Revista De La Biblioteca Nacional
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REVISTA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL 11\e~ísta be lo J&íblíotcca lAacíonal PUBLICACIÓN MENSUAL DIRIGIDA POR Don~ingo FIGAROLA- CANEDA DIRECTOR DE LA BIBLIOTECA TOMO VI HABANA IMPRENTA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL 1912 ESCUDOS PRIMITIVOS DE CUBA CONTRIBUCIÓN HISTÓRICA INTRODUCCIÓN RECUENTEMENTE, y con diversos propósitos, se solici F ta conocer los primitivos escudos de armas de Cuba, es decir, aquellos que representan los blasones concedidos por Espafla á la Isla como tal posesión espaflola. Mas por lo general acontece que, aquellos que han podido hallarse, son muy pocos, y aun de estos, evidenciando más de uno tales varian tes ó alteraciones, que confunden y desorientan al investigador hasta el grado de impedirle lograr conocer el documento auténtico. Inexplicable parece que, á excepción de los escudos de la Habana, Guanabacoa, Matanzas y algunos otros, la generalidad no conozca los de las otras provincias. Y todavía parece más inexplicable que en el mismo ayuntamiento de una ciudad cabecera de provincia, no se conserve el menor rastro ni noticia del escudo que le perte- nece. 6 REVISTA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL Ya el Rey Felipe II, con fecha de Aranjuez á 20 de Marzo de 1596, ordenaba respecto á las ciudades, villas y lugares de las In dias Occidentales é Islas adyacentes: ... sus armas y divisas señaladas y conocidas las que especialmente hubie ren recibido de los señores reyes nuestros progenitores, y de Nos, y despues les concedieren nuestros sucesores, para que las puedan traer y poner en sus pendones, estandartes, banderas, escudos, sellos, y en las otras partes, y luga res que quisieren, y por bien tuvieren, en la forma y disposicion que las otras ciudades de nuestros reinos, á quien hemos hecho merced de armas y divisas ... (1). Añádase á esta fecha la de 1516, año en que le fué concedido á la Isla su primer escudo de armas, ó sea el correspondiente á ella como tal Fernandina de Cuba, y se convendrá en que figura entre los hechos históricos más antiguos de la misma, la concesión de esta clase de títulos y hónores, y por esto mismo se hace penoso resignarse á aceptar, y de una vez para siempre, que de ac·onteci mientos que arrancan de épocas remotas, y que tienen por razones diversas un valor propio, no exista en la actualidad y en nuestro país vestigio ninguno. Existe más de un plano ó mapa y de un libro editados en Espa fia, en los cuales se hallan fielmente reproducidos, y con el historial 6 complemento, la serie de escudos 6 blasones de las provincias espafiolas, y raro ha de ser hallar entre ellos un escudo de Cuba, á no ser el de la Habana, qu€: es el más conocido de la Isla. Y esto obliga á pensar que, si así acontecía allá, donde para obtenerlos y reproducirlos es suficiente acudir á aquellos archivos en que se conservan los atestados originales 6 matrices de las reales cédulas ú órdenes de concesiones, ¿ cómo habrían de conocerse aquí, cuan do de las copias oficiales de dichos documentos, que allá en su día fueron mandadas de Espafia,_nadie puede dar noticia alguna de la mayor parte de ellas? Y sin embargo, ¡ cuánta es la importancia para la historia de nuestras provincias y ciudades, el conocimiento nada menos que de aquellos testimonios que darían cuenta exacta y detallada de los orígenes de la fundación de aquéllas, 6 sea de los tiempos primitivos en qq.e alcanzaron sus títulos y sus blasones! Más de una vez se (1) (Recopilacion de leyes de los reinos de las Indias, Madrid, 1841, t. II, lib. IV, tit. VIII, ley prl• mera, p. 109). ESCUDOS PRIMITIVOS DE CUBA 7 intentará escribir la historia de más de una provincia ó de una ciu dad de Cuba, y otras tantas el historiador habrá de encontrarse forzado de abandonar la pluma, porque ni en libros, ni en otros pa peles públicos, ni en los mismos archivos locales, hallará atestado alguno referente á la primera época de aquéllas. Por otro lado, esa irreparable desaparición á que se han visto siempre condenados nuestros manuscritos é impresos, nos fuerza á considerar por lo menos como raros el plano ó la estampa publica dos en Cuba, y en los cuales figura el escudo de armas de alguna provincia ó ciudad nuestra. ¿Dónde se sabe que se conserva un ejemplar de aquel Atlas Cubano, dado á luz en la Habana en 1841, y en el cual á la mayor parte de los mapas ó planos de provincia ó de ciudad, tuvo el autor el loable acierto de añadir el escudo respec tivo? ¿Ni en cuántos de nuestros archivos provinciales, municipales, notariales ó eclesiásticos, se puede hallar siquiera sea alguna copia de un escudo de armas, ó de la Real Cédula de la concesión de éste? Y lo que es más desalentador, ni noticia tienen los viejos y más ilustrados vecinos de una ciudad, de que ésta posee un escudo de armas que le fué concedido por el rey tal el ai'ío de cual. En el Ayuntamiento nunca vieron aquellos vecinos colocado, si acaso, más escudo que el de Espai'ía, ó algún retrato de Isabel II; y por su parte, en la notaría ó escribanía no tiene el encanecido archivero legajo, ni expediente, ni asiento, ni otro indicio que informe sobre la concesión del título de ciudad ni de la del escudo. Y puesto que hemos citado el Atlas Cubano, publicación tan rara como interesante para la geografía, la estadística y la herál dica de Cuba, diremos que con fecha 6 de Julio de 1840, vió la luz en la Habana el prospecto del Atlas de la Isla de Cuba, 6 coleccion coro gráfica de planos topográficos, hist6ricos y estadísticos de los principales pueblos de ella. Firman dicho prospecto los señores Rafael Rodríguez, teniente del Real Cuerpo de Artillería, y Joaquín José Gflrcía, escritor público, y en aquel se dice: Cada plano irá dedicado á una de las notabilidades del pais, llevando el timbre y blason de su familia, así como las armas del pueblo, el que las tenga, y al finar la obra incluiremos como adorno el escudo de las mas distinguidas familias establecidas en la Isla, poniendo á la cabeza todos los de la corona de Castilla. La obra no comenzó á publicarse sino al año siguiente, cam- 8 REVISTA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL biado el título por el de Atlas Cubano y bajo la dirección exclusiva de Rafael Rodríguez, y vemos que alcanzó por lo menos al otro año, puesto que en el Diario de la Habana del 17 de Febrero de 1843 se ánuncia la aparición del plano de la ciudad de Baracoa, y se añade entre otras cosas: El Atlas Cubano, geográfico, topográfico, histórico y estadístico, es la primera obra de este género enteramente acabada que ha visto hasta ahora la luz pública en esta antilla. No sabemos cuán_tas hojas ó planchas forman el todo ó conjun to, porque el único ejemplar conocido es el existente en la Biblio teca Nacional, y no hay en él detalle ninguno que nos permita haber logrado saber más sino que es un ejemplar incompleto ó trunco. Es éste el solo testimonio que conocemos de que antes de ahora se haya publicado una obra que, si no en todo, por lo menos en una parte, ó sea en la recolección de los escudos de armas, es análoga á la nuestra. Y es lo cierto que no porque sean pocos aquellos es cudos que le fué dable presentarnos, deja de ser la de Rodríguez una contribución que debe agradecerse, sobre todo si como creemos es ella lo único que en su género se ha producido en Cuba. Posteriormente (1855) y también en la Habana, dió á la estam pa el señor Vicente Díaz y de Comas un tomo 4°, bajo el título de Album Regio. Y aunque muy distinta esta obra de aquella que acabamos de citar, merece ser conocida siquiera sea por estas lí• neas que el .autor incluye en la dedicatoria que hace de su libro á Isabel 11: ... setenta y cinco escudos que con sus respectivos colores, representan todos los timbres y blasones que decoran los antiguos títulos de los Reyes de España; los de las capitales de cada una de las provincias en que está dividida la Península y posesiones de Ultramar; el árbol Genealógico de V.M.; la ex plicacion circunstanciada de cada escudo y diversas piezas de Música de su humilde composicion. Y por lo mismo que, obedeciendo al plan que el autor se tra zara, la Isla de Cuba se halla representada sólo por el escudo que en su día le fué concedido, únicamente hubiera sido de desear que en la parte de texto, ó sea de la "explicacion circunstanciada" de que nos habla, no se hubiese limitado á insertar las noticias relati vas á dicho escudo que hubo de consagrarle á su tiempo el his toriador Arrate. ESCUDOS PRIMITIVOS DE CUBA 9 Debemos advertir que para nuestro trabajo se ha adoptado la clasificación alfabética geográfica, y añadiremos que los escudos van colocados por orden cronológico según han sido publicados, y que al pie del primero ó más antiguo, siempre que nos haya sido dable saberlo, se incluye la fechá ó año en que fué expedida la correspondiente Real Cédula de concesión. Diremos también que se citan todas las procedencias, ó sean aquellos documentos de los cuales hemos reproducido lo mismo los grabados que el texto, tanto por primordial deber, cuanto porque ello ha de servir de guía indispensable á alguno que en el maflana prosiga la tarea.