Diario Espiritual Del Siervo De Dios Manuel Aparici Navarro
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Diario Espiritual Del Siervo de Dios Manuel Aparici Navarro ¡Todo por Cristo! Era su lema Es el hombre que consagró su vida en un auténtico seguimiento a Cristo Asociación de Peregrinos de la Iglesia DIARIO ESPIRITUAL DEL SIERVO DE DIOS MANUEL APARICI NAVARRO «Capitán de Peregrinos» Peregrinar es «Caminar hacia ti, Padre, por Cristo tu Hijo, a impulsos del Espíritu Santo, con la ayuda de María y llevando a los hermanos» (Manuel Aparici) Edición preparada por la Asociación de Peregrinos de la Iglesia Mayo, 2005 Portada: Fotografía de Manuel Aparici de sacerdote. Edita: Asociación de Peregrinos de la Iglesia C/Manuel Montilla, 12, 28016 Madrid Tfnos.: 91 359 01 12 y 91 359 00 84. Fax: 91 359 00 84 E-Mail: [email protected] htpp://www. peregrinosdelaiglesia.org Imprime: Reprografía Digital y Servicios CEMA Tf.:91 505 14 98 Depósito Legal: M-29325-2005 PRESENTACIÓN «¿Qué tal la lectura del Diario? –nos preguntaba la Madre Abadesa del Monasterio de Religiosas Franciscanas Clarisas, Descal- zas Reales, de Madrid por su carta de fecha 9 de febrero de 1976–? Suponemos su alegría y admiración –añadía–, aunque si le conocie- ron personalmente no les extrañará ver tanta sed de almas y de su- frimiento ... »¡Qué grandeza de alma! ¡Qué amor a la Cruz! Es lo más des- tacado de Aparici, al menos en los últimos Cuadernos de su Diario Espiritual ... ». «No pueden imaginarse -nos decía por su parte el Excmo. y Rvdmo. Sr. D. José María García de Lahiguera- la inmensa alegría que me han dado con la noticia sobre nuestro inolvidable Manuel Aparici. No cejen en el empeño de incoar la Causa de Beatificación y Canonización de esta grande alma. El bien que puede hacer el ejem- plo de su vida, enfermedad y muerte, es grande. ¡Ánimo y a conse- guirlo! »Cuenten conmigo en cuanto pueda servirles ... »¿Podría yo conseguir una copia del Diario Espiritual de Mano- lo, caso de que se haga una tirada aunque sea a ciclostil?». 5 INTRODUCCIÓN Se facilita tal y como ha llegado hasta nosotros. Comienza el 28 de septiembre de 1930 y finaliza el 11 de noviembre de 1961. Lo empieza casi desde su ingreso en la Juventud de Acción Católica y lo finaliza dos años después de haber cesado en la Consiliaría Na- cional de esa Juventud por grave enfermedad, de la que fallecería santamente tres años después, el 28 de agosto de 1964. De él escribe en diferentes ocasiones y por diferentes motivos: – «Unos días pasados sin anotar mis acciones diarias, sin ano- tar, mejor dicho, el motivo de estas acciones: la gloria de Dios. Hoy reanudo mi Diario. Él me va a servir como ayuda en esta lucha de la perfección». – «¡Un mes largo sin confiar nada a este Diario, especie de espe- jo de mi conciencia! ¡Un mes largo sin hacer examen! ¡Qué mal me ha ido!». – «¡Cuántas intermitencias! Un día escribo mi Diario y luego transcurre una semana o más sin volver a hacerlo, y así no puedo darme cuenta de si adelanto o retrocedo». – «Más de un mes sin anotar aquí mis acciones, más de un mes sin tener contigo, buen Jesús, un ratito de charla, de charla ín- tima, de esa en que mirando a mi interior veo si has crecido en mí o si, por el contrario, he puesto obstáculos a tu gracia». – «¡Mes y medio apartado de mi Diario; mes y medio sin hacer examen de conciencia! Mal me ha ido; pero hoy empiezo nueva vida, desde hoy he de avanzar todos los días un poco en mi santificación, o mejor dicho, cada día debo dar mayor gloria a Dios que el anterior. »Un plan de vida; a él me ajustaré, si tu gracia me asiste, Je- sús mío. Vamos a él» [y lo formula]. – «No puedo ya pasar más tiempo sin volver a mi antigua y con- veniente práctica de hacer mi balance diario de conciencia y anotarlo en este cuaderno de mis memorias de vida espiritual». – «Recomienzo por tu infinita misericordia, Señor y Dios mío, este Diario que intenta ser confidencia contigo y con mi propia con- ciencia para tratar, con tu gracia, de aprovechar mejor las in- mensas gracias que tratas de concederme». 7 Por los vacíos que presenta el Diario es presumible pensar que se han perdido algunos cuadernos. Él mismo le dice a Sor Car- men Teresa de Jesús en febrero de 1959: «De mi archivo, no sé dónde para; cuando me estaba muriendo me trasladaron a lo que era mi des- pacho, amontonaron papeles no sé dónde y algunos tiraron; y en los breves intervalos de mejoría no tuve fuerzas para buscar y menos para ordenar». No obstante, los que han llegado a nuestro poder nos ofrecen, en su conjunto, la rica semblanza de su figura, su vida y su obra al permitirnos penetrar en lo más íntimo de su alma y conocer sus pensamientos y reflexiones, afanes, anhelos y preocupaciones por avanzar por el camino de la santidad, en el servicio a sus hermanos, en el que fue progresando en el transcurso del tiempo, así como su personalidad más íntima y humana y nos ayuda a comprender sus comportamientos y actitudes. En él se aprecia su gran delicadeza de espíritu, su honda e intensa vida espiritual, sus anhelos de santi- dad, su oblación continua, etc., el latir de un corazón enamorado de su Amado, a quien quiere servir y por el que quiere vivir y morir en cruz. Y el Señor le premia con ella. Su etapa de victimación, es la etapa más hermosa y fecunda de su vida. Decía: «La santidad de las cosas pequeñas hace los grandes santos». Páginas hermosas y grati- ficantes de un alma grande. El anhelo de santidad es una constante en su vida después de su conversión y lo es hasta el momento de su santa muerte. Su Diario es un elocuente testimonio al respecto. Narra con sinceridad y frescura, modestia y sencillez, su caminar interior hacia la Casa del Padre. Por su parte, los Peritos Teólogos afirman en su informe (Cf) que «Manuel Aparici, desde el inicio de sus escritos, nos va descu- briendo su llamada especial a la santidad en el día a día de su vida, tratando de vivir el plan que él mismo se había trazado en la bús- queda de serle fiel al Señor [...]. Su conversión espiritual tiene una motivación de su amor mariano [...]. Inspirado en el amor a Jesu- cristo, inicia sus grandes resoluciones; entre ellas la búsqueda de quien guiará y orientará la vida espiritual de una alma enamorada y sedienta de Cristo [...]. »Al encontrar su director espiritual, se establece todo un dialogo de confianza y abandono en descubrir la voluntad de Dios. Esta dirección está apoyada en lectura espiritual de varios autores, santos y padres de la Iglesia [...]. »Para esto establece un horario diario en el que continua- mente va examinándose y buscando la manera de cómo agradar a 8 Dios, desde el levantarse de cada día, oír Misa y comulgar diaria- mente con devoción, consagrar su trabajo iluminado por la obra “Deber Moral del Trabajo”, la atención y dedicación a su familia, en especial a su madre, el cuidar su meditación diaria frente al Sagra- rio en la Visita al Santísimo, que en tiempo es progresiva desde mi- nutos, medias horas y horas; el ofrecer pequeños y grandes sacrifi- cios como privarse de leer el periódico, el dejar de fumar y vencer la tentación de leer novelas policíacas; dedicar tiempo para el estudio y formación en el campo religioso, examen de conciencia al llegar el atardecer de cada día; compromiso de vivir el tiempo litúrgico a ple- nitud; diálogos que irán perfilando su compromiso apostólico fre- cuentando el Circulo de Obreros [...]. En este tono surge el día a día que irá forjando sus sentimientos de santidad [...]. »Descubrimos también los momentos de inquietud de un alma enamorada que se complace en expresar los sentimientos de la confianza íntima con el eternamente Amado [...]. Podemos ver tam- bién la lucha interna espiritual y de conciencia por anhelar la per- fección frente a la imperfección de su vida a los ojos de Dios [...]. »La juventud es su gran preocupación y por, para y en ellos, proyecta toda su vida de verdadera búsqueda de santidad al sentir- se enviado para la misión de tan noble ideal [...]. »Desde la juventud va clarificando el proyecto del plan salví- fico que Dios tiene destinado para su vida [...]. El Ideal de santidad ahora tiene un gran reto: responder con su ejemplo y testimonio de vida para que la juventud vea en él un signo de santificación [...]. “Veo cuán necesario es que yo me santifique a mí mismo –escribe- a fin de que mis compañeros sean santificados en la verdad”. »La juventud peregrinante hacia Cristo es su gran proyecto y nos lo recuerda como un mandato y deseo del Vicario de Cristo cuando recibió la bendición papal [...]. Para esto se compromete a cumplir la gran noble y leal misión de organizar un Congreso en el que participen la Juventud de Acción Católica de España e Hispanoamérica [...]. »El dolor de la juventud le lleva a expresar su fervor por el sacramento de la penitencia [...]. »El Santo Sacrificio de la Misa es el lugar privilegiado para llenarse de esa fuerza espiritual que impulsa el ver a Cristo encar- nado en signos concretos como son sus superiores, director espiri- tual, jóvenes y la humanidad entera [...]. »Manuel Aparici es el hombre de una visión universal de la salvación, dirigida para toda la humanidad, tienen especial dedica- toria la juventud, las personas consagradas, religiosas, sacerdotes, seminaristas y todas las almas sedientas del amor de Dios.