pelo negro y frecuentemente que solo vimos de lejos un día, y al que los árabes rizoso que llevan largo, mientras que recortan cui­ llaman mhurr y creen que pone huevos, porque con­ dadosamente el bigote dejando descubierto el labio sideran así piedras bezoares que frecuentemente superior; frente ancha y alta; nariz larga en mu­ tiene el animal. Hemos encontrado exquisitas la chos, alta en su parte media y fina toda ella, mien­ carne de la gacela y del uerc. Para cazar estos ani­ tras que en otros individuos, siendo recta, se en­ males, van por lo menos dos moros; uno de ellos, el sancha en la región de las ventanas; ojos negros y que es mejor tirador, se esconde tras de un mon- vivos, labios con frecuencia un poco gruesos y dien­ toncillo de arena ó un matojo, enteramente tendido tes grandes y muy blancos y limpios, por estar fro­ á la larga sobre el vientre, y cubierto con telas tándolos siempre con unos palitos de una planta blancas, ó mejor dicho, de color de tierra. Muchos algo mucilaginosa como el malvavisco, que no he de la tribu de los Uled-Delim, que son grandes podido reconocer. Las mujeres valen menos física­ cazadores, llevan un gorro blanco como los de dor­ mente que los hombres. Más bajas que ellos gene­ mir que usaban nuestros abuelos, que se encasque­ ralmente, tienen los pómulos mucho más salientes, tan todo lo que el gorro da de si, cuando están al los labios más gruesos y el color quebrado. Los ojos, acecho de las gacelas para tapar el pelo; á veces siendo hermosos, no tienen tanta expresión como también se ponen enteramente desnudos para esta los de nuestras mujeres del Mediodía. Están grue­ caza. El objeto es que el animal no sospeche que sas y algunas rayan en la obesidad, sobre todo cuando son muy jóvenes; las ceban para que alcan­ hay un hombre escondido. El otro moro ó los de­ cen ese estado, que es para ellos el de la mayor más que vayan, hacen de ojeadores echando la caza belleza, haciéndolas comer grandes cantidades de al que está de espera, quien solamente dispara su leche y manteca de camella. Van envueltas en un fusil cuando (tiene la pieza encima; así es que rara trozo largo de tela azul de algodón, con que se vez falla el tiro. Es admirable cómo se esconden los tapan desde la cabeza hasta los pies. El pelo lo moros tras de una hierba que levanta una cuarta; á peinan en una porción de pequeñas trenzas, que diez pasos no se sospecha siquiera la existencia de adornan con cuentas de vidrio, trozos de ámbar, etc., tal hombre por mucho que uno mire. usan pendientes de la misma naturaleza y son muy Abundan también las liebres, de que los moros aficionadas á collares, brazaletes y pulseras en los no hacen caso, y especialmente los reptiles, así pies, que llevan siempre desnudos, lo mismo que los culebras como lagartos. Los escorpiones son bas­ hombres. El traje más general de estos consiste en tante frecuentes; una mañana al meter yo la mano los zaragüelles y el jaique ó trozo grande de tela, en uno de los bolsillos de mi blusa para sacar mi como el de las mujeres, en que se envuelven todo diario, saqué con él un escorpión, que sin duda se el cuerpo, sin dejar fuera más que los ojos. Algu­ había guarecido por la noche en el bolsillo. Todos nos usan debajo del jaique una camisa blanca que los animales pequeños, reptiles, caracoles, insectos tiene la misma forma que nuestros capotes de monta y roedores, viven metidos en los montoncillos de ó los ponchos mejicanos, solo que van algo cosidas arena; casi todos son también nocturnos. por los costados. Y otros añaden, para hacer el He traído vivo un bellísimo ratón de campo que turbante y taparse la cara, una especie de faja ne­ los zoólogos llaman Meriones Shawi Rozet, especie gra, de algodón, que hacen en el Sudán. Es admi­ que tiene minado todo el desierto, incluso la península rable cómo manejan el jaique y con qué riqueza de Río de Oro; el individuo que vive royó una no­ de formas y elegancia se envuelven en él ó lo reco­ che el cuello y la nuca á otro de la misma especie, gen todo apareciendo casi enteramente desnudos. y probablemente del mismo sexo, que metí con él Los niños van en cueros: las hembras hasta que se en la caja de galletas que le servía de jaula. Come hacen nubiles, hacia los diez años; y los muchachos muy bien el pan, queso, bizcochos y escarola. Tuve hasta que los circuncidan, por la misma época pró­ también vivo un lagarto de unos 15 cm. de largo, ximamente. que los árabes llaman dabb, cuya piel aprovechan para bolsillos y petacas; comía con gusto el queso Como no tienen agua más que para beber, no se y tenía yo esperanza de que llegase vivo, por lo lavan nunca, ni sienten la necesidad de semejante menos, á Río de Oro, donde en caso de morirse operación,y aseguran que enfermarían si lo hicie­ podría conservarlo en alcohol; pero aprovechando sen. Una de las consecuencias de esta costumbre es un descuido mío una muchacha negra, esclava del un olor, que poseen también los objetos de su uso, xerif El Bejir que nos acompañaba, se entretuvo que nos era muy repugnante y que llamábamos en BAcarlo de la caja y estropear al pobre animal. olor de moro. En las mujeres es más pronunciado 70 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. que en los hombres. De otras consecuencias de esta de chispa; las prefieren siempre de dos cañones; costumbre no quiero acordarme y menos hablar. estas armas son de fabricación belga. Se alimentan casi exclusivamente de leche de ca­ El ajuar de un moro se reduce á muy poco, todo mella, que es muy agradable recien ordeñada; pero ello fácilmente trasportable, puesto que llevan una no tanto cuando está agria, como ellos la toman vida constantemente errante. No hemos encontrado frecuentemente. Esta alimentación les ahorra la en nuestra marcha de 1.000 km., á través del necesidad y la costumbre de tomar sal; asi es que Sahara occidental, nadie, absolutamente nadie que tampoco la toman aunque coman carne, que es la , haga vida sedentaria, y por lo tanto, ningún pue­ única variación que se permiten introducir en su blo , ni siquiera vestigios de él. Además de los ga­ régimen alimenticio. La de carnero, macho ca­ nados que constituyen su propiedad, el moro tiene brío, camello, gacela ó antílope, la toman cruda, una, jáinia ó tienda de campaña hecha con pelo de y lo mismo fresca que corrompida. Parten los camello; varios guerbas ó pellejos de macho cabrío huesos largos con piedras para extraer el tuétano, para llevar el agua; algunas escudillas de madera, que comen con verdadera delicia y gran repugnan­ que sirven para ordeñar las camellas y beber por cia del europeo que lo contempla. A veces asan la ellas la leche y á veces también el agua; y uno ó carne. Después de desollado el animal, hacen un dos sacos de cuero, en los cuales guarda todos los agujero en la tierra, donde queman matojos de los objetos menudos, desde las bujías y el azúcar al di­ alrededores; y cuando se apaga la lumbre y está nero (duros y medios duros españoles ó napoleo­ bien caldeado el suelo, meten la res sin más que nes franceses) y el Koran. Semejante mobiliario haberla despojado del vientre, la cubren con la no puede ser obstáculo alguno á su constante mar­ arena caliente y encienden encima otra hoguera que cha á través del desierto. En la zona que hemos sostienen hasta que creen bien hecho el asado: visitado, apenas hay caballos—ocho hemos visto cuando la lumbre se ha apagado y enfriado algo el en todo nuestro viaje,—ni gallinas, ni frutas de suelo, le sacan y le apalean con las mismas varas ningún género, ni tampoco cultivo alguno ó seña­ con que arrean á los camellos, con objeto de hacer les de él. caer la arena más gruesa; pero queda tal cantidad Tienen los árabes desarrollado en altísimo grado de la que no lo es tanto, que es imposible al euro­ el instinto del robo, y han adquirido una gran maes­ peo mascar un trozo de aquella carne. Es poco fre­ tría en el modo de llevarlo á cabo. Hablando con el cuente que la coman: la de camello solo la usan en Sr. Rizzo, le sacó el pañuelo del bolsillo un-moro las grandes ocasiones, en las bodas ó en las ratifica­ muy principal del acompañamiento del xeque Uld-el- ciones de los convenios y para obligarse más ambas Aidda y lo devolvió cuando se vio precisado á ello, partes contratantes. Los [adrarenses añaden á la sin manifestar la menOr turbación ni preocuparse leche de camella los dátiles que cosechan alrededor por ello. Un amigo nuestro, gran privado del de sus pozos, dátiles que consumen ellos todos, ó mismo xeque, escamoteó un pañuelo de seda de una al menos no exportan hacia la costa, pues no los caja en que había varios y delante de más de veinte hemos visto entre los Uled-Delim y los Uled- personas que formábamos corro alrededor del jefe Bu-Sbá sino por excepción y como objeto de re­ del Adrar. Otro gran amigo nuestro, también de la galo. tribu de los Uled-Delim, —llamado Horumet La riqueza de los habitantes del Sabara occiden­ AUah—que por cierto á los pocos días de marcha tal y su propiedad consiste, principalmente, en ca­ proponía á los demás que nos acompañaban, que mellos, que procuran sean hembras la mayor parte, nos degollaran una noche para robarnos, nos robó porque desempeñan la doble función de alimentar­ UQ queso de Holanda y preguntaba después al Hach les con su leche y servirles de bestia do carga. Al­ si aquello se comia crudo ó asado. El gran privado gunos moros tienen 150 camellos, de los cuales la de Uld-el-Aidda, á quien este debe el trono,—lla­ mitad ó tres cuartas partes son hembras. Poseen mémosle asÍT—nos robó, á más de algunas piezas de tela, 18 salchichones, que comía después asados. además cameros, en mucho menor número que los El alcohol que yo llevaba para guardar animales, camellos, y la mayor parte cubiertos no de lana sino el alcohol de menta de Riqlés, las cuerdas, los sa­ de pelo, con cuya piel, uniendo varias, hacen una cos, todo, en fin, fué objeto de sus rapiñas, de las especie de capa, que se ponen por las noches y ma­ cuales es enteramente imposible defenderse y no hay ñanas, ya con el pelo hacia dentro, ya hacia fuera, que darles importancia. según el frío que tienen. Machos cabríos y cabras tienen en menor número que carneros. Unos y otros Son raros los que no saben leer ehEorán, y aun les sirven como objeto de cambio en las factorías escribir, pero en cambio no les interesa ningún otro europeas, para proporcionarse telas, pólvora y armas libro. El xerif El Bexir, que nos acompañó du­ de fuego. De estas últimas, las únicas que quieren y rante todo el viaje, hombre de los mis instruidos pueden usar, dadas sus condiciones de vida, son las que hemos visto entre los moros, gran conocedor REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 71 del Koran, que sabe de memoria, y de las tradicio­ un tonillo especial, que recuerda mucho el usado en nes acerca de la vida del Profeta, nos devolvía sin nuestras iglesias para rezar el rosario. Cuando el interesarle lo más mínimo ni entender una palabra chico hubo dicho todos los capítulos que sabia, el la geografía de España del Edrisí y los tomos de la jterif empezó á decir el siguiente, haciendo repetir al Biblioteca Hispano-arábiga que publica el Sr. Co­ muchacho cada uno de los versículos conforme él ter­ dera. Nos preguntaba también un día, si las islas Ca­ minaba de decirlos; le enseñó así un par de capítu­ narias estaban habitadas, porque él había leído en los, dejándole que los repitiera solo un largo rato. un autor antiguo que no lo estaban, ó cuando más —El xeque M'Lainim, jefe de los Beric-Allah, es el las poblaban espíritus infernales. Viéndonos un día maestro y santón más reputado de aquellos alrede­ hacer té con espíritu de vino, tuvo una frase verda­ dores, y le acompañan siempre en sus constantes deramente oriental, cuando le dijimos que este viajes una porción de muchachos y jóvenes á quie­ liquido se sacaba de la uva que él conocía y había nes enseña el Koran y las prácticas religiosas; es comido en Marruecos. «Bendito sea AUah, nos su duar un seminario ambulante. dijo, que hace que de un fruto se saquen los dos Viven en una independencia casi salvaje y opuesta elementos,» aludiendo al agua y al fuego. Este á todo desarrollo moral y material. Respetan el mismo xerif, que no lleva nunca armas, y pasa su nombre del sultán de Marruecos por ser descen­ vida rezando y repitiendo el Koran, no quiere usar diente del Profeta; pero rechazan con energía la lápices porque no eran conocidos en tiempo del idea de llegar á ser subditos de Muley-Hassan. Sus Profeta, y me decía un día que le enseñaba yo la jefes no mandan nada en la tribu ó el duar sin la brújula y el modo de orientarse con ella: «Nosotros aquiescencia de todos los hombres de ella, en cuyas hemos abandonado todas las ciencias, menos la juntas se confunden y gozan de igual libertad para más importante de ellas, la ciencia de la salud eter­ exponer su opinión el rico y linajudo xerif y el na.» El Sr. Rizzo manejaba un día delante de él un más miserable pastor de camellos. Mil veces nos diccionario arábigo-latino, y como á su pregunta han dicho moros de distintas tribus, y aun delante acerca de la utilidad de aquel libro respondiese nues­ de sus mismos jefes, que el árabe del desierto «no tro compañero «que le servía para saber lo que tiene otros que Allah y Mohamed.» La tribu de los Üled-Bu-Sbá, una de las más importantes del él—el xerif—ignoraba,» le contestó este: «¿Y Sahara occidental por su número y el espíritu co­ acaso con ese saber tuyo, mayor que el mió, eres mercial de los individuos que la componen, no tiene más feliz ni alcanzarás la salvación eterna?» xeque en la actualidad. Esta misma independencia y Sienten un gran desprecio hacia nosotros y nues­ el instinto del robo les lleva á estar en guerra siem­ tra civilización, que la consideran superior ala suya pre unos con otros, y emplean la estación del in­ en todo lo que se refiere á la vida corporal, pero vierno en esta ocupación. El pasado se peleaban los muy inferior y altamente despreciable en lo que Uled-Bu-Amar, una de las cuatro piernas ó ramas hace relación al destino y vida ulterior del espíritu. de los Uled-Delim, con las otras tres. Viven en plena edad bíblica, y los más instruidos llegan á tener algunos de los conocimientos—aparte Son raros los moros del desierto que tienen más de los religiosos—que poseían en mayor cantidad y de una mujer: esta goza de completa libertad y pasa mejor calidad los árabes de los siglos viii al x de la vida sin trabajar. Siempre que acampábamos en nuestra era. las proximidades de algún duar, rodeaban nuestra Uno de los episodios que más me han impresio­ tienda las mujeres, molestándonos su mal olor é nado en nuestro viaje, ha sido una lección dada por incesante petición de todo lo que veían y se les el xerif El Bexir á un discípulo suyo que nos ocurría, y amenazándonos con degollarnos ellas acompañaba. El discípulo, llamado Ahmet Selam, mismas cuando no les dábamos lo que pedían. Por muchacho de unos doce años, muy despierto y agra­ sus exigencias y fanatismo, mayor siempre que el dable, y que por cierto me ayudó 4 recoger algunos del hombre en aquel país,—lo mismo que en otros, reptiles é insectos, era hijo de un vecino del mismo desgraciadamente,—constituían para nosotros un peligro más inminente y difícil de evitar. Los escla­ duar del Bexir á quien el padre había encargado de vos son tratados con igual dulzura que las mu­ la educación religiosa de su hijo; y el maestro, para jeres. no interrumpir su trabajo, le llevó consigo á bus­ camos á Villa-Cisneros, en Río de Oro. Después Los asesinatos exigen por parte de la familia de de haber hecho la oración del alba, no bien aso­ la víctima la venganza más pronta posible en la maba sobre el horizonte el planeta Venus, el maes­ persona del asesino 6 en cualquier individuo de los tro despertó al discípulo, que todavía no tenía obli­ suyos. Las cuestiones de otra naturaleza las someten gación de rezar; le hizo sentar á su lado y que le al fallo de un hombre respetable, de lá confianza de dijese los capítulos del Koran, que el muchacho sa­ las dos partes contendientes, quien juzga y senten­ bia de memoria. £1 recitado del Koran le hacen con cia coa arreglo al Koran en primer lugar, y en se- 72 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

gundo á su criterio, y siempre se conforman los los convidados delante de la jáima del padre de la querellantes con el fallo del juez que ellos han novia, matan un camello y se lo reparten y comen elegido. allí mismo. Concluido el festin, el novio se lleva la El matrimonio es un contrato en que el novio novia á su jáima. compra la novia á su padre ó encargado. Después Con lo dicho basta para formar idea de la natu­ que se han convenido en el mimero de camellos, raleza y habitantes de la región del Sahara occiden­ carneros, cabras ó piezas de tela que el pretendiente tal que hemos recorrido. ha de dar al padre de la muchacha, fijan el día en qne ha de celebrarse la boda. Se reúnen aquel día FEAKOISOO QUIEOGA.

COLECCIONES DEL SAHARft Y DE CANARIAS. (1)

Río de Oro. Uno de los ejemplares es MINERALES, ROCAS, FÓSILES. un segmento de tronco de árbol, que Este catálogo es provisional, porque no he tenido mide O-^.SO x O^-.Te. 31 á 37. Calizas cuaternarias con Helix. Teguex- tiempo todavía^ de hacer el estudio químico y mi- temt, Guerguer. Sabara occidental. crográfico de los materiales, el cual se publicará 38 Ágata concrecionada de las caüzas cua­ más adelante, cuando lo haya terminado. ternarias. Guerguer, Sahara occidental. 1 á 18. Calizas terciarias marinas fosüíferas de la 39 á 48. Pizarras cristalinas, del Sahara occi­ penínstila de Río de Oro. dental. Entre estos ejemplares hay algunos 49 á 54. Granitos, pórfidos y otras rocas erupti­ notables, por la gran erosión que en vas que atraviesan al primero. Tiris, ellos han producido las arenas traspor­ Sahara occidental. tadas por el viento. 55 á 60. Granitos y rocas eruptivas que le atravie­ 19 á 21. Areniscas blancas y amarillentas, tercia­ san. Bu-Hofra, en el Tiris, Sahara occi­ rias, infrayacentes á las calizas ante­ dental. riores y concordantes con ellas. Penín­ 61 Roca eruptiva del paleozoico. Sahara oc­ sula de Eío de Oro. cidental. 2 y 23. Canutillos de arenisca endurecida que 62 Granito rojo. l)umus.—Es muy notable atraviesan verticalmente las areniscas este ejemplar, por ofrecer muy marca­ anteriores. Península de Eío de Oro. dos el pulimento y estrías que originan 24 Arenas rojizas de las que arrastra el las arenas acarreadas por el viento. viento en la península de Río de Oro. 73 á 92. Gneis y rocas eruptivas que le atraviesan. 26 Arenas del istmo de la península de Río Teniúlek. de Oro. Contienen algunos granos ne­ 93 á 95. Rocas epidotíferas del contacto anormal gros que es necesario estudiar. de granito y gneis. Tiris. 26 Arenas dragadas á seis brazas en la ba­ 96 Cristales de cuarzo hialino. Sahara occi­ hía de Río de Oro. Contienen foraminí- dental.—(Fueron llevados por un árabe feros, moluscos y corales. á la factoría española de Río de Oro, 27 y 28. Areniscas terciarias duras, blancas y ver­ como diamantes). des, concordantes con la caliza é infra­ 97 y 98. Sal gema, de la sebja de lyil. yacentes á ella. Costa occidental de 99 Arcilla interestratiñcada con la sal ante­ África, frente á la península de Río de rior. Sebja de lyil. Oro. 100 Yeso en cristales sueltos, de la superficie 29 y 80. Madera agatizada de la parte media de de una pequeña sebja próxima á los las areniscas terciarias. Costa occiden­ pozos Aglau.—Es interesante este ejem­ tal de África, frente á la península de plar por estar eflorescida su superficie por la falta de vapor de agua en la atmósfera. (1) Los objetos comprendidos en este catálogo han ingresado un el Museo de Historia Natural de Madrid. 101 á 178. Una colección de ejemplares de caliza de REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 73

las canteras de Marzagan (Gran Cana­ 8. —Frankenia capitata Webb et Berth. ria), donativo del Dr. Vemeau. Mediano ejemplar, pero cuya determinación espe­ 179 á 180. Colección de rocas volcánicas del Lomo cífica no deja duda alguna. Existe también en las Ca­ del Capón (Taflra, Gran Canaria), do­ narias. nativo del Dr. Vemeau. 181 á 187. Eocas volcánicas de diversas localidades 9.—Acacia tortilis Hayne. de la Gran Canaria, donativo del doc­ Especie característica del desierto; produce goma tor Verneau. en corta cantidad; es el talh de los árabes. 188 á 211. Eocas volcánicas recogidas en mi ascen­ sión al Pico de Teide. 10.—Euphorbia officinarum L. 212 Tierra llovida en la noche del 22 de Fe­ Planta crasa, bien conocida en esta región, y se brero de 1883 en Tenerife. Donativo del cultiva abundantemente en los jardines botánicos; es farmacéutico de Santa Cruz Sr. Serra. el dagmuz de los árabes. F. Quiroga. Aun cuando sería aventurado deducir consecuen­ PLANTAS. cia alguna con tan corto número de observaciones, 1.—Hieracium. debemos indicar que, según esta ligera muestra, la Es indudablemente una especie de este género, y vegetación de la península de Río de Oro, de donde no parece diferir mucho de las indígenas de nuestra proceden estas especies, excepto la señalada con el flora; pero, por hallarse incompleto el ejemplar, no núm. 9, que es del Sáh^ara, se asemeja más á la del permite un estudio más detenido. litoral 80. marroquí que á la del interior del de­ 2.—Lyciuml intrincatumf Boiss. sierto. Planta notable por sus fuertes espinas y por la nu­ dosidad de sus tallos; forma matorrales que, como los del Zizyphus Lotus, abrigan otras especies y origi­ La determinación precisa de algunas de las espe­ nan así formaciones vegetales muy curiosas y carac­ cies no es posible hacerla con los medios que en terísticas del desierto. Madrid existen, aun utilizando los que la biblioteca La especie'con la cual presenta más afinidades, es del Jardín Botánico contiene; pues en ella, muy con el L. intrincatum Boiss., cuya área no es aún co­ pobre en general de libros modernos, no existe nin­ nocida, ni ha sido descrito su fruto. guno de los que se han publicado referentes á esta región del África. 3.—Bidens? Ejemplares de una compuesta de flores amarillas, Blas Lázaro. que, por los caracteres de su fruto, se aproxima mucho á este género, si bien por el porte de la planta difiere de sus especies más comunes. Necesita un estudio ZOOLOGÍA. más completo. EQXnHODEBUOS. d.—Solidogo? Asteroideos. Asterias Canariensis D' Orb.—Gran Canaria. Otra compuesta de flores amarillas, que, por el as­ — tenuispina Lam.—ídem. pecto de sus cabezuelas, recuerda las especies del gé­ Asterina gibbosa Forbes?—Eío de Oro. nero Solidogo, y su fruto presenta caracteres que le Ophiura lacertosa Lam.— Gran Canaria. aproximan mucho á este género, así como á los ínula y Cupularia, pero sobre todo al primero. Equinoideos. Echinus esculéntus L.—ídem. 5.—Sonchus spinostis DO. Toxopneustes Uvidus Lam.—ídem. Esta especie de cerraja espinosa, que habita tam­ Hohturias. bién en las Canarias con muchas de sus congéneres, Holoturia (4 especies).—ídem. se reconoce perfectamente en el ejempUir núm. 6, aun cuando está medianamente conservado. J. Gogorza.

6.—Seliotropium undulatum Vahl. 0BX7STÍ.0E0S. Ejemplar indudable de esta especie, que existe tam­ Maia squinado Herbst.—Gran Canaria. bién en Marruecos. Xantho floridus Leach.—ídem. 7.—Linaria I Especie no citada por BruUé. Ejemplares buenos y completos, que corresponden Xantho rivulosus Eisso.—ídem. seguramente á este género, pero que acaso no puedan Eriphia spinifrons Herbst.—ídem. referirse á ninguna de las especies conocidas, ó por lo Carcinus maenas L.—Río de Oro. menos á ninguna de las citadas como propias de esa Gelasimus Tangeri Byd.—ídem. región africana. Encontrado en gran abundancia en el istmo. 74 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

Plagusia clavimana Desm.—Gran Canaria. ORTÓPTEROS. Grapsus varius Latr.—ídem. Pagurus striatus Latr.—ídem. Forfícula auricularia L.—Las Palmas (Gran Canaria). Pagurus callldus Eotix.—ídem. Periplaneta Americana L.—ídem. Scyllarus latus Latr.—ídem. — Australasiae F.—ídem. Palsemon squilla L.—ídem. Pauchlora Maderse F.—ídem. Armadillidium vulgare Latr.—ídem. Especie no citada por Brullé. Polyphaga Cerverce sp. nova. Porcellio sp.— Gran Canaria. Pallide-flava. Capite rufo: vértice infúscate; anten- nis rufescentibus. Pronoto valde transverso, antice La indecisión que hoy reina con respecto á muclias obtuso producto et subcucullato, lateribus fortiter especies de este género, y la variabilidad de los tubér­ atque oblique trúncate, margine postico retúndalo, culos y otros caracteres de los tegumentos, no permi­ utrinque setoso, denique pilis raris sparsis; niti- ten describir una nueva especie, no poseyendo sufi­ diusculo, antice fascia flava medio arcuatim profun- ciente número de ejemplares. La recogida por el doc­ dequé excisa; disco rufo-signato. Elytris abdomine tor Quiroga es afín á los P. P. granulatus y ornatus longe superantibus, ubique pellucidis, inmaculatis. M. Edw. por la forma y desarrollo de los lóbulos Fedibus testaceis, spinis rufo-castanneis: arolio nu- preoculares y por las exiguas proporciones del lóbulo Uo cf- medio, pero los segmentos del pléon parecen entera­ Long. corporis i^mm mente falciformes á los lados á causa de ser muy — pronoti 6 profunda la escotadura interna, por lo que el último Lat. — 7,5 anillo se prolonga á cada lado hasta el nivel del ápice Long. elytr 18 del teison; además, este último es apenas más largo — fem. post 4,5 que el coxopodio de los uropodos, cuyo apéndice ex­ — tib. post 6 terno es de doble longitud que "el teison. — tars. p 6 En la colección del Museo de Madrid existe una especie de Guérin Meneville con el nombre de P. sene- Loe. Sahara occid. galensis, con la cual ofrece mayor analogía. Esta nueva especie es afine á la P. livida (Hetero- Balanus tintinnabulum.— Gran Canaria. gamia livida Brunner) no obstante las proporciones ordinarias ó normales de su pronoto, que en esta Ignacio Bolívar. última especie es notable por sus reducidas dimen­ siones. De todas las conocidas se distingue la nueva especie por las fuertes truncaduras que á uno y otro .A.RÁCNID0S. lado ofrece el pronoto, y que unidas á la convexidad que anteriormente presenta, dan á este órgano una Cyrba algerina Lucas.— Gran Canaria. forma muy característica. Especie no citada de las islas Canarias. Es muy notable también la P. Cerverse porque Ocyale mirabilis Cl.— Gran Canaria. marca el límite occidental del área geográfica del gé­ Lycosa ferox Luc.—ídem. nero Polyphaga, asi como la P. CoUini Bol. de la — fulviventris E. Sim.—Teide. China determina el oriental. Las demás especies co­ Thanatus vulgaris E. Sim.—Gran Canaria. nocidas son propias del Mediterráneo, y muy espe­ No citada de Canarias. cialmente del litoral africano. Cyrtophora citricola Forsk.— Gran Canaria, Orotava. Epeira crucifera Luc—ídem, id. Dedico esta especie al capitán de Ingenieros se­ — acalypha Walck.— ídem, id. ñor D. Julio Cervera, que con tanto acierto ha di­ No citada de Canarias. rigido la expedición al Sahara occidental, de tan Argyrodes argyrodes Walck.— Gran Canaria. interesantes resultados para el conocimiento de Lithyphantes nobilis ThorelL—Orotava. dicha región. Esta especie solo era conocida de Madera. Pholcus phalangioides Fuessl.— Orotava. No citada de Canarias. Eremiaphüa Moreti sp. nova. Tegenaria parietina Fourcr.—Orotava. Pallide-ochracea, subtus dilutiore. Capite lato, in- Agelena canariensis Luc.— Gran Canaria. crassato, utrinque fusco-punctato et tubérculo parvo Pythonissa convexa E. Sim.—Teide. instructo. Pronoto subtransverso, postice attenuato, Segestria florentina Bossi.— Orotava. levi; margine antico reflexo, postico trúncalo, fusco- Phalangium spthiferum.—Teide. punctato medio lobo parvo triangulari, supra inser- Ixodes sp. tionem elytrorum caUo ebúrneo, intus sinuato; mar- Eugenio Simón. ginibus Idteralibus irregulariter flexuoso denticulatis, dentículo ultimo prsesertim in Q' subspinoso; disco linea longitudinali distincte conspicua; ante sulcum HIRIÁFODOS. nec non prope marginem posticum gibboso relique Scolopendra valida Luc—Las Palmas. punctulato vel medio lineolis impressis seriatim dis- KEVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 75 positis. Elytris ovatis, pronoto longioribus, basi uni- ría á considerar esta especie como CE. fuscoeincta tuberculatis, retículo regulan, parum elévate. Alis Lucas; sin embargo, la forma y disposición del pro­ elytris parum brevioribus, disco interno , maculaque noto es más bien propia de la CE. cserulescens, á apicali fusco-cserulis. Pedibus duobus primis fusco- que la referimos, conformándonos también con la punctatis spinis apicalibus femor. ant. (/ validis; pe­ opinión de M. H. de Saussure que así lo hace en su dibus posticis fusco-annulatis. Abdomine in Q latiore reciente Prodromus oedipodiorum (Genéve, 1884). quam in Q", medio tuberculis pliciformibus et utrin- Otra especie de Canarias, también dudosa, es la que tuberculis rotundatis: lamina supraanali trans­ representada en la fig. 13 de la misma lámina y des­ versa , integra, rotundata, in Q magna cucuUata: seg­ crita en la pág. 78 bajo el nombre de Acridium minia­ mento ventral! ultimo spinis divergentibus, acutis- tum ; la descripción es de tal modo insuficiente, que ha inducido á M. de Saussure á incluir la especie en el Long. corporis cC 17"" 9 21"" género CEdipoda con la denominación de CE. Brullei, — pronoti 3,6 3,8 no sin manifestar la duda de si podrá ser la especie — elytr 4,6 de Canarias una variedad de la CE. miniata Pall. La circunstancia de haber recogido en Sevilla el Loo. Kío de Oro y Sahara occid. Sr. D. Manuel Cazurro un ejemplar al que conviene la Corresponde esta especie al grupo de las que tienen breve descripción de Brullé, así como la figura citada, el protorax liso, como la E. denticollis Lucas, del me permite asegurar que, ni el Acridium miniatum oasis de Laghouat, en Argelia, pero es de menor Brullé es variedad de la (E. miniata Pall., sino buena tamaño y carece de la espina protorácica caracterís­ especie, ni puede absolutamente ser incluido en el gé­ tica de esta última especie. nero CEdipoda. Correspondería al Celes Sauss., si el es­ Hasta ahora se creía propio el género Eremiaphila cudete del vértice no fuera estrecho y prolongado y si de las regiones mediterráneas de África y Asia, en los espolones de las tibias posteriores fueran menos cuyos desiertos de Arabia y Libia viven las especies desiguales, y al Dittoptemis Sauss., si la vena inter­ conocidas; siendo esta la primera especie extraña á calada fuera paralela á la radial interna y á la ulna­ dichas regiones, aun cuando también habita en el ria y si el vértice fuera rugoso y la quiUa frontal no desierto. más ancha por delante del estemma central que entre las antenas; caracteres todos contrarios á los que se Invitado á ello por la Junta Directiva de la SO­ observan en la especie canariense, y que con otros no CIEDAD DB GEOGRAFÍA COHEROIAL, dedico esta es­ menos importantes autorizan á constituir un nuevo género que deberá colocarse entre los dos ya citados, pecie al ilustre colonista y ex-ministro de Ultramar, y para el que propongo el nombre de Quiroguesia, en ahora ministro de Estado y presidente de la Sociedad recuerdo del distinguido geólogo D. Francisco Quiro- Geográfica de Madrid, Exemo. Sr. D. Segismundo ga, naturalista de la expedición al Sahara occidental. Moret, en memoria de los servicios de vario género que ha prestado á los fines de dicha SOCIEDAD, y muy Quiroguesia gen. nov. señaladamente obteniendo de las Cortes un crédito Verticis scuteUum elongatum, plus duplo longiore especial con destino á expediciones geográficas. quam latiore, antice truncatum, levi: témpora a ver- tice distincta in plano laterali jacentia: costa frontali Mantis religiosa L.—Orotava, Tenerife.—Nombre vul­ Ínter antennas duplo quam ante ocellum angustata. gar, Teresas. Pronoto constricto, nec rugoso nec longitudinaliter Epacronica thalassina F.—Orotava, Tenerife. costulato, crista parum elevata, per sulcum typicum Descrita con el nombre de Acridium Isetum por obsolete interrupta, carina prozonoe integra. Elytro- Brullé en la Hist. nat. de las islas Canarias de Webb rum campus discoidalis a medio vitreus, regulariter y Berthelot. reticulatus; areolis quadratis; vena intercalata inter­ media venas medise parallela, versus apicem a vena Pachytylus cLneracens F.—Las Palmas, Gran Canaria. ulnaria anteriore longe distante. Alis coloratis, fascia Seguramente es la indicada por Brullé en la misma transversa arcuata fusca, dimidio apicali hyaliño, publicación con el nombre de Acridium migrato- ápice ipso fuscis. Calcaría extema tibiarum postica- rium L. rum minuta, interna duplo breviora, setosa.

Acrotylus patruelis Sturm.—Las Palmas. Quiroguesia miniata Brullé. No citado de Canarias, como no sea esta especie á Synonimia Acridium miniatum', Brullé ap. Webb et la que se refiere Brullé cuando cita el Acridium insu- Berthel., lies Canaries, Ins. 78, pl. v, f. 13, Q. bricum Scop., lo cual es probable según se deduce por Synonimia CEdipoda Brullei, Sauss. Prod., CEdipod., la figura. p. 153.

Oedipoda cserulescens L.—^Las Palmas. Loe, Canarias (Brullé), Sevilla (Cazurrol). Especie figurada pero no descrita en la obra refe­ El descubrimiento verificado por el Sr. Cazurro au­ rida. Llama la atención en esta especie la brevedad menta en una especie más el catálogo ya num^oso de la faja negra humeral del ala, que más bien lleva­ de los ortópteros de la Península. 76 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

Dericorys lobata Brullé.—Elo de Oro. Ocypus olens MüU.—Las Palmas. Syn. Acridium lobatum, Brullé, 1. c, p. 78, pl. v, figu­ Hister major L.—ídem. ra 9, 9 A. Phyllognathus Silenus Fabr.— Gran Canaria. Sinoxylon senegalense Karsch.—Sahara. El hallazgo de esta especie permite incluirla en los Zophosis carinata Sol.—Río de Oro. cuadros de clasificación de modo cierto. Conviene Tentyria subelegans Fairm.—ídem. con el D. albidula Serv. de Egipto en la forma del Mesostena elongata Brullé.—Sahara. tubérculo prostemal, que es blfldo ó escotado en el Hegeter tristis Fabr.—Las Palmas. ápice, carácter que distingue á estas dos especies de — impressus Brullé.—ídem. los D. D. acutispina Stal y Millierei Finot., en las Scaurus contractus Fairm.— Sahara. que es acuminado. Las cuatro especies citadas son Uroblaps lusitanica Herbst.—Rio de Oro. africanas, pero el género encierra otras dos, D. D. ti- Rhizoblaps Requieni Sol.—ídem. bialis y annulata Fieb., del Asia menor, y otra D. ma- Prionotheca coronata 01.— Sahara, culatus Fisch. W. del mar Caspio. El D. lobatum Br. Especie citada de Egipto. solo se había citado de Canarias. Sus dimensiones, Pimelia cordata Kraatz.—Río de Oro. que Brullé no indica, son las siguientes: Especie de Marruecos. 9 Long. del cuerpo 30°"" Pimelia senegalensis 01.—Sahara. — del pronoto 8,6 — ascendens Woll.—Teide. — de los élitros 22 Pterolasia squalida Sol.—Río de Oro. — de los fem. post 15 Brachyesthes pilosella Mars.—ídem. Citado solo del oasis de Biskra, en Argelia. Son notables las dimensiones, en especial las de Herpysticus eremita OL— Las Palmas. las patas posteriores, comparadas con las del Z». Mi­ Temnorhinus conicirostris 01.—Río de Oro. llierei Fin.; por lo demás, la especie se distingue por Hesperophanes roridus Brullé.—Teide. el escudete del vértice, limitado por quillas salientes Hylotrupes bajulus L.—Las Palmas. y recorrido en el medio por otra pequeña quilla; por Chrysomela sanguinolenta L.— ídem. el pronoto, que se halla cubierto de pequeños granos Coccinella septempunctata L.—Río de Oro. esparcidos, más abundantes en la metazona, que es angulosa por detrás; por los élitros, que se estrechan Francisco de P. Martínez y Saez. considerablemente hacia la punta, y finalmente, por los fémures posteriores, que ofrecen sus quillas den­ MOLUSCOS. tadas. I.—Especies recogidas en Río de Oro, costa occidental Caloptenus italicus L.—Monteverde y Las Cañadas, de África. Teide, Agosto, 28. 1.—Helix Duroi Hidalgo, var. minor. Caloptenus italicus var. margineUus Serv.—ídem. Habita también esta Helix en toda la re­ Conocephalus mandibularis Charp.—Las Palmas. gión del Guerguer, en el Sahara occidental, Especie no citada de Canarias. según el Sr. Quiroga. El tipo ha sido descrito Platyciéis griseus F.—Las Palmas. y figurado en el «Journal de Conchyliologie», Decticus albifrons F.—ídem. pág. 152, lám. 8, figuras 1 y 2 (París, Abril GryUus bimaculatus De Geer.— ídem, de 1886), por los ejemplares que halló el se­ — domesticus L. ñor D. Cesáreo Fernández Duro en Uina, costa Tampoco citado por Brullé como de Canarias. occidental de África, frente á la isla de Fuer- GryUotalpa africana P. de B. teventura. No citada por Brullé. 2.—Siphonaria Algesirse Quoy et Gaimard, va­ riedad palpebrum, Reeve. (Reeve, Conch. icón. HEMÍFIEROS. Siphonaria, fig. 18.) 3.—Conus papilionaceus Hwass., var. B. La- Macroscytus brunneus F.—Las Palmas. marck (Martini, Conch. Cab. fig. 669.) Brachypelta aterrima Foerst.—ídem. Esta especie es conocida en Río de Oro con Codophila lúnula Latr.—ídem. el nombre árabe de Emyun, y sirve de mo­ Nezara prasina L.—ídem. neda en el Sudán (Quiroga). Stenocephalus agilis Scop.—ídem. 4.— Conus mediterraneus Hwars. (Hidalgo, Mol. Pyrhocoris segyptiusL.—ídem. mar. España, lám. 4, fig. 2.) Eeduvius personatus L.—ídem. 5.—Marginella glabella Linné. (Kiener, Spec. gen. Ignacio Bolívar. MargineUa, fig. 2.) 6.—Marginella cingulata Dillwyn. (Reeve, Conch. icón. Marginella, fig. 66.) COLEÓPTEROS. 7.—Cymbium rubiginosum Swainson. (Reeve, Harpalus tenebrosus Dej.—Río de Oro. Conch. icón. Cymbium, fig. 18.) ^^ Schaumi Woll.—Las Palmas. Especie conocida en -Río de Oro con el Trogus tripunctatus OL—ídem. nombre árabe de Aarfel (Quiroga). EEVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 77

8.—Nassa Pfeiíferi Philippi., var. minor. (Hidal­ 37.—HeUx lineata Olivi. var. submeridionalis, go, Mol. mar. España, lám. 87, flgs. 1 y 2.) Bourg. (Bourguignat, Mal. Alg., lám. 23, figu­ 9.—Murex erinaceus £.inné, var. mínima. ras 26 á 29.) 10.—Mesalia brevialis Lamarck, var. varia, Kie- 38.—Helix lenticula Ferussac. (Hidalgo, idem, ner. (Kiener, Spec. gen. TurriteUa, lám. 2, figs. 398 á 400.) fig. 3.) 39.—Helix lemniscata Webb et Berthelot. (Or­ 11.—Littorina punctáta Gmelin. (Eeeve, Conch. bigny, Molí. Canaries, lám. 1, fig. 23.) icón. Littorina, fig. 66.) 40.— Helix ventricosa Drapamaud. (Bourgui­ 12.—Littorina Neritoides Linné. (Sowerby, Ind. gnat, Mal. Alg., lám. 32, fig. 41.) Brit. Shells, lám. 12, fig. 23.) 41.—Helix Glasiana Shuttleworth. (Reeve, Conch. 13.—Crepidula porcellana Linné. (Reeve, Conch. icón. Helix peUis-lacerti, fig. 841.) icón. Crepidula, fig. 2.) 42.—Helix Zorgia Mabille. (Nouw. Arch. Mus., 14.—Trochus lineatus Da Costa. (Hidalgo, Mol. vol. VII, lám. 16, fig. 12.) mar. España, lám. 61, fig. 1.) 43.—Helix saponácea Lowe. (Pfeifler, Novit., lá­ 15.—Patella Sanana Lamarck. (Delessert. Reo. mina 124, figs. 9 á 11.) coquilles, lám. 22, fig. 2.) 44.—Bulimina obesata Webb et Berthelot. (Or­ 16.—Patella vulgata Linné. var. (Hidalgo, Mol. bigny, Molí. Canaries, lám. 2, fig. 20.) mar. España, lám. 52, fig. 8.) 45.—Bulimina variata Webb et Berthelot (Orbi­ 17.—Patella Tarentina Lamarck. var. aurantia. gny, idem, lám. 2, fig. 25.) 18.—Mytüus Perna Lamarck. (Eeeve, Conch. icón. 46.— Ancylus striatus Quoy et Gaimard, (Quoy, Mytilus.fig. 23.) Voy. Astrolabe, lám. 58, figs. 35 á 38.) 19.—Mytilus edulis Linné. var. (Hidalgo, Mol. 47.—Physa Teneriflfse Mousson. (Mousson, Eev. mar. España, lám. 26, fig. 5.) fauna mal. Canaries, pág. 137.) 20.— Lasaea rubra Montagu. (Jefifreys, Brit. 48.— Cyclostomus adjunctus Mousson. (Pfeifler, Conch. T, lám. 32, fig. 1.) Novit., lám. 125, figs. 36 y 37.) 21.— Tapes decussatus Linné. var. oblonga. 22.— Tapes aureus, Gmelin. (Hidalgo, MoL mar. Joaquín González Hidalgo. España, lám. 46, fig. 5.) n.—Especies recogidas en Las Palmas (Isla Gran PECES. Canaria). Plagiostomos. 23.—Octopus vulgaris Lamarck. (Tryon, Man. EhLaobatus Columnse Olfers.—Río de Oro. Conch. I, lám. 24, fig. 5.) 24.— Conus mediterraneus Hwass. var. Fisóstomos. 25.—Murex cornutus Linné. (Eeeve, Conch. icón. Ophichthys pardalis Val. Vulg. morena pintada.— Murex, fig. 71.) Gran Canaria. 26.—Purpura hasmastoma Linné. (Orbigny, Molí. Anacantos. Cañarles, lám. 6, fig. 39 y 40.) Solea lascaris Riss.—Gran Canaria. 27.— Coralliophila MeyendorfB Calcara. (Kobelt, Iconogr. europ. meeresconch., lám. 8, figs. 12 Acantopterigios. y 13.) Labrax lupus Lacep., $. Vulg. baila.—Gran Canaria, 28.—Eanella scrobilator Linné. (Hidalgo, Mol. Río de Oro. mar. España, lám. 54, flgs. 4 y 5.) Pristipoma Bennettii Lowe, vulg. roncador.—Gran Ca­ 29.— Cyprsea spurca Linné. Hidalgo, idem, lá­ naria. mina 11, figs. 1 y 2.) Dentex vulgaris C. et V., vulg. bocinegro.—ídem. 30.—Trochus colubrinus Gould. (Gould, Otia Mullas barbatus L., vulg. salmón.—ídem. conch., pág. 58.) Box vulgaris O. et V., vulg. boga.—ídem. 31.—Patella crenata Orbigny non Gmel. (Orbi­ — salpa O. et V., vulg. panchona.—ídem. gny, Molí. Canaries, lám. 7, figs. 6 á 8.) Oblata melanura L., vulg. galana.—ídem. 32.—Patella Lowei Orbigny. (Orbigny, idem, lá­ Sajgus vulgaris Geofir.—ídem. mina 7, figs. 9 y 10.) — Eondeletii C. et V., vulg. sargo blanco.—ídem. — annularis L., vulg. mugarra.—ídem. m.—Especies recogidas en Tafira (Isla Gran Ca­ — fasciatus C. et V., vulg. sargo briao.—ídem. naria). PageUus bogaraveo Brunn., vulg. breca.—ídem. 83.—Testacella haliotidea Drapamaud. (Gassies — acame Bisa., vulg. besugo.—ídem. et Fischer, Monogr. Testacella, lám. 2, figu­ Scorpsena porcus L., vulg. rascacio.—ídem. ras 6, B y C.) Caranx dentex Bl. Schn., vulg. juré.—ídem. 34.—Hyalinia Canariee Mousson. (Pfeiffer, Novit., Trigla lineata L., vulg. rubio.—ídem. lám. 119, flgs. 16 á 18.) Gobiua maderensis Cur., vulg. buUón.—ídem. 35.—HeUx láctea Müller. (Hidalgo, Cat. mol. terr. Blennius sp.?, vulg. barriguda.—ídem. España, fig. 99.) Clinus canariensis Val., vulg. emperador.—ídem. 36.—Helix Pisana Müller. (Hidalgo, ídem, figu­ Mugil chelo Cuv., vulg. lisa.—ídem. ras 126 á 127.) Lepadogaster Gouanii Lacep^ vulg. pegaderas.—^Idem. 78 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

Julis pavo Val., vulg. pez verde.—ídem. FOTOGEAFÍAS. Scarus cretensis L., vulg. vieja parda.—ídem. Varón natural de Tenerife, en traje de fiesta. José Gogorza. Mujer natural de Tenerife, en traje de fiesta. Mujer mandadera, natural de Tenerife. Varón natural de Aguimes, en traje diario. Saurios. Joven mujer de Palma (Canarias), en traje diario. Platydactylus Delalandi D. et B.—Gran Canaria. Grupo de dos jóvenes (mujer y varón) de Palma, en Gongylus occellatus Porsk.—ídem. traje de fiesta. Lacerta Galloti P. Gerv.—ídem. Acanthodactylus Savignyi Aud.—Río de Oro. Un molino hallado en el valle de Taoror. Quelonios. Una pintadera de Galdar. Thalassochelys caretta L.- - Gran Canaria. Cinco guanzenos. Anzuelo de madera hallado en el valle de Ancheta. MAMÍFEROS. Dos anzuelos y dos punzones. Roedores. Ensartos para collares ó brazaletes. Meriones Shawi Eoz.—Río de Oro.—Un individuo Momia del valle de Orotava (Tenerife). vivo. Momia encontrada en la Meta (Gran Canaria). Bifa lerotina Lataste.—Río de Oro. Rumiantes. OBJETOS VARIOS. Antílope dorcas Licht.—Río de Oro.—Dos cabezas. Almagra con que se pintan la cara las moras de Oryx leucoryx Pall.—Sahara occid.—Los cuernos de RÍO de Oro. La llaman hammeira y la recogen en la un individuo macho.— Uerc de los árabes. costa de África entre las areniscas terciarias. Francisco de P. Martínez y Saez. Instrumento de piedra encontrado en Río de Oro. Es una piedra diorítica, cilindroidea, rematada por un extremo en corte de hacha muy obtuso y truncada ANTROPOLOGÍA. por el otro. Su mayor circunferencia es de 14 cm. y se mide en el medio. Poco más allá, hacia el corte, pre­ senta dos hendiduras casi opuestas y algo desiguales. Se infiere de su forma que así pudo servir de mar­ 16 cráneos guayadegues (Gran Canaria). Donativo tillo por un extremo, como de hacha por el otro; por del sabio ayudante de la clase de Antropología del lo que pudiera denominarse hachormartillo. Museo de Historia Natural de París, M. Verneau, al Museo de Historia Natural de Madrid. Manuel Antón.

OTRAS EXPEDICIONES.

en frecuentes visitas á la necrópolis de Memphis, EL SR. TODA EN EGIPTO. extensa de 30 km. desde Abu Roash hasta Dashur, Después de haber permanecido durante diez y y que además de las Pirámides y los monumentos ocho meses en la región del Delta y Bajo Egipto para de Sakara, de todos conocidos, guarda cubiertos visitar sus más importantes ruinas,—en los últimos bajo su manto de arena incalculables tesoros de las días del pasado Diciembre emprendí la marcha por primeras civilizaciones. En Abril de 1885, reco­ el Nilo, hacia los territorios del Said ó Alto Egipto, rriendo la sierra líbica por las inmediaciones de con el propósito de explorar los sitios de las ciuda­ Guizeh, asistí al descubrimiento de un sepulcro des antiguas y las necrópolis de las villas egipcias hallado en el fondo de un pozo por los beduinos que de segundo orden que han sido descubiertas desde emplea en sus excavaciones el director del museo 1882 basta la fecha. de Bulaq. Aquella tumba perteneció á KEMKAF, Deseoso de realizar este viaje con la preparación príncipe real de la cuarta dinastía memfita, y ha­ que exigía el desarrollo de un género de estudios bía sido ya violada en la antigüedad, pues halla­ para mí completamente nnero, quise aleccionarme mos roto su magnífico sarcófago de granito de REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 79

Siena, y la momia destrozada en un rincón del pozo. humano para vivir en las regiones de la eternidad; En el cubo de piedra se veían algunas inscripciones por lo cual es de presumir que el famoso terremoto jeroglificas que daban á conocer el nombre del pro­ que el año 27 antes de Jesucristo conmovió todo el pietario de aquel sepulcro: KEMKAP, hijo de reyes, suelo de Oriente, hizo subir el nivel del Nilo ó intendente de las fiestas religiosas, escriba de Horus... bajar sus márgenes en la provincia egipcia del La miserable luz de mi vela no me permitió leer Payum. más, viéndome obligado á salir cuanto antes de De mayor importancia fueron los descubrimientos aquel sepulcro, en donde el exceso de calor y la falta hechos en las necrópolis del antiguo imperio. Estas de aire me amenazaban con la asfixia. se hallan generalmente situadas en la banda de En el Delta egipcio recorrí las ruinas de Canope, Poniente del desierto líbico, pues así los cadáveres Sais, San,. Tanis, Naucratis, Subastes y Heliópolis, se encaminan hacia el ocaso y están más cerca de y las de Ramsés junto al lago Timsah en las inme­ Abydos, ciudad sagrada que guardaba la tumba de diaciones del Canal de Suez. Todas esas antiguas Osiris, dios de la muerte. Empreríde la marcha ha­ ciudades, algunas de ellas contemporáneas de Minis cia Ahydos, tiene su tumba en aquel cementerio, va á (vulgarmente dicho Menes), tienen más importancia reposar junto á los despojos mortales del Dios cuyo por la fama de su nombre que por lo que queda de corazón ha cesado de latir: así dicen los textos de sus monumentos civiles y religiosos. De algunas los sepulcros que reseñan el entierro de una momia. de ellas se había perdido hasta el recuerdo de su Las grandes necrópolis del S. han sido constan­ situación, como, por ejemplo, Naucratis, que hace temente exploradas desde que empezaron las pri­ solo dos años pudo identificarse con el insignificante meras investigaciones de Mariette; pero distan aún villorrio árabe de Desuk en el banco derecho de la mucho de hallarse agotadas, y cada día nos reser­ rama nilótica de Roseta. Bubastes es quizá, entre van nuevas é interesantes sorpresas. Hace pocos las poblaciones antiguas, la que mejor se ha con­ años, una casualidad hacía descubrir en el fondo de servado á través de los tiempos, pues guarda intacto humilde pozo, en el valle de Deir el Bahari, toda el cerco de sus ruinas junto á Zagazig, como per­ una dinastía de reyes y grandes sacerdotes tebanos, petúa el recuerdo de sus inmundas saturnales re­ ocultos hacía treinta siglos para librarlos sin duda ligiosas con las ceremonias que todos los años se de la furia popular desencadenada por alguna revo­ practican en Tantah en el aniversario del xeque el lución del país. Y ¡qué reyes! Sesostris, Tutmes, Bedaui. Seti, los nombres más ilustres de los anales egip­ Al emprender la expedición al Alio Egipto, recibí cios, los que extendieron las fronteras del imperio grata y cariñosa hospitalidad á bordo del vapor en el S. hasta el Sudán y en el N. hasta la Asiría. que conducía la misión científica egipcia, presidida Nosotros encontramos el día 1.* de Febrero de este por el sabio profesor Gastón Maspero. El ¡lustre año, en la falda de la montaña que va de Deir el orientalista me franqueó su biblioteca, y hasta sus Medineh á Medinet Abú, el sepulcro intacto de un notas de descubrimientos: recorrí á su lado las ciu­ ilustre personaje tebano, que nos dio varias momias dades desiertas, las necrópolis y los templos, oyendo perfectamente conservadas, el ajuar funerario com­ BUS lecciones que fueron para mí considerable cau­ pleto y una página de textos jeroglíficos en extremo dal de enseñanza: y merced al carácter de nuestro interesantes. viaje, pude conocer primero que nadie el resultado Pero de algún tiempo á esta parte, todo el interés de las excavaciones más importantes hechas desde de los egiptólogos se dirigía á encontrar nuevos ce­ Asiut hasta las fronteras de la Nubia. menterios que, por haber pertenecido á ciudades de Lichtz fué el primer punto de parada de nues­ menor importancia que Memfis ó Tebas, pudiesen tra expedición. Allí se encuentran, orientadas hallarse menos devastados. El éxito coronó las pa­ de N. á S., dos pirámides rarísima vez visitadas cientes investigaciones de Maspero hasta superar por los viajeros: datan de la época de la xii.* dinas­ sus más lisongeras esperanzas, pues en dos años ha tía, y han sido abiertas por vez primera hace dos descubierto las necrópolis de Edfú, de Gebel Ein y años, gracias al inteligente esfuerzo del Sr. Mas- de Akmin, con cuyas tumbas se puede desde ahora pero. La pirámide del S., que visitamos con deteni­ reconstituir la vida egipcia desde sus primeras épo­ miento, ofrece dos particularidades: la de tener la cas hasta los últimos momentos del Imperio en que puerta tapada por un obelisco que introdujeron en­ se extinguen para siempre las manifestaciones de los tero por la entrada; y la de estar inundada en su ritos osirianos. parte interior, hasta el extremo de ser imposible el El primero de aquellos cementerios, en donde de­ acceso á la cámara mortuoria del rey allí enterrado. bían ser enterrados los grandes sacerdotes de Hor y Es imposible suponer que aquel monumento fuese los príncipes de Apolonospolis, fué hallado junto construido en tales condiciones, conociendo las ideas á la aldea árabe de El Qasaa, á dos horas al 8. de egipcias sobre la necesidad de conservar el cuerpo Edfú. Existe allí, según las notas de Maspero, 80 EEVI8TA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. una colina alta de 20 m., cubierta por la arena y longitud de 3 km., y que estaba llena de restos hu­ cruzada interiormente en todas direcciones por ga­ manos en pozos, cámaras, y hasta en las grietas lerías horizontales y verticales que separan delga­ naturales de la roca y en todos los vacíos de la pie­ das paredes, en muchas partes destruidas por el.peso dra. Las grutas y cuevas ofrecen el aspecto de fo­ natural de la roca. Un solo pozo, ancho de 2 m. y sas comunes. Las simples momias, envueltas solo en profundo de 1 Xi encontróse en buen estado: una sus vendajes, están apiladas desde el suelo hasta el puerta baja abierta en el fondo comunicaba con una techo como si fueran tablones de madera. Encima de cámara bastante vasta, que daba acceso á otra de estas pilas se colocaron los cadáveres que tenían ca­ mayores dimensiones. Ambas se hallaron llenas de jas ó cartonajes, y en los vacíos dejados entre los cadáveres, no apilados unos encima de otros, como cadáveres se echaban sin cuidado alguno las ofrendas suele verse en los hipogeos ordinarios, sino ocupan­ que les pertenecían, sus estelas, sus muebles, sus do nichos estrechos, oblongos, dispuestos en divi­ amuletos y sus dioses. siones como los loculi de las catacumbas romanas. Visitamos otra nueva necrópolis, la de Tell el Las momias eran negras, quebradizas, saturadas de Amarna, en donde hallamos una serie de cámaras betún, y envueltas apenas con dos lienzos de venda­ funerarias construidas exactamente bajo el mismo jes aplicados tan fuertemente, que el relieve del plan. Parece que debieron pertenecer á alguna cor­ busto y las facciones del cadáver se dibujaban sobre poración de obreros que las fabricaba por su cuenta, la tela. Las dos cámaras contenían más de 300 mo­ decorándolas exteriormente, pero esperando para mias casi iguales, unas yaciendo en su primitivo si­ adornar el interior y acabar todos los trabajos, á que tio y otras violadas y tendidas por el suelo. fuese conocido el gusto del comprador que debía Gebel Ein ó las dos montañas es hoy en día un ocuparlas. pequeño pueblo árabe, edificado sobre las ruinas de En el extremo límite de la región de Egipto, jun­ la antigua Aphroditepolis, cuyo cementerio se acaba to á la primera catarata del Nilo, nos estaba reser­ también de descubrir. En unaisleta junto al Nilo so vada otra buena sorpresa. Unos soldados egipcios, halla la necrópolis de los antiguos sacerdotes de que paseaban una tarde por la alta montaña líbica Ammon Ra, de las cantatrices del Dios y de los ciu­ que cubre y protege la isla Elefantina, hallaron por dadanos ricos de la villa. Sus tumbas son celdas sin casualidad la entrada de un gran hipogeo lleno de ningún adorno, en las cuales las momias formaban cadáveres. A mxestra llegada á Assuan, á media­ pilas de 20 ó 30 cajas talladas en forma humana. dos de Febrero último, nos apresuramos á visitar el Tirados por los rincones de las cámaras mortuorias nuevo descubrimiento, consistente en tres grandes se encuentran también los cadáveres de pobres ni­ cámaras funerarias abiertas en la roca viva de la ños, envueltos en toscas esteras ó empaquetados en montaña. La primera cámara era la mayor y más telas de fibra de palmera. Las momias son allí antigua de todas, pues data del tiempo de la quinta amarillas, quebradizas, mal vendadas, sin cartones, dinastía. Junto á su puerta se ven en mutilados bajo- collares ni amuletos, pero todas llevan un bastón y relieves las imágenes de su primer propietario Si Sen un par de zapatos que les sirvan en su viaje al otro Pitú y de sus servidores y criados, labrando los cam­ mundo. Estos zapatos son ordinariamente muy bas­ pos en la región del cielo. Desde muy antiguos tiem­ tos, hechos de suela gruesa y cuero rojo ó negro, pos, aquella tumba había sido destinada á fosa común, destrozados, rotos, escogidos, sin duda, entre los pues cubría su suelo, en una extensión de más de peores que usara el difunto en vida. 300 m., una masa informe de restos de cadáveres El cementerio de Akmin, la antigua Jemnis y cráneos sueltos, cuyo espesor no bajaría de 6 pies. (Khemnis) y la Panópolis de los griegos, fué bus­ El segundo sepulcro estaba mucho mejor conser­ cado por Maspero desde 1881, habiendo solo conse­ vado, aunque también lo habían violado los bárbaros guido hallar su solar á fines de 1884, gracias al celo de la antigüedad, destinándolo á depósito de estelas desplegado por el raís de Gurnah KHAHL SAKHAZ, arrancadas de las necrópolis vecinas. En el fondo de que fué más tarde mi guía y conductor á través de su cámara mortuoria hay pintado un bonito cuadro las ruinas de Medinet Abu. El raís KHALIL em­ del propietario, cuyo nombre he olvidado, presentan­ pezó por sondar las tierras frente á la aldea de El do un vaso de libaciones á Osiris. Merced á la luz de Hauauish y su pista fué excelente, pues á los quince magnesio, pude obtener una buena fotografía de días de haber empezado sus trabajos tenía abiertas esta pintura y de algún otro detalle del sepulcro. 20 tumbas que encerraban más de 800 momias. En la tercera tumba, la arena había invadido cá­ Ningún cementerio merece mejor que el de Akmin maras y corredores, y los desprendimientos de la el nombre de necrópolis, pues es verdaderamente roca hacían muy peligrosa su inspección. Sólo pu­ una ciudad cuyos habitantes se cuentan por milla­ dimos ver el comienzo de magníficos relieves talla­ res. Todos los días descubríamos nuevos hipogeos dos en uno de sus muros; pero desistimos de toda en la colina, solo explorada á mi regreso en una nueva visita, porque no hubiera dado resultado hasta REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 81

que se extrajeran las piedras caídas de los techos. de Villanueva y Geltrú (trae la lista de ellos el Bo­ Allí concluye el Egipto, y desde aquellas regio­ letín de la Biblioteca-Museo-Balaguer, Villanueva, nes el viajero debe, por desgracia, abandonar todo 26 Setiembre, 188G); y en el Museo Arqueológico el interés científico de su expedición, que en los mo­ Nacional, Madrid, el resto de la colección, cuyo ca­ mentos actuales se realiza en muy malas condicio­ tálogo es el siguiente: nes. El eco de la rebelión de los mahdistas sudane­ ses ha llegado á las fronteras septentrionales de la MOMIAS. Nubia, y por más que aún permanezcan fieles al 2 momias humanas. Gobierno del Jetife (Khedive) las tribus de bedui­ 4 cabezas de momia. nos bicharis que pueblan la región superior de las 3 momias de ibis. 1 momia de gato. cataratas, nadie podrá señalar el momento de su se­ 1 momia de cocodrilo. gura defección. Es solo cuestión de tiempo y de oportunidad. CAJAS. Acampé una noche en el aduar bichari de Xellal, 2 cajas tebanas. y á la mañana siguiente tomaba la barca de uno de 1 caja de ibis. sus xeques para ver las inscripciones egipcias que 1 plancha para llevar las momias. adornan las masas de granito acumuladas en la ca­ tarata. La corriente del Nilo es rapidísima, y á la bajada no habría barco de vapor que nos aventajase 250 estatuas funerarias, 26 de ellas pertenecientes en la marcha. La vista del sitio es admirable por lo á los reyes tebanos. salvaje: sobre un lecho de rocas, cuyas puntas so­ 5 grandes estatuas de Osiris. bresalen como pehgrosos escollos por todos lados, se lanza impetuoso el río llevándose la barca, que á duras penas pueden sostener con su vigoroso es­ 2 barcas funerarias. fuerzo ocho remeros beduinos. Cuando estos em­ 6 cabezas esculpidas. piezan á remar, entonan una canción melancólica cuyo ritmo les sirve de compás, produciendo un efecto sorprendente. El timonel empieza: 1 buramang de marfil. —Ahui, ah, lissa, lissauhui 2 arcos de guerra. —Lisau, responde el coro de marineros. 2 espadas. 5 bastones. —Ahui, mani-il. 18 flechas. —Lissau. 4 piedras de honda. Pasada la primera catarata, se vuelve á encontrar el Nilo tranquilo y sosegado, deslizándose sobre sus BRONCES. aguas las ligeras dahabias que lo remontan merced 80 imágenes figurando dioses, genios y objetos de á sus enormes velas cortadas en forma de cuchillo. uso ordiriíario. Pero la calma de aquellos lugares está hoy turbada EPIGRAFÍA. por el huracán de la guerra: truena el cañón inglés, 2 lápidas de piedra. que barre las hordas negras del Sudán, sin detener 2 ídem de madera. su furioso empuje. Cuando yo remontaba el río, las avanzadas británicas se hallaban establecidas en Uadihalfa: al acabar el pasado invierno se retira­ Más de 200, formando una serie completa de lám­ ron á Korosko: pronto me figuro que bajarán á paras, vasos, ídolos, platos, ánforas y demás usados Assuan, si un esfuerzo más poderoso que el inglés por los egipcios en diferentes épocas de su historia. no los detiene. Y lo grave es que el actual estado VESTIDOS. de guerra en la región superior de las cataratas amenaza durar por mucho tiempo. 1 vesta de abalorios. 4 sudarios de lino. EDÜABDO TODA. 1 pedazo de púrpura. * 2 ídem de telas. • * 6 fajas de vendajes de momia. 4 pares de sandalias grandes. El joven egiptólogo que firma el precedente artí­ 1 Ídem pequeñas. culo, ha recogido durante su viaje al Alto Egipto y la Nubia una importante colección de 3.000 objetos, OBJETOS DE PAJA. extraídos de sepulcros egipcios, parte de los cuales 4 cestillas llenas de ofrendas funerarias. ha ingresado, en concepto de donativo, en el Museo 4 canastos pequeños. 82 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

PINTURAS. el Sr. Toda visitó el Japón, la China, Corea, 9 cartones pintados y dorados figurando collares de Siam, etc., estudiando la lengua y las costumbres las momias y vestas. de estos diferentes pueblos y creándose una espe­ 1 máscara dorada. cialidad en la materia de numismática oriental, de 1 Osiris pintado sobre tela. que da testimonio su libro, escrito en inglés, Annam and its minor currency, Shangai, 1882, ESCRITURAS. Fruto de aquellos viajes y de su reciente perma­ 1 papirus que principia el Ritual funerario. nencia en Egipto, es un rico monetario, que acaba Varios fragmentos de papirus. de ser confiado al Museo Arqueológico de Madrid, 30 ostracones ó cartas egipcias escritas sobre frag­ y comprende unos 18.000 ejemplares de las siguien­ mentos de barro, enhierático, demótico, copto y griego. tes series: OFRENDAS. Japón: unas 1.500 monedas de oro, plata, cobre, hie­ 3 panes de trigo. rro, plomo y papel moneda. Bizcochos, dátiles, fruta dum, uvas, simiente de lino China: unas 5.000 de plataj cobre, plomo, hierro, y otras, dejadas en las tumbas para alimento de los porcelana y papel. En ella va una colección de meda­ muertos. llas budhistas, la más completa que se ha recogido 1 cajón con guirnaldas funerarias. hasta el día. Corea: unas 3.000 monedas de oro y cobre. OBJETOS DE TOCADOR. Siam: unas 400 monedas de plata, cobre, plomo, 2 peines. porcelana y vidrio. 6 vasos de colirio. Egipto: unas 4.000 monedas de plata, cobre y vidrio. 6 pinceles de madera. 8 sortijas. Hay, además, las series del Anam, Estados malayos, Varios collares de cuentas azules, piedras, cornali­ India nativa, inglesa y portuguesa. Borneo, Java, Ara­ na, etc. bia y varias otras, juntamente con muchas é impor­ tantes medallas. 3 pendientes de oro. 3 Ídem de plata. 4 piedras preciosas, dos de ellas grabadas. 4 brazaletes de cobre. 6 ídem de hierro. EL SR. OSSORIO EN GUINEA. 26 bucles de oreja. 100 placas de collares, de diferentes formas. Colecciones. 6 botones. DIOSES Y AMULETOS. Con este número repartimos un mapa del terri­ torio continental que posee España en el golfo de Tinos 400 objetos pequeños, que representan todo el Guinea, á virtud de solemne anexión, otorgada en panteón egipcio, ó sean los dioses Osiris, Isis, Horus, Hathor, Shu, Khemp, Annubis, Aani, Thot, Tueris, diferentes fechas, desde 1843 á 1882, y de varios Bes, Resef, Noflrtum, Selk, Mut, Seket, Ptah y Bobo; contratos celebrados por nuestra SOCIEDAD con los los genios funerarios; y la colección de amuletos, como jefes indígenas en 1884, según expusimos circuns­ cisnes, lothus, ranas, el heg, coronas del alto y bajo tanciadamente en el tomo i de esta REVISTA, pági­ Egipto, mantos de Osiris, columnas, cerdos, manos, nas 242, 254, etc. En dicho mapa se han trazado plumas de Ammon, papirns, tats, corazones, discos con tinta encarnada los itinerarios seguidos por los del sol, el sá, cabezas de cuervos, cocodrilos, cabezas Srea. Ossorio, Iradier y Montes de Oca en las cuen­ de Bes, lechuzas, mesas de escriba, vasos de libacio­ cas de los ríos Muni, Benito y Campo, y que fue­ nes, dedos, mosaicos, cabezas de león y de gallo, bue­ ron descritos en el número anterior. yes, gatos, altares votivos, almohadas mortuorias, etc. No habiendo sido posible incluir en él el detalle 110 ojos místicos ó uza. 32 sellos funerarios. de la colección de objetos de geología, zoología y 23 escarabajos idem. antropología recogidos en sus expediciones por el 63 idem usados como adorno. Dr. Ossorio y donados por nuestra SOCIEDAD al Museo de Historia Natural, de Madrid, ponemos á OBJETOS VARIOS. continuación una lista de ellos, para que llegue á Hay una serie de objetos diversos, que usaban los conocimiento de los señores socios y suscritores que egipcios en vida, como peones de ajedrez, pesas, colo­ han manifestado este deseo.—La B. res de pintura, varios fragmentos de vidrio y marfil, etc. * GEOLOGÍA. Los materiales recogidos por el Sr. Ossorio en la Darán te BU permanencia en Oriente, como vice­ parte de África por él explorada, corresponden á cónsul de España en Shangai, desde 1875 á 1883, tres distintas edades. REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL, 83

Pertenecen unos al periodo arcaico y están re­ te, una gran cantidad de mica blanca y cuarzo gra- presentados por un complejo de rocas formado por nulítico. gneis, micacitas y talcocitas, que con frecuencia es­ La mica es de apariencia grasicnta, y con frecuen­ tán atravesadas por grandes masas de rocas graní­ cia muestra señales de descomposición bastante ticas y que parecen formar una gran parte del sub­ avanzada, formándose numerosos productos ferrí­ suelo y partes elevadas del pais, y á los que vienen feros que prestan á la roca un veteado color de la­ asociados grandes depósitos de esteatita. drillo muy pronunciado. Otros proceden de la región de la costa, y están A pesar do esa descomposición, muestra esta mica, representados por calizas, arcillas y margas, que co­ en el microscopio polarizante, la imagen de sus ejes rresponden á la época jurásica. ópticos muy bien determinados, estando estos bas­ Por último, materiales de depósitos superficiales tante separados. que ocupan una gran extensión en la comarca y al­ El cuarzo es siempre de estructura granulitica y gunas areniscas y conglomerados de edad indeter­ compacta. Como elementos accesorios, se perciben minada. Extraños á la comarca recorrida, ha reco­ algunos cristales pequeñitos que, á juzgar por su gido algunos basaltos de Fernando Póo, que sucin­ gran refringencia, parecen ser de zircón. tamente describo. Talcocita.—Esta roca, que acompaña á los gran­ Granito. — Roca de grano grueso, de color viola­ des depósitos de talco lamelar de esa región, es de do, con grandes cristales de feldespato ortosa y color amarillo verdoso, de tacto untuoso muy blan­ abundante cuarzo opaliforme. do y de estructura hojosa. En el microscopio, su estructura resulta comple­ En el microscopio, sus secciones aparecen forma­ tamente cristalina. Se distinguen dos feldespatos das por un confuso tejido de lámelas de talco, algu­ ortoclasa y plagioclasa; la ortosa, dominante en cris­ na clorita y abundantes productos ferríferos. tales de gran tamaño de contorno irregular y de ex­ De estos productos, unos son referibles á la mag­ tinción homogénea. netita, á veces de considerable tamaño y afectando Con pequeños aumentos, presenta una cierta tur- la forma ciíbica; y otros, á diversos productos ocrá­ bidez que, aumentando el poder resolutivo del mi­ ceos, efecto de la descomposición de la roca. croscopio, resulta ser debida á la intercalación de Basaltos feldespdticos de Fernando Póo.— Todos numerosas inclusiones. los basaltos de esta localidad que he examinado, Consisten estas en una materia pulverulenta, ne­ pertenecen á una misma variedad, distinguiéndose gra y opaca, que se intercala por entre los planos Bolamente unos ejemplares de otros por el mayor ó del crucero básico, mientras que por el crucero cli- menor tamaño de los elementos que los constitu­ nopinacoidal lo hace en forma de bastoncitos alar­ yen; unos son de apariencia completamente afaní- gados. tica, y otros, en una pasta también homogénea, se La plagioclasa también se presenta en cristales de destacan numerosos cristales de piroxeno y olivino gran talla, formados por la asociación de numerosas de color más oscuro que la pasta, que oscila desde lámelas acopladas, obedeciendo á la ley de la albita, el casi negro á un gris azulado oscuro. y que corresponden á la oligoclasa, dada la peque­ Como carácter general á todas estas rocas, puede nez del ángulo de extinción de los dos sistemas á citarse el hecho de estar la individualización bas­ ambos lados del plano de composición. tante avanzada, y en algunos ejemplares de gran­ La mica es toda ella magnesiana, de color casta­ des elementos, el vidrio falta casi en absoluto, y en ño pardusco; y el cuarzo muy abundante y forman­ ese caso pueden considerarse como verdaderas do- do graiides placas granitoideas con inclusiones lí­ leritas. quidas muy pequeñas y abundante sustancia pulve­ En todas ellas se encuentran los mismos elemen­ rulenta, negra y opaca, en un todo semejante á la tos : piroxeno, feldespato labrador, olivino, magne­ que se encuentra aprisionada por el feldespato, que tita, apatita y un vidrio en general incoloro. es probable sea la sustancia que presta al cuarzo su El piroxeno se presenta en estas rocas de dos apariencia opaliforme. maneras distintas: una en forma de pequeñísimos Como productos accesorios, solo he visto algunos fragmentos, constituyendo la base de la roca; y otra, cristales pequeñitos referibles unos al zircón y otros en fragmentos de tamaño considerable, las más á la apatita. veces de contorno irregular, pero otras conservando Gneis.—Esta roca, en estado bastante avanzado sus formas cristalinas muy bien determinadas, de descomposición, está formada por feldespato siendo siempre las propias de la augita común en muy turbio, de contorno desgarrado, mica en trozos que entra la combinación m g' h! y h'A, muy pequeños de color oscuro, y cuarzo granulí- Su color es siempre violeta bastante intenso, tico. siendo su dicroismo muy perceptible, y algunos in­ Micacita,—Constituyen esta roca, exclusivamen­ dividuos muestran un mícleo que tiene la forma 84 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

cristalina regular, rodeado de una franja del mismo Han sido clasificados por D. Francisco de P. Mar­ color pero más intensa. tínez y Saez. El divino es incoloro, á veces de gran tamaño y Moluscos.—Ejemplares pertenecientes á 19 espe­ mostrando muy rara vez la forma cristalina, y cies; Ostrea rostrata. Pinna rudis, 3 Cardium, Do- sus inclusiones se reducen á algunos fragmentos sinia tórrida, Mactra Adansoni, Siphonaria venosa, opacos. Cassis spinosa, Purpura neritoides, Cymbium pro- Unas veces se presenta en muy buen estado de boscidalis, Oliva acuminata, Conus Prometheus, conservación, y apenas maestra indicios de serpenti- Cypraea lurida, Cypraea stercoraria, Strombus nización; pero otras, se halla totalmente trasfor- bubonius, Murex cornutus, Achatina marginata, mado en serpentina de color amarillo verdoso, que Pseudachatina gabonensis.—Han sido clasificados con frecuencia se desparrama por la roca. por D. Ventura Reyes, con el concurso, para algu­ El feldespato es muy abundante y se distingue nas especies, del conocido malacólogo D. Joaquín por su estado perfecto de conservación. Tanto los González Hidalgo. microcilos como los cristales de mayores dimen­ Articulados.—Veintiuna especies ^e coleópte­ siones, se hallan alargados en la dirección de la ros—(Heliocopris , Archon centaurus, Cera- zona p g', siendo las extinciones en los primeros torrhina micans y aurata, Heterorrhina africana, con relación á esa dirección, bajo ángulos que pasan Lycus harpago, Chiroscelis australis, Rhynchopho- de 20°, mientras que los individuos asociados que rus phoenicis, Pachydissns signaticoUis, etc.)—Dos se extinguen simétricamente á ambos lados del neurópteros:—(Palpoplevra marginata y Sapho ori- plano de macla, lo hacen bajo ángulos muy consi­ chalcea, var. gloriosa).—Trece ortópteros:—(Peri- derables; serie de caracteres que hace considerarlos planeta anstralasiae, Hierodula lineóla, Zonocerus como de labrador. variegatus, Catantops axilaris, Trilophidia annu- Las maclas, según la ley de la albita, son muy lata, Gryllotalpa africana, etc.)—Un hemíptero: constantes y numerosas, habiendo individuo consti­ (Aspongopus funebris).—Once lepidópteros: (4 Pa- tuido por la asociación de más de veinte lámelas; pilio, Acrsea eponina, Salamis calami, Hypolinum no siendo raro tampoco el observar la macla de la misippus, Euphaedra Hypete, Cymothoe cae- períclina. nis, etc.);—y dos arácnidos: (Mygale occidentalis, A pesar de que estos cristales son de una lim­ Lychus guineensis).—Han sido clasificados por el pieza extraordinaria, algunos encierran numerosas reputado entomólogo D. Ignacio Bolivar. inclusiones; consisten estas, tanto en fragmentos Entre los coleópteros de la colección se cuentan de magnetita, como en partículas de siistancia vitrea tres especies nuevas, las cuales describe el Sr. Bo­ de color oscuro. livar en los siguientes términos: La magnetita es en extremo abundante, y se pre­ senta unas veces en forma de cubos y octaedros «1.' Oxyrrhepes Iradieri sp. nov. muy bien determinados, y otras, en forma de baston- sFusco-rufescens. Capite, thoraceque varioloso- citos alargados. punctatis; costa frontali usque ocellum convexa, La apatita es asimismo muy abundante, y forma punctata; apicem versus sulcata. Pronoti dorso an- agujas largas y delgadas, que cortan todos los ele­ tice angustato, obtuse tectiformi, carina media mentos de la roca. percurrenti, medio, a latere visa depressiuscula; El vidrio, por último, es incoloro, lleno de magne­ sulco postico médium sito, margine postica obtuse tita en partículas tenuísimas y otras impurezas, y rotundata: carinís lateralibus callosis, infuscatis, solo se presenta con regular abundancia en los antice posticeque lasvissime introrsum curvatis: lobis ejemplares de estructura afanítica, pues en los deflexis grosse pnnctatis. Prosterni tubérculo cy- ejemplares de grano relativamente grueso apenas se lindrico, erecto, apicem versus fortiter recurvo et perciben indicios,—José Macpherson. longe acuminato. Placa sternali pilosa. Elytris api­ cem femorum posticorum longe superantibus. Cer- cis cT gracilimis, simplicibus a basi attenuatis. Spi- ZOOLOOÍA. nis tibiarum posticarum cT extus 15, intus 13. c/ í*- VertebradoB.—-Tinos en piel recortada, otros en »Long. corporis (/ 46""°; Q 6á°"». alcohol, hay ejemplares pertenecientes á 20 espe­ — pronoti 8 11 cies: Colobns satanás, Cynonycteris stramineus, — elytrorum 40 52 Crocodilus vulgaris, Monitor niloticus, Tiliqua Fer- — fem. post 25 2 nandi, Chameleo dilepis, Python Sebae, Hylarana albolabris, etc.—Hay, además, una buena colección 3>LocAiiiDAD. Rio Benito, Dr. Ossorio y Zabala. de calaveras de los géneros Gorilla, Mimetes, Co- «Atribuyo á esta especie una hembra procedente lobus, Cynocephalus maimón, Cephalophus, etc.— de Angola, recogida por Anchieta y perteneciente REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 85

al Museo de Lisboa, marcando ambos datos los li­ mente incluyo en él por no multiplicar los géneros, mites extremos de su habitat. El Oxyrrhepes Ira- ya que los materiales que tengo reunidos, aun cuan­ dieri es muy próximo al O. procera Burm., cuyo ta­ do numerosos, no lo son tanto que permitan basar maño y forma ofrece, si bien la dirección de las qui­ aquella desmembración; porque en algunos casos llas laterales del pronoto permiten distinguirle con solo conozco uno de los sexos. Tampoco Stal cono­ facilidad. ció el (-f del Mustius Afzeli de Sierra Leona, única El O. procera Burm. se extiende hasta el África especie que describió, y asi no pudo señalar un ca­ central, existiendo en mi colección un ejemplar pro­ rácter notabilísimo que ofrece la placa infraanal en cedente de Tabora en el Unyanyembe, recogido por todas las especies de este género: este carácter y el misionero R. P. Haute Coeur, en 1885. otros que vienen á completar la diagnosis del grupo taxonómico, pueden formularse así: J>2.' Mustius (Zahalius) guineensis, sp. ñor. »(/ Venis nlnaribus basi conjunctis, venis radiali sSiccus fusco-virescens. Pronoto lato, sparse et anali equíe distantibns, deinde súbito divergenti- granulato, postice latissime rotundato, sulcis trans- bus, vena ulnari anteriori valde flexuosa, área anali versis subaique impressis; lobis deflexis obtuso an- longe ante médium elytrorum transverso divisa. La­ gulatis, margine antica granosa. Elytris elongatisi mina supraanali postice sinuata; proccesso elongato, obscure viridibns venulis transversis dilutioribus; ápice anguste rotundato; cercis ápice intus minute venis obliquis árese marginali ápice furcatis tribus mncronatis; lamina infraanali medio processo au­ ultimis tantum integris, ramo vense radialis interio- gusto ápice subampliato, bifído, stylis foliaceis. ris suaviter curvato, médium elytri emisso, venulis transversis arca; discoidalis gracilimis atque pluri- »3.* Platyphyllum Ossorioi, sp. nov. mis flexuosis; área anali angustisima, parallela, tam- »Flavo-cinereus, fusco-irroratus. Antennis uni- tum basi dilatata, usqne apieem elytrorum ducta ve­ coloribus, longissimis. Capite ílavo, occiput tantum nulis transversis parallelis numerosissimis, nigris. fusco. Pronoto tuberculis parvis, rotundatis, cons- Femoribus subtus parce spinosis, posterioribus spi- perso; antice obtuso angulato, postice truncato, nis validioribus 8 vel 10. Cercis longis, conicis, sur- sulco postico pone médium sito; lobis deflexis alti- sum curvatis, oviscapto lato, supra propre basim tudine sua longioribus, infra fere recte truncatis; rotundato et pone médium sinuato et serrulato, femoribus anticis subtus versus apieem spinis tri­ ápice nigro 9. bus, f. intermediis compresiusculis quadrispinosis; posticis spinis quinqué validioribus. Elytris abbre- >Long. corporis 45°"" viatis femoribus posterioribus vis superantibus: ve­ — pronoti 9 nis ulnaribus basi in (f cum vena anali confusis — elytrorum 70 deinde furcatis et subparallelis, in Q basi in unam Lat. elytrorum 18 Long. femor. postic 22 conjunctis a vena anali distantibus, deinde subpa­ — oviscapti 25 rallelis uti in cf. Lamina supraanali postice trian- gulariter impressa, processo trígono, parvo; cercis sLooALiDAD.— Río Muni, Dr. Ossorio y Zabala. longiusculis, cylindricis ápice intus curvatis, mucro- »La forma de los élitros, juntamente con la di­ ne apicale minuto; lamina infraanali apieem versus rección de las principales nerviaciones, difiere tanto attenuata, postice profunde excissa, stylis brevibus. de lo que se observa en las demás especies del gé­ Oviscapto supra ante médium subsinnato et indis- nero, que aun cuando el (f me sea desconocido, no tincte serrulato, dimidio apicali fusco-castaneo. d" Q dudo debe formarse con ella cuando menos un sub­ género, para el cual propongo el nombre de Zaha­ >Long. corporis 32""» lius, en recuerdo del viajero Dr. Ossorio y Zabala. — pronoti 7,6 — elytrorum 26 Refiero al género Mustius diversas especies que po­ — femor. postic 18 seo en mi colección, y otras que conozco, como la — oviscapti 18 que acabo de describir y una del Museo de Lisboa, recogida en Bihe por los viajeros portugueses Ca- »LooALioAD.—Río Muni, Dr. Ossorio y Zabala, pello ó Ivens; todas ellas proceden de la costa oc­ á quien dedico la especie. cidental de África, y como ninguna haya sido des­ BES el primer Platyphyllum africano conocido; crita hasta ahora, creo oportuno señalar sus dife­ el Dr. Ossorio solo ha hallado el macho, pero en rencias con los nombres que las tengo asignadas. mi colección existía ya la especie procedente de Conviene antes recordar que la característica del Ashante. género Mustius Stal es tan imperfecta, que bien pudieran con el tiempo dejar de pertenecer á él al­ íé." En mi colección existe otra especie, tam­ gunas de las especies que señalo y que provisional­ bién africana, de este mismo género, para la que 86 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

propongo el nombre de Pl. Montesi, y cuya diag­ igual á las hachas de la edad de piedra pulimentada), nosis es la siguiente: fabricadas por los pámues. ^Platyphyllum Montesi, sp. nov. Q Azuelas de hierro pámues, para labrar la madera y construir los cayucos. jFusco-flavescens. Pronoto laívi, margine antica Azadilla pámue. subrotundata, medio tubérculo fere indistincto; me- Cepillo para la madera, fabricado por los pámues. tazona brevi fere dimidio prozonte longitudinis, prope Layas de igual procedencia, para trabajar la tierra. marginem posticum punctata. Elytris femoribus lon- Monedas pámues y buhebas, de diversas formas. ge superantibus, dimidio apicali sensim angustatis: Martillo pámue usado en la metalurgia y elabora­ femoribus intermediis compressis, spinis tribus vel ción del hierro. quatuor armatis, posticis septem spinosis. Oviscapto Fuelle que emplean para aventar los hornos donde supra distinctissime serrulato, fusco-castaueo, tan- se calcina el mineral. tum basi flavescenti. Lingotes de hierro obtenido por los pámues. Instrumento de los pámues para desbastar la ma­ >Long. corporis 45°"° dera. — pronoti 9 Campanas ó cencerros de los pámues para convo­ — elytrorum 50 car al pueblo. — femor. postic 25 Cuchillos de madera, de los vicos, para descortezar — oviscapti 27 plátanos. Calabacines para pólvora, de los pámues y bu­ «LOCALIDAD.—Fernando Póo, hebas. «Dedicado al Sr. D. José Montes de Oca, gober­ Ajorcas de latón que llevan en las piernas los nador de la isla de Fernando Póo. El ejemplar que pámues y otras tribus. poseo, procede de Camarones, y me fué regalado Espiral, también para las piernas. Collares de latón usados por los pámues. por el Dr. Gerstaecker.—Ignacio Bolívar.t> Ajorcas de hierro de los pámues. Respecto á las demás especies conocidas de cada Brazalete de latón. uno de los géneros á que pertenecen esas cuatro Pulseras de marfil. nueras, pueden verse en los Anales de la Sociedad Agujas de hueso para el pelo, usadas por las muje­ Española de Historia Natural, i. xv, 1886. res vengas. Peine de madera de los bubis. ANTROPOLOGÍA. Peines de los valengues. Collares y brazaletes de los bubis. sLa Etnología está representada por doce cráneos, Cinturón usado por las mujeres de la tribu bu- todos dolicocéfalos, estrechos, aquillados en la línea heba. sagital, de prognatismo muy pronunciado, de órbitas Collar de los buhebas, regalado al Sr. Ossorio por un régulo de la tribu, que lo llevaba puesto. inclinadas y con el último molar igual á los dos ante­ Bastón de mando de los valengues, rematado en riores. A primera vista puede notarse su semejanza forma de cabeza con sombrero. con ciertas razas ya descritas del Golfo de Guinea, Bastones de los bubis. y apreciarse también caracteres peculiares, cuyo al­ Telas de los pámues y buhebas. cance nos pondrá de relieve el estudio métrico com­ Zurrón de caza usado por los pámues, buhebas y parativo, que publicaremos en seguida. valengues. vhn Etnograjía consta de una colección bastante Zurrón de los pámues y otras tribus vecinas. completa de las armas, instrumentos agrícolas, de Bolsas de caza de los buhebas. arte y de caza, objetos de adorno, cerámica y cuan­ Platos de bejuco, usados por los vicos, valengues, tos utensilios pueden contribuir al conocimiento de y otras tribus. las costumbres, la religión, los gustos y las formas Cestos de varias formas, fabricados por los vicos, valengues, vengas y bubis. sociales de las tribus que pueblan las regiones ex­ Fajas de suspensión para las cargas, de uso común ploradas. I—Manuel Antón. en varias tribus. El DT. Antón ha publicado en los Anales de la Sombreros bubis de bejuco. Sociedad Española de Historia Natural una minu­ Sombrero de los indígenas de Annobón. ciosa descripción de todos estos objetos. Nosotros Saquitos usados por las mujeres pámues y buhebas nos limitamos á dar una simple lista de ellos y es para guardar avalorios. la siguiente: Cesta bubi. Vasija valengue. Arco de madera, carcax y flechas de los pámues. Escobilla para matar dípteros, usada en varias CucMllos de hierro, de diferentes tipos, fabricados tribus. por los pámues. Ovillo de cuerda hecha por los buhebas. Lanzas de la misma fabricación. Paquete de hilo y agujas (de bambú) de los buhe­ Hachas de hierro de diversos modelos (uno de ellos, bas y pámues. REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 87

Cubre-gatillos, de uso común en todas las tribus. que parte de su tripulación estaba limpiando, ó ha­ Cencerros de madera que los vicos, valengues, pá- ciendo que limpiaba, su costado, porque nos pare­ mues y buhebas cuelgan del cuello de los perros. cía ver que comenzaban esta faena cuando nos avis­ Aro usado por los bubis para subir á los árboles. taron de lejos; notando nosotros además otra parti­ Abanico (de cobre y piel) pámue. cularidad, y es que, mucho antes de llegar cerca de Cucharas de madera con entalladuras, de los valen­ gues y bulnebas. él, enrollaron la bandera al palo, haciéndonos pensar Tenedor de los buhebas. en un principio que la habían arriado. En el puente Pala y paleta con que los valengues, buhebas y vi­ flameaba otra bandera, que me dijo nuestro oficial cos sacan los plátanos de la lumbre. era un cata-vientos; respuesta que no me dejó muy Pipa para fumar, de los vicos, vengas y valengues. satisfecho, porque para cata-vientos era muy gran­ Bujías-teas de los vicos, valengues, buhebas y pá- de. Llegamos al pueblo de Massai á las seis y cuarto, mues. donde pasamos la noche. Piel de culebra curtida y preparada para hacer fo­ Día iO.—A las nueve de la mañana subimos en rros y cubiertas. la cañonera y por tres horas dicho rio Noya, para Pucheros de barro, de los bubis, vicos, buhebas, valengues y pámues. arreglar algunas cuestiones que tenían los indíge­ Banquillo usado por los indígenas del Golfo de nas de los pueblos situados unas 12 millas más arri­ Guinea. ba del de Massai. A la tarde bajamos á dormir á Cascabeles ó castañuelas pámues, para bailar. este pueblo. Instrumentos músicos de los pámues, buhebas y Día H.—Salimos de Massai para el Utamboni á vicos. las ocho de la mañana, y al pasar al lado del £a- Arpas de Kru. prade media hora más tarde, observamos que ya no ídolos pámues, de madera tallada y pintada. limpiaban su costado, y que estaba amarrado á cua­ Fetiche, común á varias tribus. tro anclas. Entramos en el Utamboni, y después de ídem de los vicos.—ídem de los pámues. arreglar un pálaMr en el pueblo de Kangañe, lle­ gamos á la una de la tarde & Kororo, donde dormi­ En el Rio Muni. mos, sabiendo aquí con seguridad que el barco fran­ cés estaba varado, y que ya había echado en tierra En una revista francesa hemos leído lo siguiente: bastantes objetos, con el fin de intentar ponerse á «Escriben del Gabón á La Gironde: El aviso de flote. flotilla Le Laprade había encallado en la entrada Día Í2.—Salimos de Kororo á las siete de la ma­ del rio Muni, y dos pequeños barcos de la estación ñana, y á las diez y media volvimos á pasar al lado francesa le ayudaban á ponerse otra vez á flote, del Laprade, que estaba en la misma posición que cuando se anunció la llegada de un buque español anteriormente y con la bandera desplegada, pero no que venía de Fernando Póo con una misión dirigida así ayer, que la tenía como el primer día. Continua­ par un médico, que tenía intención de celebrar tra­ mos en dirección á Elobey, llegando aquí á las dos tados con los indígenas colocados ya bajo el protec­ de la tarde; y supimos entonces por los factores que torado de Francia. La presencia de los tres buques al anochecer del día anterior había pasado para Ga­ de guerra franceses hizo reflexionar, segvín nos di­ bón un bote perteneciente á dicho buque, que pro­ cen, al jefe de la comisión española, la cual se hizo bablemente iba á dar noticia del suceso, para que otra vez al mar sin haber desembarcado.}) viniesen á prestarle auxilio. Esta noticia se refiere evidentemente á nuestro Día 13.—Me dijo el factor alemán de Río Benito viajero Dr. Ossorio; y para demostrar su inexacti­ que el jefe del puesto francés de allí le había ma­ tud, basta copiar la parte de su diario que se refiere nifestado que tenía orden de hacer fuego sobre cual­ á este incidente, y dice así: quier blanco ó negro que arbolase una bandera es­ «1885, Diciembre 8.—A las tres de la tarde se pañola en este río, en su boca ó en sus cercanías. presenta un barco de la marina de guerra francesa, A las tres de la tarde aparece entre esta isla y la que lleva el nombre Laprade, por la parte N. de costa el vapor Basilio con dirección al Muni. Una esta isla de Elobey, que sin pararse en estas aguas hora después se presentan otros dos barcos de va­ entró en el rio Muni. por, también franceses, que vienen asimismo del Ga­ Bía 9.—A la una de la tarde salimos para el bón, y que son un poco más pequeños que dicho Muni el oficial de la cañonera española y yo en se­ Basilio, siguiendo el mismo camino que este. guimiento de dicho barco, y á las cinco de la tarde Día i4.—El oficial Shelly salió ¿ las ocho de la de este día lo avistamos fondeado en el rio Noya, mañana en la cañonera, para el Muni, á ofrecer sus enfrente de la boca del Utamboni. Media hora más servicios al comandante del Laprade; este contestó tarde pasamos al lado de él,*y vimos que estaba so­ que no los necesitaba. bre el gran banco de fango que hay en este sitio, y Día 15,—Nada de particular. 88 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

Hasta el día 23 de Diciembre no salió para Ga- indica que es navegable en un trayecto de 30 á 35 bón el vapor Laprade; de modo que esturo varado kilómetros; en ambas márgenes hay bosques (1). unos catorce días. Al pasar próximo á esta isla, no En la orilla derecha se halla el pequeño pueblo saltó á tierra el comandante francés á pagar la visi­ de Dote; de él procede el nombre del río y en el ta al Sr. Shellj.» mismo se concentra el comercio de la región. Debo decir desde luego que es poco considerable, y que Tal es la versión leal y desapasionada de lo que se reduce á madera roja (campeche), ébano y caucho sucedió en aquella ocasión; y los que desde hace al­ (ó cautcbuc); aun para traer estos productos á la gún tiempo vienen complaciéndose en comunicar á costa, tienen los naturales que aguardar las crecidas la prensa francesa noticias como la anterionnente del rio. En la desembocadura y sobre la orilla iz­ transcrita, inexacta por su contenido y con un si quierda del Dote hay una factoría inglesa de la casa no es de bravuconería, prestan un flaco servicio á la Oíd del Gabón (2). No me ha parecido próspera; el vecina República, porque desorientan á su Gobierno europeo que la dirigía marchó á Elobey y le ha acerca de la verdadera situación de las cosas en el reemplazado un negro. Tuve allí una acogida ex­ Golfo de Guinea, sugiriéndole quizá pretensiones ó celente por los habitantes; me han asegurado de resistencias sin justificación, y ocasionadas á enfria­ su decisión por la Francia, deplorando, por lo mis­ mientos de opinión que á Francia tanto como á Es­ mo, la ausencia de comerciantes franceses (3). Son paña toca y conviene prevenir. El Dr. Ossorio no aquellos de elevada estatura, enérgicos y navegan tenía que celebrar tratado de anexión, de protecto­ valerosamente, pero se dedican demasiado al aguar­ rado ni de ninguna otra clase con los indígenas del diente. río Muni, porque estos eran ya españoles, á virtud Después de haber examinado la costa, me decidí de sumisión voluntaria hecha en diferentes fechas, á construir una estación cerca del pueblo de Ivava, desde 1843 hasta 1883, y corroborada en 1884 ante que se halla contiguo á aquella y á mitad del ca­ los delegados de nuestra SOCIEDAD, Sres. Iradier y mino entre Dote y Bini. Ea Ivava reside el rey Ossorio, según hemos expuesto ya en varios lugares Ikaka, con el cual trató la Francia; es inteligente de esta REVISTA. y decidido por nuestro país, ejerciendo su influencia en el país de los Kumbis (Kombes), es decir, sobre Notas al viaje de M. Guiral. los territorios que se extienden desde el río Angé, designado en el mapa del capitán De-Lanoy con el A continuación reproducimos algunos extractos nombre de río Yanyi (Yanye ó Hanye), hasta la de la Memoria dirigida al ministro de Instrucción punta Bini y aun hasta Bata (4). Pública de Francia por el viajero Léon Guiral, Exploración del Eyo ó San Benito.—Eyo es el encargado por su Gobierno en 1884 de una misión nombre indígena de este río; según los naturales, en el río Eyo ó de San Benito; los cuales hemos el de Benito le fué dado por los mercaderes de es­ visto publicados en el Compte rendu de la Sociedad clavos, probablemente, por los portugueses. de Geografía de París. Al pie van apuntadas en El 5 de Febrero entró en el río con una piragua forma de notas, importantes observaciones del se­ tripulada por cuatro hombres. El Eyo tiene una ñor Ossorio, que recorrió la costa en Enero de milla de ancho en su desembocadura; bancos de 1885 y el río Benito en 1885 y 1886. Los nombres roca, visibles en baja marea, forman una barra y que van entre paréntesis, están tomados de los hacen que solo sea navegable la orilla izquierda, y apuntes originales y todavía inéditos del viajero es­ pañol y corrigen los muchos errores toponímicos (1) Dicen que se unen en el interior el río Dote y el río Aye, que contiene el texto de M. Guiral. y que por un brazo que corre al Sur y lleva el nombre de Uso- ningo, tieae comunicación con el Congüe, afluente del Muni. «Ivava, 28 de Febrero de 1885. La costa no pre­ (Amado Oísorio.) (2) Era de la casa John Holt y ha desaparecido ya. CA. O.) senta particularidades notables; el croquis que he (S) Esto no es cierto, y lo prueba el lance del jefe Bueche con formado de ella contiene los nombres de sus pue­ el comandante del Basilic, que he citado en una de mis cartas escritas desde Elobey. fA. Oj Está publicada en el tomo i de blos. He dedicado más particularmente mi atención nuestra REVISTA, pág:. 81 (Agosto, 1885). La Sedacción. al río Doté (Dote); este corre cerca de 12 kilóme­ (4) El punto de Ivava está cerca de la misión francesa de tros al Sur del Eyo; es poco importante; su ancho Sipolo, y ha muerto el jefe Ikaka. En cuanto á las disposi­ ciones favorables á la Francia, de los habitantes del río Dote, en la desembocadura y en la parte accesible de su bastará decir que los jefes de sus orillas derecha é izquierda, curso, es de unos 40 metros, y su profundidad de Enuma y Bueche, me pidieron bandera española y reconocieron la soberanía de España. En 10 de Enero de 1885, di documento 1 metro. Sus orillas son pantanosas y lo he subido y bandera ft Malumba, jefe del pueblo Nume, que esta en la en piragua hasta 8 millas (unos 15 kilómetros) de costa y al Norte del rio Dote, nombrándole jefe de él y de los siguientes pueblos que están á su lado: Duba, jefe Ekoko; Bo- la costa; á esta distancia, se estrecha, pero puede ka, jefe Bebodu; Benyengue, jefe Eyabe; Mendua, jefe Isenga, subirse del mismo modo durante dos jornadas, lo cual y Longo, jefe Gusyakane. (A. O.) REVISTA DE GEOGRAEÍA COMERCIAL. 89 para barcos que no calen más de 2 metros (1); las región. No pude llegar esta vez más lejos, deseando orillas del Ejo son pantanosas y cubiertas en su llevar pronto á la costa las colecciones que habla mayor parte de paletuvios. Desde la desembocadura reunido. Me sería muy difícil dar noticias exactas se percibe una cadena de montañas paralela á la sobre las razas de la cuenca del Eyo, habiendo costa. marchado casi constantemente por el mismo rio. Los primeros afluentes que se descubren, son: en Puedo señalar como rasgo de sus costumbres la la orilla izquierda, el Poto y el Gugé (Engongo), pasión de los indígenas por el aguardiente y los es­ que, según me han dicho, son navegables en pira­ tragos que esta bebida hace en ellos. guas. En la derecha hay un río llamado Oca (el pri­ Resulta por los informes que he recogido, que la mero es el Malemán, y el segundo el übuabigiki). región del alto Benito está habitada por los Osiebats- Después, á alguna distancia una de otra, vienen las Pan-Makai (1) y por los Fan-Bachis ó Pahuens (2); islas Mananyulema y Matanda (la primera es la en cuanto á Fan-Bachis equivale á hombres de los Ibupe, luego la Manyanga, y por último la Manyu- bosques, del interior ó salvajes (3). lema). Enfrente de la isla Matanda, en la orilla iz­ El puesto francés se halla establecido á orillas quierda, se aparta del Eyo un pequeño brazo cono­ del mar, en la punta Bini y orilla izquierda del Be­ cido con el nombre de rio Otongé (ütongue ó nito: está mandado por im senegalés que tiene á Utoque), que corre hacia el Sur en dirección al rio sus órdenes dos luengas del bajo Ogoué. Más arri­ Muni. Más arriba aparecen las islas Manyanga y la ba existe una factoría alemana de la casa Woer- Donguó (solo hay la Dongüe). mann de Hamburgo. Enfrente, sobre la orilla de­ La marea se deja sentir hasta la isla Manyan­ recha, se ve la Misión americana. No hay otros es­ ga (2), Llegamos al frente de un afluente de la dere­ tablecimientos en el curso inferior del Eyo. Cerca cha llamado Ngabi (Gombe); este curso de agua que de las cataratas en el pueblo de Mabongo, sobre la tiene su origen en las montañas que se perciben margen derecha, reside un traficante negro llamado desde la costa, es poco conocido. Los negros supo­ Elika que habla muy bien el francés (4). Por últi­ nen que el fetiche Guiambia impide que se acerquen mo, el establecimiento más importante es la facto­ á él. Cuando tenga tiempo subiré por este rio. Más ría Sniger (Usenye), instalada á la orilla izquierda, arriba, un brazo llamado Maño (Manye) se aparta á 3 millas por bajo de las cataratas de Yobe: per­ de la orilla izquierda, y después de dar un gran tenece también á la casa de Woermann. rodeo va á echarse en el rio Utongue (3). No es considerable el comercio del Eyo: consiste El Eyo Be ensancha y estrecha sucesivamente en caucho, aceite de palma y madera, todo lo cual hasta Sniger (Usenye), donde se halla una factoría tienen las tribus del interior. En cuanto á las mer­ alemana; su profundidad media es de 7 metros. A cancías de Europa, me ha sorprendido ver que los medida que nos vamos aproximando á las cataratas, naturales aprecian las telas francesas, que reconocen el lecho del rio es más y más angosto, hasta no pa­ por el espesor del tejido y su buen tinte. sar del ancho de 60 metros; yo cuento que hay de Me han acompañado en África dos franceses, los 30 á 35 kilómetros desde la desembocadura á Sres. Mourin, discípulo de la escuela de Farmacia Usenye. La catarata tiene lugar por dos aberturas; de París, y Salerses: viajan y se sostienen á su cos­ la de la izquierda tiene 1 metro de ancho; la dere­ ta. Me han prestado ya servicios efectivos y están cha, 5; un rápido ó chorrera sucede á la cascada. llamados á hacérmelos todavía mayores: debo confe­ Aquí termina el croquis que yo he trazado. Los in­ sar también que sin su concurso, me hubiera sido im­ dígenas designan la catarata con el nombre de posible enviar las colecciones en un plazo tan breve. Yobé, lo que significa aguas fuertes; el nombre de Hé aquí como voy á utilizar el concurso de mis exce­ Yubito-Matibo (4) es desconocido. lentes auxiliares. M. Mourin vigilará los trabajos de Me he internado algunas millas por encima de la estación en la costa, cerca de Itava: esta servirá las cataratas, siguiendo un sendero por el bosque; de almacén á mis mercancías y depósito para mis co­ por cima de ellas, el ancho del Eyo es de 100 me­ lecciones. Estará encargado de entenderse con nues­ tros; el agua está cubierta de espuma, y se oye á lo tros establecimientos del Gabón. Me propongo, ade- lejos un ruido sordo; los negros me han dicho que 68 el de una segunda cascada. (1) Los Oslebats son los buhebas: Fan quiere decir homires. He reconocido en los bosques las huellas de una a. o.) manada de elefantes; hay también gorilas en esta (2) Los franceses se empeñan en llamar Pahuens á los Pa­ ra ues. (A. O.) (3) Los indígenas de la costa creen que los Bachis tienen los (1) El canal en las primeras millas, desde la boca, está más pies en forma de casco de caballo. (A. O.J bien inmediato á la orilla derecha que á la izquierda. ^A. O.) (t) Este Elika estaba de espía de nuestrss operaciones en (2) Se deja sentir hasta Usenye y la catarata Yobe. CA. O.) Usenye el 12 de Febrero de este año por orden de los franceses; i3) No tengo noticia de tal unión. (A. O.J pretende sustituir en Sipolo al rey Ikaka. En esta fecha yo le (4) Sin duda Yobe y Matubo de Iradier. La B. operé en aquel punto á una de sus niujeres un tumor que te­ nía en la oreja izquierda. fA. O.J 90 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

más, fundar una segunda estación en las cataratas El Eyo recibe por su izquierda el afluente más de Yobe: esta será dirigida por M. Salerses. importante de todos los que he reconocido: es el En cnanto á mí, voy á continuar avanzando en río Langé (Lanya) (1), con ancho medio de 30 el interior con objeto, primero, de reunir colecciones metros y una profundidad de 60 centímetros. Como de historia natural; después, de buscar los lagos y el Eyo, está erizado de cataratas; sus aguas tienen el gran rio de que hablan los indígenas, y por últi­ color blancuzco, procedente sin duda del suelo, que mo, de propagar la influencia francesa en estas co­ excavan sin cesar las cataratas y los rápidos ó cho­ marcas.» rreras. Ningún blanco ha debido penetrar en este país antes que yo, porque el jefe de Ngombé, hom­ La segunda carta está fechada en Ivava el 5 de bre muy anciano, no había visto todavía á los euro­ Mayo de 1885, y dice así: «Como indiqué en mi úl­ peos: se quedó espantado al verme, pero logré tran­ tima carta, el río San Benito sólo es navegable has­ quilizarle sin trabajo. ta sus primeras cataratas, las de Yobe, situadas á Por último, llegué al lago de que me habían ha­ 35 kilómetros de la desembocadura. A partir de este blado los indígenas: no tiene nombre especial y los punto, el curso del río se halla interceptado á cada negros le designan con la palabra ediba, que signi­ paso por rápidos ó cataratas: renuncié por esta cau­ fica lago en el idioma del país: yo le he conservado sa á subirlo en piragua, y así, tomé la vía terrestre esta denominación. El Ediba tiene longitud de unos para penetrar en el interior. Desde el pueblo Ma- 800 metros por 200 de anchura: está situado en un kike al de Maliko, es decir, por la orilla derecha, el valle ancho rodeado de altas montañas; en sus ori­ Eyo recibe el Pardiebé, el Longüé (Bongüé?), y el llas se ven numerosas pisadas de elefantes. Le ali­ Manyokué (Manyoko?), con grandes arroyos que menta un arroyuelo que procede del N. y da naci­ corren por un terreno muy accidentado y en un le­ miento á un pequeño curso de agua que corre hacia cho erizado de rocas: abundan en ellos unos pes­ el S. El lago dista 140 kflómetros de la costa (2). cados que se parecen á las truchas de Francia. Sus La aldea Nyela, que se encuentra antes del lago, aguas son muy rápidas y frescas: la región que marca el límite de la tribu de los Balaniñy (Valen- atraviesan estos pequeños ríos es generalmente gues?); á una jornada de allí, comienza el territorio montuosa y muy cubierta de bosques. Está habitada de los Osiebats ó Pahuens (Buhebas ó Pámues). por gorilas, que en la estación de los frutos perma­ Me detuve en Nyela, porque la guerra había esta­ necen en el bosque, abandonándolo luego para ir á llado entre los Pahuens por un lado y los Balaniñy devastar las plantaciones establecidas cerca de los por otro: tres de los últimos habían sido cogidos y pueblos: la atraviesan también numerosas manadas comidos por los Pahuens. La noticia de esta guerra de elefantes, que unen sus destrozos á los de los se había extendido por la comarca del bajo Benito, gorilas. y me la habían comunicado los traficantes alemanes Dejé la orilla derecha para pasar á la opuesta en en el momento en que yo empezaba mi viaje. el pueblo de Maliko: hay allí cataratas considera­ Como tengo intención de explorar esta región de bles por bajo y encima de dicho punto. Antes de altas montañas, donde cuento recoger colecciones continuar mi camino hacia la región de las altas interesantes, he confiado á la custodia del jefe do montañas y de los lagos, he hecho una excursión Nyela las cajas que encierran mis pacotillas; y para hasta la aldea de Sungüé (Sonye?), encaramada en ponerlo al abrigo de los ataques de los Pahuens, le las montañas que costean el Eyo y donde esperaba he entregado una bandera francesa, que ha enarbo- hallar gorilas, pero me fué imposible alcanzar nin­ lado sobre su casa. guno. Al volver á la costa, encontré en la estación al A partir del pueblo de Moroko, las dificultades jefe del puesto francés del Campo en un estado del camino son cada vez mayores: en los sitios ba­ muy alarmante: este desdichado tenía crisis nervio­ jos, el suelo es arcilloso y muy resbaladizo, y en sa tan violenta, que tuve necesidad de atarlo. En ciertos parajes se transforma en pantanos; desde seguida permaneció sin conocimiento durante tres que se sube un poco, se presenta duro y roqueño. días: le administré los remedios que habla visto em­ Este paso continuo del terreno húmedo al seco, de­ plear en el Congo y el Ogoué, y después de algunos teriora rápidamente el calzado, y el mío se quedó días de inquietud, tuve la alegría de verlo curado. allí: además, el camino está apenas trazado, hasta Tan pronto como entró en convalecencia, envié el punto que los negros que me sirven de guías deben, para abrirme paso, cortar las lianas y las ra­ (1) Recorrido también por los Sres. Montes de Oca y Ossorio. mas de árboles con sus sables de puño de cobre, que (2) Aunque estuve con el Sr. Montes de Oca á mucha ma­ yor altura que GuiralysuB compañeros en la orilla S. del río son las armas antiguas que yo traje de Francia (1> Benito, y yo también en la orilla N., no oimos nunca hablar á los indígenas ni una palabra de este lago, á pesar de que yo siempre preguntaba si había alguno en el camino que llevá­ l\) Toda esta comarca fué reconocida por el Sr. Ossorio. bamos ó en las inmediaciones. — (A. O.J REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL, 91 una piragua al Gabón para avisar al Comandante tantes de aquel pueblo el fallecimiento de M. Guiral. Mr. Cornut Gentille, del estado de nuestro compa­ Había vuelto del interior hacia cosa de un mes en triota y rogarle que viniera á recogerlo. El Basilio muy grave estado, y á los tres ó cuatro días de estar fué enviado inmediatamente, y por este barco expedí en su habitación de Sipolo murió, viniendo en se­ las segundas colecciones destinadas al Museo.» guida el Basüic á recoger todo lo que le pertenecía. Hasta aquí las noticias de M. Guiral: el 27 de Octubre de 1885 encontraron los Sres. Montes de Oca y Ossorio en el pueblo de Bidone á los com­ POST SCRIPTUM. pañeros do la expedición Guiral, y supieron luego que no habían pasado, en el interior, más allá del Acabamos de saber el regreso del Sr. Pastorín, pueblo de Noubo, que dista del anterior unas dos terminada felizmente su expedición al África orien­ horas y que cruzaron también en su itinerario. Al tal. Del resultado de ella y de sus incidentes dare­ llegar en principios de 1886 á Usenye el doctor mos cuenta en otro número, á fin de no retrasar Ossorio, de regreso de su exploración al río del por más tiempo la aparición de este; limitándonos Campo y el San Benito, supo por Elika y los habi­ por hoy á saludar cordialmente al intrépido marino.

O- E IsT E I^ -A. L-

COMERCIO EN RÍO DE ORO. toridad oficial con destacamento y estación marítima, no duda la SOCIEDAD que los susodichos comercian­ Nuestra SOCIKDAD ha dirigido al señor ministro de tes habrían de obtener del jefe de la fuerza pública Ultramar la petición siguiente: todo el apoyo necesario. A fin, sin embargo, de di­ «Excmo. Señor: sipar dudas y ofrecer á los recurrentes la seguridad Han llegado á esta SOCIEDAD cartas de comer­ indispensable para emprender los negocios proyecta­ ciantes de Canarias en que, alegando la actual pa­ dos, la SOCIEDAD DE GEOGRAFÍA COMEBCIAL acude ralización de los negocios en la factoría de Eío de á V. E. en súplica de que se sirva comunicar ins­ Oro y la conveniencia de mantener frecuentes rela­ trucciones al jefe del destacamento en el sentido que ciones con aquella costa, si se quiere afianzar nues­ se interesa.» tra dominación en ella, piden á la Junta directiva La contestación ha sido favorable: que el comercio que solicite orden del Gobierno al jefe de la fuerza es allí libre para todos, y que en tal sentido ha reci­ allí estacionada para que proteja á los que vayan bido instrucciones el comisario regio. á ejercer el tráfico. Parece que son las actuales circunstancias muy abonadas para emprender negocios, porque la falta de cosecha hace desear ardientemente á los indíge­ POLÍTICA COMERCIAL nas ofertas de arroz y cebada. No sin fundamento advierten los recurrentes el desprestigio que caería Cámaras de comercio en el extranjero. sobre nuestro país, y las dificultades que sé encon­ trarían en lo sucesivo para desarrollar el tráfico en Prosiguiendo la trascendental campaña en favor la colonia, si en estos momentos de penuria no sir­ de los intereses mercantiles, á que consagra prefe­ viese el establecimiento español para procurarles lo rente atención el Gobierno, el Ministerio de Estado más necesario. ha dictado en 7 de Octubre una circular importan­ Como precisamente ofrecer seguridad y protec­ tísima á los ministros de España en el extranjero y ción á los intereses del comercio español,—y con es­ detenidas instrucciones sobre creación de Cámaras pecialidad del de Canarias, llamado en primer tér­ de comercio en los países donde están acreditados. mino á explotar el mercado del Sahara,—fué el La superabundancia de productos y la lucha ac­ elevado propósito en que se inspiró el Gobierno al tiva qu| en el terreno mercantil hay entablada en­ constituir en Villa Cisneros (Río de Oro) una au­ tre todas las naciones que se preocupan en el des- 92 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. arrollo de su riqueza, obliga hoy á procurar con el Las Cámaras se organizarán desde luego en mayor empeño el fomento del comercio extranjero. Londres, Paris, Méjico, Lima, Valparaíso, Buenos Cada día se abren nuevos mercados, dejan de Aires, Nueva-York y Tánger. Para crearlas en serlo los tradicionales ó se ven sustituidos en ellos otros sitios se consultará necesariamente al Minis­ los países que creían contar con salidas seguras, mer­ terio de Estado. Más que establecerlas en todas ced á la bondad de los nuevos productos unas veces partes, se aspira á concentrar sus esfuerzos en y no pocas á su mayor adaptación á las necesidades aquellos puntos donde los intereses mercantiles lo generales, debida á previsor estudio sobre gustos, reclamen y haya elementos nacionales suficientes aficiones y hasta preocupaciones y caprichos de los para darles vigorosa existencia. consumidores. El Gobierno, comprendiendo las verdaderas nece­ Para no dejarse adelantar en este camino, á fin sidades de la época, toma la iniciativa, y, apenas de defender á la industria y al comercio propios, constituidas las Cámaras españolas, propone la como piden las actuales circunstancias, precisa la constitución de las extranjeras, les ofrece subven­ creación de organismos que, por medio de entida­ ciones y pone al servicio del comercio español la des de verdadera pericia y publicaciones adecuadas, cooperación activa de los funcionarios consulares y establezcan estrecha relación entre la producción diplomáticos. nacional y el consumo extranjero. Idea exactísima de la institución, objeto, atribu­ A tal fin corresponde la reciente creación de las ciones, composición, manera de funcionar, ingresos Cámaras de comercio fuera de España. Ellas, como y gastos,—todo está previsto, como resultado de un dice el texto oficial, «encauzan las corrientes co­ concienzudo estudio que hace honor al ministro que merciales donde se hallan formadas, las promueven ha sabido realizarlo; y no con el carácter obligato­ y alientan donde aún no existen, ofrecen al comer­ rio, sino como modelo y ejemplo, para dar toda clase cio las seguridades y elementos que le son indispen­ de facilidades á los interesados, á fin de que secun­ sables, y logran dar á la emigración un carácter den pronto y bien las disposiciones oficiales. Que que le torna útil á la patria, compensando en cierto cumplan ahora BU d^er y sean fieles á su interés modo la debilidad que produce con el desarrollo de los favorecidos por la Real orden y Memorándum nuevas relaciones económicas.» á que nos referimos. Se les encomienda el establecimiento de locales cou muestrarios de artículos españoles, á fin de Memorias consulares. transmitir á la metrópoli las observaciones que al examinarlos hagan los consumidores en cuanto se Desde los años de 1849 y 1857, se viene encar­ refiera á las calidades, precios, envases, colori­ gando á los cónsules españoles en el extranjero el dos etc., de los productos nacionales, según el gus­ envío de aquellas noticias que puedan contribuir al to de los habitantes del país respectivo; el envío á fomento del tráfico y al desarrollo de la riqueza España de los productos del mismo que puedan ser pública. objeto de consumo y de tráfico, ó servir para que Dispuesta'su publicación en 1875, dieron lugar á se fabriquen en las manufacturas nacionales objetos la interesante colección Memorias Comerciales de la de aceptación en él; la remisión de noticias y me­ Junta de Aranceles y Valoraciones, en que figuran morias, y la publicación de boletines que pongan en muchos apreciables trabajos. relación á estas instituciones con los centros análo­ Concienzudos estudios, unas veces, estas Memo­ gos y con la metrópoli, y que sirvan de guía eficaz rias, de la situación "de los mercados en relación con para el comercio. A ellas incumbirá también el ar­ los intereses españoles, nutridas de consejos prác­ bitraje en las cuestiones mercantiles, ya entre espa­ ticos, de observaciones sagaces y de reglas útilísi­ ñoles, ya entre estos y los naturales del país, á fin mas para el comercio nacional,—se pierden otras en de evitar litigios y perturbaciones y castigar rápi­ vagas generalidades, ofrecen solo prolijas estadísti­ damente la mala fe en cuestiones de comercio, así cas sin aplicación alguna á España, y largas expo­ como la preparación de reuniones ó congresos que siciones de sucesos sin trascendencia para la mar­ tiendan á desarrollar ó promover los intereses eco­ cha del tráfico. nómicos de España. Dar unidad á estas Memorias, hacer qtie res­ La organización de los comerciantes é industria­ pondan á las necesidades inmediatas del comercio y les que vivan en país extranjero, en un centro co­ de la industria, convirtiéndolas en documentos mún,' llamado á sostener relaciones con las Cámaras breves para que sean leídos, sustanciosos con aban­ españolas para él desarrollo de sus comunes intere­ dono de toda pretensión retórica, y propios para ses, deberá, sin duda, ofrecer resultados fecundos, ofrecer á las clases mercantiles la ilustración nece­ como los obtenidos por Inglaterra, Francia é Italia, saria para que atiendan debidamente á sus negocios mediante el planteamiento de estas instituciones. y descubran horizontes desconocidos en los mismos, REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 93

88 el fin que se ha propuesto el señor ministro de se , será posible competir y presentarse armados en Estado al redactar la circular publicada en la Ga­ esta lucha económica de los tiempos presentes, de ceta del día 13 de Noviembre. cuyo resultado pende el porvenir de los pueblos. Contendrán en adelante las Memorias un resu­ He aquí la trascendencia de la circular á que nos men general del comercio de importación y expor­ referimos, que viene á constituir un nuevo paso en tación del distrito consular, determinando los artí­ el desarrollo de la fecunda política comercial á que culos procedentes de España ó á ella destinados; responde la creación reciente de las Cámaras de Co­ su aumento ó disminución durante el último quin­ mercio. Estas, instituciones de índole privada, su­ quenio, y la comparación de este aumento ó dismi­ ponen la organización y agrupamiento de fuerzas, nución con los que haya sufrido el tráfico de los antes dispersas, en interés de la prosperidad patria; productos similares procedentes de otros países ó la reforma en el servicio de las Memorias consula­ remitidos á ellos. Igualmente deben mostrar el mo­ res tiende á dar medios de ilustración á aquellas vimiento de la navegación, marcando la parte que entidades, á poner á su servicio la competencia y en ella tenga la bandera española y las causas que los estudios especiales del Cuerpo consular de Es­ contribuyan á que su participación esté en desarro­ paña, allanándoles el camino para la realización de llo ó decadencia. su meritoria obra. En el caso de que, en el comercio de importación de España, resultara en baja el consumo de alguna Lineas de vapores. clase d« mercancías por la competencia de otras procedencias, se indicarán las medidas oportunas Para impulsar el progreso material de nuestra pa­ para vencer aquella y restablecer la superioridad del tria, abrir amplios horizontes á su comercio, conjurar producto español. la crisis y fomentar la producción en la Península y Se recomienda la descripción de los enyases y del en las colonias, era preciso el desarrollo de las co­ modo de preparar y presentar las mercancías, como municaciones marítimas, estableciendo lineas regu­ de las demás circunstancias que puedan influir en su lares y rápidas con todas las posesiones españolas aceptación , y la indicación del sistema seguido por y con todos los países donde tenemos intereses. otros países para facilitar la colocación de sus pro­ A esta consideración ha obedecido el Gobierno al ductos y asegurarse el mercado, fijándose muy es­ celebrar el contrato con la Compañía Trasatlántica, pecialmente en los siguientes puntos: sistema y tipo para cuya ratificación ha presentado un proyecto de las comisiones, créditos concedidos á los comi­ de ley á las Cortes. sionistas y á los compradores, plazos para pagar Se exige en el convenio que las comunicaciones los envíos y garantías de los vendedores, facilida­ con las Antillas sean n^ás rápidas que las paralelas des para el descuento de los efectos mercantiles, extranjeras. Además, estas líneas se prolongarán agencias ó representaciones para la venta de los hasta los Estados-Unidos, Méjico, Venezuela y Co­ productos, é instituciones que puedan facilitar el lombia, por medio de tres expediciones mensuales, conocimiento y pedido de los artículos de cada país. desde la Habana á New-York; otras tres desde la Deberán estudiar los agentes consulares los me­ Habana á Veracruz, y una á varios puertos de Ve­ dios que el comercio español podría emplear para nezuela y Colombia hasta Colón. Completadas es­ alcanzar mayor desarrollo, y especialmente cuanto tas por medio de una serie de servicios combinados se refiera á viajeros de comercio, muestrarios, ex­ que las extienden desde Valparaíso hasta San posiciones permanentes ó flotantes, entrega gra­ Francisco de California, y desde Nueva Orleans tuita de muestras ó venta de estas á precios redu­ hasta Quebec, llegarán á convertir á las Antillas en cidos. centro de una vasta red entre las diversas regiones Proporcionarán, por último, las Memorias la de América y Europa, que^ á no dudarlo, crecerá mayor suma de antecedentes que sea posible reunir considerablemente en producción y tráfico, sobre sobre la buena ó mala fe que hayan tenido los ex­ todo, el día en que se termine el canal interoceánico. portadores de productos españoles, y las diferencias Para atender á la comunicación de la Península que entre las muestras de los productos y la calidad con las naciones de la costa oriental de la América de los envíos puedan haber perjudicado al desarro­ del Sur, se establece una línea que, reuniendo en llo de las relaciones mercantiles de España. Cádiz el tráfico procedente de nuestro litoral del Estudiados todos estos extremos y dados á cono­ Mediterráneo y Cantábrico, llega hasta los princi­ cer los esfuerzos hechos en todas partes para des­ pales puertos del Brasil, Uruguay y República Ar­ arrollar la exportación, los nuevos mecanismos y gentina. las combinaciones felices que sirven para alcanzar Las Filipinas tendrán un servicio superior en mar­ éxitos en la esfera del comercio, y hasta los errores cha al que para aquellas regiones poseen las nacio­ y los extravíos de los nacionales que deban evitar­ nes de Europa, con excepción de una sola; hablen» 94 EEVI8TA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. dose añadido una expedición cada año al niímero de Se hace obligatorio también para la Compañía el las que actualmente se verifican. Ya que no haya facilitar pasaje y conocimiento de embarque para sido posible establecerlas con más frecuencia, se ha todos los puertos del mundo visitados por líneas re­ aumentado la capacidad de los buques, lo cual gulares. equivale á mayor número de expediciones. Siguiendo el laudable ejemplo de los países que El establecimiento de los servicios combinados buscan en la marina mercante un concxirso eficaz que comunican la línea de Filipinas con los princi­ para las escuadras de combate, el Gobierno ha pro­ pales puertos de Oceanía, China, Japón é India, curado que los buques de la Compañía subvencio- responde al propósito de convertir aquel Archipié­ cionada reúnan condiciones para convertirse, si fue­ lago en un importante centro comercial entre tan ra preciso, en cruceros y avisos de guerra. vastas regiones, así como al de proporcionar á los Era condición precisa para que el país obtuviese productos peninsulares fácil acceso á las mismas. de sus líneas marítimas las ventajas que tiene dere­ A este último pensamiento obedecen también los cho á esperar, que se hiciese cargo de su desempeño servicios combinados del golfo Pérsico y costa orien­ una entidad que uniera á los importantes capitales tal de África; así como los menos importantes que necesarios , una reconocida competencia para su enlazan las líneas coloniales con los principales buena organización y condiciones de patriotismo su­ puertos de Italia, Holanda y Alemania, tienden á ficientes para responder á la elevada misión que se facilitar la colocación de los productos de nuestras le encomienda. El Gobierno ha creído que esas con­ provincias de Ultramar en diversos mercados. diciones las reunía de una manera satisfactoria la También se crea una línea á Bto de Oro y Fer­ Compañía Trasatlántica, que es la concesionaria de nando Póo, pero con facultad de modificarla des­ los servicios que se trata de organizar. pués de haberla estudiado prácticamente, atempe­ Para atender á estos servicios, la cantidad de rándose por el momento á las exigencias probables 1.800.000 pesetas consignadas en el presupuesto de del tráfico de dichas posesiones y á las condiciones la Península, la de 1.575.000 del de la isla de Cuba, de las lineas extranjeras similares, así como á lo la de 594.000 del de Filipinas, y la de 225.000 difícil y costoso de la navegación en los momentos del de Puerto-Rico,—se ampliarán «n 2.020.000 pe­ presentes. setas, necesarias para satisfacer en lo que resta del Las líneas de Marruecos se organizan definitiva­ actual ejercicio económico el servicio objeto de la mente, estableciendo una comunicación cada quince ley. El importe de esta ampliación, así como el días entre Cádiz y Tánger, que sirva de vía princi­ del gasto total que origine el mencionado servicio pal para la correspondencia y el pasaje; una comu­ en los años sucesivos, ha de sufragarse la mitad nicación, cada quince días también, entre los puertos, por el presupuesto de la Península y la otra mi­ de Málaga, Algeciras y Cádiz á los de Ceuta y Tán­ tad por los Tesoros de las provincias de Ultramar. ger; y otra comunicación mensual entre los men­ cionados puertos españoles y los de Larache, Rabat, E. TOREES CAMPOS. Mazagán y Mogador. Estas líneas se relacionan en Cádiz con las que allí afluyen, recorriendo todo rooaQOOoaaB nuestro litoral, que quedará así perfectamente co­ municado con el vecino imperio. CÁMARA ESPAÑOLA EN TANGER. Se exige que las tarifas de la Compañía conce­ sionaria no sean más elevadas que las análogas ex­ Por invitación del cónsul do España en Tánger, tranjeras; que siempre resulten más bajas para los D. Francisco Lozano Muñoz, se reunieron los co­ productos nacionales que para los extranjeros; y merciantes é industriales de dicha plaza, sin distin­ que sus tipos sean inferiores por lo menos en un ción de nacionalidad ni de creencia, el día 4 de 10 por 100 á los de las extranjeras para todos los Diciembre, para tratar de la constitución de una puertos servidos por líneas combinadas. Con igual Cámara de Comercio española que fomente las tran­ fin se establece que las mercancías cuyo tráfico crea sacciones mercantiles del Imperio con nuestro país. conveniente el Gobierno desarrollar, obtengan en Entre los concurrentes había muchos moros y he­ sus fletes una bonificación de 50 por 100, y que los breos que representaban la banca, el comercio, las agentes de la misma Compañía vengan á ser como artes y la industria. factores de nuestro comercio en los mercados ex­ El Sr. Lozano Muñoz dijo que la nueva institu­ tranjeros, exhibiendo muestras y precios de nues­ ción, al desarrollar el tráfico con España, ha de crear tros productos, realizando su venta, así como el facilidades á los demás pueblos que comercian hoy seguro de su conducción y reembolso de su importe, ó aspiran á llevar su comercio á Marruecos, y con­ y facilitando á los productores nacionales todas las tribuir á elevar y mejorar la condición de los marro­ noticias que puedan serles útiles. quíes, mediante el poderoso estimulo del tráfico y REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 95 la ganancia. Recordó los servicios prestados en todo propio suelo; afirmaciones que obtuvieron la adhe­ tiempo, con sacrificio hasta de sus hijos, por España, sión calurosa y el aplauso de 35 provincias repre­ para llevarles los beneficios de la civilización y de sentadas por sus corporaciones y centros de vida la vida moderna, y consideró como un importante más importantes. paso en este camino el establecimiento en Tánger Ese es, dijo, el espíritu de España: sin perjuicio de una Cámara de Comercio, que servirá de punto de que Marruecos conserve su individualidad en de conjunción entre los productores y consumidores aquellas cosas que, como la religión, son elemento de uno y otro pueblo. esencial de su vida, aspira á que entre con pié firme Hé aquí algunas de sus manifestaciones en punto en el camino de la civilización y en el concierto de á las ventajas que debe reportar la nueva institución: los pueblos cultos. Y como nadie, se cree obligado «En comunicación directa y frecuente esta Cámara nuestro país á cooperar á la realización de estos de­ con los comerciantes y con las Cámaras de España beres que imponen de consuno la vecindad, la iden­ y las que van á crearse en el extranjero, y en co­ tidad de raza, la historia, y hasta el sentimiento y la municación también con los comerciantes de la costa mutua simpatía. Paso importante en este sentido es y del interior de Marruecos, podrán los unos y los la creación de la Cámara de Comercio en Tánger, otros adquirir de la Cámara de Tánger cuantos da­ medida que refleja bien los nobles propósitos del ac­ tos juzguen necesarios para llevar á cabo con acierto tual ministro de Estado con respecto á Marruecos. sus transacciones. La demanda y la oferta en todos El 8r. Abrines, fundador y director del «Al-Mo- estos mercados, la calidad é importancia de las mer­ ghreb-al-Aksa,» que ha defendido constantemente cancías, el precio, la comisión, los fletes, los trans­ la misma política marroquí que nuestra SOCIEDAD portes, el seguro, los derechos de aduana, todo, en patrocina, habló en nombre de la prensa tangerina fin, lo que pueda afectar al éxito de las compras y y como decano de ella, para manifestar su adhesión de las ventas, podrán saberlo el productor y el con­ al pensamiento de la Cámara de Comercio y ofre­ sumidor con todo detalle. cerle el concurso de su excelente diario; recordando »Las compañías españolas de navegación que hoy con tal motivo que siempre fué sostenedor decidido recorren, ó que proyecten recorrer mañana las cos­ de los procedimientos justicieros de España en Ma­ tas marroquíes, tendrán igualmente noticias sobre fle­ rruecos, especialmente contra ciertos ambiciosos tes; los depósitos de muestrarios ó mercancías de una planes que pudieran afectar á la independencia é y otra parte podrán encomendarse á la custodia y integridad de aquel Imperio. vigilancia de la misma Cámara, que facilitaría asi El 8r. Cohén, director del «Réveil du Maroc,» en gran manera las operaciones. dijo que el marroquí es esencialmente comerciante; »E1 viajero y el comisionista, que tantos'obstácu­ que hoy, estimulado por el lucro, sale de su país y los encuentran por el idioma y la especial manera forma colonias como la muy numerosa de Manches- de ser de este pueblo para adquirir informes y noti­ ten, y otras en Francia, Italia y Egipto; y que, por cias mercantiles, tendrán en la Cámara un centro de tanto, el medio civilizador adoptado por España es reunión y de contratación, donde podrán cerrar en el oportuno y eficacísimo. Para el desarrollo del comer­ acto muchas de sus transacciones. cio en general, añadió, ha sido hasta hoy el mayor »La8 diferencias y querellas en negocios mercan­ obstáculo la falta de datos ciertos y dignos de con­ tiles, pudieran igualmente resolverse en justicia y fianza, que el comercio europeo necesita. La Cámara equidad por esa Cámara, con gran economía de di­ de Comercio, organizada para reunir aquellas noti­ nero y de tiempo para los litigantes.» cias, será una fuente de información puesta al ser­ Habló después el doctor español D. Felipe Ovilo, vicio del comercio universal, llamada á prestar & las como individuo de la Junta directiva de la SOCIEDAD clases mercantiles, sin distinción de nacionalidad, DK GEOGRAFÍA COMERCIAL, recordando la fórmula grandes beneficios. Por eso deben adherirse y con­ de la política hispano-marroqui, en que ha con­ tribuir al sostenimiento de ella los extranjeros. cretado aquella los ideales de la patria. Combatió También ofrecieron su cooperación y demostraron el vulgar error de que en España se miraá Marrue­ los beneficios de la reciente creación, los Sres. Pi­ cos con deseos de conquista, con aquellas frases de mienta, secretario del Casino del Comercio; Laredo, nuestra exposición á las Cortes en que se pedía una redactor de «El Eco Mauritano»; Capacete, en re­ política encaminada á la regeneración del Imperio y presentación de los industriales españoles; Martí, su unión fraternal con España, declarando que es­ secretario de la Legación de España, y el doctor Ce- tábamos obligados á defender su integridad y la narro, agregado á la misma. Este, además, haciendo soberanía plena de su gobierno por toda clase de justicia á la raza hebrea, cuyas condiciones de labo­ medios diplomáticos y militares, y á'considerar toda riosidad, inteligencia y tacto comercial elogió calu­ amenaza contra aquel Estado como una amenaza rosamente, la excitó á cooperar á la realización del contra nuestro propio territorio ó contra nuestro feliz pensamiento del ministro de Estado, y llamó 96 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

la atención hacia las corrientes de simpatía y los cuna de sus antepasados, y que en esa tierra bende­ deseos de reparación por antiguos y lamentados cida descansan las cenizas de nuestros abuelos. De errores, que siente la España moderna con respecto aquí nuestro amor, nuestro interés á todo lo de á los judíos. España. Tengan ustedes la seguridad, señores, de En respuesta á estas excitaciones, el ilustrado que esto lo probaremos una vez más, prestando hebreo Sr. Pinhas Ásayag pronunció el precioso nuestro concurso, aunque humilde, pero entusiasta, discurso que copiamos integro: á la nueva Cámara de Comercio española. «Me levanto con íntimo placer, con verdadera efu­ »Como prueba de ese afecto, os propongo, seño­ sión, para celebrar el objeto que aquí nos reúne esta res, un viva á España. ¡Viva Españal» noche. Y se justifica el sentimiento de satisfacción En el acto se suscribieron como miembros de la que de esta manera me embarga, por tratarse de un Cámara muchos de los presentes, ofreciendo algu­ asunto que directa y especialmente tiene relación nos, como los Sres. Benasule y Vidal, en nombre el con España; y todo lo que á España se refiere, me líltimo de una casa naviera de Cádiz, importantes entusiasma, me deleita, señores. España, la noble, la donativos. generosa, la hidalga España, que ha recorrido el Esta sesión, de que da cuenta in extenso el «Al- mundo entero con la enseña de la civilización, la Moghreb al-Aksa,» tuvo lugar el día 4 de Diciem­ que en muchas ocasiones ha significado el emblema bre. El día 7 quedaba ya constituida la Cámara y del progreso, vuelve la vista hoy á esta región apar­ elegidos para formar su Comité, bajo la presidencia tada, á este rincón del oscurantismo, á iluminar á del Cónsul de España, los Sres. Vidal, Azulay, Marruecos con la luz de una institución que entraña Azayag, Bonelli, Bemasuli, Domínguez, Ducali, el adelanto, vivificando á este país con el soplo de Ester, üaessner, León, Martínez, Hastoy, Parien­ su aire suave y bienhechor. te, Ruiz, Torralva, Pimienta y Capacete. «Pronto será un hecho la constitución de una Cámara de Comercio en Tánger, y esto se deberá á España: en mi humilde opinión, esa Cámara ha de ser bajo todos conceptos útil y provechosa, tanto EL ESTUDIO DE LA LENGUA ÁRABE. para la misma España cnanto para el comercio ma­ rroquí. El Sr. Derenbourg, profesor de árabe en la Es­ »Útil y provechosa será para España, que aparte cuela de lenguas orientales vivas de París, muy co­ de la extensión que ha de dar á su comercio, repor­ nocido entre nosotros por sus importantes trabajos tará beneficios también á su política, acrecentan­ en la Biblioteca del Escorial y las relaciones amis­ do la preponderancia y prestigio de aquella nación. tosas que sostiene con muchos españoles estudiosos, De igual modo aprovechará al comercio marro­ ha pronunciado en este año ante sus antiguos dis­ quí, pues que á la sombra de la citada Cámara, se cípulos dos conferencias que ha impreso con el verán apoyadas sus reclamaciones y realizados sus título La Science des religions et l'islamisme. No es deseos por el concurso eficaz que indudablemente este lugar á propósito para hacer el análisis y el ha de merecer de las altas esferas gubernamentales. elogio que merece la monografía del docto orienta­ Justo será lo que España obtenga en Marruecos, lista ; pero juzgamos muy oportuno traducir la con­ en recompensa á sus desvelos. Sería muy sensible, clusión de la última conferencia, por lo bien que después de todo, que la abnegación y sacrificios lle­ cuadra á los fines de esta SOCIEDAD. El estudio de vados á cabo por España en este imperio, la sangre la lengua árabe es el único vehículo propio para generosa derramada en la batalla de Tetuán y otros ponernos en contacto con la población del Imperio hechos que hablan en su favor, no dieran á esta de Marruecos y de gran parte del Sahara, y nada nación las legítimas garantías de respeto é influen­ nos parece más adecuado para apoyar esta idea que cia á que tiene derecho. los párrafos que se van á leer á continuación. «Esto sentado, hablaré ahora como hebreo, co­ EDUARDO SAAVKDBA. rrespondiendo á una grata alusión del Sr. Cenarro, que agradezco. Los hebreos marroquíes, señores, «Tanto como está abierto el islamismo á conce­ ven con señalada predilección y cariño lo que afecta siones y transacciones en lo interior de su recinto, á España: seguimos con preferente atención las otro tanto está cerrado á las influencias de fuera y evoluciones de su vida; nos alegra su bienestar, de se recoge en sí mismo para defenderse contra todo igual modo que lamentamos sus desdichas. No sola­ ataque.» «Acepta el perdón, dice Alá (1), ordena la mente el hebreo marroquí fraterniza con lo que se generosidad y apártate de los infieles.» El senti­ llama español, sino que hasta se considera con de­ miento de desconfianza respecto de lo extranjero, recho de ser español; porque, señores, el hebreo marroquí no olvida nunca que España ha sido la (1) Alcorán,'VII, 198. REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 97

está clarado como envenenado dardo en el corazón cuando estos sientan á la vez la superioridad de la de todo musulmán. ¿No habrá ningún medio de fuerza y del saber; cuando encuentren en ellos per­ extraerlo; es la herida demasiado profunda para que sonas á quienes puedan hablar en cualquier coyun­ se pueda tratar de curarla? tura. El aislamiento de los que como desterrados Antes de separamos, señores, me habéis de per­ van ahora á Argelia 6 á Túnez, cesaría como por mitir que 08 presente mi diagnóstico en todo su encanto si, aleccionados por el ejemplo de lo que optimismo; pero también he de deciros con fran­ Inglaterra practica con éxito en las Indias, bus­ queza y con algo de pesimismo, que no combatimos cáramos un personal especialmente preparado para el mal con medios eficaces y que estamos muy ex­ administrar nuestras colonias musulmanas, y deci­ puestos á verlo empeorar como no cambiemos de dido á empezar, proseguir y terminar en ellas su rumbo. carrera, estimulado por las ventajas que se le con­ Después de Inglaterra, Francia es la nación de cedieran. Europa más interesada en hacer cesar la mala inte­ Debiendo ser el conocimiento de la lengua ¿rabe ligencia entre cristianos y musulmanes, en asegu­ la primera condición para poder aspirar á empleos rar definitivamente la reconciliación de vencidos y en Argelia, en Túnez, y tal vez en el Sencgal, vencedores; mas no se espere obtener la aquiescen­ ¿cómo proveerá la metrópoli á esta necesidad reco­ cia de los espíritus recalcitrantes con solo dejarles nocida, cómo formará estos contingentes de nuevo libertad en sus convicciones religiosas y sus con­ género, este tercer ejército que organice las con­ ciencias independientes. quistas del segundo, que es el ejército colonial? Un diplomático eminente, uno de los obreros Un maestro de lingüística, que lejos de hacer avanzados en el establecimiento de nuestro protec­ una oración pro domo aua ha tratado de demolerla, torado en Túnez, M. P. d'Estournelles de Constant, ha propuesto una solución para este problema y ha hecho ver los servicios que su conocimiento de ha indicado ante un auditorio numeroso cómo se los árabes hubiera seguido proporcionándonos en aprenden las lenguas extranjeras sin echar mano de tierra musulmana, por medio de las reflexiones que los procedimientos científicos que él mismo había siguen (1): puesto en boga entre la juventud francesa. Inexo­ «No hay en el mundo árabe institución política, rable con «la escuela de las palabras y de los dic­ que no tenga por base la religión. La escuela y el cionarios,» M. Bréal (1), que tantas veces ha expli­ tribunal están en la mezquita; el pueblo no se com­ cado las unas y ha hojeado los otros, cuando no los pone de ciudadanos, sino de fieles; las hordas que ha compuesto, se ha declarado partidario del empi­ se oponen á nuestras conquistas no se reclutan rismo, de la educación del oido, de la práctica á como voluntarios, sino como creyentes; la guerra todo trance, de la conversación, aunqoe sea con no hace á estos creyentes soldados, sino fanáticos; gentes de inteligencia ó educación inferiores, dé solo el estandarte del Profeta puede conducir un aclimatarse en un país para instruirse, no en pági­ musulmán á la victoria.» nas inanimadas, si no en constante relación con los La unión íntima de lo temporal y lo espiritual habitantes; de los viajes, en que el ambiente que se ha sido siempre el carácter de la propaganda mu­ respira enseña mejor que todos los maestros la pro­ sulmana y lo es ahora de la resistencia que el isla­ nunciación de las palabras, la construcción de las mismo opone á nuestras ideas, á nuestra lengaa y frases y el manejo del idioma. á nuestra dominación. Si este método es el mejor, si el fardo gramatical Para hallarse en estado de sostener la lucha con y lexicográfico no pueden engendrar más que des­ armas iguales, es preciso que los representantes de venturas análogas á la odisea lamentable de M. Fr. Francia de todas las categorías estén iniciados, no Gouin; ¿cómo es que, salvo honrosas excepciones, la solo en el idioma, sino también en la religión de gran mayoría de los funcionarios destinados á paí­ aquellos que pretenden dirigir. La ayuda de los in­ ses musulmanes, á modo de diamantes sin pulir, térpretes, por buenos que sean, nunca suplirá la hayan vivido al lado de los árabes codeándolos sin conversación espontánea, íntima, familiar entre mezclarse con ellos, sin participar de su vida, sin dos hombres que, conservando siempre la debida entender jamás otra cosa que algunos retazos de lo distancia, cambian directamente sus ideas y las que hablan, sin alcanzar aptitud para discutir sus modifican por el contacto mutuo. La acción de ideas? ¿cómo es, por otra parte, que vuestros ante­ nuestros empleados, prefectos, subprefectos, admi­ cesores en esta cátedra, vuestros compañeros de nistradores civiles, comandantes militares, conse­ ayer, aquellos en cuyas huellas vais poniendo vues­ jeros, jueces, etc., etc., no se ejercerá de un modo tras plantas y que acaban de dejar mi enseñanza verdaderamente decisivo sobre los indígenas, sino teórica para lanzarse á la vida práctica, no hayan

(1) Sewe dei Vtux-MonSes, Marzo de 1886, p. 100. (1) BevM de Penseignement, IS Marzo, 1886. 98 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

tenido que pasar más que un corto periodo de tan­ de un modo un poco ideal y más conforme á las teo, apenas dos ó tres meses, para quedar capaces leyes de la fonética que á los caprichos del uso; de prestar servicios justamente apreciados, para pero no tengáis cuidado, que bien pronto os apro­ poder consagrar sus conocimientos pacientemente piaréis el modo de pronunciar y de expresar en los adquiridos á mantener el prestigio que Francia diversos medios donde tengáis que ir á vivir. Cono­ ha conservado y conservará en Oriente? Los ensa­ ciendo con precisión las convenciones y los artificios yos hechos por el Ministerio de Negocios extran­ por los cuales la lengua literaria se ha deformado y jeros me parecen de éxito sobrado lisonjero para no bastardeado, os detendréis á tiempo en el declive en tentar el patriotismo de los Ministerios de lo Inte­ que podríais resbalar, y mantendréis vuestro len­ rior, de Justicia y de las Colonias, del Gobierno guaje sin pedantería á una altura en que no sea general de la Argelia y del protectorado de Túnez. inaccesible, pero que haga buscar vuestro trato y El sistema preconizado por M, Bréal conviene á respetar vuestra autoridad á los indígenas de bue­ los niños para darles el primer baño de un voca­ na educación, y los árabes instruidos. bulario elemental, que se escarde más adelante de El estudio del alcorán,-al cual vamos á entregar­ los elementos espúreos á medida que su caudal se nos juntos, será para vosotros una palanca pode­ acrezca, pero que será provechoso para alcanzar rosa para obrar sobre los musulmanes. No solo es una altura superior. Pero la segunda enseñanza el alcorán el modelo, el milagro que todos los es­ tiene ya otras exigencias. En Alemania, según me critores musulmanes tratan de imitar de lejos en dicen, no han podido atraer á los Institutos extran­ su estilo, sino que embuten en sus producciones, ya jeros de mérito como maestros, y han renunciado á una frase del texto sagrado, ya una palabra suel­ hacer enseñar el francés y el inglés por franceses é ta, ya una alusión discreta á un pasaje que es pre­ ingleses. La enseñanza superior permite menos aun ciso tener presente en el pensamiento para no ex­ colaboradores cuyo titulo principal de suficiencia traviarse al interpretarlo. Ni aun los documentos sea la casualidad que les ha hecho nacer en tal ó oficiales se ven libres de esta necesidad que el mu­ cual país. En la Escuela de lenguas orientales, la sulmán experimenta de ostentar su erudición espe­ admisión de ayudantes indígenas no ha correspon­ cial ; y penetra hasta en la conversación, por poco dido á las esperanzas de los partidarios de esta in­ elevada que sea la categoría de las personas que la novación. Estos auxiliares no han empezado á se­ mantienen. ¿No ha invadido la lengua del alcorán cundarnos con eficacia hasta tanto que han adopta­ el persa y el turco tras de la religión y de la es­ do nuestras costumbres pedagógicas. critura? Séame permitido notar aquí una impresión per­ Sin querer rebajar la importancia de los estudios sonal. Por mi parte he comprobado un fenómeno literarios á que os invito en los diversos grados de inverso del que ha señalado M. Bréal. Las palabras mi enseñanza de árabe, creo poder afirmar que el se graban menos en mi entendimiento por una per­ conocimiento íntimo del alcorán os será de utilidad cepción del oido que por la acción de los ojos, y la más inmediata y más constante que nuestras excur­ memoria me las presenta más como figuras que siones en los jardines floridos, con las conferencias como sonidos. ¿Es esto una afección particular de de Hariri, en la frondosa vegetación de una natu­ mi óptica individual? No lo sé, pero una lengua que raleza exuberante con la autobiografía de üsama, no tenga su alfabeto no trazará nunca en mi un ó en las áridas estepas con el libro de Sibauihi.» surco profundo. Siempre he deplorado que el latín y el francés no usaran distintos caracteres; y el ab­ surdo cometido al aplicar las letras árabes á la es­ critura del persa y del turco me ha hecho renunciar C RO N I C A. muy pronto á poseer las tres lenguas musulmanas. Homenajea ¿ los exploradores del Sahara. — La nueva marina Nunca hubiera podido aprender el zendo ni en el militar de España.— Cámaras de Comercio en las Antillas y Filipinas; en Londres; en Roma.—Abolición del patronato en manual de Justi ni en la gramática de Hovelacque, Cuba.— Estaciones agronómicas en Cuba.—El arbitraje en la porque uno y otro usan transcripciones. La forma cuestión entre Italia y Colombia.—Sociedad Excursionista cnatalliinii—f n^-tiigal en al ^g^ft y en el Zambese.-Alema- solo de las letras, con la variedad de sus combina­ nia y las Carolinas. —Biblioteca española para él hospital ciones y composiciones, me trae á la memoria las de Oran.—La prensa en Ceuta.—El BuUetin de la Sociedad Académica ludo-China de Francia.—Francia y España en el palabras del mismo modo que se unen los teoremas Golfo de Ouinea. al aspecto de ciertas figuras geométricas. La pronunciación, que ha precedido á la escri­ El día 7 de Octubre fueron presentados los via­ tura, pero que después de haberse cristalizado en jeros Sres. Cervera, Quiroga y Rizzo al Consejo de eUa no ha dejado de alterarse por el juego de los Ministros y los recibió S. M. la Reina. El 24 asis­ órganos y el desgaste del lenguaje, será enseñada tieron á la SOCIEDAD DE GEOORAFÍA COMERCIAL , y tal vez por un profesor imbuido en otros principios el 27 á la Geográfica de Madrid; recibiendo en aque- EEVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

lia las felicitaciones de los Sres. Coello, Costa y Adjunto insertamos el croquis del Sahara occi­ Carvajal, y en la última la del Sr. Botella. El 30 dental donde ha tenido lugar la expedición, y á que celebró la SOCIEDAD DE GKOGRApf A COMERCIAL una hemos hecho referencia en la pág. 54. Al libro que sesión solemne en el local del Ateneo, con asistencia acerca de su viaje están escribiendo los Sres. Qui­ de comisiones de los más importantes centros cien­ roga y Cervera, acompañará un mapa extenso en tíficos de la capital, para que los viajeros expusieran colores, que ha sido imposible preparar para este los resultados de la expedición. Hablaron, además, número de la REVISTA. en dicha sesión: el 8r. Coello, como presidente déla SOCIEDAD DE GEOGRAFÍA COMERCIAL, y el Sr. Núñez de Arce en nombre del Ateneo. A un lado del estra­ Según el proyecto de ley sobre construcción de una do pendía nn mapa mural de la región explorada, escuadra que acaban de aprobar las Cortes, deben hecho para esta ocasión por el Sr. Ferreiro. La se­ gastarse 225.000.000 de pesetas en los buques si­ sión ordinaria de la Sociedad Geográfica del día 2 guientes: 1 acorazado, 12 cruceros de primera clase, de Noviembre estuvo dedicada & oir á los viajeros. 13 de segunda y tercera, 100 torpederos de primera En el Centro militar dio una conferencia el señor clase, 50 de segunda, 1 trasporte arsenal, 32 caño­ Cervera, el día 8. El 12 concurrieron los Sres. Cer- neros torpederos y 20 lanchas de vapor. A estos se vera y Quiroga á la Institución Libre de Enseñanza, unirán 2 acorazados, 6 cruceros de primera clase, donde estaban reunidos, para recibirlos, sus profe­ 16 buques de segunda y tercera clase y 37 menores sores. que en la actualidad existen. El 6 fueron obsequiados con un banquete en el Para la construcción de esta flota se consignará Café inglés. Estuvieron representados en él las So­ en el presupuesto de la Península de 1887 á 88 y ciedades Geográficas, la Institución Libre de Ense­ en los nueve sucesivos, la suma de 19 millones de ñanza, el Ateneo, el Centro militar, el Círculo de pesetas en cada uno de los dichos presupuestos. la Unión Mercantil, el Fomento de las Artes y la La diferencia entre los créditos que han de incluir­ Sociedad Hispano-mauritánica de Granada. En se en el presupuesto de la Península y el importe nombre de estas corporaciones brindaron los seño­ total de la cantidad fijada para construcciones na­ res Saavedra, Pedregal, Botella, Labra, Vidart, vales, se satisfará anualmente y en la proporción Pastorín, Rodríguez y Sarda; y por la prensa geo­ que corresponda, con Cargo á los presupuestos de gráfica y política, los Sres. Ferreiro y Blanco Asen- Ultramar,—en concepto de gastos de defensa marí­ jo, Contestaron los Sres. Cervera y Quiroga, y re­ tima de las colonias,—ó con los créditos que se sumió los brindis el Sr. Coello. acuerden por el Gobierno. Queda este autorizado para contratar las cons­ trucciones en los astilleros ó fábricas nacionales ó extranjeras, ó con las de esta última naturaleza que . En Segorbe, de donde es oriundo D. Julio Cer­ quieran establecerse en España, con el fin de que vera, se le hizo un entusiasta recibimiento á su lle­ puedan obtenerse en el más corto plazo y con la ga­ gada. En ella tomó parte activa el Ayuntamiento, rantía del crédito que merezcan los talleres y res­ que ha declarado al mismo, hijo predilecto de la ciu­ ponsabilidad de los constructores: y asimismo, para dad, y acuñará una moneda conmemorativa de la Tiacerlo directamente con estos, prescindiendo de las expedición al Sahara. En honor suyo, del Presiden­ formalidades establecidas en el decreto de contrata­ te de la SOCIEDAD DE GEOGRAFÍA COMERCIAL y del ción de servicios públicos, previa audiencia del Cen­ doctor Quiroga, se ha celebrado un banquete el día tro técnico de la Armada. 8 de Diciembre. « * * • * Por Real orden de 16 de Diciembre, y «atendien­ Por Real decreto de 19 de Noviembre se ha dis­ do & las recomendaciones oficiales hechas al Minis­ puesto la creación de Cámaras de Comercio en las terio de la Guerra por los presidentes de las Socie­ poblaciones de Santiago, San Juan d« Puerto-Rico, dades de GEOGRAFÍA COMERCIAL y déla de Madrid,» Ponce y Manila, y las demás que merezcan por su se ha concedido al capitán Cervera [el empleo de importancia tener estas instituciones. La de la Ha­ comandante de Ejército; á D. Felipe Rizzo, la cruz bana está autorizada desde 21 de Octubre último. de la orden del Mérito Militar, designada para « premiar servicios especiales, libre de gastos; y al • * tirador del Rif El hach-Abd-el-Kader l'Adjar la cruz pensionada de la propia orden y distintivo Con asistencia numerosa y selecta de españoles, blanco. se ha constituido la Cámara de Comercio de España « « en Londres, en sesión celebrada 6n el edificio de la 100 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

City llamado Winchester House, bajo la presiden­ Conde de Torre-Díaz, Artola, Benito, Jiménez, cia del Cónsul general de España. Lasa, Soria, Yeves y Pérez de Lasala. El primero Quedaron elegidos para formar la junta directiva desempeñará el cargo de presidente y el último de los Sres. Conde de Bayona, Marqués de Santurce, secretario general.

Uno de los primeros acuerdos fué declarar miem­ industria, autorizando la libre importación de ma­ bros perpetuos y beneméritos de la Cámara á los terias primeras. * Sres. Montero Ríos, Moret y Balaguer, como ini­ • » ciadores de las Cámaras de Comercio en España, en el extranjero y en Ultramar, y al Sr. López Se trabaja con gran actividad para 1» constitución Puigoerrer porsu proyecto de ley, salvador para la de la Cámara de Comercio de España en Roma. REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 101

Teniendo en cuenta la índole especial de aquel mer­ subdito italiano, propuso Italia el arbitraje de Es­ cado y la conveniencia de promoTer el comercio de paña, que fué aceptado por el Gobierno de Bogotá^ cuadros, á dicha institución irá unida una exposi­ La autorización otorgada á su representante en ción, que se aspira á que sea muy importante. Se ha Paris para que asista, como comisario delegado, al hallado, para instalarla, un local de excelentes condi­ Ministro de Estado de España, consagró oficial­ ciones en el centro del barrio comercial de Roma. mente el compromiso. Según correspondencias de dicha capital, la realiza­ El Sr. Cerruti ha sido puesto en libertad y en ción del proyecto, á que coopera activamente el posesión de los bienes confiscados. La apreciación Sr. Conde de Rascón, ministro de España en el sobre la conducta del comandante del Flavio Gioja, Quirinal, mejorará considerablemente la suerte de que empleó la fuerza para poner en libertad á dicho los artistas españoles, proporcionándoles el medio señor, preso por orden de las autoridades colom­ de dar á conocer sus trabajos. bianas, no está sometida al mediador: á dicho oficial * debe juzgarle el Consejo superior de la Marina ita­ liana, ante el cual habrá de justificar al Gobierno Al abolirse la esclavitud en Cuba en 1880, el te­ colombiano las acusaciones formuladas contra el mor sobre la actitud que podría tomar la raza ne­ mismo. gra hizo que se constituyera un patronato que Según la «Independencia Belga», de Bruselas, coartaba la libertad de los que se llamaron desde siendo el carácter y la competencia del Ministro de entonces emancipados. En los seis años de práctica Estado de España una garantía de imparcialidad y de este sistema, se puso de manifiesto que era in­ equidad para los dos países, la sentencia arbitral fundado aquel temor y que el patronato daba lugar terminará definitivamente el conflicto. & abusos por parte de los antiguos dueños. Las En algunos círculos ha corrido el rumor de que Cortes autorizaron al Gobierno para abolir el pa­ el arbitro había hecho las siguientes declaracÍMies: tronato , que ha dejado de existir en virtud de un 1.' Las acusaciones del Gobierno colombiano decreto del Sr. Gamazo, fechado en 7 de Octubre. contra el subdito italiano Sr. Cerruti fueron fundadas. En dicho decreto se dispone que desde su pro­ 2.* El fijar la nacionalidad del mismo no es mulgación en la isla de Cuba cese el patronato, que­ cuestión que deba ser tratada exclusivamente en el dando los patrocinados bajo la protección del Es­ terreno diplomático; pudieron los tribunales colom­ tado y en la necesidad de acreditar durante cuatro bianos entender de ella. años la contratación de su trabajo ó la de dedicarse 3.* Las medidas tomadas por el Gobierno de á un oficio ó profesión conocidos, si no quieren ser Colombia contra el Sr. Cerruti no fueron absoluta­ tenidos por vagos y destinados á prestar servicios mente ilegales, puesto que nacieron de un juicio retribuidos en las obras públicas. previo. R. T. C. * * * * « La decadencia de la agricultura antillana y el empobrecimiento de la isla de Cuba por esta causa, El movimiento excursionista va cundiendo en Es­ hacen necesario estudiar el cambio y el mejoramiento paña. Acaba de constituirse en Madrid y ha princi­ de los cultivos, á fin de llegar á una producción re- piado á funcionar inmediatamente, una asociación muneradora. Y como las instituciones que mejor con el objeto que enuncia el art. 1.* de su Reglar pueden resolver esta clase de problemas son las mentó en los siguientes términos: estaciones agronómicas por el camino de la experi­ «Se constituye en Madrid una Sociedad que lle­ mentación y el ensayo, á ellas se ha acudido, acor­ vará el nombre de Sociedad para el estudio del Ouor dando por Real decreto de 5 de Octubre su estable­ darrama, por ser su fin inmediato, por ahora, la cimiento en la gran Antilla. investigación de esta Sierra y de su población bajo Teniendo en cuenta las diferencias esenciales que todos sus aspectos, sin excluir por ego ninguno de entre las regiones oriental y "occidental de la isla los trabajos de esta índole que con tal carácter í)ue. existen, tanto por la naturaleza agrológica de su da hacer en otras comarcas, encaminados siempre al suelo, como por los cultivos en ellas predominan­ más perfecto conocimiento de nuestra patria.» tes, era preciso establecer dos por lo menos. Una Se hallan al frente de ella cinco naturalistas y se situará en Pinar del Río y otra en Santa Clara. profesores de lo más distinguido de nuestro país, y « cuyos nombres son, en todo respecto, una garantía * * para la nueva Sociedad cuya aparición saludamos AI sobrevenir un conflicto entre Italia y Colom­ con júbilo, á saber: los Sres. Macph«rson (Director), bia por la prisión y confiscación de bienes que im­ Sama (Vicedirector), Bolívar (Tesorero) y Quiroga pusieron las autoridades de este último país á im y Cosslo (Secretarios). Comprendiendo que el secreto 102 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

de la vida de, estas sociedades está en la acción y no tral: en virtud de él, el vecino reino adquiere el en el Reglamento, lo ha limitado á cuatro sencillas derecho exclusivo de ejercer su acción en la vasta bases, que, precedidas de una notable Circular, ha zona del interior, comprendida entre sus provincias Tisto la luz en el Boletín de la Institución libre de de Angola y Mozambique. Enseñanza. Felicitamos sinceramente á la nación vecina, que Entre los adheridos á dicha Sociedad figuran los no dejará de ocupar inmediatamente el río Zambese Sres. Coello, Giner de los Ríos, Rubio (D. Federi­ por medio de una línea de estaciones, proyectada co), Riaño, Botella, Torres Campos, Ferreiro, Uña, hace ya tiempo, á fin de asegurarse desde luego, Machado, Cerrera, Beruete, Lázaro, Sarda y Rubio huyendo el riesgo de coparticipaciones y complica­ (D. Ricardo). ciones ulteriores, el dominio de aquella zona riquí­ Los estudios que practiquen los indiriduos de sima, á que le dan derecho su genio colonizador, esta Sociedad se publicarán en dicho «Boletín» y en sus exploraciones científicas y los sacrificios que ha los «Anales de Historia Natural,» y con ellos for­ hecho en África por la causa de la civilización. mará cada año una Colección ó Anuario. En la pri­ « mavera próxima edificará en el puerto de Narace- * « rrada el primer refugió, que ha de servir de centro Sé recordará que por el art. 6." del protocolo de y albergue á los excursionistas en esa parte de la Roma, fecha 17 de Diciembre del año pasado, ad­ Sierra, y de observatorio meteorológico, donde ins­ quirió Alemania el derecho de establecer en una de talará aparatos registradores automáticos. las islas Carolinas ó Palaos una estación naval y un depósito de carbón para la marina del imperio. Pues bien; en el mes de Setiembre el Gobierno Desde la fecha de nuestro último número, el su- de Berlín ha comunicado al nuestro que Alemania I ceso geográfico más notable en el vecino Portugal renunciaba á aquel derecho en obsequio de España, I ha sido la vuelta de los exploradores Serpa Pinto dejando libres de toda ingerencia y coparticipación • y Cardoso. En 188d hablan partido de Mozambique los archipiélagos que fueron objeto del ruidoso liti­ para explorar la región comprendida entre el mar y gio del año pasado. el lago Nasa (Nyassa), en el África oriental portu­ Es obligación de nuestra SOCIEDAD, y la cumple guesa, cuyo límite Norte es 10' 41', ó sea el para­ gustosamente, de dar las gracias al gobierno y al lelo de cabo Delgado. pueblo de Alemania, por esta concesión espontánea El jefe de Metarica renovó espontáneamente su y gratuita que le hemos debido. sumisión al Gobierno portugués. El régulo de Qui- Con esto, puede decirse que el principe de Bis- Rassía reconoció asimismo la soberanía de Portu­ mark reanuda en España las tradiciones de aquella gal, siendo izada á orillas del gran lago la bandera hábil política que tan alto ha puesto su nombre. de las quinas en medio de grandes demostraciones Ejecuta un acto agradable á nuestro pueblo, sin nin­ de alegría por parte de los naturales. A orillas del gún sacrificio por parte de Alemania; pues una vez rio Luo, cerca del monte Melange, la expedición ocupados por ella los archipiélagos de Marshall y fué objeto de manifestaciones hostiles, por haber de Nueva Bretaña y la parte libre de Nueva Guinea, creído los naturales que era inglesa; pero la oposición ha dejado de necesitar estación naval y depósito de se trocó en cordialidad y respeto tan pronto como carbón en las Carolinas occidentales y centrales. se convencieron que se trataba de portugueses. * La expedición terminó en Quilimane, después de # • •. haber recogido gran caudal de posiciones astronó­ En Mayo último, el bibliotecario del hospital ci­ micas y de datos orográficos, hidrográficos, meteoro- vil de Oran, M. A. de L. Merbitz, dirigió al Correo ' lógicos y comerciales acerca de los países recorridos. Español de aquella ciudad una carta solicitando el ^ Entre las rectificaciones principales figura el trazado concurso de los españoles para «crear una biblioteca '. del río Lienda (Liyendo), afluente del Rovuma, el adecuada y en proporción con los numerosos enfer­ cual no nace, como se creía, en Nmaramba, sino que mos y convalecientes de naturales de España que atraviesa este lago viniendo de monte Songe, al O. hay siempre en aquel establecimiento.» «Tenemos « ya—añadía—en nuestra Biblioteca algunas obras » * excelentes, que debemos á la generosidad del señor La expedición Capello-lvens, que tanto entusias­ cónsul de España; pero este alto funcionario no mo despertó en Madrid el Año pasado, está dando puede hacerlo todo por si solo, y los libros que ha ya sus frutos. El ministro de Estado de Portugal y suministrado no bastan para los numerosos pedidos el ministro plenipotenciario de Alemania en Lisboa que hacpn los enfermos. Asi es que en pocos días , acaban de firmar un convenio fijando el límite de los agotan, y vuestros compatriotas se ven priva­ las posesiones de ambos Estados en el África aus­ dos en seguida de esta distracción intelectual tan REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. 103

útil y que tanto ayuda, ocupando la imaginación, al extremo Oriente. Su ilustre presidente, el Sr. Mar­ restablecimiento de la salud.» qués de Croizíer, es bien conocido entre nosotros El colega español de Oran apoyó la solicitud, por el empeño y el calor con que defendió tace al­ como era de esperar de su patriotismo, y excitó la gunos años los derechos de España—torpemente atención y el celo del señor ministro de Fomento... renunciados por esta!—á la parte NO. de Borneo, En la primera junta que ha celebrado nuestra SO­ en una publicación especial ((íLa question de Borneo CIEDAD después de las vacaciones de verano, acordó et de JOIODJ; secundándole sabiamente en esta tarea, un voto de gracias para M. de Merbitz, por el inte­ que le ha hecho benemérito de nuestra patria, el co­ rés que ha demostrado en favor de nuestros com­ nocido geógrafo M, E. Guibert, secretario general patriotas, y nombró una Comisión que se acercara de la misma Sociedad, cuyas simpatías por España al ministro de Fomento en demanda de una de las nos obligan á profundo agradecimiento. bibliotecas populares que allí se forman para enviar A reserva de ocuparnos de esta importante pu­ á provincias. La Comisión cumplió su cometido, y blicación con la latitud que merece, indicaremos el señor Director general de Instrucción pública se desde ahora que, entre otros trabajos referentes á apresuró á decretar la concesión solicitada. nuestras provincias de Ultramar, contiene los si­ guientes: traducción de un erudito trabajo del señor • « D, Claudio Montero sobre la conquista de las Islas Filipinas, los malayos musulmanes y Mindanao; un Hemos leído en El-Moghreb al-Aksa de Tánger: extenso vocabulario de dicciones y giros peculiares s Llamamos la atención de la SOCIEDAD DE GEO­ á la lengua española de Filipinas, por el profesor GRAFÍA COMERCIAL de Madrid, de la Hispano-Mau- D. Fernando Blumentritt; una reseña de la ascen­ ritana de Granada, y de cuantos luchan por el des­ sión al volcán de Apo (Mindanao) por los natura­ arrollo de los intereses de España en sus posesiones listas alemanes Schadenberg y Koch; la relación de del África, sobre la injustificada persecución de que una visita hecha por el Sr. Aimarac á una tribu de es objeto El Eco de Ceuta por parte del coman­ negritos independientes, en la provincia de Pam- dante general de aquella plaza, el cual, erigido en panga; interesantes noticias sobre las islas Marianas juez supremo, y disponiendo á discreción de la ley y Palaos; etc. de imprenta, prohibe la publicación de artículos, # párrafos, etc., etc.; anula hasta tiradas enteras de « « dicho periódico, sin más razón ni apoyo que el ca­ pricho ó la conveniencia particular.» La lectura de las actas de la Sociedad Académica Indo-China correspondientes á 1883, ha despertado Rogamos al señor ministro de la Guerra que haga en nosotros el recuerdo de un suceso lamentable A entender al comandante general de Ceuta, que no que no hemos querido aludir nunca en nuestra RE­ es, como por lo visto ha creído, un virey del anti­ VISTA ni en ninguna otra publicación, pero que tal guo régimen. El Eco de Ceuta es un periódico dis­ vez convenga refrescar ahora, en que pudiera darle cretísimo y sensato, que jamás ha tenido un roza­ una triste actualidad la actitud intransigente adop­ miento con los comandantes anteriores de aquella tada por el Gobierno francés (según rumores que plaza ni se ha inspirado nunca en otros móviles que han llegado hasta nosotros) en la cuestión pendien­ los del más acendrado patriotismo; y no es justo ni te con España sobre nuestras posesiones del Golfo conveniente perseguir á quien tan excelentes servi­ de Guinea y sobre el cabo Blanco del S'áhara. cios presta á España, añadiendo la amargura de la arbitrariedad al no escaso gravamen que representa A consecuencia del grosero atentado de que fué el sostener aquella importante publicación. En Gi- victima en Paris el rey D. Alfonse, á su vuelta de braltar rige la misma libertad de escribir que en In­ Alemania, en 1883,—el Sr. Marqués de Crodzier, en glaterra; y no comprendemos por qué en Ceuta ha calidad de presidente de la mencionada sociedad, de funcionar una censura que no se tolera en Es­ escribió á sus amigos^ y colegas de Madrid conde­ paña. Hay propuesta una interpelación en las Cor­ nando enérgicamente el hecho y haciéndose intér­ tes: de ello se ocupará nuestra Junta en su primera prete de los sentimientos amistosos de la nación sesión. francesa con respecto á nuestro país. «Mis simpa­ tías por España (decía), no menos que las bonda­ des de S. M. D. Alfbnso XII para con nuestra HeinoB recibido el Bulletin de la Société Acadé- Sociedad, me crean el deber de declarar que las ma­ mique Indo-chinoise de France, correspondiente & nifestaciones criminales de que ha sido teatro esta 1882-83 (París, Challamel y Leroux, 1883-85). En población á la llegada de S. M., me han llenado de él ha demostrado una vez más la docta Sociedad indignación, y tengo á honor reiterar mi gratitud y parisién el aprecio en que tiene á nuestro país y el mi respeto al Rey, lo mismo que mi admiración á interés que le inspiran las colonias españolas del la noble y caballerosa nacién española. {Ojalá com- 104 REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

prenda España que la inmensa mayoría de Francia derecho, la distancia moral entre los pueblos se condena estos hechos culpables, y que los miserables acorta, y los que antes se habían tratado como ene­ que se esconden en medio de una población de dos migos irreconciliables, se reconocen al cabo por her­ millones de almas, no representan la opinión de manos: hoy ya, una guerra entre España y Francia nuestro país!9 nos parecería una guerra civil. Creemos que está La respuesta fué, como no podía menos, amisto­ muy próximo, si es que ya no ha llegado, el tiempo sísima y tranquilizadora en todo respecto: «no en que ambos pueblos se reconozcan como partes de habíamos olvidado un momento que aquellos desdi­ un todo armónico, solidarias en sus destinos, y den chados ciudadanos de la Cité Doré, Maupy y Jean- cuerpo á esa solaridad constituyéndose en fiadores ne d'Arc no eran la Francia, y que la demencia de recíprocos de su honra, de su autonomía, de la in­ un Rochefort no representaba el buen sentido na­ tegridad de su territorio y de su patrimonio colonial. cional de los franceses.» El acta de la sesión cele­ Cuando el año pasado, en la recepción de los explo­ brada en 31 de Octubre da cuenta de las varias radores lusitanos Capello é Ivens, apunté la idea comunicaciones que en esta sentido fueron dirigidas (aprobada por el auditorio y por la prensa) de una á la Sociedad: triple alianza del Mediodía—Francia, Portugal, Es­ íS. E. el coronel D. Francisco Coello y Quesada, paña,—que pudiese hacer frente á la triple alianza delegado general de la Sociedad en España, que había del Norte por el continente y á las escuadras de la tenido la bondad de presentar á S. M. el Rey D. Al­ Gran Bretaña en el Océano, un geógrafo eminente fonso Xn, con motivo de su visita á París, los respe­ de Francia, M. Emile Masqueray, me escribía: tuosos homenajes de la Sociedad, escribe con fecha «Indudablemente, la solución de las cuestiones más 14 de Octubre que había sido recibido el día antes graves que afectan al porvenir de nuestra raza, en audiencia especial por el Eey: «Su Majestad (dice está en esa alianza de las tres potencias latinas de al Sr. Presidente) se ha dignado manifestarme su agra­ la Europa occidental; y la misión de todos los pu­ decimiento, encargándome que reitere á V., asi como á la Sociedad, la seguridad de sus simpatías y de su blicistas que estimen á su patria, lo mismo en Paris aprecio...»—Por telegrama de 15 de Octubre, S. E. el que en Madrid y Lisboa, debería consistir en apar­ Br. Conde de Morphy, miembro correspondiente de la tar cuantos^obstáculos levante entre ellas la diplo­ Sociedad, da las gracias á esta en nombre de S. M.— macia, á fin de formar un grupo de pueblos bastante S. E. el Sr. Marqués de la Vega de Armijo, ministro poderoso para resistir á esas enormes masas del de Estado, manifiesta su agradecimiento por igual Norte que nos cierran todo porvenir. Muchas gra­ motivo.—El Sr. D. Francisco Cañamaque, miembro co­ cias por las simpatías profundas que ha despertado rrespondiente de la Sociedad, diputado á Cortes, ex­ en mí su discurso, y de que procuraré hacer partí­ presa igualmente su gratitud y la de sus amigos po­ líticos, por la iniciativa

rnOlü^O I.-1885-8S,

;ii/-6 A'Z

ÍNDICE.

Comercio y navegación. Comercio de exportación en Mogador, por D. José Alvarez Pérez (p. 181). La Geografía y el comercio, por D. Joaquín Costa y Comercio del Sus, Uad-Nun y Tekna, por D. J. Costa D. Rafael Torrea Campos (página 1). (p. 184). El comercio y la marina mercante de España en el río Exportación de Mazagan, por D. José de Perignat de la Plata, por D. B. Torres Campos (p. 5). (p. 183). Comercio de España con Alemania, por X>. Gabriel Comercio de España con la Rusia meridional, por don Rodríguez (p. 65). Jesús Gutiérrez (p. 229). Nuestro comercio con la costa de África, por D. José Las importaciones de España en la Gran Bretaña Ricart Qiralt (p. 305). (Memoria del cónsul de España en Londres) Estudios comerciales en África, por D. Federico Nico- (p. 51). lau (p. 306). Estación de salvamento de náufragos en Tánger «Liberia,> opúsculo de D. E. Monner Sans; reseña por (p. 47). D. E. Torres Campos (p. 36). Proyecto de viaje de circumnavegación de la fragata Artículos de importación en la Kepública Argentina, «Blanca» (p. 57). por el mismo (p. 76). Asociación de la marina mercante de Barcelona, Comercio de España con la Kepública Argentina, por (p. 68). D. Julián María del Arroyo (p. 257). Puerto de Pasajes, por R. T. C. (p. 69). Equivalencias monetarias (p. 123). Aumento en los derechos de practicaje (p. 59). Tratados de comercio de España con Kusia, Portugal, Proyecto de obras en el Puerto de Vigo, por D. Evi- Alemania, Inglaterra y Estados-Unidos (noticias), lasio Echegaray (p. 117). por J. Costa (p. 33, 34, 92). Canal entre el mar del Norte y el Báltico, por don Congreso de Navieros y Consignatarios, por D. J. Cos­ A. S. (p. 267), ta y D. Gonzalo Beparaz (p. 248). Derecho diferencial de bandera (en la «Junta de Aran­ Fomento de la marina mercante (Exposición de la celes») (p. 310). i Asociación de Navieros y Consignatarios de Bar­ Noticias comerciales de Marruecos (p. 268, 284, etc.) celona») (p. 264). Fondeaderos principales de Mar Pequeña, por J. C. Comercio de España en el Golfo de Guinea (V. GOLFO (p. 186). DE GUINEA) (p. 37, 49, 72, 121, 331). Colonización. Exposiciones flotantes (p. 60). Las nuevas Ordenanzas de Aduanas, por D. Ángel El criterio de las Cortes españolas, por D. Antonio Altolaguirre (p. 118). Cánovas del Castillo (p. 38). Congreso Nacional Mercantil. Proyecto de celebración, Crédito para expediciones geográficas (p. 46). por I>. Gabriel Rodríguez (p. 27). Temas y conclu­ Geografía en un programa político (El Progreso, de siones de Geografía comercia!, por D. Manuel Pe­ Madrid) (p. 226). dregal, D. Francisco Coello, D. B. Torres Campos y •'L a conferencia de Berlín, por D. F. Coello (p. 25). D. J. Costa (p. 331). Superficie y población de los dominios españoles, por Cámaras de comercio (proyectos y decreto) (p, 281,308). el mismo (p. 44). Factorías españolas: ,^, Presupuestos de España y sus colonias para 1886-86, En la costa occidental de África, por D. /. Costa por D. J. Costa y Z>. Juan Serrano (p. 78). (p.3). Cuándo debemos adquirir colonias, por D. J. Costa En las Carolinas, en el Congo y en el Sahara (p. 11, (P. 87). 216). Factorías y colonias, por el mismo (p. 114). -t Factoría de Villa-Cisneros (p. 11, 29, 46). Proyectos^* Estadística colonial; Posesiones españolas del Golfo de nuevas factorías en el Sahara (p. 67). Factorías de Guinea, por D. G. Reparaz y D. Bernabé Gimé­ hispano-africanas (De «Los Negocios») (p. 283). nez Blázquez (p. 301). H Comercio de Río de Oro (p, 185). ~«

principales potencias coloniales en relación con las de sus colonias, por D. F. Ooello (p. 330). Mar Pequeña. Una interpelación sobre la política de España en el Comercio en el Sus, Uad-Nun y Tekna (p. 184). mar Rojo y el Golfo de Aden: Sres. Marqués de la Fondeaderos principales de Mar Pequeña (p. 186). Vega de Armijo y Elduayen (p. 15). España en Ifní.—I. En tiempo de los Reyes Católicos, España en África en 1884, por D. J. Costa (p. 28). por D. Cesáreo Fernández Duro (p. 191).—11. En Supuesta venta de territorios españoles, por el mismo 1883, por D. J. Costa (p. 196). (p. 17). El Uad-Nun y Tekna, por D. Joaquín Gatell: Representación política de Filipinas, por el mismo Límites y aspecto general del país (p. 197). — (p. 94.) Recursos y productos naturales (p. 198). " Posesiones europeas en el Golfo de Aden (p. 284). Clima; salubridad; población (p. 199). _> Milicia de Canarias (p. 267). Centros de población (p. 200). - Sobre colonización de la isla Cabrera (p. 119). Costas (p. 201). - Los europeos fuera de Europa (p. 253). Costumbres y carácter de los habitantes (p. 203). - Compañía alemana de Nueva Guinea (cubierta del Agricultura, industria y comercio (p. 203)-— número 6-6). Alemania en el África oriental (cu­ Rabilas (p. 204). - bierta del número 17). Jefes del territorio (p. 204). — «Las islas Canarias y Santa Cruz do Mar Pequeña,» libro inédito de D. Antonio Santoja; reseña por don Expediciones de nuestra Sociedad. A. Sela (p. 222). — Viajes de Gatell en el Sus y Uad-Nun, por J. C. Expedición á la costa del Sahara (p. 11). (p. 327).- Expediciones al Golfo de Guinea. Actas de varias El Sus, por D. Joaquín Gatell: sesiones de la «Sociedad de Africanistas» (p. 23). Aspecto general del país (p. 277). Petición de la «Sociedad Geográfica» al Gobierno so­ Recursos y productos naturales (p. 277). bre el río Muui y Cabo Blanco (p. 25). Clima, salubridad y población (p. 278). España en África en 1884, por J. O. (p. 28). Poblaciones principales (p. 279). Crédito para exploraciones geográficas, por S. M. Costas y puertos (p. 285). (p. 45). Costumbres y carácter de los habitantes (p. 286). Circulares á los suscritores del Golfo de Guinea y á Agricultura, industria y comercio (p. 287). los interesados en las nuevas posesiones españolas, Rabilas (p. 288). por J. C. (p. 55). Jefes del territorio (p. 288). Gestiones cerca del Gobierno sobre el Golfo de Gui­ Nota inédita del autor (p. 289). nea, por J. C. (p. 57). Europeos en camino del Sus y Uad-Nun, por J. C. Noticia de nuestra tercera expedición (p. 81). (p. 299). ' Noticias de las expediciones de los Sres. Montes de España Mauritana. Oca y Ossorio en el Golfo de Guinea (p. 219). Memoria de la expedición al Muni en 1884, por don Expedición al río Muluya: Cabo del Agua; por J. C. Manuel Iradier: (p. 30). Nuestros propósitos (p. 241). Organización del servicio minero, por JB. T. (p. 40). Situación creada por los alemanes, ingleses y Concesiones de tierras (p. 41). franceses (p. 242). Las fortificaciones del Estrecho, por D. B. Torrea La expedición (p. 243). Campos (p. 95). Pruebas de la posesión anterior de España en la Petición de nuestra Sociedad al Gobierno sobre coló cuenca del Muni (p. 244). nización de Melilla, por D. J. Costa (p. 106). Nuestra protesta (p. 253). Centro Hispano-mauritano, por A. S. (p. 307). Nuestros contratos (p. 264). Los españoles en el Riff («El Correo español» de Oran) Jefes, pueblos, tribus y territorios sometidos (p. 140). (p. 265). La exportación de Ceuta y las aduanas (p. 313). Descripción de los territorios adquiridos (p. 281). Comercio (p. 121). Sahara. Agricultura (p. 269). Comunicaciones (p. 270). Factorías españolas en la costa (V. COMERCIO). -'"' Deducciones (p. 271). Ventajas de la ocupación de la costa, por J. O. (p. 10). Nuevas pretensiones de Francia, por D. F. Coello Pesquerías canario-africanas, por D. Federico Buhio (p. 245). (p. 30). Discursos de los Sres. Iradier, Ossorio y Montes de Establecimiento de una autoridad oficial (decreto de Oca, acerca de sus viajes y anexiones de territorios 10 de Julio de 1885) (p. 40). en las cuencas del Muni, Benito y Campo (p. 331, Noticias de la factoría de Villa-Cisneros (p. 11, 29, 46). 337). •^ «El porvenir de España en el Sahara,» conferencia Salida de dos nuevas expediciones á Mar Pequeña y de D. José Ricart Giralt {Barcelona, 1884); reseña al Adrar (p. 304). por D. B. Torres (p. 48). VI REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

Proyectos de nuevas factorías (p. 57). 82). España y el derecho de visita en la Conferencia Río de Oro; apreciaciones de «El Memorándum» de Berlín, por el 8r. Conde de Benomar (p. 54). Go­ (p. 123). bierno de la Guinea española (p. 54). Comercio en Río de Oro, por D. Lorenzo Rubio (p. 185). JVIemoria de la expedición al Muni en 1884, por don Litigio entre España y Francia sobre Cabo Blanco, M. Iradier(p. 231, 241, 55, 231, 221, 269, 71). (Véase por D. C. Fernández Duro (p. 21tj). EXPEDICIONES). -El halfa (p. 312). "KDomercio de España en el Golfo de Guinea: Crisis comercial en Río de Oro. Petición de monopolio I. Proyectos de la «Sociedad Económica de Bar­ (debates en la «Sociedad de Geografía comercial»), celona» en 1858 (p. 37, 49). (p. 220). II. Estadísticas de la importación posible, por Ocupación y comercio de la costa sahárica. Debates D. J. Costa (p. 72). en la Junta directiva de nuestra Sociedad, entre los III. Datos de nuestra expedición, por D. M. Ira- Sres. Costa, García, Coello, Rubio (D. Federico), etc. dier (p. 121). (p. 235). Nuevas pretensiones de Francia, por D. F. Coello Descripción del Sahara occidental, por D. F. Coello (p. 245). (p. 240). ••j^Estadística colonial: posesiones españolas del Golfo Conferencia sobre Río de Oro, por D. L. Rubio de Guinea (p. 301). (p. 261). •"Viaje del Sr. Iradier en la cuenca del río Muni Proyecto de cable entre Canarias y Río de Oro (p. 115). (p. 340). Catálogo de libros sobre el Sahara (cubierta del nú­ ». Viaje del Sr. Montes de Oca en la cuenca del río Be­ mero 1). nito (p. 346). • Viaje del 8r. Ossorio en la cuenca del río Campo y en Marruecos. la costa: costumbres de los vengas, bapukus, ite- Política hispano-marroquí. Exposición de la «Sociedad mus, pamues, etc. (p. 350). Económica de Murcia» á las Cortes (p. 29). ' Discurso del Sr. Coello acerca de estos viajes (p. 338). Ls frontera argelino-marroquí, conferencia de don " La agricultura en el Golfo de Guinea, por M. L. De- F. Coello, con un croquis (p. 32). Opinión de la «So­ fraire. ciedad Geográfica de Madrid». Opinión del Sr. Coe­ Crisis en la exportación de sándalo, cautchuc y mar­ llo. Declaraciones del «Journal des Débats», por don fil : condiciones de éxito para la importación; por R. Torres Campos (p. 41). Lo que debe hacer nuestro U. Trivier (p. 336). Gobierno (p. 43), por D. J. Costa. Catálogo de libros sobre el Golfo de Guinea (cubierta Comercio de Marruecos, por el mismo (p, 178, 268, etc.). délos números 1 á 3). • • - • *.- Santa Cruz de Agadir. Ventajas de la rehabilitación de este puerto, por D. S. Rizzo (p. 190). Antillas. Marruecos, Alemania, España, por D. J. Costa (p. 205). Comercio en el Moghreb: Información pública sobre Alumbrado y colonización de la Isla de Vieques (p. 21). exportación; Seguro contra robos; Establecimiento Cuba: aspecto económico del patronato (p. 21). español en Tetuán; por el mismo (p. 313). Reformas administrativas en Puerto-Rico, por J. C. Las fronteras de Marruecos, según Duveyrier y Habe- (p. 22). nicht, por el mismo (p. 293). El ferrocarril central de Cuba, por D. B. Torres Cam­ Política hispano-marroquí: debates en nuestra Socie­ pos (p. 76). dad. Cuestión del día, Que Marruecos se descom­ Ferrocarril de circunvalación de Puefto-Rico, por el pone. Que España debe sostener á Marruecos. La mismo (p. 77). opinión del país. El voto de la prensa. Acuerdos El guano en Mona y Monito, por el mismo (p. 77). (p. 294 á 298); por el mismo. Cómo se descubrió la riqueza de la isla del Sombrero, Viaje del Sultán de Marruecos (cubierta del número por D. Indalecio Nuñez de Zuloaga (p. 77). 22), por D. F. Coello. Reformas en las Antillas (exposición de la «Unión A la «Gaceta de Colonia», por D. J. Costa (p. 323). Ibero-Americana) (p. 335). Marruecos y Europa, por M. Castonnet des Fosses Comercio entre los Estados-Unidos y las Antillas es­ (p. 275). pañolas (cubierta del número 22). Instituto español en Tánger (cubierta del número 22). Catálogo de libros sobre Marruecos (cubierta del nú­ Filipinas. mero 1). Golfo de Guinea. Joló y Borneo; Convenio hispano-anglo-alemán, por D. J. Costa (p. 19). Usurpaciones de los franceses, porD. /. Costa (p. 12). Comercio exterior; azúcares filipinos, por D. J. Costa. Ni^evos atropellos de Francia, por D. A. Ossorio (p. 81). Alumbrado de las costas, por D. B. Torres Campos «Les possessions espagnoles du Golfe de Guiñee,> fo­ (p. 20). lleto de D. Luís Sorela; reseña por D. B. Torres Cam­ Noticias de Filipinas, por el mismo (p. 44). pos (p. 36). La isla de Mindanao, por D. Joaquín Bajal (p. 82). Femando Póo: su valor, según Stanley; comercio y Riqueza hullera de Filipinas, por D. José Centeno comunicaciones con España, por D. .7. Costa (p. 53, •iV 93). REVISTA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL. VII

Los indios filipinos y España (p. 224). Las Carolinas y el Archipiélago del Coral, por don Necesidad de un nuevo arsenal en Filipinas, por don F. Coello y D. J. Costa (p. 291). B. Torrea Campos (p. 94). Puerto de Subió (p. 252). Pacífico occidental: su reparto entre Alemania é In­ Representación política de Filipinas, por D. J. Costa glaterra, por D. F. Coello (p. 829). (p. 94). Petición de la Unión ibero-americana sobre servicio Exposición de Filipinas. División de poderes y su or­ periódico de navegación en el Pacifico (p. 282). ganización. (Decretos del Sr. GamazoJ (p. 94, 273). Navegación periódica en el Pacífico (exposición de la Españoles en el extranjero. tUnión Iberoamericana») (p. 282). Insurrección en Mindanao (p. 290). Judíos españoles en Oriente; estadística; servicio con­ Oyanguren en Mindanao, por D. A. Pirata (p. 326). sular, etc., por J. (p. 6). El cañonero «Filipinas». Reformas para Filipinas Colonización hebraico-hispana en Palestina, por Haim (p. 311). Bidjarano (p. 315). Catálogo de libros sobre Filipinas (cubierta de los nú­ Literatura popular de los judíos españoles, por el meros 3, 4, 7-8, 9, 18, 19, 20-21). mismo (p. 317). Lengua hispano-judaica (p. 321). Micronesia. Los dominicos españoles en el Tonkin,por N. (p. 8,228). Los españoles en Argelia, por D. B. Torres Campos Varias noticias sobre las islas Marianas y Carolinas, (p. 62, 223). Un crédito contra el clero español en por D. J. Costa (p. 18 y 19). Argel (p. 62). Aspiraciones de los colonos (p. 53). Gobierno de las islas Carolinas y Palaos, por D. B. To­ Una excitación á nuestra Sociedad (p. 59). rres Campos (p. 44). La moneda española en Argelia (cubierta del núme­ Comercio y misiones de los extranjeros en la Micro­ ro 22). nesia española. (De El Globo, The Times y El Día) Emigración femenina á América (p. 267). (p. 89). Debates en nuestra Sociedad sobre la cuestión de las América. Carolinas, por los Sres. Carvajal, Coello, Costa, Me- relo, Buhio, etc. (p. 61). América española: Descripción geografico-económica Exposición de nuestra Sociedad al Gobierno sobre las de Chile, por D. B. Torres Campos (p. 87). Carolinas, por D. José de Carvajal (p. 64). Auxilios de los americanos para las víctimas de los Manifiesto al país sobre la misma cuestión, por don terremotos de Andalucía: Bolivia (p. 119)^Urngua3' J. Costa (p. 64). (p. 120), Buenos Aires (p, 268), etc. El espíritu de la nación (manifestaciones por las Ca­ Simpatías de Costa-Rica (de la Gaceta de Costa-Rica) rolinas), por el mismo (p. 84, 109). (p. 224). ídem de Méjico (p. 225). La cuestión de las Carolinas ante el Derecho interna­ Academias hispano-americanas (p. 120, 225, etc.). cional, por D. Vicente Bomero Girón (p. 86, 109). Oficiales de artillería para Costa-Rica (cubierta del Primeras notas diplomáticas (p. 96). número 5-6). Hechos referidos por el teniente Sr. Bomero (p. 98). Federación de España y América (de El Progreso de Nuevos títulos de derechos alegados por El Impareial Quito) (p. 224). (p. 100). Comunicaciones de España con América, petición de Explicación de la conducta de Alemania, según The la «Unión Ibero-americana» (p. 264). Times y Le Mgaro (p. 102). Ferrocarriles brasileños (p. 253). Un aspecto de la cuestión, apuntado por Le Suele Oficiales mejicanos en nuestra escuela naval (p. 35). (p. 104). Ferrocarril de los Andes (p. 223). Opinión del Sr. Moret (p. 105). Petición de la «Sociedad Geográfica» al Gobierno Portugal. (p. 108). Más notas diplomáticas (p. 125). Memorándum en de­ -Los portugueses en África (de El Día) (p. 86). fensa de la soberanía de España (p. 129). ,-Homenajes de Portugal á Capello é Ivens, por don Conveniencia de conservar nuestro dominio, por don J. C. (p. 113). F. Coello (p. 135). -. Mensaje de invitación de nuestra Sociedad á los seño­ Un pi'ecedente importante, por D. Manuel Torres res Capello é Ivens, por X>. J. Costa (p. 141). Campos (p. 136). ídem de la «Sociedad Geográfica», por D. Martin Fe- Los sucesos en Yap, por D. A. Sela (p. 138). rreiro (p, 144). Antecedentes de la mediación, por D. .7. Costa (p. 206). 4» Recepciones y obsequios en la frontera, en Talavera Proposición del Mediador (p. 213). y en Madrid, por D. A. Sela (p. 145, 167 y 158). Protocolo hispano-alemán (p. 213). -\ Meeting en la Alhambra: discurso del Sr. Ivens; ex­ Revelaciones (p. 215). tracto de los discursos de los Sres. Moret, Coello y Creación de Gobiernos en la Micronesia (p. 216 y 246). Costa (p. 147). Expedición á la Micronesia (p. 240). •4' Banquete: extracto de los brindis de los Sres. Pidal, Los sucesos de Yap en el Consejo de la Guerra (p. 261). Núñez de Arce, Fernández Duro, Labra, Valdeigle- Protocolo con Inglaterra (p. 260). sias, Coello, Ivens, Mendes Leal, Moret, etc. (p. 158). VIII EEVI8TA DE GEOGRAFÍA COMERCIAL.

Portugal en el Zambese, por el Sr. Luciano Cordeiro Estadística de las Sociedades geográficas, según el y D. J. Costa (p. 162). «Anuario Geográfico de Gotha» (p. 226). Portugal en el Congo, por D. J. Costa y D. G. Beparaz Publicaciones periódicas geográficas (cubierta délos (p. 165). niímeros 16 y 18). ' Portugal en el Daliomey, por D. J. Costa (p. 168). Congreso Nacional de las Sociedades francesas de - Portugal y España en la Conferencia de Berlin, por Geografía. Programa (p. 267). el mismo (p. 171). Exposición de Geogi'afía comercial de Nantes. Pro­ Condiciones de la región del alto Lualaba, por el grama (p, 267). 8r. Roberto Ivens (p. 175). Sociedad Castellana de Geogi-afía y Excursiones en ' Extensión y población de Portugal y de sus colonias, Guadalajara, por D. A. Sela (p. 307). por D. J. Costa (p. 176). Ceuta: Centro Hispano Mauritano, por el mismo Noticias geográficas y comerciales de Portugal, por (p. 307). el mismo (p. 173). Estación española de Biología marina (p. 333). Catálogo de obras sobre Portugal y el Brasil (cubierta Museo técnico y mapa económico de España, por don de los números 10 y 11). 1 4 . '"'•^ •• f • .' M. Ferreiro (p. 26). Monumento á la independencia de Portugal: deferen­ Asociación de la Marina mercante de Barcelona; su cias á España {p. 224 y cubierta del número 22-23). programa (p. 58). Sentimientos de Portugal con motivo de los terremo­ Petición de Barcelona contra el «modus vivendi» de tos de Andalucía y de la guerra franco-china (p. 176). 1885 (p. 27). Santander: meeting sobre admisiones temporales Movimiento geográfico y económico. (p. 31). El tabaco y el azúcar de Canarias en la Península, Sociedad Española de Geografía Comercial: provectos por J. C. (p. 33). (p. 45). La industria salazonera en Galicia, por J. C. (p. 47). Obsequios á los viajeros Sres. Capello é Ivens (véase Congreso agrícola y de pesca, celebrado en Santiago, PORTUGAL). por B. T. (p. 58). Obsequios á los Sres. Jjradier, Ossorio y Montes de Mapa de los ferrocarriles españoles, de la «Dirección Oca: conferencias en el Ateneo; banquete; brindis de Obras públicas,» por J. C. (p. 83). de los Sres. Coello, Saavedra, Arce Mazón, Cánovas Exposición internacional de la industria aceitera, por del Castillo, etc. (p. 331, 356): en Vega de fiis-adeo D. Bamón de Manjarrés (p. 83). (p. 363): la prensa (p. 364). ' Parques de .ostras en SantoSa, por i>.*.áí-9«m<» J. de- Contra las Universidades, por J. C. (p. 120). Iguel (p. 115). Congreso internacional astronómico (p. 28). Medidas contra la adulteración de los vinos, por J. C. Congreso nacional Mercantil (p 27 y 331). (p. 116). Enseñanza de la Geografía (noticia) (p. 45). Protección á las harinas (p. 251). Concepto geográflco-militar de España, por D. Ángel Asamblea agrícola valenciana, por A. S. (p. 334). B. Arroquia (p. 31). «Modus vivendi» con Inglaterra (p. 335). Creación de la «Sociedad Unión Ibero-americana» Congreso de vinicultores (cuestionario) (p. 335). (p. 31). Comisión del comercio vizcaíno: Ministerio de Comer­ «Sociedad de Africanistas» do Sevilla (p. 47). cio y Navegación (p. 333j. Excitación á nuestra Sociedad (p. 59). Museo industrial y comercial de Oporto (p. 48).