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La Pasiva PerifrAstica #2

Mexican Fagzine / Letras Cuir Septiembre 2016 INDICE

3 La derecha está en campaña contra los derechos humanos de la co- munidad LGBT+… Por un hablador irresponsable

7 Contarte en lésbico de Elena Madrigal Héctor

11 Colección de encabezados Por un hablador desconocido

13 Katleen Hanna, Riot Grrl hasta el final Lidia Gatica

9 Title 1 xJvlivsx

19 !

Está terminantemente permitida y es alentada la reproducción total o parcial de este documento.

Nota del Editor Este número resultó en algo muy chingón. Para mí, la perfecta combinación de política y música. Con lo que ha pasado este mes, con tanta marcha por la familia heteronormada y el Trump que se quiere comer a los Estados Unidos y jodernos a los mexicanos en el pro- ceso, uno no puede evitar encabronarse, ¿pero saben qué hay que hacer cuando uno está encabronado, triste o ambos (estado catártico al que llamo emputristeza)? Escu- char punk. No sólo punk, pero mi subgénero favorito: queercore y la música de las Riot Grrls. Súbele el volumen, grita, patalea, arma un slam en tu cuarto y mientras tanto, léete esta zine y checa lo que les traemos ahora. Un colaborador que ha hecho llamar Hablador Irresponsable nos manda una muy bien hecha y muy necesitada crítica a los políticos de izquierda que no se han pronunciado ni en contra del FNF ni a favor de la comunidad LGBTQIA+, mientras que los de dere- cha armaban sus pedas llenas de cisexismo y homofobia. Una vez más, Héctor nos trae una reseña literaria, esta vez de un poemario lésbico, del cual me dejó leer un poema bastante cómico, pero él lo explica mejor que yo, ¡chéquenlo en la página 7! Lidia Gatica ha escrito un artículo sobre Katleen Hanna, para mí, la Riot Grrl más em- blemática, vocalista de Bikini Kill, banda que me enseñó lo que era el queer punk. El morro este Jvlivs, ha decidido hacer una crónica de lo que ha sido este mes para sus amigas cuirs de su ciudad natal, un lugar lejano en el noroeste, nos habla de sus mie- dos y los de sus familias. Otras palabras que vienen con música de fondo son las de Supervixen, quien nos cuen- ta cómo le fue a ella y sus compas en el concierto de Garbage (kenbidia) y nos trae las palabras de la vocalista acerca de Trump y las cosas que han estado pasando en México. Por cierto, el editor ha armado este número con la música de Gar- bage de fondo, tal vez debieran de leerla igual. Finalmente, las páginas centrales corren por cuenta de Un Hablador Irresponsable, quien nos ha compartido su Colección de encabezados, y que el editor se ha tomado la libertad de ponerlos sobre un collage de bandas queercore, algunas de las cuales son: G.L.O.S.S. Bikini Kill Team Dresch The Butchies Limp Wrist Born against No queda nada más que exhortarlos a que saquen una buena playlist, se sienten con un cafecito, lean y sigan siendo muy, muy cuirs. La derecha está en campaña contra los derechos humanos de la co- munidad LGBT+… y la izquierda no dice nada Por un hablador irresponsable

Fuente: http://culturacolectiva.com/homosexualidad-masculina-en-mexico/homofobia-mexico/

La población LGBT+ de nuestro país ha tenido un año y medio muy intere- sante: en junio de 2015, la Suprema Corte de Justicia de la Nación sentó las bases para que las parejas del mismo sexo pudieran interponer amparos que les permitan contraer matrimonio en cualquier estado de la república. Luego, en mayo pasado el Presidente entregó una iniciativa al Congreso de la Unión para darle calidad formal de ley a lo que establece la jurisprudencia 43 2015 de la SCJN. Todo parecía ir bien: cómico, pues pocos sospecharon que una de las princi- pales exigencias del movimiento LGBT+ sería atendida por un gobierno desprestigiado, en pleno repudio por la sociedad en general, y esto mismo ha sido su mayor problema: que el único defensor visible de sus derechos hu- manos es una figura que carece absolutamente de credibilidad ante la opi- nión pública mexicana. Pero este detalle, triste también, connota un hecho poco discutido hasta aho- ra y que debería causar preocupación: la total y absoluta ausencia de la iz- quierda en el debate público en torno al respeto a los derechos humanos de la comunidad LGBT+ en México. La izquierda radical apenas y se ha pro- nunciado respecto al tema, lo más a lo que llega es a un comentario suelto de pronto, más como referencia cultural que como verdadero compromiso de lucha. La “izquierda” institucional ni se diga: el PRD dijo que está “a favor” del matrimonio igualitario, pero no lo suficiente como para hacer algo, y López Obrador dijo que no es prioridad, o sea: apatía, desdén e indiferencia ante el hostigamiento masivo de una población marginalizada por parte de los enemigos históricos del movimiento popular. ¿Qué está pasando? ¿De cuándo a acá es costumbre de la izquierda abando- nar a los oprimidos a su suerte mientras los peores reaccionarios del país se alinean para negar y cancelar sus derechos? ¿Dónde quedó la honrosa tradi- ción comunista de solidaridad y apoyo para con todas las comunidades cuya opresión construye la hegemonía capitalista? O, dicho de otro modo, ¿Por qué la fraternidad históricamente extendida hacia las mujeres, los pueblos racializados y las nacionalidades oprimidas no se extiende también en la di- rección de la población LGBT+ en la actualidad? Qué está pasando Este año hubo elecciones a nivel local en México. El PAN fue el gran gana- dor y todos los analistas concordaron en que la legalización del matrimonio igualitario a nivel federal le salió cara al partido en el poder. De inmediato se movilizaron las asociaciones civiles de derecha —que por años han servi- do como intermediarios y órganos de coordinación entre el ala reaccionaria de la Iglesia católica, el PAN y, por supuesto, sus generosos patrocinadores empresarios— para lanzar una campaña a nivel nacional en contra del ya identificado punto débil en la armadura electoral del PRI. En una caricatura macabra1 de la organización social de izquierdas, las agru-

1Porque ha incitado una oleada enorme de crímenes de odio, como lo han denuncia- do numerosas organizaciones pro-LGBT+, pero que no registran los grandes medios de comunicación, ni el gobierno, ni, para colmo de males, la izquierda. paciones homofóbicas más grandes del país formaron un Frente (Nacional2 por la Familia, le dicen) y lanzaron un programa de lucha, al que se sumaron muchos pequeños grupos conservadores regados por el territorio nacional. Queda muy clara la intención de recrear el modelo de movilización masiva practicado por la derecha en los Estados Unidos, donde el partido republi- cano tiene una larga tradición de formar alianzas con grupos de congregacio- nes y predicadores cristianos, especialmente evangélicos, que le ha resultado muy provechosa para asegurar triunfos electorales, al menos desde la prime- ra elección de Ronald Reagan en 1980. ¿Qué sigue? En el corto plazo, la derecha seguirá dominando el espacio público con un discurso que apela a los prejuicios tradicionales para fortalecer un proyecto neoliberal (que, fuera del apoyo que pueda generar en alianza con los discur- sos del machismo, el racismo y la homofobia, está completamente despresti- giado). Los actores políticos con las capacidades para frenar este proceso han decidido que la población LGBT+ es desechable, superflua para sus pla- nes, y ya señalaron claramente su nula solidaridad para con esta lucha. Por otra parte, esta situación también implica una oportunidad para la mili- tancia antisistémica en México: a diferencia de los Estados Unidos, donde el partido demócrata hace rato que integró a esta y otras luchas dentro de la lógica de las políticas de la identidad, México es un país donde las condicio- nes históricas han propiciado que, en el momento en el que la defensa de los derechos humanos de la comunidad LGBT+ adquiere una masividad y rele- vancia inusitada, la lucha de clases ha alcanzado un nivel de algidez superior por mucho al que se da en el país vecino del norte. Los levantamientos po- pulares se multiplican en el campo, liderados por los pueblos indígenas opri- midos de antaño, primeros y más integrales opositores de la Modernidad capitalista; un movimiento sindical, el de los maestros, ha capturado la ima- ginación y las simpatías de la sociedad, aunque para esto haya tenido que

2En los años treinta, cuando en Francia tenía fuerza el Action Française de corte fas- cista, se fundó el partido Acción Nacional; hoy en día, cuando la amenaza ultradere- chista allá es el Front National, sus admiradores en México vuelven a copiar y adaptar su nombre.

soportar incontables atrocidades; las mismas estadísticas oficiales apuntan a un incremento dramático de conflictos territoriales, urbanos y laborales a lo largo y ancho del territorio nacional. Este panorama —que bien puede provocar bilis si se considera que ninguno de estos actores disidentes ha encarado con seriedad la campaña del Frente Nacional por la Familia (y con seriedad deberían tomarla: tampoco es cos- tumbre de la izquierda confiar en la inamovilidad de las políticas oficiales, para muestra están las vicisitudes de la política en el resto del continente)— también ofrece espacios para el optimismo: las condiciones están dadas para que el movimiento LGBT+ adquiera una orientación radical, en contacto solidario con el resto de los actores que se rebelan contra el sistema. Pero también puede ser que se desaproveche esta oportunidad histórica. Si en el futuro la población LGBT+ se convierte en un elemento funcional para el discurso del PRI, será culpa de muchas personas, pero habrá un reclamo especial reservado para los actores de la izquierda radical, que permitieron que la burguesía instrumentalizara el dolor genuino de nuestra comunidad para perpetuar la opresión, en lugar de cumplir con su misión histórica de organizar, agitar y educar. Algunos pueden acobardarse ante la aparentemente baja popularidad relativa del apoyo a la población LGBT, pero defender los derechos humanos contra el ataque de la derecha conservadora, religiosa y empresarial es, indiscuti- blemente y por donde se le mire, una posición revolucionaria. En este senti- do retomo las palabras que puso Godard en un muro de La Chinoise: “Una minoría con una línea revolucionaria correcta ya no es una minoría.”

Contarte en lésbico de Elena Madrigal Héctor Mujeres marimachas, mujeres vírgenes, mujeres licántropas, mujeres desflo- radas. Éstas y otras son las personajas de Contarte en lésbico. En la mayoría de los dieciocho cuentos de este libro, el humor es un elemen- to predominante. Algunos de mis favoritos, con el humor en mente, son “Pensión de viudez” y “Conseja”. En el primero escuchamos un lado de una conversación desarrollada en un restaurante. Nuestra interlocutora cuenta el encuentro sexual con Claudia Quintero, descrita como caballerosa y dominante. Las actitudes adoptadas por Claudia son importantísimas, ya que se remarca su comportamiento “masculino”, es decir, que adopta las formas y estereotipos asociados a la forma de cortejar de los varones: la serenata, enviar flores a su lugar de tra- bajo, buscarla constantemente, etc. El lenguaje coloquial domina la conversación, somos cómplices de nuestra narradora y queremos saber cómo fue el encuentro, qué tan buena era en la cama La Quintero, luego de haberle llevado serenata a la puerta de su casa: “¿Y qué iba yo a esperar después de tanta damosidad, de tantos meses de insistencia? Bueno, caballerosidad, paquementiendas. ¿Pues qué iba a espe- rar? ¡La cogida de mi vida! ¡Ni más ni menos! ¿No?” (p. 19). Sin embargo, el encuentro no puede ser más insatisfactorio. Desapasionado, mecánico, dos o tres embestidas, sin caricias, sin juego previo, justo como sus amantes varones de relaciones pasadas: “chirrinchinchín […] y sansea- cabó” (p. 19). Puesto que La Quintero desempeña un rol masculino desde su primera men- ción, la descripción de su precoz encuentro con la narradora y su bajo desempeño sexual nos remite a un humor ácido y también a la crítica de es- tos modelos de comportamiento, o roles de “caballerosidad” en las relacio- nes entre mujeres. Adoptar un papel masculino va de la mano de las malas cogidas, no importa que se nos quiera vender lo contrario. Pero el humor de “Pensión de viudez” va más allá de esto. La narradora se promete no volver con La Quintero luego de su desastrosa primera impre- sión. Esto cambia al enterarse de que a Claudia le han dejado una pensión de viudez bastante generosa, obra del matrimonio con un gringo: “si le voy a dar el sí a Luzma, va a ser porque me garantice la buena cama; de lo contra- rio yo no puedo arriesgarme a dejar de ser la señora de Quintero, ¿verdad?” (p. 22). La crítica no sólo va hacia La Quintero y sus modales caballerescos, sino también a la narradora, al caer en la hipocresía y preferir el dinero al placer. Si pasamos a “Conseja”, la charla informal entre mujeres se repite. Es un cuento brevísimo en el que la narradora aconseja a su hija a partir de la ex- periencia de una amiga suya: Marijose le fue infiel a su esposo con la fulana de “pelos rapados, siempre de botitas y chaleco” (p. 31). El engaño se des- cubre cuando Marijose se resbala en la regadera de la habitación de la fulana y pasa ocho meses en el hospital. En “Conseja” el humor reside en lo inesperado: el consejo que la narradora le da a su escucha no tiene que ver con la infidelidad, sino con recordar el uso de las chanclas cuando uno se baña. Además del humor, la ambientación en la ciudad, y los recuentos amorosos, encontramos también tonos más serios. Tal es el caso de “El hijo del pue- blo”, que tiene además elementos fantásticos. Su ambiente no es citadino sino rural, San Pablito. Nuestra narradora cuenta que llegó al poblado luego de haber sido corrida por haberse besado con otra muchacha: “Jamás le he contado cómo iba huyendo de mi casa, de la manera en que mi madre me había corrido sólo por un beso… ¿Qué es, qué era un beso? ¿Qué eran dos bocas imantadas escondidas detrás de un árbol?” (pp. 66-67). Allí conoce a Doloritas, su segundo amor. Viven en armonía, y a la muerte del padre, se casan en la cocina donde se conocieron, y Doloritas engendra un hijo, Pablo del Carmelo, llamado así por la hacienda San Carmelo, donde se embarazó: “yo afirmaba que el hijo era del canto de Aída; ella que de los aplausos del pueblo” (p. 73). Desde el inicio del cuento se dejan ver menciones fantásticas, como el he- cho de que la Muerte deja una marca en la cara de la narradora cada vez que ella miente. Además de eso, algo milagroso ocurre la noche en que asesinan a los hombres del poblado y a las mujeres las encierran para quemarlas vi- vas: Doloritas, con sus lágrimas, moja los vestidos de las mujeres para sal- varse del incendio. Pablo del Carmelo revive a los noventa y tres días de estar escondido en una cueva, y fragua venganza contra aquellos que lo asesinaron porque buscaban “rebeldes”. Así, “El hijo del pueblo” toma una dimensión histórica y mítica, aunque nunca se mencionan fechas específicas, bien se puede hablar del or- den opresor contra los desafiantes de ese mismo orden, catalogados como “rebeldes”, y la dimensión mítica que los líderes de éstas causas adquieren a la hora de hablar sobre sus orígenes, en este caso, del nacimiento y renaci- miento de Pablo del Carmelo. Al igual que Doloritas, también hay otros elementos fantásticos, como la angelita que grita “¡Estúpida! ¡Dios castiga a las malas! ¡No a las pende- jas!” (p. 28) en “Dios castiga”. Además de mujeres milagrosas, existen también las vendedoras nivel dia- mante de empresas multinivel, las estudiantes y las profesoras de física que se ligan a las mamás de sus alumnos… y todas ellas forman parte de este contar en lésbico.

Elena Madrigal, Contarte en lésbico, Editions Alondra, México, 2010

Kathleen Hanna, Riot Grrl hasta el final Lidia Gatica

Lider de Bikini Kill, Le Tigre, y últimamente, de The Julie Ruin, Kathleen Hanna, ha hecho historia siendo una de las caras más famosas del movi- miento Riot Grrrl que surgió en los primeros años de los 90. Ella recuerda en su texto My Herstory (se encuentra fácilmente en la red), lo difícil que fue aquella etapa. Como vocalista de una banda, tenía que mediar constantemen- te con hombres quienes por sus letras feministas y su actitud en el escenario la llamaban “bitch”, y a la fecha carga con el estigma de ser mandona y agresiva. En aquellos años, los prejuicios contra las feministas eran muy evi- dentes en los conciertos: mientras que en los foros donde asistían mayor- mente hombres, todos les gritaban durante su set, y pedían que las bajaran del escenario, en otros foros, más inclusivos y feministas, las chicas canta- ban todas las canciones y brindaban, fue una época en donde los espacios abiertamente feministas permitieron la conformación de una comunidad más unida e inclusiva. Después de que el primer proyecto se desintegra, Hanna funda Le Tigre, con mucha más presencia a nivel mundial y a pesar de firmar con una de las grandes disqueras, sigue con un discurso contestatario y de protesta. En 2003 las tres integrantes de la banda asisten a la marcha del 15 de febrero, y documentan la protesta, el resultado de ese audio es “New Kicks”, incluida en su álbum This Island. Una de las características más atractivas de esta banda es que a pesar de su constante experimentación musical, y sus letras con constantes referentes políticos, logran un sonido que sólo consigue atraer a más adeptos, como la propia Hanna declara en una entrevista a el Grupo Tortuga, “Si te gusta Le Tigre te gustará bailar y también escuchar”. En 2003 se estrena The Punk Singer un documental sobre la vida de esta emblemática cantante, desde sus primeros años como estudiante de fotogra- fía en , (cuna del movimiento Riot Grrrl), hasta su lucha contra la enfermedad de Lyme, que le impidió continuar al frente de Le Tigre, y que le acarreó diversos problemas motrices, debido al alto impacto de la enfer- medad en el sistema nervioso. Casi recuperada por completo, actualmente se dedica a su proyecto The Julie Ruin, y busca llenarse de más proyectos y colaboraciones. Honesta y directa hasta el final, confianza que en las entrevistas para el documental lo más difícil fue el “spoken word” que estaba planeado para iniciar el documental, y un incidente con su madre que a pesar de ser bastante violento (su madre hace un ejercicio de confianza con ella pero al final la deja caer al suelo y le dice que es para que aprenda a no confiar en nadie), ella lo recuerda como un evento gracioso. En general, afirma en una entrevista para Vice, que su madre le dio muchas otras reafirmaciones que impiden aquello evento como un suceso traumático. Con 47 años, aún sufre los estragos de la enfermedad que parece regresar con ciertas oleadas de efectos secundarios, sin embargo, esta feminista, seguirá rompiendo barreras y haciendo bailar a todos los cuerpos y dará voz a todas las oprimidas, porque de eso se trata todo el punk. Title 1 xJvlivsx

But on nights when I’m sleeping next to someone else’s soft back I can’t help but wonder about the ones still struggling in my hometown like Mikey who had to put a silencer over his heartbeat because it thumped too loud whenever Andrew was in the room he was afraid that Calvary would condemn him. Or Irene who used to dye her hair bright blue to distract people from staring in dismay at her and Shay’s interlocked fingers As if homosexuality is a disease instead of just another form of loving Lacey Roop, “Gender is a universe” El 10 de septiembre marcharon en todo México alrededor de un millón de personas convocadas por la organización del Frente Nacional de la Familia. Y aunque algunos dijeran que la causa no era la homofobia, y no nos mete- remos de lleno en este tema, muchas lonas y consignas decían lo contrario, que sólo la unión de hombre y mujer es natural, que las personas transgénero estamos confundidas y atentamos contra el “diseño natural”, o al menos creo que a eso se referían con diseño natural. De cualquier forma, es claro que las personas del FNF deciden solo ver una parte del mundo, solo lo que es hete- ro y cis. Aunque ellos no lo quieran admitir, la marcha era homofóbica y cisexista. En la Cd. De México se aprobó el matrimonio entre personas del mismo se- xo hace ya rato (en marzo de 2009, entrando en vigor en el 2010). En febre- ro del año pasado se aprobó una ley de identidad de género, con la que las personas transgénero y transexuales pueden levantar una nueva acta de naci- miento con su nombre y género adecuado mediante un simple trámite admi- nistrativo. ¿Pero estos avances del centro qué significa para los que somos de “provincia”, como les gusta decir a los capitalinos? En los meses que tengo viviendo en la ciudad no he visto desplantes de ho- mofobia, es más, veo a parejas tomadas de la mano y haciéndose cariñitos en todos lados, y como persona transmasculina, me siento más seguro que en mi ciudad de origen. En mi rancho, lo más que se ve son a dos chicos o dos chicas tomados de la mano, y la marcha del orgullo solo tiene tres años que se hace, no hay ningún colectivo LGBTQIA+ como tal y, aunque la escena queer sea decente y la aceptación a la diversidad haya crecido mucho en las últimas generaciones, seguimos muy, muy lejos de lograr cosas como el ma- trimonio igualitario (la primera boda gay en Culiacán, mi rancho, ocurrió en mayo pasado. Se realizó, como ya se había hecho en otras ciudades del país, por medio de una demanda de amparo). En las semanas que enmarcaron las marchas del FNF en todo el país yo me encontraba en el departamento que comparto con unos compas, leyendo teo- ría queer y (probablemente) tomando chocolate caliente. En esos días, espe- cialmente cuando leí que 1 millón de personas acudieron a la marcha y cuan- do vi que el recién electo diputado del quinto distrito (el más grande de Cu- liacán) Manuel Jesús Clouthier Carrillo había acudido a la marcha en el culi- chi, no pude evitar preocuparme por mis compas que se quedaron allá. Mis mejores amigas de la prepa son novias, una de ellas me dijo que tenía miedo de lo que la raza pudiera hacer. Lo que me pudiera pasar a mí aquí en la ciudad o a ella y su novia, cuya familia hace de todo menos apoyarla o al menos reconocer que tiene una relación con otra chica. No pude evitar recor- dar un fragmento del poema de Andrea Gibson from the beginning living in towns that frowned at our hand-holding, folding up their stares like hate notes into our pockets so we could pretend they weren’t there. You said, “Fear is only a verb if you let it be. Don’t you dare let go of my hand.” That was my favorite line. That and the time we saw two boys kissing on the streets of Kansas, and we both broke down crying, be- cause it was Kansas and what are the chances of seeing anything but corn in Kansas? We were born again that day. Andrea Gibson, “I do” Yo en cambio estaba preocupado por ellas, porque sus familias tal vez no las apoyan como deberían, porque son femeninas y por alguna razón enferma, la femineidad siempre es el blanco del acoso y la violencia. Días después, me topé con el estado de Facebook de otra amiga:

Entonces me pregunté cómo afectaría esto a otros amigos cuirs de mi ciu- dad, o los de otras ciudades y pueblos de México. El FNF tal vez no se dé cuenta (o no quiera reconocer), pero su discurso de odio no hace otra cosa que infundir miedo en nosotros y odio en las cabezas de aquellos que un día no sabrán qué hacer con él e irán a lastimar a alguien. Hoy hablé con Luz, le pregunté cómo se sentía el ambiente allá, cómo lo veía ella desde que pasó la marcha. Me contó que, aunque no es para tanto, especialmente habiendo pasado ya unas semanas de la marcha, ha notado que las parejas que allá ya no se toman de la mano (porque en el rancho, dos mujeres o dos hombres tomados de la mano es lo más que verás en la calle, e incluso eso es extraño de encontrar). Que su madre le pidió que no entrara en discusión con otras personas que no estuvieran de acuerdo con ella, no importa quién o dónde. Es decir, que se censurara. ¿No es esta la vida del joto? Aguantarse siempre los golpes por temor a ser descubierto o a recibir más golpes (de forma figurada o literal). Ahora andan diciendo que nosotros somos un imperio gay, que somos tan malos como los homofóbicos al “imponer nuestras ideas”, pero la última vez que me fijé, los cuirs nunca hemos perseguido ni reprimido a los heterose- xuales por su orientación, nunca hemos inventado terapias o medicamentos para “curarlos” de su heteronormatividad, ni hemos acosado y molestado a niños o niñas heterosexuales hasta el punto del suicidio. Y no buscamos eso. Solo queremos salir sin miedo, queremos tener un trabajo digno, y acceso a salud pública para nosotros y nuestras parejas. No queremos un imperio (aunque estaría chingón). Si esto es un imperio como lo plantea esta gente, deberíamos empezar por erradicar a todos los que se pusieron la playera y la blusita blanca el 10 de septiembre para decir cosas de nosotros y nuestros amigos, pero que callaron ante los pedófilos que predican en sus iglesias y que (tal vez) marcharon jun- to a ellos.

Untitled (One Day This Kid…) por David Wojnarowicz, 1990 Un día este niño se volverá grande. Un día este niño sabrá algo que le cause sensaciones equivalentes a la separación de la Tierra de su eje. Un día este niño llegará al punto don- de sienta una división que no es matemática. Un día este niño sentirá un revuelo en su corazón, en su garganta, en su boca. Un día este niño encontrará algo en su mente y su cuerpo y su alma que le dará hambre. Un día este niño hará algo que cause que hombres que usan el uniforme de pastores y rabinos, hombres que habitan ciertos edificios de piedra, le pronuncien la muerte. Un día los políticos legislarán en contra de este niño. Un día las familias darán falsa información a sus hijos, y cada uno pasará esa informa- ción a otras generaciones en sus familias y esa información estará diseñada para hacer la existencia de este niño intolerable. Un día este niño empezará a experimentar toda esta actividad en su ambiente y esas actividades e información harán que él se suicide o se ponga en riesgo en espera de ser asesinado o silenciado e invisibilizado. Un día este niño hablará. Cuando empiece a hablar, los hombres que desarrollen miedo hacia este niño tratarán de silenciarlo con estrangulamiento, puños, prisión, sofocación, violación, intimidación, drogas, cuerdas, armas, leyes, amenazas, cuadrillas, botellas, navajas, reli- gión, decapitación y sacrificios al fuego. Los doctores dirán que este niño tiene cura, como si su cerebro fuera un virus. Este niño perderá sus derechos constitucionales ante la invasión de la privacidad del gobierno. Este niño pasará por el electro-shock, drogas, y terapia conductual en laboratorios, ejecutada por psicólogos e investigadores. Será sujeto a la pérdida de su hogar, de sus derechos civiles, su trabajo y toda libertad conce- bida. Todo esto empezará en uno o dos años cuando este niño descubra sus deseos de poner su cuerpo desnudo en el cuerpo desnudo de otro niño. Sex is not the enemy! Supervixen

El pasado miércoles 7 de septiembre, la agrupación británica- estadounidense, Garbage, regresó a la Ciudad de México, después de un concierto en Guadalajara y otro en Monterrey, para darle a sus fans una no- che inolvidable llena de gritos, cantos, bailes y libertad. La cita fue en la Arena México a las 9:00 de la noche. Al recinto llegó todo tipo de gente: adultos con su ropa de trabajo aún puesta, rockeros, punks, darkies… de todo un poco, pues; gente de todos lados y de todas las formas con la única intención de pasar un rato increíble con buena música. Después de una hora de espectáculo de los teloneros y media hora de arreglo del escenario, Garbage salió al público tocando “Subhuman” para continuar con, “I think I´m paranoid”, una de sus canciones más famosas y de las más queridas por los fans; le siguieron “Stupid Girl”, “Automatic Systematic Ha- bit ”, “” y “The trick is to keep breathing”, llegando con esta a uno de los puntos más sensibles de la noche: sólo se escuchaba la mú- sica y la voz de Shirley Manson no sólo cantando, sino interpretando la can- ción en medio de un silencio total por parte de los asistentes, quienes en vez de gritar de emoción o brincar, nos mecíamos de un lado a otro, murmuran- do

I won´t be the one to let you down Maybe you´ll get what you want this time around The trick is to keep breathing1

Después de los últimos suspiros de Manson y de que en el público recupera- remos el aliento, un estruendoso aplauso comenzó a sonar acompañado de gritos y varios “¡Bravo!” hasta que la cantante y mayor letrista de la banda, se paró frente al micrófono y comenzó a hablar. Dijo muchas cosas, que es- taba feliz de volver a México, agradecida con sus fans por todo el apoyo, emocionada de estar dando otro concierto, etc., cosas muy a la orden de la situación. Luego comenzó a hablar de Donald Trump y de cómo repudia su discurso discriminatorio lleno de miedo e ignorancia; “Y si hay algo que odio más” dijo, con un marcado acento escocés, “es el odio que se ha estado esparciendo en su país, entre los mismos ciudadanos con esa mierda de pro- tección a la familia natural, esa horrible discriminación a esta hermosa co- munidad que tanto significa para nosotros, a la que tantas canciones le he- mos dedicado y a la que tanto amamos. Para ustedes es la siguiente canción, siempre van a tener nuestro apoyo. ¡Viva la comunidad LGBT!” Entre gri- tos, aplausos de emoción y saltos, comenzó “Sex is not the enemy!”. Ya no parecía un concierto, sino una fiesta en la que todos bailamos y cantamos como si estuviéramos rodeados de nuestros amigos más cercanos. Recuerdo mucho a una persona que estaba a mi lado, con su cabello corto teñido de rosa pastel, como el de Shirley Manson, usando unos pantalones de pana negros muy holgados y una chamarra militar grande, tuvo hasta esa canción las manos metidas en los bolsillos, sólo movía la cabeza de repente; para la mitad de la rola, estaba saltando y bailando con una sonrisa enorme en su cara, con toda la libertad que alguien puede sentir en un concierto. La noche siguió con más canciones emblemáticas que nos hicieron sonreír, llorar y hasta seducir a todos los que nos rodeaban: “”, “”, “#1 Crush”, “” y muchas más. A lo largo de las dos horas y media que duró el concierto, Garbage no dejó de repetir cuán agradecidos se sentían de tener seguidores tan apasionados y leales, la banda reiteró su apoyo a todos aquellos que, por alguna u otra ra- zón, sufrían. Nos cantaron como para animarnos después de un día pesado. Buena parte de las letras de Garbage tratan de temas bastante sensibles para muchos: identidad personal, bulliying, suicidio, odio a uno mismo, odio a los demás, soledad, automutilación… y aunque sean sólo canciones de una banda de rock, en un mundo como éste, en el que es muy fácil sentirse solo y ser atacado por lo que se es o por lo que se quiere ser, siempre es reconfor- tante poder encerrarse en la habitación y poner a todo volumen una canción que describa a la perfección cómo nos sentimos, cómo nos odiamos, cómo nos amamos y cómo detestamos al mundo a veces. Por momentáneo que sea, siempre es bueno compartir un sentimiento con la música y con mil per- sonas desconocidas más para empatizarnos y liberarnos.

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Para el mes de OCTUBRE buscamos temas que giren o bien, alrededor de la matanza de Tlatelolco, o en torno al terrorts y el miedo (ambos temas pueden retroalimentarse, sean creativxs y alóquense). Manda tu trabajo a [email protected] con el asunto “colaboración”. Si quieres que tu colaboración aparezca en la próxima edición impresa, mándalo antes del 20 de octubre.

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G.L.O.S.S. , Trans of day Revenge Trans G.L.O.S.S. ,

BEATEN TO DEATH BEATENDEATH TO HOMELESS ELDERS TRANS OF DAY REVENGE BLACK BLACK TRANS WOMEN DRAPEDWHITE IN SHEETS HARASSED BY POLICE WANDERSTREETS THE AS NOT AS WEAK SEEM WE