<<

Crónicas de la ciencia 2016-2019 Consejo Consultivo de Ciencias

Consejo Consultivo de Ciencias

Crónicas de la ciencia 2016-2019 Consejo Consultivo de Ciencias Título: Crónicas de la Ciencia 2016-2019 Primera edición, 2021

Directora General del Conacyt Dra. María Elena Álvarez-Buylla Roces Coordinador General del Consejo Consultivo de Ciencias Dr. Arturo Menchaca Rocha

Ediciones Hilonegro Coordinación editorial: Jardiel Moguel Canto Diseño editorial: Margarita González Medina Cuidado de la edición: Andrea Torres Camacho

ISBN:

D. R. © Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología Av. Insurgentes Sur 1582 Col. Crédito Constructor, C. P.: 03940 Ciudad de México

Impreso en México, 2021 Printed in Crónicas de la ciencia 2016-2019 Consejo Consultivo de Ciencias

Consejo Consultivo de Ciencias

Índice

Presentación 21 2016

El cambio político y el auge de la ciencia política Soledad Loaeza Tovar 25 Qué buen día para comenzar el año Gerardo Gamba Ayala 27 A 26 años del Consejo Consultivo de Ciencias Arturo Menchaca Rocha 30 El virus del Zika: ¿emergencia internacional? Adolfo Martínez Palomo 32 El presidente, la ciencia y el desarrollo nacional Guillermo Soberón Acevedo 34 Nikola Tesla, inventor. Mucho ingenio, intuición y fantasía José Ruiz de la Herrán y Villagómez 38 La mujer mexicana en la ciencia María Valdés Ramírez 42 ¿Asteroides o cometas en órbitas de colisión? José Ruiz de la Herrán y Villagómez 44 Marvin Minsky muere, pero la inteligencia artificial continúa vigorosa Adolfo Guzmán Arenas 48

7 Reflexiones en torno al descubrimiento del crispr Gerardo Gamba Ayala 51 Hacia una cultura compatible con la ciencia Marcelino Cereijido Mattioli 54 El clero le habría respondido a Bacon… Marcelino Cereijido Mattioli 57 Política pública para atender el cambio climático y la cruzada contra el hambre en Yucatán Alfonso Larqué Saavedra 59 Ciencia y vinculación María Valdés Ramírez 62 La expedición 364: Cráter Chicxulub Jaime Urrutia Fucugauchi y Ligia Pérez Cruz 64 Los hongos en la Cruzada Nacional contra el Hambre y el cambio climático Alfonso Larqué Saavedra 67 ¿Cómo va el zika? Adolfo Martínez Palomo 70 Estudiantes de posgrado en Europa: nuevas estrategias del Conacyt Octavio Paredes López 73 Mejorar el aire de la Ciudad de México con biocombustibles Lorenzo Martínez Gómez 76 El legado de uno de los primeros médicos-científicos del país Gerardo Gamba Ayala 79 Los Premios de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias Jaime Urrutia Fucugauchi 82 Del D. F. a la Ciudad de México Carlos Martínez Assad 85 Los alacranes, sus venenos y antídotos Lourival Possani Postay 89 La investigación y el reporte sobre ciencia de la Unesco 2015 Blanca Jiménez Cisneros 92 ¿Quién descubrió el electrón? José Ruiz de la Herrán y Villagómez 95 Las plantas de los libros sagrados de los mayas Alfonso Larqué Saavedra 99 ¿Cómo se hace un dios? Creación y recreación de los dioses en Mesoamérica Enrique Florescano Mayet 102

8 Los premios nobel aprueban los organismos genéticamente modificados Octavio Paredes López 105 ¿Las radiaciones electromagnéticas nos afectan? Arturo Menchaca Rocha 109 Cinna Lomnitz (1924-2016) Arturo Menchaca Rocha 112 El misterio de la señora hobbit. El descubrimiento Fernando del Río Haza 114 El misterio de la señora hobbit. El desvelamiento Fernando del Río Haza 117 Miguel José Yacamán y la ciencia de materiales en México Lorenzo Martínez Gómez 120 Inmigrantes y refugiados en un mundo en guerra Carlos Martínez Assad 123 Cuatro meses en el sector de internamiento Gerardo Gamba Ayala 127 Del Index Medicus al PubMed Gerardo Gamba Ayala 130 El ensayo nuclear de Corea del Norte Arturo Menchaca Rocha 133 ¡Recordemos nuestra humanidad! Luis de la Peña Auerbach y Ana María Cetto Kramis 136 Biotecnología prehispánica en Mesoamérica Alfonso Larqué Saavedra 140 La comunidad astronómica mexicana y su impacto en el contexto internacional y la formación de recursos humanos Manuel Peimbert Sierra 143 Agrobiodiversidad y sistemas alimentarios en comunidades indígenas. Parte 1 Mayra de la Torre Martínez y Ricardo Garibay Velasco 147 Agrobiodiversidad y sistemas alimentarios en comunidades indígenas. Parte 2 Mayra de la Torre Martínez y Ricardo Garibay Velasco 151 Homenaje al doctor Guillermo Soberón. Parte 1 Rafael Palacios de la Lama 154 Homenaje al doctor Guillermo Soberón. Parte 2 Rafael Palacios de la Lama 158 Homenaje al doctor Guillermo Soberón. Parte 3 Gerardo Gamba Ayala 161

9 En memoria del maestro Jorge Alberto Manrique (1936-2016) Josefina Zoraida Vázquez 164 S o bre Tr ump Jorge Bustamante Fernández 166 El cambio climático en la agricultura y los bosques María Valdés Ramírez 169 Se vale soñar Gerardo Gamba Ayala 172 La parcela escolar como eje del cambio en la reforma educativa del sector agrícola Alfonso Larqué Saavedra 175 Tierras raras para la revolución del transporte eléctrico Lorenzo Martínez Gómez 178 cimmyt: “Milpa sustentable en la Península de Yucatán” Alfonso Larqué Saavedra 181 El futuro de la ciencia química en México Eusebio Juaristi y Cosío y Oliverio Rodríguez Fernández 184 2017

El Premio Nacional de Ciencias en el Instituto de Nutrición Gerardo Gamba Ayala 191 El Premio Nacional de Ciencias 2016 a una investigadora del Instituto de Física de la UNAM Rubén Barrera Pérez 194 El futuro de la investigación en Humanidades y Ciencias Sociales en México Soledad Loaeza Tovar y Alicia Mayer González 197 El ambiente académico como elemento básico para favorecer la interacción de las ciencias sociales y naturales Alfonso Larqué Saavedra 200 El nuevo aeropuerto de la CDMX y la deforestación María Valdés Ramírez 204 11 de febrero: Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia María Valdés Ramírez y Lena Ruiz Azuara 206 La bioética laica y plural Juliana González Valenzuela 209 La ciencia moderna es una manera consciente de interpretar la realidad Marcelino Cereijido Mattioli 212

10 La peor epidemia del siglo XXI Gerardo Gamba Ayala 215 Las ciencias experimentales en México: su dependencia y fragilidad Alfonso Larqué Saavedra 218 La producción continua de maíz en la parcela escolar de Yucatán Alfonso Larqué Saavedra 222 Primera edición del Premio Juan Rull en el Instituto de Nutrición Gerardo Gamba Ayala 225 “Hacer ciencia exige cuerpo y alma”: Lourival Possani Departamento de Comunicación y Difusión del CCC 228 Sigue pendiente la vinculación entre ciencia y sector privado Departamento de Comunicación y Difusión del CCC 231 La telequinesis, una técnica en embrión José Ruiz de la Herrán y Villagómez 234 La línea divisoria entre la investigación básica y la clínica Gerardo Gamba Ayala 237 “No todo son los papers, también hay que hacer algo por la gente”: Luis Enrique Sucar Succar Departamento de Comunicación y Difusión del CCC 240 ¿Cómo surgió el bronce? Gabriel Torres Villaseñor 244 “Con más ciencia, nuestro país estará mucho mejor”: David Kershenobich Departamento de Comunicación y Difusión del CCC 247 El árbol de ramón: clave para la nueva revolución verde por su alta productividad Alfonso Larqué Saavedra 250 Ojalá estuvieras aquí Gerardo Gamba Ayala 253 Homenaje a Cecilia Noguez Departamento de Comunicación y Difusión del CCC 256 Investigadores con vocación empresarial: se terminó la espera Varios autores 258 “El boom de científicos está desvinculado de la generación de valor económico”: Lorenzo Martínez Gómez Departamento de Comunicación y Difusión del CCC 261 Cuando un maestro te ayuda a encontrar tu destino Gerardo Gamba Ayala 265

11 Investigación clínica: tratamiento de las complicaciones por abuso de alcohol y drogas David Kershenobich Stalnikowitz 268 La evaluación y asignación de recursos para la ciencia básica en México Carlos Arias Ortiz 271 México, cuna de astrónomos talentosos, pero con falta de apoyo y tecnología Departamento de Comunicación y Difusión del CCC 274 El hígado: el gran laboratorio del cuerpo o cómo preservar la salud hepática Departamento de Comunicación y Difusión del CCC 278 El mayor incentivo de la ciencia es la misma ciencia Departamento de Comunicación y Difusión del CCC 281 El 25.o aniversario de la Cumbre de Río y el bono climático Alfonso Larqué Saavedra 283 Cuando el diagnóstico lo es todo Gerardo Gamba Ayala 286 Nikola Tesla: su aportación principal y su visión del futuro José Ruiz de la Herrán y Villagómez 289 “Basado en hechos reales” Pilar Gonzalbo Aizpuru 292 Ciencia y excelencia en población indígena que merece apoyo Enrique Galindo Fentanes 295 Compuertas abiertas: que fluya la investigación al sector productivo mexicano Adolfo Guzmán Arenas 298 Del Instituto de Cardiología a la antigua Escuela de Medicina Gerardo Gamba Ayala 301 Reflexiones sobre la medicina traslacional Gerardo Gamba Ayala 304 El cerdo pelón mexicano: un modelo pecuario para enfrentar el cambio climático Alfonso Larqué Saavedra, Luis Sarmiento Franco y Raúl Godoy Montañez 307 25.o aniversario de los centros públicos de investigación Alfonso Larqué Saavedra 310 Las ondas gravitacionales, una revolución en el universo del conocimiento Departamento de Comunicación y Difusión del CCC 313 Aplicación informática para atender mejor una contingencia sísmica severa Adolfo Guzmán Arenas 316

12 Deforestación y salud humana María Valdés Ramírez 320 Hallazgos recientes en la Gran Pirámide de Egipto Arturo Menchaca Rocha 322 El Instituto de Investigaciones Biomédicas en el sector salud Gerardo Gamba Ayala 325 Prevención y control de las enfermedades arbovirales Departamento de Comunicación y Difusión del CCC 328 La biotecnología mexicana antes de la conquista española Alfonso Larqué Saavedra 332 La Red Mexicana de Fisiología Vegetal Alfonso Larqué Saavedra 335 Presente y futuro de la radioastronomía en la UNAM Luis Felipe Rodríguez Jorge 338 2018

Los grupos sanguíneos en el primer año de la residencia Gerardo Gamba Ayala 345 Durmientes de vías para el Sistema de Transporte Colectivo Metro construidos con plástico reciclado Octavio Manero Brito y Antonio Sánchez Solís 348 La creación del cosmos, creencias mesoamericanas. Parte 1 Enrique Florescano Mayet 351 La creación del cosmos, creencias mesoamericanas. Parte 2 Enrique Florescano Mayet 354 Biocontrol de plagas y enfermedades de las plantas Mayra de la Torre Martínez 357 Fármacos originales. Investigación y desarrollo. Parte 1 Enrique Hong Chong 359 Fármacos originales. Investigación y desarrollo. Parte 2 Enrique Hong Chong 362 De unas vacaciones a un objetivo en la vida Gerardo Gamba Ayala 365 Diez años han transcurrido Gerardo Gamba Ayala 368 ¿Cómo se forma una estrella? Susana Lizano Soberón 371

13 Remembranzas de Jorge Flores Valdés 374 La luz a escala nanométrica y su aplicación. Parte 1 Cecilia Noguez Garrido 378 La luz a escala nanométrica y su aplicación. Parte 2 Cecilia Noguez Garrido 380 Agenda 2030 de la ONU: por un mundo mejor. Parte 1 Francisco Sánchez Sesma 382 Agenda 2030 de la ONU: por un mundo mejor. Parte 2 Francisco Sánchez Sesma 385 Agenda 2030 de la ONU: por un mundo mejor. Parte 3 Francisco Sánchez Sesma 388 Diversidad cultural y migración Jorge Bustamante Fernández 391 El impacto del asteroide de Chicxulub y la extinción masiva Jaime Urrutia Fucugauchi 393 El consorcio científico tecnológico y de innovación de Yucatán a diez años de su fundación Alfonso Larqué Saavedra 397 La acidosis tubular renal y la medicina no basada en la evidencia Gerardo Gamba Ayala 400 El universo dentro de un cristal. La relatividad general y la ciencia de los materiales se complementan para impulsar la física del siglo XXI Gabriel Torres Villaseñor 403 Los avances de la ciencia ante la ignorancia José Ruiz Herrera 406 Donato Alarcón Segovia Gerardo Gamba Ayala 409 La propiedad intelectual, el tratamiento del agua residual y la posibilidad de crear trabajos en México Blanca Jiménez Cisneros, Lilian Domínguez Montero y Héctor Poggi Varaldo 412 El grado de doctor en ciencias y la investigación en medicina Gerardo Gamba Ayala 415 Los falsos enfrentamientos a los grandes retos educativos Víctor Alcaraz Romero 418 El inmenso valor de los errores Gerardo Gamba Ayala 421

14 Neuronas y vida inteligente Departamento de Comunicación y Difusión del CCC 424 Diálogo entre el espermatozoide y el óvulo. ¿Cómo se regulan los flujos de los iones a través de una célula? Alberto Darszon Israel 427 Nuestra experiencia con una revista de abolengo Gerardo Gamba Ayala 430 El mito de Giges o cómo salir de los problemas en México Carlos Martínez Assad 433 Metaheurísticas bioinspiradas: resolviendo problemas como la naturaleza lo haría Carlos Coello Coello 437 De autorías y coautorías Gerardo Gamba Ayala 441 Hacia una universidad que termine con el encierro tradicional dentro del claustro Víctor Alcaraz Romero 444 Producción de alimentos sin dañar el ambiente. Una innovación para la seguridad alimentaria de México Alfonso Larqué Saavedra 448 Complejidad, incertidumbre y los ODS. Implicaciones en la elaboración de políticas científicas. Parte 1 Francisco Sánchez Sesma, Érika Mirna Berstein y Casandra Rodríguez López 451 Complejidad, incertidumbre y los ODS. Implicaciones en la elaboración de políticas científicas. Parte 2 Francisco Sánchez Sesma, Érika Mirna Berstein y Casandra Rodríguez López 454 Complejidad, incertidumbre y los ODS. Implicaciones en la elaboración de políticas científicas. Parte 3 Francisco Sánchez Sesma, Érika Mirna Berstein y Casandra Rodríguez López 457 El problema del libre albedrío en el campo de la psicofisiología Víctor Alcaraz Romero 460 La Revista de Investigación Clínica Gerardo Gamba Ayala 463 Creación del centro para la conservación y el aprovechamiento del ramón Alfonso Larqué Saavedra 466

15 Del pez al filósofo Gerardo Gamba Ayala 469 El día que conocí a Gabo Gerardo Gamba Ayala 472 Incorporación de un árbol de la selva tropical mexicana para producir alimentos sin destruir el ambiente Alfonso Larqué Saavedra 475 Energía oceánica Lorenzo Martínez Gómez 478 El Premio Nacional de Ciencias en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán Gerardo Gamba Ayala 481 ¿Cien nuevas universidades? Raúl Rojas González 484 ¿El fin del debate sobre la legalización-regulación de la cannabis? Ricardo Tapia Ibargüengoytia 487 En pleno siglo XXI ya no queda nada de envergadura que se pueda hacer sin ciencia moderna ni tecnología avanzada Marcelino Cereijido Mattioli 490 Nos es grato informarle... Gerardo Gamba Ayala 493 2019

Retos de la producción de alimentos en México. Parte 1 Alfonso Larqué Saavedra 499 Educación superior y ciencia. Lo que debe ocurrir en la nueva administración Arturo Menchaca Rocha 502 ¿Por qué México debe hacer ciencia? Cecilia Noguez Garrido 506 Retos de la producción de alimentos en México. Parte 2 Alfonso Larqué Saavedra 509 Salarios más bajos reducen el gasto en investigación Raúl Rojas González 512 Blue Beethoven Gerardo Gamba Ayala 515

16 No a los transgénicos... “me canso, ganso” Luis Herrera Estrella 518 Oportunidades perdidas. Un comentario a la iniciativa de Ley de Humanidades, Ciencias y Tecnologías. Parte 1 Raúl Rojas González 524 Oportunidades perdidas. Un comentario a la iniciativa de Ley de Humanidades, Ciencias y Tecnologías. Parte 2 Raúl Rojas González 529 Educación dual y no microuniversidades Raúl Rojas González 533 Cada profesión tiene su propio idioma Gerardo Gamba Ayala 536 La burocracia en la era digital Enrique Sucar Succar 539 25.o aniversario de la Unidad de Fisiología Molecular Gerardo Gamba Ayala 541 El día que Einstein se hizo famoso. Parte 1 Luis Felipe Rodríguez Jorge 544 El día que Einstein se hizo famoso. Parte 2 Luis Felipe Rodríguez Jorge 547 Hacia una cultura compatible con la ciencia Marcelino Cereijido Mattioli 550 ¿Existen las antiestrellas? Arturo Menchaca Rocha 552 ¿Quién pagará los daños ambientales causados por el ex NAICM de Texcoco? María Valdés Ramírez 555 Reflexiones al volver del congreso Gerardo Gamba Ayala 557 Por qué fue necesario crear la ciencia de datos Adolfo Guzmán Arenas 560 Necesitamos maestros Pilar Gonzalbo Aizpuru 563 Del laboratorio a la clínica Gerardo Gamba Ayala 566 Agricultura sustentable mediante el uso de productos biológicos desarrollados en México Enrique Galindo Fentanes 569

17 Financiamiento para el estudio del sistema agrícola de la milpa Alfonso Larqué Saavedra 572 En honor a Larissa Adler Milstein Claudio Lomnitz Adler 575 Sidney Brenner y la biología molecular Gerardo Gamba Ayala 577 México, tercer país seguro a la medida de Estados Unidos Carlos Martínez Assad 580 Las barreras para la innovación tecnológica en México Leonardo Ríos Guerrero 583 Huitlacoche: exquisitez culinaria azteca. Parte 1 Octavio Paredes López y María Valverde González 587 Huitlacoche: exquisitez culinaria azteca. Parte 2 Octavio Paredes López y María Valverde González 589 La investigación en el sector salud Gerardo Gamba Ayala 591 ¿Qué es la inteligencia artificial? Raúl Rojas González 594 Barreras de energía, programación y confiabilidad para el equipo de cómputo moderno Adolfo Guzmán Arenas 597 Sesenta años Gerardo Gamba Ayala 600 Las plantas de la Biblia, nuevo jardín botánico en Yucatán Alfonso Larqué Saavedra 603 Historia de la alimentación y la agricultura molecular. Parte 1 Octavio Paredes López 606 Historia de la alimentación y la agricultura molecular. Parte 2 Octavio Paredes López 609 Nace una novedosa agroindustria alimentaria en Yucatán Alfonso Larqué Saavedra 612 ¿Quién evalúa nuestra investigación y con qué fin? Luis de la Peña Auerbach y Ana María Cetto Kramis 615 Detrás de la última puerta Gerardo Gamba Ayala 619 La innovación tecnológica y sus tropiezos Gabriel Torres Villaseñor 622

18 Amaranto: alimento excepcional mesoamericano y su rescate Octavio Paredes López 627 La Junta de Gobierno, garante de la institucionalidad Carlos Martínez Assad 630 Programa de Estudios Combinados en Medicina Gerardo Gamba Ayala 635 El reto de las microempresas universitarias en México Leonardo Ríos Guerrero 638 La computadora: ¿ordenador o cerebro electrónico? Raúl Rojas González 642 México y el conocimiento Marcelino Cereijido Mattioli 645 Chía: cultivo alimentario mesoamericano para el siglo XXI Octavio Paredes López 647 Biotecnología en la agricultura María Valdés Ramírez 649 Innovación para el fortalecimiento de la seguridad alimentaria Alfonso Larqué Saavedra 652 Los olvidados pizarrones Gerardo Gamba Ayala 655 Autores 659

19

Presentación

esde el año 2004, el periódico La Crónica de Hoy ha brinda- do al Consejo Consultivo de Ciencias un espacio semanal de divulgación y opinión sobre las ciencias y las humanidades, que sabiamente aprovechan los miembros del Consejo, todos investigadores con amplio reconocimiento. Ahí publican tex- tos acerca de diversos temas en los ámbitos de sus respectivas especialidades, como una aportación personal e institucional Da la apropiación social del conocimiento. El Consejo compiló parte de los textos publicados entre 2004 y 2013 en seis volúmenes impresos, comenzando así la serie Crónicas de la Ciencia, cuyo objetivo es preservar este valioso material. También se imprimió un libro con las semblan- zas de los autores que publicaron entre el 2004 y el 2011. Los artículos de los años 2014 y 2015 constituyen el séptimo volumen en papel de la serie. La presente obra, la octava de este esfuerzo de preservación y divulgación emprendido por el Con- sejo, incluye todos los textos publicados entre el 2016 y el 2019. Sin embargo, este volumen de Crónicas de la Ciencia tiene un carácter especial: se trata de la primera compilación completamente digital y de acceso libre y exclusivo en línea, a través del sitio web del Consejo Consultivo de Ciencias: ‹www.ccciencias.mx›. Esperamos que la disfruten.

Arturo Menchaca Rocha Coordinador General del Consejo Consultivo de Ciencias

21

El cambio político y el auge de la ciencia política*

Dra. Soledad Loaeza Tovar 13 de enero

n México, el desmantelamiento del régimen autoritario en el úl- timo tercio del siglo xx provocó la expansión de la política como actividad, como tema de interés general y como disciplina en el campo de las ciencias sociales. En fuerte contraste con la igno- rancia y el desinterés en los asuntos públicos, características del pasado antidemocrático, uno de los aspectos más notables de la democratización es que la política dejó de ser un asunto de élites. EA partir de los años ochenta, la información, la opinión y el debate político se apoderaron de la radio, la televisión y la prensa para irrumpir en la vida diaria de los mexicanos. Actualmente, un buen porcentaje de los ciudadanos experimenta la política con frecuencia y en diferentes formas, ya no únicamente depositando un voto en una urna cada tres o seis años. Así, por ejemplo, las encuestas se han convertido en una fuente de información pública, y cada día crece el número de personas que han transitado por la condición de encuestados, o han participado en algún grupo de enfoque. A diario los medios dan a conocer el punto de vista de ciudadanos elegidos al azar en la calle, de televidentes y radioescuchas ansiosos por denunciar abusos de las autoridades o cuestionar sus decisiones, pero tam- bién deseosos de dar a conocer al auditorio anónimo del radio alguna experiencia con el poder público, o su opinión respecto de los asuntos más diversos. Muchos ciudadanos están dispuestos a compartir su interpretación de temas de coyuntura o el juicio que les merecen los políticos. Conceptos como gobierno dividido, crisis de legitimidad, liderazgo carismático, voto útil, ciudadanía y socie- dad civil, entre otros, se han integrado al vocabulario cotidiano y se utilizan con la misma naturalidad con que en el pasado se hablaba de estabilidad, desarrollo y patria. En México, la política no es más únicamente el arte del buen gobernante; se ha convertido también en la materia de la que está hecho el buen ciudadano. Y este se ha impuesto a la tradicional primacía del buen mexicano.

25 El cambio político y el auge de la ciencia política

En este contexto, la ciencia política conoce un auge sin precedentes y el gre- mio de los politólogos cumple la función que en el pasado tocaba a los abogados, cuando se creía que el arte de gobernar dependía de la capacidad para interpretar apropiadamente las leyes y se recurría a ellos para organizar el buen gobierno. Hoy, en cambio, se piensa que la piedra filosofal del ejercicio gubernamental no está en el deber ser, sino en el ser de la política: en los vaivenes de la opinión pública, en el “toma y daca” de la negociación entre el gobierno y los empresarios, entre estos y los sindicatos, entre los partidos políticos, en fin, en los constantes intercambios entre los actores políticos, que es la materia de la politología. En consecuencia, se apela a los politólogos para que diseñen instituciones, como el Instituto Federal Electoral (ife), o para que las administren, como lo hicieron en su momento José Woldenberg, Luis Carlos Ugalde y Leonardo Valdés; este último con un docto- rado en sociología política. Estos profesionales del análisis político no son los únicos que han participado en el proceso de decisiones gubernamentales en forma similar a como lo hicieron los economistas en los años ochenta, y no son pocos los que se han incorporado al Po- der Legislativo o al Poder Ejecutivo en los ámbitos federal y local, los que escriben editoriales en los periódicos, o los que han fundado consultorías privadas y organi- zaciones no gubernamentales. Desde ahí también influyen en el gobierno, inciden en el proceso de toma de decisiones, pero sobre todo desempeñan un papel muy importante en la formación de la opinión pública y en la transmisión de imágenes e interpretaciones de los fenómenos del poder. ¿Qué tan importante ha sido realmente este desarrollo para el país? Adelante [en la obra de referencia] intento responder a esta pregunta. Primero describo bre- vemente el desarrollo de la ciencia política como disciplina de estudio, incluidas las subdisciplinas de relaciones internacionales y de administración pública; luego, me refiero a la profesión de los politólogos, internacionalistas y administrativistas en los últimos 30 años en México, como resultado de la transformación del sistema político y de cambios en las políticas gubernamentales. Posteriormente hablo de los temas que ahora ocupan la atención de los politólogos y de los diversos enfoques que utilizan; y, por último, del rumbo que a mi manera de ver seguirá la ciencia política en el futuro, a la luz de la experiencia de las últimas tres décadas.

* Extracto de: Soledad Loaeza Tovar y Alicia Mayer González (coords.), Hacia dónde va la ciencia en México, vol. 13. Humanidades y Ciencias Sociales. Conacyt, México, 2015, pp. 49-51.

26 Qué buen día para comenzar el año

Dr. Gerardo Gamba Ayala 20 de enero

lo largo del tiempo algunas personas destacan de una manera tan espectacular que se convierten en leyendas. Son tan gran- des que para el resto de nosotros tener contacto breve con algu- na de ellas se convierte en un momento memorable en nuestras vidas. Me imagino que los familiares de estos personajes cargan toda su vida con el estigma de que, al ser presentados, siempre existirá la tendencia a decir: “es hermano de fulano de tal”. En cada disciplina del quehacer humano, hay representantes de esto, por ejem- plo: Francis Crick en la biología, Babe Ruth en el beisbol o Paul McCartney en la música pop. Algunos son tan grandes que trascienden las disciplinas, como Nelson Mandela en Sudáfrica. Estoy seguro de que para muchos haber platicado con uno de estos personajes significó un momento estelar en su vida. En mi caso, he go- zado de la oportunidad de tener algunos de estos momentos, que atesoro con mucho cariño, como cuando tuve la oportunidad de cenar con Gabriel García Márquez; el día que conocí a Carlos Fuentes y me firmó el ejemplar deEl espejo enterrado; o cuando era fellow en el Brigham and Women’s Hospital de Boston y asistí a la fiesta por la designación del doctor Joseph Murray como Premio Nobel de Fisiología y Medicina (reconocimiento que recibió por haber inventado los trasplantes renales), donde tuve la oportunidad de platicar con él. Empezando este año, apenas transcurridos once días, tuve dos de esos momen- tos, uno de los cuales estoy seguro de que fue de suma importancia, además, para algunos niños en particular. Por la mañana, tuve la fortuna de que me recibiera en su casa el doctor Guillermo Soberón con el pretexto de que firmara una dedi- catoria en mi ejemplar de su reciente autobiografía titulada El médico, el rector. Había tenido oportunidad de saludar al maestro en diversas ocasiones. De hecho, estuve en las presentaciones de su libro, que ocurrieron en la Antigua Escuela de Medicina en la plaza de Santo Domingo y en el Instituto Nacional de Ciencias

27 Qué buen día para comenzar el año

Médicas y Nutrición Salvador Zubirán. Sin embargo, nunca había tenido la opor- tunidad de sentarme a platicar con tan grande personaje, sin prisa, sin otras perso- nas, durante una hora que gocé enormemente. En las vacaciones del final del año, leí con cuidado su libro. Este me reveló muchos detalles que no tenía claros sobre la vida en la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) y el sistema de salud del país. Con esto, la grandeza del maestro se hizo todavía mayor. Platicamos de diversos pasajes del libro y no solo me volvió a contar lo que ya había leído, sino que lo enriqueció con nuevas anécdotas no expuestas en su obra. Estaba sentado frente a una leyenda. Una persona que fue pieza clave para cimentar los fundamentos del México moderno donde generaciones posteriores hemos podido realizar una carrera científica razonablemente decorosa. Sentó las bases de un sistema de salud, si bien perfectible, que les ha dado la oportunidad a miles de enfermos de recobrar la salud, a pesar de sus limitados recursos económi- cos. Fue muy estimulante platicar con una persona que ha tenido tanta influencia en la Universidad y en México, y poder hacerle las preguntas clave de lo que uno quisiera saber. Sensación similar experimenté años atrás en las ocasiones que tuve la suerte de platicar con el maestro Zubirán. Como si no fuera suficiente emoción para un día, por la noche asistimos mi bella esposa y yo al concierto que ofreció, en la Sala Nezahualcóyotl, la orquesta Espe- ranza Azteca, junto con los grandes chelistas Yo-Yo Ma y Carlos Prieto Jacqué, en el que además se dio el estreno mundial de una obra para dos chelos, orquesta y coro escrita por el celebérrimo compositor mexicano Samuel Zyman. Se trata de una de las más de 80 orquestas sinfónicas compuestas por niños de diversas edades y estatus económico que son financiadas por Fundación Azteca y han resultado en un éxito rotundo (‹www.esperanzaazteca.com.mx›). El sonido de la orquesta era de bastante buena calidad, pero el del chelo y la forma de tocar de Yo-Yo Ma y Carlos Prieto fueron más que espectaculares. De nuevo, los 90 minutos que para estos personajes no fueron más que parte de su cotidianidad para mí representaron un momento estelar que recordaré toda la vida y que algún día narraré con emoción a mis nietos. Pero lo que más me gustó de todo fue pensar en el efecto que ese momento ten- drá en la vida de los niños que componen la orquesta Esperanza Azteca. ¡Haber tocado con Yo-Yo Ma! Era visible lo feliz que estaba el chelista y la forma en que volteaba a ver con frecuencia y sonriendo al niño que, seguramente por su tenacidad y trabajo, se ha ganado el puesto de concertino. Le levantaba la ceja y le hacía muecas que tradu- cían la complicidad entre ambos por el gusto que les producía la música.

28 Gerardo Gamba Ayala • 20 de enero

Desde el lugar en el que me encontraba podía ver bien la cara de Yo-Yo Ma, pero no la del niño; me imagino que debe haber sido de gran felicidad. Qué bello es que una persona que puede influir de una manera tan positiva en tantos niños, y segu- ramente en forma muy particular en ese primer violín, se dé el tiempo para hacerlo. Al final, el público se deshacía en aplausos, no supe si por la interpretación de los chelistas, por lo bien que tocaron los niños de la orquesta y coro, por la gran composición del maestro Zyman o por ese número de cosas que al ocurrir todas juntas hacen que, a pesar de todo, no perdamos la esperanza en la humanidad.

29 A 26 años del Consejo Consultivo de Ciencias

Dr. Arturo Menchaca Rocha 27 enero

l 24 de enero de 1989 —al iniciar la gestión de Carlos Salinas de Gortari— el Diario Oficial de la Federación publicó el Acuerdo Presidencial que dio origen al Consejo Consultivo de Ciencias (CCC) como unidad de asesoría y apoyo técnico del Ejecutivo Federal. El CCC agrupa a quienes, al haber recibido el Premio Nacional de Ciencias, aceptan explícitamente formar parte de él; y se elige de entre sus miembros un Coordinador General, Equien permanece tres años en el puesto con la posibilidad de ser reelegido una sola vez. El Acuerdo menciona, entre las actividades del Consejo, el reunirse pe- riódicamente con el Presidente de la República y contribuir a la planeación del desarrollo nacional, así como proponer mecanismos de coordinación del CCC con instancias gubernamentales competentes en materia científica. El CCC ha sido consultado por el gobierno mexicano a lo largo de los años, incluso en cir- cunstancias críticas, como el llamado “caso de las vacas locas” en el 2003 o la pandemia de gripe A H1N1, que inició en nuestro país en el 2009. La institucionalidad en materia de asesoría gubernamental para temas de ciencia varía considerablemente de un país a otro, siendo el mexicano —me refiero al CCC— un caso singular. Como se puede apreciar en el Acuerdo Presidencial de hace 26 años, se trata de un organismo que agrupa a un conjunto de académicos condecora- dos con una distinción que, si bien la otorga la Presidencia, su asignación no depende de ella. El hecho de que recibir un premio nacional sea una condición vitalicia hace a la membresía del CCC una misión de consultoría para la institución presidencial que trasciende la periodicidad sexenal. Por supuesto, en el organigrama del gobierno mexicano, existen otras instancias capaces de asesorar al presidente en materia de ciencia, como el Conacyt, el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, y la recien- temente creada Coordinación de Ciencia Tecnología e Innovación de la Oficina de la Presidencia. Sin embargo, quienes dirigen estos organismos generalmente están

30 Arturo Menchaca Rocha • 27 enero

asociados a una presidencia en particular, al ser nombrados por ella. Es en ese sentido que el CCC es singular, porque su estructura institucionaliza un punto de contacto entre el titular del Ejecutivo Federal y ese oráculo atemporal que hoy acumula más de un cuarto de siglo de experiencia. Inicio mi periodo (2016-2019) como Coordinador General del CCC con la esperanza entusiasta de poder brindar la asesoría que la actual Presidencia de la República nos requiera, dentro del marco del Acuerdo inicial, con el debido respeto y discreción. Desde el punto de vista de la planeación para el desarrollo nacional, este lapso también representa una gran oportunidad para trabajar en la elaboración y pro- moción de iniciativas con miras al cambio en el Ejecutivo Federal en el 2018. Al tiempo que se define el liderazgo de quienes tomarán las riendas del país, será momento de incluir en la agenda nacional las propuestas que la comunidad de los científicos más distinguidos considera de vital importancia para el desarrollo de México.

31 El virus del Zika: ¿emergencia internacional?

Dr. Adolfo Martínez Palomo 3 de febrero

a Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de declarar a la infección por el virus del Zika como una emergencia de salud pública de interés internacional. La declaración se basa en el aumento de casos de niños nacidos con microcefalia en Brasil, aparentemente causada por el virus. Otros factores que influye- ron en la decisión de la OMS fueron la falta de medicamentos, vacunas y pruebas para el diagnóstico de la infección, y la amplia Ldistribución geográfica y expansión del mosquito transmisor. El objetivo de la declaración es estimular y coordinar una respuesta internacional para mejorar la vigilancia y la detección de las infecciones y de las malformaciones congénitas; para intensificar el control de los mosquitosAedes aegypti y contar con medios para proteger a las poblaciones en riesgo, sobre todo a las mujeres embarazadas. El problema del virus del Zika ha hecho resurgir las fallas en el control del mosquito, transmisor no solo de este virus, sino también de los virus responsables de la fiebre amarilla, el dengue y el chikunguña. La tendencia mundial a la urba- nización de las poblaciones no ha hecho más que empeorar el problema, ya que el insecto se multiplica en objetos tirados al aire libre que acumulen agua de lluvia. La gravedad de la epidemia de zika como problema médico reside en su posi- ble relación con la reciente aparición de miles de casos de microcefalia en recién nacidos en Brasil, que ha causado, por un lado, angustia de los padres sobre el de- sarrollo cerebral de sus hijos, afectados por este trastorno neurológico, y, por otro, la inquietud justificada de las madres embarazadas que ya están infectadas con el virus o pueden estar expuestas a la infección. Es este grupo, el de las mujeres en edad de embarazo, el que debe ocupar la atención inmediata de las autoridades de salud en los países latinoamericanos afectados, sin llegar a excesos como la recien- te recomendación, en algún país cercano, de posponer por varios años los emba- razos hasta que la infección no esté controlada, o la igualmente exagerada nota de

32 Adolfo Martínez Palomo • 3 de febrero

las y los responsables de la salud en Estados Unidos al aconsejar a las embarazadas no viajar a ninguno de los países latinoamericanos donde se han presentado casos de infección, incluyendo México. Esto último podría tener graves consecuencias económicas en actividades como el turismo. La microcefalia en recién nacidos no es un problema nuevo; solo en Estados Unidos se reportan según la Academia Americana de Neurología aproximada- mente 25 mil casos al año, sin relación aparente con alguna infección viral. El trastorno se refiere a casos en los que la circunferencia del cráneo de un niño es menor al promedio normal por más de dos desviaciones estándar. La evolu- ción de los niños afectados es variable, pero muchos presentan problemas severos como epilepsia, parálisis cerebral, retraso mental o trastornos oculares. Para las mujeres jóvenes, la enfermedad producida por el virus del Zika es, sin duda, una emergencia de importancia mundial. Otros consideran, sin embargo, que la declaración de la OMS fue prematura, teñida de motivaciones políticas, surgidas tal vez como reacción a las severas críticas que la Organización recibiera por el retraso en declarar como emergencia internacional la reciente epidemia del ébola, o los comentarios negativos por la forma como la OMS coordinó el control de la epidemia de influenza del 2009. Sin medios para prevenir o tratar la infección del Zika, los esfuerzos de los sanitaristas están encaminados a controlar la expansión del mosquito transmisor, tarea extraordinariamente difícil que requiere de la cooperación de la población, sobre todo en áreas urbanas sobrepobladas y depauperadas donde difícilmente llegan las brigadas de distribución de insecticida en condiciones y con la regulari- dad requerida para lograr el control eficiente del mosquito. Exagerada o no, la declaración de emergencia de la OMS servirá para reactivar los es- fuerzos por reducir la expansión del mosquito Aedes aegypti. Ojalá sirva también para reducir los casos de niños recién nacidos que inician su vida con un cerebro dañado.

33 El presidente, la ciencia y el desarrollo nacional*

Dr. Guillermo Soberón Acevedo 10 de febrero

l Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República se originó en 1988 por una preocupación del entonces presidente electo Carlos Salinas de Gortari, en respuesta al largo y explícito anhelo de la comunidad científica de que el Estado mexicano se involucrara con mayor compromiso en el desarrollo de la ciencia y la tecnología en nuestro país. Pues, al científico mexicano le resulta frustrante comprobar Eque sus esfuerzos intelectuales, frecuentemente más valorados en el ámbito in- ternacional que en el local, muchas veces no encuentran eco en el apoyo presu- puestal, organizativo y estratégico por parte del gobierno en turno, por no hablar del escaso reconocimiento social con que se recibe su trabajo. Más aún, quien se encuentra inmerso en el quehacer científico está convencido de que solo con una amplia capacidad de investigación se podrán enfrentar en el presente, y más en el futuro, los retos de la nación. Salinas entendía esto y me buscó para platicar conmigo. Lo fui a visitar a su casa de campaña, en la calle de Cracovia, en San Ángel, y ahí me dijo: “Mire, yo creo en la ciencia y creo que hay que fomentarla en la medida de lo posible, pero quiero escoger formas en las que desde un principio se sienta que yo tengo esta ambición y que lo que propongo está de acuerdo con los recursos de que pueda disponer. Quiero que me diga qué se le ocurre que podemos hacer. Piénselo y volvemos a platicar”. Lo pensé, naturalmente, y en una reunión posterior le dije: “Mire, yo creo que le dará mucha visibilidad en este tema que se establezca una oficina asesora de la Presidencia de la República relacionada con la Investigación Científica como ins- trumento de desarrollo nacional. Porque desde ahí se va a enterar usted de la pro- blemática que existe, va a obtener decisiones de alguna resonancia y va a tener contacto con los miembros de la comunidad científica para hacerlo. Esto está

34 Guillermo Soberón Acevedo • 10 de febrero

muy avanzado en otros países y sería muy bueno que se implantara en México, donde no tenemos antecedente”. Le gustó y me dijo: “Ándele, ¿qué necesita?”. Mediaba 1988, yo estaba terminando como Secretario de Salud y me hallaba encarrilado para irme a la Funsalud. Le dije: “Como punto de partida, tendría que viajar a los sitios que más información pueden darnos al respecto: Estados Unidos, Francia y Alemania. Para platicar, simplemente”. Y así lo hice. Obtuve información que necesitaba y elaboré un esquema ajustado a las circunstancias mexicanas del momento. Desde un principio tuvimos algunos traspiés en la organización. Lo que no es- tuvo bien fue que Salinas, de buena fe, insistiera en que participaran como miem- bros del Consejo quienes hubiesen sido galardonados con el Premio Nacional de Ciencias. —Eso nos permite —dijo— llamar a personas de diferentes empresas y de diferentes instituciones. —Bueno —dije yo—, eso de diferentes instituciones hay que verlo, porque los de la UNAM van a ser los más. —Lo cual tampoco está mal y con el tiempo se va a ir equilibrando. Lo que no quiero es que se vea como una elección arbitraria del presidente, sino que estoy dispuesto a trabajar con quien sea. Lo que no funcionaba era que los numerosos consejeros hacían difícil una dis- cusión colegiada, y eso complicaba arribar a propuestas razonables y viables. El presidente electo opinó: —Necesitamos un coordinador del consejo y ya lo tengo. —Pues dígaselo —dije yo. —Lo estoy invitando a usted. —Mire —le dije—, si usted está dando esta opción democrática y no quiere que la elección de los consejeros se vea como una imposición, tampoco quiero yo un dedazo del presidente. Haga una consulta. Si usted quiere someter mi nombre, hágalo de forma indirecta y reciba otras propuestas. Si mi nombre es tomado en cuenta, pues está bien. Yo encantado y se lo agradezco. Pero quiero también tener ese respaldo de la comunidad científica. Y así se hizo. No salió otro nombre y se aceptó mi postulación. Así, el Consejo Consultivo de Ciencias (CCC) se estableció formalmente en 1989, conmigo como primer coordinador. Surgió como un “órgano asesor para aspectos relativos a la planeación nacional y a la formulación de políticas públicas y de los programas para el desarrollo de la ciencia y la tecnología”. Tenía una cierta infraestructura, con una secretaría técnica. La primera en ocupar ese cargo fue

35 El presidente, la ciencia y el desarrollo nacional

Graciela Rodríguez Ortega, psicóloga, y después vino Jaime Martuscelli, ambos cercanos colaboradores en mis tiempos de rector. El Consejo se estructuró con base en cuatro colegios representativos de las áreas del quehacer científico y tecnológico: ciencias exactas (física, química y matemáticas); ciencias naturales, ciencias sociales, y tecnología y diseño. La idea era que los consejeros desarrollaran su función de manera honorífica, y cada una de las áreas eligió un coordinador, que luego se reunía con sus homólogos en un comité multidisciplinario. La máxima instancia de autoridad, sin embargo, quedaba en el pleno del consejo, único órgano con la capacidad de modificar su estructura, sus bases de organización y funcionamiento. Desde un principio nos pareció que la estructura farragosa y la noción de con- sejo de unos cuantos se había perdido de origen. Es cierto que el potencial de conocimiento y experiencia de los premios nacionales reunidos en el cuerpo de un colegiado asesor representa, en materia de ciencia y tecnología, una fuente de riqueza invaluable para el Ejecutivo Federal, pero la verdad es que se juntaron tan- tos premiados que el número de consejeros resultaba excesivo e inadecuado para un cuerpo colegiado verdaderamente operante. Pedíamos que nos dieran información sobre tal o cual tema, por área, y encargá- bamos algunos trabajos a grupos escogidos de estos miembros para que nos dieran su opinión. Desde luego hubo de todo: algunas propuestas muy buenas, otras re- gulares y otras que, caray, de veras que uno no ganaba para vergüenzas. Era así de heterogéneo. Coordiné el Consejo durante todo el sexenio de Salinas, ocupando los dos periodos que estipulamos para ese cargo: un periodo de tres años y una sola re- elección. Yo veía al presidente cada dos o tres meses, me ponía atención, me pre- guntaba y luego me pedía que hiciera un memorándum para el Secretario de Hacienda, por ejemplo, o para tal otra instancia. A ese nivel las cosas marcharon razonablemente bien y algo logramos hacer. Se elaboraron estudios sobre el estado del arte en diversos campos del conocimiento científico, se establecieron relacio- nes de colaboración con cuerpos colegiados homólogos en el extranjero (Estados Unidos, Inglaterra, España y otros países), se brindaron diversas asesorías al Ejecu- tivo Federal y se creó el Premio México de Ciencia y Tecnología, que con el tiempo se consolidó como el galardón más importante en su género en América Latina, España y Portugal. Sin embargo, creo que el logro más importante fue que la inversión en investiga- ción científica subiera prácticamente al 1 por ciento del PIB, una meta a la que no se ha vuelto a acercar nadie. Salinas le puso interés y dinero al asunto, y hubo avances importantes.

36 Guillermo Soberón Acevedo • 10 de febrero

Me sucedió Pablo Rudomín, neurofisiólogo, pero se dio el caso de que el pre- sidente Zedillo como que no le encontraba razón de ser al Consejo y se tardó más de un año en nombrar al coordinador. Por fin, pudieron retomarse algunos pro- yectos de la operación previa y se consiguieron dos cosas importantes: la exención de impuestos a la importación de equipos e insumos para la investigación y la pro- mulgación de la Ley para el Fomento de la Investigación Científica y el Desarrollo Tecnológico. Rudomín también completó sus dos periodos, y le siguió el también fisiólo- go Hugo Aréchiga, cuya muerte inesperada cortó su gestión al poco de haberse iniciado. Adolfo Martínez Palomo, médico especialista en biología molecular, fue coor- dinador entre 2003 y 2009; logró impulsar la presencia del CCC en la vida pública del país al promover actividades de vinculación con diversas secretarías del go- bierno federal y otras instancias del Estado mexicano, como el Senado, la Cámara de Diputados y la Suprema Corte de Justicia de la Nación. El coordinador actual es Jorge Flores, quien fue director del Instituto de Física y de Universum, ya en su segundo periodo. Hay que decir con toda claridad que al paso de los años la función de asesorar al Presidente de la República no se ha desarrollado en la forma deseada originalmente, sobre todo porque no se ha generado la demanda de parte del asesorado, pero tam- bién porque el Consejo es un conglomerado grande, con cerca de cien consejeros, que realmente no ha encontrado su ubicación. Aquello que visualizamos como un foco importante para estar en la oreja del presidente simplemente no se ha dado. Yo creo que el planteamiento fue bueno en su tiempo, pero me parece que la implementación adoleció de defectos que determinaron que su función no haya probado ser benéfica, o solo, acaso, parcial- mente. Ahora el presidente Enrique Peña Nieto estableció una oficina asesora en materia de ciencia y tecnología dentro de la estructura de la Presidencia —bajo la dirección de Paco Bolívar Zapata—, haciendo aún más remoto el papel que le pensamos originalmente al Consejo. No obstante, la capacidad, la formación, la experiencia y el liderazgo de Bolívar, así como el respaldo presidencial que se le ha ofrecido, mantienen la esperanza de que esta nueva oficina presidencial establecida permitirá corregir las limitaciones del CCC y establecer acciones más promisorias para tiempos mejores.

* Extracto de: Guillermo Soberón Acevedo, El médico, el rector. UNAM, El Colegio de México, FCE, México, 2015.

37 Nikola Tesla, inventor. Mucho ingenio, intuición y fantasía

Dr. José Ruiz de la Herrán y Villagómez 17 de febrero

i consideramos que la corriente eléctrica es el motor central de la industria en todo el mundo y que disponemos de ella en cual- quier lugar y momento con solo accionar un interruptor, nos vienen a la mente las preguntas de cómo este llamado “fluido eléctrico” se genera, se distribuye y se aplica cotidianamente. Al hacerlas, surge automáticamente la figura de Nikola Tesla, cuya mente, ingenio e intuición fueron determinantes en este mara- Svilloso logro tecnológico. Tesla sale de Europa y llega a Nueva York en los ochenta del siglo antepasa- do, con una razonable dosis de experiencia profesional en la naciente industria eléctrica, dispuesto a demostrar que el futuro de dicha energía dependerá de cómo y dónde generarla, y del modo de distribuirla y aplicarla a grandes distancias. Él estaba seguro de que la forma de lograr este propósito sería usándola en su moda- lidad de corriente alterna, esto es, como corriente que cambia de sentido alternati- vamente con una frecuencia determinada, el caso opuesto a la corriente continua (también llamada “corriente directa”), que siempre fluye en un solo sentido, como en las baterías y los acumuladores. El joven Tesla, de origen serbio, inventor por naturaleza, tanto en sus estudios en la universidad como en sus trabajos en Europa, había desarrollado mentalmente va- rias ideas, entre ellas, el motor de corriente alterna, cuyo rotor —esto es, su elemen- to giratorio— funcionaría magnéticamente, sin conexión alguna con el estator —la parte fija—, para evitar así el costoso conmutador y los carbones de los dínamos, que causan pérdidas de eficiencia y grandes problemas de mantenimiento. Y Tesla justo llega a Nueva York cuando Tomás Alva Edison la dota de ilumina- ción eléctrica incandescente, pero mediante el uso de la corriente continua, que era la de su preferencia. Tesla trabaja con Edison una pequeña temporada, hace mejoras en sus generadores de corriente continua, inventa para él un regulador de corriente

38 José Ruiz de la Herrán y Villagómez • 17 de febrero

y después decide independizarse para dedicarse por completo a la invención y a realizar y perfeccionar el motor de corriente alterna, basado en su genial idea, la de un campo eléctrico rotatorio que haría girar el rotor. Simultáneamente, el gran empresario George Westinghouse, quien había hecho su fortuna al inventar el freno neumático para los ferrocarriles, quería dedicar su empresa al desarrollo y aplicación de la electricidad, terreno que veía con un gran futuro a corto plazo; para lograrlo, planeaba participar en la gran feria de Chicago, a la que pensaba ofrecer sus servicios de energía eléctrica para iluminarla. Habien- do estudiado ingeniería, estaba enterado de las dos formas de utilizar la corriente —continua o alterna— y se inclinaba más hacia su aplicación en la forma alterna; sin embargo, al no saber lo suficiente sobre el tema, decide asesorarse adecuada- mente y convocar a un grupo de conocedores para evaluar la mejor opción desde el punto de vista técnico, así como desde los aspectos práctico y financiero. Por su parte, Nikola Tesla había desarrollado mentalmente hasta entonces, además del motor de corriente alterna, todo un sistema polifásico para generar, distribuir y emplear dicha corriente, y había patentado sus ideas en varios países, no con el fin de aplicarlas él mismo, sino de venderlas y dedicar su tiempo a los otros inventos que bullían en su cabeza. Tesla tenía una capacidad mental extraordinaria e imaginaba con gran deta- lle sus inventos, con la convicción de que, al llevarlos a la práctica, funcionarían adecuadamente. Sin embargo, no sabía cómo comenzar a fabricarlos y también decide asesorarse, buscando a y relacionándose con expertos en la materia. Es con ellos como socios que inicia lo que podríamos llamar el esquema de “inventar, patentar y vender”. Establecido dicho arreglo y con el apoyo económico de sus socios, monta un laboratorio-taller en el que logra construir su famoso motor de corriente alterna, al que llama “motor de inducción”, mostrándoles así su capaci- dad inventiva y su habilidad práctica. Y ocurre lo lógico: ambos grupos se relacionan y Tesla entra en contacto con Westinghouse, al que ofrece y vende sus patentes sobre el sistema polifásico de generación, distribución y empleo industrial de la corriente alterna, así como las de su recién logrado motor de inducción, con el que completa el círculo de apli- cación industrial de dicha corriente. Por su parte, con tal de ganar el contrato para iluminar la feria de Chicago, Westinghouse entrega una propuesta mucho más económica que la presentada por Edison y gana, principalmente por el ahorro que representa el empleo de conductores eléctricos mucho más delgados, los cuales permiten las instalaciones de corriente alterna. Hay que tomar en cuenta que se trataba de colocar miles de lámparas. Ahí, Tesla presenta también varias modalidades de su motor.

39 Nikola Tesla, inventor. Mucho ingenio, intuición y fantasía

Tesla, ahora rico, decide tomarse un descanso e ir a Francia, donde se inaugura la Exposición Universal de 1889 con la famosa Torre Eiffel. Allí se entera de los experimentos de Hertz con corrientes alternas de muy alta frecuencia y decide re- petirlos. Al retornar a Nueva York, muda su laboratorio y ocupa todo un piso de un edificio. En ese lugar, desarrolla el invento por el que es más conocido: la bobina de Tesla. Esta bobina genera campos electromagnéticos de muy alta frecuencia que ha- cen que un tubo de vidrio, prácticamente vaciado de aire, se ilumine a la distancia... ¡sin estar conectado! Aquí, Tesla comienza a idear la fantástica posibilidad de ilu- minar salas enteras con esos tubos inalámbricamente; de inmediato patenta la idea y organiza una demostración pública del fenómeno, con lo que se vuelve famoso de la noche a la mañana. Entretanto, Westinghouse se ha ocupado de promover el proyecto de una gran central eléctrica que genere energía mediante las cataratas del Niágara y la trans- mita a grandes distancias a través de líneas de alta tensión, cosa solo posible con corriente alterna. Aconsejado por su grupo de asesores de los que forma parte el propio Tesla en los aspectos técnicos, compite contra otras empresas interesadas en el mismo proyecto y logra ganar el contrato de construcción. El éxito de la Central del Niágara se difunde y establece a nivel mundial el uso de la corriente alterna para la transmisión y distribución de energía de alta tensión a grandes distancias. Terminado su compromiso moral con Westinghouse, Tesla queda libre otra vez y se marcha de nuevo a Europa, para ahora visitar a su madre enferma, además de promover y defender sus patentes en aquel continente. Con el fin de darse a conocer, repite sus demostraciones de iluminación inalámbrica utilizando su bo- bina, primero en Londres, donde sir William Thomson lo invita a presentarse en el Institute of Electrical Engineers, y después en París, ante la Societé Française de Physique y la Société Internationale des Électriciens. Con ello, es reconocido en Europa como un inventor multifacético y visionario. Para aquellos presentes en las demostraciones, resultaba algo realmente fantás- tico ver a Tesla con dos tubos de más de un metro de largo, uno en cada mano, iluminando con luz violácea la sala, sin estar conectados a fuente alguna... Los asistentes lo acribillaban a preguntas y salían con la impresión de haber visto algo casi sobrenatural. Recordemos que esto ocurrió ¡hace más de cien años! En contraste con sus éxitos, Tesla viaja para ver a su madre enferma y logra estar con ella unas semanas antes de su fallecimiento. Desconsolado, se hunde por un tiempo en una gran depresión. Tiempo después, viaja a Alemania y supervisa la puesta en marcha de una línea de transmisión trifásica de alta tensión, de 175 km de largo, de Lauffen a Frankfurt. Esta fue la primera instalación de este tipo en el mundo.

40 José Ruiz de la Herrán y Villagómez • 17 de febrero

De regreso en Nueva York, Tesla, muy ilusionado con poder desarrollar el sis- tema de iluminación inalámbrico, se dedica de lleno a experimentar y hace de- claraciones más que optimistas sobre la posibilidad de llevarlo a la práctica. Al mismo tiempo, comienza a fantasear con la idea de transmitir a distancia la energía eléctrica, mediante la construcción de una bobina gigantesca de más de 50 m de altura, con la que esperaba alcanzar millones de voltios. Así, dedica toda su energía y fortuna a la consecución de esta idea, pero dada la magnitud de las instalacio- nes necesarias, recurre al famoso millonario de Wall Street J. P. Morgan para que financie la construcción de un nuevo y gran laboratorio en Wardenclyffe, a unos 100 km de Nueva York. Ya en pleno siglo XX, Tesla construye y ensaya en su nuevo e inmenso labo- ratorio un sinnúmero de tipos y tamaños de bobinas, produciendo espectacu- lares efluvios y arcos eléctricos de millones de voltios; sigue soñando con lograr la transmisión a distancia, mientras Morgan continúa aportando capital sin ver claro el resultado de su inversión, por lo que años después decide ya no apoyarlo más. Tesla sigue adelante hasta que acaba con todos sus ahorros y, pensando que el éxito estaba próximo, consigue créditos para continuar con su investigación, pero sin resultados. Presionado por los acreedores y extenuado por tanto esfuer- zo, cae enfermo y para salir de sus deudas paga con sus propiedades y se aísla intentando recuperarse. Finalmente, pobre, pero famoso y sin haber perdido su optimismo, Nikola Tesla deja este mundo en 1943. El tiempo ha pasado y su sueño sobre la transmisión inalámbrica de la energía eléctrica aún no se cumple. ¿Será posible que algún día se convierta en realidad? Esperemos que sí. Mientras tanto, honrémoslo por su legado: la aplicación indus- trial de la corriente alterna. Tampoco olvidemos que su famosa bobina está presen- te en escuelas, laboratorios, universidades y museos de ciencia en todo el mundo.

41 La mujer mexicana en la ciencia

Dra. María Valdés Ramírez 24 de febrero

pesar de que a lo largo de la historia las mujeres hemos sido objeto de enormes desigualdades sociales, muchas han po- dido desempeñar un papel fundamental en la aportación de conocimiento. Este conocimiento ha sido amplio, tanto en las ciencias como en las humanidades y en las artes. Merecen gran reconocimiento aquellas pioneras en la cien- cia, valientes y emprendedoras, que tuvieron que enfrentar las Adificultades de la inequidad y lograron hacer camino para las nuevas generaciones. Ejemplos de ello fueron Matilde Montoya, la primera mujer médico, que para hacer su carrera y tener derecho a su examen profesional necesitó una orden del presi- dente Porfirio Díaz; Helia Bravo, la primera bióloga en México, que describió 57 especies nuevas de cactáceas (ocho llevan su nombre) y dos géneros; Pishmish, astrónoma, que descubrió 20 cúmulos estelares abiertos (tres cúmulos globulares llevan su nombre); y Luz María del Castillo, pionera en el desarrollo de la biotecno- logía y la enzimología en México. Actualmente, tenemos la fortuna de contar en México con muchas científicas brillantes en las diferentes áreas de la ciencia: astrónomas, físicas, matemáticas, bió- logas, filósofas, historiadoras, sociólogas, agrónomas, ingenieras y más. El Grupo Mujer Ciencia UNAM, atinadamente coordinado por dos mujeres ejemplares, reúne un buen número de esas mujeres brillantes; no me atrevo a mencionar nombres por temor a omitir alguno importante. Pero la identidad de género, producto de una construcción social medieval y horrorosa, desgraciadamente aún sigue vigente en muchos pueblos de nuestro país en donde todavía se vende a las niñas o se intercambian por una yunta. Esta identidad se construye a partir de procesos sociales que transmiten este- reotipos, valores y modos de actuar desiguales para mujeres y hombres, en los que se inculcan patrones de comportamiento diferentes. Basta con ver los libros de

42 María Valdés Ramírez • 24 de febrero

texto de la SEP para las escuelas primarias, donde fácilmente se pueden identificar imágenes de estos estereotipos. En términos de construcción social de género, recordemos a Susanita, el per- sonaje de Quino (Premio Príncipe de Asturias 2014): “Mi mayor deseo en la vida es casarme con un hombre guapo y rico, tener muchos hijitos, ser de clase aco- modada, y asumir el rol asociado a la clásica mujer doméstica”. A lo que Mafalda responde: “Pero, Susanita, eso no es un proyecto de vida”. Pese a todo, el total de la matrícula en educación superior entre los años 1969 y 2000 registró un incremento en el número de mujeres del 17 al 50 por ciento y en el nivel de posgrado al 43 por ciento. Sin embargo, las áreas de agronomía y forestería han sido consideradas para hombres dentro de esta construcción social, a pesar de que fue la mujer quien descubrió la agricultura. En la Escuela Regional de Agricultura Antonio Narro, actual Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, María Elena Jiménez Lozano fue admitida en 1948 y concluyó en 1952 sus estudios como primera ingeniera agrónoma de México. En la Universidad Autónoma de Chapingo (antes Escuela Nacional de Agricultura), donde la mujer pudo integrarse al núcleo estudiantil hasta 1966, la matrícula reporta actualmen- te un 40 por ciento de mujeres. Se han hecho muchos esfuerzos en un buen número de aspectos por mejorar estas proporciones y ha habido grandes avances, como lo revelan los datos del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), pero obviamente las mujeres todavía tenemos un largo camino que recorrer. En el 2015, el SNI contó con un total de 23 mil 316 miembros, de los cuales 8 mil 345 fueron mujeres (35.79 por ciento). Del total de miembros, 1,578 hom- bres y solo 425 mujeres tenían el nivel III, es decir, el 78.8 y el 21.2 por ciento, respectivamente. La Academia Mexicana de Ciencias en el 2016 cuenta en su membresía con 2 mil 988 científicos, de los cuales el 23 por ciento son mujeres en sus diferentes áreas: en agrociencias, 18.4 por ciento; en medicina, 17.4 por ciento; en biología, 41 por ciento; en ciencias sociales, 32.6 por ciento; y en humanidades, 48 por ciento. El Consejo Consultivo de Ciencias cuenta en el 2016 con un total de 125 miem- bros, 13 son mujeres y 112 hombres. Donde sí hay una mayoría de mujeres (75 por ciento) es en el grupo tristemente enorme (7.8 millones) de los llamados “ninis”. La mujer debe jugar un papel central y decisivo en la trayectoria hacia un de- sarrollo sostenible. Si queremos un mundo con equidad, hay que buscarlo. Debemos empezar por ser incluyentes y autocríticas nosotras mismas y preguntarnos: ¿qué estamos ha- ciendo para obtenerlo?

43 ¿Asteroides o cometas en órbitas de colisión?

Dr. José Ruiz de la Herrán y Villagómez 2 de marzo

a probabilidad de que un asteroide o un cometa choque contra la Tierra es muy remota, pero existe; el espacio es mucho muy grande y la Tierra es muy pequeña comparativamente (“un puntito azul en el cosmos”, diría Carl ), y no son muchos los cuerpos ce- lestes que, orbitando alrededor del Sol, tienen trayectorias vecinas. Pero como bien sabemos por la observación telescópica, todos los planetas y satélites del sistema solar están marcados por infi- Lnidad de impactos meteoríticos (cráteres), provocados por asteroides o cometas de multitud de tamaños que han chocado con ellos durante miles de millones de años. También sabemos que el número de impactos ha ido disminuyendo a lo largo de esos miles de millones de años, conforme el número de esos objetos ha disminuido por quedar estampados contra dichos planetas y satélites. Y no digo “billones” porque, haciendo una digresión, la palabra billones no me dice nada; por desgracia, hay de dos tipos: los norteamericanos de nueve ceros y los del resto del mundo, de doce ceros, así que al decir “billones” uno se puede equivocar por un factor de mil... Ojalá esta confusión termine algún día. Volviendo al tema, la Tierra no ha sido la excepción en recibir impactos meteo- ríticos, pero la inmensa mayoría ha sido borrada, unos por caer en los mares y otros por la acción erosiva de vientos y lluvias. Tan solo contamos con unos cuantos im- pactos visibles actualmente. Uno de los más conocidos es el Meteor Crater de Ari- zona en los Estados Unidos, que mide cerca de 1 km de diámetro y fue causado por un objeto de unos 40 o 50 m de tamaño. Sin embargo, es claro que siempre existirá la posibilidad de que uno de estos trozos de materia cósmica, por la acción combinada de los demás cuerpos del sistema solar, sea perturbado gravitacionalmente y modifique su dirección hasta quedar en una órbita de colisión hacia ese puntito azul en el que habitamos noso- tros los humanos junto con varios miles de otras especies vivientes.

44 José Ruiz de la Herrán y Villagómez • 2 de marzo

En general, los asteroides o meteoritos se clasifican en rocosos y metálicos; de estos últimos, tenemos varios ejemplos, como los caídos en el norte de nuestro país, de los cuales hay varios en el Palacio de Minería de la Ciudad de México; uno pesa catorce toneladas. Piezas de ese orden de tamaño al caer en una zona habitada causarían serios daños a nivel local. Cuerpos mucho más pequeños, del orden de los centímetros, son las llamadas “estrellas fugaces”, cuya mayoría corresponde a partículas que se desprenden de los cometas cuando sus caudas se forman al acercarse al Sol. Las estrellas fugaces son partículas que se quedan en las órbitas en torno al Sol y que al pasar la Tierra cerca de ellas son atraídas y se volatilizan al entrar a nuestra atmósfera a velocida- des de entre 30 y 60 km/s. Objetos de mucho mayor tamaño giran alrededor del Sol en el cinturón de asteroides que se halla entre las órbitas de Marte y Júpiter. Sin embargo, hay mu- chos cuyas órbitas, por ser muy elípticas, se salen de entre los dos planetas y alcan- zan a entrar en la órbita de la Tierra, incluso alcanzando la de Venus. Desde hace tiempo, la comunidad astronómica se ha preocupado por vigilar la proximidad de asteroides y desde hace unos lustros contamos con telescopios automáticos y radiotelescopios dedicados a localizar y contabilizar aquellos con órbitas cercanas a nosotros. La NASA ha encargado al Laboratorio de Propulsión a Chorro en Pasadena, California (Jet Propulsion Laboratory, JPL) la vigilancia telescópica de objetos astronómicos con posibles trayectorias de colisión con la Tierra, los llamados NEO (objetos cercanos a la Tierra, en inglés Near Earth Objects). Y otro de estos aparatos es el gran radiotelescopio, situado en Arecibo, Puerto Rico, de 200 m de diámetro, que ha obtenido imágenes de varios asteroi- des, así como sus distancias en sus pasos cercanos a nuestro planeta. Está anunciado que el próximo 5 de marzo uno de estos objetos, el asteroide llamado 2013-TX68, de unos 30 m de tamaño, se acercará a nuestro planeta a una distancia no menor de unos 16,000 km. Este asteroide fue descubierto hace dos años cuando pasó a 2 millones de kilómetros de nosotros y se sabe que volverá a pasar en septiembre del 2017, tal vez aún más cerca que en marzo próximo. Esto no se podrá saber sino hasta determinar su órbita con mayor precisión. El problema de medir las mínimas distancias de estos objetos con relación a la Tierra estriba en que, dadas sus pequeñas masas, sus trayectorias cambian durante sus órbitas alrededor del Sol, por la influencia de los demás objetos del sistema solar, que los desvían. Ahora que se tiene una vigilancia cuidadosa sobre el particular, sabemos de la frecuencia con que estos cuerpos celestes se nos acercan. El año pasado hubo dos ocasiones, una en noviembre y otra en diciembre, en que dos asteroides distintos

45 ¿Asteroides o cometas en órbitas de colisión?

pasaron cerca de nuestra Tierra, provocando toda clase de comentarios sobre su posible choque, a pesar de que la información observacional no daba lugar a nin- gún tipo de alarma. Como siempre, con motivo de estos acercamientos, se desataron un sinnúmero de rumores y opiniones sin bases científicas sobre la posibilidad de un choque catastrófico, más ahora con las redes sociales. Por ejemplo, recordemos el 2012, cuando se rumoró que el calendario maya anunciaba el fin del mundo para aquel año. Por eso, siempre que se oye hablar de algún cataclismo, hay que confirmar que la fuente de información sea confiable. Y bien, ¿qué se puede hacer en el caso de un asteroide cuya trayectoria sea de colisión contra nuestra Tierra? Antes de decidir, debemos tomar en cuenta que los asteroides de un kilómetro o mayores en tamaño se pueden detectar a mucha más distancia que los asteroides pequeños, como es el caso del 2013-TX68. Si el asteroide es de los grandes, lo que podría hacerse sería enviar un cohete con sufi- ciente combustible para posarse en él y empujarlo hasta desviar su trayectoria. Si se tratara de uno como el de este próximo 5 de marzo, se podría enviar un misil dirigido con una carga explosiva suficiente para destrozarlo; esto no evitaría que algunos trozos chocaran con la Tierra, pero los daños, si los hubiera, serían mu- cho menores, aparte de que la mayoría se evaporaría al entrar a nuestra atmósfera. De aquí surge la necesidad de visitar alguno de estos asteroides con una astro- nave tripulada para tener idea de su consistencia, tanto superficial como interna. Se especula que, dada su poca masa, aun en el caso de uno grande, del orden de 1 a 10 km, su consistencia puede ser fofa, aunque helada en la superficie y, por lo tanto, resultaría fácil su destrucción con una carga explosiva; o, en el caso de tener que desviarlo, la visita serviría para saber cómo debe de ser el cohete en cuestión, para que pueda empujarlo y cambiar así su trayectoria. La NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) tienen pla- nes para hacer esta visita, tomando en cuenta los importantes conocimientos obte- nidos con la reciente misión Rosetta y con otras anteriores que han contribuido a adquirir experiencia sobre este asunto. Algunas otras formas de evitar la colisión han sido propuestas, por ejemplo, si el objeto es pequeño, pintarlo de blanco para que la radiación y el viento solar lo empujen y lo desvíen de su trayectoria original. Esta idea, aunque parezca fanta- siosa, puede funcionar muy bien si el asteroide se encuentra lo suficientemente lejos para que la presión de la radiación solar tenga tiempo para actuar. Tome- mos en cuenta que, estando lejos, una mínima desviación bastaría para sacarlo del blanco, en este caso, el puntito azul en el que vivimos. Pero esta y otras ideas para

46 José Ruiz de la Herrán y Villagómez • 2 de marzo

salir al encuentro de uno de estos objetos celestes habría que ensayarlas lo más pronto posible para conocer su efectividad. En fin, todavía falta mucha información para saber qué hacer en caso de dicha emergencia, pero también hay que considerar que, en el pasado reciente, hablo de apenas hace medio siglo, no se tenía idea ni forma de saber qué objetos celestes podrían causarnos preocupaciones. Por otra parte, que yo sepa, no hay datos en el pasado histórico de que haya habido alguna catástrofe atribuible a un cuerpo celeste. Es claro que estamos cons- cientes de que puede ocurrir; sin embargo, primero hay que saber de ella y enton- ces hacer lo posible para evitarla o atenuarla dentro de nuestras posibilidades.

47 Marvin Minsky muere, pero la inteligencia artificial continúa vigorosa

Dr. Adolfo Guzmán Arenas 9 de marzo

na gran figura de la computación urióm el 24 de enero de 2016: el profesor Marvin Minsky (Departamento de Ingeniería Eléc- trica y Ciencias de la Computación, Instituto Tecnológico de Massachusetts, [MIT]). Te n í a 88 años. Junto con el profesor John McCarthy (Departamento de Ciencias de la Compu- tación, Universidad de Stanford) crearon en los años cincuen- ta la inteligencia artificial, una vigorosa rama de la compu- Utación que ha cambiado la forma en que la sociedad percibe y usa las computadoras. La inteligencia artificial trata de producir máquinas (y susoftware ) inteligen- tes. Es decir, máquinas de un comportamiento elaborado, complejo, tal que, si vemos personas comportándose así, diríamos que son inteligentes. Máquinas que aprenden (a jugar, caminar, reconocer letras, hallar señales en medio de ruido fuerte...); que juegan con destreza (ajedrez, go, damas españolas...); que analizan imágenes y entienden lo que hay en ellas, “lo que ven”; y también sistemas ex- pertos que diagnostican enfermedades a partir de síntomas o detectan patrones o comportamientos anómalos o fraudulentos en transacciones con tarjetas de crédito. Otras hacen deducciones complejas, inferencias y extrapolaciones. Ro- bots que perciben sus ambientes, evitan obstáculos, planean sus movimientos y operaciones para lograr sus metas (a menudo ensamblan partes de una máquina o efectúan tareas arriesgadas en ambientes inhóspitos). Minsky sembró esa semilla en un medio hostil e incrédulo. Está bien que las computadoras hagan operaciones aritméticas a gran velocidad y guarden cantida- des enormes de datos, pero ¿reconocer un rostro o entender una orden hablada? En aquellos tiempos, era impensable; hoy es una realidad. Muchos de los progresos iniciales de la inteligencia artificial se desarrollaron en su laboratorio, el Laboratorio de Inteligencia Artificial del MIT (AI Lab). En- tre sus avances están la representación simbólica, el lenguaje Lisp (creación de

48 Adolfo Guzmán Arenas • 9 de marzo

John McCarthy, en ese entonces en el MIT); robots que apilaban bloques, progra- mas para jugar ajedrez. Nuevos lenguajes de programación. Programas que resolvían en forma simbó- lica integrales (una operación matemática compleja). Tuve la fortuna de estar como estudiante en ese laboratorio durante esa época (finales de los sesenta). “Toma imágenes de objetos que sean poliedros (cuerpos de distintas formas, con caras planas) y ve qué puedes hacer con ellos, Adolfo”, me dijo Marvin. Era el verano de 1966 en el Summer Vision Project. En mi tesis de doctorado, presenté un procedimiento (materializado en un programa en Lisp) para poder descomponer una imagen (una fotografía) en los distintos objetos que la forman, sin tener idea previa o preconcebida de lo que en ella pueda hallarse. Pronto otros estudiantes (ahora respetables investigadores) siguieron esa línea: imágenes con sombras; robots que apilan y planean cómo construir una torre, un arco u otras estructuras sencillas. También se inventaron y construyeron en el AI Lab máquinas con Lisp como su “lenguaje de máquina” (alambradas para ejecu- tarlo a gran velocidad) y que posteriormente derivaron en productos comerciales de las empresas Texas Instruments, Symbolics y Lambda Machines. También en México se construyó una máquina con Lisp como lenguaje prin- cipal: en el Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y Sistemas (UNAM, 1980), construimos un multiprocesador: varios procesadores que traba- jaban en forma simultánea (cinco, con capacidad de crecer a 64). Estos procesa- dores colaboraban para ejecutar cada uno partes distintas del mismo programa en Lisp, lo que se conoce como procesamiento en paralelo. El lenguaje Logo, diseñado por Seymour Papert, el brazo derecho de Marvin, fue creado en esa época. De ahí salieron las tortugas (artificiales), manejadas por programas en Logo que los niños escribían. Y se divertían. La Connection Machi- ne, máquina comercial formada por muchos procesadores sencillos, surgió de ese ambiente fecundo. La UAM adquirió una. Hay más contribuciones de Marvin Minsky: • El microscopio confocal de barrido (1957), que aumenta el contraste y tam- bién puede producir imágenes tridimensionales. Solo se ilumina un punto del objeto a la vez, por lo que la luz barre el objeto para construir la imagen. • La descripción gráfica simbólica. • Construyó el primer simulador de redes neuronales e indicó, junto con Pa- pert, sus limitaciones en el libro Perceptrones, que frenó la idea desmedida de que “las redes neuronales pueden aprender cualquier cosa, rápida y efi- cientemente”.

49 Marvin Minsky muere, pero la inteligencia artificial continúa vigorosa

• Un sintetizador musical llamado MUSE, con Edward Fredkin. • Los marcos (frames en inglés), que son descripciones de lo que acontece en un escenario (por ejemplo, en un restaurante, en una fiesta de niños): los perso- najes, qué hacen, qué sucede, el papel de cada quien, cosas por lograr o evitar. Son como miniobras de teatro que nosotros representamos como conceptos en una estructura de datos llamada ontología, útil porque describe o captura la semántica de los conceptos (objetos) en ella representados. Los marcos fue- ron un paso más de Minsky hacia la labor de proporcionar a las máquinas un “sentido común”. Marvin estuvo ligado a la computación en México. El ingeniero Sergio Beltrán, quien introdujo en México la primera computadora electrónica, con la que fundó el Centro de Cálculo Electrónico (CCE) en la UNAM (1958), tuvo la visión de invitar al CCE a varios de los pioneros de la computación de la época. Así, los dos creadores de la inteligencia artificial, John McCarthy y Marvin Minsky, nos visitaron y hasta escalaron el Popocatépetl (no sé a qué altura llegaron). Un poco después, vino a radicar a México el profesor Harold V. McIntosh (“Mc”, recientemente fallecido en la ciudad de Puebla, el 30 de noviembre de 2015), quien trajo al Centro Nacional de Cálculo del Instituto Politécnico Nacional su intér- prete de Lisp, llamado MBLisp. Ahí, en 1963, aprendí de él a programar en Lisp, y construimos bajo su dirección el lenguaje Convert para la manipulación simbó- lica de datos. McIntosh fue quien me animó a estudiar más en Estados Unidos. Visitamos al profesor McCarthy en 1963 (trabajamos ese invierno durante un mes) y el AI Lab en 1964, donde Mc era conocido por sus trabajos en MBLisp. Otra vincu- lación de México con la inteligencia artificial delMIT fue la visita de Edward Fredkin a Puebla en el 2011. Vino a visitar a Mc. La última vez que visité a Marvin y al AI Lab fue en 1977. Ernesto Bribiesca (IIMAS-UNAM; en aquel entonces en Detenal, lo que ahora es INEGI) y yo pasamos un verano en el MIT; ahí terminamos de construir una manera de clasificar las for- mas según su parecido, lo que dio origen a los números de forma. Minsky murió sabiendo que la semilla que sembró echó fuertes raíces y ha transformado la forma en que se maneja y procesa la información. Puede descan- sar en paz.

50 Reflexiones en torno al descubrimiento del crispr

Dr. Gerardo Gamba Ayala 16 de marzo

n un artículo recientemente publicado en la revista Cell, Eric Lander, actual director del Instituto Broad del MIT y Harvard, hace un recuento histórico muy interesante y divertido sobre los investigadores, sucesos y circunstancias alrededor del descubri- miento del sistema CRISPR. Este método ha revolucionado de forma espectacular la biología molecular, en particular desde hace tres años cuando se demostró que puede ser utilizado, no Esolo en bacterias, sino en eucariontes (células con núcleo), y de una forma simple, dirigida y confiable para editar el genoma de diversos organismos, incluyendo el de los mamíferos. CRISPR deriva del nombre en inglés Clustered Regularly Interspaced Short Pa- lindromic Repeats (repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas) y se refiere a una especie de sistema inmunológico adaptativo desarrollado por los microbios para defenderse de las infecciones por virus. Este sistema está compuesto por repeticiones cortas de material genético (30-40 pares de bases), intercaladas con secuencias igualmente cortas llamadas “espaciadores”. Estos espaciadores contienen la parte adaptativa, ya que se forman a partir del ADN (ácido desoxirribonucleico) de los virus que han infectado a la bacteria. Las secuencias cortas se asocian a un conjunto de proteínas llamadas Cas. Cuando el CRISPR se transcribe, genera un ARN (ácido ribonucleico) llama- do ARNcr que contiene fragmentos de la secuencia del virus (los espaciadores). Cuando el ARNcr encuentra al ADN viral, se une a este por complementariedad y las proteínas Cas lo destruyen. Así, cuando un microorganismo es atacado por un virus, incorpora el genoma del virus al sistema CRISPR, que lo protegerá de ahora en adelante del ADN viral. La revolución asociada al CRISPR se dio apenas hace tres años, el 15 de febrero de 2013. En esta fecha apareció un artículo en la revista Science sobre cómo construir

51 Reflexiones en torno al descubrimiento de crispr

conjuntos de CRISPR con los espaciadores diseñados de forma específica para des- truir un fragmento de ADN en particular y, por lo tanto, lineamientos para editar un genoma a nuestro antojo. El lector ya se podrá imaginar cómo esto abre un universo de posibilidades a la investigación del papel de genes específicos en diversos proce- sos biológicos y eventualmente al tratamiento dirigido de enfermedades como las infecciones y el cáncer. Las siguientes reflexiones sobre el descubrimiento del CRISPR son de interés no solo para los investigadores, sino para las agencias encargadas del financiamiento y la evaluación del quehacer científico. El trabajo pionero que llevó al descubrimiento del CRISPR fue realizado hace 25 años por investigadores que no tenían en mente la investigación aplicada, sino sim- ple curiosidad personal. Esto nos recuerda que la investigación de procesos básicos, tan desestimada en los últimos años, sigue siendo la fuente de conceptos que tiem- po después (cada vez más rápido) permiten generar los desarrollos de innovación que entonces son aplicables, generan patentes y muchos millones de dólares, recur- sos a los que tienen más posibilidad de acceso los laboratorios, las universidades y los países donde se generaron las observaciones iniciales. ¿Cómo pretender que una comunidad científica haga innovación si no se in- vierte primero en que ésta investigue y realice descubrimientos básicos que le den ventaja sobre los otros? La observación inicial que llevó al sistema CRISPR fue el hallazgo de secuencias repetidas, en aquel momento consideradas bizarras, en el genoma de las bacterias. Pero lo que llevó a imaginar por qué o para qué existían estas secuencias fue la posibilidad de hacer investigación científica al respecto, sin una hipótesis dirigida (con frecuencia todavía vemos investigadores que desestiman propuestas porque las hipótesis no tienen una dirección definida de antemano), sino utilizando las herramientas disponibles a la mano para tratar de entender un fenómeno. En este caso, la bioinformática, que permitió la comparación de las secuencias de ADN encontradas con las almacenadas en las diversas bases de datos genómicos, y que son de libre acceso. Este estudio reveló que los espaciadores estaban compuestos por ADN viral, lo que condujo a imaginar que podía tratarse de un sistema inmu- nológico adaptativo. Cuando Francisco Mojica, de Alicante, España, se dio cuenta de que las se- cuencias repetidas de ADN que había descubierto en Archaea Haloferax (Mole- cular Microbiolgy, 1995) constituían un sistema inmunológico adaptativo con enormes potencialidades, envió su trabajo a la revista Nature, donde fue rechaza- do con el sorpresivo argumento de que la idea ya se conocía. El editor de Nature no supo valorar lo que tenía enfrente, sospecho que en parte por la exigencia

52 Gerardo Gamba Ayala • 16 de marzo

que ahora tienen las revistas de hacer todo rápido, sin dar mucho tiempo a la reflexión. Pero este editor no fue el único que fracasó. También lo hicieron los editores de Proceedings of the National Academy of Sciences, de Microbiology y de Nucleic Acid Research. Y digo fracasaron, porque rechazaron un artículo que pre- sentaba una observación que podría en un futuro no lejano ser reconocida con el Premio Nobel de Fisiología y Medicina. Por fin, después de doce meses de revisión, la revistaJournal of Molecular Evo- lution (2005) aceptó el artículo. Esta revista tiene un factor de impacto de 1.6, el cual nuestros sistemas de evaluación descalificarían por completo. Finalmente, la historia del descubrimiento del CRISPR muestra que la mayoría de las contribuciones importantes fueron hechas por investigadores en etapas muy tempranas de sus carreras, durante el posdoctorado, o en los primeros años de su posición inicial, lo que demuestra que los jóvenes con frecuencia aceptan riesgos y tienen visión para las rutas más novedosas. Sin embargo, son castigados sistemática- mente por las agencias financiadoras. Por ejemplo, en nuestro medio, cierta convo- catoria del Conacyt plantea limitaciones presupuestales por el simple hecho de ser joven. Preferimos entregarles millones de pesos a investigadores grandes y renom- brados, que trabajan muy bien, pero probablemente ya no harán un descubrimiento genial, que apoyar a los jóvenes de donde podría salir ese conocimiento novedoso que algún día nos lleve a la innovación.

53 Hacia una cultura compatible con la ciencia

Dr. Marcelino Cereijido Mattioli 23 de marzo

spero que mi argumentación en el primer parágrafo no suene a juego de palabras, porque voy a afirmar que la teoría de la evo- lución es la manera en que la ciencia moderna interpreta la vida. Curiosamente, es muy común que los evolucionistas usen una versión creacionista de la “manera de interpretar la realidad”, que da por sentado que la única especie que sabe y puede interpretar la realidad es el Homo sapiens (por aquello de que según la Biblia Eha sido creado a imagen y semejanza de Dios), y lo hace de una manera consciente. Para que mis alumnos no caigan en semejante error, yo comienzo mi curso anual de Evolución en el Cinvestav con un cursillo sobre selectividad, donde constatan que hasta una bacteria sobrevive siempre que sea capaz de interpretar que este ion es Na+ y el otro en cambio es K+, seguido de un segundo cursillo sobre la evolución de las maneras de interpretar la realidad, cuyo punto más alto es la ciencia moderna. Mi versión de la evolución muestra que esta atraviesa estadios de interpretacio- nes religiosas, o sea, religiones, y alcanza el punto más avanzado cuando llega a la ciencia moderna. No resulta exagerado decir que la evolución es el único proceso en el universo que produce dos maneras de interpretarse a sí mismo: una incons- ciente y otra consciente. Otra actitud imperdonable en la que suelen incurrir mis colegas es apelar al principio de autoridad: me señalan que fulano de tal (y aquí el nombre de algún capitoste blablablero de talla internacional) opina así y mengano de cual opina dis- tinto, pero no detallan de qué se trata para que el lector pueda juzgar por sí mismo. En 1987, muchos fundamentalistas cristianos de Estados Unidos llegaron con sus broncas hasta la Suprema Corte e incluso el célebre evolucionista Stephen Jay Gould participó en el debate publicando The Rock of Ages, un libro con el que intentó convencer a sus lectores de que la ciencia moderna y la religión constituyen

54 Marcelino Cereijido Mattioli • 23 de marzo

dos NOMA separados (dos magisterios no superpuestos), pues —según él— la ciencia no da explicaciones sobre la moralidad ni el sentido final de la vida, y la religión no tiene nada significativo que decir acerca de la realidad empírica. Se ve que Gould no conocía la frase de Montaigne: “Nadie está libre de decir estupide- ces, lo grave es decirlas con énfasis”. Por eso ahora anda por el planeta un nuevo tipo de papa frita: el lector que “so- portó” la “enroscante” prosa de Gould, hasta que fue “persuadido” por el celebé- rrimo autor. Entrecomillé las tres palabras que aparecieron publicadas por uno de los más importantes críticos del libro de Gould, porque en vez de llamar “argu- mentación” a la típica labor de un autor cuando trata de convencernos de su tema, la nombra “actuación”, y cuando la tilda de “enroscante” (nosotros en castellano hubiéramos usado las palabras “gongorista” o “culterano”), está lapidando tanto al libro como a su autor. Stephen J. Gould fue un gran científico. Murió hace unos quince años, y si estoy mostrando sus pifias es para ir fundamentando mi propia posición y crítica (vide infra). Al grano pues: Quien se moleste en leer mi libro La ciencia como calamidad (Editorial Gedisa) se enterará de que, contrariamente a lo que suelen decir sobre el conocimiento los textos y las enciclopedias que recomendamos a los jóvenes, para mí cualquier orga- nismo vivo, se trate de una bacteria o un girasol, una ballena o un ser humano, solo puede sobrevivir mientras sea capaz de interpretar satisfactoriamente la realidad que le concierne. Ahora bien, no creo que la Escherichia coli sea consciente de que está interpretando cuál es sodio, cuál potasio y qué debe hacer con ellos, de modo que esas interpretaciones de la realidad las lleva a cabo inconscientemente. También los humanos empezamos interpretando la realidad inconscientemen- te como las bacterias y los girasoles (ninguno de nosotros estamos conscientes de que nuestras células intestinales están absorbiendo el calcio que irá a parar a nues- tras costillas). Pero, desde hace unos 50 hasta 100 mil años, a los humanos nos ha ido brotando una consciencia y venimos usándola para desarrollar con ella varias maneras (ahora sí conscientes) de interpretar la realidad (evitamos la picadura de un alacrán o una comida con olor nauseabundo). Dejo dicho entonces que los Homo sapiens tenemos al menos dos maneras de interpretar la realidad: una inconsciente y otra(s) consciente(s). Para expresarlo condensadamente: ni bien el Homo sapiens contó con una consciencia y se puso a meditar sobre el sol, la luna, las estrellas, los volcanes, las mareas, entendió que alguien los habría hecho, y que esos alguienes tenían facultades muchísimo más poderosas que las de él, pues él no hubiera sido capaz de producir una luna ni un sol ni una estrella. Supuso que se trataría de deidades,

55 Hacia una cultura compatible con la ciencia

que constituían el “ánima” de la luna, el volcán, el árbol, etcétera. A esas maneras primitivas de interpretar conscientemente la realidad hoy las llamamos animismos. Más tarde, el formidable progreso mental en la manera de interpretar consciente- mente la realidad lo llevó a agrupar organizadamente tareas y deidades: todo lo concerniente al mar lo imaginó a cargo del dios Poseidón (dentro de la civilización griega, claro); a la agricultura la supuso regulada por la diosa Deméter; fantaseó que los planetas, astros y estrellas estaban bajo la batuta de Urano, y así. Conocer la personalidad de un dios permitía intuir cómo sería y cómo le gus- taría regir su dominio, y viceversa, conocer un dominio dado, su estructura y sus funciones, podía decir mucho sobre el domine (en latín, ‘señor’). A esta manera de interpretar la realidad la llamamos politeísmos. El paso a los monoteísmos requirió una empresa intelectualmente formidable, porque si un dios del politeísmo declara “me encantan los pájaros” y otro le res- ponde “yo en cambio los odio”, no hay conflicto alguno. Pero en cambio, en un monoteísmo, el único dios que existe no puede decir “me encantan los pájaros, los aborrezco”. O sea, para pasar de un politeísmo a un monoteísmo, hubo que inventar ni más ni menos que la coherencia de Dios. Esa poda y eliminación de incoheren- cias del monoteísmo judeocristiano fue un poderoso trampolín hacia la manera de interpretar de la ciencia moderna, la cual consiste en no recurrir a milagros, revela- ciones, dogmas ni al principio de autoridad. Notemos entonces que la historia de la ciencia, o sea, el proceso con que se construyó, fue una incesante incorporación de reglas y metodologías tan cohe- rentes y sistemáticas que todos los sabios de la Tierra pudieron de ahí en más participar simultáneamente en su perfeccionamiento (por ejemplo, introducir el uso de estadísticas, investigar usando un doble ciego, recurrir a instrumentos para corroborar con exasperante exactitud si lo que encontramos en la realidad es exactamente lo que había predicho la ciencia y viceversa). Queda claro entonces que, en la evolución de la manera científica de interpretar la realidad conscientemente, hubo una etapa de puras maneras religiosas de hacerlo. Si no hubiera habido religiones hoy no tendríamos ciencia moderna. De modo que, cuando alguien venga con los NOMA de Gould, podemos mandarlo a freír churros sin más vueltas. También podemos mandar a dicho autor a planchar mondongo cuando en su libro leemos: “No soy creyente” (Gould dixit). Al final, se trata de un despropósito tan mayúsculo que, si un alumno de mi curso hiciera semejante afirmación, lo reprobaría.

56 El clero le habría respondido a Bacon...

Dr. Marcelino Cereijido Mattioli 30 de marzo

n este mismo espacio he dicho que cuando se va generando una nueva especie, en este caso el Homo sapiens, además de los atributos primarios (memoria descomunal, tamaño de la corteza cerebral, sentido temporal), también se coseleccionan atributos secundarios que refuerzan su fenotipo, en este caso me refiero al ser creyente. Ser creyentes nos dota de un colosal embudo cognitivo que vier- te en nuestro cerebro todo lo que los seres humanos han aprendido Edel planeta en épocas anteriores. Por ejemplo, yo no conocí a Tutankamón ni a Napoleón, ni creé el idioma castellano, pero se los creí a mis padres, maestros, y a la sociedad en general. A veces, en una hora de clase, nos regalan todo lo que los químicos de hace 50, 100 o 300 años atrás fueron aprendiendo. ¿Por qué no se globaliza la ciencia? Si es tan conveniente como dicen, tan po- derosa, si da tanta capacidad de conocer y desarrollar toda la tecnología para que a uno le cambien el corazón enfermo por uno sano de algún joven motociclista accidentado, ver cómodamente sentado en la sala de nuestra casa un partido de futbol que se está jugando del otro lado del planeta, o desarrollar una vacuna para impedir que una pandemia mate a un tercio de los habitantes de un conti- nente como ya lo ha hecho tantas veces en el pasado. ¿Por qué solo tiene ciencia moderna el primer mundo (el 10 por ciento de la humanidad) y el resto, el tercer mundo (el 90 por ciento restante), desespera acuciado por el hambre, las injus- ticias, las deudas? Admito que la respuesta tiene muchos factores, pero uno de los más poderosos es que cuando la manera de interpretar la realidad (digamos la ciencia moderna) de un país supera ampliamente la de los pueblos vecinos, que van en etapas anteriores (digamos los mexicanos, que andan estancados en el politeísmo católico romano que forjó el emperador Constantino allá por el siglo IV), este tiene mil maneras de aventajarlos, dominarlos y hacerlos sufrir.

57 El clero le habría respondido a Bacon...

Una religión establecida como la católica les enseña a nuestros hijos que, durante la eucaristía de la misa, el vino del cáliz se transforma en sangre de Cristo; pero un sacerdote católico no nos permitirá tomar ADN de los núcleos de los leucocitos de la “sangre” en el cáliz, secuenciarlo y conocer así el genoma de Dios, el del Espíritu Santo o el de la Virgen. Es como si, cuando Francis Bacon afirmó “El conocimiento es en sí poder”, el alto clero le hubiera respondido: “Sí, don Pancho. ¿Pero se dio cuenta usted del enorme poder que nos da a nosotros la ignorancia de nuestra feligresía?”. Por todas estas cuestiones, ruego a quienes comprendan que deberíamos desa- rrollar una cultura compatible con la ciencia que, por favor, no dejemos que ese primer mundo nos venga ahora a intoxicar el cerebro con NOMA (magisterios no superpuestos) y otras monsergas. Ayudemos a nuestros países a zafarse de este estancamiento en la evolución del conocimiento para proseguir hacia la ciencia moderna. De lo contrario, así como estamos ahora, con esta manera mística y clerical de interpretar la realidad, parecemos los pies de las niñas chinas, cuando los machos se los mutilaban para que nunca más pudieran caminar. Lean (y mediten) urgentemente mi libro Hacia una teoría general sobre los hijos de puta (Editorial Tusquets) para enterarse también de que el machismo sigue mutilando los genitales de millones de mujeres año tras año, que la religión ma- yoritaria en México sigue restringiendo la sexualidad y genitalidad normal a los sacerdotes, que luego los obliga a desfogarse rompiéndoles el mito de la castidad a los niñitos asistentes a clase de catecismo y más adelante también el del celibato (de ese modo, claro, muchos terminan suicidándose). Una cultura compatible con la ciencia del calibre que México requiere no se va a forjar sola, es necesario que quienes tengan la capacidad de captar que las maneras de interpretar la realidad evolucionan se den cuenta de que México todavía está lejos de haber dejado atrás el periodo místico-religioso y seguimos inmersos en el pegajoso chapopote del analfabetismo científico. Para superarlo, hay que generar opiniones independientes, blindarlas de cacareos que se autocontradicen y de tex- tos altisonantes como The Rock of Ages.

58 Política pública para atender el cambio climático y la cruzada contra el hambre en Yucatán

Dr. Alfonso Larqué Saavedra 6 de abril

s sorprendente atestiguar el orden de política pública que se ha veni- do consolidando en Yucatán con relación al cambio climático. Hace dos años, el gobernador del estado, Rolando Zapata Bello, decretó el establecimiento de la primera reserva hidrogeológica del país: una superficie cercana a las 300 mil hectáreas en once municipios que se preservará para no afectar la recarga del acuífero, uno de los cuatro laboratorios naturales señalados para Yucatán. EEl pasado 19 de marzo, el gobernador, acompañado de los titulares de las se- cretarías de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente (Seduma), Eduardo Batllori Sampedro, y de Investigación, Innovación y Educación Superior (SIIES), Raúl Godoy Montañez, anunció con base en los datos y referentes que le presentan in- tegrantes de la comunidad académica el establecimiento de una política pública de restauración y reforestación del estado, señalando que se iniciará con la siem- bra de un millón de árboles de ramón, los cuales serán plantados en la zona de recarga del acuífero yucateco. Resaltar las resoluciones hechas por un gobernador es por demás importante para nuestro país, dado el reconocimiento social que la conservación ha ganado: “Hay que preservar el acuífero y definir como impor- tante restaurar y reforestar la zona de recarga para la sustentabilidad del mismo”.

59 Política pública para atender el cambio climático...

La historia señala que el norte del estado de Yucatán fue utilizado para la siem- bra del henequén, llamado en su momento “oro verde”, lo cual dio lugar a la muy exitosa agroindustria de producción de fibras a principios del siglo XX, misma que entraría en decadencia al cobrar auge el mercado de las fibras sintéticas deri- vadas del petróleo. Al suspenderse las siembras de henequén, cientos de hectáreas quedaron aban- donadas y no se planearon desarrollos alternativos que bien podrían haber sido acciones de reforestación o restauración. El ejemplo de Yucatán de atender estas zonas con la siembra de árboles de ramón seguramente apoyará una acción seria para mitigar en lo posible el impacto del cambio climático. La selección de esta especie vegetal es una novedad, ya que no figura como una de las privilegiadas por la Comisión Nacional Forestal (Conafor), porque no es de los árboles productores de celulosa o madera, como el cedro o la teca. Se puede inferir pues que la decisión se basó en otros parámetros, como los culturales, a los que las autoridades les dieron especial prioridad. El árbol de ramón es ampliamente conocido por los habitantes de Yucatán, tan- to en las zonas urbanas como en los diferentes municipios del interior; los mayas favorecen su crecimiento en prácticamente todos los traspatios de sus casas. Los habitantes de las zonas urbanas lo ocupan básicamente como planta de ornato. Tal es el caso de la emblemática avenida de la ciudad de Mérida conocida como Paseo Montejo, en la que una gran cantidad de estos árboles flanquean las aceras, ofrecien- do además los servicios ambientales de un agradable microclima y belleza de los que hemos disfrutado durante los últimos cien años. De igual forma, en prácticamente todas las haciendas otrora henequeneras, los árboles de ramón son parte importante de su imagen. Baste señalar que casi un kilómetro de la calzada de entrada de la hacienda Chichi Suárez está sembrada con estos árboles. La selección del ramón también tiene otro componente social importante: cam- pesinos y productores utilizan su follaje de manera cotidiana como forraje verde para los animales, principalmente en la estación seca de los primeros meses del año. Es una costumbre que seguramente data de hace varios siglos. Hay que enfatizar que se trata de un forraje orgánico, porque estos árboles no reciben manejo agroforestal alguno que haya sido descrito. No se fertilizan y no se les asperjan pesticidas. Su característica de especie perenne resistente a la sequía da al paisaje de la selva seca un distintivo único. Otro componente social que acompaña a esta especie es su uso como plan- ta medicinal, ya que se emplea para el asma y en infusiones preparadas para las madres que amamantan. Sus semillas son utilizadas para alimento humano en

60 Alfonso Larqué Saavedra • 6 de abril

algunos lugares y se mencionan en numerosas reseñas parte de la cultura oral de las familias mayas. Esta política pública yucateca es también una innovación importante porque in- cluye al sector forestal en la Cruzada Nacional contra el Hambre. El fundamento no es complejo, básicamente se propone recurrir a una especie existente en la bio- diversidad regional para atender una necesidad urgente señalada por el Ejecutivo Federal, que ha establecido la Cruzada como un proyecto bandera a nivel nacional. Existen datos, aportados por los investigadores del Sistema de Investigación, Innovación y Desarrollo Tecnológico de Yucatán (SIIDETEY), que señalan que la capacidad de este árbol de producir semillas es francamente impresionante, aunque dicha estimación aún no ha sido cuantificada en el estado. Se reporta que cada planta puede producir 100 kg al año, lo que la convierte en una especie con un potencial alimenticio enorme. Si se establecieran plantaciones con 200 plantas por hectárea, por ejemplo, se podrían recoger veinte toneladas de forraje, lo que sería una opción no muy complicada de implementar y que atendería en principio al sector pecuario del país, ya que representaría una nueva opción para reducir las importaciones de granos en el sector, que son el componente más cos- toso para producir cárnicos y leche. Los expertos también anotan que este árbol se encuentra en la lista de plantas de los libros sagrados mayas, el Popol Vuh y el Chilam Balam, lo que da certeza de su vinculación con esta cultura desde hace varios siglos. Es indudable que la determinación gubernamental de considerar el medio am- biente como prioridad para la sustentabilidad del hábitat de los yucatecos es de la mayor importancia y sienta un precedente a nivel nacional digno de ser repro- ducido en otros estados.

61 Ciencia y vinculación

Dra. María Valdés Ramírez 13 de abril

a crisis económica por la que atraviesa nuestro país desde hace mu- chos años, aunada a la falta de una política organizativa de ense- ñanza e investigación, amenaza gravemente todos los renglones de la actividad científica y tecnológica de México. Debemos enfrentarnos por lo menos a los tres grandes retos de la humanidad hoy: producción de alimentos, disponibilidad de ener- gía y conservación y mejoramiento del medio ambiente. La solución Lse puede dar solo a través de la ciencia, si esta es concebida como una actividad integrada a la estructura económica de la sociedad e indispensable para el desarrollo y la autodeterminación de un país. Sin lugar a duda, la situación de desigualdad en el mundo ha sido generada por la existencia de países poseedores de conocimientos y de tecnología, que emplean como armas de dominación contra los países pobres, países no poseedores de tales elementos. El desarrollo científico de un país requiere de suministros económicos suficien- tes. Otro de los renglones que lo constituye es la formación de recursos humanos de calidad, que también implican una gran connotación económica. Pero el apro- vechamiento e incremento de los recursos humanos no solamente es benéfico para el individuo, sino para las instituciones y el país mismo. La institución obtiene me- jores servicios de sus miembros y, a través de los conocimientos y las experiencias que estos posean, puede desarrollar las tecnologías que le permitan alcanzar sus ob- jetivos más eficazmente, en tiempos más cortos y con métodos más económicos. El país se beneficia porque mayores conocimientos y experiencias lo podrán conducir a la creación de tecnologías propias. De esto último surge la interrogante: ¿las tecnologías generadas en países de- sarrollados son aplicables en México? Para despejar esta incógnita se requiere de experimentación intensiva llevada a cabo con recursos humanos capacitados.

62 María Valdés Ramírez • 13 de abril

Me referiré solo a la producción de alimentos. A pesar de que en la actualidad las instituciones internacionales señalan constantemente el problema de la pro- ducción alimenticia, sobre todo a través de medios económicos y no ecológicos, y además de que una buena parte de nuestra población la padece, es evidente que existen deficiencias en la planeación integral del sistema educativo relacionadas con este tema; es decir, aun cuando México cuenta con una infraestructura en instituciones de enseñanza y centros de investigación, falla en dar instrucción in- formativa que conjugue el conocimiento con la realidad y la acción. Desafortunadamente, los cursos de posgrado se organizan en su mayoría siguien- do modelos importados, sin estar ubicados dentro de la realidad nacional y sin con- tar con profesores capaces de cubrir los temas en los planes de estudio. Esto no sería problemático si existiera vinculación y complementación entre las diferentes instituciones educativas y de investigación con el objetivo de reforzar los programas de enseñanza. También es desafortunado el hecho de que no existan programas de adaptación de las tecnologías desarrolladas en otros países para la producción ecológica de alimentos acorde con nuestras propias necesidades y condiciones económicas, ecológicas y culturales tan variadas. Además, no hay tecnología de validez universal, sino que cada ecosistema requiere de prácticas específicas, relacionadas con sus características. Por si fuera poco, debido a la falta de una política organizativa, no pocos pro- fesores investigadores se han marginado y evitan comprometerse con la comu- nidad; señalo con pena que muchos otros responden más a sus intereses de clase (“clase científica”) y a sus intereses personales que a un deseo de servir a la socie- dad a la que se deben. De modo que, a pesar de todo el esfuerzo y de las resultantes del avance científico en el país, es importante tener respuestas a: ¿cómo se vincula la investigación desa- rrollada en nuestra institución con las prioridades de desarrollo del país? ¿Tiene nuestra institución acceso a las autoridades con capacidad de decisión técnico- política para poner en práctica los resultados del quehacer científico?

63 La expedición 364: Cráter Chicxulub

Dr. Jaime Urrutia Fucugauchi y Dra. Ligia Pérez Cruz 20 de abril

ntre abril y junio, al sur del Golfo de México, se realizará la expe- dición 364 al cráter Chicxulub, uno de los proyectos científicos más ambiciosos de los últimos años. La expedición 364 forma parte de los Programas Internacionales de Descubrimiento de los Océanos (IODP, por sus siglas en inglés) y de Perforaciones Con- tinentales (ICDP, por sus siglas en inglés). Está dirigida a perforar el anillo de picos para investigar cómo impactos de altas veloci- Edades alteran temporalmente el comportamiento de deformación de las rocas, permitiéndoles fluir a grandes distancias y formar ciertos rasgos topográficos. También se investigará cómo los impactos y la formación de cráteres favorecen el desarrollo de formas de vida, como las comunidades microbianas que posible- mente sustentaron la biósfera en los inicios de la Tierra. Otro objetivo es enten- der cómo la vida en los océanos fue afectada y se recuperó del impacto y de los cambios climáticos y ambientales a través del Cenozoico. El cráter Chicxulub se formó hace 66 millones de años por la colisión de un aste- roide de 10 a 14 km de diámetro en la península de Yucatán. El impacto marca la extinción masiva de organismos en la frontera entre el Cretácico y el Paleógeno, la más reciente de las cinco grandes extinciones, que incluye a los dinosaurios y a alrededor del 75 por ciento de las especies en el Cretácico. Chicxulub fue descu- bierto a finales de los setenta por Antonio Camargo Zanoguera, gerente de explo- ración de Petróleos Mexicanos (Pemex), y Glen Penfield, consultor. El cráter ha sido centro de atención para la comunidad científica y se han realizado múltiples estudios geofísicos y programas de perforación. Chicxulub es el cráter de mayores dimensiones, con 200 km de diámetro, mejor preservado, pues conserva el anillo de picos que surge al momento del impacto y constituye una cadena anular de montes en el fondo del cráter. Los mecanismos de formación de estos anillos, comunes en cráteres de la Luna y otros cuerpos planetarios, aún representan una incógnita.

64 Jaime Urrutia Fucugauchi y Ligia Pérez Cruz • 20 de abril

El equipo científico incluye investigadores del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México, de la Universidad de Texas y del Im- perial College Londres. Participan 30 investigadores de Estados Unidos, México, Japón, Australia, Canadá, China y seis países europeos. El Consorcio Europeo de Perforación en Océanos (ECORD, por sus siglas en inglés) coordina las actividades. La expedición 364 aborda tres grandes temas: 1) Formación del cráter: ¿Cuál es la naturaleza de las rocas en el anillo de picos? ¿Provienen de la corteza supe- rior, media o inferior? ¿Por qué tienen bajas densidades y velocidades sísmicas? Cinemática y dinámica de la formación del anillo de picos, y mecanismos de debili- tamiento de rocas que controlan la formación del cráter; 2) Las comunidades de organismos: ¿Hubo intensa actividad hidrotermal en las rocas del anillo de picos? De ser así, ¿cuánto tiempo duró esta actividad? ¿Qué tipo de vida microbiana colo- nizó el anillo de picos? ¿Fue diversa o exótica? ¿Su origen estuvo relacionado con el sistema hidrotermal posterior al impacto?; 3) Los efectos del impacto: Después del impacto, ¿cuánto tiempo tomó la recuperación de la vida en los océanos? ¿La biodiversidad se restableció gradualmente en la zona de impacto? ¿Cómo se afecta- ron los diversos ecosistemas? ¿Los organismos retornaron una vez que las condicio- nes ambientales se estabilizaron? ¿Cómo fueron las relaciones entre las especies sobrevivientes al evento del K/Pg, la evolución de nuevos taxones y la superviven- cia durante el Máximo Termal del Paleoceno-Eoceno, 10 millones de años después del impacto? Las operaciones de perforación, recuperación de núcleos y registros geofísicos iniciaron hace algunos días, a principios de abril, y tomarán más de dos meses. Se perforará un sitio en la plataforma marina de Yucatán con tirantes de agua de 19 m penetrando el lecho marino hasta los 1,500 m, con el fin de retroceder en el tiempo hasta el momento del impacto y la formación del cráter. Para ello, se utiliza la plata- forma de perforación Myrtle y barcos de apoyo, incluido el Justo Sierra de la UNAM. Los estudios y la documentación inicial, con mediciones en los núcleos y en el pozo, se llevarán a cabo a bordo de la plataforma en un conjunto de laboratorios. En esta fase, únicamente participan trece miembros del grupo científico, que inclu- yen por parte de México a Ligia Pérez Cruz de la UNAM, quien está a bordo en la primera fase, y Mario Rebolledo Vieyra del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY). La perforación atravesará inicialmente capas de calizas con barrenas de carbu- ro de tungsteno, que posteriormente serán reemplazadas por sistemas con punta de diamante y núcleo. El programa de perforación emplea una plataforma de tipo autoelevable y se tienen diferentes objetivos de investigación y requerimientos técnicos, por ejemplo:

65 La expedición 364: Cráter Chicxulub

Máximo Termal del Paleoceno-Eoceno (550 m). Hace 55 millones de años la temperatura promedio se elevó unos 5 °C. El calentamiento global pudo haber producido que los florecimientos de algas murieran y se depositaran en el fondo marino. Estos tapetes podrían haber formado pizarras negras intercaladas en las rocas calizas. Efectos del impacto (550-650 m). Cómo la vida se recuperó después del im- pacto y cómo los organismos, en particular aquellos con estructuras de carbonato de calcio que forman las rocas calizas, se restablecieron y evolucionaron en nuevas especies. Al perforar hacia la parte más cercana al tiempo en que ocurrió el impacto, se espera que la abundancia y el tamaño de los microorganismos disminuyan. Rocas de impacto (650-800 m). Las rocas en la base pueden contener fragmen- tos de rocas del impacto. Para cubrir la oquedad del cráter, las corrientes oceánicas transportaron sedimentos, tal vez con esferulitas (vidrio del impacto). En la parte superior, quizá se observe una capa fina conteniendo cristales de cuarzo del choque. Anillo (800-1,500 m). Las rocas del anillo de picos —probablemente granitos y volcánicos— podrían estar “fuera de lugar”. Los granitos más profundos podrían descansar sobre granitos con minerales más ligeros. Comunidades microbianas (400-800-1,500 m). El anillo de picos contiene rocas fracturadas y afectadas por un sistema hidrotermal. En los estudios, se exa- minarán evidencias de ADN de comunidades microbianas quimiosintéticas.

66 Los hongos en la Cruzada Nacional contra el Hambre y el cambio climático

Dr. Alfonso Larqué Saavedra 27 de abril

no de los cinco reinos en los que se han agrupado los seres vivos es el reino Mycota, mejor conocido como el de los hongos. Se sabe que los servicios ambientales que presta este reino son por demás vastos y altamente útiles y significativos para los humanos. En el campo de la medicina, hay múltiples ejemplos, tanto de su efecto patológico como de sus bon- dades. Baste recordar, por ejemplo, la historia del descubri- Umiento de la penicilina, a principios del siglo XX, por Fleming, en Inglaterra. Como parte de la demanda de alternativas para enfrentar el cambio climático, uno de los aspectos a resaltar de los organismos de este grupo, al cual no se le ha prestado suficiente atención, es que son aparentemente menos vulnerables a los cambios de temperatura, concentraciones de bióxido de carbono o de presión atmosférica. Lo cierto es que aparecen en todos los escenarios ecológicos, siempre progresando de manera inmediata, incluso en medio de catástrofes para el reino de las plantas o de los animales. Los hay en ambientes extremos de temperatura, aridez, salinidad, etcétera; la plasticidad para prosperar en diferentes hábitats es una de sus características. Debemos señalar, además, que los hongos poblaron la tierra antes que las plantas. De hecho, ahora sabemos que forman una asociación simbiótica con las raíces, conocida como micorrizas, y que son importantes para la incorporación de minerales, como el fósforo, a los componentes superiores de las plantas. Sin duda, existen innumerables genes que habría que aislar y estudiar en otros reinos para entonces sí capitalizar la oferta de alternativas de mitigación del cam- bio climático de los hongos. No se trata, por supuesto, de ciencia ficción, pero por todos es aceptado que han sido compañeros milenarios de la humanidad. Otro campo que debe de favorecerse y apoyarse a la brevedad es el de los hon- gos comestibles, que iniciara como paquete tecnológico el Campus Puebla del

67 Los hongos en la Cruzada Nacional contra el Hambre y el cambio climático

Colegio de Postgraduados a finales de la década de los ochenta. Es interesante tratar de reseñar brevemente el impacto que tuvo dicha innovación. “Producir setas sobre los esquilmos agrícolas es factible. Siémbrelos hoy y 20 días después coséchelos”. Esta frase, que señala el periodo tan corto de produc- ción de los hongos para la alimentación, fue por demás bienvenida por los grupos de productores de maíz, que habían perdido sus cosechas por heladas tempranas, sequías o huracanes; y la alternativa tecnológica, que se puede implementar con suficiente capital humano, empezó a comentarse ya no como quimera, sino como realidad. Una vez que se hizo pública, acompañada por información valiosa de la calidad de los hongos como alimento, se sumaron a esta propuesta otros centros de inves- tigación y universidades, y pronto se crearon numerosas microempresas que, sin gran apoyo gubernamental, han prosperado y logrado consolidarse. Esta innovación ha sido considerada un ejemplo de esfuerzo sostenido, ya que, después de 25 años de haberse impulsado, ha colocado a nuestro país a la vanguar- dia en la producción de hongos comestibles en Latinoamérica, por encima de Brasil, Argentina o Chile. El reporte de este importante rubro alimenticio señala, según datos públicos del 2011, que es fuente de empleo para más de 25 mil traba- jadores y brinda una derrama económica por sus exportaciones de varios millones de pesos. México pasó de ser importador nato a exportador. En beneficio de la originalidad de este ejemplo, se debe enfatizar que los inte- grantes de varias de las diferentes etnias de nuestro país son extraordinarios reco- lectores de hongos comestibles. Regularmente, los levantan del suelo durante el periodo de lluvias y además tienen un amplio conocimiento para discriminar los hongos venenosos de los que no lo son; forman parte de su dieta y los consumen regularmente en quesadillas o sopas. Sin embargo, las culturas mesoamericanas no aprendieron el cultivo de estos organismos. Es ahí donde interviene la ciencia. Hace 25 años se impulsaron cursos de capacitación para el sector rural sobre su cultivo y además se estableció un banco de germoplasma de los hongos comesti- bles de México. Es importante agregar que la biodiversidad de hongos comestibles en nuestro país es amplia y no desconocida en otros países. Se tiene información de que el hongo shiitake, que crece en los bosques de algunos estados de la república como Hidalgo, se colecta y se empaca para exportarse a Japón. Además, la biotecnología de los hongos se ha señalado como una de las más importantes desde la época prehispánica. No es cosa menor señalar la relevancia de estos organismos en los procesos de fermentación, ya que son las levaduras las que hacen el trabajo que el hombre ha capitalizado en productos como el tequila,

68 Alfonso Larqué Saavedra • 27 de abril

el mezcal, el pulque, el chocolate o la vainilla. En tiempos recientes, las levaduras se han incluido como parte de preparados específicos para restaurar la flora intesti- nal. Tampoco se puede dejar de mencionar a las famosas trufas, que forman parte de la comida gourmet: hongos ascomicetos que tardan de 12 a 15 años en poder cosecharse una vez sembrados en los bosques europeos. A pesar del impresionante desarrollo de este reino en la producción de alimentos en México, Mycota no aparece mencionado dentro del Atlas Agroalimentario 2015 de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa). Considero, por su importancia social y su actual potencial económico, que se le debe abrir un espacio a los hongos en este importantísimo libro, un resu- men muy bien logrado del avance en materia agrícola y alimenticia en nuestro país. Asimismo, se deben apoyar estudios que recopilen información básica sobre este grupo de organismos. Aspectos como la biorremediación o la tolerancia a factores climáticos son urgentes de describir. Su importancia dentro de la biología es inmen- sa, así como en la sanidad animal y vegetal. Se dice que en el planeta hay alrededor de 1 millón 500 mil especies de hongos y que solo conocemos alrededor de 72 mil.

69 ¿Cómo va el zika?

Dr. Adolfo Martínez Palomo 4 de mayo

ace ya tres meses que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la infección por el virus del Zika emergencia in- ternacional. Si bien la epidemia se ha diseminado a 35 países de América, el problema mayor sigue concentrado fundamental- mente en Brasil, donde se ha informado en los primeros cua- tro meses del año de casi 100 mil infecciones sospechosas. La magnitud real de la infección en ese país no se conoce, ya que Hlas autoridades sanitarias no mencionan el número de casos confirmados, los cuales seguramente serán menos. En vista de que la importancia médica de la epidemia radica en la relación causal entre la infección por virus del Zika de madres durante el embarazo y la aparición de recién nacidos con trastornos cerebrales, sobre todo microcefalia, conocer las cifras reales de los trastornos fetales producidos por el virus es pri- mordial. En un inicio, Brasil informó de la aparición de 7 mil 228 casos probables de microcefalia, de los cuales 1,200 se han confirmado. En otros países, la situa- ción de la epidemia de zika hasta el 1 de mayo es diferente. En Colombia, por ejemplo, en los primeros cuatro meses de este año se han presentado solamente cuatro nacimientos de niños con microcefalia de un total de 3 mil 500 infecciones confirmadas por el virus en cuestión. En México, du- rante ese primer cuatrimestre del 2016, de un total de 252 casos confirmados de infección, 67 de ellos en mujeres, no ha ocurrido ningún caso de microcefalia. En Estados Unidos, tampoco ha habido informes de malformaciones fetales en las 426 personas contagiadas fuera del país ni en las 570 infecciones adquiridas localmente en Puerto Rico. Sin duda, para Brasil, la epidemia por virus del Zika es una emergencia grave de salud, complicada por la dificultad de realizar un diagnóstico de seguridad de la in- fección, que requiere pruebas de biología molecular e inmunología. Clínicamente

70 Adolfo Martínez Palomo • 4 de mayo

no es posible diferenciar la infección por zika del dengue o del chikunguña. ¡En lo que va del año han ocurrido unos 800 mil probables casos de dengue y 40 mil de chikunguña en Brasil! Las mujeres más susceptibles de infectarse son las que viven en las zonas más pobres. Ya que, en las áreas de mayor frecuencia de infección, las mujeres no pue- den cumplir con las recomendaciones para prevenir las picaduras de mosquitos ni tienen acceso a medidas de salud reproductiva ni a abortos seguros, ni médica ni legalmente. La mayor interrogante, saber qué porcentaje de mujeres embarazadas tendrán niños con alteraciones cerebrales irreversibles, sigue sin contestación. Un estudio reciente, realizado en Río de Janeiro, reveló que de 42 madres embarazadas infecta- das con el virus del Zika 12 presentaban anormalidades en el feto; es decir, 29 por ciento de esas mujeres fueron diagnosticadas con problemas graves, desde muerte fetal, alteraciones estructurales del sistema nervioso o crecimiento insuficiente del feto hasta modificaciones de la placenta. Con menor frecuencia (una de cada 4 mil a 8 mil infecciones), el zika se asocia a parálisis reversible (síndrome de Guillain-Barré), la cual llega a requerir hospitali- zación y asistencia respiratoria. En Brasil, han surgido inquietudes por la posibilidad de que la microcefalia en recién nacidos no sea resultado solo de la infección por el virus del Zika. Una hi- pótesis era que uno de los insecticidas utilizados para el control del mosquito Aedes aegypti, el piriproxifeno, podría afectar el embarazo o el desarrollo del feto. Sin em- bargo, tanto la OMS como la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos concluyeron que no existe relación entre el insecticida y los daños mencionados. Una preocupación más en ese país ha sido la posible relación entre los casos de microcefalia y la liberación de mosquitos modificados genéticamente, o bien este- rilizados con dosis bajas de radiación; en este caso, los resultados de las investiga- ciones también han sido negativos. Lo mismo ocurre con la supuesta relación entre la infección de mosquitos con bacterias del género Wolbachia, empleadas en varios países para controlar el dengue. Finalmente, se ha considerado que ciertas vacunas pudieran ser la causa del au- mento de casos de microcefalia en fetos; el Comité Asesor Global de Seguridad de las Vacunas de la OMS concluyó que no hay base alguna para suponer que la aplicación de algunas vacunas tenga relación con la aparición de malformaciones cerebrales. En esta fase de la epidemia, al considerar las posibles complicaciones futuras de la continua expansión del zika, es útil aprender de la experiencia pasada de los casos de infección de madres embarazadas con otro virus, como el de la rubeola.

71 ¿Cómo va el zika?

Se sabe que el contagio con rubeola durante las diez primeras semanas de emba- razo puede producir efectos adversos en el desarrollo del feto hasta en un 90 por ciento de los niños; el riesgo disminuye considerablemente después de la semana 18 de gestación. Antes de que la vacunación contra la rubeola iniciara, en 1969, la infección era común en Estados Unidos. Durante la última epidemia, de 1964 a 1965, se infecta- ron 12.5 millones de personas: 11 mil mujeres embarazadas perdieron a sus bebés; 2 mil 100 niños murieron y 20 mil nacieron con síndrome de rubeola congénito. Las anomalías congénitas asociadas incluyeron sordera, cataratas y otros padecimientos oculares, alteraciones cardíacas, efectos neurológicos y microcefalia. La aplicación de la vacuna hizo disminuir dramáticamente el número de pacientes afectados; en la actualidad, se informan menos de diez casos al año de rubeola en Estados Unidos. Es de esperar que los casi 2 mil millones de dólares que el presidente Obama ha solicitado para estimular la investigación sobre el virus del Zika servirán como estímulo para desarrollar, en uno o dos años, una vacuna. Esta será la solución para contender contra esta enfermedad, como lo fue para contener la rubeola. Mientras tanto, las autoridades de todos los países afectados, incluido México, siguen a la espera de conocer cuándo, cómo y con qué frecuencia el zika produce alteraciones irreversibles en los fetos de las mujeres gestantes. Será entonces cuan- do contemos con medidas basadas en el conocimiento y no en el pánico generado por ciertas autoridades norteamericanas al definir hace pocos días esta epidemia como “aterradora”.

72 Estudiantes de posgrado en Europa: nuevas estrategias del Conacyt

Dr. Octavio Paredes López 11 de mayo

n el 2011, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), con el apoyo del Ministerio de Educación Nacional, Educación Su- perior e Investigación de Francia (MENESR) y a través de la Casa Universitaria Franco-Mexicana, que depende de la Secretaría de Educación Pública de México y del MENESR, y está localizada en la Universidad de Toulouse, al sur del país galo, decidió organizar el Primer Simposio de Becarios y Exbecarios del Conacyt en Francia. EEl propósito fue escuchar a los estudiantes becados por el Consejo y establecer un diálogo con ellos. Esta reunión mostró lo importante de la idea y la necesidad de lo siguiente: a) crear espacios de reflexión multidisciplinarios entre los proyectos de inves- tigación de los jóvenes; b) fortalecer los lazos entre esta comunidad financiada por el Conacyt en Europa; c) propiciar el intercambio de experiencias entre los investigadores en formación; d) acercarlos a investigadores mexicanos y europeos seleccionados para que sus experiencias resulten valiosas para la comunidad receptora, entre otras.

Lo anterior dio como resultado que estas acciones se ampliaran en el 2012 y se invitara a los estudiantes mexicanos en los diversos países de Europa a participar. Asimismo, el ministerio francés logró que el evento se llevará a cabo en lo suce- sivo en el Parlamento Europeo, que está en la histórica y bella ciudad francesa de Estrasburgo, de fuerte influencia germánica, tierra donde algún tiempo vivió el inventor de la imprenta Johannes Gutenberg, con un alto nivel de organización que da la impresión de que ahí no existe la pobreza. Desde entonces, ya se han celebrado cinco eventos. El último tuvo lugar los días 6, 7 y 8 de abril pasados. En Francia, la Casa Universitaria es corresponsable de la organización y recibe financiamiento de los dos países. Su directora es de nacionalidad peruana y profe-

73 Estudiantes de posgrado en Europa: nuevas estrategias del Conacyt

sora de la Universidad de Toulouse; aunque se percibe con claridad que en quien recae la parte práctica del asunto es en una diligente mexicana, llena de sensibilidad y habilidad, adscrita a esa misma institución. En México, la responsabilidad le co- rresponde a la Dirección Adjunta de Posgrados y Becas del Conacyt, una oficina que ya tiene una buena dosis de experiencia en estos menesteres. Existe un comité organizador y uno científico, al que tuve el gusto de ser invitado en mi calidad de director del Centro de Estudios Mexicanos de la UNAM en Francia. Por cierto, este pequeño grupo de la universidad está establecido en la Academia de París, conocida mundialmente como La Sorbona; en otra oportunidad podríamos describir las características de nuestras funciones, tendientes a incrementar la internacionalización de esta casa de estudios. Por ahora, solamente desearíamos agregar que la UNAM tiene la distinción de ser la primera universidad del mundo establecida dentro de una universidad francesa. Llama la atención que los estudiantes mexicanos se autofinancian una bue- na parte de la asistencia y sus trabajos son seleccionados para tener derecho a ser presentados y poder asistir. En el 2016, cerca del 30 por ciento de las aplicaciones fueron aceptadas, lo que representó una asistencia de poco menos de un centenar de estudiantes, la mayoría de doctorado, y algunas decenas más de personal acadé- mico y organizadores. Cerca del 65 por ciento de los jóvenes provenían, en orden decreciente, de España, Francia, Alemania, Reino Unido y de otros ocho países europeos. Las damas alcanzaron una presencia de cerca del 35 por ciento. No está por demás mencionar que las instalaciones del Parlamento Europeo es- tán magistralmente diseñadas: las salas de reuniones, cómodamente arregladas; la sala general de sesiones, con el lujo y la comodidad como producto máximo de lo que el dinero puede comprar. Aunque se sale de los propósitos de esta reseña, no es desdeñable la idea de comparar las funciones de las embajadas de los países de la Unión Europea representados en Estrasburgo y en Bruselas. México, por cierto, es de los pocos países no miembros que tiene una pequeña representación aquí. Francamente es muy difícil poder alcanzar en tan pocos días y ante la inten- sidad de las ponencias una alta proporción de los objetivos señalados con ante- rioridad; sin embargo, la decisión de efectuar este tipo de eventos tiene una alta relevancia. Los estudiantes mexicanos, que ya son de otras generaciones, son más extrovertidos que aquellos que conocimos en décadas pasadas y diferentes a noso- tros mismos, y los exbecarios en el extranjero del Conacyt son más participativos y preguntones durante las ponencias. En algunos casos, se logra percibir un buen nivel académico; mismo que se observa en los diálogos de pasillo. Falta tiempo para tener una visión más completa; pero se les visualiza con un ca- rácter más mundano o internacional. Se esperaría que llegaran a ser más productivos

74 Octavio Paredes López • 11 de mayo

y con mayor presencia internacional que quienes les hemos precedido y tenemos extensos periodos de formación académica fuera de la nación azteca. Los años próxi- mos lo mostrarán, si es el caso, o por lo menos, eso es lo que deseamos con creces. Hay dos hechos altamente relevantes que no desearía dejar fuera. Uno de ellos es que la presencia de académicos procedentes de los centros Conacyt fue apabu- llante. Es con orgullo mayúsculo con el que se reconoce el acelerado crecimiento de estos centros Conacyt en toda la geografía nacional; y también su plausible involucramiento en las ingentes tareas de la sociedad mexicana. Sin embargo, la presencia de representantes, seleccionados por factores de atingencia, de las otras instituciones de educación superior formadoras de recursos humanos de licen- ciatura y posgrado mexicanos es igualmente deseable; ello seguramente vendría a enriquecer las visiones de estos jóvenes. El segundo aspecto que merece nuestro reconocimiento “al cien” (como se dice en el lenguaje popular) es el esfuerzo del director general del Conacyt para lograr, dentro de su apretada agenda, que por primera vez un funcionario de su nivel asistiera a charlar con nuestros estudiantes, no solo en la organización de estos encuentros, sino en diversas ocasiones durante la jornada. Por cierto, fueron charlas muy amigables. Esta sencilla, pero sobresaliente actitud demuestra que los funcionarios pueden y deben tener una alta sensibilidad; los académicos también tuvimos oportunidades equivalentes. El nuevo propósito del Conacyt parece ser la organización de una reunión similar en los Estados Unidos. De ser el caso, esperaríamos que la experiencia europea se fuera enriqueciendo en bien de la generación del nuevo académico y científico de altos vuelos.

75 Mejorar el aire de la Ciudad de México con biocombustibles

Dr. Lorenzo Martínez Gómez 18 de mayo

ejorar la calidad del aire es un reto estratégico para la me- galópolis. Después de algunos años de relativa ausencia, las contingencias atmosféricas han regresado con una frecuen- cia inusitada y han causado fuertes dislocaciones en la vida diaria de los habitantes, así como pesadillas para los gober- nantes. Esta vez las contingencias evidenciaron la precarie- dad del abanico de medidas de mitigación existentes. MAl duplicar el Hoy No Circula muchos se preguntaron cuál es el ahorro de emisiones al dejar el coche propio en casa para circular en un Uber o un taxi. Otros quisieron utilizar bicicletas, pero durante las contingencias no es tan re- comendable ejercitarse en las calles. Para muchos padres resultó inmanejable el trajín de llevar y recoger a los niños de las escuelas, por lo que eligieron quedarse en casa. Crecieron el mercado de coches usados y la frustración y las pérdidas económicas se multiplicaron. Las soluciones al problema ambiental de la megalópolis van más allá de acciones de carácter inmediato como las que se han tomado durante las contingencias. Se requieren soluciones innovadoras con efectos de mediano y largo plazo, que desde luego centren su atención en mitigar los efectos de las emisiones producto de la combustión de gasolinas, diésel y turbosina. Aunque con una o dos décadas de retraso respecto a Europa o Estados Unidos, es una noticia saludable saber que las refinerías mexicanas están realizando una importante transformación de sus procesos hacia la producción de diésel de ultra bajo azufre. Ya está en camino una radical reconversión dirigida a reducir al míni- mo las emisiones de azufre de los motores de combustión interna, primero en la megalópolis, luego en todo el país en lo que queda de esta década. Los esfuerzos para reducir al máximo las emisiones de azufre se fundamentan en los graves efectos deletéreos que tienen sobre la calidad del aire. Las nanopar-

76 Lorenzo Martínez Gómez • 18 de mayo

tículas de óxidos de azufre son muy dañinas porque afectan la salud, favorecen la formación de ozono y otros compuestos, que agravan el cambio climático y causan también lluvia ácida. La transición hacia el diésel de ultra bajo azufre es un gran reto porque requiere fuertes inversiones cercanas a los mil millones de dólares por refinería. La gestión de este importante cambio tecnológico requiere además con- siderar y amortiguar los efectos del diésel de ultra bajo azufre sobre millones de motores de combustión interna. Este tipo de diésel, sin aditivos, aumenta notable- mente la fricción dentro de los motores, ya sea en pistones, cilindros, inyectores y otros componentes. La fricción interna puede erosionar y reducir notoriamente la vida útil de los motores. Asimismo baja su rendimiento al desperdiciarse energía de movimiento disipada como calor. Existen soluciones para reducir la fricción, entre ellas, destacan los biocombus- tibles oleicos que, al mezclarse con el diésel de ultra bajo azufre de una manera virtuosa, logran funcionar como lubricantes muy efectivos y aportar al transporte la sustentabilidad de los orígenes vegetales. La entrada de México a los biocombustibles ha sido desafortunada desde su improvisada presentación en los transportes para los delegados de la Cumbre Climática COP16 en Cancún en el 2010. Las iniciativas gubernamentales impul- sadas desde los cuerpos legislativos han enfrentado la limitación del elevado costo de producción en el campo y la industria de los aceites de jatrofa, palma, coco, higuerilla y otros. Típicamente, el costo de producción y el valor de estos aceites para usos diferentes a los biocombustibles superan con mucho el precio del diésel de Pemex. Por esta razón, las experiencias con subsidios gubernamentales no han tenido sustentabilidad económica suficiente para su permanencia en el mercado. La necesidad de producir biocombustibles a precios realmente competitivos ha motivado líneas de experimentación en el Campus Morelos de la UNAM y en la UAEM, donde se han creado patentes y un notable cuerpo de conocimiento en los últimos años. México puede adaptar, innovar y crear conocimiento para producir masivamente biocombustibles con desechos agroindustriales y de con- sumo humano del grupo de vegetales de alto contenido oleico como aguacate, café y pulidura de arroz. Esta oportunidad especial para el país se fundamenta en las existencias masivas de desechos agrícolas oleicos localizadas principalmente en Michoacán, la zona de mayor producción de aguacate en el mundo, las extensas zonas cafetaleras de Chiapas, Veracruz y Puebla, y las enormes cantidades de café molido que la megalópolis consume, desecha y derrama, contaminando grandes extensiones de suelos, bancos de agua y acuíferos. La sustentabilidad del aprovechamiento de desechos agrícolas (cerca del 25 por ciento del total) para producir biocombustibles destaca tanto por el bajo costo de

77 Mejorar el aire de la Ciudad de México con biocombustibles

recolección de la materia prima como por la reducción de la considerable huella de carbono asociada a la siembra, cultivo y cosecha de oleicos como jatrofa, coco y palma. La viabilidad de la creación de nuevo conocimiento y soluciones en el campo del aprovechamiento de los desechos agroindustriales oleicos de aguacate, café y pulidura de arroz se sustenta en el gran potencial de la ingeniería molecular para aportar soluciones a la producción de biocombustibles. En esta dirección, se iden- tifican áreas de oportunidad para la producción científica y de propiedad intelec- tual al crear nuevas rutas químicas de producción de biocombustibles. En el campo de la biorrefinación secundaria, además, existen áreas de creación de nuevas rutas de síntesis química para la fabricación de surfactantes que consigan una recuperación mejorada del petróleo, mejoradores de flujo en ductos, inhibidores de corrosión y una variedad de estructuras moleculares con un gran espectro de aplicaciones. La transformación de las refinerías para producir diésel de ultra bajo azufre abre una oportunidad gigante para arrancar la industria de los biocombustibles en México. En pocos años, estaremos consumiendo más de 70 millones de li- tros diarios de combustibles refinados; las oportunidades de negocio en los bio- combustibles podrían elevarse hasta los 25 mil millones de pesos anuales. Adi- cionalmente, si cubriéramos apenas una fracción de esa demanda, lograríamos una fuerte inyección de capital al campo, aprovechando desechos agrícolas otrora perdidos.

78 El legado de uno de los primeros médicos- científicos del país

Dr. Gerardo Gamba Ayala 25 de mayo

ace apenas unos meses se fue y no acabamos de digerir su ausen- cia. Era uno de los miembros más emblemáticos del Instituto, en particular, y del mundo académico en México, en general. Hombre querido y respetado. Inteligente, perspicaz, agudo. Cuando levantaba la mano para hacer un comentario en una se- sión científica, se hacía el silencio, porque nadie quería perderse lo que iba a decir. Con seguridad sería deliciosamente cómico. HCon unas cuantas palabras daría en forma elocuente y respetuosa el dictamen que aprobaría o amonestaría el trabajo presentado. Como el César mostrando el pulgar hacia arriba o hacia abajo. Sea cual fuera el veredicto, el autor del trabajo le terminaría agradeciendo, porque generalmente tenía la razón. Médico, hema- tólogo, genetista, investigador, maestro, pensador, amigo de todos y, por encima de eso, una sencillez y bonhomía que se notaban desde lejos. Era Rubén Lisker. Lo conocí cuando realicé el servicio social en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán hace 32 años. Mi primer contacto formal y directo con él fue al pasar como aspirante por el proceso de selección para in- gresar a la residencia de medicina interna. Él era entonces Director de Enseñanza y, por lo tanto, si lograbas obtener un examen sobresaliente, en la siguiente fase del proceso, debías entrevistarte con él. Salías de su oficina sin que te quedara claro, con las preguntas que te había hecho en la entrevista, cuál era exactamente la parte del cerebro que te estaba rascando. Aún conservo con mucho cariño la carta de acepta- ción a la residencia. No sé si es porque me recuerda la emoción que sentí al recibirla o porque está firmada por él. Lo admiré desde el principio hasta el final. Nos identificamos el uno al otro por nuestro interés primario en la investiga- ción clínica, que nos daba esa complicidad que desarrollas con alguien cuando compartes el mismo gusto por algo en particular. Como dos personas que se ha- cen grandes amigas porque les gusta el jazz y de eso hablan todo el día. Quién me

79 El legado de uno de los primeros médicos-científicos del país

iba a decir entonces que, además de eso, la vida me daría la oportunidad de ser su sucesor en dos de sus tareas más emblemáticas: como editor en jefe de la Revista de Investigación Clínica y como director de investigación del Instituto, con lo que se sumaron dos razones más por las que él y yo nos entendíamos. Esto me dio el pretexto ideal para que tuviéramos reuniones frecuentes que disfrutaba enorme- mente y en las que recibía enseñanzas y consejos de un hombre sabio. Siempre con la mente clara, disecaba el problema en segundos y proponía la solución cer- tera con una claridad tal que era imposible no hacerle caso. Tenía el don de ver el futuro. Lo que decía que iba a pasar sucedía irremediablemente. A Rubén Lisker le tocó ser de los forjadores de la investigación científica en medicina como una disciplina de la cual se pudiera vivir decorosamente. Como el eminente escritor médico Lewis Thomas expone con elocuencia en su libroThe Youngest Science, la medicina fue la última de las disciplinas de la antigüedad en convertirse en ciencia (hacia finales del siglo XIX en Europa y mediados del XX en México). De modo que la medicina como una disciplina basada en la investigación cien- tífica tomó por sorpresa al gremio médico mexicano durante la primera mitad del siglo XX. En 1910, mientras en México iniciaba la sangrienta revolución que fre- nó la inercia del país y su avance científico, en Estados Unidos se publicaba el famo- so Informe Flexner, que mostraba las propuestas del conocido círculo de Hopkins. Este connotado círculo fue integrado por William Welch, graduado de Yale y rec- tor-fundador de la Escuela de Medicina de la Universidad John Hopkins; William Osler, gran clínico y primer jefe de medicina en Hopkins; Frederick Gates, ministro bautista que jugó un papel fundamental para convencer a John D. Rockefeller de desviar su interés filantrópico a Hopkins; y Abraham Flexner, experto en educación y responsable de la famosa publicación. El reporte de Flexner transformó la ense- ñanza de la medicina en ese país, basándola en la investigación científica y gene- rando la figura en el hospital del médico-científico de tiempo completophysi ( - cian scientist). La implementación de las sugerencias del reporte convirtió a Estados Unidos en el líder de la educación e investigación médica que es ahora. La figura de médico-científico tardó muchos años en llegar a México y cuando lo hizo no existía manera de hacerlo. Sin embargo, se logró establecerla gracias a una serie de médicos que, convencidos de la importancia de la investigación científica en la medicina, decidieron arriesgarse y resistieron la tentación de abrir un consul- torio privado, que les generaría en forma más o menos rápida ingresos suficientes, pero que los distraería de una actividad que requiere de muchas horas de lectura y reflexión para hacerla con éxito. Sin duda, uno de los miembros de este grupo de valientes fue Rubén Lisker. En el Instituto fue el ejemplo a seguir.

80 Gerardo Gamba Ayala • 25 de mayo

Rubén fue de los primeros médicos en dedicarse de tiempo completo a la in- vestigación. Fue de los primeros médicos-científicos del país y fue el primero que yo conocí. Fue y ha sido un ejemplo inspirador para muchos de los que quisimos dedicarnos a la investigación clínica. Nos mostró con su propia existencia que eso era posible. Sus ideas y sugerencias fueron fundamentales para la generación y construcción del Sistema Nacional de Investigadores y del sistema de la propia Secretaría de Salud, que ahora tiene clara la carrera de Investigador en Ciencias Médicas, gracias a la cual los médicos que desean dedicar sus esfuerzos a la in- vestigación clínica, sin dejar de ser clínicos en su especialidad, lo pueden hacer como médicos-científicos en una institución que les brinda la oportunidad de hacer ambas cosas con excelencia. La filosofía de Rubén fue fundamental para construir esto y nos enseñó con su ejemplo cómo hacerlo. Gracias, doctor Lisker, por la ayuda e inspiración que fuiste para las generacio- nes que te sucedieron.

81 Los Premios de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias

Dr. Jaime Urrutia Fucugauchi 1 de junio

l 27 de mayo se celebró en el Salón Adolfo López Mateos de la Residencia Oficial de Los Pinos la ceremonia de entrega de los Premios de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias, presidida por el presidente Enrique Peña Nieto. Los premios de investigación de la academia, instituidos en 1961, son los reco- nocimientos de mayor prestigio otorgados en el país a jóvenes científicos. EEn el 2015, se otorgaron a cinco investigadores en las áreas de ciencias exactas, naturales, sociales, humanidades e ingeniería y tecnología: En ciencias exactas, a Eduardo Gómez García del Instituto de Física de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, por sus contribuciones a la investiga- ción sobre física atómica y experimentos de trampas para átomos fríos. En ciencias naturales, a Stefan de Folter del Laboratorio Nacional de Genó- mica para la Biodiversidad del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, por sus contribuciones a la investigación sobre la biología molecular de plantas para el desarrollo de frutas. En ciencias sociales, a Felipe José Hevia de la Jara de la Unidad Golfo del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, por sus contribu- ciones en antropología política, investigación educativa y política social.

82 Jaime Urrutia Fucugauchi • 1 de junio

En humanidades, a Rebeca Robles García de la Dirección de Investigaciones Epidemiológicas y Psicosociales del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente de la Secretaría de Salud, por sus aportaciones en psicopatología y salud mental pública. En ingeniería y tecnología, a Natalya Victorovna Likhanova de la Gerencia de Ingeniería de Recuperación Adicional del Instituto Mexicano del Petróleo, por sus investigaciones sobre productos químicos y tecnologías en la industria petro- lera en materia de ingeniería de corrosión y uso de líquidos para la recuperación adicional de petróleo. Las academias de ciencia son las organizaciones científicas más antiguas y de mayor tradición. Han impulsado la generación de conocimiento, privilegiando la creatividad y la innovación, y constituyen los órganos asesores en ciencia y tecnolo- gía de gobiernos y sociedades. Esta es la labor sustantiva de la Academia Mexicana de Ciencias. Entre sus tareas, se encuentran las colaboraciones con las academias de otros países y programas de movilidad e intercambio académico de investigadores y estudiantes. Los programas de cooperación internacional son un componente esencial en la investigación científica y preparación académica. La Academia forma parte de la red mundial de academias (IAP, por sus siglas en inglés) y es la sede de la red de academias de las Américas (IANAS, por sus siglas en inglés). Los avances en conocimiento e innovaciones han impactado y marcado el desa- rrollo de las sociedades. Hemos transitado de las edades de piedra, cobre, bronce y hierro a las sociedades industrializadas modernas. La escritura, agricultura, meta- lurgia, matemáticas han transformado nuestros modos de vida y, actualmente, los avances se multiplican en tiempos cada vez más cortos. En unos años, hemos pasa- do de las economías de libre mercado a la sociedad del conocimiento, basada en los avances científicos. No obstante, la ciencia es una actividad colectiva y patrimonio de la humanidad, los cambios en las economías han ampliado la brecha entre países. Con naciones capaces de generar conocimiento y tecnología por un lado y otras sin esas capacidades. El reto es ampliar las capacidades humanas y de infraestructura con comunidades científicas de alto nivel y dinámicas. Para ello se requiere crear las condiciones don- de el talento se desarrolle. Construir las bases de investigación y transformación tecnológica. Con planes estratégicos y un sistema educativo de alta calidad. Un sector empresarial involucrado, con interfaces entre investigación y aplicaciones, base tecnológica y capacidad de innovación. Todo esto requiere de esfuerzos con- juntos de las instituciones y de la comunidad académica. En estos años, hemos tenido avances importantes. Las acciones emprendidas incluyen los programas de Cátedras Conacyt, laboratorios nacionales, ciencia de

83 Los Premios de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias

frontera y problemas nacionales. En la Academia Mexicana de Ciencias, recono- cemos dichos avances y reiteramos el compromiso de redoblar esfuerzos y contri- buir al desarrollo del país. La ceremonia de premiación se realizó al término de la reunión del Consejo General de Investigación Científica, Desarrollo Tecnológico e Innovación. El con- sejo general tiene entre sus objetivos coordinar los programas y actividades en cien- cia y tecnología, y cuenta con la representación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, las secretarías de Estado y los sectores académico y empresarial. En la ceremonia, el presidente Peña Nieto informó sobre los acuerdos tomados y las iniciativas orientadas a fortalecer el sistema de ciencia, tecnología e innovación del país. Entre ellas, destaca el apoyo al programa de Cátedras Conacyt, con el objeti- vo de alcanzar 2 mil catedráticos para el 2018 incorporados a las diferentes ins- tituciones académicas del país. La creación de cuatro nuevos centros públicos de investigación permitirá ampliar la infraestructura científica y tecnológica en las áreas de aeronáutica, desarrollo metropolitano, política educativa y zonas áridas. La conclusión de nueve consorcios de investigación en las áreas de biomedicina, industria farmacéutica y sustentabilidad coadyuvará en esta estrategia de expansión. Los centros y los consorcios de investigación permitirán impulsar el desarrollo re- gional, incrementando el número de centros del sistema Conacyt de 27 a 31 y el número de consorcios a 14. Un aspecto relevante es la participación de la iniciativa privada en la inversión en ciencia y tecnología, y la implementación de políticas y planes estratégicos que consoliden y amplíen la colaboración y las acciones de vinculación entre los sectores académico, empresarial y gubernamental. Lograr que nuestro país cuente con una sólida y dinámica infraestructura científica es una tarea compartida por la comuni- dad académica, el Conacyt, las instituciones gubernamentales y la iniciativa privada. La preparación de las futuras generaciones de científicos, la consolidación de centros de investigación y educación superior, y la incorporación de nuevos investigadores son parte de los retos y compromisos para sentar las bases del desarrollo del país. En la ceremonia, también se entregó el Premio México de Ciencia y Tecnología al doctor Andrés Moya Simarro del Centro Superior de Investigación en Salud Pública de Valencia, España. La distinción otorgada por el gobierno mexicano reconoce sus contribuciones a la investigación en genética, biología evolutiva y genómica. Enhorabuena a los investigadores premiados y sus instituciones, nuestras felici- taciones y exhorto a que continúen contribuyendo con lo mejor de sus capacidades.

84 Del D. F. a la Ciudad de México

Dr. Carlos Martínez Assad 3 de junio

esde hace muchos años, los interesados hemos insistido en que hay que repensar a la Ciudad de México; esto quiere decir, analizarla con parámetros nuevos porque, citando a José Emilio Pacheco, “si volvieran los muertos no la reconocerían”. Y es que los cambios experimentados, sobre todo en los últimos tiem- pos, son tan enormes que, de acuerdo con Carlos Fuentes, “la ciudad es un salto hacia el mañana”. DEn el 2000, tratando de encontrar el sentido de ese lugar privilegiado que es la capital de la república, se publicó una extensa investigación que resultó un atlas para analizar la situación en que se encontraba. El esfuerzo fue coordinado por Gustavo Garza y varias decenas de especialistas participaron en lo que concluyó como un grueso libro de 768 páginas con el título La Ciudad de México en el fin del segundo milenio. Con certeza, algunos de los cambios gubernamentales y de organización que han tenido lugar desde entonces se hicieron siguiendo algunos de sus resultados. Por ejemplo, insistí en la necesidad de elegir a los delegados y establecer los equilibrios que hasta cierto punto tienen los municipios. Asimis- mo, coincidía con otros investigadores en elaborar una constitución que superara una ley orgánica completamente desactualizada e incluso con errores serios tan elementales como la dimensión y los límites de la ciudad. Ahora, una nueva reforma otorgó al Distrito Federal su reconocimiento como la entidad número 32 de la Federación; con lo cual no se logró mucho respecto a la legislación previa. Como novedad, se adoptó el nombre oficial de Ciudad de México, que en realidad retoma su más antigua designación, cuando fuera capital del virreinato de la Nueva España. Como entidad, no tendrá capital, como sí exis- tía cuando fue designado Distrito Federal, según las leyes previas.

85 Del D. F. a la Ciudad de México

Repaso histórico El 18 de noviembre de 1824 el Congreso decretó: “1. El lugar que servirá de re- sidencia a los supremos poderes de la federación, conforme a la facultad 28 del artículo 50 de la Constitución, será la Ciudad de México.” Así, fue en esa demar- cación donde se decretó la erección del Distrito Federal como sede los poderes. Luego, según los cambios introducidos por el gobierno centralista el 30 de diciem- bre de 1836, los estados pasaron a ser departamentos y se dispuso que la Capital del Departamento de México sería la ciudad de ese nombre. Y el 18 de mayo de 1847 el Congreso General decretó en el Acta de Reforma Constitucionalista: “Mientras la Ciudad de México sea Distrito Federal…”. Por cierto, allí mismo se establecía que: “El Estado del Valle de México se for- mará del territorio que en la actualidad comprende el Distrito Federal; [y se acla- raba] pero la erección solo tendrá efecto, cuando los supremos poderes federales se trasladen a otro lugar”. Entre el imperio de Maximiliano y el Porfiriato, se consolidó legalmente la existencia del Distrito Federal, que la Municipalidad de México albergó, como también lo designó Benito Juárez el 6 de mayo de 1861. No está de más señalar que siempre se manifestó de diferente manera la medida de la rivalidad entre este y el Estado de México, desde los asuntos más menudos hasta el económico. La forma de gobierno cambió cuando, a solicitud del general Álvaro Obregón, el presidente Plutarco Elías Calles decretó en junio de 1928 la desaparición de los ayuntamientos, creando las delegaciones, una figura no prevista en el artículo 115 constitucional. Pero en el artículo 20 se decía que la cabecera del Departamento Central sería la Ciudad de México. Tal quedó escrito en la Ley Orgánica del Distrito y Territorios Federales. En la Ley Orgánica del Departamento del Distrito Federal de 1941, se men- cionó en el artículo 8: “Para los efectos de esta Ley el Distrito Federal se divide: a) en la Ciudad de México...”, en sus artículos 8.o a 21.o se consignó la delimita- ción territorial y en el 22.o se designó a la Ciudad de México como capital del Distrito Federal. Por medio de ese artículo se daba el ordenamiento legal para que el jefe del Departamento del Distrito Federal modificara de acuerdo con el crecimiento poblacional y de la ciudad las demarcaciones existentes. Aun- que había 12 delegaciones en esa fecha, para 1970 su número se elevó a 16, de acuerdo con la ley en su artículo 10. Aun así, el territorio de la Ciudad de México solo incluía las delegaciones Cuauhtémoc, Benito Juárez, Hidalgo y Venustiano Carranza.

86 Carlos Martínez Assad • 3 de junio

¿La reforma esperada? La reforma llegó, finalmente, después de un periodo de más de 25 años de dis- cusión y de varios intentos de realizar cambios sustantivos en el orden político administrativo. En 1995, con el establecimiento, previa elección, de los consejos ciudadanos, se retomaba el ideario municipalista, ya que su funcionamiento, se- mejante al de los cabildos, se convertía en factor de equilibrio respecto al poder de los delegados. Luego de la primera elección democrática del jefe de gobierno en 1997, la figura se canceló contrariamente a la Ley de Participación Ciudadana, que los había elegido por tres años. Por cierto, se trató de una elección organizada por ciudadanos con candidatos que no se identificaban con los partidos políticos. Esa fue una de las causas de su rápida cancelación; la otra es que restaba poder a los delegados que debían consultarlos en el ramo más difícil, el de los recursos, al vislumbrarse como piezas clave en el presupuesto participativo. Podía alegarse que la figura no era perfecta, pero resultaba un avance significa- tivo para la participación ciudadana en una ciudad que la necesita tanto como un buen gobierno para resolver muchos de sus problemas más graves. Se criticó que acudió a las urnas un porcentaje muy bajo de votantes, no obstante haber alcan- zado un 21 por ciento de participación, lo cual no ha sido logrado por ninguna otra votación de carácter local. La elección mostró —eso sí fue reconocido— la necesidad de un instituto electoral de la entidad federativa como había en los estados, porque el nacional tuvo que auxiliarla en ese ejercicio. Y en algo permitió que se avanzara respecto a la elección de los delegados, hasta entonces nombrados por el regente nombrado por el presidente de la república. Resulta por demás extraño que, con el proceso de supuesta democratización del Distrito Federal, el intento por crear contrapesos al poder de los delegados fuese cancelado de inmediato por el primer gobierno de izquierda de la capital. Lo cierto es que en ese diseño, con una nueva estrategia respecto a los partidos políticos, estos perdían presencia frente a la ciudadanización que echaba raíces. Muchos de los vacíos de un sistema tan centralizado como el de la capital pre- tendieron subsanarse con figuras de participación ciudadana que en la práctica no contaron con las atribuciones que sí se asignaron a los consejos. Más bien, estas han sido un procedimiento para tapar el sol con un dedo por parte de los gobiernos y hacer parecer que hay consulta pública cuando los ciudadanos no cuentan con influencia alguna en las decisiones y los manejos presupuestales. De hecho, entre los vacíos más notables que acusa el proceso ahora puesto en marcha están:

87 Del D. F. a la Ciudad de México

1. La cuestión presupuestaria. ¿Cómo se define en la nueva ley el monto de los recursos que la federación otorgará a la Ciudad de México? ¿Se calculará de igual manera el porcentaje de los fondos federales como en el resto de las entidades? Los ejemplos más significativos son los enormes gastos en salud y educación. En la Ciudad de México, se ubican los mejores y mayores cen- tros hospitalarios especializados del país y las universidades que más profe- sionistas forman y donde se realiza el mayor porcentaje de la investigación científica del país. 2. La cuestión política. ¿Cómo ejercerán las instancias con incidencia federal que radican en la Ciudad de México? ¿Con la transformación del IFE en INE se ha reducido la autonomía de los organismos electorales estatales? Lo mismo sucede respecto a los nuevos ordenamientos policiales. Pero uno de los puntos nodales es si los cabildos tendrán el mismo peso que los existen- tes en otras entidades. Al igualarlos con los municipios, aun cuando las leyes reglamentarias vengan después de la Constitución, no se percibe la oportu- nidad de que funcionen como órganos de gobierno con una representación ciudadana más definitiva, con mayor incidencia en la forma de gobernar, en lugar de dejar el terreno de las decisiones exclusivamente a los partidos políticos, a donde claramente apunta la reforma. 3. La cuestión cultural. Algo muy importante es el asunto del patrimonio. ¿Los inmuebles, museos y monumentos del Distrito Federal serán de la Ciudad de México?

Los desafíos y retos son mayores de lo que un cambio como el propuesto desde el gobierno puede implicar. Ojalá esté clara la estrategia de lo que significa la trans- formación de delegaciones en municipios, porque nada se ha dicho de cuántos se- rán ni de cómo respetarán las tradiciones identitarias de los pueblos originarios, los barrios y las colonias. Se trata ciertamente de trasformaciones esenciales que espero puedan considerar quienes estarán a cargo del rumbo que se imprimirá a la, pese a todo, capital de México, que debe conservar su lugar estratégico como la cabecera de la Federación, para resguardar los valores liberales. La excepción en que vivió hasta ahora la capital quizá no era completamente injustificada. Además, mucho de lo esencial para los ciudadanos comunes, quie- nes la vivimos día con día, no se ha modificado. Eso sí, nos quitaron esa identidad construida de defeños y como corolario nos negaron seguir cantando con Chava Flores la alegre promesa del regocijo con la emblemática canción “Sábado Distrito Fe d er a l”.

88 Los alacranes, sus venenos y antídotos

Dr. Lourival Possani Postay 8 de junio

n este espacio deseo describir de forma somera un asunto relacio- nado con el trabajo que hemos desarrollado durante estos últimos 40 años en la UNAM. Se trata de la investigación con alacranes: la determinación de los componentes del veneno, su composición, sus variadas funciones y los antídotos existentes o en desarrollo para contrarrestar los efectos dañinos del mismo. Los alacranes son animales pertenecientes al grupo de los arác- Enidos, al igual que las arañas y las garrapatas, entre otros. Las garrapatas son trans- misoras de enfermedades, causan serios problemas en la producción pecuaria y algunas especies pueden liberar toxinas en su saliva. Las arañas también pueden ser peligrosas para el ser humano, especialmente las de los géneros Latrodectus (capulina o viuda negra) y Loxosceles (araña violinista). Por su parte, los alacranes, al menos en México, son arácnidos muy impor- tantes por los problemas de salud pública que causan. Aquí tenemos registros epidemiológicos que rebasan las 300 mil personas picadas por año. De 1970 a 1985, estos accidentes causaban anualmente la muerte de alrededor de 700 a 800 personas, número que se ha reducido a menos del 10 por ciento de este valor, gracias al uso de los antivenenos. El alacrán usa su veneno para capturar a las presas de las cuales se alimenta o como defensa en contra de sus depredadores. En el mundo, hay cerca de 2 mil 500 especies distintas de alacranes y México cuenta con 281 especies diferentes;1 de estas, un número muy reducido tiene efecto dañino en los humanos. Todos los alacranes peligrosos son del género Centruroides. Generalmente son de color claro (color palla, los güeros) y se distribuyen a lo largo de la costa del océano Pacífico, con algunos ejemplares en la parte central del país (Durango, Guanajuato, Estado de México). En el Golfo de México y Yucatán, no hay especies riesgosas para los humanos.

89 Los alacranes, sus venenos y antídotos

Cuando empezamos este estudio, en 1974, se conocía muy poco de la compo- sición del veneno de estos arácnidos. El trabajo empezó por el aislamiento de los componentes por métodos cromatográficos y la determinación de sus estructuras químicas. Luego, comprobamos que la mayoría eran de naturaleza proteica; esto es, polímeros de aminoácidos con variada longitud y función farmacológica. También se identificó la presencia de enzimas que degradan los componentes proteicos, lipí- dicos y carbohidratos de sus presas, así como pequeños polipéptidos que actuaban como toxinas letales, que podían matar a presas y predadores. Sin embargo, existe una multitud de otros péptidos con variadas funciones biológicas, como antibióticos, bioinsecticidas, inmunomoduladores, agentes an- tipalúdicos, anticonvulsivantes e inhibidores de reacciones o funciones corpora- les. La investigación de los alacranes peligrosos nos permitió determinar que ha- bía una selectividad de las toxinas para diferentes organismos. Existen unas que reconocen tejidos de los mamíferos, entre los cuales estamos los humanos, otras que reconocen insectos y crustáceos. Las toxinas del veneno son específicas, por eso la mayoría de las especies no son peligrosas para nosotros. Los alacranes son animales benéficos que depredan a otros artrópodos, entre los cuales están mu- chos considerados pestes para la agricultura o que infligen daño a otros animales más grandes. Nos llevó varios años determinar la estructura de los péptidos de los venenos de los alacranes peligrosos para el hombre. Una vez conocida, el primer objetivo de nuestro grupo fue intentar el desarrollo de una vacuna en contra del piquete de estos arácnidos. Sintetizamos químicamente fragmentos de las toxinas y los usa- mos para incentivar una respuesta inmune protectora. Los fragmentos per se no son tóxicos, pero estimulan los anticuerpos que pueden funcionar como antídoto. Nos dedicamos a sintetizar un centenar de péptidos que correspondían a diferentes fragmentos de toxinas y se hizo un esquema de inmunización de ratones, los cuales finalmente fueron retados con veneno. Infelizmente, los anticuerpos no desarro- llaron la afinidad suficiente para protegerlos, incluso eran contraproducentes.2 Entonces nos dedicamos a la elaboración de mejores antídotos. Los antivenenos existentes en la actualidad son inmunoglobulinas de caballos, purificadas y procesadas para operar como un segmento de los anticuerpos. Nótese que inmunoglobulina y anticuerpo son sinónimos. El segmento utilizado es el lla- mado F(ab)2’, que es capaz de reconocer los antígenos (toxinas) y de esta forma proteger en contra de su acción. Hoy en día, a este tipo de antiveneno ya no lo llamamos suero, sino fabote- rápico, por el fragmento Fab de las inmunoglobulinas. En México, dos compa- ñías lo preparan para su uso en humanos: el Instituto Bioclón, S. A. de C. V., que

90 Lourival Possani Postay • 8 de junio

produce el Alacramyn, y la compañía BIRMEX, surgida de la Dirección General de Biológicos de la Secretaría de Salud. Sin embargo, al ser un producto de origen ani- mal, nosotros en el Instituto de Biotecnología de la UNAM, liderados por el doctor Baltazar Becerril y la doctora Lidia Riaño, empezamos a preparar una fórmula de origen humano. La estrategia fue clonar los genes que codifican para las inmu- noglobulinas y por medio de ingeniería genética preparar un banco con muchos millones de posibles combinaciones de las cadenas pesadas y ligeras de los anti- cuerpos humanos. Las moléculas de inmunoglobulinas son proteínas con cuatro subunidades (dos ligeras y dos pesadas) que se arreglan de tal forma para que las regiones variables de sus cadenas (sinónimo de subunidad) se arreglen a su vez y permitan la unión con los antígenos a modo de proteger contra el efecto tóxico. El caso del grupo del doctor Becerril fue muy exitoso.3 Ahora contamos con va- rios fragmentos de anticuerpos de origen humano que protegen en contra de las principales toxinas de varias especies de alacranes peligrosos en México. Una vez aprobado por los organismos reguladores en la materia, pensamos que este podrá ser el antídoto más usado en México en el futuro.

1 Carlos Santibáñez López, Oscar Francke Ballvé, et al. “Scorpions from Mexico: from spe- cies diversity to venom complexity” en Toxins, 8, 1, 2 (2016) [En línea]: ‹https://www. mdpi.com/2072-6651/8/1/2/htm› [Consulta: 4 de enero de 2021]. 2 Emma Calderón Aranda, Timoteo Olamendi Portugal, et al. “The use of synthetic peptides can be a misleading approach to generate vaccines against scorpion toxins” en Vaccine,13, 13 (1995), pp. 1198-1206. [En línea]: ‹https://www.sciencedirect.com/science/article/ pii/0264410X9500059A› [Consulta: 4 de enero de 2021]. 3 Lidia Riaño Umbarila, Luis Ledezma Candanoza, et al. “Optimal neutralization of Cen- truroides noxius venom is understood through a structural complex between two antibody fragments and the Cn2 toxin” en Journal of Biological Chemistry, 291 (enero, 2016), pp. 1619-1630 [En línea]: ‹https://www.jbc.org/content/291/4/1619› [Consulta: 4 de ene- ro de 2021].

91 La investigación y el reporte sobre ciencia de la Unesco 2015

Dra. Blanca Jiménez Cisneros 15 de junio

n noviembre del 2015, la Unesco publicó su reporte sobre el esta- do de la ciencia en el mundo: Informe de la Unesco sobre la ciencia: hacia 2030. En dicho documento, hay mucha información de in- terés tanto para la comunidad científica como para el público en general. En este artículo, trataré ambos, los cuales son: las cifras básicas sobre el progreso de la ciencia; las tendencias de los países para hacer innovación; la movilidad de la ciencia; y la relación de Ela ciencia y la mujer. Cifras básicas sobre el progreso de la ciencia Uno de los mensajes principales del reporte de la Unesco es que la brecha entre los países del norte y el sur en materia de ciencia e innovación ha disminuido de manera global. Ello se explica porque cada vez más los gobiernos han incorporado a la ciencia, la tecnología y la innovación en sus planes de desarrollo, en particular como un medio para modernizar la economía. Así, a pesar de la crisis económica y financiera mundial de los últimos años, entre 2007 y 2013, la inversión en investi- gación y desarrollo tecnológico se incrementó casi 31 por ciento, es decir, más que el crecimiento del producto interno mundial (aproximadamente 20 por ciento). Para el caso de México, si bien el crecimiento entre 2009 y 2013 fue menor en tér- minos de la cantidad de recursos económicos destinados (16 por ciento), la inversión se incrementó en un 43 por ciento, lo que significa un aumento referido al número de habitantes del 36 por ciento, de acuerdo con el mismo reporte. Es interesante se- ñalar que, en el incremento mundial, la participación de países con escasos recursos es importante, muchas veces más significativa que la de los países desarrollados. En los países con altos ingresos, el gobierno ha reducido el apoyo a la investi- gación como resultado de las políticas de austeridad. A pesar de lo anterior, en los datos sobre la inversión total, la diferencia entre países con altos y bajos ingresos

92 Blanca Jiménez Cisneros • 15 de junio

no es aún notoria, ya que en los primeros ha sido la iniciativa privada la que ha mantenido o incluso incrementado las inversiones. Para México, la participación de la iniciativa privada en el fomento de la investigación y el desarrollo tecnológi- co, en cambio, no ha aumentado, sino más bien ha tendido a decrecer. A nivel mundial, el número total de investigadores aumentó a 21 por ciento, entre 2007 y 2013. Como referencia, el incremento en México entre 2009 y 2013 fue de 7 por ciento: de 42 mil 973 a 46 mil 125 investigadores, es decir, de 369 a 386 investigadores de tiempo completo por millón de habitantes. Del total de investigadores en el mundo, solo 28 por ciento son mujeres. En contraste, el por- centaje en Latinoamérica es de 44 por ciento y en México (con datos del 2009) de 32 por ciento. En cuanto al producto típico de los investigadores, las publicaciones a nivel mundial se incrementaron un 23 por ciento entre 2008 y 2014. Sorpresivamen- te, el mayor incremento se observó en los países de ingreso medio alto (95 por ciento) y de ingreso medio-medio (68 por ciento). Una característica especial, y de manera generalizada, es que los científicos no solo publican cada vez más en revistas con factor de impacto, sino que además existe una fuerte tendencia a publicar más en coautoría, en especial con colegas extranjeros. Esto último puede ser motivo de discusión en el análisis de las cifras totales de publicación. Para México, el incremento de publicaciones fue de 30 por ciento, 44 por ciento de artículos en coautoría con investigadores de otros países.

Tendencia a la innovación A pesar de que la mayor parte de la investigación y el desarrollo provienen de paí- ses con altos ingresos, hoy en día, la innovación se observa en un amplio espectro de países. Esta conclusión proviene de un análisis efectuado por el Instituto de Estadísticas de la Unesco en 65 países con características diferentes, en donde se aplicaron cuatro tipos de indicadores: a) productos innovadores; b) innovaciones organizacionales; c) procesos innovadores; y d) innovaciones de mercado. En general, no hay correlación entre los ingresos y la innovación, aunque sí se observa una tendencia mayor a innovar en países con altos ingresos. En estos últi- mos, los indicadores antes mencionados varían entre 0 y 45, mientras que para los países con ingreso bajo y medio el intervalo es de 0 a 65. Los valores para México varían entre 0 y 10.

La movilidad de la ciencia El número de estudiantes internacionales aumentó a 46 por ciento entre 2015 y 2013, de 2.8 millones a 4.1 millones, a nivel mundial. Además, la Unesco señala

93 La investigación y el reporte sobre ciencia de la Unesco 2015

en muchos países el interés por atraer a los mejores talentos a sus escuelas y, pos- teriormente, quedarse con los mejores de los mejores, para ser así cada vez más competitivos internacionalmente. Si bien la movilidad es una experiencia inigua- lable, conviene reflexionar que puede favorecer una descapitalización intelectual de algunos países, en caso de no tomarse las medidas apropiadas. Los países que reciben un mayor número de estudiantes extranjeros de nivel doc- torado son Estados Unidos, el Reino Unido y Francia, en particular en el campo de las ciencias naturales y la ingeniería. Pero también, es de llamar la atención, que paí- ses con diversos niveles de desarrollo estén implantando políticas similares, como es el caso de Brasil, Arabia Saudita o Vietnam. En la Unión Europea incluso ya se habla de establecer una visa científica. El reporte detalla otro punto interesante: el hecho de que las empresas privadas también estén cambiando la ubicación geo- gráfica de sus centros de investigación a nivel mundial.

La mujer y la ciencia El último aspecto que deseo abordar es el tema del género y la ciencia. En todo el mundo, la información en este sentido es escasa. En cuanto a la distribución, a pesar de que en el nivel de maestría 53 por ciento de los estudiantes son mujeres, su participación disminuye a 43 por ciento a nivel de doctorado y representan apenas un 28 por ciento del total de los investigadores. Los porcentajes varían mucho de una región a otra: en Europa del Este, 49 por ciento de los investigadores son muje- res; en América Latina y el Caribe, 44 por ciento; en los países árabes, 37 por ciento; en la Unión Europea, 33 por ciento; y en la África Subsahariana, 30 por ciento. El problema de género puede ser mucho más grave aún de lo que se piensa, pues incluso en países desarrollados las cifras pueden ser dramáticas. Por ejem- plo, en Japón solo el 15 por ciento de los investigadores son mujeres. Los datos sobre la participación de las mujeres en puestos directivos de in- vestigación son prácticamente inexistentes y los que hay no son alentadores. Por ejemplo, solo 14 por ciento de los rectores o vicerrectores en Brasil son mujeres; en Estados Unidos, 16 por ciento; en Sudáfrica, 17 por ciento. En México, datos de la UNAM en el reporte de la Unesco mencionan que 10 por ciento de los direc- tores de centros y facultades son mujeres. Tomando en cuenta la contribución de los salarios de las mujeres para completar los ingresos de las familias, así como el elevado número de hogares que dependen solo de los ingresos de ellas, valdría la pena reflexionar más sobre su ausencia.

94 ¿Quién descubrió el electrón?

Dr. José Ruiz de la Herrán y Villagómez 22 de junio

l concepto de átomo imaginado por el filósofo griego Demócri- to, nacido en la ciudad de Abdera, consistía en una partícula di- minuta indivisible e invisible que, según él, formaba todos los “entes” del universo, el agua, las rocas y los árboles. Esto es, toda la naturaleza estaba compuesta por átomos y las sustancias se diferenciaban entre sí solo por las formas de estas partículas. De hecho, la concepción de Demócrito sobre la esencia de las Ecosas fue la primera en simplificar la enorme complejidad que nos muestra la na- turaleza con su infinidad de objetos y formas, incluyendo a todos los seres vivos. Esta concepción nos demuestra la capacidad de síntesis del cerebro humano para tratar de explicar la inmensa diversidad del mundo en que vivimos. ¡Pero así quedó este asunto durante más o menos 2 mil 300 años! Durante la Edad Media, la humanidad no hizo avances científicos significati- vos; pero hay que reconocer el esfuerzo, por parte de religiosos principalmente, de recuperar y conservar escritos, traducir y reescribir trabajos de filósofos e his- toriadores anteriores, lo cual salvó obras de inmenso valor que, de otra manera, se hubieran perdido y que han servido para comprender mejor nuestro pasado. La especulación filosófica generó la especulación científica. A partir del Rena- cimiento, los pensadores de la época comenzaron a ver la naturaleza con un nuevo enfoque, por lo que la especulación se transformó en búsqueda razonada. Pode- mos decir que después de Galileo esa búsqueda devino en la experimentación cien- tífica, para comprobar si una idea imaginada tiene o no sustento en la realidad. Los trabajos de Galileo, , y muchos más nos presentaron una ima- gen coherente de la astronomía y de las leyes físicas que rigen el universo, pero no de la constitución de la materia. Ciertamente, en esos siglos, se adelantó en el descubrimiento de elementos, com- puestos, y en su clasificación. Por nombrar solo uno de los científicos prominentes

95 ¿Quién descubrió el electrón?

en ese campo tomaré a A. L. Lavoisier, quien es considerado el padre de la química moderna por muchas razones; por ejemplo, por sus aportaciones a la sistematiza- ción en su libro Métodos de nomenclatura química, pues antes de su aparición era un verdadero desorden. Lavoisier fue uno de los sacrificados durante la Revolución francesa y se dice que, cuando fue aprehendido y dijo ser un científico, el oficial le contestó: “La República no necesita científicos”. A principios del siglo XIX, comenzó la que llamaré la “era de la corriente eléctri- ca”, gracias al científico italiano Alessandro Volta y su famosa “pila”. Mucho antes de Volta ya se manejaba la electricidad (del griego clásico ἤλεκτρον, ẽlektron, ‘ám- bar’). Con esta resina fósil amarilla, se había descubierto un efecto interesante: al frotarla con una piel, la piedra quedaba “electrizada” y era capaz de atraer trozos de papel que después del contacto eran repelidos con fuerza. Esa “carga eléctri- ca” se podía acumular en las llamadas botellas de Leiden. Pronto se inventaron máquinas rotatorias que producían espectaculares chispas, pero todo aquello era electricidad estática, esto es, sin movimiento. En cambio, la pila de Volta producía una “corriente” eléctrica que al circular calentaba el alambre conectado a la pila. ¿Qué era lo que corría? Ni idea. Como era de esperarse, la pila de Volta desató una verdadera cascada de in- vestigaciones que comenzaron a hacer grandes descubrimientos a partir de ella. La fama de Volta llegó a oídos de Napoleón, quien lo condecoró con la medalla de la Legión de Honor; pero yo creo que la condecoración más importante se la dieron los propios investigadores al llamar “volt” a la diferencia de potencial que la pila genera. De hecho, a partir de Volta, casi todas las unidades eléctricas llevan el apellido de los investigadores que les dieron vida: Ampere, Coulomb, , Ohm, Watt y otros. Estos grandes personajes serán por siempre honrados en la historia de la humanidad. Es interesante que, como ha sucedido en otros campos de la ciencia y la técnica, ignorar la esencia de la corriente eléctrica no impidiera encontrar multitud de aplicaciones para ella. El fluido eléctrico sirvió para revolucionar todas las activi- dades del ser humano, al grado que la electricidad, para fines del siglo antepasado, iluminaba las noches, alimentaba las fábricas, movía los tranvías, comunicaba las ciudades telegráficamente y más. En el campo de la química, Dimitri Mendeléyev organizó en 1869 una tabla con todos los elementos conocidos de acuerdo con sus pesos atómicos, dejando huecos para los que faltaba aún por descubrir, lo cual sus colegas hicieron paulatinamente. Desde entonces, los químicos han hablado de átomos y moléculas con una confian- za que puede sorprender y que ha producido infinidad de nuevos compuestos, al manejar y disponer de esas partículas, incluso sin tener idea de su esencia.

96 José Ruiz de la Herrán y Villagómez • 22 de junio

En la década de los noventa del siglo XIX, Joseph John Thomson, en el Labora- torio Cavendish de Inglaterra, utilizó corriente de alta tensión aplicada a los electro- dos de un tubo al alto vacío e inició un concienzudo estudio sobre los rayos catódi- cos. Este científico analizó cómo los rayos iban de un extremo al otro del tubo y hacían las veces de conductores del fluido eléctrico sin que existiera materia alguna en el camino. El doctor Thomson meditó sobre sus observaciones, repitió sus mediciones e hizo cálculos sentado en la silla que antes ocuparon los grandes científicos directo- res del laboratorio. Hasta que llegó a la conclusión de que los rayos catódicos debían ser “corpúsculos materiales” que corrían en el vacío del cátodo al ánodo del tubo. ¿De qué tamaño tenían que ser los electrones para que pasaran a través de una hoja de oro colocada dentro del tubo como si dicha hoja no estuviera? Por fuerza tendrían que ser mucho más pequeños que los átomos para poder atravesarlos como si nada. Después de repetir sus experimentos y medir cuidadosamente to- dos los parámetros, Thomson obtuvo un resultado sorprendente: ¡los corpúscu- los debían ser más de mil veces más pequeños que los propios átomos de la hoja de oro! Los corpúsculos materiales de Thomson eran el fluido eléctrico de Volta y tiempo después fueron bautizados como “electrones”. En abril de 1897, hace 119 años, el profesor Thomson reunió a sus colegas en la Royal Institution y en una presentación muy detallada y rigurosa soltó una bomba que conmovería hasta sus raíces a toda la comunidad científica. El átomo, considerado indivisible, tenía que estar compuesto de corpúsculos con cargas ne- gativa y positiva en cantidades iguales, para que fuera eléctricamente neutro. Los corpúsculos negativos debían ser mil veces más pequeños y ligeros que el átomo y de alguna forma podían desplazarse a unos 30 mil kilómetros por segundo. El doctor explicó además que sabía que dichos corpúsculos tenían carga negativa porque eran atraídos en su trayectoria dentro del tubo al acercar cargas positivas desde el exterior. Como era de esperar, la exposición ocasionó grandes debates entre los físicos y químicos de todo el mundo, pero en poco tiempo sus afirmaciones fueron com- probadas y la comunidad científica aceptó que el indivisible átomo está compues- to por un núcleo pesado y positivo en torno del cual giran los electrones casi 2 mil veces más ligeros que el núcleo y con carga eléctrica negativa. Thomson recibió el Premio Nobel en 1906, fue nombrado caballero en 1908 y condecorado con la Orden del Mérito en 1912. Continuó sus investigacio- nes liderando el Laboratorio Cavendish y formó a muchos científicos, de los cuales siete también recibieron el Nobel. Entre ellos, sir Ernest Rutherford, que

97 ¿Quién descubrió el electrón?

siguió las investigaciones de su maestro. Rutherford configuró el átomo de hidró- geno, el más ligero de todos, como compuesto por un corpúsculo central muy masivo y positivo llamado “protón” —descubierto por él—, en torno del cual gira un electrón, 1837 veces más ligero. Sir J. J. Thomson, gran maestro de premios nobel, descubridor del electrón e inventor del espectrómetro de masas, aparato indispensable en la investigación subatómica actual, falleció al comenzar la Segunda Guerra Mundial y sus restos descansan cerca de los de sir Isaac Newton en la Abadía de Westminster.

98 Las plantas de los libros sagrados de los mayas

Dr. Alfonso Larqué Saavedra 29 de junio

l Banco de Germoplasma del trópico mexicano en el área maya, establecido por el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY) en el Parque Científico Tecnológico del estado de Yucatán, ha anunciado la inauguración de un museo vivo de plantas con la apertura de dos colecciones: las plantas de los libros sagrados de los mayas, el Popol Vuh y el Chilam Balam. Ambos jardines enmarcan la cosmogonía de los mayas y seguramente serán un atractivo para Elos interesados en esta sobresaliente cultura del sureste mexicano. El libro del Popol Vuh, llamado así en el siglo XIX por el francés Charles Étienne Brasseur de Bourbourg, tiene raíces en las palabras mayas popol, que significa ‘reunión, comunidad, casa común o junta’, yvuh , ‘libro o árbol de cuya corteza se hacía el papel’. Según los expertos, el Popol Vuh es el libro sagrado de los indios quiché que habitaban la zona de Guatemala y narra “las antiguas histo- rias del Quiché”, que incluyen el origen del mundo, de los mayas y la historia de todos sus soberanos. El libro conjuga información acerca de su mitología, religión, historia, costum- bres, leyendas y es, esencialmente, una descripción del conjunto de las tradiciones mayas. Se desconoce el nombre de su autor, sin embargo, el profesor guatemalteco Adrián Recinos, estudioso de este importante documento, señala que hay indicios de que fue escrito en 1544 por miembros prominentes de la nobleza del reino quiché. Se reseña que poco después el libro fue transcrito al latín por fray Alonso del Portillo de Noreña y la versión en español aparece a principios del siglo XVIII (1701) escrita por el fraile dominico Francisco Ximénez, residente de Santo Tomás Chichicastenango, Guatemala. Este libro puede ser integrado dentro de la colección de códices; la versión ori- ginal se escribió en piel de venado. La tecnología de curtir pieles para la escritura, que se dominaba en el siglo XVI, forma parte de la biotecnología prehispánica,

99 Las plantas de los libros sagrados de los mayas

un capítulo de la historia de la ciencia mexicana pendiente de ser atendido con la suficiente profundidad. El Popol Vuh cita 25 especies de plantas pertenecientes a 18 familias botánicas. ¿Cuáles son? ¿Para qué y por qué las utilizaban? Estas preguntas centrales dieron inicio a la búsqueda que demandaba, entre otras cosas, traducir los nombres de las plantas del maya a la botánica actual. Otro libro sagrado es el Chilam Balam, texto escrito durante y después de la con- quista española que reseña fundamentalmente la vida maya peninsular. Los especia- listas dicen que es un compendio de libros escritos en diferentes épocas y enriqueci- dos en diferentes lugares, por lo que existe el Chilam Balam de Chumayel, el de Ixil, el de Maní y otros. Se dice que fue escrito porque el misionero fray Diego de Landa quemó todos los códices y testimonios mayas; por lo que los hombres sabios que sobrevivieron, lejos de abandonar la idea de perder el conocimiento milenario de su cultura, escribieron este libro en el que dan cuenta de sus tradiciones y costumbres. Ambos libros mencionan numerosas especies de plantas pertenecientes a dife- rentes familias botánicas que siempre han acompañado a los integrantes de esta etnia. Algunas de ellas tenían significados mágico-religiosos. Otras eran utilizadas para la preparación de bebidas. También se anotan las alimenticias o las usadas para la elaboración de utensilios, como contenedores y antorchas; incluso se registran aquellas que tenían usos industriales, como las plantas que se usaron en la elabora- ción de la pelota del famoso juego que se practicaba en las numerosas canchas de los sitios arqueológicos de esta y otras culturas de Mesoamérica. Estas descripciones evidencian y expresan el conocimiento maya sobre la biodi- versidad del área. Por si fuera poco, las cualidades de las plantas relatadas en ambos libros nos remontan al menos 500 años atrás. Por eso, proponemos sean utilizados como el antecedente obligado y más sólido para fundamentar el estudio de los sis- temas agrícolas tradicionales que aún se practican: la milpa y el solar. La propuesta nace por la omisión o ausencia de estos libros como referencia vertebral de los nu- merosos trabajos que hasta ahora han sido publicados por académicos mexicanos o extranjeros sobre estos sistemas agrícolas. El Banco de Germoplasma del CICY ha decidido —además de establecer el mu- seo vivo— dedicar, en principio, una bóveda de temperatura controlada a las semi- llas ortodoxas de las plantas de ambos libros, la cual seguramente procurará man- tener in vitro las especies recalcitrantes. Anexo a este bloque de colecciones del banco, se dispondrá otra colección que incorporará las especies de plantas de los dos sistemas intensivos de producción tradicionales que actualmente practican los mayas: la milpa y el huerto o solar maya, por la importancia que se les ha em- pezado a dar como modelos dentro de la llamada corriente de la sustentabilidad.

100 Alfonso Larqué Saavedra • 29 de junio

Este segundo proyecto fue planteado y aprobado por el director general del CICY desde el 2011, quien lo definió como relevante en el nuevo conjunto de ac- ciones que la institución había iniciado dentro del modelo organizativo del Sistema de Investigación, Innovación y Desarrollo Tecnológico de Yucatán (SIIDETEY) en las instalaciones del parque —con un quinquenio de haberse comenzado su edi- ficación— para enriquecer la cultura de la biodiversidad y la importancia de su conservación. Dentro de este marco conceptual, en el Banco se han integrado otras coleccio- nes valiosas, como las plantas más importantes de la herbolaria maya, las plantas endémicas y las que se encuentran en peligro de extinción, entre otras. Ojalá este visionario proyecto en el que han participado destacados académicos del CICY pueda seguir transfiriendo al sector social el producto de sus aportaciones a la ciencia en esta llamada era del conocimiento.

101 ¿Cómo se hace un dios? Creación y recreación de los dioses en Mesoamérica

Dr. Enrique Florescano Mayet 6 de julio

l recorrido de este texto es histórico y de larga duración: va desde los olmecas, 1500 años a. C., hasta poco después de la Conquista y los tiempos recientes. Las características que definen a los dio- ses, sus imágenes y efectos sobre el mundo sobrenatural y el terre- nal fueron rasgos meticulosamente construidos por sus creadores. Esta es la tesis que sostengo y explico a través del análisis del dios del maíz y del dios del viento, dos de las principales deidades de la Eantigüedad prehispánica. En un inicio, los primeros dioses se identificaron con motivos que aludían a las fuerzas naturales que representaban; estos rasgos incluían detalles vegetales, ani- males o relativos al Sol, la Tierra, el agua, el trueno o el rayo. Más tarde los dioses aparecieron con rostro y figura humanos. El dios del maíz fue una de las deidades más antiguas de Mesoamérica. Su pre- sencia se registra por primera vez en los olmecas entre los años 1500 y 300 antes de la era actual. En la estela 1 de La Merced, Hidalgotitlán, se encuentra la figura más antigua del dios del maíz que conocemos. La estela tiene la forma de grano o semilla de maíz y representa la efigie del dios. Las imágenes de la creación del cosmos y del nacimiento, muerte y resurrec- ción del dios del maíz expresan uno de los grandes momentos en el desarrollo de la conciencia histórica mesoamericana. Por primera vez, desde la aparición de la imagen, esta deja de ser una representación aislada y se convierte en una secuencia narrativa, en transmisora de un mensaje: cuenta una historia. Se trata de la historia de la creación del mundo y de la muerte y resurrección del dios del maíz, relatada en episodios que se suceden uno tras otro, en una secuencia con un origen y un desenlace. Este relato repite con exactitud el ciclo básico de la siembra de la semilla del maíz en el interior de la tierra, seguido por su germinación en Xibalbá, el inframundo de

102 Enrique Florescano Mayet • 6 de julio

los mayas, donde se enfrenta a los dioses de esa región. El primer eje de este ciclo —el descenso al inframundo del padre, la primera semilla, y su muerte a manos de los señores de Xibalbá, que equivale a la siembra del maíz— lo encontramos repre- sentado desde las diversas vasijas pintadas de la época Clásica hasta, siglos más tarde, los relatos del Popol Vuh. Este sacrificio es también el primer registro que conocemos de la condición mortal de los seres humanos. El segundo eje representa la germinación. Comienza con la aparición de los hijos de la primera semilla, que en la época Clásica se llaman Jun Ajaw y Yax Ba- lam, los héroes que trabajarán esforzadamente por rescatar a su padre del mundo de los muertos. Estos gemelos divinos enfrentan las estratagemas que los regentes del inframundo les tienden y finalmente logran vencerlos. Los episodios del segundo ciclo culminan con el brote de la planta del maíz, que emerge de la tierra transformada y humanizada en la figura de J’un Ixiim, el dios maya del maíz, que en la cerámica, la escultura y la pintura se transforma de prodi- giosa planta alimenticia en dios del grano y de la agricultura. Sus rasgos distintivos, además de la armonía de sus facciones, son los vestidos y las joyas que lo adornan. La vestidura del dios es una forma de “crearlo”, dotándolo de ropajes propios e im- poniéndole adornos, símbolos y significados que lo identifican y distinguen de otras deidades. La resurrección del dios surgiendo del inframundo es el clímax, el momento estelar del ciclo. La iconografía de la época Clásica no deja lugar a dudas. En esas imágenes se ve la figura radiante de J’un Ixiim saliendo del interior de la tierra — representada por una tortuga o su carapacho—, unas veces llevando en brazos una bolsa cargada de semillas de maíz y otras recibiendo la ayuda de los gemelos divinos. Otro episodio vinculado al renacimiento del dios lo pinta danzando, vestido con su traje de esferas y cilindros de jade, festejando su triunfo sobre las potencias de la muerte y la esterilidad. La desaparición de estas cosmogonías de los dioses que dieron origen al universo nos lleva a concentrarnos en las deidades directamente relacionadas con el ser hu- mano, por lo que me enfoqué en los dioses olmecas y mayas del maíz y del viento. Ambos se presentan como descendientes o emisarios de los dioses creadores primi- genios, tienen figura antropomórfica y sus acciones favorecen la vida en la tierra o se enfrentan a las fuerzas destructivas que contravienen esos valores. Su biografía es semejante a la de los seres humanos: nacen, realizan hazañas memorables y a veces mueren, pero a diferencia de los humanos, el dios del maíz resucita. El dios del viento es otra deidad central en las cosmogonías, los mitos de creación y la fundación de reinos en las culturas más tempranas de Mesoamérica. En los fa- mosos murales de San Bartolo, aparece como una figura con boca en forma de pato,

103 ¿Cómo se hace un dios?

es decir, como el dios 9 Viento, quien se identifica con Ehécatl, el dios del viento en el mito de la creación del Quinto Sol de Teotihuacán; con 9 Viento, el dios-héroe cultural de los mixtecos; y con el Ehécatl de Cholula y Tenochtitlán. Así, la figura del dios del viento se une al desarrollo histórico de Mesoamérica. Más tarde, está presente como dios fundador de la célebre triada de dioses protecto- res de Palenque. La construcción de los templos de la Triada sugiere que construir, mantener y sacralizar la casa de los dioses eran tareas imprescindibles para la crea- ción de deidades en esta época. Los relatos indígenas de los siglos XX y XXI narran una historia semejante y repiten los episodios principales del mito del dios del maíz de la época Clásica. En ellos destacan los episodios con un fuerte acento agrícola y le imponen al héroe un listado de nombres que aluden a sus virtudes creativas y generativas: “Niño Nuevo [...] Niño Dios Mazorca [...] Brote Nuevo, Hoja Bifurcada, Resucitador del género humano...”, y con toda precisión revelan su naturaleza como semilla y planta del maíz. Los desarrollos de la semilla y la planta del maíz que describen los relatos y mitos indígenas son muy semejantes a las imágenes, inscripciones y esculturas que produjeron los olmecas hace 3 mil años y más. La suma de todos estos relatos permite decir que el significado original del mito del dios del maíz y su entera integración con el ciclo del cultivo de la planta del maíz sintetizan los principales episodios de la siembra y la cosecha. Es decir, este relato es un canto sublimado de las virtudes del maíz como planta creadora del alimento humano. Muerte y resurrección son los dos grandes episodios del ciclo del maíz, el eje vertebrador de los mitos antiguos y actuales que recorren las diversas regiones de Amerindia donde se cultiva esta planta sagrada. Cada una de las fases y episodios cruciales en el crecimiento de la planta se convirtieron en momentos del ciclo ve- getal que se transformaron en las vicisitudes del drama humano representado en la saga del dios del maíz.

104 Los premios nobel aprueban los organismos genéticamente modificados

Dr. Octavio Paredes López 13 de julio

n un hecho sin precedente, el pasado 30 de junio, 110 premios nobel de todos los campos del conocimiento en los que se dan estas superlativas distinciones —medicina o fisiología, física, química, ciencias económicas, literatura y la paz— han pedido, mediante una carta abierta a los gobiernos del mundo entero, desaprobar la fuerte y permanente campaña de Greenpeace contra los organis- mos genéticamente modificados OGM( ), y particularmente contra Eel arroz dorado. De los firmantes, más de 40 son del área de medicina-fisiología. Originarios de diversos países del mundo, incluyendo al mexicano Mario Molina, hacen un enérgico llamado a los gobiernos y a la Organización de las Naciones Unidas, a hacer todo lo posible para acelerar el acceso de los agricultores a todas las herra- mientas de la biología moderna. Una de sus expresiones quizá más representativas dentro del texto de la carta es: “Solicitamos a Greenpeace y a sus partidarios reexaminar la experiencia adquiri- da por los agricultores y los consumidores del mundo entero con los cultivos y los alimentos mejorados gracias a la biotecnología, a reconocer los resultados de orga- nismos científicos competentes y de agencias regulatorias, y abandonar su campaña contra los OGM en general y contra el arroz dorado en particular”.

105 Los premios nobel aprueban los organismos genéticamente modificados

Los académicos expresan que todas las agencias científicas en el mundo, invo- lucradas en esta actividad, han establecido de manera repetitiva y coherente que los cultivos y los alimentos mejorados son tan seguros —si no es que más— como aquellos provenientes de todos los otros métodos de producción. Insisten en que Greenpeace ha sido la punta de lanza de los que se oponen al arroz dorado enri- quecido con vitamina A; un cereal que tiene el potencial de reducir o eliminar la mayor parte de las enfermedades originadas por la carencia de esta vitamina, sufrida por no menos de 250 millones de personas en el mundo, de las cuales, 40 por ciento son infantes menores de cinco años y habitan en países en vías de desarrollo. Considero pertinente subrayar que el mensaje de los laureados no es la acepta- ción indiscriminada de cultivos y alimentos de cualquier naturaleza. Ni eximir de las pruebas pertinentes a los productos de la agricultura molecular; pruebas que deberían ser equivalentes para todos los alimentos, cualquiera que sea su origen. Los mecanismos precautorios aconsejan no permitir la liberación de un material genético específico por factores diversos, incluyendo prácticas religiosas o temores con ciertos fundamentos. Sin embargo, este comedimiento no debe conducir a la prohibición total de la aplicación de conocimientos que pueden mejorar nuestra calidad de vida. La aparición reciente de nuevas y poderosas tecnologías moleculares con un impacto significativo en el futuro cercano en medicina, alimentación y nutrición abre oportunidades muy difíciles de desdeñar a priori. La secuenciación de geno- mas apenas es la base menos sofisticada; el futuro ya está aquí, habrá que recibirlo. La única solución válida para arreglar los problemas de malnutrición según Greenpeace consiste en una alimentación sana diversificada; nadie puede contra- decir esta afirmación. El problema es que la alimentación sana diversificada está lejos de ser una opción para los sectores económicamente débiles. Esta posición tiene indirectamente mucho que ver con la alimentación de los mexicanos. La nixtamalización, por ejemplo, proporciona a sus consumidores re- currentes en forma muy asequible los contenidos de calcio, zinc y otros microele- mentos esenciales que no es posible adquirir por otras fuentes como los productos lácteos (una lectura complementaria sobre este tema se encuentra en el libro Los alimentos mágicos de las culturas indígenas mesoamericanas, publicado por el FCE, en el cual colaboré). Es decir, la alternativa de la vitamina A no es nada desdeña- ble, como tampoco lo es para los mexicanos ese simple y bello procedimiento tecnológico, único en el mundo por su originalidad y por sus positivas aporta- ciones fuera de serie, que extrae del maíz mensajes nutricionales y nutracéuticos altamente benéficos mediante un remojo térmico alcalino. A nadie se le ocurriría

106 Octavio Paredes López • 13 de julio

sugerir que no se consuman productos nixtamalizados a pesar de la dificultad por parte de amplios sectores de la sociedad para tener acceso a una alimentación “sana diversificada”. Es pertinente mencionar que el arroz dorado es un derivado del arroz nativo por medio de técnicas de ingeniería genética para biosintetizar beta-caroteno, el precursor de la vitamina A, en las partes comestibles del grano. Los contenidos de esta vitamina en su variante dorada son decenas de veces más elevados que en el arroz tradicional y las pruebas realizadas muestran que no hay efectos adversos en el entorno ecológico de los cultivos como tampoco en la salud humana por su consumo consuetudinario. Es común escuchar que los productos de la agricultura molecular provienen esencialmente de las grandes empresas internacionales y que estas ejercen un do- minio en la comercialización de los granos, semillas y otros materiales producto de estos nuevos conocimientos. Estas observaciones son válidas, pero también lo es traer a nuestra atención que la estrategia para la generación de conocimientos endógenos para la agricultura nacional no ha sido la más afortunada. A mediados del siglo pasado, México tuvo una posición relevante en este terreno: tuvimos un instituto de investigaciones agrícolas de altos vuelos con presencia en diversos lugares del territorio y al que recurrían para su entrenamiento otros paí- ses y regiones de Latinoamérica. Aquel instituto se fue minimizando en términos de calidad, al tiempo que se le cambiaba el nombre. Por otro lado, desapareció la Productora Nacional de Semillas (Pronase) y ahora nos “damos cuenta” de lo estra- tégico de esta actividad y de nuestra preocupante dependencia. También minimi- zamos hasta desaparecerlo al primer laboratorio de desarrollo tecnológico creado en América Latina y que llevó por nombre Laboratorios Nacionales de Fomento Industrial. Este lugar sirvió de base en los años setenta para varios de los centros de desarrollo tecnológico del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología que ahora en su mayoría están alcanzando estaturas dignas de encomio. Como ocurre en la agricultura moderna, las empresas internacionales, provee- doras de conocimientos, también dominan el panorama —de manera similar, si no es que todavía más acentuada— en la generación de productos farmacéuticos para la salud de nuestra población. Un connotado expresidente de la Cámara Na- cional de la Industria Farmacéutica señalaba hace poco tiempo: “Nuestra indus- tria farmacéutica es solamente una mezcladora de polvos”. Tenemos que reconocer con humildad e inteligencia que es imperativo apren- der de otros países que han pasado por etapas de desarrollo equivalentes a las nuestras, por ejemplo, Corea, China, Singapur y Brasil. Países que han hecho inversiones importantes, a pesar de sus dificultades actuales, en entrenamiento de

107 Los premios nobel aprueban los organismos genéticamente modificados

personal e infraestructura, y que han adquirido una autosuficiencia razonable en campos fundamentales para sus sociedades. La preservación de nuestros recursos genéticos tradicionales tiene que recibir una atención mayor, lo que no excluye el establecimiento de un sistema tecnológico que proporcione alimentos de alta calidad y cantidad. Pues, hay que considerar que la exclusión generada por la misma sociedad mexicana al preferir equivocadamente ciertos granos y alimentos motivada por prejuicios propios ya ha generado pérdidas irreversibles. Por ejemplo, el enaltecimiento del maíz blanco frente a los pigmen- tados ha dado lugar a la erosión genética de otros alimentos con calidad agronó- mica y nutritiva excepcional, como el amaranto, que ha sido parte de nuestros hábitos dietarios desde hace milenios. En el Laboratorio de Biotecnología de Alimentos del Cinvestav, Irapuato, se han dedicado al estudio y posible rescate de este tipo de recursos genéticos, provenientes de nuestras culturas mesoamericanas, con destacados mensajes nutricionales y nu- tracéuticos. Es decir, no se nos puede acusar a los científicos de “enemigos” o de falta de interés sobre esta riqueza heredada de nuestros ancestros, que con frecuencia inaudita olvidamos y, peor aún, quizá menospreciamos. Finalmente, regresando al mensaje de los premios nobel, este termina hacien- do un llamado a los gobiernos y a las conciencias del mundo para rediseñar los caminos de la alimentación-nutrición antes de que sea muy tarde y que las ten- dencias actuales se lleguen a considerar como “crímenes contra la humanidad”.

108 ¿Las radiaciones electromagnéticas nos afectan?

Dr. Arturo Menchaca Rocha 20 de julio

n asunto que con frecuencia preocupa a los mexicanos es el posible efecto biológico de las numerosas fuentes de radia- ción electromagnética a las que estamos expuestos como con- secuencia de la creciente modernidad en la que vivimos. Si a nadie sorprende encender un radio de transistores en el lugar más remoto y sintonizar señales emitidas, incluso desde otros países, ¿no es maravilloso que en nuestros días sea posible sos- Utener una conversación telefónica, inalámbrica, desde el mismo lugar? La primera pregunta sería: ¿cómo se transmiten todas esas señales? Estoy seguro de que la mayor parte de los lectores conoce esta respuesta: por ondas electromagnéticas. Radiaciones que, literalmente, están en todas partes. Más aún, la mayoría de ellas son emitidas por instrumentos cuya intención no es comunicar. Por ejemplo, el tendido eléctrico, desde las líneas de alta tensión hasta la instala- ción eléctrica de nuestras casas, emite radiación electromagnética que, con frecuen- cia, afecta las mismas transmisiones inalámbricas del radio o el teléfono. ¿Recuerda ese zumbido característico que la radio emite cuando pasa de una estación a otra? Se trata de una radiación de 60 ciclos emitida por todos los alambres de la instalación eléctrica de su casa, de la calle y de todo edificio que cuenta con electricidad. No me voy a referir en detalle a tantas otras fuentes de radiación electromagnética, pero recuerde que hoy en día nos cobijamos con cobertores eléctricos, vemos televisión y utilizamos internet en cualquier parte del planeta. Naturalmente, todas estas fuentes de radiaciones son resultado de un progreso al que muchos no podríamos renunciar y aquellos que, por decisión propia o por necesidad, no gocen de él, también están irremediablemente expuestos a ellas. La siguiente pregunta sería: ¿nos afectan? Antes de intentar responderla, quiero aclarar que todas las fuentes que he men- cionado hasta ahora, y a las que me referiré en el resto de este artículo, emiten

109 ¿Las radiaciones electromagnéticas nos afectan?

radiaciones que pertenecen a la categoría de “no-ionizantes”. Es decir, su energía es insuficiente para arrancar los electrones de cualquier átomo o molécula. En otra ocasión ya he escrito sobre las radiaciones ionizantes, en particular los rayos cósmicos (19 de julio de 2006, en esta misma sección). Ese tipo de radiacio- nes pueden causar daño biológico, pues son capaces de perturbar la estructura mo- lecular de nuestras células, por ejemplo, afectando nuestro ADN. Como veremos, el efecto de las radiaciones no-ionizantes es menos obvio, si bien su ubicuidad pre- ocupa a mucha gente. Los efectos biológicos de las diversas fuentes de campos electromagnéticos han sido motivo de estudio científico constante desde hace más de dos siglos. Con la creciente presencia en zonas urbanas de fuentes de campo electromagnético no-io- nizante (CEM-NI), tales como líneas de alta tensión, antenas de radiotransmisión y de telefonía celular, así como aparatos electrodomésticos como radios, televisio- nes, hornos de microondas, computadoras y los propios teléfonos celulares, se ha generado una preocupación pública respecto de los posibles riesgos para la salud. Sobre este tema es conveniente afirmar que, al día de hoy, ha sido imposible demostrar científicamente que la exposición a CEM-NI represente un riesgo para la salud humana. Un informe de la Comisión Internacional de Protección Contra las Radiaciones No-Ionizantes (ICNIRP, por sus siglas en inglés) de 1998 menciona explícitamente que los “[...] resultados de estudios epidemiológicos tendientes a establecer una correlación entre la exposición a CEM-NI y el cáncer son insuficientes para servir de base para el establecimiento de criterios científicos que limiten dicha exposición”. Las conclusiones de otros comités internacionales son similares. A pesar de lo anterior, es innegable que hay una percepción pública negativa respecto de los CEM-NI. Tal situación es inherente a la incertidumbre científica que, en este caso, impide negar de manera absoluta una correlación entre CEM-NI y la salud, solo pudiéndose afirmar que la probabilidad de causar efectos biológi- cos negativos en el ser humano, de existir, es tan baja que no se ha podido medir. Aun así, frente a la preocupación pública, a nivel mundial se han adoptado po- líticas precautorias para manejar los posibles riesgos asociados a estos campos. Una de ellas, denominada ALARA (as low as reasonable achievable, o sea, “tan bajo como sea posible”), ha servido de inspiración para el establecimiento de normas y lineamientos a nivel internacional. Es conveniente aclarar, sin embargo, que el establecimiento de criterios de exposición máxima para humanos hasta ahora cumple más con un propósito psicológico que como una medida cuantitativa de prevención, pues (como ya se dijo) no se ha establecido el nivel de correlación que existe (si es que existe) entre exposición y efecto biológico. En la red cibernética mundial (World Wide Web o el internet) existen numerosos sitios informativos

110 Arturo Menchaca Rocha • 20 de julio

sobre este tema. En particular, el sitio de la Organización Mundial de la Salud contiene fichas y ligas muy interesantes (‹www.who.int/emf›), algunas de ellas para todo público y en español. En México, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) está elaboran- do el proyecto de Norma Oficial Mexicana que sirva para regular las emisiones de CEM-NI. Basado en los lineamientos de la ICNIRP, describe con detalle los niveles máximos recomendados para los campos eléctricos y magnéticos medios corres- pondientes a los diferentes intervalos de (radio) frecuencia. Naturalmente, para aplicar estos lineamientos a una configuración dada, como las zonas aledañas a las antenas de telefonía celular, es indispensable contar con el entrenamiento técnico, la instrumentación adecuada, y realizar las medidas in situ necesarias antes de emitir un juicio técnico. Una vez que se establezca de ma- nera oficial la norma antes mencionada, correspondería por ley a la SCT efectuar este tipo de estudios, garantizando su cumplimiento. Mientras este proyecto de norma se aprueba, es frecuente que individuos u organizaciones recurran a ex- pertos o instituciones solicitando ayuda para llevar a cabo las medidas necesarias con la idea de demandar la suspensión de la instalación de un tendido de alta tensión o de una estación de transmisiones para telefonía celular. Estas personas deben estar conscientes de que, aún si estas medidas fuesen realizadas hoy por un organismo no previsto por la ley, y aunque se pudiera demostrar que los niveles medidos en una localidad dada exceden lo recomendado en el proyecto de norma mexicano, mientras no se constituya la Norma Oficial Mexicana, ese estudio por sí mismo no representaría un instrumento legal para exigir su acatamiento. Si bien no hay fundamento científico para estar preocupados, el lector que quie- ra saber más sobre este tema puede consultar muchos lugares donde realizar por vía cibernética una labor de búsqueda bibliográfica mundial, rápido y a muy bajo costo o, incluso, gratis. Naturalmente, en la red también encontrará algunos sitios que expresan opiniones, infundadamente alarmantes, respecto a los CEM-NI. Sin embargo, entre tanta información es fácil formarse un criterio propio, que segu- ramente coincidirá con lo aquí expresado.

111 Cinna Lomnitz (1924-2016)

Dr. Arturo Menchaca Rocha 27 de julio

l pasado 7 de julio falleció Cinna Lomnitz Aronsfrau, quien fuera miembro del Consejo Consultivo de Ciencias desde 1995. Nació en Colonia, Alemania, en mayo de 1924. Siendo joven, su familia emigró a Sudamérica, donde estudió ingeniería en la Universidad de Chile y se recibió en 1948. Luego de una estancia en Israel, Cinna viajó a Estados Unidos para cursar una maestría en mecánica de suelos en la Universidad Ede Harvard y después un doctorado en geofísica en el Instituto Tecnológico de California, en Pasadena. Allí estudió la deformación de las rocas en función del tiempo y propuso una ecuación que lleva su nombre. Posteriormente, tuvo una estancia de posdoctorado durante dos años con Charles Richter, inventor de la famosa escala sísmica. A grandes rasgos, sus trabajos más conocidos versan sobre la estadística del riesgo sísmico. A partir de una excelente reseña biográfica de Cinna, escrita por Jaime Urrutia Fucugauchi, también miembro de nuestro Consejo y actual presi- dente de la Academia Mexicana de Ciencias, se aprecia que la mayor parte de su vida ocurrió en las regiones de América más afectadas por los sismos, cronológi- camente: Chile, California y México. Ya doctorado, Cinna inició su carrera como investigador en Santiago; la Uni- versidad de Chile creó para él un departamento de geofísica en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas. Por esos años, tuvo lugar el famoso terremoto de Valdivia, Chile, ocurrido en mayo de 1960, cuya magnitud (9.1) lo caracterizó como el más poderoso del milenio. El análisis que hizo de ese fenómeno lo proyec- tó a escala mundial. Pocos años después emigró a California, donde lo nombraron jefe de la Red Sísmica de la Universidad de Berkeley.

112 Arturo Menchaca Rocha • 27 de julio

En 1968, aceptó un puesto en el Instituto de Geofísica de la UNAM. Urrutia Fucugauchi comenta que Cinna probablemente fue el primer sismólogo que traba- jó en nuestro país. Cinna fue padre de Jorge (físico), Claudio (escritor y antropólogo), Alberto (actor y director de teatro) y Tania (psicóloga). En 1985, con María Ester Brandan (mi esposa, chilena y también física), recién reintegrados al Instituto de Física de la UNAM (IFUNAM), después de una estancia de dos años en Chile, la circunstancia nos acercó a Cinna y a su familia. De manera especial, fuimos amigos de su hijo Jorge quien, como yo, se había doctorado en física nuclear en Oxford y era colega investigador del IFUNAM. Recuerdo que Jorge nos convenció a María Ester y a mí de que no había mejor lugar para vivir que el Ajusco. Así que fuimos vecinos durante varios años. Jorge murió a los 39 años, pocos días después de haber ganado el Reconocimiento Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos. Es importante agregar que la madre de Jorge, Larissa Adler, es también miembro de nuestro Consejo e investigadora emérita de la UNAM, al igual que sus hermanos. Volviendo a Jorge, él se casó con Gail Glynn, maestra en bellas artes y profesora de la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP-UNAM). Tuvieron dos hijos, dig- nos nietos de Cinna: Jason (hoy doctor en biología molecular) y Michael (doc- torando en física). En 1988, Cinna contrajo segundas nupcias con la doctora Heriberta Castaños, socióloga e investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM. La partida de Cinna Lomnitz Aronsfrau deja un gran vacío en el Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República. Sirvan estas breves pala- bras para expresar el pesar de nuestra comunidad a la familia y a los amigos de este gran investigador, indiscutible pionero de la sismología en México.

113 El misterio de la señora hobbit El descubrimiento

Dr. Fernando del Río Haza 3 de agosto

escubrieron sus restos hace apenas una docena de años en una cueva de la isla de Flores, en Indonesia. Esta isla es una de las muchas que salpican los mares del Asia sudoriental, surcados hace más de cien años por Sandokán, el valiente y aguerrido personaje de Emilio Salgari. La voluptuosa vegetación tropical que cubre la isla llega hasta la amplia entrada de Liang Bua, hermosa y amplia ca- Dverna con el techo cubierto de afiladas y húmedas estalactitas. Fue en el suelo de la cueva, muy cerca de su entrada en forma de arco, donde la encontraron, después de una paciente, concienzuda y profunda excavación. Bueno, aunque no la hallaron precisamente a ella, sino solo parte de su esqueleto. Los restos comprendían el cráneo casi completo, la mandíbula y la pierna derecha; el resto de los despojos eran partes de la pierna izquierda, la columna, la pelvis, las manos y los pies. Debido a la gran humedad en el ambiente, el esque- leto no estaba bien fosilizado, es decir, los huesos no se habían petrificado por absorción de minerales, y por eso era muy delicado de manejar; por fortuna para sus descubridores estaba lo bastante bien conservado como para darse una buena idea de cómo era el ser al que había pertenecido. El estudio inicial de los restos le llevó varios meses al equipo de arqueólogos y antropólogos —procedentes de Australia e Indonesia— antes de llegar a las prime- ras conclusiones; aunque algo concreto se pudo decir muy pronto: eran los restos de una persona del sexo femenino, con una estatura de poco más de un metro y un cráneo de cerca de 400 centímetros cúbicos (cc) de volumen, más o menos el tamaño de una toronja. Las sorpresas comenzaron al encontrar que no se trataba de una niña, sino de una mujer que había muerto con alrededor de 30 años. ¿Cómo era posible que una mujer adulta tuviera tan baja estatura y un cerebro tan pequeño? Además, por la edad de los sedimentos en donde fue encontrada, los investigadores

114 Fernando del Río Haza • 3 de agosto

concluyeron que la mujer había muerto hace unos 18 mil años. Tan viejo era el misterioso esqueleto que surgió una primera sospecha: ¿no podría tratarse de una mujer de una especie distinta a la nuestra? Poco tiempo después del descubrimiento, en la misma cueva de Liang Bua, los investigadores hallaron más restos humanos. Unos completaban el primer esque- leto y otros eran de varios individuos más; aunque no apareció ningún cráneo y ningún esqueleto estaba tan completo como el de la señora. Cerca de ellos se hizo otro hallazgo, muy importante, de varios utensilios de piedra primitivos. Junto se encontraron restos de animales, algunos de ellos con huellas de haber sido desta- zados con pedernales. Estos vestigios permitieron averiguar qué cazaban aquellos pequeños seres: gigantes tortugas terrestres, temibles dragones de Komodo (que son los lagartos más grandes del mundo actualmente y los más fieros depredadores de las islas de Indonesia oriental), elefantes enanos del extinto género Stegodon, ra- tas gigantes y diversas aves. Los descubridores se tomaron su tiempo, de hecho varios meses, para estudiar todo con cuidado antes de dar a conocer su hallazgo a la luz pública, cuando apro- vecharon para ponerle una etiqueta al esqueleto original: lo llamaron LB1 (por las iniciales del nombre de la cueva: “esqueleto de Liang Bua número uno”). Los restos adicionales de LB1 confirmaron la pequeña talla de los individuos que murieron en la caverna en un periodo que va desde hace 95 mil hasta hace 13 mil años. Una vez examinada la evidencia, los investigadores australianos e indonesios adelantaron varias posibles explicaciones del misterio. La primera ocurrencia fue que se trataba de una mujer de nuestra especie, Homo sapiens, pero que había sufri- do de una enfermedad llamada microcefalia (el cerebro de una persona aquejada con este padecimiento no alcanza su máximo crecimiento). Es oportuno mencio- nar que el cerebro de una persona adulta normal ocupa alrededor de 1,400 cc, mientras que el cráneo del LB1, con 400 cc, es similar al de un chimpancé, que tiene entre 300 cc y 500 cc de volumen. Por ello, el LB1 no puede ser el esqueleto de una persona adulta y saludable de nuestra especie. De hecho, un buen número de antropólogos se inclinaron por esa simple explicación: una mujer con microcefalia. Sin embargo, había otras evidencias que tomar en cuenta, aparte del reducido cráneo. En efecto, el esqueleto mostraba extrañas proporciones: las piernas de- masiado cortas comparadas con los brazos y los pies especialmente grandes. El examen detallado del LB1 mostró, además, que tenía una serie de rasgos carac- terísticos de otras especies, extintas hace mucho tiempo, mezclados con rasgos de especies más modernas. Por la reducida talla y el tamaño del cráneo, el LB1 se parecía a unas especies antiquísimas del género Australopithecus, que poblaron el este de África desde hace 4 millones de años hasta hace algo menos de 2 millones

115 El misterio de la señora hobbit. El descubrimiento

de años. Otras características del LB1 nos hacen recordar al Homo erectus, especie que surgió en África oriental hace 2 millones de años y después se expandió por gran parte del viejo continente (los restos más recientes del Homo erectus tienen unos 150 mil años). No obstante, el erectus, de estatura parecida a la nuestra y con un volumen cerebral entre 600 cc y 1,200 cc, era mucho más alto y cabezón que el LB1. Todas estas diferencias dejan ver que el LB1 no era igual a ninguna de estas dos remotas especies, pero tal vez podría descender de alguna de ellas. Claro está que había que desvelar muchas más interrogantes del misterio. ¿Se trataba de hombres modernos con alguna enfermedad congénita? Si no, ¿a qué especie pertenecen? ¿De qué otra pudieron evolucionar?, ¿del Homo erectus o de una más antigua? ¿Cuándo llegaron sus ancestros a Flores? ¿Quedará alguno vivo en algún remoto lugar? Si evolucionaron del erectus, ¿cómo se redujeron de ta- maño? ¿Fueron ellos quienes fabricaron los instrumentos de piedra encontrados en la caverna? ¿Cómo pudieron salvar casi 100 km de océano para llegar a Flores? ¿No habrá más rastros de ellos en otros lugares de Flores o en islas vecinas? ¿Qué tecnologías dominaban? ¿Qué los hizo extinguirse? ¿Llegaron a convivir con el Homo sapiens? A los arqueólogos, que investigan cosas antiguas, y los antropólogos, que estu- dian al hombre y sus posibles ancestros, les encanta discutir sobre sus hallazgos, así que el descubrimiento de la isla de Flores les vino de perlas y ha sido fuente de intensas y arduas polémicas. Pero un asunto que afecta en especial el ego in- telectual de quienes estudian los orígenes de la especie humana es darle nombre a una nueva especie. Quien logra convencer a la mayoría de sus colegas de que ha descubierto una especie nueva en el linaje humano tiene garantizada la fama por muchos años. Esto se reflejó en los descubridores del esqueleto LB1. Ante lo que consideraron claras diferencias morfológicas de los restos encontrados respecto a otras especies extintas y convencidos de que esta especie no había derivado de otras más viejas que el Homo erectus, se aventuraron a afirmar que se trataba de una nueva especie del género humano: el Homo floresiensis. Esta es la denominación oficial, pero como se trata de seres bajitos y con pies grandes y peludos, se les ocurrió nom- brarlos como los personajes de Tolkien: hobbits. De esa forma, la mujer cuyo es- queleto se etiquetó como LB1 se convirtió en la señora hobbit.

116 El misterio de la señora hobbit El desvelamiento

Dr. Fernando del Río Haza 10 de agosto

l hallazgo del esqueleto de la señora hobbit, en la isla de Flores, Indonesia, causó revuelo no solo en los medios científicos, sino también en los diarios y la televisión. Del esqueleto destacaban su pequeña estatura y su reducido cráneo, del tamaño de un chim- pancé. Lo del apodo de hobbit viene de los seres imaginarios de Tolkien: unas personas bajitas de estatura y de pies muy grandes. Desde que se descubrió a la señora hobbit se ha tratado de Eentender el porqué de sus rasgos principales y su circunstancia. Algo que pue- de explicar su pequeño volumen cerebral es la enfermedad llamada microcefalia. Otra explicación, que favorecieron sus descubridores, es que es de una especie diferente a la humana moderna. Esta nueva especie, de confirmarse su existencia, sería llamada Homo floresiensis. Desde el principio, hubo investigadores que se inclinaron por la primera respuesta y otros, por la segunda. Una primera pista de quién tenía la razón surgió unos años después del descu- brimiento original, cuando se comparó el interior de los cráneos de personas mo- dernas, con y sin microcefalia, del Homo erectus y del llamado Homo floresiensis. Los estudios, dirigidos por la neuroantropóloga Dean Falk, concluyeron que el cerebro del floresiensis era más parecido al del Homo erectus y que no podía ser de un humano moderno con dicha enfermedad; aunque aún quedan algunos escép- ticos que no están del todo de acuerdo. A una conclusión similar llegó otra inves- tigación, encabezada por Mathew Tocheri, en la que se compararon las muñecas del Homo floresiensis con las del hombre moderno y con otras de especies más primitivas. En definitiva, las muñecas de la señora hobbit se parecen más a las de especies primitivas y no son modernas. Con estas y otras evidencias adicionales se justificó la idea original de que el esqueleto descubierto pertenece a una nueva especie humana que llegó a la isla de Flores en un tiempo remoto.

117 El misterio de la señora hobbit. El desvelamiento

Pero ¿por qué los Homo floresiensis son tan pequeños? Sus antepasados más pro- bables son los Homo erectus, ya que ellos se expandieron a partir de África hace unos 2 millones de años. De hecho, en una gran isla al oriente y no muy lejos de la isla de Flores, Eugène Dubois descubrió a fines del siglo XIX el cráneo del famoso “Hombre de Java”, que ha sido clasificado comoHomo erectus y vivió en esas tie- rras hace 1.8 millones de años. Desde entonces han surgido nuevos hallazgos de erectus en la isla de Java. El más reciente, reportado por Carl Swisher en 1997, nos dice que el erectus quizá pervivió en Java central hasta hace solo 53 mil o 27 mil años. Todo esto hace al erectus el candidato más obvio para ser antepasado directo del floresiensis, si no fuera porque aquel tenía una estatura semejante a la humana moderna y un cere- bro casi tan grande como el nuestro, de más de 1,200 cc. Hay especies más antiguas, como el Homo habilis y los Australopithecus, que también vivieron en África y eran chaparritos, tanto como la señora hobbit; sin embargo, es casi seguro que estas viejas especies no dejaron nunca el continente africano para llegar a Asia oriental. Pero hay una posible respuesta: se ha observado que los grandes animales que viven aislados en una isla, con el pasar de los años, tienden a evolucionar hacia un menor tamaño. A esto se le conoce como enanismo insular y hay ejemplos como los hipopótamos enanos de la isla de Madagascar, hoy extintos, pero que deambulaban ahí hasta hace unos mil años. Otro posible ejemplo de enanismo insular es el de los restos encontrados por Lee Berger en una isla rocosa de Palau, en Micronesia; quizá se trata de restos de individuos de muy escasa estatura que vivieron ahí hace 3 mil o mil 500 años, pero esto ha sido cuestionado. La idea es que, para un animal grande que vive en una isla donde no tiene predadores, su gran tamaño no es una verdadera ventaja, sino más bien una desventaja, ya que consume más recursos, que en general son más escasos en un territorio limitado. Esta es una posible explicación, pero para confirmarla sería necesario hacer nuevos descubrimientos deHomo floresiensis de otras épocas, quizá en lugares vecinos a la cueva de Liang Bua. Una pieza más del rompecabezas es el reciente descubrimiento al norte de Flores en la isla de Célebes, que en indonesio se llama Sulawesi, de utensilios de piedra con entre 200 mil y 100 mil años de antigüedad, pero de cuyos fabricantes nada se sabe. Este es un dato importante, pues Célebes, al igual que Flores, son islas al este de la línea de , llamada así por el naturalista inglés Alfred Russel Wallace. Esta línea marca las fosas más profundas de esos mares, que nunca, ni en las épocas glaciales más intensas, fueron desecadas. Es decir, Flores y Célebes han estado aisladas del continente por varios millones de años. Entonces, los

118 Fernando del Río Haza • 10 de agosto

floresiensis y los pobladores de Célebes tuvieron que cruzar en bote un buen tra- mo de océano abierto para llegar a sus destinos. ¿Convivieron los hobbits con los humanos modernos cuando estos llegaron a Flores hace unos 50 mil años? Los primeros análisis de lo excavado en Liang Bua apuntaban a que tal cosa era posible, lo que llevó a algunos a pensar que fuimos los Homo sapiens los responsables de la extinción de los Homo floresiensis. Sin embargo, un estudio más profundo publicado hace pocas semanas señala algo distinto: los restos del floresiensis y los utensilios de Liang Bua tienen entre 190 mil y 50 mil años. Esta última fecha es cercana a la del arribo de los sapiens a la re- gión. No obstante, los hobbits pudieron haber sobrevivido para ver a los primeros humanos modernos llegar a su isla.

119 Miguel José Yacamán y la ciencia de materiales en México

Dr. Lorenzo Martínez Gómez 17 de agosto

a ciencia de los materiales ha detonado la realidad social y eco- nómica mundial desde mediados del siglo XX. La miniaturización hasta escalas micro y nano (10-9 m, una longitud de una milésima de millonésima de metro) de los circuitos electrónicos ha dado lu- gar a computadoras y dispositivos cada vez más pequeños y cada vez con mayores capacidades de procesamiento. Las comunicacio- nes y la informática se han hecho accesibles a muy amplios seg- Lmentos de la población y han revolucionado la riqueza de las naciones colocando en la cima a empresas como Microsoft, Apple, Google y Facebook. Nanoestructuras, nanoherramientas, nanomicroscopios, nanocapas, puntos cuán- ticos y nanotecnología fueron palabras acuñadas al calor de la revolución de los procesos de diseñar, crear y adaptar materiales con propiedades electrónicas, eléc- tricas y magnéticas excepcionalmente compactas y precisas sobre las que se han montado las grandes innovaciones de nuestro tiempo, incluido el internet. Miguel José Yacamán inició su carrera científica en los años setenta y muy pron- to destacó por su investigación sobre nanopartículas de platino para vigorizar la potencia de los catalizadores, particularmente importantes para la transformación acelerada de petróleo en gasolina. En aquellos tiempos no se les llamaba nanopartí- culas, sino “partículas pequeñas”, aunque ya tenían la escala nanométrica, justamen- te en el momento en el que los microscopios electrónicos de transmisión lograron la amplificación suficiente para observar, caracterizar y entender la naturaleza tan singular de las partículas de unos cuantos nanómetros. En escala nanométrica, al- gunos materiales tienen propiedades mucho más potentes y singulares que aquellas que se exhiben en los grandes cuerpos sólidos de la misma composición elemental. Esta pionera labor mereció a Miguel José Yacamán el Premio de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias en 1982 y un muy amplio reconocimiento mun- dial como uno de los científicos más destacados de su generación.

120 Lorenzo Martínez Gómez • 17 de agosto

Al paso de las siguientes décadas, la investigación en la nanoescala se extendió y generalizó hacia todo tipo de materiales. Emergió entonces una nueva gene- ración de aceros de excepcional ductilidad, resistencia mecánica, forjabilidad y soldabilidad. Las aplicaciones en aleaciones de aluminio dieron un impetuoso vigor a la industria aeroespacial. Surgieron también sorprendentes avances de materiales electrónicos, fibras ópticas y una multitud de sistemas óptimos para muchas aplicaciones funcionales. Para ese entonces, a la emergente investigación en materiales le fueron quedan- do muy estrechas las fronteras de las disciplinas tradicionales como la química, la física, la biología, así como la ingeniería metalúrgica, mecánica, civil, electrónica y otras. Miguel José Yacamán fue de los primeros en darse cuenta de la necesidad de impulsar el campo de la ciencia e ingeniería de materiales y de la importancia de la fusión y convergencia multidisciplinaria de los científicos e ingenieros mexicanos para el desarrollo de esta área. En 1990, y con estos principios, promovió la creación de la Academia Mexicana de Materiales, hoy Sociedad Mexicana de Materiales (SMM), que este mes celebra su 25.o aniversario. La principal labor de la sociedad se concentró en la creación de un foro que permitiera divulgar los avances científicos y tecnológicos en el campo, y se pro- movió entonces el International Materials Research Congress (IMRC). El IMRC se diseñó con una estructura democrática y distribuida, con el fin de atraer a liderazgos emergentes, tanto de México como de América, Europa y Asia, en cada una de las especialidades de los materiales conforme iban naciendo. El éxito del planteamiento de Yacamán logró de inmediato romper las barreras disciplinarias y atrajo fuertemente la confluencia de ingenieros, físicos, químicos y biólogos para hacer del IMRC un sitio imprescindible de intercambio y difusión de avances de investigación en el campo de la ciencia e ingeniería de materiales. Mediante la simultaneidad de más de 30 simposios, el IMRC cubrió una gran di- versidad de materiales como cementos, aceros, aleaciones metálicas, polímeros, cerámicos con aplicaciones estructurales, electrónicas, médicas, arqueológicas, magnéticas, catalíticas, luminiscentes, etcétera. Muy pronto la muy prestigiada Materials Research Society se sumó a esta nueva iniciativa y estableció al IMRC como sede de uno de sus tres congresos anuales: Boston, San Francisco y Cancún. Tras iniciar con menos de 100 participantes en 1990, el IMRC congrega esta semana a 2 mil participantes provenientes de una veintena de países y se consolida como uno de los eventos científicos más prestigiados de la ciencia de materiales a escala mundial. El 25.o aniversario del IMRC coincide con la celebración del setenta aniversario de Miguel José Yacamán y su cincuenta aniversario de labor científica, por lo que

121 Miguel José Yacamán y la ciencia de materiales en México

la SMM ha dedicado su simposio principal a difundir su obra científica mediante presentaciones de una variedad de colegas que nos beneficiamos de su liderazgo a lo largo de su carrera como formador de recursos humanos para la investigación. Yacamán mantiene la pasión por la investigación de un joven científico que lu- cha todos los días por aportar lo mejor de sí para mover adelante la frontera del co- nocimiento. Como muy pocos de sus pares, el impacto de sus más de 400 artículos científicos ha rebasado las 18 mil citas bibliográficas. Lo más reciente e impactante de su obra lo ha realizado en la Universidad de Texas, en Austin, y antes, en los noventa, en el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares y en el Instituto de Física de la UNAM. Ante la comunidad científica mexicana se distinguió por su liderazgo en el Conacyt. Logró apoyos federales como no se han repetido para modernizar el equipamiento experimental; para enviar estudiantes a los mejores posgrados internacionales; así como para impulsar los congresos y las actividades de las sociedades científicas. La obra científica de mayor impacto de Yacamán es relevante y actual. Destaca por su notable aceptación en la medicina, la agricultura, la catálisis y la arqueología: nanopartículas para combatir bacterias infecciosas y virus VIH; técnicas novedosas de síntesis de nanopartículas en alfalfa y otros vegetales; nuevos catalizadores y una visión al maravilloso interior de la estructura nanométrica del azul maya. Yacamán tiene además notables contribuciones al conocimiento de las sor- prendentes nanoestructuras que el elemento carbono puede formar, ya sean esfe- ras o tubos de resistencia mecánica y conductividad eléctrica excepcionales. Desde el inicio de su carrera, las comunidades científicas mexicana e interna- cional han galardonado a Miguel José Yacamán con las más altas distinciones: el Premio de Investigación en Ciencias Exactas de la Academia Mexicana de Ciencias, en 1982; la Distinción J. S. Guggenheim, en 1988; el Premio de Investigación José Antonio Alzate, del Estado de México, en 1987; el Premio Nacional de Ciencias y Artes, que le otorgara el presidente de México, en 1991; el Mehl Award, otorgado por The Minerals, Metals & Materials Society, en 1996; el National Research Council Fellowship por el Ames Research Center de la NASA; el reconocimiento de Investigador Nacional de Excelencia del Conacyt, en 2003; y el muy prestigiado Premio John Wheatley otorgado por la American Physical Society, en 2011. ¡Enhorabuena y muy feliz cumpleaños, Miguel!

122 Inmigrantes y refugiados en un mundo en guerra

Dr. Carlos Martínez Assad 24 de agosto

l fenómeno migratorio de nuestra época contiene una gran varie- dad de elementos. La numeralia, las explicaciones y las descrip- ciones no son ya suficientes para entender su complejidad. Los emigrantes forman una categoría complicada porque hay que ha- cer patentes las diferencias y particularidades entre los refugiados, que han sido expulsados, los desplazados y los que salen de su país por decisión propia; las razones que los mueven y la realización Eo no de sus expectativas. También es determinante la diferencia de un territorio y otro, aun cuando estos puedan ser expulsores, por ejemplo, los iraquíes salieron hacia Siria y ahora millares de sirios van a Iraq. Las guerras y los conflictos que han asolado a los países del Medio Oriente en lo que va del siglo XXI sitúan este fenómeno como el más grave después del Holo- causto judío y de la Segunda Guerra Mundial. Millones de desplazados son los que han encontrado refugio en otros países de la región o en Europa. Aunque los países árabes han sido los más acomedidos con quienes atraviesan las crisis humanitarias de nuestros días. Turquía ha recibido aproximadamente 2 millones de refugiados, Líbano, 1 millón 400 mil y Jordania, 630 mil. Europa se ha comprometido a reci- bir 800 mil, pero solamente Alemania se ha comprometido con dar asilo a 180 mil refugiados, de los que ya ha recibido casi la mitad. Los demás países se compro- meten muy poco y es notable que, aunque los medios refieren constantemente lo que hacen, Europa ha recibido 30 veces menos que los países de la región, quienes además no cuentan con las capacidades de los más desarrollados. Líbano, un país con graves problemas de política interna, ha recibido a casi un cuarto de su población total que no llega a los 5 millones. Cómo imaginar lo que podría acontecer en México si se recibieran 20 millones de inmigrantes en un lapso de dos años. En el plano internacional, nadie piensa cómo apoyar a ese país, pese a los apoyos que los mismos refugiados reciben de los organismos de la ONU, que

123 Inmigrantes y refugiados en un mundo en guerra

calcula esos números cuando las poblaciones locales, como la de los libaneses, afirman que los refugiados son más. Tan solo ese país calcula una cifra de 2 millo- nes de refugiados. Más de 400 mil han cruzado el Mediterráneo o, más bien, lo han intentado porque solamente en los meses que corren del 2016 el mar ha sido la tumba de 4 mil migrantes. En años recientes, la sociedad mundializada parece más propensa a ese inter- cambio humano entre los países más remotos, si bien puede incrementarse entre los que comparten fronteras, como en el caso de Estados Unidos y México; también acontece en aquellos que han mantenido intercambios a lo largo de la historia y recientemente, como Marruecos y España, Argelia y Francia, Libia e Italia, Turquía y Alemania, India e Inglaterra. Lo que sucede actualmente entre los que están sa- liendo de Iraq y Siria hacia Europa es un fenómeno reciente. A esa catástrofe se unen los desplazamientos a los que el mundo se ha venido adecuando. Al comienzo del siglo XXI, cerca de 200 millones de personas vivían en países diferentes a los de su nacimiento, afirmó laONU . Se trata de una asevera- ción tan rápida como incierta porque es una cifra que se duplicó en apenas quince años. Se afirma que en el mundo, de 1750 a 1940, emigraron 127 millones de per- sonas, pero después de la guerra, entre 1945 y 1990, abandonaron sus países cerca de 220 millones, 30 por ciento procedía de países europeos. Es casi imposible aclarar en esa cantidad quiénes eran refugiados y desplazados, es decir, que no se movieron por su propia voluntad y más bien fue la reacción ante los conflictos seculares entre pueblos vecinos o naciones con disputas his- tóricas. Un dato interesante es que entre 1990 y 1995 Canadá recibió a 250 mil inmigrantes por motivos políticos y Australia recibió a más de un millón. El cambio que ha experimentado la migración en el mundo alarma en Estados Unidos por el perfil de los nuevos residentes. La población que recibió en 1960, compuesta por 953 mil polacos, 833 mil ingleses, 953 mil canadienses, 990 mil alemanes y 1 millón 257 mil italianos, en cuarenta años cambió completamente su composición. Para el año 2000, los nacidos en otras partes y que vivían en Estados Unidos eran 952 mil cubanos, 1 millón 7 mil hindúes, 1 millón 22 mil filipinos, 1 millón 391 mil chinos y 7 millones 841 mil mexicanos. Aunque las cifras varían según las fuentes, muestran una terrible desproporción en tan solo cuatro décadas, como me he propuesto demostrarlo en mi libro Los cuatro puntos orientales. El regreso de los árabes a la historia (Océano, México, 2013). Bien haríamos en recordar, dada la forma como se está enfrentando el proble- ma de los refugiados en Europa, que en el informe sobre migración y desarrollo de la ONU en el 2005 se mostró cómo el fenómeno social beneficia a los países

124 Carlos Martínez Assad • 24 de agosto

receptores, para ponerle fin a las hipótesis más difundidas. Primero, los migran- tes no solo realizan trabajos que no resultan atractivos para los nacionales, sino que también estimulan la demanda para mejorar el desempeño económico y ayu- dan a reforzar las pensiones en los países con acusado proceso de envejecimiento. Segundo, los países en desarrollo reciben como beneficio las remesas que los mi- grantes les envían, estimadas en varios miles de millones de dólares. Tercero, la llegada de muchos profesionistas, algunos entre los más capacitados en sus países de origen, atenúa los efectos ideológicos y los prejuicios que pesan sobre los indo- cumentados; por ejemplo, se ha constatado que muchos de los refugiados sirios de nuestros días son médicos entre los más calificados. Habría entonces que considerar que el asunto cualitativamente más importan- te de la emigración es la fuga de cerebros de los países con menos desarrollo; las personas mejor calificadas profesionalmente son acogidas con facilidad por los países receptores y no se plantean volver al país que los expulsó. Con datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), se estima que entre 1960 y 1975 cerca de 27 mil africanos altamente calificados emi- graron a los países industrializados. La cantidad se elevó a 40 mil entre 1975 y 1984. Desde 1990, se calcula que 20 mil profesionistas calificados abandonan el continente cada año; 35 por ciento de ellos nunca regresó. Los profesionistas se capacitan con el erario nacional y después van a aplicar su conocimiento a otro país. Debe considerarse que México no es una excepción, ya que cada vez se conocen más casos de personas calificadas que encuentran trabajo más fácilmente en otros países que en el suyo. Según la ONG Oxfam Intermón, al menos el 12 por ciento de los médicos indios está en Reino Unido; Etiopía perdió la mitad de sus patólogos entre 1984 y 1996; la mitad de los abogados abandona Pakistán cada año; Jamaica y Granada pierden 4 de cada 5 médicos for- mados y el 60 por ciento de los médicos abandonaron Ghana en los años ochenta. Se dice que España necesitará a partir del 2016 más de 7 mil nuevos médi- cos cada año para cubrir las necesidades sanitarias nacionales. Si en la actualidad egresan unos 4 mil al año, eso significa que una parte importante deberá venir del exterior. Los inmigrantes con educación universitaria en Estados Unidos suman 40 por ciento; en Canadá, 50 por ciento; en Australia, 40 por ciento. En la Unión Europea, el 20 por ciento de los inmigrantes tiene educación universitaria. Por otra parte, los emigrantes con educación de Estados Unidos suman más del 50 por ciento; de Canadá, casi 60; de Australia, más de 50; de Europa occidental, más de 20; y de las veinte naciones restantes, que incluyen quince países orienta- les de la Unión Europea, Noruega y Suiza, 20 por ciento.

125 Inmigrantes y refugiados en un mundo en guerra

Ese es el lado positivo, porque la mayoría de los emigrantes pertenece a una población empobrecida; pero los que tienen educación universitaria en los países occidentales ricos crecieron 69 por ciento entre 1990 y el 2000, según un análisis del Banco Mundial. Por el contrario, los emigrantes menos educados aumentaron un 31 por ciento. El economista Çağlar Özden, miembro de ese banco, midió el movimiento en veinte naciones, entre ellas Estados Unidos, Canadá, Australia y gran parte de Europa occidental, e incluyó a quienes tras emigrar siendo niños con- taban con estudios universitarios. “De los 52 millones de trabajadores migrantes de esos países, 36 por ciento tenía alguna educación universitaria, comparado con el 31 por ciento de una década antes”. Entre los migrantes de un país rico que persiguen emplearse en otro, los que tie- nen alguna educación universitaria incrementaron al 30 por ciento. Los emigrantes poco calificados cayeron al 8 por ciento. Por ejemplo, en los Emiratos Árabes, el 85 por ciento de la fuerza laboral proviene del extranjero. Dhananjayan Sriskandarajah, del Instituto de Investigación de Políticas Públicas, afirmó: “Estamos atrapados en el paradigma de pensar que la migración solo es cuestión de personas pobres que se mudan a países ricos [...] sin embargo, muchas personas se mudan entre países ricos y gente de países ricos se desplaza cada vez más por todo el mundo”. Hay que estar atentos a cuál será el destino de todos los refugiados que en la actualidad, sin importar su lugar de nacimiento, invocan los derechos humanos de los ciudadanos del mundo que viven mejor.

126 Cuatro meses en el sector de internamiento

Dr. Gerardo Gamba Ayala 31 de agosto

uando bajé a las 6:30 de la mañana a pasar visita a mis en- fermos, había dormido escasas dos horas. Después de termi- nar la discusión de los casos con los residentes de primer año (R1) la noche anterior, subí a la residencia que se ubicaba en el cuarto piso del hospital para leer el artículo que sería discu- tido en la sesión del día siguiente. Estaba por dormir cuando tocó a mi puerta la enfermera de guardia: “¡Doctor, la señora CRosario de la cama 14 está grave!”. Al bajar, constaté el correr de las enfermeras preparando con toda celeridad las condiciones para iniciar las maniobras de resucitación cardiovascular. La paciente había ingresado al instituto el día anterior con manifestaciones de una enfermedad ácido-péptica que podría deberse a una gastritis crónica, a una úlcera péptica o has- ta a un carcinoma de estómago. Le habíamos presentado esa mañana el ingreso a nuestro revisor, el doctor Luis Guevara, connotado gastroenterólogo y especialista en enfermedades de hígado. La paciente no tenía nada grave y los resultados nor- males de la biometría hemática indicaban que no había ocurrido sangrado de tubo digestivo, que sería la complicación que temer. Cuando entré a la habitación, en medio de aquella vorágine de enfermeras, recordé incrédulo lo que por la mañana el doctor Guevara nos había dicho des- pués de revisar a la enferma: “Tienen razón, parece una paciente con enfermedad ácido-péptica, pero... no me gusta... Tiene un no sé qué, de esas pacientes que luego dan sorpresas y se ponen graves de repente”. Le dimos 20 minutos de maniobras de resucitación que fueron inútiles. La en- ferma falleció a las dos de la madrugada. Las siguientes horas fueron terribles para mí, pero ciertamente peor para los familiares. No autorizaron el estudio post mor- tem, por lo que nunca supimos qué fue lo que pasó. Lo que pude confirmar es que el doctor Guevara era uno de los mejores clínicos que he conocido en mi vida.

127 Cuatro meses en el sector de internamiento

El día anterior habíamos terminado la jornada a la medianoche, debido al detalle con que había que revisar los ingresos del día con los R1 que rotaban en mi sector: mi buena amiga Deborah Alemán, de una belleza interna y externa envidiables, y el eternamente conflictuado León Waxtein, con sus frecuentes soliloquios de pre- ocupación que me recordaban con gracia los de Woody Allen. El paciente que ingresaba por la tarde debía ser revisado con extrema minuciosidad por el R1 y posteriormente por el R2 encargado del sector. Más tarde debíamos discutir las ob- servaciones clínicas, las propuestas diagnósticas o terapéuticas y revisar al menos un par de artículos al respecto para sustentarlas. No existía el internet. Los residentes teníamos acceso a la biblioteca del instituto las 24 horas. No había computadoras. El R1 debía escribir el ingreso con detalle en aquellas viejas máquinas que vivían en el sector y agregar el comentario sobre la opinión o conclusión a la que habíamos llegado. La tecnología médica era entonces infinitamente menor que la actual, por lo que muchos enfermos ingresaban para resolver problemas diagnósticos de alta complejidad. El ingreso y comentario serían leídos al día siguiente por el revisor con una acuciosidad y detalle tal que una falta gramatical o de concepto serían seriamente reprimidas. Con un solo ingreso el R1 podría pensar en la po- sibilidad de salir del instituto a la medianoche. Dos ingresos significaban dormir, con suerte, tres horas. Así, entre el academicismo extremo y el cuidado de los enfermos, los días trans- currían interminables en aquella temida rotación de piso que debíamos hacer en el segundo año de la residencia de medicina interna en el Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubirán. La rotación duraba cuatro meses en los que estabas de guardia permanente. Entrabas el lunes a las 7 am y salías el sábado a medio- día, después de haberle explicado tus casos al residente de guardia. Tenías bajo tu responsabilidad a 20 enfermos internados en tu sector. Ese pasillo del hospital se convertía en tu mundo. Lo recorrías día y noche decenas de veces. Cuando llegabas a tu casa el sábado, habías dormido, en el mejor de los casos, 20 horas en la semana. El domingo tendrías que ir a pasar visita para después volver a entregar tus pacientes a un nuevo residente. Si empezabas en marzo terminabas en junio o bien en julio para salir en octu- bre o la otra opción era irte hasta noviembre para terminar en febrero. En el tercer año tenías una rotación similar, pero un poco menos pesada porque duraba dos meses y ocurría en un sector con doce habitaciones. El Instituto tenía entonces ocho sectores, por lo que, en un momento dado, había seis residentes de segundo año y dos de tercer año pasando por esto. El estrés y la carga académica sacaba de cada uno de nosotros lo mejor y lo peor que tenía. Podías encontrar a uno de ellos a las tres de la mañana en el estacionamiento cantando ópera o a otro a las

128 Gerardo Gamba Ayala • 31 de agosto

seis en la sala de urgencias imitando a la perfección el cacarear de un gallo para despertar a los R1. En la época actual, se habla mucho del síndrome de burnout (quemado, ago- tado, extenuado), cuando el residente llega al extremo físico y mental de tanto trabajar. Quien no ha conocido esto tiene la desfachatez de condenar en redes sociales una imagen de un residente dormido en el rincón de un quirófano con aspecto francamente deteriorado. Se han propuesto y tomado medidas en mu- chas instituciones para reducir el número de horas que un residente debe ocuparse de la atención de los enfermos. Lo curioso es que todos vemos esos cuatro meses de piso como los mejores de la vida, de los que nos sentimos más satisfechos, en donde aprendimos más medicina que nunca y que si pudiéramos revivir, sin duda, viviría- mos de nuevo.

129 Del Index Medicus al PubMed

Dr. Gerardo Gamba Ayala 7 de septiembre

n aquellos días, la revisión del Index Medicus podía llevarnos ho- ras. Ese era el gran libro publicado por la National Library of Me- dicine en donde podíamos encontrar las referencias a los artículos publicados el mes anterior. Si queríamos saber lo publicado duran- te el año, consultábamos un volumen por cada mes transcurrido. Al final del año, se recibía elIndex anual. Así, de los años anteriores podíamos revisar todos los meses en un solo volumen. ELa búsqueda era por palabras clave o por autor, por ejemplo: “Hypertension”, “Angiotensin ii”, “Salt Transport” o “Guyton”, “Brenner”, “Laragh”. Otra opción que teníamos era el Current Contents. Esta era una publicación semanal que pre- sentaba en forma de facsímil los índices de contenido de las revistas que se habían publicado esa semana, de tal manera que al ojearlo podíamos buscar nuestras revistas favoritas. Nos llevaba un día entero revisar los últimos cinco años de un tema nuevo y los Currents de las últimas semanas. Anotábamos en un cuaderno los datos completos de cada artículo: autores, título, revista, volumen, páginas y año. Terminábamos con una lista de 40 o 60 artículos que se veían de lo más interesante y morías de ganas por leerlos. A partir de ese momento empezaba el peregrinar por las bibliotecas de la ciu- dad para ver qué podíamos encontrar. De los 60 títulos lográbamos localizar diez: tres en el Instituto de Nutrición, dos en el Centro Médico Nacional, dos más en Cardiología y quizá tres entre la biblioteca del Instituto de Biomédicas y la J. J. Izquierdo de la Facultad de Medicina de la UNAM. Con alguna excepción puntual (me parece que era en Biomédicas), no podías, ni en tu más lindo sueño, ingresar al acervo de la biblioteca, a menos que trabajaras en esa institución. En cada biblioteca, el procedimiento era el siguiente. Primero debías revisar el catálogo de suscripciones y los números en existencia. Aquí venía la primera decepción. Muchas revistas no las recibían en ninguna biblioteca. La segunda

130 Gerardo Gamba Ayala • 7 de septiembre

desilusión aparecía cuando encontrábamos que para las que sí había suscripción, el número solicitado aún no había llegado, o había arribado, pero estaba extraviado. El siguiente paso consistía en llenar una boleta preestablecida con los datos de cada artículo. No podía faltar ninguno porque el encargado te rechazaba la solicitud. Tenías que dejar pagadas las copias y regresar por ellas en uno o dos días hábiles. Ahí podía rematarte la tercera decepción: ese volumen estaba prestado o te entrega- ban un juego de fotocopias, casi siempre incompleto. Leíamos con enorme interés los artículos que lográbamos conseguir, en donde obviamente encontrábamos más referencias que queríamos revisar. Así, daba inicio un segundo viacrucis interbibliotecario. Al final, nos quedábamos con la impresión de que, del rompecabezas que queríamos armar, solo había un 15 por ciento de las piezas y difícilmente dos que fueran contiguas. Los que estudiamos posgrado en la década de los ochenta o antes recordamos esta pesadilla con claridad. La computación y el internet cambiaron todo por completo. En primer lugar, permitieron, por primera vez en la historia moderna, tener acceso a múltiples publi- caciones y conocer las novedades al mismo tiempo que nuestros colegas del primer mundo. Las cosas ya no son como antes. Ahora mis alumnos de posgrado al llegar al laboratorio reciben una USB que contiene cerca de 6 mil artículos que he colectado durante mi carrera, perfectamente clasificados gracias a unsoftware diseñado para ello. En este compendio, se encuentran todos los artículos importantes para funda- mentar el tema de tesis que desarrollarán. Por ejemplo, si quieren el artículo original en el que Watson y Crick describieron la estructura del ADN en abril de 1953, ahí está, con el número 172. Desde su primer día en la Unidad, los alumnos cuentan con la bibliografía necesaria para avanzar en el desarrollo de sus proyectos. En segundo lugar, el Index Medicus se convirtió en el PubMed (‹www.ncbi. nlm.nih.gov/pubmed›), donde hoy, en segundos o minutos, podemos conocer todo lo publicado sobre un tema durante un lapso deseado y leer el resumen de cualquier trabajo que nos interese. Tercero, de un número enorme de artículos, se puede obtener inmediatamente el archivo en PDF, ya sea porque es gratis o porque el servidor en el que estamos conectados nos da acceso a esa revista. Cuarto, en muchas revistas se pueden obtener artículos antes de su publica- ción (online first) e incluso el mismo día en que son aceptados (por ejemplo, en el Journal of Biological Chemistry). Finalmente, si un artículo es muy difícil de conse- guir, existen otras opciones para recuperarlo: 1) solicitarlo directamente al autor, vía correo electrónico, con respuesta positiva usualmente en unas horas o al día siguiente; 2) comprarlo en línea; o 3) pedirles a los alumnos que lo consigan, y no me pregunten cómo, pero lo localizan.

131 Del Index Medicus al PubMed

Nuestros alumnos hoy no tienen la menor idea del atraso que teníamos en tér- minos de acceso a la información y lo frustrante que eso era. Sin embargo, creo que lo han aprovechado porque no tengo duda de que esto ha mejorado la calidad de la ciencia y los posgrados que se hacen en México. Los alumnos de hoy son mejores de lo que nosotros fuimos. Manejan más in- formación y no se les atora nada para tener los artículos necesarios para sustentar sus hipótesis. Siempre he pensado que, al menos en la ciencia, el internet trajo un beneficio proporcionalmente mayor a los países subdesarrollados que a los del primer mundo.

132 El ensayo nuclear de Corea del Norte

Dr. Arturo Menchaca Rocha 14 de septiembre

l pasado 9 de septiembre nos enteramos de que Corea del Norte realizó un ensayo nuclear que ha generado preocupación mun- dial. Hace no mucho el programa nuclear de Irán era el que origi- naba la noticia. Curiosamente, por el nivel técnico que se requie- re para entender lo que está pasando en esos países, el público en general solo se entera de que unos tienen y que otros podrían tener bombas nucleares, sin entender realmente qué tan cerca o Elejos están unos y otros de lograrlo. En el caso de Irán, se habla del enriquecimien- to de uranio; y en el caso de Corea del Norte, se utiliza plutonio. ¿Por qué esas diferencias? Este texto trata de explicárselo para que tenga una idea más clara de lo que está pasando. Lo básico para comprender la problemática es entender que la materia está compuesta de átomos, cuya estructura con frecuencia vemos representada como una especie de sistema solar en el que los electrones (eléctricamente negativos) dan vuelta alrededor del núcleo. Este último está, a su vez, compuesto de dos tipos de partículas: los protones (eléctricamente positivos) y los neutrones (sin carga). En condiciones de equilibrio, el átomo es eléctricamente neutro y la carga eléc- trica de un protón es igual en magnitud a la del electrón. Así el núcleo tiene tantos protones como el átomo electrones, para que el conjunto sea estable. El núcleo a su vez mantiene unidos a un cierto número de protones (que llamaremos Z), cuyas cargas tienen el mismo signo y, por lo tanto, se repelen. Por otro lado, los N neutrones en un núcleo, aunque no se repelen, tampoco se atraen eléctricamente. Entonces, uno se pregunta: ¿qué garantiza que el núcleo se mantenga unido? La respuesta es una fuerza atractiva muy intensa entre sus Z protones y sus N neu- trones que, por falta de imaginación, los físicos nucleares denominan simplemente la “fuerza fuerte”.

133 El ensayo nuclear de Corea del Norte

El otro “ingrediente” que falta agregar es que la fuerza fuerte solo actúa a dis- tancias muy cortas, como si fuese un pegamento de contacto. De este modo, a distancias mayores, por ejemplo, en núcleos con Z y N grandes, la fuerza repulsiva eléctrica llega a vencer la fuerza fuerte, razón por la cual no existen núcleos estables con Z > 83. Es decir, la estructura de los núcleos se debate entre la atracción nuclear fuerte y la repulsión eléctrica. En una primera aproximación, el origen de la energía nuclear no es conceptual- mente distinto al de la energía química. En esta última, uno gana uniendo átomos o moléculas lo mismo que pierde al separarlos. El equivalente nuclear es la energía de fusión, cuyo nombre lo dice todo. Tal es el mecanismo que produce la energía del Sol y de las estrellas, las cuales funden principalmente núcleos de hidrógeno para producir núcleos de helio. La gran diferencia entre la energía química y la nuclear de fusión es que la segunda es típicamente un millón de veces más intensa que la primera. Sin embar- go, hasta ahora ha sido imposible producir de manera estable y durable la fusión nuclear en un laboratorio terrestre como para permitir su uso pacífico. Por cierto, también es posible ganar energía fundiendo, por ejemplo, tres nú- cleos de helio para producir uno de carbono, o cuatro para producir uno de oxí- geno, y así sucesivamente. No obstante, para núcleos con Z > 26, la repulsión eléctrica hace que el mecanismo de ganancia de energía tienda a invertirse. Es por eso que en la Tierra los elementos químicos más pesados que el hierro (Z = 26) son muy escasos. También, por esa razón, la plata (Z = 47) y el oro (Z = 79) son más caros que el aluminio (Z = 13) o el cobre (Z = 29). Los casos relevantes aquí son el uranio (Z = 92) y el plutonio (Z = 94) que, por lo recién dicho, se desintegran espontáneamente. La presencia de un cierto número N de neutrones en esos núcleos juega un rol estabilizador que hace, por ejemplo, que el núcleo (o isótopo) de uranio con N = 146 (U238) sea más estable ante la fisión que el que tiene N = 143 (U235). Algo parecido ocurre con los isótopos del plutonio, en los que el Pu239 se fisiona más fácilmente que los demás. Es importante aclarar que los dos isótopos de uranio que se han mencionado, aunque inestables, aún se encuentran de manera natural en la Tierra en composi- ciones donde la fracción del U238 constituye el 99.3 por ciento contra tan solo un 0.7 por ciento del U235. En cuanto al plutonio, su abundancia natural es tan escasa que el isótopo utilizado en las aplicaciones energéticas (Pu239) proviene de reactores nucleares de uranio, donde se genera como un residuo. Como el lec- tor habrá imaginado, es la facilidad con que se fisionan el U235 y el Pu239 lo que permite su aplicación bélica. Cabe agregar que la gran energía producida en una bomba de fisión permite, en determinadas condiciones, servir de detonador para

134 Arturo Menchaca Rocha • 14 de septiembre

iniciar la fusión de hidrógeno, más precisamente de isótopos pesados del hidró- geno, como el deuterio y el tritio, para entonces transformarse en una bomba H, o de hidrógeno. Retomemos el caso de Irán, cuyo problema es el “enriquecimiento” de uranio. Eso quiere decir que, a partir del uranio natural, debe encontrar la manera de obtener muestras con un porcentaje mayor a 0.7 por ciento de U235. Estamos hablando de 4 por ciento para aplicaciones pacíficas (generación de energía eléc- trica) y de 90 por ciento para hacer bombas de fisión. El proceso de enriqueci- miento se basa en la pequeña diferencia de masa entre el U238 y el U235, la cual permite la separación por difusión mediante un centrifugado iterativo, las famo- sas ultracentrífugas. Así, la negociación reciente de la comunidad internacional con Irán fue que este país permitiera verificar que el enriquecimiento en sus plan- tas no rebase el 4 por ciento. Por su parte, aunque Corea del Norte posee uranio, su estrategia ha sido rescatar el Pu239 de sus reactores nucleares, construidos con tecnología rusa. Esto le permitió detonar su primera bomba en el 2006. A partir de ahí, ha podido probar cuatro bombas más, y se cree que tiene suficiente Pu239 para construir otras 22. El incremento paulatino en la potencia de sus artefactos, desde 0.7 kilotones en el 2006 hasta 30 kilotones en la prueba de septiembre del 2016, es considerable, pero insuficiente para afirmar que se trate de una bomba de hidrógeno. Como re- ferencia, la bomba de fisión que destruyó Hiroshima tenía 15 kilotones mientras que una bomba de hidrógeno debe tener al menos diez veces más potencia. Aun así, es posible que la última bomba norcoreana haya contenido hidrógeno, y que ello haya permitido aumentar su potencia, pero de ninguna manera se trataría de una bomba con un uso eficiente del hidrógeno. Otro factor faltante para que Corea del Norte sea una verdadera amenaza nu- clear es que sus bombas tengan dimensiones lo suficientemente pequeñas como para ser transportadas por sus misiles, lo cual, a juicio de los expertos, está lejos de ocurrir. En todo caso, el que Kim Jong-un declare que una de sus bombas puede desaparecer a Estados Unidos del planeta es a todas luces una más de sus exageraciones.

135 ¡Recordemos nuestra humanidad!

Dr. Luis de la Peña Auerbach y Dra. Ana María Cetto Kramis 21 de septiembre

ecién nos enteramos por la prensa mundial de que Corea del Norte realizó con éxito una quinta explosión nuclear subterránea en su propio territorio. Se señalaba que esta ha sido la más pode- rosa de las pruebas norcoreanas —detectada por el temblor de magnitud 5.3 que causó—, con una energía estimada por diversas fuentes entre 10 y 30 kilotones (cada kilotón equivale a la energía liberada por la explosión de mil toneladas de TNT). Frente al po- Rtencial devastador de las bombas nucleares actuales, se trata de una energía peque- ña, apenas comparable con la liberada por las explosiones que destruyeron Hiros- hima y Nagasaki en 1945 y que causaron alrededor de 200 mil muertes inmediatas, más los miles de irradiados y quemados que lograron sobrevivir y llevar a cuestas las consecuencias de aquellos daños por el resto de su vida, algunos hasta el día de hoy. La noticia causó un rechazo unánime, incluso por parte de China, país con el que Corea del Norte comparte una extensa frontera y cuyos gobiernos normal- mente practican entre sí una política de buenos vecinos. Tal reacción en contra de la explosión —la cual se suma a los más de 2 mil ensayos nucleares realizados hasta la fecha— está ampliamente justificada mientras surja de la sociedad de cualquier nación, pues es una nueva señal de amenaza para todos los humanos y su entorno; se trata en realidad del presente y del futuro, pues las explosiones nucleares, además del terrible daño inmediato que causan, ponen en riesgo el am- biente natural y la salud —si no la vida— de las generaciones futuras por sus efectos catastróficos de largo plazo. Viniendo de los gobiernos, en cambio, las reacciones pueden leerse de diversas maneras. Recordemos que sigue habiendo alrededor de 22 mil armas nucleares sobre la faz de la Tierra. Mientras hay países que cuentan con un arsenal nuclear, y se preocupan por modernizarlo, otros no lo tienen, pero lo buscan o desean tener, y otros más —la mayoría— lo han rechazado de manera categórica.

136 Luis de la Peña Auerbach y Ana María Cetto Kramis • 21 de septiembre

Los países que poseen bombas nucleares en su propio territorio y que son sig- natarios del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) son: Estados Unidos (con alrededor de 7 mil bombas), Rusia (7 mil 300), Reino Unido (215), Francia (300) y China (280). A ellos se agregan los que no han firmado el TNP: India (120), Pakistán (130), Corea del Norte (¿?) e Israel, aunque este último no declara, o más bien niega, su armamento nuclear, que se estima entre 80 y 300 cabezas nucleares o termonucleares. Unos pocos países poseyeron en algún momento armamento nuclear, pero lo han retirado de su territorio; tal es el caso de Sudáfrica y de países que formaban parte de la Unión Soviética (Bielorrusia, Kazajistán y Ucrania). Por otra parte, tenemos a Alemania, Bélgica, Holanda, Italia y Turquía, que sin preocuparse por desarrollar sus propias armas, podrían disfrutar del armamento nuclear de la OTAN. La energía combinada de todas las explosiones convencionales (no nucleares) provocadas durante la Segunda Guerra Mundial equivale a 5 mil kilotones; la energía disipable por el arsenal nuclear existente es cientos de veces mayor. Hubo más de un episodio crítico en el que las armas nucleares estuvieron a punto de ser empleadas. El primero fue la llamada “crisis de los misiles” por Estados Unidos (“crisis del Caribe” por la Unión Soviética o “crisis de octubre”, por Cuba), episodio de dos semanas de altísima tensión protagonizado por Kennedy, Jrushchov y Fidel Castro en octubre de 1962. Dos décadas más tarde, en 1983, se desató el episodio llamado Able Archer (Arquero Capaz), provocado una vez más por las tensiones entre los gobiernos de Estados Unidos y la URSS. Menos publicitado, pero no menos peligroso, fue el provocado en 1995 por la detección de un cohete de exploración noruego que condujo a Boris Yeltsin a activar sus “llaves nucleares” en preparación para un ataque nuclear contra Estados Unidos. El desarme nuclear total es la única protección segura contra estos peligros, pero tal objetivo ha sido uno de los mayores retos para la humanidad. Desde el ini- cio de la Guerra Fría en los años cincuenta, y como resultado de la acción de multi- tud de organizaciones civiles y gubernamentales, hubo innumerables negociaciones para reducir o limitar el armamento nuclear, evitar su uso o proliferación y prohibir los ensayos nucleares. Estos esfuerzos han logrado cierto éxito, pues el armamen- to nuclear disponible en el mundo se ha reducido de un máximo estimado de 70 mil 300 (¡!) cabezas nucleares a las 22 mil actuales y se han eliminado los en- sayos nucleares a cielo abierto y submarinos. A raíz del magnífico y estimulante Tratado de Tlatelolco de 1967, por el que los países de Centro, Sudamérica y el Caribe se comprometen a no aceptar ensayos o armas nucleares en sus territorios, se han establecido zonas libres de armas nu- cleares en el Pacífico Sur, el sureste de Asia, África en su totalidad, Asia Central

137 ¡Recordemos nuestra humanidad!

y Mongolia. Al Tratado de la Antártida de 1959 le han seguido los del Espacio Exterior, la Luna y los Fondos Oceánicos. Todos estos tratados protegen áreas y territorios de una enorme extensión de cualquier desarrollo, almacenamiento y uso de armas nucleares. Sin embargo, los países poseedores de armamento nuclear no han permitido alcanzar la firma de un tratado universal que prohíba poseer cualquier arma de tipo nuclear y obligue a la destrucción de las existentes. De hecho, estos países se han esforzado sistemáticamente en evitar que el armamento nuclear se extien- da a otros países y sostienen una prohibición tácita a la difusión de tales armas. Lo cual, aunque suena bueno para todos, equivale a tratar con una aspirina al enfermo de pulmonía, dado que no se observa el mismo sentido de compromiso respecto a sus propias armas; no es de sorprender que las Conferencias de Revisión del TNP terminen sistemáticamente en desacuerdos. Tras el fracaso de la última en el 2015, México tomó la iniciativa de proponer la creación de un grupo de trabajo multilateral abierto a la sociedad civil, encargado de sustentar los fundamentos de un acuerdo que prohíba el armamento nuclear en el mundo. Al cabo de arduas negociaciones, la propuesta fue aprobada por la Asamblea General de la ONU con 138 votos a favor y el voto en contra de los Estados poseedores de armas nucleares, “por motivos de seguridad nacional”. Falta ver hasta dónde este grupo de amplia participación, que iniciará sus trabajos en el 2017, consigue el objetivo de negociar un tratado de prohibición y eliminación total de estas armas. Podemos afirmar con seguridad que la sociedad mexicana, como un todo, se siente y se mantiene ajena a esta situación. Al no participar en la carrera arma- mentista y estar protegida por el Tratado de Tlatelolco, pareciera que el proble- ma es de los otros. Pero al menos hay cuatro razones que sí lo hacen muy nuestro. La primera es la más obvia: si se desatara una guerra nuclear o una agresión que condujera a un enfrentamiento de esta naturaleza, bien podría involucrarnos di- rectamente, incluso sin poseer tales armas. En segundo lugar, en cualquier caso, la contaminación radiactiva resultante tarde o temprano haría estragos en nuestro te- rritorio. Históricamente ya padecimos algo así, aunque en pequeña escala, cuando Estados Unidos realizó multitud de explosiones nucleares atmosféricas de prueba en el sur de su propio territorio y nos convertimos en receptores naturales de los vientos radioactivos. Recordemos que en los años sesenta Tomás Brody se dio a la tarea de medir con su grupo la radiactividad atmosférica originada por tales explo- siones a lo largo del país. Una tercera razón, la que por su importancia nos obliga a oponernos con energía a la existencia de armamento nuclear, es nuestra inmensa frontera con Estados Unidos: es claro que, al involucrarse nuestros vecinos en

138 Luis de la Peña Auerbach y Ana María Cetto Kramis • 21 de septiembre

una guerra nuclear, México sería un blanco natural de la consecuente represalia. La cuarta razón es la más profunda y trascendental: la responsabilidad que todos tenemos de ayudar a preservar la vida, la humanidad y la naturaleza. Hoy en día, el problema técnico que representa la fabricación de un arma nuclear es menor comparado con las consecuencias de su uso. Por ello, es motivo de aliento saber que se está promoviendo la firma de un nuevo tratado de desarme nuclear general, con la participación activa de México. Cualquier mejora en este sentido será un gran paso. El tenso y delicado panorama político de la actualidad, particularmente en las zonas (aún) no libres de armas nucleares, nos obliga a dedicar y apoyar todo esfuerzo en esta dirección. No debemos olvidar nuestra humanidad para detener la carrera armamentista, como exigió el llamado de Pugwash, firmado en 1955 por once destacados científicos, la mayoría físicos, entre quienes se encontraban Albert Einstein, Bertrand , Max Born y el gran pacifista Józef Rotblat, y a quienes se uniera poco tiempo después ese otro gran pacifista, el químico Linus Pauling, todos ellos premios nobel, con Pauling por duplicado (de química y de la paz).

139 Biotecnología prehispánica en Mesoamérica

Dr. Alfonso Larqué Saavedra 28 de septiembre

a definición debiotecnología dentro de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, incorporada en su actuali- zación del 2012 publicada en el Diario Oficial, señala que es “toda aplicación tecnológica que utilice recursos biológicos, organismos vivos o sus derivados para la creación o modificación de productos o procesos para usos específicos”. En este marco, se ha planteado que la biotecnología fue desarro- Lllada por las culturas mesoamericanas con éxito durante la época prehispánica y se han citado en principio siete ejemplos expuestos en diferentes : 1) principios enzimáticos, como la papaína a partir de la papaya, para ablandar carne; 2) políme- ros, como los que dieron origen a las pelotas del famoso juego de los centros ritua- les; 3) el uso de taninos para la curtiduría de las pieles utilizadas en códices, ropa, instrumentos musicales, etcétera; 4) el manejo del proceso de fermentación de di- ferentes productos como el aguamiel, el cacao y la vainilla, entre otros; 5) el curado y secado del tabaco —fundamental para una de las manifestaciones de importancia social más sobresaliente que se aprecia en las estelas— y las pipas; 6) la elaboración y el procesamiento de pigmentos a partir de organismos muy específicos, que de- mandaron un profundo conocimiento de la biodiversidad de nuestro territorio. De hecho, uno de ellos —la grana cochinilla— fue el segundo producto de exportación después de la plata en el siglo XVIII; y 7) el proceso de nixtamalización del maíz, fundamental para la elaboración de la masa de uno de los ingredientes básicos de muchos de nuestros alimentos: tamales, tortillas y algunas bebidas como el tesgüino. Uno de los aspectos sobresalientes y complementarios de estas tecnologías es el hecho de que se practican desde entonces hasta nuestros días y han tenido un impacto notable en la economía de muchos países. En la edición más reciente del Congreso Mexicano de Etnobiología, se agrega- ron otras biotecnologías que podrían considerarse desarrolladas en Mesoamérica.

140 Alfonso Larqué Saavedra • 28 de septiembre

La primera se refiere a la elaboración de adhesivos para el arte plumario, el pe- gado de mosaicos en las famosas máscaras o indumentarias y seguramente para unir pieles y fabricar códices o instrumentos musicales. Es posible que estos po- límeros también fueran utilizados en la elaboración de juguetes, en la salud o en la cosmetología. Fernando Martínez publicó en 1970, en una revisión específica sobre adhesivos prehispánicos, que estos se obtenían de los tubérculos de las orquídeas, los cuales se cortaban en trozos, se secaban y pulverizaban para luego ser disueltos en agua antes de ser usados. En el siglo XVI, estos adhesivos fueron traducidos erróneamente como “engrudo”, una mezcla fundamentalmente hecha de almidón, por el fraile Alonso de Molina. Actualmente se sabe que contienen acetato de polivinilo como uno de los componentes básicos y poco almidón. La destilación de jugos de agaves también se considera una biotecnología pre- hispánica. Fue mencionada desde el año 1902 por el antropólogo Carl Lumholtz, quien años antes había hecho dibujos de los destiladores que observó con los hui- choles y los coras. En 1970, en las cercanías de los volcanes de Colima, Isabel Kelly encontró ollas a las que llamó “capachas”; y en 1980, Joseph Mitham, in- vestigador de la tecnología de la antigua China, planteó la hipótesis de que esas piezas eran destiladores. En el 2012, la doctora M. Carmen Serra Puche propuso también que en Cacaxtla se practicaba esta tecnología y, en el 2013, Colunga, Zizumbo y González editaron un video en el que presentaron la tesis de que la destilación en el occidente de México fue practicada antes de la presencia de los espa- ñoles en Mesoamérica. Finalmente, se ha señalado que en el códice conocido como Matrícula de Tri- butos se puede leer la entrega de volúmenes respetables de chía (Salvia hispanica). Esta observación sugirió el seguimiento a la producción de aceite a partir de las semillas para diferentes aplicaciones como parte del paquete de biotecnologías prehispánicas. El aceite de chía se obtiene de tostar las semillas en el comal, mo- lerlas en metate hasta formar una masa aguada, y exprimirla para separar el óleo. Destacan dos usos de este aceite: uno, en la arquitectura, como aglutinante de los adobes para la edificación de pirámides como las de la zona arqueológica de la Joya en Veracruz, donde según los expertos se aplicó junto con el chapopote. Esto, en parte, explicaría por qué los adobes no se desmoronaban en las condiciones climá- ticas del trópico. La segunda utilización era como fijador de los pigmentos o colorantes para el proceso de maqueado o laqueado de jícaras. Esta propuesta toma como antece- dente la reseña de fray Bernardino de Sahagún (mediados del siglo XVI), que ano- ta que algunas de las jícaras vendidas por los comerciantes estaban “untadas con

141 Biotecnología prehispánica en Mesoamérica

barnices que les dan lustre”. Debe resaltarse también otro producto utilizado en el maqueado o laqueado: una materia grasa llamada axe o aje obtenida por ebullición, trituración, filtrado y desecado de las hembras de un insecto hemíptero cuyo nom- bre científico esCoccus ajin y que se aplicaba de manera simultánea con el aceite de chía para fijar los colores, minerales o vegetales, a las jícaras u otras maderas o soportes que se deseaba pintar. Hacer un listado de las biotecnologías desarrolladas en nuestro país es tarea obligada, pues forman parte de nuestra cultura científica y de las contribuciones de la ciencia hecha en México. Además, empezar desde la época prehispánica, con los múltiples casos vistos, nos ayudará a entender el continuo que posicionará a esta disciplina experimental —la biotecnología— como pilar del desarrollo de nuestro país, sobre todo si sus hallazgos se transfieren al sector social.

142 La comunidad astronómica mexicana y su impacto en el contexto internacional y la formación de recursos humanos*

Dr. Manuel Peimbert Sierra 5 de octubre

i queremos que la investigación básica en astronomía tenga un impacto en la sociedad mexicana significativo en el desarrollo cultural del país y en la elevación de la calidad de la enseñanza, requerimos que el número de investigadores en el ramo alcance una masa crítica de alrededor de 20 astrónomos por millón de habitantes. México tiene 116 millones de habitantes, entonces hablamos Sde alcanzar una meta de más de 2 mil 300 astrónomos profesionales con el grado de doctor. En la actualidad, contamos con alrededor de 230, una cantidad diez veces menor, dos por millón de habitantes. El número de astrónomos por millón de ha- bitantes en Estados Unidos está alrededor de 25 y en España, de 12. [...] Llamaré “comunidad astronómica mexicana” o simplemente astrónomos mexi- canos a los que trabajan en México. Esta comunidad incluye un poco más del 20 por ciento de astrónomos que nacieron en otro país. Más del 70 por ciento se doctoró en el extranjero, la mayoría en Estados Unidos e Inglaterra, y algunos en Francia, Alemania, España y otros países de Europa. En la actualidad, varias instituciones mexicanas otorgan el doctorado en astro- nomía; las dos principales son la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE).

143 La comunidad astronómica mexicana

Los astrónomos mexicanos durante su doctorado y después de él establecen la- zos de colaboración con astrónomos de otros países que mantienen durante toda su carrera. Los estudios de doctorado en el extranjero y la relación con investiga- dores de otros países han permitido que la astronomía en México se haya desarro- llado adecuadamente sin los efectos nocivos de la endogamia. La calidad de los astrónomos mexicanos es similar a la de nuestros colegas de otros países. Esta afirmación se puede medir de distintas maneras, mencionaré cin- co: 1) el número de citas a sus trabajos de investigación es similar a las que obtiene un astrónomo representativo de otros países; 2) la contribución y la responsabili- dad de los astrónomos mexicanos en los artículos colaborativos es similar a la de los miembros de otros países; 3) la representación de los astrónomos mexicanos en organismos científicos internacionales como la Unión Astronómica Internacional y en la organización de coloquios y simposios internacionales también es similar a la de los colegas de otros países; 4) los astrónomos mexicanos han obtenido distin- ciones astronómicas internacionales, tales como medallas académicas y otros pre- mios; 5) los astrónomos mexicanos participan también en los comités encargados de asignar tiempo de telescopio en los observatorios nacionales de Estados Uni- dos, como el Observatorio Nacional de Kitt Peak, e internacionales, como el Ob- servatorio Interamericano de Cerro Tololo en Chile y el Hubble Space Telescope. Las tres revistas principales del mundo en astronomía son Astrophysical Journal, Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, y Astronomy and Astrophysics. Las dos primeras empezaron como revistas de la American Astronomical Society de Estados Unidos y la tercera inició como una revista europea de la Royal Astrono- mical Society de Inglaterra. Ahora las tres se han vuelto revistas internacionales donde publican astrónomos de todas partes del mundo. Cada una somete los ar- tículos propuestos para publicación a arbitrajes rigurosos de expertos mundiales en el tema. Los astrónomos mexicanos publicamos en las tres y, además, somos requeridos para arbitrar textos de todas partes del mundo. Desde 1974, publicamos la Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica en in- glés, idioma que se ha convertido en lo que era el latín en la Edad Media, la lengua franca de los científicos en el mundo. Los artículos de nuestra revista provienen de astrónomos de todos los países y también son arbitrados por expertos mun- diales. En este medio publicamos las contribuciones presentadas en simposios internacionales, principalmente aquellos que se llevan a cabo en Latinoamérica.

Formación de recursos humanos y discusión La formación de recursos humanos en astronomía involucra diversos aspectos educativos. Inicia con la divulgación de la astronomía y continúa con estudios de

144 Manuel Peimbert Sierra • 5 de octubre

licenciatura, maestría y doctorado, que se combinan con la investigación; empie- za con la formación universitaria y continúa hasta el posdoctorado, inclusive con los trabajos realizados conjuntamente por grupos formados por investigadores jóvenes e investigadores más maduros. Uno de los elementos necesarios para realizar investigación de frontera incluye la obtención de datos observacionales de alta calidad. En México, tenemos la for- tuna de contar con uno de los sitios más propicios del hemisferio norte, si no es que el mejor, para hacer observaciones en el óptico y el infrarrojo: el Observatorio Astronómico Nacional San Pedro Mártir, en Baja California. Desafortunadamen- te, su telescopio principal se inauguró en el lejano 1979 y es relativamente peque- ño: el espejo principal tiene 2.1 m de diámetro. Por lo tanto, requerimos de un telescopio moderno con un espejo más grande para avanzar en el conocimiento del universo y desarrollar la ciencia básica de nuestro país. ¿Por qué los países desarrollados dedican un porcentaje alto de su PIB a la cien- cia y la tecnología, y los países subdesarrollados un porcentaje pequeño? Porque los países desarrollados saben que el gasto en ciencia y tecnología permite un des- pliegue económico mayor. Además, tienen claro que trae consigo otros beneficios, como un sistema educativo de mayor calidad y una cultura científica y tecnológica necesaria para obtener el apoyo de la población en los planes de desarrollo. En los países desarrollados, se conocen las cuatro premisas siguientes: a) todas las ciencias básicas están relacionadas entre sí y el avance de una de ellas propicia el desarrollo de todas las demás; b) las ciencias básicas están relacionadas con las ciencias aplicadas y el desarrollo de las ciencias básicas lleva al desarrollo de las cien- cias aplicadas; c) las ciencias aplicadas están íntimamente ligadas con la tecnología y el desarrollo de las ciencias aplicadas lleva al desarrollo de la tecnología; y d) el desarrollo de la tecnología lleva como consecuencia al desarrollo de la economía. Daré el ejemplo de la óptica en México. La óptica tiene aspectos de ciencia bási- ca, ciencia aplicada y tecnología. El desarrollo de la investigación en óptica surgió en los años sesenta en el Instituto de Astronomía de la UNAM por la necesidad de los astrónomos de contar con instrumentos para observar el cielo. En la actuali- dad, existen más de 200 doctores en óptica en el país y se puede trazar el árbol genealógico del conjunto de ópticos que empezaron su carrera en el Instituto de Astronomía. En resumen, la calidad de los astrónomos mexicanos es similar a la calidad de los astrónomos de los países desarrollados, pero el impacto de la actividad astronómica en nuestra sociedad ha sido mucho menor debido al reducido número de astró- nomos mexicanos por millón de habitantes en comparación con el de los países desarrollados. Y como mencioné anteriormente el desarrollo de la astronomía, así

145 La comunidad astronómica mexicana

como el de otras ciencias básicas, es necesario para el desarrollo cultural, educati- vo, tecnológico, económico y social del país.

* Extracto del libro: Alberto Carramiñana Alonso y William Lee Alardin (coords.), Hacia dónde va la ciencia en México, vol. 1. Astronomía y Astrofísica. Conacyt, México, 2014, pp. 29-33.

146 Agrobiodiversidad y sistemas alimentarios en comunidades indígenas Parte 1

Dra. Mayra de la Torre Martínez y Mtro. Ricardo Garibay Velasco 12 de octubre

éxico es uno de los poquísimos países en el mundo que conjunta una gran biodiversidad con una vasta diversidad cultural, lo que ha llevado a E. Boeger a establecer las regio- nes bioculturales, centros de diversidad biológica, agrobio- lógica y cultural que constituyen parte de la identidad de los pueblos indígenas y comunidades locales no indíge- nas. En ellas, las comunidades hacen uso sustentable de Msu biodiversidad, la cual es conservada. La pregunta que un grupo transdiscipli- nario de investigadores y estudiantes nos hicimos fue: ¿cómo han evolucionado la dieta y el uso de la diversidad agrobiológica en estas comunidades? Una de las premisas fue que las sociedades indígenas poseen creencias (cosmos), conocimientos (corpus) y prácticas (praxis) productivas, y que estos saberes apli- cados a su cultura alimentaria les permiten satisfacer sus necesidades de manera sustentable. Hicimos el registro etnográfico de los sistemas alimentarios de tres comunidades indígenas, indagamos acerca de los cambios en su alimentación en el transcurso de los años y cuáles han sido los elementos de donde obtienen las materias primas para su alimentación. Para ello, establecimos una relación con las comunidades bajo un esquema participativo de diálogo de saberes en el que jóvenes bilingües de las

147 Agrobiodiversidad y sistemas alimentarios en comunidades indígenas. Parte 1

mismas comunidades fueron los entrevistadores. Asimismo, se seleccionaron tres ecosistemas diferentes: bosque templado, selva media caducifolia y un valle en zona semidesértica. Las comunidades fueron: a) los pueblos yaqui del estado de Sonora, que ha- bitan una zona de semidesierto del Valle del Yaqui irrigada por las aguas del río Yaqui, donde las investigaciones desarrolladas dieron pie a la Revolución verde; b) el grupo rarámuri de la comunidad de Bawinocachi en la sierra alta del estado de Chihuahua, quienes habitan un ecosistema de bosque templado, con una agri- cultura para el autoconsumo y el maíz como cultivo principal asociado con otros cultivos; además, de un manejo diverso de su entorno. Este pueblo se caracteriza por ser uno de los grupos indígenas con más alta marginación del país; y c) los mayas de Xoy, una comunidad de la zona milpera de Yucatán asentada en el tró- pico subhúmedo con una amplia diversidad en vegetación y tradición campesina de autoconsumo; ellos han utilizado la agricultura de roza, tumba y quema, que responde a las características ecogeográficas de la península, pero se ha vuelto inviable dado el crecimiento de la población.

Yaquis La licenciada Anabela Carlón, integrante del grupo yaqui, nos cuestionó sobre los beneficios y los beneficiarios del proyecto, y nos proporcionó un formato derivado del Protocolo de Nagoya que sirvió de base para la firma de documen- tos con las autoridades de las tres comunidades, todo esto previo a las reuniones con ellas y a las asambleas con las comunidades para presentarles el proyecto y obtener su venia.

Rarámuris En Bawinocachi encontramos que la mayoría de la población es rarámuri y con- serva sus técnicas agroecológicas, semillas nativas y milpa, así como su cocina tradicional y técnicas de conservación de alimentos tradicionales. Utilizan estiér- col y composta en sus milpas, colectan el agua de lluvia, hacen un uso diverso del bosque y no utilizan agroquímicos porque para ellos echan a perder la tierra y esta ya no produce, a menos que se utilicen cada año. Las razas y variedades del maíz desarrolladas durante siglos tienen las características de ser de ciclo corto o precoz, porque cosechan antes de la temporada de frío. Ellos continúan año con año desarrollando y seleccionando nuevas semillas. La milpa es el principal espacio productivo, la dieta de la comunidad es muy di- versa y estacional, incluye tanto productos sembrados en la milpa como flora y fauna silvestres; a lo largo de un año consumieron como alimento más de 100

148 Mayra de la Torre Martínez y Ricardo Garibay Velasco • 12 de octubre

especies diferentes entre animales, plantas y setas. La milpa, el traspatio, el bosque y los arroyos son los “espacios de vida” de los cuales se abastecen; de ahí, la im- portancia de la cultura que han generado para identificar sitios, épocas, especies, formas de conservación y preparación de alimentos, así como los momentos ade- cuados para su consumo. El trueque de alimentos y otros productos con comunidades vecinas es común y la compra e ingesta de alimentos chatarra y refrescos muy baja. Durante el año que duró la investigación fueron autosuficientes desde el punto de vista alimentario y en el invierno el consumo de papa fue alto. Para nuestra sorpresa, tienen una papa de tiempos ancestrales perfectamente adaptada a ese ecosistema y resistente al tizón.

Mayas Los mayas de Xoy están orgullosos de rescatar y producir semillas nativas, y de ser mejoradores de sus razas de maíz. La raza de maíz Nal-Tel, originaria de esta re- gión, es una de las más antiguas de México, está adaptada a regímenes limitados de lluvia, tiene un ciclo de maduración corto con gran adaptabilidad y baja sensi- bilidad al fotoperiodo. Los agricultores de Xoy combinaron Nal-Tel con las razas Dzit-Bacal y Tuxpeño, con lo cual generaron la variedad Nal-Xoy, que rinde casi tres toneladas por hectárea y es más resistente a las plagas durante el almacenamiento. El principal problema de los productores de Xoy son las plagas y las enferme- dades en campo y en los granos almacenados, particularmente en el maíz, porque almacenan las mazorcas (con todo y hojas) apiladas, en estrecho contacto una con otra por ambos lados, arriba y abajo, lo que facilita la infestación y transmisión de plagas. A diferencia de los rarámuris, los mayas de Xoy, aparentemente, han perdi- do los conocimientos ancestrales sobre cómo controlar plagas y enfermedades con técnicas agroecológicas. La producción en la milpa maya cada vez representa una menor proporción de los satisfactores alimenticios para la familia. Los miembros jóvenes, que han tenido acceso a una instrucción formal escolar, orientan sus expectativas hacia cual- quier otra actividad que no sea la agricultura, dada su escasa rentabilidad, por lo que los jefes de familia, que se han quedado a cargo de la milpa, tienen en promedio 60 años. De este modo, sus posibilidades para hacer una milpa de la extensión necesa- ria para abastecer de maíz a la familia durante todo el año se ven limitadas. Una familia de cinco miembros cultiva en promedio una milpa de 2.3 hectáreas con un rendimiento promedio de una tonelada, en el mejor de los casos. En la milpa, se intercalan frijol tzamná, ibes, xnuc cum, xto’op (pepita gruesa), frijol xmehen bul, tomate criollo, camote, yuca y varios cultivos más, dependien- do del tiempo disponible del productor; además, la poca disponibilidad de fuerza

149 Agrobiodiversidad y sistemas alimentarios en comunidades indígenas. Parte 1

de trabajo familiar obliga a los milperos a utilizar herbicidas para controlar las malezas en los tiempos requeridos, pero estos llegan a impedir el crecimiento de los cultivos asociados. En la medida en que la familia ya no produce ni elabora la totalidad de su co- mida, pasa a depender de los alimentos y las preferencias que les son impuestas a través de la mercadotecnia, con lo que sus hábitos cambian e ingieren alimentos menos nutritivos. La “modernización” llegó junto con la migración y el cambio de actividad, haciendo que los jóvenes prefieran los alimentos industrializados y se pierdan las recetas de los alimentos cotidianos, conservándose solo los guisos de los días festivos.

150 Agrobiodiversidad y sistemas alimentarios en comunidades indígenas Parte 2

Dra. Mayra de la Torre Martínez y Mtro. Ricardo Garibay Velasco 19 de octubre

n la parte 1 de este estudio, resumimos los resultados del registro etnográfico de los sistemas alimentarios de las comunidades indí- genas de Bawinocachi (rarámuri) y Xoy (maya); principalmente abordamos los cambios que su alimentación ha sufrido en el trans- curso de los años y de dónde obtienen estos grupos sus alimentos. En esta segunda parte, hablaremos sobre qué encontramos en los pueblos yaqui, analizaremos en conjunto qué ha pasado en las tres Ecomunidades y haremos sugerencias en torno a la seguridad alimentaria en las comu- nidades rurales, ligadas al uso sustentable de la biodiversidad. En el caso del pueblo yaqui, la lucha por el territorio ha incrementado su cohe- sión y fortaleza cultural, y con ello su capacidad de negociación política con los gobiernos estatal y federal. Los yaqui viven principalmente de la renta de sus tie- rras, por lo tanto, han perdido sus técnicas de cultivo y semillas nativas. Sin embar- go, son la única comunidad con una organización sociopolítica como nación: la Nación Yaqui. Esta iniciativa surge del interés de los jóvenes por recuperar y reva- lorar su cultura y alimentos tradicionales. El área que ocupan los pueblos yaqui abarca distintos ecosistemas: parte de la sierra del Bacatete atraviesa valles irrigados y llega hasta la costa. En la sierra, la población es muy escasa y se dedica a cuidar el ganado comunitario. Dado el difícil

151 Agrobiodiversidad y sistemas alimentarios en comunidades indígenas. Parte 2

acceso a estos ranchos y el tiempo que la gente pasa en ellos, su dieta incluye una gran variedad de productos de recolección, semillas y frutos silvestres, así como carne de monte, quelites y verduras deshidratadas. Las plantas alimenticias culti- vadas se restringen a lo que siembran en los traspatios. Esta alimentación se com- plementa con la compra de productos en las tiendas cuando bajan a los pueblos. La costa yaqui es una zona de esteros muy importante desde el punto de vista de la biodiversidad, dada la cantidad de especies que se desarrollan en estas aguas salo- bres, además, claro, de su importancia en términos económicos. Las cooperativas pesqueras yaquis son muy productivas, por lo tanto, las familias que las integran tienen un alto nivel de vida. No obstante, enfrentan problemas relacionados con el impacto ecológico de la agricultura y acuicultura modernas sobre los esteros. En el valle, más del 90 por ciento de las tierras de los yaquis han sido rentadas a los agricultores de Ciudad Obregón, lo que ha propiciado el abandono de sus cultivos tradicionales. En los traspatios, no faltan la cruz, el gallinero y a veces los corrales de las chivas, y son frecuentes los cultivos de plantas de ornato, árboles fru- tales y una que otra mata de chile, calabaza o sandía. Podría decirse que se trata de reminiscencias de un pasado y origen campesino del que las mujeres, sobre todo las mayores, no se desprenderán fácilmente. Sin embargo, no producen los alimentos que consumen cotidianamente. De acuerdo con los resultados de nuestro estudio, los niños consumen frijoles, papas y tortillas de harina de trigo; para muchos, la comida principal es la que reciben en la escuela y esa es su porción de carne del día. En casa, comen caldo de queso, sopas varias, quesadillas, chorizo con huevo, tortas, omelet y pizzas, acompañados casi siempre de frijoles, tortillas de harina, refrescos y comida chatarra. Así, en términos generales, podemos afirmar que los yaquis no producen nada directamente orientado a su propia alimentación. Las tres comunidades se caracterizan por su fortaleza cultural, no obstante, la discriminación de que son objeto, junto con el racismo en un mundo globalizado que busca la homogeneización y en el que imperan la mercadotecnia y el con- sumismo, están ocasionando una aculturación, que parecería inevitable e incluso necesaria dado el avance y la evolución de la sociedad. Ninguna cultura es estática, todas van adquiriendo elementos de otras que con el paso del tiempo se integran a la propia, es un proceso natural. Y aunque toda evolución implica cambios, algu- nos de ellos son inducidos y solo generan beneficios para ciertos sectores y grupos en detrimento de otros. Son cambios que van acompañados de intereses econó- micos, como los que modifican los patrones de comportamiento, estilos de vida, preferencias y gustos por los alimentos, que nada tienen que ver con la cultura de las comunidades, van en contra de su salud y no son acordes a su capacidad adquisitiva.

152 Mayra de la Torre Martínez y Ricardo Garibay Velasco • 19 de octubre

En las comunidades estudiadas, observamos que a mayores ingresos económi- cos existe menor capacidad de autoabasto alimentario, mayor dependencia de ali- mentos industrializados y mayor incidencia de obesidad, diabetes y alcoholismo, mientras que en la comunidad más aislada permanecen los conocimientos para un manejo integral y diversificado de su agrobiodiversidad y autosuficiencia alimen- taria. Parece que con un mayor aislamiento se logra una mayor permanencia de rasgos culturales originales y una mayor capacidad de autosuficiencia alimentaria, caracterizada por el uso sustentable de los recursos naturales del entorno. Lo ante- rior nos llevaría a una riesgosa aseveración: la permanencia de las culturas autócto- nas está condicionada al aislamiento y a condiciones de pobreza que los obliguen a echar mano de sus culturas, es decir, de sus conocimientos para sobrevivir con sus propios recursos naturales. Pero esta afirmación se aleja por completo de nuestra propuesta: “Los pueblos indígenas pueden y deben tener el derecho de conservar su propia cultura, sin que eso signifique vivir en aislamiento, ni en la pobreza, ni en el pasado; pueden y deben tener la posibilidad de acceder a las ventajas de la tecno- logía y la modernidad, sin que eso implique abandonar su propia cultura ligada al aprovechamiento sustentable de los recursos naturales, a la conservación in situ de su agrobiodiversidad y a continuar desarrollando variedades vegetales adaptadas a sus ecosistemas”. En las tres comunidades, hay potencial para el manejo y el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales, dirigidos a aumentar la capacidad de au- toabasto y el acceso a mercados alternativos y solidarios, pero se requieren políti- cas públicas y estrategias orientadas a sustituir programas asistenciales por apoyos efectivos a la pequeña producción campesina y a la transformación in situ de sus productos, junto con la reivindicación de los productos alimenticios y la cocina local. Es necesario propiciar el consumo regional, dignificar los conocimientos y las culturas campesinas. Resulta paradójico que en los países desarrollados haya un movimiento que bus- ca salvaguardar el patrimonio alimentario de la humanidad (slow food) mediante la producción y el consumo regional de productos mientras que en México, en el me- dio rural donde hay comunidades en las que precisamente esta tendencia es parte de su cultura, estemos propiciando su abandono y no aprovechemos la variedad de plantas de las que el país es centro de origen y diversificación, y en cambio depen- damos, por ejemplo, de la compra de semillas —híbridos de maíz, entre otras— a las semilleras trasnacionales.

153 Homenaje al doctor Guillermo Soberón Parte 1

Dr. Rafael Palacios de la Lama 26 de octubre

l doctor Guillermo Soberón ha sido ampliamente reconocido como una de las figuras más destacadas de nuestro país y ha sido distinguido en los diferentes aspectos que ha abordado durante su vida: Soberón en su paso por la academia, Soberón en su paso por la Universidad (en particular, Soberón el rector), Soberón en su paso por el sector salud (en particular, Soberón el secretario de salud), Soberón, el creador de instituciones. ESus enormes retos y logros en todos los aspectos mencionados se encuentran am- pliamente documentados y han sido objeto de innumerables distinciones y home- najes. En esta ocasión, querido Memo, yo voy a hablar de un aspecto más personal en una forma más directa e incluso coloquial: hablaré de Soberón, el gran inspirador. Hablaré de lo que me inspiraste en aquella íntima relación que tuvimos como tutor-alumno. Esta delicada relación que finalmente forja el carácter, la fuerza de voluntad, la honestidad, y que da cimiento a los alcances académicos del futuro investigador. Voy a referirme a aquello que resultó de tu inspiración y de su reper- cusión en el entorno académico que me ha rodeado. Hablaré de algunas realizaciones en las que he participado junto con otros co- legas investigadores. Tú también has tenido presencia en ellas pues, sin duda, uno es corresponsable de lo que en otros inspira. En lo que a mí corresponde estas se han dado partiendo directa o indirectamente de aquello que se fue forjando en mí en aquel tiempo que convivimos académicamente como tutor y alumno. Aunque ubicada en un espectro continuo, mi relación con Guillermo Soberón ha transitado sutilmente de mentor a colega y de colega a amigo, de doctor Soberón a querido Memo. En la fase clínica de la carrera de medicina, descubrí que lo que realmente me atraía eran los aspectos básicos de la especialidad, en particular la bioquímica, y fue así como decidí que mi camino sería la investigación.

154 Rafael Palacios de la Lama • 26 de octubre

Un día fui a ver al doctor Soberón, quien en ese entonces era el director del Instituto de Estudios Médicos y Biológicos, ahora Instituto de Investigaciones Biomédicas. Al abrir la puerta, me dijo: “Ya sé que vienes a pedirme participar en mi grupo de investigación. Antes de entrar, debes saber que al menos en un año no recibirás ni un centavo. Tú sabes si cruzas esa puerta”. Ahora sé que hizo ese comentario para asegurarse de que realmente sentía pasión por la investigación. Y por supuesto que no me asusté, sino crucé la puerta. En mi primer día, después de la entrevista en su oficina, me llevó a ver los ci- mientos de lo que sería el primer Departamento de Biología Molecular en la UNAM y en el país. Me dijo con gran satisfacción y orgullo que el proyecto estaría a cargo del doctor Jaime Mora, cuyo nombre escuché por vez primera (nunca imaginé que Jaime y yo recorreríamos juntos toda una vida académica y personal basada en un intenso respeto, cariño y amistad). Mientras se construía el nuevo Departamento de Biología Molecular, el doctor Soberón me envió con un investigador asociado suyo que ocupaba un laboratorio prestado por el doctor José Laguna en la Facultad de Medicina. Mi primera acti- vidad fue lavar las pipetas del laboratorio y más tarde me encargué del proceso de destilación del agua. El doctor Soberón visitaba el laboratorio para discutir y compartir ideas con su investigador asociado. Un buen día su colega le sugirió que me invitara a for- mar parte de su seminario y desde entonces fui invitado a todas las discusiones relacionadas con los proyectos de investigación del doctor Soberón. Cuando estuvieron listos los laboratorios del Departamento de Biología Molecular, antes de la llegada de Jaime Mora, yo ya me encargaba del manejo ope- rativo del laboratorio. Ahí, el doctor Soberón y yo pasábamos horas discutiendo intensamente el desarrollo de sus proyectos, porque él siempre estuvo abierto a compartir todo acerca de ellos, así fuera un dato interesante, un experimento fa- llido, una idea o la filosofía integral de los mismos. En esencia: me ofreció toda su confianza y me permitió desarrollar todas las ideas y propuestas que se me ocu- rrieran. Este es un aspecto fundamental del doctor Soberón: otorga su absoluta con- fianza a jóvenes que considera tienen el talento, la capacidad y la entrega necesa- rios para hacer de la investigación su profesión. De hecho, mi actividad actual se basa en esta premisa: confianza total a los jóvenes académicos. Nuestras discusiones eran tan intensas como agradables. En múltiples ocasio- nes se alargaban hasta el anochecer. Cuando esto sucedía era frecuente que con- tinuáramos la plática en su casa, donde su hija Gloria nos preparaba unas cubas para después disfrutar de unas exquisitas quesadillas en compañía de su esposa

155 Homenaje al doctor Guillermo Soberón. Parte 1

Socorrito. Era tal la hospitalidad que llegué a sentirme auténticamente como parte de la familia. En una ocasión, discutimos sobre un experimento crucial para la hipótesis de trabajo. El doctor Soberón me pidió mi protocolo para revisarlo (debo aclarar que nunca antes había revisado uno de mis protocolos y nunca más volvería a hacerlo). Confieso que cuando me lo pidió tuve la sensación de que no dejaría en mis manos un proyecto tan importante. Sin embargo, mientras revisaba el protocolo, su entu- siasmo aumentaba y mis dudas se fueron disipando hasta contagiarme de su enorme emoción. En ese momento, tuve una de las ideas de las que más satisfecho me siento, le dije: “Doctor Soberón, lo invito a que realicemos juntos el experimento. Nos llevará 6 horas continuas de trabajo. Dígame cuándo lo espero en el laboratorio. Hicimos el experimento a cuatro manos y fue una de las experiencias más agra- dables que he tenido en toda mi vida. Dicha vivencia marcó mi forma de trabajo: ahora disfruto mucho estar en el laboratorio, pero sobre todo participar directa- mente en experimentos de estudiantes y colaboradores. Cuando se acercaba la llegada de Jaime Mora para dirigir el flamante Departa- mento de Biología Molecular, ya se hablaba de él como una leyenda por su inte- ligencia, su entrega a la investigación, su audacia y su espíritu emprendedor. Por otra parte, habían llegado a oídos de Jaime algunos comentarios sobre un joven estudiante que participaba con gran entusiasmo y espíritu crítico en los semina- rios del instituto y que discutía sin timidez con investigadores de gran prestigio. El día que Jaime llegó a México se planeó una cena en un restaurante para recibirlo. No nos conocíamos personalmente, sin embargo, de pronto nos en- contrábamos los dos solos en su coche dirigiéndonos al restaurante. A partir de ese momento, nació un respeto mutuo y una amistad que perduraría hasta la fe- cha y algo más: una carrera académica compartida que resultaría en importantes realizaciones. No puedo asegurarlo, pero tengo que decirte, Memo, que siempre he sospechado que tuviste algo que ver en ese encuentro aparentemente azaroso. Propiciar colaboraciones donde las cualidades individuales se potencian para beneficio de otros ha sido una de las grandes características de Guillermo Soberón. Cuando regresó a México con su doctorado en Physiological Chemistry de la Universidad de Wisconsin, su meta académica era desarrollar una disciplina de gran relevancia: la bioquímica. Su plan era claro, asertivo y certero: investigación + formación de recursos humanos + colaboración académica. Investigación de la más alta calidad, cuyos resultados debieran publicarse en revistas de alto prestigio internacional. En este sentido, los trabajos de los pri- meros bioquímicos mexicanos formados en los grupos de Soberón y Laguna se publicarían en las mejores revistas del área.

156 Rafael Palacios de la Lama • 26 de octubre

Formación de recursos humanos para la ciencia, nuevamente con el lideraz- go de Soberón y Laguna. Gracias a ellos, se crearía el doctorado en Bioquímica, ubicado inicialmente en la Facultad de Química de la UNAM, del cual surgiría la segunda generación de líderes académicos en el área de la bioquímica. Finalmente, colaboración académica con trece ilustres miembros de la comu- nidad científica nacional, con quienes se creó la Sociedad Mexicana de Bioquímica, cuyo primer presidente sería, por supuesto, el doctor Guillermo Soberón.

157 Homenaje al doctor Guillermo Soberón Parte 2

Dr. Rafael Palacios de la Lama 2 de noviembre

n esta segunda parte, cabe hacer algunas reflexiones acerca de lo que he atestiguado con relación al resultado de las acciones de algunos jóvenes —por cierto, ya no tan jóvenes en la actuali- dad— a quienes Guillermo Soberón escogió, brindó su apoyo y transmitió enorme fortaleza e inspiración. Por falta de tiempo, me referiré únicamente a la formación de recursos humanos para la ciencia y a algunas de sus repercusiones. EHacia 1970, Jaime Mora, primer estudiante de doctorado de Guillermo Soberón, tuvo una idea que generó un nuevo paradigma en la formación de recursos huma- nos para la ciencia: la creación de la licenciatura en Investigación Biomédica Básica. Para planearla, Jaime se rodeó de un grupo de investigadores, entre los que se encontraban Ruy Pérez Tamayo, Jaime Martuscelli, Mario Castañeda, José Negrete y yo. En ese entonces estaba por concluir el doctorado en Bioquímica en la UNAM, bajo la tutoría de Guillermo Soberón. Es importante mencionar que yo fui su úl- timo estudiante de doctorado. La licenciatura fue apoyada de forma decidida por el rector Soberón. Los nuevos investigadores deberían iniciar su entrenamiento en institutos y centros de investi- gación bajo la tutela directa de especialistas en el área. Los investigadores existentes serían los enanos sobre cuyos hombros se erigirían los gigantes que se convertirían en los nuevos líderes. De la licenciatura en Investigación Biomédica Básica surgió una proporción muy importante de los actuales líderes en bioquímica y biología molecular en México. Entre ellos encontramos premios de la Academia Mexicana de Ciencias, premios Universidad Nacional, premios Nacionales de Ciencias y Artes y pre- mios Príncipe de Asturias. Asimismo, varios han servido a la Universidad como directores de entidades académicas y han ocupado cargos de gran responsabilidad en la vida universitaria.

158 Rafael Palacios de la Lama • 2 de noviembre

Por cierto, dos de los hijos de Guillermo realizaron su entrenamiento aca- démico dentro del programa de Investigación Biomédica Básica: Gloria y Mario, quienes desde siempre se han destacado por su talento y creatividad, y han reali- zado contribuciones científicas muy relevantes. Además de su contribución a la ciencia, Gloria fue directora del Instituto de Investigaciones Biomédicas y coor- dinadora general del posgrado de la UNAM. La licenciatura en Investigación Biomédica Básica fue fundamental para con- tar con una fuente continua de nuevos investigadores y tuvo un impacto positi- vo tanto en la formación de especialistas como en la calidad de la investigación desarrollada en el área, particularmente en el seno del Instituto de Investigaciones Biomédicas, lo que motivó la creación de nuevos centros de investigación. Jaime Mora y yo propusimos al rector Soberón la creación del Centro de Investigación sobre Fijación de Nitrógeno, actual Centro de Ciencias Genómi- cas. La idea fue acogida con gran entusiasmo. El centro se ubicó en Cuernavaca y fue el primero fuera de la Ciudad de México. Yo fui nombrado director del mismo, mientras que Jaime Mora fungió como coordinador de la Unidad de Investigación y el propio Guillermo Soberón como coordinador de la Unidad de Evaluación, Pla- neación y Desarrollo. Una vez establecidos en Cuernavaca, se creó el Centro de Investigación sobre Ingeniería Genética y Biotecnología (actual Instituto de Biotecnología), dirigido por el doctor Francisco Bolívar. Con dos centros de investigación en Cuernavaca, surgió la idea de crear polos de desarrollo científico en la UNAM. Recuerdo una reunión que tuve con el doctor Jorge Flores, director del Instituto de Física, y con el Consejo Interno del mismo, donde se convencerían de establecer una unidad del instituto en Cuernavaca. De modo que el primer polo de desarrollo de la UNAM fue precisamente el de Morelos, el cual inició con los Centros de Fijación de Nitrógeno y de Ingeniería Genética y Biotecnología, y con unidades del Instituto de Física y del Instituto de Investigación en Matemáticas Aplicadas y Sistemas, para posteriormente sumar otras entidades académicas. Esta concepción de polos ha convertido a la UNAM en un auténtico sistema universitario con campi foráneos distribuidos en distintos lugares estratégicos del territorio nacional, tales como Cuernavaca, Juriquilla, Ensenada, Morelia y León, por mencionar solo algunos. Hace doce años me tocó participar en un proyecto que tenía como objetivo el desarrollo de las ciencias genómicas en México, animado por el entonces rector de la UNAM, el doctor Juan Ramón de la Fuente. El objetivo del proyecto se concretó con la creación de una nueva licenciatura centrada en la investigación: la licenciatu- ra en Ciencias Genómicas.

159 Homenaje al doctor Guillermo Soberón. Parte 2

Esta licenciatura tiene como sedes principales el Centro de Ciencias Genó- micas y el Instituto de Biotecnología, y como sedes asesoras los institutos de in- vestigaciones biomédicas, de fisiología celular, de ecología, de matemáticas y de ciencias físicas. La licenciatura ha adquirido prestigio internacional y ha formado a jóvenes investigadores con talento, creatividad y entrega que realizan con entu- siasmo sus carreras académicas en instituciones nacionales. De hecho, recientemente el rector, doctor José Narro, me encomendó un pro- yecto para incorporar en una nueva entidad académica de la UNAM a 20 jóvenes investigadores con talento, creatividad y una excelente preparación en ciencias genómicas (el prototipo sería un egresado de la licenciatura en Ciencias Genómi- cas al terminar su posdoctorado). De esta forma, surgió el Laboratorio Internacional de Investigación sobre el Genoma Humano, una nueva estructura académica en la UNAM que, siguiendo la inspiración de Soberón y Mora, ahora tengo el honor de coordinar y cuya ca- racterística principal es el otorgar toda la confianza a los jóvenes investigadores para que, a partir de su incorporación y una vez concluido su posdoctorado, puedan realizar su investigación de forma independiente, de acuerdo con sus propias ideas. En la actualidad, además de continuar con el desarrollo del laboratorio mencio- nado, me encuentro involucrado, junto con Xavier Soberón, director del Instituto Nacional de Medicina Genómica, que por cierto se creó también gracias al apoyo del doctor Soberón y de Jean Phillippe Vielle, investigador del Laboratorio Nacio- nal de Genómica para la Biodiversidad, en un proyecto que tiene como objetivo principal incorporar a cien jóvenes genomistas en distintas instituciones nacionales en los próximos diez años. La propuesta involucra a las tres instituciones de mayor relevancia en la investigación en México: la UNAM, el Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional y los institutos nacionales de salud, así como a una institución de investigación de enorme prestigio inter- nacional, el Cold Spring Harbor Laboratory, el sector gubernamental y el sector filantrópico-industrial. Estoy convencido de que este proyecto representa un paso decisivo para el desarrollo de las ciencias genómicas en México. He relatado parte de la historia que me ha tocado vivir. Como puede apreciarse, la confianza del doctor Soberón en jóvenes académicos y la inspiración que les ha brin- dado ha extendido su obra en diversos aspectos académicos de gran trascendencia. Guillermo Soberón, el gran inspirador. Querido Memo, no me alcanzan las palabras para agradecerte mis primeros pasos en la carrera académica, la confianza que depositaste en mí, la inspiración que me transmitiste, lo mucho que he gozado el hacer investigación y los gratos momentos que disfrutamos juntos. Muchas, muchas gracias.

160 Homenaje al doctor Guillermo Soberón Parte 3

Dr. Gerardo Gamba Ayala 9 de noviembre

ntre septiembre del 2003 y enero del 2004, el telescopio Hubble fue apuntado hacia la región más obscura del universo. En donde se pensaba que no existían estrellas, se obtuvieron múltiples fotografías conocidas como de campo ultraprofundo. En donde se pensaba que no había nada, se encontraron más de 10 mil galaxias localizadas a unos 13 mil millones de años luz de nosotros. Algo similar ha sido Guillermo Soberón para la academia y la cultura en México. En Edonde los demás pensaban que no había nada, ¡el doctor Soberón vio 10 mil galaxias! Conocí de lejos al doctor Soberón cuando era secretario de Salud y ya había sido rector de la UNAM. Entonces yo era residente de medicina interna en el Insti- tuto Nacional de la Nutrición Salvador Zubirán, por lo que mi visión de Soberón es como uno de los tantos beneficiarios de su obra. El doctor Soberón fue uno de los primeros residentes de medicina interna en el naciente Hospital de Enfermedades de la Nutrición, hoy Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán. Así que, cuando era joven dedicó muchos meses de su vida a la realización de la residencia, lo cual ha sido inspirador a lo largo de los años para los residentes de la misma especialidad en el Instituto. Siempre me han gustado las coincidencias entre mi carrera y la del doctor Soberón. Ambos fuimos pasantes en el Departamento de Patología de Nutrición y aprendimos mucho de hacer autopsias, como lo narra en su autobiografía El mé- dico, el rector. Luego fuimos residentes de medicina interna y al terminar decidimos incursionar en la investigación científica e irnos al extranjero a hacer un doctorado en cuestiones que muchos llaman “básicas”, porque parecen lejanas de la clínica, pero que con el tiempo muestran estar mucho más cerca del quehacer clínico que lo que la mayoría imaginó. Cuando Soberón regresó a México, fundó el Departamento de Bioquímica del Hospital de Enfermedades de la Nutrición. Desde ese momento mostró su

161 Homenaje al doctor Guillermo Soberón. Parte 3

vocación por abrir el camino para los demás. Lo que hizo en su primer año mien- tras se construía su laboratorio fue organizar cursos de bioquímica en la UNAM, según narra en su libro, para evitar que a los médicos les pasara lo que le sucedió a él cuando llegó a Wisconsin a hacer el doctorado, ya que tuvo que tomar una serie de cursos para emparejarse con los estudiantes de ese país. Con el Departamento de Bioquímica de Nutrición hizo algo que a la postre fue fundamental para entender la nutrición de hoy: incorporó la investigación de pro- cesos biológicos fundamentales a la vida institucional de un hospital. Le enseñó al México que se modernizaba que la investigación en un hospital no debía ser úni- camente de los procesos clínicos que ocurren en sus pabellones de internamiento, sino también de los procesos biológicos básicos que nos encaminan a entender las enfermedades y, por lo tanto, a imaginar estrategias terapéuticas o preventivas. Sin querer, otra parte importante del paso de Soberón por el Departamento de Bioquímica de Nutrición fue desarrollar un ejemplo real del médico-científico (physician scientist), figura propuesta a principios del siglo XX por el reporte Flex- ner en Estados Unidos. Después de diez años de desempeñarse como investigador en Nutrición y con una creciente y brillante carrera como bioquímico, el doctor Soberón tomó la difícil y valiente decisión de irse a la Universidad como director del Instituto de Investigaciones Biomédicas. La decisión no ha de haber sido nada fácil porque para entonces ya estaba a la cabeza de la preferencia del doctor Zubirán para ha- cerse cargo del instituto cuando llegara el momento. La partida de Soberón causó un acercamiento mayor entre el Instituto y la Universidad, que de por sí tenían un vínculo a través de la Facultad de Medicina. La relación fue potenciada después cuando se convirtió en rector de la UNAM. Desde entonces hay una cercanía particular entre Biomédicas y Nutrición, de la cual soy orgulloso heredero y protagonista, ya que el Instituto de Investigaciones Biomédicas ha sido mi casa en la Universidad durante 20 años; otra coincidencia afortunada entre la vida del doctor Soberón y la mía. Ambos fuimos de la Facultad de Medicina al Instituto de Nutrición y de ahí al Instituto de Investigaciones Biomédicas. Puedo decir que lo más importante de la vida de Soberón, y que es la principal razón por la que le rindo este homenaje, es porque nos facilitó el camino a mu- chos que seguimos después de él y que regresamos a México con la ilusión de ser investigadores competitivos a nivel internacional. Soberón trabajó desinteresa- damente por el bien de muchos mexicanos a los que no conocía, porque aún no habían nacido o, de hecho, todavía no nacen y algún día escucharán sus hazañas y sentirán agradecimiento hacia él.

162 Gerardo Gamba Ayala • 9 de noviembre

La vida de Guillermo Soberón es un ejemplo a seguir. Estuvo muy cerca de quienes gobernaron en una época en la que había un poder absoluto en el país y, como el maestro Salvador Zubirán, no utilizó esa ventaja, como tantos otros, para su beneficio personal, sino para fundar o mejorar instituciones emblemáticas de México y para introducir cambios fundamentales en las leyes generales de salud en beneficio de los mexicanos. Me parece que su vida se ajusta muy bien a un poema escrito por Jaime Torres Bodet que narra lo que es trabajar por las generaciones venideras. A continuación, me permito incluirlo para dedicarlo al doctor Guillermo Soberón, con eterno agradecimiento no solo mío, sino, me atrevo a decir sin dudarlo, de toda la comu- nidad académica del país.

En el lindero Jaime Torres Bodet

No veremos la tierra prometida. No veremos la tierra prometida. Ni su dorada miel disfrutaremos, Nacimos y morimos en los tiempos ni el perfumado aceite de sus del éxodo. lámparas alumbrará en la noche nuestros Pero, como el oasis más hermoso sueños. es el que inventa al hombre la sed en El agua de los ríos que vencimos, el desierto, otros la beberán. Y, en el invierno, ninguno de nosotros cambiaría arderá para otros la leña de los por la corona incierta de ese reino árboles esta pasión de ser que nos condujo que negaron su sombra a nuestros a través de emboscadas y de abismos, muertos. alarmas y desvelos, hasta la mañana infiel que nos recusa Otros sabrán contar por alboradas y al que nunca entrará nuestro los días que nosotros contamos por recuerdo. luceros. Y serán, para ellos, todo el año, La tierra prometida está en nosotros. abundantes las fuentes y densas las Mientras la codiciamos, existimos. espigas Y, cuando la ganamos, la perdemos. en la región feliz que conquistamos y que jamás conoceremos...

163 En memoria del maestro Jorge Alberto Manrique (1936-2016)

Dra. Josefina Zoraida Vázquez 10 de noviembre

onocí a Jorge Alberto Manrique en el seminario de investi- gación de don Edmundo O’Gorman, nuestro querido maes- tro. Todavía era estudiante, pero hacía ruido en la Facultad de Filosofía como galardonado con el Premio a la Crítica Joven México en la Cultura Paul Westheim. En 1959, Manrique fue elegido profesor de historia en la Universidad Veracruzana y, en 1961, por don Daniel Cosío Cpara una beca Rockefeller con la cual pudiera estudiar en Francia e Italia para convertirse en experto en historia moderna. A su regreso, se integró al Colegio de México, donde formamos equipo. Compartíamos el historicismo de O’Gorman, combatido por entonces y que nosotros defendíamos, nuestro compromiso con el país, la vida académica y la historia. Juntos hicimos frente común en muchas empresas, tanto en el Colegio como en Filosofía y Letras, donde impartíamos clase. Esto tuvo ventajas, pero también desventajas, pues en 1968 sufrimos por partida doble el movimiento: asistíamos a las asambleas matutinas en el Colegio y a las vespertinas de la UNAM, y vivimos el ametrallamiento de la fachada del primero y la ocupación militar de la segunda. Compartimos también experiencias familiares felices e infelices; leímos y comentamos libros, noticias y rumores, base de una amistad de más de medio siglo. Admiré su capacidad para debatir con claridad de argumentación, la ampli- tud de sus conocimientos y su pasión por el arte y la historia. Su amistad me per- mitió aprender sobre el arte contemporáneo y los pintores mexicanos, y a través suyo conocí a algunos. Mostró su increíble conocimiento de la cultura novohispana en el excelente ca- pítulo “Del Barroco a la Ilustración”, escrito para la primera versión de la Historia general de México del Colegio de México.

164 Josefina Zoraida Vázquez • 10 de noviembre

La mayoría de su obra se concentró en crítica artística y cultural. De su bri- llantez como expositor y crítico agudo, tengo el recuerdo de una conferencia que ofreció en una serie organizada por mí para el Recinto a Juárez sobre la cultura durante la Reforma. Siempre deploré no haberla grabado por la manera magistral con que bordó el arte en el contexto político e ideológico del México del siglo XIX, en medio de la entrada de corrientes europeas y el surgimiento del nacionalismo cultural, despertado por las amenazas externas. En los cinco años que estuvo en El Colegio de México, descubrí diferentes as- pectos de su personalidad, pues por aquel entonces vivíamos cerca del Colegio y eso permitió un contacto estrecho. Así descubrí su pasión por los toros, la gastro- nomía, las hierbas y delicias mexicanas, francesas e italianas. Recuerdo sus chiles en nogada y su espagueti a la carbonara. Por él me hice miembro de la Sociedad Protectora del Tesoro Artístico, campo que le llevó a dar muchas batallas. Destacaba también como consejero estudiantil y del profesorado, conocedor a fondo de reglamentos universitarios. Poco después de dejar el Colegio por el Instituto de Investigaciones Estéticas fue elegido director e hizo reformas importantes. No tardó en ser electo miembro de la Academia Mexicana de Historia, la Academia de Artes y la Asociación Inter- nacional de Críticos de Arte, amén de ser constante jurado de premios artísticos. También fue articulista en importantes revistas y periódicos, dirigió la Revista de la Universidad. Fundó y dirigió el Museo Nacional del Arte (de 1982 a 1983), donde desplegó sus conocimientos museísticos, por lo que después dirigió el Museo de Arte Moderno (de 1987 a 1988). Ahí fue víctima de la asociación Provida que denunció un cuadro expuesto como violación a un símbolo religioso. Manrique lo enfrentó con valentía, pero no pudo con la incapacidad del gobierno, que terminó por proteger las ideas retrógradas de un profesor de la Universidad Iberoamericana. Esto no afectó el reconocimiento nacional e internacional que gozaba y siguió re- cibiendo distinciones, como el Premio Universidad Nacional en 1992 y el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 2005. Un infarto de cerebro lo privó de la facilidad del habla, pero no de su capacidad de crítica aguda. Su muerte, en fin, es una gran pérdida para la cultura mexicana y sus amigos. Descanse en paz.

165 Sobre Trump

Dr. Jorge Bustamante Fernández 16 de noviembre

no: La realidad política tras la de Donald Trump es la de una división profunda en la opinión pública estaduni- dense. Este fenómeno, y otros de la política norteamericana, no se puede entender sin haber estudiado lo que quiere decir la “cultura política” de ese país. Fuera de Estados Unidos hay gente que confunde “entender o hablar inglés” con entender su cultura política, es decir, su historia, en particular la de sus Uinstituciones y los valores que las inspiraron, así como la historia de sus mitos, de su poder internacional y de sus logros tecnológicos y científicos. Sin haber estu- diado y entendido todo lo anterior (como lo entienden los estadunidenses), no se puede entender ni a Trump, ni a sus seguidores, ni su triunfo electoral. Dos: Es común entre los que votaron contra el ganador (en el caso de Estados Unidos, más del 50 por ciento del voto popular; Trump no ganó la mayoría de vo- tos “directos”, sino la mayoría de votos electorales, que determina el triunfo según las leyes electorales de allá) sentir una gran frustración y desilusión, la cual se está manifestando en marchas de protesta contra Trump en las principales ciudades de Estados Unidos. Tres: Para entender esta reacción, hay que entender la historia de por qué las elecciones de ese país no las gana el candidato que obtuvo la mayoría del voto popular (como es el caso de las elecciones del titular del poder ejecutivo en la ma- yoría de los países, incluyendo México), sino el que gana la mayoría de un mínimo de 270 votos electorales. Cuatro: Esa frustración se ha extendido a los países donde no se prefería a Trump. Entre ellos, México. Por eso, ha surgido la pregunta de qué se podría ha- cer en nuestro país para evitar los efectos negativos de una política estadunidense, con Trump a la cabeza, que pusiera en práctica las amenazas y visiones sobre México y los mexicanos que este pronunció desde el inicio de su campaña electoral.

166 Jorge Bustamante Fernández • 16 de noviembre

Cinco: Primero habría que tomar en cuenta la asimetría de poder que caracte- riza las relaciones entre México y Estados Unidos. Sin embargo, hay cosas que se podrían empezar a hacer como transmitir eficazmente cuál es el poder de compra de productos estadunidenses, tanto de los mexicanos de acá como de los que ya residen en Estados Unidos. Esto se manifestaría si fuéramos capaces de organizar y poner en práctica un boicot o acción de no compra de productos estadunidenses durante el fin de semana que incluye el día de Acción de Gracias Thanksgiving( ), particularmente durante el viernes de esa semana que en Estados Unidos se conoce como Black Friday (25 de noviembre). Tal boicot solo sería eficaz si se orquestara a partir de un entendimiento mínimo de la cultura política de Estados Unidos, implícito en el entendimiento y la ejecución de las siguientes acciones y omisiones: a) El gobierno de México no estaría, en absoluto, involucrado en el boicot. b) La organización del boicot partiría de una propuesta de acción civil difun- dida por Twitter o Facebook, bajo los eslóganes siguientes: “Usa tu shopping power”, “Vota ahora con tu cartera” o “Vote now with your pocket”. También podría transmitirse este mensaje: “Si vas a alguna ciudad fronteriza, abstente de comprar durante el fin de semana delThanksgiving , particularmente du- rante el Black Friday”. Incluso podría promoverse el uso de hashtags, como “Latino Power”, “Border power” “Human rights for all immigrants”. De lo que trata este boicot es de mostrar la capacidad de los mexicanos de ambos lados de la frontera de usar políticamente su poder de compra. Esta absten- ción de comprar es una acción pacífica y legal en ambos países que puede transmitir el mensaje de un costo político para Trump si la emprende contra los mexicanos.

Si quienes leen esto aún no están convencidos de participar en el boicot aquí propuesto, piensen en las consecuencias que podrían tener tú y tu familia si alguna de las siguientes amenazas públicas que hizo reiteradamente el ahora presidente Donald Trump para financiar su plan de construir un muro de diez pies de alto a lo largo de toda la frontera con México se pone en práctica: 1) Establecer un impuesto a todas las remesas de dinero que los migrantes mexi- canos envían desde Estados Unidos, que el año pasado sumaron más de 24 mil millones de dólares. Este insumo de divisas a la economía nacional, de la cual todos nos beneficiamos, fue el mayor rubro de ingresos, más que el petróleo o el turismo, y solo después de la inversión extranjera. No habría mexicano que escapara a las consecuencias de la reducción de re- mesas desde Estados Unidos si se cumpliera esa amenaza hecha explícitamente por Trump.

167 Sobre Trump

2) Un desastre aún peor causaría el incremento de las tarifas a las importaciones hacia Estados Unidos desde México, que corresponden al 80 por ciento de las exportaciones totales de nuestro país. Según Trump, las ganancias se destina- rían al financiamiento de la construcción del muro fronterizo. 3) La entrada de mexicanos al país vecino quedaría reducida a porcentajes de un dígito si Trump cumple su amenaza de incrementar el número de agentes de la patrulla fronteriza a los niveles anunciados en su campaña. 4) Serían incalculables las consecuencias de la expulsión masiva de los 7 millones de mexicanos indocumentados que hay en Estados Unidos, como el electo lo ha prometido.

Y estas son solo las principales, mas no las únicas amenazas para México que Donald Trump ha prometido a sus seguidores. Además, está la terminación del NAFTA y la reanudación de la privatización del sistema penitenciario, a donde se envía la mayor parte de los mexicanos enjuiciados y sentenciados, entre otras adi- cionales. Si lo anterior no te ha convencido de hacer algo por incrementar el poder de negociación de México frente a la nueva administración de Estados Unidos, úne- te a los que estamos pensando cómo hacerlo.

168 El cambio climático en la agricultura y los bosques

Dra. María Valdés Ramírez 23 de noviembre

as evidencias que el cambio climático provoca en la transforma- ción de la vida tanto vegetal como animal de todo el planeta son bien claras día con día. Muchas especies están amenazadas en su distribución y en su número poblacional; otras desaparecerán. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimen- tación y la Agricultura (FAO), el cambio climático está creando condiciones favorables para que se produzcan plagas y enfermeda- Ldes de plantas y animales en nuevas regiones, y también está transformando sus vías de transmisión. Además, las alteraciones que experimenta la cubierta vegetal de la Tierra, como la deforestación y la desertificación, pueden incrementar la vulnerabilidad de las plantas y los animales que permanecen en su hábitat ante las plagas y las enfermeda- des. Ya, en la actualidad, las plagas, los patógenos y las malezas causan la pérdida de más del 40 por ciento del suministro mundial de alimentos. Hoy, el cambio climático —cada vez mayor— incrementa estas pérdidas, que representan una amenaza tanto para la seguridad alimentaria como para los medios de subsistencia rurales en todo el planeta. Para combatir estas nuevas plagas, muchas veces se necesita usar plaguicidas que pueden producir serios efectos secundarios al medio ambiente y la salud humana, en particular, en la población rural pobre que no cuenta ni con equipo especial para aplicar estas sustancias ni con equipo de protección. El cambio climático, al inducir la proliferación de plagas y enfermedades, po- dría participar también en la inocuidad de los alimentos. Los residuos de pla- guicidas y los medicamentos veterinarios usados en la producción de alimentos de origen animal, en lugar de prevenir, provocarían un incremento en la no ino- cuidad de los mismos. Además, la mayor temperatura y humedad relativa son favorables para muchos hongos micotoxinogénicos, que pueden ser mortales al

169 El cambio climático en la agricultura y los bosques

contaminar fácilmente los granos importantes en la alimentación humana, como el trigo, el maíz, el arroz, etcétera. La misma FAO señala que algunas de las transformaciones más espectaculares del cambio climático en las plagas y en las enfermedades de los animales probablemen- te se observarán en los insectos, así como en los virus de los cuales son portadores. Debido al cambio de las temperaturas y de la humedad, las poblaciones de insec- tos pueden extender la zona geográfica donde viven y exponer a los animales y a las personas a enfermedades contra las cuales no tienen inmunidad. El cambio climático incluye una gama completa de cambios naturales e induci- dos por el humano en el ambiente del planeta. Los más propiciados por activida- des humanas son: la elevación del dióxido de carbono (producido por diferentes factores como el sistema roza-tumba-quema) y del ozono troposférico, el ciclo del nitrógeno alterado por exceso de fertilizantes, y la lluvia ácida. El sistema roza-tumba-quema, tan arraigado en nuestro país, daña irreversi- blemente el suelo, desata incendios en los bosques y libera a la atmósfera miles de toneladas de CO2. Los bosques protegen el suelo, pero la deforestación y los incendios lo destruyen, dejándolo expuesto a la erosión hídrica y eólica; además, sin los restos de los árboles (materia orgánica) no se retiene el agua de lluvia, por lo que los mantos freáticos no se recargan. El ozono, cuyos altos índices hemos sufrido en la Ciudad de México (CDMX), se forma a partir de compuestos orgánicos volátiles y de óxidos de nitrógeno por acción de calor o del sol. La mayor contribución de los compuestos orgánicos vo- látiles a la atmósfera de la CDMX son las fugas de gas LP. Esto indica que es urgen- te la creación de un programa de inspección de fugas de gas en autobuses (todos usan este combustible), fugas domiciliarias y fugas comerciales. Otro programa importante sería elaborar una norma para reducir las emisiones de partículas y óxidos de nitrógeno en vehículos diésel, así como en los vehículos de gasolina. Los agentes del cambio climático no solo tienen efecto negativo sobre las plan- tas, sino también en los habitantes del suelo, que alberga los microorganismos de los cuales las plantas dependen para su buen funcionamiento y reproducción. Estos cambios en el suelo conducen a la presencia de otros habitantes microbia- nos en las raíces, a la desaparición de bacterias estimuladoras del crecimiento, a la pérdida de plantas o a la invasión de otras ajenas al ecosistema y a la penetración de patógenos, entre otros. Al variar las condiciones climatológicas en cada ecosistema, debido al alza en la temperatura, se producen cambios en las poblaciones de acuerdo con sus posibili- dades de adaptación a las nuevas condiciones de su entorno. Las plantas invasoras pueden evolucionar rápidamente y adaptarse a nuevos hábitats, pues presentan

170 María Valdés Ramírez • 23 de noviembre

características genéticas diferentes a las de las nativas (selección natural). En cam- bio, las nativas se vuelven más vulnerables. Con relación a los bosques, estos han sido invadidos por diferentes plantas aje- nas al ecosistema. Algunos estudios hechos con algoritmos (RFalgorithm) para conocer la distribución futura de los árboles en España, muestran una reducción notable para el futuro, particularmente en las especies coníferas de montaña, así como en los encinos. Y recordemos que México tiene dos terceras partes de mon- tañas con coníferas, que en buena medida son bosques de pino-encino.

‹www.fao.foodclimate› ‹www.ecologistasenaccion.org› Luisa Tan de Molina, Erik Velasco Saldaña, et al. “An overview of the MILAGRO 2006 Campaign: emissions and their transport and transformation” en Atmospheric Chemistry and , 10, 18 (septiembre, 2010) [En línea]: ‹https://acp.copernicus.org/ articles/10/8697/2010/› [Consulta: 4 de enero de 2021].

171 Se vale soñar

No hay material que transforme la luz en arcoíris como el diamante, eso es la nutrición... Dr. David Kershenobich 70.º aniversario del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán

Dr. Gerardo Gamba Ayala 30 de noviembre

ace 70 años, el 12 de octubre de 1946, un individuo excepcio- nal inició oficialmente un sueño que venía construyendo en su mente desde algunos años atrás. El doctor Salvador Zubirán, después de terminar los estudios de medicina, migró por un par de años para estudiar el posgrado en el prestigiado hospital Peter Bent Brigham (hoy Brigham and Women’s Hospital) de la Universidad de Harvard en la ciudad de Boston (ver J. HClin. Invest., 1926, 2:289-298). 1 Templo del saber médico, testigo del surgimien- to de múltiples avances en la medicina del siglo XIX en adelante. Años más tarde, el mismo hospital le entregó un reconocimiento al doctor Zubirán como uno de los doce estudiantes extranjeros que ha tenido esa institu- ción con más trascendencia en su país de origen. Es muy probable que la expe- riencia en Boston le abriera la mente al doctor Zubirán y se hiciera la pregunta clave: ¿por qué en México no tenemos instituciones como esta? Se puso a soñar y le llevó 20 años inaugurar el Hospital de Enfermedades de la Nutrición, en un momento en el que el principal problema de salud en el país era la desnutrición y la esperanza de vida alcanzaba apenas los 41 años. El hoy Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán de- muestra con datos contundentes que el sueño de Salvador Zubirán se hizo realidad.

172 Gerardo Gamba Ayala • 30 de noviembre

Cumplimos orgullosamente 70 años de vida, de los cuales he sido testigo de la mitad, ya que llegué al Instituto como estudiante de pregrado en 1981. Nutrición es un ejemplo de que en México podemos hacer las cosas bien. Es considerado la mejor institución hospitalaria del país, con un balance real entre la actividad asistencial, la enseñanza y la investigación científica. Ahí se atienden miles de enfermos adultos cada año con problemas de salud que requieren de alta espe- cialización médica. La inmensa mayoría de los pacientes son de escasos recursos económicos. Es un centro de referencia nacional para el estudio de enfermedades complejas como el lupus eritematoso generalizado, las leucemias agudas, la en- fermedad celíaca o trastornos complejos en la fisiología de la reproducción. Lo es también para procedimientos terapéuticos de alta especialización como la cirugía pancreática o los trasplantes de órganos y de extremidades superiores. La gran mayoría de los enfermos que acuden en busca de ayuda la encuentran y quedan gratamente sorprendidos por el calor humano con que son tratados al inte- rior del instituto por todo el personal. Por cada carta con alguna queja, se reciben decenas con muestras de agradecimiento. Nutrición es un centro de enseñanza en el que cada año centenas de jóvenes cursan sus estudios de posgrado en especialidades médicas o en doctorados uni- versitarios y resultan invariablemente los mejor evaluados en los exámenes de los diversos consejos de especialidades médicas que se practican ahí mismo y que al terminar han ido poco a poco llevando el legado de Zubirán a diversos rincones del país. Para completar la terna, Nutrición es un recinto de investigación que genera centenas de publicaciones científicas cada año. Según datos del Conacyt, es la ins- titución de salud en el país con la mejor relación entre citas y publicaciones. Tiene 201 miembros del Sistema Nacional de Investigadores. De Nutrición han emanado directores de facultades de medicina y de hospitales del país, quince presidentes de la Academia Nacional de Medicina, doce Premios Nacionales de Ciencias y Artes, y tres miembros del Colegio Nacional. Para una institución que hoy tiene 3 mil 500 empleados y apenas ocupa una cuadra en la delegación de Tlalpan, los números son abrumadores. Nutrición fue creado por un individuo honesto que puso todo su esfuerzo en la institución, sin tomar de ella nada para su beneficio personal. Salvador Zubirán aprovechó sus influencias políticas para hacer una institución modelo al servicio del pueblo de México y no para hacerse millonario. Al hacerlo, se rodeó de gente que tuviera la misma filosofía y así surgió una isla en la que la corrupción no está incluida en el modo normal de funcionar. Los fundadores heredaron ese com- portamiento a sus alumnos y estos a su vez a los suyos. Quienes llegan de fuera

173 Se vale soñar

se contagian del mismo, lo que demuestra claramente que el comportamiento del conjunto social hace cambiar el comportamiento individual. El personal que trabaja en el Instituto lo hace con el fin de servir a los enfermos, a la enseñanza o a la investigación. La asignación de fichas para atención médica es transparente y depende de qué tanto el padecimiento del individuo puede y debe ser atendido en el Instituto. Nadie solicita a los enfermos prebendas para acelerar o cambiar el orden de las consultas. No hay venta de fichas. Ser familiar de algún miembro de Nutrición no confiere ninguna ventaja en el concurso por las plazas para hacer la residencia médica, las cuales se otorgan a los estudiantes que se las ganan en una oposición altamente competida. Con esto aseguramos tener cada año a los mejores estudiantes del país y, como el Instituto se nutre mayoritariamente de sus egresados con el tiempo, se garantiza la excelen- cia en calidad del personal que labora. Los recursos para hacer investigación se manejan en una oficina especializada y en forma absolutamente transparente. Todos los proyectos son revisados cuidado- samente por los respectivos comités de ética e investigación. La existencia de esta institución es un ejemplo pequeño de lo que podría ser México si no tuviéramos la corrupción que impera en el país y a la que estamos tan acostumbrados, tanto que nos cuesta trabajo imaginarnos el mundo sin ella. Me atrevo a decir que el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán al festejar con gusto sus primeros 70 años de vida tiene la auto- ridad moral para lanzar la primera piedra.

1 Cyrus Cressey Sturgis, Salvador Zubirán Anchondo, et al. “The effect of iodine by mouth on the reaction to intravenous injections of thyroxin” en The Journal of Clinical Investigation, 2, 3 (febrero, 1926), pp. 289–298 [En línea]: ‹https://www.jci.org/articles/view/100046› [Consulta: 4 de enero de 2021].

174 La parcela escolar como eje del cambio en la reforma educativa del sector agrícola

Dr. Alfonso Larqué Saavedra 7 de diciembre

n el día mundial de la alimentación se ha señalado la urgente ta- rea de innovar el campo mexicano para poder alimentar a la gran cantidad de mexicanos que viven en pobreza alimentaria y otro tanto en pobreza extrema. De igual forma, el Estado mexicano se ha comprometido a realizar una reforma educativa a nivel nacio- nal que dé a los mexicanos mayor autonomía en muchos de los pasos de la llamada “economía del conocimiento”. EEn la búsqueda por atender esta tarea, pongo a consideración de los que ten- gan interés en el tema que revisemos la gran iniciativa política del general Lázaro Cárdenas, aquella que se refiere a la creación y el establecimiento de la parce- la escolar en las escuelas rurales de nuestro país. Dicha política se formalizó y fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el 29 de octubre de 1940. La idea del presente escrito es retomar la parcela escolar y, además del comentario desde el punto de vista político, verla dentro del esfuerzo nacional de la reforma educativa. La parcela escolar forma parte estructural de miles de escuelas de nuestro país. Imaginemos el universo del que estamos hablando: hay cerca de 31 mil ejidos en México, que por ley deben ceder una o dos parcelas a las escuelas rurales. Estas par- celas podrían convertirse en las células de educación de vanguardia de las ciencias agrícolas de frontera y en el instrumento operativo de mayor importancia para

175 La parcela escolar como eje del cambio en la reforma educativa

educar a millones de niños y jóvenes mexicanos de todo el país. De esta forma, se participaría en la reforma educativa de una manera más dinámica, y la innovación sería fenomenal. La propuesta central es establecer en cada una de esas parcelas los puntos neurál- gicos en los que converjan los grandes avances de las ciencias agrícolas de frontera, comprometidas con la producción de alimentos. Que sean los prototipos de vali- dación y enseñanza en los que se siembre aquellas plantas cultivadas en las que los científicos dicen tener avances sobresalientes y consolidados, como maíz, frijol, calabaza, trigo y arroz; y hortalizas de especies resistentes a plagas y enfermeda- des, como chiles, tomates y pepinos; acompañadas, por supuesto, con las técnicas más avanzadas de aplicación correcta de fertilizantes o biofertilizantes (pesticidas orgánicos); con sistemas de riego inteligentes y eficientes; con un control bioló- gico más adecuado y las propuestas de manejo del suelo más recomendadas. Todo este escenario debe incluir a los alumnos de primaria, secundaria y colegios de bachilleres, para que aprendan que la actividad agrícola suministra la cantidad suficiente de productos de la mejor calidad y que su redituabilidad permitirá im- pulsar un modelo sustentable. Por supuesto, el modelo debe alentar la participación de alumnos, investigado- res, técnicos y profesores de las escuelas, institutos, centros de investigación o uni- versidades de excelencia en los campos relacionados con las ciencias agrícolas, como son los agrónomos, biólogos, ingenieros ambientales, biotecnólogos, sociólogos y antropólogos. Los profesionales de las ciencias agrícolas serían fundamentales para apoyar a los maestros rurales de modo que la innovación se materialice y la parcela se convierta en un taller demostrativo de que la actividad agrícola es una opción real que da para comer y permite una vida digna. Seguramente padres y madres de los educandos se acercarían a ver qué aprenden sus hijos y, si se convencen de los logros e impactos potenciales de la enseñanza, posiblemente adopten algunos avances para reproducirlos en sus parcelas ejidales. De esta forma, tendríamos un camino alternativo para producir la revolución que deseamos ocurra en nuestro país y atender el rezago productivo que nos ha sumido tanto en la pobreza al grado de tener que establecer una cruzada contra el hambre. Revisemos lo referente a la parcela escolar en nuestra legislación y despejemos a la brevedad lo que se tiene que hacer para que se convierta en el motor de cambio de la reforma educativa en lo referente a la producción primaria: gramíneas, hortalizas, frutas, maderas preciosas, agaves, fibras, plantas medicinales y plantas de ornato, entre otras.

176 Alfonso Larqué Saavedra • 7 de diciembre

La estructura llamada “parcela escolar” está regida por el artículo 70 de la Ley Agraria vigente, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 26 de febrero de 1992, que señala las actividades a que debe dedicarse: “Todos los ordenamien- tos agrarios invocados, con distintas redacciones, coinciden en establecer, de ma- nera general, que la parcela escolar se destinará a la enseñanza, investigación y difusión de las prácticas agrícolas”. Retomemos, entonces, esta gran oportunidad legal y hagámosla operativa a la brevedad posible. La iniciativa nace después de haber hecho recorridos a muchas localidades del país en los meses recientes para ver la calidad e intensidad de acciones en las parcelas escolares. La información recabada arroja que muchas están abandonadas o desa- rrollan actividades marginales con poco presupuesto o se utilizan para otros fines, lejos del espíritu que las creó. Seguramente habrá excepciones de parcelas modelo que atienden con éxito la misión para la que fueron establecidas y valdría la pena enlistarlas para hacerles un reconocimiento público. La pregunta es dónde están para visitarlas, apoyarlas e impulsarlas más, si fuera el caso. Existen millones de mexicanos con hambre que siguen esperando que el discurso se transforme en acciones concretas que les permitan salir de la crisis. Aunado a esto, se ha hecho noticia e integrado en el discurso político que necesitamos urgen- temente otra revolución verde para paliar esta demanda social. Vinculemos la par- cela escolar a miles de escuelas en este país, para que se convierta en la pieza clave del cambio y en un instrumento de enseñanza de niños y jóvenes que dé certeza de que la actividad agrícola propiciará el cambio que urge se produzca en el corto plazo.

177 Tierras raras para la revolución del transporte eléctrico

Dr. Lorenzo Martínez Gómez 14 de diciembre

urante la próxima década los automóviles eléctricos habrán sustituido de manera significativa a los automotores de gaso- lina y diésel, eliminando las recurrentes crisis ambientales que ahora agobian a las grandes urbes, causadas por las emisiones de gases de combustión de hidrocarburos y nanopartículas sulfura- das de los motores convencionales. Así como a principios del siglo XX los automotores de ga- Dsolina liberaron a las grandes ciudades de la contaminación del transporte con ca- ballos, cien años después estamos viviendo una revolución hacia los vehículos eléc- tricos. Hace poco más de un centenar de años Nueva York era movida por 120 mil caballos que deponían en sus calles más de mil toneladas diarias de estiércol y orina de olores nauseabundos y vectores de enfermedades respiratorias y tifoidea. Hoy se sufren enfermedades pulmonares, gastrointestinales y degenerativas, causadas por las emisiones de millones de motores de gasolinas y diésel, que además agravan el cambio climático del planeta. La Ciudad de México (CDMX) destaca ahora debido a que obtuvo 50 millones de dólares del G40, reunido aquí hace unos días, para masificar el transporte eléc- trico. Al mismo tiempo, la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación (Seciti) de la ciudad impulsa un programa de taxis eléctricos y la minería urbana de chatarra electrónica para tierras raras; por su lado, el Conacyt y la Secretaría de Energía promovieron la creación de un laboratorio nacional de tierras raras, incluyendo la geología, minería, metalurgia y fabricación de baterías eléctricas, tanques de hi- drógeno y pilas de hidrógeno (hydrogen fuel cells), entre otros dispositivos. La prevalencia de los vehículos eléctricos sobre los de hidrocarburos se an- ticipa observando la enorme variedad de iniciativas de fabricación en todo el mundo, lideradas por las principales armadoras. A nivel mundial, ya hay cerca de 2.5 millones de coches eléctricos circulando principalmente en Europa, Es-

178 Lorenzo Martínez Gómez • 14 de diciembre

tados Unidos, China y Japón. Este año el 33 por ciento de los autos vendidos en Noruega fueron eléctricos. No es posible prever cuál diseño de automotores eléctricos prevalecerá, porque la innovación tecnológica avanza por muchas vertientes. Los retos de hoy son au- mentar la autonomía y bajar el tiempo de recarga. Predominan ahora los automo- tores eléctricos impulsados por una gran batería que se carga en el domicilio de los usuarios o en centros de carga que hacen las veces de gasolineras. Se han logrado baterías con autonomía cercana a los 200 km entre carga y recarga, una gran limi- tante frente a los más de 600 km de autonomía de muchos vehículos de gasolina. Otra limitación es la lentitud de recarga de las baterías, que tardan de 2 a 5 horas. Las baterías tienen además que superar el reto del escalamiento desde el mer- cado de élite que ahora define a los automotores eléctricos y proyectarse hacia las grandes masas de consumidores. Prevalecen ahora las baterías de iones de litio, que aparte tienen cobalto, níquel y manganeso. El litio es muy escaso en la cor- teza terrestre; Chile, Bolivia, China, Argentina y Australia concentran el 96 por ciento de las reservas mundiales, las cuales no serían suficientes para soportar la masificación de los automotores eléctricos. El cobalto también es escaso, caro y su minería en África es inhumana. Solo las tierras raras de lantano, cerio, neodimio y praseodimio pueden sustentar la masificación de baterías eléctricas. A diferencia del litio o el cobalto, son mucho más abundantes en la corteza terrestre. La geolo- gía de México contiene tierras raras en Oaxaca y el Altiplano. El hidrógeno también es un insumo altamente prometedor para lograr masi- ficar los automotores eléctricos. Es convertible en electricidad en pilas de hidró- geno, las cuales son muy parecidas a las baterías eléctricas: tienen ánodo, cátodo y electrolito. El hidrógeno, al fluir a través del electrolito poroso, genera potencia eléctrica entre el ánodo y el cátodo. La única emisión de estas pilas es el vapor de agua producto de la oxidación del hidrógeno. El rendimiento del hidrógeno en pilas es notable: 6 kg producen autonomía para recorrer 500 km con un automotor mediano. Aunque sería muy explosivo y peligroso si se transportara como gas o líquido dentro de un vehículo, afortunada- mente puede almacenarse con mucha seguridad mediante su adsorción, en forma de hidruros, en polvos de aleaciones de algunas tierras raras como lantano, cerio, itrio y níquel. Los polvos de estos compuestos se colocan dentro de tanques a muy baja presión; al estar el hidrógeno adsorbido sobre la superficie de estos compues- tos, los tanques que los contienen son muy seguros y almacenan hasta 6 kg de hidró- geno dentro de un tanque de 50 litros de polvo. La liberación del hidrógeno adsorbido para su consumo en pilas se realiza de manera controlada mediante el calentamiento selectivo de zonas del tanque a

179 Tierras raras para la revolución del transporte eléctrico

temperaturas entre 150 y 300 °C. A temperatura ambiente, el hidrógeno perma- nece adsorbido a la superficie de los polvos de forma estable y segura. Si se derra- maran durante un percance, no ocurriría ninguna explosión ni daño al ambiente, porque las tierras raras son de baja toxicidad. Además de los polvos para los tanques, los electrodos de las pilas de hidrógeno se fabrican también con tierras raras, entre las que destacan lantano, gadolinio, samario, cerio, neodimio y praseodimio. Recientemente la prestigiada revista Nature reportó sólidos avances de inves- tigación de alto potencial para sustentar la producción masiva de hidrógeno con electrolisis solar en bancos de agua, mares o drenajes. Los paneles fotovoltaicos, que han reducido sustancialmente sus costos de producción en las últimas dos décadas, pueden emplearse para producir hidrógeno mediante la electrolisis del agua. El hidrógeno también puede producirse con excedentes de energía eléctrica, eólica, nuclear o gas natural. En tiempos de crisis por las fuertes amenazas de la contaminación ambiental y el calentamiento global, la revolución del transporte eléctrico está ya en puerta. Será una de las revoluciones tecnológicas más benéficas y oportunas que la humanidad haya vivido.

180 cimmyt: “Milpa sustentable en la Península de Yucatán”

Dr. Alfonso Larqué Saavedra 21 de diciembre

l pasado 25 de noviembre en la parcela Ya’ax-Actún, localidad de Kancabdzonot del municipio de Yaxcabá, cerca de la ciudad de Mérida en Yucatán, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la Fundación Haciendas del Mundo Maya presentaron el proyecto “Milpa sustentable en la Península de Yucatán” dentro del esquema de Modernización Sustentable de la Agricultura Tradicional (Masagro), programa aprobado por el Epresidente Felipe Calderón el 27 de enero de 2012 con un sólido financiamiento y que se espera concluya en diez años. La plataforma fue presentada por el doctor Bram Govaerts, director del pro- yecto, y consiste en 16 módulos y 26 áreas establecidas en la península. Se refiere a la reconversión constructiva del citado sistema agrícola, respetando la identidad de la península de Yucatán e incorporando abonos verdes y otras innovaciones que se estarán validando para lograr el objetivo señalado en el título del proyecto. Al evento asistieron, además de las autoridades locales relacionadas con el desarrollo rural y la agricultura, la investigación científica y el medio ambiente, el licenciado José Eduardo Calzada, titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), quien tomó la palabra y dio la bienvenida al citado proyecto, especialmente por su importancia al producir alimentos cuidando el medio ambiente. Asimismo, el banquero Roberto Her- nández anotó la importancia del proyecto porque considera a los productores como los agentes del cambio y porque integrará y compartirá la ciencia con ellos. Es particularmente interesante resaltar algunos puntos del discurso del doctor Govaerts, quien anotó que la milpa es “arte y creatividad”, y reiteró la importancia de valorar el trabajo de las familias campesinas en este sistema agrícola. Enfatizó además que hay que integrar el valor de calidad por sobre el de cantidad y comentó que la forma de dar valor agregado al producto de la milpa es anotar el nombre del

181 cimmyt: “Milpa sustentable en la Península de Yucatán”

productor y su localidad cuando se comercialicen. Este calificativo en la etiqueta da identidad y refiere cómo se produjo el maíz que el consumidor incorporará a su alimento, por ejemplo, en tortillas o tamales. El consumidor sabrá entonces si el maíz que consume es de una raza local o un híbrido, si es producido de manera orgánica, etcétera. El científico belga señaló que esta información podría inte- grarse para ser leída en el teléfono celular, convirtiéndose en una innovación real que daría un valor más justo o agregado, variable que tanto se ha buscado para valorar el trabajo campesino en la milpa. El milpero don Miguel Ku Balam fue uno de los oradores y ubicó a la audiencia en la actividad agrícola de la milpa como parte de la cosmogonía maya. Inició su participación dando gracias a Dios y después a la lluvia; luego, señaló que hablaba en nombre de su esposa e hijos, quienes son los que hacen la milpa como familia. Para sorpresa de todos, la primera parte de su mensaje lo dirigió en lengua maya y después habló en español. Resaltó que la milpa la aprendió de sus ancestros y que sus abuelos no utilizaban químicos para la producción agrícola, por lo que en el módulo de milpa de la plataforma Masagro estarán reproduciendo, hasta donde sea posible, lo que hicieron sus ancestros. Don Miguel también señaló que ya empezaron a utilizar recetas de los llamados “compuestos biorracionales” como son los caldos de sulfuro cálcico o mezclas de ortiga en agua (laal en lengua maya) para control de plagas y enfermedades, como el gusano cogollero, los barrenadores, los trips y hasta la mosquita blanca. Refirió la preparación de bioles para fertilizar, los cuales están hechos de mezclas de es- tiércol, melaza, hueso y leche, entre otros componentes, con la idea de meter vida al suelo y no terminarla con el uso de agroquímicos, como sucede en la actuali- dad. Además, comentó que utilizarán cintas de colores para alejar a los pájaros, que son una plaga que se come las semillas poco después de la siembra. Doce variedades de semillas de maíz serán proporcionadas por el CIMMYT. El planteamiento de rescate y revaloración de este sistema agrícola ancestral (estudiado en diferentes épocas y por diferentes autores) por parte del CIMMYT es una grata novedad a la que hay que darle seguimiento. Recuérdese que esta ins- titución fue la cuna de la Revolución verde que lideró el doctor Norman Borlaug, quien recibiera el Premio Nobel de la Paz por sus aportaciones a la alimentación de millones de habitantes. Dicha revolución planteó un sistema de producción inten- siva de altos insumos y requerimientos de agua. Trabajar en la milpa maya es relevante, pero hacer milpa en el norte de Yucatán, donde no hay suelo ni tractores, será un gran reto. Desde luego, como hemos se- ñalado en otro momento (La Crónica, 27 de febrero de 2013), el maya yucateco tiene un profundo respeto por el suelo y lo valora porque es un recurso limitado

182 Alfonso Larqué Saavedra • 21 de diciembre

y de este depende la producción de alimentos, por eso ha diseñado sistemas elabo- rados de producción como los llamados “kanchés”. Revisar el planteamiento de valor agregado es valioso, sin embargo, lo que re- portaron los productores de las parcelas en Yaxcabá es que tienen un rendimiento de 400 kg por hectárea al año y toda su producción es para autoconsumo, es decir, no hay excedentes para la venta. Plantearles que vendan su maíz por el valor agre- gado de haber sido cosechado en la milpa será parte de la novedad a escalar. Bienvenido este reto del CIMMYT que fue presentado a la máxima autoridad del país en agricultura. Ojalá se multipliquen estos esfuerzos a todos los nive- les y que los sistemas agrícolas tradicionales reciban el apoyo económico y social suficiente para preservar la sabiduría ancestral de los que inventaron la agricultu- ra en nuestro país. La espera de cerca de cien años por los campesinos parece que empieza a entenderse en su justa dimensión: conservación, biodiversidad y producción de alimentos pueden ser compatibles.

183 El futuro de la ciencia química en México*

Dr. Eusebio Juaristi y Cosío y Dr. Oliverio Rodríguez Fernández 28 de diciembre

través de la historia, la química ha representado para la hu- manidad grandes avances. Aplicaciones de la ciencia química han contribuido de manera significativa en el desarrollo de la sociedad y a ello puede deberse la importancia que esta cien- cia tiene en la actualidad. La mayoría de las historias de la química nos dicen que esta se convirtió en una ciencia cuando se deshizo de prácti- Acas arcaicas y de conocimiento oculto dictadas por la tradición. En ese tiempo, la mayoría de los procesos usados en la fabricación de una gran cantidad de produc- tos se estudiaron y aplicaron como recetas de cocina; las recetas, sus diseños y sus métodos, se guardaban celosamente de modo que el quehacer de esta industria en ese entonces tenía mucho más de arte que de ciencia. La ruptura con un pasado oscuro de tradiciones y alquimia artesanales marcaron el principio de su historia; sin embargo, las opiniones están divididas sobre cuándo se produjo el quiebre. Algunos autores lo han colocado en el siglo XVIII y han elegi- do como “padre de la química moderna” ya sea a George Ernst Stahl (1669-1734) o a Antoine Laurent Lavoisier (1743-1794). Otros han preferido volver al siglo XVII y ver el punto de inflexión en la obra de Robert Boyle (1627-1691). Aunque en la última parte del siglo XIX la industria química no tenía una vi- sión unificada, en los países europeos más desarrollados, industrias tan importantes como la de los álcalis, los explosivos y especialmente los colorantes sintéticos recién desarrollados dieron lugar a un crecimiento vertiginoso de las empresas que actual- mente se han convertido en los gigantes de la industria química como lo son Bayer, BASF, Hoechst, Imperial Chemical Industries, Dupont y Ciba-Geigy. Años más tarde, investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT, por sus siglas en inglés) le dieron forma al concepto de operaciones unitarias, lo que permitió articular diversas operaciones y procesos que a la vez le dieron

184 Eusebio Juaristi y Cosío y Oliverio Rodríguez Fernández • 28 de diciembre

sustento científico y leyes generales a esta ciencia. Es válido decir que el progreso de la química industrial no habría podido continuar sin esta visión unificadora y gene- ralizadora que le dio la ingeniería química. Con ese punto de vista y, más adelante, con una creciente comprensión y la capacidad de manipular moléculas químicas —durante la época posterior a la Segunda Guerra Mundial—, la química fue con- siderada una manera de resolver los problemas presentes en la sociedad. Mientras esto ocurría en el mundo, en México en 1913, Juan Salvador Agraz presentó al presidente Francisco I. Madero una solicitud de apoyo a su proyec- to para crear una escuela nacional con la química como vocación. Sin embargo, fue hasta 1916 que se obtuvo el apoyo necesario para inaugurar la Escuela Nacio- nal de Química Industrial, la cual inició con los programas de químico industrial, peritos y prácticos industriales. Posteriormente, y después de haber cambiado su nombre a Escuela Nacional de Ciencias Químicas, se albergaron ahí las carreras de química industrial, ingeniería química, química fármaco-biológica y química metalúrgica. La situación del mercado posterior a la Segunda Guerra Mundial dio un im- pulso a la industria química mexicana. Además de las empresas existentes desde el inicio del siglo XX —que se dedicaban a la fabricación de cemento, hierro, cerve- za, jabón y azúcar—, se incorporaron las primeras refinerías petroleras. Otra industria que tuvo un gran auge entre 1920 y 1940 fue la del jabón, en la que destacaron empresas como Colgate-Palmolive, La Luz, La Corona y Química Michoacana, ocupadas de la fabricación de jabón, papel y resinas artificiales deriva- das de la brea. Por otra parte, y en otro campo de la química, la empresa de origen alemán Beick-Félix-Stein se dedicó a la producción de grenetina y luego de ácido sulfúrico en la primera unidad en el país que empleó el proceso de cámaras de plomo. Es importante mencionar que en los años cuarenta se instaló la que por muchos años fue la empresa química más grande del país: Celanese Mexicana en un inicio se dedicó a la producción de fibra artificial cupro-rayón. Dentro de la historia de la industria química mexicana, la expropiación petrole- ra fue un detonante para el desarrollo de muchas otras industrias de proceso, aun- que de manera formal la industria petroquímica apareció casi 20 años después, en 1956. En ese año, Petróleos Mexicanos (Pemex) inició la producción de azufre, subproducto del tratamiento del “gas amargo”. En 1958, se promulgó una nueva ley que abrió la puerta a los inversionistas extranjeros en el campo petroquímico. Fue así como en 1959 Union Carbide inició la fabricación de resinas ureicas y fenólicas, y casi inmediatamente después Monsanto Mexicana arrancó la produc- ción de poliestireno y cloruro de polivinilo. Celulosa y Derivados, lo que en un futuro sería Grupo Cydsa, inició el desarrollo químico en el norte del país con la

185 El futuro de la ciencia química en México

fabricación de acetato de celulosa, rayón, cloro/sosa, ácido sulfúrico y bisulfuro de carbono, necesario para las fibras anteriores. La química responde y desempeña un papel fundamental en el intento del hombre de resolver diversas problemáticas: alimentar a la población mundial, aprovechar nuevas fuentes de energía, vestir y dar casa a la humanidad, propor- cionar sustitutos renovables de materiales escasos, mejorar la salud y combatir las enfermedades, vigilar y proteger nuestro medio ambiente. A través de la quí- mica se sintetizan los productos químicos agrícolas para mejorar y asegurar un suministro de alimentos constante y viable, además del desarrollo de pesticidas. También la química juega un papel importante en la erradicación de enfermedades mortales mediante el desarrollo de productos farmacéuticos con el fin de salvar vi- das. Asimismo, esta ciencia ha permitido con los años el desarrollo de materiales, plásticos innovadores y fibras sintéticas para uso tanto en la industria como en pro- ductos de consumo. La industria química ha sido un sector vital de la economía industrializada moderna, no solo en México, sino en la mayoría de los países. Desde mediados de la década de los ochenta a nivel mundial la industria química ha tenido un crecimien- to anual del 7 por ciento, alcanzando un valor de 4.12 trillones de dólares en el 2010 (Global Chemicals Outlook, United Nations Environment Programme, 2012). En los últimos 25 años, el crecimiento más grande ha sido impulsado por Asia, quien hoy día posee casi la mitad de las ventas mundiales de productos químicos. Si las tendencias actuales continúan, se espera que en los próximos 20 años los merca- dos mundiales de productos químicos crezcan a un ritmo del 3.4 por ciento, en su mayoría impulsados por los principales actores de Asia y Medio Oriente. Se estima que para el 2030 los asiáticos estén en condiciones de poseer dos tercios del mercado mundial. En México, la industria química es una parte importante de la economía nacio- nal. Recibe insumos de más de 30 ramas industriales y abastece a más de 40 sectores. En el 2011, el consumo nacional de la industria química se incrementó un 20.2 por ciento respecto al año anterior. Mientras tanto, el volumen de producción apenas creció un 8.1 por ciento, las importaciones se elevaron un 17.1 por ciento y hubo una contracción en las exportaciones a 11.1 por ciento. De acuerdo con el volumen de ventas del sector industrial en este mismo año, los sectores más importantes son el de la petroquímica, los inorgánicos, las resinas sintéticas y los gases industriales. A la par del ámbito económico, es importante señalar que la investigación y el conocimiento desarrollado en la química han generado un número significati- vo de patentes a nivel mundial. Destacan, principalmente, países como Estados Unidos, Alemania, Japón, China y Corea. Las áreas de la química que más se han

186 Eusebio Juaristi y Cosío y Oliverio Rodríguez Fernández • 28 de diciembre

desarrollado —tomando en cuenta los nuevos descubrimientos— son la quími- ca de alimentos, los materiales y la nanotecnología. En el caso de México, en el 2012, de un total de 12 mil 330 patentes solicitadas, 2 mil 17 fueron del sector de la química y la metalurgia. La química es una ciencia viva y en constante transformación. Puede existir la percepción de que todo lo relacionado con ella ya fue descubierto o se realizó en “los tiempos de Matusalén”; pero no. Tan solo en lo que va del siglo XXI se ha ini- ciado la exploración en temas nuevos como la organocatálisis, el aprovechamiento de fuentes alternas de energía, y la llamada “química verde”, que busca minimizar los riesgos que la práctica de esta ciencia pudiera representar para los humanos o el medio ambiente. Por otro lado, es importante señalar que la aplicación de la ciencia química es fundamental para la productividad y el crecimiento económico de nuestro país. Incide de manera relevante en el bienestar de los mexicanos, en la preservación de nuestra salud y en la mitigación de la pobreza.

* Extracto de: Eusebio Juaristi y Cosío y Oliverio Rodríguez Fernández (coords.), Hacia dónde va la ciencia en México, vol. 6. Ciencia Química. Conacyt, México, 2014, pp. 13-18.

187

El Premio Nacional de Ciencias en el Instituto de Nutrición

Dr. Gerardo Gamba Ayala 4 de enero

l Premio Nacional de Ciencias y Artes fue instituido en 1945 por el gobierno federal en la Secretaría de Educación Pública (SEP). En los primeros 20 años se entregaba un solo premio en alguna de las áreas del mismo. Fue a partir de 1966 que se empezó a entregar sistemáticamente cada año en tres ámbitos: Bellas Artes, Literatura y Lingüística, y Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales. En 1976, se incorporaron cada año dos áreas más: Tecnología y Diseño, e EHistoria, Ciencias Sociales y Filosofía; y en 1984 se agregó una sexta área, la de Artes y Tradiciones Populares, con lo que quedó constituido por seis áreas hasta el 2015. A partir del 2016, con la creación de la Secretaría de Cultura, el premio fue separado en el Premio Nacional de Ciencias, con dos áreas que quedaron bajo responsabilidad de la SEP, y el Premio Nacional de Artes y Literatura, con cuatro áreas, en la Secretaría de Cultura. Existe un muro de honor en las instalaciones de la SEP, en la calle de Brasil del Centro Histórico de la Ciudad de México, con las placas que contienen los nombres de los galardonados a lo largo del tiempo. De acuerdo con los datos de la página del premio (‹pnca.sep.gob.mx›), 380 personas (339 hombres [H] y 41 mujeres [M]) y 23 grupos han sido galardonados; 67 en Literatura y Lingüística (59 H/8 M), 84 en Bellas Artes (72 H/12 M), 51 en Historia, Ciencias Sociales y Filosofía (42 H/9 M), 91 en Ciencias Físico- Matemáticas y Naturales (87 H/4 M), 53 en Tecnología y Diseño (49 H/4 M) y 34 en Artes y Tradiciones Populares (30 H/4 M). En cada área, el premio puede ser compartido hasta por tres personas. Así, en Literatura y Lingüística, las ocasiones en que se ha otorgado en forma individual, compartido entre dos personas o entre tres fueron 45, 8 y 2, respectivamente; para Bellas Artes, 37, 10 y 9; en Historia, Ciencias Sociales y Filosofía, 28, 10 y 1; para el grupo de Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales, 30, 17 y 9; en Tecnología y Diseño, 27, 10 y 2; y, finalmente, para Artes y Tradiciones Populares han sido 16,

191 El Premio Nacional de Ciencias en el Instituto de Nutrición

12 y 2. En esta categoría, se encuentran además los 23 grupos, de los cuales se le otorgó a uno solo en doce ocasiones; en cuatro ocasiones, a dos grupos; y en una sola oportunidad, a tres grupos. Por la naturaleza de cada ámbito, la edad de los galardonados puede variar. Para las áreas de Literatura, Bellas Artes, Historia y Artes Populares, los académicos galar- donados con más frecuencia están en el tercio final de su carrera, mientras que para Ciencias y Tecnología pueden ser más jóvenes. En el caso de las Ciencias Físi- co-Matemáticas y Naturales, la edad promedio de los galardonados es de 55.5 años. De los 91 investigadores en esta área, 35 (38 por ciento) lo recibieron a los 50 años o menos; el más joven lo recibió a los 40; 28 tenían entre 51 y 60 años; y 27 contaban con más de 60 al momento de la premiación. Algo similar ocurre en Tecnología y Diseño, área en la que la edad promedio es de 56 años. De los 53 en esta área, 15 personas lo recibieron a los 50 años o menos (28 por ciento), la más joven a los 37 años. En el Instituto Nacional Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, esta- mos de fiesta porque hacia el final del 2016, el doctor David Kershenobich, direc- tor general del instituto, fue galardonado con el Premio Nacional de Ciencias en el área de Físico-Matemáticas y Ciencias Naturales. Esta es la 13.ª ocasión que se otorga esta distinción a un investigador del Instituto y ocho galardones correspon- dieron a investigadores cuya carrera en su totalidad fue realizada ahí; cuatro fueron investigadores en sus instalaciones por cierto tiempo y cuando recibieron el premio trabajaban en otra institución; uno realizó buena parte de su carrera fuera, pero cuando recibió el galardón ya era miembro. ¿Qué significa para el Instituto que trece de sus miembros hayan sido galar- donados con este premio? En el mensaje oficial a la comunidad a final del año, respecto del premio otorgado en esta ocasión, se dijo lo siguiente: “El Premio Nacional de Ciencias a un miembro del Instituto es importante porque percibi- mos una diferencia entre una institución con diez premios que otra con uno. La razón es que los premios representan la punta del iceberg, de manera que por cada Premio Nacional de Ciencias que recibe una institución, se considera que debe haber al menos otros cinco miembros en la misma que merecerían uno, pero que, por diversas razones, incluyendo que no han competido, no lo han recibi- do o nunca lo recibirán. Por eso, cada premio que se otorgue a un miembro de Nutrición es un motivo de orgullo, porque engrandece a nuestra institución y la reafirma como líder ante la mirada de otras instituciones, tanto de salud como de educación superior e investigación. Esto recuerda, en cierta forma, la cita del poeta inglés del siglo XVII, John Donne, de la que Ernest Hemingway tomara el fragmento ‘Por quién doblan las campanas’ como título de su famosa novela

192 Gerardo Gamba Ayala • 4 de enero

sobre la Guerra Civil española. Dice la cita de Donne: ‘la muerte de cada hombre me disminuye, porque soy parte de la humanidad, por eso, no preguntes por quién doblan las campanas, porque están doblando por ti’. Parafraseando a Donne, habrá que decir entonces, el premio a un miembro de Nutrición me enorgullece, porque soy parte de esta comunidad, por eso, no preguntes a quién fue que premiaron, porque te están premiando a ti.

193 El Premio Nacional de Ciencias 2016 a una investigadora del Instituto de Física de la unam

Dr. Rubén Barrera Pérez 11 de enero

l pasado 15 de diciembre, en una ceremonia en el Salón Adolfo López Mateos de la Residencia Oficial de Los Pinos, se entregaron, por manos del Presidente de la República, los Premios Nacionales de Ciencias y los Premios Nacionales de Artes y Literatura, corres- pondientes al 2016. En esta ocasión, el Premio Nacional de Ciencias 2016 lo com- partieron el doctor David Kershenobich, director del Instituto ENacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán y la doctora Cecilia Noguez Garrido, investigadora del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México. Es motivo de gran júbilo que este premio, que simboliza la más alta distinción que otorga el Gobierno de la República a los practicantes de la ciencia, haya sido otorgado a una investigadora de nuestro instituto. Nos alegra por muy diversas razones, pero para apreciarlas es conveniente remontarnos a la historia del premio y a las características de los ganadores. El Premio Nacional de Ciencias y Artes fue instituido por el Gobierno de la República en 1945 y al inicio se otorgaba un solo galardón en alguna de tres áreas: Bellas Artes, Lingüística y Literatura, y Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales. Para 1984, se habían añadido otros tres ámbitos: Tecnología y Diseño; Historia,

194 Rubén Barrera Pérez • 11 de enero

Ciencias Sociales y Filosofía; y Artes y Tradiciones Populares, quedando así un total de seis áreas. En todas ellas a partir de entonces se han entregado los premios año con año. En cada una el premio puede ser compartido hasta por tres personas y en el ámbito de Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales ha habido, en toda la historia del premio, un total de 92 ganadores. Hay que hacer notar que, a partir del 2016, el premio se dividió en dos: un Premio Nacional de Ciencias, con dos áreas: Ciencias Físico-Matemáticas y Natu- rales, y Tecnología y Diseño, bajo la responsabilidad de la Secretaría de Educación Pública, y otro bajo el nombre de Premio Nacional de Artes y Literatura, con las otras cuatro áreas y que es parte de la recién creada Secretaría de Cultura. Un análisis mucho más detallado de la historia del premio y con datos más comple- tos sobre los ganadores se encuentra en un interesante artículo de Gerardo Gamba Ayala, publicado recientemente en este mismo diario (La Crónica, Opinión, 4 de enero de 2017). Por otro lado, en toda la historia de nuestro instituto, hasta 2015 ha habido, ocho ganadores del Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Ciencias Físico-Ma- temáticas y Naturales, miembros de nuestro colegiado al momento de recibir el pre- mio. El primero de ellos se obtuvo en el año de 1968. Habría que agregar que tam- bién hemos tenido otros tres ganadores en el área de Tecnología y Diseño, lo que da un total de once ganadores del Premio Nacional de Ciencias y Artes. Nuestro instituto fue creado en 1939, hace ya 77 años, y es la primera insti- tución de México dedicada a la investigación en física y la generadora de otros centros e institutos de investigación a lo largo del país. Es, por lo tanto, un moti- vo de orgullo pertenecer a un instituto que ha merecido once premios nacionales. Además, tal como lo indica acertadamente Gerardo Gamba en su artículo, este he- cho es también un indicador de la existencia de otros investigadores, en el mismo instituto, con méritos equivalentes a los ganadores, por lo que el reconocimiento a uno de ellos es un reconocimiento a los demás. En este contexto, el otorgamiento del Premio Nacional de Ciencias a Cecilia Noguez cobra un significado especial, dado que además del reconocimiento a la alta calidad de su trabajo en el área de las nanociencias, se añade tanto su formación como su trabajo académico a lo largo de más de 20 años en nuestro instituto. Por otro lado, Cecilia Noguez se encuentra en el 40 por ciento de los 92 ganadores del premio en el área de Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales que al momento de recibirlo contaban con 50 años o menos y, por último, mas no por eso menos signi- ficativo, ella es la primera mujer que obtiene el premio nacional en nuestro instituto y la cuarta dentro del grupo de los 92. Enhorabuena.

195 El Premio Nacional de Ciencias 2016 a una investigadora

Grupo de los 92 Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales: Marcos Moshinsky, 1968; Fernando Alba, 1969; Carlos Graef, 1970; Octavio Novaro, 1983; Miguel José Yacamán, 1991; Jorge Flores, 1994; Luis de la Peña, 2002; Alberto Robledo, 2008; Rubén G. Barrera, 2012; Cecilia Noguez, 2016. Tecnología y Diseño: Marcos Mazari, 1980; Lorenzo Martínez, 1992; Arturo Menchaca, 2004. Mujeres: Herminia Pasantes, 2001; Silvia Torres, 2007; Susana Lizano, 2012; Cecilia Noguez, 2016.

196 El futuro de la investigación en Humanidades y Ciencias Sociales en México*

Dra. Soledad Loaeza Tovar y Dra. Alicia Mayer González 18 de enero

n el contexto actual, debatir sobre el presente y el futuro de las ciencias humanas y sociales es una tarea ingente, de carácter prio- ritario. En este volumen (Hacia dónde va la ciencia en México: Humanidades y Ciencias Sociales), se presentan las reflexiones de un grupo de especialistas sobre la situación de nuestras discipli- nas desde diferentes ángulos, y comparamos puntos de vista en relación con el desarrollo de las sociedades, del sistema cognitivo Ehumano y de los problemas teóricos, prácticos y metodológicos de nuestro cono- cimiento. Cuando Edmundo O’Gorman publicó su obra Crisis y porvenir de la ciencia histórica (2006) hace más de 65 años (y cuya segunda edición es la que referimos aquí), los retos de esta disciplina parecían centrarse en el debate teórico, entre in- telectuales cientificistas e historicistas, de ciertos problemas conceptuales, metodo- lógicos o de interpretación de la realidad del pasado. Esto podía hacerse extensivo —toda proporción guardada— a las ciencias humanísticas, principalmente la filo- sofía y la filología, y en buena medida también a las denominadas ciencias sociales (la sociología, el derecho, la geografía, la ciencia política, la economía), ellas mismas contrapunteadas entre sí. En la actualidad, el mundo globalizado en el que vivimos —de cuyo vocabulario no ha desaparecido la palabra crisis— está conectado por

197 El futuro de la investigación en Humanidades y Ciencias Sociales en México

diversos medios tecnológicos y en él se desarrollan amplios intercambios y rela- ciones que imponen nuevos desafíos y exigencias. Las ciencias humanas y sociales no son simples actividades culturales cuyo úni- co fin es generar en quien las cultiva —aun cuando se reconoce su mérito— un acervo infinito de erudición a veces estéril, sino que cumplen una función social primordial. Su autenticidad como generadoras de conocimiento es innegable. En nuestro tiempo, predomina una necesidad franca de conocimiento en estas áreas. En nuestro país, junto con la enseñanza de las ciencias matemáticas y físicas, amén de las tecnológicas y de otras similares, debe transmitirse también el saber humanístico. Privilegiar las actividades que generan beneficios materiales tangi- bles no basta, pues si la información cuantitativa no va aparejada con la formación cualitativa, se generan falsas perspectivas de desarrollo. La formación cualitativa es imprescindible para forjar una conciencia crítica del mundo en que se vive. Ya lo había advertido el físico Thomas Kuhn (1977) a finales de los años setenta, cuando observó que eran muchos los científicos que habían admitido la pertinen- cia de la historia y la filosofía para sus quehaceres especializados. Desarrollar y ejercitar el juicio privado, entender las necesidades íntimas de lo humano, argumentar de manera correcta, analizar críticamente un problema, darles una dimensión ética a los actos personales son acciones que ayudan a im- pulsar sociedades más libres, palpitantes, preparadas, menos serviles y superficiales. Lamentablemente, parecería que las humanidades y las ciencias sociales tienen que ser defendidas para que se reconozca su valor, para evitar que desaparezcan o que sean vistas como conocimiento de segunda categoría. Son incontables los foros, los coloquios, las mesas redondas y las reuniones académicas donde se de- bate su pertinencia, los problemas que enfrentan y su futuro. Es una lástima que, pese a que de toda esa actividad se derivan muy ricas conclusiones, las ideas que se han vertido tengan una difusión significativa muy limitada en el ámbito más general. Una reunión muy importante, organizada por la Coordinación de Hu- manidades de la UNAM, dio pie a la publicación de un libro con los resultados de las discusiones (Ruiz, 2013). La misión de estas disciplinas es entender desde la acción gubernamental hasta la organización de la sociedad. Parece demasiado, pero sin ello los esfuerzos de cual- quier gobierno para sentar bases y diseñar presupuestos estarían mal orientados. Un dato muy significativo: en mayo del 2013, la organización QS Clasificación Mundial de Universidades dio a conocer la lista de las mejores 200 escuelas de educación superior en el mundo. La Universidad Nacional Autónoma de México fue señalada como líder en tres disciplinas humanísticas, historia, filosofía y letras mo- dernas, situándose como la primera en Iberoamérica y en el sitio 31 en el mundo, muy

198 Soledad Loaeza Tovar y Alicia Mayer González • 18 de enero

por arriba de las ciencias ambientales, las ingenierías, la física, la biología y las matemáticas. El propósito de esta referencia no es ostentar nuestros desvelos y logros, sino asentar que, pese a los obstáculos que enfrentamos quienes trabajamos en estas áreas del saber (sujetas a bajos presupuestos, a sistemas de evaluación inequitativos, que abren pocas plazas para contratar a gente joven recién egresada de las carreras), pro- ducimos conocimiento, hacemos aportes en diversos terrenos y tenemos aciertos en programas institucionales que tienen un reconocido valor científico en el ámbito internacional y, por lo tanto, se deben estimular, apoyar e impulsar. Además, como afirma Valeria Belloro en su contribución a este volumen, quizá una de las tareas de las humanidades sea “fortalecer la visión de la Universidad como uno de los espacios sociales de desarrollo cultural, que debe formar estu- diantes no para insertarse en el mercado de trabajo (o no solamente), sino en lo fundamental para generar riqueza; y que la riqueza incluye pero excede lo moneta- rio y que los recursos necesarios para el desarrollo científico no son solo económi- cos, sino fundamentalmente humanos”. A partir de preguntas muy concretas que atañen al futuro de nuestras disci- plinas, hemos tratado de responder a ciertos lineamientos con la convicción de que nuestras aportaciones deben tener una utilidad práctica para diseñar políticas públicas que vean en las humanidades, primero, fuentes de saber primordial y necesario y, segundo, las ventajas del apoyo a las labores de investigación, docen- cia y difusión de esas políticas. Se trata de proponer metas claras y concisas, pues, aunque sean muchas las sugerencias que se desprendan de los argumentos en torno a estos temas, habrá muchas más que seguirán ventilándose en los medios intelec- tuales y universitarios, y esperamos que sean escuchadas en amplios círculos de la política, la cultura y la sociedad.

* Extracto de: Soledad Loaeza Tovar y Alicia Mayer González (coords.), Hacia dónde va la ciencia en México, vol. 13. Humanidades y Ciencias Sociales. Conacyt, México, 2015, pp. 13-15.

199 El ambiente académico como elemento básico para favorecer la interacción de las ciencias sociales y naturales

Dr. Alfonso Larqué Saavedra 25 de enero

ichard Florida anotó con mucha claridad que “en el pasado, hacer ciencia era un reflejo de la riqueza de un país. Ahora, la ciencia es lo que produce la riqueza de esos países” (citado por A. Oppenheimer, en “Ciudades líderes en ciencias”. El País, 13 de mayo de 2013). Este señalamiento es más que oportuno en nues- tro país, ya que en épocas recientes ha sido señalado en forma reite- rada que la ciencia y la tecnología pueden contribuir como palanca Rpara el futuro desarrollo económico. Sin embargo, para que se puedan concretar acciones en este sentido, no se debe olvidar que durante el siglo XX y principios del XXI se favoreció el rápido crecimiento de la población, hecho que se ha transforma- do en un insumo importante que ha acelerado los contrastes entre las clases sociales. La sociedad fue alentada con varios espejismos, como el anuncio a finales de la década de los setenta de la existencia de una gran riqueza petrolera. Esto favoreció el establecimiento de expectativas en todos los niveles que, al verse insatisfechas porque nunca llegó la riqueza prometida, alteraron de manera significativa la confianza del sector social hacia las instituciones y los líderes políticos, principal- mente. Es así como anticipar “hacia dónde va la ciencia en México” resulta una tarea realmente compleja.

200 Alfonso Larqué Saavedra • 25 de enero

Para proponer una dirección es necesario: 1) Revisar las políticas de planeación publicadas hasta la fecha, para evitar las constantes reiteraciones con el fin de buscar efectivamente criterios de utili- dad para la sociedad a la cual debemos nuestro trabajo. 2) Reiterar que la interacción de las ciencias sociales y naturales solo será posible si se elimina la dependencia colonizadora de las universidades que han forma- do a muchos de los investigadores mexicanos, principalmente de las ciencias naturales. Los efectos de esta dependencia han sido muy negativos porque el país se encuentra sin propuestas ni nuevas ideas. 3) Analizar si es común encontrar que las prioridades de la ciencia han sido financiadas por un grupo social o por una élite política que favorece determi- nadas investigaciones en función de criterios mercantilistas. 4) Mantener en mente que una disciplina científica difícilmente puede sepa- rarse del ejercicio del poder. Se debe poner especial atención en que no se insista, a semejanza de un sistema político, en que la academia reparta privile- gios y asegure posiciones. 5) Descentralizar la ciencia y la tecnología. La centralización ha sido una cons- tante que ha dañado al país. Cuerpos colegiados de las instituciones del centro del país deciden premios nacionales, apoyos a proyectos científicos, ingreso a academias y colegios, entre otros.

En México, resalta particularmente entre los académicos dedicados a la socio- logía o a las ciencias naturales la idea de construir proyectos y desarrollar investi- gación en torno a lo que han llamado “grandes problemas nacionales”. Las problemáticas nacionales actuales han llevado a que se destinen recursos a la atención de problemas de gran interés social como el hambre, el cambio cli- mático o la pobreza, que demandan modelos y proyectos multidisciplinarios e interdisciplinarios para lograr acciones concertadas en pos de la sustentabilidad del hombre en el planeta. Es esta la gran oportunidad de que se integren con ma- yor intensidad las ciencias sociales y las naturales. Revisando el tema a nivel mundial es posible comentar que en los países desa- rrollados el modelo para integrar disciplinas es la edificación de parques cientí- ficos como formas de innovar en la ciencia. Estos parques se construyen en lugar de los recintos universitarios; con vocaciones definidas para que en ellos trabajen personas de formación muy especializada, con perfiles idóneos para favorecer la creatividad. Además, los hallazgos científicos deben ser puestos a disposición del sector social en el menor tiempo posible.

201 El ambiente académico como elemento básico...

Atendiendo el principio “piensa global, actúa local”, los académicos avecinda- dos en Yucatán han planteado desde hace algunos años la inquietud de la inte- racción de las diferentes disciplinas como una urgente necesidad. La respuesta ha sido la conceptualización y el establecimiento de un modelo propuesto a nivel estatal para favorecer dicha interacción, vía el financiamiento de proyectos de gran visión dentro del Sistema de Investigación, Innovación y Desarrollo Tecnológico de Yucatán (SIIDETEY), y la edificación de un parque científico-tecnológico dentro del cual se instalen centros de primer nivel en ciencias sociales y ciencias naturales. Con este modelo, se ha apostado en gran medida por favorecer el establecimiento en el futuro cercano del ambiente académico, un ingrediente fundamental para capitalizar el talento y propiciar avances. En este ambiente académico, que se estima se consolide en el futuro cercano, se debe favorecer que los integrantes de las comunidades académicas tengan: a) Una participación permanente en actividades de evaluación o autocrítica del quehacer científico y tecnológico internacional, nacional y local, a través de conferencias, artículos, talleres, patentes, distinciones, programas televisivos, etcétera. b) Un deseo de participación en proyectos de urgente atención a nivel estatal, nacional o internacional, como los relacionados con el cambio climático, el hambre o la pobreza. c) Un modelo que favorezca la selección escrupulosa de los integrantes de las instituciones, para reducir significativamente la endogamia. Esto es, las ins- tituciones no deberán contratar a sus propios egresados para los proyectos bandera de las actividades sustantivas. d) Una actitud de respeto a la comunidad que evite la creación de conflictos internos y que procure que las formas de trato entre los miembros sean las correctas; que se reconozca la calidad humana de cada integrante. e) El apoyo administrativo permanente para facilitar y agilizar las acciones que coadyuven a que las instituciones, los investigadores y los estudiantes sean competitivos en la actividad propia de la investigación o el servicio, a escala nacional e internacional. f ) La posibilidad de planear investigaciones a largo plazo sin la amenaza de huel- gas, sobresaltos laborales o excesivos días de asueto que afecten la actividad sustantiva de las instituciones donde se desarrolla la investigación científica. g) El financiamiento suficiente para proyectos de gran visión.

Debe quedar claro que el ambiente académico no se crea por decreto o por ley alguna. Tan solo se propician los espacios para que sus integrantes transiten con

202 Alfonso Larqué Saavedra • 25 de enero

el objetivo de consolidar avances en el conocimiento que, en el mejor de los casos, pueda traducirse en bienestar social. Debe agregarse que el modelo propuesto por Yucatán se vería beneficiado con políticas de descentralización de la ciencia en México y si el capital humano en los estados recibiera el apoyo necesario para proyectos de gran visión. Se puede abonar en favor de las ciencias del futuro que se han reducido los planteamientos preconcebidos que antes señalaban posturas irreconciliables en- tre las ciencias sociales y las naturales. Hay que recordar que las ciencias sociales tienen como objetivo central el estudio de la sociedad en sus diferentes ángulos y que históricamente sus relaciones con las ciencias naturales han sido muy cercanas; recuérdese el organicismo de Spencer y Comte, sus principales expositores, y que a la fecha se sigue hablando de la célula de la sociedad. Se ha anotado también, entre otros hechos, el de la inconsistencia de los fenó- menos sociales frente a la persistencia de los hechos científicos. Ahora sabemos que hay ejemplos de inconsistencia también en las ciencias naturales que fueron propuestos a la sociedad como verdaderos, aunque no resistieron el paso del tiem- po. La alquimia es uno de ellos. Independientemente del modelo que se siga para facilitar la interacción entre las ciencias naturales y las sociales, en el futuro cercano hay que generar un espa- cio social favorable para establecer políticas públicas que consoliden un consorcio entre las ciencias. De esta manera, se podrán hacer propuestas que den respuesta a los grandes problemas nacionales, regionales y locales, y lograr que la sociedad mexicana transite como todos anhelamos a la era del conocimiento, con base en la solidez de su capital humano.

203 El nuevo aeropuerto de la cdmx y la deforestación

Dra. María Valdés Ramírez 1 de febrero

ara nosotros los científicos es muy difícil comprender que el lla- mado NAICM (Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México) se esté construyendo en la zona del lago de Texcoco, an- tiguo lugar de depósito de las aguas de escorrentía de la inmensa cuenca del Valle de México. Esa zona se hunde varios centímetros por año sin que haya construcciones encima debido a la sobre- explotación del acuífero. Por esa misma razón hay muchos edifi- Pcios que se están hundiendo en la CDMX, aunque no tan aceleradamente. Algunos reportajes señalan que algunos vehículos de trabajo en ese terreno se han atascado y que hay que rescatarlos antes de que los devore el subsuelo cargado de agua. Las constructoras del NAICM andan buscando materiales que absorban el agua del subsuelo de dicha zona. Un material adecuado para ello es el tezontle. Lo peor es que han encontrado varias montañas de tezontle en el Estado de México, montañas llenas de árboles que se están destruyendo para extraer dicho material. Semarnat ya tiene 16 solicitudes de proyectos de explotación de tezontle. De esas peticiones hay tres proyectos aprobados, así como dos más con cambio de uso de suelo (Gaceta Ecológica, diciembre de 2015-2016). Ahora bien, las grandes y perjudiciales polvaredas que llegan a la CDMX, sobre todo a la zona del aeropuerto, vienen del oriente, justo donde se localizan estos cerros. Por esta razón, cuando el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas fue subsecreta- rio Forestal y de la Fauna (una subsecretaría ya desaparecida), diseñó y construyó la Barrera Forestal de Oriente reforestando miles de hectáreas. Esta barrera hoy está en grave peligro, pues esos cerros reforestados son potencialmente minas de tezontle, cerros que ya se están desforestando para llevar la roca al terreno del nuevo aeropuerto. Mi otra preocupación como científica se refiere a que el bosque de pinos que yo desarrollé en uno de esos cerros, si no lo han destruido, están a punto de hacerlo.

204 María Valdés Ramírez • 1 de febrero

La producción de pinos para dicho bosque se logró con una tecnología que yo misma diseñé, con el apoyo de maquinaria y mano de obra de la Subsecretaría Forestal y con el apoyo financiero de la International Foundation for Science. En septiembre del 2013, en un video que hizo una televisora en este bosque, nos dimos cuenta de que habían tratado de quemarlo. Esto lo informamos al entonces gobernador del Estado de México. Además del grave problema ecológico, el costo del mantenimiento de este ae- ropuerto es muy preocupante. Su arquitecto ha diseñado edificios en otras ciuda- des, como en la alcaldía de Londres y en la biblioteca de la Universidad Libre de Berlín. La limpieza de los vidrios en la primera es de 140 mil libras al año y en la segunda de 60 mil euros anuales (ver artículo de Raúl Rojas González, “NAICM: ¿Quién lavará las ventanas?”, en La Jornada, 6 de enero de 2017). ¿Por qué debemos cuidar los bosques? Existen muchas razones, algunas de ellas: • Los árboles protegen el suelo del impacto erosivo o destructivo de la lluvia y del viento con sus copas y sus ramas. • Los bosques regulan el clima, por lo que son indicadores del cambio climático global. Además, crean las condiciones climáticas necesarias para el desarrollo de la agricultura, proporcionan hábitat o albergue a los animales silvestres y son fundamentales para el bienestar del organismo humano; los bienes escé- nicos o lugares de recreación y tranquilidad son necesarios para el equilibrio emocional. • Los bosques capturan más carbono que cualquier otro ecosistema terrestre. El carbono es uno de los gases cuyo exceso produce el llamado “efecto in- vernadero”. De acuerdo con la FAO, los bosques del mundo contienen un estimado de 340 petagramos (Pg) de carbono en la vegetación y 620 Pg de carbono en el suelo (1 Pg = 1 × 1,015 g). Por esta razón, los cambios en estos reservorios de carbono pueden tener un impacto considerable en el balance global del mismo.

Debemos tomar conciencia del grave peligro de la deforestación, conducente a la terrible desertificación, o fallaremos como técnicos y como dirigentes, y seremos responsables de la incapacidad para prever un futuro con hambruna.

205 11 de febrero: Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia

Dra. María Valdés Ramírez y Dra. Lena Ruiz Azuara 8 de febrero

l 15 de diciembre de 2015 la Asamblea General de la ONU procla- mó el 11 de febrero como Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia con el propósito de lograr que puedan tener acceso y participación plena y equitativa en esta actividad. La ONU reconoce que la igualdad de género y el empode- ramiento de las mujeres y las niñas contribuyen de forma decisiva al desarrollo económico del mundo, así como al progreso de los Eobjetivos y las metas establecidas en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. La identidad de género es producto de una construcción social, pues se construye a partir de procesos sociales en los que se transmiten estereotipos, valores y modos de actuar. Estos procesos de socialización han sido desiguales para mujeres y hom- bres ya que se inculcan patrones diferentes. Sin embargo, a pesar de que a lo largo de la historia las mujeres hemos sido objeto de enormes desigualdades, muchas han desempeñado un papel fundamental en la construcción del conocimiento. La generación de políticas públicas con perspectiva de género inició en México a principios de los ochenta, con la organización de los primeros grupos de muje- res en la ciencia, como la Asociación Mexicana de Mujeres Científicas. Estas mu- jeres impulsaron el surgimiento de diversos grupos en diferentes instituciones de educación superior del país, a través de congresos y foros, entre otras acciones. Algunos grupos en la UNAM fueron los siguientes: el Colegio de Académicas Universitarias (CAU), el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Cien- cias y Humanidades (CEIICH), el Grupo Mujer y Ciencia, y el Programa Univer- sitario de Estudios de Género (PUEG). Este último es, a partir de diciembre pasa- do, el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG). Otros son la Unidad Politécnica de Gestión con Perspectiva de Género, el Grupo Mujeres del Colegio de Postgraduados, el Grupo de Académicas de la Universidad Autóno- ma Metropolitana y los Foros de la Federación Mexicana de Universitarias.

206 María Valdés Ramírez y Lena Ruiz Azuara • 8 de febrero

En el 2010, las investigadoras representantes del Grupo Mujer y Ciencia y el CAU de la UNAM enviaron a las comisiones de ciencia y tecnología de la Cámara de Diputados la propuesta de incluir la perspectiva de género en la Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación. Aprobada por los diputados, la propuesta fue enviada a la Cámara de Senadores y en el 2013 se publicó en el Diario Oficial de la Federa- ción la modificación a los artículos 2, 12, 14 y 42 de la Ley de CTI; así se dio el paso a la incorporación de la perspectiva de género en la legislación sobre ciencia y tecnología mexicanas. En el 2013, se llevó a cabo el Primer Foro Nacional de Políticas de Ciencia, Tecnología e Innovación con perspectiva de género organizado por el Foro Con- sultivo Científico y Tecnológico FCCYT( ), convocado por la doctora Gabriela Dutrénit, coordinadora del foro. Este encuentro titulado “Una mirada a la cien- cia, tecnología e innovación con perspectiva de género: hacia un diseño de polí- tica pública” fue organizado con el apoyo del Conacyt, el Inmujeres, la Organiza- ción para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y la Universidad del Claustro de Sor Juana. En el 2015, se llevó a cabo el taller “Superando la Inequidad: acciones para impulsar y reconocer las investigaciones de ciencia y género en México”. La infor- mación completa está en el siguiente enlace: ‹https://www.foroconsultivo.org. mx/FCCyT3/index.php/agenda/politicas—y programas—de—cti/4961›. Adicionalmente, se han diseñado diferentes programas de posgrado en estu- dios de género en diferentes instituciones nacionales que estudian, desde las cien- cias sociales y las humanidades, diferentes temas asociados a la mujer y el género. Algunos de estos programas son la Maestría en Estudios de Género del Colegio de México, la especialización-maestría-doctorado en Estudios de la Mujer de la UAM-X, la Maestría de Género en Políticas Públicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León, la Maestría en Políticas Públicas y Género de la Facultad Latino- americana de Ciencias Sociales (Flacso) y la Maestría en Estudios Interdisciplina- rios de Género de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. El Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República, en su encuentro de ideas y propuestas durante su congreso de septiembre pasado y con el propósito de dar un paso significativo en su papel de órgano asesor del Ejecu- tivo Federal, definió varias comisiones de estudio, entre ellas el Comité Género y Ciencia. Este Comité ha tomado en cuenta no solo a las niñas, sino también a los niños, y propone, a través de muy diferentes acciones, la estimulación temprana para su desarrollo científico. Entre las acciones está la de organizar una Feria de las Cien- cias de escala nacional.

207 11 de febrero: Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia

En cuanto a los estereotipos transmitidos por la sociedad, el Comité propone la modificación de los Libros de Texto Gratuitos de la SEP para eliminar los estereo- tipos de género presentes en los mismos. Y finalmente, el Comité también tiene pensado difundir logros y actividades de las mujeres dedicadas a la ciencia y la tecnología, así como buscar la conciencia de género en la comunidad científica y su reflejo en los reglamentos para lograr cambios en la sociedad, la legislación vigente y las políticas públicas que dirijan las acciones hacia la equidad de género en la ciencia.

208 La bioética laica y plural

Dra. Juliana González Valenzuela 15 de febrero

recisamente porque la bioética se desarrolla con base en conoci- mientos surgidos de las ciencias biológicas y de las ciencias filo- sóficas y sociales, porque se circunscribe al ámbito “secular” del saber, fundado en hechos y en razones, por eso, le es inherente la laicidad. Pero hay además otra razón básica por la cual la bioética es laica: “porque presupone la idea de un pluralismo de valores [...] de gru- Ppos e individuos, sean o no sean creyentes”. Es decir que, no solo por su congruencia con el conocimiento científico, huma- nístico y filosófico de la actualidad, y porque no parte de dogmas de fe metafísico- teológicos o religiosos, sino por la esencial pluralidad y el carácter controvertible de las cuestiones bioéticas, por ello, la bioética filosófica es necesariamente laica. Y lai- co no equivale a antirreligioso, por la elemental razón de que el laicismo no puede constituir, a su vez, un nuevo dogmatismo. La pluralidad es, en todos los órdenes (social, moral, político), una característica insoslayable de nuestro tiempo. Podría decirse, incluso, que es uno de los principa- les retos que la sociedad contemporánea tiene que asumir, pues se tiene que reco- nocer la evidencia del multiculturalismo y de la asincronía de las sociedades. Para la bioética laica, en particular, la pluralidad es uno de sus signos más definitorios. De hecho, es laica por ser plural, y plural por ser laica. En otras palabras: por la naturaleza misma de sus cuestiones, la pluralidad y la apertura son inherentes a la bioética, y el aspecto filosófico más relevante de ella se cifra en su capacidad de interrogar, dudar y buscar, antes que pretender dar solucio- nes unívocas y definitivas. “Sin la imposición de una ortodoxia” —en términos de Engelhardt—, tiene la responsabilidad de asumir los disensos y a la vez de investi- gar y explorar nuevas respuestas éticas a los grandes dilemas, así como de deliberar

209 La bioética laica y plural

conjuntamente en busca de consensos. Pues las discrepancias y controversias no cancelan de forma absoluta la posibilidad de acuerdos consensuales, ni implican que no se cuente con una base de afinidades éticas, de principios y valores comu- nes, si no universales, sí “universalizables” y perfectibles (como son por eminencia los derechos humanos). No quiere decir, asimismo, que no exista una tradición de filosofía moral que constituya un legado de conocimiento ético, irrenunciable, que no sea a su vez perfectible y tenga (o no) que ser siempre repensado y verda- deramente actualizado, renovado y reavivado, de acuerdo con los problemas y los parámetros del presente. “Sin la imposición de una ortodoxia”. A la pluralidad corresponde la virtud ética de la tolerancia, comprendida justa- mente como virtud: como modalidad del genuino respeto por las diferencias y el respeto mismo, circularmente, como verdadera aceptación de la pluralidad. La tolerancia expresa, en realidad, el final de las concepciones uniformes y tota- litarias; es ella misma virtud de la democracia, la diversidad y la relatividad cultural. Es expresión, en suma, de la muerte de los absolutos. Pero tolerancia no significa carencia de convicciones ni de toma de posición de- finida, aunque ella no puede originar, tampoco, nuevas formas de intolerancia. Las diferencias y discrepancias, por radicales que sean, solo se pueden enfrentar, desde la tolerancia, mediante el diálogo o el debate racional y argumentado, y hasta en la ruptura del diálogo, pero no mediante expresiones de intolerancia (contradictoria con la propia pluralidad). En esto está el quid de la tolerancia: defender, al mismo tiempo, las propias ideas y el derecho de los otros a sostener las suyas (Voltaire). Asumir la pluralidad puede llevar incluso a reconocer el enriquecimiento que ella supone. Pues como escribe Platón: “De dos que caminan juntos, uno ve lo que el otro no ve”. El más grande antagonismo, difícil de trascender —si no es que imposible—, es el que se da entre la bioética laica y la bioética confesional. Desde luego hay diversidad de bioéticas laicas, que responden, en efecto, tanto a la diversidad de posiciones filosóficas como a los diferentes acentos disciplinarios. Es incluso sig- nificativo el hecho de que la bioética se despliega de manera distinta en unas so- ciedades que en otras; el contraste más evidente se da entre la bioética de países altamente desarrollados (hi tech) y la de países en desarrollo. Lo significativo es que la bioética se halla, efectivamente, en la coyuntura his- tórica del presente y este es un tiempo de transición en el cual se producen los pro- fundos cambios morales, sociales y culturales suscitados precisamente a raíz de las revoluciones científicas y tecnológicas que, en efecto, remueven los cimientos de la tradición —aunados, es cierto, a las transformaciones generadas también des- de el ámbito filosófico, social, político, etcétera, de la actualidad. La transición no

210 Juliana González Valenzuela • 15 de febrero

es local ni superficial. Abre un nuevo futuro para la vida y anuncia una nueva so- ciedad, que se está gestando ya. Como es fácil advertir, la controversia bioética principal proviene de la tensión, del conflicto entre las fuerzas que tienden a la conservación de las concepciones tradicionales, sus valores y formas de vida, y aquellas otras de transformación que, por el contrario, promueven posibilidades tan inéditas como colmadas de recelo y ambigüedades. Prevalece así la pugna entre las posiciones bioéticas (general- mente religiosas, aunque no solo) caracterizadas por las resistencias al cambio y las tendencias vanguardistas (cientificistas) que van hacia el futuro sin gran pre- ocupación por los valores tradicionales. Las primeras, teniendo principalmente por base la fe en el origen y el destino divino de la vida y de la naturaleza; las segundas, basadas exclusivamente en los descubrimientos y avances de la razón científica y tecnológica. Es cierto que la tolerancia tiene límites; precisamente, los que representan la in- tolerancia. En este sentido, no se tolera la intolerancia, pero este “no tolerar”, esta no aceptación, no puede constituirse también en intolerancia: han de ser otras las formas de inaceptabilidad.

211 La ciencia moderna es una manera consciente de interpretar la realidad

Dr. Marcelino Cereijido Mattioli 22 de febrero

n mi libro Evolución de las maneras de interpretar la realidad, de- muestro que la vida de todo organismo, desde una bacteria hasta una ballena y de un helecho a un feto, depende de que pueda in- terpretar la realidad eficazmente. Puesto que no tenemos eviden- cia de que esos organismos tengan conciencia, aceptamos que esa interpretación es inconsciente. Así, las células intestinales de una lagartija interpretan que ese elemento que llega con el contenido Egástrico es hierro, de lo contrario, no lo podrían captar y enviar a la médula ósea, no podrían sintetizar hemoglobina y morirían asfixiadas en minutos. ElHomo sapiens no es la excepción, salvo que hace unos 50 mil años apareció en él la con- ciencia y la agregó a su capacidad inconsciente de interpretar. Las primeras etapas de la interpretación consciente han sido religiosas, porque el ser humano entendió que no podría hacer un Sol, una Luna, ni las estrellas, y tuvo que admitir que los habrían hecho seres muchísimo más poderosos que él: deidades. Los primeros modelos conscientes fueron los animistas, que atribuían las propiedades de un volcán, un árbol o un animal al ánima que los manejaba. De pronto, en un estacionamiento de automóviles, un ingeniero maldice y da un puñetazo al motor de su coche: “¡Este maldito no quiere encender!”.

212 Marcelino Cereijido Mattioli • 22 de febrero

En mi libro también demuestro cómo y por qué se pasó de los animismos a los politeísmos y de estos a los monoteísmos. Todos los padres de la ciencia moder- na (Galileo, Descartes, William de Ockham, Newton) han creído en deidades. Con todo, el paso siguiente, hacia la ciencia moderna, consiste en abstenerse de invocar milagros, revelaciones, dogmas y el famoso principio de autoridad, con base en el cual algo es verdad o mentira dependiendo de quién lo diga: la Biblia, el Papa, el Padre. Todas las especies hiperdesarrollan alguno de sus atributos y producen con ellos su herramienta y arma para la lucha por la vida. La del Homo sapiens es un nota- ble desarrollo de la capacidad de conocer, que ha sido acompañado de selecciones complementarias. Así, la selección más importante de la jirafa ha sido la altura (de unos 5 a 6 m) que le permite comer las hojas de los árboles sin treparlos; pero, si no pudiera irrigar su cerebro ubicado a dos metros por encima de su enorme cora- zón (de unos 6 kg), se desmayaría o ese cerebro reventaría cuando bajara la cabeza para beber en una laguna a la altura de sus pezuñas, aumentando unos 5 o 6 m de presión hidrostática, si otra de sus selecciones complementarias no amortiguara la tremenda presión arterial (válvulas en los vasos sanguíneos). Las selecciones complementarias del ser humano han sido: 1) Un cerebro capaz de almacenar una gran memoria en el neocórtex; 2) Una capacidad de ser creyente que dota de un descomunal embudo cogniti- vo que vierte en la mente todo lo aprendido por la humanidad: no conocí a Tutankamón, ni estuve en la Primera Guerra Mundial, ni inventé el castella- no, pero se los creí a mis padres y maestros durante mi crianza y educación; 3) Un sentido temporal con una flecha más larga, que alcanza futuros más remo- tos y puede captar duraciones extensas, e incluso abarca causas y efectos (“ca- denas causales”). Así, ve un cielo nublado y predice que va llover; o al revés, ve llover y recuerda que fue precedido por un nublado. Luego, eslabona estas cadenas causales para generar modelos dinámicos de la realidad (en función del tiempo); 4) Una capacidad de captar un futuro en el que habrá de morir. Nadie sabe qué sucederá después. La angustia hizo brotar las religiones como placebos cogni- tivos para aplacarla.

Solo los pueblos del primer mundo lograron cubrir la evolución desde los ani- mismos hasta la ciencia moderna. Los del tercero se estancaron en etapas religio- sas. México, por ejemplo, tiene su manera de interpretar la realidad vertebrada por el catolicismo apostólico romano, generado por Constantino en el siglo IV al

213 La ciencia moderna es una manera consciente de interpretar la realidad

amalgamar el judeocristianismo con el paganismo romano. Por eso, si bien México ha logrado desarrollar una comunidad de investigadores de jerarquía internacional (publican en las mejores revistas del mundo), no tiene ciencia moderna ni tampo- co una cultura compatible con ella. Por favor, es muy importante no confundir cultura científica con cultura com- patible con la ciencia. Cultura científica: es la que tiene una sociedad donde abundan los que tienen idea de qué hicieron Galileo, Kepler, Newton, , Einstein, Planck, Watson y Crick o qué es un telescopio, un reactor atómico, un virus. Cultura compatible con la ciencia: si yo les cuento a los argentinos que aquí los mexicanos tienen buena odontología, no van a pensar que aquí todos son dentistas, sino que habrá un dentista por cada 100 habitantes, no sé. Pero hay una “cultura compatible con la odontología” porque, cuando tienen un proble- ma dental (gingivitis, caries, fracturas de coronas), acuden a ese 1 por ciento de odontólogos. Yo no diría que la sociedad norteamericana tiene una cultura científica, pero sí una cultura compatible con la ciencia, porque cuando los rusos tenían cohetes que llegaban a la Luna, sputniks que orbitaban la Tierra y explotaron en el espacio una atómica de 50 megatones, cuadruplicaron el presupuesto para la ciencia, fueron los primeros en llegar a la Luna y hoy mandan naves espaciales para tomar fotos de los anillos de Saturno. Además, es el pueblo que más impuestos paga para la lucha contra el sida, alzhéimer, cáncer, etcétera. En resumen, esa cultura compatible con la ciencia sale a relucir: cuando tienen un problema grave, lo encomiendan a la cien- cia y le dan presupuesto acorde.

214 La peor epidemia del siglo xxi

Dr. Gerardo Gamba Ayala 1 de marzo

n la reciente sesión de la Academia Nacional de Medicina, que se llevó a cabo en conjunto con la Secretaría de Salud el 8 de febrero de 2017, hubo una serie de presentaciones sobre algunos retos y desafíos en salud que el país enfrenta, en los que no podían fal- tar la diabetes mellitus, los problemas de salud mental y la insu- ficiencia renal crónica. En esta oportunidad, me interesa resaltar algunos datos y comentarios que presenté en relación con este Eproblema renal que tiene de cabeza al sistema de salud. La insuficiencia renal crónica se refiere al deterioro progresivo de la función renal y la estadificamos en varios grados. Cuando alcanza niveles tan bajos que pone en peligro la vida del enfermo le llamamos “terminal” y se requiere sustituir la función renal de forma artificial, lo que se logra con diversos tipos y modalidades de diálisis. La sustitución dista mucho de reemplazar por completo la función del riñón, pero es suficiente para vivir con una calidad de vida razonable por mucho tiempo. La forma más adecuada de reemplazar la función renal se logra con un tras- plante, el cual depende de la donación altruista de órganos, ya sea de un donador vivo relacionado o de donadores que por desgracia presenten muerte cerebral, por accidentes o trastornos principalmente neurológicos. Los familiares de pacientes en estas condiciones que autorizan la donación son verdaderos héroes sociales que, a pesar de pasar por un momento de profunda tristeza, no dejan de ser compasivos con sus connacionales en necesidad de un órgano. Así como hay muros que llevan los nombres de los soldados muertos en las guerras, deberíamos de hacer un muro con los nombres de las personas donantes de órganos. El desarrollo de la diálisis y los trasplantes nos dio la oportunidad de atender a los enfermos en etapa terminal de insuficiencia renal. Para muchos pacientes a lo largo de los años, estas terapias han sido buenas, pero nos han distraído de es- tudiar y entender los factores de riesgo y mecanismos de la enfermedad. Tampoco

215 La peor epidemia del siglo xxi

nos favorecieron para innovar en formas de detectar tempranamente el daño renal de forma masiva en la población y hacer lo necesario para detener o retardar la progresión del problema. La enfermedad isquémica coronaria y diversos tipos de cánceres son ejemplos de muchos años en los que no se podía ofrecerles nada a los pacientes en las eta- pas avanzadas de estas enfermedades, por lo que los especialistas en esas áreas hicieron un esfuerzo muy grande en determinar los factores de riesgo y métodos de detección temprana. En consecuencia, las agresivas campañas antitabaco y el desarrollo de medicamentos que reducen el colesterol han disminuido la inci- dencia y retardado la edad de aparición del infarto al miocardio y la innovación e implementación de tecnología para la detección temprana. Padecimientos que antes se detectaban casi siempre en forma terminal, ahora se descubren con más frecuencia cuando todavía pueden curarse, como es el caso del cáncer de mama. Conocer los factores de riesgo y desarrollar e implementar formas de diagnós- tico temprano es urgente en el caso de la insuficiencia renal crónica. Para que el lector se dé una idea del problema, cuando comparamos las vidas perdidas por muerte prematura en México entre los años 1990 y 2013 (‹www.healthdata.org/ mexico›), vemos, por ejemplo, que las enfermedades diarreicas pasaron del 1.er lugar al 20.o, con una reducción del 93 por ciento; las infecciones respiratorias pasaron del segundo lugar al séptimo, con una reducción del 71 por ciento; y los accidentes automovilísticos, a pesar de reducirse un 25 por ciento, permanecieron en el cuarto lugar. En contraste, la insuficiencia renal crónica, que en 1990 ocupaba el lugar 16.o, pasó al 2.o, con un aumento del 241 por ciento. Las causas de la insuficiencia renal crónica son muchas. En niños se debe con mayor frecuencia a malformaciones del sistema nefro-urinario. En jóvenes, las prin- cipales causas son enfermedades autoinmunes propias del riñón, o bien sistémicas, que dañan el riñón y otros órganos. En adultos, la diabetes mellitus es por mucho la principal causa de daño renal en nuestro país. Esta es una enfermedad altamente prevalente en México y, por razones que aún no conocemos con precisión, tiene en los mexicanos una particular tendencia a desarrollar daño renal. Deberíamos estar invirtiendo recursos para tratar de entenderla y así poder desarrollar ideas y, en con- secuencia, innovación, para reducir la tendencia actual. Aunado a esto, el manejo de la insuficiencia renal crónica con diálisis y trasplan- te tiene un costo muy alto. En la primera, se consumen insumos para la diálisis y en la segunda, inmunosupresores para evitar el rechazo del órgano. Ambos represen- tan gastos muy caros para el resto de la vida del enfermo. La población en general no parece estar consciente de ello. En nuestro país, la prevalencia de obesidad en adultos rebasa el 70 por ciento y la diabetes mellitus el 12 por ciento.

216 Gerardo Gamba Ayala • 1 de marzo

Recomiendo enfáticamente que cualquier individuo joven con antecedentes de diabetes mellitus en línea directa en su familia (abuelos o padres) haga todo lo posible por no subir de peso conforme llegue a la vida adulta y empiece a hacer algo para asegurarse de que, si en el futuro padece esta enfermedad, pueda mantener una vigilancia muy cuidadosa de su función renal, un chequeo al menos cada año, y desarrolle, desde ahora, la estrategia necesaria para contar con los recursos o alguna forma de acceso al tratamiento de diálisis o trasplante en caso de alcanzar un daño renal crónico.

217 Las ciencias experimentales en México: su dependencia y fragilidad

Dr. Alfonso Larqué Saavedra 5 de marzo

l avance de la ciencia mexicana se sigue midiendo en estudios com- parativos con otros países por su productividad —fundamental- mente, de artículos científicos— y como resultado solo alcanzamos un calificativo de regular, en el mejor de los casos. ¿Qué pasaría si la ciencia experimental mexicana fuera medida por otros paráme- tros, como su originalidad en las patentes o su independencia de insumos del extranjero para su desarrollo? Seguramente las refe- Erencias nos ubicarían en niveles de eficiencia diferentes. Hay fechas para los científicos mexicanos que no se deben olvidar: 1970, cuan- do se creó el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), y el 2002, cuando entró en vigor la Ley de Ciencia y Tecnología. Estas fechas guardan las iniciativas de visionarios que le han apostado a la ciencia y a la tecnología como motores del desarrollo nacional. Hay, sin duda, logros; pero estos no impiden el señalar que nos encontramos en un estado de indefensión particularmente vulnerable en las llamadas “ciencias ex- perimentales”, las que practican médicos, biólogos, químicos, físicos y veterinarios, entre otros, es decir, quienes tienen que desarrollar su investigación con base en en- sayos para la toma de datos en laboratorios, prácticas de campo, reservas biológicas, etcétera. Las ciencias experimentales requieren equipo y reactivos. Si hacemos un

218 Alfonso Larqué Saavedra • 5 de marzo

recuento del apoyo financiero dado a los que practican disciplinas experimentales desde aquel 1970, aunque no ha sido poco, este ha sido canalizado fundamental- mente a la importación de dichos bienes. Los institutos y centros de investigación más renombrados del país, de reciente creación o establecidos hace varios lustros, son importadores netos de insumos; su funcionamiento y éxito académico dependen de la habilidad de sus autorida- des para conseguir los recursos e importar a tiempo tales productos. En la administración central, para darle certeza a los que practican las cien- cias experimentales, se ha señalado como un logro la exención de impuestos o la existencia de oficinas en ciertas dependencias que agilizan la compra de equipo y reactivos de importación. Algunas instituciones mexicanas incluso han concre- tado iniciativas en el extranjero de oficinas ex profeso para la compra de equipos, reactivos y más. Es obligado hacer un alto para revisar cómo se encuentra la consolidación de la ciencia en México, para que efectivamente se convierta en un motor del desarrollo nacional. Es pertinente revisar sus fortalezas y debilidades, y dentro de estas últimas, analizar el estado de los centros de infraestructura para la ciencia. Un catálogo o listado de estos centros y empresas seguramente mostraría una fotografía casi sin elementos y nos reflejaría que no hemos encontrado la forma de tener nuestra pro- pia tecnología, aquella imprescindible para gozar de una ciencia más robusta. El nuevo siglo es excusa suficiente para analizar con otros ojos este aspecto. ¿Será que están en lo correcto los investigadores o administradores que señalan que es mejor y más barato comprar permanentemente equipo y reactivos en empresas extranjeras que aprender a hacerlos y sacrificar algunos años con capital de riesgo para fortalecer talleres y laboratorios con manos y mentes nacionales? No es objeto del presente escrito plantear que absolutamente todo el equi- pamiento y todos los reactivos se hagan en México, pero sí que, por lo menos, se apuntalen aquellos campos de frontera que, por sus logros y pertinencia, están creando la columna vertebral de la ciencia mexicana. A casi 40 años del estableci- miento del Conacyt, considero que esta reflexión merece un espacio. Debemos admitir, en principio, que ha faltado establecer un reconocimiento pa- ralelo a los administradores que apoyan las ciencias experimentales, quienes de mil maneras hacen esfuerzos extraordinarios para que el presupuesto anual destinado a la compra de todos los bienes de importación se ejerza dentro del año fiscal, punto al que la Secretaría de la Función Pública le presta muy especial atención. En el mejor de los casos, en años recientes se ha recurrido a casas comerciales en México, las cuales se han percatado de que nuestro país es un buen comprador y han esta- blecido aquí sus oficinas a precios de importación. Estas boutiques para las ciencias

219 Las ciencias experimentales en México: su dependencia y fragilidad

experimentales dan gran esperanza a muchos investigadores de que su equipo y reactivos —comprados, seguramente, con financiamiento nacional— les serán entregados a tiempo para iniciar con ellos la investigación que aprendieron en los laboratorios donde fueron formados. Hay numerosas preguntas planteadas en los muy escasos foros académico- administrativos que abordan esta problemática, dentro de las que una muy certera destaca: ¿por qué después de 1970, cuando el Conacyt fue creado, no se planeó y se le dio seguimiento puntual a una estrategia o plan paralelo para apuntalar la formación de cuadros y laboratorios o fábricas para crear los pertrechos de equipa- miento y reactivos para los investigadores, y de esta forma reducir paulatinamente la dependencia del extranjero para, finalmente, dejar de ser compradores perma- nentes de dichos insumos? Parte de la respuesta sigue enmarcándose en la no con- formación del modelo completo para el desarrollo de la ciencia y que tampoco hubo lo que en otro momento se ha planteado como proyectos “bandera” para la ciencia mexicana: proyectos que fueran integrales y que, además de contratar o for- mar los recursos humanos en los mejores centros científicos del mundo, también abrazaran la responsabilidad de proveer el equipamiento y los reactivos requeridos para tener una ciencia experimental robusta y menos dependiente. El sistema de formación de investigadores se apoyó abiertamente, no así uno paralelo de infraestructura para la naciente investigación científica mexicana. De hecho, hay que reconocer que el apoyo gubernamental para la formación de cua- dros de investigación se ha logrado en gran medida y se ha mantenido, entre otras razones, por la creación del Sistema Nacional de Investigadores, el cual ha permiti- do identificarlos y al mismo tiempo darles reconocimiento por su labor. Los señalamientos anteriores son relevantes para ser considerados junto con la oferta de incrementar el porcentaje del PIB para la ciencia y en el marco de que el Tratado de Libre Comercio y otros acuerdos firmados favorecerán, por supuesto, la dependencia de bienes para realizar las ciencias experimentales en nuestro país. Por otro lado, tenemos ahora, en esta era de la globalización, la invitación per- manente a que toda investigación tenga contrapartes extranjeras ¡para que nues- tra ciencia sea mejor! De hecho, la Unión Europea ha lanzado un programa para proyectos de investigación que requiere incluir a dos o tres países subdesarrollados y dos o tres países europeos para recibir recursos. Este programa y otros similares tienen varias lecturas —que no se pretenden abordar en el presente escrito—, pero en todos ellos queda claro que el equipamiento y los reactivos serán, casi en su totalidad, de importación. Una propuesta a corto plazo, para empezar a hablar de manera integral de la ciencia experimental mexicana, sería que se autorizara capital de riesgo para establecer laboratorios o talleres innovadores que podrían

220 Alfonso Larqué Saavedra • 5 de marzo

estar dentro de las mismas instituciones o centros de investigación de excelencia o estrechamente vinculados a estas; o bien, que a las más de sesenta universidades tecnológicas creadas por la SEP desde la década pasada se les apoyara para atender la encomienda.

221 La producción continua de maíz en la parcela escolar de Yucatán

Dr. Alfonso Larqué Saavedra 8 de marzo

principios de este siglo, el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY) revisó el modelo de producción de maíz en el estado de Yucatán y, con base en este análisis, estableció el proyecto Sistema de Producción Continua de Maíz (SPCM), el cual se desarrolla en su primera etapa en el norte del estado, donde prácticamente no existe suelo arable. El principio rector del proyecto fue capitalizar la disponibilidad de agua presente en el acuífero peninsular y el clima, que no tiene grandes variaciones durante el año, para cultivar maíz, utilizando en todo momento la sabiduría del productor de esta región y los estudios de fertilidad del suelo generados por múltiples inves- tigadores de los centros de investigación regionales. El SPCM parte de la premisa de contribuir a la sustentabilidad alimentaria, poniendo especial atención en demostrar si se puede incrementar la producción del grano de maíz, de elote y de forraje. La tecnología desarrollada consistió en aprovechar el abundante recurso del agua en el subsuelo de Yucatán para la pro- ducción de alimentos básicos con la visión ecológica de preservar el recurso fores- tal al reducir el sistema tradicional de roza, tumba y quema. El sistema asegura que la milpa, un policultivo, pueda practicarse en un mismo sitio todo el año y no necesariamente migrar cada dos, como en el ciclo tradicio- nal del roza, tumba y quema, debido a que las condiciones actuales de sobrepo- blación ya no permiten el “descanso del monte”, como se dice; se requieren de al menos 15 años para restaurarlo. El reto era validar, además, si con el modelo SPCM se podría apoyar la autosuficiencia alimentaria de la población rural y, por la práctica continua, dar ocupación permanente en el campo a los productores de maíz, que actualmente tienen que migrar porque la milpa solo produce, en el mejor de los escenarios, no más de 900 kilos por hectárea al año.

222 Alfonso Larqué Saavedra • 8 de marzo

En Yucatán, el cultivo del maíz ocupa el primer lugar como actividad agrícola y el sistema tradicional de producción de maíz en el modelo roza, tumba y quema se practica en más del 90 por ciento de la superficie destinada a su cultivo. A principios del siglo había más de 60 mil productores registrados en el padrón de Procampo, quienes sembraban al año más de 150 mil hectáreas, cuyo valor se estimaba en 250 millones de pesos. Sin embargo, los rendimientos por hectárea menores a una tonelada de grano no han tenido aumentos significativos en los últimos 50 años, sino una tendencia a la baja. El SPCM consiste en la siembra escalonada de maíz durante todo el año en pequeñas unidades de riego. En este modelo se utiliza la siembra directa tradicional, que es la práctica regular del campesino, y también se aplican las mismas técnicas culturales utilizadas en la milpa de fertilización, control de malezas, plagas y enfer- medades. Los resultados señalan que con este modelo se cosecha maíz al menos tres veces al año para grano y rastrojo, o cuatro veces al año para elote y rastrojo. En las parcelas de evaluación establecidas en el módulo demostrativo del SPCM, ubicado en el municipio de Baca, se obtuvieron en un ciclo rendimientos de grano de maíz de cinco toneladas por hectárea y hasta 38 mil elotes, además de veinte tone- ladas de forraje verde; estas cifras estimulan a validar el modelo. También se reportó que en promedio se cosecharon, después de tres años de experiencia en la misma parcela, rendimientos de cerca de diez toneladas de grano de maíz al año por hectárea. Los resultados obtenidos en el norte de Yucatán, en parcelas de terrenos pedregosos prácticamente sin suelo, son alentadores ya que permitieron demostrar que con solo una bomba para la extracción de agua, la cual está a no más de 15 m de profundidad, y mediante la tecnología de fertilización desarrollada en centros de investigación como el INIFAP, que incorpora materia orgánica, se puede multiplicar la producción de maíz. Recordemos que este grano es la base de la alimentación de los milperos mayas peninsulares; con base en los resultados, se ha sugerido que podrían pasar de ser compradores de maíz a vender excedentes del mismo. Recientemente, con el apoyo de la Fundación Enseñar para Producir, se ha transferido el modelo SPCM de la parcela demostrativa del CICY a la parcela esco- lar de una escuela tecnológica agropecuaria del municipio de Tixpehual, Yucatán. El espíritu de integrar a la brevedad posible los hallazgos en los centros de inves- tigación a las parcelas escolares para su cotejo y enseñanza a los niños y jóvenes estudiantes seguramente traerá ventajas porque podrán aprender y confiar que sí se puede producir maíz suficiente para el autoconsumo de la familia y la localidad. Más aún, si el modelo SPCM se multiplica en el estado con la política hecha pública por el gobierno local llamada “parcelas tecnificadas”, pronto se cambiará

223 La producción continua de maíz en la parcela escolar de Yucatán

el balance de importación de maíz del estado para su autosuficiencia. El modelo SPCM permite la práctica en un mismo lugar del policultivo de la milpa, fundamen- talmente de maíz, calabaza y frijol, todos en la misma parcela. Además, esta contribución es valiosa porque permitiría la restauración de la selva del estado, necesaria para mitigar el cambio climático. Recordemos que el sistema tradicional de roza, tumba y quema rota de lugar cada dos años por la búsqueda de la fertilidad de los suelos para que la milpa produzca. Atreverse a innovar utilizando la ciencia y la tecnología para separar el sistema de la milpa del de roza, tumba y quema es un reto urgente. Las iniciativas de sistemas alternos como el SPCM son más que bienvenidas y también ocupar la parcela escolar como laboratorio dinámico para poder, en el corto plazo, atender la sustentabilidad del estado. Esta es la mecánica que proponen algunos investigadores del CICY y de otros centros que forman parte del Sistema de Investigación, Innovación y Desarrollo Tecnológico de Yucatán (SIIDETEY). Ojalá la Secretaría de Educación estatal y la de Desarrollo Rural capitalicen las experiencias probadas a la brevedad posible para apoyar las directrices anunciadas por el Gobierno de la República, como la Cruzada Nacional contra el Hambre y la mejora de la educación.

224 Primera edición del Premio Juan Rull en el Instituto de Nutrición

Dr. Gerardo Gamba Ayala 15 de marzo

os premios, además de reconocer la trayectoria o el trabajo de los galardonados, sirven de estímulo para quienes reconocen en el pre- miado un modelo a seguir y se deciden emularlo. Este es el espíritu con el que en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutri- ción Salvador Zubirán creó el Premio Juan Rull, para reconocer el trabajo de enseñanza y entrega a la medicina asistencial de los médi- cos internistas que tienen la encomienda de supervisar y orientar a los residentes en los sectores de internamiento o en la consulta externa del instituto. El doctor Juan Rull fue un ilustre médico internista, endocrinólogo, con una capacidad clínica indiscutible, líder de la medicina interna en el Instituto; fue director de medicina de este cerca de 20 años. Heredero de la visión zubiraneana, fue un individuo clave en la modernización del Instituto, pues logró escalarlo de un hospital de baja capacidad para la terapéutica médica a uno en el que actual- mente, además de la investigación y la enseñanza, se atiende con eficiencia a miles de enfermos cada año. El doctor Rull sentó las bases del actual Departamento de Medicina Interna. El premio lleva su nombre para honrar la memoria de uno de los clínicos más entregados y respetados de la institución. Nutrición, como es conocido en el ámbito médico mexicano, es un instituto con la medicina interna como eje central. A él acuden enfermos con padecimientos muy complejos, que requieren de la interacción de diversos especialistas médicos y quirúrgicos. Sin embargo, dentro de su estructura no existen sectores de especiali- dad. Todos los enfermos hospitalizados (con excepción de aquellos en la unidad de terapia intensiva) están en sectores de medicina interna, incluyendo a los pacientes quirúrgicos. Esto le da la visión holística de la medicina, gracias a la cual cada pa- ciente es atendido como un individuo enfermo y no como una enfermedad. Los sectores de internamiento tienen de doce a catorce camas cada uno. Los pacientes hospitalizados son tratados por un residente de medicina interna de

225 Primera edición del Premio Juan Rull en el Instituto de Nutrición

segundo a cuarto año, responsable de ellos las 24 horas del día durante al menos un mes completo, y dos residentes de primer año se encargan del abordaje diag- nóstico de cada nuevo ingreso. Cada sector tiene además de uno a tres estudiantes de Medicina. Al sector acude por las mañanas un médico adscrito de medicina in- terna que funge como jefe del sector durante uno o más meses al año y tiene entre sus funciones revisar a los enfermos, la historia clínica, el diagnóstico y el manejo propuesto por los residentes. Con frecuencia un enfermo es visto por tres o más especialistas diferentes que proponen diagnósticos o terapéuticas diversas, a veces opuestas. Es el jefe del sector quien tiene la última palabra y sobre quien recae la responsabilidad de la decisión final. El tiempo y el cuidado que dedique el jefe del sector a esa tarea es fundamental para la calidad de la atención clínica y la enseñanza de los estudiantes. Es en su figu- ra donde se da la magia que entrelaza la práctica clínica con la enseñanza. Para ser un buen revisor, se requiere de una gran vocación para ambas cosas. Por ejemplo, cuan- do escucha un soplo cardíaco o detecta clínicamente un crecimiento de la glándula hepática, un buen revisor se da el tiempo de enseñar a los residentes y estudiantes de Medicina a explorar al enfermo y reconocer estas alternaciones. Un buen revisor analiza con sus estudiantes la literatura actualizada para sustentar los diagnósticos o las terapéuticas propuestas. Un buen revisor se da el tiempo de discutir los mecanis- mos de la enfermedad con sus alumnos, puramente con fines escolásticos. Por iniciativa del doctor Sergio Ponce de León, director de enseñanza del Instituto, el premio Juan Rull se inauguró este año para reconocer al internista que hubiera realizado esta labor al menos cuatro meses al año con excepcional dedica- ción. Lo que hace al premio especial es que el galardonado se decide por votación libre y secreta de los 110 residentes de medicina interna. El ganador indiscutible del primer Premio Juan Rull fue el doctor Eduardo Carrillo Maravilla. Conocí a mi buen amigo Eduardo cuando iniciamos al mismo tiempo la resi- dencia de medicina interna en el Instituto hace 32 años, en marzo de 1985. Ori- ginario de Tampico, llegó a la capital proveniente de la Universidad Autónoma de Guadalajara. Poseedor de un conocimiento enciclopédico de la medicina, con profundidad admirable en la inmunología, es un clínico muy avezado, con una habilidad muy particular para el diagnóstico de problemas complejos y muy pre- ciso en su terapéutica. A esto, que es el resultado de un proceso mental puramen- te científico, los pacientes paradójicamente lo catalogan como “ser muy atinado”. Conserva la habilidad de explorar a los enfermos y detenerse a platicar con ellos el tiempo que sea necesario, con lo que les genera esa tranquilidad de saberse aten- didos por un médico con alto sentido humano. Aunado a esto, tiene una profunda devoción por la enseñanza. Imparte clases convencido de que el papel pedagógico

226 Gerardo Gamba Ayala • 15 de marzo

del médico es una obligación moral y que regalar nuestros conocimientos a los jóvenes es la manera más certera de asegurar el futuro. Eduardo es un ejemplo de médico en toda la extensión de la palabra y repre- senta un orgullo para Nutrición y para el país. Pone muy alta la vara para los próximos premios Juan Rull. No sé quién debería de estar más orgulloso, si Eduardo Carrillo por haber recibi- do el premio Juan Rull o Juan Rull porque Eduardo Carrillo fue el primer recipien- dario del reconocimiento que honra su memoria.

227 “Hacer ciencia exige cuerpo y alma”: Lourival Possani

Departamento de Comunicación y Difusión Consejo Consultivo de Ciencias 22 de marzo

ctualmente, el doctor Lourival Possani estudia especies de alacranes que no representan peligro para los humanos, pero cuyo veneno podría resultar de utilidad farmacológica. Possani es investigador emérito del Sistema Nacional de Investigadores y actualmente labora como investigador emé- rito del Instituto de Biotecnología de la UNAM. Es el primer científico en haber sido galardonado dos Aveces con el Premio Nacional de Ciencias, máximo reconocimiento que otorga el Gobierno de México para las mexicanas y los mexicanos más sobresalientes en ciencias exactas, tecnología e innovación. El primero lo ganó en 1995, en el área de Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales, y el segundo, en 2016, en el área de Tecnología y Diseño. El doctor Possani también ha sido distinguido con el Premio Jorge Rosenkranz (Instituto Syntex, 1996); el Premio Nacional Glaxo Wellcome, en el área de in- vestigación básica, 1997; el Morelense de Excelencia (Gobierno del Estado de Morelos, 2000); y dos veces (por diez años) obtuvo la distinción International Scholar del Instituto Médico Howard Hughes de Estados Unidos; es doctorado honoris causa por la Universidad de Debrecen, Hungría, y ha sido galardonado con el Premio Redi Award de la Sociedad Internacional de Toxinología. En entrevista con el Consejo Consultivo de Ciencias (CCC), el doctor Lourival Possani platica sobre su más reciente reconocimiento, sus aportaciones científi- cas para el sector salud y el interés que nació en él, desde niño, por dedicarse a la ciencia. —El Premio Nacional de Ciencias es el máximo galardón que otorga el Gobierno de México a su comunidad científica. ¿Qué significa para usted ser la primera persona en haber ganado en dos ocasiones este galardón y en diferentes áreas del conocimiento?

228 Consejo Consultivo de Ciencias • 22 de marzo

—Para mí es un gran honor haber recibido este premio. El primero lo recibí hace 20 años en el área de Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales por las con- tribuciones a la ciencia básica y este segundo fue en el área de la innovación tec- nológica por los hallazgos y el estudio de la estructura y función de los péptidos y proteínas del veneno de los alacranes. Ha sido un trabajo de investigación en el que mis estudiantes posdoctorantes, otros colaboradores y yo hemos estado trabajando durante mucho tiempo, y los resultados han sido muy buenos. —¿Por qué el veneno de alacrán? —El piquete de alacrán es un problema de salud pública importante en nues- tro país. Durante todo este tiempo, con la ayuda de un grupo de colaboradores, me he enfocado en coadyuvar para poder resolverlo y creo que hemos hecho una contribución relevante. Podemos y estamos en condiciones de apoyar al gobierno, sobre todo en el sector de la salud pública, para resolver el problema de la picadura del alacrán. En realidad, en estos momentos, estoy con mi colega el doctor Baltazar Becerril y con la doctora Lidia Riaño (catedrática del Conacyt) desarrollando un nuevo tipo de antiveneno: uno de origen humano a través de la clonación de los genes que codifican para las inmunoglobulinas, que reconocen las toxinas, y de ahí se- leccionaremos un par de ellos capaces de neutralizar el piquete de alacrán. Los antivenenos actuales son obtenidos de caballos. De alguna forma mi grupo de investigadores, mis colegas y yo estamos en la me- jor disposición de ayudar en todo lo que sea necesario al gobierno y a la Secretaría de Salud, para mejorar todavía más los antivenenos existentes y ayudar a entender el fenómeno causado por este tipo de arácnido. —¿Qué es la ciencia para usted? —Es el motivador de mi existencia, me da una razón de ser y, de alguna for- ma, refleja un poco una cuestión muy personal, existencial: desde pequeño me he orientado mucho a conocer las cosas que nos rodean en la naturaleza. Creía que la vida de un científico era la respuesta a ciertos intereses muy personales de saber y conocer, y contribuir a ese conocimiento, así es como veo la ciencia. Para mí la ciencia es un placer, lo hago con satisfacción. Mi trabajo aquí no lo veo como algo que tengo que hacer, no me importan las horas que paso, ni me importa si es día laboral o si son vacaciones, es una dedicación en cuerpo y alma porque disfruto lo que hago. Así es como yo veo la ciencia. —¿Cómo fomentar en los jóvenes el interés por la ciencia? —Debe haber un cierto interés personal. Los jóvenes deben sentir esta inquie- tud natural de conocer las cosas y después sensibilizarse a la importancia de por qué lo están haciendo o por qué lo van a hacer. La ciencia tiene que ser hecha por gente

229 “Hacer ciencia exige cuerpo y alma”: Lourival Possani

que le guste lo que está haciendo, no que vaya a buscar en la ciencia una forma de ga- nar un sustento. No es un empleo, es una trayectoria que depende de un sentimien- to interno de superación y conocimiento. Lo que es necesario es dedicarse mucho a la ciencia, se tiene que ir con la intención de aportar, de conocer y realmente sentir placer en lo que se está haciendo. —¿Qué proyectos tiene para el 2017? —En este momento, estamos estudiando algunas especies mexicanas que no habíamos estudiado anteriormente; en realidad, los alacranes peligrosos para los humanos ya los tenemos identificados. Con el doctor Becerril, estamos desarro- llando este antiveneno de origen humano, pero en mi laboratorio, de forma muy particular, estamos interesados en conocer el veneno de los alacranes que no son peligrosos para el humano, pero que tienen una serie de componentes con posibles aplicaciones farmacológicas todavía no muy bien conocidas. Estamos investigando activamente el proteoma del veneno y el transcriptoma de las glándulas venenosas de alacranes peligrosos y no peligrosos. Una de las cosas que descubrimos del veneno del alacrán es que existen unos componentes no tóxicos para el humano, pero tóxicos para otros artrópodos, y es- tos pueden ser aplicados, por ejemplo, en la agricultura como insecticidas; hemos descubierto también unos componentes que pueden servir como antibióticos y que eventualmente pudieran ser usados para la cura de enfermedades infecciosas o virales. Continuaremos la caracterización de los péptidos inmunomodulado- res, con potencial uso para el control de enfermedades inmunológicas, y de los péptidos con actividad antipalúdica. Continuaremos el desarrollo de la expresión heteróloga de las toxinas del veneno para producir antivenenos en los caballos y la sustitución del uso exagerado de alacranes vivos para los antivenenos. Asi- mismo, hemos establecido protocolos de ensayos in vitro que pueden sustituir el uso de ratones experimentales para verificar la eficacia de los nuevos antivenenos generados.

230 Sigue pendiente la vinculación entre ciencia y sector privado

Departamento de Comunicación y Difusión Consejo Consultivo de Ciencias 5 de abril

ecilia Noguez, física y líder en física computacional, ha sido reconocida por sus aportaciones fundamentales en los cam- pos de la plasmónica, la actividad óptica y la física de super- ficies. —¿Qué significa para usted haber sido galardonada con el Premio Nacional de Ciencias en el área de Ciencias Físico- Matemáticas y Naturales? C—Estoy muy contenta, realmente no me lo esperaba. Es un premio difícil de conseguir pues es el máximo galardón que un científico mexicano puede aspirar a ganar en México. Desde que me notificaron que lo había ganado, todo ha sido muy rápido y todavía no he tenido el tiempo suficiente para reflexionar bien sobre él. Una cuestión es, por supuesto, que me siento muy bien y la otra es todo lo que conlleva este premio; tengo que reflexionar al respecto, sentarme y dimensionar el compromiso que implica haberlo recibido. Me parece que este es el 13.º Premio Nacional de Ciencias que recibe un cien- tífico del Instituto de Física de la UNAM y eso habla de toda la historia de nuestro instituto, pero también de todo su futuro. Existe entre nuestros científicos una gran responsabilidad para mantener el nivel del instituto e ir mejorando. —¿Qué la impulsó a dedicarse a la física? —Me parece que fue una serie de eventos afortunados, porque cuando era niña no se oía mucho de científicos y en México realmente no había museos de ciencia, los que existían estaban en el extranjero y no tuve oportunidad de conocerlos. Creo que dos cosas fueron esenciales: siempre fui muy curiosa, me gustaba en- tender cómo funcionaban las cosas y siempre tuve mucha facilidad para las mate- máticas y ese tipo de materias. Además, los maestros poco a poco te dan, consciente o inconscientemente, cierta autoestima, te empujan. Yo recuerdo muy bien que los maestros decían: “Vamos a revisar la tarea de matemáticas”, me pedían la tarea

231 Sigue pendiente la vinculación entre ciencia y sector privado

y decían “las respuestas son estas” y ni siquiera las revisaban, ellos confiaban y eso de alguna forma te empieza a retroalimentar. Cuando llegué a la secundaria y supe que había una materia que se llamaba Física, que utilizaba las matemáticas para explicar la naturaleza de las cosas, y que existían los científicos —porque en casa nunca hubo científicos—, supe que quería dedicarme a la ciencia. —¿Cuál es el proyecto que le ha generado mayor satisfacción? —Hay varios proyectos interesantes. Uno que nos ha dado mucho recono- cimiento a nivel internacional es el de la plasmónica. La plasmónica estudia la interacción de las fuentes de luz con la materia a escala nanométrica, con nano- partículas que conllevan nuevos fenómenos como el movimiento colectivo de los electrones, el cual da lugar a los plasmones de superficie. Es importante mencionar que, aunque ya se sabía desde hace mucho tiempo sobre los plasmones de superfi- cie, en el momento en que tienes materia a escala nanométrica, esta da lugar a que se localice esa excitación, lo que permite amplificar muchos órdenes de magnitud, un millón de veces, los campos electromagnéticos alrededor de la nanopartícula y eso te abre un amplio panorama para muchas aplicaciones. Porque amplificar así el campo electromagnético permite “localizar la energía”. Cuando ya “concentré la energía” en ciertos puntos, puedo preguntarme qué hacer con ella. Se abre una gama de posibilidades para manipularla, controlarla, transportarla y optimizarla. —¿Qué significa hacer ciencia de frontera? —Es una definición muy ambigua. Definir cuál es la frontera del conocimiento, o saber quién la pone, es muy difícil. Puedo decir que muchos de los proyectos en los que trabajo son “de frontera”, porque hay mucha gente en el mundo tratando de entender y aplicar esos sistemas. Por ejemplo, uno puede decir que la nanociencia es una moda porque, como muchas otras ramas de la ciencia, llega un momento en el que se conjugan varias cosas para que tenga un impacto en particular. En el caso de la nanociencia, se necesitan herramientas para poder observarla, interactuar con la materia, medirla o manipularla, entre muchas otras cosas. Pero se dio un momento en el que empe- zaron a existir esas herramientas y las que había se mejoraron: en los microscopios electrónicos de transmisión de alta resolución, puedes ver la materia a escala na- nométrica y hasta los átomos que la conforman, además de identificar el arreglo de los átomos y las formas de las nanopartículas. Con el cómputo numérico, que es algo en lo que trabajamos mucho, ahora real- mente puedes hacer miles de millones de operaciones por segundo, lo que te permi- te considerar esa cantidad de átomos y sus electrones, y resolver ecuaciones que jamás se podrían resolver en papel. Eso, de alguna forma, ayuda a entender la materia, ya que puedes observarla, interactuar con ella, desarrollar sistemas ultrasensibles.

232 Consejo Consultivo de Ciencias • 5 de abril

Si estás hablando de materia muy pequeña, pues la respuesta también lo es. Como muchas otras cosas se congregan ahí, todo esto te abre puertas y retos muy grandes. Ahora, si me preguntan: “¿Dónde está la frontera de la ciencia?”, bueno, creo que, por decirlo de forma sencilla, se encuentra cuando estás dando una semillita para que la gente vuelva a abrir ese gran panorama. —¿Cómo lograr la vinculación entre la ciencia y el sector privado? —Esa es la pregunta del millón y la tarea que tenemos pendiente como país: saber cómo transmitir el conocimiento científico para convertirlo en tecnología. Una vez que esta se desarrolla, se tiene que involucrar a las empresas, porque pue- des hacer ciencia aplicada, pero eso no quiere decir que sea tecnología. Para ello, se tendrían que haber transferido los prototipos, hacer plantas y, nuevamente, tener empresas en la frontera de la tecnología. Realmente creo que sí es una tarea pendiente y que, para realizarla, debemos acercarnos porque posiblemente lo que hacemos no les interesa o no saben que les interesa y viceversa. En este caso, creo que los jóvenes son un puente excelente para hacer la transferencia tecnológica. —¿Cuál es panorama de los jóvenes que quieren dedicarse a la ciencia? —Creo que la ciencia está totalmente globalizada. Posiblemente ahora se hace con más facilidad y frecuencia que antes, por lo que los jóvenes tienen que esfor- zarse muchísimo más y estar muy bien preparados ya que la competencia científi- ca no es local, sino global. Otro aspecto importante con el que los jóvenes deben enfrentarse es con la inmediatez. Cuando se llega a un resultado, este tiene que ser verificado, entendi- do y observado para saber qué se hará con él, lo que probablemente implique un 85 por ciento más del tiempo total invertido. Gracias a la tecnología, las nuevas generaciones están acostumbradas a la inmediatez y a la poca reflexión, y para hacer ciencia de calidad es totalmente al revés. Los resultados se pueden obtener relativamente rápido, pero entenderlos y estar seguros de que están bien lleva mu- cho tiempo, por eso hay que enseñarles que la reflexión es sumamente importante en cualquier cosa y, sobre todo, en la ciencia.

233 La telequinesis, una técnica en embrión

Dr. José Ruiz de la Herrán y Villagómez 12 de abril

over objetos con la mente ha sido un tema muy socorrido por ilusionistas y autores de novelas de ciencia ficción; he- mos visto magos en el teatro que levantan floreros de una mesa y leído sobre seres de otros planetas que con la mente pueden desviar misiles, paralizar a sus enemigos, etcétera. Ya en el mundo real, en el famoso Hospital John Hopkins de Baltimore, ligado a la universidad del mismo Mnombre, un grupo de médicos consiguieron que una paciente, antes de ser opera- da de un mal epiléptico, realizara varias veces un “acto telequinético” satisfacto- riamente. Este logro abre las puertas a una verdadera inmensidad de aplicaciones en los años venideros, convirtiendo en realidad acciones que antes solo podían ocurrir en las novelas o en nuestra imaginación. La cura de afecciones epilépticas se realiza determinando en qué sitio del cere- bro se configuran los conjuntos de neuronas que generan el mal. Cuando este no se puede controlar con medicamentos, los cirujanos proceden a extirpar la parte enferma. Para ello, primero colocan detectores electromagnéticos en el cráneo del paciente, electrodos que reciben las ondas cerebrales para alimentar una com- putadora y localizar las coordenadas del sitio dañado; con esta información, los doctores pueden extirparlo. El grupo de médicos especialistas dirigido por el doctor Thakor ha inventa- do un tercer método no invasivo para colocar los sensores, debido a que los ya existentes no dan la resolución requerida. El primero consistía en pegar al cuero cabelludo del paciente los electrodos que captan las ondas cerebrales; sin embar- go, este sistema es el de menor resolución. El segundo implica penetrar el córtex cerebral con los electrodos para obtener señales más precisas, pero con el riesgo del consecuente daño cerebral que la implantación causa. El método desarrollado por el grupo de especialistas de Thakor consiste en colocar los sensores directamente

234 José Ruiz de la Herrán y Villagómez • 12 de abril

sobre la superficie del cerebro sin penetrarlo, lo cual exige descubrir gran parte del órgano (al igual que el segundo método), pero sin lastimar el córtex cerebral. Este nuevo método se llama “electrocorticografía” (ECoG). Primero se opera al paciente para colocar los sensores (actualmente 64) y luego se le despierta para que su cerebro funcione normalmente y se pueda llevar a cabo el registro de las ondas. Las señales son procesadas por el sistema computacional que les proporciona a los cirujanos las coordenadas de la zona afectada. En este caso, antes de efectuar la extirpación que curó a la enferma, se llevó a cabo el experimento que ahora vamos a relatar. Al mismo tiempo que el grupo de especialistas perfeccionaba su método de extirpación, ensayándolo primero en monos, la Agencia de Proyectos de Inves- tigación Avanzados de Defensa de los Estados Unidos (DARPA, por sus siglas en inglés), misma que organizó la internet y está al tanto de los logros en todos los centros de investigación y desarrollo, encargaba al Laboratorio de Física Aplicada de John Hopkins la creación de un brazo mecánico dotado de 26 movimientos (hombro, codo, muñeca y falanges) y montado en un pedestal que contendría las fuentes de poder, los convertidores digital-analógicos, los amplificadores, etcéte- ra (el hardware) para ser conectado a un sistema computacional. El objetivo de DARPA era que el brazo (prótesis) fuera controlado mentalmente por una perso- na que hubiera perdido el suyo; esta propuesta se la comunicó al grupo médico con la finalidad de que, antes de operar a sus enfermos, obtuvieran de ellos infor- mación relevante para poder controlar el brazo mecánico con sus mentes. Un brazo mecánico con 26 “grados de libertad”, esto es, posibilidades de con- trol, era un proyecto muy ambicioso, ya que haría posible controlar las articula- ciones de los cinco dedos tal como la persona lo hiciera con su brazo natural. Por si fuera poco, esta novedosa prótesis se dotaría de sensibilidad de presión en las yemas de los dedos, lo que duplicaría prácticamente a la perfección la condición de “sentir” las características del objeto por medio del tacto por parte de quien la tuviera que usar. El grupo de especialistas se preparó solicitando la hechura de los programas de computación necesarios (software), así como las interfaces indispensables para po- der realizar, por una parte, su objetivo principal, el de la extirpación del sitio dañado en los enfermos de epilepsia y, por la otra, el de las pruebas sugeridas por DARPA respecto al posible control mental de la nueva prótesis experimental. La primera fase del experimento consistió, cosa nada fácil, en obtener una correlación entre las señales captadas por los electrodos y el movimiento que di- chas señales transmiten al brazo. La primera prueba en este sentido se hizo en el 2011 con un paciente de 12 años que padecía una epilepsia no severa.

235 La telequinesis, una técnica en embrión

Una vez colocados los 64 electrodos sobre su córtex cerebral, se le despertó y se colocó ante él una mesita con un cubo de madera. Luego se le pidió que hiciera el movimiento de levantarlo y volver a posarlo sobre la mesa, a la vez que las señales de los 64 electrodos se registraban en la memoria de la computadora. Al analizarlas, se encontró que caían en la banda gamma cuyas frecuencias están entre 70 y 140 Hz; también se encontró que cuando el paciente movía sus dedos aparecían señales en la banda mu, con frecuencias entre 10 y 13 Hz. Esta experiencia se repitió con otros pacientes. Los expertos en computación desarrollaban algoritmos matemáticos para que los datos obtenidos accionaran los mecanismos de la prótesis e imitaran los mo- vimientos correspondientes. Lograr que el sistema funcionara de manera satisfac- toria, es decir, que al repetirse el experimento se obtuvieran resultados coheren- tes, requirió un trabajo conjunto entre el grupo de médicos, el de computólogos y el del Laboratorio de Física Aplicada de la universidad. Finalmente, después de mucho trabajo en equipo, y gracias a la colaboración de muchos enfermos que aceptaron participar en el experimento, le tocó a una paciente realizar varias veces el “acto telequinético”. Al terminar la operación para colocarle los 64 sensores sobre la superficie de su cerebro, la paciente fue despertada y, una vez consciente, pusieron frente a ella una pantalla de televisión en la que se veía una mesita sobre la que descansaba una na- ranja. La paciente había sido aleccionada previamente para que llevara a cabo los movimientos que el experimento requería; así que, al ver en la pantalla la naranja sobre la mesita, acercó su brazo a la pantalla pensando al mismo tiempo en tomar la naranja con la mano. Cuando su mano estuvo cerca de la imagen de la naranja, en la pantalla apareció la mano del brazo robótico que estaba en la pieza contigua acercándose a la naranja real puesta sobre la mesita. Acto seguido, la paciente hizo el movimiento de tomar la naranja y el brazo robótico repitió la acción cogiendo la naranja y levantándola conforme ella pensaba en el movimiento. Una vez levantada, la paciente hizo el mo- vimiento de colocar la naranja en la mesita y el brazo mecánico realizó la acción. La mujer repitió la secuencia varias veces. Terminado el experimento, fue operada de su mal epiléptico con éxito. No creo necesario abundar en el hecho de que este experimento telequinético, consistente en levantar con la mente un objeto a la distancia, abre, como dije al principio, un sinnúmero de aplicaciones que estamos lejos de imaginar por ahora. Es claro también que muchas de ellas ocurrirán en prácticamente todos los cam- pos del quehacer humano.

236 La línea divisoria entre la investigación básica y la clínica

Dr. Gerardo Gamba Ayala 19 de abril

a investigación en salud la dividimos en tres áreas: básica, clíni- ca y epidemiológica. Existen programas que privilegian una so- bre la otra. En el Conacyt, el fondo sectorial constituido con la Secretaría de Educación Pública tiene el programa de Investiga- ción Básica, mientras que el fondo sectorial con la Secretaría de Salud, el IMSS y el ISSSTE (FOSISS) apoya la investigación clínica. En la UNAM tenemos el programa de doctorado en Ciencias Bio- Lmédicas, que privilegia la investigación básica, y el de Ciencias Médicas, Odonto- lógicas y de la Salud, que privilegia la investigación clínica. No hay un consenso sobre cuál es la línea divisoria entre la investigación básica y la clínica. Por desgracia, en la mente de la mayoría, la división está en el modelo ex- perimental y el tipo de herramienta de laboratorio que se utiliza. Cuando el estudio es en animales o en humanos, pero las pruebas van más allá del laboratorio clínico clásico, el proyecto es etiquetado como investigación básica, lo que genera en los estudiantes la falsa idea de que no se está aportando nada para la clínica. Para el encuentro anual de investigadores de la Secretaría de Salud, los científicos de los diversos institutos nacionales de salud y de los hospitales de alta especialidad someten los resúmenes de sus trabajos para concursar por un espacio de presenta- ción en el evento. Se trata, sin duda, del mejor congreso de investigación en salud en el país, ya que la selección de trabajos se basa verdaderamente en la calidad. Cada instituto u hospital puede enviar solo diez trabajos, lo que obliga a una selección interna para escoger los más competitivos. Después ocurre una segun- da selección previa al encuentro, donde se eligen 70 trabajos de los 200 que pueden ser enviados, ya que existen trece institutos nacionales de salud y siete hospitales de alta especialidad. El propio investigador es quien tiene que indicar si su trabajo es de investigación básica, clínica o epidemiológica, pues se conforman comisiones ad hoc para el análisis y la calificación de las propuestas en cada una de estas áreas.

237 La línea divisoria entre la investigación básica y la clínica

La mitad de los trabajos recibidos corresponden a investigación básica, sin embargo, varios deberían estar en investigación clínica. Mencionaré dos ejemplos reales. Un investigador estudió la utilidad de medir la cantidad de ARN mensajero (ARNm) de cierto gen en los linfocitos de sangre periférica para el diagnóstico de una enfermedad en particular. El resultado principal de su trabajo fue la sensibili- dad, especificidad y valores predictivos positivos o negativos de la medición para el diagnóstico de la enfermedad. Determinar el valor de una prueba diagnóstica es claramente investigación clínica, sin embargo, el propio investigador la catalogó como básica, porque la medición del ARNm en linfocitos la hizo con una técnica molecular que conocemos como reacción de la polimerasa en cadena (PCR, por sus siglas en inglés). En otro ejemplo, un investigador determinó la presencia o ausencia de ciertos hallazgos cromosómicos en sujetos normales contra pacientes con síndrome de Down y, de nuevo, lo clasificó como investigación básica por la metodología que utilizó para analizar los cromosomas. Así, con frecuencia se define una investiga- ción por la metodología utilizada y no por el tipo de pregunta planteada. Debido a lo anterior, el estudiante de Medicina en pre o posgrado se queda con la idea de que la investigación clínica es la que se hace con humanos y sin necesidad de un laboratorio ni estrategias moleculares o bioquímicas complejas. Con esto li- mita mentalmente su campo de acción y la posibilidad de lo que denominamos investigación traslacional, que es investigar en la clínica lo que previamente descu- brimos o diseñamos en el laboratorio. Me parece mejor que la definición entre clínica y básica la hagamos con base en la pregunta planteada. Si un protocolo pretende avanzar en el conocimiento de los mecanismos de una enfermedad, su diagnóstico, tratamiento o formas de prevención, debería catalogarse como investigación clínica, aunque se pruebe en animales o se utilicen las metodologías de laboratorio más complejas posibles. Por ejemplo, un estudio sobre el potencial de un medicamento para prevenir o tratar una enfermedad, o bien, otro que pretenda conocer si la activación de una cinasa intracelular es parte del mecanismo de una enfermedad son investigación clínica, aunque en el proceso intervengan ratones o humanos. En otras latitudes lo tienen más claro. Por ejemplo, en la prestigiada revista The Journal of Clinical Investigation de Estados Unidos, la mayor parte de los trabajos están hechos en animales y con análisis moleculares muy complejos, pero se trata de estudios sobre enfermedades y de ahí el clinical investigation (investigación clínica) en el título de la publicación. En esta misma línea de pensamiento, la investigación básica es aquella que genera conocimiento sobre procesos biológi- cos, sin un interés particular en la salud o la enfermedad, aunque los sujetos de

238 Gerardo Gamba Ayala • 19 de abril

estudio sean humanos. Por ejemplo, un estudio cuyo objetivo fuera determinar la conformación tridimensional de una proteína es de investigación básica, aunque se analice una proteína humana. Me parece que con esta visión más estudiantes de Medicina podrían incursio- nar en la investigación. Creo que la mentalidad que deberíamos tener en inves- tigación en salud es que, si nos interesa aportar para resolver una enfermedad en particular, hay que entrarle desde el nivel que se requiera. Si primero hay que ana- lizar modelos animales, lo hacemos, y cuando tengamos observaciones novedosas y útiles, entonces podremos pasar a realizar los estudios clínicos correspondien- tes. Sin esta visión, difícilmente vamos a innovar en el laboratorio y, entonces, nunca podremos hacer la tan anhelada investigación traslacional.

239 “No todo son los papers, también hay que hacer algo por la gente”: Luis Enrique Sucar Succar

Departamento de Comunicación y Difusión Consejo Consultivo de Ciencias 26 de abril

l doctor Luis Enrique Sucar Succar es pionero en el desarrollo de las redes bayesianas. Su investigación se ha centrado en tratar de entender y modelar las capacidades mentales que permiten razo- nar y tomar decisiones bajo la incertidumbre. El paradigma bayesiano combina el conocimiento previo (o probabilidad a priori) con la evidencia obtenida en el mundo por medio del uso de sensores. Cuando el problema es muy comple- Ejo, el paradigma suele derivar en modelos muy complicados, incluso difíciles de almacenar y resolver en una computadora. Para trabajarlos, el doctor Sucar utiliza “modelos gráficos probabilistas”, los cuales descomponen un problema grande en muchos pequeños. De esta manera, se pueden resolver computacionalmente los problemas complejos con incertidumbre. En entrevista con el Consejo Consultivo de Ciencias, el doctor Luis Enrique Sucar Succar, Premio Nacional de Ciencias 2016 en el área de Tecnología, Inno- vación y Diseño e investigador del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), platica sobre la inteligencia artificial, sus aplicaciones, la importancia de que México desarrolle una tecnología propia y lo cerca que se encuentra el futuro en cuestión de computación.

240 Consejo Consultivo de Ciencias • 26 de abril

—¿Qué significa para usted haber sido galardonado con el Premio Nacional de Ciencias? —Es un reconocimiento al trabajo de investigación, desarrollo de tecnología y formación de recursos humanos que se ha hecho durante muchos años. Este premio también reconoce el esfuerzo y trabajo de mis colegas, estudiantes y del área de la computación, la labor de grupo que hemos hecho como equipo durante varios años. —¿Cómo ha sido el camino para llegar hasta aquí? —Ha representado mucho trabajo, pero, como hago lo que me gusta, no me quejo. De alguna manera, he explorado y avanzado poco a poco en distintos te- mas. Empecé haciendo desarrollo tecnológico en el Instituto de Investigaciones Eléctricas y en el doctorado me enfoqué en la investigación básica. Sin embargo, como siempre me han gustado las aplicaciones, las técnicas que he estudiado las he llevado a la industria, la salud y la robótica, entre algunas otras. —¿Qué responsabilidades implica ser reconocido con el máximo galardón que otorga el gobierno mexicano en esta materia? —Más que una responsabilidad, es una posibilidad de seguir trabajando y de desarrollar nuevas ideas, tecnologías, y poder formar a más recursos humanos, gente que pueda continuar con lo que se está haciendo. Para mí, el premio impulsa que podamos llevar estos desarrollos a un nivel más extensivo: a la aplicación co- mercial. Por ejemplo, mi equipo y yo acabamos de fundar una pequeña empresa con la que buscamos convertir uno de los desarrollos de aplicaciones médicas en un producto que pueda ayudar a la gente. Particularmente, este es un sistema que trata de ayudar a las personas que tienen algún problema motriz en las extremidades o que han tenido embolias cerebrales. Mi trabajo me ha dado varias satisfacciones. Por un lado, como científico, siempre es muy grato sentir que hiciste una aportación importante, novedosa y que ade- más es reconocida por la comunidad científica. Sin embargo, también me llena de satisfacción saber y ver que las aportaciones de este trabajo se están usando en varias clínicas y están ayudando a las personas. He visto pacientes contentos con estas aplicaciones. No todo son papers, también hay que hacer algo por la gente. ¡Qué mejor que esta aplicación pueda ayudar a las personas que lo necesitan! —¿Cuáles han sido las aplicaciones de sus modelos gráficos probabilísticos en la robótica, computación y biomedicina? —Trabajo básicamente en técnicas de inteligencia artificial basadas en con- ceptos de probabilidad, esto ayuda para cualquier aplicación en la que hay incertidumbre, donde no todo es exacto y preciso, como pasa con la medicina o

241 “No todo son los papers, también hay que hacer algo por la gente”

en algunos aspectos industriales, como la energía. Por ejemplo, un proyecto en el que trabajamos es de energía eólica; el viento es un aspecto de mucha incer- tidumbre para los parques eólicos. A ellos les interesa poder predecir cómo se comportará en las siguientes horas para planear cuánto van a producir y venderlo en los mercados. También hemos hecho aplicaciones para el diagnóstico de turbinas y para la robótica, sobre todo robots de servicios, el nuestro se llama Markovito (por los procesos de decisión de Markov). Eventualmente, este tipo de robots ayudará a las personas mayores, con capacidades diferentes, o en tareas domésticas, como Robotina. Ya existen algunos robots comerciales que aspiran la casa o cortan el pasto, pero queremos llevar al mercado uno que, cuando se le diga “tráeme una medicina”, pueda buscarla, tomarla y traerla. Parece fácil, pero no lo es. Los robots harán tareas complejas, estamos cerca. —¿Cuál es el panorama de los jóvenes que quieren dedicarse a la ciencia? ¿Qué les recomienda? —Creo que hay muchas oportunidades, sobre todo en las áreas de desarrollo de software y de inteligencia artificial, que están creciendo demasiado. Mi consejo para los jóvenes es que se metan al área de la computación; hay muchísimas opor- tunidades de trabajo, investigación, y de tener una investigación sólida. Aquellos interesados en esto deben buscar una formación sólida en matemáticas, eso es muy importante si quieren hacer investigación o desarrollo en estos temas. Siento que a veces las carreras de computación tienden a hacerse más light y eso no ayu- da al futuro, a tener bases sólidas que después permitan hacer cosas interesantes, hacer investigación. —¿Cuál es el panorama para la ciencia y la investigación en México? —Es difícil decirlo. Creo que la ciencia puede ayudar mucho a que México de- sarrolle su propia tecnología. A veces lo que nos falta es la visión a largo plazo, la ciencia no produce desarrollo económico de manera inmediata, es una excelente inversión a largo plazo. El gobierno empieza a invertir en ciencia y tecnología, pero, al llegar cualquier crisis, es lo primero que recortan. Hay que mantener la visión a largo plazo y dará frutos. Históricamente, el apoyo a la ciencia en México ha ido mejorando, sobre todo se ha apoyado mucho la formación de recursos humanos. Eso es muy bueno, pero necesitamos meterle más y espero que esto cada vez sea más claro para los tomadores de decisiones. Sobre las cosas que faltan y que buscaré impulsar como miembro del Consejo Consultivo de Ciencias, es algo que ha querido desde hace mucho tiempo la comu- nidad mexicana de computación: que haya más instituciones y centros dedicados a

242 Consejo Consultivo de Ciencias • 26 de abril

la investigación en computación, en particular a la inteligencia artificial, que cada vez tiene más impacto. Creo que en México nos ha faltado impulsar esta área; si vemos los centros del Conacyt, no hay ninguno dedicado a la computación. Hay grupos en algunos centros, pero no tenemos realmente uno dedicado a la computación. Si vemos la importancia del tema a nivel mundial, sería obvio que nosotros tuviéramos uno dedicado a esta área. No es un tema del futuro, es un tema actual. —¿Qué es la ciencia? —La ciencia, en general, es tratar de entender el mundo, el universo, lo que nos rodea. Existen tres grandes divisiones de la ciencia: primero, entender la materia, el universo, los planetas, los átomos, todo lo que tiene que ver con física, química. Tal vez fue lo primero que se desarrolló a nivel ciencia y la cúspide fue Einstein; segundo, entender la vida, cómo se desarrollaron los seres vivos, cómo funcionan, cómo han evolucionado. Probablemente su culminación fue el genoma, conocer las instrucciones de la vida, su receta; y la tercera, la cual creo que aún nos falta mucho por desarrollar, es la inteligencia. Tenemos poca idea de cómo funciona el cerebro. La inteligencia artificial es cuando se juntan la ciencia y la ingeniería. Por un lado, queremos entender cómo funciona el cerebro, cómo pensamos, qué es la conciencia, pero, por otro lado, también se trata de hacer máquinas inteligentes que, de alguna manera, tengan capacidades similares a las de los humanos, que puedan entendernos, analizar el mundo y resolver problemas complejos. Actualmente convivimos con grandes avances de los que probablemente no nos percatamos, por ejemplo, tenemos celulares a los que les podemos hablar y “nos entienden”. Esto requirió muchos años de investigación en inteligencia ar- tificial y no ha sido nada sencillo. También empiezan a surgir cosas que no están tan lejos de ella, como los carros autónomos, que para manejarse solos tienen que reconocer todo lo que está en el ambiente, los otros carros, si se cruza una persona o no. ¡Todo esto es inteligencia artificial! Desarrollar algoritmos, programas que puedan tener capacidades similares a las personas. En muchos aspectos hemos avanzado, pero todavía nos falta mucho. Los siste- mas inteligentes tienden a estar enfocados en resolver un problema particular y la inteligencia humana es mucho más amplia, más general. Todavía no tenemos má- quinas con esas capacidades y creo que es de lo más atractivo de esta área: todos los grandes retos y misterios por resolver.

243 ¿Cómo surgió el bronce?

Dr. Gabriel Torres Villaseñor 3 de mayo

l bronce, una aleación de cobre con estaño (del 2 al 10 por ciento en masa), propició un gran avance de la civilización durante 2 mil años, en la época llamada la Edad de Bronce. Antes de esta edad, tenemos la llamada Edad de Piedra, en la cual la roca era el material más usa- do. Entre la Edad de Piedra y la de Bronce, hubo una pequeña Edad de Cobre. No podemos ver el uso de la piedra como símbolo de atra- so, ya que existieron verdaderas obras monumentales hechas en roca Eque asombran a la humanidad hasta nuestros días, por ejemplo, las construcciones megalíticas del Tepe Gobekli, en Turquía, datan de 11 mil 500 años de antigüedad y están formadas por columnas en forma de T construidas con enormes piedras de más de doce toneladas y perfectamente pulidas. En los pilares, están grabados zorros, leones, jabalíes, asnos, escorpiones y varios tipos de serpientes. La construcción de este sitio requirió de una gran cantidad de gente habitando en el mismo lugar, con conocimientos de arquitectura y habilidad para cortar, pulir y transportar piedras de doce toneladas sin usar la rueda o animales de tiro. En esa época, la historia nos dice que el ser humano vivía en cavernas, lo cual no es impedimento para que haya existido una convivencia entre humanos con alto grado de civilización a la par de humanos con un gran atraso, tal como sucede en nuestros días. Construcciones similares, realizadas con piedrotas de más de diez toneladas, se encuentran en Perú (Sacsayhuaman, Ollantaytambo), Bolivia (Puma Punku, Tiahuanaco), Inglaterra (Stonehenge), Isla de Malta, Egipto (pirámide de Keops), Isla de Pascua y Líbano (Baalbek). Estas construcciones megalíticas im- presionan a quien las ve y ponen en tela de duda las teorías clásicas de los arqueó- logos sobre su fecha y métodos usados en su construcción. El uso de la piedra como elemento principal para la construcción de centros ceremoniales y herramientas continuó hasta el descubrimiento de los metales. Los primeros metales en ser utilizados fueron aquellos que se encuentran en estado

244 Gabriel Torres Villaseñor • 3 de mayo

natural, como el oro, que no se oxida y por lo tanto existe en pequeñas canti- dades en muchas partes del mundo. En cambio, el cobre se oxida, pero su óxido actúa como una capa protectora que evita su deterioro total y así se puede en- contrar libre en la naturaleza con purezas mayores al 95 por ciento. En Michigan (EE. UU.), en la región de los Grandes Lagos, se han encontrado pepitas de cobre de hasta doce toneladas y 99 por ciento de pureza. Este metal es muy blando, pero los humanos de aquellas épocas observaron que al deformarlo se endurecía y empezaron a fabricar ciertas armas sencillas, como el hacha de cobre encontrada al lado de Ötzi, el hombre de los hielos, cuya momia congelada se descubrió en los Alpes italianos, con una antigüedad de 5 mil 300 años, junto a cuchillos y flechas de piedra, muy superiores al cobre. Los metales en esta primera etapa se utilizaban para ornamentos o fabricación de varios tipos de vasijas. El hierro era conocido por los egipcios, a través de los meteoritos, y usado en adornos solamente. Oro, hierro y cobre sirvieron como materiales de transición de la Edad de Piedra a la Edad de los Metales. Hace 6 mil años, el hombre del Neolítico descubrió cómo trabajar y fundir los metales, iniciando así las edades de los metales (cobre, bronce y hierro). La civili- zación que usaba piedrotas (rocas pulidas de más de diez toneladas) desapareció y se comenzaron a usar en las construcciones piedras más pequeñas o ladrillos de arcilla cocidos o en crudo (adobes). La transición de piedras a metales se originó por el hecho de que los metales se pueden doblar, o sea, tienen ductilidad y las pie- dras no. Esta propiedad brindaba la oportunidad de fabricar diversas piezas, como contenedores para almacenar agua sin temor a que se rompieran o herramientas para un uso específico. El cobre y el oro ofrecían estas ventajas, pero no se podían fabricar armas con propiedades superiores a la piedra por ser muy blandos. Hace aproximadamente 5 mil 500 años, en el norte de Tailandia, surgió un nuevo metal denominado bronce, que como se dijo, es una aleación de cobre con estaño. El bronce más antiguo detectado por la arqueología se encontró en Ban Chiang, lugar donde también se pueden encontrar el mineral casiterita y el dióxido de esta- ño, que no abunda en la Tierra y del cual se extrae el estaño metálico, calentando el mineral entre los 600 y 700 ˚C en presencia de carbón. ¿Cómo pudo saber el humano que habitaba la Tierra hace más de 5 mil años que la aleación del estaño con el cobre produciría un metal con altas propiedades mecánicas? ¿Cómo se le ocurrió combinar dos metales blandos como el cobre y el estaño para obtener un metal más duro? ¿Cómo aprendió a purificar el estaño? ¿No parece algo enigmá- tico? Aquellos humanos no tenían ni los conocimientos básicos de metalurgia ni de química extractiva. Tampoco la combinación se encuentra prehecha en la naturaleza como sucede con la aleación cobre con arsénico.

245 ¿Cómo surgió el bronce?

La respuesta siempre me ha parecido un misterio. Los arqueólogos solo men- cionan que el bronce se empezó a usar y dio inicio a la Edad de Bronce. ¿Quién le enseño a la humanidad a fabricarlo? La primera respuesta podría ser que seres alienígenas nos instruyeron en las técnicas de producción de esta aleación. Otra respuesta es que accidentalmente fue descubierto en esa parte de Tailandia. Como no soy un seguidor de los alienígenas, me imaginé que el accidente pudo haber ocurrido de la siguiente manera: un experimentador del Neolítico se percató de que, calentando el agua en una vasija de cobre, esta se evaporaba y le entró la cu- riosidad por calentar otros materiales en su contenedor. Descubrió que algunas piedras se derretían como si fueran de cera y otras, como el caso de la casiterita, producían cambios en la vasija de cobre. Al calentar la casiterita a 600 ˚C o más dentro de la vasija de cobre, muy posiblemente revuelta con algún material or- gánico, como raíces, esta se reducía a estaño por la presencia del carbono en las plantas calcinadas. Estas pequeñas cantidades de estaño metálico eran absorbidas por el cobre por difusión. El resultado era que la vasija de cobre comenzaba a tomar un color dora- do semejante al oro. El incipiente experimentador posiblemente creyó que había producido algún metal precioso, oro, y su emoción decayó al cabo de unos días cuando notó que su oro se opacaba con una capa de óxido. Sin embargo, observó que aquel metal era muy duro y dúctil, y que tenía un punto de fusión relativa- mente bajo, menor a 900 ˚C, lo que significaba temperaturas que podía alcanzar con una buena hoguera de carbón. Se empezaron a fabricar las primeras espadas al parejo que obras artísticas en esa región, en donde la casiterita abunda, que dieron superioridad a los ejércitos tailandeses. Luego el bronce y su tecnología se introdujeron en China y su cien- cia se extendió hasta regiones tan lejanas como Irak, donde inicialmente se había pensado que tenía su origen, ya que los sumerios forjaron ejércitos poderosos que conquistaron la región con base en armas de bronce y tanto ellos como sus sucesores recorrieron el mundo buscando minas de casiterita para extraer el codiciado estaño. Estos hechos marcan el inicio de la globalización. El bronce fue un material que revolucionó a la humanidad; su uso se extendió hasta hace aproximadamente 3 mil 500 años, época en la que los hititas introdujeron uno nuevo, el hierro, que inició una época diferente: la Era de Hierro. El hierro no derrocó al bronce por ser más resistente, sino porque es muy abundante, lo que se traduce en un precio muy bajo, con excelentes propiedades mecánicas.

246 “Con más ciencia, nuestro país estará mucho mejor”: David Kershenobich

Departamento de Comunicación y Difusión Consejo Consultivo de Ciencias 10 de mayo

avid Kershenobich Stalnikowitz es el investigador que creó la Fundación Mexicana para la Salud Hepática. Actualmen- te es director del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán. El doctor Kershenobich es pionero en la investigación clínica de la hepatitis C en México. Sus investigaciones se enfocan en la fisiopatología de la cirrosis hepática, en particular en el campo Dde la fibrosis, donde sus estudios demostraron por primera vez que esta enfermedad podía ser reversible en los humanos. En 1998, en conjunto con don Antonio Ariaza Canadilla, creó la Fundación Mexicana para la Salud Hepática, mediante la cual fue posible la vacunación universal de los niños mexicanos contra la hepatitis B, el tra- tamiento con inmunosupresores a niños trasplantados de escasos recursos y el fo- mento a la investigación en hepatología. En entrevista con el Consejo Consultivo de Ciencias, el doctor Kershenobich Stalnikowitz, galardonado con el Premio Nacional de Ciencias 2016, platica sobre la asistencia, la investigación y la educación como ejes fundamentales de la práctica médica, así como de la congruencia y el orgullo de ser miembro y director del Insti- tuto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán. —¿Qué significa para usted haber sido galardonado con el Premio Nacional de Ciencias? —Recibir el Premio Nacional de Ciencias es un hecho muy relevante en mi carrera profesional. Este galardón llega 50 años después de haberme recibido como médico, lo cual me hace reflexionar y pensar que he trabajado de manera adecuada y congruente. Siempre he creído en la importancia de “reflejar congruencia”, por lo que también debo reconocer que es un premio a la labor del Instituto Nacional de Ciencias Médi- cas y Nutrición Salvador Zubirán, que precisamente en el 2016 acaba de cumplir

247 "Con más ciencia, nuestro país estará mucho mejor"

70 años de su fundación llevando a cabo una labor muy congruente a lo largo del tiempo. Por eso digo que es un reconocimiento personal y a la vez institucional: si no hubiera trabajado en el Instituto, hubiera sido muy difícil llegar hasta aquí. —¿Cómo fue el camino para llegar hasta aquí? —No ha sido algo planeado. Más que un propósito, es algo que refleja lo que uno hace cotidianamente. Para mí, la parte fundamental ha sido el compromiso con los pacientes, porque si bien es cierto que hacemos investigación y educación, final- mente, todo está centrado alrededor de la atención a ellos. Otro factor importante es haber aprendido de grandes maestros, en la práctica cotidiana de la medicina, que uno se puede plantear preguntas o toparse con interrogantes y, finalmente, hacer un poco de investigación en lo que más nos gusta hacer. —¿Qué responsabilidades implica ser reconocido con el máximo galardón que otorga el gobierno mexicano en esta materia? —La práctica de la medicina incluye asistencia, investigación y educación. En este momento creo que nuestra principal responsabilidad es la transmisión a las nuevas generaciones: en la manera en la que podamos permear ese conocimiento hacia gente joven y ayudarla a encauzarse, entonces estaremos cumpliendo con la responsabilidad de proporcionarles las facilidades para que puedan hacer trabajos de investigación. Por otra parte, y creo que en estas épocas es muy importante, estamos desarro- llando una unidad de propiedad intelectual para que el mismo investigador pueda tener estímulos. La actividad de investigación no es fácil, requiere conseguir finan- ciamiento y muchas cosas más, pero creo que la manera de estimular las ideas y premiarlas a través de propiedad intelectual puede ser el camino apropiado para desarrollar la investigación en México. —Más de diez premios nacionales de ciencias se han entregado a investigadores del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán. ¿Dónde ubica esto al instituto? —Por eso la congruencia y el modelo son muy importantes. Si algo se puede decir del Instituto es que creamos modelos de atención, investigación y enseñan- za que pueden ser replicados después en otros sitios. Que seamos trece los miem- bros que hemos ganado este premio nos convierte en el instituto de salud que mayores veces lo ha obtenido. Es reflejo de una cultura de investigación, que entiende que a través de ella pode- mos tener nuevos conocimientos y podemos progresar, mejorar la medicina para dar calidad a los pacientes. Esto, sin duda, habla de la consolidación del Instituto y de la congruencia con sus propósitos. —¿Cómo lograr que los jóvenes consoliden una carrera en las ciencias y que los grandes médicos tengan oportunidades para desarrollar su trabajo?

248 Consejo Consultivo de Ciencias • 10 de mayo

—Quizá una de las cosas más importantes que tiene este instituto es la selección de sus residentes. Para que alguien pueda presentar su candidatura tiene que estar en el percentil más alto de su universidad y recibimos más de 500 que califican dentro de ese percentil 10. Después de un examen y de varias entrevistas, se empieza a seleccio- nar al grupo de médicos jóvenes que se convertirán en residentes. Es así como la gente joven comienza desde el proceso de selección a quedarse inserta en este modelo que privilegia la investigación... y todos hemos pasado por esto, prácticamente la ma- yoría de los premios nacionales de ciencias del instituto hicimos la residencia aquí. Otra cosa en la que insistimos mucho es que la mayoría de los residentes que se quedan se vayan al extranjero a hacer una estancia posdoctoral que les permita tener una visión global de qué es la medicina. Yo tuve la oportunidad de hacer mi doctorado en Londres, lo que me permitió abrir distintas perspectivas de la medici- na y formar redes que ayudan a que la investigación fluya. Mal haríamos si solo los formamos aquí y no entendiéramos que la medicina, al igual que la competencia, es global. —¿Cuál es el panorama para la ciencia y la investigación en México? ¿Cómo ha avanzado y qué falta? —Veo un panorama muy optimista. Por ejemplo, hace unos meses vino el doctor Eric Lander, uno de los que describió el genoma. Lo invitamos a dar una conferen- cia con motivo de los 70 años del Instituto para que nos diera su perspectiva sobre la medicina. Platicó con los jóvenes y ellos le dijeron que, al visitar lugares como el MIT, se han sentido inhibidos por el nivel de preparación de las personas. La respuesta de Lander fue muy interesante, les dijo: “Ustedes están mejor, mucho me- jor que mi gente más preparada, porque mi gente está enfocada en un campo y aquí ustedes se preparan en un campo más amplio y después pueden escoger”. México no tiene su ciencia completamente desarrollada, pero tiene muchos cam- pos de oportunidad, lo cual le da grandes posibilidades de seguir desarrollándola y de la mejor manera. Por ejemplo, en cuestiones de propiedad intelectual no somos el país con más patentes, pero tenemos el potencial para convertirnos en un país ampliamente desarrollado. Estoy convencido de que el futuro es optimista y pro- misorio para México. —¿Para usted qué es la ciencia? —La ciencia es la oportunidad de descubrir cosas nuevas, no necesariamente de aportar nuevas cosas, sino de descubrirlas. Creo que no hay nada más emocionante que darse cuenta de algo que era desconocido y que después uno tiene la oportu- nidad de ver. La ciencia también es algo que implica método, y ese método es muy importante para el desarrollo de un país. Estoy convencido de que si tenemos más ciencia nuestro país estará mucho mejor.

249 El árbol de ramón: clave para la nueva revolución verde por su alta productividad

Dr. Alfonso Larqué Saavedra 17 de mayo

l pasado 26 de abril se estableció en el Palacio Nacional el Con- sejo Nacional de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible con el objeto de que nadie pase hambre, que ningún menor de cinco años padezca desnutrición, se elimine la pobreza extrema y se impulse el desarrollo económico y social de toda la sociedad, además de conservar nuestra biodiversidad e incrementar la ca- pacidad de respuesta, llamada “resiliencia”, al cambio climático y Ea los desastres naturales. En el mismo tenor es del conocimiento público que el Gobierno de la República, dada la situación crítica de más de 10 millones de ha- bitantes, establece la Cruzada Nacional contra el Hambre en el 2013. En relación con estos importantes actos de gobierno, surgen preguntas centra- les como las siguientes: ¿Con qué vamos o podemos atender estas dos políticas nacionales? ¿Qué opciones de innovación han sido presentadas para atender am- bas políticas gubernamentales? Una de ellas la pronunciaron el 5 de diciembre de 2015 el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, la Academia Mexicana de Ciencias, el Gobierno de Yucatán y el Centro de Investigación Científica de Yucatán denominada “Iniciativa de integrar el sector forestal a la Cruzada contra el Hambre y mitigar el cambio

250 Alfonso Larqué Saavedra • 17 de mayo

climático”, la cual presentó al árbol de ramón, que crece en el trópico mexicano, como la especie bandera para tal fin. Durante la reunión se presentaron las razones que sustentaron dicha idea inno- vadora y que se pueden resumir como sigue: se señala que el árbol de ramón está referido en los libros sagrados de los mayas, el Chilam Balam y el Popol Vuh, en donde se indica su importancia como planta comestible, por lo que se deduce que al menos durante 500 años este árbol ha sido utilizado con diferentes propósitos por los mayas, habitantes de esta región del país. Lo anterior se suma a los resultados positivos, producto de la investigación, que han reportado los estudiosos de esta especie en los últimos años. Se ha señalado, por ejemplo, que es un árbol frondoso y perenne que llega a medir hasta 40 m de altura y más de 1 m de diámetro, lo que lo convierte en una esponja fijadora de bióxido de carbono. Asimismo, se remarca que es resistente a la sequía, de lo que se dedu- ce que es altamente eficiente en el uso del agua. Además, es un árbol productor de al menos 100 kg de semilla al año, una especie digamos “mágica” porque supera por mucho la producción de semillas comestibles de otras especies arbóreas como la nuez o el piñón. Por los registros fotográficos, se sabe que puede vivir al menos cien años, lo que indica que podríamos cosechar sus semillas año tras año durante ese lapso. Finalmente agregaría que de las semillas se obtiene una harina de muy alta calidad nutricional: alta en proteína, fibra, minerales y, como se ha reportado, sin gluten. Datos semejantes se consignan para el forraje utilizado con fines pecuarios. Con este potencial de producción de semillas del ramón, reportado durante el evento, podríamos calcular una de dos toneladas y media a partir de 25 árboles, el equivalente a la media nacional de producción de maíz. Este árbol se encuentra en grandes cantidades en las selvas del trópico mexicano y también en los huertos familiares de los mayas, en las selvas y bosques de los es- tados colindantes con el Golfo de México y el océano Pacífico, así como en otros estados del país. Con estos antecedentes se podría proponer al ramón, inmerso en nuestra biodiversidad, como la innovación del siglo y como parte de la nueva revolución verde, que se ha mencionado como urgente. La experiencia vivida en el 2016 con este árbol, referida por el grupo líder que trabaja con la especie, mostró que en una familia campesina una mujer con el apo- yo de sus hijos fue capaz de colectar en un macizo de la selva de Quintana Roo al menos una tonelada de semillas por día. Si se pagara el kilogramo de semillas de ramón a $3.50, lo equivalente a 1 kg de maíz, estaríamos pagando $3,500 por tonelada de semillas al día, el equivalente a $105,000 pesos en un mes.

251 El árbol de ramón: clave para la nueva revolución verde...

Se sabe que únicamente son dos meses al año de cosecha del ramón, por lo que una familia podría ganar alrededor de $200,000 pesos anuales ($500 pesos diarios), que ciertamente supone un ingreso superior por mucho a cualquiera reportado para estas familias, pues muchas de ellas se encuentran en los sitios definidos como de pobreza extrema por los que trabajan en los escritorios. Hagamos el esfuerzo de aceptar que podemos posicionar a nuestros compa- triotas en un mejor nivel económico si se acepta este árbol como inductor de cambio. Con lo que tenemos en nuestras selvas y solares mayas, podemos atender la demanda de alimentos, además de contribuir a la mitigación del cambio climá- tico, temas a los que el gobierno ha dado prioridad. Lo que falta es la participación del sector gubernamental, digamos Sedesol, o de alguna empresa que ansíe co- mercializar productos del ramón. Dar trabajo remunerado a los habitantes de las regiones selváticas de nuestro país donde crece esta especie favorecería de manera inmediata la conservación de las selvas, porque ellos mismos las protegerían. Esta apuesta del sector académico y que ahora comparte con los sustentantes del modelo de la triple hélice es una alternativa viable. Confiemos en que las agencias y actores del gobierno federal la consideren. Es, además, relevante que pronto pre- senten el resumen cualitativo y cuantitativo de sus resultados con otras acciones que hayan diseñado para atender los planteamientos gubernamentales anotados al inicio de este escrito, a modo de compararlo con el que compartimos con la sociedad en estas líneas y que se podría definir como “no hay mejor inversión que cuidar lo que te da de comer”.

252 Ojalá estuvieras aquí

Dr. Gerardo Gamba Ayala 24 de mayo

oy de la generación que creció escuchando compulsivamente a Pink Floyd. Conocí a esta icónica banda en 1973 con el disco recién publicado The Dark Side of the Moon. Supe en ese mo- mento que estaba escuchando una obra con una originalidad y calidad sobresalientes. El disco permaneció 741 semanas conse- cutivas en la lista de Billboard, entró cuando yo tenía 12 años y salió cuando ya había cumplido los 27. Posteriormente ha en- Strado y salido otras 186 semanas, para un total de 927 a la fecha. No hay disco que llegue a la mitad de esto. La única otra ocasión en que un disco me atrapó de forma similar fue cuando escuché por primera vez la segunda sinfonía de Mahler en casa de mi buen amigo Rubén Niesvizky cuando éramos estudiantes de Medicina. Millones de jóvenes en todo el mundo a partir del Dark Side esperamos con ansias el año ‘75 que nos trajo Wish You Were Here, el ‘77 con Animals y el ‘79 con el trascendente disco The Wall. En 1983, se publicó The Final Cut, el último disco en el que Roger Waters participó. Dos discos más vieron la luz posterior- mente: The Momentary Lapse of Reason en 1987 y The Division Bell en 1994, junto con la última gira mundial de la banda, que muchos de aquellos casi niños del ‘73 tuvimos oportunidad de presenciar en el Foro Sol. En nuestra sociedad mucha gente rechazó al inicio a Pink Floyd y decían que era “música de drogadictos”. De los integrantes de la banda, uno de los fundadores en particular, de nombre Syd Barrett, había iniciado componiendo música psico- délica en los sesenta, con frecuencia bajo la influencia del LSD, que entonces era una de las drogas de moda. Este personaje, originalmente guitarrista y vocalista de la banda, tuvo que ser reemplazado por David Gilmour, ya que su creciente con- sumo de drogas ponía en predicamento las presentaciones en vivo. Hacia finales de los sesenta, el consumo de LSD y otras drogas condujo a Syd Barrett a lo que

253 Ojalá estuvieras aquí

conocemos como un “perderse en el viaje”, por lo que se recluyó en la casa de sus padres en Cambridge hasta su muerte a los 60 años en el 2006. No es infrecuente que el arte vanguardista sea inicialmente rechazado por la sociedad. A la música de Mahler le llevó 60 años empezar a ser aclamada por la crítica y convertirse en parte importante de las programaciones de diversas orquestas alrededor del mundo. Muchos años después de 1973, al regresar de un viaje en coche a Acapulco, en compañía de mi papá, ya anciano y no lejos de su momento final, escuchamos com- pleto el disco The Dark Side of the Moon. Cuando finalizó me dijo: “¿Qué fue eso que escuchamos que estaba muy bonito?”. Vi su mirada de asombro cuando le respondí: “¡Era Pink Floyd, pa!”. A lo que replicó: “Vaya, pues está muy bonito, no sé por qué no me gustaba”. Mis hijos conocieron a Pink Floyd desde niños y son admiradores de la banda. Giovanni, el mayor, fue conmigo al concierto aquel de 1994 cuando apenas tenía 8 años. Ahora sus contemporáneos también son fanáticos y les causa cierta envidia que él tuviera la oportunidad de escucharla en vivo. Hace algunos días, mi otro hijo, Diego, me dio una visión interesante del disco Wish You Were Here. Esta obra fue hecha como tributo a Syd Barrett y está compuesta por una canción muy larga en honor a él llamada “Shine On You Crazy Diamond”, que consta de nueve par- tes; las primeras cinco están al principio del disco y las otras cuatro al final, flan- queando tres canciones, dos de las cuales se consideran una crítica a la despiadada búsqueda de ganancias por parte de la industria de la música: “Welcome to the Machine” y “Have a Cigar”, seguida del track “Wish You Were Here”, el que da nombre al disco y denota cómo los miembros de la banda extrañaban a Barrett. Yo siempre he transitado en el terreno de la investigación científica, pero mis dos hijos son artistas. Giovanni es actor y Diego, artista plástico. Con ellos he aprendido que los artistas ven, sienten y escuchan de una forma que los demás no podemos. Al escuchar nuevamente algunos LP de Pink Floyd con Diego, incluyendo Wish You Were Here, él ve la obra como si describiera un episodio de Despertares (Awakenings). Siente que, al principio, “Shine On You Crazy Diamond” describe a Syd Barrett en el estado de pérdida de relación con el mundo y que al final de la quinta parte logra salir de él y recobrar la conciencia, solo para recordar en un momento fugaz algunas partes de su vida. “Welcome to the Machine” es la per- versa atracción que hizo la industria de la música de su talento, seguida de “Have a Cigar” en que la misma industria le describe el éxito que está teniendo y le exige más, por lo que empieza a perderse en el LSD y de ahí que sus compañeros de

254 Gerardo Gamba Ayala • 24 de mayo

banda lo extrañen en “Wish You Were Here”. El regreso a la parte final de “Shine On You Crazy Diamond” es verdaderamente un llanto de la guitarra similar al que experimentamos cuando perdemos a un ser querido y no podemos dejarlo ir, pero finalmente lo hacemos y volvemos al estado inicial. El despertar terminó. Si el amable lector es conocedor de Pink Floyd, es probable que haya captado con emoción esta interpretación. Si no lo es, le recomiendo que escuchar este disco sea uno de sus pendientes para el fin de semana. Me da gusto haberles enseñado a mis hijos a Pink Floyd porque ahora son ellos los que me hacen apreciarlo como nunca lo hubiera podido hacer por mi condición mundana. Si tienes artistas en casa, escúchalos, aprende de ellos.

255 Homenaje a Cecilia Noguez

Departamento de Comunicación y Difusión Consejo Consultivo de Ciencias 31 de mayo

l pasado 26 de mayo el Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dedicó un homenaje a la doctora Cecilia Noguez tras ser reconocida por sus aportes do- centes y de investigación en el 2016 con el Premio Nacional de Ciencias, máximo galardón otorgado por el gobierno mexicano a quienes, por sus producciones y trabajos docentes, de investiga- ción o de divulgación, han contribuido al progreso de la ciencia, Ela tecnología y la innovación en las categorías de Ciencias Físico-Matemáticas y Tecnología, Innovación y Diseño. Ana Cecilia Noguez Garrido es física por la UNAM, misma institución de la cual obtuvo los grados de maestra y doctora en ciencias. Ha sido investigadora del Instituto de Física por más de 20 años, además de investigadora del Sistema Nacio- nal de Investigadores, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias e integrante del Consejo Consultivo de Ciencias. Cabe resaltar que, entre los más de cien galardonados con dicho premio, el número de mujeres es significativamente menor. La doctora Noguez es la prime- ra mujer reconocida en el campo de la física. Con este galardón, ya son trece los premios nacionales que el Instituto de Física ha recibido. “No es una coincidencia que Cecilia haya ganado el Premio Nacional de Ciencias, y digo que no es una coincidencia porque es el resultado del indudable talento que tiene, de la contundencia y la calidad de su trayectoria y del gran compromiso, energía y entrega a su trabajo”, fueron las palabras del doctor Manuel Torres Labansat, director del Instituto de Física, al dar inicio al homenaje en el cual estuvieron presentes investigadores de las diversas instituciones con las que ha cola- borado la doctora Noguez. El doctor Torres Labansat resaltó la instalación de un microscopio de tunelaje en el Instituto como uno de los proyectos en los que colaboró junto a la doctora.

256 Consejo Consultivo de Ciencias • 31 de mayo

Más tarde el doctor Rubén Barrera, físico de la UNAM, miembro del Consejo Consultivo de Ciencias y considerado como uno de los pioneros en el desarrollo de la física teórica de la materia condensada, maestro y ahora colega de la doctora, habló sobre la trayectoria de la investigadora galardonada, mencionando su inicios, desde su tesis doctoral titulada “Propiedades ópticas y sistemas inhomogéneos de baja dimensionalidad”, pasando por su fructífera estancia en la Universidad de Roma, donde trabajó con Rodolfo del Sole, profesor de Teoría Cuántica de Sólidos, y hasta sus diversos trabajos con nanopartículas, área en la que la doctora ha hecho una carrera muy exitosa. Como parte del evento, se realizaron un total de diez ponencias a lo largo del día, impartidas por Olivia Pulci, de la Universidad de Roma II; Sergio Ulloa, de la Ohio University; Ana Lilia González, de la Universidad Iberoamericana; Ariadna Sánchez, de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo; Francisco Hidalgo, de la Universidad Autónoma Metropolitana, además de Raúl Esquivel y Carlos Villareal, del Instituto de Física de la UNAM. “Es realmente muy significativo que mis amigos me hayan organizado todo esto”, comentó la doctora Noguez durante el homenaje. Además, mencionó sentir- se complacida por contar con la presencia de sus estudiantes y colegas de instituto. Comentó también que el Premio Nacional de Ciencias, siendo la primera física en recibirlo, es de disfrutarse, pero también de asumirse como una responsabilidad: “Hay que dar un ejemplo a la juventud, sobre todo a las mujeres. Siempre se habla de científicos, generalmente hombres, eso es parte de la responsabilidad que una tiene, demostrar que una puede hacer lo que le guste”. Explicó también que el promedio de participación de las mujeres en la física a nivel nacional e internacio- nal sigue siendo muy bajo, ya que ocupa alrededor del 5 por ciento. Por otro lado, refirió que el papel de la física en la interdisciplina es crear “puen- tes de conocimiento” entre las diferentes áreas de estudio que permitan atacar problemas cada vez más complejos desde diferentes perspectivas y, a su vez, hacer nuevas propuestas científicas y tecnológicas. El evento finalizó con la mesa redonda “Importancia actual y futura de las cien- cias inter y transdisciplinarias” en la que participaron los investigadores de la UNAM Ken Oyama, Tonatiuh Ramírez, Rodolfo Zanella, William H. Lee, Manuel Torres y la directora adjunta de Desarrollo Científico del Conacyt, Julia Tagüeña.

257 Investigadores con vocación empresarial: se terminó la espera*

Varios autores 7 de junio

n México, el impacto económico de la comunidad de investigado- res no corresponde a la dimensión del país. En el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), hay cerca de 27 mil científicos y la tasa de generación de conocimiento ha crecido sustancialmente. Sin em- bargo, si comparamos los indicadores de nuestro país en términos de actividad tecnológica y de innovación con otros países, tene- mos un rezago monumental en términos de número de patentes Esolicitadas, transferencias tecnológicas o creación de empresas de base tecnoló- gica. Es por ello imperativo lograr la transición de México hacia una economía basada en el conocimiento.1 Se ha hablado mucho sobre la “vinculación de la academia con la industria”, sin embargo, la realidad es que, a pesar de los considerables esfuerzos que el gobierno federal ha hecho al respecto, las industrias innovadoras en México son muy pocas. Solo creando una nueva industria tecnológica será posible asimilar el avance cientí- fico nacional y alcanzar un nivel competitivo en la escala mundial. ¿Quiénes pueden crear tales empresas? En países como Estados Unidos, Corea del Sur y otros, los que han creado este tipo de nuevas empresas han sido princi- palmente los generadores del conocimiento o la tecnología: los investigadores. Con las reformas legislativas recientes en México, este fenómeno se puede repli- car en nuestro país. La ciencia en México tiene buen nivel; sin embargo, los investigadores tienen poco interés en la explotación comercial del conocimiento generado, lo cual se refleja en el bajo número de patentes y la reducida transferencia de tecnologías. Las razones por las que los investigadores mexicanos patentan muy poco son complejas y de carácter estructural: la falta de cultura tecnológica y de emprendimiento; la falta de recursos para financiar la gestión de las patentes; el desconocimiento del mercado y la situación de la industria mexicana.

258 Varios autores • 7 de junio

Ante este panorama, ¿quién va a licenciar las (pocas) patentes que generan los in- vestigadores?, ¿estas tienen probabilidad de ser explotadas comercialmente?, ¿quiénes formarán las nuevas empresas de base tecnológica que requiere el país? Como ha sucedido en otros países: han sido los propios investigadores los que las forman.2 Por ejemplo, Estados Unidos, un país líder en innovación, en 1980 emi- tió la llamada Ley Bayh-Dole, que facilitó la explotación de patentes generadas por las instituciones de investigación y universidades, así como la formación de empresas spin-off, 3 lo que disparó la innovación en ese país. En México, uno de los principales obstáculos para el emprendimiento por parte de los investigadores es el hecho de que el 70 por ciento trabaja en universidades y centros públicos de investigación y por esa razón tienen un conflicto de interés. Hasta antes de diciembre del 2015, la ley a nivel federal impedía expresamente la participación de los investigadores de las instituciones en empresas a las que se les pudieran transferir las tecnologías generadas en la misma institución. Ese impe- dimento ya no existe. El 8 de diciembre del 2015 se logró que la Cámara de Di- putados aprobara unánimemente reformas a la Ley de Ciencia y Tecnología y a la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos.4 El espíritu de esta ley hace una excepción al conflicto de interés para la participación de los investigadores en la creación de empresas.5 La ley no solo permite la forma- ción de empresas por investigadores de instituciones públicas y la transferencia de tecnologías a dichas empresas, sino que también las estimula, es decir, es una ley con espíritu de fomento. A nivel internacional, esta excepción al conflicto de interés es aceptada y ha disparado la innovación en los países en los que se ha implementado. Las reformas a las leyes mencionadas establecieron un plazo de 180 días para que las instituciones públicas de investigación adoptaran lineamientos específi- cos para adecuar su legislación a las reformas. Lamentablemente, solo un número muy limitado de instituciones ha cumplido con este requisito legal (que venció el 7 de junio de 2016) y, en algunas de las muy contadas que lo cumplieron, se establecieron normas que paradójicamente son más restrictivas e inhibitorias que las que existían antes de la reforma. Sería regresivo que, ahora que el Congreso de la Unión ha hecho un excelen- te trabajo legislativo, las reformas pasen desapercibidas entre los investigadores o que se inhiba el impulso modernizador por una normativa institucional en contra- sentido del espíritu de los cambios en las leyes. Hay también que señalar que la voluntad política del decreto presidencial del 8 de diciembre de 2015 no ha sido internalizada en la práctica por el Poder Ejecutivo (Secretarías de Hacienda y de la Función Pública, entre otras), lo que ha retrasado su imprescindible promoción y puesta en marcha.

259 Investigadores con vocación empresarial: se terminó la espera

Si bien escasos, en México hay ejemplos de emprendimientos científicos exito- sos hechos por investigadores (‹https://www.ccciencias.mx/es/ebt›). Estas inicia- tivas han demostrado que es posible crear empresas de alta tecnología, las cuales ya están beneficiando a las instituciones de investigación mediante el pago de regalías y esto puede llegar a ser muy sustancial.6 Los investigadores en México tenemos ahora una oportunidad única, no solo para generar conocimiento, sino para contribuir a llevar a nuestra economía hacia una basada en el conocimiento, generando empleos de alta calidad y riqueza para nuestra sociedad. Podemos impulsar acciones que contribuyan a cambiar la rea- lidad industrial de nuestro país, creando un sector privado dinámico, sustentado en la ciencia, la tecnología y la innovación. Si las empresas “tradicionales” no lo han logrado, hay que fomentar la gestación de una nueva generación de investiga- dores empresarios que lo hagan. Se invita a la comunidad científica y tecnológica del país a conocer con detalle las implicaciones y el potencial del cambio en la ley y a las oficinas legales de universidades y centros de investigación a emitir los lineamientos específicos que permitan aprovechar al máximo esta reforma legislativa, para beneficio de las pro- pias instituciones y de la sociedad.

* Texto colectivo de los investigadores Enrique Galindo (UNAM), Enrique Sucar (INAOE), Adolfo Guzmán (IPN), Alfonso Larqué (CICY), Mayra de la Torre (CIAD), Sergio Revah (UAM-Cuajimalpa), Alejandro Alagón (UNAM), Lorenzo Martínez (UNAM) y Luis Herrera Estrella (Langebio-Cinvestav Irapuato). 1 Antonio Juárez Reyes. “La transición de México hacia una economía basada en el conoci- miento: retos y oportunidades”, en Biotecnología en movimiento, 5, pp. 12-16 (abril-junio, 2016) [En línea]: ‹http://www.ccciencias.mx/pdf/ebt/ebt01.pdf› [Consulta: 24 de enero de 2021]. 2 Alma Hernandez Mondragon, Luis Herrera Estrella y Walid Kuri-Harcuch. “Legislative environment and others factors that inhibit transfer of Mexican publicly funded research into commercial ventures”, en Technology in Society, 46, pp. 100-108 [En línea]: ‹http:// www.ccciencias.mx/pdf/ebt/01.pdf› [Consulta: 24 de enero de 2021]. 3 El término se refiere a empresas nacidas a partir de otras ya en funcionamiento. (N. del E.) 4 Decreto por el que se reforman diversas disposiciones de la Ley de Ciencia y Tecnología y de la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los servidores públicos, Diario Oficial de la Federación, 8 de diciembre de 2015, primera sección, pp. 78-79. [En línea]: ‹https://www.ccciencias.mx/pdf/ebt/02.pdf›. 5 Rodrigo Roque Díaz. “Excepción al conflicto de interés: reforma al régimen de conflicto de interés para favorecer la vinculación de los investigadores con el sector productivo” en Biotecnología en movimiento, 8, pp. 16-19 (enero-marzo, 2017) [En línea]: ‹ccciencias.mx/ pdf/ebt/ebt02.pdf› [Consulta: 24 de enero de 2021]. 6 Véase nota 1.

260 “El boom de científicos está desvinculado de la generación de valor económico”: Lorenzo Martínez Gómez

Departamento de Comunicación y Difusión Consejo Consultivo de Ciencias 14 de junio

l doctor Lorenzo Martínez Gómez señala el rezago en el desarro- llo de patentes “porque no hemos favorecido la producción de conocimiento orientado hacia la generación de valor económico”. En entrevista con el Consejo Consultivo de Ciencias (CCC), el investigador del Instituto de Ciencias Físicas de la UNAM y miembro del CCC habla sobre los cambios que ha tenido la ciencia en México, aborda la importancia de crear una economía basada en Eel conocimiento y comparte su opinión sobre el fomento al emprendimiento en la comunidad científica mexicana. El doctor Martínez es fundador de la empresa Corrosión y Protección Inge- niería, dedicada al control de corrosión de ductos e infraestructuras mediante la ingeniería más avanzada, uno de los casos de éxito en la formación de empresas de base tecnológica en México. —¿Cómo está posicionada actualmente la ciencia mexicana en comparación con la ciencia de hace 10, 20 o 30 años? —México ha progresado de manera agigantada en cuanto a su base científica, de 4 mil investigadores cuando nació el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) a cerca de 30 mil que hay ahora. Una limitación ha sido que el crecimiento ha estado muy orientado a la parte del conocimiento básico y que la parte de las aplicaciones

261 "El boom de científicos está desvinculado de la generación de valor"

y de generación de valor económico a partir del conocimiento no ha crecido al mismo paso que el desarrollo científico. Nuestra producción científica y la matrícula de científicos ha crecido notable- mente; sin embargo, estamos teniendo un rezago en la producción de patentes porque no hemos favorecido la producción de conocimiento orientado hacia la generación de valor económico. Es uno de las grandes pendientes que tenemos como país. —¿Qué se necesita para generar un crecimiento económico basado en el cono- cimiento? —Una patente está dirigida a crear valor económico a partir de una pieza de conocimiento, lo que necesitamos es que haya más patentes; es una parte que hay que fortalecer a nivel nacional. Para eso, yo creo que quien tiene la política o el instrumento administrativo para lograrlo es el SNI. El sistema tiene que hacer un esfuerzo por estimular la producción de patentes en México con una política debidamente estructurada, que hasta ahorita no ha tenido el efecto que debería, estamos en un lugar muy bajo como productor de patentes a nivel internacional. —Muchos investigadores buscan ser contratados por las mismas universidades para continuar con sus investigaciones, pero ante la falta de espacios en los centros universitarios, ¿qué habilidades o fortalezas deben desarrollar para crear sus propias empresas? —Se debe crear conocimiento que le dé valor a las empresas y patentarlo, no es fácil crear empresas tecnológicas si no se tienen las piezas básicas de cono- cimiento debidamente protegidas. Una empresa nueva entra con una serie de vul- nerabilidades a la competencia económica y una forma de darle ventaja competitiva en el mercado es que el conocimiento comercializado esté debidamente patentado. El fomento gubernamental al emprendimiento ha tenido varios programas que han favorecido la innovación con estímulos económicos importantes para impul- sarla en la industria de manera conjunta con las universidades. Sin embargo, debe- mos abrir la vista al mundo para ver cómo lo están logrando otros países y tratar de fomentarlo en México —¿Existe algún modelo exitoso en otro país de una economía basada en el cono- cimiento? —Yo creo que el modelo más exitoso es el de Israel. Para fomentar que los inves- tigadores formaran empresas nuevas basadas en el conocimiento, se empataron los fondos federales que el gobierno israelí asignó con capitales de riesgo inter- nacionales y entre los dos lograron financiar proyectos con altas posibilidades de convertirse en empresas de base tecnológica.

262 Consejo Consultivo de Ciencias • 14 de junio

La parte que me pareció muy importante del modelo israelí es que el capital federal de este país se apoyó en las empresas de capital de riesgo con una alta espe- cialización en la detección de nuevas oportunidades de negocio, de modo que tie- ne gente muy bien formada para identificar buenas oportunidades y desechar las que no son buenas. Ese apoyo profesional que se le dio a la inversión del gobierno israelí y esa coinversión de las empresas de capital de riesgo favoreció la creación de nuevas empresas. —¿Recomendaría que los investigadores con vocación empresarial se inscribieran en cursos de desarrollo profesional para adquirir habilidades como gestión empresa- rial o emprendimiento? —Desde luego que sí. Se requiere complementar la formación de los investi- gadores para llevarlos hacia el emprendimiento. Una tarea muy importante es la administración profesional de los proyectos, que los investigadores utilicen progra- mas como Project Management Professional, porque en el medio empresarial se requiere de mucha formalidad en cuanto al uso de recursos, del tiempo de la gente, el aprovechamiento de las oportunidades, la suma de los inversionistas con los cien- tíficos, y eso demanda una estructura. La cultura de la organización profesional de proyectos no se ha adentrado en la comunidad científica mexicana aún. —¿El networking funciona dentro de la comunidad científica? ¿Cómo se puede llevar a cabo? —Tenemos reuniones científicas de todos los temas, pero nos faltan reunio- nes específicas para fomentar el emprendimiento, eso es lo que se debería hacer, reuniones totalmente multidisciplinarias, donde la gente pueda presentar ideas y discutirlas para dar lugar a empresas de base tecnológica. Si me preguntas si convendría organizar este tipo de encuentros, me parece que sería sumamente importante. —Para los investigadores que deciden llevar su carrera fuera del laboratorio y buscar oportunidades laborales en las empresas, ¿cómo armar un buen curriculum vitae cuando alguien se dedica a la investigación? ¿Qué se debe resaltar? —Un curriculum, desde mi punto de vista como innovador y creador de una empresa de base tecnológica, tiene que ir más allá de los artículos, de las citas bi- bliográficas, que sí son importantes y no se pueden excluir; debe tener una orien- tación hacia crear conocimiento de propiedad intelectual patentado. Se requiere que el investigador tenga en su curriculum un buen número de pa- tentes y también una certificación de Project Management Professional, que exhiba una inclinación clara hacia la producción de valor económico dentro del ámbito empresarial.

263 "El boom de científicos está desvinculado de la generación de valor"

—Desde su experiencia como investigador, ¿qué consejos daría a los investiga- dores para fomentar en ellos un espíritu emprendedor? —Yo les digo que la formación personal es muy importante, no hay tanta prisa por crear la empresa ya mañana, sino el propósito de hacerlo y prepararse. Yo no veo mal que la gente se meta a una empresa bien organizada y que trabaje un par de años ahí para que sepa cómo funciona una compañía, hay que ser soldado para poder ser general. También debe aprender técnicas de organización, comunicación transversal con gente que es de distinta profesión, técnicas personales de comunicación, liderazgo y técnicas de administración profesional de proyectos. El error es meter esa ambición de que de un laboratorio ya se van a ir a ser empresarios. Deben dominar bien su tema científico, pero si quieren entrar al ámbito empresarial, que se preparen con las herramientas básicas de la administración profesional de proyectos, que identifi- quen bien las competencias que no tienen, y se formen para tenerlas. Podemos liderar un grupo científico, eso ya lo sabemos, pero liderar un grupo de contadores, licenciados, administradores, ingenieros y técnicos de varios tipos, y que todos trabajen en armonía para llevar una pieza del conocimiento al campo, es diferente y muy importante saber cómo hacerlo. —En general, ¿qué aspectos se deben considerar para la formación de una empre- sa de base tecnológica? —Uno: el organizacional. Tener la estructura en la que se va a trabajar y conside- rar el tipo de talentos que hay que juntar. Para llevar adelante una iniciativa, hay que organizar varias personalidades para que la empresa tenga éxito. Dos: una propiedad intelectual sólida que permita cierta ventaja. Una patente nos da cinco o diez años de ventaja sobre la competencia. Tres: técnicas de evaluación económica de los proyectos. No las tiene que saber hacer el investigador, pero debe asociarse con quien sí las conozca. Un investiga- dor solo no puede hacer la empresa, tiene que construirse una estructura. Cuatro: armonizar las competencias. Identificar dónde pondría el énfasis, armar un equipo y siempre estar preocupado por el factor humano. Si forma un buen equipo de trabajo, de ahí lo demás cae solo.

264 Cuando un maestro te ayuda a encontrar tu destino

Dr. Gerardo Gamba Ayala 21 de junio

unca fui bueno para las matemáticas. Admiro a la gente que las entiende. En la primaria, las tablas de multiplicar eran una tortura y no digamos las raíces cuadradas. Pero una bue- na memoria te sacaba del paso. El problema real comenzó cuando llegué a segundo de secundaria y me cambiaron los números por letras, cuando conocí el álgebra de Baldor con aquello de a2 + 2ab + b2. NCuando la búsqueda de Bin Laden se volvió noticia, supe que ya lo había visto antes en algún lugar. ¿Cómo podías elevar a la segunda potencia una letra? ¿Cómo podías multiplicar una letra por otra (a × b)? A partir de ahí, reconozco que ya no volví a entender nada. Estoy convencido de que nací sin esa parte del cerebro en donde están las neuronas que pueden sumar letras, y ha de ser hereditario, porque se lo pasé a mis hijos. Después del álgebra, venía la trigonometría; luego, la geometría analítica y, por si no habías tenido suficiente, en el tercer año de preparatoria te las tenías que ver con el cálculo diferencial e integral. La única forma de evadirlo era escoger las áreas III o IV, destinadas a los que querían carreras en las ciencias sociales y las humanidades. Pero yo quería ser médico y, como el área II incluía a la ingeniería química, pues tenía cálculo diferencial en el curriculum. Veía siempre a mi buen amigo Enrique con admiración y envidia, que entendía las matemáticas a la perfección y podía despejar en minutos el ejercicio más com- plicado de cálculo diferencial, para llegar siempre a la respuesta correcta. Lo que nunca pudo lograr fue que yo entendiera una jota. El primer día de clases de segundo de preparatoria conocí a Enrique, ese mis- mo día conocí a Raúl. Ambos tuvieron un importante impacto en mi vida. El primero, por múltiples e innumerables razones, la más importante: me presentó a su hermana y me casé con ella, por lo que he seguido viéndolo a lo largo de los años.

265 Cuando un maestro te ayuda a encontrar tu destino

Al terminar la carrera de Medicina, Enrique emigró a San Diego a estudiar un doctorado en ingeniería y se quedó allá. El caso de Raúl es diferente. Lo que hizo por mí fue fugaz, pero enorme, y no lo he vuelto a ver desde entonces. Raúl impartía la materia de geometría analítica en el salón 32, en el que estábamos Enrique y yo, de 7 a 8 de la mañana, todos los días. Se nos hizo costumbre a los dos, al terminar la clase, acompañarlo a su coche mien- tras platicábamos cualquier cosa. Raúl era joven, acababa de terminar la carrera de ingeniería (supongo que industrial, pero no lo recuerdo), por lo que sería ocho o nueve años mayor. De ahí se iba a trabajar a un negocio familiar de chocolates. Con el tiempo tuvo una carrera muy destacada; lo llegué a ver varias veces en los noticiarios como presidente de una importante organización de la industria. Como ya sabía que quería ser médico y se decía que necesitabas un promedio de al menos 8 en la preparatoria para poder aspirar a la escuela de Medicina, me aplicaba muchísimo en todas las demás materias; sabía que en matemáticas no tendría buena calificación y así fue. Terminé el segundo de preparatoria con 9 o 10 en todas las materias, menos en matemáticas, donde obtuve un 6. Mi tercero de preparatoria inició un día lluvioso de septiembre de 1977 y, cuan- do tuvimos la primera clase de cálculo y conocí los símbolos de las diferenciales y las integrales, supuse que no tenía futuro alguno. Mi salón era el 30, donde estába- mos concentrados los alumnos del área II que habíamos declarado querer estudiar Medicina. Como Enrique quiso Ingeniería biomédica, lo mandaron al 27, y perdí a quien me resolvía las tareas y uno que otro ejercicio a escondidas en los exámenes. Llegó el final del año. Para aplicar a Medicina no solo necesitabas el promedio, sino que no podías tener ningún examen extraordinario. Por supuesto, tuve que presentar el examen final de cálculo y me fui a la primera vuelta, luego a la segunda. Si no la pasaba, me iría a extraordinario y adiós posibilidad de entrar a la escuela de Medicina. ¡Necesitaba un milagro! Llegué al examen de segunda vuelta sin saber nada, entré al salón y el profesor que aplicaría el examen era Raúl. Me vio entrar y me dijo: “Ay, Gamba, sabía que estarías aquí”. Me entregó el examen sabiendo que no pasaría. Cuando los demás terminaron y solo quedábamos él y yo, se levantó y me dijo: “¿Tú vas a ser médi- co, verdad, Gamba?”. “Sí”, le respondí, “solo que entre la medicina y yo está este examen”. Entonces, sucedió el milagro. Tomó mi examen y resolvió el número suficiente de ejercicios como para que sacara 6 de calificación. No sé si Raúl supo lo que hizo, pero siempre le estaré agradecido. Me dio la oportunidad de ingresar a la carrera de Medicina y que pasara todo lo que ha su- cedido desde entonces. Raúl me enseñó que un buen maestro es el que entiende el

266 Gerardo Gamba Ayala • 21 de junio

destino de cada alumno y hace lo que está en sus manos para promoverlo, aunque a veces puede estar implicada una pequeña trampa. Yo sé que el Premio Nacional de Ciencias y Artes al que me hice acreedor hace algunos años fue por la investigación que he realizado en ciencias naturales, pero no deja de ser irónico para mí que el diploma diga Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales.

267 Investigación clínica: tratamiento de las complicaciones por abuso de alcohol y drogas

Dr. David Kershenobich Stalnikowitz 28 de junio

l alcohol tiene diversos efectos adversos, entre otros, es adictivo, neurotóxico y hepatotóxico (todo el alcohol que ingerimos se me- taboliza en el hígado); además, es un agente inflamatorio y terato- génico (tiene manifestaciones a nivel genético, como por ejemplo daño cardiovascular, pérdida de hueso y susceptibilidad a fracturas). Otro hecho importante es que parece existir un riesgo genético a desarrollar la adicción al alcohol de distintas formas. Hay quien Epuede tener un riesgo genético bajo que lleve varios años y otro uno muy eleva- do en el que la adicción se presente mucho más rápido. Parte del desarrollo de este comportamiento tiene que ver con el metabolismo cerebral, en el que existe un mecanismo que involucra la dopamina y sus receptores, y otro que involucra las neuronas. Son mecanismos distintos, algunos de ellos claramente identifica- dos, como los que tienen que ver con el sistema del ácido gamma-aminobutírico (GABA, por sus siglas en inglés). En los individuos adictos a la cocaína, los recep- tores de dopamina disminuyen y lo mismo se ha demostrado también en los casos de la heroína y el alcohol. Lo anterior ha llevado a la identificación de tres sistemas en los que se intenta incidir con propuestas terapéuticas: el dopaminérgico, el glutamatérgico y el ga- baérgico, que ya han sido estudiados en animales de experimentación.

268 David Kershenobich Stalnikowitz • 28 de junio

El consumo consuetudinario de alcohol tiene consecuencias graves de carácter orgánico. Por ejemplo, la cirrosis hepática se presenta en individuos que han in- gerido alcohol durante un periodo prolongado (entre 20 y 30 años), pero, una vez declarada la dolencia hepática, esta se desarrolla de manera acelerada con el consecuente deterioro del paciente. Entender la fisiopatología de las adicciones es fundamental para el desarrollo de nuevos tratamientos. El consumo de alcohol tiene un efecto reforzador positivo; pasa por diferentes fases farmacogenéticas, por un estrés cerebral y por el sistema de miedo, en el cual se sucede un escalamiento en el consumo. Esto ha llevado a la identificación de distintos receptores, como la hormona liberadora de corticotro- fina CRH( , por sus siglas en inglés) y los receptores CHR1, los antagonistas de las substancias P (SP) y de la neurokinina1. Estos últimos tienen que ver con cómo se escala el consumo de alcohol en una persona. De esta forma, cuando una persona consume alcohol primero tiene un efecto placentero, reforzamiento positivo, seguido de un efecto de reforzamiento nega- tivo. Por lo tanto, si lo que se quiere es desarrollar nuevas terapias, se tienen que considerar las diferencias en las distintas fases del consumo de alcohol, que están relacionadas de manera significativa con los receptores. Se ha descrito un número importante de genes y mecanismos de señalización en los que se involucran los efectos deletéreos del etanol, por lo que se ha sugerido que se trata de una “droga sucia”. Encontramos estos efectos, por ejemplo, en los regula- dores del transcriptoma y proteoma celular (reguladores microARN), que controlan el desarrollo de la tolerancia, alteran la proliferación de células madre y su dife- renciación, y participan en la permeabilidad intestinal, acciones que contribuyen a la endotoxemia y posiblemente al desarrollo de carcinoma hepatocelular y otros cánceres gastrointestinales. La relación entre flora intestinal y cerebro es un área de oportunidad para el desarrollo de nuevas terapias. El etanol puede producir alteraciones sobre distintos factores del ARNm y cam- bios epigenéticos a través de la metilación y acetilación —que actúan sobre el ARN y se inmiscuyen en el proceso de traducción proteica—, de tal forma que aquí es donde se mezclan la genética y la epigenética. Algunos aspectos clínicos relacionados con el consumo de alcohol son, por ejem- plo, el reconocimiento de la cetoacidosis alcohólica, que se manifiesta en trastornos de conciencia, náusea, vómito y dolor abdominal; la poliradiculitis, la acidosis me- tabólica, la hipokalemia, la hipofosfatemia, la hipomagnesemia y la hipovolemia, que constituyen un reto en el diagnóstico diferencial para identificar al paciente que tiene, por ejemplo, encefalopatía de Wernicke, síndrome de deprivación de alcohol, mielinolisis central, encefalopatía hepática, hipoglucemia o trastornos electrolíticos.

269 Investigación clínica: tratamiento de las complicaciones por abuso de alcohol...

Otra de las áreas de oportunidad es el reconocimiento de las alteraciones en la flora intestinal, de tal manera que ahora comenzamos a comprender que la dieta es un componente importante en las alteraciones del cerebro y, por lo tanto, en las re- laciones entre el intestino y el cerebro. Es así como la estimulación en los receptores es un área de investigación importante. Otra área relevante tiene que ver con la relación directa entre el consumo de alcohol y el cáncer de orofaringe, laringe, esófago e hígado. El alcohol no es un agente carcinogénico, sino un cocarcinógeno o promotor tumoral por medio de la generación de acetaldehído y radicales libres. El acetaldehído es mutagénico, se fija al ADN y a proteínas, destruye folatos y da lugar a la hiperproliferación. Se produce también por bacterias orales y fecales. El alcohol como solvente aumenta la penetración de carcinógenos ambientales a la mucosa (como el humo del tabaco). El alcoholismo crónico da a lugar a la atrofia y a la metamorfosis lipomatosa del parénquima de la parótida y de las glándulas submaxilares, lo que altera el flujo salival y aumenta su viscosidad; esto tiene que ver con el desarrollo de cáncer en la faringe y la laringe. Además, produce alteraciones en la motilidad intestinal, en el epitelio del esófago; aumenta el reflujo gastroesofá- gico, la esofagitis y la metaplasia. También se ha asociado como factor de riesgo para hepatitis C y tabaquismo. La abstinencia continúa siendo la mejor manera de evitar el daño neuronal. Hay varias sustancias involucradas para inhibir el deseo de tomar alcohol, como la nal- trexona, el acamprosato y el baclofen, pero todas producen abstinencias de corto plazo. Un aspecto importante es que el paciente alcohólico se enfrenta a un pro- blema de energía, esto quiere decir que si deja de consumirlo tiene que sustituir su aporte energético. Uno de los mecanismos que estimula los receptores inmunes del cerebro tiene que ver con la privación de la energía. De esta manera, el que un enfermo alcohólico siga una dieta adecuada es un asunto importante, porque puede tener que ver con el desarrollo de lo que llamamos “tolerancia al alcohol”. En resumen, las complicaciones derivadas del consumo del alcohol y otras drogas se presentan como respuesta a una serie de eventos multifactoriales en fisiopato- logía que incluyen diversos órganos, entre ellos, el cerebro, el aparato digestivo y el hígado. Comprenderlos mejor deberá conducir a la identificación de nuevos blancos terapéuticos.

270 La evaluación y asignación de recursos para la ciencia básica en México

Dr. Carlos Arias Ortiz 5 de julio

menudo nos enteramos a través de diferentes medios de co- municación sobre las difíciles condiciones económicas por las que el país atraviesa, las cuales desafortunadamente se han pronunciado en los últimos años por diversos factores, como el precio del petróleo, la depreciación del peso, el entorno geopolítico y la inefable y rampante corrupción de nuestra clase política. También oímos con frecuencia en boca de los Aprincipales funcionarios del gobierno que la crisis es pasajera y que nos recupera- remos pronto de ella. Algunas consecuencias de la crisis económica pudieran ser reversibles, sin embargo, el deterioro de la actividad científica no lo es. Disminuir el apoyo a la investigación no solo retrasa su avance, sino que pone en riesgo la inversión que se ha hecho a lo largo de muchos años en infraestructu- ra y recursos humanos para su desarrollo. El momento complicado que atraviesa la ciencia básica en el país, debido al insuficiente presupuesto que se le asigna a nivel federal, requiere una revisión del esquema de evaluación y de los procedimientos de asignación de los recursos. En este artículo, me referiré particularmente a los proyectos de investigación básica. En el esquema actual, el Conacyt —el organismo rector del manejo de los recur- sos dedicados a la ciencia en el país— emite una convocatoria en alguno de sus pro- gramas, por ejemplo, el de Fronteras de la Ciencia, para ingresar prepropuestas de proyectos, las cuales se valoran a través de un mecanismo de evaluación por pares en función de su pertinencia para los temas establecidos en la convocatoria. Después de este primer filtro, emite una segunda convocatoria para recibir las propuestas in extenso de aquellas prepropuestas aprobadas. Las propuestas se envían nueva- mente a revisión de pares, quienes emiten su opinión sobre el mérito del proyecto; las opiniones recibidas, idealmente de tres revisores diferentes para cada proyec- to, se ponderan en un comité de evaluación para cada área del conocimiento, el

271 La evaluación y asignación de recursos para la ciencia básica en México

cual dictamina sobre su calidad, los prioriza y envía su recomendación a un co- mité administrativo del Conacyt. Este segundo comité, con base en las recomen- daciones de los comités de evaluación y en el presupuesto disponible, define el número de proyectos que se financiarán. Hasta aquí todo bien. Sin embargo, cuando los resultados de las evaluaciones son publicados, invariablemente hay una inconformidad de la comunidad científica sobre las asignaciones, la cual me parece justificada. El sistema de evaluación actual y el procedimiento para designar los proyectos ganadores reciben presión de dos factores principales: el aumento en el número de investigadores y la insuficiencia presupuestal. Por un lado, la matrícula del Sistema Nacional de Investigadores (sni) se duplicó en los últimos diez años, pasando de casi 13 mil investigadores en el 2007 a 27 mil 186 en el 2017; por otro, a pesar de que en los últimos cuatro años el apoyo gubernamental dedicado a la ciencia se incrementó del 0.38 al 0.56 por ciento, el número de proyectos aprobados no ha crecido al mismo ritmo que los investigadores y, por lo tanto, el porcentaje de propuestas de investigación apoyadas en el área de ciencia básica ha disminuido, provocando un déficit cada vez mayor de proyectos financiados. Aunque la tasa de aprobación varía de convocatoria a convocatoria y de año en año, podemos tomar como ejemplo la convocatoria del 2016 de Fronteras en la Ciencia, en la cual se fi- nanció el 7.9 por ciento de los proyectos sometidos in extenso. Si asumimos que se aceptó la mitad de las prepropuestas recibidas originalmente, entonces se habrían financiado alrededor del 4 por ciento de las solicitudes. El porcentaje de aprobación de esta convocatoria es probablemente uno de los más bajos de los últimos años y no se puede generalizar a las diversas convocato- rias, pero sí es importante enfatizar que, cuando la tasa de aprobación de proyec- tos es baja —quizá por debajo del 10 o 15 por ciento—, la selección correcta de beneficiados se convierte en un gran reto que no solo el Conacyt enfrenta, sino también las agencias financiadoras de ciencia de muchos otros países. Bajo estas condiciones se requiere un proceso de selección con alta capacidad de prelación. Para esto es necesaria una participación comprometida de la comunidad científica, ya que la evaluación por pares es la piedra angular de la evaluación en ciencia, y de una excelente administración del proceso. Ambos aspectos considero que pueden ser mejorados. La respuesta de la comunidad científica es insuficiente y la calidad de las eva- luaciones heterogénea, debido a la variada experiencia en evaluación y formación científica de los revisores. A lo anterior se suma el destiempo en la asignación de revisores por parte de la administración del Conacyt, ya que los tiempos asignados para hacer las evaluaciones suelen ser demasiado cortos para llevarlas a cabo de

272 Carlos Arias Ortiz • 5 de julio

manera concienzuda. La consecuencia es que el comité de evaluación tiene que emitir un dictamen sobre la calidad y el mérito de los proyectos con base en infor- mación que en algunos casos puede ser incompleta o de calidad variable y, por lo tanto, poco confiable. En estas condiciones, y retomando el ejemplo que describía anteriormente, ¿es posible elegir de manera justa a los 8 mejores proyectos de cada 100? Sin duda, esta asignación tiene ya un pie en el terreno del azar. Me explico: en una jerarquización basada en la calidad de las propuestas, la di- ferencia entre dos proyectos consecutivos es muy pequeña y difícil de determinar, si no imposible, por lo que la diferencia entre cinco o diez proyectos del escalafón puede ser poco significativa. Si añadimos a esto el factor de confusión, introdu- cido de manera normal en un proceso de esta naturaleza, en relación con la con- fiabilidad del dictamen y, por lo tanto, en la prelación de las propuestas, pueden existir grupos de proyectos cuya priorización simplemente no pueda establecerse de manera confiable. Ahora bien, si el número de proyectos que financiarán es bajo, menor al número cuya calidad no puede discernirse, no resulta descabella- do pensar que la elección de los ganadores podría hacerse a través de un sorteo calificado1 en el que participen los proyectos jerarquizados en lo más alto por los comités evaluadores y cuya calidad sea difícil de discriminar. Otras alternativas para mejorar la selección son también posibles, como la for- mación de comités de evaluación que se encarguen de manera directa y colegiada de la revisión y el dictamen de todas las propuestas in extenso, sin la participación de evaluadores externos y de manera similar al mecanismo que usan las comisiones dictaminadoras del sni, también empleado en otros sistemas, como el de los insti- tutos de salud en Estados Unidos. No hay duda de que, en condiciones de restricción e irregularidad de recursos y de alta competencia, su justa distribución adquiere más que nunca una gran im- portancia. Por eso, el tradicional esquema de evaluación y asignación tiene que ser revisado de manera integral, con la participación de miembros de la comunidad científica, así como de la Academia Mexicana de Ciencias y de otros órganos con- sultivos de ciencia en el país.

1 Ferris C. Fang y Arturo Casadevall. “Research Funding: the Case for a Modified Lottery”, en mBio, 7, 2, doi: 10.1128/mBio.00422-16, (2016) [En línea]: ‹https://mbio.asm.org/ content/7/2/e00422-16› [Consulta: 24 de enero de 2021].

273 México, cuna de astrónomos talentosos, pero con falta de apoyo y tecnología

Departamento de Comunicación y Difusión Consejo Consultivo de Ciencias 12 de julio

ilvia Torres Castilleja, del Instituto de Astronomía de la UNAM, mereció el Premio Nacional de Ciencias por sus contribuciones en el conocimiento del universo. Entre los más de cien investigadores que conforman el Consejo Consultivo de Ciencias, seis doctores han recibido el Premio Nacional de Ciencias y Artes por sus contribuciones en el cam- po de la astronomía: Estela Susana Lizano Soberón, Manuel SPeimbert Sierra, Arcadio Poveda Ricalde, Luis Felipe Rodríguez Jorge, Jorge Cantó Illa y Silvia Torres Castilleja. En entrevista con el Consejo Consultivo de Ciencias, la doctora Silvia Torres Castilleja compartió su perspectiva sobre el desarrollo de la astronomía mexicana y su participación a nivel mundial. —¿Qué lugar tiene la astronomía mexicana en el mundo? —Somos un grupo pequeño en relación con la astronomía mundial, sin embar- go, somos reconocidos, nos toman en cuenta y se discuten nuestros resultados. No necesariamente se aceptan o se dejan de aceptar, sino que se estudian y algunos son aceptados y otros no, como ocurre en la ciencia. En ese sentido, algunos de nues- tros grupos son más distinguidos que otros, pero todos son serios y respetados.

274 Consejo Consultivo de Ciencias • 12 de julio

Son varios los grupos que destacan. Por ejemplo, hay un conjunto importan- te de astrónomos ampliamente reconocido que estudia problemas de formación estelar; hay también otro que investiga acerca de las propiedades de las nebulosas gaseosas y que ha contribuido significativamente a la comprensión del tema. Tenemos individuos y grupos que estudian diversos temas astronómicos. En realidad, cada investigador elige el tema a desarrollar y en ocasiones lo realiza en grupo; otras, lo hace individualmente. Pero, repito, somos un conjunto conocido y respetado internacionalmente. —¿Cómo describiría usted la tecnología que México tiene para llevar a cabo investigaciones astronómicas? —Desde hace décadas se ha tenido experiencia en la operación de telescopios ópticos, así como en su construcción e instrumentación de apoyo, principalmen- te en el Observatorio Astronómico Nacional. Continuamente se moderniza el equipo, tanto en sus partes ópticas como mecánicas y electrónicas para incorpo- rar los avances tecnológicos disponibles. También se han construido equipos de mayor envergadura para el Gran Telescopio Canarias. De hecho, en el Instituto de Astronomía de la UNAM, se está diseñando un instrumento muy avanzado (FRIDA) para ser instalado en dicho telescopio. También el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) ha colaborado de manera muy destacada en la construcción de un espec- trógrafo muy complejo (MEGARA) para ese mismo telescopio. En cuanto a los radiotelescopios, desde hace varios años se inició un proyecto muy ambicioso: un telescopio de 50 m de diámetro, el Gran Telescopio Milimétri- co, construido por el INAOE en Sierra Negra, Puebla, colindando con Veracruz. La construcción completa ya está por terminarse, pero el telescopio ha estado ope- rando desde hace varios años, aunque de forma parcial, y se han obtenido resulta- dos interesantes. El inicio de la operación en su configuración final está progra- mado para principios del próximo año. Es de señalarse la construcción y puesta en operación del telescopio HAWC, un instrumento muy distinto porque se trata de 300 enormes tanques de agua que captan la llegada de los rayos gamma de las más altas energías. Este es un proyecto de 27 universidades donde varios grupos mexicanos también han participado. Fue construido en tiempo y forma, está en operación y están encontrando resultados muy importantes. —¿Cómo ha crecido esta rama de la ciencia durante los últimos 20 años? —La astronomía es una disciplina de investigación básica y, por lo tanto, la situa- ción ideal para los egresados es trabajar en universidades o centros de investigación.

275 México, cuna de astrónomos talentosos...

El número de egresados ha crecido considerablemente en los últimos diez años, pero no así el número de empleos disponibles para ellos. De acuerdo con los datos más recientes, en el Sistema Nacional de Investigadores, hay 277 investigadores clasificados como astrofísicos. Este dato es muy interesante pues muestra un au- mento de investigadores en este campo, pero nos gustaría que fuera aún mayor porque cada vez hay más egresados sin los empleos o el reconocimiento deseados. —¿Cómo describiría la tecnología con la que México cuenta para la exploración del espacio? —En materia espacial, considero que estamos relativamente atrasados y nos falta desarrollo, ya que no ha habido un esfuerzo global y falta tecnología de lan- zamiento, construcción, control y comunicación. Todos estos aspectos se requie- ren para que realmente seamos independientes en materia de tecnología espacial. Además, se espera que cada nave espacial lleve instrumentación específica que cumpla con ciertos objetivos que dependen del grupo promotor; puede tener propósitos de comunicación, astronómicos, de vigilancia, para el monitoreo del clima o de cultivos, etcétera. Actualmente esto se obtiene a partir de los datos que arrojan otras instancias internacionales, pues nosotros no hemos desarrollado a plenitud la tecnología para llevarlo a cabo. Recientemente el avance en estos aspec- tos se ha retomado. —¿De qué manera colabora México a nivel internacional en la exploración espacial? —Hay colaboración, aunque en forma limitada. Por ejemplo, Rafael Navarro de la UNAM participa en la misión a Marte llamada HABITAT, cuyo objetivo es medir cuántos días al año existen condiciones para que haya agua líquida en la superficie de Marte, lo cual permite que haya bacterias en la superficie y así -au mentan las condiciones de habitabilidad en ese planeta. También Yair Piña, un joven estudiante de la UNAM, formará parte de la primera tripulación latinoame- ricana en una estación de investigación ubicada en el desierto de Utah, Estados Unidos, donde las condiciones se asemejan a las del cuarto planeta. Su destino es The Desert Research Station. —¿Qué necesitaría México para impulsar la educación científica y tecnológica de alta calidad en el campo astronómico? —Necesitamos más becas para estudiantes de posgrado en ese tema y, sobre todo, plazas en universidades y centros de investigación que alberguen a estos in- vestigadores. Considero que lo que más falta hace son oportunidades de trabajo para los egresados. —¿Cuáles son los temas o proyectos de investigación astronómica que deberían recibir más apoyo?

276 Consejo Consultivo de Ciencias • 12 de julio

—Necesitamos construir un telescopio óptico más grande. Contamos con un sitio de observación privilegiado en San Pedro Mártir, Baja California. Ahí están instalados varios telescopios, el mayor de ellos de 2.1 m de diámetro fue inaugura- do en 1979. Dado el desarrollo mundial del campo en la actualidad, este telesco- pio resulta muy poco competitivo, pues hay más de cien instrumentos de mayor tamaño en operación en otras partes del mundo. Existe el proyecto de construir uno de 6.5 m de diámetro, sin embargo, no tenemos el financiamiento completo. Solamente hemos logrado apoyo para el diseño del mismo. En realidad, los teles- copios y sus instrumentos de apoyo son cada vez más sofisticados y caros, por lo que resulta necesario formar consorcios, de universidades y aun de naciones, para su construcción. Confiamos en poder llevar a buen puerto este telescopio en unos cuantos años. —¿Cuál es el panorama actual de esta ciencia en nuestro país? —El panorama es favorable, estamos trabajando, tenemos una buena represen- tación, hay buenas ideas, hay talento y yo creo que tiene muy buen futuro, pero necesitamos mejores instrumentos de investigación.

277 El hígado: el gran laboratorio del cuerpo o cómo preservar la salud hepática

Departamento de Comunicación y Difusión Consejo Consultivo de Ciencias 26 de julio

l próximo viernes 28 de julio se celebra el Día Mundial contra la Hepatitis, fecha instituida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una oportunidad de redoblar esfuerzos a nivel internacional en la lucha contra esta enfermedad. La celebración se lleva a cabo cada 28 de julio en memoria del nacimiento del doctor Baruch S. Blumberg, considerado un líder en la comuni- dad científica tras identificar el virus de la hepatitis B y crear la primera vacuna para prevenir la infección con este virus. E a En el 2016, durante la 69. Asamblea Mundial de la Salud, se aprobó la primera estrategia mundial del sector de la salud contra las hepatitis víricas para 2016- 2021, en la que se presentaron las dos primeras metas mundiales: reducir los casos nuevos de hepatitis B y C en un 30 por ciento, y reducir la mortalidad a causa de estos virus en un 20 por ciento para 2020. Con el propósito de cooperar en la preservación de la salud hepática, el doctor David Kershenobich, director general del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán y miembro del Comité de Ciencias Naturales del Consejo Consultivo de Ciencias, expone qué es la hepatitis viral, cuáles son los vi- rus hepáticos identificados hasta ahora y sus principales vías de transmisión, así como los métodos de prevención.

La hepatitis vírica La OMS define lahepatitis como “una inflamación del hígado”, sin embargo, “el hígado se inflama por diversas causas y en el Día Mundial contra la Hepatitis se reconoce a las enfermedades hepáticas causadas por virus”, aclaró el director del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán. Distintos virus causan hepatitis. A la fecha se reconocen los virus A, B, C, D y E, clasificados como hepatótropos por la facilidad con que son “atraídos” hacia el

278 Consejo Consultivo de Ciencias • 26 de julio

hígado. “Hay muchas infecciones virales, pero no todas afectan directamente al hígado”, explica el doctor Kershenobich. Cabe resaltar que cada uno de estos virus tiene una estructura distinta, a eso se debe que afecten el hígado de diferentes maneras y mediante una forma de trans- misión específica: • El virus de la hepatitis A (VHA) y el virus de la hepatitis E (VHE) se contagian por vía oral-fecal y se propagan por medio de la contaminación de agua y alimentos. • El virus de la hepatitis B (VHB) se contagia por medio de las secreciones cor- porales: saliva, sudor, semen, vía sanguínea, etcétera. • El virus de la hepatitis C (VHC) se contagia fundamentalmente por vía san- guínea. • El virus de la hepatitis D (VHD) solo aparece en personas infectadas con el virus de la hepatitis B.

Al ser tan específicas las formas de transmisión de cada uno de estos virus, tam- bién varían los sectores poblacionales en los que estas infecciones se presentan. Por ejemplo, en el caso de infecciones por VHA, los niños son más vulnerables; mientras que, ante el VHC, son los adolescentes y adultos. Al de la hepatitis B son muy pro- pensas las personas que mantienen relaciones sexuales sin protección. También es importante señalar que la mayor parte de los casos de hepatitis A, B y C son asintomáticos: “Nos damos cuenta de que una persona tiene hepatitis cuando se pone amarilla, pero resulta que por cada persona infectada que presenta esta característica puede haber 90 casos que no la presenten”, señala el investigador. El doctor Kershenobich indica que el virus de la hepatitis A es el más común en México. Sin embargo, la mayor parte de la población adulta del país desarrolló anti- cuerpos contra él, puesto que, anteriormente, el índice de contagio de este virus en la población infantil era muy elevado, de manera que prácticamente todos los niños habían contraído hepatitis A antes de los 5 años de edad y la enfermedad era casi imperceptible. Actualmente, los índices epidemiológicos del VHA han disminui- do en la medida en que han mejorado las condiciones sanitarias. Respecto a las estrategias de prevención en México, el doctor señala que el sec- tor salud ha implementado diversas estrategias, una de ellas, la vacunación infantil. El gobierno mexicano tiene 17 años vacunando a los niños contra la hepatitis B: “Anualmente se vacunan aproximadamente 2 millones de niños, estamos hablando de que 34 millones de la población mexicana ya están vacunados contra la hepatitis B”, mencionó el doctor Kershenobich. Si bien aún no existe un tratamiento que cure el VHB, sí hay una vacuna preventiva.

279 El hígado: el gran laboratorio del cuerpo

El director de Nutrición agregó que cada tipo de virus de la hepatitis registra frecuencias diferentes en cada país. En comparación con los países de Asia, donde la frecuencia de hepatitis B es muy alta, México presenta una prevalencia baja; por el contrario, en hepatitis A, la frecuencia en México es más alta que en Europa y Estados Unidos. En el tema de la hepatitis vírica, se puede decir que México no enfrenta una situación de alarma como con la diabetes y la obesidad, donde es número uno, pero no deja de ser un problema a escala mundial. En cambio, la cirrosis hepática sí es un problema de salud pública en el país y, de acuerdo con el doctor Kershenobich, la cuarta causa de muerte en México. La cirrosis hepática es la etapa terminal de muchas enfermedades que dañan el hígado y que pueden ser provocadas por diferentes factores como el consumo de alcohol, los trastornos de autoinmunidad, el hígado graso o los virus de la hepatitis B y C. El hígado tiene una gran capacidad de regeneración, por lo que en muchas ocasiones tolera agresiones por largos periodos de tiempo. Cuando pierde su capacidad de regeneración, surgen las manifestaciones clínicas de cirrosis hepática. “El hígado es el gran laboratorio del cuerpo donde se metabolizan las proteí- nas, las grasas, los carbohidratos, etcétera. Si pierde su función y ya no puede metabolizar normalmente, se intoxica de sustancias que producen encefalopatía, es decir, aturdimiento, y puede traducirse en un coma hepático”, aclaró el doctor Kershenobich. El especialista en hepatología resume que en el campo de la salud hepática in- tervienen tres componentes indispensables: 1) Los médicos, que conocen la enfermedad; 2) Los pacientes, quienes deben vacunarse y tratar de prevenir los factores de riesgo para el contagio; y 3) Las asociaciones civiles como la Fundación Mexicana para la Salud Hepática (FundHepa), la cual ha sido clave en el desarrollo de otras asociaciones.

El doctor Kershenobich asegura que, en términos de investigación científica en el campo de la hepatitis, uno de los avances más significativos en este siglo XXI fue el encontrar la estructura genética del virus de la hepatitis C, lo cual permitió encon- trar medicamentos para curarlo.

280 El mayor incentivo de la ciencia es la misma ciencia

Departamento de Comunicación y Difusión Consejo Consultivo de Ciencias 2 de agosto

a Feria Nacional de Ciencias PAUTA se llevó a cabo el pasado sába- do 29 de julio en las instalaciones del Colegio Nacional. El doctor Alejandro Frank, fundador del programa PAUTA y miembro del Consejo Consultivo de Ciencias, habla sobre la importancia de fo- mentar el pensamiento científico en los niños y en qué consiste la Feria Nacional de Ciencias. “PAUTA quiere decir Programa Adopta un Talento”, explicó Lel doctor Frank, “y es un proyecto dirigido a niños desde preescolar hasta pre- paratoria, con el propósito de encauzarlos hacia la ciencia”. De acuerdo con el investigador, el programa busca el fomento de la vocación científica en los más jóvenes mediante una serie de actividades como talleres, clubes y ferias de ciencia, a manera de crear espacios para que los estudiantes puedan compartir su interés por la ciencia y mostrar las habilidades que hayan desarrollado durante su participación en las actividades. Actualmente, el programa cuenta con cinco sedes distribuidas en los estados de Chiapas, Morelos, Michoacán y dos en la Ciudad de México. El fundador del proyecto comenta que la ubicación fue pensada con base en la situación educativa de cada estado. En el caso de Chiapas y Michoacán, existe un rezago en materia de educación, por lo que es oportuno crear espacios para los niños de esas entidades. Por el contrario, Morelos y la Ciudad de México, además de tener una ubicación geográfica privilegiada al centro de la república, cuentan con grandes comunidades científicas, lo que contribuye a la participación de los investigadores en el proyecto. Cada sede realiza anualmente una feria de ciencias estatal para cerrar el ciclo de clubes y talleres de la organización, donde los niños desarrollan proyectos con la ayuda de mentores. “Esa es una de las maneras en las que la comunidad científica académica puede colaborar con nosotros, aceptando ser tutores de algunos de nuestros chicos”, agregó el doctor Frank. De igual forma, se invita a los padres

281 El mayor incentivo de la ciencia es la misma ciencia

a integrarse a las actividades durante el evento y un jurado conformado por miem- bros de la comunidad científica académica se encarga de evaluar los proyectos de las ferias estatales y seleccionar los que participarán en la feria nacional. Este año se eligieron 69 de los 202 proyectos presentados. Los niños ganadores en la Feria Nacional de Ciencias, además de recibir un premio, tienen la oportunidad de asistir a otras ferias a nivel nacional donde par- ticipan diversas instituciones académicas y, por consiguiente, obtienen la ventana de posibilidad de participar en ferias científicas a nivel internacional. “El mayor incentivo de la ciencia es la misma ciencia, la enorme emoción de entender y aprender”, menciona el doctor Frank. El físico nuclear comenta que PAUTA inició con el propósito de crear un puente entre la academia, los niños y los maestros, a partir de la noción de que estos últimos son el principal recurso académico para el fomento de la ciencia en los niños. “Más que un recurso capital, necesitamos tener docentes con una formación científica y pedagógica para atender a niños con aptitudes sobresalientes”, aseguró el doctor. Y es responsabilidad de las escuelas crear estrategias adecuadas para favorecer el desarrollo del pensamiento científico, así como para tener maestros con forma- ción científica. Una estrategia dentro de las escuelas es crear espacios a manera de talleres y clubes de actividad extraescolar. “Como puede haber un club de fotografía o un club de danza, puede haber un club de ciencia, y de esa manera los niños pueden acercarse al conocimiento científico en un ambiente más relajado”, añade el doc- tor Frank. Es importante mencionar que la organización también cuenta con un programa de formación docente, el cual ofrece diplomados sobre enseñanza de las ciencias y la identificación de estudiantes sobresalientes. No obstante, el investigador se- ñala que también es fundamental considerar la actualización en los modelos edu- cativos, ya que la formación educativa “no se trata de fomentar un interés en los niños por la ciencia, sino de mantener la curiosidad que tienen de forma natural y pierden a lo largo de su tránsito por la escuela. Muchas veces, porque las escuelas se vuelven rígidas, con poca diversión y la diversión es parte del proceso de apren- dizaje en los niños”. Con el fin de continuar la apertura de espacios para niños y adolescentes en situaciones desfavorecidas interesados en la ciencia, el doctor Frank manifestó un gran interés por parte de la coordinación directiva de PAUTA en iniciar actividades en el estado de Oaxaca, por lo que están buscando la manera de trabajar en con- junto con el Instituto de Matemáticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para concretar esta nueva sede.

282 El 25.o aniversario de la Cumbre de Río y el bono climático

Dr. Alfonso Larqué Saavedra 9 de agosto

ace 25 años, en 1992, en la Cumbre de Río de Janeiro, los representantes de los países asistentes a la reunión firmaron tres convenios: uno sobre la diversidad biológica, otro acerca del cambio climático y un tercero sobre la desertificación. De los dos primeros, se han llevado a cabo numerosas reuniones y eventos, y se han acordado muchos compromisos por parte de los gobiernos, académicos, empresarios, etcétera. Algunas Hpropuestas y resultados de estos acuerdos han sido premiados con numerosos reconocimientos, incluyendo el Premio Nobel de la Paz. La desertificación, sin embargo, ha sido la menos atendida hasta el momento. Tomemos el cambio climático, al que se ha descrito como una gran amenaza que hace peligrar la vida en el planeta. Con esta bandera, se han desarrollado todo tipo de investigaciones que rescatan datos impresionantes sobre la historia de la Tierra, entre ellos, la descripción de las cinco extinciones masivas de seres vivos que han ocurrido. Las elaboraciones de modelos matemáticos de escenarios po- sibles son verdaderamente numerosas y se ha recurrido al uso de metadatos y a la fabricación de computadoras poderosas para poder integrar la mayor cantidad de información posible y generar o anticipar lo que pasará con nuestro entorno en el corto, mediano y largo plazos. Los satélites diseñados y equipados para poder estimar cambios en los niveles del mar o en los glaciares son verdaderas hazañas tecnológicas. Hay que anotar, sin embargo, que todos estos desarrollos tecnológi- cos son capitalizados de manera colosal por las numerosas industrias de los países desarrollados. El cambio climático, como inductor de nuevos desarrollos industriales y tecnoló- gicos, ha sido bien capitalizado. Los nuevos motores híbridos o los sistemas estruc- turales para la prevención de huracanes o de imágenes satelitales, entre otros, son ejemplos palpables por los que ya estamos pagando servicios a las trasnacionales y,

283 El 25.º aniversario de la Cumbre de Río y el bono climático

de manera paralela, se han enumerado una buena cantidad de recetas para ayudar a mitigar los impactos del cambio en los climas. Otro concepto que se ha comentado es el de que debemos adaptarnos a dicho cambio. Si los mexicanos deseáramos enfrentar dicha amenaza climática, propongo la alternativa de ver el citado cambio como un “bono” climático en vez de una teme- rosa alerta, como se difunde tan popularmente en todos los medios. ¿Por dónde empezar a capitalizar el “bono” climático en México? Me atrevo a sugerir que los científicos de nuestras instituciones deberían ser quienes tomen el liderazgo para trabajar en todas las áreas posibles de las ciencias —principalmente biológicas, el principal foco de impacto del cambio climático— y así restaurar nues- tro hábitat con una ingeniería social ad hoc, amén de conservar lo que todavía nos queda de ecosistemas primarios. Señalemos con ejemplos a nuestros estudiantes que el “bono” climático: 1) Incrementa la productividad de los sistemas naturales de selvas y bosques de México, así como de las plantaciones agrícolas, por el aumento en la concen- tración de los niveles de bióxido de carbono. 2) Que los altos niveles de precipitación recargarán los mantos acuíferos tan deteriorados y pauperizados, de modo que otros estados pronto emulen a Yucatán, donde se avanzó al crear la primera reserva hidrogeológica del país para la preservación del acuífero peninsular. 3) Que esos excesos de agua también se pueden ocupar para restaurar las cuencas hidrológicas, que destruimos por iniciativa y corta visión de nuestros dirigen- tes, y para rescatar las tierras ensalitradas por el exceso de fertilizantes quími- cos en los distritos de riego. 4) Que esos mismos excesos de agua se pueden encauzar para limpiar la conta- minación de ríos y lagos a la brevedad posible. 5) Que sirve para fortalecer, apoyar y aprender de las sociedades que practican la milpa para alimentarse, son en gran medida autosustentables y retoman, a pesar de las adversidades, la sabiduría de lo relatado en los libros sagrados —el Chilam Balam y el Popol Vuh en el caso de los mayas— para preservar el hábitat y la conservación de la biodiversidad. Otras propuestas relaciona- das con la irradiación se pueden enlistar a partir del conocimiento de estas comunidades.

Aprovechemos el “bono” climático a la brevedad y que el manejo de los llamados “desastres” pase a ser parte de otro lenguaje que compramos equivocadamente y gracias al cual ya empezamos a endrogarnos adquiriendo tecnologías vendidas por los “salvadores” del hábitat. Si llueve en exceso en la capital del país, entonces que

284 Alfonso Larqué Saavedra • 9 de agosto

se diseñe un modelo de ingeniería social para recapturar lo que sea posible del en- torno de la cuenca donde una vez estuvo asentada Tenochtitlan, que se restauren las chinampas declaradas Patrimonio de la Humanidad y que se devuelva la gran- deza de las zonas agrícolas aledañas al río Cutzamala, cuya agua fue canalizada para proveer a la Ciudad de México. Pero hagamos un alto y también veamos desde un punto de vista social el im- pacto para los indígenas de Mesoamérica, como el maya o el huichol, de que les di- gan que hay un cambio climático en proceso. Seguramente se preguntarán de qué estamos hablando: ¿Lloverá mucho o dejará de llover? Quizá, ¿se pescará mucho o poco? ¿El temporal para sus siembras de subsistencia se volverá más errático? Quizá “errático” es la noción más cercana y equiparable que pueden entender y correlacionar, pues seguramente comentarán que llevan siglos produciendo mil- pa bajo este pesado modelo y lo que llamamos “cambio climático” es la forma moderna para decir que Tláloc o Chac están enojados. Comparto, según mi apreciación de varios años de experiencias con los in- dígenas del sureste mexicano, que uno de los tesoros más preciados, parte de su cosmogonía, es su capacidad de contemplación. Mientras puedan contemplar los montes o las aguas azules del Caribe, no entenderán de qué se está hablando al decir “cambio climático” ni cómo pueden colaborar para reducir su “amenaza”, pero sí creo que pueden comprometerse y participar en proyectos para capitalizar el “bono” climático y restaurar a la brevedad posible el hábitat de muchos microcli- mas y ecosistemas que hemos desatendido en nuestro país. Ojalá se canalicen recursos para el desarrollo de la ingeniería social que tanta falta hace para lograrlo y que veamos cómo sumamos y comprometemos a toda la sociedad en el proceso.

285 Cuando el diagnóstico lo es todo

Dr. Gerardo Gamba Ayala 16 de agosto

ran las 5 de la tarde de un viernes cualquiera hace algunos meses, cuando sonó el teléfono en mi oficina: —Buenas tardes, ¿puedo hablar con la secretaria del doctor Gamba? —dijo la voz de un hombre joven del otro lado de la línea. —No —le contesté—, ella ya se fue, pero yo soy el doctor Gamba, ¿en qué puedo servirle? EEl muchacho dijo: —Le llamo para ver si puedo contarle el caso de mi esposa. Tiene un problema en los riñones y, como vi en el periódico que va a ser el Congreso Internacional de Nefrología en la Ciudad de México, me metí a ver el programa en la página de internet y lo vi a usted. Ahí dice que es nivel III, así que pensé que quizá nos podría ayudar. Me encantó que fuera el nivel del Sistema Nacional de Investigadores lo que le llamó la atención. El joven llamaba de la ciudad de Monterrey; abogado, casado desde hace algunos años con una muchacha que en la actualidad tiene 29 años. Me contó el caso: después de una picadura de araña, unos ocho años atrás, la joven notó el desarrollo de un edema generalizado por retención de líquidos en las siguientes semanas, por lo que acudió al médico, quien, después de revisarla y hacer algunos análisis, concluyó que tenía síndrome nefrótico. Esta es una condición en la que aparecen proteínas del plasma en la orina, lo que no ocurre normalmente, porque el filtro del riñón sano no las deja pasar. A partir de ese momento, inició el peregrinar por diversas instituciones médicas de Chihuahua, Monterrey y Houston. Todos los médicos coincidían con el síndrome nefrótico. Como en varios ca- sos (según la causa) este puede evolucionar hacia una enfermedad crónica termi- nal, aun sin un diagnóstico claro, la paciente fue sometida a una diversidad de tratamientos inmunosupresores que, además de ser molestos, disminuyen la ca-

286 Gerardo Gamba Ayala • 16 de agosto

pacidad del sistema inmunológico para reaccionar ante agentes externos, lo que pone en peligro al individuo de desarrollar infecciones graves. En tres ocasiones, la joven fue sometida a la toma de una biopsia renal (dos en Monterrey y una en Houston), las cuales arrojaron diagnósticos diferentes, poco específicos. Me contó que la paciente tenía un cuadro de anemia que mejoraba con la admi- nistración de la hormona eritropoyetina. Esto ocurre generalmente en los enfer- mos de insuficiencia renal, pero la función de los riñones de la paciente era normal, por lo que el síndrome nefrótico con anemia que responde a eritropoyetina no hacía sentido. Le dije: —No sé qué tiene tu esposa. ¿Por qué no vienen al Instituto para que la veamos aquí? La paciente ingresó al sector de internamiento un viernes por la tarde, cuando el revisor del mismo era el doctor Eduardo Carrillo, junto con un excelente residente de cuarto año de medicina interna encargado del sector, el doctor Mauricio Vera. La paciente venía acompañada de su madre, esposo y una tía. El síndrome nefrótico era evidente, tanto en la clínica como en los exámenes de laboratorio que traía. Por la noche, el doctor Carrillo me dijo: —Ingresó una paciente de Monterrey a la que le pediste internamiento. —¿Y qué tiene? —le pregunté. —No sé, pero me dijo Mauricio que le dé el fin de semana para analizar el caso. Y así fue. El lunes por la mañana recibí un mensaje de mi buen amigo Lalo que decía: “La paciente tiene una deficiencia de LCAT”. ¡Corrí al Harrison (famoso libro de medicina interna) para averiguar qué era eso! Aprendí que la lecitina co- lesterol acetyltransferasa es una enzima que juega un papel importante en la for- mación y maduración de las lipoproteínas de alta densidad (HDL, por sus siglas en inglés). La deficiencia hereditaria de esta enzima es extraordinariamente rara, ocurre en un individuo por cada millón de habitantes. Cuando Mauricio revisó a la enferma notó dos datos relevantes: primero, tenía una opacidad alrededor de la córnea en ambos ojos desde el nacimiento (signo ca- racterístico de la enfermedad por deficiencia de LCAT), pero siempre le dijeron que era normal “porque así había nacido”; segundo, tenía una concentración sérica de HDL extremadamente baja, de 4 mg/dl, cuando lo normal es entre 40 y 60. Con estos dos datos, más el síndrome nefrótico y la anemia, a Mauricio le llevó un fin de semana llegar al diagnóstico, sin tener que hacer ningún examen nuevo de laboratorio o de gabinete. La mejor parte de la historia fue ser testigo de lo que significa para un enfermo y su familia saber por fin lo que tiene. Fue muy conmovedor ver la emoción hasta

287 Cuando el diagnóstico lo es todo

las lágrimas de la paciente, su madre y esposo al saber finalmente lo que le estaba pasando. La enfermedad no tiene cura, es genética, pero hay muchas cosas que se pueden hacer una vez conocido el diagnóstico. Primero, evitar la prescripción de medicamentos sin utilidad y, además, peligrosos; segundo, maniobras para re- trasar el deterioro que produce la deficiencia de LCAT; y, tercero, el consejo gené- tico a la familia para evitar un caso nuevo en el futuro. He sido testigo en varias ocasiones de cómo al Instituto llegan enfermos con cuadros clínicos complejos, que han sido vistos por múltiples médicos del país y a veces del extranjero, sin haber obtenido el diagnóstico correcto mientras un residente de medicina interna en cuestión de horas o días lo hace. La razón es la integración: ver a los enfermos como un todo, como un individuo, y no como una enfermedad; no conformarse con un diagnóstico si todos los elementos clínicos no checan con él; explorar en forma ordenada todas las opciones que puedan ex- plicar un fenómeno. Es el método científico aplicado a la clínica.

288 Nikola Tesla: su aportación principal y su visión del futuro

Dr. José Ruiz de la Herrán y Villagómez 30 de agosto

ikola Tesla (1856-1943) fue un personaje único en su gé- nero, tanto por su genialidad como por su carácter; por un lado, práctico y conciso, por el otro, fantasioso y soñador. Su nombre recientemente se ha vuelto famoso por haber sido utilizado para una marca de automóviles eléctricos que indudablemente sustituirán en algunos años al actual auto de motor contaminante y muy baja eficiencia (un 25 por Nciento cuando mucho). Sin embargo, hay que recordar que a Tesla le debemos principalmente todo el sistema de corriente alterna utilizado en el mundo entero, que abarca la generación, la distribución y el aprovechamiento industrial y parti- cular de ese fluido del que actualmente dependemos casi totalmente para desarro- llar nuestro trabajo y nuestras vidas: la electricidad. Tesla, de origen europeo, nacido en Serbia, estudió ingeniería mecánica y eléc- trica, trabajó en el arranque de centrales eléctricas en Europa y se trasladó a Esta- dos Unidos en 1884 para trabajar por un corto tiempo con Tomás Alva Edison. De carácter delicado y susceptible, pronto se disgustó con su patrón y decidió independizarse y dedicarse a la invención; estaba especialmente interesado en de- sarrollar un motor de corriente alterna, cosa que logró y patentó en poco tiempo. Vislumbrando las posibilidades futuras de la corriente alterna, trató de convencer a George Westinghouse de invertir, por su gran flexibilidad, en la forma de gene- rar, distribuir y aprovechar dicho fluido, lo cual el empresario consideró factible dada su preparación académica. En 1892, Tesla viajó a Europa con el fin de consolidar el uso de sus patentes y conceder licencias a las compañías europeas. Tanto en Londres como en París hizo demostraciones públicas de su sistema de “iluminación inalámbrica” a base de lámparas fluorescentes excitadas mediante una radiofrecuencia producida con su bobina (bien conocida en todos los laboratorios de las escuelas). Estas

289 Nikola Tesla: su aportación principal y su visión del futuro

demostraciones, que dejaron a ingenieros y público en general asombrados por lo sorprendente del sistema, lo hicieron famoso internacionalmente de manera inmediata. Como ejemplo de su visión futurista, he tomado un artículo que se publicó en 1908 en la revista norteamericana Wireless Telegraphy & Telephony, relacionado con su proyecto Wardenclyffe, consistente en una bobina de Tesla, de tamaño gi- gantesco, que sería capaz, según él, de transmitir potencia eléctrica a todo el orbe en inagotable cantidad y que en otra modalidad podría usarse como medio de comunicación inalámbrica. A continuación, en dicho artículo se lee:

“En cuanto el proyecto se realice, será posible para un hombre de negocios en Nueva York dictar sus instrucciones y verlas aparecer instantáneamente en su oficina de Londres o en otro sitio; desde su escritorio, tendrá la posibilidad de telefonear a cualquier persona en el mundo sin tener que hacer cambio alguno en sus instalaciones. “Con un aparatito no mayor que una cajetilla de cigarros toda persona podrá recibir información en cualquier lugar del mundo, tanto por mar como por tie- rra; por ejemplo, música o canciones, así como el discurso de un líder político, conocer la dirección de un conocido hombre de ciencia o escuchar el sermón de un elocuente predicador difundido desde cualquier otro lugar o distancia. Utilizando este mismo sistema, será posible transmitir instantáneamente de un sitio a otro ya sea una fotografía u otro carácter tipográfico y así millones de estos aparatitos podrán ser conectados a una central de este tipo [...]”.

Hasta aquí, el artículo de Tesla pronostica con sorprendente lujo de detalles la realidad en la que actualmente vivimos un siglo más tarde los habitantes de este planeta. Hacia el final, Tesla nos muestra su lado soñador, suponiendo que su gigantesca bobina podría transmitir potencia eléctrica suficiente para repartirla en todo el mundo:

“Más importante que la comunicación de información, será la transmisión de energía sin el uso de cables y en gran escala, cosa que convencerá a cualquiera de las enormes potencialidades de su utilización. Esto será suficiente para de- mostrar que el arte sin cables ofrecerá muchas más posibilidades que cualquier otra invención o descubrimiento jamás llevado a cabo hasta ahora y, si las con- diciones son favorables, podemos esperar con seguridad que en los años próxi- mos surjan maravillas de las aplicaciones de esta novedosa tecnología [...]”.

290 José Ruiz de la Herrán y Villagómez • 30 de agosto

No obstante, J. P. Morgan, el conocido millonario que había respaldado a Tesla después de que este terminara de asesorar a la empresa Westinghouse en el diseño y construcción de la primera central hidroeléctrica de corriente alterna instalada en las cataratas del Niágara e inaugurada oficialmente en 1902, tal vez aconsejado por algunos opositores de Tesla respecto a la posibilidad de enviar inalámbricamente potencia eléctrica en cantidades industriales (cosa que aún no se ha logrado), dejó de apoyar el proyecto Wardenclyffe, y este quedó sin terminar. Es notable cómo en la primera parte de aquel artículo Tesla describe, como si lo estuviera viendo, lo que nosotros, y especialmente los niños y jóvenes, consideramos ahora algo de lo más común y corriente. Recordemos que a principios del siglo pa- sado no existían el automovilismo ni la aviación, la radiocomunicación desarrollada por Marconi estaba en pañales, así como la generación y distribución de la electrici- dad también lo estaba. Y es curioso que Tesla, habiendo patentado su famosa bobi- na, no la utilizara en el campo de la radiocomunicación, del cual es la base, por lo que Marconi durante muchos años sería considerado su inventor. Me parece indispensable recalcar que los inventos de Nikola Tesla relacionados con la corriente alterna han sido el pedestal que sostiene nuestra industria y modo de vida actuales. Inventó el motor de inducción y el sincrónico, que son centrales en todas las industrias y no son factibles si se usara la corriente continua que Edison promovía y buscaba imponer. También desarrolló los sistemas de dos y tres fases (que producen un campo rotativo para accionar sus motores), así como los trans- formadores y líneas de alta tensión, indispensables para la distribución del fluido eléctrico a muy grandes distancias. Con el apoyo económico de Westinghouse, pudo diseñar y construir modelos de generadores de corriente alterna (alterna- dores), con lo que el sistema quedó completo, ya que abarcaba la generación, el transporte de energía y la distribución a los sitios de consumo. En 1897, la central de las cataratas del Niágara pudo enviar a Buffalo, vía línea de alta tensión, 50 mil kW y años después se amplió para surtir a Nueva York y Chicago con el deseado fluido mediante líneas de transmisión de cientos de kilómetros de longitud y con eficiencias cercanas al 90 por ciento. Sin embargo, su sueño de mandar potencia eléctrica en grandes cantidades inalámbricamente ha quedado pendiente. ¿Será posible que en el futuro surja un nuevo genio que convierta el sueño de Tesla en realidad?

291 “Basado en hechos reales”

Dra. Pilar Gonzalbo Aizpuru 6 de septiembre

todos nos atrae esa breve frase que sirve como gancho pu- blicitario. Quizá porque, cuando nos anuncian que algo está basado en la vida real, sea novela, cine o drama, podemos pre- guntarnos ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿quién? Y con respuesta o sin ella, esa inquietud nos seduce al sugerir que de algún modo nos incumbe, que se trata de gente como nosotros, que bien pudo vivirla cualquier conocido o que nosotros mismos pode- Amos vernos reflejados en ella y, por lo tanto, con todo derecho podemos formular nuestra propia opinión. En última instancia, aunque se trate de algo remoto, puesto que nos dicen que en realidad sucedió, asumimos que eso enriquece nuestro nivel cultural, que no es solo un pasatiempo, sino un aprendizaje provechoso. Por contraste, si preguntamos a un estudiante su opinión sobre la asignatura de Historia, su respuesta oscilará entre “inútil”, “aburridísima” y “llena de falsedades” o “manipuladora”. Si intentamos combinar ambas experiencias para plantear que la historia está basada en hechos reales, provocaremos el asombro y el escándalo: “¿Cómo decir que ‘está basada’? ¿Acaso no informa de los hechos reales tal como fueron? ¿Nos están engañando con cuentos fantásticos que tienen un ligero pare- cido con la realidad?”. Plantear siquiera esa posibilidad, mencionar en el mismo párrafo la fantasía de la obra literaria o artística y el rigor del trabajo científico del historiador es algo heterodoxo o simplemente estúpido. Y, sin embargo, me atrevo a confesar, es algo que yo me pregunto una y otra vez, al estudiar los textos de mis compañeros y al analizar mis propias fuentes. En principio, todos los que nos tenemos por historiadores nos basamos en do- cumentos y sabemos que, en un porcentaje bastante elevado, la documentación puede ser confiable. Naturalmente hay distintos tipos de documentos. Algunos se elaboraron con la intención de falsear la realidad y otros la ocultan o la alteran porque así la percibieron quienes pretendieron dejar constancia de los hechos.

292 Pilar Gonzalbo Aizpuru • 6 de septiembre

Por lo tanto, siempre puede haber errores y desacuerdos, pero forma parte de nues- tro trabajo deslindar falsedades comprobables y seleccionar informaciones con un margen razonable de credibilidad que nos permita apuntar lo que nos gustaría llamar “resultados finales”. Aquí tropiezo de nuevo con mi incorregible suspica- cia, ¿quién se atreve a hablar de resultados o conclusiones cuando nos referimos al comportamiento humano? Quizá quepa esa certeza cuando lo que interesa es encontrar los datos cuantificables, aquello puede reducirse a números, días y ho- ras, lo que, en definitiva, son algunos de los materiales con los que se construye la historia. Con ellos podemos fijar la fecha, el lugar, el momento y hasta los nom- bres de algunos protagonistas. Pero eso no es historia. Algo más nos acercamos cuando cedemos el protagonismo a lo que llamamos “el pueblo”, “la sociedad”, “los nobles”, “los trabajadores” y cualquier otro sujeto individual o colectivo que, en particulares circunstancias, asumió cierta actitud o tomó una decisión. Pero es demasiado tentador adjudicar a los individuos o a las comunidades del pasado sentimientos o creencias anacrónicos. Porque, si bien es cierto que los seres hu- manos, todos, hacemos la historia (como advirtió Karl Marx, sometidos a nuestras circunstancias), no solo no sabemos cómo resultará esa historia que estamos hacien- do, sino que tampoco disponemos de la perspectiva para deslindar lo correcto de lo incorrecto, lo acertado de lo equivocado, lo útil de lo superfluo. El tiempo mostrará cuál era el camino adecuado cuando no estemos a tiempo de rectificar. Más frecuentes que las falsedades, voluntarias o involuntarias, son los errores por omisión, cuando no encontramos testimonios, o ni siquiera los buscamos, re- lativos a quienes participaron en momentos de la historia sin dejar registro de su nombre, o bien situaciones que pudieron ser cruciales, pero de las que poco sabe- mos. Sin duda es lo que disfrutamos en la novela y el cine, cuando sugieren sen- timientos, destacan creencias y suplen ignorancias. Los vacíos de información o la ambigüedad de las interpretaciones permiten reconstruir figuras y situaciones que pudieron darse en su momento, pero que no podemos acreditar ni rechazar. La historia de la vida cotidiana evita en gran parte dichas carencias, permite ava- lar algunas reconstrucciones atrevidas y nada pierde cuando los documentos tergi- versan algún dato, porque lo que buscamos es la información marginal e involun- taria, aquello que el autor del documento no pretendía establecer, pero refleja la mentalidad, los prejuicios o los valores de su sociedad. No consta que la población obedeciera los consejos piadosos ni que cumpliera las normas de urbanidad, tampo- co sabemos si en verdad se pagaron las dotes registradas o si los pleitos conyugales fueron tal como los describen, pero los libros de cada época, los protocolos notaria- les y los expedientes judiciales nos dicen qué se consideraba aceptable o recomenda- ble y cuál era el modelo de sociedad deseable o posible en tiempos pasados.

293 “Basado en hechos reales”

Mientras las exigencias del rigor académico piden eliminar los relatos, para sustituirlos por teorías o interpretaciones, y los libros de texto recortan las anéc- dotas para reducir los temas a píldoras compactas memorizables, la historia de la vida cotidiana es el marco idóneo para el tipo de historia en la que todos somos o pudimos ser protagonistas. Un grupo de compañeros de varias instituciones nos hemos dedicado a ella desde hace varias décadas y hemos buscado el apoyo de los medios electrónicos y audiovisuales a nuestro alcance para salvar ese periodo que transcurre desde que aportamos una novedad hasta que llega a los libros escolares y al dominio público. Con esa meta algunos especialistas en temas de interés gene- ral nos reunimos periódicamente y hemos seleccionado cuestiones que discutimos ante las cámaras en esas Tertulias de historiadores, donde transmitimos nuestras opiniones y que ya pueden seguirse en las redes sociales.1 Entre nuestras expectativas está la de hacer comprensibles los métodos que utilizamos y las características de las fuentes que analizamos. En la colección La aventura de la vida cotidiana, los libros de temas y épocas diversas coinciden en mostrar casos apasionantes de nuestra historia2 y los caminos por los que transi- tamos para conocerlos y para destacar su significado como representativos de su época y de la visión de la sociedad y del mundo que imperaba en el pasado. En estos relatos, retratamos el punto de vista de la gente común, siempre “basados en hechos reales”.

1 Pueden buscarlas en la página de El Colegio de México en YouTube, Twitter o Facebook. 2 Los títulos que aparecerán en las próximas semanas son: Un caso criminal de la justicia eclesiástica, Un divorcio secreto en la revolución mexicana: ¡Todo por una jarocha! y Antonio Vanegas Arroyo, un hombre, una imprenta y una época (1880-1901).

294 Ciencia y excelencia en población indígena que merece apoyo

Dr. Enrique Galindo Fentanes 13 de septiembre

n Cuentepec, Morelos —a 50 km de Cuernavaca—, se habla predo- minantemente náhuatl. En este poblado indígena, de cerca de 4 mil habitantes y de muy escasos recursos, han sucedido cosas extraor- dinarias.1 Hace 15 años se creó, por parte del Colegio de Bachi- lleres del Estado de Morelos, un módulo de educación a distancia (EMSAD) para atender la necesidad de educación media superior en la localidad. Los profesores de la escuela tuvieron que hacer una Ecampaña especial para que los padres enviaran a sus hijos a cursar el bachillerato. Se tuvo que contratar a un intérprete que hablara náhuatl, pues no todos los adultos de Cuentepec hablan español. No fue fácil convencer a las madres de familia para que sus hijos, al terminar la secundaria, continuaran sus estudios hasta el bachillerato. Por el nivel de marginación y las escasas opciones de empleo en la localidad, las ex- pectativas de las jóvenes no iban más allá de trabajar como empleadas domésticas o bien embarazarse de forma muy temprana. Para los hombres, fuera de los pocos trabajos disponibles en el campo, irse “de mojados” era la opción más atractiva. Como la modalidad “a distancia” no resultó ser la ideal para la población, los maestros, coordinados por el ingeniero Noé Rafael Pérez, decidieron hacerla presen- cial. Tuvieron que convencer a las autoridades de la telesecundaria del pueblo de que les prestaran, por las tardes, sus instalaciones. Esta “escuela sin escuela” es, paradójica- mente, una verdadera escuela, en el sentido más amplio de la palabra. La profesora Angélica Ocampo, quien imparte Ciencias Naturales en la escue- la de Cuentepec, llevó a un grupo de estudiantes al Congreso CUAM-ACMor en el 2013. En este congreso,2 organizado en Morelos desde hace 28 años, los estudiantes de primaria, secundaria y bachillerato presentan resultados de proyectos de inves- tigación llevados a cabo en sus escuelas, a veces, apoyados por algún investigador. La profesora Ocampo logró convencer a 27 de sus alumnos de que participaran en el congreso del siguiente año. Los nueve proyectos que los estudiantes presentaron

295 Ciencia y excelencia en población indígena que merece apoyo

en el 2014 abordaron temas relacionados con su entorno y su comunidad. Cuatro de ellos estuvieron relacionados con plantas medicinales que se usan en el poblado. El resultado fue que dos de los proyectos fueron finalistas y uno de ellos logró una mención honorífica. Algo extraordinario, considerando que era la primera vez que la escuela participaba en un congreso de investigación para estudiantes y que no cuenta con laboratorios ni instalaciones propias. Un estudiante, Juan Francisco Sarmina, finalista en el congreso del 2014 con un trabajo sobre la planta medicinal conocida como chichilej, continuó su pro- yecto, ahora con el apoyo de investigadores, y presentó una versión más elaborada en el congreso del siguiente año. Demostró que algunas de las fracciones solubles de los extractos de la planta tienen poder analgésico, lo que es una prueba cien- tífica del uso empírico que se le da en Cuentepec a la planta “para el piquete de alacrán” (aunque solo sirve para calmar el dolor del piquete, no para resolver la intoxicación del veneno). Sarmina logró, además del primer lugar en su categoría, el primer lugar absoluto del congreso, lo que le dio el derecho a participar en un evento para jóvenes a nivel internacional.3 Gracias al apoyo de la ACMor, de MILSET y de donativos anónimos, fue posible reunir los recursos para financiar pasaportes, inscripción, boletos de avión y viáticos para que el estudiante y su maestra asistieran al XII Encuentro Internacional de Semilleros de Investigación, en Cali, Colom- bia, en octubre del 2015. Este hecho recibió importantes menciones en la prensa local de Morelos, incluyendo la felicitación personal del gobernador del estado. Sin embargo, lo que no se especificó en la prensa es que Juan viene de una escuela sin instalaciones. Finalmente, el joven recibió, en mayo del 2017, el Premio Esta- tal de la Juventud, en la categoría de logros académicos. Ese mismo año, 30 estudiantes, asesorados de nuevo por la profesora Ocampo, presentaron ocho trabajos en la edición número 28 del Congreso CUAM- ACMor.4 Dos de los trabajos resultaron finalistas y uno de ellos logró una mención honorí- fica. Este último consistió en capturar peces de agua dulce de dos sitios lacustres cercanos al pueblo de Cuentepec para saber si los peces tenían parásitos. Usando un microscopio estereoscópico, disectaron los organismos y analizaron el conte- nido en sus respectivos intestinos. Descubrieron que, en uno de los lugares ana- lizados, hasta el 70 por ciento de los peces tenían parásitos que también pueden parasitar a los humanos. Claramente, contribuyeron con información científica para alertar a pobladores y autoridades sobre el riesgo de comer los pescados de esa localidad. Se podría pensar que el procedimiento de disección se llevó a cabo en un laboratorio. Pero no fue el caso. La escuela solo cuenta con un “módulo de ciencias”, algo similar a un carrito de salchichas, que les proporcionó reciente-

296 Enrique Galindo Fentanes • 13 de septiembre

mente el Cobaem, con material de vidrio y un microscopio básico. El carrito se “aloja” en la sala de cómputo de la telesecundaria donde se les permite trabajar. Desde hace varios años, la escuela ha hecho reiteradas solicitudes a las autorida- des educativas en todos los niveles para la construcción de instalaciones propias. En la ceremonia del Premio Nacional de Ciencias y Artes 2015, le entregué en mano una solicitud al Secretario de Educación Pública. Sin embargo, y a pesar de que la comunidad les cedió un terreno para la construcción, a la fecha ninguna autoridad ha respondido en ningún sentido. Este entusiasta grupo de estudiantes y sus siete maestros, que atienden a 140 alumnos, son motivo de orgullo no solo para Morelos, sino para el país. Una escue- la “sin escuela” ha demostrado lo que se puede hacer con talento y tenacidad. Han logrado mucho más que escuelas bien equipadas, con más maestros y, en general, más oportunidades. Nosotros, como sociedad, estamos en deuda con esta escuela. Sin duda, los premios le han dado cierta visibilidad, pero el trabajo cotidiano de los maestros y alumnos del EMSAD 02 del Cobaem en Cuentepec, en las instalacio- nes que les prestan de 15:30 a 19:20 horas para trabajar es lo que más sobresale de esta comunidad escolar de Morelos. ¿Cuántos premios se necesitarán para conven- cer a los encargados de construir esta escuela? Hay quienes logran más bloqueando una carretera. La escuela de Cuentepec es un claro ejemplo de que las comunidades y no los edificios son lo que construye, a través de la educación, el futuro de la sociedad, de persona a persona, de maestros a alumnos, día con día, lenta, pero constantemente, como las plantas —que ellos sí ven crecer porque viven en el campo—. Los estu- diantes y maestros del EMSAD 02 de Cuentepec son la prueba de lo que el talento, el entusiasmo, el trabajo duro y la perseverancia pueden hacer en situaciones de limitaciones extremas. Merecen tener instalaciones propias y dignas, ya está más que demostrado que serían bien utilizadas. Un edificio seguramente no cambiará su tenacidad ni entusiasmo, simplemente le hace justicia a estas cosas extraordi- narias que suceden en el México rural. 1 Enrique Galindo Fentanes, et al. “Algo extraordinario está ocurriendo en Cuentepec”, La Unión de Morelos, 30 de abril de 2014, p. 27. 2 Carmen Báez. “La ciencia se hace presente en niños y jóvenes de Morelos”, en Página 3, 3 de mayo de 2017 [En línea]: ‹https://pagina3.mx/2017/05/la-ciencia-se-hace-presente-en- ninos-y-jovenes-de-morelos› [Consulta: 20 de enero de 2021]. 3 Enrique Galindo Fentanes. “Graduación de bachilleres en la comunidad indígena de Cuen- tepec: logran importante premio de ciencias...y no tienen instalaciones”, en La Unión de Morelos, 15 de julio de 2015, p. 14. 4 Enrique Galindo Fentanes. “Ciencia y persistencia desde la población indígena de Cuente- pec”, en La Unión de Morelos, 7 de agosto de 2017, pp. 32-33.

297 Compuertas abiertas: que fluya la investigación al sector productivo mexicano

Dr. Adolfo Guzmán Arenas 20 de septiembre

omo en el mundo, un investigador que labora en México en una institución del sector público hace descubrimientos, in- ventos, mejoras e innovaciones que hacen avanzar la ciencia y disminuir la ignorancia. Estas aportaciones se publican en revistas técnicas en inglés, de modo que sus logros se difun- den en muchos países y dejan huella en la ciencia a través del tiempo, quizá durante cien años. Pero ¿qué beneficio obtuvo CMéxico de esto, aquí y ahora? Si su contribución a la ciencia o la tecnología es de naturaleza aplicada, tiene sentido que se le busque uso en nuestro país, en nuestro sector productivo, en nuestras instituciones, en nuestra sociedad, pronto (antes de que alguien nos gane la carrera) y bien. Para mejorar nuestros productos, nues- tros procesos, medicinas, aplicaciones informáticas, nuestra forma de construir, producir, comunicar o consumir. La investigación de naturaleza aplicada fluye hacia el sector productivo, go- bierno y ONG sobre todo de tres maneras: 1) a través de los proyectos o convenios que la universidad o centro de investigación lleva a cabo con otros entes y usual- mente contienen esa innovación o aportación; 2) a través de labores de consultoría o asesoría en las que el investigador colabora con una empresa o ente externo a su

298 Adolfo Guzmán Arenas • 20 de septiembre

centro de investigación para mejorar determinado aspecto o resolver cierto pro- blema de importancia para tal ente; 3) el investigador, junto con otras personas dentro y fuera de su institución, forma una nueva empresa de base tecnológica, en la que participa activamente, sin dejar su centro de investigación o universi- dad. También esta investigación aplicada fluye en forma indirecta a través de los egresados que el investigador ayuda a formar; esta podría ser una cuarta manera de transferir la tecnología concebida. Sobre la tercera forma, ha habido avances importantes, “se han abierto las compuertas”. El decreto presidencial del 8 de diciembre de 2015 reforma diversas disposiciones de la Ley de Ciencia y Tecnología y de la Ley Federal de Responsa- bilidades Administrativas de los Servidores Públicos. Destaco algunas: • Las instituciones de educación, los centros públicos de investigación y las entidades de la administración pública que realicen actividades de inves- tigación científica, desarrollo tecnológico e innovación podrán crear uni- dades de vinculación y transferencia de conocimiento donde se incorpora- rán los desarrollos tecnológicos e innovaciones realizadas en los mismos, así como del personal de dichas instituciones de educación, centros y entidades. (Nueva forma del artículo 40bis de la Ley de Ciencia y Tecnología) • Se les pide o instruye a las instituciones de educación, los centros públicos de investigación y las entidades de la administración pública que realicen acti- vidades de investigación científica, desarrollo tecnológico e innovación que promuevan y fomenten la formación de asociaciones estratégicas, alianzas tecnológicas, consorcios, unidades de vinculación y transferencia de cono- cimiento, nuevas empresas privadas de base tecnológica y redes regionales de innovación. (Nueva forma del artículo 51 de la ley citada). [Y que en es- tas alianzas con los sectores público y privado] se incorporen los desarrollos tecnológicos e innovaciones realizadas en dichas instituciones de educación, centros y entidades, así como de los investigadores, académicos y personal especializado adscritos a la institución, centro o entidad, que participen en la parte sustantiva del proyecto. • En estas asociaciones, alianzas, consorcios y nuevas empresas privadas, la universidad o centro de investigación podrá participar con capital social, inclusive si la empresa o alianza da origen a una nueva entidad jurídica. El personal de la institución, centro o entidad que participe no incurrirá en conflicto de intereses por participar. (Nueva forma del artículo 51 de la ley citada). A los funcionarios públicos que no sean investigadores se les prohíbe explícitamente que hagan negocio con el resultado de su trabajo. No así a los

299 Compuertas abiertas: que fluya la investigación...

investigadores, pues se fomenta su participación para aprovechar al máximo el producto de su trabajo, para beneficio tanto del investigador como de su institución, en un marco de transparencia y legalidad. • Los investigadores que participen podrán recibir compensaciones comple- mentarias por concepto de regalías y por su participación en el proyecto. Sobre los derechos de propiedad intelectual e industrial de las instituciones, se permite otorgar a los investigadores, académicos y personal especializado que los haya generado hasta un 70 por ciento de las regalías que se generen. (Nueva forma del artículo 51 de la ley citada). Esto es para promover la co- mercialización y uso activo de las aportaciones y patentes obtenidas. • Los investigadores podrán realizar actividades de vinculación con los sectores público, privado y social, y recibir beneficios. (Nueva forma de la fracción XII del artículo 8 de la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos). [Entre estas actividades está] la participación de investi- gación científica y desarrollo tecnológico con terceros; transferencia de cono- cimiento; licenciamientos; participación como socios accionistas de empresas privadas de base tecnológica o como colaboradores o beneficiarios en activida- des con fines de lucro derivadas de cualquier figura de propiedad intelectual perteneciente a la propia institución, centro o entidad, según corresponda.

El decreto da amplias oportunidades a los investigadores que realizan activida- des de investigación científica, desarrollo tecnológico e innovación, dentro de las limitaciones razonables que el mismo decreto señala. El decreto faculta o instruye a las instituciones públicas de investigación a que emitan lineamientos cubriendo los puntos anteriores, dentro de los 180 días si- guientes a su publicación. Ya se venció el plazo. Pocas instituciones lo han hecho y en algunas de las poquísimas que acataron el mandato los reglamentos son más restrictivos e inhibitorios que los que estaban (o se aplicaban) antes. Los depar- tamentos legales de tales universidades o centros emitieron lineamientos y regla- mentos que restringen, limitan y atienden solamente los aspectos legales, para evitar problemas de responsabilidades administrativas. El espíritu de fomento del decreto se quedó sin atender. No se consultó a los investigadores (o se ignoró su opinión), cuando el decreto pretende impulsar la transferencia de sus aportacio- nes al sector productivo y comercial. Es mi esperanza que los nuevos reglamentos que las instituciones omisas expi- dan atiendan el espíritu de la reforma y permitan la transferencia de la investiga- ción, la tecnología recién descubierta y las innovaciones, que buena falta le hacen a nuestro país.

300 Del Instituto de Cardiología a la antigua Escuela de Medicina

Dr. Gerardo Gamba Ayala 27 de septiembre

o sé si la jerarquía con que tomábamos decisiones hace al- gunas décadas era mejor que ahora, pero ciertamente era más romántica. La decisión de casarse o tener un hijo estaba por encima de cualquier otra y no te detenías a pensar en las consecuencias que eso tendría en tu, de por sí, precaria eco- nomía. Te dabas cuenta, por supuesto, cuando ya no había vuelta atrás, pero la vida en pareja o las sonrisas del peque- Nño eran suficientes para que te sintieras satisfecho. Así, cuando era estudiante de Medicina, se me apareció un ángel que cayó del cielo y se me metió en la cabeza la idea de casarme con ella al terminar el cuarto año, justo antes de iniciar el interna- do de pregrado. A 35 años de distancia puedo decir que la decisión fue acertada. Dos hijos, un matrimonio estable y varias décadas de reírnos juntos los cuatro. Para casarse había que conseguir recursos y qué mejor que trabajar en el Institu- to Nacional de Cardiología Ignacio Chávez, que en ese entonces abría sus puertas a estudiantes de Medicina que quisieran trabajar como enfermeros, particularmen- te en los turnos de la noche. Además de ofrecer buena remuneración, lo veíamos como una oportunidad excelente para practicar la medicina. Así fue como trabajé por un año, con guardias los martes, viernes y domingos, en el piso dedicado a los enfermos renales. Fue una experiencia inolvidable. Los viernes era el día del trasplante renal. Durante la noche, me tocaba cuidar al paciente sometido a este procedimiento. Como el enfermo había estado mucho tiempo sin función renal, sustituida parcialmente por diálisis, al momento de po- nerle un riñón nuevo desarrollaba una profusa diuresis que me obligaba a cuantifi- car la orina cada hora y reponer el volumen en forma adecuada por vía intravenosa para evitar una posible deshidratación. Al mismo tiempo, varios de los enfermos internados en las otras camas estaban bajo tratamiento con diálisis peritoneal,

301 Del Instituto de Cardiología a la antigua Escuela de Medicina

por lo que en el transcurso de la guardia debía de hacer los cambios necesarios de líquido. Salía de la guardia cansado, pero con la satisfacción de haber contribuido. Durante el día, había que asistir a las clases de pregrado en la clínica que hubie- ra escogido para cada materia: Psiquiatría en el Instituto Nacional de Neurología, Ginecobstetricia en el Hospital de los Venados del IMSS, Infectología en el desapa- recido Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional, por mencionar algunas. La que recuerdo con más emoción es Historia y Filosofía de la Medicina, donde tuve la fortuna de asistir al Palacio de la Escuela de Medicina, en el Centro Histó- rico de la Ciudad de México. Era una ocasión para sentirte Palinuro, el personaje principal de la novela de Fernando del Paso. Estudiábamos en un recinto casi sagra- do por cuyas aulas habían pasado los grandes maestros de la medicina, incluyendo a Ignacio Chávez o Salvador Zubirán, quienes dieron sus nombres a los institutos que tanto admiraba como estudiante y sigo admirando como maestro. La clase era los sábados por la mañana. Así que, además del trasplante renal, la guardia del viernes me gustaba en particular porque al salir hacía el recorrido del Instituto de Cardiología al Palacio de la Escuela de Medicina. Salía de la guardia a las 8 de la mañana y viajaba por la avenida Tlalpan hasta San Antonio Abad. El sol naciente me acompañaba del lado derecho durante el camino mientras escuchaba la sinfonía que en aquel momento me tuviera embelesado. Cuando llegaba a la avenida 20 de noviembre, la magia empezaba. En una ciudad en la que no existían ambulantes, podía admirar todos y cada uno de los edificios del Centro Histórico. Entraba y veía imponente, ahí al fondo, la Catedral Metropolitana, con aquella gigante bandera nacional en el centro de la plancha del Zócalo. Al doblar a la de- recha, al final de 20 de noviembre, tenía la Suprema Corte de Justicia, seguida del Palacio Nacional y, luego, la Catedral. Del otro lado, el edificio de gobierno y el gran Hotel de la Ciudad de México. Al doblar la Catedral, comenzaba el final del recorrido por la calle de República de Brasil y tres cuadras después estaba en la plaza de Santo Domingo, en donde podía admirar la Secretaría de Salud Pública de un lado, el Templo de Santo Domingo del otro y, en medio, el antiguo Palacio de la Escuela de Medicina. Por si el paseo no había sido suficiente, cruzabas la gran puerta de madera del recinto universitario y te transportabas a otra época. La veías casi en blanco y negro. Podías sentir todas esas almas que pasaron por ahí recibiendo primero y contribu- yendo después a la grandeza de nuestra Facultad de Medicina. Subías la escalinata principal en la que te detenías unos segundos para admirar de nuevo la espléndida estatua de San Lucas. Pasabas por los antiguos salones con la emoción de pensar en todos los que estuvieron sentados ahí alguna vez. Pensabas: “¿Aquí se habrá sentado el maestro Zubirán?”.

302 Gerardo Gamba Ayala • 27 de septiembre

La Historia de la Medicina de Pedro Laín Entralgo era una referencia obliga- da. Qué encantadora sensación daba saber que estabas sentado aprendiendo la fascinante historia de tu profesión en el mismo sitio en el que se construyó esta disciplina en México durante tantos años.

303 Reflexiones sobre la medicina traslacional

Dr. Gerardo Gamba Ayala 11 de octubre

lexandre Yersin en 1894 descubrió el bacilo de la peste bubó- nica y utilizó caldos de este para generar un suero terapéutico y una vacuna, iniciando lo que años después sería la erradicación de una de las plagas más temidas en la historia de la humani- dad. Aunque vivió hasta 1943, nunca recibió el Premio Nobel de Medicina y Fisiología porque sus descubrimientos fueron realizados antes de que dicho reconocimiento existiera. AYersin hizo un descubrimiento en el laboratorio que utilizó para desarrollar un tratamiento y una medida preventiva para una enfermedad. A eso se refiere la medi- cina traslacional: a llevar los descubrimientos del laboratorio a la cama del paciente, como lo que logró Yersin y lo que han venido haciendo los médicos científicos a lo largo de decenas de años. Sin embargo, en años recientes se acuñó el término de medicina traslacional, dando la falsa idea de que se trata de una disciplina novedosa. Lo mismo ocurrió cuando apareció el término medicina basada en la evidencia. La medicina siempre ha estado basada en la evidencia. Lo que ha cambiado con el tiempo es la cantidad de evidencia que se tiene. La insulina fue descubierta por Bent y Banting, y aislada del páncreas por Banting y Macleod en 1921. Se administró en forma clínica por primera vez en 1922 a una niña de 14 años llamada Elizabeth Hughes, que, en vez de haber muerto por diabetes tipo I, como ocurría en esa época, vivió con diabetes hasta los 73 años de edad. Falleció en 1981. La penicilina pasó de ser una serendipia del laboratorio de Fleming en 1928 a una realidad clínica en 1940, con lo que inició la era de los antibióticos, que cam- biaron la historia natural de decenas de enfermedades antes consideradas como mortales. La observación en 1953 por Erslev de que el plasma de los conejos a los que se les indujo anemia inducía la producción de glóbulos rojos en conejos sanos condujo al descubrimiento de la eritropoyetina, convertida en un tratamiento

304 Gerardo Gamba Ayala • 11 de octubre

real para la anemia de pacientes con enfermedad renal crónica a principios de la década de los noventa. Como se puede leer entre líneas, la diferencia entre estos tres ejemplos, y muchos más, es el tiempo que transcurre entre un descubrimiento que pasa en el laboratorio hasta la clínica. La insulina tardó un año en llegar a la clínica porque fue fácil aislarla. La peni- cilina se tardó una década porque era muy inestable y difícil de producir, así que hubo de esperar hasta 1940, cuando Chain y Florey (Premios Nobel de Medicina en 1945 junto con Fleming) resolvieron el problema técnico para generarla. A la eritropoyetina le llevó más años, hasta que se desarrolló la metodología que permitió identificar y clonar el gen que codifica para esta hormona, así como la tecnología para producir la proteína recombinante en sistemas biotecnológicos. El retraso en el paso del laboratorio a la clínica no siempre es por un problema técnico. Es posible que el investigador no sepa que su descubrimiento puede ser usado en la clínica, porque no conoce esta parte de la medicina, o bien, aunque el investigador conoce el efecto que sus observaciones podrían tener en un pa- decimiento en particular, no tiene acceso a los recursos económicos, procesos industriales y estrategias legales para llevarlas a la clínica. Además, necesita de la colaboración de quienes están en la trinchera de la asistencia. El concepto moderno de medicina traslacional no debe verse como el hecho de llevar el hallazgo del laboratorio a la clínica, sino como la implementación de estra- tegias para tener la maquinaria que permita que los descubrimientos de laboratorio puedan encaminarse hacia la clínica. Primero, se necesita un cambio de mentalidad. La innovación tiene como objetivo y consecuencia la ganancia económica, por lo que las partes involucradas deben tener este aliciente. Si la institución no permite al investigador recibir regalías por su hallazgo, la innovación seguirá quedando en el terreno de las ideas. Segundo, la institución debe tener un sistema para detectar descubrimientos con potencial de innovación y la oficina de patentes al servicio de quienes serán dueños de la invención. Si el investigador es quien tiene que recorrer ese camino por sí solo, la innovación seguirá quedando en el terreno de las ideas. Tercero, tener acceso a capital de riesgo suficiente y con rapidez para impulsar aque- llos proyectos más prometedores, sabiendo que un porcentaje de ellos fracasará en el camino, pero con la convicción de que con uno que funcione, el retorno compen- sará lo invertido previamente. Si el investigador no tiene acceso a capital de riesgo, la innovación no podrá realizarse. Dejo al final el concepto a mi juicio más importante para la medicina traslacio- nal. No podemos hacer medicina traslacional con un descubrimiento o invención de la que no somos dueños. Para cuando nos enteramos de un descubrimien- to hecho en otra institución, seguramente este ya está patentado y en camino de

305 Reflexiones sobre la medicina traslacional

traslación, de hecho, la mejor forma de estar actualizado en lo más novedoso de la ciencia médica no es buscarlo en el PubMed (página del NIH con el Index me- dicus electrónico), sino en las bases de datos de patentes. Si queremos desarrollar medicina traslacional, tenemos que hacer primero nuestras propias invenciones o descubrimientos, patentarlos y luego recorrer el largo y sinuoso camino de la traslación. En nuestro país, es poco el recurso para hacer ciencia básica y casi todo viene del gobierno, los empresarios prácticamente no invierten en este rubro. Si no se apoya el desarrollo de la ciencia básica, no vamos a tener en qué ocupar la maqui- naria para hacer medicina traslacional.

306 El cerdo pelón mexicano: un modelo pecuario para enfrentar el cambio climático

Dr. Alfonso Larqué Saavedra, Dr. Luis Sarmiento Franco y Dr. Raúl Godoy Montañez 18 de octubre

l cambio climático continúa siendo el tema central de revisiones, aunque esta vez ya no únicamente en centros de investigación, uni- versidades o academias, donde se empezó a plantear la existencia de dicho cambio como producto de numerosas evidencias, sino que ha cobrado gran importancia al grado de que las Naciones Unidas convocaron a la conferencia internacional cop21-cmp11 en París en el 2015. EHa quedado plenamente establecido que hay que ponerle atención al cambio cli- mático, porque es un tema de seguridad para la sobrevivencia de la especie humana. De esta conferencia mundial de las partes se derivaron toda una serie de acuerdos que los países pactaron y deberán implementar, ya que en gran medida se aceptó que dicho fenómeno es producto de las actividades humanas. A raíz de la aceptación de estar inmersos en el proceso de deterioro ambiental más grande en la historia del planeta, en los centros de investigación se han estable- cido proyectos para identificar especies de los diferentes reinos que sean indicado- ras del cambio climático o lo suficientemente plásticas para soportar los cambios bióticos y abióticos que se avecinan o están en proceso. La plasticidad viene a ser el concepto clave que se refiere, en términos generales, a la capacidad de un organismo

307 El cerdo pelón mexicano: un modelo pecuario...

de adaptarse a las alteraciones y modificaciones del ambiente u otras presiones bió- ticas, como plagas y enfermedades. Hemos señalado previamente que, si los mexicanos deseáramos enfrentar dicha amenaza climática, deberíamos sugerir alternativas locales y hacerlo a la brevedad. Es en este tenor que en la presente nota proponemos considerar dentro del sector pecuario al cerdo pelón mexicano como un caso de excepción valioso para enfren- tar el cambio climático. Al igual que las plantas, los animales poseen diferentes grados de plasticidad que se pueden expresar de diversas maneras como respuesta adaptativa a los cambios en el ambiente. En el caso de los animales domésticos o pecuarios, mientras menos se- leccionados o mejorados genéticamente estén, mejor será su respuesta adaptativa, ya que su variación genotípica individual será mayor. El mejoramiento, inducido por el hombre en su afán de hacerlos más productivos, ha dado preferencia a aque- llos genes que les confieren una mayor capacidad productiva por sobre aquellos que les permiten adaptarse a los cambios ambientales. Tal es el caso en la actualidad de las líneas o razas mejoradas de prácticamente todos los animales domésticos, que si bien han logrado un avance significativo en su capacidad de producir carne, leche o huevos, han conducido a la pérdida de la plasticidad o capacidad de adaptación ante efectos del ambiente, ya sea bióticos o abióticos (amenazas de infección por virus, bacterias, parásitos; cambios climáticos). Aunado a esto, la mayor cantidad de ali- mentos de origen animal en el mundo es obtenida a partir de una minoría de razas de animales y, en consecuencia, se realizan altas inversiones en insumos (cereales y granos) y alojamientos artificiales. El cerdo pelón fue traído a México por los españoles hace aproximadamente 500 años y desde entonces, por fortuna, ha sido poco modificado o mejorado genética- mente por el hombre, a diferencia de otras especies de mamíferos domésticos, e in- cluso congéneres del cerdo pelón, en donde el mejoramiento genético ha sido muy notable. De este modo, el cerdo pelón posee una variación genética que le confiere un amplio potencial de adaptación a una diversidad de condiciones ambientales adversas, la cual está dada por mecanismos fisiológicos, ya sea para adaptarse al am- biente físico (temperatura, humedad), a las amenazas infecciosas (bacterias, virus o parásitos) o para la satisfacción de sus necesidades alimenticias. Al ser un animal de lento crecimiento, sus requerimientos de nutrientes son más bajos en comparación con las razas de cerdo comercial; esto le permite consumir alimentos altos en fibra y bajos en proteína y energía. Incluso el consumo de metabolitos secundarios de las plantas, que en cerdos comerciales puede reducir la digestión o alterar el aprovecha- miento del alimento, en el cerdo pelón es menos agresivo.

308 Alfonso Larqué, Luis Sarmiento y Raúl Godoy • 18 de octubre

En Yucatán, dentro de las jornadas de innovación el pasado mes de julio en el Parque Científico Tecnológico, fue organizada una reunión específica sobre este cerdo mexicano. En ella participaron académicos y pequeños productores, quienes han mantenido al cerdo pelón a través de los años, y se enfatizó la impor- tancia de rescatar este animal para fines pecuarios. Las experiencias de varios años demuestran que este cerdo puede ciertamente ser una opción por probar en el trópico mexicano. Su rusticidad ha demostrado ser una gran ventaja, además de que puede ser catalogado como un producto orgánico pecuario, calificativo que en este momento es de particular importancia para gas- trónomos y nutriólogos. Fuera de la agenda programada de la reunión, se sumó una experiencia que po- dríamos llamar “de libre pastoreo” en plantaciones de árboles de ramón (Brosi- mum alicastrum). En la visita al ensayo demostrativo en un rancho de la localidad, se pudo constatar cómo los frutos y las semillas del ramón que caen al suelo son directamente consumidos por el cerdo pelón, lo que reproduce en cierta forma el sistema pecuario español del cerdo ibérico, los cuales consumen bellotas de las plantaciones de árboles de encinos. El binomio cerdo pelón-árboles de ramón es una opción sustentable en gran medida, porque se ha demostrado que las semillas de dicho árbol poseen un alto valor nutritivo de más del 12 por ciento de proteína, además de que sus hojas son altamente palatables para el cerdo. La opción de desarrollar un sistema de libre pastoreo del cerdo pelón mexicano es una visión alterna de economía rural que debe ponerse a prueba. Lo anterior debido a los altos costos de producción de los sistemas intensivos vigentes en los que, entre otros factores, el aporte de granos para los cerdos es cada día más difícil por la dependencia de su importación y la competencia con la alimentación humana, particularmente por el maíz.

309 25.o aniversario de los centros públicos de investigación

Dr. Alfonso Larqué Saavedra 25 de octubre

l pasado 28 de febrero del presente año se cumplieron 25 años del establecimiento de un acto visionario de la mayor trascenden- cia dentro de la historia académica de nuestro país: la genialidad de integrar en un solo nodo centros de investigación, que habían empezado a establecerse a partir de la década de los setenta en di- ferentes partes del territorio, para atender demandas específicas de las regiones o de los estados. Podríamos señalar que este hecho fue Eel inicio de una revolución científica en México que tardó 20 años en concretarse. El ideal no dicho era el de rescatar o retomar los laboratorios naturales para la ciencia y la tecnología en los lugares donde se encontraban, con el fin de im- pulsar la capacidad del país en estos campos, así como promover con urgencia áreas del conocimiento básico y tecnológico, dado que el modelo centralista de atenderlos no había aportado resultados claros de impacto contundente. La creación de estos centros de investigación para descentralizar la ciencia no fue un proyecto del Conacyt, de la SEP o de alguna otra secretaría, tampoco na- ció como el Sistema Nacional de Investigadores. Algunos se crearon como parte de una política del presidente en turno que en sus visitas a los estados o regiones consideraba demandas y opiniones de autoridades locales y como respuesta reco- mendaba la creación de centros de investigación. Es decir, el político empezaba a reconocer que la ciencia era la opción para apoyar el desarrollo. Algunos otros se establecieron por la iniciativa de reconocidos académicos que coincidían en el daño provocado al país por la política de mantener la centralización como modelo de desarrollo y que con el apoyo de los gobiernos estatales iniciaron el complejo esfuerzo de crear centros de investigación que al final recibirían también el apoyo de la federación. La creación y el establecimiento de cada centro recaía entonces en un líder o en unos cuantos académicos que dejaban el confort de la capital del país para impulsar

310 Alfonso Larqué Saavedra • 25 de octubre

el desarrollo de la ciencia en diferentes regiones de México. Los centros creados se identificaron con calificativos precisos, como el nombre del estado donde se esta- blecieron o la actividad sustantiva que desarrollaban, lo que daba certeza de que el país se estaba transformado. La descentralización de la ciencia estaba en camino. Así se creó El Colegio de la Frontera Norte, en Tijuana, que pronto se extendería a los estados fronterizos del norte del país, y el Centro de Investigación Científica y Educación Superior de Ensenada, ambos en Baja California Norte; el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, en Baja California Sur; y el Centro de Investigación Científica de Yucatán, en el otro extremo del país. En las dos penínsulas había movimiento. En tanto, El Colegio de la Frontera Sur apuntalaba la actividad científica en los estados limítrofes del sureste mexicano. Dentro del país, se crearon el Instituto Potosino de Investigación Científica, el Centro de Investigación y Asistencia en Tecnolo- gía y Diseño del estado de Jalisco y El Colegio de Michoacán. Otros centros con vocación específica fueron creados de forma casi simultánea en Saltillo, Queré- taro, Guanajuato, Puebla y Veracruz, y en pocos años se transformó la fotografía de dónde se desarrollaba la ciencia en México. Esos 26 centros iniciadores son los que este año celebran su aniversario de fusión. Ya antes el ejemplo de estos centros era inédito y, por supuesto, exitoso. En 1992, el licenciado Ernesto Zedillo, como secretario de Educación, confió al Conacyt, mediante un comunicado escueto, la creación de una dirección general que integrara a todos en un solo nodo que actualmente se ha definido como sis- tema. Esta acción visionaria no ha terminado de ser entendida. Se creó un nuevo concepto, el de centro público de investigación (CPI), para fomentar la buena ciencia y tecnología en el país. Fue claro que no se trató de fundar un nuevo sistema uni- versitario, realmente se trataba de un frente de innovación de la actividad científica que aún demanda en el futuro cercano consolidación como la contribución más seria del establecimiento de un modelo no creado por decreto. La numeralia o las estadísticas de los logros del ahora Sistema de Centros Conacyt da idea de su capacidad establecida y gracias a sus resultados la sociedad tiene la confianza de que está funcionando bien y efectivamente ha dado respuesta a la demanda del por qué y para qué fue creado. Para cualquiera autoridad del sec- tor estos centros son sin lugar a dudas una garantía de innovación en el campo de la ciencia y su modelo de descentralizar la actividad ha sido tan exitoso que años después otras instituciones académicas de perfil nacional emularon la idea de des- centralizar la ciencia, como ya lo hemos publicado en otras notas. Hay iniciativas de mayor nivel que este sistema ha fomentado y establecido como parte del accionar revolucionario que le dio origen. Considero que deben

311 25.º aniversario de los centros públicos de investigación

señalarse por su trascendencia y porque no han sido valoradas en toda su mag- nitud por el sector gubernamental y social de nuestro país. Mencionaré tres que a mi juicio son sobresalientes: 1) Los CPI han participado de manera frontal en el establecimiento de los par- ques científicos tecnológicos de nuestro país. No es de sorprenderse enton- ces que estos parques se hayan establecido fuera del centro del país. En la próxima década, seguramente veremos que en ellos se gestarán los cambios en el país relacionados con la economía del conocimiento. 2) Los CPI han innovado la forma de vincularse con el sector social y producti- vo del país. Esto es, han propiciado con grandes esfuerzos que se concrete el principio de transformar la ciencia y la tecnología en bienestar social. Existen numerosos ejemplos de actividades en estos centros que están concretando avances dentro del modelo de la triple hélice. 3) El número total de integrantes de todo el Sistema de Centros Conacyt es muy pequeño cuando se compara con otros sistemas con vocación semejan- te creados por el Estado mexicano. Este “plus” no pondera cuántos son, sino quiénes integran los centros y dan personalidad a su sistema.

Ciertamente el sistema se mantiene dentro de la austera política de invertir lo menos posible de sus recursos financieros en imagenología, tal y como se creó en 1992. Es además fiel a su origen de creación e integración, a su misión de transmitir certeza al sector social y gubernamental acerca de que la ciencia es vital para el futu- ro del país y de coadyuvar a fincar un modelo alternativo de desarrollo. La intención es que se sustituya lo que hasta ahora ha prevalecido: creer que hacer ciencia es solo una imagen de buen gobierno. Estamos seguros de que este sistema de centros, que celebró hace poco su 25.o aniversario en una modesta ceremonia, hará lo posible por ubicarse como el pivo- te del cambio en el país. Por el momento, ya se encuentra operando en 30 estados de la federación, según se informa. Celebremos con ellos este inédito modelo sobrio y eficiente, que se debe apo- yar con el mejor de los presupuestos posibles para su mejora continua y para que pueda seguir brindando a la nación la oportunidad de concretar logros del mejor impacto.

312 Las ondas gravitacionales, una revolución en el universo del conocimiento

Departamento de Comunicación y Difusión Consejo Consultivo de Ciencias 1 de noviembre

ainer Weiss, Barry C. Barish y Kip S. Thorne fueron los científi- cos galardonados con el Premio Nobel de Física 2017. A través del portal oficial de la Academia sueca, el pasado martes 3 de octubre se publicó que el prestigioso premio fue otorgado a es- tos investigadores en reconocimiento a sus significativas contri- buciones al detector LIGO (siglas en inglés del Observatorio de ondas gravitatorias por interferometría láser) y la observación Rde ondas gravitacionales, un proyecto colaborativo con más de mil investigadores que, después de cuatro décadas de trabajo, tuvo éxito. En entrevista con el Consejo Consultivo de Ciencias (CCC), el doctor Octavio Obregón, profesor de la División de Ciencias e Ingenierías del Departamento de Física de la Universidad de Guanajuato y miembro del CCC, explica qué son las ondas gravitacionales, cómo fue posible detectarlas y qué significa este descu- brimiento para el campo de la astrofísica. El doctor Obregón nos cuenta que la existencia de las ondas gravitacionales fue predicha por Albert Einstein hace cien años en su teoría general de la relatividad, la cual postula que el espacio y el tiempo no son factores independientes, sino que conforman un solo elemento denominado espacio-tiempo. Según una explicación más detallada de esta teoría, publicada por el Instituto de Astrofísica de Canarias,

313 Las ondas gravitacionales...

“Einstein supuso que la gravedad está íntimamente relacionada al espacio y al tiem- po. Propuso que el nexo de unión era la geometría: lo que ocurre es que, en presen- cia de una masa, el espacio-tiempo se ‘deforma’, de modo que cualquier otra masa nota ese espacio deformado y se ve obligada a modificar su trayectoria”. De acuerdo con el comunicado de prensa emitido por la página oficial del Pre- mio Nobel, las ondas gravitacionales se generan cuando una masa se acelera, “como cuando un patinador hace piruetas sobre hielo o un par de agujeros negros giran uno alrededor del otro”. El investigador de la Universidad de Guanajuato explica que, al producirse una onda gravitacional, el espacio puede expandirse o comprimirse, sin embargo, estos cambios son 10 mil veces más pequeños que un protón (partícula con carga eléctrica positiva que se encuentra dentro del núcleo de un átomo), por lo que el mismo Einstein estaba convencido de que nunca sería posible medirlos. En el 2015, fueron captadas por primera vez las ondas gravitacionales a través del detector LIGO bajo el proyecto dirigido por los científicos Weiss, Barish y Thorne. Estas ondas surgieron a partir de la colisión de dos agujeros negros de aproxima- damente 30 masas solares hace 1.3 mil millones de años, dando lugar a un solo agujero negro de 62 masas solares. La energía emitida en ondas gravitacionales fue de aproximadamente 3 masas solares, pero ¿cómo fue posible detectarlas? El doctor Obregón nos explica que el detector está diseñado en forma de ele (L). A la intersección entre ambos brazos se le denomina interferómetro; este emite luz hacia los extremos de cada uno de los brazos del detector. Cada bra- zo tiene una longitud de 4 km y sus extremos cuentan con un espejo que tiene la función de rebotar la luz emitida por el interferómetro. Asimismo, el doctor Obregón señala que “si ambos brazos tienen la misma longitud, la luz rebotará de los extremos hacia el centro al mismo tiempo”. Si al producirse las ondas gravitacionales, el espacio se comprime o se expande, la longitud de los brazos del detector se acorta o se alarga, por lo que la interacción de la luz del interferómetro se ve alterada. Es decir, “las ondas gravitacionales inte- ractúan con la materia comprimiendo los objetos en una dirección y estirándolos en la dirección perpendicular. Por lo tanto, los detectores de ondas gravitacionales más modernos con forma de L miden las longitudes relativas de sus brazos por medio de la interferometría, que observa los patrones de interferencia producidos al combi- nar dos fuentes de luz. En estos patrones de luz se percibe el cambio relativo de lon- gitud entre los dos brazos, que a su vez nos informa sobre las ondas gravitacionales”. De acuerdo con el sitio web LIGO Scientific Collaboration, los minúsculos cam- bios en la longitud de los brazos pueden ser causados por diversos factores terres- tres. Las señales terrestres se consideran ruido. “En lenguaje científico, se define el ruido como aquella señal espuria que el detector registra de forma no deseada. Sin

314 Consejo Consultivo de Ciencias • 1 de noviembre

embargo, la altísima sensibilidad del detector LIGO permite medir el cambio en la longitud de sus brazos causado específicamente por ondas gravitacionales”. El doctor Obregón comenta que la ventana que se ha abierto para las obser- vaciones en astrofísica es enorme y seguirá dándonos información valiosa. Una de las más recientes, hecha por el detector LIGO en colaboración con el detector VIRGO en Europa, fue la detección de ondas gravitacionales provenientes de la colisión de dos estrellas de neutrones. Por último, el doctor Obregón reitera que LIGO ha realizado muchas mejoras sobre el diseño del interferómetro para minimizar los efectos en el detector de las señales terrestres y menciona que “la detección de las ondas gravitacionales no so- lamente ofrece una nueva perspectiva para entender el universo y poner a prueba el conocimiento universal en materia de astrofísica, sino también abre un nuevo campo de estudio para la ciencia. Las ondas gravitacionales son una revolución en el universo del conocimiento”.

315 Aplicación informática para atender mejor una contingencia sísmica severa

Dr. Adolfo Guzmán Arenas 8 de noviembre

na vez que un sismo de gran magnitud ha ocurrido en una ciudad extensa, se deben enviar buena cantidad de servicios auxiliares —rescatistas, paramédicos, ingenieros dictamina- dores, grúas, trascabos, taladros neumáticos, etcétera— a los sitios dañados y realizar acciones urgentes —trasladar heri- dos, abrir refugios temporales, abrir depósitos extra para fa- llecidos y mucho más— y coordinadas, porque los primeros Utres días de atención son vitales para el rescate de atrapados. Para esto, en el Cen- tro de Investigación en Computación (CIC) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), durante 2012 y 2013, construimos y terminamos el Sistema Informático RieSis (riesgo sísmico) que ayuda al manejo integral del desastre. El sistema contiene en sus bases de datos, de manera anticipada a la contingencia sísmica, las listas de voluntarios (domicilio, correo, teléfono, teléfono móvil, clave Skype, etcétera) y su “especialidad” (rescatista, paramédico, maneja taladros neu- máticos, tiene destreza en el marro y el cincel) y de otro personal requerido en la contingencia, así como equipo, vehículos, transporte y maquinaria pesada y ligera que podrá ser utilizada. También incluye la ubicación y la capacidad de los refugios temporales que podrán ser habilitados, así como de los hospitales. Esta información

316 Adolfo Guzmán Arenas • 8 de noviembre

debe proveerse a RieSis (y actualizarse periódicamente) por las autoridades respon- sables en materia de protección civil. Con el sistema es posible estructurar las múltiples comunicaciones que deberán establecerse para brindar información veraz y oportuna al alcalde de la ciudad, al responsable de protección civil y en general a las autoridades encargadas de atender los múltiples aspectos del siniestro. RieSis usa internet y comunicación por texto (mensajes cortos escritos en una laptop o en un celular), pero se apoya en otras co- municaciones de uso común (radio, WhatsApp) durante una emergencia. Usando la pantalla de RieSis, el público en general puede informar por e-mail o SMS sobre un sitio dañado, marcando su localización en un mapa y, opcional- mente, enviando una fotografía tomada con celular o tableta. Durante la aten- ción a la contingencia, el público puede añadir más comentarios o fotografías. Tan pronto se conoce la ubicación de un sitio dañado, el sistema envía de forma automática un número razonable de rescatistas (voluntarios en su mayoría), un coor- dinador de sitio (que se encargará de manejar y atender el desastre en ese punto) y un ingeniero dictaminador (que dirá si el inmueble es habitable o no), entre otros. RieSis registra y da a conocer, en tiempo real, las zonas e inmuebles afectados (en mapas de Google), números de damnificados, heridos, fallecidos y desaparecidos, necesidades de recursos humanos y materiales, instalaciones hospitalarias, refugios temporales, equipos y herramientas de construcción (o demolición). A los voluntarios que concurren espontáneamente al sitio a prestar ayuda, a los que RieSis envía al sitio dañado, a los heridos que salen por su propio pie, a los damnificados ilesos, pero sin hogar, y a las personas rescatadas del sitio se les coloca un brazalete con código de barras, se les pregunta su nombre y se les toma una fotografía con celular o laptop. Esa información se sube a internet para saber, en especial familiares y amigos, su ubicación y estado. El sistema también registra el movimiento de personal especializado y personal operativo. Usando RieSis, el coordinador de sitio solicita ayuda (más personal, más para- médicos) y recursos adicionales (palas, cortadores de acetileno, plantas de luz de emergencia, etcétera) al Centro de Control (un C4, por ejemplo). En este centro, las solicitudes de cada sitio se muestran en tiempo real para que las autoridades encargadas de suministrar lo solicitado atiendan las peticiones. Podemos decir que RieSis sabe qué recursos (personal, equipo y maquinaria) están en cada sitio. Muestra en todo tiempo, en mapas visibles desde internet, los sitios dañados, las víctimas halladas hasta ese momento en cada sitio y, en general, el progreso de la atención a la emergencia en ese lugar, mediante una bitácora del mismo, accesible a cualquier persona.

317 Aplicación informática para atender mejor una contingencia sísmica severa

Para cada autoridad responsable de atender un aspecto relevante, muestra las peticiones de ayuda solicitadas, atendidas y pendientes; los auxilios enviados, or- denados y disponibles. Así, por ejemplo, para la atención a heridos, indica en un mapa dónde se localizan (pulsando el ratón sobre un sitio particular se ven los detalles), las ambulancias disponibles y su ubicación. Además, señala el cupo y so- brecupo de cada hospital involucrado. Esto les permite a las autoridades respon- sables dirigir eficazmente el suministro de ayuda hacia el sitio que la requiere, en función de la cercanía del recurso (ambulancia o grúa) a la ubicación solicitante. Cuando un damnificado se traslada del sitio donde fue encontrado a otro lugar (la casa de un familiar, un refugio temporal, un hospital, el Semefo o un depósito de cadáveres), RieSis registra tal movimiento y así conoce la localización y condición de cada persona registrada en su base de datos. Para cada víctima, muestra el lugar donde fue encontrada, su estado (damni- ficado, herido, fallecido), ubicación actual (refugio temporal, hospital, etcétera) e incluso fotografías tomadas al momento del rescate. Para esto, proporciona al público un buscador de personas por nombre que permite localizar familiares que quizá estén en desgracia, o parientes que acudieron a ayudar en el desastre. En resumen, el sistema —de software libre— brinda información suficiente para la toma de decisiones. También hace seguimiento a las órdenes emitidas, atendidas o canceladas y de la hora en que ocurren. Asimismo, ordena la información clave para dar a conocer periódicamente la situación real a la población capitalina, del país y el extranjero, y el avance en el desarrollo de la atención al desastre. RieSis utiliza mapas en internet (actualmente de Google, pero pueden ser fácil- mente reemplazados) para indicar la situación en tiempo real de los sitios e inmue- bles dañados, damnificados, heridos, fallecidos, desaparecidos, y la evolución de la atención al desastre y el restablecimiento de la normalidad en la urbe o zona urbana afectada. El sistema de riesgo es particularmente útil en las siguientes etapas: • En la etapa de detección de los sitios dañados, fugas de gas, etcétera. • En la evaluación de las estructuras afectadas, para que el ingeniero visitador evalúe la construcción y reporte su estado al software. También se registran daños en vías de acceso a la ciudad, así como la probabilidad de colapso de edificios dañados y con atrapados. • En el envío de constancias de habitabilidad. • En el rescate y salvamento de damnificados, heridos, personas rescatadas y fallecidos. • En el envío de personas a refugios temporales, hospitales o Semefos.

318 Adolfo Guzmán Arenas • 8 de noviembre

RieSis es de algún uso en las etapas de mantenimiento de la seguridad pública, así como de suministro de vituallas, lonas, medicinas y otros recursos a los damnifica- dos y al personal que atiende la contingencia; también puede apoyar en el restable- cimiento, retiro de escombros y otras maniobras posteriores al evento. El sistema fue elaborado con el apoyo del Gobierno del D. F. (ahora Ciudad de México). El software ya está hecho y entregado. Por eso, el IPN, a través del CIC, lo pone a disposición de las autoridades municipales, estatales y federales, encarga- das de la protección civil y la atención a estos desastres. RieSis es quizá el primer sistema de su tipo en el mundo y puede muy bien ser utilizado en urbes expuestas a terremotos frecuentes y de gran magnitud. Solo se requiere alimentar sus bases de datos con la información necesaria (recursos humanos, transporte, maquinaria, ambulancias...) y tenerlo listo para usarlo. En resumen, debemos estar preparados para un desastre sísmico severo y saber qué hacer, quién debe hacerlo y cuándo. La información sobre los recursos a utilizar debe estar, preferentemente, dentro de una computadora. El uso de la informá- tica a través de un software que apoye las acciones de protección civil y atención a contingencias sísmicas severas será de gran utilidad en medio de la catástrofe posterior a una emergencia.

319 Deforestación y salud humana

Dra. María Valdés Ramírez 15 de noviembre

os desastres ambientales que el país ha sufrido nos deben conducir a que reflexionemos sobre las consecuencias de la ilegal, y también permitida, tala inmoderada de árboles. Dos terceras partes de la superficie de México son montañas, el resto es ondulante. Las montañas sin árboles o plantas que re- tengan el suelo se quedan sin este recurso. Y cuando las montañas se quedan sin árboles y sin suelo, las consecuencias para todos los Lseres vivos son muy graves. Al fenómeno de despojar los árboles de un terreno se le conoce como deforestación. De acuerdo con la FAO (Estudio de las tendencias y perspectivas del sector forestal para América Latina y el Caribe), México ocupa uno de los primeros lugares en tasas de deforestación en el mundo; los rangos de estas tasas fluctúan entre 75 mil hectá- reas y 1.98 millones de hectáreas al año. De acuerdo con la Semarnat, del 2005 al 2010, nuestro país perdió 1 millón 500 mil hectáreas de bosques. No obstante, WWF México y otros autores señalan que las estimaciones de estas pérdidas son muy diferentes dependiendo de la fuente consultada; si son fuentes académicas se pierde una media de 838 mil 500 hectáreas por año y si se trata de fuentes oficiales se pier- de una media de 492 mil 100 hectáreas por año. Además, la WWF también señala que México ha perdido el 50 por ciento de sus bosques y selvas. El Programa Especial de Cambio Climático estima que el 30 por ciento de la re- ducción de emisiones de gas carbónico (CO2) en México puede lograrse evitando la deforestación, la degradación de los bosques y la recuperación de las áreas forestales. La deforestación tiene muchos efectos negativos para el ambiente. Uno de los mayores impactos es la pérdida del hábitat de millones de especies: el 70 por ciento de los animales y plantas que habitan los bosques de la Tierra no pueden sobre- vivir a la deforestación que destruye su medio. Además, la contaminación que la deforestación produce es enorme; de acuerdo con la Declaración de Marburgo,

320 María Valdés Ramírez • 15 de noviembre

Alemania, celebrada en el 2009, la destrucción mundial de bosques tropicales avanza en un promedio de 10 a 15 millones de hectáreas y es la responsable de arrojar a la atmósfera 5 mil millones de toneladas de CO2 al año. Desgraciadamente, en México se acostumbra quemar los terrenos constante- mente para que rebroten los pastos con que se alimenta todo tipo de ganado y con la consecuente liberación a la atmósfera de grandes cantidades de CO2. Con mucha frecuencia, el campesino no controla el fuego y este se extiende no solo quemando el pasto seco, sino también los árboles. Los campesinos, que en nues- tro país están en estado marginal grave, o las personas con “influencias” queman los árboles para darle otro uso al suelo. De acuerdo con el director de salud ambiental del Instituto Nacional de Salud Pública, en el país se generan 20 mil muertes anuales debido a la contaminación del aire y 9 mil 600 de ellas ocurren en la Zona Metropolitana del Valle de México. En la Ciudad de México, hay además otros compuestos formados a partir de orgáni- cos volátiles y de óxidos de nitrógeno contaminantes que están por encima de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Asimismo, de acuerdo con la Coordinación de Salud Pública y Determinantes Ambientales y Sociales de la Salud de la OMS, la contaminación del aire ocupa el noveno lugar dentro de los factores que producen enfermedad y muerte en el país. Aunado a esto, 28 millones de personas siguen expuestas al humo de la leña, otro factor im- portante de polución. La organización menciona también que los contaminantes atmosféricos pueden contribuir al desarrollo de enfermedades pulmonares y del corazón, incluso cáncer de pulmón. Por otro lado, la tala de los bosques tropicales genera las condiciones óptimas para la difusión de las plagas transmitidas por mosquitos, como la malaria y el dengue. Cuando la agricultura sustituye al bosque, la regeneración de la vegeta- ción arbustiva proporciona un entorno mucho más apropiado para los mosquitos portadores. Es decir, la desaparición de bosques conduce al riesgo de epidemias, en especial de aquellas transmitidas por determinados mosquitos. Al iluminar intensa- mente el suelo que antes estaba en penumbra bajo el bosque, la luz solar aumenta la temperatura del agua. Las hojas, que antes elevaban el contenido de taninos en los arroyos y estanques frenando la proliferación de los insectos, desaparecen y con ellas la acidez del agua, que se vuelve más turbia. La deforestación es también un factor coadyuvante del cambio climático. Los suelos de los bosques son húmedos, pero sin la protección de la cubierta arbórea se secan rápidamente. Los árboles ayudan a perpetuar el ciclo hidrológico devol- viendo el vapor de agua a la atmósfera. Sin ellos, muchas selvas y bosques pueden convertirse rápidamente en áridos desiertos de tierra improductiva.

321 Hallazgos recientes en la Gran Pirámide de Egipto

Dr. Arturo Menchaca Rocha 22 de noviembre

stas líneas tienen la intención de explicar al público de La Crónica una noticia extraordinaria del mundo de la ciencia y la cultura: el hallazgo de nuevas cámaras en la Pirámide de Keops, anuncia- do en la revista Nature el 2 de noviembre de 2017. Por cierto, en ese artículo se menciona un experimento similar realizado en la Pirámide del Sol en Teotihuacán y reseñado por este autor en La Crónica del 17 de agosto de 2005. EEn la escuela aprendemos sobre las siete maravillas del mundo antiguo, la primera de las cuales es la más antigua y la única que aún existe: Keops, la Gran Pirámide de Egipto. Construida hace 5 mil 500 años como monumento mortuorio para el faraón que le da su nombre, es la mayor de las tres que dominan la vista de una zona arenosa en la periferia de la ciudad de El Cairo. Las otras dos pirámides se llaman Kefren y Micerino, y fueron construidas por el hijo y por el nieto de Keops, respectivamente. Durante los siguientes 3 mil 800 años, la Gran Pirámide se mantuvo como la edificación más grande construida por el ser humano. Se dice que fue hecha en tan solo 20 años por decenas de miles de obreros, lo que muestra el enorme poder que tenían estos faraones. También se cree que veinte siglos después de su cons- trucción, cuando Herodoto la visitó, la pirámide ya había sido saqueada. Hoy día es posible visitar su interior, constituido por dos cámaras principales (llamadas “del Rey y de la Reina”) unidas por una gran galería ascendente, con casi 10 m de altura. También existe una cámara subterránea que, se dice, pudo haber sido la destinada originalmente a albergar el cuerpo de Keops, quien, sin embargo, habría cambiado de parecer, haciéndose construir la de la parte alta. Excepto por hallazgos menores, en este monumento no se habían hecho grandes descubrimientos hasta ahora. En realidad, durante muchos años, la pirámide de Kefren dominó la atención de los egiptólogos. A esta solo se le conoce una cáma- ra interior, ubicada en la base del monumento, cerca de su eje de simetría, y que

322 Arturo Menchaca Rocha • 22 de noviembre

lleva el nombre de Giovanni Battista Belzoni, su descubridor a principios del si- glo XIX. El marcado contraste con la vecina Keops hizo sospechar durante mucho tiempo que el volumen de la pirámide de Kefren podría contener una estructura interna similar, pero aún no descubierta ni saqueada, es decir, un posible tesoro arqueológico. Tal hipótesis motivó al físico de la Universidad de Berkeley y Premio Nobel en 1968, Luis Álvarez, a realizar un experimento científico no destructivo para explorar el interior de Kefren, mediante un tipo de radiación cósmica secunda- ria conocida como muones atmosféricos. Los muones son partículas elementales inestables de la familia del electrón; los que nos interesan aquí son producidos en la parte alta de la atmósfera (de ahí su nombre) por la radiación cósmica primaria, mayoritariamente protones (núcleos del elemento hidrógeno) de gran energía. Al penetrar en la materia, los muones siguen trayectorias que difieren poco de una línea recta. Sin embargo, su flujo sufre una atenuación que se puede relacionar fácil- mente con el espesor de la materia que atraviesan. Por lo tanto, quien se pasea por el túnel de una mina con un detector de muones puede sospechar que encima suyo hay huecos cuando el conteo de su instrumento aumenta. Así, un aparato que mide la dirección del movimiento de los muones nos puede ayudar a ubicar en el espacio la localización de un hueco, incluso su forma. Fue con un instrumento así que en 1972 Luis Álvarez reportó que, en realidad, el interior de Kefren no tiene una estructura hueca comparable con la de Keops. Volviendo al artículo de Nature, las mediciones fueron realizadas no por uno, sino por tres equipos experimentales diferentes: dos japoneses y uno francés, que utilizaron técnicas de detección distintas. La más parecida a la de Álvarez es la desarrollada en el laboratorio de Saclay, cerca de París, que está basada en detectores bidimensionales gaseosos muy compactos llamados multiplicadores electrónicos gaseosos, desarrollados para la física de altas energías, como la que se realiza en el CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear). A diferencia del de Álvarez, este instrumento se instaló fuera de la pirámide, pero orientado hacia el interior, naturalmente. Los equipos japoneses se instalaron en el interior. Uno de ellos fue construido por el laboratorio nacional KEK de Tsukuba. Se trata de un detector más convencional, basado en un arreglo bidimensional de centelladores plásticos conocido en italiano como odoscopio. Finalmente, el tercer grupo, un consorcio de universidades y laboratorios japoneses, utilizó una técnica basada en placas fotográficas (emulsiones). Esta técnica es en realidad muy antigua, pero tiene la enorme ventaja de ser, también, poco invasiva. Cada uno de los tres experimentos observó durante meses, desde diferentes ángu- los, una región de la pirámide con un traslape en la parte alta, sobre la Gran Galería.

323 Hallazgos recientes en la Gran Pirámide de Egipto

El artículo de Nature muestra evidencia, independiente pero consistente, de un hueco de unos 30 m de longitud que corre paralelo, pero 10 m por arriba de la galería. Dos de los experimentos (KEK y Saclay) también exploraron una zona más baja, localizando un hueco menor, ubicado sobre la entrada de la pirámide. Falta, por supuesto, investigar el contenido y el valor arqueológico de estos hallazgos. En la mística mexicana del Día de Muertos, fecha en la que apareció el artículo de Nature, me imagino al espíritu del profesor Álvarez sorprendido y molesto al en- terarse de que experimentos inspirados en el suyo han realizado el descubrimiento que él buscaba... en la pirámide de al lado. Se antoja escribirle una calavera.

324 El Instituto de Investigaciones Biomédicas en el sector salud

Dr. Gerardo Gamba Ayala 29 de noviembre

a nueva Unidad Periférica del Instituto de Investigaciones Biomé- dicas (IIB) de la UNAM, ubicada en el Instituto Nacional de Car- diología Ignacio Chávez (INCICH), fue puesta en marcha en días recientes por el rector de la Universidad y el secretario de salud, los doctores Enrique Graue y José Narro, respectivamente. Escribo al respecto porque el asunto se presta para comentar dos razones por las que me parece relevante para la investigación en salud. LPrimero, se agrega una unidad periférica más del IIB en un instituto nacional de salud. Esto, que parece tan natural y en otras latitudes es una combinación co- mún, puesto que los laboratorios universitarios interesados en temas médicos se en- cuentran localizados en las instalaciones de diversas instituciones hospitalarias de investigación, en México nos ha llevado mucho tiempo lograr, dado el origen admi- nistrativo tan diferente entre las universidades y los institutos nacionales de salud. Por años se ha mantenido una interacción muy clara entre la UNAM y el sector salud en el ámbito de la enseñanza, ya que más de la mitad de la licenciatura de Medicina y prácticamente la totalidad de las especialidades médicas se llevan a cabo en los hospitales. Sin embargo, no se había desarrollado una interacción para que existieran laboratorios de investigación universitarios en las instalacio- nes de los institutos nacionales de salud, como ha ocurrido en los últimos años.

325 El Instituto de Investigaciones Biomédicas en el sector salud

No omito reconocer que de años atrás existen unidades universitarias de la Facultad de Medicina de la UNAM en algunos hospitales generales que desarrollan investiga- ción, pero en el ámbito del hospital y con un objetivo primordial de enseñanza. En este caso, me refiero a unidades de un instituto de investigación de la UNAM dentro de un instituto de investigación del sector salud, es decir, unidades cuya finalidad primordial es potenciar la investigación. La primera unidad periférica del IIB en un instituto nacional de salud fue la Uni- dad de Genética de la Nutrición comandada por el doctor Antonio Velázquez, cuyo funcionamiento inició en la década de los ochenta del siglo pasado, en asociación con el Instituto Nacional de Pediatría. Esta unidad fue pionera, sin embargo, toda- vía mantenía cierta barrera entre la UNAM y el instituto. La unidad se localiza en un edificio de la UNAM, contiguo al Instituto de Pediatría. Ahí labora gente de la UNAM, que en principio no tiene actividad clínica en Pediatría. De cualquier forma, fue el primer acercamiento entre el IIB y un instituto nacional de salud que abrió las puertas a las que siguieron. En los noventa, el doctor Carlos Larralde, entonces director del IIB, tuvo la vi- sión de iniciar unidades periféricas en institutos de salud nacionales, pero localiza- das dentro de las instalaciones de la institución y con investigadores originados en ella que tuvieran actividades clínicas-asistenciales, a manera de acercar en forma na- tural la investigación universitaria a la clínica. Así, se inició en esa década la Unidad de Fisiología Molecular en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, la Unidad de Investigación en Cáncer en el Instituto Nacional de Cancerología y la Unidad de Investigación en Neurociencias en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez. Estas unidades han sido muy exitosas a lo largo de los años para llevar la investigación universitaria al ámbito clínico y han provisto a la Universidad Nacional de una enorme opor- tunidad de vinculación con el sector salud. Las tres unidades crecieron en forma importante y han sido altamente productivas. Esto permitió también agrandar al IIB en forma horizontal, ya que ahora más del 20 por ciento de su plantilla de in- vestigación está fuera de Ciudad Universitaria. La segunda razón es comentar que el nacimiento de la nueva unidad periférica del IIB en el INCICH ocurrió como todos quisiéramos ver que las cosas pasaran para bien de la ciencia en México. Por iniciativa de la doctora Patricia Ostrosky, actual directora del IIB, del doctor Graue, cuando era director de la Facultad de Medicina, y del doctor Marco Antonio Ríos, actual director general del INCICH, se decidió aprovechar un edificio del Instituto de Cardiología, que por diversas razones quedó vacío, para adecuarlo como laboratorios de investigación que permi- tieran el desarrollo de una nueva unidad universitaria. El INCICH puso el edificio,

326 Gerardo Gamba Ayala • 29 de noviembre

mientras que la UNAM, la obra interna para hacer los laboratorios. Entre ambos aportaron recursos para equipo y personal. La nueva tiene con nueve laboratorios de investigación, tres del IIB, tres de la Facultad de Medicina y tres del Instituto de Cardiología, en el que convivirán día a día investigadores en ciencias básicas y clínicas interesados en problemas de salud cardiopulmonares y renales. Esta es la combinación ideal para fomentar la investi- gación traslacional en medicina, que requiere observación básica y desarrollo de vanguardia, para que pueda estudiarse su aplicabilidad clínica y potencial innova- dor hacia los problemas de salud. Para terminar de hacer bien las cosas, el IIB contrató a investigadores jóvenes con todas las credenciales que auguran un futuro exitoso en investigación. Se trata de investigadores que obtuvieron un doctorado en la propia UNAM con mención honorífica y posteriormente emigraron por varios años a universidades extranjeras en las que realizaron flamantes posdoctorados. Todos han acumulado una pro- ductividad de muy alto nivel, pocas veces vista a tan temprana edad. Estos jóvenes inician su carrera como investigadores en México, como la gran mayoría de noso- tros hubiéramos deseado haberlo hecho. Felicidades a la UNAM y al Instituto de Cardiología por este ejemplo de planea- ción para un futuro mejor.

327 Prevención y control de las enfermedades arbovirales

Departamento de Comunicación y Difusión Consejo Consultivo de Ciencias 6 de diciembre

l Consejo Consultivo de Ciencias (CCC), la Coordinación de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Presidencia de la Repúbli- ca y el Departamento de Salud y Servicios Humanos de la Emba- jada de Estados Unidos en México llevaron a cabo el primer Foro México-Estados Unidos sobre enfermedades arbovirales: priori- dades de colaboración e investigación del 28 al 30 de noviembre en las oficinas de la Secretaría Ejecutiva del Consejo. El objetivo de Eeste espacio de diálogo entre investigadores de ambos países fue incrementar la coo- peración científica bilateral, identificando oportunidades para iniciar y expandir la colaboración en investigación sobre la prevención y el control de las enfermedades arbovirales, incluyendo el zika, el dengue y el chikunguña. En la bienvenida e inauguración oficial, estuvieron presentes el doctor Enri- que Cabrero Mendoza, director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt); el ministro consejero William H. Duncan de la Embajada de Estados Unidos en México; el doctor Elías Micha Zaga, coordinador de Ciencia, Tec- nología e Innovación de la Oficina de la Presidencia; el doctor Arturo Menchaca Rocha, coordinador general del CCC; y el doctor Guillermo Ruiz-Palacios y Santos, miembro del CCC y comisionado nacional de los institutos nacionales de salud y hospitales de alta especialidad de la Secretaría de Salud. Durante los tres días de actividades, se realizaron distintas mesas de trabajo con investigadores de alto perfil provenientes de diferentes universidades y cen- tros de investigación, tanto nacionales como de Estados Unidos, como el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), el Centro de Ciencias de la Complejidad de la UNAM, el Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (Cenaprece), la Universidad de Carolina del Norte, la Universidad de Texas y el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, entre otros.

328 Consejo Consultivo de Ciencias • 6 de diciembre

La primera sesión de trabajo estuvo enfocada a la patogénesis, inmunología y virología. Se habló sobre los estudios de cohortes clínicas actuales para definir los defectos neurológicos y del embarazo asociados al zika. También se presentó un resumen de la investigación en la patogénesis de la infección por dengue en México por grupos de investigación altamente competentes que utilizan modelos in vitro y algunas iniciativas para incorporar la investigación humana en el campo de la patogénesis. Asimismo, se abordó el papel crítico de las células B y los anticuerpos en la protección y el diagnóstico de las infecciones por flavivirus. El doctor Aravinda de Silva, investigador de la Universidad de Carolina del Norte, hizo hincapié en la complejidad de la respuesta de las células B en la construcción de la neutraliza- ción de dengue tras la infección heteróloga y proporcionó nuevos métodos para comprender la reactividad y la neutralización cruzadas entre el dengue y el zika. La doctora Carmen Zorrilla, de la Universidad de Puerto Rico, hizo hincapié en la importancia de continuar la evaluación médica de los recién nacidos en el caso de un embarazo en el que el zika no fue confirmado. La sesión dos de trabajo estuvo enfocada en describir la agenda de investiga- ción y vigilancia epidemiológica de arbovirosis en México y Estados Unidos. Su intención fue identificar los retos internacionales en la investigación epidemio- lógica de arbovirosis. La doctora Celia Alpuche, del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) mencionó que varios de los estudios requieren mayor rigor cientí- fico en diseño epidemiológico y que la agenda de investigación en arbovirosis re- quiere expandir disciplinas y metodologías transectoriales e incrementar el vínculo entre vigilancia de rutina e investigación. El tema de trabajo de la sesión tres abordó el modelaje matemático de factores de riesgo. El doctor Christopher Stephens del Centro de Ciencias de la Complejidad de la UNAM enfocó la sesión en el sistema adaptativo complejo y mencionó que la emergencia de estas enfermedades se debe a condiciones multifactoriales. En el caso de la arbovirosis, se pueden identificar: datos clínicos, ecología, salud pública, bioinformática, etcétera. Asimismo, el doctor Stephens mencionó que, cuando no se tienen suficientes datos directos para llegar a conclusiones, podemos usar lo que existe para establecer un modelo que nos permita llegar a inferencias. Las pre- guntas deben ser exactas —por ejemplo, ¿cuál es el nicho?— para poder concluir cuál es la probabilidad de tener casos de determinada enfermedad. Para finalizar esta sesión, mencionó que se requiere tener una perspectiva ho- lística con relación a los modelos matemáticos y que las predicciones de enfer- medad por arbovirosis identificando factores son de gran utilidad para orientar acciones de salud pública.

329 Prevención y control de las enfermedades arbovirales

Durante la sesión cuatro, se abordó el tema de diagnóstico y tratamiento. En esta mesa de trabajo, la bióloga Irma López Martínez del Instituto de Diagnósti- co y Referencia Epidemiológicos (InDRE) mencionó que existe una necesidad de implementar nuevas metodologías y colaboración con laboratorios estatales para acortar tiempos de diagnóstico. También se describieron metodologías y años de implementación para mejorar la entrega de resultados. El tema de la biología y el control de vectores se abordó durante la sesión cinco. En esta mesa participó el doctor Jesús Felipe González Roldan, director gene- ral del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (Cenaprece). El doctor recalcó la importancia del evento y mencionó que es bá- sico llevar a cabo la vinculación entre la investigación y la operación, como en el caso de los estudios sobre la vacuna y la vigilancia entomovirológica. El director general del Cenaprece también resaltó el monitoreo de la susceptibilidad de los insecticidas, lo que ha promovido un uso racional de los mismos. A lo largo de esta sesión, se resaltó la importancia de tener una mayor relación con investigadores e instituciones para el desarrollo de proyectos junto con Estados Unidos y el potencial de desarrollar otros proyectos con países de América Latina. Finalmente, se hizo énfasis en el cambio climático y cómo afecta o favore- ce la transmisión de enfermedades a partir de vectores, destacando que el moni- toreo del clima es fundamental para estimar el riesgo. En la sesión seis, se abordaron la investigación y el desarrollo de vacunas, y también se mencionaron los mecanismos para traducir el conocimiento básico a la clínica y a la población. Durante esta sesión, se comentó la importancia de reducir el tiempo y costo entre el descubrimiento y la aplicación del producto de investigación. Además, se mencionó la incorporación de ensayos de infección controlada para evaluar la eficacia en la aplicación de las vacunas. La sesión siete se enfocó en el tema de los retos y las oportunidades de cola- boración y financiamiento para la investigación. Durante el inicio de esta mesa, la maestra Margarita Irene Calleja y Quevedo, directora de Investigación Cien- tífica Aplicada del Conacyt, dio una descripción general de la estructura orga- nizacional de ese organismo y los diversos programas, redes y proyectos con los que cuenta. A lo largo de la mesa se detalló la manera en la que los investigadores pueden aplicar a las distintas convocatorias que el Conacyt lleva a cabo para la realización de proyectos de investigación. Por otro lado, el doctor Christopher Gregory del CDC expuso las oportuni- dades de subvenciones que esta institución otorga, dando prioridad a la investiga- ción aplicada y a la comunidad de salud pública. El CDC financia varios tipos de estudios, que incluyen ensayos clínicos de observación, vigilancia, seguimiento

330 Consejo Consultivo de Ciencias • 6 de diciembre

de cohortes, así como proyectos de innovación para pequeñas empresas. Sus recur- sos se basan en las necesidades del programa y en los fondos federales disponibles. A modo de conclusión, la prevención y el control de enfermedades arbovirales son una prioridad tanto para México como para Estados Unidos, pues representan una amenaza emergente para la salud pública. Una respuesta acertada de salud pú- blica requiere de investigación adicional para ampliar la comprensión sobre estos virus, los vectores que los transmiten y los factores que influyen en la transmisión, adquisición, patogénesis e impacto en la salud.

331 La biotecnología mexicana antes de la conquista española

Dr. Alfonso Larqué Saavedra 13 de diciembre

l Comité de Biotecnología de la Academia Mexicana de Ciencias desde el inicio del siglo ha publicado libros en los que difunde in- formación valiosa sobre la importancia de esta disciplina en nues- tro país, por la utilidad que representa en las actividades humanas dentro del marco de la era del conocimiento. El objeto del presente escrito es invitar a los interesados en el tema de la biotecnología a preguntarnos y revisar el estado del co- Enocimiento que desarrollaron y utilizaban los mexicanos a la llegada de los conquis- tadores españoles en 1521. Desde luego que parto de la definición debiotecnología como “toda aplicación tecnológica que utiliza sistemas biólógicos o sus derivados para la creación o mo- dificación de productos o procesos para usos específicos”Convenio ( sobre la diver- sidad biológica, ONU, 1992). Agrego también por fines prácticos y para los no expertos que la biotecnología se ha agrupado en principio en las áreas médica, ambiental, industrial y agrícola. De una primera revisión histórica resaltan las siguientes siete tecnologías pre- colombinas que ponemos a consideración de los lectores. La primera tecnología a resaltar es la producción de la enzima papaína. Resul- ta muy interesante saber que nuestros ancestros enredaban los trozos de carne en hojas de papaya o le adherían pedazos de los frutos que exudaban una substancia blanquizca. Ahora sabemos que era para ablandar la carne. La enzima responsable de este efecto es una proteasa muy estable que tolera temperaturas de hasta 65 ºC antes de desactivarse, por lo que facilitó enviarla a España. Su utilización fue prác- ticamente inmediata en toda Europa. El centro de origen de la papaya sabemos que es precisamente el trópico mexica- no, aunque actualmente Uganda es el primer productor de papaína en el mundo.

332 Alfonso Larqué Saavedra • 13 de diciembre

La segunda tecnología es la nixtamalización, fundamental en el procesamiento del grano del maíz para la obtención de la masa para tortillas. Esta tecnología se utiliza en la actualidad prácticamente sin modificación. Existen numerosas tesis de estudiantes mexicanos que la analizan y se sigue publicando sobre la misma. La tercera es el conocimiento y la aplicación de la fermentación, que se entiende debió haber sido muy avanzada. Un caso específico es la fermentación del agua- miel de los magueyes para la obtención del pulque. Dicho proceso debió haberse controlado con gran cuidado y de hecho así lo refería Hernán Cortes en su carta del 15 de octubre de 1524 al rey Carlos I en la que señalaba “el pulque que es el vino que ellos beben”. La tecnología de la fermentación también se aplicaba al fruto del cacao previo al tostado de las semillas para lograr un producto de gran demanda internacional: el chocolate. Recuérdese que este fruto lo recolectaron del trópico mexicano y en muy corto tiempo creó un gran mercado en Europa después de su envío a España, sobre todo cuando se agregó la vainilla como binomio. La cuarta tecnología importante fue la obtención de pigmentos, mismos que tenían y siguen teniendo gran demanda. Se obtenían a partir de la grana cochinilla o del palo de tinte, entre otros. Su comercialización y demanda fueron tan elevadas que en el siglo XVIII era el segundo producto de exportación de nuestro país, des- pués de la producción minera. La quinta tecnología fue la del conocimiento del proceso de curtiduría de pieles a partir de los taninos extraídos de las cortezas de los árboles de encino. Hacia el fin del siglo XVI, esta técnica permitió a la Nueva España que se enviaran a España cerca de 80 mil cueros de ganado vacuno al año. La obtención de los taninos afectó de manera importante la población de árboles y tuvo consecuencias en la conta- minación de ríos y lagos. La sexta es la elaboración de pócimas, extractos y otros preparados a partir de las plantas que ahora llamamos medicinales y que se utilizaban para atender los males de la población indígena. Cabe recordar el famoso trabajo de Francisco Hernández, quien fuera enviado por la Corona española para recolectar la riqueza vegetal, principalmente de plantas medicinales de la Nueva España, y que perma- neció en nuestro país desarrollando dicha encomienda de 1571 a 1577. Fue uno de los primeros naturalistas en señalar que México era un país megadiverso. La UNAM publicó recientemente una edición extraordinaria de su trabajo en la que se puede apreciar parte de la información tan vasta que colectó. La séptima tecnología se refiere al conocimiento de la obtención de polímeros en grandes volúmenes a partir de especies vegetales para elaborar, por ejemplo, las

333 La biotecnología mexicana antes de la conquista española

bolas para el famoso juego de pelota, deporte descrito por los historiadores y que se practicaba en las canchas que pueden apreciarse en ciudades prehispánicas como Chichén Itzá y otras. Ciertamente habría que abundar para enriquecer la información de las biotec- nologías enumeradas en los párrafos anteriores y reseñar y describir otras de la misma época para completar el estudio. El reto es responder cuáles hemos gene- rado en nuestro país, los mexicanos, después de la conquista y que tengan reco- nocimiento mundial. Debemos agregar, por supuesto, que los españoles trajeron, una vez consumada la conquista, la ganadería. Las inclusiones de ganado bovino, equino, ovino y por- cino al escenario productivo de la Colonia fueron acompañadas por la adopción e implementación de nuevas biotecnologías europeas relacionadas, por ejemplo, con el procesamiento de lácteos. Reitero el interés y la conveniencia de revisar las biotecnologías que prevalecían en la época del choque de ambas culturas, para enriquecer con este capítulo suge- rente la historia de la biotecnología en México.

334 La Red Mexicana de Fisiología Vegetal

Dr. Alfonso Larqué Saavedra 20 de diciembre

l pasado 7 de diciembre, con el apoyo de la Academia Mexicana de Ciencias, académicos de diversas instituciones acordaron crear la Red Mexicana de Fisiología Vegetal. Su establecimiento ocurre 30 años después de publicada, en la revista Ciencia de la Academia, la historia de la fisiología vegetal en México. La fisiología vegetal es la disciplina científica que describe los procesos y ajustes que tienen lugar dentro de las plantas, como la Efloración, la fotosíntesis, la respiración, el crecimiento y la germinación, el llenado del grano de maíz o del trigo, la generación de aromas de especies ornamentales y la maduración de frutos, entre muchos otros. La creación de la red no deja de ser un hito importante en la historia de la ciencia en México, porque las plantas son uno de los sensores biológicos que más resienten los efectos de los cambios del hábitat relacionados con el clima, la fertilidad de los suelos, la contaminación o las alteraciones biológicas o físicas mayores que actualmente afectan los ecosistemas del mundo, en mayor o menor grado. La red es relevante en el sector económico porque, para que la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) repor- te los beneficios de la economía, es fundamental tener un conocimiento de la fisio- logía vegetal de las plantas cultivadas en cualquiera de los sistemas de producción. En los sistemas intensivos como invernaderos o a campo abierto es crítico conocer los procesos básicos de la nutrición vegetal para saber, por ejemplo, cómo, con qué y cuándo fertilizar. De manera semejante, resalta lo indispensable que es conocer la fisiología pos- terior a la cosecha de frutas y legumbres para que la exportación sea exitosa, para almacenar las semillas de los cereales o para la acumulación de azúcares en los agaves utilizados en la producción de tequila, pulque o mezcal.

335 La Red Mexicana de Fisiología Vegetal

Conviene destacar que la historia de esta disciplina señala que personajes como Francis Bacon, filósofo conocido por haber establecido el método científico, fue fisiólogo vegetal en las primeras etapas de su carrera científica o Charles , ampliamente conocido por la teoría de la evolución, publicó varios libros sobre fisiología vegetal entre los que destacanThe Power of Movement in Plants, The Effects of Cross and Self Fertilisation in the Vegetable Kingdom, The Different Forms of Flowers on Plants of the Same Species y The Movement and Habits of Climbing Plants. En México, personajes como Melchor Ocampo y Miguel Bustamante fueron impulsores de la fisiología vegetal en el siglo XIX. Dada la importancia de esta disciplina, actualmente se imparte como curso obli- gatorio en la carrera de Biología, en las diferentes opciones profesionales dentro de las agrociencias y en otras carreras afines, y existe un posgrado con reconocimiento internacional y por parte del Conacyt que ha formado recursos humanos en esta especialidad a nivel maestría y doctorado. La fisiología vegetal como área del conocimiento forma parte del rompecabe- zas en numerosos estudios de perfil ecológico y ha continuado haciendo propues- tas que muchas veces abordan otras especialidades, por ejemplo, la bioquímica, la biología molecular y la biotecnología. Estas disciplinas recurren a otras tecnologías para llegar a explicaciones a nivel metabólico o amplificar efectos deseables, como la productividad de las plantas cultivadas, sobre todo por su importancia en la ali- mentación. El establecimiento de la red es importante porque permitirá utilizar novedosas tecnologías para estudiar los procesos dentro de las plantas y así establecer, por ejemplo, un listado de alteraciones fisiológicas frecuentes causadas por el cambio climático en diferentes razas de maíz, plantas cultivadas o especies forestales como los pinos o encinos del Altiplano mexicano, especies de la selva alta del trópico o en algas marinas o de agua dulce. En la actualidad, revisar el cambio climático es un tema de política ambiental de la mayor relevancia. En el caso de las plantas es urgente que los académicos expertos en fisiología vegetal señalen, por ejemplo, qué está sucediendo en torno a alteraciones en la floración de las diferentes especies. Existen comentarios acer- ca de que el cambio climático adelanta o retrasa la floración de las plantas del ve- cindario familiar en muchas ciudades ubicadas en las diferentes zonas climáticas de México. Lo que es un hecho reconocido es la estelaridad de las plantas en la modulación del cambio climático dado que son las que, vía el proceso de la fotosíntesis, fijan el bióxido de carbono, gas causante en gran medida del efecto invernadero.

336 Alfonso Larqué Saavedra • 20 de diciembre

Pero la contaminación ambiental y la inversión térmica de la Ciudad de México seguramente afectan procesos fisiológicos clave para la sobrevivencia de las plantas de los camellones y parques, los cuales aún no han sido descritos. Es probable que también impacten la longevidad y caída de las flores y que esto sea una razón de las resiembras frecuentes, sobre todo de plantas ornamentales. Además, habría que estudiar las consecuencias de la alta contaminación en los árboles del bosque de Chapultepec, para alertar y tomar previsiones si fuera el caso. El famoso árbol de la Noche Triste, que murió seguramente por alteraciones serias en su fisiología, pudo haberse conservado con tecnologías modernas como el cultivo de tejidos u otras técnicas de propagación descritas por la fisiología ve- getal, de modo que se clonara y las nuevas plántulas se sembraran en los parques centrales de cada uno de los estados de nuestra nación. Es así que los fisiólogos vegetales en México, entre otras acciones, están par- ticipando en áreas de urgente atención como la biorremediación, que se aboca a usar plantas que pueden sobrevivir en suelos donde se han producido derrames petroleros. También están empezando a describir las alteraciones fisiológicas de las nuevas plagas o enfermedades que diezman las plantaciones de papa y cítricos, proporcionando información básica para los fitomejoradores. Enhorabuena por la integración de la Red Mexicana de Fisiología Vegetal, una disciplina científica tan importante que hay que tenerla presente por sus aportes en ciencia básica y por los desarrollos tecnológicos y de innovación que puedan traducirse en beneficios sociales.

337 Presente y futuro de la radioastronomía en la unam

Dr. Luis Felipe Rodríguez Jorge 27 de diciembre

ntecedentes Fue en el estado de Puebla donde a mediados del siglo XX se dio una etapa dorada en la astronomía mexicana. Guillermo Haro y sus colaboradores utilizaron provechosamente el tele- scopio tipo cámara del Observatorio de Tonantzintla para hacer varios descubrimientos que pusieron muy en alto el prestigio de la astronomía mexicana en el ámbito mundial. APero al mismo tiempo que esto sucedía en México, en los países más desarrollados ocurría una profunda revolución en el campo astronómico. Hasta esas épocas prácticamente toda la astronomía se había realizado me- diante el estudio de la luz que nos llega de los astros; pero entonces se comenzó a estudiar el universo en ondas de radio y también en las otras ventanas del espectro electromagnético, el cual los astrónomos dividimos en radio, infrarrojo, visible, ul- travioleta, rayos X y rayos gamma. Esta revolución pasó relativamente desaperci- bida en México. El estudio del universo a través de estas ventanas, hasta entonces inexploradas, llevó a descubrimientos de nuevos cuerpos y fenómenos cósmicos, como los pulsares, la radiación cósmica de fondo y las binarias de rayos X, avances que serían reconocidos con varios premios nobel de Física. No fue sino hasta alrededor de 1980 cuando regresaron a México los primeros radioastrónomos formados en el extranjero. El panorama era difícil para ellos: la comunidad astronómica mexicana trabajaba predominantemente en el visible y sonaba lógico que los pocos recursos disponibles se continuaran gastando en esta rama de la astronomía. Algunos intentos por construir un radiotelescopio en México fueron recibidos sin entusiasmo, por no decir con hostilidad. En esos días, se planteó la posibilidad de que uno de los diez radiotelesco- pios que integrarían el VLBA ( Long Baseline Array)1 estuviera en territo- rio mexicano, pero incluso esta iniciativa, relativamente modesta, se equiparaba

338 Luis Felipe Rodríguez Jorge • 27 de diciembre

en costo con un telescopio óptico de tamaño mediano, como el de 2.1 m del Observatorio Astronómico Nacional en San Pedro Mártir, en Baja California. El VLBA es un proyecto a cargo del Observatorio Nacional de Radioastronomía (NRAO, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos que fue inaugurado en 1993 y, desde entonces, ha funcionado exitosamente. Como veremos, el VLBA volvería a cruzarse de manera importante con la radioastronomía mexicana.

Una estrategia de sobrevivencia La situación de escasos recursos reinante en la década de 1980 hizo que la peque- ña comunidad de radioastrónomos mexicanos adoptara la estrategia de realizar sus observaciones en radiotelescopios de otros países, en particular los que son propiedad del NRAO. Esta institución ha logrado mantener una política de “cielos abiertos”, que en breve quiere decir que aceptan y asignan tiempo de telescopio a proyectos de otros países, siempre y cuando sean evaluados como de alta calidad. Esta estrategia de observación, aunada a la colaboración con un grupo de astró- nomos teóricos que interpretaban los datos de radio, permitió la supervivencia y progresivamente la consolidación de la radioastronomía en México. Un radiotelescopio que los astrónomos mexicanos han utilizado de forma ex- haustiva es el VLA (Very Large Array).2 Inaugurado en 1980, los radioastrónomos mexicanos suelen ocupar un 3 por ciento del tiempo de observación para una variedad de investigaciones. Por eso, cuando se comenzó a plantear la moder- nización del instrumento, fueron los primeros en aportar recursos para ello. Su actualización se completó en 2012 con el nombre de Expanded Very Large Array (EVLA) a un costo de 56 millones de dólares, dos de los cuales aportó la UNAM a través de un proyecto en el programa de campos emergentes del Conacyt. Desde un punto de vista pragmático, la radioastronomía en la UNAM es una historia de éxito. A un costo muy bajo, publica alrededor de 30 artículos anuales que, agrupados a través del tiempo, reciben alrededor de 2 mil 500 referencias anuales en la literatura internacional. Se han hecho aportes fundamentales al es- tudio de la formación estelar sobre los llamados “microcuásares”, las estrellas evo- lucionadas y la determinación de distancias ultraprecisas a estrellas jóvenes. Esta última área de investigación se realiza en el VLBA, un proyecto que tiene asignadas 5 mil horas de observación y que está a cargo del doctor Laurent Loinard del Cen- tro de Radioastronomía y Astrofísica de la UNAM. El enfoque seguido por la UNAM tiene como puntos favorables que se logran re- sultados relevantes a un costo muy reducido y que el Centro de Radioastronomía y Astrofísica en el Campus Morelia alberga un grupo de competencia internacional. Por otro lado, puede ser criticado porque no se ha logrado una vinculación con la

339 Presente y futuro de la radioastronomía en la unam

tecnología y la industria nacionales, en particular, la fuerte relación que la radio- astronomía tiene con las telecomunicaciones y la electrónica no se ha aprovecha- do en México. El siguiente proyecto en el que la UNAM se involucró con el NRAO fue el Gran Arreglo Milimétrico de Atacama (ALMA, por sus siglas en inglés). Este es el proyec- to de radioastronomía más ambicioso jamás planteado. Se construyó con un costo de 1,400 millones de dólares en el desierto de Atacama, en Chile, a 5 mil metros de altura. En él, participan Estados Unidos, Europa (a través del European Southern Observatory), Japón y Taiwán. Gracias a la colaboración con NRAO, los radio- astrónomos mexicanos comenzaron a utilizar ALMA y han sido de los primeros grupos a nivel mundial en concretar varias publicaciones. De manera paralela a los proyectos anteriormente descritos, el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) inició una colaboración con la Universidad de Massachusetts para construir el radiotelescopio de ondas mi- limétricas más grande del mundo. Este proyecto se conoce como el Gran Telesco- pio Milimétrico Alfonso Serrano (GTM). En otra contribución de estas memorias, David Hughes nos describe la historia y el estatus actual de este proyecto, el más grande en el que la ciencia mexicana se ha embarcado en cualquiera de sus áreas. De este modo, la radioastronomía en México enfrenta una situación de grandes expectativas. Por un lado, se topa con el acceso competitivo a los grandes radiote- lescopios del NRAO y, por el otro, cuenta con un gran instrumento en el país. Que- da pues a la pequeña comunidad de radioastrónomos radicados en México el sacar el mejor partido de estas condiciones.

El futuro de la radioastronomía en la unam ¿Cuáles son los retos y las perspectivas que enfrenta la radioastronomía en la UNAM? A corto plazo, la transmisión y reducción de los grandes volúmenes de datos que emiten los interferómetros de nueva generación, EVLA y ALMA, principalmente. Esto se está resolviendo parcialmente con una mejora en las conexiones a internet de la UNAM y con la adquisición, gracias al apoyo del Conacyt, de una computa- dora de alto desempeño, equipada con discos de gran volumen y alta velocidad de lectura y escritura, que utiliza el sistema de archivos distribuidos LUSTRE. A mediano plazo, se busca ampliar la planta de radioastrónomos de cuatro que hay actualmente a diez. Como antes, este personal deberá ser de alta calidad y alta productividad. El aspecto prometedor de este requerimiento es que una nueva generación de radioastrónomos mexicanos jóvenes está concluyendo su forma- ción tanto en México como en el extranjero.

340 Luis Felipe Rodríguez Jorge • 27 de diciembre

En esta escala de tiempo, la UNAM debe de plantearse y resolver si es provechoso tener una colaboración más formal con el NRAO, quizá de índole similar a la de los países que forman el Observatorio Austral Europeo (ESO, por sus siglas en inglés). Es de destacar que Brasil, país semejante a México, ha decidido formar parte de ESO para garantizar tiempo de telescopio para sus astrónomos. A más largo plazo, en el orden de una década, la radioastronomía en la Uni- versidad tiene que plantearse si toma un rol más proactivo en el desarrollo de al- gún gran proyecto internacional. En la actualidad, se plantea la construcción del Telescopio del Kilómetro Cuadrado (Square Kilometer Array o SKA) que tendrá instalaciones en Australia y Sudáfrica. Este proyecto incluye componentes de tec- nología intermedia en los que México podría ser un proveedor importante. Sin embargo, para pretender una participación más amplia en proyectos de este tipo, será necesario contar con una comunidad de radioastrónomos competentes más grande, del orden de 30 personas, que pueda aprovechar la gran inversión que esta colaboración implicaría. Además del grupo de la Universidad Nacional, existen núcleos importantes de radioastrónomos en el INAOE así como en la Universidad de Guanajuato. Una estrategia plausible es buscar la creación de grupos en las universidades estatales, que puedan funcionar inicialmente como el de la UNAM, esto es, a partir del co- nocimiento de los problemas relevantes y con equipo de cómputo para el análisis e interpretación de los datos.

1 Sistema de diez radiotelescopios ubicados en Nuevo México, Estados Unidos. (N. del E.) 2 Observatorio que cuenta con 27 radioantenas independientes. (N. del E.)

341

Los grupos sanguíneos en el primer año de la residencia

Dr. Gerardo Gamba Ayala 3 de enero

n las madrugadas de los años ochenta, en el Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán, los responsables de cruzar la sangre eran los residentes de medicina interna de primer año (R1). Era una de las peores tareas que te podían encomendar si eras R1 de urgencias. A veces cuando más trabajo tenías en la guardia, por ahí de las 2 o 3 de la mañana, con dos pacientes ingresando y otros tres con Ecuadros clínicos en los consultorios, tenías que definir si las transfusiones ponían en peligro la vida del enfermo. A los pacientes que ingresaban les tenías que hacer la historia clínica completa y plasmarla en papel, con un comentario académi- co al respecto, utilizando aquellas viejas máquinas de escribir de la era en la que no existían las computadoras personales. A veces estaba tan cansado que lograba dormir unos minutos, a pesar de que Luis Gurza, mi compañero de guardia, te- cleaba sin piedad su ingreso al lado mío. El otro escenario era cuando menos trabajo tenías, la muy rara noche de guar- dia cuando a las 2 de la madrugada no había ocurrido ningún ingreso, los consul- torios estaban vacíos y empezabas a pensar que quizá ese día podrías dormir un par de horas. En cualquiera de estos escenarios, lo peor que podía pasar es que apareciera un residente de mayor rango buscándote específicamente a ti. El tubo de sangre en su mano lo decía todo. Venía a pedirte que cruzaras dos o más paquetes globulares para un paciente. Generalmente, se trataba de un enfermo sangrando o a punto de entrar a una cirugía de urgencia, por lo que al menos la solidaridad te hacía tomarlo de buena gana. El sistema principal de antígenos sanguíneos, conocido como ABO, tiene cuatro opciones, determinadas por la expresión o ausencia de dos genes (los antígenos A y B) que codifican para las glicoproteínas de membrana en los eritrocitos (las células

345 Los grupos sanguíneos en el primer año de la residencia

que transportan el oxígeno en la sangre, también conocidas como glóbulos rojos o hematíes). Como la expresión de ambos es dominante, es decir, que con un solo alelo (gen) se expresa, entonces quien tenga un gen o dos de antígeno A será de grupo sanguíneo A, mientras que quien tenga uno o dos B será de grupo sanguíneo B y quien tenga uno de A y uno de B será de grupo sanguíneo AB. La cuarta opción es que no se tenga ninguno de estos genes y entonces el tipo de sangre es 0 (cero, porque expresa cero antígenos AB), pero por antonomasia le decimos tipo O, como la cuarta vocal. El sistema ABO fue descubierto en 1901 por el médico-científico austríaco Karl Landsteiner y gracias a esto tenemos transfusiones sanguíneas compatibles y seguras. Por este trabajo, Landsteiner fue galardonado con el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1930. El sistema ABO se constituyó también en el primer análisis pericial para deter- minar la paternidad, sobre todo en Europa, donde los antígenos A y B son más frecuentes. Por ejemplo, el tipo de sangre de mi madre es AB y el de mi padre era O. Por lo tanto, todos sus hijos debemos ser A o B. Si alguno de mis hermanos fuera O, entonces no sería hijo de mi madre y, si fuera AB, no sería hijo de mi padre. Poca gente sabe que Landsteiner también fue el científico que descubrió que la poliomie- litis es una enfermedad viral infecciosa y aisló por primera vez al poliovirus. El otro grupo sanguíneo relevante, conocido como sistema Rh, fue descubierto por Landsteiner muchos años después. En este caso, un solo antígeno es dominan- te, por lo que la mayoría de la población es Rh positivo. Sin embargo, en ocasiones, se puede carecer de ambos alelos y ser Rh negativo. En las mujeres esto es un problema porque, al ser Rh negativo y tener un hijo Rh positivo, el contacto de la sangre de ambos durante el parto puede causar que la madre genere anticuerpos contra el Rh y en un siguiente embarazo el feto o recién nacido con Rh positivo padezca una enfermedad conocida como eritroblastosis fetal. De vuelta a la guardia, con el tubo de sangre en la mano, te encaminabas en la madrugada por los oscuros pasillos del instituto hacia el Departamento de Hema- tología, donde estaba el banco de sangre. Al inicio de la residencia, te daban un cur- so de dos horas sobre cómo se determinan los grupos sanguíneos en el laboratorio y la manera de cruzar la sangre. Tenías la responsabilidad de determinar o corro- borar el grupo sanguíneo del enfermo y luego poner en contacto una gota de su sangre con al menos dos de los paquetes globulares del mismo tipo almacenados en el banco. Si la sangre reaccionaba a un anticuerpo (A, B o Rh, ya fuera que lo adicionaras o que estuviera en la sangre del donante), se aglutinaba (se hacían grumos). Así de simple. Pero con el cansancio de la desvelada a veces dudabas de lo que veías. Nunca supimos, sin embargo, de ningún problema serio por una

346 Gerardo Gamba Ayala • 3 de enero

transfusión incompatible. Yo creo que Landsteiner siempre estuvo ahí, mirando por arriba de mi hombro para corregirme si cometía algún error. Me parece que exponer a los médicos en entrenamiento a metodologías simples de laboratorio para la determinación de variables bioquímicas nos daba un pano- rama más claro de la química biológica. Hoy en día, con la automatización de exá- menes de laboratorio en grandes máquinas, esta posibilidad se ha perdido. Desde hace muchos años, los residentes dejaron de ser los responsables de cruzar sangre.

347 Durmientes de vías para el Sistema de Transporte Colectivo Metro construidos con plástico reciclado

Dr. Octavio Manero Brito y Dr. Antonio Sánchez Solís 10 de enero

l problema de la basura plástica es de gran proporción, además de que contribuye a la degradación del medio ambiente. El reto en México en la actualidad es el reciclaje, ya que solo se reciclan alrededor del 14 por ciento de los plásticos depositados en los ba- sureros. Para tratar este tipo de residuos, las nuevas tecnologías permiten la producción de materiales muy resistentes, aplicando la nanotecnología. EResulta que el plástico reciclado funciona perfectamente para producir los materiales llamados “nanocompuestos”, donde una de las fases es de tamaño na- nométrico, un millón de veces más pequeña que la longitud de un milímetro, y la mezcla requerida para este método permite utilizar los equipos de procesamiento de plásticos convencionales y comerciales existentes en el mercado. Los materiales nanocompuestos con politereftalato de etileno PET( ) y polieti- leno de alta densidad (PE) reciclados y nanopartículas de arcilla han sido utilizados con éxito para producir durmientes, trajineras, varas y estacones. La formulación de estos nanomateriales, con propiedades mecánicas similares a las de la madera, permite manipularlos de manera similar. Además, estos durmientes son más resistentes y ecológicos, y tienen la misma funcionalidad que los de madera. En tanto, la fabricación de durmientes de madera

348 Octavio Manero Brito y Antonio Sánchez Solís • 10 de enero

implica un costo elevado, aunado al mantenimiento y su corto tiempo de vida útil. Tan solo para la producción del gran número de durmientes requeridas para las vías del Sistema de Transporte Colectivo Metro se talan muchos árboles. El principio científico de los materiales con nanotecnología se basa en la aplica- ción de nanopartículas (en pequeñas cantidades, del orden del 0.5 al 5 por ciento en peso) en el procesamiento de polímeros. Con respecto al polímero fabricado sin nanopartículas, los productos mejoran sus propiedades mecánicas, térmicas y reológicas. Las partículas nanométricas empleadas con mayor frecuencia son aquellas de- rivadas de la montmorillonita (mineral del grupo de los silicatos, entre ellos las arcillas), los nanotubos de carbono y el grafeno (cristal de carbono en el que los átomos están organizados de forma hexagonal). Una explicación de esto es que la estructura en forma de capas de la montmorillonita tiene un efecto favorable en las propiedades mecánicas y de barrera (impermeabilidad) del nanocompuesto, algo importante para la industria del embalaje. Sin embargo, la producción de nanocompuestos es todavía difícil por la elevada tendencia de las partículas a aglomerarse. Cuando la distribución de partículas no es uniforme en el producto, se forman aglomerados grandes o pequeños que des- encadenan efectos no deseados en las propiedades mecánicas de los productos, por ejemplo, materiales quebradizos o rígidos. Las investigaciones recientes realizadas en la UNAM sugieren aplicar un trata- miento superficial de nanopartículas mediante ultrasonido. Gracias a este proceso, las moléculas compatibles con la matriz polimérica se adhieren a la superficie de las partículas. Además, el ultrasonido induce la dispersión y disminución de tamaño de los cúmulos de nanopartículas. Otro proceso muy empleado es aquel que involucra al polímero fundido, en el que las partículas se distribuyen debido a los esfuerzos de corte sobre el fundido en los equipos de procesamiento. Uno más es la aplicación de polimerización in situ, utilizada en los procesos con arcillas lamelares como la montmorillonita y también en el caso de los nanotubos. Adicionalmente, estos estudios abarcan la reología y el procesamiento de los nuevos materiales. Las propiedades de estos compuestos son superiores a las de la matriz polimérica en cuanto a procesabilidad, resistencia al fuego, permeabilidad a gases y resistencia a temperaturas elevadas. En el estudio del PET o PET con montmorillonita y las mezclas de copoliés- teres (PET y PEN, este último similar al PET, pero con un grupo nafténico) con montmorillonita se reportó la pérdida de viscosidad y propiedades mecánicas que el PET presenta en las operaciones de extrusión y moldeo por inyección, y se

349 Durmientes de vías para el Sistema de Transporte Colectivo Metro...

corroboró la forma a través de la cual se pueden recuperar el nivel de viscosidad y las propiedades reológicas añadiendo pequeñas cantidades de montmorillonita funcionalizada. Sin duda, la reología de los nanocompuestos poliméricos representa un campo de frontera en la investigación de nuevos materiales. Este estudio sobre los pro- cesos de dispersión y distribución de las nanopartículas en la matriz polimérica aportó conclusiones importantes: las propiedades reológicas y mecánicas depen- den fuertemente del tamaño de las partículas (nanométrico o micrométrico), su distribución (si es uniforme) y su dispersión (si no se aglomeran). Mediante el trabajo termomecánico, la diferencia de potencial químico entre las moléculas orgánicas en las unidades de la montmorillonita y el polímero in- dujo la difusión del polímero hacia las galerías localizadas entre los planos cris- talinos de los tactoides de montmorillonita, la distancia interlamelar aumentó y se formó un compuesto intercalado. Posteriormente, los tactoides se exfoliaron y la dispersión de las laminillas formó un compuesto amorfo, en donde el área superficial se magnificó grandemente. Este resultado trajo consigo el aumento considerable de las propiedades reológicas y mecánicas buscadas en los produc- tos. Se obtuvieron un título y dos solicitudes de patentes. Por otro lado, se registraron diferentes plásticos con propiedades que pueden re- sultar en materiales incompatibles, es decir, al mezclar uno con otro surgen nuevos materiales, pero con propiedades físicas inferiores a cualquiera de los dos precurso- res. Para solucionar lo anterior, se recurrió al método de producción con ultraso- nido, que los tornó compatibles, y así se obtuvieron los beneficios en propiedades de una mezcla compatible. Retos: • El reemplazo sistemático de los durmientes del Sistema de Transporte Colectivo Metro con durmientes fabricados con materiales nanocompuestos de PET y PE de alta densidad reciclados y nanopartículas de arcilla. • La normativa obsoleta en la reutilización de plásticos reciclados es un gran problema. Por ejemplo, la Norma Oficial Mexicana señala que no se pueden utilizar plásticos reciclados para la producción de tubería de drenaje, sino únicamente plásticos vírgenes, no obstante, las propiedades de los reciclados sean suficientes para ser utilizados en dicho proceso.

350 La creación del cosmos, creencias mesoamericanas* Parte 1

Dr. Enrique Florescano Mayet 17 de enero

omencé a leer Leyenda de los soles, un texto nahua admira- do por mis profesores de historia antigua. Esta obra relata los esfuerzos emprendidos por los dioses para crear el cosmos y darles vida a los seres humanos, empeños que irremisiblemente concluían en catástrofes arrasadoras. Leer este texto y perci- bir que no entendía su contenido fue una revelación atroz. Mi asombro creció aún más cuando intenté leer el Popol CVuh, considerado por los expertos como un tesoro de conocimientos de la cul- tura maya. Continuamente me vi obligado a interrumpir la lectura porque no comprendía el lenguaje que contaba las aventuras fantásticas de seres que unas veces tenían contornos humanos y otras parecían magos o dioses que practicaban el arte de deambular por los diversos rumbos del cosmos. Fue entonces que me propuse estudiar el lenguaje, los símbolos y la compleja estructura del mito en las antiguas y ricas culturas de Mesoamérica. Episodios cruciales me llevaron a una nueva interpretación de los antiguos mi- tos de la creación del cosmos y el principio de la vida civilizada. La repetida lectura del mito de la creación me mostró que en los antiguos pueblos mesoamericanos el principal medio de comunicación no era el escrito, como en la cultura occi- dental, sino la oralidad (el mito), los ritos (la expresión corporal) y las imágenes.

351 La creación del cosmos, creencias mesoamericanas. Parte 1

El análisis minucioso del Popol Vuh —la obra que resume el mito de creación y la historia del pueblo k’iche’— me hizo comprender que este libro fue en su versión primera un libro de imágenes, parecido al Códice de Viena de los mixtecos. La estructura del Popol Vuh revela que se divulgó de manera oral y por medio de teatralizaciones espectaculares.1 Posteriormente, durante la conquista europea, el códice pintado fue vertido al español escrito. Continué mi indagación sobre los instrumentos inventados por los pueblos indígenas para conservar y transmitir su memoria. Los centros ceremoniales de La Venta, Teotihuacán, Tikal, Palenque o Copán, llenos de pirámides, escultu- ras, palacios, templos, estelas, glifos y pinturas, narran el origen de las urbes y la historia de sus gobernantes. Es así como el diseño urbano, la disposición arqui- tectónica de los edificios y las esculturas, y las pinturas que los ornaban estaban concentrados en transmitir por medio de imágenes el origen de los pueblos, la fundación del reino, las hazañas y conquistas de sus gobernantes, y la protección de los dioses.2 El rito fue otro transmisor eficaz de la memoria indígena. Antes que los oríge- nes de estos pueblos fueran pintados en monumentos y códices, se representaron por medio de ritos. Siglos antes de la escritura, el rito se retransmitió por la vía oral y por medio de la ceremonia. Ceremonias en las que concurrían simultánea- mente la danza, la música, la escenografía, así como grupos de mujeres y hombres en un acto unitario. Los participantes, al celebrar el rito de la aparición del sol, el cambio de las estaciones, la fundación del reino o los pasajes de la vida humana, al mismo tiempo recordaban los acontecimientos formadores del grupo y eran transmisores de esa memoria colectiva. Los ritos de los cazadores y recolectores, en sus inicios, se celebraban siguiendo el ritmo natural de las estaciones o de la vida, sin exigencias sobre el lugar de la realización, sobre los actores o sobre los modos de ejecutar la representación. De esos lenguajes, el único bien estudiado desde el siglo XVIII ha sido el que se expresa en jeroglíficos y en la escritura de los códices, un lenguaje que mezcla jero- glíficos con la imagen.3 En cambio, los lenguajes orales, rituales y visuales apenas comenzaron a ser objeto de interés científico desde la segunda mitad del siglo XIX. Los primeros investigadores estudiaron innumerables mitos mesoamericanos e intentaron descifrar su significado, los calificaron de relatos fantasiosos, o de copia ingenua de pasajes bíblicos (“fraude piadoso” llamó Adolph Bandelier al Popol Vuh a principios del siglo XIX).4 Para comprender el Popol Vuh, acudí a los estudiosos de los mitos de la antigüe- dad greco-romana o Mesopotamia, a los libros clásicos de Claude Lévi-Strauss, y revisé los métodos que usaron estos autores para penetrar en el interior de los

352 Enrique Florescano Mayet • 17 de enero

relatos. Por medio de esas herramientas, volví a leerlo y encontré que su conte- nido se divide en tres partes: a) creación del cosmos, seguida por el surgimiento de la superficie terrestre; b) creación de los seres humanos, las plantas y el sol; c) fundación del reino, nacimiento de los linajes, dinastías gobernantes y crónica de sus conquistas territoriales, poderío y grandeza.5 Entusiasmado por este descubrimiento, comparé las tres divisiones estructurales que había encontrado en el Popol Vuh con el contenido del Códice de Viena mixte- co y con el contenido de los mitos nahuas de creación (Leyenda de los soles, Historia de los mexicanos por sus pinturas). El resultado fue absolutamente sorprendente: todos estos textos que llamamos "mitos de creación" repiten la misma estructura narrativa tripartita.6

* Extracto de: Octavio Paredes López y Sergio Estrada Orihuela (coords.), “El significado de los antiguos mitos mesoamericanos sobre la creación del cosmos, la fundación del reino y el principio de la civilización”, en Aportaciones científicas y humanísticas mexicanas en el siglo xx, FCE, México, 2008, pp. 244-251. 1 El primer análisis del papel que juega la memoria oral y visual en el Popol Vuh lo publiqué en enero de 1998 en la revista Nexos. Un ensayo posterior fue incorporado en el libro Memoria indígena, Taurus, México, 1999. 2 Id., cap. 2. 3 Véase Michael D. Coe, Breaking the Maya Codex, Thames and Hudson, Londres, 1992; y Miguel León Portilla, Códices. Los antiguos libros del nuevo mundo, Aguilar, México, 2003. 4 Citado por Dennis Tedlock en “Creation in the Popol Vuh: A Hermeneutical Approach”, en Gary H. Gossen (editor), Symbol and Meaning Beyond the Closed Community. Essay in Mesoamerican Ideas, Universidad Estatal de Nueva York, Nueva York, 1986. 5 Memoria indígena, op. cit., pp. 113-128. 6 Id., cap. 1.

353 La creación del cosmos, creencias mesoamericanas* Parte 2

Dr. Enrique Florescano Mayet 24 de enero

l Popol Vuh es un relato ensimismado que narra la historia del pueblo k’iche’ desde sus remotos orígenes hasta su conquista y dominación por los invasores españoles. Se concentra en un pueblo y un territorio específicos durante un periodo largo (del año 1200 aproximadamente al año de 1560 en que termina el relato). Proporciona información excepcional sobre la formación histórica de los k’iche’, un pueblo descendien- te de la gran cultura maya, que fluyó de la antigüedad clásica hacia las sociedades E 1 que se desarrollaron en el periodo Posclásico (1100-1521). El Popol Vuh, el Códice de Viena y el mito del Quinto Sol de los textos nahuas, al relatar la historia de esos pueblos, se convirtieron en libros sagrados, semejantes a la Biblia del pueblo judío, y vistieron su mensaje con los recursos que grababan los acontecimientos en su memoria colectiva. Podemos concluir, entonces, que los mitos de creación plasmados en los templos de Palenque,2 en el Popol Vuh, en el Códice de Viena o en la Historia de los mexicanos por sus pinturas fueron los textos donde esos pueblos acendraron su identidad palencana, k’iche’, mixteca o mexica. Los lenguajes, sean orales, escritos o visuales, son creaciones sociales cuya fun- ción primera es servir a la colectividad. La memoria condensada en estos medios

354 Enrique Florescano Mayet • 24 de enero

de comunicación ayuda a la sobrevivencia del grupo. Entre los pueblos mesoame- ricanos, el relato de la creación del cosmos y el principio de la civilización era el principal transmisor de la identidad étnica. Por las semejanzas en la secuencia narrativa, el contenido y la estructura tripar- tita de los mitos de la creación mixtecos, el Popol Vuh de los k’iche’ y la Historia de los mexicanos por sus pinturas de los nahuas, mencioné la probable existen- cia de un canon o arquetipo del que derivaron estos y otros relatos de creación de Mesoamérica. Tal es la tesis central de mi libro Quetzalcóatl y los mitos fundadores de Mesoamérica.3 Ahí sostengo que en Tollán-Teotihuacán, no en la Tula de Hidal- go, se originaron los mitos fundadores de Mesoamérica; el mito de la creación del Quinto Sol, el relato de Tollán como epítome de la ciudad maravillosa y del reino civilizado, y la figura prodigiosa de Quetzalcóatl, el arquetipo del conduc- tor de pueblos, guerrero conquistador y modelo de gobernantes. En la memoria antigua de Mesoamérica, Teotihuacán es el lugar de los orígenes, la cuna donde nació el Quinto Sol, el nuevo orden que dio vida a los seres humanos bajo el patrocinio de Ehécatl. Diversas fuentes señalan que Ehécatl-Quetzalcóatl, el dios del aire, participó en la formación del Quinto Sol. A él se atribuye también la creación del calendario, las ciencias y las artes, la agricultura y el conjunto de los bienes civilizados.4 Ehécatl es el dios proveniente de los toltecas, el numen titular del reino de Tollán y el dios protector de Quetzalcóatl, el gobernante todo poderoso. Basado en descubrimientos como el llamado Templo de Quetzalcóatl, encla- vado en la ciudadela de Teotihuacán, así como en el análisis del emblema de la serpiente emplumada (Quetzalcóatl), llegué a la conclusión de que el personaje llamado Quetzalcóatl fue el fundador del reino y la dinastía tolteca de Tollán.5 Quizá el logro más duradero de los pobladores de Tollán consistió en envol- ver esas hazañas en los lenguajes del mito, el rito y la ideología política. El mito del Quinto Sol, con su cauda de alegorías magnéticas (la creación de los seres humanos, la vida civilizada y la dinastía real), se convirtió en el paradigma de los mitos de origen de los estados posteriores. Por ejemplo, Ehécatl, el dios creador de Tollán, reaparece en el Códice de Viena 500 años más tarde como el numen creador del reino mixteco de Tilantongo. Y otros 500 años después lo vemos figurar como el dios protector de los pueblos mixtecos refundados en esa región por las autoridades españolas en los siglos XVI y XVII.6 Tollán fue la matriz que supo acoger los legados provenientes de otros pueblos y envolverlos en el lenguaje propio de la cultura tolteca. Una vez asentados y re- producidos en Tollán, estos conocimientos fueron proyectados hacia las diversas regiones de Mesoamérica. Uno de los vestigios es el texto siguiente, que le atribuye

355 La creación del cosmos, creencias mesoamericanas. Parte 2

a Huémac, el legendario rey de Tula, la creación de un libro de libros, similar a una Biblia, donde se habían atesorado los innumerables saberes creados por el genio tolteca. Dice este texto que Huémac, el último de los soberanos de la Tula de Hidalgo, “juntó todas las historias que tenían los toltecas desde la creación del mundo hasta aquel tiempo, y las hizo pintar en un libro muy grande, en donde estaban pintados sus persecuciones y trabajos, prosperidades y buenos ejemplos, templos, ídolos, sacrificios, ritos y ceremonias que ellos usaban: astrología, filoso- fía, arquitectura y demás artes [...], y un resumen de todas las cosas de ciencia y sabiduría, batallas prósperas y adversas y otras muchas cosas e intituló a este libro [...] Teomoxtli, que bien interpretado quiere decir ‘libro divino’”.7 El libro de libros que cita el cronista Ixtlilxóchitl se inventó en Tollán- Teotihuacán y fue el canon que en adelante sirvió como modelo para componer la memoria de los mixtecos en el Códice de Viena, de los k’iche’ en el Popol Vuh, de los kaqchikeles en el Memorial de Sololá y de los nahuas de Tenochtitlán en la Le- yenda de los soles y en la Historia de los mexicanos por sus pinturas.8 Tal es, en suma, mi interpretación del antiguo legado memorioso de los pueblos de Mesoamérica.

* Extracto de: Octavio Paredes López y Sergio Estrada Orihuela (coords.), “El significado de los antiguos mitos mesoamericanos sobre la creación del cosmos, la fundación del reino y el principio de la civilización”, en Aportaciones científicas y humanísticas mexicanas en el siglo XX, FCE, México, 2008, pp. 244-251. 1 Enrique Florescano Mayet, Memoria indígena, Taurus, México, 1999, pp. 30-53. 2 En los templos de la Cruz, la Cruz Foliada y del Sol, en Palenque, se estampó en glifos en el año 692 un relato de la creación del cosmos en ese reino. Véase Linda Schele y David Freidel, A Forest of Kings: The Untold Story of the Ancient Maya, William Morrow and Company, Nueva York, 1990, pp. 246-248. 3 Resumí esta tesis en un artículo anterior, “Los paradigmas mesoamericanos que unificaron la reconstrucción del pasado: el mito de la creación del cosmos; la fundación del reino ma- ravilloso (Tollán); y Quetzalcóatl, el creador de estados y dinastías”, en Historia Mexicana, 2002, octubre-diciembre, vol. LII, pp. 309-359. 4 La Historie du Mechique y la Historia de los mexicanos por sus pinturas mencionan a Ehécatl como el dios que interviene en la creación del Quinto Sol. Véase Enrique Florescano Mayet, Quetzalcóatl y los mitos fundadores de Mesoamérica, Taurus, México, 2004, pp. 242 y 78-80. 5 Id., pp. 262-275. 6 Enrique Florescano Mayet, Historia de las historias de la nación mexicana, Taurus, México, 2002, cap. 1. 7 Fernando de Alva, Ixtlilxóchitl, Obras Históricas, vol. 1 de 2, ed. de Edmundo O´Gorman, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1972, p. 270. 8 Sostengo esta tesis en el estudio “Chichén Itzá, Teotihuacán, y los orígenes del Popol Vuh”, en La Jornada Semanal, 12 de junio de 2005, núm. 536, pp. 3-9. Este estudio se publicó en inglés en la revista Colonial Latin American Review, 2006, vol. 15, pp. 129-142.

356 Biocontrol de plagas y enfermedades de las plantas

Dra. Mayra de la Torre Martínez 31 de enero

a humanidad ha girado su vista hacia el planeta porque se ha percatado de la contaminación que ha causado y de sus consecuen- cias al ecosistema. Fue así como surgió la conciencia y la necesidad de mantener habitable el planeta. Esto ha propiciado la búsqueda de alternativas para limpiar la Tierra, así como de métodos de pro- ducción industrial y agropecuaria. El uso de microorganismos para controlar las plagas agrícolas es Luna de estas opciones. Los microorganismos de biocontrol sustituirán de manera creciente a los agroquímicos, especialmente a los pesticidas sintéticos, que no se degradan y, por lo tanto, se acumulan causando daños al ecosistema y a la salud humana y animal por su toxicidad. El uso de organismos antagonistas competidores para controlar las poblacio- nes de insectos plaga se conoce como control biológico o biocontrol y se basa en que los insectos se vuelven plaga cuando su población aumenta más allá de su umbral ecológico, principalmente debido a la desaparición de sus enemigos na- turales. Al disminuir la población de enemigos naturales, aumenta la del insecto convertido en plaga, por lo que si aquella vuelve a incrementarse, esta disminuye y se establece un equilibro. Los enemigos naturales de una especie de insectos son específicos de ella. Por ejemplo, algunos hongos conocidos como entomopatógenos son muy efectivos para el control de plagas agrícolas, como moscas, mosquitas blancas, áfidos, lan- gostas, chapulines, brocas, barrenadores, escarabajos, gorgojos, picudos y termitas. Por eso, existen productos en el mercado formulados con esporas de estos hongos. Las esporas germinan cuando están en contacto con el insecto, lo penetran y se reproducen en su interior; lo usan como fuente de alimento y, posteriormente, si hay condiciones adecuadas, entre ellas, la humedad, el hongo emerge del insecto. La actividad de estos hongos es limitada, ya que son altamente específicos. Algunos

357 Biocontrol de plagas y enfermedades de las plantas

de los hongos entomopatógenos más utilizados para el biocontrol pertenecen a los géneros Beauveria, Metarhizium, Paecilomyces, Verticillium y Langenedium, entre otros. La bacteria Bacillus thuringiensis (Bt) ha sido el agente de biocontrol más estu- diado y utilizado. Este bacilo al esporular produce proteínas Cry, las cuales cristali- zan y devienen tóxicas para los insectos. Los síntomas que causan en el insecto plaga son el cese de ingestión, parálisis del intestino, diarrea y, finalmente, la muerte. Las toxinas Cry son muy específicas y controlan insectos de los órdenes Diptera (mos- quitos), Coleoptera (escarabajos) y Lepidoptera (gusanos). Otro caso de éxito es el uso de nematodos (gusanos de tierra) entomopatógenos, que son utilizados para controlar diversos insectos cuyas larvas se desarrollan en el suelo. Este tipo de nematodos son muy interesantes, ya que son los únicos bioin- secticidas capaces de desplazarse y llegar hasta el insecto que atacarán. Se ha en- contrado que, cuando los nematodos insecticidas se aplican al suelo por medio del agua de riego, la población de nematodos patógenos de plantas disminuye porque compiten por ese nicho. También se utilizan microbios para controlar e impedir el ataque de los microor- ganismos patógenos de plantas llamados fitopatógenos. Un ejemplo es el hongo Trichoderma que se alimenta de otros hongos. Cuando se aplica al suelo, combate a los hongos fitopatógenos de la raíz, por ejemplo, los que provocan pudrición en muchos cultivos. Asimismo, se utilizan microorganismos para evitar la pudrición de frutos ya co- sechados. Algunas levaduras del género Candida protegen las manzanas de daños por hongos, compitiendo con ellos por espacio y nutrientes. Así, en lugar de su- mergirlas en fungicidas, esta levadura se puede utilizar en las manzanas al ser un organismo inofensivo para el consumidor y, por lo tanto, aprobado para utilizarse en alimentos. Todos estos organismos y microorganismos se pueden producir in vitro, es de- cir, en los reactores de una fábrica para obtener productos comerciales. Su pro- ducción en México tiene además la ventaja de utilizar tecnologías desarrolladas en el país, con menores costos de producción, creación de empleos y la utilización de organismos nativos adaptados a las condiciones ambientales de las regiones donde fueron aislados. De esta forma, se evita introducir al ecosistema organis- mos aislados de otros hábitats y países. Finalmente, para que la industria del biocontrol se desarrolle en nuestro país, es necesaria la continua vinculación entre biotecnólogos, bioingenieros, entomó- logos, fitopatólogos y agrónomos.

358 Fármacos originales Investigación y desarrollo* Parte 1

Dr. Enrique Hong Chong 7 de febrero

a investigación y el desarrollo de fármacos o medicamentos origi- nales es una actividad que generalmente ocurre en los países indus- trializados y habitualmente en el seno de las industrias farmacéuti- cas. En México, aunque existen muchas empresas en este ramo, la mayoría solo se dedica a comercializar los medicamentos e invierte poco en investigación local. En algunos casos, la investigación es de tipo clínico para dar apoyo a los productos que ya están siendo co- Lmercializados o de desarrollo farmacéutico para modificar algunas fórmulas de medicamentos que ya están en uso terapéutico. La búsqueda de fármacos ori- ginales que puedan convertirse en medicamentos ha sido escasa en la industria farmacéutica en México. A partir del cernimiento ciego realizado en 1963, se encontraron dos pistas interesantes: el MA1291, que estimulaba el útero aislado de rata, y el MA1277, un antiadrenérgico a1 distinto de los conocidos en esa época. Recibí el encargo de caracterizar el efecto oxitócico del MA1291, que posterior- mente recibió el nombre de quipazina. La quipazina resultó especialmente activa en contraer el útero de la rata, tanto in vivo como in vitro; y también tenía la capa- cidad de contraer otros músculos lisos, como la aorta de conejo y el íleo de cobayo, además de aumentar la presión arterial. Cuando envié el primer artículo para publicación, el editor de la revista sugirió que investigara el mecanismo de acción del compuesto. Rápidamente probamos diversos antagonistas y encontré que la metisergida era el activo que bloqueaba el efecto contráctil de la quipazina en el útero de rata. Este hallazgo fue seguido de un estudio acerca del papel antagonista de la quipazina. Así, al igual que la serotonina o 5-hidroxitriptamina, la quipazina contraía el útero de la rata, la aorta de conejo y la tráquea de cobayo en forma de dosis respues- ta, y estos efectos eran antagonizados en forma competitiva por la metisergida.

359 Fármacos originales. Parte 1

Sin embargo, en el caso del íleo del cobayo, el efecto contráctil de la quipazina solo era parcialmente inhibido por dos sustancias, la morfina y la fenoxibenzamina, similar a lo que sucedía con la serotonina. Esto sugería que la quipazina era capaz de estimular a los receptores M, antagonizados por la morfina, y a los receptores D, antagonizados por la fenoxibenzamina. Además, la administración subplantar de la quipazina en ratas produjo edema en sus patas, un efecto antagonizado por BOL148, un agente antiserotonínico. La administración endovenosa de una dosis alta de quipazina (10 mg/kg), dividi- da en dos administraciones a gatos, produjo una conducta de furia que no parecía estar dirigida a ningún objeto en particular y esto se podía prevenir por medio de la administración previa de ciproheptadina (un antagónico de la serotonina y la histamina). Estos hallazgos fueron publicados por Hong y cols. (1969). En esta publicación se describe a la quipazina como el primer agonista sintético de la serotonina con la capacidad de absorberse por la vía oral y penetrar la barrera hematoencefálica. Como dato interesante, también se observó que la furia producida por la qui- pazina en el gato se podía prevenir por medio de lentes de contacto oscuros (Salas y cols., 1968). En 1971, la Cámara de la Industria Farmacéutica otorgó diez premios a traba- jos biomédicos de gran mérito. Estoy orgulloso de haber obtenido uno de esos laureles con la publicación de la quipazina y de haber compartido el honor con va- rios investigadores mexicanos a quienes estimo mucho como Guillermo Soberón, Sergio Estrada Orihuela, Raúl Ondarza Vidaurreta, Fernando Antón Tay, Augusto Fernández Guardiola, Alejandro Celis, entre otros. En los setenta, se describió la relación entre la 5-hidroxitriptamina y la analge- sia, la hipotermia, diversos tipos de estereotipia, como las vueltas hacia un lado en las ratas, y el llamado síndrome serotonérgico, que ocurre con dosis altas de quipazina cuando las ratas aplanan su cuerpo en el suelo y presentan incoordina- ción motora. La continua búsqueda de análogos de la quipazina que pudieran tener efectos en el sistema nervioso central con potencial terapéutico llevó a los investigadores mexicanos Rodríguez y Pardo (1971) a encontrar algunos análogos con actividad antidepresora (de forma similar a la quipazina). Con esta y otras investigaciones se descubrió la fluoxetina, el primer antidepresor que actúa inhibiendo la recap- tura de la 5-HT, pues al liberarse en el espacio sináptico, permanece más tiempo y la transmisión serotonérgica aumenta. Cuando Fuller estaba desarrollando la fluoxetina, me preguntó si habíamos so- metido a la quipazina a farmacología clínica y qué había pasado en esas pruebas.

360 Enrique Hong Chong • 7 de febrero

Le respondí que la quipazina producía muchos efectos gastrointestinales colatera- les, como vómito, cólicos y diarrea intensos, y aumento ligero de la presión arterial. La respuesta lo tranquilizó, ya que la fluoxetina está desprovista de dichos efectos. Este hecho lo llevó a continuar con su investigación y poco después la fluoxetina se integró a la terapéutica con gran éxito, usando el nombre comercial de Prozac.

* Extracto de: Octavio Paredes López y Sergio Estrada Orihuela (coords.), “Investigación y desarrollo de fármacos originales”, en Aportaciones científicas y humanísticas mexicanas en el siglo XX, FCE, México, 2008, pp. 383-388. Enrique Hong Chong, Lawrence F. Sancilio, et al. “Similarities between the pharmacologi- cal actions of quipazine and serotonin”, en European Journal of Pharmacology, vol. 6, pp. 274- 280 (1969) [En línea]: ‹sciencedirect.com/science/article/abs/pii/001429996990185X› [Consulta: 13 de enero de 2021]. Manuel Salas Alvarado, Miguel Cervantes Alfaro y Carlos Guzmán Flores. “The action of quipazine maleate on afferent and association systems of the brain”, enBoletín de Estudios Médicos y Biológicos, vol. 25, pp. 119-128 (1968).

361 Fármacos originales Investigación y desarrollo* Parte 2

Dr. Enrique Hong Chong 14 de febrero

a administración intracerebroventricular de serotonina disminu- ye la presión arterial en perros y gatos (Bhargava y Tangri, 1959); por otra parte, Antonaccio y Robson (1973) describieron que la administración de 5-hidroxitriptofano era capaz de disminuir los impulsos de diversos nervios simpáticos. Ambos hallazgos nos reta- ron a probar el posible efecto central de la quipazina sobre la presión arterial de gatos anestesiados. LColocamos gatos anestesiados con cloralosa (analgésico que mantiene los re- flejos del sistema nervioso simpático) en un aparato esterotáxico y se les adminis- tró quipazina en un ventrículo lateral, sin que siguiera ninguna modificación de la presión arterial. Al administrar serotonina en el ventrículo contralateral, después de la inyec- ción de quipazina, observamos que el efecto hipotensor de la amina biogénica se inhibió y, al administrar una dosis mayor de serotonina, se volvió a observar la disminución de la presión arterial. Esta reacción significaba que, aunque la quipa- zina era capaz de replicar muchos de los efectos de la serotonina, por lo menos en el caso de los receptores serotonérgicos centrales que controlan la emisión de los impulsos efectores simpáticos, su naturaleza era evidentemente distinta a la de muchos de los receptores serotonérgicos que median los efectos periféricos. El hecho de que la metisergida no antagonizara el efecto hipotensor de la seroto- nina sugería que los receptores serotonínicos involucrados en el control de los im- pulsos simpáticos de la presión arterial también eran diferentes de los que producían efectos psicotomiméticos, como el LSD y que se contrarrestan con la metisergida. Fue así como pensé que deberíamos encontrar un antagonista serotonérgico capaz de absorberse por la vía oral, que penetrara la barrera hematoencefálica y tuviera efecto antihipertensivo sin producir demasiada sedación (Nava Félix y Hong, 1979).

362 Enrique Hong Chong • 14 de febrero

Entonces, sintetizamos una serie de derivados de la serotonina con sustitucio- nes que les hicieran tener un coeficiente de partición líquido/agua mayor. Esto para que pudieran absorberse al ser administrados por la vía oral y penetrar la ba- rrera hematoencefálica. Así, estos compuestos podrían ser útiles como antihiper- tensivos y como ansiolíticos o antidepresivos. El tercer compuesto en este trabajo tenía el número TR3369 y resultó ser el que estábamos buscando. Los experimentos iniciales indicaban que era una sus- tancia con efecto hipotensor y parecía disminuir los impulsos simpáticos eferen- tes sin afectar la transmisión adrenérgica. A partir de esta investigación, se realizó un macroproyecto en el que se sinteti- zaron más de 80 nuevos análogos del TR3369 (Safdy y cols., 1982), el cual poste- riormente recibió el nombre de indorenate por el USAN Council (organismo que provee la denominación genérica de los compuestos novedosos). Ninguno de los nuevos análogos resultó ser más activo que el indorrenato, sin embargo, el estudio de los nuevos derivados permitió tener una posición más sólida de patente en Estados Unidos y la comunidad económica europea. En ese tiempo, no existían patentes en México. La farmacología preclínica del indorrenato indicaba que era un antihipertensivo central, ya que bajaba la presión arterial de gatos anestesiados con cloralosa, al ser administrado en un vehículo lateral o en la arteria vertebral izquierda del gato, en una dosis que no producía ningún efecto por vía endovenosa. Su efecto antihipertensivo se demostró en muchos experimentos, por ejemplo, en ratas hipertensas renales o por administración de DOCA y en perros renales hipertensos. En el experimento de los perros, se probó el efecto crónico antihiper- tensivo del indorrenato. Esto debido a que la administración diaria de una dosis de 1 mg/kg vía oral produjo un descenso de la presión sistólica y de la diastólica durante cuatro semanas de tratamiento. Cuando la dosis se administró una vez al día, el efecto máximo se alcanzó en dos semanas. Cuando se suspendió la administración del indorrenato, no se ob- servó ningún fenómeno de rebote, como en el caso de la clonidina, un antihiper- tensivo central antagonista a2. Los datos de la toxicología parecían ser compatibles con el desarrollo del com- puesto a nivel clínico. Además, con el propósito de tener mayor seguridad, se realizó un estudio adicional de toxicología en primates.

* Extracto de: Octavio Paredes López y Sergio Estrada Orihuela (coords.), “Investigación y desarrollo de fármacos originales”, en Aportaciones científicas y humanísticas mexicanas en el siglo xx, FCE, México, 2008, pp. 383-388.

363 Fármacos originales. Parte 2

Krishna Prasad Bhargava y K. K. Tangri. “The central vasomotor effects of 5‐hydroxytryp- tamine”, en British Journal of Pharmacology, 14, 4, pp. 411-414 (1959) [En línea]: ‹https:// www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1481903› [Consulta: 13 de enero de 2021]. Michael J. Antonaccio y Ronald D. Robson. “Cardiovascular effects of 5‐hydroxytrypto- phan in anaesthetized dogs”, en Journal of Pharmacy and Pharmacology, 25, 6, pp. 495-497 (1973) [En línea]: ‹https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/j.2042-7158.1973. tb09142.x› [Consulta: 13 de enero de 2021]. Patricia Nava Félix y Enrique Hong Chong. “Nature of the central serotonin receptors me- diating hypotension”, en Journal of Cardiovascular Pharmacology, vol. 1, pp. 461-466 (1979) [En línea]: ‹https://journals.lww.com/cardiovascularpharm/Abstract/1979/07000/Na- ture_of_the_Central_Serotonin_Receptors.8.aspx› [Consulta: 13 de enero de 2021]. Max E. Safdy, Elva Kurchacova, et al. “Tryptophan analogues. I. Synthesis and antihyper- tensive activity of positional isomers”, en Journal of Medical Chemistry, vol. 25, pp. 723-730 (1982) [En línea]: ‹https://pubs.acs.org/doi/abs/10.1021/jm00348a022› [Consulta: 13 de enero de 2021].

364 De unas vacaciones a un objetivo en la vida

Dr. Gerardo Gamba Ayala 21 de febrero

uando teníamos 16 años y estábamos por terminar el segun- do año de preparatoria, Marco, un amigo mío de entonces, planeó un viaje a un pequeño pueblo de Massachusetts lla- mado Randolph, 22 km al sur de la ciudad de Boston. Su papá había sido atendido en un hospital de ahí por algún padeci- miento que no recuerdo, conoció a una familia que vivía en ese pueblo y había enviado a Marco con ellos durante el vera- Cno del año anterior. La propuesta era irnos en su bocho 1972, que entonces tenía 87 mil kilóme- tros recorridos, para pasar el verano en Randolph. Pensé que era uno más de los planes locos y a veces irracionales que Marco hacía y que jamás podría obtener el permiso para ir. Ante mi incredulidad y para no ir solo, convenció a dos amigos suyos que yo no conocía para que lo acompañaran. El día anterior a su partida vino a la casa a despedirse y le contó a mi mamá sobre el viaje que iniciaría al día siguiente. Para mi sorpresa, mi madre volteó a verme y me preguntó: “¿Y tú por qué no vas con ellos?”. A las 5 de la mañana conocí a Carlos y a Luis Jaime cuando pasamos a recogerlos. Los cuatro éramos menores de edad. De hecho, solo Marco y yo sabíamos manejar. Es paradójico que en ese entonces, sin las comunicaciones ni las facilidades electrónicas de ahora, fuéramos libres de hacer tal aventura a tan temprana edad, cosa hoy impensable para la mayoría de los adolescentes. Nos tomó seis días llegar a Randolph, un 9 de junio de 1977. Estuvimos en Randolph cuatro semanas repartidos entre dos casas de familias que nos dieron asilo. A mí me tocó hospedarme en casa de los Gray, en donde conocí a mi buen amigo Mike y a su esposa Susan (entonces su novia), con quien he mantenido una amistad entrañable a lo largo de 40 años. Escribo estas líneas desde Acapulco en donde en este momento mi esposa y yo pasamos una semana de vacaciones junto con Mike y Susan.

365 De unas vacaciones a un objetivo en la vida

En algún momento de ese verano, acompañamos a Mike a recoger a Susan a Boston, donde trabajaba en la oficina de expedición de pasaportes. Como enton- ces ya sabía que quería ser médico y había escogido el área II para iniciar el último año del bachillerato, Mike me dijo: “¿Por qué no aprovechamos la vuelta para que conozcas algunos de los famosos hospitales de Boston?”. Hasta ese momento supe que había hospitales famosos en Boston. Mike me llevó a un paseo que se convirtió en un ensueño y me cambió la vida. En un solo día, conocí los hospitales Peter Bent Brigham, Boston Children’s, Dana Farber Cancer Institute, Beth Israel y la Clínica Joslin para diabetes, así como los elegantes edificios que rodean a la Escuela de Medicina de la Univer- sidad de Harvard y la famosa Countway Library of Medicine, cuyo sexto piso, aprendí años después, aloja las oficinas editoriales delNew England Journal of Medicine. Cuando vi el Peter Bent Brigham, supe en dónde quería hacer estudios de posgrado al terminar la carrera de Medicina y me fijé un destino a alcanzar en la vida. Algo similar me sucedió años más tarde cuando era estudiante y conocí los institutos nacionales de salud en el sur de la Ciudad de México, en particular, el entonces Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubirán. Ingresar a ese prestigioso recinto para la residencia de medicina interna se convirtió en una ob- sesión. Ya como residente ahí, un día, que recuerdo vívidamente, el propio maes- tro Zubirán me contó que entre 1923 y 1924 había realizado sus estudios de pos- grado en el hospital Peter Bent Brigham. Ya no había marcha atrás, de una u otra forma yo tendría que estudiar el posgrado en esa institución que tanto me había impresionado. Además, parecía que con el maestro Zubirán había iniciado lo que se convertiría en una especie de tradición, pues a lo largo de los años decenas de médicos del Instituto hemos realizado estudios de posgrado en el Brigham. El Peter Bent Brigham se fusionó en 1980 con el Boston Hospital for Women y constituyó el actual Brigham and Women’s Hospital. Como estudiante de posgrado en el Brigham, un día husmeando en la biblioteca Countway, me encontré con una muestra gráfica de la siguiente noticia histórica. En el año de 1963, en ocasión del 50.o aniversario, el entonces hospital Peter Bent Brigham decidió otorgar un reconocimiento especial, que consistía en un diploma y una medalla de oro, a 12 personas que, habiendo estudiado en dicha institución, hu- bieran desarrollado las carreras más productivas en medicina en beneficio de la humanidad. Una de las doce personalidades que recibió la medalla fue el maestro Salvador Zubirán. El diploma que le entregaron dice: “por logros en medicina para la humanidad en cualquier lugar” (for achievement in medicine for human- kind wherever).

366 Gerardo Gamba Ayala • 21 de febrero

Haber ido a Boston hace 40 años generó un objetivo en mi vida. Alcanzarlo jugó un papel fundamental en mi carrera como investigador científico. La exposición de los jóvenes a la diversidad de posibilidades para desarrollar su vida profesional es importante, ya sea dentro del país o en el extranjero. Los programas de pregrado deben ir presentando las opciones para que los alumnos puedan exponerse a otras universidades y programas por cierto tiempo. Afortunadamente, esto es algo que ha venido creciendo en el país y cada vez son más los programas que promueven este tipo de intercambios entre las universida- des. Hay que procurar que este tipo de experiencias se extiendan a las preparatorias e inclusive a las secundarias. Uno nunca sabe en qué momento un adolescente puede ser impactado positivamente por algo que le genere un deseo, le fije una meta y le cambie la vida.

367 Diez años han transcurrido

Dr. Gerardo Gamba Ayala 28 de febrero

a última vez que lo vi fue en el elevador de un hotel en Viena a finales del 2007. Al respecto del trabajo recién terminado en mi laboratorio, le dije al despedirme: “Te envío el artículo para que lo revises y si te parece lo enviemos al PNAS (Proceedings of the Natio- nal Academy of Sciences, prestigiada revista de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos)”. Meses más tarde, cuando el artículo fue aceptado para publica- Lción, me envió un correo que decía: “Excellent work, congratulations, onward for the next paper (excelente trabajo, felicidades, adelante con el siguiente)”. Tres días después, murió mientras dormía, a la temprana edad de 61 años. Así era Steve. No importaba si hoy habías publicado tu mejor artículo, porque ya tenías que estar trabajando en el siguiente. Lo conocí cuando fui a entrevistarme en busca del posdoctorado (en 1989) en la División Renal del Brigham and Women’s Hospital de Boston, emblemático hospital asociado a la Escuela de Medicina de Harvard. Él tenía 42 años y yo 27. Me impresionó su inteligencia y claridad men- tal, pero, sobre todo, su valentía. A pesar de que le iba muy bien con lo que hacía y en esos momentos publicaba un artículo original en la revista Nature, me dijo que planeaba dejarlo todo para transformar su laboratorio en una unidad de biología molecular que le permitiera identificar los genes que codifican para los transporta- dores de membrana que tenía años estudiando a nivel fisiológico. Meses más tarde, estábamos tres clínicos en el laboratorio: Steve, Kevin (tam- bién posdoc que ingresó el mismo día) y yo, sin conocimientos en biología mole- cular, pero con el objetivo de identificar unos genes que en ese momento parecían imposibles. Sabíamos lo que queríamos hacer y el porqué, pero apenas teníamos una vaga idea de cómo hacerlo. Nuestra ventaja era que estudiábamos en una uni- versidad con recursos intelectuales y económicos ilimitados, en donde podría- mos encontrar el cómo.

368 Gerardo Gamba Ayala • 28 de febrero

Steve cerraba un capítulo de su vida para adentrarse en una aventura incierta, de muy alto riesgo. Kevin y yo, recién terminadas las residencias de medicina in- terna y nefrología, hacíamos lo mismo, pero en nuestra inocencia no teníamos la menor idea del riesgo que corríamos. Tres años más tarde, habíamos logrado los objetivos planteados y más. Había- mos clonado los genes que codifican para los transportadores de sal que en el ri- ñón funcionan como los receptores para los diuréticos que más utilizamos en la clínica, así como el canal de potasio Kir 1.1, clave en múltiples eventos fisiológicos de diversos órganos; clonamos también el receptor-sensor de calcio, con el cual abrimos un capítulo nuevo en la historia de la medicina. Mostramos que el calcio en los líquidos corporales funciona como una hormona al regular múltiples varia- bles fisiológicas por unirse a un receptor específico de membrana. Los resultados de esta aventura fueron publicados en dos artículos de la revista Nature (362:31, 1993 y 366:575, 1993), uno en el PNAS (90:2749, 1993) y uno más en el Journal of Biological Chemistry (269:17713, 1994), los cuales en conjunto han sido cita- dos miles de veces. Steve Hebert era el arquetipo del investigador científico: visionario, siempre in- teresado en resolver un problema que fuera original e importante. Anteponía lo necesario para encontrar la verdad del fenómeno. De los muchos que le conocí, na- rro un episodio que muestra con claridad su naturaleza científica. Después de cinco meses de batallar con revisiones que fueron y vinieron a la revista Nature, el artículo que describe la clonación del ADN que codifica para el canal de potasio rectificador entrante (Kir 1.1) fue aceptado. Este era el primer canal de una gran familia que luego fue identificada molecularmente. El nuestro sería elresearch article, que ocupa la parte central del ejemplar y en ese entonces se publicaba una vez por semana. El trabajo describía, entre otras cosas, que el canal es inhibido por ATP. Mientras el trabajo estaba en prensa, Steve le envió la clona de ADNc a un in- vestigador en otra universidad por motivos de colaboración. Justo el día en que recibimos el fax con las galeras para su revisión (entonces no había correo elec- trónico), el investigador le llamó a Steve para decirle que había hecho un par de experimentos y no podía reproducir la inhibición del canal por ATP. Al terminar la llamada, y a pesar de que Steve sabía que la clonación de otro miembro de esta familia por Lily Jan de la Universidad de California le pisaba los talones a nuestra publicación, en un acto de valentía y ética científica, tomó el teléfono y llamó al editor de la revista para pedirle que detuvieran la publicación del artículo, hasta que no estuviera seguro del dato que ahí venía sobre el ATP. La publicación, que debió haber ocurrido en enero, se retrasó dos meses más. Afortunadamente, alcanzó a ver la luz antes que el de la doctora Jan, por una semana de diferencia.

369 Diez años han transcurrido

Hace diez años, Steve murió mientras dormía. Es la única forma de inmortali- dad que conozco, porque él nunca supo que moría. Es una pena, tenía tantas cosas por hacer. Había generado la idea de que estimular el sensor de calcio en el epitelio intestinal podría ser una terapia útil para la diarrea secretora, que tantas vidas sigue cobrando en el mundo, y la fundación Gates le había autorizado un monto estra- tosférico para explorar esta posibilidad. Asimismo, la fundación Nobel empezaba a tomarlo seriamente en consideración por haber identificado el sensor de calcio. Gracias a él, tenemos medicamentos que modulan la actividad de este sensor, úti- les en la terapia de pacientes con enfermedad renal crónica. Steve me enseñó a ser científico. Han pasado diez años desde que se fue y lo seguimos extrañando profundamente. Nos ha hecho mucha falta.

370 ¿Cómo se forma una estrella?

Dra. Susana Lizano Soberón 7 de marzo

n la actualidad, sabemos que las estrellas se forman por el colapso gravitacional de un pequeño pedacito de nube dentro de nubes moleculares gigantes que contienen cientos de miles de veces la masa del Sol. A inicios de la década de 1980, se descubrió que las estrellas jóvenes arrojan en forma bipolar chorros de material hacia el espacio que empujan y destruyen la nube materna. En su momento, este descubrimiento fue inesperado, dado que lo que Ese buscaba era evidencia del colapso gravitacional. Sin embargo, este fenómeno fue una pieza clave en la comprensión del proceso de formación de estrellas de baja masa, como el Sol. Aunque sin evidencia observacional, se creía que los flujos bipolares eran empujados por poderosos vientos de la estrella joven. En este escrito me enfocaré en relatar la experiencia en mi trabajo doctoral sobre el descubrimiento del primer viento de una protoestrella, como lo fue el Sol en su juventud. La primera detección del poderoso viento de las estrellas en formación permitió establecer las altísimas pérdidas de masa de este tipo de vientos y conocer sus condiciones físicas, como composición, grado de ioniza- ción y temperatura. Con este descubrimiento, propusimos la teoría del viento X, un mecanismo magnetocentrífugo que puede generar estos intensos vientos protoestelares. La teoría concilió el proceso de pérdida de masa de la protoestrella con su acre- cimiento de masa a través de un disco protoplanetario. Con este modelo propu- simos la necesidad de la simultaneidad de la acreción y la pérdida de masa de la protoestrella; este pensamiento a finales de los ochenta fue visto con recelo por la comunidad científica, aunque después se estableció observacionalmente. Durante este periodo, nuestro grupo en la Universidad de California, en Berkeley, propuso un esquema evolutivo para la formación de estrellas de baja masa que sintetizaba un gran conjunto de observaciones. Una pieza clave del es-

371 ¿Cómo se forma una estrella?

quema son los poderosos vientos protoestelares. Durante la última década del siglo XX, este proceso de formación estelar fue confrontado exhaustivamente con observaciones y quedó establecido como el paradigma actual de la formación de estrellas de baja masa. En mi investigación doctoral, la cual trató de la formación de núcleos densos en nubes moleculares, cunas de las estrellas de baja masa, estudié escritos sobre las propiedades de las estrellas jóvenes. Me enfoqué en el fenómeno de los flujos bipolares de alta velocidad, que están constituidos por material molecular arro- jado por la estrella joven en dos chorros que se mueven en direcciones opuestas. Se pensaba que estos flujos eran material de la nube arrastrado por fuertes vien- tos estelares eyectados por la protoestrella hacia dos polos opuestos. Los radioastró- nomos, quienes estudiaban los detalles del proceso de formación estelar dentro de la nube materna, buscaban evidencia del colapso gravitacional de un pedacito de esta para formar la estrella. En su lugar, encontraron evidencia de un viento estelar muy poderoso capaz de desplazar y destruir la nube materna. Aunque, desde un punto de vista teórico, los vientos estelares resolvían un pro- blema grave, ya que al empujar la nube podían impedir que toda ella cayese sobre la estrella y un hoyo negro se originara, al inicio no se entendía cómo se formaban estas estrellas. Había evidencia de que algo empujaba los flujos moleculares y se presumía que eran vientos estelares. Pero estos no se habían encontrado a pesar de haberlos bus- cado. Se creía que deberían ser neutros porque las estrellas jóvenes de baja masa, como el Sol, alcanzan temperaturas superficiales relativamente bajas (4,000- 5,000 K), por lo que no producen mucha radiación con la suficiente energía para ionizar el hidrógeno. Por el contrario, las estrellas con 20 o 30 veces la masa del Sol tienen vientos totalmente ionizados, cuya emisión se observa con relativa fa- cilidad. Los vientos atómicos de las protoestrellas tipo solar deberían de emitir radia- ción en una transición hiperfina del átomo de hidrógeno en la cual el espín del electrón cambia de orientación. Esta transición es de baja energía y su longitud de onda es de 21 cm. La idea de los vientos estelares era muy atractiva, por lo que me pregunté por qué no los habían detectado. Revisé las tasas de pérdida de masa que se esperaba tuvieran los vientos estelares de los flujos bipolares y estimé la emisión. Para las observaciones con radiotelescopios generalmente lo que interesa saber es la resolución angular del telescopio, esto es, la capacidad de proveer detalles de una fuente en el cielo y la sensitividad, en otras palabras, la magnitud mínima de la emisión, que se puede observar. También vale la pena explicar cómo es el

372 Susana Lizano Soberón • 7 de marzo

telescopio de Arecibo: una enorme antena de radio de 305 m de diámetro colo- cada sobre un cráter en la isla de Puerto Rico. Al realizar mis observaciones, en una pantalla del telescopio, aparecía la línea de 21 cm de la fuente HH7-11, en donde se cree que hay una estrella joven de una masa solar. Pude ver que la línea de hidrógeno a 21 cm tenía un ala pequeñísima, con velocidades de hasta 100 km/s. Este gas atómico en las alas de la línea se estaba moviendo rapidísimo, a 360,000 km/h. Se trataba de la emisión de viento neutro que estábamos buscan- do. La emisión en el centro de la línea se debía a un gas atómico de la nube con velocidad cercana a cero. Me pareció increíble que la señal de ese viento tan buscado fuera solo un ala diminuta. Otra sorpresa fue que esperaba ver unas alas simétricas correspondiendo al viento estelar lanzado en direcciones opuestas, una parte ale- jándose de nosotros y la otra acercándose. El ala azul acercándose a nosotros, que por convención corresponde a veloci- dades negativas, presentaba una absorción que impedía ver el gas a alta velocidad. Después entendimos que esto se debía a que en el plano de la galaxia existen muchas nubes de hidrógeno rotando alrededor del centro, las cuales atravesamos en la línea de vista hacia esta fuente. Estas nubes confundían la emisión del ala azul del objeto que estábamos obser- vando. Observamos esta fuente durante muchas horas para obtener una mejor señal sin ruido, pero el ala roja no cambió mucho. Esto ya no importó porque habíamos descubierto una pieza clave en el proceso de formación de las estrellas de baja masa, en otras palabras, la existencia de un viento muy intenso con una tasa de pérdida de masa 100 millones de veces mayor a la del Sol en la actualidad. Procesar los datos significa corregir la señal cruda de los efectos instrumentales que han sido calibrados previamente. De este modo, completamos un trabajo muy sólido en el que demostramos la existencia de estos vientos y sus condiciones físicas. Con estas observaciones aprendí que hay que tener fe en lo que se está buscando.

373 Remembranzas de Octavio Novaro

Dr. Jorge Flores Valdés 14 de marzo

ctavio Novaro estudió la primaria en el Mexico City School, que se encontraba en la avenida Campos Elíseos, en el viejo Polanco. Ahí cursé yo también la primaria y lo conocí cuan- do ambos éramos niños. Desde entonces, sorprendía su gran estatura. Lo dejé de ver durante los años de la secundaria y la pre- paratoria. Supe de él en esa época porque fue compañero Ode Jacqueline Roux, quien fue mi esposa. Jacqueline, Octavio y Rafael Costero asistían al mismo grupo en la Escuela Nacional Preparatoria número 1 con sede en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, en el centro mismo de la capital mexicana. Cito a Rafael Costero, hoy astrónomo e hijo de don Isaac, uno de los primeros investigadores biomédicos en México, porque él y Octavio eran amigos insepa- rables. Los compañeros los llamaban con justicia, David y Goliat, pues Rafael no era alto. Volví a encontrar a Octavio cuando ambos éramos alumnos de la carrera de Física en la Facultad de Ciencias de la UNAM. Para entonces, él ya había hecho un largo viaje por países exóticos, la India, entre ellos. No lo traté mucho en esa épo- ca, pero poco después fuimos colegas porque a ambos nos dirigió el gran maestro Marcos Moshinsky en el posgrado. En el piso 10 de la Torre de Ciencias, hoy Torre II de Humanidades, teníamos nuestros cubículos. Un día, Novaro, siempre amable y cortés, encontró cerrada la puerta de su oficina y, como no traía llave y le urgía entrar, la tumbó de una buena patada. Esto no fue una empresa menor, esas puertas estaban bien construidas con una linda madera sujeta a un marco de hierro. Durante sus estudios de posgrado, nos hicimos buenos amigos. Fui sinodal en sus exámenes generales y luego Octavio hizo su tesis doctoral con el maestro Moshinsky. El tema fue la teoría de grupos aplicada al estudio de los átomos. Por primera vez se estudiaba la física atómica con las técnicas desarrolladas por

374 Jorge Flores Valdés • 14 de marzo

Marcos, porque esos temas eran cercanos a los que interesaban en el entonces recién creado Instituto Mexicano del Petróleo (IMP). Novaro fue contratado ahí. Un buen grupo, liderado por Leopoldo García Colín, estaba en formación. Mis amigos, Fernando del Río y Salvador Malo, también eran parte. Como Fernando, Salvador y Octavio vivían en el sur de la ciudad y el viaje al lejano norte era pesado, los tres compartían un coche. Un día tuvieron un per- cance y chocaron con otro auto. Este transportaba a un buen número de personas agresivas, que luego luego les echaron pleito a los físicos. Cuando Octavio salió del coche y se desenredó, los agresores salieron huyendo. Después de algún tiempo en el IMP, Novaro por fin ingresó al Instituto de Física de la UNAM (IFUNAM). Ahí nos hicimos coautores y publicamos un par de artículos. El primero de ellos es el único artículo que he publicado en francés. Lo enviamos a los anales de la Académie des Sciences y lo presentó nada menos que Louis de Broglie, el creador de la mecánica ondulatoria. Aunque no volvimos a publicar juntos hasta 1987, colaboramos en varias oca- siones en diversos menesteres. Por ejemplo, Octavio fue jefe del Departamen- to de Física Teórica cuando yo dirigía el IFUNAM. Cuando se fundó el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), yo era subsecretario de Educación Superior e Investigación Científica de la Secretaría de Educación Pública y teníamos el pro- blema de elegir a las comisiones dictaminadoras, cuyos miembros debían ser cien- tíficos distinguidos, sin ninguna tacha. Para la Comisión de Ciencias Exactas, uno de los elegidos fue Novaro, quien poco después recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes, y fue elegido miembro del Colegio Nacional y del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República. Cuando Octavio fue director del IFUNAM, interactuamos frecuentemente. Una de aquellas ocasiones fue curiosa. Por alguna razón, Luis Raúl González Pérez, encargado de resolver lo relativo al atentado que dio muerte a Luis Donaldo Colosio, candidato a la presidencia de México, pidió a los físicos que aclararan ciertos aspectos del acontecimiento. Se trataba de averiguar si habían sido dos o uno los ejecutores de Colosio. Como yo había organizado en Universum, el Museo de las Ciencias de la UNAM, una serie de actividades con presentaciones de bailarines y gimnastas, a Octavio se le ocurrió que organizáramos con ellos un si- mulacro. Contábamos con un video del atentado, los actores y nosotros lo vimos decenas de veces. Al final, concluimos que hubo un solo criminal. Otra interacción trascendente fue cuando durante varios meses diseñamos el nuevo posgrado de Ciencias Físicas de la UNAM. Octavio y yo tuvimos una estre- cha colaboración porque en el IFUNAM se instaló la primera sede de los nuevos programas de estudio y echarlos a andar requirió de un esfuerzo casi mágico.

375 Remembranzas de Octavio Novaro

Nuestra colaboración como investigadores la reiniciamos a raíz del terremoto del 19 de septiembre de 1985, hace casi un tercio de siglo. Esta historia es intere- sante. Una semana después del devastador sismo, que causó el derrumbe de cerca de 500 edificios en la Ciudad de México, encontré en el periódico un plano de la ciudad que marcaba los edificios colapsados. Les mostré el plano a Thomas Seligman y a Octavio, ambos estuvieron de acuerdo en que semejaba una función de ondas como las que calculábamos con frecuencia. ¿Qué es lo que resonaba? Pronto lo averiguamos: era el antiguo lago de Tenochtitlán. Ya que contábamos con los programas de cómputo apropiados, en unos cuantos meses obtuvimos las amplitudes de respuesta, tomando en cuenta la caprichosa frontera del lago. A nuestra disposición había un solo parámetro: la ve- locidad de las ondas sísmicas. Para ajustar el mapa de daños, esa velocidad resultó ser ¡la velocidad del sonido en el agua! Este resultado lo publicamos en la revista Nature y se incluyó en la portada. Ahí fue cuando la puerca torció el rabo: el resultado no les gustó ni a los sismólo- gos profesionales ni a los ingenieros expertos en riesgo sísmico. Tuvimos que darnos a la tarea de justificar nuestro resultado. Publicamos nueve artículos sobre el tema y, por fin, en 1999 escribimos un artículo con el gran geofísico, Cinna Lomnitz, nuestro amigo. Con ello, creemos, se estableció nuestro modelo y se explicó bien la fenomenología de la extraña respuesta sísmica de la Cuenca de México. Varios años después, Octavio y yo, con otros colegas, trabajamos sobre los sis- mos en la Ciudad de México otra vez. En el 2011, publicamos en la prestigiada revista European Physics Letters un artículo donde mostrábamos que en los terre- motos se da un efecto llamado “resonancia gigante” que causa una gran ampli- ficación de las señales. Este fenómeno fue descubierto en los años cuarenta del siglo pasado en los núcleos. Después se ha visto en átomos, moléculas, sólidos y vibraciones elásticas. Ahora lo encontramos también en resonancias de sistemas enormes como el Valle de México. Últimamente nos volvimos a encontrar como físicos a causa de los recientes te- rremotos ocurridos en septiembre del 2017. Tratamos de entender las diferencias de lo ocurrido el día 7 con lo que pasó el fatídico 19. Tenemos ya muchos cálculos y nuestros resultados están por enviarse a publicar. Hasta hace un par de meses, Octavio trabajó activamente e incluso llegó a escribir una versión preliminar de lo que ahora será su artículo póstumo. Colaboramos también recientemente en los trabajos de la Fundación Marcos Moshinsky. El maestro dejó una buena cantidad de dinero para apoyar a investiga- dores jóvenes. Nos legó esos fondos a cinco de sus alumnos, entre ellos, Octavio y yo. Entonces decidimos crear una fundación que en los últimos años ha otorgado

376 Jorge Flores Valdés • 14 de marzo

decenas de Cátedras Moshinsky a investigadores jóvenes. Según la opinión de mu- chos de ellos, esta donación les ha ayudado mucho para incrementar y acelerar su trabajo. Afortunadamente, en octubre del 2015, varias instituciones decidieron orga- nizar un simposio en homenaje a Octavio Novaro. Participamos muchos de sus amigos, quienes resaltamos, aparte de su gran altura física, su altura moral y su altura intelectual, las cuales también son de admirarse. Hoy lamentamos profun- damente su deceso, ocurrido el martes 6 de marzo de 2018.

377 La luz a escala nanométrica y su aplicación Parte 1 Dra. Cecilia Noguez Garrido 21 de marzo

a comprensión de las propiedades ópticas de las nanopartículas nos proporciona una serie de aplicaciones importantes en áreas como salud, energía, medio ambiente y muchas más. La nanociencia y la nanotecnología son de los grandes temas de la física de este siglo. La palabra nano tiene raíces griegas y significa ‘muy, muy pequeño’. En ciencia, nano- se usa como prefijo y denota la mil millonésima parte de algo. Por ejemplo, un nanosegundo es la mil millonésima parte de un segundo y lo denotamos como 10-9 s o 0.000 000 001 s; L -9 lo mismo ocurre con nanogramo (10 g) y con nanómetro, la mil millonésima par- te de un metro o 10-9 m, que también denotamos como 1 nm. Con la finalidad de tener una idea de lo que significa fabricar, observar y mani- pular objetos a escala nanométrica, propongo este ejercicio: imaginemos una tira de papel que mide exactamente un metro de largo; luego, la dividimos en diez partes iguales que equivalen a un decímetro o 10-1 m. Cortemos con unas tije- ras una de estas partes y dividamos el pedazo nuevamente en diez partes iguales. Cada una de estas partes es igual a un centímetro o 10-2 m. Repitamos el mismo procedimiento una vez más, obteniendo el milímetro o 10-3 m. En esta etapa, nos damos cuenta de que para llegar a la escala nanométrica es necesario repetir el pro- cedimiento exactamente nueve veces, lo cual no parece demasiado. Sin embargo, para continuar vemos que ya no es suficiente utilizar una tijera y una regla, ahora necesitaremos instrumentos más precisos para medir, sujetar y cortar la décima parte del milímetro. De esta manera, podemos intuir que para alcanzar una escala nanométrica nos enfrentamos con retos científicos y tecnológicos que requieren instrumentos y herramientas precisas, como los microscopios electrónicos de barri- do, de transmisión y de fuerza atómica, que nos permiten observar nanopartículas individuales; además de medidas de la respuesta óptica, magnética, térmica, elec- trónica y otras de un conjunto de partículas.

378 Cecilia Noguez Garrido • 21 de marzo

Otro reto es que se requieren técnicas sofisticadas para fabricar las nanoestruc- turas. Existen tanto métodos físicos, como el crecimiento epitaxial, la nanolito- grafía o la deposición molecular en fase vapor, como métodos químicos, los coloi- dales y la reducción/oxidación, que comúnmente aglutinan átomos para formar estructuras nanométricas. Además, existen muchas estructuras en la naturaleza a escala nanométrica, las cuales, hasta hace pocos años podemos observar, manipular y tener algún control sobre ellas. Un ejemplo es el ADN de los seres vivos, compuesto por moléculas que forman estructuras nanométricas. De manera similar, algunas bacterias y virus son de tamaño nanométrico. E incluso desde hace muchos siglos, muchas veces sin saberlo, el hombre ha fabricado dispositivos compuestos de estructuras a escala nanométrica. Un ejem- plo son los coloridos vitrales de las catedrales en Europa que se construyeron a finales de la Edad Media y durante el Renacimiento. Los vitrales se fabricaron incorporando ciertas sales de oro, plata o cobre, entre otros materiales, durante la elaboración del vidrio. Dependiendo del tipo de sal, su cantidad y tiempo de “cocción”, se controlaba el color del vidrio a través del cual la luz pasaría. Más adelante veremos a qué se debe esta propiedad.

Cecilia Noguez Garrido. “Física a escala nanométrica”, en Fronteras de la física en el siglo xxi, Octavio Miramontes y Karen Volke (editores), CopIt-arXives, México, 2013 [En lí- nea]: ‹http://scifunam.fisica.unam.mx/mir/copit/TS0011ES/Noguez.pdf› [Consulta: 13 de enero de 2021]. Ignacio Luis Garzón y Cecilia Noguez Garrido. “Nanociencia y nanotecnología”, en Ciencia y Tecnología, 30, pp. 46-49 (2005). Cecilia Noguez Garrido. “Comprimiendo la luz”, en Ciencia, 63, 3, pp. 39-45 (2016) [En línea] ‹http://www.revistaciencia.amc.edu.mx/images/revista/67_3/PDF/Compri- miendoLaLuz.pdf› [Consulta: 13 de enero de 2021].

379 La luz a escala nanométrica y su aplicación Parte 2 Dra. Cecilia Noguez Garrido 4 de abril

l átomo de hidrógeno tiene un tamaño aproximado de 10-10 m, es decir, diez veces más pequeño que el nanómetro, por lo que a lo largo de un nanómetro podríamos tener una cadena compuesta de alrededor de diez átomos de hidrógeno. Cuando hablamos de estructuras nanométricas nos referimos a partículas con tamaños de entre 1 y 100 nm, que pueden estar compuestas de decenas de átomos e inclusive millones. A estas escalas, la naturaleza cuántica del sistema cobra relevancia. Recorde- E 23 mos que en un centímetro cúbico tenemos del orden de 10 átomos (100 mil millones de millones de millones), por lo tanto, las nanoestructuras están com- puestas por muy pocos átomos si se compara con la macroescala. Por otro lado, tenemos muchos átomos si nuestra intención es investigar las propiedades físicas del sistema desde un punto de vista analítico o computacional, por lo que se usa la mecánica cuántica para muchos átomos y sus correspondientes electrones. A estos materiales de tamaño nanométrico les llamamos “nanoestructuras” o “nano- partículas” y forman un puente de enlace entre la escala atómica y molecular, y la materia a escala micrométrica (10-6 m), aquella que inunda los circuitos electróni- cos de nuestros más preciados gadgets. Las nanoestructuras no solo se distinguen por su tamaño y el número de átomos que las componen, sino principalmente por sus propiedades físicas y químicas, que son distintas a las que presentarían los mismos materiales a escalas mayores, como a micro y macro escalas, o a escalas menores en forma de átomos o moléculas. A la nanoescala, la naturaleza cuántica del sistema domina la respuesta a dife- rentes estímulos externos. Un ejemplo es el relacionado con los colores de los vitra- les: el color de un pedazo grande es el mismo si este se corta en diferentes tamaños y formas. Pasa igual con una cuchara, un arete, una esfera, un prisma o un cubo hechos de plata.

380 Cecilia Noguez Garrido • 4 de abril

El color de las nanopartículas de plata depende totalmente de su tamaño y su forma. Esto significa que la respuesta de las nanopartículas a diferentes estímulos externos depende del tamaño y la forma, que, a su vez, dependen de diferentes variables como el proceso de formación de las partículas, la temperatura y el am- biente, entre otros. Otra cualidad importante de las nanopartículas es que cuando su tamaño se re- duce, la relación entre los átomos que forman la superficie respecto a aquellos en el volumen cambia drásticamente. En algunos casos, la superficie domina sobre el volumen, como sucede con los nanotubos, los fulerenos y nanopartículas de alrede- dor de 1 nm. Este hecho potencia algunas propiedades físicas y químicas, como la catálisis y la actividad bactericida de la plata, entre otras, en parte porque la super- ficie expuesta es mucho mayor. También se observan algunos fenómenos que no se ven en la macroescala o en átomos y moléculas. El estudio y control de estas nuevas propiedades, así como el proceso de enten- der los nuevos fenómenos físicos que suceden en los nanomateriales, es una de las tareas más interesantes y retadoras que tienen la física en general y la nanociencia en este siglo. La complejidad de fabricar, observar y manipular nanoestructuras, así como su potencial aplicación, demanda de la colaboración de varias disciplinas. Por ejemplo, la comunidad científica está muy interesada en el estudio de las pro- piedades ópticas de las nanopartículas, las que dan color a los vitrales de la Edad Media. Esto se debe principalmente a la alta dependencia de esta propiedad con la morfología y el tamaño de las partículas, así como con otros parámetros, como su interacción con otras nanopartículas y el medio ambiente en donde se encuentran. El entendimiento de este fenómeno proporciona una gama de aplicaciones importantes en diferentes áreas. El tamaño y la temperatura determinan la mor- fología de las nanopartículas, mientras que la morfología y el tamaño determinan su color. Lo que sucedía en los vitrales es que, al diluir sales de oro o plata en los vidrios y calentarlos, se formaban nanopartículas de diferentes tamaños y formas. Por lo tanto, el color se controlaba con la cantidad de sales en el vidrio y cambiando la temperatura y el tiempo de cocción para después enfriarlo repentinamente. Por supuesto, en esa época no se sabía cuál era el proceso físico de fabricación ni que se formaban nanopartículas mediante ese procedimiento, por lo que los colores se obtenían a base de ensayo y error, con lo cual la experiencia del artesano era muy importante. En la actualidad, la experiencia del científico también resulta muy importante, ya que se busca establecer procesos para fabricar nanoestructuras de un solo tamaño y de una sola forma, es decir, muestras monodispersas con propiedades uniformes.

381 Agenda 2030 de la onu: por un mundo mejor Parte 1

Dr. Francisco Sánchez Sesma 11 de abril

as Naciones Unidas adoptaron en el 2015, de manera unánime, la Agenda 2030, orientada por los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que emergen de la revisión de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Para coadyuvar en estas tareas, la Corpora- ción Carnegie de Nueva York ha apoyado a las academias del mun- do a través de la Sociedad InterAcademias (IAP, por sus siglas en inglés) para que exploren formas en que la ciencia, la tecnología y Lla innovación puedan contribuir a la consecución de los objetivos, ya sea median- te la consejería científica o la difusión general de estos temas. La naturaleza ambiciosa e inclusiva de la Agenda 2030 exige numerosas ac- ciones políticas, académicas y sociales a nivel mundial. Muchas de estas integran los 17 ODS y las 169 metas que buscan la erradicación de la pobreza, combatir la desigualdad y promover la prosperidad y la paz, entre otras. Por su carácter inclu- yente e igualitario, los ODS poseen una intrínseca fuerza trasformadora. La ciencia es vital para la ejecución de estas acciones y permitirá garantizar ca- lidad y constancia en las labores que se requieran. Muchos son los científicos en el mundo que colaboran para alcanzar estos objetivos, pero muchos otros no partici- pan. Una encuesta reciente en las academias nacionales, que reúnen a los expertos de cada país, ha mostrado un conocimiento precario de los ODS. Estas notas son una adaptación resumida de una guía dirigida a las academias científicas del mundo. La guía de referencia emerge de un proyecto sobre cons- trucción de políticas globales de la Sociedad InterAcademias con el apoyo de la Corporación Carnegie de Nueva York (2016-2019). El proyecto está enmarcado por la contribución de la comunidad científica a los ODS, con un énfasis particular en las academias miembro de la IAP (incluye las Academias Nacionales Jóvenes y la Academia Global de Jóvenes). Los ejes del proyecto son movilidad, desarrollo de capacidades y camaradería.

382 Francisco Sánchez Sesma • 11 de abril

La guía completa está disponible en el sitio de la organización así como otros materiales complementarios.1 Esta guía tiene tres propósitos: 1) despertar con- ciencia de los ODS entre la comunidad científica del mundo y sus líderes, en par- ticular, en los miembros de las academias nacionales; 2) mejorar su comprensión sobre cómo los ODS están siendo implementados; y 3) motivar a científicos y a academias a que brinden un apoyo más efectivo a los ODS. Este texto no intenta ser una lista exhaustiva de redes, instituciones y progra- mas de apoyo a la Agenda 2030, sino un estímulo a la sociedad y las academias para atraer el interés de todos en el futuro sostenible de la especie humana, salvaguar- dando el planeta. Es un imperativo moral de primera magnitud al cual deberían ceñirse todos los humanos para involucrarse acto seguido en estas tareas.

¿Qué son los ods? Construidos a partir de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y elaborados en el 2000, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son un marco de referencia bien articulado, ideado mundialmente por un grupo de expertos de la ONU y con una agenda de alto impacto: son el plan de acción para el futuro y bienestar de los habitantes del planeta. Adoptados por todos los Estados miembros de la ONU desde el 1 de enero de 2016, son una plataforma aspiracional que busca balancear las dimensiones eco- nómicas, sociales y ambientales del desarrollo sostenible. Sin precedentes en alcance y significado, los ODS también son conocidos como Objetivos Globales, pues una de sus características distintivas es su universalidad. A cada objetivo se le pueden asociar múltiples metas, las cuales suman en total 169 y serán revisadas mediante un conjunto de 232 indicadores. Estos últimos han sido establecidos por la Comisión Estadística de la ONU, aprobados inter- nacionalmente y clasificados con nivel 3 (más de 80 de ellos), esto es, con altos estándares y métodos en desarrollo. La participación de las academias y la comunidad científica en los ODS es im- prescindible. Todos los Estados miembros de las Naciones Unidas están compro- metidos con su ejecución y con reorientar e integrar sus prioridades nacionales conforme los compromisos globales, de modo que los ODS se tengan en cuenta en sus países. Esto implica que las agendas nacionales de investigación y las priorida- des políticas han de reflejar los objetivos globales. Como parte importante de los sistemas científicos nacionales, las academias tienen un papel decisivo para facili- tar este proceso, aprovechando la riqueza de la experiencia de sus miembros. Alcanzar los ODS requerirá de las mejores mentes, de recursos, de modelos comerciales e innovaciones en todos los sectores y disciplinas, y de todas las

383 Agenda 2030 de la onu: por un mundo mejor. Parte 1

generaciones. Las academias pueden desempeñar su papel en los sistemas nacio- nales, regionales y mundiales como fuentes de conocimiento reconocidas, inde- pendientes y veraces; consejeros y convocantes confiables y respetados; defenso- res de la inversión en investigación e instituciones científicas fuertes; mentores y socios de jóvenes científicos para ayudar a estimularlos y apoyarlos a que hagan su parte. En esta primera entrega, la intención fue subrayar el compromiso de los países, de las instituciones y de las personas para cumplir los ODS con el fin de heredar un planeta mejor a las generaciones futuras. Esta labor demanda la participación conjunta y permanente de cada uno de los individuos de la sociedad. En la segun- da, se darán cápsulas descriptivas de los ODS.

1

384 Agenda 2030 de la onu: por un mundo mejor Parte 2

Dr. Francisco Sánchez Sesma 18 de abril

os 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son:1 1. Acabar con la pobreza en todas sus formas en todo el mun- do. La pobreza tiene diversas manifestaciones, como el hambre, la malnutrición, la falta de una vivienda digna y el acceso limitado a servicios básicos como la educación o la salud. Por ello, el crecimien- to económico debe ser inclusivo, con el fin de crear empleos soste- nibles y promover la igualdad. L2. Seguridad alimentaria, la mejora de la nutrición y la agricultura soste- nible. Se necesita reformar el sistema agrario y alimentario mundial para gestio- nar de forma adecuada la agricultura, la silvicultura y la acuicultura, con el objetivo de suministrar comida nutritiva a todo el planeta. Generar ingresos decentes, apo- yar el desarrollo del campo y proteger el medio ambiente. 3. Vida sana. En las últimas décadas, se han obtenido grandes avances relaciona- dos con el aumento de la esperanza de vida y la reducción de algunas causas comu- nes de mortalidad infantil y materna. También se han logrado mejoras en el acceso al agua limpia y su saneamiento, la reducción de la malaria, la tuberculosis, la polio- mielitis y la propagación del VIH/sida. 4. Educación. Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos. 5. Igualdad de género. La igualdad de género no es solo un derecho humano fundamental, sino la base necesaria para conseguir un mundo pacífico, próspero y sostenible. 6. Garantizar la disponibilidad de agua, su gestión sostenible y el sanea- miento para todos. El agua libre de impurezas y accesible para todos es parte esencial del mundo en el que queremos vivir. 7. Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y mo- derna para todos. La energía sostenible es una oportunidad que transforma la

385 Agenda 2030 de la onu: por un mundo mejor. Parte 2

vida, la economía y el planeta. Las Naciones Unidas apoyan las iniciativas que aseguran el acceso universal a los servicios de energía modernos, mejoran el ren- dimiento energético y aumentan el uso de fuentes renovables. 8. Economía. Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sos- tenible, el empleo pleno y productivo, y el trabajo decente para todos. 9. Infraestructura. Una economía robusta necesita inversiones en infraestruc- tura (transporte, energía, comunicaciones, etcétera). Estas son fundamentales para lograr un desarrollo sostenible, empoderar a las sociedades, fomentar una mayor estabilidad social y conseguir ciudades más resistentes al cambio climático. 10. Desigualdad. Existe un consenso cada vez mayor de que el crecimiento económico no es suficiente para reducir la pobreza si este no es inclusivo ni tiene en cuenta las tres dimensiones del desarrollo sostenible: económica, social y am- biental. Con el fin de reducir la desigualdad, se ha recomendado la aplicación de políticas universales que presten atención especial a las necesidades de las pobla- ciones desfavorecidas y marginadas. 11. Ciudades. Los problemas que enfrentan las ciudades se pueden vencer de manera que puedan continuar prosperando y creciendo, y al mismo tiempo aprovechar mejor sus recursos y reducir la contaminación y la pobreza. El futuro que queremos incluye ciudades de oportunidades, con acceso a servicios básicos, energía, vivienda, transporte y más facilidades para todos. 12. Consumo. Consiste en fomentar el uso eficiente de los recursos y la energía, la construcción de infraestructuras que no dañen el medio ambiente y la sensibiliza- ción a los consumidores mediante educación sobre modos de vida sostenibles, con información adecuada a través del etiquetaje y normas de uso. 13. Cambio climático. Es un problema que requiere del trabajo coordinado y preciso de la comunidad internacional para que los países en desarrollo avancen hacia una economía baja en carbono. 14. Conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible. Históricamente, los océanos y los mares han sido cauces vitales del comercio y el transporte. La gestión prudente de este recurso esencial es clave para el futuro. 15. Biodiversidad. Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los eco- sistemas terrestres, gestionar los bosques de forma sostenible, luchar contra la deser- tificación, detener e invertir la degradación de las tierras y poner freno a la pérdida de la diversidad biológica. 16. Promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas.Este objetivo se centra en la promoción de un acceso universal a la justicia y la construcción de

386 Francisco Sánchez Sesma • 18 de abril

instituciones responsables y eficaces en todos los niveles. Para ello, es necesario acabar con la corrupción en el poder judicial y las policías. 17. Revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible. Para que una agenda de desarrollo sostenible sea eficaz, se necesitan alianzas entre los go- biernos, el sector privado y la sociedad civil. Estos artículos sobre los ODS buscan llamar la atención de la sociedad sobre los ejes principales de la Agenda 2030. En la tercera parte, se comentará qué se está haciendo a nivel mundial, qué ocurre en nuestro país y cuál es la participación de la Universidad Nacional Autónoma de México en estas tareas.

1 ‹http://los17ods.org›

387 Agenda 2030 de la onu: por un mundo mejor Parte 3

Dr. Francisco Sánchez Sesma 25 de abril

os Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) no solo deben ser enunciados, sino aplicados en los ámbitos económico, social y am- biental con el compromiso de las naciones, instituciones e indivi- duos de la sociedad. Es por eso que, en torno a la Agenda 2030, se han tenido numerosas reuniones y conferencias que buscan invo- lucrar a todos. L¿Cómo se implantan los ods? A nivel internacional: • La Asamblea General de las Naciones Unidas es actualizada sobre los pro- gresos en la implantación a través del Foro Político de Alto Nivel (HLPF, por sus siglas en inglés), el cual se reúne cada mes de julio en la sede de la ONU en Nueva York. El HLPF es la plataforma central para el seguimiento y la revisión de los ODS, con la participación de todos los Estados miembros, las agencias especializadas y otras entidades interesadas. El Foro recibe el informe sobre los ODS del secretario general, el cual es una estimación de los progresos mun- diales y regionales con base en la información disponible más reciente del marco global de indicadores globales de los ODS, preparado para la ONU con las contribuciones de organizaciones internacionales y regionales. • El apoyo a este Foro está dado por el Mecanismo de Facilitación Tecnológica (TFM, por sus siglas en inglés), cuyo objetivo es estimular el uso efectivo de la ciencia, la tecnología y la innovación para los ODS, con base en la colabora- ción multisectorial entre los Estados miembros.

A nivel nacional: • México ha sido un miembro activo en la definición de la Nueva Agenda de Desarrollo post 2015, participando en el 2013 y el 2014 en las consultas y

388 Francisco Sánchez Sesma • 25 de abril

negociaciones realizadas en el Grupo de Trabajo Abierto de la Asamblea General sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (GTA-ODS), el cual generó un informe final que contiene la propuesta de los ODS y que, por acuerdo de la Asamblea General de las Naciones Unidas, fue la base principal para integrar la Nueva Agenda de Desarrollo. Algunas actividades notables del país durante este proceso han sido: 1. Organizar una consulta regional de la cual surgió la Declaración de Guadalajara, la cual destaca la necesidad de que los grupos vulnerables sean considerados de forma transversal en políticas públicas. 2. Realizar tres talleres internacionales sobre el concepto de desarrollo so- cial y económico, inclusión y la importancia de la medición del progreso en la Nueva Agenda de Desarrollo, donde se compartieron opiniones sobre los retos del desarrollo incluyente, se intercambiaron experiencias acerca de cómo integrar los objetivos de la agenda y se discutió la medi- ción de las nuevas metas bajo el enfoque de inclusión social y económica. 3. Patrocinar la consulta temática sobre energía, en conjunto con los go- biernos de Tanzania y Noruega. 4. Escalar compromisos durante consultas regionales y foros en materia de igualdad de género y derechos de las mujeres. 5. Desarrollar el primer Congreso de Consejería Científica en la Ciudad de México, con la participación del Consejo Consultivo de Ciencias y la UNAM. 6. Este año, en julio, México presentará su Revisión Nacional Voluntaria en el Foro Político de Alto Nivel de la ONU. Ahí se detallarán los avances en los distintos ODS y se revisarán los indicadores correspondientes. Sin duda, el tema será de interés para el nuevo gobierno pues, aun sin ser vinculantes, los ODS son un compromiso de alcance mundial.

¿Cómo pueden las academias apoyar la implementación de los ods? • Participando en el foro anual de las Naciones Unidas; • Contribuyendo al Informe de Desarrollo Global Sustentable; • Involucrándose en las Comisiones Regionales de la ONU a través de redes académicas; • Apoyando el proceso de Revisión Nacional Voluntaria a nivel nacional; • Aportando al desarrollo de planes de acción nacionales sobre CTI; • Proporcionando experiencia al trabajo científico de las diversas estructuras de las Naciones Unidas;

389 Agenda 2030 de la onu: por un mundo mejor. Parte 3

• Coadyuvando a las consultas realizadas a través del Grupo Principal para CYT; • Interviniendo en investigación internacional, monitoreo y programas de eva- luación; • Reflejando los ODS en sus propios programas académicos.

Por su parte, la UNAM participará a través de la Coordinación de la Investiga- ción Científica en el establecimiento de redes y soluciones para apoyar el desarrollo sostenible. En estas redes, se buscará involucrar a todas las instancias nacionales de los tres niveles de gobierno, a las universidades, las academias de ciencias, ingeniería y medicina, y a diversos sectores de la sociedad civil en la Agenda 2030. En particu- lar, se buscará despertar el interés de la comunidad universitaria en los elementos fundamentales de esta singular agenda de gran visión. Estos artículos sobre la Agenda 2030 y los ODS son un resumen de la guía completa, la cual está disponible en el sitio de la organización, así como otros materiales de ayuda.1 Han intentado ser un estímulo y una invitación a la partici- pación de la sociedad y las academias, para atraer el interés de todos en el futuro sostenible de la especie humana, salvaguardando el planeta. Los ODS constituyen un imperativo moral de primera magnitud al cual debe- rían ceñirse todos los humanos e involucrarse en acciones coadyuvantes.

1 ‹https://www.interacademies.org/sites/default/files/2020-09/Summary%20report%20 digital.pdf› ‹https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible›

390 Diversidad cultural y migración

Dr. Jorge Bustamante Fernández 2 de mayo

a migración a la que se refirió Manuel Gamio, con una visión extraordinaria de antropólogo, considera a los migrantes como au- totransportadores de cultura. Esto lo evidenció en la manera como estudió el folclor, tal como era transportado de México a Estados Unidos. Con una mirada pionera, observó cómo esto provocaba expresiones culturales en corridos, poemas y literatura. Gamio nos hizo ver la importancia de estar atentos a todas las manifestaciones Lde producción humana incluidas en las más de 500 definiciones de cultura que los antropólogos han recopilado. Con claro sentido crítico hizo ver que en nom- bre de la cultura se han cometido errores y hasta crímenes. En la obra de Gamio, se aprecia claramente que en la gran amplitud del término cultura debieron ser incluidos ciertos elementos de apariencia intangible pertene- cientes al campo subjetivo difícil de medir. En el legado de Gamio, se delinea un reto para los que desde las ciencias sociales tratamos de explicar los fenómenos cul- turales: conceptualizarlos como fenómenos sociales para poder entenderlos mejor en la búsqueda de un enfoque científico que permita comprender con rigurosidad qué quiere decir eso de “diversidad cultural”. Tijuana es eso: una diversidad cultural. En los hogares de esta ciudad se hablan cotidianamente idiomas que van mucho más allá del español. Aquí se han recibido más de una docena de migrantes originarios de otras partes del país y se hablan todos los días lenguas diferentes. Los que más abundan aquí en Tijuana son los idiomas de Oaxaca, sobre todo el mixteco, además del zapoteco, aunque también otros del espectro nacional que han preocupado a muchos por su tendencia a la des- aparición. En esta preocupación se incluyen lenguas originarias de Baja California, como el cochimí y el kiliwa, cuyo último hablante conocido falleció recientemente. Lo cierto es que por Tijuana siguen cruzando hacia Estados Unidos otros migrantes de etnias mexicanas que han llevado al país vecino a algunos hablantes

391 Diversidad cultural y migración

de idiomas autóctonos, lo que ha dado lugar a un curioso fenómeno de bilingüis- mo que no incluye al español. Tal fenómeno de exportación cultural desde México habla de una diversidad cultural que nos obliga a tener una visión de amplio espectro que nos permita com- prender no solo las diferencias interétnicas, sino algo más incluido en lo que se debe entender por diversidad cultural, es decir, lo que nos hace comunes y está en el ca- rácter de los seres humanos: la dignidad. La dignidad debe ser siempre entendida como un elemento de la cultura, aunque aparezca más claramente en aquello que se le opone dialécticamente, como la discriminación y el racismo en sus versiones transfronterizas. En Baja California, habitan más de 100 mil miembros de etnias indígenas que hablan cotidianamente sus idiomas originarios, pero siguen siendo víctimas de discriminación y explotación, como lo denuncian quienes trabajan produciendo riqueza en los campos agrícolas de San Quintín. Estos fenómenos de discrimina- ción y racismo a la mexicana han sido una preocupación continua desde los inicios del Colegio de la Frontera Norte (Colef ). Como lo han comentado tanto el doc- tor Alberto Hernández, actual presidente del Colef, como su antecesor el doctor Tonatiuh Guillén, la preocupación por el estudio de los fenómenos de la diversi- dad cultural son una constante en la historia de la producción académica de esta institución. Esa historia comenzó desde que en los inicios del Colegio el primer proyecto de investigación de gran calado tuvo como hipótesis de investigación la prueba científica de lo que, en la década de los ochenta, se afirmaba comúnmen- te en el D. F.: que los tijuanenses estaban “corrompiendo” el idioma español. Los hallazgos de ese primer proyecto y los de su réplica demostraron de manera contundente la naturaleza ideológica de tal afirmación y la pobreza de conoci- miento sobre la historia de los idiomas como fenómenos dinámicos, característi- cos de la comunicación intercultural y propios de la diversidad cultural. Por otro lado, la ubicación regional del Colef ha permitido destacar el carácter inherente de la frontera en la producción de todos los fenómenos culturales que ahí ocurren. Entre ellos, el efecto del cambio de perspectivas culturales y de conductas que se derivan muchas veces del simple cruce. Los fronterizos seguimos observan- do, sin haber llegado aún a una explicación satisfactoria, cómo cruzar la frontera rumbo a Estados Unidos hace que muchos mexicanos provenientes del sur respeten leyes que antes no respetaban. Típicamente, la luz roja de los semáforos. Estas observaciones nos hacen concluir con humildad que todavía hay muchos fenómenos culturales asociados a la convivencia fronteriza de los que no hemos podido dar una explicación que satisfaga nuestros afanes de rigurosidad científica. Por eso, el Colef continúa su tarea.

392 El impacto del asteroide de Chicxulub y la extinción masiva

Dr. Jaime Urrutia Fucugauchi 9 de mayo

oy en día, los paleontólogos reconocen la brusquedad de la mayor rotación biótica que ha ocurrido en el planeta y tuvo lugar en el límite Cretácico-Paleógeno (C-P) hace ~66 mi- llones de años. Este límite representa uno de los eventos más devastadores en la historia de la vida, pues terminó abrupta- mente la era de los dinosaurios. Hace 30 años, el descubri- miento de una abundancia anormalmente alta de iridio y Hotros elementos del grupo del platino (PGE) en la arcilla limítrofe fue la que llevó a la hipótesis de que un asteroide de aproximadamente 10-14 km de diámetro colisionó con la Tierra y dejó muchos ambientes inhabitables. Este impacto se confirma por la presencia de esférulas, minerales impactados y espinelas ricas en níquel que dejaron muchos depósitos en la tierra tras la caída del asteroide durante el límite C-P. La distribución de los impactos hace suponer que el evento tuvo lugar en la región del Golfo de México y el mar Caribe. Una evidencia es el descubrimiento del cráter Chicxulub de aproximadamente 200 km de diámetro en la península de Yucatán y sur del Golfo de México.

Consecuencias iniciales del impacto La predicción de impactos de asteroides señala que un impacto lo suficientemen- te grande como para generar el cráter Chicxulub habría provocado terremotos de magnitud mayor de 11, un colapso de la plataforma alrededor de la plataforma de Yucatán y tsunamis generalizados que habrían barrido las zonas costeras de los océanos circundantes. Además, los modelos sugieren que el impacto de Chicxulub tuvo suficiente ener- gía para dispersar material por todo el mundo, algo posiblemente potenciado por la descomposición de los sedimentos de sulfato y carbonato ricos en volátiles. El ma- terial que impactó la superficie a velocidades de kilómetros por segundo (km/s) fue

393 El impacto del asteroide de Chicxulub y la extinción masiva

una mezcla compleja de aire caliente, material proyectil y rocas objetivo fragmen- tadas, vaporizadas, y que por el impacto se expandieron rápidamente a kilómetros por segundo. Los modelos geofísicos apuntan que se pudo haber presentado un aumento de la radiación térmica en el suelo y que posiblemente esta radiación solo se mantu- vo durante unos minutos. También indican que el impacto liberaría grandes can- tidades de agua, polvo y gases forzadores del clima que alterarían drásticamente el sistema climático. Aunque la cantidad estimada de entrada de polvo de tamaño submicrométrico silícico de 0.01 a 0.1 gigatoneladas (Gt; 1 Gt = 1,015 g) se con- sidera demasiado baja como para causar un invierno de impacto catastrófico, los abundantes carbonatos de tamaño submicrométrico en la eyección y el hollín, un fuerte absorbente de radiación de onda corta, pueden haber amplificado enorme- mente los efectos de la inyección de polvo. Además, por medio de estimaciones se calcula que al menos de 100 a 500 Gt de azufre fueron liberadas casi instantánea- mente y probablemente se transformaron muy rápido en aerosoles absorbentes de la luz solar, los cuales tienen la capacidad de enfriar la superficie de la Tierra durante décadas hasta 10 ºC. Al parecer, las temperaturas de las profundidades oceánicas no se vieron afec- tadas en gran medida por el impacto, debido a la gran masa térmica del océano, lo que contribuyó a una recuperación del clima mundial. La liberación de azufre también generó lluvia ácida, la cual, aunque no es suficiente para acidificar com- pletamente las cuencas oceánicas, habría afectado gravemente las aguas superficia- les marinas y las cuencas hidrográficas continentales. Si bien los modelos actuales no pueden aún evaluar las consecuencias ambien- tales combinadas del impacto de Chicxulub, la tasa de inyección extremadamente rápida de polvo y gases habría magnificado las consecuencias ambientales en com- paración con las erupciones volcánicas más prolongadas, particularmente porque los efectos de un gran impacto (como ola de calor, hollín y liberación de polvo) es- tán ausentes durante el volcanismo de inundación de basalto. Específicamente, la inyección de aproximadamente de 100 a 500 Gt de azufre a la atmósfera, minutos después del impacto de Chicxulub, contrasta con las tasas de inyección volcánica de 0.05 a 0.5 Gt de azufre por año.

¿Qué revelan los fósiles sobre las consecuencias globales de la vida? Varios grupos de animales desaparecieron durante el límite C-P, entre ellos, los dinosaurios no aviares, reptiles marinos y voladores, amonites (moluscos cefa- lópodos) y rudistas (moluscos bivalvos heterodontos). También otros grupos

394 Jaime Urrutia Fucugauchi • 9 de mayo

principales sufrieron una extinción considerable, pero no completa, a nivel de especie, como los foraminíferos (protistas ameboides) planctónicos, nanofósiles calcáreos y plantas terrestres. Incluso los grupos que mostraron extinciones insig- nificantes exhibieron cambios sustanciales en la composición del conjunto como los foraminíferos bentónicos. Para el fitoplancton marino (los principales impulsores de la productividad del océano), la oscuridad y la supresión de la fotosíntesis fueron probablemente los principales mecanismos de muerte. Tal vez por eso hay una clara separación en la tasa de extinción entre los grupos de fitoplancton fuertemente afectados con conchas calcáreas y los grupos que tenían conchas orgánicas o silíceas. Aunque los posibles efectos de la acidificación de los océanos de superficie después del -im pacto pueden haber sido un factor de estrés adicional, esta selectividad parece ha- ber favorecido los rasgos que contribuyen a la supervivencia del estrés agudo. Por ejemplo, dinoflagelados formadores de quistes persistieron a través del límite C-P. La extinción de los productores primarios calcáreos debe haber causado una inanición mayor en la cadena alimenticia. Esto explicaría la extinción de animales que dependen de ellos como fuente de alimento. Sin embargo, la abrupta pérdida de la producción de plancton aparentemente fue de corta duración, como lo de- muestran los datos de biomarcadores marinos. En tierra, la pérdida de vegetación diversa después del límite C-P indica la destrucción instantánea (de días a meses) de diversas comunidades de bosque, coincidiendo con la deposición de material expulsado del cráter de Chicxulub. La baja tasa fotosintética debida a los bajos niveles de luz se revela por la alta abundancia de esporas de hongos en una delgada capa de sedimento que prece- de a la recuperación de helechos en un sitio límite C-P en Nueva Zelanda. De manera análoga al ambiente marino, la abrupta eliminación de las comunidades forestales puede haber tenido efectos catastróficos similares en los animales que dependen de los productores primarios, como los dinosaurios herbívoros, mien- tras que las cadenas alimenticias basadas en detritos, por ejemplo, en lagos, fueron menos afectadas. Los cambios faunísticos y florales durante el Cretácico tardío se distinguen claramente de la extinción masiva y la disrupción del ecosistema en el límite C-P, como lo indican los registros de alta resolución de microfósiles planctónicos marinos, polen y esporas terrestres.

Conclusión La correlación entre los materiales arrojados o derivados del impacto y las extin- ciones paleontológicamente definidas en múltiples lugares del mundo nos lleva

395 El impacto del asteroide de Chicxulub y la extinción masiva

a concluir que el impacto de Chicxulub desencadenó la extinción masiva que marca el límite entre las eras Mesozoica y Cenozoica hace aproximadamente 66 millones de años.

Peter Schulte, et al. “The Chicxulub asteroid impact and mass extinction at the Creta- ceous-Paleogene boundary”, en Science, 327, 5970, pp. 1214-1218 (2010).

396 El consorcio científico tecnológico y de innovación de Yucatán a diez años de su fundación

Dr. Alfonso Larqué Saavedra 16 de mayo

l 26 de mayo de 2008 se integró en Yucatán, como parte de la política estatal, el SIIDETEY, que es el Sistema de Investigación, Innovación y Desarrollo Tecnológico de ese estado. Es un con- sorcio de centros públicos de investigación, institutos y univer- sidades, estrechamente vinculado al sector gubernamental y al sector productivo. El SIIDETEY es un modelo de gobernanza en ciencia, tecnología e innovación, único en México, que ha pro- Emovido el establecimiento de un polo de desarrollo en la península de Yucatán. Su conformación quedó plasmada en un decreto gubernamental publicado en el diario oficial del estado, hecho que le dio la más alta formalidad y le ha permi- tido crear todo tipo de plataformas para potenciar la ciencia, la economía estatal y, por ende, el bienestar social. En su momento, integraron el SIIDETEY diez instituciones públicas de la ma- yor importancia en el estado que, independientemente de su régimen jurídico federal o estatal, le apostaron a una nueva forma de trabajar conjuntamente con un solo objetivo: capitalizar las fortalezas académicas como un bien común. Estas instituciones fueron la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), el Instituto Tecnológico de Mérida, el Instituto Tecnológico de Conkal, la UAM, la UNAM, el Cinvestav, el CICY, el CIESAS, el CIATEJ y el INIFAP. En la actualidad, se

397 El consorcio científico tecnológico y de innovación de Yucatán

han integrado al SIIDETEY dos universidades privadas, la Universidad Anáhuac Mayab (Unimayab) y la Universidad Marista. Además, se incorporó la Universidad de Texas A&M de Estados Unidos. Se espera que en un futuro cercano se forma- lice el ingreso del CIMAT y el Centro Geo. El consorcio ha crecido y avanzado fortaleciendo su espíritu de capitalización del talento. A diez años de su creación, destacan innovaciones de gran visión logradas con este modelo de consorcio como el establecimiento del Parque Científico Tecnoló- gico de Yucatán (PCTYuc) en un área de 200 hectáreas. En él, coexisten en este momento cerca de 20 edificaciones de diferentes instituciones del consorcio con facilidades para el desarrollo de sus actividades sustantivas. Ahí se inició la edifi- cación de empresas de base tecnológica como Heuristic, que inaugurara el presi- dente de la república en diciembre del 2016. La transformación en el 2016 del Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología en Secretaría de Investigación, Innovación y Educación Superior (SIIES) es muestra palpable de la consolidación del modelo propuesto. Un hecho importante a resaltar es que desde un inicio se creó la Gaceta SIIDETEY, la cual ha dado seguimiento al desarrollo del sistema y difunde lo más destacado en el ambiente, independientemente de los cambios de directores o rectores de las instituciones del consorcio o de las autoridades gubernamentales. Este fenómeno único en el país, que podríamos considerar como sobresaliente, ha sido posible gracias al interés y apoyo permanente de la comunidad académica, sus directores o rectores, y del estado, que ha aportado fondos para el financiamien- to de proyectos de ciencia. Sobresale el llamado Fomix, integrado por aportaciones pares con Conacyt. Este fondo ha ido evolucionando y ahora los recursos están etiquetados para apoyar laboratorios, como el de geointeligencia, la biofábrica de plantas clonadas, etcétera, así como proyectos de investigación y desarrollo tecnológico de actividades centrales en la economía estatal como los relacionados con el pulpo, la miel y la milpa, entre otros. Además, se han dado apoyos para la consolidación de los posgrados. Este último punto es de enfatizarse como un hecho inédito porque se definió apoyar con recursos a las instituciones SIIDETEY con el objetivo de que se consolide la calidad de sus posgrados, aunado al esfuerzo nacional que coordina Conacyt de otorgar becas a los estudiantes para estudios posprofesionales. Con base en la definición de los laboratorios naturales para la ciencia que tiene Yucatán, que abordan la cultura maya, el acuífero peninsular, el cráter de Chicxulub y la biodiversidad, se han apoyado la creación del museo y laboratorios del cráter, mismo que con el apoyo de la UNAM se construye en el citado parque y estará en funciones antes de terminar el presente año.

398 Alfonso Larqué Saavedra • 16 de mayo

El Banco de Germoplasma del área maya, que ya empezó a funcionar, fue esta- blecido por el CICY gracias al financiamiento conjunto del gobierno del estado, el Conacyt y Semarnat. Las aportaciones de la Unidad de Estudios del Agua permitieron al gobernador expedir el decreto para el establecimiento de la primera reserva hidrogeológica del país y así preservar el acuífero peninsular. En apoyo a la cultura maya, por ejemplo, se destaca el establecimiento de la pri- mera escuela en el país para el estudio y la enseñanza del sistema agrícola de la milpa. El SIIDETEY desde el 2008 ha logrado constituir dos laboratorios nacionales de servicio e investigación y atraer otros, como el de geointeligencia. Juntos son parte de la fortaleza académica del sistema. Es de resaltar que se han integrado un agroparque en el PCTYuc y un clúster de matemáticas del mejor nivel nacional conformado por el IIMAS de la UNAM, el CIMAT, la Facultad de Matemáticas de la UADY y el equivalente del Cinvestav. Debe agregarse que su integración con el sector empresarial empieza a conso- lidarse con más de 45 proyectos. Este último peldaño fue facilitado por la exis- tencia de los fondos del Conacyt definidos como PEI (Programa de Estímulos a la Innovación). De manera paralela, con el sector social ha establecido todo tipo de programas de vinculación. El modelo SIIDETEY de consorcio de instituciones académicas vinculadas al sector gubernamental y al empresarial, establecido hace diez años para impul- sar la ciencia, la tecnología y la innovación, es ya un referente nacional, que ha probado que funciona. Felicitaciones a este esfuerzo colegiado propuesto por los intelectuales locales que con gran visión impulsan el desarrollo científico fuera del centro de país.

399 La acidosis tubular renal y la medicina no basada en la evidencia

Dr. Gerardo Gamba Ayala 23 de mayo

a acidosis tubular renal engloba un conjunto de enfermedades que se manifiestan en la infancia y ocurren porque el riñón es incapaz de acidificar la orina en forma adecuada, de manera que el niño de- sarrolla acidosis metabólica. Se trata de un grupo de enfermedades hereditarias extremadamente raras, que en la mayor parte de los ca- sos se deben a mutaciones en los genes que codifican para las proteí- nas que transportan los elementos que determinan la acidificación Lurinaria en el riñón. Estas enfermedades son tan raras que un reporte reciente de Italia (Kidney International, 2017, 91:1243-1255) apenas logró juntar una serie de 89 pacientes entre 20 instituciones a lo largo y ancho del país. Sin embargo, en nuestra ciudad aparecen niños con diagnóstico de acidosis tubular renal por todos lados. Yo he sabido de al menos doce pequeños diferentes con ese diagnóstico, la mayoría hijos de colegas de la universidad o de los institutos de salud. Ninguno, sin embargo, ha sido diagnosticado en una institución, sino en consultorios pri- vados. Tampoco se ha hecho en ningún caso un análisis genético para determinar el gen enfermo. El organismo produce ácidos como parte de la combustión interna. La pro- ducción de energía por parte de las células en forma de adenosín trifosfato (ATP), utilizado para una diversidad de funciones, genera iones hidrógeno (H+) que la célula transporta hacia el exterior y son amortiguados por diversos pares áci- do-base, de los cuales el más importante es el par hidrógeno y bicarbonato (H+ - + HCO3 ). Juntos producen el ácido carbónico (H2CO3), que a su vez puede romperse en una molécula de agua (H2O) y una de bióxido de carbono (CO2). La reacción en ambos sentidos la cataliza una enzima llamada anhidrasa carbónica. Los hidrogeniones sueltos bajan el pH y cuando esto sucede se puede afectar seriamente la función celular. El pH normal del organismo es de 7.4. Pero cuando + - el H que sale de la célula es captado por el HCO3 , se convierte en H2CO3 y se

400 Gerardo Gamba Ayala • 23 de mayo

+ rompe en H2O y CO2, el pH no baja y el H viaja en la sangre, por así decirlo, “escondido”. Eliminarlo del cuerpo se hace de dos formas. Una es la respiración. El CO2 es eliminado por los pulmones; pero la función pulmonar no es suficiente para expulsar todo lo que se produce al día. La otra vía es la orina. En el riñón, el H2O + - y CO2 se vuelven a juntar, forman H2CO3, que ahora se separa en H y HCO3 , y el H+ es activamente secretado por los túbulos renales a la orina para deshacernos de él. La orina tiene un pH de 6.0, lo que indica que estamos eliminando H+ por esta vía, ya que el pH del plasma es de 7.4. La función conjunta de los pulmones y los riñones mantiene el pH de la sangre en 7.4 de forma muy precisa a lo largo de nuestra vida. Si baja, le llamamos acidosis (6.9 a 7.3) y si sube, alcalosis (7.5 a 7.8). En general, valores por debajo de 6.9 y por arriba de 7.8 son incompatibles con la vida. Con esta explicación, ahora sí podemos entender que la acidosis tubular renal refiere un conjunto de enfermedades en las que alguna de las diversas proteínas que intervienen en la secreción de H+ hacia la orina no funciona bien, porque existe una mutación en el gen y se produce una proteína defectuosa que no ejecuta bien su trabajo. El niño desarrolla una serie de manifestaciones o complicaciones, de las cuales la más frecuente es la falla en el crecimiento. Por ahí es por donde creo que viene el hiperdiagnóstico. La preocupación de que los niños no crezcan bien es común entre los padres de familia. ¿A cuántos de nosotros nos llevaron alguna vez al médico en la infancia por eso? Este rasgo cobra relevancia en un país en el que la estatura promedio de los hombres adultos es de 1.64 m y de mujeres, 1.58 m, pero en el que se consu- men deportes, televisión y cine de otras latitudes y se quisiera ver a los hijos tan altos como sus protagonistas. Cuando a una mamá un especialista en un consul- torio le dice que su hijo tiene acidosis tubular renal y que por eso no crece, es muy difícil convencerla de lo contrario. En una serie de estudios realizados por especialistas en nefrología pediátrica e investigadores médicos de alto nivel en nuestro país, publicada en la Revista de Investigación Clínica —órgano oficial de los institutos nacionales de salud de México—, claramente se ha demostrado que la gran mayoría de los niños diag- nosticados con acidosis tubular renal fuera de las instituciones de salud no tiene evidencias firmes que sustenten el diagnóstico y en ningún caso se ha llevado a cabo el análisis genético esperable. El amable lector probablemente conoce o pronto conocerá algún caso en el que así se diagnostique al hijo o la hija de algún amigo, colega o familiar. Si bien existen niños que desafortunadamente desarrollan este problema, la enfermedad

401 La acidosis tubular renal y la medicina no basada en la evidencia

genuina es tan rara que la primera reacción ante su diagnóstico debe ser la duda. Les sugiero que muestren este artículo a los padres y les recomienden acudir a una ins- titución académica del sector salud para que el niño sea estudiado de forma apro- piada y sin conflictos de interés. Si los estudios clínicos confirman el diagnóstico, entonces, hay que solicitar un estudio genético para conocer el gen mutado. Les aseguro, sin embargo, que, en casi todos los casos, la opinión de la institu- ción de salud será que el pequeño está completamente sano.

402 El universo dentro de un cristal La relatividad general y la ciencia de los materiales se complementan para impulsar la física del siglo xxi

Dr. Gabriel Torres Villaseñor 30 de mayo

l universo está compuesto por todas las formas de la materia, la energía, el tiempo y el espacio. No existe espacio vacío. Albert Einstein, en Sidelights on Relativity, su publicación de 1922, pági- na 23, menciona que, de acuerdo con la teoría general de la relati- vidad, el espacio está cargado de cualidades físicas que se conocen como “éter”. De acuerdo con la teoría de la relatividad, un espacio sin éter es inconcebible; en otras palabras, el espacio “vacío” está Elleno de éter según Einstein. El éter es un tipo de jalea invisible con partículas de cuatro dimensiones (4D), no es continuo y tiene estructura. La teoría elástica de la luz explica que es un sólido elástico que conduce las vibraciones de la luz como un sonido. La idea de que el éter es discontinuo sugiere un arreglo cristalino. Podría ser que viviéramos en un universo cristalino con distancias interatómicas del orden de una longitud de Planck (d = 10-33 cm). La constante de Planck nos permite con- cluir que el espacio no es continuo. Las fuerzas gravitacionales, entendidas como una perturbación del espacio-tiempo producida por un cuerpo masivo acelerado, podrían tener su origen en variantes de fuerzas elásticas, y las curvaturas del espa- cio-tiempo podrían ser una señal de la presencia de defectos en la estructura de un cristal cuadridimensional.

403 El universo dentro de un cristal

La ecuación de Einstein (Gmn = 8pGTmn) en presencia de materia induce una curvatura del espacio-tiempo y revela una deformación (curvatura del espa- cio-tiempo con un esfuerzo tensor de energía-esfuerzo). La parte tridimensional de este tensor coincide con el tensor de la mecánica de medios continuos. La ecua- ción tiene la forma de la ley de en el espacio tridimensional. Si adoptamos una estructura cristalina, la curvatura puede ser inducida por la presencia de de- fectos tales como las dislocaciones. La estructura cristalina se pudo haber formado en ciertos puntos del espa- cio por condensación del éter debido a un proceso similar al de nucleación y crecimiento hasta formar un cristal de bosones en cuatro dimensiones. Este se mantendría en crecimiento continuamente, expandiéndose como lo hace el uni- verso. Además, tendría las propiedades de un supersólido y sus planos podrían deslizarse uno sobre otro en forma superfluida. Las dislocaciones de este cristal se moverían como en un cristal tridimensional, con sus campos elásticos muy semejantes a los eléctricos (dislocación de borde) y los magnéticos (dislocación tornillo). Los cuarks son semejantes a dislocaciones parciales formadas durante el deslizamiento de un plano sobre otro, pero las dislocaciones parciales no pueden existir aisladas. El vector de Burgers, que caracteriza la distorsión que el defecto introduce al espacio elástico, es similar a la carga eléctrica en el espacio de cuatro dimensiones. No todas las posiciones atómicas de la estructura cristalina están ocupadas, existen sitios vacíos. La ausencia de un átomo provoca un espacio vacío. Los va- cíos en el cristal cuadridimensional juegan el papel de la masa. La concentración de sitios vacantes da lugar a una fisura en el espacio cristalino. Esta fisura en 4D corresponde a un agujero negro. Las fisuras tienen dos superficies separadas. Cuando las partículas elementales llegan a la superficie del cristal, desaparecen. De la misma manera, en un cristal 4D, cuando llegan a una superficie interna, también desaparecen. Nada sale de un agujero negro y al mismo tiempo nada cae dentro. Los teóricos de la teoría de cuerdas aún no han podido conectarla con el mundo real. Pero la dislocación podría ser el enlace entre estos dos mundos. Fue el matemático Oscar Klein quien propuso un espacio multidimensional y la teoría de cuerdas. En esta, las partículas elementales están representadas por cuerdas. Klein explica que las dimensiones adicionales podrían estar enrolladas formando un disco pequeño con un diámetro de 10-33 cm. Así, el universo podría contenerlas y nunca podremos verlas por su pequeño tamaño. En un cristal 4D, un defecto (dislocación) llamado “electrón” se encontraría en un plano tridimensional. El vacío en su centro correspondería a su masa y tendría

404 Gabriel Torres Villaseñor • 30 de mayo

seis dimensiones ocultas que, sumadas a las tres macroscópicas, dan nueve; más el tiempo, son las diez requeridas por la teoría. De modo que podemos concluir que el universo es como un gran cristal de cuatro dimensiones que se formó a partir de partículas con las características de un bosón 4D (partícula elemental de la naturaleza); que estas surgieron de la condensación de un éter —que llena el universo— y se aglutinaron para formar un supersólido cristalino mediante un proceso de nucleación y crecimiento. La es- tructura cristalina del supersólido tiene diversos defectos —las partículas elementa- les—; además, se corresponde con la materia oscura: no absorbe, refleja, emite luz ni se detecta por observación directa; y sus planos se deslizan continuamente sin fricción originando energía oscura. Asimismo, las partículas que se condensaron para formar nuestro universo dentro de nuestro cristal 4D también pudieron re- plicarse para formar otro cristal en otro sitio del espacio, originando otro universo.

405 Los avances de la ciencia ante la ignorancia

Dr. José Ruiz Herrera 6 de junio

i pretendemos analizar cómo ha sido que la especie humana se desarrolló, es preciso que nos imaginemos a los antecesores in- mediatos del Homo sapiens en la sabana africana, hace unos po- cos cientos de miles de años. Se trataba de individuos pequeños y débiles, emparentados con los simios, que casi habían perdido la capacidad de trepar a los árboles, tenían una escasa capacidad para correr, ya que eran bípedos, no contaban con más armas Sque sus manos y estaban expuestos a servir de alimento a los múltiples depredado- res de su entorno, principalmente, los grandes felinos. Ante esta imagen, uno no puede sino admirarse de que andado el tiempo, a pesar de tantos atributos nega- tivos para lograr su supervivencia, la única especie Homo que aún permanece en la actualidad se convirtiera en la dominante del mundo animal, capaz de poblar todas las tierras del planeta, independientemente del clima y sus características. Es entonces que uno se pregunta: ¿cuáles fueron los aspectos que permitieron a los miembros del género Homo, nuestros antecesores que dieron origen a la espe- cie humana, lograr esa supremacía? La respuesta es simple y complicada a la vez: fue su capacidad para adaptarse a cualquier condición prevalente, de imaginar y prever variadas estrategias para obtener alimento y protegerse de los peligros que enfrentaban, de diseñar armas de defensa, incluso las arrojadizas, de elaborar vestimentas que los protegiesen del frío y para hacer fuego a voluntad. Como desarrollo posterior, hablando específicamente delHomo sapiens, la capacidad de cosechar sus propios alimentos y domesticar animales que les sirvieran de alimen- to, les proveyeran de material para sus vestidos, de medio para arrastrar pesadas cargas, de montura, etcétera. Todo ello lo podemos concentrar de la siguiente manera: fue su intelecto (herencia genética, semejante a la de cualquier otro ser vivo) y la capacidad de transmitir pensamientos complejos que involucraban experiencias e ideas, tanto

406 José Ruiz Herrera • 6 de junio

a través del espacio (inicialmente mediante el desarrollo y uso del lenguaje y pos- teriormente de la escritura) como a través del tiempo (de una generación a otra gra- cias a la enseñanza y el aprendizaje), es decir, su herencia cultural, única de la especie humana. Es así como los individuos de cada generación tuvieron la oportunidad de acceder a toda la cultura almacenada, gracias a la transmisión verbal, después ampliada por escritos, libros y en la actualidad el acceso a los sistemas electrónicos. Todo ello ha permitido que podamos adquirir la base y el sustento de la sabiduría acumulada durante milenios para aumentarla, modificarla y mejorarla para las siguientes generaciones. ¿No es acaso admirable que, por medio de las compu- tadoras actuales, un joven tenga al alcance de la punta de sus dedos el acceso a prácticamente todo el conocimiento acumulado por el hombre? Sin embargo, ese acervo cultural es tan vasto, tan extenso, que actualmente es imposible que cada uno de los miembros de la raza humana lo pueda abarcar. Es así que desde tiempos lejanos ha debido ocurrir la especialización, lo que ha dado lugar a que solo una fracción de la población humana posea la capacidad de com- prender una parte del conocimiento e imaginar y desarrollar las soluciones ante los retos futuros. Por desgracia, esa proporción de la población humana, formada por los científi- cos y tecnólogos, es cada vez relativamente más pequeña y ha quedado sumergida en lo que el notable fisiólogo Marcelino Cereijido ha llamadopeople without science. No es extraño, por lo tanto, que a través del tiempo esa “gente sin ciencia” constan- temente por ignorancia haya escuchado las voces de personas ignorantes, pero in- fluyentes, que la han movido a oponerse a ideas y desarrollos científicos —los cuales posteriormente han debido imponerse con dificultades mediante una abrumadora evidencia—. Los ejemplos son muchos, pero por escasez de espacio solo cito al- gunos conceptos erróneos. Entre los antiguos: la Tierra es el centro del universo y es plana; muchos organismos se pueden generar espontáneamente; el origen del hombre no está relacionado con el de los animales; no existe la evolución. Más modernamente: el sida no es causado por un virus; las vacunas provocan autismo y deben evitarse los experimentos con el ADN humano recombinante, usado para prevenir y evitar enfermedades, pues son contra natura; el cambio climático ac- tual no ha sido causado por el hombre; las plantas transgénicas son venenosas y nocivas, etcétera. Es obvio que, como lo mencioné antes, ha sido a través de los desarrollos cien- tíficos y tecnológicos que la sociedad moderna ha avanzado, y que las soluciones a los problemas presentes y futuros, muchos de ellos fruto de la irresponsabilidad del hombre, están en manos de esa reducida fracción de la sociedad que los estudia, comprende y maneja. Por eso, debemos estar conscientes y evitar que personajes

407 Los avances de la ciencia ante la ignorancia

ignorantes, muchos de ellos influyentes, como políticos y hasta presidentes de países desarrollados, o incluso pseudocientíficos (aun con premios ¡absurdamente cien- tíficos!), con intereses posiblemente económicos o que les procuran una breve popularidad entre la masa “sin ciencia”, utilicen argumentos falsos y demagógicos para oponerse al desarrollo científico.

408 Donato Alarcón Segovia

Dr. Gerardo Gamba Ayala 13 de junio

onato Alarcón Segovia fue el arquetipo del investigador clínico, del physician scientist. Era un hombre serio, complejo, con una personalidad apabullante. De sus logros académicos se conta- ban historias inverosímiles que resultaban casi siempre reales. Era un hombre muy culto; al hablar, su dicción era perfecta, cada palabra estaba en su lugar. Era tan grande el respeto acadé- mico que inspiraba que hasta daba miedo estar cerca de él. Era Del modelo a seguir para todos los médicos que quisimos andar por el camino de la investigación clínica. Fundó el Departamento de Inmunología y Reumatología del Instituto Nacio- nal de la Nutrición en 1967 y 20 años después era un departamento reconocido en todo el mundo y al que centenares de pacientes con enfermedades reumato- lógicas querían acudir. En 1978, publicó el famoso artículo en Nature en el que describía que los anticuerpos podían penetrar las células y causar estragos dentro de ellas. La observación era completamente novedosa y contraria al paradigma de entonces. El mundo anglosajón respondió de forma violenta: un mexicano traba- jando en México no podía generar un trabajo de esa naturaleza. Pasaron muchos años antes de que la comunidad internacional terminara por aceptar el concepto de la penetración de los anticuerpos. Aunque lo veía con tanta admiración, confieso que nunca tuve una buena relación con Donato. Cuando me fui a estudiar al extranjero, él era el jefe del Departamento de Reumatología con el que había interactuado en pocas ocasiones (seguramente, entre tantos residentes, no me distinguía de los demás). Cuando regresé, ya era el director general del Instituto. Un episodio marcó nuestro distan- ciamiento y, por su desafortunada muerte temprana, nunca se resolvió. En sus primeros años como director, Donato había impulsado la idea de conse- guir salarios especiales para que los investigadores jóvenes pudieran dedicarse de

409 Donato Alarcón Segovia

lleno a esta tarea, sin tener que distraerse con la práctica de la medicina privada. Por su parecido con las llamadas chairs de los nombramientos académicos en Estados Unidos, les llamó “sillones académicos”. En ese entonces, cuando volví de Boston, fui contactado por una empresa farmacéutica internacional que había puesto su in- terés en México para instalar uno de cuatro centros primarios de investigación clínica. Los otros tres estarían en Estados Unidos, Alemania y Japón. Corría el año de 1993. Estábamos en el quinto año de gobierno del presidente Salinas y todo México y el mundo pensaba que habíamos salido del subdesarrollo. En una entrevista inicial, al director de la empresa le interesaba explorar si yo estaría in- teresado en una posición de tiempo parcial (por las tardes) como cabeza de la investigación clínica para los productos de la compañía que tuvieran que ver con la salud cardiovascular. La oferta era muy buena, porque traería un salario muy jugoso, aderezado con una serie de prestaciones atractivas, además de la posibili- dad de continuar con mi trabajo como investigador en el Instituto. El proyecto estaba planeado para iniciar en un par de meses. Mi respuesta fue que cuando el momento llegara estaría interesado en conocer la oferta a detalle. No había aún compromiso serio de ambas partes. Justo al final de esa semana, Donato me llamó a la dirección para decirme que estaba explorando la posibilidad de conseguir un sillón académico para mí. Se lo agradecí de corazón y sentí la obligación de contarle sobre la propuesta que había recibido de la industria. Le dije, sin embargo, que si conseguía el sillón eso era mu- cho mejor para mí y que lo preferiría sobre la oferta de la industria. Le dije también que, si antes de que tuviera resuelto el tema la industria me contactaba de nuevo, no aceptaría ni firmaría nada sin volver a platicar con él. Su respuesta fue que trataría de acelerar el asunto del famoso sillón. Una semana después fui llamado a la dirección. Me dirigí hacía allá con la emo- ción de pensar que ya lo había resuelto y que con eso mi dedicación a la investiga- ción de tiempo completo estaría asegurada. Cuando entré a su oficina, me encon- tré con otro Donato, muy diferente al de la semana anterior. Con una expresión muy seria me dijo: “Te llamo para decirte que te olvides del sillón, porque en rea- lidad a ti lo que te interesa son otras cosas”. Le dije: “Pero, doctor, si yo le comenté que tener el sillón sería mi mejor opción”. A lo que replicó: “Olvídate del sillón”, y luego dijo en inglés: “You are on your own”. Salí de su oficina profundamente confundido y sin entender qué había pasado. Con los años he supuesto que alguien en contra mía influyó en él de manera negativa. Unas semanas más tarde me enteré de que la industria farmacéutica había cancelado sus maravillosos planes en México. Me parece que empezaron a oler lo que sucedería con nuestro país en el último año de gobierno del presidente Salinas.

410 Gerardo Gamba Ayala • 13 de junio

Nuestra relación en los años siguientes fue respetuosa, pero distante. Sin em- bargo, nunca dejé de admirarlo como investigador, como médico y como director general. Desafortunadamente, Donato murió años más tarde, cuando mi labora- torio apenas cumplía su primera década y empezaba a hacerse evidente el nivel de productividad que ya entonces teníamos y que crecería en forma constante a lo lar- go de los siguientes años. Me duele que no haya podido ver que sí me interesaba la investigación y que lo que yo quería era ser como él. Si no hubiera muerto, yo creo que el distanciamiento se habría borrado y a estas alturas tendríamos muy buena relación, porque nunca dejé de admirarlo y de ver en él un modelo a seguir. Sigo pensando que Donato Alarcón Segovia es el mejor investigador clínico que ha dado nuestro país.

411 La propiedad intelectual, el tratamiento del agua residual y la posibilidad de crear trabajos en México

Dra. Blanca Jiménez Cisneros, Dra. Lilian Domínguez Montero y Dr. Héctor Poggi Varaldo 20 de junio

n México, la contaminación del agua se debe a la inadecuada dis- posición de las aguas residuales de origen municipal, industrial y de naturaleza variada, como el drenaje agrícola, la escorrentía pluvial, entre otras. Las aguas residuales municipales en México contienen una diversidad de contaminantes: materia orgánica, nitrógeno y fósforo (que pueden ser fertilizantes en suelos), metales pesados, materia orgánica soluble y coloidal degradable, compuestos or- Egánicos tóxicos recalcitrantes, y una gran variedad de microorganismos, algunos de ellos patógenos. De acuerdo con el último reporte de Conagua, México generó 229 m3/s de aguas residuales municipales en el 2015, y se trataron solamente el 57 por ciento de ellas, lo que sigue alentando el reúso de agua residual bruta para riego o su descarga no controlada. El tratamiento de aguas residuales es un proceso productivo positivo del que se obtiene agua reutilizable. Sus objetivos son la mejora del medio ambiente, la reducción de los impactos negativos de las aguas contaminadas en el entorno y en la salud humana —en este último caso se busca disminuir las enfermedades gas- trointestinales—. El tratamiento del agua residual resulta en un ahorro en gastos de salud pública y constituye la posibilidad de reusar el agua para fines municipa- les (lavado de vehículos, riego de áreas verdes, fuentes de ornato y limpieza de las

412 Blanca Jiménez, Lilian Domínguez y Héctor Poggi • 20 de junio

calles), para la industria (en torres de enfriamiento y diversos procesos industria- les) y en particular para la agricultura (cultivos de consumo crudo y de exporta- ción, que son mucho más rentables). El reúso, además, representa ahorros signifi- cativos en el uso de agua potable, un servicio muy costoso en México. Para todo lo anterior, el desarrollo de tecnología nacional es de vital importan- cia: se necesita para tratar el agua a un menor costo de construcción y operación, generar empleos y contribuir a una balanza comercial positiva a nivel internacio- nal, manteniendo la eficiencia y facilitando la implementación de procesos. Las patentes nacionales pueden ser un indicador útil para medir y analizar dichos avances tecnológicos. Nuestro país cuenta con la Ley de Propiedad Industrial y el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI), quien se encarga de su ejecución y de la protec- ción de los derechos de propiedad industrial únicamente en México y cuando esta es solicitada y concedida. Asimismo, México es uno de los 184 países asociados a la Organización Mundial de la Protección Industrial (OMPI) y al Tratado de Cooperación en Materia de Patentes (PCT, por sus siglas en inglés). El principal objetivo del PCT es simplificar y hacer más eficaz y económico el procedimiento para solicitar la protección de una patente de invención en varios países. La OMPI y el PCT no son los encargados de otorgar la concesión de patentes internacio- nales; dicha tarea compete de manera exclusiva a cada oficina de patentes en los países donde se solicita la protección. El análisis de la información referente a las patentes en México para el tratamien- to de aguas residuales por titulares extranjeros y mexicanos permite observar que el número de patentes concedidas es muy escaso en comparación con la cantidad existente en otros países. En efecto, el país solo ha contribuido con 34 patentes de un total de 5,041 (0.67 por ciento) entre 1996 y 2013. Los centros de investi- gación y las universidades cuentan con un número menor de patentes otorgadas en comparación con las solicitudes realizadas por empresas e inventores inde- pendientes. Esto puede deberse a que el tiempo de concesión de una patente, de acuerdo con el IMPI, es de cuatro a cinco años, lo cual es un plazo largo compara- do con el requerido para publicar un artículo académico. Por otra parte, está documentado que muchas empresas en México prefieren adquirir tecnología ya probada e importarla. Más aún, solo un 5 por ciento de las empresas totales en México realizan investigación y desarrollo, lo que limita la creación de nuevas patentes en dicho sector. El otro sector que puede realizar in- vestigación y desarrollo de nuevas tecnologías y patentamiento corresponde a las universidades y los centros de investigación. Sin embargo, en el ambiente académi- co se considera que un artículo es una aportación a la ciencia y a la tecnología más

413 La propiedad intelectual el tratamiento del agua residual y la posibilidad...

importante que una patente, sin considerar que patentar es también un medio significativo de conocimiento para la sociedad en cuanto a inventos y avances tecnológicos. Este prejuicio se mantiene a pesar de que incluso en los estertores del modelo nacional desarrollista en México (sexenios 1970-1976, 1976-1982) existió una política oficial para incentivar la generación de tecnología en las insti- tuciones de educación superior y los centros de investigación. Lo anterior constituye un llamado a las autoridades gubernamentales para im- plementar programas de estímulos efectivos tanto a nivel empresarial como edu- cativo con el fin de acrecentar la investigación y el desarrollo tecnológico sobre el tratamiento de aguas residuales que conduzcan a resultados prácticos y patenta- bles. Es necesario reforzar los estímulos a los investigadores e ingenieros por una parte, pero también crear programas de desarrollo y manejo para empresas nacio- nales con base tecnológica. Esto serviría para el control de la contaminación del agua, pero también para muchas otras áreas del conocimiento. Contar con tecnología nacional adaptada a las condiciones del país, además de resultar en procesos económicamente más eficientes en comparación con la tecno- logía importada, permitiría generar los empleos que México tanto necesita.

414 El grado de doctor en ciencias y la investigación en medicina

Dr. Gerardo Gamba Ayala 27 de junio

n el mundo de la ciencia médica existen algunas diferencias en el entrenamiento de los investigadores clínicos que en México no es- tán definidas claramente en los diferentes sectores de la academia. Escribo este texto como una referencia para ayudar a los cientí- ficos de diversas áreas a entender la particularidad que hay en la medicina. Para poner en perspectiva al lector, comienzo por decir que en Etodas las áreas de la ciencia se considera que un investigador se forja a través de un programa de doctorado. Quienes estudian la carrera de biología, la de química o inclusive la de investigación biomédica básica, si quieren seguir la carrera de inves- tigador, deben hacer un doctorado. Los sistemas de evaluación, como el Sistema Nacional de Investigadores, no los tomarán en cuenta si no tienen el grado de doc- tor. En los institutos de investigación de la UNAM tampoco podrían ser contrata- dos, porque tener el doctorado es un requisito indispensable. En medicina, el camino para obtener el grado doctoral después de terminada la licenciatura es una posibilidad muy útil cuando el estudiante decide que quiere dedicar su vida a la investigación y se interesa por lo que llamamos “investigación básica”, es decir, el estudio de procesos de índole fisiológica, farmacológica, bioquí- mica o molecular, o bien en lo que llamamos “investigación poblacional”, donde los campos son del tipo de la epidemiología, la salud pública o la bioestadística. Los doctorados suelen ser en estas disciplinas, sin embargo, alejan al médico de la clí- nica y no son atractivos para quien quiere dedicarse a la atención de pacientes. Por esta razón, pocos estudiantes de Medicina exploran estas opciones; en principio, la mayoría de los que la estudiamos lo hacemos por el interés en la atención clínica. El médico que quiere ser clínico, pero también está interesado en la ciencia, tiene entonces la opción de incursionar en la investigación clínica. Pero debe formarse primero como clínico. Después de la carrera, tiene que hacer una

415 El grado de doctor en ciencias y la investigación en medicina

especialidad médica troncal, como medicina interna o cirugía, y luego una subes- pecialidad en la parte de la medicina que más le interesa. Por ejemplo, cardiología o reumatología. Algunos residentes al terminar la especialidad pasan a un curso de alta especialidad en algún problema específico. Este proceso requiere de seis a ocho años de posgrado, lo que da un total de trece a quince años de estudio (siete años de la carrera de Medicina más seis u ocho de especialidad). Es en esta parte donde el requisito de tener un doctorado para ser investigador ya no es necesario. Explico dos opciones. El camino de la especialidad-subespecialidad puede o no preparar a un médico para ser investigador. Depende del lugar en donde realiza las especialidades. Si las lleva a cabo en un hospital general y no realiza investigación durante los años de entrenamiento, es claro que termina como especialista, pero no como investiga- dor. En cambio, si las lleva a cabo en una institución de tercer nivel (Instituto Nacional de Salud Pública o Centro Médico Nacional Siglo XXI) y durante los años de residencia realiza investigación bajo la tutoría de un investigador clínico, entonces terminará no solo con los conocimientos de un especialista, sino tam- bién como investigador, y tendrá los artículos científicos que lo avalen. Si un re- sidente durante su entrenamiento genera una o más publicaciones como primer autor en revistas de circulación internacional reconocidas por el Journal Citation Reports (JCR), similar a lo que ocurre con los alumnos de doctorado en otras áreas, me parece que los sistemas de evaluación deberían tratarlo con equivalencia a doctorado. La segunda opción, muy utilizada a lo largo de los años por médicos mexicanos, es la de realizar un posdoctorado en Estados Unidos, lo que en ese país se llama fellowship o postdoctoral fellowship. Esta es una opción de excelencia que no tienen clara muchos evaluadores en México. Para entenderla, hay que conocer el sistema de estudios norteamericano. En Estados Unidos, al terminar la preparatoria (high school), si los alumnos tienen recursos económicos (la educación gratuita termina con la preparatoria), pasan a una etapa de educación que llaman college, con una duración de cuatro años y cierta orientación (ciencia, filosofía, arte, etcétera). Elcollege es equivalente a la licenciatura. Así, por ejemplo, quien termine una licenciatura en química o biología en México también terminó el college en Estados Unidos. Después, aquellos que todavía tengan recursos (o estén dispuestos a endeudarse con el ban- co) pueden aspirar a lo que llaman graduate school, donde se estudia algo más específico (arquitectura, abogacía, medicina, odontología, etcétera). Una opción de graduate school es hacer el doctorado en ciencias (PhD) y otra es en medicina

416 Gerardo Gamba Ayala • 27 de junio

(MD). Por lo tanto, los grados de PhD y de MD en Estados Unidos son equiva- lentes. Por este motivo, un médico mexicano puede ir a Estados Unidos a hacer un posdoctorado sin antes hacer el doctorado, lo que no podría hacer un químico o un biólogo. Los médicos en Estados Unidos, al terminar el MD, hacen la especialidad y, si tienen interés en investigación, pasan directo a la research fellowship. La mayoría de los grandes médicos-científicos norteamericanos nunca hicieron un PhD, no tienen el grado de doctor en ciencias, pero hicieron un posdoctorado y termina- ron con publicaciones como primer autor en revistas indizadas en el JCR, en mu- chos casos de muy alto nivel. Son estas publicaciones como primer autor las que los avalan como investigadores. Me parece que, en el caso de los médicos, los sistemas de evaluación de investi- gadores deben ser más abiertos para considerar la productividad científica durante la residencia, más que la obtención o no de un grado académico.

417 Los falsos enfrentamientos a los grandes retos educativos

Dr. Víctor Alcaraz Romero 4 de julio

xiste una legítima preocupación por el estado de la enseñanza en el país dado que los resultados obtenidos en las distintas pruebas aplicadas a los estudiantes de los niveles educativos de primaria y secundaria son desalentadores. Según el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, el 47.8 por ciento de los alumnos que cursan el tercer año de secundaria tienen desempeños bajos en las áreas de la ciencia, mientras que en matemáticas ese porcen- Etaje sube al 56.6 por ciento, en tanto que en lectura la proporción es del 41.7 por ciento. En general, solo el 2.5 por ciento de esos jóvenes alcanzan un buen nivel en ciencias, 3.5 por ciento en matemáticas y 4.5 en lectura. En la prueba Planea ELSEN, que evalúa los logros alcanzados en el nivel de educación primaria, el 60.5 por ciento de los hombres y el 65.4 por ciento de las mujeres tienen conocimientos insuficientes y, para el caso de las escuelas indígenas, el 80 por ciento de los hom- bres y el 83 por ciento de las mujeres están en esa lamentable condición. Por desgracia, lo que se ha hecho para atender ese grave problema adolece desde hace muchos años de un gran número de deficiencias en virtud de que las medidas se adoptan sin un análisis adecuado. Bastan dos ejemplos de las soluciones propues- tas años atrás. Uno es el paso de la escritura manuscrita al uso de las letras de molde bajo la idea de que había que unificar la lectura de los libros de texto con la lectu- ra de los textos escritos por los propios estudiantes. Si se analiza lo que eso signifi- ca, nos encontramos con el hecho de que la escritura se hace más lenta y requiere levantar la mano para cada letra, lo que ergonómicamente es inadecuado. No obs- tante, podría decirse que los avances en las nuevas tecnologías pueden llegar incluso a suprimir la escritura a mano, pues ahora se realiza mediante las teclas de una computadora, los toques en la pantalla de una tableta o un teléfono, o a través del uso de la voz. Sin embargo, el desarrollo de las destrezas manuales es fundamen- tal, de ahí que estar atentos solo a ciertas características de las nuevas tecnologías

418 Víctor Alcaraz Romero • 4 de julio

implica pérdidas en las habilidades manipulativas esenciales para un desarrollo óp- timo, tanto físico como intelectual. Este último tiene un componente motor que muchas de las teorías psicológicas que plantean procesos inmateriales han descuida- do, sin considerar que todos tienen su asiento y expresión en el cuerpo. Pensar en palabras está acompañado de actos motores subvocales y pensar con imágenes re- quiere de actividades motoras de los sistemas acomodatorios de los receptores, cosa que el espacio limitado de este artículo impide tratar, pero que podemos ver en los movimientos oculares que aparecen en el dormir cuando se tienen los sueños. Por otra parte, leer no se limita a reproducir lo escrito en palabras, sino que lo básico es la comprensión; además, escribir no es únicamente ser capaz de represen- tar palabras por medio de signos visuales, sino expresar y comunicar de un modo lógico y comprensible nuestros conocimientos, nuestras necesidades y aspiraciones. Otra medida del pasado, con repercusiones graves en los procesos de enseñanza, es la tendencia a evitar las reprobaciones para supuestamente no provocar estados de frustración emocional que condujeran al abandono de los estudios. Los exá- menes son fundamentales, no solo para estar al tanto de los avances en el co- nocimiento de los alumnos de todos los niveles, sino también como medios de asegurar la adquisición de lo aprendido a través de la corrección de las respuestas equivocadas. Lo paradójico es que se utilizan para medir los logros de los sistemas de enseñanza, como lo indicamos al principio de este artículo, o como medio de admisión a los niveles educativos superiores, a pesar de que en estas pruebas que- dan excluidas las habilidades que permiten descubrir lo sustancial en los procesos formativos: un espíritu crítico que conduzca a desechar lo que no corresponde con hechos reales, a descubrir la falsedad de ciertas afirmaciones, a darse cuenta del carácter supersticioso de algunas creencias y, sobre todo, a derivar lógicamen- te conclusiones a partir de determinadas premisas. Por lo que respecta a las medidas tomadas actualmente, estas no se encuentran dirigidas a lo que es el meollo de la educación. La consigna es "aprender a aprender" desterrando los procesos memorísticos, mas se incurre en un grave error al orien- tarse de esa manera, ya que demuestra una falta de comprensión de lo que es la memoria y de lo que es aprender a aprender. Primero, en cuanto a la memoria, todo aprendizaje, sea aprender a caminar, a hablar o conocer los principios más intricados de cualquier ciencia o desarrollo civilizatorio, tiene que ser retenido, guardado en la memoria. Esta última no es otra cosa que los cambios que ocurren en el cerebro al fijarse ciertos circuitos neurales que permitirán la manifestación de aquellas conductas nuevamente ad- quiridas y que se van a agregar a las que se encuentran preestablecidas de manera innata, o sea, los reflejos más elementales.

419 Los falsos enfrentamientos a los grandes retos educativos

Perder la memoria es un trastorno que termina en una verdadera tragedia. Lo sufren quienes padecen la enfermedad de Alzheimer, quienes olvidan el pasado, los grandes logros alcanzados por la humanidad, y quienes no pueden contar nada de su vida anterior y solo viven el momento, convirtiéndose en víctimas. La crítica que Edgar Faure hace de la memoria en el libro clásico de la Comisión Internacional para el Desarrollo de la Educación de la Unesco, intitulado Aprender a ser. La educación del futuro, se refiere a los procesos memorísticos faltos de una comprensión verdadera, representados en la mera repetición verbal y, asimismo, a la sobrecarga de conocimientos obsoletos que deben ser sustituidos continuamente debido al avance tecnológico, que en la actualidad corre a un ritmo vertiginoso. La necesidad de aprender a aprender significa estar abierto a nuevas enseñanzas. En palabras del propio Faure, es el imperativo para formar la libido sciendi, el impulso, la apetencia, la sed por adquirir continuamente nuevos conocimientos, el volverse hacia el futuro y no anclarse en el pasado, ni sentirse retenido por las características de la sociedad actual. Vivir con miras al porvenir para superar las condiciones limi- tativas de nuestro presente. Aprender a aprender es apoyarse en lo previamente aprendido y desarrollar nue- vos aprendizajes. Eso no se consigue bajo los métodos de transmisión verbalista del conocimiento. Las aulas no deben ser solamente espacios cerrados de cuatro pare- des en las escuelas, sino espacios para aprender el pensamiento lógico, el espíritu crí- tico, el saber desechar las supersticiones y utilizar el propio juicio. A las aulas deben agregarse los espacios en donde es posible descubrir y confirmar los determinantes de los distintos fenómenos que ocurren en la naturaleza, porque pueden verse en condiciones controladas, e igualmente esos fenómenos hay que examinarlos en los espacios reales del mundo natural y en la sociedad. Para ello deben modificarse los planes de estudio escolares y no conformar currículos sin saber aprovechar lo que se sabe de los mecanismos del aprendizaje descubiertos por las neurociencias. Solo hacer el catálogo de las materias por cursar no es responder a las necesidades de asegurar una educación acorde con nuestros tiempos. Es necesario implantar la libido sciendi, la búsqueda continua de conocimientos por el propio sujeto, la indagación permanente de los procesos que ocurren en la naturaleza para aprovecharlos mejor y hacer una sociedad más justa; así como motivar el aprovechamiento individual del aprendizaje para labrarse una vida más plena, más llena de satisfacciones, mediante el ejercicio de todas las facultades de- sarrolladas en el curso de una educación no regida por las falsas premisas, no bien comprendidas, de la consigna transformada en la divisa “aprender a aprender”.

420 El inmenso valor de los errores

Dr. Gerardo Gamba Ayala 11 de julio

icen que un individuo experto es aquel que ha cometido todos los errores posibles en un campo o disciplina específica. Esta definición es absolutamente cierta cuando se trata de la inves- tigación científica. Me parece incluso que es una de las prime- ras enseñanzas que debemos dar a los estudiantes de posgrado, quienes en general tienen terror a equivocarse y, en no pocas ocasiones, pueden caer en la tentación de esconder o no hacer Dobvia la información que permita descubrir que se han equivocado. En mi labo- ratorio, esta es una de las formas en que con el pasar del tiempo puedo ver cómo los estudiantes van madurando en su proceso de convertirse en investigadores científicos. En alguna ocasión, tuve un alumno de servicio social de la carrera de Medicina que había manifestado su interés por dedicarse a la investigación científica. Venía de una familia conservadora y de abolengo, de uno de los estados de la república con litorales en el Golfo de México. El muchacho era el más pequeño de su familia, el “pilón” como decimos coloquialmente, con cuatro hermanas mayores y una madre que se había dedicado a adivinar y satisfacer todos su gustos y necesidades. El padre era un médico connotado del pueblo, en cierta forma parecido al personaje de Ju- venal Urbino en El amor en los tiempos del cólera. Había sido un alumno perfecto durante la primaria, ganador de la Ruta Hidalgo, así como en la secundaria, la preparatoria y en la escuela de Medicina. Inició el servi- cio social bajo mi tutela en el laboratorio. Una de las primeras técnicas que tuvo que aprender fue la de la reacción en cadena de la polimerasa, que llamamos PCR, donde se pueden amplificar fragmentos específicos deADN a nuestro antojo para su estu- dio. A las pocas semanas de haber comenzado el servicio presentó en alguna de las sesiones de revisión de resultados una serie de conclusiones que no hacían sentido con lo que mostraban las bandas de PCR de sus experimentos. En algún momento

421 El inmenso valor de los errores

durante el transcurso de la sesión, expuse los argumentos por los que yo pensaba que sus datos no correspondían con lo que quería interpretar de ellos y le dije, con la naturalidad con la que se dice esto en el laboratorio: “Yo creo que te equivocas- te en la PCR”. Su reacción fue verdaderamente sorprendente. Supuse que nunca nadie le había dicho que se había equivocado en algo. En ese momento me di cuenta de que la posibilidad de que se convirtiera en científico estaba eliminada. Los trabajos de tesis de los alumnos de posgrado, al menos en el ámbito de la investigación en ciencias naturales, avanzan de forma simultánea en tres frentes: la conceptual, la del pensamiento crítico y la técnica o metodológica. La conceptual es en la que el alumno debe adquirir la información necesaria para entender el ori- gen, fundamento, hipótesis y relevancia del proyecto en el que se ha involucrado. Esto requiere de muchas horas de lectura. Para hacerles ver a los alumnos a lo que se están enfrentando cuando inician les explico que en el trascurso del doctorado deberán conocer el contenido y las conclusiones de cuando menos 250 artículos científicos relacionados de manera directa o tangencial con su proyecto de tesis. Esta es, digamos, la parte menos difícil en el entrenamiento de un nuevo científico. La segunda, el pensamiento crítico, se refiere a que en el transcurrir del doctora- do debemos lograr que el alumno desarrolle razonamiento científico. Que se vuelva un escéptico por naturaleza y aprenda a dudar. Que sepa especular acerca de todas las posibles explicaciones de un fenómeno y ordenarlas de la más a la menos pro- bable, así como identificar las fuentes de sesgo en la interpretación de los datos. Solo así podrá diseñar experimentos que sirvan para contestar preguntas. Esta sí que es la parte difícil, ya que nuestra población es educada durante la niñez para hacer exactamente lo contrario. Nos educan para aceptar, sin dudar, los diversos argumentos que sostienen las creencias religiosas o el orden político e histórico, los cuales no deben ser cuestionados sino aceptados. La tercera es la parte técnica. En esta el alumno debe desarrollar las habilida- des manuales y mentales para realizar experimentos con metodologías sujetas a una diversidad de errores posibles. Desde los más obvios, como etiquetar mal las muestras a estudiar, hasta aquellos que ocurren de forma inesperada y nos obligan a adentrarnos en las entrañas del método para poder resolverlos. Aquí es donde a los alumnos al principio les da terror equivocarse y les cuesta trabajo aceptarlo. Pero, con el pasar de los meses, se puede ver cómo el estudiante que va madurando como científico se da cuenta de que la ventaja de aceptar el haber cometido un error te da la oportunidad de reconocerlo la próxima vez que lo veas. Por ejem- plo: si un error X hace que la solución en vez de ser transparente se ponga verde, después de cometerlo una vez, la próxima ocasión en que salga verde sabrás inme- diatamente cuál es el problema y cómo resolverlo. El alumno al que a pesar del

422 Gerardo Gamba Ayala • 11 de julio

paso del tiempo le sigue costando trabajo admitir que tuvo un error se pierde de la oportunidad de aprender de ellos. Con el tiempo, cuando uno ya cometió todos los errores posibles en un campo o disciplina determinada, entonces es que se convierte en experto, porque puede reconocer cada uno de ellos cuando los tiene enfrente. Así, cuando mis alumnos me enseñan un resultado inesperado que obtuvieron por un error en particular, con frecuencia puedo decirles cuál fue el problema. Y si me preguntan: “¿Cómo sabes?”, la respuesta siempre es: “Porque yo cometí ese mismo error cuando estaba en el doctorado”.

423 Neuronas y vida inteligente

Departamento de Comunicación y Difusión Consejo Consultivo de Ciencias 18 de julio

ecientemente, Pablo Rudomin Zevnovaty, investigador del Cinvestav-IPN y miembro del Consejo Consultivo de Ciencias (CCC), impartió la conferencia “Neuronas y vida inteligente”, en la que aseguró que nuestra capacidad de pensar y razonar está generada por y radica en la actividad de nuestras neuronas. Según el investigador, el desarrollo científico y tecnológico ha desencadenado una “revolución de la información”, en la cual la Rcantidad de información crece de manera exponencial, sin embargo, no conduce a un aumento en el conocimiento. “La acumulación de información sin conocimien- to conduce a la desinformación”, señaló. De acuerdo con el doctor Rudomin, la diferencia entre información y conocimien- to es que la primera es un conjunto de datos que constituyen un mensaje, mientras que el segundo es un grupo organizado de datos destinados a resolver un proble- ma específico, cuya solución requiere, además de información, una serie de fases. En primer lugar, el procesamiento e integración de la información, seguido por un proceso de aprendizaje, la formulación de hipótesis y, finalmente, la validación de las hipótesis para adquirir el conocimiento que permita a los individuos y las sociedades la toma de decisiones ante los retos del entorno. Cabe resaltar que existen diferentes estudios que demuestran la existencia de actividad cortical previa a la toma de decisiones de un individuo, es decir, “la deci- sión consciente de ejecutar un movimiento voluntario está precedida de actividad cortical que pudiéramos llamar ‘subconsciente’”. El integrante del CCC explica que este descubrimiento ha generado múltiples discusiones, puesto que se plan- tea si nuestras respuestas dependen de ese mecanismo subconsciente, o bien, si existe un libre albedrío. Esto tiene diferentes implicaciones, por ejemplo, en el ámbito penal: cuando una persona tiene condiciones cerebrales como la esquizo- frenia, en muchas ocasiones, se le exime de sus responsabilidades.

424 Consejo Consultivo de Ciencias • 18 de julio

El doctor Rudomin explicó también que la ejecución de movimientos volun- tarios requiere de una planeación anticipada, así como de memoria a corto y largo plazo. Dicha planeación involucra varias regiones de la corteza cerebral en donde se generan mapas o modelos cognoscitivos y motores relacionados con los movimientos. Dichos mapas no son una representación isométrica del entorno, al contrario: lo que vemos es una representación de la realidad generada por nuestra corteza cerebral. Un ejemplo de esto es que solamente vemos en dos dimensiones y la tercera dimensión es creada por un proceso cerebral. Las imágenes que vemos son una construcción del propio sistema nervioso basada en modelos o hipótesis que han sido heredados o aprendidos con base en la experiencia individual o colectiva y dependen de nuestro contexto, ya que les damos un valor adaptativo. Lo mismo sucede con nuestros receptores cutáneos y el resto de los sentidos, que se han adaptado y optimizado a lo largo de millones de años para permitir nuestra supervivencia. Como mencionamos anteriormente, los movimientos voluntarios activan regiones específicas de la corteza cerebral. Lo interesante es que al pensar un mo- vimiento sin ejecutarlo también se activan áreas motoras y sensoriales del cerebro. El doctor Rudomin señala que, desde el punto de vista clínico, el registro de la actividad neuronal en estas zonas hace posible, entre otras cosas, activar robots o prótesis en personas que padecen lesiones en la médula espinal o que carecen de alguna extremidad corporal, lo cual les brinda la posibilidad de mejorar su cali- dad de vida. Se considera que estas piezas robóticas (que responden a las señales neuronales) tienen una ejecución exitosa cuando hay coherencia entre los movi- mientos planeados y los movimientos ejecutados. Tras muchos años de investigación, el fisiólogo asegura que la información pro- veniente de las fibras sensoriales es controlada por las neuronas. Estas segregan la sustancia GABA (ácido gamma-aminobutírico) y así controlan el flujo de informa- ción. “Cajal pensaba que la información en estas fibras estaba fatalmente determi- nada y lo que nosotros hemos encontrado es que son rutas potenciales en las que el sistema nervioso puede dirigir (como si fuera un policía de tráfico) hacia dónde va la información”, afirmó. Otra parte interesante de la actividad neuronal es la imitación de las acciones observadas, un elemento sumamente importante de la evolución dado que aumenta las probabilidades de sobrevivencia individual y poblacional. En este caso, la pre- gunta es si el comportamiento está determinado genéticamente o es impreso du- rante los periodos críticos del desarrollo. El doctor explica que se han encontrado un tipo de neuronas llamadas “espejo”, que responden tanto cuando se realiza una acción determinada como cuando se

425 Neuronas y vida inteligente

observa a otro individuo realizar la misma acción. Esta propiedad de las neuronas se llama “aprendizaje por imitación o comportamiento resonante”, lo que resulta de gran importancia cuando se habla de procesos educativos. El estudio del sistema nervioso ha aportado elementos fundamentales sobre los eventos neuronales asociados con la generación de movimientos voluntarios y procesos cognitivos. Este conocimiento permite conocernos más y la forma en la que interaccionamos con el entorno y, sobre todo, con otros individuos de la mis- ma especie; dichas relaciones influyen en la integración de la autoconciencia y en los procesos cognoscitivos, especialmente, en las etapas tempranas del desarrollo. De tal manera que el comportamiento social es visto como una propiedad emer- gente, consecuencia de la interacción entre los individuos que forman la pobla- ción, misma que puede ser positiva (tiende a aumentar el conocimiento positivo) o negativa (tiende a disminuirlo).

426 Diálogo entre el espermatozoide y el óvulo ¿Cómo se regulan los flujos de los iones a través de una célula?

Dr. Alberto Darszon Israel 25 de julio

as células utilizan mucha energía para establecer gradientes iónicos entre su exterior y su interior. Gracias a estos, transportan nutrientes y se comunican con el exterior. Las células eucarióticas, como las de nuestro cuerpo, cuentan con organelos internos y proteínas especí- ficas, solubles y en sus membranas, que llevan a cabo las funciones celulares. Las especializadas en transporte regulan el paso de iones, tales como calcio, sodio, o protones, que controlan sus concentra- Lciones en el interior. El óvulo está recubierto por una envoltura de moléculas que llegan a recepto- res localizados en la membrana plasmática del espermatozoide y que modulan los transportadores iónicos, transmitiendo señales importantes para la fecundación. En las especies donde ocurre la quimiotaxis del espermatozoide (el nado diri- gido hacia el óvulo), las células cuentan con un sistema de detección para ubicar al óvulo y a sus transportadores iónicos. En el caso de los mamíferos, tanto la maduración que ocurre en el tracto ge- nital femenino como la reacción acrosomal (cambio morfológico en el que el acrosoma, vesícula en la parte superior de la cabeza del espermatozoide, se fusio- na con la membrana plasmática) dependen de la regulación de los flujos iónicos. Estos procesos preparan al espermatozoide para poder fusionarse con el óvulo.

427 Diálogo entre el espermatozoide y el óvulo

El espermatozoide mide, dependiendo de la especie, entre 30 y 50 micras de largo, es decir, alrededor de 0.04 mm. Para estudiar la quimiotaxis y el nado regulado del espermatozoide, el erizo de mar es un modelo excelente. Un macho maduro libera una cantidad de espermato- zoides equivalente a la producida por mil hombres. Esta superproducción responde a la enorme dilución ocurrida cuando los espermatozoides son liberados en el agua de mar, ya que la fecundación del erizo es externa. El calcio regula la forma como bate el flagelo del espermatozoide y determi- na cómo nada. Cuando es bajo, el batido del flagelo es simétrico; a medida que aumenta este va haciéndose asimétrico y hace que la célula dé vueltas al nadar. La estructura interna que mueve al flagelo tiene cientos de proteínas y varias son sensibles al calcio. En los últimos 20 años, se han desarrollado compuestos con la característica de emitir fotones (fluorescencia) al ser excitados con la luz apropiada. Entre ellos, hay algunos cuya fluorescencia depende del calcio, del sodio o del pH, por lo que permiten estudiar cómo cambian las concentraciones de iones en el interior celular. En el erizo de mar, el óvulo tiene una capa llamada “gelatina”. Esta contiene un péptido o proteína pequeña que, cuando se libera en el mar, genera un gradiente que el espermatozoide detecta gracias a sus receptores en el flagelo. Luego, los receptores regulan la situación iónica de la célula. El péptido de la gelatina se pega al receptor, el GMP cíclico aumenta y este es un segundo mensajero que abre en la célula canales de potasio, cambiando el estado eléctrico que regula a otros trans- portadores. Así también ocurre un aumento en el calcio intracelular que regula el batido flagelar. El péptido pequeño en la envoltura del óvulo de la especie de erizo de mar que nosotros estudiamos, Strongylocentrotus purpuratus, se llama “speract”. En colabo- ración con un grupo japonés, a través de la ayuda de nuestro colega, el doctor Takuya Nishigaki, logramos modificar el speract para fotoactivarlo y, usando un microscopio con una cámara de alta sensibilidad e iluminación LED, hemos podi- do correlacionar la forma del flagelo, su curvatura y la trayectoria del espermato- zoide al nadar con las oscilaciones de calcio intracelular que dispara este péptido. Así demostramos que el calcio regula la manera de nadar del espermatozoide. Durante muchos años estos experimentos se hicieron en dos dimensiones (2D), aunque en el mar las células nadan en tres (3D). Ahora desarrollamos, con el doctor Gabriel Corkidi, un sistema para ver las trayectorias en 3D. Para lograrlo, usamos un objetivo montado en el microscopio sobre una base que tiene un piezoeléctrico que lo hace vibrar cientos de veces por segundo y una cámara que toma miles de imágenes por segundo. Al moverse el objetivo también se desplaza el plano focal y

428 Alberto Darszon Israel • 25 de julio

se registran cortes ópticos de un volumen cilíndrico. Con las herramientas compu- tacionales adecuadas, se puede rastrear dónde están el espermatozoide y su flagelo en 3D, e incluso los niveles de calcio en su interior. Durante la fecundación, el espermatozoide nada en 3D a través del tracto re- productor femenino. Tiene sistemas bien orquestados para detectar las señales de las células que lo rodean y los cambios en el medio en el que se desplaza a lo largo de su trayectoria. En su viaje por el tracto, el espermatozoide madura. Esto depende de las proteínas que toman lípidos de la membrana y de los cambios en la concentración de bicarbonato y calcio que entran a la célula. El bicarbonato regula una enzima llamada adenilato ciclasa soluble que produce AMP cíclico, otro mensajero fundamental que regula muchos procesos en esta y todas las células. Cambios en los niveles de AMP cíclico en el espermatozoide modifican la situación energética y eléctrica, lo que permite regular a otros transportadores y, finalmente, controlar también la forma en que bate el flagelo, cambiándola de un modo simé- trico a uno asimétrico llamado “hiperactivado”. El modo hiperactivado es crucial para que el espermatozoide pueda transitar hacia donde está el óvulo. El último paso que prepara al espermatozoide para fusionarse con el óvulo es la reacción acrosomal. Aún se desconoce exactamente en qué momento esta ocurre en los mamíferos y cuál es el inductor fisiológico. Para el espermatozoide humano podría ser la progesterona. Al unirse a su receptor localizado en el flagelo, la pro- gesterona induce una onda de calcio y eso eventualmente resulta en la fusión del acrosoma y la membrana plasmática, se liberan vesículas híbridas y se expone la membrana interna del acrosoma que es la que se va a fusionar con el óvulo. El inductor fisiológico activa un sistema que introduce calcio en la célula, el cual modula la actividad de una enzima que produce un segundo mensajero más (IP3). El acrosoma tiene un canal iónico (receptor de IP3) que se abre cuando se une a este segundo mensajero, produciendo un segundo aumento en el calcio intracelular. Cuando el acrosoma se vacía de calcio, da una señal para que se activen otros canales de calcio de la membrana plasmática llamados “activados” por el vaciamiento de pozas internas. Este último aumento del calcio intracelular permite que las pro- teínas de fusión en muchas células cambien, las mismas que regulan la liberación de un neurotransmisor (SNARE), lo que origina que las membranas se acerquen y se fusionen. Entender cómo ocurre la fusión y cómo es regulada por el calcio a nivel mo- lecular es clave para comprender lo que determina el proceso fundamental en el que el espermatozoide fecunda al óvulo. Si no hay reacción acrosomal, no hay fecundación.

429 Nuestra experiencia con una revista de abolengo

Dr. Gerardo Gamba Ayala 1 de agosto

ace casi treinta años cuando iniciamos el posgrado en investi- gación había varias revistas científicas que veíamos con mucha admiración y percibíamos como imposibles. Una de ellas era el American Journal of Physiology, al que nos referimos por sus siglas AJP. En ese entonces, solo llegaba un ejemplar a la biblioteca J. J. Izquierdo de la Facultad de Medicina y otro al Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez. Era la Hépoca en que rara vez podías tener la revista en las manos. Había que llenar una ficha bibliográfica y, luego, respetuosamente y con miedo, solicitar al encargado de las copias en la biblioteca los artículos que te interesaban y esperar a que te las entregaran al día siguiente. No era infrecuente que al regresar por la anhelada copia la respuesta fuera que no la habían hecho porque el volumen no había sido encontrado o estaba en préstamo fuera de la biblioteca. Cuando por alguna razón tenías la fortuna de que la revista llegara a tus manos, la repasabas completa, hoja por hoja, admirando los artículos publicados y los nombres de las personas e ins- tituciones que aparecían en ella. El AJP es una revista voluminosa compuesta por varias secciones que por si solas constituyen revistas individuales. Existen entonces los AJP de fisiología celular, endócrina, gastrointestinal y hepática, cardiovascular, pulmonar, integrativa y comparativa, y renal. En fisiología es la publicación de mayor abolengo, cuyo primer número data de 1898. En ella fueron publicados los más grandes fisiólo- gos del siglo XX, numerosos artículos originales que constituyeron el fundamento de los conceptos que aprendimos, ya digeridos y con explicaciones didácticas, en los libros de fisiología durante el primer año de la carrera. Por mencionar un ejemplo puntual, el gran Arthur C. Guyton publicó en el AJP cuantiosos artículos que, en conjunto con otros tantos en diversas revistas, dieron origen a la teoría guytoniana de la regulación de la presión arterial.

430 Gerardo Gamba Ayala • 1 de agosto

En el AJP algunos de nuestros maestros habían publicado como estudiantes en universidades de Estados Unidos. Desde México, jamás. Excepto por Marcelino Cereijido del Cinvestav, que entonces tenía como cinco artículos publicados, uno con Adolfo Martínez Palomo. Veíamos la revista inalcanzable. En 1998, mi buena amiga Norma Bobadilla terminaba su tesis doctoral bajo la tutoría de Jaime Herrera, prestigiado nefrólogo que dirigía el Departamento de Nefrología del Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez. Norma realizó la parte molecular de su tesis bajo mi tutoría, por lo que estuvo en mi laboratorio por casi dos años. El trabajo era sobre el papel del óxido nítrico en la toxicidad crónica por ciclosporina, un medicamento inmunosupresor que se utiliza para prevenir el rechazo de órganos trasplantados, pero que, a su vez, produce daño re- nal. Incluía estudios de fisiología de riñón completo y de micropunción de nefronas individuales en ratas, con análisis histológicos renales y de la expresión en el riñón de los tres genes que codifican para las sintasas de óxido nítrico. Al terminarlo, vi- mos el trabajo tan completo que nos animamos a proponerle al doctor Herrera que lo enviáramos a revisión al AJP. Nos dijo que no, pero insistimos. Nos llevó varias semanas convencerlo y, por fin, un día nos autorizó hacerlo. Fue nuestra primera publicación en el AJP. El temor al rechazo se desvaneció. Era tan grande la hazaña que Jaime nos invitó a comer a un restaurante elegante el día en que llegó la carta de aceptación. Nuestro primer artículo en el AJP fue en 1998. Desde entonces hemos publi- cado cada año en esta revista entre uno y cuatro artículos. A 20 años de distancia, escribo estas líneas con gusto por la aceptación reciente del artículo número 53 de mi unidad. Los textos han sido bien recibidos por la comunidad internacional ya que en conjunto nos han producido por arriba de 2 mil citas. Asimismo, hemos tenido éxito al encontrar lugar para nuestras publicaciones en revistas con un ma- yor factor de impacto que el AJP, como el Proceedings of the National Academy of Sciences; el Journal of Biological Chemistry, del Kidney International o el Journal of the American Society of Nephrology. Sin embargo, sigue siendo emocionante so- meter un manuscrito a revisión al AJP y continúa llenándonos de orgullo cada vez que uno nuevo es aceptado porque, además, con frecuencia es el primero en la vida de uno de nuestros estudiantes. De los 53 manuscritos publicados, somos responsa- bles de 48: 40 artículos originales que reportan resultados de proyectos realizados en el laboratorio, ocho artículos de revisión, cuatro editoriales y una carta al editor. Con el primer artículo publicado hace 20 años, logramos romper la barrera que nos impedía enviar al AJP manuscritos que considerábamos con el nivel para publicarse. La barrera era el miedo a la frustración y el rechazo. Aunque era más el miedo de nuestros maestros que el nuestro. No se sentían cómodos con el rechazo.

431 Nuestra experiencia con una revista de abolengo

Nosotros éramos jóvenes, condición que se asocia con ser valiente para explorar posibilidades nuevas o difíciles. Nuestra insistencia logró romper la negativa que habíamos encontrado con anterioridad. En la investigación científica, para ser exitoso se necesita tener una gran toleran- cia a la frustración. Hay que impulsar a nuestros jóvenes para buscar publicaciones en las mejores revistas posibles, sin temor al rechazo. Asimismo, hay que escuchar- los cuando se entusiasman sobre una posibilidad que a nosotros nos resulta incó- moda, porque podría romper nuestro statu quo.

432 El mito de Giges o cómo salir de los problemas en México

Dr. Carlos Martínez Assad 8 de agosto

n La República, Platón menciona el mito del dueño del anillo de Giges que permite “robar y enriquecerse, asesinar y hacerse con el poder”. Con base en ese relato, Tzvetan Todorov se pregunta cuántos, al usarlo, podrían ceder a la tentación porque nadie es justo por voluntad propia, sino por imposición. La reflexión es vigente por la constante insistencia en México de que el gobernante solamente se dedica a lo que condena ese ani- Ello, sin considerar todos los factores involucrados; es decir, aquellos que son nece- sarios para alcanzar el poder y que involucran los puestos previos, las relaciones po- líticas, los aprendizajes y saberes para conseguirlo y mantenerse en él. Sin olvidar algo fundamental: quienes gobiernan forman parte de la misma sociedad y deben adquirir consenso desde el momento de la elección. Es ingenuo suponer que la sociedad política y la civil no están involucradas. En el problema más grave que México enfrenta, el del narcotráfico y la violen- cia que lo circunda, se insiste en diferenciar a los civiles de los militares, cuando socialmente están involucrados, son parte de la misma sociedad. Por eso resulta demasiado elemental culpar siempre a unos y no ver los vínculos con los demás. Se culpa a los militares sin aceptar que es en la sociedad donde se parapetan los elementos del crimen organizado, en ocasiones con acuerdo de a quienes favore- cen, y enquistados es muy difícil combatirlos. El Estado responde a las agresiones de quienes realizan grandes negocios vincu- lados con la producción y compraventa de drogas. Sin embargo, se hace aparecer como si el primero atacara al otro en un afán destructivo de la sociedad. ¿Esto tiene sentido? Por supuesto que no y el Estado tiene —como se ha visto— más problemas que ganancias asesinando a diestra y siniestra. Por supues- to, en todas las sociedades las ganancias son mayores cuando se alcanza un clima de paz y tranquilidad en el país.

433 El mito de Giges o cómo salir de los problemas en México

En México, el problema fundamental es que se trata de una guerra en la que no hay negociación posible a menos de infringir la legalidad que el Estado debe proteger. Pero la moda, que no expresa sino una indolencia del pensamiento, es culpar al gobierno de todos los males que aquejan a la sociedad; más sencillo que analizar es insistir en la existencia de un enemigo común que afecta al conjunto de la sociedad. Se ha reforzado en los últimos tiempos el mito de responsabilizar de todos los males a los políticos como si los civiles estuviéramos al margen del funcionamiento de la sociedad misma. El mismo Todorov afirma que lo único peor que un mal gobierno es su inexis- tencia, pero parece que esa es la consigna en México donde muchos apuestan por la destrucción de las instituciones. Con todo el pasado milenarista de la izquierda, se insiste en que con esa destrucción vendrá el mundo nuevo. Cuánto mesianismo hay en la consigna que busca beneficiarse de cualquier error en la conducción políti- ca —que sin duda puede nutrirse de varios ejemplos— para vislumbrar el fin del poder político del PRI y conceder cualidades taumatúrgicas a los otros partidos. En ese sentido apuntan la mayoría de las críticas, desde el terrible caso de los 43 de Ayotzinapa, como si para el gobierno hubiera algún beneficio en el asesinato de estudiantes y el clima de inestabilidad que ese hecho provocó. Por supuesto, nadie en su sano juicio puede justificar la desaparición y muerte de esos jóvenes. La ausen- cia de un hijo, de un padre o de la madre nos hace partícipes de esa orfandad, de la viudez, que nos involucra a todos. Asimismo, en las confrontaciones entre bandas de narcotraficantes o de alguna de ellas contra el gobierno, quienes muerden el polvo son parte del conjunto, de la misma sociedad. ¿Por qué, entonces, siempre endilgarle la responsabilidad al gobierno, insistir en su ineficacia cuando las muertes de militares, de policías también contribuyen a la suma de víctimas que estos tiempos virulentos han dejado? Siempre es más fácil tirarle al gobierno, como en los puestos de tiro al blanco de feria, que ana- lizar con profundidad el acontecer cotidiano. Buscar en lo más recóndito de la sociedad la responsabilidad de unos y otros. Dejar toda la explicación a la corrupción que impregna los aparatos del poder no es suficiente porque la violencia no está directamente vinculada con ese proce- der, por supuesto criticable e inaceptable. Hay que corregir las malas conductas de los funcionarios, pero es necesario encontrar los mecanismos para hacerlo. Y, des- de luego, el más importante no es solamente la vigilancia de la sociedad, sino su involucramiento en las tareas del gobierno. Aquí viene otra cuestión: en el gobierno, los partidos políticos tienen una gran influencia y estos se hacen copartícipes de las desviaciones administrativas que nutren la corrupción. En ese sentido, es muy importante que existan varios

434 Carlos Martínez Assad • 8 de agosto

partidos para el ejercicio de la democracia, pero el problema es la procedencia de quienes los forman, de esos militantes que a fin de cuentas provienen de la misma sociedad; no están aislados ni surgen por generación espontánea. Comparten el mismo principio que le critican al Estado porque abandonan la idea del servicio social para engrosar su propio beneficio y el del grupo que representan. La demo- cracia alienta la igualdad ante el poder, pero no frena el afán de acumularlo con intereses ajenos al del bienestar común. En nombre de la democracia se cometen muchos atropellos porque se habla de igualdad, pero esta poco se expresa en sus medidas partidarias; se insiste en la liber- tad, pero la crítica no siempre es bienvenida. Al contrario, se busca principalmente coartar la participación y evitar responder a los llamados de la sociedad. El poder no se comparte; al contrario, es excluyente en su funcionamiento. La participación ciudadana, un reclamo de los últimos tiempos, ha sido limitada porque las autoridades se autoconciben como operadores de arriba hacia abajo en el sistema. El ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, apenas en el segundo año del primer gobierno electo, canceló los consejos ciudadanos, aunque estos fueran resultado de una elección ciudadana ejemplar en el Distrito Federal en 1995, única elección sin la participación de los partidos políticos. Nadie criticó la medida ni interpuso demanda alguna, porque había sucedido en la coyuntura del tránsito de la regencia al gobierno electo; es decir, en el traslado de poderes del PRI al PRD, para un gobierno que ya dura 20 años con el mismo partido. Pero sucedía que la legislación que había dado lugar a esas figuras reorganizaba las delegaciones y disminuía las atribuciones de los delegados, quienes debían someter a consulta entre los consejeros (algo semejante a los regidores de los municipios) varias de sus iniciativas y también, algo muy importante, el presupuesto delega- cional. Se trataba de la aplicación del presupuesto participativo. La Constitución de la Ciudad de México del 5 de febrero de 2017 menciona que el presupuesto de egresos de las demarcaciones “será aprobado por su respec- tivo concejo y se enviará a la o el Jefe de Gobierno para su integración al proyecto del Presupuesto de Egresos de la Ciudad (artículo 21, D. III. 1. a.)”. Algo seme- jante se había previsto en la configuración de los consejos delegacionales de 1995; pero increíblemente requirió más de 20 años volver a lo mismo y, pese a todo lo concerniente a la corrupción, se descuidó el control del gasto ejercido. Aquellos consejos ciudadanos también fueron más allá en términos de las de- marcaciones territoriales de lo que era el Distrito Federal, y se planteó con datos precisos la necesidad de reorganizarlas, aumentándolas si fuera necesario. No podían dejarse, como se hizo con las 16 delegaciones, las desigualdades territoriales y poblacionales, pues seis de ellas, entre las que destacan Iztapalapa y Gustavo A.

435 El mito de Giges o cómo salir de los problemas en México

Madero, tienen más habitantes y presupuestos mayores que algunos estados de la república. Es un contrasentido que a partir de este año habrá alcaldes con más poder que varios gobernadores. El asunto se “resolvió” en la reciente Constitución solamente enunciando bue- nos propósitos, por ejemplo: “Las autoridades proveerán lo necesario para que los emprendimientos económicos sean objeto de la protección y el acompañamiento institucional (artículo 17, B. 2.)”. Ni siquiera se estableció con claridad lo concer- niente al patrimonio, cuando es sabido y motivo de discusión qué pertenece a la ciudad y, por lo tanto, qué significado tiene en términos del gasto y lo que debe recibir de participaciones en los ingresos federales. Ahora una nueva reforma otorgó al Distrito Federal su reconocimiento como entidad número 32 de la federación, con lo cual no se logró mucho respecto a la legislación previa. Como novedad, se adoptó el nombre oficial de Ciudad de México, que en realidad retoma su más antigua designación cuando fue capital del virreinato de la Nueva España. Como entidad, no tendrá una capital, como sí existía cuando fue designado el Distrito Federal, según las leyes previas. La atención en la Constitución, debido al momento por el que pasa el país, recayó fundamentalmente en los derechos para todos, como si la sociedad pudiera funcionar sin las obligaciones de los ciudadanos. Ahora el punto atraviesa todo transversalmente, por eso ni siquiera se sabe cuándo los delincuentes podrán pagar sus deudas ante la sociedad; eximidos por jueces que siempre encuentran en los procesos fallos de todo tipo, minimizando el mal causado a la sociedad. Pobre destino para México si no trasciende la dinámica en la que ha caído, don- de el sentido de la unidad y el bienestar del conjunto ha dejado de ser la preocupa- ción de las autoridades para anteponer los intereses individuales. Son incontables los funcionarios que han incumplido sus funciones de acuerdo con la ley. Si el ejemplo citado de la Ciudad de México tiene tantos fallos en una legislación a la que varios especialistas dedicaron meses de trabajo, ¿podemos siquiera imaginar lo que sucede en otras entidades de la república? Por eso siguen siendo vigentes las palabras del sociólogo Pierre Bourdieu, quien afirmó que el sistema solo funciona para su reproducción, algo que se refuerza con la reelección que ahora se ha establecido en un país donde el paso a la vida moderna se dio con el principio de no reelección. Así, la enseñanza que se puede extrapolar en vísperas de las elecciones del 2018 es que lo importante no será el triunfo de un partido político, sino su capacidad para trascender los límites im- puestos y volver la vista hacia la sociedad, dejando de lado sus intereses privados. O el país caerá de nuevo en aquella consigna tan citada del conde de Lampedusa: “Que todo cambie para que todo siga igual”.

436 Metaheurísticas bioinspiradas: resolviendo problemas como la naturaleza lo haría

Dr. Carlos Coello Coello 15 de agosto

ste es el siglo de las metaheurísticas; su uso se popularizará más y se les utilizará para resolver problemas cada vez más complejos y desafiantes. La palabra heurística se deriva del griego heuriskein, que sig- nifica ‘encontrar o descubrir’. La heurística es el antónimo de un algoritmo, una serie de pasos sistemáticos que se siguen para resolver una tarea. El término metaheurística lo acuñó Fred EGlover en 1986 y lo definió como un procedimiento de búsqueda de alto nivel que aplica una regla o conjunto de reglas basado en una fuente de conocimiento, a fin de explorar el espacio de búsqueda de manera más eficiente que los algorit- mos exactos. Las metaheurísticas han cobrado popularidad en los últimos 25 años toda vez que existen limitantes de los métodos exactos, como conocer poco del problema o que el espacio de búsqueda sea demasiado grande o muy accidentado. Una par- ticularidad de las metaheurísticas es su flexibilidad y facilidad de uso, además de constituir la última línea de defensa en optimización. Existe una clase particular de metaheurísticas que se ha vuelto muy socorrida en los últimos años, se les denomina “metaheurísticas bioinspiradas” debido a que sus reglas para elegir soluciones se basan en conceptos biológicos. Entre ellas,

437 Metaheurísticas bioinspiradas: resolviendo problemas...

se encuentran los algoritmos evolutivos, los cúmulos de partículas, los sistemas inmunes artificiales y la colonia de hormigas. Los algoritmos evolutivos, basados en el principio de supervivencia del más apto de la teoría evolutiva de Charles Darwin, surgieron en los años sesenta y par- ten de un conjunto de soluciones (población) que se genera aleatoriamente. Con cada iteración (o generación), la búsqueda se guía por el valor de la función obje- tivo que queremos optimizar (la función de aptitud). Por ejemplo, si queremos minimizar una función, las soluciones que representan los valores más pequeños son más aptas que las que representan los valores más grandes, por lo tanto, tie- nen mayor probabilidad de sobrevivir. Dichas soluciones se reproducen (median- te una cruza sexual) y los resultados obtenidos son denominados “hijos”, quienes posteriormente serán mutados (o sea, se les realizarán pequeños cambios). Estos nuevos individuos constituyen una nueva población que reemplazará parcial o totalmente a la anterior. Existen los siguientes tipos de algoritmos evolutivos: 1. Programación evolutiva: surge en Estados Unidos en los años sesenta y simula la evolución natural a nivel de las especies; se caracteriza por no existir en ella la cruza sexual, debido a que especies diferentes no pueden recombi- narse, por lo tanto, solo utiliza mutación. 2. Estrategias evolutivas: nacen en Alemania en los años sesenta cuando Ingo Rechenberg, al realizar su tesis doctoral en torno a la optimización de una boquilla hidrodinámica, se vio obligado a desarrollar un algoritmo que denominó “la estrategia evolutiva 1 + 1”. En este se genera aleatoriamente (siguiendo una cierta distribución de probabilidad) un vector de números reales (el padre), al cual se le modifica uno de sus valores para producir un hijo. Si el hijo tiene mejor valor en la función objetivo que su padre, enton- ces se vuelve el nuevo padre; de lo contrario, el padre se mantiene y el hijo se elimina. 3. Algoritmos genéticos: desarrollados por John H. Holland en los años sesenta, fueron llamados originalmente “planes reproductivos y adaptativos”. En 1975, tras la publicación de su libro sobre el tema, se popularizaron bajo el nombre de “algoritmos genéticos”. En estos todas las soluciones tienen que convertirse a lenguaje binario, sin importar el valor que tengan (a esto se le llama “codifi- cación”). Utilizan cruza sexual y mutación, la primera es el operador principal. Sin duda, son el algoritmo evolutivo más popular en la actualidad. 4. Programación genética: es una variante de los algoritmos genéticos pro- puesta por John Koza en los ochenta. Usa árboles capaces de codificar un

438 Carlos Coello Coello • 15 de agosto

programa de computadora. Esta técnica se caracteriza por requerir de una cantidad considerable de recursos de cómputo, pues las poblaciones que utiliza típicamente son muy grandes. Su propósito es hacer que los progra- mas de computadora de cualquier tipo evolucionen. Se ha usado para evolu- cionar, entre otras cosas, algoritmos de ordenamiento, diseños de circuitos, filtros digitales y antenas, entre muchas otras cosas. 5. Cúmulos de partículas: es una técnica propuesta en 1995 por James Kennedy y Russell C. Eberhart en la que se simula el movimiento de una partícula en un fluido. Este desplazamiento se define a partir de su posición y velocidad; sigue la mejor posición que ha tenido la partícula en el tiempo y la mejor del cúmulo, tal como lo hacen, por ejemplo, las aves que siguen a un líder. Aunque es una metaheurística muy eficiente (computacionalmente hablando), tiene algunas limitantes teóricas, como el no poder garantizar, aun en condiciones ideales, la convergencia al óptimo global. Ha sido muy popu- lar como optimizador. 6. Sistemas inmunes artificiales:son un modelo computacional de nuestro sis- tema inmune que comenzó a desarrollarse en los ochenta. Simulan el ataque de un antígeno al sistema inmune y su respuesta mediante la producción de anticuerpos, los cuales son hipermutados hasta lograr la máxima afinidad posible con los antígenos. Los anticuerpos de afinidad máxima son clona- dos para anular a sus contrincantes. Esta metaheurística se ha usado sobre todo para problemas de clasificación. 7. Colonia de hormigas: es un modelo computacional (basado en agentes) de las colonias reales de hormigas propuesto a principios de los noventa por Marco Dorigo. Inicialmente se usaron para resolver un solo tipo de problema de optimización (el del viajero), pero con el tiempo se ha extendido a diversos tipos de problemas combinatorios e incluso a problemas en donde las varia- bles son números reales.

Algunas de las aplicaciones de las metaheurísticas son las siguientes: • Diseño y optimización estructural, por ejemplo, del marco de una moto- cicleta • Inferencia de modelos de redes reguladoras de genes • Detección de microcalcificaciones con el objetivo de identificar cáncer de mama de manera automatizada (sin intervención humana) • Diseño de nuevos materiales y optimización del perfil aerodinámico de los automóviles

439 Metaheurísticas bioinspiradas: resolviendo problemas...

• Optimización del diseño del tren bala en Japón • Diseño de un avión que sobrevolará la superficie de Marte en el 2020 para realizar un mapa del planeta

Las principales áreas de investigación que actualmente se exploran son el diseño de nuevos algoritmos o variantes de los existentes; solución de problemas de opti- mización con dos o más funciones objetivo en conflicto (llamados multiobjetivo); optimización con restricciones (geométricas, físicas, de costo, etcétera), optimiza- ción dinámica (en la que el óptimo se mueve de lugar en el tiempo), optimización combinatoria; y diseño de nuevos operadores y esquemas para mantener diversidad. Desde finales del siglo XX, el rápido incremento de la velocidad de los pro- cesadores y el abaratamiento de las memorias de computadora han contribuido a popularizar el uso de las metaheurísticas. Su flexibilidad y facilidad de uso las han vuelto una opción recurrente para resolver problemas, sobre todo de optimiza- ción, de alta complejidad. Sin embargo, debe evitarse su uso indiscriminado, pues es preferible reservarlas para problemas complejos y no para aquellos que pueden resolverse eficientemente con algoritmos exactos.

440 De autorías y coautorías

Dr. Gerardo Gamba Ayala 22 de agosto

o es infrecuente que dirigentes de instituciones donde se hace investigación, al presentar informes de trabajo, resalten con bombo y platillo alguna publicación en revistas de alto nivel mundial, de esas cuyo nombre es de una sola palabra (Nature, Science, Cell, Lancet, etcétera). Publicaciones en las que aparece un investigador de su institución entre una larga lista de colaboradores en un estudio de la industria farma- Ncéutica o internacional organizado y financiado por alguna otra institución de re- nombre y capacidad económica, como el MIT o Harvard. La mayoría de las veces se trata de estudios genómicos internacionales o de ensayos clínicos controlados en los que la aportación de la institución nacional fue de uno o varios pacientes. No tengo nada en contra de este tipo de colaboraciones. Me parece que son muy importantes y que son una de las facetas que debe tener la ciencia mexica- na. Nos permiten conocer aspectos de nuestro genoma que de otra manera igno- raríamos y, en el caso de los de la industria farmacéutica, atraen jugosos recursos económicos que benefician a los pacientes de la institución y al desarrollo mismo de la investigación. Lo que me parece que no está bien es el nivel de reconocimiento que le dan a estos artículos algunos sistemas de evaluación de los investigadores en com- paración con el que les otorgan a muchos otros realizados en México y que se publican en revistas buenas, pero no tan espectaculares. Utilizo el ejemplo de la Secretaría de Salud (SS), porque es el que conozco bien, pero sé que en otros siste- mas ocurre algo parecido. En el sistema de evaluación de la SS, por un lado, a los investigadores que aparecen en estas publicaciones como coautores se les otorga un reconocimiento que, en puntaje, equivale al 80 por ciento del que tendrían si fueran los autores responsables. Esto sugiere que quien así lo dispuso piensa que cada uno de los coautores hace una aportación y esfuerzo equivalente al 80

441 De autorías y coautorías

por ciento de lo que hicieron los responsables del trabajo. Lo anterior es difícil de creer, ya que el número de autores con frecuencia rebasa los 50 y puede llegar a ser tan numeroso que los nombres aparecen en un apéndice publicado al final del artículo o únicamente en línea. Por otro lado, el 80 por ciento de un puntaje como coautor de un artículo de este nivel (200 puntos) equivale al doble del puntaje obtenido por un inves- tigador responsable de un artículo publicado en una revista de buen factor de impacto, por ejemplo, de 6 (100 puntos), o bien al mismo puntaje que obtiene un investigador responsable de una publicación en una revista con factor de impacto entre 9 y 20 (200 puntos). Por lo tanto, para este sistema de evaluación tiene el mismo valor haber colaborado con un grupo internacional que publicó en Nature o Science que ser el autor responsable de publicar el resultado de un estudio de investigación en una revista, por ejemplo, como el Journal of Clinical Investigation o Cell Metabolism, en las que también es muy difícil publicar y tienen un factor de impacto de 13. Un artículo publicado como autor responsable, por lo general, significa que fue una idea original concebida por ese investigador y su grupo, lo cual en inves- tigación científica es a lo que debe darse los valores más altos. Con frecuencia, quien hace el trabajo experimental y aparece como primer autor es un estudiante y la investigación la realizó en un laboratorio en México, con la infraestructura que el investigador responsable ha generado a lo largo de los años. Con esa publicación, el estudiante se forja como investigador y logra uno de los requisitos para obtener el grado doctoral. Finalmente, el investigador responsable tuvo que haber obtenido el financiamiento para el estudio en competencias nacio- nales o internacionales que requieren mucho trabajo y son tan o más complejas que el propio artículo. Por estas razones en conjunto, considero inapropiado que el nivel de reconocimiento a una de estas publicaciones sea similar o menor a aque- llas que aparecen en una revista de muy alto nivel, pero en la que el coautor no es el responsable, sino que se enlista entre un número grande de colaboradores, lo que deja a la duda o a la imaginación cuál fue su participación, pero con seguridad no fue el responsable de generar el financiamiento y ninguno de sus alumnos parti- cipa, por lo que nadie de su grupo aprendió algo en el proceso. A lo anterior hay que agregar que, desafortunadamente, en algunas ocasiones he sido testigo de que el investigador que aparece como coautor de artículos en revis- tas de alto nivel los presenta como si fueran trabajos propios, lo que me parece que puede generar, particularmente en los estudiantes más jóvenes, una percepción errónea del valor de las ideas originales y de la investigación realizada en el país, en comparación con aquella que descansa en la colaboración.

442 Gerardo Gamba Ayala • 22 de agosto

Si queremos avanzar en la calidad de la investigación que se hace en México, los sistemas de evaluación y la comunidad científica misma deben reconocer con más interés a los investigadores que desarrollan una investigación propia y origi- nal en México y que la publican en revistas de buen nivel, aunque no sean las más famosas del mundo. En otras latitudes lo resuelven de manera sencilla. Para evaluar a un investi- gador, le piden anotar en una o dos cuartillas cuáles han sido sus aportaciones más importantes y que explique por qué. Si las que presenta son aquellas en que solamente fue coautor, aunque estén publicadas en revistas del más alto nivel, no tendrá ninguna oportunidad de ser evaluado positivamente.

443 Hacia una universidad que termine con el encierro tradicional dentro del claustro

Dr. Víctor Alcaraz Romero 29 de agosto

esde los tiempos de las primeras universidades en Bolonia y París, la enseñanza ha estado a cargo de un magister responsable de transmitir su saber a los alumnos, tradición difícil de superar. Todavía una parte sustancial de la enseñanza se realiza en forma oral. No cometemos un error al decir que la formación de los nuevos profesionistas se lleva a cabo con estos encerrados en el claustro de las aulas. DYa es tiempo de que ese claustro se abra en todos sentidos. La universidad debe estar abierta al mundo real; sin retraso alguno en lo relativo a los nuevos avances de la ciencia, en inquisición constante de lo que todavía no conocemos del uni- verso o con respecto a los procesos sociales. Abierta a la sociedad, en estrecho contacto con ella y al conocimiento que nos legaron generaciones anteriores. La enseñanza, por otra parte, no debe ser simple transmisión, sino ejercicio cons- tante de resolución de problemas. Cuatro espacios deben entonces constituirse para el desarrollo de la enseñanza: • Las aulas, dedicadas al aprendizaje y dominio de los conceptos propios de las ciencias y las humanidades; sustentados los primeros en la observación controlada y en los análisis de la matemática, y los segundos, producto de la reflexión y el rigor lógico.

444 Víctor Alcaraz Romero • 29 de agosto

• Los laboratorios, responsables de las comprobaciones de los principios funda- mentales de las ciencias. • El mundo real, el del universo físico y biológico, y el constituido por los grupos sociales, para un enfrentamiento inicial con los problemas que des- pués tendrán que resolver los egresados de las universidades, consistentes en la ejecución de las prácticas previamente aprendidas, no como mera fór- mula, sino como base para encontrar soluciones más apropiadas, con un espíritu innovador que no solo sirva para la situación concreta así resuelta, sino también para acrecentar el conocimiento. • Por último, los espacios donde se desarrolla la investigación científica y huma- nista, que deben abrirse desde muy temprano a los estudiantes de las universi- dades para que empiecen a avizorar el futuro.

Otra apertura, también necesaria, es la de la aceptación en los centros de ense- ñanza de todos los jóvenes que necesitan una formación sólida para ayudarles a su propio desarrollo y al de las comunidades donde viven. Actualmente, por falta de espacios en las universidades, se deja fuera un gran número de aspirantes. El rechazo se basa en los resultados de exámenes que se supone son predictivos del éxito escolar, afirmación no siempre cierta, porque más del 40 por ciento de los inscritos en las aulas universitarias no terminan su carrera. Al nivel de la preparatoria, a los aceptados se les inscribe en diversas escuelas. Los de más altos puntajes se concentran en la de mayor preferencia y los que no resuelven la prueba son enviados a otros planteles. Esto supone la concentración de alumnos con deficiencias en planteles donde los reciben sin que se les propor- cionen apoyos especiales para superarlas, dado que los programas son los mismos en todas las sedes. Un grupo todavía mayor, el de los rechazados por las univer- sidades en el nivel superior, tiene que recurrir, si desea continuar sus estudios, a instituciones privadas que no necesariamente cuentan con el personal preparado ni con las condiciones apropiadas para la enseñanza a nivel profesional. Puede verse que los exámenes de admisión no resuelven problema alguno y que se condena a muchos estudiantes a no recibir una formación adecuada. Al problema de los rechazados se suma el de los admitidos con puntajes bajos en las pruebas, quienes constituyen un grupo con alto riesgo de reprobar o de aban- donar sus estudios. Para atender dicha situación, en la Universidad Veracruzana se está intentando, mediante un programa piloto denominado “Estudiando T”, retenerlos a fin de que terminen su preparación profesional y se titulen. Reproba- ciones y deserciones también se producen por la falta de conocimientos previos y por problemas económicos que muchas veces, ante la necesidad de tener una

445 Hacia una universidad que termine con el encierro tradicional dentro del claustro

ocupación que sea una ayuda para el sostenimiento familiar, no permiten contar con tiempo suficiente para los estudios y, por lo tanto, conducen a fracasos escolares. Estudiando T presta especial atención a los factores motivacionales y al desa- rrollo del aprendizaje en los cuatro espacios mencionados. Implica, además, que los profesores reflexionen sobre sus métodos de enseñanza y los estudiantes acerca de cómo superar sus limitaciones para que, en concierto, profesores y alumnos, tengan éxito en los procesos de aprendizaje. En los espacios del aula, la enseñanza deja de ser solo verbalista y se enfoca, pri- mero, en resolver problemas lógico-conceptuales partiendo del mero sentido co- mún o gracias a saberes previos, enfrentados a una situación que se presenta como una necesidad a ser comprendida y solucionada. En ese espacio se adquieren las habilidades de tipo conceptual y de comunicación con pasos graduales de cada vez mayor complejidad. El siguiente espacio, el de los laboratorios, sirve para la demostración de los principios científicos. Los espacios del mundo real que conforman el paso ulterior están integrados por trabajos de campo, sea en el mundo natural o en instituciones privadas o públicas, para aprender haciendo, no de manera virtual por medio de planteamientos verbales, sino real para la solución de problemas del tipo que en- frentarán como profesionistas, después de su salida de la universidad. Los alumnos se asignan como ayudantes o aprendices de los profesores, quienes trabajan en concierto, no de manera paralela, para que de esa manera se conviertan en guías del aprendizaje de las técnicas que formarán parte del repertorio prácti- co de los futuros profesionistas. Los profesores pueden estar dedicados solo a la docencia, ser profesores por horas y desempeñar una práctica profesional a la que se acerquen progresivamente sus ayudantes, o pueden ser investigadores compro- metidos en programas de investigación científica o humanística. A manera de ejemplo pondremos algunos de los resultados obtenidos en los dos primeros semestres de la carrera por los alumnos que siguen el programa al que nos referimos. En la carrera de Biología, se llevó a cabo una actividad llamada “Desde la montaña hasta el mar”, para enfrentarlos a los diversos medios ecoló- gicos que componen el territorio veracruzano. Recogieron muestras in situ que analizaron en el laboratorio de prácticas y determinaron parasitosis, al mismo tiempo que descubrieron condiciones de riesgo para los humanos y las especies estudiadas. Igualmente, encontraron posibilidades de aprovechamiento de cier- tas especies para consumo humano. En la carrera de Agronomía, estudiaron los suelos y las características del agua en zonas productoras de café y establecieron relaciones con los productores, dándoles a conocer sus resultados y orientándolos para mejorar sus cultivos. En Geografía, elaboraron un mapa de riesgos sísmicos

446 Víctor Alcaraz Romero • 29 de agosto

y de zonas de vulnerabilidad en la ciudad de Xalapa y recogieron, por medio de encuestas, la percepción que tenían los que sin saberlo habitaban en una zona peligrosa. A los estudiantes se les requirió al final del año que dieran a conocer sus resul- tados de tres maneras: con una presentación oral en un congreso; con un ensayo de artículo científico o de reporte técnico, y con una especie de nota periodística. El propósito fue que aprendieran a dar a conocer sus resultados a sus colegas, a los que serán sus empleadores y al público en general. Los resultados obtenidos fueron producto de una actividad en el aula, el labo- ratorio y el campo, entrelazaron las materias y atendieron a la temática de los programas de las distintas asignaturas, pues otro de los principios de Estudiando T es evitar que estas últimas corran en forma paralela. Más bien se trata de que las materias se desarrollen complementándose entre sí y estableciendo relaciones para que el conocimiento adquirido en cada una de ellas sirva a las otras. Todo este proceso implica enfrentamientos graduales para que los estudiantes partan desde sus conocimientos previos o desde su sentido común hasta el rigor de la formulación científica. Se comienza suponiendo, se perfila el conocimiento haciendo y se logran el rigor, el sentido crítico y la autonomía gracias al propó- sito de imbuir en los estudiantes el principio de que aprender no es solo adquirir un conocimiento, sino estar abiertos a obtener continuamente, durante toda la vida, nuevos saberes en el curso de las actividades cotidianas.

447 Producción de alimentos sin dañar el ambiente Una innovación para la seguridad alimentaria de México

Dr. Alfonso Larqué Saavedra 5 de septiembre

entro de las políticas de conservación de los recursos natu- rales, la producción de alimentos es un tema central. Por mu- cho tiempo se ha declarado que es una actividad destructiva desde un punto de vista ecológico. En otras palabras, se ha rei- terado que la agricultura solo produce alimentos destruyendo el hábitat. Amplificando lo anterior, para producir una tone- lada de maíz, por ejemplo, se tiene que 1) desforestar el predio Dpara sembrar la semilla, con la consecuente pérdida de la biodiversidad del lugar; 2) aplicar las labores culturales para este cultivo, lo que favorece la pérdida del suelo y la contaminación del agua por actividades como la fertilización, el uso de pesticidas, el riego que orilla al ensalitramiento y la cosecha mecanizada que compacta el suelo; y 3) actividades como preparar el terreno para la siembra, el rastreo, el surcado, etcétera, conllevan a la alteración de la biota del subsuelo, lo que contribuye a la generación de gases de efecto invernadero. Ante estas afirmaciones que enmarcan la actividad agrícola o pecuaria, hace una década científicos del Banco de Germoplasma del trópico mexicano del Parque Científico Tecnológico de Yucatán establecieron un proyecto que, entre otros objetivos, se planteó obtener alimentos sin destruir el medio ambiente. El proyec- to definió estudiar los servicios ambientales del ramón, un árbol multiusos de la

448 Alfonso Larqué Saavedra • 5 de septiembre

región que, según los estudios, al año produce al menos veinte toneladas de semi- llas por hectárea. Además, crearon como parte integral del proyecto una empresa de base tecnológica. Dicha propuesta, hecha por los intelectuales locales, se ha expuesto en varios foros y ha recibido buenos comentarios por los avances logrados, sobre todo por- que propone como eje central producir alimentos sin dañar el ambiente. El reto no es menor y pretende demostrar que se puede innovar el acopio de alimentos de origen vegetal sin el perjuicio que causa la agricultura intensiva o de subsistencia. El modelo es sencillo, por lo que vale la pena ponerle atención. Consiste en reto- mar la recolección de semillas como actividad central en la alimentación. La reco- lección empezó hace 14 mil años, o sea, antes de la revolución neolítica o invención de la agricultura, según refiere un artículo recientemente publicado en la revista PNAS de Estados Unidos. En ese marco, hace unos días en Campeche, el estado granero del sureste mexi- cano, en el pueblo de Xmaben, se llevó a cabo una ceremonia sencilla, de gran importancia en esencia para la historia de la agricultura en nuestro país, porque se oficializó el nacimiento del modelo señalado. El evento se anunció como “Establecimiento del centro de acopio de semillas de ramón”, el árbol que se encuentra en los huertos mayas y es, además, domi- nante en la selva que circunda el lugar. Los participantes comprometidos para impulsar este modelo fueron la empresa Kishur, de jóvenes mexicanos, la cual ya empezó a comprar la semilla del citado árbol por su alta calidad como alimento; la comercializadora de los productos que se están generando a partir del ramón; los campesinos de la localidad, que viven en varias comunidades inmersas en la selva, de no menos de 34 mil hectáreas, donde este árbol es una especie dominante; la Secretaría de Desarrollo Rural del estado, que ha manifestado gran interés y apoyo; y el sector académico, representado en principio por un centro de inves- tigación Conacyt. Se anotó con toda claridad que la empresa pagará a los campesinos por cada kilo de semilla recolectada del árbol del ramón el mismo precio que se paga por un ki- logramo de maíz. Este modelo de pago directo al colector por acopio de semillas seguramente tendrá un efecto inmediato y directo en reducir la pobreza extrema de algunas familias del estado, porque hay que recordar que en el 2016 el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) señaló que el 43.8 por ciento de los campechanos se encontraba en situación de pobreza. La opción que se está concretando en el sureste mexicano nace con base en una buena revisión sobre el particular, tal como la lectura y el análisis del reporte de 1975 de la National Academy of Sciences de Estados Unidos, donde se declaraba

449 Producción de alimentos sin dañar el ambiente

que el ramón era una especie subutilizada para fines alimenticios. De igual forma, los investigadores cotejaron la importancia de este árbol para la cultura maya cuan- do establecieron las colecciones vivas de las plantas de los libros sagrados de los mayas, el Popol Vuh y el Chilam Balam. Finalmente, el trabajo de colecta, iden- tificación y resguardo de la colección de plantas alimenticias depositadas en el Banco de Germoplasma permitió reconocer que existen al menos 18 árboles con potencial alimenticio, descritos por la curadora de la colección del banco, de los que se ha podido constatar su presencia en las expediciones a la selva y etnobotá- nicos han evidenciado su uso como alimento. Hay, sin lugar a dudas, en el modelo propuesto una buena novedad: la incorpo- ración del sector forestal para paliar, por lo menos, la demanda de alimentos del sector pecuario, que requiere de al menos 10 mil toneladas de granos al año, o sea, que el proyecto también se propone reducir la importación de granos. La semilla del ramón, por supuesto, no es una gramínea, sino una drupa, pero sabemos que es un alimento básico y altamente palatable para la fauna silvestre que habita las selvas tropicales, así como para los animales del sector pecuario de esta región del país. Ojalá esta innovación encuentre el apoyo de la sociedad y de las futuras auto- ridades federales del ramo, para que se le permita consolidar sus objetivos y con- tribuya a la seguridad alimentaria de nuestro país y a la conservación de la selva.

450 Complejidad, incertidumbre y los ods Implicaciones en la elaboración de políticas científicas Parte 1

Dr. Francisco Sánchez Sesma, Lic. Érika Mirna Berstein y Lic. Casandra Rodríguez López 12 de septiembre

l doctor Michael Barber1 es un reconocido matemático australiano que participa de manera muy activa en la difusión de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Barber explora, junto con el grupo de trabajo de la IAP y la Corporación Carnegie de Nueva York (IAP-Carnegie), la manera en que la ciencia, la tecnología y la innovación (CTI) que las academias del mundo cultivan pueden contribuir a la consecución de los ODS. EEl doctor ha reflexionado sobre diversos aspectos de la respuesta mundial a los objetivos y el tipo de asesoría científica que hay actualmente. Presentamos el re- sultado de la reflexión del doctor Barber, una provocación que esperamos estimule acciones útiles para promover el cumplimiento de los ODS. En el texto se articulan tres ideas y preocupaciones básicas: 1. Los riesgos inherentes a la planeación detallada de arriba abajo, a través de planes nacionales de desarrollo, protocolos, etcétera, especialmente ciertos porque la sociedad es un sistema complejo desde el punto de vista técnico. 2. La desconexión entre los muchos proyectos que están siendo estimulados por los ODS a nivel de base y planificación formal. 3. La falta de enfoque en la forma en que los proyectos subnacionales deben ser ampliados.

451 Complejidad, incertidumbre y los ods. Parte 1

Los dos últimos puntos son oportunidades para las academias, mientras que la asesoría científica debe considerar en serio lo aprendido en el estudio de los sistemas complejos. Las academias nacionales deberían trabajar más eficazmente con otros actores de sus entornos. Con respecto al asesoramiento científico global y cómo las academias podrían necesitar cambiar para ser más efectivas, Barber discute el subproyecto de la aca- demia del siglo XXI que se aborda en IAP-Carnegie y propone hacer hincapié en que la ciencia relevante para el asesoramiento científico de los ODS no es solo la de las “ciencias de la sustentabilidad”. Subraya también la necesidad crítica de que la comunidad investigadora aporte más información sobre las tendencias de la tec- nología. En particular, sobre las implicaciones de las coincidencias que se están produciendo y el carácter cambiante de las nuevas tecnologías de datos. Barber señala que el llamado del tercer foro multilateral sobre ciencia y tecnología para elaborar una hoja de ruta tecnológica para cada objetivo es erróneo. Tal vez sea mejor mapear las tecnologías hacia las metas y ser escépticos sobre el valor de las hojas de ruta tecnológicas, cuando la tecnología y sus aplicaciones potenciales están cambiando tan rápidamente como ocurre hoy en día.

Algunos pensamientos para provocar la discusión Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible fueron adoptados por los Estados miem- bros de la ONU en el 2015 como el camino para “acabar con la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos”. Estos van acompañados de 169 metas que los Estados miembros se comprometieron a alcanzar para el 2030. Aunque ninguno de los objetivos y pocas de las metas mencionan la ciencia explícitamente, esta y la asesoría sobre políticas científicas, basadas en datos empí- ricos, son esenciales para su implantación, seguimiento y ejecución. Sin embargo, entre los Estados nacionales, el reconocimiento de la importancia de la ciencia y la tecnología es muy variable. La adopción de los ODS ha estimulado una gran diversidad de respuestas e intervenciones en la propia ONU de los Estados nacionales y de ciudadanos indi- viduales en sus comunidades locales. Estas pueden clasificarse, en términos gene- rales, dentro de cualquiera de las dos siguientes: • De arriba abajo, los objetivos y las metas se abordan mediante procesos de planeación basados en los planes nacionales de desarrollo y los programas específicos (hojas de ruta oficiales); • De abajo arriba, los actores locales (ciudades, empresas, sociedad civil, univer- sidades y otros) toman iniciativas dirigidas a objetivos específicos.

452 Francisco Sánchez, Érika Mirna y Casandra Rodríguez • 12 de septiembre

Estos dos enfoques se ven afectados por la complejidad y la incertidumbre inherentes a los ODS y por cómo la ciencia y las políticas científicas pueden ayudar. Por último, Barber cuestiona si la ciencia organizada podría reunir los dos enfo- ques de manera útil para acelerar así el cumplimiento de los ODS. ods y complejidad La complejidad en el tratamiento de los ODS surge de estos mismos y de la intrin- cada red de interdependencias, e incluso competencias, entre los objetivos indi- viduales y sus metas asociadas. Los ODS y sus metas no son independientes. Más bien, la acción sobre uno de ellos puede tener fácilmente resultados beneficiosos para los demás. Por el contrario, es fácil encontrar ejemplos en los que enfocarse en un solo objetivo o meta puede tener consecuencias negativas para otros. Este complejo conjunto de interacciones, conexiones cruzadas y competencia entre los 17 objetivos y las 169 metas asociadas ha sido analizado con cierto deta- lle por el Consejo Científico Internacional ISC( , por sus siglas en inglés). Como resultado, el ISC ha enfatizado la importancia de un enfoque y un pensamiento sistémico en el contexto de los ODS y su entrega. La complejidad aumenta debido a que, si bien los objetivos son de alcance mun- dial, su aplicación se lleva a cabo, principalmente, a nivel de los Estados nacionales. Esto se agrava con la probabilidad de que la aplicación efectiva en la mayoría de ellos implique la adopción de medidas en los niveles inferiores de gobernanza y la participación de muchos agentes no gubernamentales, como las ONG, las empre- sas, los organismos científicos, las universidades, etcétera.

1 Profesor emérito, tesorero y miembro de la Academia Australiana de Ciencias, integrante del Comité de Expertos para mejorar el asesoramiento científico mundial en el contexto de los ODS y de la asociación InterAcademies Partnership (IAP).

453 Complejidad, incertidumbre y los ods Implicaciones en la elaboración de políticas científicas Parte 2

Dr. Francisco Sánchez Sesma, Lic. Érika Mirna Berstein y Lic. Casandra Rodríguez López 19 de septiembre

n la primera parte de esta entrega se señaló que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son inherentemente complejos por ellos mismos y por su intrincada red de interdependencias y competencias. La complejidad aumenta pues su aplicación se lleva a cabo a nivel de los Estados nacionales con base en la par- ticipación de muchos agentes no gubernamentales, empresas y Euniversidades, entre otros. La incertidumbre y el dilema de los datos La complejidad asociada a los ODS y, en particular, a la medición de sus progresos, se amplifica por la falta de datos confiables para supervisar su avance. En el mundo, la situación es grave debido a la carencia de indicadores para la cantidad de datos disponibles; esto se combina con la recopilación de datos deficiente o incompleta en muchos Estados miembros. En consecuencia, la elaboración de conjuntos de datos fiables y completos para el seguimiento de los ODS es una cuestión fundamental para la cual la comunidad científica, por conducto de órganos como el Sistema Mundial de Datos, está pres- tando asistencia. Sin embargo, el proceso será prolongado y es poco probable que se complete a nivel mundial en el 2030.

454 Francisco Sánchez, Érika Mirna y Casandra Rodríguez • 19 de septiembre

Tratados con los análisis apropiados y las precauciones del caso, estos datos, una vez reunidos, pueden seguir siendo un indicador importante de progreso o apuntar hacia algún punto en el que valdría la pena dar prioridad a la acción inmediata. A nivel mundial, se ha lanzado recientemente un prototipo de ODS-tracker que permite el seguimiento del progreso en los objetivos y, hasta cierto punto, en las metas. Estos indicadores son útiles para precisar dónde pueden actuar los países y, en particular, dónde pueden desempeñar un papel la ciencia y la política científica. Cualquier respuesta a los ODS, individual o colectiva, debe abordar estas impor- tantes cuestiones de complejidad e incertidumbre. La elaboración de estrategias eficaces de disminución de riesgos es un ámbito en el que la ciencia y las políticas científicas podrían realizar una contribución más significativa.

Gestionar el riesgo y la incertidumbre: el enfoque de arriba abajo En la primera parte de su artículo, Barber menciona que uno de los enfoques por parte de la propia ONU y de los Estados nacionales en la adopción de los ODS es el siguiente: • De arriba abajo, los objetivos y las metas se abordan mediante procesos de planeación basados en los planes nacionales de desarrollo y los programas específicos (planes de trabajo oficiales).

Un posible enfoque, que están estudiando el Consejo Internacional de Cien- cia (ISC, por sus siglas en inglés) y la Red Internacional de Asesores Científicos Gubernamentales (INGSA, también por siglas en inglés), consiste en reducir en cascada la conexión de relaciones entre los objetivos y las metas para que sirvan de base a los planes de ejecución locales. Ese enfoque tiene por objeto asegurar, en los niveles inferiores de organiza- ción, que los planes se elaboren en el marco de un enfoque global a nivel de todo el sistema y que detalle, de la manera más clara posible, las interacciones y las correlaciones cruzadas entre los objetivos. Para ser plenamente eficaz, un enfoque de este tipo también requerirá que los da- tos para una gestión y evaluación significativas se reduzcan en cascada o se deriven de manera coherente a nivel local, por ejemplo, una ciudad. Estos enfoques “de arriba abajo” se enfrentan a tres riesgos significativos que necesitan ser reducidos y sugieren que deberían explorarse enfoques alternativos para la entrega y el monitoreo de los ODS. Muchos de los problemas que los ODS abordan son técnicamente complejos. Estos tienen la característica de que cualquier intervención tiene muchas proba- bilidades de tener consecuencias no deseadas.

455 Complejidad, incertidumbre y los ods. Parte 2

Una forma de disminuir, mas no eliminar totalmente este riesgo, es diseñar in- tervenciones de grupos de expertos con un alto grado de diversidad cognitiva y, en particular, una alta conciencia de sus propios sesgos en cuanto a conocimientos. Desde el punto de vista de la política científica, esto sugiere lo esencial de un com- promiso efectivo con los responsables de la formulación de políticas, otros actores involucrados en la implementación y la academia. Es posible que los sistemas sociales a los que se aplican los ODS no sean solo complejos en el sentido coloquial, sino que técnicamente sean sistemas complejos, caracterizados por la aparición de comportamientos, patrones o estructuras organi- zadas que no pueden predecirse a partir de una comprensión del comportamiento de los componentes que integran el sistema. Si aceptamos que la sociedad es un sistema complejo en el sentido técnico aludido anteriormente, entonces debemos aceptar que los vínculos y las retroali- mentaciones entre los ODS ocurren porque estos abordan los síntomas implícitos del sistema dinámico: sociedades interactuando con el mundo natural. Una función principal que debe desempeñar la ciencia es hacer visibles estas conexiones implícitas a fin de prevenir tácticas que aborden un objetivo en detri- mento de otros a largo plazo o que se pierdan eficiencias que pudieran ser explo- tadas en otro grupo de objetivos. Los primeros pasos para contar y delinear estas interacciones se están tomando ahora en varios programas internacionales.

456 Complejidad, incertidumbre y los ods Implicaciones en la elaboración de políticas científicas Parte 3

Dr. Francisco Sánchez Sesma, Lic. Érika Mirna Berstein y Lic. Casandra Rodríguez López 26 de septiembre

n las partes 1 y 2 de esta serie se anotó que los ODS son complejos por ellos mismos y por la intrincada red de interdependencias y competencias entre ellos. La complejidad aumenta por la incer- tidumbre asociada al flujo de información. En esta entrega se sugieren algunas propuestas para enfrentarla. Los objetivos abordan cuestiones individuales y colectivas complejas. Por eso, los diversos niveles jerárquicos gubernamen- Etales deben estar coordinados y comunicados, lo cual hace indispensable el uso de las nuevas tecnologías de la información. Sin embargo, los llamados a que las naciones desarrollen alternativas tecnológicas para los ODS presentan el riesgo real de generar planes rígidos que no admitan la irrupción de nuevos procedimientos o el reposicionamiento de tecnologías existentes. De hecho, podría ser más produc- tivo revertir ese enfoque y considerar que las diversas tecnologías pueden contri- buir al avance de los ODS. Cualquier historia de la innovación impulsada por la tecnología sugiere dos lec- ciones importantes. En primer lugar, la predicción precisa del impacto a largo plazo de la tecnología es tal vez imposible. En segundo lugar, citando a Roy Amara: “Tendemos a sobreestimar el efecto de una tecnología en el corto plazo y subesti- mamos su efecto a largo plazo”. Ambas consideraciones son relevantes al estimar

457 Complejidad, incertidumbre y los ods. Parte 3

el rol de la tecnología en la consecución de los ODS, particularmente ahora que la tecnología se desarrolla con rapidez y estimula negocios y aplicaciones muy diferentes. Por otro lado, la ausencia de interconectividad al separar los ODS no permite ver su naturaleza transversal y su convergencia con muchas tecnologías modernas. La propia ONU ha reconocido la enorme importancia de los big data y el análisis de datos asociados, por lo que hay oportunidades importantes para las ciencias y las tecnologías de la información (TIC) en respuesta a los ODS. Además, esto se aplica no solo a los objetivos con relevancia “obvia”. Los sistemas de contabilidad distribuidos como blockchain (cadena articulada) tienen el potencial de mejorar la gobernanza, la transparencia y reducir la corrupción, con lo que se avanza en el objetivo 16: Paz, justicia e iniciativas sólidas. La digitalización, en particular, tiene el potencial de perturbar el desarrollo tan- to como cualquier otro aspecto de la sociedad, pues cualquier ruta tecnológica, basada en las percepciones actuales del impacto de la tecnología, corre el riesgo real de ser poco flexible o, en el peor de los casos, quedar obsoleta rápidamente. Por consiguiente, desde la perspectiva de la política científica, la relevancia de las TIC y la ciencia de datos no está lo suficientemente reconocida.

De abajo arriba Los ODS han estimulado diversas respuestas en los gobiernos e involucrado a otros sectores. Las respuestas incluyen iniciativas de ciudades, empresas, grupos de la sociedad civil, universidades y colectivos de jóvenes. Si bien este artículo es un testimonio del poder motivador de los ODS, trasladarlos a la acción con respuestas mundiales efectivas y eficientes supone retos significativos. Varios estados nacionales han establecido sitios web donde se alienta a los grupos a enumerar su proyecto. Australia, por ejemplo, acaba de lanzar el sitio ‹sdgs.org. au› dedicado a los ODS. Otro ejemplo es el SDG Knowledge Hub (‹sdg.iisd.org›), un importante recurso en línea administrado por el Instituto Internacional para el Desarrollo Sustentable que actúa como un centro de intercambio de información para llamadas de conferencias y proyectos. Varias comisiones de las Naciones Unidas elaboran informes regionales y el Banco Asiático de Desarrollo tiene un informe completo sobre el progreso en Asia y el Pacífico. Estos documentos a menudo contienen referencias a más iniciativas locales. Desde la perspectiva de la política científica, la Sociedad InterAcademias IAP( , por sus siglas en inglés) ha desarrollado una base de datos en línea y alienta a las academias a subir informes de políticas relevantes para los ODS. Sin embargo, se

458 Francisco Sánchez, Érika Mirna y Casandra Rodríguez • 26 de septiembre

desconoce si existe un índice exhaustivo de dichos sitios. La tecnología, incluidas la inteligencia artificial y el aprendizaje automático, puede ofrecer otro enfoque, especialmente a medida a través del procesamiento del lenguaje. Estas bases de datos ofrecen oportunidades para explorar iniciativas similares en diferentes contextos. Sin embargo, tales oportunidades solo podrán realizarse si hay forma de reunir los estudios. Sería más preocupante que la duplicación implique enfoques fallidos. El problema más importante y crítico que cualquier enfoque de base enfrenta es la dificultad de escalar. Muchos fracasarán debido a factores externos que escapan al control de quienes planifican la iniciativa local. ¿Existe un mejor enfoque? Una posible respuesta podría provenir de cómo ocurre el aumento a mayor escala en la innovación más convencional en ciencia y tecnología; una conversación que las academias de ciencia y tecnología podrían emprender de inmediato.

Piensa en grande, pilotea pequeño, escala rápido Woodside, la empresa de gas natural licuado (GNL) más grande de Australia, ha adoptado un mantra simple para guiar su innovación: “Pensar a lo grande, pilotear pequeño, escalar rápido” (Think big, prototype small, and scale fast). Adoptar este enfoque para la entrega de los ODS podría tornarse en un marco para vincular el activismo de base con una planificación descendente más estructurada y de esta manera ayudar a mitigar el riesgo. El diseño, análisis y supervisión adecuados podrían dar una “alerta tempra- na” acerca de cualquier consecuencia imprevista y, por lo tanto, comunicar a los responsables de las políticas la necesidad de una posible mitigación. La política científica necesita estar en la mesa para que tales consideraciones sean efectivas. Una vez más, las academias nacionales podrían trabajar individualmente o, quizá mejor, colectivamente, para realizar comparaciones entre jurisdicciones y favore- cer tanto el intercambio de datos como, sobre todo, el aprendizaje. En última instancia, los éxitos en los ODS provendrán de una combinación de planeación estratégica y de iniciativas menos coordinadas. El dinamismo, la innovación y el entusiasmo pueden ser un antídoto útil para el conservadurismo inherente y la inflexibilidad, que es probable que anide en una planificación más estructurada a través de planes de acción nacional.

459 El problema del libre albedrío en el campo de la psicofisiología

Dr. Víctor Alcaraz Romero 3 de octubre

ctuamos en función de los aprendizajes que hemos tenido a lo largo de nuestra vida y no porque en cada momento ejerza- mos nuestra libertad, nuestro libre albedrío. La libertad solo la obtenemos gracias al conocimiento de las consecuencias de nuestro actuar. En la actualidad, hay tres problemas que la ciencia en- frenta: A• El origen de la vida • El surgimiento de la conciencia • El libre albedrío

En cada uno, se han realizado una serie de trabajos que permiten acercarse a una respuesta. El comportamiento surge, principalmente, a partir de respuestas preestableci- das en la estructura genética. Es decir, en nuestro organismo existe un conjunto de determinantes que da lugar a que nuestro cuerpo adopte una cierta estructura que nos permite reaccionar a los estímulos del medio. El sistema nervioso estructura progresivamente el comportamiento. Cuenta con varias instancias: la médula espinal, origen de las respuestas reflejas; el tallo cerebral, que en la parte inferior produce respuestas que modulan las reacciones reflejas de la médula espinal y en la parte superior controla las acomodaciones de los órganos sensoriales para que los estímulos recibidos se capten más claramente; posteriormente, en la estructura llamada diencéfalo, el hipotálamo, que recoge los estímulos provenientes del interior de nuestro cuerpo; y el tálamo, donde nuevas respuestas son emitidas para atender mejor las demandas del ambiente. Para ver cómo ese proceso conduce al comportamiento adaptativo, utilizare- mos cuatro ejemplos. Primero, el dolor causado por una llama que daña el tejido

460 Víctor Alcaraz Romero • 3 de octubre

de la mano. Los receptores en la piel captan el estímulo y envían impulsos ner- viosos a las neuronas motoras en la médula espinal, que ocasionan la retirada de la mano, para evitar que se siga dañando el tejido de la piel. En ese momento, no sentimos dolor, solo se da la respuesta refleja. El estímulo va luego hacia el tallo cerebral y sus neuronas activan al organismo en general. Después, el estímulo que afectó la piel llega al tálamo y ahí empieza a sentirse un dolor denominado “proto- pático”, en el que quien lo sufre no puede determinar en qué parte del cuerpo se originó la sensación displacentera. Solo cuando el estímulo llega a la corteza cere- bral se siente dolor en la zona del cuerpo dañada; ese dolor se llama “epicrítico”. Como segundo ejemplo, tomemos el miedo. Si vemos un estímulo peligroso, digamos una víbora, desde la retina salen impulsos al tallo cerebral y al tálamo que no producen una visión consciente. Esta tiene lugar hasta que el estímulo alcanza la corteza cerebral. Previamente, en otras estructuras (la amígdala y el hipotála- mo), la reacción de huida se ha desencadenado sin sensación alguna de miedo. El miedo ocurre cuando en el hipotálamo acontece, además de la contracción de los músculos, una activación visceral con una profusa sudoración en todo el cuerpo y fuertes latidos del corazón. Cuando todas esas reacciones son captadas en la corteza cerebral, se siente conscientemente el miedo. Un tercer ejemplo es el de la visión. Los objetos del medio ambiente son capta- dos por la retina. De ahí, los estímulos son enviados al tallo cerebral para cambiar la apertura de la pupila y la forma del cristalino. Gracias a la dilatación de la pupila, la luz que entra en el ojo es la adecuada para la percepción del objeto y, en virtud de las modificaciones en el cristalino, se logra captar el objeto de acuerdo con la distancia a la que se encuentre. El estímulo se dirige luego hacia el tálamo, donde empiezan a registrarse la tridimensionalidad y la cromaticidad. Finalmente, en los hemisferios cerebrales, se obtiene la visión completa del objeto y su identificación. Para lograr esta última fase, es necesaria una serie de movimientos oculares que asocien los distintos rasgos característicos del objeto. Así, el reconocimiento de la cara de una persona implica un patrón de movimientos oculares que captan, prin- cipalmente, ojos, nariz, boca y el óvalo del rostro. Esa cadena una vez integrada se dispara después de forma automática con solo tres fijaciones, por lo general, en el lado izquierdo de la cara, que bastan para que la percibamos completa. Experimen- talmente comprobamos lo anterior al presentarle a un sujeto una figura compuesta por la mitad de la cara de una mujer y la mitad de la cara de un hombre. En esos casos, los sujetos ven la cara completa, no obstante, solo hayan visto la mitad de uno u otro rostro. En lo que respecta a la audición de los estímulos sonoros —el cuarto ejemplo—, en los primeros milisegundos escuchamos un clic o ruido; luego, el estímulo llega

461 El problema del libre albedrío en el campo de la psicofisiología

a la parte inferior del tallo cerebral y se convierte en un tono que varía de grave a agudo en la parte superior de esa estructura (en esa región oímos los maullidos de los gatos o los balidos de las ovejas). Solo cuando llega a la corteza cerebral el sonido se convierte en una melodía. Podemos entonces ver que la conducta adaptativa compleja es resultado de un aprendizaje; no es otra cosa sino una combinatoria de reacciones reflejas. Las respuestas aprendidas más simples son las anticipatorias (el llamado “condi- cionamiento”), las cuales se producen porque los estímulos se suceden en el tiem- po y eso da lugar a que un estímulo que precede a otro genere la respuesta del estímulo siguiente, en virtud de que el primero se convierte en señal del segundo. ¿Cómo pasamos de las reacciones reflejas inconscientes a las respuestas cons- cientes que ocurren cuando los impulsos nerviosos llegan a la corteza cerebral 500 milisegundos después de haberse recibido un estímulo? Si nuestro actuar está compuesto por actos reflejos inconscientes y actos apren- didos que, como acabamos de señalar, no son otra cosa que una combinatoria de reacciones reflejas inconscientes, como la dilatación o la constricción de las pupilas, la combinatoria de actos reflejos empieza a convertirse en consciente al ser captada su parte final por la corteza cerebral y finaliza en percepción cons- ciente gracias a un proceso de autorreflexividad que nos permite darnos cuenta de nuestros propios actos, 400 milisegundos después de haber recibido un estímulo. Decimos que actuamos por propósitos, pero más bien la aparición de los estímu- los que intervienen en la formación de la combinatoria de reflejos originalmente aprendida es la causa de nuestras acciones; sin embargo, explicamos esa conducta como si fuera generada por un acto de voluntad, producto de nuestro libre albedrío. Esa reacción aprendida no es mecánicamente ineludible, pues podemos inhibirla si la sociedad, de acuerdo con ciertas reglas morales, nos enseña que no debemos pre- sentarla; pero dicha inhibición solo tendrá lugar cuando seamos capaces de manejar la autorreflexividad, es decir, cuando podamos percatarnos de la forma de nuestro propio comportamiento.

462 La Revista de Investigación Clínica

Dr. Gerardo Gamba Ayala 10 de octubre

a Revista de Investigación Clínica inició en 1949 como órgano oficial del recién inaugurado Hospital de Enfermedades de la Nutrición, hoy Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán. Por lo tanto, al término de este año alcanzará 70 años de publicación ininterrumpida. Esto es un logro importante si se to- man en cuenta las centenas de revistas, científicas o no, que nacieron y murieron en el mismo periodo. LLa RIC, como le decimos coloquialmente, fue una publicación trimestral de 1949 a 1992 y bimensual desde 1993 a la fecha. En su larga vida, ha tenido cuatro editores en jefe: el doctor José Báez Villaseñor, fundador y editor de 1949 a 1970; el doctor Rubén Lisker, de 1971 a 1998, quien durante ese tiempo contó con la ayuda del doctor Enrique Wolpert como coeditor de 1974 a 1988 y del químico Alvar Loría de 1989 a 1998. Yo fui el editor en jefe de 1999 a 2014 y desde 2015 el puesto lo ocupa el doctor Alfredo Ulloa. Al doctor Báez le correspondió construir una revista en un México en el que la investigación clínica casi no existía. No había llegado aún el concepto de physi- cian scientist. En consecuencia, en su tiempo se publicaban menos de 30 artículos por año y la mayoría (90 por ciento) eran escritos por médicos del Hospital de Enfermedades de la Nutrición. La segunda época de la RIC fue comandada por el doctor Lisker, a quien le tocó el México que ya había despertado a la investigación clínica, con personajes de la talla de Ruy Pérez Tamayo, Donato Alarcón Segovia y el propio Rubén. Por consiguiente, vio un aumento progresivo en el número de artículos publicados al año, que llegó a ser de alrededor de 50 y el porcentaje de ellos firmado por autores del Instituto se redujo al 50 por ciento. En esa época, nació el Science Citation Index, creado por Eugene Garfield, y luego el Journal Citation Reports (JCR) como una métrica diseñada para definir la influencia de las revistas en el mundo y que, por lo tanto, sirviera a las bibliotecas

463 La Revista de Investigación Clínica

para decidir a qué revistas suscribirse y a cuáles no. Este índice se convirtió después en un mal referente para juzgar la calidad de los investigadores, lo cual, desafortu- nadamente, prevalece hasta la fecha. Como la RIC ya existía cuando nació el JCR, le fue relativamente fácil quedar registrada y esto abrió las puertas para que los auto- res publicaran en español o en inglés, según fuera su deseo. La RIC mantuvo por muchos años un factor de impacto de alrededor de 0.5, muy bajo para el mundo de las revistas científicas, pero razonablemente bueno partiendo de la base de que la mayor parte de los artículos se publicaban en español. Recuerdo el día en que competí para ser su editor en jefe. Fue un día frío de noviembre de 1998, cuando tenía 37 años. Otros dos investigadores interesados y yo fuimos convocados a la sala de juntas de la dirección para presentar nuestra propuesta de trabajo para la revista. Ahí estaba reunido el cuerpo de directores del Instituto, comandados por el entonces director general, el gran Donato Alarcón Segovia. La propuesta que hice fue la que más se ajustó a lo que los directivos que- rían para la publicación, por lo que fui elegido como el nuevo editor en jefe e inicié funciones en enero de 1999. En mi propuesta no me preocupaba el factor de impacto bajo, toda vez que la RIC cumplía una serie de funciones fundamentales que no se toman en cuenta en el cálculo de este factor. La RIC fungía como una extensión de los brazos educa- tivos del Instituto: era ampliamente leída por médicos y estudiantes de México, y llegaba a centenares de bibliotecas en Latinoamérica. Desde 1993 iniciamos su distribución en forma gratuita a través de internet y para 2014 teníamos 1,760 visitas con 153 descargas diarias. Era la revista ideal para la publicación de experiencias clínicas en México, las cuales son de poca importancia para el mundo por no ser originales, pero de mucha trascendencia para nosotros por mostrar lo que sucede en nuestro medio. Era el sitio ideal para que los estudiantes de posgrado empezaran a vivir la experiencia de escribir artículos y pasar por los procesos de revisión editorial. Finalmente, nos propusimos hacerla más plural y en el 2008 logramos que la RIC pasara de ser el órgano oficial del Instituto a ser el órgano oficial de los insti- tutos nacionales de salud, con lo que al final de esta tercera etapa se publicaban cerca de 70 artículos por año y se logró que menos del 20 por ciento fuera firmado por investigadores de Nutrición. Con algunos años de haber ocupado ese lugar como el órgano oficial de los ins- titutos nacionales de salud, inició la cuarta etapa, comandada por Alfredo Ulloa. Entonces se decidió hacer un cambio radical, parecido al que se hizo con el Archives of Medical Research del Seguro Social en la década de los noventa. Aumentar el fac- tor de impacto se convirtió en el eje central de la propuesta. Se otorgó la revista a la

464 Gerardo Gamba Ayala • 10 de octubre

editorial Permanyer. Se transformó en una publicación exclusivamente en inglés y con un nombre nuevo: Clinical and Translational Investigation. El número de artículos originales se redujo (v.gr. 41 en 2013 vs. 24 en 2017). El porcentaje de artículos firmados por investigadores del Instituto se mantuvo alrededor del 15 por ciento. Dejó de circular en forma física en Nutrición, por lo que creo que ya no es tan conocida entre los residentes como antes. Se logró, sin embargo, subir el factor de impacto de 0.5 en 2014 a 1.3 en 2017, lo que probablemente la hará más atractiva para los investigadores alrededor del mundo. A juzgar por la duración de las tres primeras etapas, todavía quedan muchos años por delante en esta cuarta, que pinta para ser tan positiva y progresiva como las primeras tres.

465 Creación del centro para la conservación y el aprovechamiento del ramón

Dr. Alfonso Larqué Saavedra 17 de octubre

l pasado 31 de agosto, con la presencia de autoridades federa- les y estatales, la SEP, Sedesol, el Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología, y la Secretaría de Desarrollo Rural del Estado de Campeche, así como con los directores de siete instituciones académicas del sur-sureste del país, se creó en Chiná, Campeche, el Centro Regional para la Conservación y Aprovechamiento del Árbol de Ramón (Cencar). EEl ramón es un árbol dominante en la selva tropical de nuestro país, referido en los libros sagrados de los mayas como una de las plantas importantes dentro de esa cultura. El orador responsable de explicar a la comunidad presente por qué se creaba el centro, anotó las siguientes razones específicas: 1) favorecer la producción de alimentos sin destruir el ambiente; 2) convertir la biodiversidad con este ejemplo en bienestar social; 3) reducir la importación de granos; y 4) atender, gracias a la metodología que se está utilizando, la pobreza extrema en la que viven las pobla- ciones de estas selvas. El presentador terminó señalando que para su establecimiento no se requirió inversión alguna del estado ni de la federación y que su gobernanza estará fincada en la voluntad expresa de las instituciones participantes. Hay que resaltar que la

466 Alfonso Larqué Saavedra • 17 de octubre

firma del convenio de creación fue acompañada por numerosos jóvenes alumnos, pues ellos serán parte fundamental para que el modelo propuesto funcione. Ciertamente, con tales objetivos, es más que bienvenido el modelo del proyecto bandera que le da identidad al nuevo centro. No cabe duda de que urge disminuir la importación de granos; según los analistas, somos el primer importador de maíz en el mundo, lo cual nos sitúa en una posición ciertamente delicada y triste pues se sabe que México es el centro de origen y domesticación de esta especie, así como de su gran diversidad de razas. Pasamos de ser exportadores en los años sesenta del siglo pasado a importadores netos en menos de 50 años. Algunos voceros dicen que en México producimos suficiente maíz blanco para el consumo humano, aunque habría que ver a qué cos- to y si dicha producción se logra con semillas de variedades nativas, híbridos de compañías mexicanas, o si son importadas. Lo que es claro es que la producción no alcanza para cubrir la demanda total. Ojalá que este nuevo centro, cuando se consolide con resultados fehacientes, se sume a otros ya establecidos, con vocación definida y fundados hace más de 50 años, como el Centro Internacional de la Papa, en Perú, el Instituto Internacional de Investigación del Arroz, en Filipinas, o el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo, en Texcoco, México. Hay que anexar que el nuevo centro plantea incorporar el sector forestal a la producción de alimentos, lo cual suena bien y es de hecho novedoso, ya que estará atendiendo tanto la demanda de los humanos celíacos como la de aquellos que desean alimentos orgánicos con alto contenido de proteína y fibras, y también atenderá al sector pecuario. De hecho, en la cultura local existe el uso del follaje de este árbol como alimento de ganado desde hace varios siglos. La creación del centro es un suceso por demás importante para la ciencia en nuestro país. Su nombre acuña la vocación específica de atender la investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación de una sola especie vegetal: el árbol de ramón. Al centro lo impulsan siete instituciones públicas, de las cuales cinco son ins- titutos tecnológicos, el Colegio de Postgraduados y el Centro de Investigación Científica de Yucatán. Todas están ubicadas en el área maya, específicamente en la región de la península de Yucatán, Quintana Roo, Campeche y Tabasco. Las ins- tituciones se abocarán, en principio, a trabajar en las siguientes líneas estratégi- cas: 1) sustentabilidad alimentaria y nutrición; 2) sistemas agrícolas sustentables; 3) biotecnología agrícola, alimentaria y de bebidas; 4) alimentos funcionales y nutracéuticos; 5) impulso a la cadena productiva del ramón; y 6) desarrollo ru- ral sustentable en el área de influencia investigada. Estas líneas de trabajo fueron acordadas en atención a la vocación y fortalezas de cada una de las instituciones.

467 Creación del centro para la conservación y el aprovechamiento del ramón

Para el financiamiento de algunas acciones específicas del centro, se tendrán que elaborar proyectos específicos competitivos que las globalizadoras puedan finan- ciar, o bien las agencias internacionales. El centro también es una apuesta generada por los intelectuales de la región para apoyar el desarrollo rural y coadyuvar a la descentralización de la ciencia en México. En el uso de la palabra durante el evento, el secretario de Desarrollo Rural de Campeche, ingeniero Armando Toledo, resaltó el modelo y la importancia de aten- der la problemática regional con el respaldo de la ciencia desarrollada en las institu- ciones participantes. Esto, aunado a los habitantes de las zonas de la selva tropical donde se encuentran los macizos de ramón y a que ya existe una empresa dedicada expresamente a la comercialización de los productos, sienta las bases de una alianza poco común en el país. Abundó que el gobierno del estado financiará el estable- cimiento de un vivero en el Instituto Tecnológico de Chiná, a fin de disponer de un millón de árboles de esta especie y favorecer la restauración de las tierras deterioradas en el estado por actividades agrícolas o pecuarias. Se ha dicho que es deseable establecer centros de investigación en algunos estados del país que no cuentan con alguno. El planteamiento es correcto, pero crear estruc- turas es muy costoso, además de la necesidad de contar con recursos para las nuevas plazas de investigadores y administrativos. ¿Por qué no considerar el presente mo- delo? Las instituciones participantes y el gobierno del estado lo abrazaron para crear nuevos centros con proyectos bandera en torno a algún tema pertinente; en él participan instituciones con interés y capacidades para aportar conocimientos. Así podría avanzarse en abordar necesidades sentidas, sean de ciencia básica o de algún tema tecnológico de urgente atención. Ojalá esta experiencia del sureste mexicano sea considerada como una opción por los tomadores de decisiones, para que la ciencia se traduzca a la brevedad en bienestar social para nuestro país.

468 Del pez al filósofo

Dr. Gerardo Gamba Ayala 24 de octubre

uando llegué al laboratorio de Steve Hebert en Harvard, la encomienda era identificar y clonar el ADN que codifica para el cotransportador de Na-K-2Cl del asa ascendente de Henle del riñón de rata, el cual a la postre denominamos NKCC2. Esta es una proteína fundamental para la regulación de la excreción urinaria de sodio, cloro, potasio y calcio, así como de la presión arterial. Es el blanco del diurético furosemide Cque utilizamos en la clínica para tratar pacientes con retención de volumen y ede- ma en síndromes frecuentes como la insuficiencia cardíaca, hepática o renal. Corría el año de 1990 y la secuencia del gen que codifica para NKCC2 era desconocida. No había forma de identificarla con los métodos de clonación tradi- cionales. La opción que planteamos fue utilizar una estrategia que apenas nacía: guiarse por la función de la proteína para identificar el gen que la codifica. La es- trategia inicia con la microinyección de ovocitos de rana Xenopus laevis con ARN mensajero (ARNm) del tejido donde se expresa la proteína de interés para poder así analizar su función. La observación de que los ovocitos de Xenopus pueden procesar ARNm de ma- míferos como si fuera propio y sintetizar la proteína la hizo Gurdon en 1971 (Na- ture), quien recibió en el 2012, no por este trabajo, sino por otro anterior, el Nobel de Fisiología y Medicina. Por otro lado, el primer informe de que los ovocitos de Xenopus podían procesar ARNm heterólogo que codificara para una proteína de membrana celular, después insertarlos correctamente en la misma y con esta meto- dología poder delimitar la fracción de ARNm responsable fue hecho por Ricardo Miledi (PNAS, 1984), investigador mexicano, médico por la UNAM, cuya carrera científica se desarrolló mayoritariamente en Londres y recientemente falleció en California. Ernst finalmente mostró que, guiados por la función, los ovo- citos eran útiles para identificar el ADN responsable de la misma (Nature, 1989).

469 Del pez al filósofo

Trabajamos durante varios meses con ensayos de expresión en los que, después de microinyectar los ovocitos con ARNm extraído del riñón de rata, analizábamos la función del NKCC2 mediante la captación de rubidio radioactivo (86Rb+), que utiliza las mismas vías que el potasio (K+) para cruzar las membranas celulares. Por lo tanto, Na-K-2Cl = Na-Rb-2Cl. Sin embargo, los emocionantes resultados iniciales se fueron desvaneciendo y la euforia desapareció para convertirse casi en depresión. Entonces, Steve llegó una mañana con una propuesta que, tras discutirla por un par de horas, decidimos poner en práctica lo antes posible. Me dijo: “¡Se me ocurrió algo! ¿Por qué no tratamos de clonar el transportador de Na-Cl?”. Este transportador —que a la postre denominamos NCC— se encuentra también en el riñón, pero en el túbulo distal, y es el receptor para otro diurético que uti- lizamos extensamente en la clínica en el tratamiento de la hipertensión arterial (tiazida). Steve dijo: “Podemos utilizar la ventaja de que este transportador se expresa en la vejiga urinaria del pez llamado lenguado (flounder), por lo que debe estar llena de ARN mensajero para este transportador”. Para finalizar, propuso la siguiente hipótesis: “Quizá el transportador de Na-K-2Cl y el de Na-Cl sean de la misma familia y, si clonamos el de Na-Cl del pez, con esa herramienta podríamos identificar tanto el de Na-Cl como el de Na-K-2Cl del mamífero”. Fue una idea genial que se cumplió tal cual la propuso. Para 1993, habíamos identificado el NCC del pez; para 1994, ya teníamos los dos, NCC y NKCC2, del roedor; y para 1995, los del humano. Para obtener la vejiga urinaria de lenguado, hicimos una travesía de cinco horas desde Boston hacia el norte, a un lugar llamado Salisbury, en el estado de Maine, en donde se encuentra un increíble laboratorio de investigación conocido como Mount Desert Island Laboratory. Este laboratorio fue fundado en 1898 para que los investigadores analizaran, compararan y elucidaran procesos biológicos básicos, al tener la oportunidad de estudiarlos en diversos organismos. Un número impor- tante de investigadores en fisiología han pasado por este lugar aprovechando el acceso a diversas especies. Uno de ellos fue el gran Homer (1895-1962), considerado el padre de la fisiología renal y Premio Lasker 1947. El contacto con especies marinas diversas, además de mamíferos, permitió a Smith escribir en 1953 un espléndido libro conocido por todos los interesados en la fisiología de la formación de la orina que se intitulaFrom Fish to Philosopher (Del pez al filósofo) en el que presenta, como lo dice en el subtítulo del mismo, la “historia de nuestro medio ambiente interno”, desde un punto de vista evolu- tivo, fisiológico y filosófico. En la introducción dice: “Al reconocer que el me- dio interno que tenemos es gracias a nuestro tipo de riñones, estamos aceptando

470 Gerardo Gamba Ayala • 24 de octubre

que los riñones constituyen el fundamento de nuestra libertad fisiológica. Solo porque los riñones han hecho bien su tarea, es posible que tengamos el tipo de huesos, músculos, glándulas o cerebro que tenemos. En forma superficial, se pue- de decir que la función de los riñones es hacer la orina, pero en una visión más reflexiva se puede decir que los riñones hacen la filosofía misma”. Steve se vio influido por este libro cuando hizo la brillante propuesta de que fuéramos primero por el NCC en la vejiga de un pez, pues eso nos llevaría al NCC y quizá también al NKCC2 del mamífero y el humano. Nuestro trabajo generó herramientas moleculares que, a 25 años de distancia, se pueden constatar útiles para generar un enorme conocimiento sobre la fisiología y las enfermedades del transporte renal de sal. Aunque trabajábamos con lenguados y ranas, me queda claro que estábamos haciendo investigación clínica. Se trató realmente de una aventura que nos llevó del pez al filósofo.

471 El día que conocí a Gabo

Dr. Gerardo Gamba Ayala 7 de noviembre

ay personajes tan grandes que cuando su camino y el tuyo se cruzan ese instante de su vida se convierte en un clímax de la tuya. Ellos, seguramente, te olvidan con los días. En cambio, el encuentro queda grabado en tu memoria para siempre. Así fue el día en que el camino de mi bella esposa y el mío se cruzó con el de Gabriel García Márquez, en una cena privada en que lo tuvimos al lado casi solo para nosotros. Hace unos días se Hcumplieron quince años de tan memorable ocasión y la recuerdo como si fuera ayer, con cada uno de los detalles de lo que ocurrió, de lo que platicamos, de lo que le preguntamos y de lo que nos contestó. Como la de muchos de mis amigos y contemporáneos, mi juventud fue adere- zada de una forma encantadora por la vida de los Aurelianos y los José Arcadios, las de Úrsula Inguarán, Remedios la Bella y Pilar Ternera. Lloré y reí hasta cansarme con las entrelazadas historias de Juvenal Urbino, Fermina Daza y Florentino Ariza, y con las ocurrencias de su tío León XII Loayza. Aprendí de la soledad y la decadencia con el gran coronel y de lo que es capaz de hacer un ser humano como la abuela desalmada y la mamá grande. La historia de Sierva María de Todos los Ángeles y Dominga de Adviento, su nana yoruba, me rompió el corazón. Leí en los libros de Gabo descripciones clínicas tan bien he- chas, como el prostatismo de Juvenal Urbino, que podrían superar las de los libros de semiología clínica que con admiración leíamos en la Facultad de Medicina. Durante un tiempo, mi esposa y yo hicimos el ejercicio de leer juntos, en voz alta, algunas novelas y, por supuesto, escogimos releer Cien años de soledad y El amor en los tiempos del cólera. En ocasiones, no podíamos avanzar más de una página por mi- nutos, porque no conseguíamos parar de reír o de secarnos uno a otro las lágrimas. Cuando era estudiante de medicina, un día lo vi pasar por los pasillos de un centro comercial en San Ángel. Corrí a la librería y tomé el primer libro que

472 Gerardo Gamba Ayala • 7 de noviembre

encontré de él para que me lo firmara. Esa página deEl otoño del patriarca con su dedicatoria todavía cuelga orgullosa en una pared de mi estudio. En ese momento no sabía que años después, por azares del destino, lo tendríamos durante varias horas sentado junto a nosotros. A la mente creadora de todos esos personajes que me han acompañado desde la juventud y que, como en sus novelas, a veces cuando hablas sobre ellos ya no sabes si son reales o ficticios. Resulta que el gran neurofisiólogo colombiano, radicado en Nueva York, Rodolfo Llinás venía a México para presentar su libro El cerebro y el mito del yo. El prólogo fue escrito por Gabo, así que él mismo estaría en la presentación. Fue una tarde lluviosa de octubre como las que hemos tenido este año cuando acudimos al auditorio del Hospital Ángeles del Pedregal. Al terminar la presentación le preguntaron si quería decir algo y contestó: “A mí no me gusta hablar, por eso escribo”. Después del evento habría una pequeña cena y corrimos con la suerte de ser invitados. Ahí conocí a Gonzalo Celorio, a quien a la postre le darían el Premio Nacional de Ciencias y Artes en la misma ceremonia que a mí, y también a Gabriel García Márquez. Llegamos antes que él y lo esperamos con ansias. Cuando entró y le preguntaron dónde quería sentarse, dijo: “En donde haya un whisky”. Fue una cena de esas de todos en la sala, con los platos en las piernas. Éramos como quince personas. El whisky lo encontró en el sillón a nuestra derecha. En algún momento, quien es- taba sentado junto a él se paró, supongo por alguna urgencia fisiológica, que sería la única razón para dejar libre ese espacio, y mi esposa en un hábil movimiento lo ocupó para no soltar a Gabo el resto de la noche. Le dijimos cuánto lo admirábamos y su respuesta fue comentarle a su esposa: “Mira, Mercedes, tú nunca me has dicho eso”. Fue fascinante descubrir que ha- blaba como escribía, así que platicar con él era similar a leer una de sus novelas. Se enteró de que mis hijos, que tenían 18 y 16 años, habían leído algunas y nos pidió que le dijéramos con detalle sus opiniones, porque le gustaba saber que los adolescentes se interesaran por ellas. Bromeamos sobre dichos populares y se rio a carcajadas cuando le conté que mi madre dice que toda mujer decente se merece cuando menos cinco años de feliz viudez, a lo que él replicó que tenía otro igual: “El mejor estado del hombre es la viudez, aunque él sea el muerto”. Fue una velada inolvidable. Platicar con él fue como hablar con Aureliano o Juvenal. Estuve a punto de preguntarle por qué se le ocurrió subirse a la escalera para bajar al perico. Hay personas que se convierten en leyendas. La última novela de Gabo la leí en una sala de espera del aeropuerto de Boston y fue sorprendente que ahí cuatro personas se acercaron a preguntarme: “¿Es la última novela de Gabo?”.

473 El día que conocí a Gabo

Conocer a personajes universales se transforma en un momento especial que recordamos por siempre. Un día se van, pero en el caso de los artistas, nos quedan sus libros, poemas, pinturas o partituras, los cuales nos dejan conocerlos de una manera que puede ser tan profunda que rebasa la forma en que podemos llegar a conocer hasta a nuestros propios familiares o amigos.

474 Incorporación de un árbol de la selva tropical mexicana para producir alimentos sin destruir el ambiente

Dr. Alfonso Larqué Saavedra 14 de noviembre

éxico es deficitario en la producción de granos para la alimentación. Somos el primer importador de maíz en el mundo y necesariamente se tiene que hacer un análisis cuidadoso para explicar por qué nuestro país ha alcanzado niveles de dependencia tan elevados, que según lo reporta- do son del orden del 38 por ciento en maíz, 90 por ciento en arroz y 45 por ciento en trigo. MAnte este reto, considerando que en México existe la experiencia milenaria de saber hacer agricultura y que además tenemos un país con una megabiodiversidad reconocida en la que se incluyen numerosos organismos de los diferentes reinos, los cuales se ha demostrado podrían incluirse en la alimentación del futuro, se pro- pone al sector forestal de la selva del trópico mexicano para paliar la demanda de alimentos con base en la cosecha de los productos del árbol conocido como ramón. Este árbol está referido en los libros sagrados de los mayas, el Chilam Balam y el Popol Vuh, que indican su importancia como planta comestible y permiten deducir que al menos durante los últimos 500 años ha sido utilizado con dicho propósito por los habitantes de esta región del país. La información señala que también desde hace siglos las etnias de los estados costeros de Sinaloa a Chiapas y de Tamaulipas a Quintana Roo han utilizado productos de este árbol en su

475 Incorporación de un árbol de la selva tropical mexicana para producir...

alimentación. A lo anterior se suman los resultados positivos producto de inves- tigaciones reportadas por estudiosos que señalan la veracidad del uso actual de este árbol por la población peninsular del sureste mexicano: su follaje es forraje y las semillas son utilizadas en mezclas con maíz para hacer tortillas o consumidas como golosina, entre muchos otros referentes alimenticios. Dentro de las políticas de conservación de los recursos naturales, la producción de alimentos es un tema central. Por mucho tiempo se ha declarado que es una ac- tividad destructiva desde un punto de vista ecológico. Ante estas afirmaciones que enmarcan la actividad agrícola o pecuaria, científicos del Banco de Germoplasma del trópico mexicano del Parque Científico Tecnológico de Yucatán establecieron hace una década el presente proyecto y han generado información suficiente para sustentar la propuesta de que es posible obtener alimentos del ramón sin destruir el medio ambiente. El ramón es un árbol frondoso y perenne que llega a medir hasta 40 m de altura y más de 1 m de diámetro, lo que lo convierte en una esponja fijadora de bióxido de carbono. Además, es resistente a la sequía, de lo que se deduce que es altamente eficiente en el uso del agua. Produce al menos 100 kg de semilla al año y esto lo con- vierte en una especie, digamos, “mágica”, ya que supera por mucho la producción de semillas comestibles de otras especies arbóreas como la nuez o el piñón. Por los registros, se sabe que puede vivir al menos cien años, lo que indica que podríamos cosechar sus semillas año tras año durante ese tiempo si se establecieran plantacio- nes comerciales con esta especie para restaurar zonas perturbadas o degradadas por la actividad pecuaria o agrícola. Debe agregarse que de las semillas se obtiene una harina de muy alta calidad nutricional: orgánica, con alto contenido de proteína, fibra, minerales y, como se ha demostrado, sin gluten. Datos semejantes se reportan para el forraje que produce y que se utiliza con fines pecuarios. Los informes del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán desde los años cincuenta, los generados por el Centro de Investigación Científica de Yucatán y los análisis recientes reportados por laboratorios de Estados Unidos y Canadá confirman que la calidad de la harina de la semilla del ramón es alta comparada con las harinas de las gramíneas. Reiterando, este árbol es una especie dominante y se encuentra en grandes cantidades en las selvas del trópico mexicano y en los huertos familiares de los ma- yas. Además, está presente en las selvas y los bosques de los estados colindantes con el Golfo de México y el océano Pacífico y otros estados de nuestro país. Con estos antecedentes, se podría proponer como una deseable innovación que podría for- mar parte de la nueva revolución verde, algo que se ha mencionado como urgente.

476 Alfonso Larqué Saavedra • 14 de noviembre

Con lo que tenemos en nuestras selvas y solares mayas, podemos favorecer la atención de la demanda de alimentos y reducir la pobreza alimentaria, además de contribuir a la mitigación del cambio climático, temas a los que el gobierno debe de dar prioridad. Este árbol también aportaría a la reducción de la tala de nuestras selvas, porque respondería a la premisa de que “no hay mejor inversión que cuidar lo que te da de comer”. En la península de Yucatán, por ejemplo, se cuenta con al menos 5 millones de hectáreas de selva tropical, área suficiente para iniciar la cruzada por la incorpo- ración del modelo de árboles perennes en la producción de alimentos en su más amplio contexto. Si se considera que un árbol de ramón produce 100 kg de semillas al año, se podrían cosechar al menos veinte toneladas de semillas por hectárea por año. Si esto se multiplica por 5 millones de hectáreas de selvas en la península de Yucatán, tendríamos un gran total que permitiría reducir la importación de granos, por lo menos, para el sector pecuario. El modelo es sencillo. Vale la pena ponerle atención y retomar la recolección de semillas como una actividad central en la alimentación, así como empezó hace 14 mil años, antes de la revolución neolítica o invención de la agricultura, según refiere un artículo recientemente publicado en la revista PNAS de Estados Unidos. En fechas recientes, se inauguró una nueva agroindustria con base en el ramón y se estableció la empresa de base tecnológica Kishur, la cual ya está elaborando pro- ductos comerciales a partir de la semilla. Se han establecido quince centros de acopio en los estados de la península y con ellos se ha empezado la generación de empleos e ingresos para numerosas familias que habitan las zonas aledañas a la selva tropical. En resumen, ya está en marcha el proyecto que permitirá reducir la importación de granos. Por lo tanto, esta propuesta deberá cotejarse a la brevedad posible para ser incorporada como innovación amigable con el ambiente y poco demandante de insumos agrícolas, sobre todo, porque beneficiará en un alto porcentaje al sec- tor campesino del sureste mexicano.

477 Energía oceánica

Dr. Lorenzo Martínez Gómez 21 de noviembre

as costas e islas mexicanas reciben permanentemente un oleaje muy fuerte cargado de movimiento, el cual puede convertirse en energía eléctrica. El mar tiene abundante energía para impulsar la creación de importantes polos económicos de turismo y pesca. México cuenta con un contorno costero altamente privilegiado. El perímetro marítimo territorial supera los 12,000 km y, adicio- nalmente, tenemos más de 3 mil islas. La gran mayoría de las que se Llocalizan dentro de nuestro mar patrimonial no están habitadas, principalmente por falta de infraestructura básica. El aprovechamiento de la energía del oleaje y de las corrientes marinas impulsaría el desarrollo de las comunidades, así como la hotelería y la pesca, en enormes zonas costeras ahora de extrema pobreza por localizarse lejos del alcance de las redes eléctricas convencionales o en las islas. Hay una variedad de dispositivos para producir energía eléctrica del oleaje o de las corrientes marinas, así como de las mareas, que en México pueden superar los 8 m. Una de las grandes ventajas del aprovechamiento de la energía del oleaje marino es su permanencia día y noche los 365 días del año. El océano es una fuente de energía sustentable infinita. La turbina inventada por Alan Arthur en 1976, en Belfast, fue diseñada específicamente para aprovechar el oleaje marino y tuvo gran aceptación inter- nacional. Nuevos diseños y aplicaciones han evolucionado gracias al trabajo de muchos investigadores, ahora existe una cascada de nuevas patentes. Típicamente, la turbina de Wells se instala dentro de un cilindro sin tapas que se coloca en el mar de manera tal que el oleaje induzca en su interior un movimien- to ascendente y descendente de agua. Los álabes que componen las turbinas de Wells tienen un perfil similar al de las alas de un avión, solo que tienen una for- ma hidrodinámica simétrica que los habilita para hacer girar su eje vertical siem- pre en la misma dirección. Al girar el eje accionado tanto por la subida como

478 Lorenzo Martínez Gómez • 21 de noviembre

por la bajada del agua de cada ola, se activa un generador eléctrico colocado en la parte superior del cilindro. La energía producida por una turbina de Wells tiene un potencial de generación enorme y es fácilmente escalable porque la potencia aumenta en proporción del cuadrado tanto del diámetro de la turbina como de la altura de las olas. Por ejemplo, si el diámetro es de solamente 10 m, la turbina puede producir más de un millón de watts. Hay arrecifes en algunas islas, costas del Pacífico o en plataformas petro- leras costa afuera en el Golfo de México donde el oleaje promedio rebasa los 2 m de altura. Existen espacios para miles y miles de turbinas de Wells. Entre las grandes ventajas del aprovechamiento del oleaje con turbinas, destaca su extraordinaria sustentabilidad ambiental. Supera con creces a las energías solar y eólica, y desde luego a la pobre sustentabilidad de la energía de combustibles fósiles. El Centro Mexicano de Innovación en Energía del Océano (Cemie-Océano), auspiciado por la Secretaría de Energía y el Conacyt, está liderado por el Instituto de Ingeniería de la UNAM. El Cemie-Océano ha incorporado al Instituto de Cien- cias Físicas en Morelos, donde estamos a cargo del programa para diseñar y fabricar turbinas de Wells, desde prototipos de laboratorio hasta generadores eléctricos que calibramos en ambientes marinos de Guerrero. Nuestro programa surgió gracias a la motivación de la patente mexicana de la empresa Corrosión y Protección, S. A., que aplica la turbina de Wells a la producción de corriente eléctrica para activar controles de corrosión mediante la protección catódica de estructuras marinas costa afuera. El prototipo de generación de energía eléctrica con turbinas de Wells a esca- la de laboratorio fue probado exitosamente en el Instituto de Ciencias Físicas en el Campus Morelos de la UNAM y en el laboratorio de oleaje del Instituto de Ingeniería, también de la universidad. En seguida se produjo un nuevo diseño para aplicarse directamente en el mar de Guerrero, que incorporó innovación para una nueva patente ahora en trámite. Posteriormente, propusimos un nuevo diseño, con patente también ya en trámite, para montar la turbina por debajo de la super- ficie costera sin el impacto visual superficial tan fuerte que tienen otras fuentes de generación de energía eléctrica tanto sustentables como no sustentables. El aprovechamiento de la energía del oleaje nos obligó a asimilar la tecnología e innovar. Fue necesario superar dificultades asociadas a las instalaciones alrededor de la turbina, pues estas deben soportar mecánicamente los rigores estructurales del trabajo en contacto con el agua de mar, en movimiento de alta intensidad y en todas las direcciones. Las estructuras de los generadores eléctricos, y las turbinas deben desempeñarse también con mucha efectividad frente a la corrosión del agua salada. Los mecanismos de control de la corrosión que aplicamos son nuevos materiales

479 Energía oceánica

estructurales no metálicos, así como recubrimientos y protección catódica para que las piezas de acero resistan mejor en las zonas de esfuerzos mayores, e incor- poramos rodamientos de cerámica. Los esfuerzos internacionales para iniciar la generación de energía eléctrica con turbinas de Wells son todavía incipientes. En Cork y Belfast, Irlanda, ya hay instalaciones generando potencias cercanas al millón de watts en promedio. En Cork, ya están trabajando en crear instalaciones costa afuera con turbinas que generan hasta 500 millones de watts. México puede aprovechar la energía de los océanos, ya que posee las grandes ventajas de contar con recursos materiales, humanos, investigadores y la conjunción de una variedad de universidades y centros de investigación aglutinada gracias al Cemie-Océano, respaldado por el Fondo Sener-Conacyt Sustentabilidad. La tecnología de las turbinas de Wells ha sido asimilada y expandida con nue- vas patentes mexicanas que nos aseguran una gran oportunidad para el desarrollo económico de México. Aprovechando el conocimiento generado, el porcentaje de integración de insumos nacionales para producir energía del oleaje es muy alto.

480 El Premio Nacional de Ciencias en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán

Dr. Gerardo Gamba Ayala 28 de noviembre

ué gusto me da escribir este artículo al que a propósito inti- tulé igual que otro que escribí hace dos años. En el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán estamos de fiesta nuevamente porque otro de sus miembros ha sido galardonado con el Premio Nacional de Ciencias en el área de Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales. En esta ocasión, el galardón fue entregado por el presidente de la re- Qpública al doctor Carlos A. Aguilar Salinas, médico internista y endocrinólogo del Instituto, quien se ha hecho merecedor de este alto reconocimiento por su trayectoria y aportaciones en el campo de la diabetes mellitus y las dislipidemias en México. Conozco a Carlos desde hace 30 años porque fuimos residentes de medicina interna al mismo tiempo en el Instituto. Yo inicié la residencia en marzo de 1985 y él en 1986. Los dos estudiamos en la UNAM. Después de que terminó las especialidades, Carlos realizó un doctorado en in- vestigación médica en el Instituto Politécnico Nacional y un posdoctorado en la Universidad de Washington, en San Luis, Misuri. O sea, siguió el largo y sinuoso camino que lleva al médico a convertirse en especialista e investigador, con el co- nocimiento y las destrezas para poder realizar ambas tareas con excelencia.

481 El Premio Nacional de Ciencias en el incmnsz

A lo largo de su carrera, Carlos ha demostrado ser el ejemplo claro de lo que conocemos como médico-científico (del inglésphysician scientist). Interesado en uno de los problemas de salud de mayor importancia nacional, se ha dedicado a la atención de los enfermos más desprotegidos del país y ha conformado a lo largo de los años una serie de cohortes con miles de pacientes y sujetos sanos, cui- dadosamente caracterizados para el estudio de diversos problemas metabólicos que atañen a la obesidad, la diabetes mellitus, las enfermedades de los lípidos y las cardiovasculares. Este esfuerzo del doctor Aguilar lo ha llevado a convertirse en un líder internacional en el campo y a que diversos investigadores e institucio- nes internacionales busquen colaborar con su grupo para estudiar el genoma en sus cohortes. Como ejemplo puntual, gracias a estos grupos y al liderazgo del doctor Aguilar Salinas, fue posible realizar el estudio SIGMA (Slim Initiative in Genomic Medicine for the Americas, Iniciativa Slim en Medicina Genómica para las Américas) en colaboración con el Instituto Broad del Instituto de Tecnología de Massachus- sets y la Universidad de Harvard. Los resultados fueron publicados como un artículo inicial en la prestigiosa revista Nature, seguido de continuaciones que han visto la luz en revistas de igual prestigio como jama. La iniciativa permitió la identificación de un haplotipo de cambios puntuales en el gen SLC16A11, asociado con el desarrollo de diabetes mellitus en la población mexicana. Este hallazgo es probablemente el avance más importante que se ha tenido en el estu- dio de esa enfermedad desde que inició la era de la genómica. Aunado a esto y a su actividad clínica, Carlos es un investigador comprometido con la vigilancia de los aspectos éticos en la investigación, lo que queda claro por su papel en la dirección de los Comités de Ética y de Investigación del Instituto, y con la enseñanza, no solo por los alumnos que personalmente ha graduado, sino por su papel en la dirección del programa de maestría y doctorado en Ciencias Médicas, Odontológicas y de la Salud de la Facultad de Medicina de la UNAM. Hace exactamente 50 años, en 1968, por primera vez un miembro del Instituto fue galardonado con el Premio Nacional de Ciencias y Artes. Se trató del doctor Salvador Zubirán, quien también recibiera la distinción por su trabajo en el campo de la endocrinología, la diabetes y las enfermedades tiroideas. Qué gusto le hubie- ra dado al maestro Zubirán saber que cincuenta años después otro integrante del Instituto fue galardonado por sus trabajos en áreas similares. Qué alegría también le hubiera dado saber que en los años transcurridos desde entonces catorce miem- bros del Instituto han recibido esta importante distinción. Nueve de ellos corres- ponden a investigadores cuya carrera en su totalidad fue realizada en el Instituto; cuatro fueron investigadores ahí, pero cuando recibieron el premio ya trabajaban

482 Gerardo Gamba Ayala • 28 de noviembre

en otra institución; y uno realizó buena parte de su carrera fuera, sin embargo, cuando recibió el galardón ya era miembro del mismo. Me permito dar de nuevo el mensaje que escribí para la comunidad científica en general y la del Instituto en particular con ocasión del premio anterior. Pre- mios como el Nacional de Ciencias representan la punta del iceberg, de manera que por cada premio que recibe una institución se considera que debe haber al menos otros cinco miembros en la misma que lo merecen, pero que por diversas razones aún no lo han recibido o nunca lo obtendrán. Por eso, cada premio otor- gado a un integrante de Nutrición es un motivo de orgullo, porque engrandece a nuestra institución y la reafirma como líder ante la mirada de otras instituciones, tanto del sector salud como de educación superior e investigación. Esto me recuerda en cierta forma la cita del poeta inglés del siglo XVII, John Donne, de la que Ernest Hemingway tomara un fragmento como título de su famosa novela sobre la Guerra Civil española. Dice la cita: “La muerte de cada hombre me disminuye, porque soy parte de la humanidad, por eso, no preguntes por quién doblan las campanas, porque están doblando por ti”. Parafraseando a Donne, habrá que decir entonces que el premio a un miembro de Nutrición me enorgullece, porque soy parte de esta comunidad, por eso, no preguntes a quién premiaron, te están premiando a ti.

483 ¿Cien nuevas universidades?

Dr. Raúl Rojas González 5 de diciembre

l flamante gobierno electo de Andrés Manuel López Obrador ha anunciado la próxima creación de cien nuevas universidades en México. En julio, el designio se antojaba aventurado. ¿De dónde obtener los recursos para un proyecto de tal envergadura? Al paso del tiempo se han ido aclarando algunos detalles de la propuesta y la verdad es que estoy muy poco entusiasmado. Nadie duda de que en México faltan oportunidades educati- Evas, pero es necesario tener en consideración que no todos los alumnos de primaria continúan con la secundaria, ni todos los de secundaria con la preparatoria. Entre todos los países de la OCDE, México tiene el mayor porcentaje de población con estudios por debajo del nivel de preparatoria (62 por ciento). En Argentina, ese porcentaje es del 40 por ciento y en Estados Unidos de tan solo el 10 por cien- to. Eso provoca, obviamente, que México tenga una baja proporción de jóvenes y adultos que logran acceder a la educación universitaria (17.4 por ciento). Por eso, resolver el problema del acceso de los jóvenes a la universidad significa que hay que mejorar prioritariamente la calidad y la eficiencia terminal de todo el sistema educativo, desde la primaria hasta la preparatoria. El principal objetivo debería ser aumentar los años de escolaridad promedio de toda la población en su conjunto. En México no se invierte lo suficiente en educación y si el nuevo gobierno quiere avanzar hacia la solución de nuestro problema educativo tendrá que trabajar y gastar mucho más en ese rubro. Dicho lo anterior, regresamos a la cuestión del centenar de universidades. De acuerdo con lo que se conoce acerca del plan de las “universidades del bienestar”, no se trata de universidades reales, sino más bien de escuelas cuasi-técnicas o de profesiones varias, situadas en regiones de México con poco acceso a la educación. Es loable que se hable de darle formación a estos compatriotas, pero la ubica- ción anunciada de las escuelas no obedece a ningún plan maestro conocido y cuya

484 Raúl Rojas González • 5 de diciembre

confección seguramente tomaría meses de estudios detallados. Hoy se anuncian cuatro universidades en Chiapas, mañana dos en Tabasco, y así sucesivamente. ¿Cuál es la prisa? Si realmente se quiere mejorar el sistema educativo mexicano, se tienen que planear bien las cosas y no, como ya va siendo común, sobre las rodillas. La idea de fundar estas cien “universidades” pareciera ser la continuación ideo- lógica de las escuelas de Morena. El partido de AMLO se lanzó desde el 2015 a crear supuestas universidades en diversas partes del país, las cuales no cuentan con reconocimiento de la SEP (excepto una en la CDMX). Al ser financiadas por un partido —en teoría, con parte del salario de los representantes de Morena en los Congresos—, son en realidad escuelas privadas. La coordinadora de ese progra- ma de escuelas de Morena es una veterana colaboradora de AMLO quien ahora ha sido ungida como coordinadora de la fundación de las cien nuevas “universidades del bienestar”. Al darse a conocer estos planes, varias universidades públicas expresaron un cla- ro desacuerdo. Algunas de ellas tienen graves problemas de financiamiento y están retrasadas en el pago a sus empleados y docentes. En septiembre, diputados de varios partidos pidieron el rescate de las universidades públicas en Chiapas, Estado de México, Michoacán, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Sinaloa, Tabasco, Veracruz y Zacatecas. Tan solo esas diez universidades atienden a 537 mil estudiantes. Todo esto crea un dilema difícil de entender. Por un lado, tenemos un país en quiebra educativa con por lo menos diez universidades que se ahogan atendiendo a más de medio millón de estudiantes. Por otro, y en paralelo, se quieren abrir cien escuelas, cada una con menos de tres carreras, para dar atención a menos de 150 mil estudiantes en total, como ha sido informado en notas periodísticas. Habría que mencionar aquí al Tecnológico Nacional de México (TNM), ins- titución que en el 2014 agrupó a los institutos tecnológicos regionales del país bajo un mismo techo. Los tecnológicos fueron creados a lo largo de casi 70 años precisamente para ofrecer carreras técnicas y oficios en muchas poblaciones. Se trata de una estructura ya existente, que atiende a más de 600 mil estudiantes y que fácilmente podría extenderse para cubrir esas partes de México en donde haya falta de oportunidades educativas. Es necesario hacer hincapié en que crear esta estructura no fue fácil; tomó décadas, no un sexenio. Desde 1978 existe además el Conalep, con más de 300 planteles en operación, donde egresados de secundaria pueden convertirse en profesionales técnicos. El Conalep atiende a 307 mil jóve- nes en todo el país. Me alarma que el nuevo gobierno quiera “reinventar” el país en unas cuantas semanas y que no se aprovechen las estructuras existentes para expandirlas, corre- girlas o mejorarlas. Es mucho más fácil, y seguramente más económico, extender

485 ¿Cien nuevas universidades?

el TNM o el Conalep a otras partes del país y tratar de apuntalar a las universidades públicas en quiebra que inventar una estructura paralela de supuestas universida- des que al final de cuentas no serán. Y es que el vocablouniversidad viene de uni- versitas, es decir, hace referencia a la universalidad del saber, al sinfín de posibili- dades y carreras que ofrece una institución así. Un tecnológico, por su parte, tiene una misión bien definida y más cercana a las necesidades productivas de cada región. Es decir, si ya se ha edificado algo en México, ¿por qué no fortalecerlo? Además, el énfasis en la palabra bienestar, endosándosela a una secretaría de Es- tado, y ahora también a las universidades, me parece un ejercicio demagógico. Me recuerda a aquel pueblo en la desaparecida Alemania oriental, dedicado al conta- minante negocio de la minería y la petroquímica, que fue bautizado “Futuro feliz”. Endilgarle la palabra bienestar a iniciativas de gobierno o a escuelas me parece un nuevo caso de neolengua, el newspeak de la cuarta transformación. Por último, se habla también de que en las nuevas universidades no habrá recha- zados. Aparentemente se trata de seguir el ejemplo de una institución en la CDMX que no realiza examen de admisión, sino que rifa la inscripción. En nuestro nuevo México feliz pasaremos de los rechazados por falta de conocimientos a las “personas con mala suerte”. El próximo gobierno tiene aún tiempo para rectificar: los problemas de la edu- cación superior en México no se resolverán con un “curita” que ni siquiera cubre la herida.

486 ¿El fin del debate sobre la legalización-regulación de la cannabis?

Dr. Ricardo Tapia Ibargüengoytia 12 de diciembre

a conclusión del gran debate nacional sobre la mariguana, organi- zado por el gobierno de Peña Nieto en enero y febrero del 2016, representó lo que parecía un gran logro, ya que permitiría la libera- ción de miles de jóvenes encarcelados solo por portación de más de 5 g de cannabis, según lo anunciado por el entonces secretario de Gobernación Osorio Chong. Sin embargo, esto no ocurrió por ra- zones incomprensibles, a pesar de que desde noviembre del 2015 se Laprobó la sentencia del ministro Zaldívar en la Suprema Corte de Justicia de la Na- ción (SCJN) donde se declaró inconstitucional la prohibición del uso de la planta. Han transcurrido tres años para que, ahora sí, y con base en la reciente resolución de la SCJN, que sentó jurisprudencia, el debate finalice con la despenalización y re- gulación del uso médico y recreativo de la mariguana, y de manera definitiva se deje de criminalizar la simple posesión de cannabis. Lo anterior parece que ocurrirá muy pronto, a juzgar por lo expresado por la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero. Según las notas periodísticas, la propuesta de la exministra es similar al proyecto de ley elaborado por el entonces senador Roberto Gil en abril del 2016. Mientras todo esto sucedía, las publicaciones científicas y médicas sobre la - guana se multiplicaron. En marzo del 2016, apareció en la revista médica The Lancet, una de las más prestigiadas del mundo, un largo artículo con 432 referencias titula- do “La salud pública y la política internacional sobre drogas”. Está firmado por una comisión (The Johns Hopkins Lancet Commission on Drug Policy and Health) formada por investigadores de Estados Unidos, el Reino Unido, México, Malasia, Suiza, Polonia, Hungría, Portugal, Myanmar, Nigeria, India, República Checa, Canadá y Colombia. El texto expone una gran cantidad de datos que demuestran que la prohibición de las drogas no solo ha fracasado rotundamente en el objetivo de reducir su consumo y de “aumentar la salud y el bienestar de la humanidad”, que era el punto de la reunión internacional de 1961 en la que muchos países

487 ¿El fin del debate sobre la legalización-regulación de la cannabis?

establecieron su prohibición (incluida la mariguana, que hasta entonces no había sido oficialmente enlistada entre las drogas dañinas), decisión ratificada por la UNGASS de 1998, sino que ha generado múltiples daños a la salud pública en lugar de beneficios. Traduzco del resumen ejecutivo: “Ninguno de estos acuerdos internacionales se refiere a los modos en que la prohibición puede afectar la salud pública [...]. La prohibición ha generado una economía paralela manejada por redes criminales. Tanto estas redes, que usan la violencia para proteger sus mercados, como la po- licía, y a veces las fuerzas militares o paramilitares que los persiguen, contribuyen a la violencia y a la inseguridad en las comunidades afectadas por el tránsito y la venta de drogas. En México, el dramático aumento en los homicidios desde que el gobierno decidió usar las fuerzas militares contra los traficantes de drogas en el 2006 ha sido tan grande que ha reducido la esperanza de vida en el país [...]. Los enfoques científicos y de salud que deberían ser parte de la política sobre drogas han sido relegados por la insistencia en la prohibición [...]. Los países no han reco- nocido y corregido los daños a la salud y a los derechos humanos que la prohibi- ción de las drogas ha causado y, al hacerlo, no cumplen con sus responsabilidades legales. Fácilmente encarcelan gente por ofensas menores, pero olvidan ofrecerles servicios de salud en las cárceles. Reconocen la existencia de los mercados ilegales no controlados como consecuencia de sus políticas, pero hacen muy poco para proteger a la gente de las drogas tóxicas y adulteradas, que son inevitables en los mercados, o de la violencia de las organizaciones criminales, frecuentemente em- peorada por la policía. Desperdician recursos públicos en políticas que no impiden el funcionamiento de los mercados y pierden oportunidades para invertir correctamente en servicios de salud adecuados para la gente, demasiado asustada para buscar esos servicios”. También, en relación con la salud, pero específicamente sobre la mariguana, la National Academies Press (NAP), que reúne a las academias de ciencias, ingeniería y medicina de Estados Unidos, publicó en enero del 2017 un libro titulado Los efectos en la salud por la cannabis y los cannabinoides: estado actual de las evidencias y recomendaciones para la investigación. Este trabajo, escrito por un comité ad hoc, es una continuación de dos importantes estudios asimismo publicados por la NAP en 1999 y el 2000, los cuales cité en un artículo publicado en estas mismas páginas y titulado “Sobre la legalización de la mariguana” (La Crónica, octubre del 2014). Una fuente de información ineludible sobre los efectos de la cannabis la consti- tuyen dos libros publicados por el Instituto de Medicina de la Academia de Cien- cias de Estados Unidos, titulados Marijuana and Medicine. Assessing the Science

488 Ricardo Tapia Ibargüengoytia • 12 de diciembre

Base (1999, 288 p.) y Marijuana As Medicine? The Science Beyond the Controversy (2000, 216 p.). Estos libros, en adelante citados como “1999” y “2000”, revisan extensamente la información sobre cannabis hasta esos años, con una amplísima bibliografía. En el prefacio del primero se concluye: “Los adelantos en la ciencia de los cannabinoides durante los últimos 16 años han abierto una gran riqueza de oportunidades para el desarrollo de drogas de tipo cannabinoide de uso médico. Los datos acumulados sugieren una gran variedad de aplicaciones, particular- mente para eliminar el dolor, evitar la emesis y estimular el apetito. Para los pa- cientes que sufren simultáneamente de dolor severo, náusea y pérdida del apetito, como aquellos con sida o bajo quimioterapia, las drogas cannabinoides pueden ofrecer un alivio de amplio espectro que no se encuentra en ningún otro medi- camento único. La mariguana es una droga poderosa con una gran variedad de efectos. Sin embargo, los efectos dañinos para los individuos, desde la perspectiva de su posible uso médico, no son necesariamente los mismos que los efectos físicos que causa el abuso de drogas”. En el reciente libro de la NAP, de más de 450 páginas, se revisaron más de 10 mil artículos científicos y médicos sobre cannabis, publicados de 1999 a 2016, y de esta revisión se concluyen sus posibles efectos dañinos y benéficos, clasificados como evidencia conclusiva, evidencia sustancial, evidencia moderada, evidencia limitada y evidencia negativa o insuficiente para apoyar una asociación con un efecto, dañino o benéfico, de cannabis. Ojalá que la acumulación de todos estos datos (solo he citado los libros y artícu- los recientes más extensos, pero abundan publicaciones actuales en las revistas cien- tíficas de medicina) ayuden a eliminar las dudas y objeciones que aún muchas per- sonas tienen para aceptar la despenalización y regulación del uso de la cannabis en beneficio del ejercicio de la autonomía personal de los adultos.

489 En pleno siglo xxi ya no queda nada de envergadura que se pueda hacer sin ciencia moderna ni tecnología avanzada

Dr. Marcelino Cereijido Mattioli 19 de diciembre

éxico tiene el enorme mérito de haber desarrollado una comunidad de investigadores científicos de alta calidad. Basta constatar que publican el producto de sus trabajos en las mejores revistas del mundo. Sin embargo, sigue te- niendo una serie de patologías cognitivas graves. Enume- raré algunas para que mis colegas científicos y la comu- nidad de intelectuales humanistas vayan teniéndolas en Mcuenta con vista a solucionarlas. Uno: La ciencia es una manera de interpretar la realidad. ¿Qué manera es esa? Sin recurrir a revelaciones, milagros, dogmas ni al principio de autoridad, por el cual algo es verdad o mentira dependiendo de quién lo diga (Biblia, Papa, rey, padre). En cambio, investigar consiste en tener la habilidad de tomar un puña- do del caos de lo ignorado, estudiarlo y si logramos resolverlo convertir la nueva información en conocimiento e incorporarlo al patrimonio cognitivo humano. Uno de los problemas cognitivos graves de los mexicanos es tomar “investigación” como sinónimo exacto de “científico”. Es un error común, pero México no puede escudarse en el “problema de muchos, consuelo de tontos”. El ideal sería que el científico y el investigador fueran la misma persona. Sin embargo, hay perfectos científicos que carecen de originalidad y son eliminados

490 Marcelino Cereijido Mattioli • 19 de diciembre

de sistemas como el SNI porque no producen. Como parte de este ramillete de problemas, nuestras universidades se contentan con formar investigadores, pero no están formando científicos. Dos: México carece de una cultura compatible con la ciencia (CCCC). Dado lo condensado del presente artículo, en lugar de largas disquisiciones formales, daré ejemplos tomados de la realidad. Si se organizaran encuestas en las que se pidiera a los mexicanos ordenar cronológicamente a Einstein, Galileo y Newton, y una alta mayoría respondiera “Galileo Newton Einstein”; y si en otra encuesta preguntáramos con qué asocian a Louis Pasteur y un alto porcentaje de encuestados respondiera “con microorganismos, enfermedades infecciosas y epidemias”, podríamos concluir que la sociedad mexicana tiene una buena cultura científica. Pero el concepto de CCCC es distinto. Por ejemplo, si México tiene un dentista por cada 100 mexicanos y recurrimos a este cuando nos afectan las caries, la gin- givitis o se nos quiebra una corona, decimos que los mexicanos tienen una cultura compatible con la odontología. Por eso, ahora quizá se entienda cuando digo que México tiene una doble patología del conocimiento. No tiene una CCCC porque no tiene ciencia (solo tiene investigación) y jamás recurre a sus científicos para encomendarles que re- suelvan la enormidad de problemas que sufre. Como México no lo hace, debo admitir que no tiene una CCCC. Ahora que entendemos estos conceptos, tomemos problemas reales y recientes. Hace pocos días, para referirse al problema con los aeropuertos, alguien declaró que consultaría a la sociedad “porque el pueblo es sabio”. Esperamos que si esa per- sona sufre una amenaza de infarto cardíaco no recurra a la sabiduría popular, sino a la ciencia, representada en este caso por médicos y hospitales. Tratemos ahora de profundizar el concepto de CCCC volviendo al problema de la construcción de un nuevo aeropuerto. Cabe investigar qué informaron los especialistas en suelos antes de comenzar el aeropuerto. ¿Se percataron de que hay abundante agua atrapada en capas inferiores y que es imprescindible drenarla? ¿Quiénes fueron los funcionarios que contrataron a las empresas? ¿A qué excusa recurren esos funcionarios ante el tropel de problemas gravísimos en Texcoco, Santa Lucía, etcétera? Tres: ¿Estamos tan seguros de que la ciencia es demasiado cara y que sería preferible continuar sumidos en la ignorancia porque es muchísimo más barata? Cuatro: En México, ¿creemos que el único problema que debe enfrentar la ciencia es la ignorancia? ¿Se sabe acaso que las maneras como administramos la ciencia constituyen problemas del tamaño de la ignorancia?

491 En pleno siglo xxi ya no queda nada de envergadura...

Cinco: Se debe convocar con toda premura a investigadores, científicos y líderes culturales para analizar y evaluar cómo podríamos desarrollar una CCCC. En reali- dad... ¡tomémoslo como un problema científico más! Si lo resolvemos, nos va a sen- tar triplemente bien por dejar de padecerlo, para que nos quede claro que cuando recurrimos a la ciencia ¡sabemos cómo hacerlo!, y ahora tenemos soluciones donde antes solo podíamos ofrecerle nuestro sufrimiento a Dios.

492 Nos es grato informarle...

Dr. Gerardo Gamba Ayala 26 de diciembre

o que parecía una prometedora mejoría en el apoyo a la ciencia en México terminó siendo un desastre que deja una deuda muy grande con la comunidad científica y representa un reto enorme para la próxima administración. Al inicio del sexenio 2012-2018 se anunció que al final del mismo el país alcanzaría el anhelado 1 por ciento del PIB en inversión para el desarrollo de ciencia y tecnología. Como los científicos somos escépticos por naturaleza, Lno creímos que tal promesa se fuera a cumplir. La tomamos con reserva. Además, fue la misma que hicieron los presidentes Calderón y Fox seis y doce años atrás. Mi buen amigo y espléndido periodista Raúl Ferraez estaba convencido de que en esta ocasión la promesa sería cumplida. Su optimismo y mi escepticismo nos llevaron a hacer una apuesta. Al final del sexenio nos juntaríamos a cenar en un restaurante de abolengo en la zona de San Ángel en la Ciudad de México. Si alrededor del 1 por ciento del PIB se destinaba a la ciencia, yo pagaría la cuenta y, de no ser así, sería Raúl el patrocinador del evento. Con mucha congoja y preocupación por mi país, temo informarle al amable lec- tor que próximamente tendré (tristemente) la oportunidad de cenar gratis en tan memorable lugar. Tomo como ejemplo uno de los programas clave del Conacyt, que es el apoyo a los proyectos para el desarrollo de investigación básica y comprende las áreas de físico-matemáticas, ciencias químicas, biológicas y agropecuarias, ciencias de la salud, humanidades y ciencias de la conducta, ciencias sociales y económicas, e ingenierías. En ciencia básica es donde se encuentra el mayor porcentaje de inves- tigadores científicos del país. Para que un país pueda desarrollar tecnología e innovación que después pueda vender a los demás, lo primero es descubrir, antes que otros lo hagan, los meca- nismos que expliquen los fenómenos básicos en diversas áreas, entonces podrá

493 Nos es grato informarle...

generar los productos que incidan en estos, patentarlos y así tener la primicia para su explotación. El análisis de lo sucedido del 2013 al 2018 en el apoyo a la ciencia básica muestra claramente cómo la euforia inicial se convirtió en tristeza y desesperación para la comunidad científica. El programa de apoyo a la ciencia básica, como muchos otros programas del Conacyt, tiene un ciclo anual. Se publica una sola convocatoria por año. En este sexenio, se emitieron las convocatorias del 2013, 2014, 2015, 2016 y 2017-2018. Es decir, al final solo hubo una convocatoria para cubrir dos años. Nótese que, como cada investigador solo puede tener un proyecto vigente y el promedio de duración de los proyectos apoyados es de dos años, emitir una convocatoria que cubra dos años duplica el número de propuestas sometidas. Las convocatorias contemplan los siguientes tipos de proyectos: los de grupo (dos o más investigadores de diferentes disciplinas interesados en un mismo pro- blema), los de un investigador establecido (uno solo como responsable) y los de investigador joven. En la convocatoria de ciencia básica del 2013, se apoyaron 29, 248 y 121 proyectos en estos rubros, respectivamente, con un monto total de 606 millones 211 mil 528 pesos. En el 2014, se apoyaron, en el mismo orden, 35, 293 y 166, con un monto total de 780 millones 86 mil 216 pesos. En el 2015, los apoyos subieron en forma considerable para un total de 33 de grupo, 502 de investigador establecido y 222 de investigador joven, con un monto total de 943 millones 498 mil 988 pesos. Si bien el incremento en el apoyo en comparación con el 2014 y el 2013 fue de un 20 y un 55 por ciento, en términos reales no lo es tanto si tomamos en cuenta que la gran mayoría de los insumos para investigación vienen del extranjero y el precio del dólar se incrementó del 2012 al 2015 en un 40 por ciento. De cualquier forma, en el 2015 un mayor número de investigado- res contaron con apoyo para el desarrollo de sus proyectos, por lo que el optimis- mo de la comunidad empezó a florecer. En el 2016, sin embargo, la situación cambió. Se autorizaron en cada rubro 21, 227 y 150 proyectos, respectivamente, con un monto total de 609 millones 999 mil 996 pesos, muy similar al del 2013, pero con un precio del dólar que llegó a ser 50 por ciento mayor. Finalmente, no hubo convocatoria en el 2017 y la corres- pondiente a dos años se publicó junta. El resultado fue terrible para la comunidad científica. Se apoyaron 19 proyectos de grupo, 140 de investigador establecido y 89 de jóvenes, para un monto total de 398 millones 411 mil 975 pesos. Estas can- tidades, de por sí más bajas que las del 2013, son peores cuando consideramos que corresponden a dos años, por lo que podemos decir que en las convocatorias del 2017 y el 2018 se apoyaron solo 10 proyectos de grupo, 70 de investigador esta- blecido y 45 de investigador joven por año, para un monto total de 199 millones

494 Gerardo Gamba Ayala • 26 de diciembre

205 mil 598 pesos. Es decir, un 68 por ciento menos de lo apoyado en el 2013 o el 81 por ciento menos de lo apoyado en el 2015. Lejos de cumplirse la promesa, terminamos peor de lo que empezamos. Algunas semanas después de la lista inicial se publicó una nueva con algunos proyectos adicionales aprobados para alcanzar un monto total de 30 millones de pesos. Se dijo que habrá una tercera lista, pero hay incertidumbre al respecto. En la convocatoria 2017-2018, se quedaron más de 4 mil 500 propuestas sin apoyar. La comunidad científica está dolida y desesperada. La reducción progresiva en el número de proyectos no apoyados desde el 2016 ha resultado en un incremento en el número de investigadores que no tienen un proyecto vigente, por lo que en la próxima convocatoria el número de propuestas muy probablemente será mayor a 8 mil. De toda esta desgracia, lo que menos entiendo es por qué el correo electrónico que recibieron los investigadores con la noticia de NO APOYO inicia con la si- guiente frase: “Nos es grato informarle que...”.

495

Retos de la producción de alimentos en México Parte 1

Dr. Alfonso Larqué Saavedra 2 de enero

omo parte de la tarea que consiste en proponer alternativas para favorecer la conservación de los recursos naturales, ha empezado a revisarse el proceso de producción de alimentos, que se ha señalado como actividad destructiva desde una pers- pectiva ecológica. Con esto en mente, desde el 2011, hemos revisado el potencial de nuestro país para producir y diversi- ficar sus alimentos sin aniquilar el medio ambiente, es decir, Ccon estrategias para reducir la huella ecológica de la agricultura, de acuerdo con las hectáreas por habitante necesarias para satisfacer el consumo. En este sentido, la diversificación de los reinos de la naturaleza y las especies en la alimentación humana constituye una acción crucial e impostergable. Hasta ahora, las plantas (reino Plantae) y los animales (reino Animalia) han predominado en ella. Sin embargo, otros reinos (Fungi, Bacteria) representan importantes alterna- tivas ante la creciente necesidad de acciones concretas para reducir los efectos del cambio climático en la producción de alimentos. Una de las riquezas que menos hemos aprovechado en el país desde un punto de vista alimenticio son las algas, en especial, las marinas. Sin embargo, una de las más recordadas por las culturas ribereñas prehispánicas de los lagos del Valle de México es el alga espirulina o azul. Esta realmente es una cianobacteria y, según reseña Bernal Díaz del Castillo, se cosechaba principalmente en el agua salada del antiguo lago de Texcoco. La historia reporta que el alga espirulina era un ali- mento común de los aztecas, tlaxcaltecas, acolhuas y mayas, entre otras culturas. En 1967, se documentó que en el sitio llamado El Caracol, propiedad de la empresa Sosa Texcoco, en los tanques de evaporación para obtener carbonato de sodio, se favoreció por accidente el cultivo de espirulina y llegaron a producir hasta 500 toneladas de alga por año, lo que la convirtió en la empresa de alga azul más grande a nivel mundial. Por razones no bien analizadas, esta agroindustria

499 Retos de la producción de alimentos en México. Parte 1

desapareció en 1997 y el lugar mundial que ocupaba se perdió. Habría que rescatar esta tecnología para producir alimentos de alta calidad y la costumbre prehispá- nica de la espirulina, considerada un superalimento por los nutriólogos. Otra alga que recientemente ha dado de qué hablar es el sargazo (Sargassum), en realidad, un consorcio de algas y animales marinos, que en el Caribe mexicano desató señales de alerta cuando en agosto del 2018 arribó en grandes volúmenes a las costas de Quintana Roo. La sobreproducción de sargazo se reportó como una contingencia derivada del cambio climático. Afectó seriamente la industria turística de la región, a la sociedad y la economía. En tres meses, se retiraron más de 135 mil toneladas de las costas quintanarroenses y miles más continuaban en sus playas. Se estima que el problema crecerá en los próximos años. Ante el exceso de sargazo, las autoridades convocaron a diferentes sectores de la sociedad para establecer políticas que permitieran darle alguna posible solu- ción a esta contingencia. El objetivo central fue plantear opciones para el uso y aprovechamiento a gran escala del alga. Dentro de las propuestas del sector aca- démico, se anotó el potencial de generación de biocombustible, la fabricación de productos farmacéuticos, alimenticios, cosméticos, y la carbonización de bioma- sa a través de pirólisis hidrotermal. También se señaló la conveniencia de medir el dióxido de carbono de las colonias de sargazo, para descartar afectaciones a la salud de la población. Es con estos antecedentes y con base en su experiencia de casi 30 años en el campo de la producción de hongos comestibles, funcionales y medicinales, a pe- queña y gran escala, que un grupo de investigadores del Colegio de Postgraduados, Campus Puebla, y del Centro de Investigación Científica de Yucatán CICY( ) evaluó al sargazo como sustrato de cultivo para la producción de hongos comestibles y sus compuestos bioactivos, retomando ensayos preliminares que iniciaron como una observación en el 2002. Es importante mencionar que se trata de un proceso bio- tecnológico rentable, controlado, intensivo, eficiente en la utilización del agua y adaptable al cambio climático. Un aspecto ecológico notorio de esta alternativa es que promueve el reciclaje acelerado, por medio de la biodegradación del sargazo vía enzimática; el sargazo residual, después del cultivo de los hongos comestibles, puede usarse como abono orgánico en las actividades agrícolas. Esta idea innovadora se encuentra en pleno desarrollo y, de resultar positivos los datos, una nueva agroindustria nacerá en el trópico mexicano, la cual podrá sumarse a la cruzada de producir y diversificar alimentos con propiedades benéfi- cas para la salud (anticancerígenas, antibióticas, antioxidantes, reductoras del nivel de colesterol y la hipertensión, antitrombóticas y antidiabéticas). Además, existe

500 Alfonso Larqué Saavedra • 2 de enero

el clima para que culturalmente sean aceptadas por gran parte de la población y el turismo. La propuesta de utilizar el sargazo para producir hongos comestibles, aprove- chando su capacidad natural para la degradación y el reciclaje de la materia orgáni- ca, se suma a lo publicado anteriormente sobre incorporar el sector forestal a la pro- ducción de alimentos. Con el ejemplo del árbol de ramón, una especie con una alta productividad y dominante en las selvas tropicales de nuestro país, se busca reducir en el sector pecuario la importación de granos. En conjunto, ambas propuestas for- talecen la idea de que se puede producir alimentos sin dañar el medio ambiente, como sí sucede con la práctica de la agricultura intensiva de altos insumos. Sigamos protegiendo la tierra de nuestro país y procuremos recordar que la fer- tilidad de nuestros suelos se agota y cada día sufre más los efectos adversos del cambio climático. Diversificar los reinos de la naturaleza y las especies que for- man parte de nuestra alimentación, a partir de la gran diversidad biológica y cul- tural de México, es posible. Las alternativas expuestas nos ayudarán a fortalecer la producción de alimentos con propiedades benéficas para la salud, sin destruir el ambiente y reduciendo la huella ecológica de las actividades agroalimentarias.

501 Educación superior y ciencia* Lo que debe ocurrir en la nueva administración

Dr. Arturo Menchaca Rocha 9 de enero

as propuestas del gobierno actual relacionadas directamente con la educación superior pueden resumirse en una frase: enseñanza gra- tuita, con máxima cobertura y calidad. México ya ofrece educación gratuita a todos los niveles. Sin embargo, para estándares interna- cionales, es deficiente. Peor aún, también resulta inaccesible para los sectores más desfavorecidos, lo que perpetúa la desigualdad so- cial, uno de nuestros principales problemas. Por ejemplo, hoy solo Lcubre el 60 por ciento de la población en edad de cursar el nivel medio-superior y el 30 por ciento para el nivel superior. Más aún, este último valor cae al 10 por ciento cuando se trata del quintil de menores ingresos. Es decir, en esta última categoría, solo uno de cada diez jóvenes llega a la licenciatura y de ellos menos de la mitad concluye. En años recientes, México ha logrado transformarse de ser un país exportador de materias primas a uno manufacturero. Sin embargo, como veremos más ade- lante, el avance tecnológico acelerado hace inminente el desempleo masivo de la mano de obra maquiladora que hoy constituye nuestra principal fuente de ri- queza. De ese modo, resulta urgente elevar la escolaridad de la juventud mexicana muy por encima de los nueve años obligatorios, no como un lujo, sino como una

502 Arturo Menchaca Rocha • 9 de enero

estrategia de supervivencia. Dado que la oferta educativa privada se limita a la demanda de quien la puede pagar, esta misión solo la puede enfrentar el Estado, y la oferta que el nuevo gobierno sostiene es la educación gratuita. Para asegurarla, hasta ahora se han mencionado dos estrategias: aumentar la capacidad de las universidades existentes y crear nuevas. En los últimos meses, hemos visto un tránsito en el énfasis, de la primera a la segunda opción, con la oferta de crear cien nuevas universidades. No parece fácil, pero es mejor que eliminar el examen de admisión en las existentes por el inevitable impacto que esto tendría en la calidad, cuya garantía es parte importante del propio proyecto. En todo caso, es un hecho que la educación superior adquiere su máxima calidad cuando está vinculada con la investigación científica en su sentido más amplio, que incluye a las ciencias duras y blandas, las humanidades, así como a la tecnología. Sobre esto quisiera recordar que en agosto pasado se entregó al entonces presi- dente electo una propuesta de agenda de ciencia, tecnología e innovación elabo- rada por más de 80 instituciones públicas y privadas. Esgrimiendo el concepto de que la educación basada en la investigación es la herramienta más eficiente para generar progreso económico, la agenda postula lo siguiente: a) Que en México la investigación en ciencia y tecnología se hace principal- mente en las instituciones públicas de educación superior, así como en los centros públicos de investigación; b) Que, por lo tanto, un plan de desarrollo que proponga intensificar la genera- ción de nuevo conocimiento necesariamente involucra mayor apoyo a dichas instituciones; c) Lo anterior pasa por la formación y contratación de nuevos profesores e inves- tigadores, así como por la repatriación de quienes han emigrado; d) También es necesario fomentar la vinculación con el sector privado como parte de la formación de nuevos expertos, desde el nivel licenciatura hasta el posdoctorado; e) Que el entrenamiento, la versatilidad y la calidad de los recursos humanos en ciencia y tecnología también requieren de impulsar su movilidad nacional e internacional; f ) Que en este proceso se necesita definir estrategias tendientes a maximizar la futura integración de los nuevos cuadros al sistema nacional; g) Que el proceso debe incluir un seguimiento constante por el camino de la evaluación; y h) Que también es indispensable emprender acciones tendientes a fomentar la equidad de género, disminuir la desigualdad social, así como revertir la fuga

503 Educación superior y ciencia

de cerebros. Al tratarse de una propuesta tan consensuada, y que hoy es del dominio público, no puedo hacer más que invitar a quien aún no lo ha hecho a que la lea en: ‹www.dgcs.unam.mx/CTI-180822.pdf›.

Sin embargo, la educación y la ciencia también se vinculan en sentidos no con- siderados explícitamente en este documento. Me refiero a los cambios que reque- rirá la educación ante el inminente impacto del desarrollo científico-tecnológico acelerado. Con el acceso creciente a un gran volumen de información abierta vía medios electrónicos, a nivel mundial hay una marcada tendencia a abandonar el modo tradicional de educación pasiva. La interactividad resulta estimulante para los alumnos de todas las edades, especialmente en los niveles medio y superior. Para ellos el aula ha evolucionado de un lugar de entrenamiento vía la memorización, donde el ideal es la erudición, a uno en que se fomenta el pensamiento crítico, teniendo como valor la creatividad. Por ejemplo, con un amplio acceso a la infor- mación acumulada de manera cibernética, conceptos tradicionales como la memo- rización de operaciones, desde las tablas de multiplicar hasta las de integrales, han sido sustituidos por el uso de calculadoras y computadoras capaces de multiplicar en un instante cualquier par de números, o de integrar funciones no-analíticas por métodos numéricos. Hablando de la educación en México, el paso de la memorización a la creativi- dad, impulsado por el progreso tecnológico, no ha sido trivial por varias razones. Una es la falta de medios materiales, entre ellos, los que permiten la conectividad de solo el 32 por ciento de las escuelas, excluyendo especialmente a las rurales. Sobre ello, pueden recordarse esfuerzos gubernamentales como los 70 mil pizarrones in- teligentes de finales del periodo de Vicente Fox, o las 700 mil tabletas digitales de finales del sexenio de Felipe Calderón. La relevancia de estos números, sin embargo, debe juzgarse desde la perspectiva de los más de 200 mil planteles con más de 25 millones de estudiantes, tan solo en el nivel básico, al que fueron dirigidas tales iniciativas. Dicho sea de paso, las aulas mexicanas son las más pobladas entre los países que integran la OCDE, con 32 alumnos por grupo, que duplican la media del resto de las naciones miembro. Esto garantiza que, aún si se hubiera tratado de una tableta por salón, en la práctica sería imposible su acceso a nivel individual. Muestra innegable de que México se halla rezagado en ese rubro es que solo un 60 por ciento de los alumnos que participaron en la prueba PISA utilizaron una computadora como parte de su educación, comparado con el 90 por ciento en paí- ses como Turquía, Holanda, Australia y Noruega. Lo anterior sin olvidar que nues- tro país sigue estancado en los últimos lugares de la OCDE, tanto en los resultados

504 Arturo Menchaca Rocha • 9 de enero

de la mencionada prueba como en la tasa de matriculación de los jóvenes de 15 a 19 años en el nivel superior. La falta de conectividad también limita a aquellos que pudiesen optar por el sistema de educación en línea para elevar sus conocimientos de manera indepen- diente. Como ya se mencionó, el acelerado avance tecnológico hoy amenaza con iniciar una desocupación masiva. México debe tomar acciones urgentes para re- ducir el impacto de esos cambios. De otra manera, ya no se tratará de aprovechar la tecnología para la educación, sino de que la tecnología no nos rebase de manera irremediable. Sin los medios necesarios, nuestros alumnos de educación básica se alejarán aún más de los conceptos cada vez más elaborados que deberán mane- jarse en los niveles medio y superior, vinculados con la investigación científica y tecnológica. En un país cuyas productividad laboral y competitividad están entre las más bajas de la OCDE y decrecen, el inminente impacto del acelerado avance tecno- lógico mundial hace igual, o más urgente, un esfuerzo en pro de incrementar la calidad de la educación, tanto básica como superior. Concluyo enfatizando que el vínculo de la educación con la ciencia y la tecno- logía es prioritario, por la velocidad a la que estas últimas progresan. Saber leer, escribir y contar seguirá siendo importante, pero sin duda ha dejado de ser sufi- ciente para garantizar el progreso a futuro de nuestro país.

* Ponencia para el panel “Retos de la educación frente al nuevo acuerdo educativo” en la FIL de Guadalajara XXXII, 24 de noviembre de 2018.

505 ¿Por qué México debe hacer ciencia?

Dra. Cecilia Noguez Garrido 16 de enero

os primeros recuerdos que tengo de mi infancia hablan sobre ha- cer ciencia. Desde luego, en esa época no le llamaba así. Usar los anteojos de mi madre solamente para ver cómo distorsionaban mi mirada o desarmar los aparatos que se descomponían en casa y ver cómo estaban hechos era pura curiosidad. Conforme pasaron los años y adquirí mayores conocimientos, comencé a plantearme una pregunta que les comparto: “¿Por qué hacer ciencia?”. LLa curiosidad de saber cómo funciona el mundo, la maravilla de percibir los diferentes ritmos que componen el universo, es inherente al ser humano. Nuestros ancestros observaron fenómenos cotidianos, los reprodujeron y así descubrieron el fuego: ese instrumento que permitiría, eventualmente, cocinar, dar calor y seguridad; transformar las noches en días y nuestros cuerpos primigenios en algo mucho más complejo y evolucionado. Por ello, estoy convencida de que la ciencia es algo inseparable de la vida diaria. No está encerrada en los laboratorios ni en los artículos académicos. La ciencia co- mienza con esa curiosidad innata de todo ser humano. La necesidad de conocernos y de entender la naturaleza que nunca deja de sorprendernos. La ciencia está en el asombro, en lo extraordinario que representa todo lo que ocurre a nuestro alrede- dor. Está en cada una de las maravillosas singularidades que permiten que, en este planeta y fuera de él, las cosas funcionen como lo hacen. Al encontrar los mecanismos para entender la naturaleza, la ciencia conjura milagros en lo cotidiano. En tan solo 200 años, se duplicó la edad promedio de las personas de 37 a 74 años. Ahora nos comunicamos de forma casi instantánea a miles de kilómetros. La medicina ha evolucionado de manera tal que cada vez es menos invasiva y posee mejores métodos de diagnóstico y curación. Podemos pre- venir muchas enfermedades y, aun cuando no se ha encontrado la cura para todas ellas, los científicos no dejamos de tener esperanza.

506 Cecilia Noguez Garrido • 16 de enero

El desarrollo de la ciencia es, sin duda, un tema universal, pero quisiera ahora enfocarme en nuestra realidad mexicana. Ante un contexto de necesidades apre- miantes, ¿por qué un país como México, con tantas carencias y retos ante sí, debería invertir decididamente en la ciencia? Las sociedades actuales, sin ser la mexicana la excepción, necesitan de un conjunto de habilidades y competencias que se ajusten a los nuevos retos. El desa- rrollo social y económico exige que los sistemas educativos las ofrezcan, que estas permitan beneficiarse de las formas emergentes de socialización y que contribuyan activamente al desarrollo del país bajo un sistema global cuya base principal es el conocimiento. La generación de conocimiento se realiza de manera formal en las universidades, cuya tarea fundamental es transmitirla a las nuevas generaciones. Que las univer- sidades continúen generando conocimiento nuevo es indispensable. Necesitamos científicos que hagan investigación de frontera, que enseñen a los jóvenes lo que aún no está en los libros. Solo así será posible construir las habilidades y las competen- cias necesarias para enfrentarnos a los desafíos que tenemos como sociedad, como país. La ciencia y sus métodos forman mentes independientes, mentes críticas. Por ello, deben ser un bien al alcance de toda la sociedad: la suma y la diversidad de estas mentes son lo que nos hará tomar un lugar al centro de la sociedad mundial. De- bemos estar más conscientes de lo que somos, de nuestro entorno, de idear mejores herramientas para tomar decisiones y así será posible asir la libertad de cambiar nuestro propio destino con responsabilidad. Algo que nos urge en México. A principios del siglo XX, ilustres pensadores mexicanos tenían claro que el conocimiento debía ser una política de Estado y que este debía dotar de autonomía a las universidades. La autonomía es necesaria para que la cultura y la ciencia de un pueblo nazcan, se desarrollen y progresen; condiciones irreemplazables para alcan- zar el desarrollo de la tecnología y la innovación propias. Tecnología e innovación son las herramientas que permitirán construir una auténtica soberanía, que tras- cienda gobiernos, periodos y coyunturas. Se dice que hacer ciencia es muy costoso y que esto dificulta su financiamiento por parte de los gobiernos. Sin embargo, el costo del quehacer científico repre- senta una parte mínima de los recursos públicos y, sin duda, tiene un extraordinario retorno de inversión. México necesita un plan que considere un apoyo constante, sostenido y de largo plazo, para que la ciencia dé sus mejores resultados y el país ge- nere tecnología propia. En este contexto, el gobierno debe ser garante y promotor, a fin de alcanzar el desarrollo social, cultural y económico que esta nación merece. México debe invertir en proyectos grandes de infraestructura científica que traigan grandes beneficios sociales y económicos al país. La escala de la

507 ¿Por qué México debe hacer ciencia?

economía mexicana y la infraestructura científica que hemos desarrollado hoy nos lo permite. Solo quiero finalizar con una última reflexión. Algunos científicos opinan que en esta profesión nos divertimos como niños. Coincido con ellos y además considero que, como los niños, nunca dejamos de tener esperanza. La esperanza de entender aquello que nos rodea, de crear lo que habita en nuestros sueños y construir un legado: el de un mejor futuro, el de un mejor país.

508 Retos de la producción de alimentos en México Parte 2

Dr. Alfonso Larqué Saavedra 23 de enero

e ha señalado en los últimos días, en los discursos de la nueva administración presidencial, que la producción de alimentos básicos será una prioridad nacional. Dicha política se enmarca dentro de lo que hemos publicado en este medio sobre producir alimentos afectando lo menos posible, sin la pérdida de la biodi- versidad ni la alteración del medio ambiente, es decir, reduciendo la huella ecológica de esta actividad (calculada en hectáreas por Shabitante necesarias para satisfacer el consumo). Nuestra propuesta señala que es muy importante incluir, además de las plantas y los animales, a otros dos reinos de la naturaleza: los hongos y las bacterias, que han demostrado ser relevantes en la alimentación y pueden ser clave para mitigar los efectos del cambio climático en la producción de alimentos. En el artículo precedente, se publicó la propuesta de revisar innovaciones en el contexto alimentario relacionadas con las algas, las bacterias y los hongos que existen en nuestro país. En esta nota, hablaremos de impulsar especies vegetales de gran arraigo en suelo mexicano, amigables con el ambiente y que aportan ali- mento utilizando poca agua —un recurso de alto costo— y restaurando con su cultivo zonas marginales, perturbadas o degradadas por las actividades pecuarias o agrícolas. La siembra, cultivo, cosecha y conservación de los productos alimen- ticios de estas plantas no demandan insumos agrícolas o prácticas de cultivo tan costosas como las hortalizas o algunos frutos, y su resiliencia con el hábitat se ha demostrado cuando se han establecido en plantaciones comerciales. Además, han sido probadas durante siglos y forman parte de la historia cultural de nuestro país. Dentro de estas especies destaca el nopal o “planta de la vida”, que es bien cono- cido porque se encuentra en el escudo nacional y es originario de México. El nopal provee frutos llamados comúnmente "tunas", de las que se describen doce diferentes tipos, como los xoconostles y las tunas verdes. Además, también produce el nopal

509 Retos de la producción de alimentos en México. Parte 2

verdura, que se ha convertido en un alimento de exportación por sus innumera- bles ventajas para la salud humana. Es una planta cactácea, de las que se conocen alrededor de 300 especies, perenne, resistente a la sequía y las altas temperaturas, y puede sembrarse en gran parte del territorio nacional. Tiene un gran arraigo entre los mexicanos. Es ampliamente conocido también su uso como forraje en el sector pecuario. Además de ser alimento, el nopal se ha usado en agroindustrias como la gra- na cochinilla, descrita como una de las primeras biotecnologías prehispánicas, pigmento que en el siglo XVIII llegó a ser el segundo producto de exportación de nuestro país después de la plata. El segundo grupo de especies a destacar son las referidas genéricamente como “agave”, el cual también es conocido como el árbol maravilla o noble. Estas plantas han dado origen a diferentes agroindustrias desde la producción de mezcales como el tequila hasta su utilización en el arte y la construcción y, por supuesto, en el área alimenticia y en el área médica como fuente de inulina. De los agaves se utilizan todas las partes para diferentes productos. Por ejem- plo, la famosa bebida llamada "pulque" es una fermentación del aguamiel que se obtiene del corazón de la planta y se considera una biotecnología prehispánica. De hecho, Hernán Cortés, en 1524, en la cuarta carta dirigida al rey Carlos V de España señalaba: “El pulque, que es el vino que ellos beben...”. Las mieles o jarabes de agaves también son utilizadas en la alimentación y sus flores son apreciadas para la preparación de diferentes platillos. El agave es una planta con cerca de 200 especies originarias, muchas de ellas mexicanas. Su propagación es fundamentalmente por hijuelos y, dato importan- te, no demanda demasiada agua ni grandes insumos agrícolas para su crecimiento y desarrollo. De manera paralela, se debe agregar que existe una rica cultura nacional de con- sumo de insectos como alimento, los cuales son altamente codiciados. Destacan los gusanos de las pencas del maguey —tecnología que por cierto no se ha domi- nado para favorecer la producción a gran escala—, los chapulines y los escamoles, ampliamente consumidos en muchas localidades. Los insectos son alimentos ricos en componentes de gran valor nutricional por su alto contenido de proteínas. Favorecer el desarrollo de agroindustrias de insec- tos sería el equivalente a potenciar lo que los europeos han hecho con los escargots o caracoles servidos en numerosos restaurantes. En este tenor, conviene anotar un logro en los maíces de los valles centrales de Puebla donde hace poco se consolidó la tecnología de producción comercial de huitlacoche, un alimento de gran arraigo en

510 Alfonso Larqué Saavedra • 23 de enero

la población mexicana, y la atención que se dio a la producción de miel de abejas en Yucatán. Establezcamos una cruzada de promoción de alimentos de arraigo nacional, actuemos para a favorecer su producción e iniciemos a la brevedad el registro de lo que los expertos llaman “denominación de origen”, que daría valor agregado a estos productos nuestros y favorecería el establecimiento de agroindustrias o bio- fábricas. Estos alimentos son apreciados por diferentes grupos étnicos de nuestro país y por los citadinos. Su consumo y explotación se pueden impulsar por su gran demanda y se pueden comercializar siguiendo el planteamiento central de la iniciativa: favorecer la producción de alimentos de acuerdo con la conserva- ción de los recursos naturales y el medio ambiente. Mantengamos en mente que debe ser una prioridad proteger la fertilidad de nuestros suelos para la seguridad alimentaria de nuestro país. Diversificar la producción de alimentos y nuestra ali- mentación reducirá la huella ecológica y nuestra vulnerabilidad ante los efectos adversos del cambio climático.

511 Salarios más bajos reducen el gasto en investigación

Dr. Raúl Rojas González 30 de enero

esde hace décadas se ha exhortado a los gobiernos mexicanos a que aumenten el gasto público en las áreas de investigación y desarrollo para alcanzar al menos un 1 por ciento del produc- to interno bruto en ese rubro (como está legislado en la Ley de Ciencia y Tecnología). Este gobierno acaba de dar el primer paso —tristemente hacia atrás—. Con la entrada en vigor de la nueva Ley de Remuneraciones Públicas, resulta que toda una Dserie de prestaciones de los trabajadores al servicio del Estado, que antes no eran gravadas con impuestos, desde noviembre sí lo son, con la consiguiente reducción del ingreso neto de los trabajadores. Más aún, poco antes de escribir este artículo, se aprobó el presupuesto de la federación para el 2019, el cual incluye reducciones importantes al gasto en ciencia y tecnología, aunque parece que algunas univer- sidades públicas se podrán salvar de los recortes. En lo que sigue me limito a comentar el efecto de la Ley de Remuneraciones. La intención de esta ley, por lo menos la intención publicitada, era terminar con las pensiones a los expresidentes y disminuir los sueldos del personal que goza de salarios excesivos, por ejemplo, los jueces de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Sin embargo, los magistrados ya se ampararon y lograron suspender la ejecución de la ley. Los jueces se las saben todas, no por nada tienen el puesto, así que es dudoso que se vaya a poder reducir sus ingresos. Mientras, los más afecta- dos son los trabajadores “de a pie”, todos aquellos que hasta ahora han prestado sus servicios al Estado sin gozar de los beneficios estratosféricos de un magistrado. Entre los primeros afectados, se cuentan los académicos e investigadores que laboran en diversas universidades y centros de investigación de la federación. En el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares, por ejemplo, les redujeron el sueldo desde noviembre. Lo mismo sucedió en Conacyt, y colegas del Cinvestav, el CIDE y el INAOE me reportan que también sufrirán una reducción salarial en

512 Raúl Rojas González • 30 de enero

las próximas semanas (la época prenavideña fue el peor momento para que la ley entrara en vigor). No se puede aseverar que los académicos e investigadores en México estén devengando salarios excesivos. De hecho, ha sido tradición en las universidades idear nuevas formas de “estirar” los magros aumentos salariales, sobre todo, du- rante las épocas de inflación galopante. Uno de los mecanismos adoptados desde siempre ha sido introducir prestaciones como fondo de ahorro, vales de despensa, becas de desempeño y gratificaciones varias, que se distinguen del salario por no generar impuestos (o bien la institución misma absorbe su pago). Puede que no sea esta la mejor manera de incrementar el sueldo mensual, ya que dichas prestaciones, si bien no generan impuestos, tampoco representan derechos, por ejemplo, para la jubilación. Pero este ha sido durante décadas el modus vivendi implícitamente aceptado, es decir, el “contrato social”, incluso fomentado por el gobierno, para satisfacer las demandas de aumento salarial de los servidores públicos. Los legisladores cambian ahora, de golpe y porrazo, las reglas del juego. Para- dójicamente, la propuesta de gravar con impuestos el 100 por ciento de los ingre- sos de los trabajadores data del gobierno de Felipe Calderón. La correspondiente iniciativa de ley, redactada en el 2009, nunca fue implementada y estaba congelada en las Cámaras hasta que López Obrador propuso limitar los salarios más altos. Se sacó un borrador del 2011 del armario, se hicieron pocos cambios y se aprobó por la vía exprés, de tal manera que se colaron diversos errores (al INE se le llama IFE, a la Ciudad de México se le llama D. F., se habla de “salarios mínimos” en vez de “unidades de medida”, etcétera). Era tal la prisa por complacer los deseos del presidente electo, de dar un manotazo mediático en la mesa aún antes de tomar po- sesión, que los diputados no se tomaron la molestia de verificar las consecuencias de la ley, vaya, ni siquiera de actualizar la mayor parte del texto. Afectaron a quienes querían afectar, a los devengadores de altos salarios, pero solo por un tiempo, hasta que se ampararon. En este momento, los verdaderos afectados son los trabajado- res rasos, los que no van a caballo por las instituciones cobrando sueldos excesi- vos; y en ese grupo hay que incluir a los investigadores. Apenas unos días después de que fuera aprobada, se remendó la ley para blindarla contra los amparos de los magistrados, pero desgraciadamente no se corrigió la parte que afecta a los trabajadores no privilegiados. La disminución del salario de investigadores y académicos mediante la carga impositiva adicional representa en los hechos una reducción neta de la inversión en investigación en México. Ese gasto que consiste en pagar por laboratorios, pero, sobre todo, los servicios del personal que impulsa la ciencia y la tecnología en México. Aunque en los diarios se comenta el caso de los jueces y otros altos

513 Salarios más bajos reducen el gasto en investigación

funcionarios, rara vez se tematiza el caso de los millones de trabajadores al servi- cio del Estado afectados por la nueva ley. Lo que me parece más impertinente es la forma en que se tiende una nube de humo sobre el problema. AMLO ha repetido hasta el cansancio que no habrá nue- vos impuestos al principio de su gobierno y que tampoco se aumentarán los exis- tentes; pero gravar con impuestos las prestaciones antes exentas es una manera indirecta de subirlos. Además de que el resultado es el peor mundo posible: ahora se pagan impuestos por todo ingreso adicional al salario del tabulador, pero los pagos no generan derechos para una pensión mayor. Que se paguen “impuestos sin derechos” no puede ser el principio de la hacienda pública. Ante las críticas, López Obrador prometió aumentos del 3 al 1 por ciento en los salarios más bajos, lo cual de ninguna manera compensa la disminución de entre 10 y 15 por ciento sufrida por todos, incluidos los académicos, que además no recibirán aumento alguno. En México, existen muchos problemas en los centros de investigación, uno de ellos es la necesidad de contar con jubilaciones adecuadas para que se vayan abriendo plazas para las nuevas generaciones de investigadores. Los salarios ac- tuales no son para nada “lujosos” y las contribuciones del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) tampoco generan derechos para la jubilación. Se necesita una solución global a estos problemas que contemple los pagos de impuestos, sí, pero también los derechos que se generan hacia el futuro y cómo obtener pensiones que permitan retirarse dignamente. Es increíble, pero los diputados en la Cámara no se contentaron solo con afec- tar a todos los trabajadores al servicio del Estado antes de la Navidad. Decidieron otorgarse un jugoso aguinaldo y pactaron con la administración de la Cámara que esta sea la que pague los impuestos que correspondan para poder recibir la grati- ficación libre de impuestos. Como los diputados no son “trabajadores” se pueden salir con la suya. A los trabajadores y académicos les recetan austeridad a pan y agua mientras ellos descorchan el vino. El efecto neto es disminuir el gasto en in- vestigación. Precisamente en la forma que más desmotiva a los trabajadores.

514 Blue Beethoven

Dr. Gerardo Gamba Ayala 6 de febrero

racias a la cibernética, tres amigos melómanos y yo tenemos desde hace algunos años una aventura musical que nos man- tiene cercanos, a pesar de la distancia. Con mis buenos amigos Héctor Ferral (Chicago), Fernando de la Barreda (Interlo- mas) y Rafael Maafs (Tlalpan), en turnos establecidos, propo- nemos una obra musical para análisis. Después de escuchar- la durante varias semanas, obtener versiones de la misma a Gpartir de los propios LP o CD que ya se tengan, o bien, comprar nuevos, adquirir archivos digitales o mirar videos en páginas electrónicas, cada uno debe hacer un comentario sobre la obra. Este puede ser de índole técnica, aunque ninguno de nosotros tiene una educación musical formal, o bien, una descripción de la obra, una confesión sobre lo que nos hace sentir o pensar, o hasta un cuento inspirado por la misma. Tenemos un blog para compartir los comentarios. El ejercicio termina cuando uno regresa a escuchar la obra después de haber leído a los otros. El aprendizaje es enorme, porque en cada caso sucede que la obra propuesta era poco conocida para alguno, o bien, ya la conocía, pero nunca se había puesto a escucharla con detenimiento y, sobre todo, no se había tratado de plasmar en un escrito algo al respecto. Hay tres reglas básicas en el grupo; por lo demás, el ejercicio es libre: 1) la obra propuesta es inapelable, no hay posibilidad de cambios; 2) no se pueden leer los comentarios de los demás antes de subir el propio al blog; 3) el comentario debe escribirse en la comodidad de la casa, con tiempo suficiente, y acompañarlo con un buen escocés. La obra propuesta puede ser de unos cuantos minutos, como la fantasía coral de Beethoven, o tan extensa como las sonatas para piano de Haydn o L’estro armónico de Vivaldi, en cuyo caso se escuchan primero todas las obras que lo componen y, por consenso, se eligen algunas para comentar.

515 Blue Beethoven

Algunos ejemplos de obras que hemos analizado son las sinfonías 2 de Bruckner y la 7 de Khachaturian, el Réquiem de Fauré, Muerte y transfiguración de Strauss, Scheherezade de Rimski-Kórsakov, el Dixit Dominus de Händel y el concierto para arpa de Rautavaara. En este momento estamos ocupados con el análisis de la Sin- fonía Fantástica de Berlioz. Esta es una de las mejores experiencias que he tenido. En cada caso, aprendemos a ver las obras de otra manera, primero cuando las escuchamos y escribimos acerca de ellas, y luego cuando las volvemos a escuchar después de leer los comentarios del grupo. Las piezas adquieren una dimensión distinta y hay comentarios entrañables que revelan mucho de quien los escribe, porque una obra puede sacarte sentimien- tos que no sabías que tenías dentro. El grupo lleva el curioso nombre de Blue Beethoven. Este apelativo fue acuña- do la primera vez que los cuatro tuvimos la oportunidad de estar en una sesión musical presencial, ya que el grupo se inició tiempo atrás en forma cibernética. La sesión se llevó a cabo en casa de Rafael, quien tiene un espacio envidiable para escuchar música, con equipo de la más alta fidelidad. Ahí mismo tiene el bar (o sea, lo que se conoce coloquialmente como man cave). Durante la reunión, que duró varias horas, se consumieron un par de botellas de un famoso whisky escocés cuyo nombre contiene la palabra blue y la botella viene sellada con una medalla que cuelga del cuello de la misma. Rafael tiene en su bar una pequeña escultura de Ludwig van Beethoven con la posición clásica del compositor: los brazos hacia atrás y la cabeza hacia delante. En esa oportunidad decidimos colgarle las medallas del licor a la estatua y a lo largo de los años, cuando hemos tenido oportunidad de volvernos a juntar los cuatro, la reunión es siempre aderezada con Blue y las medallas las recibe Ludwig. Para darle al amable lector una pequeña probada de lo que sucede en este grupo, consigno fragmentos de opiniones vertidas en el blog. Sobre el Dixit Dominus, Héctor comentó: “¡Handel utilizó la voz humana para crear un órgano monu- mental! Si se fijan, a lo largo de toda la obra, la escritura coral es tan complicada que suena como un órgano humano, al fin y al cabo, las tráqueas son unas pipas de viento, ¿no creen?”. Sobre el concierto de arpa de Rautavaara, Rafael dijo: “Esta obra te lleva a una especie de oasis con una atmósfera densa, llena de seres extraordinarios, fantasma- góricos, como de otra dimensión, pero con una belleza muy peculiar. Hay mucha luz, pero en un ambiente nebuloso, todo es claro y evidente, llegas a pensar que ya lo conocías, aunque es la primera vez que estás ahí, se hace evidente la presencia múltiple de arpas, seguidas de lejos por la orquesta, desgraciadamente la perma- nencia es muy corta, dura menos que el camino de ida y el de regreso, quieres que

516 Gerardo Gamba Ayala • 6 de febrero

la estancia sea más larga, pero finalmente tienes que abandonar y tomar otra vez el camino de vuelta, que es más oscuro y enigmático”. Sobre el “Paradisum” del Réquiem de Fauré, Fernando escribió: “Estamos en el paraíso. El órgano, las cuerdas, las maderas y ese coro angelical no dejan ninguna duda. Los cuentos de hadas medievales ocurren aquí todos los días. La doncella, de belleza impoluta, se refleja en el lago y los ángeles y yo nos estamos haciendo iguales. No sé si ellos adquieren moléculas y se hacen corpóreos o si yo pierdo materia y me hago espiritual. Lo cierto es que nuestra sustancia es ahora la misma”. Al respecto del Dixit, descubrimos una versión dirigida por John Eliot Gardiner (‹https://youtu.be/dS65-ZvUSSM›) que es tan conmovedora que cuando llegas al “De torrente in via bibet” te brotan las lágrimas. Se las recomiendo ampliamente.

517 No a los transgénicos... “me canso, ganso”

Dr. Luis Herrera Estrella 13 de febrero

entro de su programa de gobierno, el presidente Andrés Ma- nuel López Obrador ha hecho referencia, antes y después de to- mar posesión, a algunas acciones prioritarias para fortalecer el desarrollo agropecuario del país, por ejemplo: “Poner en mar- cha un nuevo modelo de financiamiento para la autosuficiencia alimentaria. Impulsar la innovación tecnológica y la asistencia técnica a ras de tierra para todas las unidades de producción Dagropecuaria [...] Lograr la soberanía alimentaria. Impulsar una agricultura basada en el conocimiento, fortaleciendo el sistema de innovación. Promover empresas productivas y sustentables vinculadas a las cadenas agrícolas de los mercados. Usar los recursos con enfoque sostenible para una agricultura resiliente”. Esto nos hacía suponer que se usaría todo el conocimiento científico y las tecnologías disponibles para llegar a una agricultura más sustentable y amigable con el medio ambiente. Sin embargo, durante su discurso de celebración en el Zócalo de la Ciudad de México enfatizó claramente: “No se permitirá la introducción y el uso de semillas transgénicas”. Es interesante especular sobre la razón de una afirmación tan contundente. Será porque el presidente López Obrador es experto en el tema o por los consejos de algunos miembros de su gabinete ampliado que desde hace años se oponen fanáticamente al usar organismos genéticamente modificados OGM( ). Dada su formación académica y ocupaciones, lo más probable es que la segunda opción sea la correcta. ¿Le habrán explicado claramente al presidente qué es un OGM? ¿Los pros y contras de usarlos? ¿Le habrán dicho que muchos de los argumentos que usan los opositores de los OGM son infundados y, en algunos casos, francas mentiras? ¿Habrá escuchado las opiniones de los expertos a favor y en contra del uso de los OGM o solo las palabras de quienes han mostrado una opinión sesgada e ignoran

518 Luis Herrera Estrella • 13 de febrero

la valoración de quienes tienen ideas contrarias a las suyas? ¿Sabrá que hay miles de estudios que demuestran que los transgénicos no representan ningún peligro a la salud humana ni a la biodiversidad? ¿Sabrá que el uso de variedades de algodón OGM resistentes al ataque de los insectos ha disminuido el uso de insecticidas tóxicos y que en países como China y la India han disminuido las intoxicacio- nes y la incidencia de cáncer en los agricultores, causadas por estos compuestos químicos nocivos? ¿Sabrá que un grupo de más de cien premios Nobel apoya el uso de los transgénicos? ¿Que de hecho en México existe un grupo importante de científicos con capacidad de producir tecnologías propias para generar OGM que pueden jugar un papel importante en el avance hacia una agricultura sustentable? ¿Le habrán informado que los cultivos OGM registran un uso creciente y que, en el 2017, 17 millones de agricultores alrededor del mundo los sembraron en más de 189 millones de hectáreas en 18 países diferentes? ¿Sabrá el presidente que México siembra algodón, soya y canola transgénicos? Aunque en una escala mi- núscula comparada con Estados Unidos, Brasil, Argentina, China, India, Uruguay, Bolivia, Pakistán, Paraguay y Sudáfrica, que siembran cada uno más de un millón de hectáreas. Por si no lo sabe o los asesores de su gabinete no se lo informaron, las respuestas a todas estas preguntas las puede encontrar en un estupendo libro editado por el Dr. Francisco Bolívar Zapata (Premio Nacional de Ciencias, Premio Príncipe de Asturias y profesor emérito de la UNAM, entre muchos otros reconocimien- tos) con los auspicios de la UNAM, El Colegio Nacional, la Academia Mexicana de Ciencias y el Conacyt que se titula Los transgénicos: beneficios, daños y mitos. Un texto con las referencias científicas que documentan la información clave que el Ejecutivo debería conocer. Supongo que incluir la prohibición de los transgénicos entre las acciones prio- ritarias del programa de gobierno del presidente López Obrador es, al menos en parte, una estrategia que pretende reducir la dependencia tecnológica hacia otros países en áreas estratégicas para el país, como lo es la producción de alimentos, es- pecíficamente en aquellas monopolizadas por empresas transnacionales. No obs- tante, seguramente el presidente sabe que en realidad la única manera de reducir esta dependencia es hacer nuestra propia investigación y desarrollo tecnológicos. También debe saber que México tiene la capacidad para hacerlo, que hay investiga- dores reconocidos internacionalmente por la calidad de su trabajo en esta materia, centros de investigadores de excelencia, y que para lograrlo hay que incrementar la inversión en ciencia y tecnología, no reducirla, como sucedió en la asignación presupuestal del 2019 al Conacyt, la cual decreció cerca del 14 por ciento, respecto al año pasado, cuando recibió el menor presupuesto del sexenio anterior.

519 No a los transgénicos... “me canso, ganso”

La doctora Elena Álvarez Buylla, actual directora del Conacyt, ha sido la más fe- roz oponente de los OGM en México. Asevera que los transgénicos causan cáncer y autismo, sin que exista evidencia científica que sustente sus dichos, en una actitud que ella misma ha calificado más como la de activista que como la de la científica reconocida que es. A pesar de que los OGM, sin lugar a dudas, han disminuido las pérdidas causadas por las plagas tanto en el cultivo del maíz, como del algo- dón y, por ende, incrementado la productividad por hectárea, la doctora insiste en que los OGM son tecnología obsoleta y que no contribuyen a incrementar la productividad agrícola ni al desarrollo de una agricultura sustentable. ¿Acaso no sabrá que los transgénicos resistentes a plagas redujeron la aplicación de 28 mil toneladas de plaguicidas altamente tóxicos y mucho más carcinogénicos que el glifosato? ¿Sabrá el presidente que Europa absorbe el 45 por ciento del consumo anual de insecticidas a nivel mundial cuando se opone al uso de OGM resistentes a insectos? Debo aclarar que sí coincido con ella en que la producción y comercialización de semillas OGM es controlada por unas cuantas empresas transnacionales y que es necesario hacer algo ante el modelo utilitario de esas empresas que solo comer- cializan lo que les dé mayores ganancias. Por cierto, son esas mismas empresas las que controlan el 90 por ciento de la comercialización de las semillas convencio- nales mejoradas y usadas actualmente en el campo mexicano, es decir, maíz, chile, tomate y otros cultivos estratégicos para México, cuyo monopolio no tiene nada que ver con los OGM. Aclaro que la intención de este escrito no es polemizar con la nueva directora del Conacyt, y mucho menos con el presidente López Obrador, sino destacar dos tecnologías que ilustran claramente que los OGM no son obsoletos, que pueden permitir avances que ninguna otra tecnología podría lograr y que, por lo tanto, la política de no permitir la introducción y el uso de semillas transgénicas en el país es contraria al camino que México debería seguir. La primera fue desarrollada por mi grupo de trabajo en el Laboratorio Na- cional de Genómica para la Biodiversidad del Cinvestav, en Irapuato, y permi- te generar cultivos que requieren un 50 por ciento menos de fertilizantes para lograr una productividad óptima y no requieren de herbicidas para el control de las malezas. Mucho se ha comentado sobre el daño al medio ambiente y a la salud humana que causa el uso excesivo del glifosato, compuesto activo de la formulación para el control de malezas usado junto con los cultivos OGM co- mercializados por la mayoría de las empresas que controlan las semillas de estos cultivos. Esta tecnología mexicana precisamente está diseñada para evitar el uso de dicho compuesto.

520 Luis Herrera Estrella • 13 de febrero

La segunda es una impresionante tecnología desarrollada por investigadores de la Universidad de Illinois, Estados Unidos, que incrementa la productividad de las plantas sin necesidad de aplicar agroquímicos adicionales a las prácticas tradicio- nales de los agricultores. Este desarrollo biotecnológico claramente contradice lo dicho por la doctora Álvarez Buylla de que los OGM “no contribuyen a incremen- tar la productividad de los cultivos”. Se trata de un elegante y creativo trabajo que consiste en eliminar un problema causado por la naturaleza de las plantas clasificadas como C3, entre las que están el frijol, el chile, el arroz, la papa y el tomate, entre otras. Resulta que la enzima clave que permite el milagro de que las plantas se alimenten del dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera para producir almidón, grasas, vitaminas, ácidos nucleicos y más, a veces, utiliza oxígeno (O2) para sintetizar azúcares y produce un compues- to tóxico llamado glicolato. Esta enzima no distingue entre CO2 y O2, y como el segundo es más abundante en la atmósfera, la planta lo usa, pero este le causa hasta un 50 por ciento de pérdida en su potencial de productividad. Para evitar la acu- mulación de glicolato, las plantas C3 adquirieron durante su evolución un ciclo de rescate llamado “fotorrespiración”, el cual es energéticamente muy costoso para la planta y reduce fuertemente su productividad. Los investigadores de la Universidad de Illinois idearon un ciclo similar al de la fotorrespiración, pero con mucho menor costo para la planta. Usando tecno- logía de ingeniería genética, produjeron plantas OGM capaces de llevar a cabo este nuevo ciclo metabólico con resultados espectaculares. Las plantas tienen un incremento del 40 por ciento en biomasa total, incluyendo la producción de la semilla. Un incremento imposible de lograr por métodos convencionales de me- joramiento genético de los cultivos. Esta tecnología es en principio aplicable a todas las plantas tipo C3, incluidas muchas de las estratégicas para la seguridad alimentaria. No para el maíz, porque esa planta maravillosa encontró un camino muy efectivo, aunque mucho más complejo, para evitar los efectos negativos de la fotorrespiración. La pregunta clave de todo esto es si es válido descartar el uso de tecnologías que pueden mejorar significativamente la productividad del campo, reduciendo al mismo tiempo el impacto ecológico al usar un 50 por ciento menos de fertilizantes y eliminando el uso de los herbicidas. Sobre todo, si como atinadamente lo ha di- cho el doctor Víctor Villalobos, secretario de Agricultura, necesitamos producir más y mejores alimentos sin aumentar la superficie de cultivo. Cabe mencionar que estas tecnologías, salvo en la mente de sus opositores, no solo no tendrían ningún inconveniente con los sistemas tradicionales de producción agrícola (incluida la milpa), sino que contribuirían a una agricultura sustentable.

521 No a los transgénicos... “me canso, ganso”

La nueva directora del Conacyt ha expresado también su oposición a una nueva e increíble herramienta para el mejoramiento genético de las plantas: la edición de genes. En este sistema no se insertan genes nuevos ni se cambian de lugar genes propios de la planta, simplemente, como lo indica su nombre, se editan aquellos con un impacto potencial en la resistencia a las enfermedades o en la calidad del fruto o semilla. La idea básica es explorar la diversidad genética ya existente en cualquier cultivo, dígase maíz, frijol, chile o aguacate; encontrar las versiones de sus genes que favorezcan la productividad; y en un proceso similar al de la natura- leza, pero mucho más rápido y eficiente, introducir una, dos, o más características positivas para el cultivo. En esta tecnología no hay transgénicos ni cosas diferentes a las ya existentes en el mundo genético de un cultivo. Sin embargo, a pesar de generarse una variedad idéntica a la que se obtendría por métodos tradicionales, el uso de la biología molecular hace que esta técnica tenga más opositores, inclusive, que los que están en contra de los OGM. Señor presidente, sería altamente deseable que antes de tomar una decisión tan tajante, que puede afectar de manera importante nuestra agricultura, consulte a expertos nacionales e internacionales que le muestren ambos lados de la historia, para que tenga usted una visión completa del tema y sus implicaciones. Es posible que la vocación de las exportaciones agrícolas de nuestro país sea para los productos orgánicos y, dado que por razones puramente comerciales el uso de los OGM en la agricultura orgánica no es permitido, no sea adecuado para la economía de nuestro país permitir su uso. Pero habría que llamar las cosas por su nombre y no escudar decisiones de este calibre en falsedades como que los alimentos OGM causan cáncer o autismo. La preocupación compartida sobre la política de Estado que tendrá el gobierno del presidente López Obrador no se limita a la prohibición de los cultivos OGM o del uso de la edición de genes, sino a los vagos y confusos principios con los que la doctora Álvarez Buylla regirá su gestión como directora del Conacyt. Sobre desarrollar ciencia para proteger la soberanía nacional, dice: “La ciencia y el co- nocimiento son universales, no nacionales”. En primer lugar, los mismos conoci- mientos en astronomía y en matemáticas, como el concepto del cero desarrollado por los mayas, son de aplicación universal y nada tienen que ver con la soberanía nacional. Segundo, es difícil entender a qué se refiere con “la ciencia auténtica basada en nuestras tradiciones” y por qué descalifica lo que ella misma hace como “ciencia occidental” que no tiene utilidad inmediata para resolver los problemas de la pobreza en el país.

522 Luis Herrera Estrella • 13 de febrero

Ojalá, aquella noche en el Zócalo de la Ciudad de México, señor presidente, hubiera dicho: “Me canso, ganso, que todas las tecnologías serán utilizadas para el bien del país, sin parcialidades o prejuicios”, y que “la cuarta transformación verdaderamente incorporará a la ciencia y la tecnología como uno de los motores del bienestar económico y social del país”.

523 Oportunidades perdidas Un comentario a la iniciativa de Ley de Humanidades, Ciencias y Tecnologías Parte 1

Dr. Raúl Rojas González 20 de febrero

a senadora Ana Lilia Rivera del grupo parlamentario de Morena presentó el 8 de febrero la iniciativa de Ley de Humanidades, Ciencias y Tecnologías que a continuación comento. La ley fue preparada desde el Conacyt y la senadora fue solo el conducto par- lamentario para hacerla llegar a las Cámaras. Después de leerlo, el texto de la iniciativa sorprende, sobre todo, por su banalidad. No contiene una sola idea realmente original Lacerca de cómo desarrollar e incentivar la ciencia en México y se ciñe a decretar un reajuste burocrático del aparato estatal para concentrar en la Dirección General del Conacyt todo el poder de decisión en la materia. Más concretamente: la iniciativa elimina cualquier instancia que pudiera “competir” con Conacyt en la conducción de la ciencia y la tecnología nacionales. Se trata de centralizar prácticamente todos los procesos de toma de decisión en un solo organismo que, una vez colmado de atribuciones, nunca podrá suplir lo que ahora se elimina. Es iluso pensar que una sola agencia gubernamental como Conacyt (o Conahcyt como se propone lla- marlo) pueda controlar todo lo que ocurre en ciencia y tecnología en un país tan diverso como el nuestro. La iniciativa es un retroceso en el campo estrictamente científico y, además, contradice los avances del federalismo mexicano tendientes a convertir a los estados en interlocutores reales del poder central.

524 Raúl Rojas González • 20 de febrero

Esta ley es en realidad una oportunidad perdida para avanzar edificando sobre lo logrado en las últimas cinco décadas. Del preámbulo de la senadora Rivera, pa- reciera que la comunidad científica no hubiera estado involucrada a lo largo de los años en el diseño y la operación del Conacyt. Se critica la idea de que avanzamos hacia una “economía del conocimiento” como si esta noción fuera equivalente a “beneficio empresarial”. Contrástese ese disparate con la forma en que la Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación de España se felicita de que el sector productivo esté cambiando para permitir “a nuestro país estar en las mejores condiciones para lograr una sociedad y una economía del conocimiento plenamente cohesionadas”. Volveremos al preámbulo más adelante, pero lo primero que se debe aclarar es que esta iniciativa de ley no fue discutida en ningún foro público ni se dio una mínima oportunidad a la comunidad científica mexicana de opinar al respecto. Es el clásico “madruguete” del folclor político mexicano. Contrástese este atraco con la forma abierta y pública en que en el 2018 la UNAM convocó a decenas de inves- tigadores para elaborar el estudio “Hacia la consolidación y desarrollo de políticas públicas en ciencia, tecnología e innovación”, consensuado entre 80 organizacio- nes activas en esas áreas. El documento se entregó al presidente electo en agosto del 2018 en el Palacio de Minería. Hoy ese esfuerzo ha caído en el olvido y una vez más se reinventa todo como si no tuviéramos un pasado en el cual apoyarnos.

La promoción de la ciencia es multifactorial En todo el mundo, el desarrollo de la ciencia y las tecnologías es multifactorial e involucra a diversos actores. Utilizaré el ejemplo de Alemania, que conozco bien, solo para mostrar cómo se organiza la ciencia en un país europeo que está a la vanguardia de la investigación científica. Alemania no tiene petróleo ni materias primas exportables: su gran tesoro son su ciencia y su tecnología, las cuales le han permitido ser el tercer país exportador del mundo, casi a la par de Estados Unidos, que tiene una población cuatro veces mayor. Pues bien, en Alemania, no existe un centro único de coordinación de la ciencia, sino la Alianza de Organizaciones Científicas. El Ministerio de Investigación y Educación se concreta a proporcionar el financiamiento para proyectos de gran envergadura, pero la rectoría del Estado en asuntos científicos se ejerce a través de un conglomerado de instituciones. Vamos sector por sector. 1) Sistema de becas académicas. Las becas académicas las gestiona el DAAD (Deutscher Akademischer Austauschdienst, Servicio Alemán de Intercambio Académico), que las otorga a estudiantes nacionales para cursar estudios en diversas partes del mundo y a los extranjeros para estudiar en Alemania. La Fundación Alexander von Humboldt, por su parte, atrae talento de todo el

525 Oportunidades perdidas. Parte 1

mundo para realizar estancias de investigación en Alemania. Además de estos dos organismos públicos, existen muchas fundaciones privadas que otorgan becas académicas. 2) Sistema de academias de ciencias. Hay diversas academias de ciencias (los estados tienen academias locales), pero las más importantes son la Academia Nacional (Leopoldina) y la Academia Nacional de Ingeniería (Acatech, por su forma abreviada en alemán). Ambas tienen un presupuesto propio y pueden gestionar proyectos de largo plazo. Además, asesoran al gobierno federal y a los estados produciendo estudios de gran calidad y profundidad, por ejemplo, sobre transición energética o problemas sociales. No es raro que un estudio de la Academia de Ciencias se convierta en política pública, mediante un consenso de los diversos partidos políticos. 3) Fomento y financiamiento de la investigación.La Sociedad Alemana de Investigación (DFG, por sus siglas en alemán) juega un papel similar al de la Fundación Nacional para la Ciencia de Estados Unidos. Recibe propuestas de proyectos, con y sin convocatoria, y apoya a grupos de investigadores. Las evaluaciones del DFG se basan en dictámenes de pares; su senado es elegido por todos los investigadores con doctorado en Alemania. 4) Agrupación de universidades: Conferencia de Rectores. La Conferencia Nacional de Rectores de Universidades Públicas es la encargada de discu- tir la evolución del sistema universitario y de proponer modificaciones al mismo. También compagina la educación en Alemania con la del resto de Europa. 5) Centros nacionales de investigación. La solidez de la investigación alema- na es reconocida en todo el mundo. Hay tres subsistemas para desarrollarla: la investigación de frontera la concentran los institutos Max Planck, que tienen autonomía y una dirección general encabezada por algún exdirector de un centro; la investigación de gran calibre (aceleradores de partículas, energía nuclear, etcétera) se hace en los laboratorios nacionales y otros cen- tros de investigación coordinados por la Sociedad von Helmholtz; y la in- vestigación aplicada del Sistema de Centros Fraunhofer tiene como misión transformar la investigación en innovación industrial en colaboración con el sector público y privado. 6) Grupo nacional de expertos: Wissenschaftsrat. El órgano electo por el gobierno federal y los estados para elaborar dictámenes sobre todo lo que involucre a la ciencia es el Consejo de Ciencias y Humanidades, constituido por un grupo de investigadores de alto prestigio, representantes de los estados y diversos ministerios del gobierno federal. Las evaluaciones del Consejo de

526 Raúl Rojas González • 20 de febrero

Ciencias y Humanidades no son vinculantes, pero tienen gran peso en las decisiones del gobierno alemán.

Y, por encima de todo esto, encontramos además las instancias de coordinación de la comunidad europea, sobre todo, el Consejo de Investigación Europeo, que coordina proyectos multinacionales con financiamiento masivo.

Lo que la iniciativa de ley destruye Obviamente, México no es Alemania, así que me adelanto a esa objeción recono- ciendo que tenemos carencias ancestrales y que necesitamos tener imaginación para diseñar políticas adecuadas a nuestro estado de desarrollo. Lo primero que la iniciativa de ley destruye es cualquier avance hacia un siste- ma multifactorial de coordinación de la ciencia en México. Ya el Foro Consultivo Científico y Tecnológico FCC( yT) enumeró en su comunicado del 12 de febrero las instancias de coordinación o debate científico que desaparecen: • El Foro Consultivo Científico y Tecnológico • La Conferencia Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación • La Coordinación de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Oficina de la Presidencia • El Consejo Consultivo de Ciencias • El Comité Intersectorial para la Innovación

La Coordinación de Ciencia de la Presidencia ya había sido eliminada, fruto de los excesos de la “austeridad republicana” del nuevo gobierno que no considera a la ciencia y la tecnología como prioritarias. La iniciativa simplemente ratifica su desaparición. El Colegio de la Frontera Norte resumió en un documento la forma en que se pretende concentrar el poder de decisión: en vez de un Consejo General que cuente con la presencia de actores importantes de la ciencia, se supervisaría al nuevo Conacyt por una Junta de Gobierno, que en ausencia del presidente sería presidida por la directora del Conacyt, que sería así juez y parte. Lo que me parece muy grave es la pretensión de desaparecer el FCCyT, órgano autónomo y permanente de consulta del Poder Ejecutivo y del Consejo General del Conacyt, cuya misión ha sido proporcionar información no solo a Conacyt, sino también a los diferentes congresos estatales y al Congreso de la Unión so- bre temas de ciencia, tecnología e innovación. No es partidista, sino que hace una labor informativa que en los parlamentos de otros países se considera crucial y necesaria. El Bundestag en Alemania, por ejemplo, cuenta con una oficina de

527 Oportunidades perdidas. Parte 1

asesoría científica y el parlamento británico con la Oficina Parlamentaria de Ciencia y Tecnología. Dicha oficina realiza estudios, asesora a los parlamentarios y con su sistema de becas posibilita que estudiantes e investigadores colaboren en la realización de sus tareas. Si alguien propusiera hoy una ley para clausurar el servicio de asesoría científica del Bundestag o la Oficina de Ciencia del parlamento británico seguramente solo cosecharía el escarnio de aquellos diputados. En México, el paso adelante que re- presenta haber creado el FCCyT se pretende destruir de un plumazo con la nueva ley. Fue hasta el 2018 que la Cámara de Diputados española acordó crear una Oficina Permanente de Ciencia y Tecnología, basada en el modelo británico. En este aspecto, México, curiosamente, le lleva la delantera a España, una que perde- ríamos al desaparecer el FCCyT. La desaparición de la Conferencia Nacional de Ciencia, Tecnología e Innova- ción implica que se elimina casi la única instancia de coordinación del poder fede- ral con los estados de la república. Desaparece, además, el Comité Intersectorial para la Innovación, cuya función es coordinar diversas secretarías para incidir de mejor manera en la economía nacional. No se menciona en la ley, pero uno de los “daños colaterales” de la nueva admi- nistración del Conacyt fue suprimir del financiamiento a la Academia Mexicana de Ciencias y otras academias que en el futuro tendrán que competir por los recursos con instancias aún indefinidas de difusión de la ciencia.

528 Oportunidades perdidas Un comentario a la iniciativa de Ley de Humanidades, Ciencias y Tecnologías Parte 2

Dr. Raúl Rojas González 27 de febrero

éxico tiene que impulsar un sistema multifactorial de desarrollo científico, con oportunidades claras para el país. Esto es justo lo opuesto a lo que plantea la iniciativa de ley propuesta, que simplemente se ocupa de destruir lo que se ha logrado para concentrar el poder de decisión en la dirección general de una sola agencia, la misma que ha redactado la ley. MAl revés de la política actual del Conacyt, lo que México debería hacer es: 1) Dotar a las academias de presupuesto y atribuciones. La Royal Society en Gran Bretaña, una de las academias más antiguas del mundo, tiene un presupuesto anual de más de 120 millones de dólares. Eso le permite con- ducir proyectos a largo plazo, lo mismo de difusión que de coordinación de la ciencia. En México, la Academia Mexicana de Ciencias y otras, que se consideren pertinentes, deben tener un presupuesto anual fijo y seguro que les permita cumplir su importante misión sin tener que estar solicitando fondos del Conacyt anualmente. 2) Crear un consejo nacional de la investigación científica. La creación de los centros SEP-Conacyt, luego centros públicos de investigación (CPI), fue una

529 Oportunidades perdidas. Parte 2

medida muy importante para impulsar el avance de la ciencia en México. En su momento fueron creados uno por uno desde el Conacyt. Esta fue una for- ma muy importante de evitar la fuga de cerebros y lograr una concentración importante de investigadores en diversos estados de la república. Los cen- tros, sin embargo, ya alcanzaron la madurez suficiente para ser convertidos en el equivalente de los centros Max Planck de Alemania o los Centros del Consejo Superior de Investigación Científica CSIC( ) en España. Debe crearse un Consejo Nacional de la Investigación Científica CNIC( ) que funja como la institución de investigación de frontera en México, con autono- mía y presupuesto propios. Los investigadores con cátedra Conacyt adscritos a estos centros deberían ser transferidos, con el presupuesto correspondiente, a dichos centros. La ley propuesta es un retroceso porque elimina toda referencia al Sistema Nacional de Centros Públicos de Investigación y quiere atar su normatividad a la del Conacyt. Para los CPI ha llegado la hora de abandonar la “nave madre” y actuar con independencia y autonomía científica y administrativa. 3) Mantener y ampliar la labor del Foro Consultivo Científico y Tecnoló- gico (FCCyT). Se debe ratificar la existencia y necesidad del Foro como una instancia para crear consensos entre todos los actores del sistema de ciencia y desarrollo del país. Hay que dotarlo de recursos para que continúe siendo una fuente confiable de información y difusión científica al margen de los partidos, así como de asesoría al Congreso de la Unión y a los congresos de las entidades federativas para la toma de decisiones. 4) Reorganizar el Consejo Consultivo de Ciencias (ccc). El Consejo Con- sultivo de Ciencias debería adquirir la función de elaborar estudios de gran alcance para el diseño de la política gubernamental. Mientras que el Foro Consultivo Científico y Tecnológico FCC( yT) asesora al Congreso de la Unión y las academias se dirigen a la sociedad en su conjunto, el CCC podría asesorar directamente al Poder Ejecutivo. Este se podría conformar regular- mente por la plantilla de investigadores de mayor nivel en México. 5) Mantener y hacer sustentable el Sistema Nacional de Investigadores (sni). El SNI fue otra más de las medidas de emergencia para evitar la fuga de cerebros de México. Hoy se le ataca en notas periodísticas como sistema de “privilegio” sin considerar que no hay otra profesión tan evaluada y controlada como la del científico. Se debe tener una estrategia sustentable para mantenerlo, considerando el cambio demográfico y el crecimiento de- seable del número de investigadores en México. Se requiere además, y esa sería

530 Raúl Rojas González • 27 de febrero

una labor intersecretarial, discutir las condiciones de renovación de la planta académica en México con un sistema digno de jubilaciones que permita abrir puestos de trabajo para las nuevas generaciones.

Haciendo más eficiente el sistema de investigación nacional En suma, la oportunidad del país es la de avanzar hacia un verdadero sistema multi- factorial de investigación en México. El camino es el opuesto al de concentrar todo el poder en una sola agencia, ya sea el Conacyt o cualquier otra. El Conacyt puede mantener su labor de manejar el sistema de becas y de financiamiento a proyectos de investigación, y puede coordinar los repositorios nacionales de investigación. Pero debería transferir la promoción de la ciencia a las academias, la asesoría del Poder Legislativo al FCCyT y del Ejecutivo al CCC. Me parece crucial en el momento que atraviesa México que los centros Conacyt rompan el cascarón e inicien una nueva etapa como sistema de investigación de frontera, y, ¿por qué no decirlo?, también de élite, siguiendo el modelo Max Planck de Alemania o del CSIC de España. Esto daría un impulso enorme a la investigación en el país. Otra cosa eliminada en la iniciativa de ley es la aspiración de llegar al 1 por ciento de gasto en ciencia y tecnología en México. Parece una claudicación. Si bien mante- ner este porcentaje como obligación no es realista en las condiciones actuales, no se debe renunciar a mencionarlo como una meta por alcanzar. Desgraciadamente, desde fines del 2018, el Conacyt ha ocupado las columnas de los diarios no con su actividad, sino con escándalos provocados por los ataques del nuevo equipo a las administraciones pasadas. Se “denuncia” que empresas par- ticiparon en proyectos financiados por el Conacyt sin aclarar al mismo tiempo que fue estrictamente en el marco de convocatorias para proyectos muy concretos y que aquellas empresas debieron movilizar recursos propios. Un peso de financia- miento público se puede convertir así en dos de investigación. Es el esquema que se utiliza en los proyectos financiados por el Consejo de Investigación Europeo y una de las best practices que se ha adoptado en muchos países, no solo en Europa. Desafortunadamente, el preámbulo de la senadora Ana Lilia Rivera a la ley aquí comentada describe las pasadas leyes de ciencia y tecnología casi como una conspi- ración del gran capital dirigidas a convertir la ciencia en pesos y centavos a través de la patraña de la “economía del conocimiento”. En una conferencia mañanera reciente, el presidente interpretó las muchas crí- ticas a la actuación del Conacyt y a la iniciativa de ley como una reacción de la “mafia de la ciencia”, que hoy en día habría que agregar a otras mafias ya omnipre-

531 Oportunidades perdidas. Parte 2

sentes en el discurso oficial. Paradójicamente ese mensaje se le da a la comunidad científica un 14 de febrero, el día romano de Lupercalia y hoy de San Valentín. Insisto: la oportunidad presente es evitar que se apruebe una ley por la vía exprés, sin discusión alguna, para en su lugar proceder a un diálogo nacional, con todos los actores involucrados, acerca de lo que queremos lograr en el campo de la ciencia y la tecnología en los próximos años. En ese diálogo deben participar las universidades, los investigadores, los estudiantes y el público en general. Si se afirma en serio que el pueblo es sabio, hagamos un llamado a las Cámaras para que lo dejen participar y se inicie un debate nacional en el que no habrá vencidos, sino un solo ganador: nuestro país.

532 Educación dual y no microuniversidades

Dr. Raúl Rojas González 6 de marzo

l presidente López Obrador dijo a finales del 2018 que “hay unos que estudian hasta en universidades del extranjero [...] y van allá a aprender malas mañas”. Se aprenden también buenas cosas y lo puedo afirmar porque soy uno de los que han estudiado en el exterior. Vivir otra realidad social y apreciar cómo funciona el mundo más allá de nuestras fronteras es, sin duda, una poderosa lupa que nos ayuda a comprender mejor la realidad nacional. EHay muchas experiencias internacionales exitosas que pueden ayudarnos a hacer mejor las cosas. Como dice el dicho, a veces los árboles impiden ver el bos- que. Una visión más global nos ayuda a reconocer el lugar que ocupa México en el contexto mundial y el lugar que, potencialmente, podría adquirir si aprendemos a innovar. Para ser más preciso, una de las “muy buenas mañas” alemanas es el sis- tema de educación dual, que deseo comentar en estas páginas porque me parece que sería de utilidad en México. En Alemania, no todos los estudiantes que terminan la escuela media (en total doce años de escolaridad, desde el primer grado de primaria) deciden ir a una uni- versidad. Existen tres pilares educacionales: las universidades, las escuelas politéc- nicas y las escuelas de oficios. Las universidades funcionan como las que tenemos en México. Las escuelas politécnicas (que ahora se han rebautizado como “uni- versidades de ciencias aplicadas”) ofrecen títulos de ingeniería que se adquieren en menos tiempo y con menor rigor que en una universidad. Por otro lado, en las escuelas de oficios se pueden aprender carreras cortas de mucha utilidad para la sociedad: mecánico, plomero, chef, empleado bancario, etcétera. Para ingresar a la escuela de oficios, se requieren dos años de escolaridad menos que para la universidad. Una cosa importante de esta modalidad es que los estudiantes de las escuelas de oficios son al mismo tiempo aprendices. Una persona que desea convertirse

533 Educación dual y no microuniversidades

en mecánico, por ejemplo, puede ser contratada por una empresa como Siemens, que se compromete a capacitarlo y le paga un salario mensual. El Estado, por su parte, le da un lugar al aprendiz en una de las escuelas de oficios, a la que dicho aprendiz acude tal vez dos días a la semana. Se trata, entonces, de un modelo de responsabilidad compartida entre la iniciativa privada y el Estado. La mayor parte del costo lo asumen las empresas que quieren contar con trabajadores alta- mente calificados. Los aprendices tienen un sueldo del que pueden vivir y el único costo para el Estado es proporcionar dos días de educación más general y teórica en las escuelas de oficios. Veamos cómo se refleja esto en las estadísticas. En Alemania, el 31 por ciento de los jóvenes acude a una universidad o politécnico. En Estados Unidos, lo hace casi el 50 por ciento, pero la realidad es que muchos egresados de la universidad nunca ejercen su profesión. Acaban trabajando en otro tipo de actividades. Con ese 31 por ciento de jóvenes universitarios, Alemania se encuentra muy por debajo de países como Japón (60 por ciento), Canadá (61 por ciento) y Corea (70 por ciento). Sin embargo, Alemania es un país desarrollado y, junto con China, es el mayor exportador del mundo. La razón es que en Alemania el porcentaje de la población que después ejercerá oficios varios es canalizado desde el principio (y no después de pasar por una universidad) a las escuelas profesionales donde se califican en su área. En Alemania, se capacitan cada año miles de aprendices en las escuelas de oficios. Firman con las empresas un “contrato de aprendizaje” donde se comprometen a asistir a la escuela de oficios de 8 a 12 horas por semana, en uno o dos días. A ve- ces se compacta la presencia en las escuelas de oficios en bloques de tres semanas a lo largo de un trimestre. Las escuelas de oficios dan seguimiento al avance de los aprendices, quienes después de dos o tres años tienen que aprobar un examen de certificación administrado por las Cámaras de Industria y Comercio de las diver- sas ciudades. Un electricista alemán tiene, al ser certificado, ya varios años de expe- riencia y los conocimientos teóricos necesarios para ejercer su profesión. Otra cosa interesante es que a las personas certificadas se les abre la posibilidad de establecer su propia empresa de plomería o de mecánica, en la cual pueden emplear también aprendices. Esta relación entre maestros y aprendices ha permitido, por un lado, contar con obreros y artesanos de excelencia y, por otro, otorgarles una gran importancia a las llamadas PyMES en el concierto de la economía alemana. En 2015 y 2016, en Alemania había alrededor de 1.4 millones de aprendices registrados en las escuelas de oficios. Además, un millón de estudiantes asistía a la escuela de oficios sin tener contrato con alguna empresa. En los dos sistemas de educación, hay cerca de 5.3 millones de personas estudiando: 2.9 millones de

534 Raúl Rojas González • 6 de marzo

jóvenes en las universidades y otros 2.4 millones en las escuelas de oficios. Esto explica por qué Alemania es una economía exitosa a pesar de no tener al 60 por ciento de sus estudiantes en las universidades, como Japón. A la larga no existen en la economía tantos puestos de trabajo que requieran un título universitario. En México, el gobierno ha planteado dos iniciativas que, estando desconectadas, me parecen muy poco útiles e, incluso, contraproducentes. Por un lado, pagará en el marco del programa “Jóvenes construyendo el futuro” becas mensuales de 3,600 pesos (limitadas a un año) para que los jóvenes sin trabajo se capaciten. Por otro lado, pretende establecer cien universidades “micro” que ofrecerán de una a tres carreras como máximo. ¿Por qué no mejor avanzar hacia el establecimiento de algo como la educación dual en México? De hecho, ya existen antecedentes. La Secretaría de Educación Pública formuló en el 2013 el Modelo Mexicano de Formación Dual (MMFD), establecido en el 2015 con un acuerdo secretarial. Di- versos colegios de educación profesional ya participan en estos programas. Son aún pocos, pero su número ha ido aumentando. Los estudiantes en este modelo reciben una beca-salario de formación dual. En cambio, las becas planteadas por el gobierno de López Obrador son finan- ciadas completamente por el Estado y en los hechos representan un subsidio a las empresas participantes. Además, los aprendices no tienen ningún complemento educativo externo. Las microuniversidades, por su parte, languidecerán por no es- tar integradas en un plan más amplio. López Obrador ha planteado “hacer más” con el mismo dinero. Aquí hay una verdadera oportunidad de hacerlo: fortalecer las escuelas de oficios del Conalep y sus similares para avanzar en un plan de educación dual sustentado en la inver- sión de la iniciativa privada y no en dádivas indirectas del Estado a las empresas mediante las personas.

535 Cada profesión tiene su propio idioma

Dr. Gerardo Gamba Ayala 13 de marzo

uedes reconocer la profesión de una persona que ha cursado una carrera universitaria por el vocabulario que utiliza. Así, una de las experiencias interesantes en la Facultad de Medicina fue aprender un nuevo idioma. Para adquirir el caudal de conocimientos de las diversas materias, había que aprender muchas nuevas palabras, los nombres de las partes anatómicas, los procesos fisiológicos, los me- dicamentos y procedimientos quirúrgicos. PEn anatomía, aprendí que tenemos en el oído medio tres huesecillos minús- culos que se llaman martillo, yunque y estribo, los cuales sirven para transmitir las ondas sonoras a la membrana oval. Me sorprendió enterarme de que llevamos un órgano en la parte alta e izquierda del abdomen llamado bazo que sirve para lim- piar la sangre de microbios y destruir las células sanguíneas que ya están viejitas. La fisiología fue también una fuente de palabras y conceptos nuevos. Por ejem- plo, potencial de membrana se refiere a la diferencia eléctrica que existe entre el interior y el exterior de las células; la sinapsis es el proceso mediante el cual una neurona se comunica con otra; la hiperkalemia indica que la concentración del po- tasio en el suero rebasa un límite máximo establecido. O bien, reflejo condicionado, la reacción mediante la cual el sistema nervioso es capaz de anticipar un evento y preparar el organismo al respecto, como secretar ácido clorhídrico en el estómago cuando sabemos que vamos a comer y así dejarlo listo para empezar a digerir los alimentos en cuanto lleguen. Para uno de mis compañeros era muy confuso distinguir entre homeostasis, hematosis, hemostasia y hematemesis. A saber, respectivamente: mantener el ba- lance de líquidos y electrolitos en el cuerpo; el intercambio de gases en la mem- brana alveolar; detener una hemorragia, ya sea por mecanismos fisiológicos o manuales; y la presencia de sangre en el vómito.

536 Gerardo Gamba Ayala • 13 de marzo

En el curso de microbiología, aprendí el nombre de algunos microorganismos que sonaban muy distinguidos, aunque la enfermedad que produjeran no lo fue- ra tanto. La Hymenolepis nana, que suena a nombre de señora de alta alcurnia, en realidad es un helminto que produce una parasitosis similar a la de la famosa soli- taria (Taenia solium). Qué decir de la Malassezia furfur, que parecería ser vecina de Hymenolepis en las Lomas de Chapultepec, pero en realidad es el hongo que causa la caspa. La Bordetella pertussis y la Moraxella catharrhalis se antojan como para completar el cuarteto de juego de canasta de las señoras elegantes en el Café Tacuba a principios del siglo XX, pero, en realidad, son las bacterias causantes de la tosferina y de una especie de catarro parecido a la influenza, respectivamente. La farmacología no fue la excepción. Había que aprenderse el nombre de toda la farmacopea, que quiere decir el cúmulo de medicamentos con que contamos. Por ejemplo, la cefalosporina (antibiótico), el propanolol (antihipertensivo), la di- goxina (tonificador cardíaco), lalidocaína (anestésico local) y la heparina (anti- coagulante). Era divertido darse cuenta de lo apegados que podemos estar a un medicamento, sin conocer realmente qué contiene. Una tía mía tiene una hija (mi prima) que vive en Nueva York. Siempre que mi tía va a visitarla, mi prima le encarga un antiinflamatorio cuyo nombre comercial es Flanax (naproxeno) porque es “el que a ella le funciona”; a su vez, mi tía le dice que, por favor, le consiga otro antiinflamatorio que solo venden allá, pero que “a ella le sirve mejor”, el Aleve (que también es naproxeno). En esta rama de la ciencia médica, no he dejado de aprender. Cada año que paso visita durante un mes en un sector de internamiento del Instituto, aprendo nuevos medicamentos, solo que ahora los hacen con nombres complicados de ver- dad. Hoy en día tenemos una farmacopea de anticuerpos monoclonales humani- zados contra diversidad de proteínas del sistema inmune, cuyos nombres terminan todos con MAB (monoclonal antibody), como adalimumab, rituximab, cetoximab, por dar algunos ejemplos. En la segunda parte de la carrera, la llegada a la clínica fue la que más nos llenó de terminología médica. Los síndromes o enfermedades de Conn, Cushing, Crohn, Chagas o la crioglobulinemia son algunos ejemplos que inician con la tercera letra del abecedario. Una vez aprendidos como se debe los términos médicos, también hubo que aprenderlos en el lenguaje de los pacientes. El espinazo para referirse a la columna vertebral; la paleta, a la región del omóplato, o las coyunturas para referirse a las articulaciones. En los últimos años, sin embargo, he tenido que aprender palabras del área admi- nistrativa más de lo que hubiera deseado. Así, ya sé que en términos administrativos

537 Cada profesión tiene su propio idioma

los jóvenes que cursan un doctorado no son estudiantes, sino recursos humanos. A lo que no funciona o hacemos mal se le dice área de oportunidad. FODA es la técnica que valora potencialidades y riesgos organizacionales y personales res- pecto a la toma de decisiones y al medio, y de ahí se desprenden las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas. También me ha llamado la atención la insistencia y, de hecho, la obligación actual de enunciar misión, visión y valores de la Institución. Antes sabíamos qué queríamos hacer y cómo lo queríamos hacer, sin tener que enunciarlo de esta manera. Prueba de ello fue la generación y el crecimiento de grandes instituciones mexicanas como los institutos nacionales de salud, la Universidad Nacional Autónoma de México, El Colegio de México o El Instituto Mexicano del Petróleo. Hoy en día, cuando escuchas de un médico o un científico palabras como las mencionadas en el párrafo anterior, sabes de inmediato que ese personaje tiene, además de su profesión original, funciones directivas que su forma de hablar delata.

538 La burocracia en la era digital

Dr. Enrique Sucar Succar 20 de marzo

a introducción de los sistemas de cómputo debería permitir que los trámites gubernamentales fueran más eficientes y fáciles para los usuarios; sin embargo, esta combinación de burocracia y compu- tadoras, en ocasiones, ¡es contraproducente! Para muestra un bo- tón. La siguiente historia, aunque parece de Kafka, es real. Hace más de un año intenté realizar la unificación de mis cuentas de Afore... (cuyo nombre prefiero no mencionar), pero después de Lvarios intentos no podía concretarlo. No estaba clara la razón, hasta que final- mente me informaron que mi CURP no coincidía. Entonces, descargo mi clave de la página de internet y me llevo una gran sorpresa: ¡mi CURP había cambiado! Aún conservo una impresión de hace varios años en la cual mi segundo apellido aparece como “SUCCAR”, pero en la nueva impresión había cambiado mágica- mente a “SUCAR” (igual a mi primer apellido). Acudo a las oficinas del registro civil en Puebla y me llevo una segunda sorpresa: ¡mi segundo apellido también había cambiado en mi acta de nacimiento! Según el joven que me atendió, todo ya está “automatizado”, así que los datos de la CURP se toman del acta de nacimiento, por lo que para poder corregirla era necesario primero hacer la corrección en el acta. Dado que soy mexicano nacido en el ex- tranjero, tuve que acudir a las oficinas centrales del Registro Civil en Arcos de Belén, en la Ciudad de México, y ¡aquí inicia la verdadera odisea! Aunque era obvio que había sido un error al momento de digitalizar mi acta —las actas anteriores, así como mis demás documentos, credencial del IFE, etcé- tera, tienen el segundo apellido con doble c—, para hacer la corrección en Arcos de Belén me solicitaron un sinnúmero de documentos, incluyendo las actas de mi madre y de mi padre. Pero como mi madre es extranjera, solicitaron que el acta se apostillara. Para no hacer el cuento largo, después de varias vueltas y meses, y de

539 La burocracia en la era digital

llevar también las actas de mis hermanos, finalmente aceptaron la evidencia para corregir mi acta y me pidieron que regresara en un mes. Voy de nuevo y me entregan, previo pago, un acta donde en el reverso se indi- caba la corrección. Como en principio al corregir el acta la modificación del CURP era automá- tica, espero unas semanas —por si las dudas— y acudo de nuevo al registro en Puebla. El mismo joven atento me informa que mi CURP no se había modificado porque en el sistema el acta de nacimiento aún no había cambiado, como pude verificar en la pantalla. Vuelvo a Arcos de Belén, y sucede, para mí, lo más increíble de esta historia. La persona del módulo de atención me dice que mi acta ya estaba actualizada en los libros, pero no en la versión digital del sistema, que si quería que se actualizara ¡tenía que solicitarlo! ¿Qué acaso no está ya todo digitalizado? ¿Por qué no hacer la actualización directamente en el sistema? Veo que no tiene caso discutir y soli- cito la digitalización; me dijeron: “Regrese en un mes a ver si ya quedó”. Acudo otra vez después de un mes a las oficinas del Registro Civil en Arcos de Belén. Al parecer, me dicen en una ventanilla, mi acta ya estaba digitalizada, pero necesitaba una impresión para corroborarlo. Espero en una larga fila y al llegar a la ventanilla me dicen que la versión digital no está, pero que puedo solicitar la versión del libro, que ya tengo. Regreso a la primera ventanilla a ver qué pasa y me dicen que regrese más tarde, ¡el sistema está caído! Es tal mi desesperación que acudo a la oficina del director general; sus asistentes, al contarles mi historia, dicen que me ayudarán. Un par de días después, y a más de un año de haber iniciado el trámite, finalmente mi acta y mi CURP regresan a su estado original. Mi segundo apellido está correcto. ¿Qué acaso si las actas ya están en un sistema computarizado no podrían hacerse las modificaciones en cualquier oficina del país directamente en el sistema? Como muestra mi historia, no es suficiente automatizar los procesos guber- namentales, se tienen que modificar los procesos humanos asociados. De otra forma, la combinación de procesos burocráticos obsoletos y automatización puede ser contraproducente. ¡Mejor nos quedamos con el proceso tradicional en papel!

540 25.o aniversario de la Unidad de Fisiología Molecular

Dr. Gerardo Gamba Ayala 27 de marzo

ste 24 de febrero la Unidad de Fisiología Molecular (UFM) del Instituto de Investigaciones Biomédicas, localizada en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, cum- plió 25 años. Para conmemorarlo, los integrantes de la Unidad, pa- sados y presentes, tuvimos un simposio de dos días que resultó muy particular. Prácticamente todos los estudiantes de doctorado que pasaron Epor la Unidad acudieron al festejo. Algunos vinieron de lejos como Zesergio Melo, de Guadalajara, Juan Pablo Arroyo, de Nashville, y Patricia Meade, de Zaragoza, España. Por la Unidad, han pasado más de 75 alumnos. Quienes realizaron la tesis doctoral en la UFM, algunos alumnos de posdocto- rado y uno que otro estudiante cuyo paso fue solo por el servicio social de la carre- ra de Medicina nos regalaron ponencias con un título en común: “¿Cómo llegué a la Unidad? ¿Qué hice ahí, qué hice después y qué hago ahora?”. Aunado a esto, los actuales estudiantes de doctorado de la UFM, algunos de los cuales no habían na- cido cuando esta inició funciones, también hicieron una presentación con el tema: “¿Cómo llegué a la Unidad? ¿Qué estoy haciendo ahí y qué quiero hacer después?”. Como cereza del pastel, escuchamos la intervención de cuatro miembros de la co- munidad académica que conviven de cerca con nosotros y nos dieron una muestra de cómo nos ven desde afuera. El simposio fue profundamente emotivo. Algunas ponencias resultaron muy divertidas y otras, conmovedoras. Empezamos por recordar con mucho cariño y agradecimiento al doctor Carlos Larralde, quien, como director de Biomédi- cas, propuso la idea de hacer este tipo de unidades en los institutos nacionales de salud. Gracias a esto, lo que había iniciado meses atrás como un laboratorio de in- vestigación en el Instituto de Nutrición se convirtió en la UFM. En ese momento,

541 25.o aniversario de la Unidad de Fisiología Molecular

aparentemente no pasó nada, porque yo seguí en el mismo lugar que estaba y sin ningún cambio perceptible. Pero, en realidad, lo que sucedía era enorme. Al convertirme en investigador de Biomédicas, se abrió para mi laboratorio la infraestructura material, humana y filosófica de la Universidad Nacional Autóno- ma de México. Se generó un espacio donde la filosofía de la universidad podía in- cidir directamente en una institución hospitalaria que, a su vez, es la proveedora por excelencia del estímulo para querer conocer más sobre la fisiología humana: encontrarse día a día y de frente con la enfermedad y la muerte. Por un lado, es en el ambiente universitario en donde se puede aspirar a esa libertad mental que da saberse buscador del conocimiento por el conocimiento mismo. Por otro lado, en un hospital es donde se puede aspirar a incidir en la evolución de la enfermedad, aplicando los conocimientos generados en el laboratorio. Hemos tenido decenas de estudiantes brillantes. En la UFM, los alumnos aprenden a trabajar en el laboratorio y con los enfermos al mismo tiempo. Se han hecho dos centenas de publicaciones, que incluyen investigación básica, clínica y traslacional, y se han incubado patentes e innovación. Hoy ahí convergen doce investigadores de cinco instituciones diferentes, junto con dos técnicas académicas y cerca de 20 estudiantes que conviven en un ambiente de actividad académica in- tensa, armonía y apoyo mutuo. A lo largo de dos días, escuchamos 32 historias de vida que tienen en común a la UFM. El simposio fue más de índole humana que académica. No tratamos, en realidad, temas científicos. Eso lo hacemos cada lunes en el seminario. Más bien exploramos cómo la Unidad ha influido en la vida personal y académica de cada uno; la circunstancia y el entorno de cada individuo. Fue muy emotivo conocer las historias personales de cada quien y constatar que la UFM es como un centro de gravedad alrededor del cual giran las vidas de muchas personas. Las circunstancias o historias por las cuales cada uno llegó ahí son de lo más variadas, pero en la mayoría de los casos estuvo presente un proceso estocás- tico. Varios llegaron buscando algo diferente y, por azares del destino, terminaron entrando a la Unidad y lo que percibieron les gustó. Un común denominador fue que cuando entraron a la Unidad por primera vez se sintieron recibidos con respeto e interés. Sintieron que el investigador les dedicó mucho tiempo para explicarles lo que se hace en el lugar y qué tipo de proyectos podrían realizar. La impresión que tuvieron fue que la entrevista giraba alrededor de ellos y no de quien los entrevistaba. Se contagiaron del entusiasmo y decidieron quedarse. El mensaje colectivo fue claro y contundente: el personaje central de la UFM siempre ha sido el estudiante. Lo que más atrajo alumnos y los hizo desarrollar sus

542 Gerardo Gamba Ayala • 27 de marzo

potencialidades al máximo es que la UFM gira alrededor suyo, no de los investiga- dores. Nuestra filosofía es que debemos buscar que los laboratorios trasciendan, no las personas. Mientras más miembros de la UFM brillen en sus carreras, más bri- llará la Unidad. El destello de una sola persona no puede sostenerse por más tiempo que el de su vida misma y, con suerte, unos cuantos lustros extra, mientras que el brillo de todos aquellos que pasaron por ahí se mantendrá por tiempo indefinido. Mi querida amiga Marta Durán en sus lindísimas palabras dijo que en la Unidad somos como un grupo de alpinistas: “Todos se cuidan y se apoyan, porque la única forma de llegar a la punta más alta es hacerlo todos juntos”.

543 El día que Einstein se hizo famoso Parte 1

Dr. Luis Felipe Rodríguez Jorge 3 de abril

eneralmente, los científicos pasamos desapercibidos por el gran público. Una obvia excepción es el caso de Albert Einstein, quien fue designado Persona del Siglo XX por dis- tintas revistas. Esto por encima de artistas y políticos, quienes son los que normalmente capturan la atención de la gente. La imagen del viejo Einstein, con su melena blanca alboro- tada y sus ojos soñadores, es un ícono de la cultura universal. G¿A qué podemos atribuir su fama? ¿Surgió de manera repentina o paulatina? Existe un consenso considerable de que podemos remitir su popularidad a una fecha en particular de 1919: el 29 de mayo. La aportación más grande de Einstein fue la llamada “teoría de la relatividad”, que publicó, digámoslo así, en dos entregas. En la primera, fechada en 1905, pre- sentó la teoría especial de la relatividad. Esta versión está restringida a observado- res en reposo o que se mueven a velocidad constante. A partir del aparentemente inocente postulado de que la velocidad de la luz (c) es la misma para todos estos observadores, independientemente del movimiento entre ellos, derivó que tanto el transcurso del tiempo como la longitud de las cosas dependen del movimiento relativo entre observadores. Una manera intuitiva de entender esto es que, para que la velocidad de la luz fuera una constante —recordemos que la velocidad es igual a distancia entre tiempo—, no quedaba más que distorsionar estas dos últi- mas variables. Más aún, no tenía sentido pensar en el tiempo y en el espacio como cosas separadas, sino que habían de ser sustituidas por el espacio-tiempo. Con base en la relatividad especial, Einstein también derivó su fórmula más famosa, E = mc2, que nos revela la equivalencia masa (m) y energía (E). En 1915, culminó su extraordinaria carrera con la publicación de la teoría general de la relatividad, en la que consideraba también a observadores en sistemas de referencia acelerados, así como la gravedad. En este contexto, se ve la gravedad

544 Luis Felipe Rodríguez Jorge • 3 de abril

como algo que jala a la Luna alrededor de la Tierra y la mantiene en su órbita para pensar en que los cuerpos con masa distorsionan el espacio-tiempo en sus alrededo- res y que las cosas, incluida la luz, seguirían estas trayectorias curvadas deformadas. La teoría de la relatividad fue recibida con considerable controversia porque rompía con los esquemas de Newton, que tan bien habían servido a la ciencia y a la ingeniería por más de dos siglos. Se hacía necesario encontrar maneras observa- cionales de poner a prueba la relatividad y demostrar que era, en ciertas situacio- nes, superior a la mecánica newtoniana. A Einstein se le ocurrieron tres pruebas de la relatividad llamadas “clásicas”. La primera era la precesión anómala del perihelio de Mercurio; en términos sencillos, esto quiere decir que la elipse que describe en su movimiento alrededor del Sol muestra una especie de rotación que se había me- dido precisamente, pero que no podía explicarse. Para su deleite, Einstein aplicó su teoría y pudo explicar exactamente lo que pasaba. La segunda prueba implicaba que la luz, al alejarse de la superficie de un cuerpo con masa, iría perdiendo energía. Esto pudo comprobarse, pero décadas después. Finalmente, la tercera y última prueba adelantaba que la luz se curvaría al pasar cerca de un cuerpo con masa, por ejemplo, el Sol. A diferencia de la primera prue- ba, en la que Einstein solo explicó algo que ya se había medido, la tercera involu- craba una predicción de algo que nunca había sido medido. La teoría de Newton, en rigor, predecía que la luz no se curvaría porque no tiene masa (aunque sí ener- gía). Como recordará el lector, la fuerza de gravedad newtoniana es proporcional al producto de las masas de los cuerpos. Si uno de los cuerpos (la luz) no tenía masa, no debería haber atracción. Una posición intermedia era atribuirles masa a los fotones y calcular la desviación de la luz como si fueran partículas de materia. Esto daba una desviación de 0.87 segundos de arco muy difícil de medir, pues un segundo de arco es aproximadamente una millonésima parte de la circunferencia. Einstein hizo este cálculo y lo publicó, pero luego notó que no había considerado que el tiempo transcurre más lentamente cerca de un cuerpo masivo y rehizo el cálculo, para encontrar una desviación del doble, es decir, 1.74 segundos de arco. ¿Qué es lo que esperaba observar? La luz viajaría más o menos en línea rec- ta, pero con una ligera curvatura como la que tiene un lanzamiento de curva en el beisbol o la trayectoria de una pelota de futbol pateada con chanfle. El ojo hu- mano (o el telescopio) al captar la luz asume que viene de una extrapolación de la dirección final con la que le llega. En resumen, la posición de las estrellas, al pasar cerca del Sol mostraría un aparente desplazamiento, como alejándose del astro rey. Pero, claro, esta medición sería imposible de realizarse en condiciones normales, porque la luz del Sol no nos deja ver las estrellas que hay en el cielo. A menos que ocurra un eclipse total de Sol.

545 El día que Einstein se hizo famoso. Parte 1

Durante la Primera Guerra Mundial fue imposible intentar esta observación con la precisión requerida; pero, una vez concluida, los astrónomos supieron que un eclipse de excelentes características, visible desde el hemisferio sur, ocurriría el 29 de mayo de 1919.

546 El día que Einstein se hizo famoso Parte 2

Dr. Luis Felipe Rodríguez Jorge 10 de abril

a teoría general de la relatividad puede confrontar se con la me- cánica newtoniana solo en condiciones muy especiales. En 1915, Einstein propuso que una observación clave sería determinar qué tanto se curva la luz de una estrella al pasar cerca del Sol. Desde luego, esta observación solo se podría realizar durante un eclipse total de Sol. Al interponerse la Luna entre la Tierra y el Sol, el cielo se oscurece por unos minutos y es posible fotografiar a las estrellas Len la periferia del astro mayor. Comparando esta fotografía con otra tomada meses atrás durante la noche sería posible determinar el pequeño desplazamiento apa- rente en la posición de las estrellas. Con la teoría newtoniana se predecía que no habría desplazamiento o bien que habría un pequeño movimiento de 0.87 segundos de arco. La teoría de la relativi- dad predecía un desplazamiento del doble de este valor: 1.74 segundos de arco. Estos desplazamientos son muy difíciles de medir; basta recordar que el Sol tiene un diámetro de aproximadamente 1,900 segundos de arco. Además, ¿quién haría estas observaciones? Ciertamente no un grupo de astrónomos alemanes, puesto que su país se encontraba en la ruina después de su derrota en la guerra. Es aquí donde tenemos que introducir al segundo personaje de nuestra historia. Uno de los astrofísicos británicos más brillantes de entonces: Arthur Eddington. Su religión cuáquera le prohibía participar en las guerras. Era, además, un con- vencido de que la ciencia sería mejor si fuese internacional, en lo que resultó pro- fético pues ahora la ciencia se hace generalmente con la contribución de varios países. Finalmente, era uno de los científicos que mejor entendía la relatividad en aquella época. Con el apoyo de sir Frank Watson Dyson, el astrónomo real de Gran Bretaña, Eddington se dedicó a preparar dos expediciones británicas, una a África y otra

547 El día que Einstein se hizo famoso. Parte 2

a Brasil. Los historiadores coinciden en que Eddington veía en este esfuerzo la oportunidad de comprobar o refutar la teoría de un científico alemán, lo que ayudaría a cicatrizar las heridas de la Gran Guerra. Eddington organizó que se tomaran con anticipación, en noches de enero y fe- brero de 1919, placas fotográficas de la región celeste donde estaría el Sol el día del eclipse, el 29 de mayo de 1919. Estas placas se compararían con las tomadas durante el eclipse. Además, participó personalmente en las observaciones que se hicieron en la isla Príncipe, cerca de la costa occidental de África. Hacer observaciones mientras dura un eclipse no es recomendable para car- díacos. Es común que en los contados minutos que dura el cielo se nuble y tire por la borda años de preparaciones. Los observadores británicos tuvieron suerte y lograron obtener placas útiles tanto en la isla Príncipe como en Sobral, Brasil. Eddington y sus colaboradores pasaron varios meses midiendo las placas hasta que se sintieron con suficiente confianza para presentar sus resultados en una reu- nión de la Royal Society el 6 de noviembre de 1919 en Londres. Ahí, el británico anunció que las deflexiones eran consistentes con la relatividad y no con el plantea- miento de Newton. Es interesante que este grupo de ilustres británicos reconociera la superioridad de la teoría de un alemán por encima de la de Newton, su más gran- de científico. Este es un ejemplo de la ciencia funcionando de su mejor manera. La prensa recogió la noticia con enorme entusiasmo. Al día siguiente, el Times de Londres publicó unos encabezados en los que se leía “Revolución en la ciencia. Nueva teoría del universo. Las ideas newtonianas derrocadas”. A los pocos días, el New York Times publicó la noticia con encabezados como “Las estrellas no están donde parecían estar, pero no hay que preocuparse”. Entonces, el día en que Einstein se hizo famoso no fue el del eclipse, sino cuando Eddington anunció sus resultados, el 6 de noviembre de 1919. ¿Por qué estos datos le dieron tanta fama a Einstein? Desde el punto de vista científico, el resultado es sumamente importante. Así que, por una parte, estos eran resultados que rompían con nuestra intuición, pero que a la vez eran comprensibles para las personas en la calle. Y, además, al terminar la reunión, J. J. Thompson, presidente de la Royal Society, afirmó: “Este es el resultado más importante en conexión con la gravedad desde la época de Newton”. Otras circunstancias gravitaron a favor para crear un aura de fama alrededor de Einstein. En Alemania, sus resultados causaron una gran polarización. La comuni- dad judía estaba complacida porque una persona de su extracción pasara a formar parte del Olimpo de la ciencia; pero, el movimiento nacionalsocialista se opuso a sus resultados, bautizándolos como “ciencia judía” y prohibiendo su enseñanza.

548 Luis Felipe Rodríguez Jorge • 10 de abril

Los científicos alemanes más liberales comenzaron a enseñar la relatividad, pero sin referirse a ella por su nombre y mucho menos mencionar a Einstein. Finalmente, en las primeras décadas del siglo XX, hubo dos grandes avances en la física: la mecánica cuántica y la relatividad. Mientras a la mecánica cuántica con- tribuyeron una docena de eminentes científicos, entre ellos, el mismo Einstein, la relatividad fue básicamente creada por él. Los resultados del eclipse de 1919 se conectan casi exclusivamente con él; los igualmente importantes resultados de la mecánica cuántica se diluyen entre varios nombres. A cien años de los acontecimientos, es difícil recordar quiénes eran el primer ministro de la Gran Bretaña o el presidente de Alemania (David Lloyd George y Friedrich Ebert, respectivamente, de acuerdo con Wikipedia), pero los nombres de Einstein y Eddington persisten indelebles en la memoria de los científicos.

549 Hacia una cultura compatible con la ciencia

Dr. Marcelino Cereijido Mattioli 17 de abril

éxico tiene el enorme mérito de haber desarrollado una comunidad de investigadores de gran calidad. Prueba: pu- blican sus trabajos en las mejores revistas del mundo. Pero no solo no tiene ciencia, sino que carece además de una cultura compatible con la ciencia, abreviemos CCCC, que es distinta a la cultura científica CC( ). No nos enredemos: si un cuestionario pidiera a la sociedad que ubicara cro- Mnológicamente a Einstein, Galileo y Newton, y un 90 por ciento respondiera: “Galileo, Newton, Einstein”; y si preguntara con qué asocian a Pasteur y contes- taran: “Con el sabio francés que desarrolló los conocimientos sobre microorga- nismos, enfermedades infecciosas y epidemias”, diríamos que México tiene una buena CC. En cambio, CCCC es otra cosa. Veamos: Si les contara a los argentinos que México tiene excelente odontología, no van a imaginar que todos los mexicanos son dentistas. Habrá uno o dos por cada 100 o 200 habitantes y una cultura compatible con la odontología, pues quien padez- ca una gingivitis, caries o se fracture una muela recurrirá a esos médicos. Por eso digo que México no tiene una CCCC, porque la ciencia es el instrumento humano más avanzado para detectar, estudiar y tratar de resolver problemas, pero México jamás recurre a ella. Para captarlo, hay que entender que uno no sabe lo que ve: ve lo que sabe. De nuevo, evitemos enredarnos. Si en el telón de un teatro escribo cien ecuaciones y pregunto: “¿Cuál es la de Schrödinger?”, solo quienes la conozcan podrán se- ñalarla. Los mexicanos —con loables excepciones, claro— no entienden qué es la ciencia porque, así como confunden información con conocimiento, también confunden investigación con ciencia. Peor aún: en México no estamos formando científicos, sino investigadores.

550 Marcelino Cereijido Mattioli • 17 de abril

Pero toda esa perorata no es más que un preámbulo para decir que nuestra sociedad está informada con base en la información que escogen transmitirles nuestros periodistas. Por eso, los mexicanos se enteran, pero no captan. No les es fácil transformar la información que reciben en conocimiento. El sábado por la mañana, la televisión propaló el largo programa “El sexo bajo la sotana”, mostran- do a mi paisano Jorge Mario Bergoglio, a la sazón Papa Francisco 1.o, terrible y sinceramente compungido por la endémica pederastia eclesiástica. La tele comple- mentó el programa convocando víctimas, testigos y comentaristas que cometieron todas las insensateces que vengo lamentando en estos párrafos; eran analfabetos científicos, que tampoco estaban al día con lo que hoy sabe la ciencia moderna. ¿Qué conocimientos no pudieron alcanzar los periodistas de esta mañana? Pri- mero, no conocían el concepto físico de restricción ni sus consecuencias. Veamos, restringir un sistema es quitarle grados de libertad. Pero no toda restricción perju- dica, pues si se hacen restricciones inteligentes se puede incrementar la potencia de los grados libres. Si planto una parra bajo una pérgola de 5 m de altura, la plantita jamás podrá alcanzarla porque tiene demasiados grados de libertad. Si en cambio voy sujetando la vid a una caña que le restrinja todos sus grados de libertad, salvo el de crecer hacia arriba, alcanzará los travesaños de la pérgola y se distribuirá fácilmente por ella. Segundo, las restricciones defectuosas causan monstruosidades. Los antiguos chi- nos torturaban a las niñas restringiéndoles perversamente los grados de libertad de crecimiento de los pies y obtenían unos horribles muñones llamados “flor de loto”. Tercero, la Iglesia Católica restringe al sexo femenino monstruosamente: a las monjas no les permite ejercer el sacerdocio, pero sí les deja el grado de libertad de ejercer la servidumbre doméstica. Cuarto, también restringe al sexo masculino, pues prohíbe a los varones copular con mujeres y potencia y provoca la propiedad emergente de romper a los mona- guillos el entusiasmo y la fe. La prueba es que muchos de ellos se neurotizan, se psicotizan y se suicidan. Quinto, restringe mentalmente a la feligresía provocándole la monstruosidad mental de creer que se trata de un plan divino. Sexto, distorsiona de forma grave la mente de los periodistas, transformándolos en analfabetos científicos que, por desconocer estos asuntos, no pueden transfor- mar la información en conocimiento. Solo informan. Comentario final. Detallo muchos de estos tópicos en mi último libroEvolución de las maneras de interpretar la realidad, de editorial Planeta, en prensa. He lanza- do la campaña “Hacia una cultura compatible con la ciencia”; pero por ahora solo tengo dos adeptos: mi agente, Fabiola Bautista, y yo.

551 ¿Existen las antiestrellas?

Dr. Arturo Menchaca Rocha 24 de abril

uien haya leído la novela Ángeles y demonios del autor nor- teamericano Dan Brown, o haya visto la película homóni- ma donde actúa Tom Hanks, tendrá la noción de que en la ciudad suiza de Ginebra hay un laboratorio denominado CERN (Centro Europeo de Investigaciones Nucleares) don- de se produce y estudia, entre otras cosas, la antimateria.1 En la película, se aprecia que, aun en muy pequeñas Qcantidades, la antimateria puede generar una gran destrucción. Por fortuna, no todo lo que se estudia en el CERN tiene esa reputación. Baste con recordar que en el 2012 ahí se descubrió la llamada “partícula de Dios” y en 1989 se inventó el internet. Volviendo a la antimateria, el hecho mismo de que usted pueda leer estas líneas sin temor a desaparecer “aniquilado” se debe a que ni en la Tierra ni en el sistema solar y, tal vez, ni siquiera en la propia Vía Láctea (nuestra galaxia) existen canti- dades suficientes de antimateria como para representar una amenaza significativa para algún terrícola. Afortunado como parece, este hecho constituye uno de los enigmas fundamentales de la física moderna, la cual predice lo contrario: que en el universo debería haber tanta materia como antimateria. La pregunta es: ¿dónde está? Si la respuesta es que no la hay, entonces hay algo importante que le falta a la teoría más exitosa de la física de partículas, el llamado “modelo estándar” que predijo la existencia de la mencionada partícula de Higgs. Brevemente, ese modelo dice que la materia está hecha de una docena de com- ponentes fundamentales divididos en dos grupos: cuarks y leptones. Los cuarks forman la materia nuclear, mientras que el electrón y los leptones, que incluyen a los elusivos neutrinos, viven fuera de los núcleos atómicos. Leptones y cuarks interaccionan entre sí vía cuatro fuerzas fundamentales, cuyos emisarios son: el fotón; y para la electromagnética, el gluon, que media entre cuarks; los llamados

552 Arturo Menchaca Rocha • 24 de abril

bosones intermedios (W y Z); y el hipotético gravitón, emisario de la gravedad. El hecho de que los W y Z tengan masa, mientras que el fotón, el gluon y el gravitón no la tienen, dio lugar a la hipótesis propuesta por sobre la existencia de ese famoso campo ubicuo. El modelo estándar también predice que cada uno de los leptones y de los cuarks tiene una “antipartícula”. El electrón, por ejemplo, tiene al positrón, que le es idéntico excepto por el signo de su carga eléctrica; el primero es negativo y el segundo, positivo, como su nombre lo indica. Lo interesante de este “par” leptón-antileptón es que cuando interaccionan entre sí puede ocurrir la “aniqui- lación”, proceso en que ambas partículas desaparecen produciéndose en el acto dos cuantos de luz (fotones). Despreciando la energía cinética inicial, cada fotón resultante tendría una ener- gía igual al producto de la masa del electrón por la velocidad de la luz al cuadra- do (la famosa ecuación de Einstein), lo que refleja la conservación de la energía. Lo interesante es que la naturaleza presenta una simetría tal que también es posible producir un “par” electrón-positrón a partir de dos fotones iguales, siempre que la energía se conserve. Esto equivale a decir que a partir de energía se pueden produ- cir partículas y antipartículas, pero siempre por pares. Es así como debió crearse la materia del universo en el Big Bang. El lector se preguntará: ¿y todo esto qué tiene que ver con las antiestrellas del título? La respuesta es que, si la naturaleza obedeciera estrictamente la simetría materia-antimateria predicha por el modelo estándar, en alguna región del uni- verso debería haber cantidades suficientes de antimateria como para formar an- tiestrellas. Hoy en día solo podemos decir que, de existir tal región, esta no es cercana a nosotros. ¿Cómo, entonces, podríamos darnos cuenta? Para responder esa pregunta, Samuel Ting, investigador del MIT y Premio Nobel de Física en 1976, propuso la construcción de un instrumento denominado AMS 02 (Alpha Magnetic Spectrometer, versión 2), capaz de distinguir las partículas de las anti- partículas. Ese aparato, en cuya construcción participaron investigadores del Ins- tituto de Física de la UNAM, fue instalado hace ocho años en la Estación Espacial Internacional (EEI). Las estrellas y las antiestrellas, si es que estas últimas existen, lanzan al espacio a lo largo de su existencia la materia (o antimateria) de la que están hechas, aproximada- mente un 90 por ciento de hidrógeno y un 10 por ciento de helio. Un estudio publicado recientemente por la UNAM (Physical Review D, 2018, 98(2): 023012) muestra que, en ausencia de antiestrellas, la proporción de antihe- lio que debería detectar el AMS 02 sería tan pequeña que en los ocho años que lleva en la EEI la probabilidad de detectar uno de esos antinúcleos sería despreciable.

553 ¿Existen las antiestrellas?

La noticia que deseo resaltar en esta nota es que en agosto del año pasado el profesor Ting divulgó, como un resultado preliminar, que el AMS 02 ya ha detec- tado dos antihelios.2 De confirmarse, estaríamos ante la primera evidencia sobre la existencia de una antiestrella y, seguramente, de una antigalaxia entera donde, tal vez, podrían incluso existir seres vivos hechos de antimateria, ¿se imaginan?

1 ‹www.cronica.com.mx/notas/2005/179024.html› 2 ‹https://home.cern/news/news/experiments/latest-results-ams-experiment›

554 ¿Quién pagará los daños ambientales causados por el ex naicm de Texcoco?

Dra. María Valdés Ramírez 8 de mayo

os desastres ambientales que el país ha sufrido nos deben conducir a reflexionar sobre las consecuencias de la tala de árboles ilegal y también la permitida inmoderada. Dos terceras partes de la superficie de México son montañas, el resto es ondulante. Es decir, buena parte de nuestros suelos son de vocación forestal, por lo que deben tener una cubierta vegetal que los proteja de su arrastre por el viento y la lluvia (erosión eólica Le hídrica). Por otro lado, la parte subterránea de los árboles tiene un volumen tan grande como su parte aérea, por lo que retienen grandes volúmenes de suelo. Cuando la cubierta vegetal es talada, no hay quien detenga el suelo; este se remoja con la lluvia, se derrumba y ocasiona deslaves tan grandes que pueden enterrar pobla- ciones enteras, como ha ocurrido en diferentes lugares de nuestro país, lo que es inadmisible y no debe volver a ocurrir. En cualquier ciudad del mundo los aeropuertos son una de las mayores fuentes de contaminación del aire, por eso se recomienda que estén alejados de los cen- tros urbanos. La contaminación por CO2 puede ser mitigada por medio de la reforestación. Los bosques participan enormemente en la captura de carbono, uno de los gases

555 ¿Quién pagará los daños ambientales causados por el ex naicm de Texcoco?

cuyo exceso produce el llamado “efecto invernadero”, pues los árboles, en particu- lar, asimilan y almacenan grandes cantidades de carbono durante toda su vida. De esta manera, los ecosistemas terrestres y el suelo son depósitos considerables de carbono. De acuerdo con la FAO, de todos los ecosistemas, los bosques del mundo contienen un estimado de 340 petagramos (Pg) de carbono en la vegetación y 620 Pg en el suelo (1 Pg = 1 × 1,015 g). Por esta razón, los cambios en estos re- servorios de carbono pueden tener un impacto considerable en el balance global del mismo. Es decir, los bosques del mundo conservan más carbono que cualquier otro ecosistema terrestre. Además, los bosques son reguladores de las condiciones climáticas necesarias para el desarrollo de la agricultura, proporcionan el hábitat o albergue para los animales silvestres y son fundamentales para el bienestar del ser humano; los bie- nes escénicos o lugares de recreación y tranquilidad también son necesarios para el equilibrio emocional humano. Desde hace ya muchos años, se ha reconocido que la recuperación de áreas hi- drológicas prioritarias como el lago de Texcoco es central para lograr el restableci- miento del equilibrio hídrico de la cuenca del Valle de México, pues la Ciudad de México está catalogada internacionalmente como una de las ciudades con mayor riesgo de quedarse sin agua potable. La zona del lago de Texcoco, antiguo lugar de depósito de las aguas de esco- rrentía de la inmensa cuenca del Valle de México, se hunde varios centímetros por año a causa de la sobreexplotación del acuífero y sin que haya construcciones enci- ma. Por ello, las constructoras del NAICM buscaron materiales que absorbieran el agua del subsuelo de dicha zona. Entre ellos, el tezontle, que encontraron en varias montañas del Estado de México; montañas llenas de árboles que fueron defores- tadas para extraer este tipo de roca. Así Semarnat (ahora Semar) aprobó muchas solicitudes de proyectos de explotación del material y también de cambio de uso del suelo forestal (Gaceta Ecológica, 2015, 2016 y 2017). México tiene que impulsar un sistema multifactorial de desarrollo científico que permita resolver el desastre ecológico causado por la construcción a medias del NAICM. Asimismo, debemos tomar conciencia del grave peligro de la deforestación, conducente a la terrible desertificación, o fallaremos como técnicos y como dirigentes, y seremos responsables de la incapacidad para prever un futuro con hambruna.

556 Reflexiones al volver del congreso

Dr. Gerardo Gamba Ayala 15 de mayo

o suelo asistir a congresos de las sociedades internacionales por tres razones. En mi opinión, generalmente son de baja calidad, ya que como buscan la participación de todo el mundo, no tienen filtros para la aceptación de trabajos y, por lo tanto, se presenta prácticamente todo lo enviado. Con frecuencia ocurren en lugares muy lejanos, lo que los hace más costosos y exóticos o atractivos, por lo que generan mu- Ncho “turismo científico”. Entonces, aunque el número de congresistas inscritos sea de 15 o 20 mil personas, la presentación de pósteres y las sesiones generalmente lucen vacías. La historia es diferente con los congresos de las sociedades de Estados Unidos. Son de mejor calidad porque existe un filtro moderadamente riguroso para la acep- tación de los trabajos que serán presentados, usualmente alrededor del 60 por cien- to de lo enviado. Ocurren en ciudades dentro del país que con frecuencia se repiten año con año y, por eso, la mayor parte de los asistentes van de verdad al congreso, no de turistas. Como son menos lejos, el costo por persona es menor, por lo que los investigadores pueden llevar a sus alumnos y, en consecuencia, hay mucha gente joven con inquietudes y opiniones muy interesantes. En mi laboratorio, desde hace 25 años, puse la regla de que los estudiantes de doctorado van al menos a un congreso americano al año, tengan o no trabajo que presentar, ya que es importante que conozcan a lo que se están enfrentando. Hasta el momento, no sé cómo le hemos hecho, pero no ha habido año que no cumplamos este objetivo, e inclusive hemos podido llevar estudiantes de maestría y licenciatura. Hay dos congresos americanos a los que asisto de manera regular, ya que son en los que se presentan y discuten los trabajos que tienen que ver con el área de nuestro interés: la fisiología renal y la fisiopatología de enfermedades renales. Afor- tunadamente, hay una separación entre ambos congresos de seis meses, lo que me

557 Reflexiones al volver del congreso

da la oportunidad de ver e interaccionar con mis pares cada semestre. Uno ocurre siempre en abril. De hecho, vengo en el vuelo de regreso a la Ciudad de México. Se trata del Experimental Biology Meeting, en donde se presentan los trabajos de la Sociedad Americana de Fisiología. Este congreso es de pura ciencia experimental y conjunta a otras sociedades, como la de biología molecular, bioquímica y farma- cología. Los asistentes son investigadores de diversas universidades del mundo y se presentan, generalmente, con vestimenta casual, en algunos casos demasiado casual. La exposición comercial es realmente interesante porque se presentan to- das las industrias que producen lo que consumimos en el laboratorio para hacer investigación. El otro congreso ocurre siempre en noviembre y es el de la Sociedad Americana de Nefrología. A este asisten investigadores interesados en el riñón, pero también nefrólogos clínicos que quieren estar al día con el avance de la especialidad. Los asistentes suelen presentarse muy elegantes, de traje y corbata. La exposición comer- cial es poco atractiva para nosotros, ya que hay una presencia muy importante de la industria farmacéutica y, por lo tanto, los que participan son quienes hacen máquinas o insumos para hemodiálisis y trasplantes, o bien, medicamentos de moda. En ambos congresos, mis estudiantes han presentado trabajos a lo largo de los años. Hasta hace unos cinco años sentía que acudir a estas reuniones era muy esti- mulante para mí y el laboratorio. Ver los trabajos de los pares y discutir con ellos, tanto nuestros resultados como los suyos, sirve para corregir el rumbo de algún proyecto, hacer el experimento clave que estaba faltando y que no habíamos visto con claridad, iniciar un nuevo proyecto o una nueva colaboración. Este sentimien- to, sin embargo, se ha ido haciendo menos optimista y más angustiante de cinco años para acá. Cuando inicié mi carrera como investigador independiente en 1993, con la recién llegada revolución de la biología molecular, que puso en nuestras manos herramientas importantes a precios accesibles, y con el advenimiento del inter- net, que rompió la frontera de la desinformación en la que vivíamos en México, sentí que nos habíamos acercado bastante a los investigadores del primer mundo y que estábamos produciendo conocimiento competitivo. Sin embargo, cuando voy a un congreso, ahora siento lo contrario. Se nos han despegado de nuevo y la distancia crece. El arribo de las herramientas de investigación masiva, como la secuencia- ción de exomas o de células individuales, la proteómica y la metabolómica, jun- to con la bioinformática, generó estrategias de investigación inaccesibles para el presupuesto de la ciencia en México. Adquirir los equipos implica costos

558 Gerardo Gamba Ayala • 15 de mayo

muy altos, pero lo más difícil es el mantenimiento y el gasto por su utilización. Las pólizas de servicio y mantenimiento rebasan tranquilamente el millón de pesos por equipo por año y los costos de los reactivos son muy elevados. Por último, estas herramientas han traído la posibilidad de hacer investigación de vanguardia sin tener que plantearse una hipótesis, lo que ha producido una competencia adicional en la que investigadores que no saben del tema o, lo que es peor, en ocasiones ni lo entienden, pueden hacer descubrimientos novedosos y atractivos para las revistas del más alto nivel solo porque tienen el acceso a la tecnología. Me parece que por nuestra salud mental los investigadores en México debemos evitar caer en la tentación de hacer este tipo de proyectos que requieren poco esfuerzo mental, pero mucho dinero, y recurrir con más frecuencia a lo que ha hecho avanzar la ciencia a lo largo de los años. Leer mucho, pensar mucho y discutir mucho con los alumnos, para eventualmente generar ideas novedosas que podamos contestar con las herramientas que tenemos a la mano.

559 Por qué fue necesario crear la ciencia de datos

Dr. Adolfo Guzmán Arenas 22 de mayo

l dinamismo actual de las empresas, el comercio, la industria, los sectores de gobierno, más la globalización de los fenómenos eco- nómicos, obligan a contar con mucha información, actualizada, veraz, para la toma de decisiones acertadas. Inclusive, a estos entes les encantaría “ver el futuro” para actuar decisivamente según sus intereses. Por otra parte, cada vez hay más datos y documentos con Eacceso y almacenamiento relativamente barato. Todo lo cual apunta al análisis profundo y periódico de un gran volumen de datos históricos y recientes que digan “qué está pasando” y “qué es probable que ocurra pronto” en las labores sustantivas de nuestra organización. Ante esta presión del mundo moderno y la disponibilidad de información re- levante surge la ciencia de datos. Esta disciplina de la computación, que cobra mayor fuerza cada vez, analiza grandes conjuntos de datos, documentos, correos electrónicos y otros mensajes para extraer conclusiones útiles, hallar tendencias, desviaciones, anomalías, situaciones interesantes y comportamientos típicos. ¿Qué nos dicen los datos? ¿Qué es probable que ocurra; qué se puede predecir con cierta confianza? El asunto es obtener de ellos información relevante, útil para tomar decisiones. Algunos ejemplos son los siguientes: análisis de noticias en la prensa; resultados de exámenes de conocimientos versus condición socioeconómica, familiar y esco- lar del estudiante; delitos cometidos en una zona durante varios años; compras en establecimientos comerciales; epidemias, con sus muertos, enfermos, vacunados y restablecidos; comportamiento de los asegurados con seguros de vida; mensajes de Twitter; preferencias de películas, bebidas, comida chatarra; anuncios en ca- nales de televisión e internet versus compras por los televidentes. Otros ejemplos concretos son: patrones de viaje en bicicletas del sistema EcoBici de la Ciudad de

560 Adolfo Guzmán Arenas • 22 de mayo

México (Centro de Investigación en Computación [CIC] del Instituto Politécnico Nacional [IPN]); resultados del examen de matemáticas de alumnos de tercer año de secundaria con las pruebas PISA y Excale (CIC-IPN); patrones del clima en divi- siones políticas de México obtenidos usando árboles de clasificación (Centro de Ciencias de la Atmósfera, UNAM); cómo reducir el espacio de búsqueda cuando se usa minería de datos en grandes bases (Instituto Tecnológico Autónomo de México, ITAM). La ciencia de datos (llamada “minería de datos” cuando estos se procesan en una sola máquina) descansa en tres pilares: las bases de datos (que nos permiten manejar grandes volúmenes evitando redundancia), la probabilidad y la estadística (que nos dicen qué tan factible es que un hallazgo sea coincidencia o algo signifi- cativo) y la inteligencia artificial (que permite aplicar los métodos descubiertos de clasificación, agrupamiento, asociación, aprendizaje, generalización y otros). Usa la visualización (graficación y despliegue de gráficas) para mostrar en forma enten- dible los hallazgos. A diferencia de una simple búsqueda en una base de datos (un comando en el lenguaje SQL), la minería organiza primero la información en concentrados útiles, llamados “cuboides”, cuyo conjunto forma una estructura denominada "cubo de datos". La estadística estudia las propiedades de una muestra para inferir las propiedades del todo, mientras que la ciencia de datos analiza todos los da- tos disponibles para ver mejor y extraer patrones (regularidades discernibles). Al contrario de la inteligencia artificial, que normalmente maneja datos residentes en la memoria principal de una máquina, la ciencia de datos por lo regular procesa volúmenes que yacen en el disco, porque no caben en la memoria principal, por lo que trata de evitar trasiegos innecesarios de datos. Otros nombres de la ciencia de datos son: descubrimiento del conocimiento en bases de datos, minado del conocimiento, análisis de datos y hallazgo de patro- nes, filtrado selectivo de datos, analítica predictiva e inteligencia de negocios. En inglés, se le conoce como data science, e informalmente, como big data. En México, ya hay maestrías y doctorados en esta especialidad. Por ejemplo, en el ITAM y en el Laboratorio de Ciencia de Datos y Tecnología de Software del CIC. En estos lugares existen grupos que hacen investigación y aplicaciones útiles, además de su labor de enseñanza en posgrado. El Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) pron- to abrirá (con patrocinio del Conacyt y apoyo del CIC) el Diplomado A: big data e internet de las cosas con procesamiento por medio de supercómputo aplicado a la exploración y producción de hidrocarburos. También hay licenciaturas en ciencia de datos, creadas hace poco, en la UNAM y el ITAM. Recientemente, algunas empre- sas y consultores brindan servicios de limpieza, generalización y minería de datos.

561 Por qué fue necesario crear la ciencia de datos

Además de las herramientas comerciales para minería de datos, también las hay de uso libre. Algunas populares son Weka, Knime, Keel (las tres de preprocesa- miento y minería de datos); Rapidminer, Orange (estas de preprocesamiento, mi- nería de datos y visualización); Pentaho (cubos de datos y visualización); y Tableau (visualización). Hadoop con MapReduce analiza datos en varias computadoras. Otras situaciones donde generalmente se aplica la ciencia de datos son: • Datos con gran número de dimensiones (atributos), como enfermedades, hospitalizaciones, encuestas, ventas, reclamaciones, inmigrantes, turistas. • Datos provenientes de torrentes de datos, por ejemplo, los clics en una pá- gina web, llamadas telefónicas, solicitud de acceso a ciertas direcciones IP y de sensores (cámaras, micrófonos). Los datos se procesan conforme llegan, en vez de almacenarlos y procesarlos después. • Series de tiempo (señales), datos temporales, datos secuenciales. • Datos estructurados, gráficas, redes sociales (opiniones sobre personas, productos, películas...), o con muchas ligas entre sí (páginas web). • Bases de datos heterogéneas, bases de datos históricas o heredadas. • Datos espaciales, espaciotemporales, multimedia, textos, datos obtenidos de la web. • Bitácoras del sistema operativo; simulaciones científicas.

562 Necesitamos maestros

Dra. Pilar Gonzalbo Aizpuru 29 de mayo

e siento obligada a invadir este espacio, sabiamente reser- vado a temas relacionados con la ciencia y la tecnología, porque, pese a mi ignorancia en esas materias, creo que el problema que nos aflige a los historiadores, antropó- logos, lingüistas, sociólogos y demás académicos de las ciencias sociales y las humanidades puede generalizarse a todas las demás ciencias y actividades de la vida universi- Mtaria. Con preocupación veo que estamos perdiendo algo que teníamos sin que nadie lo valore, algo que no requeriría grandes esfuerzos ni presupuesto adicional, sino solo reconocimiento del valor de la enseñanza, inseparable compañera de la investigación y de la creación del conocimiento. Sería sencillo y considero necesa- rio recuperar el prestigio del grado de maestría, hoy en vías de extinción. El honroso título de maestro, respetado durante siglos y símbolo de la dignidad del magisterio en su más alto nivel, se ha convertido en un engorroso trámite ineludible para acceder al ansiado doctorado, porque ahora significa haberse que- dado a mitad de camino del valioso título de doctor. Hoy se reducen materias, se abrevian plazos y se eliminan o devalúan las tesis, porque la maestría por sí misma carece de valor; es un requisito propedéutico, un anticipo resumido de los cursos que en verdad importan, los que dan créditos para obtener el ansiado diploma que, a su vez, abre las puertas del Sistema Nacional de Investigadores y, con suerte, añade puntos al curriculum y aumenta las posibilidades de ocupar un puesto en institu- ciones académicas. Existen muy buenas razones para que los reglamentos de muchas universidades (la UNAM es un buen modelo y quizá podría extenderse a todas) no consideren imprescindible el grado de maestría para cursar el doctorado e incluso reconoz- can la capacidad de los licenciados para impartir cursos en las licenciaturas. Pero el hecho de que exista esa opción no significa que sea la mejor ni la única y, durante

563 Necesitamos maestros

décadas, se mantuvo la costumbre, aunque no fuera estrictamente la exigencia, de imponer la maestría como paso previo al doctorado. Esto se basaba en la convic- ción de que se podía ir más allá del conocimiento en los temas adquiridos en la licenciatura, mediante la ampliación de los enfoques y la resolución de problemas concretos planteados en la práctica docente. No sería solo cuestión de años de estudio y preparación, aunque eso también cuenta, sino de asumir los estudios previos como una plataforma desde la que podía alcanzarse una mayor capacidad de análisis y agilidad mental para vislumbrar problemas e impulsar la creatividad. Es cierto que algunas tesis de licenciatura nos sorprenden por su calidad, origi- nalidad y solidez, y es indudable que puede haber excelentes trabajos realizados en varios meses y pésimas investigaciones presentadas una o dos décadas después de concluidos los estudios. En uno y otro extremo, estos casos son excepcionales y ello no debería ser motivo de desdén de los estudios formalizados, sino confirmación de que méritos especiales justificarían reconocimiento extraordinario. Lo que sor- prende es que se mantenga la ficción de una maestría reducida al mínimo de cur- sos y con una drástica reducción en los periodos considerados para la titulación. ¿Qué se deduce de la norma de que una tesis de maestría deba elaborarse en tres o cuatro semestres? ¿Por qué para el ingreso al Sistema Nacional de Investigadores no sirven los méritos que las universidades reconocen o reconocían hasta hace al- gún tiempo en los maestros? ¿Podemos presumir que las licenciaturas han elevado sus niveles hasta hacer innecesaria la maestría? ¿Nadie necesita que los aspirantes a doctores hayan alcanzado el dominio de su especialidad? ¿Se ha reflexionado lo suficiente sobre lo que significa la pérdida de las maestrías? Y pasando al terreno práctico, la pregunta que casi avergüenza hacer es: si no van a investigar, ¿para qué sirven los maestros? Tengo al menos dos respuestas: la primera es que no tendremos buenos investigadores si ellos no tuvieron buenos maestros. La segunda se relaciona con la absoluta necesidad de mejorar los niveles de las escuelas preparatorias, secundarias y técnicas en las que son imprescindi- bles maestros especializados del más alto nivel y con una preparación orientada a la enseñanza. Quizá se ha olvidado lo que siempre se esperó y se exigió de un maestro uni- versitario: la capacidad de selección y síntesis de temas y problemas de su espe- cialidad, el conocimiento sobre escuelas, orientaciones y debates aplicables a cada investigación, la sensibilidad para identificar puntos oscuros y afirmaciones sin fundamento en argumentaciones académicas, la agudeza para formular pregun- tas y programar búsquedas apropiadas... y algo esencial y absolutamente necesa- rio en nuestras cátedras: la pasión por la materia y la empatía para transmitirla. Pueden pensar que todo esto se adquiere con la madurez y la experiencia, y yo los

564 Pilar Gonzalbo Aizpuru • 29 de mayo

apoyo con la advertencia de que esas cualidades se consolidan, orientan y acredi- tan con una auténtica maestría, que, como tal, amerita el reconocimiento en todos los terrenos.

565 Del laboratorio a la clínica

Dr. Gerardo Gamba Ayala 5 de junio

sta tarde leí un artículo publicado en el número de hoy, jueves 18 de abril de 2019, del New England Journal of Medicine sobre la uti- lidad de la canaglifozina para disminuir la velocidad de la pérdida de la función renal y la mortalidad cardiovascular en pacientes con diabetes mellitus que ya tienen cierto grado de daño renal. Traigo a este espacio el estudio porque muestra una historia que me ha tocado vivir desde sus inicios, hace 30 años, y que es un Eejemplo espléndido de cómo la tan anhelada, y ahora de moda, investigación tras- lacional está basada en y depende de la ciencia básica, que cada día encuentra menos apoyo e inclusive algunas autoridades ven con menosprecio, porque dicen que no produce innovación. Me explico. La diabetes mellitus, en particular la nefropatía diabética, es uno de los pro- blemas de salud pública más importantes del mundo y de México. En mujeres mexicanas adultas, la nefropatía diabética es la causa número 1 de muerte, por encima del cáncer de mama o cervicouterino, que reciben mucha más atención. En hombres, la nefropatía diabética no es la primera causa de muerte, porque es superada por el infarto de miocardio, pero está muy cerca. El estudio que menciono se llama CREDENCE, no por el grupo musical, sino por las siglas que denotan Canagliflozin and Renal Events in Diabetes with Established Nephropathy Clinical Evaluation (canagliflozina y eventos renales en diabetes con evaluación clínica de nefropatía establecida). Incluyó a 4 mil 401 pacientes que ya tenían cierto grado de nefropatía diabética y que fueron aleatorizados para reci- bir canaglifozina o placebo por un promedio de 2.6 años, cuando el estudio fue detenido, debido a que se demostró claramente la utilidad del medicamento para prevenir la progresión del daño renal y reducir la mortalidad cardiovascular, por lo que se consideró poco ético continuarlo.

566 Gerardo Gamba Ayala • 5 de junio

La canaglifozina es un inhibidor del transportador de sodio-glucosa 2 (SGLT2) que se localiza en el túbulo proximal del riñón. El medicamento no se diseñó para la nefropatía diabética, sino para mejorar el control glucémico al for- zar al paciente con diabetes a orinar más cantidad de glucosa. Pero, los estudios iniciales sugirieron que además podría ser útil para prevenir el daño renal y por eso se diseñó el estudio CREDENCE. Hace 30 años, Matthias Hediger y Ernest Wright en el Departamento de Fisio- logía de la Escuela de Medicina de la Universidad de California, en Los Ángeles (UCLA), usaron por primera vez los ovocitos de la rana Xenopus laevis como una herramienta para analizar la función de una proteína de membrana de interés y utilizarla como señal para clonar el ADN que codificara para dicha proteína. El trabajo lo publicaron en la revista Nature en noviembre de 1987 y es un artículo de esos que algunos consideran con desdén como de “ciencia básica”. Se trató nada menos que de la clonación del transportador de sodio-glucosa 1 (SGLT1), el an- tecedente inmediato para identificar y clonar el SGLT2. A la postre, después de 20 años de estudios moleculares, sus resultados llevaron al desarrollo de los in- hibidores de SGLT2 y, después de pasar por otros diez años de experimentación en diversas fases, el proceso culminó con artículos como el que nos ocupa, donde se demuestra una utilidad clínica real para un problema importante de salud pú- blica. Treinta años parece mucho tiempo, pero lo único que podría hacerlo más corto es que se invirtieran todavía más recursos en la investigación científica. ¿Quién hubiera imaginado hace 30 años que el siguiente medicamento útil para el tratamiento de la nefropatía diabética sería un inhibidor de un transpor- tador del túbulo proximal del riñón? Cuando Hediger y Wright hicieron este trabajo ni remotamente estaban pensando en la nefropatía diabética, ni tenían el menor interés en el riñón. De hecho, la clonación la hicieron a partir del ARN de intestino de rata. Sin embargo, como investigadores, saben que generar cono- cimiento original se justifica por el conocimiento mismo y que, eventualmente, este podrá ser útil para generar innovación. Afortunadamente fueron financiados por líderes que piensan lo mismo. Sin el trabajo de Hediger y Wright, publicado en 1987, nada de lo que ha pasado después hubiera sido posible y el artículo que hoy leí por la tarde no existiría. En 1989, Matthias fue contratado como investigador en la División Renal del Brigham and Women’s Hospital de la Universidad de Harvard, a donde llegué el siguiente año a realizar el posdoctorado. Ahí tuve la posibilidad de interac- cionar directamente con él para aprender la estrategia de ovocitos de Xenopus, que me permitió clonar el ADNc de los transportadores Na-Cl y Na-K-2Cl del

567 Del laboratorio a la clínica

riñón (PNAS, 1993 y JBC, 1994), así como del sensor de calcio en las paratiroides (Nature, 1993). Ahora, gracias a la clonación, contamos ya con un medicamen- to útil para el tratamiento del hiperparatiroidismo secundario en pacientes con insuficiencia renal (cinacalcet). ¿Qué hubiera pasado si hace 30 años el Conacyt hubiera financiado a un inves- tigador de una universidad en México para clonar el SGLT1? ¿Y si en los años posteriores hubiera financiado grupos de investigación para estudiar el transpor- tador y desarrollar el medicamento que lo inhibiera? Quizá habríamos tenido un medicamento desarrollado en México, por científicos mexicanos, que hoy serían los autores del artículo en el New England Journal of Medicine, y la patente del medicamento sería mexicana, con lo cual entrarían al país millones de dólares. Hoy en día está de moda la investigación traslacional y buscamos proyectos susceptibles de innovación; pero la investigación traslacional requiere de los des- cubrimientos básicos que eventualmente sean susceptibles de traslación, aunque al principio no lo parezcan. Con el recorte y la desatención a la ciencia básica que hemos visto en los últimos años, estamos cada vez más lejos de la medicina traslacional y es probable que den- tro de 30 años este tipo de investigación en México siga siendo una utopía, ya que seguiremos sin tener material original que traslacionar.

568 Agricultura sustentable mediante el uso de productos biológicos desarrollados en México

Dr. Enrique Galindo Fentanes 12 de junio

l uso de pesticidas y fertilizantes químicos ha ocasionado la conta- minación de los campos agrícolas y el desarrollo de resistencia por parte de los patógenos. Quizá por eso existe, a nivel mundial, una tendencia de los consumidores hacia la compra de alimentos co- sechados bajo esquemas de producción que minimicen el uso de pesticidas obtenidos a través de síntesis química. Es así como uno de los principales retos de la agricultura moderna es producir más Ey mejores cosechas, reduciendo al mismo tiempo la aplicación de agroquímicos. En respuesta a dicha tendencia, los métodos biológicos, basados en organismos que naturalmente previenen el desarrollo de plagas y enfermedades, denominados agentes de control biológico (ACB), representan una alternativa ambientalmente sustentable. México no es la excepción; la agricultura mexicana ha incrementado significati- vamente el uso de ACB en los últimos años debido a que los productores agrícolas necesitan asegurar la inocuidad de sus cultivos ante reglamentaciones que restrin- gen cada vez más el empleo de pesticidas químicos. Resulta así de vital importancia económica y ambiental que la agricultura mexicana cuente con más y mejores pro- ductos que sustituyan, de manera eficiente y sustentable, los pesticidas sintéticos. En México, hay empresas que ofertan productos biológicos para la agricultura.

569 Agricultura sustentable mediante el uso de productos biológicos

A continuación, relatamos el caso de la empresa de base tecnológica, Agro&Bio- tecnia, surgida del Instituto de Biotecnología de la UNAM. Nuestro grupo de investigación, en colaboración con investigadores del CIAD- Culiacán, y mediante la creación de la empresa Agro&Biotecnia y de una alianza estratégica con la empresa FMC Agroquímica de México, logró introducir en el mercado mexicano el primer biofungicida foliar completamente desarrollado en México. Su nombre comercial es Fungifree AB®. Este desarrollo fue el fruto de un trabajo de investigación de cerca de doce años.1 El principio activo de Fungifree AB® es una bacteria muy particular, aislada del follaje del mango, que ha demostrado disminuir significativamente el ataque de los microorganismos patógenos de plantas comestibles. No deja residuos tóxicos sobre la superficie de los frutos ni en el follaje de hortalizas y árboles frutales (residua- lidad cero), no tiene efecto negativo en la salud de las personas que lo manejan, ni afecta negativamente el medio ambiente. A la par, tiene una efectividad com- parable o superior a la del producto químico tradicional que sustituye. Cuenta con el registro OMRI, que lo certifica como producto orgánico, por lo que su uso permite a los productores acceder a mercados orgánicos de alto valor agregado. Fungifree AB® puede prevenir la incidencia y la severidad de la antracnosis, una enfermedad, en mango, aguacate, cítricos y papaya; de “cenicilla polvorienta” en hortalizas de las familias de las solanáceas y las cucurbitáceas (jitomate, pepino, melón, sandía, berenjena, etcétera); así como de “moho gris” en las frutillas o berries. Hace poco, Senasica le otorgó el certificado de efectividad para contro- lar la roya del café, una enfermedad que ha devastado los cultivos en el sureste mexicano. Todo esto está respaldado por las entidades gubernamentales (Sagarpa —ahora Sader— y Cofepris), las cuales le han otorgado a este biofungicida la autorización para usarse en el control de seis especies de hongos fitopatógenos en 23 cultivos. Fungifree AB® ayuda a promover el desarrollo saludable de los cultivos y a obte- ner productos con mayor vida de anaquel y frutos con mejores atributos, logran- do una calidad de exportación. Por ejemplo, al usar Fungifree AB® en el cultivo de mango, se obtiene hasta un 80 por ciento de los mangos libres de antracnosis y con la calidad necesaria para exportación, mientras que con el tratamiento tradicional solo se alcanza un 25 por ciento. En los aspectos comerciales, las ventas de Fungi- free AB® le están aportado regalías tanto a la UNAM como al CIAD. Adicionalmente, nuestro grupo de investigación, gracias al apoyo del Conacyt,2 en colaboración con colegas de los institutos de Ciencias Físicas y de Investigacio- nes Biomédicas de la UNAM, FIRA y el Colegio de Postgraduados, evaluó técnica y económicamente la integración de tecnologías biológicas (control biológico y

570 Enrique Galindo Fentanes • 12 de junio

biofertilización), automatización de invernaderos y tecnologías de uso eficiente de agua en la producción de jitomate. Los resultados demuestran que el conjunto de tecnologías integradas permite incrementar sustancialmente la producción y la calidad del jitomate, con un uso mínimo de productos químicos y de agua de riego.3 Proyectos multidisciplinarios como este son indispensables para lograr va- lidar el uso de productos y tecnologías desde el punto de vista técnico, económi- co, ambiental y regulatorio. El uso de productos biotecnológicos y su evaluación dentro de esquemas tec- nológicos integrados contribuirá a que la agricultura mexicana pueda desarrollar productos inocuos y sanos. Asimismo, permitirá a los agricultores ofrecer produc- tos de alta calidad sin residuos de pesticidas sintéticos, que pueden comercializarse a precios muy atractivos, tanto en el mercado nacional como en el de exportación. Por otra parte, la participación de empresas de base tecnológica, formadas por investigadores o exalumnos de posgrado, será crucial para el desarrollo y puesta en el mercado de nuevos productos innovadores. Cabe mencionar que ya existen las bases legales que permiten a los investigadores fundarlas para la comerciali- zación de sus desarrollos.4

1 Enrique Galindo Fentanes, Leobardo Serrano Carreón, et al. “Desarrollo histórico y los retos tecnológicos y legales para comercializar Fungifree AB®, el primer biofungicida 100 por ciento mexicano”, en tip Revista Especializada en Ciencias Químico-Biológicas, 18, 1, pp. 52-60 (2015) [En línea]: ‹http://tip.zaragoza.unam.mx/index.php/tip/article/view/94› [Consulta: 20 de enero de 2021]. 2 “Integración de desarrollos en biotecnología, automatización y tecnologías de la informa- ción para establecer un modelo escalable de producción sustentable e inocua de hortalizas en invernadero”, proyecto 247473 apoyado por Conacyt (PDCPN2014-01). 3 “Invernaderos automatizados para optimizar la producción de jitomate”, en Gaceta UNAM, 14 de junio de 2018 [En línea]: ‹http://www.gaceta.unam.mx/20180614/invernade- ros-automatizados-para-optimizar-la-produccion-de-jitomate› [Consulta: 20 de enero de 2021]. 4 “Investigadores con vocación empresarial: se terminó la espera”. Consejo Consultivo de Ciencias, 29 de mayo de 2017 [En línea]: ‹http://www.ccciencias.mx/comunicados/co- municadoEBT-1.pdf› [Consulta: 20 de enero de 2021].

571 Financiamiento para el estudio del sistema agrícola de la milpa

Dr. Alfonso Larqué Saavedra 19 de junio

n Yucatán, se reporta que existen aproximadamente 35 mil milpe- ros que cultivan cada año 150 mil hectáreas para su alimentación con el sistema agrícola tradicional llamado “milpa”. Por su impor- tancia, el pasado 24 de abril de 2019, se asignaron cerca de 5 millo- nes de pesos a un proyecto relacionado con la sustentabilidad agrí- cola denominado “Establecimiento de una estrategia integral para impulsar la milpa maya en Yucatán incrementando sus capacidades Eproductivas y contribuyendo a su conservación, preservación y revalorización”. El recurso fue aprobado dentro del esquema de fondos mixtos y ciertamente ha dejado un buen sabor de boca porque, después de 40 años de no apoyarse la investigación de este sistema de producción agrícola, se retoma por la relevancia que ha cobrado. El objetivo central del proyecto se desarrollará en los próximos tres años con la participación de 21 investigadores de tres instituciones del estado. Hay que señalar que el proyecto tiene como propósito diagnosticar y proponer opciones para el mejoramiento productivo, ecológico y social; además de reducir los problemas de la milpa, que desde hace más de medio siglo ha venido reduciendo sus rendimien- tos por el deterioro de las condiciones ambientales y sociales de la región. La milpa, o kool en lengua maya, es el sistema agrícola practicado por los campe- sinos mayas desde antes de la Conquista para la producción de maíz, frijol y calaba- za, entre otros alimentos. Con el tiempo, por las limitantes edáficas, como la baja fertilidad de los suelos, los agricultores establecieron la práctica de roza, tumba y quema para restituir la fertilidad en ella. El kool es un sistema agrícola exitoso para el autoconsumo familiar que incluye un conjunto de actividades productivas que demandan el conocimiento del eco- sistema para su manejo y aprovechamiento integral. En este conjunto, destacan, además de la producción de granos, la caza, la extracción de leña y maderas para la construcción y actividades paralelas como la obtención de miel. La milpa demanda

572 Alfonso Larqué Saavedra • 19 de junio

la participación intensiva de la fuerza de trabajo familiar, ya que no se utiliza ma- quinaria, como los tractores, por ejemplo, y cuando por excepción tiene exceden- tes, los productos se venden en la propia comunidad. El sistema de la milpa sustentable para la península de Yucatán fue selecciona- do para recibir financiamiento en el 2016 por el Centro Internacional de Mejo- ramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la Fundación Haciendas del Mundo Maya (FHMM) para su revisión, validación y cotejo. De igual manera, desde el 2016, el gobierno de Yucatán estableció cerca de Valladolid una escuela para enseñar la milpa, en donde se dictan cursos para aprender a hacerla; además, se habilitó un albergue con instalaciones de internado para los jóvenes que desean capacitarse en este sistema agrícola. Pero conviene anotar que específicamente en Yucatán el interés sobre este sistema agrícola no es nuevo. El estudio más formal acerca de la milpa se hizo a finales de la década de los setenta del siglo pasado por el fundador de la línea de pensamiento llamada “agricultura tradicional” y de la etnobotánica en México, el profesor Efraím Hernández Xolocotzi, quien inició y condujo por más de una dé- cada el proyecto “Dinámica de la milpa en Yucatán”, desde el Centro de Botánica del Colegio de Postgraduados de Chapingo. Este proyecto visionario y de largo aliento se estableció con el objeto de ratificar la descripción que se había hecho de la milpa y de incrementar su productividad. El proyecto fue financiado de 1979 a 1988 por el Colegio de Postgraduados y por la delegación regional de la Secretaría de Programación y Presupuesto de Yucatán. Fue multidisciplinario porque participaron expertos en diferentes áreas del conocimiento como el doctor Heriberto Cuanalo de la Cerda, líder de los edafólogos; el doctor Alberto Castillo Morales, estadístico; agrónomos, como Jorge Duch y Tomás González; antropólogos, como Katarina Illsey; biólogos, como la doctora Elena Lazos; parasitólogos y economistas, entre otras especiali- dades; y también alumnos del Centro de Botánica, liderados por el propio maestro Hernández, como Luis Arias, Samuel Levy, Manuel Parra, Ramón Mariaca, Luis Dzib y Eduardo Bello, entre otros. El proyecto se desarrolló sobre todo en dos poblaciones del estado: Yaxcabá y Be- canchén, en donde hace 40 años la milpa se practicaba de manera tradicional. Ahí se establecieron siembras experimentales con 22 variables de este sistema agrícola, para cotejar el efecto de la quema, la aplicación de fertilizantes, herbicidas y más. Algunos de los resultados del proyecto fueron presentados en seminarios abiertos en la Universidad Autónoma de Yucatán y en el Banco de Crédito Rural y, posteriormente, fueron publicados en 1995 en dos tomos por el Centro de Botánica del Colegio de Postgraduados con el título La milpa en Yucatán. La obra

573 Financiamiento para el estudio del sistema agrícola de la milpa

fue presentada a los habitantes y milperos cooperantes en el pueblo de Yaxcabá con traducción simultánea a la lengua maya, un hecho realmente sorprendente y que debe ser referido en la historia de la ciencia en nuestro país. Sin embargo, como mucho de lo que pasa en la ciencia fuera del centro, ningún periódico nacio- nal o medio hizo comentario alguno sobre el caso. El mensaje quedó grabado en la mente de los que asistimos: la ciencia en México solo existe si se hace en el centro del país por los investigadores de las instituciones localizadas ahí. Este proyecto, entre otros, sirvió como antecedente para proponer la existencia de los laboratorios naturales para la ciencia en México, concepto que presentamos en El Colegio Nacional en el 2007 y que sostenía que “se debe dar preferencia y apoyar la ciencia en el lugar donde existen estos laboratorios” (milpa, cenote, cráter, selva, etcétera), porque de entrada cuentan con lo más costoso para hacer la buena ciencia (la materia prima). Enhorabuena por reiterar que el número 40 sigue siendo valioso aún para la ciencia, como ha sido referido para la religión, la literatura, etcétera. Esperemos que los buenos proyectos que se llevan a cabo en los laboratorios naturales de nuestro país reciban financiamiento por su pertinencia y para que se facilite la apropiación social del conocimiento en el menor tiempo posible.

574 En honor a Larissa Adler Milstein*

Dr. Claudio Lomnitz Adler 26 de junio

l pasado 13 de abril en la Ciudad de México falleció la antropó- loga Larissa Adler (nacida en París en 1932). Hija de refugia- dos de Europa oriental (Besarabia y Ucrania), que habían sido expulsados del Perú por su militancia política, Larissa se crió en Colombia. Debido a las leyes migratorias de Francia y de Colom- bia, fue apátrida hasta los 17 años, cuando emigró con sus padres y hermanos a Israel (1949). En un kibutz, conoció y se casó con ECinna Lomnitz, con quien tuvo sus cuatro hijos: Jorge (1954-1993), Claudio, Alberto y Tania. En 1954, la joven pareja y su hijo primogénito emigraron, prime- ro a Pasadena, California, donde Cinna sacaría su doctorado en Geofísica, y, lue- go, a Santiago de Chile. Larissa adquirió la nacionalidad chilena, que mantendría toda su vida, junto con la mexicana, que recibió por naturalización ya en edad ma- dura. Vivió en la Ciudad de México desde junio de 1968 hasta el día de su muerte. Su vida familiar fue marcada desde el principio por múltiples desplazamientos que, sin duda, la llevaron a desarrollar una sensibilidad cultural fina, la cual la llevó a descubrir el campo de la antropología e iniciar sus estudios universitarios en la Universidad de California (Berkeley). Larissa comenzó sus estudios de licenciatu- ra con 32 años cumplidos, tres hijos pequeños y una cuarta en camino. Se entregó al estudio con una energía notable, por lo que se recibió con la distinción Phi Beta Kappa y un artículo publicado en el campo de la antropología económica sobre el intercambio de favores en la clase media chilena. En 1968, la familia Lomnitz-Adler se mudó a México, atraída por un ofre- cimiento de trabajo a Cinna por parte de la UNAM. Larissa inició sus estudios doctorales, nuevamente en antropología social, en la Universidad Iberoamerica- na. Su tesis doctoral, dirigida por el profesor Richard de la Universidad de Texas (Austin), fue publicada con el título ¿Cómo sobreviven los marginados?

575 En honor a Larissa Adler Milstein

(Siglo XXI, 1975); este libro lleva cerca de veinte ediciones y es considerado un clásico de las ciencias sociales latinoamericanas. El interés de investigación de Larissa Adler fue la teoría del intercambio, inspirada especialmente en los trabajos de Karl Polanyi y, en los también clásicos, de Bronislaw Malinowski y Marcel Mauss. Estuvo entre las pioneras del estudio antropológico de las redes sociales y exploró la importancia económica, social y política de la reciprocidad en una variedad sorprendente de contextos, inclu- yendo, por ejemplo, la reproducción social de la clase empresarial mexicana, la formación universitaria de profesionistas e investigadores universitarios, el magis- terio chileno y las campañas políticas del viejo PRI, entre otros. Cada uno de sus estudios remató en publicaciones etnográficas (libros y artículos) y también, oca- sionalmente, en reflexiones conceptuales de carácter general. Larissa fue una autora prolífica, publicada principalmente en español, inglés y portugués, pero también en algunas otras lenguas. Se le considera una figura inno- vadora en los campos de la antropología urbana, el estudio de redes sociales y en la antropología comparada de la reproducción de las clases sociales. Su cualidad de pionera le granjeó múltiples reconocimientos, entre los que des- tacan el Premio Universidad Nacional Autónoma de México, la medalla Sor Juana Inés de la Cruz, el Premio Nacional de Ciencias y Artes (2006), las membresías de la American Academy of Arts and Sciences y la American Philosophical Society, y doctorados honoris causa por la Universidad Nicolaíta de Michoacán y la Univer- sity of Massachussets-Amherst. La carrera de investigación de Larissa Adler se realizó en su totalidad en la UNAM, institución por la que siempre tuvo un enorme afecto y agradecimiento. Ahí figuró como investigadora titular del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplica- das y en Sistemas (IIMAS) y formó parte de su innovador Departamento de Cien- cias Sociales, abocado al estudio social de las redes. Ahí dejó, también, colegas muy estimados de muchos años. Larissa fue además una maestra muy apreciada en numerosas instituciones del país y el extranjero. Fue profesora invitada en múltiples instituciones de Améri- ca Latina, Estados Unidos y Europa. La sobreviven tres de sus hijos, Claudio, Alberto y Tania, ocho nietos y un bisnieto. Descanse en paz Larissa Adler Milstein.

* Texto publicado por invitación del Consejo Consultivo de Ciencias.

576 Sidney Brenner y la biología molecular

Dr. Gerardo Gamba Ayala 3 de julio

ra mayo de 1961 cuando iniciaba la histórica relación entre Frank Sinatra y la orquesta del gran Count Basie, una combinación que los llevaría años más tarde a la grabación del famoso disco en vivo, orquestado nada menos que por Quincy , al que intitularon Sinatra at the Sands. Fue el día 13 de ese mismo mes, cuando yo apenas tenía tres meses de edad, que Sidney Brenner, junto con Francis Jacob y Matthew Meselson, publicó la evidencia de que Elos ribosomas no eran los que llevaban el mensaje del ADN del núcleo al citoplas- ma para la síntesis de proteínas, como se creía entonces, sino un “intermediario inestable” denominado a la postre ARN mensajero. Si bien, solo por este trabajo, Brenner habría merecido el Premio Nobel de Fisiología y Medicina, no fue este descubrimiento por el que se le otorgó tan alta distinción en el 2002, junto con y Robert Horvits, sino por su trabajo sobre “la manipulación gené- tica del desarrollo y de la muerte celular programada”. Sydney Brenner murió hace algunas semanas a los 92 años de edad. Originario de Sudáfrica, terminó la carrera de Medicina tan joven que le negaron practicarla durante dos años por no tener la mayoría de edad, razón por la que tuvo que aso- marse a un laboratorio de investigación para ocupar su tiempo y en el que encon- tró su verdadera vocación. Se trasladó a la Universidad de Oxford en Inglaterra para hacer un doctorado y, en abril de 1953, viajó con algunos compañeros a Cambridge para conocer el modelo del ADN que proponían Watson y Crick en aquel famoso artículo del 25 de abril de 1953. El mismo Brenner describió esa mañana fría en Cambridge, cuando conoció la doble hélice, como “el momento puntual que definió su vida”. Su encuentro con Crick acabó en una amistad entrañable. Compartieron la ofi- cina en Cambridge durante 20 años. Fue en una conversación con Crick y Monod, a principios de los sesenta, en la que Brenner propuso que la información del

577 Sidney Brenner y la biología molecular

núcleo al citoplasma para la síntesis de proteínas debía llevarla a cabo una molécula inestable de ácidos nucleicos. Años más tarde propuso lo que fuera el eje central de su carrera: mediante el estudio de un pequeño nematodo (lombriz) llamado Caenorhabdithis elegans, entender el desarrollo celular y la muerte celular progra- mada. Fue una propuesta genial ya que, gracias a lo similares que son los procesos biológicos básicos en las diversas especies del planeta, se puede obtener una can- tidad enorme de conocimientos aplicables a todos, utilizando modelos mucho más simples y fáciles de estudiar. Es como si quisiéramos explicarle a un niño cómo funciona la tracción de las ruedas en un automóvil: en vez de mostrarle un tráiler de dieciocho ruedas, mejor le enseñamos una bicicleta. El trabajo de Brenner no quedó solo en hacer ciencia pura. Su participación fue crucial para sentar las bases éticas de la construcción y utilización del ADN recom- binante. Orquestó la participación británica en el proyecto del genoma humano en los noventa, el desarrollo de la investigación científica en Singapur, la biología molecular en Japón y la creación del campus de Janiela Farm para investigación del Instituto Médico Howard Hughes, en el estado de Virginia, Estados Unidos. Como era de esperarse, obituarios fueron publicados en revistas como Nature y otras del mundo científico. Es de resaltar, sin embargo, que el obituario de esa se- mana en The Economist (17 de abril de 2019) también fue dedicado a Brenner, a pesar de que en la misma semana murió por suicidio y en medio de un escándalo internacional Alan García, el expresidente de Perú. Así de grande era Brenner y así de grande es la investigación científica que no tiene comparación con ninguna otra disciplina para el beneficio de la humanidad. En el tiempo que he vivido pasamos de no tener claro cómo, para sintetizar proteínas, se llevaba la información del ADN al citoplasma a la revolución mole- cular por la que ahora conocemos con detalle el genoma humano y el de cientos de especies más. Podemos secuenciar todos los exomas de un individuo (fracción del ADN que codifica para proteínas) en un solo día y a un costo muy razonable (400 dólares). El nivel y la sofisticación de los conocimientos actuales es enorme y la derrama de beneficios a la salud y muchas otras áreas de la investigación en ciencias naturales es interminable. Inclusive afecta áreas insospechadas como el hecho de que cada vez más se esté utilizando el ADN como un sistema de almace- namiento de libros y fotografías (ver La Crónica, Opinión, 22 de abril de 2015). Justo esta semana la prestigiosa revista Nature presenta un trabajo en el que, en búsqueda de genes causantes o asociados a la diabetes mellitus, se compara la se- cuencia de los exomas de 20 mil 791 pacientes con esta enfermedad con la de los exomas de 24 mil 400 controles sanos.

578 Gerardo Gamba Ayala • 3 de julio

No nos cansamos de insistir y mostrar las evidencias contundentes de que la inversión en el desarrollo de la investigación científica es un método de utilidad probada para mejorar las condiciones de la población y que la no inversión en la misma genera cada vez más dependencia y menos soberanía. En relación con el asunto tan mencionado sobre los viajes de los científicos en los últimos días, vale la pena resaltar que el artículo de Brenner del 13 de mayo de 1961 menciona claramente al final lo siguiente: “Este trabajo se inició cuando dos de nosotros S. B. (de Cambridge, Inglaterra) y J. M. (de París, Francia) está- bamos de visita en el laboratorio de M. M. en el Departamento de Biología del Instituto de Tecnología de California, en Pasadena”.

579 México, tercer país seguro a la medida de Estados Unidos

Dr. Carlos Martínez Assad 10 de julio

e decía que al siglo XX debía conocérsele como el de las migracio- nes, porque 200 millones de personas se movieron de su lugar de residencia. Sin embargo, todo parece indicar que el siglo XXI lo rebasará porque en lo que va del mismo más de 65.5 millones de personas han dejado sus países debido a las guerras, persecucio- nes y violaciones de los derechos humanos. Es en ese contexto que se ubica el fenómeno migratorio que Sha tenido lugar en los países del Medio Oriente y África, principalmente, así como lo que está ocurriendo en América Latina, con la salida de venezolanos y con el paso de centroamericanos por México que buscan llegar a Estados Unidos. Desde hace meses, los especialistas en el tema advirtieron que resultaba inusual el creciente número de migrantes que dejaban Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua. Se advertía ya que México podía ser considerado por Estados Unidos como tercer país seguro. Una categoría que hace referencia a la forma como Turquía, presionada por Europa, debió aceptar convertirse en el refugio de millones de migrantes. En ese caso, se trataba principalmente de sirios e iraquíes que huyeron de sus hogares por las guerras o la falta de garantías, buscando su supervivencia. En los campamentos establecidos, más de 3 millones de personas esperaban que las cuotas marcadas por la solidaridad de algunos países se aplicaran, mientras se hacían censos de las profesiones, habilidades y conocimientos de los refugiados para fundamentar sus peticiones en Alemania, Francia, Dinamarca o España. Pese a los señalamientos en diferentes medios, la reacción ante la crisis que sur- gía en la frontera sur de México fue que este estaba muy distante de aquellos países como para que pudiera presentarse una situación semejante. Y, en efecto, si se toma en cuenta el número de personas, aún no lo es; aquí el asombro y la incertidumbre apenas se relacionan con algo así como un millón de migrantes que, por lo demás, no pretenden quedarse en México, sino pasar hacia Estados Unidos.

580 Carlos Martínez Assad • 10 de julio

Algo semejante sucedió en Turquía con los refugiados. Querían pasar a algún país europeo y, para ordenar los flujos, se les ubicó en campamentos mientras espe- raban la resolución del país de acogida con el que estaban realizando trámites para ingresar. Allí hubo el compromiso de los países europeos de apoyar al tercer país seguro, no solo monetariamente, sino con varias organizaciones civiles que contri- buyeron sobre todo a mitigar los problemas de salud y atender la enseñanza ade- cuada de los niños, pues allí se trata de diferentes lenguas. Fundamentalmente, al ser considerados refugiados, desplazados por persecuciones y conflictos, contaron con el apoyo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Esto significaba personal calificado y recursos monetarios. Aún antes del comienzo de las presiones del presidente de Estados Unidos al respecto, México se estaba convirtiendo ya en un tercer país seguro. Varios episo- dios surgieron cuando Estados Unidos comenzó a presionar para que los migrantes expulsados fueran regresados, no a su país de origen, sino al último desde donde ha- bían entrado; es decir, si el intento se hacía desde México, allí debían ser regresados por las autoridades estadunidenses. El asunto ya se había debatido —aunque no su- ficientemente—, por lo que han sido las experiencias y discusiones en otros países. México inicialmente rechazó que un africano o un cubano que intentara ingresar a Estados Unidos desde México fuese expulsado a nuestro país. Luego vino la ame- naza del cobro escalonado de aranceles con la que el gobierno de Estados Unidos presionó a México; el chantaje fue que debía impedir la presión migratoria para no aplicarlos. Según las reglas de la política internacional, resultaba inadmisible inter- cambiar un asunto económico por la causa humanitaria de los migrantes, pues se sabe que hay involucradas familias enteras con menores, incluso bebés y mujeres embarazadas. El planteamiento inicial del gobierno de Andrés Manuel López Obrador fue establecer un plan de desarrollo en Centroamérica para crear condiciones de vida mejores, más o menos como el Plan Marshall, que se aplicó luego de la Segunda Guerra Mundial. Solo que en ese caso Estados Unidos puso los recursos necesarios porque visualizó las dificultades que traería a la economía mundial la situación de deterioro en los países europeos. Detener centroamericanos en sus países podría ser la salida al grave problema. Pero, para que funcionara, Estados Unidos debe- ría considerar que esos países importan para su desarrollo. Por eso, es incompati- ble insistir en un plan semejante y mantener los espontáneos discursos de puertas abiertas en México para quienes emprenden el largo camino de atravesar sus miles de kilómetros hasta la frontera con Estados Unidos. En la caravana migrante, el incremento de la demanda se asoció también con las muestras de simpatía de los mexicanos que al inicio corrieron a mostrar

581 México, tercer país seguro a la medida de Estados Unidos

su solidaridad, apoyando con alimentos, ropa y cobijo a quienes se adelantaron en su utópico camino. Sin embargo, las expectativas pronto se rebasaron y hasta el mismo presidente ha tenido que hacer un llamado a acabar con la xenofobia y el rechazo que están experimentado los migrantes, sometidos además a bandas de traficantes de todo tipo. Luego de la amenaza del gobierno estadunidense de aplicar las cuotas arancela- rias, México tuvo que responder rápidamente y, como el reo que espera que caiga la guillotina, aceptó lo que creía menos indigno para llegar a un acuerdo, antes de perder la cabeza. El gobierno fue presionado, en medio del desacuerdo de muchos sectores de la sociedad, a emplear la recientemente creada Guardia Nacional para impedir el paso de los migrantes en el sur del país. Así, un cuerpo policíaco-mili- tar, creado para combatir el incontrolable crimen en el país, cumplió la misión de atajar a los migrantes con una suerte de muro humano construido con los agentes. Parte de lo que está sucediendo pudo haberse limitado si desde la Dirección de Migración de la Secretaría de Gobernación se hubieran tomado las medidas nece- sarias, con la experiencia y los ejemplos varios que el mundo ha tenido últimamente. Ni siquiera fueron considerados la experiencia y el rigor académicos de su director Tonatiuh Guillén, quien incluso había dirigido un centro Conacyt, el de la Frontera Norte, especializado en cuestiones migratorias. Lo que ejemplifica que en nuestro país no se aceptan la experiencia y conocimientos de los otros. Y, lo más grave, no se calculan los costos y responsabilidades de tener que pensar en campamentos que alberguen a los refugiados satisfaciendo todas sus necesidades de servicios de agua y electricidad, sistemas de seguridad, salud y educación bien organizados. Sorprenden, eso sí, los nulos apoyos internacionales, incluso dentro de Estados Unidos, para frenar las políticas desmedidas del país más poderoso del mundo que afectan a otros países. Ya no se trata de insistir desde la política si los acuerdos a los que llegó México con Estados Unidos fueron los más adecuados, sino cómo prepa- rarnos para lo que viene con la trampa en la que caímos de convertir a México en un tercer país seguro a la medida de los intereses de dominio de Estados Unidos.

582 Las barreras para la innovación tecnológica en México

Dr. Leonardo Ríos Guerrero 17 de julio

n nuestro país, la inversión total en ciencia y tecnología es apenas del 0.5 por ciento del PIB, una de las más bajas entre los países de la OCDE. Además, la mayor parte de esta inversión corresponde al sector público, para ciencia básica. Esto contrasta con países como Corea del Sur, Japón, EE. UU., Israel y Reino Unido, donde la in- versión privada representa el 80 por ciento de su gasto en ciencia y tecnología, lo que robustece sus industrias y genera empleos de Ecalidad. Nosotros invertimos muy poco, así que resulta vital impulsar mecanismos que detonen la inversión privada para transformar nuestra sociedad hacia la eco- nomía del conocimiento. México ha atraído inversiones extranjeras para incidir en nuestro mercado y para exportar. Desafortunadamente, nuestra ventaja competitiva principal son los salarios bajos. El reto es asimilar e innovar tecnologías extranjeras y desarrollar tecnologías propias. A nivel mundial se ha demostrado que la colaboración universidad-industria es la clave para generar nuevos productos y servicios. Más aún, el modelo triple hélice gobierno-industria-universidad ha demostrado que la academia puede jugar un papel crítico en la modernización de un país; pero es necesario desarrollar un vínculo sólido entre el mundo académico y la industria. La innovación produce desarrollo socioeconómico, reduce la pobreza y crea empleos de calidad. Pero las barreras a la inversión privada en innovación en México están relacionadas con el riesgo inherente del desarrollo tecnológico, lo que constituye una falla en el mercado. Además, no existe una cultura de desarro- llo de tecnologías propias. Todo se compra en el exterior, incluso tecnologías obsoletas. Para cambiar este paradigma, en el 2009, el Conacyt instituyó el Pro- grama de Estímulos a la Innovación (PEI) con el fin de impulsar la innovación

583 Las barreras para la innovación tecnológica en México

tecnológica en alianza con las universidades. Este programa, basado en el modelo de triple hélice, resultó ser muy exitoso. El modelo de triple hélice sirvió como catalizador para fomentar la innovación; proporcionó un marco para superar los obstáculos de la colaboración; permitió a las industrias asimilar nuevos conocimientos de las universidades y que las univer- sidades se modernizaran hacia su tercera misión: la transferencia de conocimien- tos y el impacto en la sociedad (Figura 1).

- Sociedad del Empresas mexi- conocimiento pei canas de base - Crecimiento económico Conacyt tecnológica - Empleos de calidad - Sustentabilidad TRL 2-7 - Nuevos productos y servicios - Exportaciones Universidades - Beneficios sociales cpi - Productividad - Capacitación

Figura 1. Programa de Estímulos a la Innovación (pei) 2009-2018. Modelo de triple hélice.

Cerca de 5 mil industrias mexicanas llevaron a cabo innovación tecnológica en vinculación con universidades y centros públicos de investigación (CPI). La gran participación industrial y académica superó las expectativas. La inversión total del 2009 al 2018 fue de 52 mil millones de pesos, de los cuales 24 mil 500 millones provinieron del Conacyt y, aproximadamente, 27 mil 500 millones de empresas privadas. De esta forma, los escasos recursos públicos se duplicaron para desarrollar tecnologías de alto impacto en asociación con las universidades. Los recursos ca- nalizados al sector académico fueron 13 mil millones de dólares, más de la mitad del financiamiento del Conacyt al PEI. Los conocimientos científicos de las universidades mexicanas y los CPI fue- ron muy importantes para las empresas, pero además hubo movilidad de recursos humanos calificados como investigadores y estudiantes. A cambio, las universida- des, obtuvieron fondos adicionales y aprendieron sobre las necesidades del mer- cado para reorientar sus líneas de investigación.

584 Leonardo Ríos Guerrero • 17 de julio

Los sectores más innovadores en México fueron los de tecnologías de la infor- mación, automotriz, alimentos, agroindustria y química. Las empresas que participaron en el PEI informaron sobre 21 mil 150 nuevos empleos relacionados con actividades de innovación, más de 4 mil 700 patentes y otras figuras de iniciativa privada, y cerca de 35 mil recursos humanos capacita- dos en innovación. Otro notable resultado fue la participación de microempresas (22 por ciento del total). Jóvenes emprendedores y estudiantes de posgrado invir- tieron para mejorar sus productos y servicios en alianza con universidades y CPI. Muchos descubrimientos académicos no se habían aprovechado en México por falta de recursos para su maduración y escalamiento. El PEI ha sido la mejor con- vocatoria del Conacyt dirigida a la aplicación de la ciencia. Cabe mencionar que los proyectos apoyados fueron sobre todo de niveles tec- nológicos 3 a 6 (Technology Readiness Levels, TRL), es decir, desde pruebas de con- cepto hasta prototipos a escala piloto. El escalamiento industrial no se consideró en el PEI, pues es una decisión de negocio de las empresas participantes. Si la incer- tidumbre técnica ha sido superada, estas inversiones suelen ser mucho mayores. De esta forma, el apalancamiento de recursos privados y públicos, que duplicó la inversión del Conacyt, en realidad podría ser mucho mayor, una vez que los nuevos productos lleguen al mercado. Respecto a la transparencia y el rigor en el manejo de los recursos, todas las pro- puestas fueron evaluadas, de manera independiente y confidencial, por dos cientí- ficos reconocidos con una especialidad que se ajustara al objeto del proyecto. Si la evaluación de ambos coincidía, positiva o negativa, se daba por concluida. Se rea- lizaba una tercera evaluación cuando no coincidían. Todo el proceso era registrado en la plataforma electrónica del Conacyt, de forma auditable y clara. De los pro- yectos con mayor calificación, cada estado seleccionó los mejores para su región, en función de sus vocaciones sectoriales. Los proyectos bien evaluados siempre superaron los fondos disponibles. Todos los estados participaron. Hay que señalar que, en el Registro Nacional de Instituciones y Empresas Tecnológicas a cargo del Conacyt, se evalúan y certifican compañías que hacen innovación de alta tecnología en México, sin importar el origen del capital. Por lo tanto, las críticas hacia el apoyo a compañías globales con centros de producción en México y que desarrollan tecnologías con universidades nacionales carecen de fundamento. Hasta las industrias del tequila y la cerveza poseen ahora capital internacional. Lo importante es su compromiso por desarrollar tecnologías en el país y generar empleos de calidad. Como efectos adicionales del programa, varios centros privados de innovación fueron creados o consolidados en las áreas automotriz, de alimentos, aeronáutica

585 Las barreras para la innovación tecnológica en México

y electrónica. Las oficinas de transferencia de tecnología en la mayoría de las uni- versidades se consolidaron. El Programa de Estímulos a la Innovación fue un primer paso hacia la economía del conocimiento, en el que las universidades y los CPI tuvieron una aportación central. Considero que se deben impulsar mayores retos de colaboración univer- sidad-industria como mecanismo para resolver problemas que agobian a nuestra sociedad. Además, se aprovecharía mejor la gran capacidad científica nacional, la de la llamada “hiperélite”, para la “verdadera transformación” hacia la economía del conocimiento.

Henry Etzkowitz y Loet Leydesdorff. “The Dynamics of Innovation: From National Sys- tems and ‘Mode 2’ to a Triple Helix of University-Industry-Government Relations”, en Research Policy, 29, 2, pp. 109-123 (2000) [En línea]: ‹https://www.researchgate.net/ publication/222547985_The_Dynamics_of_Innovation_From_National_Systems_ and_Mode_2_to_a_Triple_Helix_of_University-Industry-Government_Relations› [Consulta: 20 de enero de 2021]. Henry Etzkowitz y Chunyan Zhou. The Triple Helix: University-Industry-Government Innovation and Entrepreneurship, Routledge, Londres, 2017. Judith Sutz y Rodrigo Arocena. “Integrating innovation policies with social policies: a strategy to embed science and technology into development processes”, International Development Research Centre, Innovation, Policy and Science Program Area, Strategic Commissioned Paper, 2006.

586 Huitlacoche: exquisitez culinaria azteca Parte 1

Dr. Octavio Paredes López y Dra. María Valverde González 24 de julio

l abasto deficiente de alimentos de alta calidad nutritiva y su alto costo relativo, el incremento en la disponibilidad de alimentos po- bres en nutrimentos, pero sensorialmente muy atractivos (sabor, textura, color y apariencia en general), acompañados de fuertes campañas publicitarias, así como el sedentarismo de las socieda- des, han generado una peligrosa tendencia creciente hacia el so- brepeso y la obesidad. Estudios recientes en los Estados Unidos Emuestran que no menos del 75 por ciento de la población mundial está en estas condiciones, tomando en cuenta su peso corporal; y la tendencia sigue en aumen- to paulatino y constante. La situación en México no es diferente. Según las estadísticas de la Organiza- ción Mundial de la Salud ocupamos un distinguido segundo lugar, muy cerca del primero, en esta no tan deseable tendencia. Y en nuestro caso el sobrepeso y la obesidad son más altos en los sectores más débiles de la economía, lo que en con- secuencia implica una mayor necesidad de atención a la salud igualmente crecien- te. Es decir, estos sectores sociales están en el peor de los dos mundos: acceso li- mitado a alimentos altamente nutritivos y simultáneamente altos requerimientos de atención médica a los padecimientos propios de estos comportamientos. Los habitantes originales del México prehispánico nos heredaron una rica va- riedad de alimentos y dietas alimenticias con la presencia de componentes nutri- cionales y nutracéuticos (compuestos de tipo nutritivo e igualmente medicinal que ayudan a prevenir o minimizar diversas enfermedades). Dentro de estas apor- taciones, se encuentra un alimento considerado por la gastronomía mundial, de- bido a sus excelsas características, una exquisitez culinaria bajo cualquier estándar comparativo. Se trata del huitlacoche o cuitlacoche, un hongo que biológicamente se clasifica como dimórfico, ya que puede presentarse en dos formas diferentes, y que científicamente se denominaUstilago maydis.

587 Huitlacoche: exquisitez culinaria azteca. Parte 1

Este singular hongo tiene una buena cantidad de características originales. Aquí señalaremos algunas de ellas. Por ejemplo, infecta solo al maíz y a su papá, el teozintle; la infección ocurre únicamente en la parte aérea de la planta; el hongo le da una orden a la planta para que se dedique a proporcionarle nutrientes para su propio desarrollo; y la planta deja de cubrir algunas de sus funciones por este mandato. No se sabe científicamente cómo ocurre esta orden, pero la planta deja de formar los granos o semillas sobre la mazorca y en su lugar la forma del hongo que conocemos como huitlacoche crece abundantemente. Es decir, el hongo se de- sarrolla cubriendo al olote, la parte de la mazorca que usualmente sirve de soporte y sustento a los granos de maíz en desarrollo. Se podría entender que esta infección de Ustilago maydis no permite la pro- ducción de maíz, la actividad principal de esta planta; pero las cosas no son exac- tamente así. El maíz ha desarrollado materiales genéticos para la producción del grano correspondiente; materiales que no son susceptibles a la infección natural del hongo. Por el otro lado, los grupos indígenas acostumbrados al consumo de esta exqui- sitez en su cocina ancestral seleccionaron aquellos materiales genéticos susceptibles a la infección y se volvieron productores de huitlacoche. Su entrenamiento práctico para la generación de dichos materiales genéticos fue asombroso: maíces resistentes y susceptibles a esta infección; maíces con pigmentaciones variables (azulosos, ver- des, rojizos) y con texturas diversas (endospermos suaves, duros, cristalinos) para su alimentación y sus festividades religiosas. No se tiene noticia de que hubiera grupos opuestos a las modificaciones, empíri- cas y no empíricas, de maíces con informaciones genéticas variables. Ahora nuestras sociedades se debaten entre la aceptación y el rechazo de los materiales denomina- dos transgénicos, cuando estos son apenas un juego de niños en comparación con las impactantes modificaciones genéticas del pasado o ¿del futuro que ya llegó?

588 Huitlacoche: exquisitez culinaria azteca Parte 2

Dr. Octavio Paredes López y Dra. María Valverde González 31 de julio

uestros técnicos ancestrales fueron descubriendo que, además de la mayor o menor susceptibilidad de ciertos tipos de maíz a la infección del huitlacoche, también los efectos o daños físi- cos parciales a la planta por lluvias intensas o granizadas afec- taban el hongo. Los niveles de infección bajo estas caracterís- ticas no sobrepasan un 20 o 25 por ciento del total de plantas. Al crecer la cadena alimentaria y teniendo a los consumi- Ndores a mayores distancias, la accesibilidad del huitlacoche y su precio alcanzan niveles bajos y altos, respectivamente; elementos que no estimulan su consumo. Por estas características, nuestro laboratorio de investigación invirtió una buena cantidad de esfuerzos para desarrollar un procedimiento tecnológico que permitiera alcanzar niveles de infección de la planta entre un 80 y 90 por ciento; es decir, la producción por unidad de área y la calidad del huitlacoche se incrementó notablemente. Esta tecnología, en lugar de patentarla y buscar aspectos lucrativos, decidimos ofrecerla a diversos grupos de pequeños productores de huitlacoche en varios lugares del país, a quienes ayudamos en su entrenamiento técnico, teórico y práctico. Lo anterior es apenas un granito de arena ofrecido a la sociedad que paga nuestro quehacer. Para incrementar la validez de esta tecnología, hemos llevado a cabo experiencias exitosas en el cinturón verde de Estados Unidos, en colaboración con agricultores y académicos de esa zona. Uno o dos grupos académicos nacionales también ya la han adaptado. Una de las características del huitlacoche, que le da la peculiaridad de su exquisitez, tiene que ver con que el grano de maíz no posee, o lo hace en canti- dades mínimas, aminoácidos esenciales, por lo que el organismo humano debe tomarlos de fuentes externas para complementar su alimentación. La sociedad mexicana, consumidora con alta frecuencia de productos de maíz, se ve afectada

589 Huitlacoche: exquisitez culinaria azteca. Parte 2

por la carencia de estos aminoácidos, principalmente la lisina. Esto significa que los sectores sociales más desfavorecidos deben consumir fuentes complementarias en su dieta. Pero, por razones metabólicas diversas, el huitlacoche sí desarrolla me- canismos de síntesis de este tipo de aminoácidos y se convierte así en un alimento, insuperable con la cantidad de lisina más alta. Esto quiere decir que los grupos con una dieta en la que la tortilla adicionada con huitlacoche es común han logrado una complementariedad proteínica francamente muy valiosa. Otra de las originalidades de este “humilde” y realmente poco valorado hongo es la siguiente: todos los hongos macroscópicos dentro de amplias cadenas comercia- les de producción y distribución, dentro de los que no está el huitlacoche, contie- nen aproximadamente los mismos compuestos químicos, en cantidades variables, que les dan su sabor. En contraste, el huitlacoche posee compuestos que le dan un factor saborizante único, pues solo están presentes en este tipo de hongo, y no hay otro igual conocido en la naturaleza. Por ello, en nuestras charlas y en publicaciones nacionales e internacionales, reclamamos que se debe insertar en la sociedad la de- nominación de “sabor a huitlacoche”, como se registra el sabor a fresa o a chocolate. Está claro que hay segmentos de la sociedad local no adictos al consumo de huitlacoche por razones diversas, como tampoco todas las sociedades son adictas a las trufas francesas o al caviar ruso. Por cierto, en los restaurantes selectos de la gastronomía mundial donde el huitlacoche tiene un lugar ganado, se insiste en denominarlo como la “trufa azteca” o el “caviar azteca”; nosotros reclamamos que hay que mantener y enriquecer la denominación histórica de “huitlacoche”, apor- tación original de nuestras culturas igualmente originales. Finalmente, compartimos una interesante anécdota. En una revisión científica sobre huitlacoche que nuestro grupo publicó en una conocida revista de Estados Unidos hace ya varios años, brevemente se señalaba que existen grupos indígenas que reclaman que el consumo consuetudinario de huitlacoche genera energía y hasta virilidad. Esta publicación llegó a varios restaurantes renombrados y a una revista altamente popular para el sexo masculino, mundialmente conocida y pu- blicada en ese país, y el trabajo de nuestro grupo fue citado en sus páginas. Es de- cir, la originalidad del huitlacoche propició que nuestro estudio llegará a espacios también selectos.

590 La investigación en el sector salud

Dr. Gerardo Gamba Ayala 7 de agosto

a investigación en biomedicina es el objetivo central de los insti- tutos nacionales de salud. De hecho, la principal diferencia entre un instituto de salud y un hospital general es que en el primero la investigación científica es el área sustantiva más importante, seguida de la enseñanza y la asistencia médica. En México, existen trece ins- titutos nacionales de salud, de los cuales dos son pediátricos, uno de geriatría, uno de perinatología y el resto recibe su nombre por Lel tipo de enfermedad que atiende, a saber, los institutos nacionales de Cardio- logía, Cancerología, Ciencias Médicas y Nutrición, Enfermedades Respiratorias, Neurología y Neurocirugía, Psiquiatría y Rehabilitación, así como dos más que no tienen asistencia médica y están dedicados a la salud pública y la medicina genómi- ca. Los hospitales federales de referencia, como el General de México o el Juárez, y los hospitales regionales de alta especialidad también producen investigación cien- tífica, aunque con menos intensidad, ya que sus áreas sustantivas son la asistencia médica y la enseñanza. Tanto los institutos nacionales como los hospitales federales o de alta especialidad pertenecen a la Secretaría de Salud. Si bien la investigación que se realiza en los institutos y en los hospitales del sector salud es autónoma, existe una coordinación de los institutos encargada de orquestar, analizar y recopilar la investigación en el área. Año con año hace el recuento del número de investigadores, de publicaciones y su calidad, con el objetivo de saber en dónde estamos y definir los caminos a seguir para mejorar, lo que sin duda se ha logrado con creces en la última década. Como ocurre cada año, hace algunos días, la coordinación liberó el análisis que da cuenta del trabajo realizado en el 2018. Aprovecho el espacio para reconocer el arduo trabajo en la coordinación a lo largo de los años de los doctores Juan José Hicks, Rodolfo Cano y Francisco Díaz.

591 La investigación en el sector salud

En el 2018, los investigadores del sector salud publicaron un total de 2 mil 907 artículos en revistas científicas de diversos niveles, de los cuales 2 mil 346 fueron de los institutos nacionales de salud y 561 de los hospitales. Del total de artículos, 1,038 fueron publicados en revistas de circulación nacional o internacional que tienen por objetivo la difusión general del conocimiento y dan a conocer a la sociedad los avances realizados en medicina, tanto en los propios institutos como en el resto del mundo, cumpliendo así una función de divulgación científica de la salud. El resto, 1,869, son publicaciones en revistas científicas de circulación internacional que abordan desde una subespecialidad muy específica hasta algu- nas que son de la mayor importancia en el mundo, como Nature, Science, The Lancet o el New England Journal of Medicine. Del total de publicaciones realizadas en el 2018, el 54 por ciento fueron —en opinión de los propios investigadores— de investigación clínica, el 28 por ciento de investigación biomédica o experimental, el 17 por ciento de investigación en epidemiología o en sociomedicina y el 1 por ciento de investigación tecnológica. Nótese que este número es solo del 2018, que fue un poco mejor que el 2017, a su vez un poco mejor que el 2016, y así por varios años. Por lo tanto, el número de pu- blicaciones producidas por los investigadores del sector salud en la última década debe de ser de alrededor de 25 mil artículos. A esto hay que agregar lo producido por el IMSS, el ISSSTE y, muy importante, por la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional y numerosas universidades estatales. En los institutos y hospitales, hay un total de 1,352 investigadores que perte- necen al Sistema Nacional de Investigadores en diversos niveles: 155 candidatos a investigador nacional, 798 en el nivel I, 270 en el nivel II y 129 en el nivel III. Por lo tanto, si tomamos el total de publicaciones del año, podemos decir en un cál- culo grueso que se publicaron 2.1 artículos por investigador y, si solo consideramos los 1,869 publicados en revistas de alta circulación internacional, obtenemos un promedio de 1.38 artículos por investigador por año. Este cálculo es, por supuesto, demasiado raso, ya que la productividad varía dependiendo de la edad y el nivel de competencia. Existe además diferencia entre los institutos, ya que algunos tienen muchos más años y experiencia que otros. Tan solo dentro de los institutos, en los artículos de alta circulación internacional, la producción por investigador varía de 0.76 a 2.1 artículos por investigador por año. Los temas sobre los que publican los investigadores del sector salud son, como es de suponerse, los que más afectan la salud de nuestra población. En orden decre- ciente, tratan sobre enfermedades crónicas no transmisibles (diabetes, hiperten- sión arterial, infarto de miocardio, asma, etcétera), neoplasias malignas o benignas (cáncer de mama, leucemias y linfomas, por ejemplo), enfermedades infecciosas

592 Gerardo Gamba Ayala • 7 de agosto

(tuberculosis, VIH/sida, dengue, entre otras), salud mental, salud reproductiva y sociomedicina. El cúmulo de artículos que han publicado los investigadores del sector salud contiene los datos científicos de las enfermedades y las particularidades que pode- mos encontrar en cada una para el caso mexicano. Sin esta productividad a lo largo de los años, no podríamos atender a nuestros pacientes con sus peculiaridades y mucho menos pensar en la medicina personalizada. Tampoco habríamos apor- tado al conocimiento mecanismos de enfermedad que son fundamentales para el desarrollo de la medicina misma, ni entenderíamos la epidemiología de los padeci- mientos que afectan con mayor frecuencia a la población mexicana. Por el bien de la salud del pueblo de México, en los años por venir, la inversión en investigación científica del sector salud no solo debe continuar, sino que debe- ría incrementarse. Cada vez hay más mexicanos y todos, sin excepción, algún día y en varias ocasiones van a necesitar del conocimiento médico generado en su país.

593 ¿Qué es la inteligencia artificial?

Dr. Raúl Rojas González 14 de agosto

a llamada inteligencia artificial IA( ) era antes una disciplina bási- camente académica, solo se investigaba en las universidades. Pero con la emergencia de todo tipo de dispositivos portátiles y compu- tadoras empotradas en aparatos domésticos, han aparecido apli- caciones que la ponen directamente al servicio del consumidor y de las compañías que la desarrollan. Todos los días leemos en los periódicos que hoy China, mañana Europa se quieren poner a la Lcabeza de estos adelantos para evitar que las compañías establecidas en el Valle del Silicón californiano acaben dominando la moderna sociedad digital. La IA es algo que se considera prometedor, por los problemas que puede resolver, y, al mismo tiempo, amenazante, por los problemas que puede crear. La IA tiene una larga historia, casi tan antigua como la de las computadoras. Cuando en los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado aparecieron las prime- ras máquinas digitales, los matemáticos habían estado especulando sobre la po- sibilidad de imitar con ellas el pensamiento humano. El matemático inglés Alan Turing pensaba que sería posible enseñar a las computadoras a comportarse “ló- gicamente” y a conducir diálogos con los humanos. Fue él quien ideó la famosa prueba de Turing, que consiste en lo siguiente: si platico a través de un chat con una persona y una computadora, ambos detrás de una cortina, y de sus respuestas no puedo decidir con seguridad quién es la persona y quién la computadora, en ese momento diríamos que la computadora es inteligente, o por lo menos se com- porta tan inteligentemente como alguien conversando con WhatsApp (que no es un umbral muy alto hoy en día). Como hasta ahora ninguna computadora ha logrado pasar la prueba de Turing, podríamos concluir que la IA no existe. Sin embargo, la definición se ha transfor- mado a lo largo del tiempo y, en realidad, la IA se ha fragmentado desde siempre en muchos proyectos distintos. Un ejemplo es el ajedrez. Se le estudió durante déca-

594 Raúl Rojas González • 14 de agosto

das, siempre con la misión de derrotar al campeón mundial. Cuando, en 1997, esto sucedió, el problema dejó de ser “interesante”. Recientemente una computadora venció al campeón mundial de go (el juego estratégico chino). Además, las com- putadoras ya resuelven problemas de álgebra simbólica mucho más eficientemente que cualquier ser humano. Por eso, el progreso de la IA se ha dado en muchos fren- tes: se toma siempre algún problema cuya solución ha requerido hasta hoy un cere- bro y se le trata de resolver utilizando computadoras rápidas y algoritmos eficaces. Ni siquiera se trata de que la computadora ejecute las mismas “operaciones menta- les” que un humano, solo de que pueda resolver el problema planteado. Si puede darle jaque mate al campeón mundial de ajedrez evaluando millones de tableros por segundo, no importa si un gran maestro solo necesita considerar para cada mo- vimiento una docena de alternativas que identifica por su experiencia e intuición. Lo que he descrito es lo que se llama IA “blanda”, que es la que realmente ha pro- ducido muchas aplicaciones. Con la IA “dura” se estudia cómo replicar el funcio- namiento del cerebro con una computadora, es decir, se trata de hacer que aquella siga un camino similar al mentalmente recorrido por una persona. Normalmente, son los neurobiólogos, o los investigadores de la cognición, los que se interesan por la IA “dura”. Hay quienes también hablan de crear una IA “general”, es decir, un sistema basado en procesos de aprendizaje que sea tan flexible como para re- solver acertijos que nunca antes haya ensayado. Una persona puede, por ejemplo, aprender a jugar go, aunque solo sepa jugar ajedrez. Hasta ahora no existen esos sistemas de IA general. Así que podríamos decir que ahí en donde ha habido los mayores avances la estrategia es muy humilde: sin entender cómo opera el cerebro humano se trata de imitar sus facultades en una disciplina limitada. Un ejemplo de IA es el reconocimiento de objetos en fotografías. Se compilan bases de datos de millones de objetos en imágenes, se les clasifica manualmente y de esos datos, etiquetados por humanos, se programa una computadora para que pueda reproducir las mismas etiquetas al “ver” la imagen. ¿Cómo se pueden etiquetar millones de fotografías? Lo hacemos nosotros mismos, como usuarios de internet. En muchas páginas hay que reconocer autos, lámparas, aparadores, etcétera, y darles un clic antes de que la página nos permita el acceso. Estamos así trabajando gratis para una compañía que después puede usar esas etiquetas. Tam- bién se pueden explorar automáticamente las páginas de redes sociales y asociar las fotografías descubiertas con los objetos que la leyenda de la foto menciona. Con una base masiva de fotografías y sus etiquetas, se lanza una “red neural” que aprende a asociar las imágenes con sus etiquetas. La red analiza cada uno de los pixeles de la foto y examina detalles cada vez más abstractos (cantos en la

595 ¿Qué es la inteligencia artificial?

imagen, manchas de diversos colores, partes de un ojo, partes de una flor, etcéte- ra) hasta culminar con una etiqueta que define al objeto contenido en la misma. Eso sucede a través de muchas capas de cálculos numéricos y por eso se habla del “aprendizaje profundo” de ese tipo de redes. Los sistemas que hoy existen son tan poderosos que pueden incluso reconocer objetos que una persona soslayaría en una fotografía. Es este el tipo de sistemas que nos proporciona una lista de imáge- nes de un caballo en una máquina de búsqueda, si así lo requerimos. Manejar un automóvil es también una tarea bien delimitada y hasta ahora re- servada para los humanos. Pero una computadora con acceso a cámaras de video distribuidas alrededor del auto, a radares y láseres, puede “medir” el tráfico mucho mejor que cualquier humano con sus dos ojos. Además, los vehículos autónomos se pueden comunicar y coordinarse. No está lejano el día en que la mayor parte del tráfico se le pueda confiar a robots que manejen de manera segura por las calles, aunque hoy nos encontramos más bien en la fase de desarrollar prototipos. Con cámaras de video instaladas en todas las ciudades, con celulares que saben dónde estamos y qué páginas de internet revisamos, es obvio que enfrentamos un problema de pérdida de la privacidad. Las computadoras siempre están vigi- lando lo que hacemos, qué objetos compramos y hasta las cosas que decimos en casa (si está activo el aparato Alexa de Amazon). Es natural desconfiar del uso que se pueda hacer de esta información. Si mi computadora me ofrece ciertos resulta- dos de búsqueda, ¿me está manipulando hacia la compra de un cierto producto? Si un régimen totalitario tomara el poder, ¿qué puede pasar con esos datos? Los grupos de IA más grandes del mundo ya no están en las universidades, sino que trabajan para Google, Apple, Amazon, Facebook y Microsoft, los llamados “cinco grandes”. La IA es ahora una especie de poderoso motor que propulsa un sinnúmero de aplicaciones. Velar por que esas aplicaciones no comprometan los derechos ciudadanos es uno de los desafíos de la época moderna.

596 Barreras de energía, programación y confiabilidad para el equipo de cómputo moderno

Dr. Adolfo Guzmán Arenas 21 de agosto

ra costumbre para los computólogos producir cada año procesa- dores más rápidos y con más memoria. Esto reduce drásticamen- te el precio del equipo cómputo. Tradicionalmente, la forma de aumentar el rendimiento del chip que hace los cálculos en una computadora (la unidad central de procesamiento o CPU, por sus siglas en inglés) era mediante circuitos integrados con componen- tes cada vez más delgados o finos, lo que permitía tener más pro- Ecesos y memoria en la misma superficie del dispositivo. Pero este adelgazamiento llegó a un límite: la barrera física. También se podía hacer trabajar más rápido el dispositivo aumentando la frecuencia del reloj. Desafortunadamente, esto provo- ca un mayor calentamiento del chip, que alcanza el límite impuesto por la necesi- dad de disipar ese calor: la barrera de energía. Entonces, aparecieron múltiples núcleos de procesamiento que permitían cál- culos paralelos, disponibles hoy en cualquier computadora portátil. Pero esta vez resultó insuficiente la interfaz con la que elsoftware (los programas) se comuni- caba con el hardware (el equipo electrónico, “los circuitos”). Este acoplamiento se da simplemente mediante un conjunto de instrucciones de máquina. Una CPU se construye para que pueda ejecutar instrucciones y el software se crea para dar órdenes. Las instrucciones se acatan una por una, secuencialmente —cuando

597 Barreras de energía, programación y confiabilidad...

menos eso era al principio—. En la práctica, el hardware ejecuta simultáneamen- te y fuera de orden varias etapas de distintas instrucciones, predice a dónde sal- tará el programa y hace otras maravillas sin violar la idea simple de la ejecución secuencial de instrucciones. Así, el hardware hace lo que el software le dice. Pero ¿cómo dar órdenes en paralelo? Y, en general, ¿cómo puede el software hacer un uso efectivo de tanta capacidad de cómputo? Es la barrera de programación. Ade- más, tantos circuitos diminutos en un ambiente tan reducido y caliente (así es una CPU actual) provocan más fallas —entre tantos transistores, algunos falla- rán—. Es la barrera de confiabilidad. En mayo del 2019, en su brillante disertación de ingreso a la Academia de Ingeniería como académico correspondiente,1 el doctor Mateo Valero Cortés, uno de los investigadores más destacados de la arquitectura de computadoras y cóm- puto de alto rendimiento y director del Centro Nacional de Supercomputación en Barcelona, propuso una solución general en la que trabaja: que el hardware esté consciente de su entorno mientras ejecuta el programa. En inglés, lo llaman run time aware architectures. Resulta que él y sus colegas han desarrollado soluciones específicas contra esas barreras, explicadas espléndidamente en su conferencia y se pregona una colaboración más estrecha entre el hardware (actualmente, hecho de núcleos múltiples) y el software que corre en ellos. Eso está muy bien.2 Pero no solo es responsabilidad del hardware “saber lo que está pasando”, también es del software “decir lo que ocurrirá pronto”, no quedarse mudo, sino enunciar qué tareas ejecutar y en qué orden. Los que hacemos software debemos comunicar nuestras intenciones al hardware para usarlo mejor. El software actualmente da órdenes minúsculas al hardware, una lista de instrucciones de máquina en los lenguajes de programación Fortran o Python. El hardware tiene que descifrar cuáles bloques de instrucciones se ejecutan más, cuáles instrucciones pueden ejecutarse en desorden, cuáles tareas pueden parale- lizarse, cuáles pueden asignarse a núcleos más lentos, etcétera. ¿Qué no puede el software dar órdenes de nivel más alto? Dar más información al hardware, para que trabaje mejor, pues no todo lo debe deducir. Sí puede. Puede asignar prioridad a las tareas; indicar cuáles variables son locales (solo el que las crea las ve y las cambia); cuáles cambiarán poco; qué bloques de construcción está usando; qué subrutinas, qué aplicaciones de software libre; qué proceso usado ayer utilizará en este momento. Empero, el software sigue dando lis- tas de instrucciones de máquina. Esto me recuerda a la ingeniería química de principios del siglo XX. Los dife- rentes procesos químicos (producción de jabón, cerveza, ácido nítrico; destila- ción de alcohol, entre otros) eran considerados procesos diferentes. Cada uno se

598 Adolfo Guzmán Arenas • 21 de agosto

enseñaba “paso a paso”. Situación intolerable en el MIT, pues la enseñanza requería mucho tiempo. En 1923, Arthur D. Little, William H. Walker y Warren K. Lewis escribieron los principios de la ingeniería química y redujeron toda fabricación industrial a una serie de operaciones unitarias: transporte de fluidos, filtración, fluidización de sólidos, evaporación, intercambio de calor, destilación, extracción, secado, licuefacción, refri- geración, trituración, etcétera. Como resultado, los ingenieros químicos del MIT (y pronto los de todo el mundo) solo tenían que aprender esas operaciones unitarias y “pegarlas” para resolver cualquier problema de ingeniería química industrial. Propongo que los computólogos definamos estas “operaciones unitarias del software” y que nuestros programas le hablen al hardware en este idioma. Entonces los constructores de hardware buscarán cómo hacer unidades de procesamiento que faciliten o implementen tales operaciones. ¿Cuáles? Búsqueda, ordenamien- to (sort), clasificación, actualización, agrupamiento clustering( ), transformada de Fourier, filtrado, inversión de matriz, minimización, correlación, solución de la ecuación de Laplace y otras. En vez de ir a una ferretería y ordenar solo 30 clavos de 50 mm y catorce tornillos para madera 9-25, ahora digo “quiero hacer una es- tantería de seis anaqueles”. ¿Qué hará el hardware con estas instrucciones de alto nivel? “Tareas”, las llama el doctor Valero. Puede haber unidades de procesamiento específicas. Por ejemplo, los procesadores para tensor flow (redes neuronales); chips que detectan movimiento o rostros. Soluciones totalmente por hardware. En el 2003, en Querétaro, colaboré en el diseño de una computadora para medir el flujo en tubos grandes. Usamos procesadores digitales de señales. Algunos tienen la instrucción “mariposa”, muy útil para ejecutar la transformada rápida de Fourier. Otros tienen instrucciones que facilitan el filtrado digital, usando los polos y ceros de la función de transferencia. Solución hardware-software. Puede haber unidades reconfigurables (por ejemplo, usando matrices de puertas programables o FPGA, por sus siglas en inglés) que puedan autoreprogramarse para hacer un ordenamiento o para hallar los eigenvalues (valores propios) de una ma- triz. Solución de hardware reconfigurable. Celebro el llamado de Mateo hacia una colaboración más estrecha entre el soft- ware y el hardware. Propongo que el software se piense y construya más con opera- ciones unitarias que con clavos, tornillos y arandelas.

1 La conferencia se puede ver en la siguiente dirección electrónica: ‹https://youtu.be/i5QJ- GReL_L0›. 2 La conferencia del doctor Valero comienza al minuto 1:10:00; mis comentarios van del 1:58:32 al 2:05:21.

599 Sesenta años

Dr. Gerardo Gamba Ayala 28 de agosto

l Departamento de Nefrología y Metabolismo Mineral del Insti- tuto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubi- rán cumple 60 años de haber nacido oficialmente. Lo festejamos durante el curso anual del Instituto Mexicano de Investigaciones Nefrológicas, agrupación académica de profesionales de la salud interesados en la fisiología del riñón y las enfermedades renales. Su mecanismo, evolución, pronóstico y tratamiento fueron ges- Etados en 1972 por varios nefrólogos emanados de nuestro departamento y por quien era su jefe. El curso anual ocurrió en el Instituto y el concierto mensual fue dedicado a los 60 años del Departamento, en el que paradójicamente nos deleitó con su virtuosismo un pianista muy joven, pero ya de altos vuelos. Sergio Vargas, con apenas 13 años de edad, ha presentado conciertos en algunas de las salas más reconocidas en el mundo. Fue galardonado con el Premio Nacional de la Juven- tud en el 2018, certamen en el que por cierto también recibió dicha distinción Andrea Sánchez Navarro, alumna de doctorado en nuestro departamento. En realidad, lo que hoy es el Departamento de Nefrología empezó operaciones en 1957, pero como Laboratorio de Líquidos y Electrolitos del entonces Hospi- tal de Enfermedades de la Nutrición, en la calle Dr. Jiménez, en la colonia Doc- tores. Dos años después fue formalmente constituido como un departamento del Instituto. El fundador y primer jefe fue Alfonso Rivera. El doctor Rivera fue probable- mente el primer médico-científico del hospital (lo que se conoce en inglés como physician scientist). Es decir, el médico que se dedica de tiempo completo al tra- bajo asistencial, académico y de investigación en una institución. El término no se refiere al tiempo completo administrativo y burocrático de ocho horas al día. Se refiere a que el médico dedica todo su tiempo laboral a la institución.

600 Gerardo Gamba Ayala • 28 de agosto

Alfonso Rivera ha sido descrito como un hombre brillante, con gran capacidad de planeación a futuro. Se percibía, según dicen nuestros maestros nonagenarios, como el sucesor natural del maestro Zubirán. Entendía como pocos la fisiología renal de entonces y supo ver con antelación la importancia tan grande del enten- dimiento de la fisiología y de los trastornos de líquidos y electrolitos en la medi- cina interna, especialidad central por excelencia del Instituto. Lamentablemente, el doctor Rivera murió en un trágico accidente aéreo, junto con otros miembros de Nutrición, por lo que su brillante carrera se vio truncada en 1964. Tres años antes, sin embargo, uno de sus pupilos más destacados regresó al Instituto después de una estancia de tres años entre Ann Arbor, Michigan, y la ciudad de Boston, Massachusetts, en la que, siguiendo la tradición iniciada por el maestro Zubirán, realizó la residencia de nefrología en el mundialmente famoso Peter Bent Brigham Hospital, ahora Brigham and Women’s Hospital. Su jefe fue nada menos que Peter Merril, el nefrólogo que fue parte del equipo que realizó el primer trasplante de riñón, por el cual el doctor Joseph Murray recibiera en 1990 el Premio Nobel de Fisiología y Medicina. Como nota al margen, durante ese año fui fellow en el Brigham and Women’s y tuve la fortuna de asistir a la fiesta que se ofreció en su honor cuando supimos que el doctor Murray sería galardonado con tan alta distinción. José Carlos Peña tomó el rumbo del Departamento en 1964 y fue su jefe hasta 1992. El doctor Peña se encargó de agrandar el área y de traer al Instituto la moder- nidad, es decir, lo más avanzado de entonces para el manejo de las enfermedades renales: la hemodiálisis, la diálisis peritoneal, la unidad metabólica, el metabolismo mineral, los trasplantes renales y la nutriología del enfermo renal. Entrenó a decenas de los primeros nefrólogos que hubo en México, varios de los cuales trascendieron generaciones por su capacidad de formar alumnos, como el doctor Juan Abraham, en Morelia, o de realizar investigación original, como el doctor Jaime Herrera, que a la postre fuera también jefe del Departamento de Nefrología de nuestro instituto hermano, el Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez. El doctor Peña continuó los trabajos de investigación iniciados por el doctor Rivera y desarrolló varias líneas propias. Es uno de los nefrólogos que conozco que entienden mejor la fisiología del riñón. Durante la ceremonia de aniversario, tuvimos la oportunidad de que nos dirigiera unas muy sentidas palabras. Afortunadamente, a sus 89 años se encuentra en espléndido estado de salud y aparenta ser cuando menos 15 años menor. El tercero y último jefe del Departamento es el doctor Ricardo Correa Rotter, quien tomó las riendas en 1992 y lo ha conducido hasta la fecha. Con él, Nefro-

601 Sesenta años

logía incrementó exponencialmente su capacidad de atención y, sobre todo, la producción de nuevos nefrólogos; se ha mantenido una cantidad promedio de seis por año durante los últimos 25 años. Inició la nefrología no invasiva, que nos ha permitido la atención de enfermos con mucho menos riesgo. La investiga- ción experimental y clínica crecieron, al grado tal que en estos 25 años el Depar- tamento ha producido más de 500 publicaciones, algunas de ellas en revistas de tan alto nivel como el New England Journal of Medicine, The Lancet, Nature y el Proceedings of the National Academy of Science. Nutrición es un instituto nacional público de la Secretaría de Salud. Atiende a la población más desprotegida del país. Gracias al trabajo de los jefes mencionados y de muchos que pasaron por nuestros espacios o que siguen ahí, podemos decir con orgullo que hemos podido ayudar a centenas de pacientes que han sobrevivido varias décadas, aun después de que la insuficiencia renal crónica los hubiera conde- nado a muerte. La insuficiencia renal crónica es frecuente, tratable, pero costosa. Es la causa número uno de muerte en mujeres mexicanas. ¿Qué será de nuestros futuros pacientes si los recortes a nuestro sector conti- núan de la forma en que se han dado durante la presente administración?

602 Las plantas de la Biblia, nuevo jardín botánico en Yucatán

Dr. Alfonso Larqué Saavedra 4 de septiembre

n el Parque Científico Tecnológico de Yucatán se han establecido recientemente jardines que exhiben colecciones vivas de especies vegetales y han despertado mucha curiosidad en los visitantes por las temáticas en que se han agrupado. Resaltan las que tienen que ver con la cosmogonía del hombre. Dos de ellas, definidas como las plantas de los libros sagrados de los mayas, el Popol Vuh y el Chilam Balam, son únicas en el país y ha surgido el interés de Eduplicarlas en sitios como Chichen Itzá, Uxmal, otras ciudades mayas y museos. El objetivo de la investigación que les dio origen fue conocer las plantas preferidas por esta civilización. Ahora, en días pasados, se anunció el establecimiento de un novedoso jardín que alberga las plantas de la Biblia, otro libro sagrado que vincula a tres religiones con millones de creyentes. La colección se está integrando en el parque con base en la revisión de artículos científicos que han abordado el tema y el trabajo hecho de la flora de Israel. Por -su puesto, la tarea ha sido difícil porque en la lectura de la Biblia resulta complicado identificar taxonómicamente las especies, debido a que se han hecho numerosas traducciones a casi todos los idiomas y, por supuesto, diferentes interpretacio- nes, lo que acarrea errores. No obstante, la investigación de los involucrados en el proyecto indica que la más antigua referencia sobre el tema es Plantas de la Biblia, publicado en 1952, por Harold y Alma Moldenke, quienes identificaron 230 taxones. Otra fuente principal de información para definir qué plantas se debían sem- brar fue publicada en el 2007 por un investigador del Departamento de Plantas Ornamentales de la Facultad de Horticultura Agrícola de la Universidad de Cra- covia, en Polonia. En esta excelente revisión, el autor, con datos de su trabajo de campo en Israel y los cinco artículos principales relacionados con el tema, reporta

603 Las plantas de la Biblia, nuevo jardín botánico en Yucatán

un total de 206 especies, de las cuales 95 fueron reconocidas y aceptadas por to- dos los autores de las publicaciones. Estas son las que se seleccionaron para el jardín botánico que se está consolidando en el parque de Yucatán. Las especies pertenecen a 84 géneros y 49 familias botánicas. Hasta el momento, se ha avanzado en el jardín acopiando cerca de 50 especies de 31 familias botánicas de las 95 seleccionadas. Como es de esperarse, algunas son difíciles de conseguir por el hábitat original de procedencia y las complicaciones para que se adapten al clima de Yucatán. Las que se han logrado sembrar ha sido con un diseño que permite agruparlas por el uso antropocéntrico, en el que destacan las siete espe- cies centrales y fundamentales de la Tierra Prometida: Triticum durum (trigo, en el texto “espigas”), Hordeum vulgare (cebada), Vitis vinifera (mencionada como “vides”), Ficus carica (higueras), Punica granatum (“granados”), Olea europaea (olivos) y Phoenix dactylifera (que en el texto llaman “miel” y es equivalente al dá- til). Todas son mencionadas en el Antiguo Testamento, en Deuteronomio 8: 7-8. El resto de las especies seleccionadas están agrupadas en alimenticias, medici- nales, ornamentales, aromáticas, cardos y espinas, y las usadas para construcción, en rituales y dos acuáticas. Algunas son arbustivas, otras herbáceas y unas más arbóreas. Para el establecimiento de esta colección viva, se revisó el listado de las colec- ciones de la Asociación Mexicana de Jardines Botánicos, que registra 44 jardines miembro distribuidos en casi todos los estados del país; no obstante, ninguno re- porta contar con una colección que incluya las plantas mencionadas en la Biblia. También se revisaron las colecciones reportadas por la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Jardines Botánicos y la fundación ILAM, que impulsan un total de 47 y 72 jardines botánicos, respectivamente, a lo largo de la geografía de América Latina y el Caribe. Sin embargo, tampoco se encontró que alguno de ellos contara con un jardín que mostrara las plantas de la Biblia. En Estados Unidos, existe la Sociedad de Jardines Botánicos Bíblicos, en la que están inscritos seis jardines, distribuidos en Arizona, Virginia, Nueva York, Florida, Indiana y Michigan. Existen otros jardines botánicos bíblicos no ins- critos en esta sociedad, como el Rodeff Shalom en Pensilvania, o el del Templo Beth-El en Rhode Island. En Israel, está el jardín Neot Kedumim, uno de los más importantes del mundo, que aprovecha el paisaje de los sitios en los que la Biblia se escribió. No recuerdo que en la Sociedad Botánica de México se hayan impartido alguna vez conferencias sobre las plantas de los libros sagrados de los mayas y tampoco de la Biblia, por lo que resulta interesante el trabajo que se impulsa en este polo científico, tecnológico y cultural de nuestro país.

604 Alfonso Larqué Saavedra • 4 de septiembre

Es por ello que la creación del jardín Las plantas de la Biblia en el Parque Cien- tífico Tecnológico de Yucatán representa una fuente de aprendizaje, además de ser el primero en el país y en Latinoamérica. Enhorabuena por la contribución que están haciendo los académicos y perso- nal participante, como Roger Sulub, Regina Castillo, Candelaria Pérez, Sigfredo Escalante, Tere Pulido, Silvia Vergara, Israel Sesheña y Wilbert Echevarría, miem- bros del Parque Científico Tecnológico o del Banco de Germoplasma del Cen- tro de Investigación Científica, ambos de Yucatán. La originalidad de integrar jardines con las plantas de los libros señalados para el público interesado nos pa- rece que debe destacarse, sobre todo, porque es un ejemplo de cómo la ciencia atiende la demanda de la apropiación social del conocimiento.

605 Historia de la alimentación y la agricultura molecular Parte 1

Dr. Octavio Paredes López 11 de septiembre

odemos situar el comienzo hace 60 millones de años. Nosotros ya estábamos ahí, al menos, nuestros parientes distantes o sus ances- tros; criaturas que se convertirían en seres humanos. Teníamos que hacer grandes esfuerzos para conseguir víveres; unos 56 millones de años más tarde nos alimentábamos de pesca y caza menor, y siempre de plantas del entorno. Hace 2 millones de años comenzamos a utilizar piedras para Pmoler los alimentos. Nuestros antepasados emitieron las primeras señales de pro- greso y nos diferenciábamos cada vez más de los animales. Nos convertimos en verdaderos cazadores y recolectores de plantas, y descubrimos que los alimentos se conservaban mejor en el fondo de grutas con bajas temperaturas; comprendimos los efectos del frío y el calor. Durante un millón de años empleamos y piedras ante un medio ambiente que estaba muy lejos de ser el edén; y comenzamos a enderezarnos para convertir- nos en el Homo erectus. Hace entre 800 mil y 500 mil años, el Homo erectus tallando una madera contra otra, sobre piedras, logró prender la llama. Después de un millón y medio de años poseía el fuego y empezó a saborear sus primeros alimentos cocidos y calientes. Esto fue una verdadera revolución en la historia de la humanidad.

606 Octavio Paredes López • 11 de septiembre

El genio se hacía presente en nosotros; hace poco menos de 800 mil años, ilu- minó nuestro destino. Con la cocción, los alimentos eran más digestivos, nutri- tivos y con sabores atractivos; con un lenguaje rudimentario, intercambiábamos conocimientos. Nos convertimos en Homo sapiens; nuestro cerebro se enriqueció al tiempo que nuestra mandíbula se hizo menos fuerte. Los vegetales y los granos se podían comer crudos o tostados. Observábamos que los granos tostados ya no germinaban; todavía no aparecían en la historia las grandes empresas multinacionales apoderándose de nuestras semillas. El efecto del ahumado mejoraba el sabor y preservaba los alimentos. La experiencia nos enseñó que los alimentos se conservaban mejor al quitarles humedad por el secado al sol; también identificamos que la adición de sal a los pescados los conservaba mejor, ya que disminuía la disponibilidad de agua para la degradación microbiana y las reacciones de rancidez. Hace 40 mil años ya éramos cazadores profesionales; hace 20 mil nació la ga- nadería en cautiverio y 10 mil años más tarde nuestros fieles amigos, el perro y el caballo, comenzaron a acompañarnos. Y comenzó en nosotros ese efecto tan posi- tivo (actualmente algo negativo) de convertirnos gradualmente en sedentarios; des- cubrimos el agua caliente, aunque algunos de nosotros todavía queremos seguir intentando su redescubrimiento. De recolectores de plantas silvestres para nuestras medicinas y alimentación, aparte de pastores, pescadores y cazadores, nos convertimos en agricultores; hace unos 10 mil años, domesticamos plantas y cultivamos los trigos. Los cereales se dis- tribuyeron por el mundo mediante nuestros intercambios. Al inventarse la rueda, hace 5 mil 500 años, nacieron las moliendas de cereales. En el siglo XVI de nuestra era, ya se tenían molinos con alta tecnología; así apare- ce el pan blanco con harinas refinadas para las clases pudientes y el pan oscuro de harinas integrales para los menos favorecidos. De esta manera, en la alimentación iniciaban las dietas para pobres y ricos, todavía vigentes. Las culturas mesoamericanas y los incas en Perú eligieron cultivar plantas de grano de su entorno, entre ellas, el maíz. En la etapa prehispánica, la civilización azteca y otras mejoraban genéticamente la planta del maíz para producir varieda- des de colores múltiples para sus festividades religiosas; es decir, nuestros antepasa- dos ya eran consagrados genetistas. No se tiene registro de desavenencias ante estos nuevos materiales genéticos, como ahora. Las culturas amerindias lo consideraban un alimento sagrado; los quechuas se embriagaban con una bebida fermentada de maíz germinado, la chicha, y los de Mesoamérica, con tesgüino. Las papas se cultivan en Perú desde hace 5 mil años y, a pesar de su alto apor- te calórico, pasaron por largos periodos de mejoramiento genético para eliminar

607 Historia de la alimentación y la agricultura molecular. Parte 1

sus compuestos tóxicos. En esas épocas y en las subsecuentes, nuestros agricultores cosechaban frijol, garbanzo y lentejas. Estas leguminosas, por su propia condición, son fuentes excepcionales de proteínas. También en el siglo XVI, los españoles lleva- ron el tomate a Europa, cultivo proveniente de Perú y México. Con grandes saltos históricos, nos encontramos ya en los siglos XIX y XX, en los que diversas regiones del mundo cuentan con altas tecnologías para la producción de carne, pescado, granos, frutas y hortalizas. La soya se cultivaba en China desde el año 1500 a. C.; durante la Segunda Guerra Mundial llegó a Estados Unidos y de ahí pasó a Argentina y Brasil. La soya es una leguminosa con extraordinarios mensajes nutricionales y nutracéuticos, y está dentro de los tres primeros cultivos en el mer- cado internacional. Se sabe que el cafeto es originario de Abisinia. Un diplomático lo llevó a la Francia de Luis XIV, los franceses lo trajeron a las Antillas y desde ahí se expandió a América Latina y después a otros continentes. El té era consumido en China desde tiempos inmemoriales y en el siglo VI se convirtió en una bebida popular. En el siglo XI, llega a Japón, donde su consumo se transformó en una verdadera ceremonia. En el siglo XVII, se llevó a Europa y los ingleses lo convirtieron en una institución. Los dioses mayas se obsequiaron a sí mismos una bebida que los más finos gastrónomos consideran un refinamiento supremo: el chocolate. Cortés lo llevó a España y al final del siglo XVIII se creó en Francia la primera chocolatería indus- trial; en el siglo XIX, encontró en Suiza su segunda patria. Hace falta que la patria original del cacao pregone mundialmente su origen. Por último, las especias formaban parte de ceremonias religiosas y servían para embalsamar momias en Egipto (no se registra este uso con las guanajuatenses), antes de que entraran a los platillos de los romanos. Después, se distribuyeron en toda Europa y luego en el mundo.

608 Historia de la alimentación y la agricultura molecular Parte 2

Dr. Octavio Paredes López 18 de septiembre

ara los días de tristeza, elaboramos las primeras cervezas; se produ- cían germinando los granos de cebada o trigo, luego se hervían y se dejaban fermentar para después espesarlas con harinas. Los cerve- ceros de Germania tomaron la cerveza de los egipcios y estos a su vez de los babilonios, que ya la elaboraban hace 4 mil años. Son numerosos los alimentos y bebidas que se producen con microorganismos, como el vino, los quesos, el yogur y el tequila; Ppero por razones de espacio no se pueden describir aquí. El supradesarrollo tecnológico de la agricultura y las decisiones no siempre entendibles de los consumidores han provocado que algunos cultivos se hayan extinguido en el mundo, y otros, los menos, se están procurando rescatar para in- troducirlos en la dieta de las sociedades actuales. Solo a manera de ejemplo men- cionaremos el amaranto, la chía, los maíces pigmentados, el alga espirulina y la quinoa, todos ellos con sobresalientes mensajes nutracéuticos. Su reintroducción a la dieta es gradual y esperamos irreversible. Una buena parte de los esfuerzos cien- tíficos del autor están en esta dirección de rescate de los cultivos latinoamericanos. Agricultura molecular en el siglo XXI: así hemos llegado hasta aquí, dando una vez más grandes saltos históricos. Se estima que la población mundial llegará a más de 9 mil millones en el 2050. El aumento de los rendimientos en la producción de

609 Historia de la alimentación y la agricultura molecular. Parte 2

alimentos por unidad de área continuará siendo el principal objetivo de la investiga- ción agrícola al tiempo que se procuran cambios hacia una agricultura sustentable por los altos requerimientos de insumos. La agricultura, a pesar de su benevolencia, es la actividad humana más antiecológica que hay. Los griegos fueron los que desarrollaron la técnica del injerto, que permite la combinación de cualidades de dos organismos con algún parentesco genético. Varios siglos después, los fisiólogos alemanes demostraron que las plantas podían crecer no solamente en el suelo, sino en soluciones acuosas con nutrientes. Esto generó investigaciones que mostraron que las células o partes específicas de una planta tienen la información genética para dar origen a otra planta equivalente; es decir, lo que se llama ahora "cultivo de tejidos" o "propagación clonal" y se utiliza para la propagación masiva de individuos idénticos. La biotecnología es mucho más que la inserción de información genética forá- nea en un organismo dado. Recordemos que Watson y Crick descubrieron la estructura del ADN gracias a la aportación poco reconocida de Rosalind Franklin, dada a conocer en la primavera de 1953 y que representó la base para el nacimien- to de la biología molecular. Por otro lado, la ingeniería genética tiene como objetivo aislar uno o más genes, introducirlos y expresarlos en otros organismos del mismo o de diferente reino. En la naturaleza, la bacteria Agrobacterium tumefaciens provoca tumores al infectar muchas plantas; la transferencia de genes por esta bacteria a las células vegetales ocasiona un crecimiento tumoral. La experiencia mostró que, al insertar genes foráneos en esta bacteria, estos se transferían a las células de la planta y al multipli- carse resultaban en una planta genéticamente diferente. La técnica de inserción foránea de genes a plantas se desarrolló rápidamente, así como las técnicas de so- breexpresión o silenciamiento de genes. De esta manera, se crearon las opciones para obtener plantas con comportamientos diferentes: ciclos más cortos, menor necesidad de agua, mejores mensajes nutricionales, entre otros. Es decir, organis- mos transgénicos. En la última década, en México se han tenido fuertes reacciones a favor y en contra de los organismos genéticamente modificados OGM( ). Sin embargo, con- tinuamos importando alimentos transgénicos de Estados Unidos, el principal productor de los mismos, y las preocupaciones populares sobre los efectos nega- tivos de estos alimentos en la salud se han encontrado con el apoyo reciente de la mayoría de los premios nobel, incluyendo los de medicina y fisiología médica, que en un comunicado firmado y dirigido a la ONU y a los gobiernos del mundo sostienen que los OGM son médicamente aceptables ya que no hay demostraciones científicas sobre efectos indeseables.

610 Octavio Paredes López • 18 de septiembre

Apenas en el 2012 se empezó a desarrollar una técnica denominada CRISPR que no introduce genes foráneos para hacer modificaciones celulares, sino que consigue transformaciones mediante cortes enzimáticos de segmentos de ADN; de esta manera, da lugar a cultivos agrícolas con sobresalientes comportamientos. Estos cultivos están ya en camino de llegar al mercado: soya con un tipo de aceite que al hervirlo no genera ácidos grasos trans (compuestos anticancerígenos que los aceites actuales sí producen) y con menos ácidos grasos saturados; trigos con mayor contenido de fibra dietaria y libres de gluten (la proteína que provoca reac- ciones inmunológicas en los celíacos); papas con mayor vida de anaquel; maíces tolerantes a la sequía; y también otros productos que en medicina se utilizan para la detección temprana de enfermedades. La lista crece paulatinamente. Hasta ahora, los cultivos producidos por CRISPR son aceptados en los Estados Unidos y en la Unión Europea para hacer investigación, pero no pueden comercializarse, a semejanza de lo que ocurre con los transgénicos. Los cambios climáticos, la erosión del suelo y la erosión genética, la fuerte con- taminación del agua agrícola por empleo intensivo de agentes químicos (la agri- cultura utiliza el 75 por ciento de este líquido), el aumento poblacional, la crecien- te obesidad y la demanda de cierto tipo de víveres hacen inevitable la búsqueda de alternativas para la producción de alimentos. La agricultura de autoconsumo con tecnologías obsoletas en áreas de unos cuantos surcos no será la solución; sin embargo, esto no impide el aprendizaje del legado de nuestros genetistas y mejo- radores prehispánicos. No clausuremos, sin efectuar previamente análisis rigurosos, las opciones cientí- ficas del siglo XXI para producir nuestros alimentos y una buena parte de nuestras medicinas. El futuro ya llegó.

611 Nace una novedosa agroindustria alimentaria en Yucatán

Dr. Alfonso Larqué Saavedra 25 de septiembre

l pasado 29 de agosto en Mérida, Yucatán, se inauguró la primera nave agroindustrial alimentaria nacional basada en un árbol del trópico mexicano: el ramón. Esta innovación en el campo de los alimentos resalta por no ser más de lo mismo, porque apoyará la seguridad alimentaria con diferentes productos del sector forestal. La empresa nace como un modelo que puede ser un prototipo cla- ve para generar riqueza y que podría impactar significativamente Eel desarrollo rural. La planta es de la empresa agroindustrial Kishur, que se especializará en produc- tos derivados del árbol ojoche, capono u otros nombres con el que también se co- noce al ramón, y que científicamente se llamaBrosimum alicastrum. Se edificó en el Parque Científico Tecnológico de Yucatán y es lo que se conoce como una em- presa de base tecnológica, impulsada por académicos del Centro de Investigación Científica de Yucatán CICY( ). En el 2015 fue cuando jóvenes emprendedores decidieron tomar el riesgo de innovar la producción de alimentos, con base en la información disponible sobre este árbol de la selva del trópico mexicano y el cono- cimiento popular de los productos consumidos por los mayas y otras etnias mesoa- mericanas desde hace varios siglos. Específicamente, esta empresa agroalimentaria se formó después de que el 4 de diciembre de 2015, en un taller apoyado por el Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT) y el gobierno del estado de Yucatán, con el aval de la Aca- demia Mexicana de Ciencias, se planteó que habría que innovar la producción de alimentos integrando por primera vez al sector forestal de la selva del trópico mexi- cano con el árbol de ramón como proyecto bandera. La propuesta fue impulsada, posteriormente, como política de estado y se ha favorecido la plantación del Bro- simum en los programas de reforestación y restauración estatal.

612 Alfonso Larqué Saavedra • 25 de septiembre

El ramón es ampliamente conocido por los habitantes de la península y al menos en el último siglo se ha popularizado el uso de su follaje para la alimentación del ganado vacuno, caballar, etcétera, que se da principalmente durante el largo perio- do de estío en esta región del país. El señalamiento de ponerle atención a este árbol para la alimentación no es nue- vo. Instituciones como el INIREB, desaparecido en la década de los ochenta, dedi- caron escritos para resaltar que debía de ser básico en la política forestal y demos- traron lo que la Academia de Ciencias de Estados Unidos había definido desde 1975: que era una especie subutilizada con un gran potencial. Hay otros ejemplos, como el que ha impulsado una ONG en Centroamérica, la cual se ha especializado en la recolección de semillas de ramón con fines ali- menticios. En nuestro país, el ramón se consume como alimento en la huasteca hidalguense, o en la elaboración de café en Jalisco y Nayarit. Kishur producirá harina a partir de la semilla del árbol, que se ha demostra- do, mediante análisis de laboratorio, orgánica, sin gluten, con alto contenido de fibra, minerales, vitaminas y antioxidantes. También elaborará un granulado fino sustituto del café del que se anota tiene un sabor suficientemente agradable al pala- dar y que, por supuesto, no contiene cafeína. Del follaje prepararán infusiones con un novedoso sabor, amén de que se sabe que tiene efectos benéficos para curar el asma y otros males, según la herbolaria maya que ha utilizado las hojas del ramón desde hace siglos. Estos productos se han empezado a comercializar utilizando varios nombres, pero resalta el de Maya Óxx, una marca registrada que integra el nombre maya del ramón, que es precisamente óxx. La empresa vende sus productos en tiendas especializadas de la Ciudad de México y Mérida, y el sustituto de café se está exportando vía compradores a Estados Unidos, principalmente. Además, produce galletas y bebidas, que han sido bienvenidas por el sector social. Productos como los que se señalan se fabri- can en forma artesanal en diferentes partes de la región maya y se comercializan en ferias locales. Kishur queda enmarcada dentro del movimiento “producción de alimentos sin dañar el ambiente” que han propuesto algunos académicos del CICY. La materia prima, las semillas, se colecta en quince centros de acopio establecidos por la empre- sa en Campeche, Quintana Roo y Yucatán, en donde se encuentran poblaciones de ramón dentro de la selva tropical. La familia recolectora anexa a los centros de aco- pio pertenece a grupos definidos como de pobreza extrema, lo que permite a este modelo atender esta problemática social de manera paralela, dado que la empresa paga el kilo de semillas recolectadas al mismo precio que se paga por el kilo de maíz.

613 Nace una novedosa agroindustria alimentaria en Yucatán

Se ha invitado a considerar este modelo de recolección de semillas como una propuesta que podría crear miles de empleos para mexicanos del trópico que viven en pobreza extrema. Seguramente hablaré en un segundo artículo de este modelo de creación de empleos con una inversión mucho muy inferior a la que se asignó al proyecto Sembrando Vida. Esta empresa de base tecnológica es un buen ejemplo de política transexenal. Además, demuestra que cuando la ciencia es suficientemente convincente y evi- dencia su prospectiva para el bienestar social es apoyada por el Estado. Este caso, aunado al que permitió al gobierno de Yucatán establecer la prime- ra reserva hidrogeológica del país para proteger la zona de recarga del acuífero peninsular, es parte del modelo yucateco que le apuesta a la ciencia como palanca del desarrollo. Esperemos que la historia de la ciencia en este país los reconozca e integre en su registro. Se debe felicitar y resaltar el compromiso del gobernador del estado y de su secretario de investigación científica, por su apoyo a este proyecto que segura- mente aportará beneficios a la economía y al sector agroalimentario del país, y al CICY que, en su 40.o aniversario, ha impulsado con ejemplos, como el que se reseña, la importancia de la ciencia para el bienestar.

614 ¿Quién evalúa nuestra investigación y con qué fin?

Dr. Luis de la Peña Auerbach y Dra. Ana María Cetto Kramis 2 de octubre

l trabajo de investigación, cualesquiera que sean su especialidad y naturaleza teórica, experimental u observacional, meramente académica o aplicada, de interés local o general, redunda tarde o temprano en una publicación. Aunque en el camino pueda haber otros productos, quizá de mayor importancia, la publicación es el destino final. Esto es general y ocurre con la investigación cientí- fica, tecnológica o humanística, en campos tan diversos como las Eingenierías o la medicina, la astrofísica, las matemáticas, la historia, la arquitec- tura o el arte: el nuevo conocimiento encuentra su hogar permanente en algún escrito. Se incluye también a la investigación industrial, en cuyo caso la “publica- ción” es —o debiera incluir— una patente. Así ha sido internacionalmente desde hace 350 años, por lo que es de esperarse que se hayan establecido ya los mecanismos y criterios adecuados para evaluar y calificar el trabajo publicado. Y sí, en efecto, existen mecanismos y se aplican cri- terios, pero no son precisamente resultado del trabajo informado y detallado de las academias, universidades y demás instituciones directamente responsables de la creación del nuevo conocimiento. Ni en nuestro país ni en otros lugares, donde existen prácticas de evaluación asociadas a la investigación, son estas el resultado de una política científica madura y bien establecida. No es complicado entender el proceso por el cual se ha llegado a tal situación en el curso de las últimas décadas. El fenómeno se inició de manera, llamémosla, “na- tural”, al menos dentro del sistema económico que ha impregnado la mayor parte del mundo contemporáneo. Inicialmente, las revistas de temas afines se acercaron para compartir un mismo proceso editorial y reducir costos, tiempos y esfuerzos. El éxito de esta solución fue tal que se extendió hasta dar lugar a una industria editorial concentrada en algunas pocas, muy pocas, empresas. He ahí el meollo:

615 ¿Quién evalúa nuestra investigación y con qué fin?

se trata de empresas editoriales, no de instituciones académicas que difunden y dan a conocer los resultados del trabajo de sus investigadores. Lo que les interesa a dichas empresas es lo que le importa a toda empresa mercantil: que su “mercancía” produzca los mayores réditos posibles. En pocas palabras, los trabajos científicos que resultan del esfuerzo investigativo se han convertido en materia prima para el negocio (jugoso, por cierto) de un muy reducido grupo de empresarios con po- deres multinacionales. En años recientes, importantes universidades de diversos países, incluidos los más ricos, se han visto obligadas a entablar duras negociaciones con estas empresas, pues los costos de suscripción a las revistas que publican los trabajos, incluidos los de sus propios investigadores, han alcanzado niveles impagables. En ocasiones, esto ha significado la cancelación de suscripciones a revistas consideradas de importan- cia central para la investigación. En tales condiciones no es de extrañar que paralelamente haya surgido a nivel internacional un movimiento reclamando el derecho de acceso libre al conoci- miento. El principio es muy simple: el conocimiento no es una mercancía, o no debiera serlo. Esto significa, entre otras cosas, que debería existir acceso libre y abierto al conocimiento generado con dinero público en instituciones públicas, pues se trata, en efecto, de un bien público. Bajo este precepto es que se producen y circulan, de hecho, la inmensa mayoría de las revistas científicas editadas en nues- tro país y en el resto de América Latina. Los grandes empresarios de la industria editorial trasnacional dicen que sí, que están de acuerdo con el acceso abierto... a su manera. Están de acuerdo en colocar en la red las revistas, y que se pueda consultar el artículo de interés, pero pagando por ello. El precio de cada lectura es de dece- nas de dólares. O bien, como alternativa, que la institución del autor pague varios miles de dólares por la publicación del artículo para que pueda ser declarado “de acceso abierto” y consultado sin pagar. Este es el precio que las instituciones pagan por haber cedido la tarea editorial a la iniciativa privada. Lo que hasta el momento se ha logrado con las negociaciones es una cierta reducción de precios a las universidades más fuertes, o bien a consorcios de uni- versidades que representan miles de investigadores, como es el caso de México. El resto o sigue pagando, o pierde el acceso a las publicaciones que requieren sus investigadores. Pero el negocio continúa. De primera importancia han sido, sin embargo, las repercusiones de este proce- der en el aparato investigativo internacional y, naturalmente, de manera acentuada en países que, como el nuestro, tienen menos recursos para defenderse o adoptar una postura propia. Una de las consecuencias directas de tales políticas nos es de particular interés. Por razones del manejo editorial comercial resulta conveniente

616 Luis de la Peña Auerbach y Ana María Cetto Kramis • 2 de octubre

clasificar las revistas especializadas en función de su penetración en el mercado, empleando para ello lo que se ha convertido en un índice de consumo, el llamado “factor de impacto”. Ideado hace más de seis décadas como un indicador de los patrones de citación y de las relaciones entre grupos de investigación, el factor de impacto ha adquirido importancia comercial para las revistas en el curso del tiempo y paralelamente ha visto trastocado su sentido, al grado de emplearse aho- ra para “medir” la calidad e importancia científica de cada artículo publicado en ellas. Esta grave distorsión —determinar el valor científico de una investigación por el valor de mercado de la revista en que se publica— se ha convertido así en un método central de evaluación del trabajo investigativo. Agréguese a ello que no se toman en cuenta las múltiples y profundas diferencias entre las diversas especialidades y tópicos al aplicar un rasero común, con el agravante de que el conjunto de revistas empleadas como fuente para la medición de este índice es manipulado a conveniencia y discreción por las empresas editoriales. Con este proceder, las instituciones en que se lleva a cabo la investigación han cedido en la práctica la evaluación de la tarea investigativa y la definición de su temática domi- nante a manos privadas, ajenas a esta tarea. Pero aún hay más. La práctica de utilizar el factor de impacto de las revistas como índice de la cali- dad del trabajo investigativo individual se ha extendido a los comités evaluadores de todo tipo y nivel, los cuales adoptan sin reparo una herramienta de fácil aplica- ción que les aligera considerablemente el trabajo de evaluación. Aun una porción importante de los propios científicos y tecnólogos aceptan, e incluso promueven, este proceder; pero reconociendo las deficiencias propias del factor de impacto, diversas empresas, e incluso investigadores, han ideado una variedad de indicadores alternativos para “medir” —dicen “evaluar”— la calidad del trabajo creativo. La distorsión no ha desaparecido, sino que ha adquirido formas más variadas. Índices los hay ahora para escoger, solo que sus proponentes y usuarios no logran acordar cómo usarlos ni qué es lo que realmente miden, si es que en efecto miden algo. Un ejemplo inmediato sirve para ilustrar el punto: un científico recibe de una de las empresas dominantes (por medio de su “servicio de indexación”, también de paga) 20 puntos por su artículo, digamos, en tanto que otra de las empresas, no menos popular entre los comités evaluadores, lo califica con 40 puntos. Será cosa de suerte si el comité evaluador (o el propio autor) cae en el 20 o el 40. Inconsis- tencias como esta y otras se encuentran en la red; quizá el caso normalmente no resulta tan desproporcionado, pero se da. El hecho central es, sin embargo, que se insiste en medir la calidad de los resultados publicados por un investigador no por su valor e interés científico, tecnológico o social, sino por una variedad de elemen- tos ajenos a la labor investigativa.

617 ¿Quién evalúa nuestra investigación y con qué fin?

Otro criterio de evaluación muy popular en los círculos académicos es el número de citas que recibe un trabajo. Este es el elemento sustancial empleado por todos los índices, de una manera u otra. Pero es claro —al menos para quien quiera verlo— que este criterio se vale de un número significativo de elementos externos a la cali- dad intrínseca del trabajo. Es fácil percibirlo con un ejemplo tomado del medio: una investigación detallada de los acuíferos nacionales, si acaso logra publicarse en una de las grandes revistas de circulación internacional, recogerá mucho menos citas que otro trabajo de calidad similar publicado simultáneamente en el mismo número, pero cuyo tema sea, digamos, de interés directo en Estados Unidos (en cuyo caso, además, seguramente se publicó sin dificultad). Un efecto colateral de lo anterior es el predominio del inglés como lengua a usar, aun tratándose de investigaciones de problemas relevantes localmente. Por ejemplo, temas agrícolas o de saneamiento en un país como el nuestro se debieran publicar en la lengua local, pues están dirigidos al consumidor local. Pero si se desea ganar puntos con ellos frente a las comisiones dictaminadoras antes que garantizar su aprovechamiento, el autor preferirá publicar en inglés. Con mayor razón si estos puntos impactan su ingreso salarial y el financiamiento de sus proyectos. Afortunadamente surgen cada vez más voces que reclaman, por un lado, la recuperación de la tarea editorial por parte de las instituciones académicas y, por el otro, una revisión a fondo de los criterios y procedimientos de evaluación. Las iniciativas, una vez más, no surgen de aquellos que, como nosotros, son los más afectados, sino de científicos de los países del norte preocupados por corregir los sesgos actuales y fortalecer un ecosistema de comunicación científica de acceso abierto, no comercial. En este contexto, nos toca hacer lo propio. Considerando que la evaluación juega un papel importante en el desarrollo de la ciencia y la tecnología y sus interacciones con la sociedad, es tiempo de que hagamos una revisión crítica de los actuales mecanismos y criterios de evalua- ción, con miras a redefinir sus objetivos y alcances. Por lo mismo, este esfuerzo de revisión debe pasar por valorar y promover nuestras propias revistas y contribuir a elevar su calidad, para que formen parte por derecho propio del ecosistema inter- nacional de comunicación científica de acceso abierto.

618 Detrás de la última puerta

Dr. Gerardo Gamba Ayala 9 de octubre

o conocí en una guardia cuando era interno de pregrado en el Hospital General de México. Era un paciente internado en el pabe- llón de cardiología donde me tocó rotar. Fue mi segunda rotación, después de la de patología. Me quedaban aún la de urgencias, la de infectología y, después de tres meses en un centro de salud en Santa Úrsula, Coapa, vendrían las rotaciones de pediatría y ginecobste- tricia. Corría el año de 1983 y era la primera vez que tendríamos la Loportunidad y responsabilidad de atender enfermos, en ocasiones, en ausencia de algún médico residente. Con el pasar de los años, cada vez que veo a un estudiante que termina los ciclos clínicos y va a iniciar el internado de pregrado pienso: “No sabes lo que te espera, pero te va a gustar. Aunque pueda ser cansado y a veces doloroso, vas a tener vivencias que definirán el resto de tu vida, tanto profesional como personal”. Juan Alberto era un muchacho de 14 años de edad. Yo no era más que ocho años mayor que él, pero ciertamente, con mucho mejor suerte que la que había tenido él en su vida. A los 5 años había contraído fiebre reumática y el padecimiento le dejó como consecuencia una serie de daños valvulares en el corazón, que, por supuesto, pasaron desapercibidos por varios años en el pueblo donde vivía, con nulo acceso a un médico con el conocimiento, experiencia e interés necesarios como para detectar el problema en forma temprana. Le ponías un estetoscopio en el pecho y escuchabas un concierto de soplos sistólicos y dias- tólicos, dignos de retar al más experimentado cardiólogo. En aquel entonces, no existían los ecocardiogramas con los que hoy se puede hacer un diagnóstico preci- so en cada válvula. Las cavidades cardíacas estaban tan dilatadas que el muchacho tenía el corazón del tamaño de un melón y estaba, por supuesto, con franca insu- ficiencia cardíaca.

619 Detrás de la última puerta

Postrado en una cama, todo el tórax se movía con cada latido cardíaco y no po- día hablar de corrido porque le faltaba el aire. Recibía la dosis tope de los medica- mentos de la época para el tratamiento de la insuficiencia cardíaca: digital, diuréti- cos y algún vasodilatador, pero no era suficiente. Estaba al borde del edema agudo pulmonar. Lo único que podría haber hecho la diferencia en ese momento sería un tras- plante cardíaco, pero aún faltaban muchos años para que se hiciera el primero de estos procedimientos en México, a pesar de que quince atrás, en diciembre de 1967, Christiaan se había inmortalizado como el primer cirujano en el mun- do en trasplantar un corazón en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. El paciente murió 18 días después por una neumonía, pero Barnard pasó a la historia de la medicina para siempre. Hace algunos años, un sobrino mío, que estudiaba entonces en Estados Unidos, llegó a la casa en Acapulco donde pasábamos unas vacaciones con un muchacho extranjero que me presentó como nieto de Barnard. “¿Barnard?”, le dije yo, “¿Del cirujano que hizo el primer trasplante cardíaco?”. A lo que contestó: “Así es. Creo que estoy condenado a que siempre me presenten de esta manera”. En fin, lo que más me impresionó de Juan Alberto fue la conciencia tan cla- ra que tenía de la muerte cercana. A pesar del grado avanzado de insuficiencia cardíaca, y probablemente como parte de su delirio, me decía que quería convencer a una enfermera del servicio por la que sentía atracción de tener una relación sexual con él, para no irse de este mundo sin conocer esa sensación. Así han de haber sido los humanos en los siglos anteriores al XIX, cuando no existía el concepto de que muchas muertes se podían prevenir o evitar con tratamientos médicos. Supongo que, en esos siglos, desde muy temprana edad se tenía conciencia de que la muerte podía llegar pronto y que alcanzar la edad adulta era parecido a ganar el premio de una tómbola. Con frecuencia digo en broma que el concepto de que el matrimonio es para toda la vida se inventó cuando la esperanza de vida era de 35 años. Hoy en día, cualquier muchacho de 14 años supone, sin dudarlo, que vivirá al menos has- ta los ochenta o noventa y aquellos que no entienden cómo se calcula la esperanza de vida creen llegar hasta los 120 o 140 años. Esta perspectiva nos da una idea de lo mucho que ha avanzado la medicina en dos siglos. Juan Alberto fue empeorando durante la guardia. No había nada que hacer. Lo último que me dijo fue: “Qué bueno que estas aquí, doctor, porque no me quiero morir solo”. Horas más tarde falleció. Lo acompañé todo el tiempo que pude; cuando murió lo tenía tomado de la mano. No se fue solo. Al salir de la guardia, en el metro de regreso a casa, me acompañó en silencio su recuerdo. Me dejó una enseñanza enorme. No debemos olvidarnos de que,

620 Gerardo Gamba Ayala • 9 de octubre

desde sus orígenes, una de las funciones primordiales del médico es consolar y acompañar a los enfermos en esa difícil transición que hay entre la vida y la muerte. Todos hemos experimentado alguna vez la sensación de ingresar a un lugar desconocido. Siempre da miedo. Uno no sabe qué hay detrás de la puerta. Pero si alguien te acompaña, te sientes más seguro. Peor aún cuando se trata del viaje póstumo. Nadie sabe qué hay detrás de esa última puerta. Se han hecho varias pro- puestas y hasta han ocurrido guerras para defenderlas. Pero, de cualquier forma, cuando llega el momento, sí que da miedo. Hacer que el viajero se sienta acompañado es lo mejor que podemos ofrecerle a quien llega a ese irremediable momento.

621 La innovación tecnológica y sus tropiezos

Dr. Gabriel Torres Villaseñor 16 de octubre

n la actualidad, las altas tecnologías son vitales para la subsis- tencia en los países más avanzados. El mayor o menor grado de bienestar de sus habitantes está ligado al desarrollo tecnológico alcanzado. Con respecto a la tecnología, podemos hablar de países avan- zados, que son aquellos que producen y utilizan altas tecnologías; les siguen los países que no la producen, pero sí la utilizan en su Eproducción; y hay otros que a través de la maquila “producen” elementos de alta tecnología, pero no la diseñan ni la usan. Nuestro país se encuentra en una com- binación de estas dos últimas categorías y en el intento de producir su propia tecnología. Por el momento, el esfuerzo realizado se ha reducido a reconocer el problema y a filosofar acerca de por qué no la tenemos y cómo la deberíamos desarrollar. No han faltado los científicos políticos que han usado el tema para escalar pues- tos arengando a sus propios colegas con el fin de que produzcan tecnología, aun- que ellos no sean capaces de desarrollarla. Varios de ellos fueron en alguna época de su vida impulsores de una ciencia que se reflejaba solo en artículos y citas inter- nacionales, aun cuando no sirviera en nada al impulso de la tecnología en México. La ineficacia de esta sarta de años de palabrerías estériles se refleja en los resul- tados. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) clasifica a México como el país con el aparato científico más débil de los miembros de esta organización y recalca que el impacto de las investigaciones científicas no ha influido en nada en la economía ni en el desarrollo tecnológico del país, de tal manera que, de 46 países evaluados por el International Institute for Management Development, México queda ubicado en el lugar 40. Esto indica que no bastan los profetas tecnológicos, también son necesarios los científicos que realicen aquellas investigaciones que repercutan en el desarrollo del país.

622 Gabriel Torres Villaseñor • 16 de octubre

La innovación tecnológica, entendida como la introducción en el mercado de un nuevo proceso o producto, tiene dos modalidades: la invención y el descubri- miento. Ambos casos involucran un largo tiempo y esfuerzo durante los cuales el innovador solo cuenta con las críticas de quienes no creen en él. La invención es un tipo de innovación básicamente desarrollada por la inge- niería y se puede dar tanto en centros de estudios como en fábricas. El descu- brimiento está más frecuentemente ligado al trabajo científico y, por lo tanto, a laboratorios de investigación. Los casos del láser, los materiales semiconduc- tores, los superplásticos y otros surgieron como descubrimientos salidos de los laboratorios de investigación fundamental. ¿Cómo se origina la innovación? Una innovación tecnológica tiene varios pasos: primero es concebir la idea; segundo, llevarla a la práctica a nivel laboratorio; ter- cero, convencer a otros de que los resultados pueden ser aplicables; cuarto, escalar los resultados a nivel industrial y, quinto, lograr introducir el producto al mercado. Es claro que este camino no lo puede recorrer una sola persona, se requiere una ca- dena de expertos que tomen en sus manos la parte que les corresponde de apoyo. La falta de un eslabón o su debilidad evita el éxito de la innovación. ¿En qué momento se concibe una idea innovadora? No es realmente inspira- ción divina, sino producto de un trabajo constante sobre un tema de investigación que, en un momento dado, el investigador de cualquier rama de la ciencia ve como aplicable. Automáticamente, comienza a desviar sus investigaciones hacia ese fin, con una emoción interna que le hace olvidar lo peligroso que es dedicarse en México a este campo, donde las publicaciones no saldrán con tanta fluidez, algu- nos experimentos pueden ser de muy largo plazo y podría perder su beca del SNI antes de haber tenido resultados convincentes. Sin embargo, esto no detiene a un verdadero innovador. La segunda etapa inicia con el diseño de los experimentos que le permitirán probar su idea. Aquí el investigador se enfrenta con el problema de conseguir fi- nanciamiento. Si pertenece a un centro de investigaciones ya formado, su problema es menor, ya que normalmente cuenta con equipos caros y una infraestructura que le provee de un pequeño financiamiento local. En esta etapa, no puede presentar ningún proyecto formal para obtener financiamiento en alguna de las instituciones clásicas, ya que solo cuenta con ideas no probadas. El innovador mexicano debe tener cuidado de no dedicarse en cuerpo y alma a este proyecto en esta fase, sino seguir con otros que, aunque irrelevantes para México, le permitan mantener un nivel de publicaciones que satisfaga a los evaluadores en su institución o en el SNI. Conseguir fondos de la industria tampoco es posible en esta segunda etapa. No hay nada aún que convenza a un industrial y, mucho menos, tercermundista,

623 La innovación tecnológica y sus tropiezos

es decir, a aquel que quiere una receta que le produzca dinero en cortísimo plazo (de uno a dos meses) invirtiendo dinero en el desarrollo de algo que solo está en la calenturienta mente del investigador. Estos industriales abundan en nuestro país y son producto de un sistema de co- mercio muy cerrado que se practicó en México hasta hace unos 40 años. En este sistema cualquier persona que lograra generar algo en el país podía solicitar que se cerraran las fronteras para retener la preferencia en la venta de tal producto. Así, un pseudoindustrial podía comprar maquinaria en alguna feria industrial de Nueva York o Fráncfort, recibirla en un máximo de tres meses, empezar a producir con material de importación para la máquina y empaquetar el producto en cajitas tam- bién importadas. De esta manera, en tres meses estaba vendiendo en México su producto al precio que le convenía y con cualquier calidad, no siempre de nivel internacional. Mientras tanto, el consumidor mexicano no podía adquirir el pro- ducto fuera del país, ya que las fronteras cerradas impedían su importación. En estas condiciones no se requería fomentar ninguna investigación industrial ni conexiones con instituciones de investigación, por lo que la investigación en los centros universitarios o tecnológicos creció totalmente apartada de la realidad na- cional, mientras que la pseudoindustria nacional producía dinero sin tener reque- rimientos tecnológicos de los centros de investigación. Se oía decir: “La tecnología se compra, no es necesario desarrollarla”. Cuando bruscamente se abrieron las fronteras a los productos de todo el mun- do, los pseudoindustriales mexicanos no pudieron dar la calidad ni los avances de las compañías internacionales, ya que los extranjeros que habían vendido recetas y maquinaria lo hicieron porque tenían mejores, con mayor productividad y cali- dad. En ese momento, el pseudoindustrial no podía empezar a desarrollar tecno- logía ni los centros de investigación tenían algo que ofrecer. El innovador nacional no tiene, por lo tanto, esa opción de apoyo industrial y tiene que desarrollar su etapa de experimentación básica con magros recursos. Al finalizar esta fase, a la que no se le puede fijar un tiempo, ya que depende del carácter de la invención o el descubrimiento, el investigador tiene que evaluar si sus resultados pueden satisfacer las demandas del sector productivo e inducir cambios económicos y sociales. Requiere entonces del asesoramiento de expertos en vinculación tecnológica, los cuales no abundan en México, pero ya se les pue- de encontrar. En los países desarrollados, esta actividad existe como negocio y sus miembros se dedican a buscar en las universidades y los tecnológicos “embriones” de tecnologías que puedan transferir a un sector de la industria. Si con la ayuda de estos profesionales se ve que el desarrollo puede vincularse con alguna necesi- dad tecnológica en alguna organización del sector productivo, se puede pasar a la

624 Gabriel Torres Villaseñor • 16 de octubre

siguiente etapa, tras haber realizado lo necesario para brindar protección al desa- rrollo (patentes, registro de marcas, etcétera). En caso de que no exista la necesidad tecnológica, queda la posibilidad de crearla, complicando las cosas un poco más. En la tercera etapa, el vinculador hará los arreglos convenientes para que la organización del sector productivo, interesada en el desarrollo, inicie los procesos de escalamiento a nivel industrial de los resultados obtenidos en el laboratorio. Esto implica que exista en la organización un laboratorio de investigación industrial in- teresada en la innovación donde sea posible implantar el “embrión” tecnológico y hacerlo crecer hasta su madurez, bajo la tutela del investigador. En México, son menos de diez las industrias que cuentan con esta interfaz entre el laboratorio de investigación fundamental y el industrial. Cuesta mucho mantener un laboratorio industrial y solo pueden hacerlo empresas muy grandes. En México, esas empresas son en su mayoría extranjeras, por lo que cuentan con laboratorios en su casa matriz en el extranjero y, por eso, no les interesa fundar uno aquí. Pero, de acuerdo con el Tratado de Libre Comercio (TLC) todavía vigente, pueden brindar asilo a innovadores brillantes en sus laboratorios foráneos (¿fuga de cerebros?). Aquí se rompe la cadena que podría llevar a una innovación tec- nológica al éxito. La existencia de laboratorios industriales daría más fuentes de trabajo a científi- cos e impulsaría desarrollos tecnológicos nacionales. La inexistencia de este eslabón estratégico en la industria nacional obliga a seguir un proceso lento y desgastante en el escalamiento de la innovación a nivel industrial. El proceso alterno consiste en buscar quien tenga algunas de las maquinarias industriales requeridas y pagar por utilizarlas. Este gasto va por cuenta de quien adquirió la innovación. El seguimien- to de los resultados se debe hacer con el mismo método científico utilizado en el laboratorio. La última etapa, en el supuesto de haber tenido éxito en las anteriores, es la intro- ducción del producto al mercado. La labor central la tienen los departamentos de mercadotecnia y comercialización de la industria, que deben contar con la asesoría del investigador para resolver los problemas técnicos que surjan al aplicar su inno- vación. En algunos casos, estos irán al laboratorio de investigación fundamental en ausencia del laboratorio industrial. En este caso, la innovación es progresiva y puede originar nuevas patentes o registros conjuntos con la industria. Como se podrá notar, la innovación no es una acción simple, sino un conjun- to de procesos interrelacionados en los que el innovador debe estar presente en mayor o menor grado. Su labor en el laboratorio de investigación fundamental representa solo un 15 por ciento del proceso total, en el cual intervienen especia- listas e instalaciones que deben existir en el país para lograr la meta del cambio

625 La innovación tecnológica y sus tropiezos

tecnológico. Sin embargo, una innovación puede repercutir en el crecimiento in- dependiente de la empresa, brindándole ganancias de hasta 500 veces lo invertido en su desarrollo y la seguridad de tener una tecnología propia para competir a nivel mundial, tal como lo hacen las industrias de los países avanzados.

626 Amaranto: alimento excepcional mesoamericano y su rescate

Dr. Octavio Paredes López 23 de octubre

l amaranto fue la cosecha principal en las dinastías azteca e inca. A la llegada de los españoles, su cultivo estaba muy extendido, en vir- tud de la gran cantidad de materiales genéticos (variedades) que nuestros ancestros habían generado; estos tenían una elevada edu- cación tecnológica para el desarrollo, producción y mejoramiento de plantas de interés alimentario y medicinal. Se disponía de una gran diversidad de plantas según sus requerimientos. ENo se registra desavenencia alguna en las técnicas de mejoramiento genético de estas culturas como ocurre en la actualidad. En México, ahora estamos enfras- cados en una lucha sin cuartel entre los partidarios de la agricultura molecular, es decir, la manipulación genética molecular, y aquellos que consideran que los mismos materiales genéticos heredados de nuestros antepasados serán capaces de darnos los rendimientos por unidad de área y los mensajes nutricionales y nutracéu- ticos (compuestos que simultáneamente nutren y pueden contar con propiedades para disminuir la incidencia de enfermedades diversas) que la sociedad actual demanda. Las culturas mesoamericanas empleaban el amaranto, además de como alimen- to, en diversas festividades religiosas; por ello, su cultivo y consumo fue prohibido por los conquistadores. La familia Amaranthaceae comprende más de 60 géneros

627 Amaranto: alimento excepcional mesoamericano y su rescate

y 800 especies de plantas herbáceas anuales y perennes. El género Amaranthus tiene tres especies originarias de Mesoamérica con vainas que contienen las semi- llas o granos; de aquí migraron a Perú y a otras regiones del mundo. Hay otras dos especies cuyas plantas se consumen como vegetal, como si fueran espinacas. El amaranto tiene el potencial de crecer en condiciones de baja disponibilidad de agua y suelos pobres o pedregosos, aunque ninguna planta es capaz de crecer únicamente sobre las piedras, en altitudes elevadas y de cara a infinidad de plagas; es decir, el amaranto es tolerante a condiciones ambientales adversas. Tiene un comportamiento agronómico sobresaliente que otras plantas, como los cereales, ya quisieran. Posee además una alta plasticidad botánica, característica esencial para la conservación de su germoplasma; pero esta gran riqueza nuestra, la mayor en el mundo, se está perdiendo porque no existen en México esfuerzos a la altura de las necesidades, ni con el amaranto ni con ningún otro de los materiales tan caros a nuestra identidad. Algunos intentos parecen esbozarse con pobres resulta- dos. Como sociedad estamos más preocupados por los energéticos —preocupación plausible, pero incompleta— y muy poco o nada por evitar o minimizar la pérdida irreversible de nuestra biodiversidad. Tanto que el mejor banco de germoplasma de amaranto está en los Estados Unidos. Para evitar las lágrimas, dejaremos para otra ocasión nuestras reflexiones acerca de la depredación de materiales legados por nuestros antepasados y el optimismo moderado de que habremos de corregir estas dañinas tendencias. En el Altiplano mexicano, los granos de amaranto se consumían en forma de atoles, panes, tamales y dulces (las llamada “alegrías” de amaranto reventado al que se le agrega miel). Al comerlo, los indígenas bailaban y cantaban de alegría por su extraordinario mensaje nutricional y sabor. Ahora sabemos que el amaranto tiene algunos compuestos similares a los de la nuez, lo que le da ese sutil sabor con alta aceptación. Afortunadamente, después de innumerables esfuerzos de organismos públicos y privados, y de académicos involucrados en su rescate, como el laboratorio del sus- crito, el amaranto está pasando por una etapa de ampliación muy lenta, pero persis- tente, en su producción y consumo. El contenido de proteínas en el maíz, el trigo y el arroz, mejorado genéticamente ex profeso, oscila entre el 10 y el 13 por ciento; el amaranto, sin mejoramiento genético alguno, tiene del 13 al 18 por ciento de proteínas y su calidad es franca- mente superior a todos ellos. Los niveles de lisina —un aminoácido esencial en la nutrición— son notablemente deficientes en la alimentación de las clases sociales con dietas pobres, ya que se halla en cantidades muy bajas en todos los cereales, sin embargo, en el amaranto está presente en cantidades francamente sobresalientes.

628 Octavio Paredes López • 23 de octubre

Al germinar, todas las semillas utilizan lo que se denomina proteínas de reserva; estas tienen la característica de alta disponibilidad relativa. Ya se conocían molecu- lar y nutricionalmente en todos los cereales comerciales; pero no en el amaranto. En nuestro laboratorio, aislamos estas proteínas, las caracterizamos y las denominamos amarantina; también encontramos que son específicas del amaranto, mayoritarias en el total de su contenido y que se trata de las proteínas vegetales más nutritivas conocidas en la naturaleza, es decir, una aportación maravillosa de los dioses az- tecas para una mejor alimentación de nuestra sociedad actual con fuertes debili- dades en su dieta diaria. Otro aporte que raya en lo extraordinario son sus altos contenidos de calcio. La fuente de calcio por excelencia son los productos lácteos, pero estos escasean en los grupos vulnerables; de ahí la importancia del consumo consuetudinario de amaranto. No es el propósito de este texto evitar o minimizar el cultivo de otros materiales alimenticios; el gran objetivo es el rescate de cultivos que permanecieron en el ol- vido y que son clave en el México de nuestros días.

629 La Junta de Gobierno, garante de la institucionalidad*

Dr. Carlos Martínez Assad 30 de octubre

ada cuatro años se vive el proceso de designación del rector de la UNAM. Por lo general, esa coyuntura es marcada por una discusión entre universitarios que incluye a los académicos, los estudiantes, los trabajadores y las autoridades. Por ello es importante hacer un recorrido sobre cómo, luego de esta- blecida la autonomía universitaria, fue institucionalizado el procedimiento para hacerla aplicable a través de la Ley Orgá- Cnica decretada en 1945. Alfonso Caso y los miembros del Consejo Universitario, Manuel Sandoval Vallarta, Francisco Calderón Caso y Antonio Carrillo Flores, visitaron al presi- dente Ávila Camacho el 20 de diciembre de 1944 para entregarle el proyecto de Ley Orgánica de la Universidad Nacional Autónoma de México. El mandatario anunció que lo enviaría de inmediato al Congreso para su estudio. Se mencionó que los mayores aciertos de la ley eran el de denominarse una corporación pública y la formación de la Junta de Gobierno como organización autónoma. Fueron también puntos centrales la libertad de cátedra y los derechos e integración de los estudiantes en los asuntos técnicos de la Universidad, sin que esta se viera afecta- da por las cuestiones políticas del exterior. El proyecto llegó a la Cámara de Diputados el 21 de diciembre con el secreta- rio de Gobernación Miguel Alemán, quien afirmó que los esfuerzos del gobierno habían sido por el fortalecimiento de la educación en general y, en particular, por la educación primaria. “La Revolución Mexicana se ha esforzado conscien- temente por aprovechar este eslabonamiento de las actividades educativas. Y, dentro del límite de los recursos de que ha dispuesto, se ha empeñado durante años por enaltecer el nivel de la educación superior y de la investigación cien- tífica, instalando en el seno de la Secretaría respectiva una Dirección General

630 Carlos Martínez Assad • 30 de octubre

dedicada a fomentarlas, otorgando subsidios —cada año más importantes— a universidades de la capital y de los Estados”. Se insistió de nuevo entre los diputados y senadores que la Universidad aspi- raba a ser autónoma y, en cuanto a la designación de “nacional” en el nombre, el presidente aclaró que “implica una voluntad de servicio patrio, sin distinción de sectas, de credos, de partidos o facciones”. Y recalcó su esperanza en que el aco- modo a las conveniencias particulares, de grupos o individuos, no se sobrepusiera a las altas finalidades docentes de la institución. El dictamen de la primera lectura se realizó el 26 del mismo mes. El proyecto fue recibido y estudiado por la segunda Comisión de Educación Pública, la cual estaba conformada por Efraín Brito Rosado, Marino Castillo Nájera y Ramón Mata y Rodríguez. Tras la lectura del dictamen de la comisión y el proyecto de ley, comenzó el debate en la cámara; Efraín Brito constató que el presidente y los legis- ladores simpatizaban con todas las instituciones culturales y se buscaba siempre su mejoramiento; es decir, el presidente se colocaba como la autoridad para alcanzar el bienestar de las instituciones culturales y de la nación en general. El segundo punto fue el de la autonomía, la cual no sería afectada por el proyecto discutido. Para todos los países de primer mundo, el que sus universida- des tengan autonomía y su propio subsidio son elementos indispensables para su desarrollo, algo que las leyes anteriores no habían considerado mientras sí lo hacía la que se debatía. Se señaló recurrentemente durante el discurso que la ley fue debatida y creada dentro de la propia universidad a través del Consejo Uni- versitario, lo cual era garantía de legitimidad para los universitarios y no era el resultado de una imposición por parte del gobierno, como señalaron algunas crí- ticas publicadas por la prensa. El diputado Brito señaló en particular a los estudiantes como los más críticos de la ley en discusión, sin que se dieran cuenta de que esta daba a la Universi- dad la libertad de tomar decisiones, así como de suprimir o crear escuelas, sin supeditarse al gobierno. El diputado continuó citando de manera textual algunas objeciones de las organizaciones estudiantiles a la ley, como la supeditación del programa de bachillerato de la unam al programa de la escuela secundaria de la SEP; la centralización de todos los poderes políticos universitarios en la Junta de Gobierno y lo inapropiado de la representación de estudiantes en las cuestiones técnicas porque ellos mismos se consideraban incapacitados para resolver esos problemas. En lo que se refiere a la supuesta supeditación del bachillerato de la UNAM a los programas de la SEP, el diputado comentó que, además de ser inexacto, la ley

631 La Junta de Gobierno, garante de la institucionalidad

permitiría que los estudiantes pudieran dejar un tipo de escuela por otro y revalidar sus estudios sin mayores obstáculos. Luego, entre lo más importante, estuvo el ar- gumento estudiantil de que la Junta de Gobierno tenía un perfil dictatorial, pero el diputado Brito matizó y, en su calidad de egresado de la Universidad, pidió realizar un ejercicio de autocrítica y observar los problemas de poder que había en la institución con las leyes orgánicas previas. En la nueva ley, la Junta de Gobierno sería la única capacitada para nombrar al rector y a los directores de escuelas y facultades, y estaría integrada por universitarios que conocieran la institución, sin ninguna intervención del gobierno. Para la objeción de que los estudiantes no se consideraban capacitados para las cuestiones técnicas, el diputado reprochó de la siguiente manera: “[...] en mi época los estudiantes sí estábamos capacitados para resolver asuntos de orden técnico y en infinidad de ocasiones los resolvimos. Si hay deficiencias e impreparación o de cultura en los actuales estudiantes es exclusivamente culpa de ellos y lo que deben de hacer no es objetar la ley, sino superar su preparación, para que estén en aptitud de intervenir en esas discusiones y puedan resolver detalles técnicos con capacidad y altura”. Por último, el diputado recordó dos instituciones fundadas por la adminis- tración de Ávila Camacho: la Comisión Impulsora y Coordinadora de la Inves- tigación Científica y El Colegio Nacional, así como la campaña de alfabetización, como ejemplos de las sinceras preocupaciones culturales y educativas del gobierno. Esto lo hizo a manera de presentar pruebas que demostraran su carácter y fueran razones para confiar en él. El segundo orador fue el diputado por Campeche, Pedro Guerrero Martínez, quien nuevamente hizo hincapié en que la nueva ley otorgaba también los títulos de “nacional” y de “autónoma”. El diputado se refirió a los tres puntos importantes del documento, los cuales son explicados de manera breve: la definición del carác- ter nacional de la Universidad, el propósito que se tiene de hacer de la máxima casa de estudios una verdadera comunidad de cultura y la distribución de faculta- des entre los diversos órganos de autoridad que deberán constituir el régimen interno de la Universidad. Remarcó que el título de “nacional” en su nombre es porque “la Universidad ha sido, es y tendrá que continuar siendo en el futuro nacional por excelencia. Es nacional por su historia y tradición; es nacional por su constitución orgánica misma, y es nacional también por la naturaleza de su función”. Cabe señalar que este diputado comparó por primera vez el proyecto de ley que se presentaba con las leyes anteriores provenientes de 1929 y 1933, las cuales advertían que la auto- nomía de la Universidad se encontraba limitada y supeditada al gobierno. Había

632 Carlos Martínez Assad • 30 de octubre

“advertencias” acerca de los peligros de dicha autonomía y, en la nueva ley, eran sustituidas por palabras de aliento para consolidarla en la institución. El tercer y último orador fue el diputado Andrés Serra Rojas, quien dio una extensa exposición. Dijo que la Universidad es un asunto nacional porque no se suscribe ni a “lo capitalino, ni se circunscribe a los límites del Distrito Federal; es un problema de México, un profundo problema nacional que afecta no solo a nuestra generación, sino a todas las generaciones que sienten la enorme responsa- bilidad del futuro social”. En su recorrido, llegó a la conclusión de que la Universidad había sido y será cambiante conforme se muevan las circunstancias en las que se encuentra. En palabras del diputado: “La Universidad [...] posee un espíritu inmortal que so- brevive a la lucha de los partidos, a las transformaciones políticas y las naciones, y representa una tendencia y una necesidad que, por manifestarse y hacerse sentir en todos los tiempos y lugares, merecen calificarse de sociológicas y humanas. Las universidades evolucionan, se adaptan a los caracteres de las diversas épocas, su- fren transformaciones que las orientan hacia las corrientes del progreso y, como la magistratura, la legislación, las letras y la ciencia, representan algo tan duradero como la cultura humana, algo que debe transformarse mas no hacerse desaparecer”. Finalmente, el diputado Serra llegó a los puntos principales de la ley en deba- te. La primera conclusión fue que las tareas educativas enlazaran a todo el proyec- to: “Existe un sincero anhelo de ahondar a la vez todos los cauces de la cultura, siendo la depuración del conocimiento científico la base del progreso de nuestro pueblo”; que la Revolución mexicana se halla en la tarea de enaltecer el nivel de la educación superior y que el proceso histórico determina que el Estado no al- terará la autonomía de la Universidad que con ahínco han buscado profesores y alumnos. Además: “La Universidad aspira a continuar siendo autónoma y a que se le considere como una corporación pública, órgano descentralizado del Estado” y que el calificativo de “nacional” será “una ejecutoria y un compromiso”. La ley tiene cuatro puntos centrales: 1) la Universidad es una institución descen- tralizada, cuyo estatus se alcanzó con la ley de 1933; 2) será completamente autó- noma para organizarse como lo estime mejor; 3) tendrá “el derecho para impartir sus enseñanzas y desarrollar sus investigaciones con absoluta libertad”; y 4) las autoridades de la Universidad serán, de mayor a menor, la Junta de Gobierno, el Consejo Universitario, el rector, el Patronato Universitario, los directores de las escuelas, facultades e institutos, y los Consejos Técnicos. Con las discusiones que tuvieron lugar en las Cámaras de Diputados y Sena- dores, se proclamó la Ley Orgánica, que integraba los idearios más encontrados, procesados por los intelectuales que configuraron el destino de la nación mexicana.

633 La Junta de Gobierno, garante de la institucionalidad

Los quince integrantes de la primera Junta de Gobierno, en 1945, fueron: Alfon- so Reyes, Federico Ernesto Mariscal, Manuel Sandoval Vallarta, Gabino Fragua Magaña, Manuel Gómez Morín, Fernando Ocaranza Martínez, Antonio Martí- nez Báez, Jesús Silva Herzog, Alfonso Caso, Mario de la Cueva, Abraham Ayala González, Mariano Hernández Barrenechea, Ricardo Caturegli, Alejandro Quijano y José Torres Torija Solórzano.

* Extracto de: Carlos Martínez Assad y Alicia Ziccardi Contigiani (coords.), El Barrio Universitario en el proceso de institucionalización de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, México, 2018.

634 Programa de Estudios Combinados en Medicina

Dr. Gerardo Gamba Ayala 6 de noviembre

través de los años ha disminuido la cantidad de estudiantes de medicina, o médicos recién graduados, que se interesan por basar su carrera en la investigación científica y convertir- se en lo que conocemos como médico-científico (del inglés physician scientist). Esta es la figura del médico especialista de un instituto u hospital que se dedica completamente a la in- vestigación, sea experimental, clínica o una combinación de ambas. En general, no atiende consulta fuera de la institución académica y en esta misma es en donde desarrolla su labor docente. Es decir, el centro de la carrera profesional de este personaje es la investigación médica. Hubo una época en la que era posible hacer investigación y al mismo tiempo desarrollar una considerable consulta privada. El arquetipo en este sentido fue el doctor Donato Alarcón Segovia, sin duda, el mejor investigador clínico que ha tenido nuestro país. Esto era posible porque la complejidad tanto de la atención clínica como de la investigación era mucho menor que ahora. Tomemos un ejemplo de la hematología. Cuando estudié medicina, había linfomas de Hodgkin y linfo- mas no Hodgkin. Estos últimos se dividían en tres tipos. Ahora, los linfomas no Hodgkin se dividen en neoplasias de precursores linfoides (que son 12), neopla- sias de células B maduras (que son 40), neoplasias de células T y NK (que son 42) y otras enfermedades linfoproliferativas asociadas a inmunodeficiencias, por lo que dedicarse a la atención clínica de los enfermos con este padecimiento es bastante complejo. Por otro lado, siguiendo el ejemplo de la hematología, hace 40 años lo más complejo en la investigación era hacer biometrías hemáticas y detectar muta- ciones en la hemoglobina. Hoy, entre la secuenciación de exomas, el CRISPR-Cas para edición de genes y la epigenética (modificación de la expresión de genes por factores ambientales), por mencionar algunos, la investigación se ha vuelto muy compleja.

635 Programa de Estudios Combinados en Medicina

En el siglo pasado, a un médico le llevaba de cinco a ocho años de posgrado entrenarse como especialista e investigador clínico, por lo que estaba listo para iniciar su carrera independiente por ahí de los 31 o 33 años. Hoy estos tiempos han aumentado a diez y doce años de posgrado. Es decir, después de siete años en la carrera de medicina, hay que pasar ahora por al menos seis o siete años de resi- dencia, para obtener la especialidad y la subespecialidad, y otros cinco años más entre el doctorado y el posdoctorado, por lo que el estudiante estará listo para empezar su carrera como investigador independiente hacia los 37 años. Ver enfermos con frecuencia motiva a los médicos a emprender proyectos de investigación biomédica, los cuales han conducido a grandes desarrollos, tanto de herramientas terapéuticas como diagnósticas. Los antibióticos y los medicamen- tos para disminuir el colesterol sérico o la angioplastia coronaria, por mencionar unos ejemplos, han tenido un efecto enorme en el manejo de infecciones y en la prevalencia y el tratamiento del infarto agudo de miocardio; estos surgieron de in- vestigaciones realizadas por médicos especialistas que al enfrentarse día a día con el problema clínico se hicieron preguntas y diseñaron la manera de responderlas. Como un esfuerzo para impulsar la investigación en los estudiantes, hace poco más de una década se planteó y desarrolló en la Facultad de Medicina, en conjunto con el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Nacional Autó- noma de México, lo que hoy es el Programa de Estudios Combinados en Medici- na, conocido como el PECEM. A programas similares se les conoce en el extranjero como MD-PhD. El PECEM es un programa diseñado para que ciertos estudiantes de Medicina con interés por la investigación biomédica puedan, en un periodo de ocho años, completar la carrera y el doctorado, por lo que terminan no solo con el entrenamiento clínico como médicos, sino también con el entrenamiento como investigadores científicos. El programa fue aprobado por el Honorable Consejo Universitario en el 2011 gracias a la tenacidad e interés de la doctora Ana Flisser de la Facultad de Medicina, quien ha liderado del proyecto desde siempre. Además de los directores en turno de la Facultad de Medicina y del Instituto de Investigaciones Biomédicas, la hemos acompañado en el Comité Académico dos investigadores del área biomédica (las doctoras Marcia Hiriart y Rosalinda Guevara), dos del área epidemiológica (los doctores Pablo Kuri y Roberto Tapia) y dos del área clínica (la doctora Diana Vilar Compte y el que escribe). En este tiempo, nos hemos enfrentado a una va- riedad enorme de vicisitudes y de problemas que afortunadamente, en su con- junto, no superan la satisfacción que nos ha dejado el participar en el programa e interaccionar con estudiantes tan brillantes y comprometidos como los que lo han cursado.

636 Gerardo Gamba Ayala • 6 de noviembre

Por mi laboratorio han pasado cerca de una decena de estudiantes del PECEM y tres de ellos se quedaron a realizar su tesis doctoral. Quiero ser enfático en que, si el programa nació y ha seguido un curso exitoso, es gracias al trabajo de la doctora Flisser, que ahora se acompaña de un grupo excelente de colaboradores que inclu- yen a la doctora Tanya Plet y el doctor Arturo Cérbulo. En este mes estamos de fiesta en el PECEM. No solo inició este año escolar la novena generación del programa, sino que en octubre los dos primeros alumnos, que pertenecen a la primera generación y hace tres años terminaron la parte de medicina, obtuvieron el grado de doctor en Medicina. Será el tiempo el que juzgue los resultados del programa, pero hasta ahora se ven muy positivos. Me parece que hemos puesto un grano de arena en la difícil tarea de atraer estudiantes médicos a la investigación científica y darles los elementos para que encuentren el camino.

637 El reto de las microempresas universitarias en México

Dr. Leonardo Ríos Guerrero 13 de noviembre

s muy triste saber que en México más de 50 millones de personas subsisten en situación de pobreza y cerca de 9 millones en con- diciones de pobreza extrema (Coneval, 2019). La inversión ex- tranjera directa de los últimos 20 años permitió un importante desarrollo de la industria de la manufactura en México, pero este crecimiento fue insuficiente y la pobreza no se redujo. Los salarios bajos han sido nuestra principal ventaja competitiva. Nos congra- Etulamos del nuevo T-MEC, pero sigue basado en mano de obra barata, sin que se haya profundizado en conceptos como la innovación, el desarrollo de capacidades y el impulso a proveedores locales de alta tecnología. ¿Cómo avanzar hacia una economía basada en el conocimiento, que genere empleos de calidad, bien remunerados? ¿La ciencia mexicana puede convertirse en un elemento clave de prosperidad, en la verdadera transformación? Otros países han demostrado que la colaboración universidad-industria es un factor importan- te para avanzar hacia la economía del conocimiento (Etzkowitz y Leydesdorff, 2000). Otro aspecto clave ha sido el emprendimiento científico. Las empresas basadas en conocimiento generadas por el MIT, en Boston, y la Universidad Stanford, en California, han sido la mayor fuente de innovación y crecimiento en Estados Unidos. La valorización de invenciones académicas convirtió a San Francisco y a Boston en las regiones más prósperas del mundo. Sin duda, esto es muy difícil de replicar, pues requiere políticas públicas sostenidas, universidades emprendedoras, start-ups de rápido crecimiento, esquemas de coinversión públi- ca-privada y desarrollo de capital de riesgo, entre otros aspectos, pero gradual- mente, adaptando mejores prácticas, hemos avanzado para impulsar el empren- dimiento universitario, aunque ¡falta aún mucho camino por recorrer! Las universidades públicas en México se enfocan en la enseñanza tradicional para generar profesionistas-empleados, no emprendedores. De la misma manera,

638 Leonardo Ríos Guerrero • 13 de noviembre

se forman investigadores de excelencia en los doctorados, pero que se alejan de la aplicación científica. La tercera misión universitaria hacia la comercialización de la ciencia apenas está en proceso. Esta no significa reducir la investigación funda- mental, por el contrario, se tiene que reforzar porque es fuente de descubrimientos radicales. Implica un mejor equilibrio entre la generación de la ciencia y su apli- cación. Se busca complementar la enseñanza y la investigación con la aplicación y valorización de los conocimientos. En el MIT, la mejor institución académica del mundo, se hacen grandes descubrimientos científicos que a veces se transfieren a empresas o impulsan start-ups de base tecnológica. En el 2019, las mejores universidades del mundo (MIT, Stanford, Harvard, Caltech, Oxford, Cambridge, ETH de Zúrich, Imperial College, Chicago y UCL) destacan por sus aportaciones científicas, pero además por su comercialización. Forman recursos humanos de excelencia en un entorno equilibrado entre la ciencia y su valorización. El ámbito académico representa el núcleo donde se originan descubrimientos innovadores que deberían transmitirse a las empresas. La mala noticia es que en nuestro país hay muy pocas compañías interesadas, así que la oferta de conoci- mientos queda desaprovechada. Por lo tanto, para valorizar los descubrimientos científicos deben impulsarse empresas universitarias. Si las universidades no asumen este rol, los descubrimientos quedarán olvidados, sin generar beneficios para nuestra sociedad. Es necesario señalar que varias universidades ya reportan avances. Han creado oficinas de transferencia de tecnología y, en algunos casos, incubadoras capaces de conectar ciencia, tecnología, talento emprendedor y capital. Pero todavía falta mu- cho, por ejemplo, aún no se establece un buen balance entre la investigación básica, la enseñanza y la valorización. Las actividades de comercialización del conocimien- to no están aún legitimadas. Las recompensas internas y el SNI siguen favoreciendo las dos misiones tradicionales, pero lo importante es la tendencia sostenida hacia la aplicación de la ciencia, la cual deberá generar beneficios económicos, pero también sociales y ecológicos. La ley mexicana de ciencia, tecnología e innovación se modificó en el 2015. Ahora permite a los centros públicos de investigación y las universidades trans- ferir conocimientos con la figura legal que más les convenga. Además, pueden promover con el sector privado la formación de asociaciones, alianzas, consor- cios y nuevas empresas de base tecnológica donde se incorporen sus invenciones científicas. Con el marco referido, es posible que investigadores, universidades y estudiantes funden empresas para llevar sus descubrimientos al mercado (Roque Díaz, 2017).

639 El reto de las microempresas universitarias en México

Pero las legislaciones internas de las universidades públicas aún no han evolu- cionado. Por ejemplo, investigadores inventores y tenedores de acciones en una microempresa universitaria cuya incubación suceda en los laboratorios de la insti- tución podrían considerarse no apropiados por falta de lineamientos que regulen estas actividades y premisas claras para repartir los beneficios. A pesar de esta pers- pectiva adversa, varios académicos ya han creado nuevas empresas con sus estu- diantes para ser agentes de innovación y como un camino para crear empleos bien remunerados. El problema más importante para la constitución de empresas universitarias radica en el financiamiento durante las etapas tempranas. Menciono de nuevo la falta de equilibrio entre la generación de ciencia y su valorización. La verdadera transformación podría surgir de un mayor apoyo a la ciencia básica, sin duda, pero más equilibrado, que incluya nuevos programas para su valorización. Por otro lado, el levantamiento de capital es un desafío para las microempresas tecnológicas, ya que el mercado ángel (el de los business angels) no se ha desarrollado en México y los fondos de capital de riesgo no consideran las etapas iniciales porque perciben al- tos riesgos; buscan emprendimientos con prototipos validados y primeras ventas. Esta brecha es muy grande y se conoce como el “valle de la muerte”. En Estados Unidos, el sistema de innovación es mucho mayor y más equilibrado, con grandes inversiones sostenidas en ciencia básica y la coexistencia de fondos muy relevan- tes para su aplicación, por ejemplo, la SBIR (Small Business Agency, 2018), que incentiva la creación de start-ups de base tecnológica. En México, los fondos para la valorización de la ciencia han sido escasos. Última Milla y FINNOVA del Conacyt se enfocaron en la maduración de tecno- logías emergentes, pero tuvieron una vida efímera, lamentablemente. La comu- nidad ha tenido que usar programas como el PEI, diseñado para la colaboración universidad-empresa, pero que permitió la participación de microempresas de reciente creación. El nuevo programa PENTA-Conacyt es también meritorio, pues nuevas microempresas podrán competir para madurar tecnologías hasta los niveles 7 u 8 (Technology Readiness Levels, TRL), pero la competencia con em- presas de mayor trayectoria limitará su participación. Hasta ahora la mayoría de las empresas universitarias ha surgido gracias al apoyo familiar y de amigos. ¡En algunos casos los investigadores han tenido que hipotecar sus bienes! Como ejemplo de prácticas exitosas en nuestro país, es conveniente señalar el fideicomiso Nafin-Conacyt para emprendedores. Capitalizó cerca de 50start-ups con esquemas accionarios revolventes muy exitosos. También fue suspendido, pese a sus excelentes resultados. Se sugiere que Conacyt, Nafin y los gobiernos estatales impulsen nuevamente la gestación de microempresas de alta tecnología

640 Leonardo Ríos Guerrero • 13 de noviembre

como una política pública a largo plazo hacia la valorización de la ciencia y como una vía para reducir la pobreza.

Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). “Medición de pobreza 2008-2018, Estados Unidos Mexicanos”, México, 2019 [En línea]: ‹https:// www.coneval.org.mx/Medicion/Paginas/PobrezaInicio.aspx› [Consulta: 27 de enero de 2021]. Henry Etzkowitz y Loet Leydesdorff. “The Dynamics of Innovation: From National Sys- tems and ‘Mode 2’ to a Triple Helix of University-Industry-Government Relations”, en Research Policy, 29, 2, pp. 109-123 (2000) [En línea]: ‹https://www.researchgate.net/ publication/222547985_The_Dynamics_of_Innovation_From_National_Systems_ and_Mode_2_to_a_Triple_Helix_of_University-Industry-Government_Relations› [Consulta: 20 de enero de 2021]. Rodrigo Roque Díaz. “Excepción al conflicto de interés”, enBiotecnología en movimiento, 8, pp. 16-19 (ene-mar 2017) [En línea]: ‹https://www.ccciencias.mx/pdf/ebt/ebt02.pdf› [Consulta: 27 de enero de 2021]. Gobierno de los Estados Unidos de América, Small Business Agency. “About SBIR”, (2018) [En línea]: ‹https://www.sbir.gov/about/about-sbir› [Consulta: 27 de enero de 2021].

641 La computadora: ¿ordenador o cerebro electrónico?

Dr. Raúl Rojas González 20 de noviembre

os lenguajes son creaciones sociales vivas: se expanden y contraen. A veces inhalan vocablos de otras culturas, otras veces los exhalan y los pierden. Este proceso evolutivo es particularmente claro en el caso de las nuevas tecnologías, como hace evidente la historia de la palabra computadora. Antes de que hubiera calculadoras digitales modernas, ya se hablaba de “computadoras” en el idioma inglés. Pero la palabra Lse utilizaba para referirse a personas de carne y hueso, que con papel y lápiz o ayudadas por simples calculadoras mecánicas, estaban encargadas de ejecutar las operaciones aritméticas necesarias para un cálculo complejo. La manufactura de tablas de funciones, por ejemplo, se fragmentaba en operaciones sencillas y re- petitivas que se distribuían entre muchos ayudantes organizados como en una línea de montaje. Los resultados parciales de una de estas “computadoras” se le pasaban a la siguiente persona en la línea, de esta a la siguiente y así sucesivamen- te hasta llegar al resultado final. Un cálculo importante se le podía asignar a dos líneas de montaje numérico para checar si ambas llegaban al mismo resultado. Por eso, cuando aparecieron las primeras computadoras en Estados Unidos, ins- tintivamente se les llamó así, computer, ya que reemplazaban el trabajo manual de aquellos trabajadores de antaño. La computadora nació creando desempleados y hasta del nombre del oficio se apropió. A partir de la difusión de las computadoras norteamericanas, en muchos países se adaptó el vocablo inglés a la lengua local. Es el caso de México, en donde habla- mos de “computadoras”, mientras que en España se habla de “ordenadores”. Y es que los españoles importaron la palabra del francés, lengua en la que la computadora se llama ordinateur. La denominación fue inventada por IBM-Francia, que en 1955 quería ofrecer la nueva tecnología al mercado local. Como no sabía qué vocablo francés utilizar, le preguntó a un profesor de la Sorbona, el filólogo Jacques Perret,

642 Raúl Rojas González • 20 de noviembre

quien, después de pensarlo un poco, propuso utilizar la palabra ordinateur, ya que la Biblia se refiere a Dios como el “ordenador” del mundo. No cabe duda de que Perret estaba impresionado con todo lo que una computadora puede hacer. Sin embargo, la mayoría de los países se decantó por la palabra computadora y no por ordenador. Hasta en esperanto se habla de komputilo y en ruso de kompiuter. Fuera de los catalanes, gallegos y vascos (ordinador, ordenador y ordenagailua), pocos idiomas siguieron el ejemplo del francés y el castellano ibérico. El alemán y el italiano son más precisos para referirse a las máquinas digitales. En alemán, se dice Rechenmaschine que equivale al calcolatore italiano. La palabra se refiere a las pequeñas piedras calcoli( ) utilizadas por los maestros contadores para armar representaciones de números decimales en una especie de ábaco esculpido o dibujado en una mesa. Otros países han acuñado palabras nuevas y metáforas para referirse a las compu- tadoras. Es el caso de Islandia y Finlandia. En islandés, la computadora se llama tölva, que se puede traducir como “oráculo de números” (de las expresiones tala, ‘número’ y völva, ‘oráculo, adivinadora’). Mucho más allá van los finlandeses que llaman tietokone a la computadora. La palabra significa “máquina de conocimiento”, lo que quizá sería verdad si no existieran Facebook, WhatsApp y otras “benditas” redes sociales. Los suecos hicieron de la creación del nombre de los ordenadores (para darle gusto a los españoles) todo un proyecto académico. La mandaron a ser “manufac- turada” en una universidad. En 1986, el profesor Börje Langefors propuso utilizar el vocablo artificialdator , que claramente se refiere a datos y además se parece a palabras ya existentes como tractor y doctor. Nos falta el Oriente. En China, específicamente en mandarín, a la computa- dora se le llama “cerebro electrónico” y en persa se le decía rayaneh, que significa algo así como “pensador”, pero dicen mis amigos iraníes que eso ya pasó, porque las nuevas generaciones usan la palabra inglesa. No quiero meterme a considerar el problema del hardware y el software, porque ahí también se han creado nuevas palabras. Los alemanes, al principio, hablaban de Programmatur para referirse a los programas y los franceses, fieles a su tradición de llevarle la contraria al inglés, le dicen logiciel al software y matériel al hardware. A esos vocablos ni los españoles les hicieron caso (de otra manera hablarían del “lógico” y el “material”). Así que llegar a un vocablo específico para referirse a las computadoras se dio de varias maneras: • Importando la palabra del inglés. • Preguntándole a los filólogos locales.

643 La computadora: ¿ordenador o cerebro electrónico?

• Por reemplazo semántico (calcolatore). • Exagerando (“cerebro electrónico”, “máquina de conocimiento”). • Echándole poesía al asunto (“adivinadora de números”).

Lo que es cierto es que la computadora llegó para quedarse y ahora habría que ocuparse de encontrarle patria lingüística al cell phone, que en México es celular, en España, móvil y en Alemania, aunque no lo crean, Handy.

644 México y el conocimiento

Dr. Marcelino Cereijido Mattioli 27 de noviembre

éxico tiene el mérito de haber desarrollado una comuni- dad de investigadores excelentes que publican en las me- jores revistas del mundo. Para compararse, nuestros tenis- tas deberían jugar en Wimbledon y nuestros industriales competir en el mercado automotor con Mercedes-Benz y Lamborghini. Sin embargo, México no tiene una cultura compatible con la ciencia (CCCC). ¿Qué es eso? Si digo Mque tenemos excelente odontología, nadie pensará que todos somos dentistas. Habrá uno por cada 100 habitantes. El resto tiene una cultura compatible con la odontología, pues cuando sufrimos caries, gingivitis o se nos parte una muela recurrimos a ese 1 por ciento. La gravedad de no tener una CCCC estriba en que, a pesar de la multitud y magnitud de nuestros problemas, no recurrimos a la ciencia: el instrumento humano más específico y eficaz para resolver problemas. Para empezar, hasta nuestras universidades confunden información con cono- cimiento y también toman investigación y ciencia como sinónimos exactos. Otro error lo cometen los filósofos para quienes solo los seres humanos podemos interpretar la realidad. Se trata de un error garrafal. En mi libro Evolución de las maneras de interpretar la realidad, señalo que todo organismo, desde un piojo a una ballena, permanece vivo en tanto sea capaz de interpretar la realidad que habita. Una humilde Escherichia coli perdida en el intestino vive mientras sea ca- paz de interpretar que ese ion en el medio es K+ y que debe captarlo, en cambio ese otro en su citoplasma es Na+ y debe expulsarlo. Si las células de la mucosa intestinal de una lagartija no fueran capaces de interpretar que ese elemento en sus jugos intestinales es hierro, que hay que captarlo y enviárselo a la médula ósea, el reptil moriría asfixiado en segundos, porque no tendría cómo sintetizar hemoglo- bina para producir glóbulos rojos.

645 México y el conocimiento

Bacterias y lagartijas hacen esos trabajos inconscientemente. En cambio, hace apenas 50 mil años, “nada” en escalas temporales de millones de años, a los Homo sapiens nos ha brotado una conciencia y la pusimos a interpretar la realidad. O sea, mientras una bacteria y una lagartija interpretan la realidad inconsciente- mente, nosotros la interpretamos de dos maneras: una inconsciente, idéntica a la manera de bichos y vegetales, y otra consciente. En el universo no hay cosas, sino procesos forzados a evolucionar. La manera inconsciente empezó al mismo tiempo que la vida hace millones de años, alcanzó la perfección y ya no cambia. Pero la consciente ha atravesado etapas religiosas. Comenzó con animismos cuando el Homo sapiens primitivo creía que un árbol y un caballo hacían lo que hacen por su “ánima”. Lo explicaré con una anécdota. Soy un bicho de pradera, por eso el día que vi en el horizonte al Popocatépetl en acti- vidad quedé maravillado. Me lancé a verlo. Había alerta naranja (desaconsejaban, pero no prohibían aproximarse al volcán). Llegué a Amecameca. Descendí y se me arrugó la bravura: nunca había sentido tronar y trepidar bajo mis pies ni había visto un chorro de humo y fuego de un kilómetro de diámetro; pero los lugareños intentaron calmarme: “No tema, nos llevamos bien con don Goyo”. Don Goyo es el ánima del Popo. El próximo paso fueron los politeísmos. Para los griegos, olmecas, mayas y az- tecas, la realidad estaba parcelada en dominios a cargo de una deidad: Poseidón, dios del mar, Urano, del cielo, Marte, de la guerra, Hefesto, del fuego y la forja, Selene, de la Luna. Los mexicanos tenían a Tláloc a cargo de las lluvias, a Tona- tiuh, del Sol, a Xiuhtecuhtli, del fuego. El siguiente paso fue hacia los monoteísmos, lo cual significó una enorme aventura intelectual. Porque en un politeísmo cada dios hace lo que quiere: un dios protege a los animales y otro los mata... allá ellos. Pero el paso al único dios del monoteísmo requirió inventar ni más ni menos que su coherencia. Hubo muchísimos politeísmos, pero fueron pocas las civilizaciones capaces de concebir un monoteísmo. El paso más bravo fue la evolución hacia la ciencia: manera consciente de inter- pretar la realidad sin recurrir a milagros, revelaciones ni dogmas, ni al principio de autoridad, por el cual algo es verdad dependiendo de quién lo diga: la Biblia, el rey, quien mande. Por eso solo el primer mundo tiene ciencia. Yo estoy empeñado en que emprendamos la cruzada “Hacia una cultura compa- tible con la ciencia”. Pero, encerrado en mi laboratorio del Cinvestav (Centro de Investigación y de Estudios Avanzados), ni siquiera logro que mi institución avan- ce como indica su nombre y pase a formar científicos. Quien rige el proceso cog- nitivo nacional es una institución, que no tiene siquiera feedback de los científicos.

646 Chía: cultivo alimentario mesoamericano para el siglo xxi

Dr. Octavio Paredes López 4 de diciembre

a chía es originaria de Mesoamérica. Para las culturas prehispánicas constituía parte de su dieta y fue un alimento básico equiparable al maíz; además, se utilizaba como medicina y en la preparación de ofrendas a los dioses. Es una planta cuyo género tiene más de 900 especies, crece en áreas áridas y semiáridas, con flores blancas y púr- puras, y alcanza aproximadamente un metro de estatura. La planta se llevó a Sudamérica y los aztecas, mayas e incas la introdujeron Len ámbitos diversos, por lo que se convirtió en un cultivo muy importante. Las se- millas (o granos) son de color gris, negro y negro con puntos blancos y blanqueci- nos; están cubiertas por un polímero, de modo que se le considera una oleaginosa, con hasta un 40 por ciento de lípidos. Por sus destacados contenidos nutracéuticos (compuestos que tienen la propiedad de prevenir o minimizar la incidencia de ciertas enfermedades además de nutrir) se le considera un superalimento. Se sabe que el emperador Moctezuma enviaba a sus súbditos a Veracruz a traer- le pescados; y los proveía con raciones de chía para minimizar el consumo de agua e incrementar sus niveles energéticos, ya que este polímero tiene la propiedad de cubrir la pared estomacal. Como en otros cultivos estratégicos de nuestras cul- turas originales (maíces pigmentados y amaranto, más la quinoa en Perú, entre otros ejemplos), los conquistadores españoles prohibieron el cultivo y consumo de chía. También por ello deberían pedir perdón; muy tarde, pero quizá acepta- ble, ya que aniquilaron a miles de indígenas al empobrecer nutricionalmente su limitada dieta. Una característica sobresaliente de los lípidos de esta semilla es que el 60 por ciento del total son omega-3 (ácido linolénico, bi-insaturado) y el 19 por ciento son omega-6 (ácido linoleico, monoinsaturado); estos ácidos grasos son esenciales para el ser humano, y el aceite de chía contiene más cantidad de omega-3 que cualquiera de sus competidores vegetales. El consumo frecuente de esta semilla,

647 Chía: cultivo alimentario mesoamericano para el siglo xxi

despreciada por siglos en nuestras sociedades, ayuda a prevenir enfermedades como la hipertensión, cardiovasculares e inflamatorias. Más aún, el 35 por ciento de la chía es fibra dietética compuesta por polisacáridos de alto peso molecular, que, como se sabe, disminuyen el riesgo de enfermedades coronarias y de hipertensión. La fibra ayuda en la alimentación a generar saciedad y minimizar el sobrepeso y la obesidad, y, consecuentemente, la diabetes. Adicionalmente a estas bellezas nutricionales, la semilla tiene un buen contenido de fenoles, cuyos componentes son antioxidantes naturales, ya que minimizan la oxidación celular. Además, tiene del 19 al 23 por ciento de proteínas de reserva, principalmente globulinas, y, como ha sido encontrado y publicado recientemente por nuestro laboratorio, estas tienen péptidos bioactivos (componentes proteíni- cos) nutracéuticamente muy importantes por sus propiedades antihipertensivas y antioxidantes. Asimismo, las proteínas de chía son ricas en aminoácidos azufrados, que tienen igual calidad, y hasta mejor, que los cereales y las oleaginosas comunes. En un peso equivalente a 100 g de leche, la chía tiene seis veces más calcio (y, como se sabe, la leche es una fuente sobresaliente de este elemento), cuatro veces más potasio y once veces más fósforo, aparte de niveles aceptables de magnesio, hierro, zinc, cobre y otros minerales. En algunos cereales como el trigo, existe una pequeñísima fracción proteínica que desata fuertes alergias en poblaciones reducidas del mundo; esta reacción alérgica se conoce como enfermedad celíaca. La fracción proteínica es el gluten; pero los consumidores con reacción celíaca o no, en general, tienden a preferir alimentos libres de gluten. Por ello, la industria alimentaria ha hecho una notable publicidad de productos libres de gluten. Y la chía está libre de gluten; otra carac- terística destacada más. En un proyecto nacional de chía de nuestro grupo, en estrecha colaboración con un notable equipo de agrónomos del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) en Celaya, expertos en esta oleaginosa, hemos estudiado por varios años el extraordinario potencial alimenticio y nutra- céutico de este cultivo para la identificación de las mejores características en sus materiales genéticos silvestres y cultivados. Además de las investigaciones citadas, ya se ha estudiado y publicado un análisis transcriptómico para identificar diferen- cias en su biodiversidad. El gran objetivo es contribuir al rescate irreversible del superalimento del siglo XXI y del cual México debe ser el gran productor mundial, haciendo honor y justicia al legado de los dioses aztecas y mayas. Ya no están aquí los conquistadores españoles para impedirlo; solo falta nuestra voluntad.

648 Biotecnología en la agricultura

Dra. María Valdés Ramírez 11 de diciembre

ntes de su toma de posesión, el presidente López Obrador hizo referencia a algunas acciones prioritarias para fortale- cer el desarrollo agrícola del país: “Poner en marcha un nuevo modelo de financiamiento para la autosuficiencia alimentaria. Impulsar la innovación tecnológica y la asistencia técnica a ras de tierra para todas las unidades de producción agropecuaria. Lograr la soberanía alimentaria. Impulsar una agricultura ba- Asada en el conocimiento, fortaleciendo el sistema de innovación”. Con relación a la autosuficiencia alimentaria, México tiene dependencia tec- nológica de otros países en la producción de alimentos. Por ejemplo, en el 2018 la importación de maíz fue de 16 millones 500 mil toneladas (Grupo Consultor de Mercados Agrícolas). Todo este maíz está modificado genéticamente, es decir, es transgénico. La única manera de reducir esta dependencia es hacer nuestra propia investigación. En este sentido, la calidad del suelo es fundamental para una agricultura susten- table y un factor crucial en su calidad son los microorganismos en él, entre ellos, los hongos micorrízicos que las plantas alojan en sus raíces y que les acarrean los nutrientes del suelo, especialmente los iones inmóviles, como el fósforo. Otros microorganismos del suelo importantes en la salud de las plantas son ciertos bacilos (Bacillus thuringiensis) que producen los compuestos que aniquilan diferentes insectos plaga. Estos compuestos son absolutamente específicos para cada insecto. Algunos laboratorios en diferentes países, incluido México, propa- gan estos bacilos, que producen una gran cantidad de esporas, para que se asper- jen en las plantas y se eliminen las plagas. Por otro lado, los genes de esta bacteria que codifican para estos compuestos insecticidas han sido aislados e introducidos al genoma de algunas plantas para que ellas mismas se defiendan de los insectos. Así se evita el uso de los insecticidas

649 Biotecnología en la agricultura

que han mostrado ser muy tóxicos para las personas que los aplican y que, además, acaban con otros insectos importantes para las plantas, como los polinizadores y, entre ellos, las abejas. A las plantas que poseen estos genes se les conoce como plan- tas transgénicas. Ahora bien, a las plantas de la siguiente generación ya no hay nece- sidad de introducirles genes foráneos. Gracias a las plantas resistentes a plagas se ha reducido la aplicación de miles de toneladas de plaguicidas altamente tóxicos y más carcinógenos que el glifosato. En México, existe un grupo importante de científicos, tanto en la UNAM como en el Cinvestav, reconocidos internacionalmente por la calidad de su trabajo, con la capacidad de producir tecnologías para generar organismos genéticamente modificados que puedan contribuir a una agricultura sustentable. Nuestros científicos han desarrollado cultivos que requieren de un 50 por ciento menos de fertilizantes para lograr una productividad óptima y no necesitan herbici- das para el control de las malezas. También han generado líneas de maíz tolerantes a la sequía y a las bajas temperaturas. Lo anterior se ha logrado gracias al sistema de modificación o edición genómica conocido como CRISPR (siglas en inglés para las repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas) con el que es posible modificar con gran precisión el genoma de las plantas. Así se les puede conferir ventajas de crecimiento frente a sequías, incremento del rendimiento, protección contra infecciones por plagas, etcétera. Esta herramienta ha tenido impacto en todas las áreas de la bio- tecnología. Más allá de la agricultura, en los últimos años se han desarrollado tecnologías con el propósito de mitigar los efectos del cambio climático producidos por la ganadería, actividad que, de acuerdo con la ONU, produce una enorme cantidad de contaminantes. En Estados Unidos y Europa, los científicos han generado al- ternativas para la carne natural, es decir, carne cultivada en el laboratorio por me- dio de técnicas de cultivo celular (labricultura), para de este modo reemplazar el sacrificio y el maltrato de animales. La producción de esta carne artificial reduce en un 87 por ciento el uso de agua, en un 96 por ciento el uso del suelo y en un 92 por ciento la contaminación (Livestock, Environment and People [LEAP Proyect], Oxford Martin School). Otra novedosa tecnología es la producción de proteínas de manera más limpia y económica, por ejemplo, la proteína llamada Quorn, que se obtiene del hongo Fusarium venenatum cultivado en tanques para microorganismos. Esta proteína contiene todos los aminoácidos esenciales necesarios al ser humano y es un pro- ducto popular en varios países, como el Reino Unido (donde se inventó), Estados Unidos, Francia y Alemania.

650 María Valdés Ramírez • 11 de diciembre

En nuestro país, se podría además explorar la diversidad genética existente en los cultivos básicos como el maíz, el frijol, el chile o el aguacate. De esta manera, se podrían encontrar las versiones de sus genes que favorecen la productividad. La biotecnología se ha desarrollado de una manera extraordinaria gracias a los avances en biología molecular y celular, en bioinformática y en genética.

651 Innovación para el fortalecimiento de la seguridad alimentaria

Dr. Alfonso Larqué Saavedra 18 de diciembre

l pasado 16 de octubre, Día Mundial de la Alimentación, se llevó a cabo en Mérida, Yucatán, un evento en el que se señaló que “el ramón, árbol que tiene 500 años de ser consumido en el área maya, debe integrarse a la seguridad alimentaria de México”. Esta propuesta es ciertamente una innovación; de las conferencias magistrales dictadas durante el evento, se pueden rescatar los cinco puntos esenciales que sustentan la propuesta: E1) Integrar un árbol de la selva del trópico mexicano, que, por su alta produc- tividad de semillas, es un eslabón para capitalizar la riqueza de nuestra bio- diversidad en favor de la urgente demanda por apuntalar la seguridad ali- mentaria de nuestro país para no depender solo de gramíneas es una aportación novedosa a la que hay que darle un seguimiento puntual. 2) De la productividad registrada de este árbol se podría reducir la importación de granos a nuestro país, la cual según informes de Aserca es de alrededor de 4 millones de toneladas diarias. 3) Este modelo permite proponer un nuevo sistema agrícola que consiste en volver a integrar la recolección como una parte fundamental en la cadena alimenticia. Se enmarca, además, en la propuesta de “producir alimentos sin dañar el medio ambiente”. Hay que agregar que, por los datos propor- cionados, un árbol de ramón puede producir semillas durante al menos 50 años, y se tiene registrado que durante su ciclo de vida no se utilizan pes- ticidas, fertilizantes químicos ni otros productos dañinos al ecosistema. Se reporta que se han establecido al menos quince centros de acopio de semillas en la península, lo que ha redundado en la creación de empleos; por la reco- lección de las semillas se paga el equivalente por kilogramo al precio del maíz, información que compartieron la empresa Kishur y diferentes autoridades de la región que apoyan este modelo novedoso.

652 Alfonso Larqué Saavedra • 18 de diciembre

4) Este árbol es ampliamente conocido y utilizado por los habitantes del área maya de nuestro país y, según registros de los libros sagrados de los mayas, el Popol Vuh y el Chilam Balam, se trata de una especie importante para la alimentación desde hace al menos 500 años. 5) Información valiosa también fue proporcionada en el sentido de que este árbol es un gran captador de bióxido de carbono, perenne, resistente a sequías y huracanes, entre otras características, por lo que hay que conferirle un distin- tivo especial al participar en la mitigación de los efectos del cambio climático.

La propuesta no podría ser más afortunada en estos momentos de crisis y déficit en la producción de granos para sostener al sector pecuario. Y de manera sobresaliente se ha destacado que la harina de la semilla de ramón puede ser una aportación importante para la alimentación humana y una alternativa para los celíacos. Finalmente, se pudo apreciar que la propuesta está fundamentada en años de investigación básica hecha en esta región del país. Durante el evento referido, al que asistieron más de 300 personas de los estados del sureste mexicano, estudiantes, investigadores, productores, empresarios, amas de casa, entre otros, se presentaron quince muestras gastronómicas de potencia- les empresas interesadas en la comercialización de productos derivados del ramón. Estas muestras tomaron como base la calidad de las harinas de estas semillas según la reportan los investigadores del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), su atributos de producto orgánico, libre de gluten, con un alto contenido de proteína superior a las gramíneas, un alto contenido de minerales como calcio y potasio, y su constitución rica en algunos aminoácidos esenciales como la lisina. De manera paralela, se mostraron datos del uso medicinal de la corteza, raíces, hojas, fruto o semillas de este árbol para diferentes males, dentro de los que destaca el efecto benéfico para curar el asma, también el hecho de ser un galactogogo que las madres toman durante la lactancia de sus hijos. Algo obligado de resaltar en la propuesta es que fue hecha por el Centro Regional para la Conservación y Aprovechamiento del Árbol de Ramón (Cen- car), que está integrado por diez instituciones de la región que se han unido en lo que se podría llamar un proyecto bandera por la importancia de este árbol. Las instituciones participantes son el Instituto Tecnológico de la Zona Maya, el Instituto Tecnológico de la Zona Olmeca, el Instituto Tecnológico Superior del Sur de Yucatán, el Instituto Tecnológico de Chiná, el Instituto Tecnológico de Conkal, el Instituto Tecnológico de Tizimin, la Secretaría de Desarrollo Rural (SDR) de Campeche, el Colegio de Postgraduados, el Centro de Investi- gación Científica de Yucatán y la Universidad Interserrana del Estado de Puebla.

653 Innovación para el fortalecimiento de la seguridad alimentaria

El Cencar fue establecido el pasado 31 de agosto de 2018 en el Instituto Tecnoló- gico de Chiná; estuvieron presentes el secretario de Desarrollo Rural del estado de Campeche y los directores de las citadas instituciones; dio fe el director del Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología del estado de Yucatán. Este modelo de proponer proyectos bandera bajo la autoridad académica de un centro como el anteriormente señalado, el cual se integró con cero financiamiento del estado o la federación, permite considerarlo un ejemplo de lo que se puede hacer y las autoridades del ramo deben tenerlo en cuenta, en este caso, Seder, Semarnat, Conacyt y los gobiernos estatales, para que el financiamiento de este proyecto único en su concepción e integración en el país continúe. Como antecedente se anota que el proyecto nació hace diez años en el CICY con el título “Los servicios ambientales del ramón (Brosimum alicastrum)”. En este tenor, en el 2016, el Instituto Tecnológico de la Zona Maya llevó a cabo un sim- posio para revisar algunos aspectos relacionados con las bondades de este árbol. Se debe destacar que el evento recibió financiamiento del Conacyt y de varios sectores de la localidad, así como el apoyo logístico del CICY. Las innovaciones señaladas en los párrafos anteriores tienen que ponderarse porque numerosos jóvenes productores, amas de casa, entre otros, han señalado su interés en crear microempresas con base en las bondades de este árbol. El reto es aceptar que el sector forestal apuntale la seguridad alimentaria de nuestro país. Esperemos que la propuesta prospere por el impacto que, además, está mostrando al crear empleos, reducir la migración y la pobreza.

654 Los olvidados pizarrones

Dr. Gerardo Gamba Ayala 25 de diciembre

uando estudié medicina, los libros y revistas médicas eran en blanco y negro. Muy rara vez tenían alguna lámina a co- lor. Entender la base del cráneo, con el hueso etmoides y la lámina cribosa, era un reto para la imaginación. Recuerdo que la edición que utilizábamos del famoso Harrison de medicina interna —libro que todo estudiante de medicina en los ciclos clínicos cargaba bajo el brazo y leía casi en su Ctotalidad, al menos dos veces en el periodo de dos años de materias clínicas— tenía unas cuantas páginas al inicio con fotografías a color de diversas lesiones clínicas, principalmente de la piel. Fuera de este ejemplo puntual, en aquel entonces un texto médico o científico que tuviera colorido se percibía como de mala calidad, porque con frecuencia era algún tipo de propaganda generada por la industria. Hoy en día existen videos, maniquíes, realidad virtual, simuladores, imágenes en tercera dimensión y extenso colorido en diversos textos. Una de las áreas en que la tecnología ha traído más ventaja es el aprendizaje de las destrezas clínicas. A mi generación y a muchas otras que nos antecedieron nos tocó aprender a hacer los procedimientos clínicos directamente con los pacientes. La primera vez que puse un tubo para ventilación respiratoria en la tráquea, que coloqué un catéter en la vena subclavia o que hice una punción lumbar fue en pa- cientes reales, guiado por algún residente de mayor rango, con suerte por el adscri- to mismo del servicio, pero en alguna ocasión completamente solo en la guardia de fin de semana. Quien seguramente pagó las consecuencias fue el enfermo. Ahora la tecnología permite que los estudiantes de medicina y residentes aprendan este tipo de procedimientos y otros mucho más complejos, como la endoscopía gastrointes- tinal o la cirugía, en maniquíes y simuladores que permiten desarrollar las destrezas necesarias antes de hacerlo con un sujeto real.

655 Los olvidados pizarrones

En la enseñanza en el aula, en especial en el pregrado, sin embargo, me parece que la tecnología ha hecho cierto daño, porque, en general, los profesores se han olvidado de un instrumento de gran utilidad para la enseñanza: el pizarrón. La ma- yor parte de los docentes ahora utilizan proyección de imágenes de computadora con los famosos proyectores de video LCD, conocidos coloquialmente como caño- nes. En mi época de estudiante, existían, por supuesto, los proyectores de diaposi- tivas y eran utilizados, pero no con tanta frecuencia, ya que para preparar cuadros había que tomar las fotografías de los libros o artículos y llevarlas a revelar para montarlas en los marcos de cartón. Requería cierto trabajo previo a la clase. Ade- más, el poder de la luz era mucho menor que el de los proyectores LCD, por lo que para mostrar diapositivas se requería de aulas completamente oscuras. Es curioso que, cuando éramos residentes, había uno o dos proyectores de diapositivas en todo el hospital; ahora, hay un proyector LCD fijo en cada aula del hospital y casi cada investigador o profesor tiene el suyo propio. En muchas salas de juntas ya no hay proyectores, sino pantallas gigantes que permiten todavía mejor resolución. Con esta tecnología y junto con las computadoras, se volvió sencillo copiar y pegar imágenes de libros o revistas en un programa de presentación y proyectarlos en el salón de clase. Muchos profesores lo hacen bien y entienden lo que están pre- sentando, pero esta tecnología también sirve para enmascarar a los malos docentes, que presentan bellas ilustraciones “copiadas” y con ello pretenden subsanar la defi- ciencia de conocimiento, lo que al final deja a los alumnos más confundidos que al principio. Tengo 26 años dando clases de pregrado y utilizo únicamente el pizarrón. Hace algunos años eran los clásicos de color verde en los que escribíamos con un gis, casi siempre blanco. Ahora son blancos y lo hacemos con plumones de colores. Cada curso que empieza me encuentro invariablemente con que los alumnos se quedan sorprendidos. Algunos dicen no haber recibido una clase de pizarrón des- de la secundaria. Les lleva entre dos y tres clases convencerse de que de verdad no voy a proyectar ninguna imagen. Hace algunos días participé con una plática en la Fiesta de las Ciencias y las Humanidades en el Universum y fue una odisea lograr que hubiera un pizarrón para hacer la exposición. Las clases de pizarrón les dan la oportunidad a los alumnos de entender con más claridad de dónde salieron ciertos conceptos. Las imágenes con frecuencia son muy cargadas y durante la exposición el alumno no alcanza a comprender bien las figuras o gráficas que se muestran. En fisiología, que es la materia que imparto, me parece que es más ilustrativo para los alumnos cuando uno dibuja la gráfica en el pizarrón y pueden ver con detenimiento cuál es la variable que se está poniendo en cada eje y entender, entonces, la línea o curva resultante. Además, si se utiliza

656 Gerardo Gamba Ayala • 25 de diciembre

el pizarrón como lo sugiere mi pedagoga de cabecera (mi esposa), de izquierda a derecha, los conceptos van quedando dibujados y uno puede regresar una y otra vez a comentarlos y se pueden conectar con lo que se va trazando posteriormente. En cambio, con las diapositivas, el alumno difícilmente retiene todos los detalles de las que ya pasaron. Al término de la clase, los alumnos quedan fascinados porque entienden los con- ceptos y con frecuencia se acercan para tomarle fotografías al pizarrón con todo lo dibujado en clase. El común denominador es que opinan que las clases los hacen pensar y eso es, al final, lo que uno quiere que hagan, para que entiendan los concep- tos y se les queden para siempre. El único detalle es que para dar una buena clase de pizarrón hay que entender y conocer plenamente el tema por exponer.

657

Autores

Adolfo Guzmán Arenas: Dr. en Ciencias de la Computación por el Instituto Tecnológico de Massachusetts; SNI nivel III;* miembro CCC;** Premio Nacional:*** 1996. Adolfo Martínez Palomo: Dr. en Ciencias Médicas por la UNAM; SNI emérito; miembro CCC; Premio Nacional: 1986. Alberto Darszon Israel: Dr. en Ciencias por el IPN; SNI nivel III; miembro CCC; Premio Nacional: 2009. Alejandro Frank Hoeflich:Dr. en Física por la UNAM; SNI nivel III; miembro CCC; Premio Nacional: 2004. Ana María Cetto Kramis: Dra. en Física por la UNAM; SNI nivel III. Antonio Sánchez Solís: Dr. en Ciencias Químicas por la UNAM. Arturo Alejandro Menchaca Rocha: Dr. en Física Nuclear por la Universidad de Oxford; SNI emérito; miembro CCC; Premio Nacional: 2004. Blanca Elena Jiménez Cisneros: Dra. en Tratamiento de Agua Residual y Reúso por el Instituto Nacional de Ciencias Aplicadas de Toulouse; SNI nivel III; miembro CCC; Premio Nacional: 2009. Carlos Artemio Coello Coello: Dr. en Ciencias de la Computación por la Universidad de Tulane; SNI nivel III; miembro CCC; Premio Nacional: 2012. Carlos Federico Arias Ortiz: Dr. en Investigación Biomédica Básica por la UNAM; SNI nivel III; miembro CCC; Premio Nacional: 2014. Carlos Roberto Martínez Assad: Dr. en Sociología Política por la Universidad de París; SNI emérito; miembro CCC; Premio Nacional: 2013. Casandra Rodríguez López: Lic. en Bibliotecología por la UNAM.

* Investigador del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) ** Integrante del Consejo Consultivo de Ciencias (miembro CCC) *** Año de recepción del Premio Nacional de Ciencias y Artes (Premio Nacional)

659 Claudio Lomnitz Adler: Dr. en Antropología por la Universidad de Stanford. David Kershenobich Stalnikowitz: Dr. en Medicina por la Universidad de Londres; SNI emérito; miembro CCC; Premio Nacional: 2016. Enrique Federico Florescano Mayet: Dr. en Historia por la Universidad de París; SNI emérito; miembro CCC; Premio Nacional: 1996. Enrique Galindo Fentanes: Dr. en Biotecnología por la UNAM; SNI nivel III; miembro CCC; Premio Nacional: 1996. Enrique Hong Chong: Dr. en Ciencias por el IPN; SNI emérito; miembro CCC; Premio Nacional: 1987. Érika Mirna Berstein: Lic. en Bibliotecología por la UNAM. Estela Susana Lizano Soberón: Dra. en Astronomía por la Universidad de California; SNI nivel III; miembro CCC; Premio Nacional: 2012. Eusebio Juaristi y Cosío: Dr. en Química por la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill; SNI emérito; miembro CCC; Premio Nacional: 1998. Fernando Mario del Río Haza: Dr. en Física por la Universidad de California; SNI emérito; miembro CCC; Premio Nacional: 2015. Francisco Alfonso Larqué Saavedra: Dr. en Fisiología Vegetal por la Universidad de Londres; SNI emérito; miembro CCC; Premio Nacional: 2000. Francisco José Sánchez Sesma: Dr. en Ingeniería por la UNAM; SNI nivel III; miembro CCC; Premio Nacional: 1994. Gabriel Jorge Torres Villaseñor: Dr. en Ciencias de Materiales por la Universidad Case de la Reserva Occidental; SNI nivel III; miembro CCC; Premio Nacional: 1992. Gerardo Gamba Ayala: Dr. en Ciencias Médicas por la UNAM; SNI nivel III; miembro CCC; Premio Nacional: 2010. Guillermo Soberón Acevedo (): Dr. en Química Fisiológica por la Universidad de Wisconsin; investigador emérito de los institutos nacionales de salud; miembro CCC; Premio Nacional: 1980. Héctor Mario Poggi Varaldo: Dr. en Ciencias por el IPN; SNI nivel III. Jaime Humberto Urrutia Fucugauchi: Dr. en Física por la Universidad de Newcastle upon Tyne; SNI nivel III; miembro CCC; Premio Nacional: 2009. Jorge Agustín Bustamante Fernández: Dr. en Sociología y Antropología por la Universidad de Notre Dame; SNI emérito; miembro CCC; Premio Nacional: 1988. José Antonio Ruiz de la Herrán y Villagómez: Ing. Mecánico Electricista por la UNAM; SNI emérito; miembro CCC; Premio Nacional: 1983. José Ruiz Herrera: Dr. en Microbiología por la Universidad Rutgers; SNI emérito; miembro CCC; Premio Nacional: 1984.

660 Josefina Zoraida Vázquez y Vera: Dra. en Historia de América por la Universidad de Madrid; SNI emérita; miembro CCC; Premio Nacional: 1999. Juliana González Valenzuela: Dra. en Filosofía por la UNAM; SNI emérita; miembro CCC; Premio Nacional: 2004. Lena Ruiz Azuara: Dra. en Química Inorgánica por la Universidad de Edimburgo; SNI nivel III. Leonardo Ríos Guerrero: Dr. en Ciencias por la Universidad de Claude de Lyon; SNI nivel III; miembro CCC; Premio Nacional: 2003. Ligia Lucina Pérez Cruz: Dra. en Ciencias del Mar por la UNAM; SNI nivel II. Lilian Edith Domínguez Montero: Ingeniera por el IPN. Lorenzo Martínez Gómez (): Dr. en Ciencias por la UNAM; SNI nivel III; miembro CCC; Premio Nacional: 1992. Lourival Domingos Possani Postay: Dr. en Biofísica Molecular por la Universidad de París; SNI emérito; miembro CCC; Premio Nacional: 1995. Luis Armando Sarmiento Franco: Dr. en Ciencias por la Universidad Autónoma de Yucatán; SNI nivel I. Luis Felipe de Jesús Rodríguez Jorge: Dr. en Astronomía por la Universidad de Harvard; SNI emérito; miembro CCC; Premio Nacional: 1993. Luis Fernando de la Peña Auerbach: Dr. en Ciencias Físico-Matemáticas por la Universidad Estatal de Moscú; SNI emérito; miembro CCC; Premio Nacional: 2002. Luis Rafael Herrera Estrella: Dr. en Biotecnología de Plantas por la Universidad Estatal de Gante; SNI nivel III; miembro CCC; Premio Nacional: 2002. Manuel Peimbert Sierra: Dr. en Astronomía por la Universidad de California; SNI emérito; miembro CCC; Premio Nacional: 1981. Marcelino Cereijido Mattioli: Dr. en Fisiología por la Universidad de Buenos Aires; SNI emérito; miembro CCC; Premio Nacional: 1995. María Alicia Mayer González: Dra. en Historia por la UNAM; SNI nivel III. María de los Ángeles Valdés Ramírez: Dra. en Ciencias por la Universidad de Caen; SNI nivel III; miembro CCC; Premio Nacional: 2008. María Elena Valverde González: Dra. en Biotecnología de Plantas por el IPN; SNI nivel I. María Mayra de la Torre Martínez: Dra. en Ciencias Biológicas por el IPN; SNI nivel III; miembro CCC; Premio Nacional: 1988. María Soledad Loaeza Tovar: Dra. en Ciencia Política por el Instituto de Estudios Políticos de París; SNI nivel III; miembro CCC; Premio Nacional: 2010.

661 Octavio Manero Brito: Dr. en Matemáticas Aplicadas por la Universidad de Gales; SNI nivel III; miembro CCC; Premio Nacional: 2003. Octavio Paredes López: Dr. en Ciencias por la Universidad de Manitoba; SNI emérito; miembro CCC; Premio Nacional: 1991. Oliverio Santiago Rodríguez Fernández: Dr. en Tecnología de Polímeros por la Universidad de Loughborough; SNI nivel II. Pilar Gonzalbo Aizpuru: Dra. en Historia por la UNAM; SNI emérita; miembro CCC; Premio Nacional: 2007. Rafael Raúl Palacios de la Lama: Dr. en Bioquímica por la UNAM; SNI emérito; miembro CCC; Premio Nacional: 1994. Raúl Humberto Godoy Montañez: Dr. en Nutrición Animal por la Universidad de Newcastle. Raúl Rojas González: Dr. en Economía por la Universidad Libre de Berlín; SNI nivel III; miembro CCC; Premio Nacional: 2015. Ricardo Jorge Tapia Ibargüengoytia: Dr. en Bioquímica por la UNAM; SNI emérito; miembro CCC; Premio Nacional: 2011. Ricardo María Garibay Velasco: Mtro. en Desarrollo Rural por la UAM. Rubén Gerardo Barrera Pérez: Dr. en Física por la Universidad de Illinois; SNI emérito; miembro CCC; Premio Nacional: 2012. Víctor Manuel Alcaraz Romero: Dr. en Psicología por la Universidad de París; SNI nivel III; miembro CCC; Premio Nacional: 2003.

662

Crónicas de la ciencia 2016-2019, el volumen viii de esta colección se editó por primera vez gracias a la Coordinación del Consejo Consultivo de Ciencias. Se terminó de imprimir en febrero de 2021 en los talleres de Grupo Espinosa, en Centeno 50, colonia Granjas Esmeralda, Iztapalapa, Ciudad de México, México. El tiraje fue de diez ejemplares impresos sobre papel de 90 g. La composición tipográfica se realizó con Garamond Premiere Pro a 11 ptos. y Raleway a 27 ptos. en títulos. Ediciones Hilonegro Consejo Consultivo de Ciencias

Crónicas de la ciencia 2016-2019 reúne los artículos de análisis y opinión que los integrantes del Consejo Consultivo de Ciencias han publicado, semana a semana, en el diario La Crónica de Hoy.

Las voces de estos investigadores, todos galardonados con el Premio Nacional de Ciencias y Artes, representan la pluralidad de ideas que dan vida a las ciencias y humanidades de México.