Un Desconocimiento Peligroso
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
UN DESCONOCIMIENTO PELIGROSO: LA NUEVA VIZCAYA EN LA CARTOGRAFÍA Y LOS GRANDES TEXTOS EUROPEOS DE LOS SIGLOS XVI Y XVII RELACIONES 75, VERANO 19 9 8, VOl. XIX Chantal Cramaussel EL COLEGIO DE MIC HO AC ÁN / UN A M os textos geográficos que circularon en Europa durante eí siglo xvi recogieron, desde épocas muy tempranas, L crónicas e informaciones acerca de los descubrimientos realizados en el septentrión novohispano. Eventos como el descubrimiento de Zacatecas o la exploración y conquista del Nuevo México, fueron consignados en las grandes des cripciones del Nuevo Mundo realizadas en aquellas épocas. Sin embar go, la información de ese modo recopilada, resultó con frecuencia fan tasiosa o inexacta y lo que llegó a saberse en el viejo continente, acerca del norte novohispano en particular, muy poco tuvo que ver con la reali dad. Durante los siglos xvn y xvm, el conocimiento de la geografía del septentrión no mejoró mucho. Sólo trascendieron los lugares situados en el llamado camino real de tierra adentro, que fue de hecho la única vía de importancia que ligó a la capital del virreinato con el lejano sep tentrión.1 En contraste, los vastos espacios que se abrían tanto al occidente, como al oriente del camino real, permanecieron en buena medida igno tos y, de hecho, no se pudieron cartografiar con relativa exactitud, sino hasta fines del siglo xix. Con el tiempo, sin embargo, se fue precisando paulatinamente la latitud aproximada de algunos de los sitios más im portantes de aquellas zonas, en particular la de las capitales provincia les y si acaso, la de los grandes y más afamados centros mineros. La de terminación precisa de la longitud de la mayoría de ellos, tomaría aún mucho más tiempo. A falta de otros ingredientes que añadir a sus car tas, los cartógrafos, incluso después de la Independencia, no tuvieron opción para singularizar aquellos espacios casi vacíos, que recurrir una y otra vez a la geografía del septentrión que se gestó a lo largo del siglo xvi.2 1 Chantal Cramaussel, "Historia del Camino Real de Tierra Adentro de Zacatecas a El Paso del Norte", Memorias del Primer Coloquio Internacional El Camino Real de Tierra Adentro Historia y Cultura, Chihuahua, INAH-National Park Service, 1997 pp. 11-33 2 Desde los inicios del periodo colonial, las inexactitudes en la determinación de las latitudes y en especial, las de las longitudes, fueron siempre muy comunes en la carto grafía consagrada a estas regiones. A pesar de que los problemas técnicos relacionados con el cálculo de las longitudes habían sido finalmente resueltos desde fines del siglo de Los españoles dominaron durante tres centurias el territorio ameri cano pero, paradójicamente, no fue a partir de España ni de las Indias que se difundió el conocimiento geográfico y cartográfico de esta parte del mundo. Por temor a alguna invasión extranjera, la Corona española prohibió, desde fines del siglo xvi, divulgar descripciones de las tierras descubiertas; escasas fueron, a partir de entonces, las noticias que llega ron hasta los grandes centros cartográficos europeos y en particular a los que se desarrollaron, a partir de mediados del siglo xvi y durante todo el siglo xvn, en el norte del viejo continente.3 No les quedó más re medio a los científicos franceses, flamencos, holandeses e ingleses, que referirse una y otra vez, y hasta la saciedad, a los antiguos relatos de la conquista, que eran los únicos publicados.4 Poco más o menos lo mismo sucedió en el ámbito de la cartografía; durante muy largo tiempo, las cartas generales de América producidas en el norte de Europa siguieron las luces, siguieron presentándose crasos errores en su estimación, lo mismo que en el las latitudes, incluso durante el siglo xix: existe, por ejemplo, un error de un grado en la la titud de El Paso en el mapa de Alejandro de Humboldt de 1811: Chantai Cramaussel, "El mapa de Miera y Pacheco de 1756 y la cartografía temprana del sur del Nuevo México", Estudios de historia novohispana 13, diciembre 1993, pp. 73-92. Jean de Monségur, en 1703, declaraba: "primero convendría al servicio del Rey y al bien del Estado el tener un conocimiento más exacto de los climas y de la situación de cada provincia, de su exten sión y límites, de su latitud y longitud [...] Las relaciones que han sido escritas acerca de esto son todas distintas y se contradicen unas a otras": Las nuevas memorias del capitán Jean de Monségur, edición e introducción de Jean-Pierre Berthe, México, u n a m , 1994, p. 123. 3 Belén Rivera Novo y Luisa Martín-Meras, Cuatro siglos de cartografía en América, Madrid, Mafre, 1992, cap. iv: "La cartografía centroeuropea y su proyección americana. Siglos xvi y xvn", pp. 103-136 y 145-152: "Las dos principales instituciones del siglo: La Academia de Ciencias de París y la Real Sociedad de Londres. A principios del siglo xvi, las primeras escuelas de cartografía fueron las de Nuremberg, Rhineland, Viena y Saint- Dié, en Alsacia pero se vieron muy pronto eclipsadas por las de Amberes y Amsterdam. En esos centros fueron editados los atlas de Mercator-Hondius, Blaev, Vissscher y de Wit. Los primeros atlas mundiales fueron publicados en Francia a principios del siglo xvn y los cartógrafos más destacados fueron Nicolas Sansón d'Abbeville y Guillaume Delisle. En Inglaterra, los primeros atlas generales fueron elaborados en la segunda mitad del siglo xvii. Para una historia de la cartografía europea, véase también: Lloyd A. Brown, The Story ofMaps, New York, Dover Publications, 1977 (primera edición: 1949). 4 Como lo hizo notar Jean-Pierre Berthe en su introducción a: Le M exique à la fin du xvuème siècle, vu par un Italien, Gemelli Carreri, Paris, Calmann-Lévy, 1968, pp. 11-12. basándose también en los primeros mapas de las Indias, sin que sus autores fueran capaces de distinguir los rasgos de la geografía mítica, que se generaron desde aquel entonces, de lo que pertenecía a la reali dad. En contraste, las obras de los cosmógrafos nombrados por la Coro na española se fueron quedando rezagadas en los archivos de la penín sula, y poco contribuyeron al desarrollo del conocimiento geográfico del nuevo continente. Nos consagraremos a lo largo de las siguientes páginas, a analizar de qué forma el saber geográfico acerca del norte no vohispano fue cayendo en este estancamiento a lo largo de los siglos xvi y xvn, y nos centraremos más especialmente en el estudio de un caso preciso: el de la Nueva Vizcaya, dilatada provincia fundada en 1562, y que englobaba gran parte del septentrión novohispano.5 La información publicada en Europa acerca de la N ueva V izcaya y su difusión El primer gran texto publicado en el que se alude al norte de la Nueva España fue el de Francisco López de Gomara.6 Este autor menciona, en 1552, las tierras de la Florida, Cíbola y Quivira de donde, afirmaba, ha bían partido los aztecas en su peregrinar; se creía por entonces que aquéllas eran tierras muy ricas, tanto, que podían compararse, e inclu so con ventaja, a las del altiplano central. Gomara relata las expedicio nes hacia el septentrión de fray Marcos de Niza (1538), Francisco Váz quez de Coronado (1540-1542) y Hernando de Soto (1544), quienes se empeñaron en descubrirlas.7 La Historia general de las Indias de Gomara se difundió tan rápidamente en Europa que su .éxito alarmó al Consejo 5 Acerca de la historia general de esta provincia, el libro de referencia sigue siendo: Guillermo Porras Muñoz, Iglesia y estado en Nueva Vizcaya, México, u n a m , 1980. b Francisco López de Gomara. Historia general de las Indias, Zaragoza, A. Milán, 1552. Traducción francesa: París, M. Sonnius, 1584, traducción inglesa: Londres, 1578. 7 Fray Marcos de Niza y Francisco Vázquez de Coronado alcanzaron el actual territo rio del suroeste de Estados Unidos; Hernando de Soto naufragó en las costas de la Loui- siana. Para un resumen acerca de todas esas primeras expediciones españolas y france sas hacia el actual territorio estadounidense: David B. Quinn, North America From Earliest de Indias; la Corona consideró finalmente que no era conveniente divul gar el desarrollo de las exploraciones en el continente americano y pro hibió la reedición de la obra en 1553. A pesar de ello, sucesos como el naufragio y periplo de Alvar Núñez Cabeza de Vaca (este extremeño ca minó desde la Louisiana hasta Sonora, de 1529 a 1536) así como los que rodearon el fracasado viaje de Francisco Vázquez de Coronado, en bus ca del reino llamado de las Siete Ciudades, fueron pronto conocidos en toda Europa gracias al italiano Juan Bautista Ramusio, quien había leído a Francisco López de Gomara y tradujo al italiano, en 1554, cartas y do cumentos de las expediciones anteriormente mencionadas.8 Su obra tuvo múltiples reediciones en varios idiomas durante los siglos xvi y xvii. El mismo año, la casa editorial Plantino, de Amberes, aprovechó el veto de la Corona española para reeditar en Flandes el libro de Francis co López de Gomara ya que éste interesaba a un numeroso público y su éxito comercial estaba asegurado. Como puede verse, las restricciones impuestas por la Corona española no impidieron entonces del todo la difusión de noticias sobre sus posesiones indianas, pero sí consiguieron en cambio, que poco a poco, que la información que circulaba fuera per diendo vigencia. Otros textos más, que hablaban del norte novohispa- no, aparecieron publicados ciertamente en la península durante la se gunda mitad del siglo xvi. Sin embargo, se trataba con frecuencia de libros que no encerraban descripciones precisas de las nuevas tierras sino que evocaban más bien las desventuras de los conquistadores.