Manuel Mujica Láinez Y Pablo Montoya: Del Tríptico Esquivo Al Tríptico Excéntrico
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MANUEL MUJICA LÁINEZ Y PABLO MONTOYA: DEL TRÍPTICO ESQUIVO AL TRÍPTICO EXCÉNTRICO REQUISITO PARCIAL PARA OPTAR POR EL TÍTULO DE: MAGISTER EN LITERATURA MAESTRÍA EN LITERATURA PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCAS SOCIALES BOGOTÁ, 2018 PRESENTADO POR: GIOVANNY SALAS DIRECTOR: ÓSCAR TORRES DUQUE 2 TABLA DE CONTENIDO INTRODUCCIÓN 6 I. LEER Y VER: APROXIMACIÓN A LAS OBRAS ESTUDIADAS 14 El laberinto, entre lo real y lo prodigioso 15 Tríptico de la infamia y los puntos de vista 25 América en el horizonte europeo: arte, crónica y leyenda 31 II. LITERATURA Y ARTES: IMAGEN, ÉCFRASIS Y MANIERISMO 36 La imagen pictórica en las novelas 36 Écfrasis narrativa 44 Manierismo y literatura 52 Cervantes y El laberinto 57 Montaigne y Tríptico de la infamia 63 El mundo como laberinto 67 III. LOS TRÍPTICOS: DEL ESQUIVO AL EXCÉNTRICO 72 Manuel Mujica Láinez: el tríptico esquivo 72 Pablo Montoya: el tríptico excéntrico 80 La novela histórica en América Latina 89 La escritura y la prosa literaria 99 COMENTARIOS FINALES 106 BIBLIOGRAFÍA 109 APÉNDICE 117 3 Nota de advertencia Artículo 23 de la Resolución No. 13 de julio de 1946 “La Universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por sus alumnos en sus trabajos de tesis. Solo velará por que no se publique nada contrario al dogma y a la moral católica y por que las tesis no contengan ataques personales contra persona alguna, antes bien se vea en ellas el anhelo de buscar la verdad y la justicia”. Certificado Yo, Giovanny Antonio Salas Torres, declaro que este trabajo de grado, elaborado como requisito para obtener el título de Magister en Literatura en la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Javeriana, es de mi entera autoría excepto en donde se indique lo contrario. Este documento no ha sido sometido para su calificación en ninguna otra institución académica. Giovanny Antonio Salas Torres Bogotá, 30 de abril de 2018 4 A Lyda Moreno Guerrero 5 Lo mejor de los viajes es el regreso. Por suerte, al partir, sabemos que la tierra es redonda y que si seguimos adelante, siempre adelante, volveremos a casa; en una palabra: que al partir ya estamos volviendo. Sería terrible que la tierra se transformase en plana de repente. Estaría delante de nosotros como un desierto que se alejara, infinito, hacia el horror, y nadie se atrevería a salir de su casa. Ese fue el espanto de la Edad Media. Ahora no; ahora felizmente, viajar es regresar, y todavía mejor es no viajar para no darse el trabajo de estar volviendo. Manuel Mujica Láinez 6 INTRODUCCIÓN Manuel Mujica Láinez (1910-1984) establece como tema principal de sus libros la trascendencia del brillante tiempo pasado y los problemas de su instalación en un “decadente” tiempo presente. La estética clasicista se constituye en una marca determinante de la obra literaria del escritor argentino, con tendencia natural a las formas clásicas y discurriendo una prosa culta proveniente, en buena medida, de su lectura de la tradición española. Mujica Láinez, en una carta fechada el 18 de septiembre de 1982, le expresa lo siguiente al colombiano Rodrigo Parra Sandoval1: “Lo que me sorprende e intriga (a veces maravilla) mucho, sobre todo en El álbum, es el riquísimo y fantástico idioma que empleas. La alianza de la viva imaginación con el vivo idioma” (Jurado y Giraldo eds. 35). Más que un testimonio de la fascinación del escritor por las posibilidades del idioma, la carta es una oportunidad para pensar en la hipótesis que me propongo sostener en la presente tesis: Mujica Láinez, un gran exponente de la escritura literaria en nuestro idioma y en particular de aquel movimiento en auge de la narrativa histórica en el continente, es una sombra en la literatura colombiana contemporánea. De cierto modo, uno de los escritores que ha recibido este legado y continuado con esa preocupación por el idioma vivo y la imaginación de la que habla Mujica Láinez en su misiva es Pablo Montoya Campuzano (1963); el autor santandereano, principalmente en su tríptico de novelas históricas, compuesto por La sed del ojo, Lejos de Roma y Tríptico de la infamia, enfrenta el imperativo localista que sigue cercando el oficio del escritor, y especialmente en Latinoamérica que ha vivido un proceso en que su literatura se propuso engendrar una tradición propia, construir su identidad en el siglo XIX y consolidar la expresión 1 Como una curiosidad, Mujica Láinez escribe al final de su manuscrito: “Saludo a las parientes remotas, de una rama familiar querida” (36). Ignoro la razón de esta afirmación y si realmente comparten un pasado o parentesco lejano. 7 americana que anunciaba José Lezama Lima. Resulta inquietante, además, que esta concepción se conforma en un ambiente literario latinoamericano que (sobre todo desde los tiempos del boom) ha sostenido al experimentalismo como un método incesante tanto en los estudios literarios como en la literatura. La hipótesis se basa en el descubrimiento de coincidencias estéticas entre varias novelas colombianas y la obra de Mujica Láinez y en declaraciones de autores que lo reclaman como una influencia en su escritura, símbolo del “prosista genial” y creador de monumentales novelas históricas como Bomarzo. Esta relación es inédita y se necesita de un estudio crítico que logre ponerla en cuestión como una perspectiva en la literatura hispanoamericana, por ese motivo la presente tesis estudia las obras de Mujica Láinez y Pablo Montoya para plantear, en primera instancia, aquella presencia fantasmática de ‘Manucho’ —como lo conocían en Buenos Aires— en la literatura (y por ahora, en la novela) colombiana contemporánea, en busca de aprovisionar al lector con ciertos elementos que puedan constituirse en indicios de esa herencia literaria, a partir de la novelas El laberinto y Tríptico de la infamia. Aunque esbozo esta posible línea de investigación en la parte final de la tesis, es pertinente anunciar desde ya que otras obras pueden ser estudiadas bajo esta lupa, como La tejedora de coronas y El signo del pez de Germán Espinosa, El río del tiempo y Casablanca la bella de Fernando Vallejo, Tamerlán de Enrique Serrano y El álbum secreto del Sagrado Corazón de Rodrigo Parra Sandoval. La relación existente entre pintura y literatura se mezcla con la narrativa histórica en las novelas de Mujica Láinez y Montoya para exponer, como trama principal y condición vital de sus relatos, el enfrentamiento de sus protagonistas (y los lectores) con la imagen pictórica. El laberinto y Tríptico de la infamia están rodeadas por un argumento metaescritural, desde el cual es posible comprender que, pese a que la diégesis se posiciona en un tiempo y espacio lejanos a 8 la realidad sociohistórica de los autores, Europa en los siglos XVI y XVII y la América colonial, las novelas se están escribiendo o reescribiendo en los siglos XX y XXI en Latinoamérica. Entonces, gracias a este argumento, ejercen como escritores Mujica Láinez y un investigador latinoamericano que visita ciudades como Lieja, París y Ginebra para seguir el rastro de tres pintores, más o menos desconocidos, que serán los personajes de la novela. Si bien el personaje- escritor de Pablo Montoya es un novelista, esta condición lo distancia del cariz de prosista con que aparece Mujica Láinez al corregir y reescribir el manuscrito de El laberinto. Las obras participan de una concepción estética de la escritura y, recalco, la preocupación por el idioma y la riqueza de la lengua literaria se inscriben en la tradición de la novela histórica en América Latina y dialogan con el arte pictórico. Las novelas en estudio están escritas ante la imagen y así despliegan minuciosamente la écfrasis como recurso narrativo y posicionamiento histórico. En este caso, me apropio de un comentario de Carolina Depetris: Nuestro trabajo se apoya en el supuesto de que no existen determinados periodos históricos estancos, frisos cronológicos donde se engarzan autores, obras y temas de la época, sino que un periodo de la Historia del Arte, con sus categorías y valores, se genera merced a la actividad no sólo de los contemporáneos sino también de los artistas alejados en el tiempo. Es aquí donde los autores invaden las comarcas de la recepción, donde considerar la figura de Manuel Mujica Láinez cobra sentido en la línea vinculante de la tradición estética occidental. (23) La idea de Depetris implica no concebir las novelas exclusivamente como reconstrucción de una corriente artística sino, más bien, como su construcción. En esa medida, El laberinto y Tríptico 9 de la infamia dialogan con el Manierismo y construyen sus significados a propósito de la novela latinoamericana y la relación que se establece en las obras de Mujica Láinez y Pablo Montoya con la historia del arte. En El laberinto la realidad es ambigua y no se distingue con claridad de la fantasía, dado que es evidente la presencia del sueño y el laberinto manieristas. En Tríptico de la infamia la novela emplea una polifonía narrativa y, a su vez, las narraciones confluyen en la forma del ensayo, en el cual, por lo general, se cuenta una segunda historia y se mantiene una conversación implícita, independientemente de la acción de los personajes y de los abordajes temáticos. La adscripción manierista y la relación con la imagen pictórica son definitivas para la posición del lector en la Historia. Mi tesis central —y no tanto acerca de mi hipótesis de la figura fantasmática de Mujica Láinez en la literatura colombiana como del estudio comparatístico de las novelas— es que las mismas transitan por la posibilidad del Manierismo como forma de interpretación histórica, en esa relación entre pintura y literatura que es evidente en ambas obras literarias y se manifiesta en el texto mediante el recurso de la écfrasis narrativa.