La Prueba De La Rana 1. Introducción 2. La Oferta De Televisión 3. La Demanda De La Televisión En España 4. La Publicidad En
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TELEVISIÓN LA PRUEBA DE LA RANA Pepe Colubi Crítico televisivo y autor del libro La tele que me parió ENTREVISTAS Francesc Escribano Director de TV3 Andoni Ortúzar Director General de EITB 1. INTRODUCCIÓN 2. LA OFERTA DE TELEVISIÓN 3. LA DEMANDA DE LA TELEVISIÓN EN ESPAÑA 4. LA PUBLICIDAD EN TELEVISIÓN ANEXOS n estudio científico (dejémoslo así, no tengo más datos) asegura que si se arroja una rana a un puchero con agua hirviendo, el animal saltará y Uhuirá del calor. Pero si el agua es fresca y la olla se coloca sobre un fuego lento, el líquido se calentará progresivamente hasta que la rana muera cocida sin haber intentado escapar (el hecho de que alguien se haya dedicado a comprobarlo corrobora el sabio axioma popular de “hay gente pa’ tó”). Aunque no lo crean, tan curiosa singularidad anfibia tiene mucho que ver con el actual panorama de nuestra televisión, tal y como ha apuntado el crítico Antonio Rico (Nota: detengan la lectura en este punto hasta averiguar dicha relación; si no la ven, continúen leyendo). Veamos: si hace años, antes de la llegada de las privadas, cuando Un, Dos, LA PRUEBA Tres, Los Roper, El Hombre y la Tierra, La Casa de la Pra- dera y Tristeza de Amor dominaban la parrilla, nos hubieran soltado de golpe un debate alrededor de DE LA RANA Belén Esteban, alguna envarada opinión de Antonio David Flores sobre el sexo de los ángeles, varias decla- raciones de Julián Muñoz asegurando que su vida pri- PEPE COLUBI vada es suya y la crónica de las operaciones de cirugía Crítico televisivo y autor del libro de Tamara Seisdedos, nosotros, los espectadores, habrí- La tele que me parió amos saltado de nuestra butaca para huir lejos del tele- visor. Pero ellos, los programadores, nos fueron cocien- do a fuego lento con un poco de corazón (inocuo al principio), algo de tarot (¡que alguien me explique lo de Rappel!), publicidad insertada en los telediarios de la cadena pública y con códigos de barras para concursar desde casa o con programas de testimonios. Finalmen- te, el cotilleo rosa (mejor llamarlo así que “prensa del corazón”) se ha extendido por la programación como un chapapote pegajoso que se adhiere a las retinas. Éra- mos ranas saltarinas, perplejas y un poco verdes, pero nos han convertido en rugosos sapos parduzcos. Sería fácil quedarse en eso, asimilar que a los que nos gusta la tele sólo nos queda la opción de ver pro- gramas rosas, pero no, querido amigo, estamos hablan- do de un medio maravilloso con su tanto por ciento aburrido/deleznable/repetitivo, pero también con series sorprendentes, documentales fascinantes, concursos entretenidos, programas fabulosos y todos los formatos que ustedes quieran con su correspondiente adjetivo hiperbólico. ¿No me creen? Sigan leyendo. 409 No, en serio, sigan leyendo, no me dejen a medias. GH cumplió las expectativas de su cadena. En un dis- 2003 fue, por ejemplo, el año de A dos metros bajo creto pero aceptable punto medio (en términos de ren- tierra, esa serie intrigante, laberíntica y sencillamente tabilidad) se situó La Selva de los FamoS.O.S., remon- compleja sobre los meandros de la vida (a pesar de la tando vuelo gracias al mejor casting de las tres funeraria ocupación de sus protagonistas); varios Pre- ediciones celebradas hasta ahora. El lector/espectador mios Grammy la contemplan y algunos cientos de miles más impaciente y atento estará echando de menos una la adoramos en La 2. También fue un buen año para CSI, mención a la madre de todos los programas de convi- con sus variantes Las Vegas o Miami (yo soy más de Gris- vencia, al monstruo de siete cabezas, al caos más abso- som, qué le vamos a hacer), otra historia episódica alre- luto, a la nada más divertida... Sí, 2003 fue el año de dedor de la muerte, o más bien desde ella (los muertos Hotel Glam, rasgadura de vestiduras para los comenta- hablan con los forenses de una manera muy distinta de ristas más asustadizos, apocalipsis audiovisual, terror de la que lo hacen con los embalsamadores de Fisher e grandes y pequeños; hasta el mismísimo presidente de Hijos). Y hablando de familias raras, cómo no celebrar el la nación se ocupó de dicho concurso (sin nombrarlo) nuevo año de exitazo para Los Simpson de Springfield, en unas sonadas declaraciones sobre el concepto de una continuidad que devuelve la fe en la audiencia, en “telebasura”. Seamos sinceros, ¿fue para tanto? ¿Era la los programadores y en la cerveza Duff. También Shin tele mejor antes de su emisión? ¿Lo fue peor después? Chan tuvo sus minutos de polémica, aún candentes. ¿No era más fácil cambiar de canal? ¿No habría sido En el terreno de la ficción nacional, el año 2003 ha más efectivo apagar la tele que criticar el programa para supuesto la consolidación de las propuestas de Cuénta- contribuir así a su difusión? me cómo pasó, Ana y los Siete, Los Serrano y Aquí no Créanme, el problema no está en esas realidades hay quien viva. Cuatro series familiares, esto es, de y inventadas (los programas nombrados suceden en platós para familias, pues es esa la unidad de parentesco que construidos en forma de casa, academia u hotel, pero prima para acaparar todos los potenciales segmentos platós al fin y al cabo), sino en la urgencia de los ejecuti- de audiencia (adultos, ancianos, niños, trabajadores, vos, en el acorralamiento de los creativos, en la inercia de jubilados, etc.). Quizá por eso no estaría de más recor- los programadores y en la pereza de los espectadores, dar uno de los sabios aforismos de El Perich: “Si la fami- esto es: todos somos culpables. Me explico: las cadenas lia es el cimiento de la sociedad, debería estar como buscan éxitos rápidos, baratos e incontestables; los guio- todos los cimientos: bajo tierra”. Y si ustedes son de los nistas (de cualquier formato) se las ven y desean para que piensan que en televisión no existen formas poco colocar productos originales y novedosos; los programa- amables de diseccionar a esos grupos de personas dores miran de reojo los aciertos de la competencia y emparentadas que viven juntas, es que no han visto aplastan a aquellos que no cumplen el mínimo de Malcolm (Antena 3), Padre de familia (Fox) o Vaca y audiencia y los espectadores se dejan llevar, protestan Pollo (Cartoon Network). débilmente y mienten en las encuestas al afirmar que lo Imposible olvidarse (aunque muchos quieran hacer- que ven son los documentales de La 2. Si a usted le gus- lo) del novedoso formato que nos ha traído el siglo que ta el zapping tanto como a mí, ya sé que no tiene pro- ya vivimos: la telerrealidad. Ojo, no es que no existiera blema (cambiar sin cesar de canal es un sano deporte de antes (Quién sabe dónde, Lo que necesitas es amor o, riesgo), pero si le va la vida en la tele, si no puede respi- si me apuran, El Hombre y la Tierra, ya eran reality rar sin ella, si programa el resto de actividades en función shows), pero los primeros tres años del siglo XXI asistie- de la pequeña pantalla, hágame caso y abónese a una ron atónitos a la inesperada repercusión de Gran Her- parabólica, a una plataforma (sólo hay una, lo sé), a una mano y Operación Triunfo, y, ya puestos, a las sorpren- red de cable o espere a que las locales inunden el dial dentes debacles de El Bus, Academia de Actores o X Ti. como las aguas cubren los mares (llegaremos a eso), pero En el año que se nos fue, la tercera entrega de OT se no pretenda aguantar el chaparrón con sólo tres genera- saldó con una gélida recepción, mientras que el quinto listas y media más la autonómica que le corresponda. 410 Insisto, hay otra forma de ver tele. No encontrare- de Crónicas marcianas (Telecinco), mi dosis de Futurama mos a cualquier hora del día un programa que nos (Antena 3), mi porción de Urgencias (TVE) o mi ración entusiasme, pero sí podemos programar nuestro consu- de Zap, zap, zapping (Canal +). Y no habría sido lo que mo. Puede que yo sea raro, no se lo niego, pero mi soy sin mi Hora Chanante (Paramount Comedy). A 2003 habría sido menos llevadero sin mi cuarto y mitad pasarlo bien. 411 P ¿Ha conseguido TV3, veinte años después del comienzo de sus emisiones, la identificación de la televisión autonómica con la base social que la sus- tenta? R Por supuesto, y la cadena ha hecho grandes apor- taciones. Una de las fundamentales es que TV3 es una televisión pública y es una televisión catalana. Cuando nació, lo que fundamentalmente la diferenciaba de Televisión Española era que se trataba de una televisión en catalán. Pero con el paso del tiempo su principal aportación consistió en definirse como una televisión pública emitida en catalán. Además, TV3 es una televi- sión con vocación europea. Nosotros miramos a Europa FRANCESC y ambicionamos tener la fluidez que tienen muchas televisiones públicas europeas, queremos ser también ESCRIBANO una televisión comprometida con el país, con la cultura y con la sociedad catalanas. DIRECTOR DE TV3 P ¿Debe ambicionar la televisión pública la con- quista del liderazgo? R Desde luego. Nosotros siempre estamos luchando El periodista Francesc Escribano fue nombrado, a por el liderazgo. Llevamos tres años seguidos siendo comienzos de año, director de la televisión auto- líderes en Cataluña. Este año ha sido un poco más irre- nómica de Cataluña, cargo al que accede desde la gular porque Tele 5, no sólo aquí sino también en toda jefatura de Programas de la misma cadena.