La Campaña De Solidaridad Con Chile En Australia 1973 - 1990
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Memoria histórica sobre el movimiento de solidaridad australiano con Chile durante la dictadura militar. LA CAMPAÑA DE SOLIDARIDAD CON CHILE EN AUSTRALIA 1973 - 1990 Gustavo Mártin Montenegro 1 LA CAMPAÑA DE SOLIDARIDAD CON CHILE EN AUSTRALIA 1973 - 1990 Memoria histórica sobre el movimiento de solidaridad australiano con Chile durante la dictadura militar. Gustavo Mártin Montenegro Master of Arts (Honours) In Spanish and Latin American Studies University of New South Wales Sysney - Australia 2 “El destierro es redondo: un círculo, un anillo: te dan vueltas tus pies, cruzas la tierra no es tu tierra, te despierta la luz, y no es tu luz, la noche llega: faltan tus estrellas, hallas hermanos: pero no es tu sangre”. Pablo Neruda A mi esposa Alicia y a mis hijos, Gustavo, Rafael, Víctor Hugo y Rodrigo, quienes me acompañaron desde Chile al exilio en Australia, lugar donde hemos encontrado nuestra segunta y definitiva patria. 3 Presentación Este trabajo es una crónica histórica sobre el movimiento de solidaridad con el pueblo de Chile en Australia. El contenido de este documento cubre un período de 16 años y tres meses, es decir, desde el derrocamiento del gobierno constitucional del Dr Salvador Allende Gossens, el 11 de septiembre de 1973, hasta el triunfo electoral del candidato de las fuerzas políticas de oposición, el señor Patricio Aylwin Azócar, el 18 de diciembre de 1989. En otras palabras, se refiere al período de gobierno de las fuerzas armadas chilenas bajo la presidencia del general de ejército Augusto Pinochet Ugarte. El propósito de esta presentación es documentar e interpretar históricamente los hechos ocurridos en Australia a partir del golpe de estado en Chile, las reacciones y actividades de solidaridad con los vencidos en distintos sectores de la sociedad australiana y las posiciones asumidas por los gobiernos federales y las organizaciones políticas y laborales que, bajo una u otra forma, se expresaron públicamente durante los años del régimen de facto instaurado en esa nación del cono sur de América. Para la composición de este trabajo el autor ha utilizado diferentes fuentes de información en su investigación histórica. En primer lugar el que escribe fue testigo presencial del movimiento de solidaridad en Australia. Segundo, se ha recogido el relato oral de dirigentes políticos y sindicales que tuvieron una activa participación en esta campaña de solidaridad, a quienes el autor entrevistó para recoger sus opiniones. Por último, se ha consultado y acopiado una cantidad de documentos oficiales del gobierno y del parlamento federal, de las organizaciones políticas y sindicales, documentos de los comités de solidaridad, boletines y cartas informativas, artículos de prensa y transcripciones de programas radiales y televisivos. Gran parte de esta información se ha incorporado al presente trabajo como documentación anexa, la que ha sido ordenada y clasificada en 19 volúmenes, incluyendo una extensa bibliografía. De esta forma otros investigadores, que deseen estudiar o investigar aspectos que no han sido incluídos en el presente trabajo o bien levantar sus propias interpretaciones sobre el contenido aquí desarrollado, podrán encontrarse con la información reunida y compilada de acuerdo a las áreas o sectores en que se expresó la situación de Chile. La totalidad de la documentación señalada permanecerá en la Biblioteca Sir Robert Menzies de la Universidad de New South Wales en Sydney. 4 Agradecimientos: Deseo expresar mi gratitud a un gran número de personas que de una u otra manera hicieron posible la presentación de este trabajo. En primer lugar, a mis maestros, los Doctores James Levy, Peter Ross y John Brotherton que me sugirieron desarrollara mi tesis sobre esta materia, a fin de documentar históricamente la actitud asumida por distintos sectores de la sociedad australiana en relación con el coup d'état en Chile y sus posteriores efectos en Australia. Ellos me guiaron en la investigación y me entregaron su más decidido apoyo en todo momento. A los ex-dirigentes del Australian Committee for Solidarity with the Chilean People, Mavis Robertson, Steve Cooper y Andrew Ferguson que en distintas conversaciones fueron proporcionándome antecedentes y materiales mantenidos en sus propios archivos. También a Robert Austin, profesor australiano, quien, junto con proporcionarme la documentación que poseía, me facilitó el acceso a la biblioteca de la Australian Teachers’ Federation. A los dirigentes sindicales australianos: William Martin del sindicato de la Amalgamated Metal Workers and Shipwrights’ Union, Don Henderson del sindicato de la Firemen and Deckhands' Union, Tass Bull de la Waterside Workers’ Federation y Patrick Geraghty de la Seamen’s Union. Con todos ellos conversé y gentilmente me dieron acceso a las bibliotecas de sus organizaciones sindicales. Debo incluir y agradecer también las facilidades que se me proporcionaron en las bibliotecas de la Building Workers’ Industrial Union y de la Australian Teachers’ Federation. Al Australian Labor Party, al Australian Socialist Party y al Australian Socialist Workers Party, por haberme dado la oportunidad de consultar sus archivos y reproducir fotoestáticamente los artículos sobre Chile publicados en sus órganos de prensa. Igualmente a Eric Aarons, ex- secretario general del Australian Communist Party por haberme permitido el acceso a las ediciones del semanario Tribune, periódico oficial del Partido durante su existencia en este país. A mis amigos chilenos: Víctor Marillanca, de Canberra; Irma Pérez, de Adelaide; Robinson Torres, de Melbourne; Marcial Parada, de Brisbane y Alexis Meza y Patricio Vilches, de Sydney. Todos ellos pusieron a mi disposición sus archivos personales sobre Chile, a los efectos de ser utilizados en la preparación de este trabajo e incorporados a los anexos que reúnen la documentación sobre la campaña de solidaridad con Chile en Australia. A María Oujo por su lectura, correcciones técnicas y formatización del texto. También para Lidija y Agnieszka que se incorporaron a nuestra familia durante el tiempo de esta investigación, ayudándome con su interés y preocupación en esta tarea. A todas estas personas e instituciones mi más sincera gratitud y reconocimiento. 5 INDICE Introducción 7 Primera Parte: El movimiento de solidaridad con el pueblo de Chile en Australia. Capítulo Nº 1 El marco político de Australia en 1973. 11 Capítulo Nº 2 La respuesta social y política en sectores de la sociedad australiana sobre golpe de Estado en Chile y su actitud frente al régimen militar. 21 Capítulo Nº 3 El exilio chileno en Australia y su participación en 43 la campaña de solidaridad. Segunda Parte: Los gobiernos de Australia frente a la solidaridad y al régimen militar de Chile. Capítulo Nº 4 El gobierno de Whitlam y su respuesta al golpe 59 militar en Chile (1973-1975). Capítulo Nº 5 El gobierno de Malcolm Fraser y la Coalición 81 Liberal-National Country Parties (1975-1983). Capítulo Nº 6 Robert Hawke y el retorno del Labor Party (1983- 1990). 91 6 Tercera Parte: La solidaridad del movimiento sindical australiano con los trabajadores de Chile. Capítulo Nº 7 Los movimientos sindicales de Australia y Chile. Raíces de la solidaridad 104 Capítulo Nº 8 El Australian Council of Trade Unions y la solidaridad con Chile. 111 Capítulo Nº 9 El embargo comercial a Chile establecido por lo sindicatos australianos 120 Capítulo Nº 10 Los sindicatos australianos y la solidaridad con Chile 129 Epílogo. 144 Bibliografía. 150 El autor 154 7 Introducción El 11 de septiembre de 1973, el Gobierno Constitucional de la República de Chile fue derrocado por un golpe militar. En el alzamiento contra el régimen elegido por voluntad popular muere el Presidente de la Nación, se deja a un lado la Constitución del Estado y todos los códigos legales que garantizaban los derechos y conquistas de los trabajadores y se comienza a gobernar mediante el sistema de Bandos Militares en tiempos de guerra. Se clausura el Congreso Nacional. Se aniquila la libertad de prensa y son clausurados la casi totalidad de los diarios, revistas y radioemisoras y sobre las estaciones de televisión se establece un directo control militar. Los partidos políticos de orientación popular son declarados fuera de la ley, mientras al resto se le impone un receso obligatorio. Todas las organizaciones sindicales y vecinales son disueltas sin excepción. Sobre el pueblo, sobre la masa de trabajadores, sobre todo aquel sospechoso de haber simpatizado con el régimen caído, sin importar edad, sexo o condición, se descarga una de las más brutales y enconadas persecuciones que haya conocido Chile en particular y América Latina en general. Se habilitan campos de concentración, se institucionaliza la tortura y se hacen desaparecer a ciudadanos, hombres y mujeres, sin que dejen rastro. El amedrentamiento físico y psicológico, el terror masivo y la violación de los más elementales derechos humanos pasan a ser, a partir de entonces, elementos nuevos en el diario acontecer de una sociedad acostumbrada al disfrute de todas las libertades sociales y políticas. Las artes, la ciencia y la cultura nacional son declaradas enemigas de la ideología que sustentan los nuevos gobernantes. Se produce el asalto armado a las universidades del país y las cámaras cinematográficas, que recorren el mundo, muestran a soldados quemando libros y destruyendo obras de arte, cuyo patrimonio el país guardaba con celo y orgullo. Las sedes diplomáticas acreditadas en Santiago son abarrotadas con la presencia de miles de personas que buscaban escapar y ponerse a salvo de una locura no registrada en una sociedad civilizada. A los pocos meses, más de un millón de chilenos dejan el país y se establecen en el extranjero. Según los antecedentes de la Comisión de Inmigraciones de la Iglesia Católica chilena, un 10% de la población se vio obligada a dejar el país al negársele la seguridad personal o el derecho a mantener a sus familias. Por un espacio de 16 años y tres meses se sostiene en Chile una dictadura militar que gobierna el país a su arbitrio.