De Cupido Nadie Se Enamora
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A todas esas personas que alguna vez fueron en busca del amor: El amor no se busca, es él quien te encuentra. Si dos personas están destinadas a estar juntas, no importa el tiempo, la distancia, la situación personal, ni los convencionalismos sociales; simplemente... SUCEDERÁ. AMIGOS LECTORES Cada capítulo va acompañado de una canción. Os invito a que cuando la leáis, os pongáis los cascos y escuchéis el tema indicado. De este modo sentiréis las mismas sensaciones que tuve yo al escribirlo. Despertad vuestros sentidos con... DE CUPIDO NADIE SE ENAMORA. Repertorio musical: • «Lola soledad» Alejandro Sanz • «Amores extraños» Laura Pausini • «Amor en el aire» Rocío Dúrcal y Palito Ortega • «Mi verdad» Maná y Shakira • «Corazón partío» Alejandro Sanz • «El roce de tu cuerpo» Platero y tú • «Te quiero» La quinta estación • «Dos amigos» Merche • «Todos me miran» Gloria Trevi • «No me vuelvo a enamorar» Rocío Dúrcal • «Estabas ahí» Alejandro Fernández • «Como una flor» Malú • «Perdóname» Pablo Alborán • «El regalo más grande» Tiziano Ferro y Amaia Montero • «Mi amante amigo» Rocío Jurado • «Cartas amarillas» Nino Bravo • «Gracias a ti» Carlos Rivera • «Hasta que te conocí» Marc Anthony • «Eres todo en mí» Ana Gabriel • «Bésame la boca» Ricardo Montaner • «Sin saber por qué» Vanesa Martín • «Desencuentro» Pablo Alborán y India Martínez • «Tengo un amor» Maluma y Leslie Grace • «Loca» Romeo Santos • «Por amarte así» Cristian Castro y Ana Isabelle • «Fabricando fantasías» Tito Nieves • «Llegaste tú» Luis Fonsi y Juan Luis Guerra • «Si me ves» Manuel Carrasco e India Martínez • «Te sigo amando» Juan Gabriel • «Las palabritas» Nuria Fergó • «Todavía» Niña Pastori • «Desde esa noche» Thalía y Maluma • «Algo más» La quinta estación • «Me quedé con las ganas» Tito el Bambino • «Duele el corazón» Enrique Iglesias • «Al diablo» Joel Santos • «Si tú no vuelves» Alejandro Fernández • «Uno por uno» Manuel Carrasco • «Sobreviviré» Mónica Naranjo • «A quién le importa» Thalía • «Quiéreme» Johnny Sky • «Escondidos» Chenoa y David Bisbal • «Yo nací para amarte» Alejandro Fernández • «A prueba de ti» Malú • «A que no me dejas» Alejandro Sanz y Alejandro Fernández • «Si a veces hablo de ti» Moncho y Niña Pastori • «Camino de rosas» Alejandro Sanz • «Te perdiste mi amor» Thalía y Prince Royce • «Eres la persona correcta en el momento equivocado» Río Roma • «Noventa minutos» India Martínez DE CUPIDO NADIE SE ENAMORA «Lola se ha sentido sola entre un millón y murmura una canción, Lola Lailo. Lola se quedó atrapada en su dolor. Lola Lolailo sola sol». («Lola Soledad», Alejandro Sanz). «Buenas noches queridos radioyentes. Soy Lola Cupido y estaré con todos vosotros hasta la media noche, atendiendo vuestras dedicatorias, compartiendo vuestras historias de amor y dándoos mi más humilde consejo. Bienvenidos a: EL AMOR ESTÁ EN EL AIRE». ¡Lo sé! Es el peor programa de radio que puede existir, pero al menos tengo trabajo. No estudié periodismo para esto, pero no pierdo las esperanzas de que «alguien» de las altas esferas escuche mi patético programa y quiera contratarme como locutora de radio de verdad. ¿Lola Cupido? ¿En qué estaba pensando la directora del programa cuando me puso ese nombre? Me dan ganas de vomitar cada vez que lo pronuncio. Porque, para vuestra información, no puede existir persona con menos suerte en el amor que yo. ¿Y tengo que dar consejos de amor? Esto sí suena divertido. Me compadezco de los pobres radioyentes que llaman o escriben para escuchar mis penosos consejos. Y algunos hasta me envían detalles en agradecimiento. Por lo visto funcionan. ¿Y a mí no? ¿Estaré gafada en el amor? Permitidme que me presente: ¡Hola, soy Lola! Lola Hermosilla, nada de Cupido y chorradas de esas que se inventa mi jefa. Mi madre me puso Dolores a secas porque nací un viernes de Dolores. Si al menos lo hubiese acompañado de María, mi nombre sería menos sufrido. Debe de tratarse de un estigma porque siempre acabo sufriendo por algún hombre. Mi familia me llama Lolita, pero mis amigos y vosotros también si queréis, podéis llamarme Lola. Respecto a mi apellido... Bueno, en el colegio se burlaban de mi porque: «Lola Hermosilla es apestosilla». Esa era la canción que me cantaban Javi el Gordo y su pandilla de gamberros. Por suerte, enseguida aparecían mis hermanos mayores y salían corriendo. Peor le fue a Carlitos Guarro que todos acabaron llamándolo por su apellido incluso en la universidad. Y lo cierto es que un poco guarrete sí era. Pero no nos desviemos del tema. ¿Queréis saber por qué Lola Hermosilla, es decir, yo, tiene tan mala suerte en el amor? Todo empezó en el cumpleaños de Pablito Martínez. Vivo en un pueblo pequeño donde todo el mundo se conoce. Mi mejor amiga, Martina, es la prima de Pablito. Por eso desde pequeños siempre jugábamos los tres juntos en casa de Martina. Mi madre, una mujer de firmes principios: buena cristiana, buena vecina, buena esposa y buena madre; me obligaba a llevar la ropa heredada de mis hermanos. Solo tenía un par de vestidos y eran para los domingos ir a misa. De ahí que todos en el pueblo me conocieran como la Marimacho. Como iba diciendo, desde que tenía uso de razón, estaba enamorada de Pablito y, el día que cumplió nueve años, me propuse confesarle mi amor. Estábamos en su fiesta de cumpleaños y, cuando su madre partió la tarta, le dije a Pablito, delante de todos los presentes: —Me gustas mucho. ¿Quieres que cuando tengamos quince años seamos novios? Y él, rojo como un tomate, me contestó: —Eres mi mejor amiga, pero... Yo quiero que mi novia sea una chica de verdad. — ¡Marimacho! -Gritó Javi el Gordo. Todo el mundo se rio de mí. No he vuelto a pasar más vergüenza en toda mi vida. Cogí mi plato de tarta y salí corriendo de allí. Me escondí detrás del corral de la señora Jacinta. Estuve llorando amargamente mientras me comía aquel pastel de yema y chocolate. Al terminarlo, me di cuenta de que nunca jamás volvería a ser amiga de Pablito porque se había burlado de mi amor y no me defendió de las burlas de sus amigos, especialmente de Javi el Gordo. Cogí el plato de la tarta, que no era de plástico sino de cristal (la madre de Pablito sacó la vajilla buena para la ocasión) y con todas mis fuerzas lo estampé contra el suelo. Se rompió en mil pedazos y sentí cierta satisfacción. Así es como puse punto y final a mi historia de amor. Ese fue el primer plato que rompí. Después le siguieron muchos otros, pero eso mejor os lo cuento otro día. «Amores tan extraños que vienen y se van, te hacen sonreír entre lágrimas, cuántas páginas hipotéticas para no escribir las auténticas. Son amores que solo a nuestra edad se confunden con nuestros espíritus. Te interrogan y nunca te dejan ver si serán amor o placer». («Amores extraños», Laura Pausini). «Buenas noches queridos radioyentes. Entre las cientos de cartas recibidas todas las semanas, quiero destacar la recibida por parte de nuestro amigo anónimo Caballero Solitario. Por eso la canción que acabamos de escuchar iba dedicada para él. Espero que haya sido de su agrado». No recibimos cientos de cartas obviamente, no soy tan popular. Pero sí tengo una correspondencia bastante fluida. La primera vez que leí Caballero Solitario pensé: se trata de un pirado. Pero lo cierto es que, como su sobrenombre indica, es todo un caballero. Todos los viernes puntualmente recibo una carta suya acompañada de una rosa roja. Debo reconocer que espero los viernes con ilusión, demás está decir que nadie, nunca jamás, me ha regalado flores. Es un hombre (no sabemos de qué edad) que está total y absolutamente enamorado de una mujer para la cual él ni tan siquiera existe. Es una historia de amor muy triste al más puro estilo de Jane Austen. Hay una frase en especial en la que me gustaría creer porque, de no ser así, dejaría de creer en el amor y entonces tendría un serio problema porque mi trabajo principalmente consiste en dar consejos de amor (que a mí de más está decir: nunca me funcionan). «Cuando dos personas están destinadas a estar juntas, no importa dónde estén o con quién estén, tarde o temprano se encontrarán». Pero a veces siento que ese momento nunca va a llegar. Hubo un tiempo, hace muchos años que yo creía en el amor al cien por cien, que todo era tan sencillo como: me gusta un chico, yo le gusto a él, nos besamos y juntos para toda la vida. Lamentablemente no es así siempre. Todo lo contrario, es muy, muy, muy complicado. Os voy a contar cómo fue mi primer beso de amor. Bueno, de amor por parte mía, claro está. Y cómo, nuevamente, me rompieron el corazón. Martina y yo empezamos el instituto a la vez. Fue la época dorada, dejábamos de ser unas crías para convertirnos en unas adolescentes con gran potencial. El instituto estaba en otro pueblo y todos los días teníamos que coger el autobús para desplazarnos, eso nos concedía cierta libertad. A espaldas de mis padres (por supuesto), descubrí mi feminidad. Lo poco que ahorraba de mi paga se lo daba a Martina para que me comprara ropa a escondidas y maquillaje. Ropa sexy (faldas muy cortas y camisetas hiperajustadas), todo lo contrario a lo que estaba acostumbrada (recordad que siempre heredaba la ropa de mis hermanos). Lo metía todo en mi mochila junto a los libros y lo primero que hacía al llegar al instituto era encerrarme en el baño y dar el cambiazo: la Marimacho se convertía en la Chica Sexy. Luego, antes de volver a casa, tenía que hacer la misma operación pero a la inversa y asegurarme de que no quedaran restos de maquillaje.