El Chronicon Mundi De Lucas De Tuy (C. 1238): Técnicas Compositivas Y Motivaciones Ideológicas
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EL CHRONICON MUNDI DE LUCAS DE TUY (C. 1238): TÉCNICAS COMPOSITIVAS Y MOTIVACIONES IDEOLÓGICAS TESIS DOCTORAL Enrique JEREZ CABRERO (dir. Diego Catalán) Dpto. Filología Española (Fac. Filosofía y Letras) Universidad Autónoma de Madrid Julio 2006 Un peu de critique nous fait deviner la légende dans l’histoire. Plus de critique nous fait retrouver l’histoire dans la légende. Georges Cirot, Mariana historien 2 AGRADECIMIENTOS El presente trabajo debe al Vicerrectorado de Investigación de la Universidad Autónoma de Madrid el sostenido apoyo económico que, a través de una beca de Formación de Personal Investigador, le prestó durante los años 2000-2003, gracias al cual fue posible emprender y desarrollar el proyecto. Su consecución, con todo, ha podido llevarse a cabo merced a la beca doctoral concedida por la Fundación Obra Social de Caja Madrid para el periodo 2004-2005, que asimismo me complace agradecer. Quiero también dejar constancia aquí de mi deuda de gratitud con la Fundación Ramón Menéndez Pidal, cuyos materiales bibliográficos y documentales he tenido siempre a mi disposición. Entre las personas que han colaborado de una u otra forma en el desarrollo del proyecto, me es grato recordar a Emma Falque, gracias a cuya generosidad pude obtener fotocopias de los casi inaccesibles códices del Chronicon mundi custodiados en el monasterio leonés de San Isidoro. Muy especial es también mi agradecimiento al profesor Javier Elvira, por haber acogido mi propuesta, en el inicio de su andadura, bajo la cobertura académica de su proyecto de investigación «De la oralidad al texto: el proceso histórico de la formación escrita del español». A mi director Diego Catalán, debo el estímulo, la ayuda, el magisterio, la generosidad. Varios años de estrecha colaboración con él han orientado mi oficio filológico y han enriquecido mi visión del mundo. Gracias. 3 Al Error, paso adelante, a menudo, en nuestra empecinada búsqueda del Grial 4 PRESENTACIÓN Y PROPUESTA 1. El estudio de la historiografía latina producida en la península Ibérica durante la Edad Media ocupa un lugar frontero entre varias disciplinas, una «tierra de nadie» a la que sólo ocasionalmente se acerca el investigador en literatura española. Terreno en principio reservado a historiadores y latinistas, su conocimiento, en cambio, resulta indispensable para el análisis de numerosos textos literarios hispanos producidos por la imaginación secular. Por eso, el examen global (sistemáticamente esquivado por la crítica) de una obra mayor entre las de su género, desde una perspectiva filológico- literaria, resulta indispensable para completar nuestro conocimiento de las letras hispánicas medievales. Por un lado, supone un acercamiento a los procedimientos narrativos del género literario medieval que más testimonios nos ha conservado; por otro, puede contribuir notablemente a la iluminación de determinadas zonas oscuras que empañan todavía nuestro conocimiento de otras obras literarias de aquel tiempo, señaladamente en los campos hermanos de la épica y de la historiografía romance; por extensión, colaborará asimismo en la exhumación de los cimientos sobre los que se levantó, en el último tercio del s. XIII, el magnífico edificio de la prosa castellana. En este sentido, el presente trabajo persigue un propósito fundamental: averiguar, en la medida de lo posible, a cuánto asciende la deuda que la ficción de inspiración histórica alumbrada en la Edad Media peninsular tiene contraída con don Lucas, todavía diácono de San Isidoro de León (promocionado más tarde al obispado de Tuy) cuando prepara, en el cuarto decenio del s. XIII, su Chronicon mundi. Hasta el momento, esta empresa se ha visto obstaculizada por la carencia de una edición crítica solvente del texto. Dado en primer lugar a la imprenta por el padre Mariana en 1608, bajo los auspicios de Andreas Schott (Mariana 1608)1, sólo en 1999, y tras varios intentos frustrados a cargo de G. Cirot, J. Puyol, B. Sánchez Alonso y L. Vázquez de Parga (véase Falque 2003: clv-clvi), conoce una segunda edición, presentada por Olga 1 La crítica ha solido atribuir la responsabilidad de la edición al jesuita belga, incluso después de que Cirot 1905: 72-77 hubiera detallado el asunto (además, quien editó la obra en el volumen IV de la Hispania Illustrata no fue Andreas Schott, sino su hermano François, según Cirot 1905: 74-75). Sobre este particular y los códices utilizados por Mariana, véase Falque 2003: cli-clv. 5 Valdés García como tesis doctoral en la universidad de Salamanca (Valdés 1999). La más reciente, avalada por la prestigiosa colección del Corpus Christianorum. Continuatio Medievalis de la editorial Brepols, salió a la luz en la primavera de 2003, a cargo de la profesora Emma Falque Rey (Falque 2003)2. En poco tiempo hemos pasado de contar únicamente con la edición del s. XVII a disponer de dos más, realizadas con las herramientas que hoy exige la crítica filológica3. Tras siglos de arrinconamiento, el avance en los últimos años de los estudios dedicados al obispo de Tuy resulta notorio. Además de los trabajos editoriales ya señalados, los otros dos textos conocidos del mismo autor también están siendo objeto de ediciones críticas4. Asimismo, en 1999 se celebró en París el primer congreso dedicado a la figura del historiador leonés, con notables aportaciones hoy publicadas en un apartado monográfico de la revista Cahiers de linguistique et de civilisations hispanique médiévale, vol. 245. Poco a poco, el legado de don Lucas va despertando el interés de filólogos y medievalistas, que comienzan a situar su contribución en un lugar fundamental dentro de la historiografía medieval española6. En este sentido, prestigiosos representantes de la crítica histórico-literaria medieval vienen insistiendo durante los últimos años en la conveniencia de dedicar al Chronicon mundi una investigación detenida. En 1992, Georges Martin llamaba la atención en torno a la necesidad, ya entonces apremiante, de 2 Dada la mayor accesibilidad de la presente edición, si no indico lo contrario a ella remitirán las referencias al texto del Tudense que se encuentran por doquier en este trabajo. 3 De añadidura, la editorial Brepols publicó paralelamente unas útiles concordancias del texto en microfichas, a cargo también de la profesora Falque (2003bis). 4 Tal como anuncia Falque 2003: xv y n. 30, respecto a De miraculis sancti Isidori (cuya edición prepara P. Henrriet) y De altera vita, a cargo de la propia editora, textos que, reunidos en un mismo volumen, completarán la publicación de la opera omnia de don Lucas en la serie Continuatio Medievalis del Corpus Christianorum (ed. Brepols). 5 CLCHM, 24, 2001, 199-309; el coloquio se llamó «Chroniqueur, hagiographe, theólogien: Lucas de Tuy (†1249) dans ses oeuvres» y, coordinado por Henriet, se celebró en Paris, en diciembre de 1999. 6 Resultan de ineludible consulta los acercamientos pioneros de Georges Martin (1988, 1989-90, reeditado en 1997: 69-105, y, especialmente, 1992: 201-49) y Linehan (1993: 350-408), así como sus respectivos trabajos posteriores (Martin 1999, 2001, y Linehan 1996, 1997, 2000, 2001, 2002) y las propuestas de Catalán (2001: 65-83). 6 que «quelqu’un se consacre à l’étude minutieuse du Chronicon mundi» (Martin 1992: 233, n. 31). Por las mismas fechas, Peter Linehan exponía una serie de novedosas investigaciones acerca de la personalidad historiográfica del Tudense (1993: 350-408). Cuando en el año 2001, Diego Catalán esbozaba una sucinta historia de la erudición en torno al Chronicon mundi, se refería a estos dos críticos como los autores de «la[s] más sopesada[s] evaluacion[es] con que contamos» (Catalán 2001: 73, n. 45). A ellas hay que añadir ahora las páginas que el profesor Catalán dedica a la crónica en ese mismo lugar, que a la postre se convertirían para mí en estímulo e invitación a proseguir lo sugerido en ellas (Catalán 2001: 65-83). Los acontecimientos bibliográficos expuestos hasta aquí han convertido los últimos tres lustros en la Edad de Oro del análisis en torno al prelado historiador. Por todo ello, es éste un momento óptimo para acercarse a la obra historiográfica del Tudense, ahora sí, con todas las garantías que requiere la investigación filológico- histórica. 2. Como ocurre con otros géneros literarios, el relato del pasado en la Edad Media está firmemente sujeto a las «normas» que impone una tradición que precede a la obra en cuestión y que permanece tras ella. La «fuerza centrípeta» de la cadena es tal, que únicamente en contraste con ella es factible el análisis de uno de sus eslabones. En este contexto, la «originalidad» de una obra resulta, por tanto, limitada. Sin embargo, existen espacios de libertad: la selección de la información, su organización y jerarquización, las interpolaciones a los textos previos, etc. expresan con elocuencia la técnica y la intencionalidad del autor. Por lo demás, la aportación de una obra incorporada a la tradición suele ser asumida por las iniciativas subsiguientes. Para cuantificar la deuda que el discurso cronístico hispano tiene con el Chronicon mundi del Tudense (su dimensión como obra historiográfica, su aportación al género, su «impacto» en el resto de la tradición) propongo un triple acercamiento: A) En primer lugar, abordaré el estudio de las fuentes textuales de la crónica, con el propósito de aislar las innovaciones del autor. Aprovechando una reflexión de G. 7 Martin7, he titulado esta primera parte «El saber histórico español a comienzos del s. XIII», ya que, dado el acopio de textos llevado a cabo por el Tudense para la formación de su obra, resulta ésta un «laboratorio» ideal para conocer el desarrollo que había alcanzado la literatura histórica en la Península hasta el primer tercio del Doscientos. Puesto que la transmisión del saber histórico alto- y plenomedieval está sujeta a las veleidades tanto de la innovación de contenido (= versiones de una misma obra) como del soporte manuscrito (= variantes de un mismo texto), he tratado de averiguar, siempre que me ha sido posible, el estado en que don Lucas conoció cada uno de sus textos-fuente, poniendo en práctica un revelador «descenso a los manuscritos».