Almagro, Mi Pueblo La Presente Edición, Tanto De Textos Como De Imágenes, Es Responsabilidad Exclusiva Y Absoluta De Sus Autores
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Almagro, mi pueblo La presente edición, tanto de textos como de imágenes, es responsabilidad exclusiva y absoluta de sus autores. Colabora con la impresión DIPUTACIÓN DE CIUDAD REAL Imprime: Imprenta Provincial, Ciudad Real Depósito legal: CR-627-2010 Almagro, mi pueblo Federico Madrid Jorreto ₪ A todos los almagreños anónimos, de ayer, hoy y mañana, que, con su bien hacer, con su carácter abierto y animoso, han hecho posible un pueblo acogedor, hospitalario y entrañable. También, como no podía ser de otra manera, a mi tío José Luis Jorreto Múgica; aunque, en principio, no parece encajar en la definición anterior, es sólo en apariencia. Si no fue anónimo, lo fue en contra de su más profundo deseo. “In memoriam”. Villa Almagre, enero 2009 Índice Prólogo ............................................................................................. 11 Introducción ..................................................................................... 15 Capítulo I. Situación geopolítica del Campo de Calatrava: Almagro. Lengua íbera. Oretania ................................................... 19 Capítulo II. Segunda Guerra Púnica. Hispania: Vías romanas. Gemella Germanorum ...................................................................... 31 Capítulo III. Al-andalus: Orden de Calatrava. ¿Almagrib, al Miraculum, Almarge, etc.?. Almorávides. Almohades. Batalla de Alarcos ............................................................................ 37 Capítulo IV. Almagro: las bastidas. Poblamiento islámico. Urbanismo: murallas ....................................................................... 57 Capítulo V. Sistemas monetarios. Mercantilismo. Banqueros ..... 77 Capítulo VI. Zona noble: Roales. Welsser. Xedler. Casa del Prior. Villarreal. Oviedo. Fundación de San Bartolomé el Nuevo . 87 Capítulo VII. Universidad y San Blas. Hospital de San Juan. Calle de San Agustín y fundación de los Agustinos. Casas de los Ávila. Cavallería y parroquia de Madre de Dios ..................... 115 – 9 – FederICo MadrId Jorreto Capítulo VIII. Minorías étnico-religiosas e Inquisición .............. 159 Capítulo IX. Conventos femeninos: Nuestra Señora de la Asun- ción. Nuestra Señora de la Encarnación. Concepción Bernarda. Hospital de la Orden de Calatrava. Calles Dominicas. D. Federi- co Relimpio. Bernarda ..................................................................... 183 Capítulo X. Palacios: de los marqueses de Torremejía. Conde de Valdeparaiso. Fundación del convento Concepción Bernardas. Casa del abad de Concepción Bernardas ....................................... 205 Capítulo XI. Convento de Santa Catalina (Parador Nacional de Turismo). Casa de los Zúñiga. Corral de Comedias. Casa-pala- cio del Mayorazgo de Molina. Diego de Almagro. Palacio Maestral. Casona de los Pisa. Centro de salud (cárcel) y Pósito .... 219 Capítulo XII. Casa-palacio y almacén de los Fugger. Casa de los Treviño y Carrillo ....................................................................... 247 Capítulo XIII. Agricultura. Propiedad rural y grandes hacen- dados ................................................................................................. 253 Capítulo XIV. Ganadería de renta: mular, bovino, cabrío, cerda y vacuno ............................................................................................ 263 Capítulo XV. Comercio y grandes comerciantes .......................... 275 Epílogo ............................................................................................. 287 – 10 – Almagro, mi pueblo PRÓLOGO El libro que ahora tienes en tus manos guarda muchas singularida- des. La primera, la más llamativa y no la más importante, es su “Prólo- go”. Dentro de la proyección y color personal que damos a nuestra vida se produce una minibiografía que pretende aproximar un libro a su lector. Así como qué podemos esperar no sólo de él, sino de su autor. Por ello, para mí, aunque pueda estar en un error, no es baladí un “Pró- logo”. Hay quienes piensan que se trata de algo innecesario, máxime cuando se precede, al inicio de sus páginas, de una Introducción o Pre- facio. Creo y siento yo, con sinceridad, que en éste su autor hace aquello que decía Ortega “Nadie se presenta ante los demás sin maquillarse”. No entiendo este maquillaje como algo que condicione ocultar la realidad de su autor; muy al contrario, resaltar aquellos detalles, sentimientos y valoraciones que le aporten a lo escrito esa singularidad vivencial que, en no pocos casos, el lector pasa sobre ella sin tropezar, ni advertirla. Su “Prólogo”, en contraposición, pretende informar a sus lectores de aquellas matizaciones razonables, lógicas y deductivas que su primer lector envía como aviso a navegantes y pretende producir una primera sensación de calidez y compromiso que te zambulla en las olas de sus líneas e ideas. Aunque lo parezca, no se trata de una antinomia irreso- luble. Vamos a ver por qué. – 11 – FederICo MadrId Jorreto Unamuno nos hizo percibir que nuestra individualidad pertenece y no se evade de esa realidad circunstancial y contingente, que es nues- tra propia existencia. Ciertamente, no se trata de un predeterminis- mo, sino, muy al contrario, de una adaptación activa y trabajosa que va construyendo el camino o autovía que recorrerá nuestra vida. La eru- dición no avala, ni legitima, la idoneidad de “auctoritas” que presupone ese “Prólogo”. Es más necesario el sentimiento –por lo tanto, siempre subjetivo– personal que une a ambas contingencias, prologador y autor. Yo, no es sólo que lo crea así, sino que deseo sea así. Mi vida la manejo yo, aunque, ciertamente, está abierta a la crítica y al sentimiento ¡falta- ba más! Por eso, cuando la persona elegida para escribir ese “Prólogo” no se siente investido de esa magistratura “mayestática”, socialmente, correcta, deniega elaborarlo, me encuentro ante un dilema soluble ¡lo elaboro yo! Se puede tomar como una petulancia, aunque no es así. Volviendo a Ortega, cuando nos dice “Cuando conversamos vivimos en sociedad, al pensar nos quedamos solos”. Nunca me ha asustado la so- ledad, no por misántropo, sino por haber tenido la suerte, también el esfuerzo, de haber desarrollado una autoestima equilibrada y estable. Nuevamente, puede sonar a petulancia; aunque se trata de la posesión de un “YO” que ha sabido y querido afrontar y vencer a su “Super-YO”. Autodefinirme y elegirme prologador de mi propio libro es una ex- periencia que nunca pensé se me presentara. Ni me asusta, ni me siento incapacitado. Muy al contrario, me proporciona esa oportunidad, única y maravillosa, que supone realizar este diálogo entre mi intimidad y la tuya, amable lectora/lector. Máxime cuando su contenido es una amal- gama de sentimientos y reflexiones elaborados y reelaborados a través de toda una vida, la mía. Almagro, mi pueblo pretende ser eso, y si pudiera ¡algo más! como – 12 – Almagro, mi pueblo es “enamorarte de él”. Creo que posee ese atractivo acaparador que te embelesa y conquista, no sólo con la pasión inicial de la bello, íntimo y personal, sino con el enriquecimiento lento, progresivo e irrefrenable que todo amor debería cultivar. Sólo apoyado en esto, me he permiti- do hacerte una oferta cierta de entretenimiento y placer, caminando por sus calles, leyendas y realidades, desde mi personal y emocional narración. Tal vez esto, si no una petulancia, sí constituye una promesa infantil y, consecuentemente, arriesgada. La calidad de sus gentes, lo hermoso de su trazado y lo intrigante, la más de las veces, de sus hechos y acontecimientos, puedan salvar es aventurada promesa mía. Pretendo exponerte y transmitirte esos matices humanos, que con su habitual simplicidad, mueven las pasiones, quehaceres y conductas. Lo cotidiano, lo real y próximo, no lo busques en los enfáticos discur- sos oficiales, sino en las sencillas emociones que lo hacen contingente y real. Abrirte el corazón y, también, el alma de Almagro ha sido toda mi aportación. La tuya será enamorarte de un pueblo bello y de unas gentes singulares. Como me gusta, con frecuencia, recordar nuestra denostada Fies- ta: ¡¡¡Qué Dios reparta suerte!!! – 13 – Almagro, mi pueblo INTRODUCCIÓN Querido lector, ahora que te estás enfrentando a este libro, ten en cuenta que no es ni una crónica, ni una historia de Almagro, por muchas razones. Pero sí creo que puedo prometerte una lectura atrac- tiva, ingeniosa y, por supuesto, criticable. Tu crítica será, sin duda, el más preciado regalo que puedas hacerme llegar. La solemos aceptarla mal sin comprender que del análisis crítico de las cosas, iniciado por la observación e intuición, es lo que da pasa al nacimiento de la ciencia. No puede ser una crónica, pues lo que me motiva no es este deseo. Menos aún una historia, ya que no tengo preparación para ello y, ade- más, tampoco es este mi propósito. Entonces ¿qué es? te preguntarás. Si has reflexionado en su título, podrás intuir de qué se trata. Simple- mente, eso; un recuerdo personal y emotivo, caminando sin prisa por su pasado y presente. Pienso yo, aunque puedo estar equivocado, que las cosas no se producen por generación espontánea. Siempre existen una serie de factores que conjugados, la mayoría de las veces al azar, dan un resultado. Entonces, unos y otros, nos empeñamos en buscarles la his- torialidad –interpretación– que más nos guste o plausible nos parezca. El ser médico, tocoginecólogo para más detalle, me ha acostum- brado a constatar cómo no siempre se impone la lógica, pero sí en su mayoría lo fácil, lo próximo y menos pensable. El no pertenecer a nin- – 15 – FederICo MadrId Jorreto