La Pasiva Perifrastica #2
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La Pasiva PerifrAstica #2 Mexican Fagzine / Letras Cuir Septiembre 2016 INDICE 3 La derecha está en campaña contra los derechos humanos de la co- munidad LGBT+… Por un hablador irresponsable 7 Contarte en lésbico de Elena Madrigal Héctor 11 Colección de encabezados Por un hablador desconocido 13 Katleen Hanna, Riot Grrl hasta el final Lidia Gatica 9 Title 1 xJvlivsx 19 Sex is not the enemy! Supervixen Está terminantemente permitida y es alentada la reproducción total o parcial de este documento. Nota del Editor Este número resultó en algo muy chingón. Para mí, la perfecta combinación de política y música. Con lo que ha pasado este mes, con tanta marcha por la familia heteronormada y el Trump que se quiere comer a los Estados Unidos y jodernos a los mexicanos en el pro- ceso, uno no puede evitar encabronarse, ¿pero saben qué hay que hacer cuando uno está encabronado, triste o ambos (estado catártico al que llamo emputristeza)? Escu- char punk. No sólo punk, pero mi subgénero favorito: queercore y la música de las Riot Grrls. Súbele el volumen, grita, patalea, arma un slam en tu cuarto y mientras tanto, léete esta zine y checa lo que les traemos ahora. Un colaborador que ha hecho llamar Hablador Irresponsable nos manda una muy bien hecha y muy necesitada crítica a los políticos de izquierda que no se han pronunciado ni en contra del FNF ni a favor de la comunidad LGBTQIA+, mientras que los de dere- cha armaban sus pedas llenas de cisexismo y homofobia. Una vez más, Héctor nos trae una reseña literaria, esta vez de un poemario lésbico, del cual me dejó leer un poema bastante cómico, pero él lo explica mejor que yo, ¡chéquenlo en la página 7! Lidia Gatica ha escrito un artículo sobre Katleen Hanna, para mí, la Riot Grrl más em- blemática, vocalista de Bikini Kill, banda que me enseñó lo que era el queer punk. El morro este Jvlivs, ha decidido hacer una crónica de lo que ha sido este mes para sus amigas cuirs de su ciudad natal, un lugar lejano en el noroeste, nos habla de sus mie- dos y los de sus familias. Otras palabras que vienen con música de fondo son las de Supervixen, quien nos cuen- ta cómo le fue a ella y sus compas en el concierto de Garbage (kenbidia) y nos trae las palabras de la vocalista Shirley Manson acerca de Trump y las cosas que han estado pasando en México. Por cierto, el editor ha armado este número con la música de Gar- bage de fondo, tal vez debieran de leerla igual. Finalmente, las páginas centrales corren por cuenta de Un Hablador Irresponsable, quien nos ha compartido su Colección de encabezados, y que el editor se ha tomado la libertad de ponerlos sobre un collage de bandas queercore, algunas de las cuales son: G.L.O.S.S. Bikini Kill Team Dresch The Butchies Limp Wrist Born against No queda nada más que exhortarlos a que saquen una buena playlist, se sienten con un cafecito, lean y sigan siendo muy, muy cuirs. La derecha está en campaña contra los derechos humanos de la co- munidad LGBT+… y la izquierda no dice nada Por un hablador irresponsable Fuente: http://culturacolectiva.com/homosexualidad-masculina-en-mexico/homofobia-mexico/ La población LGBT+ de nuestro país ha tenido un año y medio muy intere- sante: en junio de 2015, la Suprema Corte de Justicia de la Nación sentó las bases para que las parejas del mismo sexo pudieran interponer amparos que les permitan contraer matrimonio en cualquier estado de la república. Luego, en mayo pasado el Presidente entregó una iniciativa al Congreso de la Unión para darle calidad formal de ley a lo que establece la jurisprudencia 43 2015 de la SCJN. Todo parecía ir bien: cómico, pues pocos sospecharon que una de las princi- pales exigencias del movimiento LGBT+ sería atendida por un gobierno desprestigiado, en pleno repudio por la sociedad en general, y esto mismo ha sido su mayor problema: que el único defensor visible de sus derechos hu- manos es una figura que carece absolutamente de credibilidad ante la opi- nión pública mexicana. Pero este detalle, triste también, connota un hecho poco discutido hasta aho- ra y que debería causar preocupación: la total y absoluta ausencia de la iz- quierda en el debate público en torno al respeto a los derechos humanos de la comunidad LGBT+ en México. La izquierda radical apenas y se ha pro- nunciado respecto al tema, lo más a lo que llega es a un comentario suelto de pronto, más como referencia cultural que como verdadero compromiso de lucha. La “izquierda” institucional ni se diga: el PRD dijo que está “a favor” del matrimonio igualitario, pero no lo suficiente como para hacer algo, y López Obrador dijo que no es prioridad, o sea: apatía, desdén e indiferencia ante el hostigamiento masivo de una población marginalizada por parte de los enemigos históricos del movimiento popular. ¿Qué está pasando? ¿De cuándo a acá es costumbre de la izquierda abando- nar a los oprimidos a su suerte mientras los peores reaccionarios del país se alinean para negar y cancelar sus derechos? ¿Dónde quedó la honrosa tradi- ción comunista de solidaridad y apoyo para con todas las comunidades cuya opresión construye la hegemonía capitalista? O, dicho de otro modo, ¿Por qué la fraternidad históricamente extendida hacia las mujeres, los pueblos racializados y las nacionalidades oprimidas no se extiende también en la di- rección de la población LGBT+ en la actualidad? Qué está pasando Este año hubo elecciones a nivel local en México. El PAN fue el gran gana- dor y todos los analistas concordaron en que la legalización del matrimonio igualitario a nivel federal le salió cara al partido en el poder. De inmediato se movilizaron las asociaciones civiles de derecha —que por años han servi- do como intermediarios y órganos de coordinación entre el ala reaccionaria de la Iglesia católica, el PAN y, por supuesto, sus generosos patrocinadores empresarios— para lanzar una campaña a nivel nacional en contra del ya identificado punto débil en la armadura electoral del PRI. En una caricatura macabra1 de la organización social de izquierdas, las agru- 1Porque ha incitado una oleada enorme de crímenes de odio, como lo han denuncia- do numerosas organizaciones pro-LGBT+, pero que no registran los grandes medios de comunicación, ni el gobierno, ni, para colmo de males, la izquierda. paciones homofóbicas más grandes del país formaron un Frente (Nacional2 por la Familia, le dicen) y lanzaron un programa de lucha, al que se sumaron muchos pequeños grupos conservadores regados por el territorio nacional. Queda muy clara la intención de recrear el modelo de movilización masiva practicado por la derecha en los Estados Unidos, donde el partido republi- cano tiene una larga tradición de formar alianzas con grupos de congregacio- nes y predicadores cristianos, especialmente evangélicos, que le ha resultado muy provechosa para asegurar triunfos electorales, al menos desde la prime- ra elección de Ronald Reagan en 1980. ¿Qué sigue? En el corto plazo, la derecha seguirá dominando el espacio público con un discurso que apela a los prejuicios tradicionales para fortalecer un proyecto neoliberal (que, fuera del apoyo que pueda generar en alianza con los discur- sos del machismo, el racismo y la homofobia, está completamente despresti- giado). Los actores políticos con las capacidades para frenar este proceso han decidido que la población LGBT+ es desechable, superflua para sus pla- nes, y ya señalaron claramente su nula solidaridad para con esta lucha. Por otra parte, esta situación también implica una oportunidad para la mili- tancia antisistémica en México: a diferencia de los Estados Unidos, donde el partido demócrata hace rato que integró a esta y otras luchas dentro de la lógica de las políticas de la identidad, México es un país donde las condicio- nes históricas han propiciado que, en el momento en el que la defensa de los derechos humanos de la comunidad LGBT+ adquiere una masividad y rele- vancia inusitada, la lucha de clases ha alcanzado un nivel de algidez superior por mucho al que se da en el país vecino del norte. Los levantamientos po- pulares se multiplican en el campo, liderados por los pueblos indígenas opri- midos de antaño, primeros y más integrales opositores de la Modernidad capitalista; un movimiento sindical, el de los maestros, ha capturado la ima- ginación y las simpatías de la sociedad, aunque para esto haya tenido que 2En los años treinta, cuando en Francia tenía fuerza el Action Française de corte fas- cista, se fundó el partido Acción Nacional; hoy en día, cuando la amenaza ultradere- chista allá es el Front National, sus admiradores en México vuelven a copiar y adaptar su nombre. soportar incontables atrocidades; las mismas estadísticas oficiales apuntan a un incremento dramático de conflictos territoriales, urbanos y laborales a lo largo y ancho del territorio nacional. Este panorama —que bien puede provocar bilis si se considera que ninguno de estos actores disidentes ha encarado con seriedad la campaña del Frente Nacional por la Familia (y con seriedad deberían tomarla: tampoco es cos- tumbre de la izquierda confiar en la inamovilidad de las políticas oficiales, para muestra están las vicisitudes de la política en el resto del continente)— también ofrece espacios para el optimismo: las condiciones están dadas para que el movimiento LGBT+ adquiera una orientación radical, en contacto solidario con el resto de los actores que se rebelan contra el sistema. Pero también puede ser que se desaproveche esta oportunidad histórica. Si en el futuro la población LGBT+ se convierte en un elemento funcional para el discurso del PRI, será culpa de muchas personas, pero habrá un reclamo especial reservado para los actores de la izquierda radical, que permitieron que la burguesía instrumentalizara el dolor genuino de nuestra comunidad para perpetuar la opresión, en lugar de cumplir con su misión histórica de organizar, agitar y educar.